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  • Mdulo 2 La produccin y reproduccin social de lo juvenil

    Govela, R; Mata, L.; Prez Islas, J. Diplomado Mundos Juveniles. Sujeto, Trayectorias y Ciudadanas. Diplomado en lnea, 3ra generacin. Seminario de Investigacin en Juventud.

  • Mdulo 2Unidad 1

    LAS TRAYECTORIAS DE VIDA Y LA INVESTIGACIN EN JUVENTUD A PARTIR DEL ENFOQUE DE LAS TRANSICIONES

    Objetivo Conocer los principales enfoques tericos que han abordado a lo juvenil a travs del estudio de las transiciones.

    IntroduccinEn esta primera unidad, titulada: Las trayectorias de vida y la investigacin en juventud a partir del enfoque

    de las transiciones, se analizarn dos enfoques que han predominado en este campo de estudios.

    El primero de ellos, conocido como funcionalista, parte de la idea que todo sujeto posee un ciclo vital en el cual ocurren una sucesin planificada de eventos dentro del marco de un calendario social determinado. Para su estudio, esta perspectiva, se nutre de dos disciplinas: la psicologa evolutiva o de las edades (Erikson, 1968) y la sociologa funcionalista norteamericana que Talcott Parsons (1999) construyera hacia inicios de los aos cincuenta del siglo pasado.

    El segundo enfoque se denomina biogrfico, el cual retoma el conjunto de significados que las personas otorgan a distintos momentos de sus vidas bajo un esquema narrativo que permite la interpretacin de la tra-yectoria de vida de los actores sociales.

    En este mdulo se har nfasis en la metodologa que se utiliza para el estudio de las trayectorias y se expli-carn las condiciones juveniles desde los eventos de vida o inflexiones, a los que denominaremos eventos-transicin. Hacia el final de la unidad se plantearn propuestas de estudio con base en los fundamentos del enfoque biogrfico.

    1. Enfoques TericosLas perspectivas que se describen a continuacin retoman dos propuestas de un grupo de investigadores cata-

    lanes liderados en su momento por Joaquim Casal y otros autores (2006), que constituyeron desde 1980 el Grup de Recerca Educaci i Treball (GRET), quienes han realizado un anlisis y crtica de las diversas aristas tericas por las que ha atravesado la sociologa de la juventud y la temtica de las transiciones.

    Primer Enfoque:

    El Periodo Juvenil Desde La Perspectiva Funcionalista Del Ciclo Vital

    A partir del enfoque del ciclo de vida, las trayectorias de los individuos son vistas desde distintos eventos que constituyen puntos de ruptura, los cuales, a su vez, inciden en las transiciones de las personas en distintos mbitos. El estudio de dichos eventos-transicin pone nfasis en fenmenos tales como: la salida del hogar paterno, el primer empleo, la primera unin y el nacimiento del primer hijo. Este enfoque cuenta con larga data en los pases desarrollados y, en aos recientes, se ha visto multiplicado en distintos estudios en Mxico.

  • Desde este enfoque, el periodo juvenil es considerado como una etapa de transicin en el calendario social hacia un estado ms completo y maduro que es la adultez. Siguiendo las premisas tericas de Talcott Parsons se concibe como un periodo de espera (moratoria) en el que se prepara a los individuos para que, en un futuro, logren asumir roles tradicionalmente asignados por la sociedad: obtener un trabajo estable, contraer matrimo-nio, constituir una pareja y formar una familia.

    Para algunos autores (Casal et al., 2006), esta perspectiva se ha construido bajo las premisas tericas de la so-ciologa de la familia y la psicologa evolutiva, posturas que invitan a entender lo juvenil a partir de los roles que se les asignan socialmente y como una etapa natural encaminada a la maduracin social.

    1. Los roles en un sistema familiar

    Especficamente, el planteamiento sistmico elabora una sntesis de las teoras que distintos autores relevan-tes en las ciencias sociales -como mile Durkheim, Max Weber y Sigmund Freud- haban elaborado sobre la fa-milia, concibindola como un ncleo bsico, en donde cada uno de sus integrantes mantiene un fuerte vnculo de parentesco y afecto.

    En ese sentido, la llamada familia tradicional -y la normalizada- es la familia nuclear, compuesta por los dos padres madre y padre- y sus hijos. Sin embargo, este tipo de estructura invisibiliza otras construcciones fami-liares que han existido y se han desarrollado a lo largo de la historia, como la extensa (cuyos integrantes son ms que los padres e hijos), la monoparental e, incluso, aquellas estructuras familiares en que los padres son personas del mismo sexo.

    A este respecto, se observa que la sociologa funcionalista hace nfasis en los roles sociales en un sistema con asignaciones dadas, que desempean en este caso los integrantes de la familia y, por extensin, establece la importancia de la familia en la estructura social (Parsons, 1986,1999).

    Desde este enfoque, la familia se caracteriza por los siguientes elementos (Parsons, 1986):

    1. La familia es una estructura social destinada a nuclearizarse;

    2. Demanda una elevada movilidad social y geogrfica;

    3. Un creciente aislamiento de la parentela;

    4. Una paulatina restriccin del nmero de hijos;

    5. La organizacin de sus miembros estar dada por dos ejes:

    el eje del poder generacional: superior para los padres e inferior para los hijos; y,

    el eje de la divisin del trabajo: diferenciados en roles instrumentales para el hombre y roles expresi-vos para la mujer. Los roles instrumentales se basan en la idea del proveedor econmico representado por la actividad laboral del padre, en tanto los roles expresivos seran asignados a la mujer y son manifestados en la educacin de los hijos y su cuidado.

    6. Los dos ejes arriba sealados y sus distinciones identifican cuatro status y roles de la familia nuclear. Cabe explicitar que el status consiste en la posicin jerrquica que cada integrante de la familia tiene, siendo el padre el de mayor jerarqua y los hijos de menor; Los roles refieren a las actividades y responsabilidades que poseen cada uno de los miembros al interior del grupo familiar. Los diferentes status y roles son los siguientes:

  • poder superior y rol instrumental para el marido;

    poder superior y rol interno expresivo para la mujer;

    poder inferior y objetivos instrumentales para el hijo. Los objetivos instrumentales del hijo seran pro-piamente aqullos que le permitirn en el futuro convertirse en el proveedor econmico de la casa, siendo en este caso el inicio, continuidad y culminacin de los estudios o el aprendizaje de la actividad laboral del padre; y,

    poder inferior y objetivos expresivos para la hija. Los objetivos expresivos de la hija sern todas aquellas actividades que le permita asumir -en el futuro- sus funciones de ama de casa, como ayudar a la madre en las labores domsticas y el cuidado de los hermanos.

    El problema que entraa adoptar el modelo funcionalista de familia para el estudio de las familias actuales re-side en que aqul tuvo como objeto de estudio a las familias nucleares anglosajonas de clase media y alta de los Estados Unidos de Norteamrica de mediados del siglo XX, cuyas caractersticas son completamente diferen-tes a las familias latinoamericanas hoy, por ejemplo. En efecto, estas ltimas se caracterizan por la coexisten-cia de diferentes formaciones familiares, nucleares y extensas. Adems, viven en entornos socioeconmicos polticos y culturales distintos a los de las clases medias estadounidenses caracterizados en ese momento por una estabilidad econmica mayor. Por lo tanto, las aportaciones tericas y metodolgicas de la sociologa de la familia norteamericana parsoniana tienen una capacidad limitada para el abordaje de nuestras realidades.

    En este sentido, varios estudios han reiterado que el modelo de la familia nuclear no es el predominante en pases como Mxico, por lo que las posturas tericas y metodolgicas de la sociologa de la familia funciona-lista no resultan pertinentes para analizar nuestra realidad. Existen varios estudios que han promovido nuevas estructuras interpretativas de los arreglos familiares en contextos como el mexicano, un ejemplo ilustrativo lo describe Maubert (2008). De acuerdo con este autor, slo el 34% de los hogares en el pas est formado por parejas casadas con hijos; adems describe otro tipo de vnculos que no siempre son consanguneos- y que se pueden clasificar en la siguiente tipologa:

    1. El primer tipo de familia es el dinks/doubleincome, no kids (doble ingreso, sin hijos) formada por pare-jas de entre 20 y 45 aos, profesionistas con carreras exitosas y un nivel econmico alto. Al no tener descenden-cia, pueden ahorrar el 28% de sus ingresos. Y el 72% restante lo invierten en ellos mismos. Aqu plantea tres subtipos:

    Dinks clsicos. Pueden o no estar casados, ambos trabajan y deciden por comn acuerdo no tener hijos. Comparten un proyecto de vida y planes a futuro;

    Dinks temporales. Viven en unin libre y, a pesar de mantener lazos afectivos de ambas partes, no exis-ten planes a futuro ni un compromiso mayor. Viven el aqu y el ahora y;

    Neo Dinks. Parejas que en el pasado pertenecan a una familia tpica. Generalmente tienen ms de 25 aos de casados, pero se convierten en Dinks porque ya no viven con sus hijos. Ante esta situacin, la pareja necesita reencontrarse y rehacer su vida juntos.

    2. El segundo tipo es la familia por eleccin, representada por aquellos grupos de amigos, comnmente entre 18 a 25 aos, que deciden vivir juntos. No slo comparten gastos y un mismo espacio, sino que crean lazos familiares a pesar de no tener vnculos sanguneos.

