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    naturalmente

    Fernando Valladaresinve

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    nLa actitud cientfica ante la vida yla sociedad

    http://www.mncn.csic.es

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    La razn humana puede combatir no slo la ignorancia y la supersticin

    sino aspectos ms trascendentes como la tirana y la injusticia,

    colaborando de forma destacada en

    la construccin de un mundo mejor

    Cmo pueden ayudar los investigadores a la sociedad? Ms all de los aportes evidentes de la ciencia, Fernando Valladares nos habla de cmo la mirada cientfica y el pensamiento crtico pueden ayudar a mejorar nuestra sociedad en un momento tan convulso como el que vivimos

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    nPosiblemente todos los que amamos nuestro

    trabajo pensamos que es importante y que re-sulta de gran utilidad . Yo adoro la investigacin cientfica y me siento muy afortunado de poder dedicarme profesionalmente a ella . Sin embargo me he cuestionado y me han cuestionado mu-chas veces la utilidad real de lo que hacemos los cientficos. En estos aos convulsos donde la sociedad ha sido pisoteada con algo ms de saa de lo habitual por unos pocos que acapa-ran dinero y poder, las cosas han cobrado con demasiada frecuencia una perspectiva inusual y dramtica . Mientras ms de la mitad de los j-venes espaoles enfrentan el paro, muchos de nosotros mantenemos nuestros salarios para estudiar y entender cuestiones con frecuencia esotricas o en el mejor de los casos con una conexin remota con los problemas de la so-ciedad . No voy a extenderme aqu sobre las vir-tudes de la ciencia bsica ni entrar en el debate sobre si la investigacin debe ser aplicada o si se debe primar la investigacin de calidad que es la nica que puede llegar a tener aplicaciones . Para ello invito al lector a que consulte alguno de los muchos editoriales y artculos publicados so-bre el tema tanto en la prensa como en revistas cientficas o en blogs de conocidos intelectuales.

    Mi propuesta aqu es reflexionar sobre la posi-bilidad de que la actitud cientfica pueda prestar en si misma servicios a la sociedad . La idea no es ahondar en el finalismo de la investigacin cientfica sino en las virtudes de una mirada cientfica a las gran-des cuestiones que enfrenta la humanidad, pasando por la mirada de pequeos conflic-tos y paradojas que asedian nuestro da a da . En el fondo es repasar un tema viejo y explorar hasta qu punto hay margen y oportunidad ahora para retomar el espritu de la ilustracin, el de los filsofos griegos o el de los diversos colectivos humanos que han perseguido el conocimiento y que han credo que el mero hecho de hacerlo ya supone en s mismo una contribucin a la humanidad con independencia del conocimiento exacto alcanza-do en cada caso .

    La Ilustracin, como movimiento intelectual y tambin cientfico, aun pensadores que apoya-

    ban con firmeza que la razn humana poda com-batir no slo la ignorancia y la supersticin sino aspectos ms trascendentes como la tirana y la injusticia, colaborando de forma destacada en la construccin de un mundo mejor . No debe sor-prender por tanto la gran influencia que la ilus-tracin tuvo en aspectos econmicos, polticos y sociales de la poca . Las Sociedades Econmicas de Amigos del Pas, que surgieron en la segunda mitad del siglo XVIII en Espaa pretendan difun-

    dir el conocimiento cien-tfico y tcnico y las ideas de la Ilustracin para ayu-dar al Pas, como su nom-bre sugiere . Nacieron en el reinado de Carlos III y su proteccin real les confiri un papel destaca-do en el reformismo bor-bnico . Pero la Ilustracin es historia, y no hablemos de los filsofos griegos. La sociedad cambia sus mi-tos y sus referencias con gran velocidad y ahora re-sulta ms incierta su posi-cin ante el conocimiento y los que lo hacen avanzar . Mientras a mediados del

    siglo XX la confianza en, e incluso la admiracin por, el conocimiento cientfico era mayscula, en el siglo XXI la situacin ha cambiado . Numero-sas actitudes, organizaciones, entidades, grupos y corrientes pseudocientificas han proliferado

