Moises Legislador de Cristo

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CALIFORNIA CHRISTIAN UNIVERSITY, LICENCIATURA EN TEOLOGIA ALUMNO: ALBERTO PELÁEZ RODRÍGUEZ ENSAYO: “MOISES, EL LEGISLADOR DE JESUCRISTO” La palabra “Ley” proviene del latín “lex”; en sentido general, se trata de un factor constante e invariable de las cosas que nace de una causa primera; en el ámbito del derecho una ley es una regla, norma o precepto, dictado por una autoridad competente que manda, que prohíbe o regula alguna cosa, en consonancia con la justicia y para el bien común, es decir define la convivencia de las personas que forman parte de una sociedad organizada bajo determinados deberes y derechos. La ley limita el libre albedrío de los seres humanos que conviven en sociedad. Funciona como un control externo al accionar humano que rige sus conductas. Si una persona considera que está bien realizar un cierto acto pero dicho accionar está penado por la ley, lo normal es que se abstenga de hacerlo más allá de su creencia individual; de este modo la ley constituye el principal control que ostenta un estado para vigilar que la conducta de sus habitantes no se desvíe, ni termine perjudicando a su prójimo. Un legislador es la persona, individual o colectiva, que da, hace o establece las leyes. En nuestra civilización occidental, prevalecen diversas vertientes que constituyen el sistema jurídico; independientemente del grado de desarrollo que ha alcanzado la ciencia del derecho, un referente ineludible es el caso de Moisés y la ley que de Dios promulgó por medio de él para el pueblo de Israel. Uno de los rasgos fundamentales de la figura de Moisés es su papel como autor del Pentateuco, los primeros cinco libros de la Biblia: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio que, en conjunto, se denominan “Ley” o “Tórah” en hebreo; es importante señalar que este vocablo está consignado en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española justamente con esa acepción: Del b. lat. thora, y este del hebr. tōrāh, enseñanza 1. f. Libro de la ley de los judíos. Esta autoría ha sido consignada por el mismo Pentateuco, en donde se recoge la orden divina de escribir los sucesos o preceptos: Ex 24:4 Y Moisés escribió todas las palabras del SEÑOR. Levantándose muy de mañana, edificó un altar al pie del monte, con doce columnas por las doce tribus de Israel. 1

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Ensayo sobre la figura de Moisés como legislador de Cristo

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CALIFORNIA CHRISTIAN UNIVERSITY, LICENCIATURA EN TEOLOGIAALUMNO: ALBERTO PELÁEZ RODRÍGUEZ

ENSAYO: “MOISES, EL LEGISLADOR DE JESUCRISTO”

La palabra “Ley” proviene del latín “lex”; en sentido general, se trata de un factor constante e invariable de las cosas que nace de una causa primera; en el ámbito del derecho una ley es una regla, norma o precepto, dictado por una autoridad competente que manda, que prohíbe o regula alguna cosa, en consonancia con la justicia y para el bien común, es decir define la convivencia de las personas que forman parte de una sociedad organizada bajo determinados deberes y derechos.

La ley limita el libre albedrío de los seres humanos que conviven en sociedad. Funciona como un control externo al accionar humano que rige sus conductas. Si una persona considera que está bien realizar un cierto acto pero dicho accionar está penado por la ley, lo normal es que se abstenga de hacerlo más allá de su creencia individual; de este modo la ley constituye el principal control que ostenta un estado para vigilar que la conducta de sus habitantes no se desvíe, ni termine perjudicando a su prójimo. Un legislador es la persona, individual o colectiva, que da, hace o establece las leyes.

En nuestra civilización occidental, prevalecen diversas vertientes que constituyen el sistema jurídico; independientemente del grado de desarrollo que ha alcanzado la ciencia del derecho, un referente ineludible es el caso de Moisés y la ley que de Dios promulgó por medio de él para el pueblo de Israel.

