Mario Suárez Simich, Los Sefardíes en El Perú (2 Págs.)

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Los sefardíes en el Perú. León Pinelo o la fantasía barroca Por Mario Suárez Simich El abogado Antonio de León Pinelo dedicó dos tomos enteros a demostrar que el Edén estaba en América. En El Paraíso en el Nuevo Mundo (Madrid, 1656), incluyó un mapa de América del Sur en el que puede verse, al centro, el jardín del Edén regado por el Amazonas, El Río de la Plata, el Orinoco y el Magdalena. El fruto prohibido era el plátano. El mapa indicaba el lugar exacto donde había partido el Arca de Noé, cuando el Diluvio Universal. (Luis Nicolau D’Olwer, citado por Eduardo Galeano) Tratado de confirmaciones reales La historia quiso que la expulsión de los judíos de la península Ibérica coincidiera con el descubrimiento del Nuevo Mundo por Cristóbal Colón en 1942. Esta coincidencia hizo que el inicio de la nueva diáspora de los llamados sefardíes sólo pudiera registrarse de manera cierta con quienes buscaron REFUGIO en el resto de Europa, la actual Turquía o en el norte de África. Es seguro y cierto también que muchos de ellos escogieron como nuevo destino las nuevas tierras descubiertas por Castilla, pero llegaron a ellas en calidad de «conversos» u ocultando su identidad y sus creencias, lo que hace difícil seguir su huella de manera inequívoca en el nuevo continente. Su historia, para ellos y nosotros forma parte de la denominada «Memoria perdida.» La gesta del Marrano Los especialistas, a día hoy, pueden identificar más de 750 apellidos de origen español de ascendencia judía: Cortés, Hidalgo, León, Mendoza, Pedralbes, Soto o Valdivia, sólo por escoger algunos que coinciden con los de conquistadores de las Indias, son un ejemplo de lo difícil que resultaría saber ahora quién era o no de origen sefardí. Dice la leyenda que el mismo Cervantes lo era, lo que unido al demostrado interés que tuvo el escritor por obtener un permiso para «pasar al Perú» nos obliga a imaginar que El Quijote pudo haberse escrito en este país. Pero no es hasta el establecimiento de la Inquisición en los dominios de América (1570 en Lima) que podemos saber de la existencia cierta de algunos sefardíes. Ya en el siglo XIX, con la publicación de Anales de la Inquisición de Ricardo Palma salen a luz algunos expedientes de quienes son acusados por judíos o conducta judaizante. La persecución a causa de sus creencias es lo que Marco Aguinis denomina en su libro como «la gesta del marrano.» Asquenazíes y sefardíes en el Perú del siglo XX Siguiendo al profesor León Trahtemberg, lo que sí se encuentra registrado es la llegada al Perú de los judíos de las principales ramas, los asquenazíes y los sefardíes en el siglo XX. Haciendo la salvedad que estos últimos no proceden ya de España sino de diferentes partes del mundo y se les considera como tales por su diferente práctica religiosa en el ritual del rezo. Ambos se unen a los judíos de origen alemán que ya vivían en este país desde el XX. A finales de la década del 20 del siglo pasado la población total no pasaba del millar. Durante la

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Los sefardes en el Per.Len Pinelo o la fantasa barrocaPor Mario Surez Simich

El abogado Antonio de Len Pinelo dedic dos tomos enteros a demostrar que el Edn estaba en Amrica. En El Paraso en el Nuevo Mundo (Madrid, 1656), incluy un mapa de Amrica del Sur en el que puede verse, al centro, el jardn del Edn regado por el Amazonas, El Ro de la Plata, el Orinoco y el Magdalena. El fruto prohibido era el pltano. El mapa indicaba el lugar exacto donde haba partido el Arca de No, cuando el Diluvio Universal.(Luis Nicolau DOlwer, citado por Eduardo Galeano)

Tratado de confirmaciones reales

La historia quiso que la expulsin de los judos de la pennsula Ibrica coincidiera con el descubrimiento del Nuevo Mundo por Cristbal Coln en 1942. Esta coincidencia hizo que el inicio de la nueva dispora de los llamados sefardes slo pudiera registrarse de manera cierta con quienes buscaronREFUGIOen el resto de Europa, la actual Turqua o en el norte de frica. Es seguro y cierto tambin que muchos de ellos escogieron como nuevo destino las nuevas tierras descubiertas por Castilla, pero llegaron a ellas en calidad de conversos u ocultando su identidad y sus creencias, lo que hace difcil seguir su huella de manera inequvoca en el nuevo continente. Su historia, para ellos y nosotros forma parte de la denominada Memoria perdida.

La gesta del Marrano

Los especialistas, a da hoy, pueden identificar ms de 750 apellidos de origen espaol de ascendencia juda: Corts, Hidalgo, Len, Mendoza, Pedralbes, Soto o Valdivia, slo por escoger algunos que coinciden con los de conquistadores de las Indias, son un ejemplo de lo difcil que resultara saber ahora quin era o no de origen sefard. Dice la leyenda que el mismo Cervantes lo era, lo que unido al demostrado inters que tuvo el escritor por obtener un permiso para pasar al Per nos obliga a imaginar que El Quijote pudo haberse escrito en este pas.Pero no es hasta el establecimiento de la Inquisicin en los dominios de Amrica (1570 en Lima) que podemos saber de la existencia cierta de algunos sefardes. Ya en el sigloxix, con la publicacin de Anales de la Inquisicin de Ricardo Palma salen a luz algunos expedientes de quienes son acusados por judos o conducta judaizante. La persecucin a causa de sus creencias es lo que Marco Aguinis denomina en su libro como la gesta del marrano.

