Maestros y discípulos, de Monterroso a Rodó - CORE · prisioneros en una trampa mortal de la que...

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Anales de Literatura Hispanoamericana ISSN: 0210-4547 ¡999, 28: 507-518 Maestros y discípulos, de Monterroso a Rodó BELÉN CASTRO MORALES Universidad de La Laguna Ningún tema me pareció más adecuado que este que me dispongo a desa- rrollar para contribuir al homenaje al profesor que determinó mi vocación americanista y que posteriormente ha seguido atentando con liberalidad mi trabajo. Detesto los superlativos, tanto como las palabras «maestro/a» o «dis- cípulo/a», que mi generación suele asociar con los viejos esquemas del clima rancio y autoritario en el que nos tocó crecer Tal vez la crisis de estos con- ceptos haya que entenderla dentro de la crisis de la vida universitaria, y esta dentro de la crisis mayor de los saberes académicos en relación con la socie- dad y con nuestra enferma historia contemporánea’. Pero no es el momento de realizar un análisis sobre estas cuestiones, sino el de rendir homenaje a quien, pese a todo lo dicho, siempre he considerado mi maestro por muchas razones que sería largo explicar y que, en parte, podrían deducirse de las páginas que siguen. Este trabajo, como anuncia su título, recorre un camino retrospectivo: par- te de «Obras completas», el cuento que da título a la colección publicada por el narrador guatemalteco Augusto Monterroso en 1959, y llega a algunos de Escribo estas líneas desde el horizonte de varias lecturas recientes sobre la crisis del saber universitario, de la filología y de la literatura; por ejemplo, la entrevista de Ana Nuño a Iris Zavala, donde se habla de las insuficiencias de la Filología en la universidad española (Quimera n 0 179, Barcelona, Abril, 1999); y el libro de Carlos García Gual Sobre el descrédi- to de la literatura y otros avisos humanistas (Barcelona, Península, ¡999). También tengo pre- sente el debate en torno a los «estudios culturales» (vid. Hebert Benítez Pezzolano, «La resis- tencia a la literatura», Cuadernos de Marcha n0 149, Montevideo, Abril, 1999). 507

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Maestrosy discípulos,de Monterrosoa Rodó

BELÉN CASTRO MORALES

Universidadde La Laguna

Ningún temame pareciómásadecuadoqueestequeme dispongoa desa-rrollar paracontribuir al homenajeal profesorque determinómi vocaciónamericanistay que posteriormenteha seguidoatentandocon liberalidad mitrabajo.Detestolos superlativos,tanto comolas palabras«maestro/a»o «dis-cípulo/a»,quemi generaciónsueleasociarcon los viejos esquemasdel climarancio y autoritarioen el que nostocó crecerTal vez la crisis de estoscon-ceptoshayaque entenderladentrode la crisis de la vida universitaria,y estadentro de la crisis mayor de los saberesacadémicosen relaciónconla socie-dad y con nuestraenfermahistoria contemporánea’.Perono es el momentode realizarun análisis sobreestascuestiones,sino el de rendir homenajeaquien, pesea todo lo dicho, siemprehe consideradomi maestropormuchasrazonesque sería largo explicar y que, en parte, podrían deducirsede laspáginasquesiguen.

Estetrabajo,comoanunciasu título,recorreun caminoretrospectivo:par-te de «Obrascompletas»,el cuentoqueda título a la colecciónpublicadaporel narradorguatemaltecoAugustoMonterrosoen 1959, y llega a algunosde

Escriboestaslíneasdesdeel horizontede varias lecturasrecientessobrela crisis delsaberuniversitario,de la filología y dela literatura;porejemplo, la entrevistade AnaNuño aIris Zavala,dondese habla de las insuficienciasde la Filología en la universidadespañola(Quimeran0 179, Barcelona,Abril, 1999); y el libro deCarlosGarcíaGualSobreel descrédi-to de la literaturay otrosavisoshumanistas(Barcelona,Península,¡999). Tambiéntengopre-senteel debateentorno a los «estudiosculturales»(vid. HebertBenítezPezzolano,«Laresis-tenciaa la literatura»,CuadernosdeMarcha n0 149, Montevideo,Abril, 1999).

