Metamorfosis de Lo Sagrado y Futuro Del Cristianismo Velasco

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    JUAN MARTN VELASCO

    METAMORFOSIS DE LO SAGRADO Y FUTURODEL CRISTIANISMO

    La leccin inagural del curso acadmico 1998-99 del lnstitut Superior de Cincies

    Religioses de Barcelona corri a cargo del prestigioso telogo Juan Martn Ve lasco.Los que tuvieron la suerte de escucharle de viva voz quedaron sorprendidos, porque,

    con esperar mucho de ella, lo que el profesor desgranaba en su leccin inaguralsuperaba todas las expectativas. Cuando luego se public, la lectura del texto permiti

    calibrar tanto la amplitud de los datos y de las referencias interdisciplinares como lahondura de la reflexin que se propone y que no deja de interpelar a todo creyente enla conyuntura que nos ha tocado vivir. Sin embargo, dada su extensin, ha habido que

    resumir sobre todo la Introduccin y la primera parte para que as quedase msespacio para presentar lo que consideramos de mayor inters: la interpretacin de la

    situacin actual y el pronstico sobre el futuro del cristianismo. Metamorfosis de losagrado y futuro del cristianismo, Inaguraci del curs acadmic 1998-1999, lnstitutSuperior de Cincies Religioses. Barcelona, 1998. El texto ntegro con ligeros retoques,

    acaba de publicarse en el n 36 de la serie "Cuadernos aqu y ahora", Sal Terrae,Santander 1999.

    Metamorfosis de lo sagrado y futuro del cristianismo, Inaguraci del curs acadmic1998 1999, Institut Superior de Cincies Religioses. Barcelona, 1998. El texto ntegrocon ligeros retoques, acaba de publicarse en el n 36 de la serie Cuadernos aqu yahora, Sal Trrea, Santander 1999.

    Introduccin

    A la bsqueda de una hiptesis que interprete la situacin actual

    La crisis de la religin en los pases occidentales de tradicin cristiana es un hechounnimemente reconocido. A esta situacin objetiva corresponde una situacin deevidente malestar en los sujetos que intentan seguir viviendo religiosamente en la actualsituacin sociocultural.

    La crisis religiosa es reflejo de la crisis prolongada y profunda de las sociedades

    avanzadas de nuestro tiempo. Las Iglesias forman parte de las sociedades entransformacin en las que viven y se ven afectadas por sus problemas. Lo decanrecientemente los obispos franceses: "La crisis por la que atraviesa hoy en da la Iglesiase debe en buena medida a la repercusin en la Iglesia misma y en la vida de susmiembros de un conjunto de cambios sociales y culturales rpidos, profundos y quetienen una dimensin mundial. Estamos cambiando de mundo y de sociedad. Un mundodesaparece y otro est emergiendo, sin que exista un modelo preestablecido para suconstruccin".

    La situacin es tan compleja que parecen existir datos que apoyen los diagnsticos mscontradictorios. De ah que no falten razones, al menos aparentes, para toda suerte de

    interpretaciones y pronsticos sobre el futuro del cristianismo.

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    Las reflexiones que siguen proponen una hiptesis de interpretacin de la situacinactual que no se sita en el terreno de la sociologa, sino que, partiendo de los datos quelos socilogos ofrecen, intenta contribuir a que se perciba la nueva configuracin delfenmeno religioso en las sociedades avanzadas de la Europa tradicionalmente cristiana.

    Dicha hiptesis no se limita al inters por la evolucin de las mentalidades, loscomportamientos y las instituciones religiosas. Intenta ir ms all: descubrir elsignificado teolgico-prctico de los hechos descritos, prestar atencin a la actualcondicin de signo de los tiempos que la situacin actual comporta para los cristianos yescuchar lo que el Espritu puede querer decir a las Iglesias en relacin con el futuro delcristianismo.

    Metamorfosis de lo sagrado

    El trmino metamorfosis orienta hacia una peculiar situacin de cambio. Entre los

    numerossimos datos sobre esa situacin, destacamos los siguientes: descenso drsticode la prctica "reglada" de la religin tradicional y difusin de prcticas alternativastomadas a veces de otras tradiciones espirituales; crisis radical de la institucin de lasgrandes Iglesias y proliferacin de nuevos movimientos religiosos; crecimiento de laincreencia y amplio eco provocado por algunas propuestas de sentido que ofrecenalgunas formas de filosofa y de reflexin tica.

    Conviene no pasar por alto el hecho que manifiestan estos datos: el cambioque estnsuponiendo en la configuracin actual del fenmeno religioso. Los mismos socilogosse refieren a este hecho como el ms significativo de la actual situacin religiosa.Despus de haber utilizado categoras como "descristianizacin" o "desacralizacin"

    hoy son muchos los estudiosos que recurren a categoras como "cambio", "mutacin","metamorfosis", como ms adecuadas para captar el sentido y la orientacin de lasituacin religiosa.

    "Metamorfosis" remite a la modalidad del cambio. Se trata de una transformacin de larealidad que sufre este cambio. Exista un sistema de mediaciones en que habacristalizado la religin, que abarca las creencias, las prcticas, las constelaciones desmbolos, las normas y los comportamientos ticos, los sentimientos, lasconfiguraciones institucionales. Este sistema se haba ido configurando tal vez desde eltiempo eje en el que nacieron las grandes religiones universales -en el caso delcristianismo desde el llamado "giro constantiniano"- y es justamente el que ha entrado

    en crisis profunda. Pero la necesidad de trascendencia que experimenta el ser humanoest generando, lentamente y como a tientas, nuevas configuraciones religiosas en lasnuevas y cambiantes culturas emergentes, nuevas formas de presencia de la religin enlas nuevas sociedades sometidas a un proceso rapidsimo de transformacin.

    Al referir la metamorfosis a lo sagrado intento expresar que todos los elementos de laconfiguracin religiosa estn afectados por el cambio. La crisis afecta a la prctica, a lainstitucin, a las creencias religiosas y, por debajo de todas ellas, a la actitud y laexperiencia que se realiza y se expresa en ellas, es decir, a la actitud creyente y a suvivencia por los sujetos. Por esto se ha podido decir con razn que la crisis religiosa esen su raz una crisis de Dios (Metz). De ah que, para dar razn de la globalidad y la

    profundidad del cambio, haya escogido la expresin "metamorfosis de lo sagrado".

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    "Lo sagrado" constituye, para m, la categora fundamental para la interpretacin de losfenmenos que la historia presenta como religiosos."Lo sagrado" designa el mbito derealidad en el que se inscriben todos esos fenmenos, el mundo vital humano querepresentan. Porque todas las religiones se inscriben en el mundo de "lo sagrado", lahistoria de las religiones puede ser comprendida como la evolucin de las formas

    histricas que ha revestido la vivencia por el hombre de "lo sagrado".

