Luchas Político-Culturales y Auto-Representación...
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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTNOMA DE MXICO
Posgrado en Estudios Latinoamericanos Facultad de Ciencias Polticas y Sociales
Luchas Poltico-Culturales y Auto-Representacin Maya
en Guatemala
T E S I S QUE PARA OPTAR AL GRADO DE DOCTORA EN ESTUDIOS LATINOAMERICANOS
PRESENTA: MORNA MACLEOD HOWLAND
DIRECTORA DE TESIS: DRA. ROSALVA ADA HERNNDEZ CASTILLO
Mxico D.F. Agosto de 2008
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A las mujeres y hombres de maz,
A los cados en la guerra luchando por un mundo justo,
A las y los que siguen luchando
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AGRADECIMIENTOS Esta tesis me ha llevado siete largos aos, lo que llev a una de las mujeres mayas que entrevist
en 2003 a decir pero ya no pienso as y a que mi propio proceso de reflexin haya ido cambiando
y desarrollndose. Aunado al de por s difcil malabarismo de ser madre, esposa, hija, estudiante y
consultora, el nico ao en que tuve el apoyo de una beca para la tesis, coincidi con las mltiples
operaciones de mi hijo Martn, cuya milagrosa recuperacin fue nuestra prioridad y alegra. Esto
signific que asistiera a la graduacin de una tras otra de las colegas de nuestro Seminario de
Gnero y Etnicidad, mientras que yo segua con mi historia-sin-fin; ya prale ha sido el
comentario constante de los ltimos aos.
Sera imposible agradecer los aportes de tanta gente a lo largo de este proceso, que inici mucho
antes de hacer la tesis, o incluso de vivir en Guatemala. Quiero agradecer de todo corazn a mis
grandes maestros: a Don Polo Mndez, Doa Virginia Ajxup y Don Juan Zapil, por adentrarme en las
profundidades de la cosmovisin, del colonialismo interno y de la historia del movimiento maya,
sibalaj maltyox chiwe. Agradecer tambin a cada una de las personas que entrevist: las que
nombro y las que no nombro en las pginas siguientes. En especial, quisiera agradecer a Demetrio
Cojt, Emma Chirix, Jorge Grunberg, Carlos Y. Flores y a otros que prefieren mantenerse en el
anonimato, por su interlocucin crtica constructiva y sus comentarios oportunos a diferentes
captulos de la tesis; a Raxche Rodrguez, Ixtzulu Elsa Son, Medarda Castro, Marta Juana Lpez,
Saq Chumil Blanca Estela Alvarado, Ana Mara Rodrguez, Rigoberto Quem, Mximo Ba, y muchos
otros, por las largas conversaciones, sus afilados anlisis y sus mltiples maneras de mostrar que
la tradicin no est reida con la modernidad. A Pop Noj por seguir compartiendo, aprendiendo y
caminando juntos, y a Juan Jos Hurtado por recordarme que hay destellos de esperanza; y a
interlocutores puntuales y/o de largo aliento: a Mireya Prez, Mara Van, Patricia Ardn, Otoniel
Martnez, Megan Thomas, Marcie Mersky, Anantonia Reyes, Josu Revolorio, Egla Martnez, Sal
Morales, Lukas Rehm, Deborah Eade, Luis Maldonado, Juan Anzaldo, Benjamn Chaj, Santiago
Bastos, Alberto Monterroso, Armando Maldonado que en paz descansa, a Juan Tiney y Pedro
Esquina.
De manera muy especial, agradezco a mi asesora de tesis, Ada Hernndez, por abrirme nuevos
horizontes de conocimiento, y por su ejemplo de integridad acadmica, compromiso social y
solidaridad humana. Agradezco al Seminario de Gnero y Etnicidad (de CIESAS, UNAM y UAMX) y
posterior fusin con el Seminario de Pluralismo Jurdico, por los ricos espacios de interlocucin y
debate, y en especial a Mrgara Milln, Ixkic Duarte, Lina Rosa Berrio, Mnica Cejas y Teresa Sierra.
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Agradezco profundamente a Jenny Pearce y a Rachel Sieder por su fino apoyo acadmico y moral, y
a Lucio Oliver por su aliento constante desde antes incluso de volver de Guatemala. De esos
primeros tiempos tambin agradezco a Martin Scurrah, a Manuel Daz y un gran maestro a lo largo
de los aos: a Manolo Garca. Agradezco a Hayd Rodrguez por transcribir gran parte de las
entrevistas, a Arantxa Tirado por su fino trabajo de edicin de la tesis, tambin a Mnica Iglesias y
Juan Quintero; a Yadira Leyva y Marcos Garca de la Casa Chata por su apoyo y a CIESAS por
brindarme un espacio. Tambin agradezco a aquellos que me han brindado otro tipo de apoyo para
terminar la tesis: a Ana Mendicuti y Ana Mara Carballo; a Aida Mara Noval y Alejandro Mohar por
prestarme sus oasis de paz en Tlayacapan y Tepoztln.
Agradezco al PAPIT y al Dr. Jos Alejos Garca (CEM/IIFL/UNAM) por el apoyo para el trabajo de
campo (julio-agosto 2003) en el marco del proyecto: Dialogando Alteridades: identidades y poder
en Guatemala. Tambin agradezco a CONACYT por la beca para la elaboracin de la tesis (2004),
en el marco del proyecto colectivo: Viejos y Nuevos Espacios de Poder: Mujeres Indgenas,
Organizacin Colectiva y Resistencia Cotidiana, coordinado por R. Ada Hernndez (CIESAS) y
Margara Milln (CELA-UNAM) (Co-responsable).
Agradezco a los sinodales por su paciencia en leer tan larga tesis: a Lucio Oliver, Demetrio Cojt,
Guillermo Padilla, Mrgara Milln, Rachel Sieder y Carlos Y. Flores, y por supuesto a mi asesora,
Ada Hernndez. Tambin agradezco a mi Alma Mater, la Universidad Nacional Autnoma de
Mxico, desde cuando ingres por primera vez para la Maestra en 1983. La UNAM sigue siendo un
ejemplo de pluralidad, de flexibilidad, y de inspiracin, al luchar contracorriente para garantizar la
educacin gratuita y masiva al pueblo mexicano.
Un agradecimiento especial a mis queridos amigos Mam mimetizados en la Ciudad de Mxico. La
convivencia a lo largo de veinticinco aos, compartiendo las alegras y las tristezas de los
momentos significativos de la vida cotidiana, me ha brindado otro tipo de entendimiento o punto
de contraste a mi trabajo acadmico sobre movimientos indgenas.
Finalmente, agradezco a mi familia: a mi padre por su confianza y su apoyo incondicional, a mi
compaero de vida y a mis maravillosos hijos Manuela y Martn que no slo han aguantado mis
ausencias, sino que los ltimos nos premian cotidianamente con sus renovadas energas y su
compromiso con las luchas por la justicia social.
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INDICE
PRIMERA PARTE INTRODUCCIN Captulo Uno: RUTAS CONCEPTUALES Y METODOLGICAS Introduccin Ruta Conceptual Metodolgica... Desde Dnde Hablo.. Captulo Dos: CULTURA, IDENTIDADES Y PODER
Cultura y Cosmovisin Maya Cultura.. Cambiar Permaneciendo.... Cultura e Identidades Representaciones Sociales Esencialismo Genealogas Poder, Relaciones Asimtricas de Poder y Empoderamiento
Captulo Tres: PERIODIZACIN Y CARACTERIZACIN DEL MOVIMIENTO MAYA
El Auge de los Movimientos Indgenas en Amrica Latina.. Existe el Movimiento Maya?.............................................................................. Movimientos Sociales 1. El Momento (pre)Revolucionario y su Desenlace Represivo (de
comienzos de los setenta a fines de los aos ochenta) 2. (Re)Emergencia del Movimiento Maya (de fines de los ochenta hasta
mediados de los noventa). El Recurso del Esencialismo Estratgico
3. Impacto del Proceso de Paz (mediados de los noventa). 4. Diversificacin del Movimiento Maya (a partir de finales de los
noventa)........................................................................................................ A modo de conclusin..
9 24 34 42 46 48 51 57 60 69 71 76 77 89 93 95 97 101 106 109 111 117 122
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SEGUNDA PARTE LAS GNESIS DEL MOVIMIENTO MAYA ACTUAL
INTRODUCCIN
Contexto y realidad guatemalteca Contexto Latinoamericano.
Captulo Cuatro: LAS ORGANIZACIONES REVOLUCIONARIAS Y SUS PLANTEAMIENTOS ENTORNO A LOS INDGENAS
Partido Guatemalteco del Trabajo: La Cuestin Indgena .. Fuerzas Armadas Rebeldes (FAR).. Organizacin del Pueblo en Armas (ORPA): Racismo l y II .. Ejrcito Guerrillero de los Pobre (EGP): Los pueblos indgenas y la revolucin guatemalteca.... Comit de Unidad Campesina (CUC).... La Declaracin de Iximche. Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG).. Comentario
Captulo Cinco: LA DISPUTA POLTICA E IDEOLGICA A NIVEL DE AMRICA LATINA
Las Declaraciones de Barbados. Confrontacin en la Costa Atlntica. Consejo Latinoamericano de Apoyo a las Luchas Indgenas (CLALI)
Captulo Seis: LAS ORGANIZACIONES INDIANISTAS
Los Seminarios Indgenas La Revista Ixim Las Reinas Indgenas y la Disputa por los Significados Patinamit y el Partido Frente de Integracin Nacional (FIN) Comit Cvico Xelj.. Movimiento Indgena Tojil.. Otras Expresiones Armadas Indianistas Reacciones de las Izquierdas Marxistas a los Indianistas Reacciones a la Guatemala: de la Repblica Burguesa Centralista a la Repblica Popular Federal Surgimiento de los Mayas Populares
Captulo Siete: MUJERES INDGENAS DURANTE EL CONFLICTO ARMADO INTERNO
Sujetos de Cambio. Mujeres Indgenas en los Textos de la poca.. Participacin de Mujeres Indgenas en la Guerra....... Cambios en los roles de gnero Ser Revolucionaria y Madre Impacto de la Guerra en Mujeres Indgenas. Mujeres Indgenas ante Beijing
126 136 142 145 149 151 151 161 170 171 175 179 187 189 196 201 212 213 215 221 224 225 237 240 247 254 259 261 266 275 289 292 295 302
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Captulo Ocho: TESTIMONIOS RECOGIDOS EN ENTREVISTAS SOBRE EL PERODO
Testimonio de Don Felipe.. Entrevista con un Dirigente Histrico (julio de 2003).. Entrevista a un Intelectual Maya. Entrevista a ex Militante Revolucionario e Intelectual Maya...
