Melanie Klein 1

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Melanie Klein 1. Fundamentos psicológicos del análisis del niño. Nueva psicología del niño. Los niños aun en los primeros años, no sólo experimentan impulsos sexuales y ansiedad, sino que sufren también grandes desilusiones. El pavor nocturno, cuando aparece a los 18 meses es una elaboración neurótica del complejo de Edipo. Las crisis de ansiedad y rabia, que resultan ser una repetición de los pavores nocturnos, están ligadas a fuertes sentimientos de culpa surgidos del temprano conflicto edípico. Los impulsos de odio y agresión y el sentimiento de culpa se expresa a través de los pavores nocturnos. La temprana ansiedad y los sentimientos de culpa de un niño se originan en los impulsos agresivos relacionados con el conflicto edípico. Los impulsos de odio y agresión son la causa más profunda y el fundamento del sentimiento de culpa. En los primeros estadios la defensa se dirige contra los impulsos destructivos que lo acompañan; solamente en los estadios posteriores del conflicto de Edipo la defensa contra los impulsos libidinales hace su aparición. Freud dijo que es únicamente la agresión la que se cambia en culpa al ser suprimida y pasada al superyó. Cuando una tendencia instintiva sufre represión, sus elementos libidinales se transforman en síntomas y sus componentes agresivos en sentimiento de culpa. El juego de los niños nos permite extraer conclusiones definidas sobre el origen de este sentimiento de culpa en los primeros años. La ansiedad es causada no solamente por los padres verdaderos, sino también, por la excesivamente severa imagen introyectada de los padres. Según Klein, las primeras introyecciones deben ser llamadas superyó. Los signos típicos del complejo de Edipo los cuales están más pronunciados cuando este ha alcanzado su fuerza máxima y preceden inmediatamente a su declinación, son sólo el estadio final de un proceso que se ha estado realizando durante años. Los análisis tempranos muestran que el conflicto de Edipo se hace presente en la segunda mitad del primer año de vida, y que al

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Melanie Klein

1. Fundamentos psicológicos del análisis del niño.

Nueva psicología del niño. Los niños aun en los primeros años, no sólo experimentan impulsos sexuales y ansiedad, sino que sufren también grandes desilusiones.

El pavor nocturno, cuando aparece a los 18 meses es una elaboración neurótica del complejo de Edipo. Las crisis de ansiedad y rabia, que resultan ser una repetición de los pavores nocturnos, están ligadas a fuertes sentimientos de culpa surgidos del temprano conflicto edípico.

Los impulsos de odio y agresión y el sentimiento de culpa se expresa a través de los pavores nocturnos. La temprana ansiedad y los sentimientos de culpa de un niño se originan en los impulsos agresivos relacionados con el conflicto edípico. Los impulsos de odio y agresión son la causa más profunda y el fundamento del sentimiento de culpa. En los primeros estadios la defensa se dirige contra los impulsos destructivos que lo acompañan; solamente en los estadios posteriores del conflicto de Edipo la defensa contra los impulsos libidinales hace su aparición. Freud dijo que es únicamente la agresión la que se cambia en culpa al ser suprimida y pasada al superyó. Cuando una tendencia instintiva sufre represión, sus elementos libidinales se transforman en síntomas y sus componentes agresivos en sentimiento de culpa.

El juego de los niños nos permite extraer conclusiones definidas sobre el origen de este sentimiento de culpa en los primeros años.

La ansiedad es causada no solamente por los padres verdaderos, sino también, por la excesivamente severa imagen introyectada de los padres. Según Klein, las primeras introyecciones deben ser llamadas superyó. Los signos típicos del complejo de Edipo los cuales están más pronunciados cuando este ha alcanzado su fuerza máxima y preceden inmediatamente a su declinación, son sólo el estadio final de un proceso que se ha estado realizando durante años. Los análisis tempranos muestran que el conflicto de Edipo se hace presente en la segunda mitad del primer año de vida, y que al mismo tiempo el niño comienza a modificarlo y a construir su superyó.

