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  • 7/23/2019 Milian i

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    Miliani, Domingo. Historiografa literaria: periodos histricos o cdigos

    culturales?

    1. Consideraciones tericas

    De la teora sobre la historia de la literatura, en especial, hispanoamericana,

    eiste un cuestionamiento de la ordenacin ! cronolgica de los hechos

    literarios. De igual manera, reparos a la organi"acin generacional de

    #nderson $mbert ! %os& 'nri(ue #rrom. )as historias literarias marcadas por

    el historicismo positi*ista o los enfo(ues intrnsecos implantados por las

    estilsticas rom+nicas parecen !a en*eecidas o al menos ine-caces cuando

    se desarrollan en forma unilateral. )os ordenamientos por corrientesliterarias tu*ieron eemplar mostracin en edro Henr(ue" /re0a, a (uien

    ha rei*indicado uti&rre" irardot entre otros.

    'n la actualidad se propone la reescritura de historias de la literatura

    haciendo acopio de los aporte hechos por tendencias como el formalismo

    ruso, la semiologa checa de Mu2aro*s2!, la moderna semitica 3italiana !

    so*i&tica4 la est&tica de la recepcin crtica del teto literario. 'sta historia

    se concibe como social pero no determinista. #spira a ser un *erdadero

    ordenamiento cient-co de los procesos literarios entendidos desde la

    perspecti*a de una teora de la produccin tetual, con una periodi"acin

    secuencial donde sean registrada las rupturas ! los a*ances, ! dnde seanalicen los tres t&rminos b+sicos de la comunicacin artstica: al autor

    5productor6, el teto 5mensae6 ! el receptor 5p7blico6.

    8e cuestiona la linealidad de las periodi"aciones, ! el aporte ma!or pro*iene

    de la escuela de los #nnales. M+s (ue una historia social ha! (uien propone

    una historia de las sociedades en conunto 59;6.

    'n consecuencia, apo!arse en las periodi"aciones de la historia general no

    slo es un riesgo sino un contrasentido, entre*isto por %os& Carlos

    Mari+tegui para #m&rica latina. 'n relacin con la literatura es necesario

    concebir la prais creadora de las artes *erbales como funcin de unsistema cultural m+s amplio !, &ste, como proceso global de la produccin

    social donde el teto literario asume condicin de macro4signo 5en cuanto

    comunicacin determinada ! cdigo mediante el cual se descifra dicha

    comunicacin en el teto, es decir, artefacto cultural6.

    'l m&todo (ue se proponga debe estar en capacidad de incorporar el

    an+lisis tetual a la insercin en los contetos cultural ! social.

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    'n el conteto de lo (ue Haroldo de Campos ha denominado enciclopedia

    imaginaria< de la literatura general, esa teori"acin ! ese m&todo tienen

    como tarea primaria determinar el espacio preciso (ue ocupa la literatura

    de )atinoam&rica en el conteto de las literaturas mundiales !, al mismo

    tiempo se0alar, los ni*eles espec-cos de la analoga ! contraste, lo (ue se

    denomin historia contrastivade nuestra literatura. 8era una historia (ueestudiase a la literatura en funcin de todo el continente, sin descartar las

    *ariaciones nacionales (ue se dan no slo en el plano de la dialectologa

    discursi*a, sino tambi&n en el de las concepciones ! corrientes culturales

    (ue rebasan las barreras ling=sticas para construir un uni*erso trans4*erbal

    com7n. >a no se trata de continuar elaborando listados suplicantes para el

    acceso a una universalidad abstracta cuando no arbitraria. 8e procura

    se0alar la diferenciacin dial&ctica de nuestra literatura como integrante del

    sistema literario general.

    'n lo correspondiente a autores, !a no se intentar+ el in*entario biogr+-co

    anecdtico de cada escritor. 'n general se puede concebir al autor comoun hombre-signo histricodentro de un conteto social en el cual se

    comporta como un productor de signos literarios 5tetos6 ! dentro del

    cual e*oluciona dial&ctica ! diacrnicamente. /n autor conceptuado con

    referencia a la din+mica de los cambios ! las contradicciones en los modos

    de conceptuacin de la literatura. 's decir, un autor no insertable de una

    *e" para siempre en una sola corriente o mo*imiento literario, sino

    reiterable en el estudio de sus productor, cambiante en sus concepciones,

    cuando as ocurra.

