Pruebas de aliento basadas en sustratos marcados con carbono 13
Monografía Formación en Neurosicoeducación · indicadores de vulnerabilidad social, ya que la...
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Monografía Formación en Neurosicoeducación
Alumna: Ana Lia Carrique
www.asociacioneducar.com Mail: [email protected]
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Frontalizando a la Educación
Interpelando las prácticas Educativas
La Ley de Educación Nacional Argentina
tiene entre otros propósitos garantizar
una educación integral que promueva
el desarrollo de todas las dimensiones
de la persona.
A su vez plantea ofrecer oportunidades
de estudio y aprendizaje necesarias
para la educación a lo largo de toda la
vida y para que los sujetos puedan desarrollar sus capacidades plenamente.
Se entiende por formación integral al proceso continuo, permanente y participativo
que busca desarrollar armónica y coherentemente todas y cada una de las
dimensiones del ser humano (ética, espiritual, cognitiva, afectiva,comunicativa
emocional,estética, corporal y socio política) a fin de lograr su realización plena.
En éste sentido se ve al ser humano como uno y a la vez pluridimensional, diverso
y plenamente integrado y articulado en una unidad.
Formar integralmente implica por lo tanto enfocarse más en el SER de la persona
que en su TENER o SABER, para lo cual es
fundamental tomar consciencia y correrse de la
ilusión compartida del estilo de vida Hacer-Tener-
Ser que ha creado una gran discordancia entre las
necesidades biológicas de cada persona y los
factores culturales.
Como producto de la filosofía de vida mencionada y
reproducida en parte por la educación imperante se
observan seres frustrados, enojados, asustados, tristes y
con la sensación de que su vida no tiene sentido
trascendente.
Una educación que contemple cada una de las
dimensiones del ser humano, implica promover el desarrollo
de potencialidades fundamentales con las cuales se articula
el desarrollo integral de una persona. Por consiguiente, el proceso educativo debe
mirar hacia la integridad de la persona humana y no a uno de sus componentes.
El mundo actual, es un permanente desafío para la inteligencia tanto a nivel
personal, como educacional, laboral y social. La formación que se brinda
actualmente desde el sistema educativo, no está orientada a que los estudiantes
se conozcan en forma integral con lo cual les resulta difícil comprender y manejar
correctamente la complejidad de estos tiempos.
Si bien desde la teoría se intenta abordar la integralidad y la diversidad, en la
práctica se observa que aún se está pensado desde la homogeneidad, centrados
en la dimensión académica y priorizando la filosofía del Tener más que del Ser.
Se habla de estrategias de apoyo para la inclusión
con una planificación centrada en cada estudiante
partiendo de las particularidades, potencialidades y
habilidades de cada sujeto, sin embargo una gran
parte de los profesores plantean que contemplar esto
es una utopía.
Se ha logrado instalar el debate, pero aún parecen
imposibles los cambios profundos.
Prevalece un gran desequilibrio entre la educación impartida para controlar el
mundo exterior, versus la educación orientada al mundo interior. Resulta necesario
que en el sistema educativo se produzca una reforma, para alcanzar una relación
más compensada entre ambas formaciones. Esto permitirá obtener un mayor
control del mundo emocional y mayor desarrollo de las cualidades cognitivas
ejecutivas al tener menos interferencias emocionales negativas y comprensión de
los semejantes, lo que mejorará la capacidad de relacionarse, superando las
diferencias.
La educación actual, aún no se ha planteado contundentemente la necesidad de
revisar y cuestionar las concepciones sobre el aprendizaje y sobre el
conocimiento, y en menor medida deliberar sobre el dominio que las emociones
ejercen sobre los estudiantes y el aprendizaje. Tampoco acerca de cómo funciona
el cerebro, para a partir de allí desarrollar una enseñanza, un entorno educativo,
un diseño curricular y evaluaciones que sean compatibles con el funcionamiento
del mismo. Varios investigadores ya se están enfocando en éste sentido.
Cabe preguntarse entonces, ¿cómo podemos pasar de las
investigaciones y la teoría a la práctica de las nuevas formas
en las escuelas e introducirlo en las políticas educativas?
¿Podemos los educadores seguir desconociendo el
funcionamiento del cerebro y la influencia de las emociones en
el proceso de aprendizaje? La educación actual ¿se ocupa de
la formación integral? ¿Nos animamos a revisar nuestra forma de pensar sobre el
aprendizaje y sobre qué es la inteligencia? ¿Brindamos herramientas para el
conocimiento y manejo del mundo interior?, Nuestra mirada actual ¿es compatible
con el funcionamiento del cerebro?
Estos interrogantes me llevaron a revisar y a cuestionar mis opiniones, creencias y
convicciones acerca del paradigma educativo. También me estimularon a
investigar nuevas formas y estrategias pedagógicas.
Saliendo de la zona de seguridad
Favorecer el saber ser y el saber convivir se constituyeron en los propósitos
fundamentales del espacio curricular en el cual me desempeño como docente.
Mis conocimientos acumulados hasta el momento,
conformaban mi zona de seguridad formada por las
redes neuronales de mi memoria. En ésta mi
UCCM (unidad cuerpo cerebro mente) se sentía sin
peligro de supervivencia. Pero no me satisfacía
plenamente.
La búsqueda de respuestas a mis interrogantes me
obligó a salir de la zona de comodidad investigando
nuevas formas de abordaje llevándome a conocer el proyecto Línea de Cambio.
El mismo surgió como resultado de la búsqueda de un método que permitiera
lograr un mayor conocimiento, comprensión, dominio y respeto por uno mismo, y
por los otros, además de contribuir al desarrollo y crecimiento de los seres
humanos.
