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MATERIALES DIDÁCTICOS, 5
La documentación medieval del Archivo-Biblioteca de la Catedral de Santiago
Xosé M. Sánchez Sánchez
Archivo-Biblioteca de la Catedral de Santiago Área de Documentación Medieval
Santiago de Compostela MMVIII
©Archivo-Biblioteca de la Catedral de Santiago.
Materiales didácticos, nº 5
Dep. legal: C3798-2008
Edita Archivo-Biblioteca de la Catedral de Santiago.
ÍNDICE DE CONTENIDOS
1. El Archivo de la Catedral y sus orígenes medievales.
2. La documentación medieval del Archivo.
3. Proyectos archivísticos medievales: Diego Gelmírez y Berenguel de
Landoira.
4. Bibliografía básica.
Archivo-Biblioteca de la Catedral de Santiago – Área de Documentación Medieval
Materiales didácticos, 5
4
LA DOCUMENTACIÓN MEDIEVAL
DEL ARCHIVO-BIBLIOTECA DE LA CATEDRAL DE SANTIAGO
Xosé M. Sánchez Sánchez
Área de Documentación Medieval Archivo-Biblioteca de la Catedral de Santiago
El Archivo-Biblioteca de la Catedral de
Santiago (en adelante ACS), tiene el
privilegio de ser uno de los principales
custodios de la documentación medieval
gallega, considerando la gran cantidad
de documentos que posee, tanto
originales como copias medievales y
modernas, y la calidad e importancia de
los mismos.
Ello se vincula a la importancia de la
institución catedralicia durante el
período medieval, tanto a nivel gallego
como peninsular y europeo. Desde
época medieval el ACS ha acumulado y
custodiado una ingente cantidad de
documentación procedente de los siglos
IX-XV, si consideramos las copias de
los tumbos, y de los siglos XI-XV
teniendo en cuenta las dataciones de los
originales.
Con el paso del tiempo, y con el avance
en época contemporánea en materia
archivística, el conjunto de fuentes
medievales se ha ido definiendo y
ubicando en diversas colecciones y
secciones del ACS, marcado por la
entidad de las fuentes, tanto cuantitativa
como cualitativamente.
Un destacado y primordial patrimonio
documental de cara a un enorme
abanico de estudios históricos.
1. EL ARCHIVO DE LA CATEDRAL DE
SANTIAGO Y SUS ORÍGENES
M EDIEVALES .
Desde el mismo momento de la inventio
o descubrimiento del sepulcro
apostólico, la Iglesia de Santiago, que
hasta 1095 no sería sede de iure,
comenzaba ya a generar una gran
cantidad de documentación, por medio
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especialmente de las diversas dona-
ciones, destacadamente las reales; una
serie de documentos que se incrementa
notablemente con el avance de la Edad
Media y, especialmente, desde el
traslado de la sede de Iria a Compostela
a finales del siglo XI. A partir de aquí la
cantidad de documentación generada
por la institución se multiplica casi
exponencialmente, incluyendo todo tipo
de documentos: ventas, donaciones,
intercambios, privilegios pontificios,
privilegios reales, actas y
constituciones... Y todos ellos
constituyen un conjunto que, por su
orientación, poseen una enorme
importancia: la salvaguarda de los
derechos e intereses de la institución.
En este sentido, considerando dicha
documentación como algo de valor para
la sede, se sigue el mismo proceso que
en el resto de catedrales peninsulares,
pasando a formar parte del thesaurus o
tesoro, en el cual se incluirían libros,
documentos, ricos objetos litúrgicos,
etc.
La conservación de las concesiones y
privilegios que se habían otorgado a la
Iglesia de Santiago desde momento
altomedieval resultaba fundamental
para poder hacer frente a cualquier
pleito o reclamación que tratase de
socavar sus derechos. Una
consideración que no es particular de
Compostela, sino que resulta general
como origen de los múltiples archivos
eclesiásticos en época medieval.