El psicoanálisis infantil se centra en el análisis del juego; el niño expresa sus fantasías, sus deseos y experiencias de un modo simbólico por medio de juguetes y juegos. Al hacerlo, utiliza los mismos medios de expresión arcaicos, filogenéticos, el mismo lenguaje que nos es familiar en los sueños y sólo comprenderemos totalmente este lenguaje si nos acercamos a él como Freud nos ha enseñado a acercarnos al lenguaje de los sueños. El simbolismo es sólo una parte de dicho lenguaje. Debemos no sólo desentrañar el significado de cada símbolo separadamente, sino tener en cuenta todos los mecanismos y formas de representación usados en el trabajo onírico, sin perder de vista jamás la relación de cada factor con la situación total. El contenido de sus juegos, el modo como juega, los medios que utiliza y los motivos que se ocultan tras un cambio de juego; todos estos hechos siguen un plan cuyo significado captamos si los interpretamos como se interpretan los sueños.

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El juego es el mejor medio de expresión del niño. Empleando la técnica de juego vemos pronto que el niño proporciona tantas asociaciones a los elementos separados de su juego como los adultos a los elementos separados de sus sueños. Cada uno de estos elementos del juego son indicación para el observador experimentado, ya que jugando el niño habla y dice toda clase de cosas que tienen el valor de asociaciones genuinas.

La relación entre los estratos inconscientes y conscientes de su mente es aún comparativamente accesible y de tal modo, el camino de regreso al inconsciente es más fácil de encontrar. Los efectos de la interpretación se manifiestan en la forma en que el niño reanuda un juego interrumpido a consecuencia de una inhibición y lo cambia o amplía evidenciando estratos más profundos de su mente. Y como la ansiedad ha quedado de este modo resuelta y el placer del juego restaurado, la relación analítica también se afianza nuevamente. La interpretación aumenta el placer del niño en el juego.

Las formas arcaicas y simbólicas de representación empleadas por el niño están asociadas a otro mecanismo primitivo. En sus juegos actúa en lugar de hablar. La acción que es más primitiva que el pensamiento o la palabra, constituye la parte más importante de su conducta.

Para psicología del niño, el inconsciente está en más estrecho contacto con lo consciente y que sus impulsos primitivos trabajan paralelamente a procesos mentales sumamente complicados. El niño puede recobrar y mostrarnos de un modo directo ciertas experiencias y fijaciones que el adulto puede a menudo sólo producir como reconstrucciones, es decir, el niño tiene la capacidad de representar su icc en forma directa.

Detrás de toda forma de actividad de juego yace un proceso de descarga de fantasías de masturbación, operando en la forma de un continuo impulso a jugar; y este proceso que actúa como una compulsión de repetición constituye el mecanismo fundamental del juego infantil y de todas las sublimaciones subsiguientes y que las inhibiciones en el juego y en el trabajo surgen de una represión fuerte e indebida de aquellas fantasías y con ellas de toda la vida imaginativa del niño. Las experiencias sexuales del niño están enlazadas con sus fantasías masturbatorias y por medio dl juego logran representación y abreacción.

En un análisis de niños difícilmente sobreestimaremos la importancia de las fantasías y acciones como producto de la compulsión de repetición. El niño pequeño utiliza especialmente la acción, pero aun el de mayor edad recurre constantemente a este mecanismo primitivo.

La capacidad que el niño tiene para comprender la situación certifica de su parte su sorprendente dosis de contacto con la realidad. La relación del niño con la realidad, débil al principio, gana gradualmente en plenitud y en fuerza. Sólo después de haber vencido poderosas y obstinadas resistencias, será capaz de ver que sus actos agresivos eran dirigidos al objeto real humano.

Los niños neuróticos no pueden tolerar bien la realidad debido a su incapacidad de aceptar frustraciones. Buscan protegerse de la realidad, negándola. Pero lo más importante y decisivo para

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su futura adaptabilidad a la realidad es la mayor o menos facilidad con que toleran estas frustraciones surgidas de la situación edípica.

