MANUE ALVA ESPAÑOL?R

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¿CASTELLANO O ESPAÑOL? MANUEL ALVAR «LA LENGUA EN QUE NOS INTEGRAMOS TODOS ES EL ESPAÑOL» Alvar, poeta tímido, prefiere no hablar de su importante creación MANUEL Alvar, ara- gonés, cincuenta y pico anos. Aca- démico de la Lengua, catedrático de Lengua Española, doctor «honoris causa» por Burdeos y San Marcos de Lima, premio nacional de literatura por su Aragón. Literatura y ser his- tórico, ha escrito también, y entre otros libros, Atlas lin- güísticos, Literatura medieval y Semiología literaria apli- cada a textos cotemporaneos. Es hombre de fácil hablar aun en temas difíciles de entender a los no iniciados. Su palabra es suave, como su voz, y el diálogo con él alienta a creer en el diálogo cuando todos sabemos lo difícil que se va haciendo en el mundo el conversar. Cuando nos encontramos a personas de este talante, uno se vuelve a sentir orgulloso de pertenecer al género humano. El término «es- pañol» existen- te desde la Edad Media se generalizó en el siglo XVIII Porunerror de traducción, los americanos arrojaron sobre el Japón la bomba atómica Sus ideas son largas y su palabra pretende ser el zumo de un inmenso limón de cono- cimiento. A sólo me resta contar con cuidado lo que él me dijo. Veamos. La información —El idioma sirve para entenderse. Con la palabra se informa. ¿Qué es para usted la información? (Piensa brevemente y sen- tencia:) —La posibilidad de comuni- carse sin ambigüedades. (La frase queda en el aire. Me siento de pronto simple- mente alumbrado. Sigue:) —Cuando uno habla con otro está haciendo una trans- misión simbólica a través de unas palabras. (Está claro, pero pido:) —Un ejemplo. -Arbol dice. La esencia árbol, el contenido vegetal de la palabra lo entendemos todos: los españoles, los ingleses, los turcos, etc. En el mundo mental de cada uno el árbol se identifica con el ejemplar más cercano y más tópico de nuestro entorno. Para el valenciano seria el naranjo; para el árabe, la pal- mera; para el canadiense, las coniferas. Tenemos, pues, una información: esencia vegetal árbol; tenemos un símbolo, y el otro tiene que entender sin ambigüedades. Entonces habrá que descodi- ficar (traducir) el mensaje. Los norteamericanos arro- jaron la bomba atómica porque los japoneses a una advertencia del enemigo con- testaron con una frase en la que figuraba la palabra «mokusatsu»> Esta tiene dos significados: «ignorar» o «reservar el comentario». Norteamérica tomó la pri- mera acepción, cuando en realidad los japoneses emplearon la segunda, y tiró la bomba. De haber tomado la otra acepción, la respuesta de Japón hubiera tenido un sig- nificado distinto. La traducción —Entonces la traducción supone un problema muy serio. —Efectivamente; alcanza unos niveles de complejidad extraordinarios, porque los significados literales de las palabras más afines en dos idiomas con frecuencia no alcanzan niveles exacta- mente iguales. Me escribe en un papel las palabras árbol, bosque, flo- resta, selva, y a su lado las parecidas significaciones en francés e inglés. Tómense Con un diccionario, a modo de juego, las traducciones de cada una y el resultado será esclarecedor de la mentada diferencia de niveles o alcances de cada palabra. —La lengua que nosotros utilizamos es una de las prin- cipales del mundo. Con el inglés y el francés podríamos decir que forman el grupo quizá más importante de NOTAS BIOGRÁFICAS El 8 de julio de 1923 nace en Benicarló (Castellón) don Manuel Alvar López. Licenciado, con calificación de sobresaliente y premio extraordinario, en Filoso- fía y Letras-sección de Filología Románica-por la Universidad de Salamanca, obtiene el premio nacional fin de carrera. También con sobresaliente y premio extraordinario se doctora en Filología Románica en la Universidad de Madrid. Más tarde ocupa la cátedra, por oposición, de Gramática Histórica de España en la Universidad de Granada. Es, además, catedrático de filología Española en la Universidad de Tucumán (Argentina), gastprofesor en la Universidad de Bonn (Alemania), jefe de la seccion de Dialectología del Instituto Reyes Católicos, miembro de la Societe Linguistique de París y colaborador del Instituto Miguel de Cervantes. En 1975 ingresa en la Real Academia de la Lengua Española. El profesor Alvar ha obtenido el premio Menéndez Pelayo. Representó a España en numerosos congresos y reuniones internacionales. Ha explicado veinte cursos extraordinarios y es autor de más de sesenta libros, monografías y trabajos sobre su especialidad. Premio de investigación filológica de la Fundación March, en sus obras de mezclan la filología y la investigación literaria y poética. 3 - IX - 1978 Pag. 9 — YA

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¿CASTELLANO O ESPAÑOL?