En lo que atañe a la documentación
compostelana, podemos decir que es
durante la prelatura de Diego Gelmírez
(1100-1140) cuando el tesoro sufre su
primer avance en cuanto a la
organización documental; es en esta
centuria cuando se generan algunos de
los principales volúmenes que integran
el archivo en la actualidad, de datación
todavía imprecisa pero bastante aproxi-
mada: el Códice Calixtino o Liber
Sancti Iacobi, el Tumbo A y la Historia
Compostelana. Poco después, proceden-
tes principalmente de los siglos XIII y
XIV, se recogieron por escrito ciertas
actas, reuniones capitulares y
constituciones que dieron lugar a un
pequeño códice denominado Tumbillo
de Concordias, de contenido más
legislativo que los otros tumbos, y
elaborado en el siglo XIV.
En esa centuria bajomedieval se
elaboran igualmente otros tumbos, fruto
de la prelatura del francés Berenguel de
Landoira (1317-1330). La llegada de
don Berenguel a Compostela, nombrado
por el papa Juan XXII, se produce en un
momento muy convulso de
levantamiento de la burguesía de la
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ciudad, intentando sustraer el dominio
de la misma a la Iglesia de Santiago.
Una vez solucionado el problema, en
favor de la institución eclesiástica, la
documentación refuerza su importancia
como garante de los derechos
compostelanos.
En este momento el tesoro, germen del
ACS, no estaba todavía reglamentado;
no existía un archivero como tal, ni se
poseía normativa alguna; hemos de
esperar al siglo XVI para que ambos
hechos se materialicen, destacando las
Constituciones del arzobispo don
Francisco Blanco en 1578. Pero la
importancia de la documentación, su
salvaguarda y cuidado, habían sido ya
asumidas desde los inicios de la
institución.
2. LA DOCUMENTACIÓN MEDIEVAL
DEL ARCHIVO :
Considerando las unidades documenta-
les hasta el año 1499, la documentación
de época medieval se reparte entre
diversas secciones y colecciones del
ACS, aunque predomina especialmente
en algunas.
Realizando una contabilización general
obtenemos un número total de 11.568
documentos medievales, a expensas de
alguna incorporación que se pueda
producir. En esta cifra se incluyen tanto
las cifras ofrecidas por López Alsina en
su recuento (8.918) como las adiciones
de documentos originales que se han
localizado a posteriori (2.556) y las
copias en documentación de época
moderna (94).
Cuantitativamente el mayor contingente
de documentación se encuentra en los
Tumbos catedralicios del A al H,
destacando los Tumbos A, B y C como
los más extensos, y, por otra parte, en la
Colección de Documentos Sueltos. Ésta
se encuentra integrada por 21 carpetas,
actualmente en proceso de catalogación.
A ello hemos de añadir otro destacado
conjunto: el de la Colección López
Ferreiro, una collectanea reunida por el
canónigo compostelano y que ha sido
donada al ACS a inicios del siglo XXI.
Desde un punto de vista cronológico,
como es de suponer, la incidencia
numérica se incrementa conforme
avanzan los siglos medievales, de
manera que se produce un ascenso
progresivo desde los 40 documentos del
siglo IX (copiados en el tumbo A) hasta
los 6.909 del siglo XV, muchos de los
cuales son originales. Contamos con la
salvedad del siglo X, que posee más
documentos que el XI, debido a la
actividad regia hacia la iglesia com-
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postelana consignada en el referido
tumbo A.
S.
IX
S.
X
S.
XI
S.
XII
S.
XIII
S.
XIV
S.
XV
40 114 67 707 1.819 1.912 6.909
Distribución cronológica de la documentación medieval del ACS.
De todo el conjunto existen segmentos
especialmente estudiados o con edicio-
nes completas; nos referimos, principal-
mente a los tumbos A, B y una edición
parcial del H, así como a un estudio en
curso acerca del tumbo C.
