MADRID. MARTES 24 DE ENERO DE 1882.
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MADRID.—MARTES 24 DE ENERO DE 1882.
P R E C I O S r » E S U S O R I C I O Í í — E n MADHD: 1 p e s e t a .-SO c é n t i m o s al raes. —En PKOVINCIAS: 85 p e s e t a s el trimestre, y 1 9 un año, haciendo directamente el pago ; por conducto de los corresponsales,© y a a respectivamente.—EXTRANJEBO: 1 3 p e s e t a s trimestre. —HABANA T PUERTO RICO: 1 8 p e s e t a s semestre.—FILIPINAS: a a p e s e t a s semestre.
N Ú M E R O SUELTO, 5 C É N T I M n s
A - D V E R T E N C r A S . — T o d a la correspondencia deberá dirigirse al Sr. Director Gerente de IJA UNIÓN.—No se devuelven los manuscritos que se envíen.—El importe de la suscrición e» siempre adelantado.—Al remitir sellos deberá cuidarse de certificar la carta.—Anuncios, precios convencionales.—Dirección, Redacción y Administración,
F U E N C A R R A L , 2 , S E G U N D Q , M A D R I D .
Núm. 19,
DESPUÉS DE SAN ILDEFONSO.
'J La festividad del Santo patrón de la diócesis í *• no ha aplacado los revueltos mares de la políti
ca espaiiola. Finstas como las de ayer son brevísimas treguas, pero no producen una bonanza duradera.
La situación política es tan grave hoy, como lo era ayer y antes de ayer. Hasta las suntuosas fiestas celebradas en el Alcázar sirven de prete.Kto para atiz ir el encono con que so combaten los partidos. Asimismo, quedan en pió las dificultades anteriores, mal resueltas, ó al menos no resueltas á gusto de todos.
Cierto es que el proyecto de conversión satisfizo de pronto á los acreedores del Estado, que son muy numerosos, y distrajo un punto la atención del público; poro cuamio se ahonda en el asunto se ve que no es oro todo lo que reluce, ni seguras las felicidades que anuncia la prensa ministerial.
Cierto es también que el conflicto ocasionado por la provisión de la capitanía general de Madrid, se cortó á cercén por la vencedora espada del Sr. Martínez Campos; pero las consecuencias del golpe no se cortarán con la misma fortuna ni por igual procedimiento.
I Por consiguiente, creemos preciso enterar al ) lector de lo que pasa^ para que, si sobrevienen
las tempestades fusionistas, no le encuentren descuidado. Cuando los habitantes de la llanura, bañados por un sol espléndido, ven caer las nubes en la montaña, suelen decir sonriendo: «iCómo se mojan allá arriba!» olvidando que de allí bajan los torrentes que devastan los floridos valles.
Así sucede en la política, y por eso conviene mirar á lo lejos, y ver cómo de hechos al parecer insignificantes, proceden males terribles, cambios políticos inesperados, caídas de ministerios, y perturbaciones más ó menos hondas. Y dicho esto, entremos en materia.
La recepción celebrada ayer en Palacio es objeto de largas descripciones de la prensa ministerial, según la que fué numerosísima y brillante. Uniformes, togas, cruces, collares y elegantísimos trajes de señora llenaron las reales cámaras, mientras centenares de curiosos, puestos nn la plaza de la Armería, presenciaban el desfile de tantas grandezas.
Como sucede en tales casos, los políticos notaron cuidadosamente qué partidos tenían representación en la ceremonia. Y resulta que ninguno de los que están en juego faltó á ofrecer sus respetos a los Reyes. _ Lo que más llamó la atención fué la asisten
cia del grupo monárquico-democrático. Sus pro-notnbres entraron en amorosa compafiía, sin aufla para hacer más bulto, capitaneados por el señor duque de Veragua, que vestía el uniforme de almirante de las Indias.
La presencia y presidencia del descendiente de Colon hacía decir á los maliciosos que el grupo iba al descubrimiento de un mundo novísimo: el poder. Sin embargo, otros dicen que el presidente efectivo era el Sr. Morpt.
Se vio también en los salones al duque de la Torre, que estronó el casco, y al general López Domínguez.