Uno de los rasgos fundamentales de la figura de Moisés es su papel como autor del Pentateuco, los primeros cinco libros de la Biblia: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio que, en conjunto, se denominan “Ley” o “Tórah” en hebreo; es importante señalar que este vocablo está consignado en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española justamente con esa acepción: Del b. lat. thora, y este del hebr. tōrāh, enseñanza 1. f. Libro de la ley de los judíos.

Esta autoría ha sido consignada por el mismo Pentateuco, en donde se recoge la orden divina de escribir los sucesos o preceptos:

Ex  24:4 Y Moisés escribió todas las palabras del SEÑOR. Levantándose muy de mañana, edificó un altar al pie del monte, con doce columnas por las doce tribus de Israel.

Ex 34:27 Entonces el SEÑOR dijo a Moisés: Escríbete estas palabras; porque conforme a estas palabras he hecho un pacto contigo y con Israel.

Núm 33,2 Y Moisés anotó los puntos de partida según sus jornadas, por el mandamiento del SEÑOR, y estas son sus jornadas, conforme a sus puntos de partida.

Dt 31:9 Y escribió Moisés esta ley y la dio a los sacerdotes, hijos de Leví, que llevaban el arca del pacto del SEÑOR, y a todos los ancianos de Israel.

En otros lugares del Antiguo Testamento es clara la identificación de los escritos de Moisés con la Ley: Jos 8:31; 23:6; 1Re 2:3; 2Re 14:6; 2Crón 35:12; Esd 3:2; 6:18; Neh 13:1; Dan 9:11s;), lo cual queda reiterado en el NT y conservado por toda la tradición sucesiva, tanto judía como cristiana. También lo recuerda como jefe del pueblo durante tránsito en el desierto (I Sam 12:6, Sal 77:21; Miq 6:4) e intercesor ante Yavéh (Sal 99:6; Jer 15:1); por otra parte, se le atribuye la autoría del salmo 90 (Sal 90:1). De este modo el término y el concepto de Ley quedó asociado indisolublemente a Moisés, no sólo porque fue él el mediador de la revelación, y como posterior redactor del texto escrito del Pentateuco.

Así es que llamamos Ley de Moisés, o Ley Mosaica, al conjunto de preceptos dados con todo detalle a Moisés por Dios mismo, en el monte Sinaí, unos 1400 años a. C., se pueden clasificar en los siguientes rubros: a) soberanía, b) moral, c) ceremonial o religiosa, d) civil y e) el sistema judicial en sí mismo.

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a) Soberanía. El propósito es señalar que Dios es todopderoso, quien dicta su ley a su pueblo escogido. Relación con Dios. Características y estudio de la Ley.

b) La ley moral. El propósito es hacer un pueblo santo, como ejemplo del mundo. Amor y Hermandad. Deberes hacia nuestro prójimo. El trato a los gentiles. Votos, Promesas y Juramentos.

c) La ley ceremonial o religiosa. Su propósito era proveer salvación al pueblo, al anunciarle proféticamente a Cristo a través de sus diferentes tipos y alegorías. Oraciones y bendiciones. Señales y símbolos de culto. Profecía. Idolatría, idólatras y lugares de idolatría. Agricultura y cuidado animal. El primogénito. Sacerdotes y levitas. Ofrendas, diezmos e impuestos. El templo, el santuario y los objetos sagrados. Sacrificios y ofrendas. Rito de pureza e impureza. Leprosos y lepra. Nazareos. Ritos y ceremonias.

d) La ley civil. Su propósito era reglamentar todos los aspectos de la vida del pueblo escogido para hacerlo ordenado y próspero. Matrimonio, divorcio y familia. Relaciones sexuales prohibidas. Leyes Dietéticas. Empleados, sirvientes y esclavos. El año sabático, y el año de jubileo. Ropa. Preceptos higiénicos y dietéticos. Leyes sociales. Prácticas humanitarias. Agricultura. Economía. Salubridad.

e) Sistema Jurídico. El propósito es dar un cuerpo coherente de instituciones de gobierno para el pueblo elegido. La corte y el proceso judicial. Daños y perjuicios. Propiedad y derechos de propiedad. Leyes ante los crímenes. Castigo y restitución.