Asquenazes y sefardes en el Per del sigloxx

Siguiendo al profesor Len Trahtemberg, lo que s se encuentra registrado es la llegada al Per de los judos de las principales ramas, los asquenazes y los sefardes en el sigloxx. Haciendo la salvedad que estos ltimos no proceden ya de Espaa sino de diferentes partes del mundo y se les considera como tales por su diferente prctica religiosa en el ritual del rezo. Ambos se unen a los judos de origen alemn que ya vivan en este pas desde elxx. A finales de la dcada del 20 del siglo pasado la poblacin total no pasaba del millar. Durante la dcada siguiente la colonia llega a los 2,500 y se fundan sendas sinagogas. En 1938 el gobierno peruano prohbe la inmigracin juda. Las tres dcadas siguientes son de auge econmico y social para la colonia que se centraliza en Lima debido a la migracin de los judos que viven en otras provincias, se crean diferentes instituciones que los agrupan y la segunda generacin, los nacidos en el pas, inician el relevo generacional. Al finalizar los 60 la poblacin llega a los 5,500.En cambio, las del setenta, ochenta y noventa son dcadas durante las cuales se invierte esta tendencia. Los cambios econmicos introducidos por el gobierno del General Velasco Alvarado perjudican los intereses de muchos de ellos. El inicio de la violencia poltica, la descomposicin social y la crisis del gobierno fujimorista provocan la inmigracin masiva de los ms jvenes a lo que hay que agregar el problema que significa para los judos los matrimonios mixtos. A consecuencia de ello, a principio del sigloxxila colonia juda en el Per queda reducida a unos 2500 miembros.

Antonio de Len Pinelo, el judo maravilloso

Para hablar de la influencia sefard en la cultura peruana, basta citar la obra del espaol Antonio de Len Pinelo (1590 91-1660). De abuelos sentenciados a la hoguera en Lisboa y perteneciente a una familia de judos portugueses conversos inicia un viaje a las Indias siendo an joven. De Tucumn y Charcas, en donde estudia con los jesuitas, pasa luego a Lima e ingresa en la Universidad de San Marcos. Accede luego a la carrera eclesistica llegando a alcanzar el cargo del capelln del Arzobispo de Lima.En 1622 regresa a Espaa donde es nombrado relator del Consejo de Indias para lograr aos despus la designacin de Cronista Mayor de dicho Consejo.En su obra estn representes todos los temas que ms interesaban en su siglo: crnica o relacin, historia, poltica, teologa o moral. Reconocido por los historiadores por su posicin toledista, la cual se opona a la lascasiana respecto a legitimidad del poder espaol en los territorios conquistados, es desde punto de vista que escribe su libro Aparato poltico de las Indias occidentales (1653). Entre sus muchos mritos est el de ser considerado como el padre de la bibliografa americana por su Epitome de la Biblioteca oriental y occidental, nutica y geogrfica (1629).En cambio, en el libro, Cuestin moral si el chocolate quebranta el ayuno eclesistico (1636) aborda un tema polmico en su tiempo y curioso para el nuestro. El problema teolgico que representaba la nueva bebida gener una aguerrida controversia entre diferentes sectores de la iglesia. Apoyado en sus cuatro cuestiones sobre el ayuno, Len Pinelo aseguraba que el chocolate, de naturaleza malsana, lo quebrantaba. Pero la fe del converso hizo equivocarse al ex alumno jesuita: el Liquidum non frangit jejunium del padre Brancaccio fue aceptado por la Iglesia.Pero sin lugar a dudas el libro ms importante y singular de este sefard converso es, El Paraso en el Nuevo Mundo (1656). Carlos Rey Pereira lo resume como: Una tesis, pero tambin constituye un archivo de excepciones. La bsqueda de lo peregrino, la multiplicacin de las ancdotas, invitan a comprender el texto no slo como discurso histrico o demostrativo. Leyendo la obra por partes, vemos que se gesta en un cruce de tendencias que dificulta su clasificacin. No obstante, Len Pinelo, ms que buscar nuevas posibilidades de armar un texto, trabaja sobre las ya disponibles en la poca. Lo excepcional en la obra se funda sobre una eleccin entre opciones tpicas. Las tcnicas descriptivas o la seleccin de temas y figuras remiten a la esttica barroca. En general, la potica del contraste y de la atraccin de opuestos rige la construccin del libro; ejemplo de esta potica, tambin El Paraso en el Nuevo Mundo comparte su emblema, la figura excepcional del monstruo.Y esa era la intencin del autor cuando lo escribi: demostrar histricamente que el paraso existi y que estuvo ubicado entre los grandes ros de la Amrica del Sur. Para ello se vali de todo el conocimiento de la poca y de una singular erudicin para relacionar la teologa con la historia natural, la geografa, la cosmografa o los bestiarios. Siglos despus y enriquecida con la polisemia que tambin dan los aos, la lectura de sus pginas ha trascendido la intencin primigenia del autor para convertirlo en una invitacin a la fantasa, a los sueos utpicos, en el alma mater del espritu barroco americano. Sin este libro la historia de Amrica Latina no hubiera llegado jams a ser la crnica de lo real maravilloso de la que nos hablaron Carpentier, Rulfo o Garca Mrquez.