    De lo anterior se in-ere (ue un autor es funcin literaria sujeta

    histricamente a cambios y variaciones en su visin de mundo; y

    una historia moderna est obligada a registrar tales 596 cambios

    para superar la tendencia a singularizar la produccin de un

    individuo como autor de una sola obra.

    De acuerdo con lo anterior se entra en la historia de la textualidad

    literaria, mejor de la literariedad ue tambi!n est sujeta a

    transformaciones y variantes histricas "diacrnicas#, espaciales o

    geogr$cas "diatpicas#, de estrati$cacin, incluso en una misma

    clase social "diastrticas# y de uno u otro g!nero seg%n el grado de

    a$anzamiento y frecuencia de los autores en un o$cio literario"diafsico). @ales cambios se implican no slo en la e*olucin !

    transformacin no slo del sub4sistema literario sino del sistema cultural en

    su conunto. 'n todo caso se trata de la historia de los tetos ! su sentido

    artstico, pero tambi&n social en un determinado momento de su aparicin,

    como en el grado de *igencia pro!ectada hacia la actualidad.

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    'n consecuencia, no se puede sosla!ar la historia de la lectura literaria (ue

    en 7ltima instancia es la condicin de la literariedado no literariedad de un

    teto. 'sta lectura debe reali"arse desde la ptica de #m&rica )atina,

    respecto a sus autores. >a no es la trasposicin de modos de produccin

    conceptual europoc&ntricos respecto a una literatura sub4desarrollada o (ue

    siempre llega tarde al festn intelectual del resto del mundo, cuando seaplican las periodi"aciones dise0adas en 'uropa.

    's importante reali"ar una asimilacin crtica de los aportes de la

    historiografa ! el an+lisis.

    A. &roblemade periodi"acin

    )o anterior, se re-ere a una historia literaria como una semitica de la

    comunicacin textual, con car+cter pragm+tico, parte de una semitica de

    la cultura. Desde esta perspecti*a, las periodi"aciones con*encionales de lahistoria general ! de la historia literaria tradicional son inoperantes. 59B6 >a

    no se trata de escribir una historia literaria desmembrada de la historia

    cultural en su conunto, sino del captulo literario de una historia cultural !

    del captulo cultural de una historia social, el problema de ma!or urgencia

    es dise0ar un modelo de ordenamiento (ue rebase las cronologas lineales,

    sin detrimento de la ubicacin de autores ! obras en los contetos

    temporales ! espaciales donde se insertan din+micamente. 's posible

    dise0ar un modelo de estilos semiticos (ue se aproiman lo m+s posible a

    la realidad de la e*olucin cultural latinoamericana.

    ama ha hablado de la posibilidad de ordenar la produccin del continente

    en

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    M+s (ue cerrar los periodos histricos en unidades cronolgicas como

    sucede con la historia poltica o social 5Con(uista, Colonia, $ndependencia,

    ep7blica, etc.6 parece con*eniente un modelo abierto cuyos puntos de

    se'alizacin est!n representados por obras o autores-!poca, sin

    detrimento del entorno de autores ! obras perif&ricas. Ebras ! autores

    ordenados seg7n el grado de aceptacin o recha"o respecto de undeterminado cdigo cultural responden meor dentro del modelo abierto (ue

    si se ubican en las consabidas escuelas< (ue, cuando m+s resaltan la

    funcin de un autor4&poca como signo de m+ima rele*ancia 59B16

    8e deber+ tomar en cuenta, la referencia a los cdigos culturales europeos

    en las &pocas de ma!or acercamiento 5neoclasicismo, romanticismo6 pero

    para se0alar las dialecti"aciones regionales (ue tales codi-caciones sufren

    al insertarse en el conteto latinoamericano. Fo siempre la respuesta

    nuestra es un mimetismo retrasado de los cdigos europeos.

    'l modelo de periodi"acin abierta supone una reformulacin conceptual deestilos culturales ! de tendencias intelectuales dentro de estos estilos.