Estos nuevos conocimientos me originaron una zona de inseguridad y comencé a
sentir algo de miedo, rechazo y confusión al percibir un posible peligro ante lo
desconocido. De todas maneras, logré trascender esa sensación de amenaza y
me animé a explorar lo nuevo comenzando la formación en Neurosicoeducación.
Los aportes de las neurociencias y la Neurosicoeducación
La humanidad siempre tuvo interés por estudiar las conductas y el
cerebro humano, por ello numerosos investigadores han dedicado
sus vidas a diferentes estudios. Durante los últimos años se ha
realizado un avance importante en el conocimiento científico con
el aporte de las neurociencias.
Las mismas forman parte de un conjunto de disciplinas abocadas al estudio
del sistema nervioso y las bases biológicas de la conducta, tratándose de un
estudio y abordaje multidisciplinar desde perspectivas diferentes y
complementarias.
Las neurociencias tienen como objeto de estudio comprender el complejo sistema
mediante el cual funciona la mente humana, enfocado de manera científica.
Estas ciencias engloban desde el estudio a nivel
molecular hasta los aspectos relacionados con lo
conductual y cognitivo, que se reflejan en las
actitudes y acciones de cada individuo.
Las neurociencias son hoy en día una herramienta
fundamental para conocer cómo funcionan los
cerebros humanos a fin de lograr una mejor calidad
de vida.
Para que ello sea posible, era necesario que la
nueva información que nos aportan se transforme en
un conocimiento que sea accesible a nivel popular, desde edades muy tempranas.
Con tal propósito surgió la Neurosicoeducación.
La Neurosicoeducación, creada por el Dr. Carlos Logatt Grabner, comenzó hace
más 20 años como parte del Proyecto Línea de Cambio. Como sistema educativo
intenta llegar a todos los seres humanos para que puedan comprender y aplicar
los nuevos conocimientos para el mejoramiento de su calidad de vida personal y
social.
A través de un proceso educativo se transmiten los conocimientos necesarios
para que las personas comprendan el
funcionamiento básico de la unidad Cuerpo-
Cerebro- Mente (UCCM) con el fin de conseguir
entender cómo responde la misma ante los
diferentes estímulos medioambientales, inicien un
camino que permita entender el por qué de las
propias conductas así como las del resto de las
personas con las que se comunican e interactúan.
De igual modo brinda información y herramientas
para aprender a controlar los instintos evolutivos pro-supervivencia, aprender a
desarrollar los instintos evolutivos pro-trascendencia y las capacidades cognitivas-
ejecutivas y emocionales.
Comprender como opera nuestra UCCM nos brinda la posibilidad de entender
nuestros comportamientos y los de las personas con las que interactuamos a lo
largo de la vida, dándonos la posibilidad de modelar en forma positiva nuestra
mente, en todas sus facetas.
Desde la Neurosicoeducación se sostiene que
para cambiar el mundo, primero hay que conocer
y modelar el funcionamiento de nuestra biología
cerebral. Para ello la herramienta fundamental es
la educación.
Los estudios de las ciencias y neurociencias que
propone la Neurosicoeducación, se centran en
aquellos conocimientos que son trascendentes
para la comprensión y mejoramiento de la conducta humana basada en la premisa
que el mundo es lo que somos.
Reflexionar sobre nuestros comportamientos y nuestras prácticas como docentes,
nos permite aprender a conocernos y a conocer a nuestros alumnos, sin pre-
juzgarlos, sin condenarlos de antemano y estar así en mejores condiciones
pedagógicas para interactuar con ellos.
Mi proceso de Formación en Neurosicoeducación
La Neurosicoeducación me ha aportado una
Teoría científicamente fundamentada sobre
la enseñanza y el aprendizaje.
He podido comprender que si entendemos
cómo funciona el cerebro podemos conocer
cómo aprenden los estudiantes y brindar
herramientas y estrategias que despierten sus intereses.
La formación en Neurosicoeducación, me ofreció la posibilidad de acceder y
disfrutar de nuevos conocimientos derivados de las ciencias y las neurociencias
que considero esenciales para el desarrollo integral como seres humanos.
Al principio, no fue fácil ya que debí abandonar la zona de seguridad que estaba
colmada de ideas, creencias y convicciones con lo cual me resultó dificultosa la
salida y ampliación de la misma. El miedo a lo desconocido o a ser rechazada por
mis colegas docentes y la incapacidad para sobrellevar los inconvenientes que
producen los cambios fueron razones que se fueron presentando para salir de la
zona de comodidad. Durante la formación, aprendí que era normal sentir esa
sensación de amenaza y las emociones que suscita, con lo cual me animé a
seguir adelante ampliando mi aprendizaje y modificando algunos puntos de vista
y prácticas.
Para ello, me fui preparando y aprendiendo a
desarrollar funciones cognitivas como atención
sostenida y selectiva, lenguaje, memoria,
creatividad, razonamiento y funciones ejecutivas.
Estas son consideradas las capacidades más
evolucionadas de la mente humana, implican ver
y planificar a largo plazo, llevar a cabo un plan y
perseverar en él. Como así también prever
problemas a largo plazo, prevenir y resolver
conflictos, retardar la gratificación, manejar la adversidad, adquirir flexibilidad,
vetar los impulsos emocionales, desarrollar la empatía entre otras.
Todas ésta funciones, las he aprendido a desarrollar a través de la formación en
Neurosicoeducación.
