Los universitarios olvidados

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“Andragogia es la ciencia y arte que, siendo parte de la antropología y estando inmersa en la educación permanente, se desarrolla a través de una praxis fundamentada en los principios de participación y horizontalidad; cuyo proceso, al ser orientado con características sinérgicas por el facilitador del aprendizaje, permite incrementar el pensamiento, la autogestión, la calidad de vida y la creatividad del participante adulto, con el propósito de proporcionarle una oportunidad para que logre su auto-realización.”(Adolfo Alcalá.- "La praxis andragógica en los adultos de edad avanzada")

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Guatemala, domingo 03 de abril de 2011

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Paola Hurtado [email protected]

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Foto: * Incluye diplomados, cursos, seminarios,licenciaturas, maestrías y doctorados.

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Los 312,697 universitarios ignotosAparte de algunas aproximaciones sobre la gente que cursa estudios superiores,Guatemala no sabe casi nada sobre cómo está conformada su población universitaria.

Siempre hemos escuchado que una pequeña cantidad deguatemaltecos logra llegar a la universidad. ¿5 por ciento?, ¿12 por ciento? Hay discrepancia en las cifras, según la encuesta que se cite y la edad de la poblacióntomada en cuenta. Se trata, en todo caso, de unporcentaje ínfimo, pero ¿de cuántas personas hablamos?,¿cuántos estudiantes tiene cada universidad?, ¿quéestudian?

elPeriódico intentó profundizar sobre estos datos yencontró que ni siquiera se tiene la cifra de cuántosuniversitarios hay en el país y cómo están repartidos enlas universidades. Ningún centro de investigación o institución los registra. En cada puerta que tocamos la respuesta fue: “tienen que pedir los datos en cada universidad… si se los quieren dar”.

Con la colaboración de las 13 universidades del paísgeneramos esta cifra: en Guatemala hay 312,697universitarios.

También obtuvimos otros datos generales. Son números que cualquier país que le apuesta a su desarrollo através de la educación tendría disponible en una página electrónica de consulta pública. En Guatemala no.

Nos enteramos, por ejemplo, que la Universidad de San Carlos (Usac), con casi 155 mil estudiantes, aglutina al49.5 por ciento de la población estudiantil del país. La otra mitad está repartida en 12 casas de estudiosencabezadas por la Universidad Mariano Gálvez (UMG), con el 16 por ciento. Y que este año, todas lasuniversidades sumaron 61 mil 478 nuevos ingresos e imparten 934 carreras.

Lo que se desconoce y no todas las universidades están tan anuentes a indicar abierta y prontamente es qué estudia esta población, cuántos años le toma terminar la carrera y graduarse, cuántos desertan, cuántos segradúan, cuánto invirtieron en su educación superior.

No sabemos cuántos estudiantes tienen cada una de las 934 carreras, incluidos posgrados, profesorados y diplomados, ni qué oportunidad en el mercado laboral encuentran los egresados. En resumen, no tenemosninguna información consolidada y en detalle de la educación superior en el país y, como era de esperarse,tampoco hay políticas públicas que le apuesten a la universidad para buscar el desarrollo.

Se calcula que la cobertura bruta de la educación superior en Guatemala es de 12 por ciento. Significa que solo12 de cada 100 guatemaltecos entre 18 y 24 años está matriculado. “Es una de las más bajas de Latinoamérica.En Costa Rica es de 35 por ciento”, explica Efraín Medina, ex secretario del Consejo Superior UniversitarioCentroamericano (CSUCA). La Encuesta Nacional de Empleo e Ingresos de 2010 cifró en 4.8 por ciento la población que ha ido a la universidad (unas 420 mil personas) y las proyecciones del censo de 2002 calculan queel 3.4 por ciento estudió de 1 a 4 años en la universidad.

La escasa población universitaria es la consecuencia de una deficiente cadena educativa en la que hay unacobertura de 98 por ciento en primaria y 36 por ciento en básicos, pero que cae a 20 por ciento en eldiversificado. En teoría, al menos una quinta parte de la población podría entrar a la universidad. Pero lacalidad educativa es tan mala (93 de cada 100 graduandos no gana las pruebas de matemática ni de lectura), queson pocos los aptos para la universidad. “¿Cómo se puede desarrollar económica y socialmente un país con unacantidad tan limitada de profesionales?”, se pregunta Lucía Verdugo, oficial de educación de la oficina deUNESCO en Guatemala.