    3. El tercer tipo de familia es la ampliada, en Mxico se les dice arrejuntados, que se caracterizan por incrementar el nmero de sus miembros con gente que puede o no ser un pariente sanguneo. Se pueden pre-sentar dos casos:

  • Cuando un externo, ya sea primo, to, abuelo, un amigo de los hijos o alguien ms, cohabita con la fa-milia. Este caso se presenta en el 38% de los hogares mexicanos. Bajo esta dinmica, las posiciones jerrquicas permanecen en manos de los padres y ellos mantienen el control de la casa y de los gastos;

    Son familias lideradas por dos padres divorciados, quienes se vuelven a casar y forman otro ncleo fami-liar con los hijos de sus matrimonios anteriores e, incluso, hijos de esta nueva relacin. Es el caso de los tuyos, los mos y los nuestros.

    4. El cuarto tipo son las familias unidimensionales, compuestas por personas mayores de 30 aos que deciden vivir solas por eleccin. En este caso, ellos (de manera individual) componen su propia familia. Sin em-bargo, complementan su tiempo con actividades que involucran a otras personas, ya sean familiares o amigos.

    5. Finalmente situamos a la familia triangular, que son los padres que decidieron tener un solo hijo(a).

    La presentacin de tipologas familiares como la antes mencionada puede resultar polmica, pero como se observa en sta, as como en otros estudios relacionados, en las nuevas configuraciones familiares se rompe la regla bsica de que para que se pueda hablar de una familia, debe haber un lazo de sangre y afectivo.

    2. Las etapas del desarrollo desde la psicologa

    La Psicologa del Desarrollo (tambin denominada Psicologa Evolutiva o Psicologa de las Edades) constituye una disciplina cuyo objeto consiste en determinar las caractersticas del ciclo de vida de los seres humanos divi-dindolo en etapas, atribuyndoles indicadores psicobiolgicos. En esta postura, el ciclo de vida es entendido como un proceso de desarrollo evolutivo y psicolgico en el que las personas pasan por una serie de estadios o periodos que son consecuentes y superables.

    Dicho en otros trminos, la Psicologa del Desarrollo abarca el estudio de las diferentes etapas del crecimiento humano, definidas segn ciertos criterios fisiolgicos, mentales y de personalidad que le dan contenido a los periodos de la vida (Domnguez, 2006):

    el primer ao de vida,

    la edad temprana,

    la edad preescolar,

    la edad escolar,

    la pubertad,

    la adolescencia,

    la juventud, y

    la adultez

  • Coincidiendo con la postura funcionalista del ciclo vital hace nfasis, por un lado, en las distancias que existen entre los logros psicolgicos (desarrollo emocional) y los fsicos (cuidado del cuerpo y su salud) durante la etapa que denomina pubertad; y, por otra, acenta el retraso en la obtencin de responsabilidades sociales plenas, como la estabilidad laboral y el matrimonio.

    En ese sentido, el desajuste de los logros y responsabilidades esperadas por los adultos es la razn de fondo de los descontentos y tensiones de los jvenes, lo que tambin explicara que la relacin entre adultos y jve-nes sera de malestar, de crisis paterno-filial (padre-hijo) o crisis generacional, propiamente dicha (Casal et al., 2006).

    As, la percepcin que tienen los adultos respecto a los jvenes se construye desde una visin adultocrtica, dado que la juventud es pensada como un tiempo vaco o de espera, slo evaluable positivamente en funcin de la asuncin futura de roles propiamente de adultos. (Casal et al., 2006: 26)

    A este tiempo de espera tambin se le denomina moratoria, la cual ha estado vinculada a los procesos de reproduccin social en Occidente desde los siglos XVIII y XIX. La moratoria, tambin conocida por el trmino moratoria psicosocial por Erikson,

    es vista entonces como una forma de resguardo, de tolerancia selectiva basada en la bsqueda de una tran-sicin adulta ms ventajosa para el joven mediante las convenciones culturales aceptadas y deseables para la juventud en diversas sociedades desde la ptica de los adultos. De esta manera se planeaba que las trayectorias de los individuos mantuvieran una secuenciacin lgica de reproduccin en sus vidas, de la mano de las institu-ciones modernas pensadas para este propsito. (Mata, 2011: 27).

    Este concepto destaca la posicin de privilegio social reservado slo para algunos jvenes, quienes aplazan su llegada al mundo del trabajo y al de las responsabilidades econmicas y familiares propias del mundo adulto, gracias a que las condiciones de su entorno socioeconmico y cultural les permite invertir su tiempo en su for-macin educativa que acompaa su proceso de maduracin. Bajo esta lgica el sistema escolar se convierte en la principal institucin reguladora de la insercin de los jvenes en la estructura social y, por tanto, de la forma que toma el relevo generacional.

    Dichas instituciones terminaran definiendo un calendario social determinado y estaran representadas por la familia y la escuela y los rituales asociados a ellas, que desembocaran, finalmente, en eventos-transicin tales como: la entrada al mundo del trabajo, la formacin de una familia, as como la adquisicin de ciertos derechos y obligaciones ligados a la ciudadana plena.

    En Amrica Latina uno de los principales desarrolladores de la moratoria social con respecto a la juventud ha sido Mario Margulis (1996) quien ha ido modificando algunos elementos como aadir a la moratoria social, el concepto moratoria vital, entendida como un excedente temporal vinculado al capital simblico que poseen ciertos sectores sociales.

    Como hemos observado, esta primera vertiente se conform en su inicio con base en la perspectiva funcio-nalista de la sociologa de la familia, cuyo principal exponente es el socilogo norteamericano Talcott Parsons (1986, 1999), quien hizo nfasis en la idea de la familia nuclear anglosajona como un subsistema del sistema

  • Segundo Enfoque:

    La Juventud Como Una Condicin Social De Transiciones Especficas

    En este enfoque se considera que, desde el punto de vista metodolgico, existen dos afluentes predominantes en la configuracin de los estudios de transicin: la perspectiva sociolgica y la sociodemogrfica. A continua-cin veremos brevemente los aportes fundamentales que ambas perspectivas contribuyen al enfoque biogr-fico, y luego expondremos sus particularidades.

    De algunas perspectivas sociolgicas -en especial aqullas referidas en el Mdulo 1- se ha recuperado la pre-misa de la capacidad que tienen los individuos -en este caso los jvenes- de tomar decisiones con base en las posibilidades que el contexto en que se desenvuelven les permite; y, desde la postura sociodemogrfica se han recuperado las tesis de la segmentacin del mercado de trabajo, enraizado en los conceptos de transicin labo-ral y familiar, y de los itinerarios de transicin y trayectorias sociales (Casal et al., 2006).

    1. La perspectiva sociodemogrfica y su enfoque de la juventud como evento transicin

    Dos grandes corrientes analticas contemporneas se han dado a la tarea de elaborar una interpretacin par-ticular sobre la construccin de la condicin juvenil. Una vinculada a la categora de las transiciones, que se refiere a las transformaciones de estatus o condicin que se producen en los sectores juveniles durante su paso de una fase del ciclo social a otro, en correspondencia con su paso por diversas instituciones sociales. La otra corriente parte del concepto de itinerarios o de trayectorias y se refiere fundamentalmente a aquellas rutas de vida que siguen los sujetos en el curso de su desarrollo biogrfico y que se hallan principalmente in-fluenciadas/marcadas por las estructuras sociales y de mercado de trabajo e institucionalizadas a travs de la educacin, la formacin profesional y las condiciones culturales (Bendit, 2009). En cuanto a la diferenciacin conceptual entre transiciones y trayectorias se corresponde, a su vez, con los conceptos de curso de vida (life course) y de biografa, que analizaremos enseguida, porque en algunos casos se entrecruzan.

    El enfoque de curso de vida (distinto al de ciclo de vida ya analizado antes), surge principalmente de un enfo-que sociodemogrfico. Ente enfoque de ya tiene una tradicin en los estudios de juventud, es quiz el primero que se consolida en nuestro continente, pues analiza a los jvenes en trminos de un grupo poblacional, que comprende determinadas caractersticas, y las define, fundamentalmente, en funcin de la variable cuantita-tiva: edad. Siendo la poblacin juvenil un grupo importante, se han generado estudios demogrficos especia-lizados en abordar las distintas facetas de este grupo de poblacin, destacndose los anlisis de su participa-cin educativa y econmica, de sus niveles de bienestar, de los ndices de morbi-mortalidad, o de los procesos migratorios. Los estudios de juventud en esta disciplina han logrado un nivel de especializacin que algunos autores hablan de Demografa de la juventud para observar las caractersticas especficas de este grupo po-blacional (Melo Vieira, 2011). Lo ms destacable en este sentido, es la aparicin de las llamadas Encuestas Nacionales de Juventud que en muchos de los pases del continente latinoamericano ya se han desarrollado, las cuales buscan desentraar procesos especficos de esta condicin como las primeras veces, las relaciones familiares, sus condiciones de trabajo, sus gustos culturales y de consumo, etc.

    societal y a la que le atribuy una serie de roles instrumentales y expresivos. Y por el otro, este enfoque tambin cont con las aportaciones de la psicologa evolutiva o del desarrollo que segmenta la vida del ser humano en varias etapas acorde a su maduracin emocional, a lo cual se le aadi vertientes sociales como la moratoria.