El Tiempo reproduce este diálogo: —«Salían esta tarde de uno de los salones del regio alcá
zar los Ores. Sagasta y Martínez Campos. —sPase V.—decía aquél, cediéndole el paso cortésmente. —«No—repuso el jefe del gabinete—á usted le toca saíir
primei-o.»—
Un colega, después de copiar esto, añade: —Labor fina.
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El gran banquete celebrado en Palacio por la noche, da también ciue decir á los periódicos.
El Imparctal, tomando en la mano el asunto, dice: '
^ r. i "?^" '^ .^ . ' ^'"'™'' 1"<= «° la cocina y en la repostería de 1 alacio se hicieron ayer verdaderos chefs d'ceuvreí.
Di ara que se vea lo que son las cosas. «En unas cuantas horas han encontrado recursos la coci
na y la repostería de Palacio para dejar satisfechos i los 108 invitados á la real mesa.
¡DY en la presidencia del Consejo de ministros hace un mes que se están buscando recursos para satisfacer á una docena ae descontentos, y todavía no se han encontrado.
«Decididamente, el arte de cocina es el arte del día.»—
Del siglo, querrá V. decir. Faltaron al banquete los Sres. Cánovas, du
que de la Torre, conde de Cheste, Barzanallana y conde de Xiquena.
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Ayer iban muy majos los generales que estrenaron el nuevo uniforme. , . .Pero, como una prueba de la exquisita sensl-Diiidad de las oposiciones, y de cómo ven crecer la yerba , ó, mejor dicho, de cómo se sirven de las charreteras de canutillo para dirigir sus ataques al gobierno, véase lo que dice El Estandarte :
—«Con las charreteras de canutillo es imposible hacer uso del capote ruso sin echarlas á perder, siendo prenda muy cara. Cuando no hay necesidad del capote ruso, como en una recepción, por ejemplo, el general tiene que atender A la vez, y llevar en una misma mano, el casco do plumero , el sable colgante y el bastón.
»¿Quó hace un general en vista de estos obstáculos? ¿A cuál debe atender preferentemente : al casco , al sable ó al bastón?»—
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Todavía se habla del nombramiento de capitán general. Y, según las señas, se hablará de ello por largo tiempo.
Aunque nosotros creemos que agua pasada no mueve molino, en el caso presente puede quedar desmentida la frase.
. Por si acaso, conviene conocer la explicación que da El Globo de la firmeza y de la fortuna del Sr. Martínez Campos. He aquí la
—«No hubo falta de previsión ciertamente al ser llamado ai poder el partido fusionista, que hasta ahora no estalia fun-oíao en definitiva.
>Los elementos demasiado liberales que representa el duque de la Torre no ofrecían las seguridades necesarias para aar á su partido plena posesión del gobierno, y necesitaba éste una fianza que prestó el general Martínez Campos; fian-
> a „ ! ^ . , i""*' ^ . , ' ' ^ " ' " comprendidos el ministerio de la ULALÍ' ! <=^P"*"'* general de Madrid, el ejército del Norte, vez a w ' ^ : ; . ' ' ^ ^ ° ' ? " ' ' ' ^ y «• gobiemo'civU'de Madrid, y a vez algún otro destino de gran importancia militar, debiendo
ser el general Martínez Campos el provisor de estos cargos ... «Difícil, por todo extremo, ha sido la situación del señor
Sagasta, para inventar paliativos, alentar esperanzas, contener impaciencias, disipar temores, zurcir voluntades, é ir viviendo y trabajando, sin fruto, para levantar la hipoteca; pero sin pasar de alií, pues claro es que al faltar á una de las condiciones del pacto sin.ilagmático, quedaba éste roto y en el suelo el edificio de Febrero.»—
Pero, se nos ocurre una duda: si el Sr. Alba-reda conocía las condiciones del pacto, como parece natural, ¿á qué, y por qué, su empeño de contrariarlo?
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Después de la recepción, se reunieron los ministros en el piso bajo de Palacio para celebrar consejo.
Los señores hablaron de muchas cosas; pero principalmente de los proyectos del Sr. Cama-cho, el ministro más proyectista que se ha conocido en esta época.
