LOS DESPLAZADOS: NUEVOS...

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NÓMADAS 62 LOS DESPLAZADOS: NUEVOS NOMADAS HernÆn Henao Delgado* Las reflexiones que se condensan en este texto parten del trabajo colectivo del grupo de estudio sobre el desplazamiento forzado del Instituto de Estudios Regio- nales Iner de la Universidad de Antioquia. 1 * Antropólogo. Director Instituto de Estudios Regionales INER. Universidad de Antioquia

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LOS DESPLAZADOS:NUEVOS NOMADAS

Hernán Henao Delgado*

Las reflexiones que se condensan en este texto parten del trabajo colectivo delgrupo de estudio sobre el desplazamiento forzado del Instituto de Estudios Regio-nales Iner de la Universidad de Antioquia.1

* Antropólogo. Director Instituto de Estudios Regionales INER. Universidad de Antioquia

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¿Qué tan hermosossomos?

Colombia vive al final del siglo ydel milenio una de las crisis más agu-das de su historia; de una historiaque no es muy larga como nación in-dependiente, y que a lo largo de sus180 años de vida republicana regis-tra continuas luchas fratricidas2 . Ydebemos llamarlas así, aunque conbeneficio de inventario, porque talvez lo que falta vol-ver a mirar en la his-toria es si acaso lospueblos y las regio-nes que constituye-ron primero la GranColombia, y luego laColombia actual,hacen parte de lamisma fraternidadnacional.

En la segundamitad del siglo XXcambió el paisajecolombiano de paísrural para volversepueblerino y ci-tadino. Venimosreconociendo la ace-lerada concentra-ción en ciudades ypueblos desde los años cincuenta3 .La violencia de este período (a losque hay que agregarle el último lus-tro de los cuarenta y el primero delos sesenta4 ) movió campesinos desus nichos �naturales� y los trans-formó en colonos en nuevas tierras5

y en tugurianos en las nuevas ciuda-des6 . El desplazamiento de este pe-ríodo no fue así nombrado. Seutilizaron palabras como expulsión,movilización, migración, concluyen-do en reiterados casos el efecto trans-formador sobre la sociedad, laeconomía y la política colombiana7 .

Darío Fajardo, un estudiosodel fenómeno, lo formula de estamanera:

�... el impacto de la violencia enlas comarcas campesinas fue (ysigue siendo) brutal, pero tambiéndiferenciado. En ciertas regiones,como las vertientes de la Cordi-llera Central... La violencia, cum-plida en estas localidades (nuevasaldeas) bajo la forma de masacres

indiscriminadas y encubiertas,como �enfrentamientos secta-rios�, expulsó a los sobrevivien-tes, proyectándolos hacia otrasáreas rurales (ya como colonos,para producir el ciclo de la �mi-gración-colonización-conflicto-migración�, ya como jornalerosagrícolas) o hacia los núcleos ur-banos. El despoblamiento de lascomarcas campesinas liquidó suordenamiento económico y depaso la función de los pequeñosepicentros aldeanos hacia los cua-les ya no fluirían excedentes de

las economías campesinas. En sureemplazo, se establecieron envarios casos, y de modo cono-cido, haciendas ganaderas,caracterizadas por su baja pro-ductividad, subutilización de latierra y baja incorporación demano de obra. ...�8 .

No obstante los efectos de la vio-lencia bipartidista hasta mediados delos años sesenta, el proceso expul-

sivo continuó sumarcha por nuevosfactores y con nue-vos actores de vio-lencia: guerrilla ynarcotráfico en losaños setenta yochenta. Y desde losochenta, la nuevafigura: las auto-defensas, cuya con-dición político-ideológica no es cla-ra en este momen-to9 . La violencia, endefinitiva, se man-tiene como mecanis-mo transformadordel campo enColombia.

El mismo Fajar-do encuentra efectos al finalizar losaños ochenta, en lo que denominala �diferenciación regional del de-sarrollo�, y una consecuente �geo-grafía de la violencia� con la�configuración de áreas y conflic-tos diferenciados�. De no producir-se transformación en la acción delEstado y de los agentes económicosy políticos, no será posible, deja en-trever el autor, detener los proce-sos expulsivos10 .

Pero en la vastedad del territo-rio no urbanizado perviven pobla-

Urabá. Todas las fotos: Jesús Abad Colorado.Cortesía Centro de Investigación y Educación Popular.

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ciones que se siguen viendo forza-das a abandonar sus territorios, porpresiones externas, especialmenteeconómicas y políticas; y es el casodel fenómeno que se presenta en losaños 90, cuando a un sector de lasvíctimas de la violencia se les no-mina con el término desplazados.

En la última década ese procesoha sido reconocidopúblicamente comodesplazamiento forza-do y ha merecido,como nunca antes, lamirada atenta de losestudiosos de la vio-lencia y los promoto-res de la paz11 .

El fenómenoy la víctima

Proponemos pen-sar el desplazamientoforzado como un �fe-nómeno de migracióninvoluntaria originadopor la violencia�12 . Enel caso colombiano re-ciente, lo ocasiona elconflicto armado queha llevado al cruce defuegos entre militares,guerrillas, autode-fensas y narcotrafi-cantes13 .

Podría plantearsela diferencia con un tipo de desplaza-miento producto de la realización deobras de impacto socio-ambiental, for-zoso en la medida en que se transfor-ma el medio, y obliga a movilizarse apoblaciones enteras para dar paso al�desarrollo� que tiene �interés gene-ral�. En este caso existen agenteseconómicos nacionales e interna-

cionales, que actúan con la aceptacióndel Estado, en tanto asumen la accióna su nombre (en la versión del go-bierno que actúa en representacióndel Estado). En Colombia son muchoslos casos que podrían ejemplificar estetipo de desplazamiento: Guatavita, ElPeñol-Guatapé, Urrá, Chivor, comoejemplos de grandes proyectos hidro-eléctricos; y no deben olvidarse casos

como el de los Uwa, para planes pe-trolíferos, o el del Cerrejón y losWayú para los de carbón.

La desventaja de asimilar unoy otro proceso es múltiple. Peropara no extendernos, valdría lapena señalar que en el caso de ac-ciones estatales se presuponen es-

tudios previos, planeación estraté-gica, acompañamiento a las comu-nidades, propuestas de reubicación,apropiación y adecuación de nuevosespacios de vida, vigilancia compar-tida del proceso por parte de las co-munidades afectadas y el Estado,seguimiento al proceso, reorgani-zación de la trama comunitaria,veedurías externas acogidas por las

partes, concertaciónpermanente, ejerciciojurídico legal y legítimocuando se producen ac-tos que afectan a laspartes, etcétera. Nadade esto se presenta enel caso del desplaza-miento forzado por ac-ciones violentas14 .

