Montando tu propia exposición

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Montando tu propia exposición: El Lugar Cuando preparas una exposición son muchos los detalles que hay que tener en cuenta, pero las preguntas básicas que tienes que hacerte son dos: qué vas a exponer, y dónde lo vas a exponer. Vamos a dedicar este primer artículo a la sala en el que estará la exposición. Entendiendo como “sala” cualquier espacio dispuesto a colgar tu obra en sus paredes. La sala Buscar un lugar donde exponer es más fácil de lo que parece. Obviamente si es tu primera exposición y no tienes un nombre hecho, lo tendrás difícil para acceder a sedes institucionales que programan exhibiciones de cierto nivel, pero hay muchas alternativas: agrupaciones fotográficas, asociaciones culturales o vecinales, incluso bares o restaurantes. Muchos de estos espacios programan regularmente exposiciones de fotografía o pintura, y posiblemente estarán encantados de tener tu obra en sus paredes. El lugar en el que vas a exponer condiciona completamente todo el proyecto de la exposición. Por regla general, a no ser que tengas ya material preparado de concursos u otras exposiciones, debes conocer todos los detalles de la sala antes de empezar a preparar tu proyecto de exposición. El lugar puede ser tan variado como la sala de exposiciones de una casa de la cultura, una galería de arte, un bar o un restaurante, y cada uno de estos espacios tiene características muy distintas a las que deberás adaptarte para sacarles el máximo provecho. Algunos puntos que deberías tener en cuenta son los siguientes: Cantidad y formato. ¿Cuantas fotos “caben” en la sala? ¿A qué tamaño?

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Montando tu propia exposición: El Lugar

Cuando preparas una exposición son muchos los detalles que hay que tener en cuenta, pero las preguntas básicas que tienes que hacerte son dos: qué vas a exponer, y dónde lo vas a exponer. Vamos a dedicar este primer artículo a la sala en el que estará la exposición. Entendiendo como “sala” cualquier espacio dispuesto a colgar tu obra en sus paredes.

La sala

Buscar un lugar donde exponer es más fácil de lo que parece. Obviamente si es tu primera exposición y no tienes un nombre hecho, lo tendrás difícil para acceder a sedes institucionales que programan exhibiciones de cierto nivel, pero hay muchas alternativas: agrupaciones fotográficas,

asociaciones culturales o vecinales, incluso bares o restaurantes. Muchos de estos espacios programan regularmente exposiciones de fotografía o pintura, y posiblemente estarán encantados de tener tu obra en sus paredes.

El lugar en el que vas a exponer condiciona completamente todo el proyecto de la exposición. Por regla general, a no ser que tengas ya material preparado de concursos u otras exposiciones, debes conocer todos los detalles de la sala antes de empezar a preparar tu proyecto de exposición. El lugar puede ser tan variado como la sala de exposiciones de una casa de la cultura, una galería de arte, un bar o un restaurante, y cada uno de estos espacios tiene características muy distintas a las que deberás adaptarte para sacarles el máximo provecho. Algunos puntos que deberías tener en cuenta son los siguientes: Cantidad y formato. ¿Cuantas fotos “caben” en la sala? ¿A qué tamaño?

Soportes. ¿Cómo se van a colgar las fotos? ¿Una alcayata en la pared? ¿Un sistema de rieles? ¿rieles fijos o móviles? ¿Puedes colocar las fotos a diferentes alturas?

Distribución. ¿Estarán todas las fotos en un mismo espacio o divididas en diferentes habitaciones? Si son varios espacios, deberás tenerlo en cuenta a la

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hora de decidir que foto va en cada sitio. Fíjate también en donde está la entrada, y que recorrido hacen los visitantes: cuál es la primera foto que ven al entrar, que secuencia van a seguir, si hay espacios como un piso superior o una habitación escondida que sería conveniente señalizar…

Iluminación. ¿Hay una iluminación específica para la exposición o se usa la luz ambiente de la propia sala? En el primer caso, ¿es orientable o móvil, puede graduarse la intensidad? Si se usa la luz ambiente, por ejemplo en un bar, tendrás que tener un poco más de cuidado: si es muy tenue, pueden perderse pequeños detalles y matices, por lo que destacarán más las fotos con un contraste alto, muy luminosas y con una gama de tonos reducida. El color de la iluminación también puede afectar a cómo se ven las fotos: si no es luz blanca, puede ser aconsejable hacer un par de pruebas imprimiendo alguna foto y llevándola al sitio, para ver que tal queda.

