Mapa de Nuevo México, Miera y Pacheco

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Datos biogrficosLicenciada en historia, maestra y doctora en Antropologa Social. Actualmente es profesora investigadora en la UAM Azcapotzalco (area de historia e historiografa). Entre sus publica ciones recientes destacan: Nuevos nombres viejos lugares: Espaa y Mxico reproducidos como topnimos en el Nuevo Mundo, Revista Secuencia, nm. 57, 2003; La bsqueda del nuevo Mxico: un proceso demigratorio en la Amrica espaola del siglo xvi en Carlo Bonfiglioli, et. al., eds., Las vas del noroeste 1: una macrorregin indgena americana, Insti tuto de Investigaciones Antropolgicasunam, 2006.

Resumen

Se analiza el mapa de Nuevo Mxico de Bernardo de Miera y Pacheco que con serva el Museo Nacional del Virreinato. Se propone explorar la concepcin que tuvo su artfice del espacio local y su in sercin en la esfera ms general de la ca rrera imperialista de las naciones euro peas, as como examinar el discurso etnolgico que la tela proyecta, revelan do un esquema clasificatorio de los gru pos indgenas de la regin que asocia sedentarismo, catolicismo y civilizacin. Adicionalmente se ofrece un registro ex haustivo, hasta ahora inexistente, de los mapas elaborados por este cartgrafo.

This article analyses Bernardo de Miera y Pacheco's map of New Mexico which is conserved in the National Museum of the Viceroyalty. It proposes to explore the maps authors conception of local space and how this can be inserted into the more general context of the Euro pean nations' imperial ambitions, as well as to examine the ethnological discourse that is represented on the map, which reveals a classification system for the re gions indigenous groups and associates sedentary habits with Catholicism and civilization. Additionally, it offers an exhaustive and hitherto unknown list of the maps elaborated by this cartogra pher.

Abstract

Palabras clave

Key wordsMiera y Pacheco Cartography New Mexico Comanches Apaches Hopis

Miera y Pacheco cartografa Nuevo Mxico

comanches apaches hopis.

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Representacin del espacio y poltica imperial.

El mapa de Nuevo Mxico de Bernardo de Miera y Pacheco que preserva el Museo Nacional del Virreinato1

danna A. Levn Rojo Universidad Autnoma MetropolitanaAzcapotzalco

I

INtRodUCCIN

El Museo Nacional del Virreinato, en tepotzotln, Mxico, conserva un mapa pintado en leo que representa en su parte central la porcin norte del territorio que en tiempos coloniales se conoca como Reino de Nuevo Mxico, es decir, lo que hasta 1598 fueron dominios de los indios pueblo en el alto Ro Grande, o Bravo, y zonas aledaas (Figura 1). Montado en un elegante marco de madera dorado, el mapa est dedica do al Excmo. Sr. don Agustn de Ahumada Villaln Mendoza y Narvaez, Marqus de las Amarillas [] Virrey Governador y Capitan General de Nueva Espaa y Presidente de su Real Audiencia. Por la leyenda que lleva en su parte inferior sabemos, adems, que es obra del capitn Bernar do de Miera y Pacheco, ingeniero y cartgrafo militar establecido hacia 1754 en Santa Fe de Nuevo Mxico2 y que fue delineado por orden del gobernador de la provincia, Francisco Antonio Marn del Valle.1 Este artculo se elabor con apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y tecnologa (CoNACYt, proyecto U40611S), el Programa de Apoyo a Proyectos de Investigacin e Innovacin tecnolgica de la Universidad Nacional Autnoma de Mxico (PAPIIt, proyecto IN308602), la Red de Investigacin Mxico Norte (transnationalism Fellowship Program 2004) y el Greenleaf Library Visiting Researcher Fund (Latin American and Iberian Institute, University of New Mexico). Agradezco las observaciones de los lectores annimos que hicieron el dictamen de la primera versin, las cuales me permitieron arribar a un texto ms preciso y acabado. 2 de acuerdo con t. J. Ferguson y E. Richard Hart (A Zuni Atlas, 1985, p. 33), Miera y Pacheco inmigr a Santa Fe, Nuevo Mxico, entre 1754 y 1756 como oficial en el Cuerpo de Ingenieros Militares del Ejrcito Espaol y permaneci all por lo menos veinte aos, aunque ya en 1747 haba realizado su primera visita al rea Zui durante una campaa militar contra los apaches. Como se ver en el segundo apartado de este artculo, una relacin de servicios que el propio Miera y Pacheco envi al rey en 1777 confirma estos datos (Biblioteca Nacional de Mxico, Fondo Reservado, Archivo Franciscano, 2/22.3).

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Mapa 1

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Aunque la pintura no est fechada es evidente que se elabor despus de 1755 y antes de febrero de 1760. Este periodo corresponde a los man datos tanto de Marn del Valle (17541760) como del virrey Ahumada (17551760) y coincide casi por entero con la llamada Guerra de los Siete Aos (17561763).3 Ms an, podemos suponer que el encargo se hizo como respuesta a una orden emitida por el virrey Ahumada el 19 de diciembre de 1756, requiriendo que se levantasen cartas geogrficas de todas las provincias norteas del virreinato,4 en parte como previsin ante las repercusiones que este conflicto anglofrancs por el dominio colonial auguraba en la frontera norte de Nueva Espaa. otras eviden cias que se discuten ms adelante parecen vincular a esta pintura, tam bin, con una expedicin a la provincia de Moqui5 que Miera condujo por orden del gobernador en ese periodo. Adems de un mapa virtualmente idntico que se conserva en las colecciones del Museo de Historia de Nuevo Mxico,6 muy deteriora do y cuya dedicatoria hoy incompleta no se dirige al marqus de las Amarillas sino al secretario de cmara del virreinato de Nueva Espaa, Phelipe Cavallero de Ba [],7 existen otros delineados en papel por Miera y Pacheco, as como referencias acerca de algunos ms cuya exis tencia fsica esta autora no ha podido corroborar. Sobre todos ellos tra tar en el segundo apartado de este artculo. Como ha sealado Chantal Cramaussel, Miera y Pacheco levant sus mapas sobre el terreno, haciendo mediciones in situ para fijar las posiciones de los lugares que registr e incorporando en sus dibujos y pinturas representaciones fidedignas de ros, montaas y otros accidentes geogrficos.8 Sus mapas son, por lo tanto, ms precisos que la mayora3 4 5 6 7 John L. Kessell, Kiva, Cross, and Crown. The Pecos Indians and New Mexico 1540-1840, 1987, p. 385; thomas C. Barnes, thomas H. Naylor y Charles W. Polzer, Northern New Spain. A Research Guide, 1981, p. 104; J. A. Caldern Quijano, Los virreyes de la Nueva Espaa en el reinado de Carlos III, 1967, pp. 26 y 378. John L. Kessell, Kiva, Cross, and Crown, 1987, p. 386. Los indios que entonces se conocan como moquis o moquinos son los hopi que habitan en el actual estado de Arizona. New Mexico History Museum, localizado en el edificio que fungi y an se conoce como Palacio de los Gobernadores en la ciudad de Santa Fe. El mapa no siempre est en exhibicin pero thomas E. Chvez incluy una fotografa en su libro An Illustrated History of New Mexico, 1992, p. 66. Las fechas que este autor asienta al pie de dicha fotografa, posiblemente sin conocer la pieza del Museo del Virreinato que nos ocupa y sin proporcionar mayores explicaciones, son 17401756. Por mi parte considero que por no presentar diferencias entre s, salvo en la dedicatoria, ambas pinturas deben datarse en el periodo que he sugerido. Chantal Cramaussel, El mapa de Miera y Pacheco de 1758 y la cartografa temprana del sur de Nuevo Mxico, 1993, p. 76.

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de los mapas del septentrin novohispano realizados en fechas previas y aun algunos de fechas posteriores, con frecuencia obra de cartgrafos de gabinete que solan hacer sus trazos a partir de informes y crnicas sin tener conocimiento directo de los territorios que representaban.9 Sin embargo, ms all de su importancia en tanto contribucin a la creciente precisin con la que se representa el espacio geogrfico en un modelo a escala, o bien al perfeccionamiento de las tcnicas que emplea la cartografa para determinar distancias y direcciones, el mapa de Miera y Pacheco que aqu nos ocupa expresa con acusada claridad las principales preocupaciones que asaltaban al gobierno colonial y la poblacin asenta da en la frontera novohispana septentrional hacia la dcada de 1750. stas se derivaban, por un lado, de los ataques y correras de bandas de indios nmadas insumisos, fundamentalmente apaches y comanches y, por otro, de la posicin que la monarqua espaola tena en el delicado juego de las relaciones polticomilitares entre las potencias imperiales de Europa. Asimismo, el mapa refleja la percepcin que tenan los espaoles asen tados en las remotas provincias del norte de los grupos indgenas cuyas tierras haban usurpado y cuyo destino frecuentemente compartan, a veces muy a su pesar. El anlisis que ofrezco en las siguientes pginas se propone destacar el valor de esta pintura como fuente para la historia, as como explorar la concepcin que tuvo su artfice del espacio local y su insercin en la esfe ra ms general de la carrera imperialista de las naciones europeas. Con ello pretendo subrayar el carcter discursivo que tienen los mapas en tan to representaciones visuales del accionar humano sobre el espacio geo grfico, entendiendo discurso en el sentido que Michel Foucault le dio a este concepto como sistema o complejo de signos, formulaciones ideolgicas y prcticas de poder que organiza, en la forma de cono cimiento, la existencia social y permite su reproduccin.10 de acuerdo con J. B. Harley y david Woodward los mapas son re presentaciones grficas que facilitan la comprensin espacial de las cosas, los conceptos, las condiciones, procesos y eventos en el mundo huma9 Barbara E. Mundy, The Mapping of New Spain, 1996, pp. 1112; Gerald R. Crone, Maps and their Makers. An Introduction to the History of Cartography, 1953, p. xi. 10 Ver Michel Foucault, La arqueologa del saber, 1977; Nigel Rapport y Joanna overing, Social and Cultural Anthropology. The Key Concepts, 2000, pp. 120123; Bill Aschcroft, Gareth Griffiths y Hellen tiffin, PostColonial Studies. The Key Concepts, 2000, pp. 7073.