Como Neurosicoeducadora en formación he reflexionado
sobre mis propias prácticas como docente y sobre la idea
que los educadores bien informados podemos tomar buenas
decisiones. A su vez me he preparado para transmitir a otros
miembros del tejido social los principales conocimientos que dan forma a la
filosofía del sistema Línea de Cambio y la Neurosicoeducación.
En un principio me dediqué a comprenderme a mi misma para luego comprender
a los demás, analizando e intentado resolver mis propios conflictos. También he
examinado, delineado y proyectado la realización de mis propios sueños.
Este recorrido formativo ha contribuido a mi crecimiento personal en forma
integral. Pude realizar cambios muy interesantes a partir de haber adquirido una
nueva forma de interpretar mis conductas y las conductas de los demás.
Analizando mis prácticas como docente a la luz de la Neurosicoeducación
Recorte de una experiencia
Los estudiantes del Trayecto Alternativo de Estudio (TAE) con quienes ejerzo mi
rol como docente del espacio curricular de Construcción Ciudadana, pertenecen a
un proyecto de diversificación curricular que surge a partir de la necesidad de
generar un espacio de inclusión y dar respuesta a las necesidades educativas a
los jóvenes de entre 16 y 18 años que se encuentren en riesgo de no obtener el
título secundario obligatorio.
Indagando sobre la identidad de los estudiantes pude observar la presencia de
indicadores de vulnerabilidad social, ya que la mayoría de los sujetos proviene de
sectores profundamente marcados por la desigualdad social.
Sus relatos biográficos, se encontraban atravesados por sentimientos de
injusticia, dolor y resentimiento.
Numerosos estudiantes desconocían o infravaloraban sus capacidades y
potencialidades, hecho que incidía de forma negativa en su rendimiento, su
motivación y la capacidad de proponerse y/o alcanzar los objetivos y las metas
deseadas. Los mismos viven injustamente por debajo de sus posibilidades reales
de desarrollo personal. De allí mi necesidad como docente de adquirir
herramientas para trabajar con ellos entre otros aspectos, la autoestima y las
memorias del dolor.
Con la realización de sus autobiografías escolares, pude inferir que las
motivaciones, intereses o necesidades fundamentales de los jóvenes con respecto
a lo escolar se encontraban relacionadas en su gran mayoría a la socialización y al
mundo afectivo emocional.
Los estudiantes en sus relatos con respecto a los profesores expresaban “algunos
son estrictos en las clases, no dejan hacer nada, les gusta que terminen las tareas
en clases o si no te ponen un uno. Otros profesores no son tan pesados dan
más libertad. “
En cuanto al vínculo que establecen con los profesores, otro alumno relató que
"No con todos los profesores se mantiene un mismo trato o relación, algunos son
más simpáticos, son más blandos y otros son más estrictos".
"Algunos dan rabia, nos gritan. Cuando los profesores, nos gritan y nos tratan mal
nos da ganas de portarnos mal." “Los profesores a veces retan mucho y sin
ninguna razón. Retan por cualquier cosa”
Por otro lado, los estudiantes expresan que algunos profesores son muy blandos,
” A veces pedimos que pongan orden, que se impongan y ellos no responden,
como que nos les importa, no les interesa lo que pasa” “Los profesores deberían
ser más duros para que aprendamos, no hay que tener compasión, tienen que
tener tolerancia cero con los que no quieren estudiar”
“Algunos se aprovechan del profesor, el confía en nosotros y nosotros nos
aprovechamos de esa confianza. Entonces hacemos desorden y molestamos y el
profesor no nos dice nada. Las tareas nadie las termina, algunos escriben algo,
otros no realizan nada como saben que el profe no les exige que terminen”
En la relación con mis estudiantes a medida que nos fuimos conociendo observé
que un gran porcentaje presentaba un profundo rechazo por lo escolar,
manifestando actitudes de desprecio ante diferentes propuestas pedagógicas.
Profundizando en las biografías escolares, varios expresaron historias escolares
negativas que evidenciaban una memoria del dolor elevada. Su carta de
presentación se basaba en todo lo que no podían hacer, en la cantidad de veces
que habían repetido, en lo mal que les iba en la escuela. En distintos momentos y
con diversas actitudes me mostraban lo peor de sí mismos. Manifestaban también
resistencia al momento de reconocer y expresar sus emociones. Observé cómo
habían creado neurofusiones dolorosas a lo largo de su historia escolar.
Los temas que fuimos desarrollando nos llevaron a hablar y a reflexionar sobre
las infancias, las carencias, la falta de expectativas positivas hacia el futuro, la
falta de proyectos de vida, la baja autoestima. Comprobando de ésta manera
cómo la alimentación deficiente, la carencia de información para desarrollar las
zonas especializadas en el conocimiento y control del mundo interior y las
carencias afectivo emocionales eran factores que incidían y vulneraban el derecho
a poseer un cerebro sano, desaprovechando las capacidades cognitivas ejecutivas
y privándolos de alcanzar un buen desarrollo de la empatía, esencial para
cimentar el aspecto ético.
En un principio, no querían leer, no querían escribir, no querían jugar, no
aceptaban propuesta alguna, con todo se aburrían. Con lo cual boicoteaban el
espacio con diferentes actitudes: se reían de todo, se sentaban aislados, no
escribían, usaban sus celulares todo el tiempo.
Yo me fui sincerando, me empecé a acercar a ellos contando historias de vida
que conocí como trabajadora social en diferentes ámbitos y con personas
afectadas por distintas situaciones de vulnerabilidad.
Acompañé mis relatos describiendo cómo algunas
personas con capacidad de resiliencia utilizaron
diferentes modos de responder a circunstancias difíciles
de la vida y desplegaron habilidades que los hicieron
crecer como personas y salir fortalecidos.