  • Respecto al tema que nos ocupa, los estudios sociodemogrficos de la transicin a la adultez, consideran la ocurrencia de una serie de eventos vitales que generan modificaciones sustantivas en los roles sociales de los individuos en la sociedad. Estas transformaciones, se piensa, alteraran la visin que los sujetos tienen de su vida y de su entorno social, y replantearan el lugar que ocupan en la sociedad (Mora y de Oliveira, 2009).

    A partir del enfoque del curso de vida, desarrollado por Elder (2001) subraya que los enfoques psicolgicos desarrollistas no podan explicar plenamente los cambios producidos en los estudios longitudinales porque los datos sociales no se haban organizado en trminos de experiencia de vida y de su cronologa, donde la impor-tancia del contexto es central. La relacin mutua entre los nuevos tiempos y lugares y los cambios de vida y el desarrollo sigue siendo una de las ideas ms fundamentales en el estudio del curso de vida. De esta mane-ra, este curso est estructurado por las transiciones, por los acontecimientos derivados y por las trayectorias, pero tambin por los sistemas sociales de clasificacin por edad. Si los tiempos histricos y lugares cambian, la gente cambia la manera en que viven sus vidas. Del mismo modo, la transformacin de las personas y de las poblaciones altera las instituciones sociales y los lugares.

    Este enfoque tiene cinco postulados principales (Castro y Gandini, 2008):

    Principio de desarrollo a lo largo del tiempo: se deben considerar las transiciones a largo plazo.

    Principio de tiempo y lugar: Ubicar a las personas en contextos especficos.

    Principio del momento: Que es el vnculo entre la edad cronolgica y los sucesos sociohistricos que la marcan.

    Principio de vidas interconectadas: las transiciones de una persona pueden afectar a otras (pareja, familia, compaeros).

    Principio de agencia humana: las personas tienen la capacidad de elegir y actuar en una estructura de opor-tunidades.

    La nocin de jerarqua de edad se incorpora en el anlisis de los roles sociales o los estatus ms que la ocupa-cin o las propiedades, se enfatiza la edad como el criterio que delinea la estratificacin y se conceptan estos eventos como puntos de ruptura en las trayectorias vitales de los individuos; es decir, como transiciones en el curso de vida (Elder, 1985). Al hablar de estos eventostransicin, esta perspectiva usada mucho por sociode-mografa suele considerar el estudio de los siguientes eventos:

    1. La salida de la escuela;

    2. La entrada a la fuerza de trabajo;

    3. La salida del hogar paterno;

    4. El inicio de la primera unin, y

    5. El nacimiento del primer hijo.

    Por lo tanto, cuando esta perspectiva se aplica a una situacin concreta como la latinoamericana, es importan-te destacar que los grandes cambios que se han sucedido en el panorama econmico mundial durante las d-cadas de 1980 y 1990, han cambiado las circunstancias en que se generan estos eventos-transicin. En efecto, mientras que los aos ochenta se han definido como la dcada perdida debido a los continuos vaivenes eco-nmicos, a la inflacin y al balance econmico negativo, los noventa se distinguieron por la consolidacin del

  • nuevo modelo econmico de corte neoliberal, la continuacin de las polticas encaminadas a efectuar ajustes estructurales y el consiguiente reacomodo del papel del Estado en la provisin de servicios sociales con una marcada reduccin del gasto pblico en materia social-. En ese marco, los ingresos familiares sufrieron cadas dramticas durante los ochenta y no se recuperaron posteriormente (Giorguli, 2009).

    En los noventa, los Estados Latinoamericanos por lo general, comienzan la dcada con un aumento en el gasto social, especialmente en educacin, lo que se refleja en una importante expansin de la cobertura. No obstante este aumento, hacia el final de la dcada, las tendencias varan entre niveles y modalidades educativas (siendo menos notable a nivel medio superior y superior); los vaivenes econmicos y las recurrentes crisis -de las cuales destaca la ocurrida a mitad de la dcada (1994-1995)- resultan en cadas o estancamientos en el gasto durante algunos aos (CEPAL, 2010). En otro orden, el nuevo sistema econmico cambi la composicin del mercado laboral, pues el sector informal se expandi rpidamente, absorbiendo gran parte de la poblacin. Las trans-formaciones ocurridas tanto en el sistema educativo (a pesar de la expansin en la cobertura) y en el mercado laboral coadyuvaron a profundizar las diferencias en la estructura de oportunidades para los jvenes, lo cual dio lugar a la consolidacin de trayectorias heterogneas (Sols et al., 2008).

    As, y como consecuencia de estas situaciones de crisis econmica, los procesos de transicin de a la adultez dejaron de ser una secuencia lineal y predecible, en donde los jvenes pasaban de la escuela al trabajo y de ah a la constitucin de un nuevo hogar. En su reemplazo surgen trayectorias no uniformes, en donde algunos jve-nes no culminan sus estudios, entran y salen de trabajos mal pagados o incluso se les dificulta sus posibilidades de formar familias.

    Sintetizando, mientras la sociodemografa hace un seguimiento predominantemente macro y estadstico de las transiciones, la sociologa -al tener un mayor nfasis en las biografas juveniles- se enfocar en la construc-cin de las trayectorias, que sern nuestra temtica expositiva a continuacin.

    2. La perspectiva sociolgica del enfoque biogrfico de la juventud

    Aunque la definicin clsica de sociologa, como campo de estudio de las relaciones entre los sujetos sociales, es ampliamente conocida, no clarifica desde el enfoque biogrfico de la juventud de qu manera esta pers-pectiva se acerca a esta realidad juvenil. Al respecto, una forma de tener una idea ms cercana a las propuestas de esta disciplina hace referencia a los grandes temas que ha abordado a lo largo de su existencia (Gmez, 2000).

    Por lo tanto, desde la perspectiva sociolgica y para los fines del enfoque biogrfico, los jvenes se consideran sujetos histricos y protagonistas principales de su vida, la que articulan a travs de la toma de decisiones, en correspondencia a las constricciones sociales, econmicas y culturales que existen en su espacio de socializa-cin y, por ltimo, en ello tambin participan los proyectos de futuro que los individuos van construyendo a travs de sus trayectorias de vida.

    Dada la importancia que tiene el concepto decisin y su relacin con las constricciones sociales y culturales propias de las estructuras, nos detendremos un poco para explicar una teora asociada con la toma de decisio-nes: la teora de la eleccin racional.

  • Actuar racionalmente significa elegir la alternativa con la jerarqua ms alta dentro de un grupo de opciones posibles, en funcin de la maximizacin de una determinada ganancia. De acuerdo a las propuestas de esta teora, la situacin de eleccin se divide principalmente en dos dimensiones:

    En la primera dimensin se hace una distincin entre informacin perfecta e imperfecta. Las situaciones en donde tenemos una informacin perfecta acerca de todos los cursos de accin (es decir, de todos los elementos necesarios para tomar una decisin) alternativos son muy difciles de darse, por esta razn son ms importan-tes las situaciones de eleccin en donde la informacin es imperfecta. De este hecho se derivan dos situaciones: el riesgo y la incertidumbre.

    La segunda dimensin de una situacin propia de eleccin racional es la que destaca que existen decisiones pa-ramtricas y decisiones estratgicas. Una decisin es paramtrica cuando el agente (o individuo) enfrenta res-tricciones externas que ya estn dadas. El agente, primero, estima las restricciones y luego decide qu hacer. Por el contrario, en una situacin estratgica se da una interdependencia entre las decisiones de los distintos agentes. El agente, antes de tomar su decisin, tiene que anticipar qu es lo que los otros van a hacer, y tiene que anticipar lo que los otros van a pensar que va a hacer l. Podramos pensar que esta situacin da origen a un regreso al infinito. Sin embargo, esto no es as, puesto que se puede llegar a un punto de equilibrio, el cual se logra cuando se dan las siguientes condiciones:

    Existe un grupo de decisiones por tomar;

    Cada una de las personas que est actuando toma una decisin;

    La decisin tomada por una persona afecta a las decisiones que los otros tomen;

    Una vez que cada persona toma su decisin, ninguno puede mejorar su situacin si se desva de la situacin de equilibrio, siempre y cuando los otros mantengan su decisin.

    En suma, los individuos pueden tener la capacidad de elegir qu acciones tomar o qu camino seguir, pero para ello intervienen una serie de factores, tales como si la informacin que reciben es la adecuada y suficiente o no, y una serie de elementos estructurales que, de una u otra manera, determinarn (limitan) la toma de decisiones.

    Desde una perspectiva crtica a esta serie de propuestas, se puede apreciar, que la racionalidad de nuestras elecciones no responde meramente a una eleccin racional pura, sino que entran en juego todas las estructuras objetivas y subjetivas que han formado parte de nuestras trayectorias biogrficas. Bien dice el socilogo fran-cs, Pierre Bourdieu (1988), para el estructuralismo, estrategia es sinnimo de eleccin, consciente e individual, guiada por el clculo racional o por motivaciones ticas o afectivas, pero con esto no se supera el dualismo de lo objetivo y lo subjetivo. En cambio s se entiende la estrategia como producto del sentido prctico, es decir, como sentido del juego, histricamente definido, y aprendido desde la infancia al participar de las actividades sociales, ante diversas situaciones, se hace lo que se debe hacer, es decir lo que demanda y exige el juego, o sea lo aprendido, pero si es necesario, se inventa (como en el ajedrez o en el futbol).