    Esa evolucin presenta incontables variaciones en las formas religiosas, pero slo unaspocas transformaciones pueden ser denominadas "metamorfosis de lo sagrado". Cuandoesto se produce no cambian slo unas mediaciones religiosas. Cambia el horizontemismo en el que se inscriben esas mediaciones, originando un cambio en el sentido quetiene el conjunto de todas ellas para el hombre.

    Un cambio as se produjo, probablemente, en la poca conocida como tiempo eje. Conesta categora socio-histrica y cultural se refiere K. Jaspers a la mutacin cultural quese produce en la historia humana durante el primer milenio a.C.- en un perodo

    indeterminado que se sita en torno al siglo VI- en reas geogrficas muy distintas y sinaparente relacin entre s: China, India, Persia, Grecia e Israel.

    El epicentro del cambio designado por esta categora se sita en la conciencia que elhombre tiene de s mismo y se manifiesta en hechos como el paso de la concienciaarcaica, csmica, mtica, a otra en la que va adquiriendo preponderancia la condicinreflexiva, abstractiva, objetivadora que ha predominado hasta la actualidad. Este pasocomporta otro de trascendencia parecida: el de una conciencia fundamentalmentecolectiva a otra en la que emerge la identidad personal individual. As, el "tiempo eje"supone la relativa independizacin de la persona en relacin con el grupo y suscondicionamientos.

    La repercusin de la crisis del "tiempo eje" sobre la vida religiosa fue enorme. En ellavemos ilustrado un momento prototpico de "metamorfosis de lo sagrado". Las grandesreligiones que han perdurado en todas esas reas y que, desde ellas, se han extendido

    por el mundo tienen su origen en esta poca, aunque despus hayan sufrido la influenciade otros acontecimientos igualmente importantes.

    La mutacin religiosa operada por el "tiempo eje" representa una ilustracin de lo quesignifica, para nosotros, "metamorfosis de lo sagrado" y la hiptesis que proponemos

    para interpretar los cambios religiosos a los que estamos asistiendo consiste en atribuir alas transformaciones que vienen operndose en la religin desde la modernidad y que

    tienen su culminacin, para las sociedades occidentales, en la segunda mitad del sigloXX, un alcance semejante al que supuso el "tiempo eje", llamado a tener, para el futurodel cristianismo y de las religiones de la humanidad, repercusiones comparables a lasque aqul supuso.

    I. Aspectos observables de la situacin religiosa

    La secularizacin de la sociedad, la cultura y la vida de las personas

    Secularizacin es la categora socio-histrica ms frecuentemente utilizada paradescribir el conjunto de la situacin de la religin en las sociedades avanzadas y el

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    proceso que ha llevado a ella. Pese a que ha sido entendida en sentidos muy diferentes,la secularizacin resulta una categora muy apropiada para referirse a uno de losaspectos ms importantes del cambio religioso: el que atae a la vigencia y relevanciadel factor religioso en la sociedad y en la cultura y que puede resumirse de la siguientemanera:

    1.La prdida de vigencia cultural del factor religioso. Se ha pasado de situaciones enlas que las creencias religiosas formaban parte de los supuestos culturales de la sociedady los valores religiosos ocupaban la cima de la escala de valores comnmente aceptadosa una situacin en la que la ciencia ha sustituido, como creencia de base, a la religin yla palabra "Dios" resulta, para muchos, como un resto fsil que perdura por inercia en ellenguaje, como las imgenes precopernicanas en relacin con el sol.

    2.El estrechamiento social del espacio religioso, que ha llevado a una situacin en laque la religin queda reducida a la esfera del culto y a las agrupaciones religiosasespecficas.

    3.El paso de una situacinen la que el factor religioso ejerca el monopolio del sentidoy el valor para la vida a otra en la que coexiste junto a otros valores y se reduce a opcin

    personal y al mbito de la conciencia.

    4. Y, como resultado ms palpable, la prdida de influjo de la religin en los terrenospoltico, social y, ltimamente, en el de la vida cotidiana.

    Si no se extrapola viendo en ella un indicio de la desaparicin progresiva de la religin,la secularizacin representa un rasgo innegable de nuestra situacin religiosa.

    Crisis de las prcticas y de las instituciones religiosas

    En lo que tienen de institucin gestora de lo sagrado, las religiones tradicionales estnen crisis. El declive de las instituciones presenta muchos aspectos.

    1.La crisis de las creencias. Como dato ms significativo, hay que sealar la progresivaemancipacin de los creyentes respecto a la ortodoxia vigente en la Iglesia a la que

    pertenecen.

    2.El abandono de las prcticas religiosas. Sin ser el ms significativo, es el dato msllamativo de las crisis. Baste recordar que la prctica dominical no pasa de la tercera

    parte de la poblacin en los pases con una tasa ms alta y est por debajo del 10 eincluso del 5% en las zonas con secularizacin ms avanzada.

    3. Un gran distanciamientoentre la moral oficial de la Iglesia y, no slo la prctica, sinotambin los mismos criterios morales de los fieles en materias como la moral familiar,sexual y social.

    4. Pero, para los socilogos, la raz de la crisis de la institucin religiosa consiste en elbelieving without belonging (creer sin pertenecer institucionalmente). La institucin semuestra cada vez ms incapaz de prescribir a los individuos un cdigo unificado desentido o unas normas heternomas deducidas de ese cdigo. Y la razn de esta

    incapacidad est en la creciente vigencia de la autonoma de la conciencia.

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    5. De ah que sea conclusin prcticamente unnime de los socilogos que estproducindose un proceso creciente de "desregulacin institucional del creer" y que,consiguientemente, la imposicin del sistema de normas ticas est siendo sustituido

    por una regulacin individual de dicho sistema con elementos tomados de distintastradiciones religiosas, dando as lugar a una "religin a la carta".

    La secularizacin y la crisis de la religin estn generando un nuevo hecho: la crisis dela socializacin religiosa y la quiebra de la tradicin, con la consiguiente prdida de lamemoria cristiana.

    Increencia e indiferencia religiosa

    Aunque el fenmeno de la increencia no es exclusivo de la poca actual, hoy revistecaractersticas muy peculiares.

    1.El trmino. Antes se hablaba de "atesmo", "materialismo", etc. El trmino increenciaque empleamos hoy seala la actitud de ignorancia o de rechazo de Dios que la origina.Adems, el hecho as designado aparece como cuantitativamente creciente yculturalmente relevante.

