Need you (You 2) · —Te echaré de menos —murmuro, pero mi voz suena ahogada. —Y sabes de...

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Paraaquellosquemedijeronquenopodría,yparaaquellosquedijeronquesípodría.

1

Trescientoscincuentaynuevedías.Éseeseltiempoquellevoesperandoestemomento.Ésaeslacantidaddedíasqueheidocontando.Hanpasadotrescientoscincuentaynuevedíasdesdelaúltimavezque

lovi.

Guccime toca lapiernacon lapatacuandomeapoyoen lamaleta,nerviosa por la emoción, mientras miro fijamente por la ventana de lasala. Son casi las seis de lamañana, y el sol acabade salir.Haceveinteminutoscontemplécomose iba filtrandoentre laoscuridadyadmiré lopreciosaqueestabalaavenida.Vicómosereflejabalaluzenloscochesaparcadosalolargodelasaceras.Deandeberíadeestarapuntodellegar.

Bajolosojoshastalaenormepastoralemánqueestáamispies.Meinclino y la acaricio detrás de las orejas hasta que se da la vuelta y sedirigesinhacerruidohacialacocina.Loúnicoquepuedohaceresvolveramirarporlaventana,dandounrepasomentalalalistadecosasquehemetidoen lamaleta,peroeso sólo sirvepara estresarmemásy terminoporapartarmedeellayabrirla.Revuelvoentreelmontóndepantalonescortos,losparesdezapatillasConverseylacoleccióndepulseras.

—Eden,confíaenmí,lollevastodo.Mis manos dejan de moverse entre la ropa y levanto la vista. Mi

madreestáenlacocina,enbata,mirándomedesdedetrásdelaencimeracon los brazos cruzados. Tiene la misma expresión que lleva poniendotodalasemana.Mediodolida,medioenfadada.

Suspiro y meto otra vez todo a presión en la maleta, la vuelvo acerrarylaenderezosobresusruedas.Mepongodepie.

—Esqueestoynerviosa.Enrealidadnosécómodescribirloquesiento.Porsupuestoquehay

nervios,porquenotengoniideadeloqueesperar.Trescientoscincuentaynueve días es mucho tiempo, las cosas pueden haber cambiado. Todopodríaserdiferente.Asíque tambiénestoyacojonada.Measustaque lascosasnovayan a ser diferentes.Tengomiedodeque en elmomento enque lo vea, vuelva a sentir lo mismo. Ésa es una de las movidas de ladistancia: o bien te da tiempopara seguir adelante sin alguien o te hacedartecuentadelomuchoquelonecesitas.

Y ahora mismo, no tengo ni idea de si echo de menos a mihermanastrooa lapersonade laqueestabaenamorada.Esdifícilver ladiferencia.Eslamismapersona.

—Notepreocupes—dicemamá—.Notienesporquéestarnerviosa.—Camina hacia el salón, con Gucci dando saltos detrás de ella, yentrecierralosojosalmirarporlaventanaantesdesentarseenelbrazodelsillón—.¿CuándovieneDean?

—Tienequeestaralcaer—digoenvozbaja.—Puesesperoquehayaungranatascoyquepierdaselvuelo.Aprietolosdientesymepongodelado.Amamánuncalehagustado

estaidea.Noquieredesperdiciarniunsolodíadeestarconmigoy,segúnparece,quemevayaseissemanases tiempodesperdiciado.SonnuestrosúltimosmesesjuntasantesdequememudeaChicagoenotoño.Paraella,estoparecesignificarquenomeveránuncamás.Jamás.Ynoesverdadenabsoluto. Volveré a casa el próximo verano, después de los exámenesfinales.

—¿Enserioerestanpesimista?Porfinmamásonríe.—Nosoypesimista,sólocelosayunpocoegoísta.Enesemismoinstanteoigoelsonidodelmotordeuncoche.Séque

setratadeDeaninclusoantesdemirar,yelsuaveronroneodesapareceenel silencio cuando el vehículo aparca en la entrada demi casa. Jack, elnoviodemamá,hadejadosucamionetaunpocomásallá,asíquetengoqueestirarelcuelloparavermejor.