    En este sentido, la nocin de estrategia responde a nuestra incapacidad para controlar el conjunto de variables que comprenden las condiciones objetivas y subjetivas relacionadas con los diferentes fines que perseguimos. Lo cual, a su vez, hace evidente la multiplicidad de estrategias que somos capaces de articular en funcin de distintos fines.

  • Para trabajar estos temas resulta muy til seguirnos orientando mediante Bourdieu y su teora del campo, que ya comenzamos a ver en el Mdulo I. Recordemos que el autor define a los campos, como espacios estructu-rados de posiciones (o de puestos), cuyas propiedades dependen de la posicin que tienen los agentes en esos espacios y pueden ser analizadas independientemente de las caractersticas de sus ocupantes.

    Como ya se mencion, todo espacio social se constituye como un lugar de lucha en el que los agentes estable-cen disputas para mantener y obtener posiciones a su interior; a ese espacio social se le denomina campo. Por lo tanto, la concepcin de campo define a estos espacios sociales en un estado de relaciones de fuerza entre los agentes o las instituciones comprometidas en la lucha o, si se prefiere, en la distribucin de capitales especfi-cos que, acumulados en el curso de las pugnas anteriores, orienta las estrategias que se deciden tomar.

    Por ltimo, en la propuesta de Bourdieu se encuentran tres aspectos necesarios y vinculados entre s, que im-plica el anlisis en trminos de campo, pertinente para el estudio de las transiciones de los jvenes al mundo adulto. sta se basa en:

    1. Examinar la posicin de un campo a partir de las relaciones de poder que concurren en l.

    2. Establecer la estructura objetiva de las relaciones entre las posiciones ocupadas por los agentes o las insti-tuciones que se encuentran en lucha al interior de dicho campo.

    3. Analizar las prcticas de los agentes a travs de los diferentes sistemas de disposiciones que ellos han adqui-rido mediante la interiorizacin de un determinado tipo de condiciones econmicas y sociales, que encuentran en su actuar en el campo una o ms ocasiones para actualizar sus respectivas posiciones.

    De manera general, se puede afirmar que la postura sociolgica que analiza las transiciones de los jvenes hace nfasis en la capacidad que tienen los individuos a lo largo de sus trayectorias con relacin a su capacidad de elegir en condiciones ms o menos conscientes en el campo en que se desarrollan las opciones de las que dispone. Por ende, el enfoque de las biografas y los itinerarios procura una triangulacin a tres bandas:

    La sociedad como estructura (donde estaran las instituciones que inciden en mayor o menor medida de di-versas formas en la libertad de eleccin de los agentes);

    Los hombres y mujeres como agentes (es decir, con una capacidad de decisin que puede estar restringida a partir de determinadas condicionantes pero que, pese a ello, su capacidad de agencia radica en el uso de dife-rentes recursos y estrategias para incidir en el curso de sus trayectorias); y,

    Las generaciones como manifestaciones de cambio en los procesos histricos.

    De esta manera, el enfoque biogrfico articula la estructura, la accin y las subjetividades como espacio de trabajo para el anlisis de las trayectorias de los jvenes.

  • 3. La propuesta metodolgica de las trayectorias

    Las trayectorias de vida se han convertido en la metodologa ms utilizada para estudiar los relatos biogrficos de las actuales generaciones juveniles (Dvila, 2007). Por trayectorias de vida entendemos el itinerario biogr-fico; en el estudio de lo juvenil resultan especialmente relevantes aquellos procesos sociales que suceden entre la salida de la infancia y la entrada a la vida adulta (Machado Pais, 2002; Casal, 2002, 1999). En este sentido, la nocin de trayectorias nos sita en el trnsito desde una situacin de dependencia (infancia) a una situacin de emancipacin o autonoma social, que sera vista como la adultez (Redondo, 2000). Estas premisas organizan esta estrategia metodolgica, tal como se presenta en lo que sigue.

    El estudio de las trayectorias implica el abordaje de los eventos clave en la vida de los sujetos, en un sentido ms amplio, de las transiciones. stas pueden ser analizadas de dos maneras. Por un lado, la transicin consi-derada como movimiento (la trayectoria biogrfica que va de la infancia a la edad adulta) y, por el otro, la tran-sicin como proceso (de reproduccin social), donde las trayectorias de los jvenes no slo son historias vitales personales, sino que se analizan en tanto constituyen un reflejo de las estructuras y los procesos sociales que los sujetos sociales tienden a repetir, a veces con algunos cambios. Sin embargo, estas transiciones han dejado de ser un tipo de trayectoria lineal para convertirse en trayectorias reversibles, labernticas o a la manera del juego del yo-yo (Machado Pais, 2002).

    Estos posibles itinerarios de vida o de trnsito a la vida adulta desde la etapa juvenil, tambin pueden tener finales diversos debido a la pluralidad de condiciones juveniles reconocibles en nuestras sociedades. De ah que puedan encontrarse trayectorias exitosas o trayectorias de aproximacin sucesiva (Casal et al., 2006), dependiendo de las situaciones biogrficas de los jvenes, en que algunas variables a considerar son los des-empeos y credenciales educativas obtenidas por los sujetos en este trnsito hacia la vida adulta. Es decir, tales resultados estarn en funcin de la acumulacin, apropiacin y transferencia diferenciada de los capitales que Bourdieu plantea en su teora de campos (Bourdieu, 2000, 1998; Martn Criado, 1998).

    Por ello se observa que en las trayectorias, que antes se consideraban lineales (se pasaba de la escuela, al trabajo, de ah al matrimonio y la conformacin de un nuevo hogar con la llegada de los hijos), ya no se da esa relacin de causa/efecto, de un antes y un despus, que eran clsicos de los modelos estandarizados de las transiciones, sino que se han convertido en trayectorias desestandarizadas o desestructuradas, que van con-figurando proyectos de vida diferenciados entre los jvenes y su paso a la vida adulta (Machado Pais, 2002).

    4. La juventud como transicin: de la escuela al trabajo y la conformacin de una nueva familia.En esta aproximacin metodolgica, la condicin juvenil se distingue de la mirada predominante de la sociolo-

    ga que la inscribe en la transicin profesional y la transicin familiar (Casal et al., 2006), para situarla lejos del psicologismo (transicin a la vida adulta) y lejos del economicismo (transicin a la vida activa), y la conceptua-liza en trminos de la adquisicin de posicin social y de emancipacin familiar.

    Desde esta perspectiva la transicin viene definida como el conjunto de procesos biogrficos de socializacin que, de forma articulada entre s, intervienen en la vida de las personas y que atraviesan al sujeto joven hacia la consecucin de la emancipacin profesional y familiar y a la adquisicin de posiciones sociales. La transicin, por tanto, puede conceptualizarse como un proceso vinculado con las relaciones de produccin (un trabajo) y reproduccin (la formacin de un nuevo hogar), las cules pueden darse en ambientes de estabilidad (mante-nerse en un trabajo) o inestabilidad (entrar y salir de diversos trabajos).

  • De este modo, la transicin tiene poco o nada que ver con los tiempos de espera, tiempos muertos y tiempos finales; ms bien se relaciona con la adquisicin y la resolucin que ataen a las personas jvenes. Lo que ca-racteriza el ser joven (es decir, la condicin juvenil) es el proceso de adquisicin (profesional y familiar) que tiene mucho que ver con el estatus social. Y por extensin, lo que califica la situacin de los jvenes es la com-plejidad de la transicin (Casal et al. 2006). Nosotros aadiramos algo que ya dijimos en el Mdulo I, la condi-cin juvenil es fundamentalmente un concepto relacional que implica jerarqua (con respecto a los adultos) y se transforma cuando los jvenes cambian la subordinacin por la autonoma.

    En el planteamiento general de la transicin de la escuela al trabajo ha habido una determinacin fuerte de lo poltico sobre lo social basado en la inmediatez del momento: cuando ha habido momentos de pleno empleo, la transicin escuela-trabajo se percibe como inmediata; pero cuando ha habido momentos de desocupacin, la transicin se torna ms prolongada y dificultosa (Casal et al., 2006).

    Particularmente, la complejidad de la transicin de la escuela al trabajo ha estado asociada con los efectos de crisis duraderas en el capitalismo moderno; y ha trado consigo que cada vez sea ms complicado para las instituciones educativas el actuar como puentes para el acceso de los jvenes a los beneficios del mercado de trabajo y de consumo. Situacin que, en suma, ha terminado por reforzar la exclusin social de stos, constitu-yndose como una difcil prueba para el

    trnsito lineal, simtrico y ordenado entre la infancia y la adultez, [a causa del] desgaste del circuito familia-escuela-empleo, [produciendo en la prctica] nuevos itinerarios caracterizados por trayectorias biogrficas mucho ms prolongadas, indeterminadas y discontinuas entre jvenes y adultos (Abad, 2002:17).

    Al igual que en el caso anterior, en el planteamiento general de la transicin familiar plena ha habido una deter-minacin fuerte de lo poltico sobre lo social basado en la inmediatez del momento: cuando las condiciones de emancipacin se hacen ms difciles de alcanzar (coste de la vivienda, costes de oportunidad o inestabilidad en las relaciones) y, las instituciones suelen presentar la emancipacin como problema social (Casal et al., 2006).

