love is war 1

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“LOVE IS WAR” Melina m

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Yokozawa x Kirishima

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    LOVE IS WAR Melina m

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    Yokozawa ahora lleva una vida tranquila junto con

    Kirishima y su hija Hiyori. Mientras que su relacin est

    a punto de tomar un giro ms serio, Yokozawa se

    enfrenta una vez ms con los grandes celos de su amante.

    Pero, acaso las dudas de Kirishima hacia cierta persona

    verdaderamente estn fundadas? Yokozawa comienza

    poco a poco a comprender que el amor es una lucha

    diaria, con sus peligros, sus derrotas, pero tambin con

    sus victorias.

    Love is war

    Escrito por Melina M.

    Novela no oficial de Sekaiichi

    Hatsukoi Yokozawa Takafumi

    no Baai

    Traduccin: Saku-Rai

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    Captulo I

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    l sali de la estacin a toda carrera, ahogndose en una densa multitud de

    personas por toda la prisa que llevaba. El sol tmidamente se reflejaba en las

    ventanas de los edificios, adornando y revelando la atmsfera de la maana

    que Yokozawa Takafumi adoraba tanto.

    Disfrutaba de estas horas del da, aunque su funcin dentro de la empresa no lo

    requera a l rutinariamente para levantarse tan temprano, pero se haba atrasado un poco en

    su trabajo, por lo que decidi llegar antes de lo habitual.

    Yokozawa es un trabajador concienzudo y un gran negociador.

    l tiene la maa, el carisma y la capacidad de hacer buenas ventas, siempre

    haciendo un buen negocio. Asumi plenamente la naturaleza y responsabilidad de su

    trabajo, sintindose orgulloso por ello, mientras que los productos y servicios que l estaba

    tratando de vender contribuan al avance de las personas.

    Despus de todo, ser vendedor no era un mal trabajo! Estaba muy orgulloso.

    Yokozawa es un hombre muy orgulloso.

    Usando su traje azul marino, subi la calle del imponente edificio de la editorial

    Marukawa con problemas a pesar de la fra maana. Cruzando la puerta, como de

    costumbre, murmur un saludo a dos mujeres jvenes quienes le dieron la bienvenida al

    saludarlo cortsmente. Subi al ascensor, presionando el botn del tercer piso del edificio,

    dedicado al Departamento de Ventas.

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    Para l, era agradable ir a la oficina a esas horas, antes de que la horda de empleados

    invadiese cada rincn de aquel espacio, antes de que el papeleo se amontonase

    rpidamente.

    Haba una gran tranquilidad, libre de telfonos estridentes y ruidos ensordecedores.

    Un paraso!

    Despus de unos treinta minutos, luego de unas rondas y cuatro llamadas

    telefnicas, sinti un poco de irritacin en el estmago. En su carrera por llegar temprano,

    el diligente empleado se haba olvidado totalmente de tomar su desayuno.

    Fue entonces cuando decidi ir a buscar un poco de comida. Como las mquinas

    expendedoras de la tercera planta no estaban funcionando, decidi ir al piso de arriba para

    encontrar algo de alivio. Llevndose unas cuantas monedas en la mano, Yokozawa llama al

    ascensor que lo llevara a la cuarta planta, donde encontrara algo para satisfacer su

    estmago que gritaba ya de hambre.

    El cuarto piso albergaba varios servicios de edicin y publicacin. Si los de ventas

    no eran realmente madrugadores, qu pasaba con los editores ...?

    Bastaba decir que las oficinas de ese piso estaban completamente desiertas como el

    de ventas. Slo haba un eco de la respiracin de un empleado que estaba durmiendo,

    babeando sobre el teclado de su ordenador porttil, que probablemente haba olvidado

    apagar la noche anterior por haber trabajado horas extras.

    Qu irresponsable... Yokozawa pens al tener esta visin tan pattica. l nunca

    se habra encontrado en una situacin as, tena demasiado orgullo.

    Luego, fue a la pequea sala de comedor, al final del pasillo, en la que haba

    diferentes mquinas de bebidas y golosinas. La puerta estaba entreabierta y una pequea

    corriente de aire se escapaba de ah.

    De repente, se estremeci.