Se considera despla-zada toda persona quese ha visto obligada amigrar dentro del terri-torio nacional, abando-nando su localidad deresidencia o sus activi-dades económicas habi-tuales, porque su vida,integridad física o liber-tad han sido vulneradaso se encuentran amena-zadas.No se le concedeel mismo estatuto de lapersona refugiada, con-dición reconocida en elmundo para quienes seven obligados a abando-nar su país por presio-

nes de diverso orden, y que puedenvivir en condiciones de inmensapobreza en el país que les recibe15 .Aunque el fenómeno es muy simi-lar, conviene diferenciar una y otrasituación.

A propósito del refugiado vale lapena recoger la noción que se reco-

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noce en el mundo, y que lo definecomo �Cualquier persona que debidoa fundados temores de ser perseguidapor motivos de raza, religión, nacio-nalidad u opinión política se encuen-tre fuera del país de su nacionalidad,y no pueda a causa de dichos temoreso de razones que no sean de mera con-veniencia personal, no quiera acoger-se a la protección de ese país; o porcarácter de nacionalidady estando fuera del paísdonde antes tenía su re-sidencia habitual, nopuede a causa de dichostemores o de razonesque no sean mera con-veniencia personal, noquiera regresar a él. ...Igualmente son refugia-dos las personas que hansalido de sus países por-que sus vidas, seguridado libertad han sido ame-nazadas por la violenciageneralizada, la agresiónextranjera, los conflictosinternos, la violaciónmasiva de los derechoshumanos u otras cir-cunstancias que hayanperturbado gravementeel orden público�16 .

Por Proceso deDesplazamiento se en-tiende al conjunto deeventos relacionadoscon el conflicto ar-mado interno que obli-gan a la movilizaciónde grupos de población; este pro-ceso presenta tres fases típicas queson: aislamiento, desplazamiento fí-sico y retorno o, en su defecto, re-ubicación17 .

Estas fases que sufre toda perso-na o comunidad sometida a la amena-

za permanente o crónica, son unaagresión a sus libertades y derechosfundamentales. Implican un movi-miento físico de la persona, familia ocomunidad hacia un lugar regular-mente no predeterminado, como res-puesta al aislamiento y al peligro parala vida e integridad física y mental.La víctima principal es la poblacióncivil y la conduce al abandono de su

lugar habitual de residencia o detrabajo18 .

En el desplazamiento forzadopor la violencia, el evento de la sali-da de su hogar (para las víctimas)constituye sólo una parte del proce-so, debido a la dinámica particular

que tiene el conjunto de circunstan-cias previas y posteriores que lo con-forman. La víctima (individual ocolectiva) inicia una vida itinerantecuyo fin no puede avizorar.

El desplazamiento forzado por laviolencia es arbitrario e ilegal; se tra-ta de actuaciones brutales y terro-ristas que vulneran en primer lugar

las normas del DerechoInternacional Huma-nitario y los derechosfundamentales de lapersona humana19 .

Otras caracterís-ticas del desplaza-miento forzado sonlas siguientes

· Es espontáneo: Por logeneral no es planifica-do y se da en el momen-to en que la presiónobliga a un ser huma-no a abandonar lo quepara él es lo más queri-do: su hogar.· Es disperso: Cadaquien toma el caminoque supone le garanti-zará la supervivencia.· Es oculto y semi-clandestino: El mismohecho de ser víctimadel terror y la amena-za hacen que el despla-zado tienda a ocultarsu condición.· Ha sido un problema

silenciado, inadvertido e invisi-blizado. Y no sólo porque lo quie-ran las víctimas, para quienes elque se les identifique como des-plazadas es marcarlas de entrada,sino porque el efecto político y so-cial que el desplazamiento conlle-va sólo conmueve a la opinión

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pública y a las instituciones (enespecial al Estado), cuando ad-quiere grandes proporciones20 .

El desplazamiento forzado a quealudimos en este ensayo se mueveen la dirección de la guerra, que tie-ne en Colombia una serie de actoresen armas, cada vez más cualificados,y que para hacer demostración de sufuerza actúan sobre territorios en losque preexiste una población civil que,en su mirada, resulta ser base socialde apoyo del grupo fundamental con-tra el cual se combate21 .

Estos cuatro grupos en armasdeben diferenciarse en el análisis,aunque los actos que ejecuten con-tra las víctimas terminen parecién-dose. Las armas son legalmenteportadas, en el caso de las fuerzasmilitares, aunque no siempre sonlegalmente utilizadas; y son ilegal-mente portadas en los otros trescasos �aunque su porte y uso sealegitimado por algunos grupos depoblación ante la ausencia del Es-

tado�. Los cuatro grupos, sin ex-cepción, han sido generadores deldesplazamiento violento del quequeremos ocuparnos.

A partir del estudio del caso deUrabá, encontramos otros aspectosdel problema que quiero proponer.El desplazamiento debe verse comoun tipo de violencia polimorfa conefectos psicosociales múltiples, es-pecialmente en las nuevas genera-ciones; afectación profunda de laestructura y el funcionamiento fa-miliar, y acomodamiento coyuntu-ral a formas de agrupación afectivade carácter autodefensivo; inestabi-lidad permanente en los espacios dela vida cotidiana con pérdida de re-ferentes de identidad.

No hay lugar para la inocencia.Ese desplazamiento produce daño fí-sico y psíquico en la vida de las fa-milias afectadas. El mundo domésticose destruye, la cotidianidad se rom-pe, la desazón se instaura en cadaindividuo.

El fenómeno o el pro-ceso se denomina despla-zamiento; y a quien lo vivese le denomina desplazado.¿Quién es éste sujeto mas-culino o femenino, de cual-quier edad que carga a susespaldas ese destino? He-mos dicho que es �todapersona que se ha vistoobligada a migrar dentrodel territorio nacional,abandonando su localidadde residencia o sus acti-vidades económicas ha-bituales porque su vida,integridad física o liber-tad han sido vulneradaso se encuentran amena-zadas�22 .

Pero el desplazado es algo más:es habitante de un territorio que dejade pertenecerle en virtud de una vo-luntad externa; por ello terminasiendo un habitante sin habitación,un terrícola sin tierra, un pobladorsin pueblo. El desplazado es produc-tor de riqueza para la subsistenciapersonal, familiar y comunitaria queno legitiman quienes tienen la mi-rada puesta en sus actividades, porlo cual termina siendo un ser im-productivo, una carga económicapara la sociedad y el Estado.

El desplazado es culpable de vi-vir y actuar (aún a su pesar), en unentorno en el que todo el mundo hatomado partido y (se presume y asu-me) actúa en concordancia con laopción política que le ha tocado ensuerte. No importa que el desplaza-do desconozca los sentidos de la gue-rra, porque está involuntariamenteenvuelto en la trama y la urdimbreque se teje.

Otro elemento en el desplaza-miento es la calidad de habitantetemporal o permanente en un nue-vo espacio de su mismo país, unaColombia separada por regiones yciudades que no perfilan una nación,y en las que, como viene diciendoMarco Palacios, el problema mayores la �falta de ciudadanía�23 .

