Mes de Mayo, mes de María, en el Año de la fe.

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    PRESENTACINPor qu es el mes de mayo

    es el mes de Mara?

    Entramos en el mes de mayo. Este mes se caracteriza porque lanaturaleza exhibe todo su esplendor. Los rboles comienzan agerminar, las vias comienzan a echar sus brotes, los campos se vistende colores que alegran la vista Slo con asomarse a la ventanacontemplamos una gran variedad de flores por eso, el mes de mayo esel mes de las flores.

    Pero, por qu es el mes de mayo es el mes de Mara? En el libro delGnesiscaptulo 2- se nos narra la creacin del mundo. Dios planta un

    jardn regado por cuatro ros. Un jardn donde hay toda clase de rbolesfrutales y de flores. Y Dios crea al hombre y a la mujer y los planta enmedio de l. El hombre y la mujer son los seres ms hermosos que Diosha creado. Ellos coronan el jardn del Edn.

    Pero Dios haba pensado ya en la Encarnacin de su Hijo e hizo aAdn siguiendo el modelo de Cristo; y para hacer a Eva en quinpens? cul fue su modelo? Dios pens en Mara, en aquella que iba aser la Madre del Seor. Ella es la flor en la que Dios pens desde lacreacin del mundo. Es la flor ms bella, la flor ms olorosa, la flor mspura, la flor ms perfecta

    Por eso el mes de mayo es el mes de Mara y hemos de vivirlo coninstensidad.

    Recogiendo el deseo de su S.S. Benedicto XVI en el Motu ProprioPorta Fidei con el que convocaba el Ao de la fe: Confiemos a la Madrede Dios, proclamada bienaventurada porque ha credo (Lc 1, 45), este tiempo

    de gracia, los Hermanos de la Fraternidad de Cristo Sacerdote y SantaMara Reina han preparado este mes de mayo como una ayuda a laspersonas y comunidades.

    La composicin del mismo consta:Ritos inciales. Con un canto y unas alabanzas a Mara, benditapor haber creido. Lc 1, 45

    Una meditacin tomada del Catecismo de la Iglesia Catlicaque nos ayudar a reflexionar sobre la fe de la Virgen Mara ytambin aquello que la Iglesia cree de la Virgen Mara. El Ao

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    de la fe deber expresar un compromiso unnime para redescubrir y

    estudiar los contenidos fundamentales de la fe, sintetizados sistemticay orgnicamente en el Catecismo de la Iglesia Catlica. (Porta fidei,

    11)

    Una oracin final tomada del escrito de Tomas de Kempis Laimitacin de Mara, que puede terminar con el Bendita sea tupureza u otra consagracin a la Virgen.

    El material ofrecido es una gua, siempre adaptable a las necesidadesconcretas de las comunidades as como a sus capacidades celebrativas.Normalmente el ejercicio piadoso del mes de mayo va acompaado delrezo del Rosario y las letanas, por lo que tampoco hemos queridohacerlo muy extenso.

    Por la fe,Mara acogi la palabra del ngely crey en el anunciode que sera la Madre de Diosen la obediencia de su entrega.

    En la visita a Isabelenton su canto de alabanza al Omnipotentepor las maravillas que haceen quienes se encomiendan a l.Con gozo y temblor dio a luz a su nico hijo,manteniendo intacta su virginidad.Confiada en su esposo Jos, llev a Jess a Egiptopara salvarlo de la persecucin de Herodes.Con la misma fe sigui al Seor en su predicacin

    y permaneci con l hasta el Calvario.Con fe, Mara saborelos frutos de la resurreccin de Jess

    y, guardando todos los recuerdos en su corazn,los transmiti a los Doce,reunidos con ella en el Cenculopara recibir el Espritu Santo.

    Porta Fidei, 13

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    RITOS INICIALES PARA TODOS LOS DAS

    El director: Ejercicio del Mes de Mayo en honor a Nuestra Seora, laVirgen Mara.

    Por la seal de la Santa Cruz, de nuestro enemigos, lbranos, Seor,Dios nuestro, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espritu Santo.Amn.

    Si no se reza el Rosario antes, se puede recitar el Seor mo Jesucristo. Sinodirectamente se comienza con el cntico.

    Seor mo Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mo;por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, mepesa de todo corazn de haberos ofendido; tambin me pesa porque podiscastigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia,propongo firmemente nunca ms pecar, confesarme y cumplir la penitencia queme fuera impuesta. Amn.

    CANTO INICIALVenid y vamos todos

    1. Venimos a ofrecerte / las flores de este suelo,con cunto amor y anhelo,/ Seora, T lo ves.

    2. Por ellas te rogamos, / si cndidas te placen,las que en la gloria nacen / en cambio T nos des.

    3. Tambin te presentamos / rendidos corazones;haz, Madre, que estos dones / te sean honra y prez.

    4. No dejes de tu mano / al alma, pobrecilla,cual frgil navecilla / Sin Ti diera al travs.

    5. Tu poderosa mano / defindanos, Seoray siempre desde ahora / a nuestro lado ests.

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    INVOCACIONES

    Te saludamos, Mara, Hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo, Esposade Dios Espritu Santo. T eres templo y sagrario de la Santsima

    Trinidad. Bendita t que has credo!Avemara.

    Te saludamos, Mara, Virgen antes, durante y despus del parto,siempre santa e inmaculada, Madre de Jess, el Hijo de Dios, y Madrede todos los hombres. Bendita t que has credo!

    Avemara.Te saludamos, Mara, Reina de cielos y tierra, Reina y Madre nuestra,Corredentora y Mediadora de todas las gracias. Bendita t que has

    credo!Avemara.

    A continuacin se lee la meditacin de cada da y la oracin final que puedeconcluirse con una consagracin a la Virgen Bendita sea tu pureza, o OhSeora ma, como tambin algn cntico.

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    (1). El culto a la Virgen Mara

    BREVE REFLEXIN.

    "Todas las generaciones me llamarn bienaventurada"(Lc1, 48): "La piedadde la Iglesia hacia la Santsima Virgen es un elemento intrnseco delculto cristiano" (MC 56). La Santsima Virgen es honrada con raznpor la Iglesia con un culto especial. Y, en efecto, desde los tiempos msantiguos, se venera a la Santsima Virgen con el ttulo de "Madre deDios", bajo cuya proteccin se acogen los fieles suplicantes en todos suspeligros y necesidades [...] Este culto [...] aunque del todo singular, esesencialmente diferente del culto de adoracin que se da al Verbo

    encarnado, lo mismo que al Padre y al Espritu Santo, pero lo favorecemuy poderosamente" (LG66); encuentra su expresin en las fiestaslitrgicas dedicadas a la Madre de Dios (cf. SC 103) y en la oracinmariana, como el Santo Rosario, "sntesis de todo el Evangelio"(MC 42).

    Catecismo de la Iglesia Catlica, 971

    ORACIN FINAL

    De la imitacin de Mara, Tomas de KempisOh Madre de inmensa piedad, de grandsima misericordia y caridad;Virgen incomparable, amab1e y venerable para todos; Madre singulardel Hijo de Dios, que naci de ti, como tambin Madre universal detodos los cristianos y Madre particular y especial en relacin con elgrado de devocin que abrigamos hacia ti; Virgen Reina del mundo ySeora de los ngeles, atreme a ti, para que no permanezca bajo elpeso de mis pecados. Distribuye la gracia, salvfico roco del cielo, de

    la que eres Medianera, a fin de que yo merezca experimentar que eresla Madre de la gracia y la fuente de la misericordia.

    (2).El ejemplo de la obediencia en la fe.

    BREVE REFLEXIN.Obedecer (ob-audire) en la fe es someterse libremente a la palabraescuchada, porque su verdad est garantizada por Dios, la Verdadmisma. De esta obediencia, Abraham es el modelo que nos propone la

    http://www.vatican.va/holy_father/paul_vi/apost_exhortations/documents/hf_p-vi_exh_19740202_marialis-cultus_sp.htmlhttp://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_const_19641121_lumen-gentium_sp.htmlhttp://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_const_19631204_sacrosanctum-concilium_sp.htmlhttp://www.vatican.va/holy_father/paul_vi/apost_exhortations/documents/hf_p-vi_exh_19740202_marialis-cultus_sp.htmlhttp://www.vatican.va/holy_father/paul_vi/apost_exhortations/documents/hf_p-vi_exh_19740202_marialis-cultus_sp.htmlhttp://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_const_19631204_sacrosanctum-concilium_sp.htmlhttp://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_const_19641121_lumen-gentium_sp.htmlhttp://www.vatican.va/holy_father/paul_vi/apost_exhortations/documents/hf_p-vi_exh_19740202_marialis-cultus_sp.html
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    Sagrada Escritura. La Virgen Mara es la realizacin ms perfecta de lamisma.La Virgen Mara realiza de la manera ms perfecta la obediencia de lafe. En la fe, Mara acogi el anuncio y la promesa que le traa el ngelGabriel, creyendo que nada es imposible para Dios (Lc 1,37; cf. Gn18,14) y dando su asentimiento: He aqu la esclava del Seor; hgaseen m segn tu palabra (Lc 1,38). Isabel la salud: Dichosa la que hacredo que se cumpliran las cosas que le fueron dichas de parte delSeor! (Lc 1,45). Por esta fe todas las generaciones la proclamarn

    bienaventurada (cf. Lc 1,48).Durante toda su vida, y hasta su ltima prueba (cf. Lc 2,35), cuandoJess, su hijo, muri en la cruz, su fe no vacil. Mara no ces de creeren el cumplimiento de la palabra de Dios. Por todo ello, la Iglesiavenera en Mara la realizacin ms pura de la fe.

    Catecismo de la Iglesia Catlica, 144.148-149

    ORACIN FINALDe la imitacin de Mara, Tomas de Kempis

    T tambin ruega por m, gran Madre de Dios, gloriosa Virgen Mara,para que me sean perdonados los pecados y se me conceda el tiempo

    para expiarlos, y para tener el firme propsito de merecer la ayuda de lagracia divina y por lo que me falta para agradecer a Dios, de todos sus

    beneficios, spleme t, piadossima Madre, ofrecindote a ti misma contu amadsimo Hijo en presencia de la gloria del Padre. Que tuintegridad virginal excuse mi impureza, sea de la mente como delcorazn; que tu caridad inflame mi tibieza; que tu humildad rebaje misoberbia, que tu espontnea obediencia quebrante la dureza de miperversa voluntad.

    (3). El testimonio de fe de la Virgen.

    BREVE REFLEXIN.La fe nos hace gustar de antemano el gozo y la luz de la visin

    beatfica, fin de nuestro caminar aqu abajo. Entonces veremos a Dioscara a cara (1 Co 13,12), tal cual es (1 Jn 3,2). La fe es, pues, ya el

    comienzo de la vida eterna: Mientras que ahora contemplamos lasbendiciones de la fe como reflejadas en un espejo, es como si poseysemos ya las

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    cosas maravillosas de que nuestra fe nos asegura que gozaremos un da (San

    Basilio Magno, Liber de Spiritu Sancto 15,36: PG 32, 132; cf. Santo Toms deAquino, S.Th., 2-2, q.4, a.1, c).Ahora, sin embargo, caminamos en la fe y no [...] en la visin (2 Co5,7), y conocemos a Dios como en un espejo, de una manera confusa[...], imperfecta" (1 Co 13,12). Luminosa por aquel en quien cree, la fees vivida con frecuencia en la oscuridad. La fe puede ser puesta aprueba. El mundo en que vivimos parece con frecuencia muy lejos de loque la fe nos asegura; las experiencias del mal y del sufrimiento, de lasinjusticias y de la muerte parecen contradecir la buena nueva, puedenestremecer la fe y llegar a ser para ella una tentacin.Entonces es cuando debemos volvernos hacia los testigos de la fe:Abraham, que crey, esperando contra toda esperanza (Rm 4,18); laVirgen Mara que, en la peregrinacin de la fe (LG 58), lleg hasta lanoche de la fe (Juan Pablo II, Redemptoris Mater, 17) participandoen el sufrimiento de su Hijo y en la noche de su sepulcro; y tantos otrostestigos de la fe: Tambin nosotros, teniendo en torno nuestro tan grannube de testigos, sacudamos todo lastre y el pecado que nos asedia, ycorramos con fortaleza la prueba que se nos propone, fijos los ojos enJess, el que inicia y consuma la fe (Hb 12,1-2).

