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42 Los números básicos que determinan el comportamiento de la economía mexicana LUIS MIGUEL GALINDO Y PEDRO JOSÉ MARTÍNEZ ALANÍS * “I shall never believe that God plays dice with the world” Einstein. Martín Rees (2000), astrónomo real británico, sostiene en una investigación reciente, que las fuerzas que mantienen unido al universo cono- cido y explican la vida pueden reducirse a seis números (Rees, 2000). Esto es, las características físicas esenciales del universo pueden * Catedrático extraordinario en Métodos Cuantitativos Narciso Bassols de la Facultad de Economía y ayudante del proyecto de investigación IN 302500. Agradecemos los comentarios de Carlos Guerrero e Ignacio Perrotini. Desde luego se aplica el descargo usual de los errores. Este artículo se realizó con fondos del proyecto PAPIIT: Análisis de la políti- ca monetaria y los mercados financieros en México, bajo los efectos de la liberalización financiera y comercial: una visión econométrica, IN 302500. resumirse en seis números que tienen un valor preciso y que por ello permiten la vida. Un valor distinto no permitiría que existieran entonces las condiciones indispensables para la vida. Por ejemplo, el núcleo de un átomo de helio pesa el .993 de los protones y neutrones que lo integran mientras que el .007 restante se dispersa en for- ma de calor. Esto hace posible entonces la ener- gía que emite el sol. Este número es además una función de la fuerza con las que se mantienen juntas las partículas del núcleo atómico. En el caso en que este número fuera menor, alrededor

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Los números básicos que determinan el comportamiento de la economía mexicana

LUIS MIGUEL GALINDO Y PEDRO JOSÉ MARTÍNEZ ALANÍS *

“I shall never believe that God plays dice with the world” Einstein.

Martín Rees (2000), astrónomo real británico, sostiene en una investigación reciente, que las fuerzas que mantienen unido al universo cono-cido y explican la vida pueden reducirse a seis números (Rees, 2000). Esto es, las características físicas esenciales del universo pueden * Catedrático extraordinario en Métodos Cuantitativos Narciso Bassols de la Facultad de Economía y ayudante del proyecto de investigación IN 302500. Agradecemos los comentarios de Carlos Guerrero e Ignacio Perrotini. Desde luego se aplica el descargo usual de los errores. Este artículo se realizó con fondos del proyecto PAPIIT: Análisis de la políti-ca monetaria y los mercados financieros en México, bajo los efectos de la liberalización financiera y comercial: una visión econométrica, IN 302500.

resumirse en seis números que tienen un valor preciso y que por ello permiten la vida. Un valor distinto no permitiría que existieran entonces las condiciones indispensables para la vida. Por ejemplo, el núcleo de un átomo de helio pesa el .993 de los protones y neutrones que lo integran mientras que el .007 restante se dispersa en for-ma de calor. Esto hace posible entonces la ener-gía que emite el sol. Este número es además una función de la fuerza con las que se mantienen juntas las partículas del núcleo atómico. En el caso en que este número fuera menor, alrededor

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de .006, entonces no se unirían el protón y el neutrón y el universo sería de hidrógeno. Por el contrario, en el caso en que el número fuera mayor (.008) entonces la reacción sería tan rápi-da que los hidrógenos no hubieran sobrevivido a la gran explosión o big ban.1 Los otros cinco números que determina al universo son: aquel que mide la potencia de las fuerzas que cohesio-nan la estructura de los átomos dividido por la gravedad entre ellos, aquel que define la densi-dad del universo, el número que estima compor-tamientos de antigravedad, aquel que define las ondas de un universo en expansión y el número que define al número de dimensiones del uni-verso conocido (Lemley, 2000).

En este sentido, diferentes números definen a otros universos. En el extremo, puede conjetu-rarse sobre la posible existencia de universos múltiples dependiendo de la combinación de números que definan a cada caso. De este mo-do, utilizando un símil puede considerarse que existen algunos números básicos que definen esencialmente el comportamiento de la econo-mía mexicana. Esto es, existen algunas relaciones básicas de largo plazo entre las variables que permiten identificar a la economía mexicana y que pueden incluso utilizarse como anclas para determinar simulaciones y comportamientos futuros o analizar las limitaciones de diversas propuestas de política económica.

