Marcelo Percia - De Las Instituciones La Salud y Las Acciones Comunitarias

download Marcelo Percia - De Las Instituciones La Salud y Las Acciones Comunitarias

If you can't read please download the document

description

De las instituciones, la salud y las acciones comunitarias. de Marcelo Percia[Capítulo 11 de "Una subjetividad que se inventa. diálogo demora recepció"n. Lugar Editoria, BsAs, 1994]

Transcript of Marcelo Percia - De Las Instituciones La Salud y Las Acciones Comunitarias

De las instituciones, la salud y las acciones comunitariasMarcelo Percia[Una subjetividad que se inventa. dilogo demora recepcin. Lugar Editoria, BsAs, 1994]

1. Maldita suerte. Tengo miedo de perder mi trabajo. Y que el dinero se me acabe. Y no interesar. Y no tener amor. Y cambiar mi nombre. Y andar sin mirada en los ojos. Y pedir por la calle. Y caer en una institucin pblica. 2. Pertenecer. Las pertenencias grupales en un hospital, en una universidad, en un barrio, son modos de resistir a la exclusin. Pertenecer a un grupo es una prueba de existencia. 3. La hilacha. Cuando sobra, algunos hipcritas no parecen hipcritas. Son generosos, desinteresados y moderados. Pero cuando falta, todos los hipcritas son mezquinos, miserables e injustos. 4. Sujetos de nada. Robert Castel comprende que uno de los mayores riesgos del presente es quedar desenganchados. Sueltos. Sin relaciones laborales y sin vinculaciones afectivas. No tener trabajo o estar a punto de perder lo; no ser correspondidos en el amor y slo participar de relaciones inconstantes y superficiales son condiciones de la vulnerabilidad y la exclusin social. 5. Hospitalidad. En un hospital, al norte de la provincia de Santa Cruz, vive un hombre. Su existencia es un absurdo solidario. Husped de la institucin, es afectuoso con todo el mundo. A veces dice que es el rey de Hait. Y hace planes para volver. Duerme en algn lugar del edificio, cobra una pensin y tiene crdito entre los comerciantes de la zona. Casi toda su vida transcurre en el hospital. Fuma sentado en la puerta. 6. Nadie lo tiene presente. Anda mal con su familia, los amigos no lo llaman, no se habla con los vecinos, no tiene trabajo, no gana dinero, no lo mantiene el Estado, nunca va a la iglesia, y su nombre figura en lista de espera para recibir atencin psicolgica.

1

7. Flido, el moralista. En plena selva, dos hombres indefensos se encuentran con un len. El carnvoro est hambriento. Uno de ellos arrebata las zapatillas a su compaero. El otro lo desalienta: "Es intil, la fiera te alcanzar de cualquier forma". Pero el insolidario no lo escucha. Y la bestia se lo devora primero. 8. Opciones. Se puede pensar la institucin con el corazn, y decir me duele como son las cosas en esta institucin. Y se puede pensar la institucin con la cabeza, y decir me duele cmo son las cosas en esta institucin. 9. Hazaa y desinters. El trabajo en las instituciones a veces se realiza como proeza, otras como estafa. 10. Cancin para los buenos. Y estn los que tienen formacin tcnica y disciplinaria, pero no sienten lo que hacen. Y estn los que trabajan apasionados, pero no tienen formacin. Y estn los que carecen de conocimientos y de inters. Y estn los buenos que tienen todo lo que hay que tener. 11. Error. Siempre piensa como limitacin personal lo que es una restriccin institucional. 12. Confa en m! Le dijo todo lo que pensaba. Hablaron como verdaderos amigos. Hasta muy tarde. Y cont todo sobre el trabajo. Y habl sobre los otros compaeros. Abri su corazn. Y expuso sus ideas y proyectos. Despus de esa vez, entendi que no se puede ser tan inocente cuando se habla con el enemigo. 13. Deseo y experiencia. Lo grupal en las instituciones pblicas necesita deseo de formar parte de un espacio con otros y experiencia de trabajo en el propio equipo como grupo. 14. Vaya una broma!