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no.11 En este sentido, la amplitud del radio geogrfico que stos com prenden y la precisin de las mediciones realizadas para situar en el espa cio grfico los puntos representados han adquirido cada vez mayor importancia en la cartografa cientfica moderna, cuyas aspiraciones de objetividad han cristalizado en el desarrollo de tcnicas de estandari zacin y abstraccin que tienden a ocultar sus rasgos discursivos. Sin embargo, en tanto manifestaciones visuales del conocimiento geogrfi co, los mapas no slo son un medio primordial para la transmisin de ideas relativas a la concepcin del espacio sino que evocan significados complejos que van ms all de la simple informacin fsica. de hecho, en muchas sociedades de la Europa renacentista los mapas (del latn mappa que significa tela) se llamaban tambin simplemente pinturas o descripciones.12 Y efectivamente, con frecuencia eran ms importantes como imgenes que evocaban el mundo que como representaciones obje tivas de ste. Para el presente anlisis, entonces, me interesa destacar el nfasis que la definicin de Harley y Woodward ponen en el mundo humano, siempre tomando en cuenta que los mapas no son instrumen tos neutrales que simplemente facilitan la comprensin pues, en su carcter de productos de, e instrumentos para el conocimiento, estn imbricados en las redes y relaciones de poder del sistema discursivo en el que se inscriben. As, veremos cmo los elementos fsicos y humanos que Miera y Pa checo eligi incluir en su tela y el nfasis que dio a cada uno de ellos, o bien la posicin que dichos elementos guardan entre s en el espacio grfico, describen la situacin histricopoltica del septentrin novohis pano al mediar el siglo XVIII. Junto con las anotaciones y leyendas complementarias, la pintura ilustra las reducidas dimensiones de la pre sencia espaola en el territorio representado y la amenaza de los franceses e ingleses sobre sus fronteras, escasamente definidas; el tipo y ubicacin de los recursos naturales aprovechables; la distribucin de la poblacin indgena y la ubicacin, calidad y tamao de los asentamientos humanos, o bien el estado de las misiones. Adems, el mapa nos permite exami nar el concepto que los espaoles tenan de las diferencias civilizatorias11 J. B. Harley y david Woodward (eds.), The History of Cartography. vol. I, Cartography in Prehistoric, Ancient, and Mediaeval Europe and the Mediterranean, 1987, p. xvi. 12 Ibidem.

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entre los grupos humanos de la regin y, en este sentido, proyecta un discurso etnolgico que resulta interesante constatar.

NotAS SoBRE EL CARtGRAFo Y SUS MAPAS don Bernardo de Miera y Pacheco naci en valle de Carriedo, Burgos, Espaa probablemente en 1713 y muri en Santa Fe de Nuevo Mxico en 1785.13 Su legado cartogrfico comprende una serie de mapas que prc ticamente ninguno de sus contemporneos trabajando sobre el mismo territorio super. Sin embargo, a pesar de la fama que han adquirido algu nos de ellos, que los historiadores frecuentemente mencionan y que utilizan como fuente primordial al tratar incidentes, regiones o periodos particulares, el conjunto no ha sido considerado en su totalidad ni se ha publicado un registro completo del corpus, actualmente disperso en varios repositorios europeos y americanos. Sorprende en particular que, aun aquellos autores que mencionan otros mapas de Miera y Pacheco ade ms de los que utilizan directamente como fuentes u objeto de estudio, o los que, desde la historia de la cartografa, ofrecen una lista ms o menos completa de su produccin, omiten el formidable leo que aqu se dis cute, as como el leo gemelo que preserva el Museo de Historia de Nuevo Mxico, en Santa Fe. Probablemente sus mapas ms conocidos son los que se derivan de la expedicin de los padres Francisco Atanasio domnguez y Silvestre Vlez de Escalante rumbo a California en 1776; uno de 1758 que inclu ye el territorio representado en nuestro mapa pero abarca tambin la regin de El Paso y partes de nueva Vizcaya y Sonora; y un plano geogrfico general delineado en 1779 por encargo de Juan Bautista de Anza. A continuacin, intercalados con la biografa del cartgrafo, pro porciono los principales datos que he podido encontrar para compilar13 El ao que aqu propongo para su nacimiento se basa en una carta que Miera y Pacheco mand al comandante general de las provincias internas, teodoro Croix, en octubre de 1777. All afirma tener suficiente salud y fuerzas para desempearse en algn cargo y prestar sus servicios en la comandancia, a pesar de hallarse viejo con 64 aos (Biblioteca Nacional de Mxico, Fondo Reservado, Archivo Franciscano, 2/22.1, f. 1) fray Anglico Chvez, Origins of New Mexico Families, 1992, pp. 2930, proporciona los otros datos aqu referidos sobre su cuna y muerte.

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una lista de los trece o catorce mapas que parece haber elaborado, aun cuando no he podido verificar la existencia de todos ellos y, a veces, tampoco decidir si dos o ms referencias similares aluden al mismo documento. Como algunos han sido minuciosamente estudiados por otros autores no repito aqu su descripcin exhaustiva, pero s resumo la informacin esencial que permite su identificacin y localizacin en una tabla al final de este artculo. de acuerdo con fray Anglico Chvez, Miera y Pacheco fue capitn de caballera en Cantabria antes de pasar al nuevo mundo;14 sin embargo, es muy poco lo que se sabe de su vida antes de 1743, cuando de acuer do con una relacin de servicios de su propio puo, se estableci con su familia en el Real Presidio y Pueblo de El Paso del Ro del Norte.15 Chvez seala que contrajo matrimonio en Nueva Vizcaya con una nati va de Nuevo Mxico llamada Estefana domnguez de Mendoza, de scendiente de una de las familias que se establecieron en la provincia de Chihuahua tras la gran rebelin de 1680, y que tuvo con ella dos hijos.16 tal vez fue sta la razn que lo llev a fijar su domicilio en El Paso, donde particip en cinco campaas contra los apaches y sus aliados sumas.17 Aunque hasta ahora nada sabemos sobre su educacin, es posible que estudiara en una academia militar espaola, ya fuese en Barcelona, Ceuta u orn donde se formaban los ingenieros militares pues, en 1747, reci bi el ttulo de Ingeniero y Capitn de las Milicias del Passo a fin de participar como cartgrafo en la campaa general contra los apaches del Gila que se organiz ese ao por orden del virrey conde de Revilla gigedo.18 La campaa se llev a cabo paralelamente desde Sonora y Nuevo Mxico con contingentes que, saliendo desde Corodeguachi, Janos, Santa Fe y El Paso, habran de encontrarse en la regin de Moqui/Gila, parcial mente explorada, y an delineada en un mapa previo por el padre fran14 Anglico Chvez, Origins, 1992, pp. 229230. 15 Relacin de servicios de don Bernardo de Miera y Pacheco, 1777. Biblioteca Nacional de Mxico, Fondo Reservado, Archivo Franciscano, 2/22.3. 16 Anglico Chvez, Origins, 1992, pp. 25 y 230. Vase tambin Chantal Cramaussel, El mapa de Miera y Pacheco, 1993, p. 82. 17 Relacin de servicios de don Bernardo de Miera y Pacheco, 1777. 18 Ibidem. Esto lo menciona tambin fray Silvestre Vlez de Escalante en una carta dirigida al gobernador Pedro Fermn de Mendinueta (28 de octubre de 1775) que reproduce A. Barnaby thomas (Forgotten Frontiers. A Study of the Spanish Indian Policy of Don Juan Bautista de Anza Governor of New Mexico 1777-1787, 1932, pp. 155156).