CONCLUSIONES SOBRE LAS GNESIS DEL MOVIMIENTO MAYA
308 312 317 318 321
TERCERA PARTE: LAS LUCHAS POLTICO-CULTURALES DE MUJERES MAYAS
INTRODUCCIN
La Mujer Cabal Mujeres Mayas en Espacios Pblicos. Organizaciones de Mujeres Produccin Poltico-Cultural de Mujeres Mayas Voces de Mujeres Mayas Genealogas y Fuentes de Inspiracin de las Mujeres Mayas Entrevistadas
Captulo Nueve: MUJERES, CULTURA Y NACIONALISMO MAYA
Introduccin Guardianas de la Cultura o Chuchuxelab?............................................................... Es Mala la Cultura para Mujeres Indgenas?............................................................... Nacionalismo del Movimiento Maya y Rol de Mujeres Mayas.. Tradicin, Modernidad y el Problema de la Autenticidad Reflexiones Finales
Captulo Diez: TRAJE: IDENTIDAD CULTURAL Y BANDERA DE LUCHA
Introduccin Las Mltiples Entradas para estudiar el Tejido y el Traje.. Traje e Identidades. El Traje y el Racismo. Diversos Factores que Contribuyen a la Prdida del Traje.. Traje y Conflicto Armado Interno Hacindose pasar por Otra (Passing). El Traje como Resistencia y Bandera de Lucha.. Cultura, Cambiar Permaneciendo y la Falsa Dicotoma de Tradicin versus Modernidad Las luchas detrs del Traje Maya y del Velo de Islam: similitudes y diferencias Reflexiones sobre Traje
342 352 353 361 365 367 371 375 384 402 406 419 427 431 433 436 442 448 451 456 459 462 465 473
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Captulo once: COMPLEMENTARIEDAD, DUALIDAD Y EQUILIBRIO
Introduccin... Los Principios Cosmognicos de la Dualidad, Complementariedad y Equilibrio Complementariedad, Dualidad y Equilibrio en la Vida Cotidiana.. Complementariedad, Dualidad y Equilibrio y el Movimiento Maya.. Criticar el machismo sin descalificar la cosmovisin El Problema de la Autenticidad Feministas Mestizas ante la cosmovisin y cultura maya.. Equilibrio: la Complementariedad con Equidad. Equidad de Gnero desde la Diferencia Retos de Trabajar la Equidad de Gnero desde la Cosmovisin Maya Reflexiones Finales
Captulo Doce: GNERO, MUJERES DIVERSAS Y ALIANZAS
Relevancia del Anlisis de Gnero para las Mujeres Mayas Entrevistadas Anlisis de la Interseccionalidad Relaciones Interculturales en una Sociedad Racializada.. Coordinacin y Alianzas entre Mujeres.. Derechos Especficos de Mujeres Mayas.... Las Dificultades para Asumir y Acomodar la Diferencia, y las Diferencias entre las Mujeres . Conclusiones Finales..
CONCLUSIONES BIBLIOGRAFA.. ANEXOS:
Lista de Siglas Auto-Representacin Creativa del Movimiento Maya...
Palabras Clave: Movimientos indgenas, mujeres indgenas, auto-representacin, movimientos de mujeres, pueblos indgenas, cultura, identidades, cosmovisin, colonialismo interno, racismo, gnero, clase, poder, izquierda armada, feminismo, relaciones intertnicas, traje, poscolonialismo.
480 483 491 500 504 507 511 516 518 522 525 529 540 543 551 561 565 575 578 594 619 622
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INTRODUCCIN
En esta investigacin analizo la produccin de pensamiento y las luchas poltico-culturales,
identitarias y anticoloniales del movimiento maya1 en Guatemala y su relacin e interlocucin, a
menudo tensa, con otros sectores de la sociedad civil. Con una mirada desde su emergencia como
movimiento nacional identitario o lo que Melucci nombr nuevo movimiento social (Melucci
1996a, 1996b, 1999)- reflexionar sobre el movimiento maya desde los intersticios de la cultura, la
identidad y la poltica, privilegiando el terreno discursivo. Lo realizar mediante el anlisis de la
construccin de significados, las representaciones y las relaciones asimtricas de poder, situadas
stas en formaciones sociales, contextos y coyunturas histricas especficas. Quisiera contribuir a
la reflexin sobre estos temas complejos, a travs de textos y voces indgenas, y la reaccin que
stas causan en sectores de la sociedad civil: en especial el movimiento revolucionario (en los
setenta, inicio de los ochenta) y el movimiento de mujeres despus de la firma de paz (fines de
1996 a 2006), con mencin a la academia (sobre todo a la antropologa) y a la cooperacin
internacional. Analizo la manera en que las demandas poltico-culturales2 del movimiento maya
descentran y entran en disputa con los planteamientos de transformacin social de dichos
sectores: las izquierdas, los feminismos y los discursos globales de derechos.
Todos estos movimientos luchan por la justicia y la transformacin social: La justicia social ha sido
una visin, una meta, un precepto, un compromiso a menudo controversial, siempre disputada,
siempre codiciada (Selbin 1998:2, traduccin ma). En Amrica Latina, los contenidos de la justicia
social en trminos de redistribucin y reconocimiento (Fraser 1996, 2002)- han sido definidos en
su mayor parte por vanguardias mestizas, con una visin predominantemente occidental. En una
sociedad culturalmente diversa y altamente racializada como la guatemalteca, en donde los mayas
han constituido una mayora minorizada, las visiones de los hombres y mujeres mayas se basan
en sus experiencias vividas de opresin, exclusin y discriminacin, as como en sus imaginarios de
cambio, inspirados por ricos procesos en los cuales resemantizan su cultura y retoman
1 Los trminos pueblo maya y movimiento maya, como elaboracin poltico intelectual de auto-adscripcin (Bastos y Camus 2003), empiezan a circular a finales de los setenta, pero es realmente a partir de los noventa cuando su uso se generaliza. Tiendo a hablar de indgenas durante los setenta (por ser la palabra ms usada en ese perodo), mayas posteriormente, cuando las y los actores sociales pasan por un proceso de auto-identificarse como mayas, y mayas al hablar del perodo y tema en su conjunto, aunque a veces, por razones de redaccin, uso los dos trminos indistintamente. 2 Entiendo que las opresiones de gnero, cultura y raza se expresan de forma privilegiada en el terreno poltico-cultural, ideolgico o de superestructura aunque tambin tienen races en la estructura econmica-; en cambio, las asimetras en cuanto a la distribucin tienen que ver fundamentalmente con el plano material, aunque tambin tienen sus manifestaciones en el terreno ideolgico. Aunque doy ms nfasis al anlisis de los primeros a lo largo de este trabajo, entiendo que su solucin ha de pasar por una combinacin de redistribucin y reconocimiento (Fraser 1996, 2002).
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selectivamente elementos de la modernidad. As, partiendo de las visiones de los hombres y
mujeres mayas, busco captar su anlisis de su situacin y condicin, sus lecturas del poder y sus
horizontes de transformacin social. El reconocimiento de estos diferentes enfoques de anlisis y
visin conlleva la necesidad de repensar la construccin de alianzas, no entre iguales como
tradicionalmente se ha hecho, sino entre diversos.
Los movimientos sociales cambian en el transcurso del tiempo; adems de ser marcados por los
diferentes contextos y coyunturas, las y los intelectuales orgnicos de los movimientos sociales van
desarrollando y afinando su anlisis y su produccin discursiva; hay momentos de radicalidad,
momentos de bsqueda de convergencias, momentos de estancamiento y momentos en donde
afloran nuevas ideas que enriquecen los debates. Para poder captar esta visin amplia del
movimiento maya, lo sito a partir del tiempo y de su historia (comienzos de los setenta hasta la
fecha). Luego, he escogido dos momentos que a mi juicio son clave en la vida del movimiento, por
la riqueza innovadora de su produccin discursiva y de pensamiento propio. El primero es a partir
de los aos setenta, cuando los hombres y, en menor medida, las mujeres indgenas empiezan a
cuestionar pblicamente y a travs de textos escritos no slo la explotacin de clase, sino tambin
las relaciones asimtricas de poder entre culturas y entre ladinos3 e indgenas. Cuestionan su
situacin de subordinacin dentro de la sociedad y tambin en las organizaciones revolucionarias,
as como su falta de participacin en la toma de decisiones y puestos de liderazgo. Cuestionan,
adems, la marginacin de su cultura y la forma naturalizada de homologar lo ladino como lo
guatemalteco, tanto en la comunidad imaginada de nacin (Anderson 1985) como en el tejido de
la sociedad civil organizada. Veremos la manera en que el indianismo crea sus propias expresiones
organizativas, demandas, anlisis y formas de auto-representacin. Tojil, como versin ms
acabada del indianismo, se inspira en sus experiencias vividas y en textos como la Declaracin de
Barbados (1971), las ideas de Fanon (1952, 1963), Memmi (1966), Bonfil Batalla (1981), Guzmn
Bckler y Herbert (1970), adems de los marxistas clsicos y otros. Su planteamiento central
articula la lucha de clase con la lucha contra la opresin tnico-nacional, denunciando el
colonialismo interno y exigiendo la autonoma. As, el indianismo surge como alternativa propia a
las organizaciones revolucionarias que priorizan la contradiccin de clase, dentro de una
concepcin evolucionista de la modernidad. En realidad, aunque tanto revolucionarios como
indianistas erigen fronteras tajantes, hay muchos cruces y encuentros entre ellos (tanto en
3 Ladino es el trmino usado en Guatemala para sealar a los no indgenas; se acerca pero no es intercambiable con el trmino mestizo, pues este ltimo implica un reconocimiento explcito de la poblacin de que es una mezcla entre descendencia indgena y espaola. Es un trmino en disputa que ha sido relativamente poco estudiado (Dary 1994, Rodas 2006, Hale 2006), tarea pendiente pues, en la construccin identitaria en Guatemala.
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trminos de ideas como de movimiento de personas). Sobre todo el Ejrcito Guerrillero de los
Pobres (EGP) y la Organizacin del Pueblo en Armas (ORPA) desarrollan planteamientos en torno a
la cuestin indgena (analizados en la tesis) y sus bases son mayoritariamente indgenas.