MANUEL ALVAR «LA LENGUA EN QUE NOSINTEGRAMOS TODOS ES EL ESPAÑOL»

Alvar, poeta tímido, prefiere no hablar de su importante creaciónMANUEL Alvar, ara-

gonés, cincuentay pico anos. Aca-démico de la

Lengua, catedrático deLengua Española, doctor«honoris causa» por Burdeos ySan Marcos de Lima, premionacional de literatura por suAragón. Literatura y ser his-tórico, ha escrito también, yentre otros libros, Atlas lin-güísticos, Literatura medievaly Semiología literaria apli-cada a textos cotemporaneos.

Es hombre de fácil hablaraun en temas difíciles deentender a los no iniciados.Su palabra es suave, como suvoz, y el diálogo con él alientaa creer en el diálogo cuandotodos sabemos lo difícil que seva haciendo en el mundo elconversar.

Cuando nos encontramos apersonas de este talante, unose vuelve a sentir orgulloso depertenecer al género humano.

El término «es-pañol» existen-te desde laEdad Media segeneralizó enel siglo XVIII• Por un errorde traducción,los americanosarrojaron sobreel Japón labomba atómica

Sus ideas son largas y supalabra pretende ser el zumode un inmenso limón de cono-cimiento.

A mí sólo me resta contarcon cuidado lo que él me dijo.Veamos.

La información—El idioma sirve para

entenderse. Con la palabra seinforma. ¿Qué es para ustedla información?

(Piensa brevemente y sen-tencia:)

—La posibilidad de comuni-carse sin ambigüedades.

(La frase queda en el aire.Me siento de pronto simple-mente alumbrado. Sigue:)

—Cuando uno habla conotro está haciendo una trans-misión simbólica a través deunas palabras.

(Está claro, pero pido:)—Un ejemplo.-Arbol dice. La esencia

árbol, el contenido vegetal dela palabra lo entendemostodos: los españoles, losingleses, los turcos, etc. En elmundo mental de cada uno elárbol se identifica con elejemplar más cercano y más

tópico de nuestro entorno.Para el valenciano seria elnaranjo; para el árabe, la pal-mera; para el canadiense, lasconiferas. Tenemos, pues,una información: esenciavegetal árbol; tenemos unsímbolo, y el otro tiene queentender sin ambigüedades.Entonces habrá que descodi-ficar (traducir) el mensaje.Los norteamericanos arro-jaron la bomba atómicaporque los japoneses a unaadvertencia del enemigo con-testaron con una frase en laque figuraba la palabra

«mokusatsu»> Esta tiene dossignificados: «ignorar» o«reservar el comentario».Norteamérica tomó la pri-mera acepción, cuando enrealidad los japonesesemplearon la segunda, y tiróla bomba. De haber tomado laotra acepción, la respuesta deJapón hubiera tenido un sig-nificado distinto.

La traducción

—Entonces la traducciónsupone un problema muyserio.

—Efectivamente; alcanzaunos niveles de complejidadextraordinarios, porque lossignificados literales de laspalabras más afines en dosidiomas con frecuencia noalcanzan niveles exacta-mente iguales.

Me escribe en un papel laspalabras árbol, bosque, flo-resta, selva, y a su lado lasparecidas significaciones enfrancés e inglés. Tómense Conun diccionario, a modo dejuego, las traducciones decada una y el resultado seráesclarecedor de la mentadadiferencia de niveles oalcances de cada palabra.

—La lengua que nosotrosutilizamos es una de las prin-cipales del mundo. Con elinglés y el francés podríamosdecir que forman el grupoquizá más importante de

NOTAS BIOGRÁFICAS

El 8 de julio de 1923 nace en Benicarló (Castellón) don Manuel Alvar López.Licenciado, con calificación de sobresaliente y premio extraordinario, en Filoso-fía y Letras-sección de Filología Románica-por la Universidad de Salamanca,obtiene el premio nacional fin de carrera. También con sobresaliente y premioextraordinario se doctora en Filología Románica en la Universidad de Madrid.Más tarde ocupa la cátedra, por oposición, de Gramática Histórica de España enla Universidad de Granada. Es, además, catedrático de filología Española en laUniversidad de Tucumán (Argentina), gastprofesor en la Universidad de Bonn(Alemania), jefe de la seccion de Dialectología del Instituto Reyes Católicos,miembro de la Societe Linguistique de París y colaborador del Instituto Miguelde Cervantes. En 1975 ingresa en la Real Academia de la Lengua Española. Elprofesor Alvar ha obtenido el premio Menéndez Pelayo. Representó a España ennumerosos congresos y reuniones internacionales. Ha explicado veinte cursosextraordinarios y es autor de más de sesenta libros, monografías y trabajos sobresu especialidad. Premio de investigación filológica de la Fundación March, ensus obras de mezclan la filología y la investigación literaria y poética.