    2. Este fenmeno caracterstico de los pases de larga tradicin cristiana, es calificadopor muchos de increencia poscristiona. Con ello se expresa el hecho de que el Diosrechazado es el Dios de los cristianos. Pero, adems, se indica que el cristianismo esconsiderado un fenmeno histrico ya superado.

    3. En la increencia actual predomina esa forma de vida que resume el trminoindiferencia. El predominio no es slo cuantitativo, sino tambin cualitativo: expresa laconsonancia de la indiferencia con las formas de la sociedad posmoderna y el grado dealejamiento de la fe que supone.

    Nuevos movimientos religiosos

    Hay un hecho nuevo que ha obligado a introducir correcciones y matizaciones en lasprevisiones sobre el futuro incierto de la religin. Se le ha designado como retorno de losagrado, "religiones de reemplazo", etc. Preferimos la expresin nuevos movimientosreligiosos1, con la que subraya un hecho importante, tanto numricamente como por loque representan en cuanto signo de un cambio en la situacin religiosa. Pues los nuevosmovimientos religiosos parecen mostrar que la modernidad y la posmodernidad, msque la eliminacin de la religin, est produciendo una notable transformacin de susmanifestaciones.

    Limitndonos a una tipologaelemental, cabe distinguir en dichos movimientos estoscuatro grupos principales:

    1. Movimientos religiosos surgidos por separacinde alguna de las Iglesias o de otrastradiciones religiosas. Casi todos ellos constituyen grupos organizados con los rasgoscaractersticos de las sectas que pueden adoptar distintas formas de relacin con lasociedad, aunque predominan las reacciones de tipofundamentalista.

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    2. Presentan notables semejanzas con el anterior algunos grupos religiosos surgidos enel interior de las religionesy que, sin romper con ellas, reproducenformas asectariadasde organizacin y captacin de adeptos, y tienen reacciones semejantes a las de losgruposfundamentalistas.

    3. Movimientos religiosos sincretistas, que adoptan rasgos tomados de diferentestradiciones religiosas y representan formas peculiares de respuesta a las condiciones devida impuestas por la cultura cientfico-tcnica dominante.

    4. Los grupos que componen la llamada constelacin esotricoocultista y la nuevaespiritualidad designada con el nombre deNew Age(nueva era).

    Tienen todos estos grupos algo en comn? En algn grado, todos ellos constituyen unareaccin a la situacin socio-cultural y a determinadas carencias de las religionestradicionales. Se trata de las carencias que provienen de la necesidad humana de unsentido para la vida, de las formas de vida que impone la civilizacin cientficotcnica y

    del hecho de la incapacidad de respuesta de las religiones establecidas, fuertementeburocratizadas y oficializadas.

    Tambin ha podido provocar la proliferacin de esos nuevos movimientos lainseguridadque provocan en las personas los cambios rpidos y profundos de nuestrotiempo, la ruptura de las formas tradicionales de convivencia que ha desembocado en lamasificacin, el anonimato y, consiguientemente, el temor de perder la propia identidad.De ah la aparicin de grupos asectariados, fuertemente identitarios, que promuevenrelaciones estrechas y clidas entre sus miembros y buscan as remedio a la ruptura delas formas tradicionales de vida y a la marginacin cultural.

    Junto a esos grupos, estn surgiendo tambin, a escala ms reducida, formas decomunitarizacin religiosa en las que predomina la comunidad sobre la sociedad y elgrupo reducido sobre la socialidad representada por las grandes Iglesias.

    Reacciones de las religiones y de las Iglesias

    En las Iglesias y religiones esta situacin no resulta confortable para nadie, en especialpara los responsables. De ah el malestar y la crisis del clero y de la vida religiosa en laIglesia catlica y sus equivalentes en otras Iglesias y religiones. A esta situacinresponden los individuos y las instituciones con respuestas que han sido perfectamente

    tipificadas.1. Si la situacin se vive como un peligro para la propia identidad, la primera reaccinconsiste en el "atrincheramiento cognitivo" (P Berger): el aislamiento del medioconsiderado peligroso y la bsqueda obsesiva de la propia identidad. Eseatrincheramiento reviste dos formas: elghettoy la cruzada.

    a) En su forma extrema, el ghetto desemboca en posturas fundamentalistas,representadas en todas las religiones, en especial en movimientos surgidos en el senodel islamismo. Van en la misma lnea las instituciones o comunidades replegadas sobres mismas, preocupadas por su propia identidad y por la fijacin ortodoxa de lascreencias.

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    b) Otros grupos reaccionan de forma agresiva, organizando cruzadas ideolgicas yculturales, y desarrollando un intenso proselitismo.

    En la lgica del "atrincheramiento cognitivo" se inscriben no pocos movimientosreformadores del cristianismo que desarrollan programas mal llamados tradicionalistas,

    los cuales, en realidad, constituyen intentos de restauracin a destiempo de modelosinstitucionales finiquitados.

    2. Pero se dan tambin reacciones de signo contrarioa la situacin de cerco, de vacocultural, de amenaza a la propia identidad. En tal situacin numerosos grupos religiososoptan por la "negociacin cognitiva" (PBerger).Se trata de operar las adaptaciones en la

    propia identidad que permitan subsistir dentro de las nuevas coordenadas culturales.Cuando en dicha negociacin se utiliza como criterio la adaptacin a toda costa, se

    produce una "escalada" que culmina en la "rendicin cognitiva" que implica ladisolucin de la propia identidad.

    En la lgica de la "rendicin cognitiva" se han inscrito movimientos mal llamadosprogresistas que, a fuerza de buscar relevancia social, han sacrificado a ella suidentidad.

    Lo grave de estas dos reacciones opuestas es que cada una intenta justificarse con losexcesos de la otra. De esta forma se alimentan y se excluyen mutuamente y ascolaboran eficacsimamente a la crisis galopante de las instituciones a las quecompulsivamente quieren salvar. Naturalmente, entre estos dos polos existe una gamamuy amplia de respuestas que hace que las instituciones religiosas sigan constituyendo,

    por el momento, el ncleo ms importante de la actual situacin religiosa.

    Esbozada una descripcin de la situacin religiosa voy a proponer un intento deinterpretacin de conjunto, desde la que avanzar alguna previsin razonada sobre elfuturo del cristianismo.

    II. Hacia una interpretacin de la situacin actual

    La situacin de la que procedemos es clara: una religin centrada en la afirmacinmonotesta de Dios y configurada en torno a una institucin rigurosamente establecida y

    jerarquizada. Esta institucin dictaba a sus miembros las verdades reveladas por Dios,

    les sealaba las normas de conducta, les impona un conjunto de prcticas, orientaba lavida de las sociedades y de las personas, y se haba encarnado tan perfectamente en lacultura vigente que la haba modelado a su medida y la haba convertido en

    prolongacin de la religin en el mundo de las ideas, los usos y costumbres, lossmbolos y el arte.