Estas relaciones que se establecen entre di-versas variables de la economía mexicana permi-ten hacer una evaluación inicial de uno de los temas más intensamente discutidos en México durante el último año: el crecimiento económi-co. En efecto, durante las elecciones presiden-ciales se prometieron diversas tasas de crecimiento económico promedio donde desta-ca la del presidente electo de 7% anual. Esta cifra contrasta significativamente con el ritmo de crecimiento esperado para este año de entre 0 y 1%. Incluso aunque se acepte que el 7% se refería a una tasa promedio “para el final del sexenio”.

1 Para una explicación de estos números véase Lemley, (2000).

Así, el objetivo de este trabajo es analizar la consistencia de estas propuesta tomando como referencia algunos de los números básicos que determina el comportamiento de la economía mexicana. Este trabajo se basa en diversas simu-laciones realizadas con el modelo Merlín, sin embargo, por razones de espacio, se excluyen las estimaciones econométricas. La primera sección incluye la evidencia empírica y la segunda algu-nas conclusiones y comentarios generales

I. EL CRECIMIENTO ECONÓMICO EN MÉXICO: LA EVIDENCIA EMPÍRICA

La economía mexicana, como la mayoría de las economías de mercado (Solow, 1997, Fischer, 1988 y Hodrick y Prescott, 1997), tiene un pro-ceso de crecimiento económico que sigue un patrón de fluctuaciones alrededor de una ten-dencia (Blanchard, 1997, Fisher, 1988 y Solow, 1997). Más aun, las fluctuaciones alrededor de la tendencia son en principio dentro de unas ban-das relativamente estrechas con la excepción de fases fuertemente recesivas (Solow, 1997) y asi-mismo las fluctuaciones están normalmente correlacionadas en serie (Fisher, 1988), combi-nando fases de crecimiento económico rápido con otras de ajuste estructural y crecimiento len-to. (gráfica 1).

GRAFICA 1.

Producto Interno Bruto (1960-2000), miles de millones de pesos de 1994

.

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400

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1960 1965 1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000

PIB Tendencia Lineal

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comportamiento ascendente existe, en el caso de México, no sólo en el PIB sino en la mayoría de las principales variables macroeconómicas como el consumo o la inversión. Ello se confir-ma en los estadísticos de las pruebas de raíces unitarias2 de Dickey Fuller aumentada (1981) y de Phillips Perron (1988) que confirman que la mayoría de las variables económicas son series no estacionarias aunque con distintas caracterís-ticas en sus patrones de crecimiento (Galindo y Martínez. Alanís, 2001).

Este patrón económico es el resultado de va-rios factores de oferta y demanda tales como la tecnología, el incremento de la productividad, las condiciones laborales y las fluctuaciones de la demanda (Taylor, 1997). En este sentido, puede argumentarse que el crecimiento económico corresponde a una función de la productividad de la fuerza de trabajo asociada a la intensidad de capital (Taylor, 1997) y a los movimientos cíclicos de la demanda relacionadas con las polí-ticas económicas expansionistas o de estabiliza-ción. En principio, este comportamiento puede descomponerse de acuerdo a un componente que representa la trayectoria de equilibrio o tendencial y a otros factores cíclicos o de corto plazo (Hodrick y Prescott, 1997) lo que puede representarse como: yt = ygt + yct (1) Donde yt representa a la variable económica, ygt es el componente de crecimiento tendencial y yct

es la parte cíclica. Considerando que el compo-nente de crecimiento varía suavemente a lo largo del tiempo, esta ruta puede aproximarse por la suma de los cuadrados de su segunda diferencia, representado por Hodrick y Prescott (1997) co-mo: Min {Snc2

t + ?S[(gt - gt-1) - (gt-1 - gt-2)]2 (2) Donde ct = yt - gt y ? representa un número posi-tivo, el cual penaliza normalmente el componen-

2 La información disponible son datos anuales de 1960 al 2000.

te de variabilidad de las series. En el extremo gt corresponde a una tendencia de tiempo lineal (Hodrick y Prescott, 1997, p. 3) y n es el número de datos disponibles.

La descomposición del producto en un com-ponente tendencial y otro cíclico permite identi-ficar determinados patrones de comportamiento sistemático que señalan la presencia de ritmos de crecimiento diferenciados en la economía mexi-cana. Por ejemplo, se observa que el ritmo de la actividad económica tendió a ser alto de 1950 a 1980, se redujo durante la década de los ochenta y se recupera paulatinamente durante la década de los noventa (gráfica 2). Además se observa que su variabilidad aumentó durante la segunda fase. Este comportamiento diferencial del producto durante los últimos cuarenta años parece corresponder a una distribución trimodal (Renshaw, 1991). Esta distribución indica que existen tres posibles grandes opciones en el comportamiento del producto en el largo plazo denominadas de crecimiento pobre, medio y rápido respectivamente.