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los «motivos»que Rodé,cincuentaañosantes,habíaredactadobajo la advo-caciónde Proteo,símbolode la mutacióny de la renovaciónespirituale inte-lectual,y que publicó parcialmenteen 1909 con el título MotivosdeProteo.

Desdequeleí el cuento«Obrascompletas»tuve lasospechade queMon-terroso habíaconstruidounasátirasobrela vida académicay los filólogosvaliéndose,entreotras posiblessuscitaciones,de algunostópicosunidos a lafigura de JoséEnriqueRodó, conocidocomo «el maestrode la juventuddeAmérica», y asuensayoAriel (1900), dondeel escritoruruguayodio vida al«viejo y veneradomaestro»Prósperoy a sus «atentos»y afectuososdiscípu-los para enmarcarsu discursoneoidealistay latinoamericanista2.Como serecordará,en el ensayode 1900 el profesorconvocaa susalumnos,los futu-ros intelectualeshispanoamericanos,para su última lección magistral.En elsalónde lectura,entrelibros y junto a la estatuilladel aéreogeniode las ide-as,Prósperoofrecepautaséticasy estéticasa aquellosjóvenesquese enfren-tarána unavida amenazadapor el imperialismoyankee,por el materialismo,porel utilitarismoy por los interesesmezquinosde unasociedadqueempie-za amodernizarsesiguiendoel modeloestadounidense,mientrasolvida todovestigio de cultura humanísticay se equiparaasí a la figura monstruosadeCalibán.

En lacalmadel aulauniversitaria,su discursose va tejiendo con las citaseruditasde numerososautores,aunquesemejanteacumulaciónde referenciastienela finalidadde reforzarsusargumentosa favor de la regeneraciónsocialde la culturalatinoamericana,asediadaa partir de 1898.

En cambio,el cuentode Monterrosoprivilegia la perspectivapsicológicasobreel maduroprofesorFombona,tambiénfamoso«maestrode la juven-tud»3, poseedorde un nutrido curriculum académicoy tutor de un gruposelectode alumnosque trabajanen sus tesis doctoralessobreQuintiliano,Lope deVegay... Rodó. Pero,a diferenciade Próspero,el maestroFombonano disertaen el aula, sino en un café mexicanocuyo nombrede resonanciaanglosajona(Daysie‘s) suponeyaunaironía. Porotra parte,su ideadel sabercomo actividad acumulativano parecetenerotra finalidad y trascendenciaque la de alimentarunacolecciónde detallesfilológicos queapareceridicu-lizadade estamanera:

2 J. E. Rodó.Ariel, Obrascompletas,2S cd., edicióndeE. RodriguezMonegal, Madrid,

Aguilar, 1967, pág. 206. Todas lascitas deRodó remitena estaedición.A. Monterroso.«Obrascompletas»,Cuentos,fábulasy lo demásessilencio, México,

Alfaguara, 1996, pg. 100.

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Al calor de un café quela charla habíadejadoenfriar, Fombo-na,comoun directorde orquesta,señalabaacadauno la notaapro-piada,y extraíauna y otra vez de su insondablesacogris (cruel-menteinjuriado por superpuestasmanchasde origen pocomisterioso)tarjetascon nuevosdatos,por las cuales la posteridadestaríaen aptitud de saberque hubo unacoma que Rodóno puso,un verso queLope encontróprácticamenteen la calle, un giro queindignabaa Quintiliano. Brillaba en todos los ojos la alegríaqueestos aporteseruditosdespiertansiempreenlas personasde corazónsensible4.