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ciscano Juan Miguel Menchero, procurador general de la Custodia de la Conversin de San Pablo en las dcadas de 1730 y 1740.19 Fruto de esta expedicin fue el primer mapa de Miera y Pacheco del que tenemos noticia aunque, desgraciadamente, nadie parece haberlo encontrado. de acuerdo con el propio cartgrafo, en l se habra demarcado toda la tierra entonces transitada. dos aos ms tarde, en 1749, el mismo virrey le mand acompaar al capitn del presidio de El Paso, Alonso Vctores Rubn de Zels en un reconocimiento del ro del Norte, desde El Paso hasta su junta con el ro Conchos. Aparentemente un segundo mapa, tam bin perdido en la actualidad, result de estas exploraciones.20 En su relacin de servicios Miera afirma que entr con su familia a la villa de Santa Fee a los principios del gobierno de don Francisco Marn del Valle, quien le dio el ttulo de teniente e mayor y Capitn Aguerra de la frontera de Pecos y Galisteo, y que durante el tiempo que tuvo ese empleo hizo tres campaas contra los enemigos Cumanchis y asimismo hizo la demarcacion de la parte que se transit en aquellos bastos paises. Posiblemente esta vaga alusin se refiera al famoso mapa de 1758 que, de acuerdo con John L. Kessell, termin a fines de abril de ese ao despus de acompaar al gobernador Marn del Valle en una visita de inspeccin por toda la provincia entre junio y diciembre de 1757.21 tanto la visita como el mapa, antiguamente en el Archivo General de la Nacin, Mxico, se efectuaron como respuesta a la orden del virrey de 19 de diciembre de 1756 que ya hemos comentado. Existen otros tres mapas que podran, asimismo, corresponder a esta imprecisa referencia de Miera y Pacheco: los dos casi idnticos que se encuentran, respectivamente, en el Museo Nacional del Virreinato (Mxi co) y el Museo de Historia de Nuevo Mxico, que ya hemos mencio nado, y uno ms dedicado a Francisco Antonio Marn del Valle, tam19 El mapa de Menchero es bastante conocido y est reproducido en distintas publicaciones. Est dedicado al virrey Francisco Gemes y Horcasitas y, aunque no tiene fecha, se ha sugerido que es de 1745 porque en ese ao el religioso explor la zona (Carl I. Wheat, Mapping the Transmississippi West 1540-1861. Vol. I. The Spanish Entrada to the Louisiana Purchase 1540-1804, 1957, pp. 8385; Michael Weber, The Cartography of New Mexico 1541-1800, 1968, p. 10; Woodbury Lowery, The Lowery Collection. A Descriptive List of Maps of the Spanish Possessions Within the Present Limits of the United States 1502-1820, 1912, pp. 295296. Sobre la campaa vase Alfred Barnaby thomas, Forgotten Frontiers, 1932, pp. 3233 y Hubert Howe Bancroft, History of Arizona and New Mexico 1530-1888. A Facsmile of the 1889 edition, 1962, pp. 244245. 20 En la Relacin de servicios de don Bernardo de Miera y Pacheco, 1777, este personaje aparece como capitan comandante don Alonso Rubin de Zelis. El cargo y nombre completo, aunque con otra ortografa, provienen de Ross H. Frank, From Settler to Citizen: Economic Development and Cultural Change in Late Colonial New Mexico 1750-1820, 1992, pp. 128129. 21 John L. Kessell, Kiva, Cross, and Crown, 1987, pp. 386 y 507508.

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bin en color, que resguarda la Coleccin orozco y Berra de la direccin General de Geografa y Meteorologa, en Mxico. Este ltimo, como el de 1758, est reproducido en el libro titulado Kiva, Cross, and Crown, de John L. Kessell, que por cierto le asigna la fecha probable de 1760 y no menciona a ninguno de los dos primeros.22 Miera y Pacheco afirma que durante el gobierno de Marn del Valle, aparentemente despus de combatir en las campaas contra los coman ches, fue enviado por el gobernador a la provincia de Moqui para prestar auxilio a los indios tanos que permanecan en el Peol de Gualpi, quizs desde la gran rebelin de 1680. Asegura que en esa ocasin hizo la de marcacin de aquella probincia y de la de Nabajo, con muchas noticias que adquiri de la dozil nazion de los Coninas [] y constan en el diario y derrotero que hizo con el mapa adjunto que fue a la Capita na General. Nuevamente la referencia resulta confusa pues no propor ciona fecha alguna y, salvo por un mapa bastante escueto de la provincia de Moqui sin fecha ni firma que resguarda la Academia de la Histo ria de Madrid y que otros autores le han atribuido, datndolo en 1775,23 no parece existir un documento en papel que corresponda con esta descripcin, la cual sugiere un trabajo detallado. No obstante, el leo del Museo Nacional del Virreinato que aqu se estudia bien podra ser el que la cita alude por estar dedicado al virrey y capitn general de Nueva Espaa, contener referencias escritas y grficas sobre los coninas, retra tar a las provincias de Moqui y Navajo en una posicin central e incluir, como adelante se ver, lo que parece ser la ruta de una expedicin en la zona. Antes de terminar 1760 Miera y Pacheco haba elaborado por lo menos un mapa ms, hoy perdido, de todas las probincias ynternas que corres ponden al obispado de durango pues el obispo Pedro tamarn se lo llev al rey de Espaa al trmino de su visita y ste, a su vez, entreg un tanto (una copia?) a Nicols de Lafora para que lo tomara por gua durante la inspeccin de los presidios que dirigi el marqus de Rub

22 Idem, pp. 166ss y 507. 23 Por ejemplo Alfred Barnaby thomas, Forgotten Frontiers, 1932, p. 378 n48 y Woodbury Lowery, The Lowery Collection, p. 377 (este autor lo atribuye a Silvestre Vlez de Escalante). Herbert E. Bolton relata la expedicin del padre Vlez de Escalante de 1775 y sugiere que en ella Miera hizo este mapa (Pageant in the Wilderness. The Story of the Escalante Expedition to the Interior Basin, 1776, 1950, pp. 26 y 12.

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en 1767,24 en la cual Lafora sirvi como cartgrafo. Sin duda fueron todos estos servicios y su amplio conocimiento personal y directo del territorio lo que le vali el puesto de teniente Mayor y Capitn A Guerra de los pueblos de los Queres que desempeara por cuatro aos a partir de 1761 o 1762, en tiempos del governador dn Thomas Velez [Capuchn].25 En la siguiente dcada, siendo probablemente el nico ingeniero cartgrafo en la regin y uno de los vecinos con mayores conocimientos sobre la geografa y los pueblos indgenas de la provincia, particip ampliamente en la exploracin de su sector occidental, as como en la planeacin de nuevos presidios y la bsqueda de nuevas rutas para el trnsito por tierra hasta la baha de Monterrey que facilitaran tanto la conversin definitiva de los moquis como el comercio entre Sono ra, California y Nuevo Mxico. As, en 1773 elabor un Plano del Ro del Norte desde San El ceario hasta el parage de San Pasqual a fin de promover la fundacin de nuevos presidios entre El Paso y los asentamientos de ro Arriba que sirvieran para la defensa contra los apaches. Posteriormente acompa a los padres franciscanos Francisco Atanacio domnguez y Silvestre Vlez de Escalante en su fallida expedicin a Monterrey, la cual sali de Santa Fe en julio de 1776 y regres, sin haber alcanzado la costa pero habien do recorrido una amplsima zona, en enero de 1777.26 de acuerdo con Carl I. Wheat hay al menos seis copias manuscritas del mapa que hizo Miera y Pacheco como resultado de esta excursin, dos fechadas en 1777, dos en 1778 y dos copias de una de estas ltimas que no correspon den al periodo. La informacin topogrfica es prcticamente la misma en todas ellas pero presentan algunas diferencias en la decoracin, la dedi catoria y las leyendas escritas y, al parecer, slo dos son de su propia mano. El minucioso anlisis que public Wheat en 1951, con detalles de su contenido, localizacin y diferencias es excelente por lo que reto mo de l slo los datos esenciales en la tabla de resumen. Sin embargo, una copia ms que Wheat probablemente desconoca, sin decoracin ni dedicatoria y fechada en Chihuahua en 1778, est en la Universidad24 Relacin de servicios de don Bernardo de Miera y Pacheco, 1777. 25 Ibidem. 26 Chantal Cramaussel, El mapa de Miera y Pacheco, 1993, pp. 8182; t. J. Ferguson y E. Richard Hart, A Zuni Atlas, 1985, p. 33; Carl I. Wheat, Mapping the Transmississippi, 1957, pp. 90 y 95116.

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de Yale.27 Finalmente, en 1779 Miera hizo por encargo de Juan Bau tista de Anza, entonces gobernador de Nuevo Mxico, un mapa gene ral que muestra los lmites de las alcaldas en la provincia. de l existen cuatro copias y no est claro cul es la original, inclinndose Wheat por la del Archivo General de la Nacin, en Mxico, y Lowery por la de la Academia de la Historia, en Madrid.28

dESCRIPCIN dE LA PIEZA El mapa de Bernardo de Miera y Pacheco que nos ocupa es, sin duda, una de las piezas ms singulares del Museo Nacional del Virreinato, tanto por su factura como por su estado de conservacin. Abarca una regin amplia y escasamente conocida para los europeos en la poca de su elaboracin mostrando con bastante detalle el curso superior del ro Grande, desde su nacimiento, en el norte, hasta la altura del actual Beln (Biblen), en el sur, as como los valles y cordilleras que lo circundan. Esta zona era claramente la ms familiar para los espaoles de aquella poca, pues a lo largo de sus riberas y junto a sus principales tributarios se agrupaban y an se agrupan la mayor parte de los horticultores seden tarios que, desde tiempos prehispnicos, habitaban lo que ms tarde fue el reino de Nuevo Mxico. Me refiero a una serie de grupos indgenas de cultura similar pero diferentes lenguas generalmente conocidos como indios pueblo, cuyos asentamientos fueron la base sobre la que se funda ron las villas y poblados de espaoles en los siglos xvii y xviii. destacan tambin por su posicin central, amplitud de superficie y cantidad de ras gos delineados las provincias de Nabajo y Moqui situadas hacia el po niente del ro Grande y aun escasamente conocidas en aquellos das. El elemento topogrfico ms sobresaliente de la pintura, que divide a la tela en dos siguiendo un eje nortesur, es la escarpada serrana donde se origina dicho ro, identificada con el siguiente letrero: la sierra de las Grullas que de sus aguas gozan los dos mares, Pacfico y el de el Norte; y corre para el norte que no se sabe donde termina. Se trata del extre mo meridional de las Montaas Rocallosas, el cual, como lo muestra el27 Vase tabla al final de este artculo. 28 Ibidem.