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    - ... No entiendo por qu lo conviertes en todo un drama!

    - Es igual para m! Perdona, pero tengo que ir a trabajar ahora!

    - Onodera! No te irs as como si nada! Quiero que me expliques por qu te rehsas,

    maldita sea! No es gran cosa!

    - No tengo ninguna explicacin que darte, no me gusta, eso es todo! Trabajamos juntos,

    todo el da estamos juntos, nos vamos del trabajo juntos... Todo esto comienza a ser muy

    sofocante!

    Las dos voces que escapaban de ah, Yokozawa las haba reconocido. En ese

    momento, se detuvo en seco delante de la puerta entreabierta. La pequea abertura dej al

    descubierto la cara de Onodera Ritsu. Takano Masamune, su interlocutor, estaba apoyado

    sobre la mquina de caf. Su tono era serio y el rostro de Onodera era de un leve carmes.

    Yokozawa, siendo oyente de toda esa pltica, desisti a entrar, optando por regresar

    a su piso ya que el hambre se le haba ido.

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    2

    ran casi las once de la maana y el tercer piso ya estaba lleno de

    empleados dedicados a sus tareas. En la pequea sala de fumadores, la

    ventana estaba abierta. El aire era dulce y presagiaba el fin del verano.

    Yokozawa exhalaba un ligero humo ondulante. Se encontraba apoyado sobre una

    gran ventana opaca, sosteniendo su cigarrillo en una mano. A su lado estaba una mujer

    muy joven y bonita, que tambin tena un cigarro en su delicada mano, apoyndose igual

    que l, haciendo ambos una simetra perfecta.

    - ... No s cmo ir ante ellos. -le deca la joven-

    - Por qu no utilizas tus encantos? -respondi Yokozawa con un aspecto un tanto

    desilusionado-.

    - A m? a la que le hacen propuestas indecentes? Mi sueldo no justifica tales prcticas! Fue

    Henmi, el que trabaja en tu rea quien me aconsej venir a hablar contigo... No crees que

    es adorable?

    - En serio?

    - Te sorprende?

    - Un poco -Yokozawa responda, rascndose la cabeza-.

    - Despus de todo, t eres uno de los mejores vendedores de la empresa, tus subordinados

    son conscientes de ello, no hay nada sorprendente que l me haya aconsejado para hablar

    contigo acerca de este problema ...

    E

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    - No estoy sorprendido por eso, lo estoy porque Henmi te haya dado un consejo. -Aclar

    irnicamente-.

    - Eres tan malo! -Replic la joven y bonita chica en una carcajada-.

    Los dos colegas seguan con sus burlas mientras que el humo de sus cigarros se

    entremezclaban en el aire.

    - Me encantara trabajar contigo Yokozawa! Aadi mientras se arreglaba el tacn de su

    zapato con el zcalo de la pared-. Aunque yo bromeara ms seguido!

    Yokozawa apreciaba mucho a Motoki-san, y era mutuo. Las mujeres fcilmente se

    intimidaban ante ese cascarrabias vendedor y su apariencia de gran oso. Su carcter era

    conocido por todos en Marukawa y su habilidad como vendedor fue igualada solamente por

    su forma de trato con sus subordinados de acuerdo a sus estados de nimo.

    A pesar de esta reputacin sulfurosa, Motoki-san, publicista adjunta del rea de

    prensa y publicaciones para mujeres, le encantaba estar en la sala de fumadores cada vez

    que tena pequeos descansos para disfrutar de sus cigarrillos y a la vez, del humor

    sarcstico que tena l.

    Aquella joven posea una gran belleza. Con una tez plida, cabellos negro-bano

    que con gracia caa sobre sus hombros. Usaba un par de zapatos con tacones altos y llevaba

    un hermoso sastre rayado. Su mano delgada, impecablemente cuidada, llevaba

    elegantemente su cigarrillo a los labios, dndole a ella un estilo tpico los aos sesenta.

  • 7

    Incluso si era una simple empleada, sin tantas responsabilidades, Motoki no era el

    tipo de mujer que bajaba el rostro frente a los hombres, incluso aquellos jerrquicamente

    superior a ella. Sin duda fue consciente de su belleza y carisma, pero ella no los utiliz

    como un arma de seduccin. Eso le dio una seguridad increble. Yokozawa haba admirado

    silenciosamente esa gran confianza en s misma, era una cualidad que le agradaba mucho.

