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    Acessado em 29/07/2014

    ... Poticamente Habita El Hombre...

    MARTIN HEIDEGGERTRADUCCIN DE EUSTAQUIO BARJAU, EN CONFERENCIAS Y ARTCULOS, SERBAL,

    BARCELONA, 1994.

    Estas palabras han sido sacadas de un poema tardo de Hlderlin que ha llegado anosotros por un camino especial. Empieza as: En un azul amable, dulce florece, con el

    metlico tejado, la torre de la iglesia... (Stutt. Ausg. 2, 1 p. 372 v ss.; Hellingrath VI p. 24 yss.). Para or adecuadamente las palabras ...poticamente habita el hombre... debemosdevolverlas cuidadosamente al poema. Es por esto por lo que consideramos estas palabras.Aclaramos los reparos que ellas inmediatamente despiertan. Porque de lo contrario, nos faltala libre disposicin a contestar a estas palabras yendo detrs de ellas.

    ... poticamente habita el hombre.... Que los poetas habitan a veces poticamentees algo que an podramos imaginar. Sin embargo, cmo el hombre, y esto significa:todo hombre, y siempre, puede habitar poticamente? No es todo habitar incompatible conlo potico? Nuestro habitar est acosado por la caresta de viviendas. Aunque esto no fueraas, hoy en da nuestro habitar est azuzado por el trabajo -inestable debido a la caza deventajas y xitos-, apresado por el sortilegio de la empresa del placer y del ocio. Pero alldonde, en el habitar de hoy queda an espacio y se ha podido ahorrar algo de tiempo para lo

    potico, en el mejor de los casos, esto se realiza por medio de una ocupacin con las artes ylas letras, ya sean stas escritas o emitidas (por radio o televisin). La poesa quedaentonces negada como un intil languidecer o un revolotear hacia lo irreal y es rechazadacomo fuga a lo idlico, o bien se la cuenta entre la literatura. A la validez de sta se la evalasegn los mdulos de la actualidad de cada momento. Lo actual, a su vez, est producido ydirigido por los rganos que forman la opinin pblica de la sociedad civilizadora. Uno de susfuncionarios -es decir, impulsor e impulsado a la vez- es la empresa literaria. De este modola poesa no puede aparecer de otra manera que en forma de literatura. Incluso all donde sela observa como un producto cultural o de un modo cientfico, la poesa es objeto de laHistoria de la Literatura. La poesa occidental est en curso bajo el rtulo general deLiteratura europea.

    Ahora bien, si la poesa tiene ya de entrada su nica forma de existencia en loliterario, de qu modo el habitar humano puede estar fundado en lo potico? Las palabrasque dicen que el hombre habita poticamente provienen por otra parte de un poetasolamente, y de aquel poeta adems que, como se dice, no se las arregl con la vida. Locaracterstico de los poetas es no ver la realidad. En vez de actuar, suean. Lo que elloshacen son slo imaginaciones. Las imaginaciones son cosas que simplemente se hacen. Alacto de hacer se le llama en griego Pohsiw. El habitar del hombre sera entonces poesa ysera potico? Pero esto slo puede admitirlo el que est al margen de lo real y no quiere veren qu estado se encuentra hoy, histrica y socialmente, la vida del hombre; lo que lossocilogos llaman el colectivo.

    Sin embargo, antes de que, de un modo tan burdo, declaremos inconciliables habitary poetizar, ser bueno que, de una manera fra, prestemos atencin a las palabras del poeta.

    Habla del habitar del hombre. No describen estados del habitar de hoy. Sobre todo nosostiene que morar signifique tener una morada. Tampoco dice que lo potico se agote en elfuego irreal de la imaginacin potica. Entonces, quin, de entre los que reflexionan, puede

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    pretender explicar, desde unas alturas un tanto cuestionables, que el habitar y el poetizarsean incompatibles? Quizs sean compatibles los dos. Ms an. Quizs ocurre incluso queel uno entraa al otro, de modo que ste, el habitar, descanse en aqul, lo potico. Pero sisuponemos tal cosa, entonces lo que se nos est exigiendo es, por difcil que nos parezca,que pensemos el habitar y el poetizar desde su esencia. Si no nos cerramos a estaexigencia, entonces, a aquello que normalmente se le llama la existencia del hombre lo

    pensaremos desde el habitar. Ahora bien, lo que estamos haciendo con esto es abandonar larepresentacin que habitualmente tenemos del habitar. Segn ella el habitar no pasa de seruna forma de comportamiento del ser humano junto con otras muchas. Trabajamos en laciudad, pero habitamos fuera de ella. Estamos de viaje y habitamos ahora aqu, ahora all. Loque en estos casos llamamos habitar es siempre, y no es ms que esto, tener unalojamiento.