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— ¿CASTELLANO O ESPAÑOL?--

MANUEL ALVARidiomas de Occidente, almenos por su difusión y cono-cimiento por gentes de otrasculturas.

—A partir de la conocidaafirmación popular e inge-niosa de que nuestro idiomasirve para hablar con Dios yel francés en el amor, ¿podríaelevarse alguna idiosincrasiaespecial a categoría cientí-fica?

—Desde una postura cientí-fica...

(Sonríe. ¿Es la ciencia—pre-gunto al lector—esa medicinacuralotodo para las preguntasque surgen? ¿Cree en todocaso el hombre de ciencia enesto tajantemente? Es fácilque la respuesta se nos vayahacia el no. Alvar no nos con-testa. Sólo sonríe.)

— . . . Al no encontrarsedocumentación sólida nopuedo pronunciarme concre-tamente. En Alemania, en laépoca nazi, se planteó esteproblema. El hombre, sedecía, es un producto de susangre y del paisaje (su geo-grafía). En principio estopuede ser moderadamenterazonable, aunque no fueraverdad absoluta; pero elnazismo se aprovechó deldeterminismo de la sangre ydel paisaje. Aisló estas cir-cunstancias y las convirtió enayuda del racismo. Al margende estos intentos no muyagraciados, la especulaciónsobre estos temas es pisarterrenos francamente resba-ladizos. Más lógico seriahablar de mestizajes lingüís-t icos} romanos- íberos ,romanos-galos, árabes-visi-godos, y con estos mestizajeses difícil poder recortar idio-sincrasias- señaladas.

¿Castellano o español?—Hoy, amplios sectores de

la opinión se sienten muy sensibilizados por rabones polí-ticas con algunos temas.¿Castellano o español? ¿Cómonombraría usted nuestroidioma común? La Real Aca-demia, incluso, acaba de pro-poner una enmienda al artí-culo tercero de la Constitu-ción sobre este tema...

—Ciertamente, el tema esmuy polémico. Veamos. Eltérmino español es provenzaly aplicado a los moradores dela Hispania latina. AméricoCastro, en un pequeño libroabordó muy bien el tema.España no existía. Cuando lainvasión de los árabes nohabía ciudadanos españoles.Había .navarros, aragoneses,castellanos, leoneses, etc.

Pero desde el exterior de laPenínsula no se distinguíanestos matices; nos llamabansimplemente españoles (deEspaña, de Hispania).

—Dice usted que descono-cían las diferencias que hoypodríamos llamar regio-nales...

—Sí, por desconocimiento

nos llamaban españoles. Eracomo nos veían los demás.Eramos un conjunto ajeno aellos mismos. En Jaca, poraquel entonces, y por pare-cida razón, se oponían ellos,los montañeses (cristianoslibres y del Obispado deJaca), a los españoles quehabitaban las tierras bajasconquistadas a los árabes.Para los de Jaca también losotros eran españoles. El tér-mino español, conocido desde

muy atrás, comienza a gene-ralizarse a partir de los ReyesCatólicos y culmina en elsiglo XVIII . El términoespañol abarcaría a todos losreinos peninsulares.

-Está usted perfilando lasrazones históricas y geográ-ficas del empleo del términoespañol para nombrar unoshabi tantes . ¿Estos argu-mentos son trasladables alidioma? ¿Y en América?

-Todo está u n i d o .Vayamos a América. El nuevocontinente lo descubre Cas-tilla, y son subditos del rey deCastilla los que acuden allí ytoman posesión de las tierrasen nombre de su rey. Los con-tactos se realizan con Castillaal no ser aún España unaentidad política. En América,al paso del tiempo, castellano

es un vocablo arcaico, por unlado, pero al tiempo suempleo viene a resultar unaforma de confirmación inde-pendentista. Luchaban por lai n d e p e n d e n c i a contraEspaña, que es ya una rea-lidad política y quien se loimpide. Lo castellano se con-serva como contraposición. Elamericano habla el castellanoigual que los castellanos deEspaña.

-Ahora comprendo las dis-quisiciones previas sobre estamateria. Pero ¿aún siguenvigentes estas razones?

