Mechón Enojado Nº16

1
ser un hombre, una mujer, un niño. Yo les digo: paremos de una vez con esta educación axiomática y apabullante, que intenta por todos los medios convertirnos en una po- tencia tecnológica o industrial y tra- bajemos en que nuestra enseñanza sea un legado de algo verdadero, donde existe una base sólida que no descuide la esencia de lo humano. Estoy cansada de que nuestra inte- ligencia siga supeditada a la tecno- logía o a la mecánica de sistemas. No puedo soportar seguir vien- do cosechas paupérrimas en el campo chileno por creer a los hombres máquinas en lugar de dar máquinas a los hombres. Estoy cansada ya de que continúen olvidando el fin ulterior del Hombre que es la felicidad por sobre lo ma- terial, la felicidad simple y sabia, este mismo fin que a cada instante se pier- de producto de la competencia entre qué país tiene mayor Producto In- terno Bruto, resultado de tanta pro- ducción en serie y tantos otros males de nuestra sociedad. Estoy cansada de que las má- quinas sigan contaminando nuestro planeta, dañando el futuro nuestro y de nuestra descendencia. Les recuerdo, como ya un sabio humanista dijo hace tiem- po: “el Hombre NO está en el úl- timo escalón de importancia frente al sabio y omnipotente mercado” Les digo que nuestro fin es poner aten- ción a las personas, no a la situación económica, pero sí a través de ella. No sigamos olvidando la sim- pleza del espíritu, ver las hojas caer en otoño, observar el mo- vimiento continuo del mar, con- templar los ojos de quien te mira. Les hago un llamado a pensar, a reflexionar, en esto y en todo, a preguntarse ¿Por qué? An- tes de tomar una decisión o an- tes de negar rotundamente algo. Les llamo a no asumir la vida como una secuencia tempo- ral de sucesos inalterables. Les propongo un sistema económico que SÍ se preocupe de las personas. Les llamo en definitiva a humanizar- se hoy. Hoy vengo a dar esa conversación, de aquellas que no se quedan en sim- ples palabras, sin datos ni recursos de moda, sólo palabras, de las que llegan al espíritu, de las que oscilan lentamen- te en el aire, de las que vibran inde- pendientes al ritmo afiebrado de hoy. La Economía es de entre todas las ciencias humanas la más extraordi- naria, la que se acerca estrechamente a la Filosofía, pero que se diferencia fundamentalmente en que asume una verdad evidente, no es lo mismo estar de un lado que del otro en el mos- trador, uno querrá siempre pedir el máximo y el otro siempre el mínimo precio, pero es este simple acuerdo implícito el que nos lleva a subyugar nuestro egoísmo, es decir, la cosa más bella: la humanidad, sí, este sentido humano que nos convierte en gru- pos, en sociedades, el sentido de per- tenencia y unión que no nos disgrega. Es por todo lo anterior que hoy no vengo a darles las soluciones de- finitivas a la pobreza, yo no les en- trego las claves de una utopía so- cial o científicamente probada. Yo apelo hoy a algo muy distinto, ape- lo a parar con nuestra deshumaniza- ción, a que dejemos ya de empeñarnos en ser algo que no somos: máquinas, y comencemos ya a valorar lo que es COLUMNA La Mechona Enojada por Maite Araya Basterrechea (1er año IICG) 13 LMI

description

Mechona Enojada / Maite Araya Basterrechea

Transcript of Mechón Enojado Nº16

Page 1: Mechón Enojado Nº16

ser un hombre, una mujer, un niño.Yo les digo: paremos de una vez con esta educación axiomática y apabullante, que intenta por todos los medios convertirnos en una po-tencia tecnológica o industrial y tra-bajemos en que nuestra enseñanza sea un legado de algo verdadero, donde existe una base sólida que no descuide la esencia de lo humano.Estoy cansada de que nuestra inte-ligencia siga supeditada a la tecno-logía o a la mecánica de sistemas.No puedo soportar seguir vien-do cosechas paupérrimas en el campo chileno por creer a los hombres máquinas en lugar de dar máquinas a los hombres.Estoy cansada ya de que continúen olvidando el fin ulterior del Hombre que es la felicidad por sobre lo ma-terial, la felicidad simple y sabia, este mismo fin que a cada instante se pier-de producto de la competencia entre qué país tiene mayor Producto In-terno Bruto, resultado de tanta pro-ducción en serie y tantos otros males de nuestra sociedad.Estoy cansada de que las má-quinas sigan contaminando nuestro planeta, dañando el futuro nuestro y de nuestra descendencia.Les recuerdo, como ya

un sabio humanista dijo hace tiem-po: “el Hombre NO está en el úl-timo escalón de importancia frente al sabio y omnipotente mercado”Les digo que nuestro fin es poner aten-ción a las personas, no a la situación económica, pero sí a través de ella.No sigamos olvidando la sim-pleza del espíritu, ver las hojas caer en otoño, observar el mo-vimiento continuo del mar, con-templar los ojos de quien te mira.Les hago un llamado a pensar, a reflexionar, en esto y en todo, a preguntarse ¿Por qué? An-tes de tomar una decisión o an-tes de negar rotundamente algo.Les llamo a no asumir la vida como una secuencia tempo-ral de sucesos inalterables.Les propongo un sistema económico que SÍ se preocupe de las personas.Les llamo en definitiva a humanizar-se hoy. ■

Hoy vengo a dar esa conversación, de aquellas que no se quedan en sim-ples palabras, sin datos ni recursos de moda, sólo palabras, de las que llegan al espíritu, de las que oscilan lentamen-te en el aire, de las que vibran inde-pendientes al ritmo afiebrado de hoy.

La Economía es de entre todas las ciencias humanas la más extraordi-naria, la que se acerca estrechamente a la Filosofía, pero que se diferencia fundamentalmente en que asume una verdad evidente, no es lo mismo estar de un lado que del otro en el mos-trador, uno querrá siempre pedir el máximo y el otro siempre el mínimo precio, pero es este simple acuerdo implícito el que nos lleva a subyugar nuestro egoísmo, es decir, la cosa más bella: la humanidad, sí, este sentido humano que nos convierte en gru-pos, en sociedades, el sentido de per-tenencia y unión que no nos disgrega.Es por todo lo anterior que hoy no vengo a darles las soluciones de-finitivas a la pobreza, yo no les en-trego las claves de una utopía so-cial o científicamente probada.Yo apelo hoy a algo muy distinto, ape-lo a parar con nuestra deshumaniza-ción, a que dejemos ya de empeñarnos en ser algo que no somos: máquinas, y comencemos ya a valorar lo que es

COLUMNA

La Mechona Enojadapor Maite Araya Basterrechea (1er año IICG)

13 LMI