Memoria Título Andrés Arcos

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Escuela de ArquitecturaUniversidad de Talca | Chile

profesor guía: Gregorio BrugnoliTalca, agosto de 2012

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Edición de contenidos Andrés Arcos Pino Dirección de Arte y Diseño Sonia Dinamarca Ortiz Fotografías Andrés Arcos Pino Impresión CMYK digital

Primera edición de 1 ejemplar

© Derechos Reservados. Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio impreso, electrónico y/o digital, sin la debida autorización del autor.

Impreso en Chile | 2012

Esta investigación cuenta con el apoyo y respaldo de Fundación Mi Parque. Organización cuyo objetivo es generar un cambio significativo en la gestión de áreas verdes en las comunidades vulnerables del país, a través de una estrategia público-privada, que pueda inyectar recursos y gestión suficientes para hacerse cargo de los costos de construcción y de mantenimiento de estas áreas verdes.

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AbstractEl presente documento es un estudio y análisis de la “plaza de ba-rrio”, entendiendo éstas como las construidas dentro de proyectos inmobiliarios en sectores residenciales de Talca; estos sectores se subscriben a la zona de expansión territorial que se dio a partir del siglo XX.

Se observa que estas plazas de barrio tienen problemas para cumplir con su propósito como espacios públicos, debido a la di-sociación entre las áreas verdes exigidas y construidas y las plazas esperadas. Tomando como pauta la definición de área verde de la Ordenanza General de Urbanismo y Construcción (OGUC), se definen dos funciones básicas para evaluar su nivel de éxito: el esparcimien-to y la circulación. Entendiendo la primera como diversión, recreo o entretenimiento, y la segunda como la capacidad de acceso dentro y a través de un lugar determinado. De esta manera, es común ver lugares abandonados, sin infraestructura y produciendo una influen-cia negativa en la seguridad o connotación del barrio, o que al no comprenderse sus circulaciones, por ejemplo, tanto internas como externas, se generan erosiones en sus programas o actividades y en sus infraestructuras, es decir, mobiliario, pasto, límites, etc.

Esta investigación apunta a vislumbrar las restricciones o condicionantes necesarias para proyectar, evaluar o mejorar pla-

zas, disminuyendo la brecha entre “area verde” y “plaza de barrio”, y además posibilitar su difusión tanto al mundo académico de las universidades, como al usuario mismo, adaptándose a los formatos respectivos.

Metodológicamente se desarrollan dos ejes principales; una investigación empírica que consta de un catastro, investigación en terreno, discusión y reflexión; y en segundo lugar, un eje compuesto de una investigación bibliográfica donde se recaba información que da una luz sobre problemas y oportunidades patentes en terreno, y discusiones sobre temas sin un consenso definitivo. Además se define el contexto de estas plazas tanto en sus conceptos y alcances, como en su desarrollo histórico, desde las primeras formas de espa-cios públicos, hasta la plaza de barrio contemporánea. Los casos de análisis se dividen en tres grandes áreas de investigación, que son los principales aspectos en que se han abordado los distintos problemas u oportunidades de una plaza de barrio; estos son: la “Situación interna”, la “Circulación” y la “Situación externa”.

Finalmente, se desarrollan criterios que intentan resumir los lineamientos básicos para el desarrollo de estos espacios, y que son el material en bruto para el desarrollo de un formato más asequible y comprensible para el usuario medio.

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AgradecimientosA Gregorio Brugnoli, por apoyarme a lo largo de todo el proceso y respaldarme con este proyecto desde el principio; a Karina González por compartir el comienzo de esta idea; a Carmen Pino, Claudio Arcos y Enriqueta Castro por la paciencia infinita; a Erika Arcos y Fernando González por sus consejos; y finalmente a Sonia Dinamarca por todo lo anterior.

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(…) Cuando generamos espacios que se califican como públicos, pero que en definitiva, se encuentran abandonados, es que la comunidad no ha encon-

trado en esos espacios una posibilidad real de apropiarse de ellos, de hacerlos parte de sí. El abandono por parte de la comunidad es el precursor del dete-

rioro y de la apropiación de esos lugares por parte de grupos cuyas conductas son contrarias a los que la comunidad desea. (…)1

1 MINVU, Espacio urbano, vivienda y seguridad ciudadana, Capítulo 3. “Ciudad, barrio y seguridad ciudadana”, División técnica de Estudio y Fomento Habitacional, Santiago, 1999, p. 46.

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Esta investigación se centra en plazas de barrio de la periferia, analiza qué son y la manera en que estas “funcionan” mediante determinados “criterios”. Se desprende del Seminario de Investigación de quinto año, donde se analizó el casco antiguo de la ciudad, y los “eventos” que modificaron o determinaron de manera protagónica la arquitectura y trama de la ciudad, incluyendo su desarrollo y crecimiento. En este caso se analizarán espacios públicos conocidos como plazas, que pertenecen a un sector urbano distinto y a un período posterior.

ProblemaToda persona que viva en una urbe ha tenido la ocasión de presenciar una plaza de un barrio que no provee el “servicio que debería”, aún cuando no haya consenso respecto cuales son los elementos que construirían su definición. Parece haber mayor claridad para identificar una plaza fallida, que para comprender el porqué de su fracaso. Ejem-plo de esto último son las plazas deterioradas o sitios eriazos –pela-deros– donde parece saberse que tal plaza debería “mejorar”, pero no parece tan claro el “como” deba suceder.Desde esta situación es que se ha planteado la siguiente pregunta:

¿Por qué el área verde pública que estipulan los planos de loteo urbano es un dispositivo disfuncional?

El problema radica en que al crear nuevos barrios en la periferia no se construyen plazas –definiendo este sector como la parte de la ciudad no perteneciente al casco antiguo– sino que se deja como resultante un espacio exigido por ley: el área verde. De esta manera, existe una disociación entre lo que se construye, y lo que se espera recibir; el

Estado exige la construcción de áreas verdes y las empresas privadas las construyen, pero lo que los vecinos esperan es una “Plaza”. El área verde es básicamente un perímetro con “algo” dentro y hace las veces de un embrión de plaza, pero no responde necesariamente a las exigencias de esta condición, ni al contexto urbano específico en que se encuentra.Debido a esfuerzos privados, municipales, de gobierno, de fundacio-nes, etc. un área verde puede ser considerada una “Plaza de Barrio”, cumpliendo sus funciones de circulación, esparcimiento y uso, median-te la comprensión de sus “criterios para su funcionamiento como ele-mento urbano”. Al determinarlos, interiorizarlos y aplicarlos se puede enfrentar el problema de manera más eficiente y objetiva.Al observar los usos cotidianos dentro de esta disociación entre lo entregado por privados y Estado y lo esperado por los usuarios, se pueden extraer los criterios –formas de uso, condiciones, restricciones, etc.– que apuntan a una reducción de dicha disociación y permiten llegar o acercarse a la “plaza de barrio”.La aproximación se puede generar desde dos frentes simultáneamen-te: de una manera “vertical” o macro, donde la información –los crite-rios de diseño antes mencionados– se entregan a arquitectos, cons-tructores, fundaciones, municipalidades, gobierno, etc. para que éstos puedan incorporarlas en sus respectivas iniciativas; y por otro lado se puede aproximar desde una manera “horizontal” o micro, donde se entrega esta información a los usuarios mismos, a los últimos bene-ficiarios –como residentes, asociaciones locales o juntas de vecinos–, los cuales pueden incorporar esta información en su trato diario con las plazas, y en sus exigencias a los entes “diseñadores” y “constructores” de éstas.

1. Señales de cuando una plaza

no funciona como tal.

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ContextoEn general la ciudad puede dividirse en dos partes claramente diferen-ciables: el centro y la periferia. La primera es de naturaleza heterogé-nea, entremezclando una gran variedad de elementos y trazados que son el resultado de distintas formas de construir la ciudad desde su fundación hasta la actualidad. Un ejemplo de esto es la convivencia de una alameda y diagonales con un trazado en damero y la plaza de armas; o la mezcla de estilos arquitectónicos de épocas disímiles y distantes, como la colonia española y sus viviendas de adobe, junto a edificios de acero y hormigón. Considerando esta heterogeneidad como una característica, se puede entender al centro como un todo, una unidad. En contraposición, la periferia tiene una característica muy distinta, ya que tiende a ser homogénea en su composición, generalmente presen-ta viviendas unifamiliares, vías de transporte motorizado de distinta jerarquía y numerosos espacios públicos o “plazas”. Temporalmente está suscrita a un periodo de tiempo mucho más acotado, principal-mente desde la segunda mitad del siglo XX; y debido a su disposición urbana tiene la posibilidad de crecer hacia fuera, algo que el centro de la ciudad no está en condiciones de hacer.

Los espacios públicos y específicamente las plazas, que son construi-das en esta parte de la ciudad, están expuestas a ciertos factores que se presentan en toda la periferia, y que las homogeneizan más allá de sus aparentes diferencias. De esta manera las plazas poseen ciertas características comunes que permite analizarlas de manera más am-plia y comprender mejor su situación.

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2. Plaza de barrio talquina en

franco deterioro. Es común

ver poca o nula infraestruc-

tura, con límites deteriorados

y espacios aparentemente

poco estudiados.

3. Plaza de la misma ciudad

en un barrio distinto, posee

elementos similares, pero en

mejores condiciones. Se ven

resultados distintos a lo largo

de la ciudad, aún cuando

las herramientas de diseño

y materiales tienden a ser

recurrentes.

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CatastroSe desarrolla un catastro a lo largo de toda la periferia de la ciudad de Talca, y se fotografían y observan 361 plazas, las cuales dan una ima-gen más exacta de la situación actual que presentan estos lugares. De esta forma se elabora un mapeo de cada plaza y sus característi-cas, incluyendo su disposición y distribución territorial. Para graficar esto se han trazado segmentos de la ciudad llamados “Zonas de Cobertura”, cuyo propósito es el comprender la trascendencia indivi-dual relativa de cada plaza para su entorno. Por ejemplo en zonas de la ciudad donde se agrupan varias plazas de manera más densa, sus “zonas de cobertura” tienden a ser menores, por lo que su “impor-tancia” o trascendencia como plaza individual diminuiría, en cambio un sector de la ciudad donde las plazas son menos numerosas, la importancia de cada una crece, pues la “oferta” disminuye. Los límites de estas zonas son trazados según la cercanía entre plazas, además de la presencia de barreras artificiales, administrativas o naturales –por ejemplo: autopistas, límites urbanos y ríos, respectiva-mente–. Así este mapeo ofrece un punto de partida para la cualificación y/o cuantificación de ciertas características que emergen como impor-tantes en los posteriores análisis de la investigación. El hecho que un determinado color que indica cierta característica esté presente en una “Zona de Cobertura” de gran tamaño, quiere decir que dicha caracte-rística afecta positiva o negativamente a una mayor zona de la ciudad.

Las características analizadas en cada una de las plazas catastradas y mapeadas, son once en total y son las siguientes: Los tipos de vías vehiculares colindantes con la plaza, que habla del grado de exposi-ción de las éstas; la existencia y posición relativa de los asientos con respecto a la sombra y soleamiento; el porcentaje de pasto respecto del terreno de cada plaza, en términos relativos al tamaño de éstas; la existencia y posición relativa de las luminarias respecto a la plaza; el porcentaje de sombra que proyectan los árboles, respecto al tamaño de cada plaza; la existencia de senderos internos; la cantidad de límites ciegos que colindan con la plaza, lo que influye en el grado de vigilancia que poseen; el número de calles que limitan la plaza; la infraestructura especialmente destinada a soportar las actividades de esparcimiento; la existencia y calidad de límites vehiculares, que permite saber tanto si existe alguna contención como si ésta aporta algún elemento positivo; y finalmente el tamaño relativo de las plazas con respecto al total.

Dependiendo de la característica analizada, se disponen distintos tipos de calificativos o valores. En el caso de los límites ciegos cerca-nos a la plaza o las vías que definen una plaza, la clasificación tiene relación con las cantidades presentes; por otro lado en el caso de medir el tamaño de la plaza, la cantidad de pasto presente y la can-tidad de terreno con sombra y soleamiento, los criterios tienen que

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ver con las magnitudes, como el porcentaje respecto al terreno o la consideración relativa de “muy grande”, “grande”, “normal”, etc.; en el caso del tipo de vía que pasa cerca, o la infraestructura presente en la plaza, las consideraciones señalan las distintas clases de elemen-tos, por ejemplo si es un “pasaje”, una “calle” o una “avenida”; en el caso de los senderos, lo que se analiza es simplemente su presencia en la plaza; no así en el caso de los límites frente a vehículos, donde fuera de considerar si existen o no, se ve su “valor agregado” como estructura que sirve para algún propósito secundario o “embellece” su entorno; por último en el caso de los asientos y la iluminación ar-tificial, fuera de señalar su existencia, se analiza su ubicación relativa respecto a la plaza.

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TIPOS DE VÍAS VEHÍCULARES

COLINDANTES CON LA PLAZAEl tipo de vía vehicular tiene que ver con la manera en que las circula-ciones motorizadas afectan el acceso y las actividades de la plaza.

Los pasajes permiten una interacción más cercana con las viviendas circundantes y son más seguras para el juego infantil y cir-culación. En cambio las vías de circulación rápida, tienden a ser más peligrosas y contaminantes para las plazas cercanas; pero en este caso no son numerosas, en comparación con calles y pasajes.

Pasaje

Calle

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EXISTENCIA Y POSICIÓN RELATIVA DE LOS

ASIENTOS, RESPECTO DE LA SOMBRA Y

DEL SOLEAMIENTO.

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Inexistentes

A la sombra

En soleamiento

A Sol y a sombra

Tanto la presencia de asientos como su posición relativa con el sol, son de principal importancia según se ha comentado en el análisis de capítulos anteriores.

Las plazas con asientos con “soleamiento” y “a la sombra”, son un evidente avance frente a plazas con asientos “inexistentes”, pero es claro el ideal de asientos en ambas condiciones. En este caso la no menor presencia de plazas sin asientos es preocupante.

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PORCENTAJE DE PASTO, RESPECTO DEL

TERRENO DE LA PLAZA

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El pasto es un elemento de gran importancia según el imaginario colectivo, y su concepto de una “buena plaza.

Las plazas sin pasto no están necesariamente descuidadas, ya que pueden ser plazas “duras”, dedicadas a algún deporte, o tener algún otro tipo de infraestructura. Pero en este caso particular, son principalmente “peladeros” o plazas “de tierra”, por lo que un cero por ciento de pasto es algo negativo. En el caso de las plazas con un cien por ciento de pasto, pueden parecer un ideal, pero normalmente reflejan una falta de actividad en éstas, ya que no dedican superficie a infraestructuras y senderos.

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EXISTENCIA Y POSICIÓN RELATIVA DE LAS

LUMINARIAS, RESPECTO DE LA PLAZA

DE BARRIO.

Inexistentes

Interna

Externa

Externa e interna

Las luminarias pueden llegar a cambiar la condición de una plaza entre el día y la noche. Por esto es importante su posición y otras ca-racterísticas como su altura y tipo de iluminación. Pero en este caso son prácticamente todas muy similares por lo que la gráfica se centra en su posición relativa a la plaza.

Es positivo que en el caso de la ciudad de Talca, las plazas sin iluminación son escasísimas, aún cuando es importante eliminarlas definitivamente. Las plazas más comunes son de iluminación exter-na, es decir que normalmente lo que las ilumina es simplemente la que se instala como alumbrado público de las calles. Pese a esto, no es menor la cantidad de plazas con ambos tipos de iluminación.

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PORCENTAJE DE SOMBRA DE LOS ÁRBOLES,

RESPECTO DEL TERRENO DE LA PLAZA

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La presencia de sombra en la superficie de una plaza, proporciona una mejor calidad en la experiencia, entre otras consecuencias positi-vas. Y en este caso, prácticamente el total de la sombra proyectadas en plazas talquinas, proviene de árboles.

La cantidad de plazas de barrio sin presencia de árboles es afor-tunadamente menor, y el ideal sería llegar a no tener ninguna. Por otro lado es interesante la presencia de varias plazas con pequeños bosquecillos que las cubren en su totalidad.

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EXISTENCIA DE SENDEROS

EN LA PLAZA.

Inexistentes

Existentes

Los senderos reflejan la presencia –o al menos la posibilidad– de actividades en su interior, por lo que un síntoma de su abandono es la ausencia de éstos.

En el caso de esta ciudad, llama la atención de la gran cantidad de plazas sin senderos, aún cuando son las menos.

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NÚMERO DE LÍMITES CIEGOS

COLINDANTES CON LAS PLAZAS.

Sin límites

Dos límites

Un límite

Tres límites

Cuatro límites

Los límites ciegos tienden a afectar de manera negativa a las plazas, ya que disminuyen el nivel de vigilancia que poseen éstas. Por esto es también importante la cantidad de límites de este tipo, que rodean a las plazas.

Las plazas sin límites presentan una situación ideal y tienden a ser pocas, ya que todas las viviendas en esquinas proyectan un lado con pandereta, vegetación tupida o algún tipo de muro. Llama la atención la existencia de varios casos en que la plaza esta práctica-mente rodeada de muros o sus equivalentes.

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NÚMERO DE CALLES

COLINDANTES A LA PLAZA

Cuatro calles

Tres calles

Una calle

Dos calles

El número de calles colindantes con una plaza, es un reflejo del nivel de exposición y conectividad que ésta posee. Es difícil determinar si representa un elemento positivo –por la presencia de la plaza hacia la ciudad y el habitante– o negativo –por la posible influencia erosio-nadora de vehículos y personas extrañas–.

Es de esperar el resultado que muestra que las plazas están normalmente rodeadas de tres o cuatro calles, pero llama la aten-ción una extraña concentración de plazas con poco acceso en ciertas zonas de la ciudad.

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INFRAESTRUCTURA PARA

ACTIVIDADES ESPECÍFICAS

Sin infraestructura

Deporte

Juegos Infantiles

Reunión

Dentro del análisis en capítulos anteriores, se ha establecido cierta clasificación para las actividades o programas de la plaza. En base a esta forma de definirlos se puede ver si existe infraestructura espe-cializada –es decir, no solamente asientos, árboles, pasto, etc.–

Es claro que en general las plazas no tienen una infraestructura determinada, y se construyen de manera más o menos estándar.

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EXISTENCIA Y TIPOS DE LÍMITES

VEHICULARES

De connotación negativa

Inexistente

Positivo para su entorno

Cumple su función

Los límites vehiculares son estructuras que se disponen para evitar la erosión; y además pueden tener connotaciones negativas o positivas para su entorno. En el caso de plazas junto a pasajes, el principal pe-ligro es el que los vehículos se estacionen sobre la plaza, y en el caso de vías de mayor velocidad, el peligro es principalmente de seguridad ante accidentes vehiculares que puedan ingresar a la plaza.

Parece positivo el bajo número de plazas con límites con con-notación negativa, pero no el alto número de plazas sin ningún tipo de estructuras. Por otro lado al sumar las plazas con estructuras y las que además tienen connotaciones positivas, muestran que su presencia no es tan baja como podría suponerse.

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Mapeo ciudad de talca

plazas numeradas

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[1] 5 Oriente, con 23 Norte

[3] Pje. 4 Ote. A, entre 23 Norte y Pje. 22 1/2 Norte B.

[5] 3 Oriente, entre 23 Norte y Pje. 22 1/2 Norte B.

[4] 5 Oriente, entre 23 Norte (Sur) y 23 Norte (Norte).

[6] 23 Norte, entre Pje. 4 1/2 Oriente A y 5 Oriente.

[2] 24 Norte, con 5 1/2 Oriente B

Page 30: Memoria Título Andrés Arcos

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[7] 5 Oriente, entre 23 Norte y 22 Norte.

[9] 23 Norte, con Pje. 5 1/2 Oriente C.

[8] 23 Norte, con 5 1/2 Oriente.

[10] 22 1/2 Norte A, entre Pje. 4 1/2 Ote. A y 5 Oriente.

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Page 31: Memoria Título Andrés Arcos

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[13] 21 Norte, con 6 Oriente A. [14] Pje. 20 Norte B, con 5 1/2 Oriente C.

[15] Av. Canal La Luz, con 21 Norte. [16] 19 Norte, con Pje. 5 1/2 Oriente B.

[11] 2 Oriente, con 20 Norte. [12] Av. Canal La Luz, con 21 1/2 Norte.

Page 32: Memoria Título Andrés Arcos

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[17] 5 Oriente, entre 19 Norte y 18 Norte.

[18] 6 Oriente, con 20 Norte.

[19] 6 Oriente, con Pje. 18 1/2 Norte. [20] 18 Norte, entre Pje. 5 1/2 Ote. B y Pje. 5 1/2 Ote. A.

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[21] 13 1/2 Norte, con Pje. 1 1/2 Poniente.

[23] 19 Norte, entre Diagonal 8 Ote. y Pje. 8 Oriente A.

[22] 19 Norte, entre 7 Oriente y Pje. 7 1/2 Oriente.

[24] 3 Oriente, entre Pje. 14 1/2 Norte y 14 Norte.

[25] 18 Norte, con 7 Oriente. [26] Pje. 8 1/2 Oriente, entre 19 Norte y 18 Norte.

Page 34: Memoria Título Andrés Arcos

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[27] 14 Norte, entre 4 Oriente y 4 1/2 Oriente A.

[29] 6 1/2 Oriente, entre Manuel Montt y Ramón Freire

[28] 6 1/2 Oriente, entre 17 Norte y Germán Riesco.

[30] 1o Oriente, con Pje. 18 Norte A.

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[31] 1 Oriente, entre Pje. 7 de Julio y Pje. Independencia. [32] 7 1/2 Oriente, entre 17 Norte y Domingo Santa María.

[33] Pje. 1, con 9 1/2 Oriente B.

[35] 11 Oriente, entre 19 Norte y 18 1/2 Norte A.

[34] 11 1/2 Oriente, entre 21 Norte y 20 1/2 Norte.

[36] 11 Oriente, entre 18 1/2 Norte A y Pje. 18 Norte C.

Page 36: Memoria Título Andrés Arcos

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[37] 11 Oriente, entre 19 Norte y 18 1/2 Norte A.

[38] 21 Norte, con 11 1/2 Oriente (Norte).

[39] 6 1/2 Oriente, entre Anibal Pinto y 14 Norte. [40] 11 Oriente, entre Pje. 18 Norte C y Pje. 18 Norte A.

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[41] 21 Norte, con 11 1/2 Oriente (Sur). [42] 21 Norte, con Pje. 12 1/2 Oriente B.

[43] 11 Oriente, entre Pje. 18 1/2 Norte y 11 1/2 Oriente. [44] 11 Oriente, entre Pje. 18 1/2 Norte y Pje. 18 Norte B.

[45] 11 Oriente, entre Pje. 18 Norte A y 18 Norte. [46] 11 Oriente, entre Pje. 18 Norte A y Pje. 18 Norte B.

Page 38: Memoria Título Andrés Arcos

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[49] 11 Oriente, con 18 Norte (Oriente). [50] Pje. 12 1/2 Oriente A, con 19 Norte.

1

[47] 11 Oriente, entre 18 Norte y Pje. 18 Norte A.

[48] 11 Oriente, con 18 Norte (Poniente).

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[51] Pje. 10 Oriente, con 16 Norte.

[53] 13 1/2 Oriente, con 21 Norte.

[52] 12 Oriente, con 18 Norte.

[54] 11 1/2 Norte, con 2 Poniente.

[55] Pje. 8 Oriente, con 13 1/2 Norte. [56] 18 Norte, con 12 Oriente.

Page 40: Memoria Título Andrés Arcos

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[57] Pje. 8, con Pje. 4.

[59] 20 Norte, entre Pje. 13 Ote. B y Pje. 13 Oriente C.

[58] 20 Norte, entre Pje. 13 Oriente A y Pje. 13 Ote. B.

[60] 20 Norte, entre Pje. 13 Oriente C. y 13 1/2 Oriente.

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[61] Pje. 15, entre Pje. 16 y Pje. 8 Oriente. [62] 20 Norte, con 13 1/2 Oriente.

[63] 13 Norte, entre Av. Lircay y 11 Oriente.

[65] 12 Ote, entre Pje. 16 Norte y Pje. 15 1/2 Norte B.

[64] 13 Norte, con 13 1/2 Norte.

[66] 12 Norte, con 8 Oriente.

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[67] Los Castaños, entre Los Robles y Las Acacias.

[68] Pje. 15 Norte A, con 13 Norte.

[69] 17 Norte, con Pje. 13 Oriente C. [70] 13 1/2 Oriente, Pje. 18 Norte.

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[71] 5 1/2 Poniente A, con Pje. 9 1/2 Norte. [72] Rotonda 5 1/2 Poniente B.

[73] 5 1/2 Poniente A, con 5 Norte. [74] 5 Poniente, entre 8 Norte y 9 Norte.

[75] Pje. 6 1/2 Poniente, con Pje. 7 1/2 Norte A. [76] 9 Norte, con 1 Oriente.

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[77] 9 Norte, con 8 Norte.

[78] 12 Oriente, entre Pje. 15 Norte B y 13 Norte.

[79] 13 Norte, entre Pje. 15 1/2 Norte y Pje. 15 Norte B. [80] Los Almendros, entre Las Lilas y Los Robles.

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[81] 13 Oriente, entre Los Tulipanes y 13 1/2 Oriente B.

[83] 11 Norte, entre 13 Oriente y 12 1/2 Oriente.

[82] 13 1/2 Oriente B, entre El Camino y 13 1/2 Oriente.

[84] 12 Oriente, con 10 Norte.

[85] 11 Norte, entre 13 1/2 Oriente y 13 1/2 Oriente C. [86] Pje. 10 Norte, con Pje. 10 1/2 Norte.

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[87] 9 Norte, con Pje. 15 Oriente.

[89] Pje. 15 1/2 Oriente, con 9 Norte.

[88] 9 Norte, entre Pje. 15 Oriente y Pje. 15 1/2 Oriente.

[90] 9 Norte, con 16 Oriente.

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[91] 7 Norte, con 16 Oriente. [92] 23 Oriente, con Pje. 23 Oriente B.

[93] 1o Norte, entre 24 Oriente y 25 Oriente.

[95] 23 1/2 Oriente, con 25 Oriente.

[94] 10 Norte, con 25 Oriente.

[96] Av. Agua Potable, con Av. Circunvalación Ote. (Ote).

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[97] Av. Agua Potable, con 25 1/2 Oriente.

[98] Av. Agua Potable, con Av. Circunvalación Oriente (Poniente).

[99] Av. Circunvalación Oriente, con 7 Oriente. [100] Pje. 5 1/2 Norte, con 6 Norte.

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[101] Av. Circunvalación Oriente, entre 6 1/2 Norte A y 6 1/2 Norte B. [102] 25 1/2 Oriente, con 6 Norte.

[103] 23 Oriente, con 5 Norte. [104] 23 Oriente, con 4 Norte.

[105] 18 Oriente, con 2 1/2 Norte. [106] Pje. 3 Norte, con 2 1/2 Norte.

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[109] Laja, con Av. Circunvalación. [110] Villarrica, con Lago Ranco.

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[107] 5 Norte, con 31 Oriente.

[108] Entre 6 Norte y 5 1/2 Norte.

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[111] 23 1/2 Oriente, con Pje. 1 Norte.

[113] 24 1/2 Oriente B, entre 1 Sur y Pje. 1 Norte.

[112] 4 1/2 Norte, con Pje. 35 1/2 Oriente.

[114] 31 Oriente, con 2 Norte.

[115] 23 1/2 Oriente, con Pje. 1 Sur (Sur). [116] 32 Oriente, con Pje. 2 1/2 Norte.

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[117] 33 Oriente, con Pje. 2 1/2 Norte.

[119] 4 1/2 Norte, con 38 Oriente.

[118] Pje. 2 1/2 Sur, con 23 1/2 Oriente.

[120] 25 Oriente, entre 2 Sur y Pje. 2 1/2 Sur.

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[121] 34 Oriente. [122] Pje. 35 Oriente, entre Pje. 3 Norte y 34 Oriente (Oriente).

[123] 2 1/2 Norte, con 34 Oriente.

[125] Pje. 2, con Pje. 6.

[124] Pje. 35 Oriente, entre Pje. 3 Norte y 34 Oriente (Poniente).

[126] 27 1/2 Oriente, entre 4 Sur B y 4 Sur C.

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[127] 26 1/2 Oriente, con Pje. 5 1/2 Sur.

[128] Pje. 5 1/2 Sur, entre Pje. 28 Oriente y Pje. 28 1/2 Oriente.

[129] 26 1/2 Oriente, entre Pje. 6 1/2 Sur, y Pje. 6 1/2 Sur A. [130] 8 1/2 Sur, entre 18 1/2 Oriente y 19 Oriente.

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[133] 31 Oriente, con 5 1/2 Sur. [134] 8 1/2 Sur, con 20 Oriente.

[135] Pje. 7 1/2 Sur B, entre 26 Oriente y 26 1/2 Oriente. [136] 19 1/2 Sur B, con 19 1/2 Oriente.

1

[131] 26 1/2 Oriente, entre Pje. 6 1/2 Sur A y Pje. 7 Sur. [132] 30 Oriente, con 5 1/2 Sur A.

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[137] 7 Sur, con 27 1/2 Oriente.

[138] 2 Norte, con 36 Oriente.

[139] 2 Norte, con 37 Oriente. [140] 1 1/2 Norte, con 37 Oriente.

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[141] Av. San Miguel, con 34 Oriente.

[143] Av. del Parque, con Av. San Miguel (Oriente).

[142] Av. De Parque, con Av. San Miguel (Poniente).

[144] Rotonda Norte, con Av. del Parque (Norte).

[145] Av. del Parque, con Rotonda Norte (Sur). [146] Rotonda Norte.

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[147] Pje. 5 Sur A, entre 32 Oriente y 33 Oriente.

[149] 10 Sur, con 19 1/2 Oriente.

[148] Rotonda Sur, entre Av. del Parque y Av. del Parque.

[150] 22 Oriente, entre 9 Sur y Pje. 10 Sur A.

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[151] 9 Sur, con 29 Oriente. [152] Rotonda Sur.

[153] Rotonda Sur, entre 35 Oriente y 35 Oriente.

[155] Pje. 6 1/2 Sur B, entre 32 Oriente y 33 Oriente.

[154] Pje. 6 Sur, entre 33 Oriente y 32 Oriente.

[156] Pje. 7 Sur A, entre 32 Oriente y 33 Oriente.

Page 60: Memoria Título Andrés Arcos

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[157] 32 Oriente, entre 10 Sur y 10 Sur.

[158] 10 1/2 Sur, con Pje. 32 Oriente.

[159] 10 Sur A, entre 33 Oriente y Pje. 33 Oriente A. [160] 10 Sur A, entre Pje. 33 Oriente B y 33 Oriente.

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[161] 13 Sur, con Pje. 12 1/2 Sur. [162] 11 Sur, con Pje. 33 Oriente B.

[163] 11 Sur, entre 34 Oriente y Pje. 34 1/2 Oriente. [164] 10 Sur A, con Pje. 35 1/2 Oriente.

[165] 32 1/2 Oriente, entre 12 Sur y 12 1/2 Sur. [166] 11 Sur, con 34 Oriente (Poniente).

Page 62: Memoria Título Andrés Arcos

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[169] Pje. 36 Oriente, entre Pje. 10 1/2 Sur y 11 Sur. [170] 34 1/2 Oriente B, entre Pje. 12 1/2 Sur y 34 1/2 Oriente B.

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[167] 11 Sur, con 34 Oriente (Oriente).

[168] Pje. San Antonio, con Pje. 12 Sur.

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[171] Pje. 11 1/2 Poniente, con 1 1/2 Sur.

[173] 8 Poniente, entre 1 1/2 Sur y 1 Sur.

[172] 7 Poniente, con 8 Poniente.

[174] 1 Sur, entre 8 Poniente y 7 Poniente.

[175] Pje. 11 1/2 Poniente, con 3 Sur. [176] 8 Poniente, con 1 Sur.

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[177] Pje. 10 1/2 Poniente, con Pje. 2 Sur.

[179] 1 Sur, entre 8 Poniente y 7 Poniente.

[178] Pje. 10 Poniente, con 1 1/2 Sur. (2)

[180] Colbún, con 4 Poniente (Oriente).

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[181] Pje. 2 Sur, con 8 Poniente. [182] Colbún, con 4 Poniente (Norte).

[183] 1 Sur, con 8 Poniente.

[185] 3 Sur, entre 8 Poniente y 7 Poniente. (1)

[184] 3 Sur, con 6 1/2 Sur.

[186] 3 Sur, entre 8 Poniente y 7 Poniente. (2)

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[187] 3 Sur, entre 8 Poniente y 7 Poniente. (3)

[188] Pje. 10 Poniente, con 1 1/2 Sur.

[189] La Paz, con 9 1/2 Poniente. [190] La Paz, entre San Juan y Panamá.

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[191] Los Pehuenes, con los Pimientos. [192] Los Avellanos, con Radal.

[193] Los Sauces, con Radal. [194] Av. Colín, con Radal.

[195] Los Pehuenes, con las Tepas. [196] Los Eucaliptus, con Los Pehuenes.

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[197] Las Araucarias, con Los Queules.

[198] 6 Poniente, entre Los Copihues y 6 Sur.

[199] 2 Poniente, y 6 Sur. [200] Pio Barga, entre 6 1/2 Sur y 7 Sur.

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[201] Pje. 2 Poniente A, con el Arenal.

[202] 19 Poniente, con 18 Sur A.

[203] Las Araucarias, con Los Queules [204] 19 Poniente, con 17 1/2 Poniente B.

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[205] Los Hualles, con los Guallayes.

[206] 15 1/2 Poniente, con 18 Sur D.

[207] Las Tepas, con Los Hualles. [208] Los Hualles, con Los Lleuques.

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[211] 17 Poniente, con 19 Sur. [212] 15 Poniente, con 18 Sur A.

[213] Los Lleuques, con Los Espinos.

[209] Los Boldos, con Los Quillayes.

[214] 18 Sur A, entre 14 1/2 Poniente y 14 Poniente.

[210] 18 Sur A, con 15 1/2 Poniente.

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[217] Los Espinos, con Las Pataguas. [218] 9 Poniente, entre 18 Sur y Pje. 18 1/2 Sur.

[215] 18 Sur A, entre 14 Poniente y 12 Poniente.

[216] Los Boldos, con Las Pataguas.

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[219] 26 Sur B, entre Av. 21 Poniente y Pje. 20 Poniente. [220] 26 Sur B, con Av. 21 Poniente.

[223] 26 1/2 Sur, con 22 Poniente. [224] 26 Sur C, entre 17 Poniente (Poniente) y 17 Poniente (Oriente).

[221] 26 Sur B, entre Pje. 20 Poniente y Pje. 19 1/2 Poniente. [222] 26 Sur, con Pje. 26 Sur B.

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[227] 24 Poniente, entre 27 Sur y 27 1/2 Sur. [228] Pje. 24 Poniente, entre 28 Sur y 28 1/2 Sur.

[225] 26 Sur C, entre 17 Poniente (Poniente) y 17 Poniente (Oriente).

[226] 29 Sur, con Pje. 24 1/2 Poniente.

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[229] 22 Poniente, con 26 1/2 Sur E. [230] Av. 21 Poniente, con 26 1/2 Sur D.

[231] 26 1/2 Sur D, entre Pje. 18 1/2 Poniente y Pje. 19 1/2 Poniente. [232] 26 1/2 Sur D, entre Pje. 18 1/2 Poniente y 18 Poniente.

[233] 26 1/2 Sur D, entre 17 Poniente y Pje. 18 Poniente. [234] 15 Poniente, entre 26 1/2 Sur y 26 Sur C.

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[235] Entre 26 Sur y 6 1/2 Sur, y entre 15 Poniente y 14 1/2 Poniente.

[236] Rotonda 26 Sur, con 15 Poniente.

[237] 26 Sur, entre 14 1/2 Poniente y Pje. 14 1/2 Poniente A. [238] 24 Sur, con 12 Poniente (Norte).

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[241] 24 Sur, con 21 Poniente (Oriente). [242] 9 Poniente, con 24 Sur (Sur).

[243] 9 Poniente, con 24 Sur. (Norte). [244] Pje. 25 Poniente, con 30 1/2 Sur.

[239] 24 Sur, con 12 Poniente (Poniente). [240] 24 Sur, con 12 Poniente (Sur).

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[245] Pje. 30 Sur, entre Pje. 24 Poniente y Pje. 25 Poniente.

[246] 28 Sur, entre 21 1/2 Poniente B y 21 1/2 Poniente C.

[247] 28 Sur, entre Av. 21 Poniente y 21 1/2 Poniente A. [248] Av. 21 Poniente, con 28 Sur.

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[249] 21 Poniente, con 29 Sur. [250] 27 Sur, entre 18 Poniente y Pje. 17 Poniente.

[253] Pje. 21 Poniente, entre 30 1/2 Sur y 30 Sur. [254] 20 Poniente, con Pje. 31 Sur.

[251] 27 Sur, entre 18 Poniente y Pje. 17 Poniente. [252] 30 Sur, con 22 Poniente.

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[255] Pje. 21 Poniente, entre 30 Sur y Pje. 29 1/2 Sur B.

[256] 30 Sur, con 19 1/2 Poniente.

[257] 19 1/2 Poniente, con Pje. 29 Sur A. (Sur) [258] 19 1/2 Poniente, con Pje. 29 Sur A. (Norte)

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[259] 19 1/2 Poniente, con Pje. 29 Sur A. [260] Pje. 18 1/2 Sur, entre 18 1/2 Poniente y 19 1/2 Poniente.

[261] 18 Poniente, desde 29 Sur. (1) [262] 18 Poniente, desde 29 Sur. (2)

[263] 29 1/2 B, entre 17 Poniente y Pje. 16 1/2 Poniente A. [264] 29 1/2 A, enter 17 Poniente y Pje. 16 1/2 Poniente A.

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[265] 28 1/2 Sur, con Pje. 13 Poniente.

[266] 28 Sur, con Pje. 11 Poniente.

[267] 4 Poniente, con Burgos. [268] Pje. 13 Sur, con 6 Poniente.

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[271] Los Almendros, entre Los Cerezos y Los Perales. [272] Pje. 13 Sur, con 5 Poniente.

[273] Las Higeras, entre Papayos y los Avellanos. (1)

[269] 12 1/2 Sur D, con 5 Poniente.

[274] 14 Sur, con Los Castaños.

[270] Los Almendros, con 14 Sur.

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[277] Los Caquis, entre Los Papayos y Los Avellanos. [278] Los Manzanos, con Los Almendros.

[275] Pje. 13 Sur, con 6 Poniente. (1)

[276] 4 1/2 Poniente A, con 16 Sur.

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[279] Pje. 6 1/2 Poniente B, con 25 Sur. [280] 25 Sur, con 6 Poniente.

[283] Pje. 4 Poniente C, con Pje. 24 1/2 Sur B. [284] Pje. 5 Poniente B, con 25 1/2 Sur.

[281] Av. 5 Poniente, 23 Sur. [282] Pje. 5 1/2 Poniente B, con 25 1/2 Sur.

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[287] Av. Colín, con 27 Sur. [288] Av. Colín, con 27 1/2 Sur.

[285] Pje. 25 Sur B, con Pje. 4 1/2 Poniente E.

[286] Pje. 25 Sur A, entre 4 Poniente A y 4 Poniente.

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[289] 27 Sur, entre 6 Poniente y Pje. 6 1/2 Poniente A. [290] Pje. 5 1/2 Poniente B, con 6 Poniente.

[291] 26 Sur, con 5 1/2 Poniente. [292] 27 Sur, con Pje. 5 Poniente A.

[293] 28 Sur, con 4 Poniente. [294] 26 Sur, con 4 1/2 Poniente C.

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[295] 26 Sur, con 4 Poniente.

[296] Pje. Salamanca, entre 4 Poniente y Torre de la Vega.

[297] 2 Poniente, con Ponte Vedra [298] El Arenal, con 1 Poniente.

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[301] Burgos, con Torre de la Vega. [302] Palencia, con Logroño.

[303] Soria, con Logroño. [304] Segovia, con Logroño.

[299] Bilbao, con Oviedo. [300] León, con Bilbao.

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[305] 1 Oriente, con 12 Sur.

[306] Pje. 12 Sur D, con 12 1/2 Sur A.

[307] 2 1/2 Sur A, con Pje. 1 Poniente. [308] Pje. Huelva, entre Pje. Cádiz y Pje. Terual.

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[309] Tarragona con 2 Poniente. [310] 13 Sur, con 2 Poniente.

[313] 2 Poniente, con 14 Sur. [314] 3 1/2 Poniente, entre 14 1/2 Sur y Pje. 15 Sur.

[311] Pje. 13 1/2 Sur B, con Pje. 1 Poniente. [312] 13 Sur, con Pje. 2 1/2 Poniente.

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[315] 3 1/2 Poniente, entre 16 Sur y 17 Sur.

[316] 2 Poniente, con Pje. 13 1/2 Sur B.

[317] 2 Poniente, con 15 Sur. [318] Pje. Alonso de Ercilla y Zúñiga, con 2 Poniente.

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[319] 17 Sur, entre 1 1/2 Poniente A y 2 1/2 Poniente. [320] Miguel de Cervantes, entre 1 Poniente y 1 Oriente A.

[321] Pje. 2 1/2 Poniente C, con 21 Sur (Poniente). [322] Pje. 2 1/2 Poniente C, con 20 1/2 Sur.

[323] 4 Poniente, entre 23 Sur y 23 Sur. [324] Pje. 20 Sur, entre Pje. 2 1/2 Poniente y Pje. 2 Poniente.

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[325] Pje. 2 1/2 Poniente C, entre 20 1/2 Sur y 21 Sur.

[326] Pje. 24 Sur, entre 4 Poniente y 25 Sur.

[327] 2 Poniente, entre 25 Sur y 23 Sur. [328] 1 1/2 Poniente, con 21 Sur.

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[331] 21 Sur, con Pje. 8 Oriente. [332] 3 1/2 Sur, con 14 Sur.

[333] Pje. 1 , entre Pje. 5 y Pje. 6. [334] 9 Oriente, con 14 Sur.

[329] 18 Sur, entre 3 Oriente y 4 Oriente. [330] Pje. 25 Sur B, con 1 1/2 Poniente.

Page 96: Memoria Título Andrés Arcos

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[337] 13 Sur, entre 9 Oriente y Pje. 25. [338] Pje. 14, con Pje. 17.

[335] Pje. 1, entre Pje. 9 y Pje. 8.

[336] Av. M. Latorre, entre P. Jaraquemada y Tegualda.

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[339] Stgo. S. Beroiza, con Carabinero Fabriciano. [340] 11 Oriente, con Sargento Segundo Beroiza.

[343] Pje. 34, con Pje. 32. [344] Pje. 25, entre Ochocientos 16 y 13 1/2 Sur.

[341] Mayor M. Muñoz, con Cabo Orlando Espinoza. [342] Pje. 34, con Pje. 37.

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[347] 3 1/2 Oriente, con 16 1/2 Sur A. [348] 6 Oriente, entre 16 Sur y El Mirador (Poniente).

[345] 14 1/2 Sur, con Pje. 13 Oriente.

[346] 2 Oriente, con 17 1/2 Sur.

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[349] 6 Oriente, entre 16 Sur, y El Mirador (Oriente). [350] Río Calle Calle, entre Río Teno y Río Elqui.

[351] 16 1/2 Sur A, entre 7 1/2 Oriente y 7 1/2 Oriente. [352] 16 1/2 Sur B, entre 8 1/2 Oriente y 8 1/2 Oriente.

[353] 16 Sur, entre 9 Oriente, y Pje. 9 Oriente A. [354] 16 Sur, entre Pje. 9 Oriente A y 9 1/2 Oriente.

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[355] 16 Sur, entre 9 1/2 Oriente y Carlos Condell.

[356] 18 Sur, con 9 1/2 Oriente.

[357] 10 Oriente, entre 15 Sur y 18 Sur. [358] 10 1/2 Oriente, entre 15 Sur y 18 Sur.

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[361] 11 Oriente, entre 18 Sur y Pje. 21 Sur.

[359] 22 Sur, con 10 Oriente A. [360] 11 Oriente, entre Pje. 14 1/2 Sur A y 18 Sur.