    Motoki, por su parte, le agradaba Yokozawa ya que era uno de los pocos hombres que no la

    vea como un pedazo de carne. A pesar de sus aspectos toscos de oso, Yokozawa no era un

    machista y la joven sinti que l tena valores y era muy razonable.

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    l antes nunca haba tratado de hacer avances o incluso seducirla, y aunque era

    consciente de su belleza, siempre la haba considerado como su igual.

    - Te aconsejo que te mantengas fiel a ti misma y no finjas ser alguien que no eres. Si ellos

    no quieren confiar en ti, infrmale a tu superior y sigue adelante. A veces a los clientes

    reacios hay que encargrselos a alguien ms. Aada en un tono serio-

    - Cmo sabes cundo es el momento de seguir adelante? -Le pregunt ella-.

    Al or estas palabras, el rostro de Yokozawa se congel. De repente se dio cuenta de

    que sus palabras resonaron en una manera nica.

    - Yokozawa?

    - ...

    - Yokozawa? -Repiti la joven un poco preocupada.-

    Las llamadas de Motoki le hicieron reaccionar a Yokozawa, quien se encontraba

    perdido en su confusin.

    - P-Perdona -Tartamudeaba l-

    - Hmm ... Parece que has estado haciendo horas extras por los ltimos archivos.

    - S ... ha de ser por eso... Mi da comenz en la madrugada.

    - Fumar no har nada bien para tu cuerpo! Debes tener ms cuidado de ti mismo!

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    La joven mujer tom rpidamente el cigarrillo que tena Yokozawa en su mano y lo

    arroj en el cenicero para luego salir de la sala, desendole buena suerte para el resto de su

    da y Yokozawa, todava perdido en sus pensamientos, ni siquiera reaccion para darle las

    gracias. La pregunta inocente que le dijo Motoki resonaba todava en l y le preocupaba

    mucho al azabache Cmo sabes cundo es el momento de seguir adelante?. Yokozawa

    entonces se dio cuenta de que haba olvidado lo que pas antes por la maana: esta

    conversacin que l espi en el cuarto piso.

    Haba terminado todo su trabajo e incluso le dio tiempo de sobra para preparar las

    reuniones de la semana... Ms tarde en la maana, se haba reunido en la librera Marimo

    con Motoki, puesto que la joven le haba pedido una cita en su Hora de descanso de

    cigarrillos como ella le gustaba llamarlo. Ah, ella se burl de su traje pasado de moda y l

    le respondi que los tacos de sus nuevos zapatos le podran servir como cuchillos en caso

    de agresin.

    Pero en ningn momento pens en lo que pas en la maana con Takano.

    Ya solo en la sala para fumadores de la editorial, Yokozawa tena una mirada de

    preocupacin, perdido ms en sus pensamientos, asomndose por la ventana, dejando que

    el brillo del sol baase su rostro.

    - Coqueteando con Motoki?

    Estas tres palabras le hicieron al instante abandonar su meditacin. En el medio de

    la pequea sala de fumadores, justo frente de l y mirndolo fijamente se encontraba

    Kirishima Zen, el famoso editor de la revista Japun.

    Su chaqueta casual combinaba muy bien con l. El editor estaba dotado de un

    encanto que era difcil de ignorar en esa pequea habitacin. Su cabello castao y rizado

    caa ligeramente en su rostro, a la altura de sus ojos color avellana, dndole un aire de chico

    algo arrogante, mientras que su esbelta figura acentuaba demasiado sus encantos

  • 10

    masculinos. S, Kirishima era un hombre de contradicciones, tanto en la apariencia como en

    personalidad.

    - Pero, de qu ests hablando? -replic Yokozawa lleno de consternacin al darse cuenta

    de lo que el editor estaba preguntando-.

    - A veces paso por aqu y a menudo los encuentro juntos.

    - Y eso qu ...?

    - Siento que ests coqueteando.

    Yokozawa, un poco molesto por las acusaciones estpidas del editor, ni siquiera se

    dign en responder tal pregunta.