    Cuando Hlderlin habla del habitar, est mirando el rasgo fundamental del estar delhombre. Pero lo potico lo ve l desde la relacin con este habitar entendido de un modoesencial.

    Esto, ciertamente, no significa que lo potico sea un adorno y un aditamento delhabitar. Lo potico del habitar no quiere decir tampoco slo que lo potico, de alguna u otraforma, ocurra en todo habitar. Las palabras: ... poticamente habita el hombre... dicen msbien esto: el poetizar es lo que antes que nada deja al habitar ser un habitar. Poetizar espropiamente dejar habitar. Ahora bien, por qu medio llegamos a tener un habitculo? Pormedio del edificar. Poetizar, como dejar habitar, es un construir.

    De este modo estamos ante una doble exigencia: primero pensar lo quedenominamos la existencia del hombre desde la esencia del habitar; luego pensar la esenciadel poetizar en tanto que dejar habitar como un construir, incluso como el construir porexcelencia. Si buscamos la esencia de la poesa desde la perspectiva de la que acabamosde hablar, llegaremos a la esencia del habitar.

    Ahora bien, de dnde nosotros, los humanos, tenemos noticia sobre la esencia del

    habitar y del poetizar? De dnde es que el hombre toma la interpelacin de llegar hasta laesencia de una cosa? El hombre slo puede tomar esta interpelacin de all de donde l larecibe. La recibe de la exhortacin del lenguaje. Ciertamente, slo cuando presta atencin, ymientras presta atencin, a la esencia propia del lenguaje. Pero mientras tanto, a la vezincontrolada y diestra, por el globo terrqueo se desata una carrera desbocada de palabrashabladas, escritas y emitidas por los medios de comunicacin. El hombre se comporta comosi fuera el forjador y el dueo del lenguaje, cuando es ste, y lo ha sido siempre, el que esseor del hombre. Cuando esta relacin de seoro se invierte, el hombre cae en extraasmaquinaciones. El lenguaje se convierte en medio de expresin. En tanto que expresin, ellenguaje puede descender a mero medio de presin. Que incluso en este uso del lenguaje secuide la manera de hablar est bien. Slo que esto, a pesar de todo, no nos servir nuncapara salir de esta inversin de la relacin de dominio entre el lenguaje y el hombre. Pues enrealidad quien habla es el lenguaje. El hombre habla, antes que nada y solamente, cuando

    corresponde al lenguaje, cuando escucha 1 exhortacin de ste. De entre todas lasexhortaciones que nosotros, los humanos, podemos llevar al lenguaje, el lenguaje es laprimera de todas. El lenguaje es lo primero, y tambin lo ltimo, que. con una sea dirigida anosotros, nos lleva ala esencia de una cosa. Sin embargo. esto no quiere decir nunca que ellenguaje, con el significado de cualquier palabra que cojamos, de un modo directo ydefinitivo, como si se tratara de un objeto listo para ser usado, nos suministre la esenciatransparente de la cosa, directa y definitivamente, como si de un objeto de uso se tratara.Pero el corresponder en el que el hombre propiamente escucha la exhortacin del lenguajees aquel decir que habla en el elemento del poetizar. Cuanto ms potico es un poeta, tantoms libre, es decir, ms abierto y ms dispuesto a lo insospechado es su decir; de un modoms puro confa lo dicho a la escucha, siempre ms atenta; tanto ms lejano es lo dicho porl del mero enunciado con el que tratamos slo en vistas a su correccin o incorreccin.

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    ... poticamente habita e1 hombre...

    dice el poeta. Oiremos ms claramente las palabras de Hlderlin si las devolvemosal poema del que provienen. De momento oigamos slo los dos primeros versos, de los quehemos extrado, y con ello cortado, estas palabras. Dicen:

    Lleno de mritos, sin embargo poticamente, habita el hombre en esta tierra.

    El tono fundamental de los versos vibra en la palabra poticamente. sta adquiereun relieve especial por dos lados: por lo que la precede y por lo que la sigue.

