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Alain Lipietz (CEPREMAP. París) Traducción: Peral de Charum Lo nacional y lo regional: ¿cuál autonomía frente a la crisis capitalista mundial? Unos quince años después de la irrupción de lo que muchos autores identifican como la "crisis del modelo de desarrollo fordista", una doble or- todoxia parece bosquejarse entre los medios de comunicación, en un sector de la "corriente principal" entre los economistas y también entre los intelec- tuales de izquierda de los países industrializados. Esta posición se puede resumir en dos puntos: l. La salida de la crisis pasa por una mutación tecnológica que requiere para su desarrollo un marco de una vez mundial en cuanto a la coopera- ción técnica y al mercado. 2. La elaboración de estas técnicas y el acoplamiento social de esta muta- ción requiere una plasticidad, una flexibilidad que sólo puede regularse a nivel local. Esta posición implica un supuesto y trae una consecuencia política im- portante. l. Existe una y sólo una organización social, determinada por la evolución tecnológica, para salir de la crisis del fordismo: la revolución de la elec- trónica (u otro término que finaliza en "tica") implica una organización social a nivel mundial y flexible. 2. El Estado nacional como institución y como área geográfica de las muta- ciones debe desaparcer a favor de lo mundial y de lo local. Desde su aparición, esta posición chocó con una crítica fuerte (pero muy minoritaria) de algunos sectores de izquierda. Dos aspectos de estas críticas son: a. Si ese determinismo "tecnología" y economicista, por residuo, tenía la ventaja de poner en claro la profunda solidaridad entre la posición mar- xista vulgar (de la segunda y la tercera internacional) y de la ideología de

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Alain Lipietz(CEPREMAP. París)Traducción: Peral de Charum

Lo nacional y lo regional:¿cuál autonomía frente a lacrisis capitalista mundial?

Unos quince años después de la irrupción de lo que muchos autoresidentifican como la "crisis del modelo de desarrollo fordista", una doble or-todoxia parece bosquejarse entre los medios de comunicación, en un sectorde la "corriente principal" entre los economistas y también entre los intelec-tuales de izquierda de los países industrializados.

Esta posición se puede resumir en dos puntos:

l. La salida de la crisis pasa por una mutación tecnológica que requierepara su desarrollo un marco de una vez mundial en cuanto a la coopera-ción técnica y al mercado.

2. La elaboración de estas técnicas y el acoplamiento social de esta muta-ción requiere una plasticidad, una flexibilidad que sólo puede regularsea nivel local.

Esta posición implica un supuesto y trae una consecuencia política im-portante.

l. Existe una y sólo una organización social, determinada por la evolucióntecnológica, para salir de la crisis del fordismo: la revolución de la elec-trónica (u otro término que finaliza en "tica") implica una organizaciónsocial a nivel mundial y flexible.

2. El Estado nacional como institución y como área geográfica de las muta-ciones debe desaparcer a favor de lo mundial y de lo local.

Desde su aparición, esta posición chocó con una crítica fuerte (peromuy minoritaria) de algunos sectores de izquierda. Dos aspectos de estascríticas son:

a. Si ese determinismo "tecnología" y economicista, por residuo, tenía laventaja de poner en claro la profunda solidaridad entre la posición mar-xista vulgar (de la segunda y la tercera internacional) y de la ideología de

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Cuadernos de Economía76 77 Lo HacIonaI Y lo Reglonel

las ."burguesías conquistadoras" implicaría dta~ón a~ítica de un destino de ia humanid 'd

e~odas ~aneras, una acep-

miento Impersonal de "un progreso" a., etermmado por e! movi-por fuerzas sociales específicas. '

que, sm embargo, estaba dirigido

b. El ~bandono de! marco nacional como insta .SOCI~lllevabaa una desmovilización general~~al fur;:;amental del cambiogre~lstas que, a pesar de las desafortunad

as . erza~ ob~eras y pro-naltsmo proletario" no habl' d

as pretenclOnes del mtemacio-. ,an encontra o nada me' IEClonal como camino obli gado haCl' l . . Jor que estado na-

a e camolO.

El valor de estas críticas sin embd~se~bocarán en formas naclonaiistas

~go, no oculta que, a menudo, ellas

dlcaclones sociales adquiridas"e CRISPAMIENTO de las "reivin-

camente progresistas para desh:C:~~;:Ch:ode las as~iraciones auténti-

a fav.or de las comunidades más cercan n. st.a~o, considerad? alienante,

conCIencia de un destino colectivo a m~:1 mdlVld~o~más arraigadas en la

del Estado nacional durante el peiiodudo, ~pnmldas por las decisiones

palabras: una reacción "fordista de iz o.que ~ca aba de finalizar. En pocas

cional autocentrado Esta reaccióqUl

derda en.desmedro del fordismo na-

q n con uce eVidentemente f Iue en pnnClplOpretendía combatir insft ' d ' a re orzar o(lo nacional o lo local, el cierre o la aPert:r~Y:tk o u~a abs~rd~ ¡;x>larizaciónesta manera un sector de la izquierda se ide 'ffi s~a o o elmdl~duo...). De

do no sólo por la evolución capitalista do ~ I ca ~con el t~rmmo rechaza-

zas populares movilizadas contra el Esmmante SI?Otambién por las fuer-

la regulación del modelo fordista.tado -centrahsta- tutelar destinado a

. No entraremos aquí a discutir los efect r . .lanzación en la coyuntura francesa de l ,c:s.po Itl<:'OSrSOCIales de esta po-

una amplitud mucho ma or uedos ,u.tlmos anos. El problema es de

para plantearIo en toda :u drniensi~ns:r fi~lI recorrer I~ send~ de I~ teoríaque resulten de las con!lotaciones po líf .de su

dperar los cnspamlentos"

ICasmme latas y eventuales.

Lo que presentamos a continuación será l .te teórico y esquemático Propone . . .'

lpor o tanto, Intencionalmen-

. mos mlClamente a PartO dXI n sobre el espacio algunos conce to' d b ' u e una refle-de lo regional con r~specto a la nadóns(

e~iu )

e~clarenlaespecificidadque fue el modelo fordista, en sus dime ~I ~ . e~pués retornamos lo

nales y las salidas b d"

nSlones mtemaClonales e interregio-usca as a sus cnSlS(sección 11).

Con estas aclaraciones podemos .nacional y de lo regional con res cto ~~ntonces, ";Iedu la autonomía de lo

da de diferentes salidas a la erisir;( secció::: It~~d;nCl~ ~ctuales en la búsque-

nes se examina la pertinencia de las dos insta )'. or u tlm?, en las conclusio-

para encontrar una salida progresista a la eri~i~:f~~~:i~~~~1y lo regional)

l. LAS RELACIONES SOCIALES Y EL ESPACIO:ALGUNAS DEFINICIONESz

l. De los modos de producción al espacio en sí

Toda formación social es una estructura compleja de relaciones socia-les, anudadas a nivel de las instancias económicas, político-jurídicas e ideo-lógicas. La formación social se presenta como una articulación de combina-ciones que se denominan modos de producción (capitalismo, pequeña pro-ducción mercantil, producción doméstica, feudalismo...). Pero esta articu-lación no es una combinación lineal (una yuxtaposición en proporcionesvariables) .

Por una parte, la forma de existencia de cada modo se modifica conside-rablemente según el lugar que le asigne la reproducción del modo dominan-te en la formación social (el capitalismo). Por otra parte, ese propio modo de

.

producción, cuenta entre sus condiciones de existencia concretas, en la for-mación social en consideración, con la presencia de otros modos de produc-ción (que le sirven como reserva de mano de obra, como mercados, etc...).Si entonces, cada modo de producción posee, a priori, su propia dinámica dedesarrollo, su propia lógica, generalmente en contradicción con la de los de-más modos presentes en la formación social, el carácter dominante del modode producción capitalista impone al conjunto su unidad, su modo de funcio-namiento que aparece entonces, como coherente. Finalmente, las modali-dades de articulación deben ser entendidas como un proceso en que el mododominante rige, disuelve, integra los modos dominados según las fases suce-sivas en que se modifican las reglas de funcionamiento de la totalidad social.

De esta concepciÓDde la estructura social resulta una concepción de la es-tructura espacial concreta. El espacio soeio-económico concreto puede ana-lizarse en términos de articulación de espacialidades propias a las relacionesdefinidas en las diferentes instancias de cada modo de producción presenteen la formación social. En qué consiste esta espacialidad? Ella es la dimen-sión espacial de la forma de existencia material que regula la relación encuestión. La espacialidad consiste en una correspondencia entre "presencia/alejamiento" (a nivel del espacio) y "participación/exclusión" (a nivel de laestructura o de la relación), y también consiste en la correspondiencia entrela distribución de "lugares" en el espacio y la distribución de "lugares" en larelación.

Señalamos, por último, que las formas de la pareja "presencia/aleja-miento" tienen su topología propia que depende de la relación sodal encuestión y de su desarrollo: se está más o menos lejos de una fuente de ener-gía, se puede separar más o menos la concepción de la ejecución, pero seestá o en Francia o en Alemania en lo que se refiere a la legislación social. Sepuede hablar, entonces, por ejemplo, del espacio económico del modo deproducción capitalista en relación con el estado de división espacial del tra-bajo, o del espacio jurídico que se le superpone.

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CU8d8m08 de Economl8 78 79 Lo N8cIon8I Y lo RegIon8l

Además, es necesario entender que el espacio socio-económico concre-to aparece, a la vez, como la articulación de los espacios analizados, como unproducto, un "reflejo" de las articulaciones de las relaciones sociales, y, entanto que espacio concreto dado, como una condición (restricción) objetivaque se impone al nuevo despliegue de estas relaciones sociales. Diríamosque la sociedad recrea su espacio sobre la base de un espacio concreto, siem-pre dado, heredado del pasado.