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mapa, remata en varios macizos que se prolongan hacia el sur, divididos, precisamente, por el alto valle del ro Grande: al oriente la sierra de San gre de Cristo, cuya porcin septentrional se identifica en el mapa como sierra Blanca, y la sierra de Sanda un poco ms al sur; al poniente la sierra de San Juan (sin nombre en la pintura), a su vez separada de la sierra de Jemez (aqu de Santa Clara) por el valle que forma el ro Chama.29 dado que esta zona era el corazn de la provincia, pues all se con centraba el dominio colonial, ocupa aproximadamente el centro de la pintura junto con los territorios hopi y navajo, mientras que hacia las esquinas se dibujan reas cada vez ms indistintas y con menos elemen tos pictricos, salvo por la esquina superior derecha30 donde se coloc un recuadro con la dedicatoria, acompaado, en su flanco izquierdo, por un escudo de armas. debajo de la dedicatoria, en una posicin central entre el ro del tizn y el ro Grande de Nabajo (el actual ro San Juan), dos persona jes indios de pie sostienen un medalln con las claves que explican los smbolos que llenan la pintura. Uno de ellos es de nacin moqui y el otro de nacin conina segn lo indican sendas leyendas acerca de la ropa que visten: traje de los moquinos y traje de los coninas, re spectivamente. A su lado aparecen sentadas junto a un rbol dos indias moquis, una con traje de casada (izquierda) que sostiene con su mano y su hombro izquierdo un objeto alargado cuya naturaleza y funcin no puedo precisar, y la otra con traje de soltera (derecha), cuya condicin se distingue particularmente por el peinado de mariposa que entre los indios hopi como se conoce actualmente a los moquis o moquinos llevan las nias y jvenes en edad casadera. La muchacha soltera tiene en la mano izquierda una serpiente que acerca al rostro de la mujer casada, una accin cuyo significado escapa a mi comprensin. Lejos de cumplir funciones puramente decorativas, estos persona jes, al igual que un par de indios cumanchis que vemos en el margen izquierdo de la tela, uno portando un penacho y ambos con escudos y29 Aunque estos datos se pueden corroborar comparando la pintura con informacin de varios atlas y mapas modernos (por ejemplo Warren A. Beck y Nez d. Haase, Historical Atlas of New Mexico, 1969, seccin 2), la observacin directa en varios recorridos por la regin y la conversacin con sus residentes han sido fundamentales para la identificacin de los valles y montaas que aqu se mencionan. 30 A lo largo de este texto las posiciones derecha e izquierda se definen en relacin con la pintura y no desde la perspectiva del espectador.

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rifles, son elementos descriptivos que ilustran las caractersticas cul turales de la poblacin nativa y la distribucin tnicodemogrfica del territorio. Ntese que la localizacin de las reas ocupadas tanto por estos grupos, representados pictricamente, como por los que mencio nan las leyendas, era, en efecto, para la poca en que se realiz la pintura, aproximadamente la que Miera y Pacheco les asigna, segn lo podemos constatar en la reconstruccin que ofrece un mapa etnohistrico recien temente publicado por James F. Brooks (Figura 2).31 Una funcin simi lar, indicativa de los recursos de la regin y su distribucin geogrfica cumplen seis o siete bisontes identificados con el letrero zibolos que sal pican el espacio alrededor de los comanches. La regin que se extiende ms all de las montaas hacia el noreste del ro Pecos parcialmente delineado en el mapa corresponde efectivamente a las Grandes Praderas, donde, como se sabe, merodeaban enormes manadas de estos animales, proporcionando la base del sustento y modo de vida de los comanches y otros grupos nmadas de cazadores. En direccin septentrional, el principio de la tierra Incgnita se marca junto al ro del tizn,32 cuyo gran caudal serpentea entre la dedi catoria y el medalln explicativo, aproximadamente hacia donde se ubica el Noroeste dentro del espacio representado en la tela. En un reco do de este ro se muestra una ciudad de nombre teguaio, mencionada a veces como teguayo y a veces como tagaga en distintas crnicas y rela ciones de los siglos xvi y xvii33 y, debajo de l, una leyenda histrica que dice:El gran Rio del tizon descubierto por el Adelantado dn. Juan de oa te, el que no pudo pasar por su Grandeza, pues aseguran los Jentiles Yutas que apenas se apercibe con la vista su marjen de la otra banda; y es en donde dizen hablaron el ideoma Mexicano, y dizen estar de aquel lado el Gran teguaio y Quivira, y de esta banda a el oeste y Norueste de Moqui, estan los Armados que dizen los coninas; y mas dizen los Yutas, que hablan el Castellano por toda esta banda del Poniente de la Nueba31 James F. Brooks, Captives and Cousins: Slavery, Kinship and Community in the Southwest Borderlands, 2002, pp. 41 y 59; vase tambin Nancy J. Parezo, Hopivotskwani, the Hopi Path of Life, 1996, pp. 238254. 32 Se trata del ro Colorado, al que llamaron tizn por el color rojizo de sus aguas. 33 Por ejemplo las de Pedro de Castaeda Njera (Relacin de la Jornada de Cbola, 15601565) y fray Alonso de Benavides (Memorial 1630).

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Mexico, no se conose Ganado Zibolo, y assimismo digo que desde el Rio Grande de Nabajo de esta banda toda la tierra es incognita para los Espaoles, pongo el Rio del tizon por notisias que e adquirido de los Yutas y asimismo de los Coninas y la Relazion de dn Juan de oate.

En la parte inferior de la pintura, es decir, la seccin que corres ponde al suroeste, la sierra cordillera de Jila marca el lmite de la tierra incgnita, mientras que en el extremo noreste vemos correr desde la sierra principal el ro de Jess Mara, sobre cuya orilla noreste, prctica mente ya fuera de la pintura, se lee: provincia de Louisiana parte de franceses. En la ribera opuesta del mismo ro, otra breve leyenda de carc ter histrico refiere la muerte de una compaa de espaoles a manos de una partida de pawnees y franceses, el ao de 1720. Como se ver ms adelante, el incidente aqu referido es lo que hoy se conoce como masacre de Villasur por el nombre del capitn que llevaba el mando de aquella expedicin. Adems de las montaas, el rbol, los ros, las personas y los bison tes, estn representados en la pintura los poblados de la regin, tanto espaoles como indgenas, y una serie de puestos militares o campamen tos de tropa. Estos ltimos estn conectados por lo que parece ser un camino, el nico en toda la pintura, que va desde Santa Fe hasta la regin Moqui siguiendo una direccin suroesteoestenoroeste y pa sando en su trayecto por una plaza de armas que se hizo aqu para el viaje de Moqui, as como por los pueblos / misiones de Santo domin go, San Felipe, Santa Ana, Zia, Laguna, Acoma y Zui. No obstante, si pensamos que en la pintura no se traza explcitamente una va tan impor tante como el Camino Real de tierra Adentro ni se registran otros pues tos militares, bien podemos suponer que no se trata de un camino sino del derrotero seguido por aquella expedicin que, segn la relacin de servi cios de Miera y Pacheco, ste dirigi a la provincia de Moqui por orden del gobernador Marn del Valle. Esta hiptesis se ve reforzada, tambin, por la nota sobre la plaza de armas levantada para el viaje de Moqui, que parece una referencia contundente. Ahora bien, es importante notar que de los grupos indgenas que habitaban el territorio de Nuevo Mxico en el siglo xviii, o entraban regu larmente en l con fines guerreros y comerciales, Miera y Pacheco registr trece o catorce en leyendas, explicaciones y representaciones figurativas.

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Entre ellos destacan seis que se repiten en textos y/o dibujos cuyos nom bres permiten una identificacin tnica inequvoca: yutas o jutas (utes), nabajo (navajo), moqui (hopi), puebles (pueblo), cumanchis (comanches) y apaches.34 Adems el mapa menciona otros dos grupos situados en direc cin septentrional, fuera del radio geogrfico precariamente controlado por los espaoles: los pananas (pawnees) y los coninas (pai).35 Ambos gru pos haban tenido contacto con partidas de espaoles que se aventuraban en las praderas o la cuenca del Colorado; violento en el caso de los pana nas segn seal a propsito de la emboscada contra la partida de Pedro Villasur (1720), y posiblemente pacfico o cuando menos ambiguo en el caso de los coninas, segn se infiere de los textos dentro del mapa: Y no puedo menos dejar de poner en su ynteligencia, dice Miera, la buena ocasion que se ofrece en la puerta que sea avierto por los Coninas, para la ampleacin de los dominios de su Magestad y aclara en otra leyenda (citada prrafos atrs) que pudo trazar el ro del tizn aun sin conocerlo gracias a la relacin de oate y los informes proporcionados por los yutas y los coninas. Finalmente, por lo que se refiere a los recursos materiales, el mapa sea la algunos ojos de agua, unas salinas bastante grandes al oriente de las misiones de Puarai, taxique y Ab, cerca de la esquina inferior izquier da, y, por los nombres de algunos lugares enclavados en las montaas como Piedra Alumbre, El Cobre y Zerro del Almagre, se puede inferir la existencia de otros yacimientos minerales en el territorio. La cantidad y precisin de la informacin vertida en esta tela es a todas luces extraordinaria. Para terminar este cuadro descriptivo de la misma transcribo a continuacin una larga leyenda que ocupa su base, la cual explica el sentido general del mapa y subraya la importancia de los deta lles que en l se destacan:34 Los otros son: amparicas, jutas paichis, moguachis, chaguaguanas, cumanchis pivianes, xicarillas, apaches mezcaleros y apaches pharaones. Sabemos que los apaches estaba divididos en varias tribus, algunas de las cuales aparecen en esta lista. 35 Esta identificacin de pananas y coninas se basa en la coherencia interna de las referencias en el mismo mapa, pues siempre se mencionan pananas, jutas y coninas como grupos que ocupaban territorios contiguos y se citan como fuente de informacin sobre las mismas cosas. Para el caso de los pananas son importantes tambin las alianzas que sabemos existan entre franceses y pawnees, as como las rivalidades entre pawnees y cheyenes que empujaron progresivamente a los primeros desde sus antiguos dominios hacia el oeste a lo largo del siglo XVIII (ver James F. Brooks, Captives and Cousins, 2002, p. 166). Para el caso de los coninas me baso adems en Bertha P. dutton (American Indians of the Southwest, 1983, pp. 178179), quien afirma que los grupos pai (havasupai y walapai) habitaban el noroeste de Arizona central y en el periodo colonial los espaoles los llamaban coninas, una deformacin del trmino que los hopi usaban para designarlos: (kohonin [Cohonina]).

