La producción agrícola del municipio Rangel y la reforestación, cuido y protección de las nacientes.
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LAS GALERÍAS DE AGUA
LA FLORIDA
Historia
La Florida, barrio vinculado al agua desde décadas, medio de abastecimiento en
todos los hogares y mantenimiento de terrenos de la mayor parte de vecinos que
trabajaban la tierra. La agricultura, como parte fundamental de la subsistencia de
los hogares, creó la necesidad de renovarse y buscar el aprovechamiento del
apreciado oro líquido, el agua.
A finales del siglo XIX y principios del siglo XX La Florida, como tantos otros
municipios de la isla, tuvo la necesidad de buscar otro medio de obtener el agua, a
través de las galerías, perforaciones en horizontal de agua subterráneas.
Contando de dos a incluso a seis ramales, dependiendo de la fortuna de localizar
un buen chorro natural y constante. Aquí se paraba de perforar con los utensilios
más asiduos por ese entonces, un motor, un compresor de aire, un martillo,
dinamitas o barrenos.
Tipos de galerías:
-Nacientes .Es el tipo de captación más primitivo, ya que fueron realizadas en la
segunda mitad del siglo pasado.
-Convencionales. Son perforaciones profundas que drenan o han drenado aguas
de la zona saturada general. Entre 1910-1930 comienza comienzan a perforarse
muchas de las galerías convencionales. Su longitud es de 3 kilómetros por término
medio, pero son escasas las que superas los 5 kilómetros.
Aunque hoy en día, parte de ellas el nivel de agua es muy bajo o prácticamente
secas, en La Florida existen cuatros galerías, estando activas años atrás.
Galerías de La Florida
- Concha Marina Situada en La
Florida a unos 615m. sobre el nivel del
mar y 1.600 de longitud. Pasando
hoy a propiedad de Conferencias de
aguas de La Orotava. Galería
convencional con poco nivel de agua
siendo aprovechada la saliente de la
bocamina. Su estado de
conservación es regular con
concentración de CO2 inexistente.
- Fuente Benitez Situada en La
Florida a unos 643m. sobre el nivel del mar. Propietario también
Confederación de aguas de La Orotava. Galería convencional con muy
poco nivel de agua aunque se sigue aprovechando de la bocamina. El
estado de la galería es regular y la concentración de CO2 es
inexistente.
- Nicandro Situada en La Florida, en la
zona de La Hondura a unos 825m. sobre
el nivel del mar y un ramal en su interior.
Propietario Conferencias de aguas de La
Orotava. Galería convencional con muy
poco nivel de agua saliente de bocamina y aprovechable. El estado de la
galería es ruinoso y la concentración de CO2 inexistente. Hay
referencias de los años que se trabajó en ésta galería, datos
encontrados en varios grabados en una piedra en la misma bocamina.
Grabados que seguramente, plasmarían los mismos trabajadores con
fecha del año 1.939.
Dato curioso, es el pequeño santuario en la parte superior de la
bocamina, donde lo más probable que se usara para colocar alguna
imagen religiosa, como medida de protección para ser protegidos de
trabajo tan peligroso.-
Salto Lino Situada en la zona la vera alta, La Florida y a unos 575 m.
sobre el nivel del mar. Propiedad de Conferencias de aguas de La
Florida. Galería convencional con nivel
de agua saliente por bocamina y
aprovechable. El estado de la galería
es regular y la concentración de CO2
inexistente.
- Barbuzano Situada parte baja de La
Florida, en la zona del barranco y unos
460 m. sobre el nivel del mar. Su
longitud es de unos 600m. y seis
ramales en su interior El estado de conservación es ruinoso llevando
seca ésta galería hace décadas. Hay datos de testimonios orales de la
época que se empezó a construir, el año 1.954.
Haciendo un hincapié en la galería El Barbuzano, una anécdota curiosa
y el motivo por el cual se fundó.
Quienes tenían el poder de abrir una galería eran los ricos. Se mantenía
gracias a las acciones que se cobraban a través de unas cuotas. La
gente de La Florida, tenían que acomodarse a los plazos que ellos
imponían. Primero estaban sus medianeros para regar sus terrenos. Por
este mismo motivo y cansados de tan injusto trato, el rematador Don
Eulogio el” kíkere”, rematador de galerías, junto con varios vecinos y el
ahorro de unas perras deciden abrir su propia galería. “¡La tierra será
para quien la trabaje”! Haciendo referencia al lema comunista usado
por Don Cipriano, floridero y cabo de la falange para sacar de quicio a
los ricos de La Orotava.
A unos 200m. de perforación encontraron agua. La cantidad de agua
era tan grande, llegando a media altura de la galería .Al no tener
infraestructura para hacer unos canales, el agua estuvo por cerca de
dos años desperdiciándose al mar. Cuando fue posible construir dichos
canales estuvo seis meses dando agua y de repente se secó.
De aquí el sobrenombre de la galería de los pobres, la tenacidad de
unos vecinos que sin contar con ningún tipo de infraestructura, hallaron
la manera de aprovechar en beneficio del barrio y sus terrenos.