    Propuestas de estudio del enfoque biogrfico

    Con base en las reflexiones tericas que hemos descrito en esta unidad, podemos situar las siguientes pro-puestas:

    La condicin juvenil puede ser abordada en tanto espacio biogrfico que se estructura a partir de trnsitos cada vez ms complejos que procuran la sucesin continuada: familia-escuela-trabajo que tiende a concluir en la emancipacin familiar plena.

    En las biografas, los jvenes describen itinerarios y lo hacen con una articulacin muy compleja de elecciones y de acciones, que comprenden influencias contextuales (particulares), subjetivaciones y efectos relacionados con la estructura econmica, social y poltica en sus comportamientos: justamente esta complejidad es la que da pie a numerosos estudios;

    Los itinerarios varan sustancialmente segn sexo, historia, territorio y culturas, por lo que habra que analizar las condicionantes relacionadas;

    Las trayectorias vistas desde la perspectiva del enfoque biogrfico, pueden dar sustento real para la definicin de polticas pblicas en materia de juventud.

  • Actividad 11. Elabora un breve texto en el que presentes tu propia trayectoria (puede ser familia, escuela y trabajo o solo

    escuela y trabajo, aplicando dos perspectivas segn los conceptos usados y buscando explicar dicha trayectoria segn los dos enfoques, o bien, solamente a travs de uno.

    En caso de que te encuentres realizando una investigacin en la cual exista una vinculacin de los procesos de transicin que experimentan los jvenes, tienes la posibilidad de orientar tu trabajo bajo el anlisis de uno de los diferentes enfoques trabajados en la unidad.

    El texto debe tener un mximo de seis cuartillas.

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  • Objetivo GeneralAnalizar los enfoques sociodemogrficos y sociolgicos que han trabajado la condicin juvenil y su relacin

    con los estudios de transicin en Amrica Latina.

    IntroduccinEn las ltimas dcadas, el estudio de lo juvenil en Amrica latina, y especialmente en Mxico, se ha abordado

    desde distintas miradas, destacndose los enfoques demogrficos y sociolgicos al proliferar las investigacio-nes orientadas hacia el anlisis de las trayectorias sociales.

    Una forma de estudiar ambos enfoques, como lo afirmara Barrre-Maurisson (1999), consiste en analizar a la familia y el trabajo no como esferas separadas, sino implicadas y, por ende, en la reflexin que aqu presenta-mos, cuando se analiza los procesos de transicin de los jvenes mediante sus trayectorias, se trabajar con base en esa relacin de implicacin entre familia y trabajo. Incluso, as ser abordada cuando el anlisis remita a trabajos multidisciplinarios en donde converjan aproximaciones demogrficas, econmicas y sociolgicas, ya sea que se estudie en sus niveles macro o micro.

    Sin embargo, como se ver en el apartado dedicado a Mxico en la Unidad III, los estudios realizados en el pas tienden a separar las aproximaciones disciplinarias, dado que desde el enfoque demogrfico se priorizan los anlisis en el nivel macro, mientras que los estudios sociolgicos tienden a priorizar el nivel micro.

    1. Aproximacin sociodemogrficaBajo esta aproximacin se han realizado mltiples estudios que comprenden la transicin de los jvenes a la

    vida adulta que hacen referencia sobre las condiciones de insercin laboral juvenil en algunos pases de Amri-ca Latina, donde se plantea que stas no mejoraron en la dcada de 1990, y tampoco lo han hecho a inicios del siglo XXI (Weller, 2006).

    Distintos anlisis sobre los patrones de empleo y desempleo identifican una serie de variables socioecon-micas que tienen una fuerte influencia en la incorporacin laboral juvenil, entre los cuales cabe destacar los siguientes (Weller, 2006; Diez de Medina, 2001):

    En algunos pases, se encontr una cada en la tasa de participacin de los hombres en el empleo, debido a que stos han prolongado su formacin educativa, en contraposicin a las mujeres que se han incorporado ms pronto al mercado de trabajo, pese a no abandonar sus estudios.

    La posibilidad de acceder a empleos en los sectores de alta productividad, que prometen mejores ingresos laborales, depende en gran parte de factores personales y del hogar.

    Tambin se observa que los problemas de acceso al mercado laboral para los jvenes presentan una relacin directa con sus niveles socioeconmicos, as como con los grados de estudio obtenidos y las redes sociales construidas.

    A su vez, se encontraron altos niveles de rotacin laboral para hombres y mujeres jvenes, en contraste con los adultos que muestran mayor estabilidad.

    Mdulo 2Unidad 2

    LOS ENFOQUES DE TRANSICIN EN LOS JVENES EN AMRICA LATINA: UN BREVE RECUENTO

  • Por ltimo, estos estudios sostienen que existe una marcada distancia entre las habilidades y conocimientos adquiridos en la escuela con relacin a los que demanda el mercado.

    A raz de la puesta en marcha de reformas estructurales a partir de la dcada de 1980 y del fracaso de muchos de los programas de innovacin implementados en el rea de formacin educativa y capacitacin laboral de los jvenes, en muchos pases de la regin resulta insoslayable volver a debatir sobre la pertinencia del aporte edu-cativo en el desarrollo individual y colectivo de las nuevas generaciones, especialmente a partir de considerar la pluralidad cultural y la desigualdad social existente entre los distintos grupos juveniles.

    En este sentido, desde la dcada de 1980 y por lo menos hasta inicios de la primera dcada del siglo XXI, ha existido una tendencia a la liberalizacin econmica y a la apertura comercial (Novick et al., 2007) y una distri-bucin regresiva de la riqueza, fenmenos favorecidos por un cambio en los roles desarrollados por los Estados en Amrica Latina. Para varios investigadores este conjunto de transformaciones ha motivado un alza en las tasas de desempleo y subempleo en la mayora de los pases de la regin.

    Una de las alternativas para combatir esta situacin y ampliar los procesos de participacin en los jvenes apunta a la educacin como estrategia de insercin laboral (Aparicio, 2008). Cabe traer a cuenta lo que Nacio-nes Unidas ha sealado sobre la realidad educativa en Amrica Latina:

    no solo la cobertura de la educacin secundaria en la regin sigue siendo muy baja, sino que quienes ac-ceden a ella, con frecuencia la abandonan antes de completarla, debido a la necesidad de generar ingresos, aunque sean precarios, desde una edad temprana. El alto nivel de desercin en el nivel secundario [...] acarrea prdidas sociales y privadas. Segn estimaciones de comienzos de la dcada, en los pases de Amrica Latina que han alcanzado tasas relativamente altas de matrcula secundaria (superiores al 65%), la conclusin de ese nivel se traduce en incrementos salariales del orden del 30% en la vida laboral. Este dato pone de relieve la importancia de los programas sociales orientados a retener a la poblacin en el sistema educativo hasta su conclusin (CEPAL, 2002).

    [De acuerdo con datos de la CEPAL y de la OIJ], esta problemtica o baja calidad educativa de la juventud en la regin iberoamericana ha provocado que el acceso equitativo a los recursos societales y las oportunidades presenta un alto grado de desigualdad entre sus habitantes. De all que sea frecuente que el nivel promedio alcanzado en un pas, en relacin con el acceso que tiene la juventud a recursos como educacin, salud, empleo estable y vivienda, oculte contrastes agudos entre distintos grupos de jvenes. Por una parte, se encuentra un grupo reducido de la poblacin que ha alcanzado niveles de vida oportunidades y bienestar propios de un pas industrializado, en contraste con otros grupos numerosos de jvenes cuya situacin se asemeja bastante ms a las de los pases ms pobres. Los contrastes se hacen ms evidentes cuando la informacin se desagrega por sexo, edad, nivel socioeconmico de los jvenes, rea de residencia (urbano-rural), pueblos originarios y etnias (Machinea, 2005: 223).

    En cuanto al mercado del trabajo, se afirma que en Amrica Latina el desempleo constante entre los jvenes coincide con una mayor propensin a adquirir trabajos informales, a desarrollar actividades poco productivas o improductivas, a vivenciar una versatilidad extrema que exacerba la indefensin y, en general, refuerza un imaginario de futuro con muy bajas expectativas de acceder a un trabajo estable y bien remunerado. En este contexto, los jvenes procedentes de familias con carencias, pertenecientes a minoras tnico-culturales y so-ciales, estn especialmente expuestos a caer en situaciones de desmedro social y econmico (Hopenhayn, Bello y Miranda, 2006).

    En este orden de ideas, las transformaciones en el mercado de trabajo han trado consigo la combina-cin de eventos de transicin emergentes para muchos jvenes, tales como: combinar la paternidad con los estudios, combinar los estudios y el trabajo bajo temporalidades indeterminadas; dejar los estudios por un tiempo para trabajar, o a la inversa; aunado a todas aquellas combinatorias asociadas con trayectorias regre-sionales de emancipacin donde los jvenes retornan a sus familias de origen completa o parcialmente; entre otros posibles arreglos. De esta manera, la linealidad que pretende el esquema normativo del calendario so-cial encuentra problemas en su reproduccin.

  • En Amrica Latina son varios los estudios que dan testimonio de las situaciones de precariedad de insercin al mercado laboral vividas por los jvenes, sobre todo para una parte de sectores medios y para los de extraccin popular, las cuales se expresan en formas de flexibilidad laboral, escasa o nula proteccin de sus derechos como trabajadores, bajos salarios y alta rotacin (Dursi, 2009; Salvia y Tun, 2003; Gallart, 2001).