El desplazado empieza a adqui-rir esta condición en el instante enque es conminado (por cualquiervía) a abandonar su vivienda, su par-cela, su trabajo, su familia, su co-munidad, su dirección de vida.Cargará consigo esta condición has-ta el momento en que pueda resti-tuir integralmente su sentido de lavida. No es seguro, sin embargo,que quien sufre tanto daño (los frag-mentos de las historias de vida sin-

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aguantaitos ahí, entonces cuan-do ya actuaron � � que nos da-ban ocho días de plazo, entoncesyo estaba cogiendo maíz y alláfueron donde yo estaba y me di-jeron �le vamos a dar ocho díasde plazo, pa´que se nos pierda deaquí y no queremos ver a nadie,porque nosotros necesitamos estosolo, sin un habitante�... ustedverá pa´onde se va, me dijo unman con un fusil largo, y se veíaque era muy asesino�, �ustedverá pa´onde putas se va pero deaquí se va�... nosotros somos losgrupos paramilitares, los mocha-cabezas, si no nos conoce aquíestamos presentes�, a uno le dacomo escaramucias eso y ya sa-biendo que habían matado gentecon una motosierra, cortándolela cabeza, uno sabiendo eso. En-tonces yo les dije: ¡hombre, yono quiero más problemitas, comoyo voy a dejar mis animalitos, mevoy a otra parte pues a morirmede hambre!... No hombre así

tetizan la tragedia24 ) pueda lograrla reparación plena25 .

La complejidad y confusión enque deja el desplazamiento a la po-blación puede percibirse a través dealgunos fragmentos de historias devidas. Veamos:

Primer testimonio26 :

�Cada rato sonaban tiros yhágale! Y uno muy asustao, por-que uno está acostumbrao a esopero uno se asusta, y muertos alotro día, amanecían por ahí ti-raos, entonces a nosotros nos fuedando miedo, entonces dijimos,vamos a comprar una finca y nosvamos!, yo tengo con que com-prar una finquita en Oviedo ...

�los tales paramilitares que lle-garon a la caseta, había un se-ñor, que todo el mundo lo queríay un día llegaron los paramilitaresy ahí mismo lo mataron delantede la gente y cada que entrabanmataban gente y entonces noso-tros, ya nosotros estabamos asus-tados� ya no perdían la entrada,mate y mate más, la gente�

�allí de onde doña Marta, de donElio, habíamos tres familias quenosotros que no teníamos quecomo problemas de ninguna cla-se, nosotros no queríamos salir,nosotros sabíamos pues que pa-saban por ahí y ni ellos con no-sotros no se metían ni nosotroscon ellos; la guerrilla, o sea quecon nosotros no tocaban paranada, pero por ahí pasaban , no-sotros como no teníamos nada,mejor dicho que nos van hacer¡eh�ni nos matan ya nos vamosa quedar aquí!. Habíamos tresfamilias en la vereda de Oviedo,

tampoco es, démosle quince díasde plazo hombre, pa´que el se-ñor saque sus cositas y como seva a ir pues así sin nada� , la gen-te es muy formal también, enton-ces él me dijo �bueno ya, ya nohablemos mas� y� Ya nosotrosquedamos ahí sin saber qué ha-cer�. Bueno a partir de la fechanosotros no vamos a respetar vidaaquí, ni ancianos, ni niños, lo quehaya aquí lo matamos�

Segundo testimonio27 :

�La vereda de Narcua donde no-sotros vivimos, todo ese tiempo,era una vereda muy buena, demucho movimiento, todos losvecinos, toda la gente de la vere-da era una gente muy querida,una gente muy buena y de todasmaneras nosotros allá vivimos untiempo muy bueno, teníamos latierrita, mi marido era muy tra-bajador para la agricultura, man-teníamos comida de toda clase...

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A Currulao, y allá vivimos, vi-vimos un tiempo muy bueno,todo hay que acordarlo, ya lastristezas vinieron después de queme mataron a mi hijo mayor, yadespués me mataron a mi espo-so, y ya la faltada de él, enton-ces, fue cuando nosotros nossalimos de la vereda y dejamosla finquita por allá; últimamen-te ya la finquita era de cacaoestaba toda sembrada de cacao,que teníamos los potreros, hoyen día pues todo eso ya fue loque se quedó perdido, ya ni

potreros ni cacao, ya todo esoestá en pura montaña por allá...

Cuando lo mataron a él, esperá-bamos una cosechita de cacaoque ya estaba saliendo y él habíadicho que esa cosecha de cacao,que él se iba a enfrentar a cogertodo ese cacao y a venderlo parapagar unas platas que debíamos,plata de comida, de una vecesitaque nos habían fiado, y cuandoél murió eran 300.000 mil pe-sos que teníamos que pagar. La

esperanza era con esa cosechitade cacao que ya iba a salir, en-tonces él dijo, que él se iba a po-ner al pie a ayudarme a recogerese cacao junto con los trabaja-dores para sacar todo ese cacao,y lo primero que íbamos a hacerera pagar esa cuenta que debía-mos; porque él era una personamuy honrada, muy seria, fuecomo la mejor herencia que nospudo haber dejado. Entonces enesas cuentas que se estaban ha-ciendo, en esas murió él, y en-tonces a mí la viudez mía, lasoledad fue muy triste, porque amí me toco después de la muertede él, meterme al monte a traba-jar con trabajadores, los niñosmás grandes, y todo lo que se ibasacando a vender, pagar esascuentas. Pero por la ayuda seríadel ánima de él yo pagué esos300.000 mil pesos con la cose-cha de cacao. Eso sí, no le pusenada a los niños, no les compréunos pantaloncillos para ese di-ciembre, porque las cosechas decacao salen por ahí..., pongamos,ya en diciembre ya se están ter-minando, salen por ahí como paraoctubre... Comienza a salir porahí de octubre o a principios denoviembre, y entonces imagíne-se ese diciembre para nosotrosfue un veinticuatro muy triste,porque por una parte, ya la sole-dad, ya la falta de él; por otraparte, ya pues no había práctica-mente alegría ni para nada, sihubiera habido con qué estrenarcon qué gusto. Pero el consueloque me llevé, que pagué todasesas cuentas, ya no más sacamosesa cosechita de cacao y pagamostodo lo que debíamos, yo inme-diatamente me salí de la finca yya no me quedé más allá, me salípara Currulao...�

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Tercer testimonio28 :

�A mí me gustaba El Tres, erauna parte muy buena, muy bue-na para uno hacer negocios, yoarrancaba cilantro, frutas y ven-día, porque era muy cerca aTurbo... Llevaba maracuyá, pa-payas, plátano, cilantro de sa-bana de ese potrero... arrancabapor ahí en las vecindades, por-que yo no tenía sino esteranchito ... Cuando me matarona mi hijo yo le pedí a la Santísi-ma Virgen me diera valor deenterrar a mi hijo, que me dieravalor porque ya estaban regados,entonces yo me pego a Dios queme de valor para todo eso, esmuy duro. Yo le pido a la Santí-sima Virgen, a todos los santosque me den valor, yo alumbrolos santos aquí para que me denvalor... yo no pienso volver, encuando sea pidiendo, aunquefuera pidiendo vivimos aquí,porque se han ido muchos. Enestos días se fueron unos deaquí, y ya los mataron. Doce ma-taron de los que fueron de aquí.Uno se va como a vivir y toda-vía la violencia está por allá, en-tonces es mejor quedarnos aquí,aunque sea pidiendo...�

Porque otro quiereque te vayas

El desplazamiento forzado enColombia resulta de una combina-ción de agentes y causas, quecontribuyen a que los victimariosjustifiquen de muchas maneras(políticas, ideológicas, militares,sociales, religiosas, culturales) larazón de sus actos, y a que las víc-timas sean consideradas culpablessiempre.

