Madrid 16 Agosto 1883. REVISTA IBÉRICA · Año 1.-Número 10. REVISTA IBÉRICA 16 de _Agosto....

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Año1 .-Número10 . REVISTAIBÉRICA 16de_Agosto . Desdequelasnoticiasdelainsurreccionmilitaren Badajoz,LogroñoylaSeodeUrgelsobrecogieronde espantoálosministrosquenadasospechaban,nocesan losministerialesdebuscarelladoútildelacatástrofe . Unasvecespretendendemostrarlospeligrosqueamena- zanálaNacionparaelcasoposibledelavenidaal poderdelosizquierdistas,siéstoscontinúaninvocan- dolaConstituciondel69quehaservidodelemaálos sublevados ;otrasvecesrecorren a, grandessaltoslahis- toriadelamonarquíaconstitucionalenbuscadeejem- plosquemanifiestencuánfunestaserialavueltadel partidoconservador,yotrasveces,enfin,aprovechanlo anormaldelascircunstanciaspararenunciarálatan prometidacampañaadministrativayaplaudirlapersis- tenciadelGobiernoentenersuspensaslasgarantías constitucionalesyporendeamordazadalaprensa,para queelfallodelaopinionseamástardíoyménoseficaz . Nadamásdifícil,enefecto,quetratardelossucesos queenestosdialpreocupanátodoslosespañolesyson objetodetristescomentariosenelextranjero,sincaer dellenoenlasprohibicionesdelacirculardirigidaá todoslosperiódicosporelgobernadorcivildelapro- vinciaanunciandoseverasmedidascontraaquellosque censurenlosactosdelGobierno,niestampocoposible aplaudirleálosdosariosymediodeimperarlapolítica quenosrige . Esperemos,pues,áqueelusodelaplumaseaménos molestoparaquiennadaagradableesperaleer ;ysin juzgartodavíaloacontecido aol investigarlapartede culpaquepuedecorresponderálosministrosresponsa- bles,narraremosen'pocasfrasesloquedelatramaur- didaporlosconspiradoreshapodidosaberseyáunlo queconalgunaprobabilidaddeaciertoseconjetura . Alprincipionadiesabianadaytodoelmundocon- fesabasusorpresa .Hastamuchosdeloshombresmás caracterizadosdelpartidoquepresideDManuelRuiz Zorrilla,manifestaban,enelsenodelaamistad,que sibienleseranperfectamenteconocidoslosdeseosde sujefe,nadaseleshabiaparticipadodelmovimiento puramentemilitariniciadoenprovinciasymásrami- ficadoenelejércitodeloquealprontosedijo . ElgritodadoenBadajoz,fuecalificadodepretexto DEPOLITICA,LITERATURA, CIENCIASYARTES . Director :D .JuanReina . QuedaprohibidalareproducciondelosartículoscientíficosyliterariosquepubliqueestaRevista,salvoconvenioespecial . Madrid16Agosto1883 . quealgunosmilitaresutilizabanparadesahogarsuen- conocontraelgeneralMarbinezCampos,otrosloatri- buyeronápropósitostodavíam„noselevadosyhastael mismopresidentedelClmse . jodeMinistrossediópor satisfechoconlasseguridadesdepazquelefueronco- municadasdesdeMadrid,yresolviócontinuartran- quilamentesuveraneoenAguas-Buenas .Perocuando laseriedealzamientosadoptóproporcionesmásrespe tables,eloptimismodelavísperaseconvirtióenpesi- mismoyllegóátemerseunaverdaderaconflagracion . Lasmásestupendasnoticiascirculabanconlaveloci- daddelrayo .Unasvecesporafandenuevasimpresio- nes,otrasporaumentarelpánicoyprecipitarlasbajas delosfondospúblicos,nohuboabsurdoquenosereco- gieradebocaenbocahastapoderlesustituirconotro . Notieneelejércitoespañollacuartapartedelosoficia- les(consermuchos)quesesuponíancomplicadosenel movimiento . Pasólahumaredadeaquelladescargadenoticias, nosinquehubiesebajadolaBolsadeunmodoconside- rableyseanunciasenliquidacionesruinosasycolosales ganancias . Lanoticiadelavueltaálaobedienciadelregimien- toNumancia ;laretiradadelossublevadosenlaSeo deUrgel,ydelcastigoimpuestoávariossargentosen Logroño,perinitiómirarenunhorizontemásámplio . Supuestalaconspiracionysuindudableimportancia ; supuestalaneutralidadóantipatíadelpueblohacia unainsurreccionquesecreíafundadaenmezquinas ambiciones,quiénhabiasuministradolosfondosnece- sariosparamoverunamaquinariatancomplicaday premiosacomounapartedelejércitodeunanacion,si tristementecélebreporsus p~ronuncics-naientos, desusada haciayamuchotiempodetalesmanejos?Quiénpro- nunciabanombrespropiosdeopulentosbanquerosque habíanpuestoádisposicioñdelosorganizadoresdela conspiracionsumasinmensas,quiénregistrandolos pe- riódicosfrancesesprocurabadesentrañaralusionescon- tranuestrapatria,fundadaseneltemordequeelanua- ciadoviajedenuestroReyáAlemania,dieseporresul- tadola,porellostemida,alianzaofensivo-defensivaque SUMAPITO . poN j3, A «TEQDERA,-Elprofesoradosinprofe- ~EV[STASEXTRANJERAS' sores . Le Correspondant . poN 4—— DEI.uQuo .-Revista exterior . politica RevistaSuiza . 16deAgosto . poN osé AHONEAO .-Cuenl.ospequeñitos . AcademiadecienciasdeParis . PON l.ume ALFONSO,-EI Cuervo(poema) . poN y . .ooerEpor.oeooO.- i A muerte! Wvuedes I)eux alondes . PON 11, PARCIA FAEALLEAo,-Lacuestionpalpi- PON PA—- fEAHANDEZ rSHA`3', - Val'laeionessd- Re`vodesquestionshistoriques . tante. breelmismotema(poesía) Nota .-Librosrecibidos .

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Año 1 .-Número 10 .

REVISTA IBÉRICA

16 de _Agosto .

Desde que las noticias de la insurreccion militar enBadajoz, Logroño y la Seo de Urgel sobrecogieron deespanto á los ministros que nada sospechaban, no cesanlos ministeriales de buscar el lado útil de la catástrofe .Unas veces pretenden demostrar los peligros que amena-zan á la Nacion para el caso posible de la venida alpoder de los izquierdistas, si éstos continúan invocan-do la Constitucion del 69 que ha servido de lema á lossublevados ; otras veces recorren a, grandes saltos la his-toria de la monarquía constitucional en busca de ejem-plos que manifiesten cuán funesta seria la vuelta delpartido conservador, y otras veces, en fin, aprovechan loanormal de las circunstancias para renunciar á la tanprometida campaña administrativa y aplaudir la persis-tencia del Gobierno en tener suspensas las garantíasconstitucionales y por ende amordazada la prensa, paraque el fallo de la opinion sea más tardío y ménos eficaz .

Nada más difícil, en efecto, que tratar de los sucesosque en estos dial preocupan á todos los españoles y sonobjeto de tristes comentarios en el extranjero, sin caerde lleno en las prohibiciones de la circular dirigida átodos los periódicos por el gobernador civil de la pro-vincia anunciando severas medidas contra aquellos quecensuren los actos del Gobierno, ni es tampoco posibleaplaudirle á los dos arios y medio de imperar la políticaque nos rige .

Esperemos, pues, á que el uso de la pluma sea ménosmolesto para quien nada agradable espera leer ; y sinjuzgar todavía lo acontecido aol investigar la parte deculpa que puede corresponder á los ministros responsa-bles, narraremos en'pocas frases lo que de la trama ur-dida por los conspiradores ha podido saberse y áun loque con alguna probabilidad de acierto se conjetura .

Al principio nadie sabia nada y todo el mundo con-fesaba su sorpresa. Hasta muchos de los hombres máscaracterizados del partido que preside D Manuel RuizZorrilla, manifestaban, en el seno de la amistad, quesi bien les eran perfectamente conocidos los deseos desu jefe, nada se les habia participado del movimientopuramente militar iniciado en provincias y más rami-ficado en el ejército de lo que al pronto se dijo .

El grito dado en Badajoz, fue calificado de pretexto

DE POLITICA , LITERATURA , CIENCIAS Y ARTES .

Director: D. Juan Reina .

Queda prohibida la reproduccion de los artículos científicos y literarios que publique esta Revista, salvo convenio especial .

Madrid 16 Agosto 1883 .

que algunos militares utilizaban para desahogar su en-cono contra el general Marbinez Campos, otros lo atri-buyeron á propósitos todavía m„ nos elevados y hasta elmismo presidente del Clmse .jo de Ministros se dió porsatisfecho con las seguridades de paz que le fueron co-municadas desde Madrid, y resolvió continuar tran-quilamente su veraneo en Aguas-Buenas . Pero cuandola serie de alzamientos adoptó proporciones más respetables, el optimismo de la víspera se convirtió en pesi-mismo y llegó á temerse una verdadera conflagracion .Las más estupendas noticias circulaban con la veloci-dad del rayo . Unas veces por afan de nuevas impresio-nes, otras por aumentar el pánico y precipitar las bajasde los fondos públicos, no hubo absurdo que no se reco-giera de boca en boca hasta poderle sustituir con otro .No tiene el ejército español la cuarta parte de los oficia-les (con ser muchos) que se suponían complicados en elmovimiento .

Pasó la humareda de aquella descarga de noticias,no sin que hubiese bajado la Bolsa de un modo conside-rable y se anunciasen liquidaciones ruinosas y colosalesganancias .

La noticia de la vuelta á la obediencia del regimien-to Numancia ; la retirada de los sublevados en la Seode Urgel, y del castigo impuesto á varios sargentos enLogroño, perinitió mirar en un horizonte más ámplio .Supuesta la conspiracion y su indudable importancia ;supuesta la neutralidad ó antipatía del pueblo haciauna insurreccion que se creía fundada en mezquinasambiciones, quién habia suministrado los fondos nece-sarios para mover una maquinaria tan complicada ypremiosa como una parte del ejército de una nacion, sitristemente célebre por sus p~ronuncics-naientos, desusadahacia ya mucho tiempo de tales manejos? Quién pro-nunciaba nombres propios de opulentos banqueros quehabían puesto á disposicioñ de los organizadores de laconspiracion sumas inmensas, quién registrando los pe-riódicosfranceses procuraba desentrañar alusiones con-tra nuestra patria, fundadas en el temor de que el anua-ciado viaje de nuestro Rey á Alemania, diese por resul-tado la, por ellos temida, alianza ofensivo-defensiva que

SUMA PITO . poN j3, A «TEQDERA,-El profesorado sin profe- ~EV[STAS EXTRANJERAS'

sores. Le Correspondant .poN 4—— DE I.uQuo .-Revista

exterior .politica Revista Suiza .16 de Agosto . poN osé AHONEAO.-Cuenl.os pequeñitos . Academia de ciencias de Paris .PON l.ume ALFONSO,-EI Cuervo (poema) . poN y ..ooerE por.oeooO.- iA muerte! Wvue des I)eux alondes .PON 11, PARCIA FAEALLEAo,-La cuestion palpi- PON PA—- fEAHANDEZ rSHA`3',-Val'laeionessd- Re`vo des questions historiques .

tante. bre el mismo tema (poesía) Nota .-Libros recibidos .

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REVISTA IBÉRICA .

tanto llama la atencion de Europa . Como si la prohibi-cion d manejar la pluma hubiese sido una órden desoltar la lengua, no hubo despropósito que no tuvieraoyentes y propagadores .

Lo único que á nadie se ha ocurrido decir ni creer, loque no han podido explotar los forjadores de noticiasestupendas ni los jugadores á la baja es la idea de queel pueblo secundase ni con el pensamiento la pasadasublevacion militar .

*

Dos son los puntos de vista que hoy tiene lasituacionpolítica de España ; uno relativo :i las relaciones exte-riores, otro á la aptitud de los partidos ante el fracasoinevitable del gabinete actual .El primero de estos puntos llama de un modo espe-

cial la atencion de la prensa, que sin duda deja la plenadiscusion del segundo para cuando la inmunidad perso-nal de los gobernantes no esté tan excesivamente guar-dada. Tres son las tendencias que se notan en los perió-dicos con respecto á política exterior : alianza con Ale-mania á despecho de Francia ; alianza con Francia malque pese á los intereses del imperio germánico yneutra-lidad .

Dando como cosa indudable la aquiescencia ó simpa-tías de Francia en favor de la abortada couspiracion,creen los primeros indispensable un pacto que amenaceentre dos fuegos á la república vecina ; entre el'os muchos apoyan este deseo de pactar con Alemania en laoposicionque por parte de Francia temen á nuestra in-fluencia en Marruecos . Los segundos, y en este grupofiguran especialmente los demócratas avanzados, con-fiados en que Francia pueda volverá su antiguo y aban-donado sistema de propageir sus ideales por el Conti-nente y halagados, tal vez, por los rumores que con re •fereucia á los últimos sucesos circulan, se muestranardientes partidarios de una amistad cada dia más es-trecha con sus soñados protectores .

Hay no obstante un grupo de patriotas que, compren-diendo caáu distante está nuestro país de poderse lan-zar en aventuras quijotescas diputando por celada finí-sima de encaje lo que no es todavía sino humilde viserade carton, no cesan de clamar por la reorganizacion denuestra Hacienda, el fomento de nuestra industria y lacasi creacion de la marina que nos hace falta, antes desolicitar ese puesto tan codiciado como costoso y mo-lesto en el concierto europeo .El nombre de Posada Herrera vuelve á sonar como

el curalotodo de todas las situaciones . Un ministeriopresidido por el decano de nuestros hombres políticosseria, en concepto de algunos, la mejor solucion posibledando acceso á individuos de la izquierda . Mas se ocur-re preguntar : ¿qué elementos compondrían ese gobiernoy qué partidos le prestarian apoyo? ¿Se conformaria elseñor Sagasta con que sus partidarios ayudasen con susvotos y sus servicios á un jefe que viniera á sustituirle?Esa fusion con los izquierdistas que con el nombre degran partido liberal se invoca tan á menudo, ¿será con-sentida por el Sr . Sagasta en el caso de implicar su ex-clusion de la presidencia? ¿Pues no se afirma por todosque la cuestion de jefatura fué el motivo verdadero queestorbó la aceptacion de reformas que en los últimos

días del Parlamento proponían los diputados de la iz-quierda dinástica?

Es el segundo punto de vista de la situacion actual,la actitud de los partidos políticos, sus pretensiones yla solucion qne en un brevísimo plazo ha de tener la cri-sis provocada mil veces antes del pronunciamiento,á causa de los debates parlamentarios, y declarada uná-nimemente de un modo enérgico por la opinion públicacuando los recientes acontecimientos despertaron de suletargo a los ministros, que sin duda por rehacer susfuerzas para la campaña administrativa que teníananunciada, andaban dispersos á los cuatro vientos,como dicen que estarás en breve los elementos discor .des que constituyen la fusion .

La idea de que el Sr . Sagasta continúe presidiendoel Consejo de _Ministros, bien se renueve éste parcial-mente, bien en totalidad, es patrimonio de los sagasti-nos de pura sangre, y opinion, por lo visto, del mismojefe que de todos sus planes políticos el que más claramente deja comprender, es el de agotar las fuerzas de supartido en una serie de ministerios que al propio tiempo que mnarean á las oposiciones con frecuentes varia-ciones de personal y por tanto de proyectos y contra pro-yectos, dé lugar á que todas las ambiciones logren satis-faccion cumplida .

Pero si la marcha de Martinez Campos implica,como se asegura, la separacion del elemento centralista,no quedan fuerzas bastantes á los de procedencia cons-titucional para sostener una situacion que se les desmo-rona entre las manos como un terron de azúcar mojada .

Estas consideraciones marcan otras dos tendenciasen los partidos de oposicion : la de los que afirman laurgencia de una situacion democrática, claramente de-finida, y la de los que, dando por fracasado el plan li-beral del Sr. Sagasta y por molesta su gestion para lafutura formacion de dos grandes partidos, abogan porla vuelta de los conservadores al poder . La garantía másfirme que los primeros ofrecen es la posibilidad de queMartos prestase su apoyo á Posada y Montero Riossu aquiescencia, viniendo de ese modo la izquierda alpoder por reformas graduales; pero nada definitivo pue-de asegurarse de esas actitudes que implicarian una re -imuncia tácita de la Constitucion del G9 . Lo único que seve claro es la excesiva dilacion que se quiere dar á lasuspension de garantías y el temor de convocar las Cór-tes con la premura que las circunstancias exigen .

