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Homeopatía armonía entre Cuerpo y Mente

Capítulo 1

1.1 Introducción a la Homeopatía

«El hombre que ha empezado a vivir seriamente por dentro, empieza a vivir más sencillamente por fuera»

Ernest Hemingway (1896-1961) Escritor estadounidense

La homeopatía (del griego homoios, ‘similar’ y ðÜèïò pathos, ‘sufrimiento’) en la actualidad es considerada un soporte que complementa la medicina convencional, y que se vale de remedios carentes de ingredientes químicamente activos.

La teoría de la homeopatía fue desarrollada por el ilustre médico sajón Samuel Hahnemann (1755-1843), y se publicó en 1796. La homeopatía ha adquirido una ascendente popularidad en las áreas en las que se practica, siendo financiada por algunos sistemas de seguridad social. No obstante, sus fundamentos empíricos y teóricos no son aceptados por ninguna organización científica o médica relevante.

Donde gran parte de los científicos, epistemólogos y filósofos de la ciencia, como Mario Bunge, valoran a la homeopatía, al igual que el psicoanálisis o la astrología, como una pseudociencia.

Recordemos que la homeopatía vio sus primeras luces a inicios del siglo XIX, ofreciéndose como una alternativa más benigna y moderada que la medicina predominante de la época, que solía basarse aún en la teoría de los humores hipocrática, y cuyo arsenal terapéutico estaba comprendido principalmente por la sangría y la purgación.

Se basa en los principios de que «lo semejante se cura con lo semejante» y de dilución. Es así que los remedios homeopáticos se preparan diluyendo reiteradas veces un agente curativo; por lo general en tal grado que ni siquiera queda una molécula de la sustancia original.

La homeopatía ha adquirido una ascendente popularidad en las áreas en las que se practica, siendo financiada por algunos sistemas de seguridad social.

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1.2 Un Viaje por la Historia

La homeopatía se presentó como un nuevo método terapéutico, de tratamiento de enfermedades, por el médico alemán Samuel Hahnemann (1755-1843) que lo concibió entre los últimos años del siglo XVIII y los primeros del XIX, publicando la primera edición de su obra magna, el «Organon de la Medicina Racional» en 1810.

Lo ofreció como respuesta a la terapéutica predominante en la época, identificada por él como sistema alopático o alopatía, por contraposición a su propio sistema.

A pesar que ramas del saber médico como son la anatomía y la fisiología dieron relevantes pasos para convertirse en científicas, sobre todo desde el Renacimiento, la terapéutica

seguía siendo dominada por las enseñanzas de Galeno, tratando a los enfermos a través de medidas extremas, como purgantes, eméticos (vomitivos) y, sobre todo, sangrías, la extracción deliberada de sangre, con frecuencia hasta el límite del desmayo.

Por lo que una evaluación con los conocimiento modernos, de esta etapa de la historia del arte terapéutico, permiten llegar a la conclusión de que los médicos estuvieron haciendo más mal que bien durante esos casi dos mil años.

La propuesta de Hahnemann resultaba mucho más benigna, porque desde el inicio propuso el uso de preparaciones muy diluidas, aunque no tanto a diferencia de las que se han venido empleando después, precisamente para evitar los efectos negativos.

Teniendo presente que la primera experimentación de una sustancia medicinal para constatar sus efectos la realizó el doctor Samuel Hahnemann hace más de 200 años.

Es así que traduciendo la materia médica de Cullen, se enfocó en la explicación que daba Cullen sobre la eficacia de la corteza peruana en el tratamiento de las fiebres intermitentes.

De acuerdo a Cullen, su eficacia se debía a su sabor amargo, su acción tónica y astringente sobre el estómago.

A Hahnemann está afirmación no le dio satisfacción, por cuanto decidió hacer algo insólito para ese tiempo, tomo unas cuantas dosis de corteza peruana y describe el resultado de la siguiente forma:

«...tomé‚ dos veces al día, de forma experimental 4 dracmas de corteza peruana. Primero se me empezaron a enfriar los pies, las puntas de los dedos, me entró languidez y somnolencia, el corazón me empezó a palpitar y el pulso se hizo lento y dificultoso; sentí una

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ansiedad insoportable, temblores, debilidad en brazos y piernas; luego latidos en la cabeza, enrojecimiento de mejillas, sed y en resumen aparecieron todos los síntomas característicos de la fiebre intermitente, uno por uno, pero sin la sensación de intenso frío y tiritera. En pocas palabras, aparecieron incluso todos esos síntomas especialmente característicos que surgen normalmente, tales como, mente confusa, rigidez en los miembros y sobre todo la desagradable sensación de entumecimiento generalizado que al parecer se produce en el periostio a lo largo de todos los huesos del cuerpo. Este paroxismo duraba unas dos o tres horas y reaparecía cada vez que repetía la dosis, pero no en ningún otro momento. Dejé de tomarla y recuperé la salud…»

... y Hahnemann concluye:

«La corteza peruana que normalmente se utiliza como remedio para la fiebre intermitente, actúa así porque tiene la capacidad de producir síntomas similares a los de la fiebre intermitente en personas sanas».

De este modo fue, como Hahnemann llegó a la Ley de Similitud. Más adelante, trabajó sin descanso experimentando con variadas sustancias hasta que llegó el momento de aplicar sus alcances en sus pacientes, observando que a pesar de que el paciente mejoraba de sus síntomas, estas sustancias solían ocasionar un empeoramiento de los síntomas.

Por otro lado, Hahnemann quiso probar algunos de los medicamentos más usados en aquella época- como eran el mercurio y el arsénico- pero naturalmente no podía dar esas sustancias tóxicas a individuos sanos; por lo cual diluyó en una décima parte la cantidad habitual; es así, que el paciente seguía curándose pero la agravación de los síntomas perduraba.

Por tal motivo, Hahnemann vuelve a diluir en una décima parte más hasta que finalmente logró una dilución que era completamente ineficaz, en razón a que no quedaba en ella medicamento alguno. Podríamos decir que las ventajas de la simple dilución eran claramente limitadas. Por cuanto, si la medicina no era lo suficientemente fuerte para agravar los síntomas, era demasiado floja para curar.

