Michael A. Gilbert - La História de una Nueva DIisciplina

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1 TEORIA DE LA ARGUMENTACION: HISTORIA DE UNA NUEVA DISCIPLINA. MICHAEL A. GILBERT 1 Traducido por Anna Maria Vicuña La Filosofía ha tenido --desde su nacimiento en los tiempos antiguos-- una íntima conexión con la argumentación. Después de todo, los filósofos en muy raras ocasiones recurren a las estrategias y experimentos usados en las ciencias naturales y sociales. Usualmente, una teoría o una perspectiva filosófica particular no se defiende por medio de la investigación empírica, y el uso del mundo "real" está más a menudo confinado a experimentos de Gedanken (del pensamiento). En su lugar, los filósofos usan los argumentos para determinar si una posición tiene fallas o debilidades y se espera que el perdedor, o perdedora, en un argumento filosófico abandonará su posición o, quizás de un modo más realista, se retirará de la discusión para hacer algunos ajustes. Quizás, como resultado de la confianza de la filosofía en la argumentación, los filósofos han tenido siempre un enorme respeto por su importancia y un fuerte sentido de responsabilidad por su propagación pedagógica. Han habido, desde los tiempos de Aristóteles, dos maneras básicas de estudiar la argumentación --dentro del dominio de la filosofía. La primera manera es formal y utiliza los modelos de la lógica deductiva. La segunda manera --que, como la primera, puede ser rastreada hasta Aristóteles (e, incluso, antes)-- es práctica y ha recibido el nombre de "Lógica Informal", o "Pensamiento Crítico" o alguna denominación similar. En tiempos recientes, sin embargo, se han producido cambios profundos en el tipo de trabajo hecho en argumentación y se puede decir ahora que un nuevo campo ha sido creado sobre los viejos fundamentos. Esta nueva área de investigación, llamada Teoría de la Argumentación, hunde sus raíces contemporáneas en los años cincuenta, pero sólo recientemente ha asumido una forma suficientemente definible, como para que sea considerada como una sub-area de investigación (relativamente) independiente. Además de originarse en la lógica deductiva formal y el pensamiento crítico, La Teoría de la Argumentación emerge de la teoría del diálogo formal, la filosofía del lenguaje (especialmente en la forma de teoría de los actos de habla), la Teoría de la Comunicación, el Análisis del Discurso y varias áreas de la Psicología. Los hitos que señalan a la Teoría de la Argumentación como distinta de sus antecesoras son dos. El primero es un fuerte énfasis en la argumentación dialógica, esto es, en el hecho de que dos personas tienen una discusión, en lugar de la tradicional persona solitaria que se enfrenta con un texto fragmentario. El segundo es que los teóricos de la argumentación miran, cada vez más, a los argumentos como situados, o que toman lugar, en un contexto determinado. Este contexto, a su vez, tiene una tendencia a provocar un impacto tanto en el argumento como en las personas que argumentan. La meta de este ensayo es describir la historia reciente del campo y establecer las variados y distintas perspectivas dentro de la filosofía y otras disiciplinas que tienden a entrelazarse cada vez más y evolucionar lentamente hacia un campo más unificado. Estas perspectivas incluyen, entre otras cosas, un inusual grado de confianza en varias ramas de las Ciencias Sociales tanto como en el trabajo de algunos círculos filosóficos europeos. En

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Michael A. Gilbert - La História de una Nueva DIisciplina

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    TEORIA DE LA ARGUMENTACION: HISTORIA DE UNA NUEVA DISCIPLINA.

    MICHAEL A. GILBERT1

    Traducido por Anna Maria Vicua

    La Filosofa ha tenido --desde su nacimiento en los tiempos antiguos-- una ntima

    conexin con la argumentacin. Despus de todo, los filsofos en muy raras ocasiones

    recurren a las estrategias y experimentos usados en las ciencias naturales y sociales.

    Usualmente, una teora o una perspectiva filosfica particular no se defiende por medio de

    la investigacin emprica, y el uso del mundo "real" est ms a menudo confinado a

    experimentos de Gedanken (del pensamiento). En su lugar, los filsofos usan los

    argumentos para determinar si una posicin tiene fallas o debilidades y se espera que el

    perdedor, o perdedora, en un argumento filosfico abandonar su posicin o, quizs de un

    modo ms realista, se retirar de la discusin para hacer algunos ajustes. Quizs, como

    resultado de la confianza de la filosofa en la argumentacin, los filsofos han tenido

    siempre un enorme respeto por su importancia y un fuerte sentido de responsabilidad por su

    propagacin pedaggica.

    Han habido, desde los tiempos de Aristteles, dos maneras bsicas de estudiar la

    argumentacin --dentro del dominio de la filosofa. La primera manera es formal y utiliza

    los modelos de la lgica deductiva. La segunda manera --que, como la primera, puede ser

    rastreada hasta Aristteles (e, incluso, antes)-- es prctica y ha recibido el nombre de

    "Lgica Informal", o "Pensamiento Crtico" o alguna denominacin similar. En tiempos

    recientes, sin embargo, se han producido cambios profundos en el tipo de trabajo hecho en

    argumentacin y se puede decir ahora que un nuevo campo ha sido creado sobre los viejos

    fundamentos. Esta nueva rea de investigacin, llamada Teora de la Argumentacin, hunde

    sus races contemporneas en los aos cincuenta, pero slo recientemente ha asumido una

    forma suficientemente definible, como para que sea considerada como una sub-area de

    investigacin (relativamente) independiente. Adems de originarse en la lgica deductiva

    formal y el pensamiento crtico, La Teora de la Argumentacin emerge de la teora del

    dilogo formal, la filosofa del lenguaje (especialmente en la forma de teora de los actos de

    habla), la Teora de la Comunicacin, el Anlisis del Discurso y varias reas de la

    Psicologa. Los hitos que sealan a la Teora de la Argumentacin como distinta de sus

    antecesoras son dos. El primero es un fuerte nfasis en la argumentacin dialgica, esto es,

    en el hecho de que dos personas tienen una discusin, en lugar de la tradicional persona

    solitaria que se enfrenta con un texto fragmentario. El segundo es que los tericos de la

    argumentacin miran, cada vez ms, a los argumentos como situados, o que toman lugar, en

    un contexto determinado. Este contexto, a su vez, tiene una tendencia a provocar un

    impacto tanto en el argumento como en las personas que argumentan.

    La meta de este ensayo es describir la historia reciente del campo y establecer las

    variados y distintas perspectivas dentro de la filosofa y otras disiciplinas que tienden a

    entrelazarse cada vez ms y evolucionar lentamente hacia un campo ms unificado. Estas

    perspectivas incluyen, entre otras cosas, un inusual grado de confianza en varias ramas de

    las Ciencias Sociales tanto como en el trabajo de algunos crculos filosficos europeos. En

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    consecuencia, un mayor nfasis ser puesto en investigadores que son probablemente

    menos familiares al lector. Espero que este ensayo demostrar la renovada vitalidad de la

    Teora de la Argumentacin y estimular a otros filsofos a estar ms consciente de las

    conexiones que su propio trabajo podra tener con esta rea.

    Virtualmente todas las races de la lgica formal e informal contempornea se

    pueden encontrar en Aristteles y stas no sern revisadas aqu. Hay, sin embargo, una

    distincin que l introdujo y que es crucial para este estudio y es la distincin entre

    dialctica y retrica. La primera busca la verdad usando la lgica y el razonamiento,

    mientras que la segunda usa la persuasin y la emocin para influenciar la mente de la

    audiencia. Puede que Aristteles no haya considerado que las diferencias fuesen tan claras,

    pero efectivamente separ las reas creando diferentes campos de estudio para cada una. En

    todo caso, la distincin ha tenido un profundo impacto en la historia de la lgica y la

    argumentacin, y ha rodeado lo que algunas veces se ha llamado "la dicotoma

    convencer/persuadir". Convencer es usar la razn, la dialctica y la lgica, mientras que

    persuadir es basarse en la emocin, el prejuicio y el lenguaje. De la mano con esta

    distincin est la separacin que Aristteles hizo de la retrica en tres reas separadas:

    logos, ethos y pathos. El resultado de la divisin aristotlica de la retrica en estos tres

    aspectos, ha sido el supuesto de que las reas pueden ser tratadas como campos separados,

    cada uno de los cuales tiene que ver con la argumentacin, pero de modos muy diferentes y

    no relacionados entre s. Como resultado final, se han desarrollado tres reas distintas en

    virtual independencia unas de otras. La Lgica Formal se centra en los aspectos

    estructurales de los argumentos y, en particular, en la articulacin y la amplificacin (para

    algunos) atormentadoramente exacta del concepto de validez formal. El ethos, en la medida

    en que ha atrado algn inters de parte de los filsofos, lleg a ser una parte de la Lgica

    Informal encontrndose en tales nociones como argumentos ad hominem, ad misericordiam

    y ad verecundiam. A la emocionalidad, que Aristteles vi como central a la retrica, se le

    otorg an menos atencin. Ciertamente, hay varias falacias, como aquellas ligadas al

    ethos, que pueden ser vistas como de alguna manera ligadas a pathos, pero la distancia es

    an mayor. (Vase Walton, 1992 para una excelente discusin de este tema).

    No todas las disciplinas ignoraron las categoras no formales de ethos y pathos. La

    retrica clsica y moderna permaneci preocupada con el ethos y su impacto en la

    elaboracin de discursos. El pathos, por otra parte, fue subsumido por la psicologa y, ms

    tarde, fue tomado por la teora de la comunicacin. Para los filsofos, sin embargo, estos

    dos aspectos del trabajo de Aristteles fueron fundamentalmente considerados como no

    relevantes para la construccin de argumentos buenos, fundados y convincentes. No es que

    los filsofos no creyeran que el ethos y el pathos no tuviese un impacto sobre la aceptacin

    y el rechazo de los argumentos, sino que ms bien ellos parecieron creer que esos factores

    no deberan tener tal impacto. En otras palabras, uno debera aceptar o rechazar los

    argumentos sobre la base del logos nicamente. Es importante anotar el supuesto implcito

    de que el logos puede existir solo, con independencia del ethos y del pathos. Este axioma

    esencialmente indefendido es central al enfoque filosfico tradicional de la lgica informal

    y ha permanecido ms o menos incuestionado hasta los tiempos relativamente recientes,

    hacia los cuales ahora nos volvemos1.

    Hay dos investigadores que son generalmente considerados los fundadores de la

    teora contempornea de la Argumentacin. El primero es el terico de la argumentacin y

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    jurisprudencia belga, Chaim Perelman, y el segundo es el filsofo ingls Stephen Toulmin.

    En un increble ejemplo de sincronicidad los trabajos embrionarios fueron originalmente

    publicados casi el mismo ao. Perelman primero public La Nueva Retrica, con la Sra. L.