2

Un paciente antes de empezar la asamblea, advirtiendo un clima raro en el equipo, hace esta broma: "Quieren que los atendamos nosotros a ustedes? 15. Ombliguismo. Muchos equipos slo hablan de los problemas que tienen como equipo. 16. Ombliguismo II. Muchos equipos nunca hablan de los problemas que tienen como equipo. 17. Hablemos de lo que nos pasa. En un trabajo sobre intervenciones institucionales, A. M. Fernndez y L. Herrera mencionan pedidos que vienen de instancias directivas. Cuando algo se les escapa, llaman a especialistas para que hagan hablar a la gente. Y disuelvan tensiones. Pero la gente se queda en silencio. El peso de las jerarquas institucionales se nota en el aire. Callan para evitar sanciones. Las palabras estn guardadas bajo llave. Y, a veces, es mejor no abrir todas las puertas. 18. Portavoz. El que habla soporta una voz, se arriesga en el decir y siente su corazn andar ms rpido. Y luego vienen los callados a decir, con sus bocas llenas, que ese habl por todos. 19. Irrepetible. Las condiciones de ste dilogo son las condiciones de ste dilogo. Lo que se dice entre nosotros se dice entre nosotros. Nunca se dira sin nosotros. 20. Contra reloj (segunda parte). El cronmetro institucional mide la duracin de los gestos, movimientos y ritmos de trabajo. Es un instrumento que organiza cmo la institucin dispone de las fuerzas y capacidades de cada uno. Regula los movimientos productivos y, tambin, los movimientos improductivos y tediosos. Pero no hay exactitud, por ms delicada que sea, que mande en los corazones. 21. Horas muertas. Los participantes ponen en escena una imagen de trabajo. Una fotografa de ellos en el hospital, en la escuela o en la comunidad. A su turno un hombre pasa y muestra lo suyo.

3

Ubica un escritorio y dos sillas enfrentadas. Invita a una compaera y se sientan. Fuma despatarrado con los pies sobre la mesa. Dice: Qu lindo es estar al pedo! La expresin arranca simpatas cuando rememora el sublime estar perezoso. Pero duele en el alma cuando denuncia la improductividad institucional. Cuando hace sentir que uno es innecesario y prescindible. Estar al pedo es, en estos casos, malestar. 22. Placebos. Todos los meses, durante aos concurre a la consulta. Siempre vuelve con la misma receta. Un preparado inactivo, inocuo, de agua. El efecto placebo (cuando ese efecto es maravilloso) se debe a la extraordinaria accin de la creencia, la ilusin y la confianza. 23. Placebos II. Los que esperan recetas no son diferentes de los que las prescriben. 24. Hipoacusia. Espera que le digan en voz alta qu tiene que hacer. Escucha poco en su experiencia. Tiene el odo disminuido por abusar de las voces autorizadas, consagradas y ajenas. 25. Mi potencia. Los insumos bibliogrficos, los aportes de los expertos tienen valor slo si los hago entrar en dilogo con mi experiencia. Y, a veces, nicamente sirven para que pueda reconocer mi potencia all donde no me siento representado. 26. El discurso mdico. El poder principal en la institucin de salud no lo tienen los mdicos sino el discurso mdico. El discurso mdico constituye un poder que impregna a todos los protagonistas de la escena (trabajadores de la salud, pacientes y familiares). Discurso mdico es un obstinado y vaco saber sobre la vida, la enfermedad y la muerte. Un discurso que en ocasiones alivia el sufrimiento y que en ocasiones abona la ignorancia. Un gesto de dominio, control y subordinacin que obra en nuestro mundo. 27. Psiclogos, ad honorem. Piden que los dejen trabajar en los hospitales, en las universidades, en las escuelas, en los barrios. Aunque sea gratis. Hacen cursos, compran libros y participan en congresos. Suean con tener un paciente privado. Mientras tanto, atienden otros empleos.