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4. La plaza con o sin infraes-

tructura, solamente toma

sentido en el momento en

que es usada. Un espacio

público sin infraestructura es

tan inútil como si la tuviera

pero sin usuarios.

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Plazas de BarrioEl término acuñado para el objeto de esta investigación es el de plaza de barrio, definición que irá tomando cuerpo a medida que avance el texto.

(…) en todas las épocas, el hombre ha necesitado y necesitará de espacios públicos donde poder encontrarse y recrearse. (...) 2

(…) La plaza es el lugar por excelencia para esta existencia social; el lugar en el cual, desde el inicio de nuestras nacionalidades america-nas, ha sido forjada la vida de los habitantes de la ciudad. (...)3

La trascendencia del tema de esta investigación va dada por el papel que juega –o deja de jugar–, la plaza de barrio en el sector residencial de la ciudad.4

Una forma de clasificar las actividades humanas es la de dividirlas entre privadas y públicas, incluyendo los matices intermedios. De esta manera entendemos la residencia, por ejemplo, como un lugar privado

2 MATAS COLOM, Jaime. Las plazas de Santiago, Capítulo 2. “Morfología De Las Plazas De Santiago”, Ed. PUC, Santiago, 1983, p. 64.

3 Op Cit, Las plazas de Santiago, Capítulo 3. “Los Elementos De Diseño De La Plaza”, 1983, p. 127.

4 HARRISON, Francisco. SWAIN, Bruce. Guía de diseño del espacio público, Capítulo 1.1. “Referencias teóricas”, LOM Ediciones, Santiago, 2003, p. 35.

por naturaleza, y especialmente el cuarto de baño o el dormitorio.5 Hacia el otro extremo del espectro, se muestran espacios públicos como calles y plazas; éstos cumplen una función social fundamental al relacionar al individuo con el colectivo y viceversa. Esto es incluso más intenso en las plazas, ya que las calles poseen una condición de circulación, principalmente después de la aparición masiva de vehícu-los motorizados.(…) Los acontecimientos más importantes de nuestra vida, suelen ocurrir en la interacción que se produce entre nosotros y otros indivi-duos; estos son los sucesos que nos proporcionan alegría o pena, que confor-man nuestra conducta y contribuyen a hacer de nosotros lo que somos (…)6 De esta manera la desaparición o inexistencia de las plazas, significa eliminar un aspecto importante de las relaciones sociales del individuo, e impacta directamente en su calidad de vida. (…) cuando los bienes públicos son producidos de una manera inadecuada, sus efectos negativos afectan igualmente a la población que se suponía deberían beneficiar. (…)7

5 MATAS, Jaime; DE LA PUENTE, Patricio; RIVEROS, Fernando; Valores Sociocultura-les y Hábitat Residencial Urbano, Capítulo 3. “Hacia una identificación de los valores en el espacio público:”, Instituto de estudios urbanos, Santiago, 1987, p. 11.

6 MOCÁRQUER, Sylvia E. Diseño y comportamiento: la plaza como caso ejemplo, Capitulo 1 “Propósito y problema”, Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Santiago, 1973, p. 29.

7 RUIZ CENDALES, Diana; SALAZAR FERRO, Camilo. Bogotá y lo público, Capítulo 3. “Manuel Salazar Ferro”, Departamento de Arquitectura, Universidad de los Andes, Bogotá, 2003, p. 20.

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5. El poder de asociación de los

vecinos, si es lo suficiente-

mente fuerte, permite lograr

mejoras en infraestructura,

como en este caso en que se

han fabricado juegos infanti-

les de manera artesanal.

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Sin estos espacios públicos, se dan las condiciones para una falta de participación social8 que provoca una disgregación de la comunidad, conducente al desconocimiento del vecino y a la perdida de cualquier posibilidad de organización. Sin esta organización es imposible generar una respuesta articulada a la delincuencia o al deterioro, entre otros problemas, lo que evidentemente impacta en su calidad de vida. Por otro lado, de igual manera, la falta de organización puede desenca-denar el deterioro en las plazas de barrio, y otros elementos urbanos públicos, como viviendas y mobiliario urbano.9

Es importante recordar que las ciudades latinoamericanas –y del mundo –, han aumentado su superficie y población, desarrollando problemas relacionados con esto, como polución, crecimiento descon-trolado y congestión, lo que afecta la calidad de vida, y pone en relieve la importancia de cualquier herramienta que permita aumentarla.10 y 11

Por todo esto, cualquier esfuerzo investigativo y/o informativo, enfocado al espacio público, es de especial importancia para enfrentar de manera asertiva los factores que deterioran las plazas, que a su vez afectan la vida de todos y cada uno de los habitantes de una ciudad.12

8 Op. Cit, Espacio urbano, vivienda y seguridad ciudadana, Capítulo 1. “Intervenciones de Apertura”, 1999, p. 9.

9 Ibid, Espacio urbano, vivienda y seguridad ciudadana, Capítulo 3. “Ciudad, barrio y seguridad ciudadana”, Santiago, 1999, p. 46.

10 Ibid, Espacio urbano, vivienda y seguridad ciudadana, Capítulo 1. “Intervenciones de Apertura”, 1999, p. 9.

11 CRUZAT IRARRAZABAL, Sarita; Et Al. XI Bienal de Arquitectura, Capítulo 4“La Huella”, Colegio de Arquitectos, Santiago, 1997, p. 21.

12 Op Cit, Las plazas de Santiago, Capítulo 4. “La Plaza Como Elemento De Equipa-miento Urbano”, Santiago, 1983, p. 144.

Aún cuando la empresa privada es actualmente la principal res-ponsable de la construcción y diseño de estos lugares, es el Estado, mediante la Ordenanza de Urbanismo y Construcción (OGUC), el que define los límites y requerimientos, (...) la normativa urbana “dibu-ja” –por decir así– las formas de la ciudad,(...)13 . Por esto se revisará la definición que ésta tiene del área verde :

Según la OGUC: (…) Área verde: superficie de terreno destinada preferentemente al

esparcimiento o circulación peatonal, conformada generalmente por especies vegetales y otros elementos complementarios. (...)

(...) Área verde pública: bien nacional de uso público que reúne las carac-terísticas de área verde.(…)14

13 MATAS, Jaime; DE LA PUENTE, Patricio; RIVEROS, Fernando. Aspectos físicos y sociales de la ciudad, una controversia inadecuada, Capítulo 2 “El ámbito físico de los hábitats residenciales”, Instituto de estudios urbanos, Santiago, 1988, p. 5.

14 GOBIERNO DE CHILE, Ordenanza General de Urbanismo y Construcción, Capítulo 1 “Normas de competencia y definiciones”, Gobierno de Chile, Stgo, 2009, p. GEN 1-4.

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6. Basándose en la infraes-

tructura, claramente la

vocación de esta plaza es la

de procurar esparcimiento y

circulación.

7. La principal característica

en común de ambas plazas,

es la prácticamente absoluta

ausencia de usuarios de

cualquier tipo.

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Entonces, basándose en las definiciones de la ordenanza y en tex-tos que analizan esta materia15 y 16 : el esparcimiento y la circulación peatonal son los destinos preferenciales de estos espacios; por lo que respecto a estos objetivos se infiere que el no lograrlos, produciría plazas de barrio disfuncionales.

En primer lugar la circulación tiene relación con la posibilidad de transitar desde un punto a otro, tanto a través como dentro de la plaza, y esto con un mínimo de comfort.17 Y en segundo lugar, el espar-cimiento puede describirse como las actividades que se incluyen en uno de cuatro grupos: Juegos infantiles, Deporte, Reunión y Detención. Los Juegos infantiles tienen evidente relación con este segmento de la población y necesitan cierta infraestructura o soporte adecuados para que los niños jueguen y corran. También incluye adultos, pues el seg-mento infantil muchas veces atrae a padres o hermanos que los vigilan o juegan con ellos. En el caso del Deporte se incluye a toda la familia y a personas solas o en grupo. Permite desarrollar actividades lúdicas y físicas, que tiene relación con la salud de mente y cuerpo. En este caso también es importante una infraestructura adecuada según el tipo de deporte o actividad física. La Reunión engloba las actividades relacio-nadas con la agrupación y organización de la comunidad y puede ser la

15 Op Cit, Las plazas de Santiago, Capítulo 4. “La Plaza Como Elemento De Equipa-miento Urbano”, Santiago, 1983, p. 143.

16 SORIA Y PUIG, Arturo. Cerdá: Las cinco bases de la teoría general de la urbaniza-ción, Parte 1 “La base facultativa de la urbanización”, Electa, Madrid, 1996, p. 105.

17 Op. Cit, Aspectos físicos y sociales de la ciudad, una controversia inadecuada, Intro-ducción, Santiago, 1988, p. 2.

infraestructura exterior en función de una sede por ejemplo, o una ins-talación independiente de naturaleza fija o desmontable. Finalmente el programa de Detención es el más importante y con mayor presencia en las plazas barrio. Es relativamente fácil de diseñar e instalar, y está presente en el imaginario colectivo que tiene la gente con respecto a las plazas; además está presente en todos los demás tipos de activida-des, así como de manera individual, o autónoma.

La idea de que si una plaza de barrio es funcional o no, está estre-chamente relacionada con el “uso” que el habitante hace de ella; es decir que, fuera de si tiene o no, ciertas condiciones que consideramos necesarias, la idea de una plaza “disfuncional” está muy unida a la de un lugar “sin gente”–sin usuarios–. (...) el uso y goce que se den en los espacios públicos determina gran parte de las razones de su construcción y permanencia en el tiempo. (...)18 De esta forma se puede evaluar una mala plaza por su abandono, lo que permite mirar de manera más objetiva y acotada, sin tener que entrar en discusiones sobre el diseño, decisio-nes, estética o preconcepciones.

18 AGUIRRE, Beatriz; CASTILLO, Simón. De la “gran aldea” a la ciudad de masas: El espacio público en Santiago de Chile 1910-1929, Capítulo 1 “En torno al concepto de “espacio público””, LOM ediciones, Santiago, 2004, p. 17.

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8. Esquema de los distintos

tipos de espacios urbanos

definidos dentro de este

análisis, para comprender los

alcances de cada definición,

en términos de público o pri-

vado y sus distintos matices.

espacio público

circulación

calle de barrio

calle centro

paseo peatonal

plaza duraplaza de barrio

plaza de armas

plaza barrio antiguo

plazas

áreas verdes

parque zoo

estadio piscina

autopistabandejón

área verde privada

viviendaempresa

jardín vivienda

espacio privado

espacio vedado

concepto

elemento urbano

Leyenda:

plaza no lograda

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La plaza de barrio básicamente representa el “área verde” que se cons-truye en los barrios residenciales, principalmente desde la segunda mitad del siglo XX, en un momento en que se comenzó a urbanizar grandes zonas rurales, ampliando la ciudad, y creando sectores nuevos –periferia– con sus respectivas “plazas” locales. No es un retazo verde de autopista o un bandejón de avenida, no es privada como el “parque” de un Mall, ni tampoco pertenece al casco antiguo de la ciudad como la plaza de armas, que se encuentra en un contexto muy distinto.19

Por otro lado el concepto de plaza de barrio es claramente urbano –al igual que en otros tipos de plaza–, pues se define tanto por el “va-cío” construido, como por su entorno de edificaciones, algo imposible en un medioambiente rural. (…) La relación de la plaza con la Ciudad es una condición sine qua non, La Plaza, es un fenómeno netamente urbano, es el área abierta de la ciudad, que posee características de concavidad. (…)20

Desde el punto de vista programático, lo público tiene que ver con el tipo de actividades que se desarrollan en el lugar. Entonces se habla-rá de un lugar público donde se generen actividades grupales o de intercambio del individuo con la sociedad o su entorno. En cambio se le llamará privado cuando las actividades sean preferentemente de ámbi-tos personales o familiares.21 (…) “Lo público es… aquello que es público”. Aunque parece una perogrullada, no lo es. En el sujeto de esa oración el

19 Op Cit, Las plazas de Santiago, Capítulo 1. “Las plazas Santiaguinas”, 1983, p. 53.20 TAMAYO, Guadalupe. La plaza: forma y espacio, “Consideraciones y síntesis compara-

tiva”, Escuela de Arquitectura, Universidad Central de Venezuela, Caracas, 1998, p. 121.21 ERAZO, Ximena; JORQUERA, Alejandra. Vivir en la ciudad, Capítulo 2 “Espacios pú-

blicos urbanos y construcción social”, Gráfica Puerto Madero, Santiago, 2006, p. 10.

término “público” es una palabra del lenguaje natural: lo que todos conocen o pueden conocer, a lo que todos podemos acceder. En otras palabras, “lo público” es lo que concierne a todos, lo que nos atañe a todos. (…)22

Dentro de los espacios públicos se pueden definir grupos o tipos. Según un autor, pueden ser tres grupos en general; plaza, calle y parque. Siendo, los tipos restantes, elementos (...) similares con varian-tes de distinto peso (…)23, pero si se amplía la definición un poco más, se pueden establecer dos tipos básicos: la plaza y la calle. (…) La ciudad para peatones es una ciudad de calles y, en consecuencia, también de plazas. (…)24 En términos genéricos, la calle es un (…)espacio para recorrer, para participar en movimiento (…)25 , por lo que su función principal sería la circulación.

Si la calle es de tránsito, la plaza es de reposo, un lugar al que “se llega”. En este sentido amplio se pueden agrupar todo tipo de espa-cios públicos de “detención”: plazas, plazoletas, parques, espacios de respeto, plazas mayores, plazas de armas, plazas duras, plazas afrancesadas, plazas de barrio, etc.

Las áreas verdes son en realidad una nomenclatura técnica para los terrenos que se destinan a “espacios públicos”, con vegetación, especialmente en barrios. Por esta razón, bajo ciertas condiciones, se podría llamar “plazas de barrio” a estas áreas verdes residenciales –un

22 Op. Cit, Bogotá y lo público, Cap. 2. “Paul Bromberg Zilberstein”, Bogotá, 2003, p. 10.23 Op. Cit, Guía de diseño del espacio público, Sección 2 Introducción “Espacios públi-

cos”, 2003, p. 39.24 PETERS, Paulhans. La ciudad peatonal, Prólogo, Gustavo Gili, Barcelona, 1979, p. 7.25 PÉRGOLIS, Juan Carlos. La plaza, el centro de la ciudad, Capítulo 1 “Las plazas en

Occidente - Introducción”, Editorial Stoa Libris Ediciones, Bogotá D.C., 2002, p. 14.

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lugar de detención en contraposición a la calle–, e incluso más gene-ralmente se le puede llamar “espacio público” –calles y plazas –26. En otras palabras, dentro de los espacios públicos existen plazas –que nacen siendo áreas verdes– y dentro de las plazas podemos encontrar “plazas de barrio”. Esta salvedad es necesaria, ya que dependiendo del aspecto o tema del que se este hablando, estos términos pueden funcionar como sinónimos y en el caso en que sea ambiguo se recurrirá al término más específico.

En términos generales las plazas de barrio se encuentran en una situa-ción definida por cinco factores principales:

1- La segregación socioeconómica de la periferia es un factor importan-te que afecta sobremanera a la plaza de barrio, el hecho de encon-trarse en cierto barrio y no en otro, determina su desarrollo como espacio público.

2- La situación semiprivada de las plazas de barrio: Esta es una carac-terística nueva en comparación a la plaza colonial, la cual era pública para la ciudad completa –al ser la única–. Esta nueva plaza no lo es, por lo que sus características tienen una firme relación con el com-portamiento de los habitantes locales.

26 Op Cit, Guía de diseño del espacio público, Capítulo 2.2. “Las calles”, 2003, p. 61.

3- Vigilancia vivienda-plaza: Mediante la reja, el muro u otros elemen-tos que se construyen para proteger el espacio privado y el “jardín”, se crea una barrera entre el interior de la vivienda y su exterior, que muchas veces deja indefenso el espacio público, afectando la plaza. Esto toma mayor relevancia si se observa que lo que rodea una plaza de barrio es casi invariablemente un conjunto de viviendas.

4- La baja densidad de población del entorno de la plaza –muchas ve-ces de sólo viviendas unifamiliares– es una constante que determina una menor magnitud de la inversión en estos lugares, en compara-ción a plazas centrales.

5- La carga de prejuicios o conceptos asociados a lo que una plaza “debe ser y tener” son no poco determinantes al momento de decidir alguna intervención, y pueden resultar contraproducentes.

Estos factores permiten dirigir la mirada a ciertos esfuerzos en el diseño que pueden contrarrestar sus resultados negativos; en algunos casos sólo se pueden paliar a menos que se apliquen iniciativas mucho mayores y atingentes a la política o a la economía, por ejemplo, como puede ser el caso de la segregación socioeconómica de las ciudades. Pero hasta cierto punto, todos pueden ser combatidos o aprovechados desde el nivel local.

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9, 10 y 11. La situación de las

plazas se puede condensar

en ciertos elementos, pero en

términos estrictos, cada una

tiene sus rasgos propios. Es

importante entender lo que

las define en su conjunto y, al

mismo tiempo, las particula-

ridades de cada una, para así

poder reaccionar a cada caso

sin tener que “inventar la

rueda” en cada proyecto.

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12. Plaza del barrio con su

infraestructura de detención

y juegos infantiles, completa-

mente inutilizada.

13. La plaza en la imagen infe-

rior ha perdido todo manejo

del espacio y su infraestruc-

tura, incluyendo los suelos.

Quizás la única excepción

se presente en la línea de

árboles en su borde.

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Como último concepto referente a la plaza de barrio, se comentará sobre el mismo “barrio”: Este es un segmento de la ciudad que posee alguna característica que lo mantiene cohesionado como un todo. Por ejemplo: origen, límites geográficos, macroformas, tipología de viviendas, trazado, etc. (…) El barrio es recorrible peatonalmente, y sus vecinos no siendo demasiados pueden conocerse. La medida del barrio es la distancia que puede caminar cómodamente una persona adulta desde su hogar al lugar del trabajo. (…)27

27 IRARRÁZAVAL, Raúl. Santiago: un plan para una ciudad armoniosa, Parte B “Propo-siciones para un orden general”, Ediciones Universidad Católica de Chile, Santiago, 1985, p. 123.

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14. Algunos ejemplos de

esquemas que resumen las

observaciones y razonamien-

tos, construyendo las “leyes”

de las plazas de barrio.

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ObjetivosEl objetivo enfrentar el problema mediante la comprensión de “leyes” genéricas que rigen a la plaza de barrio, y permiten que ésta responda a su contexto de manera puntual. Éstas consideraciones generales dan lugar a condiciones espaciales aplicables en el mundo real, dando como resultado cambios de comportamiento y posteriormente a resul-tados físicos o sociales.

Por ejemplo, una “ley” puede considerar que los vehículos deben estar separados del interior de la plaza, que “debe ser peatonal”. De esta manera se genera un límite espacial que se construye y así produce un cambio en un comportamiento específico. Este cambio da como resultado la conservación del pasto, de los pavimentos peatona-les, plantas, mobiliario, etc. Se ve un análisis parecido que apunta en la misma dirección, en publicaciones sobre el espacio público, como sobre los edificios 1010 y 1020 y sus lugares de “esparcimiento”. (…) El diagnóstico definirá los principios y condiciones para conseguir un paisaje re-sidencial que estimule a ser usado, ayude a actividades de reunión, descanso, detención y cuidado por parte de quienes viven en los edificios. (…) 28

Tanto condicionantes como restricciones tienen que ver con factores espaciales o situacionales, es decir, con la arquitectura del lugar y de su relación con las actividades en las que ésta influye. Ya que es una mira-da desde la disciplina arquitectónica, no se centra en factores sociales,

28 ORLANDO VIGOROUX, Jaime. Los edificios 1010 y 1020: revitalización y mejoramiento del paisaje residencial, Introducción, Universidad Diego Portales, Santiago, 2008, p. 0.

institucionales,29 o económicos, aún cuando los considera de manera indirecta mediante sus efectos en el espacio y sus cualidades.

Como objetivo paralelo y simultáneo, se busca la difusión de esta información hacia los usuarios de éstos lugares, de esta manera se le dará una relevancia real para la sociedad. En vista de esto, se aproxi-mará desde dos escalas o maneras distintas, una local y directa, con la publicación de los resultados en un formato asequible para el vecino, lego en la materia y su lenguaje;30 y de una escala mayor o menos directa, al publicar el estudio completo en lugares relacionados con el conocimiento como la Universidad de Talca o Fundación MiParque que tiene relación con el tema.

29 Op Cit, Guía de diseño del espacio público, Capítulo 3.2. “Espacios públicos y seguri-dad ciudadana”, LOM ediciones, Santiago, 2003, p. 111.

30 Op. Cit, Los edificios 1010 y 1020: revitalización y mejoramiento del paisaje residen-cial, Introducción, Santiago, 2008, p. -1.

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Metodología y herramientasEste análisis se desarrolló a lo largo de dos líneas de investigación o “ejes”. El primero es la recopilación bibliográfica de información sobre este tema o temas complementarios, como seguridad ciudadana, his-toria de la plaza, arquitectura de fachadas de viviendas, iluminación, colonización de América, etc., de esta manera se revisaron en profun-didad alrededor de cuarenta publicaciones y otras tantas de manera general.El segundo eje es una investigación empírica que se puede dividir en tres aspectos distintos. Primero, un catastro de las plazas existentes en el sector residencial, principalmente desde la segunda mitad del siglo XX, en la ciudad de Talca. Estas plazas de barrio son alrededor de 360 y representan la gran mayoría de los espacios públicos de la ciudad, a excepción de las calles mismas. En este catastro se observó la compo-sición de cada plaza, su materialidad, espacialidad, connotación, usos, elementos formales, etc. Esto permite tener una imagen más exacta de la situación de la ciudad en este tema.En un segundo punto, se analizan espacios, lugares, soluciones y elementos de éstos y se utilizan observaciones, deducciones e hipóte-sis basadas en el entrenamiento propio de la carrera y en criterios que nacen de la experiencia común y personal.Por último, al observar los proyectos de título relacionados con plazas, se puede hacer un “feedback” hacia la escuela y aportar a una discu-sión interesante y productiva para ambas partes.

Como herramienta para lograr los objetivos trazados, se construyen dos elementos para su difusión y comprensión: el “cuerpo principal” de la investigación y un “resumen operativo”. En el caso del cuerpo principal de la investigación, gracias a su formato de libro, permite explicar de manera detallada los caminos, razona-mientos y explicaciones, sobre el problema, análisis y conclusiones; dirigiéndose a personas que manejan el tema y el lenguaje desde el punto de vista de la arquitectura como disciplina, para así aportar a la discusión sobre el tema a un nivel académico. Esta manera de disponer la información, permite incluir gran cantidad de material catastral, bibliográfico y de análisis. Por otro lado el resumen operativo permite llevar este material en forma de criterios, al vecino, que es mucho más cercano y es más inter-dependiente con las plazas de barrio, siendo el usuario de éstas. Este resumen consta de una compilación de todos los criterios extraídos del cuerpo de la investigación y expresados en forma gráfica y en un lenguaje apto para un individuo lego en la materia.

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15, 16, 17 y 18. Algunos ejemplos

de libros consultados en la

investigación bibliográfica.

A la derecha, fotografía del

“catastro de plazas”.

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historia de la plaza2

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historia de la plaza

Se analizará el recorrido histórico que ha hecho la plaza –o sus equivalentes–, a lo largo de la historia para llegar a ser

lo que es y lo que significa actualmente.

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19. Plaza de Armas de Talca en

la actualidad. Nace como el

primer elemento urbano y

con funciones muy distintas a

las del presente.

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(…) La plaza como lugar dentro de la ciudad, tiene un significado relevante, tanto para la conformación física y espacial del tejido urbano como para la población, quien con el uso de ese lugar define su importancia. (…)31 (…)La plaza, elemento central formativo urbano, tiene en nuestra civilización occidental, junto con la calle, un rol estructurador tanto de relaciones espaciales como de la imagen simbólica de la ciudad para sus habitantes.(…)32

La plaza es parte íntegra de los elementos de una ciudad, y principalmente de sus espacios públicos, desde los primeros po-blados. (…) Lugar ancho y espacioso dentro del poblado (la plaza). Aquel donde se venden los mantenimientos y se tiene el trato común de los vecinos (…) (…) donde se celebran las ferias, los mercados y las fiestas públicas. (…)33 Y al igual que el resto de los demás elementos urbanos, sigue una evolución histórica relacionada con la ciudad; las tendencias de este avance histórico es lo que explica sus funciones y soluciones formales al construirlas, y permite analizarlas con cierta perspectiva.

31 Op. Cit, La plaza: forma y espacio, Prólogo, 1998, p. 7. 32 Op. Cit, Las plazas de Santiago, Introducción, 1983, p. 9.33 Op. Cit, Diseño y comportamiento: la plaza como caso ejemplo, Capitulo 1 “Propósito

y problema”, 1973, p. 12.

(…) Las distintas culturas han favorecido evidentemente ciertas actitudes mientras han restringido otras, lo que se ha manifestado en el carácter de los recintos arquitectónicos creados en diversas épocas. (…)34

Las principales influencias que marcan a las “plazas de barrio” vienen de la cultura occidental, de su desarrollo en la revolución industrial y el boom inmobiliario del siglo pasado. Así mismo, ésta cultura a la que se hace referencia tiene sus raíces en la cultura euro-pea medieval y renacentista, que a su vez es heredera de las grandes civilizaciones de la antigüedad. Por todo esto, se analizará de manera breve el camino que ha recorrido la plaza hasta la actualidad. (…) El concepto de Plaza, se ha transformado en el tiempo, llegando hasta nosotros con una connotación distinta de la que significó para los habitantes de la antigua Polis, de la ciudad medieval y de la urbe Barroca entre otros. (…)35

34 Ibid, Diseño y comportamiento: la plaza como caso ejemplo, Capitulo 1 “Propósito y problema”, 1973, p. 27.

35 Ibid, La plaza: forma y espacio, Introducción, 1998, p. 11.

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plaza del ágora griega

Edificaciones

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prehistoria y antigüedad

(…) El ágora griega, antecesora remota de nuestra plaza, fue en su origen, en primer lugar, el sitio de reunión de los ciudadanos, espacio abierto, foco de la composición urbanística, donde se hacía uso de la palabra, se hablaba de política y se formaban las corrientes de opinión. (...)36 (…) la plaza, ágora o foro, ha dominado en mayor o menor grado la estructura física de cada poblado y la actividad pública no ha cesado de gravitar alrededor de ella. Juega así un rol preponderante en la forma de la ciudad y constituye uno de los elementos esenciales de su belleza. (...)37

Desde la prehistoria, donde las chozas de la tribu se agruparon en círculo, el espacio central empezó a cumplir la función de escena-rio de la vida comunitaria. Así, en contraposición a lo privado apare-ció el espacio público, donde la comunidad intercambió elementos culturales y elaboró lazos sociales más complejos.

Esta situación se mantendría relativamente constante por un prolongado lapso de tiempo hasta el advenimiento de civilizaciones socialmente más vastas y complejas.

36 Op. Cit, Las plazas de Santiago, Capítulo 1. “Las plazas Santiaguinas”, 1983, p. 23.37 Ibid, Las plazas de Santiago, Introducción, 1983, p. 9.

(…) La Plaza, como unidad urbana es probablemente el hecho arquitectóni-co más antiguo y representativo de la ciudad. Junto con la calle, configuran la base de la construcción de cualquier urbe. No existe en el planeta dos fenómenos tan representativos como estas tipologías urbanas. (…)38

La cultura griega se hizo notar en la Antigüedad por el mayor interés que desarrollaron por la participación y la discusión, al punto de que Atenas llevó esta costumbre a una democracia y la aparición de filóso-fos como Platón y Aristóteles. (…) ideal democrático de la Grecia clásica, como espacio público donde los ciudadanos tomaban sus decisiones, (…)39

Esta forma de relacionarse en sociedad creó un espacio trascen-dental: el ágora. Era un elemento urbano de la polis donde se desa-rrollaba la cultura, la religión –es decir: el culto a la deidad protecto-ra–, posteriormente el comercio40 –mercado–, y la política –ciudad estado–, y a su alrededor se situaban edificios de importancia como oficinas administrativas, pórticos de columnas y baños. (…)El clima mediterráneo posibilitó un gran espacio abierto rodeado de edificios públi-cos que le otorgaban una gran unidad visual y una confortable sensación de cerramiento. Las esculturas, colocadas en el borde de la plaza acentuaban el centro como lugar de reunión.(...)41

38 Op. Cit, XI Bienal de Arquitectura, Capítulo 4“La Huella”, 1997, p. 22.39 Ibid, Las plazas de Santiago, Introducción, 1983, p. 9.40 Ibid, Las plazas de Santiago, Capítulo 1. “Las plazas Santiaguinas”, 1983, p. 23.41 Ibid, Las plazas de Santiago, Capítulo 1. “Las plazas Santiaguinas”, 1983, p. 23.

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20. Planta del ágora griega.

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El ágora fue una evolución desde los santuarios, los cuales eran un espacio interior; y que al pasar a uno exterior, mantuvo los límites construidos, pero perdió su uso privado. Poseía tres tipos de espa-cios: uno que se mantenía al aire libre, uno de transición que lo cons-truían las galerías del perímetro y un espacio al interior, de estructu-ras donde se realizaban actividades en privado.42 (…) Su espacio central se encuentra desprovisto de vegetación, para permitir el uso del espacio a distintas actividades de tipo comunitario como eran: el mercado, el teatro y los juegos al aire libre. El ágora era el escenario de la vida ciudadana de las antiguas agrupaciones sociales de Grecia. (…)43

Visto con perspectiva histórica, este lugar compartía más con la plaza colonial hispanoamericana, que con la plaza de barrio, o la plaza de armas actual. El hecho de ser una superficie utilitaria, de resumir múltiples actividades y de pórticos construidos en sus perímetros, son características que no se pueden dejar de asociar a la plaza de armas en su primera etapa; no mostraba la especialización y pérdida de jerarquía de la plaza de barrio actual. Las razones de esta situación las veremos más adelante.

Aún cuando los romanos se diferenciaron de los griegos en su sistema económico y político, además de dominarlos militarmente, admiraron y posteriormente adoptaron –a su manera particular– su estilo en la construcción de sus ciudades. (…) Es común establecer un paralelo entre el conjunto ágora-stoa de las ciudades griegas y los foros de

42 Op. Cit,La plaza: forma y espacio, Parte III, 1998, pp. 50 y 57.43 Ibid, La plaza: forma y espacio, Parte III, 1998, p. 54.

las ciudades romanas: ambos constituyen los puntos de mayor significación cívica del asentamiento y se estructuran en relación con edificios singulares y espacios abiertos de uso público. (…)44

El foro es el equivalente romano del ágora griega, en él tenían lugar el comercio, la religión y la administración de justicia, pero se mezclan de manera más libre y espontánea que en Grecia.45 (…) La diferencia es tan clara como decisiva. El foro era un lugar en el que se acumulaban las cosas sin criterio de selección. En Grecia hubiera sido inconcebible que la cárcel se levantase junto a la tribuna para los oradores… desde los comienzos, los romanos mezclaron los negocios, el servicio divino, la administración de justicia y la vida pública… (…)46 Se mantiene la idea del espacio abierto, donde las actividades se realizan en una zona pública, limitada por construcciones que permitían realizar activi-dades privadas en espacios privados o semi-públicos. La diferencia principal del foro romano es que (…) Mientras el ágora contribuía a dar al ciudadano conciencia de sí mismo, el foro de los romanos daba conciencia de sí mismo al Estado. (…)47

44 Op. Cit, La plaza, el centro de la ciudad, Cap. 1 “Las plazas en occidente”, 2002, p. 22.45 Op. Cit, Las plazas de Santiago, Capítulo 1. “Las plazas Santiaguinas”, 1983, p. 23.46 Ibid, La plaza, el centro de la ciudad, Cap. 1 “Las plazas en occidente”, 2002, p. 23.47 Ibid, La plaza, el centro de la ciudad, Cap. 1 “Las plazas en occidente”, 2002, p. 22.

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21. Foro del imperio romano, en

la ciudad de Pompeya.

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22. Mapa del imperio romano; se

puede apreciar las distintas

rutas que interconectan

todo su territorio, unificando

económica, politica y cultu-

ralmente. La superposición

geográfica de los actuales

países europeos, africanos y

asiáticos, permite compren-

der la influencia histórica de

la cultura grecorromana.

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Tanto el ágora como el foro tuvieron gran protagonismo en estas civilizaciones donde el intercambio entre ciudades y/o sus merca-dos internos, generaban gran volumen de comercio e intercambio cultural. Esto permitió la creación de importantes espacios públicos urbanos que, al caer las grandes civilizaciones –Edad Media–, per-dieron tamaño e infraestructura, debiendo subsistir en ciudades más pequeñas y países más reducidos y autosuficientes.

Así, el puente entre el actual concepto de plaza y la del ágora, lo trazaron los romanos, gracias a su capacidad de replicar su estilo de vida en todas las ciudades del imperio. Esto llevó su noción cultural –que incluía el ágora griega como influencia– a cada rincón de la Eu-ropa romana, por lo que España e Italia no fueron excepciones. Estos dos territorios romanos, posteriormente tendrían gran influencia en nuestro concepto de plaza de armas y en la manera en que entende-mos nuestro territorio urbano.

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Edad media europea

En el siglo V, después de la caída del Imperio Romano, los pueblos europeos se vieron sumergidos en la anarquía y la guerra, por lo que las ciudades se cierran por protección y se vuelven más pequeñas, con tramas urbanas improvisadas y calles angostas.48

Al igual que el ágora y el foro, la plaza de la época medieval, mantie-ne su centro libre con la finalidad de generar múltiples actividades, y también posee elementos para prohibir el ingreso de carruajes. Pero es diferente en cuanto a su forma, ya que pierde toda regularidad u ortogonalidad en relación a sus predecesoras.49 (…) Las plazas no son entonces recintos independientes de la calle sino ensanchamientos de ella integrados en un mismo diseño espacial espontáneo. Por ello las plazas son irregulares o curvas o de múltiples lados, porque son los edificios circundan-tes los que determinan la distribución del espacio abierto. (...)50 Como todo espacio dentro de una ciudad la hace más grande, y por lo tanto más costosa de amurallar, todas las formas urbanas se acercaron y se volvieron más densas. Por esta razón y por la poca planificación en su

48 Op. Cit, La plaza, el centro de la ciudad, Cap. 1 “Las plazas en occidente”, 2002, p. 27.49 Op. Cit, La plaza: forma y espacio, Parte III, 1998, p. 68.50 Op. Cit, Las plazas de Santiago, Capítulo 1. “Las plazas Santiaguinas”, 1983, p. 24.

construcción y crecimiento, la vida pública ocupó espacios residua-les de manera espontánea, al igual que el resto de la ciudad. (…) En la Edad Media, la plaza, como recinto público planificado, en la práctica desaparece. (...)51

Estos espacios eran muy concurridos y se desarrollaban en ellos todo tipo de actividades comerciales, culturales y de entretenimiento, incluyendo los ajusticiamientos públicos. (…) Los (nuevos) poderes se irán consolidando y serán los marcos referenciales de los distintos recintos urbanos. La plaza se convierte sin duda alguna en el lugar en el cual se van a dar los intercambios sociales y culturales entre los habitantes de la ciudad y los representantes de los diversos poderes y sus respectivas funciones: (civil, religiosa y comercial)(…)52 Debido a su inmensa importancia para la sociedad de la época, se desarrollaron espacios frente de las iglesias, que permitían dar cierta distancia del edificio, junto con un efecto estético; lo que posteriormente se explotaría con el Renacimiento.53 Pero en general, las calles y plazas eran angostas y densas, al igual que el resto de elementos urbanos medievales.

Esta situación se mantendrá durante gran parte de la Edad Media, y cambiará sólo con la llegada del Renacimiento en el siglo XV.

51 Ibid, Las plazas de Santiago, Capítulo 1. “Las plazas Santiaguinas”, 1983, p. 24.52 Ibid, La plaza: forma y espacio, Parte III, 1998, p. 60.53 Ibid, Las plazas de Santiago, Capítulo 1. “Las plazas Santiaguinas”, 1983, p. 24.

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23. La plaza y la torre del Man-

gia, vista del edificio de la

ópera, Siena, Italia. Se puede

apreciar el trazado irregular

de sus bordes, muy distinto

de las plazas regulares de

América; permite un espacio

bastante amplio si se le com-

para a la densísima ciudad

circundante.

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24. Piazza della Signoria, Floren-

cia, Italia. Ejemplo de una

plaza Renacentista; se puede

apreciar la regularidad

de sus lados en compara-

ción con sus equivalentes

medievales.

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Renacimiento europeo

(…) la plaza en ese período histórico se convierte en uno de los princi-pales elementos urbanísticos para la transformación y embellecimien-to de la ciudad. (...)54

Al salir de la edad media, Europa y principalmente Italia, gene-ró un movimiento que buscaba restaurar los valores formales de la antigüedad y romper con la “oscura” época anterior.

Dentro de la urbanística renacentista, junto con las ampliaciones de ciudades, las plazas fueron el sector más prolífico. Estas ampliacio-nes eran financiadas por familias pudientes o gobiernos, que impul-saron el crecimiento de la ciudad; de esta manera se construyeron nuevas plazas mientras se ampliaban las antiguas, propias de la Edad Media. (…)Por lo general las Plazas renacentistas poseen una planta regular, inspiradas en principios geométricos, y en los estudios de la pers-pectiva. La Plaza es en sí, la manifestación de una voluntad creadora que organiza y estructura todas las partes que configuran el espacio.(…)55

54 Op. Cit, Las plazas de Santiago, Capítulo 1. “Las plazas Santiaguinas”, 1983, p. 26.55 Op. Cit, La plaza, Parte III, 1998, p. 74.

Por otro lado, las plazas europeas tuvieron un desarrollo distinto a las Americanas, ya que no eran fundadas en “descampado”, sino en ciudades densamente edificadas; por esto se debía “recortar” un espacio en la trama.56

Así, la plaza recupera su importancia anterior a la Edad Media, teniendo nuevamente un lugar preferente en términos funcionales y simbólicos. Toma un carácter noble y formal, y en (…) ella confluyen las principales actividades urbanas. (...).57

Los conceptos urbanísticos renacentistas tendrían una influencia importante en el proceso de conquista hispano, pero no de manera directa, ya que España no construyó plazas de ese tipo, antes de la fundación de ciudades en América; la influencia llegó de forma indi-recta por la aplicación en América de estas influencias desde la clase dirigente, sin arraigarse previamente en las ciudades de la madre patria.(…) los ancestros más inmediatos de nuestra plaza americana como elemento dominante de la conformación urbana provienen de los tratadis-tas del Renacimiento. (...)58 Sin embargo, algunos autores afirman que existía previamente una tradición medieval hispana, de ciudades

56 Ibid, Las plazas de Santiago, Capítulo 1. “Las plazas Santiaguinas”, 1983, p. 26.57 Ibid, Las plazas de Santiago, Capítulo 1. “Las plazas Santiaguinas”, 1983, p. 27.58 Ibid, Las plazas de Santiago, Capítulo 1. “Las plazas Santiaguinas”, 1983, p. 26.

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25. Este óleo de Pedro Lira

(1858), muestra la fundación

de Santiago. De esta

forma, el Imperio español

forjó ciudades desde cero,

en tierras con una población

tecnológicamente atrasada

y con infraestructura mínima

en comparación con Europa.

26. Antiguo plano de Santiago

creciendo desde la plaza,

como núcleo construido en

tierra “de nadie”.

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con trama regular y plaza central.59 De cualquier modo, sí existió una retroalimentación desde América a España en torno a las plazas, gracias a la experiencia del proceso de conquista. (…) Ambas son simultáneas en el tiempo y, muy probablemente, las primeras experiencias americanas ayudaron a configurar las plazas que después predominaron en las principales ciudades de la península bordeadas en todos sus lados por edificios de igual altura y semejante arquitectura. (...)60

En América se dio la situación de que era un continente muy poco habitado en relación a Europa, tanto en su población como en asen-tamientos de importancia. Esto permitió que se estrenaran desde cero, en este nuevo ambiente, las nuevas ideas del Renacimiento so-bre la plaza (…) América es el territorio virgen donde las ideas pueden ser aplicadas, es la gran oportunidad de convertir la utopía en la realidad. (...)61

59 Op. Cit, Las plazas de Santiago, Capítulo 1. “Las plazas Santiaguinas”, 1983, p. 21.60 Ibid, Las plazas de Santiago, Capítulo 1. “Las plazas Santiaguinas”, 1983, p. 27.61 Ibid, Las plazas de Santiago, Introducción, 1983, p. 11.

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Renacimiento español

(…) Este concepto de ciudad y de plaza (renacentista), sin embargo, era exactamente lo opuesto a la ciudad que la dominación musulma-na había ido construyendo en España. De acuerdo al pensamiento islámico, dentro del recinto urbano no había espacios grandes y las pequeñas plazas se generaban en un ensanchamiento caprichoso y reducido del curso de las calles, o en los cambios de dirección, por lo que para insertar una plaza era necesario ejecutar verdaderos injer-tos urbanos, derribando edificios. (...)62

Al salir de la Edad Media, España logra terminar con una domina-ción e influencia árabe de siete siglos, por lo que busca referencias en otros países europeos, como Francia e Italia. (…) Entran entonces (los españoles) en contacto con los tratadistas renacentistas italianos (...) (…) los intereses se dirigieron a las proporciones y monumentalismo, renunciando a la decoración minuciosa de la arquitectura mora. Surge así una influencia determinante del Renacimiento Italiano, que actúa dentro de ese mar de influencias culturales existentes en España.(…)63

De esta forma entra en la península Ibérica la influencia par-cial del Renacimiento, ampliando y formalizando plazas que eran claramente medievales, como la Plaza Mayor de Madrid; donde se “recorta” un pedazo de la ciudad antigua, implantando un elemento ortogonal, que produce un quiebre con las formas precedentes.

62 Op. Cit, Las plazas de Santiago, Capítulo 1. “Las plazas Santiaguinas”, 1983, p. 27.63 Op. Cit, La plaza, Parte III, 1998, p. 94.

Alrededor de estos sucesos, es cuando España comenzó el proceso de conquista americana, por lo que el fundar ciudades en un territorio prácticamente sin construcciones artificiales ni infraestructura, pudo dar rienda suelta a las teorías urbanas que tenían dificultades para introducirse en el denso mundo medieval europeo. De esta forma, es confuso el origen de la plaza Mayor; puede ser una invención españo-la64 con influencia renacentista, o un invento americano que volvió a la península.

(…) Otros autores ven en la plaza mayor la definición americana de una idea española que se elaboró y concretó en las fundaciones del Nuevo Mundo y de allí regresó a las ciudades de la península. (…) 65

(…) Ello explica que el concepto de Plaza Mayor se concrete recién en 1592 con la terminación de la de Valladolid y que la experiencia americana, sin tantas dificultades físicas, revierta sobre la Madre Patria para gradual-mente llevar la plaza a una forma regular y perfeccionar una concepción de gran unidad arquitectónica. (...)66

64 Ibid, Las plazas de Santiago, Capítulo 1. “Las plazas Santiaguinas”, 1983, p. 22.65 Op. Cit, La plaza, el centro de la ciudad, Cap. 1 “Las plazas en occidente”, 2002, p. 39.66 Ibid, Las plazas de Santiago, Capítulo 1. “Las plazas Santiaguinas”, 1983, p. 28.

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27. Plaza Mayor de Madrid,

España. Este lugar recuerda

a las plazas americanas, al

menos espacialmente; pero

la forma en que se inserta

en la ciudad es muy distinta,

ya que la plaza es la que se

agrega a una ciudad preexis-

tente y no al revés.

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De cualquier manera, las plazas de España, tuvieron ciertas caracterís-ticas particulares. Fueron creadas sobre tramas preexistentes e irregu-lares, además de tender a ser rectangulares –más que cuadradas– en sus proporciones. Tienden a estar rodeadas de edificios idénticos en sus características arquitectónicas, creando un conjunto único.67 Por último, son elementos urbanos multifuncionales al igual que las ame-ricanas, pero con cierto desfase relativo en su construcción.68

67 PRIEGO FERNÁNDEZ DEL CAMPO, Carmen. La plaza en España e Iberoamérica: el escenario de la ciudad, Capítulo 2 “Sentados en el centro del universo”, Museo municipal, Madrid, 1998, p. 24.