Nos hallamos frente á frente de los mayores conflic-tos que han amenazado al país desde que felizmenteconcluyeron las dos guerras civiles que nos debilitaban .

Por vicios de organizacion, torpezas ó pasiones ilí-citas, nuestro ejército ha sido minado por el espíritu dela indiscipi na : el ahogar un conato de sublevacion noimplica la extirpacion del mal ; allende el Pirúreo sedesatan pasiones violentísimas aunque parciales en con-tra de nuestra patria ; se habla de oro francés para pro-mover motines, como otras veces se hablaba de oro in-glés en cuestiones económicas ; y todo esto exige le aper-tura del Parlamento para que se aclaren dudas, se fijenposiciones y se resuelva una crisis cuyo plantea-miento es tan urgente como funesta seria su ex-cesiva prolongacion .

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EL CUERVO (1) .

(POEMA DE EDGAR ALLAN POE .)

I .

Una vez, en la fúnebre calma de media noche,al sueño me rendía, despues de meditar,débil y fatigado por el curioso estudiode libros cuya ciencia háse olvidado ya .

Súbito oí en la puerta sonar un golpo suave,oí un golpe en la puerta de mi estancia sonar ;alguien-dije-en la puerta golpea de mi estancia ;sólo esto y nada snás.

II .

Recuerdo claramente que era en Diciembre helado,y sobre el pavimento veía reflejarcada tizon ardiente que en el hogar moría ;la luz de la mañana ansiaba con a fan .

En vano busqué alivio leyendo á mi tristeza ;tristeza por Lenora, ya muerta, la sin parLenora, que en el cielo así nombran. los ángeles ;sin nombro aquí ya más .

Del rojo cortinaje de raso, los crugidossedosos, tristes, vagos, hacíanme temblar,llenándome de incógnitos, fantásticos terrores ;hasta que procurando vencer angustia tal

y calmar el latir del corazon, me dije :,, Es alguien que en mi estancia desea penetrar;alguien que, retrasado, desea entrar y llama ;esto es y nada más .,,

IV .

Sintióse en aquel punto mi ánimo más fuerte ;No vaciló un instante : -Señor-empecó á hablar-ó señora, os suplico me perdoneis, estabadormitando y llamásteis con tanta suavidad,

y con dulzura tanta llamásteis á mi puerta,que apenas estoy cierto de si os llegué á escuchar

(1) Largo, muy largo tiempo he titubeado antes dedar á la estampa esta traduccion de Ths .Pavea . El tra-bajo empleado en ella, tengo para mí que ha sido tanfatigoso como ingrato . Solamente los lectores que co-nozcan la obra del poeta norte-americano en su nativoidioma, podrán apreciar la Única cualidad que a ni¡ ver-sion adorna : la exactitud . Mas, áun para estos mismoslectores, resultarán tal vez duros, ásperos y desabridosmis versos. No es maravilla que así sea ; en cada estrofahe tenido que luchar conn un obstáculo, punto ménos queinsuperable ; así mi traduccion ha llegado al puerto dela imprenta como nave maltrecha por los escollos ybaj i os .

Con todo ello me aventuro á publicarla, deseoso dedar á conocer en España el originalisimo poema del másoriginal de los escritores antiguos y modernos . Plegue áDios que, en gracia al propósito, sea aceptada con bene-volencia, siquiera á modo de tonel vacío que conservaÚUi-camente el aroma del esquisito vino que guardó.--L. A .

REVISTA IBÉRICA .

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Y abrí la puerta entonces, la abrí toda, y vi solotinieblas, nada más .

Y.

Quedéme allí parado, tratando con los ojosde sondear de lejos la negra oscuridad :de espanto, asombro y duda lleno, y á par soñandosueños que nunca ha osado soñar ningun mortal .

Pero no habló el silencio, no so movió lo inmóvil :tan sólo una palabra oyóse susurrar :1 , Lenora,,, y yo la dije, y el eco repetia, Lenora . .,, y nada más .

VI .

Retrocedí á mi cuarto, sintiendo arder mi alma,y presto un otro golpe, más recio, oí sonar .Seguramente-dije -seguramente alguno

junto á las celosías de mi ventana está .Veamos quién es, tratemos de explorar el misterio;

procuremos que el ánimo recobre calma y paz ;exploraré el misterio ; el viento fuá, sin duda,el viento, nada más .,,

VII .

Abrí la celosía, y con majestuosobatir de alas, un cuervo, de sacra antigüedad,entró, y sin que un saludo cortés le mereciese,sin detenerse un punto ni un punto vacilar,

se posó de mi estancia sobre la misma puertacon la apostura propia de dama ó de galan .Encima de la puerta, sobre un busto de Palas,se posó, y nada nzá .s .

VIII .

Entonces aquel pájaro de ébano, por su rostrosevero, noble y rígido, y por su gravedad,indujo á sonreír á mi tristeza y dije :,, Sí una empinada cresta sobre tu frente no hay,

no eres cobarde, torvo, viejo y horrible cuervoque vienes do las costas donde la noche está ;dime cuál es tu nombre en la region plutónica .,,Y él respondió : .Jamás .

IX .

Quedé maravillado de que aquel ave zafiaá discurrir llegase con tanta claridad,por más que su respuesta no fuese de gran monta,ni de sensata ó lógica diera feliz señal .atas convenir es fuerza en que jamás un hombre

de su cuarto en la puerta un cuervo vió posar,encima de la puerta, sobre esculpido busto,y nombrarse .Jamás .

°x.

Sobre el plácido busto, firme y posado el cuervo,supo tan sólo aquella palabra pronunciar,cual si en ella exhalase su alma toda entera .Y no movió una pluma ni dijo nada más,

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hasta que con voz queda murmuré : 11Otros amigosen otro tiempo lejos do mí volaron ya,tú, cuel mis esperanzas, huirás al nuevo dia .Y replicó : jrundN .

XI .

Espantéme al sonido de la respuesta aquellatan oportuna, y dime así á reflexionar :Sin duda lo que ha dicho es todo cuanto sabe,

cuanto aprendió de alguno á quien persigue el mal,á quien la pena acosa, y en todos sus cantares

y hasta en el canto fúnebre de su esperanza, varepitiendo cual triste, monótono estribillo,ese jamás, jrt7nds .

X11 .

Mas como hiciera el cuervo sonreír á mi tristeza,enfrente de él, la puerta y el busto, arrimé uu grausillon de terciopelo, y hundido en sus cogines,ideas con ideas traté de encadenar,

por saber aquel pájaro antiguo y agorero,aquel tosco y contrahecho y lívido y fatalflaco y antiguo cuervo, lo que expresar querríagraznando su jamás .

Esclarecer ansiaba, inrnóvil en mi asiento,aquel enigma, pero sin preguntarle másal cuervo, cuyos ojos ardientes me abrasabanhasta el pecho . Sentia por conocer a fan

aquellas y otras cosas, al par que mi cabezael cogin oprimia en donde reflejarvejase la lámpara ; cogin ¡ay! que Lenorano oprimirá jamás!

Xlv .

Entonces parecióme que el aire se espesaba,y que venían luego la estancia á perfumarocultos incensarios mecidos por los ángeles,cuya planta la alfombra rozando apenas va .

, qAh!-grité-Dios me envia, por medio desusángeles,tregua y paliativo á mi amoroso afan ;beberé el dulce bálsamo y olvidaré á Lenora .,,Dijo el cuervo : jamás .

XV .

¡Profeta-exclamé entonces-ser maléfico, pájaroó demonio, mas siempre profeta ; si Satante envía, ó la tormenta es sólo quien te arrojanáufrago, pero intrépido, á mi desierto hogar,

á ni¡ hogar, perseguido por el horror, responde,yo te lo imploro ¿un bálsamo existo de Judáque procura el olvido? Responde, te lo inrploro

.,Dijo el cuervo: jamás .

XVI .

" ¡Profeta-exclamé eutoncos-ser maléfico, pájaroó demonio, mas siempre profeta ; por el gran

REVISTA IBERICA .

cielo que nos cobija y por el Dios que amamos,di á un alma, á quien el peso agobia del penar,

si en el Eden lejano abrazará á una virgenque los ángeles nombran Lenora, si abrazaráá una radiante virgen á quien Lenora llaman .,,Dijo el cuervo : jam (ís .

X \ 11 .

nQue esta palabra sea la voz de despedida,ave ó demonio-dijo--vuelve á la tempestad,vuélvete á . las nocturnas, plutónicas regiones ;no dejes ni hna pluma de tu engaño en señal .

Mi soledad no alteres ; aparta do ese bustoque está sobre la puerta ; arranca sin tardardel corazon tu pico, tu espectro de la puerta .,,hijo el cuervo : jamás.

XVIII .

Y el cuervo inrnóvil, fijo, do Palas en el busto,siempre posado, siempre, sobre la puerta está,sobre la puerta misma, exactamente en medio ;y es como el de un demonio que sueña su mirar .

Y la luz de la lámpara, al herirle, proyectasu sombra sobre el suelo, y mi alma no podrá,de aquella negra sombra que flota sobre el suelolevantarse,javmás!

Luis Alfonso,

LA CUESTION PALPITANTE .

A LA SENORA. DOÑA EMILIA PARDO BAZÁN .

I .Mi distinguida amiga :

Conocida es de Vd . esta mi aficion que conirresistible empuje me lleva hácia la literatu-ra, y que me obliga á estudiar con interésgrandísimo cuanto se refiere á achaques lite-rarios. Si es veq'dad, como muchos afirman,y yo creo, que la vocacion existe, y si tam-bien lo es que casi siempre se equivocan loshombres al elegir la senda que deben seguir,yo debí sin duda encaminarme por la veredadel arte en vez de buscar aventuras en el mi-crocosmos humano ..

Excusado creo, pues, manifestar aquí que,en consonancia con tales inclinaciones, seguícon afan siempre creciente la animada contro-versia que acerca del ya tan asendereado -na-laaralismo viene sosteniéndose entre unos yotros no sólo con entusiasmo y valentía, sinohasta (¿lo diré?) con ensañamiento .

No son ciertamente nuevas tales luchas enel de ordinario tranquilo y apacible campo delas letras . En todos tiempos se disputaron laprimacía los partidarios de ambos extremos,combatiendo bajo denominaciones varias en

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pró de sus distintos objetivos ; combate que norepresenta otra cosa, dicho sea de paso, quela eterna batalla que en el interior del hombrese riñe entre el espíritu y la materia . Pero esla verdad que en la presente época tal alcan-ce se quiere dar al asunto, y de tal manerase le relaciona con otros más altos y trascen-dentales que, si no la importancia, el interés alménos de la cuestiones mayor que nunca . Yhé aquí por qué todos cuantos algo entiendenen estas cosas, y áun muchos que de ellasnada aprecian, se creyeron obligados á terciaren el debate .

Por lo que á mí toca, puedo asegurar queen mi afan de enterarme lo mejor posible, leícuanto acerca de ello hube á mano . Y he dedecirlo todo : despues de hacerlo así, encontré-me tan distante del conocimiento que buscabacomo antes de empezar ; y casi llegué á temerque, .en vez de la claridad tras de que iba, noquedara envuelto en las nebulosidades que su-tiles filosofías traian consigo ; y acabara porsecárseme el cerebro, como al héroe de la Man-cha se lo secaron las enrevesadas razones desus libros de caballerías .

Estando en esto sobrecogióme la grata nue-va de que pluma tan gallarda como la de Vd .iba á ocuparse en dilucidar tal enredijo ; y des-de aquel punto y hora esperé, con la impacien-cia que debe suponerse, el cumplimiento de lapromesa . Llegó por fin á mis manos, gracias ála nunca desmentida deferencia de Vd . paraconmigo, el deseado libro, y enfrasquéme ensu lectura con la misma ansia con que el no-vel galanteador devora la primera carta de suamada .

No es la cuestion presente tan compleja yenmarañada que no se encuentre en ella cabosuelto por donde se pueda desenredar ; ni rné-nos pertenece á esas abstrusas y sutilísimasque ponen en aprieto el intelecto en fuerza desu oscuridad y finura ; pero lo cierto es quecomo quiera que se relaciona, y muy íntima-mente por cierto, con ideas tan difíciles dedeterminar, como son el concepto del arfe y losmodos de su manifeslacion , amen de algunasotras de no menor trascendencia ; de aquí quela resolucion de este asunto no se encuentretan pronta y derechamente careo fuera de de-sear . Razon es esta por la que aparece máslaudable el intento de Vd . al acometer estaempresa; y es más de celebrar la feliz maneracon que la termina y remata .

De veinte capítulos consta el tal librito, dis-puestos con ese aparente desden y naturaldesórden que, como en otra ocasion y tratán-dose de otro libro de Vd . hice notar, constitu-ye un encanto especial, al ménos para mí, enesta clase di trabajos .

Un distinguido profesor y muy querido ami-

REVISTA IBERICA .

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go mio sostiene la opinion de que el mejor delos métodos es el que él llama natural, ó sea laexposicion de las ideas en el mismo (Si-den enque se aparecen á la inteligencia . Confieso (lebuen arado que no será aplicable en todos loscasos; pero creo á la par que es preferible enmuchos . Y cuando como aquí ó en San Fran-cisco de Asís, que es el libro á que antes mereferia, se trata de sintetizar una época ó deexponer todo un período histórico, tal manerade narrar es la más natural, la más agradabley la más artística .

Con grandísima razon manifiesta Vd . suasombro al ver la algarada que en todas par-tes se despierta á causa del naturalisma lite-rario .

Y lo califico así para distinguirlo de todoslos demás naluralisnms . Que los literatos, y áunlos_ humildes aficionados á las letras como elque esto escribe, se ocupen en estas cosas, yen analizar y juzgar y discutir todas las fasesque la literatura ofrezca, nada tiene de extra-ño; pero que lodo el mundo se alarme y se hagacruces, y dispute y batalle, quién en pró,quién en contra, sin dejar de los labios la pa-labreja, como si fuera cosa nunca vista, esaquí lo raro y peregrino . No parece sino quese trata de algun ignotisimo fenómeno, de es-pantable dragon ó monstruosa gargola queamenaza sorbernos en un periquete . Y es lomás estupendo del caso que, como con grantino hace Vd . notar, los que mayores alaridosdan y más contorsiones hacen, son los que pa-san indiferentes y frios por los grandes con-flictos políticos, sociales y religiosos que con-mueven la sociedad presente .

Viene tras este capítulo otro que está des-tinado á exponer lo que Vd . entiende por na-turalismo y realismo literarios : y aquí empeza-mos á disentir. Y mi falta de conformidad conusted no consiste tanto en la nocion-llamé-mosle así-que Vd . da del naturalismo, comoen cierta contradiccion que más adelante en-cuentro, y de que ahora no hablo porque hade ocuparme con más despacio . Por lo que alnaturalismo se refiere, creo, como Vd ., quetiene un fondo esencialmente determinista ó pesi-mista más bien ; pero adornado esto de otrascondiciones, que habré de exponer en otrolugar .Algo semejante me acontece con el tercer

capítulo: conforme con él en el fondo, ocúr-renseme algunas observaciones sobre ciertosparticulares, que por si no hay más tarde oca-sion apropiada para hacerlo, voy á exponersomeramente .

«Si es real cuanto tiene existencia verdade-ra y efectiva-dice Vd. con gran acierto-elrealismo en el arte nos ofrece una teoría másancha, completa y perfecta que el naturalismno .

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Comprende y abarca lo natural y lo espiritual,el cuerpo y el alma, y concilia y reduce á uni-dad la oposicion del naturalismo y del idealis-mo racional .»

Conformes de toda conformidad .Y añade Vd . más adelante :«Las obras maestras, universalmente reco-

nocidas como tales, tienen todas carácter an-chamente realista : así los poemas de Homeroy Dante, los dramas de Shakspeare, el Quijotey el Fausto.»

