Muralla Aviles

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69 AyTM 12, 2005 * Doctorando en Arqueología por la Universidad de Oviedo. E-mail: [email protected]. ** Doctorando en Arqueología por la Universidad de Salamanca. E-mail: [email protected]. AL ABRIGO DE LA RÍA: LOS ORÍGENES DE AVILÉS La villa de Avilés se localiza en la costa cen- tral de Asturias, resguardada en el fondo de saco que configura la ría que lleva su nombre. La his- toria de la ciudad está determinada en gran medida por el carácter marítimo de su empla- zamiento, aunque la actual morfología que pre- senta la bahía, intensamente transformada por los usos contemporáneos, poco tiene ya que ver con las formas naturales que conservaba en época medieval. Marismas, junqueras y are- nales han dejado paso a proyectos de deseca- ción, rellenos y malecones (MORALES MATOS, 1982). No obstante, aún se puede adivinar como eran sus trazas con anterioridad a la acción transformadora del hombre. Desde un punto de vista tectónico la ría se asienta sobre un bloque hundido durante la orogenia alpina conocido como fosa de Avilés, enmarcado por el alto de San Cristóbal al oeste y los montes del Estrellín, Tuñes y Carbayedos al este, donde afloran dolomías, calizas y conglomerados cuar- cíticos (LLOPIS LLADÓ, 1968). Se trata de un amplio estuario, con una anchura media en torno a los 1000 metros y algo más de 3 kiló- metros de longitud entre el peñón de Raíces Revisión histórico-arqueológica de la Muralla de Avilés (Asturias) Alejandro García Álvarez-Busto* Alfonso Fanjul Peraza** RESUMEN La muralla de la villa de Avilés ha sido fechada en el siglo XIII a partir de los escasos datos proporciona- dos por la documentación escrita. Recientemente los resultados de una intervención arqueológica nos han permitido revisar la cronología fundacional del recin- to amurallado –relacionada con un contexto de cre- cimiento urbano a caballo entre los siglos XI y XII–, así como diferentes aspectos de la historia construc- tiva de las defensas entre la plena Edad Media y su demolición a principios del siglo XIX. PALABRAS CLAVE: Villa medieval, Fortificación urbana, Muralla, Avilés, Asturias. ABSTRACT The wall of Avilés village has been dated in the 13th century starting from the poor facts provided by writ- ten sources. Recently the results from an arqueolo- gical excavation have allowed us review the consti- tuent chronology of the fortified enclosure -related with an urban growth context among the end of 11 th century and beginning of 12 th –, as well as different aspects of the building history of the wall among Medieval Age and its demolition at 19th century. KEY WORDS: Medieval village, Urban fortifications, Wall, Avilés, Asturias.

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Muralla Aviles

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  • 69AyTM 12, 2005

    * Doctorando en Arqueologa por la Universidad de Oviedo. E-mail: [email protected].**Doctorando en Arqueologa por la Universidad de Salamanca. E-mail: [email protected].

    AL ABRIGO DE LA RA:LOS ORGENES DE AVILS

    La villa de Avils se localiza en la costa cen-tral de Asturias, resguardada en el fondo de sacoque configura la ra que lleva su nombre. La his-toria de la ciudad est determinada en granmedida por el carcter martimo de su empla-zamiento, aunque la actual morfologa que pre-senta la baha, intensamente transformada porlos usos contemporneos, poco tiene ya quever con las formas naturales que conservabaen poca medieval. Marismas, junqueras y are-nales han dejado paso a proyectos de deseca-

    cin, rellenos y malecones (MORALES MATOS,1982). No obstante, an se puede adivinar comoeran sus trazas con anterioridad a la accintransformadora del hombre. Desde un puntode vista tectnico la ra se asienta sobre unbloque hundido durante la orogenia alpinaconocido como fosa de Avils, enmarcado porel alto de San Cristbal al oeste y los montesdel Estrelln, Tues y Carbayedos al este, dondeafloran dolomas, calizas y conglomerados cuar-cticos (LLOPIS LLAD, 1968). Se trata de unamplio estuario, con una anchura media entorno a los 1000 metros y algo ms de 3 kil-metros de longitud entre el pen de Races

    Revisin histrico-arqueolgica de laMuralla de Avils (Asturias)Alejandro Garca lvarez-Busto*Alfonso Fanjul Peraza**

    RESUMEN

    La muralla de la villa de Avils ha sido fechada en elsiglo XIII a partir de los escasos datos proporciona-dos por la documentacin escrita. Recientemente losresultados de una intervencin arqueolgica nos hanpermitido revisar la cronologa fundacional del recin-to amurallado relacionada con un contexto de cre-cimiento urbano a caballo entre los siglos XI y XII,as como diferentes aspectos de la historia construc-tiva de las defensas entre la plena Edad Media y sudemolicin a principios del siglo XIX.

    PALABRAS CLAVE: Villa medieval, Fortificacinurbana, Muralla, Avils, Asturias.

    ABSTRACT

    The wall of Avils village has been dated in the 13thcentury starting from the poor facts provided by writ-ten sources. Recently the results from an arqueolo-gical excavation have allowed us review the consti-tuent chronology of the fortified enclosure -relatedwith an urban growth context among the end of 11thcentury and beginning of 12th, as well as differentaspects of the building history of the wall amongMedieval Age and its demolition at 19th century.

    KEY WORDS: Medieval village, Urban fortifications,Wall, Avils, Asturias.

  • y la ra de San Balandrn al norte y el empla-zamiento de la villa avilesina al sur, desde dondegira hacia Llaranes perdiendo bruscamente susdimensiones en favor del ro Tabaza. Duranteel Flandriense tardo en poca romana elnivel del mar estaba situado entre 0,5 y 1 metropor encima del nivel medio actual (FLOR, 1995).Desde entonces, el descenso paulatino de lasaguas hasta su posicin actual se ha visto acom-paado de una activa dinmica sedimentariaen la cuenca del estuario, de tal manera quela escasa capacidad de arrastre de los ros quedrenan la cuenca, como el Races o el Alvares,no ha contrarrestado los voluminosos aportesde arena desplazados hacia el interior de la racon las corrientes y las pleamares, lo que haprovocado en definitiva un continuo procesode colmatacin del estuario y la formacin ensu interior de extensas superficies de marismasy llanuras fangosas, junto al arenal y las dunasdel Espar tal en la lnea de costa (ALVAR-GONZLEZ & ROZA CANDS, 2000). La valora-cin en su justa medida de estos importantescambios en el paisaje resulta fundamental a lahora de analizar la evolucin histrica de losasentamientos humanos del entorno, como elpen de Races, emplazamiento costero situa-do hoy en da a 800 metros de la costa, o lapropia villa avilesina, enfrentada desde la BajaEdad Media a las dificultades que sufran losbarcos para acceder a su abrigado puerto.

    Situada en este marco natural, Avils era unapoblacin plenamente configurada en los albo-res del Medievo, pero qu sabemos sobre losorgenes de la villa, sobre su pasado ms allde los siglos IX o X? Realmente muy poco. Yes que, por el momento, son escasos los datoscon los que contamos acerca del poblamientoen la zona de Avils antes de la Edad Media.As todo, podemos afirmar que la bocana dela ra estaba custodiada por dos asentamientosfortificados en poca romana. En la orilla oesteel castro martimo del pen de Races, sobreel que se construy el castillo de Gauzn duran-te el Reino de Asturias, y en el que se encon-traron monedas romanas y cermica Terra Sigi-l lata Hispnica (MUIZ LPEZ & GARCALVAREZ-BUSTO, 2004). El castro del Cantu laFigal en la ribera opuesta, controlando visual-mente la confluencia de las ras de Avils y San

    Balandrn, y en cuyas cercanas aparecieronfragmentos de tegulae con la marca del alfare-ro Licinius (CAMINO MAYOR, 1995: 118). Para elfondo de la ra los indicios que tenemos resul-tan menos concretos. En el barrio de Sabugo,La Carriona y Llaranes se encontraron mone-das romanas, al igual que en la propia ra duran-te las obras de dragado realizadas en la primeramitad del siglo XX (URA RU, 1979: 317; GARCAQUIRS, 1995). An ms ambigua resulta la infor-macin proporcionada por antropnimos lati-nos como Llaranes o el propio Avils, deriva-dos probablemente de antiguos propietariosde la zona, pero cuya formacin y fijacin sobreel espacio se puede encuadrar en una ampliahorquilla cronolgica, que abarcara desde laAntigedad hasta el primer Medievo. De unau otra manera, resulta indudable que el entor-no de la ra de Avils estaba poblado y orga-nizado durante la poca romana, bien median-te la localizacin de algunos asentamientosabiertos, del tipo de las villae y las granjas, dis-persos por las laderas meridionales que cierranla ensenada, bien mediante el control ejercidopor los recintos fortificados, desde posicionesms dominantes, sobre un brazo de mar quese introduce en la tierra favoreciendo la comu-nin entre las vas comerciales terrestres y mar-timas. Por su parte, y en este caso, los tiem-pos de la Antigedad Tarda hacen honor a sutradicional consideracin de Edad Oscura yaque, entre los siglos V y VII, las noticias prc-ticamente desaparecen. Apenas contamos conel hallazgo de una moneda sueva no lejos dedonde se alzar a finales del Medievo el modes-to castillo de San Juan de Nieva (URA RU, 1979),aunque tambin se ha propuesto el manteni-miento de la ocupacin del cerro de Racesdurante este periodo a partir de algunas de lascermicas documentadas en el yacimiento (ENCI-NAS MARTNEZ, 1986).