La clasificación de rubros o materias que abarca este compendio legislativo, permite equiparar la Ley de Moisés con cualquier esfuerzo jurídico por establecer instituciones de gobierno e impartición de justicia en las civilizaciones desde la antigüedad, hasta nuestra la actualidad. El referente inmediato es el Código de

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Hammurabi y posteriormente el derecho romano; sin embargo es posible identificar un sentido aún más profundo en la Toráh, al contemplar un aspecto lleno de un nivel de justicia y equidad, que no contemplan los otros compendios jurídicos. Se mencionan sólo algunos ejemplos de dichas diferencias:

Código de Hammurabi Ley de Moisés

Pena de muerte por hurto de propiedad del templo y el palacio o por recibir bienes robados (Ley 6)

Se castiga al ladrón resarciendo a la víctima (Éx. 22.1-9)

Muerte por ayudar a un esclavo a escapar o por refugiar a un esclavo fugitivo (Ley 15, 16)

"No entregarás a su señor el siervo que huye de él y acude a ti." (Deut. 23.15)

Si una casa mal hecha causa la muerte de un hijo del dueño de la casa, la falta se paga con la muerte del hijo del constructor (Ley 230)

"Los padres no morirán por los hijos ni los hijos por los padres." (Deut. 24.16). "Y el que causare lesión en su prójimo, según hizo, así le sea hecho: rotura por rotura, ojo por ojo, diente por diente; según la lesión que haya hecho a otro, tal se hará a él. (Lev. 24.19)

Distinciones de clases: penas duras para quien lesione al miembro de una casta superior. Penas leves para quien lesione a miembros de una casta inferior (Ley 196–205)

No cometerás injusticia en los juicios, ni favoreciendo al pobre ni complaciendo al grande (Lev. 19.15). Si un hombre hiere a su esclavo o a su esclava con un palo y los mata, será reo de crimen. Pero si sobreviven uno o dos días no se le culpará porque le pertenecían (Éxodo 21. 20).

La pretensión de que el código de Hammurabi fue la base para la Ley de Moisés es insostenible, aun cuando existen algunas convergencias en la letra, en realidad difieren mucho en el espíritu. Por otra parte, mientras el primero contempla solamente 282 normas, la segunda contempla 613 preceptos, de acuerdo la insuperable compilación realizada por Maimónides, ya que en la Toráh no están enumerados de modo continuo como artículos o estatutos.

Por medio de la Ley, Israel y el mundo debían aprender sobre:1. La santidad de Dios, su carácter todopoderoso y omnisciente. 2. La pecaminosidad del hombre, desobediente y alejado de Dios. 3. La misericordia de Dios al proveer el sacerdocio y especialmente los sacrificios expiatorios por el pecado,

profetizando a Jesucristo.4. Reglas para una vida institucionalizada, ordenada y próspera.5. Proveer una visión de cómo será el gobierno de Dios en su Reino.

De este modo, el propósito fue que la Ley debía educar a, o ser un ayo para, Israel a fin de constituirse en un modelo entre las naciones, instruir a través de él al resto del mundo, y, por medio de sus ceremonias y alegorías, anunciar proféticamente el evangelio de salvación por gracia en Cristo.

El desempeño del legislador, es decir de aquel quien establece las leyes, a menudo va más allá del ámbito legislativo y entra de lleno en el espacio político, en el sentido de que se busca prevenir conflictos y, cuando estos se dan, de dirimirlos con el menor nivel de conflicto en la convivencia humana. Aquí se debe hacer énfasis en diferenciar “lo político”, es decir la arena donde se atienden los asuntos públicos, de “la política” es decir, la forma como actúan los contrincantes, esto es la práctica para atender dichos asuntos.