    Hoy da la escuela y el trabajo siguen siendo instituciones fundamentales para la incorporacin del joven, as como cruciales para otros procesos de produccin-reproduccin de la vida social, como retrata Reguillo (2003) al trabajar la participacin juvenil en Amrica Latina. La autora critica las posturas que destacan a la escuela, el trabajo y la ciudadana como si fueran datos dados, en donde pareciera configurarse una triloga a disposicin de la poblacin juvenil. Lo cual resulta claramente en entredicho en un modelo o proyecto de sociedad global que ha provocado la marginacin de sus jvenes.

    La crtica que hace Reguillo tambin deja ver el carcter instrumental que propone el modelo normativo en el que la lectura de las dimensiones familia-escuela-trabajo puede ser vista de la siguiente manera: educacin para el empleo; empleo para la inclusin al consumo y la consecucin normalizada de emancipacin; emanci-pacin que habilite y justifique la unin conyugal; y unin que desemboque en la venida del primer hijo. Dicho esquema, ms all de las crticas que pudieran hacrsele a propsito del sentido de la reproduccin social y sus fines, mantendra coherencia si el orden de los itinerarios del grueso de la poblacin juvenil en la regin, con educacin superior o no, mantuviera una trayectoria ms o menos lineal dentro de los marcos dispuestos por el modelo normativo.

    Lo cierto es que dados los altos ndices de desempleo, el desajuste entre oferta y demanda educativa para que los jvenes puedan acceder a los espacios formativos, aunado a la desercin escolar, en el grueso de los jvenes en Amrica Latina representa un sector vulnerable cuya lgica de reproduccin mayoritaria no sea la del modelo normativo.

    Con base en cifras del Consejo Nacional de Poblacin (Conapo) y la Organizacin de las Naciones Unidas desde la dcada de 1990 hasta el ao 2000 en Mxico no se haba incrementado la capacidad del sistema de estudios superiores para absorber a los egresados de secundaria y bachillerato, a decir de los avances en diversos indica-dores de desarrollo social y humano. En la dcada de 1990 tan slo el 80 por ciento de los jvenes que concluan su formacin bsica continuaban con sus estudios. En el ao 2000 este porcentaje descendi a 75 por ciento. La falta de oportunidades se expresa as en una fuerte estratificacin de clases, lo cual se refleja en que los jvenes de 15 a 19 aos, en las clases media y alta, estudien casi nueve de cada 10, mientras que entre los mexicanos catalogados como pobres slo lo hace el 18 por ciento. Entre las familias consideradas en situacin de pobreza extrema, slo ocho por ciento logra continuar sus estudios despus de la secundaria (Flores, 2003: 152-153). En lo que va del siglo XXI los porcentajes no se han movido en una proporcin muy distinta, segn los indicadores ms recientes.

    Pese a las cifras, existen percepciones en las cuales se tiende a estigmatizar a los jvenes al ubicarlos en una vida de ocio, desgano y en los lmites del orden social. En este sentido, por ejemplo, cabe citar el trabajo de Szkely (2011) Ex Subsecretario de Educacin Media Superior-, para quien los nini se encuentran en una situacin de ocio proclive a la violencia, la criminalidad, el embarazo temprano, las adicciones, y sobre todo la falta de desarrollo de las capacidades necesarias para contar con oportunidades futuras de desarrollo profe-sional y humano. En esta mirada alarmista, los nini constituyen un riesgo importante para la seguridad y la criminalidad, dado que son un creciente riesgo para el futuro.

    Para el exfuncionario de gobierno, las causas de la emergencia de los nini en el pas obedecen a diversas cir-cunstancias individuales, familiares-comunitarias y generales, tales como: los crecientes entornos de violencia, la falta de polticas de atencin temprana, la obsolescencia de los modelos educativos a lo largo de la regin, la carencia de servicios de salud adecuados, y la falta de oportunidades de insercin en empleos estables y de las opciones para emprender actividades por cuenta propia.

  • En un tono distinto, numerosos medios de difusin de Mxico fueron escenario de la postura que ha manteni-do sobre este sector juvenil el Rector de la UNAM, Dr. Jos Narro Robles, en torno a la gravedad y significado de este amplio sector juvenil que en sus propias palabras:

    Estos jvenes no estudian ni trabajan, no porque as lo decidan, sino porque no pueden. Se encuentran en una condicin social de marginacin y exclusin social que se traduce en segregacin y discriminacin (Narro, 2009).

    El rector Jos Narro seal que la cifra de nini ascenda a 7,5 millones) y su postura dio lugar a plantear que la problemtica no estaba en el tono alarmista y criminalizador que situaba a los jvenes de escasos recursos y con dificultades de insercin social en el lugar del peligro social o la delincuencia (Szkely, 2011).

    Al respecto, las autoridades del gobierno mexicano sostuvieron que, en realidad no eran 7,5 millones de jve-nes los que estaban fuera de la escuela y del trabajo, dado que un alto porcentaje (70 por ciento) seran jvenes que cumplen labores en su casa, lo cual fue objeto de una dura crtica del Rector Jos Narro, quien sostuvo:

    No creo que en todo este periodo de los 12 a los 29 aos, por lo menos de los 12 a los 20, sa deba ser la condi-cin de la juventud del sexo femenino en nuestro pas (...) Yo fui el primero que dijo que ms de 80 por ciento de estos 7.5 millones eran mujeres; es muy injusto e inconveniente que nos parezca que es correcto que un sector tan importante de la poblacin est en casa haciendo labores propias del hogar (Narro, 2010).

    En sntesis, estos datos y debates evidencian que existe un abierto desajuste entre las oportunidades de par-ticipacin social efectivas de los jvenes y las posibilidades concretas de inclusin que brinda el mercado de trabajo, por una parte, y la sustentabilidad de los proyectos de vida personales (biogrfica y colectivamente), por otra, las cuales revisten un carcter estructural.

    Esto significa que la relacin estructural entre el sector educacional y el mercado laboral, debe afrontarse de manera situada. Es decir, el abordaje de esta relacin debe circunscribirse socio histricamente a fin de que las propuestas educativas y las estrategias de formacin laboral respondan, por un lado, a un conocimiento profundo del escenario real donde se sitan e interactan los jvenes, articulando su comunidad, su barrio, su ciudad, sus referencias sociales y, por otro lado, a la adopcin de una mirada comprensiva del joven (de su cos-movisin) para entender como stos se perciben y representan.

    2. Aproximacin SociologicaLos estudios que se presentan en este apartado, si bien aluden a realidades especficas, (socioculturalmente

    hablando) ofrecen un claro panorama de los aportes de esta perspectiva al anlisis de las transiciones de la juventud.

    En primer lugar, hablaremos de un trabajo realizado en la ciudad de San Juan ubicada del norte de Argentina que, a partir de entrevistas a profundidad a jvenes residentes de esa localidad, analiza las trayectorias socioocupacionales de personas que viven en contextos urbanos pobres (Graffigna, 2004).

    Este estudio se compone de dos visiones: 1) una mirada meritocrtica en cuanto concibe al trabajo como un medio de progreso econmico y social, en el cual los jvenes son responsables de forjar su propio destino; 2) una visin naturalista en la que el trabajo es un simple medio para lograr el sustento cotidiano y, por lo tanto, los jvenes tienen que acomodarse lo mejor posible a sus condiciones objetivas.

    Con base en estas dos miradas, esta investigacin plantea que existen cinco tipos de trayectorias:

    precaria, en las que se ubican los jvenes que se encuentran en clara exclusin social y, por lo tanto, tienen graves dificultades para lograr un ascenso o movilidad social, como parte de su proceso de insercin;

    cuentapropia, en la que prima el autoempleo juvenil con vista a salir de la situacin precaria en la que se en-cuentran;

  • precarizadas, con las que se alude a los jvenes que se incorporan a los programas de desempleo o, al menos, a un trabajo precario;

    fluctuantes, que corresponde a los jvenes que tienen trabajos intermitentes, pero basadas en la confianza de sus cualidades personales que les confiere capacidad para obtener empleo; y,

    protegidas, esto es, aquellos jvenes que acceden a trabajos estables, en estructuras burocrticas o no.

    Otro estudio que ejemplifica la trascendencia del enfoque biogrfico explora los cargos de direccin que ocu-pan las mujeres en empresas brasileas, dicha investigacin nos propone partir de la reconstruccin de sus trayectorias socio-profesionales para mostrar la forma en que las mujeres construyen estrategias identitarias a partir de sus trnsitos socio-profesionales. En su trabajo, Delfino (2005) realiza entrevistas para reconocer las estrategias individuales, la produccin de un vnculo con el trabajo, como elemento fundamental en la cons-truccin de las trayectorias sociales de estas mujeres, y la produccin de los ajustes, como prctica concilia-toria, que les permite una mejor articulacin de su carrera profesional con su vida afectivo-familiar. Todos estos elementos permiten pensar a las mujeres ejecutivas como creadoras de nuevas trayectorias profesionales.

    La (re)construccin de las trayectorias sociales, a partir del tipo de narraciones biogrficas, nos da un margen para pensar en la emergencia de un nuevo estatuto femenino situado en algn lugar de transicin entre la re-produccin y la transformacin de los roles tradicionales, entre la subordinacin y la emancipacin de los roles sociales femeninos.