El contrasteentre el selectogrupo universitario que intercambiadatoseruditosy el resto de la clientela del café, adolescentes«llenosde vida» oempleadosdebancaquehablanen competenciaconel ruido de un televisor,es significativo paraentenderel procesode un nuevodiscípulo, el incautoFeijoo, cuando,sutilmentemanipuladopor el maestro,renunciaa suvocaciónpoéticaparadedicarseaprepararunainterminableedicióncríticade las obrascompletasde Unamuno, tarea en la que —lo sabeFombona—dejará losmejoresañosde su vida.

Las palabrasy los silenciosdel profesorFombonase describenen para-lelo a los contradictoriosimpulsosmentalesquedeterminansusactuaciones:mientrases conscientede su responsabilidadal condenaral joven Feijoo aunavida comola suya,estérily mediocre,no puedeevitar actuardela mane-ra mezquinay perversaen que lo hace,integrandoal azoradomuchachoenel juegopedantede unaerudiciónvacíade sentido,de orientaciónintelectualy de vida. De estemodo,suvanidadde maestrose verátotalmentesatisfechacuandocompruebaqueha captadoal discípuloparaunacausaquees «saber,saberconprecisión»:

y él, Fombona,encauzandoesavida, haciéndolaunaprolon-gaciónde la suya. ImaginabaaFeijoo en un mar de papelesy notasy pruebasde imprenta,libre de sus temores,de su horror a la crea-ción. ¡Qué seguridadadquiría! Cómo en adelanteaquel queridomuchachotemerosopodría enfrentarsea quien fuera, y hablar detodo a travésde Unamuno5.

Idem,págs.102-103.Idem,pág. 104.

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Pero duranteel insomniola voz interior del remordimientoquisierasal-var al joven de sus propiasredes: «Feijoo, Feijoo, muchachoquerido,escá-pate,escápatede mí, de Unamuno;quiero ayudarteaescapar»6.

El escritorguatemaltecoconsiguecon suhabitual sentidosatírico repre-sentarcon los tintes másnegativos al grupo universitario: trasnochadosespectrosdeun mausoleoacadémico,insensiblesa lavida quelos circundayprisionerosen unatrampamortal de la quees imposiblesalir. No cabedudade queMonterroso,al construir su relato,calculó perfectamentela adminis-traciónde susvenenos,cuidandohastael último detalle la selecciónde cadaaspectodel cuento.Así, por ejemplo, los apellidosde suspersonajessugierenresonanciasanacrónicasen las que vibra el designiode unapredestinación:Fombona,Iturbe, Montúfar, Feijoo. A la sombradel maestro,los alumnoscarecende voluntadpropia y de independenciade criterio, atrapadoscomoestánen el engranajede la autoridady de la jerarquíaacadémicaqueatravésde ellos pareceperpetuarse.Perdidosen detallesnimios de los textos queestudian,consumiendosus díasen el ritualizado tráfico de notastextuales,parecenincapacesde controlarsus destinos o de comprenderincluso ladimensiónintelectualde las obrasque estudian.Y así prometenser sólo laprogeniedonadade sumediocremaestro,un poetafrustradoque, por miedoal alto climade la creacióntambiénhabíarenunciadoa lapoesía.En estesen-tido, el implícito contrastequeMonterrosoplanteaentrecreatividadartísticay esterilidadcrítica podría interpretarsecomounaamplificaciónde la ironíaque Darío,de modo incisivo, esbozóen suspalabrasliminaresa Prosaspro-fanas,al contrastarsu fecundidadpoéticacon la mezquindadde los «eunu-cos».