También los desafié a demostrarles que todos poseían
inteligencia y que a lo largo del año ellos mismos lo
descubrirían. Este desafío fue acompañado con una
actividad que realizaron individualmente (cuestionario de
autoconocimiento) en la que a partir de determinados
elementos que tuvieron que elegir (como preferencias personales y habilidades
que creían tener) fueron descubriendo sus inteligencias múltiples.
A partir de ese momento yo sentí que me “habilitaron” de alguna manera. Se
generó un vínculo de confianza positivo.
Emprendimos actividades lúdicas. Con las mismas fuimos descartando
prejuicios y descubriendo el mundo emocional. Aprendimos juntos y nos
animamos a reconocer y a expresar nuestras emociones, a aceptarnos y
respetarnos.
Desde mi práctica docente me propuse centrarme y reforzar las capacidades de
cada estudiante, focalizar en lo que sí podían, en lo que sí sabían.
El primer propósito fue
generar un espacio para
que ellos pudieran re
significar y sentir en carne
propia el concepto de
dignidad, para lo cual
recuperar la autoestima se
constituyó en el objetivo
fundamental. El aprender a
respetarse a sí mismos y a los demás nos llevó a deliberar sobre las emociones, la
inteligencia intrapersonal e interpersonal.
Mi mensaje siempre fue: “ustedes son inteligentes pero dadas las experiencias
negativas se creyeron lo contrario, lo van a comprobar ustedes mismos, todos
tenemos saberes para compartir, yo con ustedes aprendo un montón, es
importante quererse a si mismo, valorar lo positivo y conocer lo negativo para
poder transformarlo”
También trabajamos la idea de que era posible estudiar con otras metodologías
como jugando, conversando, escuchando música, conociendo historias de vida,
con videos, con juegos de mesa, con construcción de juegos educativos etc.
Dejamos la lectura, la escritura a un lado y comenzamos a conversar sobre
situaciones cotidianas que ellos traían a cada clase. Al inicio de las mismas
siempre alguien rompía el silencio y contaba algún hecho que había vivido o
pasado el fin de semana (por lo general relataban situaciones de riesgo o de
conflicto) y sobre eso trabajábamos.
Al principio esto me desestructuraba sobremanera ya que rompía todos mis
esquemas y me obligaba a hacer un esfuerzo sobrehumano para integrar los
temas y la dinámica que proponían a los contenidos del diseño curricular.
Descubrí que tenían una necesidad inmensa de ser escuchados, de expresar sus
emociones y también de ser orientados e informados. A medida que pasó el
tiempo, empezaron a contar más y más historias personales y vivencias de la
infancia.
Transversalmente trabajamos la construcción de
un grupo de aprendizaje cooperativo, sumando
habilidades y potencialidades de cada integrante
basados en el conocimiento de que “cuando
ayudamos a otras personas, nos beneficiamos
todos” ya que en nuestro cerebro las regiones de
recompensa se ven sumamente activadas.
Se trabajó fuertemente la idea de que es
importante el lugar que cada uno ocupa para
funcionar como un “nosotros” recalcando que cada integrante era una pieza clave
en el grupo.
El fomentar el desarrollo de los procesos de aprendizaje para los cuales los
sujetos no tenían limitaciones ayudó a
reconocer, aprovechar y fortalecer
aquellos conocimientos para los que se
encontraban mejor dotados. De ésta
manera se creó un medio enriquecido
para los estudiantes a fin de potenciar
las capacidades cognitivas, ejecutivas y
emocionales facilitando el desarrollo
personal integral.
Para introducir el tema de los Derechos Humanos y específicamente los
Derechos de los niños y niñas, adolescentes y jóvenes y los procedimientos para
reconocerlos, ejercitarlos y defenderlos en la vida cotidiana, les propuse como
actividad que cada uno relate una historia conocida o inventada sobre situaciones
relacionadas con los derechos vulnerados o garantizados. Se aclaró de antemano
que si se trataba de historias reales se cambiasen los nombres y se omitiesen
detalles (para preservar la identidad de los protagonistas).
Para mi asombro, fue una de las actividades que comenzaron a realizar sin
chistar. Absolutamente todos se pusieron a escribir.
Al leer las historias, que no tenían desperdicio, los felicité y les propuse editar un
libro.
Sus primeras expresiones fueron – ¿un libro
nosotros?... escribimos mal, no están buenos
los escritos, quién los va a leer.-- Se reían,
les daba vergüenza, etc. Luego se animaron.
Sólo un estudiante me pidió no publicar la
historia ya que relataba una situación difícil
que estaba viviendo y no quería exponerse.
Me pidió que la guardara, hecho que respeté
a rajatabla.
El nombre “Derechos Ondulados” fue elegido por uno de los cursos que tomó la
iniciativa.
Una vez que decidimos con los estudiantes del turno vespertino editar los cuentos
que formarían parte del libro, propusieron invitar a los estudiantes del turno
mañana para que sumen sus relatos. Ellos también se entusiasmaron y
escribieron sus historias.
Paralelamente al análisis de los derechos humanos recapacitamos sobre la
importancia del derecho primordial a poseer un cerebro sano, saludable y bien
desarrollado y analizamos las consecuencias y limitaciones que genera la carencia
del mismo, así como la falta de información sobre su funcionamiento, evaluando
también cómo afectan estos factores a nuestra calidad de vida.
