Los Medios de Comunicación Masivos

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Índice

Los medios de comunicación masivos, una presentación 3

Parte I

La historia de los medios de comunicación en Argentina, una mirada general

Cine 4

Radio 7

Medios Gráficos 9

Televisión 10

Medios y Dictadura, una mirada profunda

Formas de Censura 12

La Radio 13

Los Diarios del País 15

La Televisión 18

El cine y La Música 19

Música 19

Cine 20

Los medios de comunicación masiva como forma de manipulación 22

Parte II

Medios de comunicación y política 24

Los nuevos medios de comunicación 24

Bibliografía 25

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Los medios de comunicación masivos, una presentación

La comunicación es la transmisión de un mensaje, mediante un código, entre un emisor y un

receptor. Los medios de comunicación masivos transmiten un mensaje desde un único emisor de

manera simultánea a una gran audiencia (masas, a nivel social; público, a nivel comunicativo) que

cumple con tres condiciones: ser grande, heterogénea y anónima. Los medios de comunicación de

masivos son sólo instrumentos de la comunicación de masas y no el acto comunicativo en sí.

Puede decirse que la función de estos medios de comunicación es la de formar, informar y hasta

entretener a quien tiene acceso a ellos. Sin embargo, esta formación e información está sujeta a los

intereses perseguidos por los poseedores de estos medios, generalmente grupos económicos, que

intentan influir en su audiencia a nivel ideológico y comercial, ya que sus fines principales se centran

en el lucro.

Todos los ciudadanos del mundo están expuestos a unos u otros medios, que resultan indispensables

como herramienta de comunicación y presencia pública para todo tipo de agentes económicos,

sociales y políticos.

Podemos contar entre los medios de comunicación masiva al cine, la radio, los medios gráficos (o

prensa escrita), la televisión y el internet.

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La historia de los medios de comunicación en Argentina

Una mirada general

Cine

El cine llegó a la Argentina apenas después de su lanzamiento en París, al poco tiempo ya empezaron

a rodarse las primeras producciones nacionales. Entre otros atractivos, hubo pioneros mundiales en

cine científico y de animación. Pero la verdadera industria comenzó recién en 1933, con la afirmación

del cine sonoro.

Los buenos tiempos, cuando las películas argentinas se veían en toda Iberoamérica, duraron hasta

comienzos de los años '50. Luego, el paulatino cierre de los grandes estudios, el crecimiento de la

televisión, el anquilosamiento del cine popular, y el aislamiento de un cine de autor, impusieron

otras reglas de juego.

En 1898, filmando sus propias operaciones quirúrgicas, el doctor Alejandro Posadas inició el cine

quirúrgico. En 1900 aparecieron las primeras salas específicamente dedicadas al cine, y los primeros

noticieros.

Desde entonces, cabe señalar los ensayos de cine sonoro en 1907; el primer filme de ficción con

actores profesionales, La revolución de mayo, en 1910; el primer largometraje, Amalia, en 1914; el

primer gran éxito, Nobleza gaucha (costó 25.000 pesos y recaudó medio millón en seis meses, sin

contar copias piratas) en 1915; el primer largometraje mundial de cine de animación, El apóstol, en

1917; y la primer mujer directora de Latinoamérica, también en 1917.

Entre melodramas, policiales, cintas cómicas y temas camperos; durante el período mudo, se

hicieron más de 200 películas; destacándose los asuntos de clima tanguero de Agustín Ferreyra. Sin

embargo, nunca se organizó una verdadera industria, y ni siquiera se conservaron debidamente las

películas.

La verdadera industria surgió con el cine sonoro, en 1933. Casi al mismo tiempo nació Argentina

Sono Film, con Tango (donde debutaron Libertad Lamarque, Tita Merello y Luis Sandrini); y Lumiton,

con Los Tres Berretines.

Pronto, éstas, y otras empresas llegaron a producir, en estudios propios, unos treinta filmes anuales

que exportaban a toda Latinoamérica; en especial los melodramas de Libertad Lamarque, las cómicas

de Sandrini y, más tarde, también las de Niní Marshall.

En 1938 ya existían 29 galerías de filmación, aunque de equipamiento todavía precario.

Los principales realizadores eran el prolífico Moglia Barth; el más prometedor y hábil Manuel Romero

con: La vida es un tango, La muchacha del circo y Fuera de la ley, un drama policial prohibido en New

York; entre otros; el riguroso Mario Soffici, autor de Prisioneros de la tierra (según encuestas, el

mejor filme del cine argentino), otros dramas sociales y también algunas comedias; el poeta

suburbano Leopoldo Torres Ríos autor de La vuelta al nido, Pelota de trapo y Aquello que amamos; el

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retórico pero efectivo Luis César Amadori realizador de Dios se lo pague y Almafuerte; y, el creador

de comedias burguesas, Francisco Mugica en Así es la vida y Los martes, orquídeas. También el más

refinado Daniel Tynaire, Luis Saslavsky, de Savalía y Borcosque.

Pronto se sumaron Carlos Hugo Christensen con sus dramas y comedias de carga erótica como Safo y

El ángel desnudo, los directores de comedias Bayón Herrera y Schlieper, y el director de cine épico

Lucas Demare con: La guerra gaucha y Su mejor alumno.

Tres hechos clave de los años '40 fueron la formación de la cooperativa Artistas Argentinos

Asociados, con buena parte de la "intelligentzia" de la época; en segundo lugar, la crisis por falta de

película virgen (consecuencia de la neutralidad argentina durante la segunda guerra mundial) y,

desde 1944, la creciente intervención del Estado.

Con el tiempo, esto se traduciría en formas de censura, listas negras, reparto discrecional de película

virgen y créditos blandos que sólo beneficiaron a los comerciantes de ocasión.

Se destaca sin embargo la calidad del cantante, actor y realizador Hugo del Carril en Las aguas bajan

turbias, La Quintrala y Más allá del olvido. En 1957 se crearon la Ley de Cine y el Instituto Nacional de

Cinematografía (INC), que desde entonces decidió créditos, difusiones o trabas burocráticas, según la

época.

Con su respaldo inicial se afirmaron el polemista Leopoldo Torre Nilsson, que pronto alcanzó fama

internacional, autor de La casa del ángel y La mano en la trampa; la dupla Fernando Ayala - Héctor

Olivera (El jefe, El candidato), creadores de el sello Aries y; tras ellos, los miembros de la llamada

generación del '60, ajenos al sistema de estudio, ya demasiado caro y anquilosado.

En esa época se destacaron Simón Feldman con El negoción, Martínez Suárez con Dar la cara, René

Mugica con Hombre de la esquina rosada sobre un cuento de Borges, Lautaro Murúa con Shunco y

Manuel Antin con La cifra impar, sobre un cuento de Cortázar. Paralelamente, Fernando Birri

impulsaba su escuela de cine documental, con dos trabajos memorable: Tiré dié y Los inundados,

donde la denuncia realista y el humorismo provinciano hacían una buena combinación.

Fruto de esos tiempos sería otro actor, cantante y director: Leonardo Favio, que debutó con un

excelente drama, casi autobiográfico, Crónica de un niño solo. Hacia fines de los '60 interesó el cine

underground de algunos directores de publicidad que experimentaban con el lenguaje, pero, sobre

todo, interesó el ensayo político de Pino Solanas y Octavio Getino en La hora de los hornos, un

trabajo provocativo e innovador, exhibido, forzosamente, en funciones clandestinas como desafío al

gobierno militar de turno. Mucho cine de agitación se desarrolló por esos años.

Entre 1973 y 1975, con un gobierno democrático y una economía medianamente estable, el cine

argentino alcanzó grandes éxitos de crítica y boletería, como el drama campero Juan Moreira (Favio),

La Patagonia rebelde, una historia de represión (Olivera), La tregua, un romance de oficina

candidateado al Oscar (Sergio Renán) y La Raulito (Murúa).

