Miguel Costa y Llobera: Liricas

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    Prlogo

    Lricas

    La alondra

    Nocturno

    Oyendo msica

    Idilio franciscano

    Sobre un concepto de Leopardi

    Amor de patria

    Marina

    Balada de la fuente

    Soledad

    El pino de Formentor

    En la playa

    Vislumbres

    Para un lbum

    ntima

    Epitafio

    En la plaza de la Concordia

    Recogimiento

    Al pie de un retrato

    Inscripcin

    Esperanza

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    Iris

    Virginal

    Espaa y Santa Teresa

    Flor de almendro

    En los terremotos de Andaluca

    Insomnio

    En las cascadas del Anio

    En el anfiteatro de Roma

    Ruinas

    Miguel ngel

    A Rafael

    En la celda del Tasso

    Orillas del Tber

    Orillas del Arno

    Ante el Moiss de Miguel ngel

    En las catacumbas de Roma

    Adis a Italia

    Luz! Impresin de junio en Palma

    Crepsculo de agosto

    Crepsculo de noviembre

    A Fray Lus de Len

    Resignacin

    Junto a la cuna

    Postrimeras del otoo

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    Cancin de la montaa

    Religin materna

    En la muerte de Quadrado

    El poder del canto

    A un poeta ignorado

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    Prlogo

    Templado en gran parte, aquel ardor de lucha regionalista que acompa alrenacimiento de las letras catalanas, es por dems empearse nadie en renovarcontiendas, casi del todo intiles, ni pretender siquiera zanjar el lmite de opinin que enla reciente polmica separ a los moderados de los intransigentes a raja tabla. Pero sialguien quisiera comprobar con ejemplos prcticos las ventajas o perjuicios quesobrevienen a la poesa lrica, de emplear el poeta su propio lenguaje nativo u otrocualquiera que no sea el regional, rara vez hallara campo de estudio ms apropiado yfecundo en luminosos contrastes que las obras poticas de Miguel Costa y Llobera.

    Por ms que no haya vociferado su nombre, ni apenas haya fijado los ojos y la atencinen sus escritos, esa crtica de peridicos y revistas que tan slo observa y pregona lo que

    bulle a su derredor, tratase de un poeta de mrito eminente y legtimo, autor decomposiciones. que de seguro no morirn y en las cuales resalta y campea unanaturaleza potica, rica de vida y de vigorosos alientos, llamada a sentir y a expresar lasgrandezas del arte y las magnificencias de la inspiracin alta y genuina. Sin el menordetrimento de la justicia puede afirmarse de Costa que es uno de los poetas mejordotados del altsimo don de la sensatez artstica, as como de esa aversin natura! querechaza todas las ingeniosidades y frusleras que son carcter y plaga a la vez, de lalrica contempornea. La intuicin clara y el hondo sentimiento de los asuntos en que seinspira, las cuales son siempre de cierta alteza y de fecunda virilidad; la maestra de losgrandes artfices del verso con que logra Costa encarnar sus concepciones en la palabravibrante y luminosa; el mismo espritu de majestad sagrada que alienta en sus estrofas,

    reflejando de lleno el carcter sacerdotal del autor y su inclinacin a interpretar lasansias y los recuerdos que aquejan al alma, sedienta de lo infinito; la slida culturaalcanzada por la contemplacin y estudio de las maravillas del arte clsico y del cualcogi la euritmia e instinto del orden que, como ley suprema, rige y templa por igual losmpetus de la pasin y las redundancias del lenguaje, sugiriendo esa forma, sobria deornato, pero de limpio y fino pulimento; adase, en fin, la facultad especialsima derecoger y de traducir con ntegra fidelidad los rumores o revelaciones secretas con quehabla, como un orculo, al espritu humano la misteriosa voz de la naturaleza: todo estorealza y distingue la inspiracin robusta, genial y comunicativa que resplandece en las

    producciones de Costa, prestando a su poesa como un sello indeleble de religiosagravedad y de grandeza, transparencias de estilo y de conceptos y originalidad y nervio

    en el pensamiento.

    Y cuando slo imperan y privan un psicologismo tan exquisito y sutil que se disipa sindejar rastro o cierto conceptismo que, de puro alambicado, no dice nada, o esas

    procacidades lbricas que dicen demasiado; hoy que todo el mrito potico est cifradoen el alio y refinadsima pulcritud del verso o en forzar al lenguaje para dar a la idea el

    palpable relieve que ofrece el mrmol, bien son de agradecer esas rfagas de poesarecia y varonil, aunque moderada por la saludable disciplina de la templanza, que siente,cree y ama de veras, que difunde alientos de vida, ora trasmita en sus estrofas lasvibraciones y latidos del mundo puramente material o ya cante los heroicos arranquesde razas primitivas y los odios y luchas de pueblos guerreros, pero siendo siempre,como dira Fr. Lus de Len cosa santa, comunicacin del aliento celestial y divino,

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    inspirado por Dios a los hombres, para con el movimiento y espritu de ella levantarlosal cielo, de donde procede.Atajando con prudencia las extremosidades y convencionalismos en que dan muchos delos partidarios acrrimos de la Renaixensa, los cuales llegan a derrochar hiprboles ymetforas del ms exaltado gongorismo, por el afn de agigantarlo todo, esa inspiracin

    de carcter algo rudo y semibrbaro, o al menos de adusta y fuerte virilidad, que vienede las costas de levante y que aparece, aunque ya ms culta, en los versos de Costa,pudiera contrarrestar la corriente de sensiblera melindrosa y de sutilezas versificadas adestajo de que vive, o de que desfallece la poesa actual, merced a los que se llamanimitadores de Heine y de Campoamor.

    Desde la publicacin de su volumen de poesas catalanas, Costa es la personificacinms alta de la lrica en Mallorca y son contadsimos, entre cuantos componen la nutriday valerosa falange del renacimiento en el Principado, los que le aventajan, o disputan lasupremaca, en el verso lrico. Verdad es tambin que en aquella coleccin est lo msgrande y perfecto de la poesa de Costa, y de todas aquellas obras puede afirmarse que

    el raudal de inspiracin que por ellas corre, tan majestuoso y limpio como fluyen losgrandes ros de las fuentes madres, es un raudal de sangre generosa y viva que fluye delcorazn de la isla dorada, llevando en s el espritu y el carcter de la tierra natal yreflejando por entero el alma y la hermosura de Mallorca al describir sus paisajes ycostumbres. Aparte de las excelencias artsticas que son comunes a las poesascastellanas, ellas contienen las efusiones del sentimiento que brotaron del alma del

    poeta en la mejor edad para sentir, las vivaces fulguraciones de una inteligencia,conocedora de las estrategias del arte y de la disciplina literaria, con cuyo conocimientosuple las inexperiencias de los primeros arrebatos, pero que vuela y se remonta conindependencia propia del genio, buscando en la adivinacin, ms que en losencasillados y astucias de la retrica, el aspecto potico de los asuntos, cincelando elverso con las ansias que despiertan y avivan las ilusiones primeras y complacindose enciertos arranques y bizarras de ingenio poco frecuentes en los aos de reflexin madurao cuando se adquiere, de grado o por fuerza, el conocimiento prctico de la prosa de lavida. As que rehuyendo las frmulas y procedimientos rutinarios y, ms que todo, esahojarasca y flora de trapo que prodigan sin tino ni tasa los que hablan de la naturaleza a

    puro esfuerzo de fantasa, interpreta con valenta y admirable perspicacia los misteriosde belleza que ofrecen a sus ojos tanto los hrridos peascos y las rompientes de lacosta brava, azotados por las olas y los vientos, como la adusta y silenciosa grandeza dela sierra solitaria; ya la plcida quietud del paisaje campestre o el ruido de la vena deagua que brota de las ocultas entraas de la roca. De ah provienen esa verdad y esa vida

    que alientan en sus descripciones y que nunca logran disimular por medio del artificioni los ingenios de ms alto poder cuando no han vivido en comunicacin amorosa yfranca con el mundo que describen.

    Debido a esa compenetracin ntima entre el alma del poeta y el objeto de sus cantos,adquiere en ocasiones frecuentes la poesa de Costa tonos de extraordinario vigor y depica grandeza, verdaderos alientos de inspiracin prepotente y, lo que vale mstodava, el don de expresar en sus acentos algo de ese fondo humano, de ese sentimientouniversal que hace vibrar todos los corazones y halla eco en todas las conciencias ycuya enunciacin constituye en la poesa el signo ms seguro de su vitalidad y el mritosin igual de ser siempre nueva. Ejemplos acabados de inspiracin valiente y

    originalsima son, entre otras de Costa, Torrent de Parells, A un Claper, Temporalyespecialmente las maravillas deLo Pi de FormentoryL'arpa. Prescindiendo de varias

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    joyas artsticas comoDamunt l'altura yAdorantque recuerdan laNoche serena y losarranques y uncin mstica de losInni sacri de Manzoni, bastaran esas dos ltimas

    piezas de poesa catalana para granjear a su autor el ttulo de insigne poeta y la fama deque goza entre sus coterrneos, lo mismo que en regiones extranjeras donde corren yson admiradas esas y otras producciones de Costa, casi por completo desconocidas por

    la crtica de ac. Aquella reina que. perdidos sus hijos y su poder, guarda tan slo en sumemoria el recuerdo de una majestad desvanecida, y en su cmara real el trono de oro yel harpa antigua en cuyas cuerdas polvorientas dorman los himnos de dulzura patria,

    podr ser, o no, smbolo de la vieja Catalua, as como estar, o no. representado elactual renacimiento cataln en aquella otra gentil princesa entre cuyos dedos al pulsar elharpa, salan bandadas de notas mgicas como nacieron, aleteando, las aves de entre lasmanos pursimas del alba; pero, de cualquier modo, esa, composicin es un prodigio dearte y nunca mejor expresada la duda acerca del alcance que puede obtener la presenteefervescencia literaria, bien se la tenga por verdadera resurreccin de la patria antigua,

    bien por simple convulsin de agona para desaparecer en la corriente de la inspiracinnacional, que en aquellos versos empapados de inefable melancola, y animados de tan

    alta virtud esttica:

    Tard era ja. La lluna blanca i fredaguait tranquilament a dins la cambra;i ning sap, ai Du!, fins a quina hora

    dur lo so de l'arpa.

    Sin embargo, la obra ms original, ms valiente y perfecta del genio de Costa, a mijuicio, no est ah. Quien quiera admirar verdadero arranque y potencia de inspiracin,grandiosidad de imgenes, novedad y vigor en el pensamiento y brillantez escultrica enel verso, que lea Lo pi de Formentor. Nunca ray tan alto el numen del poetamallorqun como al cantar aquel aoso pino, no imaginndole como la musa de Heine,all en las ridas y nebulosas cumbres del norte, cubiertas sus ramas de copos de nieve ysoando con la solitaria palmera de las tierras ardientes del medioda, sino afrontando.sobre el duro y spero picacho de la sierra, la fiereza de las borrascas, hundiendo suraigambre por asirse duramente al peascal, dando a los vientos de la borrasca su regiacabellera y viviendo como antiguo profeta, de la visin de lo alto y de los amores delcielo.