68 Op. Cit, La plaza en España e Iberoamérica: el escenario de la ciudad, Capítulo 2 “Sentados en el centro del universo”, 1998, p. 25.

28

28. Plaza Mayor de Madrid,

vista desde arriba, donde se

aprecia la manera en que se

“corta” la trama irregular y

preexistente de la ciudad.

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29. Plaza de armas de Santiago

en 1850; se puede ver la con-

dición predominantemente

económica y social –en su

sentido amplio–, aunque

ya se pueden reconocer los

primeros indicios de jardines.

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conquista y colonia

(…) La plaza es la clave de la organización urbana, base urbanística fundamental de la fundación de ciudades hispanas. Se la encuentra en grandes villas como en pequeños poblados, de manera que hablar de la historia de la ciudad hispanoamericana, es en gran medida hablar de sus plazas, foco de su actividad política, económica y social.(...)69

(…)Si hablar de la capital es referirse al país y; más aún, si la historia de las villas se identifica con la de América, hablar de la Plaza Mayor (Plaza de Armas) significa aludir al corazón de esa historia.(…) (...) se genera en el Nuevo Mundo español una estructura económica, social y política centrípeta, con foco en la Plaza, que resume la vida del país y constituye el epicentro del acaecer histórico.(…)70

Esta conquista en particular fue marcada mente urbana, fundó ciudades y forzó a españoles, criollos, indígenas y negros, a vivir juntos en un espacio urbano para vigilarlos, cristianizarlos y “protegerlos”, entre otras razones.71 Para esto, se sirvió de la naturaleza cohesionado-ra de la plaza central, o “plaza de armas”, que agrupaba prácticamente todos los elementos de la vida diaria de los vecinos, ya que cumplía con

69 Op. Cit, Las plazas de Santiago, Introducción, 1983, p. 11.70 ROJAS-MIX, Miguel A. La Plaza Mayor: el urbanismo, instrumento de dominio

colonial, Capítulo IV “La plaza: estructura e ideología del colonialismo”, Muchnik Editores de Idiomas Vivientes, Barcelona, 1978, p. 58.

71 Op. Cit, La Plaza Mayor: el urbanismo, instrumento de dominio colonial, Capítulo IV “La plaza: estructura e ideología del colonialismo”, 1978, p. 58.

múltiples funciones;72 era donde se comerciaban mercancías, relacio-naba la sociedad, se ajusticiaba, donde se leían decretos, cristianizaba e incluso donde se pelearon batallas. (…) es el símbolo y el lugar único de encuentro y reunión de todo el pueblo, es el recinto del comercio y, por su accesibilidad, el lugar de partida y llegada de los forasteros. En su contorno se albergan las instituciones más importantes y se organizan los espectáculos, el mercado, las fiestas religiosas y la administración de justicia. (...)73

En primer lugar, la plaza era un espacio para demostrar los distin-tos poderes que dominaban la época y que protagonizan la empresa colonial; éstos se pueden reducir a tres principales: el poder de la Iglesia, del Estado y las fortunas privadas.74 y 75 (…) La ciudad colonial surge a partir de la plaza. De hecho, la vida urbana se desarrolla en la plaza pues todas las instituciones de la Corona Española están allí representadas y ellas son las que atraen población al recinto. (...).76 En el caso de las plazas latinoamericanas, el papel político que poseían era mayor que el de las Plazas Mayores de España, donde representaban el poder municipal, ya que además se presentaba la Iglesia, el Estado, palacios, cárceles, aduanas, cabildos, etc.77

72 Op. Cit, La plaza en España e Iberoamérica: el escenario de la ciudad, Capítulo 12 “Las plazas americanas de la ilustración a la disgregación”, 1998, p. 121.

73 Ibid, Las plazas de Santiago, Introducción, 1983, p. 9.74 Ibid, Las plazas de Santiago, Capítulo 1. “Las plazas Santiaguinas”, 1983, p. 18.75 Ibid, Las plazas de Santiago, Capítulo 1. “Las plazas Santiaguinas”, 1983, p. 21.76 Ibid, Las plazas de Santiago, Capítulo 1. “Las plazas Santiaguinas”, 1983, p. 17.77 Op. Cit, La plaza en España e Iberoamérica: el escenario de la ciudad, Capítulo 2

“Sentados en el centro del universo”, 1998, p. 24.

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30. Esquema típico de una plaza

colonial y su entorno. Basado

en esquema del libro “La

Plaza Mayor”, de Miguel A.

Rojas, p.116.

31. Imagen de la Plaza de Armas

de Santiago del siglo XIX,

desde las esquina sur ponien-

te. Se ve el antiguo Palacio

de Gobierno. y el Cerro San

Cristóbal sin vegetación.

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J

CD

EF

F

G

A: CatedralB: Palacio arzobispalC: Casa de GobiernoD: Cabildo o MunicipalidadE: CárcelF: Portales

Leyenda:

G: Casas de particulares ilustresH: Puestos de vendedoresI: FuenteJ: HorcaK: El árbol de la picota (rollo)

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En segundo lugar tenían usos militares o defensivos, los que fueron puestos a prueba no pocas veces, como en los alzamientos indíge-nas, o en algunas batallas de guerras civiles y de independencia de España. No se debe olvidar que la principal razón de que se fundaran ciudades –y por asociación, plazas–, es que el territorio por conquis-tar y “cristianizar” debía tener un apoyo urbano. (…) La mejor señal (para demostrar de que el territorio es propio) era una ciudad, desde la que podría vigilarse, controlar, aquella lejana frontera ultramarina. (…)78

También tenían carácter simbólico, ya que permitía “ver” la ciudad, tomar distancia y admirar sus principales construcciones y a los demás vecinos. Estas ciudades fueron de calles estrechas y orto-gonales, poco diferenciadas en sus espacios, a excepción de la plaza, que se contrapone de manera radical y presenta un contrapunto al resto de la ciudad. (…)la plaza es el espacio abierto pleno de ritual en el proceso de fundación; es el espacio no construido para que los ciudadanos se reúnan a percibir la ciudad y a observar el espectáculo arquitectónico de sus principales edificios y monumentos.(…)79 (…) La plaza no sólo es el centro funcional de la ciudad sino además su centro simbólico y su centro geográ-fico, hito de referencia señalado por las torres de la Iglesia y el Cabildo. (...)80

Como cuarto factor de importancia de la plaza colonial, se reco-noce su importancia organizadora. Aún cuando el sistema de damero se demoró más de un siglo en ser formalizado como un criterio para las nuevas ciudades, la plaza estaba continuamente presente en

78 DE SOLANO, Francisco. Historia y Futuro de la Ciudad Iberoamericana, Capítulo 1. “La ciudad iberoamericana: fundación, tipología y funciones durante el tiempo colonial”, Centro de Estudios Históricos, Madrid, 1986, p. 11.

79 Op. Cit, Las plazas de Santiago, Introducción, 1983, p. 9.80 Ibid, Las plazas de Santiago, Capítulo 1. “Las plazas Santiaguinas”, 1983, p. 20.

las instrucciones a los conquistadores. La razón fue el importante papel político que jugaba en el proceso de conquista, al jerarquizar las poblaciones y otorgar cuotas de poder o muestras de él, según el orden en que se ubican en relación a la plaza.81 (…)La plaza define a la vez un orden jerárquico del espacio urbano, vinculado a la proximidad con su espacio central, (…)82 (…) En Hispanoamérica, la plaza mayor se consti-tuye en el punto central dominante al cual se supedita todo el trazado de la ciudad y la repartición de sus solares; (…)83 Si se reflexiona al respecto, se puede comprender el sentido divisionista y controlador de la plaza, pues individualiza al habitante en la lucha por una posición ventajosa respecto al resto, metiéndolo en el juego del sistema mismo, sea éste noble, comerciante, indígena o esclavo.

La conquista española no fue la única iniciativa europea de coloniza-ción americana. Inglaterra y Portugal también emprendieron grandes empresas exitosas por el dominio de estos territorios, dejando otras potencias atrás, como Holanda y Francia. Pero estas iniciativas de expansión, no tuvieron el mimo “modus operandi”, ya que traían con sigo distintas maneras de comprender su accionar. (…) Ella (la plaza) identifica nuestro proceso de colonización, diferenciándolo del portugués y del anglosajón que postulan conceptos de ciudad enteramente diferentes. (...)84

81 Op. Cit, La Plaza Mayor: el urbanismo, instrumento de dominio colonial, Capítulo IV “La plaza: estructura e ideología del colonialismo”, 1978, p. 66.

82 Op. Cit, La plaza en España e Iberoamérica: el escenario de la ciudad, Capítulo 12 “Las plazas americanas de la ilustración a la disgregación”, 1998, p. 121.

83 Ibid, Las plazas de Santiago, Introducción, 1983, p. 9.84 Ibid, Las plazas de Santiago, Introducción, 1983, p. 11.

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En el caso de la colonización Inglesa de Norteamérica, ésta es efectuada por agricultores que vienen, evidentemente, por campos para trabajar y por lo tanto se diseminan en un ambiente claramente rural. Aparece un edificio comunal como forma de reunión, pero no una plaza, que es característica de ambientes urbanos, reduciéndose en este caso a un simple “espacio de respeto” frente al edificio.85 La razón subyacente en este caso es la diferencia de pensamiento entre anglosajones e hispanos, ya que los primeros profesan la religión protestante, y dentro de éstos colonos, muchos son puritanos, a quienes no les interesa colonizar ni cristianizar al indígena. (…) Su ideología religiosa determinista, que le hace considerarse como un <<ele-gido de Dios>>, le hace, a la vez, considerar al indio como irremisiblemente condenado. (…)86 Intentan alejar al indígena de su territorio, de apar-tarlo de su sociedad, nunca de integrarlo a su religión. No construyen ciudades con plazas para “salvar” al indio, como los españoles, sino que construyen fuertes para dejarlos al “otro lado”.

Los portugueses, mientras tanto, se establecen en Brasil como terratenientes, fundando ciudades como enclaves comerciales o fac-torías. Éstas se ubican en lugares con acceso al mar, para la exporta-ción de productos, a diferencia de las españolas que por necesidades de colonización territorial se internan y reparten por el territorio.87 Es interesante revisar la manera en que se disponen las principales ciu-dades de Brasil en la actualidad, ya que muestran este mismo patrón

85 Op. Cit, Las plazas de Santiago, Introducción, 1983, p. 11.86 Op. Cit, La Plaza Mayor: El urbanismo, instrumento de dominio colonial, Capítulo 10

“Escolios”, 1978, p. 206.87 Op. Cit, Las plazas de Santiago, Introducción, 1983, p. 11.

–a excepción de Brasilia, de construcción posterior–. La plaza, en los casos en que se construye, no presenta todas las funciones españo-las y es más bien de inspiración medieval. De cualquier manera, tanto las ciudades portuguesas como españolas, comenzaron con una (…) política de expansión territorial y ampliación de fronteras de los reinos peninsulares (…)88 para que posteriormente se consolidaran en esas nuevas adquisiciones territoriales.

En general, debido a la menor población, al menor grado de urbani-zación y al material liviano de muchos emplazamientos, las “plazas” de ciudades indígenas tuvieron una mínima repercusión sobre la manera de disponer las plazas hispanas, a excepción de algunas ciudades de México y Perú.89

Las “plazas” indígenas no comparten necesariamente el mismo significado de las plazas europeas, ni específicamente las hispanas. Pero aún así, éstas poseían la función de organizador del espacio “urbano” y por lo tanto, lograron en algunos casos, influir en la dis-posición de plazas europeas, al establecerse los españoles encima de muchos poblados,90 como es el caso de México DC.

88 FOGLIA, María Elena; Et Al., La cuadrícula en el desarrollo de la ciudad hispanoame-ricana: el caso de Córdova, Parte I “Córdova en su contexto territorial, período 1573 - 1810”, Instituto del Ambiente Humano, Córdova, 1987, p. 29.

89 Ibid, Las plazas de Santiago, Capítulo 1. “Las plazas Santiaguinas”, 1983, p. 28.90 Ibid, Las plazas de Santiago, Capítulo 1. “Las plazas Santiaguinas”, p. 28.

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32. Mapa colonial de Brasil, siglo

XVI, donde se puede ver su

distribución costera.

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33. Mural de Diego Rivera, en

el Palacio Nacional de la

ciudad de México. Muestra

la vida diaria de los aztecas

en la ciudad precolombina de

Tenochtitlan. Los españoles

fundaron su ciudad justio

sobre la insfraestructura

de ésta.

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Se ha comentado anteriormente que no se tiene certeza de la directa relación entre la Plaza Mayor española y la Plaza de Armas america-na, pues (...) la mayoría de las ciudades españolas,(…) (...)construyeron sus plazas después de haber sido levantada la de México... (una de las prime-ras en América) (...)91 pero puede haber sido una tendencia que tuvo mayor libertad y apoyo en el nuevo mundo, donde llegó a ser caracte-rística. (…) puede afirmarse con propiedad que La Plaza –así con mayús-culas– símbolo, imagen y fachada de la ciudad sea característica propia de nuestra América Latina española. (...)92 Prácticamente no hay ciudad latinoamericana que no posea una ”Plaza Mayor” o “de Armas”.93 (…) Así, la conquista y colonización de América significó uno de los mayores esfuerzos de fundación de ciudades que haya conocido la historia. (…)94

91 Op. Cit, La Plaza Mayor : el urbanismo, instrumento de dominio colonial, Capítulo IV “La plaza: estructura e ideología del colonialismo”, 1978, p. 59.

92 Op. Cit, Las plazas de Santiago, Introducción, 1983, p. 11.93 Ibid, Las plazas de Santiago, Capítulo 1. “Las plazas Santiaguinas”, 1983, p. 18.94 Op. Cit, La plaza, el centro de la ciudad, Capítulo 2 “Las estructuras urbanas y las

plazas en iberoamérica”, 2002, p. 75.

Pero de cualquier manera, los colonizadores españoles implemen-taron en América, la tradición griega y romana, que mediante la integración del Renacimiento en España(…) absorción del impacto cultural de los teóricos del Renacimiento que desde Italia hacían llegar su pensamiento a través del estrecho contacto político y comercial con las ciudades levantinas.(...)95 , más la propia tradición medieval española, acaba llegando al nuevo continente.

Esta tipología de plaza colonial es la más extensa, temporalmen-te, de las que han existido en Hispanoamérica hasta nuestros días y representa el tipo de economía, política y sociedad que perduró hasta la Independencia.

95 Ibid, Las plazas de Santiago, Capítulo 1. “Las plazas Santiaguinas”, 1983, p. 22.

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34. Imagen plaza de Armas de

la ciudad de Santiago del

siglo XIX

35. Plaza de Armas de Santiago,

a inicios del siglo.XX.

36. Plaza de Armas de Talca,

año 2011.

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Plaza de la independencia

(…) El concepto de la plaza mayor se mantiene durante siglos hasta que a mediados del XIX experimenta sustanciales modificaciones funcionales. Es en esa época que el auge económico permite a los criollos importar de Europa y especialmente de Francia el concepto de plaza barroca, de sabor romántico o neoclásico que simboliza el estatus social. (...)96

La plaza de Armas de las ciudades latinoamericanas ha tenido dos grandes períodos a lo largo de la historia. El primero va desde su fundación en la Conquista española hasta poco después de la Independencia; y el segundo, que se puede llamar “afrancesado”, es típico de la época republicana.97

Al desarrollarse la emancipación americana a principios del siglo XIX, el período de la Colonia es interrumpida drásticamente, produ-ciéndose cambios políticos y económicos que trajeron nuevas ideas desde Europa.98 Las instituciones y elementos del poder Español pier-den su significado, y los cambios en el comercio interno y externo dan por resultado una nueva plaza, la de la Independencia.99

96 Op. Cit, Las plazas de Santiago, Capítulo 1. “Las plazas Santiaguinas”, 1983, p. 17.97 Op. Cit, La Plaza Mayor: El urbanismo, instrumento de dominio colonial, Capítulo 4

“La plaza: estructura e ideología del colonialismo”, 1978, p. 57.98 Ibid, La Plaza Mayor: El urbanismo, instrumento de dominio colonial, Capítulo 4 “La

plaza: estructura e ideología del colonialismo”, 1978, p. 57.99 Ibid, Las plazas de Santiago, Capítulo 1. “Las plazas Santiaguinas”, 1983, p. 34.

Éstas se desarrollaron en Francia en un período posterior a las His-panoamericanas, pero se importaron con la europeización de la elite chilena y sus viajes, especialmente después de la independencia. (…) Es entonces cuando el <<afrancesamiento>>, bordeando incluso los límites de la caricatura, se impone como signo de prestigio de las clases dominantes. (…)100

De esta manera fue que cuando la plaza junto con perder muchas de sus funciones, reafirmó una nueva; la de servir de escenario a las clases dirigentes y su sociedad.101

El formato “afrancesado” de la plaza, hizo que esta perdiera la vocación comercial que poseía hasta la fecha,102 al retirarse mercados y mataderos hacia sitios menos centrales;103 esto también ocasionó una “retirada” de la clase trabajadora, por lo que la plaza recibió a la clase alta y sus paseos “en sociedad”. (…) En la segunda mitad del siglo XIX se remodelaron las plazas mayores, incorporaron vegetación y elementos ornamentales rodeándose de edificios más altos y suntuosos, que se convirtieron en el marco apropiado para la exhibición del sector económi-camente alto de la población. (…)104

100 Ibid, La Plaza Mayor: El urbanismo, instrumento de dominio colonial, Capítulo 8 “La plaza de la Independencia (la ciudad neocolonial)”, 1978, p. 168.

101 Ibid, La Plaza Mayor: El urbanismo, instrumento de dominio colonial, Capítulo IV “La plaza: estructura e ideología del colonialismo”, 1978, p. 112.

102 Op. Cit, La plaza en España e Iberoamérica: el escenario de la ciudad, Capítulo 12 “Las plazas americanas de la ilustración a la disgregación”, 1998, p. 126.

103 Ibid, La plaza en España e Iberoamérica: el escenario de la ciudad, Capítulo 12 “Las plazas americanas de la ilustración a la disgregación”, 1998, p. 125.

104 Op. Cit, La plaza, el centro de la ciudad, Capítulo 2 “Las estructuras urbanas y las plazas en iberoamérica”, 2002, p. 125.

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37. Campos Eliseos, París,

Francia.

38. Jardín del Palacio de

Versalles, Francia. Este tipo

de elementos y su “status”

fueron importados a la nue-

vas repúblicas hispanoame-

ricanas, impactando en el

tradicional damero y la Plaza

de Armas.

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Estos cambios funcionales de la plaza, generaron y se retroalimenta-ron de cambios en la infraestructura de ésta. Así, alrededor de 1850 en adelante, se instalaron jardines, piletas, quioscos de música y fuentes, transformándose en una plaza “de paseo”. Además se limitó la circulación vehicular por el interior, por lo que se elevó, creando un zócalo frente a las calles circundantes.105 Por otro lado, varios elementos tradicionales de la plaza, desaparecen al ser remplaza-dos por los nuevos; por ejemplo la fuente para beber que pasa a ser ornamental, la horca es movida a un lugar más discreto de la ciudad, al igual que la cárcel, etc.106

La transformación de estas plazas hispanoamericanas, es radi-cal, y se lleva a cabo en un corto período de tiempo, al igual que el proceso de independencia. (…) En España y en América muchas Plazas Mayores se transforman en el siglo XIX, convirtiéndose en áreas ajardinadas o parques públicos. Otras conservan su condición de espacio abierto, vacío, despejado, apenas resaltado con un elemento singular, una fuente, una estatua. (…)107

Finalmente, la independencia junto con transformar la plaza en sí, con el mismo espíritu modificó el espacio construido a su alrededor. Nacieron nuevos edificios en reemplazo por los antiguos relaciona-dos a la Corona. El dinero de las nuevas repúblicas y de los ciuda-

105 Op. Cit, Las plazas de Santiago, Capítulo 1. “Las plazas Santiaguinas”, 1983, p. 34.106 Ibid, Las plazas de Santiago, Capítulo 1. “Las plazas Santiaguinas”, 1983, p. 34.107 Op. Cit, La plaza en España e Iberoamérica: el escenario de la ciudad, Capítulo 2

“Sentados en el centro del universo”, 1998, p. 25.

danos pudientes, luego de las turbulencias de la independencia, se invirtió en su propia consolidación mediante inversiones en infraes-tructura urbana, principalmente en las capitales.108

La nueva plaza que apareció además pierde buena parte de la fuerza centrípeta que poseía en la Colonia, pues la ciudad se descentraliza y amplia territorialmente. (…) La <<plaza de la Independencia>> conserva muchas funciones de la plaza colonial, pero pierde fundamentalmente su carácter monopólico de centro vital. (…)109

Al perder la concentración de roles cívicos y religiosos110 , aún cuando sigue siendo importante en el imaginario público, la plaza queda a merced de nuevos elementos urbanos importados desde Europa, los cuales la desplazan de tal manera, que ya no podrá re-cuperar su importancia previa. Esto fue agravado por el crecimiento de la ciudad, la construcción de nuevos barrios, la llegada de medios de transporte público y el ferrocarril.111 Este fue un fenómeno global, que se repitió en prácticamente todas las ciudades de origen hispano medianamente importantes.112

108 Ibid, La plaza en España e Iberoamérica: el escenario de la ciudad, Capítulo 12 “Las plazas americanas de la ilustración a la disgregación”, 1998, p. 124.

109 Op. Cit, La Plaza Mayor: El urbanismo, instrumento de dominio colonial, Capítulo 8 “La plaza de la Independencia (la ciudad neocolonial)”, 1978, p. 166.

110 Ibid, La plaza en España e Iberoamérica: el escenario de la ciudad, Capítulo 12 “Las plazas americanas de la ilustración a la disgregación”, 1998, p. 127.

111 Op. Cit, Historia y Futuro de la Ciudad Iberoamericana, Capítulo 3. “El ámbito del Imperio en la ciudad”, 1986, p. 74.

112 Op. Cit, La Plaza Mayor: El urbanismo, instrumento de dominio colonial, Capítulo 4 “La plaza: estructura e ideología del colonialismo”, 1978, p. 57.

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Los nuevos elementos urbanos que se construyeron fueron impor-tados de Europa, principalmente de Francia: diagonales, ensanches, forestación de plazas y cerros, parques urbanos, edificios monumen-tales en remates de avenidas, entre otros.113 (…) La Plaza de la Inde-pendencia ya no es el centro de la vida cotidiana ni el gran ámbito deposi-tario del diseño y la imagen de la ciudad: el nuevo espacio compite con las alamedas y con otros parques menores, de reciente creación. (…)114

Al construirse las nuevas avenidas y ensanches de vías, se crean elementos “verdes” como retazos, y en el mejor de los casos como elementos decorativos o conmemorativos. Éstos muchas veces son confundidos con plazas, pero en término de su origen tanto como de su función y programa, son completamente diferentes.(…) Un encuentro de vías no es una plaza, aunque como espacio pueda aparecer claramente centralizado: su centro no es fácilmente accesible, ni utilizable por los ciudadanos y se convierte en el ámbito apropiado para la ubicación de monumentos conmemorativos. (…)115

113 Op. Cit, La plaza en España e Iberoamérica: el escenario de la ciudad, Capítulo 12 “Las plazas americanas de la ilustración a la disgregación”, 1998, p. 126.

114 Op. Cit, La plaza, el centro de la ciudad, Capítulo 2 “Las estructuras urbanas y las plazas en iberoamérica”, 2002, p. 125.

115 Ibid, La plaza, el centro de la ciudad, Capítulo 1 “Las plazas en occidente”, 2002, p. 51.

Esta imagen verde que dejó la plaza de la independencia, con pasto, árboles y flores, y en cierta manera la que dejan las pseudo plazas de las grandes vías, se incrustó en el imaginario colectivo de lo que –se supone– caracterizaba a una plaza y los elementos que se espera encontrar en ella. Ésta se replicó en las que se construyeron después y que pasaron a ser las “plazas de barrio”. Un autor incluso se refiere a la plaza de la Independencia como “convencional”, refiriéndose a los jardines y otras características mencionadas antes; el hecho de catalogarla de esa forma, que es sinónimo de usual, habitual, común, etc., dice lo incrustada que esta tipología está en la cultura popular. (…) La plaza se ha convertido, desde mediados del siglo XIX, en algo muy convencional: se ha llenado de jardines y se ha levantado del suelo como un gran pedestal embaldosado que no permite en su interior el tráfico de coches y mucho menos, el de carretas. (…)116

116 Ibid, La Plaza Mayor: El urbanismo, instrumento de dominio colonial, Capítulo 8 “La plaza de la Independencia (la ciudad neocolonial)”, 1978, p. 166.

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39. Imagen aerea de la ciudad

de Talca. Se pueden observar

las intervenciones en su

trama de damero, donde re-

saltan diagonales, ensanches

y la Alameda.

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Revolución industrial y la “cuestión social”

(…) Al igual que en el resto de las economías occidentales, al pro-ducirse el fenómeno de industrialización la ciudad americana crece hasta límites insospechados. (...)117

(…) Con el progresivo crecimiento de Santiago y la aparición de ba-rrios adyacentes a la zona central se genera un nuevo tipo de plaza: la plaza de barrio, jardín de juegos y paseo de la vivienda aledaña, así como centro que congrega la iglesia y el comercio de abastecimiento diario de un sector determinado de población. (...)118

Anteriormente ya se ha comentado que la plaza de la indepen-dencia se generó al modificar la Plaza de Armas colonial, pero para comprender la siguiente etapa y su desarrollo hasta la actualidad, es necesario retomar ciertos elementos, factores y tendencias de la época.

La revolución industrial europea de la segunda mitad del siglo XVIII y la primera del XIX, en conjunto con la independencia de las colonias españolas en América, cambió la naturaleza económica mundial en-tre naciones, incluyendo Chile. En general los países hispanoamerica-nos se convirtieron en productores de materias primas para el primer mundo, lo que significó su incorporación a la economía mundial, que

117 Op. Cit, Las plazas de Santiago, Capítulo 1. “Las plazas Santiaguinas”, 1983, p. 17.118 Ibid, Las plazas de Santiago, Capítulo 1. “Las plazas Santiaguinas”, 1983, p. 39.

dividió el tipo de exportación por zonas del planeta.119 Esta especiali-zación de la producción, el volumen de los intercambios y la presen-cia de ciertas materias primas en abundancia, produjo una revolución en la industria local a partir de la segunda mitad del siglo XIX.120

Gracias a la presencia de industrias121 y a una aparente mayor calidad de vida, se produjo una masiva migración campo-ciudad, que modificó la proporción urbano-rural.122 (…) La respuesta de los sectores sin tierras, o viviendo en minifundios, fue la migración hacia las principales ciudades. (…)123

Las ciudades aumentaron dramáticamente su superficie terri-torial y su población,124 extendiéndose hacia fuera, principalmente hacia los nuevos centros de atracción como estaciones ferroviarias –el caso de Talca– o puertos. (…) La presencia del ferrocarril en la ciudad y el desarrollo portuario jerarquizó nuevas áreas, aunque en muchos casos

119 Op. Cit, La plaza, el centro de la ciudad, Capítulo 2 “Las estructuras urbanas y las plazas en iberoamérica”, 2002, p. 114.

120 KIRSCHENMANN, Jörg C. Diseño de barrios residenciales, Cap. 1 “Desarrollo arquitec-tónico y socioespacial de la vivienda”, Ed. Gustavo Gili S.A., Barcelona, 1980, p. 30.

121 Op. Cit, La plaza, el centro de la ciudad, Capítulo 2 “Las estructuras urbanas y las plazas en iberoamérica”, 2002, p. 114.

122 Op. Cit, Historia y Futuro de la Ciudad Iberoamericana, Capítulo 9. “Barrios margi-nales y chabolismo”, 1986, p. 169.

123 Ibid, Historia y Futuro de la Ciudad Iberoamericana, Capítulo 9. “Barrios marginales y chabolismo”, 1986, p. 170.

124 ARRIAGADA LUCO, Camilo; Et Al. Chile: un siglo de políticas en vivienda y barrio, Cap. 2. “Momentos Urbanos y Demográficos del Siglo XX”, MINVU, Santiago, 2004, p. 26.

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40. Imagen de los trabajadores

industriales de Zurich y Aus-

sersihl. Revolución industrial

europea.

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la fuerza de la centralidad de las antiguas plazas tendió a localizar próximas a las mismas los nuevos hitos urbanos. (…)125

Además la presencia de tranvías eléctricos126 que se dispusieron para cubrir las nuevas distancias urbanas, impulsaron, al mismo tiempo, un incremento de tamaño de las ciudades disminuyendo los tiempos de viaje.127 (…) El ferrocarril, por su parte, tajeó la traza conti-nua con los corredores de sus carriles y creó nuevos focos de asentamiento comercial y de servicios en cercanía a las estaciones terminales, desplazando actividades tradicionales del centro o creando nuevas. (…)128

A continuación, esta dispersión o extensión de las antiguas ciudades a fines del siglo XIX, creó nuevos barrios y viviendas precarias, que además, impulsaron la aparición de nuevas plazas y tipologías de és-tas. (…) Coincide todo esto con los albores de la industrialización chilena y para responder a las presiones por vivienda se construyen grandes conjuntos en que la plaza como expansión de la habitación, es necesaria. (...)129

125 Op. Cit, La plaza en España e Iberoamérica: el escenario de la ciudad, Capítulo 12 “Las plazas americanas de la ilustración a la disgregación”, 1998, p. 127.

126 KIRSCHENMANN, Jörg C. Vivienda y espacio público - Rehabilitación urbana y cre-cimiento de la ciudad, Capítulo 1 “Ciudad y espacio público a través de la historia”, Editorial Gustavo Gili S.A., España, 1985, p. 8.

127 CALVO, Luis; DELGADO, Luis; PEÑUELAS, Rafael. Las nuevas áreas residenciales en la formación de ciudad, Capitulo 1 “El planteamiento en la definición de las áreas residenciales de nueva ordenación”, MOP, Santiago, 1986, p. 13.

128 Op. Cit, La plaza, el centro de la ciudad, Capítulo 2 “Las estructuras urbanas y las plazas en iberoamérica”, 2002, p. 114.

129 Op. Cit, Las plazas de Santiago, Capítulo 1. “Las plazas Santiaguinas”, 1983, p. 44.

En este punto, la presencia de nuevos sectores urbanos, marcó un hito importante en la evolución de la plaza de barrio, ya que al reproducir la plaza de Armas en los nuevos barrios, se mantuvo el concepto de plaza “verde”, donde la presencia de árboles, arbustos, pasto, bancas y senderos, era lo “normal”. Además las nuevas plazas presentaban una característica innovadora, propia de ciudades de mayor tamaño, la cual es la connotación semi-privada130 de las plazas de barrio, ya que la Plaza de Armas estaba concebida como el centro del total, no de una parte. (…) las pequeñas plazuelas recreativas que surgen por doquier con posterioridad al proceso de industrialización como centro de conjuntos habitacionales y que tienen características semipriva-das, lugar de encuentro de gente que se conoce. (...)131

De esta forma, la plaza de armas, que en este punto se le llamará de “independencia” para diferenciarla de la colonial, pierde importancia debido a varias razones:132 Primero por la construcción de nuevas pla-zas en los barrios que se van construyendo alrededor de las antiguas ciudades coloniales, en segundo lugar por la modificación que se le hizo a la misma plaza, por la cual perdió funciones, y en tercer lugar, debido a la construcción de elementos urbanos “afrancesados” como las diagonales, paseos, ensanches, rotondas, etc., que “lucharon” en importancia, haciéndola perder fuerza.

130 Ibid, Las plazas de Santiago, Capítulo 1. “Las plazas Santiaguinas”, 1983, p. 44.131 Ibid, Las plazas de Santiago, Capítulo 2. “Morfología De Las Plazas De Santiago”,

1983, p. 64.132 Op. Cit, Diseño y comportamiento: la plaza como caso ejemplo, Capitulo 4 “Resulta-

dos”, 1973, p. 62.

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41. Típica plaza de barrio,

verde, pequeña, residencial y

deshabitada.

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(…) A fines del siglo XIX y en las primeras décadas del XX aparecieron las grandes avenidas, los paseos sobre modelos europeos; las alamedas criollas asimilaron los planteamientos del París de Haussmann (…)133 En este últi-mo caso, los elementos fueron en gran parte inspirados por Francia, luego que Haussmann los construyese en París, influenciado entre otros factores, por el Higienismo.134 Éstos fueron construidos con cier-ta rapidez en Chile, que al igual que Argentina, es un país que elimina a gran velocidad múltiples elementos de la ciudad colonial.135

Históricamente el verdadero desarrollo de la plaza de barrio va de la mano con la evolución de las viviendas y los diferentes enfoques con los que el Estado enfrenta su déficit. A fines del siglo XIX, se comienza a hablar de la cuestión social, que con el tiempo dará paso a medidas en pos de mejorar la vivienda, y por extensión, del espacio público.

Con la continuación de la industrialización y la posterior crisis del salitre, a principios del siglo XX, las ciudades –especialmente Santia-go– se ven bajo una presión que las aumenta en población y territorio. (…) la crisis del salitre (1921) que lleva a cerca de 50.000 personas al centro del país, acentuando los problemas. Los nuevos habitantes de la ciudad hacen

133 Op. Cit, La plaza, el centro de la ciudad, Capítulo 2 “Las estructuras urbanas y las plazas en iberoamérica”, 2002, p. 115.

134 Op. Cit, Las nuevas áreas residenciales en la formación de ciudad, Capitulo 1 “El plan-teamiento en la definición de las áreas residenciales de nueva ordenación”, 1986, p. 18.

135 Ibid, La plaza, el centro de la ciudad, Capítulo 2 “Las estructuras urbanas y las plazas en iberoamérica”, 2002, p. 117.

crecer los barrios de la periferia de la ciudad con habitaciones hacinadas y aumentando las necesidades de servicios públicos. (…)

Existían desde la segunda mitad del siglo XIX, alrededor de tres tipologías: cuartos redondos, ranchos y conventillos, siendo estos últimos los más característicos;136 en estos lugares las condiciones de habitabilidad eran mínimas, donde claramente las plazas no eran una prioridad. (…) sensibilización (cuestión social) difundida a través de los “mo-vimientos higienistas” de la época y grupos de acción social, orientados por las encíclicas sociales. Son instituciones privadas –como acción social filantró-pica o benéfica– quienes inician el debate a través de medios de comunica-ción, encíclicas de la Iglesia Católica, e instituciones de Beneficencia. (…)137

En 1906 se generan las primeras iniciativas legales y tipologías, al crearse la Ley de Los Consejos de Habitaciones Obreras, que debían fomentar (…) la construcción de viviendas para los necesitados, sanear las existentes, regular las condiciones en que serían habilitadas las viviendas nuevas y apoyar la creación de sociedades privadas interesadas en traba-jar para mejorar las condiciones de vida de los necesitados.(…)138 De esta forma el Estado va tomando paulatinamente el control y el prota-gonismo de las soluciones habitacionales, y en consecuencia de los espacios públicos aledaños.

136 Ibid, Los edificios 1010 y 1020: revitalización y mejoramiento del paisaje residencial, Capítulo 1. “La vivienda social en Chile”, 2008, p. 1.

137 Ibid, Los edificios 1010 y 1020: revitalización y mejoramiento del paisaje residencial, Capítulo 1. “La vivienda social en Chile”, 2008, p. 2.

138 Ibid, Los edificios 1010 y 1020: revitalización y mejoramiento del paisaje residencial, Capítulo 1. “La vivienda social en Chile”, 2008, p. 2.

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42. Fotografía de un Conventillo

de Buenos Aires, en el 1900.

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Aún cuando en la década de los ’40 se produce un desarrollo institu-cional importante frente al déficit de viviendas, es en los ’50 donde la inversión pública, tanto en la arquitectura como en urbanismo –CORVI139 y posteriormente el MINVU140–, se hace verdaderamente relevante.(…) Pese que la orientación general del gobierno se dirigía al apoyo de la acción los privados, el tema de resolver el déficit habitacional es enfrentado en forma centralizada como política de estado. (…)141

Al mismo tiempo se generan tomas espontáneas de terrenos142 y se impulsa la autoconstrucción; apareciendo además las primeras iniciativas de importancia de privados.143 Las plazas de barrio tienen un crecimiento en una cantidad relevante para la ciudad, principal-mente en sectores periféricos, con tamaños pequeños y el nuevo nombre de áreas verdes.144

Paralelamente la ciudad, especialmente en la segunda mitad del siglo XX,145 se especializa en zonas correspondientes a funciones: El

139 Op. Cit, Los edificios 1010 y 1020: revitalización y mejoramiento del paisaje residen-cial, Capítulo 1. “La vivienda social en Chile”, 2008, p. 2.

140 Op. Cit, Los edificios 1010 y 1020: revitalización y mejoramiento del paisaje residen-cial, Capítulo 1. “La vivienda social en Chile”, 2008, p. 3.

141 Op. Cit, Los edificios 1010 y 1020: revitalización y mejoramiento del paisaje residen-cial, Capítulo 1. “La vivienda social en Chile”, 2008, p. 3.

142 Op. Cit, Los edificios 1010 y 1020: revitalización y mejoramiento del paisaje residen-cial, Capítulo 1. “La vivienda social en Chile”, 2008, p. 3.

143 Op. Cit, Los edificios 1010 y 1020: revitalización y mejoramiento del paisaje residen-cial, Capítulo 1. “La vivienda social en Chile”, 2008, p. 3.

144 Op. Cit, Las plazas de Santiago, Capítulo 1. “Las plazas Santiaguinas”, 1983, p. 53.145 Op. Cit, La plaza, el centro de la ciudad, Capítulo 2 “Las estructuras urbanas y las

plazas en iberoamérica”, 2002, p. 120.

centro toma funciones terciarias y la periferia se divide en industrias y residencias,146 mediante el sistema de mercado del suelo,147 cum-pliéndose la separación funcional que propugnaba el CIAM desde el 29 –por lo menos a nivel urbano–.148 (…) Las “cuatro funciones” del CIAM, de la Carta de Atenas: alojamiento, industria, ocio y transporte. (…)149 En términos de la plaza de barrio, una consecuencia de esta segregación, es que la zona residencial –al ser sólo de viviendas–, no posee presencia de gente fuera de los vecinos próximos a cada espacio público. Por lo que son éstos los que generan la “esfera pública del barrio residencial”.150 Es decir, que el principal elemento que influye en el carácter de la plaza de barrio, es la influencia de los vecinos hacia ésta. Por todo esto, las características de los habitantes son determinantes para definir la situación del espacio público local, es decir, que si los vecinos de un barrio son predominantemente organizados –por ejemplo–, la plaza gozará de buena mantención, o si, al contrario, son indiferentes, la plaza mostrará signos de deterio-

146 Op. Cit, Valores Socioculturales y Hábitat Residencial Urbano, Capítulo 3. “Hacia una identificación de los valores en el espacio público:”, 1987, p. 12.

147 Ibid, La plaza, el centro de la ciudad, Capítulo 2 “Las estructuras urbanas y las plazas en iberoamérica”, Ed. Stoa Libris, Bogotá, 2002, p. 127.

148 Op. Cit, Las nuevas áreas residenciales en la formación de ciudad, Capitulo 1 “El planteamiento en la definición de las áreas residenciales de nueva ordenación”, 1986, p. 13 y 14.

149 Ibid, Las nuevas áreas residenciales en la formación de ciudad, Capitulo 1 “El plantea-miento en la definición de las áreas residenciales de nueva ordenación”, 1986, p. 18.

150 Op. Cit, Vivienda y espacio público - Rehabilitación urbana y crecimiento de la ciu-dad, Capítulo 1 “Ciudad y espacio público a través de la historia”, Editorial Gustavo, 1985, p. 29.

43

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43 y 44. El entorno residencial

define la condición de la

plaza, plasma en ella sus pro-

pias características y de sus

vecinos. Si el barrio es pobre,

la plaza también; y si es pu-

diente, la infraestructura y su

mantención lo demuestran,

aunque no necesariamente

su programa o “uso”.

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ro. Esto se vuelve importante, al insinuar que ya no es la totalidad de la ciudad, la responsable o al menos la interesada en la suerte de una determinada plaza.

La inversión estatal y su planificación de barrios, continúa hasta el golpe de estado, donde baja sustancialmente, principalmente en los años 80´. La empresa privada comienza a dominar todo el proceso, mediante regulaciones del Gobierno; de esta manera el estado pasa de un ente benefactor a uno subsidiario.151 Esto continúa sin grandes modificaciones hasta la actualidad.

En este sistema de mercado exacerbado,152 la gran cantidad de viviendas construidas y las políticas de erradicación de poblaciones153 genera grandes extensiones territoriales en las cuales sólo se tiene el uso residencial, alejándose de los servicios y trabajos, aumentando la circulación.154 De esta manera, dentro de los sectores residenciales se produce una nueva segregación, esta vez en base al poder ad-quisitivo, que agrupa las viviendas según su nivel de ingreso, lo que produce una profunda homogeneización de los barrios y aumenta las consecuencias negativas de la escasez de recursos, al aislar grandes

151 Op. cit, Los edificios 1010 y 1020: revitalización y mejoramiento del paisaje residen-cial, Capítulo 1. “La vivienda social en Chile”, 2008, p. 4.

152 Op. Cit, Espacio urbano, vivienda y seguridad ciudadana, Capítulo 3. “Ciudad, barrio y seguridad ciudadana”, 1999, p. 45.

153 Ibid, Espacio urbano, vivienda y seguridad ciudadana, Capítulo 2. “Interrelaciones del espacio urbano con la seguridad ciudadana: revisión de enfoques”, 1999, p. 30.

154 Op. Cit, De la “gran aldea” a la ciudad de masas: El espacio público en Santiago de Chile 1910-1929, Capítulo 1 “En torno al concepto de “espacio público””, 2004, p. 15.

masas de pobres en territorios extensos. (…)La segregación espacial se fortalece en las ciudades industriales. Es, de hecho, marcada en nuestras sociedades.(…) (…) Podemos definir la segregación espacial como la aglo-meración geográfica de familias de igual condición social. (…)155

Las plazas de estos barrios sufren por este motivo, convirtién-dose en elementos peligrosos, deteriorados y muchas veces inutili-zables por la comunidad. Además el aumento de la población trae consigo mayor delincuencia e inseguridad, lo que repercute en los espacios públicos. Es aún peor la situación de “pobreza espacialmente aglomerada”,156 como se la llama en una publicación, debido a que al agrupar a una población pobre de gran tamaño, esta pobreza se agudiza y se torna en una estigmatización e insatisfacción con su hábitat. (…) A mayor escala de la segregación, mayores los problemas funcionales y de desintegra-ción social que afectan a los más pobres. En lo funcional, el gran tamaño de áreas residenciales, homogéneamente pobres, implica menor la accesibilidad y viajes más largos para sus residentes. (…)157

155 Ibid, Espacio urbano, vivienda y seguridad ciudadana, Capítulo 2. “Interrelaciones del espacio urbano con la seguridad ciudadana: revisión de enfoques”, 1999, p. 26.

156 Op. Cit, Espacio urbano, vivienda y seguridad ciudadana, Capítulo 2. “Interrelaciones del espacio urbano con la seguridad ciudadana: revisión de enfoques”, 1999, p. 28.

157 Ibid, Espacio urbano, vivienda y seguridad ciudadana, Capítulo 2. “Interrelaciones del espacio urbano con la seguridad ciudadana: revisión de enfoques”, 1999, p. 28.

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45 y 46. Plazas talquinas

prácticamente desprovistas

de programa. El deterioro

depende de múltiples facto-

res, pero la segregación del

barrio en su conjunto, es uno

de los principales.