Deanabrelapuertadesucocheyseapea,perosusmovimientossonlentosysucaranotransmiteningunaexpresión,comosinoquisieraestaraquí.Estonomesorprendeen lomásmínimo.Ayer sus respuestaserancortantes y pasó toda la tardemirando elmóvil, y cuandome fui de sucasa nome acompañó al coche como siempre. Igual quemamá, está unpococabreadoconmigo.

Semeformaunnudoenlagargantaeintentotragarmientrassacoelasademimaleta.Laarrastrosobresusruedashastalapuertadecasaymedetengoparamiraramimadreconelceñofruncidoporlaansiedad.Porfineselmomentodesalirhaciaelaeropuerto.

Deannollamaantesdeentrar.Nuncalohace;notieneporqué.Perolapuertaseabremásdespacioqueotrasveces.Selovecansado.

—Buenosdías.—Buenosdías,Dean—saludamamá.Supequeñasonrisaseagranda

cuandoextiendelamanoparadarleaminoviounapretoncitosuaveenelbrazo—.Yaestálista.

Los ojos oscuros de Dean se mueven paramirarme. Normalmentesonríe cuando me ve, pero esta mañana su expresión es neutral. Sinembargo,arquealascejas,comoparapreguntar«¿Estáslista?».

—Hola —digo, y estoy tan nerviosa que la voz me sale débil ypatética.MiroamimaletayluegoaDean—.Graciaspormadrugarentudíalibre.

—No me lo recuerdes —dice, pero sonríe un poco y eso metranquiliza.Daunpasoadelanteycogelamaleta—.Ahoramismopodríaestarenlacamaynosalirdeellahastamediodía.

—Eresdemasiadobuenoconmigo.—Meacercoy lorodeoconlosbrazos,hundolacaraensucamisamientrasélseríeymeaprieta.Levantolavistaparamirarloatravésdelaspestañas—.Enserio.

—Ohhh—murmuramamá a nuestro lado, yme doy cuenta de quesigueahí—.Quémonossois.

LelanzounamiradadeadvertenciaantesdevolveramiraraDean.—Ahítenemoslaseñalparamarcharnos.—No,no.Escúchameunsegundo.—Mamáseponedepieysuleve

sonrisadesaparecealinstanteyfrunceelceñocondesaprobación.Medamiedo de que, cuando vuelva, esa expresión se haya convertido en algopermanente—. No viajes en metro. No hables con desconocidos. NopongasniunpieenelBronx.Ytambién,porfavor,vuelvevivaacasa.

Pongo los ojos en blanco. Recibí un sermón parecido exactamentehace dos años, cuando venía aCalifornia para volver a ver ami padre,sóloquecasitodaslasadvertenciasteníanqueverconél.

—Yalosé—digo—.Básicamente,quenohagatonterías.Memiraconintensidad.—Exacto.

Suelto a Dean, doy un paso hacia ella y la abrazo. Así se callará.Siemprefunciona.Meaprietaconfuerzaysuspiracontramicuello.

—Teecharédemenos—murmuro,peromivozsuenaahogada.—Ysabesdesobraqueyotambiénteecharédemenosati—medice

apartándose demí, con lasmanos todavía sobremis hombros. Echa unvistazoalrelojdelacocinaantesdeempujarmeconsuavidadhaciaDean—.Esmejorqueospongáisenmarcha.Noquerrásperderelvuelo.

—Sí,mejornosvamos—diceDean.Abre la puerta, arrastra mi maleta hasta el umbral y se detiene un

segundo. Tal vez para ver simimadre tienemás consejos innecesariosquedarmeantesdequememarche.Porsuerte,noeselcaso.

CojomimochiladelsofáysigoaDeanhaciafuera,peronosinantesdarmelavueltaydecirleadiósamamáporúltimavez.

—Teverédentrodeseissemanas,entonces.—Dejaderecordármelo—dice,ycierra lapuerta justodespués.Ya

selepasará.Coneltiempo.—Bueno—diceDeanporencimadelhombromientraslosigohacia

sucoche—,porlomenosnosoyelúnicoaquiendejasatrás.Aprieto los ojos con fuerza y me paso una mano por el pelo, me

quedoquietaalladodelapuertadelcochemientrasélmetemiequipajeenelmaletero.

