Mio comentario de los girasoles ciegos2

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COMENTARIO DE LOS GIRASOLES CIEGOS, ALBERTO MÉNDEZ

He observado atentamente el rostro blanco de Elena. Su palidez ya no es tan macilenta como en el momento de la

muerte. Sencillamente ha perdido todos los colores. Quizás la muerte sea transparente. Y heladora. Durante las

primeras horas he sentido la necesidad de mantener su mano entre las mías, pero poco a poco me he encontrado

unos dedos sin caricias y he sentido miedo de que fuera ése el recuerdo que quedara grabado en mi piel

insatisfecha. Llevo varias horas sin tocarla y ya no soy capaz de reposar junto a su cuerpo. El niño sí. Ahora yace

exhausto acurrucado junto a su madre. Por un momento he pensado que pretendía devolver el calor al cuerpo

inerte que le sirvió de refugio mientras duró el zumbido de la guerra.

Sí. Hemos perdido una guerra y dejarnos atrapar por los fascistas sería lo mismo que regalarles otra vez otra

victoria. Elena ha querido seguirme y ahora sabemos que nuestra decisión ha sido errónea. Quiero pensar que

jamás se cometió un error tan generoso.

Debimos hacer caso a sus padres, a los que pido perdón por permitir que Elena me acompañase en mi huida.

Que te quedes, no te harán daño, le dije. Que te sigo. Que me matan. Que me muero. Hablábamos de la muerte

para dejar la vida al descubierto. Pero nos equivocábamos. Nunca debimos emprender un viaje tan interminable

estando ella de ocho meses. El niño no vivirá y yo me dejaré caer en los pastos que cubrirá la nieve para que de las

cuencas de mis ojos nazcan flores que irriten a quienes prefirieron la muerte a la poesía.

Segunda derrota.

Organización de ideas.

Este fragmento perteneciente a la novela de Alberto Méndez de Los girasoles ciegos, es un

texto narrativo el cual presenta una estructura externa compuesta por cuatro párrafos en el

que el protagonista nos relata sus peripecias.

Respecto a la estructura interna, presenta una estructura cronológica típica de este tipo de

textos (narrativos), aunque el narrador interrumpe el eje temporal para desplazarnos a

situaciones anteriores o recuerdos (flash-back). Teniendo en cuenta todo esto, podemos

disponer las ideas de la siguiente manera:

Primera parte (primer párrafo): Contextualización espacio-temporal de la situación del

personaje principal y presentación de los personajes. El narrador describe el cuerpo pálido de

su fallecida mujer y presenta a su hijo recién nacido. Subyacen las siguiente subideas:

- Gran amor que tenía el narrador a la mujer, cuya consecuencia es la tristeza y

desolación de muchacho al observar a su novia, sin aliento.

- Descripción detallada y transmisión sensorial del cuerpo de Elena: caricias, rostro

blanco, palidez, colores.

- Inocencia y debilidad del niño en este mundo bélico, tras haber abandonado su

antiguo hogar: el interior de su madre.

Segunda parte (desde Sí. Hemos perdido… hasta …ella de ocho meses) Cuerpo del relato:

Reconocimiento del fracaso en el campo de batalla frente a los fascistas. Intención de evadirse

y alejarse de los vencedores.

- Primera consecuencia: la penosa situación a la que han llegado la joven familia.

- Sentimiento de culpabilidad que siente el joven por la muerte de su novia. Pide perdón

a sus padres.

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- Sentimiento de satisfacción (por el intenso amor que subyace de la relación) y a la vez

de angustia: ella no podía separarse de él, aunque estar juntos supondría una dura

situación.

- Arrepentimiento de la huida por otro motivo: el estado de la mujer, embarazada.

Tercera parte (desde El niño no vivirá… hasta el final): Conclusión del joven narrador, que tenía

aspiraciones poéticas: sus muertes servirían en un futuro para que fueran reconocidas todas

las injusticias. Visión optimista del narrador. Visión negativa de la muerte y positiva de la

poesía (del diálogo).