    Esta es la poderosa sntesis radicalmente puesta en cuestin por la nueva situacin. Esaes la forma de religin de la que las sociedades avanzadas estn saliendo de manera tancallada como real.

    Todava es frecuente dividir la poblacin de las sociedades tradicionalmente cristianas

    en tres grandes colectivos, cuya proporcin variara segn los casos: catlicospracticantes, catlicos no practicantes y no creyentes (ateos, agnsticos, indiferentes).

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    Pero la atencin a los contenidos de las creencias, la autodefinicin de los sujetos comoreligiosos o no religiosos y la presencia en ellos de prcticas no reguladas induce aalgunos socilogos a una distribucin en tres colectivos que slo en parte coinciden conlos anteriores.

    El primero est compuesto por personas en las que, en mayor o menor grado, persiste lareligiosidad institucionalizada. Se autoidentifican como religiosas, asisten al culto conuna cierta periodicidad y se dirigen a Dios con alguna frecuencia.

    El segundo grupo est integrado por personas en las que se ha producido la salida de lareligin. Se identifican como no religiosas, nunca asisten al culto ni se dirigen a Dios.

    El tercer grupo lo componen las personas que mantienen una cierta religiosidad noinstitucionalizada. Se declaran religiosas, pero no regulan su religiosidad por las normasde la institucin.

    Esta nueva distribucin nos permite sospechar que la frontera entre los tres grandescolectivos mencionados -catlicos practicantes, catlicos no practicantes y no creyentes-fluctan y que existe un buen nmero de personas cuya religin se ha visto seriamenteafectada por la nueva situacin. Es justamente este grupo el que nos permite calibrar lamagnitud de la mutacin realizada.

    Para caracterizar las formas de religiosidad de este bloque de personas, nada mejor quedestacar algunos rasgos de la mentalidad moderna y posmoderna que influyen en ellas.

    1. El triunfo moderno de la racionalidad cientfica y la crisis posmoderna de la mismaha llevado al desprestigio de todos los -ismos- racionalismo, comunismo, liberalismo,etc.-, a un vaco de sentido y, consiguientemente, a la necesidad de un sentido no"enmarcado", o sea, no ofrecido por las desprestigiadas instituciones religiosas ni porsus sucedneos -ciencia, progreso, etc.

    2. La necesidad permanente de sentido provoca la atencin por una tica para elindividuo, liberadora, dialogada y autnoma, opuesta a una tica de matriz religiosa,dogmtica, impositiva y heternoma. Es as como se configura una especie de religincivil, que cumple la funcin de la "religin religiosa" y viene a ocupar su lugar. De ahel retorno de formas arcaicas de religiosidad, la aparicin de modernas supersticiones yla reaparicin en el seno de las religiones tradicionales de supranaturalismos ingenuos,como es el recurso nada crtico a milagros, apariciones y otros fenmenos paranormales.

    As lo que predomina hoy no es ni la vigencia de las religiones tradicionales ni ladesaparicin de la religin, sino un conjunto abigarrado de formas religiosas"desvirtuadas", que se orientan hacia el cumplimiento de rituales con alguna vigenciasocial -"ritos sociales de trnsito" o cultural -algunas formas de religiosidad popular- oque derivan hacia formas de espiritualidad estilo New Age.

    Estos datos de la situacin son los que apoyan la hiptesis de una metamorfosis de losagrado. Lo que est apareciendo en el bloque ms numeroso de personas no es slo uncambio en las mediaciones heredadas de la tradicin. Es el horizonte mismo en el que seinscriben las mediaciones y su sentido lo que se est transformando.

    En efecto, las religiones tradicionales surgen de la irrupcin en la vida humana de laTranscendencia, de una realidad radicalmente anterior y superioral hombre, que provoca

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    en ste una ruptura a nivel existencial y le orienta hacia el reconocimiento de un msall absoluto como medio indispensable para su salvacin. En cambio, la modernidad yla posmodernidad est definiendo una forma de vivir y de entender la vida que mantienela referencia a la categora tradicional de lo sagrado, pero que, con ella, remite a lohumano en aquellas dimensiones de hondura, de valor y dignidad que superan los

    aspectos inmediatos, instrumentales y pragmticos desarrollados por la culturameramente tcnico-cientfica y econmica, y la explicacin reductora que se basaexclusivamente en ella.

    Res sacra homo -dirn las nuevas religiosidades-: el hombre es la realidad sagrada porexcelencia. Lo sagrado se convierte as en categora que sanciona la afirmacin

    posmoderna del puesto central del hombre en la totalidad del cosmos, de su condicinde medida de todas las cosas. Se aceptan ciertas trascendencias. Pero se trata detrascendencias plurales, no verticales, sino horizontales, "representadas por otroshombres respecto a m", y, en todo caso, expresivas de la inmanencia del sujeto, sin quese le impongan desde fuera y le sometan a cualquier forma de heteronoma.

    Esta nueva religiosidad posee su propio sistema de mediaciones que van desde modelostomados del esoterismo, el teosofismo o la mstica a mtodos espirituales asumidos dedistintos contextos: ejercicios fsicos y mentales, tcnicas de concentracin y relajacin,dietas alimenticias y medicinas alternativas. En sus versiones ms laicas, la nuevareligiosidad incorpora una preocupacin tica centrada, ms all del deber, en formas

    basadas en el amor y la solidaridad con el otro. Pero lo importante no son los cambiosde las mediaciones, sino la transformacin de su sentido y su lugar en el interior de losagrado. Pues tales mediaciones no son tomadas como prescripciones de unaintervencin divina anterior, ajena y externa al sujeto. Son expresiones de la necesidadde trascendencia que reside en el sujeto y que le permite realizarla histricamente,

    manifestarla culturalmente, expresarla socialmente.

    El resultado de la metamorfosis de lo sagrado se concreta en dos tendencias queconviven con el grupo de personas que viven la religin en su forma tradicional ms omenos renovada y el grupo creciente de los que se confiesan no creyentes.