—Dean,porfavor,noempieces.—Es que no es justo —farfulla. Nos subimos al coche al mismo

tiempo,ycuandocierralapuertadejaescaparungruñido—.¿Porquétetienesquemarchar?

—A ver, que no es para tanto—digo, porque de verdad no veo elproblema.TantoélcomomimadrehandejadoclaroquelesparecefatalmiviajeaNuevaYorkdesdeque lomencioné.Escomosipensaranquenuncamásvolveréacasa—.Noesmásqueunviaje.

—¿Unviaje?—seburlaDean.Apesardesuhumordeperros,lograencenderelmotor,damarchaatráshastallegaralacalleysedirigehaciaelsur—.Tevasseissemanas.VuelvesacasaunmesyluegotemudasaChicago.Sólometocancincosemanascontigo.Noessuficiente.

—Sí,peroaprovecharemoseltiempoatope.Sé que diga lo que diga no mejoraré la situación, porque este

problemasehaidoformandodurantevariosmesesyporfinDeanloestáabordandodefrenteyabiertamente.Llevotiempoesperándolo.

—Ésanoeslacuestión,Eden—dicedeformabrusca,yestomehacecallarduranteunmomento.

Aunquemeloesperaba,meresultararoveraDeanirritado.Apenasdiscutimos,porquehastaahoranuncahabíamoschocadopornada.

—Entonces¿cuáleslacuestión?—Elhechodequeelijaspasarseissemanasallíenvezdeconmigo

—responde,peroderepentenotoquesuvozhabajadomuchodetono—.¿QuétieneNuevaYork?¿Quiénnaricesnecesitapasarseissemanasallí?¿Porquénosólouna?

—Porqueélmeinvitóseis—digo.Tal vez sea mucho tiempo, pero cuando acepté ir, me pareció la

mejorideadelmundo.—¿Porquénopodíaisllegaraunacuerdo?—Seestáirritandocada

vezmás; agita lasmanos para acompañar sus palabras, lo que hace queconduzcadeformaalgoerrática—.¿Porquénopodíasdecir«Claroqueiré,perosólodossemanas»,eh?

Cruzo los brazos sobre el pecho y me giro para mirar por laventanilla.

—Vale,tranquilo.Rachaelnosehaquejadoniunasolavezdequelaabandone.¿Porquénopuedessercomoella?

—Vale,Rachaelestumejoramiga,peroyosoytunovio.Yademásellatendrálaoportunidaddeencontrarsecontigoallí—dispara,yesoescierto.

RachaelynuestraamigaMeghan,aquiencasinohevistodesdequesemarchóalaUniversidadEstataldeUtah,planificaronunviajeaNuevaYorkhacemeses.Amítambiénmeinvitaron,peroTylerselesadelantó.DecualquierformaerainevitablequeacabaraenNuevaYorkesteverano,perosupongoquenopuedoculparaDeanporsentirsedesplazadocuandoRachael,Meghan,Tyler y yo—casi todo nuestro grupo—nos vamos aencontrarsinél.

Deansuspiraysequedacalladounminuto;ningunodelosdosdicenadahastaquellegamosaunstop.

—Me estás obligando a empezar la relación a distancia antes detiempo—dice—.Esunamierda.

—Vale, pues da la vuelta—digo cortante.Me vuelvo paramirarlo,alzandolasmanosenelaire—.Noiré.¿Esoteharáfeliz?

—No—replica—.Tellevoalaeropuerto.

Lasiguientemediahoralaocupaelsilencio.Yanohaynadamásdequé hablar. Dean está cabreado, y yo no sé qué le puedo decir paraalegrarlo, así que terminamos atrapados en una especie de silencioforzosohastallegaralaterminalnúmero7.

Deanapagaelmotorencuantoaparcaalladodelbordillodelantedelas salidasy luego segira paramirarmecon intensidad.Ya son casi lassietedelamañana.