Condiciones ambientales. ¿Será un sitio con mucha humedad, o luz directa del sol? ¿Un bar donde se permite fumar, o en el que las fotos estarán a la misma altura que la gente con sus bebidas? El entorno de la sala puede determinar algunos aspectos del montaje, como el tener que usar marcos con cristal o limitar el tamaño de las imágenes. Ten en cuenta que el humo, el sol directo, o el contacto directo con las manos pueden dañar las fotografías. Por no hablar de si

se derrama una copa encima. Un detalle en el que hay que fijarse: el color y textura de las paredes. Ten en cuenta que será el fondo sobre el que estarán tus fotos, y no es lo mismo una pared blanca que una oscura o pintada con colores muy brillantes.

Materiales de apoyo. ¿Proporciona la sala materiales como los marcos, por ejemplo? Si te ofrecen los marcos, te ahorras una buena cantidad en el montaje, pero tendrás que adaptarte al número y tamaño de los mismos. Hay otros materiales que pueden ser interesantes, como un proyector o música ambiente, que te pueden ayudar a crear el entorno en el que quieres exponer.

Fechas y horarios. ¿Qué disponibilidad de fechas tiene la sala, y cuánto tiempo durará la exposición? ¿En qué horario? La mayoría de las salas prepara

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su programación con meses de antelación, lo cual está muy bien porque una vez que reserves fechas tendrás tiempo de prepararlo todo con calma.

Presencia. Tú como autor, ¿debes estar presente durante todo el tiempo de la exposición? ¿debe haber siempre alguna persona designada por tí, aunque no seas tú? ¿pondrán alguna persona los responsables de la sala?

Promoción. Es importante conocer los medios de promoción que usa la sala para difundir sus actividades: boletín de noticias impreso, lista de correo electrónico, página en Facebook, publicaciones en prensa, cartelería, folletos… Con eso evitarás duplicar esfuerzos y puedes centrarte en la

promoción por canales o a públicos que no cubra la publicidad habitual del lugar donde vayas a exponer.

Es muy recomendable visitar con anterioridad otras exposiciones en la misma sala. De esa manera podrás ver exactamente las posibilidades del espacio, cómo quedan las obras ya expuestas, e incluso puede darte algunas ideas para tu muestra.

Cuando tengas claros estos puntos y conozcas el lugar en el que vas a exponer, te será más fácil decidir que fotografías seleccionar, en qué formato montarlas, cómo distribuirlas, y los demás detalles accesorios, aspectos que se abordan en los siguientes puntos.

Montando tu propia exposición: La Planificación

Si ya conocemos el donde, el lugar en el que vamos a exponer, nos será más fácil responder a la pregunta más importante cuando preparamos un exposición: ¿qué es lo que vamos a exponer?

Y junto al qué, el cómo. Si es nuestra primera exposición esta es una de las partes más emocionantes: cuando cogemos nuestra idea y la transformamos en algo real que podemos compartir con nuestro público. En esta entrada y la próxima intentaremos dar algunas pistas para tener en cuenta durante este proceso.

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La selección

Montar una exposición partiendo de cero teniendo tan solo la idea es un reto apasionante, vamos a suponer que ya tienes una buena colección de fotos, ya sea de tu colección particular a lo largo del tiempo, o bien hechas expresamente.