    Olbrechts-Tyteca, en Francia en 1958 como La Nouvelle Rhetorique, y Toulmin --el ahora

    clsico Los Usos del Argumento-- fue editado por Cambridge University Press el siguiente

    ao. Como no fue hasta el ao 1969 que la Universidad de Notre Dame public la

    traduccin de John Wilkinson y Purcell Weaver de La Nueva Retrica, el trabajo de

    Toulmin tuvo un mayor impacto inmediato en la comunidad filosfica de habla inglesa. Un

    adicional progenitor de la moderna rea, que tambin tuvo una marcada influencia en

    Europa, pero slo recientemente en los Estados Unidos y Canad, es Arne Naess. Su

    trabajo fue por primera vez traducido al ingls en 1953 y es una contribucin importante

    aunque, a menudo, ignorada. Estos investigadores sern examinados a continuacin con el

    nfasis puesto en sus particulares contribuciones a la naturaleza de la Teora de la

    Argumentacin, ms que en sus completas perspectivas filosficas.

    El enfoque de Perelman sobre la argumentacin descansa en varios supuestos

    claves. El primero es que la separacin del argumento en diferentes categoras --

    dependiendo de que sea clasificado como lgico, dialctico o retrico-- es infundada.

    Simplemente no hay manera, al margen de las matemticas y la lgica formal, de usar

    premisas evidentes por si mismas, en conjuncin con razonamientos lgicamente

    garantizados, para asegurar las conclusiones. Esto se sigue de la negacin, en LA NUEVA

    RETORICA, de la existencia de los requeridos puntos de partida evidentes por s

    mismos."En definitiva no creemos en revelaciones inalterables, cualquiera que sea su

    naturaleza u origen. Exclumos de nuestro arsenal filosfico todos los datos absolutos e

    inmediatos, ya sean denominadas sensaciones, auto-evidencia racional o intuiciones

    msticas". (1969, p.510). En consecuencia, en primer lugar, cualquier punto de partida en

    un argumento puede ser cuestionado y, por lo tanto, el punto de partida auto-evidente

    requerido por la mquina generadora de verdades lgicas no puede partir. En segundo

    lugar, todos los argumentos basados en modelos de argumentos puramente formales, o sea,

    argumentos lgicamente formales, son, en el mejor caso, intentos por reducir y trasladar el

    lenguaje real, inherentemente ambiguo, a trminos formales. Tales argumentos son

    llamados "cuasi-lgicos" en oposicin a los lgicos, puesto que siempre puede haber debate

    en relacin a su forma propia.

    El rasgo singular ms significativo del programa es la idea de que la verdad no est

    manifiesta. Eso es, no hay manera de apuntar, en el curso de un argumento, a la verdad

    misma. No hay una "luz natural" que alumbra desde las proposiciones verdaderas y que

    falta en las falsas. Los argumentos, por lo tanto, son el nico camino que tenemos para

    alcanzar la verdad no-formal en primera instancia y, as, la verdad misma no puede ser

    usada como criterio para determinar qu argumentos son mejores. El mismo ttulo del

    trabajo de Perelman y Olbrechts-Tyteca invita a una re-interpretacin de la relacin entre

    verdad y retrica, esto es, el argumento. El tipo de retrica bajo discusin es "nuevo"; no

    enfatiza la infinidad de maneras por las cuales un discurso puede ser adornado, sino ms

    bien, se centra en las maneras por las cuales la adhesin de una audiencia particular puede

    ser incrementada, por medio de la razn y la argumentacin.

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    El abandono de las tesis verdicas, que sean identificables como tales, como la meta

    de la argumentacin explica por qu la nocin de "adhesin" es tan central en el trabajo de

    Perelman. El dice en (su muy accesible obra) El Reino de la Retrica, que el propsito de la

    argumentacin es "...producir o incrementar la adhesin de los miembros de una audiencia

    a las tesis que son propuestas para su aprobacin" (1982, p.9). Despus de todo, si no hay

    verdades evidentes por s mismas slo podemos creer en proposiciones probables y, cuando

    argumentamos, la meta del que argumenta debe ser incrementar la adhesin de la audiencia

    a la proposicin particular o a la posicin en cuestin. La adhesin debera ser lo

    suficientemente fuerte como para servir de garanta tanto a la accin como a una simple

    creencia. Adems, los conceptos de "adhesin" y "audiencia" van de la mano. No se

    argumenta en aislamiento. Los argumentos son acerca de cosas reales que son presentadas a

    personas reales. "Para que exista una argumentacin, debe hacerse presente, en todo

    momento, una efectiva comunidad de mentes". (1969, p.19). Esa comunidad es construda

    por el que habla, y lo que l busca es la adhesin de esa audiencia. Por otra parte, cada

    audiencia tiene sus creencias aceptadas y privilegiar ciertos modos de pruebas y

    argumentaciones. "Porque, dado que la argumentacin anhela asegurar la adhesin de

    aquellos a quienes est dirigida, es, en su totalidad, relativa a la audiencia que va a ser

    influenciada" (1969, p.19). As, un argumento persuasivo, presentado a dos audiencias

    distintas con respecto al mismo tema,

    podra ser construdo y presentado de maneras completamente diferentes. Es la audiencia

    la que proporciona los acuerdos iniciales sobre los supuestos requeridos para iniciar el

    argumento, y provee el marco para la substancia y el estilo de la argumentacin.

    No todas las audiencias son creadas iguales: algunas son elitistas y otras son

    comunes. Por encima de todas ellas est la audiencia universal, un constructo que

    representa la audiencia ms amplia, y con ms discernimiento, a la que se podra dirigir un

    argumento. La Filosofa, la ciencia, y los "mejores" argumentos generalmente tienen como

    audiencia construda a la audiencia universal. "Cada uno constituye la audiencia universal a

    partir de lo que conoce de sus semejantes, de modo tal que le permite superar superen las

    pocas oposiciones de las que l est consciente. Cada individuo, cada cultura, tiene as su

    propia concepcin de la audiencia universal". (1969, p.33). No obstante, el concepto an

    mantiene su fuerza como resultado de su construccin. El sujeto que argumenta debe

    construr sus argumentos como siendo aceptables para el grupo ms amplio posible. Esto

    significa que (dejando de lado el simple auto-engao) la necesidad psicolgica de admitir

    objeciones de varios miembros de la audiencia, reales o hipotticos, actuar como un

    control sobre la naturaleza de la argumentacin, a condicin nicamente de que el que

    argumenta dirija su argumentacin a la audiencia universal.

    Perelman y Olbrechts-Tyteca proporcionaron una total y til taxonoma de los

    argumentos, tal como son usados en el discurso prctico. Su nfasis descansa fuertemente

    en discursos dirigidos a una audiencia y no enfoca, como lo hacen trabajos ms recientes,

    hacia los argumentos dialgicos. Es sorprendente que, a pesar de la importancia que la

    audiencia tiene para Perelman, l preste relativamente poca atencin a la argumentacin

    dialgica. Hay alguna mencin de ella, pero no est en el corazn del libro, excepto como

    una instancia de un tipo de audiencia. En verdad, la argumentacin dialgica se ha

    convertido en un encuentro que se debe pretender tener con una audiencia ms grande. "La

    significacin filosfica de la adhesin del interlocutor en el dilogo es que el interlocutor es

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    mirado como una encarnacin de la audiencia universal" (1969, p.37). Perelman y

    Olbrechts-Tyteca reconocen que la pura "discusin", que es heurstica, en oposicin al

    "debate", que es erstico, son los puntos extremos de un continuo. La mayora de los

    dilogos caen entre los extremos y envuelven algn aspecto de ambos. Pero, al final, la

    argumentacin dialgica es secundaria y derivada del discurso ante una audiencia mayor.

    No obstante, el trabajo de Perelman levant la bandera de la argumentacin como el medio

    que usamos para buscar la verdad y la agit ante las fuerzas de los lgicos formales y de los

    retricos clsicos. El primer grupo tena que empezar a confrontar la verdad de que los

    argumentos formalizados estaban radicalmente divorciados de la argumentacin real. El

    segundo grupo tena que empezar la modernizacin, alejndose del clsico anlisis del

    discurso, y acercndose a la "nueva" retrica que requiere persuasin, adhesin y

    audiencias reales. Al negar la separabilidad de la lgica y la retrica Perelman forz a los

    tericos de la argumentacin a pensar en lneas nuevas y ms integradas.

    Uno de los efectos de LA NUEVA RETORICA y de los ltimos trabajos que

    Perelman escribi solo, fue enfatizar la aridez y la irrelevancia de la lgica formal

    deductiva para la argumentacin. El abandono de la verdad no-matemtica absoluta (o, por

    lo menos, de nuestra habilidad para reconocerla), la importancia de la audiencia real a la

    que se est dirigiendo y la nocin de incremento de la adhesin como la meta de la

    argumentacin, todas ellas ayudaron a re-enfocar los modernos estudios retricos. El

    impacto inicial de Perelman, sin embargo, fue mayor en los estudios de comunicacin y

    retrica que en filosofa, especialmente en Norteamrica. Aunque no fue ciertamente

    desconocido en los crculos filosficos, (Vase Natanson & Johnstone, 1965), su trabajo

    slo recientemente ha llamado la atencin de muchos estudiosos de la argumentacin

    basados en la filosofa.

    La falta de atencin no fue, ciertamente, un problema para el segundo de los

    ancestros. El libro de Stephen Toulmin, LOS USOS DEL ARGUMENTO (1969), ha

    recibido atencin de los filsofos, retricos y tericos de la comunicacin. El libro

    comparte muchas presupuestos con LA NUEVA RETORICA, los ms notables son la

    importancia de la audiencia ("campos" para Toulmin) y la creencia en la irrelevancia de la

    lgica formal para el discurso ordinario. En verdad, gran parte del libro de Toulmin es un

    ataque directo a la relevancia de la lgica formal para cualquier cosa que no sea las

    matemticas puras. Escribiendo muy en la tradicin del "lenguaje ordinario", Toulmin

    pretendi desvirtuar las pretensiones de los que vieron en la lgica formal el rbitro propio

    de la correccin argumentativa2. Esto hizo necesario varias clarificaciones diferentes.

    Una de tales nociones claves que Toulmin introdujo fue la idea de un "campo" como

    un terreno del discurso en el cual el dominio (o campo) del saber en cuestin es relevante.

    El argument que la lgica formal se vi a si misma como proporcionando los criterios de

    un argumento fundado para todo campo, sin considerar su contenido propio. Esto llev a la

    conclusin de que slo la argumentacin en disciplinas formales podra ser correcta, puesto

    que slo ellas tenan la suficiente precisin (p.43). Pero si uno examina la terminologa se

    hace claro lo mucho que la lgica ha seleccionado del lenguaje ordinario. Trminos como

    "posible", "necesario" y "lgica" todos tienen un significado diferente en diferentes reas.