Las mujeres indgenas participan en estas luchas junto con los hombres durante esta etapa del
conflicto armado interno (setenta, inicios de los ochenta), aunque son menos numerosas que los
hombres. Su incorporacin a la lucha armada implica una fuerte ruptura con sus roles
tradicionales; participan en mayor medida en actividades civiles, de apoyo y de logstica, aunque su
participacin tiende a ser poco valorada y las pocas veces que ocupan puestos de liderazgo es por
haber destacado de manera excepcional. Como veremos despus, el Sujeto Revolucionario es una
construccin en el fondo masculina, ladina y homogeneizante, en donde los indgenas tienen que
desenraizarse4 (Saldaa-Portillo 2003), las mujeres son masculinizadas (Rayas 2005) y donde
las mujeres indgenas, adems, son doblemente subsumidas e invisibilizadas como mujeres y
como indgenas. Por su parte, el Sujeto Indianista tambin es eminentemente masculino y el
emergente movimiento maya predominantemente dirigido por hombres indgenas.
Este perodo es clave para entender las races y la emergencia de un movimiento social maya de
orden nacional, tanto en relacin al carcter de sus demandas como en su extensin territorial,
pues antes las expresiones organizativas se circunscriban ms a lo local o a lo regional. A la vez, el
perodo marca profundamente las particularidades que adquiere el movimiento maya en
Guatemala, en comparacin a movimientos indgenas en otros pases latinoamericanos. Aunque
siempre ha habido relaciones contradictorias (de distancia o cercana, ambivalencias y tensiones)
en el abanico de experiencias de movimientos indgenas con las izquierdas latinoamericanas, stas
han sido especialmente acentuadas en el caso guatemalteco. Esto se debe a las especificidades de
la realidad guatemalteca: por un lado, el contexto histrico-social del pas, caracterizado por una
profunda desigualdad en la distribucin de recursos y oportunidades, un racismo de ndole
estructural, adems de un autoritarismo tambin estructural, y polticas de Estado hacia los
pueblos indgenas en sus variaciones de exterminio, segregacin y/o asimilacin. Este contexto de
grandes brechas (cleavages), de desigualdad y de autoritarismo marca no slo a los pueblos
indgenas sino al conjunto de la sociedad guatemalteca, a la izquierda revolucionaria y, aos ms
tarde, a las feministas ladinas.
4 Forma elegante para referirse a la asimilacin o aculturacin.
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El segundo momento que retomo por considerarlo clave en cuanto a la riqueza innovadora de
produccin de pensamiento propio, y por su forma de abrir el campo de lo que constituye lo
poltico, es a partir de mediados de los noventa. Un creciente nmero de mujeres mayas en
diferentes expresiones organizativas, adems de cuestionar su opresin y marginacin como
indgenas con ms o menos demandas de redistribucin, dependiendo de sus trayectorias y
genealogas-, empieza tambin a cuestionar las relaciones de poder en relacin a hombres (mayas
y ladinos), y a mujeres ladinas. Los cuestionamientos de las mujeres indgenas vienen a
desestabilizar el status quo o las relaciones naturalizadas de poder tanto dentro del movimiento
maya como dentro del movimiento de mujeres, poniendo de manifiesto las lgicas mltiples e
imbricadas de opresin que enfrentan como mujeres, como indgenas y, la mayora, como pobres.
En trminos tericos, esta apertura hacia las mltiples lgicas de opresin ayuda a ensanchar
nuestro mbito y parmetro de anlisis, hacindolos ms ricos y complejos que una simple mirada
desde una perspectiva de clase o de gnero, o una perspectiva anti-racista y anti-colonial. Por otra
parte, un creciente nmero de mujeres mayas proponen los valores cosmognicos de la
complementariedad, dualidad y equilibrio como una manera de concebir y luchar por la equidad
entre mujeres y hombres desde una perspectiva maya5; esta concepcin emancipatoria de la
cosmovisin entra en disputa con el uso discursivo regulatorio de estos valores que suele tapar o
naturalizar las prcticas de maltrato y subordinacin de las mujeres; a la vez que ensanchan y
descentran la visin occidental del anlisis de gnero.
As, mientras que la denuncia del colonialismo interno y la demanda por la autonoma constituyen
los pilares del rico pensamiento propio del movimiento maya en el contexto del conflicto armado
que despus ceden ante discursos multi-, inter- y pluriculturales (Ba 2004a)- los aportes de las
mujeres mayas al debate y las luchas por la transformacin social son mltiples. Introducen el
tema de la equidad de gnero, planteado en sus propios trminos, a travs de la cosmovisin como
un sitio de resistencia (Martnez 2004) y de la apropiacin y resemantizacin de los discursos
globales de derechos (Merry 2006). Nombran y articulan sus mltiples opresiones y manifiestan
sus mltiples resistencias. Adems, descentran el sentido mismo de lo poltico, al exigir la
congruencia entre el discurso y la prctica, sosteniendo de este modo que lo personal es
poltico, y poniendo de manifiesto los nexos entre la cultura y la poltica, al comparar su traje como
bandera de lucha (Ana Mara Rodrguez), o en palabras de Paula Nicho, pintora Kaqchikel de
5 Entendido esto como parte de una interrelacin en donde se busca mantener la armona y el equilibrio entre seres humanos, la naturaleza y el cosmos. Como horizonte de justicia social, es tambin disputada y contestada.
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Comalapa como segunda piel: al quitar esta segunda piel nos estn matando, nos estn
desapareciendo, no quiero estar en el grupo de las desaparecidas, yo quiero contar hoy y siempre
con mi segunda piel (Emma Chirix, retomando la idea de Paula Nicho, correspondencia electrnica
14/12/2007). Esta metfora desarrollada tan elocuentemente por Chirix ilustra sucintamente los
nexos entre la cultura y la poltica, la vida cotidiana y la lucha social, y las dimensiones que
recobran los movimientos indgenas para florecer y no desaparecer como pueblos. Los aportes de
las mujeres mayas ilustran con nitidez las maneras en que los nuevos movimientos sociales
ensanchan el alcance de las luchas por la transformacin y la justicia social y, por aadidura, a los
conceptos de ciudadana, representacin poltica, democracia, emancipacin (lvarez, Dagnino &
Escobar 1998).
Mi intencin como investigadora no es contribuir a la polarizacin a travs del anlisis de
asimetras y tensiones existentes, sino a su visibilizacin y superacin. Sealar las relaciones
naturalizadas de poder entre ladinos y mayas, dentro del mismo movimiento maya y entre mujeres
no implica que las nicas buenas sean las mujeres mayas. Como nos recuerda Memmi: La
colonizacin falsea las relaciones humanas, destruye o esclerotiza las instituciones y corrompe a
los hombres [y mujeres], colonizadores y colonizados ([1966] 1980: 148), y Freire sugiere que la
Pedagoga de los Oprimidos: se convierte en una pedagoga de todos los hombres [y mujeres] en el
proceso de liberacin (Freire 1974: 31 traduccin ma). Ms bien sugiero que las mujeres mayas
por las mltiples opresiones que recaen sobre ellas- tienen un privilegio epistemolgico (Collins
1998) para leer el poder y, por otra parte, su bienestar y buena vida6 se convierten en un tipo de
termmetro a nivel de la sociedad para medir los alcances de los derechos humanos, la
democracia, la equidad y el pluralismo de la sociedad guatemalteca. Es decir, en una sociedad
altamente democrtica, equitativa y plural, no habra mltiples brechas (cleavages), ni las mujeres
indgenas sufriran fuertes opresiones.
Mientras que en el terreno de lo poltico se tiende a privilegiar los anlisis y posicionamientos en
blanco y negro, el trabajo acadmico ofrece un espacio frtil para explorar los mltiples matices de
gris y las experiencias vividas que desafan tales formas simples y dicotmicas de pensamiento. En
mi mirada acadmica sobre lo poltico navego en ambos terrenos. As, aunque exploro la forma
especfica que ha tomado la tensin indgena-ladina en la construccin de identidades en
6 Retomo el concepto de buena vida acuada por Gustavo Esteva (2001) quien cuestiona la validez de un solo concepto de desarrollo para todo el mundo y todas las culturas. En su lugar ofrece la idea de la buena vida, que propicia las condiciones que permitan a la gente, conforme a sus propias definiciones de la buena vida, ejercer libremente sus capacidades en sus propios trminos. (Esteva 2001: 5)
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Guatemala (Bastos y Cumes 2007) y la manera en que esta se expresa en las relaciones entre y
dentro de los procesos organizativos, tambin es cierto que en la prctica, las relaciones entre
indgenas y ladinos, y entre las y los mismos indgenas, son mucho ms complejas: por ejemplo,
hay gente ladina aliada a la causa indgena, hay indgenas poco simpatizantes con los
planteamientos del movimiento maya, adems de los mismos cambios de posicionamientos
dependiendo del contexto e interlocutor en frente. Trato de captar e interrelacionar estas dos
dimensiones en un anlisis acadmico sobre lo poltico a lo largo de la tesis.
Es interesante notar que los temas de cultura e identidad temas que dividan al emergente
movimiento maya en los setenta- son justamente los puntos que lo unen hoy en da dentro de un
contexto nacional de posguerra, caracterizado por la polarizacin, fragmentacin y desconfianza,
de las que el movimiento maya no est exento. Sin embargo, por tratarse de conceptos
polivalentes (o multifacticos y multidimensionales) y polismicos (al significar diferentes cosas
para diferentes personas), detrs de estos puntos de unin, tambin hay diversidad de
entendimientos, disputas y contestaciones. La segregacin de facto, la escasa presencia del Estado
y las escasas polticas pblicas, as como la envergadura de la poblacin indgena
mayoritariamente rural, hacen que se hayan mantenido mucho ms intactos los marcadores
tangibles e intangibles de la cultura en Guatemala que en muchos otros pases latinoamericanos.
stos son movilizados por el movimiento maya y por las mujeres mayas, y entran en disputa en sus
encuentros y desencuentros con Otros, haciendo que el movimiento maya haya sido especialmente
sealado por su esencialismo. A lo largo de la tesis debato con esta etiqueta; por una parte,
argumento que el esencialismo estratgico es un recurso poltico necesario, como una dimensin o
etapa del movimiento maya, pero el mismo se agota y tiene que abrirse ante su propia diversidad
interna. Por otra, busco desmenuzar el trmino, pues por tratarse, tambin, de un concepto
polismico y polivalente, es necesario explorar sus diferentes usos y sentidos; adems, trato de
descentrar el trmino cuando se refiere a las epistemologas indgenas o a lo que Warren llama la
hermenutica maya (1998a, 1998b).