    Nunca tampoco la poesa mallorquna, ni siquiera la catalana, produjo obra lrica tanoriginal y vigorosa, tan rica de poesa y de tal brillantez y limpieza en la forma.

    Verdaguer aventaja, sin disputa, a Costa en exuberancia y grandiosidad de inspiracin yen cierta potencia ciclpica para remover y arrancar, a manera de bloques depensamiento, ideas e imgenes de abrumadora grandeza; le supera igualmente enaquella ancha y dulcsima vena de ternura angelical y en la suavidad de afectos msticosque fluyen y se ramifican, como fuente de agua viva y de blsamo del cielo, por entrelas estrofas de los idilios, pero en cambio Costa, que no es tan gran poeta comoVerdaguer, es de seguro ms grande artista: tiene en mayor grado la maestra del

    procedimiento y de la ejecucin, y ese instinto del mtodo y del buen gusto sin el cualjams se logra obra acabada y perfecta; posee el conocimiento de los misterios decombinacin respecto a los sonidos y colores del lenguaje y el dominio difcil de smismo para no dejarse arrastrar de la propensin a lo desmesurado y gigantesco. As

    que resplandece en las composiciones de Costa tan amorosa alianza de elementos,impera all tan alta y soberana armona, hay tal naturalidad y gallarda en la

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    versificacin que es intil buscar en ellas rastro siquiera de la hinchazn hiperblica quese manifiesta en los smiles y ponderaciones de algunos cuadros de la Atlntida,veteados de gongorismo y por otra parte, de tal nervio y brbara grandeza que parecenesculpidos por el brazo vigoroso de un gigante en la roca viva de las duras entraas delPirineo.

    Cualquiera que examine la obra potica de Costa y comprenda la espontaneidad yelegancia con que estn cinceladas sus producciones, la intensidad de la visin poticaque logr el autor al concebirlas, la virtud prodigiosa para descubrir y adivinarrelaciones entre la materia y el espritu y, en fin, la personalidad tan marcada y nobleque all resalta, se convencer bien pronto de que Costa puede aprovechar en sus

    producciones el raudal de la gran fuente de poesa que corre por las entraas deMallorca. Puede imitar ms o menos de cerca, al incomparable trovador de la Provenza,ya que no es fcil remontarse a la altura de su genio, por ser hoy quiz el nico entre los

    poetas modernos, a quien ha sido otorgado el don taumatrgico de resucitar a un pueblo,la inconsciencia sublime de los cantores primitivos y de todos tos grandes inspirados y

    el arte supremo de condensar en sus versos los reflejos de la luz provenzal, los rumoresde aquellas montaas, el ruido de sus torrentes, la naturaleza agreste en su aspectoidlico y patriarcal: toda el alma y el corazn entero de aquella comarca, que resurge enlos acentos homricos de Mistral con todo el esplendor de su virginal hermosura,vestida con el manto de oro de aquel arte soberano y cantando en un ritmo, tanmisterioso y vario como el lenguaje de la naturaleza, que resuena con el estruendosolemne con que ruedan y dan en la mar las ondas de las vertientes del Rdano.

    Las tres leyendas o narraciones histricas:La gerreta del catiu, La mayna y Castell delRey, que Costa public recientemente con el ttulo general:De l'agre de la terra, aunqueafirma su autor que no son otra cosa que mera tentativa de poesa propiamente regional,en que el lenguaje, la sustancia misma y hasta la versificacin fuesen bien de la tierra ytodo exclusivamente mallorqun, llegando a renovar un metro popularsimo, el de lacodolada, que a odos extraos suena, por cierto, con aburridora monotona y hasta conhrrida aspereza, sin embargo de ser ese libro simple ensayo, indica, bien a las claras, elgran poder de asimilacin o endsmosis del espritu o agre de la terra; denota en Costala virtud de resucitar con integrrima fidelidad hombres y cosas de otros tiempos ycostumbres, y facultades picas, poco comunes, para trazar cuadros gergicos o de

    poesa buclica tan admirables comoLa Tosa o para describir en los cantos histricosdel Castell del Rey la ruda valenta de antiguos guerreros y la negruzca y solitariamajestad de aquel castillo, que, exhalando aroma de sueos, se va deshaciendo, como

    antiguo nido de buitres, abandonado en la cima de un pen sobre el abismo.Igualmente que en las composiciones escritas en cataln hay que admirar en las lricascastellanas el generoso arranque de las altas y fecundas inspiraciones, igual vigor ynervio en la idea, visin concreta y clara del asunto de lo cual nace la vibracin enrgicade la frase y casi todo el valor tcnico de la forma. Algunas estn por encima de lostransitorios caprichos del momento, y bien pueden resistir la corriente renovadora queforman los gustos e inclinaciones de todos los tiempos. El esmero y primor de laejecucin denotan claramente, el trabajo firme y correcto de los buenos artfices de laestrofa, y varias composiciones rivalizan con sus mejores obras catalanas por el caudalde vida interior que en ellas circula, por el alcance y originalidad del pensamiento y por

    la comunicacin de vislumbres y afectos. Comnmente indican erudicin ms amplia ylas excelencias todas que se agregan a un poeta de raza, cuando llega a ser perfecto

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    humanista. Falta, s, algo de aquella frescura y ambiente de montaa que se respira enlas producciones mallorquinas; tampoco se nota en varios pasajes la naturalidad y

    precisin de lenguaje que tanto contribuyen en sus primeras obras para la inmaculadavirginidad del sentimiento; pero aun esto mismo, que suele ser achaque comn decuantos escriben en lengua extraa, si no enteramente desvanecido, est al menos

    compensado con mritos y ventajas de otro orden ms alto.

    Verdad es que en las poesas castellanas entra ms que en las otras el artificio retrico, yque a trechos, en vez de la grandeza natural de la idea, existe cierto nfasis o lirismodeclamatorio; quiz por el empleo de esos metros empedrados de voces esdrjulas,resalta con mayor relieve la forma pulcra y acadmica de los poemas neoclsicos en lascomposiciones intituladas:Adis a Italia, Las cascadas del Anio, y Orillas del Arno,

    pero, cun fcilmente se olvidan tan leves reparos, slo perceptibles en un autor de lascualidades de Costa, ante las magnificencias de inspiracin y de arte puro y levantadoque avaloran tales obras! A pesar de toda la riqueza de vocabulario y la eufona delidioma castellano, a pesar de ser el autor el mismo y de no menguar en nada el poder de

    su numen, es ciertsimo que nicamente, al hablar el poeta con el mismo lenguaje enque piensa, es cuando logra transmitir su idea o sentimiento con entera libertad y connatural valenta, y slo entonces su frase en vez de retorcida y premiosa, brota llena defecunda vitalidad y con ese lustre o polvillo de oro, que se pierde en el tamiz o sedesflora y destruye con el manoseo.

    Costa, sin embargo, ha logrado casi por completo, el dominio de un idioma que no es elsuyo; y fuera de Alcover, que es otro poeta mallorqun, pero enteramente castellano porel asunto, por el espritu y por la limpieza y bizarras de estilo, nadie, en igualescondiciones, versifica con la frase castiza y expresiva de Costa. Ah estn, por ejemplo,admirablemente cinceladas en la palabra las dulzuras msticas delNocturno, una de lasms felices y simpticas inspiraciones de Costa y digno de emular los tan sentidosidilios de Verdaguer; la alteza filosfica deRuinas, joya de inapreciable valor, aunquesin la popularidad y prestigio de que goza la de Andrade; ah estn la varonil ymarmrea composicinAnte el Moiss de Miguel ngely la serie de sonetosverdaderamente heredianos, si vale la palabra, comoLa alondra, A Rafael. A Miguel

    ngel, Orillas del Tber, y descollando encima de todas las obras de Costa por elespritu de austeridad sagrada y el sentimiento tan genuinamente cristiano, por la virilentonacin de sus estrofas y por la altsima virtud sugestiva, ah estn, en fin, lasmaravillas deLas Catacumbas, verdadera poesa de martirios y de luchas, que a losngeles causaron estupor, canto funeral y heroico en donde alienta la majestad de la fe

    primitiva al narrar los misterios y las inscripciones de aquellos lugares en que herva lasangre de los mrtires en vasos de cristal. No hay. de seguro, en toda la literaturaespaola obra lrica que ms se acerque por un lado a la sagrada y tosca grandiosidad delos himnos de Prudencio y por otro a la uncin y energa deLa Pentecoste.

    No es preciso encarecer aqu el mrito y excelencias de todas y cada una de lascomposiciones del presente volumen; mejor que mis palabras hablarn ellas al lector,dando testimonio de s mismas. Slo s aadir sin menoscabar en nada a la justicia, quedesde el libro delAmigo y del Amado de Ramn Lull hasta la publicacin dePoesies deCosta, no ha nacido en tierra mallorquna poeta de taL inspiracin ni de tan grandesalientos que pueda servir de enlace entre el bienaventurado mrtir y el sabio y virtuoso

    sacerdote autor deLricas. Nadie recuerda ya aquellas hileras de versos atiborrados depoesa acadmica y de culta palabrera de los cantores anterromnticos de Mallorca;

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    ms como patente de origen y como depsito de antiguas reliquias literarias que por suvalor intrnseco, seguir viviendo el nombre deLa Palma y hasta el delMuseo Balear;

    pero cabe afirmar que as como Mallorca tiene en Quadrado uno de los ms grandeshistorigrafos y en Guillermo Forteza y Miguel Oliver dos escritores crticos deexcepcional importancia, tiene en Juan Alcover una alta y brillante representacin de la

    poesa castellana, en Aguil al soberbio paladn de la lengua catalana y al sabio cantorque todo lo embellece y magnifica y en Costa al poeta de l'agre de la trra al verdaderolrico mallorqun. Como resumen de cuanto queda expuesto y de las muchasconsideraciones que pudieran aadirse respecto de Costa, nada ms apropiado queaquellas hermossimas palabras de Mad. Stal a los artistas en su libro:Alemania de lascuales ofrece el poeta mallorqun el ms cabal cumplimiento y la confirmacin msgloriosa: Purificad, deca, vuestra alma como un templo, si queris que el ngel de losnobles pensamientos se digne descender a ella.

    Fr. Restituto del Valle Ruiz, agustino

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    Lricas

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    La alondra

    Viste all, sobre la rida llanura,

    pobre avecilla del color del suelovolar con gritos de sublime anhelo,como flecha lanzndose a la altura?

    Ebria de inmensidad y de luz pura,cirnese, oh gloria!, en el azul del cielo,

    hasta que pronto, fatigado el vuelo,al surco vuelve de la gleba obscura.

    Desde el rido yermo donde mora,cantando as mi corazn se lanza,y vuelve a la aridez desoladora.

    Aqu, rendido, su miseria llora...Mas, ah!, feliz quien en la tierra alcanza

    los mpetus del ave de la aurora.

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    Nocturno

    Silencio!... En la arboledacanta ya el ruiseor, que all se esconde.

    Silencio!... Dulce y quedala voz del alma a su cantar responde.

    -Al mundo obscurecidodescubre sus tesoros el espacio.

    -En sombras y en olvidoabre el Amor su mstico palacio.

    -Las vrgenes estrellasbesan el suelo con su luz de oro.

    -Ms puras son y bellas,ms hondas las miradas del que adoro.

    -Suave es el rocosobre las hojas de sedientas flores.