En un ensayo reciente del eco-nomista y politólogo Jaime Zuluagase analizan factores causales del des-plazamiento29 . El narcotráfico se si-túa como uno de esos factores, en lamedida en que se expande la econo-mía de la droga y ello implica mástierras disponibles, en donde el con-trol del territorio es absoluto y la po-blación que allí viva previamente ose somete al nuevo patrón económi-co, o se sale. El narcotráfico involucravarios sectores, presuntamente anta-gónicos, que en fin de cuentas resul-tan comprometidos en la misma

dinámica de una acción antiestatal (yparaestatal) y antisocietal (en contrade la población civil), sectores de lasfuerzas militares regulares, sectoresguerrilleros y grupos paramilitares.Se destaca dramáticamente la rela-ción no antagónica entre guerrilla ynarcotráfico, en un momento de lahistoria nacional en el cual los postu-lados liberadores (utópicos quizás)de aquella pierden vigencia 30 .

Según sea la parte del territorionacional de la que se hable, el arre-glo de intereses entre los actores de

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la guerra lleva a que las víctimas pa-rezcan diferentes. Bien afirmaZuluaga:

�...los actores del conflicto arma-do definen sus enemigos de acuer-do a las características locales oregionales de los conflictos. En elMagdalena Medio guerrillas ynarcotraficantes se tienen por ene-migos, y chocan a través de losparamilitares. En algunas regionesdel suroriente del país no chocan,por el contrario cooperan entre síy seguramente a ello obedece laausencia de paramilitares asocia-dos a los narcotraficantes en esaszonas. Eso significa que los acto-res en estos conflictos carecen deidentidad unívoca, la tienen plu-ral o multiforme: la red de rela-ciones entre ellos es variable, deacuerdo a las zonas y a las interfe-rencias de intereses...� 31 . (enfa-tizado mío)

La lucha armada desarticula lapoblación y la subordina a los ac-tores armados, quienes terminan

sometiendo a regímenes de terrora sus víctimas. Un ejemplo sonlas mujeres de Pavarandó, enel Chocó, quienes en una de-nuncia ante el mundo señalan:

�Antes de la llegada de laviolencia éramos muy po-bres, pero vivíamos de laagricultura, la pesca y losanimales domésticos, en 49comunidades del medio yel bajo Atrato chocoano yantioqueño. Teníamos he-rramientas, medicinas,comprábamos lo que nece-sitábamos... Tras el blo-queo económico al quefuimos sometidos se agotóla posibilidad de conseguirnuestros alimentos. Ellos(los actores armados) es-tán interesados en nuestrastierras por lo del Canal(Canal Interoceánico delPacífico Atrato-Truandó)y por lo de los recursos denuestro territorio (minera-les y biodiversidad). ...�32 .

En otro contexto, la realidades del mismo orden:

�De los paras tenía que ir a lle-varle mensajes a la guerrilla yla guerrilla lo cogía a llevarlemensajes a los paras... ¿enton-ces usted cree que no lo ibana matar así? Si no...si trabaja-ba con los paras, entonces laguerrilla iba y nos mataba a to-dos nosotros, y si trabaja pa´laguerrilla iban los paras y nosmataban a todos nosotros. En-tonces él dijo: �El fin mío vaa ser muerto, porque si no leobedezco a uno le tengo queobedecer al otro�33 .

El desplazado no lo quiere,pero el otro, que tiene diferentesrostros, así lo quiso. Vale la pena

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resaltar la siguiente conclusión deAmnistía Internacional:

�En algunas ocasiones, las fuerzasde la guerrilla han fomentado uorganizado activamente el aban-dono de pueblos y la marcha delos habitantes hacia centros de po-blación locales de mayor tamañopara protestar contra los avancesde los paramilitares o del Ejércitoen la zona. Sin embargo, enmuchas ocasiones, cuando las co-munidades han huído espontánea-mente (sic), las autoridadesmilitares han acusado a los des-plazados de obedecer órdenes dela guerrilla a fin de crear dificulta-des políticas al gobierno, acusacio-nes que suelen ser el preludio denuevos actos de represión contraellos�34 .

En otro aparte del mismo in-forme se concluye:

�...los factores que provocan eldesplazamiento son diversos y lascausas pueden variar según la re-gión. No obstante, la principalcausa es el conflicto armado. Losdesplazados huyen a causa de lasamenazas, los ataques y las ope-raciones indiscriminadas de queson objeto por parte de los ban-dos del conflicto, debido a la ame-naza de reclutamiento forzado opor haber quedado atrapadosentre las Fuerzas Militares, losparamilitares y los grupos arma-dos de oposición�35 .

En el estudio del problema quehizo el IPC en 1997, se encuentra queel 47% de los desplazados salen poramenazas de los actores armados,31% por el miedo y la violencia, 10%por la vivencia de asesinatos y aten-tados, y 9% por combinación de va-rios de estos factores36 / 37 .

La misma institución analiza denuevo el problema38 un año después

y recoge análisis del Cinep39 , deAcnur, de foros regionales, de even-tos realizados en el país, como mo-vimiento creciente para darle la realy trágica dimensión que tiene. Es pre-ocupante que Colombia se ubiqueen séptimo lugar en el mundo; quemás de un millón de personas seandesplazadas �estadísticamente regis-tradas�, sin que se pueda conocer eldesplazamiento invisible que se pro-duce gota a gota; que del acrecenta-miento el conflicto armado tienda aagudizar el desplazamiento.

El caso es que varios informesconfirman que los desplazados pre-fieren permanecer en el nuevo lu-gar donde se han ubicado, antes queregresar �porque la violencia semantiene�40 .

No soy de aquí ni soyde allá

Con la presión externa se produ-ce la desestabilización en los ritmosde vida cotidianos. La interacción

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comunicativa en las familias y comu-nidades se debilita hasta desaparecercon el desplazamiento.

