Mis lagrimas muertas

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MIS LAGRÍMAS MUERTAS

Un tecito antes de dormir, un beso y un café, un jazz excéntrico, y una miradita encendida, son las doce de la noche, o quizá son las cuatro de la tarde, tengo a mi lado tres elefantes transparentes que caminan con pasos de araña muda, olvidé cual era mi nombre, no lo sé; no se tampoco cuantos años tengo ni si mis ojos son verdes o rosados, no sé si estoy rapada, si soy estatura promedio, o si soy imperceptiblemente real. Tengo un brazo y medio, y la mitad derecha de mi cuello está rostizada, quizá por el sol, o quizá porque prostituir mi alma con mis necesidades y que el mundo que llevo dentro de mi apariencia haya rechazado con sutileza a una criaturita con sangre tibia no les agradó. Vivo con mi alma desnuda y mis sueños expectantes, me gusta leer los libros chiquitos que los duendes me traen hasta esta celda en la cual me reconstruyo todos los días desde ya hace algunas primaveras, a pesar de tanto, a pesar de que en alguna bellísima época me excitaba matar maricones inconclusos y hasta las orgias de delincuencia eran deliciosas (Como nubes a la una de la mañana, acompañadas de un copita de vino y un buen blues), sí; todavía busco gente amable.

Soy bohemia, esperanzadora para varios, por mis cristales ! por allí ha pasado de todo, todo y nada porque al final , quedé algo desahuciada , atrapada , vacía , algo vuelta mierda ; recuerdos casi innatos, muertes, golpes infortunados, escondites, chillidos , seducción, hipocresía, balas póstumas, prados como azules , ( bueno, no estoy tan borracha; no me sueltes las letras tan rápido , querré escribir sobre tus deseos) el amor de unos padres que amé con el único amor que se terminó pudriendo en mis pulmones , quienes se desvanecieron detrás de algunos abismos, abrazos completos y tardes de sábado en el parque . A veces veo ojos morados en las esquinas de mis paredes, dicen que tengo esquizofrenia; yo creo que todos viven en el mismo laberinto. Algunos vienen a abrazarme las esperanzas con esa especial franqueza en sus cienes cuando me observan fijamente y me sonríen.

También me encanta la salsa bien instrumental, exquisita! , después de que ese par de progenitores me cuidaron ( hasta aquel problema del abismo , yo también lo experimenté, pero sólo perdí un brazo , recuerdo que muchos gritaban, al final , me llevaron a uno de esos sitios de ya huelen a formol y a espíritus disecados y… me escapé, que fastidio vivir quieto) llegué al inquilinato donde con mis progenitores compartía un plato de arroz, sentía que mis pies sangraban, pero eso nunca fue impedimento para seguir caminando, dormí un poco y quise soñar que esa pesadilla untada de autenticidad era solo porque me había comido una de esas pastillitas temblorosas que le hacían ver zanahorias gigantes a mi madre . Pero no... Todavía me faltaban muchas babitas por tragarme. Tenía miedo, el maricon inconcluso que vivía en frente de mi puerta me quería coger hasta en las iglesias (que según el eran sagradas), la última vez que lo sentí meterme la lengua lavada como en sífilis en los oídos, fue cuando por fin escapé, no sin antes verlo al final del pasillo implorando porque mis puñaladas cesaran, pero el había sido más sanguinario! me lo había metido varias

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veces, porque yo tenía que parar de matarlo?

Saqué del cajón tres calzones rotos , otro par de medias, y el pantalón que parecía nunca ensuciarse, correr era inevitable; "inevitable, casi como respirar" , y solo encontré refugio en la casita de las putas donde mi papá asistía a reuniones de negocios internacionales, las mercancías rusas le encantaban! miré a una vieja, tenía mis cristales llenos de opacidad, y de repente algo sonó tras mis cuerdas vocales : hola gorda, estoy sola; me reciben o me haré lo mismo que le hice al man del inquilinato (la vieja sabia el cuento, entonces me hizo pasar) . Allí crecí, hasta que era una pantera como de veinti seis años. No alcancé a contar a cuantos le tuve que abrir las piernas sin gracia, siempre fingía que me enamoraban, para que la vieja me expresara su agradecimiento con tientes de hipocresía, y los que me caían mal... a esos les hacía lo mismo que hice le hice a el man del inquilinato, solo que sin tanta vaina roja; eso escandalizaba mucho a todos, las guerras nunca fueron en vano.

Estoy enamorada, efímera, sagaz y locamente enamorada, tampoco me acuerdo de su nombre, a él no le gustan los nombres exactos, ni los números, él es desaforado, pasional, cariñoso, mi gran compañero, mi diligente, en sus silencios encuentro mis aullidos, tan volátil y sistemático, después de tantos veranos me sigue haciendo brillar tiernamente este par de cristales que aman el amor y paradójicamente odian el odio, tiene un par de alas maravillosas, o son aletas de pulpo? es que cuando me abraza ... no hay mejor éxtasis, él dice que es verde, yo creo que es más bien transparente, aunque yo no sé en qué tonalidad de carmesí esté en este instante; todavía no nos conocemos físicamente, pero nuestra telepatía es impresionante, el si me hace el amor! el sí sabe escudriñarme los anhelos, eso lo puede todo; él me ha salvado de la muerte varias veces! por estos lados o te comes al muerto con lujuria y sin remordimientos, o te clavan tres lanzas afiladas con vinagre en el hígado.

Ahora estoy sentenciada a morirme en medio de este vomito de repudio, tuvo que pasar algún tiempo, para darme cuenta que estaba siendo bastante penetrante el sospecho de la avaricia, la avaricia de ver reflejados en esos ojos exclamantes acuclillándose en las perpetuaciones, ruegos de la vida: asesina!!! Me dijeron los del lugar de mi sucia infancia, asesina!! Me gritaron muchos cuantitativas veces, y yo como con no sé cuántos elefantes transparentes en mi vejiga, las acusaciones tenían un compás autentico de tamboras y morenas danzantes. Así que, esperé una noche, una noche especial, la luna tenía que estar en su punto y llegarme directo a las entrañas una vez saliera a dar pasos vagabundos por esta ciudad que ya ni me acuerdo como se llama, pero sé que está llena de artistas; entonces llegó, estaba un poco mareada , y empecé a dar pasos. Podrida, así me sentía, pero también me sentí con un libertinaje diferente (Un momento! solo tenía veintiséis seis años. Lamentablemente sentía haber vivido como cincuenta) pero aun así continué, me caminé los asfaltos centímetro a milímetro, me detuve un momento y el horizonte me lo dijo todo, la humanidad me había maltratado, pero.... porque tenía yo que seguir cayendo en el circulo vicioso? no sé si era que estaba muy corrida pero... llegué a la cárcel para mujeres, miré al guardia y le dije : Hola terroncito, cuántos años tienes? , 37 respondió, soy una psicópata asesina

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aclaré, si no me encarcelas ahora; solo habrás vivido 37. Y aquí estoy, cayendo y cayendo, me sudan las manos y me tiembla el cerebro cantándolo: “yo quiero luz de luna, para mi noche triste”.