    -Suave al pecho moel llanto del Amor de los amores.

    -Oh noche! Oh poesa!

    Oh sueo encantador de lo creado!-Oh mares de ambrosa!Oh sombra dulce de mi dulce Amado!

    -Grande es la voz que labracon su poder el universo mundo.

    -Ms grande la palabrade mi Amor desangrado y moribundo!

    ...... ...... ......

    Sus cantos a porfaasceta y ruiseor as alternaron;y hasta rayar el da

    bosques, ondas y cielos escucharon.

    Nota:

    San Francisco de Ass pas toda una noche alabando a Dios en competencia con unsencillo ruiseor, y en este hecho est inspirada la presente poesa.

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    Oyendo msica

    Inndese en raudales de harmonala sequedad del corazn sediento...Lavad mi ser. ungidme en poesa,

    arrullad y meced el alma ma.ondas del vago mar del sentimiento.

    En corrientes de mgica dulzuramemoria y pensamiento desfallecen:y al solo impulso de vivaz ternura,

    flotan sueos de luz, como en la alturadoradas nubes que los aires mecen.

    Ni sueos ya. Del corazn rendidose eleva solo y en serena calma

    un anhelo profundo, indefinido...Estas notas, oh Diosl, son el gemido

    de las nostalgias ntimas del alma.

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    Idilio franciscano

    La paz de Dios reinabasobre los valles de la verde Umbra.

    El sol ya declinaba:y sosegado el da,

    muriendo como el justo, sonrea.

    Sereno y recogidodescalzo el pie, con un sayal por veste,

    un pobre, como ungidode blsamo celeste,

    segua a solas un sendero agreste.

    Y el valle atravesandodonde Bevagna la gentil reposa,

    vio cerca, revolandoen nube rumorosa,

    multitud de avecillas prodigiosa.

    Absorto al contemplarlas,l salud. Las aves sosegaron;

    y, yendo l a llamarlas,

    ellas se le acercaron,y amigas, sin temor, le circundaron.

    -Hermanas avecillas,cantad a Dios con fervoroso anhelo;

    servidle, aves sencillas,que os da sobre este suelo

    alas y plumas de gallardo vuelo.

    Nobleza y hermosura,mejor que a muchas obras de sus manos,

    os dio, y morada puraque anhelan los humanos,el reino de esos aires soberanos.

    Y libres de desvelos,sin sembrar ni segar, os alimenta

    el Padre de los cielos,que con bondad atenta

    os mira y os escucha y acrecienta.

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    Dijo; y las avecillas,que inmviles callaban escuchando,

    movieron sus alillasde gozo rebosando,

    con caricias al pobre venerando.

    En tomo de l volaban,que, cual ebrio de Dios, iba y vena;

    su tnica rozaban,rozaban a porfa...

    y l, haciendo la cruz, las bendeca.

    ...... ...... ......

    Flor del Edn perdido,

    sencillez del amor, ciencia primera,tu encanto, ya en olvido,

    natura toda enteraen el Pobre de Ass reconociera!

    l, en su amor sublime,de todo ser llambase el hermano;

    y cuanto lucha o gime,ay!, hasta el hombre insano,rendase al humilde soberano.

    De Cristo la dulzurapor ciudades y yermos predicaba;

    y a todo la ternurasin trmino alcanzaba

    que de su herido pecho desbordaba.

    Trasunto de su Amado,pas por estos valles peregrino...

    An de su pie llagadola huella en el camino

    trasciende a puro blsamo divino.

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    Sobre un concepto de Leopardi

    La noia in qualque modo il pi

    sublime dei sentimenti umani

    Siempre el afn! La mente desterradacon nostalgia incurable peregrina,y, al abarcar la plenitud mezquinade dicha terrenal, siente la nada.

    Franqueadle esa bveda estrelladado la materia sin cesar germina,

    dadle mundos sin cuento... Ella adivinaque aun gimiera al gozarlos, hastiada.

    Oh mal de Semidis, profundo hasto,abismo grande del anhelo humano,mayor que el universo es tu vaco!

    Oh miseria imperial de un vil gusano,por ti concibe el pensamiento mo

    la nobleza del hombre soberano!

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    Amor de patria

    Al dejar para siempre el desterradolos dulces valles de su patrio suelo,cogi por prenda nica en el monte

    un tallo de romero.

    Tierras pas y fortunas; mas constante,al llamar cada noche el tardo sueo,besaba el triste con amor, besaba

    un tallo de romero.

    Un da de huracn rugientes olastristes lanzaron a la playa un muerto:

    en su mano crispada retenaun tallo de romero.

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    Marina

    Canta a solas el barquero,canta y rema en su batel,mientras sonre sobre l

    radiante el primer lucero.

    Lenta, bogando al azar,la nave apenas se mece,y la noche se adormecesobre la calma del mar.

    La brisa de la ribera,susurrante de placer,

    hace el agua estremecercon su caricia ligera;

    Y con el dulce cantarlleva a las torres lejanas

    perdido son de campanas,entre efluvios de azahar. *

    All en la bveda azul

    los puros astros se encienden...luces fosfricas hiendendel agua el lbrego tul.

    Estrellas luce la altura,y estrellas el mar tambin...La nave en blando vaivn

    flota en medio, a la ventura.

    Suspira dulces querellasel abismo seductor,

    y con trmulo fulgorhablan de Dios las estrellas.

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    Con el errante cantar.su vago anhelo exhalando,prosigue el joven bogandopor la noche, por el mar.

    ...... ...... ...... ......

    Conoces al batelero?Puedes su voz comprender?Quin sabe dnde ha de ver

    la luz del postrer lucero?

    Nota:

    * En las aguas de Mallorca, frente a Sller, percbese a veces, aunbastante lejos de la ribera, el aroma de azahar procedente de losnaranjales de aquel amensimo valle.

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    Soledad

    Cndida flor, que la corola abristeal soplo de tristeza soadora,ni has odo trinar ave canora,

    ni dulce efluvio de otra flor bebiste.

    Cuando vierte sus lgrimas, flor triste,compadecida sobre ti la aurora,

    sonres, sin que anheles seductorafelicidad, que para ti no existe.

    Sonre, casta flor; hacia la altura,cual sacro incienso, tu perfume enva

    a donde vuela toda esencia pura...

    Y si en herirte el aguijn porfa,por cada herida virtele dulzura...

    Un joven corazn as deca.

  • 7/31/2019 Miguel Costa y Llobera: Liricas

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    El pino de Formentor

    Electus ut cedri

    Hay en mi tierra un rbol que el corazn venerade cedro es su ramaje, de csped su verdor;

    anida entre sus hojas perenne primavera,y arrostra los turbiones que azotan la ribera.

    aoso luchador.

    No asoma por sus ramos la flor enamorada,no va la fuentecilla sus plantas a besar;

    mas base en aromas su frente consagrada,y tiene por terreno la costa acantilada,

    por fuente el hondo mar.

    Al ver sobre las olas rayar la luz divina,no escucha dbil trino que al hombre da placer;

    el grito oye salvaje del guila marina,o siente el ala enorme que el vendaval domina

    su copa estremecer.

    Del limo de la tierra no toma vil sustento;retuerce sus races en duro peascal.Bebe roco y lluvias, radiosa luz y viento;

    y cual viejo profeta recibe el alimentode efluvio celestial.

    rbol sublime! Ensea de vida que adivino,la inmensidad augusta domina por doquier.

    Si dura le es la tierra, celeste su destinole encanta, y aun le sirven el trueno y torbellino

    de gloria y de placer.

    Oh!, s: que cuando libres asaltan la riberalos vientos y las olas con hrrido fragor,entonces re y canta con la borrasca fiera,y sobre rotas nubes la augusta cabellera

    sacude triunfador.

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    Arbol, tu suerte envidio! Sobre la tierra impurade un ideal sagrado la cifra en ti he de ver.

    Luchar, vencer constante, mirar desde la altura,vivir y alimentarse de cielo y de luz pura...

    Oh vida, oh noble ser!

    Arriba, oh alma fuerte! Desdea el lodo inmundo.Y en las austeras cumbres arraiga con afn.

    Vers al pie estrellarse las olas de este mundo,y libres como alciones sobre ese mar profundo

    tus cantos volarn.

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    En la playa

    Libre al aire y al sol, un rapazuelocorre descalzo por la abierta playa,

    con el empeo de seguir la rayadivisoria del mar y el firme suelo.

    Mas ve hurtado su infantil anhelo,pues ya la ola sin llegar desmaya,

    o ya parece que a cubrirle vayade las espumas el rizado velo.

    Tal entre el s y el no, confusamente,corre anhelante nuestra humana vida.sin que nunca deslinde su presente.

    Dicha gustada, adversidad sufrida:oh cunto una de otra es diferente!

    Mas, quin lnea traz que las divida?

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    Vislumbres

    Cuando el nocturno misteriodomina sierras y valles,

    y el solitario pastorsiente encantos formidables;cuando los montes escuchanhablar en sueos los mares

    y ven por el hondo cieloperderse estrellas errantes;cuando las flores nocturnas,lentas abriendo sus clices,

    beben roco y elevansus aromas virginales;

    entonces tal vez, confusa,pasar te veo distante,

    blanca reina de mis sueos,oh Poesa inefable!

  • 7/31/2019 Miguel Costa y Llobera: Liricas

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    Para un lbum

    Si es la mejor poesaperfume del alma en flor,

    celaje en la fantasay trino al naciente dade la vida en el albor;

    si es la magia encantadoraque en el pensar y sentir

    un alma pura atesora;t que la tienes ahora,

    por qu la vas a pedir?

    No te dar dulce temami musa sin ilusin.

    Quieres dulzura suprema?Pues abre el vivo poema

    de tu propio corazn.

  • 7/31/2019 Miguel Costa y Llobera: Liricas

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    ntima

    Huyendo al fin de Babel,perdme en el gran desierto

    y mor en la soledad,mor con mis pensamientos.Ardiente, viva, implacable,

    caa la luz del cielo:si los prpados cerr,

    la luz filtraba por ellos.

    Tuve sed... El agua puravertirala ya muy lejos,que slo mi lira intil

    llev conmigo al desierto.Del cliz de Babiloniasenta el amargo dejo,

    y escasas gotas de llantomi sed amarga acrecieron.

    Anduve, y al pie de un montellegu en mi postrer esfuerzo,

    y en clara fuente bebcabe la sombra de un cedro.

    Era el rbol patriarcalvenerado de los vientos,que su tronco levantaba

    como columna de un templo.Su ramaje perfumado

    lacio penda hasta el suelo,como la barba de Aarn

    ungida en sacros ungentos.A su amparo repos.

    dorm con profundo sueo,

    y dispert al dulce sonde vagoroso concento.Era mi ctara fiel

    que, suspendida del cedro,vibraba al beso fugazdel espritu del viento.Aquel errante sonido

    con fuerza ignota del estrohaca vibrar en m

    los renacientes anhelos.Las fuentes del corazn

    se llenaron y corrieron;y la marchita esperanza

  • 7/31/2019 Miguel Costa y Llobera: Liricas

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    reverdeca a su riego.

    Pensativa soledad,puros aires del desierto,

    aromas que dais vigor

    al pobre espritu enfermo,todo mi ser penetrasteiscon vuestro influjo secreto...