Una de las fases más importantes de los preparativos es la de la selección del material. Para empezar, es muy importante que exista un tema que le dé consistencia a la exposición, que sea común a todas las fotos que participen en la muestra y que le de al espectador una sensación de unidad. Puede ser tan concreto o tan difuso como quieras: retratos, fotografía urbana, paisajes, azul, viajes, puertas… pero debe existir ese nexo que haga que todas las fotos formen un conjunto coherente sobre una idea. O incluso dos o tres temas, si tienes fotos suficientes y puedes distribuirlas sin que queden muy perdidas, pero montar una exposición de 20 o 30 fotos sin nada que ver entre sí resultará muy confuso.

Cuando tienes el tema y un montón de fotos, empieza la selección en sí. Descarta las que no tengan una técnica correcta, las que no encajen con el tema de la exposición, las que te parezca que no tienen nivel suficiente… Normalmente acabarás con unas cuantas fotos de las que estarás completamente seguro, y un buen puñado con las que tendrás dudas, bien porque son muy parecidas, o porque te gustan cinco pero solo pudes escoger dos. Ese es un buen momento para invitar a cenar a unos cuantos amigos y hacerles una proyección para que ver que opinan. O si las tienes en Flickr, mira cuales tienen más favoritos. O si participas en alguna comunidad fotográfica (virtual o real), muéstralas y pide opiniones. Esta también es una buena forma de ir implicando a tu entorno, y que se sientan parte de tu exposición.

El proyecto

Antes de exponer, muchas salas te pedirán un proyecto (por escrito) de la exposición. En ocasiones puede ser tan sencillo como simplemente decirles que es lo que vas a exponer y enseñarles algunas fotos, pero normalmente te pedirán como mínimo un breve currículum fotográfico, una descripción escrita de la muestra (motivación, tema…) y una relación de las fotos. También es conveniente especificar en el proyecto aquellos materiales de la sala que vayas a necesitar,

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como marcos o proyectores. En cualquier caso, pide de antemano que te detallen todo lo que debes incluir en ese proyecto, para no hacer trabajo de más ni de menos.

Este proyecto no es un mero trámite burocrático, ya que además de permitir a los gestores de la sala tener una idea de que es lo que va a verse en su recinto, el simple hecho de tener todas las fotos impresas, aunque sean ocho por folio, te puede ser de utilidad para organizarte, especialmente si incluyes una propuesta de distribución de las obras por la sala.

Un truco para elegir la distribución, si todavía no lo tienes claro: dibuja un esbozo de la sala, con todos los recintos donde vas a exponer. Imprime las fotos en folios, a tamaño pequeño. Recórtalas y juega a distribuirlas en el dibujo que has hecho, hasta que des con una combinación que te guste. Después, cuando estés delante de las paredes preparado para colgar tus fotos seguro que cambias algo, pero cuanto más clara tengas la idea, mejor.

El presupuesto

Según vayan avanzando los preparativos, te darás cuenta de un detalle importante:

exponer cuesta dinero. Y si no tienes ayudas no es barato, precisamente. Haz

un presupuesto e intenta ajustarte al mismo lo más posible. Algunos puntos que deberás

tener en cuenta: realización de fotografías.

exponer, y necesitas hacer más.

impresión de pruebas y del trabajo final.laboratorios y preguntar por formatos y calidades, tu presupuesto será un punto importante. No te asustes, pueden hacerse impresiones de bastante calidad a buenos precios, y para una primera exposición no vas a necesitar papeles Fine Art de fibra de algodón de 300 gramos. No obstante, cuenta con que este va a ser uno de los principales gastos.