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De esta manera es importante para un barrio, sus viviendas y es-pacios públicos, el acceso a servicios y el mantener cierta dosis de heterogeneidad en el nivel socioeconómico de los vecinos.158 (…)Hoy somos consientes de que en las ciudades antiguas, donde cada actividad estaba muy próxima a todas las demás, existía una participación humana y una vivacidad que se fue perdiendo a medida que se producía una comparti-mentación de esas actividades (…)159

Por otro lado, el concepto de ciudad jardín, que originalmente se entendía como una oposición al movimiento moderno,160 propugna-ba por una vivienda rodeada de jardines, lo que daría una vida más “sana”, en contacto con la “naturaleza”, y los elementos.161 Este concepto se ocupó por norma en Chile, dando lugar a viviendas unifa-miliares, individuales, separadas del resto.162

158 Op. Cit, Bogotá y lo público, Capítulo 6. “Juan Carlos del Castillo Daza”, 2003, p. 50.159 Op. Cit, Las nuevas áreas residenciales en la formación de ciudad, Capitulo 1 “El plan-

teamiento en la definición de las áreas residenciales de nueva ordenación”, 1986, p. 18.160 Op. Cit, Santiago: un plan para una ciudad armoniosa, Parte B “Proposiciones para

un orden general”, 1985, p. 103.161 Op. Cit, Las plazas de Santiago, Capítulo 1. “Las plazas Santiaguinas”, 1983, p. 53.162 Ibid, Las plazas de Santiago, Capítulo 1. “Las plazas Santiaguinas”, 1983, p. 44.

47

47. Imágen de una población

talquina. Rejas a lo largo

de la calle o pasaje, clara

desvinculación entre lo públi-

co y lo privado, se puede ver

que ante la desconfianza del

espacio público, se destruyen

los árboles para evitar

“trampas” en la noche.

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48. Viviendas “puras” frente

a una plaza “pura”. Las

antiguas actividades de

las plazas coloniales se

han perdido, no existe el

comercio, reuniones ni

manifestaciones.

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Esto funcionó en el barrio alto,163 donde abundan grandes extensio-nes de pasto y árboles. El problema fue el bajo poder adquisitivo del resto de la población, lo que se agravó mientras más abajo se situaba el barrio en términos socioeconómicos. El siguiente es un análisis de un libro de revitalización y mejoramiento del paisaje residencial, sobre el concepto de ciudad jardín en Chile: (…) Se obliga a respetar una franja de “antejardín”, que impide usar una proporción considerable del terreno. El legislador pensaba que ella se destinaría a un “jardín”, cuando las necesidades son otras y, por cierto, no hay dinero para mantener un jar-dín. Como si fuera poco el “antejardín” es el frente más peligroso de la casa; por ahí es donde con mayor frecuencia entran a robar. Entonces, además de enrejarlo, muchas veces incluye una reja horizontal por cubierta, cuando no es un techo con planchas de zinc, que priva de luz el interior de la casa.

Sin dudas, como “ciudad jardín”, el resultado final está muy lejos de los ideales de Howard.(…)164

La clase media, y en mayor medida la baja, sufrieron del empequeñe-cimiento de las viviendas y sus terrenos circundantes, además de in-tentar enfrentar la delincuencia mediante rejas cada vez más altas.165 Todo esto produjo graves consecuencias en el espacio público, el cual quedó desvinculado con el privado, tomando mayor inseguridad y

163 Op. Cit, La plaza, el centro de la ciudad, Capítulo 2 “Las estructuras urbanas y las plazas en iberoamérica”, 2002, p. 118.

164 Op. Cit, Los edificios 1010 y 1020: revitalización y mejoramiento del paisaje residen-cial, Capítulo 1. “La vivienda social en Chile”, 2008, p. 7.

165 Ibid, Los edificios 1010 y 1020: revitalización y mejoramiento del paisaje residencial, Capítulo 1. “La vivienda social en Chile”, 2008, p. 6.

perjudicando las plazas de barrio, que se cedieron a los elementos negativos de la sociedad y al vandalismo.166

Finalmente después de pasar por todos estos cambios, se modificó de manera importante la forma de entender la familia y las relaciones sociales.

En el período anterior a la industrialización, la ciudad estaba con-formada por viviendas que concentraban la función laboral y residen-cial al mismo tiempo. Por ejemplo, el zapatero vivía en la zapatería, por lo que habitaba su propio entorno todo el día. Así, la vida en los espacios públicos cercanos estaba llena de movimiento y actividades, tanto laborales como familiares.167

Al industrializarse el país, las personas que antes eran peones comenzaron a trabajar en industrias y debieron vivir en las cercanías, por lo que fueron trasladándose hacia la ciudad.

Esto modificó la relación con el espacio público del lugar donde se vive, pues se pasó a estar más tiempo en el trabajo respecto de la vivienda. También –al poco tiempo– se acabó manifestando física-mente, ya que se crearon solamente “viviendas puras” que concen-traron actividades relacionadas con su función residencial.168

166 Ibid, Los edificios 1010 y 1020: revitalización y mejoramiento del paisaje residencial, Capítulo 1. “La vivienda social en Chile”, 2008, p. 6.

167 Op. Cit, De la “gran aldea” a la ciudad de masas: El espacio público en Santiago de Chile 1910-1929, Capítulo 1 “En torno al concepto de “espacio público””, 2004, p. 14.

168 Op. Cit, Vivienda y espacio público - Rehabilitación urbana y crecimiento de la ciu-dad, Capítulo 1 “Ciudad y espacio público a través de la historia”, 1985, p. 9.

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Así, en comparación con la plaza colonial, la de barrio parece ser mar-cadamente menos “importante” –o menos usada– que antes.169 Con la “purificación” de la casa en su función residencial, se eliminaron varias actividades que se daban de manera espontánea en los espa-cios públicos –calles y plaza de armas–. Esto se vio acrecentado por los medios de comunicación masivos –periódicos, radio, televisión, teléfono e Internet–,170 que permiten el intercambio social sin tener que salir de la casa. De esta manera quedó sólo el esparcimiento y la circulación, como las principales actividades del espacio público de las zonas residenciales.

(…) Es particularmente válido (el esparcimiento) en las plazas que se encuentran en las áreas residenciales de la ciudad (...)171

169 Op. Cit, Vivienda y espacio público - Rehabilitación urbana y crecimiento de la ciu-dad, Capítulo 1 “Ciudad y espacio público a través de la historia”, 1985, p. 29.

170 Ibid, Vivienda y espacio público - Rehabilitación urbana y crecimiento de la ciudad, Capítulo 1 “Ciudad y espacio público a través de la historia”, 1985, p. 29.

171 Op. Cit, Las plazas de Santiago, Capítulo 4. “La Plaza Como Elemento De Equipa-miento Urbano”, 1983, p. 143.

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49. En muchos casos la plaza

queda relegada a un estacio-

namiento común.

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Como se comentó previamente, se analizarán los aspectos específicos de la plaza de barrio, que para una mejor comprensión han sido organizados en tres

secciones: “Situación interna”, “Circulaciones” y “Situación externa”.La “Situación interna” concentra los factores y actividades que se dan “dentro”

de la plaza de barrio, exceptuando las circulaciones.Las “Circulaciones” no motorizadas que se dan en la plaza, tanto por dentro

como “a través”, forman la segunda sección, donde se revisa su lógica, las detenciones en relación con las circulaciones, la erosión, y la seguridad.

Por último la “Situación externa”, revisa los temas de: “Vehículos”, “Relación con sus bordes” e “Influencias externas”.

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Como se explicó previamente, la “Situación Interna” es la sección que concentra los factores y actividades que tienen lugar “dentro” de los límites de la plaza de barrio. Estas actividades son los programas que se dan de manera natural o que parecen ser propios, y que por distintas razones no logran desarrollarse adecuadamente.

Este grupo de actividades no incluye a las circulaciones, ya que éstas poseen ciertas características transversales y son un tema de suficiente extensión como para ser tratado después, en mayor profundidad.

Para una mejor comprensión y estructuración del discurso, la sección se ordena internamente en cuatro subdivisiones; estas son el “Comfort”, la “Seguridad”, los “Programas” y las “Detenciones”.

3.1 situacion interna

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50. En la plaza se disponen

distintos programas que

tienen sus propias formas

de funcionar relacionándose

entre ellas mismas.

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Comfort

(…)El «Comfort» es una necesidad básica de las personas que se manifiesta siempre y en prácticamente todas las actividades de la vida(…) 172

Es la sensación de comodidad que se siente en un lugar y tiempo determinado, y permite disfrutar de la experiencia, influyendo posi-tivamente en esta, o al menos, no la disminuye, aún cuando esta sea de naturaleza neutra.

Por ejemplo, en el caso de ir a una reunión social en casa de una amistad, se asiste con la expectativa de una experiencia placentera, donde se espera entretención. Si al llegar, la música esta demasiado estridente, o no es agradable, la experiencia decae en su nivel de satisfacción, o incluso puede llegar a ser molesta.

Por otro lado, la experiencia puede ser de naturaleza neutra, donde las expectativas no tienen relación con el disfrute en sí. Por ejemplo, al trabajar en una oficina, solamente se espera que el am-biente sea “neutral” para así lograr concentrarse en la actividad que se debe realizar. Pero si hace demasiado frío, calor, ruido, desorden, o no hay suficiente luz, etc., el desempeño decae y la experiencia se vuelve negativa.

172 Op. Cit, Guía de diseño del espacio público, Capítulo 3.3. “Otras condicionantes”, 2003, p. 139.

Los elementos que intervienen el nivel de comfort, pueden ser de distinta naturaleza y, dependiendo de la actividad que se desea des-empeñar, algunos pueden tener mayor influencia que otros.

Por ejemplo, al trabajar en una oficina o al estudiar, el nivel de comodidad es principalmente condicionado por el ruido y la ilumina-ción, debido a que lo que se necesita es concentración y poder leer o escribir por largo períodos de tiempo.173 En otro caso, al descansar en la playa, por ejemplo, es el viento y el frío lo que marca la diferencia, puesto que se busca reposar bajo el sol, sobre la arena.

Por supuesto que cualquiera de los elementos que intervienen en la comodidad de una persona, si están en niveles muy por encima, o por lo bajo, de lo normal, se vuelven gravitantes para la sensación de comfort, cualquiera sea la situación. Pero en condiciones normales, generalmente se puede establecer un criterio para ciertas activida-des. Esto se puede graficar, en la misma situación que se señalaba anteriormente, donde la persona que trabaja o estudia, necesita cal-ma y buena iluminación, aún no teniendo su actividad relación direc-ta con la temperatura ambiente. Si este factor se altera en demasía, comenzará a ser dominante sobre la comodidad del individuo.

173 Op. Cit, Valores Socioculturales y Hábitat Residencial Urbano, Capítulo 3. “Hacia una identificación de los valores en el espacio público:”, 1987, p. 14.

51

51. Es clara la búsqueda de

comodidad en la infraestruc-

tura de la plaza; tanto en

la sombra y la “atmósfera”

de los árboles, como por los

elementos de detención.

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Aún cuando el comfort tiene suma importancia para habitar un espacio cualquiera, más aún, uno destinado al esparcimiento, la falta de éste puede ser sobrellevada con relativa facilidad. Si se compara con otras condiciones básicas como el acceso, o la existencia de un programa o infraestructura específica, por ejemplo, queda claro que es secundario, puesto que éstas son importantes al grado de condi-cionar la actividad de manera absoluta. En pocas palabras, es más importante poder entrar a un lugar, o tener una razón de porqué ir a ese lugar, que el tener que subir o no una escalera o un desnivel para llegar. Pero en el caso de las actividades de esparcimiento de las plazas, la situación no es tan clara, pues parece pasar a formar parte de los factores básicos, debido a la naturaleza de estos lugares.

Lo que hace atingente al concepto de comfort en la plaza de barrio, tiene relación con las actividades que ésta desempeña, o que al menos se espera de ella. La principal actividad de éstas es el esparci-miento, y como se ha comentado anteriormente, está estrechamente relacionada a la comodidad y supone el principal atractivo de un espacio público.

Por ejemplo, las áreas verdes sin árboles que proyecten sombra, o sin soportes físicos para reposar en el lugar, tienen como resultado el “no uso” del espacio; el usuario no llega ni se detiene en él, y con su ausencia, se presentan todos los síntomas de descomposición.

Esto también puede suceder de manera parcial: que disminuya la atención o asistencia, como la mantención de la vegetación o el dise-ño del pavimento.174

En este sentido funciona afectando la “reputación” del espacio, que entra en un círculo vicioso, donde la pérdida de comfort hace decaer la asistencia de usuarios, lo que a su vez disminuye aún más el concepto que se tiene de él, y que finalmente puede contagiar al barrio en su conjunto.

174 Op. Cit, Las plazas de Santiago, Capítulo 3. “Los Elementos De Diseño De La Plaza”, 1983, p. 134.

52

52. Existiendo una infraestructu-

ra especialmente destinada

para sentarse, se elige el pas-

to debido a la presencia de

sombra; es decir que el banco

esta mal ubicado respecto

a una “zona de comfort”

en el área verde, la cual, al

proyectarse, debería ser per-

fectamente predecible, con

sólo observar el soleamiento

del lugar.

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Comodidad a sol y sombra (Comfort térmico)La sensación de comfort tiene muchos factores que lo definen; puede ser de naturaleza acústica, visual, mental, ambiental, social, etc., pero una de las más valoradas es la sensación térmica. El nivel de comfort térmico determina de manera protagónica la sensación general de comodidad.175

Por ejemplo, en un espacio público, se considera más probable el tolerar condiciones de ruido, como vehículos en una avenida, la con-taminación de aire, o incluso un cierto peligro social aparente, pero si hace demasiado calor y se encuentra un lugar sin sombra o sin algún otro atenuante, se descarta rápidamente.

Sin embargo, la influencia sobre el concepto de comodidad tér-mica, no se da de manera constante y depende de múltiples factores que pueden ser de distinta naturaleza, como físicos, culturales, temporales, estacionales, geográficos, perceptivos, etc. Por ejemplo si existe o no sombra, o si es aceptado socialmente el caminar sin po-lera en un determinado lugar, la hora del día, si es invierno o verano, si es en el norte del país o el sur, etc.176

175 Op. Cit, Aspectos físicos y sociales de la ciudad, una controversia inadecuada, Intro-ducción, Instituto de estudios urbanos, Santiago, 1988, p. 2.

176 LAVIGNE, Pierre; Et Al. Arquitectura climática - Una contribución al desarrollo sustentable - Tomo I, Capitulo 5 “El confort térmico o termohigrométrico”, Editorial Universidad de Talca, Talca, 2003, p. 57.

En la playa, es común observar gente buscando la exposición al sol, mientras otros se protegen de él. En espacios públicos urbanos no es distinto, es típico que mientras un grupo de personas interactúan, unas se mantienen en la sombra, mientras otras, más friolentas, al sol.

Las plazas, en teoría, permiten su uso a lo largo de todo el año,177 pero el punto de mayor actividad y donde se puede sacar el mayor provecho en las actividades al aire libre, es en verano. (…) se utilizó la medición de verano para establecer dicha frecuencia suponiéndose que esta estación del año permite una mayor vida al aire libre, un día más largo y, por ende, un mayor uso de este espacio abierto. (...)178

La presencia de agua en plazas, en forma de piletas, fuentes, es-pejos y caídas, nos señala una manera de regular térmicamente un lugar. Este elemento amortigua de manera natural la temperatura ambiental,179 como se puede ver en el pequeño margen de oscilación térmica en ciudades costeras, gracias a la acción del mar; o al regar la calle frente a la casa y notar una sensación de alivio del calor. Esto se debe a la propiedad intrínseca de este líquido, de tener que absorber grandes cantidades de calor para aumentar su temperatura, por lo que enfría o entibia otros elementos con relativa facilidad.

177 Op. Cit, Guía de diseño del espacio público, Capítulo 4.2. “Árbol Urbano”, LOM ediciones, Santiago, 2003, p. 249.

178 Op. Cit, Las plazas de Santiago, Capítulo 4. “La Plaza Como Elemento De Equipa-miento Urbano”, Ed. PUC, Santiago, 1983, p. 161.

179 CUADROS, Genaro; GUTIÉRREZ, Carlos; LEIVA, Cecilia; RAMÍREZ, Beatriz. Espacios urbanos seguros, Cap. 2. “Recomendaciones de diseño”, Gobierno de Chile, Santia-go, 2002, p. 38.

53

53. Se puede apreciar la búsque-

da instintiva por condiciones

de comfort, dentro de dis-

tintos espacios públicos. Se

puede observar una persona

que ha encontrado un lugar

para descansar –es un día

caluroso de verano– y elige

una zona con sombra pro-

yectada por una edificación.

Incluso en desprecio por la

comodidad de un asiento

adecuado, ya que se prefiere

la sombra.

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Es muy común la utilización del agua en plazas de armas de muchí-simas ciudades latinoamericanas. Su implantación ha sido masiva, y continúa estando presente en todo el mundo, incluyendo este país. Pero es necesario precisar que su función principal en muchos casos, es estética, ya que es una herencia cultural venida de Francia que data de tiempos posteriores a la independencia y no una medida de regulación térmica conciente o explícita. En este sentido se pueden ver ejemplos como los de muchas capitales regionales de Chile y por supuesto del espejo y la caída de agua del proyecto frente al palacio de Gobierno. (…)La incorporación de fuentes de agua en el paisajismo y en los espacios públicos cumple objetivos de variada índole: visuales, auditivos, climáticos, psicológicos, recreacionales y funcionales, entre otros(…)180

(…) Esta idea trabaja en conjunto con Emos se genera a partir de poner en valor el agua como elemento de arquitectónico y escultural, moldeable, como cuerpo, como volumen, como recorrido, como espejo y reflejo, como sonido. (…)181

En el caso de las plazas de barrio, éstas se muestran particularmente carentes de este medio de regulación, y esto se debe principalmente a tres aspectos distintos. Primero, el valor de construcción y manten-ción de un elemento que contenga agua, es demasiado alto para la municipalidad,182 principalmente por la cantidad de plazas de barrio

180 Op. Cit, Guía de diseño del espacio público, Cap. 4.5. “Fuentes de Agua”, 2003, p. 313.181 Op. Cit. XI Bienal de Arquitectura, Capítulo 3“Formular preguntas, Elaborar respues-

tas”, Colegio de arquitectos, Santiago, 1997, p. 19.182 Ibid, Guía de diseño del espacio público, Capítulo 4.5. “Fuentes de Agua”, 2003, p. 314.

que existen en una ciudad, comparada con la relativamente peque-ña cantidad de plazas en sectores centrales, y plazas de armas. En segundo lugar, la densidad de usuarios en las plazas de barrio es tan baja en términos comparativos, que la inversión tiene una repercu-sión mínima en la comunidad como un todo. Y un tercer punto es el hecho de que existen elementos notoriamente más económicos, que incluso producen un mayor efecto en la regulación de la temperatura.

La manera más sencilla y directa es la utilización de la sombra como una herramienta para regular la temperatura, específicamente la sensación térmica.

El trabajar con luz y sombra, permite disposiciones espaciales, que manejan atmósferas al mismo tiempo que sensaciones térmicas, por lo que se puede usar como herramienta de diseño arquitectóni-co y al mismo tiempo, velar por un nivel de comfort adecuado en el lugar.183

Es decir, que si se dispone de un sendero con árboles a lo largo de él, fuera de mantener a los caminantes a la sombra, se genera un espacio determinado, marcando el recorrido, generando vistas y atmósferas determinadas, etc.

(…) En todo espacio público es aconsejable proveer de lugares techados para proteger a las personas del sol y la lluvia, para materializar alternativas protegidas de permanencia. (…)184

183 Op. Cit. Las plazas de Santiago, Capítulo 2. “Morfología De Las Plazas De Santiago”, 1983, p. 60.

184 Ibid, Guía de diseño del espacio público, Capítulo 4.1. “Mueble Urbano”, 2003, p. 222.

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54, 55 y 56. La combinación de

suelos de distintas materia-

lidades y diferentes grados

de sombra, permite manejar

atmósferas en el diseño de

un espacio público, al mismo

tiempo que se mantienen

márgenes de comfort térmico

adecuados.

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Se debe recordar que se está hablando de espacios abiertos con los que se tienen que aceptar límites de intervención que no se imponen en proyectos cerrados donde las condiciones son más manipulables, por lo que el abanico de opciones se restringe notoriamente. Por ejemplo, en espacios cerrados se puede aislar con mejores técnicas constructivas, o se puede instalar sistemas de aire acondicionado o calefacción;. por lo que en el caso de espacios abiertos, la sombra parece ser la primera opción.

El pasto, gracias a su capacidad de evaporar ciertas cantidades de agua, permite bajar la temperatura, al igual que plantas en general.185 Pero son elementos o condiciones normalmente insuficientes por sí solas y muchas veces son innecesariamente costosas.186 Esto último debido al hecho de que consumen más agua que un árbol, en térmi-nos de su capacidad para bajar la temperatura, sin mencionar que no dan sombra y son fácilmente destruibles.187

En este sentido, los canales o ríos, son una excepción, puesto que no exigen una inversión, pero no son elementos que antojadizamen-te se puedan instalar o construir.

En el caso de que pasen cerca o por dentro de una plaza, se debe aprovechar su presencia para dar una mejor atmósfera al lugar y, de paso, evitar que se transformen en elementos de connotación negati-

185 DE LA VEGA, Luz María Prat; RODRÍGUEZ SANHUEZA, Patricia. Árboles, Capítulo 1 “Clima y vegetación”, El Mercurio, Santiago, 1996, p. 35.

186 Op. Cit, Árboles, Capítulo 1 “El agua”, 1996, p. 29.187 BENGTSSON, Arvid. Parques y campos de juego para niños, Un barrio muy agrada-

ble, Editorial Labor S.A., Barcelona, 1975, p. 17.

va dándoles la espalda con el proyecto. Sobre este punto se profundi-zará más adelante, al tratar sobre límites de la plaza.

Al momento de elegir el mejor elemento para “construir” la sombra de un lugar, los árboles presentan varias ventajas comparativas.

La primera es el hecho de que necesitan una mantención mínima si se les compara con otras estructuras que proyectan sombra. Por ejemplo las estructuras tenso-compuestas, galpones, pantallas y lonas, los cuales necesitan mantención contra el clima y el deterio-ro natural, algo que los árboles hacen de manera autónoma por su condición de seres vivos. En algunos casos, con una circulación muy alta, se deben tomar ciertas precauciones contra el daño aéreo o bajo tierra. (…) La zona radicular que equivale en general a la proyección de la copa en el suelo, debe ser protegida, ya que un daño radicular se traduce en un debilitamiento general del árbol por deficiente absorción de agua y nutrientes. (…)188

Otra ventaja es que son relativamente económicos si se plantan en estado juvenil, esperando simplemente que logren el tamaño adulto. Esto si se compara con una estructura artificial que debe instalarse de una sola vez, teniendo que invertir todo de golpe. Aun-que si la intención es lograr el efecto inmediatamente, este punto, evidentemente no se aplica.189

188 Op. Cit, Guía de diseño del espacio público, Capítulo 4.1. “Mueble Urbano”, LOM ediciones, Santiago, 2003, p. 210.

189 Op. Cit, Santiago: un plan para una ciudad armoniosa, Parte B “Proposiciones para un orden general”, 1985, p. 130.

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57. Esta plaza hace uso del

canal que corre por detrás

para embellecer el lugar y al

mismo tiempo “disimular” la

influencia negativa que éste

pueda generar en el barrio.

Se convierte una desventaja

en un recurso valioso.

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58 y 59. Comparación de dos plazas en

invierno. En la primera fotografía

se ve que todos los árboles son

caducos; lo que otorga mayor luz

solar en el momento más frío del

año, pero no protege de la lluvia

y se pierde cierta “atmósfera”. Al

contrario, en la segunda imagen

se mantiene el follaje de una

parte de los árboles y el “verde”

de la plaza.

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En relación a lo anterior y como tercer elemento característico, el he-cho de plantar un árbol cuando esta pequeño y esperar su crecimien-to, si es ayudado por un proceso de integración e información, puede decantar en un sentimiento de apropiación, donde la comunidad se organiza para cuidar estos elementos de la plaza.190

Un cuarto punto en la lista de ventajas del árbol, es que éstos generan una sombra tamizada con distintos grados de filtración de luz solar y a lo largo del año con cambios entre estaciones, especial-mente en árboles caducos;191 (…) Los árboles de hoja caduca producen sombra y reducen el calor del verano permitiendo el ingreso de luz y calor en el invierno. (…)192 aunque las especies perennes permiten mantener el verde todo el año, y proteger de la lluvia.193 Esta riqueza en la cons-trucción de sombras, junto con las atmósferas de olores y sonidos que generan, son difícilmente reproducibles en una estructura arti-ficial, y de ser así, se debe reiterar el hecho de que demandan poca mantención. (…)Así como la envolvente arquitectónica es el elemento básico para la conformación del espacio urbano, la vegetación resulta, sin duda, fundamental para la definición del carácter de la plaza y, por lo mis-mo, para su percepción.(…)194 Además los árboles generan otros efectos

190 Op. Cit, Guía de diseño del espacio público, Cap. 3.3. “Otras condiciones”, 2003, p. 133191 Ibid, Guía de diseño del espacio público, Cap. 2.3. “Parques urbanos”, 2003, p. 76.192 Ibid, Guía de diseño del espacio público, Capítulo 4.14. “Ciclovías”, 2003, p. 413.193 Ibid, Guía de diseño del espacio público, Capítulo 4.2. “Árbol Urbano”, 2003, p. 250.194 Op. Cit, Las plazas de Santiago, Capitulo 3 “Los elementos de diseño de la plaza”,

1983, p. 132.

positivos, como la descontaminación del aire circundante;195 la absor-ción del ruido ambiente, tan común en la ciudad; y la regulación de la temperatura y la humedad ambiente (…)Un barrio arbolado puede tener varios grados centígrados menos de temperatura que un barrio árido, lo que mejora grandemente su habitabilidad en los meses calurosos.(…)196

Por último, parece importante mencionar que es el recurso, por lejos, más usado en las plazas de barrio actualmente, que por razo-nes que ya se ha señalado, poseen una baja capacidad de inversión. Esto se puede ver al analizar su uso recurrente en plazas talquinas.

(…)Los árboles, son otro recurso natural no solamente para el diseño de plazas, sino para todo el sistema de espacios abiertos de la ciudad. Estos ayudan a definir junto con la masa construida por el hombre, el ámbito en el cual se desarrolla la vida de la ciudad.(…)197

195 Op. Cit, Diseño y comportamiento: la plaza como caso ejemplo, Capitulo 1 “Propósito y problema”, Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Santiago, 1973, p. 3.

196 Op. Cit, Santiago: un plan para una ciudad armoniosa, Parte B “Proposiciones para un orden general”, 1985, p. 118.

197 Op. Cit, La plaza: forma y espacio, Parte II, 1998, p. 29.

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Es importante que la sensación térmica de una plaza sea cómoda para la gente.

La utilización de la sombra es la forma más sencilla y directa de regular la temperatura de un lugar al aire libre.

El pasto permite bajar la temperatura de una plaza, pero es más caro de mantener que un árbol, y puede morir con mayor facilidad.

Los cursos de agua, en el caso de que corran cerca, también pueden ser aprovechados para enfriar el ambiente y añadir un elemento inte-resante a la plaza.

Pasto

Sombra

Agua

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Los árboles son la mejor opción para dar sombra a un lugar, pues casi no necesitan mantención, no se deterioran como algo artificial, son económicos de regar, limpian el aire, amortiguan sonidos, regulan la tempe-ratura ambiente, si los plantan los vecinos pueden generar un “encariñamiento” entre el barrio y la plaza, su sombra es más grata –que la de un galpón por ejemplo–, si son caducos pueden dar sombra en verano y sol en invierno, protegen hasta cierto punto de la lluvia y finalmente dan una atmósfera agradable de sonidos, olores y vistas.

Rayos solares

Invierno Verano

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60. Si se presta atención en

las características de este

elemento, se puede ver

que ni los asientos fijos, el

pavimento circundante, ni la

forma de la mesa, permiten

a un discapacitado acceder

de manera cómoda. Aún

siendo éste una iniciativa ex-

cepcionalmente positiva, no

está preparado para integrar

discapacitados.

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Discapacitados“La” razón de el porqué diseñar lugares públicos con condiciones aptas para discapacitados, procede desde la lógica del acceso “de-mocrático” a los espacios públicos.

El tema es que no se debe pensar desde la perspectiva estadísti-ca, y agruparlos en lugares “especiales”, evaluando simplemente su número o porcentaje de la población; sino que se les debe considerar como habitantes potenciales de todas las plazas. En otras palabras, aunque no exista un solo discapacitado en diez plazas a la redonda –lo que es improbable– , esas diez plazas deben cumplir las condi-ciones para albergarlos, por el sólo hecho, de que algún día, alguno intente hacer uso de él.

(…) Los bienes públicos, en cambio, son indivisibles y de consumo colec-tivo, y por lo tanto no son excluyentes, lo que significa que una vez provistos no se puede calcular qué porcentaje le corresponde a cada individuo, por lo que todos los individuos tienen derecho a disfrutar de ellos –como por ejemplo, la compra de aviones por parte de la Fuerza Aérea para mejorar la seguridad nacional o la administración de justicia, etc.–. (…)198

En general, el permitir niveles adecuados de comfort a personas con discapacidad, tiene que ver con salvar las mismas dificultades con las que éstos se enfrentan en todo tipo de lugares y espacios.

Esto está claramente detallado en la OGUC y en numerosos tex-tos, incluyendo el Neufert y La Guía del Espacio Público del Gobierno; pero lo que en general no se subraya, es que debería permitirse acce-

198 Op. Cit, Bogotá y lo público, Capítulo 3. “Manuel Salazar Ferro”, 2003, p. 14.

der a situaciones más sutiles y cercanas a los propósitos de un área verde, pero igual de importantes en el caso de un espacio público cualquiera.

El concepto que se trata de establecer es que a los discapacita-dos, no sólo se debe favorecer el libre acceso a las plazas de barrio, sino que también se debe posibilitar que mediante el diseño del espacio público, éstos puedan disfrutar de las mismas experiencias que la gente “normal”, e incluso que puedan disfrutar junto a amista-des no discapacitadas, y no en lugares “especiales”, que finalmente terminan discriminando de todas formas. (…)La integración de los niños con discapacidades en los mismos lugares de juego de los demás les permite mejorar su desarrollo mediante la estimulación de un contacto más prolongado con los niños normales, en lugar de segregarlos con otros niños discapacitados y sus profesores de educación especial.(…)199 (…) En la figura un niño en silla de ruedas juega con arena dispuesta sobre un volado a manera de mesa, como prolongación de una fosa. En este ejemplo, niños de distintas condiciones físicas pueden interactuar con la ayuda de la arquitec-tura. (…)200

Por ejemplo el acceso a sombras, o la facilidad para detener-se con una silla de ruedas dentro de un espacio delimitado por un asiento, y así no quedar relegado de el intercambio social; o el poder recorrer los mismos senderos junto con amigos con plenas capacida-des, etc.

199 Op. Cit, Guía de diseño del espacio público, Cap. 4.10. “Juegos Infantiles”, 2003, p. 374.200 Ibid, Guía de diseño del espacio público, Cap. 4.1. “Mueble Urbano”, 2003, p. 203.

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Existen varios tipos de discapacidad, pero en este caso, las que topan con mayores dificultades son las personas con problemas para mo-verse y para ver.201

El resto, aún cuando no son menos merecedores de preocupa-ción, el moverse y disfrutar de una plaza no representa un reto fuera de proporción, ni sus discapacidades están directamente relaciona-das con la naturaleza de estos lugares; por ejemplo personas con problemas mentales, del habla y del oído.202

En el caso de la gente que tiene problemas de movilidad, su principal cuidado tiene relación con el acceso físico a lugares y condiciones.203

Primero deben tener acceso a la plaza, y no solamente por una esquina o dos, sino que por todas. Ya dentro de la plaza, los recorri-dos deben tener adaptaciones para la silla de ruedas o muletas, pero no deben recorrer caminos separados o “especiales”, sino que deben permitir moverse junto a personas a pie, ya que el propósito básico de las circulaciones en una plaza no es el llegar de un punto a otro, sino el que se pueda interactuar socialmente con amistades. En otras palabras, el criterio común es que deben disfrutar el proceso y no so-lamente el resultado. Las detenciones deben ir en esta misma lógica, deben estar próximas a lugares aptos para sillas de ruedas, compar-tiendo el mismo espacio. Y por último, este criterio se debe aplicar en programas, como juegos infantiles, deportes y reuniones.

201 Op. Cit, Guía de diseño del espacio público, Cap. 3.1. “Discapacidades”, 2003, p. 91. 202 Ibid, Guía de diseño del espacio público, Cap. 3.1. “Discapacidades”, 2003, p. 106. 203 Ibid, Guía de diseño del espacio público, Cap. 3.1. “Discapacidades”, 2003, p. 94.

El segundo tipo de discapacidad que tiene relación con la plaza, es el de la visión. La situación de estas personas con un problema par-cial o total de la vista, es igual de dramática pero de una naturaleza distinta,204 pues tiene que ver con orientación y seguridad más que con el simple acceso.

Muchas veces no se observa ni la más mínima intención de diseño en las plazas de barrio respecto a los no videntes, lo que se puede atri-buir a su normalmente precaria construcción y mantención. Es decir, que no se cuida de orientar en los senderos con distinto pavimento, o marcar con anticipación accidentes en el suelo u obstáculos vegetales, como ramas de árboles a media altura.

Independientemente de lo anterior, es necesario recrear sensa-ciones o dar las condiciones para disfrutar sensorialmente del lugar, a pesar de la visión perdida. Se pueden explorar ideas relacionadas con atmósferas de olores y sonidos del follaje, instalando cierto tipo de vegetación, o determinando asientos en lugares estratégicos. La idea de fondo, es lograr el fin último, es decir, el goce del lugar.

204 Ibid, Guía de diseño del espacio público, Cap. 3.1. “Discapacidades”, 2003, p. 104.

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61. En este caso la disposición de

objetos de manera arbitraria,

despreocupada o irresponsa-

ble, puede ocasionar graves

accidentes a personas no

videntes –como el caso del

poste en pleno sendero– o a

personas en silla de ruedas,

–como el caso de la tapa de

alcantarillado situada en una

circulación peligrosamente

inclinada–.

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Los “discapacitados para moverse”, tienen el derecho de acceder a los mismos lugares, deben poder instalar la silla de ruedas al lado de los bancos o escaños, deben poder acceder a lugares con sombra, etc.

Además deben tener acceso a la plaza por las mismas rutas que la gente “normal”, y no un acceso especial retirado del resto, lo que repre-senta una forma de discriminación.

Los senderos internos de la plaza tampoco deben ser distintos para discapacitados, la idea es que puedan interactuar y pasear con amigos o familiares sin problemas.

Este tema incluye también a personas ciegas parcialmente o de forma total, pues son el otro grupo discapacitado que tiene problemas para disfrutar de una plaza. Sus problemas tienen que ver, más que con el acceso, con la segu-ridad y orientación. Deben tener senderos claros en sus texturas y límites, además de estar libres de peligros, permitiendo prever o esquivar accidentes del terreno o elementos peligrosos.

Movimiento del dispacitado

Movimiento del dispacitado

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Los árboles o cualquier elemento similar, no deben tener ramas u otras cosas a la altura de la cabeza, sin que el bastón del discapacitado lo perciba, principalmente en los senderos.

De igual forma, en los senderos no deben existir elementos de baja altura que puedan representar un obstáculo peligroso, esto incluye desniveles abruptos o accidentes en la topografía. En el caso de que sea inevitable, por lo menos debe haber alguna señal en la textura del suelo que permita advertir con anticipación suficiente.

Ramas a baja altura

Tapas de alcantarillado

Desniveles abruptosSendero

Ruta con textura especial

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Seguridad

(…) Posibilidad de control y protección ante peligros, riesgos o daños que atenten a la integridad física de las personas que usan un espacio público.(…)205 (…) El medio y el sentimiento de inseguridad, también alteran el es-pacio público urbano, el cual paulatinamente se ha ido abandonado, prefiriendo las personas, permanecer en sus casas y no participar de la vida pública, a pesar que la presencia en dichos espacios permite la construcción social de la seguridad ciudadana. (…)206

La sensación de seguridad en el medio ambiente en que se vive, es de gran importancia para los espacios públicos,207 ya que al no ser privados, los individuos carecen de la capacidad de controlar su entorno. Al crecer las ciudades y los medios de comunicación, la inse-guridad se ha transformado uno de los problemas de mayor impacto en la sociedad chilena e internacional.208

205 Op. Cit, Valores Socioculturales y Hábitat Residencial Urbano, Capítulo 3. “Hacia una identificación de los valores en el espacio público:”, 1987, p. 14.

206 Op. Cit, Espacio urbano, vivienda y seguridad ciudadana, Capítulo 3. “Ciudad, barrio y seguridad ciudadana”, 1999, p. 48.

207 Ibid, Espacio urbano, vivienda y seguridad ciudadana, Capítulo 3. “Ciudad, barrio y seguridad ciudadana”, 1999, p. 45.

208 Ibid, Espacio urbano, vivienda y seguridad ciudadana, Capítulo 1. “Intervenciones de Apertura”, 1999, p. 9.

La inseguridad puede crear problemas en el uso de un lugar público, al ahuyentar usuarios y atraer elementos y conductas antisociales o delictuales. Esta sensación es más común en lugares pobres, en los que el ambiente público en que la gente se desenvuelve, está más deteriorado y/o expuesto.209

La plaza de barrio, como todo espacio público, es un lugar que en términos legales y sociales, pertenece a todos, pero igualmente también significa que no le pertenece a nadie, es decir que no se puede monopolizar su mantención, acceso, usos, ornato, etc. Por lo mismo, salvo bajo la influencia de un impulso activo y organizado por mantener y mejorar el lugar, éstos acaban mostrando una tendencia natural hacia el abandono y posterior deterioro.

Se intenta un acercamiento a la plaza de barrio desde el punto de vista de su diseño, de los criterios que se ocupan en éste. Entonces se buscarán las condiciones que apunten a prevenir situaciones peligro-sas desde el diseño mismo, sin entrar en temas que tienen relación con sociología o economía.210

Debido a que los espacios tienen una influencia directa en los com-portamientos sociales, se revisarán los principales factores, como la densidad de elementos que posee una plaza, el tipo de elementos que posee, la calidad de iluminación, el tamaño de la plaza y su nivel de apropiación entre los vecinos.

209 Ibid, Espacio urbano, vivienda y seguridad ciudadana, Capítulo 1. “Intervenciones de Apertura”, 1999, p. 9.

210 Op. Cit, Espacios urbanos seguros, Capítulo 1. “Conceptos generales”, 2002, p. 10.

62. Niños jugando en un espacio

público. Aún cuando se

hacen esfuerzos por su

mantención –se puede ob-

servar en el estado del pasto,

aunque no del mobiliario–, el

contexto deteriorado y poco

vigilado lo hace inseguro,

especialmente de noche.

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Obstrucción visualLa vigilancia que se ejerce en un espacio público da una sensación de seguridad, y emana desde la sola presencia de otras personas, es decir desde de la muchedumbre; muchos factores que afectan positi-va o negativamente la visibilidad, tienen que ver con la interrupción de esta vigilancia.211 (…)Para que se efectúe de manera exitosa el control natural (vigilancia social) de los habitantes sobre el espacio público, éste debe contar con campos visuales despejados.(…)212

Uno de los factores que influyen en el nivel de vigilancia de una plaza, es la obstrucción visual por los elementos que posee, que normal-mente son árboles, arbustos o plantas. La sensación de seguridad aumenta cuando se tiene una visibilidad profunda, pudiendo antici-par el camino a seguir a gran distancia. En este sentido, existe una estrecha relación entre la capacidad de ver a distancia, con el nivel de seguridad experimentado. (…) se debe ocupar en el diseño del espacio público elementos lo más transparentes posibles y provocar la mayor canti-dad de conexiones físicas y visuales entre espacios públicos y privados (…)213

Una plaza de barrio, no importa su tamaño, puede presentar una densidad tal, que se pierdan de vista sectores considerables de su su-

211 RAU, Macarena; STEPHENS, Robert. Puente Alto, Capitulo 1 “Villa El Volcán, Caleu-che y Chiloé”, Fundación Paz Ciudadana, Santiago, 200?, p. 11.

212 Op. Cit, Puente Alto, Capitulo 1 “Villa El Volcán, Caleuche y Chiloé”, 200?, p. 14.213 Ibid, Puente Alto, Capitulo 1 “Villa El Volcán, Caleuche y Chiloé”, 200?, p. 14.

perficie.214 Por ejemplo un tupido bosquecillo, una vegetación abun-dante, o una infraestructura de gran tamaño, etc. De esta manera una plaza relativamente pequeña se puede volver inabarcable en sus múltiples rincones.215 En estos puntos, especialmente de noche, se generan situaciones ideales para inducir el delito, por lo que junto con aumentar la subjetiva sensación de inseguridad, el espacio pue-de generar un peligro real.

Aún cuando la cantidad de elementos es lo que genera densidad, es principalmente el orden que poseen, lo que ocasiona la menor visi-bilidad. Por ejemplo, es distinto que diez arbustos de baja altura se dispongan en grupos en las esquinas de una plaza, que esos mismos árboles se distribuyan en todo su perímetro, dejando el centro detrás de un muro verde.

Por otro lado, si la altura de los elementos es suficiente, es decir de unos dos metros por lo menos –en el caso de los árboles, es de donde comienza el follaje–, se puede atravesar la plaza con la vista, sin tener que reparar en disposiciones o densidades. Para esto también es importante reparar en la esbeltez de troncos o pilares de señaléticas y estructuras, que en gran número pueden reducir la profundidad del campo visual de manera considerable.216

214 Op. Cit, Guía de diseño del espacio público, Capítulo 3.2. “Espacios públicos y seguri-dad ciudadana”, 2003, p. 117.

215 Ibid, Guía de diseño del espacio público, Capítulo 3.2. “Espacios públicos y seguridad ciudadana”, 2003, p. 117 y 119.

216 Ibid, Puente Alto, Capitulo 3 “Granjas Antiguas”, 200?, p. 50.

63 y 64. Ambas plazas son de

barrios muy distintos pero

comparten la poca visibili-

dad, debido a la vegetación

abundante y de poca altura.

El cuidado y esfuerzo por

mantener las plantas y

arbustos produce un efecto

negativo en la sensación de

seguridad, especialmente

de noche.

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La sensación de seguridad de una plaza, tiene que ver con la vigilancia que el entorno ejerce sobre ella –normalmente viviendas y personas–. Como esta vigilancia es visual, cualquier elemento que la obstruya tiene un efecto negativo; normalmente son árboles, plantas, arbustos, basureros y escombros. La capacidad de ver a mayor distancia es importante, pues permite darse cuenta de la persona que viene y las si-tuaciones por las que se va a transitar. Por esto es trascendental tener una plaza no tan grande como para dificultar la visión o el auxilio; ade-más de que la vegetación sea tanta, este tan junta o sea tan baja o alta, que no deje ver.

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65. Este es un caso que muestra

la diferencia de las sombras

proyectadas de día y de

noche. En las horas de calor,

es posible descansar bajo

la sombra de los árboles;

mientras que al oscurecer

la iluminación artificial

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localizada al medio de la

plaza se proyecta bajo los

follajes evitando sombras

peligrosas.

66. Ejemplo de una mala

relación entre luminarias y el

follaje de los árboles.