Nada tengo que decir acerca del Quijote nilos dramas de Shakspeare ; algo se me ofreceacerca de los poemas de Homero, que acasocreo yo que ajusten mejor en otra escuela queno en la realista ; pero en lo que atañe á lacre-rcion de Goethe (y subrayo de exprofesa lapalabra) de bonísima gana quisiera oir de la-bios de Vd . las razones que tuviera para, in-cluirla en el realismo . Conozco un poco lahistoria del Fausto ; leí varias veces el poema,que por cierto fué uno de los aguijones queme impelieron áá conocer la lengua del 13hin,y le confieso á Vd . con lealtad que no lo en-cuentro tan claramente realista . Por lo que serefiere á Dante, téngolo más bien por escritorsimbólico, del cual medio se sirve creo queen todas sus obras, y ya sabe Vd . que no es elsímbolo el sello del realismo .

Y hago estas observaciones, no tanto porlo que en sí significan, como por lo que se re-lacionan con la idea de reuI smo , pues comoquiera que la acepcion de esta palabra, comola de otras muchas, no es, dígase lo que sequiera, tan precisa y exacta que no se presteá amplificaciones, muy bien podia ser que enel concepto de Vd . cupiesen holgadamentedentro del realismo las obras indicadas .

Por lo demás, todo lo que en el citado capí-tulo se contiene, inclusa la exposicion delidealismo, hállolo muy atinado y discreto, tandiscreto y atinado como era de esperar (le taneximia y carísima escritora . Algo me duele,sin embargo, el desden con que Vd . trata ávarios héroes idealistas, que aunque pasadosde moda, inspíranme todavía muy especialafecto . En esto de simpatías, no es posiblesentir con la cabeza, y las mias, lo confiesosin rubor, se sienten muy atraídas por muchosde los soñados personajes del idealismo .Hermosamente narra Vd ., bajo el título

«Historia de un motin» el advenimiento delrt manticismo y la ruda batalla librada entreclásicos y, románticos . La vigorosa entonacionde este cuadro es ciertamente digna del asun-to que pinta Vcí, en él Aquella época de tur-bulencias y desórdenes literarios, verdaderaEdad media de la literatura, está magistral ycerteramente descrita . Con gran razon llamausted á aquellos tiempos heróicos de la litera-

REVISTA IR RICA .

tura moderna. A través del arte consideradosaquellos valientes campeones -de la nuevaidea, atraen y seducen de irresistible manera ;y con todas sus peregrinas rarezas, con todassus extravagancias, y, para decirlo de unavez, con todos sus defectos, no pueden ménosde ser amados, y amados con pasion. Acasoeran locos ; pero convengamos en que eranunos locos sublimes . Bien comprenderá ustedpor esto y por lo que más atrás llevo dicho,que yo, pesar de mi /'é realista, profeso cier-tas reminiscencias idealistas .

Es verdad, y tengo que confesarlo así . Sien-to en mí algo de levadura romántica, y á vi-vir en aquellos tiempos hubiera sido acaso elmás insufrible de los poetas melenudos . Por lamisericordia de Dios, está ya el mal un pocolejos para que pueda contagiarme, y á la horapresente sacrifico muy gustoso en los altaresde Cervantes y compañía . Y á pesar de misensueños, no puedo por ménos de reconocertodos los males y desaciertos del romanticis-mo . Tal vez fué un bien, y un bien muy gran-de para las letras, el tránsito por aquel perío-do ; pero tambien la fiebre salva á muchos en-fermos . . . cuando cede á tiempo .Los once capítulos siguientes, que forman

el grueso del volumen, son tambien los másinteresantes . Dedícalos Vd . A exponer, y porDios que lo hace á maravilla, la genealogíade la novela ; y atrévome a asegurar que difí-cilmente se puede hacer mejor en tan cortoespacio .

'tras cuatro rasgos capitales que sirven paramarcar el orígen y génesis de la novela, apa-recen claras, palpitantes, las distintas épocaspor que atravesó en su desarrollo este géneroliterario, caracterizada cada una por la efigiede su jefe ó fundador, á cuyo alredor se agru-pan sus secuaces . Ni siquiera falta, para quela historia resulte completa, esos períodos detransicion, indispensables en toda serie, y queson como los eslabones que atan entre sí lostrozos principales de la cadena . Por estos soloscapítulos, áun aislados del resto del volúmen,bien merece Vd . que los amantes de las letrasle enviemos nuestros plácemes .

Y llégase en pos de esto al capítulo XVI,donde se trata una cuestion, que no por gas-tada y vieja pierde un ápice de su interés : lamoral en el arte . En todo y por todo estoyconforme con las ideas por Vd . emitidas, la-mentando únicamente que ya que por azarllegó Vd . á ocuparse en tal asunto, no le dieratoda la extension que se merece ; que al ménospor mi parte puedo afirmar que recibiera granplacer y contentamiento con que el sutil cri-terio de V d . decidiese en tal materia . Y comoquiera que es muy de mi gusto, he de permi-tirme manifestar mi opinion en un artículo

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especial, aunque no sea sino para saber hastaqué punto concordamos .

Nada he de decir acerca de los cuatro últi-mos capítulos . El referente á Inglaterra essensato y pensado como pocos : acerca de losotros tres ofrécenseme varios dudas que, Diosmediante, habré de exponer á Vd . en oportunaocasion . Respecto á la carta con que el folletotermina, es toda ella una verdad como untemplo. No hallo modo mejor de encarecerla .Y como quiera que para introduccion y

proemio basta y áuu sobra lo expuesto, des-pídome de Vd . hasta la próxima carta ; no sinrogarle muy de veras que perdone esta quebien puede ser impertinencia á su afectísimoamigo y seguro servidor Q . B. S. P .

J. Barcia Caballero .Santiago 10 de Agosto de 1883 .

EL PROFESORADO SIN PROFESORES .

Siendo como es nuestro país uno de los másnecesitados de adelantamientos, en ningunaesfera (le actividad los requiere tau radicalesy extraordinarios corno en la instruccion pú-blica . Exigen el progreso de los tiempos y lasaspiraciones de la nacion una organizacion delos estudios, que, si no los coloque al nivel (leotros pueblos, responda al ménos al estado decultura en que nos encontramos . Que este essuperior á lo que superficialmente aparece,contemplando la formal disposicion y el resul-tado oficial de la enseñanza, cosa es más paravista que para demostrada ; ni es ocasion estade proponerse comprobar tésis semejante,puesto que, para el objeto de este artículo,igual seria que existiese aquella desproporcionada relacion ó no, ya que si la cultura socialfuese inferior á la eficacia de los medios porel Estado proporcionados . habrian de mejo-rarse éstos para lograr el fin á que deben serencaminados. Pero es indudable la ineficaciade las enseñanzas oficiales y, si no bastase ádescubrirlo la cotidiana experiencia, las fun-dadas opiniones de extranjeros que, comoi1i. Granx, han examinado imparcial y sere-namente nuestras costumbres universitarias,seria suficiente para convencernos .

No voy á intentar siquiera descubrir los de-fectos y absurdas contradicciones de las vi-gentes disposiciones respecto á instruccionpública, ni los inveterados abusos , consti-tuidos en ley por vigor de la costumbre, puescada una de estas cosas requiere detenido exá-men y no corto espacio . Háse propalado el ru-mor de que el Sr . Gamazo, llevado de impul-sos plausibles, piensa poner mano en un puntoimportantísimo de la enseñanza, y esto me ha

sugerido el intento de exponer algunas con-sideraciones, muchas de las cuales pareceránparadójicas, que sirvan de advertencia, yaque no presumo hayan de alcanzar el mereci-miento de estímulo ó consejo . Ante todo in-dicaré mi creencia de que es mal ocasionaday de imposible realizacion una reforma parcia-lisima de determinada facultad Esto mostraría,de una parte privilegio originado en el fana-tismo profesional,y de otra crearia focos delatentes conflictos jerárquicos y económicosy de discordias, en ning un ramo tan perjudi-ciales como en la enseñanza, sin contar ade-más, que no se remediaria nada modificandouna facultad, dejando intactos los males cons-titucionales, que producen la degeneracion yparalisis de todos los estudios .

Puesto que no se aspira á transformar todala organizacion en que tan embarazosamentese desenvuelve la instruccion plíblica, supo-niendo que fuera un sueño anhelar una modi-ficacion de los Ministerios que diera por resul-tado la creacion de uno exclusivamente encar-gado de la cultura nacional y considerandobuenas las razones aducidas por muchos, paradefender lo que llaman intereses creados y de-rechos adquiridos, Dios sabe con qué funda-mento y justicia, paréceráe que, sin tocar átamañas y tan respetables cosas, pudiera in-tentarse urea reforma, sin la cual no habrájamás verdaderos profesores, y por consi-guiente, no se aprenderá nunca en nuestrascátedras, sino incoherentes noticias de cien-cias y artes. Esta reforma consiste en crearuna facultad, escuela, conjunto de estudiosagregados ó como se la quiera llamar y orga-nizar, pero que consistiese en un centro ins-tructivo ó serie de asignaturas y trabajos en-caminados mi formar profesores . En una pala-bra, habérselas de modo que, así como para elejercicio de la medicina se necesita ser médicoy para el de la abogacía abogado, para el dela enseñanza sea preciso el título de profesor .

El deseo parece una perogrullada, y sin em-bargo, ninguno, de los que en España se dedi-can á instruir á los demás, ha mostrado solem-ne y oficialmente que aprendió el oficio que sele encomienda. Se dirá que cada cual sabe desu asignatura lo suficiente para enterar á losdiscípulos, pero quien esto oponga, desconoceque, áun admitida la hipótesis, segun la cualtodos los catedráticos entienden de lo que ex-plican, no por eso muestran diligencia en suencargo, puesto que no es lo mismo conoceruna ciencia que poJ-ei•la exponer adecuada-mente al auditorio, ni son idénticos términossaber y enseñar . 'Tanto valdria confundir en-trambas cosas, como imaginar cumplido artí-fice al que sin aprendizaje ni reglas adquiri-das, se empeñare en construir delicada obra

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de ebanistería, porque conocía perfectamentela composicion química de los barnices y ladisposicion de células y fibras de las maderas,con que habia de construirla .

Si el ebanista necesita de larga práctica yconocimientos relativos al oficio que empren-de ; si el arquitecto ha de conocer las leyespor que se rije la mútua combinacion y enlacede los materiales, siendo corno son necesariasy patentes, ¿qué razon hay para no exigir alprofesor los hábitos necesarios y el conocí-miento al ménos de las leyes y naturaleza, dela sutilísima materia sobre que ha de llevar ácumplido término la más difícil obra imagi-nable? ¿Es acaso más facil edificar sobre elllano y manifiesto suelo de una ciudad, quesobre el oscuro é inestable sosten que ofrecenpor base las facultades humanas?

Harto sé yo que alg un erudito inquisidor deajenos adelantos, replicará que no existe se-mejante instituto ó facultad en países reputa-dos los más sabios y adelantados del mundo ;pero sobre que tal ventaja por aquellos pue-blos adquirida, surge de muy diversos manan-tiales, extraños al punto ventilado, lo cínicoque tal hecho probaria, es que de haber alcan-zado la fortuna de gozar la reforma indicada,su progreso seria más sólido y generalizadoy la adquisicion de los conocimientos másfácil y segura. Mas no es cierto que se hallentan desposeidos como parece de aquella refor-ma, pues en Francia las agregaciones y lamanera de estudiar y probar el saber, suplenen muchos casos con ventaja á la medida queinvoco, y si fuera ocasion de examinar la or-ganizacion de la enseñanza en la Repúblicavecina, se verla cómo estaba influida en losprincipios fundamentales de la reforma indi-cada y cómo se advierte una tendencia, cadadia más sobresaliente, hácia esa instituciondel profesorado . En Inglaterra es tal la diver-sidad, segun los puntos y las tradiciones, queno es dado formular afirmacion categórica,pero en aquellos estudios de creacion reciente,como los superiores de mujeres, nótase idén-tica inclinaeion, y en Alemania, gozando susUniversidades las inmunidades y privilegiosde la Edad media, y siendo diversísima su dis-posicion, no puede fundarse argumento algu-no en pró ni en contra .

Mas supuesto que en parte alguna se hu-biera hecho ni pensado hacer tan necesariareforma, no seria motivo que debiera impedirel que en España se intentase, pues no seriamalo, ya que en tantas cosas andamos reza-gados y muy por bajo de casi todos los puebloscultos, que en un punto siquiera fuéramos- losprimeros en plantear redondamente lo quepoco á- poco se va haciendo en otros países .

Qué organizacion y qué linaje de estudios

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haba la de exigirse, no es problema difícil deresolver, pues bastaría tomar por norma y cri-terio la naturaleza v fin del profesorado . Parala orp;anizacion podria tomarse por modelo laescuela normal de París y áun la misma nues-tra, y si esto no se quería, añadir una facultadá las que hoy constituyen nuestro sistema dela enseñanza superior . Respecto á la índole delos estudios, ejercitándose principalmente losprofesores en el desarrollo de las facultadesmás encumbradas del hombre, habrian de pre-dominar los conocimientos de ellas y de lasleyes por que se gobiernan y viven .

La mayor parte de las ciencias antropológi-cas, especialmente las que, como la psicología,la caracterología y etiología, más directamentese refieren al conocimiento interior del hom-bre, habrian de componer el núcleo de los es-tudios científicos de los profesores, perfeccio-nados mediante análisis y observaciones, ejer-cicios prácticos y exámen y aplicacion de laantropogogia . Tambien pudiera agregarse lalógica y sobre todo extensa metodologia .

Pero en fin ; estas son cuestiones minuciosasque, como he dicho, las daría resueltas el con-cepto que del profesorado se tenga . Lo impor-tante es habérselas de modo que los encarga-dos de enseñar hayan adquirido la aptitudprecisa para garantizar que cumplirán atinaday discretamente sus deberes, aptitud cine nopnede patentizarse en los ejercicios, para lasoposiciones ordenados . En Francia se exigenya, además de los estudios agregados de queantes hablaba, pruebas pedagógicas y profe-sionales referentes á la asignatura respectiva ;pero áun haciéndose esto con la severidad queallí se hace, dudo que sea suficiente por dema-siado circunscrito, puesto que el buen profesorno sólo debe saber cumplidamente cuanto albuen órden y eficacia de sus explicacionesconcierne, sino primero y principalmentecuanto encamine al conocimiento perfecto desus discípulos, sin lo cual jamás será prove-choso el esfuerzo del maestro . Fellemberg, consus experiencias encaminadas á demostrar lanecesidad de saber enseñar, ha patentizadoesto, y Tyndall en su famosa conferencia sobrela enseñanza de la física, ha descubierto me-diante casos experimentados, que no basta sa-ber mucho para hacer aprender mucho á losdiscípulos, sino que mejor que los conocimien-tos científicos, contribuyen á la eficacia de losesfuerzos intelectuales del catedrático, la dis-crecion, el arte y el conocimiento del fin y me-dios que para alcanzarlo ha de emplear, y dela naturaleza y prendas de aquellos, que soncomo la materia primera de la importantísimaobra por el profesor emprendida .