    El trmino "lgica" usado en un argumento sobre un modus ponens probablemente

    requerira una interpretacin formal, mientras que la misma palabra usada en una

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    prediccin sobre la rotacin de los pitchers (lanzadores) en el equipo de beisbol de Toronto,

    los Blue Jays, durante la temporada de 1993, significara algo substancialmente menos

    riguroso que la "necesidad lgica". Toulmin concluy que podramos distinguir los

    aspectos de lo que ocurre en un argumento en aquellos aspectos que son "dependientes del

    campo" y aquellos que son "invariantes con respecto al campo". Los nuevos lgicos, que se

    preocupan de los argumentos reales, deberan centrarse en los aspectos invariantes del

    campo que incluyen a todos los argumentos. Se espera que todo argumento, por ejemplo,

    tenga una pretensin o una conclusin que es propuesta como verdadera, mientras que, por

    otra parte, el tipo de evidencia relevante en un campo puede ser irrelevante en otro.

    La conexin entre los campos de Toulmin y las audiencias de Perelman tiene que

    ver con la importancia de reconocer la variabilidad como un legtimo componente en el

    anlisis de argumentos. El tipo de hechos ofrecidos, el grado de apoyo que proporcionan y

    el nivel de apoyo requerido para la aceptacin de la conclusin no ser el mismo en todo

    los campos de trabajo. Los matemticos, por ejemplo, podran requerir certeza y no

    conformarse con nada menos que una completa reduccin al absurdo antes de abandonar

    una proposicin o aceptar su negacin. El comprador de un automvil, por otra parte, puede

    inclur todo tipo de evidencia irregular y variables grados de confirmabilidad incluyendo

    los reportajes de respetadas revistas, consejos de los amigos y reacciones emocionales. En

    breve, Toulmin estuvo de acuerdo con Perelman en que la situacin es relevante para

    enjuiciar un argumento: dnde tiene lugar, cul es su tema y quin est argumentando. No

    obstante, el grado en el cual la situacin era relevante, era limitado y la bsqueda estaba

    an enfocada a encontrar los rasgos invariantes de campo que prodran ser aplicados y

    estudiados en todos los argumentos, an, en contextos naturales.

    La contribucin ms perdurable de Toulmin, por supuesto, fue su modelo de

    argumento. Este modelo, a menudo referido como el modelo DGC (datos, garanta,

    conclusin), pretende proporcionar una representacin geomtrica de la argumentacin real

    tal como puede ocurrir en una situacin particular. Un argumento normalmente empieza

    con una asercin llamada la Conclusin (pretensin) [C], junto con sus Datos [D]. Si hay

    un cuestionamiento, entonces esta usual combinacin entinemtica ser incrementada por la

    Garanta [G]. La pretensin podra ser algo como "Ten cuidado cuando discutas con Juan,

    ser un buen argumentador", junto con datos tales como "porque es un estudiante de

    Filosofa". La garanta, para inferir esta conclusin de estos datos, podra ser,

    "Generalmente, los estudiantes de Filosofa son buenos argumentadores". Tambin se

    puede agregar un Cualificador [Q], tal como "as, probablemente, Juan ser...", y/o una

    condicin de Refutacin [R], tal como "a menos que Juan sea un estudiante deficiente".

    Finalmente, est el Apoyo [A], en el que se basa la garanta, y que apela a las teoras

    vigentes y presupuestos asumidos por los que estn adscritos a un campo. Un posible apoyo

    para el ejemplo citado podra ser,"Los estudiantes de Filosofa usualmente estudian la

    argumentacin y llegan a ser diestros, escribiendo y pensando crticamente". Reunidos

    todos estos elementos, el modelo se parece a esto:

    D-------------------------------- de modo que Q, C

    puesto que

    G

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    a menos que

    R

    sobre la base de

    A

    Este modelo es completamente diferente del diseo estndar de Deduccin Natural,

    de un argumento. Ante todo, incluye items que realmente se encuentran en los argumentos

    y pone atencin al proceso de justificar y defender una asercin, en lugar de itemizar una

    justificacin formal de acuerdo a un conjunto de reglas de transformacin. Se notar que en

    el modelo de Toulmin existe an un claro sentimiento deductivo. Los hechos parecen ser la

    premisa menor y la garanta la premisa mayor. Tambin podemos insertar un cualificador

    modal e, incluso podemos probablemente formalizar las condiciones de rechazo. No

    obstante, el hecho de que esto pueda hacerse no significa que el modelo sea esencialmente

    deductivo, sino solamente que diferentes modelos pueden ser traducidos entre s. La

    importancia, desde el punto de vista de la Teora de la Argumentacin, es que hay un

    intento por moverse desde el modelo del pensamiento matemtico al modelo de la

    jurisprudencia. En ambos casos el apoyo y la justificacin son importantes, pero en el

    ltimo estn tambin disponibles para el que argumenta.

    Tambin es importante notar que el modelo DGC asume que los argumentos

    generalmente tienen lugar entre personas. La garanta, el apoyo y las condiciones de

    rechazo entran en accin a medida que son requeridos. Es decir, el argumento es presentado

    en una forma simplificada y el resto es agregado cuando un interlocutor exige informacin

    adicional. Esta fue una de las primeras instancias en que se tom conciencia de la

    naturaleza esencialmente dialgica de la argumentacin, aunque de un modo limitado. La

    presencia de un interlocutor, en efecto, es referida en lugar de ser afirmado por Toulmin.

    Debemos asumir que la garanta, el apoyo y las condiciones de rechazo son en respuesta a

    algo; y qu podra ser eso a no ser la solicitud de una persona por mayor informacin? De

    modo que el argumento es an establecido teniendo un argumentador en mente, en la

    medida en que el resultado es lo que es producido por una persona, con la participacin de

    un socio invisible. No obstante, Toulmin s reconoci que los argumentos son, a menudo,

    interactivos y que lo que sucede en ellos es frecuentemente una funcin de esa interaccin.

    La mayor debilidad de Toulmin, desde un determinado punto de vista, yace en la

    naturaleza inherentemente oposicional de su enfoque. "Lgica (podemos decir) es

    jurisprudencia generalizada". (p.7). En otras palabras, lo que hacemos es una versin no

    refinada de lo que sucede en una Corte de Justicia. En primer lugar, esto significa que hay

    adversarios y que la suma final es cero. En consecuencia, habr un ganador y un perdedor y

    cada argumento ser juzgado y evaluado independientemente. A pesar de ser un buen punto

    de partida --como efectivamente, lo fue-- el modelo de Toulmin concibi el argumento

    como una competencia intelectual en oposicin a un episodio entre dos personas que se

    concentran en un disenso.

    Arne Naess, el filsofo y lgico noruego, es la tercera gran figura de la Teora de la

    Argumentacin contempornea. Su mayor influencia la ha ejercido entre los tericos de

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    Europa, particularmente en Alemania y Holanda. Naess, a diferencia de Toulmin y

    Perelman, empez a pensar y a trabajar en trminos dialcticos. El argumento para l era

    algo que ocurra entre personas en un contexto interactivo. Adems, las primeras etapas de

    la teora del dilogo, o dialctica formal, son atribubles a su Interpretation y Preciseness

    (1953), anterior por casi veinte aos a la introduccin de los juegos dialgicos por Hamblin

    en 1970. Naess desarroll reglas para gobernar las interacciones, de modo que pusieran la

    dialctica en el centro de la escena. De su obra Wie fordert man heute die empirische

    Bewegung? Van Eemeren, Grootendorst & Kruiger (1987) cita lo siguiente:

    Quizs la mejor palabra para describir lo que quiero decir es

    "dialctica"....En mi terminologa, debate o dialctica, es una parte de la investigacin; es

    decir, es una forma de comunicacin verbal intersubjetiva y sistemtica por medio de

    la cual los malentendidos pueden ser aclarados y los puntos de vista individuales

    pueden ser sometidos a aprobacin o rechazo. Esto no pretende ser una definicin

    normativa, sino una aproximacina a una definicin descriptiva (p. 115;

    orig, Naess, 1956).

    Naess especficamente vi el lenguaje como dependiente del contexto. Un conjunto

    de palabras que tiene un significado particular en una ocasin, dice l, podra "..expresar

    algo completamente diferente en otro contexto" (1966, p.9; el nfasis es original). Y, de

    nuevo,

    Las expresiones habladas y escritas no son abstradas del contexto de

    individuos que hablan, escriben, escuchan y leen estas expresiones... El material bsico

    para nosotros son ocurrencias de expresiones verbales. As, "llueve" en s misma no

    es un objeto inmediato de preocupacin, pero nos preocupamos de "llueve" como

    expresada o escuchada, o de las instancias de esa oracin en algn texto. (1953, p.1).

    Las palabras slo tienen significado cuando son usadas por las personas en un

    contexto particular. En consecuencia, lo que llega a ser crucial es comprender la

    terminologa usada en una situacin dada: los significados son comunicados entre los

    usuarios de un lenguaje. Con todo esto en mente Naess, se centra en la nocin de

    "precisin", una tcnica para crear acuerdos lingsticos ms y ms finos entre los

    protagonistas. Naess est preocupado de encontrar un mtodo para hacer que las

    expresiones sean ms y ms precisas, a fin de que los participantes en un dilogo se

    acerquen cada vez ms puedan comprenderse y alcanzar una solucin. De dos expresiones

    A y B, una ser normalmente ms precisa que la otra si comparten un conjunto de

    expresiones alternativas, pero A tiene menos alternativas que B. Naess define a A como

    ms precisa que B bajo las siguientes circunstancias.

    S y slo s, toda alternativa sinonmica de A es tambin una alternativa

    sinonmica a B, y existe al menos una alternativa sinonmica de B que no es una

    alternativo sinonmica de A, y A admite al menos una alternativa sinonmica,

    entonces se dir que A es ms precisa que B. (1953, p.56).

    Esto es expresado menos tcnicamente, para expresiones U y T en Communication

    and Argument (1966):

  • 9

    El que una expresin U es una precisin de una expresin T significa que

    todas las interpretaciones razonables de U son interpretaciones razonables de T, y que hay

    al menos una interpretacin razonable de T que no es una razonable interpretacin de

    U (1966, p.39).

    Una vez que ha establecido las nociones bsicas, Naess contina proporcionando

    reglas e instrucciones para precisar las expresiones en el curso de un argumento. Esto

    requiere extensas clarificaciones de los modos de la definicin, y permite, en un trabajo

    mucho ms tcnico de 1953, una formalizacin del concepto de precisin y de su relacin

    con varios modos de definicin. El impacto de este trabajo se ver ms claramente en el de

    Else Barth y Erik Krabbe, as como en el de Van Eemeren y Grootendorst. Debera notarse

    que parece ser un supuesto implcito en el trabajo de Naess el que la precisin lleva a, o

    significa, la comprensin, pero esto no es argumentado implcitamente. En verdad, uno

    podra sostener que una cierta cantidad de ambigedad puede ser importante en los

    argumentos, en la medida en que permite una mayor concentracin en los tpicos

    principales, evitando una exposicin excesivamente detallada. Naess, sin embargo, teme

    ms a los "pseudo acuerdos", en los que dos argumentadores piensan que estn de acuerdo

    pero realmente no lo estn, que a la continuacin de una extensa argumentacin. Esto es en

    virtud del axioma que dice que, al ser preciso, uno promueve la comprensin y la

    concentracin en el tema mientras se evitan los seudo acuerdos.

