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Marín Castro M. A., et al. Los hongos: entre la magia y la ciencia. Elementos 95 (2014) 17-22
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w w w . e l e m e n t o s . b u a p . m x
El término fungi del singular fungus, proveniente de raíces
latinas con el que actualmente se nombra al reino de los hon-
gos, fue utilizado por primera vez por Tournerfort en 1694
para describir a los macromicetos, setas u hongos macros-
cópicos y significa florecimiento o excrecencia de la tierra,
posteriormente éste término se generalizó para nombrar a los
mohos y levaduras.1 Se sabe por restos fósiles, que al fina-
lizar el periodo Devónico, hace 400 millones de años, existía
gran variedad de hongos creciendo entre las plantas verdes.
Aun así es difícil determinar qué clase de organismo viviente
surgió primero. En el caso de estos organismos no existe un
punto de partida definido y tampoco los eslabones que per-
mitan a un micólogo reconstruir su evolución.11
Marco Antonio Marín CastroRosalía del Carmen Castelán VegaMa. Elena Ramos Casselis
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Los hongos: e n t r e l a m a g i a
y l a c i e n c i a
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Los hongos como organismos macroscópicos y
microscópicos, cumplen una función determinante en
los ecosistemas, su acción principal consiste en reci-
clar los residuos orgánicos generados por los demás
seres vivos que pueblan la tierra, se estima que estos
organismos, anualmente degradan millones de tone-
ladas de residuos a minerales y carbono, elementos
esenciales para la vida de otros seres, estos benefi-
cios contrastan con los daños que causan a otros or-
ganismos, pues además de saprofitos, pueden actuar
como parásitos de plantas y animales superiores.1 Se
puede especular que desde la aparición del ser huma-
no como tal en el planeta, se ha tenido relación con
los hongos, seguramente nuestros ancestros reco-
lectaban hongos comestibles, los cuales serían muy
apreciados y también, seguramente algunos murieron
a causa de ingerir especies venenosas, no obstante, la
relación milenaria de estos organismos con el ser hu-
mano creó con ciertas especies alucinógenas, una tra-
dición cultural y religiosa que subsiste hasta nuestros
días, manteniendo la relación espiritual entre el hom-
bre y sus deidades. De acuerdo a los referentes his-
tóricos, los hongos han estado relacionados desde la
prehistoria con el ser humano y sus prácticas religio-
sas, estos vestigios están presentes en todo el mundo,
desde África, Europa, China y América, desde pinturas
rupestres representando a los chamanes de las tribus
cavernícolas, hasta en las representaciones artísticas
cristianas del catolicismo del siglo XII en Europa y en
el XVI en México. De estas aseveraciones existen evi-
dencias, que se describen con la brevedad que permi-
te este escrito, en el norte de África, en el parque Tin
Tazarift-Tassilien, Algeria, (Desierto del Sahara) exis-
ten petroglifos que datan de 7000 años a.C. (Figura 1)
y hacen referencia a los hongos, seguramente aluci-
nógenos, puesto que en uno de ellos se aprecia un
ambiente festivo y en otro la presencia de un chamán
adornado con ellos.8 Las primeras referencias docu-
mentadas sobre la utilización de estos organismos ya
sea como alimento, medicina o en ritos religiosos se
encuentran en la India y Egipto (Figura 2) y datan de
hace 4 mil años. En la cultura griega la concepción
del origen de los hongos y en particular el de las tru-
fas se basaba en que surgían de un fluido formado por
los relámpagos y la energía o calor que se genera con
ellos, la cual perforaba la tierra o el suelo y así sur-
gían los hongos, entre las referencias escritas de es-
ta cultura se enuncia a Eurípides (450-456 a.C.) quien
hace mención a la muerte de su familia por haber con-
sumido hongos venenosos. Nicander (185 a.C.) físico
y poeta griego, se refirió a los hongos y de hecho a
los que eran conocidos como venenosos como fer-
mentos dañinos de la tierra, expresándolo en su poe-
ma “Alexipharmaca”.3M A R C O A N T O N I O Mar ín Cas t r o e t a l
Figura 1. Petroglifos del parque Tassili en Algeria, África.