Aun en los niños pequeños, un rechazo excesivo de la realidad constituye un indicio de neurosis que difiere sólo en su forma de expresión de la fuga neurótica del adulto frente a la realidad. Uno de los resultados de los análisis tempranos es capacitar al niño para adaptarse a la realidad.

Terapia infantil: a través del yo, nos dirigimos en primera instancia al inconsciente del niño y de aquí gradualmente nos ponemos también en contacto con su yo. El análisis ayuda mucho a fortificar el yo, hasta ahora débil, del niño y ayuda a su desarrollo, aliviando el peso excesivo de su superyó, que presiona sobre él más severamente que sobre el yo del adulto.

Efecto de la interpretación en el niño: la expansión de sus juegos, el afianzamiento de la transferencia, la disminución de la ansiedad. Sin embargo, durante algún tiempo no parece elaborar conscientemente tales interpretaciones. Este trabajo se realiza más tarde, en conexión con el desarrollo de su yo y el aumento de su adaptación a la realidad. Durante mucho tiempo el análisis suministra sólo material relacionado con las teorías sexuales y fantasías de nacimiento. Sólo ofrece conocimiento gradualmente al remover las resistencias inconscientes que luchan contra él. Por eso el total esclarecimiento sexual, así como la total adaptación a la realidad, es uno de los resultados de un análisis terminado.

Sin embargo, en el niño y el adulto los principios fundamentales del análisis son los mismos. Interpretación acertada, constante resolución de las resistencias, permanente referencia de la transferencia a las situaciones primeras ya sea ésta positiva o negativa.

Viendo que los niños toman y asimilan los nuevos conocimientos de una manera inconsciente en la mayor parte, no se les exigirá por esta razón que cambien inmediatamente su punto de vista en relación con sus padres. Este cambio, al principio, será más bien un cambio de sentimientos. Habiendo moderado las exigencias de su superyó por medio del análisis, su yo, ahora menos oprimido y por consiguiente más fuerte es capaz de llevarlas a la práctica con más facilidad.

La disminución del sentimiento de culpa que acompaña estos cambios permite también que se sublimen los deseos sádicos que anteriormente fueron reprimidos por completo. Esto surge al desaparecer las inhibiciones de juego y de trabajo y en la aparición de un número de actividades e intereses nuevos.

El yo del niño mayor está más completamente desarrollado, de modo que la técnica tiene que sufrir ciertas modificaciones cuando sea aplicada a niños en período de latencia o en la pubertad.

Método analítico para todos los periodos de la infancia:

1. Los niños y los jóvenes sufren una ansiedad más aguda que el adulto y por consiguiente, debemos ganas acceso a su ansiedad y a su sentimiento de culpa inconsciente y establecer la situación analítica tan rápidamente como sea posible.

2. En los niños pequeños, la ansiedad encuentra escape en las crisis de ansiedad.

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3. En el periodo de latencia se manifiesta bajo la desconfianza y reserva.4. En la pubertad conduce a una aguda liberación de ansiedad que se expresa de acuerdo

con el yo más desarrollado del niños, bajo la forma de una frecuente resistencia obstinada y violenta.

Con el objeto de ganas acceso a las fantasías y al icc del niño, debemos dirigir nuestra atención a aquellos métodos de representación simbólica indirecta que se emplean en cada edad.

La naturaleza más primitiva de la mente del niño hizo necesario encontrar una técnica análitica más adaptada a él y la hemos encontrado en la técnica del juego. Mediante el análisis del juego tenemos acceso a las fijaciones y experiencias más profundamente reprimidas del niño.

2. La técnica del análisis temprano.

De la misma manera que la asociación a los elementos del sueño conducen a descubrir el contenido latente del mismo, los elementos del juego del niño, que corresponden a sus asociaciones, ofrecen una visión de su significado latente.

Al poner en descubierto sus experiencias infantiles y las causas originarias de su desarrollo sexual, resuelve fijaciones y corrige errores de desarrollo que habían alterado toda su línea evolutiva.