2. De la hegemonia al espacio para si. ue se diferencia, a veces, "clase enSin embargo, de la ml~ma manera!}

xiste 'unto al "práctico-inerte"sí" y "clase para sí", ..~nes rg~pos~:o ar~ ~í". En efecto, la sociedad(Sartre, 1960) del espaCio en

.~'un

t eS~tica ~e una estructura de relaciones.no es solamente la repro~uccl ~au omI

.ones de prácticas que, además deEstas relaciones son.al ~Ismo tl~m~e~e:~n alcance innovador y aún, pues-

sus dimensiones.rutmanas, p~e e~o nen los individuos y lo.sgrupos alto que son relacIOnes contradlctonas ~

pot tienen una dimensión revolu-mismo tiempo que los unen), nece~nam~ e

lítica es precisamente, la ins-cionaria o por lo menos transformd "

alé

otr~a re

poproducció:Vtransformación Yla. donde se condensa esta la c I .ó~~:~~gica es la instancia de la representación de esta tensl n.

. "1 de hacer avanzar considerablemen-te, d;~~~~i~t~~~~~f;~Z~~~liaem~rxi.~~~~~ ~~ae~~~;::~ ~~~n~~ción de la "Sociedad como una re . e.re t~C~el establecimiento de una redacuerdo o una lucha ~ar~ el mantemmle~

ósito de la cuestión regional y na-de relaciones". Ylo hizo Justamente ap~bf 'al" y de "hegemonía".

cional, introduciendo los conceptos de oque SOCI.

de grupos sociales o deSe llamará "bloque social" a una conver~:c:definen en sí a través defraccion~s de algu~os grupos: que, po:o:~ ~aun proyecto para mantener olas relacIOnes SOCIo-económlc~, en .

t teso se llamará "bloque hegemó-modificar la forma ~e las rel~clOneseXtlsr~nde imponer su proyecto como elnico" al bloque SOCIalcapaz e presen a

de la sociedad en su conjunto.. I

.I"en sí" puede estar repar-Vale la ~na notar que u~a mls~a

~ :~~~e, al interior de un bloque,tida entre vanos bloques 0J>?S~o;es,.~ses~ropios de un grupo con los in-la realidad de la convergenCia e os 10ere

cuestionada Es necesario, en-tereses del bloqued~u

t~d~n

óse

ern::~~s

mg~npooss

dirigentes, ~usaliados, los gru-tonces, hacer una ISmCl npos subordinados, etc... .

. .ó.al de la existencia de un bloqueUn espacio para si ~s la dlm~~sl n

:::a~ o de la lucha abierta entre blo-social, o de la he.gemon~~de un.:;u~econocida o aspirando a ser reconoci-queso Son espaCiosen SI.una nacI. n,

ás restrin.do pero que afirma su espe-da (Palestina, Sa~ara) o u~;spaClo m

ovimien~o regionalista), o un espaciocificidad (una región de~m a por un munidad con aspiraciones a determina-más amplio, b~ m~tenaldde

~f:~: el "Mundo libre", etc...). Notemosdo modo de VIda(e mun o s m ,sión de un bloque conservador oque un espacio para sí puede ser ~aex~~eo progresista. Notemos finalmen-modernizante, de un bloque re~CClona~o coinciden necesariamente con late qu~ 13:5fronteras de u~ espaCio

P:r~i~a~ social específica, ni tampoco conespaClahdaden sí, propia~e una r . 4 En cambio existenmuypocosmo-lacomunidad~e lenguaoCludadama"~r~ensiónes;acial, nacional o regio-vimientos SOCIalesque no tengan una I

¡Cuidado! Si el espacio económico es la dimensión espacial de la exis-tencia material de las relaciones económicas y sociales, ¿por qué hablar de"reflejo de relaciones sociales?" ¿reflejo en qué? y ¿cómo hablar de un "es-pacio condición" para el despliegue de las relaciones sociales?

Nos encontramos aquí frente a un problema más vasto, el de la repro-ducción social en general. Toda práctica, toda relación social se inscribedentro de una totalidad, siempre ya dada, que determina la condición deexistencia de la relación social en cuestión. Puesto que esta condición es ma-terial, tiene una dimensión espacial. Por ejemplo, la "separación" del pro-ductor de sus medios de producción, la "división del trabajo", etc. Una vezesta "separación" se materializa, ella permite a las relaciones reproducirsey, en consecuencia, se reproduce ella misma. Todas las relaciones contribu-yen a "componer" la realidad, pero cada relación presume la realidad socialy espacial como dada.

La existencia material de la reproducción social, puesto que es repro-ducción, a través de las relaciones sociales, de su propia condición de exis-tencia y puesto que no es transformación histórica (revolucionaria o de unperíodo largo) de las condiciones de la existencia, tiene el papel de un "mol.de social" que determina los "habitus" [Bourdieu. 1980], las previsiones, loscomportamientos y las oportunidades.

El "espacio social" es una de las dimensiones (la dimensión espacial) deeste molde social, de lo que podría llamarse "las costumbres de la Historia"(Lipietz, 1985). No hay que aprehender, entonces, el espacio como reflejo(o acaso ¿soporte del reflejo?) de las relaciones que existirían "en otra par-te" , tampoco como lugar donde se inscriben las prácticas regulares que cons-tituyen estas relaciones. Por el contrario, en la reproducción social, el espa-cio material aparece ya sea como un efecto de estas relaciones, ya sea como undeterminante de ellas: se trata, una vez más, de una descomposición analíticaintelectual, dado que las relaciones sociales no son más que relaciones entrehombres y cosas, que tienen por supuesto, una dimensión espacial.

Se puede decir, incluso, que el espacio social es un "momento" de lasreproducción social y es en este sentido hegeliano que el espacio social en síes un reflejo de las relaciones sociales. Este espacio en si es el fundamentoobjetivo del espacio empirista donde se "efectúan", se "inscriben", se "desa-rrollan", etc., las prácticas sociales.

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CU8derno8 de Economla 80 81Lo NKlona' y lo Reglona'

nal. Pero al contrario' .'ó

.

to que llega a tener u~:~~~i~:g:ia nd~s~:s;la!mente ~aracterizada a tal pun-

sión ideológica: "Elegía para una relig¡Ó~'puede.~~ja; de t~ner una d~m~n-

(1977) refiriéndose al Nordeste brasilero.,escn la ranclsco de Ohvelra

Para ir más allá en esta reflexión es n .

tiendo de las especificidades del modo' de preodcesan~

Óco

dncr~tar un poco par-

UCCIn ommante.

3.hEI trián~o "Régimen de acumulación/modo de regulacl' ón/b1

egemóDlco".oque

Desde este punto de vista, existen varios regímenes de acumulación tí-picos: la acumulación extensiva (simple crecimiento homotético de los secto-res productivos), la acumulación intensiva sin consumo de masas (donde lasola expansión de capital constante justifica el crecimiento del sector pro-ductor de los medios de producción), la acumulación intensiva con consumode masas creciente, etc.., Sin embargo, más allá de este tipo de presentaciónfundamental, el análisis de un régimen de acumulación exige algunos refina-mientos.

. Todo el mundo sabe que el modo de d' ..

bmación de dos relaciones fundamentale:'~oU1CCI?

ón capltahst,a es una com-

salarial. 'a re aCJ n mercantil y la relación

Todo régimen de acumulación concreto está inmerso en un "exterior",

en el doble sentido de la palabra, En primer lugar no toda la producción so-cial está regulada por las relaciones capitalistas. Para comenzar tomemos elcaso de la reproducción de la fuerza de trabajo: la relación social patriarcalasegura esta reproducción utilizando los "medios de reproducción" que elsalario compra. A esto se suman los otros modos de producción presentes enla formación social. "La articulación de los modos de producción" es una di-mensión, a menudo, indispensable para definir un régimen de acumulacióno por lo menos, para definir sus componentes, como el espacio en sí que es laforma espacial material de este régimen.

Socialmente, la reproducción del con' . ..

nera: capitales que se valorizan unos 11j~nt~ se reah~a de la sigUiente ma-

cancías entre ellos o intercambiándola~a

c:ue ot~os mter~ambiando mer-

mediación de una moneda. Al interior dr:r er:~ e trabajo: a trav~s de la

que, por lo demás, tiene su es acialiduna ~m a~ económl~a capitalista,

cantiles de dominación y de c"oo ~~propia, eXlst~n relacIOnes no mer-

este "interior" constituye una en~r::~ antgara orgamzar el trabajo. Pero,

"tejido" social. Ahora bien 'cómo esu

'b~oma con respecto al resto del

~~i~~.'~~oe~~~~:~~o:d~ej~~:j~c~~~~i~~:~~~~;~~~;~i~a:~~~~~e~~~;~

constiture en sí una de las bases de la soluciónrS~lh?ad de una sol.u~i?n

nes (los mgresos anteriores) y de su conoc' .'n

dnCJónde sus adqUlslCJo-

tado en los períodos anteriores) el c . 1!'1lento el mercado (experimen-

paz de reanudar la relación Salan"al daePlta

lhsta lanza el desafío de que es ca-

.ó '

vo ver a comprar m d' d odCI n y ya con este acto contribuye a validar el prod d

e lOS e pr uc-

fuerza de trabajo ofrecida r los asal . ucto .e.sus colegas y la

del pasado y la previsión de: futuro c:~~~~s.Las con~ICJonesheredadas

tuyen, de esta manera las condiciones d 1pro~onga~lón de éstas, consti-

continuidad de la acu~ulación las coste ~mcu o s~~al del presente. La

una distribución equilibrada ent~e las difum ;es adqumdas c.o~.respecto a

bajo, ~ostumbres que están inscritas en~~en es ~amas ~e la dlvl~lóndel tra-

pel de "paisaje económico"- la .. espacIo en SI,lo cual juega el pa-

nes sociales de la transformación sd~~:~~~nes c~n respect? a las orientacio-

dominan las acciones privadas como unrmas. e p~oducCJóny de consumo,

bases de un "molde social" que en esta fuerz

lal.

mml?ente, ;on~truyendo las

mulación".,. e caso aman amos régimen de acu-

Sin embargo, aparece otra dimensión cuando se toman en considera-ción las relaciones económicas entre comunidades organizadas por el capita-lismo. Históricamente las primeras prácticas que pueden ser identificadascomo prácticas que constituyen "relaciones capitalistas" han desbordadoampliamente las fronteras de los Estados feudales o tributarios. Sin embar-go, el Estado-Nación moderno, concebido corno comunidad de individuosligados por un contrato social, se desarrolla con la generalización de las prác-ticas mercantiles. El derecho mercantil y la relación salarial están edifica-dos, institucionalizados dentro de este marco, a la sombra de la soberaníadel Estado, fortalecido por las luchas civiles y las guerras con otras naciones.Es a nivel del Estado-Nación donde se regulan las contradicciones socia-les y, por lo tanto, donde se consolida poco a poco la coherencia de verdade-ros regímenes de acumulación; la unificación de uno y la densificación deotros se nutren mutuamente.