El Sr. Camacho se mostró satisfecho de sus conferencias con los acreedores de la deuda, pero en cuanto á las pretensiones de los industriales y comerciantes madrileños, el ministro se mantuvo firme, fundándose en que su plan es un organismo parecido al de ciertas catedrales góticas, que si se les quita una piedra, se deshacen por completo.
Luego se habló de los nombramientos militares.
Y después, de la crisis francesa. X
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Bl Liberal no se entusiasma con el arreglo de la conversión. Considera de gravísimos resultados el negocio, y explica su parecer de esta manera:
— «La base de 1 3i4 y 3 \\2 representa un aumento de 4i y 2(3 millones más que lo ya consignado en presupuesto.
)»Se ha convenido en que este aumento de intereses sólo empezará á regir desde I. de Julio de t883. Esto ha sido una decepción para los que creían que la conversión se haría inmediatamente con el 1 3i4.
»E1 aplazamiento de diez y ocho meses tiene por objeto tener tiempo para crear recursos con que atender á ese aumento de 42 2(3 millones de gastos. Esto hará que el ejercicio 1882-83 no salde con 60 ó 70 millones de déficit; pero ¿cómo se van á crear 42 y 2i3 millones de nuevos recursos? No vamos á tratar hoy de esto. Ya nos ocuparemos en ello.
»Y la emisión ha venido, y es, poca cosa, de 300 millones de pesetas. No están seguros, ni mucho menos, los rendimientos calculados para los ingresos de 1882-83, y se espera poder crear nuevos 6 importantes recursos.
«Hace bien el ministro en tomar ese plazo. Allá veremos: cuando termine, de dónde salen los millones para esa nueva obligación.»—
Pero el Sr. Camacho dirá para su capote: En Julio de 188:3 no seré yo ministro, y, por consiguiente, el que venga atrás....
Pero el interés que despierta este asunto de la conversión no basta , como hemos dicho al empezar, para que los espíritus inquietos se calmen. Nótese bien que donde sopla hoy el viento de la rebeldía no es por la parte afuera de la situación, sino en su mismo hogar.
Los fusionistaa liberales se quejan de que el Sr. Sagasta contemporice en exceso con los señores Martínez Campos y Alonso Martínez, y le recuerdan aquella frase famosa, ofrecimiento liecho en la desgracia, de que en caso de inclinarse, caería siempre del lado do la libertad.
Aunque sin salir del anómino, los descontentos se mueven y se quejan. Esperan mucho de la actitud del Sr. Albareda, y acudirán presurosos á los tes semanales que á sus amigos ofrece el Sr. Navarro Rodrigo.
Resumen: que se avecina la tempestad.
LA S A L U D PUBLICA.
Madrid goza al presente de una temperatura primaveral. Quien por la tarde vea las calles, los paseos y, sobre todo, las afueras llenas de gente que se extasía ante un cielo purísimo y al suave calor de un sol brillante, supondrá que gozamos de una estaciím deliciosa. Pero Madrid lleva el luto por dentro, si se nos permite la frase. Bajo ese sol benéfico y esa atmósfera tan pura, la muerte camina secretamente, y á grandes pasos, llevando el terror á todos los habitantes.
Ya no puede ocultarse que el estado de la salud pública es desconsolador. Los datos que la prensa publica en estos últimos días alarman con mucho fundamento al vecindario, que dirige sus ojos al cielo en demanda de un cambio benéfico.
Esta sequía es no menos perjudicial á la salud que á los campos. No solo hay muchos enfermos de todas las clases sociales, lo mismo en los palacios que en las casas humildes y en los hospitales, sino que la mortandad es excesiva.
Aunque son exageradas las noticias que circulan, sobre todo en lo relativo á la viruela, sin duda alguna que hace estragos, así como las enfermedades crónicas. Pasan de 800 los fallecidos en la primera quincena de Enero, y nosotros sabemos que de una parroquia salió en un solo día veintitrés veces el Viático.
El clima de Madrid, tan expuesto á grandes variaciones atmosféricas, es pésimo. Pero ahora todos deseamos que acaezca el cambio sin tardanza, para conseguir, con la voluntad de Dios, una mejoría grande en el estado sanitario.
