Medicina Como Filosofia JHON MAURICIO TABORDA ALZATE , FRANCISCO LUIS OCHOA JARAMILLO

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CES Medicina ISSN: 0120-8705 [email protected] Universidad CES Colombia TABORDA ALZATE, JHON MAURICIO; OCHOA JARAMILLO, FRANCISCO LUIS La Medicina como filosofía CES Medicina, vol. 22, núm. 2, julio-diciembre, 2008, pp. 127-131 Universidad CES Medellín, Colombia Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=261120994012 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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propuesta de uso de la filosofia como medicina y viceversa

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  • CES MedicinaISSN: [email protected] CESColombia

    TABORDA ALZATE, JHON MAURICIO; OCHOA JARAMILLO, FRANCISCO LUISLa Medicina como filosofa

    CES Medicina, vol. 22, nm. 2, julio-diciembre, 2008, pp. 127-131Universidad CES

    Medelln, Colombia

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    Revista CES MEDICINA Volumen 22 No.2 Julio - Diciembre / 2008

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    La Medicina como filosofaMedicine as philosophy

    JHON MAURICIO TABORDA ALZATE1 , FRANCISCO LUIS OCHOA JARAMILLO2Forma de citar: Taborda JM, Ochoa FL. La Medicina como filosofa. Rev CES Med 2008;22(2):127-131

    Con mis pensamientos en ordengir para examinar el rostro de mi mdico.

    Volv los ojos y pos mi mirada en ella,y vi que era la enfermera en cuya casa

    me haban cuidado desde la juventud: La filosofa.

    Boecio

    ara quienes consideran la Medicina un saber cerrado, autnomo y puro, y a laFilosofa un estril juego de palabras para jubilados u ociosos, el solo ttulode este ensayo puede resultarles intil; podran incluso llegar a pensar: cmo

    puede un filsofo atreverse a relacionar la estricta ciencia mdica con las ambigedadesy los malabares filosficos? acaso pueden tener algo en comn la Medicina internade Harrison y el Tratado lgico - filosfico de Wittgenstein? En este ensayo se partede la premisa y se llega a la conclusin de que, efectivamente, s hay una estrecharelacin entre ambas, que comparten incluso una misma cuna.

    La relacin entre la medicina y la filosofa, por ser una relacin compleja y milenaria,es susceptible de mltiples perspectivas segn sea el nfasis, el foco y el inters alestablecerla. Por ejemplo, se puede entablar esta relacin rastreando las premisasfilosficas de los paradigmas mdicos (1) (estatuto epistemolgico de la investigacinmdica, naturaleza del saber mdico, criterios ticos en el procedimiento clnico,relacin entre positivismo y medicina basada en la evidencia, entre otros); tambin

    Documento de reflexin no derivado de investigacin

    1 Filsofo, Profesor Departamento de Humanidades CES.

    2 Magster en Epidemiologa. Profesor Universidad CES. Editor Revista CES Medicina. Grupo Observatorio de la Salud Pblica.E-mail: [email protected]

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    se puede establecer la relacin analizando cmoambos saberes, Medicina y Filosofa, searticularon armoniosamente en personajesrepresentativos de muy diversas pocas(Hipcrates, Galeno, Avicena, Maimnides,Rabelais, Descartes, Lan Entralgo y muchosotros, quienes marcaron hitos tanto en la historiade la Medicina como en la Filosofa). Otraposibilidad es identificar las mltiples alusionesa la Medicina en los escritos filosficos (en lasobras de Empdocles, Pitgoras, Platn,Aristteles, Sneca, Epicuro, Boecio, Foucault,Wittgenstein, son abundantes los recursosargumentativos tomados del saber mdico); oviceversa, las alusiones que a la Filosofa seencuentran en los tratados mdicos (Hipcrates,Erasstrato, Celso, Tagliacozzi, entre otros).

