Mutualismo - Antecedentes en Argentina

6
Vimos en la evolución del sistema mutualista en el mundo que, sus primeras manifestaciones en el continente americano están impregnadas de las formas institucionales que la corona española imprimió a sus entidades. Durante la época virreinal, las expresiones mutualistas estaban representadas por cofradías, montepíos y hermandades, similares a las que funcionaban en la metrópoli, acusando en su estructura y filosofía un marcado tinte. Religioso-benéfico , matiz que conservaron hasta el siglo XVIII en que la corriente liberal actuó para eliminar su religiosidad. Estas entidades brindaban una ayuda que, aunque no era demasiado extensa, estaba destinada a los indigentes o carenciados. También existieron las "Cajas de Comunidades Indígenas" que tenían por objeto la subsistencia de los aborígenes en los momentos difíciles, es decir que cumplían una misión previsional. Entre los antecedentes más antiguos que se registran está el Montepío formado por los oficiales y personal de tropa de la ciudad de Buenos Aires, creado en 1675 una retención porcentual de los sueldos percibidos. Hacia 1743 se ubica la reunión de los plateros de Buenos Aires en la "Hermandad de San Eloy". Hasta antes de 1810 los grupos de inmigrantes, predominantemente españoles, traían consigo una formación influenciada por las cofradías, montepíos y hermandades. Al decir de la licenciada Clotilde Luisa Mastrangelo, las asociaciones que surgieron en el período virreinal se podían clasificar por el vínculo que unía a los asociados: 1

description

Vimos en la evolución del sistema mutualista en el mundo que, sus primeras manifestaciones en el continente americano están impregnadas de las formas institucionales que la corona española imprimió a sus entidades.

Transcript of Mutualismo - Antecedentes en Argentina

Page 1: Mutualismo - Antecedentes en Argentina

Vimos en la evolución del sistema mutualista en el mundo que, sus primeras

manifestaciones en el continente americano están impregnadas de las formas

institucionales que la corona española imprimió a sus entidades.

Durante la época virreinal, las expresiones mutualistas estaban representadas por

cofradías, montepíos y hermandades, similares a las que funcionaban en la metrópoli,

acusando en su estructura y filosofía un marcado tinte. Religioso-benéfico , matiz que

conservaron hasta el siglo XVIII en que la corriente liberal actuó para eliminar su

religiosidad.

Estas entidades brindaban una ayuda que, aunque no era demasiado extensa,

estaba destinada a los indigentes o carenciados.

También existieron las "Cajas de Comunidades Indígenas" que tenían por objeto la

subsistencia de los aborígenes en los momentos difíciles, es decir que cumplían una

misión previsional.

Entre los antecedentes más antiguos que se registran está el Montepío formado por

los oficiales y personal de tropa de la ciudad de Buenos Aires, creado en 1675 una

retención porcentual de los sueldos percibidos.

Hacia 1743 se ubica la reunión de los plateros de Buenos Aires en la "Hermandad de

San Eloy".

Hasta antes de 1810 los grupos de inmigrantes, predominantemente españoles, traían

consigo una formación influenciada por las cofradías, montepíos y hermandades.

Al decir de la licenciada Clotilde Luisa Mastrangelo, las asociaciones que surgieron en

el período virreinal se podían clasificar por el vínculo que unía a los asociados:

a- SOCIALES: compuesta por miembros de igual casta o grupo social.

b- MIXTA: compuesta por grupo étnicos o de vecinos,

c- GREMIALES: compuesta por oficios o diferenciación étnico-social.

d- PROFESIONALES: compuesta por profesionales, mercaderes, comerciantes,

e- ASISTENCIALES O DE SOCORRO: muy parecidas a las sociedades de

beneficencia.

Durante este período de la vida rioplatense, existieron además, entidades de iniciativa

privada dedicadas a cubrir los riesgos de invalidez, enfermedad o muerte. Los

servicios de socorro mutuo amparaban a viudas y huérfanos, en las que ya era una

clara expresión de solidaridad voluntaria y organizada para proteger a sus miembros

de los riesgos naturales de la existencia humana.

En el siglo IX comienza a instaurarse el sistema mutual en forma evidente, y el

gobierno lo reconoce en un decreto del 4 de setiembre de 1812, que luego se

1

Page 2: Mutualismo - Antecedentes en Argentina

convierte en ley en el mismo año, aunque las primeras expresiones del mutualismo

doctrinario las encontramos en la década comprendida entre los años 1825 y 1835,

con la creación de la Mutual de la Sociedad Italiana del Plata y la fundación de

"L'Uniónet Secours Mutuals", ambas con sede en Buenos Aires.

En el interior del país, en la ciudad de Córdoba, se fundó en 1852 la "Sociedad Unión

y Progreso de Socorros Mutuos Cultural, Deportiva y Recreativa", y en Buenos Aires la

primer entidad con igual objetivo fue, en 1854, la "Asociación de Socorros San

Crispín", que agrupaba a los zapateros.

Entre 1854 y 1880 se crearon casi 50 mutuales en Buenos Aires, constituidas por

nativos, españoles e italianos, seguidos por franceses, alemanes y suizos, todos

pertenecientes a distintos gremios. Entidades semejantes surgieron en Entre Ríos,

Córdoba, Santa Fe y Tucumán.

Con la llegada al país de los grandes flujos de inmigrantes procedentes de Eu-ropa,

durante las primeras décadas del siglo XX, el mutualismo alcanza un nivel relevante

de crecimiento.

Aquellos hombres que huían de las penurias de la guerra, abandonaron todo y se

aventuraron en lo desconocido, aportaron virtudes como el valor y la audacia. Eran

esperanzados, con capacidad organizativa y en principio extraños al medio, por ello

buscaron ampararse en su origen y patrimonio cultural común para agruparse y

enfrentar las vicisitudes de la vida; especialmente aquellas vinculadas a la salud,

porque esa necesidad gravitaba angustiosamente en la sensibilidad de los hombres

por la insuficiencia del hospital público.