    Catecismo de la Iglesia Catlica, 163-165

    ORACIN FINALDe la imitacin de Mara, Tomas de Kempis

    Misericordiossima Mara, Madre de Dios, recibe a tu siervo que sedirige a ti en cada tribulacin. Pursima Virgen, recbeme como al nicoque no tiene quien lo consuele. Oh Seora ma, fjate en mi afliccin ybreme el seno de tu misericordia. Heme aqu: yo llamo, grito, pido y

    adoro. No me aparto, ni te dejo. Permanecer siempre a tu lado, hastaque te compadezcas de m. Conozco tu incomparable dulzura y elmaternal afecto de tu corazn, tan ardoroso por la abundancia deldivino amor, que resulta inconcebible el temor de que llegue a faltar tuconsuelo.

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    (4). La fe de la Virgen en la Omnipotenciade Dios.

    BREVE REFLEXIN.La fe en Dios Padre Todopoderoso puede ser puesta a prueba por laexperiencia del mal y del sufrimiento. A veces Dios puede parecerausente e incapaz de impedir el mal. Ahora bien, Dios Padre harevelado su omnipotencia de la manera ms misteriosa en elanonadamiento voluntario y en la Resurreccin de su Hijo, por loscuales ha vencido el mal. As, Cristo crucificado es "poder de Dios y

    sabidura de Dios. Porque la necedad divina es ms sabia que lasabidura de los hombres, y la debilidad divina, ms fuerte que la fuerzade los hombres" (1 Co 2, 24-25). En la Resurreccin y en la exaltacinde Cristo es donde el Padre "despleg el vigor de su fuerza" y manifest"la soberana grandeza de su poder para con nosotros, los creyentes" (Ef1,19-22).Slo la fe puede adherir a las vas misteriosas de laomnipotencia de Dios. Esta fe se glora de sus debilidades con el fin deatraer sobre s el poder de Cristo (cf. 2 Co 12,9; Flp 4,13). De esta fe, la

    Virgen Mara es el modelo supremo: ella crey que "nada es imposiblepara Dios" (Lc 1,37) y pudo proclamar las grandezas del Seor: "elPoderoso ha hecho obras grandes por m; su nombre es Santo" (Lc1,49)."Nada es, pues, ms propio para afianzar nuestra fe y nuestra esperanzaque la conviccin profundamente arraigada en nuestras almas de quenada es imposible para Dios. Porque todo lo que (el Credo) propondrluego a nuestra fe, las cosas ms grandes, las ms incomprensibles, as

    como las ms elevadas por encima de las leyes ordinarias de lanaturaleza, en la medida en que nuestra razn tenga la idea de laomnipotencia divina, las admitir fcilmente y sin vacilacin alguna"(Catecismo Romano, 1,2,13).

    Catecismo de la Iglesia Catlica, 272-274

    ORACIN FINALDe la imitacin de Mara, Tomas de Kempis

    Suba hacia ti, entonces, mi pobre oracin, oh nobilsima Seora, ypueda remontarse hasta tus odos mi clamor, para que te dignes

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    patrocinar mi causa ante tu Hijo, ya que, de por s, nadie puede constarcomo justo por su propio juicio. Oh clementsima Seora, por elinmenso amor y la profunda confianza que siento por ti, te hemanifestado mis necesidades y te las manifestar todava. Experimentoefectivamente que dimana de ti un gran poder, y el recuerdo de tunombre ser siempre el aliciente de mi alma.

    (5). La oracin de Mara en la fe

    BREVE REFLEXIN.

    La oracin de Mara se nos revela en la aurora de la plenitud de lostiempos. Antes de la Encarnacin del Hijo de Dios y antes de la efusindel Espritu Santo, su oracin coopera de manera nica con el designioamoroso del Padre: en la anunciacin, para la concepcin de Cristo (cfLc 1, 38); en Pentecosts para la formacin de la Iglesia, Cuerpo deCristo (cf Hch 1, 14). En la fe de su humilde esclava, el don de Diosencuentra la acogida que esperaba desde el comienzo de los tiempos. Laque el Omnipotente ha hecho llena de gracia responde con la ofrenda

    de todo su ser: He aqu la esclava del Seor, hgase en m segn tupalabra. Fiat, sta es la oracin cristiana: ser todo de l, ya que l estodo nuestro.El Evangelio nos revela cmo Mara ora e intercede en la fe: en Can(cf Jn 2, 1-12) la madre de Jess ruega a su Hijo por las necesidades deun banquete de bodas, signo de otro banquete, el de las bodas delCordero que da su Cuerpo y su Sangre a peticin de la Iglesia, suEsposa. Y en la hora de la nueva Alianza, al pie de la Cruz (cf Jn 19,

    25-27), Mara es escuchada como la Mujer, la nueva Eva, la verdaderamadre de los que viven.Por eso, el cntico de Mara, el Magnificat latino, el Megalinrion

    bizantino (cf Lc 1, 46-55) es a la vez el cntico de la Madre de Dios y elde la Iglesia, cntico de la Hija de Sin y del nuevo Pueblo de Dios,cntico de accin de gracias por la plenitud de gracias derramadas en laEconoma de la salvacin, cntico de los pobres cuya esperanza hasido colmada con el cumplimiento de las promesas hechas a nuestros

    padres en favor de Abraham y su descendencia, para siempre.Catecismo de la Iglesia Catlica, 2617-2619

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    ORACIN FINALDe la imitacin de Mara, Tomas de Kempis

    Salve, oh Virgen, esperanza de los pecadores, Madre del eterno Rey,de ellos rompe las cadenas con tu oracin, oh Seora.Salve, oh Virgen, no te demores, apresrate en abrimos las puertas,ordena que entremos contigo en la gloria del cielo.Salve, oh Virgen, amada de Dios, s nuestra Abogada, t, que eresllamada Estrella del mar que conduce al cielo.

    (6). La fe de Mara la une con Jess

    BREVE REFLEXIN.El papel de Mara con relacin a la Iglesia es inseparable de su unincon Cristo, deriva directamente de ella. "Esta unin de la Madre con elHijo en la obra de la salvacin se manifiesta desde el momento de laconcepcin virginal de Cristo hasta su muerte" (LG 57). Se manifiestaparticularmente en la hora de su pasin: La Bienaventurada Virgenavanz en la peregrinacin de la fe y mantuvo fielmente la unin con su

    Hijo hasta la cruz. All, por voluntad de Dios, estuvo de pie, sufriintensamente con su Hijo y se uni a su sacrificio con corazn demadre que, llena de amor, daba amorosamente su consentimiento a lainmolacin de su Hijo como vctima que Ella haba engendrado.Finalmente, Jesucristo, agonizando en la cruz, la dio como madre aldiscpulo con estas palabras: Mujer, ah tienes a tu hijo (Jn 19, 26-27) (LG 58).Despus de la Ascensin de su Hijo, Mara "estuvo presente en los

    comienzos de la Iglesia con sus oraciones" (LG 69). Reunida con losapstoles y algunas mujeres, "Mara peda con sus oraciones el don delEspritu, que en la Anunciacin la haba cubierto con su sombra" (LG59).

    Catecismo de la Iglesia Catlica, 964-965ORACIN FINAL

    De la imitacin de Mara, Tomas de Kempis

    Te bendigo, te alabo y te ensalzo, Santa Mara ymi venerada Seora,por tu vida rebosante de pureza y santidad, tan grata a Dios y a los

    ngeles, que transcurriste en compaa de Jess a lo largo de muchos

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    aos en pobreza y en silencio, probada por muchos padecimientos yadversidades, ofrecida a todos los seguidores de Cristo como ejemplopara imitar devotamente y ofrendada de modo admirable hasta el finalde los siglos a la Iglesia universal como apoyo en sus pruebas.

    (7). La fe de Mara en su Jess, el Mesas

    BREVE REFLEXIN.Cristo viene de la traduccin griega del trmino hebreo "Mesas" quequiere decir "ungido". Pasa a ser nombre propio de Jess porque lcumple perfectamente la misin divina que esa palabra significa.()

    El ngel anunci a los pastores el nacimiento de Jess como el delMesas prometido a Israel: "Os ha nacido hoy, en la ciudad de David,un salvador, que es el Cristo Seor" (Lc 2, 11). Desde el principio l es"a quien el Padre ha santificado y enviado al mundo"(Jn 10, 36),concebido como "santo" (Lc 1, 35) en el seno virginal de Mara. Josfue llamado por Dios para "tomar consigo a Mara su esposa" encinta"del que fue engendrado en ella por el Espritu Santo" (Mt 1, 20) paraque Jess "llamado Cristo" nazca de la esposa de Jos en la

    descendencia mesinica de David (Mt 1, 16; cf. Rm 1, 3; 2 Tm 2, 8; Ap22, 16).Jess acogi la confesin de fe de Pedro que le reconoca como elMesas anuncindole la prxima pasin del Hijo del Hombre (cf. Mt16, 23). Revel el autntico contenido de su realeza mesinica en laidentidad transcendente del Hijo del Hombre "que ha bajado del cielo"(Jn 3, 13; cf. Jn 6, 62; Dn 7, 13), a la vez que en su misin redentoracomo Siervo sufriente: "el Hijo del hombre no ha venido a ser servido,

    sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos" (Mt 20, 28; cf. Is53, 10-12). Por esta razn, el verdadero sentido de su realeza no se hamanifestado ms que desde lo alto de la Cruz. ()

    Catecismo de la Iglesia Catlica, 436.437.440

    ORACIN FINALDe la imitacin de Mara, Tomas de Kempis

    Ahora me postro ante ti, impulsado por sincera devocin; y totalmenteencendido en veneracin hacia tu suave nombre, te repito el gozo deaquel saludo nuevo, jams odo hasta entonces, cuando el arcngel

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    Gabriel, enviado por Dios, entr en la intimidad de tu morada y,doblando reverente las rodillas, te rindi honor al decirte: "Ave, llenade gracia, el Seor es contigo". Yo deseo, en consonancia con lapreciosa costumbre de los fieles y, en todo lo posible, con labios puros,dirigirte este saludo, como tambin deseo, desde lo profundo delcorazn, que te lo dirijan del mismo modo todas las criaturas: "Ave,Mara, llena de gracia. El Seor es contigo. Bendita t eres entre todaslas mujeres y bendito es, el fruto de tu vientre, Jesucristo. Amn".

    (8). La fe de Mara permite el cumpli-

    miento de las promesasBREVE REFLEXIN.La Anunciacin a Mara inaugura "la plenitud de los tiempos"(Ga 4, 4),es decir, el cumplimiento de las promesas y de los preparativos. Maraes invitada a concebir a aquel en quien habitar "corporalmente laplenitud de la divinidad" (Col 2, 9). La respuesta divina a su "cmoser esto, puesto que no conozco varn?" (Lc 1, 34) se dio mediante el

    poder del Espritu: "El Espritu Santo vendr sobre ti" (Lc 1, 35).La misin del Espritu Santo est siempre unida y ordenada a la delHijo (cf. Jn 16, 14-15). El Espritu Santo fue enviado para santificar elseno de la Virgen Mara y fecundarla por obra divina, l que es "elSeor que da la vida", haciendo que ella conciba al Hijo eterno delPadre en una humanidad tomada de la suya.El Hijo nico del Padre, al ser concebido como hombre en el seno de laVirgen Mara es "Cristo", es decir, el ungido por el Espritu Santo (cf.