Temática y cualitativamente la
información que descansa en estas
fuentes es extremadamente amplia y
destacada. Son muchas las referencias al
poder político de época medieval, tanto
el ejercido desde la monarquía, el
pontificado y la prelatura, como en el
ámbito de la sociedad feudal y su
articulación en las distintas
instituciones; de igual modo poseemos
una amplia información acerca del
desarrollo económico especialmente de
la Galicia medieval, y también de la
Península, así como del cambio que en
este momento se produjo en el paisaje
social y cultural; a ello se añaden los
fundamentales testimonios relacionados
con el hecho jacobeo en todas sus
dimensiones (litúrgica, peregrinatoria,
económica...) y de organización de la
propia Iglesia de Santiago (actas
capitulares del siglo XV o Libros de
Constituciones).
Además, de la documentación medieval
del ACS se puede extraer también
información relacionada con las áreas
de la historia del arte o de la
arqueología.
Un destacado conjunto de fuentes
medievales, tanto desde un punto de
vista cuantitativo como cualitativo,
sobre las cuales se está incidiendo en la
actualidad tanto en su tratamiento
archivístico y de investigación, como en
su difusión y divulgación de cara a la
comunidad científica y a la sociedad en
general.
3.- PROYECTOS ARCHIVÍSTICOS
MEDIEVALES : DIEGO GELMÍREZ Y
BERENGUEL DE LANDOIRA .
La cantidad de documentación que
poseemos en la actualidad se ha ido
configurando, evidentemente, con el
paso del tiempo, partiendo de las
primeras concesiones regias con el
descubrimiento del edículo apostólico.
A la par que se ha ido desarrollando y
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reafirmando creciendo la importancia, y
en ocasiones preeminencia, compos-
telana en el panorama eclesiástico,
político y socioeconómico de la Edad
Media hispana, ha aumentado
proporcionalmente el corpus documen-
tal que integraba el tesoro y posterior
Archivo catedralicio.
Sobre esta base, en varios momentos ha
sido necesario llevar a cabo una
reorganización del tesoro para asegurar
una correcta conservación y gestión de
la documentación; una documentación
que, no debemos olvidarlo, era garante
de los derechos, privilegios y
posesiones de la Iglesia de Santiago.
Así, destacan dos momentos en el
medievo en los cuales desde el propio
Cabildo o arzobispado se desarrollan lo
que podríamos denominar incipientes
"proyectos archivísticos", tomados
como reorganización de la documenta-
ción del tesoro. Uno con Diego
Gelmírez, en el siglo XII, y otro con
Berenguel de Landoira, en el XIV.
Desde la inventio, la documentación
compostelana había ido aumentando sin
cesar, de manera que a altura de la
primera mitad del siglo XII su cantidad
debía de ser ya considerable, aunque
cuestiones como el clima húmedo o el
tiempo transcurrido habían deteriorado
los soportes de la misma, los
pergaminos o papiros (hasta mediados
del siglo XI los documentos pontificios
se redactaban sobre papiro).
En este contexto Diego Gelmírez, en
una meteórica carrera por el
asentamiento del poder político de la
institución compostelana, y consciente
de que en tal documentación se asentaba
tal poder, concibe un proyecto de copia
de la documentación y renovación de
los soportes. En principio se trata de un
proyecto relativamente amplio, que
incluiría todo tipo de documentos
copiándolos en tumbos en función de su
procedencia (regia, pontificia, de
notables y nobles...) pero, finalmente, el
único resultado que ha llegado hasta
nosotros es el Tumbo A. En él se copian
los documentos reales, ordenados por
monarcas, con una miniatura previa a
cada conjunto documental; en el
proemio que le antecede se da cuenta de
las razones que conducen a su
elaboración: la cantidad notable de
documentos; y la mejora en cuanto a su
conservación, dado un cierto deterioro.