LA DANZA DE LA FLORIDA “BAILE DE LAS CINTAS”
El elemento diferenciador de la Romería de la Florida respecto a otras de similares
características de otros municipios es, sin duda, que los propios habitantes del barrio
han aportado sus propias manifestaciones folclóricas a la cultura popular canaria;
manifestación que sin duda alguna se puede vislumbrar en la celebración romera La
más notable es la “Danza de La Florida”, que podemos al situar dentro de las
manifestaciones folclóricas de carácter festivo religioso y procesional de Canarias. La
presencia de este tipo de danzas, al menos en la Isla de Tenerife, estuvo bastante
extendida en el pasado. Algunos autores la entroncan directamente con la cultura
Guanche, casos de Juan Bethencourt Afonso en el S. XIX, y más recientemente Manuel
Lorenzo Perera, y Mª Candelaria Díaz Palmero, mientras otros establecen similitudes
con danzas de Latinoamérica y España.
Sin entrar a valorar el origen de la danza de
cintas o varas en canarias, si es necesario
dec1ir que según manifestaciones recogidas
en la Revista “El Pajar”, cuaderno de Etnografía
Canaria, en el artículo “la Danza de La Florida:
un apunte sobre una danza procesional de La
Orotava”, el origen de la danza de la Florida se
traslada a principios del S.XX, y en concreto, a
la persona de Don Juan Pacheco Oliva, más
conocido como “Juan Pacheco” o “Siño Juan
Rosenda”
Don Juan Pacheco Oliva fue el introductor de
la Danza de La Florida, copiada de la existente
en el Escobonal (Güimar). Según Don Toribio
González García, bailador de la Danza, excelente tocador de guitarra y durante más de
55 años miembro de la parranda de La Florida, además de ser yerno de Juan Pacheco,
manifiesta que “la danza se trajo porque Juan Pacheco tenía amistades allá, en El
Escobonal. Él la vio bailar a los amigos de allá, y entonces la formó aquí”.
Sin embargo la evolución del baile inicial hace que ambas danzas se vayan
diferenciando con el pasar de los años. Según Juan Bethencourt en su libro “Historia
del Pueblo Guanche Tomo II”, en la que describe la Danza de Güimar y en la que se
Plaza del Ayuntamiento de La
Orotava año 1951
coincide en su forma inicial con la forma primigenia del bailar de La Florida, se establece
que:
Esta Danza, en sus inicios, y durante un largo periodo de tiempo fue bailada sólo por
hombres. En 1945 se incorporan las mujeres a la danza.
Desafortunadamente esta forma de bailar se va perdiendo aproximadamente hace 50
años. Se sustituye progresivamente por el trenzado de las cintas en el palo, colocándose
los bailadores por parejas, girando las mujeres en un sentido, y los hombres al contrario,
pasando alternativamente unos por debajo y otros por arriba.
Por lo tanto, podemos diferenciar varias etapas en la Danza; una primera que se
corresponde con sus inicios, y dónde bailaban hombres; otra con la incorporación de
las mujeres y posterior cambio de ejecución. La música de la Danza es un Tajaraste.
La etapa más reciente de la Danza se inicia con Don Juan Manuel Delgado Pacheco,
hijo de Don Toribio, que la recupera después de una serie de altibajos en que casi llega
a desaparecer en los años setenta, pasando el relevo a los actuales ejecutores de la
Danza, en el marco de la Asociación de vecinos del Barrio, donde un grupo de jóvenes
hace posible la continuidad de esta tradición.
“Para la danza de las Cintas, ahora como en tiempos guanches, forman la cuadrilla 14
individuos; 12 danzantes, un tamborilero, el cual toca a la vez la flauta y con un solo
palillo el tamboril que lleva colgado en el dedo meñique izquierdo, y un conductor del
palo que viste igual que los danzantes, eligiéndose el de mayor estatura. Los
danzantes se dividen en dos tandas de seis, llevando cada tanda una guía delantera y
otra postrera. Al compás del tamboril y la flauta bailan dando dos pasos atrás y dos
pasos adelante
LOS CHORROS DE AGUA
Probablemente el concepto del “agua” que pueda tener cualquier joven a día de
hoy puede ser totalmente dispar al que puedan concebir nuestros abuelos y
abuelas o cualquier persona de avanzada edad que tengamos a nuestro
alrededor. Los tiempos han cambiado, las necesidades y las comodidades
también, pero el recurso sigue siendo el mismo, el agua. Si retrocedemos tan
solo setenta u ochenta años atrás, hablar de agua significaría hablar de punto de
encuentro social, de sacrificio, aprovechamiento, ahorro… Disponer del agua en
la vivienda requería de una planificación, comenzando por la canalización de la
misma hasta ciertos puntos estratégicos de los núcleos de población, llamados
chorros, cogederos o fuentes, que manaban el agua previamente obtenida en la
zona alta del municipio por los trabajadores de las galerías a base de un arduo
trabajo durante el día y la noche. Agua que se encauzaba a través de atarjeas,
canales y acueductos hasta los conocidos chorros, dando como resultado
verdaderas obras de ingeniería hidráulica a pesar de la precariedad de las
condiciones y materiales de trabajo, llegando incluso a cobrarse alguna vida. A
esos puntos llamados chorros o fuentes accedían diariamente los vecinos de la
zona con cubos, tallas, barriles (de cinco y de a siete) e incluso con calderos,
transportando el agua a pie, cargándola en la cabeza usando el ruedo (trozo de
tela enrollada con forma de rosca para soportar el peso) o bien la pinga (palo de
madera para transportar cubos) y los más afortunados con la ayuda de animales,
especialmente burros, mulas y bestias. Labor que realizaban como ya
adelantábamos con anterioridad día tras día todos los miembros de la casa
independientemente del sexo y la edad pues “el agua era cosa de todos y todos
teníamos que ayudar, todos comíamos, bebíamos y nos lavábamos” (Norberto
Luis Perdigón).