    Mt 1, 20; Lc 1, 35), desde el principio de su existencia humana, aunquesu manifestacin no tuviera lugar sino progresivamente: a los pastores(cf. Lc 2,8-20), a los magos (cf. Mt 2, 1-12), a Juan Bautista (cf. Jn 1, 31-34), a los discpulos (cf. Jn 2, 11). Por tanto, toda la vida de Jesucristomanifestar "cmo Dios le ungi con el Espritu Santo y con poder"(Hch 10, 38).

    Catecismo de la Iglesia Catlica, 484-486

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    ORACIN FINALDe la imitacin de Mara, Tomas de Kempis

    Voy hacia ti con humildad y, reverencia, con devocin y confianza,llevando en los labios el saludo de Gabriel, que te dirijo suplicante:

    saludo que repito con alegra, con la cabeza inclinada por respeto y losbrazos abiertos con gran devocin, rogando que sea repetido en milugar cien, mil y ms veces todava por todos los espritus celestiales.No s realmente qu pueda haber ms dulce y ms digno paraofrecerte.

    (9). Mara predestinada para ser Madre

    de Dios, hace su acto de fe librementeBREVE REFLEXIN.Lo que la fe catlica cree acerca de Mara se funda en lo que cree acercade Cristo, pero lo que ensea sobre Mara ilumina a su vez la fe enCristo."Dios envi a su Hijo" (Ga 4, 4), pero para "formarle un cuerpo" (cf. Hb10, 5) quiso la libre cooperacin de una criatura. Para eso desde toda laeternidad, Dios escogi para ser la Madre de su Hijo a una hija deIsrael, una joven juda de Nazaret en Galilea, a "una virgen desposadacon un hombre llamado Jos, de la casa de David; el nombre de lavirgen era Mara" (Lc 1, 26-27): El Padre de las misericordias quisoque el consentimiento de la que estaba predestinada a ser la Madreprecediera a la Encarnacin para que, as como una mujer contribuy ala muerte, as tambin otra mujer contribuyera a la vida (LG 56; cf.61).A lo largo de toda la Antigua Alianza, la misin de Mara fuepreparada por la misin de algunas santas mujeres. Al principio de todoest Eva: a pesar de su desobediencia, recibe la promesa de unadescendencia que ser vencedora del Maligno (cf. Gn 3, 15) y la de serla madre de todos los vivientes (cf. Gn 3, 20). En virtud de estapromesa, Sara concibe un hijo a pesar de su edad avanzada (cf. Gn 18,10-14; 21,1-2). Contra toda expectativa humana, Dios escoge lo que eratenido por impotente y dbil (cf. 1 Co 1, 27) para mostrar la fidelidad asu promesa: Ana, la madre de Samuel (cf. 1 S 1), Dbora, Rut, Judit, y

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    Ester, y muchas otras mujeres. Mara "sobresale entre los humildes y lospobres del Seor, que esperan de l con confianza la salvacin y laacogen. Finalmente, con ella, excelsa Hija de Sin, despus de la largaespera de la promesa, se cumple el plazo y se inaugura el nuevo plan desalvacin" (LG 55).

    Catecismo de la Iglesia Catlica, 487-489

    ORACIN FINALDe la imitacin de Mara, Tomas de Kempis

    Dulcsima Mara, es inconveniente que yo, polvo y ceniza, mejor dichoms vil que el polvo por ser pecador y muy propenso a todaperversidad, me atreva a detenerme para considerar tu belleza y tu

    magnificencia. T, en cambio, encumbrada sobre el cielo, tienes elmundo bajo los pies y eres digna de honor y reverencia por el honor detu Hijo. Tu inefable bondad, que sobrepasa toda imaginacin, confrecuencia me fascina y atrae mi afecto, porque eres el consuelo de losafligidos y ests siempre dispuesta a socorrer a los miserables pecadores.

    (10). La fe de Mara conducida total-

    mente por la gracia de DiosBREVE REFLEXIN.Para ser la Madre del Salvador, Mara fue "dotada por Dios con donesa la medida de una misin tan importante" (LG 56). El ngel Gabriel enel momento de la anunciacin la saluda como "llena de gracia" (Lc 1,28). En efecto, para poder dar el asentimiento libre de su fe al anunciode su vocacin era preciso que ella estuviese totalmente conducida por

    la gracia de Dios.A lo largo de los siglos, la Iglesia ha tomado conciencia de que Mara"llena de gracia" por Dios (Lc 1, 28) haba sido redimida desde suconcepcin. Es lo que confiesa el dogma de la Inmaculada Concepcin,proclamado en 1854 por el Papa Po IX: ... la bienaventurada VirgenMara fue preservada inmune de toda la mancha de pecado original enel primer instante de su concepcin por singular gracia y privilegio deDios omnipotente, en atencin a los mritos de Jesucristo Salvador del

    gnero humano (Po IX, Bula Ineffabilis Deus: DS, 2803).

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    Esta "resplandeciente santidad del todo singular" de la que ella fue"enriquecida desde el primer instante de su concepcin" (LG 56), leviene toda entera de Cristo: ella es "redimida de la manera ms sublimeen atencin a los mritos de su Hijo" (LG 53). El Padre la ha"bendecido [...] con toda clase de bendiciones espirituales, en los cielos,en Cristo" (Ef 1, 3) ms que a ninguna otra persona creada. l la ha"elegido en l antes de la creacin del mundo para ser santa einmaculada en su presencia, en el amor" (cf. Ef 1, 4).Los Padres de la tradicin oriental llaman a la Madre de Dios "la TodaSanta" (Panaghia), la celebran "como inmune de toda mancha depecado y como plasmada y hecha una nueva criatura por el EsprituSanto" (LG 56). Por la gracia de Dios, Mara ha permanecido pura detodo pecado personal a lo largo de toda su vida.

    Catecismo de la Iglesia Catlica, 490-493

    ORACIN FINALDe la imitacin de Mara, Tomas de Kempis

    Estoy necesitado de gran consuelo, sobre todo dela gracia de tu Hijo,pues no me encuentro en absoluto en condiciones de ayudarme a mmismo. Pero t, Madre misericordiossima, si te dignaras considerar mi

    pequeez, de muchas maneras podras socorrerme y confortarme conabundantes consuelos. Por eso, apenas me sienta oprimido por lasdificultades o por las tentaciones, inmediatamente recurrir a ti, puestoque donde sobreabunda la gracia es ms solcita la misericordia.

    (11). Mara, por su fe, entregada por

    entero a la obra de su HijoBREVE REFLEXIN.Al anuncio de que ella dar a luz al "Hijo del Altsimo" sin conocervarn, por la virtud del Espritu Santo (cf. Lc 1, 28-37), Mararespondi por "la obediencia de la fe" (Rm 1, 5), segura de que "nadahay imposible para Dios": "He aqu la esclava del Seor: hgase en msegn tu palabra" (Lc 1, 37-38). As, dando su consentimiento a la

    palabra de Dios, Mara lleg a ser Madre de Jess y, aceptando de todocorazn la voluntad divina de salvacin, sin que ningn pecado se lo

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    impidiera, se entreg a s misma por entero a la persona y a la obra desu Hijo, para servir, en su dependencia y con l, por la gracia de Dios,al Misterio de la Redencin (cf. LG 56): Ella, en efecto, como dice sanIreneo, "por su obediencia fue causa de la salvacin propia y de la detodo el gnero humano". Por eso, no pocos Padres antiguos, en supredicacin, coincidieron con l en afirmar "el nudo de ladesobediencia de Eva lo desat la obediencia de Mara. Lo que at lavirgen Eva por su falta de fe lo desat la Virgen Mara por su fe".Comparndola con Eva, llaman a Mara "Madre de los vivientes" yafirman con mayor frecuencia: "la muerte vino por Eva, la vida porMara". (LG. 56; cf. Adversus haereses, 3, 22, 4).

    Catecismo de la Iglesia Catlica, 494

    ORACIN FINALDe la imitacin de Mara, Tomas de Kempis

    Te bendigo, te alabo y te ensalzo, Santa Mara y mi venerada Seora,por tu vida rebosante de pureza y santidad, tan grata a Dios y a losngeles, que transcurriste en compaa de Jess a lo largo de muchosaos en pobreza y en silencio, probada por muchos padecimientos yadversidades, ofrecida a todos los seguidores de Cristo como ejemplo

    para imitar devotamente y ofrendada de modo admirable hasta el finalde los siglos a la Iglesia universal como apoyo en sus pruebas.

    (12). Mara crey en su Hijo Jess,verdadero Dios y verdadero hombre.

    BREVE REFLEXIN.

    Llamada en los Evangelios "la Madre de Jess"(Jn 2, 1; 19, 25; cf. Mt13, 55, etc.), Mara es aclamada bajo el impulso del Espritu como "lamadre de mi Seor" desde antes del nacimiento de su hijo (cf Lc 1, 43).En efecto, aqul que ella concibi como hombre, por obra del EsprituSanto, y que se ha hecho verdaderamente su Hijo segn la carne, no esotro que el Hijo eterno del Padre, la segunda persona de la SantsimaTrinidad. La Iglesia confiesa que Mara es verdaderamente Madre deDios [Theotokos] (cf. Concilio de feso, ao 649: DS, 251).

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    La hereja nestoriana vea en Cristo una persona humana junto a lapersona divina del Hijo de Dios. Frente a ella san Cirilo de Alejandra yel tercer Concilio Ecumnico reunido en Efeso, en el ao 431,confesaron que "el Verbo, al unirse en su persona a una carne animadapor un alma racional, se hizo hombre" (Concilio de Efeso: DS, 250). Lahumanidad de Cristo no tiene ms sujeto que la persona divina del Hijode Dios que la ha asumido y hecho suya desde su concepcin. Por esoel concilio de Efeso proclam en el ao 431 que Mara lleg a ser contoda verdad Madre de Dios mediante la concepcin humana del Hijode Dios en su seno: "Madre de Dios, no porque el Verbo de Dios hayatomado de ella su naturaleza divina, sino porque es de ella, de quientiene el cuerpo sagrado dotado de un alma racional [...] unido a lapersona del Verbo, de quien se dice que el Verbo naci segn la carne"(DS 251).

    Catecismo de la Iglesia Catlica, 495.466

    ORACIN FINALDe la imitacin de Mara, Tomas de Kempis

    Clementsima Madre de Dios, socrreme en esta desgracia; aydame,Seora ma; protgeme, amadsima Virgen Mara, puerta de la vida y

    de la misericordia. Te pido aliento y ayuda. T conoces mejor queninguno qu gran dolor causa la prdida de Jess y cuanta alegrareporta su hallazgo. Santsima Virgen, si esto sucedi contigo, que notenas ninguna culpa, qu puede haberde tan extraordinario, si la gracia deJess no atiende las esperanzas de unpecador, que lo ofende de tantasmaneras? Qu debo hacer para hallar la

    gracia de Jess? Si hay alguna esperanzade recuperarla, depender de tu consejo,se llevar a efecto por tus mritos. Dadoque t eres la que est ms cerca deJess, qudate a mi lado hasta que loencuentre. Despus de haberlo visto yencontrado, cantar jubiloso en tucompaa: "Algrense todos conmigo, porque he hallado a aquel a

    quien ama mi alma". El es el mismo que t diste a luz, Oh castsimaVirgen Mara.