    Sent un sculo de pazalzando la vista al cielo!

    Y dije: aqu morar,morar en paz y silencio;

    mi dulce nido de amorabrigar el noble cedro.

    Mas el Amor hacia s

    llamarme quiso muy lejos;y era su voz tan save,

    y era tan fuerte su imperio,que mi nido abandon,dej mi ctara al viento,y fui trepando anhelante

    por los breales del yermo.-A do me llamas, Amor?

    Tus huellas doquier las veo...Seguir tu voz no consigo,

    que vaga errante en los ecos.Pas por verdes florestas,

    sub por ridos cerros,y por torrentes y rocascruc sin fijo sendero.Al fin delante de m

    se eleva el pen supremo,sublime mole esculpidaal rudo golpe del trueno.

    Las alas del corazn

    tienen muy corto su vuelo:la mente sabe volar,mas no levanta mi peso...

    Oh T que llamarme quieres,levntame, que no puedo;

    y arrebteme tu amorsobre su carro de fuego!

  • 7/31/2019 Miguel Costa y Llobera: Liricas

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    Epitafio

    Vivi... Lo noble de su obscura vidano advirtieron del mundo las miradas;y han borrado su nombre las pisadasde la turba vulgar, que pronto olvida.

    Sufri..., y en su conciencia recogidalas silenciosas lgrimas filtradas

    labraron, al caer purificadas,tesoros de bellezas sin medida.

    As en profunda cavidad ignotavan formando las aguas, gota a gota,

    de maravillas un tesoro ingente;

    y aunque all no penetre el ojo humano,tanta belleza no se forma en vano:

    templo es su soledad de Dios viviente!

  • 7/31/2019 Miguel Costa y Llobera: Liricas

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    En la plaza de la Concordia

    Para y medita al admirar, viajero!Contempla el regio alczar destrozado.1

    erguido el templo de la ley a un lado 2

    y en frente el sacro prtico severo; 3

    all, brumoso en el confn postrero,el arco de la Estrella agigantado, 4

    y la cpula all, yelmo doradoque cubre el polvo del postrer guerrero. 5

    Bronces en torno y mrmoles... Su gloriaaqu la nueva sociedad ostenta

    sobre lava de sangre establecida...

    Y en medio, por testigo de la historia,rgido surge el obelisco, y cuenta 6

    portentos de grandeza fenecida.

    Notas:

    1 Las Tulleras cuyos paredones, calcinados por el incendio de la Commune, todavaestaban ruinosos en 1878.

    2 El palacio del cuerpo Legislativo que da enfrente de la plaza, al otro lado del Sena.

    3 La fachada de la Magdalena, que asoma en el fondo de la Rue Royale.

    4 El arco triunfal de Napolen I, en el fondo de la avenida de los Campos Eliseos.

    5 La cpula de los Invlidos, dorada exteriormente. que cobija el sepulcro de NapolenI.

    6 El obelisco de Lucsor, obra de la primitiva civilizacin egipcia, ocupa el centro de laplaza en donde se levant la guillotina de Lus XVI.

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    Recogimiento

    Lejos, lejos, tras yertas montaasque nunca ha turbado gento en tropel,

    del desierto en las puras entraas,sonre a los cielos ignoto vergel.

    All brota el raudal de la viday el lirio florece de intacto candor.Voz de orculo all comprendida

    modulan los bosques en sacro rumor.

    All hay lagos de linfa tan pura,que en ella a mirarse los ngeles van:

    el que guste su limpia dulzurade mieles mundanas no siente el afn.

    -Oh paloma!, tuviese tus alas,y, lejos volando, posrame all...!

    -Alma!, sigue el gemido que exhalas,y vuela muy lejos, muy dentro de ti.

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    Al pie de un retrato

    que una joven, al entrar en el claustromand a su noble familia

    Pas por los valles de efmeras floresdo van los humanos de dichas en pos;

    mas, lejos, sin lucha, busqu mis amores,cual busca la alondra los claros fulgores,la abeja su nctar y el justo a su Dios...

    Oh valles, adis!

    Al spero monte mi Amado me invita.-Esposa, me dice, vivamos los dos.-Y. presa en su casta ternura infinita

    ya todo lo olvido... Mas no. que an palpitami sien con un beso que place a mi Dios:

    oh madre, tu adis!

    Con l me acompaan al claustro lejano,oh dulces hermanas!, recuerdos de vos.

    Ahora cual siempre, bendgote. hermano:

    conserva esta imagen, y mira en su manola mstica rosa que ofrezco a mi Dios...Hermanos, adis!

    ...... ...... ...... ......

    Es rosa fragante la flor de la vida,de blanda corola, de vivo color;

    baada en roco, por auras mecida,su dulce belleza la mano convida...

    Cogedla. y decidme: qu fue de la flor?

    Mas hay en la tierra vergeles del cielodo el ngel se posa con alas de luz.

    Aqu se hace eterna la flor de este suelo:y aqu trasplantada, depuse en mi anhelo

    la flor de mis das al pie de la cruz.

  • 7/31/2019 Miguel Costa y Llobera: Liricas

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    Inscripcin

    Para una imagen del corazn de Jessen cuyo pedestal quiso una noble dama

    suspender la corona de azahar,

    la cabellera y el velo de su hija religiosa

    Guirnalda en flor virginal,negros bucles, velo santo,que reg con vivo llanto

    la ternura maternal,

    prendas carsimas sonde siempre dulce memoria

    y trofeos de victoriadel Divino Corazn.

    Son prendas que el noble hogarms que sus timbres ostenta,

    y a Dios aqu las presentacomo ofrendas en su altar.

    Dicen, en muda oblacin,de una madre el sacrificio...

    Acptale t propicio,oh Divino Corazn!

  • 7/31/2019 Miguel Costa y Llobera: Liricas

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    Esperanza

    Eres grande, Babel maravillosa,reina de toda gente;

    mas una grave maldicin reposacomo nube fatal sobre tu frente.

    Sometiste la tierra, mas del cieloimpa renegaste;

    alas diste a tus carros en el suelo,y al corazn sus alas arrancaste.

    Domas el rayo, mides las estrellas,perforas las montaas,

    unes los mares, nueva luz destellas;mas podre y caos en tu vida entraas.

    Todo fuego sagrado has extinguidoen el inmundo lodo,

    y en tu seno procaz has concebidoel arte vil de demolerlo todo.

    Las que el pasado alz sumas grandezas

    ya son ceniza vana;y la escoria que hacinan tus riquezasobstruye el cauce de la dicha humana.

    Qu es de tu juventud? El noble brogastando de la vida,

    fluye en el seno del amargo hasto,como fluye en el mar fuente perdida.

    Dnde la fe, el amor, el entusiasmo?Con epicrea calma

    riendo, ahoga el cnico sarcasmotodo puro ideal, alma del alma.

    Ya en ptrido fermento las nacionesse agitan y disuelven...

    Ya estn libres de Dios, y las pasiones,brutales diosas, a las aras vuelven.

    De la Musa el acento soberanose escucha en lontananza...

    Es, ay!, el himno del dolor humano

    y el sempiterno adis a la esperanza. *

  • 7/31/2019 Miguel Costa y Llobera: Liricas

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    As en el templo solitario un daclam con desaliento,

    al ver las obras de Babel impa,al ver la lobreguez del firmamento.

    Mas vi en las nubes asomar entoncesel iris de alianza;y al eco fiel de los augustos bronces

    el canto percib de la esperanza.

    Hijo de la flaqueza, por qu inclinasla frente mustia al suelo?

    Ignoras quin es Dios? Es que imaginascon tu cayado sostener el cielo?

    Hombre de poca fe, lucha y espera!

    La fe es tranquila y fuerte:sencilla como el nio, resistiera

    del mundo todo la ruina y muerte.

    No desmaya, si esplndido pasadovacila y se derrumba,

    la que fa en su Dios, la que ha plantadosu laurel inmortal sobre la tumba.

    Coronada la sien de castos lirios,con paso indiferente

    ella avanza, entre pompas o martirios,alta a los cielos la mirada ardiente.

    Esperad, esperad!... Surge la aurorade entre las nieblas fras...

    El afn que los pueblos hoy devoraes ya preludio de los nuevos das.

    Los das de tormentas y de abismosson das de Dios fuerte,

    que al golpe de los graves cataclismoshace brotar la vida de la muerte.

    Oh soberano Espritu, que un da,con hlito fecundo,

    sobre el podrido mundo que morasoplaste vida, y renovse el mundo!

    T que en el sueo de Ezequiel bajastesobre el osario ingente,

    y de los huesos ridos alzaste

    muchedumbre de ejrcito viviente!

  • 7/31/2019 Miguel Costa y Llobera: Liricas

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    Oh!, ven: restaura, vigoriza, crea;derrmate en las almas,

    difunde caridad y fe en la idea,agita de tus mrtires las palmas.

    Oh!, ven: turbin para abatir violentola torre del orgullo;para toda virtud benigno viento

    que besa y abre el germinal capullo.

    Oh!, ven; y s del mundo a la impurezaincorruptible aroma...

    Espritu de amor y fortaleza,tiende el vuelo de guila y paloma!

    Nota:

    * Los dos versos aqu sealados son de Tassara.

  • 7/31/2019 Miguel Costa y Llobera: Liricas

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    Iris

    Si en el sombro nublado

    iris bello descubriste,es que all se han penetrado

    fulgores de sol doradocon gotas de lluvia triste.

    As en la atmsfera obscuraque cubre el alma en el suelo,

    la poesa alta y pura,iris de vaga hermosura,tiende su mgico velo.

    Como el iris producida,luce tan slo al mortal

    si junta un alma escogidacon lgrimas de la vida

    la alta luz del ideal.

  • 7/31/2019 Miguel Costa y Llobera: Liricas

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    Virginal

    Hay una flor, alba y purams que el ampo de la nieve,

    do el ngel delicias bebeen el valle de amargura.

    Es cliz consagrador,joyel de la sacra Esposa,casto nido en que reposa

    el Espritu de amor.

    Es signo que al malo aterra,germen de nobles anhelos.

    Flor es propia de los cielos,y se nutre de la tierra!

    Su perfume, rico Oriente,con tus aromas no igualas:

    en l perfuma sus alasel querube refulgente.

    Flor tan pura y peregrina

    no la diera el Paraso:terreno le fue precisoregado en sangre divina.

    Quien la plantara en el suelofue la Virgen toda bella...

    Dios mismo vistise de ella,y reina la aclama el cielo.

    A quien tal flor escogaJess le llama su amado,

    y, en su pecho reclinado,su corazn le confa.

    Los que esta flor guarden puraen pos del Cordero irn,

    y ellos solos cantarnel himno de ms dulzura.

    Del gran torrente sagradogustarn fuente escogida

    y del rbol de la vida

    el fruto ms delicado.

  • 7/31/2019 Miguel Costa y Llobera: Liricas

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    ...... ...... ...... ......

    Alma flgida de aurora,con el candor de la infancia,

    aspiras t la fragancia

    de esa flor encantadora?

    Dios la puede en ti querer...Gurdala, pues, y medita

    que si un soplo la marchitaya no vuelve a florecer.