Y quédecirde sustemasde estudio...Los autoresqueles fueronasigna-dos para la investigaciónse conviertenen sus manos,irremisiblemente,encadáveresculturales: diseccionadoshastala última coma, exprimidos, sinotro destinoque el de servir de pastoa la exégesisnecrofilica. Intuimos queéualquierautor,por atractivo qule pudieraresultara siitpie vista, hubierater-minado igualmentedesvitalizadotras sus operacionesde disección.No haypor quépensarqueMonterrosodetesteespecialmentea Unamunoo a Quin-tiliano, a Lope de Vegao a Rodó; su elecciónse debe,seguramente,a crite-rios que combinanendiferentesdosissensacionesde anacronismoo inactua-lidad, excesooratorio o retórico,prestigio filológico, dificultad y, también,

6 Ibídem.

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posibleaburrimiento.También puedepensarseque su elección implica laperpetuacióndel canontradicional,y que todosellos, exceptoRodó, sumana suescasaactualidadel rasgodeser españoles(incluido Quintiliano, nacidoen la actual Calahorra),notaque apuntahacia un hispanismotradicionalistaquedespreciay rehúyeel entornoamericano.

En el caso de la elecciónde Rodó, pesea su condición de americanoyamericanista,es fácil comprenderlos motivos de Monterroso:en los añoscincuentala obra del ensayistauruguayose vaciabade sentido en el altopedestaldel oficialismo, mientrasEmir RodríguezMonegal iniciaba la edi-ción másambiciosade sus Obras completaspara la editorial Aguilar. Engeneral,la generaciónde Monterroso,lectoraen la escuelade Ariel y de las«parábolas»de Rodópor prescripcióneducativa,le habíadado el carpetazo,en consonanciacon la actitud de la llamada«generacióncrítica» uruguaya.No es casualque en su obra Genioy figura de JoséEnrique Rodó, MarioBenedetti,respetuosamente,confinaraa Rodóen el siglo XIX7. En las déca-dasprecedentesAlberto Zum Feldey Luis Alberto Sánchezyahabíanempe-zadoa dinamitarla vitalidadde los conceptosarielistas,preparandola obradequienesvendríandespués8.Eranmomentosen queel compromisolatino-americanistase entendíade maneramásradical a la luz de la sociología,delmarxismoy de un revisionismocrítico de la tradición que, en el caso deRodó, iba a culminar con la contestaciónpolémicadel cubanoRobertoFer-nándezRetamaren suensayoCalibón (1971).

En esteclima,dondese registraun cambiode valoresestéticos,retóricos,intelectualese ideológicos,Rodóse convertíaen un blancoperfectoparalosobjetivosde Monterroso.El escritorguatemaltecooperasobrela imagencul-tural entoncesvigente del ensayistauruguayo,y no a partir de unalecturaanalíticade su obra, aprovechando,como buen escritorsatírico, los trazosmásvisiblesy característicos(caricaturescos)del «maestrode la juventuddeAmérica»: la imagenhuecay broncíneaque su«canonización»institucionalhabía dejadoen el imaginariocultural delos añoscincuenta,y quecontribuíaa un mayor alejamientodel público lector.

Lo paradójicode estaapropiaciónes queun análisismásdetenidodela obra de Rodórevelaactitudesy propuestasinsospechadasque aún res-

M. Benedetti.Genio yfigura de JoséEnrique Rodó, BuenosAires, FUDEHA, 1966.

A. Zum Felde.P,vceso intelectual del Un¿guayy crítica de su litemtum, Montevideo,1930.

L. A. Sánchez.Balance y liquidación del 900, Santiagode Chile, Ercilla, 1941.

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piranconvida propia e inesperadarebeldíabajo la rígida togade su ima-gen másdivulgada. Comovamosa ver enseguida,algunasde esasideas,referentesal talanteintelectualdel crítico y a la relaciónde los estudiososcon el saberheredado,parecenactuar,si se las leeen relaciónconel cuen-to de Monterroso, como un verdaderoantídoto contra la alienacióndeaquellos adocenadosIturbe, Montúfar o Feijoo a manosdel paralizanteprofesorFombona.