    Antes vienen las palabras: Lleno de mritos, sin embargo.... Esto suena casi comosi la palabra que sigue, poticamente, aportara una restriccin en el habitar lleno demritos del hombre. Pero es lo contrario. Esta restriccin se dice en el giro lleno demritos, al que debemos aadir un sin duda. Es cierto que el hombre, con su habitar, sehace acreedor a mltiples mritos. El hombre cuida las cosas que crecen de la tierra y abrigalo que ha crecido para l. Cuidar y abrigar (colere, cultura) es un modo del construir. Pero elhombre labra (cultiva, construye) no slo aquello que despliega su crecimiento desde smismo sino que construye tambin en el sentido de aedificare, erigiendo aquello que nopuede surgir ni mantenerse por el crecimiento. Lo construido y las construcciones, en estesentido, son no slo los edificios sino todas las obras debidas a la mano y los trabajos delhombre. Sin embargo, los mritos de este mltiple construir no llenan nunca la esencia delhabitar. Al contrario: llegan incluso a impedir al habitar su esencia as que se va a la caza de.ellos y que se adquieren slo por ellos mismos. Porque entonces estos mritos,

    precisamente por su profusin, restringen en todas partes este habitar a las fronteras delconstruir del que hemos hablado. ste persigue, la satisfaccin de las necesidades delhabitar. El construir, en el sentido del cuidado campesino del crecimiento y en el sentido dellevantar edificios y obras as como de producir instrumentos, es ya una consecuenciaesencial del habitar, pero no su fundamento, ni menos an su fundamentacin. sta tieneque acontecer en otro construir. El construir habitual y que a menudo se impulsa de un modoexclusivo -y que por ello es el nico que se conoce- aporta sin duda profusin de mritos alhabitar. Sin embargo el hombre slo es capaz de habitar si ha construido ya y construye deotro modo y si permanece dispuesto a construir.

    Lleno de mritos (sin duda), sin embargo poticamente habita el hombre... A esto,en el texto siguen las palabras: en esta tierra. Uno quisiera tomar este aadido como algosuperfluo; porque morar significa ya: residencia del hombre en la tierra, en sta, a la que

    todo mortal se sabe confiado y expuesto.

    Ahora bien, si Hlderlin se atreve a decir que el habitar de los mortales es potico,con slo decir esto despierta en nosotros la impresin de que el habitar potico lo quehace justamente es arrancar a los hombres de la tierra. Porque lo potico, cuando seentiende la poesa como gnero literario, pertenece al reino de la fantasa. El habitar potico,por la va de la fantasa, sobrevuela todo lo real. Con este temor se topa el poeta cuandodice expresamente que el habitar potico es el habitar en esta tierra. De este modoHlderlin no slo preserva a lo potico de una mala interpretacin, que es fcil que se d,sino que, aadiendo las palabras en esta tierra, seala propiamente la esencia delpoetizar. ste no sobrevuela la tierra ni se coloca por encima de ella para abandonarla y paraflotar sobre ella. El poetizar, antes que nada pone al hombre sobre la tierra, lo lleva a ella, lolleva al habitar.

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    Lleno de mritos, sin embargo poticamente, habita el hombre sobre esta tierra.

    Sabemos ahora en qu medida el hombre habita poticamente? No lo sabemostodava. Corremos incluso el peligro de introducir, de nuestra cosecha, elementos extraosen la palabra potica de Hlderlin. Porque si bien Hlderlin nombra el habitar del hombre ysus mritos, sin embargo no pone, como ocurri antes, el habitar del hombre en conexincon el construir. No habla de construir, ni en el sentido de abrigar, cuidar y erigir, ni de talmodo que llegue a representarse el poetizar como un modo propio del construir. Segn esto,del habitar potico Hlderlin no dice lo mismo que nuestro pensar. Sin embargo pensamos loMismo que piensa Hlderlin en este poema.

    Pero aqu hay que prestar atencin a algo esencial. Es necesario introducir unaobservacin breve. El poetizar y el pensar slo se encontrarn en lo mismo si permanecende un modo decidido en el carcter diverso de su esencia. Lo mismo no coincide nunca conlo igual, tampoco con la vaca indiferencia de lo meramente idntico. Lo igual se esttrasladando continuamente a lo indiferenciado, para que all concuerde todo. En cambio lo

    mismo es la copertenencia de lo diferente desde la coligacin que tiene lugar por ladiferencia. Lo Mismo slo se deja decir cuando se piensa la diferencia. En el portar a trminodecisivo de lo diferenciado adviene a la luz la esencia coligante de lo mismo. Lo mismo alejatodo afn de limitarse slo a equilibrar lo diferente en lo igual. Lo mismo coliga lo diferente enuna unin originaria. Lo igual, en cambio, dispersa en la insulsa unidad de lo que es uno slopor ser uniforme. Hlderlin, a su modo, supo de estas relaciones. En un epigrama que llevapor ttulo Raz de todo mal dice lo siguiente:

    Ser en unidad es divino y bueno; de dnde entonces el afn entre los hombres deque tan slo uno y una cosa tan slo sea?