  • 7/31/2019 Miguel Costa y Llobera: Liricas

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    Espaa y Santa Teresa *

    Un pueblo fue de corazn profundoy de fe que moviera las montaas:

    cuando su vida desbord en hazaas,a su grandeza fue pequeo el mundo.

    La media luna del Corn inmundorota hundi de la Libia en las entraas;

    ci el orbe, y por nsulas extraasplant de Cristo el lbaro fecundo.

    Y al buscar en sus plyades de gloriasu estrella tutelar el pueblo hispano,

    do viese el alma de su genio impresa,

    smbolo excelso de tan grande historiay emblema de la patria soberano

    hall en ti, ;oh magnnima Teresa!

    Nota:

    * Sabido es que Sta. Teresa fue proclamada copatrona de Espaa.

  • 7/31/2019 Miguel Costa y Llobera: Liricas

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    Flor de almendro

    Ampo de nieve con matiz de aurora,como preludio audaz de primavera,

    luce el almendro en flor, cuando an imperadel cano invierno la vejez traidora.

    Cmo realza el manto, que decorade esperanza feliz la sementera,

    tan virginal blancura, que doquierasobre estos campos se prodiga ahora!

    Brota ya, flor del alma, oh poesa!,y ante el rigor de pensamiento helado,

    di que fruto sin flor nunca se cra.

    Di que Dios, ms que el fruto, ha prodigadolas flores; di que torpe economa

    no es la esplndida ley de lo creado.

  • 7/31/2019 Miguel Costa y Llobera: Liricas

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    En los terremotos de Andaluca

    Dios adorable en tu rigor, clemencia!Heridos y dolientes, alentad!

    Babel, Babel impa, penitencia!Hermanos, caridad!

  • 7/31/2019 Miguel Costa y Llobera: Liricas

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    InsomnioOyendo el mar a lo lejos

    Es la hora benfica, que oprimecon suma paz el fatigado anhelo.

    Flota la noche exttica en el cielo,calla la tierra en estupor sublime.

    Todo reposa al fin... Ay!, alma, dime:por qu te agitas en febril desvelo?Insomne gimes en la paz del suelo,como ese mar que vagamente gime.

    Dame al menos un cntico vibrantecon que al seguro de la paz lejano

    la aspiracin altsima levante...

    Mas no; caiga la lira de mi mano:slo el clamor del pilago gigantedice del alma el inefable arcano.

  • 7/31/2019 Miguel Costa y Llobera: Liricas

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    En las cascadas del Anio

    Saltan rugiendo al asombrado abismofrvidas linfas de nevada espuma:Nyades, locas de furor sagrado,

    lloran y ren.

    Mezclan lamentos, estertor y trinos,claros fulgores y profundas sombras:

    nese el genio del horror sublimecon la belleza.

    Vrgenes ondas, que al caer desmayan,rasgan su velo en las agudas rocas...Cndidos flotan por el hondo valle

    velos de bruma.

    Treme la fronda del barranco: el avegira azorada en indeciso vuelo.

    Sobre las fauces de los roncos antroscirnese el iris.

    Alta en la cima del airoso risco 1

    surge vetusta la gentil rotonda,templo que Tbur elev a la austeravirgen Sibila.

    Oh!, bien el templo de la antigua vatesurge en el borde del sonante abismo,donde es el Anio montaraz, del estro

    smbolo y norma.

    Tal la potente inspiracin desatafrvido y puro su raudal sonoro.

    Flores y abismos, iris y tinieblas,todo lo anima.

    Tal en imagen de febril cascada,Pndaro sacro, figur tu numenel que templaba su facunda lira

    cabe estas ondas.2

    Cabe estas ondas aprenda Horaciompetu, gracia, rapidez, frescura

    y el que nos place en su vivaz estrofa

    lrico salto.

  • 7/31/2019 Miguel Costa y Llobera: Liricas

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    legos dulces modul Tibulode estos remansos al murmullo flbil,y entre los vates tuvo aqu Mecenas

    ocios de Olimpo.3

    ...... ...... ...... ......

    Musa cautiva en las severas aulas,rompe tus lazos: de tu noble vidasiento el latido; palpitar ya siento

    rtmicas alas.

    lzate, oh Musa! De romero humildegrata suspende una corona al noble

    prtico, y graba en el vetusto mrmol,graba tan slo:

    Muerto a la gloria, joven, un poetasobre estas aguas recobr a su Musa,estro difunden estas ondas...Salve,

    clsica Tbur!

    Notas:

    1 El templo de la Sibila Tiburtina, anterior a la fundacin de Roma, domina an con laruinosa columnata de su prtico circular el barranco en donde se precipitan las cascadasque forma el ro Anio o Teverone, al bajar de los montes Sabinos para juntarse al Tberen la llanura del Lacio.

    2 Horacio, que frecuentaba estos parajes muy prximos a su villa, compara el numenpotico de Pndaro a un ro que se precipita impetuoso desde una montaa:

    Monte decurrens velut amnis, imbresQuem super ripas aluere notas,

    Fervet, immensusque ruit profundoPindarus ore.

    (Horat. Carm. Lib. IV, od. II)3 Mecenas, el privado de Csar Augusto, insigne protector de los poetas y literatos de sutiempo, tuvo en la misma ciudad de Tibur la esplndida quinta cuyos vestigios seobservan an en lo alto del pen de donde fluyen las cascadas menores.

  • 7/31/2019 Miguel Costa y Llobera: Liricas

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    En el anfiteatro de Roma(Sobre un contraste de Vctor Hugo)

    Oh qu fiesta sin fin!... Pueblo beodo,hrtate ya de sangre y Coliseo.

    La sangre fluye, y sin placer la veocubrir la arena de purpreo lodo.

    Quiero gozar, gozar!... Mas no hallo modoy nada enfrena mi menor deseo...

    Si no maldigo a un Dios, es que no creo:todo lo tengo, y lo maldigo todo!

    As el patricio Lntulo suspira,harto de hasto, de placer sediento,

    dicha y virtud juzgando por mentira.

    Hacia la arena distrado miramientras un mrtir en atroz tormento,bendiciendo al Seor, feliz espira.

  • 7/31/2019 Miguel Costa y Llobera: Liricas

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    Ruinas 1

    Como atraen los pasos errabundosdel que medita solitario, y sientela augusta majestad de lo cado,

    estos escombros de grandeza enorme,solares del recuerdo y de la nada!

    Silencio, soledad... Mi paso apenasosa los ecos percutir. La frente

    se inclina bajo el velo de esta sombradensa de pensamientos. Como abruptos

    altos escollos que en el mar acusanun continente hundido, estas ruinasdel subsuelo profundo se levantan.

    Prodigios fueron en que el arte humanosu poder ostent sobre natura,

    portentos que la gran naturaleza,vencedora a su vez, con rudo escoplo,

    a guisa de sus montes ha labrado.Crece en la cima de fragosos riscos

    la maleza salvaje; rotos murosorna la yedra, y la fecunda zarza

    pende a festones sobre el arco abierto.

    Tras l dilatan bvedas obscurassu pavorosa cavidad, cavernado va a dormir el tiempo fatigado.All, encharcadas en el rico fondo

    de mosaico, verdean y reposanlas aguas... del olvido. Por la alturavagan y giran con graznido flbil

    negras bandadas de siniestras aves,enlutando la luz: tal vez parecenmensajeras de fnebres suspiros

    lanzados desde el reino de las sombras.

    Moradas del placer, sumos palacios,que dominaban sometido el mundo,

    de sus bronces y mrmoles no guardanya ni los restos: el ladrillo humilde

    que era oculto sostn de tanta pompaya slo dura a demostrar que fueron.Claros prodigios del cincel, beldades,

    atletas, grandes hombres, muertos dioses,en las entraas de /a madre tierra

    halla el rudo azadn. Profunda fosa

    demandaron al suelo en su cadaesos cuerpos de mrmol, formas yertas

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    de un ideal que se extingui: tan gravees el anhelo por la tierra obscura,ese pudor sagrado de la muerte!

    Como en vasto aluvin creci la tierra

    sobre las calles y soberbios forosde la inmensa metrpoli, crecieronal aire y a la luz nuevas moradas...

    Ya raros surgen en abiertas vastriunfales arcos, plintos y columnasque la avidez abandon a los siglos.

    Duro mrmol y an prfido ms duromuestran gastadas sus robustas moles,

    como peascos que las olas baten.Es que baten sin tregua estos escollos,

    restos de un mundo para siempre hundido,

    las olas de otro mar, mar invisibleque es a la vez ocano y torrente.

    Naufraga en l toda grandeza humana;la gloria va flotando, vaga bruma

    que los vientos extienden o disipan...

    Y flota aqu la fama. De qu siglosobre el curso fugaz no se refleja

    la sombra enorme de la antigua Roma?Su majestad, su fuerza y podero,sus virtudes y crmenes y genios

    medita el mundo. Por doquier an vagala voz de mando de sus altas leyes,

    la pompa magistral de su elocuenciay de sus vates el augusto canto.

    Ciudad de los destinos, tus ruinas,mis que fnebres aras a los manesde pasadas grandezas, son testigos

    de tu suerte inmortal. Eje del mundoeres y ncleo de la historia humana,

    que en torno a tus colinas por dos veceshas formado del orbe un pueblo solo.Este sol perennal, que entre celajes

    de ocaso apocalptico declina,con sculo de luz, largo y tranquilo,besa tu noble faz, perenne Roma,reina con l a compartir llamadael dilatado imperio de los das.

    Bello es verle dorar esos colosos,que al crecer de las sombras se agigantan.

    y ms grande que todos, a lo lejos,

    la sacra mole que la Cruz corona,2

    mientras asciende a las calladas cumbres

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    el confuso rumor de los vivientes.

    Notas:

    1. Gran parte del rea comprendida en los muros de Roma (que son todava los deAureliano) est ocupada por grandiosas ruinas. En las del Palatino y de las Termas deCaracalla est principalmente concebida esta composicin.

    2. La cpula de S. Pedro en la Baslica Vaticana.

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    Miguel ngel

    Miradle adusto, plido el semblante,torva la frente de vigor toscano,

    con su cincel de cclope en la mano,honda en el alma la visin de Dante.

    Artista de la forma palpitantey del profundo corazn cristiano,arrastra por la vida el soberanodolor de todo espritu gigante.

    Su norma es la unidad grandiosa y fuerte:es el genio latino que, humanado,

    reina en las artes, las sojuzga y doma.

    Es el que, digno de tan alta suerte,con la cpula excelsa ha coronadotu frente colosal, oh madre Roma!

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    A Rafael

    Flor de los genios, al naciente day al beso de las Gracias delicado,abriste el cliz germinal, baado

    de eterna juventud en la ambrosa.

    Msico del diseo, la harmonaen ritmo de contornos has fijado.

    T al fin rompiste el talismn selladode la helnica forma que dorma.

    Vate revelador de la hermosura,ya en el celaje de la fe divino,

    ya en los frtiles campos de natura,

    hallarla siempre amable es tu destino.Si esposo tiene la Belleza pura,

    eres su esposo, Rafael de Urbino!

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    En la celda del Tasso

    Dolor, acerba savia nutrdorade todo lauro que en la tierra crece.de afecto que jams se desvanece

    mirra embalsamadora,uncin real del hombre, que aparece

    del orbe decado soberano:dolor, en este mundo

    nada hay sin ti sagrado ni fecundo.nada sin ti profundamente humano.