Las preguntas de fondo que inspiran esta investigacin tienen que ver con la diferencia, la
diversidad y los retos para la construccin de una sociedad plural: por qu hay tanto miedo e
intolerancia hacia la diferencia en Guatemala? Este tema lo exploro en dos niveles: por un lado,
como un problema que atraviesa diferentes mbitos de la vida nacional, recobrando especial
importancia en las relaciones intertnicas o interculturales, suscitando reacciones defensivas
como: todos somos guatemaltecos, todos somos mestizos (Morales 1998), los mayas no
existen (Carrera en Macleod 2005). Por otro, ya sea por concepciones homogeneizantes, por
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razones de hegemona, o por etnocentrismo, ha costado a los movimientos de cambio social
(revolucionarios, de izquierda, de mujeres) incorporar las visiones de los hombres y mujeres
indgenas, al considerar a stas como retrgradas o, incluso, peligrosas, poniendo en disputa los
mismos sentidos de emancipacin y justicia social. Mientras que organizarse en contra de la
explotacin econmica es ms fcil pues los enemigos o adversarios son los Otros: los sectores
dominantes, el Estado, la estructura econmica, el imperialismo- el racismo y el machismo
apuntan a asimetras de poder que atraviesan a las organizaciones sociales, a los Nosotros y
Nosotras. Develar y cuestionar el poder crea rechazo en los y las que tienen privilegios, adems de
ser visto como divisivo, pues amenaza la cohesin interna de los movimientos de cambio.
Por otra parte, por qu el tema de gnero entra en tanta disputa en contextos de diversidad
cultural? El tema conlleva una fuerte carga emocional y suscita polmicas: desde una reaccin
feminista: si no sirve la cultura, trala a la basura hasta la reaccin de sectores del movimiento
maya al anlisis de gnero como una imposicin occidental y colonialista, y la descalificacin
hacia las mujeres mayas de feministas y etnocidas. Busco demostrar que ni la cultura maya
atenta contra las mujeres, ni el anlisis de gnero atenta contra la cultura o contra las identidades
indgenas. Ms bien la discusin tendra que darse en los sentidos emancipadores y/o reguladores
de la cultura (de Sousa Santos 2005), y los puntos de convergencia y de divergencia de las
conceptualizaciones de gnero y el anlisis feminista. Pero adems, las mujeres mayas no slo
luchan por un sentido emancipatorio de la cultura, tambin quieren poder: autoridad real, humana
y solidaria (Chirix op.cit.) y el acceso a cargos de liderazgo, a la toma de decisiones y a la
participacin plena: esto se convierte en otro cuestionamiento de los privilegios de hombres mayas,
de hombres y mujeres ladinas. As, la lucha por el reconocimiento pasa por el cuestionamiento
multifactico del poder.
Finalmente por qu son tan disputados los temas de la cultura y la diversidad cultural? A menudo
se crean falsas dicotomas, yuxtaponiendo la cultura contra la base material, o la cultura maya
contra la modernidad; a lo largo de la tesis, busco ilustrar que ste raramente es el caso. La
diversidad cultural viene a desestabilizar la visin homognea y hegemnica de la modernidad (en
sus diferentes versiones: liberal, neoliberal y marxista), como proyecto civilizatorio y de
transformacin social, pero el movimiento maya rescata de la modernidad y de los discursos
globales de derechos los elementos que le sirven. Por otra parte, las visiones cosmognicas de la
cultura tambin pueden encerrar o reproducir relaciones asimtricas de poder y fiscalizar las
fronteras culturales (definiendo los Nosotros y los Otros, quin es y quin no es maya).
Adems, entran en disputa representaciones estticas de la cultura con concepciones que slo
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enfatizan lo dinmico y cambiante. En este sentido, busco desarrollar en la tesis una concepcin de
la cultura maya como proceso de permanecer cambiando y de cambiar permaneciendo7. Pero
pienso que la pregunta ms de fondo, planteada por Stuart Hall, es: Por qu la diferencia es un
tema tan apremiante, un rea de las representaciones sociales tan en disputa?8 (Hall 1997: 225,
traduccin ma). La pregunta de Hall gua mi investigacin. El movimiento maya en Guatemala es
tan slo un ejemplo de una problemtica ms amplia de la convivencia humana, cultural y social
en este perodo de globalizacin.
Entiendo que la inclusin de la cultura y las identidades en el mbito de la movilizacin social, con
reclamos y reivindicaciones especficas, y la reivindicacin del derecho a la diferencia (de cultura,
de gnero, de raza, tambin de preferencia sexual, de localidad, etc.) problematiza y desestabiliza
la capacidad de formar alianzas, de representar a otros y otras. Esto obliga a conocer a fondo los
planteamientos, el anlisis y las aspiraciones de grupos y colectividades que histricamente han
estado en los mrgenes en este caso del movimiento maya, y las mujeres dentro de l-. Luego,
obliga a los y las activistas, a los intelectuales orgnicos de los movimientos sociales, a los
acadmicos y otros, a repensar las maneras de crear alianzas, de lograr propuestas y proyectos
contrahegemnicos que articulen la unidad en la diversidad. Se trata de la creacin de alianzas en
donde las diferencias no se borran, ni se contienen, ni se buscan resolver, sino ms bien en donde
se llegue a un entendimiento y aceptacin de que, efectivamente, siempre habr reas de
incomensurabilidad9 y, por lo tanto, de conflicto: Siempre habr una tensin entre la diferencia
como una diversidad benigna y la diferencia como conflicto, perturbacin [disruption] y disensin
(Ang: 1995). Esto tiene que ser as, si entendemos que el conocimiento est situado, la realidad y
contexto especfico marcan de forma diferenciada a las personas, pueblos y colectivos,
dependiendo de su posicin de enunciacin.
Entre mis hiptesis de trabajo, considero que la agencia social10, el desarrollo de estrategias
poltico-culturales e identitarias del movimiento maya, y su prctica de talking back (responder,
7 Retomo el concepto sugerente de cambiar permaneciendo de los zapatistas en Chiapas para reflexionar sobre el carcter dialctico de movimiento y permanencia, que se asemeja al sentir del tiempo en espiral en la cultura y cosmovisin maya, pero que incluye un anlisis del poder. 8Why is difference so compelling a theme, so contested an area of representation? 9 Ien Ang hace una sugerente y provocativa reflexin en cuanto a los retos del tema de la diferencia entre feministas, aplicable para el tema de la diferencia tambin en otros espacios y movimientos. 10 Entiendo el concepto de agency o agencia social como la capacidad de accin autnoma que tienen las y los actores sociales dentro de las limitaciones estructurales en que desarrollan sus vidas; es decir, reconociendo la tensin existente entre la capacidad de accin y las estructuras de opresin y de explotacin que constrien las posibilidades. Ver Hernndez (en vas de publicacin) y McNay (2000).
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reclamar o rechazar las representaciones que de ellos se hacen), al desestabilizar las tradicionales
relaciones asimtricas de poder en Guatemala, provocan reacciones de desconcierto, rechazo y
hasta miedo en diferentes sectores de la poblacin. En especfico, considero que a finales de los
setenta, este miedo fue el factor que dividi a las fuerzas revolucionarias e indianistas, creando una
cua entre la izquierda y una buena parte del movimiento maya.
Aos ms tarde, sugiero que frente a este mismo racismo y etnocentrismo, las mujeres mayas
tienden a anteponer su identidad tnico-cultural ante sus demandas de gnero, a menudo cerrando
filas con los hombres, sin por eso dejar de criticar su machismo. Dentro del movimiento maya, la
relacin de las mujeres con la cultura recobra especial importancia y es un punto de contestacin y
negociacin. La representacin social de las mujeres indgenas como guardianas de la cultura
est crecientemente en disputa: aunque las mujeres mayas tienden a rechazar el trmino de
guardianas, por su connotacin de imposicin y reclusin, en general valoran altamente el papel
de ser portadoras, transmisoras y recreadoras de la cultura maya, aunque quisieran que esto fuera
una responsabilidad compartida con los hombres. Finalmente, sostengo lo obvio: para comprender
la realidad de las mujeres mayas sus diferentes opresiones, intereses y aspiraciones-, es preciso
escuchar sus propias voces y no partir de lo que Otros y Otras dicen sobre ellas.
Para efectos de este estudio, mi inters ha sido entrar en el dilogo con dirigentes e intelectuales
orgnicos/as11 del movimiento maya y/o del movimiento de mujeres mayas. Este enfoque en
cierta medida es elitista al centrar mi atencin en mayas que han sobresalido, ya sea por sus
trayectorias organizativas, cualidades de liderazgo, estudios, mritos profesionales o por su
capacidad analtica crtica y cuestionadora; adems, sus visiones no necesariamente representan a
las grandes mayoras de indgenas que viven bajo condiciones de pobreza material en reas
rurales, quienes, por lo mismo, a menudo priorizan las demandas y luchas socio-econmicas. Mi
opcin se debe a que la intelectualidad orgnica cobra especial importancia en los movimientos
sociales identitarios, por su rol en la produccin de discursos, demandas y cuestionamientos. Esto
incluye percibir, externalizar y teorizar sobre las dimensiones epistemolgicas de las propuestas
cultural-civilizatorias, cuestionar y descentrar a las jerarquas invisibilizadas del ordenamiento
11 Entiendo el concepto en sentido gramsciano, como pensadores, como creadores de la identidad colectiva y la produccin discursiva poltico-cultural del movimiento. Aunque en este tipo de movimiento habr un nmero significativo de personas escolarizadas y profesionales, tambin hay quienes, apenas contando con educacin primaria o sin haber pasado por la escuela, constituyen verdaderos maestros por sus largas y ricas trayectorias en la prctica y/o mediante procesos de autoformacin. He optado por centrar mi estudio en esta diversidad de dirigentes e intelectuales orgnicos por su capacidad propositiva e innovadora en la produccin discursiva, su capacidad de reclamar, deconstruir y refutar (talking back) y sus sugerentes formas de auto-representacin.