    (Stuttg. Ausg. I, 1 p. 305)

    Si seguimos con el pensamiento lo que Hlderlin poetiza sobre el habitar potico delhombre, sospecharemos la existencia de un camino en el que, por lo pensado de un mododistinto, nos acercaremos a lo Mismo que el poeta poetiza.

    Pero qu dice Hlderlin del habitar potico del hombre? Buscamos la contestacina esta pregunta escuchando los versos 24 a 38 del mencionado poema. Porque es desde elmbito de stos como han hablado los dos versos explicados al principio.

    Puede, cuando la vida es toda fatiga, un hombremirar hacia arriba y decir: as

    quiero yo ser tambin? S. Mientras la amabilidad duraan junto al corazn, la Pura, no se mide

    con mala fortuna el hombrecon la divinidad. Es desconocido Dios?

    Es manifiesto como el cielo? Estoes lo que creo ms bien. La medida del hombre es esto.

    Lleno de mritos, sin embargo poticamente, habitael hombre en esta tierra. Pero ms pura

    no es la sombra de la noche con las estrellas,si yo pudiera decir esto, comoel hombre, que se llama una imagen de la divinidad.

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    Hay en la tierra una medida? No hayninguna.

    Vamos a considerar slo una pequea parte de estos versos, y vamos a hacerlo conla nica intencin de or ms claramente lo que Hlderlin quiere decir cuando llama al habitardel hombre un habitar potico. Los primeros versos que hemos ledo (24 a 26) nos danuna sea. Estn en la forma de una pregunta afirmada de un modo confiado. sta dice conotras palabras lo que, de un modo inmediato, expresan los versos que acabamos dedilucidar: Lleno de mritos, sin embargo, poticamente habita el hombre sobre esta tierra.Hlderlin pregunta:

    Puede, cuando la vida es toda fatiga, un hombremirar hacia arriba y decir: asquiero yo ser tambin? S.

    Slo en la zona de la mera fatiga se esfuerza el hombre por tener mritos. All selos procura en gran cantidad. Pero al mismo tiempo al hombre le est permitido, en estazona, desde ella, a travs de ella, mirar hacia arriba, a los celestes. Este mirar hacia arribarecorre el hacia arriba, hasta el cielo, y permanece, no obstante, en el abajo, sobre la tierra.Este mirar mide el entre de cielo y tierra. Este entre est asignado como medida al habitardel hombre. A esta medida transversal, asignada al hombre, entre cielo y tierra la llamaremosahora: dimensin. sta no surge del hecho de que cielo y tierra estn vueltos el uno hacia elotro. Es ms bien lo contrario, es este estar vuelto lo que descansa en la dimensin. statampoco es una extensin del espacio tal como nos representamos a ste habitualmente;pues todo lo espacial, en tanto que espaciado (en tanto que algo a lo que se ha aviadoespacio), necesita a su vez ya de la dimensin, es decir, de esto a lo que se le ha dejadoentrar.

    La esencia de la dimensin es la asignacin de medida del entre, una asignacindespejada y por ello medible de un cabo al otro: del hacia arriba, hacia el cielo, y del haciaabajo, hacia la tierra. Vamos a dejar a la esencia de la dimensin sin nombre. Segn laspalabras de Hlderlin, el hombre mide la dimensin al medirse con los celestes. Estamedicin no la emprende el hombre de un modo ocasional, sino que es en esta medicin, yslo en ella, como el hombre es hombre. De ah que, si bien el hombre puede cerrar estamedicin, acortarla o deformarla, no puede sustraerse a ella. El hombre, como hombre, se hamedido ya siempre en relacin con algo celeste y junto a algo celeste. Tambin Lucifer vienedel cielo. Por esto, en los versos siguientes (28 al 29) se dice: El hombre se mide... con la

    divinidad. Ella es la medida con la cual el hombre establece las medidas de su habitar, laresidencia en la tierra bajo el cielo. Slo en tanto que el hombre mide de este modo suhabitar, es capaz de seren la medida de su esencia. El habitar del hombre descansa en elmedir la dimensin, mirando hacia arriba, una dimensin a la que pertenecen tanto el cielocomo la tierra.

    Esta medicin no mide slo la tierra, g, y por esto no es slo Geo-metra. De igualmodo tampoco mide nunca el cielo, oranw, por s mismo. La medicin no es ningunaciencia. El medir saca la medida del entre que lleva a ambos el uno al otro, el cielo a la tierray la tierra al cielo. Este medir tiene su propio mtony por esto su propia mtrica.