De igual modo, reflexionamos sobre la importancia de conocer nuestro sistema
instintivo y emocional para comprender determinadas formas de comportamiento,
repasamos la función que cumplen y analizamos la información adquirida sobre
los archivos de placer y dolor relacionándola con las situaciones y las vivencias
escolares. Conocer nuestras emociones y aprender a vivir con los demás fueron
temas fundamentales a lo largo de la experiencia.
Juntos aprendimos y experimentamos que para que nuestra UCCM pueda cumplir
con el mandato evolutivo de sobrevivir, además de saber detectar y evitar el
peligro, debe cumplir con otra función de suma importancia: premiarnos cada vez
que tenemos éxitos en dirigirnos a un objetivo pro supervivencia (educación,
trabajo o actividades altruistas). Habiendo aprendido que la dopamina es un
neurotransmisor fundamental en la
experimentación del placer y en los actos de
motivación y recompensa y que su liberación
contribuye a fijar los conocimientos en el
proceso del aprendizaje, les propuse conocer
cómo funciona el sistema cerebral de
recompensas y la liberación de dopamina y
serotonina.
Analizamos por qué en algunas situaciones de
aprendizaje los estudiantes se aburren o se estresan y pensamos de qué manera
podíamos trabajar para que nuestros cerebros liberen los neurotransmisores que
nos hagan sentir motivados, optimistas, entusiasmados y relajados.
Nos propusimos el objetivo de lograr que el estudiar y aprender fuera una
experiencia que nos haga sentir placer.
Investigamos también cómo las conductas altruistas dan sentido a nuestras vidas
y nos ayudan a liberar los neurotransmisores de manera natural. Profundizamos
para ello en el valor de la Solidaridad.
Nos planteamos trabajar en un proyecto de construcción y uso de juegos
didácticos relacionados con los temas que debíamos abordar del diseño curricular.
Creamos una ludoteca escolar y varios ejemplares en distintas versiones de la
Oca de la solidaridad y la Oca de la convivencia.
Pudimos
comprobar que el
logro de un objetivo
nos hace sentir
felices y motivados
para ir por más,
observando como
el sistema cerebral
de recompensas es
el encargado de
darnos esos premios,
basados fundamentalmente en la liberación de dopamina.
Reconocimos que la dopamina no sólo se obtiene al terminar la actividad
propuesta sino que se libera antes y durante el recorrido, nos lleva hacia delante y
nos insta a vencer todos los obstáculos que se oponen a nuestros deseos.
Con la construcción de juegos educativos pudimos poner en
evidencia que cuando la conducta es orientada a un fin,
contamos con la motivación suficiente para vencer los
obstáculos que implican la conquista de un objetivo.
A si mismo vivenciamos cómo nuestro sistema de recompensa
nos premiaba con dopamina, lo que nos hacía optimistas y sentíamos un gran
entusiasmo por el proyecto que estábamos desarrollando.
Concluimos que la acción de la dopamina sobre la conducta se relaciona con la
búsqueda de la originalidad o la innovación. Su presencia es la responsable de la
elevación de la sensación de placer, poder, concentración y de la percepción de
un intenso aumento en la energía física y mental.
Lo relatado hasta aquí, fue con el propósito de exponer como fui incorporando y
enseñando en mi práctica docente algunos aspectos estudiados en la Formación
de Neurosicoeducación.
Las etapas del aprendizaje
Junto al trabajo con los estudiantes, fui observando las etapas del aprendizaje que
transité en la formación.
Partí de ignorar que ignoraba, tomando
consciencia de la ignorancia cuando
comencé a cuestionarme el paradigma
pedagógico actual y sus prácticas,
tomando consciencia de que no sabía
cómo seguir trabajando con mis alumnos
lo cual me generaba una falta de control en el aspecto laboral y me causaba
estrés.
Al surgir la necesidad de informarme comencé a buscar la forma de obtener los
conocimientos que me faltaban, aceptando que no sabía lo suficiente sobre el
tema.
Comencé la Formación en Neurosicoeducación, dando los primeros pasos hacia
el aprendizaje teórico. En ésta etapa, no sentí aburrimiento pero si ansiedad ya
que consideraba que debía aprender y entender todo fácil y rápidamente. De
todas maneras fui recibiendo herramientas que me enseñaron a utilizar
correctamente los lóbulos pre frontales y pude enfrentar y afrontar esas
sensaciones.
Luego apareció la confusión, etapa inevitable en el camino de aprendizaje. Ésta,
originada por la diferencia entre la vieja información que poseía y la nueva
búsqueda, innumerables palabras nuevas, diferentes conceptos que ponían en
duda varias de mis creencias y demasiada información en poco tiempo que me
hacía sentir por momentos superada. Si bien ya había aprendido, tenía la
sensación que los nuevos conocimientos no los había podido asimilar e integrar
totalmente.
Una vez superada la confusión pasé al siguiente estadio: lograr comprender lo
aprendido y saber qué sabía sobre nuevos temas. Lo aprendido y la información
que poseía eran teóricos. Pude comentar con otros colegas lo que sabía,
compartir con los estudiantes algunos conceptos e ideas con algunas dificultades
aunque internamente estaba segura de haber aprendido. Pero aún no me sentía
capaz de aplicarlos de forma segura.
Mi UCCM entró tímidamente a la zona de práctica. Comencé imaginando la
aplicación de los conceptos para construir redes neuronales de aplicación. El
entrenamiento en frío lo realicé simulando mentalmente, creando situaciones
imaginarias para practicar lo aprendido y observar cómo actuaría, pensaría y a
qué conclusiones llegaría aplicando la nueva información y el modo en que me
comunicaría con los otros.