Así es que las sociedades de socorros mutuos y las mutuales originadas en los grupos

de nacionalidades se nutren y desarrollan con las características que éstas le

transfieren: afinidad de espíritu, costumbres, formas de vida, sentimiento de amor a la

patria. Incluso algunas de ellas conservan aun en sus nombres la muestra de simpa-

tía por algún héroe nacional o monarca, o agrupación a la cual pertenecieron aquellos

que le dieron vida.

El ejemplo brindado por las colectividades de extranjeros repercutió favorablemente en

la sociedad argentina al actuar como elemento motivador para la fundación de nuevas

asociaciones mutuales, como respuesta a la prácticamente inexistente cobertura social

de los trabajadores por parte del Estado. Prueba de ello es el notable aumento

registrado entre 1901 y 1925 con 811 mutuales, de las cuales continúan prestando

servicio 598. Dos años después la cifra se elevó a 1.141 con 552.986 socios.

El crecimiento del mutualismo argentino fue avanzando, cada vez más, hacia el

perfeccionamiento del sentido de solidaridad y expresó la necesidad de una legislación

2

Page 3: Mutualismo - Antecedentes en Argentina

específica, que contemplara todos los aspectos de su problemática pues, hasta

entonces, se regía su actividad por el Código Civil.

Durante la presidencia de Roque Sáenz Peña, en 1911, el Poder Ejecutivo envió al

Congreso de la Nación un proyecto de Ley Orgánica de Mutualidades, del que era

autor el ministro de Justicia e Instrucción Pública, doctor Carlos Ibarguren. En sus

fundamentos se hacía referencia a la prospectiva del mutualismo como agente

colaborador del Estado para el desarrollo social y a la necesidad de otorgarle una

legislación directriz y protectora del movimiento.

A este proyecto, más tarde se agregaron otros de diversos autores, como Alejandro

Augusto Bunge, Ángel Giménez, Francisco Álvarez, y Ángel M. Gómez sin que

llegaran a concretarse en la sanción de la ley.

En 1935 se sanciona la ley 12.009 que eximía de impuestos nacionales a las

mutuales. Pero fue recién en 1938 cuando el Poder Ejecutivo Nacional, a través de un

decreto reglamentario, reconocía y apoyaba oficialmente tal actividad, iniciándose así

el movimiento mutualista organizado en la Argentina.

En 1945, por decreto 24.499, se crea la Dirección de Mutualidades y se reglamenta el

funcionamiento de la misma, que el gobierno constitucional del año siguiente ratifica

por ley 12.921. Esta dependencia del Estado actuaba como órgano de aplicación del

régimen nacional de mutualidades, poseía competencia en los aspectos regístrales, de

contralor público y de promoción y fomento.

A partir de esa primera legislación, el mutualismo argentino comenzó su accionar en

forma más orgánica, con una ley que contempló tanto el aspecto organizativo como el

gobierno de las instituciones, permitiéndoles un accionar más coherente.

Más tarde, en 1967, por ley 17.376, se creó el Fondo de Promoción Mutual que tenía

por objeto fomentar y promover la actividad mutual, otorgando préstamos de

fomento a las entidades para optimizar, modernizar y ampliar servicios.

Otros hechos que jalonan el desenvolvimiento mutualista fue la sanción, en el año

1971, de la ley 19.331 que crea el Instituto Nacional de Acción Mutual (INAM) hoy

INAES (Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social) como organismo de

aplicación del régimen legal de mutualidades, con jurisdicción nacional exclusiva y

excluyente de cualquier otro ente para registrar, fiscalizar, promover y fomentar la

mutualidad en el país. La intención era facilitar el desarrollo del mutualismo.

La administración y conducción del INAM hoy INAES se encomendó a un Directorio,

integrado por representantes del Estado Nacional y del sector mutualista. Dicta

resoluciones tendientes a pautar acciones específicas para optimizar sus servicios.

Como órgano representativo del movimiento mutualista organizado, se fundó en 1953

la Confederación Argentina de Mutualidades (CAM), entidad de tercer grado, que tiene

3

Page 4: Mutualismo - Antecedentes en Argentina

por objeto la promoción de acciones ante el Estado para defensa y difusión del

mutualismo; participa además en la conducción del INAM.

, En 1973 se aprobó la Ley Orgánica de Mutualidades que lleva el número 20.321. Se

establece en ella la naturaleza jurídica y doctrinaria de la mutualidad y su sanción

cubrió una sentida necesidad funcional.

Por otra parte los congresos nacionales de mutualismo han permitido vincular e

integrar las distintas actividades que hacen a la esencia y el sentir de las mutuales en

temas de gran significación, tales como la oficialización de los principios doctrinarios y

otros.

Hoy, el movimiento mutualista, a pesar de la demora que a veces produce la

incomprensión o los egoísmos de los sectores personalistas, se manifiesta en una

superación constante, con un crecimiento sostenido en número de socios y en

prestación de servicios en las más complejas ramas.

Las bondades que el mutualismo genera son capaces de forjar para el mundo una

sociedad de hombres libres, un mundo en el cual no se trata de combatir las

contingencias de la vida con donativos, sino de crear un ambiente en que todos hallen

seguridad para la propia subsistencia y participen en las responsabilidades conjuntas,

sin panaceas que ofendan la dignidad del hombre, realizando la meritoria labor de

educarlo en el ejercicio de la democracia y aportando realizaciones concretas en el

proceso de la liberación económica.

En definitiva, lo lleva a disfrutar de una mejor calidad de vida.

4