Tan racional y reclamada por el comun sen-tir me parece la creacion de un centro instruc-

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tivo de profesores, que no insistirla mis, si noestuviera convencido de que el interés ha deimpedir la comprensibilidad de muchos .Expuesto ya el pensamiento, conviene sin

embargo presentar las razones elementales enque se apoya, puesto que de su convenienciano habrá quien dude . Es de sentido comunque lo primero para el que enseña es saber en-señar, fundándose en tan simplicísimo axiomala pretension mia . Creo que por raro y mara-villoso caso se eucoutraria un profesor, no yaque desempeñe bien su oficio . pero ni siquieraque haya formado concepto de él ; la razon esobvia ; muchas de las ciencias necesarias, paraconocer rematadamente los fines y medios delprofesor son totalmente desconocidas en Espa-ña, salvo para muy contados pensadores y dili-gentes sabios que gastan sus ócios en estudiarel movimienta de la cultura europea, y éstosno suelen ser por lo comun catedráticos ; perosuponiendo que tal creencia sea una exagera-cion mia, siempre resultará, que, oficialmente,es como si se ignorara .Mientras que la utopia ó verdadero progreso

de la absoluta libertad profesional no sea unhecho, es injusto y absurdo no exigir un tí-tulo á quien más que ninguno lo necesita,puesto que bajo la garantía del Estado seponen á su custodia cuidado las tiernas in-teligencias de los jóvenes para que las dirijay ordene . Es además humillante para la ense-ñanza superior, que un maestro de escuelatenga condiciones y prendas de que un cate-drático carece por completo, hasta el puntode que , mientras éste no ofrece garantíasalgunas de su competencia, aquel las ostentaorgulloso y, lo que es más fuerte, suelen darmejores pruebas de que no son ficticias aque-llas, porque nadie dudará de que en achaquespedagógicos, es superior el maestro, con nosaber mucho tampoco de esas cosas, al cate-drático, que por completo las ignora .Si no fuera porque estamos acostumbrados

á contemplar vivas contradicciones en la rea-lidad, superiores á cuantas paradojas han po-dido inventar los inás atrabiliarios filósofos,nos maravillaría el estupendo absurdo que re-sulta de la or•ganizacion que se ha dado á laenseñanza superior ; y no cabe disculparla enhistóricos precedentes, ni en la ignorancia delos tiempos, porque relativamente al progresoalcanzado en siglos anteriores, era más per-fecta aquella, como ha demostrado, entreotros, el malogrado escritor Graux, al estudiarla Universidad de Salamanca ; pero además,pretender excusar con el relativo atraso nues-tro, imperfeccion tan grande, es mostrar queno se conoce ésta, puesto que, sea el quequiera el adelantamiento de las ciencias, siem-pre resultará que es preciso, porque lo exige

REVISTA IBÉRICA .

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el sentido comun, que sepa su oficio quien aspira á ejercerlo . Además no es de ahora labrillante explosion científica, en lo que toca áciencias antropológicas, ni los trabajos relati-vos á educacion y enseñanza han sido menos-preciados otras veces . Con el pretencioso nom-bre de pansofía y otros á este tenor, se dieroná luz en el siglo pasado, por no subir máslejos, obras que bien pudieran servir de textoentonces; la Lsagoga de Gesner y las didácti-cas y didascálicas, en boga en otros tiempos,ordenadas al fin indicado, bien pudieran suplirantes á. los libros cientílicos,abundantes ahora .Pero en fin, como no es cosa de ventilar lo quepudiera haberse hecho, sino de estimular paraque se haga lo preciso, relegaré disquisicio-nes inoportunas, haciendo consideracionesmás prácticas .

El axioma en que me fundo, es que debe sa-ber enseñar quien enseña, y como tal obliga-cion no es exclusiva del que instruye á niños,sino también, y quizá más necesaria en el quese propone imponer á hombres adultos encualquier órden de conocimientos, es induda-ble que el catedrático se halla oficialmenteimpedido de cumplir sus deberes, y que de-frauda y engaña el Estado á los padres y á loscontribuyentes .Además hay que tener en cuenta una cosa

demasiado olvidada ; el catedrático, contenidoen los límites de su objeto lo mismo que elmaestro, al enseñar educa, y siendo imposiblesin previos estudios y prácticas adecuadas ins-truir, áun tomando esta palabra en su más ex-tricta y falsa acepcion, es de todo punto in-sensato imaginar que un hombre, porqueaprendió literatura ó matemáticas, por ejem-plo, ha de saber educar. Herbart decia quejuzgaba pernicioso todo estudio que no teniapor objeto mejorar al hombre, y es una verdadincuestionable . Ahora bien; ¿cómo ha de me-jorar á sus discípulos un profesor que no losconoce, que quizá, no concibe tampoco el finhumano de su asignatura, y sobre todo, queno sabe relacionar los conocimientos en éstacontenidos con los indivíduos que han deaprenderlos?Me circunscribo á los argumentos de más

bulto, abandonando toda consideracion cien-tífica encaminada á patentizar la fuerza edu-cadora de la enseñanza y la imposibilidad deque ésta sea eficaz ahora, porque seria inter-minable la tarea .

Son tantas y tan graves las consideracionesque se agolpan én la mente al examinar el defi-ciente estado de la'etn-señanza, cuanto se re-fiere al profesorado, que seria no acabar el ex-ponerlas .Las consecuencias practicas de no haber

profesores, se han manifestado en la prensa,

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aunque achacándolas á otras causas . El noexplicar, sino una pequeñísima parte de laasignatura, las ridículas vulgaridades, queobligan á tomar en la memoria muchos cate-dráticos, la diferente multitud de malos y ru-tinarios sistemas de enseñanza, que todoshemos observado, y el ningun fruto que sacael estudiante, despues de doce años, dedicados

perder el tiempo ó adquirir malos hábitos,en colegios ó centros oficiales, todas esas ymuchas más desdichas, se originan primera yprincipalmente en la falta absoluta de profe-sores .

No presumo yo que, si los hubiera, se evita-rian todos los vicios é incorrecciones de nues-tra enseñanza, porque han echado muy hondasraices y los favorece la ley ; pero al cabo dealgun tiempo habríanse rematado los más per-niciosos y por lo ménos se tendria la inmensaventaja de tener quien enseñase . La neggligen-cia, el abandono y las malas pasiones, no searrancan con disposiciones legislativas, perose modifican con atinadas reformas . La que yopropongo tiene la ventaja indudable de queevitaría la ignorancia, la cual impide todoprogreso eficaz, sea buena ó mala la voluntadde quien se halla poseido de ella .

No ofendo con esto á nadie; reconozco quehay en el profesorado hombres peritísimos enmuchas ciencias y disciplinas, pero esto noobsta para que no entiendan una palabra,acerca del ejercicio de su profesion . Daránprofundas conferencias sobre puntos dificilí-simos con gran erudicion, elocuencia y talento ;inventarán sistemas ; inducirán desconocidasleyes; harán clasificaciones ingeniosisimas ;todo, hasta componer versos de subido mérito,pero con todo esto, ninguno sabe, al menoscon saber oficialmente probado, enseriar á susdiscipulos lo que debe, ni áun la ciencia enque son maestros . En una palabra, á los es-tudiantes de ahora es aplicable la burla deMefistófeles, cuando dirigiéndose á incauto ysimplicísimo discípulo, decia :

Yo os demostraré profundocon raciocinio severo,que no puede haber tercerosin primero ni segundo .Esto con ansia y saberlo aprende el alumno presto,lo que no aprende con estoel alumno es á tejer .

B. Antequera .

REVISTA POLÍTICA EXTERIOR .

El conde de Chambord .-La politica colonial de Francia -El incidenteanclo francés d,! Tamatave -9nsurralas alianzas -La entrevista deIaahl -La conrferencia rnti, rnaciunal le hñodrrs .-Bu p ohahlr n lnclonsalisficun •i a .-La cuestiun de Irlanda : dificultad' s .-Inconvenientes delas gran es e lonÍas -La Zelulandia, la tierra de los basut,s e elTranavaal.-Una Ieccien para Francia .

Antes de entrar hoy á reseñar los principa-les acontecimientos de política exterior ocur-ridos durante la primera quincena de Agosto,tan escasa por cierto, en novedades comola que abrazaba mi último artículo para laREVISTA IB>JYICÜ, he de dar la noticia triste,como todas las de su género, de que el condede Chambord, á quien creíamos completamen-te fuera de peligro y pronto á entrar en laconvalecencia de su seria enfermedad, ha te-nido una recaida grave que acaba de colocarlode nuevo al borde del sepulcro .

La ciencia médica se declara impotente paraluchar por más tiempo á brazo partido con ladolencia que aqueja al jefe del legitimismofrancés; su robustez física no puede ya com-batir, segun dicen, contra la insistencia delmal, y en los momentos en que esto escriboparece haber sonado la hora de que el repre-sentante de antiguas instituciones en Francia,el heredero de un régimen que aquel pueblorechaza cada dia coh más energía, vaya fi darcuenta al Altísimo de sus hechos en este vallede lágrimas .

Desde el punto de vista político, ya he dichoantes de hoy cuáles serán, en mi concepto,las consecuencias que ese suceso ha de tenerpara la política general del país vecino . Nada,desde que la otra vez estuvo el conde deChambord entre la vida y la muerte, ha veni-do á modificar la actitud de sus partidarios, nila de los condes de París y sus adeptos, ni lade los defensores del restablecimiento del im-perio napoleónico . Y por lo tanto, en pié que-dan las reflexiones que me sugeria entoncesla eventualidad de que desapareciera ese pre-tendiente á la Corona francesa, ,i quien hayque hacer la justicia, en esta hora suprema,de declarar que siempre ha tenido el suficien-te patriotismo para . n o promover en su país di-ficultades y complicaciones que otros prínci-pes, que se hallan en situacion semejante, ála que él tenia, parecen complacerse en pro-vocar, aprovechando todas las oportunidadespor antipatrióticas que sean .Muerto el conde de Cliambord sin heredero

directo, sus partidarios, que difícilmente sesometerán á formar en las filas capitaneadaspor el conde de París, tendrán que renunciará sus ideales, puesto que nadie los personifica .Francia, pues, irá ganando para su tranquili-dad y el arraigo de las libérrimas institucio-nes que se ha dado, con la desaparicion de un

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partido acérrimo enemigo de éstas , y porcierto el más temible desde que el salvajismode lus zulús se encargó de sacrificar en reino-ta region al hijo de Napoleon III y desde queel conde de París se parapetó tras la intransi-gencia que hoy le caracteriza y qu-e, en miconcepto, lo inutiliza más que nada .

Verdad es que con el conde de Chambord ,ysin él, la forma de gobierno vigente en Fran-cia no tiene hoy por hoy para qué temer . Eseno entenderse de los partidos monárquicosque acaba de demostrarse una vez más y pal-pablemente en las últimas elecciones de queel telégrafo y la prensa diaria nos han dadocuenta estos dias atrás, y las extravaganciasde sus otros enemigos, los anarquistas, la po-nen á cubierto de todo temor .El gobierno republicano, que así lo com-

prende, sin dejar de prevenirse para tener ele-mentos de defensa si por acaso hubiera deellos necesidad, prescinde un tanto de susenemigos interiores y piensa en el engrande-cimiento de su patria y en recuperar la in-fluyente preponderancia francesa que andabaun tanto de capa caída desde el quebranta-miento que su país sufriera por virtud de lasterribles consecuencias de la guerra franco-alemana .

Los actuales gobernantes del pueblo vecinohan comprendido que uno de los medios deconseguir sus deseos, uno de los temperamen-tos adecuados á su propósito es el de seguircon firmeza exenta de vacilaciones y de res-petos á intereses extrafios, la línea de conduc-ta relativa á política colonial que tras un ma-duro y detenido estudio se trazó poco há .

Pero sucede que los franceses, por razonesde raza y de temperamento, tienen, como pue-blo, el defecto, á veces no poco grave, deexagerar las cosas, y hoy hay una gran partede la opinion que fuerza la nota y que no sa-tisfecha con el prudente engrandecimientocolonial que la conveniencia y-la historia deconsuno le aconsejan, sueña nada ménos queen trasformar á su país en otra Gran Bretaña ;es decir, en un imperio colonial inmenso quele cree, en distintas regiones del globo, unconflicto diario, y que como consecuencia y ácambio de la satisfaccion, que pudiera llamarpueril, de cierto amor propio nacional, le pro-porcionaria buen número de sinsabores .

Esto, si nuestros vecinos de allende el Piri-neo lo piensan bien, no puede convenirles porvarias razones . El, primer lugar, porque esmuy dudoso que el temperamento de su raza,que es la nuestra, se preste á esas expatriacio-nes en masa, á esa abuüdantísima emigracionque hacen entrar por diferentes cauces, eldemasiado repleto de la savia nacional. Estaes una consideracion tantas veces presenta-

REVISTA IBERICA .

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da por escritores afamados, tantas veces dis-cutida ,y desarrollada por ellos, que hasta pa-receria, más que inútil, presuntuoso en mí . elmás modesto de cuantos tratan periódicamen-te asuntos de este género, esforzarme en evi-denciar eso que ha pasado hace tiempo á seruna verdad inconcusa entre los que conocená fondo el carácter francés y en general lascondiciones de nuestra raza latina . En segun-do lugar, los franceses que no son colonizado-res, distan mucho tambien de ser buenos ex-plotadores : la esencia misma del genio de estospueblos meridionales, porque lo que digo deFrancia diría, de Italia, de Grecia, de Portugal,(le nuestra España querida, la esencia de esogenio por sus ideas de igualdad y libertad, esrefractaria á los medios decisivos, á vecesbrutales, á que Inglaterra, por ejemplo, maes-tra en estos achaques, ha recurrido y recurrepara hacer esclavos, ó poco ménos, á los indí-genas de los países por ella ocupados .

Y por encima de estas razones y varias se-mejantes que podria aducir, hay otra que enmi concepto es la principal, la razon suprema,cual es la de que Francia ocupa en Europa unrango secular del que ni puede, ni debe, niprobablemente ha de querer prescindir . Avuelta de reveses á que antes aludí, su impor-tancia ha disminuido de considerable modo ;pero así y todo, por su situacion topográficaen el corazon de nuestro continente es fuertey v-- i,orosa y tiene rivales á quienes corroe laenvidia . áY habla de ser tan cándida que rodea-da de vecinos que lo tienen mala voluntad,como suele decirse, cine intrigan en perjuiciosuyo y procuran su mal y su perdicion, fueseá gastar en remotos países, á cambio de bienproblemáticas ventajas, toda su energía y suseconomías de vigor .y de fortaleza?

El justo medio será el que de seguro adop-tarán los políticos franceses, y pensando encolonizar lo que tienen como sucede con Tunezy con Argel, y en defender sus indiscutiblesderechos en el Tonkin y en Madagascar, deja-rán para cuando sea tiempo la persecucion (leotros ideales de extension colonial que hoy po-drian perjudicar á sus intereses en Europa .

Por cierto que ahora que hablo de esos paí-ses donde Francia ejerce ó debe ejercer protec-torado más ó ménos directo, no holgará decirque en todos ellos van á pedir de boca, y hanadelantado ~,onsiderablemeute desde rni últimaRevista las ci n~ etr+encias de la república tras-pirinaica . El llamado incidente de Tamatave haentrado durante la pasada quincena en unnuevo período . El primer ministro de Inglater-ra rectificando opiniones nacidas al calor de

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noticias incompletas aunque oficiales, y mo-dificando juicios erróneos que desfavorecían álos franceses, ha tenido la laudable franquezade confesar paladinamente su error y de colo-car las cosas en su verdadero terreno, aprove-chando para ello la ocasion del discurso de rú-brica, por él pronunciado, en el banquete conque el primer magistrado municipal de Lón-dres, celebra todos los anos su exaltacion alcargo importantísimo de lord ma!y.,r . Algunosen Francia no se dan por satisfechos con esasdeclaraciones que no les parecen tan solemnescomo fueron los ataques al almirante Pierre yá las tropas marineras que bombardearon álpueblo malgacho ; pero ti pesar de esa intransi-gencia, las palabras de Mr . Gladstone han pro-ducido efecto satisfactorio por todo extremo enla inmensa mayoría de la opinion pública enFrancia, y ha desaparecido la tirantez queentre ambos países había creado lo de Ta-matave, reducido hoy á sus justas propor-ciones .

Y en verdad que uno y otro país debían de-poner enojos y apercibirse para lo que ocurrirpudiera en plazo breve, quizás con motivo deesas susurradas alianzas entre los grandes im-perios de la Europa central, alianzas que hacetiempo se dibujan, y que si no han adquiridoaún consistencia, por decirlo así, es sin dudaalguna porque pasaron há rato los tiempos enque esas cosas dependian única y exclusiva-mente de la voluntad de los soberanos ó de losplanes políticos de sus validos . Hace quincedías dije en apoyo de esto, hablando de la en-trevista hoy ya realizada entre Guillermo dePrusia .y su colega el emperador austriaco, quela cordial visita de Ischl no podia tener máscarácter que el de un amistoso saludo entreaquellos elevados personajes . El tiempo ha ve-nido d confirmar mi aserto . Aquel acto es unhecho consumado á estas horas, y ni Europase ha conmovido, ni el equilibrio del continen-te peligra, ni la política internacional ha veni-do á modificarse en lo más mínimo . Los aficio-nados á noticias de sensacion habrán podido yaconvencerse de que no habla para qué esperar-las de esa inocente conferencia, y los que porno perder la costumbre, ya crónica en Europa,auguraban que de ese acto saldrian acuerdosaustro alemanes que alterarian el modo de serde nuestros pueblos del viejo mundo, habrán deconfesar que por esta vez se han llevado so-lemne chasco. Los dos soberanos se reunieronen el pueblecillo de Ischl, conversaron amisto-samente durante media, hora, sin que se halla-ran con ellos siquiera los cancilleres de ambosimperios, juntos fueron á un banquete y á unafuncion teatral de gala, separándose despuesde haber disfrutado por algunas horas de losfestejos que los habitantes de aquel pueblecillo

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fronterizo habian preparado para obsequiar ásus egregios huéspedes .