Figura 2. Representación de hongos en la cultura egipcia.
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tallas en madera de algunos ejemplares por lo gene-
ral venenosos (Figura 4). El herbalista alemán Jerome
Bock en 1552, resalta el temor que ejercían estos orga-
nismos entre la población y enunció:
Los hongos y las trufas no son hierbas, no son flores, no
son raíces, no son semillas, solo son humedades su-
perficiales de la tierra, de los árboles, de las raíces y de
otros cuerpos podridos, en este plano, es un hecho que
los hongos y las trufas, especialmente aquellos que se
destinan para comer, crecen comúnmente en lugares
de climas con relámpagos y húmedos.1,2
Las creencias o leyendas de que los hongos son
originados por los rayos y los truenos y por conse-
cuencia las tormentas y la lluvia, han sido concebi-
das por gran variedad de pueblos indígenas de todo el
mundo, en la India la tradición hindú cuenta la existen-
cia de un dios llamado Soma, el cual se manifiesta a
los sacerdotes mediante el influjo de sustancias aluci-
nógenas, Wasson (1969) describe que para los creyen-
tes, el dios Soma está contenido en el hongo Amanita
muscaria, del cual se conocen sus propiedades alu-
cinógenas y que al consumirlo, durante el trance, los
sacerdotes entonan himnos en los cuales describen a
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No tome el fermento dañino de la tierra, a menudo cau-
sa hinchazón en el vientre y contracción en la garganta,
preocupa al hombre cuando ha crecido bajo la huella
de la serpiente en la profunda hondonada, tomando un
fragmento del veneno, se respira difícilmente por la bo-
ca, un fermento dañino es eso, generalmente los hom-
bres se refieren al fermento nombrándolo hongo.
Como se puede apreciar, en esta época, el origen
de los hongos no estaba claro, no se podía decir si era
algo vivo o no vivo solo concluían que los hogos eran
concreciones o imperfecciones del terreno En lo que
puede ser el primer intento de clasificación de estos
organismos, Dioscorides, médico griego del primer si-
glo de la era cristiana, los divide en variedades comes-
tibles y venenosas.3,4 A mediados de la Edad Media,
en el arte religioso occidental, se observa represen-
taciones de los hongos en varios pasajes bíblicos, en
particular a Amanita muscaria (Figura 3) como en un
fresco de la capilla de Plaincourault, Francia, que data
de año 1291 en el que se representa a Adán y Eva jun-
to al árbol de manzanas, el cual es en realidad una es-
tilización de la Amanita muscaria.10,11 Con la invención
de la imprenta a finales de la Edad Media, se posibilitó
la publicación principalmente en Inglaterra de series
de libros denominados Herbals en los cuales se hacía
referencia a las plantas medicinales y comestibles de
la época, en estas obras los herbalistas presentaban
esporádicamente descripciones breves de los hongos,
manteniendo la división o clasificación griega en cuan-
to a venenosos y comestibles, acompañándolas con
Figura 3. Fresco del pasaje bíblico “la tentación de Adán y Eva”, capilla de Plaincourault, Francia.
Figura 4. Hongos tallados en madera, en Grete Herbal por J. Gerard (1633). Morelandecker (1996).
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Soma como el hijo o descendiente del trueno, que es
alimentado por las nubes de tormenta.
En las tierras altas de Guatemala y México, has-
ta nuestros días, los pobladores se refieren al hongo
Amanita muscaria, como el hongo que nace con los
rayos.7 La relación del surgimiento de los hongos con
los relámpagos, rayos y la lluvia, es decir, con la ener-
gía que genera vida, refuerza el pensamiento que los
hongos –principalmente los alucinógenos– han tenido
una connotación sagrada entre las comunidades in-
dígenas del mundo y han sido para ellos un vínculo o
un puente para que el ser humano se acerque a sus
dioses (Figura 5).