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    (13). La fe de Mara en el poder de Diosde conservar su virginidad

    BREVE REFLEXIN.Desde las primeras formulaciones de la fe, la Iglesia ha confesado queJess fue concebido en el seno de la Virgen Mara nicamente por elpoder del Espritu Santo, afirmando tambin el aspecto corporal de estesuceso: Jess fue concebido absque semine ex Spiritu Sancto (Concilio deLetrn, ao 649; DS, 503), esto es, sin semilla de varn, por obra delEspritu Santo. Los Padres ven en la concepcin virginal el signo de que

    es verdaderamente el Hijo de Dios el que ha venido en una humanidadcomo la nuestra: As, san Ignacio de Antioqua (comienzos del siglo II):Estis firmemente convencidos acerca de que nuestro Seor esverdaderamente de la raza de David segn la carne, Hijo de Dios segnla voluntad y el poder de Dios, nacido verdaderamente de una virgen[...] Fue verdaderamente clavado por nosotros en su carne bajo PoncioPilato [...] padeci verdaderamente, como tambin resucitverdaderamente (Epistula ad Smyrnaeos, 1-2).

    Los relatos evanglicos presentan la concepcin virginal como una obradivina que sobrepasa toda comprensin y toda posibilidad humanas:"Lo concebido en ella viene del Espritu Santo", dice el ngel a Jos apropsito de Mara, su desposada. La Iglesia ve en ello el cumplimientode la promesa divina hecha por el profeta Isaas: "He aqu que la virgenconcebir y dar a luz un hijo" (Is 7, 14) segn la versin griega de Mt1, 23.A veces ha desconcertado el silencio del Evangelio de san Marcos y de

    las cartas del Nuevo Testamento sobre la concepcin virginal de Mara.Tambin se ha podido plantear si no se tratara en este caso de leyendaso de construcciones teolgicas sin pretensiones histricas. A lo cual hayque responder: la fe en la concepcin virginal de Jess ha encontradoviva oposicin, burlas o incomprensin por parte de los no creyentes,

    judos y paganos (cf. san Justino, Dialogus cum Tryphone Judaeo, 99,7; Orgenes, Contra Celsum, 1, 32, 69; y otros); no ha tenido su origenen la mitologa pagana ni en una adaptacin de las ideas de su tiempo.

    El sentido de este misterio no es accesible ms que a la fe que lo ve enese "nexo que rene entre s los misterios" (Concilio Vaticano I: DS,

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    3016), dentro del conjunto de los Misterios de Cristo, desde suEncarnacin hasta su Pascua. San Ignacio de Antioqua da yatestimonio de este vnculo: "El prncipe de este mundo ignor lavirginidad de Mara y su parto, as como la muerte del Seor: tresmisterios resonantes que se realizaron en el silencio de Dios" (SanIgnacio de Antioqua, Epistula ad Ephesios, 19, 1; cf. 1 Co 2, 8).

    Catecismo de la Iglesia Catlica, 496-498

    ORACIN FINALDe la imitacin de Mara, Tomas de Kempis

    Mi alma desea ver a Jess, porque s que l es mi bien. Mustrame eltesoro escondido que reservadamente guardas junto a ti. Yo creo que

    Jess es el Hijo unignito de Dios y el primognito de tu fecundavirginidad. Confieso que es mi Dios, mi Creador y Redentor, que nacipor mi salvacin. A l le ruego, por tu medio, poderlo ver y adorar conreverencia. T lo envolviste en paales, por lo cual no es fcil para losextraos verlo y reconocerlo. Por eso, quin podra observarlo, si t note dignaras mostrarlo? En efecto, slo por tu medio tenemos acceso alHijo y por medio del Hijo al Padre.

    (14). La fe de Mara la hace madre de loscreyentes

    BREVE REFLEXIN.La profundizacin de la fe en la maternidad virginal ha llevado a laIglesia a confesar la virginidad real y perpetua de Mara (cf. Concilio de

    Constantinopla II: DS, 427) incluso en el parto del Hijo de Dios hechohombre (cf. San Len Magno, c. Lectis dilectionis tuae: DS, 291; ibd.,294; Pelagio I, c. Humani generis: ibd. 442; Concilio de Letrn, ao649: ibd., 503; Concilio de Toledo XVI: ibd., 571; Po IV, con. Cumquorumdam hominum: ibd., 1880). En efecto, el nacimiento de Cristo"lejos de disminuir consagr la integridad virginal" de su madre (LG57). La liturgia de la Iglesia celebra a Mara como la Aeiparthnon, la"siempre-virgen" (cf. LG 52).

    A esto se objeta a veces que la Escritura menciona unos hermanos yhermanas de Jess (cf. Mc 3, 31-55; 6, 3; 1 Co 9, 5; Ga 1, 19). La Iglesia

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    siempre ha entendido estos pasajes como no referidos a otros hijos de laVirgen Mara; en efecto, Santiago y Jos "hermanos de Jess" (Mt 13,55) son los hijos de una Mara discpula de Cristo (cf. Mt 27, 56) que sedesigna de manera significativa como "la otra Mara" (Mt 28, 1). Setrata de parientes prximos de Jess, segn una expresin conocida delAntiguo Testamento (cf. Gn 13, 8; 14, 16;29, 15; etc.).Jess es el Hijo nico de Mara. Pero la maternidad espiritual de Marase extiende (cf. Jn 19, 26-27; Ap 12, 17) a todos los hombres a los cualesl vino a salvar: "Dio a luz al Hijo, al que Dios constituy elPrimognito entre muchos hermanos (Rm 8,29), es decir, de loscreyentes, a cuyo nacimiento y educacin colabora con amor de madre"(LG 63).

    Catecismo de la Iglesia Catlica, 499-501

    ORACIN FINALDe la imitacin de Mara, Tomas de Kempis

    Virgen Mara, rosa de oro, toda suave y bella, ruego que lleguen a ti misoraciones, que elevo con insistencia. Por medio de ellas yo golpeo a lapuerta de tu morada en la casa del Seor, confiado en tu generosamisericordia ahora y en cualquier momento de tribulacin, porque eres

    Madre de la misericordia y a travs de ti el pecador alcanza la msgrande esperanza de perdn. Pero tu bondad y tu piedad son mayoresde la que nosotros podemos pensar en la tierra, puesto que ests msall de toda alabanza y de la gloria de los santos, e incluso superas a losngeles en dulzura y mansedumbre, Virgen Bienaventurada y VenerableSeora.

    (15). Mara es virgen porque su virginidades el signo de su fe.

    BREVE REFLEXIN.La mirada de la fe, unida al conjunto de la Revelacin, puede descubrirlas razones misteriosas por las que Dios, en su designio salvfico, quisoque su Hijo naciera de una virgen. Estas razones se refieren tanto a lapersona y a la misin redentora de Cristo como a la aceptacin por

    Mara de esta misin para con los hombres.

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    La virginidad de Mara manifiesta la iniciativa absoluta de Dios en laEncarnacin. Jess no tiene como Padre ms que a Dios (cf. Lc 2, 48-49). "La naturaleza humana que asumi no le ha alejado jams de suPadre [...]; Uno y el mismo es el Hijo de Dios y del hombre, pornaturaleza Hijo del Padre segn la divinidad; por naturaleza Hijo de laMadre segn la humanidad, pero propiamente Hijo del Padre en susdos naturalezas" (Concilio del Friul, ao 796: DS, 619).Jess fue concebido por obra del Espritu Santo en el seno de la VirgenMara porque l es el Nuevo Adn (cf. 1 Co 15, 45) que inaugura lanueva creacin: "El primer hombre, salido de la tierra, es terreno; elsegundo viene del cielo" (1 Co 15, 47). La humanidad de Cristo, desdesu concepcin, est llena del Espritu Santo porque Dios "le da elEspritu sin medida" (Jn 3, 34). De "su plenitud", cabeza de lahumanidad redimida (cf Col 1, 18), "hemos recibido todos gracia porgracia" (Jn 1, 16).Jess, el nuevo Adn, inaugura por su concepcin virginal el nuevonacimiento de los hijos de adopcin en el Espritu Santo por la fe"Cmo ser eso?" (Lc 1, 34;cf. Jn 3, 9). La participacin en la vidadivina no nace "de la sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo dehombre, sino de Dios" (Jn 1, 13). La acogida de esta vida es virginal

    porque toda ella es dada al hombre por el Espritu. El sentido esponsalde la vocacin humana con relacin a Dios (cf. 2 Co 11, 2) se lleva acabo perfectamente en la maternidad virginal de Mara.Mara es virgen porque su virginidad es el signo de su fe no adulteradapor duda alguna (cf. LG 63) y de su entrega total a la voluntad de Dios(cf. 1 Co 7, 34-35). Su fe es la que le hace llegar a ser la madre delSalvador: Beatior est Maria percipiendo fidem Christi quamconcipiendo carnem Christi ("Ms bienaventurada es Mara al recibir a

    Cristo por la fe que al concebir en su seno la carne de Cristo" (SanAgustn, De sancta virginitate, 3: PL 40, 398)).Mara es a la vez virgen y madre porque ella es la figura y la msperfecta realizacin de la Iglesia (cf. LG 63): "La Iglesia [...] seconvierte en Madre por la palabra de Dios acogida con fe, ya que, porla predicacin y el bautismo, engendra para una vida nueva e inmortala los hijos concebidos por el Espritu Santo y nacidos de Dios. Tambinella es virgen que guarda ntegra y pura la fidelidad prometida al

    Esposo" (LG 64).Catecismo de la Iglesia Catlica, 504-507

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    ORACIN FINALDe la imitacin de Mara, Tomas de Kempis

    Muy amada Mara, rica y generosa en dones, admirablemente suave entus expresiones de gracia, confrtame con tus amonestaciones, t, en

    cuyo seno virginal habit la Suma Sabidura, el Espritu Santo desde elprincipio te consagr, el ngel te custodi, el arcngel te instruy y elpoder del Altsimo te cubri con su sombra. Di solamente una palabray mi alma ser consolada. No pido cosas difciles o imposibles, sinoslo esta: dime una palabra de ntimo aliento, que me d gozo yalegra. Acudo a ti en la necesidad; recbeme, pues, con rostro benigno.Tu servidor sabr que ha hallado gracia ante ti, si le concedes algoamorosamente; Esto es, si no te demoras mucho en otorgarle el

    consuelo que implora de ti.

    (16). Mara colabor con su fe a lasalvacin de los hombres

    BREVE REFLEXIN.

    De la descendencia de Eva, Dios eligi a la Virgen Mara para ser laMadre de su Hijo. Ella, "llena de gracia", es "el fruto ms excelente dela redencin" (SC 103); desde el primer instante de su concepcin, fuetotalmente preservada de la mancha del pecado original y permanecipura de todo pecado personal a lo largo de toda su vida.Mara es verdaderamente "Madre de Dios" porque es la madre del Hijoeterno de Dios hecho hombre, que es Dios mismo.Mara "fue Virgen al concebir a su Hijo, Virgen durante el embarazo,

    Virgen en el parto, Virgen despus del parto, Virgen siempre" (SanAgustn, Sermo 186, 1): ella, con todo su ser, es "la esclava del Seor"(Lc 1, 38).La Virgen Mara "colabor por su fe y obediencia libres a la salvacinde los hombres" (LG 56). Ella pronunci su "fiat" loco totius humanaenaturae ("ocupando el lugar de toda la naturaleza humana") (SantoToms de Aquino, S.Th., 3, q. 30, a. 1 ): Por su obediencia, ella seconvirti en la nueva Eva, madre de los vivientes.

    Catecismo de la Iglesia Catlica, 508-511

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    ORACIN FINALDe la imitacin de Mara, Tomas de Kempis

    Estrella luminossima que brillas en el cielo; Reina de la gloria, Seoradel mundo, ninguna virgen llena de celestial virtud puede parangonarse

    con tu virginal belleza dado que, despus de tu nico Hijo Jess, eres laprimera entre todos los santos y santas, como asimismo la ms noblecriatura que Dios Padre previ antes de todos los siglos y cre en laplenitud de los tiempos, para que fueses la Madre Virgen de tuunignito Hijo, dado a luz con estupendo gozo, inefable y eternomilagro, para la salvacin de todos los creyentes. Que todo el gnerohumano te alabe, glorifique, venere en sumo grado y te amentimamente con mximo jbilo del corazn y con pursimo afecto, a ti,

    la ms bella Reina de todas las vrgenes, oh siempre Virgen Mara,constituida como medianera de todo el mundo y que toda criatura delcielo y de la tierra, que Dios cre para alabanza y gloria de su altsimonombre, eleve hasta ti, en accin de gracias, las ms dulces melodas.