    Dado este abanico de posibilidades, se hacenecesario aclarar el perfil desde el cual seabordar dicha relacin. Las tres posibilidadessealadas comparten una misma premisa: ladistincin radical de ambos saberes. Este ensayoopta por otra posibilidad: la Medicina esintrnsecamente filosfica y la Filosofa esintrnsecamente medicinal. Un verdadero mdico,filosofa. Un verdadero filsofo, cura. Esta es latesis por desarrollar. Se es consciente de que nose est diciendo nada nuevo; ya otros handesarrollado esta misma idea con mayor brillode argumentacin y claridad (2-5); sin embargo,es necesario recordar aquello que, por seraparentemente obvio, se olvida.

    Un interrogante articular el desarrollo de la tesis:En qu sentido un verdadero mdico es filsofo?

    Evidentemente no se pretende que mientras elpaciente est en la sala de espera, el mdico estpuliendo sus apostillas a la Monadologa deLeibniz, aunque casos se han visto. Pararesponder la pregunta, se debe antes explicitarlo que se asume en este contexto por Filosofa.Se entiende aqu la Filosofa, no como un ttuloprofesional debidamente certificado, sino comouna disposicin del nimo a pensar con hondura

    en el sentido de lo que uno es y hace, unaactividad ms cercana al filsofo de la calle, alestilo de nuestro Fernando Gonzlez (6) o en elsentido que lo plantea Ortega y Gasset, ms queal prurito sistemtico hegeliano. El talantefilosfico es fundamentalmente una bsquedapermanente del sentido vital (7), No hay saludcompleta -escribe R. Siebeck- sin una respuestasatisfactoria a la pregunta: Salud para qu? Novivimos para estar sanos sino que estamos yqueremos estar sanos para vivir y obrar (8).

    Es precisamente la actitud filosfica lo primeroque se sacrifica cuando se instrumentaliza laformacin del mdico; al respecto dice el Dr.Robert Gifford, Decano asociado de la Facultadde Medicina de la Universidad de Yale: En laescuela de Medicina, la explosin de la ciencianos ha dirigido hacia ms y ms conferencias,ms y ms tiempo de clases; entonces losestudiantes de hoy tienen menos tiempo parareflexionar, menos tiempo para tomar electivas,para brindar servicio a la comunidad y para otrasactividades (9).

    Se lee en el estudio introductorio que el Dr. CarlosGarca Gual hace a los Tratados hipocrticos: Elmdico, que desde mucho tiempo atrs habagozado de una alta reputacin como Demiourgos(Demiourgs), es decir, como funcionario alservicio de la comunidad se nos presenta no tanslo como un profesional ms o menos rutinario,como tecnites (technits), sino como uninvestigador de la naturaleza humana, que ponesu saber al servicio de su ciencia prctica (10).En tanto investigador de la naturaleza humana,un verdadero mdico segn el ideal hipocrtico,ha de cultivar una mirada y una sensibilidadprofundamente humanista: El mdicohipocrtico siente philantrope -amor al hombreen cuanto hombre- y tambin philotekhne -amoral arte de curar-(11).

    Parafraseando el prlogo kantiano de la Crtica dela razn pura (12) se puede afirmar entonces:filantropa sin filotecnia es vaca; filotecnia sin

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    filantropa es ciega. No se trata de dospropiedades contrarias e independientes. En laexperiencia cotidiana como paciente o comodiscpulo, se puede constatar que los maestrosde Medicina ms sabios en cuanto a lofilotcnico, suelen ser a su vez los ms hondosen cuanto a lo filantrpico. Si bien son cada vezms escasos, todava recorren los pasilloshospitalarios y las aulas de las facultades deMedicina aquellos maestros que pueden pasarde Harrison a Newton y de Netter a Beethovencon absoluta pertinencia y profundidad; y quedesde la docta ignorancia socrtica, reconocencon humildad que todo lo que saben estransitorio y dinmico; que hacen delescepticismo un acicate para seguir buscando;maestros de la epistemologa socrtica: Slos que nada s y apenas eso(13); maestros quesaben que la petulancia cientfica es inversamenteproporcional a la sabidura socrtica.