    El medir de la esencia del hombre en relacin con la dimensin asignada a l comomedida lleva el habitar a su esquema fundamental. El medir de la dimensin es el elemento

    en el que el hombre tiene su garanta, una garanta desde la cual l mora y perdura. Estamedicin es lo potico del habitar. Poetizar es medir. Pero qu quiere decir medir? Si tiene

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    que ser pensado como medir, est claro que no podemos alojar el poetizar en unarepresentacin cualquiera del medir y de la medida.

    El poetizar es probablemente un medir especial distinto de los dems. Ms an. Talvez la proposicin: poetizar es medir debemos pronunciarla acentundola de esta otramanera: poetizares medir. En el poetizar acaece propiamente lo que todo medir es en el

    fondo de su esencia. Por esto se trata de prestar atencin al acto fundamental del medir.Este acto consiste en empezar por tomar la medida con la cual habr que medir en losdems casos. En el poetizar acaece propiamente la toma de medida. El poetizar es la toma-de-medida, entendida en el sentido estricto de la palabra, por la cual el hombre recibe porprimera vez la medida de la amplitud de su esencia. El hombre esencia como el mortal. Sellama as porque puede morir. Poder morir quiere decir esto: ser capaz de la muerte comomuerte. Slo el hombre muere, y adems continuamente, mientras permanece en esta tierra,mientras habita. Pero su habitar descansa en lo potico. La esencia de lo potico la veHlderlin en la toma-de-medida por medio de la cual se cumplimenta la medicin de laesencia del hombre.

    Sin embargo, cmo vamos a demostrar que Hlderlin piensa la esencia del poetizarcomo toma-de-medida? Aqu no necesitamos demostrar nada. Toda demostracin es slosiempre algo que se hace despus, una empresa fundamentada en presupuestos. Segncomo stos se establezcan, se puede demostrar todo. Pero prestar atencin slo podemosprestar atencin a pocas cosas. Por esto basta con que prestemos atencin a la palabrapropia del poeta. Pues bien, en los versos siguientes, antes que nada lo que hace Hlderlines preguntar por la medida, no hace otra cosa. Esta es la divinidad, con la que el hombre semide. Esta pregunta empieza en el verso 29 con las palabras: Es desconocido Dios?Est claro que no. Pues si lo fuera, cmo podra ser, como desconocido, la medida? Sinembargo -y ahora hay que escuchar esto y retenerlo-, Dios, en tanto que es El que es, esdesconocido para Hlderlin, y como ta l Descono cido es precisamente la medida para elpoeta. Es por esto por lo que le desconcierta esta incitante pregunta: Cmo es posible quelo que segn su esencia es siempre lo desconocido pueda convertirse alguna vez enmedida? Pues aquello con lo que el hombre se mide tiene que comunicarse (dar parte de s),tiene que aparecer Pero si aparece, entonces ya es conocido. El dios, sin embargo, esdesconocido y, no obstante, es la medida. No solamente esto, sino que el dios quepermanece desconocido, al mostrarse como El que es, tiene que aparecer como el quepermanece desconocido. La Revelabil idad de Dios, no slo El mismo, es misteriosa. Poresto el poeta pregunta inmediatamente la siguiente pregunta: Es revelable como el cielo?Hlderlin contesta: Esto es lo que creo ms bien.

    Por qu, nos preguntamos ahora nosot ros, se inclina por esto la sospecha delpoeta? La contestacin est en las palabras que enlazan inmediatamente con stas. Dicenescuetamente: Es la medida del hombre. Cul es la medida del medir del humano?Dios? No! El cielo? No! La Revelabilidad del cielo? Nos La medida consiste en lamanera como el dios que permanece desconocido es revelado en tanto que tal por mediodel cielo. El aparecer del dios por medio del cielo consiste en un desvelar que deja ver

    aquello que se oculta pero no lo deja ver intentando arrancar lo oculto de su estado deocultamiento sino slo cobijando lo oculto en su ocultarse. De este modo el dios desconocidoaparece como el desconocido por medio de la revelabilidad del cielo. Este aparecer es lamedida con la que el hombre se mide.

    Extraa medida, turbadora medida; esto es lo que parece al modo habitual derepresentar de los mortales, incmoda para el barato entenderlo todo del opinar de todos losdas, un opinar al que le gusta afirmarse como la medida que dirige todo pensar y todomeditar.