El futuro de la homeopatía parecía entonces peligrar. ¿Qué asombroso descubrimiento hizo entonces Hahnemann ante esta fase crítica?. No se sabe a ciencia cierta cómo halló el procedimiento; quizás surgió de sus conocimientos de química.

Pasó a someter a cada dilución a una serie de vigorosas sacudidas llamadas por él sucesiones, descubriendo que las diluciones progresivas no sólo eran menos tóxicas, sino también más potentes. Hahnemann había encontrado solución a un problema aún sin resolver en la historia de la medicina, nos referimos al problema de los efectos secundarios en los medicamentos. Es decir, lo que Hahnemann había descubierto es que en cada sustancia de la naturaleza está oculta cierta vida interna.

De modo que se puede movilizar y emplear esta fuerza, si tenemos conocimiento de cómo procesar de forma correcta las sustancias. Experimentos científicos han señalado que es

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posible reducir una sustancia a su estado molecular y aislar una molécula; esta molécula expone una movilidad automática e incesante, el cual es llamado movimiento Browniano.

Donde cada átomo y molécula está dotado de una gran energía, las partículas contenidas en los átomos se mueven a velocidades cercanas a la de la luz. Sabemos que la fusión de átomos libera una enorme cantidad de energía. Por cual de lo antedicho se deduce: Que en las sustancias materiales aparentemente sólidas, permanecen dormidas grandes cantidades de energía. Las repetidas diluciones y sucusiones de un medicamento homeopático liberan una gran energía curativa inherente a la sustancia original.

1.3 Las Cuatro Leyes Homeopáticas

a. Similia Similus Curantur

Se considera como el principio fundamental de la homeopatía. Su traducción expresa lo siguiente: «Lo similar se cura con lo similar». Señala que el remedio homeopático ha de contener una sustancia que en dosis elevadas genere lo más fiel posible los síntomas que se presentan en la persona que acude a la consulta.

Es así que entre los remedios homeopáticos se cuentan con muchas sustancias que en dosis elevadas son venenosas, por su mayor efecto sobre los seres vivos. La medicina oficial se basa en el «Contraria contrariis curantur» o sea, la aplicación de remedios contrarios a la enfermedad.

b. La Ley de las Diluciones

La dilución infinitesimal de la gran mayoría de los remedios homeopáticos hace que muchos farmacólogos y médicos ortodoxos estimen que no puede funcionar. Si no es posible detectar la sustancia en el fármaco, entonces ¿cómo actúa?. Por consiguiente, podríamos decir que la homeopatía va más allá de esta premisa científica, ya que son precisamente las mayores diluciones, las que menos medicación comprenden, las que tienen un mayor efecto sobre el individuo.

Concretamente es en esta premisa que la homeopatía se basa la ausencia de efectos farmacológicos nocivos. Pero se debe considerar que si un remedio homeopático puede tener un efecto beneficioso sobre la salud, una aplicación incorrecta puede dar lugar a un efecto indeseable. Aún así, problemas comunes de los fármacos como la úlcera duodenal provocada por la aspirina, por poner un ejemplo, no suele darse en los remedios homeopáticos.

c. La Ley de Curación de Hering

De acuerdo a esta ley los síntomas de las enfermedades, se curan desde arriba hacia abajo, desde dentro hacia fuera, y en el sentido inverso al que presentaron. Mejor dicho, desde los órganos vitales y de asimilación como el cerebro, órganos de los sentidos,

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corazón, etc., hasta los órganos de eliminación como son los riñones o los intestinos. Por cuanto, si los síntomas se conducen a la parte baja es en principio beneficioso, al dirigirlos hacia los puntos de eliminación.

En tanto, cuando se sostiene que deben ir de dentro hacia fuera, viene a ser lo mismo, ya que la piel es considerada como barrera y frontera de intercambio con el exterior, por lo que un problema más superficial tendrá en general mucha menor relevancia que un problema de origen profundo, que probablemente puede afectar algún órgano vital. Al expresar que se han de presentar en el sentido inverso al que aparecieron, refiere a que cuando un individuo es joven se manifiestan los primeros síntomas más o menos superficiales, que si no son canalizados adecuadamente se tornan en problemas instalados y difíciles de eliminar, hasta la posibilidad de crear en la edad adulta problemas crónicos. Si se quiere volver hacia atrás en este proceso, el tratamiento irá orientado a hacer salir los síntomas o enfermedades que se padecieron en épocas anteriores y de los esfuerzos depurativos del organismo que no terminaron siendo fructuosos.

Una reedición de estos problemas menores en el sentido inverso al que aparecieron favorece la curación. Esta ley, de mucha importancia en la homeopatía, se confronta con los conceptos ortodoxos de la enfermedad, ya que estima a los síntomas y las enfermedades como un fenómeno positivo o benéfico en la evolución de la vida, en tanto que en la medicina ortodoxa se entiende el síntoma o enfermedad como un hecho nocivo que se ha de combatir a toda costa.

d. Ley de Individualización

Se traduce como que cada persona tiene un remedio específico para cada momento y que otra persona con la misma enfermedad pero con carácter y forma de evolucionar diferente tendrá otro remedio para tratar teóricamente la misma enfermedad. Aquí se confrontan aún más las escuelas unicista y pluricista de la homeopatía, las dos respetables y con grandes médicos en su haber. Es así que los unicistas procuran tratar ante todo al individuo, en cambio los pluricistas se dirigen particularmente al tratamiento de los síntomas.

1.4 Proceso de Dilución

La homeopatía establece la potencia de sus remedios según el número de diluciones: Cuanto más diluidos estén, más potentes son. El proceso de dilución es conocido como potenciación.

La potencia resulta un número entero, de modo que cuanto más alto sea el número, la dilución es mayor 30×, por ejemplo, está más diluido (por ello, de acuerdo con la homeopatía, es más potente) que 10×. Esto difiere con la medicina convencional y la bioquímica, que dicen que cuanto más ingrediente activo esté presente en un medicamento más fuerte serán los efectos fisiológicos (positivos y negativos).