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Mapa desta parte interna de Nueba Mexico, que yo dn Bernardo de Miera y Pacheco deline por orden del seor Francisco Antonio Marin del Valle Governador y Capitan General de dicho reino para que SSa se entere, por sus rumbos y distancias de l, como tambin de las Naciones Gentiles, Enemigas y de Paz que lo circumbalan, incluidos los apaches pharaones que estan en los rumbos, sueste, sud y sudoeste. Y no puedo menos dejar de poner en su ynteligencia (...) la buena ocasion que se ofre ce en la puerta que sea avierto por los Coninas, para la ampleacin de los dominios de su Magestad, resonando por aquellas partes el santo evan gelio, y en aquellas naciones estables y dciles, no bagas como las que an ympedido tantos aos el pasar adelante con los Puebles los espaoles, siendo el unico estorbo la baga e indocmita nacion Apache, pues muchos presidios estan entretenidos con ella muchos aos hace, dando motibo esta entretenida, a que las dos coronas cristianissima, y protestante Ynglesa, con sus acelerados puebles hagan con ellas la linea de oriente a poniente, cortando el paso a la catholica de las mejores tierras ricas e yndios que viven en poltica como los Mexicanos que avitan este basto Ymperio; y por lo que se mira por la Luisiana se van acercando a la Sierra de las Grullas, que una vez que lleguen a pasar con dichos pueblos al poniente de ella cogiendo el ro del tizn, lo que conseguirn en breves aos si no se pone reparo [sic.].36 Y por lo que se mira a las notizias que los Coninas y Jutas dan de los armados espaoles, y que hablan el ydeoma castellano: puede ser esta gente descendiente de la que dejo el capitan Albarado, en la gran Zibola, que aviendo echo una fortaleza, dej doscientos hom bres en ella, y vino a pedir al Sr. dn. Fernando Cortes, fuerza de gente, para la conquista que pretendia, el que habiendolo matado los yndios en Guatemala; se qued dicha gente, sin que aia avido mas razon de ellos.

EL MAPA dE MIERA Y PACHECo Y SU ENCRUCIJAdA PoLtICA El 19 de diciembre de 1756 el virrey de la Nueva Espaa, Agustn de Ahumada y Villaln, mand plasmar en mapas la informacin estrat36 Este pasaje, que parece incompleto, est redactado en la tela tal como aqu la transcribo.

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gica concerniente a los principales bastiones fronterizos del territorio que gobernaba, aunque al parecer slo el gobernador de Nuevo Mxico entre todas las autoridades competentes respondi al requerimiento.37 Poco ms de un lustro despus Espaa entr en la guerra de los Siete Aos como aliada de Francia, vinculando as el destino de sus posesiones americanas al resultado de una aventura militar para la que no estaba preparada. Es cierto que mientras aqulla se mantuvo neutral en los pri meros aos del conflicto, las repercusiones del mismo sobre Nueva Espa a fueron escasas e indirectas, tanto ms cuanto que el frente de batalla se encontraba demasiado lejos, en el ro San Lorenzo. Sin embargo, la relativa calma que las provincias novohispanas del norte gozaban desde finales del siglo XVII, en parte porque la penetracin comanche en el sur de las Grandes Praderas y la rivalidad francobritnica por el control de la Baha del Hudson, la regin de los Grandes Lagos y el Valle de ohio contuvieron por algn tiempo la expansin de los franceses asenta dos en la cuenca del Mississippi, estaba claramente llegando a su fin al despuntar la dcada de 1750. Para entonces las llamadas guerras France sas e Indias libradas desde 1689 entre los colonos britnicos y franceses por el domino colonial de Norteamrica haban llevado la disputa hacia regiones cada vez ms occidentales, empujando a su paso a los comanches en la misma direccin, incrementando la posibilidad de una alianza francocomanche e intensificando los asaltos de bandas apaches despla zadas sobre los poblados de la provincia.38 Para la corona espaola y las autoridades virreinales era cada vez ms evidente que el desenlace del conflicto anglo francs habra de defi nir su situacin en los siguientes aos, y la perspectiva de que uno de los contendientes en la carrera imperial quedara definitivamente eliminado prometa convertir al vencedor en un rival demasiado peligroso. Haba llegado pues el momento de planear estrategias y establecer el firme con trol de los recursos de la Corona, as como demarcar las mal definidas fronteras de sus posesiones situadas al oriente y poniente del alto ro Grande, un territorio que abarcaba extensas regiones que para los espa37 John L. Kessell, Kiva, Cross, and Crown, 1979, p. 508. 38 Este apretado resumen de la situacin se basa en: J. A. Caldern Quijano, Los virreyes de la Nueva Espaa, 1967, p. 31; Carl Waldman, Atlas of the North American Indian, 2000, pp. 121126; Elizabeth A. H. John, Storms Brewed in Other Mens worlds. The Confrontation of Indian, Spanish and French in the Southwest, 15401795, 1996, pp. 155164 y 377; thomas Alfred Barnaby, Forgotten Frontiers, 1932, pp. 5861.

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oles eran todava tierra incgnita y que permaneca sometido a los con tinuos asaltos de indios an no sometidos. Efectivamente, el resultado de la Guerra de los Siete Aos defini en buena medida el futuro desastroso del imperio espaol. Con el tratado de Pars (10 de febrero de 1763) Francia cedi Canad y la mitad de Lou isiana a Gran Bretaa, y Espaa, su aliado tardo, cedi Florida con los fuertes de San Agustn y Panzacola. La corona britnica se convirti en tonces en el nico rival poderoso de Espaa en Amrica; su ataque a La Habana, llave de entrada en las Indias, as como a Manila, pieza central en el comercio espaol con Asia, hizo evidente la necesidad de una pro funda reorganizacin del aparato defensivo colonial cuyo fruto fueron las reformas administrativas y militares de Carlos III.39 Pero coloqumonos por un momento en Santa Fe de Nuevo Mxico durante los aos previos al ataque ingls a La Habana que precipit, en 1762, la entrada de Espaa en la guerra. Para este momento Nuevo Mxi co, la ms nortea de las posesiones espaolas en Norteamrica, era poco ms que un puesto estratgico. Sus recursos y poblacin hispana eran muy escasos ya que su sector septentrional haba permanecido prcticamente abandonado desde la gran rebelin indgena de 1680 que forz a los colonos espaoles a dejar sus casas y refugiarse en El Paso. Ello a pesar de que diego de Vargas Zapata reconquist el corazn de la provincia en 16921693 con apoyo y recursos de las autoridades metro politanas que, ya desde entonces, teman la posibilidad de que franceses e ingleses se internasen por aquellos parajes hasta las minas de plata y las rutas del comercio interno.40 No debe sorprendernos entonces la urgen cia con la que se solicit el registro cartogrfico de la zona en un momento en el que el conflicto anglofrancs hizo materializarse aquella antigua amenaza. Por otra parte, las recientes sublevaciones yaqui (1740) y pima (1751),41 as como la intensificacin de las hostilidades apaches y coman ches en el norte de la Nueva Vizcaya y los asentamientos espaoles y pueblo en todo el territorio de Nuevo Mxico, ponan en cuestin la capa39 Vase Ma. del Carmen Velzquez, Establecimiento y prdida del septentrin de Nueva Espaa, 1974, pp. 216 219; Peggy K. Liss, Los imperios trasatlnticos. Las redes del comercio y las revoluciones de independencia, 1995, pp. 106108, 128138; david J. Weber, La frontera espaola en Amrica del Norte, 2000, pp. 286288. 40 Para una visin general de la rebelin de 1680 y la reconquista por diego de Vargas Zapata vase: Caroll L. Riley, The Kachina and the Cross. Indians and Spaniards in the Early Southwest, 1999, caps. 1214. 41 Susan deeds, Indigenous rebellions on the Northern Mexican Mission Frontier. From First Generation to Later Colonial Responses, 1998; Carl Waldman, Atlas of the North American Indian, 2000, p. 119.