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social, deconstruir las relaciones de poder, y plantear propuestas de proyectos alternativos de
sociedad. Por eso, estudiar la produccin poltico-cultural y terica es crucial en esta tesis, siempre
ligada a experiencias prcticas actuales, y de la historia reciente de las y los actores sociales
mayas, resaltando sus miradas y categoras de anlisis. Vale sealar, no obstante, que uso el
trmino de intelectual orgnico de una manera ms suelta que Gramsci. Por una parte, la va para
lograr la contrahegemona o el cambio de estructuras para Gramsci era el partido comunista (el
prncipe moderno), en un contexto y perodo determinado: hoy en da el contexto e incluso los
partidos polticos han cambiado profundamente. En la conceptualizacin de Gramsci, los
intelectuales orgnicos juegan un rol crucial en el partido y en la creacin del bloque histrico, a
travs de la creacin (de pensamiento), la organizacin y la educacin. Pero a la vez, los
intelectuales se nutren del sentir de las masas, palpan y retoman sus necesidades y aspiraciones, y
as logran homogenizar Gramsci pone nfasis en la necesidad de homogeneizar para que el
partido sea eficaz- y representar a las masas12. Este no es el caso en Guatemala con el movimiento
maya, por mltiples razones: se trata de un movimiento social, no de un partido poltico, con todo lo
que implica sus diferencias; el conflicto armado triza los canales vinculantes entre los diferentes
niveles13, causando problemas significativos de representacin. Los intelectuales o productores de
discurso- tienden a tener una visin nacional que no necesariamente incorpora lo local, y el peso
de lo cultural-identitario, por lo menos en varias de las personas entrevistadas para esta tesis, a
menudo esa visin no refleja las necesidades bsicas de sobrevivencia de las comunidades14. Sin
embargo, tampoco las y los intelectuales orgnicos mayas representan un bloque homogneo en
s, al abarcar a profesionales de clase media con educacin superior hasta lideresas sociales y
dirigentes campesinos.
El estudio es ambicioso por abordar dos momentos de produccin de pensamiento poltico-cultural
del movimiento maya en perodos muy distintos, en un intento de situar y entender estos como
12 El elemento popular siente pero no siempre comprende o sabe. El elemento intelectual sabe pero no comprende o, particularmente, siente () El error del intelectual consiste en creer que se pueda saber sin comprender y especialmente sin sentir ni ser apasionado (no slo del saber en s, sino del objeto del saber), esto es, que el intelectual pueda ser tal (y no un puro pedante) si se halla separado del pueblo-nacin, o sea, sin sentir las pasiones elementales del pueblo, comprendindolas y, por lo tanto, explicndolas por la situacin histrica determinada: vinculndolas dialcticamente a las leyes de la historia, a una superior concepcin del mundo, cientfica y coherentemente elaborado: el saber. No se hace poltica-historia sin esta pasin, sin esa vinculacin sentimental entre intelectuales y pueblo-nacin. (Gramsci citado por Portantiero 1981: 122) 13 A diferencia, por ejemplo, de Ecuador, en donde el movimiento indgena, por lo menos de parte de los kichwas, tiene diferentes niveles de organizacin y direccin: lo comunitario, lo municipal, lo regional y lo nacional. Los intelectuales indgenas nutren orgnicamente a esta estructura organizativa. 14 Guillermo Padilla (2006) hace la reflexin sugerente que las y los Aj Qijab o guas espirituales en las comunidades son los verdaderos intelectuales orgnicos, por ser los herederos, practicantes y transmisores de la cosmovisin o hermenutica maya.
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partes de un conjunto en la trayectoria de lo que se conoce hoy en da como el movimiento maya y
su relacionamiento con otros procesos organizativos en Guatemala. Esta exploracin a fondo hace
que no aborde otros temas de evidente importancia, como son las relaciones del movimiento maya
con el Estado, con el Ejrcito, con las comunidades indgenas; temas que han sido estudiados (Cojt
2005a, Smith 1990, Taracena 2002, 2004, Bastos y Cumes 2007) entre muchos otros autores. Por
otra parte, por profundizar en las diferentes facetas de reconocimiento, el estudio aborda poco los
temas de redistribucin. Queda como pendiente el esfuerzo de articular estas diferentes
dimensiones en un estudio de conjunto.
La tesis est dividida en tres partes, cada una con una serie de captulos. En la primera parte,
desde diferentes entradas y aproximaciones, creo el marco conceptual, metodolgico, terico y
temporal para el estudio del movimiento maya en Guatemala desde una mirada poltico-cultural.
Dada la aparente paradoja de que la tesis trata la auto-representacin maya y ante el hecho de
que no soy maya, dedico un captulo a la reflexin sobre las rutas conceptuales y metodolgicas
que tomo para lograr lo ms posible que sean las propias e inapropiables representaciones de
hombres y mujeres mayas a travs de sus distintas voces y posicionamientos. En esta estrategia de
dilogo tambin explicito desde dnde hablo, rechazando el concepto de investigador como voz-
de-dios, voz autorizada o experto. Ms bien, al entender que el conocimiento est situado
(Harding 2004, Hernndez 2004), reconozco que mi investigacin est permeada por mi propio
conocimiento, experiencia y genealogas polticas y acadmicas (Mohanty, seminario 2004). El
aporte y lo innovador que puede tener este estudio, son justamente los dilogos y las
construcciones de puentes reflexivos entre mis sujetos de estudio y mis propios marcos analticos,
las maneras en que los hombres y mujeres mayas han marcado e influenciado mis maneras de
entender al movimiento maya, y mi intento de incorporar la teorizacin desde la prctica a la
reflexin acadmica.
El estudio de los movimientos y pueblos indgenas tiende a dividirse en dos campos: por un lado
aquellos investigadores llamados (por otros) primordialistas, que se adentran en el estudio de las
epistemologas indgenas (Lenkersdorf 1996, 1999, Paoli 2003, Pu 2007, entre muchos otros),
pero que tienden a hacer caso omiso de las relaciones asimtricas de poder que atraviesan la
experiencia cotidiana de las comunidades indgenas. Por el otro, estn los constructivistas
histricos, que parten del anlisis del poder, del proceso de construccin de identidades colectivas
marcadas por los contextos socio-econmicos y polticos, pero que tienden a no captar el tejido
denso de las culturas no occidentales. A lo largo de la primera parte, busco descentrar lo que
considero como una falsa dicotoma, al entrar en debate y en dilogo con las perspectivas
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histricas constructivistas, la hermenutica maya, y las diversas dimensiones y formas de entender
el esencialismo.
As, dedico un captulo a explorar los diferentes conceptos que constituyen los tres ejes temticos
que atraviesan la tesis: la cultura y cosmovisin maya; las identidades individuales y colectivas; y el
anlisis del poder. Primero, entro en un dilogo sobre cultura retomando autores de los Estudios
Culturales y las maneras en que las mujeres y hombres mayas y mayistas- entienden, resignifican
y teorizan sobre la cosmovisin y cultura maya. Luego profundizo en el anlisis de las identidades
individuales y colectivas, las maneras en que la cultura marca la identidad, y las identidades como
construcciones sociales y posicionamientos poltico-culturales. Finalmente, hago un anlisis del
poder, entendido ste en un sentido ms foucaultiano, pero basndome en J.B. Thompson, al
enfatizar las maneras discursivas en que las asimetras de poder se naturalizan; tambin abordo el
tema del empoderamiento y las contestaciones al poder-sobre como dominacin.
En el ltimo captulo de la primera parte, hago una periodizacin y una caracterizacin del
movimiento maya a lo largo de casi cuatro dcadas. Este captulo es clave para entender las
diferentes etapas y contextos en que se desarrolla el movimiento maya, la manera en que estos
diferentes contextos e interlocuciones marcan sus discursos y demandas, y las rupturas y
continuidades de los mismos. El captulo busca poner de manifiesto la continuidad del movimiento
maya y la manera en que sus inicios marcan al movimiento en la actualidad. A la vez seala que
hay cambios, tanto por las influencias del contexto nacional e internacional15, como por su propia
lgica interna, al transitar de una etapa de lucha por cambios estructurales, a otra de esencialismo
estratgico, hasta la etapa actual en donde el movimiento maya enfrenta los retos de integrar y
articular una unidad desde su propia diversidad.
Mientras que en la primera parte establezco los parmetros generales, en las siguientes partes de
la tesis centro mi anlisis en dos momentos especficos que a mi juicio son clave en el largo
proceso de lucha poltico-cultural, produccin de pensamiento propio y auto-representacin maya.
De este modo, en la segunda parte, exploro las races del movimiento maya, como un movimiento
social de carcter nacional. Examino los planteamientos, dilogos y debates entre sus dos troncos
revolucionarios e indianistas- as como sus encuentros, desencuentros e imbricaciones (Bastos y
Camus 2003). Analizo el aporte de los indianistas al descentrar la primaca de la lucha de clases,
15 Desde un momento (pre)revolucionario, pasando por una etapa de brutal represin y polticas estatales contrainsurgentes, a la emergencia paulatina y contradictoria de democratizacin marcada por las tendencias de la globalizacin.
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articulndola con la tesis de la opresin tnico-nacional. En el primer captulo, despus de una
contextualizacin general del momento revolucionario que atravesaba Guatemala en la dcada de
los setenta, exploro, a partir de los textos de la poca, los planteamientos de las diferentes
organizaciones poltico-militares sobre la incorporacin de los indgenas a la lucha revolucionaria, el
racismo, desarrollado por la Organizacin del Pueblo en Armas (ORPA), y la cuestin tnico-
nacional elaborada por el Ejrcito Guerrillero de los Pobres (EGP). Estos planteamientos, que para
los indianistas se quedan cortos, ganan el reconocimiento de mucha gente de izquierda en otros
pases latinoamericanos, situando al movimiento revolucionario guatemalteco como pionero en la
incorporacin de los indgenas como indgenas al proceso revolucionario.
Paso despus a la articulacin del indianismo a travs de las declaraciones de Barbados, y a la
disputa que se dio a nivel latinoamericano entre revolucionarios clasistas e indianistas, culminando
en la crisis de la costa atlntica de Nicaragua, luego de la Revolucin Sandinista. Planteo que las
actitudes hegemnicas de la izquierda y la falta de atencin a las demandas y necesidades
especficas de los pueblos indgenas contribuyeron a que, sobre todo miskitos organizados,
tomaran distancia del Sandinismo y se incorporaran a la contrarrevolucin. Este hecho tensiona
an ms las relaciones de por s tirantes entre indianistas y revolucionarios.