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Algunos seguidores de la homeopatía sostienen que mientras las diluciones más bajas tienen mayor efecto fisiológico, las diluciones más altas exponen mayores efectos en el plano mental o emocional. Inclusive, los críticos están de acuerdo en que un mayor factor de dilución posiblemente presente ventajas a la hora de vender el preparado, puesto que asegura su inocuidad. Sin embargo, estos críticos sostienen que las preparaciones homeopáticas están tan diluidas que difícilmente puedan contener alguna cantidad de la sustancia diluida, esto es, no hay moléculas de la sustancia «activa» en las diluciones más «potentes».

Por otro lado, los defensores de la homeopatía sostienen que el mecanismo es irrelevante, porque funciona; citan el ejemplo de la aspirina, que se ha utilizado durante años sin saber cómo actuaba.

Los críticos responden diciendo que existe una diferencia básica entre no entender el mecanismo de una medicina probada, y no hallar ningún mecanismo para un preparado de eficacia no probada. Asimismo, los estudios aún no logran aclarar la controversia, porque la ausencia de efectividad comprobable suele ser achacada por los partidarios a la supuesta inadecuación de los métodos de ensayo clínico a la homeopatía, que atendería casos únicos y no problemas parametrizables, el tipo que puede investigarse científicamente. El fracaso resulta completo también en intentar plantear un mecanismo de acción que armonice las afirmaciones de la homeopatía con los conocimientos actuales de física, química y biología, con los que son incompatibles.

Un Hahnemann desencantado de lo que acontecía a su alrededor, a pesar de la aceptación acrítica de la mayoría de sus contemporáneos decidió abandonar la práctica de la Medicina en 1784, dedicándose un tiempo a la traducción, iniciando la tarea con una obra del escocés W. Cullen, encontrando en ella, razones para estar en desacuerdo respecto a la explicación de las bondades de la quinina, llevando a cabo sus propias investigaciones, como era frecuente en la época, sobre él mismo. Es así que observó que los síntomas debidos por la ingestión de quinina coincidían con los de las fiebres palúdicas para las que estaba indicada, aunque se ha deducido de sus anotaciones que el debía ser hipersensible. Esta experiencia lo inspiró a la interpretación de que «aquello que puede dar lugar a un conjunto de síntomas en un individuo sano, puede curar a uno enfermo que presente ese mismo conjunto de síntomas», recuperando un viejo principio, similia similibus curantur (lo semejante se cura con lo semejante), en una generalización que es el fundamento de la terapéutica hahnemanniana.

La ciencia moderna estima que, a pesar de que la formación de la hipótesis fue racional, resulta de hecho falsa. En la actualidad, la investigación terapéutica se basa en la búsqueda de las propiedades biológicas de las sustancias con sistemas simplificados, como cultivos de tejidos, y en la investigación biológica de los mecanismos moleculares y celulares, normales y patológicos, de las funciones biológicas. No resulta tan importante si el tratamiento induce síntomas iguales (homeopáticos), diferentes (alopáticos) u opuestos (antipáticos). Tampoco se excluyen el uso del mismo agente patológico (recursos isopáticos), como en la aplicación de vacunas. Lo único que realmente importa es la verificación objetiva de los efectos, tanto terapéuticos como secundarios.

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Más adelante, la homeopatía como sistema evolucionó de forma significativa siendo popularizada por el estadounidense James Tyler Kent. Se basa en la teoría de que cada elemento, planta y compuesto mineral puede, si se ingiere o aplica, generar ciertos síntomas. El pensamiento de Hahnemann expresaba que diluyendo estas sustancias de un modo sistemático, alcanzaría la verdadera esencia de la sustancia, (El proceso que definió como potenciación) en alemán, «potenziert» de la sustancia. Estas cantidades diluidas podrían emplearse para tratar todos los síntomas que se sabe que producen.

Según establecen los homeópatas, la medicina convencional ve los síntomas como signos de enfermedad (a pesar de que algunos científicos actuales ven en esto una descripción simplista). Los modernos tratamientos procuran dar lucha a la enfermedad eliminando la causa de los síntomas. De acuerdo a la homeopatía, no obstante, los síntomas son en realidad la forma que tiene el cuerpo de combatir el mal. Siendo que en el discurso actual de la homeopatía, se sostiene que los remedios homeopáticos buscan estimular el sistema inmunitario, colaborando en la curación, alegación que comparte con la mayoría de las terapias alternativas consideradas pseudocientíficas.

1.5 Situación del Ejercicio Profesional

La homeopatía ha atraído a muchos adeptos, muchos de ellos médicos, los cuales han afirmado su eficacia. No obstante, la homeopatía ha sido rechazada y clasificada como pseudociencia por gran parte de la comunidad de científicos y de la clase médica de los Estados Unidos y Europa Occidental, (en menor medida en Alemania y Francia) ya que estiman que sus efectos se deben solamente al efecto placebo. Sin embargo, la práctica de los tratamientos homeopáticos se extendió en gran parte de Europa y en algunos otros países, como la India.

En Gran Bretaña se ha observado un gran desarrollo de la homeopatía, que ya de por sí cuenta con un ilustre grupo de médicos investigadores, como por ejemplo Peter Fisher, David Reilly, Ronald Davey, y otros. En este país se cuenta con cinco hospitales homeopáticos que están integrados dentro del Sistema Nacional de Salud británico (National Health Service), en el cual más de cien médicos llevan a cabo su labor tanto a nivel clínico como de investigación. Sobresalen por su importancia, el Royal Homeopathic Hospital de Londres y el Glasgow Homoeopathic Hospital. Se calcula que se efectúan más de 80.000 consultas al año sumando el conjunto hospitalario homeopático del Reino Unido.

En cambio en Francia, el ejercicio de la Homeopatía está reservado exclusivamente a los médicos. Considerándose que al menos una quinta parte de su población ha sido tratada con remedios homeopáticos, ya sea como tratamiento único o combinado con otros métodos. Existen varias escuelas privadas que sostienen unos 40 centros, en los cuales se forman al año al menos cinco mil médicos. Francia ha incluido dentro de su farmacopea una monografía titulada Preparations Homéopathiques que instruye sobre los métodos para controlar y

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preparar medicinas homeopáticas, así como sus denominaciones farmacéuticas y niveles de dilución (o potenciación) permitidos. Está sufragada por la Seguridad Social.