El silencio ante la pérdida decontacto con �el como uno�, y elvacío del espacio significado que era�el de uno� ubican al desplazado enla situación del �caminante sin rum-bo�41 , del desarraigado42 , del nóma-da que la tradición antropológica nosha enseñado como símbolo de lassociedades itinerantes, que basan susobrevivencia en la apropia-ción de los recursos que ofre-ce la naturaleza, pero que noejercen ninguna labor trans-formadora, porque viven aldía y a lo que el sol y la natu-raleza provean.

�Las familias se debatenentre el arraigo y el amor porsu sitio anterior de vida y elrechazo al mismo, motivadopor todos los horrores que vi-vieron�43 .

Volver a vivir la aventu-ra de construir el futuro noes tarea fácil. Existe una re-lación inversa entre la edadindividual y familiar y el de-seo de levantar hogar y la-bor. El sentimiento dederrota es mayor para quie-nes tienen más edad.

Del lugar de donde se salióqueda la sombra de muerte; del(no) lugar donde se permane-ce (se está de paso) surgen laduda, la angustia, la desespe-ranza. Hay poco en qué creersi viene del otro (Estado); algose cree en quien es solidario (las orga-nizaciones civiles); y no es mucho loque se puede creer en uno mismo sitiene las manos vacías44 .

Cómo vivíamos debueno

Siempre hay frases para recor-dar la vida de antes como si se hu-biese desarrollado en ambientes depaz y deleite. Había laxitud en el fun-cionamiento familiar y comunitario:

�...una vida sencilla quetranscurría con tranquilidad, don-de el trabajo, las relaciones confamiliares y vecinos, las iniciati-

vas para el mejoramiento de lavida comunitaria, las actividadesescolares y la recreación colma-ban sus días�45 .

El bucolismo de esa �buenavida� parece estar más en el ima-ginario que en la realidad, peroopera en el desplazado para pro-ducir un sentimiento de frustracióny una actitud de desesperanza.

El desplazamiento produce undoble efecto en el sujeto: es físico,es material, es palpable, en prime-ra instancia; y es psíquico, espiri-tual y sutil en segunda instancia.Al nomadismo que se inicia con el

hecho del desplazamiento leva emergiendo un modo devivir y pensar, un conjuntode creencias y valores, deconductas y hábitos, quevan a terminar configuran-do un nuevo productosocial y humano que pudié-ramos llamar subcultura dedesplazado46 .

�El cambio de referentesculturales, de satisfactores, deestilos de vida, de soportes so-ciales, da lugar a procesos dedesadaptación y desarraigo enel nuevo entorno�47.

En esta condición deexistencia el ayer siemprefue mejor; el hoy se afrontay el mañana es incierto. Enpocas palabras: el desplaza-do es un ser en tránsito perocondenado socialmente avivir de los restos que dejala sociedad asentada y con-solidada. Su identidad pre-cedente se pierde, y vive enconstante discurso de due-lo por lo vivido y poseído.

Ser desplazado es llevar consi-go un estigma48 . Puede contrastarcon el que se hace organiza-damente, el que Franco identifica

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como éxodo, y en el cual opera laacción organizada y la atención oapoyo de organizaciones no guber-namentales o el mismo Estado49 .

La situación que vive el despla-zado hombre y la desplazada mujerha sido puesta en evidencia con losestudios de Flor Alba Romero,Donny Meertens y Nora Segura50 ,y en nuestro estudio de Urabá. Elcaso es que el hombre se ve obliga-do a ubicarse en el mercado laboraldel lugar donde llega, si es que lologra (y no se le teme por el estigmacon que carga); generalmente es eltrabajo en la construcción dondemás fácilmente puede acceder. Lamujer por su parte ingresa al servi-cio doméstico, sobre todo si se tratade personas de origen pobre.

Tampoco el maestro, el campe-sino medio, sobre todo entre quie-nes son desplazados del campo, seubica en oficios acordes con su ni-vel previo de vida. El deterioro enlas condiciones de existencia es lapauta dominante.

No se niega el esfuerzo que ha-cen organismos no gubernamentalesnacionales e internacionales, e inclu-so países hermanos (y algunasagencias del gobierno colombianotambién, valga reconocerlo), para�reconstruír una vida digna�51 ; perolos signos que hasta el momento sonmás visibles reiteran la gravedad delproblema y su no visible solución enel corto ni en el mediano plazo.

De allí que al desplazado pue-de vérsele como un desarraigadofísica y mentalmente; no tiene si-lla dónde reposar para reencon-trarse con su vida, mientras lasociedad colombiana que lo expul-só de su nicho no detenga la má-

quina de guerra que aceitó hace180 años y que no ha parado debotar fuego por negar el derecho aque los hermanos disputen, dialo-guen y crezcan.

Por desastroso que parezca, enun país que parece estar condenadoa vivir entre catástrofes naturales52

y siniestros sociales, el desplazado enColombia de esta fase de la violenciano parece tener otro rostro que el deldesarraigado. Por ello contrastanpalabras como las de una mujer de23 años de Currulao, Antioquia,quien reconoce que al desplazarse lafamilia todos llegaron de arrimados,ahora algunos tienen �casita� y se hanido separando unos de otros, pero to-dos siguen �unidos�.

Queda viva la pregunta: ¿es eldesplazado un desarraigado? Y se im-pone una más, la que motiva este en-sayo: ¿es el desplazado un nómada?

A la primera pregunta cabría res-ponder a modo de hipótesis que todoindica que sí lo es. No hemos anali-zado el fenómeno (no se hizo parala violencia de los años cuarenta asesenta), al punto de poder afirmarque realmente se logró el arraigo anuevos entornos. La frase de Mar-co Palacios merece recordarse:nuestro problema es �falta de ciu-dadanía�. En aquel momento seabandonaron forzadamente los cam-pos y se fortalecieron �ciudades�,pero... ¿se logró acaso que se pro-dujese la �reconversión� de los po-bladores nuevos (y de los viejos decasta pueblerina) en ciudadanos?

Y a la segunda pregunta, vale lapena entrar con la definición de nó-mada que propone María Moliner:�Errante. Se dice del que no tieneresidencia fija, sino que se traslada

de un sitio a otro�. Esta acepción esdel mismo corte de la antropológica,que no obstante reconoce la posibi-lidad de retorno cíclico. En palabrasde Charles Winick, el nomadismohabla de �movimientos estacionaleso cíclicos realizados por un grupopara obtener alimento�. La varian-te primitiva que el autor reconoceestá en que los cambios de ubica-ción se producen de un lugar cono-cido a otro también conocido por susofertas para la subsistencia53 .