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enmarcado y montaje. Dependiendo del formato y tipo de enmarcado este también puede ser un gasto importante, especialmente si corre de tu cuenta. Montar sobre cartulina sale más barato que sobre passepartout, y el passepartout suele ser más barato que sobre bastidor, especialmente si te prestan los marcos. Ir a una tienda especializada en enmarcados suele ser más barato que encargarlo en una tienda de fotografía. Si vas a exponer en un centro cultural, agrupación fotográfica o similar es muy probable que te presten el material. Si no, pregúntales donde suelen acudir ellos, posiblemente tengan algún acuerdo con determinados establecimientos.

promoción. Volveremos sobre este punto en otro post, pero ten prevista la impresión de al menos unos cuantos carteles y flyers o tarjetas.

el convite de inauguración. Consulta con la sala como resuelven este tema. Puede ser tan sencillo como nada o tan elaborado como un catering contratado para la ocasión. En medio, un amplio abanico de posibilidades, desde unas rondas y unas tapas si expones en un bar o restaurante, o pasarte una tarde preparando sándwiches.

otros gastos, como la adecuación de la sala si corre de tu cuenta (no es lo habitual), o la edición de un catálogo (tampoco es habitual en primeras exposiciones, pero si te lo puedes permitir…) o la impresión de fotografías/postales de recuerdo.

Y como en todo buen presupuesto, cuando lo tengas listo añade un 15-20% para imprevistos.

Montando tu propia exposición: Preparando las Fotos

Ahora que tenemos la idea de nuestra muestra razonablemente trabajada, vamos a empezar a “construir” físicamente la exposición, empezando por imprimir las fotos que ya hemos seleccionado.

La impresión

Imprimir las fotos es el paso más delicado, fotográficamente hablando, de todos los preparativos de la exposición. La impresión es todo un mundo, y podrían escribirse varias entradas sobre los distintos procesos de impresión, formatos,

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papeles… pero para la primera vez que exponemos lo más práctico suele ser el método de “pregunta y prueba”. En toda ciudad suele haber uno o unos pocos sitios de referencia a los que suelen ir los fotógrafos profesionales a encargar sus ampliaciones en papel. Consulta a fotógrafos conocidos o en agrupaciones fotográficas, pregunta en Flickr o en foros de Internet, busca en Google… Seguro que a poco que preguntes habrá unos pocos nombres que empezarán a repetirse.

Antes de empezar a imprimir es buena idea acercarse a estos laboratorios y consultarles directamente. Diles que estás preparando una exposición y pídeles consejo.

Al acercarte a varios laboratorios y preguntarles directamente podrás conocer las distintas posibilidades que te ofrece cada uno, que soportes y papeles trabajan, cuánto cobran, y dos detalles muy importantes: uno, cómo debes entregarles el material, y dos: que impresión te causan. Esto último es muy subjetivo y puede llevar a engaño, y realmente solo lo podrás evaluar a la larga, pero la manera en que te tratan dice mucho de cómo van a tratar tus fotos, y esa puede ser la diferencia entre una impresión cuidada y algo que no se diferencia mucho de lo que sale de tu impresora casera.

Sobre como entregarles el material, pregunta en cada sitio. Lo más probable es que te pidan ficheros JPG, a 300ppp de resolución, en un espacio de color sRGB, y ya escalados al tamaño en que quieras

imprimirlos. Ten en cuenta que dependiendo del método de enmarcado que vayas a usar, puede ser recomendable que las fotos tengan un ligero sangrado (borde) a su alrededor. Dependiendo del tamaño de la foto y del papel, este borde se lo tendrás que añadir tú al fichero antes de enviarlo a imprimir, o puede añadirse en el mismo momento de la impresión. Al contrario, si por el método de enmarcado necesitas que las fotos vayan “a sangre” (sin borde), pero por el tamaño del papel quedan bordes sin imprimir, pide en el laboratorio que te guillotinen las copias.

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Lleva los ficheros ya procesados, con todos los ajustes de color y contraste. Para evitar sorpresas lo mejor es que hayas editado tus fotos en un monitor calibrado. Un calibrador normalito puede costar entre 90 y 120 euros, pero si vas a imprimir a menudo, es una buena inversión. Si piensas dedicarte seriamente a imprimir tus trabajos, un monitor profesional con calibrado por hardware es una opción a considerar, aunque sus precios son elevados. Por seguridad, guarda varias copias de los ficheros de las fotos ya tratadas y listas para imprimir.