    1. La primera tendencia est formada por personas que mantienen o recuperan unareferencia al vocabulario y las acciones de lo sagrado, pero que han invertido elsignificado que ese trmino comportaba en las religiones. Lo sagrado ya no requiere untrascendimiento de la persona; es una expresin de su profundidad y de su dignidad. Elresultado es aqu una religin, no del Dios nico, sino de la humanidad o, mejor, del

    hombre individual y el crculo de los suyos y, en algunos casos, del "otro en general yno slo de aqul con quien mantengo un vnculo privilegiado". Ese otro puede seguirsuscitando la forma ms clara de trascendimiento que es el don de s, pero la suscitadesde la llamada a la propia responsabilidad, no desde la imposicin exterior de unatradicin o una autoridad. Es la religin sin Dios o la religin del "hombre divinizado",donde la divinizacin no supone la superacin real de la condicin humana, sino eldesarrollo de sus mejores posibilidades.

    2. Lasegunda tendenciaes la formada por las personas que se autoclasifican de ateos oque han roto con todas las religiones tradicionales. La animadversin a la religin queha producido en unos la ruptura traumtica con la religin de la que proceden o la

    insensibilidad a lo religioso a que ha conducido a otros el haberse criado en una culturaarreligiosa hace que no sientan nostalgia por lo religioso ni la necesidad de revestir de

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    rasgos "sacralizantes" los aspectos de contacto con lo absoluto que no pocos de ellospueden seguir viviendo.

    Esto significa que, entre las personas que se autodefinen como no religiosas, existensituaciones diferentes. Algunos pueden estar instalados en lo inmediato hasta el punto

    de ignorar o rechazar agresiva o resignadamente cualquier referencia ms all delmundo al que voluntariamente se han limitado. Pero existen otros que, alejados de todareligin, mantienen la bsqueda de fines ms all de lo inmediato, de valores que lostrascienden y a los que creen que vale la pena consagrar la vida.

    En estos ltimos, la metamorfosis de lo sagrado da lugar a una impostacin profana, atravs de experiencias estticas, ticas o de compromiso con los otros. En ellos estapareciendo una configuracin de lo esencial de lo sagrado con rasgos tomados dembitos humanos afines al mundo de lo sagrado y no identificados como religiosos.Tales sujetos representan una configuracin de lo sagrado en trminos estticos, ticos yde relacin humana que, vividos con radicalidad, serviran de mediaciones con lo

    Absoluto, sin calificacin religiosa alguna.La situacin representada por este ltimo grupo de personas no es nueva. Elcristianismo ha reconocido la realidad a que aspiran, el Reino a cuya construccinsirven, al margen de la visibilidad de la religin. As sucede cuando el Evangelio afirmaque el encuentro con el Salvador tiene lugar en lo que se hace a "los ms pequeos", endar de comer al hambriento y de beber al sediento, incluso sin tener conciencia delencuentro que en este acto de amor est acaeciendo. Segn esto, estaramos asistiendo alnacimiento de una configuracin posreligiosa de losagradoque podra representar, parano pocos contemporneos nuestros, la forma de vivir la religin en una situacin deavanzada y radical secularizacin.

    La hiptesis que hemos propuesto da cuenta de la complejidad de la situacin religiosaque vivimos, procura un criterio de clarificacin para sus mltiples formas y pone aldescubierto la profundidad, la gravedad y el alcance del cambio que se est

    produciendo.

    Races socio-culturales de la metamorfosis de lo sagrado

    A lo largo de estas pginas hemos diseminado atisbos y sugerencias que ahora vamos arecoger brevemente. No hay duda de que la modernidad, que ha puesto el sujeto

    pensante -"pienso, existo"- y su autonoma como el principio y fundamento de todaposible concepcin del hombre, es una de las races ms profundas de la situacinactual. La consecuencia ha sido el cuestionamiento de la tradicin, las autoridades, elrgimen de heteronoma y la misma revelacin, que constituan la modalidad

    premoderna de institucionalizacin de lo sagrado.

    Si a esto aadimos el advenimiento de la posmodernidad que, soltando las amarras de larazn instrumental, ha dado alas a la subjetividady al individualismoen lo que tiene dems sentimental y emotivo y, por consiguiente, de ms plural e incluso anrquico,tendremos un cuadro bastante aproximado de las principales causas que, junto con laincapacidad de las instituciones religiosas para responder a las nuevas demandas de

    sentido, estn en la raz del surgimiento de las nuevas configuraciones de lo sagrado a

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    que estamos asistiendo. Cmo reaccionar el cristianismo a la aparicin de esta nuevafigura de lo sagrado?

    III. El futuro del cristianismoLegitimidad y necesidad de la pregunta por el futuro

    En una situacin tan compleja, insegura y movediza como la actual no es osado hacerprevisiones? En realidad, durante las ltimas dcadas del siglo XIX y las primera delXX fueron incontables las previsiones de un final del cristianismo a fecha fija por partede racionalistas, positivistas y marxistas. Y son ellos los que han perdido vigencia o handesaparecido de la historia, mientras el cristianismo, aunque lleno de problemas, siguedando que esperar a muchos y que pensar a todos.

    Actualmente son los mismos cristianos los que, con el evangelista Lucas, se preguntansi cuando venga el Seor encontrar fe en la tierra (Lc 18,8). Hasta 250 ttulos sobre elfuturo del cristianismo contaba en 1997 un autor francs en una lista a todas lucesincompleta. Y uno de los grandes telogos actuales -J. M. Tillard- se preguntabarecientemente Somos los ltimos cristianos? Por esto, la cuestin del futuro delcristianismo nos exige que, antes de plantearla, nos detengamos en el sentido mismo dela pregunta y en las condiciones para que su planteamiento no conduzca a un callejnsin salida.

    1.Ante todo, tiene sentido plantearse la pregunta. Pues, si es verdad que la promesa delSeor garantiza el futuro del cristianismo, no lo es menos que no asegura su

    persistencia, por ej., en los pases occidentales. Basta recordar lo que sucedi conregiones, como la actual Turqua y el norte de frica, en las que hubo antao unascristiandades florecientes, para darse cuenta de que no nos podemos refugiar en el

    pasado cuando se trata de construir el futuro. Est, pues, plenamente justificadopreguntarse por el futuro del cristianismo en nuestros pases occidentales. Ms an, slola pregunta sincera por el futuro de nuestro cristianismo nos permitir descubrir losaspectos histricos del mismo que la crisis actual est mostrando ya caducados y hacerun esfuerzo de imaginacin y de coraje para no quedar a merced del futuro, sino endisposicin de configurarlo.

    2.Pero nada justifica las visiones cotastrofistasdel futuro del cristianismo. La situacin

    actual no es ni nueva ni peor que otras anteriores.Y no faltan datos que permitenvislumbrar seales esperanzadoras de un futuro mejor. Pero, mejor o peor, esta situacines la nuestra y es en ella donde habr que descubrir los signos de la presencia de Dios ennuestra historia.