En México, Martín de la Cruz y Juan Badiano (1522),
describen en su Opúsculo acerca de las hierbas medi-
cinales de los indios, el conocimiento y uso que se le
daba a los hongos:
[...] diremos pues que ciertos hongos nacidos en es-
tas tierras y llamados citlalnanacame, son mortíferos;
otros hay, llamados tehuinti, que no causan comidos la
muerte pero producen cierta demencia corporal que se
manifiesta en risa inmoderada, y son leonados, acres
y de un fuerte olor no desagradable. Hay otros que, sin
producir risa, hacen pasar delante de los ojos toda suer-
te de visiones, como guerras y figuras de demonios, y
otros, enormes y horrendos, preferidos por los hom-
bres principales y adquiridos a gran precio y con sumo
cuidado para sus fiestas y banquetes. Hay finalmente
otros comestibles, de naturaleza fría, sin sabor ni olor
notable, llamados iztacnanacame, de estos, algunos
son blancos, otros amarillos: chimalnanacame, rojos:
tlapalnanacame, pardos, negruzcos, matizados, verdo-
sos, de tan variados colores, en fin que ningún artista
podría igualarlos por hábil y diligente que fuese [...]
Sahagún (1555-1560) muestra en su obra, el cono-
cimiento que tenían los indígenas sobre las plantas de
la nueva España y entre estas del conocimiento de los
hongos, los cuales desempeñaban un papel muy im-
portante por sus propiedades alimenticias, farmacoló-
gicas o psicoterapéuticas, refiere que los aztecas co-
nocían más de 50 especies de hongos comestibles.
Es importante indicar que hasta la fecha, por lo menos
en nuestro país, pobladores cercanos a las montañas y
bosques practican la recolección de hongos (Figura 6).
Una muestra de este conocimiento y unión tradicional
con los hongos, se puede apreciar actualmente en el
mural de grisalla que se localiza en el salón de la porte-
ría del convento de San Gabriel en Cholula, Puebla, en el
que como lo describe Ana María Ashwell (2006), los tla-
cuilos introdujeron, entre un paisaje florido una alego-
ría de hongos. El convento data del siglo XVI (Figura 7).M A R C O A N T O N I O Mar ín Cas t r o e t a l
Figura 5. Hongo Amanita muscaria colectado en el Parque Nacional Malintzi, Puebla. México. (Marín Castro).
Figura 6. Recolectoras de hongos en el Parque Nacional Malintzi, Puebla, México. (Marín Castro).
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Estudios realizados por Mapes y Guzmán (1981)
indican que los indígenas Purépecha, en el estado de
Michoacán distinguen 18 grupos de hongos que inclu-
yen 57 especies, principalmente comestibles, la identi-
ficación de estos está basada en características como:
color, tamaño, forma, textura, época de crecimiento,
curiosamente de forma similar a lo que hacen los mi-
cólogos en la actualidad. Gastón Guzmán, tomando en
cuenta la delimitación geográfica planteada por Was-
son, realizó una compilación de estudios denominados
“El uso de los hongos en Meso América” en la que
describe los usos y costumbres de pueblos indígenas
desde Guatemala hasta Sinaloa en México.6
En este trabajo se muestran los hallazgos de piezas
arqueológicas pertenecientes a esculturas de barro y
piedra con motivos de hongos, (Figura 8) destacando
las encontradas en Guatemala, Nayarit y Colima en Mé-
xico, que hacen referencia a Amanita muscaria.6,7 Con
esto el autor demuestra el arraigo de estos organismos
en los pueblos mencionados, y la relación constante
con los hongos alucinógenos.6,7
Esta relación cultural con los hongos ha generado
un sincretismo con la religión católica, sincretismo di-
fícil de entender por la gente que vive y se conduce en
la modernidad citadina, como ejemplo se puede des-
cribir la importancia del culto que se realiza en la igle-
sia de Chignahuapan, municipio de Puebla, a un hongo
fosilizado (Ganoderma lobatum), en el hongo mencio-
nado, se aprecia un grabado con la imagen de un Cris-
to con un sol y una luna a cada lado, diversos autores
refieren el origen del grabado a los antiguos religio-