Tan pronto como el paciente ha ofrecido un panorama interno de sus complejos, ya sea por medio de juegos, de dibujos, fantasías o simplemente por su conducta general, considera que puede y debe comenzarse con las interpretaciones. Esto no contradice la regla adaptada de que el analista debe esperar a que se establezca una transferencia antes de empezar a interpretarla, porque en los niños la transferencia es inmediata y el analista tendrá a menudo elementos para ver su naturaleza positiva. Cuando el niño llega con timidez, ansiedad o desconfianza la transferencia es negativa. La interpretación reduce la transferencia negativa del paciente haciendo retroceder los afectos negativos involucrados hacia los objetos o situaciones originarias.

Otro principio fundamental de la técnica de juego es que la interpretación debe ser conducida a una profundidad suficiente como para alcanzar las capas mentales que deben ser activadas.

Uno de los mayores, sino el mayor, trabajo psíquico que el niño debe llevar a cabo, y que toma la mayor parte de su energía mental, es dominar su ansiedad. Por lo tanto, su icc está primeramente interesado en aquellos objetos que alivian o excitan su ansiedad, y de acuerdo con esto producirá hacia ellos una transferencia positiva o negativa. En los niños pequeños la transferencia negativa se expresa a menudo como franco miedo, mientras que en los más grandes, especialmente en el período de latencia, toma la forma de desconfianza, reserva o simple disgusto.

El niño realmente neurótico, en el que predomina el sentimiento de estar bajo una constante amenaza de peligro, es decir, que espera siempre encontrarse con el padre o madre “malos”, reaccionará con ansiedad antes todos los extraños.

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Una rápida percepción de la ansiedad latente y del sentimiento de culpa que contiene son condiciones primarias para realizar una interpretación justa.

Crisis de ansiedad: es una repetición del pavor nocturno. Repetición de las situaciones de ansiedad sufridas por el niño en la cama durante la noche. Existe una específica situación de ansiedad temprana que parece ser el fundamento de ambos: pavor nocturno y crisis de ansiedad. Junto al conocimiento previo, se reconoce la existencia de una ansiedad o situación de ansiedad que es específica en las niñas y el equivalente de la ansiedad de castración sentida por el varón.

Freud sostiene que el equivalente del miedo a la castración en el niño es en la niña el miedo a la pérdida de amor. Hay en ellas un miedo de ser abandonadas por la madre, el miedo de quedarse solas. Este miedo se basa en los impulsos agresivos frente a la madre y en los deseos de matarla y robarla que arrancan de los tempranos estadios del conflicto de Edipo. Estos impulsos conducen no sólo a la ansiedad o miedo a ser atacadas por su madre sino al miedo de que ésta las abandone o muera.

Muchas inhibiciones de juego son muy frecuentes, en mayor o menor grado y constituyen un síntoma neurótico común. Pero es precisamente en estos casos, cuando falla otra forma de conexión, cuando se valora la utilidad de los juguetes para iniciar un análisis. Rara vez sucede que un niño, por inhibido que sea, en sus juegos no mire los juguetes o toque uno u otro o haga algo con ellos.

Los juguetes no son los únicos requisitos del análisis del juego. Hay que tener una cantidad de material ilustrativo en la habitación.

En los juegos imaginativos los niños representan en su propia persona lo que en una etapa anterior mostraban por medio de juguetes. Juegos típicos de imaginación son el de la madre y el hijo, el de estar en la escuela, hacer o amueblar una casa, ir al extranjero, viajar en tren, ir al teatro, ver al doctor, estar en una oficina, tener un comercio, etc. El valor que tienen estos juegos es su modo directo de representación y como consecuencia en la riqueza de asociaciones verbales que ofrece. Una de las condiciones necesarias para decidir que un análisis está terminado con éxito, aun en los niños de corta edad, es haber logrado que utilicen el lenguaje durante el análisis en toda la medida de sus posibilidades.