    - Qu ests haciendo aqu? Acaso cerraron la sala de descanso en Japun?

    - Solo vine a pedirte un cigarrillo ... Ya sabes, dej de fumar y no tengo ninguno.

    Kirishima tena ese aire tan bromista y calmado que Yokozawa detestaba ms.

    Rpidamente se dio cuenta de que esta conversacin se volvera exasperante.

    - Te das cuenta que lo que dices no tiene sentido?

    - Acerca de Motoki o los cigarrillos?

    - Ambos!

    - Solo vine a verte para decirte que Hiyo ha planeado un da de campo este fin de semana.

    - Lo s, ella me envi un mensaje de texto para contrmelo.

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    - Siento que recibes ms mensajes de mi nia que de tu amante.

    - Deja de decir tantas tonteras! Le responda con el ceo fruncido-.

    Kirishima en realidad a veces utilizaba a su hija para que ella le mande mensajes

    para invitar a Yokozawa a excursiones o simplemente para asegurarse de que l ira a cenar

    con los Kirishimas despus del trabajo

    Desde ya hace algn tiempo, se reforzaron sus lazos entre ellos tres. Yokozawa le

    haba confiado a Hiyo a su gato llamado Sorata, que ahora viva con ellos y fue considerado

    como un miembro ms de la familia, al igual que su amo. Era un acuerdo tcito. Su gato

    viva con l, as que tena que visitarlo. De hecho, Yokozawa pasaba sus fines de semana en

    la casa de su amante.

    - Mis padres estarn presentes. Aadi luego Kirishima.-

    Con estas palabras, Yokozawa se atragant con el humo del cigarrillo que haba

    encendido.

    - Tus padres?! Qu?! -Le pregunt con voz temblorosa.-

    - Es una tradicin de nosotros, cada verano tenemos un da de campo con mis padres. Ya

    sabes de mi madre, no hay razn para entrar en pnico.

    - Pero esp... espera un segundo... No crees que...

    Las mejillas de Yokozawa comenzaron a ruborizarse un poco, era una visin

    bastante sorprendente en su rostro habitualmente malhumorado.

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    - Va a ser un poco ... como una extraa situacin? Hablaba l-

    Kirishima tom el cigarrillo que Yokozawa sostena entre sus dedos, llevndoselo a

    sus labios en un gesto rutinario.

    Casualmente, aadi:

    - Es slo un da de campo.

    Desde lo alto de esa ventana, se poda apreciar a los rboles alrededor del edificio.

    Sus hojas eran todava verdes pese a que el clima estaba demasiado caliente. Una suave

    corriente de aire, con un fresco aroma, se las arregla para perfumar el ahumadero de la sala,

    reemplazando el humo del cigarrillo que Kirishima comparta con Yokozawa. Era casi

    medioda.

  • 13

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    n el pasillo central del supermercado, las coles estaban dispuestas en

    forma de una pequea pirmide verde. Yokozawa no poda dejar de pensar

    en que a la pequea Hiyori le habra sido lindo. A pesar de que era tarde,

    l tena toda la intencin de preparar col frito con carne de cerdo. Esta sera, sin duda, la

    felicidad de la pequea!

    Pero Yokozawa estaba preocupado. Nunca dej de pensar en la historia de picnic

    familiar. Sera en su casa o en la casa de ellos? Cmo Kirishima justificara su

    presencia con sus padres? Si rechaza la invitacin, Hiyo estara triste y desilusionada?

    Todas estas preguntas lo desaceleraron un poco en su trabajo por el resto del da. En el tren

    que se diriga al este de la ciudad, sujetando las bolsas pequeas llenas de col, el hombre

    comenz a sentir una angustia terrible. Debe decirle Kirishima que no podr ir? Pero no

    era tan sencillo. Qu iba a pensar? Que es un cobarde? As tendra sin duda una gran

    oportunidad para burlarse de l y ridiculizarlo. No, no le preguntar! Su fuerte orgullo

    super sus miedos.

