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Me gustan las locas Aldo siente una atracción incontenible por mujeres inestables y por esa razón ha llegado a terapia. Las describe como intensas, infantiles, lastimadas, problemáticas, experimentadas en la cama, demandantes y agresivas. Se describe frente a ellas primero como salvador; después como victimario. “Ana era como una niña de 15 años; peleábamos todo el tiempo; nos reconciliábamos con pasión furiosa y fuimos víctimas de ciclos de deseo y frustración que, llegué a pensar, serían infinitos. No sé cómo logré dejar de verla; una loca”. –Aldo es incapaz, por ahora, de ver con qué partes locas de su mundo interno se ha relacionado con mujeres como las que describe. Sorprende que siendo un tipo afable y aparentemente estable, organice su vida amorosa a partir del conflicto; de la falta de estructura y estabilidad; de las pulsiones agresivas que terminan por arrasar lo amoroso. Al revisar la historia de Aldo, aparece un niño asustado, rodeado de mujeres enojadas y frustradas. Era el único que no tenía derecho de perder el estilo, por ser hijo parental, siempre obligado a la solidaridad, la buena conducta, la obediencia y la sensatez. Al elegir parejas inestables, histriónicas y pasionales, Aldo consigue dos cosas: un escenario para manifestar la agresión contenida durante su niñez y adolescencia; también un vínculo avasallador que lo aleje momentáneamente de sus tendencias depresivas. Cuando tiene pareja, se olvida de sí mismo para sumergirse en la pasión sexual; en una guerra absurda y cruenta que consume toda su atención; en sentimientos de frustración porque es acusado de nunca dar lo suficiente a estas mujeres hambrientas de mirada y atención; en soledad porque siempre es él quien termina las relaciones cuando

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Me gustan las locas

Aldo siente una atraccin incontenible por mujeres inestables y por esa razn ha llegado a terapia. Las describe como intensas, infantiles, lastimadas, problemticas, experimentadas en la cama, demandantes y agresivas. Se describe frente a ellas primero como salvador; despus como victimario.

Ana era como una nia de 15 aos; pelebamos todo el tiempo; nos reconcilibamos con pasin furiosa y fuimos vctimas de ciclos de deseo y frustracin que, llegu a pensar, seran infinitos. No s cmo logr dejar de verla; una loca.

Aldo es incapaz, por ahora, de ver con qu partes locas de su mundo interno se ha relacionado con mujeres como las que describe. Sorprende que siendo un tipo afable y aparentemente estable, organice su vida amorosa a partir del conflicto; de la falta de estructura y estabilidad; de las pulsiones agresivas que terminan por arrasar lo amoroso.

Al revisar la historia de Aldo, aparece un nio asustado, rodeado de mujeres enojadas y frustradas.

Era el nico que no tena derecho de perder el estilo, por ser hijo parental, siempre obligado a la solidaridad, la buena conducta, la obediencia y la sensatez.

Al elegir parejas inestables, histrinicas y pasionales, Aldo consigue dos cosas: un escenario para manifestar la agresin contenida durante su niez y adolescencia; tambin un vnculo avasallador que lo aleje momentneamente de sus tendencias depresivas.

Cuando tiene pareja, se olvida de s mismo para sumergirse en la pasin sexual; en una guerra absurda y cruenta que consume toda su atencin; en sentimientos de frustracin porque es acusado de nunca dar lo suficiente a estas mujeres hambrientas de mirada y atencin; en soledad porque siempre es l quien termina las relaciones cuando regresa a su yo racional, y concluye que no hay futuro posible con una loca de atar.

Aldo encuentra en el sexo un camino para sentir con intensidad; en las rupturas y reconciliaciones, un mecanismo adictivo que le produce placer y dolor; en abandonar mujeres, la falsa creencia de que l tiene el control; en el fondo, la impotencia y la soledad que experiment durante los primeros aos de vida lo han vuelto vengativo. Ahora es l quien abandona, regaa, devala, juzga y descalifica; repara las lastimaduras vividas con las locas de su familia, en las locas de su vida amorosa a las que s puede dejar.

Es la primera vez que habla de lo que le est pasando sin sentirse debilitado; por el contrario, la claridad que hoy tiene sobre sus necesidades le ayuda a aceptar que le hizo falta atencin y cario. Tambin se da cuenta de que en su intento de proteger a mujeres en problemas, busca una identidad de hroe, de hombre fuerte que no necesita nada.

Estar con una mujer complicada, lo posiciona como el normal, el amable y pensante; se convierte por contraste en moralmente superior.

La teora de las relaciones de objeto explica que en el presente escenificamos guiones y personajes del pasado. En el caso de Aldo, la imagen interiorizada de una mujer dominante, de un nio frgil, de una relacin de sumisin y dominio. Esta misma historia se revive en el presente. El nio frgil es hoy un adulto de 35 aos, que teme someterse a mujeres que se parecen a su madre. Frenar el patrn repetitivo y poco satisfactorio de eleccin de pareja, solamente es posible a partir de la reconstruccin de la historia, de la identificacin del guin y personajes interiorizados, de la decisin consciente y voluntaria de vivir una historia distinta y romper la lealtad inconsciente con el pasado.

Estoy triste, enojado y melanclico. No me gusta quin soy cuando me relaciono amorosamente. Necesito estar solo un tiempo; revisarme y aclarar mis necesidades; apropiarme de mi locura y agresin para dejar de proyectarla; contener mis deseos de venganza; detener mis tendencias rescatadoras; desarrollar con paciencia la confianza de que es posible que una mujer me ame tal y como soy: un loco al que le faltaron abrazos y le sobraron regaos.