No digo yo que en la corta conversacionque tuvieron los emperadores, no hablaran delos asuntos de interés planteados y pendientesde solucion que hay en sus respectivos países .No es posible que otra cosa ocurriera dados lapreocupacion profunda y justísima que al jefede la dinastía de los Hapsburgos produce la ne-fasta lucha de razas de que es campo el vastoimperio en que reina y el malestar que al here-dero del gran Federico de Prusia causan lasagitaciones socialistas que se desenvuelven enlos Estados de que es ahora jefe ; claro es queno podia ocurrir otra cosa, teniendo en cuentala importancia que el gobierno de Austria-Hun-gria concede á los conatos de alianza entre elMontenegro y Rusia, conatos que bien pudie-ran ser algo más despues de la boda verificadaestos dial entre un príncipe de la casa de losczares y la hija del soberano montenegrino ;cierto que no podian aquellos personajes dejarde decirse algo, cuando tanto interesa á la po-lítica que lid tiempo sigue el canciller Bis-marck, de la situacion anómala, de la pérdidade influencia, que de algun tiempo á esta partesufre el elemento aleman en las comarcas queconstituyen la nacion austro-húngara ; y queno habian de pasar por completo en silencioasunto tan árduo como la reunion de la confe-rencia internacional de Lóndres, para ratificarun tratado sobre navegacion por el Danubio,que probablemente por intransigencias deAustria y conveniencias egoistas de Inglater-ra, Francia y Alemania ha de producir compli-caciones diplomáticas, cuyo alcance no meatrevo á vaticinar porque Rumania no se resig-na al papel pasivo y desairado que aquellosplenipotenciarios quieren imponerle en cues-tion que á ella más que á nadie importa ; perode esto á suponer que ellos dos solos, por gran-de que sea la importancia que sus coronas lesconcedan, hablan de resolver en definitivaproblemas tan complicados, ni convenir si-quiera en las bases principales de su arreglo,hay distancia inmensa .

Y una de las cuestiones á que acabo de alu-dir, la de la conferencia internacional de Lón-dres, vuelve á hallarse estos dias sobre el tape-te para la diplomacia europea, despues de ha-ber cambiado un tanto de aspecto en sentidofavorable .

Hasta el 13 de setiembre próximo no espira-ba el plazo de seis meses que se habian fijadolos plenipotenciarios para la ratificacion deltratado de Lóndres; pero como las vacacionesparlamentarias van á comenzar en Inglaterra,

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y en virtud de ellas se producirá la dispersionde los ministros v de los políticos importantesque irán á descansar de sus tareas, lord Gran-ville creyó prudente convocar á los represen-tantes de las potencias hace unos días, paradejar zanjado asunto que á todos preocupa engran medida .Por su cuenta v riesgo el ministro inglés

habia tomado la determinacion de comunicarsú aviso á Rumania, de cuya actitud en estepunto he hablado varias veces á los lectoresde la REVISTA InííaicA . Porfortuna para la tran-quilidad (le Europa y la buena inteligencia quedebe reinar entre las naciones, algunos de losrepresentantes concurrieron á la, primera sesionsin haber recibido las necesarias instruccionesde sus gobiernos respectivos, motivo por elcual hubo que suspender las sesiones, y estodará tiempo á que el señor Bratiano, presi-dente del Consejo de Ministros de Rumania,realice su proyectado viaje á Lóndres, celebreuna conferencia con los ministros de la reinaVictoria y como á los achaques de diplomaciamás que á otro asunto alguno es aplicable elaforismo duque hablando se entiende la gente,quizás, quizás de esas entrevistas saldrá lo queno ha podido hacer unaa larga correspondenciadiplomática, y se adoptará un justo medio quepermita á los rumanos abandonar su actitud yfirmar el convenio de Lóndres. Digo esto por-que de algun tiempo á la fecha se notan sín-tomas favorables que permiten esperar esa re-solucion satisfactoria . Rumania no ha cedidogran cosa de sus pretensiones justísimas ; peroha ido reduciéndolas gradualmente, ,y poco ápoco van resultando compatibles con las mirasde los demás Estados europeos .En una palabra : el problema del Danubio no

aparece ya á la consideracion de los que nosfijamos en estas cuestiones como un asuntoinsoluble, ni casi casi difícil .As¡ pudiera decirse otro tanto de cuantos

puntos sociales y políticos se prestan á discu-sion en el extranjero . Pero no, no podria hablarse así sin faltar á la lógica, del pavorosoproblema social irlandés, por ejemplo, que havuelto á ser objeto de la mayor preocupacionpara los hombres políticos deVla Gran Bretaña,quienes en periódicos y revistas, en el Parla-mento y en el maeetinzy, lo tratan estos díassegun sus miras, sus ideales políticos, ó susdeseos . Y en verdad que es dificilísimo resol-ver aquel asunto en justicia . Mr. Gladstone loprocura con una buena voluntad que ni susmayores enemigosos le niegan : pero la cosa estan compleja y la política inglesa tan vasta ytan laberíntica, que cada vez que ha podidocreerse que el ministerio británico se hallabaen el principio del fin, hemos visto su aten-cion y su actividad alejadas de aquel punto

REVISTA IBÉRICA .

concreto por virtud de complicaciones impre-vistas y de no sospechadas necesidades . Demásde esto, el actual gobierno lucha siempre quese trata de Irlanda con el ódio jamás apacigua-do que no me atrevo á. decir en qué se funda,pero que existe evidentemente entre inglesesé irlandeses . Tan lejos se halla ahora misterGladstone de llegar á la meta en esa cuestion,como estaba hace tres años, y tal vez me equi-voque, pero es de temer que termine su glo-riosa carrera política, admiracion de propios yextraños, por los grandes hechos que la distin-guen, sin haber podido añadir á los triunfos desu talento colosal el desenlace á esa agitacionterrible, pavorosa, drama sangriento unasveces, comedia otras, que se llama agitacionagraria, cuyos principales mantenedores, tanpronto rayan en lo sublimemente patriótico,como en lo censurablemente bufo, como en loodiosamente criminal .

No es la cuestion irlandesa la única notatriste de la política británica de actualidad . Elestado de sus inmensas colonias da en qué pen-sar á los hombres reflexivos, y con más razon,tal vez, de lo que el vulgo imagina .Quién sabe si el malestar continuo de las

poblaciones indígenas que Inglaterra amparaá la sombra de ese pabellon que los mejores ymás potentes barcos militares del mundo pa-sean sin cesar por todos los mares conocidos :quién sabe si ese batallar incesante entre loque la conveniencia aconseja y lo que exigela justicia, que hace tiempo estamos viendosostener en las cinco partes del mundo á losrepresentantes de la poderosa Inglaterra, noron los síntomas inequívocos de una próximadecadencia colonial, producto de una ambiciondesmedida de que son culpables los estadistasdel imperio británico, lo mismo los que de másliberales blasonan que los que tienen á galallamarse conservadores .

Inconvenientes lógicos de un engrandeci-miento colonial exagerado, son el sobresaltocrónico que el avanzar de Rusia por el centrode Asia inspira al gobierno inglés, el legislarincesante de los vireyes de la India, el discur-rir continuo componendas habilidosas de losgobernadores en las regiones centrales deAfrica, el afan inmoderado de avasallar tribusy más tribus en las islas australianas que seha desarrollado, ahora entre los emigrados á laAustralia, la necesidad ineludible de bombar-dear la Costa de Oro y otras mil calamidades,y no exagero al darles e.te calificativo, quepesan sobre Inglaterra. Y fatalmente ha dellegar un día en que comience á eclipsarse labuena estrella que hasta ahora ha acompaña-

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do á los ingleses, y aun á riesgo de que mellamen pesimista, he de decir que, en mi con-cepto, ese instante está próximo . ¿Qué signi-fica, si no, lo que sucede en el extremo meri-dional del continente africano?

Nunca hasta hace pocos años habían trope-zado los ingleses allí con los obstáculos queahora tocan sus planes políticos . Desde mi úl-timo artículo para esta REVISTA se ha dado yse ha desmentido una noticia que, á confir-marse, pudiera facilitar el camino á las solu-ciones que los consejeros de la reina Victoriatenían pensadas para la tierra de los zulús . Di-jose que el rey de aquellos salvajes . Cettiwa-yo, rubia muerto, y esto habría hecho desapa-recer uno de los estorbos, el mayor quizás,con que tropieza la tranquilizacion de aquelpaís, puesto que la lucha de tribus que la aso-la, estriba en que unas lo acatan y otras seniegan á reconocer su autoridad . Pías ya hedicho que la noticia se desmiente, que el malexiste todavía, y que la pacificacion, tan ne-cesaria á los intereses materiales y políticosque la Gran Bretaña tiene en juego en aque-llas apartadas regiones, está muy lejana, ádespecho de los esfuerzos del gabinete deLóndres .

Los basutos, que siempre hablan acogidocon respetuosa sumision los acuerdos queemanaban del gobierno colonial del Cabo deBuena Esperanza, se sublevan hoy contraellos, y divididos los jefes por ódios profun-dos, por rivalidades sin fin y por envidias ter-ribles, se matan entre sí sin tener para nadaen cuenta ni los consejos, ni las amenazas delos que casi todos consideran sus enemigos,así como antes los consideraban sus protec-tores .

En la república del Transvaal el cuadro esmás desolador todavía ; porque al fin ,y al cabode un lado hay un pueblo simpático por todoextremo, el pueblo boer, aquellos laboriososcolonos que á fuerza de constancia y de tra-bajo han trasplantado á aquellas tierras remo-tas y atrasadísimas las instituciones políticasque por acá consideramos hoy por hoy comoel ideal del progreso . Los ingleses, que siquie-ra por esto han debido favorecerlos en lo posi-ble, cometieron el error de querer avasallarloscomo á los demás indígenas semi-salvajes, ylas consecuencias se tocan ahora . Los cofres,envalentonados con una proteccion que jamásdebieron obtener de un país que blasona delmás civilizado del mundo, combaten con en-carnizamiento contra las autoridades boers,sin que por ahora pueda nadie prever cómoterminará aquella lucha que se ha recrudecidosegun las últimas noticias, durante la pasadaquincena .

Estas cosas constituyen una leccion elo-

REVISTA IBÉRICA .

cuentisima para. Francia, que debe tenerlamuy en cuenta, antes de meterse en aventu-ras que, como decia al comerzar este artículo,podían serle perjudiciales .

Que la tengan los estadistas franceses muypresente y que encierren sus pretensiones deñ-tro de los límites racionales que deseamos notraspasen, los que simpatizamos con ese granpueblo que, con todos sus defectos, es, al fin,acreedor á la gratitud de Europa, porque allínació la libertad política de que gozamos .

Angel de Luque .

Madrid 10 de Agosto de 1883 .

CUENTOS PEQUEÑITOS .

CARTOUCHE .

I .Tomasillo y Antofiico andaban por sendas,

caminos y veredas, unas veces pisando la nie-ve ó sobre el hielo y otras recibiendo los ar-diéntes rayos del sol de Julio, mendigando eninvierno y espigando por los rastrojos en ve-rano, y siempre picoteando los desperdicios delas aldeas ó de las eras, sin otro amigo ni otraayuda que la compañía de un perrillo feo yflaco, de nombre Chusco .Encendíase el día, apagábase la tarde, se

ennegrecia la noche, y noche tras noche, ydia tras dia, pasaban los huerfanillos y el perrorebuscando leña que robar en el monte, men-drugos que recoger en las aldeas y uvas y es-pigas que arrancar en el campo . Lo que lashormigas ú otros animalillos se procuran, de-seaban hallar los tres hambrientos aventu-reros .

Veíanse á los niños las carnes por los (y¡-rones de sus camisillas raidas y sus calzonesrotos, y sus piececillos se arrecían de frio so-bre el hielo ó se abrasaban en la arena de lallanura, y las guijas y pedruscos herian lasplantas de sus piés como las zarzas punzabansus carnes .

Pero casi nunca estaban tristes porque Chus-co, su compañero, era un perro que acreditabasu nombre, y correteando unas veces, ladran-do sin causa ni motivo otras y haciendo mildiabluras, les recordaba el jugueteo y les pro-vocaba al retozo .

Llevóles su buena estrella, qúe hasta enton-ces sin duda no comenzó á lucir, á la puertade un soberbio palacio de la ciudad, construi-do todo él de piedra, que en puertas y venta-nas aparecia, por los dibujos elegantes y suti-les calados, no de piedra, sino de finísimo pa-pel recortado con tijeretas delicadas .

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Dispúsose un criado á, llenarles el zurron demendrugos y á darles dos grandes cazuelas desobras de comida, cuyo olor había de tenergran fuerza en la nariz de Chusco, pues nobien le llegó al hociquillo, debióle recorrer 1

por todo el cuerpo, puesto que le salia la sa-tisfaccion por el rabo ; tanto lo agitaba con vivomovimiento de un lado á otro y de arriba abajo .Ya iba á entregarles la racion el criado,

cuando salió del palacio una hermosa señora,de rostro pálido, dulce y cariñosa mirada,aspecto severo y paso majestuoso . Venia ves-tida de negro y la acompañaba un lacayo,vestido igualmente de luto .

Si los nulos hubieran sabido que aquella se-ñora era nada ménos que una señora duquesa,y si hubieran podido comprender la importan-cia del título, que la colocaba casi en la cate-goría de los reyes ; pues era la duquesa de laFlor de Lis de la Mota de Sangre, si hubieransabido que desde la muerte de su esposo el dn-qne y de la pérdida de sus dos hijos, el quehabria sido duque y otro que no hubiera sidocosa menor que marqués, se hallaba la señoraentregada á, la devocion y á la caridad, los ni-ños no hubieran mostrado tanto temor, si bienno ménos respeto que sintieron al verla apa-recer .

Preguntó al criado quiénes eran los niños ;éste les preguntó á su vez quiénes eran, dequé vivian, cómo hablan llegado hasta la ciu-dad y otras mil particularidades, á las que An-toñico, el más resuelto de los dos, contestócomo una cotorra .

-Dios les envía, dijo la señora ; estos, estosson los que recogen en los campos los restosde la riqueza de Dios ; á estos Dios le„ manda .Son los llamados á recoger lo que aún quedade la pasada grandeza, Súbalos Vd . ; que loslaven y los vistan . . .

Al decir esto la señora rompió á llorar, em-papando en sus lágrimas un finísimo pañueloque á ser grueso como la tela del zurron delos niños, hubiera sido igualmente empapado,y luego cogiendo la cabeza de Antoñico y lade 'l'omasillo, los estrechó y besó en la frente .Hay en el aparecer de la caridad lo que en elaparecer del sol : es imposible mirar á estasalmas llenas de luz ; ó bajais los ojos al sueloó sentís los ojos débiles y deslumbrados hu-medecidos por el llanto .

Los criados lloraron .Los niños se vieron lavados, peinados, ves-

tidos, hermoseados y limpios . La señora habiahecho un voto ; dar toda, la felicidad, todo elamor que hubiw-a dedicado á sus propios hijos,á los hijos que Dios le enviara . Caridad mag-nífica, martirio y abnegacion explendorosa ycristiana : toda aquella virtud sobrecogia deadmiracion .

REVISTA IBÉRICA,

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Tomás y Antonio no podían explicarse loque les acontecia; ni áun se hablan fijado enque era la primera vez que se hallaban sin superrillo Chusco . Este, temiendo, como todoperro pordiosero, atravesar la puerta de unacasa ,y más la de aquel palacio, esperó á losniños ; fuese á mirar al portal desde una respe-tuosa distancia, olfateó la tierra y por último .echándose sobre sus patas traseras y con elhocico en alto, mirando al palacio, á la granmasa de piedra, á la mole inmensa por cuyaboca habian desaparecido sus dos amigos,quedóse temblando, no sé si de frío ó de mie-do; pues no debía tener confianza en casa degran portal cuando por experiencia de suscostillas sabia que siempre habia, un palo es-condido para los que se átrevian á mostrar lanariz á la puerta de tales moradas .