    (17). Mara, por su fe, es trono de lasabidura

    BREVE REFLEXINLos textos profticos que se refieren directamente al envo del EsprituSanto son orculos en los que Dios habla al corazn de su Pueblo en ellenguaje de la Promesa, con los acentos del "amor y de la fidelidad".Segn estas promesas, en los "ltimos tiempos", el Espritu del Seorrenovar el corazn de los hombres grabando en ellos una Ley nueva;reunir y reconciliar a los pueblos dispersos y divididos; transformarla primera creacin y Dios habitar en ella con los hombres en la paz.El Pueblo de los "pobres", los humildes y los mansos, totalmenteentregados a los designios misteriosos de Dios, los que esperan la

    justicia, no de los hombres sino del Mesas, todo esto es, finalmente, lagran obra de la Misin escondida del Espritu Santo durante el tiempode las Promesas para preparar la venida de Cristo. Esta es la calidad decorazn del Pueblo, purificado e iluminado por el Espritu, que seexpresa en los Salmos. En estos pobres, el Espritu prepara para elSeor "un pueblo bien dispuesto".

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    Mara, la Santsima Madre de Dios, la siempre Virgen, es la obramaestra de la Misin del Hijo y del Espritu Santo en la Plenitud de lostiempos. Por primera vez en el designio de Salvacin y porque suEspritu la ha preparado, el Padre encuentra la Morada en donde suHijo y su Espritu pueden habitar entre los hombres. Por ello, los ms

    bellos textos sobre la Sabidura, la Tradicin de la Iglesia los haentendido frecuentemente con relacin a Mara (cf. Pr 8, 1-9, 6; Si 24):Mara es cantada y representada en la Liturgia como el "Trono de laSabidura".

    Catecismo de la Iglesia Catlica, 715-716. 721

    ORACIN FINALDe la imitacin de Mara, Tomas de Kempis

    Oh Mara, que penetre, que penetre esta voz amiga en los odos de micorazn; y que a travs de las suaves palabras de tu boca se metransmita al mismo tiempo algn consuelo sobrenatural del EsprituSanto. Asuma mi corazn nueva confianza; aljese el temor; no meturbe despus la ambigedad; no me atormente la desesperacin consus diversas tentaciones, pero fortalzcanme las palabras que he rogadoescuchar de ti y confiarlas con ms atencin a mi corazn.

    (18). La fe de Mara la convierte en Madrefecunda.

    BREVE REFLEXIN.En Mara comienzan a manifestarse las "maravillas de Dios", que el

    Espritu va a realizar en Cristo y en la Iglesia:El Espritu Santo prepar a Mara con su gracia. Convena que fuese"llena de gracia" la Madre de Aquel en quien "reside toda la plenitud dela divinidad corporalmente" (Col 2, 9). Ella fue concebida sin pecado,por pura gracia, como la ms humilde de todas las criaturas, la mscapaz de acoger el don inefable del Omnipotente. Con justa razn, elngel Gabriel la saluda como la "Hija de Sin": "Algrate" (cf. So 3, 14;Za 2, 14). Cuando ella lleva en s al Hijo eterno, hace subir hasta el

    cielo con su cntico al Padre, en el Espritu Santo, la accin de graciasde todo el pueblo de Dios y, por tanto, de la Iglesia (cf. Lc 1, 46-55).

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    En Mara el Espritu Santo realiza el designio benevolente del Padre. LaVirgen concibe y da a luz al Hijo de Dios por obra del Espritu Santo.Su virginidad se convierte en fecundidad nica por medio del poder delEspritu y de la fe (cf. Lc 1, 26-38; Rm 4, 18-21; Ga 4, 26-28).

    Catecismo de la Iglesia Catlica, 722-723

    ORACIN FINALDe la imitacin de Mara, Tomas de Kempis

    Ave Mara, llena de gracia, el Seor es contigo, Virgen serena. Ave,particular esperanza de los necesitados. Ave, Madre benigna de loshurfanos. Oh Mara, cuando estn cerradas todas las puertas del cieloy se me niega el acercarme a Dios a causa de mis pecados; cuando el

    buen nimo y la fuerza de la mente me abandonan, y en nada puedo yaencontrar ayuda; cuando el tedio de la vida presente y la ansiedad delcorazn me fuerzan de tal modo que ya nada me agrada en este mundo;cuando desaparece el estmulo del consuelo celestial y me oprime laagobiante desolacin; cuando surgen los vientos de las tentaciones y selevantan los movimientos de las pasiones; cuando sobrevienen unaimprevista enfermedad u otras adversidades; cuando todos estos hechosse vuelcan sobre m, adnde huir y a quin me dirigir fuera de ti,

    benignsima Consoladora de los pobres? A quin pedir ayuda parallegar al puerto de la salvacin, sino a la fulgidsima Estrella del mar,siempre esplendorosa, que no oculta ja-ms la gracia de su luz?

    (19). Por su fe, Mara, realiza la comuninde los hombres con su Hijo

    BREVE REFLEXIN.En Mara, el Espritu Santo manifiesta al Hijo del Padre hecho Hijo dela Virgen. Ella es la zarza ardiente de la teofana definitiva: llena delEspritu Santo, presenta al Verbo en la humildad de su carne dndolo aconocer a los pobres (cf. Lc 2, 15-19) y a las primicias de las naciones(cf. Mt 2, 11).En fin, por medio de Mara, el Espritu Santo comienza a poner en

    comunin con Cristo a los hombres "objeto del amor benevolente deDios" (cf. Lc 2, 14), y los humildes son siempre los primeros en

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    recibirle: los pastores, los magos, Simen y Ana, los esposos de Can ylos primeros discpulos.Al trmino de esta misin del Espritu, Mara se convierte en la"Mujer", nueva Eva "madre de los vivientes", Madre del "Cristo total"(cf. Jn 19, 25-27). As es como ella est presente con los Doce, que"perseveraban en la oracin, con un mismo espritu" (Hch 1, 14), en elamanecer de los "ltimos tiempos" que el Espritu va a inaugurar en lamaana de Pentecosts con la manifestacin de la Iglesia.

    Catecismo de la Iglesia Catlica, 724-726

    ORACIN FINALDe la imitacin de Mara, Tomas de Kempis

    Oh Mara, dulce y querida Madre: eres la fulgidsima Estrella del mar,que consuelas a los que te miran y te invocan, y nos conduces conrapidez al puerto de la serenidad. Por lo tanto, hoy me dirijo a ti, y tesuplico que me ayudes, puesto que todo lo que pidieras, lo obtendrsfcilmente de tu Hijo.

    (20). Oramos en la fe a Mara, pura

    transparencia de CristoBREVE REFLEXIN.En la oracin, el Espritu Santo nos une a la Persona del Hijo nico, ensu humanidad glorificada. Por medio de ella y en ella, nuestra oracinfilial nos pone en comunin, en la Iglesia, con la Madre de Jess (cfHch 1, 14).

    Desde el s dado por la fe en la Anunciacin y mantenido sin vacilar alpie de la cruz, la maternidad de Mara se extiende desde entonces a loshermanos y a las hermanas de su Hijo, que son peregrinos todava yque estn ante los peligros y las miserias (LG 62). Jess, el nicoMediador, es el Camino de nuestra oracin; Mara, su Madre y nuestraMadre es pura transparencia de l: Mara muestra el Camino[Odighitria], es su Signo, segn la iconografa tradicional de Oriente yOccidente.

    A partir de esta cooperacin singular de Mara a la accin del EsprituSanto, las Iglesias han desarrollado la oracin a la santa Madre de Dios,

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    centrndola sobre la persona de Cristo manifestada en sus misterios. Enlos innumerables himnos y antfonas que expresan esta oracin, sealternan habitualmente dos movimientos: uno engrandece al Seorpor las maravillas que ha hecho en su humilde esclava, y por mediode ella, en todos los seres humanos (cf Lc 1, 46-55); el segundo confa ala Madre de Jess las splicas y alabanzas de los hijos de Dios, ya queella conoce ahora la humanidad que en ella ha sido desposada por elHijo de Dios.

    Catecismo de la Iglesia Catlica, 2673-2675

    ORACIN FINALDe la imitacin de Mara, Tomas de Kempis

    Si t, mi muy gloriosa Seora, estuvieras conmigo, quin podra estaren contra de m? y si me concedieras la gracia, quin podrarechazarme? Abre ampliamente tus brazos hacia m, en este momento,y en ellos encontrar refugio. Di a mi alma: "Yo soy tu Abogada, notemas. Como una madre consuela a su hijo, as yo te consolar". Esta estu voz, dulce Mara. Pero, quin ayudar a mi corazn a escucharlasiempre? Qu dulces son tus palabras! Habla, Seora ma, al coraznde tu servidor, pues tu servidor te escucha. Yo soy servidor tuyo y

    servidor de tu Hijo. Pero digo ms: t eres mi Madre y Jess es mihermano. Me atrevo a aadir esto, porque t lo has engendrado no slopara ti, sino para todo el mundo.

    (21). Saludamos a Mara, bendita porqueha credo.

    BREVE REFLEXIN.Este doble movimiento de la oracin a Mara ha encontrado unaexpresin privilegiada en la oracin del Avemara:Dios te salve, Mara (Algrate, Mara). La salutacin del ngelGabriel abre la oracin del Avemara. Es Dios mismo quien pormediacin de su ngel, saluda a Mara. Nuestra oracin se atreve arecoger el saludo a Mara con la mirada que Dios ha puesto sobre suhumilde esclava (cf Lc 1, 48) y a alegrarnos con el gozo que Dios

    encuentra en ella (cf So 3, 17)

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    Llena de gracia, el Seor es contigo: Las dos palabras del saludo delngel se aclaran mutuamente. Mara es la llena de gracia porque elSeor est con ella. La gracia de la que est colmada es la presencia deAquel que es la fuente de toda gracia. Algrate [...] Hija de Jerusaln[...] el Seor est en medio de ti (So 3,14, 17a). Mara, en quien va a habitarel Seor, es en persona la hija de Sin,el Arca de la Alianza, el lugar dondereside la Gloria del Seor: ella es lamorada de Dios entre los hombres(Ap 21, 3). Llena de gracia, se hadado toda al que viene a habitar en ellay al que entregar al mundo.Bendita t eres entre todas las mujeresy bendito es el fruto de tu vientre,Jess. Despus del saludo del ngel,hacemos nuestro el de Isabel. Llena[...] del Espritu Santo (Lc 1, 41),Isabel es la primera en la larga serie delas generaciones que llaman

    bienaventurada a Mara (cf. Lc 1, 48):Bienaventurada la que ha credo... (Lc 1, 45): Mara es bendita [... ]entre todas las mujeres porque ha credo en el cumplimiento de lapalabra del Seor. Abraham, por su fe, se convirti en bendicin paratodas las naciones de la tierra (Gn 12, 3). Por su fe, Mara vino a serla madre de los creyentes, gracias a la cual todas las naciones de latierra reciben a Aqul que es la bendicin misma de Dios: Jess, el fruto

    bendito de su vientre.Catecismo de la Iglesia Catlica, 2676 a

    ORACIN FINALDe la imitacin de Mara, Tomas de Kempis

    T eres la honra del cielo, el gozo y la dicha de todos los santos, laalmohada revestida de oro del Santo de los santos, el alborozo y laexpectacin de los Padres antiguos. Por tu intermedio, Madre benditay Virgen elegida de singular manera, a los que piden la misericordia

    divina se les promete y concede el perdn de los pecados, la gloria delos hijos de Dios y la bienaventuranza en el Reino de los cielos.

