Mg. Julio Cesar HUERTAS RODRÍGUEZ · 3.1.2 El desarrollo como productividad con equidad. ......
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Privada Norbert Wiener. 2016
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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ÍNDICE
UNIDAD I: ASPECTOS CONCEPTUALES DE LA GOBERNABILIDAD,
LOS COMPONENTES DE LA GOBERNABILIDAD Y LOS GRADOS DE GOBERNABILIDAD ......................................................................... 6
Resumen ......................................................................................... 6
1.1. Aspectos Conceptuales de la Gobernabilidad (). .......................... 7
1.2. Los Componentes de la Gobernabilidad ...................................... 9
1.3. Los Grados De Gobernabilidad ................................................ 16
1.4. Glosario ............................................................................... 26
1.5. Fuentes de Información ......................................................... 27
1.6. Aplicando lo Aprendido… ........................................................ 28
UNIDAD II: GOBERNABILIDAD Y DEMOCRACIA ........................... 29
Resumen ........................................................................................ 29
2.1. Relaciones de la Gobernabilidad y la Democracia ....................... 30
2.2. Indicadores de la Gobernabilidad............................................. 48
2.3. Glosario ............................................................................... 58
2.4. Fuentes de Información ......................................................... 60
2.5. Aplicando lo aprendido… ........................................................ 61
UNIDAD III: EL DESARROLLO HUMANO ....................................... 62
Resumen ........................................................................................ 62
3.1. Visiones del Desarrollo ........................................................... 63
3.1.1 Visión del Desarrollo como Productividad ................................ 63
3.1.2 El desarrollo como productividad con equidad. ........................ 69
3.1.3 Visión del Desarrollo Con las Necesidades Básicas ................... 71
3.1.4 La Teoría del Desarrollo Humano: La Propuesta de Amartya
Sen ................................................................................... 73
3.2. Conclusión. (Iguiñiz) .............................................................. 75
3.3. Glosario ............................................................................... 78
3.4. Fuentes de Información ......................................................... 79
3.5. Aplicando lo aprendido… ........................................................ 80
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UNIDAD IV: ÍNDICE DE DESARROLLO HUMANO ........................... 81
Resumen ........................................................................................ 81
4.1. Índice de Desarrollo Humano .................................................. 82
4.1.1. El Perú en el mundo ............................................................................... 82
4.1.2. El IDH mundial .......................................................................................... 83
4.1.3. El IDH en América Latina y el Caribe ............................................... 87
4.1.4. El IDH en el Perú. .................................................................................... 89
4.2. Glosario ............................................................................. 118
4.3. Fuentes de Información ....................................................... 119
4.4. Aplicando lo aprendido… ...................................................... 120
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UNIDAD I
ASPECTOS CONCEPTUALES DE LA GOBERNABILIDAD,
LOS COMPONENTES DE LA GOBERNABILIDAD Y LOS
GRADOS DE GOBERNABILIDAD
Resumen
La presente unidad muestra los aspectos conceptuales de la Gobernabilidad,
como variable importante de la coyuntura política del país. Así mismo se
trata sobre los componentes de la gobernabilidad que van a permitir
establecer el nivel de gobernabilidad que existe en una sociedad. En esta
Unidad también se ve los grados de gobernabilidad, que permiten
determinar los diferentes matices que existen dentro de un espectro de
gobernabilidad “ideal” y la ingobernabilidad.
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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1.1. Aspectos Conceptuales de la Gobernabilidad (1).
No deja de ser curioso que el término gobernabilidad, que hasta hace
algunos años sólo aparecía en tratados académicos especializados, se haya
vuelto hoy casi una palabra de uso común. En la actualidad, los estudiosos
de la política, los dirigentes políticos y sociales, los funcionarios
gubernamentales y los medios masivos de comunicación hablan
cotidianamente de los problemas de gobernabilidad en las sociedades
contemporáneas.
Por cierto, que en estos días exista una creciente preocupación por la
gobernabilidad de las democracias no es un dato menor, ni gratuito. Según
se sabe, el tema comenzó a ser preocupación de los políticos y estudiosos
de los países centrales desde mediados de los años setenta, coincidiendo
con la crisis de las economías desarrolladas, la emergencia de nuevos
movimientos sociales y el agotamiento del llamado "Estado de Bienestar".
En América Latina, por su parte, la discusión regional sobre las cuestiones
de gobernabilidad estuvo enmarcada por tres complejos procesos que
comenzaron a desarrollarse durante la década de los ochenta: el proceso de
crisis; ajuste y reestructuración económicas; el agotamiento del modelo del
Estado interventor y su consiguiente redefinición en términos de la Reforma
del Estado; y el cambiante rumbo de las transiciones y consolidaciones
democráticas.
Pero el debate latinoamericano no se produjo en un vacío político o social,
sino que, por el contrario, se vio animado por algunas experiencias
particularmente traumáticas que atravesaron las jóvenes democracias del
subcontinente. Cuatro ejemplos recientes ilustran algunos problemas típicos
de gobernabilidad que han preocupado a los estudiosos de la cuestión.
En primer lugar, tenemos el caso del ineficaz manejo gubernamental de la
economía argentina, enmarcado por la difícil vinculación entre radicales y
peronistas a partir de las elecciones de 1987, que desembocó en la debacle
hiperinflacionaria de mediados de 1989, con sus secuelas de crisis y
protesta social, asalto a comercios y violencia callejera.
Un segundo ejemplo, cercano al anterior y que se ha venido reiterando con
diferente intensidad en varias sociedades latinoamericanas, es el del
llamado "caracazo" de 1989, cuando numerosos contingentes de pobres
urbanos, habitantes de la periferia de la capital venezolana, protagonizaron
episodios de violencia social en protesta por largos rezagos y desoídos
1 Tomado de Alberto Camou
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reclamos de trabajo, seguridad y servicios sociales mínimos. Este
movimiento, ocurrido en medio de una situación económica de difícil
manejo, fue hábilmente utilizado por sectores antidemocráticos del ejército
venezolano, que posteriormente encabezarían intentos de golpe militar
contra el gobierno del entonces presidente Carlos Andrés Pérez.
Un tercer ejemplo, encuadrado también en una muy compleja situación
económica pero agravado por la violencia guerrillera de Sendero Luminoso y
otras fuerzas sediciosas, fue el de Perú; en este caso, desde fines de 1991 y
principios de 1992, la tensión entre el poder ejecutivo, a cargo del líder de
Cambio '90, Alberto Fujimori, y el Parlamento, dominado por los partidos de
oposición, desembocó, el 4 de abril de 1992, en una acción en la que el
presidente Fujimori, con apoyo de las Fuerzas Armadas, disolvió el
Congreso.
Finalmente, un cuarto ejemplo de situaciones de ingobernabilidad nos lo
proporcionan los casos de derrocamiento de los presidentes constitucionales
de Brasil, Fernando Collor de Melo (septiembre de 1992), y de Venezuela, el
ya citado Carlos Andrés Pérez (mayo de 1993), quienes fueron separados
de sus cargos en medio de denuncias generalizadas de corrupción y tráfico
de influencias, las cuales acabaron minando la legitimidad de su poder
político.
De este modo, el manejo ineficaz de los asuntos económicos, la incapacidad
o la desatención para responder a elementales necesidades sociales, las
tensiones institucionales en el interior de los poderes de la democracia, la
irrupción de la violencia (ya sea social y desorganizada, con base en
estructurados movimientos rebeldes, o animada por los poderes invisibles
del crimen organizado), y la erosión de la legitimidad democrática, debida a
episodios reiterados y manifiestos de corrupción política y enriquecimiento
ilícito de funcionarios gubernamentales, han sido algunos factores típicos
que provocaron situaciones de "ingobernabilidad" en los países
latinoamericanos durante los últimos años.
No obstante la creciente importancia de los problemas de gobernabilidad en
la región, los perfiles del debate político y académico siguen siendo todavía
borrosos, y es habitual que gobierno y oposición, o que analistas políticos
con diferentes simpatías ideológicas, hagan un uso discrecional del término.
No en vano, un dedicado estudioso de este tema ha reconocido que,
"marcado por implicaciones pesimistas (crisis de gobernabilidad) y a
menudo conservadoras, el término se presta a múltiples interpretaciones";
por tal razón, agrega, "no es tarea fácil extraer de la literatura
especializada, vasta pero poco sistematizada, amplia pero a menudo
confusa, hipótesis claramente planteadas".
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Un elemento que ayuda a explicar la ausencia de un análisis sistemático de
los problemas de la gobernabilidad democrática lo constituye,
paradójicamente, el encandilamiento" con el tema de la democracia. En
efecto, más interesados en estudiar como 'salir" de los gobiernos
autoritarios, los especialistas atendieron poco el examen de las condiciones
para un gobierno eficaz con fundamento democrático.
Tal vez el haberse ocupado con énfasis comprensible de las cuestiones
referidas a las "formas de gobierno", llevó en muchos casos,
insensiblemente, a dejar de lado los asuntos relativos al ejercicio del poder
y al "grado" de gobierno, aspectos cruciales para la existencia del orden
político. Asimismo, el hecho de que esta última cuestión haya sido un
patrimonio casi exclusivo del pe nsamiento conservador, y bandera
legitimadora de gobiernos abiertamente autoritarios, tampoco contribuyó a
otorgarle al tema un estatuto atractivo en la agenda de las ciencias sociales
latinoamericanas.
Hoy en día, la balanza se está acercando a un saludable punto de
equilibrio, donde estabilidad y cambio, libertad y orden, expansión de la
participación política y eficacia en la toma de decisiones, obligaciones
gubernamentales y responsabilidad ciudadana, entre otros factores, no
son vistos como términos excluyentes, sino como elementos que deben
ser conjugados en justa medida.
En este sentido, en la actualidad goza de amplio consenso la idea de que un
problema fundamental que ha aquejado a América Latina ha sido el de
construir un orden político que concebimos como un orden democrático a la
vez legítimo y eficaz. Sin entrar en mayores detalles, podríamos decir que
este viejo problema es abordado hoy bajo una fórmula compleja pero
llamativamente imprecisa: la de la ecuación que combina gobernabilidad y
democracia.
1.2. Los Componentes de la Gobernabilidad
Una definición de diccionario nos diría que gobernabilidad significa,
literalmente, "calidad, estado o propiedad de ser gobernable"; gobernable
significa, sin más, "capaz de ser gobernado"; mientras que su opuesto,
ingobernable, designaría aquello que es "incapaz de ser gobernado".
Naturalmente, la gobernabilidad (o ingobernabilidad) no ha de ser pensada
como una dimensión absoluta de cualquiera de los dos términos de lo que
podemos llamar la "relación de gobierno" (es decir, la relación entre
gobernantes y gobernados), sino como una dimensión específica de esa
relación.
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En otras palabras, no es un Estado o gobierno lo que permite, por sí mismo,
gobernar a una sociedad, ni tampoco es la sociedad en sí misma gobernable
o ingobernable; más bien, es la relación compleja entre ambos
términos lo que nos permite hablar de las condiciones de
gobernabilidad.
El asunto no sólo tiene importancia teórica, sino que también adquiere
relevancia práctica: la responsabilidad por mantener condiciones adecuadas
de gobernabilidad no es una cuestión que recae, de manera unilateral, en el
gobierno o en la sociedad. De este modo, gobierno y oposición, partidos y
organizaciones ciudadanas han de comprometerse de manera conjunta a la
hora de mantener un nivel aceptable de gobernabilidad.
Pero esta aproximación inicial no termina de despejar los problemas
conceptuales que rodean al tema. En principio, si a la luz de las elementales
distinciones hechas más arriba examinamos algunas definiciones de
'gobernabilidad', tal como éstas han circulado en los últimos años en
América Latina, encontraremos que algunos autores hacen énfasis en
ciertos elementos que acercan su definición a una propiedad, una cualidad,
o un estado de la relación de gobierno.
Así, por ejemplo, Juan Rial entiende la gobernabilidad como la "capacidad
de las instituciones y movimientos de avanzar hacia objetivos definidos de
acuerdo con su propia actividad y de movilizar con... coherencia las
energías de sus integrantes para proseguir esas metas previamente
definidas. Lo contrario, la incapacidad para obtener ese... 'encuadramiento'
llevaría a la ingobernabilidad". En este caso, la gobernabilidad aparece
como una propiedad específica de los gobiernos y los actores sociopolíticos
relevantes: la eficacia (efectividad o eficiencia) para llevar adelante sus
metas y "encuadrar" a los gobernados.
En cambio, Angel Flisfisch nos dice: "se entenderá que la gobernabilidad
está referida a la calidad del desempeño gubernamental a través del tiempo
ya sea que se trate de un gobierno o administración, o de varios sucesivos,
considerando principalmente las dimensiones de la 'oportunidad', la
'efectividad', la 'aceptación social', la 'eficiencia' y la 'coherencia' de sus
decisiones".
En el mismo sentido se expresan Xabier Arbós y Salvador Giner, aunque
limitando un poco más el sentido de la expresión, cuando señalan que la
gobernabilidad es la "cualidad propia de una comunidad política según la
cual sus instituciones de gobierno actúan eficazmente dentro de su espacio
de un modo considerado legítimo por la ciudadanía, permitiendo así el libre
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ejercicio de la voluntad política del poder ejecutivo mediante la obediencia
cívica del pueblo" .
Por último, nos encontramos con la más conocida de las referencias a la
problemática de la gobernabilidad debida a los autores del Reporte
Trilateral, y que pasa por ser el esquema interpretativo básico de la
cuestión. Para los autores trilaterales, la crisis de gobernabilidad consiste en
un estado de desequilibrio, o de desfase, entre el mayor volumen de las
demandas sociales ("sobrecarga") y las menguadas capacidades de
respuesta de los gobiernos democráticos. Así, se adelanta en la
Introducción del famoso Reporte, "el dilema central de la gobernabilidad de
la democracia" es que "las demandas sobre el gobierno democrático crecen,
mientras que la capacidad del gobierno democrático se estanca".
De acuerdo con estas definiciones, y más allá de que algunos autores
presten especial atención a un elemento por sobre otro, es claro que
"eficacia", "legitimidad" y "estabilidad" en el ejercicio del poder político
aparecen como componentes básicos de la gobernabilidad.
En todo caso, las diferencias conceptuales apuntadas se deben a la
combinación de diversas tradiciones teóricas y valorativas que ponen de
manifiesto un aspecto digno de ser destacado: al igual que la idea de
democracia, la noción de gobernabilidad "tiene no solamente una función
denotativa o descriptiva, sino también una función persuasiva y normativa",
en la medida en que el debate sobre la misma "está especialmente abierto
a, y depende de, la tensión entre hechos y valores.
En efecto, desde sus comienzos en la reflexión filosófica de la Grecia clásica
hasta la actualidad, el pensamiento político se ha movido entre dos
concepciones opuestas que en cada caso han dado lugar a dos
constelaciones distintas de ideas. Una de esas concepciones, ligada a la
esfera de la ética, ha centrado sus preocupaciones en la formulación del
modelo de un "buen gobierno"; la otra, en cambio, ha considerado la
política desde el exclusivo ángulo de la peculiaridad de su acción,
presentándola como un sistema de ejercicio del poder.
En tal sentido, cada una de estas tradiciones representa la primacía de una
valoración básica distinta y contrapuesta a la otra: "la primera tiene
como guía... la noción de justicia; la segunda la noción de eficacia".
Veremos a continuación cómo cada una de estas tradiciones aporta
elementos que deben ser tenidos en cuenta en todo análisis amplio de los
problemas de gobernabilidad.
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a. Gobernabilidad y eficacia: la tradición de la "razón de Estado"
Esta primera corriente pone énfasis en la dimensión de la
eficacia/eficiencia en el ejercicio del poder político, y por ende de la
gestión gubernamental, como clave de la gobernabilidad de un sistema
social. Para esta versión, la gobernabilidad es una propiedad de los
sistemas políticos, definida por su capacidad para alcanzar objetivos
prefijados al menor costo posible.
Dejando de lado la cuestión acerca de la definición y eventual medición
de esos "costos", es claro que todo sistema tiende a asegurar su propia
supervivencia y a reforzar su capacidad operativa. En este sentido, el
concepto de gobernabilidad como eficacia/eficiencia se asemeja a la
noción de "razón de Estado", con la que principia la reflexión científica
moderna sobre la política a partir de la obra de Maquiavelo.
Como es sabido, la tradición abierta por el pensador florentino descarga a
la acción política del requisito de congruencia moral entre medios y fines,
reemplazándolo por un criterio de eficacia instrumental dictado por la
necesidad de mantener el poder. En un línea semejante, que se continúa
en las reflexiones del llamado "realismo político", el problema central de
la política pasa por el ejercicio eficaz/eficiente del poder, es decir, por el
mantenimiento adecuado del "grado de gobierno" sobre una sociedad.
En este sentido, podríamos trazar un paralelo esclarecedor entre
gobernabilidad -entendida como grado de gobierno eficaz- y la conocida
noción weberiana de 'dominación'. De este modo, si el grado de gobierno
hace referencia a "la probabilidad de encontrar obediencia a un mandato
de determinado contenido entre personas", diremos que a mayor
probabilidad de encontrar cumplimiento (o al menos aceptación
social) a una decisión política, tendríamos mayor grado de
gobierno, y por tanto, mayor gobernabilidad.
Claro que esta concepción debe quedar a cubierto de dos gruesas
simplificaciones. En primer lugar, el ejercicio eficiente del poder no
excluye, sino que incorpora la dimensión del consenso como insumo del
proceso de toma de decisiones e implementación de políticas.
En segundo término, el concepto de poder implicado en estas reflexiones
no viene definido en términos de una causalidad lineal y mecánica. Por el
contrario, en las sociedades complejas, donde aumenta el número y la
variedad de los subsistemas sociales, ningún actor es capaz de disponer
libremente de "todo" su poder; más bien, los distintos actores sociales,
políticos y económicos poseen una "porción" de poder que ejercen
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estableciendo vetos cruzados sobre las decisiones de los otros actores y,
por lo tanto, cada actor debe tener en cuenta el conjunto de expectativas
y estrategias de los otros al momento de la toma de decisiones.
b. Gobernabilidad y legitimidad: la tradición del "buen gobierno".
Desde una perspectiva distinta, las condiciones de gobernabilidad se han
vinculado a una más lejana tradición del pensamiento político: la
tradición de la justicia y de la legitimidad de un ordenamiento político-
social, la tradición del respeto a los derechos humanos y de la obligación
gubernamental de proveer el bienestar general, en suma, la tradición del
"buen gobierno".
De acuerdo con esto, en la línea del pensamiento político que va de
Platón a Aristóteles y continúa incuestionada hasta antes de Maquiavelo,
la nota dominante viene dada por la preocupación de desentrañar las
condiciones del Estado justo y establecer la mejor forma de gobierno. Al
decir de Aristóteles, "nuestro propósito es el de considerar cuál es la
forma de asociación política que puede ser, entre todas, la mejor para
quienes sean capaces de vivir lo más posible conforme a sus ideas de
vida".
Esta preocupación por la constitución del buen gobierno es retomada en
la edad moderna por la obra de Jean Bodino, quien una generación
después de Maquiavelo define a la república como "el recto gobierno de
varias familias, y de lo que les es común, con poder soberano".Al hacer
énfasis en la noción de "recto gobierno", Bodino se ubica en el plano de la
legitimidad, en el sentido de que el gobierno ha de actuar conforme a
ciertos valores morales de razón, justicia y orden, encontrando su fin
último y su justificación en la realización de esos valores.
Posteriormente, con base en el principio de que "el gobierno es para los
individuos y no los individuos para el gobierno", el filósofo británico John
Locke defendió la doctrina según la cual el poder gubernamental sólo
puede justificarse en la medida que sirva a la más plena
realización de los derechos individuales. Para el padre del liberalismo
moderno, el fin del gobierno es el de "conseguir la paz, la seguridad y el
bien de la población", y para ello el Estado deberá gobernar mediante
leyes fijas y establecidas, y no mediante decretos discrecionales; deberá
establecer jueces rectos e imparciales; y utilizará la fuerza para ejecutar
las leyes, y no para sostener decisiones arbitrarias.
Quienes se nutren de esta tradición y ven la gobernabilidad desde el
ángulo del "buen gobierno", destacan la conexión necesaria entre
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legitimidad y ejercicio del poder, concentrando su atención en el
problema de la calidad de la acción gubernamental. En esta línea de
pensamiento, sin ignorar la necesidad de garantizar las estructuras
básicas de la reproducción de la esfera económica, se ha puesto énfasis
en las amenazas a la gobernabilidad provenientes de la exclusión, los
rezagos sociales y la imposibilidad -por parte de vastos sectores de la
población- de acceder a una vida digna. Bajo esta perspectiva, la
gobernabilidad debería recoger, elaborar y agregar en la acción
gubernamental la demanda de la sociedad civil haciéndola valer como
criterio de utilidad colectiva.
c. Gobernabilidad y estabilidad.
Junto a estas dos vertientes, podríamos hablar de una tercera corriente
que tiene la peculiaridad de ubicarse en un plano intermedio, en una
zona de confluencia entre las dos anteriores, y que ha puesto su atención
en el antiguo problema del orden político, que en términos propios de la
ciencia política contemporánea toma la forma de la cuestión de la
"estabilidad".
En tal sentido, un sistema será más gobernable en la medida en
que posea mayor capacidad de adaptación y mayor flexibilidad
institucional respecto de los cambios de su entorno nacional e
internacional, económico, social y político. De acuerdo con una
definición aceptada, podemos entender por estabilidad política la
previsible capacidad del sistema para durar en el tiempo.
No obstante, esta caracterización de la estabilidad debe ser distinguida
de cualquier referencia a la inmovilidad o el estancamiento; de este
modo, para que un sistema sea estable señala Leonardo Monino "debe
ser capaz de cambiar adaptándose a los desafíos que provienen del
ambiente" puesto que sólo "una continua adaptación a la realidad
siempre cambiante permite a un sistema sobrevivir".
Como se sabe, la preocupación por el orden y la estabilidad acompañan
la reflexión política desde sus comienzos, en la antigüedad clásica. Al
glosar un diálogo de Herodoto (Historias, Libro III, parág. 80-82) sobre
las virtudes y defectos de las distintas formas de gobierno, Norberto
Bobbio señala que debe tenerse en cuenta la capacidad de una forma de
gobierno para "asegurar la estabilidad del poder". En tal sentido, destaca
el filósofo italiano:
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Con base en las consideraciones anteriores podemos presentar ahora una
definición amplia de gobernabilidad, capaz de integrar los tres
componentes básicos a que hicimos referencia. De acuerdo con esto,
entenderemos por gobernabilidad un estado de equilibrio dinámico
entre demandas sociales y capacidad de respuesta
gubernamental. Esta definición, aun en su brevedad, nos permite
articular los principios de eficacia, legitimidad y estabilidad presentes en
los distintos análisis del tema de la gobernabilidad.
Asimismo, permite ubicar a la gobernabilidad en el plano de la relación
entre el sistema político y la sociedad, evitando cargar a uno solo de los
términos de la relación de gobierno la responsabilidad de mantener
adecuadas condiciones de gobernabilidad.
A diferencia de aquellos autores que ponen énfasis, de manera unilateral,
en las dimensiones de eficacia/eficiencia gubernamental, nosotros
destacamos la importancia de los componentes consensuales
(legitimidad) que requiere el funcionamiento adecuado de todo sistema
político.
Por otra parte, sin olvidar la dimensión de las demandas sociales
satisfechas, y con ello el componente de "legitimidad" que debe tener
todo sistema político para producir la gobernabilidad de la sociedad,
incorporamos también el necesario balance que supone considerar los
requisitos de eficacia/eficiencia en la toma de decisiones. Ambos
elementos, conjugados con la capacidad de adaptación a los cambios del
entorno por parte de los sistemas políticos (estabilidad), nos ofrecen una
caracterización amplia de la cuestión.
De este modo, eficacia gubernamental y legitimidad social se combinarían
positivamente en un “círculo virtuoso" de gobernabilidad, garantizando la
estabilidad de los sistemas políticos; mientras que la ineficacia
gubernamental para el tratamiento de los problemas sociales y la erosión
de la legitimidad política generarían, por el contrario, un "círculo vicioso"
que puede desembocar en situaciones inestables o de franca
ingobernabilidad.
... no carece de importancia que nos encontremos desde el inicio con este
tema de la estabilidad', porque... la capacidad de una constitución de durar, de
no corromperse fácilmente, de no degradarse, de no convertirse en una
constitución opuesta, es uno de los más importantes -sino el principal- criterio
que se emplea para distinguir las constituciones buenas de las malas.
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1.3. Los Grados De Gobernabilidad
Es de lamentar que nos hayamos acostumbrado a pensar con demasiada
frecuencia los factores de la gobernabilidad en términos dicotómicos y en
extremo polarizados. Esto lleva a algunos analistas y dirigentes políticos a
identificar la gobernabilidad con una especie de "gobierno perfecto", al que
se le pueden dirigir todo tipo de reclamos sin considerar los recursos o la
factibilidad de las demandas; por otra parte, al primer asomo de dificultades
o ante la emergencia de conflictos, no faltan voces alarmistas que hablan de
"ingobernabilidad", generando en la opinión pública un estado de
desasosiego en el que se combinan oscuras imágenes de caos social y
desorden intratable.
Por tal razón es conveniente hacer uso de esos conceptos de una manera
algo más matizada y flexible, para evitar caer en la gruesa dicotomía
blanco/negro de gobernabilidad e ingobernabilidad. En este sentido, es
importante destacar que la determinación del "nivel" de equilibrio o
discrepancia entre demandas sociales y respuestas gubernamentales no es
una cuestión abstracta o ahistórica, ni tampoco hay un nivel "absoluto",
válido para todas las sociedades y fijado de una vez y para siempre, que
nos autorice a hablar de la existencia o ausencia de gobernabilidad. Más
bien, todas las sociedades son en alguna medida gobernables, y todas las
sociedades tienen, del mismo modo, problemas de gobernabilidad en mayor
o menor grado.
El hecho de que no podamos hablar de un nivel "absoluto" de
gobernabilidad (o de ingobernabilidad) depende de dos factores claves. Por
un lado, el nivel de equilibrio (o de discrepancia) entre demandas sociales y
respuestas gubernamentales no puede ser separado de la percepción, los
valores o las creencias que tengan los ciudadanos en torno a determinada
situación social, económica o política.
Por otra parte, esa situación será calificada como aceptable o inaceptable
por parte de actores con algún grado relevante de organización, y por
tanto, con posibilidades de hacer un uso eficaz de su capacidad para
"amenazar" la relación de gobierno. De este modo, la percepción social y la
organización de los diferentes actores son elementos relativos a una
sociedad concreta, y están configurados por un patrón histórico de
vinculación entre gobernantes y gobernados, entre gobierno y sociedad,
entre Estado y sociedad.
De acuerdo con esto, una comunidad política va conformando, bajo
coordenadas históricas concretas, un patrón político "normal" donde se
articula un conjunto de demandas usuales y esperadas, un conjunto de
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respuestas usuales y esperables, y una serie de principios de orientación
(ideas, valores, creencias) y de mecanismos de resolución de esas
demandas, organizados en ámbitos políticos 5 específicos (reglas, prácticas,
políticas públicas específicas, etc.)