    Los tres autores hasta aqu presentados han jugado un rol instrumental para

    desplazar el foco de la Teora de la Argumentacin desde el argumento, considerado como

    un artefacto, al argumento considerado como un proceso humano. El trabajo de ellos ha

    tenido un gran impacto, aunque en distintos campos en general. Tanto Perelman como

    Toulmin eran (y son) ampliamente referidos por los investigadores en Teora de la

    Comunicacin y del Habla, pero Perelman no ha recibido mucha atencin por parte de los

    filsofos. Naess ha sido mayormente escuchado por los europeos y, como el resto de los

    formalistas, ha sido largamente ignorado por la Teora de la Comunicacin.

    Al mismo tiempo que Toulmin y Perelman estaban escribiendo, los lgicos

    informales estaban enseando a sus alumnos Pensamiento Crtico y falacias,

    fundamentalmente a travs de textos como la "Introduccin a la Lgica" de Copi, que fue

    publicado por primera vez en 1951. Las falacias son presentadas de un modo breve usando

    ejemplos que son, en su mayor parte, inventados o tomados fuera de contexto. No fue hasta

    1971 que Howard Kahane, respondiendo al desafo de los tiempos y a las motivaciones de

    los estudiantes, public su Logic and Contemporary Rhetoric: The use of Reason in

    Everyday Life. La diferencia fue que el libro de Kahane tom ejemplos cotidianos, sacados

    de revistas y peridicos, que trataban de temas que les preocupaban a los alumnos o, al

    menos, que stos reconocan como importantes. Esto signific que las falacias estaban ms

    situadas que en los textos antiguos. No obstante, sucedi que los filsofos preocupados de

    la Teora de la Argumentacin estaban exclusivamente involucrados en Lgica Informal y,

    fundamentalmente, preocupados de su enseanza. En consecuencia, fue el estudio de las

    falacias y las demandas pedaggicas de los cursos de Razonamiento Crtico, lo que dirigi

    su trabajo y sus preocupaciones. Hay notables excepciones a esta tendencia, por ejemplo, el

    filsofo Britnico C.L. Hamblin y los norteamericanos Henry Johnstone and Nicholas

  • 10

    Rescher. Aunque los tres tenan diferentes enfoques, sus perspectivas estaban conectadas

    por la clara visin que ellos tenan de una necesidad de cambiar el enfoque vigente. Como

    su trabajo podra ser familiar para la mayora de los lectores ellos sern tratados

    brevemente, a fin de ahorrar espacio.

    En el -ahora clsico- libro de Hamblin Fallacies (1970), l argument que el

    enfoque tradicional, "el tratamiento estandarizado" de las falacias, no funciona. Por el

    contrario, si queremos comprender las falacias debemos entender primero lo que es un

    argumento: "Alguien que meramente hace proposiciones falsas, aunque sean absurdas, es

    inocente de falacias, a menos que las proposiciones constituyan o expresen un argumento"

    (224). La discusin de "argumento" de Hamblin, recuerda la de Perelman, y permite que el

    concepto no sea tan ntido como los lgicos -formales e informales- les gustara que

    fuese sino que, ms bien, lo hace dependiente del contexto. "La relacin lgica real entre

    premisas y conclusin puede darse de muchas maneras" (230). La falacia, para Hamblin, es

    tambin una cuestin de contexto. El insisti en que las falacias y los errores en la

    argumentacin slo tienen sentido en el contexto de la dinmica de la dialctica. De la

    falacia de equivocacin, por ejemplo, dijo que "...casi nunca suponemos que una palabra es

    equvoca a menos que tengamos alguna dificultad con ella". (p.294). Esto va en contra del

    Tratamiento Estndar, en el cual las falacias son consideradas ocurrencias identificables,

    que pueden ser encontradas en argumentos individuales.

    En su penltimo captulo, "Dialctica Formal", Hamblin reconoce la vital

    importancia del argumento como algo que ocurre entre la gente. El introduce, a la luz de

    esta inspiracin, un mtodo de dialctica formal o conjunto de juegos de dilogos. Estos

    estn entre los primeros intentos de crear un sistema de movida/contra-movida que

    mantendra el rastro de los argumentos y los supuestos usados por los que discuten. La idea

    central es que en un argumento cada participante adquiere ciertos "compromisos" que,

    figuradamente, pone en un "almacn de compromisos". El objetivo de este juego es forzar

    al interlocutor a cometer afirmaciones inconsistentes. Esta formalizacin permiti la

    investigacin de nociones tan cruciales como carga de la prueba, inconsistencia, y ganar en

    el contexto del argumento.

    Henry Johnstone Jr. est entre los primeros norteamericanos que escribieron sobre

    argumentacin. Como la mayora de los filsofos que trabajan en el rea, l estaba

    decididamente entre los dialcticos, o sea, entre los tericos de la argumentacin que

    consideran que hay un modo especfico y especial de argumentacin --con su propio

    conjunto de valores, actitudes y procedimientos-- que puede ser llamado "dialctico".

    Hacer dialctica es buscar un resultado que es indisputable, porque es la verdad o porque se

    sostiene mejor que los puntos de vista opuestos con los que compite. Uno no tiene que creer

    que la dialctica produce la verdad sino, simplemente que la verdad puede aparecer en una

    argumentacin correcta3. Un dialctico cree que el argumento debera ser conducido de

    acuerdo con reglas y convenciones que sirven para identificar la teora o el punto de vista

    que mejor resiste el ataque y la crtica. Un retrico, por otra parte, cree que tales reglas y

    procedimientos son, en s mimos, objetos de procedimientos retricos y, as, son una parte

    y una parcela de la teora que pretende defender. (Vase Weimer, 1984). Adems de

    Johnstone, entre los filsofos dialcticos se incluye a Rescher y Toulmin, mientras que en

    los retricos mencionados hasta aqu se incluye a Perelman y Naess.

  • 11

    Johnstone es un dialctico extremo. El cree muy decididamente que hay distintos

    modos de argumentacin y que son dependientes de las intenciones del que argumenta. En

    particular, la argumentacin filosfica, (junto con otras formas tales como la cientfica), es

    especial, en la medida que tiene como meta la idea de verdad o, al menos, la claridad de

    una visin, o la investigacin de una teora de acuerdo a reglas y principios de la

    racionalidad. En sus crticas de Perelman y Olbrechts-Tyteca, Johnstone est

    particularmente preocupado con su inhabilidad o su negligencia para distinguir entre

    dialctica filosfica y retrica o argumento ordinario, en el que persuadir al oponente es el

    punto clave. "...El anhelo del filsofo al argumentar ha sido usualmente ms que

    simplemente asegurar la adhesin a sus tesis. Ms especficamente, ningn filsofo podra,

    en conciencia, estar satisfecho con un asentimiento logrado por mtodos rechazados por su

    audiencia". (op. cit.,p.133). La Retrica, an la "nueva Retrica" de Perelman & Olbrechts-

    Tyteca no es apropiada para la investigacin dialctica de los tpicos filosficos. Cuando se

    persigue la verdad filosfica uno no hace uso de tcnicas retricas. Uno sigue las prcticas

    de la argumentacin justa y correcta diseadas para guar en el descubrimiento del punto de

    vista ms racional y lgico. Johnstone, no obstante, no confronta directamente los

    argumentos de Perelman: de que somos incapaces de distinguir entre la retrica y la

    dialctica sobre cualquier base sistemtica. Es un enftico tono de voz suficiente para

    construr un argumento retrico? Es suficiente la presentacin de una cadena de

    argumentos similares e inteligentemente relacionados? Qu decir de la anticipacin de

    contra-ejemplos? Es retrica si uno construye caminos de respuesta o de escape? Son

    retricas las decisiones que un autor hace con respecto a lo que debe ser el cuerpo de un

    texto y lo que deben ser notas de pi de pgina?4

    El trabajo en el rea de teora de la Argumentacin de Rescher, tambin un fiel

    dialctico, se remonta a una poca mucho antes que tal campo existiera. Mientras que,

    talvez, el nunca se vi a s mismo como un participante de este campo especfico, gran

    parte de sus esfuerzos se han dirigido a la clarificacin de conceptos cruciales en el rea.

    Como su trabajo es muy bien conocido en la comunidad filosfica, es suficiente indicar que

    su examen de las nociones de presupuestos, carga de la prueba y dialctica, proporcionan

    ejemplos del punto de vista dialctico o racionalista crtico de la Teora de la

    Argumentacin5. El verdadero rol de la Argumentacin, de acuerdo con Resher, es

    llevarnos a creencias bien fundadas siguiendo las aceptadas reglas de racionalidad. La

    argumentacin, a menudo, es una disputa entre adversarios y tiene como meta el cambiar el

    punto de vista de una persona, en otro. Pero la dialctica, aunque puede ser una disputa

    entre adversarios, puede producir una investigacin, cuando al tratar con una tesis uno tiene

    "...el anhelo de refinar su formulacin, descubrir el apoyo racional que le sirve de base y

    evaluar su peso relatico" (1977, p.47). Esto es hecho, primero que todo, en una

    investigacin unilateral donde, presumiblemente, la meta no es ganar, en la medida en que

    uno est argumentando consigo mismo. En consecuencia, el objetivo debe ser determinar

    el mejor curso de accin. Podemos, entonces, hacer retroceder esta concepcin, a un

    contexto didico, en el que el objetivo es el estatus probatorio de una proposicin o teora.

    Un filsofo que casi ciertamente no se considerar a s mismo envuelto en Teora de

    la Argumentacin, pero que ha llegado a ser muy importante, especialmente en la rama

    europea de la Comunicacin Terica es el filsofo Paul Grice. Su ensayo, "Logic &

    Conversartion" (Grice, 1989 [or. 1975]), ha tenido un enorme impacto. El punto de vista de

    Grice es que la conversacin normal es una empresa cooperativa entre el que habla y el que

  • 12

    escucha, y sigue unas reglas intrincadas e implcitas. La principal regla que se sigue, segn

    l propuso, es el Principio Cooperativo [PC]: "Haz tu contribucin conversacional tal como

    es requerida por la situacin en que aparece, en concordancia con los propsitos o direccin

    aceptados en el intercambio conversacional, en el cual Ud. se ha comprometido". En otras

    palabras, se espera que uno siga las rutinas usuales o normales de la conversacin. Una

    contribucin a una conversacin no debe ser, y en efecto no lo es, al azar, sino que, por el

    contrario, fluye como un resultado de la conversacin existente y de las reglas y

    procedimientos normales que seguimos. Este principio fundamental, the [PC], es, adems,

    articulado por Grice como cuatro mximas que gobiernan la cantidad de la conversacin, la

    cualidad de lo que es dicho (esto es, la verdad), y su relevancia y manera (esto es, la

    perspicacia) (pp. 26-27).