    Extraa medida para el modo de representacin corriente, y en especial para todorepresentar que sea slo cientfico; en ningn caso un bastn o una vara de la que podamosechar mano; pero en verdad ms fcil de manejar que stos, siempre que nuestras manos

    no agarraren sino que estn dirigidas por ademanes que correspondan a esta medida, quees aqu lo que hay que tomar. Esto acontece en un tomar que nunca arrebata para s la

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    medida sino que la toma de un percibir concentrado que no es otra cosa que un estar a laescucha.

    Pero por qu esta medida, que tanto nos extraa a los hombres de hoy, tiene queser exhortada al hombre y tiene que estar participada por medio de la toma-de-medida delpoetizar? Porque slo esta medida saca la medida de la esencia del hombre. Porque el

    hombre habita midiendo lo que est sobre la tierra y lo que est bajo el cielo. Estesobre y este debajo de se pertenecen el uno al otro. La interpenetracin de ambos es lamedicin transversal (de un cabo a otro) que el hombre recorre siempre en tanto que escomo terrenal. En un fragmento (Stuttg. Ausgabe 2, 1. p. 334) dice Hlderlin:

    Siempre, queridos!, la tierraanda y el cielo aguanta.

    Porque el hombre es en tanto que resiste la dimensin, su esencia tiene que sersiempre medida. Para esto necesita de una medida que, de una vez, alcance toda ladimensin. Avistar esta medida, sacar la medida de esta medida y tomarla como la medidaquiere decir para el poeta: poetizar. El poetizar es esta toma-de-medida, y adems para elhabitar del hombre. Y en efecto, inmediatamente despus de las palabras es la medida delhombre siguen en el poema los versos: Lleno de mritos, sin embargo poticamente, morael hombre sobre esta tierra.

    Sabemos ahora lo que para Hlderlin es lo potico? S y no. S en tanto querecibimos una indicacin sobre desde qu punto de vista hay que pensar el poetizar, esdecir, como un medir especial, distinto de los dems. No en tanto que el poetizar como sacarla medida de aquella extraa medida es algo que se hace cada vez ms misterioso. Y as escomo tiene que seguir siendo si es que estamos dispuestos a residir (a mantenernosabiertos) en la regin esencial de la poesa.

    Sin embargo no deja de extraar que Hlderlin piense la poesa como un medir. Yesto con razn mientras representemos el medir en el sentido que noses corriente. En estecaso, con ayuda de algo conocido -a saber, escalas de medida y nmeros destinados amedir- algo desconocido es recorrido contando las veces que en l cabe la unidad de mediday de este modo se le convierte en algo conocido y se le mete dentro de los lmites de unnmero y un orden abarcables en todo momento. Este medir puede variar segn el modo delos instrumentos solicitados. Pero quin nos garantiza que este modo de medir, slo por elhecho de ser el modo habitual, acierte ya con la esencia del medir? Cuando hablamos demedida pensamos inmediatamente en el nmero y representamos ambos, nmero y medida,como algo cuantitativo. Ahora bien, la esencia de la medida, al igual que la esencia del

    nmero, no es un quantum. Con nmeros podemos calcular, pero no con la esencia delnmero. Cuando Hlderlin avista el poetizar como un medir y lleva a cabo ste sobre todocomo la toma-de-medida, entonces, para pensar el poetizar, ante todo tenemos queconsiderar una y otra vez la medida que se toma en el poetizar; tenemos que prestaratencin al modo de este tomar, que no descansa en un echar mano, no descansa en modoalguno en un coger, sino en un dejar llegarlo Asignado-como-Medida. Cul es la medidapara el poetizar? La divinidad; entonces Dios? Quin es Dios? Tal vez esta pregunta esdemasiado difcil para e1 hombre y demasiado prematura. Preguntemos pues antes qu eslo que se puede decir de Dios. Limitmonos primero a preguntar esto: qu es Dios?

    Por fortuna, y para ayudarnos aqu, nos han quedado unos versos de Hlderlin que,desde el punto de vista temtico y temporal, pertenecen al crculo del poema Endulce azulflorece... Empiezan as (Stuttg. Ausgabe 2, 1 p. 210):

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    Qu es Dios? desconocido, sin embargolleno de propiedades est el rostro

    del cielo de l. As los rayosla ira son de un Dios. Tanto ms

    invisible es una cosa cuando se destina a lo extrao...