    Pero, qu implica la actitud filosfica en la vidadel mdico? Ante todo implicara asumirresponsablemente un slido proceso deformacin filantrpica y filotcnica. El mdicoest, por naturaleza de su oficio, expuestosiempre a relacionarse con la enfermedad, la vejezy la muerte. Justamente por eso, habra de nutrirsede las manifestaciones ms profundamentehumanas: la msica, la literatura, la filosofa, elarte, la mstica. Si el mdico reduce su quehacera una mera labor tcnica (filotecnia), no sloreduce la mirada sobre su paciente, sino que valimitando el sentido de lo que l mismo es (suidentidad en tanto ser humano, social y cultural).En el mdico, segn el ideal hipocrtico, setendra que encarnar la clsica sentencia deTerencio: Homo sum, humani nihil a me alienum puto(14) (Soy humano, y nada de lo humano me esajeno). As pues, al mdico no debera serle ajenolo poltico, lo econmico, lo esttico, lo tico, loantropolgico, lo sociolgico, ni tampoco lofilosfico.

    Y yendo mas all: no solamente lo humano habrade ser considerado por el mdico, tambin lo

    aparentemente no humano habra de ser objetode su asombro: la zoologa, la botnica, lacosmologa, la ecologa, etctera; todas ellas notendran por qu ser ajenas al inters del mdicoen tanto filntropo. Baste recurrir para ello alescrito Sobre los aires, las aguas y los lugares (15)donde Hipcrates plantea la necesidad delestudio de la naturaleza del universo (Physis topanths) para la comprensin de la naturalezadel hombre (Physis to anthrpou) (16). Espertinente recordar un fragmento de suintroduccin: Quien desee aprender bien el artedel mdico deber proceder as: en primer lugar,deber tener presentes las estaciones del ao ysus efectos, pues no son todas iguales, sino quedifieren radicalmente en cuando a su esenciaespecfica y en cuanto a sus transiciones. Asmismo, deber observar los vientos calientes yfros, empezando por los comunes a todos loshombres y siguiendo por los caractersticos decada regin. Deber tener presentes tambin losefectos de las diversas clases de aguas. stas sedistinguen no slo por su sabor y por su peso,sino tambin por sus virtudes. Cuando el mdicollegue a una ciudad desconocida para l deberprecisar ante todo la posicin que ocupa antelas diversas corrientes de aire y ante el curso delsol. []. Puede que alguien opine que todo estose halla demasiado orientado hacia la ciencianatural, pero quien tal piense puede convencerse,si es capaz de aprender algo, de que la astronomapuede contribuir esencialmente a la medicina,pues el cambio de las enfermedades del hombrese halla relacionado con el cambio del clima (17).

    De acuerdo con todo lo anterior, ante el mdicoel paciente habra de sentirse amado (en elsentido de la phila como amistad virtuosaaristotlica -que cuida del perfeccionamiento delotro-), y no slo observado como objeto, tal ycomo se siente Adriano ante su mdicoHermgenes, segn nos narra Yourcenar: Esdifcil seguir siendo emperador ante un mdico,y tambin es difcil guardar la condicin dehombre. El ojo de Hermgenes slo vea en mun saco de humores, una triste amalgama de linfa

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    y de sangre (18). As, el humanismo del mdicoempieza en el ojo (qu ve ante su paciente), sefortalece en el corazn (qu siente ante supaciente) y se expresa en la mano (qu hace porsu paciente). Y enfatiza el Dr. Luis Alfonso Vlez:Si el mdico no tiene una amplia y profundaconcepcin del ser humano, ejercer unamedicina deshumanizada. No ver en el enfermosino una patologa, un sndrome (19).

    Si bien rastrear las etimologas no esconceptualizar, no pocas veces stas aportan luzpara la comprensin de los conceptos. Isidorode Sevilla en el Libro IV de sus Etimologas escribeque la palabra mdico viene de medeor (el quecuida), y en el Breve Diccionario Etimolgico de la lenguacastellana, el profesor Corominas dice: Mdico,del latn mdcus derivado de mederi: cuidar,curar, medicar(20). De igual manera, vale recordarque el cuidado es un concepto muy valorado porepicreos y estoicos, para quienes la Filosofa esun frmaco medicinal que debe aliviar los pesaresdel hombre. Es este un concepto capital en elejercicio filosfico de la Medicina y que trasciendeel principio hipocrtico de Primum non nocere (Antetodo: no hacer dao). La cura como cuidadoimplica no slo el anular la enfermedad y el dolor,tambin entraa el consuelo. Brard y Gluber, enel siglo XIX, resumieron la labor del mdico: Curara veces, aliviar a menudo, consolar siempre (21).