En los lugares serios revisarán cada fichero, y si lo consideran necesario y desean ganarse un cliente, te sugerirán algún ajuste de colores o contraste. Ojo: si retocan tus ficheros sin decirte nada, malo.

En cualquier caso, antes de encargar la impresión de toda la exposición, haz pruebas. Selecciona varios laboratorios, los que te hayan causado mejor impresión (valga la redundancia). Selecciona tres o cuatro fotos, las más complicadas de imprimir: con negros muy negros, detalles en las sombras, colores muy saturados, degradados suaves, o contrastes muy fuertes. Encarga en cada laboratorio seleccionado copias de esas fotos, al mismo tamaño en que serán expuestas. Cuando las tengas, ponlas todas juntas con muy buena luz, y no te costará mucho elegir el laboratorio definitivo teniendo en cuenta la combinación de calidad, precio y trato.

Cuando tengas las fotos impresas, trátalas con cuidado: las esquinas tienen una molesta tendencia a golpearse con su entorno y estropearse, y según el tipo de impresión y acabado, una huella dactilar puede arruinar una buena imagen. Una carpeta rígida es muy útil para el transporte, y unos guantes de algodón no vendrán mal para el manipulado.

Si no estás acostumbrado a imprimir tus fotos, el momento en que ves impresas a calidad y en buen tamaño esas fotografías que has seleccionado tan cuidadosamente es toda una experiencia. Disfrútala.

El enmarcado

Posiblemente el paso más caro de todo el montaje, el

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tipo de enmarcado vendrá determinado por las especificaciones de la sala, las opciones del laboratorio en el que realicemos la impresión, y el presupuesto de que dispongamos. Las posibilidades son muchísimas, desde un sencillo pegado sobre una cartulina (negra o blanca, por lo general), hasta una impresión en lienzo montada en bastidor, pasando por impresión directa sobre soportes como foam o forex, aunque lo más habitual y con una muy buena relación precio-acabado es montar la foto en un passepartout y enmarcar en aluminio, por lo que nos detendremos un poco más en esta opción.

El passepartout es una cartulina ligera con un bisel interior que se monta encima de la foto (es decir, la foto se pega en la parte trasera del passepartout, con una cinta muy parecida a la de pintor, aunque algo más robusta), y al enmarcarla esta cartulina sirve para realzar la imagen y evitar el contacto directo con el cristal del marco. Una forma muy habitual de ver las fotos con esta preparación es en un marco de aluminio, que son muy ligeros y desmontables, en el que se sitúan una superficie rígida (madera o cartón resistente) que sirve de base, la foto ya montada en el passepartout, y un vidrio o metacrilato (este último más barato, pero de mucha menor calidad).

Algunos detalles a tener en cuenta al montar con passepartout: aunque hay disponible una amplia gama de colores, lo habitual es

usar blanco o negro. Cuando estés preparando las fotos para la impresión haz pruebas incluyendo en la imagen un borde blanco o negro, a ver cual te parece más satisfactorio. Ten en cuenta también si la pared sobre la que se va a exponer es de tonos muy claros o muy oscuros.

hay diversas opciones a la hora de realizar un passepartout: comprarlos ya hechos, lo que te limita un poco a la hora de decidir tamaños, tanto de la impresión como del marco; hacerlos tu mismo, comprando la cartulina y una hojilla especial para hacer los cortes biselados, opción solo recomendable si tienes mucho pulso, maquinaria adecuada y bastante tiempo libre; o encargarlos a medida en algún establecimiento de enmarcados. Personalmente recomiendo esta última opción, que aunque es la más cara es la que suele ofrecer mejores acabados.