Los niños como no hablan tenido jamás ladicha de hallarse bajo otro techo que los delos establos y pajares, se encontraban llenos deasombro ; creían que eran héroes de alguncuento de hadas como los que habían oídonarrar á los pastores y los carboneros delmonte .

Estaban tristes ; les habia acontecido lo queá los pajarillos cazados por red ; se les sorpren-de alegres, revoloteando y picando y luegoquedan en la jaula mudos y amodorrados yespiran de melancolía .

Se hallaban en un salon del palacio, cubier-to de pinturas, lleno de cuadros, alfombradoy magnífico ; sobre el cuadro de luz que en elsuelo recortaba el marco de una ventana, es-taba echado un perro con el hocico entre laspatas y apoyado en el suelo, actitud de perezay de confianza propias del que está en sucasa .En su casa estaba ; era Kinq, el galgo favo-

rito de la señora ; tenia una manteleta de gra-na y una corona bordada con hilo de oro :aquel perro era casi un señorito y no se acer-caron á él los niños: pero recordaron entoncesá Chusco .Asomóse Antoñico á la ventana y vió al

perrillo en medio de la calle en el momentomismo en que el criado se dirigia hacia él conuna vara; vió el niño esto y vió descargar so-bre el perrillo tales varazos, que Chusco huyódespavorido ocultando el rabo entre las patasy corriendo como si no pisara la tierra .

¡Nuestro perro! dijo con tristeza á Tomás .Los niños quedaron un momento indecisos

y tristes .-¡Bah! replicó Tomás, déjale que se las

busque; puede quesi dijéramos que es nuestronos echasen de aquí ; ¿no ves que es un perrosucio y feo? Los señores no quieren suciedades .Mira ese . . . y señaló á Kinq mirándole con res-petuoso asombro ; ese si que es un perro de se-

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ñor . ¿No has oido al hombre que íbamos á serunos selorlto .s?

Y no volvieron á hablar de Chusco .A la caída de la, tarde estuvieron mirando

por una gran ventana que daba á una plaza áun titiritero que hacia volatines entre un cor-ro (le gente .Por la noche la señora les mandó decir el

Padre nuestro y al ver que no lo sabían, lesanunció que habian de aprenderlo, así comoaprender á leer para agradecer á Dios el bienque les hacia, y los mandó acostar .

Hallaron camas bien limpias y blandas y enellas se acostaron .

Cuando el palacio se hallaba en las sombrasde la noche y de aquella oscuridad sólo sallala débil luz del cuarto donde se hallaban losniños, sintieron éstos unos lamentables aulli-dos que partian el corazon ; conocieron que lesllamaba Chusco .

Al cabo de un rato los aullidos no se oíanya ; pero despues oyeron un estrépito horroro-so y luego nada ; quedáronse dormidos .

Al pobre perrillo le habian atado una soga yuna lata á la cola, y al huir despavorido arras-trando la. lata, produjo el referido estrépito .Era víctima de la broma brutal de dos hom-bres medio borrachos que quisieron castigarlos aullidos del perro y divertirse martirizán-dole .

II .

A los cuatro ó cinco meses, cuando los dosniños ya casi sabían leer, fueron mandados áMadrid á casa de un preceptor .Allí estudiaban durante toda la semana y

salían á dar grandes paseos por los alrededoresacompañados del preceptor

Leíase en todas las esquinas de la córte unnombre impreso en letras negras sobre papelencarnado ; este nombre era Carlouche, nom-bre que andaba de boca en boca y debía refe-rirse á algun personaje notable .

Una noche el preceptor dijo á, los niños quehabla recibido de la señora duquesa la órdende premiar su aplicacion, y cumpliendo estaórden, les anunció que iba á llevar á los niñosal circo .

Halláronse en él, llenos de asombro al vertanta gente reunida y temiendo sin saberpor qué ser reconocidos como dos muchachospobres ; temian que les echasen de allí comoen otro tiempo de las barracas de los saltim-banquis de feria; pero lejos de eso, les hicieronentrar en un sitio, desde el cual, corno asoma-dos á un balcon, podian verlo todo cómoda-mente sentados.

Apareció un caballo blanco que hizo milhabilidades, una mujer sobre otro caballo sal-

REVISTA IBÉRICA .

tando ,y rompiendo aros de papel, vestidacomo esas figurillas de bailarinas que colocanen los ramilletes de dulces, trapeciodistas, vo-latineros v payasos ; pero de pronto el públicoempezó á impacientarse y á gritar : ¡Cartouche!¡Cartouche! el nombre que los niños habian de-letreado en las esquinas . Y apareció un perro,cuya presencia arrebató á la multitud .

El entusiasmo subió de punto cuando el ani-malillo hizo mil habilidades asombrosas ; comió como una persona ; saltó por aros de papel ;hízose el muerto ; luego fingió que perdia eljuicio, que pueden tenerle mayor que el demuchos hombres algunos perros, y nadie pudosujetarle ni hacerle entrar en razón ; no que-ria hacer nada de lo que antes habla hecho ;huía, se alborotaba y todo por fingimiento ;porque luego quedó en medio del redondelmás serio que un maestro de ceremonias .Cuando así estaba, con una corona que le

habian colgado al cuello como premio al mé-rito, Chusco, pues no era otro el perro (puessabido es que los perros españoles cuando sededican al arte han de cambiar su nombre porun nombre extranjero si intentan lograr fortu-na), Chusco descubrió á los niños que le mira-ban sin haberle conocido y ¡adios gravedad!saltó por cima de las sillas y arrojóse al palco,ladrando alegremente, lamiendo las manos y lacara de sus antiguos amigos .

El público estaba entusiasmado por aquelloque creia una nueva jugarreta ; el payaso in-comodado gritaba llamando al perro, y losniños, que hablan conocido á Chusco, avergon-zados porque creían que todo el mundo habíadescubierto su delito .

A la voz del payaso que llamó al perro convoz colérica, el perro recordó su deber y vol-vió á los pies del amo con el rabo entre pier-nas, orejas gachas y cabeza humillada ; habíadejado su, corona en el palco .

El payaso, desenojado, le recibió con estaspalabras :-Te has decírdo la tuya corona en aquel

paleó y no han te dado nada . . .¡¡Incratos!!

José Zahonero .Agosto 1883 .

¡Á MUERTE!

1 .Cayó el telon; una salva de aplausos resonó

en toda la sala durante algunos segundos, losbastantes para que el trapo volviera á descor-rerse y el primer actor, adelantándose haciael proscenio, (tijera respondiendo á los gritosde la claque:

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-El autor desea conservar el incógnitohasta el final de la obra .

a

Das minutos despues la gente discurria porlos pasillos del teatro charlando de política,sport, mujeres y otros asuntos completamente

j enos al drama que se estaba representando .Entre otros, habia á la derech,r del vestíbulo

un grupo de senadores y diputados ministe-riales conversando sobre el próximo viaje delRey á las costas de Levante, lo que le trajocomo por la mano al más impetuoso orador dela mayoría de la. Cámara á recordar el viajede la Real familia, en el año anterior, á lasprovincias del Norte .

-Por cierto que yo tuve el honor de ofrecerá SS . MM . un modestísimo luncli en la estacionde Los Perales, capital de mi distrito .

-Leí la noticia en La Correspondencia, dijoel senador Sr . Lopez, cuyo nombre sonabapara sustituir en la primera crisis al ministrode Hacienda .

-La redacté y remití yo mismo, se apresuróá decir el diputado Sr . Perez, el cual aspirabatambien á la misma cartera .-¿La redactó Vd . mismo?-Sí, señor; yo mismo .-De fijo que no le haría á Vd ., entonces,

tanta gracia como á mí una errata que en elsuelto venia .

-¡Una errata! gruñó Perez mirando de hitoen hito á su correligionario, á quien no per-donaba su candidatura al ministerio de Ha-cienda .

-Sí, una errata que me hizo reir mucho .-Sepamos .-¿Por lo visto Vd . no vió la noticia despues

de publicada?-No tan solo la leí, sino que repartí un mi-

llar de ejemplares entre mis electores mas in-fluventes, y todavía conservo uno de ellos enel despacho de mi quinta de Los Perales, colo-cado en un gran cuadro de ébano entre mi tí-tulo de doctor y mi célebre discurso sobresubsidios municipales .

¿Y no ha notado Vd? . . .Nada ; respondió Perez cada vez más

agriado, como si se tratara de disputar la car-tel de Hacienda .

—¡Es extraño !-Usted dirá por qué .-¿Ustedes no recuerdan? . . añadió Lopez

dirigiéndose á los demás individuos que for-maban el grupo .-Yo no .-Ni yo .-Ni yo tampoco .-¡Quién recuerda ahora!-¡Hace ya tanto tiempo!--Tal vez esté yo equivocado ; pero si mal

no recuerdo, decia al final del suelto que á los

REVISTA IBÉRICA .

2 33

postres llamaron la atencion de SS . MM . unassoberbias peras, cogidas ex-profeso aquellamisma mañana entre las mejores y más ex-quisitas que producen los olmos del Sr . Perez .

Una risa general siguió á estas palabras .-¿Y qué tiene eso de extraordinario? pro-

rumpié Perez lívido de cólera, corno si ya sehubiera resuelto la crisis á favor de su compa-ñero y correligionario Lopez .-¡Hombre, que el olmo no da peras!Las risas estallaron en francas y sonoras

carcajadas .- ¡Es Vd. un imbécil! gritó Perez fuera de sí .-Perdone Vd . caballero ; el imbécil lo será

quien pide peras al olmo .¡Zas! . . . es decir, Perez dió un bofeton á

Lopez .Cuantas personas habia en el vestíbulo y en

los pasillos inmediatos se agolparon en derre-dor del grupo ; los amigos intervinieron, entanto que Lopez, con una calma digna de unsenador romano, echó mano al bolsillo interiorde la levita .

--¡Se ha echado mano al bolsillo!,-¡Leva á matar!-¡Separadlos!-¡Fuera, fuera!-¡Saca un revólver!-¡Que dispara!- ¡Paso!-¡Favor!--¡Socorro!La irnaginacion de los espectadores siempre

ve el término de las cosas á medida de sudeseo .

Lopez sacó del bolsillo de la levita su car-tera y de ésta una tarjeta que entregó á Perez,el cual, sabiendo de antemano lo que estoqueria decir, la aceptó y cambió en el acto porotra que á su vez se guardó el agredido .Terminada esta escena y el drama tambien

al poco tiempo, el público abandonó el teatroy salió á la calle, en donde unos cuantos des-arrapados gritaban á voz en cuello :

--El extraordinario á La Correspondencia, conla crisis dei ministerio .

II .

Seguir las fórmulas acostumbradas, cuatroamigos, reunidos en la casa de uno de ellos,arreglan el lance de honor pendiente, del cualy de la crisis del ministerio se ocupan todoslos periódicos de E aña .

Ruiz y el general García son los padrinos deLopez .

Martinez y el director de un diario de oposi-cion, Gonzalez, los de Perez .-Restablezcamos la verdad de los hechos,

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3l

REVISTA IBÉRICA .

dice Ruiz, hombre de gran corazon y escasoentendimiento .

-Restablezcámosla, repite el periodista,cuyo espíritu de oposicion le acompañaba átodas partes .

-El lance que todos lamentamos . . .-Es cierto, es cierto ; el lance que todos la-

mentamos, murmuró el general moviendo lacabeza de arriba abajo .

-Lo ha provocado, continuó Ruiz yendoderecho al asunto, el recuerdo de un suelto deLa Corre .spondlencia .-Es verdad, dijeron á una con la accion y

la palabra los otros tres padrinos .-El Sr. Lopez refirió textualmente, sin

quitar ni poner nada, el mencionado suelto .-Efectivamente, obrervó el periodista ; pero

advierta Vd . que lo refirió con intencion de ri-diculizar al Sr . Perez .-Perdone Vd., caballero; mi apadrinado re-

cordó el suelto tal como era y sin intencionalguna .

-pie encontraba presente, insistió el perio-dista .-Tanto mejor; así habrá Vd . podido apre-

ciar por sí mismo que el Sr . Lopez, al recordarel suelto, no trató de ridiculizar al Sr . Perez .

-Precisamente vi todo lo contrario ; y bue-na prueba de ello, que, cuantos allí estabanpresentes, no pudieron contener la risa .-Pero . . .-Es cierto, es cierto; pasemos á otra cosa,

interrumpió el general poco dispuesto á tran-sigir y ménos dado todavía á ergotizar connadie .-El Sr . Perez fué quien primero insultó á

mi amigo .-Dispénseme Vd ., pero eso no es exacto

tampoco .-¿Cómo que no es exacto? El Sr . Perez dijo

á mi ahijado y amigo : es Vd. un iinabéeil .-Sí, señor; pero el Sr. Lopez le contestó

que el imbícil lo seria quien pide peras al olmo,frase que ya habia dicho con anterioridad á laspalabras del Sr Perez, lo cual muestra unavez más el decidido propósito del Sr. Lopez deofender y ridiculizar á la persona á quien ten-go el honor de representar en estos momentos .

-- Pero . . .--Es cierto, es cierto ; pasemos á otra cosa,

interrumpió nuevamente el general, deseosode llegar á lo que él pensaba término de sujurisdiccion,- además, añadió el periodista, ni á Vds . ni

á nosotros se nos oculta el verdadero sentidode las palabras del Sr Lopez .

-¡Hombrel exclamó Ruiz, á quien la voz sele anudaba en la garganta comprendiendo quela razon y la verdad estaban (le su parte, yque por falta de elocuencia propiaa y buenas

intenciones en sus compañeros, la cuestioniba donde ménos quisiera .

-Sí, señores; el Sr. Lopez al decir que nose deben pedir peras al olmo, aludia bien cla-ramente á la cartera de Hacienda .- ¡Imposible!-Permítame Vd, que le diga que así lo in-

terpretaron todos .-Pero . . .-Es cierto, es cierto : pasemos á otra cosa .-El suelto . . .-Pasemos á otra cosa .-Pues bien, pasemos á otra cosa, dijo Ruiz

resueltamente . Lo que aquí hay de evidente yen resumidas cuentas, es que mi amigo y ahi-jado Sr. Lopez, ha recibido un bofeton porrecordar un suelto del Sr . Perez .

-Pero con la intencion soñaladísima de ri-diculizar y ofender á este último .

-¡No hay intenciones que valgan!--El general ha convenido en . . .-Es cierto, es cierto ; y ahora me toca á mí,

señor Ruiz ; ¿estamos? Ahora me toca á mí .Y dirigiéndose instantáneamente á los otros

dos, proslgulo :-Sí, señores ; nuestro ahijado ha recibido

una bofetada, ¿estamos? Y una ofensa de estanaturaleza sólo se lava con sangre .

-No lo decía yo por tanto, murmuró tími-damente Ruiz .

-¡Cómo que no! vociferó el general ; ¿seatreve Vd . Ú negar? . . .

-Si estos señores diesen una satisfaccion-No hay satisfaccion posible, ¿estamos?-0 propusieran un arreglo . . .-Hay uno, dijo el periodista .El general se impacientaba .-Veamos, veamos ; insistió Ruiz deseoso (le

asirse á un cabello .-Que el Sr. Lopez declare públicamente

que da peras el olmo .El general estalló como una bomba .-Señores, no hablemos más de eso ; el duelo

es inevitable . Establezcamos las condiciones .-Establezcámoslas, repitió Nlartinez y el

periodista .-¡Esto va, es otra cosa!-Nos corresponde la eleccion de armas,

dijo el periodista .-Nos corresponde á nosotros, objetó Ruiz ;

nuestro amigo fué el agredido . Elegimos elsable .- Señor Ruiz, reclamo ese derecho . Y si no

volvamos á restablecer la verdad de los hechosy verá Vd. como . . .

-Es cierto, es cierto ; pasemos á la eleccionde las armas. Ustedes dirán .

-A pistola .- Perfectamente. ¿Pasos?-Cincuenta .

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-Señor Ruiz, un general no se presta á se-mejante cadetada .