Pero la censura y un nuevo gobierno militar, acabaron con esa primavera. El desquite vendría

después, con Tiempo de revancha de Adolfo Aristarain, la comedia satírica Plata dulce de Ayala, y el

documental La república perdida de Miguel Pérez. En 1984 un gobierno radical acabó con la censura

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y un cineasta de los '60, Manuel Antin, puesto al frente del INC, propició el surgimiento de una nueva

generación, que pasó a llamarse del Cine Argentino en Libertad y Democracia.

Así surgieron Camila de María Luisa Bemberg, (otro candidato al Oscar), La historia oficial de Luis

Puenzo, ganador, finalmente, del Oscar, Hombre mirando al sudeste de Eliseo Subiela, El Exilio de

Gardel de Solanas, La deuda interna de Miguel Pereira y muchos otros filmes, la mayoría de

realizadores jóvenes o postergados que ganaron gran cantidad de premios internacionales, y

colocaron sus películas en casi todo el mundo.

Sin embargo, la crisis económica argentina de 1989, con su hiperinflación, terminó también con los

nuevos sueños.

En la década del noventa surge una nueva corriente denominada comúnmente como nuevo cine

argentino, marcada por el carácter independiente de las realizaciones, y un cambio en la mirada. El

precursor en este movimiento es Martín Rejtman quien hace en 1991 su ópera prima Rapado. Otro

interesante filme que marca un punto de inflexión en la realización es Picado fino (1994) de Esteban

Sapir. Sin embargo, no será hasta 1998 que estos nuevos realizadores logran tener una mayor

difusión. La primera película que tiene una repercusión pública, dentro de esta nueva generación, es

Pizza, birra, faso, de Bruno Stagnaro e Israel Adrián Caetano (de nacionalidad uruguaya) que se

expuso en Suiza, Países Bajos, España, Grecia y Estados Unidos. A esa le siguieron Mundo Grúa (1999)

de Pablo Trapero. El bonaerense (2002) y otras que continuaron esa línea de películas de tónica y

personajes reales, bajo presupuesto y actores no conocidos. Un poco al margen de este movimiento,

aunque en sintonía con sus valores, surgen Lucrecia Martel y Lisandro Alonso. La ópera prima de

Martel, La Ciénaga (2000) fue producida por Almodóvar y si bien no fue un éxito comercial, (todo lo

contrario) fue bien recibida por la crítica internacional, y estuvo presente en varios festivales

alrededor del mundo, ganando premios en el festival de Sundance, La Habana y obteniendo una

nominación al Oso de Oro en el Festival de Berlín. Sus siguientes películas, La niña santa (2004) y, en

particular, La mujer sin cabeza (2008) fueron también elogiadas por críticos y cineastas de todo el

mundo, y ambas compitieron en el Festival de Cannes por la palma de oro, reafirmando la posición

única que ocupa Martel dentro del panorama cinematográfico mundial. Con sus películas La libertad

(2001), Los muertos (2004), Fantasma (2006) y, más recientemente, Liverpool (2008), Alonso ha

terminado consagrándose, también, como uno de los autores más prolíficos de Latinoamérica.

Desde los comienzos y hasta nuestros días se han estrenado casi 2.500 películas argentinas, siendo

los años 2004 y 2005 con 66 y 63 respectivamente, los que registran la mayor cantidad de estrenos.

En 2009 se estrenó la película El secreto de sus ojos (ganadora del Oscar a Mejor Película en Lengua

extranjera del 2010), de Juan José Campanella, basada en la novela La pregunta de sus ojos de

Eduardo Sacheri. Con más de 2.000.000 de espectadores, se convirtió en la segunda película

argentina más taquillera de toda la historia del cine nacional; superada solo por Nazareno Cruz y el

lobo de Leonardo Favio, estrenada en 1975.

Un año después, se estrenó Carancho, de Pablo Trapero, que fue nominada para los Premios Oscar

de 2010, pero quedó en la preselección.

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Radio

Argentina fue pionera mundial en materia de radiodifusión, realizando la primera transmisión radial

de la historia el 27 de agosto de 1920.

En la década de 1920, uno de los primeros usos de la radio fue la transmisión cotidiana de música

clásica. En 1922 se transmitió en vivo la asunción del mando del presidente Marcelo T. de Alvear y en

1923 la pelea de boxeo entre Jack Dempsey y Luis Ángel Firpo, publicitada entonces como "la pelea

del siglo".

En 1924, se transmitió por primera vez en el mundo un partido de fútbol, un partido amistoso entre

Uruguay, campeón olímpico en París, y Argentina. Simultáneamente comenzaron a realizarse las

primeras publicidades radiales, llamadas en ese momento "reclames".

A final de la década comenzó a transmitirse el radioteatro, que en sí mismo significó un género y un

acontecimiento cultural. El primero ha sido considerado La caricia del lobo, de Francisco Mastandrea,

que resultó un éxito. Debido al crecimiento de las emisoras y a los primeros conflictos por las ondas

de radio, se realizaron las primeras reglamentaciones de las frecuencias radiofónicas.

En la década de 1930 surgen revistas especializadas en programación radial, como La canción

moderna. En 1937 salió al aire Radio del Estado, luego denominada como LRA Radio Nacional.

La década de 1940 fue una década de oro para la radiofonía. La decisiva campaña electoral de 1946,

que llevó al triunfo de Juan D. Perón fue la primera que tuvo a la radio como escenario central.

El radioteatro se impondría como género dramático de masas, hasta la difusión de la televisión dos

décadas después, convocando principalmente al público femenino, con obras de Abel Santa

Cruz, Nené Cascallar y María del Carmen Martínez Paiva, entre otros. Entre los actores y actrices se

destacaron Oscar Casco, Hilda Bernard, Susy Kent, Rosa Rosen, Jorge Salcedo y Julia Sandoval. Eva

Perón también se hizo ampliamente conocida como Eva Duarte, por su actuación en los radioteatros.

También fueron de gran importancia los programas humorísticos, como los de Niní Marshall o Luis

Sandrini.

La década de 1950 fue la de nacimiento de la televisión, que se expandiría en la década siguiente,

desplazando a la radio de muchos de los ámbitos de la comunicación masiva que había ocupado. En

1953 se sancionó la primera ley de radiodifusión Nº 14.241, modificada en 1957. A mediados de la

década se difundió el uso de la radio portátil, muchas veces referenciada por el nombre de la marca

"Spica".

En la década de 1960, con la difusión masiva de la televisión, la radio se redefinió en sus funciones,

horarios y públicos, orientándose más a la información y menos a los espectáculos dramáticos. La

radio se establece sólidamente en el horario de la mañana.

Durante la dictadura militar autodenominada Revolución Argentina (1966-1972) y la generalización

de la censura, se hizo habitual en el público argentino informarse a través de Radio Colonia, ubicada

en Uruguay.

En la década de 1970 aparecieron las emisoras de frecuencia modulada (FM), produciéndose una

reasignación de funciones entre radios AM y radios FM; aquellas dedicadas principalmente a la

información y la locución, y éstas a la música y un estilo de tonos bajos y sensuales. En 1972 se creó

el Comité Federal de Radiodifusión (COMFER). La dictadura militar establecida en 1976 (1976-1983)

impuso una estricta censura.

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En la FM aparecen influyentes programas musicales nocturnos, como Modart en la noche o Las siete

lunas de Crandall, con locutoras femeninas como Nora Perlé, Betty Elizalde, Nucha Amengual y

Graciela Mancuso. Entre las voces masculinas se destacan Omar Cerasuolo, orientado al folclore

latinoamericano, y Juan Alberto Badía, orientado al rock.