En el caso de los desplazados enColombia no parece del todo claroque puede hablarse de ciclos, ni dereubicaciones para garantizar la sub-sistencia. Su situación parecería serpeor que la de los nómadas, pero,como dice la sabiduría popular: �laesperanza es lo último que se pier-de�. En este sentido actúan las ins-tituciones y personas que trabajanpor la restitución de los derechoshumanos de los desplazados. Man-teniendo en alto los principios de�voluntariedad, integridad, dignidady reparación� se trabaja por la �es-tabilización socioeconómica y la re-construcción del tejido social de laspersonas y comunidades desplaza-das�, garantizando también la �norepetición� del desplazamiento�54 .

Citas

1 Las reflexiones que se condensan eneste texto parten del trabajo colectivodel grupo de estudio sobre el desplaza-miento forzado del Instituto de Estu-dios Regionales Iner de la Universi-dad de Antioquia, que realizó un tra-bajo sobre el tema en el año 1997 conapoyo de la Cruz Roja Sueca y la CruzRoja de Antioquia- Programa Urabá.El grupo abordará una segunda inves-tigación al respecto en el curso del año1999. Reconocimientos especialesmerecen las colegas Olga Lucía López

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y Amantina Osorio, quienes han glo-sado estas líneas.

2 Es la historia de los viejos y nuevoshistoriadores la que nos ha mostradoesta cruda realidad. De allí que entrealgunos estudiosos comience asugerirse la necesidad de abordar al co-lombiano como portador de un ethospropio de los pueblos guerreros. Espí-ritu guerrero y cultura de la guerra, ensimilar dirección a lo que informa laAntropología (Taussig, Clastres,Chagnon, entre otros).

3 Se enuncia en la inversión de porcen-tajes de población: de la relación 70%rural y 30% urbana en los cincuentas,a lo inverso para los noventas. Lo queno se puede asegurar del todo es queesa inversión haya significado la trans-formación cultural de los colombianos.¿Qué tan urbanos somos realmente? Ellibro Pensar la ciudad, del cual soncompiladores Fabio Giraldo y FernandoViviescas, publicado por Tercer Mundo,Cenac y Fedevivienda, 1996 (reedición1998) es una buena introducción a lareflexión sobre qué tan ciudadanos ur-banos somos.

4 En particular lo dice Daniel Pécaut ensu artículo �Reflexiones sobre el fenó-meno de la violencia�, dentro del libroOnce ensayos sobre la violencia, Cerecy Centro Gaitán, Bogotá, 1985, p.173.

5 Las fronteras de la colonización se hanextendido por todos los puntos cardina-les, descendiendo de las tierrascordilleranas hacia tierras bajas, llanuras,bosques húmedos. En estas materias sonvaliosos estudios como El campesinadoen Colombia hoy, editado por EdelmiraPérez, Pontificia Universidad Javerianay Ecoe Ediciones, 1991. De Darío FajardoMontaña es valioso el estudio Espacio ySociedad. Formación de las regiones agra-rias de Colombia. Corporación Colom-biana para la Amazonia-Araracuara,Santafé de Bogotá, 1993. Y es reconoci-da la obra socioliteraria de AlfredoMolano, y la histórica de CatherineLegrand (Colonización y protesta campe-sina en Colombia 1850-1950, Univer-sidad Nacional de Colombia, 1988).

6 Los tugurianos de los años sesenta ysetenta han pasado a ser rebautizadoshoy como pobladores de asentamientossubnormales. No hay palabra para estoshabitantes que llegan para quedarse y vi-vir del rebusque, de la economía infor-mal. ¿Serán semiciudadanos?

7 Darío Fajardo lo dice así: �...al finalizarel período crítico de la Violencia en la

primera mitad de los años sesenta, Co-lombia presentaba una fisonomía nota-blemente diferente de la que caracteriza-ba al país en décadas anteriores y másespecíficamente en la década en la cualse inició la guerra civil (para Fajardo elaño de su inicio es 1946). Ver Once en-sayos sobre la violencia. Ob. cit., p.286.

8 Darío Fajardo Montaña: Espacio y so-ciedad... Ob. cit., p.209

9 El Ministro de Defensa Luis CarlosCamacho Leyva les concedió a las Farcestatuto de autodefensas, lo que permitedecir a Fajardo: que �el Estado acogió latesis de autodefensa, bajo la cual se or-ganizaron contingentes guerrilleros en laépoca de la violencia, los cuales desdeentonces mantienen en armas a ciertossectores campesinos (Farc)� Espacio ySociedad, Ob. cit. p. 216

10 Ob. cit., pp. 217-28. Para esta �terapia�surgen instrumentos como el Plan Na-cional de Rehabilitación, al que se le venvirtudes especiales para las regiones másdeprimidas; la descentralización política,fiscal y administrativa, el reconocimien-to de autonomía para las minorías étnicas,un cambio radical en el modelo de desa-rrollo. Son �terapias� que, aplicadas a sumanera por los gobiernos liberales delmomento, y aceptadas con resistenciaspor los diversos actores de la sociedadcolombiana, alimentarán el ejercicio fi-nal de la Asamblea Constituyente de1991.

11 La Conferencia Episcopal Colombianase decide a nombrar esta realidad conuna serie de términos que no aparecenen el lenguaje de los investigadores so-ciales hasta entonces. El año de 1991es crucial para el reconocimiento delproblema. En Chinauta, Cundi-namarca, entre el 2 y el 4 de noviem-bre, se lleva a cabo el primer seminarioy foro nacional sobre desplazamientoforzado en Colombia. Ver El desplaza-miento interno en Colombia. Semina-rio-Foro Nacional, Chinauta-Fusagasugá, 1991, ILSA, Bogotá,1991, p.5. Para la realización de esteensayo he retomado elementos de la in-vestigación realizada por el Iner de laUniversidad de Antioquia, la Cruz RojaSueca y la Cruz Roja de Antioquia-Pro-grama Urabá, sobre 60 familias despla-zadas de Urabá hacia algunos munici-pios de la región (30), y hacia Medellín(otras 30), durante el año de 1997.Recojo también reflexiones de un se-minario realizado en noviembre de1998, orientado a pensar el problema,y retomo algunos elementos de las re-flexiones hechas en Bogotá, en agosto

de 1998, en evento realizado por elInstituto Colombiano de Antropología,ICAN.

12 Conferencia Episcopal de Colombia.Derechos humanos, desplazados porviolencia en Colombia. Santafé de Bo-gotá, 1995.

13 �Los desplazados huyen a causa de lasamenazas, los ataques y las operacionesindiscriminadas de que son objeto porparte de los bandos del conflicto, debidoa la amenaza de reclutamiento forzado opor haber quedado atrapados entre lasFuerzas Militares, los paramilitares y losgrupos armados de oposición�. Informede Amnistía Internacional. Éxodo, Di-ciembre de 1997, No.6, p.22.

14 Diversos estudiosos usan indiscri-minadamente uno y otro término, y enefecto, no hay mayor diferencia entreambos términos a la luz del diccionariode la Real Academia de la Lengua o el deMaría Moliner. Lo que varía es el acen-to. Moliner entiende forzado como par-ticipio adjetivo que significa hecho conesfuerzo o violencia. Y entiende forzosocomo necesario, idefectible o inevitableu obligado. En el caso de forzado, Molinerhabla de un fenómeno no natural ni es-pontáneo; y en el de forzoso, contra ra-zón o derecho.