-Veinte pasos, dijo el periodista .-Y avanzando .-¿Hácia dónde?-De frente, Sr. Ruiz, de frente . El duelo

será . . .-A primera sangre .-Pero . Sr. Ruiz, ¿Vd . piensa que esto es un .

simulacro? A muerte, ¿estamos? A muerte .-Sea, dijeron los padrinos de Perez .--¿Sitio?-La Casa de Campo .- ¿Hora?-La primera de mañana .-Conformes . Señores, hasta mañana . ¡He-

mos cumplido corno hombres de honor!-¡Dios nos lo perdone! murmuró Ruiz .En aquellos mismos instantes, Lopez recibia

un besa la mano del presidente del Consejo deMinistros, invitándole áá conferenciar con él .

La madrugada era bastante fria .Próximamente á la misma hora, tres ó cua-

tro carruajes partian desde distintos puntos dela población hácia la Casa de Campo .

En uno de ellos iban Lopez y su amigo Ruiz .-¿Conferenciaste con el presidente?-Sí; anoche .-¿Y qué hay?-Es cosa resuelta mi entrada en el nuevo

ministerio .-¿Qué cartera?-La de Hacienda .-¡Malo!-¿Por qué?-Me temo que Perez tire á hacer la va-

cante .-Sea lo que Dios quiera .-Amén.El general . Perez y los padrinos de este úl-

timo, debian encontrarse hablando del resul-tado de la crisis en aquel momento ; pues elprimero, tendiendo la mano á Lopez, le saludócon estas palabras :-Que sea enhorabuena ; sabemos la solucion

(le la crisis y su nombramiento para la Ha-cienda .

Perez estaba amarillo ; el periodista le dirigiapalabras sueltas en voz baja .-Señores, acabemos cuanto antes, dijo

Lo pez .El periodista midió los pasos ; Ruiz los com-

probó .-Buena suerte, dijo el general al entregar

la pistola á su ahijado . ¿Estamos, señores?Se hizo la señal y con ella los primeros dis-

paros, avanzando Perez solamente .

REVISTA IBERICA .

235

Cargadas de nuevo las armas, volvióse áhacer la señal, oyéndose casi instantáneamen-te los disparos .

Lopez no se movía ; en cambio su adversarioavanzaba .

Repitióse la escena otras dos veces .A la quinta cayó Lopez herido .-Basta, señores ; gritó Ruiz al propio tiem-

po que desabotonaba el traje de su amigo yrasgaba las prendas interiores .

-Una herida en el costado derecho . La san-gre se escapa á borbotones ; y conteniéndolacomo pudo, oyó la voz (le Perez que decia :-Pero no ha muerto ; áun podria tenerse en

pie ; continuemos .-¿Quiere Vd . asesinarlo? rugió Ruiz . ¡Vive

Dios! . . .

IV .

La herida era grave, tan grave que mató alministro, salvándose el hombre, casi milagro-samente, despues de muchos cuidados .

Este duelo dió á Perez gran prestigio en laopiuion pública, y como en España nadie pideperas al olmo inútilmente, Perez fué ministrode Hacienda, Gonzalez subsecretario y Martí-nez pasó al Banco de España .

Algunos meses despues, Ruiz, á quien ladesgracia de su amigo habia aleccionado dolo-rosamente, tuvo, no recuerdo con qué motivo,un altercado con un cierto espadachin de ofi-cio. De las palabras pasaron á las obras, segolpearon los puños, enarboláronse los basto-nes, y como fin de fiesta, hubo cambio de tar-jetas .

Al dia siguiente el criado de Ruiz anuncia-ba á éste la visita de dos caballeros,

-Que pasen al despacho .

-¿El Sr. Ruiz? Dijo uno de ellos .-Servidor de ustedes .-Veniamos . . .-Tomen ustedes asiento .-Con el permiso de Vd .-Ustedes están en su casa .-Somos los padrinos del Sr . Fernandez .-Por muchos años . ¿Y en qué puedo ser-

vi rles?-Venimos 4 ponernos á las órdenes de sus

padrinos de Vd .-¡Ah!-Usted nos indicará dónde tendriamos el

honor de encontré rles .-¿A mis padrinos?-Sí, señor .

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Zas

REVISTA IBÉRICA,

-Es inútil, caballeros ; mis padrinos murie-ron hace ya muchos años .

-Señor Ruiz, venimos á arreglar un lancede honor .-A arreglar . . . teh? Pues estoy á la disposi-

cion de ustedes .-Nombre Vd . á dos personas que le repre-

senten .-Mi pensamiento y mi voluntad no los de-

clino en nadie . Mis asuntos son mios única-mente, y más sabe el loco en su casa . . .

-Pero las buenas costumbres . . .-Nunca las he tenido .-Es necesario que Yd. se bata con el señor

Fernandez .-Eso va en opiniones ; y por mi parte no

veo esa necesidad .-Usted le ha insultado .---Acaso .-Usted le ha abofeteado .-Lo merecia .-Y el honor . . .-El honor no se resiente por un palo más ó

ménos .-El duelo . . .-No estoy por cosas tristes .-Luego Vd . se niega á ir al campo del

honor .-No acostumbro á pasearme por tales si-

tios .-Entonces el Sr . Fernandez le llamará á .

usted cobarde en donde quiera que lo en-cuentre .

-Eso será, lo que tase un sastre .-Le abofeteará á \U--Ya sabe que no soy manco .-Le matará .-Donde las dan las toman . V viré prevenido .- Levantaremos un acta y . . .- No es necesario ; con que se levanten us-

tedes y me dejen continuar mis trabajos, essuficiente .

-¡Caballero! . .-Han tomado ustedes posesion de su casa ;

vean en qué puedo servirles y tengan la bon-dad de decir al Sr . Fernandez que quedomuerto . . . de risa .

Vicente Colorado .

VARIACIONES SOBRE UN MISMO TEMA .

¿Te ries de mi amor? Es que no sabetu espíritu asustado la noblezade este amor que en mi espíritu no cabe .Junta á la hermosa rapidez del aveque el espacio domina en raudo vuelolos fulgores del sol y la grandezadel asombroso cielo,y verás de mi amor el loco anhelo,

cuál arde esta inquietud en que me abraso,cuál es mi amor ardienteque entre sombras malditas se hace pasoesperando tu voz que, locamente,encenderá las luces del Orienteó empujará las sombras del ocaso .

¿Ries? ¿Será que el mundo miserablete hirió cruel con acerada flechaen aras de quimérico entusiasmoy temes la ruindad de la sospecha,hermana favorita del sarcasmo?Este mundo cru 1 se odia á sí mismoy busca en la traicion y en la mentirala salvacion del justiciero abismo .¿Tú no ves su maldad? ¿No ves que sienteel bien ajeno y con placer suspiraante el mal, y cobarde, indiferente,cubre con los reflejos de su iralas arrugas terribles de su frente?¿El mundo? ¡El mundo .̀ Con tristeza veocómo cubre la muerte de su heridacon la vida instantánea del deseo .¿El mundo? ¡El mundo! Acaba,¡no me dejes pensar lo que no creo!¿Tú de su furia, miserable esclava?No, si no puede ser; aunque mi madreme lo dijera así no lo creeria ;mira si te querré cuando, insensato,rindiendo á tu pasion sagrado culto,hasta á mi propia madre ultrajaríacon labio audaz y despreciable insulto,aunque es verdad que al delinquir tal diasólo en tu amor y en tu hermosura fijoel corazon, con ciega idolatria,en los altares del amor do hijovíctima de mi amor sucumbiria!Oye, mujer tan bella como ansiada,mi amor es grande, in¡ dolor profundo,y á sus gemidos piérdese en la nadael eco de la impura carcajadacon que me insulte el envidioso mundoiQue gima, y cante, y llorey á la maldad adore ;que despida su rayo furibundoacatando los gritos del dzspecho,sierpe maldita en lodazal inmundo,que á los furores de mi amor ardientese trocarán en rayos de venganzaque habrá de herirle en la orgullosa frenteque á los cielos avanza .¡Es mandato de Dios! La nube encierrael rayo fulminanteque encenderá las cumbres de la sierra,del sol canicular los resplandoresderretirán la nieve del invierno,la raza criminal de los traidorestendrá en su culpa su castigo eterno . . .¡El angel del Sector de los Señoresdespeñó á Satanás en el infierno!¿Y á ese mundo malditoemblema del pecadorendir ís el amor que es infinito

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y amarás un presente deleznablepor escuchar su grito miserable?Permíteme que nieguetan vil suposición, mas si insensatasientes que la pasion ya te dominay no es mío tu amor, crezca la rosade tu pasion sincera : yo perdonoy Dios ampara desde su alto tronola pasion del amor, si los rigoresde la pasion ardiente van regidospor otros ardientísimos amores!Maldito el sol seriasi nos robara el resplandor del díaal rodar de las sombras el misterio ;pero merece su traicion olvido,porque lleva la luz á otro hemisferioen las tinieblas y el horror sumido .

Auras que resbala.i s en la lagunacon notas tristes de doliente acento,arrullos misteriosos de la cuna,ósculos de los rayos de la lunaen la faz del hermoso firmamento ;armonías sublimes de las aves,murmullos de los ríosque ruedan silenciosos y suavesentre selvas y blancos caseríos,venid á consolarme en mi amargura,á ser amigos de mi atroz quebranto,á evocar ilusiones de venturay á infundir vuestra lánguida dulzuraen las trémulas notas de su canto .

Del corazon las mil palpitacionesaumentan mi ansiedad, mi frente ardeal fuego de encontradas ambiciones,surgen del mar fantásticas neblinasy los rayos postreros de la tardese mecen en las ondas cristalinas,la mar se agita en su prision inquietaY en su lecho de flores y de espinasperece la esperanza del poeta .

¡Qué escena de dolor! Tú no la miras ;estás lejos de mi, quizás suspirasen este mismo instante,porque á pesar de que irascible tiras,no se ajustan los d ,dos de tu guante!¡Nécia frivolidad! ¡Sueño de amante!tNo te entusiasma ver cómo la nochetiende en los aires su asombroso velo,y cómo por las sombras asustadas,amantes de la luz, en raudo vuelolas aves, en innúmeras bandadas,atraviesan los ámbitos del cielo?¿No te arrullan los plácidos rumoresdel bosque y la praderaque nos hablan de amor, ni con sus floresnunca te deslumbró la Primavera,ni con su luz el sol? Piensa, querida,que hay tardes y dolor en el espacio,y tardes en los cielos de la vida ;

01

REVISTA IBÉRICA .

que la ausencia de aquello que se quierecon más dulce ilusion, deja en el almael dardo agudo con que torpe hiere .¡Horrible soledad! En el Otoñode la triste existencia no hay consuelo,acaba el dia cuando el sol perece ;así lo quiso Dios, y ante su nombreel orgullo mundano palidecemordiendo el polvo en la prision del hombre .¡Soledad y vejez! ¡Qué abrumadorapena que hiere al corazon cobardeal mirar que el placer desoye el ruego . . .¡Las lágrimas rosadas de la aurorason lágrimas de luz; las de la tardeson lágrimas de fuego!

Crrlos Fernandez Shaw .

REVISTAS EXTRANJERAS.

ÚLTIMO NÚMEROS PUBLICADOS .

LE CORRESPONDANT.Stcnaxro.-I. La proscripcion de la magistratura ; por

Testis .-II . Las sociedades secretas en España ; G . Ar-dant.-III . El diario de Henry Greville ; AnatoleLauglois .-IV . La Chanoinesse D`Amnbrenont; Con-desa de Massa.-V . Progreso de la geología y concep-to del Universo ; A . Delaire -VI . Un novelista español(Perez Galdós) ; Conde de Toulouse-Lautrec .-VII .Los Mendelssohn ; Mad. Audley.-VIII. Miscelánea .-IX. Revista de ciencias .-X. Crónica política .

Hé aquí cómo Le C"orrespondznt explica el origen delsocialismo en España :

,, Hácia 1850, la situacion inestable de las clases obre-ras, dió origen á las sociedades de seguros y mút ua protec-ción. España permaneció algunos arios extraña al movi-miento internacional de los trabajadores; las preocupa-ciones y dificultades políticas absorbian toda la activi-dad del país, y no dejaban á la clase obrera tiempo paraorganizarse. Pero despues de la revolucion de Setiembrede 1868, las ideas de emancipacion social empezaron áafirmarse, y las nuevas instituciones precipitaron elmovimiento. El espíritu de asociacion se generalizó, sedesarrolló y se formaron federaciones obreras en todaslas poblaciones .

,,El 8 de Octubre, el Consejo central de Ginebralanzó una proclama á los republicanos españoles, insti-gándoles á sustituir el ejército nacional por milicias deciudadanos .

„El 2 de Marzo de 1869 se formó en Barcelona, bajola direccion de Pellices, la primera seccion de la Inter-nacional, que el 2 de Mayo del mismo año dirigió á lassecciones de Europa y de América un notable manifies-to que reprodujeron La Igualdad de Ginebra (22 de Mayode 1869), y La Internacional .

,,En el Congreso de' Bale, celebrado en 1869, estuvoEspaña representada por Farga,Yellices, tipógrafo, de-legado del Centro federal de las sociedades obreras deCataluña, y por Sentinion, médico, delegado de laAlianza de la democracia socialista.

,,A partir de ese famoso Congreso, la Internacionalprogresó rápidamente en España . El 1 . ° de Abril de

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1858, el Centro federal de las sociedades obreras de Bar-celona publicó La rederacin a, órgano oficial de la Inter-nacional, encargado de defender la causa democráticay social . Poco despues, la Seccion central de Madridhizo un llamamiento á los obreros de todos los países . Yá partir de esta fecha, las ramificaciones fueron cada díamás numerosas en España.

Otro artículo referente á España publica la revistaque nos ocupa ; pero éste no se refiereá problemas políti-cos ni sociales, sitio al progreso de nuestra literatura .

Habla de Galdós en términos tan lisonjeros comohace algunos meses habló el Tímes .

,, No 1, conozco, dice el articulista, más que por unpequeño número de trabajos ; de los Episodios naciona-les, no ha leido más que Gerona, y de las Yovelascon- únicamente habla de kfarianela, de cuyaobra inserta Mr. Lautrec un extracto muy extenso, glo-sado de extraordinarios encomios .

REVISTA SUIZA .SUMARIO .---I . La poesía y la razon en el siglo de Luis

YII'; por M. Paul Sta ;áer.-II . Un error (novcla) ;por M. Augusto Glardon .-III . Sobre el Daaaubio ;travesía de las fuer tus ole Hierro ; por M . Louis Leger.-IV . Eugenio de Guerin segun su diario y suscartas ; por M. Camilo Bertrand .-V . La lengua y laliteratura francesa en el Canadá ; por M. Eugenio Re-veillaud.-VI . La rmí.sica en el siglo xviii (JuanSebastí«it I3aeh, ; por M. William Cart.-VII . Cróni-ca ole París .-VIII. Crónica italiana .-IX. Crónicaalemana.-X . Crónica in.llesa .-X I. Crónica rusa.-XII Crónica suiza .-XIII. Crónica política .-XIV .Boletín literario y bibliográfico .La literatura francesa del siglo décimosexto, goza,

en su conjunto, de carácter poético hasta en la prosa,puesto que las obras de Montagne y de Rabelais ofrecená nuestra imaginacion un aspecto todavía más brillan-te que los versos de todos los escritores de la Pleyade .Este carácter poético de la literatura en el siglo de laReforma y del Renacimiento, ha llegado con el tiempoá ser universal .

Nuestra época reconoce en los grandes escritores delreinado de Luis XIII y de la minoridad de Luis XIVlas mismas cualidades poéticas, aunque sensiblementedisminuidas por la influencia cada día mayor de lasdoctrinas de Malherbe; pero en la primera mitad delsiglo xvii, los ánimos son todavía independientes, ópretenden serlo : gimen bajo el yugo que comienza á pe-sar sobre ellos y esta sobreexcitacion constante, es ex-presada por Pascal en estos términos :

,, Veo laa inmensa extension del universo que me ro-dea y me encuentro relegado á un humilde rincon de tanvasto espacio, sin que pueda explicarme por qué he sidocolocado en este lugar y no en otro, ni por qué el brevetiempo que se me permite vivir ha sido señalado en estemomento y no en otro de la eternidad .

ACADEMIA DE CIENCIAS DE PARÍS .Boríui0A.-1I Marca-no deduce de sus observacio-

nes y experiencias repetidas en diversas épocas del año,acerca de la circulacion de la savia vegetal en las regio-nes tropicales, las conclusiones siguientes :

1 .' En los trópicos, el ciclo de la circulacion vegetalse cumple en un período de veinte y cuatro horas .