El régimen de acumulación es un mod d . .

sistemática del Producto social que l. o

de repartición y redistribución

d 'rea Iza, urante un períod l

.0, una adecuación entre la transformación de las cond'.

do pro onga-

clón (volumen del capital invertido distribución entIICtones e la produc-

prodducción) y la transformación e~ las condiciones ~~l~~~~~~so'

nfiorm

l (as de

mas e consumo de los asalari d d 1lOa nor-

cos etc...).a os y e as otras clases sociales, gastos públi-

La "creación del mercado interno" , a través del desarrollo de las rela-ciones capitalistas, sin embargo, jamás ha traído como consecuencia ni ladesaparición de las especificidades regionales, ni la desaparición de los in-tercambios internacionales: de acuerdo con la evolución de los regímenes deacumulación, las unas como los otros han restringido su volumen o han au-mentado su importancia. Por lo tanto, teóricamente es posible definir, porlo menos, los "elementos de reg(menes de acumulación regionales e interna-cionales'" .

Es aquí, donde se encuentran las bases de nuestro "molde social". Es denotar que los regímenes de acumulación no se materializan solos. El proble-ma es saber cuáles fuerzas coercitivas, cuáles formas institucionales asegura-rán la coherencia de las estrategias

y de las previsiones de los agentes de la

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82 83 Lo NacIon8I Y lo R8gIon8I

La r~gulación de .Ia relación salarial (fijar las nonnas de tiempo y de in-tensIdad de trabaJo, del valor de la fuerza de trabajo, detenninar las nor-~as de consumo de los ~Iariados, reproducir la jerarquía de las califica-CIones, de .Ia~gmenta,Clón del mercado de trabajo, de la repartición en-tre el salano directo e mdirecto, etc...).

La reproducción y la.gestión de la moneda, su emisión, su circulación, susfonnas de compromIso en la producción, etc...

Las nonn~ y los modo~ (implícitos o codificados) de la unidad y dt. 1.1competenCIa entre las dIferentes fracciones de capital y entre éstos y lasotras fonnas de producción.

4. Regiones económicas, armazones regionales, Estado nacional

Se llama región económica a un espacio en sí que const,itule un área ho-mogénea de articulación de modos y d~ fo~as de ~roduccló~ . Cuando de-cimos "homogéneo", no ignoramos DIlas dIferencIas subregto~ales,. d~ ,lascuales la diferencia más notable es la división ciudad-campo, DIla dlvlsló~económica y social al interior de los espacios urbanos (LlPIETZ 1974), !II,aún, la jerarquía urbana dentro de la región. Si consideramos ~stas relaCIo-nes como un conjunto (a la vez, la ciudad y el campo, lo~ b8:m<?S.obre!os

y

los barrios burgueses) entonces la fonna de esta artlcu~aclón mdJVJduahz~laregión en sí, y también con respecto a las ot~as regtones. En u~a regtóneconómica existe, evidentemente, un subrégtmen de acumulaCIón defi-ñido que mantiene relaciones con su exterior. La escoge?cia de .Iae~la sedeja a la apreciación del que utiliza.el concepto: ~I Norte ,mdustnal OCCIden-

tal constituye una región económIca del espacIo mundIal, el Gran Oestefrancés, el Nordeste brasilero, confonnan regiones económicas dentro deespacios nacionales.

Sin embargo, estos tres ejemplos de espacios en sí no tienen las mismascalidades para servir de base en la definición de "espacios para sí". El No-roeste del mundo y el Nordeste brasilero son "espacios p8:ra sí". El Gra~Oeste francés, por el momento, no. Partiendo d~ esta refleXl?n, se hace eVI-

dente la cuestión de la existencia del bloque SOCIalhegemóDlco y de I~sfor-mas institucionales,los cuales unidos darán su "personalidad" al espaCIoy esallí donde se impone, insoslayable, la cuestión del Estado, "aparato que lasociedad crea para que los diferentes grupos que la ~omponen n~ se consu-man en luchas intenninables" (MARX). La topologla de las relaCIonesesta-tales, es decir, la topología de las relaciones de soberanía (I~ fronteras na-cionales), dividen irremediablemente la escala de los espaCIos entre lo na-cional,lo local y lo mundial.

Llamaremos armazón regional a un ~spacio para sí donde .IascI~s do-minantes del bloque hegemónico local dIsponen de aparatos Ideol?gtcos ypolíticos propios que penniten regular, a escala local, algunos ~nmctos so-cio-económicos. Varias annazones regionales pueden repartir entre ellasuna región económica y algunas partes de una región económica pueden noestar dotadas de una annazón regional significante (como ejemplo, recorde-mos la especificidad de la Bretaña con respecto a los paíse~ del Loira entrelas regiones del Gran Oeste Francés). Pero la armazón re~onal sobre !odose diferencia del Estado-nacional: territorio que se caractenza por la uDlver-salidad de derecho (en particular social), por la unidad de la moneda, por elmonopolio de la violencia legítima (la soberanía).

Con relación a los aspectos económicos, se puede notar que una políticade compromiso social sólo puede esta?ilizarse, de ~anera dura~era, a escalanacional, porque la reproducción SOCIaly, en partIcular.. el régtmen de acu-mulación sólo puede hacer uso de los diferente~ me~Dlsmos d~ compen~-ción y de transferencias monetarias no mercanules (Impuestos, mgresos pu-

economía mercantil ~apitalista p~a hacerlas converger en la realización delesquema de p!oduCClón. Porqu~ DIlas "costumbres" ni las restricciones quepone el espaCIoen sí serán sufiCIentes para consolidar un molde social.

Esto nos lle~a a la pr?blemática de la regulación. Llamamos entoncesmodo de regulaCIónal conJunto de las fonnas institucionales de las redes d'las nonnas .explícitas o implícitas, que aseguran la comp~tibilidad de' lo:comportamIentos dentro del marco de un régimen de acumulación confor-me con el estado de las relaciones sociales, a través de las contradi~ones

~~I.carácter conflíctual de las relaciones entre los agentes y los grupos soci!.

En el modo de.producción capitalista, las fonnas de regulación debenpor lo menos, refenrse a: '

. Sin entrar a detallar los regímenes de acumulación y los modos de regu-laCIón,.salta a la vista una relación triangular entre ellos dos y los bloques he-gem?DIcos. Se puede decir que durante los períodos ("bendecidos" por losteó~cos), de corresp<'>ndenClaprolongada entre las diferentes instancias elrégtme~ de acumulaCIón ;s..a base de la existencia material de un bloque he-gemóDlco. Gar~nte este u~tlmode un modo de regulación que, a su vez, diri-ge la reproduCCIóndel régtmen de acumulación. La coherencia de este trián-gulo que llamaré aquí "sist~ma.heg~mónico", se materializa en lasformas es-tructurales que son la cnstaltzaClón de compromisos institucionalizados(DELO~, ~~, 1983) cuya fonna principal, a la vez arquetipo y ga-rante en ultIma mstanCla de la perennidad de los demás, es el Estado.

Ahora bien, todas las fonnas, todos los niveles de regulación no requie-ren la pr~ncia del Esta~o en el ~smo grado. En realidad, el Estado-cen-tral- naconal, en el sentIdo esmcto, sólo es necesario para algunas de lasfonnas de regulación del primer grupo (las de la relación salarial) y del se-gund? ~po (la .gestión de la moneda, sobre todo cuando ella toma la fonnafi~uClana). ObVIamente, este comentario debe ser matizado. Pero, nos per-mite dar un paso adelante para introducir las siguientes definiciones.

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CU8d8m08 de Economla 84 85Lo N8CIon8I Y lo Regional

Esta diferencia económica fundamental entre lo nacional y lo local tie-ne, evidentemente, consecuencias políticas inevitables: las luchas y los com-promisos no pueden ser regulados sino a nivel nacional, o dicho de otra ma-nera, a nivel de las armazones regionales, sólo pueden ser regulados valién-dose de las condiciones garantizadas a nivel nacional. Una armazón regionalpuede imponer al resto de la nación las condiciones de compromisos locales(por ejemplo, en Francia, el Sur vinícola, las regiones de industria en deca-dencia) pero en este caso el compromiso local ya se convierte en un compro-miso nacional (la subsistencia de una "civilización de la vid" , de industriasno rentables desde el punto de vista capitalista) que la nación se encarga demantener frente a la restricción externa.

dales a nivel local, regional o nacional respectivamente, e~muy redu~ida.. Si

se parte de regiones caracterizadas por sus relaciones socio-económicas 10-temas tal como resultan de la historia y "se les anudan relaciones externas",obviamente, todo cambia.