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    (22). Abandono en Mara, madre denuestra feBREVE REFLEXIN.Santa Mara, Madre de Dios, ruega por nosotros... Con Isabel, nos

    maravillamos y decimos: De dnde a m que la madre de mi Seorvenga a m? (Lc 1, 43). Porque nos da a Jess su hijo, Mara es madrede Dios y madre nuestra; podemos confiarle todos nuestros cuidados ynuestras peticiones: ora por nosotros como or por s misma: Hgaseen m segn tu palabra (Lc 1, 38). Confindonos a su oracin, nosabandonamos con ella en la voluntad de Dios: Hgase tu voluntad.

    Ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.Pidiendo a Mara que ruegue por nosotros, nos reconocemos pecadoresy nos dirigimos a la Madre de la Misericordia, a la Toda Santa. Nosponemos en sus manos ahora, en el hoy de nuestras vidas. Y nuestraconfianza se ensancha para entregarle desde ahora, la hora de nuestramuerte. Que est presente en esa hora, como estuvo en la muerte enCruz de su Hijo, y que en la hora de nuestro trnsito nos acoja comomadre nuestra (cf Jn 19, 27) para conducirnos a su Hijo Jess, al

    Paraso.Catecismo de la Iglesia Catlica, 1

    ORACIN FINALDe la imitacin de Mara, Tomas de Kempis

    Oh Mara, hoy me entrego confiadamente a ti, y deseo que esto seaconfirmado para siempre por tu medio. Para vencer mi debilidad, bastacon mantenerme en es-trecha unin contigo. Por eso me alegrar y meconsolar profundamente en ti, y cantar con jbilo las alabanzas de tu

    santo nombre.

    (23). En la fe, podemos orar con y a Mara

    BREVE REFLEXIN.La piedad medieval de Occidente desarroll la oracin del Rosario, ensustitucin popular de la Oracin de las Horas. En Oriente, la forma

    litnica del Acthistos y de la Parclisis se ha conservado ms cerca deloficio coral en las Iglesias bizantinas, mientras que las tradiciones

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    armenia, copta y siraca han preferido los himnos y los cnticospopulares a la Madre de Dios. Pero en el Avemara, los theotoka, loshimnos de San Efrn o de San Gregorio de Narek, la tradicin de laoracin es fundamentalmente la misma.Mara es la orante perfecta, figura de la Iglesia. Cuando le rezamos, nosadherimos con ella al designio del Padre, que enva a su Hijo parasalvar a todos los hombres. Como el discpulo amado, acogemos ennuestra intimidad (cf Jn 19, 27) a la Madre de Jess, que se haconvertido en la Madre de todos los vivientes. Podemos orar con ella yorarle a ella. La oracin de la Iglesia est como apoyada en la oracinde Mara. Y con ella est unida en la esperanza (cf LG 68-69).En virtud de su cooperacin singular con la accin del Espritu Santo,la Iglesia ora tambin en comunin con la Virgen Mara para ensalzarcon ella las maravillas que Dios ha realizado en ella y para confiarlesplicas y alabanzas.

    Catecismo de la Iglesia Catlica, 2678-2679.2682

    ORACIN FINALDe la imitacin de Mara, Tomas de Kempis

    Eres la Virgen de las vrgenes, toda suave y hermosa, resplandecientecomo una estrella, dulce como una rosa, blanca como una margarita,

    luminosa como el sol y la luna en el cielo y en la tierra. Eres Virgenmansa, inocente como una corderita, simple como una paloma,prudente como una noble matrona, servicial como una humilde criada.Eres santa raz, cedro excelso, vid fecunda, fruto dulcsimo, majestuosapalmera. En ti se encuentran todos los bienes y por tu medio se nosconceden los premios eternos. Por consiguiente, mientras vivamos,todos debemos recurrir a ti, como hijos al regazo de la madre y comohurfanos a la casa del padre, a fin de ser protegidos de todo mal por tus

    gloriosos mritos y tus oraciones.

    (24). El nombre de Mara es digno de todaalabanza por su feBREVE REFLEXIN.Entre todas las palabras de la Revelacin hay una, singular, que es la

    revelacin de su Nombre. Dios confa su Nombre a los que creen en l;se revela a ellos en su misterio personal. El don del Nombre pertenece

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    al orden de la confidencia y la intimidad. El nombre del Seor essanto. Por eso el hombre no puede usar mal de l. Lo debe guardar enla memoria en un silencio de adoracin amorosa (cf Za 2, 17). No loemplear en sus propias palabras, sino para

    bendecirlo, alabarlo y glorificarlo (cf Sal 29, 2;96, 2; 113, 1-2).La deferencia respecto a su Nombre expresa laque es debida al misterio de Dios mismo y atoda la realidad sagrada que evoca. El sentidode lo sagrado pertenece a la virtud de lareligin: Los sentimientos de temor y de losagrado son sentimientos cristianos o no? [...]Nadie puede dudar razonablemente de ello.Son los sentimientos que tendramos, y en ungrado intenso, si tuvisemos la visin del Diossoberano. Son los sentimientos que tendramossi verificsemos su presencia. En la medida enque creemos que est presente, debemos tenerlos. No tenerlos es noverificar, no creer que est presente (Juan Enrique Newman, Parochialand Plain Sermons, v. 5, Sermon 2).

    El fiel cristiano debe dar testimonio del nombre del Seor confesandosu fe sin ceder al temor (cf Mt 10, 32; 1 Tm 6, 12). La predicacin y lacatequesis deben estar penetradas de adoracin y de respeto hacia elnombre de Nuestro Seor Jesucristo.El segundo mandamiento prohbe abusar del nombre de Dios, es decir,todo uso inconveniente del nombre de Dios, de Jesucristo, de la VirgenMara y de todos los santos.

    Catecismo de la Iglesia Catlica, 2143-2146

    ORACIN FINALDe la imitacin de Mara, Tomas de Kempis

    Oh dulcsimo nombre de Mara, nombre de salvacin y de gracia, quedebe ser siempre recordado, pensado, pronunciado y venerado!Nombre celestial y verdaderamente anglico, que de la boca delevangelista ha sido piadosamente revelado a los fieles: "Y su nombre esMara" (Lc 1, 27). Oh Mara, santsima y dignsima de toda alabanza,

    t eres la puerta del cielo, el templo de Dios, el sagrario del EsprituSanto.

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    (25). En Mara, la Iglesia ve realizada susantidad

    BREVE REFLEXIN.Mientras que Cristo, "santo, inocente, sin mancha", no conoci elpecado, sino que vino solamente a expiar los pecados del pueblo, laIglesia, abrazando en su seno a los pecadores, es a la vez santa ysiempre necesitada de purificacin y busca sin cesar la conversin y larenovacin" (LG 8; cf UR 3; 6). Todos los miembros de la Iglesia,incluso sus ministros, deben reconocerse pecadores (cf 1 Jn 1, 8-10). En

    todos, la cizaa del pecado todava se encuentra mezclada con la buenasemilla del Evangelio hasta el fin de los tiempos (cf Mt 13, 24-30). LaIglesia, pues, congrega a pecadores alcanzados ya por la salvacin deCristo, pero an en vas de santificacin:La Iglesia es, pues, santa aunque abarque en su seno pecadores;porque ella no goza de otra vida que de la vida de la gracia; susmiembros, ciertamente, si se alimentan de esta vida, se santifican; si seapartan de ella, contraen pecados y manchas del alma, que impiden que

    la santidad de ella se difunda radiante. Por lo que se aflige y hacepenitencia por aquellos pecados, teniendo poder de librar de ellos a sushijos por la sangre de Cristo y el don del Espritu Santo (Pablo VI,Credo del Pueblo de Dios, 19)."La Iglesia en la Santsima Virgen lleg ya a la perfeccin, sin manchani arruga. En cambio, los creyentes se esfuerzan todava en vencer elpecado para crecer en la santidad. Por eso dirigen sus ojos a Mara"(LG 65): en ella, la Iglesia es ya enteramente santa.

    Catecismo de la Iglesia Catlica, 827-829

    ORACIN FINALDe la imitacin de Mara, Tomas de Kempis

    Doblo una vez ms las rodillas delante de ti, Santsima Virgen Mara, ydigo: "Ave Mara llena de gracia". Clementsima Seora ma, SantaMara, acepta este tan devoto saludo y, con l, acptame tambin a m,para que pueda yo tener algo que sea de tu agrado, que fortalezca miconfianza en ti, que encienda en m un amor cada vez ms grande y me

    conserve por siempre devoto a tu santo nombre.

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    (26). Nosotros celebramos a Mara, frutoexcelente de la Redencin

    BREVE REFLEXIN.A partir del "Triduo Pascual", como de su fuente de luz, el tiemponuevo de la Resurreccin llena todo el ao litrgico con su resplandor.El ao, gracias a esta fuente, queda progresivamente transfigurado porla liturgia. Es realmente "ao de gracia del Seor" (cf Lc 4,19). Laeconoma de la salvacin acta en el marco del tiempo, pero desde sucumplimiento en la Pascua de Jess y la efusin del Espritu Santo, el

    fin de la historia es anticipado, como pregustado, y el Reino de Diosirrumpe en el tiempo de la humanidad.El ao litrgico es el desarrollo de los diversos aspectos del nicomisterio pascual. Esto vale muy particularmente para el ciclo de lasfiestas en torno al misterio de la Encarnacin (Anunciacin, Navidad,Epifana) que conmemoran el comienzo de nuestra salvacin y noscomunican las primicias del misterio de Pascua."En la celebracin de este crculo anual de los misterios de Cristo, la

    santa Iglesia venera con especial amor a la bienaventurada Madre deDios, la Virgen Mara, unida con un vnculo indisoluble a la obrasalvadora de su Hijo; en ella mira y exalta el fruto ms excelente de laredencin y contempla con gozo, como en una imagen pursima,aquello que ella misma, toda entera, desea y espera ser" (SC 103).

    Catecismo de la Iglesia Catlica, 1168.1171-1172

    ORACIN FINALDe la imitacin de Mara, Tomas de Kempis

    Te bendigo, te alabo y te glorifico, oh benignsima y piadossima Madrede Dios, Mara, por todos tus ejercicios de devocin y tus sagradasmeditaciones acerca de la ley de Dios, a los que te dedicabas da ynoche; por tus muy fervorosas oraciones, por las lgrimas y los ayunosque ofreciste a Dios con tanto empeo por la conversin de lospecadores y la perseverancia de los justos; por tu gran compasin hacialos pobres y los enfermos, hacia los tentados y los oprimidos deangustia; por tu intenso deseo de la salvacin del gnero humano, del

    que sabas que tena que ser redimido por la muerte de tu Hijo.

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    (27). El Sacrificio Eucarstico en comunincon Mara y haciendo memoria de ella

    BREVE REFLEXIN.Toda la Iglesia se une a la ofrenda y a la intercesin de Cristo.Encargado del ministerio de Pedro en la Iglesia, el Papa es asociado atoda celebracin de la Eucarista en la que es nombrado como signo yservidor de la unidad de la Iglesia universal. El obispo del lugar essiempre responsable de la Eucarista, incluso cuando es presidida porun presbtero; el nombre del obispo se pronuncia en ella para significarsu presidencia de la Iglesia particular en medio del presbiterio y con la

    asistencia de los diconos. La comunidad intercede tambin por todoslos ministros que, por ella y con ella, ofrecen el Sacrificio Eucarstico:Que slo sea considerada como legtima la Eucarista que se hace bajola presidencia del obispo o de quien l ha sealado para ello (SanIgnacio de Antioqua, Epistula ad Smyrnaeos 8,1).Por medio del ministerio de los presbteros, se realiza a la perfeccin elsacrificio espiritual de los fieles en unin con el sacrificio de Cristo,nico Mediador. Este, en nombre de toda la Iglesia, por manos de los

    presbteros, se ofrece incruenta y sacramentalmente en la Eucarista,hasta que el Seor venga (PO 2).A la ofrenda de Cristo se unen no slo los miembros que estn todavaaqu abajo, sino tambin los que estn ya en la gloria del cielo: LaIglesia ofrece el Sacrificio Eucarstico en comunin con la santsimaVirgen Mara y haciendo memoria de ella, as como de todos los santosy santas. En la Eucarista, la Iglesia, con Mara, est como al pie de lacruz, unida a la ofrenda y a la intercesin de Cristo.