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la cartulina añade un margen a la foto enmarcada, cuyo tamaño lo decides tú si realizas los passepartout de manera artesana, o bien lo escoges entre las posibilidades que te ofrezcan al comprarlos ya hechos. Ten en cuenta que si tienes una foto de 30×40 y la enmarcas con un passepartout de, por ejemplo, 5 centímetros de ancho en todas sus caras, el marco tendrá que tener un tamaño de 40×50.

al ir la foto pegada sobre la parte trasera del passepartout, éste se “come” un pequeño borde de la imagen que al quedar tras la cartulina no queda visible. Ten presente al imprimir las fotos si puedes sacrificar esos milímetros por cada lado, o si es mejor imprimir un pequeño margen alrededor de la imagen.

La promoción

Otro aspecto que no debe descuidarse es la promoción de nuestra exposición. A los amigos y familiares ya los tenemos seguro, pero no está de más llegar a más gente, aunque sea simplemente por la ilusión que hace ver a personas que no conocemos paseando entre nuestras obras.

Hay muchísimas formas de dar a conocer nuestra muestra. Algunas nos llevarán algo más de tiempo, otras supondrán un cierto desembolso… En cualquiera de ellas asegúrate de que no falta la información importante: el lugar exacto, las fechas de comienzo y final, el horario si no es muy habitual, tu nombre y el título de la exposición, y algunas fotos de muestra. Aquí van algunas posibilidades: crea un evento en Facebook. Hoy en día, la forma más sencilla, económica

y rápida de dar a conocer una actividad cultural. Invita a todos tus contactos y anímales a que inviten a más gente.

diseña un cartel que puedas colgar en varios sitios: tiendas de fotografía, centros culturales o de ocio, carteleras sociales… Tampoco hace falta que sean muchos, con unos pocos estratégicamente situados bastará. Consejo: las impresiones en A4 en imprentas digitales no son caras y quedan mucho mejor que una impresión casera.

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aprovecha el diseño del cartel para editar postales o flyers. Empresas tipo Postal Free son un buena opción por un módico precio, aunque siempre tienes la opción de imprimirlas en un papel tipo cartulina y distribuirlas personalmente entre conocidos y establecimientos que consideres interesantes.

envía notas de prensa. Muchos medios la agradecen y aunque no te la publiquen entera, siempre está la posibilidad de conseguir una mención en los apartados de agenda cultural. Escribir una nota de prensa tiene algo de arte, pero básicamente: sé breve y conciso, da toda la información importante lo antes posible (si no hay espacio, el periodista empezará a recortar los últimos párrafos), e incluye fotos de muestra a buena calidad, pero sin exagerar (menos de dos megas de peso irá bien para cualquier medio impreso, y de sobra para los digitales).

envía la nota de prensa tanto a medios “analógicos”: periódicos locales y regionales (en prensa, mejor si es directamente a la sección de Cultura), radios, guías de ocio y cultura…; como a medios digitales: blogs de ocio, cultura o fotografía, guías locales o de ocio en Internet… Muchos no la publicarán y la mayoría ni te contestará, pero cuantas más puertas toques, más se abrirán.

Montando tu propia exposición: El Gran Día

Y por fin, después de unos preparativos que pueden llegar a durar meses desde que surge la idea, ya lo tenemos todo listo para inaugurar nuestra exposición: las fotos preparadas, la sala lista para exhibirlas, las invitaciones enviadas y las notas de prensa publicadas…. Tan solo nos queda colocar las fotos y recibir a los visitantes.

Veamos algunos puntos a tener en cuenta en estos últimos momentos en los que empiezan a surgir un montón de detalles de última hora.

El montaje

Como otros muchos pasos hasta ahora, el montaje propiamente dicho de la exposición puede variar mucho en función de múltiples factores, como las

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políticas de la sala, requisitos de montaje que solo pueden solventarse a última hora o el tipo de enmarcado y enganche que usemos. A tener en cuenta antes de montar: desde mucho antes, concreta con la sala cuándo puedes ir a montar y

de cuánto tiempo dispones, en que días y en que horarios. No es lo mismo tener una semana completa para montar tranquilamente, que un fin de semana, o tener que ir a un restaurante por la mañana para presentar la exposición esa misma noche.

si la sala te presta los marcos, seguramente tendrás que esperar a que se desmonte la exposición anterior para poder enmarcar y montar la tuya. Si son muchas fotos, enmarcar puede llevar bastante tiempo y es tedioso, si consigues embaucar a un par de conocidos o te ayuda personal de la sala seguro que lo agradecerás.

si por el contrario los marcos corren de tu cuenta y llevas las obras ya preparadas para colgar, lleva un par de marcos de repuesto. Los accidentes ocurren.