Sobre este aspecto decisivo, mi respuesta será voluntariamente ambi-guas. Primero, ~sevidente que ~~i~teuna división del trabajo al i~terior de laregión económica y que esta diVIsióndefine los sub-espacIos (~Iudad. ca~-po, etc.). En segundo lugar, también existe, a .escala supran~clonal: una di-visión espacial del trabajo de hecho entre regl~nes econ~mlcas artl~uladasentre sí. Esto quiere decir que, de hecho, regIOnes de diferentes .tlpoS.noproducen, ni intercambian las mismas cosas. El.problema ~s sa~r sll~s dife-rencias entre las regiones (es decir, entre los tipos de artlculaclOón mternaque las caracteriza) son producto. de c~usalida~es internas diferentes (ge-nealógicas) en cuyo caso, las relaciones mterreglOnales resultan del aprove-chamiento de las oportunidades ofrecidas por estas diferencias por parte dealgunos grupos de agentes, o sí, al contrario, las diferencias son producto delas relaciones interregionales.

A esta pregunta precisa, respondo: las dos a la vez, de acuerdo con unaimportancia variable que depende de la topología misma de l~ di~isión deltrabajo correspondiente a las formas más de.sarrollad~s del capl~ahsmo co~-temporáneo, pero aceptando que las causas mternas tienen una Impo~anclairreductible que siempre conserva su primacía en el caso de un espaCIoper-teneciente a un Estado nacional. Dicho de otra manera: la división interre-gional del espacio se desarrolla conforme a las tendencias vigentes del ~o-mento en la división capitalista del trabajo, pero sobre la base de un mosaicode regiones que han heredado del pasado sus caraclerísti~ eco?ómico-so-ciales [es la "viscosidad" del espacio a la que hace referencia Mllton S.AN-TOS (1977)] yde acuerdo con las posibilidades y la voluntad de adaptación ode resistencia del bloque social hegemónico en la región en cuestión. Paradecir las cosas de una forma más cruda, las relaciones inter-espaciales detipo centro-periferia son las consecuencias y no las causas de las característi-cas socio-económicas de los espacios periféricos. Las causas últimas se de-ben buscar en la dinámica interna de los espacios, dejando en claro, por su-puesto, que las formas de colonización se deben considerar como parte inte-grante de esta dinámica interna y que las relaciones entre el bl~ue hege-mónico interno y el exterior contribuyen con su propia dinámica9

blicos, etc...) a nivel de la totalidad de un Estado. El privilegio del equiva_lente general emitido por un Estado, la moneda nacional, consiste en quecualquier titular de un ingreso puede sin problema, ni para él ni para la so-ciedad, cambiarlo por un producto realizado en cualquier lugar del territorion~cic:>na~.Pero este privilegio ~s, al mismo tiempo, su limitación: un ingresodlstnbuldo, para poder cambiarse por un producto extranjero debe tenercasi simultáneamente, s~ c~>ntrapartida en una expo~ación de un valor equi:valente. Esto es la restrIccIón externa. Por el contrano, una región (sub-na-cional) no tiene restricciones externas 7.

¿Qué pasa entonces con los espacios supranacionales para sí? ¿Existenformas de regulación supranacionales fundamentadas en un consenso declases internacionales? Por supuesto que sí, pero, hasta una época reciente,se trataba de formas bastante débiles, de formas de hegemonía implícita,como el patrón-dólar, y de "configuraciones virtuosas" de complementarie-dad entre los regímenes de acumulación nacionales (LIPIETZ, 1985). Estaexploración nos alejaría del tema, pero la retornaremos más adelante a pro-pósito de la cuestión Europea.

S. La interregionalidad

Ahora es necesario precisar un aspecto fundamental: el estatus de lainterregionalidad en la definición misma de las regiones. Dicho de otra ma-nera: ¿Una región se define por el tipo de articulación de las relaciones quela caracterizan, según la definición propuesta antes? o con respecto a lasotras regiones, ¿por la relación que la opone a las otras? O desde otro puntode vista: ¿esta "homogeneidad" atribuída a las regiones económicas es sola-mente el producto de la historia propia de las relaciones socio-económicasen su interior, o es el reflejo del lugar que ocupan en una división interregio-nal de trabajo? En pocas palabras: ¿la interregionalidad se deriva de las re-giones o al contrario?

Este aspecto se aclarará mejor en análisis más concretos. Ahora, pode-mos referimos al fordismo y a su crisis.

11. LA CRISIS DEL FORDISMOLa respuesta a esta cuestión teórica es decisiva para el problema que

n~ ocupa, cualquiera que sea el grado de autonomía del espacio para sí quese Implante en la región económica en consideración. Si se da prioridad a loglobal, nacional o mundial, la posibilidad de realizar transformaciones so-

Recordaremos brevemente lo que fu~ el fordismo: Régimen de acumu-lación intensiva con consumo de masas, bajo la regulación monopolista quefué dominante en el "Noroeste" del mundo entre 1945-1970.

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~d8Economf. 86 S7 Lo N8cIon8I Y lo RegIon8I

En tanto Régimen de acumulación, el fordismo está fundamentado enuna org~nización de.1tra~ajo que com.bina el taylorismo (separación de laconcepct?n y.de la eJecuClón~parcelacl~n y estandarización de los gastos) yla mecamzaClón (a través de incorporaCión del saber-hacer social sistemati_zado en el sistema de máquinas).

Esta separación no tiene necesariamente una d.imens.i~n. interregion~l,

pero puede tenerla si las finnas encuentran en la antIgua ~1V\sl~n del trabajoservas de mano de obra diferenciadas en cuanto a la cahficaClón, a los cos-

~~s, a la tradición de lucha, y, en las annaduras regionales que co~esp~>ndena esta división fuerzas sociales dispuestas a apoyar esta .e~t~ate.gta de I~dus-trialización. Obviamente, en dos décadas, esta "nueva ~Ivlslón ll~terreglOnaldel trabajo" no dejará de modificar las annazones regtonales mIsmas.La consecuencia de este proceso es un aumento rápido de la productivi-

dad aparente del trabajo y del capital fijo por trabajador. Los mercados re-queridos por este momento de la productividad se crean, por una parte, conel crecimiento del capital por trabajador, y por la otra, por un aumento en elsalario real correspondiente al aumento de productividad.

Las regulación de este régimen de acumulación se basa, inicialmente enla regulación de la relación salarial: fonnas institucionales coercitivas (con-venciones colectivas generalizadas, salario mínimo creciente, Estado bene-factor) para controlar el crecimiento simultáneo de la demanda de los asala-riados y de la producción capitalista. A esto se suma, evidentemente, la con-solidación de un dinero de crédito, de curso forzoso, emitido en función delas necesidades del capital [LIPIETZ, 1983J.

1. La espacialidad del tordismo triunfante

2. La crisis del fordismo

Sin embargo, a partir de la segunda mitad de los años 60, el fordismopresenta señales de agotamiento. Fundamenta~~ente los m~dos de opera-ción fordistas engendran aumentos de productlVldad decreClen~es frente auna composición técnica de capital creciente. Esto lleva a una baja en la ren-tabilidad que, a su vez, disminuye la capacidad de acum.ular. Por otra parte,la acumulación crea cada vez menos empleos. Lo antenor trae como conse-cuencia una crisis de financiamiento del Estado-benefactor que desacelerael ritmo de acumulación aún más.

La primera reacción de las finnas es desafiar esta baja en la rentabilidady aumento de los costos del ~stado-benef~ctor tratan~o de implement~r las"actividades tipo III" en regIOneseconómIcas al extenor de las fonnaClonessociales nacionales fordistas, en el Sur y en el Este de Ruropa, en el TercerMundo Sudamericano o Este Asiático, etc...

Esta estrategia tiene mayor éxito cuand~ coi~cide ~o~ I.as~strategias debloques hegemónicos locales: es la "taylonzaclón pnmltlva [LIPIETZ,1985J.

Pero esta estrategia acelera la internacionaliza~ón de la pr<>:ducció~y

de los mercados, paralizando cada vez más la regulaCló~ ~onopohsta n~CI~-nal. En efecto, la "restricción externa" entra en con~radlCClóncon los p~~CI-pios de regulación monopolista de la relación salanal: para ser competItIvoes necesario reducir los costos salariales internos, pero no es seguro recupe-rar lo que se pierde en el mercado interno por el crecimiento de las exporta-ciones.

Lo que impresiona de inmediato es la intima relación que existe entre elfordismo y el espacio nacional. Nunca antes, el espacio del capital se ha iden-tificado tanto con el espacio nacional, espacio de vigencia del dinero de cré-dito de curso forzoso, espacio de perecuación de ingresos que constituyen labase del Estado-benefactor. En efecto, en los sesentas la relación entre lasexportaciones y el mercado interno, en la mayoría de los países capitalistasindustriales, alcanzó su nivel más bajo de la historia y la mayoría de estos flu-jos de intercambio tuvieron lugar entre bloques supranacionales continenta-les (CEE, uSA-Canadá). Sin embargo, después de esta fecha, los intercam-bios con el exterior tienden a intensificarse, debilitando seriamente la efica-cia de la regulación nacional.

En la "Edad de Oro" del fordismo, la división interregional del trabajoque constituye la base de la creación de los espacios regionales, tiende a mo-dificarse. Durante las fases anteriores del capitalismo, la división interregio-nal del trabajo correspondía, esencialmente, a la dimensión espacial de lasrelaciones mercantiles entre modos de producción ("articulación externa")o entre sectores de la actividad económica. Es la clásica "división espacialdel trabajo", válida igualmente a nivel internacional, del tipo "bienes prima-rios/productos manufacturados". Pero, el fordismo hace posible una separa-ción espacial, una nueva topología, de su propio proceso productivo, deacuerdo con la participación:

I.IIIII

Tareas de concepción,Tareas de fabricación calificadas,Tareas de ensamblaje no calificadas.

En la una primera configuración de la crisis (1974-1979) el estímulo in-terno de los mercados centrales, a través del crédito, prevalece todavía ypennite a algunos países recientemente "industrializa~os" tener acce~ auna fonna de "fordismo periférico" [LIPIETZ, 1985]. SI? embargo: b8:Jolaapariencia de una continuidad de crédito, las cosas cambIan. El capltahsmoexplora nuevos caminos.

El fordismo periférico, el traslado de la produ;cción f?rdista tradicionalhacia los países de bajos salarios y de débil proteCCIónSOCIal,es uno de estoscaminos.