La década de 1980 se caracterizó por la recuperación definitiva de la democracia el 10 de diciembre

de 1983, y una profunda renovación de los estilos y contenidos de los medios de comunicación,

caracterizados principalmente por una mayor libertad de expresión y la comunicación bilateral con la

audiencia.

Se desarrolló ampliamente el comentario político de opinión con periodistas radiales

como Magdalena Ruiz Guiñazú, Santo Biasatti, Román Lejtman, Nelson Castro, Alfredo

Leuco, Eduardo Aliverti, Ana María Muchnik, y José María Pasquini Durán.

En 1985 apareció la radio Rock & Pop, dirigida por Daniel Grinbank, que revolucionó el estilo radial,

sobre todo el relacionado con la juventud y la música rock. En 1987, la Rock & Pop puso al aire el

programa Radio Bangkok, dirigido por Lalo Mir, Bobby Flores y Douglas Vinci, con un estilo delirante

y revulsivo, que lo volvería mítico. Ese mismo año, Alejandro Dolina dio inicio a otro programa

histórico de la radio argentina con Demasiado tarde para lágrimas, un espacio de trasnoche, que se

volvió muy popular.

En la década de 1990 muchas radios comenzaron a orientarse hacia segmentos de la audiencia,

según temáticas musicales (rock, pop, tango, clásica, etc.) En tanto, se formaron grandes grupos

concentrados multimedio, y paralelamente aparecieron gran cantidad de radios pequeñas de escasa

potencia.

En la década de 2000 la radio se reformuló mediante la combinación con Internet y la competencia

con múltiples opciones ofrecidas por los nuevos medios de comunicación. También se extendió la

modalidad de instalar repetidoras de los medios fundamentalmente de Buenos Aires, en el resto del

país.

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Medios Gráficos

La historia del medio gráfico nacional comienza a formalizarse a comienzos del siglo XIX, con la Revolución de Mayo. Sin embargo, se relaciona con el comienzo de los medios gráficos franceses e ingleses a fines del siglo XVIII y comienzos del XIX, cuando aparecen las primeras publicaciones y una nueva figura en escena: el periodista.

Aquí, en el Río de la Plata, la Revolución de Mayo nace bajo la impronta de la Ilustración y de la Revolución Francesa, por lo tanto la situación material e ideológica de la prensa comienza a tomar un fuerte impulso a partir de 1810. Se modernizan las imprentas, nacen otras nuevas, se comienza a dar prestigio a la palabra impresa.

Algunos ejemplos serán La Gaceta de Buenos Aires, de Mariano Moreno, los periódicos como El Censor, Mártir o Libre, El Independiente, Los Amigos de la Patria, El Grito del Sud, etc. Sin embargo estas primeras publicaciones tenían también su reflejo en la prensa inglesa de esa época, donde los periodistas eran los políticos de esa época, que más que escribir predicaban, enseñaban, adoctrinaban.

En nuestro país, o proyecto de país, se estaban organizando las primeras imprentas, se comenzaban a fijar los primeros temas importantes para la discusión cultural, como la creación de imprentas y bibliotecas, las academias, la educación, etc. Esto siempre bajo la influencia de la Ilustración europea. Los escritores y protoperiodistas todavía se dedicaban a otras profesiones que les remitieran ingresos y en segundo plano a escribir.

En 1835 Rivera Indarte crea el primer periódico ilustrado de Buenos Aires: El Diario de Anuncios. Luego llegarán Museo Americano de ese mismo año, que era un semanario ilustrado editado por el suizo César Bacle, quien instaló en Buenos Aires el primer taller de litografía hacia 1928, y La Moda, 1837, la primer revista que incluye en sus páginas la frivolidad como tema, aunque de todas formas sigue el estilo de la Ilustración, con sus notas de marcado enciclopedismo. Alberdi fue uno de sus ilustres integrantes.

En el Río de la Plata, una coyuntura política conflictiva, una guerra civil y la nueva organización nacional, darán lugar a un tipo de relación política facciosa que también determinará la forma de la prensa hasta principios del siglo XX, esta prensa de facciones conservadoras dará origen a dos diarios fundamentales en la historia de los medios gráficos: La Prensa (de José C. Paz) y La Nación (de Bartolomé Mitre), estos dos medios matutinos serán por mucho tiempo los medios hegemónicos de transmisión de noticias y manejo de la opinión pública.

Mucho tiempo después, el cine y la radio modificarían fundamentalmente las concepciones mediáticas hasta entonces conocidas, pero los tiempos políticos del país serían un serio determinante de la popularización de algunos medios, como los periódicos vespertinos y los magazines modernos (al estilo europeo, pero con algunas modificaciones contextuales). Un ejemplo de esto será sin duda Caras y Caretas, que elige una novedosa fórmula, la de incluir historietas, viñetas costumbristas y otros géneros periodísticos como la entrevista. Además de la composición más novedosa, la publicación ingresa en un terreno interesante, la crítica política.

Es imposible eludir el cambio significativo provocado por Natalio Botana con Crítica que en 1913, (un año después de la Ley Saenz Peña) sale a la calle a competir por un espacio entre los diarios vespertinos. Crítica, según Saitta, nace como un diario que, a pesar de tener un discurso de independencia de los partidos políticos, tiene un fuerte posicionamiento conservador y antipopular. Pero su innovación más importante fue la gran utilización del titular de gran cuerpo, el hincapié constante en la noticia policial, situándose en un lugar sensacionalista muy marcado.

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Televisión

En 1951, Jaime Yankelevich y su hijo Samuel viajaron a los EE.UU. para traer los primeros equipos y

componentes para montar la primera transmisión televisiva.

Era la época de la presidencia de Perón y Yankelevich llega a un acuerdo con el gobierno para

inaugurar la primera emisión televisiva el día 17 de octubre de ese año, cuando se cumplía el 6º

aniversario del Día de la Lealtad Peronista, transmitiendo en LR 3 Radio Belgrano (lo que se llamaría

Canal 7) utilizando los mismos locutores de la radio, desde Plaza de Mayo con el discurso de Eva

Duarte de Perón. Por supuesto, esto es una introducción un poco simplista. En realidad, hasta hoy

existen controversias y discrepancias en cuanto a la fecha cierta de la llegada de la televisión, en

general las fechas más utilizadas para hablar de este suceso son el 17 de octubre, el 3 de noviembre y

hasta fines del mes de noviembre.

Ocurre lo mismo cuando trata de dilucidarse si en sus comienzos fue estatal o privada, algunos

afirman que por tratarse de Canal 7 le corresponde la primera opción y en cambio historiadores y

especialistas sostienen que en su origen fue privada, lo que suma, teniendo en cuenta al gobierno de

turno, a cargo de Perón.

Para la época, prácticamente no había televisores en casas de familia, sólo en algunos bares y ciertos

negocios, aunque gran cantidad de espectadores vieron, desconcertados, por primera vez un

artefacto que emitía imágenes y sonido en vivo.

En este nuevo negocio, al parecer tan redituable y en pleno crecimiento, la competencia no se hizo

esperar demasiado. En junio de 1960 comenzó a transmitir Canal 9, en octubre de ese mismo año

Canal 13, en julio de 1961 Canal 11 y por último, en junio de 1966 Canal 2.

De esta manera, el nuevo universo de posibilidades en blanco y negro se expandía.

En 1954 las transmisiones se vuelven regulares, conformadas íntegramente con programas en vivo.

En ese mismo año se incorporó el primer programa de noticias emitido por las noches. La

programación contaba con segmentos musicales, folklóricos, de cocina, teleteatros y telenovelas. Las

publicidades eran de un carácter bastante rudimentario, consistían en placas, donde la imagen

permanecía fija por unos minutos, con el anuncio en pantalla.