Y es que el mismo Rodó queen 1896, en uno de sus primerostextosdeclarabacon angustiadodesconcierto:«Los cenáculos,como legionessinarmas,se disuelven;los maestros,comolos dioses,se van...»9,seráel queenel discursoofrecido a Anatole Francea su pasopor Montevideo,en 1909,declare:

Consideramoslos americanosquenuestraemancipaciónno estáterminadaconJa independenciapolítica, y la obraen quehoy esfor-zadamentetrabajamoses la decompletarlaconnuestraemancipaciónespiritual. Os escuchamosy admiramos,pues [,]a vosotros, losmaestroslejanos,no comoel siervo quehaabdicadosu personalidad,ni comoel hipnotizadoquetienesupersonalidadinhibida, sinocomoel alumnoreflexivo y atento,paraquien la palabramagistral,lejos deser yugo queoprime, es, por el contrario,impulso y sugestiónqueestimulana investigary pensarpor cuentapropia’0.

No seráesta la única vez que Rodó se preocupepor el cuestionamientodel saberaprendido,o por la relaciónentrediscípulosy maestros.No envanoheredóel pensamientocrítico de Alberdi y de otros ideólogosde la genera-ción de los «proscriptos»del Río de la Platay, a la vez, se educóen el expe-rimentalismopositivista(de cuyosprocedimientosdeterministasy clasifica-torios, por otra parte, abominó). Además;pertenecientea una generaciónpreocupadapor las funcionesdel nacienteintelectualen las culturasmoder-nasde Américalatina (tema comúna las novelasde artistasy a textos filo-sóficoscomo los de Carlos Vaz Ferreira,autorde Moral para intelectuales),no es extrañoqueRodómanifiestesuvoluntaddecambiarlamentalidadinte-lectual, recomendandofrente al acatamientomiméticode modelosforáneos

1. E. Rodó. «El quevendrá»,Obras completas, op. cit.. pg. 153.“ J. E. Rodó. «A Anatole France»,El Mirador de Próspero, Obras completas. op. ciÉ,

págs.578-579.

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que observótanto en sectorestradicionalescomo en muchos creadoresmodernistas,un conceptode rigurosaoriginalidadcultural.

Esecambiode actitud queRodópromueveafectatambiénal ejercicio dela crítica, puessi en su dimensiónsocialestádestinadaacrearvaloresy pará-metrosculturales,ensudimensiónestéticaconlíevavivenciaartísticay crea-tividad. Rodó sientaasí las premisasde una crítica liberadade viejas servi-dumbresgramaticalesque se arrogala facultadde la creación:

La facultad específicadel crítico es una fuerzano distinta, enesencia,del poderde creación.(...) La crítica no es sino laexpresiónconsumaday perfectade la aptitudde contemplaciónartística, y eseelementoactivo queen la pura contemplacióngermina,en el grancrítico se magnifica y realzahastaemular la potenciacreadoradelgrandey soberanoartista’’.

Muy distinta es esta nuevaconcepcióncrítica de aquellaotra,retóricaygramatical,queacosabacon susviejos criterios a los escritoresmodernistas.Conella Rodóse sumaal impresionismofiniseculary a la defensade «elcri-tico artista»emprendidapor OscarWilde; pero tambiénse aproximaal pen-samientokrausista,quedesdemediadosdel siglo XIX proponíaunarevisiónde los caducoscriterios educativosimperantesen España.Así, Giner de losRíos, en un discursode 1880, pronunció unaspalabrasque no sólo sirvenparacompletarel marcocultural en el que crece el pensamientode Rodó,sino que inclusopodríanhaberservidode epígrafea la sátirade Monterroso:

No hay mástriste espectáculoque el de estosjóvenesmacilen-tos, consumidosporunavejez prematura,victimasde un intelectua-lismo despótico,sin vitalidad, sin salud,sin alegría,apartadosde laNaturaleza,de la sociedady aunde sí propios’2.