—De alguna manera si. Sinembargo, podemos observarque en Colombia empieza aintroducirse el términoespañol. El muchacho colom-biano normalmente nuncapodrá practicar el castellanoque se habla en Castilla. Lasdiferencias de la «c» y la «ese»difícilmente las entenderácomo uno de Segovia o deSalamanca. Pero el problemaademás se agrava cuando sedice literatura castellana...¿La literatura colombiana noes castellana? Efectivamentelo es... El término español,literatura española, para lanuestra, para la de aui,resuelve el problema de iden-tidad. Literatura española,literatura colombiana.

—¿Y en España no ocurre elmismo problema?

-Semejante, sin duda. Sóloque la visión aquí es desdedentro y en América desdefuera. Un periférico (catalán,aragonés, etc.) habla elespañol como vehículo deentendimiento de toda lanación política. De esta formanos encontramos con el caste-llano convertido en elespañol. A mi modo de ver, yla actitud es de cientos y

cientos de hablantes con losque he hecho las encuestas demis «Atlas», castellano es unamodalidad regional (comoandaluz, canario, arago-nés, etc.); la lengua en la quenos encontramos integradostodos (castellanos y no caste-llanos) es el español o supra-sistema que auna las diferen-cias regionales y locales.

Las Academiasy su labor

-Tenemos Academias dela lengua a uno y otro lado delocéano. Hábleme de ellas, desus relaciones, de sus tra-bajos comunes.

—Existen unas estrechasrelaciones entre todas ellas.Esto ha llevado a ensancharla capacidad de adopción en

nuestro diccionario de tér-minos americanos. En la pri-mera reunión de Academiassurgió la idea de crear unaoficina de información delespañol para todos los pro-blemas que puedan surgir a lagente y pretendan obteneruna solución, una aclaración.Con ella se creó también una

escuela de formación lingüís-tica, con sede en el InstitutoIberoamericano de Coopera-ción, a la que acuden posgra-duados para estudiar pro-blemas del idioma con profe-sores de todo el mundo.

-¿Qué se pretende conse-guir con esta escuela?

-Crear un nivel superiorde docencia e investigacióndel idioma en todos los países.Hoy hay cincuenta alumnos,que, a su vez, cada uno en supaís, tendrán otro conjuntode alumnos. La progresión enel tiempo es fácil de pensarque sea provechosa.

-¿Podría decirse que elpapel de la Academia es el deconstituirse en tamiz delidioma hablado de la calle,salvaguardar el idioma delroce cotidiano?

-Sin duda. La Academiasirve para hacer norma de loque se habla en la calle yañadir al idioma aquellaspalabras que enriquezcan elvocabulario.

—Entonces, ¿qué hacen losingleses sin Academia?

Sonríe y dice con finohumor inglés:

-El diccionario de Oxford,figúrese lo liberal que es, con-tiene hasta las palabras ban-derillero y picador.

(Encima de la mesa hay unlibro. En la parte superior dela portada se lee ManuelAlvar. No recuerdo el título;en el interior, impresas líneascortas de verso. «¿Qué esesto? ¿Suyo?» —Sí —me con-testa evasivo—, pequeñosjuegos . Cosas, en f i n . . . )

—Dígame alguna ventajade contar con la Academia.

—Un instrumento que da fees instructivo siempre...Podría hacerse quizá otro dic-cionario abierto por periodosde tiempo. Lo que podría serla lengua en un momentodeterminado y ver lo que esperdurable o efímero o fri-volo.

—En cualquier nivel cul-tural podremos observar elescándalo o al menos la joco-sidad que producen losdoblajes de ciertas películasrealizadas en el extranjero...

—Se dobla,.pero se doblamal. No se dobla por meji-canos, y con su forma dehablar se hace en una mezcla

de español que vale paratodos, depauperado, sinfuerza, un idioma de ningúnlugar. Cualquier españolhablado en cualquier país nosapor tana un conocimiento decómo se habla allí, conoci-miento que seria muy valiosopara todos por ser simple-mente vivo.

En general, un doblajebueno es útil para el granpúblico; es necesario parauna más perfecta comunica-ción. El subtitulo no pasa deser un pequeño remedo.

El espacio Se acabaratiempo se echa encima y todolo arriba dicho completa todauna teoría sobre el idioma, ysuficiente para una primeratoma de contacto.

Hombre de fácil ha-blar, la conversa-ción con él alienta acreer en el diálogo,en un mundo enque cada vez es másdifícil conversar •«La lengua que no-sotros utilizamosforma, con el inglésy el francés, el gru-po quizá más im-portante de idiomas

de Occidente»

Jorge Cela Trulock