Alemania por ser la cuna de la Homeopatía, aún sigue gozando de gran aceptación tanto a nivel general como de la clase médica. Este país destaca por su riqueza en modos de preparación de las medicinas homeopáticas, como la Homöopathisches Arzneibuch (HAB) que cubre unas 400 monografías sobre medicamentos homeopáticos, además de otra parte más general dedicada a las técnicas de fabricación y control. Asimismo, la homeopatía es practicada oficialmente por médicos y Heilpraktiker (naturópatas reconocidos, autorizados para practicar la medicina salvo cierto número de actos médicos), los cuales tienen titulación, ya sea a través de centros privados o a través de las universidades.

En el caso de los médicos, podemos mencionar la escuela D.Z.H.A. (Unión Alemana de médicos Homeópatas), que fomenta la investigación y estudios de tipo científico sobre homeopatía, estando encargada de efectuar cursos y de representar a los homeópatas ante el estado alemán. Actualmente los tratamientos homeopáticos ya no son financiados por la Seguridad Social.

Sin embargo, en gran parte de Europa la homeopatía no está regulada, e incluso los críticos sugieren que los homeópatas pueden causar más daño que bien para el enfermo.

En cambio, un poco más allá, en los Estados Unidos, los remedios homeopáticos son regulados por la Administración de Drogas y Alimentos (FDA por sus siglas en inglés). No obstante, la FDA trata los preparados homeopáticos de una forma significativamente diferente a como trata a los medicamentos convencionales. Es así que los productos homeopáticos no requieren ser aprobados por la FDA antes de salir al mercado, no se les demanda probar su seguridad, ni se les pide etiquetar sus productos con fechas de caducidad, ni son sujetos a pruebas que verifiquen sus contenidos y potencial.

Siendo que las etiquetas de los productos homeopáticos, a diferencia de los medicamentos convencionales, no tienen que identificar sus principios activos dado que tienen muy poca cantidad, o ninguna en absoluto. Por cuanto, los medicamentos que aseveran tratar enfermedades graves únicamente se pueden adquirir con prescripción facultativa, en tanto que los productos homeopáticos que dicen tratar esas mismas enfermedades no tienen esta limitación.

1.6 Evaluación de la Homeopatía

Los remedios homeopáticos, presentan cierto grado de efectividad en diferentes patologías, los defensores de la medicina convencional aseveran que los pacientes que confían por completo en las técnicas homeopáticas y evidencian un rechazo a la medicina convencional se arriesgan a abandonar los tratamientos de enfermedades fácilmente tratables, como son algunos cánceres de piel, hasta que se convierten en intratables. Además del hecho que los medicamentos homeopáticos se venden sin un control estricto. De igual modo sostienen, que estos productos dicen tratar el síntoma y su causa; no obstante, no se parecen a los

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tratamientos de los homeópatas tradicionales. De modo que la homeopatía tradicional resulta más reconocida y aceptada en Europa continental, debido quizás porque sus defensores siguen mejor la tradición y el tratamiento con las fórmulas potenciadas que Hahnemann recomendó.

Por consiguiente, podemos observar que entre defensores y detractores existe discrepancia sobre si los ensayos científicos con el uso de placebos y métodos homeopáticos han sido satisfactorios. Cabe anotar que algunos ensayos clínicos han dado resultados que avalan la homeopatía, pero los críticos aluden que estos que fueron un fraude.

En 1997, la revista médica británica “The Lancet” publicó un meta-análisis de 89 ensayos clínicos, que dio una conclusión ambigua que alimentó la mente tanto de los defensores como los detractores de la homeopatía. Otro metaanálisis con fecha (27-8-2005) en la misma revista, esta vez de 110 trabajos primarios, presenta la inequívoca conclusión de que los efectos clínicos de la homeopatía son efectos placebo.

En materia a este metaanálisis, el Dr. Peter Fisher, del Hospital Homeopático de Londres (Royal London Homoeopathic Hospital, University College), expresó en una carta remitida a la misma revista “The Lancet” dudas sobre la selección de ensayos de este trabajo, del que sospecha que existe el propósito intencionado de desacreditar a la homeopatía. De acuerdo a Fisher, las razones que obedecen a esta selección no son detalladas en el artículo y su importancia en la clínica homeopática actual no está clara.

La respuesta no se dejó esperar, los autores contestaron a estas objeciones, alegando condiciones bien explicadas para la clasificación de los 110 trabajos, incluidos los 8 del grupo especial. El trabajo se efectuó como parte de un programa de evaluación por el Gobierno Suizo de la eficacia de las medicinas complementarias, el cual implicó un amplio estudio observacional de 10.000 pacientes; de los cuales 3.000 fueron tratados con homeopatía. Es así, que los efectos del tratamiento homeopático fueron evaluados positivamente respecto a su seguridad, que nadie suele discutir, y economía contrastados con los de los tratamientos convencionales.

En lo referente a la eficacia curativa, el metaanálisis de la evaluación suiza dio resultados positivos para la fitoterapia, inconcluyentes para la medicina tradicional china, y dentro de los límites del efecto placebo para la homeopatía. En consecuencia, los resultados de las diferentes evaluaciones llevaron al gobierno suizo a interrumpir el pago por la Seguridad Social de las variantes de terapia alternativa previamente financiadas, incluida la homeopatía, por no ceñirse a los criterios requeridos de eficacia y relación costo-beneficio.

Contradictoriamente a lo expuesto, instituciones académicas regladas, como son las Facultades de Medicina de las Universidades de Valladolid y Sevilla ofrecen una especialidad médica de Homeopatía, en tanto otras en España, como son Santiago de Compostela, Granada, Murcia y País Vasco, o de Europa (p. ej. Oxford) y Estados Unidos (Harvard) ofrecen estudios sobre Homeopatía, siguiendo la tendencia a introducirla en los estudios universitarios de Medicina, en forma de cursos de postgrado.

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Del mismo modo podemos hallar la promoción de remedios homeopáticos en oficinas de farmacia. Algunos explican esta situación por las oportunidades de ganancia económica que ofrece la medicina alternativa, que comienza a ser comparables con las de la medicina convencional. Por cuanto, la cifra de negocios del sector ha sobrepasado los 15.000 millones de dólares en Estados Unidos, y una penetración comparable se observa en países europeos.