    Lo que permanece extrao al Dios, los aspectos del cielo, esto es lo familiar para elhombre. Y qu es esto? todo lo que en el cielo, y con ello tambin bajo el cielo, y con ellotambin sobre la tierra, resplandece y florece, suena y aroma, sube y viene, pero tambinanda y cae, pero tambin se queja y se calla, pero tambin palidece y se oscurece. A estoque le es familiar al hombre, pero extrao al Dios, se destina el Desconocido, parapermanecer all cobijado como el Desconocido. Pero e1 poeta llama a cantar en la palabra atoda claridad de los aspectos del cielo y a todas las resonancias de sus rutas y de sus brisasy, en la palabra, hace brillar y sonar lo que ha llamado. Ahora bien, el poeta, si es poeta, nodescribe el mero aparecer del cielo y de la tierra. El poeta, en los aspectos del cielo, llama aAquello que, en el desvelarse, hace aparecer precisamente el ocultarse, y lo hace aparecerde esta manera: en tanto queloque se oculta. El poeta, en los fenmenos familiares, llamaa lo extrao como aquello a lo que se destina lo invisible para seguir siendo aquello que es:desconocido.

    El poeta poetiza slo cuando toma la medida, diciendo los aspectos del cielo de talmodo que ste se inserta en sus fenmenos como en lo extrao a lo que el Diosdesconocido se destina. Para nosotros el nombre corriente para aspecto y apariencia dealgo es imagen. La esencia de la imagen es: dejar ver algo. En cambio, las copias yreproducciones son ya degeneraciones de la imagen propia, que deja ver el aspecto de loinvisible y de este modo lo mete en la imagen de algo extrao a l. Como el poetizar tomaaquella medida misteriosa, a saber a la vista del cielo, por esto habla en imgenes(Bi ldern). Por esto las imgenes poticas son imaginaciones (Ei n-Bi ldungen), en un sentidoespecial: no meras fantasas e ilusiones sino imaginaciones (resultado de meter algo en

    imgenes), incrustaciones en las que se puede avistar lo extrao en el aspecto de lo familiar.El decir potico de las imgenes coliga en Uno claridad y resonancia de los fenmenos delcielo junto con la oscuridad y el silencio de lo extrao. Por medio de estos aspectos extraael dios. En el extraamiento da noticia de su incesante cercana. Por esto Hlderlin, en elpoema, despus de los versos Lleno de mritos, sin embargo, poticamente vive el hombresobre la tierra puede continuar as:

    ... Pero ms purano es la sombra de la noche con las estrellas,

    si yo pudiera decir esto, comoel hombre que se llama una imagen de la divinidad.

    ...la sombra de la noche - la noche misma es la sombra, lo oscuro que nuncapuede llegar a ser tiniebla sin ms, porque, como sombra, permanece confiado a la luz,proyectada por sta. La medida que toma el poetizar como lo extrao en el que el Invisiblecuida su esencia se destina a lo familiar de los aspectos del cielo. Por esto la medida es delmodo de la esencia del cielo. Pero el cielo no es mera luz. El resplandor de sus alturas es ens mismo la oscuridad de la amplitud suya, que todo lo alberga. El azul del dulce azur delcielo es el color de la profundidad. El resplandor del cielo es el emerger y el hundirse delcrepsculo que alberga todo aquello de lo que se puede dar noticia. Este cielo es la medida.Por esto el poeta tiene que preguntar:

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    Hay en la tierra una medida?

    Y tiene que contestar: no hay ninguna. Por qu? Porque aquello que nosotrosnombramos cuando decimos sobre la tierra slo est de un modo consistente en lamedida en que el hombre toma-morada en la tierra y en el habitar deja a la tierra ser comotierra.

    Pero el habitar acontece slo si el poetizar acaece propiamente y esencia, y si lohace en el modo cuya esencia ya presentimos, es decir, en la toma-de-medida para todomedir. Ella es lo que es propiamente el medir, no un mero sacar la medida con los mdulosya dispuestos para la confeccin de planos. Por esto el poetizar no es ningn construir en elsentido de levantar edificios y equiparlos. Pero el poetizar, en tanto que el propio sacar lamedida de la dimensin del habitar, es el construir inaugural. El poetizar es lo primero quedeja entrar el habitar del hombre en su esencia. El poetizar es el originario dejar habitar.

    La proposicin: el hombre habita en tanto que construye, ha recibido ahora su

    sentido propio. El hombre no habita slo en cuanto que instala su residencia en la tierra bajoel cielo, en cuanto que, como agricultor, cuida de lo que crece y al mismo tiempo levantaedificios. El hombre slo es capaz de este construir si construye ya en el sentido de la toma-de-medida que poetiza. Propiamente el construir acontece en cuanto que hay poetas,aquellos que toman la medida de la arquitectnica, del armazn del habitar.