    No ser hasta los primeros aos del sigloX cuando aparezca la primera referencia escri-ta a la poblacin avilesina, en la cual se recogeexpresamente su estrecha vinculacin con lamar: villam Abilies secus Oceanis maris cum eccle-sia Sancti Iohannis Baptiste et ecclesiam SancteMarie (GARCA LARRAGUETA, 1962: 62). Nos esta-mos refiriendo al conocido testamento del reyAlfonso III a la iglesia de Oviedo en el ao 905,

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  • cuyo contenido sera manipulado y, en buenaparte, inventado doscientos aos ms tardepor el scriptorium del obispo de Oviedo D.Pelayo (FERNNDEZ CONDE, 1971). Con una delas dos iglesias mencionadas en el diploma alfon-s podra estar relacionado el cancel decoradoque se conserva en el muro del claustro delconvento de San Francisco 1, y que ha sidofechado entre los siglos VIII y IX (GARCA DECASTRO, 1995: 222). Durante estos primerossiglos medievales la villa de Avils se manten-dr todava a la sombra del castillo de Gauzn,ncleo jerrquico de un extenso alfoz, pero irpoco a poco manifestando un incipiente pro-tagonismo social y econmico en la comarca.La imagen que podemos recrear para estapoca nos remite a un conjunto de sencillasviviendas repartidas en torno a una o dos igle-sias, ocupando una suave pendiente recortadapor las mareas y que, posiblemente, estaradelimitada por una empalizada de madera. Lle-gados a este punto resurgen los interrogantes:Cules fueron los pasos que transformaronesta pequea aglomeracin rural en el segun-do ncleo urbano del Principado, en uno delos principales puertos comerciales del Cant-brico, y que le llevaron a sustituir al viejo cas-tillo como centro administrativo de la comar-ca? Cundo tuvo lugar la construccin de lasimponentes defensas ptreas? Para intentar acla-rar estas cuestiones debemos de remitirnos alos resultados de la excavacin arqueolgica.

    LA CONSTRUCCINDE LA MURALLA

    Durante la Edad Media era habitual la for-tificacin de villas y ciudades. Entre sus razo-nes se encontraba la necesidad de otorgar unadefensa eficaz a sus habitantes pero tambin lavoluntad regia y concejil de dotar a la pobla-

    cin con un rango de prestigio y distincinsobre las pequeas aldeas alfoceras de la comar-ca. La construccin de una muralla era un pro-yecto de envergadura para la poca, y comotal estaba sujeto a contratiempos y adversida-des. En este sentido, resulta frecuente encon-trarse con obras que se prolongan a lo largode varias centurias, superando ampliamente elimpulso inicial atribuido a un reinado determi-nado. La muralla avilesina no ser ajena a estaproblemtica ya que si bien existe consenso enaceptar un Avils amurallado para el siglo XIIIresulta todava un enigma la fecha de cons-truccin del recinto defensivo. Y es en estepunto, como veremos, donde la excavacinarqueolgica ofreci mayores novedades.

    Hasta la fecha la principal aproximacin cro-nolgica al asunto la proporcionaba un perga-mino de 1286 en el que se estableca el arrien-do que el concejo de Avils haca a su vecinoJuan Rol de la renta del diezmo de la maderaque circulase por el puerto de la villa. En eldocumento se recoga adems que dicha rentahaba sido concedida con una duracin de cincoaos por el rey D. Sancho IV para la erca denuestra villa 2. La vaguedad de esta referencialiteraria introduca un nuevo debate en la inves-tigacin Estaba haciendo mencin el documentode 1286 a la construccin de la muralla o msbien a su reparo? La fecha pareca tarda, si tene-mos en cuenta que para la ciudad de Oviedo,al margen de recintos anteriores, el rey Alfon-so IX (1188-1230) ya haba decretado durantesu mandato la construccin del muro de lacerca (RUIZ DE LA PEA, 1977: 80). No obstante,la ausencia de fuentes de conocimiento com-plementarias impeda aquilatar con mayor exac-titud la cronologa fundacional de la muralla avi-lesina, fijndola grosso modo en el siglo XIII (Ib:81), o adelantndola hipotticamente a la cen-turia anterior (UREA Y HEVIA, 1995: 49). Adems,

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    1 Actualmente, y ante la inexistencia de excavaciones arqueolgicas que hayan permitido datar los orgenes de los templos medie-vales de la ciudad San Nicols, San Francisco y Santo Toms, resulta imposible discernir si las dos iglesias mencionadas en el tes-tamento Sancti Iohannis Baptiste y Sancte Marie existan ya en el siglo X o si por el contrario su mencin en el documento res-ponde a un aadido posterior en el siglo XII.

    2 Connusida cosa sea a quantos esta carta viren cmo nos conello de Abills arrendamos a vos Juan Rol nuestro vezino el dezmo de lamadera que pasar per nuestro puerto, desta fiesta de Sant Johan Baptista que ora pas, ata inco aos complidos, bien e conplidamen-tre, as como lo solemos aver en tienpo del Rey Don Alfonso a quien Dios perdone. El qual dezmo el Rey Don Sancho nuestro seor nosdio por estos inco aos para la erca de nuestra villa (BENITO RUANO, 1992: doc. 19).

  • se haba propuesto una sugerente hiptesis, afalta de confirmacin arqueolgica, sobre la posi-ble existencia de un primitivo recinto defensivoanterior a la muralla bajomedieval de los siglosXIII y XIV y de menor permetro que sta(ARGELLO MENNDEZ, 1995). Esta misma idea hasido planteada tambin por E. Tessier (1999),quien defenda un Avils cercado desde los siglosIX-X, con un recinto amurallado que habrasufrido diferentes ampliaciones hasta alcanzar supermetro final en los siglos XIV-XV 3.

    Ante esta encrucijada historiogrfica la inter-vencin arqueolgica vino a arrojar luz sobreel problema. La documentacin de la zanja decimentacin de la muralla junto a la base de suparamento interno y, posteriormente, la exca-vacin de su relleno permitieron recuperarpequeas muestras de madera carbonizada,que aparecan asociadas a fragmentos de cer-mica, restos seos de fauna y un cuantiosoconchero. El hallazgo introduca un nuevo fac-tor en juego: la datacin por el mtodo del Car-bono 14. Las dataciones radiomtricas por estemtodo proporcionan cronologas absolutascon un aceptable margen de incertidumbre.No obstante, sus resultados han de ser trata-dos con cierta prudencia ya que al desconoci-miento sobre el contexto inicial y el devenir par-ticular de los carbones seleccionados se une laconveniencia de contrastar diferentes datacio-nes entre s para una misma fase de un yaci-miento. Con las consiguientes reservas, peroante la sugerente posibilidad de obtener unacronologa ms precisa, se envi al laboratoriouna muestra de carbn para proceder a su tra-tamiento 4. Semanas ms tarde los resultadosno defraudaron. Los anlisis ofrecan una fechacalibrada de interceptacin correspondiente alao 1020 d.C. y una horquilla cronolgica a 1

    sigma (68 % de probabilidad) entre los aos980 y 1050 d.C. Si amplibamos la calibracina 2 sigma (con un 95 % de probabilidad) semantena esta primera horquilla y se incorpo-raba una segunda entre los aos 1100 y 1140d.C. Los datos eran inequvocos y adelantabanen ms de un siglo las fechas propuestas parala construccin de la muralla. Cmo interpre-tar histricamente entonces estos resultados?La primera horquilla era desde nuestro puntode vista excesivamente temprana, aunque sepodra relacionar con otras obras de fortifica-cin documentadas en el solar astur, como laconstruccin del gran torren y la potenciacinde las defensas en el castillo de Curiel (Gijn),reformas datadas alrededor del ao 1000 (GUTI-RREZ GONZLEZ, 2003). Ms sugerente resulta-ba a nuestro entender la segunda franja, situa-da entre los aos 1100 y 1140, teniendo encuenta que la concesin del fuero a la ciudadpor Alfonso VI se fecha en torno al ao 1100(RUIZ DE LA PEA, 1977: 80). Desde esta pers-pectiva resulta verosmil situar la construccinde un primer recinto amurallado en la villa eneste contexto de consolidacin urbana pro-movido por la monarqua, contexto en el quela fbrica de la cerca se vera acompaada deuna serie de preceptos destinados a reforzarel pulso socioeconmico de la ciudad. Y desdeesta perspectiva habra que reconsiderar larenta vigente en 1286 ms bien como unimpuesto designado por Sancho IV para sufra-gar bien ciertos reparos en la muralla bien unaampliacin en la misma.