Esto implica, en última instancia, la presencia de un nivel de discrepancias
entre ambos factores. Tal nivel puede permanecer inalterado durante cierto
tiempo y ser aceptado por sus actores como tal. Lo anterior significa que
diferentes sociedades pueden convivir, por ejemplo, con distintos
niveles de inflación, desigualdad social o competencia política.
Por cierto, la naturaleza de esas discrepancias es dinámica; en general,
quedan siempre demandas sin resolver mediante respuestas usuales, que
se transforman en conflictos tolerados. Pero en circunstancias especiales
comienza a percibirse que las respuestas habituales del modelo de
gobernabilidad vigente han dejado de ser adecuadas. En este punto, en el
que proliferan "anomalías" sociales, económicas o políticas, se abre una
"crisis de gobernabilidad" que sólo será posible superar mediante una nueva
formulación del modelo de relaciones entre Estado y sociedad.
Con base en estas consideraciones convendrá distinguir un conjunto de
situaciones políticas ubicadas' en un espectro continuo de "grados de
gobernabilidad". Los puntos extremos constituyen conceptos "limite" que se
refieren a situaciones muy raras, e incluso virtualmente inéditas en la
historia política, mientras que el juego de conceptos más útiles para el
análisis se encontrará en los puntos intermedios, en la medida en que
designan situaciones-tipo más o menos habituales.
a. Gobernabilidad "ideal": es un concepto límite que designa el
equilibrio puntual entre demandas sociales y respuestas
gubernamentales (una respuesta adecuada por cada demanda). El
modelo de gobernabilidad ideal tendría como correlato una sociedad sin
conflictos (o con conflictos absolutamente "neutralizados").
b. Gobernabilidad "normal": describe una situación donde las
discrepancias (o diferencias) entre demandas y respuestas se
encuentran en un equilibrio dinámico, esto es, varían dentro de
márgenes tolerados y esperables para los miembros de la comunidad
política. Ciertamente, esto no significa que no haya conflictos,
cuestiones irresueltas e incluso problemas irresolubles; pero el hecho
que importa resaltar es que esas diferencias son aceptadas como tales e
integradas en el marco de la relación de gobierno vigente en una
sociedad.
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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c. Déficit de gobernabilidad: designa un desequilibrio entre el nivel de
las demandas sociales y la capacidad de respuesta gubernamental, que
es percibido como inaceptable por actores políticamente organizados y
que hacen uso eficaz de su capacidad para amenazar la relación de
gobierno en una situación dada. Llamaremos a cada uno de estos
desequilibrios "anomalías", las cuales pueden presentarse en diversas
esferas de la sociedad (economía, política, seguridad ciudadana, etc.).
d. Crisis de gobernabilidad: describe una situación de "proliferación de
anomalías", es decir, una conjunción de desequilibrios inesperados y/o
intolerables entre demandas sociales y respuestas gubernamentales.
e. Ingobernabilidad: es, como el de gobernabilidad ideal, un concepto
"límite" que designa la virtual disolución de la relación de gobierno que
une, por ambos lados, a los miembros de una comunidad política.
Ahora bien, llegados a este punto conviene tratar con mayor detalle
dos situaciones clave, aquellas que podemos identificar como
situaciones de "déficit de gobernabilidad", y las que pueden originar
situaciones de "crisis". En el primer caso, nos interesa conocer algunos
indicadores del "nivel" de equilibrio o de discrepancia entre demandas
sociales y respuestas gubernamentales; en segundo lugar,
examinaremos algunos modelos teóricos que han buscado explicar las
causas de las crisis de gobernabilidad. Veremos ambas cuestiones en
los dos apartados siguientes.
Las luces "rojas" y el déficit de gobernabilidad.
Hay cierto consenso entre los estudiosos de la cuestión en señalar al
menos cuatro áreas donde es posible que surjan problemas de
gobernabilidad. Siguiendo el razonamiento anterior, en cada una de
esas zonas pueden encenderse luces "amarillas" o luces "rojas" (según
el "grado" o la importancia del problema) que nos indicarían la menor o
mayor gravedad de los problemas suscitados. Esas cuatro zonas
corresponden a las áreas comunes de acción de los sistemas políticos,
las cuales pueden ser evaluadas de acuerdo con los siguientes patrones:
- El mantenimiento del orden y de la ley, lo que implica que haya
una reconocida capacidad del gobierno para mantener o restaurar
rápidamente un nivel mínimo de orden; el cumplimiento mínimo de
la legislación y de las políticas gubernamentales y la ejecución de
las órdenes del gobierno.
- La capacidad del gobierno para llevar adelante una gestión eficaz
de la economía.
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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- La capacidad del gobierno para promover el bienestar social y
garantizar servicios sociales mínimamente adecuados.
- El control del orden político y la estabilidad institucional, esto es, la
capacidad del sistema político para incorporar, restringir o
acomodar -de acuerdo con pautas institucionalizadas- a individuos
y grupos que buscan influir en el juego político, con el propósito de
permitir el flujo eficaz en la toma de decisiones.
En el caso de la primera zona es posible encontrar diferentes tipos de
déficit de gobernabilidad. Por un lado, el incumplimiento de la ley en un
número relevante de situaciones nos ofrece un indicador del desfase
entre el marco jurídico vigente y el movimiento real de la sociedad, que
puede ser ilustrado con la proliferación de delitos y la consiguiente
percepción ciudadana de inseguridad pública.
Un tipo diferente de incumplimiento de la ley o de incapacidad de las
dependencias gubernamentales para tratar con ese incumplimiento va
desde diversos episodios de corrupción hasta la vinculación entre las
fuerzas del orden y el crimen organizado. Finalmente, un signo más
elocuente viene dado por la explosión de la protesta social y la violencia
callejera, motivadas por reclamos insatisfechos de vastos sectores de la
población, o bien por la irrupción de organizaciones armadas que
disputan al Estado el monopolio legítimo de la fuerza sobre una parte o
la totalidad del territorio nacional.
Los déficit de gobernabilidad de la segunda zona, la del control de la
economía, suelen estar referidos a dos dimensiones distintas pero
complementarias: por un lado, pueden revelarse en el manejo ineficaz,
por parte del Estado, de equilibrios macroeconómicos básicos (inflación,
tipo de cambio, equilibrio fiscal, balances externos, etc.); por otro,
pueden aludir a una conducción estatal con dificultades para llevar
adelante procesos de reestructuración económica con vistas a generar
niveles adecuados de desarrollo (crecimiento económico, extensión de la
seguridad social, distribución del ingreso, etc.).
La tercera zona, estrechamente vinculada con la anterior, también
incluye dos dimensiones, en las que pueden manifestarse déficit de
gobernabilidad: la de la promoción del bienestar y la igualdad, por un
lado, y la de la elaboración de políticas enfocadas al combate de la
pobreza, por el otro. Usualmente se considera que la primera dimensión
es un resabio del Estado "desarrollista", y que la segunda es un
complemento necesario de la implantación del Estado "mínimo", que al
garantizar el libre y eficiente juego de las fuerzas del mercado,
permitiría a la sociedad alcanzar niveles crecientes de bienestar. En
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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cualquier caso, la falta de respuestas eficaces en estas dimensiones
puede dar lugar a la emergencia de la protesta social, y al surgimiento
de condiciones que amenacen la estabilidad de la relación entre
gobernantes y gobernados.
Finalmente, en lo que se refiere al campo del orden político propiamente
dicho, es habitual señalar tres tipos de tensiones generadoras de déficit
de gobernabilidad. Por un lado, se producen tensiones en el interior del
sistema político, fruto de la incapacidad (o la cerrazón) de éste para
incorporar nuevas fuerzas emergentes de la sociedad; por otra parte, se
generan tensiones institucionales en el interior de los regímenes
democráticos cuando los poderes republicanos (el caso típico es el
enfrentamiento entre los poderes legislativo y ejecutivo) se encuentran
en manos de partidos opositores, o cuando, debido a la extrema
fragmentación partidaria, no es posible alcanzar mayorías consistentes
en el interior del Congreso.
También es posible encontrar problemas institucionales, capaces de
generar ineficiencias de gestión y aun déficit de gobernabilidad, cuando
se presentan tensiones entre diferentes dependencias de gobierno,
encargadas de dar respuesta a demandas sociales.
Estas cuatro áreas -estrechamente vinculadas entre sí- nos permiten
delinear una especie de mapa de las condiciones de gobernabilidad de
un país, y en sus casos extremos pueden ser ilustradas con los ejemplos
de Venezuela, Perú y Argentina, presentados arriba. Es importante
destacar que estamos siempre hablando de "grados" de gobernabilidad,
y dependerá de circunstancias históricas y nacionales específicas el que
un déficit de gobernabilidad en una o varias de las áreas señaladas se
convierta en el detonante de una auténtica crisis.
Las crisis de gobernabilidad.
No es casual que el debate sobre la gobernabilidad de las democracias
haya comenzado a mediados de la década de los setenta. En aquellos
años fue haciéndose cada vez más notorio el resquebrajamiento del
otrora exitoso "compromiso de posguerra" que establecía un delicado
equilibrio entre capitalismo y democracia, entre un mercado regulado y
un Estado interventor con orientación a las políticas de bienestar social.
En tal sentido, la desaceleración del crecimiento económico, los
persistentes índices inflacionarios y los abultados desequilibrios fiscales
que comenzaron a sufrir las economías capitalistas bruscamente
enfrentadas, a su vez, a las dispares consecuencias de la crisis
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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petrolera, conformaron un escenario preocupante. Paralelamente, el
renacimiento de los conflictos sociales (recordemos, por ejemplo, los
movimientos juveniles de finales de los sesenta), así como un aumento
de las reivindicaciones y de las demandas de prestaciones dirigidas a un
Estado con menguada capacidad operativa, terminaron poniendo en
entredicho las virtudes del viejo modelo de organización social.
En ese contexto comenzó a hablarse de la crisis del Estado de Bienestar,
de la necesidad de ajuste y reestructuración económica, y de reforma
del Estado. Si bien los diagnósticos que intentaron resumir esta
situación han sido diversos, el esquema interpretativo básico fue en lo
esencial coincidente: la crisis se originaría a causa de un desequilibrio
entre las demandas sociales, por un lado, y los recursos y prestaciones
del sistema político, por el otro.
No extrañará encontrar, entonces, que las respuestas a los desafíos de
la gobernabilidad democrática se hayan acercado, con mayor o menor
énfasis, a uno de dos polos: "reducir las demandas" y/ o "aumentar la
capacidad de gobierno". De acuerdo con esto, podemos agrupar en tres
corrientes principales los diagnósticos y remedios más conocidos para
enfrentar las crisis de gobernabilidad, a saber:
1) Un primer enfoque, encuentra el origen de las situaciones de
ingobernabilidad en "una sobrecarga del gobierno político y del
Estado, determinada esencialmente por un exceso de expectativas
que se presenta, a su vez, como causa y efecto de una excesiva
expansión de las competencias y de las funciones del Estado". (18)
De acuerdo con esta primera posición, la ampliación de las funciones
estatales induce expectativas sociales crecientes, las cuales se
transforman en mayores demandas que deben ser satisfechas
mediante nuevos esquemas de intervención y así sucesivamente.
Las consecuencias de esta sobrecarga son básicamente dos: por un
lado, comienza a menguar la eficacia del gobierno para alcanzar los
objetivos prometidos a su electorado; por otro, se desata un
proceso de erosión de la legitimidad, es decir, de la disposición a
obedecer espontáneamente las leyes y directivas del gobierno.
Este enfoque es sostenido generalmente por autores cuya
orientación ideológica podríamos calificar de "neoliberal" o bien
"neoconservadora". Ellos proponen una solución en términos de una
estrategia de reducción de las demandas sociales. Algunas de sus
más conocidas recomendaciones son las siguientes:
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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- Reducir de modo significativo la actividad del gobierno volviendo
al orden "espontáneo" del mercado.
- Reducir las expectativas de los grupos sociales.
- Aumentar los recursos a disposición del Estado.
- Proceder a una reorganización que simplifique las instituciones,
ya que su crecimiento desmedido atenta contra la eficacia. (19)
Dentro de este mismo enfoque, aunque con algunas sutiles
diferencias en lo que se refiere a su voluntad para aumentar la
capacidad operativa de los gobiernos democráticos, encontramos la
posición de la famosa Comisión Trilateral. Para los autores
trilaterales, el desarrollo democrático tiende a generar "una quiebra
de los significados tradicionales del control social, una
deslegitimación de la política y otras formas de autoridad, y una
sobrecarga (overload) de demandas sobre el gobierno que excede
su capacidad para responder". (20)
En las Conclusiones del Reporte, publicado en 1975, se señalan tres
factores que apoyan este diagnóstico:
- La búsqueda de las virtudes democráticas de igualdad e
individualismo han llevado a la deslegitimación de la autoridad en
general y a la pérdida de confianza en el liderazgo político.
- La expansión democrática de la participación y compromiso
políticos ha creado una 'sobrecarga' en el gobierno y una
expansión desordenada de las actividades del gobierno,
exacerbando las tendencias inflacionarias de la economía.
- La competencia política, esencial a la democracia, se ha
intensificado, llevando a una disgregación de intereses y a una
declinación y fragmentación de los partidos políticos. Ante este
cuadro los autores trilaterales aconsejarán "reforzar" las
instituciones democráticas (partidos, Parlamento, Poder
Ejecutivo) pero también "moderar" los alcances de la democracia.
Esa moderación debería concretarse en dos sentidos: por un lado,
limitar la expansión del principio democrático de toma de
decisiones al nivel del régimen político (y no extenderlo a otras
áreas del mundo social y económico); por otra parte, si en la
actualidad un número creciente de individuos y grupos tienden a
participar y a dirigir sus demandas sobre el sistema político,
entonces será preciso atenuar el tenor de esas mismas
demandas.
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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2) Un segundo enfoque, heredero del pensamiento marxista y
representado por autores como James O'Connor, Júrgen Habermas
y Claus Offe, se ubica en el extremo opuesto respecto del
planteamiento anterior. Esta línea señala que los factores de
ingobernabilidad se encuentran en las funciones contradictorias que
debe cumplir el sistema político-administrativo en las sociedades del
capitalismo tardío.
De acuerdo con estos autores, el Estado tendría que satisfacer dos
funciones básicas y a menudo contradictorias: acumulación de
capital y legitimación política. Un Estado que empleara abiertamente
la fuerza para garantizar el libre juego del mercado, perdería su
legitimidad y el apoyo político necesario para su funcionamiento.
Pero un Estado que entorpeciera el proceso de acumulación de
capital en aras de la legitimidad se arriesgaría a agotar la fuente de
su propio poder: la capacidad de la economía para generar
excedentes de los cuales derivar los recursos fiscales del sistema
político-administrativo.
Si bien las profecías negativas del marxismo han mostrado
limitaciones, lo cierto es que esta vertiente destaca un punto de
importancia: las exigencias del mercado y de la llamada sociedad
civil sobre el sistema político con frecuencia constituyen demandas
opuestas que elevan la tensión y el conflicto social.
Por otra parte, el hincapié que hacen estos autores en las
problemáticas del combate a la pobreza, el alivio de los rezagos
sociales y la extensión del bienestar, deben ser tenidas en cuenta en
un análisis global de los problemas de la gobernabilidad
democrática.
3) Frente a estas dos formulaciones de la cuestión de la
ingobernabilidad, ubicadas en los extremos del espectro
ideológico, nos encontramos con algunas posiciones intermedias.
Así, por ejemplo, algunos autores han insistido en aspectos
específicos de la "planificación tecnocrática" como factor central en
la modernización de los Estados para aumentar su capacidad
operativa.
Esta vertiente sostiene que algunos problemas de gobernabilidad
son generados por restricciones internas al sistema político-
administrativo, esto es, por limitaciones impuestas por las
estructuras mismas de un Estado que no se ha modernizado y que
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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por lo tanto no está a la altura de las exigencias que se presentan
en una sociedad altamente compleja.
La respuesta deberá ser la racionalización y la modernización del
Estado para lograr una planificación general capaz de anticipar los
problemas. Paralelamente, algunos autores combinan elementos de
planificación tecnocrática con propuestas de "ingeniería
constitucional e institucional". Estas reformas deberían consolidar y
racionalizar el poder del ejecutivo, para obtener un gobierno más
eficaz y más estable por medio de reformas destinadas a agilizar los
mecanismos de toma de decisiones, unificar dependencias
gubernamentales y consolidar las mayorías de gobierno.
Este enfoque "intermedio" también es defendido por autores que
analizan el problema de la gobernabilidad a partir de la
consideración de un conjunto de fórmulas, acuerdos y pactos que
abarcan a distintos actores políticos y socioeconómicos.
La versión más conocida de esta vertiente es la del llamado
"neocorporativismo". Según un artículo pionero de Philippe
Schmitter (1974), el neocorporativismo puede ser definido como "un
sistema de representación de intereses..., un tipo ideal de arreglo
institucional para articular los intereses organizados de la sociedad
civil con las estructuras decisionales del Estado"
Esta corriente, que no debe ser confundida con los pactos
corporativos de carácter autoritario (a la manera de la Italia de
Mussolini) busca complementar las instituciones propias de los
regímenes políticos democráticos con toda una red de acuerdos
entre sindicatos, cámaras empresariales, organizaciones de la
sociedad civil y dependencias gubernamentales.
El objetivo de estos pactos y arreglos, complementarios y no
contrapuestos a las instituciones de la democracia, es el de vincular
intereses sociales, establecer mecanismos estables de toma de
decisiones y de resolución de conflictos, y aumentar la capacidad
operativa del Estado para dar respuesta a las diversas demandas de
una sociedad cada vez más plural y compleja.
Como se ve, el examen de las condiciones capaces de producir
déficit e incluso crisis de gobernabilidad, nos ha llevado a
reconsiderar las complejas relaciones entre Estado, mercado y
sociedad civil, las cuales han sido motivo de intensa controversia en
los últimos años.
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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Sin entrar en una polémica que nos alejaría de nuestros objetivos,
cabe destacar dos cuestiones estrechamente vinculadas al problema
de la gobernabilidad. En primer lugar, se han revelado como
deficientes aquellos postulados que defendían, o bien un Estado
interventor como "motor" principal del desarrollo, o bien un Estado
mínimo como limitado "guardián" del mercado; por el contrario, hoy
en día se piensa en un Estado ágil y eficaz, que en algunos casos se
limitaría a un papel regulador (guardando los equilibrios
macroeconómicos básicos, por ejemplo); en otros casos tendría
funciones más activas (educación, salud o seguridad), e incluso
realizaría funciones complementarias al mercado (desarrollo de
infraestructura, promoción de exportaciones o generación de un
sistema científico-tecnológico acorde con las necesidades de la
innovación empresarial).
En segundo lugar, y este punto es clave para la cuestión de la
gobernabilidad democrática, sea cual fuere el grado de intervención
del Estado en el mercado o el nivel de integración con la sociedad, lo
cierto es que en los sistemas políticos democráticos los ciudadanos
procesan sus demandas (desde empleo hasta educación superior,
desde salud hasta perspectivas de progreso familiar) a través de
medios políticos (el voto o el apoyo a una política), y ello impide al
Estado librarse de un cierto nivel de compromiso respecto del
funcionamiento del mercado o de la dinámica de la sociedad civil.
Por tales razones, el complemento de un sistema político
"comprometido" con un nivel adecuado de gobernabilidad
democrática, es decir, comprometido con la marcha del mercado y
las aspiraciones organizadas de la sociedad civil, será el de una
ciudadanía "responsable" en lo que se refiere a la oportunidad y
factibilidad de sus demandas. Este compromiso, en una democracia
moderna, ha de fundarse en una serie de acuerdos básicos entre las
élites dirigentes, los grupos estratégicos (empresarios, sindicatos,
organizaciones de la sociedad civil) y una mayoría ciudadana.
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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1.4. Glosario
Gobernabilidad: Es un estado de equilibrio dinámico entre
demandas sociales y capacidad de respuesta gubernamental
Crisis de Gobernabilidad: consiste en un estado de desequilibrio,
o de desfase, entre el mayor volumen de las demandas sociales
("sobrecarga") y las menguadas capacidades de respuesta de los
gobiernos democráticos.
Complejidad Social: se refiere sustancialmente a la diferenciación
y segmentación de la sociedad en un número creciente de
subsistemas, cada uno de los cuales tiende a incrementar su propia
autonomía.
Neo corporativismo: un sistema de representación de intereses,
un tipo ideal de arreglo institucional para articular los intereses
organizados de la sociedad civil con las estructuras decisionales del
Estado
Gobernabilidad "normal": describe una situación donde las
discrepancias (o diferencias) entre demandas y respuestas se
encuentran en un equilibrio dinámico, esto es, varían dentro de
márgenes tolerados y esperables para los miembros de la
comunidad política
Déficit de gobernabilidad: designa un desequilibrio entre el nivel
de las demandas sociales y la capacidad de respuesta
gubernamental
Ingobernabilidad: es, como el de gobernabilidad ideal, un
concepto "límite" que designa la virtual disolución de la relación de
gobierno que une, por ambos lados, a los miembros de una
comunidad política.
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1.5. Fuentes de Información
1.5.1. Bibliográficas
CAMOU, Antonio. Gobernabilidad y Democracia. Cuadernos de la
divulgación de la cultura democrática. México.
1.5.2. Electrónicas
Camou, Antonio. Gobernabilidad y Democracia
http://www.fundacionparticipar.org.ar/biblioteca/6.pdf
MAYORGA, Fernando y CORDOVA. Gobernabilidad y Gobernanza en
América Latina. Paper
http://www.institut-gouvernance.org/docs/ficha-gobernabilida.pdf
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1.6. Aplicando lo Aprendido…
Estimado estudiante, te invitamos a desarrollar un ejercicio de
metacognición que te ayudará a asimilar lo estudiado en la Unidad I.
Revisar el aula virtual – unidades – unidad I –
MO_Metacognición01
Enviar la actividad resuelta a tu docente a través del aula virtual.
Recuerda que esta actividad es obligatoria para que puedas descargar
los materiales de la siguiente unidad.
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UNIDAD II
GOBERNABILIDAD Y DEMOCRACIA
Resumen
Esta unidad muestra relaciones que existe entre la gobernabilidad y la
democracia, así como las tensiones internas que existen entre ellas y las
limitaciones externas, haciendo énfasis en la gobernabilidad en sociedades
complejas. De igual modo se propone una agenda para la gobernabilidad
democrática, y algunas notas sobre cómo podemos orientarnos hacia una
cultura de gobernabilidad democrática.
También se verá en esta Unidad los Indicadores de la Gobernabilidad.
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2.1. Relaciones de la Gobernabilidad y la Democracia
De acuerdo con una "definición mínima" de democracia como forma de
gobierno, tal como la ha caracterizado Norberto Bobbio, podemos afirmar
que la democracia hace referencia a un conjunto de reglas
fundamentales que establecen quién está autorizado a tomar
decisiones, bajo qué procedimientos y en qué condiciones. De
acuerdo con esto, una forma de gobierno será considerada democrática sólo
si se cumple que:
Los sujetos involucrados en los procesos de toma de decisiones son la
mayoría de la población adulta; el procedimiento de toma de decisiones se
rige por el principio de mayoría; y están garantizadas un conjunto de
libertades básicas (de opinión, de información, de asociación, de reunión,
etc.) que permiten a los sujetos involucrados presentar y/ o elegir opciones
políticas definidas sin que pesen sobre ellos mecanismos de coacción. (22)
Si la democracia es una "forma de gobierno", la gobernabilidad, como
venimos señalando, es más bien un estado, una propiedad o una cualidad
que nos indica el "grado de gobierno" que se ejerce en una sociedad; ese
grado de gobierno está representado por un nivel de equilibrio dinámico
entre demandas sociales y capacidad de respuesta gubernamental.
Así las cosas, la compleja relación entre gobernabilidad y democracia ha
sido juzgada no sólo en términos "positivos", es decir, en el sentido de que
la vigencia de las reglas democráticas incrementa las posibilidades de
alcanzar una adecuada gobernabilidad, sino que también se han señalado
sus aspectos negativos o "críticos".
Desde el lado positivo, como se sabe, los argumentos en favor de la
gobernabilidad de las democracias pueden ser fundados en la triple
consideración de los factores de "legitimidad", "eficacia" y "estabilidad", a
los que ya hemos hecho referencia.
En principio, el gobierno democrático es el único capaz de generar una
arraigada legitimidad social con base en el respeto a las libertades, la
igualdad, la justicia y la tolerancia entre individuos y grupos. Por otra parte,
una sociedad crecientemente plural, diferenciada y compleja, no puede ser
gobernada de manera eficiente desde un sistema político centralizado y
autoritario; por el contrario, sólo en un marco democrático es posible
articular y encauzar organizadamente las iniciativas de la sociedad, en la
medida en que los diversos grupos de interés implicados en una cuestión
específica pueden reconocer y procesar aceleradamente el caudal de
información necesario para actuar en consecuencia.
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Finalmente, las democracias se nos presentan, en el largo plazo, como
regímenes intrínsecamente más estables que sus pares autoritarios; si bien
éstos parecen ser capaces de imponer el orden político en el corto plazo
reprimiendo las demandas de la oposición, es claro que generan profundas
tensiones en los sectores afectados, cuya presión acumulada puede dar
origen a explosiones violentas, difícilmente controlables. Asimismo, la
arbitrariedad en la toma de decisiones, inherente a regímenes autoritarios,
impide a los actores políticos, sociales y económicos, tomar decisiones de
largo aliento, por el temor a que las reglas aprobadas en una ocasión dejen
de cumplirse en otra.
Ahora bien, mientras que las virtudes de la democracia para gobernar
sociedades complejas han sido generalmente reconocidas, el lado
"negativo" de la relación ha recibido un tratamiento desigual. Desde esta
perspectiva, dos problemas en particular han preocupado a los estudiosos
de la cuestión: uno de ellos señala las "tensiones internas", en el sentido de
que la operación de las reglas de juego democráticas puede generar
problemas de gobernabilidad; el otro apunta a las "limitaciones externas", y
destaca que esas reglas, aun funcionando plenamente, son insuficientes
para garantizar un grado de gobierno adecuado.
En las secciones a) y b) de este capítulo analizaremos con algún detalle el
lado "crítico" de la ecuación entre gobernabilidad y democracia, mientras
que en la sección c) nos ocuparemos, de un modo general, del camino para
refuncionalizar las "virtudes" del régimen democrático. Insistimos: las
virtudes y los defectos de los sistemas políticos pueden ser vistos como las
dos caras de la misma moneda, y el hecho de que le dediquemos una
mayor atención a los "problemas" no supone un juicio negativo sobre las
democracias; por el contrario, estudiar las tensiones y limitaciones de la
gobernabilidad democrática es una manera de avanzar sobre las formas de
prevenir, y por tanto de corregir, sus efectos.
a. Las tensiones "internas" de la gobernabilidad democrática.
Norberto Bobbio ha resumido el argumento básico de quienes subrayan
las tensiones internas entre gobernabilidad y democracia. Según él, el
fenómeno de la sobrecarga (más demandas al gobierno que respuestas)
sería el caso característico de las democracias por dos razones distintas,
pero convergentes en el mismo resultado:
Por un lado, los institutos que el régimen democrático heredó del Estado
liberal... (Libertad de reunión, de opinión, de organización de grupos,
etc.)... facilitan por parte de los individuos y grupos peticiones a los
poderes públicos que pretenden ser satisfechas en el menor tiempo
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posible, bajo la amenaza de disminuir el consenso... Por otro lado, los
procedimientos dispuestos por un sistema democrático para tomar
decisiones colectivas, o que deberían dar respuestas a las demandas
generadas por la sociedad civil, son tales que frenan y a veces hacen
inútiles -mediante el juego de vetos cruzados- la toma de decisiones. (23)
Como el argumento es complejo conviene descomponerlo en dos partes.