ParaGiner de los Ríos la racionalizaciónde los contenidoseducativos,tienentanto valor terapéuticocomola gimnasia:

La mayoramplitud y variedaddesusprogramas,la introducciónde la gimnasiay otros ejercicios corporalesviene quebrantandoel

En«La facultadespecíficadel crítico,>, Proteo,LIV4 Obrascompletas,op. ciÉ, pág. 963.

‘2 F. Ginerde los Ríos.«El espíritu de la educaciónen la Institución Libre deEnseñan-za», Ensayos, Madrid, Alianza, 1973, pág. lOS.

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antiguosistemaacadémicoqueentumecíaal hombrey lo sacrificabaa la retórica,dejándolede repente,al salirdelas aulas,a ciegasen elmundoy apercibidopara dominarsusconflictosinterioresy los gra-ves problemassocialescon el formidablearsenalde aquella doctajerga de «hipotiposis,sinécdoquesy metonimias»’3.

En el pensamientodeRodótambiénla redefiniciónde la crítica, del inte-lectual, de la enseñanzay de la cultura americanaconstituyenlos cimientosdeun proyecto parael futuro; de unafilosofia cultural definidaen el marcodel arielismoe inspiradapor el principio proteico de unaevoluciónconstan-te en lo individualy en lo social, contodoslos rasgosde unateleologiacul-tural. Pero Rodótambiénfue conscientede las limitacionesque impedíaneldesarrolloinmediatode suproyecto;limitacionespropiasde las «sociedadesnuevas»e inmadurasque impedíanla profesionalizacióndel hombrede letrasy el plenodesenvolvimientode unadisciplinaintelectual:

Necesidadde volver pronto a la realidad del combateo del tra-bajo,puestoque, en talestierras, el producirdel arte aúnno es ofi-cio, sino ocio o ensueño;subordinación,otrasveces,de laplumaquepersigueaccidentalmentebelleza,a las febriles instanciasde lapasión;falta de escuela,de método y disciplina; incomprensióndeunaculturaapenasdesbastada,paralo exquisitoy perfecto;indolen-te lenidaddelacrítica; alternativasde inaccióny arrebato,que,en lalabor del pensamientocomo en cualquierotro génerode actividad,manifiestanla maneray el ritmo deun carácterderaza;absurdocré-dito del repentismo;todas son influenciasque fluyen de las condi-cionesde un estadosocial [.414.

Sinembargo,y peseapartirde estadefiniciónnegativade la culturay dela sociedadhispanoamericanadesu tiempo,Rodóno cortalas alasde supro-yecto, ni se conformacon unamodernizacióncifradaen la importacióndetendenciasen bogaen sociedadesmásdesarrolladas.Su ambicióndeinsertarla culturaamericanaen los horizontesmásampliosde launiversalidadexigeun esfuerzode autoconocimientoy de originalidad que atañedirectamentealos criterios y procedimientosdel intelectualy del crítico.

‘~ Idem pág. 109.“‘ Motivos de Proteo, LXV Obrascompletas, op. ciÉ, pág. 383.

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Para Rodó el avanceintelectualradicaráno sólo en la posesiónde unacervocultural, sino en la «arroganciaheroica»de la visión original e inno-vadoracapazde «romperel círculo de hierro de unaautoridadsecularorga-nizada contodos los prestigiosde la tradición, del niagister dixit, del con-sensounánime»’5.Paraalcanzarestefin «laculturadela inteligencia»deberáunir a este impulsode originalidad intelectual«los hábitosde investigaciónpersonal»y «el don de abrir vistas sobrelo que quedamásallá de las solu-cionesy verdadesconcretas»t6.