    El descubrimiento ms crucial de Grice pretende dar cuenta de lo que ocurre cuando

    una mxima es violada, esto es, lo que hacemos cuando no seguimos el [PC]. Mientras que

    una violacin puede ocurrir por varias razones, lo ms significativo para la argumentacin

    sucede cuando la mxima es "violada". En este caso, es aparente para el que escucha que el

    que habla, al expresar una proposicin p, est violando el Principio Cooperativo --si la

    proposicin p es tomado en su significado literal. Para Grice, esto significa que la

    proposicin no podra, ipso facto, ser tomada en este sentido y el que escucha tendra que

    buscar y localizar un significado alternativo para las palabras, o el simbolismo de la

    expresin. En otras palabras, el supuesto es que la persona con quien uno se est

    comunicando est otorgando sentido y siguiendo las reglas normales de la conversacin

    ordinaria. En tal situacin decimos que el que habla ha realizado una implicacin

    (implicature) conversacional. Grice describe esto como sigue (p. 30)

    Alguien que dice p, se dir que ha implicado a q cuando,

    1.- est observando las mximas o, al menos el [PC];

    2.- se supone que l intenta q como un requisito para que la expresin

    de p sea consistente con la suposicin 1.

    3.- el que habla asume que el que escucha inferir q de p, a causa de

    la condicin 2.

    As, se dir que uno est haciendo una implicacin conversacional cuando uno

    observa el [PC] y la implicacin es requerida para que un auditor promedio puede hacer

    sentido de las indicaciones del que habla. Esto se aplica, por ejemplo, a muchas expresiones

    coloquiales tales como "salir de las llamas para caer en las brasas". Tambin se aplica a

    observaciones y respuestas que requieren de informacin en clave, tal como cuando alguien

    pregunta si el siempre atrasado Toms ha llegado ya, y recibe la respuesta: "Se ha puesto

    el sol?". Siguiendo reglas estrictas esta es una respuesta irrelevante, pero puesto que [1]

    asumimos que el que habla esta siguiendo el [PC], [2] asumimos que lo que se dijo es

    relevante, de modo que [3] inferimos que lo que ella realmente quiere decir es que Toms

    no ha llegado porque es demasiado temprano. Por otra parte, podemos adems asumir que

    el que habla conoce o asume que entenderemos el sentido de la observacin y no nos

    confundiremos.

    El [PC] de Grice y su correlato, la implicacin conversacional proporcionan un

    marco muy manual para explicar, de un modo sencillo, el axioma de la comunicacin que

    dice que los que se comunican trabajan juntos para dar sentido a los mensajes. Explica

    claramente por qu nos comprendemos entre s, aunque los mensajes sean a menudo

  • 13

    incompletos y deban ser completados por el que lo recibe, agregando los ingredientes

    perdidos. Cuando el componente perdido es una premisa, entonces decimos que la

    comunicacin era entinemtica. Cuando el mensaje necesita ser reconsiderado a fin de que

    tenga sentido, decimos que debe ser una implicacin conversacional6. Especialmente

    atractivo para la Teora de la Comunicacin y los recientes embrionarios trabajos en la

    Teora de la Argumentacin son las nociones de que [1] el que recibe un mensaje es un

    socio activo en la conversacin, y [2] la aparente violacin del Principio Cooperativo no es

    una indicacin de que un comunicador ha hecho algo errneo, sino que el mensaje no debe

    ser tomado literalmente.

    INVESTIGACION ACTUAL

    Al mismo tiempo que los filsofos mencionados estaban escribiendo, algunos

    cambios tambin estaban tomando lugar entre los investigadores de la teora de la

    Comunicacin que se concentraron en la argumentacin. Un punto de perspectiva para

    observar la metamorfosis fue el Journal Of The American Forensic Association [JAFA].

    Esta revista fue el rgano de la American Forensic Association, dedicada al desarrollo y

    organizacin del debate formal. Sus miembros eran fundamentalmente estudiantes

    universitarios y profesores secundarios, y en ella se publicaron noticias de los torneos

    americanos de debate, realizados a nivel nacional, y se difundieron artculos acerca de la

    tcnica del debate. Durante veinte aos la revista evolucion de sus propsitos originales a

    una plataforma para profesores preocupados con los aspectos comunicativos y filosficos

    de la argumentacin interactiva. Siguiendo la evolucin de JAFA, ahora denominada

    Argumentation And Advocacy, se puede presenciar la creacin y la substanciacin de una

    nueva disciplina.

    LOS TEORICOS DEL HABLA

    El primer signo real ocurri en 1970 cuando un artculo, titulado "The Limits Of

    Logic" de G.D. Mortenson y R.L. Anderson, argument que la lgica formal era

    inadecuado para la comprensin y la representacin de los argumentos cotidianos o las

    discusiones pblicas. Subsecuentemente, en 1975, Wayne Brockriede public "DONDE

    ESTA EL ARGUMENTO?"2, y en 1977 D.J. O'Keefe public "DOS CONCEPTOS DE

    ARGUMENTO"3. En el primer artculo, Brockriede pretende que el argumento no es algo

    que solamente se encuentra en editoriales y textos, sino que ms bien se trata de un proceso

    dinmico, que se produce entre la gente, tiene caractersticas identificables y puede ser

    encontrado virtualmente en todas partes. Un argumento, para Brockriede, tiene que ser

    inferencial sin ser una implicacin, tiene que tener razones para elegir entre proposiciones

    alternativas y debe involucrar incertidumbre en su resultado. El tambin requiere que el

    argumento tome lugar dentro de un marco de referencia que los participantes comparten y

    que los que argumentan se exponen a un autntico riesgo de cambiar sus creencias. Dos

  • 14

    aos ms tarde D.J. O'Keefe introdujo una distincin que lleg a ser crucial para los futuros

    escritores. El distingui entre argumento1 y argumento2, donde el primero denota un objeto

    concreto o abstracto que es el resultado de un individuo que "construye un argumento",

    mientras que el segundo designa aquel proceso en el cual dos personas se comprometen

    cuando "tienen un argumento".

    Joseph Wenzel ofreci varias distinciones adicionales cuando, en 1979, consider

    tres perspectivas separadas sobre el argumento. La primera, la categora tradicional de

    argumento como objeto, esto es, un silogismo, que el denomin "producto". La segunda,

    que denomin "procedimiento", comprende las habilidades y las tcnicas retricas que se

    han acumulado en el tiempo. Desde el punto de vista del procedimiento, el argumento es

    algo que puede ser analizado debido a su impacto persuasivo y a su uso como tcnica

    retrica. La tercera fue denominada con el trmino "proceso", que describe lo que a

    menudo se llama "dialctica": dos individuos usan su racionalidad crtica para investigar o

    determinar la verdad. Muchos de los problemas que dificultan la teora de la

    argumentacin, sostuvo l, han sido el resultado de tratar de encontrar una perspectiva que

    incluya las tres distintas tareas.

    Lo que fue ms significativo de estos escritos fue su integracin de los conceptos de

    lgica y argumentacin que superaron las categoras de la teora de la Comunicacin. Ellos

    fueron testigos de un tomar conciencia del crecimiento en la direccin de la investigacin

    dialgica mientras que, al mismo tiempo, se mantenan las bases fundasmentales de los

    estudios sobre la retrica y el habla. Despus de todo, no slo fue la filosofa la que se

    haba concentrado en el argumento Esttico, sino que tambin la retrica. La preocupacin

    por el anlisis del habla empez a ser reemplazada por una concentracin en la interaccin.

    Esto requiri nuevos conceptos y distinciones tales como argumento1 y argumento2 que

    podran permitir a los investigadores distinguir entre diferentes preocupaciones.

    Un enfoque que ha tenido una enorme influencia en Teora de la Argumentacin y

    tambin en la teora de la Comunicacin en general, ha sido el enfoque Social

    Constructivista. Charles A. Willard en un articulo publicado en 1978 y que denomin "Una

    Reformulacin del Concepto de Argumento: Fundamentos Constructivista/Interaccionista

    de una Sociologa del Conocimiento", utiliza el constructo de la Teora Personal y el

    Interaccionismo de la Escuela de Chicago para definir argumento "...como una clase

    especfica de relacin social o encuentro". (121). Ms especficamente, "argumento es una

    clase de interaccin en la que las personas mantienen lo que ellos construyen como

    proposiciones mutuamente excluyentes". (125, nfasis en el original). Este enfoque, muy

    popular en Teora de la Comunicacin, significa que la teora de la Argumentacin tiene

    tanto un rol descriptivo como su tradicional funcin normativa. A fin de entender un

    argumento debemos empezar con las personas que argumentan. Los argumentos, para

    Willard, slo existen cuando son usados por personas que argumentan. Adems, cuando las

    personas argumentan en la prctica, cualquier cosa que ellos hagan podra ser un

    argumento. Con la enunciacin de esta posicin surgen, de pronto, campos de teoras

    competitivas. Un extremo est representado por Willard y su amplia concepcin de

    "argumento". El otro extremo, (al menos como un ejemplo) fue defendido por Brant

    Burleson (1981) quien sostuvo que las concepciones de "argumento" deben ser idneas

    para la argumentacin de los investigadores, que los argumentos mismos tenan que ser

    esencialmente verbales y que las definiciones deberan especficamente exclur pasos y

  • 15

    estilos que no son dignos de tener el honor de ser "argumentos". Debido a que, sostiene l,

    el argumento es un concepto usado en forma amplia y difusa, una caracterizacin "...basada

    en el uso ordinario ser necesariamente tan inclusiva que comprender un amplio rango de

    eventos que tienen poco significado como argumentos". (969). La Teora de la

    Argumentacin, de acuerdo con Burleson, no debe preocuparse de estudiar disputas a

    gritos, peleas, llantos o discusiones triviales.

    Los Tericos del Habla, como podemos llamarlos, llegan a la Teora de la

    Argumentacin desde una perspectiva diferente a la de los Lgicos Informales. Aquellos

    empiezan con el que argumenta como alguien que confronta la tarea de la persuasin (un

    trmino que para ellos no es condenable). Mucho ms que estar envueltos con la tradicin

    retrica, los Tericos del Habla necesitan que el discurso est asociado con el que habla,

    para que tenga significado y sea susceptible de ser analizado. Los Lgicos informales se

    han concentrado histricanmente en el argumento como un artefacto, una cosa que puede

    ser analizada en su validez, su carcter falaz y su adecuacin, independiente del contexto en

    que se usa. Si los filsofos se han concentrado en los actos locucionarios4, los que se

    interesan en el debate estn ms interesados en los actos ilocucionarios y cmo el

    argumento es usado y creado. As, llega a ser importante para ellos, el ser capaz de definir

    argumento de una manera suficientemente amplia como para usarla en muchas situaciones

    naturales, pero lo suficientemente estrecha como para que el significado tenga alguna

    permanencia.