La existencia de esos tres posibles escenarios corresponde a la interacción entre la teoría del multiplicador del consumo y el acelerador de la inversión como lo muestra la fuerte covarianza positiva entre inversión, consumo y producción (Hodrick y Prescott, 1997). Esto es, un aumento en el ingreso origina un efecto multiplicador en el consumo y la inversión que se traduce nor-malmente en un crecimiento superior a 2% anual. Por el contrario, una caída del producto se traduce en una disminución del consumo y la inversión que llevan a reducciones en el produc-to. La gráfica 3 permite observar que en efecto la probabilidad de una tasa de crecimiento anual de entre 2y 4.9% es mayor que las otras dos po-sibilidades. En este sentido, atendiendo a todo el periodo considerado puede suponerse que para cada año la mayor probabilidad corresponde a una tasa de entre 2y 5% (0.50) lo que representa un argumento en contra de promedio del 7 por ciento.

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Tasa de crecimiento (%)

Fre

cuen

cia

(%)

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PIB Filtro Hodrick-Prescott

GRÁFICA 2. Tasa de crecimiento (%) del PIB y su filtro Hodrick-Prescott, 1960-2000

GRÁFICA 3. Distribución trimodal de la tasa de crecimiento media anual (%), 1960-2000

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.0

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4.0 4.4 4.8 5.2 5.6

K e r n e l D e n s i t y ( N o r m a l , h = 0 . 2 5 5 3 )

Tasa de crecimiento del PIB

.00

.04

.08

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.20

.24

.28

0 1 2 3 4 5

K e r n e l D e n s i t y ( N o r m a l , h = 0 . 8 3 7 3 )

Tasa de crecimiento del PIB

Periodo: 1950-1979 Periodo: 1980-2000

Sin embargo, estas funciones de probabilidades no son homogéneos a lo largo de todo el perio-do. Por el contrario, la frecuencia de tasas cer-canas o superiores a 5% es mayor entre 1950 y 1980 que entre 1980 y 2000 (gráficas 4 y 5). Es-tos resultados permiten concluir que en el largo plazo del crecimiento económico para la eco-nomía mexicana, corresponde a una distribución

trimodal donde el número fundamental o fron-tera con respecto al cual evaluar el desempeño económico es una tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de 5%. En este sentido, de mantenerse el desempeño económi-co más reciente la tasa de 7% parece aún más remota.

GRAFICA 4 Y 5. Distribuciones de Probabilidad de la Tasa de crecimiento del PIB para los periodos 1950-1979 y

1980-2000

El comportamiento cíclico de la economía mexi-cana parece también corresponder, desde un punto de vista empírico, a versiones extendidas o

modificadas del modelo IS-LM o, en el caso de una economía abierta, del modelo Mundell-Fleming (Solow, 1997, Blinder y Blanchard,

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1997). Estimaciones recientes (Galindo y Carde-ro, 1997) sobre la economía mexicana muestran que un modelo de vectores autoregresivos que incluye al nivel de precios, el agregado moneta-rio, el ingreso y la tasa de interés nominal tiene un espacio de solución de al menos tres vectores de cointegración que pueden interpretarse como un modelo IS-LM (Johansen y Juselius, 1994; Galindo y Cardero, 1997).

Concentrándonos en el comportamiento de la curva IS o la demanda agregada se observa que el producto, el consumo y al inversión tienen un comportamiento tendencial relativamente similar de largo plazo y variaciones cíclicas3 asociadas (gráfica 5 y 6). Así, los coeficientes de correla-ción indican que existe una importante asocia-ción entre el ingreso, el consumo y la inversión tanto en niveles como en tasas de crecimiento (cuadro 1 y 2). Debe sin embargo destacarse que la intensidad de la asociación es ciertamente más fuerte entre el consumo y el ingreso que entre la inversión y el producto. Esto puede observarse en la gráfica 6 donde la inversión tiene una ma-yor volatilidad que las otras dos variables.

Las tendencias comunes en las series de pro-ducto y consumo se mantienen juntas durante todo el periodo mientras que la inversión a par-tir de 1980 muestra un desprendimiento a la baja (gráfica 7). Esta caída en la inversión es lo que explica en buena medida el menor ritmo de crecimiento a partir de 1980 mientras que su recuperación se asocia al nuevo auge económico de finales de los noventa.