La consecuciónde esteobjetivo exige, dentrodel modelode conductadelproteismo,un continuodesafioa lo estático,así como una labor de indaga-ción directasobrelos datosempíricos:

aun en las cienciasdel espírituy de la sociedad,dondela obser-vación sensibleno es tantapartedel método,peroes siempreparteimportantísima,fácil seráimaginarhastaquépuntopuedeacrisolar-se la eficacia de la observaciónen quien ha nacidoparaejercitarla,con la infinita diversidadde las circunstanciasy los hechos;y elapartamientode las cosastrasque se amparanla pasión y la cos-tumbre;y el cotejo de la versión vulgaro librescacon el hechovivo;y el ponera pruebacadadía la inducciónnacienteennuevaspiedrasde toque...’7

«Inducción»,«poneraprueba»:aquíestamosanteunallamadaa laobser-vacióndirectay científica de la realidady un rechazode lo «libresco»,lla-madaquepuedeparecernosasombrosaen un autorcomoRodó, consideradopor muchoscomoel portavozamericanode Taine, Renan,Guyauo Carlyle,pero que tambiénremite a los principios de la pedagogíakrausistade Ginerde los Ríos cuandodefendíael «métodointuitivo», socrático:

Él esquien, rompiendolosmoldesdel espíritusectario,exigedeldiscípuloquepiensey reflexioneporsi, en la medidade sus fuerzas,sin economizaríascon imprudenteahorro; queinvestigue,queargu-ya, quecuestione,queintente,quedude, quedesplieguelas alasdelespíritu,en fin, y se rinda a la concienciade su personalidadracio-nal: lapersonalidadracional,queno es unayanaprerrogativade que

“ Idem, LXXV, pág.399.‘~ Idem, pág.400.‘~ Idem, XCVII, pág.423.

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puedeufanarsey malgastarasu albedrío,sino una ley de responsa-bilidad y de trabajo.

Así consideradoeste método intuitivo, realista, autóptico, depropiavista y certeza,el métodoen suma de Sócrates,no es un pro-cesoparticular,empírico,ni mejor entreotros,sino el único autori-zado en todo linajede enseñanza’~.

Este método «autóptico»exige no sólo la lucha contra viejas fuerzasregresivasque se imponen al individuo por la educacióntradicional y losimperativossociales,sino también unaprofunda renovacióninterior de suconciencia.El espíritu de Proteogobernaráesatransformacióninterior, ver-daderagimnasiaintelectualque en la obra de Rodó oponea la «soberanaespontaneidadde la conciencia»la «fuerzaservil» de la imitación, así como«esaotra imitación de uno mismo quellamamoshábito»’9.

Estosprincipiosconllevan,paraRodó, lanecesidadde unacontinuarevi-sión del dogmainstituido comoverdad(seadogmapolítico, religioso o cul-tural) y, en contrapartida,unadefensade la duda metódica,«dudalaboriosa»quees «principio de disciplina»y actividadpropia de una«concienciaeman-cipada»20.Incluso, en sus reflexiones sobre el dogmatismo,llegará a mcli-narsepor «el arranquepersonalde rebeldía,de desobediencia,de audaciadelherejeque apostatóde la fe anteriorparatenerunafe suya»2í.

Sin embargo,Rodó no ignora las dificultadesque obstaculizanla eman-cipación de la conciencia,y las analizacomo las «voces» interioresque seoponena su liberación:la primeravoz es la del orgullo, «orgullo de la inmo-vilidad»; la segundavoz grita «¡Apóstata,traidor!» a quien deseainiciar elcambio; la terceravoz es la que exige fidelidad y gratituda las viejas ideas;lacuartavozhabladel miedoal vacío,del vértigo antelo desconocidotraselabandonode las viejas ideas22.

El relato simbólico narradoen el fragmentoCXXVII, titulado «La des-pedidade Gorgias»,ilustra medianteunaparábolade inspiraciónpresocráti-cael elogio de la apostasíacomoactitud heroicaante la caducidaddel sabertradicional. En estebreverelato, antípodadel de Monterroso,Rodó recons-

‘~ F. Ginerde los Ríos,«El espíritude la educación..»,op. cit., págs.105-106.‘~ J. E. Rodó. Motivos de Proteo, LXXXVI, op. ciÉ, pág.412.20 Idem, CXXXVI, pág.471.2’ Idem, CXXVI, págs.462-463.22 Vid. Motivos de Proteo, CXXV-CXXXVI, págs.461-472.