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Iluminación

(…)La baja iluminación es un peligro cuando lo que se quiere prote-ger es la seguridad de peatones y vehículos. (…)217

(…) Al existir una adecuada iluminación artificial se promueven las actividades nocturnas, que es lo que finalmente posibilita un mayor control del espacio público por parte de los usuarios. (…)218

De los sentidos que una persona dispone, el de la vista es el que más información le permite recopilar, haciendo a la persona más segura y con cierto control sobre su medio.219

En términos de espacio público, un lugar en las sombras es un lugar peligroso,220 por lo tanto se debe tener especial cuidado en el proyecto de iluminación de una plaza de barrio, pues de noche puede cambiar su connotación para el sector. Se ha llegado al punto de que existan plazas que se cierran de noche, teniendo todo su perímetro enrejado.221 (…) El objetivo principal de éstas (luminarias), es el de iluminar adecuadamente los distintos elementos del espacio público, con la clara in-tención de permitir un tránsito seguro y apreciación general de todo elemento

217 Op. Cit, Guía de diseño del espacio público, Capítulo 4.4. “Iluminación Artificial”, 2003, p. 306.

218 Op. Cit, Puente Alto, Capitulo 1 “Villa El Volcán, Caleuche y Chiloé”, 200?, p. 17.219 Ibid, Puente Alto, Capitulo 1 “Villa El Volcán, Caleuche y Chiloé”, 200?, p. 11.220 Ibid, Guía de diseño del espacio público, Capítulo 3.2. “Espacios públicos y seguridad

ciudadana”, 2003, p. 124. 221 Op. Cit, Espacios urbanos seguros, Capítulo 1. “Conceptos generales”, 2002, p. 10.

en situaciones de oscuridad. (…)222 La iluminación artificial, junto con la distribución y calidad de los elementos de la plaza, permiten revertir este fenómeno, pero teniendo precaución con ciertas situaciones.223

En primer lugar, al diseñar la disposición de la vegetación y la iluminación artificial, se debe tener cuidado con la relación entre la altura de las ramas de los árboles y la distancia de estos con respecto a la luminaria. Es decir que el follaje, que comienza por lo menos a dos metros de altura, debe estar a una distancia tal de que no cree demasiada superficie a obscuras, sobreponiéndose ésta, a la luz pro-veniente por el lado contrario desde otra luminaria.224 (…)Existe (en un caso analizado por el texto citado) la presencia de una gran masa de árboles obscura que obstruye las pocas luminarias existentes. Estas no son suficien-tes, no son las apropiadas y no están ubicadas en los lugares apropiados. (…)225 (…)La distribución, espaciamiento y altura de las luminarias deberían tener presente las eventuales sombras de los follajes y otros elementos y proveer uniformidad de la iluminación.(…)226

En segundo lugar, una situación en extremo iluminada puede ser igualmente perjudicial, pues cuando se exagera en la elección de fuentes lumínicas, se produce un efecto de encandilamiento que

222 Ibid, Guía de diseño del espacio público, Capítulo 4.1. “Mueble Urbano”, 2003, p. 182. 223 Ibid, Guía de diseño del espacio público, Capítulo 3.2. “Espacios públicos y seguridad

ciudadana”, 2003, p. 113. 224 Ibid, Espacios urbanos seguros, Cap. 2 “Recomendaciones de diseño”, 2002, p. 36 y 46.225 Ibid, Puente Alto, Capitulo 3 “Granjas Antiguas”, 200?, p. 50. 226 Ibid, Guía de diseño del espacio público, Cap. 4.4. “Iluminación Artificial”, 2003, p. 305.

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enceguece,227 (...) como por ejemplo el caso del perímetro de una propie-dad iluminando en forma tan extrema que produzca encandilamiento hacia el interior y hacia los vecinos provocando el hecho de que no sea posible la vigilancia del entorno (...)228

Una tercera situación, es el caso en que el diseño de la luminaria es perjudicial, produciendo desperdicio y contaminación lumínica; como las “lámparas globo”, que son ineficientes en la iluminación hacia el suelo y pierden por lo menos la mitad hacia arriba, ocultando el cielo nocturno al transeúnte.229

Por último, la iluminación deficiente es tan negativa como la mala disposición o el encandilamiento, y se debe tener cuidado de su mantención o el tipo de luz que da. Por ejemplo, en algunos casos se han cambiado luminarias de Sodio por las de Aluro Metálico, que dan una luz más diurna y de mejor rendimiento.230

227 Op. Cit, Guía de diseño del espacio público, Capítulo 4.4. “Iluminación Artificial”, 2003, p. 303.

228 Ibid, Guía de diseño del espacio público, Capítulo 3.2. “Espacios públicos y seguridad ciudadana”, 2003, p. 114.

229 Ibid, Guía de diseño del espacio público, Capítulo 3.3. “Otras condiciones”, 2003, p. 134230 Op. Cit, Puente Alto, Capitulo 2 “Zona Centro de Puente Alto”, 200?, p. 39.

67. Plaza con iluminación defi-

ciente, tanto por la posición

de las luminarias, como por

la calidad o mantención de

los focos.

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De noche, un sector seguro puede cambiar a peligroso debido a la forma de iluminar el lugar; normalmente en los espacios públicos, los lugares peligrosos son lugares oscuros. Por esto la iluminación artificial debe estar lo más presente posible, tanto alrededor de la plaza como en su interior. La posición de la luminaria respecto a un árbol es importante, pues si genera sombra de noche, el vecindario normalmente termina cortándolo o podándolo exageradamente.

Se debe pensar cada caso, y meditar bien el lugar en que se encuentra la iluminación con respecto a la vegetación de la plaza o la calle, principalmente los árboles.

Plaza de día

Plaza de noche

Suficientemente a distancia Demasiado cerca y alto Suficientemente bajo

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Los árboles deben estar ubicados suficien-temente lejos para dejar que la luz entre por bajo sus hojas, pero sin alejarse tanto de la luz.El follaje debe comenzar a unos dos metros de altura, y las luces de los postes de luz deben cruzarse por bajo el árbol, o iluminar bajo éste con focos de baja altura. Cuando la iluminación se exagera en intensidad es perjudicial, no se debe encandilar a la gente con focos con demasiada luminosidad.

Se debe evitar la contaminación lumínica y el desperdicio, ya que produce una mala iluminación del lugar, al proyectarse en parte a la atmósfera u otros elementos innecesa-rios de iluminar.

Un ejemplo claro son las lámparas en esfera, que generan una iluminación difusa, que se extiende hacia el cielo, ocultando el firma-mento, al mismo tiempo que iluminan de forma deficiente el suelo y los alrededores.

Por otro lado, las luminarias que enfocan la luz –de foco–, permiten dirigir una mayor cantidad de luminosidad hacia el suelo y

Luminarias de esfera

Luminarias de foco

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Tamaño de la plazaUna plaza ha excedido su tamaño máximo cuando los “vigilantes so-ciales” como la gente de la calle, veredas y casas, no tienen la capaci-dad de ver hacia el otro extremo con claridad. Esta distancia se puede aumentar con una iluminación correcta, pero en términos generales tiene una medida tope. Este problema lo ejemplifican los parques, que debido a su natural extensión, acaban siendo una externalidad negativa para sus alrededores, y terminan instalando rejas y muros, dando la espalda a su entorno.

El tamaño mínimo se mide por los programas que la plaza tenga en su interior, es decir, cuando sus programas son capaces de desa-rrollarse sin la erosión de las circulaciones perimetrales o sus condi-ciones espaciales. Por ejemplo, en el caso de una plazoleta entre dos calles muy transitadas, aunque se posea superficie suficiente para tener juegos infantiles, la erosión que provoca el tránsito continuo, ahuyentará cualquier posibilidad de uso cotidiano.

Y por último, los casos que se encuentren entre estos dos extre-mos, sólo deben cumplir con una superficie suficiente –sin exceder-se– para desarrollar sus propios programas internos.

68. Ejemplo de plaza sobredi-

mensionada: las viviendas

no son capaces de abarcar la

extensión entre lado y lado, y

de noche las circulaciones se

vuelven inseguras por la poca

vigilancia social.

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El tamaño máximo que puede alcanzar una plaza, es importante debido a las distancias que genera entre su centro y las viviendas o a las circulaciones de personas. Esa distancia máxima es donde la vivienda no alcanza a “vigilar” lo que pasa en la plaza, o donde la gente no se siente segura respecto a su cercanía de las viviendas. Por otro lado, el tamaño mínimo de la plaza, se mide por la capacidad de desarrollar activida-des de manera cómoda, a suficiente distancia del tránsito vehicular. Es decir, que debido a la proximidad de la calle se vuelve incómodo: jugar, hacer deporte, sentarse, reunirse, etc. quiere decir que la plaza es demasiado pequeña.

Plaza demasiado ancha

Plaza demasiado angosta

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69. Este ejemplo de apropiación del

lugar es el más importante y al

mismo tiempo el más simple:

el uso del lugar. Las personas

aquí sentadas demuestran que

el espacio les pertenece y hacen

uso de él.

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Apropiación

(…) Los barrios deben tener espacios públicos que puedan ser apro-piados por parte de la comunidad. Apropiarse significa que la gente siente que es suyo y lo expresa espacialmente.(…)231

(…) observamos un buen ejemplo de demarcación territorial por parte de la comunidad con el color aplicado en los postes y los bancos. (…)232

La apropiación es la sensación de pertenencia que tiene la gente de un lugar determinado, ésta se genera por diversos factores, tanto físicos como de conducta, y pueden ser subjetivos o no. (…) . Este concepto (Reforzamiento Territorial) sostiene que las oportunidades de delincuencia se reducen cuando un lugar está bien cuidado, o es percibido como tal por una persona. (…)233

El primer y más básico factor es simplemente el “uso” del lugar. Si se ven familias, niños , deportistas, etc., en una plaza, ésta toma una

231 Op. Cit, Espacio urbano, vivienda y seguridad ciudadana, Capítulo 3. “Ciudad, barrio y seguridad ciudadana”, 1999, p. 46.

232 Op. Cit, Puente Alto, Capitulo 1 “Villa El Volcán, Caleuche y Chiloé”, 200?, p. 26.233 Ibid, Puente Alto, Capitulo 1 “Villa El Volcán, Caleuche y Chiloé”, 200?, p. 23.

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70. Otra forma de apropiación

es mantener la insfraestruc-

tura del lugar. Este ejemplo

muestra una plaza completa-

mente deteriorada, en la que

se intenta lograr un mínimo

de seguridad, al quitar los

escombros e instalar una

luminaria en medio. De

cualquier manera, sin una

infraestructura mínima, es

prácticamente imposible que

se muestre útil a la comuni-

dad como espacio público.

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En tercer lugar, la posición relativa en que el arquitecto disponga de algunos programas permite una acción imperceptible y sin esfuer-zo por parte del usuario; se puede dejar un programa que necesite mayores cuidados o que sea peligroso, junto a otro que sea seguro.239 Por ejemplo un juego infantil o un muro ciego, al lado de un kiosco, almacén, o una circulación extremadamente transitada. (…) Elemen-tos como quioskos bien diseñados activan el espacio público ya que atraen a la clientela que a la vez actúa como vigilante natural del espacio público. (…)240 Otra forma es la de tener varios programas con diferentes tiempos de uso, para que la plaza no tenga largos periodos de inacti-vidad. Como el tener juegos infantiles, una multicancha y un lugar de reunión.241

Por último, la participación de los futuros usuarios242 de la plaza en elementos, conceptos, espacios, etc. dentro del proyecto, permi-te la sensación de que éste es más propio y apto que si fuese “im-puesto”. (…) En cualquier toma de decisión en relación al reforzamiento territorial es bueno incorporar la opinión de la comunidad en la toma de decisiones (…)243

239 Ibid, Puente Alto, Capitulo 1 “Villa El Volcán, Caleuche y Chiloé”, 200?, p. 23. 240 Ibid, Puente Alto, Capitulo 2 “Zona Centro de Puente Alto”, 200?, p. 35. 241 Ibid, Puente Alto, Capitulo 1 “Villa El Volcán, Caleuche y Chiloé”, 200?, p. 23. 242 Op. Cit, La ciudad peatonal, Cap. 1 “Análisis y reflexiones conceptuales”, 1979, p. 47. 243 Ibid, Puente Alto, Capitulo 1 “Villa El Volcán, Caleuche y Chiloé”, 200?, p. 23.

connotación positiva, que a su vez atrae más gente y termina consi-derándose segura al poco tiempo.

En segundo lugar, la apropiación mediante su cuidado físico, es decir, pintado de infraestructura, barrido de suelos, mantención de pasto, plantas, luminarias, etc.,234 genera una sensación de seguri-dad en un entorno determinado. Permite un círculo virtuoso, donde el cuidado del lugar da una sensación de seguridad, que permite aumentar su uso, lo que influye en un menor deterioro; que a su vez mantiene la seguridad. (…)Uno de los elementos más atractivos para la comunidad en un espacio público es el pasto y el derecho a poder caminar y descansar sobre él.(…)235 Una variación de esto último, es que el diseño arquitectónico del espacio formal, sea además de funcional e inteli-gente, “bello”.236 Este concepto por subjetivo que sea, es responsable de buena parte de la proximidad del vecino con su plaza.237 (…) La belleza por último, es un valor que depende tanto del espacio público, como del espacio privado y que se relaciona con aspectos perceptivos y altamente subjetivos. (…)238

234 Op. Cit, Puente Alto, Capitulo 1 “Villa El Volcán, Caleuche y Chiloé”, 200?, p. 23.235 Ibid, Puente Alto, Capitulo 1 “Villa El Volcán, Caleuche y Chiloé”, 200?, p. 11.236 Op. Cit, Valores Socioculturales y Hábitat Residencial Urbano, Capítulo 3. “Hacia una

identificación de los valores en el espacio público:”, 1987, p. 14. 237 Op. Cit, Los edificios 1010 y 1020: revitalización y mejoramiento del paisaje residen-

cial, Capítulo 1. “La vivienda social en Chile”, 2008, p. 10.238 Ibid, Valores Socioculturales y Hábitat Residencial Urbano, Capítulo 4. “Hábitat

residencial y valores”, 1987, p. 20.

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La “Apropiación” es la sensación de perte-nencia que tiene la gente hacia un espacio en particular, es lo que hace que una persona considere un lugar como propio y que por lo mismo lo cuide.

Las conductas que generan esta sensación son de especial importancia: el primer factor es la simple presencia de gente del barrio, hacien-do uso de sus bancas, juegos, canchas, pasto, árboles, etc.

En segundo lugar, el cuidado físico de la plaza, como el pintar los juegos, arreglar bancos y es-caños, plantar flores, cuidar árboles y arbustos, mantener limpio, etc.

Ejemplos de distintas decisiones de diseño con respecto a bancos y escaños de un plaza

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En tercer lugar, el disponer de activida-des que necesiten cuidado, como juegos infantiles, cerca de actividades que generen seguridad, como bancos donde los padres vigilen, o cerca de viviendas, por ejemplo.

Por último, los vecinos pueden participar en decisiones de diseño sobre la plaza o los elementos que se va a construir.

Así el barrio se puede considerar a sí mismo, como gestor de su propio espacio público –o al menos en parte–, y pueda desarrollar un “cariño” por éste.

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71. Esta plaza ha fallado en en-

contrar una vocación como

espacio público. Talvez está

sobredimenasionada, pues

se observa pasto y bancos

al fondo.

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Programas

(…) Podríamos sintetizar en dos, los factores que influyen en el uso de un espacio de Plaza: 1) La Configuración del Espacio y su Contexto. 2) Las actividades que lo anima. (…) 244

(…) Para que un espacio público congregue a los habitantes de un sector debe ser atractivo no sólo en el sentido del diseño sino que también de las actividades que ofrece al usuario. (…)245

Sin programas el espacio mismo no tendría sentido, ya que son actividades que se desarrollan en todo lugar, y que permiten con-ceptualizar la función de un espacio, es decir, de comprender su rol dentro del todo.246 247

Por esto, en un proyecto se deben definir un número de progra-mas que se realizan –o realizarán– con mayor éxito y regularidad según el caso puntual, donde algunos se desarrollan por separado,

244 Op. Cit, La plaza: forma y espacio, Parte II, Escuela de Arquitectura, 1998, p. 42. 245 Op. Cit, Puente Alto, Capitulo 1 “Villa El Volcán, Caleuche y Chiloé”, 200?, p. 11. 246 Op. Cit, Las plazas de Santiago, Capitulo 4 “La plaza como elemento de equipamien-

to urbano”, 1983, p. 161. 247 Ibid, Puente Alto, Capitulo 1 “Villa El Volcán, Caleuche y Chiloé”, 200?, p. 11.

ensimismados, y otros se potencian mutuamente o se dan de manera superpuesta. (…) Existen ciertas complementariedades posibles aunque subsiste la necesidad de potencialmente, al menos, mantener ciertas funcio-nes separadas.(...)248

Es importante considerar el no imponer actividades de manera arbitraria, sino que se debe analizar primero cuales son las que se dan de manera natural y/o cuales son necesarias o aptas.249

Hay tantos programas como actividades se puedan dar, y sería imposible precisarlos todos, pero se pueden llegar a clasificar en tres grupos generales: Los programas de deporte, los de juegos infantiles y el de reunión. También existe el de detención, pero esta presente en prácticamente todos los anteriores, así que se le dedicará un espacio propio dentro del análisis; ejemplos de esto se encuentran en graderías de multicanchas, en bancas donde los padres vigilan a sus hijos jugando, o al sentarse en una reunión vecinal.

248 Ibid, Las plazas de Santiago, Capítulo 4. “La Plaza Como Elemento De Equipamiento Urbano”, 1983, p. 144.

249 Ibid, Puente Alto, Capitulo 1 “Villa El Volcán, Caleuche y Chiloé”, 200?, p. 11.

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72. Se puede ver a los jovenes

“jugando a la pelota”, aún

cuando la infraestrucutura

no es adecuada.

73. Multicancha construida

como un equipamiento urba-

no, pero no responde ante el

deterioro de sus bordes hacia

la plaza.

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DeporteEl programa de “deporte” agrupa a todo tipo de actividades físicas o mentales y tanto formales como informales. Es decir que dentro de esta clasificación están presentes los partidos de fútbol, basquetbol, tenis, voleibol, ajedrez, damas, tejo, etc., y respecto a su nivel de formalidad, existen tanto partidos de baby fútbol en multicanchas, como una “pichanga” en la tierra, en la que se patea una lata de bebi-da. Las infraestructuras de estos programas también son diversas, por ejemplo existen, canchas, multicanchas, pistas, ciclovías, máqui-nas de ejercicios, tableros, etc. Es básicamente la versión adulta –aunque no exclusivamente– de los juegos infantiles y permite atraer gente a los espacios públicos, y mantener su estado físico y/o mental. Su elección depende del tipo de habitante presente en el barrio, sus intereses, posibilidades, nivel educacional, tiempo libre, etc.

En el caso específico de las multicanchas, que son, dentro de lo poco que existe, una de las infraestructuras más comunes para el deporte, se pueden observar grandes deterioros en la zona perimetral exterior. Esta zona normalmente se muestra con problemas de integración debido a altas rejas instaladas, que no permiten una relación con la parte “verde” de la plaza. Esta zona demanda una mayor atención en el diseño, que puede ser un cambio en el perímetro para hacerlo más amigable en la transición exterior-interior, o una iluminación más abundante y mejor dirigida, incluso la instalación en lugares que no tienen más espacio que para recibir la multicancha, los que acaban transformándose exclusivamente en equipamientos.

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Los distintos tipos de actividades que existen en una plaza se pueden agrupar en tres princi-pales: deporte, juegos infantiles y reunión.

En primer lugar el deporte, permite atraer gente a la plaza, ya que se reúnen para compe-tir, jugar o ejercitarse. La elección de el tipo de deporte que se instalará, depende de la compo-sición etárea o de género, y de los intereses del barrio en general.

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74. Aún cuando la presencia de

una vía de alta velocidad

connota cierto peligro, la

presencia de comercio y de-

fensas refuerza la protección

de los niños.

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Juegos Infantiles

(…)Las áreas residenciales son las áreas para la vida familiar y dentro de ella, fundamentalmente el espacio donde crecen los niños de una ciudad(…)250

(…)Se estimula la imaginación y la coordinación muscular fina, a través del juego con elementos vegetales, palos y suciedad.(…)251

Los juegos infantiles son el símbolo por excelencia de la plaza de barrio, y parece ser el único elemento que se suma a los demás pre-sentes en el imaginario colectivo de la plaza actual desde su “afran-cesamiento”; estos son el pasto, senderos, árboles y bancas. (…) Los espacios que atraen a los habitantes son los que ofrecen juegos, pasto y árboles como elementos primarios.(…)252 De esta manera se ha agregado un elemento explícitamente ideado para el segmento infantil y que apunta de manera exclusiva al esparcimiento y desarrollo físico de éstos.253

250 Op. Cit, Guía de diseño del espacio público, Cap. 2.4. “Edificios y contexto”, 2003, p. 83. 251 Ibid, Guía de diseño del espacio público, Cap. 4.10. “Juegos Infantiles”, 2003, p. 374.252 Op. Cit, Puente Alto, Capitulo 1 “Villa El Volcán, Caleuche y Chiloé”, 200?, p. 13.253 Op. Cit, Las plazas de Santiago, Capítulo 4. “La Plaza Como Elemento De Equipa-

miento Urbano”, 1983, p. 170.

Por otro lado, la plaza ha tomado un protagonismo mayor en rela-ción a la antigua calle, ya que el flujo vehicular254 ha ido en constante aumento, convirtiéndose muchas veces en espacios peligrosos para los niños.255 256

Los menores actúan además como elementos atrayentes a la plaza, ya que junto con los niños, llegan los padres u otros parientes;257 por esto se vuelve innecesario, e incluso contraprodu-cente, el separar drásticamente el programa de juegos infantiles, de otros perfectamente compatibles.258

Este programa cumple además una función complementaria, que es la de proporcionar cuidado a los niños que los usan,259 no sólo para que no se lastimen al jugar, sino que al exponerse al “exterior”, es decir, al resto de la plaza y del barrio. (…) El diseño y emplazamiento ur-bano de los juegos para niños debe considerar, sin embargo, los peligros que ellos encierran frente al eventual merodeo, molestias y ataque de personas extrañas, atraídas por los menores, muchas veces solos y sin defensa. (…)260

254 Ibid, Guía de diseño del espacio público, Cap. 4.10. “Juegos Infantiles”, 2003, p. 368.255 Op. Cit, Parques y campos de juego para niños, Introducción, 1975, p. 7.256 Ibid, Parques y campos de juego para niños, Introducción, 1975, p. 7. 257 Ibid, Puente Alto, Capitulo 1 “Villa El Volcán, Caleuche y Chiloé”, 200?, p. 13.258 Ibid, Parques y campos de juego para niños, Capítulo 4 “Tráfico de juego – Tráfico

motorizado” , 1975, p. 24. 259 Ibid, Guía de diseño del espacio público, Capítulo 3.2. “Espacios públicos y seguridad

ciudadana”, 2003, p. 121 260 Guía de diseño del espacio público, Capítulo 4.10. “Juegos Infantiles”, 2003, p. 367.

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75 y 76. Imagenes del proyecto de

título de Tatiana Schukkert,

de esta escuela de Arquitec-

tura, donde está presente

el concepto de solidez en la

construcción, ya que está

sometida a gran estrés por

parte de los usuarios. Le da

un giro al típico grupo de

juegos, intengrádolos a una

conjunto mayor que también

tiene fines recreacionales.

Además dispone de un borde

que aisla en algún grado del

exterior y “vigila” los juegos.

77. En el caso de esta imagen,

la disposición de asientos

permite establecer un límite

hacia otros programas, al

mismo tiempo que entrega

facilidades para su vigilancia.

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A los niños difícilmente se les puede restringir entre los público y lo privado, ya que se mueven con cada vez mayor libertad a medida que crecen;261 por esto las plazas deben estar accesibles y cercanas a cada vivienda, aún cuando por esto deban tener menor tamaño dentro del barrio.262

Existen múltiples factores que hacen peligrosa una plaza de ba-rrio para un niño pequeño, pero los más temidos son la delincuencia y los accidentes con vehículos motorizados.263 y 264

Por esto se dispone de varias posibilidades de diseño que hacen más seguro el ambiente donde se instalan los juegos infantiles, estas son la “Vigilancia Social”, la “Altura”, y la “Iluminación”.

La vigilancia social permite una sensación de seguridad que da la muchedumbre, o las ventanas en las fachadas de las edificaciones, ya que el hecho de ver pasar gente a cada minuto por un sendero o calle, permite tener la tranquilizadora opción de pedir auxilio ante una emergencia.(…) El espacio de juego para niños pequeños con arena, hierba, sillas y mesas, debe ser perfectamente visible desde sus hogares. (…)265 Es normalmente proporcionada por senderos internos, exter-nos y desde la fachada de las viviendas. Esta sensación es de natura-leza subjetiva, pero todo factor que aumente esa sensación, de hecho

261 Op. Cit, Parques y campos de juego para niños, Cap. 2 “Exterior e interior”, 1975, p. 13.262 Ibid, Parques y campos de juego para niños, Capítulo 4 “Tráfico de juego – Tráfico

motorizado” , 1975, p. 20. 263 Op. Cit, Guía de diseño del espacio público, Cap. 4.10. “Juegos Infantiles”, 2003, p. 367.264 Ibid, Parques y campos de juego para niños, Introducción, 1975, p. 7. 265 Ibid, Parques y campos de juego para niños, Capítulo 8 “Campos de juego - Planea-

miento”, 1975, p. 84.

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aumenta la seguridad real, debido a que la condición que hace a una persona desconfiar de un lugar, es la misma que impulsa al antisocial a cometer el delito. (…) realizar diseños de lugares que permitan la obser-vación de los niños por sus padres o acompañantes y la visión de los pasean-tes y eliminar toda posibilidad de existencia de lugares-trampa. (…)266

Un nivel alto del terreno en el lugar que se emplazan los juegos, es importante para aumentar la distancia desde donde se puede vigi-lar socialmente.267 Y es el mismo efecto que persigue la utilización de luz artificial, con la que se puede poner en evidencia, cualquier acción a una mayor distancia.

Esta mayor visibilidad a la que se hace referencia, también debe funcionar desde el punto de vista de los automovilistas que transitan por las calles colindantes con la plaza, debido al cuidado que se debe tener con niños que cruzan hacia y desde ésta. De esta forma, no se debe plantar vegetación –o instalar algún otro elemento– de manera tupida cerca del borde de la plaza, ya que oculta la trayectoria de un niño, antes de cruzar la calle.

266 Op. Cit, Guía de diseño del espacio público, Cap. 4.10. “Juegos Infantiles”, 2003, p. 367.

267 Op. Cit, Espacios urbanos seguros, Capítulo 1. “Conceptos generales”, 2002, p. 14.

78. La forma en que el edificio

del fondo tiene sus ventanas

hacia el espacio de juegos, es

el correcto. Pero no se apoya

en las demás construccio-

nes; éstas dan la espalda,

perdiendo un dominio sobre

todo el espacio público.

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79 y 80. Existe otra forma de

aumentar la vida útil de

estos juegos, y se puede ver

en el ejemplo de un barrio

en el cual los vecinos se han

organizado para construir –y

diseñar– los juegos infantiles

de la plaza, sin contar con

la ayuda de un ente

administrativo o privado. Es

una manera en que el barrio

genera una apropiación y

una preocupación real, de la

cual nace una vigilancia es-

pontánea de los habitantes.

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Las actividades como correr, trepar, caer, rodar, saltar, traspasar, etc. son típicas de juegos infantiles, y por eso, éstos deben ser resistentes a esfuerzos físicos y maltratos prolongados, sin hablar del vandalis-mo tan propio de las ciudades.

Una forma es hacerlos más resistentes, o mantenerlos y vigilar-los activamente, pero también se puede disponer del suelo, que me-diante cambios en su topografía puede recrear las acciones propias de estos juegos.

Por último es importante que los juegos sean interesantes para los niños, por lo que se debe investigar las principales preferencias. (…)Lo verdaderamente importante es realizar un estudio previo a la instalación de un conjunto de juegos infantiles, con el fin de conocer las reales nece-sidades y gustos de los posibles niños usuarios. La medición del valor que ellos le asignan a los diferentes tipos de juegos es posible realizarla a partir de mapas de conducta, cuestionarios y mapas mentales, manejados por expertos (...)268

268 Op. Cit, Guía de diseño del espacio público, Cap. 4.10. “Juegos Infantiles”, 2003, p. 369.

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Los juegos infantiles, tienden a atraer, no sólo a niños, sino que a adultos y familias completas también, ya que los niños son los usuarios más entusiastas de la plaza, y muchas veces son acompañados por adultos que los cuidan, sentándose a conversar en los asientos cercanos. La plaza permite cuidar los niños, pero se debe tener cuidado con la delincuencia y los vehículos.

Estos juegos deben estar cerca de las vivien-das, en un lugar de mayor altura y/o mayor iluminación, y los bordes de la plaza deben tener visibilidad para evitar atropellos.

Juegos entre asientos

Juegos en altura

Juegos iluminados

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Juegos entre viviendas

Juegos entre calles

Juegos sólidos y resistentes

Los juegos instalados deben tener capacidad de resistir el maltrato físico, por lo que de-ben ser de calidad y de materiales a prueba de todo, ya que se ven expuestos al maltrato diario que es propio de su actividad y al van-dalismo que muchas veces los deteriora.

Otra alternativa es la de usar el terreno mis-mo como juego; por ejemplo con montículos o pequeñas pistas para bicicletas. Por último, es importante que los juegos sean interesantes para los niños, se debe revisar cuales son los más demandados antes de decidirse.

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81 y 82. Este proyecto de título

de la alumna Constanza Ide

Mery, de la Escuela, año

2009; interviene un segmen-

to público del exterior, que

funciona como nexo entre los

espacios. Permite un lugar

de reunión fuera de la sede,

haciendo una transición

entre ésta y el exterior. En el

esquema superior se pueden

observar los segmentos en

que se divide la propuesta.

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Reunión

(…) A modo de concepto fundamental sobre el punto, señala que una plaza debe ofrecer comodidad de concentración para todos los actos públicos, fiestas patrias, escolares, etc., debiendo ser un lugar cómodo, tranquilo y atrayente para la afluencia de grandes masas de población que buscan aire puro y recreo para la vista. (…)269

Hasta este punto, se han revisado las actividades de Deporte y Juegos infantiles, y posteriormente se terminará con las detenciones, pero existe otro tipo de programa que se da, y que tiene que ver con la capacidad de organización de un barrio: la “Reunión”, que engloba todo tipo de instancias, tanto vecinales como de grupos corrientes; desde clases al aire libre, hasta manifestaciones políticas o de pro-testa. El tipo de reunión tiene que ver con ciertos factores de la plaza o del barrio, por ejemplo, para sesiones de protesta o celebración espontánea, debe tener cierta visibilidad o trascendencia simbólica, y con un tamaño adecuado para que pueda agrupar cierta cantidad de personas.

Se revisarán los lugares de reunión externos, que son los que se producen en el espacio abierto de una plaza, pero antes existe una variante que es necesario, al menos comentarla. Estos son los espa-cios de reunión en interior, como sedes y gimnasios vecinales, donde

269 SHIJMAN, Osías. Estudio urbanístico de las plazas, “Elementos en trazado de ciu-dad nueva”, ?, Buenos Aires, 1983, p. 85.

se da mayor privacidad además de resguardarse del clima y tener un lugar físico donde estar; permiten también guardar elementos de la junta vecinal o algún otro tipo de organización. Estos espacios, aún cuando no son espacios abiertos ni absolutamente públicos en su sentido amplio, sirven de plataforma y elemento aglutinador, para que la comunidad se organice de mejor manera y tenga más herra-mientas para intervenir sus espacios públicos, lo que incluye a sus propias plazas de barrio.

Dicho esto, las dos clases de espacios de reunión que competen en el análisis son en lugares abiertos, y por lo mismo, de mayor condición pública.

La primera clase de espacio de reunión que se verá, serán los residuales que normalmente quedan alrededor de las sedes sociales cuando éstas son construidas en terrenos abiertos, como en algunas plazas. En estos casos la posibilidad de intervención se encuentra en el espacio público, junto a la sede, donde se puede elaborar un nexo con el resto del lugar.

Por otro lado, si no hay sede, pero existe en el lugar una comuni-dad preocupada por una organización mayor y mejor, sería de gran importancia el incluir en el proyecto de espacio público un lugar adecuado para facilitar su eventual construcción, teniendo en cuenta la noción de que el espacio que la rodea, puede ser una extensión de su programa, o un espacio intermedio, que haga la transición con el resto de la plaza.

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83. El proyecto de la alumna

Susana Morales, año 2007,

es una estructura que se pre-

senta de manera itinerante

pudiendo desmontarse con

relativa facilidad.

84. Para la implementación de

estructuras desmontables,

es sólo necesario un espacio

amplio, sin limitarse nece-

sariamente a la jerarquía,

localización, infraestrucu-

tura, etc.

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Además del espacio de reunión que se da alrededor de las sedes, existe otro tipo de espacio que es de naturaleza más independiente y permite a la comunidad que se pueda reunir normalmente, con mejor clima y en cantidades mayores. Se puede hacer otro tipo de actividades de reunión como ejercicios para la tercera edad, talleres, celebraciones de fechas importantes, actividades culturales, comer-cio informal, etc. (…)Su importancia radica en el regalar al espacio público un elemento potencialmente dinámico, capaz de concentrar a las personas en una atmósfera particular(…)270

Estos lugares deben ser adaptables a distintas situaciones, por lo que resulta contraproducente tener un mobiliario fijo;271 necesitan ser abiertos,272 amplios y con sombra abundante, pero donde los árboles no interrumpan la visión entre el lugar del “público” y el espacio que hace las veces de “escenario” o púlpito. Este último debe tener, como único criterio obligatorio, que sea en altura y permita dominar el resto del espacio de reunión.

Aún cuando es preferible mantener un espacio abierto sin ele-mentos fijos, para poder adaptarse a diferentes actividades, es bueno disponer de un perímetro a manera de limitador del espacio, que mientras da tamaño al lugar, funciona como asiento en el borde.

270 Op. Cit, Guía de diseño del espacio público, Capítulo 4.11. “Escenarios”, 2003, p. 381. 271 Ibid, Guía de diseño del espacio público, Cap. 3.3. “Otras condiciones”, 2003, p. 137.272 Op. Cit, Santiago: un plan para una ciudad armoniosa, Parte B “Proposiciones para

un orden general”, 1985, p. 129.

Por otro lado, el hecho de tener un espacio amplio permite montar infraestructuras temporales, las cuales crean situaciones de reunión, donde se puede otorgar a una plaza, una actividad y luego otra distin-ta. Así mismo, se puede montar la misma infraestructura en distintos espacios públicos, especialmente aquellos que no poseen la densidad o peso específico para construir y sustentar uno permanente.

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Por último existen las actividades de reunión, que consisten en todo tipo de manifestación o agrupación de mucha gente.

Los espacios de reunión pueden ser un nexo entre el interior de una sede y el exterior del terreno, donde se pueden construir corredores, asientos, comedores, entre otras cosas; y así permitir que exista una transición entre el inte-rior y la plaza, para actividades al aire libre.

También pueden ser completamente exte-riores, como plazas donde se reúnan para actividades políticas, ejercicios para adultos mayores, recitales musicales, celebraciones de navidad, fiestas patrias, etc.

Sede junto a la plaza

Ejercicios

Celebraciones

Sede Parrón Árboles

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Asientos fijos

Altura para reunión

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Estructura desmontable

Espacio sin límites ni sombra

Espacio con límites y sombra

Para estas actividades se debe tener un espacio sin muebles u otros obstáculos, solamente la existencia de árboles en los bordes para dar sombra, especialmente desde el poniente; además se puede dispo-ner asientos fijos para demarcar los límites del lugar.

Es útil la presencia de un púlpito o cual-quier punto en alto, para permitir dirigirse a la multitud y que esta pueda ver.

Además se pueden construir estructuras desmontables, en actividades como ferias o muestras, para después moverlas a otras plazas similares.

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Detenciones

(…) Al pensar en una plaza, surge como una de las primeras asocia-ciones de ideas, el descanso, el sentarse a conversar o simplemente tomar el sol. (…) 273

(…)El sentarse no solo responde a la necesidad de descansar, también satisface la necesidad de encontrar una posición cómoda desde la cual participar del espacio a contemplar.(…)274

En términos generales, el espacio público tiene dos aspectos; el primero es el movimiento, que se encarna en la calle, donde la gente circula y se relaciona, a pesar del protagonismo que ha adquirido en la actualidad el vehículo motorizado. Y el segundo es el reposo, que se desarrolla en la “plaza”, donde la detención es el principal medio de intercambio social.275

La “Detención” es uno de los programas que presentan las plazas, al igual que “Deporte”, “Juegos Infantiles” y “Reunión”, pero posee ciertas peculiaridades, –fuera de ser un tema más extenso– por lo que se dedica una subdivisión propia.

273 Op. Cit, Las plazas de Santiago, Capitulo 3 “Los elementos de diseño de la plaza”, 1983, p. 140.

274 Op. Cit, Guía de diseño del espacio público, Cap. 4.1. “Mueble Urbano”, 2003, p. 152.275 Op. Cit, La plaza, el centro de la ciudad, Capítulo 1 “Las plazas en Occidente - Intro-

ducción”, 2002, p. 14.

Este programa está presente en casi todas los demás, al mismo tiem-po que de manera “pura”; e incluso se adapta a una gran variedad de infraestructuras, aún cuando muchas veces no están pensadas para éste.(…) también los peldaños y los cambios de nivel afianzados invitan a sentarse. Las hileras de empalizada de diversas alturas, así como los bloques gruesos de piedra, se pueden utilizar para descansar y también para jugar encaramándose a ellos.(…)276

La detención, junto con la sombra, son unas de las características más importantes de una plaza de barrio.277 y 278 Se debe recordar que se esta hablando de plazas donde la densidad es baja, por lo que no existen tantas razones para su uso como en el caso de plazas cen-trales; no hay grandes atrayentes como comercio o turismo, o tanta densidad de gente a su alrededor. La detención parece ser la mane-ra más natural de atraer al transeúnte ocioso,279 que se detendrá, “vivirá” la plaza y socializará280 con su entorno, observándola desde

276 GRUB, Hermann. Ajardinamientos urbanos, Capítulo 2. “Plazas y caminos”, Ed. Gustavo Gili, Barcelona, 1986, p. 34.

277 Op. Cit, Aspectos físicos y sociales de la ciudad, una controversia inadecuada, Intro-ducción, 1988, p. 2.

278 Ibid, Las plazas de Santiago, Capítulo 2. “Morfología De Las Plazas De Santiago”, 1983, p. 60.

279 Op. Cit, Espacios urbanos seguros, Cap. 2. “Recomendaciones de diseño”, 2002, p. 36. 280 Op. Cit, Valores Socioculturales y Hábitat Residencial Urbano, Capítulo 3. “Hacia

una identificación de los valores en el espacio público:”, 1987, p. 14.

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85. Ejemplo de un elemento de

detención. La gente al buscar

un lugar para reposar pre-

fiere hacerlo en un asiento y

bajo un árbol.

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un asiento,281 o en su recorrido de entrada y salida del lugar. (…) Un público que se siente solicitado participa gustoso en la vida de la comunidad y la fortalece. La consecuencia final está próxima: cuantas más personas se sienten, tanto más agradable será el lugar. (…)282 Además el hecho de tener sombra, es decir de que el lugar regule la sensación térmica, aumenta las posibilidades de sentirse atraído al asiento, el quedarse o el volver a éste otro día, quizás acompañado.283

Parece claro que el “uso” de la plaza es una forma de medir su “éxito”, mediante el cual, de alguna manera se puede dar sentido a los criterios y decisiones que se tomen.284 Visto de otra forma, las pla-zas de barrio que no poseen ninguna infraestructura para la deten-ción, pierden la capacidad de atraer y retener a la gente, fracasando finalmente como espacios públicos.285 (…) El uso que la población haga de las plazas será, por lo tanto, la medida de su utilidad social, (…)286

281 Op. Cit, La ciudad peatonal, Capítulo 4 “Foro para peatones”, 1979, p. 138.282 Ibid, La ciudad peatonal, Capítulo. 4 “Foro para peatones”, 1979, p. 138. 283 Op. Cit, Santiago: un plan para una ciudad armoniosa, Parte B “Proposiciones para

un orden general”, 1985, p. 131.284 Op. Cit, Puente Alto, Capitulo 1 “Villa El Volcán, Caleuche y Chiloé”, 200?, p. 11.285 Op. Cit, Guía de diseño del espacio público, Cap. 4.1. “Mueble urbano”, 2003, p. 147. 286 Op. Cit, Las plazas de Santiago, Capitulo 4 “La plaza como elemento de equipamien-

to urbano”, 1983, p. 144.

86. Una plaza “sin uso” es una

plaza fracasada. En este

caso, talvez un asiento bajo

una sombra marcaría la

diferencia.

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87, 88 y 89. Ejemplos de asientos

para grupos de usuarios de

distintos tamaños.

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CapacidadUna situación que tiende a repetirse en plazas de barrio, e incluso plazas centrales, es la utilización de un tipo de asiento de dimensio-nes relativamente uniformes, con capacidad de recibir alrededor de tres personas al mismo tiempo. No parece importar que los grupos que acuden a la plaza sean numerosos o pequeños, las bancas siguen siendo instaladas de igual manera. Es importante aclarar que se habla de manera genérica, ya que existen múltiples tipos de bancas, con distintas capacidades, pero en términos cuantitativos, se tiende a la instalación de bancas para tres usuarios.

Como manera de evitar la subutilización de asientos por parte de grupos numerosos, o personas que desean la tranquilidad de leer el diario en soledad, es importante la disposición de elementos que de alguna manera se adapten a las diferentes situaciones.

Es evidente que no se puede prever la composición de estos grupos, pero se puede suponer que normalmente varían entre nume-rosos de cinco a diez personas, en el caso de turistas o colegiales, por ejemplo, hasta un mínimo, es decir, una persona solitaria.

Así como existen diversas combinaciones en el tamaño de grupos de visitantes, también existen diversas opciones a la hora de diseñar los elementos de reposo y la manera que estos reciben a las personas.

Una aproximación es la de disponer un gran elemento que pueda abarcar grandes grupos, pero que debido a su longitud, sea posible el estar “solo”, aún con más personas sentadas a lo largo de él. Tam-bién se puede tomar el camino de disponer elementos de distintas longitudes, haciendo el ejercicio de ir construyendo las distintas

cantidades. Un tercer enfoque sería el colocar asientos individuales en diferentes agrupaciones y que funcionen como conjunto. Como el caso del uso de neumáticos como elementos de reposo, y mediante los cuales se crean detenciones para cualquier nivel de agrupación, desde un par de personas a una veintena o más.

Aún cuando parece lógico cubrir las opciones más probables, es importante investigar, al menos superficialmente, el tipo de agru-paciones que se forman de manera natural en el barrio donde se va a construir una plaza. Es decir, investigar un poco sobre la situación social, el grupo etáreo o elementos urbanos externos a la ésta, como colegios y universidades, ya que puede ser de ayuda.

Aún cuando se ha hablado de las “típicas bancas de plaza”, con tablas de madera y estructura de fierro con un aire decimonónico, no se ha criticado su estilo en sí. Esa es una decisión formal que atañe solamente al proyecto en particular, aún cuando esto tiene otros aspectos relacionados con este análisis, como se ha referido con anterioridad al hablar del “sentimiento de apropiación” que generan o no, los distintos elementos.

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Junto con el deporte, los juegos infantiles y la reunión, la actividad de sentarse o “detención” es un tipo de actividad, muy común en las pla-zas. Pero no se incluye en el grupo anterior, ya que es una actividad que normalmente funciona junto con las otras.

Donde uno se detiene, debe tener una sombra bajo la cual situarse. Los asientos son vitales para una plaza, si no existen la gente no se detendrá.

La cantidad de gente que ocupa un asiento es importante, pues tiene que ver con el nivel de privacidad de una persona.

Banco único

Bancos de disti

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Existen varias formas de enfrentar esta situa-ción: disponiendo un gran banco único, tan grande que la gente se sienta en él sin estor-barse unos a otros. En segundo lugar se pueden construir bancos para grupos de personas de distintos tama-ños.

También se pueden disponer asientos indi-viduales en distintas posiciones y distancias, armando distintos grupos entre sí. Es impor-tante saber el tamaño de grupo más común en una plaza determinada, antes de instalar el mobiliario.

Bancos individ

uales

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Disposición

(…) Es necesario ofrecer distintos sub-espacios de asientos que acojan a distintos grupos de personas de distintas edades y costumbres. (…)287

La forma de sentarse es un aspecto determinante de las deten-ciones, ya que permiten la generación de espacios determinados para la relación social.288 Al distribuir asientos de cierta manera, o al tener estos mismos una forma específica, se logran distintas situaciones en las agrupaciones de personas que permiten potenciar la comunica-ción.289

Por ejemplo, si se reúne un grupo de amigos de un colegio a conversar, normalmente se distribuirían de manera concéntrica para poder verse todos al mismo tiempo. Pero si se trata de un grupo de gente que espera la locomoción pública, se formarán grupos peque-ños de conocidos o simplemente se mantendrán ensimismados indi-vidualmente, por lo que no se necesita una distribución concéntrica, sino que individualista, atomizada.