Existen fuertes presiones para que los seguros públicos de salud subvencionen también los gastos en terapias de este tipo, estimuladas por su creciente popularidad. Fomenta esta opción su menor costo monetario, a pesar del precio de los medicamentos homeopáticos, exageradamente alto si se coteja con sus costos de fabricación. Donde un punto positivo es que posibilitan calmar a través de un producto inocuo la apetencia de recetas por parte de una cierta clase de público, apetencia de la que derivan muy negativos efectos para la salud en forma de efectos secundarios, adicción a fármacos y otros efectos indeseables de la sobremedicación.

La “Memoria del Agua”

Esta teoría asume que el agua de algún modo «recuerda» las propiedades químicas de las moléculas que alguna vez estuvieron en contacto con ella. Por cuanto, en esta práctica se diluye la solución original hasta el punto de que al final no queda moléculas de la misma, aunque afirman que el agua retiene algunas propiedades químicas de la molécula. Según la teoría homeopática, toda el agua del mundo debería «recordar» su contacto con millones de sustancias químicas. En la práctica, sostienen los científicos, el agua homeopática no recuerda absolutamente nada, salvo las propiedades de los componentes que los homeópatas dicen que poseen.

Pensamiento Mágico

Como las aseveraciones de la homeopatía no han sido probadas científicamente, muchos apuntan a que la homeopatía se debe al pensamiento mágico. Como sostiene el doctor Phillips Stevens, «muchos de los sistemas de curación complementarios o alternativos de hoy incluyen creencias mágicas, lo cual pone de manifiesto que el pensamiento basado en los principios de la cosmología y la causalidad son inmemoriales y universales. Estos principios son similares entre todas las culturas humanas, por lo que los científicos cognitivos han sugerido que son innatos en la especie humana, lo cual está siendo reforzado por la investigación científica actual... Algunos de los principios de las creencias mágicas descritos arriba son evidentes en los sistemas de creencias populares actuales. Un ejemplo claro es la homeopatía... El principio fundamental de su fundador, Samuel Hahnemann (1755-1843), similia similibus curantur, es una expresión explícita de un principio mágico».

Las Sucesivas Diluciones

Robert L. Park, profesor de física y director de la sede de Washington de la American Physical Society, escribió en su libro Voodoo Science: The Road from Foolishness to Fraud:

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… Hahnemann (el «inventor» de la homeopatía en los siglos XVIII y XIX) utilizó un proceso de dilución secuencial para preparar sus medicinas. Diluiría un extracto de alguna hierba «natural» o mineral, exactamente una parte de medicina en diez partes de agua, 1:10, agitaría la solución, y volvería a diluir de nuevo en la misma proporción, resultando una dilución total 1:100. Si lo repite una tercera vez, tenemos 1:1.000, etc. Cada dilución añadiría otro cero. Repetiría el proceso muchas veces.

Así se consiguen diluciones extremas. El límite de la dilución se alcanza cuando queda aún una sola molécula de la medicina. Más allá de este punto, no queda nada que diluir. En los remedios homeopáticos por ejemplo, una dilución de 30× es un estándar. La notación 30× indica que la sustancia fue diluida en proporción 1:10 y agitada, para después volver a repetir lo mismo hasta 30 veces.

La dilución final tendría una parte de medicina por cada 1.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000 partes de agua. Esto estaría lejos del límite de dilución. Para ser precisos, en una dilución de 30× tendrías que beber 29.803 litros de la solución para esperar encontrar sólo una molécula de la medicina.

En comparación con muchos preparados homeopáticos, incluso 30× es demasiado concentrado. El Oscillococcinum, un remedio homeopático estándar para la gripe, es un derivado del hígado de pato, pero su uso en homeopatía no amenaza a la población de patos. Su dilución estándar es de 200C. La C significa que el extracto está diluido en proporción 1:100 y agitado en 200 ocasiones. Como resultado tenemos una dilución con una molécula del extracto por cada 10400 moléculas de agua, es decir, un 1 seguido por 400 ceros. Pero sólo hay 1080 (un 1 seguido por 80 ceros) átomos en el universo entero. Una dilución 200C va mucho más allá del límite de dilución de todo el universo visible….

Park además sostiene que Hahnemann posiblemente no sabía que estaba excediendo el límite de dilución porque no conocía el número de Avogadro, considerado una constante física que hace posible calcular el número de moléculas que hay en una cantidad de masa de sustancia. Park explica el éxito de la homeopatía contrastándolo con el uso de remedios realmente dañinos al mismo tiempo: «Los médicos seguían tratando a sus pacientes con sangrías, purgas, y frecuentes dosis de mercurio y otras sustancias tóxicas. Si las panaceas infinitamente diluidas no hacían bien, al menos tampoco hacía mal, permitiendo que las defensas naturales del paciente corrigieran el problema.»

Park agrega el hecho de cómo los modernos homeopatólogos aseveran que no hay realmente ninguna molécula de medicina en sus medicinas, sino que el líquido «recuerda» la sustancia tras el proceso de dilución. No han detallado cómo la sustancia recuerda esto. Asimismo, los críticos también dicen que el agua espontáneamente se disocia en ácido y álcali (por eso tiene pH 7). Por cuanto, la cantidad de ácido de un remedio homeopático, aunque pequeño, resulta mucho mayor que la cantidad de agente activo.

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La Satisfacción del Paciente

Uno de los razonamientos más usados en favor de la homeopatía valora la satisfacción de los usuarios como índice pragmático acerca de su eficacia. El argumento falaz radica en no tener presente que los no usuarios son precisamente los que han abandonado la homeopatía por ineficaz.

Por tanto, para comprobar la eficacia de un medicamento, se requiere siempre evaluar las curaciones frente a la administración de un placebo utilizando el método doble ciego. Este método posibilita establecer si el medicamento logra un índice de curaciones suficientemente diferente de las curaciones espontáneas o las esperables por causa del azar.