    Catecismo de la Iglesia Catlica, 1369-1370ORACIN FINALDe la imitacin de Mara, Tomas de Kempis

    Te bendigo, te alabo y te ensalzo con todas mis fuerzas, oh fidelsima yamadsima Madre de Dios, celestial Mara, por tu perseverancia en la fefirme y en la caridad perfecta, cuando t sola mientras los apstoleshuan por miedo y mientras tambin los pocos que seguan a Jess seavergonzaban, con extrema constancia mantuviste en alto la antorcha

    encendida de la fe en la pasin del Hijo, sin dudar de su futuraresurreccin al tercer da, como l haba predicho con bastante claridad.

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    (28). La comunin nos une a Jess y a suMadre Mara

    BREVE REFLEXIN.La Sagrada Comunin del Cuerpo y de la Sangre de Cristo acrecienta launin del comulgante con el Seor, le perdona los pecados veniales y lopreserva de pecados graves. Puesto que los lazos de caridad entre elcomulgante y Cristo son reforzados, la recepcin de este sacramentofortalece la unidad de la Iglesia, Cuerpo mstico de Cristo.La Iglesia recomienda vivamente a los fieles que reciban la sagrada

    comunin cuando participan en la celebracin de la Eucarista; y lesimpone la obligacin de hacerlo al menos una vez al ao.Puesto que Cristo mismo est presente en el Sacramento del Altar espreciso honrarlo con culto de adoracin. "La visita al SantsimoSacramento es una prueba de gratitud, un signo de amor y un deber deadoracin hacia Cristo, nuestro Seor" (MF).Cristo, que pas de este mundo al Padre, nos da en la Eucarista laprenda de la gloria que tendremos junto a l: la participacin en el

    Santo Sacrificio nos identifica con su Corazn, sostiene nuestras fuerzasa lo largo del peregrinar de esta vida, nos hace desear la Vida eterna ynos une ya desde ahora a la Iglesia del cielo, a la Santa Virgen Mara ya todos los santos.

    Catecismo de la Iglesia Catlica, 1416-1419

    ORACIN FINALDe la imitacin de Mara, Tomas de Kempis

    Te bendigo, te alabo y con todas mis fuerzas me encomiendo a ti,

    Santa e lnmaculada Virgen, por tu dolorosa presencia junto a la cruz deJess, donde abrumada y afligida te detuviste por largo tiempo,atravesada por una espada de dolor, segn la profeca de Simen (Lc 2,35); por las abundantes lgrimas derramadas; por la gran fidelidad einefable coherencia que demostraste a tu Hijo en su extrema necesidad,cuando estaba por morir; por el inmenso dolor de tu corazn; por elsufrimiento ms lacerante en el momento de su muerte; por la palidezde su aspecto, cuando lo viste pender muerto delante de ti.

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    (29). Los beneficios de la comunin de lossantos, especialmente con Mara

    BREVE REFLEXIN.El cristiano que quiere purificarse de su pecado y santificarse con ayudade la gracia de Dios no se encuentra solo. "La vida de cada uno de loshijos de Dios est ligada de una manera admirable, en Cristo y porCristo, con la vida de todos los otros hermanos cristianos, en la unidadsobrenatural del Cuerpo mstico de Cristo, como en una personamstica" (Pablo VI, Const. ap. Indulgentiarum doctrina, 5).

    En la comunin de los santos, por consiguiente, "existe entre los fieles,tanto entre quienes ya son bienaventurados como entre los que expanen el purgatorio o los que que peregrinan todava en la tierra, unconstante vnculo de amor y un abundante intercambio de todos los

    bienes" (Ibd). En este intercambio admirable, la santidad de unoaprovecha a los otros, ms all del dao que el pecado de uno pudocausar a los dems. As, el recurso a la comunin de los santos permiteal pecador contrito estar antes y ms eficazmente purificado de las

    penas del pecado.Estos bienes espirituales de la comunin de los santos, los llamamostambin el tesoro de la Iglesia, "que no es suma de bienes, como lo sonlas riquezas materiales acumuladas en el transcurso de los siglos, sinoque es el valor infinito e inagotable que tienen ante Dios las expiacionesy los mritos de Cristo nuestro Seor, ofrecidos para que la humanidadquedara libre del pecado y llegase a la comunin con el Padre. Slo enCristo, Redentor nuestro, se encuentran en abundancia las

    satisfacciones y los mritos de su redencin " (Indulgentiarum doctrina, 5)."Pertenecen igualmente a este tesoro el precio verdaderamenteinmenso, inconmensurable y siempre nuevo que tienen ante Dios lasoraciones y las buenas obras de la Bienaventurada Virgen Mara y detodos los santos que se santificaron por la gracia de Cristo, siguiendosus pasos, y realizaron una obra agradable al Padre, de manera que,trabajando en su propia salvacin, cooperaron igualmente a lasalvacin de sus hermanos en la unidad del Cuerpo mstico"

    (Indulgentiarum doctrina, 5). Catecismo de la Iglesia Catlica, 1474-1477

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    ORACIN FINALDe la imitacin de Mara, Tomas de Kempis

    Oh Madre, aunque abrigabas un inmenso amor a tu Hijo unignito, sinembargo no lo arrancaste del horrible suplicio de la cruz, sino que te

    sometiste totalmente a la voluntad del Padre. Por otro lado, en todostus sufrimientos, "con-sufriste" junto con l; y, hasta llegar a laignominia de la cruz, seguiste con paso firme a Jess que marchabaadelante, sin repararen la huida de los apstoles (Mt 26, 56) y sin temerla crueldad de los judos. Estabas dispuesta a soportar la muerte con l,antes que abandonarlo en un trance tan extremo.

    (30). Mara, mujer de las bienaventuranzasBREVE REFLEXIN.Las bienaventuranzas dibujan el rostro de Jesucristo y describen sucaridad; expresan la vocacin de los fieles asociados a la gloria de suPasin y de su Resurreccin; iluminan las acciones y las actitudescaractersticas de la vida cristiana; son promesas paradjicas quesostienen la esperanza en las tribulaciones; anuncian a los discpulos las

    bendiciones y las recompensas ya incoadas; quedan inauguradas en la

    vida de la Virgen Mara y de todos los santos.Las bienaventuranzas responden al deseo natural de felicidad. Estedeseo es de origen divino: Dios lo ha puesto en el corazn del hombre afin de atraerlo hacia l, el nico que lo puede satisfacer: Ciertamentetodos nosotros queremos vivir felices, y en el gnero humano no haynadie que no d su asentimiento a esta proposicin incluso antes de quesea plenamente enunciada (San Agustn, De moribus Ecclesiae catholicae,1, 3, 4). Cmo es, Seor, que yo te busco? Porque al buscarte, Dios

    mo, busco la vida feliz, haz que te busque para que viva mi alma,porque mi cuerpo vive de mi alma y mi alma vive de ti (San Agustn,Confessiones, 10, 20, 29). Slo Dios sacia (Santo Toms de Aquino, InSymbolum Apostolorum scilicet Credo in Deum expositio, c. 15).Las bienaventuranzas descubren la meta de la existencia humana, el finltimo de los actos humanos: Dios nos llama a su propia

    bienaventuranza. Esta vocacin se dirige a cada uno personalmente,pero tambin al conjunto de la Iglesia, pueblo nuevo de los que han

    acogido la promesa y viven de ella en la fe.Catecismo de la Iglesia Catlica, 1717-1719

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    ORACIN FINALDe la imitacin de Mara, Tomas de Kempis

    "Clementsima Madre de Dios, Virgen Mara, Reina del cielo, Seoradel mundo, alegra de los santos, aliento de los que delinquen, escucha

    los gemidos de los pecadores arrepentidos; atiende los deseos de losdevotos; socorre las necesidades de los enfermos; reanima el corazn delos atribulados; asiste a los agonizantes; protege a tus suplicantesservidores de los asaltos de los demonios; lleva contigo a los que teaman al premio de la eterna bienaventuranza, donde con tu amadsimoHijo Jesucristo reinas con felicidad por siempre. Amn".

    (31). Adorar a Dios como MaraBREVE REFLEXINLa adoracin es el primer acto de la virtud de la religin. Adorar a Dioses reconocerle como Dios, como Creador y Salvador, Seor y Dueode todo lo que existe, como Amor infinito y misericordioso. Adorarsal Seor tu Dios y slo a l dars culto (Lc 4, 8), dice Jess citando elDeuteronomio (6, 13).Adorar a Dios es reconocer, con respeto y sumisin absolutos, la nadade la criatura, que slo existe por Dios. Adorar a Dios es alabarlo,exaltarle y humillarse a s mismo, como hace Mara en el Magnficat,confesando con gratitud que l ha hecho grandes cosas y que sunombre es santo (cf Lc 1, 46-49). La adoracin del Dios nico libera alhombre del repliegue sobre s mismo, de la esclavitud del pecado y de laidolatra del mundo.

    Catecismo de la Iglesia Catlica, 2096-2097

    ORACIN FINALDe la imitacin de Mara, Tomas de Kempis

    Mustrame, pues, a Jess, y ya no necesito ver ninguna otra cosa. Nopido ni deseo otro aliciente fuera de Jess, tu Hijo, mi refugioparticular, tu nico gozo. Oh mi Seora, Santa Mara, ardo en deseosde ver a Jess, a quien t amas antes de todo y por encima de lasdems cosas. Mi corazn desea a Jess, mi afecto invoca a Jess.

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    ORACIONES MARIANAS

    Santo RosarioMisterios Gozosos

    (Lunes y Sbado)1 Misterio La AnunciacinEl ngel le dijo: No temas, Mara, porque has hallado graciadelante de Dios, vas a concebir en tu seno y dars a luz unhijo, a quien pondrs por nombre Jess. (Lc 1, 30-32)2 Misterio La Visitacin

    Isabel llena del Espritu Santo exclam con gran voz: Benditat entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre; y dednde a m que la madre de mi Seor venga a visitarme? (Lc1, 41-43)3 Misterio El Nacimiento de JessEstando all se cumplieron los das del alumbramiento, y dioa luz a su hijo primognito, lo envolvi en paales y lo acosten un pesebre, porque no tenan sitio en el alojamiento. (Lc 2,6-7)

    4 MisterioLa Presentacin

    Llevaron a Jess a Jerusaln para presentarlo al Seor, comoest escrito en la ley del Seor: Todo varn primognito serconsagrado al Seor. (Lc 2, 22-23)5 Misterio El Nio Jess perdido y hallado en el temploAl cabo de tres das, lo encontraron en el templo sentado enmedio de los maestros, escuchndoles y preguntndoles. (Lc2,46)

    Misterios Luminosos(Jueves)

    1 Misterio El Bautismo en el JordnVino Jess de Galilea al Jordn donde estaba Juan, para ser

    bautizado por l. Y se oy una voz que vena de los cielos:T eres mi Hijo amado, en ti me complazco. (Mc 1, 9.11)

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    2 Misterio Las Bodas de CanTres das despus se celebraba una boda en Can de Galileay estaba all la madre de Jess. Fue invitado tambin a la

    boda Jess con sus discpulos. (Jn 2, 1-2)