    Mientras los investigadores americanos estaban debatiendo el alcance y el

    significado del trmino "argumento", en Holanda se estaban desarrollando enfoques ms

    formales sobre el argumento interactivo. El primero de estos enfoques fue iniciado por

    Frans Van Eemeren y Rob Grootendorst en la Universidad de Amsterdam. Este enfoque,

    llamado Pragma-dialctica, descansa fuertemente en Austin y especialmente en la nocin

    de actos de habla de Searle. Para la escuela holandesa, los argumentos pretenden justificar

    un punto de vista, de manera que resulte satisfactorio para un juez racional, que acta de

    acuerdo con ciertas reglas acordadas. Su enfoque es pragmtico (pragma) porque estn

    preocupados con la tarea prctica de argumentar, y es dialctico porque ven el argumento

    como un proceso social que se produce entre dos personas que argumentan.

    Puesto que su preocupacin es la dialctica, los actos de habla -tal como son usados

    por Austin y Searle- son insuficientemente complejos para la argumentacin que requiere

    interaccin entre unidades individuales. En consecuencia, van Eemeren and Grootendorst

    introducen la nocin de un acto ilocucionario complejo: "Este acto complejo est

    compuesto de ilocuciones elementales que pertenecen a la categora de asertivas y que,

    al nivel de la oracin, mantienen una relacin uno-a-uno con las oraciones (gramaticales).

    La constelacin total de las ilocuciones elementales constituyen el acto ilocucionario

    complejo de la argumentacin que, a un nivel ms alto, mantiene, como un todo nico, una

    relacin uno-a-uno con una secuencia de oraciones (gramaticales)". (1984, p. 34). En otras

    palabras, un argumento est compuesto de actos individuales de habla que tomados

    colectivamente forman un nico acto ilocucionario complejo. A fin de ser exitoso, los actos

    ilocucionarios deben ser comprendidos por el que escucha (de ah la importancia de Grice).

    Claramente, sin embargo, esto no es suficiente para la mayora de las disputas. Cuando se

    trasmite un argumento, uno requiere que sea comprendido, pero uno tambin quiere que el

    argumento logre algo, esto es, convencer al que escucha. Por esta razn, van Eemeren y

  • 16

    Grootendorst, a diferencia de Austin y Searle, otorgan una gran importancia a lo

    perlocucionario. Al argumentar, el efecto que uno quiere lograr -esto es, convencer- es

    crucial para comprender el proceso. En verdad, ellos estn muy preocupados de distinguir

    entre decisiones racionales del que escucha, que son el resultado de consideraciones

    intencionadas por el comunicador, de aquellas que son accidentales, o bien, intentan lograr

    otros efectos no racionales, por ejemplo, estimular las emociones del que escucha. En un

    argumento "...se espera que el que escucha decida, sobre fundamentos racionales, si debera

    -o no debera- permitir el deseado efecto perlocucionario, que el que habla trata de

    producir.." (op. cit., p. 28).

    Extendiendo el anlisis de Searle a un conjunto de oraciones que incluyen una

    argumentacin, van Eemeren y Grootendorst son capaces de especificar la elegancia,

    veracidad, reconocimiento, satisfaccin y otras condiciones para la argumentacin tanto a

    favor como en contra. Un acto de habla, por ejemplo, podra tener xito, en el nivel

    ilocucionario, siendo comprendida como una argumentacin, pero podra no tener xito en

    el nivel perlocucionario, fracasando en convencer. El enfoque Pragma-dialctico tambin

    les proprocion con una plataforma para el anlisis de la argumentacin como un proceso

    en etapas, lo que permiti un profundo anlisis, haciendo posible el examen de

    interacciones de intercambio. Ellos tambin son capaces de proporcionar un anlisis de los

    argumentos entinemticos (1982, 1983) y las falacias (1987)7.

    La escuela holandesa de van Eemeren y Grootendorst es un intento de tratar de

    modelar la argumentacin, al mismo tiempo que se intenta ajustarla a los estndares de

    racionalidad y orden. No es sorprendente que, gran parte de lo que normalmente la gente

    podra describir como un argumento, deba ser dejado de lado como un resultado de su ser

    no-racional, de su insuficiente verbalizacin (y, por lo tanto, demasiado ambiguo para ser

    identificado), o por elementos o estilos seguidos por el argumento -que varan de los

    modelos establecidos. Muchos argumentos simplemente no siguen un proceso

    suficientemente rutinizado como para permitir la identificacin de los cmponentes

    requeridos para la identificacin de un acto de habla.(cf., Jacobs, 1989). En verdad, la

    descripcin que van Eemeren y Grootendorst hacen del proceso de organizar un

    argumentacin, naturalmente ubicada, en una argumentacin adecuada para el anlisis

    lingustico incluye no menos de cuatro "transformaciones dialcticas". Las instrucciones

    para la aplicacin de estas reglas de traduccin evocan algo que no es ms que la

    formalizacin del lenguaje ordinario a la lgica formal. En la transformacin conocida

    como "omisin (deletion)", por ejemplo, se nos dice que los elementos que son irrelevantes

    incluyen "explicaciones detalladas, clarificaciones, ancdotas y acotaciones" (1989, p. 375).

    Es bastante posible, sin embargo, que estos elementos descartados, podran muy bien

    contener la informacin ms significativa, la que podra ayudar al oyente a comprender el

    argumento. A menudo, por ejemplo, una reiteracin, una acotacin o un ejemplo puede

    tener ms fuerza comunicativa que el pretendido ncleo "real" del argumento. En

    consecuencia, un modelo til debe ser cuidadosamente observado, a fin de que no se aleje,

    en nombre de la uniformidad, de la naturalidad que est especficamente tratando de

    identificar.

    En una lnea decididamente ms formal y clsicamente lgica, uno encuentra a E.M.

    Barth quien ha sido una fuerza mayor en el desarrollo y propagacin de los sistemas de

    dialctica formal. Como estudiante de Arne Naess y E.W. Beth, ell est en una tradicin

    trazada directamente hasta P. Lorenzen y K. Lorenz, en la que la dialctica es includa en la

  • 17

    lgica formal. Hasta la fecha esta empresa est ms plenamente articulada en su

    colaboracin con Erik Krabbe, "Del Axioma al Dilogo" (1982). All, ellos escriben lo

    siguiente:

    Siguiendo a Lorenzen y Kuno Lorenz, mostraremos que las constantes

    lgicas pueden ser definidas, de varias maneras, por medio de reglas para su uso en

    dilogos crticos, y tambin los conceptos de verdad lgica y argumento vlido

    lgicamente, de tal manera que las extensiones de estos conceptos son

    exactamente aquellos que conocemos en otros organizaciones ("vestidos") de dos

    valores, o de la constructiva, o de una lgica mnima. Uno obtiene exactamente las

    mismas "verdades lgicas" y exactamente los mismos argumentos vlidos como en las

    otras descripciones de estas tres lgicas.(p. 24, nfasis en el original).

    Como este sentimiento lo indica, las bases del sistema que Barth y Krabbe presentan

    estn profundamente enraizadas en la lgica formal elemental. A los usuales elementos

    esenciales, ellos agregan operadores que facilitan los aspectos interactivos del proceso

    dialctico. Estos incluyen afirmar la propia decisin de defender una posicin, o

    preguntarse cmo lo defender un oponente, y declarar por s mismo o indicar a un

    oponente una carga proposicional.

    El conflicto de opiniones emitidas empieza por el acuerdo, de parte de los que

    discuten, sobre un sistema formal de reglas del dilogo. Ellos empiezan, entonces, por

    explorar el conjunto de compromisos del otro, preguntndose sobre su defensa y sus

    adicionales compromisos, tratando de resolver los desacuerdos mostrando que, uno u otro,

    sostiene un conjunto inconsistente y, por lo tanto, forzndolo al abandono de la proposicin

    disputada. Previo a ese resultado, la discusin debe ser desarrollada de acuerdo con reglas

    acordadas de conducta racional. Sus reglas de la dialctica estn basadas sobre las leyes

    clsicas de la lgica proposicional, es decir, si uno est comprometido con (P, entonces Q),

    y si se puede mostrar que uno debe tambin estar comprometido con P, entonces, ipso

    facto, uno est comprometido a Q. De un modo similar, si uno afirma [P v (Q&R)], y se

    muestra que P es falso, entonces uno est comprometido a (Q&R). El sistema tambin

    incluye reglas de conducta que especficamente prohiben pasos argumentales abusivos,

    irrelevantes o inapropiados. Una regla fuerte que es posible adoptar es aquella que si es

    adoptada entonces, "...un argumentador que es insultado, ridiculizado o de alguna manera

    daado (despedido de su trabajo, enviado a un asilo o fsicamente daado) sin haber

    cometido alguna accin no permitida...en el curso de la discusin, ha ganado la discusin

    en su totalidad". (p. 63).

    Uno podra preguntarse cunto disfrute podra obtener un argumentador, despus de

    haber vencido a un oponente ms tramposo o ms poderoso, si es recludo en un asilo. Uno

    tambin podra preguntarse cuntos argumentos realmente incluyen nicamente esos pasos

    argumentales, y si son capaces de ser reflejados en un clculo proposicional. Ciertamente,

    algunos pasos hechos en muchos argumentos sern representables de esta manera, pero

    muchos no lo sern. Bath y Krabbe estn muy conscientes de esto. Ellos ven su tarea como

    parte de la Teora de la Argumentacin, pero no como si fuese la versin total. "La materia

    llamada Lgica corresponde a esa parte de la teora de la Argumentacin que estudia

    sistemas de reglas dialcticas de un lenguaje-invariante formal3 y reglas dialcticas de un

    lenguaje-dependiente formal2, basadas en reglas sintcticas (formal2)". (p.75). (Donde

    "formal2" indica la forma de un objeto y "formal3 indica formal en el sentido de seguir

  • 18

    reglas especficas). As, para ellos, la lgica, como parte de la Teora de la Argumentacin,

    es el estudio de las reglas dialcticas de procedimiento aceptadas en todos los lenguajes y

    las reglas dialcticas de transformacin inherentes a la estructura del lenguaje, basadas

    sobre las reglas clsicas deductivas de la lgica formal.

    Uno de los enredos ms profundos que corre a travs de la Teora de la

    Argumentacin es la tensin entre lo normativo y lo descriptivo. Tradicionalmente, el

    argumento no ha sido estudiado tanto como ha sido prescrito. Lo que las investigaciones

    han hecho en el argumento per se, ha sido organizado en torno al deseo de incremeentar la

    habilidad de una persona para argumentar racionalmente. Mientras que una parte y una

    parcela del estudio del argumento es, por lo menos, un modesto componente descriptivo,

    para los lgicos informales tradicionales esto no podra envolver nada ms que la

    identificacin de las premisas y conclusiones, argumentos, sub-argumentos, falacias e

    irrelevancias. Una persona ser instruda para establecer un argumento en una cierta forma,

    esto es, para "describir" o "diagramar" el argumento en una forma oficial estandarizada.