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cidad defensiva del endeble dique que se haba levantado a lo largo del ro Grande para proteger el corazn minero de Nueva Espaa. Las principales caractersticas del mapa testifican la situacin arriba descrita. El documento no seala minas o distritos ganaderos, en cambio asienta con el mayor detalle posible los rasgos topogrficos e hidrolgi cos del terreno, as como las misiones (la mayor parte arruinadas), pue blos, villas y campamentos militares y, en todo caso, ojos de agua, fuente del recurso natural tal vez ms preciado en la zona. de los asentamien tos indgenas slo unos cuantos corresponden a pueblos de agricultores sedentarios pero se indica la ubicacin de todos los grupos indgenas que entonces tenan contacto, por guerra, comercio o alianza, con los espaoles y se destaca la existencia de los bisontes, que pese a no servir como ganado domstico eran, como lo seala James F. Brooks, un recurso esencial en la economa regional y tambin un elemento importante en las relaciones entre los espaoles y los indios de las praderas, cuya alianza representaba la mejor defensa frente a ingleses y franceses.42 Este deta lle, y el hecho de que el mapa no seale la presencia de borregos, cuya cra era para entonces una actividad econmica extendida y boyante que se haba traducido en el desarrollo de una importante produccin textil en las comunidades hispana, pueblo y navajo43 son una indicacin clara de que el mapa, aun cuando no fuera en estricto sentido un instru mento militar por las caractersticas de su factura y formato, tena el fin de ilustrar las condiciones estratgicas que permitan y obligaban a la defen sa de la provincia, y no de retratar su situacin econmica. distante y magra, la provincia de Nuevo Mxico se fund en 1598 cuando Juan de oate sujet la regin al dominio de la Corona.44 Sin embargo, desde un principio la vida en este lugar reportaba pocos bene ficios por su carencia de metales preciosos, as como la escasez de fuerza de trabajo explotable y las presiones de los grupos nmadas guerreros y cazadores. As, en 1602 los colonos empezaron a desertar masivamente45 y, para 1609, oate fue destituido y la Corona tom a su cargo la admi nistracin de la provincia, retirndola de las manos de las autoridades42 43 44 45 James F. Brooks, Captives and Cousins, 2002, pp. 216228. Idem., pp. 8899 y 216228. Gaspar de Villagr, Historia de la Nueva Mxico, 1989, pp. 208225. Memorial sobre el descubrimiento de Nuevo Mexico y sus acontecimientos. Aos desde 1595 a 1602, pp. 220229.

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virreinales. Felipe II decidi reducirla a su mnima expresin, emitiendo instrucciones para la completa suspensin de nuevas exploraciones e inversiones en la regin, de manera que en los setenta aos siguientes sobrevivi milagrosamente, con slo unos cuantos burcratas y un pu ado de soldados, abastecida por una caravana cada tres o cuatro aos que llegaba a Santa Fe. A pesar de que entre 1645 y 1675 fueron repri midos una serie de levantamientos, este largo periodo de conflicto, la intolerancia de los misioneros y las excesivas demandas de los colonos propiciaron la confederacin de los indios apaches y pueblo que hicieron estallar la rebelin de 1680 y lograron mantener a los espaoles e indios leales en el exilio hasta 1693.46 durante el siglo xviii Nuevo Mxico creci en poblacin y prosperi dad, aunque los colonos nunca dejaron de temer el avance francs ni sufrir los ataques apaches y comanches.47 El problema de la defensa, entonces, no era nuevo cuando Miera y Pacheco recibi el encargo de tra zar su mapa, si bien ya para este momento haba trascendido el nivel de la mera seguridad local. desde su establecimiento en el siglo xvi, la ruta de la plata haba despertado la envidia de las potencias europeas, pero los espaoles no dieron importancia a la presencia de franceses y holan deses cuando aparecieron por primera vez en las inmediaciones de sus do minios. Las pocas guarniciones esparcidas a lo largo de la frontera, se pensaba, eran suficiente apoyo para las fortalezas de Veracruz, Acapulco y Campeche, que cerraban la entrada por mar al virreinato. Al menos contenan los ataques de las tribus nmadas y sus ocasionales aliados franceses. de hecho, como seala Mara del Carmen Velzquez, no haba fortalezas en la costa norte del ocano Pacfico (salvo Acapulco), pues para llegar all los rivales tenan que cruzar antes la lnea defensiva del Atlntico, remontar el estrecho de Magallanes y despus navegar varios meses a lo largo del hostil y peligroso litoral de Sudamrica antes de pasar delante de la fortaleza de Callao en el Per.48 Espaa, como quien dice, se durmi en sus laureles hasta que Fran cia e Inglaterra despegaron con una poltica agresiva al mediar el siglo xvii, aventajando en tecnologa martima y militar al hasta entonces inven46 Warren Beck, New Mexico. A History of Four Centuries, 1969, pp. 8594; Caroll L. Riley, The Kachina, 1999, caps. 1214. 47 Warren Beck, New Mexico, 1969, p. 94; James F. Brooks, Captives and Cousins, 2002, pp. 5179. 48 Ma. del Carmen Velzquez, Poltica hispana en la primera mitad del siglo XVIII, 1978, p. 1468.

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cible coloso imperial. Las enormes extensiones despobladas no ayuda ban, y aun cuando para mejorar su capacidad defensiva Espaa empren di una poltica de colonizacin, de la que la reconquista de Nuevo Mxico fue producto temprano, el podero de sus rivales creca a pasos de gigante. Es as como la expansin espaola del siglo xviii se caracteri z por un viraje de una posicin ofensiva a una defensiva que estuvo acompaada por el desplazamiento de los aventureros particulares: a diferencia de los doscientos aos previos, esta nueva empresa de conso lidacin se llev a cabo bajo el estricto control de la Corona, pues la expan sin haba dejado de ser un fin en s mismo para convertirse en un medio de defensa. El mapa de Miera y Pacheco refleja claramente la conciencia que tena la monarqua espaola de su posicin de debilidad. En 1695, por ejemplo, el gobernador diego de Vargas supo por boca de un grupo de apaches que, comerciantes de Nueva orlens, se aproximaban a Nuevo Mxico. La noticia fue rumor hasta 1720, cuando Pedro de Villasur, envia do por el gobernador Antonio Valverde y Coso para verificarla, fue atacado por un grupo de indios pawnee y exploradores franceses.49 El incidente aparece en el mapa con el siguiente comentario, escrito de bajo del ro de Jess Mara en el lado izquierdo de la pintura:Rio de Jesus Mara. Y es donde el ao de 20 dieron muerte con cautela a una compaa de espaoles con su capitn, los pananas (Pawnees) y franceses, que haban salido a reconocer estos parajes con horden del seor virrey.

Ya desde la dcada de 1680 el virrey marqus de Gelve haba dado instrucciones para que se buscase a los franceses por tierra, pues se ru moraba que haban encontrado el extremo sur del ro Mississippi y, en efecto, desde 1675 Robert Cavalier, Sieur de La Salle buscaba la boca del ro Mississippi a donde lleg en 1682. Por esta razn a lo largo de la dcada los espaoles organizaron amplios reconocimientos que lle49 Warren Beck, New Mexico, 1969, pp. 9597; James F. Brooks, Captives and Cousins, 2002, p.121. El evento, que se conoce como la masacre de Villasur, debi ser un golpe importante para los espaoles y la noticia corri entre la poblacin indgena, pues existe una representacin annima del mismo pintada sobre una piel de bisonte. La pieza se llama Segesser II y se conserva en el Museo de Historia de Nuevo Mxico (Palacio de los Gobernadores), en Santa Fe.

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varon a la colonizacin de texas y la fundacin del fuerte de Panzaco la.50 Es entonces posible que as como la necesidad de consolidar estas fundaciones, la muerte de Villasur y su compaa contara entre las ra zones que llevaron a la planeacin de la visita de inspeccin que dirigi el brigadier Pedro de Rivera en las provincias septentrionales entre 1724 y 1728 como parte de la nueva poltica de exploracin que se inaugur con la llegada a Mxico del virrey Juan Acua, marqus de Casafuerte. dicha poltica estaba encaminada a recavar informacin estratgica sobre la frontera.51 Es posible tambin que Miera y Pacheco aprovechara datos del Informe de Rivera en sus trazos. Este mapa, entonces, recoge en un lienzo una gran cantidad de in formacin estratgica almacenada por lo menos durante 150 aos en la memoria de los novohispanos que habitaban el reino de Nuevo Mxico, as como los reportes y relaciones producto de un siglo y medio de explo racin y administracin. Pero la informacin que incluye no es de cual quier especie, est cuidadosamente seleccionada para ilustrar los riesgos y posibilidades defensivas del territorio en un momento de inminente conflicto imperial. Ahora bien, como todo producto cultural ste des borda sus objetivos y nos permite vislumbrar el sistema de creencias, valores y representaciones del que emana y, en tanto fragmento del dis curso colonial espaol, articula una visin clasificatoria de los pueblos indgenas de la frontera septentrional, anhelados sujetos del proyecto evangelizador y posibles aliados para cualquiera de los bandos enfren tados en la carrera del imperialismo europeo.

BARBARIE (GENtILIdAd + NoMAdISMo) VS. CIVILIZACIN (CRIStIANISMo + AGRICULtURA) A la llegada de los colonos espaoles en 1598, el territorio que, 150 aos despus, Miera y Pacheco retrat en su tela estaba poblado por horti cultores sedentarios de diferentes familias lingsticas que se conocen en conjunto como indios pueblo. La tribu hopi, o moqui, ocupaba la50 Ma. del Carmen Velzquez, Poltica hispana, 1978, pp. 14821485. 51 Elas trabulse, ed. Cartografa mexicana. Tesoros de la nacin, siglos XVI al XIX, 1983, pp. 1011; Ma. del Carmen Velzquez, Establecimiento y prdida, 1974, pp. 111119.