15 Este hecho es mundial, como numerososinformes lo señalan: 27 de los 47 millo-nes de seres humanos que en el mundovivien en esta situación tienen la calidadde refugiados. Ver el Informe de la Ofi-cina del Alto Comisionado para la Paz,Santafé de Bogotá, 1996.

16 Instituto Popular de Capacitación. Des-plazados internos en Antioquia. Área dederechos humanos y solución de conflic-tos. Medellín, noviembre 1995 p.10.Convenio de la ONU en 1951 que pro-tege a los refugiados. En este ensayo nose trabaja sobre este tipo de víctima dela violencia.

17 Cada una de estas fases merecería unanálisis por aparte. Lo corriente hasido trabajar el momento del desplaza-miento físico y el retorno y reubi-cación. La solidaridad internacional ylas acciones estatales se han concen-trado en uno y otro frente. Pero estápor analizarse a profundidad el pro-blema del aislamiento, fase que hacevulnerable a población de muy diversanaturaleza en el momento de la guerraque se vive hoy. Es obvio que los máspobres y aislados en la geografía rural,ubicados en regiones geoestratégicas,están en mayor riesgo. Pero en la me-dida en que los actores armados han

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ido adquiriendo fuerza en zonasperiféricas a los grandes centros po-blados, y en las mismas ciudades, elaislamiento afectó a sectores de clasesmedias e incluso altas (cuando estasse niegan a cohonestar con la guerra).

18 Andrés Franco, en su artículo sobre�Los desplazamientos internos en Co-lombia. Una conceptualización políticapara el logro de soluciones de largo pla-zo�, en: Colombia Internacional. Cen-tro de Estudios Internacionales, Uni-versidad de los Andes, Santafé de Bo-gotá, No. 42, Abril-Junio de 1998. Esteestudioso propone tres tipos de despla-zamientos: temporales (que suponenposibilidad de retorno), definitivos (queimponen la reubicación en otros terri-torios o en ciudades) e inter-mitentes(con retornos y nuevos des-plazamientos); y reconoce tres �alter-nativas� de acuerdo con el número dedesplazados: éxodos campesinos, des-plazamientos familiares y desplazamien-tos individuales. El drama en Colombiase ha puesto en evidencia, indica el au-tor, especialmente con el caso de loséxodos.

19 Es un planteamiento que hace la Uni-dad Administrativa Especial de Dere-chos Humanos, y que recoge AndrésFranco, en su artículo, p.7

20 Justo es reconocer el papel que ha cum-plido la Conferencia Episcopal Colom-biana cuando decidió poner el dedo en lallaga. Han venido luego las ONG nacio-nales y las mismas organizaciones de des-plazados colocándose al mando de la de-nuncia, con lo cual el problema no pue-de desconocerse. Sin embargo, a este pro-blema se agrega el que unos actores ar-mados tomen a la población civil como�punta de lanza� para su acción política,con lo cual terminan demonizando aldesplazado frente a sus opositores. De laley 387 de 1997 sobre Desplazamien-to Forzado, a una acción coherente degobierno media una gran distancia.

21 Me distancio de la tesis asimilacionistade un estudio reciente de E. MiguelÁlvarez Correa y otros, cuando se co-locan �en el mismo saco� los desplaza-mientos de población originados porgrupos en armas (�violencia directa�),y los movimientos de población resul-tantes de la realización de grandes obrasestatales (�violencia indirecta�). Ver E.Miguel Alvarez Correa y otros: Des-plazamiento forzoso y reubicación: unestudio de caso. Procuraduría Generalde la Nación, Santafé de Bogotá, 1998,p.19. Estoy más cerca de la mirada que

propone el Instituto Interamericanode Derechos Humanos, en su Memo-ria sobre los Desplazamientos enAmérica, San José, Costa Rica, 1993,y que he recogido arriba.

22 Desarraigo y Futuro. Vida cotidiana defamilias desplazadas de Urabá. CruzRoja Colombiana, Iner U. de Antioquia,Cruz Roja Sueca, Medellín, 1998, pp.15-16.

23 En un ciclo de conferencias recientes enla Universidad Pontificia Bolivariana deMedellín, (febrero 24-25, 1999), elexrector de la Universidad Nacional, se-ñalaba la incapacidad colombiana por lo-grar avanzar culturalmente de su condi-ción de país campesino. Incluso en la pro-puesta de la organización guerrilleraFARC, el énfasis campesinista de las �rei-vindicaciones� se deja ver.

24 Ver recuadros con fragmentos de histo-rias de vida recogidas por el grupo inves-tigador del Iner en su estudio sobre eldesplazamiento en Urabá.

25 Amantina Osorio rescata un testimoniode mujer que sintetiza el drama: �Yo enestos momentos vivo porque tengo quevivir, pero sin la ilusión de nada�. Versu artículo �Nos arrancaron de lo quemás queríamos�, en: Cuadernos de Fa-milia No. 2, del Grupo Familia, Culturay Sociedad, de la Universidad deAntioquia, Medellín, 1998, p. 49.

26 Hombre adulto de Apartadó, l997.

27 Mujer adulta de Currulao, Antioquia,1997.

28 Mujer adulta de El Tres, cerca de Turbo,Antioquia, 1997.

29 Jaime Zuluaga Nieto: Dinámica del con-flicto interno armado y desplazamientoforzado. Memorias del Seminario sobreConflicto Urbano. Santafé de Bogotá,agosto 1998. El autor asigna aparamilitares y autodefensas el 65% dela incidencia en el desplazamiento, a lasguerrillas el 35% y a las Fuerzas Arma-das el 7%, p.2.

30 Afirma: �En algunas zonas, en parti-cular en aquellas de narcolatifundio,la relación (guerrillas-narcotrafi-cantes) es de enfrentamiento militar através de las organizaciones para-militares, que a su vez operan como�brazo armado� del narcotráfico co-múnmente en alianza con sectoresde las Fuerzas Armadas. Pero en otraszonas, aquellas en las que los cultivosilícitos corren a cargo de campesinos ycolonos ubicados en regiones de pre-sencia guerrillera, hay acuerdos de co-

operación o medios de regulación de larelación a través del aludido �sistematributario�. Ob. cit. p.5.

31 Ob. cit. p. 6.

32 En Caja de Herramientas: Pavarandó,por un retorno en paz. No. 53, Bogotá,febrero de 1998, p.15.

33 Mujer de 56 años, de Tié, Turbo,Antioquia. Testimonio recogido en Des-arraigo y futuro, Ob. cit., p.52.

34 Ver artículo �Los desplazados internosen Colombia: desposeídos y exiliados ensu propia tierra�, Boletín Éxodo No. 6,Diciembre, 1997, p.22.