REVISTA IBÉRICA .

2 .' La presion interior de la savia es inferior á la dela atmósfera, durante la estacion seca que en el Ecuadordura casi la mitad del año .

3 .V' En la época de las lluvias, esta presion es muysuperior á la del aire ambiente, lo cual es debido prin-cipalmente al agua absorbida por las hojas .

GEOLOGíA .-i/. Iléber llama la ateucion de sus cole-gas á propósito de la obra de M. Koninck acerca de lafauna carbonífera :

,, El período carbonífero, dice, es notable por lasnumerosas pruebas que ofrece de una temperatura uni-forme en la superficie de la tierra .

„A partir de dicha época, el enfriamiento del globo hasido más rápido hácia las regiones ecuatoriales . La uni-formidad de temperatura en el período carbonífero, resulta de la semejanza, casi de la identidad, de las especies vegetales que se desarrollan en todas las latitudes,identidad que se ha comprobado hasta el grado 80 delatitud Norte; además, el estudio de los animales mari-nos, cuyos restos han sido hallados en los sedimentoscalcáreos de dicha época, conduce á la misma conclusion .

,,Todos los fósiles carbónicos recogidos en Europa-asi como los que proceden de más lejanas regiones,tales, por ejemplo, como Nueva Gales del Sur, Spitz-bcrg, etc ., han sido examinados por M . de Koninck, ypermiten establecer, con toda certidumbre, la unifor-midad de temperatura de todos los mares de la épocacarbonífera .

REVUE DES DEUX-MONDES .`'untnaic .-Cincuenta altos de historia contemporánea .

Thiers . Crisis política de fruncía despites de la guer-ra; por M. Charles de Mazade.-II . MNIi hermano Ives(novela) ; por JI. Pierre Loti .-III . La carida.d pri-vada en París ; por 11. Maxime Du Camp .-IV . Elpalacio de Sclaiafonoia en I"errara; por -Al . GustavoGruyer.-V . El crimen de Bernardi-no ; por M. AlbertDe.lpit .-VI . Coliny ; por M. Augusto Laugei.-VII. El asunto de' Tílz,~-Eszlar ; por M. G. Valbert .-VI4I. Revista literaria .-IX . Crónica de la quince-na.-X . 1lovinaiento financiero .-XT. Boletín biblio-gráfico .

Cuando, el 19 de Febrero de 1871, recibió M . Thiersel poder de una Asamblea nacida del ensangrentadoseno de la Francia, tuvo el gran hombre público, elmérito de abarcar con mirada firme la verdadera situa-cion y obrar con valor y sin ilusiones . Ante todo debíaconseguir la paz y llevarla hasta el último extremo, sinarrogancia ni postracion .

Para conseguir esto en toda su plenitud, conveniadesistir por el momento de toda lucha entre los partidospor un régimen determinado de gobierno . La guerraintestina hubiera completado la ruina comenzada por laguerra extranjera . De aquí la política que desde el pri -iner momento habia recibid el nombre de , pacto deBurdeos, y que so reducía á lo siguiente : devolver lavida al herido, librar, reorganizar el país Ú favor de unaespecie de concordato del patriotismo, reservando paratiempos más bonancibles la decision de otros pro-blemas-Este

programa era una renovacion del de 1815 . Losmismos dolores pedían idénticos remedios .

La primera parte de estos esfuerzos, es decir, la reor-gacuzacion, fué emprendida por M . Thiers con celotan ingenioso como apasionado .

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Mas, por mucho que fuera su cuidado en aplicar to-das las voluntades á este patriótico fin, que el consi-deraba por cima de todo, no podía evitar un problemaque, muy pronto deberla ser objeto de las disputas detodos los partidos .

De esta tregua, más ó ménos convenida en Burdeosy laboriosamente prolongada en Versalles tqué resultaria definitivamente'? ¡,La restauracion de la monarquía óla continuacion de una república que todavía no existíamás que de nombre, corro un hecho revolucionario desdeel 14 de Setiembre de 1870ffi iCómo se fijarian los des-tinos de la Francia? A cada instante, y con todos losmotivos renacia la cuestion y esta contienda marca lasegunda parte de esta historia de dos años . Es el dramade las luchas interiores que se confunde con la obra delpatriotismo hasta llegar á la ruptura del 24 de Mayo .

llEVUE DES QUESTIONS HISTORIQUES .

SOMzSRio.-1 . &us Abercio, obispo de Hierópolis e-n Frí-,ia; por el Abad Duchesne.-II . Los últimos dios elela Liga; por -I . Henry de l Epiuois .-II1 . Los a7no-tinadores de 1789 ; por Al. Anatole de Gallier .-IV. Luis X VIl erz el Temple bajo la vigzlaircc a delguardia Laurent; por -Al . Ii,. Chantelauze .--V . Lascrónicas venecianas; por M. Augusto Prost .-VI. AIrs-Cr,LkaEA : Kittim . Estudios de etizograjía bíblica .-El último trizciz;o de U2ba-n,o II ; por el conde deRiant.- emzorias de la duquesa de Touurzel; por~I. Máximo de la Roeheterie .-,1Lenamias de llletter-~ziclz; por AL Jorge Gaudy.-Las l>retendidcss poesías(le Getallina (le ~llédicis ; por Al . G Baguznault de Pu-ehesse .-Estado mental de T. J. Rousseau ; por Algr .J. To1ra de Bordas .-VII . Correo de Alemania; porel profesor Ludwig Pastor --VIII . Correo injlés;por AL Gustavo Alasson.-1X . Crónica; por \l . Ala -rius Sepet.-X . Boletia billeográ>zco .

En el articulo titulado Estado mentol de f. J. Rous-seao, escrito con motivo de un libro de 1t . A. Bougeault, uo se habla del escritor ni de lo que pudierallamarse su génio, sino del hombre con sus debilidades .Desde niño, segun el mismo declara, la imaginacion fuila facultad predominante de Rousseau con detrimentode la razon . Habia en su cerebro cierta falta de equili-brio que constituía realmente una debilidad mental .Su vida errante es, por lo ménos, un síntoma : escribien-te, aprendiz de grabador, amigo de Mad. do Wearens, la-cayo de Uad. Vercellis, aventurero, preceptor do los hi-jos de M . de Mably, secretario del embajador de Franciaen Venecia, cajero de un jefe económico; en todos estosoficios se ocupó maquinando siempre reformas sociales,para cuyo cumplimiento invoca el estado natural .

Para dar principio á la reforma, envia su dimisionde cajero á M . de Francueil, que ya le tenia por loco, yse dedica á copiar música. Quiere mostrarse indepen-diente y predicar el desinterés y la pobreza . Más tarde,cuando el baron de Holbach le ofrece amigablementedinero le contesta: ¡Es Vd. demasiado rico!, Rehusaser presentado al rey con motivo del éxito de su Deviudu1 villaje, y ; qué inconsecuencia Este hombre que con-tra todo se subleva, pasa la vida bajo la tutela de otrosér, sufre el yugo de una mujer bajay vulgar (TeresaLevasseur), y arrastrando esta vergonzosa cadena, seenvilece en su propio hogar .

Acepta el asilo que le ofrece Alad . Epinay, y al pocotiempo se marcha, uniendo el insulto á la ingratitud .

REVISTA IBÉRICA . 239

Acepta los obsequios del mariscal y la mariscala de Lu-xemburgo, y les cansa muy pronto con su mala educacien. En cierta ocasion estuvo'á punto de reñir con madame de Genlis que le habia regalado un poco de vinode Sillery, así como con Bernardino de Saii .t-Pierre, porun regalo de café procedente de la isla de Borbon . "Ele-gid, escribió á su amigo, entre retirar vuestro café y novolvernos á saludar.-> Tambien rechaza groseramentela caza que lo ofrece el príncipe del Conti, cuya hospi-talidad acepta .

Pasa de allí á Lyon, de Lyon á Grenoble y á Cham-bery, preocupado con planes siniestros y convencidode la existencia de misteriosos complot, tramados porenemigos invisibles que le acechaban hacia diez años .

En vano intenta muchas veces hallar el hilo del te •nebroso complot, en que cree metidas á cuantas perso-nas conoce , incluso sus libreros- Prueba indudable doque todo se red icia á un delirio de persecuciones .

Reniega de su patria que le habia condenado un libro,y resuelve suicidarse segun se desprende de tres cartassuyas escritas en 1763 . En Neufchiltel se viste con trajede armenio, y con esa facha se presenta en las iglesias .Lansado de allí se refugia en la isla cíe San Pedro (lagode Bienio), donde se dedica á herborizar . Llamado porHume á. Inglaterra, acude á su lado, pero á las seis se-manas no tiene la menor duda de que Hume trata de ha-cerlo Iraicion y deshonrarle .

El :31 de mayo de 1766, escribe á su amigo Peyron :,,Creo que el triunvirato de Voltaire, D`Alembert yHume, es cosa hecha ~ , No comprendo su proyecto;pero algo traen entre manos

Si esto no es locura ?.qué es?Renuncia la amistad de liad . Latour, suponiendo

que se ha pasado al campo enemigo, cuando no ha cesa-do de ser su admiradora y de manifestarlo por escritoen su polémica con Hume .

Varias veces se queja de verse rodeado de tinieblasque no se explica. No puede precisar en qué consiste elcomplot que se trama contra él ; pero, sin duda, hay uncomplot .

Estas terroríficas y extrañas agitaciones están ex-puestas en el libro de -Al . Bougeault con una sencillezdramática que duplica el lúgubre interé+ del relatofundado en hechos irrecusables . "Este hombre, deciaGrimm, concluirá loco A lo cual respondia Alad . Epi-nav: elle da lástima la locura de Rousseau ,

Cuando se negó á admitir el hospedaje que lo ofrecíael príncipe de Ligue, escribio éste : , Rousseau ha tenidola bondad de creer, como de costumbre, que ni is ofrec'_-mientos eran un lazo tendido por mí á instancias de susenemigos . , La locio a se hat apoderado del cerebro de estegran hombre-

-Al . Corancer, que conoció de cerca á Rousseau du-rante los últimos doce años de su existencia, le calificóde verdadero demente .

Poro lá qué recurrir al testimonio ele otros, cuando enlos mismos escritos de Juan Jacobo, especialmei>te ensu carta al general Conwkv escrita eor Douvres (1767), yen la que en 1770 dirigió á M, de Saint Germain se en-cuentran pruebas más concluyentes? En sus diálogoscomo en sus fantasías, nota el articulista indudablesrasgos de demencia .

Page 24: Madrid 16 Agosto 1883. REVISTA IBÉRICA · Año 1.-Número 10. REVISTA IBÉRICA 16 de _Agosto. Desde que las noticias de la insurreccion militar en Badajoz, Logroño y la Seo de Urgel

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NOTA,

LIBROS RECIBIDOS EN ESTA REDACCION .Sin perjuicio de publicar artículos especiales acerca

de muchas de las obras que mencionamos en esta sec-cion, nos limitamos hoy á dar cuenta de las siguientes :El Ideismo.-Por D. Ramon de Campoamor .Escrito á manera de discurso resumen, para cerrar

los debates de la seccion de literatura del Ateneo, pre-sidida por nuestro insigne poeta, ha logrado tan extra-ordinario éxito que en uno de nuestros próximos núme-ros hemos de consagrar un artículo al Ideismo y á lasdiscusiones que su publicacion ha motivado .

Hé aquí el plan de tan precioso libro :Introduccion .Capitulo 1.-Del principio de las ideas (t) .Capitulo 11.-Del desarrollo de las ideas en el órden

ontológico .Capítulo 111 .-Del desarrollo de las ideas en el órden

cosmológico .Capítulo IV .-Del desarrollo de las ideas en el órden

antropológico .Capítulo V .-De la marcha de las ideas enlasciencias .Capitulo VI .-De la marcha de las ideas en el arte .Capitulo VII .- De la marcha de las ideas en la His

toria .Capítulo VIII .-Del fin de las ideas .Forma este libro un elegante volúmen en octavo, al

precio de tres pesetas .

La Cuestion Palpitante . -Por Doña Emilia PardoBazan .En otra seccion de esta Revista empezamos la pu-

blicación de una serie de cartas que nos dirigen de San-tiago, acerca de la CuestionPalpitante .Publicados los veinte capítulos de esta obra en la

hoja literaria de La Epoca y reunidos después en un vo-lúmen de doscientas páginas en octavo, ha visto la luzpública dos veces en muy poco tiempo, siendo objeto deconstantes discusiones durante varios meses y dando ála ilustre autora de Un Viaje de novios y del estudioacerca de Saca Pranciseo de tisis, puesto igual en la crí-tica al que ya gozaba como historiadora y novelista .

Principios de derecho internacional privado ó dederecho extraterritorial de Europa y América ensus relaciones con el derecho civil de España ; me-moria laureada con el accésit por la Junta de Go .bierno del ilustre Colegio de Abogados de Madrid, en elconcurso al Premio Cortina de 18,9, por D ManuelTorres Campos, académico de mérito de las Matriten-ses de Jurisprudencia y Legislacion y del Notariado yMiembro correspondiente de la Sociedad de LegislacionComparada d París .

Plan de la obra :Introdueeimz: Capítulo único :I . Nociones preliminares .11 . Derecho internacional privado .III . Ciencia del derecho internacional prive do .IV . Memoria sobre los principios del derecho inter-

nacional privado de Europa y América .

(1) Este capítulo fué publicado en la REVISTA IBÉ-RICA un mes antes de publicarse el libro .

REVISTA IBÉRICA .

Parte ve'imel a; Historia del derecho internacional pri-vado .

Capítulo I.-Derecho positivo .1 . Edad antigua .II . Edad media .III . Edad moderna .Capítulo 11.-Derecho científico .1 . Desenvolvimiento científico del derecho interna-

cional privado.II . Doctrinas anteriores al siglo xix .III. Doctrinas del siglo xix . Opiniones de Story,

Rocco, Zachario,Wiichter, Shiiffner, Savigny, Bar, Es-cuela italiana y Wharton .Parte segunda : capítulo I . Principios aceptados en

Europa y América .I . Consideraciones generales sobre el derecho inter-

nacional privado positivo actual .II. Estatuto personal y Estatuto Real .III . Estatuto mixto ó formal .IV . Cuestiones difíciles y criterio que ha de condu-

cir á su relacion .V . Conclusiones .Capítulo 11 .-Principios aceptados en España .1. Consideraciones generales sobre el derecho inter-

nacional privado español .II . Estatuto personal, real y formal .III . Jurisprudencia y tratados .IV . Conclusiones .Parte tercera .Filosofía del derecho internacional privado .Capitulo único .I . Consideraciones generales .II . Criterio que ha de servir de base para determi-

nar el Estado que debe regir total ó parcialmente unarelacion .

111 . Crítica de los diversos sistemas .IV . Conclusiones .Parte cuarta.-Derecho constituyente . Unificacion

del derecho internacional privado .I . Tentativas emprendidas para unificar el derecho

internacinal privado .II . Condiciones necesarias para conseguirla unidad .Favorable para el Sr. Torres Campos el fallo de la

opinion como lo ha sido el del Colegio de Abogados, de-beremos consagrar otro día un artículo á la importanteobra cuyo sumario acabamos de insertar .

Doña María Coronel ; estudio histórico ace : ca dela autenticidad de sus restos : por D . C . Vieyra de Abreu .de la Real Academia de Urbino y de la gaditana deCiencias y Artes. Un elegante volúmen en 8 .° de 30 pá-ginas, al precio de 2 pesetas .

La duda que existía acerca de la autenticidad de losrestos de doña María Coronel, que se conservan en Sevi-lla, ha desaparecido por completo, gracias á la sab a ydiscreta erudicion del Sr . Vieyra de Abreu .

Une el belio libro que nos ocupa todas las condicionesque pueden hacer estimable una obra de investigacionhistórica : interés en el asunto, precision y claridad en laexposicion, acierto en la eleccion y cotejo de documen-tos y ese encanto especial que un poeta de corazon comoel Sr. Vieyra no puede ménos de dar á su estilo, porenojosa que fuese la materia sometida á su juicio .

1885 .-Madrid J . Lopez, impresor, Caños, 1 triplicado .