    (Vase por ejemplo, Johnson & Blair, 1983). En otras palabras, se ha puesto, relativamente

    poca atencin, a la manera en que la gente realmente conduce sus argumentos en oposicin

    a la manera como la gente debera conducir sus argumentos.

    Prcticamente todo texto tiene mtodos para establecer un argumento, y al hacerlo

    as, el analista selecciona aquellos componentes que son cruciales para la comprensin del

    argumento y deja de lado todo aquello que es considerado inesencial, conduce a errores,

    resulta trivial o es redundante. (Esto no es nicamente el hbito de los Lgicos Informales.

    Como lo mencion anteriormente, van Eemeren and Grootendorst siguen esta misma lnea

    en el enfoque Pragma-Dialctico). Johnson & Blair, por ejemplo, nos dicen lo que debemos

    "separar a travs de la retrica" (p. 80), a fin de encontrar el argumento real, como si

    hubiese una clara demarcacin entre lo que es "meramente retrico" y lo que es "claramente

    substancial". Este supuesto crucial para la Lgica Informal no es slo que hay una

    diferencia entre retrico y no-retrico, sino 1] que la diferencia es rpidamente

    identificable, y 2] que lo retrico, en oposicin a lo no-retrico, no es crucial para

    comprender y/o analizar un argumento.

    La clave fundamental de la Lgica Informal es la falacia. Puede ser descrita como

    un error, o como un argumento que parece bueno pero no lo es, o como una trampa

    sofstica tendida por un argumentador inescrupuloso, y, en verdad, puede ser una de estas

    tres. Tradicionalmente, (y por esto yo quiero decir hasta muy recientemente) las falacias

    han sido descritas junto con explicaciones, ejemplos, y/o criterios para su identificacin

    (por ejemplo, Gilbert, 1979; Johnson & Blair, 1983; Fogelin & Sinnott-Armstrong, 1991).

    Algo, sin embargo, ha cambiado radicalmente. La perspectiva actual se est moviendo ms

    y ms hacia la nocin de que las falacias, si ellas son de alguna utilidad, slo pueden ser

    realmente comprendidas en un contexto. Esto es, cualquier "falacia" dada slo puede ser

    denominada como tal, despus de determinar la situacin especfica en la cual es usada

    impropiamente. Mientras sus races estn en Hamblin (1970), esto fue ms recientemente

    propuesto por Walton (1989) quien escribi que los juicios sobre falacias "...necesitan ser

    respaldaddos por evidencia sacada del particular texto del discurso del argumento que est

    siendo sometido a anlisis". (p. 170). Esta perspectiva, aunque en ningn caso universal,(se

    estara oponiendo a la de Johnson & Blair (1987) y Gouvier (1987), es muy poderosa: uno

    puede casi siempre proporcionar ejemplos de argumentos que satisfacen los criterios de una

  • 19

    falacia especfica, pero que, no obstante, parecen ser buenos argumentos. Walton cita el

    argumento de apelar a la autoridad (ad verecundiam) como una falacia que, a menudo, no

    es falaz; siempre estamos en necesidad de expertos, el problema es cmo uno las usa en

    lugar de que uno las use. Las amenazas, para citar otro ejemplo, son instancias de apelar al

    temor (ad baculum). Pero, si una mujer empleada amenaza a su supervisor con acusarlo de

    acoso sexual, si l no deja de lado sus incorrectas sugerencias, se ha cometido una falacia?

    Uno podra pensar que no. En consecuencia, la orden "no cometa falacias" debe ser alterada

    o, al menos, explicada para significar que uno no debera realizar ciertos pasos

    argumentales en ciertas situaciones (XX, 19nn).

    El cambio esencial en Teora de la Argumentacin, desde el punto de vista de la

    Lgica Informal, es el nfasis en la situacin. El impacto es grande porque el campo es tan

    fuertemente prescriptivo. Cuanto ms prescriptiva sea una tarea ms importante es que sea

    capaz de producir reglas generales de conducta. Si la Lgica Informal slo puede

    determinar tales reglas, examinando cada situacin individual, entonces su generalidad y

    habilidad para proporcionar guas para la conducta argumental es limitada. Los cambios

    que vendrn ms adelante en Lgica Informal, como un resultado de este nuevo nfasis en

    la situacin, sern dramticos a medida que debe cambiar de una concepcin que identifica

    supuestas formas regulares a una que inspecciona situaciones particulares en busca de

    claves contextuales. Como el contacto entre los grupos divergentes se hace ms grande,

    aumenta la presin sobre la Lgica Informal para tratar con situaciones argumentativas ms

    reales. (Vase por ejemplo a Walton, 1992). Puesto de un modo simple, el ideal debe, y

    ser, acercarse ms a lo real --si el campo va a mantener su significado dentro del mbito

    general de la Teora de la Argumentacin.

    El centrarse en la particularidad, aunque extrao para la filosofa, es inherente al

    Anlisis del Discurso. Este campo, una sub-rea de la teora de la Comunicacin, estudia

    las conversaciones reales a fin de determinar las reglas y procedimeintos seguidos por los

    que participan en ellas. El supuesto bsico es articulado por Scott Jacobs and Sally Jackson:

    "La presencia de un argumento seala dificultades potenciales o actuales en la

    conversacin, mientras que su ausencia indica la presencia de un "acuerdo logrado" en la

    conversacin". (1982, p. 206). Para el Anlisis del Discurso la presencia de un argumento

    significa que algo est mal y necesita ser reparado. La base es que cada expresin verbal

    (utterance) no-ftica en una conversacin, digamos que una solicitud, puede ser satisfecha

    con una respuesta preferencial, (la solicitud es aprobada), o con una respuesta no-

    preferencial, (la solicitud es negada). Si la respuesta no-preferencial sucede, entonces la

    conversacin debe resolver esa disrupcin, al mismo tiempo que se mantiene el suficiente

    equilibrio para que la conversacin prosiga.

    El enfoque del Anlisis del Discurso considera al argumento no slo como una

    situacin especfica, sino tambin como utilizando reglas y procedimientos que son una

    funcin de esa situacin, tanto como la naturaleza, las relaciones precisas y las

    personalidades de los participantes. Esto se aplica a tales nociones bsicas como prueba y

    aceptabilidad: "...los receptores y los autores de puntos rebatibles trabajan en conjunto

    sobre la cantidad y la calidad del apoyo requerido para obtener un acuerdo". (1980, p. 262).

    Esto arroja, por ejemplo, una interesante luz sobre los entinemas. A qu grado un entinema

    debe ser explicado ser una funcin de los que argumentan, de su acuerdo y/o desacuerdo.

    Un socio conversacional escptico demandar una completa explicacin, ms que un socio

    que acepta fcilmente o uno que evita los desacuerdos. As, mientras los Lgicos

    Informales usan "los buenos argumentos" para indicar que el proceso de racionalidad crtica

  • 20

    se aplica a todos (la mayora) de los argumentos y a todas (la mayora) de las situaciones,

    los Analistas del Discurso ven el acuerdo como una conveniencia operacional en un

    contexto social. Cada perspectiva proporciona distintas conclusiones para lo que es una

    buena y una mala argumentacin.

    Con respecto a la importancia de las diferencias individuales, Barbara O'Keefe

    (1988) ha hecho un interesante trabajo sobre lo que es relevante para la argumentacin,

    especialmente cuando se trata de determinar las posibles causas de su xito y su fracaso.

    Ella describe tres diferentes tipos de "mensaje con diseo lgico" (MDL). Cada diseo

    lgico determina cmo un individuo construye (y muy probablemente interpreta) los

    mensajes comunicativos. El primero, conocido como el "diseo lgico de un mensaje

    expresivo", es bastante literal. El propsito de la comunicacin, desde el punto de vista de

    este MDL, es expresar nuestros pensamientos y entregar respuestas a nuestro socio. El

    receptor erxpresivo asume que la intencin de los mensajes es ser tomados en su sentido

    literal y as lo hace. El segundo es el "convencional". Un comunicador convencional

    comprende que la conversacin, el argumento y la comunicacin en general es gobernada

    por reglas sociales y, al comunicarse, uno acta, como si jugara un juego. Para el diseo

    convencional algunas cosas pueden no ser dichas o, al menos, pueden no ser dichas

    directamente dependiendo de las convenciones sociales que gobiernan la situacin

    particular. El ms sofisticado, es el diseo "retrico". El comunicador retrico no slo

    considera que hay reglas que gobiernan la comunicacin interactiva, sino tambin que el

    asumir diferentes roles o personajes resulta en la creacin y utilizacin de reglas diferentes.

    En consecuencia, el diseo lgico de mensaje retrico puede crear situaciones mediante la

    adopcin de roles y estructuras retricas que estn mejor adaptadas a un contexto dado.

    Las implicaciones para la teora de la Argumentacin son complejas. Para empezar,

    parecera que el ideal propuesto como el mejor argumentador -desde el punto de vista de la

    Lgica Informal clsica- segn el modelo de B. O'Keefe, sera un diseo lgico de mensaje

    expresivo. Despus de todo, practicamente todo texto de pensamiento crtico explica cmo

    todo, excepto el ncleo del mensaje, debe ser eliminado del argumento antes de que sea

    adecuado para el anlisis. As, dada la naturaleza de la argumentacin, delimitada por

    reglas -tal como es concebida por la Lgica Informal- puede ser que el MDL es la eleccin

    ms apropiada para el "mejor". Es, sin embargo, muy interesante que los ms sutiles,

    atentos y flexibles comunicadores, los usuarios del MDL retrico, no seran ciertamente, en

    su mayora, aquellos que, los del grupo de Lgica Informal, identificaran como los mejores

    argumentadores. Este ltimo grupo se apoya mucho ms en la situacin particular y en el

    contexto y muy poco en el argumento, en tanto argumento. Otra cuestin surge si tratamos

    de pensar en el establecimiento de reglas pata todos los diseos lgicos de mensajes.

    Quizs, la manera en que uno se comunica es relevante a las reglas que uno debera seguir

    al hacer eso. Finalmente, las varias confusiones, falacias y errores, podran ser construdos

    as porque el observador utiliza un diseo de mensaje diferente del (los) participante(s),

    resultando en (digamos) una evaluacin negativa de una forma de argumento que es extraa

    al observador.