    3 Misterio El anuncio del Reino de DiosMarch Jess a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva deDios: El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios est cerca;convertos y creed en el Evangelio. (Mc 1, 14-15)4 Misterio La TransfiguracinTom Jess consigo a Pedro, Santiago y Juan, y los llev, aellos solos, aparte, a un monte alto. Y se transfigur delantede ellos, y sus vestidos se volvieron resplandecientes. (Mc 9,2-3)5 Misterio

    La Institucin de la Eucarista

    Mientras estaban comiendo, tom pan, y dijo: Tomad, ste esmi cuerpo. Tom luego una copa y les dijo: sta es mi sangrede la alianza, que es derramada por muchos. (Mc 14, 22-24)

    Misterios Dolorosos(Martes y Viernes)

    1 Misterio La oracin en el HuertoVa Jess con sus discpulos a una propiedad, llamada

    Getseman, y les dice: Sentaos aqu, mientras voy a all a orar.Velad y orar para no caer en tentacin. (Mc 14, 32.38)2 Misterio La FlagelacinPilato dijo: Queris que os ponga en libertad al rey de los

    judos? Ellos gritaron: A se no, a Barrabs! Pilato entoncestom a Jess y mand azotarle. (Jn 18, 33. 19, 1)3 Misterio La Coronacin de espinas

    Los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieronen la cabeza y le vistieron un manto de prpura; y,acercndose a l, le decan: Salve, rey de los judos. (Jn 19, 2-3)4 Misterio El camino al CalvarioCuando se hubieron burlado de l, le quitaron el manto, lepusieron sus ropas y le llevaron a crucificar. Obli-garon aSimn, hombre de Cirene, a llevar su cruz. (Mt 27, 31-32))5 Misterio La Crucifixin.Jess, viendo a su madre y junto a ella al discpulo a quienamaba, dice a su madre: Mujer, ah tienes a tu hijo. Dice aldiscpulo: Ah tienes a tu madre. (Jn 19, 26-27)

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    Misterios Gloriosos(Mircoles y Domingo)

    1 Misterio La Resurreccin

    El ngel dijo a las mujeres: No temis, pues s que buscis aJess, el Crucificado; no est aqu, ha resucitado, como lohaba dicho. Venid y ved el lugar donde estaba. (Mt 28, 5-6)2 Misterio La AscensinLos llev hasta cerca de Betania y mientras los bendeca, sesepar de ellos y fue llevado al cielo. Ellos, despus depostrarse ante l, se volvieron a Jerusaln con gran gozo. (Lc24, 51)3 MisterioLa Venida del Espritu Santo

    Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que serepartieron y se posa-ron sobre cada uno de ellos; se llena-ron todos de Espritu Santo.(Hch 2, 3-4)4 Misterio La Asuncin de la VirgenLevntate, amada ma, hermosa ma, y ven. Pas el invierno,las lluvias ya cesaron. Mustrame tu semblante, djame ortu voz; porque tu voz es dulce y bello tu semblante. (Ct 2, 10-11,14)

    5 MisterioLa Coronacin de la VirgenUna gran seal apareci en el cielo, una mujer, vestida de sol,

    con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellassobre su cabeza. (Ap 12, 1)

    Letanas LauretanasSeor, ten piedad.Cristo, ten piedad.Seor, ten piedad.Cristo, yenos.Cristo, escchanos.

    Dios, Padre CelestialR/. Ten misericordia de nosotros.

    Dios Hijo, Redentor del MundoDios, Espritu SantoSanta Trinidad, un solo Dios

    Santa MaraR/. Ruega por nosotros

    Santa Madre de Dios.Santa Virgen de las Vrgenes

    Madre de Cristo.Madre de la Iglesia.Madre de la Divina Gracia.Madre Pursima.Madre Castsima.Madre y Virgen.Madre sin mancha.Madre Inmaculada.Madre amable.Madre admirable.Madre del buen consejo.Madre del Creador.Madre del Salvador.Virgen prudentsima.

    Virgen digna de veneracin.Virgen digna de alabanza.

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    Virgen poderosa.Virgen clemente.Virgen fiel.Espejo de justicia.Trono de la sabidura.

    Causa de nuestra alegra.Vaso espiritual.Vaso digno de honor.Vaso insigne de devocin.Rosa Mstica.Torre de David.Torre de Marfil.Casa de oro.Arca de la Nueva Alianza.Puerta del Cielo.Estrella de la maana.Salud de los enfermos.

    Refugio de los pecadores.Consuelo de los afligidos.Auxilio de los cristianos.Reina de los ngeles.Reina de los Patriarcas.Reina de los Profetas.Reina de los Apstoles.Reina de los Mrtires.Reina de los Confesores.Reina de las Vrgenes.Reina de todos los santos.

    Reina concebida sin pecado original.

    Reina asunta al cielo.Reina del Santsimo Rosario.Reina de la paz.

    Cordero de Dios, que quitas el pecado delmundo. R/. Perdnanos, Seor.Cordero de Dios, que quitas el pecado delmundo. R/. Escchanos, Seor.Cordero de Dios, que quitas el pecado delmundo. R/. Ten misericordia de nosotros.

    V/. Ruega por nosotros, Santa Madre deDios.R/. Para que seamos dignos de alcanzar laspromesas de Nuestro Seor Jesucristo.

    R/. Oremos. Te pedimos Seor, nosconcedas a nosotros tus siervos, gozar deperpetua salud de alma y cuerpo, y por lagloriosa intercesin de la bienaventuradasiempre Virgen Mara, seamos librados delas tristezas presentes y gocemos de laeterna alegra. Por Jesucristo, nuestro Seor.Amn.

    CREDO MARIANO DEL PUEBLO DE DIOS

    Creemos en un solo Dios, Padre, Hijo y Espritu Santo.Creemos en Dios, que en toda la eternidad engendra al Hijo; creemosen el Hijo, Verbo de Dios, que es engendrado desde la eternidad;creemos en el Espritu Santo, persona increada, que procede del Padre y

    del Hijo como Amor sempiterno de ellos.Creemos que la Bienaventurada Mara,que permaneci siempre Virgen,fue la Madre del Verbo encarnado, Dios y Salvador nuestro, Jesucristoy que ella, por su singular eleccin,en atencin a los mritos de su Hijoredimida de modo ms sublime,fue preservada inmune de toda mancha de culpa original

    y que supera ampliamenteen don de gracia eximia a todas las dems criaturas.

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    Ligada por un vnculo estrecho e indisolubleal misterio de la encarnacin y de la redencin,la Beatsima Virgen Mara, Inmaculada,terminado el curso de la vida terrestre,fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celeste,y hecha semejante a su Hijo,que resucit de los muertos,recibi anticipadamente la suerte de todos los justos;creemos que la Santsima Madre de Dios, nueva Eva,Madre de la Iglesia,contina en el cielo ejercitando su oficio maternocon respecto a los miembros de Cristo,por el que contribuye para engendrary aumentar la vida divinaen cada una de las almas de los hombres redimidos.Profesando esta fe y apoyados en esta esperanza,esperamos la resurreccin de los muertos y la vida del siglo venidero.Bendito sea Dios, santo, santo, santo. Amn.

    Extrado delCredo del Pueblo de Dios de S.S. Pablo VI

    PROFESIN DE FE MARIANAPadre Narciso Garca Garcs, cmf

    Fundador de la Sociedad Mariolgica Espaola

    Virgen Mara, profesamos de corazn la doctrina de la Iglesia Catlica,segn la cual T fuiste predestinadaen el decreto mismo de la encarnacin del Hijo de Dios,para estar estrechamente unida a Jesucristo en la obra de la Salvacin.Creemos que T, elegida desde la eternidad para Madre de Jesucristo,fuiste tambin, como Madre suya, amada por Dios con amor nico,y adornada y enriquecida con privilegios y dones del todo singulares.Confesamos, oh Mara, que fuiste llena de gracia,colmada de bendiciones sobre todas las mujeres,nunca sujeta al pecado,como redimida por Cristo con redencin eminente y singularsima.Creemos firmemente que eres Inmaculada

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    desde el primer instante de tu Concepcin;libre de toda culpa personal hasta la ms leve,y sin el ms pequeo desorden que te inclinase al pecado.Confesamos, Virgen Mara, que el Hijo de Dios,por obra del Espritu Santo, se encarn en tu seno,tomando de Ti nuestra naturaleza humana,como hijo tuyo verdadero, y que T eres, con toda verdad,la Madre de Dios.Confesamos, Mara,que T concebiste y diste a luz a tu Hijo Jess virginalmente,y que despus permaneciste siempre Virgen,sin dar ms cabida en tu corazny en tu seno que al Dios de la santidad.Profesamos, Virgen Mara,que el Hijo eterno de Dios se hizo hombre en tu senocon previo consentimiento tuyo,pues aceptabas consciente y librementela maternidad virginal que Dios te ofreca,y te convertas as en la Nueva Evay Madre Espiritual de todos nosotros.

    Guiados por la doctrina de la Iglesia,creemos que, con la fe y el amor de tu asentimiento,concurriste a la encarnacin redentora del Hijo de Dios,te consagraste por entero a la persona y obra de Jess,y con l y en dependencia de l,colaboraste activamente a la obra de la Redencin.Te proclamamos, Virgen Mara,como Asociada a la obra salvadora de tu Hijo,

    en la que actuaste con tu obediencia, fe, esperanza y caridad ardientespara la restauracin de la vida de las almas.Sostenemos, como revelado por Dios,que T, acabado el trmino de tu carreramortal, no pudiste quedar bajo el imperio de la muerte,sino que, resucitada, fuiste en tu Asuncinelevada en cuerpo y alma al Cielo,asemejada en todo a Jesucristo,

    vencedor de la muerte y del pecado.

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    Afirmamos, con la fe de la Iglesia y el pensar de todos los cristianos,que T, Virgen Mara, eres nuestra Abogada y Medianera ante Dios,en dependencia de Jesucristo, el nico Mediador,y ejerces as una funcin maternalque la Iglesia experimenta y recomienda a los fieles,para que lleguemos y nos unamos ms ntimamente a Cristo.Te reconocemos, Virgen Mara, como Reina del Universo,exaltada por Dios sobre todos los ngeles y santos,por tu dignidad, tu excelencia y la eficaz mediacin ante tu Hijo.Mara, te proclamamos gozosamente Madre nuestra,porque contribuiste eficazmente a restaurar la vida en las almas.Esa tu maternidad, extendida a toda la Iglesia,la ejerces de continuo en la regeneraciny formacin de los nuevos hijos de Dios,maternidad que perdurar hasta la consumacin de todos los elegidos.Virgen Mara, conocedores de tu excelencia tan singulary de tu eficacsima intercesin maternal,profesamos la legitimidad del culto que te tributa la Iglesia.Y reconocemos que nuestra devocin a Ties garanta y contrasea de la verdadera fe.

    Creemos, oh Mara, que al venerarte, amarte e invocartecomo Madre de Dios, nos alentamosen el afn de ser cada vez ms semejantes a Ti,Madre nuestra, pursima y llena de gracia.Esto creemos de Ti, querida Virgen Santsima,porque Dios nos lo ha dicho y porque as nos lo ensea la Iglesia,guiada siempre por el Espritu Santo.T nos llevas a Cristo, y, Medianera con nuestro nico Mediador,

    por Ti y contigo estaremos en la eternidad felizgozando de tu amor de Madre en la gloria del Seor.

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    CREDO MARIANO CON LOS 5 DOGMAS DE MARAMarcelo Morgante, Obispo de Ascoli-Piceno

    Las MarcasItalia

    Mara, Madre de Diosy Madre nuestra amabilsima!Creo en tu Maternidad divina,en tu perpetua Virginidad,en tu Inmaculada Concepcin,en tu misin Corredentora

    junto a tu Hijo Jess.Creo en tu Asuncin

    y glorificacin celestialen cuerpo y almaporque eres la Madre del Resucitadoe imagen de la Iglesiaque tendr su cumplimientoen el retorno glorioso de Cristo.Creo en tu