    Qu fuera sin dolor la poesa?Vergel sin aguas, monte sin abismos.

    Luctuosos cataclismosabren los senos del ms hondo encanto

    que absorben corazn y fantasa.Cnticos de entraable meloda

    nacieron del quebranto;y an el himno triunfal es ms sublime

    si entre sus notas gimeun eco grave de profundo llanto.

    Triste y noble verdad! En el ambientede esta gloriosa estancia,quin logra meditar y no te siente?

    Aqu el poeta msero, doliente,al terminar sus azarosos das

    puerto logrando de segura calma,tras lentas agonas,

    en sculo de paz depuso el alma.

    Alma grande y tiernsima... Cun bellosdeban ser los ltimos destellos

    que daba al trasponer nuestro horizonte,cuando, con lento paso,an vagaba el poeta por el monte

    do muere el sol de Roma en el ocaso! 1

    An dura el viejo tronco venerable,donde sentarse a meditar sola,

    mientras all a sus plantas descubrala Ciudad, grave reina de la historia,

    que a coronar su gloriaguirnalda preparbale tarda. 2

    Como celajes vagos, que a la tarderecuerdos son de la pasada aurora,

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    de la vida pasada los reflejosflotaran, perdindose a lo lejos,entorno de su frente soadora.

    Florestas de Sorrento perfumadas, 3

    donde arrull su cunael harmonioso mar de las Sirenas,caricias de una madre all gozadascomo la dicha del hogar serenas,coloquios con las ondas y la luna,rayos de inspiracin, altos anhelos

    de juvenil delirio,engendros de su musa prodigiosa...y all en el fondo, todava hermosa,la reina de su amor y su martirio: 4

    todo, todo pasaba

    en esa luz de sin igual misterioque difunde el adis de quien se aleja.

    Hasta el mismo pas del cautiverioparece sonrer al que le deja!

    Negras, tambin como al caer la tarde.sombras aparecan:

    la envidia all, la traicin cobardey el desprecio cruel se descubran.Mas ya rostros humanos no tenan

    ante la noble vctima creyente.ni conservaban nombres.

    Slo guardaba el nimo dolienteperdn para los hombres. 5

    Y en el campo feraz de su existenciasurgan nuevas sombras:

    las manchas que no oculta la conciencia.S: del poeta el corazn fecundo

    fuera volcn de ardiente desvaro,de pasin desbordante sobre el mundo;

    y el crter an profundomostrbase sombro.Mas era todo paz: el pensamiento

    no abrasaban, ya fras, las escorias,ni el dardo del atroz remordimiento

    forjaban ya las extinguidas fraguas... 6

    Slo un afecto expiatorio y graveen el fondo quedaba, cual suave

    sombra cubierta por azules aguas.Las aguas del perdn... As, en el monte

    que del Lacio domina el horizonte,

    diltase hondo seno,crter un da de terrible estrago,

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    que. de un agua tranquila ahora llenocopia Jas nubes, apacible lago: 7

    duerme aJ abrigo del collado amenoceido de arboleda

    y del prstino horror ms no le queda

    que lo profundo del cristal sereno.

    ...... ...... ...... ......

    Tal la fe a su candor ennobleca.Ella vislumbres del eterno da

    mostrbale a travs del albo velo,abrale en el ara solitaria

    tesoros de consueloy en la alta aspiracin de la plegaria

    le prevena a su ms alto vuelo.

    As el alma doliente y redimidavio a lentos pasos avanzar la muerte,

    la muerte no invocada ni taida;y en aquel mes de renaciente vida, 8

    cuando hasta los abrojossonren coronndose de flores,aquel ser tan ceido de dolores

    cruz las manos al cerrar los ojos,besando fiel la cruz de sus mayores. 9

    ...... ...... ...... ......

    Oh vate sin ventura!,bien ese lauro te ci la muerte. 10

    En qu inmortal figurade poeta el carcter y la suerte

    mejor que en ti represent natura?Podr la edad remota,

    de tu pica trompa desdeandola acompasada nota,

    la vida preferir que nunca agota

    libre la musa del cantor de Orlando.

    11

    Mas tipo del poetasers t siempre, del que trajo al mundo

    sobrado tierno el corazn profundosobrado audaz la fantasa inquieta.

    Vaga a solas errante peregrino;y si al fulgor divino

    del buscado ideal remonta el vuelo,ay!, de la vida en el vulgar caminocae siempre y lastmase en el suelo.

    Oh Tasso!, as viviste;

    y, de ese augusto, lamentable sinoestrella sin ocaso,

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    tu noble imagen laureada y tristesaludarn los siglos a su paso.Ah!, mientras vea el hombre

    cifrados en tu nombreinfortunios y amor y poesa,

    nunca verse el daque tributo no rinda a tu memoria,y ms save brillar tu gloria

    bandose en eterna simpata.

    1. El Janculo. colina occidental y la ms elevada de las que incluye el recinto de Roma.Sobre esta oblonga prominencia, hacia la parte del Vaticano, se levanta ei humildemonasterio de S. Onofre, postrer asilo de Torcuato Tasso. All el poeta, consumido por

    la tisis, halla cariosa hospitalidad entre los monjes de S. Jernimo.

    2. En el que fue jardn del monasterio, junto a las gradas en donde S. Felipe Neri reunaa sus discpulos, se ve todava el aoso roble llamado la quercia del Tasso. Al pie deaquel rbol, conservado ahora con toda solicitud, se goza el magnfico panorama de laCiudad eterna, al que alude el final de la estrofa. Tardo fue el laurel que Romadestinaba a la coronacin del Tasso en el Capitolio: aquella corona, decretada por elPontfice Clemente VIII, slo lleg a ceir la frente del poeta en la solemne pompa desus funerales.

    3. Torcuato Tasso haba nacido en Sorrento. sobre el golfo de Npoles, en 1544.

    4. Aldese a Leonor de Este, de quien se enamor el Tasso, viviendo en la corte deFerrara, como protegido del duque Alfonso, hermano de aquella princesa. Descubierto

    por un mulo y acusado al duque el amor que el poeta nunca haba declarado a la mismaque se lo inspiraba, dio origen a la serie largusima de infortunios en que el Tasso pas

    por loco y despus de andar errante por toda Italia, acab por ser encerrado comodemente en el hospicio de Ferrara. All permaneci siete aos recluso el poeta, a pesarde las reclamaciones de Pontfice y de varios prncipes italianos, y all compuso susdilogos filosficos y muchsimos versos, que demuestran la lucidez de su mente enaquellas circunstancias.

    5. Aun en lo ms recio de sus luchas mostr el Tasso corazn noblemente generoso paracon sus enemigos. Al ofrecrsele ocasin para vengarse de uno de ellos, respondi el

    poetaNo quiero quitarle ni los bienes, ni la vida, ni el honor, slo una cosa deseara quitarle:su mala voluntad. Tuvo Torcuato mulos y enemigos, no solo en la corte, sino entrelos literatos independientes. La Academia florentina de la Crusca impugn conviolencia laJerusalem libertada, cuya primera edicin haba salido sin las correccionesde ltima mano, contra la voluntad del autor.

    6. No faltaban al Tasso humanas flaquezas que lamentar resabios principalmente de las

    costumbres dominantes en la Italia del Renacimiento. Hasta haba incurrido en arrebatosslo excusables por lo sobreexcitado de su fantasa. Lleg su exaltacin a no dejarle un

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    punto de reposo. Despus de conseguida la libertad, trasladbase el glorioso desdichadode una poblacin a otra, sin que lograsen fijarle en ninguna ni las finezas de la amistad,ni la munificencia de los prncipes.

    7 El lago de Nemi, o el de Castelgandolfo, crteres de volcanes extinguidos en los

    montes Albanos, junto a Roma.

    8 Muri el Tasso a la edad de 51 aos, el 23 de Abril de 1595.

    9 Se ve todava en la celda del Tasso, entre los muebles y utensilios de su uso, elcrucifijo que bes agonizante. Era la ltima prenda que l conservaba de familia.

    10. El busto en cera, hecho sobre la mscara fnebre del Tasso, coronado de laurel,ocupa el centro de la histrica celda.

    11. El Ariosto.

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    Orillas del Tber

    Por estriles campos, que dominade lo que fue la majestad doliente,arrastra el viejo Tber su corriente

    que al ocaso y al mar curva declina.

    Fulvo tiene el color de piel felina,ora se lance en mpetu rugiente,encrespada la crin, ora indolentecalle lamiendo secular runa. *

    Nunca sonren esas turbias olas;mas se hacen contemplar, y con encanto

    flota la mente en su tristeza arcana...

    Es, viejo Tber, que al mirarte a solasveo el curso febril de sangre y llanto,el torvo ro de la historia humana!

    * Sabido es que las aguas del Tiber presentan siempre el color rojizo claro, por el cual

    ya Horacio llam a este rofulvus Tiber.

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    Orillas del Arno

    Vena mayor de la gentil Toscanafluye el raudal del Arno cristalino,

    fluye del corazn del Apenino;mas es su linfa del Cefiso hermana.*

    De oliva, vid y mrmoles se ufanala etrusca tierra que le da camino,y es el tica nueva, en el divino

    fruto del arte y de la ciencia humana.

    Oh cunto augusto pensador errantese embriag de ideal en estas ondasconsagradas por ti, paterno Dante!

    Este es otro Euno, donde anhelante **bebe el genio y, laurel en nuevas frondas,

    ve su cultura renacer pujante.

    * El Cefiso es uno de los riachuelos que riegan la genial comarca de Atenas.

    ** Euno denomina el Dante a un ro imaginario, vigorizador de la mente, en cuyasaguas el poeta recobra la inspiracin.

    Io ritornai dalla santissim 'ondarifatto s, come piante novelle,rinnovellate di novella fronda.

    (Purg.Cant.XXXIII,v.l42)

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    Ante el Moiss de Miguel ngel

    Sentado en su proftico reposo,cautiva este coloso,

    al par que la mirada, el pensamiento.Forma sin moldes, imposible, extraa,

    en esa roca entraael genio del Antiguo Testamento.

    Vive en el mrmol el sublime ancianoque revel el arcano

    de los primeros grmenes que fueron.Sin mengua a su vigor an floreciente,

    los aos solamentesu veneranda majestad le dieron.

    Hirsuta y crespa la cerviz erguida,an como que despida

    de los cedros perennes el efluvio;y la barba largusima, ondulante,

    desciende semejantea las cascadas que form el diluvio.

    Esta es la frente que conoce el rayo,la faz que sin desmayo

    ver pudo a Dios en la nimbosa cumbre,que en el turbin horrsono le hablaba,

    mientras, lejos, temblabade sagrado terror la muchedumbre.

    Guarda su ceo formidable y santola huella de un espanto

    que en lengua de mortal no tiene nombre;

    y a sus rasgos imprime ms noblezala singular tristezadel que es titn y todava es hombre.

    Ah!, sta es obra del Titn del arte.que, en una esfera aparte,

    slo de lo sublime enamoradoy de sus maravillas descontento,

    tena por tormentosu terrible ideal nunca expresado. 1

    S: del Titn artista este colosoes el verbo grandioso.