    Otra rea de investigacin en Teora de la Comunicacin relevante a la Teora de la

    Argumentacin, propuesto primariamente como un ejemplo, incluye el trabajo sobre los

    objetivos como componentes de todos los episodios comunicativos y especialmente

    argumentativos. En el rea de investigacin de objetivos, se asume como garantido, quee

    todas las interacciones comunicativas -e, ipso facto, los argumentos- envuelven una

    variedad de objetivos. Siempre estarn includas ciertos objetivos personales (del yo o

  • 21

    propios) junto a los objetivos que pertenecen a la relacin existente entre los que

    argumentan. Esto puede estar completamente al margen del objetivo estratgico que puede

    (o no puede) ser el impulso real para el argumento. La relevancia del anlisis de metas

    puede ser ejemplificado, para citar un caso, en Bavelas (1990) donde ella concluye que los

    mejores y ms sofisticados comunicadores eligen usar expresiones ambiguas en ciertas

    situaciones, en lugar de herir los sentimientos de alguien o parecer desagradable. En este

    modelo, el evitar un desacuerdo directo y evitar establecer la propia posicin de un modo

    claro no es una instancia de la "falacia" de equivocacin o, incluso una tcnica de una

    argumentacin defectuosa, sino el signo de un comunicador sofisticado negociando con

    cautela, en un contexto difcil.

    Hay un tributo final a los recientes desarrollos en teora de la Argumentacin que

    requieren mencin. En 1983 Janice Moulton public un crtico artculo sobre el "mtodo de

    adversarios que compiten", que ella vi como el modelo bsico de la controversia

    filosfica. Este punto de vista fue retomado y amplificaddo por Karen Warren, en 1988,

    cuando ella argument que el ncleo del "marco conceptual" sobre el cual se basa la

    argumentacin filosfica --y otros niveles altos de la argumentacin--, es esencialmente

    patriarcal, enemigo de la mujer y diseado para ayudar a la supresin de la mujer.

    Andrea Nye, en su historia de la lgica, Words Of Power, (1990) tambin concluy que el

    modo lineal y abstracto de pensamiento, que valoriza el que se siga reglas por encima de

    cualquier otra cosa, excluye a la mujer y otros grupos que carecen del necesario proceso

    educativo, o aquellos cuya propia constitucin, psicologa y sociologa no los conduce a las

    dominantes estructuras de pensamiento del hombre blanco europeo. Finalmente Deborah

    Tannen (1990), un terico de la comunicacin, detalla cun diferente son los procesos

    naturales en los que las mujeres se apoyan de aquellos que los hombres encuentran

    congenial. El resultado es, por lo menos, una dificultad en comprender y comunicarse entre

    los gneros.

    Mientras las posiciones establecidas son controversiales, an en la comunidad

    feminista, los resultados de los argumentos mencionados por las escritores feministas de la

    anti-linealidad significa que, por lo menos, los supuestos tradicionales deben ser

    cuestionados. Si las reglas y procedimientos, que han sido histricamente enseados por los

    Lgicos Informales, son excluyentes y en verdad hacen que los argumentos sean fciles

    para (muchos) hombres y no lo sean para (muchas) mujeres, entonces una injusticia existe.

    Adems, est la distinta probabilidad de que las estructuras pensadas como naturales o

    bsicas, slo lo sean para un grupo u otro, de modo que el resultado est, de nuevo, en la

    localizacin de las reglas del argumento o, por lo menos, la expansin de las tcnicas y la

    alteracin de las definiciones claves. La ideologa tradicional sostiene, por ejemplo, que un

    buen argumento es uno poderoso que eficientemente elimina o, al menos debilita

    significativamente, la posicin del contrario. En muchos modelos, no obstante, este enfoque

    carece totalmente de ingredientes considerados por algunos como cruciales. Los

    sentimientos y el yo del oponente, la futura relacin entre proponente y oponente, y la

    continuacin de un discurso que lleve a acuerdos son factores (para nombrar a algunos) que

    podran intervenir para mediar en lo que es "bueno" y lo que no lo es.

    5.- NOTAS FINALES

  • 22

    De un modo correcto o incorrecto, desde Aristteles, ha habido una separacin entre

    lgica, dialctica y retrica. En varios sentidos esto est reflejado en la separacin entre

    cuerpo y alma y la divisin de los argumentos entre los que persuaden y aquellos que

    convencen. La Lgica Informal, desde sus orgenes, ha estado fundamentalmente

    preocupada de la inculcacin de valores y tcnicas que son consideradas como

    pertenecientes a la dialctica, al convencimiento, como opuesto a la retrica que es

    considerada como tratando con (mera) persuasin. Como resultado de esto, ciertos factores

    humanos tales como la emocin y la intuicin han sido considerados como extraos a la

    argumentacin adecuada y nicamente el dominio de otras disciplinas (Psicologa y Teora

    de la Comunicacin) o, peor, la preocupacin de sofistas y manipuladores. Adems, el

    enfoque ha estado puesto en el examen de argumentos aislados de su contexto y la situacin

    social, poltica y cultural de las personas que argumentan8.

    La dificultad con tal estrecha perspectiva es que ha creado una imagen de la

    humanidad que es abiertamente infecunda y estril. Los seres humanos cambian sus

    creencias interactivamente, esto es, argumentan de una multitud de maneras y slo algunas

    de ellas descansan exclusivamente o fundamentalmente en estructuras de razonamiento,

    que pueden ser identificadas y categorizadas. Lo que ha sucedido en Teora de la

    Argumentacin es la realizacin de que esto no es completamente malo. La emocin, la

    intuicin y lo fsico no son plagas que contaminan la tierra de la Razn, sino componentes

    ordinarios, perfectamente naturales, de toda tarea humana. Hoy da, el Lgico Informal

    Clsico tiene dificultades al ignorar los desarrollos en campos correlativos, que tratan con

    los varios modos en que la gente se comunica, y que no caen ntidamente dentro de la

    categora de "racional". Las actuales tendencias en Teora de la Argumentacin y Teora de

    la Comunicacin han recorrido un largo camino en considerar a los que argumentan como

    personas que estn argumentando, en lugar de actores, fuera de contexto, realizando

    ejercicios en una apropiada conducta lgico-racional. Revistas tales como INFORMAL

    LOGIC, ARGUMENTATION AND ADVOCACY y ARGUMENTATION ms y ms

    surgen de una audiencia interdisciplinaria y atraen a tales audiencias. Las recientes

    conferencias observan a los abogados del razonamiento crtico, que creen que los

    argumentos necesitan ser despojados de todo componente no-racional, mezclndose con los

    cientistas sociales que creen que ningn argumento puede ser comprendido aislndolo de su

    situacin cultural y social. Es el movimiento hacia la integracin de estos enfoques lo que

    est teniendo un mayor impacto en el campo. La mutua polinizacin es un resultado de

    distintos grupos que comparten similares inquietudes: Cmo podemos comprender y

    mejorar la bsica actividad humana de la argumentacin?

    Bien puede ser que la meta de crear un dolo de la racionalidad, que todos debemos

    luchar por alcanzar, no es natural y es poco realista. Tambin creo (y he argumentado,

    Xxxxx, 19nn,) que es un error tratar y negar (y/o denigrar) aquellos aspectos de la

    argumentacin que no satisfacen los estndares de la Lgica Informal como caracterizado

    por los clsicos proponentes crticos racionalistas. Hechos recientes en teora de la

    Argumentacin, me parece, estn moviendo el campo en una direccin ms inclusiva

    haciendo que las inquietudes de disciplinas relacionadas sean relevantes para los tpicos

    que la Lgica Informal ha tratado tradicionalmente de resolver. Creo firmemente que todo

    esto es muy bueno.

    Perelman y Toulmin empezaron con una insatisfaccin con la lgica formal como

    un modelo para la prctica de la argumentacin. Siguiendo sus huellas numerosos

  • 23

    investigadores hicieron contribuciones para la comprensin de la argumentacin como

    proceso humano. No son slo los cientistas sociales los que ven a la argumentacin

    tomando lugar en un contexto, tambin lo hacen los lgicos informales. Cuando Kahane

    (1971) puso al da los ejemplos de las falacias clsicas para hacerlas "relevantes" para los

    alumnos contemporneos, el era parte de un movimiento inexorable de lo formal a lo

    natural que puede, no obstante, utilizar formalizacin como representacin opuesta a

    idealizacin. Esta continuacin inevitablemente resultar en el avance de nuestro

    conocimiento de la argumentacin y en la esperanza de poder reemplazar la violencia como

    una herramienta para lograr que la gente cambie de una creencia en otra.

    NOTAS

    1 Conferencia dada por el prof. Gilbert en la Universidad Nacional Andrs Bello, en el

    marco de un Encuentro Internacional sobre Argumentacin.

    2 N. del T. Publicado en la presente edicin, pag xx.

    3 N. del T. Publicado en la presente edicin, pg.xx.

    4 N del T. Austin distingue tres clases de actos. Primero, el acto locucionario

    (locutionary act), que consiste en usar una expresin verbal (utterance) con un sentido y

    una referencia ms o menos definidos. Ej. "La puerta est abierta". Segundo, el acto

    ilocucionario (illocutionary act), que es el acto que se puede realizar al realizar el acto

    locucionario. En el acto de decir que la puerta est abierta, por ejemplo, yo puedo realizar

    el acto ilocucionario de afirmar, sugerir o exclamar. En tercer lugar, el acto perlocucionario

    (perlocutionary act), es el acto que yo puedo lograr, con xito, por medio de un acto

    ilocucionario. As, al realizar el acto ilocucionario de sugerir, puedo tener xito en lograr el

    acto perlocucionario de hacer que Ud. cierre la puerta.

    1. El estudio filosofico de la argumentacin continu a travs de la Edad media con

    refinamiento y vastas alteraciones y enmiendas, disputas y divisiones. Esto ha sido muy

    bien investigado y documentado por investigadores como Guthrie (1971), Hamblin (1970),

    Rescher (19..), Kneale and Kneale (....), Bochenski (19..) y otros. Como este ensayo se

    centra en el particular desenvolvimiento de la Teora de la Argumentacin, dejar la

    temprana historia en estas manos ms capaces.

    2. No es claro a quien tena en mente Toulmin, como defensor de esta posicin. En

    oposicin a sus argumentos contra las respectivas posiciones de Kneale y Carnap sobre la

    probabilidad, los argumentos en contra del virulento logicismo que l ataca no est

    asignado a filsosfos especficos. En efecto, podra ser muy difcil encontrar en ese tiempo

    que alguien sostuviera la posicin que el describe.

    3. Uno no necesita ser un realista sobre la verdad para ser un dialctico. Es suficiente

    sostener la posicin de que la mejor teora es la que se sostiene mejor en campos

    especficos, o sea, dialctico, escrutinio.

    4. Ver el trabajo de Weimer: "Why All Knowing Is Rethorical?" (1984) para una

    interesante discusin de este punto desde una perspectiva de la Teora de la Argumentacin.

    5. Una excelente resea del trabajo de Rescher puede ser encontrado en el nmero Winter

    1992 de la revista Informal Lgic (Vol. 14, N1), que se dedic a su trabajo. Su libro ms

    importante en el rea es, a mi juicio, Dialectics (1977). En ese trabajo Rescher defiende las

  • 24

    reglas de la racionalidad contra el escepticismo y contra el proponer reglas para la conducta

    de la investigacin racional.

    6. Es importante notar que las mximas de Grice pueden requerir ajustes de varias clases

    par