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CU8d8mo8 de Economl8 88 89Lo Nllc:1on81 Y lo R8g1ona1

Pero por otra parte, en el seno de los países industrializados, en la rela-ción salarial van apareciendo dos grandes inflexiones, la primera regresiva vla segunda potencialmente progresiva. .

buscase su salida en una revolución t.écnica, libre de. las ~rabas ~e la regula-ción monopolista nacional y, en particular, de la legislaCión social.

Ahora bien es necesario reflexionar sobre el verdadero aporte de la"revolución técnica". Porque, entre la tecnolo~ía Yel ~odelo de desarrolloexiste una serie de eslabones, es decir, de relacIOnes ~cI~les. I?e la tecnolo-

ía a la realización técnica: las relaciones de pro.ducclón ~nmed¡atas(que de-~erminan la forma de organización del t~abaJo co.lectlvo); de. la pr~duc-'ón a la economía: las relaciones económIcas y socIales del c~nJunto «,Ha-

~lrá suficientes consumidores e inversionistas? ¿Para produclT qu~? ¿Paraasegurar cuál tipo de pleno empleo?). Dicho de otro manera, f~lta 1I1vent~run nuevo régimen de acumulación y un nuevo ~odo de regulaC1ó~,en parti-

cular, una nueva relación salarial u otras relacIOnes de pr?ducclón). Ade-más, es necesario que este modelo de desarrollo sea compatible con una nue-va configuración internacional. Examinemos brevemente estos tres proble-mas.

La primera era el cuestionamiento de las condiciones de la reproduc_ción de la fuerza de trabajo.

. En el crecimiento, el acoplamiento productividad-salario directo habíaJugado el papel principal yel Estado Benefactor, un papel complementario.En la medida en que el papel de este último se desarrollaba asegurando unaespecie de ingreso permanente a los asalariados y a sus familiares, las empre-sas intentaron deshacerse de sus pesadas cadenas contractuales que las ata-ban directamente a sus asalariados. El "núcleo duro" de los asalariados (lostrabajadores permanentes) comenzó a disolverse mientras que un mundo"sin estatus" proliferaba; interinos, tiempos parciales, etc., vivían principal-mente del Estado Benefactor y de vez en cuando de un salario. Este arregloera benéfico para cada empresa individualmente pero su peso recaía sobretoda la población y sobre las empresas en su conjunto a través de un aumen-to de las deducciones obligatorias. Además, esta evolución desarticulabaaún más el consenso en tomo al fordismo.

Los últimos rastros de "esta tus" o de "oficio" desaparecían entre jóve-nes que estaban condenados a alternar entre "pequeños trabajos" y "asis-tencia social" desde su entrada a la vida activa.

3. Tres bifurcacioneslo

¿Cuál es el aporte de la infornlática? Su ~porte no.co~siste ~~ntoen ~u-mentos de productividad por segundo de tlempo-~a9~1I1a ut1liz~~o S1l10principalmente con respecto a dos a~pectos: la posibilidad de utilizar .Iasmáquinas de un taller de liempo completo y hacer que este tall~r ~aflexlble[CORIAT, 1984J: un taller fordista basado en la.~obl.e espeC1~hzaclón,delos hombres y de las máquinas, tiene una ~ala utilización del tle~po: ~s~-ras entre dos operaciones, stocks intermedios que se acumulan.. Imposibili-dad de equilibrar los puestos de trabajo... La gestión automática d~1tallerpermite dar un paso adelante en la fluidez de los procesos de trabaJo'y.

por

tanto economiza capital constante. Esta es la gran fuente de rentabilidadque introduce la informática. Las inversiones iniciales son costosas pero seutilizan en su totalidad.

Pero esto no es todo. La electrónica hace especialmente flexibles los sis-temas de másquinas.

Hace ya mucho tiempo que el principIo de automati~a~ón ha penet:a-do a la fábrica y los hombres han producido máquinas que Imitan sus propiosgestos, como las cadenas de automóviles o como los talleres de prensa.

Pero estas enormes instalaciones sólo podrán repetir una se~e de ges-tos, para producir siempre el mismo.producto. El robot, en cambio, puedeadaptarse, puede cambiar de herramientas, puede p~sar de una tarea a otra,mediante una rápida programación. El taller robotlzado puede, <:nton~es,adaptarse a una demanda fluctuante, dando un salto de una pequena sene aotra pequeña serie.

Primera bifurcación: dos ejes de evolución se a?re~ a la reorg~ni-zación post-fordista del proceso de trabajo. La automatlZaC1ónde la gestión

La segunda tendencia, ciertamente más interesante, era la búsqueda denuevas fuentes de productividad.

Estas fuentes se buscaban dentro del propio proceso de trabajo, tanto através de lo que permitía la "revolución tecnológica" de la electrónica comoa través del cuestionamiento de los principios del taylorismo: recomposiciónde las tareas, aumento del interés individual y colectivo (a través de "círcu-los de calidad") de los productores en la búsqueda de la eficacia etc...

Sin embargo, estos gérmenes del futuro, como el taylorismo de enton-ces, sólo podrán desarrollarse en un marco macro-económico y social favo-rable. Es esto lo que va a demostrar el choque monetarista.

A finales de los años 70, en efecto, el bloque social hegemónico en elNor-Oeste del mundo abandona abiertamente las políticas de estimulaciónde la demanda interna. La restricción de la emisión de dinero de crédito y elcuestionamiento de la legislación social lleva a esta región económica haciauna situación de estancamiento y fuertes oscilaciones. Esta contracción delcrédito y de los mercados del "centro" tiene efectos desastrosos sobre la to-talidad de la antigua periferia, pero afecta en una forma particular algunospaíses del fordismo periférico.

Todo parece como si después de haber identificado correctamente elorigen de la crisis con una baja rentabilidad, el bloque hegemónico mundial

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Cu8d8mo8 de Economl8 90 91Lo N8cIon8I Y lo R8gIon8I

del proceso de producción crea la tentación de llevar todavía más lejos la es-cisión entre la concepción teórica del proceso y los gestos de ejecución deltrabajador colectivo. Los obreros operarios se convierten, entonces, en sim-ples "rellenos" de carne y hueso en el proceso automatizado. Este es el cami-no escogido por los Estados Unidos y algunas fábricas europeas. Por el COn-trario, la automatización puede suscitar una recalificación parcial del colee.t!VOobrero, pues el saber-hacer práctico de los operarios es movilizado entIempo real en el propio proceso de la automatización así como en las accio-nes para la pennanente regulación de los dispositivos. Parece que es el cami-no m~ segui~o en el Japón y por otras fábricas europeas. [AOKI, 1985].~ta bIfurcaCIón es el lugar de una gran batalla social donde lo que está enJuego es .Ia negociación de .u~ nuevo compromiso entre la participación delos trabajadores y la repartICIón de los nuevos aumentos de productividad.

UI. LA AUTONOMIA DE LOS ESPACIOS DURANTE LA CRISIS

. Porque, y esto ~s una segunda bifurcación, es necesario saber paraqUIén y para qué semrán los aumentos de productividad. El primer tipo demodelo post-fordista movilizará más capital fijo que el viejo fordismo. Losaumentos de productividad serán reservados a los beneficios y la demandafinal no se ampliará. La "flexibilidad" misma de los procesos infonnatizadospennite volver rentables las inversiones masivas a través de una sucesión depeque.ñas series del producto destinado al consumo segmentado y versátil deu.naclIentela acomodada. Pero estos aumentos de productividad sin amplia-CIóndel ~nsu~o de masas, ~Ievaránal crecimiento del desempleo y al riesgode una tnpartlClón de la SOCIedad:una clase dominante que se beneficie delos nuevo~ "gadgets" ~e la revolución electrónica, un núcleo estable peromás reduCIdo de asalanados pennanentes y una masa creciente de trabaja-d.ores que reciben beneficios cada vez más precarios, de una proteccioón so-~al.bastante debilitada y que, transitoriamente, tiene acceso a empleos ter-clanos durante períodos de recuperación coyunturales. Este, una vez más,parece ser el camino escogido por los Estados Unidos actualmente. El otro~mino es la repartición negociada de los aumentos de productividad, conCle.rtogra~o de acceso de las masas a los nuevos bienes de consumo que re-qUIeren ttempo para su consumo: aparatos culturales visuales o acústicos,computadores domésticos, etc... Estos bienes poco costosos (con relación alautomóvil) hacen necesario una repartición de los aumentos de productivi-dad a través de una reducción del tiempo de trabajo.

1. Un poco más de teoría

Frente a la crisis del régimen de acumulación y/o modo de r~gulaci?n lo-cal nacional o mundial es importante entender que la fonnaClón SOCIalnose divide en dos sino (~r lo menos) en tres posiciones de base, que puedendar origen a diversos bloques sociales:

los defensores del orden prevaleciente antes de la crisis (bloque conserva-dor).

los defensores de una modificación del sistema hegemónico capitalista(bloque modernista).

los defensores de una revolución de fondo de las relaciones sociales (blo-que radical).

ya estos, hay que añadir, adem.ás, los pa~i~arios del reto~o a I~"época

de oro" mítica, anterior al RégImen en cnSIS(bloque reaCClonano).

Esta tipología, muy general, se materializa con~retamente a través deolas ideológicas y de movimientos sociales que combman, algunas ve~es, demanera inexplicable, estas cuatro posiciones. ~dem~: las cI~ses~ales se

encuentran divididas, en su interior, entre vanas poslclo.nes, mdeCls.asentrediferentes caminos, entre diferentes bloques en fonnaClón que aspIran a lahegemonía.

Sería fácil ilustrar, en la actual situación po~ítica, este fe.nómeno1~.¿Pero qué pasa con su dimensión espacial, en ténnmos de espaCIopara sí.