    Frente a la actitud indiferente del editor, Yokozawa a menudo se encontraba

    indefenso. Nada lo haca titubear, sus ojos demostraban eso, tena ese don para molestarlo

    por naturaleza y volver ansioso al hombre de ventas.

    l era un padre de familia y mantiene un romance con un hombre; un hombre que

    trabaja en la misma empresa que l! Qu le pasara a su reputacin si se enterasen de su

    romance? Qu pasara si la pequea Hiyori se enterase de la naturaleza de su relacin?

    Todas estas preguntas angustiaban profundamente a Yokozawa. Aunque Kirishima estaba

    muy presente en su vida recientemente, su relacin nunca lo haba dejado de cuestionar.

    Con el estmago irritado y la mente cansada, Yokozawa continu su viaje. A veces,

    las sacudidas del tren de la noche le dieron algunas nuseas.

    E

  • 14

    Ya era tarde cuando Yokozawa finalmente lleg al apartamento de la familia del

    editor. Como de costumbre, fue recibido por su gato que se frota contra los tobillos de su

    amo, mientras l dejaba sus zapatos en el genkan.

    - Ya estoy en casa. Deca Yokozawa para anunciar su presencia.-

    Pero nadie vino a recibirlo. Sorprendido por la bienvenida que le daban, entr en

    la sala que estaba iluminada slo por la pequea lmpara que emita una luz suave. En el

    sof dorma Kirishima y su mano segua sosteniendo un libro.

    Se sorprendi verlo solo a estas horas. Yokozawa entonces se dio cuenta que la

    pequea Hiyori tuvo que pasar la noche con sus abuelos: las pequeas molestias de la larga

    jornada le haban hecho totalmente olvidar ese detalle.

    En el acogedor ambiente de la sala, Yokozawa observaba a la bella durmiente. Su

    cabello estaba esparcido en el tejido de la almohadilla donde se apoyaba, manteniendo un

    calmado y sereno rostro. En ese sorprendente momento de intimidad, Yokozawa admiti

    que l era increblemente hermoso. Como no quera despertarlo, puso en silencio las bolsas

    en la mesa de la cocina y tom una frazada de Hiyori para depositarla suavemente sobre el

    cuerpo de su amante.

    Fue entonces cuando Kirishima abri los ojos. Yokozawa no era muy gil para esas

    cosas.

    - ... Qu ests haciendo aqu? -Pregunt el editor algo confundido.-

    - Debiste hacerme acordar que Hiyo pasara la noche con tus padres!

  • 15

    Yokozawa tom el camino a la cocina y cogi un paquete de comida para gatos

    almacenados en un armario.

    - Pero por suerte llegu a alimentar a Sorata Lanzaba Yokozawa con aspereza.-

    - Como si nunca hubiera alimentado a tu gato ... Pero lo que no me gusta creer es que la

    nica razn por la que ests aqu es por tu gato y mi hija!

    - Eso es correcto! -Replic el de ventas de mal humor.-

    - Eres un mal mentiroso ...

    Yokozawa se puso a preparar la cena para su mascota. Cuando se volvi de espalda,

    sinti los brazos de Kirishima alrededor de su cuello y este apoyaba la cabeza en su hombro

    derecho. l estaba sorprendido por este abrazo. Inmvil, agarrando el abrelatas que sostena

    en su mano derecha, sinti su pulso acelerarse y un intenso calor recorra su cuerpo al sentir

    a Kirishima invadir su espalda. El gesto era tierno, pero el de ventas decidi no prestarle

    atencin.

    - Yo quera tenerte solo para m, por eso no te lo record porque saba que no vendras esta

    noche -Le susurr al odo el editor a su amante.-

    Dispuso un beso tierno en su mejilla y continu aferrndose a su amante, quien

    estaba preparando, con alguna dificultad, la cena de su gato. Colgndose de su cuello, al

    editor le hizo gracia la situacin. Como era de costumbre, Yokozawa siempre tuvo cuidado

    de hacer caso omiso a los avances que tuvieron slo para aumentar la alegra de Kirishima.

    La escena era surrealista.

    La gente que trabaja con l no habra considerado este aspecto de su personalidad,

    ya que era respetuoso y serio con su trabajo. El hombre era el jefe de una de las revistas

    ms importantes de la empresa. Era un editor excepcional y todo el mundo en Marukawa lo

    elogiaban por sus cualidades.