La Iglesia ha dispuesto, según tenemos dicho, que se imploVe (iel Soñor la lluvia benéfica, que lleve la fecundidad á los campos y la tranquilidad y el reposo á las familias, que tanto las han menester.
Continúa siendo objeto de especial interés la crisis financiera que se ha manifestado, principalmente en París, Lyon y aun en Barcelona.
Todos los periódicos atribuyen la crisis á la imprudencia de los especuladores que, dejándose arrastrar p ir el brillo de una ganancia enorme , facilitaban las operaciones mas atrevidas de las empresas, si no es que éstas procedían de mala fe.
Es de advertir que, mientras la Agencia Fa-bra se esfuerza en presentar la situación como remediable y no tan desastrosa como se suponía, otras noticias de París y Lyon aseguran que la catástrofe es inminentis y segura. La liquidación de fin de mes, se dice, será memorable y funesta.
De Granada escriben á Rl Día: — «La cuota del nuevo encabezamiento de consumos es,
con arreglo á las leyes del Sr. Camacho, de más de tres millones de reales, suma enorme para Granada , que hoy paga poco más de la mitad. Con este y otros motivos los planes del ministro de Hacienda son aquí objeto de generales censuras, porque vienen á hacer más precaria la situación de los habitantes de esta provincia.»—
De modo que ya pueden los ministeriales apuntar á los vecinos de Granada entre muchos que se han vuelto locos de alegría á la vista de los grandes planes del Sr. Camacho.
Retrato de un periodista inglés: — «El Sr. Blowitz, corresponsal en París del Times, vino
á Madrid con motivo del primer casamiento de S. M. el rey D. Alfonso: se lo obsequió y festejó con la mayor atención y esplendidez, lo mismo que si fuera el embajador de un soberano. ¿Qué prueba de gratitud dio? Un folleto contra España y contra los españoles.
»En Francia, Gambetta le concedió una tras otra las diversas condecoraciones de la Legión de Honor. Hoy, que está hundido, lo llama «Imbécil.»—
Pues es una alhaja el Sr. Blowitz.... Pero no hablaban de él así los conservadores
(porque el retratista es conservador) cuando les ponía en las nubes y alababa su política y sus empresas.
m Un periódico de la situación, Bl Constitucional,
escribe un artículo acerca de la obesidad. ¿A este punto hemos llegado? Temprano pa
rece, no habiendo trascurrido más que un año desde la subida al poder de los sagastinos.
LO QUE SE ESCRIBE.
«Lo más notable en la recepción de ayer: »Los demócratas dinásticos y los cascos con llorón de
plumas. «Mirando á los unos y á los otros, exclamó un alto emplea
do de la Real Casa: —»¡Qué coincidencia! Los demócratas dinásticos y los
llorones entran al mismo tiempo en Palacio.»— (ElLibers.1.)
Pues aquí el que no llora no mama.
A La Iberia le ocurre escribir como artículo de fondo uno, dedicado á la peregriiiacion, y después de dar vueltas alrededor de una carta del Sr. Obispo de León, concluye expresando este pensamiento:
—«A nosotros nos complace mucho ver al Sr. Nocedal por ese camino; siguiendo esa senda, acabará por poner al carlismo éntrente de la Iglesia.»—
Así piensa La Iberia.' *
* • Allá va eso, que, según un diario, tiene gra
cia. ¡Y tanta! —lEl Diario de Santander ha reclamado al cabildo cate
dral la cantidad de 2,825 pesetas como precio de la carta y comunicadn-piT.testa que por sentencia del tribunal correspondiente se vio obligado á publicar.,
»El cabildo se niega al pago, por razones que se re3er!;a,y nuestro colega ha presentado demanda contra é l .»^
Demanda infantil, sin duda. El cabildo ha hecho bien en reservarse las
razones do no dar á ese periódico 2,825 pesetas, porque al juez es á quien corresponde darlas.