4

28. El caso. Es una novela de Armona Somers. La mujer vive internada en una clnica. Y le dicen el caso. Y no saben qu tiene. Y combaten contra su enfermedad a ciegas. Y la enfermedad parece ms digna que las curaciones. Y dice el personaje: Me toca la frente. Cosa muy buena en mi malestar. Sentir una mano en la frente me hace pensar que todava no se ha extinguido la humanidad. 29. Historia de pasillos. La joven contratada es tan gorda que el da de su ingreso se queda atascada en el corredor del edificio. Sus compaeros protestan al director por la desmesura. Desde entonces, la mujer trabaja de recepcionista. 30. El pasillo institucional. Propongo pensar el pasillo institucional como espacio de recepcin infrecuente. Sitio de la recepcin ingobernable. Cmo narrar todo lo que pasa por esas angosturas? En los pasillos el cuerpo se apoya diferente, y la voz tiene otra cadencia, y las cabezas se inclinan suaves unas sobre otras. En los pasillos cruzan sus dardos los contendientes, e intercambian piquitos de amor los amantes, y se celebran alianzas, y se ejecutan traiciones. Y se abren camino las voces taponadas. Y lo que se dice no llega a decirse en ninguna sala, quedan retenidas las palabras, y sucede con esas voces murmurantes lo que al caf cuando pasa por la manga. 31. Contador institucional. Un mdico piensa que los grupos que funcionan en la institucin a la que asiste todos los das se parecen a un baco. Un contador infantil con hileras en las que hay pelotitas de diferentes colores. A la hora de contar cuntos somos en el hospital se suman todos. Pero a la hora de pensar y actuar en conjunto rara vez nos asociamos entre nosotros. Con frecuencia nos oponemos, ignoramos y contrarrestamos. 32. Equipo. Otro mdico reflexiona sobre la cuestin del equipo de salud en el hospital en que trabaja. Escribe: No existe el supuesto equipo de salud. Hay esfuerzos individuales o simplemente individualismo sin ningn esfuerzo. 33. Malentendido. El malentendido obra en una recepcin caliente. Recalentada. Na da se dice claro y sencillo. Los malentendientes se hacen historias. Y se van en vueltas. Y dicen-escuchan torcido. Equivocado. Como si en las palabras viajaran escondidas otras intenciones. Los malentendientes padecen diferentes razones.

5

34. Anuncio. De algn modo presiente que en la institucin deja su vida. 35. A tu salud! Durante el seminario muchos comprobaron que trabajar en un hospital no es bueno para la salud de los que trabajan en el hospital. 36. Gracias, a los enfermeros. Son mano de obra barata. Hacen el trabajo sucio. No tienen espacio. Y no tienen tiempo para expresar las miserias, sufrimientos, dolores, humillaciones y muertes que sus cuerpos absorben todos los das. 37. Voluntad de uno solo. Despus de la ltima vez uno se jura no volver a caer en el mismo error. Pero al tiempo las cosas se repiten. En el trabajo institucional la inercia del error es ms fuerte que la voluntad de uno solo. 38. El poder que a m me falta. Me siento potente, fuerte, voluntarioso, empecinado, entusiasta, imaginativo. Soy feliz. Y mis actos desbordan el lmite de lo posible. Disfruto de mi poder. Lo nico que me falta es una recompensa por mi trabajo: siempre mantengo limpia y ordenada mi celda. 39. Implicacin (relato con malicia). Es un tipo que tiene ambiciones. Y el sistema de ventas le permite progresar. Hace timbreos en un barrio de General Pacheco. Siente el producto como propio. Autoanaliza los procedimientos de venta. Y se concentra en llamar a los clientes por sus nombres. "Si entro en una casa dice difcil que alguien se me escape". Planifica su trabajo. Piensa que si su equipo progresa l progresa. Conoce que hay que administrar racionalmente las fuerzas de cada uno. Discutir y tomar decisiones colectivamente. El gordo se propone alcanzar el primer puesto de la semana. Y espera coordinar l mismo su propio equipo. Maneja una frmula sencilla: solidaridad, participacin y competitividad. Dice nosotros cuando habla de la empresa. 40. Estar en proximidad. No toma distancia. No mira desde afuera. No se escuda en las palabras. Anda de