Llegando, y entrada, la década del ’60, ganarían popularidad programas de entretenimiento

“familiar” como Sábados Circulares, con el reconocido conductor Pipo Mancera, Odol Pregunta,

programas musicales, como El Club Del Clan que tenía como estrellas, entre otros, a Palito Ortega,

Violeta Rivas, Johnny Tedesco y Leo Dan, o La Escala Musical, que fue de los primeros programas en

mostrar a los músicos emergentes de lo que sería el rock nacional, en ese entonces en plena

formación.

Entre los años 1960 y 1962 comienza a usarse un elemento que significó un adelanto realmente

significativo: el video tape. Se podían grabar los programas, facilitando la puesta en escena, el trabajo

actoral y posibilitando la corrección de los errores. Se comienza a medir la audiencia (rating) y en el

interior del país (Rosario, Córdoba y Mar Del Plata) aparecen los primeros canales.

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Comienzan a publicarse revistas como Radiolandia o TV Guía, donde no sólo aparecía la grilla

televisiva, sino también reportajes e informes sobre los protagonistas de este mundillo del

espectáculo.

Llegando a fines de los ‘60s y durante la década del setenta, los programas exitosos iban en

aumento: Los Almuerzos de Mirtha Legrand, Las Obras Maestras del Terror con Narciso Ibáñez

Menta, los programas de Tato Bores, Alberto Migré con sus telenovelas de la tarde, y por supuesto

no faltaron las series como Viaje al Fondo del Mar, Bonanza, El túnel del tiempo y Jim West.

En 1969 se instala la primera estación para transmisiones vía satélite en Balcarce, de esta forma pudo

verse la llegada del hombre a la luna.

En la década del ’70 los televisores se presentan más accesibles, y se vuelve algo común la presencia de estos artefactos en las casas. La programación también se va abriendo hacia clases de menos recursos, que constituían una audiencia aún no explotada. Así surgen ciclos como Los Campanelli, que muestran la vida y las costumbres de una familia humilde. Se inicia también el debate, que cada tanto resurge, acerca de si la finalidad de la televisión es el entretenimiento o la cultura. Se crea el Comité Federal de Radiodifusión (COMFER), que establece las pautas para la programación y también limita el tiempo de la tanda publicitaria por hora. Las licencias privadas para la radiodifusión se declaran vencidas, por lo que el estado toma control de todos los canales, estableciendo listas negras de actores y conductores, y prohibiendo o modificando ciertos programas. A su vez, el país atraviesa una crisis energética y se restringe el horario de emisión en los meses de enero y febrero.

Establecido en gobierno de facto en 1976, la censura se incrementa y se producen persecuciones

hacia los actores y periodistas. Al igual que en el cine, las películas se ven mutiladas hasta el punto de

perder el sentido.

En 1978 se pretendía transmitir el campeonato mundial de fútbol en colores. Los televisores en

sistema PAL (aptos para este tipo de emisiones) eran muy pocos, la mayoría se comercializaba en las

fronteras o en el mercado clandestino.

En mayo de 1980 Canal 7 pasaría a llamarse A.T.C (Argentina Televisora Color), en ese año algunas

empresas particulares presentan el primer tendido de cable para televisión, incorporando más

canales, con una imagen limpia y sin publicidades, al menos durante un tiempo.

La vuelta a la democracia representó también, para algunos canales, la vuelta a manos de

empresarios particulares.

Entre la década del ’80 y los años 90s, crecería la publicidad, la competencia entre canales, los

programas dedicados a tratar escándalos del mundo del espectáculo, cámaras ocultas, los llamados

cazadores de noticias e iría tomando forma la idea de los “reality shows”.

Otra novedad de los años 90s fue que comenzaron a transmitirse canales internacionales, contra los

cuales las producciones nacionales no podían competir, tanto en relación con el contenido de la

programación como con la tecnología implementada. Surgen las cadenas informativas, canales que

aún hoy no dejan de competir entre sí, y que hasta han formado agencias de noticias.

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Medios y Dictadura

Una mirada profunda

En esta etapa oscura de la historia argentina, los medios tenían prohibido criticar al gobierno militar y su política. Por eso la mayoría prefirió quedarse con algo de culpa y no hacer su trabajo a arriesgar su carrera, su vida y hasta la de sus familiares y amigos. Los medios, en general, no estaban de parte de nadie, de nadie más que de ellos mismos, sólo querían mantenerse de pie y si era posible con un prestigio y un poder que sólo podían conseguir si se portaban bien. Los gobernantes en aquel entonces ejercían un poder sobre los medios a través de la censura, controlando qué se ponía en conocimiento del pueblo, y con qué tipo de ideas se influenciaba a la gente, teniendo en cuenta que, empleando ciertas estrategias, los medios de comunicación masivos pueden resultar armas de manipulación social.

Formas de la censura

Hay muchas formas de censurar, muchas formas de callar a la gente, de impedirle que diga la verdad. Se puede hacer en forma pacífica o con violencia, ya sea dialogando, a los golpes o simplemente matando. A continuación están las tres formas que usaron los gobernantes de ese entonces para censurar a los periodistas de los grandes medios, para que no pudieran aclararle a nadie la verdad de lo que estaba ocurriendo. Censura previa: Esta consistía, como bien lo dice la palabra, en revisar todo lo destinado a los grandes medios antes de que llegara al público. Todas las noticias que se querían publicar, todos los diálogos o monólogos que pudieran llegar a tener los locutores y todo lo que saldría al aire en la televisión, era revisado por militares especializados que sabían perfectamente lo que estaba permitido y lo que no. Simplemente Censura: Una vez publicadas las noticias, las revistas o cualquier otro producto de los medios, si se consideraba que lo que estaba escrito producía algo negativo en la gente se prohibían su publicación y se quemaban los ejemplares existentes. Autocensura: Por último, existe este tipo de censura, que obviamente se trata de cuando los periodistas, los editores o locutores y todo el personal que trabaja en los distintos medios elige directamente callar o no. Esto es, en cierta forma, entendible, porque era muy peligroso decir cualquier cosa, por más insignificante que fuera, que no favoreciera a los militares.

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La Radio

Por aquellos años en que la violencia alcanzaba dimensiones increíbles y la muerte se convertía en tema de todos los días, la radio argentina estaba en pleno desarrollo, por lo que este proceso fue más largo y dificultoso de lo que tendría que haber sido. Sumado a esto, la televisión estaba ganándole territorio y se habían convertido ya, en enemigos íntimos. El papel de reunir a toda la familia a la hora de la cena o del almuerzo ya estaba a cargo de la televisión y la radio se había convertido en algo que le hablaba al oyente al oído, que se comunicaba con cada uno en particular. El 24 de marzo de 1976 a las 3:15 a.m. comenzó el sexto golpe de estado desde 1930 conducido por las Fuerzas Armadas. Todos los programas de radio estaban pendientes de cada movimiento que hiciera cualquier oficial y a las 3:21 de la madrugada ya era un hecho, los militares gobernaban otra vez al pueblo argentino. A las pocas horas se estaban desmantelando todas las radios estatales comerciales, las dependientes del Servicio Oficial de Radiodifusión, la LRA y sus filiales. Mientras que las de radiodifusión argentina al exterior eran condenadas al anonimato. En ese mismo día, a las pocas horas de lo sucedido llegaron distintos comunicados a los medios de todo el país donde estaban los nombres de los prohibidos y de los sospechosos. Desde ese día lo único que abundó en los estudios de radio fueron censuras y cuidados en los mensajes, llamados de atención, levantamiento de programas, clausuras de emisoras, prohibiciones, temas y personas de las que por órdenes superiores no se podía hablar. Los puestos de asesores literarios fueron ocupados por militares que tenían una función mucho más importante que la de aconsejar a los locutores y productores de los programas, ellos registraban todo lo que se decía y salía al aire. Esto se convertía en una problemática mayor cuando los programas eran con invitados, ya que a muchas celebridades se las acusaba de peronistas o comunistas y por lo tanto tenían la entrada prohibida a cualquier medio. Después de unos meses los periodistas encontraron la forma de evadir, al menos un poco, a estos “asesores”: sólo le pasaban títulos y resúmenes de las notas y en el aire, respetando el título y el contenido inicial, como al descuido, pasaban a otro tema. De todas formas debían ser precavidos en cada palabra que pronunciaban. “En la radio Splendid, donde pasaba tango, el interventor manejaba la radio como un cuartel y responsabilizaba a los locutores de turno de cualquier cosa. Una vez echó a dos locutores porque encontró roto un inodoro y creyó que había sido su culpa. Como me pareció injusto fui a interceder, pero me acusó de traidor y me tuve que ir“