Por lo pronto, la primera parte del razonamiento debe ser esclarecida
para no caer en un error de sentido común, según el cual las sociedades
democráticas serían, por si mismas, más conflictivas que las
autoritarias.
En rigor, lo que ocurre es que la lógica del conflicto social funciona de
manera diferente en los dos tipos de regímenes. En el caso de las
democracias, existe una relación entre mayor circulación de
información, mayores posibilidades de organización de los ciudadanos y
grupos, y menores "costos" (políticos y/o personales) en la expresión
del reclamo.
Así, mientras que la información sobre los problemas, la organización de
las demandas y la expresión del conflicto son facilitadas por las
instituciones democráticas, en los regímenes autoritarios opera la lógica
inversa. En ellos la información circula de manera restringida y desigual,
la organización está prohibida o controlada por el aparato estatal y la
expresión del conflicto está impedida de realizarse, o sus costos en
términos de seguridad personal son muy altos (una huelga puede ser
reprimida violentamente o una manifestación castigada con la cárcel).
El resultado de esta represión de las demandas, por lo general, puede
desembocar en la acumulación de tensiones sociales hasta extremos en
los que surgen respuestas violentas y explosivas para cambiar las
condiciones políticas. Por lo tanto, no es que las sociedades que viven
bajo regímenes autoritarios sean "menos" conflictivas que las
democráticas, sino que la expresión del conflicto en las segundas es
más fácil de manifestar que en las primeras, y en tal sentido, plantean
al poder político numerosos frentes de acción que, de no resolverse
favorablemente, tendrán como consecuencia una merma de la
legitimidad del gobierno en turno.
La segunda parte del argumento está vinculada al problema de la
distribución del poder en los regímenes democráticos, en un doble
sentido: por una parte, el poder se encuentra distribuido en diversos
ámbitos (Ejecutivo, Parlamento, organizaciones políticas y sociales, etc.)
que deben ser adecuadamente coordinados en el momento de la toma
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de decisiones; pero además, el uso de las atribuciones y facultades de
cada ámbito de poder se halla regulado por procedimientos que incluyen
la participación, en algún grado, de los interesados, la deliberación, el
disentimiento y el veto a las decisiones. De este modo, cuando se
presentan demandas al poder político democrático, las decisiones deben
recorrer un camino "más largo" que en el caso de los regímenes
autoritarios, tanto porque es preciso respetar el proceso de
deliberaciones en el interior de los ámbitos colegiados de poder
(Congreso), como porque es necesario hacer coincidir en una misma
línea de acción a las distintas instancias gubernamentales (poderes
Ejecutivo y Legislativo, por ejemplo).
Si bien el argumento referido por Bobbio se aplica originalmente al caso
de la "democracia representativa", es posible extenderlo con más razón
al caso de la "democracia directa" -en la que todas las decisiones
deberían ser tomadas mediante la participación de la ciudadanía-, o al
caso de la llamada "democracia social" -en la que el conjunto de reglas
de decisión democrática, tal como aparecen en nuestra definición
mínima, es extendido a campos sociales e instituciones específicas: la
empresa o la universidad, por ejemplo. (24)
Como se sabe, existe un amplio consenso respecto a la afirmación de
que la democracia directa sólo es practicable en pequeñas comunidades,
y que su aplicación a sociedades complejas y de gran escala es
materialmente imposible. Esto último, sin embargo, no impide que
algunos instrumentos propios de la democracia directa (plebiscito,
referéndum o iniciativa popular, por ejemplo) se utilicen para
complementar y enriquecer las instituciones de la democracia
representativa.
Respecto a la extensión de la democracia a otros ámbitos de la vida
social valen consideraciones análogas: es necesario alcanzar un
equilibrio adecuado entre el incremento de la participación ciudadana,
que no ha de limitarse al voto, y la eficacia en la toma de decisiones,
desarrollando mecanismos que reduzcan los perjuicios ocasionados por
una excesiva difusión del poder y que agilicen el proceso de toma de
decisiones.
b. Las limitaciones "externas" de la gobernabilidad democrática.
Si las tensiones internas de la gobernabilidad democrática se alimentan
del funcionamiento de las propias instituciones de la democracia, las
limitaciones externas, en cambio, se originan en las dificultades de esta
última para integrar los diferentes centros de interés y de poder en una
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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sociedad compleja. La democracia decimonónica, nacida del
contractualismo de los siglos XVII y XVIII, de la economía política y de
la filosofia utilitarista, consideró siempre que las unidades últimas de la
sociedad política eran los individuos, formalmente libres e iguales, y que
entre éstos y el Estado ningún grupo, clase, etnia o corporación podía
sobreponerse, salvo los partidos políticos. Norberto Bobbio ha llamado a
este principio la promesa incumplida del "gobierno de los ciudadanos".
Se trata de una promesa incumplida en la medida en que el ideal del
gobierno de los ciudadanos ha debido enfrentarse con el dato obvio de
la creciente diferenciación y complejidad social, esto es, con el
surgimiento de intereses organizados en estructuras de representación
autónomas, con la emergencia de nuevos movimientos sociales reacios
a quedar encuadrados en los límites de las representaciones partidarias,
e incluso con un renovado perfil de ciudadanos independientes que
oscilan entre la participación activa y el desencanto por la política.
De este modo, el régimen democrático se ha encontrado tanto con la
dificultad de unificar la diversidad de intereses sociales con base en el
"interés público" de la ciudadanía (en rigor, no hay una única
ciudadanía, sino múltiples ciudadanos), como con el desafío de articular
las diferentes modalidades de representación de intereses, con los
cauces de las organizaciones y mecanismos políticos tradicionales.
Cabe hacer notar que este tipo de crítica no impugna el papel de los
partidos políticos o del Congreso. Lo que señala, más bien, es que estos
espacios de representación y toma de decisiones, aun en su evidente
necesidad, no alcanzan a integrar las diferencias provenientes, por
ejemplo, de los intereses económicos de los empresarios, o la defensa
de condiciones de trabajo por parte de las organizaciones sindicales.
En tal sentido, el desarrollo de formas de representación-negociación de
carácter "neocorporativo", destinadas a concertar las grandes líneas de
la política socioeconómica, ha afectado de modo irreversible el conjunto
de atribuciones propias del sistema de representación político-
parlamentario. Si bien se asiste a un significativo deterioro del
neocorporativismo de posguerra (apoyado en el trípode Estado,
empresas, sindicatos), en razón de la evidente pérdida de importancia y
disgregación de las organizaciones del sector trabajo, no siempre se
señala que la menor capacidad de negociación de uno de los actores no
implica la desaparición de una lógica arraigada de representación-
negociación de intereses, que establece una vía alternativa al sistema
de representación política, consagrado por las democracias liberales
clásicas.
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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Hoy quedan pocas dudas respecto al hecho de que ese sistema de
representación de intereses podría pervivir, si no como un "trípode", sí
como un esquema aún más excluyente e íntimo de relación cara a cara
entre empresarios y gobierno.
En esta misma línea de reflexión, se afirma que el sistema democrático
no sólo tendría limitaciones serias para integrar en sus estructuras
tradicionales la dinámica clásica del conflicto en las sociedades
industriales, es decir, la confrontación de intereses entre el capital y el
trabajo. Para algunos autores, además, la democracia moderna tampoco
estaría representando fielmente la proliferación de nuevas y viejas
"diferencias" sociales (étnicas o sexuales, por ejemplo) que en los
últimos años han emergido.
Por tal razón, Giacomo Marramao ha señalado que la menor capacidad
de intervención de las políticas estatales se debe, en parte, a la pérdida
de la eficacia de los canales de representación tradicional, propios de
una democracia parlamentaria basada en un sistema de partidos clásico.
De acuerdo con el filósofo italiano, en los últimos años "han entrado en
escena nuevas demandas e identidades colectivas, sólo
inadecuadamente representables por formas de organización política
estructuralmente orientadas a acoger intereses relativamente estables,
con una base territorial, profesional o social definida". (25)
En virtud de estas limitaciones externas, las democracias se
enfrentarían al reto de integrar nuevas formas de organización
ciudadanas, sin las cuales las sociedades complejas serían difícilmente
gobernables, en un marco institucional -estable y previsible- legitimado
por la luz pública.
c. Gobernabilidad y democracia en las sociedades complejas.
Frente al retroceso general de los gobiernos autoritarios en América
Latina, o ante la caída de los regímenes totalitarios de Europa del Este,
los desafíos a la gobernabilidad de las democracias no provienen ya de
la existencia de sistemas políticos alternativos, sino de la necesidad de
corregir y perfeccionar las instituciones de la democracia, con el fin de
superar algunos problemas inherentes a su propio funcionamiento, y
complementar sus mecanismos de representación y agregación de
intereses, con el objeto de superar sus limitaciones "externas".
En el primer caso, se trata de desarrollar una estructura institucional
que impida caer en los déficit generados por la fragmentación del poder
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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(múltiples partidos en el Congreso sin un liderazgo unificador o
tensiones institucionales entre distintas ramas de los poderes
republicanos), o por un excesivo alargamiento de la fase de deliberación
en el proceso de toma de decisiones.
Esta cuestión se vuelve especialmente importante en aquellos casos de
demandas que requieren de una respuesta rápida, y cuyo trámite
retardado puede generar una notoria reducción de consenso por parte
de la ciudadanía respecto al poder político. Puesto que no es posible
presentar "recetas generales", corresponderá especificar en las distintas
esferas de gobierno el equilibrio adecuado entre decisiones rápidas, que
no deberían pasar por el dilatado trámite de la consulta múltiple para
garantizar su impacto eficaz, y aquellas decisiones que requieren de la
deliberación participativa de los actores potencialmente involucrados.
Pero también es necesario que las instituciones clásicas de la
democracia representativa sean "complementadas" con una serie de
esquemas de agregación de intereses, de mecanismos de toma de
decisiones, de acuerdos y pactos que doten al gobierno, a los grupos
estratégicos y a los propios ciudadanos, de instrumentos eficaces y
legítimos de intervención política en los problemas de la sociedad.
Si bien en cualquier sociedad compleja un sistema de partidos fuerte,
competitivo, estable -es decir, el corazón indispensable de toda
democracia- es una vía insoslayable de comunicación entre el Estado y
los ciudadanos, no debe creerse que la existencia de ese sistema de
partidos basta por sí solo para garantizar niveles adecuados de
gobernabilidad.
Naturalmente, tampoco vale lo contrario, es decir, gobernar
privilegiando los factores reales de poder (corporaciones, empresarios,
sindicatos, etc.), a espaldas de una ciudadanía que muestra crecientes
niveles de activación, de capacidad organizativa y eventualmente, de
veto decisional. Por tal razón, es necesario hallar una combinación entre
un sistema de partidos fuertes, representativos y con orientaciones
programáticas -y no meramente reivindicativas-, y un conjunto de
acuerdos y canales de comunicación en otros ámbitos de la vida social
que trasciendan el marco específico de las instituciones "clásicas" de la
democracia.
De este modo, al pensar en las condiciones para una adecuada
"gobernabilidad democrática", es preciso entender que las instituciones
propias de la democracia representativa -partidos, división de poderes,
elecciones- constituyen una porción del problema de la gobernabilidad,
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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pero no bastan para garantizarla. No sólo por el hecho de que en las
sociedades complejas interactúan actores diversos en ámbitos políticos
cada vez más diferenciados, sino también porque elementos como el
manejo eficaz de la economía o la promoción del bienestar trascienden,
por fuerza, la vigencia de las instituciones democráticas en cuanto tales.
A nuestro juicio, el logro de una adecuada gobernabilidad se basa en
una serie de acuerdos básicos entre las élites dirigentes, los grupos
sociales estratégicos y una mayoría ciudadana, destinados a resolver los
problemas de gobierno; cuando esos acuerdos se estabilizan y toman un
carácter institucional, previsible y generalmente aceptado, hablaremos
de la conformación de un "paradigma de gobernabilidad". La
conformación de este paradigma, por cierto, no excluye la existencia de
conflictos o desacuerdos de diversa naturaleza, pero lo que importa
destacar es que los conflictos y diferencias políticas tienen un carácter
más acotado, en la medida que ocurren en el marco de acuerdos
básicos.
Esos acuerdos han de darse en tres niveles distintos, a saber: el nivel
de la cultura política, el nivel de las instituciones y el nivel de las
políticas públicas. En el primer caso encontramos una compleja
amalgama de ideas y valores que llamaremos "modelos de orientación
política." En el segundo nivel tenemos algo que podríamos llamar
"fórmulas institucionales", es decir, mecanismos operativos para la
agregación de intereses y la toma de decisiones. Finalmente, nos
encontramos con la estructura del Estado, las políticas y los paquetes de
políticas públicas. Para simplificar el asunto supondremos que cada nivel
atraviesa tres campos de acción gubernamental; esos campos son el
político, el económico y el social. El cuadro que aparece en la página
siguiente trata de ilustrar, de manera simplificada, los elementos
principales de lo que hemos denominado un "paradigma de
gobernabilidad"
En el nivel de los modelos de orientación política esperamos encontrar
un conjunto básico de ideas, valores y percepciones articulado mediante
un discurso capaz de producir "legitimidad" para el régimen
democrático. Este es el ámbito propio de la cultura política, de los fines
y las orientaciones de la acción, de los principios y valores que
conforman las grandes líneas directrices por las que discurre la
sociedad.
En la medida en que los principios y valores de la democracia configuren
el régimen político, sustenten las diversas fórmulas de toma de
decisiones y animen las políticas públicas, estaremos en presencia de un
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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"paradigma de gobernabilidad democrática". En este punto corresponde
destacar la importancia de las ideas y valores en la conformación de las
orientaciones de la sociedad.
Por un lado, en el mediano plazo, sin un acuerdo básico sobre un
cúmulo legitimado de ideas y valores, no es posible integrar las
acciones de las élites dirigentes, los grupos estratégicos y una mayoría
ciudadana; y sin ello no habrá un proyecto de país previsible y
consensuado. Por otra parte, en el largo plazo, un orden social y político
sólo se estabiliza si consigue amalgamar cierto sistema de creencias y
de valores arraigados.
En el nivel de las fórmulas institucionales, en cambio, nos encontramos
con dispositivos y mecanismos que permiten llevar a un terreno
concreto las orientaciones generales de la cultura política de una
sociedad. En este caso se establecen un conjunto de reglas para la toma
de decisiones que son evaluadas según criterios de '"estabilidad"; son
reglas de operación e intercambio en el interior y entre los distintos
ámbitos de la sociedad.
Para el caso del régimen político la fórmula básica es un sistema de
partidos estables enmarcados en un sistema electoral que favorezca una
adecuada representatividad. Pero este tipo de fórmula institucional
podría ser complementado con otros espacios de negociación de
intereses (entre trabajadores y empresarios, por ejemplo) y de
representación social (para comunidades étnicas u organizaciones
ciudadanas independientes), de modo de dotar a las democracias de
múltiples canales de vinculación entre el sistema político y la sociedad.
Finalmente, en el nivel de las políticas públicas, encontramos los cursos
de acción específicos capaces de realizar las orientaciones, los principios
y valores de un paradigma de gobernabilidad. Dichas políticas habrán de
ser juzgadas mediante criterios generales de eficacia/eficiencia, aunque
sus contenidos variarán necesariamente entre los distintos países y
situaciones.
La vigencia de un "paradigma de gobernabilidad" define el caso típico en
el que las diferencias entre demandas y respuestas se encuentran en un
equilibrio dinámico, esto es, adquieren rangos de variación tolerados y
esperables para los miembros de la comunidad política. Ciertamente,
como ya mencionamos con anterioridad, esta situación de
gobernabilidad "normal" no significa que no haya conflictos o diferencias
entre grupos, pero lo que importa resaltar es que esas diferencias son
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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aceptadas e integradas en el marco de acuerdos más generales sobre
las líneas fundamentales de la acción de gobierno.
Dos ejemplos quizás nos ayuden a comprender que la existencia de
acuerdos básicos entre las élites dirigentes, grupos y ciudadanos, puede
convivir con el surgimiento de conflictos "verticales" (entre diversos
niveles de un mismo campo) u "horizontales" (entre diferentes campos)
en el interior del paradigma de gobernabilidad vigente.
En el primer caso, un acuerdo básico sobre las líneas generales del
modelo económico (cuyas coordenadas mínimas son la modalidad de
integración a la economía mundial y la relación entre Estado y
mercado), puede dar lugar a notorias diferencias en el último nivel, es
decir, el de las políticas específicas: algunos sectores exigirán un tipo de
cambio alto, y otros bajo; algunos solicitarán una política industrial
activa, mientras que otros grupos preferirán una menor intervención del
Estado, etc. Sea como fuere, el acuerdo básico ofrece siempre un
amplio campo para que emerjan diferencias y conflictos acotados.
El segundo caso, el de los conflictos "horizontales", es más
problemático, en la medida en que el funcionamiento normal de la
economía puede dar lugar, por ejemplo, a un creciente desempleo, y
con esto, a una situación de inseguridad e inestabilidad social,
perjudiciales para la marcha de la democracia. En este tipo de ejemplos,
el grado del conflicto determinará que se enciendan luces "amarillas" o
"rojas" para indicar el surgimiento de un déficit de gobernabilidad.
Una agenda institucional para la gobernabilidad democrática
El examen realizado en los capítulos II y III nos permite resumir ahora
algunos de los más importantes retos a las democracias en América
Latina, y comenzar a definir una agenda, tentativa y provisional, para la
gobernabilidad democrática durante los próximos años. Cabe reconocer
que los puntos de esta agenda son forzosamente generales, y que sólo
en cada situación concreta corresponderá descender a un nivel de
análisis más detallado y propositivo.
El primer punto de la agenda se concentra en los temas de la seguridad
ciudadana y el mantenimiento del orden público; el segundo combina
las dimensiones del desarrollo económico y la promoción del bienestar
social; los últimos tres puntos se refieren al ámbito más general del
orden político.
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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a) La garantía del orden público
La gobernabilidad supone una reconocida capacidad del gobierno para
mantener o restaurar rápidamente el orden público, hacer cumplir la
ley y hacer acatar las políticas gubernamentales. Sin embargo, la
proliferación de delitos comunes y la vinculación entre las
dependencias del Estado y el crimen organizado, en particular ligado
al narcotráfico, han generado durante los últimos años en las
sociedades latinoamericanas una creciente inseguridad ciudadana.
En tal sentido, las exigencias de una gobernabilidad democrática nos
obligan a buscar un equilibrio entre eficacia gubernamental y control
ciudadano. Así, es preciso dotar al gobierno de herramientas ágiles y
eficientes para combatir el delito, pero también es necesario
desarrollar mecanismos institucionales, entre los que se destacan la
conformación de un Poder Judicial ágil e independiente, para impedir
que la acción de los servicios de seguridad y las fuerzas del orden se
desnaturalice por los cauces de la conducta arbitraria y la impunidad.
b) La redefinición del esquema de relaciones entre Estado,
mercado y sociedad civil.
El mantenimiento de adecuadas condiciones de gobernabilidad
depende en alto grado de la capacidad del gobierno para llevar
adelante una gestión eficaz de la economía y una satisfactoria
promoción del bienestar social. La experiencia histórica indica que la
democracia funciona mejor cuando hay un aumento gradual, pero
relativamente constante, del bienestar económico de la sociedad.
En consecuencia, el control de variables macroeconómicas, la
promoción del desarrollo y la distribución del ingreso, considerando
cuidadosamente los efectos del crecimiento sobre el agotamiento de
los recursos y la contaminación ambiental, han de tener la más alta
prioridad en las agendas de las democracias.
Desde esta perspectiva, dos desafíos cruciales parecen presentarse
para la gobernabilidad democrática: la lucha contra la pobreza y la
vinculación con una ciudadanía cada vez más diferenciada en sus
demandas y aspiraciones.
En particular, y de manera más urgente, se hace evidente la
necesidad de políticas sociales más activas, destinadas a
contrarrestar los efectos negativos de la crisis de los años ochenta, y
de los ajustes y sobreajustes posteriores. Como es sabido, estos
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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ajustes se han traducido en desocupación y subocupación, deterioro
de los servicios sociales, y degradación general en las condiciones de
educación, salud, vivienda, trabajo y cultura, entre otros aspectos.
Ahora bien, aquellos países que parecen estar reestructurando sus
economías con un resultado de estabilidad y crecimiento se enfrentan
con un dilema perturbador: ¿cómo responder a esta gama cruzada de
demandas sin amenazar los logros en materia de estabilidad
económica y reducción del déficit fiscal, o las perspectivas de
crecimiento económico?
En los últimos años un conjunto de autores ha abogado por una
redefinición de las relaciones entre Estado, mercado y sociedad civil,
que supere los extremos fáciles del viejo modelo del Estado
interventor o los limitados horizontes del llamado Estado "mínimo".
En esta línea se destaca la necesidad de que el Estado desarrolle una
estructura en la que se combinen la coherencia interna del aparato
estatal (dotado de una burocracia eficiente, un grado significativo de
autonomía respecto de los intereses inmediatos de los grupos sociales
circundantes, una concentración del saber técnico, un reclutamiento
de personal con base en méritos y aptitudes, y la provisión de
oportunidades mediante una carrera bien remunerada de largo plazo)
con la capacidad para vincularse con sectores económicos, grupos y
organizaciones de la sociedad civil, en un intercambio productivo en
el proceso de formulación e implementación de las políticas públicas.
En tal sentido, se hace necesario fortalecer al Estado a fin de que
pueda contar con los recursos necesarios para asumir una eficaz
"gerencia pública del desarrollo social"; una gerencia capaz de
diseñar y poner en práctica políticas sociales que alcancen a los
sectores tradicionalmente postergados y a aquellos que han sido
marginados por los procesos de ajuste. Lo anterior implica la
rearticulación orgánica entre las políticas económicas y las sociales, la
mayor participación de las comunidades asistidas por los programas
sociales, la descentralización de las políticas, así como la
incorporación de las organizaciones no gubernamentales para su más
eficiente ejecución, y la formación sistemática de gerentes sociales.
c) Fortalecimiento de las instituciones del liderazgo político.
El flujo eficaz y legitimado de las decisiones políticas, en las
sociedades democráticas modernas, requiere del equilibrio y el
fortalecimiento de las instituciones de liderazgo, tanto en el nivel del
Poder Legislativo como del Poder Ejecutivo. Si el Congreso tiene que
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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desempeñar un papel de gobierno efectivo, distinto del papel crítico y
de oposición, habría de ser capaz de formular metas generales,
determinar prioridades e iniciar programas, con base en mayorías
estables y consistentes.
Por su parte, un Poder Ejecutivo con capacidad operativa es esencial
para una conducción efectiva de la política externa, el control de la
burocracia y el establecimiento de metas generales y de política. El
Poder Ejecutivo tiene la responsabilidad de asegurar la acción
nacional en situaciones críticas de política económica y externa. No
puede asumir esa responsabilidad si está amarrado por una cadena
de restricciones y prohibiciones legislativas de escaso significado.
Las restricciones legislativas sobre el Poder Ejecutivo deberían ser
juzgadas siempre bajo la siguiente pregunta: ¿si el presidente no
ejerce ese poder, quién lo hará? Si el Congreso puede ejercer
eficazmente esas responsabilidades, puede haber buenas razones
para restringir el poder del Ejecutivo. Pero debe cuidarse que cada
restricción al poder presidencial no se traduzca en un aumento
abusivo del poder de las dependencias burocráticas o de los grupos
de interés privado.
Asimismo, es necesario instalar el debate democrático en el
procedimiento administrativo, para impedir el monopolio de la
destreza en la administración pública, y para restaurar algunas
funciones del Parlamento, dándole nueva capacidad y, por lo tanto, la
posibilidad de debatir en un mismo nivel con los funcionarios
gubernamentales.
Una reforma general de la administración pública, y especialmente de
su sistema de decisión y operación regional y local, constituye un
tema central de la agenda de gobernabilidad de las democracias
modernas.
d) Revigorización de los partidos políticos.
Los partidos políticos son indispensables para asegurar el debate
abierto sobre alternativas significativas, coadyuvar a la integración de
intereses dispersos y desarrollar líderes políticos. Pero para continuar
realizando estas funciones, los partidos tendrían que adaptarse a las
cambiantes necesidades e intereses de un electorado más educado,
más exigente y, en general, más sofisticado, que está menos
dispuesto a comprometerse ciega e irrevocablemente con un partido
específico y sus candidatos.
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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Para cumplir adecuadamente con sus funciones un partido político
debe, por un lado, reflejar los intereses y necesidades de grandes
fuerzas sociales y de grupos de interés de la sociedad y, por otro, ser
en alguna medida independiente de los intereses particulares y tener
capacidad de agregarlos y sintetizarlos en compromisos más amplios,
proponiendo cursos de acción concretos respecto de los diversos
problemas sociales.
Los cambios en la estructura del partido, membresía, liderazgo y
actividades, habrían de estar orientados hacia el incremento de su
habilidad para realizar estas dos conflictivas pero indispensables
funciones. En particular, en el marco de un ambiente altamente
complejo y cargado de información, los partidos han de servir de
ayuda para percibir el mundo, interpretar los acontecimientos,
seleccionar y filtrar la información y simplificar alternativas.
Por otra parte, la revigorización de los partidos políticos requiere de
una diversificación de las fuentes de financiamiento. Los partidos
políticos no deberían depender exclusivamente de sus miembros
individuales, intereses organizados o del Estado, para tener los
recursos necesarios que les permitan llevar a cabo sus funciones.
Deberían ser capaces de obtener apoyo de las tres fuentes. Lograr un
balance apropiado entre estas tres fuentes requiere de diferentes
acciones en las distintas sociedades. El peligro de que los partidos
políticos se conviertan en demasiado dependientes y responsables
ante unos cuantos intereses corporativos, puede ser evitado por
medio de una abierta publicidad de todas las contribuciones políticas
y de la disposición equitativa de los dineros públicos como una
alternativa y contrapeso de los fondos del sector privado.
e) Refuncionalización de los mecanismos de representación.
Es sabido que no existe un sistema electoral "óptimo", y que la
combinación entre principios de representación (mayoritario y
proporcional) e instrumentos de configuración del sistema (diseño de
las circunscripciones, umbrales de representación y fórmulas
específicas de asignación de escaños) impactan de manera diferencial
en la configuración del sistema de partidos y la conformación del
gobierno.
Si bien la elección de un sistema por sobre otro ha de ser evaluada
en el contexto concreto de la relación entre Estado y sociedad, desde
la óptica de este trabajo creemos conveniente destacar la necesidad
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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de conformar opciones partidarias sólidas, que eviten la dispersión
electoral, y mayorías legislativas consistentes, que superen los
peligros de una excesiva fragmentación.
Ahora bien, en las sociedades complejas la representación y
agregación de intereses no pasa solamente por los partidos políticos;
también está vinculada al desarrollo de fórmulas institucionales
novedosas, capaces de responder a la creciente complejidad de una
sociedad en continuo cambio y cada vez más demandante.