Luego analizo las expresiones organizativas y discursivas del indianismo en Guatemala. En
contraste con las representaciones hechas de ellas por la izquierda tildndolas de culturalistas,
etnicistas, indgenistas y etnopopulistas, los textos de la poca, sobre todo de Tojil, demuestran
una capacidad visionaria de crear discursos y demandas poltico-culturales sin dejar la lucha de
clase. He optado por centrarme, sobre todo, en los textos producidos en esos aos, para captar los
trminos del debate de aquel entonces, para reducir el sesgo de relecturas desde las visiones y
perspectivas actuales, aunque reconozco que mi propia mirada est marcada por los profundos
cambios paradigmticos y de contexto (nacional y global). As, he puesto como captulo aparte los
ricos testimonios y entrevistas en profundidad con dirigentes e intelectuales mayas sobre este
perodo, en vez de tejerlas dentro de los dems captulos de esta seccin. De la misma manera, y
con el riesgo de invisibilizarlas en los dems captulos, he elaborado un captulo especfico sobre la
participacin de las mujeres mayas en el perodo revolucionario, partiendo de la manera en que
fueron subsumidas en la construccin de sujetos nicos de cambio, como revolucionarias y como
indianistas. Demuestro la capacidad de agencia social de las mujeres mayas en el perodo,
explorando su situacin como mujeres y como indgenas en el proceso de cambio, as como los
impactos concretos de la brutal represin de mujeres indgenas, sobre todo a travs del uso de la
violacin sexual como arma de guerra.
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Finalmente, en la tercera parte de la tesis, vuelvo a centrar la reflexin en torno a las mujeres
mayas. Ilustro la manera en que las mujeres mayas estn descentrando y enriqueciendo tanto al
movimiento maya como al movimiento de mujeres, a travs de una rica produccin de
pensamiento propio, todava ms oral que escrita, que ensancha los parmetros de lo poltico, y
obliga a repensar la diversidad interna del movimiento maya y la diversidad entre mujeres. A travs
de entrevistas en profundidad con algunas dirigentes e intelectuales orgnicas, la revisin de textos
y la observacin participante en actividades, entro en dilogo con una diversidad de mujeres
mayas, resaltando sus propias formas de auto-representacin, visiones y aspiraciones. Dada la
centralidad del tema cultura en relacin a las mujeres indgenas tanto en relacin a sus propias
aspiraciones y procesos de autovaloracin y representacin, como por los encargos de hombres
indgenas, las crticas de feministas, la victimizacin y el uso de las mujeres indgenas para minar
las reivindicaciones de los movimientos indgenas- profundizo en la reflexin desde las voces de
mujeres mayas en torno a su rol como creadoras y transmisoras de la cultura. Argumento que,
dadas las caractersticas especficas del contexto de Guatemala, la resistencia poltico-cultural de
las mujeres mayas adquiere una importancia fundamental no slo en el posicionamiento del
movimiento maya frente al Estado y los mltiples Otros (en particular en este trabajo, frente a las
izquierdas, al movimiento de mujeres, a la academia y a la cooperacin internacional), sino
tambin en la ampliacin de lo que constituye lo poltico y la buena vida.
Esta parte est dividida en cinco captulos: luego de una introduccin, dedico un captulo al rol de
las mujeres en la cultura y en el nacionalismo maya. Exploro las visiones de las mujeres mayas en
relacin a la cultura, y los sentidos regulatorios y emancipatorios que se generan. Analizo la
manera en que la representacin de las mujeres indgenas como guardianas de la cultura genera
distintos debates en la literatura feminista, as como entre mujeres mayas. ste es un terreno
altamente disputado, e intento mostrar, a travs de las visiones y posicionamientos de las mujeres
mayas, tanto las crticas a los usos regulatorios de la cultura, como la manera en que la cultura es
vista como un espacio de resistencia y de emancipacin.
Dedico el tercer captulo a la exploracin del traje de las mujeres indgenas como un texto
discursivo y un recurso poltico-cultural de identidad, de auto-afirmacin poltico-cultural, de
resistencia y de transgresin en la lucha por el reconocimiento. El tema del traje no slo constituye
una va privilegiada para explorar las subjetividades y sentidos de identidad de las mujeres mayas,
sino tambin pone de relieve la plasticidad de sus opciones identitarias y las maneras en que los
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contextos marcan los diferentes significados de los smbolos. Para esto, hago una comparacin
entre el traje de las mujeres mayas y el velo islmico.
En el cuarto captulo, exploro los significados diferenciados, los usos y las contestaciones en
relacin a los conceptos de complementariedad, dualidad y equilibrio. Analizo las maneras en que
muchas mujeres mayas estn entendiendo sus procesos de emancipacin y de lucha por la
equidad de gnero a partir de estos marcos, como tambin estn retomando elementos del
anlisis de gnero y los discursos de derechos. Sealo que las diferentes experiencias vividas
marcan a las mujeres mayas en los diferentes hitos que ponen a sus horizontes de transformacin
y luchas emancipatorias.
En el ltimo captulo de la tercera parte, exploro las tensiones que existen entre mujeres mayas y
mujeres ladinas, y los encuentros y desencuentros entre mujeres mayas organizadas y el
movimiento de mujeres. Analizo las percepciones y las lecturas de poder de las mujeres mayas
entrevistadas, y las pongo en dilogo con feministas de color de otras latitudes, sobre todo de
feministas afroamericanas. Deconstruyo las relaciones asimtricas de poder que existen entre
mujeres, as como las dificultades que entorpecen la construccin de dilogo y de alianzas entre
mujeres en igualdad de condiciones.
Termino la tesis con una serie de conclusiones y reflexiones finales en torno a los retos para la
construccin de una sociedad plural en Guatemala en donde se acomoden y se valoren las
diferencias. Retomo algunos de los argumentos centrales de la tesis para hacer algunas reflexiones
finales sobre ellas, as como las implicaciones que la diversidad cultural y las diferencias tienen
para la creacin de alianzas y propuestas de transformacin social de los movimientos sociales en
esta etapa de globalizacin.
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Captulo Uno:
RUTAS CONCEPTUALES Y METODOLGICAS
Introduccin
Trabajar el tema de la auto-representacin maya -no siendo maya y en un momento en que las y
los mayas estn logrando tomar la palabra, tanto hablada como escrita, luego de siglos de silencio
y en los que otros han hablado por y sobre ellos- pone en duda la intencionalidad misma de esta
tesis. Habra que hacer aqu una distincin poltica y analtica: slo a las mujeres y hombres mayas
les compete elaborar, dirigir y llevar a cabo sus procesos de emancipacin16, como afirma la
primera Declaracin de Barbados (1971): la liberacin de las poblaciones indgenas es realizada
por ellas mismas, o no es liberacin. Otra cosa es contribuir, desde atrs, sin protagonismo, a la
documentacin y anlisis de los mismos. A la vez, entiendo que la condicin histrica y
multifactica de la opresin de los pueblos indgenas implica a todos: ni la sociedad guatemalteca,
ni los que estudiamos los movimientos indgenas estamos ms all o por encima de estas
realidades y, por lo tanto, todos nos posicionamos de una manera u otra. El reto es convertir este
posicionamiento en un compromiso acadmico-poltico.
Haciendo un paralelo, al hablar de gnero, Sandra Harding (2004) afirma que a los hombres no se
les puede permitir sostener que, por el hecho de que no sean mujeres, no estn obligados a
producir anlisis plenamente feministas (Harding 2004: 135 traduccin ma). De la misma
manera, el hecho de no ser maya no me exime de la responsabilidad de trabajar los temas de
racismo estructural y etnocentrismo cultural, o de considerar que la interculturalidad es un
problema de los indgenas que no atae a toda la sociedad. El punto ms bien radica en cmo
hacerlo; este es, el tema de este captulo. En l explico mi lgica de abordaje, problematizo y
reflexiono sobre mi lugar de enunciacin como investigadora no maya, y creo el marco para entrar
en dilogo con los textos y las entrevistas con hombres y mujeres mayas. Luego, planteo mi
abordaje conceptual-metodolgico, en donde retomo una de las importantes influencias que ha
marcado mi trabajo acadmico y de activista, que es la educacin popular. Despus de sealar las
maneras en que sta ha sido cuestionada, hago una breve indagacin histrica sobre sus alcances,
as como de los aportes y las limitaciones que la misma me otorga para el estudio del movimiento
16 Es problemtico usar el trmino emancipacin en relacin a los pueblos indgenas, por tratarse de un concepto proveniente de la modernidad que quizs no capte el sentido especfico de sus horizontes de transformacin. Sin embargo, he optado por este trmino porque hace eco con la descolonizacin propuesta por intelectuales orgnicos mayas, y para mantener la tensin entre emancipacin y regulacin desarrollada por de Sousa Santos (ver captulo sobre Cultura, Identidades y Poder).
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maya. Finalmente, explicito desde donde hablo al estar este trabajo marcado por mis propias
experiencias y genealogas polticas y acadmicas.
Lgica de Abordaje
Harding nos ofrece pistas de abordaje para el estudio de pueblos y grupos de personas
histricamente marginados. Al referirse a los afrodescendientes de los Estados Unidos, afirma:
Lejos de autorizar a los americanos-europeos a apropiarse del pensamiento afroamericano, o
a los hombres a apropiarse del pensamiento de las mujeres, este enfoque incita a miembros
de los grupos dominantes a encajarse [fit] para poder emprender iniciativas de
colaboracin, democrticas y comunitarias, con los pueblos marginados. Un proyecto como
ste implica aprender a escuchar atentamente a la gente marginada; requiere educarse
sobre sus historias, sus logros, sus relaciones sociales preferidas, y sus esperanzas para el
futuro; requiere comprometerse con sus causas hasta que lleguen a sentirse como
nuestras causas; requiere de un examen crtico de las creencias y de las prcticas
institucionales dominantes que sistemticamente les perjudican; requiere de un auto-
cuestionamiento crtico para descubrir cmo nosotros participamos inconscientemente en
generarles desventaja y ms (ibid: 135).
Este abordaje no significa mimetizarme, ni renunciar a mi propia visin y perderme en el Otro, ni
convertirme en vocero acrtico del movimiento maya. Pero tampoco me deja asumir una posicin
superior de experta, al entender que tengo mucho ms que aprender de hombres y mujeres
mayas de lo que puedo contribuir en estos temas. Implica, ms bien, entrar en un dilogo
respetuoso, de t a t, valorando las opiniones y visiones de cada quien, y cuestionando
constantemente mis propios supuestos17. S significa un compromiso vital con el movimiento y sus
integrantes. Y es precisamente en la interlocucin respetuosa donde toma sentido una tesis sobre
la auto-representacin maya realizada por una persona no maya: al abrir un espacio a travs del
proceso de dilogo, se propicia una mirada distinta, en el marco de la cual entro en interlocucin y
debate con las ideas y posicionamientos, captando una diversidad de voces de mujeres y hombres
mayas.