Por todo esto, la manera en que se disponen los asientos debe ser tratando de cubrir los principales requerimientos, y en lo posible, deben ser flexibles en su uso, es decir que se adapten o que sean lo

287 Op. Cit, Guía de diseño del espacio público, Cap. 4.1. “Mueble Urbano”, 2003, p. 154.288 Op. Cit, Valores Socioculturales y Hábitat Residencial Urbano, Capítulo 4. “Hábitat

residencial y valores”, 1987, p. 18. 289 Ibid, Guía de diseño del espacio público, Cap. 3.3. “Otras condicionantes”, 2003, p. 137.

menos rígidos posible. (…)Es importante que los elementos del espacio público admitan la posibilidad de cambios sin la imposición de una manera obligada de uso.(…)290

La primera y elemental forma es la individual, es decir, el “punto”, no la “línea”. El estar solo. Esta manera permite enviar el mensaje de querer estar sólo, de ahorrarse el “permiso” o la pregunta “¿esta ocupado?.” De no sentir el riesgo del que disfruta de su soledad en la plaza, que tiene que cortésmente hacerse a un lado para dejar sen-tarse a la pareja de enamorados, o a la señora conversadora.

En términos espaciales no necesita mayor explicación ni re-flexión, sólo el que es necesaria una cierta proporción de estas deten-ciones, que por cierto, muy rara vez se ven en plazas o en cualquier otro espacio público.

La manera en que normalmente se despliegan los asientos, es en línea recta, es decir dos o más personas sentadas hombro con hom-bro, mirando hacia el mismo lado; es la más común de todas.

Cuando son de menor longitud, son adecuados para parejas con-versando y mirando el entorno, o para conocer gente nueva de ma-nera casual. Si tienen un largo mayor, van presentando problemas de desconexión con la persona sentada dos o tres “espacios más allá”, por lo que las relaciones sociales de un grupo numeroso, rápida-

290 Ibid, Guía de diseño del espacio público, Cap. 4.1. “Mueble Urbano”, 2003, p. 150.

90, 91, 92 y 93. Distintas disposi-

ciones de asientos: bancos

situados en L, escaños en

línea recta y bancos con

diferentes curvaturas.

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94, 95 y 96. En este proyecto de la

alumna de la Escuela, Mar-

tha Muñoz, se pueden ver los

neumáticos semienterrados

que permiten sentarse solo o

en compañía, y en múltiples

distribuciones espaciales.

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mente se interrumpen y se atomizan; también puede suceder que se instalen en el suelo en plena circulación, entorpeciendo el paso. Otro problema de la “atomización” de las conversaciones, es que si no hay tanta presión por encontrar un asiento, se generan espacios desper-diciados, debido a la distancia proxémica que se tiende a respetar.

Por otro lado, generalmente las formas o disposiciones convexas tienden a desalentar la participación y se enfocan más en individuos independientes; pero dan privacidad en un cierto nivel, y sin nece-sidad de construir elementos separados. Es decir, que si por alguna razón se desea disponer un elemento continuo que genere relaciones atomizadas, –por razones sociales, por particularidades del proyecto, funcionalidad, etc.– éste debe ser convexo, es decir, que dirija las relaciones hacia fuera, de manera centrífuga.

Al contrario, las formas cóncavas tienden a la conversación y el inter-cambio.291 Ejemplos de estas últimas son la forma en medialuna, o las agrupaciones de asientos en U o en L. La ventaja de esta estrategia, es la posibilidad de reunir grupos relativamente numerosos.

Pero se debe tener cuidado de no dejar muy cerca los asientos que se encuentran enfrentados, puesto que esto generaría incomodi-dad a usuarios desconocidos entre sí.292

291 Op. Cit, Guía de diseño del espacio público, Cap. 2.3. “Parques Urbanos”, 2003, p. 77.292 Ibid, Guía de diseño del espacio público, Cap. 4.1. “Mueble Urbano”, 2003, p. 153.

Por último, existen múltiples casos en que la dirección esta insinua-da, pero se adapta fácilmente al no tener respaldo, son los ”Asientos no direccionados” como los “bancos”. (…)la geometría de los asien-tos no define al usuario una posición única y le sugiere diversas maneras de afrontar el descanso dependiendo del usuario que en el momento se presente.(…)293 Esto permite cambiar las condiciones por parte de los usuarios, modificando su posición a elección y dando dinamismo al espacio y sus usos.294

Mención especial merece el hecho de que varias plazas presentan mesas fijas y sólidas, para juegos de mesa o comida. La manera de disponerlas tiene directa relación con los conceptos anteriores sobre las detenciones. (…) Elemento (mesa) del espacio público destinado a procurar una base elevada y accesible cómodamente a las personas, para permitir desarrollar actividades en su plano horizontal. (…)295

293 Ibid, Guía de diseño del espacio público, Capítulo 4.1. “Mueble Urbano”, 2003, p. 151.294 Ibid, Guía de diseño del espacio público, Capítulo 4.1. “Mueble Urbano”, 2003, p. 151. 295 Ibid, Guía de diseño del espacio público, Cap. 4.1. “Mueble Urbano”, 2003, p. 202.

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Asiento cóncavo

La manera de poner los asientos, de orde-narlos, o su forma, es tan importante como el tamaño de éstos, porque permite generar conversaciones o situaciones más personales, más individuales.

La manera más típica es sentarse de lado, hombro con hombro, lo que permite conversar y mirar el lugar o paisaje; pero no es bueno para grupos de mayor tamaño, donde los que están más lejos no se relacionan.

Las formas convexas, es decir hacia fuera de la “curva”, permite tener mayor privacidad, aún sentándose cerca una persona con otra. Si es cóncava se tiende a conversar y a rela-cionarse más, bueno para grandes grupos de conocidos.

Asientos de lado Indiferencia en asientos largos

Asiento convexo

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Asientos demasiado cercanos

Asientos a buena distancia, permiten circulaciones

En el caso en que se enfrenten dos asientos, se debe tener cuidado con la proximidad entre éstos, ya que puede incomodar a los que están sentados; además, en el caso de que un sendero transite entre ellos, pue-den estorbar las posibles circulaciones. No existe una medida específica en metros, pero normalmente deben estar a una distancia tal que no genere incomodidad.

Al disponer asientos sin respaldo –es decir “bancos”–, se puede cambiar la dirección en que se desea estar sentado, lo que permite modificar la sensación de privacidad, aún cuando estén sentados cer-ca; además se pueden convertir de “cónca-vos” en “convexos” si la forma de disponerse es en “C”.Por último se pueden disponer mesas fijas, para diferentes acciones, como jugar ajedrez, comer, jugar cartas, etc.

Si se disponen bancos –es decir, sin respal-do– se puede ignorar la mesa, si es necesario.

Bancos que permiten diferentes posiciones.

Mesas fijas

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Nivel de detenciónExisten distintas formas de reposar y descansar en una plaza, que van desde simplemente detenerse en medio de una caminata y recu-perar fuerzas, a recostarse en el suelo completamente horizontal; por esto no de debe pasar por alto que existen infinitas posturas mien-tras se esta sentado. Éstas, se podrían agrupar en ciertas categorías, que ayudarían a definir el diseño de los elementos que se instalan.

La primera clasificación de asientos es “Alerta”, estos permiten incorporarse al instante y sin requerir un esfuerzo significativo para sentarse, ni pararse. Muchos de estos están a medio camino de ser simples apoyos, como cuando se está parado contra un muro o un antepecho.296 Al contrario de lo que podría pensarse, estos asientos son adecuados para personas de la tercera edad, por la dificultad que éstos tienden a presentar para incorporarse de sillas, sillones o bancas demasiado bajas.

La segunda clasificación es “activa”, y se utiliza para asientos donde se necesita una postura erguida –el equivalente de cómo uno se sienta a comer, o escribir–. Normalmente están más relaciona-dos a actividades un tanto autárquicas, ensimismadas en su propio mundo. Este es el caso de los jugadores de damas y ajedrez, o de algún oficinista comiendo su colación o leyendo el diario.297 El tipo de asiento más propio de este concepto es el “banco”, que no posee

296 Op. Cit, Guía de diseño del espacio público, Cap. 4.1. “Mueble Urbano”, 2003, p. 148. 297 Ibid, Guía de diseño del espacio público, Capítulo 4.1. “Mueble Urbano”, 2003, p. 148.

respaldo, no permitiendo apoyar la espalda pero sí el sentarse en otras direcciones.298

Por último, existen asientos “en descanso”, los cuales están re-costados y permiten reposar y apreciar de mejor manera el entorno. Aunque necesitan de un esfuerzo mayor y muchas veces, de elemen-tos como apoyabrazos para incorporarse o sentarse,299 sí permiten disfrutar de estadías más prolongadas.300 Un ejemplo de esto es la silla de playa, es cómoda y muy inclinada; y en el caso del mobiliario de la plaza, existe el “escaño”, que es el asiento con respaldo. (…) el uso de los escaños es más generalizado, por su diseño claramente más confortable para la permanencia. (…) 301

Se puede ver que existen varias formas de entender el reposo, pudiéndose desarrollar de manera específica a las necesidades que se perciben en un barrio en particular. En cambio, si se repara en ello, en la gran mayoría de las plazas, la persona tiene una sola forma –con suerte– de descansar al estar sentada.

298 Op. Cit, Las plazas de Santiago, Capitulo 3 “Los elementos de diseño de la plaza”, 1983, p. 140.

299 Ibid, Guía de diseño del espacio público, Cap. 4.1. “Mueble Urbano”, 2003, p. 152. 300 Ibid, Guía de diseño del espacio público, Cap. 4.1. “Mueble Urbano”, 2003, p. 147. 301 Ibid, Las plazas de Santiago, Cap. 3 “Los elementos de diseño de la plaza”, 1983, p. 141.

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99

97. Apoyo para un descanso

breve.

98. Este asiento es cercano al

concepto de “activa” donde

es fácil incorporarse, aunque

talvez no tan cómodo.

99. Tipo de asiento con mayor

superficie de apoyo, pero con

mayor dificultad para que

una persona se incorpore,

principalmente para ancia-

nos y discapacitados.

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Los asientos también se pueden planificar desde el punto de vista de la forma de sentar-se, dependiendo de las distintas necesidades y gustos. Además permite funcionar como un límite para otras actividades que se encuentren al lado opuesto, a la manera de un pequeño muro.Existen asientos en “Alerta”, donde la forma de sentarse es mas bien un simple apoyo, ade-más de tener una altura cómoda para pararse; es una forma ideal para ancianos o discapacita-dos parciales con problemas para incorporarse.

Una segunda clasificación que se llamará “Activa”, se utilizaría para estar sentados de manera más cómoda, pero es ideal para activi-dades donde se debe estar incorporado, como al jugar cartas, o comer una colación.

Por último, el asiento “en descanso” es el que la persona se recuesta sobre su espalda, y descansa cómodamente, disfrutando del entorno; el problema es la difi-cultad para incorporarse, de personas discapa-citadas o ancianas.

Asientos “Alerta”

Asientos “Activo”

Asientos “En descanso”

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En el esquema superior se puede apreciar la forma en que pueden coexistir simultánea-mente, atendiendo distintas exigencias.

Distintas formas de detenerse

Sendero

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100. En la “Plaza de la Memoria”,

un proyecto de título de

Sergio Córdova, año 2007; se

puede apreciar el concepto

de “vista” de un espacio.

El mirador que se ve en la

imagen está diseñado en

función del paisaje, de la

“vista”. Esto –talvez de

manera menos evidente– se

puede desarrollar en todo

proyecto, especialmente en

uno abierto como un espacio

público.

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Vistas

(…)La forma y disposición de estos elementos que hemos analizado, vegetación y mobiliario urbano, al interactuar en la conformación del espacio, permite al diseñador urbano dotar a la ciudad de vistas, rinco-nes, perspectivas y recintos que le otorgan su imagen particular.(…)302

(…) la ubicación de bancas debe satisfacer la afición del usuario por contemplar a otras personas caminando, vistas lejanas, árboles, fuen-tes de agua y otros elementos protagónicos del espacio público.(…)303

En un proyecto se pueden desarrollar detenciones como “esta-ciones” o “puntos de vista”, desde los cuales se construyen espacios. Un ejemplo extremo de esto es un mirador, donde la ubicación de la detención es en función de lo que se ve hacia delante. (…) Este peatón capta a la plaza a través de una sucesión de imágenes o perspectivas espa-ciales; esto permite reconstruirla en la mente, como una unidad integral, que reclama cierta coherencia formal. (…)304

Tanto las vistas hacia elementos externos –construcciones, paisajes, espacios abiertos, posiciones determinadas del sol, etc.– como hacia el interior de la plaza, permiten construir espacios determinados,

302 Op. Cit, Las plazas de Santiago, Capitulo 3 “Los elementos de diseño de la plaza”, 1983, p. 142.

303 Op. Cit, Guía de diseño del espacio público, Cap. 4.1. “Mueble Urbano”, 2003, p. 154. 304 Op. Cit, La plaza: forma y espacio, Parte II, 1998, p. 30.

distintos entre sí y que pueden formar parte de detenciones dentro de un “circuito”, si se desea.

Sea cual sea la decisión o la idea fuerza del arquitecto, la plaza se “vivirá” en gran parte de “el detenerse” y observar desde “dentro”; eso quiere decir que las decisiones que se tomen en las detenciones –asientos por ejemplo– serán de suma importancia.

Como se ha dicho, las detenciones se podrían dirigir básicamente hacia dos objetivos; hacia fuera y hacia dentro:

Las vueltas hacia fuera se pueden enfocar hacia grandes “vistas”, o elementos de consideración estética, simbólica, espacial, histórica, etc., y en su defecto, –algo no poco común– por lo menos se deben evitar los “paisajes negativos” que fuesen en detrimento de la atmós-fera que se busca, como una autopista, un basural o un muro ciego cercano.305

En el caso de las detenciones enfocadas “hacia dentro” es ideal que apoyen actividades propias del proyecto puntual. Por ejemplo: juegos infantiles, mesas de ajedrez, piletas, multicanchas, otros asientos, etc., de esta forma, permiten al observador recrearse en la actividad propia de la plaza al mismo tiempo que se “vigila” a los demás. También, algunas detenciones se pueden ubicar de manera estratégica, con vista a todo lo largo de un sendero, para ver el ir y venir de la gente.

305 DI MARCO, Alba; Et Al. El espacio público desde una visión paisajística, Parte 1 “El espacio público como objeto de estudio”, Universidad Nacional de Córdova, Argenti-na, 2009, pp. 15-18.

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Las plazas tienen lugares para sentarse, donde lo importante es la vista que ofrecen. Un ejem-plo de este concepto es el mirador, donde la construcción del lugar está relacionado con lo que uno desea ver, con el paisaje.

La importancia de esto es que la persona que se siente, se vera hasta cierto punto “obligada” a ver lo que tiene por delante.

Estos lugares desde donde mirar la plaza y sus alrededores, son ideales para instalar asientos, desde donde se tendría el tiempo de apreciar estas vistas.

Mirador

Sendero

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Los asientos dirigidos “hacia fuera” son los que observan paisajes, edificaciones, atardeceres o amaneceres, elementos históricos, etc.; se deben evitar elementos negativos, como un muro o un basural por ejemplo.

Los asientos “hacia dentro” son los que “vigilan” u observan elementos y activida-des de la plaza, como juegos infantiles o senderos; además se pueden dirigir hacia sí mismos como espacios de conversación. Todo esto depende de los distintos usuarios de la plaza y sus intereses.

Asientos hacia fuera

Asientos hacia dentro

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Como límiteEl concepto de límite habla del perímetro de un elemento, o la fron-tera entre dos de éstos. En el contexto de la plazas de barrio, estos elementos son los distintos programas y sus límites vienen siendo la línea que los separa, el elemento espacial que hace comprender al transeúnte que ha entrado a otro espacio en la plaza.

Este límite puede ser tanto una simple línea en el suelo, un cam-bio de altura o materialidad, o un elemento construido o instalado, como un muro, una reja, plantas, un canal o sendero, etc.

Por otro lado, el asiento, que en las plazas es la típica expresión de la detención, tiene una característica mixta. En principio es un programa en sí mismo, pero además tiene una cualidad “auxiliar”, porque puede y “debe” complementarse con otros programas. Es decir, que la deten-ción, evidentemente se encuentra presente en otras actividades, como los juegos infantiles, el deporte, y la reunión. (…)Elementos arquitectóni-cos del espacio público, que fueron o no concebidos inicialmente como asiento y que son utilizados como tal por las personas. En este género se encuentran las jardineras, las soleras, las gradas de escalas, los cambios de niveles en pavimentos, las barandas de escalas, las vallas en veredas, etc.(…)306

Aún cuando parece ser algo evidente, se desarrolla esta reflexión debido a que la detención, al tener esta característica, parece ser ideal para construir límites entre programas.

306 Op. Cit, Guía de diseño del espacio público, Cap. 4.1. “Mueble Urbano”, 2003, p. 149.

101 y 102. Ejemplos de asientos

dispuestos de manera que

generen límites hacia el exte-

rior, especialmente hacia los

vehículos locales que buscan

estacionamiento.

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Los programas están confinados a espacios específicos, donde desarrollan ciertas actividades. La construcción de sus límites puede tener distintas maneras de concretarse, y una es la utilización de elementos de detención. Esto debido a que la capacidad que tiene un asiento de enriquecer un espacio mediante la integración de gente observando, vigilando o participando, es inmensa y no debería pasar-se por alto. (…)La plaza de Armas (de Puente Alto) ofrece gran cantidad de espacios que son atractivos para la gente como este muro en el que se sientan para tomar el sol. Estos simples elementos deben respetarse en un rediseño ya que congregan a las personas.(…)307

Los elementos de detención, límites o no, deben ser resistentes al deterioro por clima o actos vandálicos;308 la determinación del nivel que alcanzará este deterioro es importante al momento de decidirse por un material o una disposición específica. (…) La inmovilidad de estos asientos resulta de la dificultad otorgada por el elevado peso propio resultante del dimensionamiento y materialidad. Es además una tendencia general el fijarlos al pavimento, para evitar vulnerabilidad al robo. (…)309

307 Op. Cit, Puente Alto, Capitulo 2 “Zona Centro de Puente Alto”, 200?, p. 35.308 Op. Cit, Guía de diseño del espacio público, Cap. 4.1. “Mueble Urbano”, 2003, p. 153.309 Ibid, Guía de diseño del espacio público, Capítulo 4.1. “Mueble Urbano”, 2003, p. 150.

103. En este caso el límite es

“dentro” de la plaza, ya que

permite dividir espacios y

programas internos; de ma-

nera simultánea los asientos

pueden “vigilar” y delimitar.

Este elemento, además es

altamente resistente a los

actos vandálicos comparado

con el tradicional escaño.

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Asientos como límites entre actividades

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Las actividades tienen “límites” entre sí, es decir líneas o franjas de terreno, donde termina una actividad –por ejemplo juegos infantiles– y comienza otra –pasto con parejas recostadas bajo la sombra de los árboles–. Este límite puede ser imaginario, o leve –en este ejemplo sería donde comienza el pasto– o puede ser in-vasivo y negativo –como un muro de ladrillos o una reja alta–.

Pero el límite también puede ser “construido” como una actividad más, ayudando a enrique-cer la plaza, por ejemplo construyendo asientos desde donde se puedan observar ambas activi-dades, al mismo tiempo de que se construyen elementos de descanso.

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104, 105 y 106. La imagenes

pertenecen al proyecto de

título “Plaza Esperanza”

de Ignacio Vivanco Kubat.

Se trabaja el concepto de la

sombra en la construcción de

los elementos y del suelo. En

este caso el llamado “asiento

con horario” está emplazado

para ir siguiendo la sombra a

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lo largo del día y de las esta-

ciones del año, reconociendo

la trascendencia que ésta

posee en la construcción de

espacios públicos abiertos.

Se ve que existe una sombra

–un lugar donde se sabe

que se proyecta– en donde

se disponen los asientos.

Se puede ver que no todos

están en esta zona, sino

que se sitúan bajo el sol y

en una parte intermedia.

Gracias a esto las personas

pueden elegir situarse en una

condición u otra y permite

al proyecto adaptarse a los

diferentes usuarios y a las

condiciones de temperatura

y climáticas.

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Zonificación de la sombra

(…)Además, se debe ofrecer al usuario distintos grados de sombra y asoleamiento en libre elección. (…)310

(…)La ubicación de asientos debe ser planificada permitiendo las situaciones de sombra y asoleamiento buscadas por las personas. Lugares de sombra en horas y situaciones de calor, y asoleamiento en horas y situaciones de frío. Se debe ofrecer al usuario distintos grados de sombra y asoleamiento en libre elección.(…)311

La utilización de la sombra parece algo simple, pero rara vez se repara en ello. Las que proyectan las construcciones y árboles sobre una plaza, muestran un recorrido en el terreno, marcando una ruta a lo largo del día y que se va modificando al pasar el año. Esta ruta se puede usar para zonificar el lugar, mostrando sectores en que la sombra es predominante y zonas donde lo es menos hasta marcar las que no tienen presencia alguna.

310 Op. Cit, Guía de diseño del espacio público, Cap. 4.1. “Mueble Urbano”, 2003, p. 203.311 Ibid, Guía de diseño del espacio público, Capítulo 4.1. “Mueble Urbano”, 2003, p. 154.

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107. Otro caso es el de un área

verde, en la cual el árbol no

trabaja junto al asiento. La

sombra cubre la arcilla y el

lugar pensado para sentarse,

está a pleno sol, aunque

evidentemente existe un

movimiento de las sombras,

pero para simplificar se tomó

la fotografía en el segmento

más caluroso del día, en el

mes de Diciembre. Este es un

ejemplo de que la relación de

“árbol-asiento”, no siempre

se sigue, ni menos se estudia

al planificar el proyecto.

108. En este caso se hace uso de

la sombra, gracias a que a

lo largo de ésta se despliega

un muro de contención que

hace las veces de banco,

permitiendo el descanso de

los alumnos que estudian en

la escuela emplazada en el

lugar. La disposición lineal

de los árboles, la frondosidad

que presentan y el tamaño y

poda que poseen; permiten

la conformación de este

espacio.

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Estas zonas son de vital importancia a la hora de diseñar la disposi-ción espacial de los asientos –y mesas–312 en el proyecto de la plaza. Se deben tener en cuenta las condiciones climáticas o de latitud del lugar, y así proveer la capacidad en asientos, que se destinará a zonas más sombreadas y la que se destinará a una exposición más prolongada. Esto también tiene relación con las actividades predomi-nantes en ese espacio público y del tipo de habitantes del barrio.Lo más eficiente es que el proyecto, de manera natural, reaccione o se disponga para aprovechar la sombra y la luz, y no dejar que, por ejemplo, se proyecte sobre un muro, mientras que no hay un solo banco a la sombra; a esto se le podría llamar “Eficiencia de la sombra”.313 y 314

312 Ibid, Guía de diseño del espacio público, Cap. 4.1. “Mueble Urbano”, 2003, p. 203.313 Op. Cit, Aspectos físicos y sociales de la ciudad, una controversia inadecuada, Intro-

ducción, 1988, p. 3.314 Op. Cit, Espacios urbanos seguros, Cap. 2. “Recomendaciones de diseño”, Gobierno

de Chile, Santiago, 2002, p. 38.

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Tarde

La sombra es algo muy requerido por la gente que visita una plaza, pero al disponer los asientos rara vez se tiene cuidado con esto y se instalan de manera antojadiza. Las sombras tienen un movimiento a lo largo del día, por lo que un asiento puede tener sol en un momento del día y después sombra; esto es importante tenerlo en cuenta al momento de instalar un banco o escaño.

No siempre se necesita o desea la misma cantidad de luz solar, esto depende del clima y temperatura que una ciudad posea. Por ejem-plo las ciudades del norte tienden a necesitar plazas sombreadas para evitar la radiación solar. Todo lo contrario sucede en ciudades del sur del país, donde el frío es el principal problema.

Mañana

Medio día

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Zona Norte

Así mismo, en ciudades con veranos caluro-sos e inviernos helados, se debiera buscar una relación equilibrada entre asientos a la sombra y al sol.

Si se trata de una ciudad fría, habrán más asientos “al sol”, y menos si es un lugar caluroso. También se debe tener en cuenta las preferencias del barrio, por lo que una pequeña investigación o encuesta es siem-pre conveniente.

Por último, los árboles permiten contrarres-tar otros problemas, como generar barreras contra el viento en plazas de ciudades de la costa, por ejemplo.

Zona Centro

Zona Sur

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FormalizaciónTodo objeto tiene un propósito determinado, pero para desarrollar su función se deben tomar ciertas decisiones formales sobre él. En este punto –entre otras cosas– se decide sobre su estilo y estética, bajo ciertas influencias determinadas que dependerán de, por ejemplo, los demás elementos con que se relacione, con la carga cultural del autor y del momento, de su imaginación y de simples arbitrariedades.

El caso de una plaza de barrio no es diferente, pues junto con tener elementos que se definen por las funciones que realizan, tienen éstos formas definidas que se han tomado a discreción del autor. Lo mismo sucede con la plaza misma en su totalidad, en relación a los árboles que posee, a sus senderos, bancas, luminarias, plantas, etc.

Pero esta forma final se escapa al propósito de esta investiga-ción, la cual pretende proponer criterios y restricciones espaciales para lograr resultados programáticos determinados, sin llegar a proponer soluciones formales que dependen de cada proyecto y que enumerarlas sería imposible, pues es campo de la creatividad del arquitecto.

Se debe señalar que la principal razón de que no se examinen de-cisiones formales en un análisis genérico, es que la subjetividad de la forma, hace imposible predecir algún comportamiento. En otras palabras, algo que para una persona tiene “estilo”, para otra es del peor gusto. Por ejemplo sucede que en poblaciones de escasos recur-sos, se reúne un poco de dinero y se pinta sus bancas de plaza con una combinación de colores, imposible de imaginar en el barrio alto. Esto ocasiona que no se pueda precisar un color determinado “en el

embellecimiento del mobiliario de una ciudad completa”, por forzar un poco el argumento.

Pero lo que sí se puede precisar, es que, sea cual sea el concepto estético de un barrio, el hecho de pintar, ordenar, limpiar, arreglar, reinstalar, etc. ocasiona un sentimiento de apropiación entre los vecinos; este sentimiento produce un cambio en el comportamiento cotidiano de la gente del sector.315

Se bota menos basura, se cuida más la vegetación, se considera como propio el lugar, se plantan nuevos árboles y se gestionan dine-ros con la municipalidad, entre otras tantas cosas. Se hace referencia a este tema en la sección de “Seguridad” de esta misma primera parte –“Situación interna”– bajo el título de “Apropiación”.

Por lo tanto, es de suma importancia, que sea cual sea el concep-to “formal” que se tenga en mente, éste se debe aplicar, teniendo cuidado de que sea en el contexto correcto, y de esta manera se dará un paso en dirección de la “apropiación del espacio público”

315 Op. Cit, Valores Socioculturales y Hábitat Residencial Urbano, Capítulo 3. “Hacia una identificación de los valores en el espacio público:”, 1987, p. 13.

109, 110, 111 y 112. Diferentes asien-

tos en distintos contextos.

Sea cual sea el concepto de

“bello”, normalmente hay

consenso en el valor de la

intención, mantención y aseo

de estos elementos.

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Hasta este punto se han revisado los programas de Deporte, Jue-gos Infantiles, Reunión y Detención, ya que estos pertenecen a las situaciones internas de la plaza, pero existe una última actividad propia de la plaza de barrio –aunque es tanto interna como externa–: la “Circulación”.

Las plazas son principalmente lugares de esparcimiento, pero junto con la detención se crean movimientos peatonales y de vehí-culos no motorizados. Por esta razón las circulaciones, son impres-cindibles para la vida de un espacio público, debido a que –evidente-mente– son la manera en que acceden los usuarios a estos lugares. Su existencia es de especial trascendencia en el incremento del uso de espacios públicos, y en los encuentros sociales;316 pero también genera efectos negativos, tanto a nivel de infraestructura como del programa de un lugar.

Estas circulaciones no motorizadas que se dan en la plaza, tanto por dentro como “a través”, forman la presente sección, donde se revisa su lógica, la detenciones en relación con las circulaciones, y la seguridad.

316 Op. Cit, Aspectos físicos y sociales de la ciudad, una controversia inadecuada, Intro-ducción, 1988, p. 2.

3.2 Circulaciones

113 y 114. Es una plaza donde el

sendero va exactamente por

la misma ruta que la “cir-

culación natural” del lugar;

por esto es que no se genera

erosión, como se puede ver

en el pasto.

115. En este caso, la infraes-

tructura es prácticamente

inexistente, pero un sendero

ha sido trazado por sus

“circulaciones naturales” o

espontáneas.

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116. El hecho de que esta plaza

tenga su trazado en cruz no

es por capricho –o al menos

no exclusivamente– sino que

obedece a la manera en que

están dispuestas las calles

a su alrededor. La manera

de acceder y de salir de la

plaza produce circulaciones

desde las esquinas; a veces

esto se reproduce sin razón

aparente.

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Lógica de circulación

Este programa al igual que los otros, tiene su lógica propia y com-portamientos específicos, que al analizarlos pueden ayudar en la búsqueda de las “Leyes” de la plaza. Dentro de este tema se recono-ce la probabilidad o existencia previa de senderos, lo adecuado de los límites, la connotación de éstos, los recorridos “ociosos” y la manera en que se estructura el lugar gracias a las circulaciones.

Probable o existenteLas circulaciones son básicamente de dos tipos, el primero es de “re-creación”, donde el caminar, correr, trotar, etc., no es el medio para llegar a un lugar, sino que es el fin en sí mismo. La persona transita mientras conversa, piensa u observa el entorno, no le interesa si la vía es expedita o si va hacia algún lugar determinado. Este tema se verá más adelante, pero en este punto interesa analizar el segundo tipo de circulación, el cual es utilitario, intenta llegar a un destino en el menor tiempo posible.

Por esto último, se puede afirmar que las circulaciones tienden a la línea recta entre el punto de partida y el final, modificándose ante obstáculos insalvables. Son fácilmente imitadas y reforzadas por los transeúntes, pues los dos factores que la definen son constantes: por un lado el lugar físico, el entorno, tiende a mantenerse invariable, por lo que la ruta más corta sigue siendo igual; y por otro lado la con-ducta del caminante es siempre la misma, es decir, el marcar líneas rectas donde vea que se puede acortar camino. (…) Los caminos deben tener un trazado razonable. Van de un lugar a otro, siguiendo <<el camino

más corto>>. Por eso hay que pensar primero: ¿Adónde, cuántas personas y con qué frecuencia? (…)317

El hecho de que las calles, pasajes, avenidas, etc., tiendan a definir los terrenos en que se construyen las plazas, y que normalmente estas vías se intercepten de manera perpendicular –lo que genera esquinas en los terrenos de las plazas–, ocasiona que estos espacios deban soportar una gran presión en términos de circulación.

Dicho de otra manera, las plazas de barrio, en general, están suscritas entre vías de circulación en al menos tres de sus lados, lo que significa que las esquinas de la plaza son puestas bajo una fuerte presión por circular sobre éstas en diagonal. Esta es la razón de que muchas plazas tengan sus senderos trazados en X.

Las circulaciones no son necesariamente entre puntos de entrada y salida de la plaza, sino que estos pueden estar dentro de ésta, convirtiéndose en recorridos internos. Estos son focos de atracción, que normalmente son elementos que configuran programas especí-ficos, como juegos, asientos, canchas, sombras, etc., y que modifican las circulaciones “externas” que normalmente atraviesan de manera diagonal entre salidas.

317 Op. Cit, Ajardinamientos urbanos, Capítulo 2 “Plazas y caminos”, 1986, p. 36.

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117 y 118: El proyecto de título “Lu-

doteca Urbana” del alumno

de la Escuela, Pablo Abdala,

construye y formaliza sen-

deros a partir de vestigios de

rutas espontáneas del lugar;

desde este punto se elabora

el resto de los elementos,

como asientos, montículos y

juegos infantiles.

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Gracias al análisis de los focos de atracción y de las “entradas y sali-das” de la plaza, se puede deducir los principales trazados probables que se generarán al construirla con sus elementos.

Esto es de suma importancia para el diseño y construcción de senderos, tanto en su materialidad, como en sus anchos, iluminación y trazado.

Otra forma de examinar la respuesta que van a tener las circulacio-nes del proyecto construido, es el revisar los senderos o huellas que se trazan en el suelo. Estas marcas son sumamente útiles para dedu-cir las circulaciones existentes, las cuales se dan de manera natural y que se sobrepondrán exactamente al proyecto; a excepción de las modificaciones que se generen por los nuevos focos de atracción de la nueva plaza.

Límites adecuadosLas circulaciones proporcionan seguridad, dinamismo, relevancia y acceso a los lugares por donde transitan, lo que las hace un factor relevante y muchas veces imprescindible. Pero también son respon-sables de algunas consecuencias negativas para su entorno debido a la erosión que pueden producir si son mal dispuestas, encausadas o contenidas. La erosión a la que se hace referencia, puede decantar en dos problemas principales, uno es la erosión “programática” y el otro es una erosión de naturaleza física.

El primer caso se da cuando una circulación con un flujo de gente relativamente alto, atraviesa un programa por una ruta poco conve-niente. Por ejemplo el acceso a juegos infantiles, si está mal pensado puede inducir a gente que sólo atraviesa el lugar, a caminar entre balancines y columpios con niños pequeños jugando a su alrededor. Esto resulta incómodo para ambas partes, ya que la gente es entor-pecida en su andar, y los niños interrumpidos en sus juegos, fuera de que se exponen al peligro de rodearse de extraños. De esta forma los niños dejan de jugar y el programa se debilita o desaparece. Por lo tanto la disposición de entradas y salidas, además de pavimentos que orienten los usos, permiten evitar este tipo de errores; que fuera de dañinos son contraproducentes, ya que los programas y circula-ciones bien dispuestas, pueden potenciarse mutuamente.

El segundo problema es la erosión “física”, es decir la que produce un real desgaste en la infraestructura de la plaza, como por ejemplo pavimentos, pasto, plantas, terminaciones como la pintura, árboles, etc. Esta se da principalmente debido a la incoherencia entre los senderos trazados y las verdaderas circulaciones de transeúntes.

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Al planificar senderos en una plaza, se debe observar cuáles son las circulaciones proba-bles o existentes.

Las primeras son los recorridos que hacen las personas, que se pueden comprender al anali-zar las calles alrededor de la plaza. Dependiendo por donde se acceda y salga de la plaza, se crearán circulaciones entre estos puntos; además se crearán circulaciones entre actividades específicas de la plaza, por ejemplo entre los asientos y los juegos infantiles.

Calles

Edificaciones

Plaza

Circulacio

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Existen casos en que con el ánimo de dirigir a voluntad ciertas rutas, o por falta de planificación o estudio del lugar, o incluso por un sim-ple cambio de los desplazamientos tradicionales; el atajo, o “la ruta más corta” no coincide con el sendero construido para el tránsito de personas, y la circulación se encuentra restringida por elementos que resultan débiles para ese propósito, como cercos de baja altura, plantas pequeñas, muros bajos, zócalos, soleras, etc. por lo que éstos acaban sobrepasados o removidos de manera espontánea.

Por otro lado, existen elementos mayores que representan un obstáculo insalvable para el peatón; como muros, rocas, piletas, des-niveles, arbustos, etc. Al cruzarse en el trayecto de una circulación, ésta los esquiva por la ruta más expedita posible, creando circulacio-nes que trazan nuevamente la ruta más corta. Si se hace necesario romper ciertos senderos “naturales” por razones del proyecto puntual, se debe responder con límites tan predominan-tes cuanto mayor es la modificación del sendero original.

Por ejemplo, en el caso de una sutil curva o desviación de un sendero cualquiera con respecto al flujo real, la presencia de pasto se verá deteriorada en la zona “no coincidente” del recorrido. Pero si se construye una pequeña diferencia de altura con elementos delimita-dores, la gente condicionará su trayecto al sendero del proyecto.318

318 Op. Cit, Ajardinamientos urbanos, Capítulo 2 “Plazas y caminos”, 1986, p. 36.

119. Este es un típico caso de

erosión de la infraestructura

en una plaza; al estar los

accesos en las esquinas y no

existiendo límites adecuados,

se crean circulaciones espon-

táneas que toman el camino

más corto.

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En el caso en que la desviación sea más pronunciada y que la persona se sienta absurda al dar un recorrido que percibe como innecesario, los límites deberán ser de buen tamaño, como arbustos de un metro de altura por ejemplo, o rejas y cercos bajos. Esta situación es muy común en las esquinas, puesto que son, por mucho, los puntos en que las circulaciones presionan con más fuerza y con mayor regularidad.

Los límites en el caso de una desviación completamente exagera-da en que haya que “ir a dar la vuelta”, en vez de simplemente dar un salto a un cerco; deben ser de gran tamaño y desalentadores, como un canal, rejas, arbustos de gran tamaño, etc. Pero muchas veces estos limites tenderán a producir más externalidades negativas que los beneficios; por esto se vuelve razonable la pregunta de si no vale la pena replantear un recorrido de esta naturaleza.

120

120. Caso de un límite para evitar

circulaciones. Se puede ver

que al ser tanto el rodeo que

hay que dar, la presión por

cruzarlo es aún mayor, por

esto, se establecen grandes

rejas.

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Las circulaciones existentes se encuentran al revisar las huellas en la tierra o pasto, las cua-les muestran exactamente por dónde transitan los vecinos del barrio.

Las circulaciones peatonales son beneficiosas para las plazas, pues traen gente y permiten hacerlas más seguras. Pero en ciertas condi-ciones pueden producir erosión, tanto a las actividades como a las construcciones. En el caso de la erosión de una actividad, la circula-ción pasa tan cerca o por encima de ésta, por lo que no se alcanza a desarrollar bien.

Circulación

Circulación

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PastoY si la erosión fuese “física”, se notará un deterioro en la infraestructura, es decir que se verán caminos en el pasto, marcas en la tierra, deterioro de árboles y plantas, aberturas en cercos y rejas, etc.

En general es aconsejable respetar el tránsito natural de estas circulaciones de personas, pero si se hace imprescindible establecer otra ruta, el límite que obligue a no “cortar camino”, debe ser tan resistente o imponente como largo sea el sendero respecto del atajo.

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Límites positivos

(…)El alineamiento de la vegetación, el uso de diferentes especies arbóreas, su edad, color y tipo de follaje puede tornar fluido el rígido diseño geométrico de una plaza clásica o, por el contrario, puede ayudar a definir recorridos en una plaza de trazado azaroso.(…)319

Como se ha expresado previamente, los límites que encausan las circulaciones no motorizadas, deben ser adecuados físicamente para resistir los distintos niveles de presión a la que se exponen. Pero por otro lado, al tener tanta presencia y estar expuestos a los mismos factores de deterioro que cualquier otro elemento de la plaza, deben poder crear cierto sentimiento de apropiación que impulse a los usuarios a cuidar estos elementos tanto como al resto del entorno. En otras palabras, los límites son altamente útiles pero además otorgan una oportunidad de diseño y un valor extra al proyecto, si se piensa más allá de su simple función.

Pueden tener esta connotación positiva para la comunidad to-mando la forma de plataformas culturales,320 árboles, arbustos altos o asientos. En cambio, existen ciertos límites que deterioran al lugar que custodian y el lugar que enfrentan; como panderetas deteriora-das o rejas.

319 Op. Cit, Las plazas de Santiago, Capitulo 3 “Los elementos de diseño de la plaza”, 1983, p. 132.

320 Op. Cit, Espacios urbanos seguros, Capítulo 1. “Conceptos generales”, 2002, p. 15.

Como se ha explicado previamente, los elementos que tienen que ver con la apropiación son de naturaleza subjetiva, y no se pueden gene-ralizar para todos. Se debe hacer primero una pequeña investigación sobre la connotación que tienen ciertos elementos para la comuni-dad donde se construirá la plaza. (…) Un mismo lenguaje o signo arqui-tectónico puede ser interpretado de manera distinta por distintos grupos de usuarios. (…)321 También existen experiencias donde se ha incluido a la comunidad en la toma de ciertas decisiones concernientes a estos elementos, mediante grupos de trabajo y talleres.

En términos generales, los elementos ocupados como límites, se basan en los mismos conceptos que se han revisado previamente concernientes a otros elementos de la plaza. Por ejemplo, es preferi-ble elementos de una baja o nula mantención, de fácil o económica instalación, que permitan usos secundarios y que no entorpezcan otros aspectos de la plaza, como la seguridad, otros programas, ac-cesos, circulaciones, detenciones, iluminación, etc. En estos términos lo más común son elementos que permiten sentarse, como muros de baja altura, pequeñas pendientes, o bancas en fila, por ejemplo. También pueden proyectar sombra, como árboles o estructuras artificiales, aunque las características de éstas ya se han revisado en el tema de “Comfort”.

321 Op. Cit, Diseño y comportamiento: la plaza como caso ejemplo, Capitulo 5 “Análisis y conclusiones”, 1973, p. 175.

121. Como este mural pintado

frente a una plaza, existen

múltiples ejemplos, algunos

son sobre equipos de fútbol

o en conmemoración de

algún personaje local. Lo

importante es que denote

preocupación por parte del

barrio y le dé un sentimiento

de pertenencia o apropiación.

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Por último existen límites que no solamente no poseen externalida-des positivas para el medio en que se encuentran, sino que producen un deterioro en su entorno, aún cuando sí sirven de límites. Esto último es precisamente el problema, ya que como se pueden utilizar para encausar circulaciones, son implementados de manera espontá-nea, sin reparar en las consecuencias.

Los muros ciegos que entorpecen la mirada, panderetas que limi-tan los espacios y los deterioran, las rejas altas, y las grandes masas vegetales que dejan zonas desprotegidas y sin la vigilancia social, son ejemplos de estos límites mal aplicados.

Recapitulando, se debe tener cuidado en las erosiones que causan las circulaciones tanto programáticas como físicas, pero utilizando los elementos correctos, para que no sólo no deterioren el entorno, sino que permitan mejorar el concepto que se tiene de él.

122. Grupo de casas cercando

la plaza con panderetas,

donde todas dan la espalda al

espacio público.

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Topes

RejasÁrboles

Neumáticos

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Los límites pueden tener características posi-tivas, otorgándole un elemento más a la plaza, fuera de su función principal. Por ejemplo una línea de topes permiten tener a raya a los vehí-culos, pero si fuesen árboles harían los mismo, junto con traer sombra, ser más baratos en su mantención, proteger del clima, aportar “verde” a la plaza, etc.

Así también existen límites negativos, que pese a cumplir su función, deterioran su entorno y la plaza; por ejemplo un muro de hormigón, o rejas. Lo que es positivo o negativo debe ana-lizarse para cada caso, pues la noción de esto depende de los vecinos del barrio, es decir que muchas veces, es algo subjetivo.

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Recorridos ociososAl principio de este tema se han mencionado las circulaciones “recreativas” , las cuales se diferencian de las “utilitarias” en que no son sólo un medio para llegar a un lugar determinado, sino que son un fin en sí mismas. Se desarrollan para que la persona disfrute de su transitar, por lo que no se basan en desarrollar líneas rectas, sino que pueden ser sinuosas y sin ningún propósito aparente.

Estos recorridos “ociosos” no deben remplazar a los utilitarios, debido a que por definición no tienen grandes límites que eviten la erosión, ya que no tienen que soportar presiones sobre sus trazados. En el caso de construir una de estas circulaciones, además se deben disponer rutas utilitarias, que unan accesos y focos de atracción. Por ejemplo en el caso de una plaza rectangular o cuadrada, se pueden trazar circulaciones en X, que serían utilitarias, y un círculo que una los brazos de la X como rutas “ociosas”.

Estas dos clases de circulaciones pueden disponerse de manera diferenciada, con distintos tipos de pavimentos, iluminación u otros elementos, para declarar su diferencia de funciones. O por otro lado pueden estar fundidos en un solo complejo de rutas y senderos, sólo funcionalmente identificables.

En teoría las circulaciones ociosas no tienen gran diferencia con las utilitarias en términos de los programas con los que se relacionan. Pero las detenciones, es decir los asientos o lugares adecuados para reposar, tenderían a situarse en mayor medida a lo largo de las primeras, ya que el sentarse o recostarse es un medio de recreación o descanso más cercano al paseo y al ocio. Además estas circulaciones son de un ritmo menos intenso, en comparación con las circulaciones utilitarias.