sos del templo, con la finalidad de atraer la atención
de los indígenas que comían hongos alucinógenos en
las barrancas aledañas para hablar con dios, tradición
que se conserva hasta nuestros días.6 A la iglesia re-
ferida se le llamó en un principio de “Nuestro Señor
del Honguito”, actualmente se llama de “Nuestra Se-
ñora del Sagrado Corazón de Jesús”. Es un hecho que
en las culturas prehispánicas del país, el conocimien-
to de los hongos estaba relacionado al aspecto ali-
menticio y mágico religioso, tal y como se ha descri-
to en otras culturas indígenas del mundo. También es
un hecho que dentro de la tradición de consumir hon-
gos por nuestros antepasados, predominaron los alu-
cinógenos y que esta tradición perdura hasta la época
moderna y que México se conserva principalmente en-
tre las etnias, Cora, Huichola, Maya, Mazateca y Na-
hua, en diferentes estados de la república, para ellos
sigue siendo un ritual religioso, apegado a sus fiestas
tradicionales, a las estaciones del año y a la época de
lluvias para siembra agrícola. Por lo tanto el consu-
mo de estos hongos no lo ven como lo apreciarían, los
que no pertenecen a estas etnias, o como las autori-
dades legislativas, policíacas y del sector salud lo vis-
lumbran, es decir como drogas o narcóticos.6
La micología como disciplina, inicia su historia con
el invento del microscopio compuesto entre 1590 y
1600, con este microscopio se desarrolla toda una cade-
na de descubrimientos estructurales de los seres vivos
L o s h o n g o s : e n t r e l a m a g i a y l a c i e n c i a
Figura 7. © A. Ashwell. Representación de hongos en el Convento de San Gabriel, Cholula, Puebla, México.
Figura 8. Escultura de barro representando el culto a los hongos en Mesoamérica (Lowi, 1974).
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microscópicos. Se hicieron diferenciaciones muy im-
portantes en los hongos, se descubrió que los hongos
producen esporas que cultivadas originaban al mismo
individuo del que surgían, Carl Von Linne, introdujo me-
diante el sistema binomial la forma de nombrarlos. C. H.
Persoon en 1801 y Elías Fries en 1821, generaron la no-
menclatura sistemática moderna para los hongos, ilus-
tran, describen y clasifican gran cantidad de ellos en sus
libros Synopsis Methodica Fungorum (Persoon) y Sys-
tema Mycologicaum (Fries), ambos autores presentaron
sus trabajos cuando la teoría de la generación espon-
tánea estaba de moda. Darwin y Wallace al publicar El
origen de las especies y El archipiélago Malayo respec-
tivamente, establecen las bases del pensamiento mo-
derno en biología con la teoría de la evolución, con lo
que el origen y estudio de los hongos adquiere mayor
relevancia, Anton DeBary en 1866, propuso el sistema
de clasificación filogenética, siendo este sistema la pie-
dra angular de la Micología moderna. Charles y Louis-
Rene Tulasne en 1867, demostraron que los hongos son
capaces de producir más de un tipo de esporas, con lo
cual colaboraron en el esclarecimiento del ciclo biológi-
co y naturaleza de estos organismos, describiendo por
primera vez su reproducción. Este trabajo fue publicado
en Selecta Fungorum Carpologia entre 1861 y 1865.9
Actualmente los hongos se utilizan en procesos in-
dustriales para la obtención de medicamentos, bebi-
das y alimentos, algunos que son comestibles se han
domesticado para cultivarlos industrialmente, también
se usan en procesos de biorremediación ambiental
contra contaminación con hidrocarburos, metales pe-
sados, colorantes textiles y como generadores de en-
zimas altamente apreciadas por la industria.
R E F E R E N C I A S
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Marco Antonio Marín CastroRosalía del Carmen Castelán VegaDepartamento de Investigación en Ciencias Agrí[email protected]
Ma. Elena Ramos CasselisFacultad de Ingeniería Química de la BUAPM A R C O A N T O N I O Mar ín Cas t r o e t a l
© Enrique Soto, Marruecos, Kelaa M'Gouna, 2010.