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    Miguel ngel en l plasm su mente;por esto en l tan slo complacido,

    al verle ya esculpido.Habla! le dijo, y golpe su frente. 2

    1 Conocida es la frase de Miguel ngel:Non posso tradurre il terribilemio pensiero.

    2 Es positivo que el soberano artista, al ver terminado su Moiss, le dio un martillazodiciendo: Parla! V. Vasari: Vita di Michelangelo.

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    En las catacumbas de Roma

    Salve, callada y fnebreciudad del Dios viviente,

    inextricable ddalo,cuyo opresor ambientede tumba, da al espritu

    auras de vida y luz!Qu templo de oro y mrmoles

    tan sacro afecto imprimecomo tus ciegos mbitos,que en tosquedad sublime

    narran an los nclitostrofeos de la Cruz?

    Mirad: de abiertos lculosse cruzan galeras

    sin cuento, y otras brensems hondas y sombras,y otras an... Ni lmite

    ni vida aqu se ve.Cavando el Fossor mstico 2

    traz ese plan profundo:

    son minas del esprituque han derribado un mundo:son las races hmedas

    del rbol de la fe!

    Aqu al bajar los mrtirestras el combate cruentodorman, como hroes

    de vuelta al campamento,hasta que trompa blicalos llame al nuevo albor.

    Slo una palma, un ttulo,por signo de victoria,o breve alguna splica

    decan la alta glorade luchas que a los ngeles

    causaran estupor!

    Aqu en augustos smbolosel arte, ya cristiano,

    de pensamiento altsimonaci y de tosca mano.

    Sobre estos muros lbregossus rasgos contemplad.

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    Las manos abre en xtasis 3

    la austera, blanca Orante;el Buen Pastor algrase,

    que hall la oveja errante;reparte el Pan multplice

    festn de caridad...

    Lanza a Jons inclumeel monstruo en firme orilla;resurge el muerto Lzaro;

    y libre la avecillavuela al paradisaco

    ramo de olivo en flor...Doquiera emblemas flgidos

    de un infinito anhelo,entre terror y lgrimas

    arcanos de consuelo,ungidos en el blsamodel Verbo Redentor!

    Al pie de estas imgenes,oculto a los profanos,

    el rito sacratsimouna a los hermanos

    en Cristo Dios, partcipesdel Cliz y del Pan. 4

    Aroma y pas lmparasgozaba el aire inerte,henchase de cnticosel reino de la muerte,o en l voz apostlica

    se oa con afn.

    As de tantas vctimasen el sepulcro mismo,

    atletas educbansede nuevo al herosmo;

    creca el pueblo innmerode un solo corazn.Aqu los catecmenos

    lograban su alma fuente,su velo aqu las vrgenes,

    y el triste penitentehallaba en penas speras

    dulzuras de perdn. 5

    Quiz a deshora el hurfano,la viuda solitaria,

    junto a reciente tmulo,dejaban su plegara

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    en fresco ramo o trmulalucerna sepulcral.

    Susurro cual de espritusla gran quietud tena;un estro apocalptico

    vibraba en torno... Hervala sangre de los mrtiresen urnas de cristal!

    Y en tanto estremecanselos huesos, de esperanza!Tal bajo glebas hmedas

    el grano que se lanza,palpita deshacindose,su fruto al presentir...EJ aspern volcnico

    la muerte aqu profundasembraba, y la necrpolis

    sentase fecundacon los sagrados grmenes

    de inmenso porvenir.

    Oh!, cuando aquellos Csaresde omnipotente solio,

    en pompas augustsimassubiendo al Capitolio,uncan reyes brbaros

    al carro triunfador;y elsalio cantar prstino

    deca el hado eternode la Ciudad de Rmulo,

    y universal gobiernole prometa el uspice

    con ojo escrutador;

    quin ya la herencia altsimabuscara del imperio

    en estos antros fnebres,do en sangre y vituperioahogada al fin creasela insania de la Cruz?

    Mas ya en sublime vrtigogiraba aqu el destino;

    y a la imperial catstrofedel gran poder latinoadelantse el lbaro

    de Cristo en plena luz.

    Y entonces, de sus nmenesdesierta ya la altura,

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    vio Roma sacras plyadasde tanta sepultura

    surgir... Mir sus vctimasal mundo sojuzgar.

    Vio coros de Pontfices,

    ancianos y matronas,varones y albas vrgenes,con palmas y coronas,

    entre el incienso y cnticosdel nuevo, puro altar.

    Mas, ah!, la Orante mstica, 6de Cristo eterna esposa,en templos ya de prfido

    y en luz esplendorosa,su heroico asilo lgubre,

    su cuna no olvid.No desde en su prpura

    bajar a estas moradas:aqu guard a sus nclitoslas tumbas no violadas,

    y en ureo metro Dmaso 7

    sus lpidas orn.

    Y hoy mismo, tras largusimasedades de alto olvido,

    despus que este depsitosagrado fue esparcido,

    cuando ni ya una lpidaentera es dado hallar,

    repiten sacros cnticoslas grutas ms sombras,

    y ven, de nuevo abrindose,cegadas galeras

    piedad y ciencia unnimessu sombra penetrar. 8

    Ved: la suprema Vctimade nuevo aqu se ofrece;de flores y de lmparas

    ornado resplandeceabierto algn sarcfago,

    como llamando a s.Es que la Orante prsagalos tiempos ha previsto,

    y cuando el siglo apstatarechaza ms a Cristo,atrae ella los nimos,

    atrelos aqu... !9

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    Lo quiere Dios. Juntmonosen sola un alma, hermanos;

    y, de la fe por smbolo,antorchas en las manos,crucemos la necrpolis

    en vaga procesin.El himno de los mrtiresen sus abiertas tumbasresuene, y con el hlitode tantas catacumbas

    temple en vigor pacficocristiano el corazn!

    Notas:

    1 Con el nombre de Catacumbas, propio en su origen del hipogeo deS. Sebastin en la Va Appia, se designan ahora genricamente todoslos subterrneos sepulcrales que los primeros cristianos denominabancoemeteria (dormitorios). Hasta el presente se han descubierto msde treinta catacumbas distintas, situadas alrededor de Roma y a ladistancia siempre de algunos kilmetros a partir de los antiguos muros

    Aurelianos. El ms notable de estos hipogeos es el llamado de S.

    Calixto en la Via Appia, riqusimo en pinturas simblicas. All estuvo laCripta Papal en la que descansaron trece Pontfices Mrtires del sigloIII, al lado del cubiculum que ocup Santa Cecilia, En estesubterrneo, descubierto a mediados de nuestro siglo, se hallanpracticables 17 kilmetros de galeras repartidas en tres pisosdiferentes. En l est inspirada la presente composicin.

    2. El cargo de Fossor(sepulturero) tena algo de sagrado para losprimitivos fieles. En antiguos documentos de la Iglesia Romana figuranlos fossores entre los clrigos de orden inferior. La figura de alguno de

    aquellos operarios, con su azadn caracterstico, se puede observartodava en los vetustos frescos de las Catacumbas.

    3 Se citan algunas de las imgenes ms frecuentes en las pinturasque adornaban las criptas de mayor importancia. La Orante, smbolode la Iglesia, es la figura de una mujer vestida de blanca tnica suelta,con el rostro velado y a veces descubierto mostrando los ojoselevados al cielo, abiertos los brazos en actitud de oracin, puesta depie y, en algunos ejemplares sobre el lugar del suplicio. El BuenPastor es la representacin evanglica ms repetida en la primitiva

    iconografa cristiana. A veces se le ve bajo la forma disimulada deOrfeo dominando las bestias con su lira. Numerosos y variados son

  • 7/31/2019 Miguel Costa y Llobera: Liricas

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    los smbolos de la Eucarista en las Catacumbas: el festn, los panes ypeces multiplicados, la vid cargada de uvas, el man, etc., el pez.

    IXYI

    en griego representaba indirectamente a Cristo, pues las cinco letrasde que se compone la citada palabra griega daban las iniciales de loscinco vocablos siguientes:(Jess Cristo, de Dios hijo, Salvador). As el misterioso pez, clavadoen un tridente, expresaba para los iniciados a Cristo en Cruz, sinexponer su imagen a la profanacin de los paganos. Jons, devoradopor el cetceo y lanzado despus desde el abismo a la firme playa,era figura del hombre devorado por la muerte y restituido despusinclume desde las ondas del tiempo a la estable eternidad. La

    resurreccin de Lzaro expresaba ms directamente el mismo dogma.Ms repetida an que las anteriores es la imagen de una avecilla, amenudo una paloma, que vuela hacia un ramo verde y florido o que enl se posa gustando su fruto: es smbolo del alma que, rotos sus lazos,vuela al vergel del Paraso, o que ya descansando se sacia defelicidad. La paloma con el ramo de olivo expresa el alma pura quelogra la paz eterna.

    4 Sabido es que los primitivos cristianos comulgaban con el Sacerdoteal asistir a la misa y hasta los seglares reciban el Sacramento bajo las

    dos especies, el pan y el vino.

    5 Aldese a la antigua disciplina de la penitencia pblica. Los pblicospenitentes tenan un lugar reservado, como los catecmenos, desde elcual podan or las exhortaciones y plegarias, sin ver los sagradosmisterios del Sacrificio.

    6 Por la Orante entindase aqu la Iglesia.

    7 El gran Pontfice espaol S. Dmaso puede ser llamado el poeta de

    las Catacumbas. l llen las criptas ms venerables de mtricasinscripciones tan piadosas como elegantes, en grandes lpidas demrmol, cuyos caracteres, dibujados por Furio Dionisio Filcalo, suSecretario, constituyen el tipo epigrfico conocido por el nombre deDamasiano.

    8 En nuestros das ha tomado inmenso desarrollo el estudio de lasCatacumbas. Baste recordar el nombre del grande arquelogo DeRossi. autor de la Roma sotterranea, quien ha restablecido la

    topografa de los primitivos cementerios cristianos en la Ciudad Eternay realizado inapreciables descubrimientos.

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    9 Existe en Roma una sociedad, de reciente fundacin,tituladaCollegium cultorum Martyrum, que celebra solemnemente lasfiestas de los Mrtires romanos en los respectivos hipogeos dondetuvieron sus antiguos sepulcros. Nada ms piadoso que una de estas

    sencillas solemnidades, realzadas con una homila recitada en la Misamayor por el celebrante, ilustradas con una conferencia de Rossi. yterminadas con una procesin por las galeras subterrneas.

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    Adis a Italia(Navegando por el golfo de Gnova)

    En la orilla lejana va esfumndosecual leve niebla la ciudad marmrea, 1

    y el encantado litoral Ligricose pierde en vagos palos.

    Ya en la azul vaguedad supremas cspides 2

    vense tan slo por la nieve cndidas,como blancos cendales con que el ltimo

    lejano adis prolngase.

    Adis, Italia, adis! Desde tus mrgenesni un suspiro me sigue, ni una lgrima;

    mas al dejarte los afectos ntimosvibrar siento en el nimo.

    Huellas no dejo en ti; mas en m djalashondas tu numen, y doquier la rfagame lleve del destino, all tus plyades

    ver de gloria flgidas.