Modestamente, comencé el “Entrenamiento en Caliente”, etapa del aprendizaje en
la que aún hoy me encuentro. Éste si produjo una gran movilización. Sentí dudas
e inseguridades. También me apasioné con algunos resultados.
Fusionando filosofía de vida y conocimiento científico
Siempre me sentí impulsada a “crear un nuevo
mundo en donde prevalezca el sentido común, en
donde las personas puedan prosperar y alcanzar
sus sueños, respeten los derechos humanos y en
el que todos puedan ser libres de conducirse hacia
los estados elevados de su ser, contribuyendo a
crear sociedades, que sean más justas, tolerantes,
igualitarias, creativas y morales que las actuales.
Pude fusionar mis ideales con el conocimiento científico de la mano de la
Neurosicoeducación y comprender que para cambiar o mejorar el mundo en que
vivimos, debemos desarrollar la inteligencia orientada al mundo interior, ya que de
ella depende la clase de pensamientos y las conductas de las personas. Ignorar el
mundo interior repercute en la calidad de vida, por tanto, reconstruyendo nuestro
mundo interior, podremos reconstruir el mundo, creando mejores personas a
través de la educación.
Desde la Neurosicoeducación se intenta brindar herramientas para que la
ignorancia del mundo interior se transforme en conocimiento. En éste sentido es
que resulta fundamental que los planes de estudio contemplen estos nuevos
conocimientos para que se transmitan en todas las instancias educativas, de modo
de crear una fuerte impronta en las mentes de las nuevas generaciones.
Los prejuicios que incapacitan
Durante la experiencia vivida con los estudiantes
he observando comportamientos que
demostraban una imagen negativa de sí
mismos, desórdenes de atención y aprendizaje,
desesperanza y pérdida de altas expectativas,
deficiente habilidad para relacionarse con los
demás, sensibilidad hacia el rechazo y hacia las
evaluaciones negativas de los demás, síntomas
depresivos y de ansiedad. En base a ello fui aplicando algunos conceptos de la
Neurosicoeducación y elaborado algunas reflexiones.
Habitualmente se escuchan en la escuela frases estigmatizantes que parecen
indicar un destino único para los alumnos. Los docentes muchas veces no somos
consientes de cómo las etiquetas clasifican a los estudiantes y repercuten en sus
aprendizajes.
Suelen oírse frases como “Profesora a mí no me
da la cabeza”, “No soy buena para los números”,
“el estudio no es para mí”, “Soy un repetidor,
igual que mi hermano”, “Con él no trabajo porque
se porta mal”.
Por lo general éstos jóvenes han sufrido un
encasillamiento bajo el rótulo de “mal alumno”.
Estos estudiantes han escuchado en reiteradas
oportunidades durante toda su trayectoria
académica, que no tienen las capacidades
suficientes para atravesar, de manera exitosa, el
proceso de aprendizaje. Cuando ese estigma es
repetido en forma reiterada por los adultos, termina siendo aceptado y apropiado
por el alumno y sus compañeros.
La denominación comúnmente escuchada de mal alumno por lo general refiere a
alguien que se piensa que no posee las capacidades cognitivas para aprender lo
que la escuela enseña.
El doctor Claude Steele, psicólogo de la universidad de Stanford, realizó varios
experimentos para evaluar cómo ciertos prejuicios negativos eran capaces de
perjudicar el desempeño intelectual. Steele sostiene que “el prejuicio que sugiere
una incapacidad para lograr un buen desempeño en una tarea difícil activa la
amígdala cerebral, provocando un nerviosismo que hace que el desempeño sí sea
pobre, al bloquearse el funcionamiento de los lóbulos pre frontales”. 1
Llegó a la conclusión de que “las falencias no guardan relación con las habilidades
naturales sino con la presencia de prejuicios incapacitantes en el contexto social
en el cual las personas se desempeñan. Éstos contaminan sus cerebros y
determinan sus fracasos, pues muchos individuos son vulnerables a esos
estímulos y llegan a dudar de sus habilidades, poniendo en tela de juicio su
talento, con el consecuente deterioro del sentido de su propia capacidad”.
A la luz de lo expuesto, pude comprender el comportamiento de los estudiantes,
ampliar el conocimiento que tenia de ellos y abordarlos en su complejidad sin
establecer juicios condenatorios. Las bajas expectativas que se tiene sobre los
estudiantes y sus aprendizajes están predeterminadas por el encasillamiento que
envuelve toda la acción docente en el aula.
Pude comprobar que la estigmatización suele dejar huellas indelebles en los
estudiantes dentro de su proceso escolar.
Algunos docentes, ante la propuesta de cambiar la mirada han expresado ¡eso es
imposible! Ante dichas respuestas me quedé pensando ¿cómo transformar en
posibilidad lo que es en apariencia imposible? ¿Cómo desnaturalizar el fracaso
escolar e interpelar al sistema escolar y a las prácticas pedagógicas con la
resistencia al cambio que se divisa?
¿Cuáles son las consecuencias de rotular el “fracaso” de los alumnos en la
escuela? ¿Qué podemos hacer los docentes para evitarlo? , ¿Cómo va a creer un
1 Formación en Neurosicoeducación. Clase 16 primer año. La discriminación produce una disminución del rendimiento cognitivo en quién la sufre. Fuente: Revista de AE, Descubriendo - el cerebro y la mente- Dr. Nse. Carlos Logatt Grabner
estudiante que puede aprender si percibe que los profesores no confían en sus
capacidades y potencialidades? En éste caso ¿Quién es responsable de su
autoestima?
Etiquetar, clasificar, encasillar, discriminar a los estudiantes, conduce al fracaso
escolar.