Se expone también la envergadura con
que se concebía el proyecto,
inicialmente de cinco libros, de los
cuales únicamente el primero estaría
dedicado a la documentación real,
mientras los otros cuatro lo estarían a:
condes y familia real; arzobispos y
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obispos; noble menores; y finalmente a
los integrantes del Cabildo. El resto de
los posibles tumbos no se conservan
directamente, más que en algunas
copias posteriores.
Este mismo sentido de renovación del
soporte por la importancia política y
económica de la documentación, lo
encontramos en el segundo proyecto, el
de Berenguel de Landoira.
Como hemos comentado, don
Berenguel llegó, procedente de Francia,
en un momento extremadamente
convulso en la historia de la sede, un
momento de levantamiento de la ciudad
y la burguesía contra el estamento
eclesiástico por el señorío de la ciudad,
que aquellos pretendían realengo.
El pontífice Juan XXII, nombra a
Berenguel en 1317 precisamente para
hacer frente a este problema en una de
las principales sedes peninsulares,
siendo como era uno de sus hombres de
confianza.
La solución del conflicto no llegó hasta
1120 con el descabezamiento de la
rebelión, pero Berenguel sacó una
importante lección: era necesario
reforzar los cimientos del poder de la
sede compostelana. Así, por una parte
reparó y mejoró las defensas de la
vecina fortaleza arzobispal de A Rocha
Forte; y por otra concibió un programa
de copia y renovación de soportes de la
documentación.
Así en este momento, hacia mediados
de los años 20 del siglo XIV, se da
origen a otros de los principales tumbos
del ACS, como son el Tumbo B y C. Se
retoma el programa de Gelmírez, hasta
el punto que el proemio del tumbo B
posee enormes similitudes con el del A.
Nuevamente se establece un criterio
temático para la selección de la
documentación y su copia, de manera
que el tumbo B posee documentos
reales y pontificios y el C documentos
capitulares y particulares, destacando
especialmente los testamentos.
En este caso, el proyecto archivístico
contó con un equipo de seleccionadores
de documentación, copistas y lo que es
más importante, notarios. Los notarios
Andrés Pérez y Alfonso Eanes son los
encargados de certificar la autenticidad
de las copias en el caso del Tumbo B,
algo que hacen documento a
documento, por medio de suscripciones
notariales individualizadas; de ahí una
de las particularidades aspectos
destacables de este cartulario.
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Cuenta por tanto el ACS con un
conjunto de documentación medieval de
enorme entidad, tanto cuantitativa como
cualitativa, configurado desde la Edad
Media por medio de las amplias
concesiones y actividad y política
económica de la Iglesia de Santiago
desde la inventio. Un conjunto que ha
tenido en la actividad de Diego
Gelmírez y Berenguel de Landoira sus
principales hitos y que nos ha llegado
hasta el presente como un fundamental
legado con obligación de salvaguardar y
difundir de cara al futuro.
4.- BIBLIOGRAFÍA BÁSICA
DÍAZ FERNÁNDEZ, José María, “El
Archivo”, en I Patrimonio histórico
gallego. 1 Catedrales. La Catedral de
Santiago de Compostela, A Coruña,
1993, pp. 429-45.
IGLESIAS ORTEGA, Arturo; SANDOVAL
VEREA, Francisco M.; SEIJAS
MONTERO, María M., Guía del Archivo
de la Catedral de Santiago, Santiago de
Compostela, 2007.
LÓPEZ ALSINA, F., "O Arquivo
Catedralicio de Santiago", en BARREIRO
FERNÁNDEZ̧ X. R. (coord.), Inventario
das fontes documentais da Galicia
medieval, Santiago de Compostela,
1988, pp. 33-34.
SÁNCHEZ SÁNCHEZ, Xosé M.,
"Recuento de las fuentes medievales del
Archivo de la catedral de Santiago de
Compostela", Compostellanum, vol. LI,
nº 3-4 (2006), pp. 313-326.
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