    El otorgamiento del fuero, confirmado porAlfonso VII en 1155, favoreca el crecimientode la poblacin amurallada, segregada jurisdic-cionalmente de la mandatione que administra-ba el castillo de Gauzn. Sus vecinos reciban

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    3 El testamento de Alfonso III del ao 905 introduce tambin un nuevo aunque siempre problemtico elemento de juicio, ya queen la mencin a la villa de Avils no se haca referencia alguna a la existencia de murallas, mientras que al ocuparse de Gijn dis-tingua claramente la poblacin intramuros de la civitas de la situada foris muros: ...et uillam Abilies secus oceanis maris cum eccle-sia Sancti Iohannis Baptiste et ecclesiam Sancte Marie. (...) Ciuitatem Gegionem cum ecclesiis que intus sunt, cum omni integritate sua. Etforis muros ecclesiam Sancti Iuliani et ecclesiam Sancti Thome de Uadones cum sua villa et ecclesiam Sancte Marie de Coltrozes per suosterminos... (GARCA LARRAGUETA, 1962: pp. 62-63). No obstante, y tal como ha estudiado F. J. Fernndez Conde (1971), lamanipulacin a la que se ha visto sometida este tipo de documentos a principios del siglo XII por parte del scriptorium del obispoD. Pelayo, sobre la base de un conjunto de diplomas originales, nos impide emplear con fiabilidad el contenido del testamento.Pertenece la mencin a Avils al diploma original del siglo X? Se trata de un aadido pelagiano? Qu partes pertenecen a uno uotro?

    4 Muestra: Beta-189990, Beta Analytic Radiocarbon Dating Laboratory, Miami, USA.

  • as ciertos privilegios que favorecan las activi-dades econmicas a la par que estimulaba lallegada de nuevas gentes. Se estaba gestandouna nueva pluralidad social, sustentada sobrela pesca, la artesana y el comercio. Los hallaz-gos arqueolgicos asociados a la fundacin dela muralla denotan un predominio de las pro-ducciones cermicas vinculadas a alfareros loca-les, caracterizadas por las cocciones reducto-ras o alternas y decoraciones en retcula incisa,pero tambin la introduccin en el mercado denuevos elementos de importacin, represen-tados en este caso por un fragmento globularde cuerpo de color anaranjado con un difusoretazo de pintura blanca que podra corres-ponderse con las cermicas pintadas de tradi-cin andalus documentadas en Oviedo(MARTNEZ FAEDO & MARADONA ADIEGO, 1991),Len o Zamora (GUTIRREZ GONZLEZ & BOHI-GAS ROLDN, 1989), y cuya presencia en la villacostera respondera a un incipiente trficocomercial, tanto por va terrestre como mar-tima. Por su parte, el estudio de los restosseos de la fauna recuperada en la zanja fun-dacional de la muralla refleja, adems de la exis-tencia de un considerable marisqueo de ostras,berberechos y mejillones, la importancia de laactividad carnicera sobre una cabaa domina-da por el ganado ovino frente al bovino (ADNLVAREZ, 2004), y que resulta acorde con unavilla amurallada en cuyo interior sera habitualencontrarse huertas, establos y corrales.

    Como apuntbamos anteriormente, la cons-truccin de una muralla supona un gran esfuer-zo para una poblacin medieval. En el caso deAvils los trabajos se veran redoblados enbuena parte del recinto, al tener que contenerla accin de las pleamares. De hecho las aguasbatan el pie de la muralla all donde sta mira-

    ba hacia la ra y su afluente el Tuluergo. Estacircunstancia afecta tambin hoy en da a lasactuaciones arqueolgicas. As, la excavacin delos potentes rellenos apoyados en el paramentoexterior de la muralla tuvo que ser detenida apoco ms de un metro de profundidad res-pecto a la superficie arrasada de la muralla, anteel protagonismo cobrado por el nivel fretico.No obstante, el efecto dique obrado por lapropia muralla nos permitira documentar suzanja fundacional en la cara interna 5. A pesarde estas dificultades, la investigacin arqueol-gica permite estudiar las tcnicas constructivasmedievales, que en el recinto avilesino se mues-tran como un libro abierto, resumindose enun conjunto de acciones encadenadas. El pri-mer paso dado era la excavacin de la zanjade cimentacin de la muralla en la ladera, quepresenta una fuerte cada hasta la orilla 6. Deesta manera se vaciaba una trinchera transver-sal a la pendiente que permita la creacin deuna terraza nivelada sobre la que levantar laobra 7. Sobre esta superficie aplanada se empe-zaba a construir el muro. Un paramento inte-rior y otro exterior, ambos de fbrica de mam-postera ordinaria de piedra caliza ligeramentecareada, y entre ellos un relleno de arena, pie-dras y argamasa. En el paramento exterior, queconserva hoy en da 1,20 metros de altura, seobserva claramente la combinacin de gran-des mampuestos calizos con pequeas lajas quesirven para nivelar las hiladas y para rellenarunas gruesas juntas pobres en mortero. Delotro lado, junto a la base del paramento inte-rior se rellenaba el hueco de la zanja de cimen-tacin con tierra en la que se acumulaban losdesechos orgnicos y fragmentos de vasijas. Lasuperficie de este relleno fue compactada conun tosco empedrado de cantos rodados quese apoyaba en una escueta lnea de pestaa

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    5 En otras zonas topogrficamente ms deprimidas, como la ocupada por el cercano palacio de Camposagrado, la aparicin del aguaimpidi documentar la base fundacional de la cerca (GABINETE ARQUEOLGICO, 2002).

    6 Recientemente se pudo documentar con metodologa arqueolgica en la calle Ruiz Gmez un lienzo perteneciente al tramo sures-te de la cerca, observndose que la muralla estaba construida directamente sobre la superficie arcillosa del substrato geolgico, sinpresentar en este caso zanja de cimentacin (GARCA FERNNDEZ, 1999). Estas divergencias a la hora de afrontar la cimenta-cin de la muralla en sus diferentes tramos nos pueden estar hablando de diferentes soluciones tcnicas aplicadas durante unamisma fase constructiva pero tambin de la posible existencia de diferentes fases de construccin, ampliacin o remodelacin delrecinto defensivo.

    7 Hay que resaltar que la zanja fue excavada directamente sobre los limos y arcillas de la llanura aluvial, no encontrndose en estazona una ocupacin anterior a la muralla.

  • resaltada en la cara interna del muro 8. El con-junto de la obra presenta una anchura total de2,20 metros, similar a los 2,35 del tramo loca-lizado bajo el palacio de Camposagrado, quepresenta una factura anloga (GABINETE ARQUE-OLGICO, 2002), y se corresponde tambin conlas dimensiones y caractersticas morfolgicas dela cerca ovetense (ADN LVAREZ, 1996: 9).

    LA VILLA AMURALLADA

    Pese a estos avances, las intervencionesarqueolgicas son hasta la fecha demasiadopuntuales para poder descifrar la morfologaglobal y la evolucin arquitectnica del recin-to defensivo, por lo que debemos recurrir fun-damentalmente a las fuentes escritas conser-vadas en el Archivo Municipal, estudiadas porJ. Urea y Hevia (1995), que nos transmitenuna imagen tarda de las defensas, correspon-diente a su fase madura en los siglos XIV y XV.El recinto urbano fortificado de Avils presen-taba entonces un permetro oval de 800 m, simi-lar a los 840 de Llanes o 777 de Maliao, perosensiblemente inferior a los 1400 m de Ovie-do (RUIZ DE LA PEA, 1977: 85). Su cara externaestaba jalonada por 19 cubos de planta cua-drada y semicircular, mientras que todo el per-metro interior estaba recorrido por un cami-no de ronda de 3 metros de anchura desde elque se acceda al adarve almenado a travs deseis escaleras 9. A lo largo del recinto se abr-an cinco accesos fortificados. Hacia levante lapuerta del puente de los pilares, a travs delcual se salvaba la ra en direccin a las tierrasdel concejo de Gozn. Al norte la puerta del

    mar, abierta al puerto y cercana al ponte perquem sit transitus de Sabugo ad Abeles et de Abe-lles ad Sabugum, documentado desde el ao1225 (GONZLEZ, 1944: doc. 461). La puerta deCabruana hacia poniente, que estaba prote-gida por foso carcaba y barbacana 10. Al surla puerta de Cimadevilla, que deba de ser unestrecho portillo bajo la torre del reloj (UREAY HEVIA, 1995). Y al sureste la puerta del alc-zar, controlando la principal entrada por tierradel camino de Oviedo a travs del arrabal deRivero. Se trata del acceso que mejor cono-cemos gracias a las excavaciones arqueolgicasdirigidas por A. Garca Fernndez y F. J. Mar-cos Herrn (2004), quienes encontraron partede la cimentacin de la puerta, que estaracomplemente finalizada hacia las ltimas dca-das del siglo XIII. Esta puerta fortificada esta-ba construida con sillares bien labrados de pie-dra caliza, dispuestos en hiladas regulares sobreuna zapata de cimentacin. Segn F. Selgas(1907) el torren del alczar se levantaba sobreesta puerta y contaba con varios pisos, algunode ellos cerrado con bveda en forma de ojiva.Por su parte, J. Urea y Hevia (1995) lo defi-ne como un torren de cinco lados cuya plan-ta baja haca las veces de prisin. Serva tam-bin como residencia oficial de la tenencia realde la villa, y como tal ser protagonista denumerosos avatares a lo largo de la historiaavilesina, como veremos despus. Por delantede la puerta del alczar apareci un muro rea-lizado con mampuestos de planta curva ado-sado a la cara externa de la muralla. Parece segu-ro que esta estructura se corresponde con labarbacana que citan los documentos escritosa finales del siglo XV 11, y que funcionaba como

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    8 Por encima de esta pedrera no se documentaron ms depsitos de cronologa medieval o moderna, ya que la estratigrafa originalestaba cercenada por el rebaje de cota ocasionado por la cimentacin del actual edificio, levantado en torno a la primera dcadadel siglo XX.