Este comportamiento asimétrico entre el con-sumo y la inversión con respecto al producto puede observarse claramente al considerarse las propensiones medias a consumir e invertir. Así, se observa en la Gráfica 8 que existe un boom de consumo que se tradujo en una reducción de

3 Estos comportamientos cíclicos corresponden muy probablemente a la existencia de imperfecciones en los mercados y precios y salarios pegago-sos (Solow, 1997).

la inversión. En este sentido, es el patrón de consumo el que determina la capacidad de ahorro interno y por tanto cualquier auge eco-nómico tiende a limitarse en la medida en que requiere del financiamiento o ahorro externo.4

Los efectos de los comportamientos tenden-ciales y cíclicos del ingreso, el consumo y la inversión sobre el sector externo son diferencia-dos, lo que acentúa las características del ciclo económico. Esto es, las distribuciones de proba-bilidad bivariadas para cada par de estas variables son claramente distintas como puede observarse en las gráficas 9 y 10, donde se inclu-ye a la relación entre el consumo y el ingreso como punto de comparación.

Así, existe una relación más estrecha entre el consumo y las importaciones que entre la inver-sión y las importaciones (gráfica 11 y 12). De este modo, los estrangulamientos del sector ex-terno tienden a seguir más de cerca de la evolu-ción del consumo. Éste es un factor más que limita el proceso de expansión económica ya que el aumento de la demanda basado en un auge de consumo se traduce en un mayor déficit externo.

Las funciones de distribución bivariadas per-miten observar también que la relación entre el consumo y la inversión y la inflación no es tan estrecha como en algunos casos se ha sostenido (Gráfica 13 y 14). Esto es, existe una correlación positiva entre crecimiento económico y estabili-dad en la tasa de cambio como consecuencia de una correlación positiva entre altas tasas de infla-ción y un pobre crecimiento económico (Eichenbaum, 1997). Sin embargo, la intensidad de la relación sugiere que no es suficiente con una reducción en la tasa de inflación para garan-tizar un ritmo de crecimiento sostenido ya que ello se asocia además a otros factores.

4 Estas tendencias coinciden con la evidencia internacional que sugiere una disminución de la tasa de ahorro asociada a una expansión del consumo en la mayoría de las economías desarrolladas (Maddison, 1992).

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1,800

2,000

1960 1965 1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000

Producto Consumo Inversión

Producto 1

Consumo Priv 0.94 1

Consumo Gob 0.60 0.53 1

Inversión 0.52 0.44 -0.03 1

Importaciones 0.61 0.66 0.15 0.65 1

Exportaciones -0.19 -0.29 -0.02 -0.30 -0.18 1

ProductoConsumo

PrivConsumo

GobInversión Importaciones Exportaciones

GRÁFICA 5.

Comportamiento del producto, consumo e Inversión, 1960-2000. Miles de millones de pesos de 1994

Cuadro 1.

CUADRO 1

Coeficientes de correlación de los logaritmos de las series, 1960-2000

CUADRO 2. Coeficientes de correlación de las tasas de crecimiento, 1960-2000

Producto 1

Consumo Priv 0.9989 1

Consumo Gob 0.9966 0.994 1

Inversión 0.81 0.81 0.79 1

Importaciones 0.91 0.92 0.89 0.80 1

Exportaciones 0.93 0.94 0.91 0.69 0.96 1

Producto Consumo Priv

Consumo Gob

Inversión Importaciones Exportaciones

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1960 1965 1970 1975 1980 1985 1990 1995

Producto Consumo Inversión

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1960 1965 1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000

Producto Consumo Inversión

GRAFICA 6. Tasa de crecimiento (%) del Producto, Consumo e Inversión, 1960 -2000

GRAFICA 7. Filtro Hodrick-Prescot del producto, consumo e inversión en logaritmos, 1960-2000

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1960 1965 1970 1975 1980 1985 1990 1995 2000

Producto Consumo Inversión

GRÁFICA 8.

Filtros Hodrick-Prescott de las tasas de crecimiento (%), 1960-2000

GRAFICAS 9 Y 10.

Distribución bivariada del ingreso-consumo y del ingreso-inversión, durante el periodo 1960-2000

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GRAFICAS 11 Y 12. Distribución bivariada de importaciones-consumo y de importaciones-inversión, durante el periodo

1960-2000

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Graficas 13 y 14.