Fracaso escolar, indefensión aprendida y estrés
Esta sensación de fracaso escolar a la que se encuentran
expuestos permanentemente éstos sujetos, produce
estrés crónico.
Desde el campo de las neurociencias se conoce que bajo
una situación de estrés o miedo permanente no es posible
un aprendizaje eficaz.
El bienestar físico y emocional está estrechamente vinculado con la capacidad de
pensar y de aprender, por lo tanto los entornos escolares estresantes son
adversos para el aprendizaje.
El estrés a corto o a largo plazo puede perjudicar el aprendizaje y la memoria
afectando las habilidades cognitivas.
Cuando los estudiantes se encuentran bajo situaciones de estrés, las conexiones
entre los centros emocionales y el lóbulo frontal se ven afectadas, impactando
negativamente en el aprendizaje, afectando el juicio social o incluso las respuestas
a la recompensa y el riesgo.
Brindar un entorno seguro y de confianza influirá positivamente en el aprendizaje.
A si mismo generar espacios en los cuales los estudiantes puedan expresar sus
sentimientos puede ayudar a hacer frente a situaciones de ira, miedo y tensión
que surgen de la vida cotidiana.
Las respuestas al estrés pueden proporcionar una motivación y atención extra,
necesarias para afrontar una situación o pueden tener un efecto significativo sobre
el funcionamiento fisiológico y cognitivo.
Ante los factores estresores, los estudiantes adoptan un proceso que comprende
respuestas cognitivas y emocionales conductuales. Este proceso es denominado
afrontamiento.
Se observa que varios estudiantes muestran
conductas relacionadas a la percepción que
tienen sobre la falta de control sobre las
situaciones estresoras. El psicólogo Martín
Seligman ha denominado a dicho sentimiento
indefensión aprendida. El autor refiere que
la misma es sentir que no se tiene control o
que hay ineficacia en las propias acciones para modificar o manejar las
circunstancias adversas. Esto puede llevar a la aceptación abnegada, es decir
cuando los estudiantes no intentan ninguna acción al considerar que no pueden
mejorar o modificar la situación mostrando incapacidad para aprender nuevas
respuestas que podrían hacer cambiar la situación. Esto a su vez produce
disminución de la autoestima.
El modelo propuesto por Seligman sostiene que la indefensión aprendida tiene las
siguientes consecuencias. A nivel emocional la indefensión provoca en el sujeto
una sensación de incontrolabilidad que irá aumentando hasta transformarse en un
estado afectivo depresivo. A nivel motivacional el sujeto dejara de interactuar con
el ambiente ya que ha comprobado que sus respuestas no generan las
consecuencias esperadas.
Por último, a nivel cognitivo se dificultará el
aprendizaje de respuestas relacionadas con
acontecimientos ambientales debido a la
independencia de las respuestas y sus
consecuencias. Demasiados estresores activan el
mecanismo primitivo de lucha o huída,
incongruentes para resolver los problemas a los
que nos enfrentamos.
Como docente me he cuestionado ¿en qué manera contribuimos para que lo
mencionado anteriormente perdure?
Inteligencia emocional y aprendizaje
La necesidad que detecté en mis alumnos de recibir herramientas para el
desarrollo de la inteligencia emocional y social fue otro aspecto que decidí
destacar en éste trabajo.
El área de las emociones ha tomado relevancia en estos últimos tiempos en
asuntos de educación. Estudios realizados confirman que el clima emocional en el
aula es determinante y que los docentes que trabajan aspectos relacionados con
el desarrollo de habilidades emocionales reportan
menos situaciones de conflicto y rechazo por
parte de los estudiantes.
Cuando nuestras prácticas docentes se realizan
con sujetos de gran vulnerabilidad social y
emocional, el desafío es aún mayor. Es posible
que su estado emocional sea deplorable y que
predomine en ellos emociones negativas como
rabia, desesperanza, miedo, aburrimiento, pena,
vergüenza, desconfianza, temor, entre otras. Ello
problematiza la relación docente-estudiantes obstaculizando la formación integral
de los mismos.
Al plantearnos los desafíos en el
quehacer cotidiano de las instituciones
educativas uno de los mayores retos se
relaciona con el ambiente
socioemocional.
Nuestras prácticas educativas en general
continúan centrándose en las habilidades
académicas, mostrando indiferencia por la inteligencia emocional.
La vulnerabilidad social de algunos estudiantes marcada por los aspectos socio
culturales, económicos, la marginalidad, conflictos familiares, violencia, maltrato,
etc. afectan las emociones incidiendo en el aprendizaje dentro del aula, siendo en
muchos casos las causas del fracaso escolar. El clima emocional, el clima en las
aulas, la convivencia, las relaciones interpersonales son factores que influyen en
el proceso escolar de los estudiantes.
Juan Casassus, especialista de la UNESCO plantea que "La escuela es
una organización emocional. Es un sistema de relaciones que se encuentran
en torno a los aprendizajes y el aprendizaje es función de las emociones. También
la educación resulta de las relaciones que se dan a partir de las interacciones
entre profesores y alumnos, y las relaciones son por definiciones emocionales". El
autor también afirma que "El conocimiento cognitivo es importante. Eso no está en
cuestión. Sin embargo, sí podemos afirmar que las emociones están antes y
después del conocimiento cognitivo. Están antes pues el dominio emocional es el
que facilita u obstruye el aprendizaje. También están después, pues las
emociones son las que guían a las personas a lo largo de sus vidas, las que nos
motivan a aprender y a relacionarnos con los otros de manera más pacífica y justa
en un mundo más sustentable."