    3. Mirada la situacin desde esta perspectiva, aprenderemos a descubrir en ella undesafio a nuestra condicin de creyentes, un signo de los tiempos que nos emplace pararevisar nuestro pasado y preparar con osada y creatividad lo que el Seor ha dejado ennuestras manos. As, la crisis de la institucin eclesistica puede constituir un medio

    providencial que nos fuerce a superar la tentacin de eclesiocentrismo que no deja deacecharnos, la escasez de vocaciones al ministerio ordenado puede resultar una llamada

    a la superacin del clericalismo, la indiferencia religiosa puede aparecer como unaconsecuencia de mtodos pastorales que han abusado del miedo para motivar la prctica

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    religiosa y la extensin de la increencia, una invitacin a revisar la imagen de Dios quehemos presentado al mundo y una exigencia de purificarla.

    Es, pues, legtimo, ms an, necesario preguntarse por el futuro del cristianismo,evitando -esto s- estados de nimo de angustia o de pnico que ni la situacin justifica

    ni tolera la actitud creyente. Pero es indispensable hacerlo sin disimularse la radicalidadde la crisis, la gravedad de la situacin que suscita la pregunta.

    Tendencias actuales que permiten prever el futuro

    Entre las tendencias actuales que prefiguran la situacin del cristianismo en un futuroinmediato, destacamos las siguientes: I. Ruptura de la socializacin. Una serie deindicadores muestran lo fundado de las previsiones de quiebra en la transmisin delcristianismo, que hasta ahora aseguraba la familia, la escuela, la parroquia y la culturadominante de tradicin cristiana. He aqu algunos: el alejamiento de la prctica por parte

    de los creyentes; la escasa participacin en los procesos de iniciacin cristiana ms allde la que termina con la primera comunin; la cada vez menor inscripcin de alumnosen los cursos de religin de los centros de enseanza; la evolucin de sus creencias ycriterios morales. A esto hay que aadir el hecho de que la mujer se est evadiendo de laesfera de influencia de la Iglesia, porque se ha incorporado al mundo del trabajo y

    porque se siente discriminada por ella, y otro hecho no menos importante: ladesaparicin por ley de vida de la actual generacin de abuelas y abuelos que handesempeado un importante papel de suplencia de los padres en la tarea desocializacin.

    En la misma direccin operar el enrarecimiento de los agentes pastorales por la quiebra

    del relevo generacional en el clero y en la vida religiosa.2. El cristianismo est sufriendo y sufrir de una forma ms acusada en los prximosaos un desplazamiento permanente de los pases occidentales hacia los pases delTercer mundo. En l confluyen el descenso de la natalidad y la crisis religiosa delPrimer mundo.

    Todos estos datos nos permiten constatar que, en los pases occidentales, el cristianismoest cambiando su forma histrica. De la situacin de religin nica, primero, ymayoritaria, despus, est pasando a la situacin, que K. Rahner pronostic, dedispora. En tal situacin, una religin adquiere una forma histrica diferente en

    relacin con su organizacin, su pensamiento, su espiritualidad, su relacin con lasociedad. J.-M. Tillard va en la misma lnea cuando, a la pregunta de si seremos losltimos cristianos, responde que est desapareciendo, no el cristianismo, pero s unaforma histrica de ser cristiano.

    Detectadas algunas de las tendencias de futuro, presentes en el cristianismo actual, hallegado el momento de preguntarnos: cmo se configurar el ideal cristiano? qumodelo institucional se instaurar para dar plasmacin social y forma histrica ycultural a ese ideal renovado?

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    El cristianismo del futuro frente a la metamorfosis de lo sagrado

    Nuestra interpretacin del cambio religioso proporciona pistas para "imaginar" unaconfiguracin del cristianismo que responda a las experiencias y a las necesidades denuestro tiempo.

    1. Es de todos conocida la afirmacin que, al plantearse la figura de una espiritualidadcristiana del futuro, hizo K. Rahner: "El cristiano del maana o ser mstico o no sercristiano". Con el trmino mstico no designaba Rahner al sujeto de experiencias

    extraordinarias, sino al creyente que, en medio de la vida, hace la experiencia personalde su fe. Ya el siglo pasado el cardenal Newmann haba advertido que una fe heredada,

    pasiva, "tenida" ms que "ejercida", slo poda conducir, en las personas cultas, a laindiferencia, y, en las sencillas, a la supersticin. Y, a finales de este siglo, Y. Congar,despus tambin cardenal, tras sealar que el caparazn con el que el catolicismo

    postrindentino haba recubierto a los fieles est siendo arrancado por la secularizacin y

    los cambios sociales, aada que el catolicismo actual o se asienta sobre el centro de lavida cristiana -la experiencia y la vida interior- o perder toda posibilidad de sobrevivir.

    Los datos anteriormente apuntados orientan en la misma direccin. La secularizacin dela sociedad, la crisis de la socializacin cristiana, la extensin de una "cultura de laausencia de Dios", hacen que ya no sea posible hacer depender el futuro del cristianismode los mecanismos del influjo social y cultural. De ah que slo un cristianismo

    personalizado, sustentado en una experiencia personal, tiene posibilidades de subsistir.Una religin reducida a magnitud social minoritaria, condenada a situacin de"dispora", nicamente se comprende como grupo de adscripcin voluntaria, al que slose pertenece por una participacin consciente, afectiva y experiencial.

    2. Pero hay una razn de fondo que sustenta todas las anteriores. En la situacinmarcada por el individualismo, vigente desde la modernidad y radicalizada por la

    posmodernidad, que ha originado la comprensin de lo sagrado en funcin de la personahumana -del "yo" y de su entorno y, en el mejor de los casos, del "otro" humano quecomparte conmigo el mundo y su destino- se ha convertido en razn de vida o muerte

    para la religin el que sta pueda ser vivida por un sujeto consciente de su subjetividadindividual, celoso de su autonoma, atento a su inalienable dignidad personal.

    Segn esto, el problema fundamental de las religiones en las sociedades modernas no esla crisis de determinadas mediaciones -creencias, prcticas rituales, constelaciones

    simblicas, organizaciones institucionales, comportamientos morales-. El problemadecisivo, aqul en funcin del cual se juega el ser o no ser de las religiones, reside en sies posible el reconocimiento de la absoluta Trascendencia de Dios sin menoscabo de lacondicin de persona del ser humano, de su legtima autonoma, de su inviolabledignidad. El problema es, pues, si la religin se limita a ser una expresin de lo sagradodel hombre, de su profundidad y dignidad o, si cabe, una profundizacin mayor en lacondicin humana que permita el reconocimiento por el ser humano de la realidad deDios que, por ser la ms absoluta Trascendencia, resulta, en definitiva, su centro ms

    profundo, su raz y el autntico fundamento de su dignidad y de su subjetividad.