123 y 124. Proyecto de título de la

alumna de la Escuela, María

José Faúndez, año 2009. En

este caso, la circulación es

para apreciar el lugar, no

cumple simplemente con

unir un punto con otro, por

esto no es necesario que sea

expedito.

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Los senderos que cruzan las plazas normalmen-te son “utilitarios”, es decir, que sirven al propó-sito de cruzar la plaza o ir a alguna actividad de manera directa. Son siempre lo más rectos posi-ble, y tienden a aparecer de manera espontánea, si los senderos no han sido bien pensados.

También existe otro tipo de senderos de tipo“recreativos” a la persona; son ociosos y no necesitan seguir rutas rectas; sino que van a la deriva por la plaza.

Senderos utilitarios

Senderos recreativos

Plaza

CalleCalle

CalleCalle

Plaza

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Estructuración del lugarUna plaza de barrio se puede dividir en dos partes: circulaciones y programas. Las circulaciones sirven para darle un tamaño y definir sus límites; también modifican ciertas cualidades de estos espacios, como el nivel de privacidad y seguridad,322 la jerarquía, presencia o publicidad, y la privacidad. Por todo esto, las circulaciones se pueden considerar el “mortero” con que se cohesiona y arma una plaza, per-mitiendo dar sentido a las actividades y relacionándolas entre sí.

Los bordes de las actividades están, generalmente, rodeados de circulaciones que los delimitan y dividen a unos de otros. El hecho de transitar sin pasar a través de ninguna de éstas para no producir “ero-sión programática”, es el causante de que se transite de esta forma.

En algunos casos sólo transitan por el costado sin intervenir mayormente, como en multicanchas enrejadas, donde no hay más contacto que el visual. También se da la situación de que no tienen ninguna barrera pero se definen claramente y con dimensiones mínimas,323 como los senderos de las zonas de pasto y árboles. Por último, existen algunos casos en que se fusionan completamente con el programa, perdiendo claridad, como en plazas duras, o sin progra-mas claros ni circulaciones formales definidas explícitamente, como en sitios erizaos.

322 Op. Cit, Espacios urbanos seguros, Capítulo 1. “Conceptos generales”, 2002, p. 12. 323 Op. Cit, Guía de diseño del espacio público, Cap. 4.10. “Juegos Infantiles”, 2003, p. 376.

De acuerdo con su trazado y con la naturaleza de los límites, las circulaciones pueden definir los accesos de los programas, con todo lo que eso puede significar. Por ejemplo, dependiendo del punto por donde se entre a un lugar de reunión vecinal, se interrumpirá cons-tantemente debido al punto de ingreso o salida, o si éste espacio posee dos entradas o salidas en puntos opuestos, generará circula-ciones internas que pueden acarrear múltiples efectos.

De esta manera las circulaciones pueden determinar la forma en que se utiliza un espacio determinado, potenciándolo o coartándolo.

Los flujos presentes en las circulaciones, “alimentan” a los progra-mas, los cuales toman mayor o menor presencia o protagonismo dentro de la plaza, dependiendo del mayor o menor flujo de gente que accede a ellos. Esto puede, al menos de manera parcial, interve-nirse desde las circulaciones, que según su diseño, puede privilegiar a uno o perjudicar a otro, según como los “provea” de potenciales usuarios .

125 y 126. Ambos ejemplos

demuestran la importancia

de los senderos internos, ya

que permiten estructurar

el lugar. Estos casos son

simples terrenos con pasto,

prácticamente sin programa

ya que ni siquiera presentan

erosión –lo que significaría

una circulación y por lo tanto

un “uso”–.

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Finalmente las circulaciones pueden intervenir la “composición” de los flujos dentro de la plaza, mediante la forma de conectarlos. Por ejemplo, se supondrán tres programas diferentes situados en la misma plaza, una multicancha, juegos infantiles y una zona árboles y pasto. Si el sendero se sitúa atravesando los tres programas, de cierta manera esta obligando a pasar a los grupos de adolescentes que descansan bajo los árboles o que jugaban un partido, por donde los niños pequeños, lo que dependiendo de la naturaleza del barrio, puede no ser una situación ideal. De otra manera, si la circulación accede a la multicancha a través de la zona de árboles, pero ingresa de manera independiente a la zona de juegos infantiles, los públicos que transitan por los programas cambian en su composición.De esta forma, se genera una especie de filtro en el tipo de tran-seúnte, basado en la combinación y orden de las conexiones entre programas mediante las circulaciones.También se deben diferenciar claramente las circulaciones de bicicle-tas de las peatonales, teniendo cuidado en la localización de estacio-namientos de bicicletas y su acceso.324 El tránsito de estos dos tipos en un mismo lugar, pueden ocasionar accidentes.

324 Op. Cit, Guía de diseño del espacio público, Cap. 4.1. “Mueble Urbano”, 2003, p. 181.

127. Se puede ver la presencia

de múltiples senderos que

alimentan los distintos

programas a lo largo de toda

la plaza

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La plaza de barrio se compone principalmente de circulaciones peatonales –es decir de gente caminando– y actividades o “programas”.

Dependiendo del acceso que tenga una activi-dad, esta puede quedar más expuesta hacia la comunidad, incentivando su uso; además las circulaciones pueden cambiar el tipo de gente que ocupa un lugar.

Calle

El tipo de personas que se encuentran en esta plaza es principalmente procedente de las viviendas vecinas.

En este caso, las calles a ambos lados, cambian el tipo de gente en la plaza, agregando individuos extraños a las viviendas contiguas..

Plaza

Circulaciones

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Las circulaciones normalmente rodean a las actividades, pero también pueden atravesarlas; al hacerlo, debe ser de una manera adecuada para no “erosionar”.

Por ejemplo, un sendero puede dividir un área para reposar o recrearse de otra con juegos infantiles. Pero también se puede circular por medio del lugar de una acti-vidad, siempre que no se la interrumpa, retirando los juegos hacia un lado.

Los senderos para peatones, deben estar diferenciados de los diseñados para ciclis-tas, evitando accidentes.

Sendero

Calle

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Detención

(…) La ubicación de asientos en general debiera emplazarse a la orilla de caminos o ejes de circulación o en torno a islas formadas por otros elementos como árboles o muros de baja altura. (…)325

Existe una íntima relación entre las detenciones y las circula-ciones, debido a que para reposar se debe llegar al lugar, y si es un asiento específico, se generará un sendero desde y hacia éste. Los senderos diseñados con antelación, deben considerar las rutas hacia los asientos, por lo que estos siempre estarán conectados a las cir-culaciones. En el caso de que el reposo sea en el pasto, es imposible evitar que se le pise, por lo que es probable que se creen senderos, y por lo tanto aparecerán circulaciones relacionadas a la detención, de manera espontánea.

325 Op. Cit, Guía de diseño del espacio público, Cap. 4.1. “Mueble Urbano”, 2003, p. 152.

128. Ejemplo de la relación entre

un asiento y un sendero, que

posee un ensanche para no

entorpecer el paso de gente.

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SituacionesLos problemas de inseguridad que se relacionan con el mobiliario urbano se deben a la ausencia de éste o a su inadecuada instalación. Cuando el mobiliario urbano no está al servicio de los usuarios y entorpece circulaciones, genera mayores problemas de seguridad.

Existen ciertas relaciones entre los asientos y las circulaciones que producen incomodidad para el usuario, por lo que se deben evitar en lo posible.

Los asientos que se sitúan a lo largo de circulaciones, no deben quedar dando la espalda hacia el sendero, para así evitar que la gente transite por detrás del individuo que está sentado. Es una situación incómoda, principalmente en lugares con alto tráfico o inseguros.

En una circulación, el asiento debe quedar relegado a una posi-ción externa al flujo de gente, es decir que las personas deben pasar en línea recta, frente al asiento sin tener que esquivarlo.

(…) Privacidad: Cualidad de un espacio de proporcionar la intimidad o un tipo de relación social privada, exenta de intromisiones no deseadas.(…)326

Otro factor que la circulación regula en relación a la detención, es el grado de privacidad que esta última tiene respecto de su entorno.327 Dependiendo de las situaciones, personas y gustos personales, los asientos deben ofertar diferentes grados de privacidad.328 Por ejemplo,

326 Op. Cit, Valores Socioculturales y Hábitat Residencial Urbano, Capítulo 3. “Hacia una identificación de los valores en el espacio público:”, 1987, p. 14.

327 Op. Cit, Aspectos físicos y sociales de la ciudad, una controversia inadecuada, Intro-ducción, 1988, p. 2.

328 Op. Cit, La ciudad peatonal, Capítulo 4 “Foro para peatones”, 1979, p. 140.

129. Se puede observar la forma

en que los bancos han sido

instalados, sin interrumpir la

circulación misma.

130. En este caso pasa lo contra-

rio, aún cuando la circulación

parece tener amplitud sufi-

ciente, los asientos no están

retirados de ésta, por lo que

fuera de estorbar, el espacio

entre éstos se desperdicia.

131. En esta plaza la circulación

externa pasa por detrás

del asiento, lo que es una

situación incómoda para el

usuario.

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asiento

nivel de privacidad

edificio colindante

Leyenda:

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la necesidad de alejarse del flujo de gente es distinta en: una pareja de enamorados, una familia con niños, un anciano que va a ver gente pasar, un grupo de escolares, etc. (…) Los usuarios ponen de manifiesto con su comportamiento la privacidad que le atribuyen a cada uno de estos espacios urbanos. (…)329

La manera de lograr esta graduación es estableciendo un sen-dero que no tenga salida, por lo que se establece una gradiente en el flujo, donde en el primer tramo se verá una mayor cantidad de gente, y esta irá decayendo hasta llegar a un mínimo en el extremo.

Por ejemplo, si se tuviese un sendero que se cruza con otro, pero uno de ellos no tiene salida en uno de sus extremos, tendríamos por lo menos cuatro grados distintos de privacidad para instalar detenciones.

El primer caso es el del asiento situado en el extremo del camino sin salida. Este asiento se sitúa en un lugar sumamente solitario, ya que nadie pasa por él, a menos que sea para sentarse en ese mismo lugar; es como la situación de la última casa de un pasaje, que no tiene vecinos que transiten frente a ella.

329 Op. Cit, Diseño y comportamiento: la plaza como caso ejemplo, Capitulo 5 “Análisis y conclusiones”, 1973, p. 177.

En segundo lugar existe una situación intermedia que es la del asiento que se sitúa entre el extremo sin salida y el cruce de los dos caminos. En este caso, la detención se da en un punto con menos tráfico que una circulación normal, ya que es la que no tiene salida, aún cuando tiene una mayor exposición que el primer asiento, por lo que los únicos que transitan, son los que se dirigen a algún asiento posterior, pero no más allá.

En un tercer caso, el asiento está ubicado en un cruce de cami-nos, donde las circulaciones son muchísimo mayores a una “normal”.

Y por último, se puede situar un asiento en medio de una circula-ción común y corriente, donde no existen cruces ni caminos sin salida. Esta sería la situación de referencia o “típica”, en relación a las otras.

132. Esquema con los distintos

grados de privacidad de

un lugar en relación a la

posición en un sendero. a)

Asiento en el extremo de un

sendero, donde la privacidad

es mayor. b) A medida que

los asientos se sitúan desde

un extremo sin salida hacia

el otro lado, se va perdiendo

privacidad por la circulación

hacia estos mismos asientos.

c) Los asientos en senderos

con salidas a ambos lados,

tienen mayor publicidad por

la gente que transita hacia

los asientos, más la que va a

través de la plaza. d) Los más

públicos son los asientos en

cruces de caminos.

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Asiento retirado

Asiento estorbando

Existe una íntima relación entre asientos y senderos, ya que los primeros conllevan una de las principales actividades de una plaza de barrio, y los segundos son indispensables para su acceso.

Los asientos no deben dar la espalda a los senderos, ya que producen una sensación de inseguridad, principalmente en lugares muy transitados o desconocidos.

El asiento debe estar retirado del sedero, para no estorbar a los transeúntes y no incomodar a la persona sentada, ya que necesita cierto espacio frente a ella.

Es importante que se genere un ensanche en el lugar del banco o escaño, ya que aunque el sendero sea suficientemente ancho, el espacio a cada lado del asiento se desperdicia y puede representar un peligro a personas distraídas o ciegos.

Además, la plaza debe ofrecer diferentes grados de privacidad a la gente sentada, por ejemplo para una pareja, una familia, un anciano solita-rio, un grupo de niños, etc.

Circulación

Circulación

Asiento de espalda

Asiento de frente

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El grado máximo se da al final de un sende-ro sin salida, pues es un lugar por el que no pasará nadie a menos que se dirija hacia él.

Un poco menos privada es la situación que se da progresivamente desde el asiento al final del sendero sin salida, hacia el extremo opuesto.Un asiento en un sendero con salida hacia ambos lados, permite una mayor exposi-ción. Es el tipo más común.

Un cruce de senderos es el lugar de mayor exposición a la gente que pasa caminando, ideal para personas interesadas en interac-tuar o simplemente observar.

Circulación

Circulación

Circulaciones

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133. Ejemplo claro de una

circulación insegura. No es

coincidencia que la luminaria

esté en el mismo punto que

la circulación, tratando de

ayudar con la sensación de

seguridad.

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Seguridad

(…) Este es un claro ejemplo de ruta de recorrido que presenta vulne-rabilidades espaciales ante el delito (sobre un caso del libro citado). No posee pavimentos de calidad, no se diferencia fácilmente del pasto por lo que no se pueden predecir los movimientos de un tercero, no posee iluminación artificial y es demasiado extensa sin elementos que alberguen y den prioridad al peatón como por ejemplo asientos. (…)330

Las circulaciones como programa desempeñan un papel no despreciable en el nivel de seguridad de una plaza. Su sola presen-cia como flujos de transeúntes –o su construcción como elementos pavimentados e iluminados que atraviesan grandes extensiones de espacio abierto– permiten “vigilar” de manera espontánea, además de atraer gente, lo que revitaliza cualquier espacio público.

Es importante que los espacios que se intervienen para hacerlos más seguros, posean una interconexión también segura entre estos. (…) que el peatón pueda recorrer sin percibir temor un área completa de la ciudad. No sirve de nada crear ambientes seguros aislados cuando el peatón debe circular por ellos hacia otros muy peligrosos. (…)331

330 Op. Cit, Puente Alto, Capitulo 1 “Villa El Volcán, Caleuche y Chiloé”, 200?, p. 20.331 Ibid, Puente Alto, Capitulo 2 “Zona Centro de Puente Alto”, 200?, p. 30.

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FactoresPosteriormente se comentará el papel de vigilancia que desempeñan las viviendas hacia el espacio público. Éstas dan mayor resguardo y una sensación de seguridad, pero tienen cierta “cobertura” después de la cual el lugar se mantiene desatendido y potencialmente peligro-so.332 Idealmente las plazas deberían tener cierto tamaño máximo, que evite que determinadas zonas queden demasiado retiradas, pero si la situación no es propicia, se puede recurrir a las circulaciones de alto tráfico como fuentes de seguridad.333

Cuando por un lugar transita un flujo de gente suficientemente alto, la posibilidad de ser agredido disminuye, por lo que la percep-ción de seguridad aumenta y el lugar circundante resulta beneficiado de esta sensación. Si se localizan flujos de este tipo, se debe reforzar el sendero con una mejor iluminación, un pavimento adecuado, un ancho correspondiente, etc., de manera de que no se pierda esta cualidad, e incluso que aumente.

Las circulaciones internas deben estar acompañadas de una ilumi-nación suficiente o simplemente la gente tomará un camino externo, desprotegiendo el interior de la plaza.

No sólo la presencia de luz es importante, también se deben evitar las discontinuidades entre los puntos de luz de cada luminaria.

332 Op. Cit, Espacios urbanos seguros, Capítulo 1. “Conceptos generales”, 2002, p. 12.333 Op. Cit, Guía de diseño del espacio público, Capítulo 3.2. “Espacios públicos y seguri-

dad ciudadana”, 2003, p. 117.

134. Aún cuando la plaza

tiene cierto tamaño y gran

cantidad de vegetación, el

sendero permite establecer

una conexión visual entre

sus extremos aumentando la

sensación de seguridad.

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135. Se deben evitar las interrup-

ciones en la iluminación a lo

largo de una ruta o sendero.

136. Ruta poco clara y peligrosa.

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Es decir, que a lo largo de un sendero, en el cual se disponen varios postes de luz, ésta debe ser constante por todo el camino, sin tener que caminar a través de tramos con sombra absoluta. (…) Debe propenderse a la utilización de una luminaria a escala peatonal, antivan-dálica, de luz homogénea (…)334 Es común que al cruzar por una zona con una vegetación arbórea densa, se generen grandes segmentos oscuros, los cuales pueden ser fácilmente evitados mediante lumina-rias de menor altura, o diferente posición.(…) Hay que tener presente la necesidad de iluminar especialmente los lugares donde se pueden producir sombras densas por árboles y edificios, o donde se perciban <<trampas>> para peatones. (…)335

La iluminación de nivel de suelo, no encandilante, permite reconocer el sendero en su totalidad sin contaminar luminicamente hacia arriba.336

Por último, la rectitud de los caminos, el nivel de jerarquización del espacio de circulación337 y lo claramente demarcados de día y de noche, son factores importantes en la seguridad de la plaza.338 La simpleza de los trazados –o “ruta clara”–339 y lo lejos que éstos per-mitan ver son elementos en contra de la sensación de inseguridad, ya

334 Op. Cit, Puente Alto, Capitulo 1 “Villa El Volcán, Caleuche y Chiloé”, 200?, p. 18.335 Op. Cit, Guía de diseño del espacio público, Capítulo 4.4. “Iluminación Artificial”,

2003, p. 306.336 Ibid, Guía de diseño del espacio público, Cap. 4.1. “Mueble Urbano”, 2003, p. 182. 337 Ibid, Guía de diseño del espacio público, Cap. 4.4 “Iluminación Artificial”, 2003, p. 304.338 Ibid, Guía de diseño del espacio público, Cap. 3.3. “Otras condiciones”, 2003, p. 134. 339 Ibid, Puente Alto, Capitulo 1 “Villa El Volcán, Caleuche y Chiloé”, 200?, p. 20.

que disminuyen las posibilidades de ser emboscado en el “siguiente recodo”. En esto también juegan un papel la vegetación o elementos de gran tamaño como basureros, muros, kioscos, pérgolas, etc. (…) Elementos como este receptáculo de basura (ejemplo del texto citado) no solo deterioran el medioambiente en imagen sino que además permiten que alguien se esconda detrás porque bloquean la visión. (…)340

En los puntos donde se cruzan caminos, o existen paraderos o puntos de llegada, etc. se deben disponer de una iluminación distintiva, para orientar de noche y a distancia, permitiendo planificar la ruta con cierta antelación.341

340 Ibid, Puente Alto, Capitulo 1 “Villa El Volcán, Caleuche y Chiloé”, 200?, p. 14. 341 Ibid, Guía de diseño del espacio público, Cap. 4.4 “Iluminación Artificial”, 2003, p. 305.

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Las circulaciones permiten “vigilar” la plaza, dando seguridad a espacios demasiado apartados de viviendas y comercio.

Deben ser seguras en sí mismas y permitir que zonas seguras de la plaza, no queden aisladas de otras.

Los senderos deben estar iluminados de ma-nera continua y suficiente. Se deben evitar las sombras de árboles y arbustos, cambiando la altura o la posición de la luminaria.

SenderoCalle Vivienda

Sendero con iluminación de la calle

Sendero sin iluminación

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La iluminación del sendero mediante ilumi-nación a nivel de suelo, permite hacer las rutas más definidas y comprensibles; ya que no encandila al transeúnte y le muestra el camino a distancia.

Los senderos deben ser lo más rectos y claros posibles, ya que al reconocerlos con facilidad, se puede anticipar la ruta a tomar en caso de algún peligro.

Se deben evitar grandes elementos que se ubiquen junto a senderos, ya que se genera una posible “trampa” para el peatón; como por ejemplo: basureros, escombros, arbustos, estatuas, etc.

Por último es importante considerar ilumi-naciones distintivas en lugares de salida, acceso a ciertas actividades, o cruces de senderos; para poder planificar la ruta con cierta antelación.

Sendero junto a un gran elemento

Iluminación indicando un sendero

Sendero con iluminación desde el suelo

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(…) Una plaza nunca surte efecto por sí sola. Es su entorno lo que hace de ella un espacio de estancia animado y armonioso o aburrido y desolado. (…)342

Por último se presenta la sección de la “Situación externa”, don-de se revisan los temas de: “Vehículos” y “Relación con su entorno”. Aquí se ven situaciones y elementos que tienen relación con factores externos a la plaza, pero que son igualmente importantes en relación a su condición.

342 Op. Cit, Ajardinamientos urbanos, Capítulo 2 “Plazas y caminos”, 1986, p. 26.

3.3 Situación Externa

137. La plaza no es independiente

de su entorno, éste la define

en prácticamente todos sus

aspectos.

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Vehículos

(…) En la ciudad de hoy, el aspecto relacionado a la interacción del peatón y vehículo es fundamental, ya que la facilidad que se le presente al usuario, para acceder al espacio, a través de sus propios medios (peatonalmente o utilizando medios mecánicos), determinará de forma contundente, el uso de ese espacio. (…)343

(…) El automóvil, palanca de expansión urbana, sacrifica la plaza, cuya estética se subordina a los intereses de la circulación, así como sacrifica valiosos espacios urbanos del patrimonio para reemplazarlos por el retazo verde o por la inaccesible rotonda de distribución. (...)344

Nunca antes la cantidad de vehículos presentes en la ciudad había sido tan alta, y por lo tanto, sus señales sobre la ésta aparecen con mayor fuerza.345 No es una excepción en el caso de las plazas de barrio, que siendo parte del territorio urbano, y más aún, del espacio público de la ciudad, sufren algunas consecuencias del incremento del parque automotriz; pues deterioran los suelos e infraestructuras de estos lugares al estacionarse en sus límites o en su interior.

343 Op. Cit, La plaza: forma y espacio, Parte II, Escuela de Arquitectura, 1998, p. 42.344 Op. Cit, Las plazas de Santiago, Capítulo 1. “Las plazas Santiaguinas”, 1983, p. 53. 345 MATAS, Jaime; DE LA PUENTE, Patricio; RIVEROS Fernando. Los valores del espacio

público en la percepción del habitante urbano, Capítulo 1 “Los modelos de crecimien-to de la ciudad.”, PUC, Santiago, 1988, p. 33.

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138. Ejemplo extremo de invasión

vehicular de una plaza.

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139. Ejemplo de una plaza

que permanece aislada,

aún cuando cuenta con

infraestructura; esto es

debido al flujo de vehículos

a alta velocidad por todos

sus lados.

140 y 141. En este caso el proyecto

de título de la escuela, de

la alumna Sofía Palacios,

año 2007; desarrolla límites

importantes frente a la

erosión vehicular, mientras

que se abre hacia el extremo

sin calle.

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Erosión En primer lugar se debe comprender la inmensa presión de las vi-viendas por tener sus vehículos cerca o “a la vista”, especialmente de noche. Alrededor de este hecho, se comprende todo el razonamiento y análisis de los vehículos sobre un espacio público. La presión por estacionar cerca y sin poder hacerlo dentro del terreno de la vivienda, termina provocando una invasión de lugares cercanos.

Los vehículos estacionados en plazas de barrio erosionan la infraestructura, destruyen el pasto y sus límites, cortan los pro-gramas del lugar, hacen perder el interés por estos espacios, etc. Y además tienden a ser progresivos, si un vehículo se estaciona en el borde, destruyendo el pasto, este espacio comienza a deteriorarse, lo que continúa hasta que no es tan “mal visto” estacionarse un poco más adentro, así buena parte de los vecinos la acaban “colonizado”, desnaturalizándola y convirtiéndola en un estacionamiento. Todo esto debido a que comúnmente se valora más un vehículo, del cual uno es el dueño, que una plaza, donde los dueños son todos y nadie al mismo tiempo.

Dentro de este tema, se debe hacer el paréntesis sobre el hecho de que la erosión vehicular no es sólo sobre la infraestructura y sus programas, sino que también en el acceso a estos. Es el caso de los terrenos residuales, normalmente cubiertos de pasto, que nacen por la creación de grandes vías urbanas, como avenidas, rotondas, au-topistas, cruces, etc. El hecho de no poder llegar de manera fácil o al menos segura, los hace espacios estériles y prácticamente estéticos.

Y respecto a la condición delimitante de los vehículos, en relación a los espacios que cortan, se puede agregar que se debe tener mayor cuidado a los flujos menores, ya que al transitar un automóvil oca-

sionalmente, se tienen por resultado accidentes con los transeúntes con la guardia baja. (…)No debe suponerse que la seguridad del tráfico sea un tema relacionado sólo con las grandes ciudades. Realmente no es así. En efecto, son principalmente las calles pequeñas con tráfico esporádico las que causan más víctimas entre los niños. En las calles principales el peligro es tan obvio que todo el mundo le presta mayor atención. (…)346

RazonesLas viviendas de la ciudad, principalmente de barrios de estrato bajo, tienden a ampliarse sobre los espacios para estacionar dejando al vehículo sin un lugar dentro de la propiedad privada, o simplemente no fueron proyectadas con estacionamiento en su diseño original. Por otro lado, se da la situación de que en la actualidad muchas fami-lias poseen un segundo vehículo, por lo que éstos han tenido que ser ubicados en improvisados “estacionamientos” externos.

Esto determinará la presión de las familias por invadir sus pro-pios espacios públicos, por lo que es importante investigar la capa-cidad que tiene un barrio y sus viviendas de guardar vehículos en el terreno propio, tanto dentro de la construcción, como en el espacio del jardín. Así se tendrá una idea de la presión a la que estará expues-ta la plaza en el futuro.

346 Op. Cit, Parques y campos de juego para niños, Capítulo 4 “Tráfico de juego – Tráfico motorizado” , 1975, p. 21.

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En un intento por retirar los vehículos del borde o incluso de dentro de la plaza, se han construido estacionamientos colectivos como un esfuerzo por concentrar su presencia dentro del proyecto total de espacio público,347 especialmente en el cas0 de los departamentos.348 Pero éste cae en el abandono, ya que estando en un lugar abierto a la ciudad y la libre circulación, la gente no se muestra inclinada a la idea de dejar su vehículo a gran distancia. Finalmente aparecen de nuevo vehículos frente a las viviendas y los pocos que ocupan estos estacio-namientos son personas que viven cerca de los éstos lugares, por lo que acaban siendo subutilizados.

Las circulaciones motorizadas que transitan a través del barrio, también erosionan la plaza. La presión que puede ejercerse en este sentido, va dada principalmente por el diseño del barrio en su totali-dad, y de la posición que el espacio público ocupa dentro de él, ya que estas erosiones son consecuencia de atajos, que “cortan camino”, con las mismas premisas que en las circulaciones peatonales, pero a escala mayor.

Se debe tener cuidado con lugares donde es muy fácil que al descuidar los debilitados límites, la circulación destruya de manera dramática la infraestructura en cuestión.

347 Op. Cit, Espacios urbanos seguros, Cap. 2. “Recomendaciones de diseño”, 2002, p. 34. 348 Op. Cit, Los edificios 1010 y 1020: revitalización y mejoramiento del paisaje residen-

cial, Anexo 1. “Entrevista con Orlando Sepúlveda Mellado”, 2008, p. d.

142. Plaza con estacionamiento

colectivo, el cual permanece

ocupado muy por lo bajo de

su capacidad. Los vecinos

continúan estacionando

frente a sus viviendas, incluso

se puede ver cómo se acumu-

la basura y escombros.

143. Viviendas en un pasaje con

mínimo espacio para transi-

tar, y aún así se ocupa para

estacionar vehículos que

han quedado fuera debido a

ampliaciones en las casas.

144. Ejemplo de plaza donde el

incentivo de traspasarla es

fuerte, por lo que debería

tener elementos “disuasivos”

como árboles, por ejemplo.

145 y 146. Ejemplos de “plazas-

estacionamientos” con

distintos grados de erosión o

deterioro.

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Los vehículos producen grandes daños a las plazas y su infraestructura; y al pasar el tiempo van deteriorando cada vez más, hasta apro-piarse de toda la plaza.

La erosión vehicular no es solamente sobre su infraestructura, sino que también sobre el ac-ceso a ella; cuando una plaza está rodeada de vías de alta velocidad, la gente –especialmente los niños– dejan de acceder a ella. Un ejemplo de ésto es la dificultad de desarrollar cualquier actividad en los retazos de pasto que nacen de autopistas y sus cruces.

Erosión mínima

Erosión media

Erosión severa

Plaza aislada

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Estacionamiento

Los estacionamientos colectivos que permi-ten agrupar grandes cantidades de vehículos en una zona limitada, se sitúan a un lado de la plaza, y no permiten solucionar el proble-ma de los vehículos, ya que la gente conti-núa estacionándose frente a sus viviendas, dejándolo casi sin uso.

Esto se debe a que las personas tienden a mantener sus vehículos cerca de sus vivien-das, para poder vigilarlos. Además muchas casas tienen terrenos muy pequeños o am-pliaciones que ocupan los antiguos espacios para estacionar.

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147. En este caso el barrio tiene

una influencia suficiente

como para instalar y man-

tener topes de madera, y

además respetar el pasto de

cada lado.

148. En sectores con mayores

recursos se utilizan otro tipo

de elementos demostrando

preocupación por el espacio

público local. En este caso

también se considera el pasto

como una “barrera” para los

vehículos.

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LímitesExisten casos en que lo que se desea es limitar el tránsito vehicular, pero no el peatonal ni los vehículos no motorizados como bicicle-tas, triciclos, coches, etc.; para esta situación se pueden disponer elementos de mayor tamaño que representen un obstáculo para los vehículos, pero que permitan el paso a través a los peatones y ciclis-tas, por ejemplo.(…) Los límites generados por la sumatoria de bolardos pueden complementar y reforzar límites ya materializados como soleras, o definir nuevos límites en superficies de pavimento continuo. (…)349

Estos límites tienden a ser “semipermeables”, ya que permiten discriminar entre circulaciones. Es una situación análoga a la de los supermercados que disponen de elementos fijos para evitar el paso de los carros de compras, pero sí a los clientes. Otro ejemplo más cer-cano es el caso de las plazas que disponen topes para los vehículos, generando barreras.

349 Op. Cit, Guía de diseño del espacio público, Cap. 4.1. “Mueble Urbano”, 2003, p. 166.

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149 y 150. En ambos casos, los

límites son soleras de mayor

altura, apoyadas por árboles;

lo cual permite mantener a

raya al tránsito y estaciona-

miento de vehículos.

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Gracias a estos elementos se pueden evitar las invasiones de vehicu-lares, pero si la presión no se libera, simplemente se hará más directa, donde los vecinos mismos abrirán una brecha para entrar nuevamen-te, ya que en muchos barrios la opción que queda es simplemente es-tacionarse en el pasaje y colapsar el tráfico. (…) El separar ambas formas de circulación, debe ser tomado en cuenta, por consideraciones de seguridad del peatón, pero en ningún caso, debe excluirse completamente el paso de vehículos automotor, por un determinado recinto urbano. (…)350

Los límites deben ser de naturaleza resistente,351 ya que al pasar el tiempo se irán deteriorando y al colapsar, podrían comprometer la integridad de toda la plaza, ya que se creará un boquete por donde los vehículos ingresarán al interior ésta. Lo ideal son elementos con otra función además de la de límites, para inducir su manteni-miento y de paso incentivar un mayor sentimiento de apropiación entre los vecinos. Por ejemplo, mobiliario de estructura resistente y anclado al suelo, elementos de iluminación, o especies vegetales, ya que pueden mantenerse por sí mismas, como arbustos y árboles de cierto tamaño.

350 Op. Cit, La plaza: forma y espacio, Parte II, Escuela de Arquitectura, 1998, p. 42.351 Op. Cit, Guía de diseño del espacio público, Cap. 4.1. “Mueble Urbano”, 2003, p. 169.

Visto todo lo anterior, sólo parece quedar un camino lógico a seguir, y este es el integrar los vehículos al proyecto,352 ya que se arriesga a un deterioro rápido en el futuro. Además esto permitiría dirigir hasta cierto punto, la manera de ocupar el lugar por parte de los éstos.

Se deben aceptar e integrar los vehículos de viviendas cercanas, pero haciendo la diferencia con vehículos externos al barrio. Una manera es destinar claramente un estacionamiento cercano a cada casa, dejando libre la conexión visual entre la casa y el auto,353 para que ésta se sienta dueña de este espacio, apropiándose de él y de esta manera se mantendrían a raya los vehículos externos.

352 Op. Cit, Espacios urbanos seguros, Cap. 2. “Recomendaciones de diseño”, 2002, p. 35. 353 Ibid, Espacios urbanos seguros, Cap. 2. “Recomendaciones de diseño”, 2002, p. 34.

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Los vehículos también erosionan simplemente con transitar por sobre la plaza, sin necesidad de estacionarse. Esto sucede normalmente en plazas muy expuestas, sin límites de ningún tipo, y que además tientan con “atajos”.

En el caso en que se desee bloquear el paso de vehículos, pero no de peatones, ciclistas, co-ches, etc., se debe disponer de elementos que estén a cierta distancia. Estos elementos deben ser resistentes y preferentemente que sirvan a algún otro propósito, como embellecer, regular térmicamente, dar sombra, permitir el descan-so, etc.

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Calle

Calle

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Un camino lógico para solucionar el proble-ma de “invasión” vehicular de las plazas, es el de integrar los automóviles a sus lados, pero manteniéndolos aparte del interior de la plaza; además deben estar distribuidos frente a las viviendas, para que no se esta-cionen sobre el pasto nuevamente.

Este sistema también permite que los vecinos sean más reticentes a erosionar su plaza, permitiendo el acceso de vehículos extraños a ésta.

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Relación con su entorno

(…) Existe así una cierta simbiosis funcional entre la plaza y las acti-vidades que se producen en sus bordes, (...) (…) Por otra parte, el uso que se hace de la plaza dependerá, hipotéticamente también, de las características del barrio en que ella se encuentra emplazada.(...)354

Toda construcción en la ciudad está definida hasta un cierto punto por elementos adyacentes. Pero en este caso, que en su situación de “plazas” que son “vacíos” rodeados por “llenos”, son condicionadas de forma predominante.355 y 356 Se revisarán los distintos entornos a los que la plaza se ve enfrentada y la forma en que interactúa con éstos.

354 Op. Cit, Las plazas de Santiago, Capítulo 4. “La Plaza Como Elemento De Equipa-miento Urbano”, 1983, p. 145.

355 Op. Cit, De la “gran aldea” a la ciudad de masas: El espacio público en Santiago de Chile 1910-1929, Capítulo 1 “En torno al concepto de “espacio público””, 2004, p. 17.

356 Ibid, Las plazas de Santiago, Capítulo 2. “Morfología De Las Plazas De Santiago”, 1983, p. 64.

151. El tipo de vivienda con

mayores problemas para

controlar su entorno, es la

plurifamiliar, por lo que no es

raro que en un barrio de este

tipo se cierre el perímetro

de la plaza –evidentemente

con la intención de cuidar el

espacio público del barrio–.

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Plaza-Vivienda

(…) En la Plaza se encuentra el ciudadano, aquel hombre que no obstante ser gregario, solo puede vivir en sociedad, pero con la privacidad que le permite su morada familiar, la que mediante una envolvente separa el hombre del espacio público.(…)357

Por definición, el entorno de las plazas de barrio es el sector residencial de la ciudad, por lo que la influencia de las viviendas en el espacio público es considerable. Éstas controlan varios factores de las plazas cercanas, tales como la composición de los usuarios, el ni-vel de uso, las circulaciones, la presión por estacionarse, y por último la seguridad.358 Esta última se define por la capacidad de las viviendas de “volcarse hacia el espacio público”, es decir, de vigilar de manera pasiva su entorno. El elemento de la vivienda que desarrolla esta situación es su fachada y la manera en que está construido el límite de la propiedad privada hacia el espacio público.359

La situación ideal entre la vivienda y la plaza, es la conexión visual sin obstáculos, del interior de la propiedad con el espacio público

357 Op. Cit, Diseño y comportamiento: la plaza como caso ejemplo, Capitulo 4 “Resulta-dos”, 1973, p. 62.

358 Op. Cit, Guía de diseño del espacio público, Capítulo 3.2. “Espacios públicos y seguri-dad ciudadana”, 2003, p. 112.

359 Op. Cit, Espacios urbanos seguros, Cap. 2 “Recomendaciones de diseño”, 2002, p. 19. 152. Plaza con nula relación con

las viviendas a su alrededor.

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de enfrente,360 Esto se puede dar mediante cortinas que permitan la visión en un sentido, vegetación adecuada en su poda –sobre dos metros veinte centímetros de altura o bajo un metro en el caso de arbustos–,361 y un límite translúcido, como una reja por ejemplo, con el exterior de la propiedad. (…) elementos como cierros bajos y transpa-rentes promueven un control visual desde el interior de la vivienda hacia el exterior promoviendo medio ambientes más seguros. (…)362

En general existen dos tipos de vivienda que tienen una plaza en frente con la que pueden establecer algún vínculo. El primer tipo es la vivienda unifamiliar de uno o dos niveles, donde la relación con la calle y la plaza es de naturaleza directa. El segundo caso es el de las viviendas plurifamiliares, es decir, los edificios de departamentos, donde la relación es diferente, ya que la familia no queda de frente al espacio público, sino que deben compartirlo “en teoría” con el resto de los propietarios. Pero éste al ser “de todos y de nadie” es descui-dado al punto de que se descomponen en estacionamientos y sitios eriazos, o son apropiados por los vecinos del primer piso como patios propios y privados.

360 Op. Cit, Vivienda y espacio público - Rehabilitación urbana y crecimiento de la ciu-dad, Capítulo 1 “Ciudad y espacio público a través de la historia”, 1985, p. 29.

361 Op. Cit, Espacios urbanos seguros, Cap. 2. “Recomendaciones de diseño”, 2002, p. 23.362 Op. Cit, Puente Alto, Capitulo 1 “Villa El Volcán, Caleuche y Chiloé”, 200?, p. 16.

153. “Tierra de nadie”. Existen

varios ejemplo de plazas con

este aspecto en barrios de

viviendas plurifamiliares.

154. Esta plaza no tiene ningún

vínculo con la vivienda colin-

dante, esto hace insegura la

plaza y, por lo tanto también

la vivienda.

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Analizando las situaciones que se dan entre la vivienda y el espacio público, se comenzará con las unifamiliares.

El hecho de que la construcciones que dan hacia la plaza tengan un acceso directo, da como resultado que los vecinos se apropien del espacio público más fácilmente. Los elementos que definen la relación entre la vivienda, la calle y plaza, se pueden dividir en cinco temas: la fachada de la vivienda, la vegetación del jardín, la composi-ción de la reja o muro perimetral, los elementos de la calle frente a la vivienda, y la iluminación que ésta da hacia fuera.

La fachada de la vivienda es de suma importancia, pues es la que señala al exterior el grado de visibilidad que se tiene desde dentro, desalentando las acciones delictivas o vandálicas.363 Esto funciona por la composición de ésta, independientemente de si se puede ver hacia adentro, pues la sola posibilidad es suficiente para generar este efecto. Existen casos donde la vivienda esta configurada para dar con un muro ciego hacia la calle, lo que abandona el espacio exterior, perdiendo seguridad y afectando a la propia vivienda. Por esta razón es importante su diseño tenga esta relación tomada en cuenta. (…) Los instintos naturales de las personas muchas veces son más sabios que las imposiciones del diseño. En ese sentido la apertura de puertas en los bloques de vivienda hacia el espacio público por parte de los vecinos permite un mayor control visual y social del espacio público de la calle. (…)364

363 Op. Cit, Puente Alto, Capitulo 1 “Villa El Volcán, Caleuche y Chiloé”, 200?, p. 15.364 Ibid, Puente Alto, Capitulo 1 “Villa El Volcán, Caleuche y Chiloé”, 200?, p. 16.

155. La configuración de las

viviendas produce que todas

se muestren “de espaldas” a

la plaza. Al menos el segundo

nivel de una de las viviendas,

abrió ventanas hacia su

propio espacio público.

156. Las fachadas hacia el espacio

público, siempre facilitan

el cuidado y apropiación

de éste.

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El segundo elemento importante en la relación de la vivienda con el exterior, es el jardín de ésta. Es primordial que no contenga grandes elementos que entorpezcan la visibilidad, como vegetación o mo-biliario de exterior. En el caso de la vegetación, es preferible que los árboles tengan follajes elevados, de al menos dos metros o que sean plantas y arbustos de no más de un metro de altura. Los biombos de jardín o cualquier tipo de estructura exterior, deben ser traslúcidos o no estar dispuestos frente a ventanales o vanos de algún tipo.

En prácticamente todas las viviendas unifamiliares se instalan rejas o muros de algún tipo, para proteger lo privado de lo público, incluyendo el jardín. Respecto al tema que se esta tratando, la exis-tencia de estas rejas no es dañina en sí mima, aunque sería preferible que no se instalaran y así unificaran el espacio del frente de la cons-trucción con su espacio público. Lo importante es que no restrinjan la visibilidad mediante barrotes muy anchos, intrincados diseños en el metal, plantas como enredaderas o helechos voluminosos, ni placas de madera o metal dispuestas entre los barrotes. Evidentemente también se deben evitar los cerramientos con muros ciegos,365 como panderetas o muros de hormigón o ladrillo, los cuales destruyen cualquier posibilidad de contacto con el exterior.366

Un cuarto punto importante en este análisis son los elementos que se sitúan en la calle o vereda, frente a la vivienda. Éstos, al igual que los del jardín, deben ser suficientemente altos o bajos para evitar

365 Op. Cit, Espacios urbanos seguros, Cap. 2. “Recomendaciones de diseño”, 2002, p. 19. 366 Op. Cit, Guía de diseño del espacio público, Capítulo 3.2. “Espacios públicos y seguri-

dad ciudadana”, 2003, p. 120.

157. Los cerramientos no permiten

que las fachadas “funcionen”

hacia el espacio público. Al

diseñar barrios se debe tener

presente que normalmen-

te no se instalan rejas

traslúcidas hacia los patios

de las viviendas. Por otro

lado no son recomendables

las rejas con tablas o placas

de cualquier tipo, que niegan

aún más el exterior.

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158. Una vegetación demasiado

voluminosa desprotege el

espacio público al anular la

visibilidad.

159. Se debe mantener la fachada

libre y traslúcida frente a la

vivienda y hacia la plaza.

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interponerse en la relación interior-exterior. Algunos ejemplos son los basureros y vehículos de gran tamaño, árboles con el follaje bajo y voluminoso, plantas o helechos de demasiada altura, kioscos, etc.367

Por último, así como las viviendas se preocupan de iluminar sus fachadas para dar mayor seguridad y desalentar acciones delictuales, también es importante iluminar un buen trecho de espacio público hacia delante, lo que otorgará seguridad a la vivienda, además de los que usen la plaza.

Existen casos, aunque poco comunes, en que la plaza limita con vi-viendas, sin vías de circulación motorizada. De esta forma se generan erosiones peatonales, e incluso vehiculares, que atraviesan el terreno por lo que éste debería estar preparado para esta situación al incluir esta variable en el proyecto. En general es poco aconsejable esta relación tan directa, sin circulaciones vehiculares.

367 Op. Cit, Espacios urbanos seguros, Capítulo 2. “Recomendaciones de diseño”, 2002, pp. 22 y 23.

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Calle PlazaVivienda

Calle PlazaVivienda

La capacidad que tenga una vivienda de “volcarse hacia el espacio público” afecta de manera directa el nivel de seguridad de una plaza. Esto quiere decir que la sensación de que desde dentro de la vivienda se esta “viendo” lo que sucede afuera, es de suma importancia.

Si la vivienda no evita una sensación de insegu-ridad en el exterior, éste acaba afectándola a ella también, ya que la familia debe salir hacia la calle, tarde o temprano.