Y las dará. »
Datos edificantes: —«El periódico oficial del ramo de correos manifiesta
que, ocn motivo de la Pascua, han circulado en Madrid 43,750 tarjetas con timbres del Congreso y del Senado. Si hubieran satisfecho los sellos, importarían 4,375 pesetas.»—
Luego dirán que el sistema no tiene ventajas. Para los que echan tarjetas en los buzones
del Senado y el Congreso, clai-o es que sí. m
* * Decía ayer un periódico:
—«El pequeño disgusto que ayer indicamos había ocurrido entre el ayuntamiento de Huesca y el Obispo de la diócesis, con motivo del derribo de la torre de la iglesia del Espíritu Santo, habrá desaparecido á estas horas, toda vez que el ministro de Fomento ha mandado por telégrafo, de acuerdo con su compañero el de Gobernación, suspender el derribo, por haber sido declarado dicho templo monumento histórico á petición de la Real Academia de San Fernando.
«Con objeto do inspeccionar si en el estado en que la referida torre se halla, es ó no posible su conservación, saldrá en breve para aquella población un académico de la de San Fernando.»—
La historia de siempre. Los revolucionarios suspirando por derribar los antiguos monumentos, y la Iglesia siempre en la brecha para defenderlos.
Suponemos que aquellos no se saldrán ahora con la suya.
* * Cuenta un periódico:
—«El director de El Municipio ha demandado á un fabricante de chocolate ante los tribunales, porque habiendo comprado una libra de ese articulo, y habiéndola sometido á reconocimiento pericial, resultó contener sustancias distintas del azúcar, del cacao y de la canela.»—
Hay sagastinos que piensan pedir igual reconocimiento de la fusión, porque se han empeñado en creer que está falsificada.
El ministro de Fomento puede hacer de perito.
Asegura El Tiempo que van á presentar la renuncia de sus destinos todos los parientes del duque de la Torre , por aquello de la capitanía general.
jjTodos'̂ Muchas vacantes van á ocurrir. Ojo, pues, descontentos.
Leemos en un periódico: —«Varios industriales de Málaga han recibido estos días,
según El Avisador Malagueño, anónimos en que se les amenaza con matar á sus hijos, quemarles la casa ó asesinarlos, con cuyas cartas ha coincidido el secuestro de un niño que estaba á la puerta de su casa, el cual ha vuelto al seno de su famili.li merced á los esfuerzos de la autoridad. La prensa toda de aquella ciudad refleja la alarma del vecindario, y pido enérgicas medidas.»—
Buena ocasión , que no perderán, para que los conservadores eclien en cara al partido dominante todas aquellas quejas relativas á bandoleros, secuestradores y falta de seguridad.
Poro ni unos ni otros son los culpables, diremos con benevolencia, sino los tiempos.
LA INSURRECCIÓN DE CRIVOSCIA.
CARTA DE VIENA.
Consejo de ministros celebrado tí 17.—Acuerdos tomados en dicho consejo.--Plan del general Jovanovic aprobado por el Consejo.—Negociaciones con Montenegro y Servia para realizarlo.-—Situación de la Critoscia.
Nos dicen de Viena con fecha 20 de Enero: —«Desde ayer reina en esta capital vivísima
agitación, por las medidas que ha dictado el gobierno, y que inclinan á temer que la insurrección de Crivoscia ha tomado grandes proporciones, ó que estamos en vísperas de una guerra extranjera con alguna gran potencia. Porque si no no se concibe á primera vista que para dos ó tres mil Insurrectos en armas, se llame apresuradamente á todos los oficiales que están en sus casas con licencia, se organice un grande ejército, y se convoque á las delegaciones para el 28 de este misino mes.
«La reserva que ha guardado el general Jovanovic, gobernador de Dalmacia, durante su corta permanencia en esta capital, á donde ha venido para asistir al consejo de ministros austríacos y húngaros que se celebre) el día 17, ha. contribuido no poco á que adquirieran consistencia los rumores que desde ayer circulan.
• «Deseoso de poder comunicar á V. algo más que simples rumores, he procurado enterarme de la verdad'^ra situación de las cosas, y puedo decirle que nada hay que motive la alarma que se ha esparcido por esta capital.
»La insurrección continúa hasta ahora limitada á la Crivoscia, no pasando de 4,000 hombres, á lo sumo, los que están armados y dispuestos á luchar contra el ejército imperial. De estos 4,000 hombres, apenas 800 tienen regular armamento y alguna, aunque escasísinia, instrucción militar. Los demás, mejor que insurrectos, son por su ninguna disciplina y por sus hechos, por su falta de dirección y por los antecedentes dn los que est .n á su frente, verdaderos bandidos.