    9 Una de estas escaleras fue descubierta y arrasada en 1950 durante unas obras en el stano del edificio situado en la esquina de lascalles San Bernardo y La Cmara, (UREA Y HEVIA, 1995).

    10 ...e fazer una gordonera en la plaza de la puerta de ima de villa la qual ava de asentar junto con la carcaba que est cabo la barba-cana de la dicha villa que va contra los rreos de Cabrunnana fasta la mar, 1485, 30 de mayo, Libro de Acuerdos del Concejo deAvils, (CIENFUEGOS LVAREZ, 1999: 111).

    11 ...el huerto e suelo que fue parra que esta cerca de la alcaere desta villa de la parte de fuera que yaz entre la erca e barvacana de ladicha villa, desde el muro de la dicha alcaere que va dar a la fuente de Corugedo e fasta la mar, 1485, 6 de enero, (CIENFUEGOSLVAREZ, 1999: 104); ...erca de la alcaar de la dicha villa de la parte de fuera e va de luego fasta la mar, 1485, 30 de agosto (Ib:115); ...un suelo que yaz en el trmino de la fuente de Corugedo de la parte de fuera de la barbacana de la dicha villa, 1488, 1 demayo (Ib: 148); ...que est cabo la alcaere junto con la barbacana e el camino que va para Corugedo, 1492, 17 de mayo (Ib: 169).

  • complemento defensivo de la puerta, evitan-do un acceso directo hacia la misma (GARCAFERNNDEZ & MARCOS HERRN, 2004). Adems,en la misma zona este equipo de arquelogoslocaliz dos fosos asociados al exterior de lamuralla y que podran estar conectados con laanteriormente mencionada crcaba de la puer-ta de Cabruana, recorriendo el lienzo occi-dental del recinto hasta el ro Tuluergo.

    El sistema defensivo de la villa se comple-taba con la ubicacin del imponente torrende los Alas, situado de cara a la baha, y yux-tapuesto a la casa fuerte de esta destacadafamilia de la nobleza local avilesina de la bajaEdad Media. Desconocemos la morfologa ycronologa de este torren, interrogantes a losque se une la confusin de algunos autorescomo Garca San Miguel (1895) o Snchez lva-rez (1914) a la hora de diferenciar entre estetorren de los Alas, situada al norte del recin-to, y el torren del Alczar de la villa, situadosobre la puerta meridional. Segn J. L. Avello(1991: 117) se trataba de una torre seorial ymilitar de tipo urbano adaptada a la muralla dela villa, con la que se comunicaba a travs deladarve 12.

    En su conjunto la villa amurallada presenta-ba un perfil fortificado, coronado por almenasy torreones, propio de las plazas fuertes de lapoca, cuyo retrato nos ha sido transmitido ennumerosas pinturas y grabados de los siglosXIII, XIV y XV. El interior del ncleo urbanoestaba organizado en torno a dos vas princi-pales. La calle Real, entre la puerta de Cabru-ana y la del puente de San Sebastin, cruza-ba de este a oeste la ciudad y se correspondacon el tramo urbano del camino Real proce-dente de Gozn y que se diriga al puerto deCabruana, sito entre Grao y Salas. Y la callede la Ferrera o calle Mayor, que recorra lavilla de sur a norte entre la puerta del Alczar,entrada del camino de Oviedo, y la puerta delMar, que comunicaba con el puerto y el barrio

    marinero de Sabugo. En el cruce entre ambascalles se abra una amplia plaza, presidida porla fbrica romnica del templo dedicado a SanNicols de Bari, construido a finales del sigloXII principios del siguiente, y junto a cuyo cos-tado norte se ados hacia 1346 la capilla fune-raria de los Alas. Junto a estas dos calles prin-cipales existan otros viales como la calle deCimadevilla o Rua Nueva, conocida como calleOscura en su extremo septentrional, y la calledel Azogue, que comunicaba las de la Ferreray Cimadevilla entre s, creando en sus respec-tivas confluencias las plazuelas de Baragaa y laVilla, donde se localizaba el mercado semanal(UREA Y HEVIA, 1995). A estas calles se aso-maban, abigarradas, las fachadas de las vivien-das urbanas. Las menos levantadas en fbricade sillera, pertenecientes a los principales lina-jes de la ciudad y su comarca, como los Alas,Bango, Sols o Carreo, y a la burguesa deenriquecidos comerciantes, y cuyo mejor ejem-plo se encuentra representado por la casa deBaragaa, obra de finales del siglo XIV (URA RU,1979: 378). Las mas seran construcciones levan-tadas en madera e piedra e cale e teja comorecoge el libro de acuerdos a finales del sigloXV, y donde los materiales vegetales cobrar-an un especial protagonismo, tanto a la horade compartimentar espacios para que fagauna botica cerrada de madera como en lospisos superiores que volaban sobre la calle apo-yndose en postes de madera el sonberado dellafuera del poyal dos pies, e que pueda poner enel suelo debaxo dos o tres postes (CIENFUEGOSLVAREZ, 1999: 173). El recuerdo de este case-ro medieval se encuentra en la actualidad ocul-to bajo los cimientos de los edificios contem-porneos y solo ocasionalmente es recuperadode la mano de las intervenciones arqueolgi-cas en la forma de suelos de arcilla pisada deli-mitados por hoyos de poste, donde no resul-ta extrao encontrar monedas o cermicasvidriadas importadas de plazas francesas comoRouen o La Rochela (GARCA FERNNDEZ, 1999;GABINETE ARQUEOLGICO, 2002), que nos hablan

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    12 No obstante la descripcin que recoge J. L. Avello (1991: 117) del supuesto torren siguiendo a J. Garca San Miguel (1895) no secorresponde con el torren de los Alas sino con el piso bajo del cercano Palacio de Camposagrado, obra del siglo XVII de la quenos ocuparemos ms adelante (vid. nota 18).

  • en definitiva de la importancia del trfico comer-cial registrado en el puerto de Avils durantela baja Edad Media.

    LA HISTORIA ESCRITAEN LA PIEDRA

    Levantadas a caballo de los siglos XI y XIIlas murallas fueron protagonistas de la historiade la villa durante ms de 700 aos. Comoveremos a continuacin, muchas de las suer-tes de la poblacin avilesina se dirimieron enel alczar de la villa, ante sus puertas fortifica-das o bajo el refugio que ofreca la cerca. Sicomo destacan las Partidas del Rey Sabio lasmurallas de la ciudad servan para distinguir yremarcar el estatus jurdico alcanzado por susvecinos pronto el recinto avilesino va a res-ponder a otra de sus funciones fundamentales,la militar. As, en el arranque de la guerra civilque enfrent al rey Pedro I con su hermanas-tro Enrique de Trastmara, Avils, fiel al bandopetrista, fue sitiada por las huestes rebeldes en1352, resistiendo hasta que el propio monar-ca al frente de su ejercito liberase a la ciudaddel cerco rebelde (RUIZ DE LA PEA, 1977: 33).Catorce aos ms tarde, y an en plena con-tienda, don Enrique enviara hasta Avils a sucapitn del mar Len Bocanegra para que rin-diera la villa. El concejo avilesino, indefenso,entregara el alczar en manos de los vasallosdel de Trastmara, comprometindose a cam-bio el futuro rey a dejarla exenta de Adelan-tado y Merino as como de toda clase de tri-butos por espacio de siete aos 13. La tenenciade la fortaleza de la ciudad pasaba a manos delvasallo trastamarista Pero Mendez de Goon,quien mantendra en la torre del alczar, vigi-lante sobre la ciudad, una compaa de quin-ce hombres al cargo de su hijo Menn Surez.Meses despus, en febrero de 1367, don Enri-que confirmara el dominio jurisdiccional deAvils sobre su comarca alfocera (Ib: 38), en

    un claro gesto de mantener definitivamente laciudad bajo su causa. Finalizada la guerra en 1369el nuevo rey Enrique II entreg al linaje de losQuiones el merinazgo mayor de Asturias, otor-gando as a esta familia de nobles leoneses unpapel protagonista en la historia avilesina, mar-cado por sus disputas con el concejo de la villaen un futuro no muy lejano. En 1416 Avils acu-saba ante el rey a Gonzalo Fernndez de Paja-res, mano derecha en Asturias del merino DiegoFernndez de Quiones I, por cmo entrarapor el alczar con gente de armas () en la dichavilla, fazyendo la dicha fuera e quebrantamien-to de cassas (BENITO RUANO, 1992: 178). Lairrupcin violenta en la fortaleza avilesina pare-ce enmarcarse en un contexto ms amplio enel que se vislumbra el inters de los Quionespor hacerse con el control de las principalestenencias reales asturianas. Un inters que alcan-zarn respectivamente en 1420 cuando Juan IIentrega a Don Diego la tenencia del alczar ove-tense, y en 1447 al recibir su hijo Pedro Su-rez de Quiones II la tenencia de la torre deAvils (LVAREZ, 1981: 198).