Silvio Soldán

Los programas informativos, a falta de información política, se tenían que conformar con los primeros pasos de Diego Maradona y los triunfos de Reutemann y Vilas. Al principio la gente se entusiasmó mucho con estos nuevos ídolos pero luego los programas cayeron en la repetición y el aburrimiento. La década del ‘70 fue una época de violencia desatada, atentados, secuestros, crímenes cuyos culpables nunca fueron castigados, desapariciones de personas, exilios y en todo esto, los medios tuvieron mucho que ver, y la radio no se quedó atrás. En octubre del ‘76 el diario La Nación informó

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que las radios: El Mundo, Mitre y Antártida habían sugerido que se redujera la información de importantes artistas como Atahualpa Yupanqui, Mercedes Sosa, Horacio Guarany, José Larralde, Sui Generis, Vox Dei, Lito Nebbia, Luis Alberto Spinetta, Charly García, Los Beatles, entre otros, y aunque luego se supone que esto se desmintió, los hechos demostraron que era cierto. Entre todo este caos, hubo algo bueno, pequeño, pero bueno. Antonio Carrizo (periodista) y Jorge Luis Borges hicieron 10 entrevistas consecutivas en la radio Rivadavia por las que luego el famoso escritor escribió y publicó en 1980 el libro de diálogos Borges, el memorioso. Cuenta Carrizo que a la hora de las entrevistas todo el personal presente, directores, locutores, personal de limpieza y hasta los mismos militares, se sentaba en silencio a escuchar las charlas de una hora de estos dos personajes.

Las otras radios

A mediados de 1975 ocurrió algo que marcó a las radios para siempre: llegó la FM (Frecuencia Modulada) a nuestro país. Pero la FM recién comenzó a crecer en el ‘79. Estas radios se dedicaban más que nada a pasar música, ya sea argentina o extranjera. La poca información que se transmitía por los programas de estas radios era pura y exclusivamente sobre la farándula. Estas radios tuvieron tres problemas: el primero: que a partir del ’82 (Guerra de Malvinas) no se podía pasar música extranjera; en segundo lugar, no toda la música nacional estaba permitida; y por último, mucha gente famosa (argentina o no) no podía ser nombrada y mucho menos entrevistada. Por otro lado, estaban las radios llamadas ilegales, clandestinas, truchas, libres, piratas, de baja potencia, barriales, alternativas o comunitarias, que se pusieron de moda a partir del ‘88, pero que existían desde mucho antes de comenzado el gobierno de facto. En esos momentos fueron aprovechadas por gente que quería contar y gente que quería escuchar lo que realmente estaba sucediendo en nuestra nación. Algunas de ellas eran Capricornio, Robin Hood, Coronel Suárez, etc. El mayor problema de estas radios, no era el hecho de que los pudieran llegar a censurar, sino la poca pero muy cara tecnología que se necesitaba para que la radio pudiera tener la frecuencia necesaria para ser escuchada. En 1980 el Ministro del Interior de entonces, Harguindeguy, convocó a un grupo de periodistas mujeres para hablar de la actualidad del país. Entre ellas había una sola representante de este medio, que se encargó de que la mayor cantidad de información posible llegara a la gente (ya que si daban a conocer todo lo que se había dicho en la reunión podían llegar a correr un gran peligro). Entre las cosas que se dijeron se habló de la gran importancia que habían adquirido la TV y la radio, y que se habían convertido en los primeros medios de difusión de la información, quedando en un tercer lugar la prensa gráfica. Este señor también señaló los temas de los que se podía hablar sin tener ningún tipo de problemas (la idoneidad del gobierno, el papel del estado, la institucionalización y la representatividad) y sugirió que se los den a conocer a sus colegas de trabajo. Estas mujeres le hicieron unas cuantas preguntas al ministro sobre el funcionamiento de los medios y la censura de los mismos, pero este señor les explicó a estas periodistas que él no estaba apto para contestar sus cuestionamientos ya que no estaba al tanto ni de la mitad de las cosas que sucedían. Magdalena R. Guiñazú era una famosa periodista en esos años y trabajaba en uno de los noticieros más importantes del país. Ella aseguró que había una censura muy directa a los noticieros porque no había información internacional lo que hacía bajar el rating y además hacía más difícil su credibilidad. Otro periodista destacado de la época fue Bernardo Neustad, quien apoyó incondicionalmente al gobierno militar en cada uno de sus actos. A pesar de esto estaba considerado como un periodista serio y digno de ser respetado, por eso sus programas eran muy escuchados.

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Hay dos acontecimientos de esa época que no pueden dejar de mencionarse: La Guerra de las Malvinas y el Mundial de fútbol del ‘78. Ambos remiten a otro periodista exitoso del momento, José María Muñoz, director de radio Rivadavia y relator de todos los partidos del campeonato de fútbol. Sus eufóricos gritos de gol junto con los de las miles de personas que concurrían al Estadio de River Plate en cada fecha lograban tapar los tiros que provenían de la E.S.M.A., ubicada a dos cuadras del lugar y uno de los tantos centros de tortura. Meses antes de comenzar el mundial ya los medios tenían prohibido criticar al equipo, a los técnicos y hasta sus estrategias de juego, por lo que se podía escuchar en todas las radios frases como: De la única manera que podemos jugar es jugar limpio y la selección será de todos o no será de nadie. El 2 de abril de 1982 la Fuerzas Armadas invadieron las Islas Malvinas y Muñoz, desde la radio, incitó a la concurrencia de la gente a Plaza de Mayo para respaldar al gobierno por la ocupación de las Islas. Luego de setenta y tres días de engañar al pueblo con una victoria inalcanzable, los medios tuvieron que admitir la derrota con 635 muertos y una oscura sospecha que todavía pesa sobre ellos. Debido a la falta de información certera Radio Colonia se convirtió en una de las radios más escuchadas en ese momento. Esta no era una radio clandestina, sino una radio uruguaya que solía sintonizar el pueblo argentino para enterarse de lo que aquí sucedía y mucha gente no quería o no podía contar.

Los Diarios del país

La Prensa

Entre los diarios comerciales, éste fue el que más se animó a contarle al pueblo lo que sabía, en un momento donde el hablar podía estar ligado a la muerte. A un año de comenzada la dictadura aproximadamente publicaron una solicitada pidiéndole al Estado que le dijera la verdad al pueblo sobre muchas de las cosas que estaban pasando. Aunque es cierto que al principio este diario no se sentía tan incómodo con la dictadura, ya que estaba en contra de la política anterior, paso a paso fueron descubriendo la verdad de éste nuevo y catastrófico gobierno. Algo destacable es un episodio sucedido con el diario La Nación, donde un periodista que trabajaba allí llamado Víctor E. Seib fue raptado de su casa y desaparecido y a los pocos días la madre de este señor se presentó en el diario pidiendo que publicaran su desaparición. Obviamente los directores del diario dijeron que no, pero esta mujer insistió tanto que finalmente consiguió un lo vamos a pensar. Le hicieron escribir todo lo que ella había visto en no más de dos carillas, donde esta señora escribió con la letra más diminuta posible, todo lo visto (ya que el secuestro había sido en su presencia). En el primer número publicado después de esto, su nota no salió, entonces le dijeron que saldría el próximo y el próximo, así sucesivamente hasta que le confesaron que su nota jamás sería publicada. Esta señora intentó por todos los medios que estos dos incidentes se supieran pero nadie quería escucharla, hasta que llegó a La Prensa donde le dieron un espacio para contar lo sucedido con su hijo e intentaron hacer una denuncia a La Nación, pero lo consideraron demasiado arriesgado. De todas formas, dentro de sus posibilidades, hicieron que esto salga a la luz, dejando así una rivalidad implícita entre estos dos diarios.