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    amplificadas por el escaparate mundial de inter-net. La propensin humana a buscar confirma-cin en vez de refutacin, un aspecto clave del pensamiento cientfico, as como la tendencia tambin humana de aferrarse a creencias con-fortables y a generalizar sobre evidencias escasas son las principales causas del arraigo y expansin del pensamiento pseudocientfico. Este modo de pensar nos lleva por ejemplo a realizar asociaciones en fun-cin de la apariencia y a confundirnos sobre causa y efec-to. A esta tendencia bastante compren-sible hay que sumar, o quiz multiplicar, el efecto de la acti-tud de gobernantes y personas influyen-tes que descartan conscientemente el conocimiento cientfico para apoyar consignas, ideas e incluso interpretacio-nes de los datos que encajan con sus intereses. Y

    El exceso de competitividad pone en riesgo la ciencia de calidad y socava

    la confianza y la motivacin necesarias

    para hacer buena investigacin

    Celso Arva-lo y Pons en su laboratori en 1906 /Archivo MNCNACN003/002/07698

    La propensin humana a buscar

    confirmacin en vez de refutacin as

    como la tendencia a aferrarse a creencias

    confortables y a sobregeneralizar con evidencias escasas son las

    principales causas de la expansin del pensamiento pseudocientfico

    ah es donde el cientfico vuelve a tener una oportunidad de ac-tuar y de que su actitud tenga un impacto directo en la socie-dad mediante la denuncia fun-damentada de la falsedad o falta de veracidad de lo que se dice, piensa y justifica.

    A pesar de la relativa crisis de confianza en el conocimiento cientfico, los cientficos son un colectivo muy apreciado y muy bien valorado. Sorprende por tanto la modesta penetracin real que los cientficos tienen en la sociedad actual. Quiz se deba, al menos en parte, a un

    cierto autismo de los cientficos, que se ale-jan de la sociedad para concentrarse en sus problemas y compartirlos casi exclusi-vamente con sus colegas. Puede o debe el cientfico del siglo XXI limitarse a su investigacin? Puede o debe aportar a la sociedad algo ms que los resultados de su estudio? Para m las respuestas son un claro no a la primera pregunta y un decidido si a la segunda. Quiero creer que la actitud cientfica tiene mucho que aportar a la actual crisis de valores que

    se ha revelado con la crisis econmica sufrida con especial virulencia en Europa en los ltimos cinco o seis aos.

    Los propios cientficos su-frimos la crisis de valores y padecemos en nuestro traba-jo y en nuestras vidas la crisis econmica. Adems, los cien-tficos del siglo XXI hemos desarrollado nuestras propias enfermedades emergentes, una de las cuales y quiz una de las ms virulentas es la de la hipercompetitividad, que pone en riesgo la ciencia de calidad y socaba la confianza y la motivacin necesarias para hacer buena investigacin. Acaso el regreso al ideario b-sico del buen cientfico sirva tanto para mejorar la propia actividad cientfica como para contribuir a una sociedad ne-cesitada de ilusin y principios.

    El poeta Toms Segovia con la serenidad que da la edad y la sabidura dijo es ms importante ser bien ledo que muy ledo. Y esto se puede aplicar muy bien tanto a los tiempos que corren como a la ciencia de nuestros das, donde el n-dice de impacto de cada cientfico y el nme-ro de citas de cada artculo cientfico se toman de forma simplista y exagerada como medidas del xito profesional. Cuesta aos de estudio y mucha calma tener una simple intuicin. Por eso, ahora que todo va muy rpido, necesitamos gen-te lenta. Ser lento no es sinnimo de perezoso ni de vago. Hay que recuperar colectivamente, glo-

    http://www.mncn.csic.eshttp://www.eldiario.es/cienciacritica/autoridad-argumentacion-evidencia-pseudo-ciencia-manipulacion-aborto-poblacion-masturbacion_6_225787426.htmlhttp://aleph.csic.es/F/N4QMJRI8QHAMUQH4A393T5UH95JEBLLYTAIQB93LY6JY73NLYT-30762?func=find-b-0http://aleph.csic.es/F/N4QMJRI8QHAMUQH4A393T5UH95JEBLLYTAIQB93LY6JY73NLYT-30762?func=find-b-0http://aleph.csic.es/F/N4QMJRI8QHAMUQH4A393T5UH95JEBLLYTAIQB93LY6JY73NLYT-30762?func=find-b-0http://www.eldiario.es/cienciacritica/cientifico-sociedad-zapatero-zapatos_6_211088890.htmlhttp://www.eldiario.es/cienciacritica/cientifico-sociedad-zapatero-zapatos_6_211088890.htmlhttp://www.eldiario.es/cienciacritica/cientifico-sociedad-zapatero-zapatos_6_211088890.html