17 Proviniendo de la izquierda, uno de los cuestionamientos ms profundos y, por lo tanto, dolorosos que esto me ha conllevado es poner en duda el supuesto de que la izquierda es sine qua non el aliado estratgico y natural de los movimientos indgenas y que sus programas favorecen a los pueblos indgenas. Ms bien, hoy en da entiendo que las izquierdas pueden llegar a ser aliados estratgicos del movimiento maya, pero no siempre es as, pues, adems, para lograrlo sus integrantes tienen que revisar y ampliar no slo algunos de sus postulados tericos, sino tambin las actitudes y comportamientos que conforman su praxis.
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Como profundizar ms adelante, parto del entendimiento de que el conocimiento est situado
(Harding 2004, Collins 1998, Hernndez 2006), que la forma en que construyo mi objeto de
investigacin no slo est permeada por mis propias preocupaciones, genealogas18 poltico-
acadmicas (Mohanty seminario 2004) y experiencia acumulada, es decir, mi manera de entender
el mundo, sino que esto a la vez marca el proceso mismo de investigacin: desde los temas que me
interesa investigar, las maneras en que los desarrollo y las preguntas que formulo al respecto. Este
reconocimiento deja atrs cualquier pretensin de neutralidad -no as, espero, de rigurosidad
acadmica-; es por ello que hablo en primera persona. En trminos metodolgicos este enfoque
obliga a visibilizar a la analista dentro del mbito de la investigacin (Warren 1998). Esto implica
por un lado, el desafo y la necesidad de explicitar desde donde hablo o, como sealan algunos
antroplogos, de etnografiarme a mi misma (During 1993:19), no slo como gesto formal en la
introduccin, sino para situarme y visibilizarme durante el transcurso de la investigacin.
Por otra parte, reconozco que aunque cito largamente lo que dicen y escriben mujeres y hombres
mayas, al fin y al cabo por escoger algunas partes de sus entrevistas y no otras- estoy realizando
un tipo de traduccin19 (Bejar 1993). A pesar de este filtro, busco en estas largas pginas captar
las mltiples voces escritas y habladas- de mayas con diferentes trayectorias y genealogas y,
desde mi propio posicionamiento, profundizo en sus subjetividades, sus formas de interpretar y
nombrar su realidad y de construir sus horizontes emancipatorios. La relacin entre investigador/a
e investigado/a ha sido especialmente cuestionada desde los aos setenta (Speed 2007) en la
antropologa, disciplina que naci con visos colonialistas al estudiar a los que eran considerados,
culturalmente, Otros. Flores seala:
La preocupacin contempornea para entender las relaciones establecidas entre
antroplogos y los grupos estudiados ha producido nuevos paradigmas que retan a la voz
univocal del investigador, al empezar a escuchar, dentro de la comunidad acadmica, a los
18 Entiendo las genealogas como las influencias tericas y vivencias prcticas que han marcado mi forma de ver el mundo y analizar los procesos sociales. 19 Como una que ya no est expandiendo sus capacidades de escuchar, sino sentada ac recortando y recortando las historias que Esperanza me cont, solamente para luego volverlas a coser en este libro como una historia de vida, temo que de alguna manera estoy cortndole la lengua a Esperanza. Sin embargo, cuando termino de quitarle la lengua, volver a componerle una nueva lengua, una lengua extraa que no es ni ingls ni espaol, sino el lenguaje de una mujer traducida (Bejar 1993:19 traduccin ma). Bejar, al trabajar la historia de vida de Esperanza, una mujer del campo mexicano, para un libro en ingls, literalmente traduce lo que cuenta Esperanza. Sin embargo, el proceso que realiza desde la entrevista grabada hasta la publicacin del manuscrito tiene semejanzas con el emprendido por todos los que escribimos partiendo de la voz y de la auto-representacin.
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sujetos de investigacin. En este proceso, la antropologa ha cambiado de una perspectiva
objetiva y positivista enfocada a representar al culturalmente otro, a una perspectiva ms
subjetiva, en la cual la voz del autor es vista como ms personal. Tales enfoques presuponen
que la rendicin de mltiples voces subjetivas tiene validez en s misma, independientemente
de la interpretacin del autor (Flores 2004:32 traduccin ma).
Hale (2004c) y Leyva (1998), entre otros, han desarrollado propuestas para la investigacin
descolonizada20, aunque Hale reconoce la tensin inherente entre ser un acadmico que
simpatiza con las luchas indgenas y los miembros mismos de los movimientos indgenas. Sostiene
que se ha buscado una relacin demasiado pura, de coincidencia ntida (2005c: 2), y afirma que
el reconocimiento de las diferentes esferas que ocupan la investigacin y el protagonismo poltico
crean una base de interlocucin ms firme, real y auto-reflexiva. En cambio, Speed (2007) est en
desacuerdo con la premisa de que el involucramiento poltico directo y el anlisis crtico sean,
necesariamente, empresas distintas y separadas (Speed 2007: 2), y busca avanzar en la
investigacin activista crticamente comprometida. Comparto con Speed la interrelacin entre los
campos de la prctica poltica y la acadmica, aunque entiendo que tampoco hay una plena
coincidencia: por eso los argumentos tericos desde la academia a veces desconciertan a los
actores sociales, que tienen una comprensin ms literal o de sentido comn, por ejemplo, de la
identidad o de los mismos movimientos sociales (ver captulo sobre la periodizacin y la
caracterizacin del movimiento maya). Hernndez (2006) y Sierra (2007) postulan la necesidad de
realizar investigaciones colaborativas, en donde las y los sujetos de la investigacin participen en
la definicin de los temas a ser estudiados. Hernndez afirma que en esta tarea la investigacin
tiene mucho que aportar al conocimiento y reconocimiento de las especificidades culturales e
histricas de los sujetos sociales, cuyo objetivo es crear a partir de la investigacin y del trabajo
organizativo un espacio de dilogo con otras mujeres en el que se pueda discutir y analizar las
diferentes concepciones y experiencias de subordinacin y resistencia (Hernndez 2006: 4).
Con todo y sus diferentes matices y nfasis, reconozco la manera en que estos autores/as han
marcado e influenciado mi proceso de formacin acadmica. Resulta irnico, entonces, que una de
mis genealogas formativas haya sido la educacin popular (y su correlato de la investigacin
20 El hecho de que gente no indgena plantee la descolonizacin tiende a producir reacciones irnicas en algunos intelectuales indgenas, por considerar que se trata de una nueva forma de apropiacin y legitimacin. Aunque comparto la intencionalidad de democratizar la produccin del conocimiento, es difcil despojarse de las relaciones de poder presentes en la academia; descolonizar no slo es un proyecto muy ambicioso sino tambin abierto a la contestacin: quin decide si una investigacin logra ser descolonizada?
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participativa), criticada por Hernndez (2006) y otras autoras. Una breve reflexin sobre este
debate es importante para aclarar los alcances y limitaciones de la educacin popular para el
estudio de los procesos que propongo. Para entablar la discusin, parto de la crtica que hace Ada
Hernndez, yuxtaponindola a lo que escrib en el primer borrador de la tesis, sobre la influencia de
la educacin popular en m forma de abordaje. Discuto y analizo los cuestionamientos basndome
en algunos textos histricos, para llegar a algunas reflexiones finales sobre los alcances y
limitaciones de la concepcin metodolgica dialctica (es decir, de la educacin popular) para este
estudio.
Hernndez hace la siguiente crtica incisiva a la investigacin coparticipativa (y por ende, a la
educacin popular):
La investigacin coparticipativa consista en rescatar el conocimiento que los sectores
populares tenan de su realidad social, apoyar su sistematizacin y promover la
concientizacin. A pesar de que este modelo de investigacin se propona transformar las
relaciones jerrquicas entre el investigador y el investigado, la premisa terica heredada del
marxismo- de que el intelectual poda despertar la conciencia de los oprimidos parta de una
perspectiva paternalista de los sectores populares y de su conocimiento, el cual era
considerado como distorsionado por una falsa conciencia (Hernndez 2006: 3-4).
Critica, as, al rol subordinado de los sectores populares, a quienes les tocaba ser iluminados por
la vanguardia (facilitador, asesor, jerarqua revolucionaria o feminista), que tena La Verdad y que
se encargaba de sacar a los oprimidos de su falsa conciencia21. Visto de este modo, comparto la
crtica que ella hace a las vanguardias ilustradas que ensean a los pobres oprimidos, peor an
cuando se trata de pueblos indgenas: desde una mirada etnocntrica, se contribuye a invisibilizar o
a impulsar la produccin activa de lo no existente (de Sousa Santos 2003: 11-12) al no captar la
ecologa de saberes presente en las epistemologas indgenas. En cambio, en el primer borrador
de la tesis, escrib lo siguiente sobre la influencia de la metodologa de educacin popular en mi
formacin22 y trabajo:
21 Aunque Ada Hernndez basa sus comentarios sobre todo en organizaciones feministas en Chiapas que trabajan con tcnicas de educacin popular, otras autoras hacen el mismo tipo de crtica en relacin a organizaciones mixtas en Chiapas (Mora 2008) y en otras partes de Mxico (Duarte 2006) 22 Entre 1986 y 1990 fui varias veces egresada del IMDEC (el Instituto Mexicano de Desarrollo Comunitario), no slo de su fascinante escuela metodolgica, sino tambin de talleres de profundizacin metodolgica y de sistematizacin. Siempre he sostenido que aprend ms sobre metodologa del IMDEC que lo que aprend en mi maestra acadmica.
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La metodologa de educacin popular me ha marcado de diferentes maneras: 1) Busco
partir de la prctica, para luego teorizarla y no a la inversa; es decir, trato de entender los
procesos sociales no segn paradigmas preconcebidos, sino, a la hora de teorizar sobre los
procesos, ver qu conceptos tericos son tiles y apropiados para el tema y el contexto
especfico; 2) Ligado a lo anterior, trato en primer lugar de escuchar las diversas voces en las
luchas contra-hegemnicas, es decir, no hablar por los actores sociales, sino entrar en
dilogo y hacer escuchar sus visiones, puntos de vista y opiniones, la manera en que
expresan sus intereses y aspiraciones. 3) Construir poder y empoderamiento desde abajo
(aunque tratando de evitar el riesgo de caer en posiciones basistas23; 4) Luchar contra los
ismos, es decir, contra los a mi juicio- peores legados en este caso de la izquierda:
dogmatismo, economicismo, reduccionismo, verticalismo, autoritarismo, etctera. En cambio,
la educacin popular busca fortalecer los valores de sectores progresistas, sobre todo de una
parte de la izquierda, como la horizontalidad, democracia, pluralismo y falta de sectarismo,
respeto a las diferencias; 5) Finalmente, es interesante que IMDEC y ALFORJA dieran
importancia y un lugar especial a la cultura popular, en tiempos en que la cultura figuraba
poco en las agendas de transformacin social de la izquierda24. Considero que mi formacin
en educacin popular o en la concepcin metodolgica dialctica (CMD) me permiti estar
ms abierta y entender mejor las posiciones y reivindicaciones mayanistas al acercarme al
movimiento maya una dcada ms tarde.