    En noviembre de 1478 la ciudad sufri unode los peores incendios que se recuerdan. Elfuego era el principal peligro del casero medie-val, con sus pisos altos de madera volados sobreunas estrechas calles que propiciaban el efec-to chimenea. En seguida las ordenanzas con-cejiles introducirn las primeras novedades enlas arquitecturas, destinadas a mitigar los efec-tos devastadores que provocaban los incen-dios sobre el entramado urbano, fruto del des-cuido en la vida cotidiana o de las intencionadasantorchas de los enfrentamientos seoriales.En el caso avilesino resulta aventurado decan-tarse por una de estas dos posibilidades aun-que, como ya sealara en su da el insigne eru-dito F. Canella, la fecha de la quema concuerdacon los enfrentamientos de la guerra de suce-sin al trono de Castilla entre Juana la Beltra-neja y la futura Isabel I, destacando adems el

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    13 ...que entreguedes la torre de la dicha villa a m el dicho Pero Mndez, por que acoja en ella quinze omes tales que sean a serviio delRey e guarda desta dicha villa e de los que en ella moran. (...) E yo el dicho Menn Surez reibo luego la dicha torre de vos el dicho PeroMndez mi padre, e otrgome della por entrego con los dichos quinze omes que tengo dentro en ella comigo, (BENITO RUANO, 1992:doc. 91).

  • hecho de que todava ocho aos despus delincendio se recoja en el Libro de Acuerdos laexistencia de cierta intencionalidad en el suce-so bajo la expresin antes que la villa fuese que-mada (CIENFUEGOS LVAREZ, 1999: 125). Bajolos cimientos del Palacio de Camposagrado lasexcavaciones arqueolgicas han permitido reco-nocer la indeleble huella del incendio en unestrato formado por maderas carbonizadas yuna inhabitual acumulacin de tejas (GABINETEARQUEOLGICO, 2002).

    Devuelta la paz al reino bajo la tutela de losReyes Catlicos el concejo de la villa tratar depropiciar nuevos tiempos con la disposicin deciertas medidas que no debieron de ser dema-siado populares en su momento entre los quese acercaban al mercado de la villa, como laobligacin a todos los que venyeren de fuera seanobligados de dexar las armas en sus posadas elos duenos de las posadas sean obligados a llosdezir que dexen las armas que estn pregona-das permitiendo nicamente portar armas alos hombres de los jueces y del alcalde de lafortaleza (CIENFUEGOS LVAREZ, 1999: 91). Pesea estos intentos no deba de resultar sencillopacificar una comarca afectada por el enfren-tamiento entre el Corregidor del PrincipadoLuis Meja y el Conde de Luna por el controlde las fortalezas reales asturianas (LVAREZ,1981), y que estaba poblada por numerosostorreones rurales, verdaderos nidos de malhe-chores, que pertenecan a familias de la bajanobleza insertas en las redes clientelares de losgrandes linajes. As, en el verano de 1485 resur-gen los sucesos violentos cuando Rodrigo dePrendes y su criado Juan de Robines asaltan latorre del alczar avilesino matando al alcaldeFranisco Caldern, hombre de confianza delCorregidor. El suceso afect grandemente alconcejo de la villa, que en los das siguientes

    se apresurara a pregonar por las tierras del alfozque en ninguna casa se acogiese ni se diera panni vino al de Prendes, quien campaba con lossuyos a sus anchas por los alrededores de laciudad (CIENFUEGOS LVAREZ, 1999: 114-15).

    A pesar de estos enfrentamientos seoria-les el reinado de Isabel y Fernando fue tam-bin un periodo de beneficio para la ciudaden diferentes asuntos. En enero de 1479, dosmeses despus del fatdico incendio los monar-cas concedan a la todava humeante villa la mer-ced de un mercado libre de impuestos todoslos lunes del ao para contribuir a su recons-truccin y repoblacin. En su tesis doctoralJorge Argello recoge un interesante docu-mento fechado en 1485 que refleja claramenteel grado de destruccin que el incendio habaocasionado en la villa, y que supuso la conce-sin por los monarcas de una sisa sobre lacarne, vino y pescado, por valor de 300.000maraveds, empleada para reparar lo destrui-do por el fuego 14, entre lo que se encontra-ba la propia muralla y sus cubos reparar laerca e caramanchones 15. En 1488 se iniciabanunas necesarias obras de reparacin de la barradel puerto ya que por entonces el derruidomuelle impeda el acceso a los barcos hasta losmuelles, fundamentales para mantener el pulsoeconmico de la ciudad (BENITO RUANO, 1992:206). Adems, entre los aos 80 y 90 se tieneconstancia de numerosos aforamientos otor-gados a algunos vecinos de la villa de los sue-los ubicados al exterior de la muralla y por loscuales el concejo sacaba buenos beneficios.Estos suelos aforados eran utilizados en buenaparte para construir gordoneras, en las quese hacan cuerdas, y pelames, donde se curt-an pieles, con la excepcin hecha de los situa-dos entre los cubos de la muralla, donde pro-bablemente los edificios en altura estaban

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    14 A.G.S., Cmara de Castilla, Pueblos, Avils. 1485, 19 de agosto. 1486, 13 de enero: para adobar e reparar la puente e pilares dellae pedrera e caladas e faser una casa de conejo para poner enella el pan e vino que se viene avender en la dicha villa, e para adobare reparar la erca e caramachones della e para faser un cai ala puerta que disen del mar e para traer el agua dulce a la dicha villa epara adobar e reparar las canales por donde viene los navios a la dicha villa..., (ARGELLO MENNDEZ, 1996: 710).

    15 El trmino caramachn o caramanchn se mantiene en la actualidad en Asturias para designar el espacio existente bajo el hrreo.Su definicin segn el Diccionariu de la Llingua Asturiana (2000: 246) es: Solhorru, espaciu quhai debaxo dun horru, duna pane-ra. En relacin con esta doble acepcin del caramanchn nos llama la atencin la similitud morfolgica y constructiva que existiraentre un hrreo apoyado sobre un habitculo construido en piedra y el cubo de una muralla rematado con una superestructurade madera.

  • limitados por razones defensivas, como refle-jan varios contratos 16. Tambin fueron asumi-das diferentes obras de reparacin de las mura-llas. Primero en 1501, autorizando los ReyesCatlicos un gasto de 3000 maravedes anua-les para los reparos ya que dos partes della lacerca la mar, e bate en ella por las dichas dospartes de la dicha cerca de la dicha Villa e acausa desto es menester mucho rreparo para ladicha cerca porque se desface en algunas par-tes donde da el agua de la dicha mar que asybate en la dicha cerca (UREA Y HEVIA, 1995:48). Y ms tarde, reinando ya Carlos I en 1523,se autoriza la imposicin de una sisa para hacerreparos en el puerto, en el castillo con forti-ficaciones de artillera, y en el puente dondese amarran las naos (URA RU, 1979: 317). Posi-blemente con alguno de estos patrocinios regiosse puedan relacionar las reformas documen-tadas en la puerta del alczar durante las exca-vaciones arqueolgicas. Segn A. Garca Fer-nndez y F. J. Marcos Herrn (2004) entrefinales del siglo XV y principios del XVI la torrefue modificada desde sus cimientos, que fue-ron ampliados rectificando su ngulo de cie-rre y marcando los grosores definitivos de susparedes. Finalmente, la alcalda de la fortalezamantuvo cierta estabilidad durante este perio-do de la mano de Rodrigo de Carreo, quiendisfrutara del cargo hasta su muerte en 1523.En los aos siguientes se suceden en la tenen-cia del alczar Toms Fernndez de Avils,Suero Bernardo de Somonte y Guillermo deSols, vstago del primero (FERNNDEZ MARTN,1977) 17.