En particular, y con atendible razón, se ha insistido en algunas
limitaciones del modelo clásico del "subsistema de partidos" como
esquema de mediación privilegiado entre la sociedad civil y el Estado.
Así, por contraste, se han destacado las ventajas de los "varios
acuerdos posibles, mediante los cuales los intereses organizados
pueden mediar entre sus miembros (individuos, familias, empresas,
comunidades, grupos) y diversos interlocutores (sobre todo los
organismos del Estado o gobierno).
Como lo adelantamos en el capítulo III, lejos de reivindicar las formas
anquilosadas del "corporativismo autoritario", hoy parece necesario
revisar los alcances y posibilidades de pactos múltiples, en diversas
dimensiones y niveles de la sociedad. Estos pactos de "nuevo tipo"
constituirían acuerdos básicos sobre el rumbo de paquetes
estratégicos de políticas, pero también fórmulas de toma de
decisiones, capaces de incorporar garantías de previsibilidad y de
compromiso en la acción de los actores económicos, sociales y
políticos, de modo que aseguren la conformación de lo que hemos
denominado un "paradigma de gobernabilidad".
Notas finales: hacia una cultura de la gobernabilidad democrática
Si el primer cuarto de siglo vio nacer la creciente certidumbre según
la cual "el mercado no lo podía todo", el último cuarto de siglo, en
cambio, alumbró la convicción opuesta: "el Estado tampoco lo puede
todo".
Simplificaciones aparte, lo cierto es que estas consignas señalan con
claridad un fondo verdadero. El trabajoso itinerario que arranca con
la gran depresión de 1929, pasando por los atormentados años de la
segunda guerra mundial, y que desemboca en la expansión
económica de la posguerra, dibujó un delicado compromiso que fue
erosionándose; nos referimos al compromiso plasmado en un
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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esquema de relaciones entre Estado interventor, mercados regulados
y una sociedad civil receptora de crecientes beneficios sociales.
En la actualidad, nadie duda de que aquel compromiso se haya
venido alterando de manera sustantiva. Los rasgos del nuevo
paradigma de gobernabilidad no están del todo definidos todavía,
pero es claro que existe una mayor conciencia de las complejas
vinculaciones entre los distintos campos de acción gubernamental,
donde no caben soluciones simplificadoras ("todo al mercado" o "todo
al Estado", por ejemplo). En este sentido, creemos que es necesario
desarrollar una nueva cultura política, acorde con los tiempos que
corren, y que sirva de marco general a la agenda de la gobernabilidad
de las democracias.
Esa nueva cultura de la gobernabilidad democrática estaría definida
por un conjunto de ideas y valores capaces de determinar los límites,
las mediaciones, las posibilidades y los intercambios entre el
gobierno, el mercado y la sociedad civil en un mundo globalizado. Se
trataría de una cultura que habría de incorporar a los valores
tradicionales de la democracia (libertad, tolerancia, respeto a las
minorías, etc.) las condiciones exigidas por las necesidades de
gobernar a las sociedades complejas; una cultura de pesos y
contrapesos, de demandas ciudadanas responsables frente a un
Estado obligado a rendir cuentas, pero también de una participación
ampliada mediante canales institucionalizados; una cultura que tolere
las diferencias, pero que sea capaz de resguardar espacios para
ciertas decisiones unificadoras; una cultura que, en definitiva, logre
integrar orden y libertad, justicia y eficiencia, en un marco
democrático y de desarrollo socioeconómico equilibrado.
Una serie de principios o componentes básicos animan la
conformación de esta nueva cultura.
En primer lugar, nos encontramos con el principio de la "relación
compleja entre gobernabilidad y democracia". De acuerdo con este
principio, ha de existir plena conciencia en torno a que los problemas
de gobernabilidad no se resuelven por la mera vigencia de las
instituciones democráticas (recordemos las "limitaciones externas"), y
que incluso algunos déficit de gobernabilidad son generados por el
funcionamiento propio de las instituciones de la democracia
(recordemos las "tensiones internas").
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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La cuestión de la eficacia en el "grado de gobierno" sobre ciertos
factores claves (empresarios, trabajadores o Fuerzas Armadas) y
variables cruciales (inversión, tasa de inflación, seguridad pública o
bienestar), ha de ser cuidadosamente distinguida del problema de la
"forma de gobierno". La democracia puede hacer muchas cosas, y sin
duda es el mejor de los sistemas políticos conocidos, pero no puede
hacerlo todo. Las experiencias de numerosos países en los años
recientes, ha puesto de manifiesto que "tener una democracia" es
algo muy distinto a "gobernar democráticamente".
Un segundo principio se refiere al compromiso estatal" con la regulación
de los mercados, la promoción del bienestar y la fiscalización ciudadana.
Hablamos ya de las dos primeras dimensiones, baste señalar aquí que al
gobierno le cabe informar puntualmente de sus decisiones, tanto por
obligación de transparencia en el manejo de los asuntos públicos y
fiscales, que permita el control ciudadano sobre sus decisiones, como
para hacer explícita la complejidad inherente a los supuestos y
consecuencias de las políticas gubernamentales y los asuntos de interés
público.
Este último aspecto es crucial: las sociedades complejas no pueden ser
gobernadas con consignas fáciles o con las pseudosoluciones a que nos
tiene acostumbrado cierto discurso político, limitado a recitar un rosario
de buenas intenciones, pero sin sustento real. Paralelamente, un asunto
central de esta nueva cultura es la producción responsable y el acceso
libre a la información.
Como es sabido, la libertad de prensa es esencial para el efectivo
funcionamiento del gobierno democrático; no existe una democracia
plena sin la libertad de los medios de comunicación para investigar,
criticar, reportar y publicar sus descubrimientos y opiniones. Sin
embargo, como cualquier otra libertad, es una libertad de la que se
puede abusar, mediante la información tendenciosa o el
prejuzgamiento. En este sentido, se requieren importantes medidas
para alcanzar un equilibrio apropiado entre el gobierno, los distintos
medios de comunicación y la ciudadanía.
El tercer principio se refiere a las condiciones de la "aldea global": la
inserción en el sistema mundial establece un nuevo marco de
relaciones, de posibilidades, pero también de serias limitaciones entre el
Estado, el mercado y la sociedad. Las limitaciones para la gestión de las
economías nacionales que impone la circulación del capital financiero
internacional están entre las más obvias, pero no son las únicas. Este
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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acentuado proceso de globalización es particularmente complejo en el
nivel de las identidades sociales y culturales.
Es evidente que el único camino para tener posibilidades de alcanzar la
meta de sociedades modernas y más justas es mediante la integración a
un sistema mundial más abierto e interconectado; pero este proceso de
integración no parece congruente con la rígida afirmación de identidades
regionales, étnicas o nacionales. Una nueva cultura de la gobernabilidad
democrática ha de contribuir a la afirmación de dichas identidades, sin
recaer en visiones y prácticas afines a sociedades cerradas.
Un cuarto principio se basa en la necesidad de la "responsabilidad
ciudadana" que supone, por un lado, que las crecientes demandas y
presiones sobre el gobierno democrático se hagan cargo de las
limitaciones de los recursos gubernamentales (tanto humanos y
organizacionales como fiscales) y de la autoridad pública; pero implica
también una actitud de moderación en esas demandas, así como en las
perspectivas de hacer del diálogo y la negociación un medio de
intercambio privilegiado.
Finalmente, está el principio de la "integración de valores". Si las
sociedades de fin de siglo se han constituido irremisiblemente como
realidades plurales, diferenciadas y cada vez más complejas, entonces
ya no es posible un abordaje integral de sus problemas desde un
"centro" funcional privilegiado (el mercado o el Estado) ni desde un
valor social unificador (libertad, justicia, orden o eficiencia).
El sueño vagamente monstruoso de una razón social unidimensional no
puede ser admitido hoy en el arduo despertar del nuevo siglo; el orden
uniforme del conservadurismo estrecho, la libertad-eficiencia de los
nuevos y viejos liberales o las exigencias irreductibles de justicia social
de la vieja izquierda, ofrecen una respuesta pálida, de una sola pieza, a
un rompecabezas múltiple. Por el contrario, el desafío es alentar un
acercamiento a estos valores distintivos, que en los tiempos que corren
no podrán ser sustentados de manera unilateral ni excluyente.
Las diferentes perspectivas políticas deben inclinarse más por la
combinación original de "proporciones" entre dichos valores que por la
exclusión o el tratamiento desdeñoso de alguno de ellos. Las próximas
disputas "ideológicas" habrían de ser más una cuestión de énfasis que
de esencias, de inclinaciones moderadas antes que de oposiciones
irreductibles. Comenzar a pensar la política de fin de siglo en términos
de una nueva cultura de la gobernabilidad democrática seguramente no
nos dará respuestas definitivas, pero tal vez sea un buen principio.
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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2.2. Indicadores de la Gobernabilidad
Introducción
El debate sobre la relación entre el desempeño de las instituciones y los
procesos de desarrollo avanzó mucho en las últimas décadas gracias a un
creciente número de estudios multidisciplinarios. También, la última ola de
democratización y el paralelo avance de las experiencias exitosas de
modernización económica en zonas del planeta que históricamente habían
quedado relativamente rezagadas incrementaron significativamente el
número de casos a considerar, así como su interés. En consecuencia,
estamos hoy en mejores condiciones para entender las complejas relaciones
entre los mecanismos institucionales que permiten la gobernabilidad y los
procesos de desarrollo, incluyendo aspectos centrales que hacen a su
Sustentabilidad y perdurabilidad.
A pesar de ello, durante muchos años estuvo pendiente la elaboración de un
estudio sistemático y comparable que demostrara efectivamente la
importancia de la gobernabilidad, así como la aplicabilidad de mejores
prácticas extrapoladas de la experiencia comparada en países en desarrollo.
Tampoco conocíamos suficientemente las eventuales resistencias que
pudieran tener sociedades plurales, diversas y complejas para adoptar y
adaptar lecciones exitosas de países desarrollados.
En este contexto, el Grupo del Banco Mundial ha venido llevando a cabo
numerosas actividades orientadas a fomentar el buen gobierno y la lucha
contra la corrupción. En particular, uno de los esfuerzos más significativos
ha sido el proyecto de los Indicadores Mundiales de Gobernabilidad del
Banco Mundial, dirigido por Daniel Kaufmann, Aart Kraay y Massimo
Mastruzzi, cuyos principales resultados se sintetizan en el presente
documento. Este estudio, que ya lleva más de una década y que ha tenido
un enorme impacto tanto en términos académicos como en los ámbitos
dedicados al diseño e implementación de políticas públicas, es
especialmente valorado por haber impulsado y agregado valor al debate
sobre la gobernabilidad y el desempeño institucional al demostrar que:
1. La gobernabilidad puede ser medida con la precisión suficiente como
para identificar cambios en el tiempo y para hacer recomendaciones
útiles en la gestión pública.
2. Mientras los países industrializados presentan mejores resultados en
cuanto a su gobernabilidad, los países subdesarrollados presentan
realidades muy dinámicas y de ningún modo sufren umbrales
constantes de ingobernabilidad. Asimismo, los países más
desarrollados también pueden experimentar mejoras y retrocesos en
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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materia de gobernabilidad en función de las políticas que aplican,
sobre todo frente a los nuevos y cambiantes desafíos que caracteriza a
la sociedad global.
3. El progreso significativo en términos de combate a la corrupción y las
mejoras en la gobernabilidad puede ocurrir en un período corto de
tiempo.
4. Debilidades comparativas en términos de gobernabilidad pueden
convivir con períodos de crecimiento económico, pero en el largo plazo
el desarrollo equitativo y sustentable (el desarrollo humano) está
altamente correlacionado con sociedades democráticas, estables, con
altos umbrales de gobernabilidad, respeto a las libertades y a los
derechos humanos.
Asimismo, el proyecto de Indicadores Mundiales de Gobernabilidad ha
demostrado que en el largo plazo la alta calidad institucional permite
incrementar el ingreso per cápita y promover el crecimiento en todas partes
del mundo, independientemente de tradiciones2culturales, religiosas y de
otros factores demográficos y geográficos. En síntesis, los beneficios en
términos de desarrollo y calidad de vida derivados del buen gobierno son
muy significativos. En la actualidad, existe un consenso muy amplio entre
las elites políticas, económicas, sociales y culturales tanto del mundo
desarrollado como de los países en desarrollo acerca de importancia crucial
que en efecto tiene el buen gobierno en el desarrollo económico, político y
social.
Este trabajo sintetiza los principales aspectos metodológicos del proyecto de
Indicadores Mundiales de Gobernabilidad del Banco Mundial y sus los
hallazgos más significativos. Se incluye asimismo un breve análisis del caso
argentino. En la sección final se resumen los principales argumentos.3
Consideraciones Metodológicas
En el marco del proyecto de los Indicadores Mundiales de Gobernabilidad,
se define la Gobernabilidad como un conjunto de tradiciones e instituciones
mediante los cuales la autoridad es ejercida en un Estado. En este sentido,
las dimensiones política, económica e institucional de la Gobernabilidad son
recogidas mediante seis indicadores agregados.
Los mismos se estudian en 212 países desde 1996. Las últimas
estimaciones disponibles son del año 2006.
Los indicadores agregados para medir el funcionamiento de los gobiernos
son los siguientes:
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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a. Voz y rendición de cuentas
b. Estabilidad política y ausencia de violencia
c. Efectividad del gobierno
d. Calidad regulatoria
e. Imperio de la ley
f. Control de corrupción
La definición operativa de estos indicadores agregados se explicita a
continuación:
a. Voz y rendición de cuentas
Implica el espacio que tienen los ciudadanos de un país para participar
en la selección de su gobierno, la libertad de expresión, de asociación y
la libertad de prensa.
b. Estabilidad política y ausencia de violencia
Abarca la percepción de la posibilidad de que el gobierno sea
desestabilizado por medios violentos e inconstitucionales, incluyendo la
violencia doméstica y el terrorismo.
c. Efectividad del gobierno
Comprende la calidad de los servicios públicos, del servicio civil y el
grado de independencia que mantiene de las presiones políticas; la
calidad de la formulación e implementación de las políticas públicas y la
credibilidad sobre el compromiso del gobierno con dichas políticas.
d. Calidad regulatoria
Engloba la habilidad del gobierno para formular e implementar políticas
y regulaciones que faciliten y promuevan el desarrollo del sector
privado.
e. Imperio de la ley
Indica en qué medida los agentes tienen confianza en y se comportan
de acuerdo a las reglas de la sociedad, y en particular, la calidad del
cumplimiento de los contratos, la policía, la justicia, así como también la
posibilidad de que haya crimen y violencia.
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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f. Control de corrupción
Revela la utilización del poder público para beneficio privado, y hasta
qué punto las diferentes instancias de gobierno son cooptadas por elites
e intereses privados.
Estas seis dimensiones se conforman a partir de cientos de variables
individuales específicas y desagregadas que miden la gobernabilidad en
los distintos países. La información se obtiene de 33 fuentes provistas
por diferentes organizaciones. Cada variable se mide en base a distintas
preguntas que luego se relacionan con un indicador 4 agregado. A partir
de las mediciones individuales, se utiliza un modelo estadístico de
componentes no observables para construir los indicadores agregados.
A continuación se incluyen a modo de ejemplo algunas de las preguntas
relevadas:
Entrevistas con líderes de
opinión y especialistas Indicador agregado
¿Se respetan las libertades
políticas y civiles? Voz y rendición de cuentas
¿Cómo influye el riesgo de
violencia política en el
Gobierno?
¿Cuán fuertes son las
instituciones públicas y la
calidad del servicio civil?
Estabilidad política y ausencia
de violencia
¿Cuánto prevalecen las
prácticas injustas en la
competencia?
Calidad regulatoria
¿Los procesos judiciales son
justos y ágiles? Imperio de la Ley
¿Hasta qué punto los políticos
participan en hechos de
corrupción y nepotismo?
Control de Corrupción
Encuesta a población general y
empresas Indicador agregado
¿Las elecciones son justas? Voz y rendición de cuentas
¿La amenaza de terrorismo se
traduce en costos para las
empresas?
Estabilidad política y ausencia
de violencia
¿El servicio civil es
independiente de los manejos Efectividad del Gobierno
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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políticos?
¿Es sencillo comenzar un
negocio? Calidad regulatoria
¿Es el Poder Judicial
independiente del poder
político?
Imperio de la Ley
Habitualmente, ¿qué porcentaje
de las ventas se destina a
“pagos extra-oficiales”?
Control de Corrupción
En este sentido, la información recolectada refleja la visión sobre
gobernabilidad que posee un conjunto diverso de referentes. Por un
lado, se consulta a expertos del sector público y privado, como así
también de las Organizaciones No Gubernamentales. Por otro lado,
estudios cuantitativos permiten incorporar las opiniones de las distintas
poblaciones de cada uno de los países analizados.
Dentro del análisis realizado, se especifican los márgenes de error con el
objeto de reducir los sesgos propios de la complejidad que implica la
medición de la gobernabilidad en sociedades tan disímiles. De esta
forma, es posible efectuar comparaciones entre países y monitorear la
evolución de los indicadores en el tiempo.
Principales Resultados 1996-2006
La gobernabilidad puede variar en el tiempo, tanto favorable como
negativamente. No se trata de un fenómeno constante, inmune a los
cambios del entorno y/o al eventual deterioro de situaciones específicas,
sino del resultado de mecanismos institucionales complejos que pueden
mejorar o empeorar en función de decisiones clave de política pública.
En efecto, en alrededor de una década de observaciones sistemáticas, es
posible advertir cómo algunos países muestran mejoras estadísticamente
significativas en al menos una dimensión de la gobernabilidad mientras que
otros exhiben algunos deterioros. Estos cambios no son necesariamente
homogéneos: algunas dimensiones de la gobernabilidad pueden mejorar o
permanecer constantes mientras que otras pueden en efecto experimentar
retrocesos.
El progreso alcanzado en materia de gobernabilidad en distintos países ha
tenido un impacto muy importante en la calidad de vida de las respectivas
poblaciones. De este modo, el estudio revela que si la gobernabilidad
mejora en una desviación estándar, los ingresos se triplican en el largo
plazo y la mortalidad infantil se reduce en dos tercios.
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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Por ejemplo, en el período entre 1998 y 2006, países de regiones y
tradiciones muy diferentes como Kenya, Rwanda, Indonesia, Argelia y
Tajikistán presentaron grandes mejoras en distintas dimensiones de la
gobernabilidad. La siguiente tabla muestra los casos y dimensiones más
significativos que ilustran estas mejoras:
Voz y Rendición de Cuentas
Indonesia, Kenya, Nigeria, Serbia, Sierra Leona.
Estabilidad Política y Ausencia de Violencia
Argelia, Angola, Libia, Rwanda, Sierra Leona.
Efectividad del Gobierno
Afganistán, Argelia, Hong Kong (China), Corea del Sur.
Calidad Regulatoria
Armenia, República Democrática del Congo, Eslovaquia, Tajikistán.
Imperio de la Ley
Argelia,Liberia,Serbia,Tajikistán.
Control de Corrupción
Serbia y Tanzania.
En contraste, durante el mismo período, países como Nepal, Bielorrusia,
Bolivia, Costa de Marfil, Venezuela y Zimbabwe han mostrado cierto
deterioro en al menos un indicador de gobernabilidad.
La situación actual, como puede advertirse en los gráficos que siguen,
ponen de manifiesto que los países desarrollados son los que tienen
mejores umbrales de gobernabilidad, aunque entre ellos se registran
variaciones significativas, productos de los proceso de globalización y las
nuevas amenazas, en particular en materia de seguridad y desarrollo
democrático. Sin embargo, las variaciones son aún más marcadas entre los
países en desarrollo. Algunos de ellos han en efecto alcanzado progresos
significativos, mientras que otros se han estancado o incluso experimentado
regresiones.
a) Voz Y Rendición De Cuentas
Implica el espacio que tienen los ciudadanos de un país para participar
en la selección de su gobierno, la libertad de expresión, de asociación y
la libertad de prensa.
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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Este indicador representa la dimensión en la que Argentina obtiene los
mejores puntajes, ubicándose en el 50% superior de todos los países
seleccionados para el análisis comparado. Es importante señalar que,
contrariamente a lo que ocurre con las otras dimensiones de la
gobernabilidad, la crisis de 2001-2002 no afectó significativamente los
resultados obtenidos en esta dimensión, que pone de manifiesto el
relativamente alto grado de democratización que alcanzó la sociedad
argentina.
En efecto, en términos comparados, la Argentina se encuentra por
encima del promedio registrado para América Latina, superando por
ejemplo a países como México y Perú.
De todas maneras, tanto Brasil como Sudáfrica, Chile y los Estados
Unidos tienen superan a la Argentina en esta dimensión, lo que implica
que queda aún mucho camino por recorrer para mejorar la calidad de
las instituciones democráticas en nuestro país.
b) Estabilidad política y ausencia de violencia
Abarca la percepción de la posibilidad de que el gobierno sea
desestabilizado por medios violentos e inconstitucionales, incluyendo la
violencia doméstica y el terrorismo.
Según se desprende de los gráficos que se exhiben a continuación,
resulta evidente que tras la crisis del 2001la estabilidad política se vio
fuertemente afectada, obteniendo el puntaje más bajo de todos los
indicadores durante ese año, y el más bajo para toda la década. Sin
embargo, desde el año 2003, los resultados de las mediciones han
venido mejorando año tras año, recuperando prácticamente el terreno
perdido como consecuencia de la crisis.
Esto pone de manifiesto el carácter pro-cíclico del marco institucional de
la Argentina. Así, períodos de bonanza económica promueven la
estabilidad política, mientras que etapas de crisis económicas (como la
hiperinflación en 1989 y la hiper recesión del 2001) desestabilizan a los
regímenes democráticos, generando episodios de inestabilidad política.
En particular, esto afecta singularmente al liderazgo presidencial, dadas
las características hiper presidencialistas de nuestra Constitución.
En términos comparados, Argentina obtiene un puntaje superior al
promedio de América Latina, incluyendo países como Brasil, México,
Perú, Venezuela y, sobre todo, Colombia.
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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En este sentido, la ausencia de la amenaza de la violencia política,
fundamentalmente por parte de grupos guerrilleros y/o terroristas,
resulta un elemento central que explica la relativamente buena
perfomance de la Argentina es esta dimensión de la gobernabilidad.
c) Efectividad del gobierno
Comprende la calidad de los servicios públicos, del servicio civil y el
grado de independencia que mantiene de las presiones políticas; la
calidad de la formulación e implementación de las políticas públicas y la
credibilidad sobre el compromiso del gobierno con dichas políticas.
En cuanto a la efectividad del Gobierno, claramente los resultados
anteriores a 2001 eran más positivos que los viene obteniendo la
Argentina en el contexto de la recuperación económica. En efecto, entre
1996 y 2001 la caída en esta dimensión fue de 33,2% y desde el 2001
hasta ahora la recuperación ha sido solamente de 13,3%. Nótese que el
deterioro es incluso previo a la crisis, lo que refuerza la noción de que
en efecto las reglas del juego en la Argentina tienen un comportamiento
pro cíclico asociado fundamentalmente a los recursos e iniciativa que
retiene la institución presidencial.
Si bien la Argentina se ubica apenas por encima del promedio para
Latinoamérica, países como Brasil, India, China, Colombia y México –
entre otros- tienen un mejor desempeño en este sentido. Vale la pena
resaltar el notable nivel de efectividad del gobierno que tiene Chile, un
país que (a pesar de, o tal vez como resultado de ello) está
constantemente innovando en esta materia, acercándose a los valores
promedios de los países que pertenecen a la OECD.
d) Calidad regulatoria
Engloba la habilidad del gobierno para formular e implementar políticas
y regulaciones que faciliten y promuevan el desarrollo del sector
privado.
Esta es la dimensión en la cual el deterioro que sufrió la Argentina es
más notorio desde 1996 a la fecha, llegando a su límite inferior en 2002
y recuperándose muy acotadamente desde entonces (13,3%). También
en este caso la desmejora es previa a la crisis, pero sin dudas la caída
fue muy impactante tanto en términos relativos como absolutos.
Además, se trata de la dimensión en la que la Argentina tenía umbrales
más robustos de calidad institucional en 1996, incluso superiores a los
registrados en términos de la Efectividad del gobierno y en Voz y
rendición de cuentas.
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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Como en el conjunto de la región y en muchos países en desarrollo la
calidad de la regulación ha mejorado mucho en los últimos tiempos,
sobre todo en el contexto del avance de las reformas orientadas a
aumentar la competitividad y a atraer inversiones en áreas estratégicas
para el desarrollo, como la infraestructura y las comunicaciones, este
deterioro que registra la Argentina representa uno de los desafíos más
importantes para consolidar la recuperación económica.
Así, en términos comparativos, la Argentina se encuentra por debajo del
promedio de Latinoamérica, región en la que sólo supera a Venezuela.2
e) Imperio de la ley
Indica en qué medida los agentes tienen confianza en y se comportan
de acuerdo a las reglas de la sociedad, y en particular, la calidad del
cumplimiento de los contratos, la policía, la justicia, así como también la
posibilidad de que haya crimen y violencia.
Nuevamente, el punto de inflexión en la evolución de este indicador se
observa en el año 2002 cuando llega a un piso de 21%. La recuperación
desde ese momento ha sido de tan sólo 14%, estableciéndose entonces
una brecha de 20% respecto del promedio que tuvo el país antes de la
crisis de comienzos de siglo.
De este modo, a pesar de que la Argentina tiene un desempeño superior
al promedio de América Latina, los umbrales actuales son inferiores a
los que obtienen países con los que nos comparamos habitualmente,
como México y Brasil. Más aún, el nivel de la Argentina es similar al de
un país como China, que está lejos de experimentar una transición a la
democracia.
f) Control de corrupción
Revela la utilización del poder público para beneficio privado, y en qué
medida las diferentes instancias de gobierno son cooptadas por elites e
intereses privados. En cuanto al control de la corrupción, las
puntuaciones para la Argentina tienden a oscilar entre los 40 y los 50%,
con excepción del año 2002 en el que la caída fue significativa (26,7%).
Comparativamente, nótese que Argentina se encuentra por debajo del
promedio de Latinoamérica, incluyendo a Brasil, Colombia, México y
Perú. La distancia respecto de países de recientes transiciones a la
democracia, como Chile o Sudáfrica, es muy significativa. Con todo,
Argentina supera en esta dimensión a países como China, Rusia y
Venezuela.
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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g) Comentarios finales
El objetivo central de este breve trabajo consistió en sintetizar las
principales contribuciones realizadas al conocimiento sobre la relación
entre gobernabilidad y desarrollo del proyecto de Indicadores Mundiales
de Gobernabilidad del Banco Mundial.
Se trata de un estudio que tuvo un enorme impacto tanto en los
ámbitos académicos como en los que se debate el diseño e
implementación de políticas públicas pues por primera vez hizo posible
comparar el desempeño de países muy diversos, así como extraer
lecciones útiles y potencialmente aplicables en otros casos.
En particular, esta investigación demuestra que existe una correlación
muy evidente entre gobernabilidad y desarrollo humano. A medida que
mejoran las instituciones del gobierno, se incrementa la calidad de vida
de la población. El buen gobierno hace la diferencia y resulta imperioso
mejorar el marco institucional para potenciar otras condiciones o
atributos importantes para el desarrollo, como los recursos humanos y
naturales que un país pueda tener.