6

emocin en emocin. A veces, se siente aturdido. Se toma la cabeza. Cierra los ojos. Se tapa las orejas. Trata de permanecer en otra parte. Ponerse entre parntesis. Enfriar las cosas. Hacer la plancha. Y conoce que es mejor compartir el ahogo. Pero cuando est metido hasta las orejas, no encuentra escapatoria. 41. El poder. Hubo tiempos en que el poder se dejaba fotografiar: en el rostro de un presidente, en un desfile militar, en las sotanas, en el carro de polica, en las cuentas bancarias, en las chimeneas de las fbricas, en la autoridad del padre, en la directora de una escuela. Y el poder era bueno cuando estaba en manos de los discretos, de los justos y los razonables; y era malo cuando los malvados y codiciosos se lo arrebataban a los primeros. Pero ahora dicen el poder est en todas partes: est en el lenguaje y en los actos del habla; en el amor, en la amistad y en la vecindad; en los juegos de nios y en el ojo de la tev. Y est en las aulas, en los hospitales y en los barrios. Por supuesto. 42. Palabras de sosiego. Para hacer lo que me toca hacer, para poner la parte que me corresponde y cumplir con mi responsabilidad debera realizar imposibles todo el tiempo. Por eso, hago lo que puedo. 43. Laureles. Hay que cuidar los detalles. Es frecuente que desestimemos los actos de apropiacin. Un esfuerzo colectivo, una invencin, un obrar de muchos aos se malogran si nadie los proclama. La validacin y la promocin son actos de existencia. Un hecho que no se hace saber se hace ignorar. 44. Una cosa y la otra tambin. Las prcticas de lo grupal en la salud, la docencia y las acciones comunitarias responden a una demanda o son actos voluntaristas? A veces responden a una demanda; y, a veces, son actos voluntaristas. 45. Espacios de participacin social. No explica su deseo. Niega que sea una rememoracin de los aos setenta. Se afirma en el presente. Dice que hay deseos que responden por s mismos. Aunque se puedan buscar otras causas. Desea desear ese deseo. Y vive en esa potencia sin necesidad de una nostalgia. 46. Timbre de gloria.

7

Dejar una huella, una marca perdurable. Hacer una permanencia. Algo que quede de nosotros. 47. Pasajeros. Obran en el presente. Hacen un trabajo. Pasan suaves. Se deslizan. Conversan. Traman relacin. Pasan por el dolor y por la alegra. Andan compaeros. 48. Interrogante. Es posible en las instituciones propiciar la recepcin de lo silenciado, lo acallado. Y escuchar las voces ms dbiles. Y hacer espacio para que se pueda decir lo todava no expresado? 49. No habr ninguna igual. La celebracin del pasado puede ser una obstinada desestimacin del presente. El tiempo hace pagar cuando ya es definitivamente tarde ese desprecio. 50. Estimados presentes. El espacio grupal tiene vida por los que estn presentes. Y no por los que no vinieron, los que no llegarn nunca y los que se fueron. 51. Espacios. Los espacios de dilogo institucional necesitan ser convocados por un llamado que tenga recepcin. No pueden imponerse. Necesitan tiempos arrancados al cronograma institucional. Puede que no sean masivos, pero que funcionen con los que van y sirvan a quienes los usan. 52. Lo grupal, no los grupos. Lo grupal no se explica por las experiencias de grupo. Ni por las tcnicas, las metodologas y las herramientas de intervencin. Lo grupal habla de la constatacin infrecuente de espacios de existencia. Espacios de temporalizacin subjetiva. Lo grupal inventa tiempo para un trabajo subjetivo con otros. 53. Relato de la ocasin. Entrar en vinculacin, tramar complicidad y tener recepcin. Convivir en los desacuerdos. Morar en lo que nos est pasando. Escuchar me hablar en mi voz. Or cmo me escuchan en esa voz. Atraer tu atencin. Callar lo que nadie me pregunta.