    3. La observacin de las nuevas formas de religiosidad muestra cmo el modelo de

    religin al que se oponen y vienen a sustituir es el de una religin organizadaen torno auna fuerte institucin, bajo el modelo de gran Iglesia, a la que se pertenece de forma

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    pasiva, que prescribe ideas, creencias, ritos y prcticas morales, basando esaprescripcin en una pretendida posesin de una verdad y una autoridad recibidas deDios de forma inmediata y que hay que ejercer de un modo absoluto.

    Y, no obstante, la historia del cristianismo muestra que, sin renunciar al conjunto de

    mediaciones que posee, l recibe todo su sentido del reconocimiento por el sujeto de laPresencia originante del Misterio en lo ms profundo de su persona. Estereconocimiento se vive, se realiza y se expresa en un conjunto de mediaciones que,teniendo su origen ms all del sujeto, le respetan, no se le imponen como una verdad"producida" al margen del mismo, que no queda ms remedio que acatar.

    4. De hecho las realizaciones ms logradas del cristianismo, las representadas por losmsticos cristianos -hermanos en esto de los msticos de otras tradiciones hancomportado una profunda humanizacinde la experiencia de lo divino, vivido como unimpulso de ser, como fuerza de atraccin grabada en su espritu, que les permite sentir -en palabras de X. Zubiri- "en la raz de su inmanencia una otreidad trascendente, lo ms

    otro que yo, puesto que me haceser, pero que es lo ms mo, porque lo que me hace esprecisamente mi realidad... "(El hombrey Dios, Madrid, 1984, p. 84).

    La vivencia de esa Presencia fundante, raz del hecho de la existencia y del procesodeificante, constituye el ncleo originante de la vida creyente y el centro de laexperiencia mstica. Por eso los msticos han sido los pioneros de la experiencia de lasubjetividad que, llevando a su cima la mxima socrtica "concete a ti mismo", queSan Bernardo calificaba de bajada del cielo, han hecho el descubrimiento de la propiamismidad como habitada por la presencia de una Trascendencia que la origina y ladesborda.

    Baste lo dicho para darnos cuenta de cmo el redescubrimientode la dimensin msticade la vida cristiana puede ayudarnos a vivir la referencia a la Trascendencia absoluta enconsonancia perfecta con el descubrimiento moderno de la subjetividad, sin que suaceptacin represente un peligro de alienacin para el sujeto, su autonoma y su libertad.

    5. Para que este descubrimiento resulte "operativo" deber impulsar transformacionesen la comprensin del conjunto de mediaciones. La ms importante de ellas se refiere ala institucionalizacin de la dimensin eclesial del ser cristiano. La institucionalizacinque han impuesto al cristianismo siglos de convivencia y contaminacin con laorganizacin de la sociedad secular exige una reconversin. Se trata de pasar del modelode Iglesia-sociedad perfecta, con un predominio absoluto de la jerarqua convertida en

    su centro, al modelo de fraternidad, propuesto por el NT, comunidad de hijos del Padrecomn, iguales en dignidad y en derechos; todos activos y corresponsables, dotados dediferentes carismas y destinados a diferentes ministerios, pero puestos todos al serviciodel Reino a travs del servicio a los hermanos y al mundo. Basta "imaginar" la formainstitucional que resultara de esta reconversin para percibir los caminos que abrira anuevas y esperanzadoras formas de encarnacin social y cultural de lo sagrado.

    Para contribuir eficazmente a la conversin personal de los cristianos y a lareconversin de sus instituciones, nada mejor que atender a las necesidades de nuestrotiempo interpretadas como llamadas del Espritu a las Iglesias.

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    Necesidades actuales que reclaman la respuesta del cristianismo del futuro

    1.El reto de la injusticia y su repercusin sobre el cristianismo. El hecho del "eclipsede Dios" que padece nuestro mundo tiene otra de sus causas en las hecatombes de lahumanidad en nuestro siglo. De ah que, de forma paradigmtica, se haya proclamado la

    enorme dificultad de hablar de Dios despus de Auschwitz. Hoy sabemos que estenombre puede ser sustituido por una larga serie de otros nombres igualmenteterrorficos. Cmo hablar de Dios desde Ayacucho? -se pregunta, por ej., GustavoGutirrez-. Lo horrible sigue teniendo un nombre que reviste mil formas concretas endiferentes partes del mundo cada ao. Es la injusticia masiva que genera procesos cadavez ms amplios de exclusin de pueblos que han pasado a ser poblaciones que nocuentan para nada, que estn sencillamente de ms.

    La injusticia, con sus secuelas de desigualdad, pobreza, marginacin y exclusin, es elproblema ms grave de la humanidad en nuestros das y todo hace prever que seguirsindolo durante mucho tiempo. Lo es no slo por la magnitud de sus proporciones,

    sino tambin por la gravedad tica que encierra y por las consecuencias imprevisiblespara la supervivencia misma de la humanidad. Pero hoy estamos descubriendo laimplicacin de la religin en este problema. Pues nada oculta tanto a Dios como estainjusticia a escala mundial y la catstrofe humana que supone. Cmo hablar de Dioscuando se produce una injusticia que relega al pueblo al que se pertenece a la condicinde "excedente humano"? Cmo creer en l cuando uno -o el sistema del que forma

    parte- se siente cmplice de esta situacin?

    Una situacin de injusticia como la que vivimos afecta, de la forma ms directa, a laimagen de Dios de los que decimos seguir creyendo en l. Porque un Dios que callaraante la injusticia masiva, habra dejado de ser Dios, porque se hara cmplice de nuestra

    injusticia. Por supuesto, no tendra nada que ver con el Dios del AT, que "escucha elclamor de su pueblo", que liga su causa y su derecho a la causa y al derecho de lospobres. No tendra nada que ver con el Dios de Jesucristo que ha hecho de loshermanos, y en especial de los pobres, el sacramento por excelencia de su presencia, ellugar priviligiado del encuentro con l: "porque tuve hambre... tuve sed..." (Mt 25,35).