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Clarín

Este diario apoyó a la dictadura en todo momento hasta casi el final de la Guerra de Malvinas, cuando por fin se animó a contar aunque sea parte de lo que en realidad estaba pasando, por ejemplo, hablando de los exiliados. Hasta que el gobierno militar no concluyó, no se pudo leer en ninguna de sus páginas alguna nota sobre los desaparecidos o los muertos, aunque vale aclarar que más de una vez los militares irrumpieron en la imprenta donde se hacía el diario amenazando con el cierre del mismo por algún artículo incorrecto, haciendo que en el número siguiente del diario se le dedicara un espacio a la explicación del artículo del día anterior diciendo que no era eso lo que habían querido decir. Gracias a estos espaciados y leves riesgos que decidió correr de vez en cuando Clarín, el diario Medios y Comunicación, que se caracterizó por ser uno de los medios argentinos que más criticaba al gobierno y su política, en uno de sus números publicó un artículo felicitando a Clarín por su desempeño y su crecimiento, que claramente quiere decir que lo felicitaba por estas exposiciones que se animó a tener. Una de estas exposiciones fue un artículo donde defiende la libertad de prensa luego del cierre de Crónica, este artículo dice: Los órganos periodísticos se manejan con prudencia. El gobierno no ejerce presión indebida. La prensa se alinea sin dificultades en el rumbo general del proceso, y si tropieza lo hace en temas que, o bien son de interpretación dificultosa o bien carecen de un completo esclarecimiento por parte de los poderes públicos. Muchas veces este diario no se animó a decir absolutamente nada. Prefirió mirar para otro lado, como si nada estuviera pasando con tal de no arriesgarse. Hay muchos ejemplos de ésta actitud, como cuando la iglesia católica hacía declaraciones en contra del gobierno y de los militares o hablaba de los desaparecidos y muertos en nuestro país. Es cierto que estas declaraciones, si eran muy importantes, aparecían en el diario pero sin hacer comentario alguno sobre las mismas y mucho menos intentaban, por algún medio, que los lectores pudieran llegar a creer que algunas de esas declaraciones del Papa fueran ciertas. Otro claro ejemplo de esta actitud es la muy famosa visita del Comité Internacional de Derechos Humanos, donde este diario no paró de decir una y otra vez en distintos artículos lo muy innecesaria que era la misma ya que aquí se respetaban todos los derechos. Pretendían que los lectores se convencieran que todo era para darle mala fama a la Argentina. Por esa época, también, publicó, junto con Crónica, un listado de firmas de 200 cámaras empresariales y otras organizaciones civiles que se preparaban para dar a conocer la solicitada de despedida de la Comisión. En esta se decían cosas tales como que la guerra (Malvinas) no fue privativa de las Fuerzas Armadas, sino que el pueblo en su totalidad pidió a éstas que entraran en guerra. A pesar de que esto parece terrible, no se compara con lo que fue la máxima distracción para la masacre que los militares hicieron al pueblo argentino, es decir, el mundial de fútbol del año 1978. Clarín, entre otros, apoyó descaradamente este evento antes durante y después de que sucediera intentando y logrando así que el país entero se concentrara en eso. Algo destacable es que las pocas veces que este diario dejaba ver un poco la realidad, cuando no disfrazaba la verdad con frases y discursos tan hermosos como falsos, le echaba la culpa a otro medio o a otra persona. Es decir que para no arriesgarse al hablar sobre algo que podía llegar a traerle problemas, publicaba los artículos con frases como según tal diario, como dijo tal periodista o según tales fuentes, etcétera.

Con respecto al formato del diario, Clarín en esos tiempos era un diario corto (36 a 48 páginas) que no tenían impacto visual a excepción de sus páginas de deportes que eran un poco más vivas. Las primeras páginas de espectáculos del país aparecieron aquí y fueron un gran éxito.

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La Razón

Como observamos anteriormente cada diario tiene sus características, algunas buenas y otras no tanto. En el caso de este diario sus características fueron paupérrimas, ya que apoyó descaradamente al régimen en todos sus aspectos desde el comienzo hasta el final del golpe y justo cuando éste concluyó cambiaron totalmente de opinión y empezaron a decir que los militares mataron, torturaron e hicieron del pueblo lo que quisieron y aunque es cierto que muchos de los diarios hicieron lo mismo, éste fue en el que más se notó el cambio. Otra particularidad de este diario es el tipo de lenguaje que usaba. Siempre complicaba todo lo que escribía cambiando las palabras por otras más difíciles o rebuscadas, y siempre que podía agregar algo con palabras relacionadas al ejército lo hacía complicando aún más su entendimiento para el común de la gente. Lo cierto es que a pesar de lo dicho anteriormente de que éste fue uno de los medios que más apoyó a la dictadura, en las páginas del diario no se encuentran demasiadas notas hablando de lo buenos que eran los militares, o del bien que le estaban haciendo a nuestra nación, ni nada que se le parezca, lo que hacía La Razón era no hablar de nada, absolutamente de nada que tuviera que ver con los supuestos subversivos, y mucho menos publicar un artículo o a alguien conocido hablando mal del gobierno, lo cual no es ni peor ni mejor que lo que hacían los otros diarios, simplemente es detestable.

La Nación

En esos años era el diario más importante de la Argentina, superando a Clarín y a La Razón, y fue por esto, quizás, uno de los que menos se animó a decir. Era un diario muy prestigioso, mucho más que ahora y uno de los más lindos a nivel visual ya que tenía algo más de color que sus adversarios y la tipografía era bastante superior a la de los otros, además de un lenguaje más complejo, o elevado, aunque no casi inentendible como en el caso de La Razón. Un titular donde se ve claramente el apoyo que le daba este diario al gobierno militar, es en la portada del primer número publicado bajo el mandato del señor Videla donde se leía La edad de la razón. La nota que se desarrollaba a continuación contenía en casi todas sus frases alguna recriminación a los peronistas, o algún fallo cometido por ellos. Algunos periodistas especializados que luego estudiaron lo sucedido aseguran que este diario y algunos otros que apoyaron fervientemente el proceso militar fueron parte de una estrategia más para el Estado.