Tanto a nivel regional como a nivel nacional, la brutalidad de las trans-fonnaciones puede oponer todos los componentes del antigu<?bloque (tan.tolos explotadores como los explotados) a los proyectos del capItal m~nopohs-ta y del Estado central (es el caso de la viticultura al Sur de Fr3;nCla).El e,s-pacio modernista propuesta parece chocarse de ~e.nt~ ~n el antIguo espaCIoregional concreto; las modificaciones del espaCIoJundlc? parecen como undespojo y las nuevas clases que vienen a reemplazar las VIejasparecen comoinvasoras, etc. Bajo estas condiciones, la lucha en~re las c~asestoma una for-ma muy particular: ella opone, por. lo me?,os a pnmera. "!.sta, los defensoresdel "antiguo espacio" a los partidarIos del nuevo espacIO (o al nuev~ m~ode desarrollo que se considera como impuesto por el "E~tado extranjero yque es rechazado en bloque). Es una figura fantasmagónca donde toda u~apoblación perteneciente a un espacio real, concreto, lucha contra un espaCIovirtual y abstracto.

Estas luchas plantean difíciles proble~as ~~ hege~onía para los mo~-

mientos sociales a pesar de las aparentes faCIlIdades que ofrecen. A pn-

Naturalmente, un modelo de desarrollo basado en la ampliación de la~ctividad. extra-salarial (recreació~: creación, e!1riquecimiento intelectual)tiene el nesga de ser poco competitIvo (en ténnmos de costos salariales porhora) con respecto a un modelo basado sobre la intensificación del trabajosin repartición de los aumentos de productividad. De ello se deriva una nue.va bifurcación. ¿La configuración de la economía mundial, las escogenciasde los Estados más poderosos, las fonnas de regulación interregionales e in-ternacioneles dejarán algunos espacios para sí (annazones regionales o Es-tados-naciones), un margen de maniobra para explorar nuevas relacionessociales? Llegamos así al corazón del tema. Las experiencias de los últimosaños nos arrojan algunas indicaciones.

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CU8d8mo8 de Economl8 92 93Lo N8cIon8I Y lo Reglonel

mera vista, en efecto, ellas parecen "legítimas" y "unánimes". Son legiti-mas, porque son luchas de hombres para "salvar una tierra que ellos han mo-delado con sus manos", por "el derecho de vivir y trabajar en el país" (etc.).Son unánimes, porque "el enemigo" está en otra parte, lejano, extraño, abs-tracto. Como el enemigo es el capital monopolista y es el Estado que él diri-g~ (en el caso de luchas regionales), o mejor todavía, es el capital multina-cIOnal, se podría pensar que estas luchas crean automáticamente la oportu-nidad de formación de un bloque social anticapitalista radical.

son cada vez más conservadores, y su apego, en posición ~u!,ordina~a, a un

nuevo bloque modernista. La vía conservadora, por defimClón, no tH:nesa-lida, aún cuando sigue siendo practi~able a med.iano

plazol3: esta vla está

condenada económicamente por la cnsis del fordlsmoy de sus formas de re-

gulación nacionales y está rechazada po\íti~amente,por las fue~~ ~t~n-cialmente progresistas desde finales de los ~nos 60, aun antes de la Im~l.aCló~de la crisis económica. Sin embargo, ¿la sahda propuesta po.r la oposICIónh-beral es una verdadera salida? Es esto lo que vamos a examl~ar hbremente,subrayando los aspectos espaciales del problema en lo que SIgue.

2. Los callejones sin salida del liberalismo modernista Yla cuestión de loses-pacios de regulación.

La fuerza de la corriente liberal-modernista reside, ante tod~, en la d.e-bilidad más o menos tratada en la teoría, de los modos de regulaCIón fordls-ta, y e~ particular del Estado (nacional)-benefactor.. Además de ser m~ycostoso para el sistema productivo, este Est~do ~rg~mza 'para

sus b~nefiCla-

rios, a quienes subsidia, una economía de dlstnbuClón stOp~odu~Cl6n.Porotra parte, los reglamentos burocrático~ que satisface~ l~

dlrecCl?n de. un

crecimiento homotético de una produccIón de masas stO tO!,ovaclone~Im-portante, son impotentes para detectar y para poner a funcu:;marlas hneasestratégicas de un nuevo modelo producti,,:o para ser ~escublerto. Esta e~-ploración requiere una flexibilidad total y tiene ~ue e~tll~,ular.la.~ás ~,mphacompetencia posible y todo esto sin sab<:rmuy ~Ien SIla ~exlblhdad sola-mente se requiere en la fase de exploracIón o SIella constttuye una caracte-rística durable del futuro modelo.

La debilidad de esta tesis liberal consiste en no tener ninguna respuestaal problema de la regulación. O mejor, consiste en supone~ que 1:-compe-

tencia mundial juega el papel de regulador. En el fondo, el hberaltsmo creeque el régimen de acumulación está ya inscrito en los genes de la "tercera re-volución industrial" y que los agentes industriales (las firmas) ~,adaptarán alas nuevas condiciones, por sí solos, a través de un proceso de lucha por lavida" y selección natural.

La consecuencia espacial de todo esto es una ~eorgani~ción de la jerar-quía espacial (mundiaVnaciona1l1ocal)que.el fordlSmo habla cc::ntr~do(másque nunca) en el nivel nacional. Esquemáttcamente, lo e~onómlco I~terven-dría directamente a nivel mundial y la "gestión de lo SOCIal"(es deCIr, la re-producción de la fuerza de trabajo, llamada a particular o no del empleo ca-pitalista) se realizaría a nivel local.

Para ser menos esquemáticos, lo local tendría tambi~n un papel ~e "i~-cubadora" para el surgimiento de nuevas fuerzas productIVas. En ~n ~ontl-num" mal definido, la región sería, a la ~ez, elluga~ de ~uto-o'~a.n~zacló,! ~ela sobrevivencia, a través de los mecamsmos de la SOCIedadCI~¡) (famllta,economía informal) y, el lugar de emergencia de empresas lOnovadoras(como el mito de Silicon Valley). El rol del Estado no desaparecería: El Es-

La situación no es tan sencilla, puesto que el "antiguo espacio" es elmismo espacio de articulación de relaciones sociales que son relaciones deexplotación; la armazón social regional está, de hecho, bajo la hegemoníadel bloque social conservador. La "legitimidad" de la lucha puede convertir-s~, ~r I?,tanto en la "legitimación" de l~ explotación a la antigua y la "una-mmldad de la lucha puede ocultar la dIrección de la lucha por parte de losantiguos explotadores del régimen en crisis o incluso los del régimen de acu-mulación anterior.

. Tenemos aquí, los casos típicos de reacciones nacionalistas o regiona-Itstas donde se confunden aspiraciones radicales y conservadoras, o inclusoradicales y reaccionarias 12.

Pero también existe el caso contrario. Un proyecto de compromiso lo-cal, regional o nacional encuentra dificultades para realizarse debido a lasrelaciones interregionales o internacionales vigentes. Este proyecto reúne elrechazo radical del antiguo orden y las aspiraciones modernistas de nuevasélites. La posición entre el espacio proyectado y el espacio real, toma enton-ces, la forma de un nacionalismo o un regionalismo progresista que percibela "dependencia externa" como un obstáculo al progreso.

Este último caso ilustra, en general, las situaciones donde "lo nuevobusca nacer", lo precedente ilustra situaciones donde "lo antiguo se muere".El nacionalismo desarrollista de Europa y de la América Latina de los años50 combinada de esta manera la búsqueda de conquistas sociales garantiza-das por el Estado y la organización, con más o menos éxito, del régimen deacumulación fordista. Las luchas regionalistas actuales contra las reestructu-raciones industriales, o para la conservación proteccionista de las "conquis-tas" sociales dentro del marco nacional, mezclan el rechazo de los trabajado-res de ser tratados como peones de un mosaico y la reacción conservadora delos funcionarios (estatales, patronales o sindicales) del compromiso fordis-ta. La ola liberal modernista que conquista actualmente el "Noroeste delmundo" combina, ella también, el rechaza libertario de las formas penosasde la gestión estatal del compromiso fordista y los proyectos de multinacio-nalización de un capital que se libera de la legislación social.

Esto sirve para entender "la absurda polarización" que divide actual-mente la izquierda occidental en los países industrialiados. Esta izquierdaestá dividida entre su fidelidad a los compromisos social-demócratas, que

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94 95 Lo N8cIon8I Y lo Regional

tado ayudaría a las firmas nacionales a enfrentar lo mundial. De organiza_dor de la sociedad pasaría a ser una cooperativa o un sindicato al servicio deuna coalición local de capitales privados dentro de la competencia mundial.

Este nuevo papel atribuído al Estado nacional acaba oscureciendo lapertinencia de la antigua distinción entre las fracciones nacionalistas y lasfracc~o~es interna?onale~ de I.asclases dominantes. En los países que seconVlrtlero~ en pal~s de. fordlsmo central" durante los años 50-60, graciasal desarrolhsmo naCIonalista, este papel reconcilia los partidarios de un re-troceso del Estado-Be?efacto.r f410sque :stá? a favor de la continuidad deun apoyo estatal de la mdustna . En los paises recientemente industriali-zad~s" donde las ~ictadur~ han conducido al fordismo periférico, laspr~slOn~~democráticas que VIenen de los trabajadores y de la burguesías in-tenores pueden ser resueltas a través del acceso al poder de los social-de-mocrátas moderados. Estos podrían intentar modernizar el país pero sinpromover un "despegue" del Estado Benefactor ya que éste sacrificaría lascondiciones de la competividad externa.

. Este modelo es do~lemente erróneo. A nivel mundial, dejado al librejuego de sus fuerzas, reman todos los sofismas de combinación: para saliradel~nte, cada u~o ~Io tendría que ser "más competitivo". Esta posiciónproVIene de una Ilusión: el mercado mundial funciona como un termostatoc~paz de absorber todas las producciones, ¡como si el aumento de competiti:vldad de unos no se ganara a costa de la pérdida de competitividad de otros!.La recesión de 1982 y la crisis latente de la economía de endeudamientomundial, sin embargo, han demostrado la inestabilidad que resulta de unacoplamiento sin control de las economías nacionales. A nivel local las nue-vas responsabilidades atribuídas a la "sociedad civil" van mucho más allá delo que permite una armazón regional desprovista de un aparato político.