    2. Este problema crucial de nuestro tiempo est exigiendo del cristianismo actual elredescubrimiento de rasgos de su identidad que una realizacin distorsionada haballevado a muchos cristianos a ignorar y que tendr que reincorporar, si quiere seguirteniendo futuro y si quiere seguir conduciendo a los humanos hacia el futuro de Dios. El

    problema de la injusticia mundial, interpretado a la luz de la fe como signo de los

    tiempos que desenmascara nuestra falsa imagen de Dios y nos urge a su purificacinms radical, exige del cristianismo actual -junto a la dimensin mstica- que recupere lacapacidad humanizadora, la dimensin tica, el lado prctico y "poltico" que le esconsustancial. Porque, si es verdad que "quien no ama no conoce a Dios" (I Jn 4,8), lasituacin de injusticia exige de los cristianos que se conviertan en un "grupo profticode choque" (Maritain) que, con su forma de vida y con las opciones que toma, luchacontra la injusticia y colabora con las mujeres y hombres en la promocin de todas lascausas justas: la transformacin de la propia vida en el sentido de la solidaridad y latransformacin de las estructuras sociales hasta ponerlas al servicio de todos los sereshumanos, en especial de los excluidos por el sistema imperante.

    Estas reflexiones nos permiten concluir que el futuro del cristianismo est ligado alcompromiso de los cristianos y de las instituciones cristianas por la justicia, porque la

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    experiencia de Dios, que es el eje de la vida cristiana, est inseparablemente ligada a laexperiencia efectiva del amor al prjimo.

    Pluricentrismo cultural y religioso y futuro del cristianismo

    El pluralismo de la sociedad moderna, tanto desde el punto de vista racial y culturalcomo del religioso, ha adquirido ltimamente dos rasgos caractersticos: el acceso a laconciencia planetaria y el valor de las identidades culturales. Gracias a los flujosmigratorios y a los intercambios de todo tipo, las sociedades avanzadas estn resultando

    plurirraciales, pluriculturales y plurirreligiosas. Adems, los humanos nos reconocemoshabitantes del mismo planeta, viajeros, como quien dice, de la misma nave espacial yenfrentados con los mismos problemas que, slo si se los gestiona globalmente, se

    podrn solucionar.

    El pluricentrismo va a comportar transformaciones importantes en las religiones

    tradicionales que no siempre estamos suficientemente preparados ni para percibir nipara afrontar. Algunas son ya perceptibles.

    1. En mayor o menor medida todas las religiones universales se plantearon en la pocapremoderna la relacin con los pueblos ajenos a la propia religin y cultura en trminosexclusivistas. Para ellas, la salvacin pasaba por la propia religin. De ah la misin,orientada a convertir a los extraos en miembros de la propia religin.

    Tras la aparicin del pluralismo, las religiones, en general, han sustituido elexclusivismo por la postura inclusivista: los miembros de otras religiones representarancaminos preparatorios que deberan conducir a la aceptacin de la salvacin contenida

    en el propio sistema religioso y en el que encontraran plenamente desarrollados losvalores slo germinalmente incluidos en su religiosidad.

    En el clima de comprensin y dilogo interreligioso que ha introducido la actualsituacin de pluricentrismo resulta ms difcil mantener las posturas tanto exclusistascomo inclusivistas.Aun al margen de las problemticas orientaciones de la llamadateologa pluralista de las religiones, pueden predecirse cambios importantes en lacomprensin de la pretensin de universalidad de las religiones y del sentido de lamisin. Las conclusiones de las ciencias de las religiones y las evidencias que impone laactual situacin socio-cultural ayudan a vislumbrar esos cambios. No es posible atribuircarcter universal y absoluto al cuerpo de mediaciones -por definicin histrica y

    culturalmente condicionadas- que constituye cada religin. Por consiguiente, launiversalidad no puede plantearse en el nivel de las mediaciones, sino slo en el de larealidad Trascendente, a la que el sujeto religioso tiende a travs de ellas.

    2. Si no existen ms que religiones histrica y culturalmente mediadas y la mediacines, por definicin, relativa, en la medida en que toda religin quiere ser fiel al Misteriohacia el que orienta a los sujetos religiosos, se introduce en ella el germen de la propiarelativizacin, que permite a cada religin apreciar a las dems como otras tantasaperturas, histricamente condicionadas y relativas como ella misma, hacia el mismohorizonte de Trascendencia inasequible para todas, pero por eso mismo, unificadorescatolgico de todas.

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    Desde esta nueva comprensin de la universalidad, ser posible redefinir la misin, sinrenunciar al testimonio de la propia fe, pero sin necesidad de orientarla hacia laconversin de los otros a la propia confesin.

    Es difcil precisar las repercusiones que la nueva situacin de pluricentrismo va a

    ejercer sobre el cristianismo del futuro. Pero no parece aventurado augurar que elcamino de comprensin y dilogo con las religiones abierto por el Vaticano II yproseguido por gestos profticos de Juan Pablo II se prolongar en encuentros cada vezms profundos que permitan hablar de un cristianismo ecumnico en el interior de unecumenismo religioso que incluye a todas las religiones de la tierra.

    Conclusin

    El mundo religioso -al menos en los pases occidentales- est sometido a una radical

    transformacin y no es posible todava trazar un mapa preciso de las formas hacia lasque caminamos ni del camino que nos conducir a ellas. Esta situacin constituye elreto fundamental para los cristianos que tratan de hacerse cargo razonablemente de lasllamadas del Espritu a las Iglesias y de las respuestas que el cristianismo ha de darresponsablemente a ellas.

    Hoy parece afianzarse en la Iglesia una tendencia a declarar, por decreto, zanjadas lascuestiones ms discutidas, muchas de ellas, adems, enteramente discutibles. Empeointil. No pueden ponerse puertas al campo. La respuesta del cristianismo tiene quediscurrir por otros caminos. Me atrevo a sealar algunos: poner a contribucin todos lossaberes sobre el ser humano, la sociedad y la cultura, todas las ciencias de la religin,

    para hacer luz sobre una situacin tan compleja y tan incierta como la que hemosdescrito; dejarse iluminar por las situaciones, no menos crticas, por las que ha pasado elpueblo de Dios, y por las respuestas que los profetas, los mejores creyentes de todos lostiempos, fueron adivinando; escuchar e interpretar la Palabra que Dios dirige

    permanentemente a la Iglesia desde la docilidad del Espritu que la anima y con todoslos recursos que nos proporciona una sana hermenutica; atender a los problemas denuestro tiempo y a las necesidades de nuestro mundo como a otros tantos signos de lostiempos en los que resuena la llamada de Dios y se difracta la luz de su revelacin paranosotros; y, finalmente, movilizar todos los recursos que nos proporciona la razn, laimaginacin y la generosidad para, en dilogo y colaboracin con todos nuestroscontemporneos, hacer presente el Evangelio y promover la construccin del Reino de

    Dios y la mejora de la situacin de la humanidad.

    Notas:1Sobre el tema de los nuevos movimientos religiosos ST public en el n 126 (1993) un

    bloque de cinco artculos y acaba de publicar (n 149, 1999) otro de tres artculos (Notade la Redaccin).

    Condens: MRIUS SALA