“ La oferta aún es poca y solo hay una universidad nacional que tampoco se da abasto para toda la población”,opina Victoria Rosales, delegada del Consejo de Enseñanza Privada Superior (CEPS). “Debería de promoverseque existan más universidades, pero con calidad, no se trata solo de proveer el servicio, sino de que hayaexcelencia”, resalta.De 4 en 4Las universidades privadas han crecido más o menos a un ritmo de 4 por década desde 1966, pero entre 1971 y 1995 no se abrió ninguna y en los últimos 2 años se inauguraron 2. El CEPS tiene 4 solicitudes de autorización entrámite y hay 3 universidades extranjeras que operan sin estar acreditadas.

“ Lo que determina la demanda de las universidades es principalmente el factor económico, por eso la mayoría

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prefiere ir a la universidad pública”, opina José Ángel de la Cruz, director del Sistema de Ubicación de la Usac.Pero hay excepciones. La universidad estatal ofrece algunas carreras en las que pesa más la calidad académicacomo medicina, veterinaria, nutrición y odontología. Sin embargo, reconoce, para las áreas sociales,económicas y humanísticas, el estudiante que puede pagar preferirá una universidad privada.

“ El crecimiento de las universidades privadas es acorde a la dinámica empresarial de la educación superior”,opina Virgilio Álvarez, director de Flacso. “Que haya más o menos universidades privadas es indistinto. Lacobertura y el acceso a la educación superior deben ser responsabilidad del Estado, pero en Guatemala no hahabido un debate sobre la razón de ser de la universidad pública ni sobre la educación superior”, acota.

Francisco Alarcón, secretario general adjunto del CSUCA, lo secunda. El problema de la poca cobertura, dice,no se soluciona con más universidades privadas, porque la educación superior privada es para ciertas elites. Setrata de que el Estado invierta más en educación para fortalecer la primaria y secundaria y que más personaspuedan llegar a la universidad. El país destina el 2.7 del PIB a educación. Solo Haití invierte menos que eso.

Pero se trata también de que la universidad pública, que actualmente tiene 18 centros regionales que atiendena 43 mil 587 estudiantes, llegue a más personas. Guatemala solo puede tener una universidad pública, según laConstitución Política de la República. “Pero está demostrado que las universidades demasiado grandes no son eficientes”, señala Alarcón.

Alarcón y Álvarez creen que debería promoverse la creación de nuevas universidades públicas que amplíen la

la necesidad de crear un sistema de educación superior.

A diferencia de otros países, el Ministerio de Educación guatemalteco no tiene injerencia en la educaciónsuperior. La Usac tampoco. Es el CEPS el encargado de velar porque se mantenga el nivel académico en lasuniversidades privadas sin menoscabo de su independencia, y de autorizar las nuevas. Álvarez es crítico con elCEPS. “Es un club de amigos que se juntan a jugar cartas, pero nadie enseña las suyas, no comparteninformación. No se promueve la construcción del conocimiento ni de espacios para las ciencias. Esa tarea le compete al Estado y no la cumple”, reitera.Época de feriasLa UVG realizó el fin de semana pasado la segunda edición de la EXPO, una feria que reunió a 1,500 asistentes yque dio a conocer las 38 carreras a través de graduados exitosos y catedráticos. Hubo un concierto del DJFrancis Dávila, comida y talleres. Ingeniería electrónica presentó la prótesis biónica de un brazo y enbioquímica extrajeron ADN de fresas, entre otras actividades.

La URL fue la pionera de las ferias. Realizó la primera en 2001 y desde entonces organiza 1 o 2 por año queaglutinan hasta 10 mil visitantes. La Usac también realizó esta semana la InfUsac, una exposición para 20 milgraduandos.

Fernando Mazariegos, catedrático de teología de una universidad privada, analiza que las universidadesprivadas necesitan espacios para dar a conocer la gran cantidad de carreras que ofrecen. También opina que alimpulsarse las carreras de bajo costo, de Q500 para abajo, se compite con la universidad pública al captar lascapas medias y bajas que con sacrificios pueden pagarlas. “Es un mercado que no se ha captado totalmente”,comenta.

Sin embargo, no deja de preocupar la calidad en función de lo que se cobra y la expectativa del estudiante quecon esfuerzo paga sus estudios, añade Verdugo. “Muchas universidades ofrecen programas muy flexibles, depoco esfuerzo, para atraer la mayor cantidad de clientes. De ahí la importancia de que exista un sistema devigilancia de la educación superior, que no esté a cargo de las universidades privadas, cuestiona.

Verdugo considera que el país debería profundizar sobre el porcentaje de estudiantes que fracasa o deserta enlas universidades privadas (esa información no se proporciona). Pero también debería analizarse quéimportancia le da el guatemalteco a la educación superior y cuántos consideran que la culminación de susestudios es un título de diversificado. Hasta ahora, la tendencia es que para la mayoría de graduados de nivelmedio la universidad no es una prioridad. Para el Estado tampoco.

cobertura y el acceso (Costa Rica y Panamá tienen 5 universidades públicas cada una). Álvarez también resalta