Pareciera que estuviramos hablando de dos fenmenos distintos. A continuacin, hago un rastreo
de algunos de los fundamentos sealados por sus creadores, en especial cito a Paulo Freire, por ser
su influencia seminal, y a la red de Alforja, para circunscribir mis reflexiones a Mxico y Centro
Amrica. Luego hago un balance de los alcances y lmites de los preceptos de la educacin popular
para el estudio de los movimientos indgenas.
Con el trabajo de alfabetizacin de adultos, Freire inicia una rica escuela en Amrica Latina que
vincula la teora y la prctica, partiendo de la experiencia y los conocimientos de los de abajo y
reflexionando sobre ello. Quin mejor que los oprimidos se encontrar preparado para entender
el significado terrible de una sociedad opresora? Quin sentir mejor que ellos los efectos de la
23 El basismo tiende a idealizar a las comunidades y gente de base, a la vez que critica de forma categrica las iniciativas que vienen desde arriba, as como a los dirigentes nacionales o personas en puestos de poder. 24 Ms bien, las izquierdas s recurran a la cultura, pero no como fin, sino como medio de concientizacin y cohesin, o como una dimensin expresiva y creativa de los procesos de cambio. Sobre todo se destaca en el caso chileno, con la msica de Quilapayn, Inti Illimani, Los Jaivas, Vctor Jara, -y Kinlalat en el caso de Guatemala-, los murales de Ramona Parra, las obras de teatro contestatarias, etctera.
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opresin? Quin ms que ellos para ir comprendiendo la necesidad de liberacin? (Freire
[1969]1973: 34). Por un lado, esto nos remite al concepto de privilegio epistemolgico25
desarrollado por Collins (1998) y Harding (2004), entre otras, quienes apuntan a que las personas
situadas en posiciones de subordinacin tienen una capacidad especial para identificar, reconocer
y nombrar las diferentes expresiones de discriminacin y de poder imperantes en una sociedad,
siempre y cuando, claro est, hayan desarrollado una conciencia crtica al respecto.
Por otro lado, no se trata slo de entender la opresin, sino de transformarla, y los mismos
oprimidos son los protagonistas en este proceso: La pedagoga del oprimido, como pedagoga
humanista y liberadora, tendr, pues, dos momentos distintos aunque interrelacionados. El primero,
en el cual los oprimidos van descubriendo el mundo de la opresin y se van comprometiendo, en la
praxis, con su transformacin y, el segundo, en que una vez transformada la realidad opresora, esta
pedagoga deja de ser del oprimido y pasa a ser la pedagoga de los hombres [y mujeres!] en
proceso de permanente liberacin. En cualquiera de estos dos momentos, ser siempre la accin
profunda a travs de la cual se enfrentar, culturalmente, la cultura de la dominacin (ibid: 47-48).
Esto hace eco, pero a la vez contraste, con la primera Declaracin de Barbados, cuando seala: Es
necesario tener presente que la liberacin de las poblaciones indgenas es realizada por ellas
mismas, o no es liberacin (1971:29). Por un lado, Freire insiste en la participacin consciente de
los de abajo en su proceso de liberacin, y seala que no se puede liberar a otro. Sin embargo,
seala, a la vez, que tampoco uno solo puede auto-liberarse, sino que: los hombres se liberan en
comunin (Freire op.cit.: 169, nfasis mo). Pienso que esta frase puede dar lugar a acciones y
roles que mujeres y hombres indgenas consideraran como tutelaje.
En esta relacin dialctica entre el oprimido y el opresor, Freire retoma a Fanon (1963) y a Memmi
(1965), en relacin a su anlisis del colonizador y el colonizado: La realidad social, objetiva, que no
existe por casualidad sino como el producto de la accin de los hombres, tampoco se transforma
por casualidad. Si los hombres son los productores de esta realidad y si sta, en la inversin de la
praxis, se vuelve sobre ellos y los condiciona, transformar la realidad opresora es tarea histrica,
es la tarea de los hombres. Al hacerse opresora, la realidad implica la existencia de los que
oprimen y de los que son oprimidos. stos, a quienes cabe realmente luchar por su liberacin junto
con los que con ellos verdaderamente se solidarizan, necesitan ganar la conciencia crtica de la
opresin, en la praxis de esta bsqueda (ibid: 42). As, Freire reflexiona sobre la interiorizacin de
la opresin en los oprimidos que no slo les desempodera, sino tambin naturaliza las relaciones
25 Retomar este concepto ms adelante, al profundizar en la realidad de mujeres del movimiento maya.
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sociales asimtricas de poder. En la visin de Freire, los opresores solidarios slo se pueden
liberar uniendo su lucha al lado de los pobres y oprimidos26; de nuevo, esto abre un espacio para la
apropiacin y el tutelaje (es decir, no es una condicin sine qua non, sino que se abre la posibilidad
de que as sea).
Freire, igual que todos los intelectuales orgnicos de la educacin popular, pone especial nfasis en
la concientizacin o la toma de conciencia. Su forma de anlisis acarrea dos problemas: por un
lado, da cabida a la interpretacin de falsa conciencia ya criticada por Hernndez, que se entrev
en expresiones como desvelar el mundo de la opresin; esto puede dar lugar a una representacin
de pobres y oprimidos que pueden ser salvados por aquellos que tienen La Verdad27 (los
revolucionarios, las vanguardias iluminadas, etc.). Por otra parte, corre el peligro de que los
provenientes de las filas opresoras, que muestran una verdadera solidaridad con los oprimidos
(por ejemplo, los y las ladinas de extraccin burguesa y pequeo burguesa dentro de las filas
revolucionarias en Guatemala) puedan llegar a suplantar a los oprimidos, restando su capacidad de
agencia social. De hecho esto pas en Guatemala, tanto en el movimiento sindical, cuando algunos
abogados laboralistas desplazaron a los dirigentes sindicales para dirigir las luchas sindicales
(CITGUA 1990) como en las organizaciones revolucionarias, al dirigir a los indgenas en su proceso
de liberacin.
Aunque Freire claramente afirma que un liderazgo revolucionario que no sea dialgico con las
masas, mantiene la sombra del dominador dentro de s y por tanto no es revolucionario (Freire
op.cit: 160), al concebir a la vanguardia revolucionaria como la encargada de llevar a cabo el
proceso de liberacin, Freire cae en la misma trampa que trata de evitar. El problema no es que
haya ladinos de extraccin (pequeo) burguesa o profesionales que luchan con los sindicalistas o
con los indgenas, sino su ubicacin como vanguardia que les sita en una posicin de poder
sustentado por los supuestos de que: a) es a ellos a quienes les toca dirigir, y b) no hay, entre los
26 Es interesante notar que Freire se convirti rpidamente en fuente de inspiracin para los jvenes revolucionarios guatemaltecos. En el siguiente extracto de una carta, a pocos aos de la publicacin de la Pedagoga del Oprimido, la joven Mireya Cifuentes de 17 aos, al estar trabajando con las monjas de la Asuncin en Cabricn, Quetzaltenango, escribe a su padre: Freire... analiza la situacin que le hace tomar conciencia que es necesario actuar (praxis) y convertir esa realidad de opresin en una realidad de liberacin... Es decir, si yo quiero realizarme como persona, debo hacerlo dentro de lo que es mi realidad. Y slo se realiza una persona que logra liberarse, entonces yo, para liberarme tengo que cambiar la situacin de opresin en que vivo, (mi sistema) para que los oprimidos logren llegar a la situacin de liberacin (Mireya Cifuentes 1970). Mireya muere una dcada ms tarde en un enfrentamiento armado en una de las casas de seguridad de ORPA en la ciudad de Guatemala. 27 Es interesante que el nombre del peridico del Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT) era La Verdad.
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sindicalistas y los indgenas lderes -naturales o formados- capaces, tambin, de encabezar las
luchas.
Sin embargo, en las escuelas de educacin popular, los integrantes de la Red de Alforja, rompen
con esta idea de la vanguardia, quizs porque estn ms dirigidos a los movimientos sociales que a
los procesos revolucionarios. Su tarea es promover el proceso continuo y sistemtico que implica
momentos de reflexin y estudio sobre la prctica del grupo o de la organizacin: es la
confrontacin de la prctica sistematizada, con elementos de interpretacin e informacin que
permitan llevar dicha prctica consciente, a nuevos niveles de comprensin. Es la teora a partir de
la prctica y no la teora sobre la prctica (Nez 1985: 55). La educacin comparte el postulado
bsico de Freire de que los oprimidos tienen que entender y cuestionar su realidad para poder
transformarla. Proporciona la manera para hacerlo, a travs de: la aplicacin coherente de
mtodos, procedimientos y tcnicas, que generen y propicien una autntica y real participacin de
los involucrados en el proceso de conocimiento sistemtico de su realidad, para entenderla
tericamente y as poder transformarla mediante el accionar consciente, crtico, sistemtico y
continuo de las masas organizadas(ibid: 155).
Hay un bagaje terico28 o apuesta poltica, o intencionalidad detrs de la educacin popular, que
durante los aos ochenta estaba orientada o dirigida al triunfo y/o consolidacin de los procesos
revolucionarios en la regin centroamericana, aunque tambin a los procesos de democratizacin
en pases en donde no haba conflictos armados internos, como en Mxico y Panam. Esta
situacin cambia ante la cada del gobierno sandinista, el muro de Berln y la derrota de los
procesos revolucionarios en El Salvador y Guatemala, apuntando cada vez ms su apuesta poltica
al fortalecimiento del Movimiento Popular como sujeto social:
...hacemos educacin popular para aportar a la construccin de un Movimiento Popular
amplio, masivo, unido y consolidado. Un Movimiento Popular que pueda ganar la conciencia y
la voluntad de la mayora de la poblacin para su proyecto de sociedad... incorporando en l
todas las banderas y valores crticos, progresistas y patriotas que posee nuestro pueblo. Un
Movimiento Popular a travs del cual las clases populares conquisten cada vez mayores
espacios de influencia y decisin en todos los campos de la vida social: la poltica partidaria,
los movimientos sociales, la gestin econmica, las corrientes artsticas y culturales, la