Por lo anterior, como ya se ha visto, este análisis se ha detenido para hacer un pequeño cotejo entre la Ley de Moisés con el Código de Hammurabi ya que, en ambos casos, dichos legisladores son identificados como los líderes que dotaron de instituciones políticas para el gobierno y procuración de justicia de sus respectivos pueblos. Sin embargo, la trascendencia de la ley mosaica repercutió en toda la cultura occidental, tanto en el

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ámbito religioso-espiritual (en su alto contenido ético), como en el político-legal (por su particular sentido de justicia). Este aporte se ha compendiado en los Diez Mandamientos que Dios promulgó en el Sinaí, también conocido como el Decálogo, del griego “deca” “diez” y “logo” “palabra” las “diez palabras”, enunciadas asi:

LOS 10 MANDAMIENTOS O DECÁLOGO DE MOISÉS1 Yo Soy El señor, tu Dios, Quien te sacó de la tierra de

Egipto, de la casa de la esclavitud. No tendrás ni reconocerás- a otros dioses en Mi presencia –fuera de Mí.

6 No matarás.

2 No te harás una imagen tallada ni ninguna semejanza de aquello que está arriba en los cielos ni abajo en la tierra ni en el agua debajo de la tierra. No te postrarás ante ellos ni los adorarás, pues Yo soy El Señor, tu Dios, el único Dios, Quien tiene presente el pecado de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación con Mis enemigos; pero Quien muestra benevolencia con miles de generaciones a aquellos que Me aman y observan Mis precepto

7 No cometerás adulterio.

3 No tomarás para jurar en el Nombre de El Señor, tu Dios, en vano, pues El Señor no absolverá a nadie que tome Su Nombre en vano

8 No hurtarás.

4 Recuerda el día de Sábado, para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu labor; mas el séptimo día es Sábado para El Señor, tu Dios; no harás ninguna labor, tú, tu hijo, tu hija, tu esclavo, tu sirvienta, tu animal y tu prosélito dentro de tus puertas, pues en seis días El Señor hizo los cielos y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, y descansó el séptimo día. Por eso, El Señor bendijo el día de Sábado y lo santificó.

9 No hablarás falso testimonio contra tu prójimo.

5 Honra a tu padre y tu madre, para que se prolonguen tus días sobre la tierra que El Señor, tu Dios, te da

10 No desearás la casa de tu prójimo. No desearás la mujer de tu prójimo, su sirviente, su sirvienta, su buey, su burro, ni nada que le pertenezca a tu prójimo.

Existe una tradición que sostiene que cuando Dios dictó estos diez mandamiento con voz de trueno, lo hizo pronunciándolos todos a la vez, es decir simultáneamente, como si solo hubiese pronunciado una sola palabra. La grafía en arameo para esta explicación es “Memrá” es decir “Palabra-Verbo”, que muchos lingüistas identifican con el “Logos” utilizado por el apóstol Juan al inicio de su evangelio, es por tanto una referencia que identifica a Jesucristo como el “Verbo” o “Palabra” de Dios y de igual modo a la “Toráh” como una “Palabra” decretada por Dios. Así, Jesucristo no solo es la palabra creadora, sino también la palabra legislativa de Dios, es entonces la sabiduría presente en dos momentos esenciales: la creación y la promulgación de la ley.

Moisés es el personaje del Antiguo Testamento más citado en el en el Nuevo Testamento se le menciona unas ochenta ocasiones, generalmente como legislador (Mt 19:7; Mc10:3-5; Jn 7:22-23; etc.) En la mayoría de los casos la convicción que sirve de fondo al empleo neotestamentario de su nombre es que Moisés representa ante todo el mediador y el redactor de la Ley, o sea de la única y eterna revelación de Dios; hasta el punto de que a menudo el nombre de Moisés es sinónimo de la Ley.