Los que se animaron

Dentro de toda la desorganización, el miedo y la censura hubo algunos diarios que se animaron, periodistas que a pesar de estar arriesgando sus vidas y las de sus familias y amigos, decidieron hablar y contarle al pueblo lo que sabían, al menos gran parte. Una de las publicaciones que dejó a un lado sus temores para poder decir la verdad y no ocultarlo todo fue Buenos Aires Herald, un diario inglés, escrito en este idioma. En él aparecían las listas de desaparecidos y también se podían leer en sus páginas varios artículos de los derechos humanos y sus violaciones. Existe una suposición de que fue porque estaba escrito en inglés, y no porque los militares no sabían de la existencia del mismo, que no censuraron el diario. Lo que sí hicieron fue

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meter preso al editor del mismo, como amenaza para que dejaran de publicar los nombres de los desaparecidos (que fue en vano, ya que el diario continuó haciéndolo). Lo más curioso del asunto es que podrían haber matado a este señor y de esta forma tener más posibilidades de que en el diario ya no se dijera ni una palabra más sobre el asunto de los desaparecidos que tanto incomodaba al Estado, pero decidieron no hacerlo ya que éste hombre era una figura internacional. Otros diarios que intentaban destapar la verdad sin importar cuál era el riesgo fueron los diarios judíos, como por ejemplo Nueva Presencia, que además de dar bastante información sobre los destrozos que estaban haciendo los militares con nuestro país, intentaba mostrar en sus notas una cierta idea de libertad que muchos argentinos para ese entonces ya habían perdido. Es cierto que al ser un diario perteneciente a la comunidad judía lo leía menos gente y quizás por esto era menos arriesgado escribir cosas prohibidas allí que otro cualquiera, pero no por esto hay que desprestigiar a la gran cantidad de personal, judío o no, que arriesgaba todo para que al menos parte de la población supiera la verdad. En general, podemos observar que muchos diarios y sobre todo los más importantes ayudaron mucho al gobierno promoviendo sus ideas. Si bien hay algunos que enfrentaron la realidad, podemos estar casi seguros que si no hubiera sido por ellos y por el poder que tienen sobre las masas, muchas personas hubieran estado en desacuerdo con la ideología fascista del momento y otras que apoyaron fervientemente a los dictadores no se hubieran fijado en la política. O sea que a muchos de los simpatizantes del gobierno, éste los consiguió gracias a los medios, su poder de convencimiento y su falta de sinceridad.

La televisión

Este medio no quedó fuera de la censura en absoluto. Se prohibieron muchas cosas y muchas otras pasaron a ser no aptas para menores, como programas enteros, sketch de distintos tipos o simplemente avisos publicitarios. La televisión, al igual que todos los medios de comunicación, también usó el doble sentido en muchas ocasiones. El clásico Tato Bores se burlaba una y otra vez de los militares y de muchas cosas que ellos hacían. Pero si bien no era demasiado sutil en sus acostumbrados monólogos, los militares no podían censurarlo debido a que jamás los nombraba, solo daba pie para que la gente supiera de quién estaba hablando. La dictadura militar se inició cuando la televisión era en blanco y negro en nuestro país. Pero, como

una forma de demostrar una pujanza y desarrollo, que en realidad no existían, para el Mundial de

fútbol del año ’78 se introdujo el color. La televisión en ese entonces ya era algo imprescindible en

cualquier casa: todo el mundo almorzaba con Mirtha Legrand y cenaba con Tato Bores, es por eso

que los militares quisieron apoderarse de ella sea como sea.

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El cine y la música

Estos son dos medios muy particulares. Por un lado está la gente que cuando va al cine va a ver una simple película, a divertirse, pasar el rato, ver a su actor preferido o algo así. En el caso de la música es parecido, uno con la música se relaja, se divierte, baila. Sobre todo en esos tiempos donde ésta no era lo que es ahora donde muchos adolescentes la aprovechan para hacer protesta. Pero por otro lado, están esas personas que usan estos u otros medios para reflexionar sobre diversas cosas. Esto ocurrió sobre todo en estos años, donde mucha gente escuchaba música de protesta o iba al cine a ver películas comprometidas y muchos creadores trabajaban para testimoniar o criticar la época en la que vivían y trabajaban para ese público que no era el más masivo. También es cierto que la música y el cine tuvieron más posibilidad de expresarse que los grandes medios de comunicación (la televisión, la radio y los diarios) no solo porque no eran considerados medios masivos, sino también por el hecho de que tuvieron más recursos para hacerlo, como por ejemplo el sentido indirecto o la ironía, usado muchas veces por ambos. La música tenía la ventaja de ser escuchada por el público, en principio, tal como la había creado su autor. Después de su primera presentación, si era considerada inconveniente por el gobierno, era censurada. Las películas, en cambio, eran censuradas sin ser vistas por nadie, excepto por el mismo censor. Muchos films fueron tan cortados que perdieron completamente el sentido de lo que el autor pretendió expresar. Además de esto, hay varias diferencias, empezando por los protagonistas hasta llegar a los lugares donde se desarrollaban pasando por los distintos métodos que usaba cada uno para comunicarse con su público.

Música

Así como todos los medios de comunicación, la música también estuvo muy censurada, pero a diferencia de los grandes medios (los diarios, la radio y la televisión), la música en su mayoría, tuvo más posibilidades para demostrar, a pesar de todo, su desacuerdo con lo que estaba pasando. Muchos cantantes y compositores, como por ejemplo Mercedes Sosa y León Gieco se fueron del país por decisión propia, para poder hacer su trabajo con libertad en otro lado, o por amenazas del gobierno obligándolos a dejar de cantar, tocar y/o componer. La radio se vio muy afectada por la censura, ya que había que tener mucho cuidado con las canciones argentinas que se pasaban, porque no todas estaban permitidas. Había verdaderas listas negras con los nombres de los autores, cantantes y canciones que no podían ser escuchados. Pero a partir de 1982, con la Guerra de Malvinas, la música extranjera estuvo prohibida, lo que complicó más la situación de ese medio aunque esto ayudó un poco a los artistas nacionales, ya que les permitió una mayor difusión. Los militares creyeron que impidiendo que la música de otros países se escuchara acá y censurando ellos mismos la nacional, éste era un medio por el cual no se diría nada malo de ellos ni de sus obras, pero no tuvieron en cuenta el hecho de que la gente tiene códigos propios, puede decir cosas sin nombrarlas, y esto es exactamente lo que sucedió en la música.

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Las canciones jugaban con el doble sentido y a través de éstas se decían cosas que en realidad no se podían, por ejemplo, en la canción de Charly García titulada Los Dinosaurios se habla de los militares y de todas las atrocidades que ellos le estaban haciendo a la gente y al país, de forma indirecta, citándolos a ellos como dinosaurios, como monstruos y no como gente. Esta canción se podía cantar en la calle, se podía pasar en las radios y se podía tocar en los recitales. Como ésta, hubo muchas otras canciones donde se podía distinguir el desprecio a los entonces gobernantes. Hablando de recitales, éstos eran un evento donde se podían escuchar las canciones subversivas, ya que la mayoría de los artistas se arriesgaban a cantar y tocar sus canciones prohibidas en esos momentos. Uno de los sitios donde se podía escuchar este tipo de espectáculos era en las sociedades judías (por ejemplo Hebraica y Hacoaj), ya que eran como burbujas por el hecho de ser judías y comunitarias. Por esta misma razón la gente que no podía dar seminarios o conferencias de prensa iba allí y lo hacía, al igual que con las películas que se suponían prohibidas, que se proyectaban en estos lugares. Creo que todos sabemos que a los artistas de televisión y a la gente conocida, en este caso los músicos, pareciera que se los respeta más, o al menos se los escucha más que a mucha gente que en verdad lo merece, y creo que por primera vez esto fue de utilidad, ya que gracias a muchas de las cosas que se decían en las canciones la gente abrió los ojos y se dio cuenta de que esos rumores que se corrían por las calles del país no eran sólo eso, sino que era la penosa realidad de nuestra embarrada y destrozada nación. Fue gracias a esta forma tan singular de expresarse, el doble sentido, la ironía, la metáfora, que el rock nacional le sirvió a muchos jóvenes y otros no tan jóvenes para expresar su desagrado por la sociedad en la que vivían, y para poder sentir que no eran los únicos que pensaban y sentían de esa forma.