Argumentos de los seguidores de la Homeopatía

La Visión Pragmática

Los seguidores de los tratamientos homeopáticos indican el hecho de que la mayoría de las personas que buscan tratamientos homeopáticos se muestran satisfechos con los resultados. También señalan que todo tratamiento que haga que el paciente mejore es permitido, sin importar si entra en conflicto con el modelo actualmente admitido de la composición molecular de la materia. La controversia sobre si el efecto placebo está comprometido o no en esto se considera un asunto puramente académico.

Reconciliación con la Química Molecular

Las últimas investigaciones señalan que en algunas situaciones cuanto más diluida está una sustancia, sus moléculas tienden a permanecer juntas. Hay quienes esperan ver en esto una prueba que apoye las terapias homeopáticas. No obstante, estos datos no explican por qué las sustancias requieren ser diluidas, solamente que deberían seguir activas tras esta preparación (aunque no en las concentraciones que requiere la homeopatía). Es más, este fenómeno no presenta conexiones con la homeopatía ya que en estos casos no hay un intento de diluir la molécula. La homeopatía busca diluir las moléculas hasta que no quede ninguna, en tanto que estos experimentos siempre exponen cantidades medibles en la solución. Estos experimentos únicamente investigaron las diferencias en las propiedades que las moléculas tienen cuando se agrupan en los grandes polímeros, y en menor medida en los pequeños polímeros u oligómeros.

En el año 2003, una investigación publicada brindó un argumento a favor de la base de esta terapia. Este estudio afirmaba que el agua tiene lo que denominaron «efecto fantasma»; verificando que sustancias como el cloruro de litio o el cloruro de sodio (sal común) «cambiaban la estructura de hidrógeno del agua», luego de efectuarse una dilución intensiva. Con lo cual, estaría apoyando de esta forma el aparente «recuerdo del agua» frente a experiencias químicas recientes.

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Estudios Controlados y Ensayos Clínicos

Dana Ullman, en su libro The Consumer’s Guide to Homeopathy (1995), dedica todo un apartado a las «Evidencias científicas de la medicina homeopática». Por ejemplo, cita un estudio de 1991, que dice:

«Tres profesores de medicina holandeses, ninguno de ellos homeópatas, realizaron un meta-análisis de 25 años de estudios clínicos con medicinas homeopáticas y publicaron sus resultados en la revista British Medical Journal. Este meta-análisis cubrió 107 ensayos controlados, de los cuales 81 mostraban que las medicinas homeopáticas eran efectivas, 24 determinaron que no tenían efectos, y dos no eran concluyentes. Los profesores concluyeron: «La cantidad de resultados positivos fue una sorpresa para nosotros.»

Por otro lado, un metaanálisis publicado en la revista Lancet sostiene que: «The results of our meta-analysis are not compatible with the hypothesis that the clinical effects of homoeopathy are completely due to placebo. However, we found insufficient evidence from these studies that homoeopathy is clearly efficacious for any single clinical condition».

Traducido expresa lo siguiente: «Los resultados de nuestro metaanálisis no son compatibles con la hipótesis que los efectos clínicos de la homeopatía sean completamente debidos al efecto placebo. Sin embargo, no encontramos suficiente evidencia de que la homeopatía sea eficaz en ninguna condición clínica».

Es así que los críticos de la homeopatía expresaron que estos resultados «positivos» (en el sentido que el término tiene en la estadística clínica) eran mínimos, no reproducibles y pobremente controlados.

Ciertos médicos homeópatas atribuyen la falta de apoyos definitivos por parte de ensayos controlados a la ausencia de un trato médico-paciente apropiado para que el tratamiento sea correcto (un argumento que es común a la religión y a las pseudociencias y que contradice el método científico). Sin embargo, otros médicos homeópatas, piensan que la investigación justifica la efectividad de la homeopatía, y Ullman afirma que la investigación clínica no necesita ser invalidada por la necesidad de un remedio a la medida del individuo. Por ejemplo, cita un artículo publicado el 10 de diciembre de 1994 en Lancet («¿Son reproducibles las pruebas en favor de la homeopatía?»), que documenta un ensayo clínico sobre el empleo de remedios homeopáticos para el tratamiento del asma. De igual forma cita otros ensayos, como uno que estudiaba niños con diarrea, que fue documentado en mayo de 1994 en Pediatrics («Tratamiento de la diarrea infantil aguda con medicina homeopática: Un ensayo clínico aleatorio en Nicaragua»). Esta disposición a ofrecer predicciones falsables, sería más característica de la protociencia que de la pseudociencia, si no fuera porque la hipótesis homeopática contradice los principios mejor establecidos de la física, de la química y de la biología sin ofrecer explicaciones alternativas.

Por cierto, Ullman defiende que los estudios han corroborado que los remedios homeopáticos son efectivos aunque no se dé un tratamiento personalizado por parte del médico. Cita

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dos estudios, uno de ellos publicado en marzo de 1989, en el British Journal of Clinical Pharmacology, «Evaluación controlada de una preparación homeopática para el tratamiento de síndromes gripales», para defender esta postura. Los denominados «remedios combinados», en los que se combinan varios preparados homeopáticos, se expenden a menudo en los Estados Unidos, y la teoría homeopática tradicional tiende a esta aproximación, aunque Ullman cita ensayos que sugieren lo contrario.

Ullman expresa que «uno sería prácticamente ciego si ignora el conjunto de datos experimentales que existen sobre las medicinas homeopáticas y niega el conjunto de experimentos de los homeópatas y de sus pacientes. Sólo se puede asumir esta ceguera como una aflicción temporal, que pronto se curará». Los científicos que evalúan estos mismos datos niegan que los experimentos fueran controlados adecuadamente. Desde una óptica científica, que los datos de observación más favorables que puede ofrecer una teoría para afirmarse, se mantengan dentro de los límites de la incertidumbre estadística, como acontece con la teoría homeopática del medicamento, es uno de los signos que combinados con otros, indican que se trata de una pseudociencia.

En el año 1988, un científico francés que trabajaba en el reconocido instituto INSERM aseveró haber descubierto que las diluciones altas de sustancias en el agua dejaban una «memoria», proporcionando así una base racional a la ley de los infinitesimales de la homeopatía.

1.7 El Paciente en la Consulta del Médico Homeópata

Frente a la enfermedad cada persona evidencia una forma particular de manifestarla, por ello el médico homeópata le dedicará el tiempo necesario para poderle prescribir su tratamiento individualizado. Es así que una primera visita suele durar hora y media.