A todo ello debemos sumar algunos imprevistos como las averías que se
originaban ocasionalmente, transcurriendo incluso varios días sin que el agua
llegara a los chorros, formando colas de vecinos esperando por el preciado
tesoro, larga espera que se aprovechaba para intercambiar cuentos, historias y
novedades, resultando verdaderos puntos de reunión y encuentro social.
Aunque resulte totalmente inconcebible este sistema de vida, pudiéndonos
parecer a los más jóvenes un relato extraído de una novela histórica, la
realidad es bien distinta, tan sólo hemos retrocedido algunas décadas y sin
embargo ya muchos nos hemos olvidado de esa parte de nuestra historia.
Cada día abrimos en nuestras casas el grifo de manera natural, sin realmente
ser conscientes del uso y valor de ese preciado
La construcción de los chorros corría a cargo de todos aquellos
vecinos que fueran de la zona y que
supuestamente fueran a buscar agua asiduamente. Para ello se hacía
una pequeña derrama entre los vecinos con el fin de sufragar los
gastos ocasionados por la construcción de la estructura.
Así pues resulta imprescindible destacar la diferencia entre los
chorros de los barrios de la periferia del municipio respecto a los del
casco histórico, reflejo de las diferencias económicas de ambas zonas.
Siendo los
primeros (barrios) elaborados a base de cal y cemento mientras que
los de “La Villa” eran construidos igualmente de hormigón pero
forrados con hierro forjado aprovechando para crear formas, con
dibujos y letras,
dándole así un aspecto más vistoso. La mayoría de las veces se
construía una especie de “capilla” en torno al chorro para que sirviera
de decoración y protección. Una vez que los vecinos se pusieran de
acuerdo solicitaban
la disposición de un chorro al ayuntamiento de La Orotava, quien
aceptaba la petición y costeaba los gastos de la tubería así como el
personal para el montaje, luego los vecinos eran los encargados del
mantenimiento del
mismo.
Para transportar el agua desde los chorros a las viviendas se recurría
al ingenio, aprovechando los recursos de los que se disponía, se
creaban todo tipo de artilugios que facilitaran la maniobra. Lo más
común era utilizar los
cubos de latón, calderos o barricas de madera de distintos tamaños
que llamaban “juego” (de a cinco y de a siete) y en alguna ocasión
muy puntual se llegó a ver algún vecino transportando el agua incluso
en la talla de barro.
Ahora bien, para desplazarse la mayor parte de los vecinos lo hacían a
pie cargando el recipiente a la cabeza y
usando como apoyo un trozo de tela enrollada que llamaban “ rodilla,
suegra o ruedo ” . No obstante, cuando los caminos eran lo
suficientemente anchos se permitían el pequeño lujo de transportar el
agua con la “pinga” que
consistía en un palo de un metro o metro y medio aproximadamente
dispuesto horizontalmente del que se
colgaban dos cubos, uno a cada extremo, de tal modo que se podía
cargar dos cubos de agua con el menos esfuerzo posible, obteniendo
mayor rendimiento al trayecto.
Por último estaban los vecinos que disponían de animales como
burros, mulos o bestias, en ellas cargaban el
juego de barricas y de desplazaban hasta los chorros para llenar los
recipientes, con la ayuda de un fonil y un cubo o de mangueras
cuando se disponía de ellas.
Con el paso de los años, la mejora del nivel económico de los vecinos
y la llegada de nuevos recursos, algunos vecinos y vecinas tomaron la
decisión de comprar mangueras (cada uno compraba su trozo que
luego
empataban con cañas) que conectaban al chorro para así no tener que
dar tantos viajes de agua a cuestas y facilitar el trabajo.
TANGO DE LA FLORIDA .
Este es el tango
De La Florida
Lo bailan los magos
Con mucha alegría
Rosa encarnada
De Alejandría
La que cantaba
La Virgen María
Yo me fui al monte
A buscar horquetas
Y traje cambadas
Y otras derechas
Si tú me quisieras
Yo me casaría
Gofito y cebollas
No nos faltarían
Molinos de Gofio
Tengo en La Florida
Con eso y mis cabras
Me gano la vida