Asimismo, esta investigación pone de manifiesto que la gobernabilidad
no es una constante ni puede interpretarse como un logro inmanente,
sino que los países pueden experimentar progresos y regresiones en
función de los esfuerzos que realizan para superar los desafíos del
mundo contemporáneo y el eventual desgaste de algunos mecanismos
institucionales particulares. Es decir, es necesario mantener un
compromiso permanente por mantener e incluso incrementar la calidad
de las instituciones, adaptándolas de acuerdo a la evolución de los
respectivos desafíos estratégicos que enfrentan los países. Estos son en
algunos casos propios a su desarrollo histórico, en otros comunes al
resto de las naciones.
Finalmente, este trabajo permite constatar que la Argentina tiene
pendiente profundas reformas orientadas a mejorar la calidad de las
instituciones. Si bien el país avanzó mucho en materia de
democratización, en términos comparativos ha quedado rezagada
incluso en esta dimensión. El impacto negativo de la crisis del 2001-
2002 ha sido por lo general muy marcado y la recuperación en relación
a la gobernabilidad ha sido bastante acotada. En particular, la calidad de
la regulación (un aspecto medular para mejorar la competitividad y
consolidar el crecimiento) muestra un deterioro muy marcado tanto en
términos relativos como absolutos
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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2.3. Glosario
Democracia: conjunto de reglas fundamentales que establecen
quién está autorizado a tomar decisiones, bajo qué procedimientos
y en qué condiciones (definición mínima de Noroberto Bobbio)
Grado de gobierno: nivel de equilibrio dinámico entre demandas
sociales y capacidad de respuesta gubernamental.
Paradigma de gobernabilidad: acuerdos básicos sobre el rumbo
de paquetes estratégicos de políticas, pero también fórmulas de
toma de decisiones, capaces de incorporar garantías de
previsibilidad y de compromiso en la acción de los actores
económicos, sociales y políticos.
Indicadores de gobernabilidad: medidas numéricas que nos
permiten evaluar la calidad intrínseca o el desempeño de las
instituciones
Voz y Rendición de Cuentas: Implica el espacio que tienen los
ciudadanos de un país para participar en la selección de su
gobierno, la libertad de expresión, de asociación y la libertad de
prensa.
Estabilidad Política y ausencia de violencia : Abarca la
percepción de la posibilidad de que el gobierno sea desestabilizado
por medios violentos e inconstitucionales, incluyendo la violencia
doméstica y el terrorismo.
Efectividad del Gobierno: Comprende la calidad de los servicios
públicos, del servicio civil y el grado de independencia que
mantiene de las presiones políticas; la calidad de la formulación e
implementación de las políticas públicas y la credibilidad sobre el
compromiso del gobierno con dichas políticas.
Calidad regulatoria: Engloba la habilidad del gobierno para
formular e implementar políticas y regulaciones que faciliten y
promuevan el desarrollo del sector privado.
Imperio de la Ley: Indica en qué medida los agentes tienen
confianza en y se comportan de acuerdo a las reglas de la
sociedad, y en particular, la calidad del cumplimiento de los
contratos, la policía, la justicia, así como también la posibilidad de
que haya crimen y violencia.
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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Control de Corrupción: Revela la utilización del poder público
para beneficio privado, y hasta qué punto las diferentes instancias
de gobierno son cooptadas por elites e intereses privados.
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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2.4. Fuentes de Información
2.4.1. Bibliográficas
CAMOU, Antonio. Gobernabilidad y Democracia. Cuadernos de
la divulgación de la cultura democrática. México.
NOHLEN, Dieter. Democracia, transición y gobernabilidad en
América Latina. Working Paper del Instituto Federal Electoral de
México.
2.4.2. Electrónicas
Indicadores Mundiales de Gobernabilidad. Documento de trabajo de
IDEA. Argentina
http://www.ideared.org.ar/coloquio43/cd/docs/Area%20tematica%20II
%20-%20Indicadores%20mundiales%20de%20gobernabilidad.pdf
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2.5. Aplicando lo aprendido…
Estimado estudiante, te invitamos a desarrollar un ejercicio de
metacognición que te ayudará a asimilar lo estudiado en la Unidad II.
Revisar el aula virtual – unidades – unidad II –
MO_Metacognición02
Enviar la actividad resuelta a tu docente a través del aula virtual.
Recuerda que esta actividad es obligatoria para que puedas descargar
los materiales de la siguiente unidad.
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UNIDAD III
EL DESARROLLO HUMANO
Resumen
En esta Unidad se verá la naturaleza del desarrollo humano, su evolución, la
importancia que ha tenido en la vida del hombre, así como las diferentes
visiones que ha habido al respecto, como la actual visión de Amartya Sen.
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3.1. Visiones del Desarrollo
(Tomado de Javier Iguiñiz: Desarrollo Económico y Desarrollo Humano)
Para Denis Goulet, “‘Desarrollo’ es un término ambiguo. Cuando se usa
descriptivamente, la palabra retrata una condición presente; cuando se usa
normativamente, se proyecta como una alternativa deseable.” (1999, 42)
Existen 4 visiones o concepciones respecto al Desarrollo, en primer lugar
trataremos sobre la visión todavía más convencional, esto es, el desarrollo
entendido como aumento de productividad. En segundo lugar introduciremos
el enfoque, generalmente complementario del anterior, que pone el acento en
la igualdad. En tercero, empezaremos un cambio en la concepción del
desarrollo que consideramos crucial y es el denominado “necesidades
básicas”. Finalmente, nos extenderemos en el enfoque que más adelante
operacionalicemos, el impulsado principalmente por Amartya Sen, que
denominaremos “expansión de capacidades” o simplemente “capacidades”.
3.1.1 Visión del Desarrollo como Productividad
La visión más importante y permanente del desarrollo, la que está
definitivamente asociada a la era moderna es la que registra como el
indicador fundamental al aumento en la productividad de la actividad humana.
Esa productividad se logra con los medios de trabajo utilizados y con las
energías que se obtienen o que se desencadena en la naturaleza. La
importancia de la productividad ha sido recordada recientemente por Paul
Krugman, al señalar que "La productividad no lo es todo, pero a largo plazo lo
es casi todo." (Krugman 1991, 19). En efecto, el desarrollo ha sido visto sobre
todo como un problema sintetizable en el crecimiento del producto y del
ingreso per cápita.
La elevación de la productividad está más estrechamente relacionada al
mejoramiento en las condiciones de vida que ninguna otra variable
económica. "La capacidad de un país para mejorar su nivel de vida a lo largo
del tiempo depende casi por entero de su capacidad para aumentar su
producción por trabajador." (Krugman, ibid). Desde otras disciplinas este nexo
entre productividad e ingreso es aceptado sin problemas. Por ejemplo, en un
conocido texto de sociología se indicará que: “Una de las razones más
importantes para el aumento del ingreso es la creciente productividad –
producto por trabajador- que ha sido asegurada a través del desarrollo
tecnológico en la industria.” (Giddens 1993, 223. Traducción nuestra)
La productividad así definida tiene raíces muy profundas y antiguas, pues
responde al problema de la dificultad para obtener los recursos necesarios
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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para vivir. La necesidad cotidiana ha sido siempre un motivo principal de
preocupación de las familias. A veces la escasez, entendida en términos
absolutos, esto es, a la insuficiencia grave de productos que, unas veces más
y otras menos era sentida por la gente y que a veces resultaba en graves
daños a la vida ha sido también parte de la realidad para la mayoría de la
población del mundo durante milenios. Incluso hoy, una parte importante
sigue viviendo de manera precaria especialmente en el mundo rural. Esta
situación de dificultad está muy relacionada al proceso de migración.
En efecto, ella puede ser vista como el movimiento de las actividades de baja
productividad a las de una productividad mayor. Seguramente, esta
explicación aparecerá en las expresiones de las personas, familias y grupos
estudiados. El trabajo humano como respuesta principal a esa escasez
siempre ha buscado aumentar su rendimiento, lograr más cosas necesarias
para vivir con menos riesgo, esfuerzo, o en menos tiempo. También lograrlas
con más regularidad, con más control sobre las inclemencias del tiempo y la
distancia. Por otro lado, la educación es vista muy a menudo como funcional a
ese aumento de productividad.
A pesar de lo antiguo de la problemática anterior el término mismo
"productividad" es muy nuevo. Peter Drucker ha recordado no hace mucho
tiempo que dicho término era desconocido hasta la Segunda Guerra Mundial,
cuando empezó a ser usado en los EE.UU. (Drucker 1993, 37) En efecto, sólo
con la revolución industrial y la competencia entre productores de bienes
manufacturados se recurrió sistemáticamente al aumento de la productividad
como medio para reducir costos y precios y ganar en la competencia. Esa
sistematicidad hizo perceptible el proceso y obligó a darle un término
específico. El objetivo de la ganancia se constituye así en el más importante
motivador del ingenio orientado hacia el ahorro del esfuerzo humano. En
realidad, dicho ahorro fue un subproducto al cual las empresas se resistieron
y se resisten pues la mayor potencia de las habilidades humanas se utiliza
más para aumentar los productos que para bajar el tiempo de trabajo.
En el siglo XX ha adquirido importancia un hecho aparentemente colateral
pero de extraordinaria importancia. Nos referimos a la creciente divergencia
entre las productividades promedio de los países y regiones. Hasta entonces,
las diferencias en calidad de vida entre las inmensas mayorías de las diversas
sociedades eran bastante reducidas. El Banco Mundial considera que esa
creciente diferencia entre productividades e ingresos per cápita es “la
característica dominante de la economía moderna.” (Banco Mundial 1995, 62)
Esa concentración de los avances de productividad en reducidos ámbitos
geográficos, principalmente ciudades, se convertiría en un factor fundamental
tras la migración a las ciudades.
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Es el aumento de productividad el que permite que cada trabajador o el
colectivo de ellos generen más productos sin destruirse como persona por
alargamiento del periodo de trabajo, o por la intensidad del esfuerzo realizado
en un cierto periodo. En los resultados del esfuerzo e inteligencia humanos
influyen también condiciones no generadas por el propio ser humano pero
cuando se trata del aumento sistemático de productividad es casi
exclusivamente resultante de actividades humanas. Por eso, abstraemos en
esta síntesis sobre productividad todo lo relacionado a factores como el clima
y las condiciones naturales en general. Igual se hará con el desarrollo
humano, pues el aspecto de agencia, de protagonismo humano, adquiere en
dicho enfoque un lugar importante. Directamente por el trabajo, o
indirectamente por el trabajo realizado para potenciar el esfuerzo humano
creando maquinarias o mejorando organizaciones, el ser humano es el único
responsable de los aumentos sistemáticos de la productividad; esto es, del
desencadenamiento de nuevas fuerzas naturales, del descubrimiento de
nuevas propiedades de materiales, de la aplicación creativa de la inteligencia
a la actividad productiva.
Ya hemos insistido en que entre los conceptos más importante para
entender la salida de la pobreza de los habitantes de una sociedad está el
de la productividad del trabajo en ella. Pero no basta indicar eso. Podría
ocurrir que los aumentos de productividad no beneficien a quienes los
promueven o realizan. La historia del conflicto de clases incluye a menudo
el problema de la desigual distribución del ingreso. Dejemos este punto
para el siguiente apartado y, por el momento, indicaremos que los
beneficios de una creciente productividad a largo plazo tienden a quedarse
en buena medida en el ámbito social y geográfico donde dichos aumentos
ocurren. Este supuesto es importante y, aunque no lo analizaremos
debemos adelantar que de esta “concentración de los frutos del progreso
técnico”, para usar la terminología de Aníbal Pinto, proviene, seguramente,
la explicación de la creciente divergencia entre las productividades
promedio de los países y de las regiones. Este rasgo, ya lo indicamos antes,
es uno de los factores estructurales claves para entender la migración rural-
urbana.
Esquemáticamente, la productividad se refiere a la relación entre el esfuerzo y
la inteligencia humana utilizada durante un tiempo determinado y sus
resultados en términos de cosas producidas. Seamos más formales en lo
que al concepto productividad se refiere con el fin de que las críticas a este
enfoque desde el que vamos a adoptar sean más claras. Aunque hay
diversas maneras de definirla, presentaremos la principal. La productividad
se define y mide principalmente tomando en cuenta la cantidad producida y
el tiempo utilizado para lograr dicha producción. La definición técnica más
usual es, por lo tanto, [producto/persona-hora], esto es, la cantidad
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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producida por una persona en una unidad determinada de tiempo, por
ejemplo, una hora. Puede, obviamente, ser un día o un año o cualquier otra
división.
La pregunta que nos hacemos cuando utilizamos este enfoque del progreso
económico es la que hemos introducido en la presentación y resumen
inicial: ¿Cuántas cosas produce el ser humano con su actividad laboral? El
objetivo civilizacional más profundo es, ya lo indicamos, la reducción del
esfuerzo sacrificado que hay que hacer para producir los bienes que
necesitamos para la familia y para nosotros. Hay en ese término una
connotación precisa respecto de dónde reside el bien; es en las cosas. El
bien son las cosas útiles.
La actividad económica humana más importante es la que descubre nuevas
maneras de producir más con menos esfuerzo indeseado, y también la que
inventa cosas que amplían las posibilidades de vivir con más opciones y
libertad, con más posibilidad de expresarse y relacionarse en buenos
términos con los demás. Esa actividad es el trabajo. Ninguna máquina, o
parte de la naturaleza descubre o inventa nuevos productos y nuevos
métodos de producción. El trabajo humano es cada vez más claramente
distinguible del trabajo de los vientos o del agua o de la energía de los
animales y motores; es cada vez más, un trabajo intelectual e intenso en
creatividad, cada vez es menos rutinario. El componente de fuerza física del
trabajo está perdiendo importancia frente a la actividad mental, a la
creatividad y a la aplicación del conocimiento. Esto fue bien establecido por
los clásicos de la disciplina.
El filósofo y economista Adam Smith comienza su introducción al libro La
riqueza de las naciones con la siguiente expresión: “El trabajo anual de
cada nación es el fondo que en principio lo provee de todas las cosas
necesarias y convenientes para la vida, y que anualmente consumo el país.”
(Smith 1997, 3)
El fin de la producción es alejar las carencias que sentimos. Pobre es la
persona, familia, grupo o país que, por la baja productividad de su
actividad, genera (y retiene para sí) insuficiente riqueza por persona.
Desde la mirada propia de quienes ponen el acento en la productividad, la
situación de pobreza es una en la que se sufre carencia de los bienes y
servicios necesarios para el aumento de dicha productividad. Una respuesta
para facilitar la salida de la pobreza de los campesinos ha sido la reforma
agraria. Aumentar los recursos productivos a disposición del agricultor. En
el mismo sentido apuntan las iniciativas de microcrédito, o la educación
técnica.
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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La inmensa mayoría de los economistas, como la gran mayoría de las
personas, piensan que el trabajo es naturalmente sacrificado, que no hay
un remedio fácil a esa insatisfactoria característica y que lo único que se
puede hacer es compensarla con el disfrute de los resultados de la
producción fuera del horario laboral. Porque es visto como un sacrificio, el
trabajo será entendido como un costo, como un sacrificio o penalidad; como
algo que le quita bienestar a la vida. Así, se dirá, exagerando un poco, que
la verdadera vida empieza después del trabajo; que uno trabaja para vivir y
que la calidad y cantidad de vida depende de las cosas que uno tenga a su
alcance y consuma. No se vive tanto mientras uno hace como cuando uno
consume lo que tiene. Este va a ser, como veremos con más detalle en el
cuarto apartado de este capítulo, uno de los puntos principales de deslinde
entre el enfoque de la productividad y el enfoque de las capacidades.
Algunas Críticas al Enfoque Productivista
El criterio productivista para evaluar el desarrollo es fundamental para
entenderlo y sigue y seguirá siendo importante pero, a la vez, empieza a
estar en crisis. Mencionemos dos de ellas sabiendo que dejamos de lado otras
muy importantes como las que provienen desde la ecología.
a. La creciente desigualdad en el mundo
Una razón de fondo es la “natural” propensión a aumentar las diferencias
entre los ingresos per cápita de los países del mundo. Por un lado, es
evidente que la productividad promedio del planeta permitiría
holgadamente que nadie sufriera miseria si los beneficios de esta
productividad se distribuyeran de manera más homogénea.
Lamentablemente no es así entre los extremos más ricos y pobres del
planeta. El PNUD nos ha recordado recientemente que el 20% más rico
recibe el 82.7% del ingreso, mientras que el 20% más pobre recibe el
1.4%. (UNDP 1992, 35)
El PNUD y el Banco Mundial compiten por ofrecer las cifras más
escalofriantes de la evolución de la distribución del ingreso. Esto es
crucial para nosotros por razones que serán muy claras más adelante,
cuando tratemos de la visión del mundo que surge del enfoque de
desarrollo humano. En el caso del PNUD, en 1820 la distancia entre los
ingresos per cápita promedio de los países más ricos y los más pobres
era de 3 a 1. En 1913 de 11 a 1, y en 1950 35 a 1. Finalmente, en 1973
subió a 44 a 1 y en 1992 a 72 veces. (UNDP 1999, 38)
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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b. Los derechos y el derecho a la vida.
Con lo anterior, estamos resumiendo una aproximación parcial a un
problema más general que consiste en la relación entre la actividad
humana y el acceso a las cosas que la sociedad ha producido. Las únicas
actividades humanas que permiten acceder a las cosas necesarias para
vivir no son las propias de la producción. Una perspectiva más general
ha sido tratada por Sen con fineza y sensibilidad, aunque no creemos
que ese sea su aporte más importante. El acceso de muchas
personas a los bienes de la sociedad es el resultado de la
existencia de "derechos" ("entitlements") (Sen 1991) que lo
permiten con independencia de las habilidades productivas o no
productivas aportadas, como también lo indicamos. Todas las
culturas tienen una jerarquía de derechos que permite la vida de
ancianos y niños, así como de ciertas autoridades no productivas, como
es el caso de guerreros y sacerdotes. El acceso a las cosas depende en
gran medida del ingreso obtenido por el trabajo de las personas pero
también de otras fuentes de derechos sobre dichas cosas, y que son, en
gran medida, independientes de la actividad económica que se realiza y,
más bien, por razón de afecto, temores o relaciones diversas
culturalmente establecidas reciben parte del producto de una sociedad a
pesar de no colaborar a su generación.
El acceso a las cosas necesarias para vivir en una sociedad depende en
parte de la "dotación" ("endowments") de partida que tenga esa
persona o colectivo. La fuerza de trabajo, las propiedades o posesión de
tierra u otros medios de producción o de renta, dinero, etc. son parte de
esa dotación en sociedades mercantilizadas. Pero, y esto es sumamente
importante, esa dotación puede incluir elementos sin valor económico
intrínseco como, por ejemplo, el tipo de respeto que en esa sociedad se
tenga a los ancianos, o a ciertos funcionarios civiles o religiosos, o el
lugar que ocupan los niños o las viudas. Cualquiera de estas dotaciones
se puede convertir, por medio de su venta o de su uso productivo en el
caso de algunas, o del reconocimiento exigido en una cultura a su
existencia, en "derechos", esto es, en el acceso legítimo a un conjunto
de bienes entre los cuales elegir los utilizados para vivir.
En unos casos será por medio del autoconsumo, del intercambio comercial
o de la aplicación de recursos a la naturaleza; en otros, se recibirán
directa o indirectamente esos bienes sin mediar actividad productiva. En
cualquier caso, en ambos, se tienen los derechos necesarios para llegar a
los bienes para vivir de la manera escogida. Esos derechos están, pues,
determinados en gran medida por la posición, no sólo económica, de la
persona o colectivo en la sociedad en la que conviven. Que una persona
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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tenga derecho a vivir no depende, en primer lugar, de la cantidad de
cosas que tenga para utilizar directamente o después del intercambio,
sino del hecho de que la legitimidad de esa posesión, y el derecho que ella
confiere a su disfrute es parte de un sistema de derechos que lo permita y
promueva.
3.1.2 El desarrollo como productividad con equidad.
Una variable muy relevante para entender la migración y la importancia
asignada a la educación es la desigualdad entre las personas y entre las
regiones. Nuestro objetivo de acompañar y explicar el proceso migratorio y
educativo nos obliga a valorar su relación con la búsqueda de una mayor
igualdad, o simplemente de la igualdad humana. Nuestro enfoque, basado en
el concepto de desarrollo como ampliación de la libertad compite, en
provechosa lid, con este que acentúa el logro de la igualdad. Empecemos
empalmando el tema con el anterior y luego, a lo largo del presente acápite,
iremos ampliando su alcance.
Debido a la desigual distribución de los resultados económicos de la mayor
productividad, al crecimiento del producto que venía asociado a dicho
aumento se le adicionó el tema de la equidad.
a. Desigualdad y productividad
En realidad, hay información suficiente como para establecer que los
aumentos en desigualdad entre sociedades ocurrieron en el mismo proceso
que los aumentos en productividad. Buena parte de la desigualdad de
ingresos entre empresas, entre regiones y entre países parece estar asociada
a la desigualdad de productividades, que, a su vez, está estrechamente
asociada a la desigualdad en la potencia de las herramientas en manos de los
trabajadores manuales e intelectuales. Pero, una cosa es la productividad y
sus mayores o menores resultados, y otra es la distribución de dichos
resultados en la sociedad. Viene al caso en este contexto retomar la vieja
insistencia latinoamericana sobre la importancia de las características
"centrípetas" del progreso técnico y de la distribución de sus frutos.
En realidad no toda la explicación de la inequidad es derivable de la evolución
diferenciada de la actividad productiva. La mayor o menor equidad en los
ingresos de las personas en una economía es resultado de la dotación inicial y
de dos procesos básicos: la mayor o menor homogeneidad en la productividad
de sus centros de trabajo y el monto de las transferencias de ingreso de
aquellos que trabajan a aquellos que no trabajan o que lo hacen en
instalaciones o regiones menos productivas. En general, por ser más visible,
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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se considera que esa transferencia se realiza por medio del Estado, pero no es
necesariamente así.
A lo anterior, hay que añadir la desigualdad que surge directamente de la
relación capital-trabajo asalariado y a la que se denomina como la distribución
funcional del ingreso. Es probable que esa desigualdad particular sea mayor
cuanto mayor sea la productividad; pero, cuanto mayor sea ésta, también se
hace más separable la problemática de la distribución de la de la pobreza
absoluta de los asalariados. Estos pueden ser menos pobres a pesar de la
creciente desigualdad y explotación. Como indicó Marx, a propósito de la
época del capitalismo basada en la innovación tecnológica como herramienta
de competencia, la pobreza absoluta está inversamente relacionada con la
explotación tal y como él la definió. “De la mano con el aumento de la
productividad del trabajo va, como hemos visto, el abaratamiento del
trabajador, y en consecuencia, una mayor tasa de plusvalor, aunque el salario
real vaya aumentando. Este último nunca aumenta proporcionalmente a la
productividad del trabajo. (Marx 1967, Vol I, 604. Ver también Vol III, 240).
La importancia del problema de la distribución para el futuro reside en que
debido a la globalización y al desarrollo tecnológico, ya es crecientemente
evidente que el problema de la pobreza está principalmente asociado al de la
desigualdad, y ya no, si alguna vez lo estuvo, al de la escasez general. “Elevar
los ingresos de todos los pobres del continente a un nivel inmediatamente por
encima del umbral de pobreza costaría sólo un 0.7% del PIB regional, lo que
equivale a un impuesto a la renta del 2% aplicado a la quinta parte más rica
de la población. (Banco Mundial 1990, 161)
Por esa razón es cada vez más aceptado que el problema de la generación de
las cosas es, aunque estén relacionados, totalmente distinto al problema del
acceso a esas cosas por parte de la población. Cada vez menos personas
producen el conjunto de los bienes necesarios pero, justamente debido al
aumento de la productividad de dichas personas, esos bienes tienen que ser
comprados cada vez en mayor proporción por quienes no intervienen en su
producción. ¿Cómo obtienen el ingreso estos últimos? Las transferencias hacia
no-productores son crecientemente importantes. ¿En qué medida el desarrollo
humano debe depender de esa distribución? Como el ingreso es el vehículo
principal para acceder a las cosas necesarias, ese ingreso tiene que ser
distribuido mucho más ampliamente que en el entorno de los directamente
involucrados en la producción de cosas.
b. Resistencia al tema
La resistencia a darle la importancia del caso a la distribución es porque las
personas y colectividades con mayor acceso a las cosas indispensables para
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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vivir se resisten a compartir una parte de dichos bienes y sólo parecen
dispuestos a compartir parte de los incrementos de producción. Por eso, el
crecimiento sigue postulándose como condición ineludible de eliminación de
pobreza. Aun así, el aspecto distributivo del ingreso es definitivamente uno
de los aspectos fundamentales del desarrollo.
Llegamos así al segundo tema entre los mencionados por Krugman al
comienzo de este capítulo y considerado desde el comienzo de la economía
como muy importante: la distribución. David Ricardo, importante clásico de
la economía, definía así el objetivo de la disciplina:
“El producto de la tierra –todo lo que se obtiene de su superficie mediante la
aplicación aunada del trabajo, de la maquinaria y del capital- se reparte
entre tres clases de la comunidad, a saber: el propietario de la tierra, el
dueño del capital necesario para su cultivo, y los trabajadores por cuya
actividad se cultiva.”
“La determinación de las leyes que rigen esta distribución es el problema
primordial de la Economía Política.... [proveer] información satisfactoria con
respecto al curso natural de la renta, de la utilidad y de los salarios.” (Ricardo
1973, 5)
3.1.3 Visión del Desarrollo Con las Necesidades Básicas
La pregunta sobre si los bienes y servicios a los que uno accede alcanzan
para vivir introduce un tema que la economía no había incorporado
explícitamente. Hasta que este enfoque se hizo importante el supuesto era
que si una economía aumentaba su productividad y, por tanto, su producto
per cápita, la gente progresaría. Luego, como ya analizamos, se añadió la
preocupación por el reparto, y se concluyó que si se repartía mejor ese
producto entre la población en su conjunto el progreso beneficiaría a todos
y todos los que sufrían de privación terminarían saliendo de esa situación.
Pero en los países subdesarrollados ese proceso es muy lento y ello ha
llevado a preguntarse por el significado de “salir de la pobreza”.
Con el enfoque de las necesidades básicas la economía tiene que dialogar
con quienes especifican de diversos modos el límite entre sufrir privaciones
y no sufrirlas, entre ser pobre y no serlo. En algunos aspectos, ese diálogo
tiene que hacerse con nutricionistas, en otros con médicos, en otros con
educadores o expertos en vivienda y, en general, con especialistas en
requerimientos que se consideran fundamentales para el pleno desarrollo de
la persona o, por lo menos, para un desarrollo que hoy en el mundo se
considera normal. Así como en los otros temas era conveniente y necesario
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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el diálogo con otras disciplinas, en este es más claramente necesario;
resulta imprescindible de una manera más evidente.