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    n Ahora que todo va muy rapido,

    necesitamos gente lenta. Hay que recuperar

    colectivamente, globalmente, un aprecio por la reflexin serena.

    balmente, un aprecio por la reflexin serena. La ciencia no tiene el monopolio, ni mucho menos, de esta actitud reflexiva, pero quiz conecta o puede conectar con la sociedad al aportar cosas tangibles y tiles, al menos de vez en cuando, y esta conexin puede servir de base para trans-mitir la actitud cientfica.

    Mario Bunge, fsico y filsofo curioso nacido hace casi cien aos en Buenos Aires, reflexio-na que la actual crisis econmica ha afectado de dos formas, a cual peor, a la produccin de conocimiento . Por un lado se ha reducido la financiacin de la in-vestigacin de manera global . Por otro, la crisis ideolgica asociada y responsable de la crisis econmica ha dado lugar a una situacin donde la ciencia asusta tanto a la izquierda como a la derecha . Mientras en el pasado, los nicos enemigos de la ciencia estaban en la derecha, en la actualidad muchos grupos y personalidades de izquierda confunden la cien-cia con la tcnica y creen que es ante todo una herramienta en manos de las grandes empresas . Y en relacin al conocimiento en s, Bunge apun-ta una cruel realidad: Cuanto mayor es la edu-cacin de una persona tanto ms dispuesta est a creer en pseudociencias simplemente porque se entera de su existencia . La paradoja es que la educacin, tal y como est, en vez de hacer

    que la gente piense en forma cientfica hace que se vuelva ms supersticiosa .

    El filsofo Michel Onfray explica en su historia del pensamiento que con el cristianismo, la filosofa dej de ser algo que interesaba a todos para ser

    cosa de pocos . Con el triunfo del cris-tianismo, el filsofo se convirti en un profesor pesado e insufrible, un pe-dante que empez a complicar todo lo que hasta entonces haba sido sencillo, un hipcrita que enseaba a los dems principios que l no

    practicaba, un sermoneador perentorio y, en re-sumen, un personaje aburrido . Y Onfray hace esta analoga con la actualidad: con el capitalis-mo y el neoliberalismo la actitud cientfica dej de ser algo que interesaba a todos para ser cosa de unos pocos. Los cientficos nos vemos ahora impelidos a divulgar nuestra ciencia para no per-der la conexin con la sociedad que en el fon-do nos mantiene . Pero la autentica conexin no vendr por esa divulgacin sino que tendr lugar cuando la sociedad despierte su inters profun-do por el conocimiento y por la actitud que lo maximiza. Epicuro, el filsofo del Jardn, enseaba a los individuos a ser soberanos de s mismos y a luchar contra todo aquello que nos transfor-

    ma en esclavos . Epicuro disertaba sobre fr-mulas muy sencillas para alcanzar la ataraxia, ese estado de tranquilidad, serenidad e imper-turbabilidad en relacin con el alma, la razn y los sentimientos que muchos anhelamos y que recoge el propio budismo, una corriente espiritual sin dioses que goza de creciente po-pularidad. Nietzsche se preguntaba: Dnde volveremos a construir el Jardn de Epicuro? . Michel Onfray responde: en cualquier lugar en el que haya un epicreo. Quizs los cientficos de este siglo podamos contribuir a que florez-can estos jardines de conocimiento y lograr as que la sociedad renueve su pasin por las bondades de la sabidura . NM

    Una joven investigadora en el laboratorio / Xiomara

    http://www.mncn.csic.eshttp://es.wikipedia.org/wiki/Mario_Bungehttp://es.wikipedia.org/wiki/Michel_Onfray

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