Para poder determinar el diagnóstico médico, incluidas la exploración física y pruebas complementarias necesarias, el médico homeópata le hará una historia clínica la cual agregará a la tradicional, una semiología propia más amplia. Evidencia un interés por la forma en que la persona siente sus molestias para prescribirle el o los medicamentos que más se ajusten a las características de la enfermedad.

Ejemplo: Supongamos que si el sujeto padece de dolores de cabeza, es necesario saber si le duele en las sienes, en la frente o en forma de casco, si las jaquecas se localizan por lo general en la derecha o en la izquierda, o si alternan; si siente punzadas o parece que su cabeza va a estallar, si aparece con más constancia por las mañanas, por la noche o en fines de semana, si aparece o se agrava cuando hay cambios atmosféricos o está asociada con la menstruación.

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Si además le causa especialmente molestia: Los ruidos, la luz o los olores, si mejora con la presión de las manos, con frescor o recostándose en una habitación oscura y tranquila, o si le produce vómitos y si estos calman el dolor, y así sucesivamente con casi todas las patologías por las que consulte.

Es así que los medicamentos homeopáticos proyectan en sus ensayos clínicos esas diferencias de sentir entre unos pacientes y otros. Como hemos señalado, el médico homeópata le prescribirá aquel o aquellos medicamentos que cubran más su cuadro patológico actual, teniendo presente las características que usted posea.

Por ejemplo, en la experimentación de Calcarea Phosphorica, se vio que este medicamento, entre otras cosas, está indicado para las cefaleas de los estudiantes pero responden mejor aquellos que son longuilíneos.

Por ello el médico otorgará relevancia a:

• Su complexión física.

• Sus gustos, aficiones, sus preferencias o aversiones alimentarias, si opta por los sabores dulces o salados, si bebe mucho líquido. La manera en que tolera el calor y el frío, cómo se encuentra a lo largo del día, si le afectan los cambios climáticos o de estación.

• Si es una persona reservada o abierta, si requiere de compañía o es de quienes prefieren estar solo, si tiene temores. Si cree que su enfermedad tiene alguna relación con situaciones o acontecimientos de su vida.

• Sobre la forma en que la dolencia afecta su forma de ser, cómo es cuando enferma, cómo cambia su carácter hallándose enfermo.

En tal sentido, la terapéutica homeopática puede brindar solución a un gran número de enfermedades o dolencias que otras terapéuticas no cubren. Tiene una forma de curar más acorde con la totalidad del individuo. Además de ser intrínsecamente preventiva.

Por consiguiente, el médico homeópata ha optado por esta terapéutica que se va dando paso entre las potentes y rápidas sustancias químicas que aparecen cada día, porque no resulta agresiva para el cuerpo humano, ni le produce problemas de intolerancias o intoxicaciones, por cuanto se recetará un medicamento o varios que aunque pueden ser como cualquier otro, en pastillas, supositorios, etc., lo mas común es que sean gránulos que se dejan disolver bajo la lengua. Este formato no sólo respeta la tradición proporciona una manera muy cómoda de medicarse, debido a que la absorción sublingual es una de las más rápidas.

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1.8 Enfermedades susceptibles de ser tratadas con Homeopatía

Usted ya habrá escuchado que en Homeopatía tratamos enfermos y no enfermedades, expresado de otra forma, consideramos todos y cada uno de los síntomas que el paciente expresa durante su enfermedad, ya que cada entidad morbosa se manifiesta de distintas maneras en diferentes organismos.

En segundo lugar, que al hacerlo de esta forma estaremos seleccionando el medicamento más similar a la enfermedad de la persona por lo cual tendremos las mayores posibilidades de curarle.

En tal sentido, podemos decir que no hay enfermedades incurables sino enfermos incurables. Tenemos conocimiento que hasta el cáncer puede ser curable si se diagnostica y se trata adecuada y oportunamente. Dicho esto, podemos decir que hay medicamento Homeopático prácticamente para cada enfermedad.

Por cuanto, la homeopatía resulta una herramienta terapéutica útil y eficaz en el tratamiento de todas las enfermedades, tanto agudas como crónicas: En ocasiones se alcanzará la curación, otras permitirá lograr una mejoría importante y otras aliviará. Asiduamente es el tratamiento de elección, particularmente en el embarazo, el bebé, el niño, en los pacientes polimedicados, así como en los ancianos. Asimismo, puede emplearse de forma preventiva cuando hay factores de riesgo familiares y/o personales a padecer determinados tipos de enfermedades que se repiten con frecuencia.

A continuación, las enfermedades por las que se acude más frecuentemente a la consulta del médico homeópata son:

• Cefaleas, migrañas.

• Afecciones respiratorias de origen bacteriano, vírico o alérgico.

• Afecciones del aparato digestivo: Aftas, gastritis, úlceras, colitis ulcerosa, diarreas, estreñimiento, etc

• Trastornos cardiocirculatorios: Hipertensión arterial, varices, úlceras, hemorroides, síndrome de Raynaud.

• Enfermedades reumáticas.

• Trastornos ginecológicos: Dismenorreas, síndrome premenstrual, alteraciones del ciclo menstrual, menopausia.

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• Cistitis tanto agudas como de repetición. Problemas prostáticos, problemas urológicos.

• Alteraciones dermatológicas: Eczemas, urticarias, alergias solares, acné, forúnculos de repetición, herpes simple y zoster, psoriasis, verrugas.

• Problemas oftalmológicos.

• Ansiedad, angustia, estrés, depresión, insomnio.

• Cansancio, anemia, falta de energía.

1.9 Límites para el Tratamiento Homeopático

Existen límites para el tratamiento homeopático estos son los siguientes:

• Enfermedades genéticas.

• Enfermedades carenciales (si hay falta de vitaminas o minerales, habrá que administrarlos).

• Procesos neoplásicos.

• Procesos quirúrgicos.

• Si bien en estas patologías no se puede garantizar una curación, sí puede ser paliativa y coadyuvante, ayudando notablemente al organismo a reaccionar y responder mejor a la terapéutica clásica.