    El vnculo de trabajo constituye el elemento fundamental de la construccin de las trayectorias sociales de las mujeres ejecutivas, pero no es nico o excluyente. Puede observarse que las trayectorias ms directamente vinculadas con el trabajo de las mujeres ejecutivas se diferencian, la mayora de las veces, del denominado modelo tradicional de carrera de mujeres ejecutivas. Dicho patrn impone una especie de eleccin de un perfil continuo y vertical de carrera, cuyo estadio final es el xito profesional, desarrollado en un contexto donde las actividades afectivo-familiares no intervienen en nada para modificar la trayectoria o, lo que es una versin ms real, una doble insercin profesional y familiar resuelta con un alto costo personal y con el establecimiento de una serie de acuerdos laborales y afectivos precarios.

    Por el contrario, en este estudio se percibe que las trayectorias de la mayora de las mujeres en puestos de direccin, son resultado de algunas estrategias para ajustar su carrera al papel de esposa/madres, al mismo tiempo que se perciben ajustes en su vida privada para una mejor articulacin con su carrera. Estas estrategias estaran contenidas en la bsqueda de una prctica social que articula las dos funciones, enraizadas en una es-tructura diferente a la simple suma de funciones.

    Tal diversidad de configuraciones de la vida prctica que, a la vez, se corresponden con la produccin de una estrategia identitaria especifica, estn estructuradas sobre un compromiso que integra lo profesional y lo fami-liar y, en la que operar una permanente negociacin entre la mujer y su empleador, su cnyuge y sus hijos, en trminos de los tiempos, posibilidades de cargas y responsabilidades laborales, todo lo cual estar en funcin de la capacidad de cada uno de ellos para absorber concretamente esas nuevas prcticas.

    En otro orden, resulta relevante un estudio sobre las juventudes en Chile (Dvila, Guiardo y Medrano, 2007) que utiliza la teora de campo de Bourdieu. Como lo vimos en el Mdulo I, dicha teora (Bourdieu y Passeron, 1964) distingue o clasifica la vida social en campos sociales, siendo la educacin un campo social y que, como tal, posee una especificidad que viene dada por el tipo de recurso (o la combinacin particular de tipos de re-cursos) que se moviliza.

    Los autores del estudio sostienen que el contexto educativo francs y el chileno tienen en comn que el siste-ma escolar tiene una estructura que refleja la desigual distribucin de capitales entre los grupos sociales, y en ambos pases ha terminado siendo un soporte para la reproduccin de las diferencias sociales. Tambin com-parten el desarrollo histrico de uno y otro sistema escolar. En ambos casos la incorporacin de los distintos grupos o clases se produjo a ritmos diferentes: primero las clases mejor posicionadas, luego las clases medias,

  • que en buena parte surgieron y consolidaron su posicin por el recurso escolar y, al ltimo, los sectores popula-res, que mientras tanto haban seguido ligados al trabajo manual o industrial.

    En este trabajo, a diferencia del anlisis de Bourdieu que se centr en los herederos del sistema educacional p-blico francs, se hace nfasis en los desheredados del sistema social; es decir, se estudia a los jvenes chilenos que provienen de los grupos con bajos niveles de capital cultural, social y econmico.

    Dicho estudio prioriza sobre estos grupos, porque considera que ellos son los actores de cambios culturales im-portantes que estn generando una nueva visin del mundo, distinta a las que tuvieron las anteriores gene-raciones, y que por eso podra encerrar dilemas de sentido o tensiones subjetivas que es necesario indagar. De esta manera, los autores concluyen que existe una pluralidad en cuanto a las caractersticas de los estudiantes, lo que impacta en la asuncin del rol social u oficio de estudiantes. (Dvila et al, 2007 p.277)

    Un anlisis interesante en esta investigacin sobre el sistema educativo en Chile, es el que se hace sobre las percepciones de las mujeres, quienes plantean: ms escolarizacin y hasta edades ms tardas, al igual que su insercin laboral, postergar el matrimonio y la maternidad/paternidad, y retardar el proceso de independencia (Dvila et al, 2007: 278). Estas proyecciones podran estar dando cuenta, no slo de mayores expectativas, sino que tambin de una aspiracin en el plano de la ampliacin de los roles sociales tradicionalmente asignados a las mujeres. Sin embargo, luego en la vida adulta, estas mejores posibilidades se revierten o se anulan, y la condicin de gnero puede traducirse en una desigualdad persistente.

    Asimismo se afirma que los capitales heredados (que son bajos en general) o las condiciones de origen de los jvenes y sus familias, marcan diferencias significativas en la configuracin de expectativas, aspiraciones y metas educacionales. A este respecto, mientras mayor es la escolaridad de la madre, se aprecian mejores desempeos escolares, mayores consumos culturales, ms altas expectativas y aspiraciones, y mayores metas educacionales.

    Otro estudio nos describe y problematiza las trayectorias sociales y educativas de los alumnos que ingresan a la Universidad de Crdoba en Argentina (Acevedo et al., 2008), en donde, con base en la aplicacin de encues-tas auto-suministradas se indaga sobre distintas dimensiones de la experiencia y los significados de la misma, tales como: trayectoria educativa y laboral de los padres, trayectoria educativa y laboral de los ingresantes, edad, sexo, habilidades con relacin a la comprensin lectora, sistematicidad en el estudio, consumos cultura-les, lecturas, entre otras.

    A partir de estos datos se realiza un anlisis de las trayectorias juveniles poniendo en juego, como herramienta analtica, los conceptos de capital social y cultural, los que permiten indagar las posibilidades y limitaciones con relacin a competencias y herramientas bsicas, que les permiten a los encuestados transitar por los espacios universitarios. A travs de esta propuesta de anlisis, se objetiva la necesidad de acompaar al alumno durante su primer ao cursado para compensar dificultades en cuanto a la comprensin conceptual de los contenidos de la carrera, y tambin abre la posibilidad de desmitificar y cuestionar las tradicionales miradas asistenciales sobre el campo de formacin.

    En la misma direccin, Castillo y Cabezas (2010) hacen una aproximacin longitudinal a los jvenes universi-tarios para comprender su trnsito hacia el mercado laboral. Con base en las categoras de trayectoria, es-trategia y movilidad social circunscriben la situacin de inicio de los nuevos estudiantes. Luego, utilizan la categora estudiantes primera generacin para conocer el contexto sociocultural en que se encuentran, e identificar el capital cultural de sus familias. Ambas aproximaciones indirectas le permiten abordar con mayo-res elementos su vida escolar en trminos de sus trayectorias y desempeos. Este anlisis les permite afirmar que el tipo de acceso que estos jvenes tienen a la educacin terciaria (formacin universitaria), depende del capital cultural que heredaron de su grupo familiar, del tipo de enseanza que cursaron en los niveles previos y, por ltimo, del desempeo (calificaciones obtenidas) que logran en el nivel de pregrado. Considerando que

  • dicho anlisis profundiza en su relacin con la educacin postsecundaria, en l se establece como grupo de comparacin, para ilustrar mejor la descripcin de los primera generacin, a aquellos jvenes que al igual que sus padres lograron acceder a ella. Esta apuesta comparativa intergeneracional posibilita afirmar que el origen de los jvenes no explica por s mismo las trayectorias que stos terminan transitando.

    Es decir, en situaciones de precariedad socioeconmica similar, algunos jvenes no continan estudios al cabo de finalizar la enseanza media; en cambio otros, logran acceder a la educacin superior. Al parecer, la compo-sicin familiar (presencia de ambos padres y la presencia de hermanos) y el capital cultural de la familia (aos de escolaridad de los padres y nmero de libros por hogar) terminan abriendo posibilidades para que los jvenes puedan ingresar a la educacin terciaria.

    El siguiente estudio (Otero, 2011) que nos interesa presentar realiza un anlisis de las trayectorias educativas y ocupacionales de un grupo de jvenes urbanos argentinos, donde la autora se enfoc en explicar un momento particular de sus itinerarios: aqul que comprende la transicin desde la escuela media (que comprende a los dos ltimos aos de la secundaria y la preparatoria del sistema educativo mexicano) a la educacin superior y/o al trabajo.

    En l se hace referencia a los factores electivos y/o condicionantes que deben tomarse en cuenta en la confi-guracin de estas transiciones y qu nudos de tensin pueden all entreverse. Para ello, la investigacin recons-truye las experiencias de un conjunto de jvenes (cohorte-2003) que estudiaron en distintas escuelas medias (pblicas y privadas) de las localidades de la Ciudad Autnoma de Buenos Aires y La Plata (en Argentina). In-daga, especficamente, la descripcin y la percepcin que estos jvenes tienen sobre los diversos caminos que componen los recorridos trazados.

    Este anlisis concluye que para los jvenes provenientes de escuelas del sector alto (generalmente de escuelas privadas), las alternativas de ingreso al nuevo tramo educativo se caracterizan por elecciones orientadas hacia carreras universitarias con pasos lineales entre la escuela media (secundaria y preparatoria) y la superior. Mien-tras que entre los jvenes de las escuelas de los sectores medio y bajo (pblicas) se concentran los trayectos educativos con cierta discontinuidad, orientados hacia las carreras terciarias (de corta duracin y cercanas a los oficios) y es ms comn que entre ellos se presentan los casos de jvenes que abandonan la universidad.