Cuando tengas todas las fotos preparadas y en sus marcos o soportes correspondientes, viene una de las partes más divertidas, y que según el espacio puede tomarse su tiempo: la distribución. Si has seguido nuestros consejos anteriores y te has hecho bocetos en papel o has visitado la sala en exposiciones anteriores a la tuya, posiblemente tendrás la idea bastante clara,

pero siempre pueden surgir dudas de última hora, cuando ya tienes todas las piezas del “puzzle” delante de tus ojos. Si además la sala no tiene unos puntos fijos para colgar las obras, sino un sistema de rieles o similar que te permite variar la distribución, la cosa puede complicarse.

Un truco bastante práctico es ir distribuyendo las fotografías por el suelo , pegadas a la pared en el sitio en el que piensas colgarlas. Eso te permite visualizar de manera bastante exacta como quedarán finalmente, y puedes hacer cambios sobre la marcha de manera rápida. Una vez colgadas siempre puedes descolgar y cambiar de sitio, pero es más lioso.

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Según vayas colgando las obras ten en cuenta que: por lo general, y a no ser que tengas algún propósito estético definido, todas

las obras deberían estar a la misma altura, que además debería ser la justa para que una persona de estatura media pueda ver las fotos de forma cómoda, sin tener que levantar o bajar la vista.

la distancia en horizontal entre una foto y otra también debería ser aproximadamente la misma, para que el conjunto quede equilibrado. Esto, por supuesto, depende mucho de la obra y el espacio: quizás te interese agrupar más algunas fotos que forman una serie, o distribuirlas en trípticos en vez de obras sueltas, o poner más en una pared que esté más cerca (o más lejos) de la entrada, o etc, etc…

si usas cristales, procura en la medida de lo posible evitar los reflejos.

asimismo, si puedes manejar la iluminación (p.ej., con lámparas direccionales), dedica un tiempo a probar y ver cuál es el mejor ángulo para poder ver bien las fotos.

es habitual que cada obra tenga una cartela al lado, un pequeño papel en el que se indica el título y en ocasiones otros datos, como la fecha o los datos técnicos de la toma. Consulta con la sala que formatos aceptan y que método usan para colgarlas, si se pegan directamente a la pared, o tienen un espacio reservado, o cuelgan del marco…

si tienes pensando algún tipo de evento para la inauguración, tipo proyección, DJs, algún performance... intenta hacer antes un “ensayo general”. Si no fuera posible, asegúrate de que toda la infraestructura y el material técnico que necesitas (enchufes, proyectores, tomas de sonido, mesas de mezclas…) estará disponible y operativo.

Cuando acabes de montarla, y especialmente si es tu primera exposición, tómate tu tiempo para pasear por la sala y disfrutarla a solas. Es una sensación indescriptible.

Los últimos detalles

Que deberían estar previstos desde bastante tiempo antes, pero que es ahora cuando aparecen todos a la vez:

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es importante saber quién y qué expone. La sala te dirá como poner esa información, posiblemente con un cartel colgado a la entrada, o en un

caballete. Puede ser el mismo cartel que has usado para la promoción, o algo hecho ex-profeso para el lugar. También deberían estar bien visibles en la entrada los horarios de visita y fecha de clausura.

en muchos sitios tendrás la posibilidad de colocar unpesar del nombre, pueden ser simplemente varios folios con un bolígrafo) para que la gente deje sus impresiones sobre la exposición. Aparte del peloteo de amigos y familiares, siempre se pueden encontrar comentarios interesantes.