))La situación geográfica de Crivoscia, y la rigurosa estación en que estamos, han impedido hasta ahora qué pudiera extirparse de una vez esta insurrección. Esto ha hecho que los enemigos de Austria, los que desean que este imperio no extienda y consolide su influencia.en la península de los Balkanes , hayan tratado de servirse de esta insurrección, favoreciéndola, para en su día aprovecharse de sus resultados. De aquí que á los insurrectos no les hayan faltado hasta ahora ni armamento, ni municiones , ni dinero, uno de los principales elementos que se necesitan para llevar á feliz término una campaña.
»A1 mismo tiempo, han tratado de servirse estos enemigos de Austria del estado verdaderamente excepcional en que se encuentra la Herzegowina, para que los descontentos de esta provincia, ante el temor de que se les obligue á servir en el ejército imperial, se vayan á las filas de la insurrección. Hasta ahora, estos trabajos han dado escaso resultado ; pero no hay que olvidar que lo que no se logra en un mes, al fin, á veces, se logra en un día, y que en la Herzegowina hay muchos elementos hostiles á este imperio, y no pocos dispuestos siempre á irse á las montañas á guerrear contra las tropas del gobierno.
«Ante estos peligros, el conde de Taafe, considerando la situación demasiado grave para no darla toda la importancia que tiene, convocó el consejo de ministros de que he hablado antes, y llamó á él al general Jovanovic, que expuso ante el Emperador y sus ministros el plan que ha concebido para sofocar la insurrección.
«El plan, según mis noticias, se reduce á lo siguiente: Movilizaci()n inmediata de un ejército de 3.5,000 hombres; y mientras se moviliza este ejército, entablar negociaciones con Montenegro y Servia para cortar las comunicaciones de los insurrectos con el extranjero. Lograda la correspondiente autorización, formar con cinco mil austríacos, y otros tantos montonegrinos, un ejército que impida que los insurrectos pue-dar recibir por Montenegro ninguna clase de auxilios. Procurar lo mismo en la pequeña frontera de Servia.
«Con esto y con situar 25,000 hombres en el Sur de Dalmacia, la insurrección habrá muerto antes de un mes por falta de recursos; y si logra sostenerse, cuando mejore el tiempoy amengüe el frió, bastará que avancen tres columnas de 5,000 homlires cada una en forma de herradura, para obligar á los insurrectos ó á entregarse ó á batirse, en cuyo caso su derrota será segura.
«Este plan fué aprobado por unanimidad, y el 18 empezaron las negociaciones telegráficamente con Servia y Montenegro, para lograr su realización en la parte que á estos Estados se refiere. La impresión producida aquí por los primeros telegramas de los gobiernos de dichos principados ha sido buena. Servia cerrará las fronteras con su ejército, y el Montenegro permitirá á los austríacos que penetren en su territorio, para que por sí mismos corten las comunicaciones y la retirada á los insurrectos.
«Esta conducta del príncipe Nikita es tanto más de agradecer, cuanto que la inmensa mayoría do los montenegrinos simpatiza con la insurrección.
«Pronto cesará, pues, la alarma que han fomentado aquí todos los elementos de oposición al ministerio, y que, en realidad, como se ve por los-hechos, no está completamente justificada.
«Esto se"prueba todavía más con tender una ojeada soVjre el mapa, y ver cu il es la situ.ición de los insurrectos, y la fuerza que puede tomar la insurrección, comparada con la fuerza de que dispone el imperio para sofocarla.
«Dalmacia cuenta actualmente ¡500,000 habitantes, en una extensión ile 12,793 kilómetros cuadrados. So halla dividida en cuatro distritos, que son, los do Zara, Spalato, Ragusay Cattaro.
«Este último distrito, que tiene 30,000 habitantes, es una como avanzada, sin comunica-ci >n directa con la provincia á que pertenece. En efecto, para dirigirse de Ragusa ^ Cattaro, es necesario tomar una lancha de vapor. Desde
I Castelnuovo, las montañas de Herzegowina se j acercan do tal modo al mar, que todo camino es ' imposible.