    Reinando ya Felipe II, el 16 de junio de 1571,pocos meses antes de que la Santa Liga lide-rada por Espaa derrotara a los turcos enLepanto, las autoridades avilesinas reciban unacarta enviada desde el Escorial en la cual seadverta del peligro de un ataque de navosfranceses o ingleses sobre las poblaciones cos-teras del cantbrico. Por entonces la defensade la villa estaba en manos del alfrez Her-nando de las Alas, a quien se le apremiaba enla misiva a situar centinelas de da y de nocheen las atalayas, partes y lugares importantes, ya donde se suelen poner con sus armas, artille-ra y muniin neesaria, y se cierren y reparenlas puertas de dicha villa y murallas della. Lasrdenes incluan tambin la preparacin parala guerra del castillo de San Juan de Nieva ascomo el reclutamiento de milicias en las tierrasde Avils, Illas y Castrilln, reuniendo de talmanera un improvisado ejrcito de vecinosarmados con lanzas, espadas y ballestas (BENI-TO RUANO, 1971: 221). Pasado el inminente peli-gro la ciudad retornara a sus preocupacionesdiarias, encabezadas sin duda alguna por elgrave problema que supona el paulatino cega-miento del canal de la ra. En 1573 el Ayunta-miento suplicaba al rey la construccin de unabarra cerca de la bocana de la ra que evitarala acumulacin de sedimentos y los continuosnaufragios, a la vez que presentaba un proyec-to de construccin de una estacada de made-ra a lo largo de la ra que asegurara el trnsi-to de barcos entre el puerto y la mar (ARIASGARCA, 1973). Por su parte, tras el fallecimien-to del alcalde Guillermo de Sols el alczar de

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    16 ...dieron lugar e lienia a Gonzalo Gara, el Moo, carpentero, para quel acaba el muro que tena comenado a la puerta de Cabruna-na en el huerto donde est el orrio de Juan del Bustio, con esta condiin: quel nin sus herederos en ningud tienpo que sea non puedanhedificar enima del dicho muro casa ninguna nin otro hedifiio alguno; e sy alguno lo quisyer fazer el algund tienpo, que la villa, juezes, eregidores e procuradores que fueren lle lo non consyentan e lle derriben el dicho muro que asy le consintieron fazer, e lle fagan encoger-se dentro de su huerto..., 1489, 6 de marzo, (CIENFUEGOS LVAREZ, 1999: 155); ...un suelo que est a la puerta de ima de villacontra la fuente de Cabrunana, entre el primero caramanchn de la dicha puerta fasta el otro caramanchn primero, e desde la barba-cana fasta la erca de la dicha villa, el qual primero tena aforado Pedro el Rubio para que pueda en el fazer huerta, e non hedefiio nin-guno..., 1489, 18 de marzo, (Ib: 157); ...un suelo que est enima de la fuente de Cabrunnana, que est junto con la erca de la villaentre dos caramanchones, el qual sola tener Lope Menndez, para toda su vida, para que pueda fazer en el huerto e non hedefiio nin-guno..., 1493, 23 de marzo, (Ib: 176). Menor respeto parece existir para las barbacanas ya por entonces, ya que se aprecian algu-nos edificios adosados a sus muros, que incluso llegan a romperse para acomodar los nuevos establecimientos: e que podades ron-per el muro de la barbacana para fazer en dicho suelo vuestra gordonera, non prejudicando a la otra gordonera que est del cabo defuera de la dicha barbacana que Juan Roldn tien aforada a esta villa, 1485, 6 de enero, (Ib: 104).

    17 El juramento de homenaje y pleitesa realizado por los nuevos alcaldes ante la autoridad regia, como el de Guillermo de Sols queaconteci en la torre de Villanueva (Grao, Asturias), es un claro reflejo de la inequvoca subordinacin del cargo a la por entoncesomnipotente monarqua, superando ya tiempos pasados caracterizados por algunos desencuentros entre castellanos y represen-tantes regios.

  • la villa haba quedado en un inquietante esta-do de abandono, como pone de manifiesto elcorregidor del Principado Ponce de Len duran-te su visita a la villa en 1592, aconsejando elreparo de la fortaleza y la muralla de la villaque en algunas partes era muy baja, segn cons-ta en el informe, adems de recordar la con-veniencia de que el teniente del alcalde resi-diera en el propio alczar (FERNNDEZ MARTN,1977: 816).

    En los primeros aos del siglo XVII se inten-ta poner remedio a esta situacin de abando-no y hacia 1614 daban comienzo unas obrasde reparacin de las murallas que se prolon-garan unos 30 aos, supeditadas a los impues-tos recaudados por el concejo para tal fin. Lostrabajos, dirigidos por el maestro Gonzalo Ge-mes Bracamonte, se centraron principalmenteen la reconstruccin de varios de los cubosdel recinto, en la mejora de la defensa de losaccesos, y en la construccin de almenas sobrecubos, estribos y puertas para que seoreen yadornen la dicha muralla. El contrato de obrarecoga detalladamente los materiales emplea-dos: grandes piedras cortadas a picn en loscimientos y mampostera asentada con cal yarena en los tramos superiores (RODRGUEZVEGA, 1989). Adems, las zonas en contacto conel mar se reforzaban con un paredn de 070metros de ancho adosado a la base exteriorde la muralla, el cual an se conserva en lostramos localizados bajo el palacio de Campo-sagrado 18, segn la excavacin realizada por elGabinete Arqueolgico (2002). Finalmente, lasdefensas se completaban con la disposicin enel alczar, la torre de los Alas y el cementeriode San Nicols de varios caones proceden-

    tes de un galen hundido en 1636 frente a lacosta de Baugues (GARRALDA, 1970). Comple-tadas las obras la tenencia militar de la ciudadfue entregada en 1645 a don Martn Menn-dez de Avils, nieto de Pedro Menndez de Avi-ls, quien ostentara el cargo de castellano dela torre de la puerta de la plaza de la villa ydel castillo de San Juan. Por entonces ambasfortalezas haban perdido buena parte de suimportancia militar y estratgica, aunque man-tenan todava un importante valor simblicoque haca que sus puestos fueran deseados,dada la categora que disfrutaba el alcalde enlas villas costeras (FERNNDEZ MARTN, 1977: 821).Con los aos la tenencia del alczar avilesinose ira desligando del poder real para pasar aformar parte del patrimonio de los Menndezde Avils, futuros Condes de Canalejas, lle-gando incluso en 1670 la por entonces con-desa a interponer un pleito contra el concejode la villa, quejndose de que el diseo delnuevo ayuntamiento en construccin privabade sol a su casa e interrumpa el acceso a latorre del alczar de la que era castellana (UREAY HEVIA, 1995: 60).

    Con la muerte de Carlos II en el ao 1700se interrumpen nuevamente los tiempos depaz al iniciarse la guerra de sucesin a la coro-na que enfrentaba a los estados europeos ali-neados tras las figuras del archiduque Carlos yel futuro Felipe V. Durante este periodo la villavive en un clima de expectacin blica refleja-do en las ordenanzas municipales: se reparanlas murallas y las puertas, echando cerrojos yllaves, se emplazan caones sobre los lienzosde muralla que miran a la ra, se refuerzan loscentinelas en el castillo de San Juan de Nieva

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    18 La edificacin de este palacio se fecha a lo largo del siglo XVII (RAMALLO ASENSIO, 1978: 120-122). La fachada posterior, abier-ta a la ra, se enmarca en la primera mitad de la centuria. Se trata de una fachada que rebasa el frente definido por la muralla, com-puesta de un piso bajo actualmente reformado con aspecto de fortaleza, un primer piso con una galera abierta de arcos reba-jados, y un piso alto. Conservamos la descripcin del piso bajo realizada por J. Garca San Miguel (1895: 226): El piso terreno, alque llegaban las aguas del mar hasta el primer tercio de este siglo, no tena comunicacin exterior, estaba fuertemente preparadopara la guerra con grueso muro que an conserva las saeteras y troneras de que se servan los guerreros, que en ms de una oca-sin tuvieron que luchar con los que pretendan asaltar la muralla. Sin duda alguna, la publicacin del estudio histrico-artstico deledificio y de las excavaciones arqueolgicas realizadas por el Gabinete Arqueolgico (2000) contribuirn definitivamente a aquila-tar la fecha de construccin de la fachada posterior del palacio, cuyo avance sobre la lnea de muralla amortiz el tramo de lienzoafectado de la misma as como el refuerzo de paredn adosado a su paramento exterior. Por su parte, la construccin de la facha-da principal, de la que se conserva el contrato de obra, se fecha entre 1693 y 1696. Esta nueva fachada englobara una torre pri-migenia: con sus dos torres desde la esquina, la antigua, hasta la otra torre que pega con el dentelln de las Casas de D. Fernan-do de las Alas (RAMALLO ASENSIO, 1978: 133).