la promoción de la exposición ya ha acabado, pero este es el momento de dar a conocer al autor. Prepara postales, flyers o tarjetas de visita con tus datos por si la gente quiere conocer más de tí o de tu obra, incluyendo por ejemplo la dirección de tu web, tu Flickr o tu blog. Si tienes cuenta en Flickr puedes usar las fotos que has colgado en la web para encargar, por ejemplo, mini tarjetas con una foto por una cara y tus datos por la otra. Estas tarjetas son baratas, de buena calidad y llaman bastante la atención, por lo que no es mala idea distribuir un par de docenas a lo largo de la sala, o dejarlas al lado del libro de firmas. En cualquier caso, asegúrate de tener este material de autopromoción varios días antes de la inauguración.

¿vas a vender tus obras? En ese caso deberías tener un listado de precios, y haber acordado con la sala como se va a gestionar la transacción: si va a haber una persona encargada en la sala, si se llevan alguna comisión, si el comprador debe dirigirse a tí directamente, si pueden negociarse copias en otros tamaños…

La inauguración

Y llega el momento. Lo habitual es que la exposición tenga una inauguración formal, generalmente a última hora de la tarde, en la que esté

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presente el autor. Si queda algún detalle por preparar, es mejor que lo tengas listo antes de que se abran las puertas, ya que este primer día tú vas a ser el centro de atención. Todo el mundo querrá saludarte, te presentarán, y ten presente que seguramente tendrás que decir algunas palabras, así que lleva al menos algunas ideas preparadas. Por lo demás, déjate llevar y disfruta el momento.

Según vayas comentando a familiares y amigos que estás preparando una exposición es probable que la pregunta que más te hagan sea “¿y habrá canapés?”. El canapé en la inauguración es una arraigada costumbre que depende básicamente de las políticas de la sala y del presupuesto. En algunas ocasiones la sala donde expones ser hará cargo del convite, en otras correrá de tu cuenta, y en numerosas ocasiones las condiciones de la sala o de la propia exposición no lo permitirán. Cuando corre de tu cuenta las posibilidades son muchas, desde simplemente invitar a algunas bebidas y tapas si la sala es un bar o restaurante, a contratar un catering que se encargue de todo, si la exposición y la sala son de cierto nivel. Entre las posibilidades intermedias, no es extraño en el caso de asociaciones de vecinos o agrupaciones fotográficas optar por una visita al súper y hacerse con unas cuantas botellas, mucho pan de molde e ingredientes para montar sándwiches variados y picoteo diverso.

El día después

Pasada la vorágine de la inauguración, aún quedan varias semanas por delante con tus obras expuestas. La sala te comentará si es necesario que tú o alguna otra persona esté siempre presente, o si su personal se hace cargo. Lo más probable es que el número de visitantes esos días sea mucho menor que en la inauguración, lo que no es óbice para que cuides detalles como responder tarjetas si se han acabado o echar un vistazo al libro de firmas, o volver a enviar una nota de prensa sobre la inauguración, si lo consideras conveniente.

Al igual que hay que tener claro el proceso de montaje, también deberás concertar con la sala cómo será el desmontaje de la exposición: que día cierra, cuanto tiempo tienes para desenmarcar las fotos si los marcos son cedidos por la sala, etc. Es costumbre en muchas salas dejar una obra en pago o en agradecimiento, concreta también este punto, y si es la sala quien elige la obra o tú.

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Acabada la exposición y recogido el material, aprovecha para intentar moverla por otras salas. Después de todo han sido meses de trabajo, y el esfuerzo se rentabiliza mejor si tienes la oportunidad de exponer el mismo material, o con pequeños cambios según hayas percibido la respuesta de la gente. Las agrupaciones fotográficas y salas municipales suelen tener contactos con otros espacios donde se puede exponer, y en ocasiones incluso tienen organizados pequeños circuitos de salas por las que van rotando las exposiciones. Consulta en la misma sala donde has expuesto, o comienza a buscar una nueva, sabiendo que ahora podrás ahorrarte bastantes pasos.