Tema:

La angustiosa vida del vencido tras una guerra y la continuidad del amor en las difíciles

circunstancias.

Pérdida de una guerra y con ella, pérdida de la vida misma y de la libertad.

Resumen:

Elena, nada más haber dado a luz, fallece ante la falta de recursos. Su novio y el hijo,

comparten los últimos momentos con ella. La sienten tan cerca y a la vez tan lejos. El

muchacho narrador, se siente culpable de toda aquella situación aunque por último deja claro

que sus muertes servirán para que un futuro todo eso se tenga en cuenta, y se mejore, tal

como la poesía arregla la vida.

Comentario crítico:

Estamos ante un fragmento de Los girasoles ciegos, la única obra publicada en 2004 por el

escritor Alberto Méndez. La obra se encuadra dentro de la producción narrativa española de la

etapa de la democracia (a partir de 1978), en la que surge un destacado interés por el género

de la novela histórica que trata de recuperar la memoria colectiva de la guerra civil. Componen

el volumen cuatro relatos relacionados entre sí, que pretenden reconstruir unas vivencias (la

intrahistoria) que nunca pudieron ser oficialmente comunicadas en tiempos de posguerra, por

las represiones y censuras de la dictadura franquista.

Estamos ante un fragmento del segundo capítulo o “derrota” de Los girasoles ciegos. Esas

historias se enumeran como “derrota”, pues en todas se cuenta la situación de pérdida, miedo

y supervivencia de los vencidos, después del enfrentamiento.

En concreto, esta derrota trata de una joven familia recién formada, que se encuentra en un

exilio interior huyendo de los fascistas, pero que sufren unas trágicas circunstancias continuas:

Elena, la mujer, muere tras dar a luz y pronto el muchacho verá morir a si hijo por falta de

recursos y posteriormente, él morirá. Este muchacho lo cuenta desde la visión poética con la

que él ve la vida.

Así, el protagonista siente que fracasaría de nuevo si se entregaran a los fascistas, de manera

que el tema de la derrota vuelve a aparecer aquí en su modo más trágico. La derrota y la

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frustración que están presentes a lo largo de toda la novela, simbolizadas en los girasoles

ciegos de luz, es decir, perdidos, desorientados, fracasados. Por lo tanto, estos personajes y en

general todos los protagonistas de las cuatro derrotas, son seres pertenecientes a un mundo al

que no creen pertenecer, en el que no parecen encajar. No hay sitio para distintas opiniones

ideológicas o de cualquier tipo en una España nueva, tradicional, católica y militar inaugurada

por el general Franco tras la Guerra Civil.

Si hoy día, existiendo un estado de derecho, aún existen algunos casos de abusos por parte de

religiosos (como ocurre en la novela en otro capítulo) y por parte de otras personas

significativas también, ¿cómo sería la situación hacia los más indefensos entonces? Mucho

peor. Por eso hay que contarlo, para saber que hemos mejorado un poco y para tener claro lo

que no puede volver a ocurrir. Así pues, esta es la principal intención narrativa de Alberto

Méndez: la memoria histórica.

Si además sabemos que en la actualidad en muchos países hay un estado continuo de guerra

con represiones violentas (perseguidos, ajusticiados, torturados...), me parece importante que

se recuerde que en España pasamos por algo así, con personas que vivieron durante exiliados

(como los protagonistas de nuestro fragmento) y escondidos hasta que era capturados y

condenados injustamente.

No digo que se busque culpables y se condenen duramente, ya que no tendría mucho sentido

después de más de 50 años de aquel holocausto español. Sin embargo, hay que reconocer que

la derrota es la de todos, siempre que no seamos capaces de evitar situaciones terribles en las

que unos se matan a otros, movidos por el miedo y la venganza.