    Hlderlin escribe el 12 de marzo de 1804 desde Nrtnigen a su amigo Leo vonSeckendorf: La fbula, visin potica de la historia y arquitectnica del cielo me tieneocupado en la actualidad de un modo especial, sobre todo lo nacional, en cuanto que esdistinto de lo griego (Hellingrath V2, p. 333):

    ... poticamente habita el hombre...

    El poetizar construye la esencia del habitar. Poetizar y habitar no slo no seexcluyen. No, poetizar y habitar, exigindose alternativamente el uno al otro, se pertenecenel uno al otro. Poticamente habita el hombre... Habitamos nosot rospoticamente?

    Probablemente habitamos de un modo absolutamente impotico. Si esto es as,queda desmentida la palabra del poeta y se convierte en algo no verdadero? No. La verdadde su palabra queda corroborada del modo ms inquietante. Porque un habitar slo puedeser impotico si el habitar, en su esencia, es potico. Para que un hombre pueda ser ciego

    tiene que ser, segn su esencia, un vidente. Un trozo de madera no puede nunca volverseciego. Pero cuando un hombre se vuelve ciego queda siempre la pregunta sobre si laceguera proviene de una falta o de una prdida, o si descansa en una sobreabundancia o enuna sobremedida. Hlderlin, en el mismo poema en el que medita sobre lo que es la medidapara todo hombre, dice (verso 75/76): El rey Edipo tena tal vez un ojo de ms. De estemodo podra ser que nuestro habitar impotico, su incapacidad para tomar la medida, vinierade la extraa sobremedida de un furioso medir y calcular.

    El hecho de que nosotros moremos de un modo impotico, y hasta qu puntomoramos as, es algo que slo podemos experienciarlo si sabemos lo que es lo potico. Sinos alcanzar o no un giro del habitar impotico, y cundo nos alcanzar, es algo que slopodemos esperar si no perdemos de vista lo potico. De qu modo, y hasta qu punto,

    nuestro hacer y dejar de hacer pueden tener parte en este giro es algo de lo que nosotrosmismos daremos garanta si tomamos en serio lo potico.

  • 8/11/2019 Martin_Heidegger_Poeticamente-habita-el-hombre.docx

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    El poetizar es la capacidad fundamental del habitar humano. Pero el hombrenicamente es capaz de poetizar segn la medida en la que su esencia est apropiada aaquello que por s mismo tiene poder sobre el hombre y que por esto necesita y pone en usosu esencia. Segn la medida de esta apropiacin, el poetizar es propio o impropio.

    Es por esto por lo que el poetizar propio no acaece en todas las pocas. Cundo, y

    para cunto tiempo, se da el poetizar propio y verdadero: Hlderlin lo dice en los versos queya hemos ledo (26/29). Su dilucidacin fue pospuesta a propsito hasta este momento. Losversos dicen:

    ... mientras la amabilidad duraan junto al corazn, la Pura, no se mide

    con mala fortuna el hombrecon la divinidad...

    La amabilidad - esto qu es? Una palabra inocente, pero nombrada por Hlderlincon el adjetivo la Pura, escrito con mayscula. La amabilidad - esta palabra es, si latomamos literalmente, la esplndida traduccin de Hlderlin de la palabra griega xriw. De laxriwdice Sfocles en Aias (v. 522):

    xriwxingarstintktouse

    Pues es la gracia la que siempre llama a la gracia.

    Mientras la amabilidad dura an junto al corazn, la Pura... Hlderlin, en un giroque a l le gusta usar, dice junto al corazn, no en el corazn; junto al corazn, esdecir, llegada (venida a ponerse junto a) cabe la esencia morante del hombre, comointerpelacin de la medida al corazn, de tal modo que ste se vuelva a la medida.

    Mientras dura este advenimiento de la gracia, mientras ocurre esto, logra el hombremedirse con la divinidad. Si este medir acaece propiamente, entonces el hombre poetizadesde la esencia de lo potico. Si acaece propiamente lo potico, entonces el hombre morapoticamente sobre esta tierra; entonces, como dice Hlderlin en su ltimo poema, la vidadel hombre es una vida que habita (Stutt. Ausg. 2, 1 p. 312).

    La visin

    Cuando a la lejana se va la vida, habitando, de los hombres,Donde en direccin a la lejana resplandece el tiempo de los sarmientos,

    Est tambin la vaca campia de verano,El bosque aparece en su imagen oscura.

    Que la Naturaleza complete la imagen de los tiempos,Que se demore, que ellos pasen deslizndose veloces,

    Es por su perfeccin; la cumbre de los cielos brillaEntonces para los hombres, como las flores coronan los rboles.