¿A qué niveles puede asistir la medicina Homeopática?

• A nivel agudo, disminuyendo la evolución de las enfermedades que ya asaltaron al organismo de una forma segura, eficaz y sin ningún efecto colateral indeseable.

• A nivel crónico, controlando de forma adecuada las enfermedades degenerativas como la Artritis, Hipertensión, Diabetes etc.

• A nivel preventivo, elevando las defensas del organismo otorgándole a éste una mayor resistencia en contra de las enfermedades.

Por el principio de la Dosis Mínima, ciertos médicos alópatas creen que por administrar cantidades muy pequeñas de medicinas su efecto es puramente psicológico. Lo que no consideran, es el hecho de que no todas las medicinas Homeopáticas se recetan en dosis infinitesimales, ni que en pacientes inconscientes, o bebés, en los cuales no cabe una respuesta placebo suelen responder favorablemente a la Medicina Homeopática correctamente recetada.

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Es así que los médicos homeópatas pueden recetar una o varias medicinas a la vez, lo cual depende en gran medida de la experiencia del médico y de la corriente homeopática que haya decidido seguir. Existen 3 Escuelas Básicas en Homeopatía, la Unicista, la Complejista y la Pluralista.

La Unicista: Esta siempre seleccionará una sola medicina en base a la totalidad de los síntomas (tanto físicos como mentales) que el paciente manifieste; es practicada principalmente en Inglaterra, Alemania y recientemente en Grecia.

La Escuela Complejista: Se caracteriza porque recetará casi invariablemente un grupo de medicamentos, basados fundamentalmente en las manifestaciones patológicas de la enfermedad del paciente.

La Escuela Pluralista: De igual modo recetará varios medicamentos homeopáticos a la vez, pero no mezclados en un solo frasco, sino de forma individual (con un horario y posología específicos).

Asimismo, la mayor diferencia que existe entre los Medicamentos Homeopáticos prescritos en consulta por un doctor y los que puede hallar en una Farmacia Homeopática será que los medicamentos que se venden en las farmacias son más genéricos, son fórmulas de medicinas cuya eficacia para tratar la enfermedad o dolencia para el cual se indica, está en términos generales comprobada.

En cambio, las medicinas que le prescribe su médico son el resultado de un interrogatorio minucioso, y una exploración física completa que darán por resultado la medicina que sea más óptima para tratarle.

Cabe mencionar que las medicinas genéricamente preparadas son de amplio valor por un período breve de tiempo, para conseguir algo de alivio a las dolencias principales en tanto se consigue la ayuda especializada.

En lo referente a los pacientes que hacen uso de Medicamentos No Homeopáticos, estos se pueden tomar junto a los Homeopáticos, dependiendo de cuáles sean las medicinas que tenga que tomar. En ocasiones solamente bastará con dejar un intervalo de unos minutos entre una medicina y la otra. En otras, podrá suceder que las medicinas alópatas antidoten (quiten el efecto) a las medicinas homeopáticas, por este motivo es relevante que se notifique al médico Homeópata que clase de medicinas se toma y su respectiva dosis, para que pueda dar la mejor recomendación al respecto. Ya sea seguir con ambas medicinas o suspender alguna de ellas, para que el tratamiento sea más efectivo.

1.10 Ventajas de la Homeopatía

La homeopatía como hemos señalado busca tratar siempre la causa de la enfermedad, y no las manifestaciones de la misma en el organismo, al hacer esto, realmente la meta de curar, puede ser alcanzada plenamente. Con frecuencia puede suplir a los antibióticos

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comunes en caso de infecciones bacterianas o micóticas, en las infecciones de tipo viral, es el único tratamiento que de forma clara mejora las condiciones del sistema inmunológico, en tal sentido, que el propio cuerpo es más eficaz en el combate y destrucción del virus invasor. Muchas veces, evita la necesidad de procedimientos quirúrgicos no urgentes como la adenoidectomía, amigdalectomía, remoción de quistes tanto mamarios como ováricos, también la colecistectomía en los casos de litiasis sin inflamación aguda de la vesícula biliar, etcétera.

Entre otras de sus bondades, ayuda también en el campo de la fertilidad, sin tener la más mínima posibilidad de provocar embarazos múltiples, siendo por otro lado un excelente tratamiento en el caso de las enfermedades alérgicas y desde luego en todas aquellas que guardan un componente psicosomático.

Sin embargo, tener presente que habrá momentos en las cuales no será el método de elección para el tratamiento, ya que todo método terapéutico presenta límites y en algunas ocasiones habrá necesidad de tomar decisiones sobre la necesidad de recurrir a algún otro método terapéutico.

¿Cómo se prescriben las Medicinas Homeopáticas?

Considerando la totalidad de los síntomas que presenta el paciente, en tal sentido que se individualice el tratamiento.

Esto es, el diagnóstico, los síntomas principales y las modalidades que estos tienen (sus agravaciones y sus atenuantes, su horario y calendario, su intensidad y su localización, sus irradiaciones etc) los síntomas mentales (si viene seguido de ansiedad, de angustia, de depresión, de apatía), además de la constitución física del paciente (delgado, obeso, fornido, alto, chaparro, moreno, güero). Es así que todas estas características son relevantes para lograr seleccionar el medicamento idóneo para el paciente. Por cuanto, una vez seleccionado, se le prescribirá con la frecuencia que el médico considere más adecuada.

¿En qué difieren la Medicina Convencional (Alópata) y la Homeópata?

La medicina alópata trata los síntomas del paciente suprimiéndolos, eliminándolos o enmascarándolos, de tal forma que muchas veces al suspender el tratamiento, los síntomas vuelven a presentarse porque no se está tratando la causa de ellos. Basta con ver las indicaciones de las medicinas: Anti-ácido, anti-diarréico, anti-biótico, anti-emético.

Si bien resultan de gran valor para mejorar la calidad de vida del paciente en tanto padece su enfermedad, serían de mucho más valor si fueran realmente orientados a la verdadera causa del problema.

En cambio, la homeopatía tiene un acercamiento individual hacia la enfermedad que expone el paciente, considerando como señalamos todos y cada uno de los aspectos en general. No solamente el diagnóstico, sino la presentación de esa enfermedad en el paciente.