En éste sentido Humberto Maturana afirma que "Vivimos una cultura que ha
desvalorizado a las emociones en función de una supervaloración de la razón, en
un deseo de decir que nosotros, los humanos, nos diferenciamos de los
otros animales en que somos seres racionales. Pero resulta que
somos mamíferos, y como tales, somos animales que viven en la emoción. 2
Los docentes nos vemos obligados a ampliar los debates centrados en el
aprendizaje en sí, ampliando la mirada hacia la formación humana y los
aprendizajes. En éste sentido es interesante lo dicho por Onetto cuando destaca
que "El tema de las relaciones humanas y el ambiente dentro de la escuela
ha estado sustraído de nuestra atención quedando en el olvido el hecho de que la
relación entre el maestro y el alumno, mediada por el conocimiento, es una
2 Humberto Maturana R. Del Ser al Hacer.Los orígenes de la Biología del Conocer. J.C.Saez Editor. 2004.
relación humana de carácter ínter-subjetivo… el conocimiento no puede ser visto
como algo aislado de la relación y el ambiente en que se construye" 3
Collell afirma que "Hay que resaltar la importancia de la educación emocional
como eje vertebral de la convivencia. Estrechamente vinculada a la salud mental y
a la calidad de vida, la educación emocional emerge como un aspecto
imprescindible para afrontar los profundos cambios estructurales y sociales que se
producen. Repensar la educación desde estos parámetros es, como señala el
Informe Delors, una utopía necesaria".4
Estudios realizados por Unesco (1998) señalan que en el rendimiento escolar lo
que más influye no son factores como infraestructura o formación de los maestros,
sino el ambiente social emocional en el aula.
La inteligencia emocional y social puede desarrollarse con el uso de los LPF, con
lo cual es necesario aprender a utilizar el pensamiento reflexivo y autor regulador.
Como educadores debemos buscar como resultado final el promover que los
estudiantes sean buenas personas, que sean idóneas en lo que hagan, que
posean sentido común y se rijan por los valores universales. El proceso educativo
debe estar orientado a perfeccionarnos como seres humanos o frontalizarnos en el
quehacer cotidiano. Esta educación debe basarse, en conocimientos científicos
integrados entre sí, que permitan una verdadera comprensión de la conducta
humana, algo esencial para poderla conocer, comprender, controlar, supervisar y
modelar.
Stephen Nowicki, Psicólogo de la Emory University estudia y afirma que los niños
que emocionalmente se encuentran perturbados, además de quedar socialmente
aislados, también se ven afectados en sus capacidades intelectuales.
Por otra parte D. Goleman afirma que el aula representa una situación tanto social
como académica; lo cual implica que tanto la ansiedad como el desconcierto de
estos niños interfieren en su capacidad para aprender con eficacia.
3 Onetto, F. (2003). Criterios de intervención en las problemáticas de convivencia escolar. En J.Ruz & J. Coquelet (Eds.). Convivencia escolar y calidad de la educación. Pp. 97-112. Santiago: Maval Ltda. 4 Collell, J., Escudé, C. (2003). L´educació emocional. Traç, Revista dels mestres de laGarrotxa, any XIX, num. 37, pp. 8-10. (Original en lengua catalana). La educación emocional
Durante la formación en Neurosicoeducación, he aprendido que las aptitudes
emocionales pueden ser "aprendidas" y "mejoradas" por los estudiantes. La
inteligencia emocional es un concepto nuevo dentro del campo de la psicología,
que resulta pertinente tenerla en cuenta en Educación; ya que mejoraría las
relaciones vinculares y las capacidades intelectuales de los alumnos. Es
sustancial tener en cuenta las emociones de nuestros alumnos, atendiendo sus
lenguajes no verbales, identificando los síntomas y arrebatos emocionales que
detectados a tiempo anticipan diversas reacciones. En escuelas que tienen en
cuenta la inteligencia emocional, se han observado alumnos más seguros de sí
mismos, más sociables, más democráticos, con mayores habilidades para la
resolución de conflictos. Evidenciaron también mejor dominio de sí mismos,
disminución de tristeza y decepción, menos iniciación en la droga, menos
delincuencia, mejores calificaciones y mayor compromiso con los compañeros. Se
vieron a su vez algunos beneficios como la disminución de la ansiedad y el
aislamiento, mayor reflexión antes de actuar, clima más positivo dentro del aula,
mayor apego a la familia y a la escuela, desarrollo de habilidades para manejar
problemáticas interpersonales, disminución de la violencia en el aula y en la
escuela, mayor disposición a cooperar y mejoras en el autodominio, conciencia
social y toma de decisiones sociales.
Por lo expuesto anteriormente considero oportuno tener en cuenta en nuestras
prácticas educativas que es importante centrarnos en establecer un buen vínculo
con los estudiantes ya que esto propicia la confianza, armonía grupal y la
autoestima, favoreciendo la capacidad de resiliencia.
Ser capaces de afrontar, transformar y crecer con las adversidades
Es sumamente importante que los jóvenes además de desarrollar las facultades
del razonamiento, alcancen la capacidad de motivarse y perseverar, pese a las
adversidades y frustraciones. También que aprendan a regular los impulsos,
aumentar la empatía, manejar adecuadamente las relaciones interpersonales y
sentir esperanza.
El aprendizaje es la clave en el progreso humano. Una educación orientada al
conocimiento del mundo interior se transforma en un método efectivo para el
crecimiento individual, la resolución de conflictos y el desarrollo de valores,
factores esenciales para alcanzar el éxito y la felicidad personal y social.