—¿Puedesporlomenosllamarmetodoeltiempo?—Dean, sabes que sí. —Dejo escapar un suspiro y sonrío, con la

esperanza de que se rinda ante mis grandes ojos—. Intenta no pensardemasiadoenmí.

—Lodicescomosifuerafácil—sequeja.Otrosuspiro.Perocuandomevuelveamirar,creoqueseestáalegrandounpoco—.Venaquí.

Se acerca para rodear mi cara con sus manos, atrayéndome consuavidadhacialaconsolacentralhastaquesuslabiosencuentranlosmíos,ydeprontoescomosinohubiésemosdiscutido.Mebesalentamentehastaqueyomeaparto.

—¿Estásintentandoquepierdaelvuelo?—Enarcounacejamientrasabrolapuertaysacolaspiernasdelcoche.

Deansonríeburlón.—Talvez.Pongolosojosenblancoymebajodelcoche,mecolocolamochila

enunhombroycierrolapuertaconsuavidadtrasdemí.Cojolamaletaantesdedirigirmehaciasuventanilla,queélbajadeinmediatocuandovequemeacerco.

—¿Sí,chicaneoyorquina?Memetolamanoenelbolsilloysacoelbilletedecincodólares,el

que nos hemos estado pasando desde que nos conocimos cada vez quehemostenidooportunidad,comocuandonoshacemosunfavorelunoalotro. Ya está todo roto y estropeado, y me sorprende que no se hayadesintegradotodavía.

—Cincopavosportraerme.Dean aprieta los labios cuando coge el billete, pero le resulta

imposibleocultarqueestásonriendo.—Medebesmuchomásquecincopavosporesto.—Losé.Losiento.Meinclinohacialaventana,ledoyunfuertebesoenlacomisurade

loslabiosymevuelvoparadirigirmehacialaterminal.Detrásdemíoigocomoelmotordelcocheseponeenmarcha.

Hace casi dos años que no piso elAeropuerto Internacional de losÁngeles, así quemehabría gustadoqueDeanhubiese entrado conmigo,perodecidoquehasidomejornohaberprolongadoladespedidamásdelonecesario.Aélnolehabríamoladonadavermedesaparecerdespuésdefacturar.Además,puedohacerlosola.Creo.

Comomeimaginaba,hayunajetreoincreíbleenlaterminal,inclusoaestahora.Meabropasoentre lamuchedumbrehastaqueencuentrounsitiolibreparadetenermeunmomento.Mequitolamochiladelhombro,revuelvodentrodeellaysacomimóvil.Entroenlosmensajesdetexto,cojo lamaletaymientrasmedirijohacia losmostradorespara facturar,empiezoaescribir.

Parecequeelpróximoveranoyaestáaquí.Nosvemospronto.

Yentoncesloenvíoalapersonaalaquellevotrescientoscincuentaynuevedíasesperandover.

SeloenvíoaTyler.

2

Cuando aterrizo en elAeropuerto InternacionalNewarkLibertymedoycuentadequenisiquieraestáenNuevaYork.EstáenNuevaJersey,yestáareventar.Apesardehaberdespegadocondiezminutosderetraso,aterrizamosdiezminutosantesdelahoraprevista.Micuerpotodavíacreequesonlasdosdelatardeytengoganasdecomer,peroenrealidadaquísonlascincoydiecisietedelatarde.

Esosignificaquedeunmomentoaotroloveré.Micorazóndejadelatirduranteunmomentomientrasescaneoconla

vista los paneles informativos.Me tomaría unminuto para detenerme yaveriguaradóndesesuponequedebo ir,peroahorano tengo tiempodepararme.Nopuedoretrasarestoniunminutomás.Sóloquieroverlo,ya,asíquemecuelgolamochilasobreelhombroysigoalagentequesehabajadodemivuelo.Concadapasoquedoy,sientomásnáuseas.Medoycuentadequenodeberíahabervenido.Escadavezmásevidentequeesteviajeesunamalaidea.

«Porsupuestoqueesunamalaidea»,pienso.Comosifueraasuperarloquesientopasandotiempoasolasconél.