  • 16

    Pero en privado, Kirishima era una persona diferente.

    Casado muy joven y ya viudo desde hace diez aos, el hombre tuvo que aprender a

    equilibrar su carrera profesional con la crianza de su hija. Sus actitudes infantiles eran un

    camino para que se relaje. Pero incluso si saba que era la nica persona que conoca ese

    aspecto de su personalidad, Yokozawa siempre resaltaba su comportamiento de

    adolescente.

    Mientras Kirishima tena una personalidad profunda y compleja, Yokozawa era ms

    simple y predecible. De esta manera, estos dos seres se complementaban perfectamente.

  • 17

    Kirishima lo presion con tanta fuerza que el otro tena problemas para respirar.

    Yokozawa, agotado por el largo da, ni siquiera tena fuerzas para empujarlo y quitarse del

    cautiverio que evitaban que alimentase a su pobre gato. El animal hambriento simplemente

    los vea desde una esquina de la sala.

    - Vas a dejar que me vaya? No puedo ni moverme!! -Gru al hombre que lo aprisionaba-

    - No ... Yo tuve un mal da en la oficina, tengo que recargar mis energas ...

    El hermoso editor tena un deseo que quera cumplir. Con cuidado, abri los brazos

    para arrastrar las manos en el vientre de su amante. El gesto fue de una sensualidad

    indescriptible. Mientras cosquilleaba el cuello de su compaero con la punta de su nariz,

    llev la mano derecha debajo de la camisa para finalmente tocar su caliente piel. El corazn

    de Yokozawa dio un vuelco y de un solo golpe, rpido como un gato, agarr los brazos del

    editor y los envi volando hacia atrs y luego, en una fraccin de segundo, gir sobre s

    mismo para empujarlo violentamente.

    - Te dije que me dejara en paz !! -Grit l, jadeando con rabia.-

    Kirishima no lo vio venir. Tena los ojos muy abiertos por la sorpresa, quedndose

    lejos de su furioso amante. Con su aire de indiferencia y sonriendo como de costumbre, se

    dirigi a la nevera y sac una lata de cerveza fra.

    El editor, se sent en una silla de la cocina, cerca de Yokozawa que continuaba

    preparando la cena de Sorata. Sorbiendo su cerveza en silencio, pregunt secamente:

    - Desde hace cunto te ves con Motoki?

  • 18

    Yokozawa pretendi mantener la calma.

    - Qu te importa?

    - Creo que s me importa ...

    Yokozawa se mantuvo en calma. Coloc la comida de Sorata en su tazn, dejndolo

    en el piso.

    - Acaso no sabes vejete que los celos pueden ser considerados como una neurosis. Y como

    cualquier buena neurosis, no la podemos controlar. Cuanto ms celoso ests, tu neurosis

    aumentar ... hasta que llegas a cagar a todas las personas que te rodean para que te

    respondan un s o un no. Si t ests enfermo, vete a buscar un tratamiento! Yo no soy

    mdico, ni mucho menos un psiquiatra o psiclogo. Si el estrs de la oficina te hace dar

    vueltas a tu cabeza con estas estupideces, slo tienes que ir a consulta, creme que me

    daras un gran alivio!

    Las palabras de Yokozawa eran mucho ms crueles que irnicas. l no pens que

    Kirishima estaba loco. Habl as en ese momento cegado no solo por la rabia, sino tambin

    por la fatiga que tena.

    - Ten cuidado con esa chica. Es slo buena en apariencia, mostrando sus atributos como un

    pavo real, desfilando bajo las narices de todos estos asalariados que llegan a olvidar que

    estn casados ...

    - J! Esa chica es la nica persona en ese servicio de mierda que habla coherencias y no es

    solamente apariencia, como t lo quieres hacer ver! Ella es muy hermosa, es cierto, pero

  • 19

    tiene la inteligencia para no utilizar sus encantos para salirse con la suya! Qu es esta

    actitud machista? Eres es el padre de una nia, maldita sea! Qu vergenza!

    Yokozawa estaba fuera de s, su rostro estaba estropeado por la rabia. Cmo podra

    juzgar a una persona con tanta facilidad? Y denigrar a esta mujer, que era una de las

    pocas personas en la oficina que no lo ven como un animal salvaje. Era inaceptable!