Determinar lo “básico” es un asunto delicado que nos remite a otras
especialidades. Pero todo esto obliga a nuevas preguntas. ¿Qué es lo básico
en salud? ¿Y en educación? Al otro lado de nuestras expectativas, ¿Qué es
desarrollo pleno? Hasta qué punto lo básico debe ser lo que permite el
desarrollo pleno y nada por debajo de eso? Hay un desarrollo menos que
pleno que sea justo? La respuesta a esas preguntas es difícil porque
depende de factores históricos, culturales, climáticos, de las distancias que
hay que recorrer para obtener los bienes necesarios, etc.. También depende
de factores propios de las personas como la edad, el tipo de actividad, el
metabolismo y de otras características personales. Por ejemplo, una
persona que no digiere bien necesita de alimentos distintos y en distinta
cantidad que una normal. Sin embargo, en ciertos casos es relativamente
fácil la respuesta. Se trata de casos en los que las carencias son
clamorosas. Si los déficits son muy grandes no hay duda de que dicha
plenitud no existe. Son los casos en los que el ser humano lucha por
sobrevivir física y mentalmente.
Este enfoque parece muy específico e inmediatamente práctico pero su
profundidad más filosófica y ética reside en que pone de relieve algo que la
economía había dejado implícito o, en muchas circunstancias, había
olvidado haciendo de la vida del ser humano un mero instrumento; que el
fin de la actividad económica es la calidad de su vida. Al preguntarse por
cuánto y qué necesita un ser humano pone a éste como la referencia que
permite evaluar una situación. No basta ya suponer que el mero aumento
de la productividad y el reparto más igualitario resolverán “en algún
momento” las exigencias que tienen las personas y familias. La pregunta
ahora es: ¿Cómo sabemos que la economía ha contribuido a “dejar atrás” y
de manera definitiva las situaciones de privación grave? En los países con
altas proporciones de pobres hay una cierta y, sin duda, justificada
impaciencia por responder a estas preguntas. ¿Cuándo se resuelven?,
¿Cuánto falta para resolver el problema de las carencias fundamentales?
Todas estas preguntas requieren de un dato para ser respondidas: el de la
magnitud y características de las necesidades básicas. Sólo así se sabe si
están satisfechas o no lo están.
Aunque el enfoque de necesidades básicas sigue insistiendo como los
anteriores en la disponibilidad de bienes y servicios indispensables rompe
con ellos en el hecho de establecer una canasta que se considera básica
para vivir y no meramente para trabajar. Por su insuficiencia para adquirir
esa canasta en las condiciones de mercado en las que se está, se puede
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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establecer que un ingreso es inadecuadamente bajo y que sirve para
caracterizar una situación de pobreza de ingreso.
3.1.4 La Teoría del Desarrollo Humano: La Propuesta de Amartya
Sen
(Tomado de Esteban Picazzo Palencia,
http://www.scielo.org.mx/scielo.php?pid=S0188-
45572011000100010&script=sci_arttext
El pensamiento de Amartya Sen sentó las bases de la teoría del desarrollo
humano y propuso una concepción distinta para medir y abordar el
desarrollo. El enfoque superó la visión economicista centrada en el tener
(dinero y mercancías), por una visión holística centrada en el ser y hacer
del ser humano (bienestar y capacidades) en el cual la participación de las
instituciones juega un papel determinante en el desarrollo (Sen y Nussbaum
1993).
En la concepción teórica propuesta por Sen (2000: 19), se define al
desarrollo "como un proceso de expansión de las libertades reales de las
que disfrutan los individuos", donde "la libertad real (...) está representada
por la capacidad de la persona para conseguir varias combinaciones
alternativas de funcionamientos" (Sen, 1992: 81) que permite [a la
persona], en los entornos sociales, económicos, culturales, políticos y
medioambientales que se encuentre, realizar cosas valiosas para ellos y sus
familias (Sen, 2000).
Por lo tanto, el desarrollo no debe medirse con otro indicador que no sea el
aumento de las libertades de los individuos, entendida como la construcción
de entornos en los cuales se exprese la libertad individual de poder
desplegar las capacidades y las más preciadas aspiraciones de los seres
humanos. En este sentido, Amartya Sen (1992: 81) señala que la justicia
debe valorarse por las libertades reales que gozan los seres humanos para
poder elegir su destino en función de sus propios valores personales y de
ninguna manera por los bienes materiales o recursos que puedan disponer.
De esta manera, toda teoría de la justicia que tenga como postulado la
búsqueda de la equidad debe partir de un tratamiento directo y profundo de
las libertades reales que tengan las personas para elegir su propio estilo de
vida y buscarlo de manera consecuente, aun cuando sus valores sean
diferentes, dadas las enormes posibilidades de que cada individuo, en las
modernas sociedades, pueda tener objetivos divergentes del resto de los
individuos que componen la sociedad, siendo esos objetivos valorados todos
en condiciones de igualdad sin establecer jerarquías (Sen 1997).
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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Así, el objetivo del desarrollo "se relaciona con la vinculación de las
libertades reales que disfruta la gente de una población determinada" (Sen
2000: 53); en donde, "las personas deben ser vistas como agentes
activamente involucrados, (...) en la construcción de su propio destino y no
solamente como receptores" (Sen 2000: 53). Es decir, la libertad brinda la
oportunidad de lograr nuestros objetivos y metas de las cosas que tenemos
razones de valorar y engloba tanto los procesos que permiten las libertades
de toma de decisión y de las acciones consecuentes, así como las
oportunidades efectivas de hacerlo, en sus condiciones específicas de
existencia (Sen 2000).
Por lo tanto, "la libertad proporciona una perspectiva más amplia al juzgar
la ventaja humana y por medio de ella evaluar el éxito social." "Es en este
ámbito donde la capacidad surge", como lo señala Sen (2000: 75), como
"un tipo de libertad: la libertad fundamental para conseguir distintas
combinaciones de funcionamientos (o, en términos menos formales, la
libertad para lograr diferentes estilos de vida)".
Esta capacidad está fuertemente condicionada por el entorno económico,
político, social, cultural y ambiental en el que se desarrolla; por ello, para
garantizar la ampliación de las capacidades del ser humano y una mejora en
su calidad de vida, la definición de las políticas debe incorporar tanto las
necesidades individuales como las potencialidades colectivas en beneficio de
la libertad. Así para Amartya Sen en su dimensión integral clasifica las
libertades en dos grandes grupos: constitutivas e instrumentales.
Las libertades constitutivas son aquellas libertades básicas individuales que
conforman el fin del desarrollo humano, porque refieren a la vida humana.
Es decir, estamos hablando de las potencialidades del ser humano. Son las
que permitirán al ser humano alcanzar una vida plena con calidad; entre
ellas podemos incluir una serie de capacidades elementales, la de evitar las
privaciones básicas que limitan la vida (hambre, desnutrición, muertes
prematuras o evitables) y también la adquisición de capacidades sociales y
culturales básicas (lectura, escritura, cálculo elemental, expresión libre de
ideas y valores, participación directa o indirecta en el sistema de gobierno
de la comunidad). Cualquier programa de desarrollo humano debe asegurar
la adquisición y expansión de estas libertades.
Por el contrario, las libertades instrumentales son aquellas oportunidades y
derechos que contribuyen directa o indirectamente a la libertad general de
las personas y se ofrecen, a través de los sistemas económicos, sociales y
políticos de los cuales dependen principalmente las libertades constitutivas
básicas para su realización. Entre estas libertades se encuentran los
servicios económicos, las instituciones, las oportunidades sociales como los
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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servicios de salud, las libertades políticas, las garantías de transparencia y
la protección social y jurídica. Es decir, estamos hablando del entrono
construido por la sociedad en un territorio determinado. Así lo define
Amartya Sen:
El papel instrumental de la libertad se refiere a la forma en que contribuyen
los diferentes tipos de derechos y oportunidades a expandir la libertad del
hombre en general y, por lo tanto, a fomentar el desarrollo. La eficacia de la
libertad como instrumento reside en el hecho de que los diferentes tipos de
libertad están interrelacionados y un tipo de libertad puede contribuir
extraordinariamente a aumentar otras (Sen, 2000: 56).
Y agrega en otro texto: "Las opciones que una persona tiene dependen
grandemente de las relaciones con los otros y de lo que el Estado y otras
instituciones hagan. Deberíamos estar particularmente preocupados por
esas oportunidades que están fuertemente influenciadas por las
circunstancias sociales y las políticas públicas" (Sen y Dréze, 2002: 6).
Expuesto lo anterior, y centrándose en las libertades humanas, Amartya
Sen evita la definición estrecha del desarrollo que lo reduce al crecimiento
del PIB, al aumento de los ingresos, a la industrialización y al progreso
tecnológico, por ejemplo. Entiende las libertades humanas como
oportunidades determinadas por otras realidades, como lo son las
condiciones que facilitan el acceso a la salud. Consecuentemente, para Sen
es importante considerar en el análisis del desarrollo, además del indicador
de la expansión económica, el impacto de la democracia, las instituciones y
las libertades públicas sobre la vida y las oportunidades de los individuos. El
reconocimiento de los derechos cívicos, una de las aportaciones de la
democracia, que otorga a los ciudadanos la posibilidad de acceder a
servicios que atiendan sus necesidades elementales y de ejercer presiones
sobre una política pública adecuada.
La preocupación fundamental de Sen es que los individuos sean capaces de
vivir el tipo de vida que desean. El criterio esencial es la libertad de elección
y la superación de los obstáculos que impiden el despliegue de las
libertades, como, por ejemplo, la capacidad de vivir muchos años, de tener
acceso a la educación, de ocupar un empleo gratificante, de vivir en un
ambiente pacífico y seguro y de gozar de la libertad.
3.2. Conclusión. (Iguiñiz)
A pesar de los contrastes destacados en las páginas anteriores, todos los
enfoques pueden ser también vistos como complementarios; todos dejan algo
valedero. En efecto, el aumento de productividad puede contribuir, y de hecho
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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contribuye, a la obtención de las cosas que amplían el horizonte vital
(capacidades) de las personas y la posibilidad de desempeñarse con mayor
libertad en la vida, a la libertad respecto de los condicionamientos naturales, a
la facilidad para transferir a otros el resultado del trabajo propio. La equidad
de ingresos favorece el desempeño de las personas en sociedad y,
evidentemente, la satisfacción de las necesidades básicas también. La
pobreza absoluta o carencia de bienes indispensable es, como hemos dicho,
una restricción a la libertad y esa restricción reduce y mediocriza los
desempeños posibles de las personas.
Sin embargo, no es sólo cuestión de complementariedad. Ello sería así si es
que el marco más amplio incorporara a los demás y los colocara en su lugar
más adecuado, pero eso no sucede en la práctica. Cada enfoque aspira a ser
el ordenador de los demás y a imponer su propia jerarquía de prioridades.
También, hay pues, conflicto entre enfoques del desarrollo.
Ensayemos una nueva síntesis. El desarrollo no sólo incluye el aumento de
cosas que el ser humano produce con cierta dedicación al trabajo, también el
aumento de oportunidades de acción humana a la que cada cosa puede
contribuir. Si el aumento de la cantidad de cosas distintas y de la cantidad
producida de cada cosa lo asociamos con el término productividad 2 nos
tocaría buscar los términos correspondientes al nuevo enfoque. En la nueva
perspectiva, si el objetivo del proceso económico y social no es la generación
de productos sino de "vidas", al criterio de eficiencia en términos de
productividad hay que añadir el de la eficiencia en términos de algo que
llamaremos quizá con demasiada ambición "vitalidad". En este caso no se
trata de hacer más cosas; más bien buscaríamos "sacarle el jugo" a las cosas
en términos de la riqueza de la vida o vitalidad a la que contribuyen.
Esto puede ser fundamental para países que tienen y tendrán relativamente
pocas cosas en el futuro. Generar seres humanos lo más plenos posible desde
el punto de vista del tipo de desempeño que pueden tener en su sociedad, y
también en otras, puede requerir cantidades de cosas producidas muy
distintas. Desde este enfoque, la salida del subdesarrollo y no sólo, como
muestra Sen, la reducción de índices de mortalidad puede lograrse con
productos per cápita muy distintos. La métrica del producto per cápita es
limitada e incluso puede ser equivocada. En esta perspectiva, por ejemplo, el
daño ecológico o el resultante de la sobre-alimentación típica del Norte, son
ejemplos claros de reducción de vitalidad por aumento del producto.
2 Estamos estirando el significado tradicional de productividad que se puede aplicar a cada producto existente, pero
no estrictamente a la creación de productos. Hoy se podría, sin embargo hablar de la productividad del trabajo
humano en la generación de nuevos productos.
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No es tan fácil diseñar indicadores de capacidades y desempeños de las
personas y colectividades pero ello no puede impedir el reconocimiento de su
importancia. Además, ya hay indicadores, por ejemplo, en el campo de los
efectos de las medicinas en el desempeño de las personas. El problema del
desarrollo, en la medida en que siga asociado al tema del trabajo, tendría que
preguntarse por la vitalidad a la que da lugar el trabajo humano y no
simplemente sobre la vitalidad que el trabajo humano consume traduciendo
el alimento en tedio, en frustración o en algo peor. Después de todo, puestas
las cosas en su debido orden, para eso se trabaja, para vivir.
El desarrollo puede concebirse… como un proceso de expansión de las
libertades reales de que disfrutan los individuos. El hecho de que
concentremos la atención en las libertades humanas contrasta con las
visiones más estrictas del desarrollo, como su identificación con el
crecimiento del producto nacional bruto, con el aumento de las rentas
personales, con la industrialización, con los avances tecnológicos o con la
modernización social. El crecimiento del PNB o de las rentas personales
puede ser, desde luego, un medio muy importante para expandir las
libertades de que disfrutan los miembros de una sociedad. Pero las
libertades también dependen de otros determinantes, como las instituciones
sociales y económicas (por ejemplo, los servicios de educación y de
atención médica), así como de los derechos políticos y humanos (entre
ellos, la libertad para participar en debates y escrutinios públicos). (Sen
2000, 19)
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3.3. Glosario
Productividad: se refiere a la relación entre el esfuerzo y la
inteligencia humana utilizada durante un tiempo determinado y sus
resultados en términos de cosas producidas.
El fin de la producción: es alejar las carencias que sentimos. Pobre
es la persona, familia, grupo o país que, por la baja productividad de
su actividad, genera (y retiene para sí) insuficiente riqueza por
persona.
Dotación (endowmnets): es el acceso a las cosas necesarias para
vivir en una sociedad depende en parte que tenga esa persona o
colectivo. La fuerza de trabajo, las propiedades o posesión de tierra u
otros medios de producción o de renta, dinero, etc. son parte de esa
dotación en sociedades mercantilizadas.
Desarrollo según Sen: teórica propuesta por Sen (2000: 19), se
define al desarrollo "como un proceso de expansión de las libertades
reales de las que disfrutan los individuos", donde "la libertad real
(...) está representada por la capacidad de la persona para conseguir
varias combinaciones alternativas de funcionamientos" (Sen, 1992:
81) que permite [a la persona], en los entornos sociales,
económicos, culturales, políticos y medioambientales que se
encuentre, realizar cosas valiosas para ellos y sus familias (Sen,
2000).
Las libertades constitutivas: son aquellas libertades básicas
individuales que conforman el fin del desarrollo humano, porque
refieren a la vida humana. Es decir, estamos hablando de las
potencialidades del ser humano.
Las libertades instrumentales: son aquellas oportunidades y
derechos que contribuyen directa o indirectamente a la libertad
general de las personas y se ofrecen, a través de los sistemas
económicos, sociales y políticos de los cuales dependen
principalmente las libertades constitutivas básicas para su realización
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3.4. Fuentes de Información
3.4.1. Bibliográficas
IGUIÑIZ, Javier (2009). “Desarrollo como Libertad”. Paper de la
PUCP.
SEN, Amartya. (2000). “Desarrollo y Libertad”. Bogotá. Editorial
Planeta.
3.4.2. Electrónicas
Informe del Desarrollo Humano 2014
www.google.com.pe/webhp?sourceid=chrome-
instant&ion=1&espv=2&ie=UTF-
8#q=informe%20de%20desarrollo%20humano%202014
El Desarrollo como libertad
www.redalyc.org/pdf/539/53905501.pdf
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80
3.5. Aplicando lo aprendido…
Estimado estudiante, te invitamos a desarrollar un ejercicio de
metacognición que te ayudará a asimilar lo estudiado en la Unidad
III.
Revisar el aula virtual – unidades – unidad III –
MO_Metacognición03
Enviar la actividad resuelta a tu docente a través del aula virtual.
Recuerda que esta actividad es obligatoria para que puedas descargar
los materiales de la siguiente unidad.
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81
UNIDAD IV
ÍNDICE DE DESARROLLO HUMANO
Resumen
En esta Unidad se analizará el Índice de Desarrollo Humano, su naturaleza,
su importancia en la medida del hábitat de un conjunto poblacional. Se
analizará en el territorio peruano, en las diferentes áreas y localidades,
determinando los factores influyentes en los índices que acusan
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4.1. Índice de Desarrollo Humano
A partir de la década de los noventas, las Naciones Unidas, a través de su
Programa para el Desarrollo (PNUD), han promovido el paradigma del
desarrollo humano como el mecanismo para integrar a la persona humana
como el centro de todos los procesos de desarrollo, considerándola el fin de
los mismos y promoviendo la generación y ampliación de oportunidades
para la consecución de una vida digna y feliz. Para lograrlo, se ha incidido
para que los Estados articulen esta noción en sus políticas y se han aplicado
como herramientas la elaboración de Informes Mundiales y Nacionales
sobre Desarrollo Humano, las que permiten medir los avances –o
retrocesos- y establecer vías de actuación, mediante la interpretación de
indicadores desagregados que conforman el Índice sobre Desarrollo
Humano (IDH).
4.1.1. El Perú en el mundo
Desde 1990, el PNUD publica su Informe Anual sobre el Desarrollo Humano
en el mundo. A partir de entonces estos Informes no pasan inadvertidos;
los gobiernos, la opinión pública, la academia y las organizaciones
internacionales, se motivan y dan a conocer sus reacciones. La prensa
siempre comenta el tema central que los informes discuten y concentra su
atención, de manera muy especial, en los Resultados del Índice del
Desarrollo Humano (IDH) y la posición de los respectivos países en la
clasificación que este IDH brinda.
En el Informe del 2001 el Perú aparece en el puesto 73, entre 162 países.
Sin embargo, la más inmediata y evidente utilidad del IDH, no es solamente
comparar, sino, sobre todo, buscar, explicar y discutir alternativas sobre los
diversos niveles y desigualdades en el desarrollo humano. El IDH puede ser
utilizado también como un testigo de la eficiencia o, incluso, como un
testigo crítico de las ineficiencias de las políticas de crecimiento y
distribución entre los países, grupos sociales, regiones y, en general, sobre
el tipo de ámbito al que se aplique su medición.
¿Por qué el hecho de nacer en un país altamente industrializado, y no en el
África sub sahariana, otorga una probabilidad de vida treinta años más
larga? O sin ir lejos, ¿por qué en el Perú, nacer en Lima Metropolitana da la
probabilidad de casi 20 años más de vida, que el nacer en una provincia alta
de la Sierra Sur?
El IDH invita a reflexionar sobre las causas del por qué quienes viven en las
zonas residenciales capitalinas tienen en promedio casi el doble de
esperanza de vida que los habitantes de las zonas andinas aisladas. O por
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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qué una abrumadora mayoría de personas en el área moderna de la capital
llegará a cursar la instrucción superior; mientras que una cantidad similar
de los indígenas de la Sierra llegará a la adultez como analfabeta funcional.
Más aún, los primeros vivirán con ingresos diarios de por lo menos 30 veces
más altos por persona, con otro grado de confort y otras perspectivas en su
vida; mientras que la mayoría de los segundos han estado y están en la
pobreza extrema, sin alternativas y negados al progreso.
Las diferencias entre Noruega o Estados Unidos de Norteamérica con
Nigeria o Sierra Leona, se reproducen entre algunas áreas de Lima y Callao
o Tacna, con otras de La Mar en Ayacucho, Angaraes en Huancavelica,
Cotabambas en Apurímac o Pachitea en Huánuco.
Circunscribiéndo el fenómeno, solamente a Lima Metropolitana, se tienen
igualmente reproducidos los extremos, entre las poblaciones residenciales
de San Isidro y las marginales de Ventanilla o Pachacamac; las brechas de
calidad de vida son muy amplias. Esto se repite, incluso, dentro de buena
parte de los distritos capitalinos como, por ejemplo: Surquillo, La Molina o
Ancón, donde coexisten físicamente, frente a frente, la opulencia con la
pobreza extrema.
Hay un proceso estructural, una dinámica que genera las diferencias, tanto
entre los países como dentro de ellos y que implica inclusive la ampliación
de esas desigualdades. A primera vista, éste es un proceso que puede
definirse alrededor de las inequidades en el acceso a recursos materiales y
humanos. La idea central en que se sostiene el desarrollo humano es,
precisamente, la urgencia de revertir esta desigualdad de oportunidades.
4.1.2. El IDH mundial
El instrumento que se emplea para medir el desarrollo humano, con los
argumentos ya adelantados, es el Índice de Desarrollo Humano (IDH).
Una primera apreciación general de los valores del IDH en el contexto
mundial desde 1975 hasta 19993, muestra que el conjunto de países ha
evolucionado de manera favorable y los índices, en promedio, han ido
creciendo progresivamente. Pero este crecimiento ha sido desigual (cuadro
3.1).
Otra razón es saber si se está frente a una tendencia mundial hacia la
convergencia o a la divergencia, es decir, hacia la disminución de las
desigualdades o hacia el aumento de éstas. Lo que se nota es que los
3 Reconstrucción uniforme elaborada por el PNUD para su Informe Mundial del 2001
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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cambios hacia la igualdad provienen en mayor medida de las mejoras
sostenidas en la esperanza de vida y el logro educativo de los países
pobres, los que se producen a pesar de la lenta evolución de los niveles
productivos e incluso distributivos, en la mayoría de naciones4.
4 Los Informes sobre Desarrollo Humano correspondientes a 1997 y 1998,
ponen especial atención al problema de las desigualdades internacionales y
las desigualdades internas de los países.
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
85
Una medición de la desigualdad entre países basada únicamente en la
producción per cápita, produciría resultados bastante más preocupantes que
la que se deriva del IDH, el cual rescata la progresiva y rápida mejora de la
salud y la educación entre los países de mayor pobreza relativa.
En tanto los países se han ido incorporando sucesivamente al sistema de
medición del IDH, la comparabilidad y ubicación ordinal no siempre refleja
la real evolución de cada país. Para 1975, se tiene datos uniformes de
solamente 97 naciones, pero para 1999, ya eran 162. Esto perturba la
medición, en especial porque los países que han ido ingresando, son países
pobres o empobrecidos, como en el caso de las nuevas naciones
desmembradas de la ex Unión Soviética y, por tanto, deben estar
produciendo efectos espurios en la clasificación, ya que estas poblaciones,
aunque no se les midiera, existian, o bien estaban “ocultas” al interior de un
agregado mayor.
La conclusión provisional, cuando se observa un mundo evidentemente
diferenciado por el aumento de las distancias entre los niveles de
producción de los países, es que el incremento de la difusión de
conocimientos, contrarresta estos efectos por las vías de las mejoras en la
salud y la educación, de manera lenta, pero sostenida. Un mayor detalle
sobre cada variable de las que componen el IDH internacional, podría
mejorar la certeza de esta apreciación.
¿Qué países están en los mejores puestos del ordenamiento según el IDH, y
cuáles están en los últimos lugares? Cuando se observan los cinco países
con IDH más altos, resalta el hecho que EUA y Japón, las economías
dominantes de la segunda mitad del siglo XX y Suiza, la capital financiera
mundial, están presentes hasta 1990, cediendo después lugares a Australia
y Canadá, que se alternan en los primeros puestos y luego, se observa la
presencia casi continua de los países nórdicos y Bélgica. Estas naciones
tienen valores de esperanza de vida y de logro educativo concentrados en el
extremo superior y sus diferencias responden especialmente a sus niveles
de producción.
A pesar de tratarse de países que tienen curso histórico, régimen político y
organización social diversos, tienen también rasgos comunes importantes y
definitivos, tal como su más temprana y mayor acumulación histórica de
riqueza, su visible desarrollo industrial y tecnológico, la superación de su
transición demográfica y una mayor igualdad interna que en los países en
desarrollo5.
5 En el Informe sobre el Desarrollo Humano 2001 del PNUD puede apreciarse, tomando como fuente los indicadores de igualdad recopilados por el Banco Mundial, que entre las naciones de mayor desarrollo existe mayor igualdad interna que entre las naciones de menor desarrollo.
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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Llama la atención también la presencia extendida, en cobertura de personas
y de riesgos, de la seguridad social y la seguridad en los ingresos. Las
naciones avanzadas dedican un porcentaje de su PBI que es, cuando
menos, 10 veces más alto que lo que dedican las naciones en desarrollo a la
protección social. Son Estados extendidos en el sentido de cobertura
nacional, con altas responsabilidades en el empleo directo, pero
especialmente, en la atención de los riesgos sociales.
Este desarrollo guarda armonía con una amplia participación de los salarios
privados y públicos en la renta nacional, siempre superior a las utilidades
empresariales, a pesar de las dimensiones de éstas. El elevado
“asalariamiento” es, a su vez, sustento del sistema de seguridad social y de
ingresos, del mercado interno, de la formalización económica y de la
cohesión nacional.
En el extremo opuesto, los países pobres pertenecen siempre al continente
africano, con mayor frecuencia al Sur del Sahara y los cambios de posición
del IDH que muestran, se producen más por la incorporación de nuevos
países a la estadística, que por otra razón. Esta Región, añade a las
características generales de los países pobres –crecimiento demográfico
alto, desarrollo industrial bajo o nulo, estados débiles e incompetentes,
inestabilidad política- la menor existencia de recursos naturales con los
cuales apoyar sus posibilidades de despegue.
Hay una distribución regional del desarrollo que ubica en los lugares
privilegiados a las naciones de la OCDE, en los lugares intermedios a
Latinoamérica y al Asia y, en la base, al Continente Africano. Existe también
una correspondencia entre el mejor nivel de los indicadores sociales, las
estructuras económicas pro- industriales y la responsabilidad de los Estados
en la protección social. Sería ingenuo adjudicar a estas características, que
son el resultado de procesos históricos extensos y complejos, la explicación
integral del progreso en materia del desarrollo humano. Pero es igualmente
inadecuado desvincular este progreso de las responsabilidades generales de
la sociedad, su organización y sus leyes, e imaginarlo como el resultado de
la libre iniciativa de personas y organizaciones con puntos de partida
evidentemente desiguales. En estos aspectos el IDH confirma –dando
mayores detalles– una verdad conocida, pero al hacerlo, justifica la
coherencia de sus resultados.
De otro lado, el IDH propone una clasificación de los países en categorías de
Alto, Medio y Bajo.
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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Para 1999, en el desarrollo humano Alto, están los primeros 48 puestos, en
el Medio estan del 49 al 126 (78 países) y en el Bajo, del 127 al 162 (36
países).
El Perú se ha ubicado permanentemente en el grupo Medio, junto con la
mayor parte de países de la Región.
4.1.3. El IDH en América Latina y el Caribe
Una mejor manera de apreciar el desempeño del Perú en términos del
desarrollo humano, es observar la ubicación que ha tenido entre las
naciones de Latinoamérica y el Caribe, que pertenecen a un mismo contexto
geográfico y a entornos económicos relativamente semejantes (cuadro 3.2).