. La descomposición de la familia y de las comunidades locales y la inca-~aCldad de la eco~omía informal para asumir las tareas de formación profe-sional correspondientes a las nuevas necesidades creadas por la revoluciónteC?ológi~a dejan prever una desaparición de "lo social" en vez de su regene-ra~ón a mvellocal~ ello, al me~os que se refuercen las capacidades de regu-laCIónlocal, es deCIr, una "SOCIedadpolítica" local.

El modelo de regulación implícito en este orden privilegia, en el árbolde bifurcación a partir de la "revolución tecnológica" mencionada arriba, las~ertient~s más regresivas: empe~ramiento de la separación (internacional emterregional) entre los que conCIben y los ejecutores manuales, agravaciónde la dicotomía social entre beneficiarios de los aumentos de productividady los "cuenta-propios" que oscilan entre la economía doméstica y los "pe_queños trabajos". Así el desplazamiento de las instancias de regulación es-pacial puede ser determinante para la revolución del proceso de trabajo ydel régimen de acumulación.

Sin embargo existen innegablemente, tanto en el nivel regional comoen el nivel nacional, bloques sociales y proyectos políticos que se reclaman

del libre cambio al mismo tiempo que favorecen compromisos progresist~sentre los trabajadores y la dirección de las firmas para el control ~el cambiotecnológico. Estos tratan de buscar en la gestión local de lo socI~1formasventajosas para la sociedad y el individuo (se pue.d~tomar como ejempl~ elcaso del Partido Comunista Italiano PCI de EmillO-Romagne. en la regIónitaliana). Pero los éxitos alcanzados por estos bloques ~odern!st~s a menu-do traducen lo contrario de lo que quiere demostr~r la Ideo~ogla hberal. Es-tos son a menudo espacios en sí particularme.nte bIen orgamzados y ~otadosde formas de regulación internas no mercantiles profundas que practican unproteccionismo, tanto más eficaz cuanto que es tácito, "cultu~al" (como sedice cuando la referencia es Japón), y que se revela? como .mejor ada~tadosa la competencia mundial. No obstante, estos es~aClos(regiones o naCIones)permanecen tributarios de la coyuntura económica ~Iobal en la ~ual no pue-den incidir. Es por esto que se recurre a una regulaCIón supranaClonal, mun-dial o continental (Europa).

Así, las dificultades del liberalismo mode~ista tienden a dar un nue~ovigor a las dos instancias espaciales que han temd<:>su edad de oro pero, smduda, tendrán una nueva juventud, lo cual nos obltga a refin3:rla escala pro-puesta en la primera parte de este ensayo: el Estado federatIvo y el bloquemultinacional.

Por Estado federativo no entendemos aquí una forma jurídica del .Esta-do (a pesar de que ella sea necesaria) sino más bien una forma de artIcula-ción del sistema hegemónico nacional. Dado que el Estado no puede másllegar a asegurar en todas partes las mismas formas de regulacIón macro-económica y que esto ni siquiera es deseable, se tra~ade dot~r las armazonesregionales de instrumentos de regulación económIca y ~Ial más fuerte~ y

de reservar al Estado nacional sólo la gestión de la relaCIón c~mel ext~nor(ayuda a las industrias, gestión del intercambio). Para ~n fo!dlsmo nacIOnalautocentrado, esto equivaldría a un retroce~ de la legislacIón y de las con-venciones colectivas nacionales y una mayor hbe~ad par~ las ~rmazon~~re-gionales en la escogencia de los niveles de proteCCIón~al ~ej~mpl? tlplCO,los Estados Unidos de Reagan). Para un fordismo penfén~ I~phcaría elabandono de algunas regiones al subdesarrollo y.una organ1Z:3clónp~ra lamodernización de otras (Brasil y China podrán onentarse haCIaesa vla).

En cuanto a la otra vertiente de la escala nacional~ un bloque multi~a-cional otorga a instancias supranacionalC:s algunos 3:tnbutos de. la gestiónmacroeconómica del conjunto. Esto refleja compromisos .trasnaClon~lese.n-tre fuerzas que, a su vez, pueden ser representatIvas de allan~ multlrreglo-nales trasnacionales. La creación de la Comunidad Econó~lca Europea esun ejemplo típico de la conformación de u~ bloque de.este tIpo. Ella expr~-saba no sólo la hegemonía de bloques naCIonales fonitstas en t?dos los pai-ses participantes, sino que, además, preveí3: formas de ~egulaCl~ncom~nespara la articulación de los modos de produ~Clón (la pol.íttcaagrana comun) ymedidas de compromiso con diferentes ttpos trasnaClonales de armazonesregionales específicas (los programas medIterráneos).

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Cuadernos de Economls 96 91 Lo N8c1on81 Y lo RegIon8l

Sin embargo, la experiencia de la unidad italiana o alemana muestraque una nación no se forma sin sobresaltos, sin guerras civiles y externas,aún en el caso favorable de una comunidad lingüística. Por el contrario, laexperiencia Austro-húngara o de la Guerra de Secesión de los Estados Uni-dos muestran la gran inestabilidad de un Estado federal cuando no está ci-mentado sobre un sistema hegemónico común, aún cuando éste sea regio-nalmentc diversificado.

Para precisar nuestro pensamiento, es necesario desarrollar una idea delo que sería hoy una salida progresista a la crisis. En ausencia de perspectivasrevolucionarias con credibilidad, se trataría de llegar a un compromiso equi-valente a lo que fué el compromiso social-demócrata frente a la crisis de losaños 30 (y sin embargo necesariamente diferente) que abra, más o menos, elcamino hacia una radicalización, es decir, aumentar la capacidad de controlde los productores y de los ciudadanos sobre sus formas de vivir y de traba-jar, al tiempo que haga retroceder, hasta donde sea posible, la alienaciónmercantil y las formas de explotación o de opresión estatales, capitalistas odomésticas. Tales compromisos orientarán "la revolución tecnológica" ha-cia una mayor cualificación, una mayor plenitud, una mayor cooperaciónconsciente de los participantes en el proceso productivo, con un mayor con-trol sobre las consecuencias sociales del cambio técnico, en particular sobrela repartición de los aumentos de productividad en el sentido de una fuertereducción del tiempo de trabajo. De la misma manera, conservando o mejo-rando el nivel de la protección social, tal compromiso buscaría aumentar laproductividad (en valores de uso) de los fondos del Estado-benefactor. Es-tos fondos servirían para financiar formas alternativas (comunitarias, coo-perativas, etc.) de producción de bienes y de servicios colectivos, en detri-mento del "trabajo negro" y de la explotación de las mujeres.

Sin embargo, la crisis del fordismo hace evidente la radical insuficienciade la Comunidad, zona de libre comercio sin otra política social común dife-rente a la implícita (el compromiso común, en el tratado de 1957, de asegu-rar el equilibrio interregional por un "crecimiento acelerado de los nivelesde vida"). Sus instituciones condenan las diferentes naciones que la constitu-yen a administrar, poniendo a unas contra las otras, sus restricciones externaa través de un "estancamiento competitivo" que se convierte en un estanca-miento general prolongado. Ninguna política interna (la experiencia social-comunista francesa de 1981-1983 es el mejor ejemplo) puede escapar a estaley implacable lb. Políticas de reactivación concertada o políticas de reduc-ción coordinada del tiempo del trabajo parecen ser impuestas por el sentidocomún pero implican escogencias de sociedad, por lo tanto, la formación deun verdadero sistema hegemónico común dotado de soberanía. Dicho enotras palabras, la formación de una nación europea que eventualmenteadopte la forma de un Estado federal.

A manera de conclusión

Es evidente que un modelo de este tipo, que implica una "reterritoriali-zación" de las relaciones entre calificaciones y empleo, entre producción yutilización social, requeriría formas de regulación no mercantiles, demo-cráticas, lo más cercanas posibles a la base, es decir, regionales. Además im-plicará (aunque la relación recíproca no es cierta) una revolución hacia for-mas federativas del Estado nacional18. El Estado central deberá mantener laresponsabilidad de fijar el umbral mínimo para las legislaciones sociales re-gionales y debe asegurar una igualdad en la repartición general del financia-miento de la protección social con el fin de limitar los efectos distorsionistasde la competencia entre regiones.

Así, los proyectos europeos puramente tecnológicos como el proyectoEureka corren el¡eligro de conocer el destino de la "Acción paralela" de lanovela de Musil2 .

La articulación de espacialidades propias al régimen fordista corres-pondientes al Estado nacional regulador con su configuración internacionalvirtuosa y la división interna en armazones regionales, es hoy tan obsoletacomo el régimen de acumulación que le corresponde. La espacialidad co-rrespondiente a la corriente ideológica modernista-liberal, basada sobre elpar mundialllocal, con un Estado de reducidas responsabilidades parece sera la vez inestable a nivel macroeconómico y regresivo a nivel social. Los re-miendos que le podrían aportar la formación de Estados federativos y debloques multinacionales también parecen ser frágiles e inestables. Por lotanto, ¿deben ser rechazados en el marco de una estrategia progresista?

A nivel internacional, la formación de bloques multinacionales -allle-garse a un acuerdo sobre políticas macroeconómicas no recesivas y de desa-rrollo común de medios científicos y técnicos y al autorizar la innovación so-cial- no puede sino ser benéfica para la continuidad de experiencias progre-sistas nacionales: la unión hace la fuerza.

El problema, como hemos visto, es la falta de instancias de soberaníaespacializadas que garanticen los compromisos institucionalizados en el co-razón del sistema hegemónico. Quiérase o no, las luchas y los compromisossociales fundamentales todavía se resuelven a nivel nacional. Sin embargo,no necesariamente es deseable que el Estado nacional mantenga el cuasimo-nopolio de la estabilización y de la defensa de las innovaciones históricas ysociales.