35 Ob. cit., p.22. El informe concluye quelos paramilitares son el principal agen-te expulsor, con el 35% de los casos; alas Fuerzas Armadas se le asigna el 17%y a los grupos armados de oposición el24%. La Conferencia Espiscopal de1995 señala que el origen del desplaza-miento viene de la guerrilla en el31.87% de los casos, de losparamilitares en el 21.8% y del ejércitoen el 19.56%. Ver Franco, Ob. cit. p.7.

36 IPC: Hacia dónde va Colombia? Una mi-rada desde Antioquia, Medellín, mayo de1997, p. 154.

37 El factor desencadenante del desplaza-miento en el estudio que nosotros hici-mos en Urabá fue el miedo, en más de lamitad de los casos; la muerte de un fami-liar, el 25% de las veces; la amenaza, enel 20% de las ocasiones y la persecuciónen el 5% de las sesenta familias estudia-das.

38 IPC: Guía, Paz y Derechos Humanos enAntioquia, Medellín, julio de 1998.

39 Relatos e imágenes sobre el desplaza-miento en Colombia, Santafé de Bogotá,1997.

40 El 18% insiste en ubicarse en otra zonadel país, el 16% desean retornar para �re-unificar la familia o recuperar los bienesabandonados, y el 68% quiere permane-cer lejos de donde debió salir. Ver CodhesInforma, Boletín No. 6, Marzo 13 de1997, p. 3. En un boletín internacio-nal de los desplazados de Medellín, di-fundido por el Equipo Nizkor el 24 defebrero de 1999 a través de Internet,junto a la denuncia por agresión y ame-naza sin que logre recibir proteccióndel Estado, el Movimiento Social deDesplazados y el Colectivo de DerechosHumanos Semillas de LibertadCodehsel, pone de manifiesto la muer-te de varias personas que retornaron a

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Urabá, y por tanto se niegan a hacerlohasta que se demuestren las garantíasprometidas por el gobernador deAntioquia.

41 Parafraseando a Joan Manuel Serrat.

42 Del gitano, que aprendió a vivirseminomádicamente. Ver al respecto latesis de Marcela Jaramillo y Luz StellaSoto: Los gitanos de Santamaría. Tesisde grado en Antropología, U. deAntioquia, Medellín.

43 Desarraigo y futuro... p.125

44 Dice mucho el título del testimonio delos desplazados asentados en Quibdó: Novamos a aceptar un retorno sin garan-tías, Éxodo No. 6, Diciembre de 1997,p.3. Y son enfáticos en señalar que�creen que nosotros estamos mendi-gando, porque creen que el desplaza-miento ha sido porque uno lo ha queri-do hacer, no por la guerra... no hemostenido la garantía de una subsistenciahumana que sea justa dentro de losmarcos del derecho a la vida�, p.3.

45 Desarraigo y futuro...p.96.

46 Retomando y parafraseando la pro-puesta de Oscar Lewis que habla desubcultura de la pobreza, para entender-la como una realidad que tiene �sus pro-pias modalidades y consecuencias distin-tivas sociales y psicológicas para susmiembros�. Se observa dice el autor, enlos lazos de parentesco, en las relacio-nes parento-filiales, en la ocupación deltiempo, en los patrones de consumo,en los sistemas de valores, en las pautasorganizativas. De hecho la noción de fa-milias mixtas, acuñada en nuestro estu-dio de Urabá, refleja una forma de re-composición familiar producto de la in-mediata solidaridad parental luego de laruptura de las familias de origen (ex-

tensas, nucleares, compuestas, especial-mente). Ver sobre estos aspectos: OscarLewis: Antropología de la pobreza. FCEMéxico, varias ediciones. Y Olga LucíaLópez Jaramillo: �Nuevas tipologías fa-miliares y sus implicaciones en el espa-cio familiar y social�, en: Cuadernos Fa-milia Cultura y Sociedad, No. 1 del gru-po del mismo nombre del Centro de In-vestigaciones Sociales de la Universi-dad de Antioquia, Medellín, 1998.

47 Ob. cit., p.132.

48 El que se siente más entre quienes,como dice la investigación del IPC,1998, viven la experiencia �gota a gotao invisible�, porque �el desplazado noinforma que se va de la región, de lavereda o del barrio; no comunica anadie por qué deja sola su casa o porqué decide perder lo cosechado duran-te años de esfuerzos�, p.123. El estig-ma es a veces inexplicable: en Urabá,los pastores de las iglesias cristianashan sido perseguidos y asesinados porsu valerosa actitud de defensa de suscomunidades. ¿Quién demoniza en ca-sos como éstos? Porque los �culpa-bles� vienen de todas las religiones, po-siciones políticas e incluso condicio-nes económicas.

49 IPC, Ob. cit., p. 122 y ss.

50 Ver los ensayos del Seminario Interna-cional: Violencia política, desplazamien-to interno forzado y alternativas de pazen Colombia. Evento organizado por elInstituto Colombiano de Antropología,ICAN, entre el 10 y el 13 de agosto de1998. En este evento la segunda mesaredonda versó sobre �Desplazamientointerno forzado�.

51 Muestra de esa labor es el texto publi-cado por la Oxfam que lleva por título:

Todos tenemos derecho a una vida dig-na. Oferta de atención a población des-plazada, Santafé de Bogotá, marzo de1998. En este documento se reconoceque �el desplazamiento ocasiona unadesarticulación del tejido social, unapérdida económica y cultural y una rup-tura de los proyectos de vida de quie-nes se ven sometidos a él� p. 7. El go-bierno colombiano ha creado diferen-tes instrumentos para atender el pro-blema, entre los que sobresalen la Ley287 de 1997 como habíamos señaladoal comienzo, y el documento del Con-sejo Nacional de Política Económica ySocial Conpes 2804 (con su modifica-ción en el 2924), además de una seriede desarrollos legislativos derivados dela Constitución del 91 y la firma de losacuerdos internacionales sobre Dere-cho Internacional Humanitario. Sóloque parece que no basta con declararbuenas intenciones, porque las vícti-mas se siguen quejando, y en esa quejano se puede juzgar que existe sólo unatendencia a la inconformidad políticacon fines estratégicos de parte de losgrupos radicales de oposición.

52 No se puede negar el dolor y el sinotrágico de sucesos como el terremotodel Eje Cafetero, acaecido el 25 de ene-ro de 1999. A Colombia le cabe esedicho popular de que �al caído, caerle�.Tal parece ser la guía inconsciente (¡!)de los actores de la guerra.

53 María Moliner, Diccionario de uso delespañol, Gredos, Madrid. CharlesWinick, Dictionary of Anthropology,Littlefield, Adams & Co, Totowa, N.J.,1972.

54 Ver el artículo �Los derechos civiles ypolíticos y el desplazamiento interno enColombia�, en: Boletín Éxodo No. 9,septiembre de 1998, p.40.