Si se aprecia el promedio de los IDH, América Latina ha ido avanzando
como todo el conjunto, con una dinámica ligeramente inferior al promedio
total mundial, pero en un nivel más alto. Así, entre 1975 y 1999, los valores
del IDH de América Latina y el Caribe mejoraron solamente en un 13% (de
un promedio de 0.655 a otro de 0.742); mientras que el resto del mundo lo
hizo en un 17% (pero de un promedio de 0.585 a otro de 0.684).
La Región Latinoamericana, como ya se ha adelantado, tiene a la mayor
parte de sus países ubicados en el rango Medio del Desarrollo humano, con
ventajas de recursos y posibilidades de integración que tendrían que
haberla desplazado hacia mejores ubicaciones, si no hubiera sido por la
grave crisis financiera que la afectó en la década de los ochenta y en la
segunda mitad de los noventa. Esta crisis castigó especialmente a las
naciones con mayor incidencia económica en la Región, como son: México,
Brasil y, particularmente, Argentina.
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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Debe igualmente tenerse en cuenta, que la posibilidad de mejora de los
países latinoamericanos, como Región en el ranking global, tiene barreras
muy altas. Los primeros lugares se hallan copados por las naciones de más
temprana industrialización, tanto occidentales como ex socialistas, así como
por los países árabes exportadores de petróleo, con muy alto producto per
cápita.
En el grupo de los países clasificados como de Desarrollo Humano Alto, se
encuentran pocos países de Latinoamérica y el Caribe: Barbados, Argentina
y Uruguay y, gracias a su sostenido progreso económico desde mediados de
los años ochenta, Costa Rica y Chile.
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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En un siguiente grupo, en el sector de Desarrollo Humano Medio, pero con
mejores calificaciones que el Perú, se encuentran México, Venezuela y la
mayor parte de países caribeños vinculados a la órbita del Reino Unido.
Más próximos al Perú y siempre en el grupo Medio, están Brasil, Colombia y
Paraguay. Estos países se ubican en el entorno de los cinco IDH de la
Región superiores al nuestro y les acompañan Panamá y Jamaica.
En el segmento del Desarrollo Humano Medio, pero debajo de las posiciones
del Perú, se han ubicado con frecuencia Ecuador y los países
centroamericanos. También aquí se agrega que los países de la Región más
bajos del segmento Medio, han sido los de Centroamérica, recordando que
el único que ha estado clasificado como de Desarrollo Humano Bajo es Haití.
La performance peruana en el contexto latinoamericano es modesta, pues
se halla ubicado en el tercio inferior. Peor aún, si se tienen en cuenta las
poblaciones de los países, se notará que el Perú supera solamente a países
relativamente pequeños, que en su conjunto son apenas el 15 % de la
población latinoamericana y caribeña.
La baja ubicación peruana ha sido determinada sobre todo por sus escasos
logros productivos, ya que conocemos que en la esperanza de vida y en el
logro educativo, el país ha tenido una progresión importante, al menos, en
términos de extensión de la cobertura básica. Se da valor relativo a estas
mejoras porque, si bien se ha multiplicado la cobertura de los servicios en
educación y salud, la evolución de la calidad – especialmente educativa– va
en sentido contrario a la imagen positiva de las cifras. En cuanto al PBI per
cápita, se ha tenido entre 1975 y el fin de siglo, un periodo crítico signado
por la crisis financiera y de precios, de efectos negativos indudables. Un
mundo de lenta mejora en términos del desarrollo humano; una Región
situada en los lugares medios y dentro de ellos, un Perú igualmente,
ubicado en la mediana del orbe, pero en el tercio inferior de su Región. Son
los primeros grandes datos que se pueden entresacar de la observación del
IDH internacional.
4.1.4. El IDH en el Perú.
La utilidad del IDH, sin embargo, no se limita a la ubicación de un país en el
contexto internacional. En muchas naciones se han usado sus conceptos
para denotar y analizar las características y dimensiones de sus
desigualdades internas.
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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En 1997, el PNUD con la participación del Instituto Nacional de Estadísticas
e Informática (INEI) desarrolló un cálculo departamental del IDH para los
años 1991, 1993 y 1995.
En ese mismo año, 1997, un conjunto de organizaciones no
gubernamentales, reunidas como Grupo de Acción Ciudadana por el
Desarrollo Humano contra la Pobreza, publicó una Evaluación del Desarrollo
Humano en el Perú, que incluye un cálculo del IDH departamental,
siguiendo la estructura del IDH de los Informes anuales del PNUD y
efectuando sus cálculos para los tres censos nacionales anteriores (1972,
1981,1993)6.
En el presente Informe Nacional para el año 2002 se ha aplicado una
estimación del IDH para los años 2000 y 1993, pero en este caso con una
desagregación al nivel de las 194 provincias del país. A partir del IDH
provincial, es posible obtener el IDH a escala departamental y tener una
comparación de diversas metodologías anteriormente utilizadas para hacer
mediciones a este nivel.
Un punto de partida para evaluar estas diferencias es comparar las tres
versiones disponibles de los IDH para 1993, pues en ellas se dan las
diferencias metodológicas fundamentales, en especial, las debidas al cambio
de variable del PBI per cápita, por el ingreso de las familias. (cuadro3.3)
La comparación muestra que a pesar de los cambios señalados, la
estabilidad de los rangos es alta en el nivel de los departamentos. Como un
resultado indirecto de la comparación departamental con sus antecedentes,
los datos calculados para el nivel provincial en el presente Informe,
adquieren mayor confiabilidad.
Queda igualmente claro que salvo por el PBI en Moquegua y Pasco, Lima y
el Callao siguen siendo los primeros, mientras la Sierra alto andina es la
más rezagada y, en los planos intermedios, los departamentos costeros
aventajan en promedio a la Selva. Otro dato relevante, es que los
departamentos más poblados o densos son los que tienen IDH más alto, lo
cual es lógico en la medida que la población se ha ido agrupando alrededor
de la mayor disponibilidad de oportunidades de trabajo y acceso a los
servicios sociales. Este es el patrón de la distribución de recursos que
domina la segunda mitad del siglo XX.
En el Capítulo 1, se indicó que uno de los objetivos esenciales de este
Informe es la elaboración del Índice de Desarrollo Humano a escala
6 Fernando Eguren López y otros, “Evaluación del Desarrollo Humano en el Perú”, Acción Ciudadana,
Lima, 1997
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
91
provincial, por considerarlo de mayor justificación y utilidad práctica que las
opciones departamentales y distritales. La provincia tiene una sensibilidad
bastante mayor que los departamentos y por esa misma razón tiene mayor
utilidad y versatilidad para la definición de políticas. Además, tiene como
ventaja esencial sobre los distritos, la mayor estabilidad de sus variables en
el tiempo.
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
92
El cumplimiento de esta meta ha implicado un significativo esfuerzo
metodológico y de cálculos. En primer lugar, porque no hay posibilidad de
una reproducción mecánica de los indicadores del IDH en escalas
provinciales, no se tiene, por ejemplo, la posibilidad de disponer de datos
del PBI o del alfabetismo o la esperanza de vida calculados para las
provincias. Esto ha obligado a redefiniciones en función de los datos
disponibles que mantengan fidelidad con las dimensiones del IDH, aunque
se opte por indicadores equivalentes, como es el caso del ingreso per cápita
de las familias, en reemplazo del PBI per cápita.
En efecto, sucede que la estadística social no se elabora de manera
continua a niveles desagregados, excepto para unas pocas variables
vinculadas a los registros administrativos, usualmente con fuertes
problemas de elaboración, tardío procesamiento y con dificultades de
acceso y disponibilidad.
Esta ausencia de datos de fuentes directas, hace recurrir a procedimientos
de estimación que involucran toda la información disponible en el momento,
una mayor elaboración en los métodos estadísticos y el máximo de
controles para asegurar la confiabilidad de los resultados obtenidos.
Para leer el IDH provincial
El efecto de poblaciones de tamaño desigual.
Se dispone ahora de un IDH desagregado a nivel provincial. Su uso, sin
embargo, requiere de algunas prevenciones analíticas de mayor detalle y de
diverso orden, que se exponen a continuación. La más inmediata, es que
debe tenerse mucha cautela ante el hecho de estar comparando unidades
de tamaños poblacionales sumamente diferentes, impuestos por las
divisiones político administrativas.
En apariencia, 70 años de esperanza de vida al nacer en una provincia con
casi siete millones de habitantes como Lima, tendrían también el mismo
significado en una provincia como Purús, que tiene menos de cuatro mil
habitantes. Pero para efectos de política, esta similitud se relativiza.
Si los costos de mejora de la salud fueran semejantes, la posibilidad de
mejorar un año de esperanza de vida en Lima, demandaría una inversión,
aproximadamente dos mil veces mayor que en Purús. En realidad, los
costos son diferentes –por el diferente nivel de la mortalidad, por la
dispersión poblacional y por las diferencias de recursos previamente
disponibles en cada provincia–, pero lo que se intenta señalar es la
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
93
debilidad de comparaciones simples y directas en realidades diferentes
desde el punto de vista de sus dimensiones demográficas.
Debe advertirse también que el tamaño de las poblaciones, su
conglomeración y urbanización dentro del ámbito provincial, no significa
siempre una mejora de su situación económica y social. Si bien la
correlación entre IDH y población es muy elevada, superior a 0.967, las
discrepancias son llamativas.
En efecto, algunas provincias “grandes” son relativamente pobres en el
conjunto. Han crecido poblacionalmente de manera más rápida por
fenómenos que pueden considerarse ajenos a los procesos de desarrollo
económico. Esto sucede, particularmente, en la Sierra, en áreas que han
crecido como zonas de refugio a raíz del terrorismo en la década de los
ochenta y comienzos de los noventa –Tayacaja en Huancavelica,
Andahuaylas en Apurímac, La Mar en Ayacucho– concentrando población
pobre sin oportunidad de desplazarse a zonas más alejadas. También puede
suceder que se trate de provincias “grandes” que en realidad acumulan una
importante cantidad de poblados pequeños y medianos, concesivamente
considerados como urbanos por la estadística8. Tal es la situación, por
ejemplo, de la provincia de Piura, que incluye en su interior, además de la
capital departamental, una importante cantidad de pueblos y caseríos
dispersos.
En sentido inverso, una provincia pequeña puede tener valores
llamativamente positivos en el IDH. Especialmente si uno o un grupo de
unidades económicas de importancia, inciden en los resultados sociales.
Cuando las provincias son pequeñas y en su seno operan empresas de
importancia, como las mineras, el efecto salarial y de condiciones laborales
de los trabajadores relacionados con esa empresa, determinan un
comportamiento positivo de los indicadores sociales de toda la provincia.
Aunque el efecto de un enclave no sea óptimo en la perspectiva del
establecimiento de un patrón de acumulación nacional, es de evidente
incidencia sobre los niveles de vida locales. Un caso especial es el Callao,
provincia pequeña en extensión, pero densamente poblada y con IDH Alto.
7 El coeficiente de correlación, utilizado para estos fines, es un estadístico que adopta el valor
de –1 cuando dos ordenamientos son exactamente inversos, 0 si las series son totalmente
indiferentes y +1 si se trata de dos ordenamientos exactamente paralelos 8 La definición de “urbano” de las encuestas y proyecciones considera como tales a los centros poblados
con 2000 o más habitantes, independientemente de si cuentan o no con servicios adecuados. La
urbanización peruana es, en este sentido, más una figuración que el resultado objetivo del progreso.
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94
La interpretación de promedios
El IDH provincial, desde sus componentes– incluida la esperanza de vida o
las tasas de matrícula– es esencialmente un promedio, un valor resumen
para un conjunto de valores desiguales y como tal, susceptible de ser
influido por uno o unos pocos valores extremos.
Los promedios pueden originar diferentes tipos de espejismos. Un distrito o
un pueblo dentro de una provincia, o en general una parte de la población,
pueden determinar los resultados. El efecto es más elevado en la medida
que la importancia relativa de ese distrito o poblado, dentro de la provincia,
sea mayor y será más fácil que esto suceda en las provincias de menor
cantidad de población.
Pero también puede suceder que lo que da importancia a los resultados, no
se deba al número de personas diferentes respecto de la provincia, sino
más bien a la elevada magnitud de sus diferencias con el resto, tal como
sucede en el caso de la provincia de Lima. Allí, a pesar del tamaño de la
provincia, una minoría “eleva” el resultado provincial, e inclusive el
nacional, “trasladando” -conjuntamente con la provincia amplios sectores de
población, con deficientes niveles de vida hacia mejores ubicaciones en el
ordenamiento nacional.
Los componentes del IDH en las provincias
El IDH nacional, calculado a partir de la ponderación del IDH de las
provincias con sus respectivas poblaciones, es de 0.620.9 Entre las
provincias, el valor más alto (0.755) es el de la provincia de Lima, sobre
todo por su mayor ingreso y, el más bajo (0.377) el de Pachitea ,
principalmente por su pobrísimo logro educativo.
Lo anterior indica que la lectura del IDH pasa por la lectura de sus
componentes, y la lectura de éstos, por el conocimiento de su
comportamiento particular.
El componente esperanza de vida, varía entre los 56.0 años (La Unión en
Arequipa) y los 74.4 años (Callao) en las provincias del Perú, lo que
equivale a un cociente de 1.33 entre el valor máximo y el mínimo.
9 Este valor es bastante menor que el de 0.743 con el que figura el Perú en el ranking del IDH
internacional del año 2000. Se debe subrayar que no son estrictamente comparables, por haberse tenido
que reemplazar en el IDH provincial el PBI per cápita, por el ingreso per cápita familiar y reducido la
matriculación a solamente la secundaria, por las razones que se detallan en la metodología.
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95
El componente alfabetismo de las personas de 15 o más años, tiene valores
extremos de tasas porcentuales de 53.6% (Mariscal Luzuriaga en Ancash) y
97.4% (Callao), y la matriculación secundaria de 25.0% (Pachitea en
Huánuco) y 97.6% (Huaura en Lima). Con ello, las relaciones entre máximo
y mínimo son de 1.82% y 3.90%, respectivamente, lo cual hace, además,
que el logro educativo sea la variable intermedia – entre la esperanza de
vida al nacimiento y el ingreso per cápita– en influencia sobre el
ordenamiento provincial.
El componente ingreso per cápita familiar mensual, es el de mayor
variabilidad: fluctúa entre 116 nuevos soles (Chincheros en Apurímac) y
574 nuevos soles (Lima). Por tanto, la relación entre el mayor y el menor
valor, es de 4.94, más elevada que todas las otras variables y con mayor
incidencia en los resultados del IDH que las otras variables cuyos valores se
hallan más agrupados.
Por último, tal vez lo más importante, es que el IDH es un indicador
resumen. Inclusive la lectura de sus componentes es limitada para
comprender las posiciones relativas de las provincias. Las explicaciones
mayores las dan: la actividad de empresas grandes instaladas en el área,
proyectos de inversión pública, auge de la explotación de algunas materias
primas, presencia de instituciones estatales importantes en la
infraestructura social, cercanía a centros metropolitanos y ubicación en
corredores económicos.
Esto lleva a recordar la función mayor del IDH, en sus términos
provinciales: ser un testigo de importancia, un barómetro de la orientación
de las políticas públicas y de la dirección adoptada por las inversiones. Sus
grandes tendencias reflejan o deben reflejar, el curso de la atención del
gobierno y los inversionistas privados, sus cambios en el corto y mediano
plazo, las variaciones de la coyuntura política y la economía nacionales, sus
contrastes, la incompetencia de las políticas de distribución de ingresos o el
desaprovechamiento de los recursos locales.
El IDH se brinda como una herramienta susceptible de muchas lecturas, y
para el caso especial de este Informe, conexa a las potencialidades
nacionales. No se espera que sea el único uso de este indicador, pues
cualquier variable de importancia económica o social que pueda procesarse
en la escala provincial, es susceptible de contrastarse con el IDH con la
finalidad de juzgar su asociación con el desarrollo humano.
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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Una primera vista a los resultados: las capitales y los cambios
provinciales recientes.
En esta primera inspección se presentan los resultados analíticos más
elementales, en una forma que puedan ser de fácil reconocimiento,
asimismo, se desarrollan algunas indicaciones para la lectura y posteriores
análisis que los usuarios puedan hacer del presente Informe.
La importancia de vivir en las capitales.
La primera imagen es la del ordenamiento de los IDH en las provincias que
contienen capitales departamentales. Este recorrido tiene la ventaja de
referirse a un número limitado de provincias: se trata de 24 capitales
departamentales, más el
Callao, fácilmente identificables por quienes tengan un conocimiento básico
de nuestra realidad nacional (cuadro 3.4).
Previsiblemente, el IDH de Lima y Callao, es superior a cualquier otro de las
demás provincias con capitales departamentales, las cuales a su vez, tienen
en promedio mejores indicadores sociales que el resto de las provincias del
Perú.
Los resultados de Lima y Callao no se deben a una variable en particular.
Cualquiera sea la variable que se observe, se encontrará a estas provincias
en un rango elevado, siempre entre los primeros puestos, si no en el mejor.
Resultan ociosas las explicaciones sobre esta posición, cuando precisamente
los privilegios del centralismo capitalino se han convertido en uno de los
problemas principales para el desarrollo nacional.
Cabe anotar o recordar, tal vez, que a pesar de sus valores destacados, en
Lima y Callao se hallan enormes déficit en el desarrollo humano, sobre todo
para su significativa población marginal.
Once departamentos del Perú tienen acceso al litoral costero y sus
provincias capitales, generalmente, se ubican cerca de un puerto
importante.
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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Las tres provincias capitales no costeras son: Arequipa con vinculación al
puerto de Mollendo; Huaraz en la Sierra, vinculada a un puerto de la
trascendencia de Chimbote, pero sin acceso directo hacia él; Piura que no
es puerto, pero tiene acceso rápido hacia Paita. La provincia de Piura, sin
embargo, tiene una posición desmejorada en el ordenamiento de los IDH,
por la situación de diversos distritos ubicados en ella que tienen
proporciones altas de población rural, predominantemente agrícola.
Dos casos de provincias con capitales de departamentos no costeros son
dignos de comentario. El primer caso es el de Cusco, que ocupa el sexto
lugar de las 25 capitales de departamento, cuyo desarrollo es proveniente
de recursos comerciales, turísticos, agrarios, artesanales e incluso de
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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industria de bienes de consumo. El otro caso es el de Tambopata, provincia
capital de Madre de Dios, que ocupa el noveno lugar, a pesar de su
alejamiento de la Costa. Es una provincia pequeña –la 103 en cantidad de
población entre 194 provincias, con 54,000 habitantes en el 2000– cuyo
mayor recurso es la explotación y comercialización del oro y la explotación
de la madera. Los beneficios de esta explotación son en buena parte locales
y no al tratarse de una población numerosa; se explicaría su relativa buena
posición.
Cuando se observan las provincias capitales desde el ángulo de la mayor
pobreza en el desarrollo humano, se confirma el carácter andino de ésta.
Las seis capitales más pobres son: Puno, Huamanga, Huánuco, Cajamarca,
Abancay y Huancavelica. De ellas, solamente Huánuco no es serrana, es
más bien de Ceja de Selva. En el caso de Abancay y Huancavelica, el factor
más gravitante para determinar su situación en el extremo inferior de la
clasificación, es el bajo ingreso de sus habitantes.
Las provincias que son al mismo tiempo capitales de departamentos y
tienen predominancia de la región selvática, se ubican en una posición
intermedia. Se ha mencionado ya a Tambopata, capital de Madre de Dios y
le siguen, Maynas capital de Loreto, Coronel Portillo de Ucayali,
Chachapoyas de Amazonas y Moyobamba de San Martín.
Finalmente, no se ha mencionado dos provincias capitales que a pesar de
ubicarse en la Sierra ocupan lugares intermedios: Huancayo y Pasco.
Huancayo puede ser visto como un centro comercial vinculado a la capital
como proveedor de alimentos de origen agropecuario. En el caso de Pasco,
porque la población vive alrededor de un centro minero de importancia.
En suma, se encuentra que la importancia política de las capitales
departamentales, hace que su posición en el IDH sea relativamente mejor
que la de su entorno geográfico; aun cuando éstas se distribuyan en el
espectro que va desde las posiciones más elevadas hasta las de menor
desarrollo humano.
Los cambios entre 1993 y el 2000 y sus significados.
Se observará ahora, los cambios de posición de las provincias según su
IDH, entre el Censo de 1993 y el año 2000. Se encontrará provincias que
ascendieron al menos 15 posiciones –hasta 50 lugares en el caso
impresionante de Gral. Sánchez Cerro en Moquegua, valle del Tambo– como
las que descendieron también 15 o más lugares –hasta el extremo inferior
de 34- como en el caso de Condesuyos en Arequipa.
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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El primer dato resaltante, es que las provincias de los tramos altos en el
desarrollo humano, básicamente las provincias costeras, se mantuvieron
firmes en sus lugares, teniendo solamente cambios leves. La variaciones
priman en los tramos intermedios, donde los IDH de las provincias se hallan
más agrupados y en los que pequeños cambios del índice pueden traducirse
en traslados significativos de posiciones en el ranking (cuadro 3.5).
La mayor parte de las evoluciones positivas en esta comparación se debe a
provincias pobres, generalmente serranas, que escalan hacia lugares
intermedios. De las diez que más avanzan, ocho son provincias de la Sierra
y solamente Padre Abad y Purús, de Ucayali, pertenecen a la Selva. Purús
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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es la provincia de menor población en el 2000. Esta última característica, de
ser provincias con poblaciones pequeñas, es también notoria en el grupo.
Diez de las 28 provincias que mejoraron tienen menos de 20 mil habitantes
en el año 2000: Sánchez Cerro en Moquegua; A. Raimondi, Corongo,
Recuay y Ocros en Ancash; Canta, Cajatambo y Oyón en Lima; Pataz en La
Libertad, Páucar del Sara Sara en Ayacucho y Purús en Ucayali.
Entre las provincias con población mayor que se han ubicado mejor en la
comparación entre 1993 y el 2000, merecen mención por su importancia,
cinco de ellas. Se trata de Lambayeque, Huancavelica, Oxapampa en Pasco,
Huanta en Ayacucho y Pataz en La Libertad. Lambayeque y Oxapampa
mejoran dentro del tercio superior, y se trata de provincias que se han
considerado siempre prósperas. Huancavelica, Huanta y Pataz, por su parte,
evolucionan dentro del tercio inferior y tienen en común – sobre todo, las
dos primeras – el haber sido asoladas por el terrorismo en la década de los
ochenta y los primeros años de los noventa.
Los criterios que han servido para analizar las provincias que mejoraron en
su ranking, pueden emplearse para tener una primera explicación de las
provincias que han caído en su posición relativa.
Las provincias que han desmejorado su posición tenían en promedio, una
ubicación semejantea la que ahora ostentan las que mejoraron, las cuales a
su vez han pasado en promedio, al lugar de aquéllas. De manera figurada,
puede decirse que en la zona intermedia se ha dado una especie de
intercambio de posiciones, con algunas excepciones que no alteran el
conjunto.
Es importante tener en cuenta que los cambios “hacia abajo” se deben
básicamente a la lenta evolución, estancamiento o caída del ingreso de las
familias y personas. Con lo cual, los ingresos ejercen, nuevamente, un rol
central en las explicaciones de los cambios de posición de las provincias
según su IDH.
La mayor incidencia del ingreso se debe a su mayor variabilidad. Las
esperanzas de vida y los logros educativos son poco proclives a la baja, ya
que los progresos en materia de salud y educación se acumulan como
stocks. Los habitantes de los centros poblados no empeoran en materia de
sus conocimientos ni en la oportunidad de adquirirlos, tampoco en su
salubridad, salvo cambios muy importantes de la población, generalmente
debidos a la migración masiva. El ingreso real, en cambio, puede
descender, y de hecho eso sucede en el caso de crisis inflacionarias o
recesivas.
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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Más aún, el ingreso real es mucho más sensible en el corto plazo, a los
efectos migratorios. La inmigración de población pobre respecto a la
población receptora o la emigración de los “más ricos” de una provincia
hacia las mayores metrópolis, hace variar de inmediato, positiva o
negativamente, los promedios del ingreso local (cuadro 3.6).
Estas premisas cobran mayor importancia, cuando se nota que las
provincias que han perdido posiciones son notablemente más numerosas en
población que aquéllas que mejoraron. Es decir, mucho de su pérdida
relativa de ingresos, puede deberse a la recepción de inmigrantes pobres
durante los años noventa.
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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Solamente una de las provincias de poca población, La Unión, en Arequipa,
con menos de 20 mil pobladores, empeoró su ubicación, bajando del lugar
151 al 177. Se trata de una provincia sumamente aislada, pero en los años
recientes se ha organizado de manera muy positiva para hacer cambiar su
situación. Su caso ha sido incluido en este Informe (Ver cuadro 3.6).
El promedio poblacional de las provincias que han tenido retrocesos en su
posición relativa es de casi 100 mil habitantes en el año 2000. Sobresalen
del conjunto, por sus dimensiones, cuatro provincias que contienen
capitales departamentales: Piura, Cajamarca, Abancay y Moyobamba. En
estas provincias se ubican precisamente poblados intermedios de
importancia, que expulsan y reciben migrantes, pero tienen, finalmente, un
saldo positivo de recepción. Esto es así también, para casi todas las
provincias de este grupo que sobrepasan los 100 mil habitantes: Ayabaca,
Morropón y Talara en Piura, San Ignacio en Cajamarca, Abancay en
Apurímac y Tocache en San Martín.
Las pérdidas de posición relativa, por otra parte, afectan a cuatro
departamentos en particular. De un total de 29 provincias que
descendieron, 21 de ellas pertenecen, solamente, a cuatro departamentos:
Cajamarca (Cajamarca, San Marcos, San Miguel, San Pablo, San Ignacio y
Cajabamba); San Martín (Moyobamba, Tocache, Lamas, Mariscal Cáceres y
El Dorado); Piura (Piura, Talara, Paita, Ayabaca y Morropón); y Arequipa
(Islay, Caylloma, La Unión, Castilla y Condesuyos). ¿Qué tienen en común
de adverso estos departamentos y provincias, además de contener poblados
intermedios?.
Una hipótesis es que el lento avance del ingreso de las familias y las
personas, ha tenido una fuerte influencia de su producción agrícola. La
precaria situación del agro de estas áreas está ligada al carácter incipiente y
artesanal de su industria y a la pequeña escala del comercio de productos.
Estos sectores han sido posiblemente los más afectados por los procesos
económicos recesivos de los años noventa. Estas áreas, por ende, debieran
tener atención preferencial, no desde la perspectiva asistencial, sino desde
la definición de la política económica nacional y sus componentes
sectoriales.
Las provincias por estratos: una expresión de la desigualdad
A continuación se abordara una lectura rápida del conjunto, a partir del
ordenamiento en estratos de las provincias, según su IDH. Este
ordenamiento se efectúa mediante métodos estadísticos que tienen como
objetivo definir estratos, de manera que cada uno de éstos, sea lo más
homogéneo posible en su interior, pero a la vez, comparativamente
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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heterogéneos unos respecto de otros10. A pesar de tratarse de una revisión
rápida, este recorrido continuará proveyendo elementos de juicio para una
lectura integral posterior, asociada ya a las potencialidades de desarrollo
(cuadro 3.7).