  • ante la posible incursin de galeones enemigos(Ib: 63; A.M.A., caja 27, doc. 10). A pesar deestos esfuerzos la antigua muralla medieval queprotega el corazn de la ciudad era una for-tificacin anacrnica desde un punto de vistapoliorctico. Haca mucho tiempo que sus defen-sas haban quedado obsoletas ante el impara-ble avance de las nuevas tcnicas militares. Ade-ms sus reparaciones y reformas suponan unaconsiderable carga para las asfixiadas arcas muni-cipales por lo que no ser raro encontrarnosa lo largo del siglo XVIII algunas menciones alestado de abandono del recinto 19, aliviado oca-sionalmente por pequeas obras de manteni-miento 20. La prdida de funcin militar delrecinto queda tambin claramente atestiguadaen la profusin de nuevos edificios que se cons-truyen adosados a su cara externa, como lacasa baja de fragua que se levanta en 1744para trabajar en ella en el oficio de ferramen-teros () arrimada a la muralla y junto ala puer-ta quesale al puente maior (A.M.A., caja 38, doc.20), o en la multiplicacin de viviendas y cua-dras a lo largo del tramo oriental del recintoque refleja un plano dibujado poco antes de lademolicin del mismo (MADRID, V. DE LA &MADRID, J. C. DE LA, 2002).

    LA DEMOLICINDE LOS VIEJOS MUROS

    En mayo de 1813 las Cortes de Cdiz publi-caban un decreto por el que se mandaba qui-tar todos los signos de vasallaje que hubieseen los pueblos. A finales de verano el ayunta-miento avilesino aprobaba en consecuencia elderribo de las murallas de la villa, que sera ini-ciado simblicamente por el alczar que pre-sida la plaza pblica. Pese al compromiso muni-cipal, la Condesa de Canalejas, que mantenael ttulo de alcaldesa y castellana de la torre,paralizara la demolicin mediante la interposi-

    cin de un recurso, y el posterior retorno dela monarqua absolutista de Fernando VII erra-dicara finalmente los anhelos liberales recogi-dos en la constitucin de 1812. Es ms, segnconsta en el Libro de cuentas del ayuntamien-to (A.M.O., D.2, a.l.D, leg. 43, doc. 40), en 1815se estaba reparando la cubierta de esta torre,en cuyo tejado se emplearon catorce carros depizarra y caeras de plomo para sacar lasaguas. Pese a todo, estas reparaciones supon-dran el canto del cisne del viejo alczar ya queen 1820 el torren sera demolido hasta suscimientos (MIGUEL VIGIL, 1892: 134), en el marcopoltico del trienio liberal protagonizado por elcoronel Riego. La otrora impenetrable murallaserva ahora como cantera para los nuevosproyectos urbanos y sus piedras acabaran for-mando parte de las paredes de la crcel ocomo relleno del muelle y la carretera que cir-cunvalaba por el oeste y norte el antiguo recin-to (GARRALDA, 1970; UREA Y HEVIA, 1995).

    En estos aos Avils viva un profundo cam-bio en su entramado urbano mediante el cualla anquilosada ciudad medieval de los cercadosy las esquinas daba paso a la arrolladora ciu-dad burguesa de los ensanches y los jardines.Detrs de la demolicin de las defensas seencuentran las nuevas ideas sociales de la pocaas como razones urbansticas que favorecanel crecimiento ordenado de la poblacin. Perotambin nos parece oportuno resaltar que elderribo de las murallas alivi considerablementeunas menguadas arcas municipales mediante laventa de los nuevos solares, ocultndose qui-zs tras la piqueta ciertos intereses especulati-vos. As, se conserva la tasacin realizada en1821 de los diferentes trozos de la muralla,que fueron adquiridos en su mayor parte porlos propietarios de los edificios colindantes, yque ascenda a un total de 12.849,20 reales(MIGUEL VIGIL, 1892: 134; vid. Apndice 1). Adems,en el archivo del ayuntamiento avilesino se guar-

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    19 De esta situacin da fe el estado ruinoso de la vieja torre del reloj situada sobre la puerta de Cimadevilla y que obligar a trasla-dar el carilln a mediados de siglo a la cercana torre del alczar, robando desde entonces la segunda su vetusto nombre a la pri-mera (RODRGUEZ VEGA, 1989).

    20 As, segn regoge E. Tessier (1999: nota 22), el Reglamento de Cargos y Gastos del Ayuntamiento de 1781 inclua los arreglos demurallas y baluartes.

  • da un registro elaborado en el ao 1846 dondefiguran tambin buena parte de los compradoresde los antiguos terrenos pertenecientes a lamuralla (A.M.A., caja 40, doc. 3; vid. Apndice2), y entre los que encontramos a algunos delos personajes ms poderosos de la poca, cer-canos sin duda a la corporacin municipal. Deuna u otra manera, los trabajos de demolicinde las murallas debieron de prolongarse duran-te varios aos ms, en consonancia con el pro-

    pio ritmo de crecimiento urbano, y afectaroncon desigual intensidad a los diferentes tramosdel recinto 21. Las excavaciones arqueolgicasas lo ponen de manifiesto ya que mientras enalgunas zonas la cerca fue desmontada hasta laltima piedra de sus cimientos en otras los lien-zos corrieron mejor suerte, al servir de sopor-te para las nuevas viviendas o al conservarseen pie hasta nuestros das ocultos tras las casasadosadas al exterior de la muralla.

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    21 Segn M. lvarez Snchez (1914: 28) a mediados del siglo XIX fue demolida la casa solariega de la linajuda familia de Las Alas,situada frente a la iglesia de San Nicols; apoyado en el demolido edificio se hallaba el clebre alczar, que coronaba las murallasde la villa, batidas por el mar.

  • APNDICE 1

    1821, enero, 20. Avils.

    Tasacin autorizada por dos peritos y colocada al finaldel libro de actas de los trozos rematados parcialmentede la muralla de Avils.

    EDIT: C. MIGUEL VIGIL, 1892, p. 134.

    Primeramente el claro de escalera y muralla que hay entrela casa del difunto Flor y casa de D. Jos de Prada, estoes en el pavimento de la cerca desde la esquina de dichoSeor Prada, que es al principio de la escalera, hastadonde termina la esquina de la casa del Flor arranquedel arco que hoy existe, con el valor de todo aquel terre-no, cantera y mampostera, fue tasado en .....3.134 Rs.It. lo que corresponde la mitad del trnsito entre la casade D. Pedro Arcos y casa de Prada, esto es, del esqui-nal que se halla sobre la cerca para abajo, que unotoca.....36,17 Rs.

    It. al otro por su mitad.....36,17 Rs.

    It. lo que corresponda la casa que habita Justa de Vidady es en propiedad de Don Jos de Prada, por solo el terre-no de trnsito.....64 Rs.

    It. lo que corresponde la casa de habitacin y propiade D. Manuel Arias, por lo que tiene de claro en el trn-sito.....84 Rs.

    It. lo que corresponde por lo mismo al trnsito que corres-ponde la casa de D. Francisco Garca, y parte deCubo.....75 Rs.

    It. lo que corresponde por lo mismo D. Jos Fernn-dez Quevedo, por mote el Jastrn.....36 Rs.

    It. lo que corresponde D. Jos Gonzlez Chinchn, conparte Cubo.....56 Rs.

    It. lo que corresponde a Doa Manuela Prez, con su partede Cubo.....69,24 Rs.

    It. lo que corresponde la casa de D. Antonio GutirrezPola.....36,24 Rs.

    It. lo que corresponde Martn de la Cigoa y parien-tes.....30,12 Rs.

    It. lo que corresponde las Monjas frente la Cmara,incluyendo la escalera con su terreno, el trnsito de mura-lla y parte de ella que se halla sobre los caos.....1.615 Rs.

    It. ms, lo que corresponde la viuda de Casero, deterreno, 140; y por si tambin quiere la pared que le corres-ponde, 1.110. 1.250 Rs.

    It. lo que corresponde a D. Jos Canel, por terreno.....88,17Rs.

    It. lo de la casa que habita D. Jos Gonzlez Pumariega,y es propia de los frailes de Valdedios.....81,17 Rs.

    It. la casa de las Monjas que habita Fernando de las Mon-jas, lo que toca a trnsito de casa y huerta.....315 Rs.

    It. lo que corresponde al trnsito de la huerta de JosefaPrez, por mote Pepa la Prieta....44 Rs.

    It. el mismo trnsito de huerta de la casa que habitaRamn del Fornero.....16 Rs.

    It. el mismo trnsito de la huerta de la casa que habitaRamn de Piarno.....16 Rs.

    It. lo que corresponde por el mismo motivo FranciscoCueva por mote Cebolln.....75 Rs.

    It. por lo de Agadina, con el mismo motivo.....26 Rs.

    It. por lo mismo la casa de Andrs Fabar.....30 Rs.

    It. lo mismo la casa de D. Bernardo Llanos y habita laBalsinda.....32 Rs.

    It. por lo que corresponde al trnsito e huerta de CampoSagrado; 174.- It. al mismo Seor por el terreno de embal-dosado, 1000.....1.174 Rs.

    It. por lo que corresponde casa y huerta del Sr. D. GaloPumarino, por el terreno, 330.-Ms por la pared de mura-lla que corresponde su casa y se halla frente los hrre-os, permitiendo siempre la caera que se halla en dichapared, 1887.....2.217 Rs.