No obstante, aunque la Ley fue dada por conducto de Moisés, “la gracia y la fidelidad vinieron por Cristo Jesús” (Jn 1:17) En otros pasajes, Moisés se encuentra entre los profetas que anunciaron a Jesús: “Y comenzando por Moisés y continuando con todos los profetas, les explicó lo referente a Él en todas las Escrituras. Lc 24:27, Y les dijo: Esto es lo que yo os decía cuando todavía estaba con vosotros: que era necesario que se cumpliera todo lo que sobre mí está escrito en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos. Luc 24:44; “No penséis que yo os acusaré delante del Padre; el que os acusa es Moisés, en quien vosotros habéis

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puesto vuestra esperanza. Porque si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él. Pero si no creéis sus escritos, ¿cómo creeréis mis palabras?” Jn 5:45-47; “Así que habiendo recibido ayuda de Dios, continúo hasta este día testificando tanto a pequeños como a grandes, no declarando más que lo que los profetas y Moisés dijeron que sucedería:  “que el Cristo había de padecer, y que por motivo de su resurrección de entre los muertos, Él debía ser el primero en proclamar luz tanto al pueblo judío como a los gentiles”. Hech 26:22-23; “Moisés dijo: EL SEÑOR DIOS OS LEVANTARA UN PROFETA COMO YO DE VUESTROS HERMANOS; A EL PRESTAREIS ATENCION en todo cuanto os diga”. Hech 3:22.

En el relato de la transfiguración, él y Elías aparecen junto a Jesús como símbolos de la Ley y los Profetas, de los cuales Jesús cumplimiento (Mt 17:1-13; Mc 9:1-12; Lc 9:28-36). Aunque la aportación mosaica se enaltece en varios pasajes, la redención de Cristo resulta superior a ella Jn 6:32-35; Heb 3:1-6; etc

Ya se ha hecho la referencia al pasaje en que Moisés anuncia el envío futuro de un profeta semejante a él, que será escuchado por el pueblo (Dt 18,15-18), cumplimiento que da Jesús en Hec 3,22 y 7,37 y, particularmente, en el episodio de la transfiguración, donde Moisés y Elías se aparecen al lado de Jesús y se oye la voz desde la nube que indica escuchar al Hijo (Mt 17,5; Mc 9,7; Lc 9,35). Por su parte, en la multiplicación de los panes la gente identifica a Jesús con el profeta que ha de venir (Jn 6,14).

Por otra parte, el mejor resumen que se ha hecho sobre la Ley dada por Dios, es la que maravillosamente enuncia el Señor Jesucristo cuando le preguntaron: Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento de la ley? Y Él le dijo: AMARAS AL SEÑOR TU DIOS CON TODO TU CORAZON, Y CON TODA TU ALMA, Y CON TODA TU MENTE.Este es el grande y el primer mandamiento.Y el segundo es semejante a éste: AMARAS A TU PROJIMO COMO A TI MISMO. De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas (Mt 22:36-40).

La dispensación de la Ley de Moisés abarca del Sinaí, hasta la cruz del calvario. La esencia de su profecía tuvo cumplimiento en Jesucristo, específicamente en el sacrificio único y permanente, como cordero que quita el pecado del mundo. En ese sentido es el ayo (tutor) que condujo a la humanidad a Cristo, a fin de que seamos justificados por fe. Pero están él, ya no es necesaria la Ley, sino la gracia, de modo que la fe no s conlleve a realizar las buenas obras que dan testimonio de que Jesucristo habita en nosotros. Aquí se da una síntesis sublime, que el mismo Señor Jesús expresa claramente:

“No penséis que he venido para abolir la ley o los profetas; no he venido para abolir, sino para cumplir. Porque en verdad os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, no se perderá ni la letra más pequeña ni una tilde de la ley hasta que toda se cumpla. Cualquiera, pues, que anule uno solo de estos mandamientos, aun de los más pequeños, y así lo enseñe a otros, será llamado muy pequeño en el reino de los cielos; pero cualquiera que los guarde y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos”. Mat 5:17-19     La ley de Moisés fue provisional: fue hecha para terminarse "porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan" (Hebreos 10:1). Terminó su obra y encontró su fin en cristo: "porque el fin de la ley es cristo, para justicia a todo aquel que cree" (Romanos 10:4). En conclusión, la obra escrita de Moisés lo refrenda como el Legislador de Jesucristo.

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