Como se sabe, Lima y Callao se hallan en la cumbre de los IDH. Además,
dada su continuidad espacial, Lima y Callao deben observarse de manera
conjunta- como Lima Metropolitana- con mucha independencia del resto de
provincias, dado que la capital tiene características sumamente ajenas a lo
que podríamos denominar un enfoque “provincial”.
En principio está el tema de las dimensiones. Lima Metropolitana acumula
un tercio de la población nacional. Como conglomerado es largamente
mayor que cualquier departamento e inclusive, que la suma de los seis
departamentos más grandes; es doce veces mayor que la segunda ciudad
en tamaño (Arequipa) o que la suma de todos los conglomerados que
tengan al menos 10 mil habitantes, es decir, de los siguientes 120
conglomerado, en importancia, por su cantidad de población. Uno sólo de
los distritos limeños, San Juan de Lurigancho, con 740 mil habitantes en el
año 2000, es mayor en población que diez de los 24 departamentos del país
y que 190 de las 194 provincias.
Pero en Lima pueden encontrarse también distritos como Santa María del
Mar con algunas decenas de viviendas permanentemente ocupadas y otros
10 El procedimiento estadístico más corto para este fin, consiste en distinguir los quiebres de la
distribución y evaluar los mínimos del coeficiente de variación (del IDH) hasta delimitar la cantidad de
estratos que se han considerado como meta, en este caso, cinco. En el presente ejercicio, además, la
esperanza de vida promedio de los estratos, desciende, aproximadamente, de dos en dos años, desde
70 hacia los 62 años. Este procedimiento es preferible a una separación en quintiles - cinco grupos con
igual cantidad de provincias – ,pues obedece al comportamiento de la variable que queremos analizar y
no a una predeterminación arbitraria.
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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balnearios (Santa Rosa, San Bartolo, Punta Negra, Punta Hermosa)
establecidos como distritos a pesar de su escasa población (alrededor de
cinco mil habitantes), por la gestión y comodidad de sus veraneantes11.
No está demás señalar que un conglomerado tan grande como la capital
limeña, guarda dentro de sí enormes diferencias internas y, si bien, es la de
mayor riqueza promedio, puede mostrar, marcadamente, cerca de 400 mil
personas en situación de pobreza extrema y las lacras sociales más graves
del país.
Pero Lima, además, tiene una particularidad histórica como modelo de
desarrollo interno. En efecto, tal vez contra la impresión común, es una
creación republicana relativamente, reciente, si bien vertiginosa. Aún en el
primer cuarto del siglo XX, disputaba su supremacía económica, política y
cultural con otros ámbitos de poder regional, como es el caso notorio del
Sur, con centros en Puno, Cusco y Arequipa, vinculados ancestralmente a la
plata de Potosí, la producción lanera y la comercialización portuaria por
Mollendo y Matarani. Estaba también en competencia con la producción que
se asentaba en las economías serranas hacendarias y mineras, como las de
Cajamarca, Ancash o Junín12. Vale decir, que ya entrado el siglo pasado, el
país tenía todavía centrada su economía y sostenimiento en la Sierra y el
agro, tras sobrepasar el ciclo del guano y el salitre. Lima, en ese entonces,
era una sede con tamaños manejables de población, que guardaba aún sus
tradiciones culturales propias.
La aceleración del crecimiento demográfico de Lima ya se nota en el censo
de 1940, en que el departamento destaca en población (849 mil habitantes)
frente al resto. Pero aún en esta fecha, se halla seguido cercanamente por
departamentos serranos como Puno (646 mil habitantes), Cusco (565 mil
habitantes), Cajamarca (555 mil) y Ancash (469 mil). En otros términos, es
recién cuando se comienza a ver la declinación del carácter eminentemente
agrario y serrano del Perú. Este carácter será sustituido por el limeño y
costero, apoyado en la concentración de demanda de mano de obra para el
proceso industrial en Lima y, tras ella, la concentración del comercio, las
finanzas y la burocracia. Dado el auge del algodón y del azúcar asociado a
11 La división político administrativa del Perú, plantea desafíos importantes para la descripción y análisis
de información. En especial, hace patentes las desventajas de utilizar los departamentos, provincias
o distritos, como unidades de análisis de dimensiones, al menos, casi comparables, a pesar que las
referencias estadísticas se hallen clasificadas en estos términos.
12 Tanto es así, que nuestros más preclaros pensadores de la primera parte del siglo, no presagiaban el
destino limeño. José Carlos Mariátegui– en el ensayo sobre Centralismo y Descentralismo – arguye
una serie de razones para justificar la inviabilidad de un crecimiento explosivo de Lima, y Víctor Raúl
Haya de la Torre (en “El Antiimplerialismo y el Apra”) apostaba por un eje interandino como el gestor
del desarrollo nacional.
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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la expansión norteamericana, ya en los años 50 se registra que el 80% de
la producción nacional se había trasladado hacia la Costa.
Lima ha “explosionado”, literalmente, en términos demográficos, creciendo
nueve veces en volumen de población en los últimos sesenta años.
Frustrado el proyecto industrial, Lima aparece grande, pero débil. Si bien
concentra las ventajas del centralismo, ha entrado ya a padecer sus
desventajas: masas crecientes de población improductiva, hacinamiento,
caos social. (Cuadro 3.8)
Volviendo al ordenamiento del IDH, se constata la ya mencionada excepción
de Lima y Callao -cuyos indicadores son los más altos – que lo que “lleva
hacia arriba” al resto de provincias en su clasificación es el ingreso per
cápita, en mayor medida que el logro educativo y la esperanza de vida al
nacer.
Cuando se aprecian los elementos componentes del IDH, además, se verá
que en materia de ingresos no se observa excepciones: las provincias mejor
ubicadas tienen siempre ingresos altos, en el sentido relativo que esta
calificación tiene necesariamente en nuestro medio. Podemos confirmarlo
entre las 19 provincias que conforman el estrato Alto y que concentran al
44.4% de la población nacional del año 2000 (11.4 millones de habitantes,
de los cuales Lima y Callao representan 7.5 millones). Aquí, se ubican todas
las provincias con valores mayores de 400 nuevos soles de ingreso familiar
per cápita mensual, además, que nueve de los diez primeros lugares
cumplen esta condición.
Después del ingreso, la esperanza de vida al nacer es la siguiente variable
en influencia, para la determinación de las posiciones de las provincias en
el ordenamiento del IDH. En el estrato Alto, pueden por eso verse los
primeros cuatro puestos de esperanza de vida al nacer. Pero en el estrato
Medio Alto (conformado por 36 provincias y 4.4 millones de personas que
son 17% de la población) encontramos relegadas a provincias importantes
como Chiclayo (lugar 22 en IDH), Talara (lugar 24) y Virú en La Libertad
(lugar 41) que tienen los órdenes octavo, noveno y quinto,
respectivamente, en la esperanza de vida. Más aún, Huarochirí, está
ubicada en el lugar 23 del IDH, a pesar de tener el orden 86 en la
esperanza de vida.
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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En el caso del logro educativo, pueden apreciarse disfunciones más
marcadas entre su progreso y el IDH. En el estrato Alto, provincias como
Jorge Basadre de Tacna, Tacna mismo, Trujillo y Santa (en Ancash), tienen
lugares postergados de logro educativo: 26, 29, 35 y 37, respectivamente.
Igual sucede en el estrato Medio Alto, donde Cajatambo (Lima) está –
según el IDH -en el puesto 38, Virú (La Libertad) en el 41y Casma (Ancash)
en el 42, aunque sus posiciones en el ordenamiento del logro educativo
sean 64, 84 y 77, respectivamente.
¿Cómo explicarse, en términos generales, el hecho que los promedios de
ingresos sean mejores que los de las variables sociales? O, en otras
palabras, que aparezcan los ingresos con preeminencia sobre la salud y la
educación. La respuesta debe provenir, principalmente, de la desigualdad
en la distribución de recursos y capitales.
En el ingreso, las desigualdades son mayores y un grupo minoritario de
familias puede hallar el comportamiento estadístico del conjunto,
especialmente, en aquellas provincias donde hay focos productivos, como
es el caso de Tacna o de Chimbote en Santa o de Casma, o la agricultura
modernizada de Chao-Virú, cerca de Trujillo.
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Se puede ir incluso más allá de las conclusiones iniciales basadas
simplemente en la observación de los datos. La esperanza de vida y el logro
educativo son indicadores que tienen menores variabilidades, están más
agrupados y muestran resultados que acercan más a ricos y pobres. Es lo
que dicen las cifras. Pero es igualmente cierto, que es posible profundizar
apreciaciones y recordar que las diferencias pueden explicarse, muy
especialmente, en la calidad de la salud y la educación.
Cuando no se ha llegado todavía a estándares altos, dos esperanzas de vida
semejantes, se pueden corresponder con realidades muy diferentes– todas
las que pueden adjudicarse a la calidad de la vida y el confort – y por ello,
tener tras de sí, en un caso, una existencia apacible y, en el otro, una vida
esforzada y azarosa.
En el caso de la educación, igualmente, las investigaciones han mostrado
que el país se halla en promedios de cobertura oficialmente elevados, pero
en la retaguardia de la calidad educativa de la región latinoamericana.
Incluso medida en términos de la cantidad de horas de instrucción o de
gasto por alumno en la educación pública. El Perú muestra grandes
diferencias internas en la calidad educativa en cualquiera de sus niveles,
aunque pueda evidenciar homogeneidad de la cobertura entre sus estratos
sociales.
Es interesante señalar, por su particularidad, los casos de las provincias que
no son de población numerosa (están en el lugar 100 o mayor, si se
ordenara las provincias por tamaño de población), pero sí tienen un IDH
elevado.
Los casos más relevantes son Jorge Basadre en Tacna (la provincia 182 en
población pero la tercera en IDH), Nazca en Ica (106 y 17,
respectivamente), Canta en Lima (185 y 19), Tambopata en Madre de Dios
(103 y 20), Huarmey en Ancash (157 y 25), Palpa en Ica (178 y 27),
Tahuamanu en Madre de Dios (192 y 31), Sánchez Cerro en Moquegua
(171y 35), Contralmirante Villar en Tumbes (179 y 37), Recuay en Ancash
(175 y 44) y Tarata en Tacna (190 en pobladores y 49 en IDH). De ellas,
Jorge Basadre, Nazca, Tambopata y Tahuamanu, pueden asociarse a la
explotación minera, Contralmirante Villar y Tarata se benefician del
comercio fronterizo y Huarmey es un puerto pesquero importante, además,
de estar cercano a Lima.
El resto es más difícil de explicar sin forzar el análisis. En Canta, por
ejemplo, lo relevante parece ser su cercanía a Lima Metropolitana, a través
de una carretera asfaltada. Sánchez Cerro y Palpa, en cambio, son valles
principalmente frutales y Recuay, cuando más, puede mostrar su inclusión
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en el circuito turístico y comercial de la Cordillera Blanca por su cercanía a
la capital departamental, Huaraz.
El departamento de Lima tiene 10 provincias y su área metropolitana
comprende también a La Provincia Constitucional del Callao. De estas 11
provincias, incluyendo al Callao, 8 se ubican entre las 30 de mayor IDH.
Están en esta lista superior, todas las provincias costeras, incluso Canta y
Huarochirí, en la Sierra, vinculadas a través de carreteras asfaltadas al eje
metropolitano.
Las tres provincias restantes, Cajatambo, Yauyos y Oyón, ocupan los
lugares 38, 45 (en el estrato Medio Alto) y 57 (en el estrato Medio) del IDH
2000, respectivamente. La potencia del mercado de Lima tiene evidente
influjo territorial, no solamente sobre sus propias provincias, sino también
hacia algunas provincias de sus departamentos limítrofes.
La enorme influencia capitalina se asocia con las vinculaciones costeras y
con la importancia de la Carretera Panamericana, la primera vía nacional
asfaltada, concluida en la primera mitad del siglo pasado y paralela a los 3
mil kilómetros del litoral del Océano Pacífico. La Panamericana es la vía
nacional de mayor vitalidad, recibe la afluencia de alrededor de 300 vías
secundarias, además, se vincula al exterior con tres de los cinco países
limítrofes. En el mapa de las provincias por estratos del IDH (Capítulo 1), se
puede ver cómo las 31 provincias de la Costa peruana pertenecen a los
estratos Alto y Medio Alto. Si consideramos integradas a la Costa por la
carretera Panamericana a las provincias de Arequipa e Ilo, se cubre casi
todo el estrato Alto del IDH.
Fuera de esta franja, solamente quedaría en el estrato Alto el Cusco,
aislado, como una especie de testimonio de la existencia de la Sierra en el
grupo superior, rodeado de provincias pobres, sin diseminar efectos
positivos sobre ellas. No hallamos a ninguna provincia de Selva, sino hasta
pasar al estrato Medio Alto. El estrato Alto es abrumadoramente de la Costa
y lo más notorio es que las provincias con mejores indicadores se hallan
separadas de la amplia mayoría, de las menos favorecidas, por la rama
occidental de la Cordillera de los Andes.
El estrato Medio Alto, si queremos darle una interpretación territorial
simple, continúa sesgado –como sucede con el estrato Alto- hacia las
provincias de departamentos de la Costa. En efecto, 26 de las 34 provincias
de este nivel, son también costeras. (Cuadro 3.9)
El resto de este estrato, está conformado por las provincias de Selva como
Tambopata (Madre de Dios); San Martín que contiene a la ciudad de
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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Tarapoto (San Martín); Maynas, donde se encuentra Iquitos (Loreto);
Coronel Portillo (en Ucayali, conteniendo a Pucallpa), y Padre Abad (también
de Ucayali). Y en la Sierra, Huancayo (departamento de Junín), Yauli con la
refinería de La Oroya, y Jauja (Junín) y San Román (que contiene a Juliaca,
en Puno), cuya economía se vincula al comercio fronterizo con Bolivia.
Como puede apreciarse, se trata en su conjunto de provincias que en su
mayoría cuentan con centros productivos o áreas importantes.
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De todo “Estrato Medio” se espera un híbrido. En nuestro caso, estamos
tratando de las siguientes 34 provincias del ordenamiento por IDH, de la 56
a la 88ª, con 2.8 millones de personas en el año 2000, que significaron el
10.9% de la población. (Cuadro 3.10)
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Viendo en el mapa se nota la influencia de la Carretera Marginal de la Selva
en el IDH de este estrato. Esta vía, iniciada en los años 60 del siglo pasado,
continuada con intermitencias y actualmente con trechos asfaltados,
afirmados, en construcción y en proyecto; recorrería – de concluirse – 2 mil
kilómetros entre la frontera con Ecuador y la de Bolivia. La mayor parte de
provincias que tienen sectores asfaltados y afirmados de la Marginal,
básicamente, en los departamentos de Amazonas, San Martín, Huánuco,
Pasco y Junín, se han ubicado en el estrato Medio; mientras que los trechos
más hacia el Sur, aún en proceso de construcción, se hallan relegados hacia
los estratos inferiores, especialmente el estrato Medio Bajo.
Cabe admitir, que estas zonas relativamente emergentes de la Ceja de
Selva, son también las que han estado más asociadas con la producción y
comercialización de hoja de coca y sus derivados, en las últimas décadas
del siglo pasado y en la actualidad. El aporte poblacional a este estrato
proviene de provincias norteñas costeras relegadas, destacando por su
importancia el caso de provincias del departamento de Piura (Sullana, la
propia capital Piura que es la sexta en el ranking de población, Paita y
Sechura), un departamento de variada riqueza natural, del que se esperaría
mejor desempeño.
Complementan el estrato Medio, otras provincias de departamentos del
Norte con acceso a la Costa, como las de la Sierra de Ancash,
especialmente, en la zona de la Cordillera Negra. Y cerrando la lista, Puno y
Huamanga, en los lugares 87 y 88, capitales departamentales que ocupan
los puestos 19 y 22, en función de sus dimensiones de población, ya que en
ambos casos fluctúan alrededor de los 200 mil habitantes.
Los estratos menos favorecidos en el ordenamiento de las provincias, por
sus respectivos IDH son, el estrato Medio Bajo (54 provincias, de la 89ªa la
142ª, con 4.2 millones y 16.4% de la población) y el estrato Bajo (52
provincias, 2.9 millones de personas en el 2000, 11.3% de la población en
esa época).
A primera vista, llama la atención la cantidad de provincias agrupadas en
estos escalones inferiores – 106 de las 194 – que cobijan una población del
27.7% del total nacional. La suma de población de todas ellas, equivale en
cantidad de habitantes a la ciudad de Lima Metropolitana.
Las provincias con menor población tienden a presentar menor desarrollo
humano, con pocas y conocidas excepciones, generalmente enclaves
mineros o zonas influidas por otros centros productivos de importancia. Una
de las características atribuidas a la pobreza en el país es este su “carácter
rural”. Pero con esta afirmación, como se ha anotado anteriormente, se está
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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en realidad diciendo que la pobreza se ubica en zonas de poblados aislados
y dispersos. Usualmente, estos pequeños poblados aislados tienen
predominancia de producción agrícola y ganadera, pero es cada vez más
importante en su actividad económica la incidencia de la manufactura de
escala artesanal -agroindustrial, maderera y textil- y del comercio. (Cuadro
3.11)
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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Hay también provincias con población relativamente numerosa, que están
en estos lugares bajos de la clasificación. Andahuaylas en Apurímac,
Sánchez Carrión en la Sierra de La Libertad y Tayacaja en Huancavelica
superan los 100 mil habitantes. Hualgayoc en Cajamarca, La Mar en
Ayacucho y Chumbivilcas del Cusco, superan los 70 mil en el año 2000 y
pertenecen también a este grupo menos favorecido. Lo que tienen en
común es ser provincias serranas – con excepción de La Mar que tiene parte
de Ceja de Selva- y, con frecuencia, haber sido afectadas por el terrorismo.
Sin embargo, puede encontrarse algunos datos que van a contramano y que
cuestionen que es el ingreso la variable que generalmente lleva hacia arriba
a las provincias en su clasificación. Existen provincias cuyo desarrollo
humano es bajo a pesar de tener ingresos medios. Huaylas, en Ancash,
ocupa el puesto 51 en ingresos y el 127 en IDH; Pomabamba el 63 en
ingresos y 126 en IDH; Sihuas el 72 de ingresos y el 136 de IDH; Asunción
el 73 y 143; Carhuaz 56 en ingresos y 154 en IDH. Yungay, también en
Ancash y en el Callejón de Huaylas, tienen el puesto 61 de ingresos per
cápita, pero la baja ubicación en la esperanza de vida y el logro educativo la
llevan a figurar como la provincia 168 del ranking del IDH.
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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Sucede algo semejante con Mariscal Luzuriaga y Carlos F. Fitzcarrald,
ambas igualmente de Ancash: sus ingresos las ubican en los puestos 78 y
89, pero es, sobre todo, el bajo logro educativo la variable que las lleva
hacia los lugares 166 y 184 del IDH 2000.
Ocho provincias en Ancash –de las 20 que tiene este departamento–
muestran escasa asociación entre los ingresos y las otras dos variables del
IDH y ello no deja de llamar la atención. ¿Por qué en las provincias de este
departamento los ingresos han sido aceptables en comparación al promedio
nacional, pero insuficientes para contrarrestar los bajos niveles de la salud y
el logro educativo? ¿Cómo es que hay ingresos discordantes con el
desarrollo humano?
La primera hipótesis puede ser que en estos casos las familias despliegan
sus capacidades al máximo para mejorar sus economías, pero las
autoridades locales – y también centrales – no están a la misma altura y
más bien retrasan el progreso al no poner servicios sociales al alcance de la
población.
Una explicación alternativa está en la profusión de provincias en este
departamento. Tres de las provincias se encuentran en el Callejón de
Huaylas y vinculadas a la capital departamental, Huaraz, mediante una vía
asfaltada y las otras cinco pertenecen al denominado Callejón de
Conchucos. Podría ser que esta aglomeración incida en la planificación de
los servicios y se haya establecido tratamientos compartidos, ignorando las
divisiones provinciales. Las provincias de estas áreas se considerarían ya
atendidas por los servicios de otras, como Huaraz, en la consideración
regional, con resultados adversos respecto a la cobertura e intensidad de
sus demandas sociales.
En todo caso, la situación ancashina puede también denotar que las
estrategias y afanes locales que pugnan por la creación de provincias, no
tienen mayores retornos en atención del gobierno central, como puede
también constatarse en otros departamentos con numerosas provincias,
como Cajamarca, Cusco y Puno, cada uno de los cuales tiene 13 provincias.
Se pasará ahora a analizar las provincias en situación más desfavorable, las
ubicadas en el estrato Bajo en el desarrollo humano.
La condición serrana del escaso desarrollo económico y social es evidente.
Los IDH menores se concentran en el denominado trapecio andino,
compuesto por los departamentos de Huancavelica, Ayacucho y Apurímac,
las provincias de Cusco y Arequipa que limitan con estos departamentos e
incluso Puno, en la zona altiplánica. Les siguen una segunda “mancha” en
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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las zonas limítrofes de Ancash con el Norte de Huánuco, al Este de la
Cordillera Negra. Continúan siete de las once provincias de Huánuco
(incluyendo a Pachitea, en el último lugar de la clasificación por IDH);
mientras que hacia el Norte hay también provincias de estrato Bajo,
principalmente en Cajamarca y Amazonas. Casi todas estas provincias son
de la Sierra, con excepción de las de Ceja de Selva de Huánuco, de
Condorcanqui, en Amazonas, limitando con el Ecuador y de Atalaya en
Ucayali, que es limítrofe con Brasil, que concentran las comunidades
aborígenes selváticas. Ninguna provincia costeña pertenece al estrato Bajo.
(Cuadro 3.12)
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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Las altas connotaciones serranas y en segundo lugar selváticas de la
pobreza, son múltiples y han sido ya difundidas. Sin embargo, es necesario
que no se traduzca esta asociación como si tuviera carácter excluyente, en
el sentido de dejar de prestar atención a la pobreza en las áreas de Costa y
urbanas, sin comprender su diferente naturaleza13.
Una importante conclusión al respecto, es la que reconoce un tratamiento
diferente para el caso de la pobreza urbana de las áreas metropolitanas,
que es más coyuntural y depende de las reglas del mercado; mientras que
en las áreas rurales alejadas, es de carácter más estructural y permanente,
aun a pesar de políticas públicas de contención expresas en el área de la
asistencia social y los micro-proyectos productivos.
13 La normatividad del Fondo de Desarrollo y Compensación Social (FONCODES), propugna que el 70 %
de su inversión se haga efectiva en el área rural. Si se considera que el área rural comprende la
tercera parte de la población, se nota que la desproporción de la inversión no sería de 7 a 3, sino de
más de 5 a 1, bastante más lejos que la proporción de incidencia de la pobreza entre ambas áreas.
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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En el caso rural, inclusive la atención de las necesidades básicas es más
accesible y de menor costo, si bien existen enormes carencias de atención
social y de integración al mercado, que restringen severamente las
oportunidades de progreso. En el caso urbano metropolitano, en cambio, las
necesidades básicas suelen requerir para su satisfacción la posesión de
recursos monetarios y es mucho más alta la incidencia de lacras sociales
como la delincuencia, prostitución, drogadicción y violencia callejera.
De manera palpable, el estrato Bajo del IDH, refleja un problema de
dimensiones históricas más que de influencias momentáneas de la política
económica y social. Los “shocks” de precios, por ejemplo, han sido ajustes
de efectos eminentemente urbanos, en el sentido de incidir directamente
sobre los sectores de población más atados a los mercados de bienes y
trabajo, esencialmente metropolitanos.
La pobreza extrema del estrato Bajo del IDH, más “rural” y agraria, ha
trascendido ya diversos proyectos económicos y sociales, además, de
variados enfoques y acciones dirigidos a amenguar los déficit sociales más
acuciantes. Es levemente afectada por medidas de coyuntura como los
“shocks” de precios, pero se viene forjando y manteniendo secularmente,
por el abandono de su inclusión en los planes nacionales y la ausencia
histórica de atención social. Como suele afirmarse, con acierto, en las áreas
urbanas el actor principal debe ser el mercado y en las áreas rurales debe
ser el Estado, asociado con las propias organizaciones sociales y
productivas.
Esta diversa tipología obliga a revisar la orientación de las políticas pasadas
y con mayor atención, las grandes ausencias de esas políticas: atención al
problema agrario e indígena, redistribución de la inversión de
infraestructura hacia las provincias del interior, políticas públicas
descentralistas, participación de la población y políticas salariales, sobre
todo, en las ciudades.
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4.2. Glosario
Desarrollo Humano: Proceso de expansión de las capacidades y
derechos de todas las personas. Sostenible en el tiempo, tanto en
el sentido de preservar los recursos naturales como para asegurar
los logros y evitar retrocesos.
Chispas del desarrollo humano: la creatividad, la
empresarialidad, el agenciamiento y la asociatividad.
Creatividad: Búsqueda de nuevas posibilidades de uso de las
cosas, es la invención, el poder imaginar algo diferente a lo
existente.
Empresarialidad: Capacidad de organizar, combinar factores y
liderar, es un talento que se muestra en sociedad.
Agenciamiento: Ser agente de su propio desarrollo, es una de las
actitudes más positivas que pueden tener los sectores pobres, los
segregados, los marginales, para hacer escuchar sus voces.
Asociatividad: Tendencia de los seres humanos a agruparse en
organizaciones de tamaño variable, para convivir, resolver
problemas, defenderse.
Índice de Desarrollo humano (IDH): es un indicador creado por
el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) con
el fin de determinar el nivel de desarrollo que tienen los países del
mundo. Fue ideado con el objetivo de conocer, no sólo los ingresos
económicos de las personas en un país, sino también para evaluar
si el país aporta a sus ciudadanos un ambiente donde puedan
desarrollar mejor o peor su proyecto y condiciones de vida. Para
esto, el IDH tiene en cuenta tres variables:
- Esperanza de vida al nacer. Analiza el promedio de edad de las
personas fallecidas en un año.
- Educación. Recoge el nivel de alfabetización adulta y el nivel de
estudios alcanzado (primaria, secundaria, estudios superiores)
- PIB per Cápita (a paridad de poder adquisitivo). Considera el
producto interno bruto per cápita y evalúa el acceso a los
recursos económicos necesarios para que las personas puedan
tener un nivel de vida decente
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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4.3. Fuentes de Información
4.3.1. Bibliográficas
INFORME SOBRE DESARROLLO HUMANO . Perú 205. UNDP
4.3.2. Electrónicas
http://www.mef.gob.pe/index.php?view=items&cid=1%3Apol
itica-economica-y-social&id=402%3A91-ique-es-el-indice-de-
desarrollo-humano-idh-y-que-
mide&option=com_quickfaq&lang=es
http://ipe.org.pe/content/indice-de-desarrollo-humanow.
Material de estudio elaborado por el profesor César Huertas Rodríguez, para uso exclusivo de los estudiantes de la asignatura de Gobernabilidad y Desarrollo Humano, de la Universidad Privada Norbert Wiener.
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4.4. Aplicando lo aprendido…
Estimado estudiante, te invitamos a desarrollar un ejercicio de
metacognición que te ayudará a asimilar lo estudiado en la Unidad IV.
Revisar el aula virtual – unidades – unidad IV –
MO_Metacognición04
Enviar la actividad resuelta a tu docente a través del aula virtual.
Recuerda que esta actividad es obligatoria para que puedas descargar
los materiales de la siguiente unidad.