    It. lo que corresponde al trnsito de los almacenes de D.Manuel Arias con lo de la casa.....256 Rs.

    It. todo el trnsito de la casa de D. Pedro Arcos, escep-to donde se halla la obra de Don Nicols de la Pola, quees por mitad.....100 Rs.

    It. lo que corresponde a D. Nicols de la Pola por la mitaddicha, pues que tiene la misma posesin que el D.Pedro.....15 Rs.

    It. el mismo trnsito que corresponde las casas de D.Fernando Arias.....174,28 Rs.

    It. el trnsito de todas las casitas de D. Manuel Incln.....800Rs.

    It. lo que corresponde Matadero y tendales.....250,17 Rs.

    It. el mismo trnsito que corresponde Juan de Zal-dua.....45 Rs.

    It. lo que tambien corresponde a su suegro Juan deBango.....88,17 Rs.

    It. lo que corresponde la casa de Carballo.....168,17 Rs.

    It. la casa en donde habita Manolina la Fornera, y es pro-pia de Cebolln.....75 Rs.

    It. la casa de Posada, por el trnsito de la muralla.....67 Rs.

    It. la casa de Francisco de Obes, por su trnsito.....94,17Rs.

    It. la casa en donde habita Pacha del Infiesto.....76 Rs.

    Suma total de la tasacin.....12.849,20 Rs.

    Y se adicion al final-La casa de D. Jos Fernndez Blan-co, en la fuente de la Cmara.....36,12 Rs.

    82 AyTM 12, 2005

  • APNDICE 2

    1846. Avils

    Registro de los documentos que se presentan en estasecretaria para acreditar la adquisicin de partes de la anti-gua muralla conforme a lo acordado por el Ayuntamientoen 24 de octubre de dicho ao.

    Archivo Municipal de Avils (A.M.A.), Caja 40, doc. 3EDIT: InditoCITA: J. UREA Y HEVIA, 1995.

    1846, oct. 26 D. Manuel S. Incln n 1

    En esta fecha presento Don Manuel Surez Incln de estavecindad dos recibos, uno fecha 30 de Abril del ao demil ochocientos veinte y uno dado por Don Leoncio deZaldua de la cantidad de ochocientos reales por los sitioso trozos de muralla rematados a Don Jose Garca Bar-bn que pertenecen y ocupan las casas de dicho seorIncln; y otro dado por Don Manuel Arias Carbajal encinco de enero de mil ochocientos treinta a fabor del Inclande cuarenta y cuatro reales de velln procedentes del sitioque le cediera a ste en la muralla sobre la que fundo lacasa nueba en la fuente dela Camara, lindando con el con-vento de San Bernardo como la rematara el Ayunta-miento en fabor del Arias el ao de mil ochocientos vein-te y uno.

    Id. 27 Don Quintn Blanco n 2

    En esta fecha expresa Don Quintn Blanco de esta vecin-dad que en 2 de Octubre de 1839 satisfizo al SindicoDon Ramon Gonzlez Llanos comisionado por el Ayun-tamiento doscientos cuarenta reales por el arrimo desuCasa de la Calle de Corugedo ala antigua muralla. Enacuerdo del mes de octubre y segun Escritua de 2 delmismo mes de 1839 a testimonio de Ochoa, consta queentreg doscientos cuarenta reales por el trozo de mura-lla vieja confinante con su casa dela Calle de Corugedocomo efectibamente entreg a los comisionados nom-brados.

    Id. 29 D. Jos Gonzlez n 3

    En esta fecha present Don Jos Gonzlez un recibo de56 reales satisfechos a don Leoncio de Zalda en 14 deMayo de 1821 por el remate que hizo dela parte demuralla que ocupa su casa dela fuente dela Camara; cuyorecibo lo dio el Zaldua como deposito delos propios deesta villa.

    Nov. 1 D. Manuel Garca y hermana y d. AntonioOchoa n 4

    En esta fecha presento D. Manuel Garca un recibo dadoen 3 de Mayo de 1821 dado por D. Leoncio de Zalduacomo depsito de propios y arbitrios de setenta y cincoreales por la parte de muralla rematada por d. FranciscoGarca, y una Escritura de 15 de Noviembre de 1807 otor-gada por D. Jose de Alas Valdes y Carreo comisionadopor el Ayuntamiento y otorgada a testimonio de D. JoseAntonio Rodrguez Revengo por la que vendio a D. Fran-cisco Garcia el espacio que ocupaba el terreno o cubohasta formar la linea con las casas contiguas a ellas porla parte posterior dela muralla en la calle dela Camara encantidad de 130 reales.

    Nov. 2 D. Fernando Fernndez Posada n 5

    En esta fecha presento D. Francisco Fernndez Posadauna Escritura otorgada en 10 de Marzo de 1829 a testi-monio de Ochoa por Doa Manuela Gonzlez viuda deesta villa por la que vendio esta una casa alta y baja sitaen la calle dela fuente dela Camara n 20 contigua conlade D. Jos Gonzlez y de d. Joaqun Gutirrez Pola y porla parte posterior con huerta del convento de San Ber-nardo manifestando el Posada que la parte de muralla habiasido adquirida el ao de 1821.

    Nov. 3 D. Galo delas Alas Pumario n 6

    En esta fecha se present un recibo del deposito de pro-pios y arbitrios D. Leoncio de Zaldua de 240 reales paga-dos segun acuerdo del Ayuntamiento de 1 de Agosto de1823 por la parte de muralla que ocupa su casa enla callede San Nicolas confinando con la Yglesia de la misma cuyoacuerdo hace relacion tambien con Salvador Mesa apo-derado del Sr. Marques de Santiago a quien el Ayunta-miento cedio por igual cantidad que alDon Galo la partede muralla correspondiente a la Casa de dicho Marques.

    Nov. 4 D. Francisco Menndez Corvera n 7

    En esta fecha presento don Francisco Menndez Corve-ra de esta villa un recibo dado en 2 de diciembre de 1821por D. Leoncio de Zaldua como deposito de propios yarbitrios de esta villa a favor de don Jose Fernandez Heres(a) el sastron suegro del Menndez de 36 reales en queremato la parte de muralla que ocupaba su casa en dichacalle.

    Nov. 1 D. Nicolas Garca Hebia n 8

    En esta fecha presento un testimonio de remate echo en29 de febrero de 1821 en fabor de d. Jose de Prada dela parte de muralla correspondiente a dicha casa dela callede la fruta confinando con la de D Ramona Valdes, dadopor D. Juan Caxide en 22 de Enero de 1822, y con reci-bo de 36 reales pagados por el prada a don Leoncio Zal-dua en 20 de octubre de 1821; y el resto hasta 100 rea-les y 17 maraveds lo pago el mismo Sr. Prada por la partede muralla de la Casa que tenia en la misma calle dela Cama-ra y enla que vivio el difunto d. Andres su hermano.

    Nov. 30 Monjas de San Bernardo n 9

    Segun nota presentada por el depositario d. Leoncio deZaldua, resulta con referencia a documentos que obranen su poder que la Madre Abadesa de San Bernardoporla parte de cerca y escalera que confina a su monas-terio pago mil reales.

    AGRADECIMIENTOS

    Alicia Garca Fernndez, Cesar Garca de Castro, Cova-donga Cienfuegos lvarez y al personal del Archivo Muni-cipal de Avils, Covadonga Ibez Calzada, Enrique Negre-do, Escuela Superior de Arte de Avils, Francisco J. MarcosHerrn, Gema Adn lvarez, Ivn Muiz Lpez, Jess A.Gonzlez Calle, Jos Avelino Gutirrez Gonzlez, JosManuel Feito, Jos Vega Selito, Justo Urea y Hevia, Leo-nardo Martnez Faedo, Luis R. Menndez Bueyes, PacoFernndez Riestra, Vidal de la Madrid.

    83AyTM 12, 2005

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  • 86 AyTM 12, 2005

    Fig. 1a. Localizacin de la ra de Avils en la costa de Asturias; 1b. Morfologa de la ensenadaen la Edad Media con la ubicacin del castillo martimo de Gauzn, la villa medieval de Avils y

    el barrio marinero de Sabugo.

  • 87AyTM 12, 2005

    Fig. 2. Plano del trazado de la muralla bajomedieval de Avils segn J. Urea (1995)con la localizacin del solar de la intervencin arqueolgica.

  • 88 AyTM 12, 2005

    Fig. 3. Planta del tramo de muralla de 3 metros de longitud documentado en la intervencin arqueolgica.

    Fig. 4. Corte estratigrfico oeste de la estratigrafa asociada al tramo de muralla documentado.

  • 89AyTM 12, 2005

    Fig. 5. Ficha tcnica de la datacin de la muestra Beta-189990, recuperada en el relleno de la zanja defundacin de la muralla.

  • 90 AyTM 12, 2005

    Lam. 1. Vista del tramo documentado de muralla, con una anchura de 2,20 m y altura de 1,20 m,y la aparicin del nivel fretico junto al paramento exterior.