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truye a travésdel diálogoentreel filósofo Gorgiasy susdiscipulosunaesce-nificaciónde sumodelointelectual.A punto de tomarla cicutapor causadesu doctrina transgresora,los discípulosde Gorgiasjuran fidelidad a surecuerdoy a susprincipios filosóficos («Antesmorir que negarcosasalidade tus labios», dice uno de ellos)23; pero el heroicomaestroalienta a susseguidoresa cuestionarsu doctrina,inclusoa abandonarla,si ellos constata-senqueya no correspondea la verdad.El brindis final serápor aquelde losdiscípulosque logretrascender,en arasde la verdad,ladoctrinadel maestro:

Quedadfielesa mí, amadmi recuerdo,en cuantoseaunaevo-caciónde mí mismo,viva y real, emanaciónde mi persona,perfumede mi alma en el afectoque os tuve; pero mi doctrina no la améissinomientrasno se hayainventadoparalaverdadfanal másdiáfano.Las ideasllegana sercárcel, también,como la letra24.

El mensajede Rodó, caducoo insuficienteya en varios aspectos,y tantasvecesmalversadoy descontextualizado,postulaen Motivos de Proteo unamoral intelectualquebienpuedevolver a leersecomounainvitación a laver-daderaaventurade la inteligenciacritica: la que desconfiandode las escue-las, de los rótulos y de las clasificaciones(«quietud estéril del dogma»,«soberbiade la sabiduríaamortajadaen una fórmula eterna»25)buscaconvalentíay espíritucreadorel conocimiento,y concibela mutablecomplejidadde cadaidea comounalevadura«entretejidae identificadaconla vivaurdim-bre del alma»26.

Como puede notarse,este olvidado Rodó vitalista y critico, krausistaybergsoniano,es el opuestoa aquelque Monterrosonospresentamomificadoentresusmeticulososexégetas.Frenteal socráticoGorgias,su profesorFom-bona,desdelas ruinasdeun viejo sistemauniversitario,esun personajepaté-tico y perversoqueparecealimentarsu fatuoprestigiosecandola energíacre-adora de los textos y vampirizandola vitalidad de sus discípulos.Estos,secuestradosdel mundoy de su obligación de reinventarlo,se ven arrojadosal laberinto de la Filologíacomo en los rituales cretenses,paranutrir la seddel Minotauroacadémico.

23 «La despedidadeGorgias»,MotivosdeProteo, CXXVII, pág. 463.24 Idem, pág. 464.2$ Idem, pág. 465.26 Idem, pág. 466.

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Belén Castro Morales Maestros y discípulos, de Monterroso a Rodó

La comparaciónde estostextos no sólo nos muestraalgunosalecciona-doresaspectosde la relaciónentremaestrosy discípulos.Tambiénnos ayudaa imaginar cómo las líneas más dinámicasde un pensamientointelectualcomo el de Rodó puedenllegar a cristalizar en un tópico estático,el del«maestrode la juventud»,del que Monterrosopartió para describir—porotro lado,con granagudeza—las sutilesrelacionesde podero las equivoca-dasorientacionesque amenazancon desvitalizarel saberuniversitario,con-virtiéndolo en unaanacrónicafactoríade datoseruditosque, en sucontinuaproliferación,sólo ofreceun patéticosimulacrode conocimiento.

Ahora que el debateen torno a las Humanidadesy a sus metodologíasbuscaredefinirobjetivosy estrategias,los textos de Monterrosoy Rodó, consus registrostan disímiles,parecencobrar un nuevo sentidode aviso a loscaminantesuniversitarios.

Anales de Literatura Hispanoamericana1999, 28: 507-518

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