Cine El cine cuenta historias, historias de guerras, de amor, de fantasmas o de lo que a uno se lo ocurra. Pero en realidad el cine hace mucho más que eso si uno le presta un poco de atención e intenta fijarse en los detalles, como la ropa, la comida, la escenografía y las palabras que usan los actores para comunicarse. Uno de esta forma puede ver un mundo de cosas muy distintas a lo que se ve a primera vista, hasta, se puede ver una película diferente a la que uno cree estar viendo. Esto es exactamente lo que ocurrió y lo que aun se puede ver en las películas de los tiempos en los que aquí gobernaban los militares, aunque también hay excepciones donde las películas que a simple vista parecen tontas, simplemente lo son. El cine fue tan censurado como los grandes medios (y de una forma similar), es por eso que los directores trataban de esconder sus verdaderos pensamientos bajo guiones vacíos y así manifestaban sus verdaderos pensamientos. Por eso decimos que en esa época cuanta más ficción, más documental. Algo que caracterizó las producciones cinematográficas de este período, además de sus tramas pobres, su doble sentido y los rasgos típicamente argentinos, fue la gran influencia proveniente del cine de Europa. En 1976 recién comenzada la dictadura ya había películas de este estilo, lo que indica que antes de empezado el proceso militar en nuestro país ya se percibía una vida lo suficientemente

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triste y censurada, como para que los cineastas no se animaran a decir lo que querían directamente y tuvieran que emplear otros recursos para hacerlo. Una película donde se puede observar claramente este decir sin nombrar es una de 1976 dirigida por Enrique Dawin llamada Los chiflados dan el golpe donde además de este título que por sí solo nos sugiere muchas cosas, al comienzo de la película aparece un cartel agradeciendo a los que hacen el mar nuestro de cada día, por dejar intercalar un toque de alegría en una pausa de su esforzada y patriótica labor. En el ‘76, se realizó una reunión que convocó a todos los partícipes de nuestro cine (productores, directores, autores y actores) donde el interventor del Instituto Nacional de Cinematografía, Jorge Bitleson, declaró entre otras cosas el 3 de abril: “Se ayudará económicamente a todas las películas que exalten valores espirituales, cristianos, morales e históricos o actuales de la nacionalidad o que afirmen los conceptos de familia, orden, trabajo, respeto, esfuerzo fecundo y respeto social, buscando crear una actitud popular optimista en el futuro”. Lo que deja claro que las películas que no trataran alguno de estos temas de la manera en que ellos lo dispusieran estarían censuradas total o parcial, temporaria o permanentemente. La excepción de la que hablábamos anteriormente en la cual los argumentos que parecían faltos de imaginación se miraran por donde se miraran así lo eran, es el cine llamado cine hueco, que se basaba en humor liviano y comedia musical. Éstas tramas poco interesantes, carentes de profundidad con temáticas superficiales, salvo excepciones, estuvo destinado básicamente a entretener y distraer, ofreciendo así un espectáculo evasivo o tendiente a una propaganda pro militar, como en el caso de Palito Ortega, que desde su debut como director en 1977, usó la escenografía, la trama y todos sus recursos posibles para justificar el golpe y lavarle la cara a los militares.

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Los medios de comunicación masiva como forma de manipulación

Como se expresó anteriormente, los medios de comunicación masiva pueden ser utilizados con fines de manipulación social. Noam Chomsky* elaboró una lista de diez estrategias de manipulación mediática, donde se enumeran las herramientas utilizadas por distintos medios a nivel mundial que pretenden moldear nuestros pensamientos de acuerdo a los intereses de sus propietarios.

1. La estrategia de la distracción. El elemento primordial del control social es la estrategia de la

distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los

cambios decididos por las elites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación

de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. La estrategia de la distracción es

igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el

área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética. ”Mantener la atención

del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia

real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a

granja como los otros animales” (Cita del texto ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)

2. Crear problemas y después ofrecer soluciones. Este método también es llamado “problema-

reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el

público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo:

crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos

sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.

3. La estrategia de la gradualidad. Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla

gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. Es de esa manera que condiciones

socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de

1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios

que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si

hubiesen sido aplicadas de una sola vez.

4. La estrategia de diferir. Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla

como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación

futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el

esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la

tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejorar mañana” y que el sacrificio exigido podrá

ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla

con resignación cuando llegue el momento.

5. Dirigirse al público como criaturas de poca edad. La mayoría de la publicidad dirigida al gran

público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas

veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente

mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono

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infantilizante. ¿Por qué? “Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o

menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una

respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o

menos de edad” (cita de: ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas’).

6. Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión. Hacer uso del aspecto emocional es

una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente al sentido crítico

de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de

acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o

inducir comportamientos.

7. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad. Hacer que el público sea incapaz de

comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La calidad de la

educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma

que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores

sea y permanezca imposibles de alcanzar para las clases inferiores” (cita de: ‘Armas silenciosas para

guerras tranquilas’).

8. Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad. Promover al público a creer que es

moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto.

9. Reforzar la auto-culpabilidad. Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su

propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus

esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se auto desvalida y se

culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. Y, sin

acción, no hay revolución.

10. Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen. En el transcurso de los

últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los

conocimientos del público y aquellos poseídos y utilizados por las elites dominantes. Gracias a la

biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha disfrutado de un conocimiento

avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológicamente. El sistema ha conseguido

conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría

de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el

de los individuos sobre sí mismos.

* Avram Noam Chomsky (Estados Unidos, 1928) es un lingüista, filósofo y activista estadounidense. Es profesor emérito de Lingüística en el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) y una de las figuras más destacadas de la lingüística del siglo XX, gracias a sus trabajos en teoría lingüística y ciencia cognitiva. Es, asimismo, reconocido por su activismo político, caracterizado por una fuerte crítica del capitalismo contemporáneo y de la política exterior de los Estados Unidos. Se ha definido políticamente a sí mismo como un anarquista o socialista libertario. Ha sido señalado por el New York Times como "el más importante de los pensadores contemporáneos".

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Medios de comunicación y política

Los medios masivos de comunicación poseen actualmente un excesivo poder que influye en forma

notoria en la opinión pública y en las políticas de gobierno.

La propaganda política es uno de los fenómenos dominantes en la primera mitad del siglo XX. Sin

ella serían inconcebibles las grandes conmociones de nuestra época, la revolución comunista y el

fascismo. Su planteamiento consiste en utilizar una información presentada y difundida masivamente

con la intención de apoyar una determinada opinión ideológica o política, en todos los tiempos los

políticos, los hombres de Estado y los dictadores han tratado de lograr la adhesión a su persona y a

su sistema de gobierno.

Los nuevos medios de comunicación

Los nuevos medios de comunicación disponibles en la actualidad permiten a los anunciantes llegar a

la audiencia de múltiples maneras. Además, estos medios ofrecen la posibilidad de que cualquiera

pueda expresar lo que quiera, cuándo y cómo quiera no sólo a través de texto, sino con imágenes,

audio y vídeo.

Las aplicaciones basadas en Internet, especialmente la aparición de las redes sociales, los contenidos

elaborados por los usuarios y los micro-blogs permiten a prácticamente cualquier usuario de Internet

convertirse en un emisor, capaz de crear, modificar y compartir rápidamente contenidos y

conocimientos en forma electrónica, con millones de otros usuarios locales y mundiales. Esto

introduce nuevas pautas de comunicación, rompen las fronteras de los países y dan lugar a nuevas

formas de expresión creativa, periodismo y participación. Esta inédita descentralización de la

información inducida por Internet ha permitido a los ciudadanos acceder a la información,

expresarse y participar en el debate público, más que nunca. Aun en los ámbitos en que la

penetración de Internet es lenta, los ciudadanos utilizan sus teléfonos móviles para enviar mensajes

de texto con información a las radioemisoras locales, que en muchos lugares del mundo siguen

siendo los medios de información predominantes. A diferencia de los medios tradicionales, se

pueden distinguir en los nuevos medios las siguientes características:

Virtualidad

Inmediatez

Hibridación multimedia

Interactividad

Posibilidad de auto-comunicación de masas

Velocidad en la ejecución de tareas

Especialización en el proceso de comunicación

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Cultura y Estética Contemporánea – 2012

Romina Celada – Santiago Irrazabal 5º3ª

Instituto Zona Oeste