8

Escuchar la mudez en mis pensamientos. Clavarte cuchillos en la espalda y apoyarme en tu hombro. Orte decir lo que no entiendo y orte decir lo que s entiendo. Entrelazarme en tus pensamientos y entrelazarte a mis pensamientos. Permanecer en soledad y, en la ocasin, escucharme acompaado. 54. Atizar el fuego. La mujer declara conocer el gozo y el dolor de lo grupal. Y dice que esas experiencias avivan en ella pasiones y discordias. Conoce la importancia de una mirada. Sabe que a travs de los ojos de otros puede inventarse viva, permanecer ignorada o abatirse en el desprecio. 55. Manuscrito encontrado en un cuaderno. Nunca se dice todo. Hay cosas que no se dicen. Se callan. Se evitan. El malestar circula a su manera. A veces sin hacerse pblico. No se trata de liberar a los silenciosos. Ni de subestimar, elaborar o resolver tensiones. No debo ponerme nervioso si las cosas no salen bien. Las negatividades desafan el pensamiento colectivo. Intervengo, hablo, propongo sin conocer todo lo que est pasando. Soy responsable por lo que hago, pero no gobierno lo que pasa. Y es intil que me obstine en trabajar si no encuentro recepcin para mi trabajo. 56. Confesin jerrquica. Dice: No puedo coordinar un grupo y ser jefe al mismo tiempo. 57. Control de imponderables. Para no correr riesgos elige con cuidado a los participantes. No junta asistentes con asistidos; mdicos con enfermeros; enfermeros con auxiliares de enfermera; profesores con alumnos; mayores con jvenes; lindos con feos; casados con solteras; habladores con silenciosos; alegres con amargados. Y, en lo posible, procura que no hablen un mismo idioma. 58. Modo potencial simple (imperfecto). Las diferencias no deberan servir slo para convalidar jerarquas y desigualdades. Las diferencias podran librarnos de la insoportable carga de la soledad, del aislamiento. Y del orgulloso nombre propio. Las diferencias deberan abrir caminos para la invencin de otras verdades. Y servir como salidas de emergencia cuando empezamos a sentir ahogo en nosotros mismos. 59. Coordinador, con problemas.

9

No gobierna lo que acontece y es responsable por lo que sucede. No se lava las manos y las tiene atadas. Da la cara y se le cae a pedazos. No se explica lo que pasa. Sonre. Y habla de lo que no entiende. 60. Evasin. Cuando estoy saturado de mis pensamientos, cuando no doy ms, cuando me veo y escucho contradictorio y desordenado. Cuando me odio por no saber cmo entrar en razn. Cuando estoy as, slo pienso en la manera de dejar de pensar en que estoy as. 61. Encerrona trgica. Fernando Ulloa dice que tanto tratantes como tratados sufren la institucionalizacin del maltrato. Y piensa que en el padecimiento obra, con frecuencia, lo que llama mortificacin trgica. La mortificacin trgica aade mortificacin al dolor, tragedia al drama, encerrona al encierro. Y dice que es vital la alegra. No ajena a la tristeza meditada. Cuando de cosas tristes se trata. 62. Utopa. Lo valioso de esta experiencia es la invencin de un espacio para pensar en voz alta con otros. Un espacio para que se me escapen cosas. Un dominio en el que me dejo pastorear. Sin apuros. Sin precauciones. Sin temor a los zorros. 63. Estar prisioneros. Quiero recordar un relato de talo Calvino que se llama El Conde de Montecristo. Prisioneros en un captulo de la novela de Alejandro Dumas, Edmond Dants y el abate Faria estudian formas de evasin y se preguntan cul de las variantes posibles es la buena. El abate Faria cava galeras para evadirse de la fortaleza; pero falla continuamente y se encuentra en celdas cada vez ms profundas. Basndose en los errores de Faria, Dants intenta dibujar el plano de la fortaleza. Mientras Faria se obstina en intentar una fuga, Dants imagina la prisin perfecta. Aquella de la que no se pueda salir. Sus razones las explica Calvino: S con el pensamiento consigo construir una fortaleza de donde sea imposible huir, dicha fortaleza imaginada o ser igual a la verdadera en cuyo caso ser cierto que de aqu no escaparemos nunca, pero habremos conseguido, al menos, la tranquilidad de estar aqu porque no podramos encontrarnos en otra parte o ser una fortaleza de la cual la fuga es todava ms imposible que de sta en cuyo caso es seal de que aqu una posibilidad de fuga existe: Para encontrarla bastar localizar el punto en que la fortaleza imaginada no coincide con la verdadera.

10