Alcontrario,esto lovaaempeorar, loharámásdifícil.Paraéles fácil.Probablementeya lohayasuperadohace tiempoy lomásseguroesqueesté saliendo con alguna chica guapa con acento neoyorquino. Y aquíestoy yo, la idiota que ha pasado un año entero pensando en él. Sé quecuandolovearecordarédesopetóntodoloquesentíaporél.Yaloestoysintiendo. Noto esosmismos nervios en el estómago que siempre teníacuando él me sonreía, puedo percibir como se me pone el pulso a lamismavelocidadquecuandosusojosencontrabanlosmíos.

Mepreguntosiesdemasiadotardeparadarlavuelta.El grupo al que he estado siguiendo se dirige hacia unas escaleras

mecánicas,peroyovacilounpocoymeaparto.Mequedoallíuninstante.Talveznoseatanmalo.Estoyentusiasmadaporverlo,apesardequelos

nervios superen al entusiasmo, y llevo tanto tiempo esperando estemomentoqueesunaestupidezquemeasaltenlasdudasahora.

Loquepasaesqueestoyconfundidaymicabezaestáhechaun lío,peroyaestoyaquí.Eselmomentodeverloporprimeravezdesdehaceunaño.

Aprieto el puño alrededor del tirante de mi mochila al subir a lasescalerasmecánicas,yelcorazónmegolpealacajatorácica.Mepreguntosi la gente a mi alrededor puede oírlo. Tengo la sensación de que meestuviera dando un infarto, como si en cualquier momento me fuera adesplomar por una sobrecarga de ansiedad. Siento las piernasentumecidas, pero de algunamanera logromantenerme enmovimiento,dealgunaformaconsigobajardelasescalerasyavanzarporlazonadelasllegadas.

Parte demímira la cinta transportadora y la otra busca unos ojosverdes.Ami alrededor puedover gente que vacila, que busca.Gente detraje que sujeta letreros.Familias quebuscan entre lamuchedumbrequebaja por las escaleras. Yo las estudio a fondo. Sé exactamente a quiénquieroencontrar.Poruninstante,creoqueloveo.Pelonegro,alto.Perojustocuandomicorazónestáapuntodedejardelatir,abrazaaunamujerymedoycuentadequenoesél.

Misojossevuelvenacentrarenelvestíbulomientrasmeabropasohacia donde tengo que recoger mi maleta, obligando a mis pies amoverse, aunque noto las piernasmedio dormidas.Mientras paso,miroloscartelesquellevalagente,leolosnombresymepreguntoquévienenahaceraNuevaYork.Sinembargo,mispensamientosnoduranmucho,porquederepenteunletreroenparticularmellamalaatención.Yes,porsupuesto, porque se trata demi nombre escrito con un rotulador negro,conlasletrasalgotorcidas.

Yentoncesloveo.EntoncesveoaTyler.Sostiene el estúpido letrero delante de la cara, y justo cuando mis

ojos establecen contacto con los suyos, se le forman arruguitas en lascomisuras. Está sonriendo. De repente, todo se calma. La presión quesentíaenelpechoserelaja.Micorazóndejadedargolpescontralacajatorácica.Mipulsoyanopalpitaatodavelocidaddebajodemipiel.Ysóloatinoaquedarmeallíparada,enmitaddelazonadellegadas,dejandoqueel resto de mis compañeros de viaje me den empujones. Pero no me

importa estar bloqueando el paso. No me importa parecer perdida. LoúnicoqueséesqueTylerestáaquímismo,queotravezestamosfrenteafrente y que de repente todo vuelve a encajar. Es como si no hubiesenpasado trescientos cincuenta y nueve días desde la última vez que mesonriócomoloestáhaciendoahora.

Ha bajado lentamente el letrero para mostrar toda su cara, y susonrisaysumandíbulayelcolordesusojosylamaneraenqueunadesus cejas se enarca despaciome recuerdan algunas de lasmuchas cosasque solía adorar de él. Tal vez todavíame encanten estas cosas, porqueahoramispiesvuelvenamoverse.Yrápido.Medirijodirectamentehaciaél,cogiendovelocidadacadapaso,misojosfijosenélyennadamás.Mipasodecididoobligaalagentequemerodeaaapartarsedemicamino,ya estas alturas estoy corriendo.Cuando llego a su lado,me lanzo a susbrazos.