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provincia de tusayn en el noreste de Arizona, entre los ros San Juan y Little Colorado; la tribu Zui habitaba la provincia de Cbola en el oeste de Nuevo Mxico; dispersos en Arizona y Nuevo Mxico haba algunos pueblos de lengua Keres o Queres y, en el este, a lo largo del alto ro Grande, se ubicaban tres subgrupos de la familia lingstica Kiowatanoana: los indios tiwas, tewas y towas agrupados en pueblos con diferentes variantes dialectales, algunas extintas en la actualidad. Adi cionalmente haba en la regin grupos seminmadas de cazadoresreco lectores que hablaban lenguas atapascanas y que en conjunto reciben el nombre de apaches. Ms al norte otro grupo de cazadores, los utes, se aproximaban gradualmente a los territorios ancestrales de los pueblo. Un entramado complejo de relaciones sociales mantena a estos dos tipos de sociedades estrechamente vinculados, a veces mediante la guerra y a veces mediante el comercio pero siempre en un estado de interdependen cia regido por un patrn de especializacin productiva que responda tanto a sus diferencias culturales como a factores de orden ecolgico. En estos intercambios, ya fuesen violentos o pacficos, los pueblos aportaban fun damentalmente maz y textiles y, ocasionalmente, cermica, mientras que utes y apaches aportaban pieles, carne y otros productos derivados de la caza. todos intercambiaban cautivos, ya fuese a manera de rescate o para utilizar su fuerza de trabajo como esclavos. Hacia finales del siglo xvii otro conjunto de bandas que haba migrado probablemente desde Wyoming convirtindose rpidamente en el grupo cazadorguerrero ms poderoso de las grandes praderas, los comanches, ingres disrupti vamente en la regin desde el noreste, desplazando a los apaches hacia el sur y ejerciendo una intensa actividad predatoria sobre los asentamien tos de espaoles e indios pueblo. Conforme la competencia imperial de Espaa, Francia y Gran Bretaa extendi sus tentculos hacia el norte y el oeste de Norteamrica todos ellos se convirtieron en piezas clave en el juego de alianzas y guerras que se desarroll como parte de dicha carrera.52 Existe una abundante literatura sobre los conflictos, vnculos, despla zamientos e interacciones de estas sociedades que no podemos detallar52 Ver: Fred Eggan, Pueblos: Introduction, 1979, pp. 226227; Bertha P. dutton, American Indians of the Southwest, 1983, pp. 1416, 6366, 105120; david J. Weber, La frontera espaola en Amrica del Norte, 1992, pp. 3536; Max L. Moorhead, The Apache Frontier, 1968, pp. 49; Elizabeth A. John, Storms Brewed in Other Mens Worlds, 1996, caps. 18).

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aqu. Me limitar por lo tanto a hacer algunas observaciones sobre las categoras que los espaoles emplearon para comprender este universo y tratar con los pueblos que lo conformaban, segn se dibujan en el mapa de Miera y Pacheco. Basta con revisar las claves de los signos que salpican la pintura y las primeras lneas de la leyenda principal, en la base del cuadro, para no tar la ausencia de la categora de barbarie, a pesar de que hay una clara intencin de marcar las diferencias culturales, estableciendo una escala de civilizacin, entre los grupos mviles de pastores y cazadoresreco lectores, y los de agricultores sedentarios. La importancia del cristianis mo como herramienta cognitiva en el horizonte de Miera y Pacheco es evidente en el uso privilegiado de las nociones de gentilidad y nomadis mo para distinguir a las naciones que otros observadores llamaban brbaras o salvajes de las que, congregadas en pueblos, se haban asimi lado o se podan asimilar mediante la evangelizacin a la sociedad colo nial. Entre las primeras se cuentan fundamentalmente los apaches y los comanches; entre las segundas, que el cartgrafo califica de dciles y esta bles porque viven en poltica como los mexicanos y, en su mayora, han adoptado el cristianismo, se cuentan los llamados indios pueblo del valle del ro Grande y el rea Zui, y los hopis o moquis. Un lugar ambiguo ocupan los coninas (pai) y los utes, entonces escasamente conocidos pero aparentemente vistos con esperanza como asimilables. Esta base de clasificacin etnolgica est claramente definida en la simbologa del mapa y su explicacin: las villas, entendidas como asenta mientos fundamentalmente de espaoles (peninsulares o criollos), mesti zos e indios asimilados, estn sealadas por una iglesia con dos torres; los pueblos de espaoles o mestizos que no tienen la categora de villas por el tamao de su poblacin y que, por lo mismo, carecen de iglesia, se identifi can por una o varias casas con techos de dos aguas;53 las misiones activas se marcan con una iglesia de una sola torre y las arruinadas con el mismo sm bolo, al que se agrega un techo roto; las rancheras de indios que el meda53 Un dato crucial para fechar este mapa antes de 1760 es que el pueblo de Las trampas aparece sealado con este smbolo, es decir, como un asentamiento espaol sin iglesia, ya que si bien el poblado se fund en 1751 con 12 familias provenientes del barrio de Analco en Santa Fe, la iglesia de San Jos de Gracia que all se levanta, ciertamente una de las ms antiguas que hoy existen en Nuevo Mxico, se construy entre 1760 y 1780. Jerol E. Argello, A Pioneering Community. A Tribute to Juan de Argello and the Original Twelve Families who Settled the Santo Thomas Apostol del Rio de las Trampas Land Grant, 1994.

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lln describe como Jentiles bagos que no tienen situazion fixa, siempre andando estn sealadas con tipis de color amarillo o caf, mientras que podemos identificar los asentamientos de indios que tienen y siem bran la tierra por dibujos que representan las casas de estilo pueblo, siempre en color blanco; finalmente, los campamentos de tropa se mar can con tiendas de campaa de color rojo. Cabe destacar que mientras las tribus nmadas y seminmadas de las praderas aparecen nombradas, los grupos pueblo, que no slo habla ban diferentes lenguas sino que estaban social y polticamente divididos en subgrupos con diferentes identidades, aparecen simplemente descri tos como naciones dciles, estables, polticas y, por simple omisin del adjetivo gentil, cristianas. Entre las naciones pueblo slo se escapa de este borramiento la nacin moqui (hopi), nica entre los grupos agrcolas sedentarios de la regin que, junto con los coninas, est representada ade ms de manera especfica y detallada en la figura de las mujeres, casada y soltera, que contemplan al espectador debajo del medalln, y del varn moqui que lo sostiene junto con un indio conina. Su tamao, el detalle de sus trajes y sus peinados, y las leyendas que indican su situacin matri monial indican tal vez que para los colonos de Nuevo Mxico eran los hopis la nacin ms civilizada del reino a pesar de su resistencia a la evangelizacin. Con este breve anlisis podemos apreciar el esquema tripartita, clara mente jerarquizado, con que la sociedad colonial de frontera conceba a la poblacin: espaoles (incluyendo peninsulares, criollos y mestizos) sin mayor especificacin, indios sedentarios cristianizados, indios sedenta rios susceptibles de cristianizacin, y nmadas gentiles que, por lo de ms, eran quienes suponan mayores amenazas para la tranquilidad pblica en el nivel local, y para el proyecto imperial en un nivel ms global. Es posible afirmar que el desarrollo de la cartografa occidental ha sido producto de la relacin dominacinterritorio que caracteriza a los procesos de dominacin colonial. No es novedad que el descubrimien to del Nuevo Mundo aceler el proceso de exploracin, medicin y registro del mundo y sus apariencias. El mapa de Nuevo Mxico de Bernardo de Miera y Pacheco es uno de los ejemplos ms claros de este fenmeno, por el tipo de informacin que registra, su precisin y natu ralismo. Sin embargo, el grado de detalle y la apariencia naturalista que

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lo caracteriza no debe confundirnos llevndonos a pensar que se trata de un registro objetivo pues, como se ha sealado en apartados anterio res, el cartgrafo burgals elabor un trabajo selectivo, determinado por la relevancia social y poltica de los elementos geogrficos y huma nos del pedazo del mundo que represent.MAPAS ELABoRAdoS PoR BERNARdo dE MIERA Y PACHECo Nm. / Ao TTulo / descripciN* locAlizAciN FueNTe

* Los textos entrecomillados corresponden a los ttulos que los mapas llevan escritos, por lo tanto identifican documentos o piezas localizados con certeza. Los textos sin comillas son descripciones de mapas mencionados por Miera y Pacheco u otras fuentes pero que los autores modernos no hemos encontrado. Relacin de servicios de Bernardo de Miera y Pacheco (BNM, Fondo Reservado, Archivo Fran ciscano 2/22.3). Perdido ? Bolton, Pageant in the Wilderness, p.12 Kessell, Kiva, Cross, and Crown, pp. 507508

1 1747

Mapa de la tierra transitada en la campaa general con tra los apaches de Gila que orden el virrey conde de Revillagigedo y en la que Miera y Pacheco particip como ingeniero y capitn de las milicias de El Paso.

2 1749

Mapa de la regin de El Paso hasta la Junta de los ros Conchos y del Norte, resultado de una expedi cin de reconocimiento di rigida por Alonso Rubn de Zels, capitn del presidio de El Paso, en compaa de Miera y Pacheco por orden del virrey conde de Revillagigedo.

Relacin de servicios de Bernardo de Miera y Pacheco. Perdido ? Bolton, Pageant in the Wilderness, p.12 Kessell, Kiva, Cross, and Crown, pp. 507508

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3 1758

Mapa que mand hacer el Seor don Francisco Antonio Marn del Valle, Gobernador y Capitan General de este reino de el Nuebo Mexico en la vissita que hizo de el distrito de su gobernacin y esta agregado a el parte de la Viscaia y Sonora, y las de Nabajo, Moqui y Jila, y en los margenes se manifiesta la gente de que se compo ne esta gobernacion asi de indios como de espaoles y gente de razon y soldados. Vasallos todos de su mages tad

El original, per dido alrededor de 1951, estaba en el Archivo General de la Nacin en la ciudad de Mxico (Ramo Californias 39). En 1977 se hizo una recons truccin a partir de copias y fotografas elaboradas antes de su desaparicin, en 1925 y 1930, la cual reproduce Kessell.