    En su poema Scrates y Alcibades, Hlderlinescribi un verso que resume todo estepensamiento: Quien ha pensado lo ms hondo,ama lo ms vivo (22). Si hay una relacin directay causal entre pensar hondo y amar lo vivo,entonces esta sentencia sintetiza poticamenteel sentido del filosofar del mdico: Aquel mdicoque es capaz de trascender los afanes, losformatos, los protocolos, las historias sin rostro;y tomarse el tiempo para pensar hondo, parafilosofar, para dotar de sentido lo quecotidianamente hace, entonces amar lo vivo,ser un filntropo en el ms agudo sentido de lapalabra y correr el peligro de que algn dadecida sentarse a escribir las apostillas a un texto

    filosfico y que su paciente recupere, si no lacondicin de emperador, por lo menos s lacondicin de hombre.

    REFERENCIAS

    1. Peal A. Medicina y filosofa: abordaje filo-sfico de algunos problemas de la medicinaactual. En: Anales de la Facultad de Medici-na. v.65 n.1 Lima mar. 2004.

    2. Jaeger W. Paideia. Mxico: Fondo de CulturaEconmica, 2002. p. 783 829.

    3. Lan Entralgo P. Historia universal de la me-dicina. Masson, 1998.

    4. Gadamer Hans G. El estado oculto de la sa-lud. Barcelona: Gedisa, 2001.

    5. Crdoba Palacio R. Fundamentacin Bioticapara el ejercicio de la medicina. Medelln:Universidad Pontificia Bolivariana, 2005.

    6. Gonzlez F. Viaje a pie. Editorial Bedout, 1972

    7. Gadamer Hans G. op cit p. 110.

    8. Siebeck R. Citado por: Lan Entralgo P. La re-lacin mdico enfermo. Historia y teora.Madrid: Revista de Occidente, 1964. p. 25.

    9. Gifford R. La educacin de los estudiantesde Medicina. Podemos mejorarla? En: Infor-mtica,. Educacin y Salud en la sociedaddel conocimiento. Bogot: Academia Nacio-nal de Medicina, 2001. p. 134.

    10. Garca Gual C. En: Tratados Hipocrticos.Tomo I. Madrid: Gredos, 1983. p. 11 12.

    11. Lan Entralgo P. El mdico y el enfermo. Ma-drid: Guadarrama, 1969. Citado por: Crdo-ba Palacio R en: Fundamentacin Bioticapara el ejercicio de la medicina. Op. cit., p.26.

    12. kant E. Crtica de la razn pura. Madrid:Tecnos, 2002.

    13. Platn. Apologa de Scrates. Madrid:Gredos, 2006.

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    14. Heauton Timoroumenos (El enemigo de s mis-mo), 77.

    15. Tratados Hipocrticos. Tomo II. Madrid:Gredos, 1986.

    16. Jaeger W. Paideia. Mxico: Fondo de CulturaEconmica, 2002. p. 787.

    17. Tratados Hipocrticos. Op cit .

    18. Yourcenar M. Memorias de Adriano. BuenosAires: Sudamericana, 1999. Traduccin deJulio Cortzar. p. 11.

    19. Vlez Correa LA. tica mdica. Interrogantesacerca de la medicina, la vida y la muerte.Editorial CIB, 2003.

    20. Corominas J. Breve Diccionario etimolgicode la lengua castellana. 3 ed. Madrid: Gredos,1973. p. 388.

    21. Crdoba Palacio R. Op. cit., p. 29.

    22. Hlderlin F. Hiperin o el eremita en Grecia.Traduccin y prlogo de Jess Munrriz. Ma-drid: Hiparin, 1978.