    Por tus ciudades, peregrino incgnito,solitario pas. Mi oculta ctara

    slo confi sus notas al olmpicosilencio de tus mrmoles.

    Ante el sepulcro de Virgilio, prdigade luz y encantos, me hechiz Partnope; 3

    y al crter me asom, y vi a la vctimaPompeya abrir su tmulo.

    Contme grave su leyenda msticambra la verde, al pie de sus acrpolis; 4

    y all me embeles Florencia plcidaentre olivares ticos.

    Ba en serenidad paradisacael alma absorta sobre el Lario lmpido; 5

    y a Miln acat, que al llano Insbricomuestra sus cien pinculos.

    En la docta penumbra de sus prticos

    acogime Felsina; y la Adritica6

    Reina oriental me revel poticos

  • 7/31/2019 Miguel Costa y Llobera: Liricas

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    arcanos en su gndola.

    Ya por un lustro en su recinto clsicoRoma la grande dilat mi espritu,

    y en la suprema universal Baslica 7

    cime el sacro cnculo.

    Adis, Italia, adis! Desde tus mrgenesni un suspiro me sigue, ni una lgrima;

    mas al dejarte los afectos ntimosvibrar siento en mi nimo.

    Palenque de la historia, alta metrpolide la cultura y de la fe, prolfica

    madre de genios, por el arte esplndida,salud, oh tierra itlica!

    Reina del gran destino, nunca apstatareniegues de la Cruz, que un da flgida

    consagr para siempre con el lbarotu frente sibiltica.

    1 Gnova es llamada con harta razn la ciudad de los mrmoles.

    2. El Apenino de Liguria, que forma las accidentadas costas del Golfo de Genova.

    3. Partnope os el antiguo nombre griego de Npoles.

    4. La mbria, regin de las antiguas acrpolis etruscas, es tambin el suelo privilegiadode las florecillas de S. Francisco, esas leyendas de tan encantadora sencillez y perfumetan penetrante.

    5. Lario es el nombre antiguo y potico del lago de Como.

    6. Felsina es el primitivo nombre itlico de Bolonia, ciudad que tiene todas sus callesguarnecidas de prticos y es celebrada por su docta Universidad.

    7. La Baslica de Letrn, verdadera catedral de Roma, se titula Omnium Urbis et OrbisEcclesiarum Mater et Caput, segn la antigua inscripcin que conserva en el friso de sunueva fachada.

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    Luz!Impresin de junio en Palma

    Arde en el cielo lmpidoel sol de medio da

    que enciende la amapola,que dora las espigas.

    Templando sus ardores,vuela del mar la brisa,moviendo levemente

    las aguas que se rizan,y en cabrilleo vivido

    centelleando brillan,ms que de mil imperiosmezclada pedrera.

    Cual zona de diamantes,zafiros y amatistas,

    se extiende ese reguerode claridad magnfica,hasta el azul celeste,cruzando la baha.

    Es la triunfal carrerade las velas latinas,

    que con perfil de alaspor ella se deslizan.de eflorescencia rica;

    y aun sobre los laureles,que en grupo all se empinan,

    cimbrase el penachode la palmera altiva.

    Bandadas de palomasgallardamente giran:

    ya obscuras se destacan

    sobre la luz vivsima,ya blancas sobre el fondo

    de vetustez rojizadel gtico portento

    que la ciudad domina.All, por los pinculos

    y rotas cresteras,pululan los vencejosy raudas golondrinas.Y desde all se lanzan

    en vuelo sin fatiga;y ya rozan la tierrasus alas fugitivas,

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    ya las supremas grgolasque el vrtigo esculpa.As en inmensa turba

    se cruzan, vagan, giranesas ardientes aves

    con grrula alegra,gritando al sol y al vientoel triunfo de la vida.

  • 7/31/2019 Miguel Costa y Llobera: Liricas

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    Crepsculo de agosto

    Del sofocante da cansado el horizonte.al sol que declinaba con pompa festej;

    y an hay velos de prpura tendidos en el montepor donde aquel tirano sublime se ocult.

    Hora save! En calma todo otra vez respira:las plantas se transmiten un sculo de paz;recgense las aves; y fresca el aura gira,

    desparramando esencia de ensueos y solaz.

    En tanto que a poniente se esfuma y descolorael ltimo celaje con blanda lentitud,

    all a levante surge como nocturna aurora,y asoma ya la luna su roja plenitud.

    La noche, penetrada de luminosos rastros,un velo de penumbra tan slo va a tender:

    sin enlutar la tierra, va a descubrir los astros,que el hspero radiante ya invita a parecer.

    De su labor regresan cansados jornaleros,

    al fin seca la frente del mprobo sudor.Ganado que retoza, por campos y senderos,a los nocturnos pastos conduce ya el pastor.

    Esquilas y balidos resuenan vagamente;se pierde en las colinas el rstico cantar;

    lejano suena el ngelus; y flota en el ambientearcana meloda que el alma hace vibrar.

    Cual blsamo compuesto de llanto y ambrosa,derrmase en la mente, ungiendo el corazn...

    Y surgen los recuerdos de fiel melancola,y vuela al ter plido la vaga aspiracin.

    ...... ...... ...... ......

    Hora de amor, de anhelos, memorias y plegaria,que en plcido deliquio envuelves tierra y mar,cuan dulce es en la abierta campia solitaria,

    al roce de tus alas, sentir y meditar!

  • 7/31/2019 Miguel Costa y Llobera: Liricas

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    Crepsculo de noviembre

    All en occidenterevuelto nubladocolor ha tomado

    de cobre luciente,que luego ha trocado

    en viola y ail.Su brillo ya apagasiniestro el celaje,

    y extiende su encajela niebla, que vaga,de monte y paisajemudando el perfil.

    Un trecho de espacioprofundo clarea;

    all centelleasidreo topacio,cual rica presea

    de un mundo mejor.As, de entre rotosnublados de duelo,

    despierta el anhelode bienes ignotos,temblando en el cielola estrella de amor.

    El norte, que avanzacon alas inciertas,

    agita hojas muertasen fnebre danza,las ramas desiertashaciendo temblar.

    Rumores solemnesen tanto murmurala negra espesura

    de encinas indemnes,do el ave procurarefugio buscar.

    Eleva el torrentesu grave rugido,

    corriendo acrecidopor lluvia reciente;

    y suena el taidoque pide oracin.

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    De ausentes lloradosme embarga el recuerdo,y en sombras me pierdo

    de afectos sagrados,ay!. nunca arrancados

    al fiel corazn.

    ...... ...... ...... ......

    A solas avanzocon triste sosiego.Del valle ya ciegoa ver slo alcanzo,lejano, algn fuegode rstico hogar.

    Y sueo un seguro

    de paz. no s donde,que lejos se escondecallado y obscuro,do a solas ahondemi interno pesar.

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    A Fray Lus de Len

    Es de antiguo marfil tu docta lira,tal que el Vate de Ofanto la admitiera;

    mas son del arpa de Salem austeralas cuerdas con que a Dios canta o suspira.

    Cuando serena celsitud te inspira,tu plectro magistral lanza y modera

    la alada estrofa, que a sublime esferacon vuelo de paloma asciende y gira.

    Poeta augusto, plcido maestro,en vano te imitara, al admirarte,

    la musa en convulsin del siglo nuestro.

    Ah!, fueron menester para formartela fe y la ciencia, la virtud y el estro,fundindose en lo clsico del arte.

  • 7/31/2019 Miguel Costa y Llobera: Liricas

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    ResignacinA mi hermana en la muerte de su esposo

    Como plida reina de los sueosvierte la luna, en plenitud hermosa,mgica luz de hechizos y beleos

    sobre este golfo donde el mar reposa.

    Las aguas con reflejos y rumoresla saludan, las auras con su giro,con el canto gentil los ruiseores,

    las almas tiernas con su fiel suspiro.

    Ilusin!... Esa forma nacarada,que, signo de placer, sonre al suelo,de cerca por el sabio contemplada

    es, ay!, un mundo de tristeza y duelo.

    Su faz, que desde lejos aparentafina tersura y deleitoso halago,

    resquebrajada y hrrida, presentade mltiples volcanes el estrago.

    All extinguidos crteres abiertosmuestran lo sepulcral de sus entraas,

    y slo flota en ridos desiertosla sombra que all tienden sus montaas,

    Pobre alma!, lo sabes: otra lunafinge este mundo a juveniles sueos,

    que amor y dichas y placer adunaen su esfera de encantos halageos.

    T la viste en futuro desposorio,t la alcanzaste; mas en elia al verte.

    su brillo de ventura fue ilusorio:triste su faz te revel la muerte.

    Tal es la vida: al joven seductorasonre la ilusin y oculta el dao,

    y alcanzada tal vez. cul se desdoracon el triste color del desengao!

    Hay mundano feliz? Es el que tarda

    en ver el fondo de la vida triste.Segura la tristeza siempre aguarda

  • 7/31/2019 Miguel Costa y Llobera: Liricas

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    al que ms dichas y placer conquiste.

    Cerrado est el Edn. Sus ureas puertasabrir no puede ni la misma llave

    que, las del corazn dejando abiertas,

    junta dos vidas en amor suave.

    El matrimonio fiel no es el ficticioHimeneo gentil, alegre numen;

    es de amor abnegado el sacrificioen que dos vidas una suerte asumen.

    Contra el engao mundanal que placecuando un Edn quimrico predice,

    ya a los consortes en su mismo enlacela austera religin as les dice:

    Mirad: el ara donde uns las manoses un sepulcro, un holocausto el ritoque impetra los auxilios soberanossobre ese nudo por la cruz bendito.

    Creced y sosteneos entre males;educad nuevas almas peregrinas...

    Sufrid: las rosas que tejis nupcialestambin corona formarn de espinas.

    Como el divino Esposo y su alta Esposaamaos feles por el mundo en guerra.

    Slo mi cruz ensea generosala gran ley del amor sobre la tierra.

    As la Iglesia. Corazn materno,no es que la dicha del hogar condene,

    si con lenguaje tan veraz y tiernopara las pruebas del dolor previene.

    Quien no sabe sufrir, vivir no sabe.Acrece males un Edn fingido;y es forzoso que el dardo ms se clavequien con ms furia se revuelve herido.

    De consuelos el germen aniquilacuando rebelde se exacerba un alma,mientras la fiel resignacin destilasaludable su dctamo que calma.

    No es la resignacin estatua dura

    de secos ojos y frialdad de hielo:es la virtud que llora, y la amargura

  • 7/31/2019 Miguel Costa y Llobera: Liricas

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    templa del llanto con amor del cielo.

    Tan slo all do tal amor no alcanzafiero el dolor desesperado mora:

    donde se sufre amando, la esperanza

    tiende el iris de paz consoladora.

    Y aunque la pena el corazn taladre,valor, consuelo y esperanza ingierebesar la mano de benigno padreen el azote mismo que nos hiere.

    Llora, pues, sin negar la providencia,t que padeces; con amor acata

    su designio profundo; y la existenciams fructuosa hallars, menos ingrata.

    As las penas de tu acerbo luto,que con creciente mrito atesores,

    convertirs en el mejor tributoal alma en quien cifraste tus amores.

    Y al mirar esa luna, si imposiblete es ya soarla de ilusiones llena,

    astro de los recuerdos apacibleaun en tus noches l