    Kirishima enterr su nariz en su lata de cerveza, sus ojos parecan febriles.

    - As que ya ha comenzado el proceso de seduccin, eh? ... Mira cmo te pones cuando

    hablo de ella

    - Hasta cundo vas a romperme las pelotas! Ests convirtindote en un completo paranoico!

    - Sera diferente si vivieras aqu, idiota ... As ya no hara tantas preguntas ...

    Las palabras que el castao pronunciaba lo dejaron boquiabierto.

    - Qu ... Qu?

    - S, si vivieras aqu! Si tu vivieras con nosotros, sera ms fcil para m!

    - Ms ...

    Yokozawa estaba sorprendido por estas palabras que no entenda.

    - Yo ... pero an as ... no veo la razn ...

    - Agh! Grandsimo idiota! ... -Kirishima mascull molesto.-

  • 20

    - Pero ... Pero qu mierda! No lo puedo creer! Me haces venir aqu y hacerme creer que tu

    hija va a estar ac ... Eso ya no es jugar limpio! Y encima me ests chantajeando!

    - Ah, s? Pero de qu hablas? chantaje?

    - Por supuesto! Es chantaje emocional! T ests tratando de decirme que si yo viviese aqu

    contigo, t estaras ms celoso y, por tanto, dependera de tu magnanimidad para ver qu

    amistades tener o no! Eso seor Kirishima Zen, se llama precisamente CHANTAJE

    EMOCIONAL!

    Kirishima estaba en silencio. Apret la mandbula y sus ojos se oscurecieron cuando

    Yokozawa continu su razonamiento.

    - No, pero esto est fuera de cuestin! No dejar llevarme por un tipo como t que a pesar

    de que me llevas por un par de aos, ni siquiera eres capaz de cocinar incluso una simple

    col!

    Una col que estaba en la mesa de repente cay al suelo cruzando la cocina,

    chocando contra la pared detrs del editor que estaba sorprendido por esas palabras. El gato

    que termin de comerse su comida, ronroneo y luego sali corriendo de ah. El sonido de

    sus patas se escuch por toda la cocina y con esto, Yokozawa recin se dio cuenta de sus

    acciones.

    l estaba furioso, con ira, apretando sus manos y temblando un poco. Kirishima no

    pestae en ningn momento ante aquel gato enojado. Saba que aadir algo agravara la

    situacin. No era la primera vez que vio a Yokozawa en un estado de ira total. Aunque le

    gustaba burlarse de l, siempre tema ese momento: el momento en que l ira demasiado

    lejos y en el que se llegase al punto de no retorno. Este punto de no retorno ya se senta en

    este mismo momento. Tena que ser inteligente, convencer al animal para calmarlo. A pesar

  • 21

    de su rostro impasible, la actividad cerebral Kirishima estaba en su punto mximo. Deba

    ser cuidadoso en hablar, una palabra errnea y todo se ira abajo.

    Una vez ms, abri la puerta de la nevera, cogi una segunda cerveza para llevrsela

    a sus labios y de un solo trago, se tom la mitad. Luego, en un gesto de apaciguamiento,

    dirigi su mirada al suelo. Yokozawa lo estaba observando y respirando con dificultad. As

    Kirishima tom lentamente el vegetal que se haba cado al suelo.

    Lo levant y camin alrededor de la mesa para tirar los desechos en el contenedor

    de residuos. El pequeo y tranquilo paseo del editor era con el propsito de calmar al

    furioso Yokozawa

    - Me voy a la cama. Buenas noches.

    Yokozawa tuvo que romper el silencio.

    Se afloj la corbata mientras caminaba hacia el bao. Con la mirada cabizbaja, se

    encontr con su gato que se apart de l, todava algo asustado. El corazn del azabache se

    encontraba abatido.

    Kirishima, que estaba observando desde la distancia, se acerc al asustadizo animal

    y lo consol con un fuerte abrazo. De repente se oye el ruido de la puerta de la habitacin

    de huspedes cerrarse con llave. Yokozawa dormira ah, sintiendo que obtuvo una pequea

    victoria.