Es importante que desde dentro de la vivienda se pueda ver la plaza, y que desde afuera, esto se aprecie. La fachada señala el interés de la vivienda por el exterior, mediante la presencia de ventanas, ventanales y puertas; por esto es importante evitar “dar la espalda” a la plaza. El jardín o antejardín de una vivienda, tiene la capacidad de “esconder” la fachada, lo que juega en contra de la seguridad que se busca. Es importante que no contenga grandes masas vegetales que interrumpan su visibilidad. El follaje de los árboles debe comenzar al menos a

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dos metros de altura, y las plantas y arbus-tos, deben medir no más de 1 metro.

La reja, en caso de existir, debe permitir la visión a través, por lo que las tablas entre barras, las placas de madera o metal, las plantas trepadoras, y cualquier otro ele-mento que se instale sobre ella, son poco recomendables. Lo mismo se aplica para muros de hormigón o ladrillo, pues no dejan ver a través.

En la calle se deben evitar grandes elementos que entorpezcan la visión, como basureros altos, árboles sin podar bajo los dos metros, plantas dema-siado altas, paraderos que no dejen ver a través, etc.

Finalmente, las viviendas junto con sus pro-pios frentes, deben iluminar su espacio de enfrente, como la calle y parte de la plaza, si se da el caso. Esto es más común en las casa con un “negocio”.

Calle

Calle

Plaza

Plaza

Vivienda

Vivienda

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160 y 161. Espacio público con

cierta infraestructura, pero

con muchísimas dificultades

por mantenerse. Al menos

los edificios tienen sus frentes

hacia él, lo que no sucede

en otros espacios dentro del

mismo barrio.

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Plaza-vivienda en altura

(…) Las propuestas de viviendas materializadas por CORVI respon-dían a conceptos del Movimiento Moderno, expresados en la libera-ción de grandes espacios destinados a parques y para uso comunitario entre los habitantes de las unidades habitacionales. Con el paso del tiempo, muchas de estas propuestas –como la Unidad Habitacional Portales– se han constituido en grandes fracasos. Los propios edificios que aquí se estudian, para muchos pueden ser ejemplos de malas intervenciones urbanas, al aplicarse indiscriminadamente sobre di-versas realidades y por el abandono de sus espacios anteriores. (…)368

La manera en que se accede visualmente a un espacio público no tiene que ver solamente con la relación horizontal de viviendas unifamiliares. En el caso de los departamentos o blocks, la relación vertical que se genera entre cada unidad familiar y la calle y/o plaza, es otro elemento distanciador que erosiona la relación de los propie-tarios con su espacio público.369 Este lugar pasa finalmente a ser un derecho y un deber de las familias del primer nivel, éstas por lo gene-ral no tienen la capacidad de mantener un espacio público pensado para la población total del edificio, por lo que queda abandonado con suma facilidad o es enrejado lo que se considera como patio propio,

368 Op. Cit, Los edificios 1010 y 1020: revitalización y mejoramiento del paisaje residen-cial, Introducción, 2008, p. -1.

369 Op. Cit, Vivienda y espacio público - Rehabilitación urbana y crecimiento de la ciu-dad, Capítulo 1 “Ciudad y espacio público a través de la historia”, 1985, p. 29.

especialmente en barrios económicamente postergados.(…) los generosos espacios entre los bloques tuvieron desde su origen

esta ambigüedad: ser legalmente de propiedad común a los habitantes de los edificios, pero su delimitación entre espacios exteriores para uso público (de la vecindad), comunes (de la comunidad del edificio) y privados (de los primeros pisos) quedó para ser debatido y resuelto en el seno de los vecinos, que carentes de códigos o protocolos para establecer las reglas de gestión y mantención, condujeron a muchos de estos lugares a que se desaprovechen, se deterioren por dificultades de mantención o que los primeros pisos se tomen las áreas frente a los departamentos para su uso particular (…)370

En este tipo de viviendas, los esfuerzos por dar seguridad al espacio son de vital importancia. En la gran mayoría de los casos, son situaciones casi imposibles y se transforman en lugares desolados y deteriorados.371 Por esto, y ya que el desarraigo y la inseguridad son la principal razón por la cual fracasan estas áreas, se hacen impres-cindibles los esfuerzos por evitarlo; redoblando las consideraciones de seguridad, como la simple observación, eliminación de puntos ciegos,372 mejor iluminación, el evitar callejones y laberintos en los cierres, levantando el terreno, construyendo espacios para facilitar la organización vecinal, etc. (…) Tal vez una de las razones que dificulta la apropiación de los espacios exteriores, es la falta de balcones (para el caso

370 Ibid, Los edificios 1010 y 1020: revitalización y mejoramiento del paisaje residencial, Capítulo 2. “Los edificios 1010 y 1020”, 2008, p. 43.

371 Op. Cit, Los valores del espacio público en la percepción del habitante urbano, Capí-tulo 1 “Los modelos de crecimiento de la ciudad.”, 1988, p. 42.

372 Ibid, Los edificios 1010 y 1020: revitalización y mejoramiento del paisaje residencial, Capítulo 3. “Los edificios 1010 y 1020 y el paisaje residencial”, 2008, p. 66.

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162. Otro caso en el que el diseño

del barrio como conjunto ha

dejado los lados ciegos de las

viviendas hacia la plaza.

163. Plaza rodeada de calles

de cierta importancia, sus

límites se fortalecen con una

solera ante esta situación.

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Plaza-Vía

(…) La estructura constructiva de la calle y su marco deben corres-ponder a la escala del peatón. (…)374

(…) El sistema vial es la base fundamental de un orden urbano que permanece y otorga continuidad al hecho urbano, hace ciudad. (…)375

La plaza de barrio se define en gran medida por los elementos construidos a su alrededor;376 pero esta relación se ve modificada, exagerada, disimulada o incluso eliminada, por sus límites, que son los bordes de transición entre el ésta y su contexto inmediato.377

La calle es el principal límite de la plaza, ya que todos los casos estudiados limitan con al menos una calle y la gran mayoría, en tres o más; además el sistema vial de una ciudad puede entenderse como el principal sistema de espacios públicos,378 aún frente al importante papel que tienen los vehículos frente al tránsito peatonal, por lo que las plazas pueden entenderse como, al menos, parcialmente interco-nectadas. Se puede hablar de tres tipos de vías motorizadas según la

374 Op. Cit, La ciudad peatonal, Cap. 1 “Análisis y reflexiones conceptuales”, 1979, p. 55.375 Op. Cit, XI Bienal de Arquitectura, Capítulo 5“El coloquio”, Colegio de arquitectos,

Santiago, 1997, p. 23.376 WEIL, Andrés; Et Al. Hacer ciudad, Capítulo 9 “Plazas y áreas verdes”, Centro chileno

de urbanismo, Santiago, 2004, p. 112. 377 Op. Cit, Vivir en la ciudad, Capítulo 2 “Espacios públicos urbanos y construcción

social”, 2006, p. 18.378 Ibid, XI Bienal de Arquitectura, Capítulo 5“El coloquio”, 1997, p. 23.

analizado en el texto citado) que permitan realizar actos propios del habitar familiar, que integren el paisaje exterior. El hermetismo de la situación ac-tual contribuye a que la vida al interior transcurra sin contemplar la vida de los exteriores, volcados en si mismo. Los espacios comunes se sentirían más propios si existiera alguna posibilidad para albergar, en espacios interme-dios, actividades como descanso, asados, etc. (…)373

Antes se ha señalado que existen ciertas características internas de la plaza que producen sectores más inseguros que otros, además de programas que necesitan mayores cuidados, como los juegos infantiles. El reconocerlos dentro de la plaza, permite que al proyec-tar, se elaboraren estrategias para situarlos frente a lugares donde se eleva la percepción de seguridad gracias a la cualidad de vigilancia de las viviendas.

Otro concepto a tener en consideración es que en el diseño de barrios, se debe tener cuidado de que las viviendas de las esquinas de una calle que llega a una plaza, no estén dando su lado ciego –con panderetas– hacia el mismo tramo de la vía; pues deja a ésta sin ninguna vigilancia al quedar entre muros.

373 Op. Cit, Los edificios 1010 y 1020: revitalización y mejoramiento del paisaje residen-cial, Capítulo 2. “Los edificios 1010 y 1020”, 2008, p. 35.

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Todos los intentos por hacer más seguro el espacio público local, se deben redoblar en el caso de las viviendas plurifamiliares, espe-cialmente en edificios de blocks. El espacio alrededor de estos edificios es abandonado o apropiado privadamente por el primer nivel; por esto es importante que el edificio tenga una buena organización, e invierta tiempo y esfuer-zo en apropiarse de su propio espacio colectivo.

Por ejemplo: tener una organización vecinal mucho más cohesionada, redoblar los esfuer-zos por iluminar, permitir que el espacio sea visible desde todas las ventanas, disponer de árboles y otros elementos de manera de que no produzcan sombras en los senderos, no invadir con vehículos de manera indiscriminada, no instalar juegos infantiles en lugares donde to-dos los edificios den su lado sin ventanas, etc.

CallePlazaVivienda

CallePlazaVivienda

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164. Los árboles altos permiten in-

tegrar la plaza con el pasaje

y sus viviendas, sin tener que

preocuparse por los vehículos

o la visibilidad.

165. En este caso la plaza se abre

de mala forma hacia el pa-

saje, permitiendo la invasión

vehicular.

166. Se puede ver que el borde

alcanza a integrar a los ve-

hículos locales, sin tener que

erosionar el pasto, pero aún

así, falta un límite adecuado

como el futuro árbol que se

ha plantado.

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intensidad de sus flujos; el pasaje, la calle y la avenida; las distintas intensidades presentan cualidades diferentes, por lo que se analizará el tipo de relación que se establece con cada una de éstas.

En el caso de los pasajes, estos apoyan al espacio público, funcio-nando como una extensión de él; aunque sea entendido como una circulación, posee muchas características compatibles con una plaza y sus actividades.379 Los límites que aparecen entre ésta y los pasajes, tienden a ser menores, sin diferencias de nivel de suelo por medio de soleras380 y le dan un carácter más local y seguro, principalmente para niños; permitiendo mantener la condición de esparcimiento prácticamente de vivienda a vivienda, e integrando las circulacio-nes vehiculares a su alrededor. Por esto último, también debe tener límites semipermeables que sean “inexistentes” para los peatones, pero no así para vehículos motorizados, como árboles a lo largo del borde. Siendo un pasaje, de por sí angosto, es preferible que estos árboles estén solo de un lado de la vía –de preferencia al lado norte o poniente, debido al sol–, permitiendo la existencia de postes del otro lado, que de noche proyecten su luz por debajo del follaje –fuera de preveer de que el cableado no se enrede con las ramas–.381

379 Op. Cit, Cerdá: Las cinco bases de la teoría general de la urbanización, Parte 1 “La base facultativa de la urbanización”, 1996, p. 110.

380 Op. Cit, Guía de diseño del espacio público, Cap. 4.1. “Mueble Urbano”, 2003, p. 169. 381 Op. Cit, Santiago: un plan para una ciudad armoniosa, Parte B “Proposiciones para

un orden general”, 1985, p. 117.

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167. Límites fuertes para

circulaciones vehiculares

mayores. Tanto la solera

como los árboles y el nivel de

la plaza, mantienen cierta

distancia con los vehículos,

por ejemplo en el caso de un

accidente.

168. Este esfuerzo por plantar

árboles en el borde es inte-

resante, pero mientras no

crezcan lo suficiente o se po-

den, producirán un problema

de visibilidad, principalmente

para los vehículos, frente a

los peatones.

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En el caso de la calle, se presenta más agresiva frente a la plaza –principalmente debido a la velocidad de los vehículos–,382 el límite hacia la vía se vuelve más formalizado y tiende a contener el espacio público hasta este punto. Aparecen elementos limitantes como la solera y la vereda, además las circulaciones peatonales se muestran separadas de las vehiculares, las cuales que quedan restringidas a la calzada. En este caso las viviendas que se ubican al otro extremo de la calle, pierden cierta conexión, aún cuando la plaza todavía se puede considerar como un elemento inmediato a las éstas y dentro de su influencia.

Ya que la vía es de mayor tamaño, pueden aparecer árboles de especies mayores,383 los cuales permiten ejercer de límite físico para vehículos estacionándose o accediendo –a veces como accidente a cierta velocidad– a la plaza.

En el caso de que una calle “corte” una plaza, o dicho de otra for-ma, si existiesen plazas a cada lado de una vía de este tipo, es prefe-rible que sean un cuerpo único, con la calle por un lado o a ambos,384 pero eso también depende de otros factores analizados anteriormen-te, como el tamaño máximo de la plaza, el nivel de visibilidad, las disposiciones espaciales de elementos en el contexto urbano de la plaza, el tipo y tamaño de los programas de la plaza, etc.

382 Op. Cit, La ciudad peatonal, Cap. 2 “Modelos de ciudades para peatones”, 1979, p. 90. 383 Op. Cit, Santiago: un plan para una ciudad armoniosa, Parte B “Proposiciones para

un orden general”, 1985, p. 117.384 Op. Cit, Estudio urbanístico de las plazas, “Plano C”, 1983, p. 37.

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nales protegidas de tránsito vehicular que circula por las calzadas median-te árboles y un bandejón vegetal. De esta manera pueden los escolares ir caminando a la escuela, pueden correr los niños sin cuidado, se puede salir a pasear en las tardes. (…)390

(…)Esto se ha efectuado, por el desarrollo del nivel de la plaza, en un plano hundido con relación al nivel normal del tránsito vehicular, permitien-do el uso del recinto a una escala más íntima.(…)391

390 Op. Cit, Santiago: un plan para una ciudad armoniosa, Parte B “Proposiciones para un orden general”, 1985, p. 99.

391 Op. Cit, La plaza: forma y espacio, Parte II, Escuela de Arquitectura, 1998, p. 40.

En términos urbanos, ya no son las grandes intervenciones públicas de fines del siglo XIX y principios del XX, las que dan forma a la trama ur-bana de las ciudades, sino que ahora se imponen las nuevas autopis-tas, costaneras, “bypass”, etc., que redibujan los territorios urbanos (…) Ejes dinámicos que van atravesando y relacionando los lugares a gran velocidad; rompiendo e irrumpiendo en los ordenes anteriores a él. (…)385

De esta manera, cuando la avenida, autopista, carretera, vía de alta velocidad, o cualquier otro equivalente, se “encuentra” con una plaza de barrio, acaba desarraigando definitivamente –debido a su tamaño y a la alta velocidad de sus desplazamientos–386 el espacio público de las viviendas de enfrente; entonces la plaza sigue uno de dos caminos, por un lado puede generar límites aún mayores frente a esta gran circulación, evitando su influencia; o por otro lado sus extremos cercanos a ésta se debilitan y deterioran.

Estos límites pueden tomar distancia hacia los vehículos, permi-tiendo aislar del sonido, la contaminación, la incomodidad en gene-ral, etc.387 Además esta distancia puede ser tanto horizontal, como una franja de terreno con árboles388 que permiten mejorar la calidad del aire, ya que tienen la capacidad de limpiar polvo y captar ciertos gases;389 o vertical, como un cambio de altura que aísle el sonido y la visión. (…)Las vías residenciales más importantes tienen las aceras peato-

385 Op. Cit, XI Bienal de Arquitectura, Capítulo 4“La Huella”, 1997, p. 21. 386 Op. Cit, La ciudad peatonal, Cap. 2 “Modelos de ciudades para peatones”, 1979, p. 89. 387 Op. Cit, Guía de diseño del espacio público, Cap. 3.3. “Otras condiciones”, Santiago,

2003, p. 130.388 Ibid, Guía de diseño del espacio público, Capítulo 4.14. “Ciclovías”, 2003, p. 413.389 Ibid, Guía de diseño del espacio público, Cap. 3.3. “Otras condiciones”, 2003, p. 131.

169. Las defensas denotan la

importancia de limitar las

circulaciones que rodean la

plaza, especialmente ante

vías de importancia.

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El espacio público residencial, es principal-mente plazas de barrio y vías de circulación, y éstas son una forma de conectar cada plaza. Por otro lado, la relación de las plazas con las vías depende de su nivel de tráfico o importancia.

En el caso de una plaza que colinde con un pasaje, éste tiende a ser una extensión del espacio público, con la excepción de permitir circulaciones vehiculares. Cuando la plaza esta rodeada de pasajes, esta funciona como un jardín que une las viviendas a su alrededor, y permite un espacio mucho más seguro para ni-ños y jóvenes. El único elemento que funciona como límite son los que mantienen a los vehí-culos fuera, normalmente asientos y árboles.

Cuando la plaza colinda con una calle, apa-recen límites más importantes, puesto que los vehículos transitan con mayor velocidad, pudiendo atropellar a alguien si perdieran el control. Aparece la solera que sube el nivel de la plaza, además de árboles mayores y otras medidas de seguridad. La relación de la vivien-da con la plaza sigue estando vigente, pero ya no es tan directa como en el caso del pasaje. Se

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deben evitar elementos bajos en la plaza y cer-ca de la calle, especialmente en las esquinas, pues pueden ocultar a un niño que aparezca corriendo tras una pelota, con el peligro de ser atropellado, por ejemplo.

La relación entre la vivienda y la plaza desapa-rece casi totalmente en el caso de que exista una autopista o avenida de gran tamaño. La gran cantidad de vehículos y su velocidad, tien-den a cortar cualquier acercamiento o relación. En estos casos la plaza debe poseer grandes límites, no sólo contra los vehículos, sino que también contra la contaminación y el ruido. Para esto se disponen de franjas de vegetación, con un espesor suficiente y bordes en altura.

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Plaza – otrosLas calles son los límites más comunes para una plaza, pero en ciertas ocasiones éstas limitan con muros ciegos de cerramientos perimetrales o con formas topográficas de cierto tamaño.

Los muros ciegos son influyentes en el sentimiento de insegu-ridad de un lugar, debido a las longitudes mayores sin circulaciones ni vigilancia social. Pero por otro lado permiten intervenciones del barrio o formas de expresión cultural, por lo que se deben abordar de una manera productiva, tratando de dar una segunda lectura a estos lugares. (…) Existencia de industrias que no ofrecen elementos amables de cierro al peatón, por lo que no atraen a público. (…)392

La geografía también presenta límites al espacio público, como es el caso de canales, ríos, cerros o barrancos, que normalmente se ignoran, dejando que la plaza termine en ellos de manera abrupta. Lo negativo de la situación es que al no integrar en su diseño a estos lugares, acaban siendo deterioradas; ya que éstos presentan una apariencia caótica, sucia y abandonada. (…) El canal tal como está diseñado actúa como una gran muralla que vulnerabiliza todo el espacio a su alrededor ya que no ofrece ninguna actividad que atraiga a vigilantes naturales. (…)393 En otros casos el proyecto los aísla con elementos de contención y negación, como muros, rejas, vegetación, etc.

392 Op. Cit, Puente Alto, Capitulo 2 “Zona Centro de Puente Alto”, 200?, p. 34. 393 Ibid, Puente Alto, Capitulo 2 “Zona Centro de Puente Alto”, 200?, p. 34.

En general, tanto los cerramientos como la topografía, si se tiene la precaución de iluminarlos, mantenerlos y asimilarlos, tal vez no reac-cionen contra el proyecto, como seguramente lo harán si se ignoran o aíslan.

Influencias externasLas plazas de barrio se ven afectadas por elementos de su con-

texto, los que en algunos casos no son inmediatos; éstos generan circulaciones y comportamientos particulares, que afectan de mane-ra clara a los espacios públicos situados en sus respectivas “zonas de influencia”.

La presencia de centros educacionales u otros que tengan alguna relación con grandes concentraciones de personas, afecta de mane-ra radical el programa de una plaza. Tienden a ser ocupadas como patios del colegio y se da principalmente la actividad de reunión y conversación de alumnos. (…) El grupo (en enseñanza media) demanda dos actividades fundamentales, deporte y socialización mixta.(...)394 Por esto, la plaza se ve en la necesidad de destinar gran parte de su infra-estructura para recibir estos usuarios, o simplemente será colapsada con riesgo de deterioro.

394 Op. Cit, Las plazas de Santiago, Capítulo 4. “La Plaza Como Elemento De Equipa-miento Urbano”, 1983, p. 172.

170 y 171. Dos resultados distintos

frente al mismo problema:

en la primera imagen el

barrio se siente orgulloso y lo

plasma en su espacio público,

apoderándose; en el segundo

caso no existe esa apropia-

ción “formal” del barrio.

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172. Caso de una plaza frente a un

centro educacional. Al salir

los alumnos, los juegos infan-

tiles son usados como bancos

para sentarse y conversar,

pudiendo tener una infraes-

tructura más adecuada cerca

de los árboles y liberando un

poco a los juegos.

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Estas plazas cercanas a establecimientos educacionales o en la ruta de sus alumnos, tienen la peculiaridad de ser ocupadas y desocupa-das de manera violenta, debido a los horarios de clases en el día y a los meses escolares a lo largo del año.395 Para casos como éste, en que repentinamente el espacio público debe hacer frente a grandes aglomeraciones de personas, se debe proyectar como si estuviera en su máxima ocupación, por ejemplo: los senderos deben ser anchos para las movilizaciones de grupos numerosos, los asientos no pueden ser pocos y dispersos con baja capacidad cada uno; sino que se debe recurrir a soluciones más masivas, como grandes jardineras para los árboles con la capacidad de recibir una veintena de personas o un gran números de escaños en múltiples combinaciones espaciales.

Se debe recordar que no es una actividad de reunión organizada, es sólo un gran número de personas en diferentes situaciones y con grupos de variados tamaños, que ocupan cada nicho existente.

Los paraderos de micros, colectivos y taxis, son programas puntua-les, que si bien son elementos urbanos independientes de la plaza, pueden ser integrados al proyecto. Así se agrega al normalmente poco movimiento de una plaza de barrio típica, el uso y disfrute de un usuario acostumbrado a no tener grandes comodidades en los espacios destinados a éstos fines. (…) Las condiciones de confort que

395 Op. Cit, Guía de diseño del espacio público, Capítulo 3.2. “Espacios públicos y seguri-dad ciudadana”, 2003, p. 120.

173, 174 y 175. Diferentes ejemplos

de paraderos. Es importante

la manera en que se integran

a la plaza, ya que son capa-

ces de vigilarla y ésta puede

hacer la estadía más grata.

debe entregar este elemento (paradero) deben asegurar a la persona una permanencia transitoria satisfactoria, resguardada del medio inmediato y agentes climáticos como el sol, viento y la lluvia. (…)396

Estos elementos permiten ejercer una vigilancia constante, por lo que es necesario que estén relacionados visualmente hacia éste. Por esta razón deben estar bien iluminados y no entorpecer las circulaciones,397 para así, asimilarse y aportar positivamente. (…) Todo paradero de locomoción colectiva debe considerar al menos dos costados abiertos con el correspondiente dominio visual de los vehículos que se aproximan, y los que se detienen, tanto para las personas que están sentadas como para las que están de pie.(…)398

Se puede agregar a esta reflexión, otros elementos que congre-gan a vehículos no motorizados, como los estacionadores de bicicle-ta, que permiten un acceso a mayor distancia y disminuyen la presión por estacionamientos. La ubicación debe ser compatible con pro-gramas de alta seguridad, para dar la confianza necesaria al usuario que deja su bicicleta.399 (…) El estacionar bicicletas hace posible para las personas que utilizan este vehiculo como medio de transporte o para fines recreacionales, contar con lugares seguros a donde llegar y dejar su bicicleta transitoriamente. (…)400

396 Ibid, Guía de diseño del espacio público, Cap. 4.1. “Mueble Urbano”, 2003, p. 204. 397 Op. Cit, Espacios urbanos seguros, Cap. 2. “Recomendaciones de diseño”, 2002, p. 38. 398 Ibid, Guía de diseño del espacio público, Cap. 4.1. “Mueble Urbano”, 2003, p. 205. 399 Ibid, Guía de diseño del espacio público, Cap. 4.1. “Mueble Urbano”, 2003, p. 179. 400 Ibid, Guía de diseño del espacio público, Cap. 4.1. “Mueble Urbano”, 2003, p. 179.

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En el caso de que este comercio se de externamente, normalmente como “negocios” estables en las propiedades cercanas a la plaza, permiten mantener una vigilancia mayor incluso que la de una vivien-da normal, debido a la afluencia de público y las luces externas.403 Esto último es importante para el barrio y para el negocio mismo, ya que evita espacios obscuros e inseguros. (…) Este almacén, al ser sus muros opacos, está perdiendo la oportunidad de vincular el espacio de la calle con su actividad comercial y de esa manera proveer control visual sobre el medio ambiente. (…)404

403 Op. Cit, Puente Alto, Capitulo 3 “La Granja Antigua”, 200?, p. 50. 404 Ibid, Puente Alto, Capitulo 1 “Villa El Volcán, Caleuche y Chiloé”, 200?, p. 15.

Estos elementos son de gran trascendencia cuando existen ciclovías cercanas a la plaza, aunque aún sin estas, permiten atraer usuarios al lugar.

El comercio que a veces se da, de manera espontánea o no, en las plazas de barrio, permite aumentar su “público”, atrayendo a clientes, comerciantes y curiosos al lugar. Esta situación es por lo general buena,401 –a menos que el comercio en sí tenga externalidades negativas– permite vigilar y disfrutar la un lugar con mayor relevancia para la comunidad. Además, cuando se planifica un espacio público con posibilidades de atraer comercio, tanto formal como informal, es importante pensar en las circulaciones, para que no se creen estran-gulaciones en flujos y de esta forma encauzar de manera compatible al comercio dentro de la plaza. (…) Es necesario que exista un concepto inicial de diseño del espacio público que contemple la existencia del kiosco, o bien, existan las condiciones adecuadas para el emplazamiento de éste. (…)402

401 Op. Cit, Las plazas de Santiago, Capítulo 4. “La Plaza Como Elemento De Equipa-miento Urbano”, 1983, p. 145.

402 Op. Cit, Guía de diseño del espacio público, Cap. 4.1. “Mueble Urbano”, 2003, p. 199.

176. Comercio que permite

vigilar socialmente el espacio

público circundante; en este

caso es un negocio de comida

rápida.

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A veces las plazas limitan con muros o pan-deretas, por lo que no existe una vivienda o una vía de circulación –calle o pasaje– que los “vigile”; por esto no son recomendables como límite de un espacio público, y lo mejor que se puede hacer es integrarlos lo mejor que se pue-da. Se pueden iluminar, ocupar como un lienzo para algún concurso local de arte o se pueden disponer plantas y arbustos, por ejemplo. Lo importante es que no se dejen de lado, pues se corre el riesgo de deteriorar la plaza y el barrio.

Los canales o riachuelos tienen el mismo pro-blema, pues tienden a ser foco de delincuencia. Se deben cuidar y no dejar de lado, se pueden plantar arbustos y árboles frondosos, o incluir senderos que bajen cerca del agua, con una iluminación suficiente.

Es importante que no se cierren simplemente con muros, ya que se produce un problema doble: primero, el muro genera un límite peligroso que deja sin vigilancia el lugar y, por otro lado, el río se pierde como atracción y se transforma posiblemente en basural.

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Los centros educacionales, cuando se encuentran cerca, vuelcan de golpe gran cantidad de estudiantes a la plaza, por lo que ésta debe tener la capacidad de ofrecer asiento y sombra a grandes grupos.

Se pueden disponer asientos con otros usos, por ejemplo en las jardineras de árboles, o elementos para evitar la entrada de vehículos; de esta manera se genera un doble uso a los asientos y se puede albergar grandes cantidades de personas.

Los paraderos de microbuses, colectivos y taxis permiten vigilar la plaza, al mismo tiempo de ser más cómodos para los que los usan. Deben ser abiertos hacia ésta, y tener una muy buena iluminación.

También el comercio es un buen amigo del espacio público, ya que permite atraer gente a lugares que normalmente son solitarios. Es bueno que existan negocios en las vivien-das aledañas a una plaza. Frecuentemente los negocios de barrio permiten iluminar mucho más que una vivienda común.

Calle CallePlaza

Pasaje PlazaNegocio Kiosco

Colegio

PlazaCalle

Calle

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Basando se en el problema de las Plazas de Barrio, la presente investigación logró registrar y entrecruzar análisis y puntos de vista desde distintas disciplinas, lo que junto con observaciones propias, permitió recopilar múltiples razonamientos sobre el cómo funciona una plaza de barrio. De esta forma se elaboró un texto que permite auxiliar en la labor proyectual y propositiva del arquitecto, o cual-quier otra persona puesta en la situación de diseñar, modificar o restaurar una plaza de barrio.

La investigación, al entregarse en la biblioteca de la univer-sidad, en la escuela de arquitectura, en la Fundación MiParque y en un acceso digital propio, queda a disposición tanto del público general como del académico. Además, al producir un texto de menor extensión, más práctico, conciso, y de lenguaje accesible, se puede hacer llegar a los usuarios, permitiéndoles tomar o apoyar iniciativas positivas de manera informada y –¿por qué no?– ampliar la discusión a estos segmentos de la población, donde dichos temas son tratados pero a veces con prejuicios o soluciones contraproducentes.

ConclusionesLas áreas verdes pueden llegar a cumplir su rol esperado como plazas de barrio, pero sólo asimilando las nuevas condiciones y contextos mediante un replanteo de sus criterios de diseño. Estos criterios tienen relación con todos sus aspectos –dentro de los límites de la arquitectura–, que son: Sensación térmica, Discapacitados, Obstruc-ción Visual, Iluminación, Tamaño de la Plaza, Apropiación, Deporte, Juegos Infantiles, Reunión, Capacidad de los Asientos, Disposición de Asientos, Asientos según postura, Vistas, Asientos-límites, Sectorización de la sombra, Circulaciones probables y existentes, Límites adecuados, Límites positivos, Recorridos utilitarios y ociosos, Circulaciones estructuradoras, Asientos y senderos, Seguridad en circulaciones, Erosiones vehiculares, Límites vehiculares, Relación vivienda-plaza, Relación calle-plaza, Otras relaciones, e Influencias externas. Éstos permiten enfrentar cada situación de forma puntual, pero ocupando criterios de naturaleza genérica. Esta es la razón de no trabajar sobre tipologías o clasificaciones de plazas, enfrentando la infinita variedad de casos y la gran cantidad de posibles combina-ciones en sus características.

La manera actual de construir “plazas” no es adecuada, pues no se reflexiona sobre las características propias del lugar y tampoco en la manera que éstas plazas tienen de funcionar, que no es necesaria-mente la misma que la de las Plazas de Armas. Se responde sim-plemente a la normativa que exige estos espacios, pero de manera genérica y sin siquiera ahondar mayormente en definiciones o funcio-nes a cumplir, menos aún en el cómo lograr algo así. De esta forma se “construyen” áreas verdes donde se supone que se desarrollarán

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actividades que no tienen un sustento o infraestructura realmente, y donde muchas veces se instalan ciertos elementos reconocidos como funcionales para una plaza, pero que operan como “parches” dentro de un lugar sin una coordinación real entre todas sus partes.

Por otro lado las preconcepciones, desconocimiento o apatía que muchas veces están presentes en la relación de los vecinos con sus espacios públicos, y específicamente sobre las plazas de barrio, es otro elemento importante en la problemática sobre el tema. La comprensión del funcionamiento de los distintos aspectos de la plaza y la capacidad de recrearlos a voluntad, permitiría que al menos se generaran exigencias por parte de los barrios mismos, que apuntaran hacia un mejor desempeño de estos lugares; ya que el conocimiento del lugar siempre permite una mejor relación y mayor interés entre usuarios y plazas.

Proyección a futuroDel punto de vista de los usuarios, del ciudadano frente a su plaza, el impacto del proyecto se verá de manera paulatina, a largo plazo. Con el tiempo, cuando un vecino se enfrente a alguna situación puntual, al recordar cierto “manual” o “folleto” sobre plazas de barrio, quizás se sienta empoderado o impulsado a actuar con mayor conocimiento; tal vez le sirva para organizar alguna iniciativa vecinal, o pueda dar cuerpo a esa idea que viene dándole vueltas desde hace tiempo con respecto a “su” plaza. Este es un proceso largo, pero que puede ser acumulativo, por lo que una intervención de estas características puede tener un valor insospechado, anónimo e incluso masivo.

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construcciones–, obligó a adentrarse en un nuevo territorio, desarro-llar nuevas habilidades y aplicar técnicas metodológicas y de inves-tigación que fueron aprendidas en este proceso. La particularidad de realizar un proyecto de investigación, permitió acceder y comprender un gran volumen de bibliografía, desde la arquitectura y el urba-nismo, hasta conceptos de seguridad ciudadana, historia o cultura, entre otros. Todo esto, de por sí, ya entrega un aporte a la propia educación y profundización sobre estas materias, sin considerar todo el material que no pudo ser incorporado o que sólo se usó como un fondo sobre el cual trabajar.

Desde el punto de vista profesional, generó una nueva manera de abordar los proyectos de una forma más orgánica, menos esquemáti-ca. Donde luego de recorrer todo el proceso de la investigación, ya no se estaba detrás de una “máquina” que creara de manera casi auto-mática un proyecto en base a combinaciones de reglas preestableci-das, sino que se terminó dirigiendo los esfuerzos hacia una búsqueda y un pensamiento más complejos, que permitieran reconocer los criterios o “leyes” que influyen bajo ciertas condiciones de maneras más o menos predecibles.

En el ámbito académico, el proceso tal vez es más conciente, pero no por eso más rápido; los proyectos se van retroalimentando y gene-rando contrapuntos entre ellos, por lo que a medida que exista una mayor masa critica de puntos de vista, análisis e iniciativas en esta área de estudio, se podrá observar su real aporte a la discusión sobre las plazas de barrio y en general sobre las problemáticas urbanas. El hecho de poder apoyarnos, no sólo en proyectos extranjeros o nacio-nales, sino en proyectos “nuestros”, el hecho de consultar y meditar propuestas o investigaciones propias y no sólo de “grandes autores”, nos permite creer en nosotros, en nuestro trabajo y en nuestra identi-dad como escuela “pensante y propositiva”.

Aprendizaje profesionalAl comenzar el proceso de investigación de cualquier tipo de proyec-to, se poseen ciertos prejuicios o ideas preconcebidas, más o menos exagerados o falsos, y en este caso, las plazas de barrio no han sido la excepción. Es de esperarse que cada lector tenga los propios, y que a lo largo del texto, pueda ir cuestionándose o confirmando sus propias convicciones en el tema. A lo largo del proceso de construcción de estos textos, aún cuando todo punto de vista es necesariamente parcial, se ha propuesto el llegar a tener una visión más cercana y realista de las plazas de barrio; además se ha intentado profundizar –a través de la perspectiva que permite la comprensión histórica– en elementos que tienden a perder su función o significado original, o a cambiarlo por nuevos paradigmas.

El haber decidido realizar una labor distinta de lo que normal-mente se conoce como un proyecto de arquitectura –especialmente en la escuela de la Universidad de Talca, donde tradicionalmente son

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Imágenes

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Imagen 4 (p. 102): Archivo fotográfico del autor.

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Imagen 7 (p. 106): Archivo fotográfico del autor.

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Imágenes 13 (p. 112): Archivo fotográfico del autor.

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Imagen 15 (p. 116): Archivo fotográfico del autor. Tomada desde: ORLANDO VIGOROUX, Jaime , Los edificios 1010 y 1020: revitalización y mejoramiento del paisaje residencial, Universidad Diego Portales, Santiago, 2008, p. 11.

Imagen 16 (p. 116): Archivo fotográfico del autor. Tomada desde: PRIEGO FERNÁNDEZ DEL CAMPO, Carmen. La plaza en España e Iberoamérica: el escenario de la ciudad, Museo Municipal, Madrid, 1998, p. 31.

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Imagen 18 (p. 116): Archivo fotográfico del autor.

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Imagen M (p. 218 y 219): Esquemas de elaboración propia.

Imagen 74 (p. 220): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 75 (p. 222): Fuente: http://muroludico.blogspot.com/, archivo fotográfico de Tatiana Schukkert, en www.blogspot.com.

Imagen 76 (p. 222): Fuente: http://muroludico.blogspot.com/, archivo fotográfico de Tatiana Schukkert, en www.blogspot.com.

Imagen 77 (p. 223): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 78 (p. 224 y 225): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 79 (p. 226): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 80 (p. 227): Archivo fotográfico del autor.

Imagen N (p. 228 y 229): Esquemas de elaboración propia.

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Imagen 81 (p. 230) Fuente: http://www.poblacionlaobra.blogspot.com/, archivo fotográfico de Constanza Ide, en www.blogspot.com.

Imagen 82 (p. 230) Fuente: http://www.poblacionlaobra.blogspot.com/, archivo fotográfico de Constanza Ide, en www.blogspot.com.

Imagen 83 (p. 232) Fuente: http://www.mas-que-adobe.blogspot.com/, archivo fotográfico de Susana Morales, en www.blogspot.com.

Imagen 84 (p. 232): Archivo fotográfico del autor.

Imagen Ñ (p. 234 y 235): Esquemas de elaboración propia.

Imagen 85 (p. 236): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 86 (p. 238 y 239): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 87 (p. 240): Archivo fotográfico cedido al autor.

Imagen 88 (p. 240) Fuente: http://www.ludotecaurbana.blogspot.com/, archivo fotográfico de Pablo Abdala, en www.blogspot.com.

Imagen 89 (p. 240): Archivo fotográfico del autor.

Imagen O (p. 242 y 243): Esquemas de elaboración propia.

Imagen 90 (p. 244): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 91 (p. 244): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 92 (p. 244): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 93 (p. 244): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 94 (p. 246) Fuente: http://www.marthamg.blogspot.com/, archivo fotográfico de Martha Muñoz, en www.blogspot.com.

Imagen 95 (p. 246) Fuente: http://www.marthamg.blogspot.com/, archivo fotográfico de Martha Muñoz, en www.blogspot.com.

Imagen 96 (p. 246) Fuente: http://www.marthamg.blogspot.com/, archivo fotográfico de Martha Muñoz, en www.blogspot.com.

Imagen P (p. 248 y 249): Esquemas de elaboración propia.

Imagen 97 (p. 250): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 98 (p. 250): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 99 (p. 250): Archivo fotográfico del autor.

Imagen Q (p. 252 y 253): Esquemas de elaboración propia.

Imagen 100 (p. 254) Fuente: http://www.plazadelamemoria.blogspot.com/, archivo fotográfico de Sergio Córdova, en www.blogspot.com.

Imagen R (p. 256 y 257): Esquemas de elaboración propia.

Page 390: Memoria Título Andrés Arcos

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Imagen 101 (p. 258): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 102 (p. 258 y 259): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 103 (p. 260 y 261): Archivo fotográfico del autor.

Imagen S (p. 262 y 263): Esquemas de elaboración propia.

Imagen 104 (p. 264) Fuente: http://www.plaza-rural-esperanza.blogspot.com/, archivo fotográfico de Ignacio Vivanco, en www.blogspot.com.

Imagen 105 (p. 264) Fuente: http://www.plaza-rural-esperanza.blogspot.com/, archivo fotográfico de Ignacio Vivanco, en www.blogspot.com.

Imagen 106 (p. 265) Fuente: http://www.plaza-rural-esperanza.blogspot.com/, archivo fotográfico de Ignacio Vivanco, en www.blogspot.com.

Imagen 107 (p. 266): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 108 (p. 266 y 267): Archivo fotográfico del autor.

Imagen T (p. 268 y 269): Esquemas de elaboración propia.

Imagen 109 (p. 270): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 110 (p. 270): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 111 (p. 270): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 112 (p. 270): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 113 (p. 272): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 114 (p. 272): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 115 (p. 273): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 116 (p. 274): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 117 (p. 276) Fuente: http://www.ludotecaurbana.blogspot.com/, archivo fotográfico de Pablo Abdala, en www.blogspot.com.

Imagen 118 (p. 276) Fuente: http://www.ludotecaurbana.blogspot.com/, archivo fotográfico de Pablo Abdala, en www.blogspot.com.

Imagen U (p. 278 y 279): Esquemas de elaboración propia.

Imagen 119 (p. 280 y 281): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 120 (p. 282 y 283): Archivo fotográfico del autor.

Imagen V (p. 284 y 285): Esquemas de elaboración propia.

Imagen 121 (p. 286): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 122 (p. 288 y 289): Archivo fotográfico del autor.

Imagen W (p. 290 y 291): Esquemas de elaboración propia.

Page 391: Memoria Título Andrés Arcos

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Imagen 123 (p. 292): Fuente: http://www.mariajosefaundez.blogspot.com/, archivo fotográfico de María José Faúndez, en www.blogspot.com.

Imagen 124 (p. 292): Fuente: http://www.mariajosefaundez.blogspot.com/, archivo fotográfico de María José Faúndez, en www.blogspot.com.

Imagen X (p. 294 y 295): Esquemas de elaboración propia.

Imagen 125 (p. 296): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 126 (p. 296): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 127 (p. 298 y 299): Archivo fotográfico del autor.

Imagen Y (p. 300 y 301): Esquemas de elaboración propia.

Imagen 128 (p. 302 y 303): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 129 (p. 304): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 130 (p. 304): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 131 (p. 305): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 132 (p. 306): Esquema de elaboración propia.

Imagen Z (p. 308 y 309): Esquemas de elaboración propia.

Imagen 133 (p. 310 y 311): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 134 (p. 312 y 313): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 135 (p. 314): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 136 (p. 314 y 315): Archivo fotográfico del autor.

Imagen AA (p. 316 y 317): Esquemas de elaboración propia.

Imagen 137 (p. 318 y 319): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 138 (p. 320 y 321): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 139 (p. 322): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 140 (p. 322) Fuente: http://www.atrioaltopangue.blogspot.com/, archivo fotográfico de Sofía Palacios, en www.blogspot.com.

Imagen 141 (p. 322) Fuente: http://www.atrioaltopangue.blogspot.com/, archivo fotográfico de Sofía Palacios, en www.blogspot.com.

Imagen 142 (p. 324): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 143 (p. 324): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 144 (p. 325): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 145 (p. 324): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 146 (p. 325): Archivo fotográfico del autor.

Imagen AB (p. 326 y 327): Esquemas de elaboración propia.

Page 392: Memoria Título Andrés Arcos

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Imagen 147 (p. 328): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 148 (p. 329): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 149 (p. 330 y 331): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 150 (p. 330): Archivo fotográfico del autor.

Imagen AC (p. 332 y 333): Esquemas de elaboración propia.

Imagen 151 (p. 334 y 335): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 152 (p. 336 y 337): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 153 (p. 338): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 154 (p. 339): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 155 (p. 340): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 156 (p. 341): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 157 (p. 342 y 343): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 158 (p. 344): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 159 (p. 345): Archivo fotográfico del autor.

Imagen AD (p. 346 y 347): Esquemas de elaboración propia.

Imagen 160 (p. 348): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 161 (p. 348): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 162 (p. 350): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 163 (p. 350): Archivo fotográfico del autor.

Imagen AE (p. 352 y 353): Esquemas de elaboración propia.

Imagen 164 (p. 354): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 165 (p. 354): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 166 (p. 355): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 167 (p. 356): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 168 (p. 357): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 169 (p. 358): Archivo fotográfico del autor.

Imagen AF (p. 360 y 361): Esquemas de elaboración propia.

Imagen 170 (p. 362): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 171 (p. 362): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 172 (p. 364 y 365): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 173 (p. 366): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 174 (p. 366): Archivo fotográfico del autor.

Page 393: Memoria Título Andrés Arcos

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Imagen 175 (p. 366): Archivo fotográfico del autor.

Imagen 176 (p. 368): Archivo fotográfico del autor.

Imagen AG (p. 370 y 371): Esquemas de elaboración propia.

Imagen AH (p. 372): Archivo fotográfico del autor.

Imagen AI (p. 373): Archivo fotográfico del autor.

Imagen AJ (p. 378): Archivo fotográfico del autor. Tomada desde: DE LA VEGA, Luz María Prat; RODRÍGUEZ SANHUEZA, Patricia. Árboles, El Mercurio, Santiago, 1996, p. 37.

Imagen AK (p. 379): Archivo fotográfico del autor. Tomada desde: TAMAYO, Guadalupe , La plaza: forma y espacio, Escuela de Arquitectura, Universidad Central de Venezuela, Caracas, 1998, pp. 104 y 105.

Page 394: Memoria Título Andrés Arcos

ColofónEste libro fue impreso en una

impresora Epson Stylus T25 en papel bond HP de 90 gramos, con encuadernación de lomo térmico y

tapas de mica transparente.