Distribución bivariada de inflación-consumo y de inflación-inversión, durante el periodo 1960-2000

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Las relaciones que se establecen entre las varia-bles consideradas permiten delinear los patrones del ciclo económico en México y definir los lími-tes más inmediatos para alcanzar una tasa de crecimiento promedio de 7% anual. En efecto, una visión estilizada del ciclo económico en México sugiere que después de una fase de de-presión se observa una recuperación de la inver-sión privada que incentiva a la demanda agrega-da. Ello se traduce en una posterior reactivación del consumo, apoyada probablemente en la recuperación de los salarios reales. Con el tiem-po, el consumo aumenta su dinamismo, apoya-do en una expansión crediticia o de liquidez financiera, impulsando aún más a la demanda agregada pero reduciendo los coeficientes de ahorro. De este modo, se inicia un periodo donde la escasez de ahorro interno se empieza a traducir en un paulatino estrangulamiento exter-no y donde la misma inversión privada inicia una fase de desaceleración. En estas condiciones las presiones sobre el ahorro interno en referencia a los niveles de inversión tienen que compensarse a través del ahorro externo proveniente de una entrada continúa de capitales. En estas condicio-nes las presiones sobre el ahorro interno con referencia a los niveles de inversión tienen que compensarse a través del ahorro externo prove-niente de una entrada continúa de capitales. Los déficit externos crecen más que proporcional

mente asociados al auge del consumo y por tan-to de las importaciones. Así, los flujos de capita-les se mantienen elevados, para mantener el auge económico, lo que conduce en algunos casos a una especie de enfermedad holandesa de sobrevaluación del peso. En estas condiciones, las opciones para mantener el auge económico tienden a cerrarse. Los déficit del sector externo, la sobrevaluación del tipo de cambio, la reduc-ción del ahorro interno y la expansión del con-sumo apoyada por un aumento de la liquidez financiera configuran las condiciones para vali-dar los ataques especulativos y el inicio de una nueva fase depresiva.

Las limitaciones de este modelo de creci-miento económico se pueden definir claramente tomando como referencia un modelo de acele-rador de la inversión (Galindo y Martínez Ala-nís, 2001?. En este modelo pueden estimarse los niveles de inversión requeridos para elevar el crecimiento del PIB por arriba del de carácter potencial y analizar los efectos del mercado la-boral a través de la tasa de desempleo. La Gráfi-ca 15 muestra que este modelo reproduce satis-factoriamente el comportamiento del producto de 180 a la fecha. Los resultados obtenidos indi-can que es necesario elevar entre 10 y 30% los coeficientes de inversión a producto para obte-ner un ritmo de crecimiento de 2 o 3 puntos por arriba el producto potencial.

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.04

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.05

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1988 1990 1992 1994 1996 1998 2000

Residual Actual Fitted

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En este sentido, una tasa de crecimiento econó-mico promedio de 7% anual es sólo posible con un cambio estructural en los patrones de inver-sión, consumo y producto en México. Para ello es necesario diseñar políticas económicas y estra-tegias que busquen incentivar a la inversión y limitar los booms de consumo. Sin embargo, esta estrategia tiene limitaciones importantes en un país como México donde una parte impor-tante de la población tiene carencias apremiantes.

II. CONSIDERACIONES FINALES Desde 1950, la economía mexicana ha mostrado movimientos cíclicos alrededor de una tendencia creciente aunque con una tasa de crecimiento promedio diferente a lo largo de todo el perio-do. Así, la economía mexicana tuvo un elevado dinamismo entre 1950 y 1980 para disminuir su ritmo de crecimiento entre 1980 y 2000. No obstante, durante los últimos cinco años es posi-ble detectar una nueva tendencia ascendente que aún no es posible identificar como similar a la

anterior a 1980. Esta recuperación se asocia en buena medida a una nueva fase de expansión de la inversión privada. Los patrones de comportamiento tendencial y cíclicos de la economía mexicana muestran que existe una relación más estrecha entre el consu-mo y el producto que entre la inversión y el pro-ducto. Más aun, existe una relación asimétrica entre la propensión media a consumir y a inver-tir. De este modo, una auge iniciado por la reac-tivación de la inversión se traduce en una fase expansiva del ingreso y paralelamente del con-sumo. La estrecha relación entre el consumo y las importaciones se traducen también en pre-siones crecientes en el sector externo. De este modo, las condiciones de las fases expansivas en la economía mexicana generan sus propias limi-taciones. Por tanto en una fase de crecimiento económico promedio de 7% sólo es posible de modificar los patrones históricos. En particular, en lo referente a los comportamientos asimétri-cos entre consumo e inversión y a la capacidad de mantener un auge basado en la expansión de la inversión que no se traduzca en un aumento sustancial del consumo.

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