    Por su parte, las trayectorias laborales comprenden historias que inician antes del egreso escolar, en tanto son itinerarios con una mayor presencia de tramos vinculados a ocupaciones discontinuas, no siempre electivas, que ante diferentes circunstancias actuaron generando tensiones sobre los planes educativos. De modo que la exploracin sugiere la existencia de transiciones que presentan mayores discontinuidades entre los jvenes de escuelas del sector pblico (medio bajo).

    El ltimo estudio que presentamos realiza un anlisis cualitativo de las trayectorias laborales mviles y su relacin con las formas de construccin identitaria caractersticas del trabajo en Chile (Soto, 2011). Como una forma de acercamiento a las lgicas de significacin dominantes en las empresas actuales, el autor analiza las narrativas de nueve jvenes profesionales de elite insertos en empresas en el mercado de trabajo flexible, en las que se habla acerca de sus propias trayectorias laborales. A diferencia de todas las investigaciones previas, este estudio se bas en el modelo de la Grounded Theory (Teora Fundamentada) que fue desarrollada en los aos sesenta por Anselm Strauss y Barney Glaser (1967) y que tiene como propsito construir procesos de teo-rizacin en los que el investigador descubre o manipula categoras abstractas y genera relaciones entre ellas, a partir de ciertas estrategias fundamentales, como el mtodo de la comparacin constante, el muestreo terico y una codificacin que permite asegurar el desarrollo y la densidad conceptual.

    Con base en esta estrategia metodolgica, se identifican sentidos compartidos en torno a la actividad laboral. La orientacin de las trayectorias y los vnculos generados en el trabajo, marcan continuidades a nivel subjetivo y constituyen pilares de construccin de identidades laborales, las cuales se estructuran en torno a experiencias de trabajo centradas casi exclusivamente en el corto plazo y en la movilidad dentro de un mercado de trabajo abierto.

  • En sus conclusiones, el estudio plantea que existe una profunda transformacin de los ejes de construccin identitaria que desarrollan los profesionales en el trabajo, caracterizados por la individualizacin de su trayec-toria, la aceptacin de la movilidad permanente, de las estrategias y de las disposiciones que dicha movilidad exige; as como por la focalizacin casi exclusiva en el corto plazo, para lo cual se aceptan los referentes de medicin y comparacin establecidos por la empresa.

    En relacin a las diferentes orientaciones que proponen los discursos y prcticas de gestin identificados en la revisin conceptual, es posible plantear que los profesionales se adhieren fundamentalmente a las prcticas discursivas que enfatizan la individualidad y la responsabilizacin por sobre disposiciones ms cercanas a la identificacin cultural con la empresa.

    De todas formas, la proyeccin individual como principal foco de atencin de los profesionales parece lejos del ideal de auto-realizacin anunciado pomposamente en los discursos de las empresas. Este estudio muestra que la bsqueda de proyeccin y desarrollo no se orienta a la realizacin personal, sino a obtener roles con me-jor paga y de mayor status dentro de un mercado de trabajo estructurado y jerarquizado.

    El desafo permanente de para conseguir un empleo impone descifrar las pistas de esa estructura, correr ries-gos y acumular desgaste en movilizar masiva e intensamente los recursos disponibles uno mismo en la tarea. No existen proyecciones de largo plazo en torno al contenido o al impacto del trabajo que den un sentido ms trascendente a la experiencia, ni se observan crticas a las condiciones sociales, ni a la base de su insatis-faccin laboral presente.

  • Actividad 2A continuacin realiza la lectura del artculo:

    de Oliveira, O. y Mora, M. (2008), Desigualdades sociales y transicin a la adultez en el Mxico contempor-neo, en Papeles de poblacin, Toluca, Mxico, Universidad Autnoma del Estado de Mxico, Julio-septiembre, nmero 057, pp. 117152. [En lnea]. [Consulta 29 de agosto 2012]. http://redalyc.uaemex.mx/src/inicio/ArtPd-fRed.jsp?iCve=11205705#

    y comntalo junto con tus compaeros en el Foro Transiciones Juveniles. En este espacio te pedimos que, ade-ms de comentar el artculo, realices una lectura crtica de ste con base en los contenidos vistos en la Unidad, destacando los aspectos terico-metodolgicos a partir de las propuestas que ofrecen los enfoques que ya vimos.

    Referencias GeneralesAcevedo, Patricia, Andrea Cocea Jaimovich y Maria Teresa Bosio (2008), Los ingresantes de trabajo social: sus

    trayectorias educativas y sociales, en Cuadernos de educacin, ao VI, nm. 6, Argentina, julio.

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    Castillo, J. y Gustavo, C. (2010), Caracterizacin de jvenes primera generacin en educacin superior. Nuevas trayectorias hacia la equidad educativa. Calidad en la educacin, 32. [En lnea]. [Consulta 29 de agosto 2012].

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  • IntroduccinEn el recuento realizado sobre la investigacin de las transiciones juveniles en Amrica latina y Mxico, tuvi-

    mos ocasin de aproximarnos a diversas investigaciones que trabajan este fenmeno, tanto desde la perspec-tiva sociodemogrfica como sociolgica; ahora conoceremos aquellos trabajos que nos permitan conocer las transiciones juveniles en Mxico.

    La revisin de las investigaciones en el pas indica que la academia ha realizado un gran nmero de estudios desde la perspectiva sociodemogrfica en comparacin con los trabajos con una mayor orientacin hacia el enfoque biogrfico. Ello indica que existe una amplia informacin demogrfica (encuestas, censos, etc.) que facilita o estimula las indagaciones con base en datos mayoritariamente estadsticos. Esto no significa que la sociologa mexicana no haya abordado las trayectorias juveniles, sino que la llamada sociologa de la juventud se ha enfocado ms en las realidades juveniles marginales, priorizando aproximaciones socioculturales a la temtica.

    Desde esta perspectiva, las preocupaciones sociolgicas se han dirigido a analizar a las juventudes en cuanto sujetos subculturales y/o contraculturales (Trejo, 2005), tambin se ha interesado en atender las realidades juveniles desde los procesos de subjetivacin (Reguillo, 2010). Sin duda esta preocupacin por la dimensin cultural de la experiencia juvenil y enfatizar en los jvenes de sectores social y econmicamente carenciados se ha traducido en dejar de lado otro tipo de expresiones o realidades juveniles, como los jvenes de clase media y alta y, en general, los jvenes integrados y sin problemas materiales para construir sentido a su experiencia social.

    Aproximacin SociodemogrficaEl paso de la juventud a la adultez de acuerdo a la demografa se analiza mediante la ocurrencia de una se-

    rie de eventos conceptuados en los anlisis del curso de vida como eventos y transicin. La relevancia de esta conceptualizacin radica en el reconocimiento de que tales eventos y la realizacin de este paso puede traer cambios sustantivos en los roles sociales que los individuos desempean o pueden desempear en la sociedad.

    Existen diversos estudios que se inscriben en esta lnea y que nos servirn para construir una panormica de este fenmeno en el pas. De acuerdo a una revisin del estado de la cuestin publicada por investigadores del Colegio de Mxico(de Oliveira y Mora, 2008), sostienen que los trabajos nacionales ms destacados son los rea-lizados por Rodolfo Tuirn (1999), Rita Polo Arnejo (1999), Nina Castro (2003), Silvia Giorguli Saucedo (2004), Marta Mier y Tern (2004), Marie-Laure Coubes y Ren Zenteno (2005), Julieta Prez Amador (2006), Luciana Gandini y Nina Castro (2006) y Gonzalo Sarav (2006).

    En el anlisis que los investigadores hacen de los diferentes estudios se observan dos constantes: la primera, tal como lo sealramos arriba, en Mxico predominan los estudios demogrficos para conocer los procesos de transicin de los jvenes al mundo adulto, y la segunda, que se ha enfatizado las mediaciones asociadas a las iniquidades sociales existentes en la modulacin de este proceso. En lo que sigue veremos con mayor detalle los aportes de stas y otras investigaciones sobre la transicin al mundo adulto, entendido como la integracin social de los jvenes al modelo de desarrollo mexicano.

    Mdulo 2Unidad 3

    LOS ESTUDIOS DE TRANSICIONES EN MEXICO

  • Es destacable que en algunas investigaciones mexicanas se ha reflexionado sobre la pertinencia del modelo normativo que atribuye funcionalmente determinados roles sociales a los sujetos, argumentando que estos roles que se le otorgan a los sujetos acorde a sus rangos de edad son objetos de una regulacin social por parte de las culturas parentales que operan en sociedades secularizadas y, por lo tanto, cabe poner en sospecha, o al menos problematizar, si son aplicables a nuestras realidades latinoamericanas en general y a la mexicana en particular (Elder, 1985).

    En este sentido, destaca una investigacin longitudinal que, con base en el anlisis de las Encuestas de Fe-cundidad realizadas en el pas, observ que un grupo minoritario de mujeres alguna vez unidas ha seguido el patrn normativo de transicin a la adultez que incluye la salida de la escuela, la entrada a la fuerza de trabajo, el primer matrimonio, la formacin de un hogar independiente y el nacimiento del primer hijo (Tuirn, 1999).

    Una primera respuesta, apoyada en los datos de la Encuesta Demogrfica Retrospectiva, indica que cabra relativizar dichos postulados, dado que al comparar diferentes cohortes de poblacin joven 1 de varones y mujeres y analizar tres eventos de transicin que marcan la entrada a la vida adulta a saber: la salida de la es-cuela,