Relacin de servicios de Miera y Pacheco ? La referencia es vaga: en donde durante dicho em pleo [de teniente, mayor y capitan aguerra de Pecos y Galisteo] hizo tres campa as contra los enemigos cumanchis y asimismo hizo la demarcacion de la parte que se transit en aquellos bastos pases. Kessell, Kiva, Cross, and Crown, pp. 386, 507508 y 510511. Cramaussel, El mapa de Miera y Pacheco de 1758 y la cartografa temprana del sur de Nuevo Mxico. Weber, The cartography of New Mexico, pp. 110111.

4 1759 ?

Mapa de las provincias de Hopi y Navajo con mu chas noticias que Miera obtuvo de los coninas en una expedicin que hizo por orden del virrey Ahumada y Villaln y que constaban en el diario y derrotero que mand, adjunto con el mapa, a la Capitana general.

Puede ser el mapa en leo sobre tela que preserva el Museo Nacional del Virreinato (Vid. Infra), o bien otro hoy perdido.

Relacin de servicios de Miera y Pacheco Bolton, Pageant in the Wilderness, p.12. Kessell, Kiva, Cross, and Crown, p. 508.

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5 1755 1760

Mapa desta parte interna de Nueba Mexico, que yo dn Bernardo de Miera y Pacheco deline por orden del seor Francisco Antonio Marin del Valle Governador y Capitan General de dicho reino para que SSa se entere, por sus rumbos y distancias de l, como tambin de las Naciones Gentiles, Enemigas y de Paz que lo circumbalan dedicado al virrey Agustn de Ahumada Villaln, mar qus de las Amarillas. leo sobre tela.

Examen directo de la pieza en su repositorio actual. Podra tratarse del mapa que Miera menciona en su relacin de mritos tras afirmar que fue teniente, mayor y capitn aguerra de la frontera de Pecos y Galisteo: en donde durante dicho empleo hizo tres campaas contra los enemigos cumanchis y asi mismo hizo la demarcacion de la parte que se transit en aquellos bastos pases.

Museo Nacional del Virreinato, tepot zotln, Mxico. Puede ser el mismo que el anterior.

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6 1755 1760

Mapa desta parte interna de Nueba Mexico, que yo dn Bernardo de Miera y Pacheco deline por orden del seor Francisco Anto nio Marin del Valle [] para que SSa se entere, por sus rumbos y distan cias de l, como tambin de las Naciones Gentiles, Enemigas y de Paz que lo circumbalan dedicado al secretario de cmara del virreinato de Nueva Espaa, Phelipe Cavallero de Ba[] oleo sobre tela. Mapa del reino de Nuevo Mexico que se dedica al Seor dn Francisco Antonio Marn del Valle Gobernador y Capitan General de dicho reino, don Bernardo de Miera y Pacheco, sealanse en el las probincias que lo circum balan enemigas y de paz. Realizado en color, est decorado con la carroza pontificia y un grupo de indios bailando junto a un rbol. Incluye una porcin de Sonora en la esquina inferior derecha.

Museo de Historia de Nuevo Mxico (Palacio de los Gobernadores), Santa Fe.

Ibidem. Chvez incluy una fotografa en su libro An Illustrated History of New Mexico, p. 66.

Coleccin orozco y Berra (nm. 1148) de la direccin Ge neral de Geografa y Meteorologa, Mxico. La referencia a un mapa general que Miera mand al rey con el obispo tamarn y Romeral podra aludir a esta pieza (Vid. Infra).

Kessell, Kiva, Cross, and Crown, p. 386 e ilustracio nes que siguen a la p. 166. Podra tambin tratarse del mapa que Miera menciona en su relacin de mri tos tras afirmar que fue teniente, mayor y capitn aguerra de la frontera de Pecos y Galisteo: en donde durante dicho empleo hizo tres campaas contra los enemigos cumanchis y asi mismo hizo la demarcacion de la parte que se transit en aquellos bastos pases

7 1760 ?

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8 1760

Mapa general de todas las provincias internas que corresponnden al obbis pado de durango y que se envi al rey con Pedro tamarn y Romeral. El rey dio una copia de ste a Nicols de Lafora antes de la expedicin del Marqus de Rub.

Relacin de servicios de Miera y Pacheco. Perdido ? Puede ser el mismo que el anterior. Weber, The cartography of New Mexico, p. 111. Bolton, Pageant in the Wilderness, p.12. Wheat, Mapping the Transmississippi West, pp. 89 y 97. Lowery, The Lowery Collection, p. 368.

9 1773

Plano del Rio de El Norte desde San Elceario hasta el parage de San Pasqual por d. Bernardo de Miera y Pacheco.

Coleccin Boturini de la Academia de la Historia de Madrid.

Ferguson y Hart, A Zuni Atlas, p. 33. Wheat, Mapping the Transmississippi West, p. 8990. Weber, The cartography of New Mexico, p. 112.

10 1775

Mapa de la provincia de Moqui que Miera hizo tras acompaar ese ao a Sil vestre Vlez de Escalante en un recorrido de inspeccin. No tiene fecha ni firma pero se ha atribuido a Miera y Pacheco

Biblioteca Nacional de Mxico ? Coleccin Boturini de la Academia de la Historia de Madrid.

Lowery, The Lowery Collection, p. 377 (este autor lo atribuye a Vlez de Escalante). Thomas, Forgotten Frontiers, p. 378 n48.

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11 1777

Plano geografico de la tierra descubierta, y demar cada, por don Bernardo de Miera y Pacheco, al rumbo del Noroeste, y oeste del Nuevo Mxico, quien fue en compaa de los Rrs Pps Fr. Francisco Atanacio dominguez, Visitador, Comisario y Custodio de esta, y Fr. Silvestre Velez de Escalante, siendo uno del numero de las diez personas que acompaaron a dichos Rr. Pps. dedicado al virrey Antonio Mara Bucareli y Ursua.

Museo Britnico (sin decoracin ni fecha). Uno casi igual pero decorado con un r bol y una serpiente, y dedicado al Co mandante General de las Provincias Internas, Brigadier de los Reales Ejrci tos Cavallero Croix, est en el Ministerio de Guerra en Ma drid, Espaa.

Wheat, Mapping the Transmississippi West, pp. 9596, 98106 y 114. Lowery, The Lowery Collection, p. Bolton, Pageant in the Wilderness, p. 13. Thomas, Forgotten Frontiers, p. 378 n48.

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12 1778

Plano geografico de la tierra descubierta, nueva mente, a los rumbos Nor te, Noroeste y oeste, del Nueva Mexico. demarcada por mi don Bernardo de Miera y Pacheco, que entr a hacer su descubrimiento, en compaa de los Rrs. Pps Fr. Francisco Atanacio dominguez y Fr. Silbestre Veles. dedicado a teodoro de la Crois [] Comandante General en Gefe de Linea y Provincias de esta America Septemtrional. Fechado en San Felipe Real de Chihuahua en 1778. Plano Geogrfico de los descubrimientos hechos por dn. Bernardo Miera y Pacheco y los Rrs Pps Fr. Francisco Atanacio do minguez y Silvestre Veles. Sn. Phelipe Rl de Chigua gua. Ao de 1778 A diferencia de los seis anteriores sobre el mismo territorio y ocasin que menciona Wheat, ste no est decorado pero s fechado.

Museo Britnico (decorado con la carroza pontificia y cuatro indios: dos varones barbados y dos mujeres). Una copia igual est en el Archivo Ge neral de la Nacin, Mxico. Existen dos copias modernas pero manuscritas de este mapa en la Bibliote ca del Congreso, en Washington d. C. Wheat, Mapping the Transmississippi West, pp. 107116.

13 1778

Beinecke Rare Book and Manuscript Li brary, Universidad de Yale.

http://www.loc.gov/exhi bits/lewisandclark/lewis before.html Fecha de consulta: 28 de septiembre de 2007.

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14 1779

Plano de la probincia interna de Nuebo Mexico que hizo por mandado del tte. coronel de caballeria, Gobernador y Comandan te General de dicha pro bincia don Juan Bautista de Anza, don Bernardo de Miera y Pacheco soldado estinguido del real presidio de Santa Fee.. Sigue una larga leyenda sobre la conveniencia de concentrar a la poblacin espaola en plazas compac tas fortificadas.

Cuatro copias en los siguientes acervos: Museo Britnico. Academia de la His toria de Madrid. Archivo General de la Nacin, Mxico. Biblioteca Nacio nal, Pars.

Wheat, Mapping the Transmississippi West, pp. 119120. Weber, The cartography of New Mexico, p. 116117. Frank, From Settler to Citizen, pp. 4653. Lowery, The Lowery Collection, p. 395. Thomas, Forgotten Frontiers, pp. 8586.

ILUStRACIoNES Figura 1. Bernardo de Miera y Pacheco. Museo Nacional del Virreinato, tepotzotln. Figura 2. Ubicacin de grupos indgenas en el septentrin de la Nueva Espaa y la tierra incgnita circunvecina en la segunda mitad del siglo XVIII. Basado en: James F. Brooks, Captives and Cousins, 2002, p. 41. BIBLIoGRAFIA ARGELLo Jerol E. A Pioneering Community. A Tribute to Juan de Argello and the Original Twelve Families who Settled the Santo Thomas Apostol del Rio de las Trampas Land Grant, SPI, 1994. ASCHCRoFt, Bill, Gareth Griffiths y Hellen tiffin. Post-Colonial Studies. The Key Concepts, Londres y Nueva York, Routledge, 2000. BANCRoFt, Hubert H. History of Arizona and New Mexico 15301888. A Facsimile of the 1889 edition, Albuquerque, Horn and Wal lace Publishers, 1962.

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