Pero un razonable escepticismo excluye la posibilidad de que las dife-rentes naciones de un bloque adopten de una vez por todas los mismos com-promisos sociales. Además, esto posiblemente no es deseable: en unaalianza progresista entre Europa y algunas naciones del Tercer Mundo, laprimera puede favorecer la reducción del tiempo de trabajo y las otras la ma-ximización de la producción. Se debe buscar, más bien, que las formas insti-tucionales del bloque permitan e incluso estimulen los avances sociales, in-cluso aislados de cada uno de los miembr;}s (en cierta forma se trata de unprincipio de optimización de Pareto), sin excluir, por supuesto, políticasprogresistas coordinadas. Estas irían en este sentido:

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~d8Economla 98 99Lo Nacional y lo Regional

Una separación completa entre el nivel de socialización interna de ingre-sos y las condiciones de la competitividad, a través de una profunda refor-ma fiscal 19.

7. Es punto muy importante. El "poder de compra" que una región posee sobre los pro-ductos del conjunto económico nacional está por supuesto limitado por la suma de las restnc-ciones presupuestales (y por la capacidad de endeudamiento) de sus miembros, pero esta suma

puede ser completamente diferente de la producción "explotable" de la región. si las transfe-rencias interregionales son suficientes.

Cláusulas de protección aduaneras o monetarias que operan automática-mente en favor de los países que vieran comprometidas sus balanzas co-merciales por políticas internas que hayan aumentado la demanda socialcomún o disminuido el desempleo común.

8. Esta es la crítica que desde el comienzo me hizo D. MASSEY (1978): "ladefinición de

las regiones para LlPIETZ (1977) oscila enlre la constituída a través del análisis históricoy la

que tiene que ver con la actual división espacial del trabajo". Ver igualmente P.H. MARTINS(1975).

Se pueden multiplicar los ejemplos. Las modalidades pueden parecertécnicas. Pero la voluntad política sólo se impondrá por movimientos socia-les, trasnacionales, por experiencias sociales regionalizadas.

Alain LIPIETZ

9. Tal es la lesis que sustento (1985) en el caso de las relaciones internacionales. El ejem-plo de las relaciones Estados Unidos-México (dos espacios creados por la colonización

y que

luego llegaron a ser independiente en la misma época) es particularmente ilustrativo; el análisIs

"a partir de las causas internas" bosquejado por OCfA VIO PAZ (1985) me parece mucho másesclarecedor que la invocación impotente de la "dependencia".

10. Aquí retorno la conclusión de LlPIFTZ (1974). Referencias complementarias se en-cuentran en LlPIETZ, (1986), LEBORGNE et LlPIETZ (1987).

NOTAS11. Piénsese, por ejemplo, en el rompimiento de la vieja alianza "a

la Roosevelt" en el

seno del partido demócrata de los Estados Unidos en 1984 entre Jackson, Harty Mondale (que

representan grosso modo las tres actitudes de base).1. Con frecuencia he tenido, durante los años 70-80, la ocasión de denunciar esta posi-ción y las formas caricaturescas de su crítica, en una serie de articulos en "Temps Modernes"[algunas de estas denuncias fueron retornadas en LlPIETZ, (1984)]. Se encuentra un ejemplode "crítica caricaturesca" en GARNIER (1981) Yuna critica de este tipo de critica, a propósitode la cuestión regional, en LlPIETZ (1978).

2. En esta parte teórica, así como en la que sigue del fordismo, retorno, resumo o desa-rrollo consideraciones presentadas anteriormente en mis trabajos sobre el espacio

y sobre la cri-

sis del régimen de acumulación fordista (ver LlPIETZ 1977, 1979, 1985). Retorno consciente-mente, cada vez que puedo, mis formulaciones iniciales sobre estos dos campos conceptualescon el fin de explorar la compatibilidad.

12. El ascenso del integrismo musulmán puede a menudo interpretarse con una reacción"radical-reaccionaria" al desarrollo de la taylorización primitiva o del fordismo periférico. Esteha tenido tanto más éxito en cuanto que las alianzas "radicales-modernistas" laicas del períodoprecedente (masserismo, etc.) terminaron por hacer aparecer la modernización

y el "progresis-

mo" como agresiones extranjeras.

3. En el sentido de las proposiciones de N. POULANTZAS (1968).

13. Se puede interpretar el declinamiento de la Gran Bretañay Argentina durante los

años 1950-1970 como el efecto de una incapacidad para "modernizar" su sistema hegemónico,frente al creciente éxito del fordismo. Notemos de paso que la vía conservadora puede estar re-presentada por partidos laboralistas o social-demócratas.

4. Ver sobre este aspecto la crítica de E. TERRA Y (1973) de las definiciones empiristasde la nación (por ejemplo la de STALlN).

14. La analicé, bajo el nombre de "saint simonismo"(1984), la fuerza de esta corriente en

Francia, bien representada por A. MINC (1982) y su fórmula "Menos Estado-protector (para

los asalariados), más Estado-escudo (para la industria frente a la competencia mundial)".

5. La teoría de los regímenes de acumulación y de los modos de regulación (AGLlET-TA, (1976), BOYER yMISTRAL (1978), LlPIETZ,(I979»), primero se desarrolla en Franciahaciendo provisionalmente abstracción de la articulación de los modos de producción, de las es-pecificidades regionales y de las relaciones internacionales. Ello a pesar de que estas preocupa-ciones estuviesen presentes en la mente de los autores antes del desarrollo de esta teoría e in-cluso estuvieran en el origen de su desarrollo. Sin embargo, la relación entre "articulación delos modos de producción" y "regímenes de acumulación" ,la regionalización y la internacionali-

zación de estos conceptos no han sido casi ulteriormente desarrollados [ver, sin embargo Bo-VER comp. (1986), LIPIETZ, (1985»).

15. Releyendo a PoulanlzaS a la luz de la teoría del fordismo periférico, he llamado "bur-guesía interior" a la clase dirigente de este régimen de acumulación

y he analizado (1985) su he-

gemonia en la transición democrática, en Europa del Sur en los años 70, en el Brasily Corea ac-

tualmente.

16. Ver LlPI ETZ (1984, 1985). Cada vez se encuentran con más frecuencia análisis de este"efecto perverso" en términos de teorla de juegos (del tipo "dilema de los dos prisioneros"); verpor ejemplo OUDIZ (1985). Nótese que estos mismos efectos perversos se reencuentran en lacompetencia interregional para conseguir inversiones extranjeras.

6. Utilizo conscientemente este término vago, primero para dejar lugar a aquellas formasde producción que el lector rehusaría elevar a la dignidad de modo de producción y, además,para tomar en cuenta el hecho de que cada modo ha admitido y admite muchas formas que pue-

den rivalizar sobre un mismo territorio.

17. En 1981-83, en El hombr~ sin cUQlidad~s,intelectuales de Austria-Hungría buscan res-ponder, con una" Acción paralela" , al ascenso de la aliada-rival, Prusia. Sus elucubraci~nes se

saldrán con un pedido, por parte del ejército austríaco, a los vendedores de armas pruslanos.

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CU8dem08 de Economfa 100

18. Recordemos que Reagan.~o es el ú~ico en los Estados Unidos en tener un discurso fe-deratlVo,tamb.en es el caso de loa radIcales (¡aunque noes lo mismo' ) Por I t

.. . ..' ..

.. e con rano. Mar.garet Thatcher dirige una batalla centralISta contra las iniciativas progresistas de ciermUOldades locales labonstas.

tas ca-

Políticas Económicas Localesy Descentralizaciónen Francia-Unos puntos de referencia-

19. Recordemos que la invención y la generalización en los inicio s de I e .d d

d I(

la omuOl a Euro

pea, e mpueslO a Valor Agregado. que es deducible del Precio de las e n . -

r l . .xpo aClOnespero se

ap .ca a as .mponaclones. tendía precisamente a un fin semejante.

20. Más detalles en LlPIETZ(1988). porpublicarse.

Claude CourletMaestro Asistente, IREPUniversidad de Sciences Sociales.de Grenoble.Traducción: Walter TORRES

Darío Indalecio RESTREPO

Este trabajo trata sobre los nuevos procesos de desarrollo económico,sobre los compartimientos espaciales originales y sobre las nuevas políticasespaciales. La crisis económica induce hoy en día unas mutaciones espacia-les y dimensionales en la configuración económica de nuestras regiones, im-plicando cada vez más la acción económica de las colectividades locales.

1. CAMBIO ESPACIAL Y NUEVAS ARTICULACIONES TERRITO-RIALES

Las mutaciones mencionadas designan los trastornos observados den-tro de las jerarquías regionales y especiales tradicionales

l.

l. En Francia. la ruptura del crecimiento económico se plantea sobre el te-rritorio con unas características espaciales muy afirmadas.

Dos elementos importantes dentro de las dinámicas regionales sonpuestos en evidencia por la comparación de dos períodos 1968-1975 Y1975-198 l. Las zonas de crecimiento económico o de resistencia relativaa la crisis se distribuyen ampliamente mientras el abanico regional de losritmos de progresión del empleo industrial tiende a restringirse.

Las regiones agrícolas y rurales que resisten mejor a la crisis son el paísde Loira, Bretaña, Centro, Baja Normandía y Poitou-Charente. Con-trariamente regiones más industrializadas como el Franco Condado, laAlta Normandía y la Borgoña sufren más gravemente dicha crisis mien-

tras en otras regiones industrializadas como la Isla de Francia, el Norte,El Paso de Calais,la Lorena y los Alpes del Ródano, la caída de los em-pleos industriales, empezó en el período 1968-1975 Yse acentúa fuerte-

mente en el transcurso del segundo período, 1975-1981.

U nicamente tres regiones conservan la misma calificación durante estosdos períodos muy contrastados: La Bretaña que resiste más o menosbien a la crisis; el Norte y El Paso de Calais que ven agravarse su si-tuación y, el Midi-Pyrénees que conoce una evolución moderada delempleo.