Creoquelocojoporsorpresa.Nostambaleamosunpoco,suletrerovuela hasta el suelo mientras abraza mi cuerpo, y soy consciente, demanera algovaga, deque la gente anuestro alrededor exclama«Ohhh»comosifuésemosunaparejaqueseencuentraporprimeraveztrashabermantenido una relación por internet. Puede que lo parezca porque enciertosentidoesverdad.Hasidounarelaciónalargadistancia.Esdecir,una relaciónde hermanastros.De todosmodos, no le presto atención alpúblico.Lorodeoconlaspiernasyhundomirostroensuhombro.

—Creo que piensan que… —murmura Tyler junto a mi mejilla,riéndoseentredientesmientrasnosestabilizaalosdos.

Puedequehayaoídosuvozporteléfonocadasemanadurantetodoelaño,peroescompletamentediferentevivirlaenpersona.Escomosicasilapudierasentir.

—Tal vez deberías bajarme—le susurro, y él hace exactamente loque lepido.Conunúltimoapretónfirme,meposadenuevoenelsueloconsuavidad.Entonces levanto lavistaparamirarloa losojos,decerca—.Hola—saludo.

—Hola—repiteél.Subeybajalascejasmientrasmemira,ypercibocierta energía positiva y relajada.Me es imposible dejar de sonreírle—.BienvenidaaNuevaYork.

—NuevaJersey—locorrijo,peromivozessólounsusurro.Lo miro fijamente. Parece como si en un año hubiese cumplido

cuatro, pero creo que se debe sobre todo a la barba de varios días que

ahoraadornasumentón.Intentonopensarenloatractivoqueestá,asíquedesvío mis ojos hacia sus brazos, lo que sólo empeora las cosas. Susbícepssonmásgrandesquecomolosrecordaba,asíquemetragoelnudoquesemeformaenlagargantaymecentroensuscejas.Esimposiblequeunascejasseaneróticas.

«Pero bueno, Eden, ¿qué narices te pasa?»—Nueva Jersey, vale, loque sea—dice Tyler—. Te va a encantar la ciudad.Menosmal que hasvenido.

—Para. —Doy un paso hacia atrás y lo miro con curiosidad,ladeando la cabeza. Estoy segura de que acabo de notarle un acentoparticular—.¿Esoque…acabodeescucharesacentoneoyorquino?

Élsefrotalanucayseencogedehombros.—Un poco. Se pega, ¿sabes? No ayuda que Snake sea de Boston.

Tienessuertedequenovayapronunciandomallaserres.—Tucompañerodepiso,¿no?Intentorecordartodasnuestrasconversacionestelefónicas,enlasque

Tylerme contaba qué escuela había visitado ese día o algo guay que lehabíapasado,comocuandollegóelinviernoypudoverporprimeravezen suvida lanieveenvivoyendirecto,peroestoydemasiadodistraídaporel levecambioensuvoz.Noséporquénuncamedicuentacuandomellamaba.

—¿Cómodijistequesellamabadeverdad?—Stephen —dice Tyler, poniendo los ojos en blanco—. Venga,

vámonos.Se gira hacia la salida, pero le hago ver que todavía tengo que

recoger mi maleta, y entonces se dirige un poco avergonzado hacia lacinta transportadora.He pasado cincominutos entre sus brazos, así queconsuerteyanohabrátantagente.Mellevasólounminutoencontrarmimaleta,asíqueenseguidanosdirigimoshacialasalidadelaterminalCyhaciaelaparcamiento.Tylerllevamiequipajesinningúnesfuerzo.

Fuera hace muchísimo calor. Más que en Santa Mónica y que enPortland. Me quito la sudadera y la meto en la mochila justo cuandollegamosasuAudi,que,paramisorpresa,sigueestandocomonuevo.Laverdad es que di por sentado que a estas alturas ya estaría cubierto degrafitis,oporlomenosquelehabríanrotounaodosventanillasdeunapatada.

Tylerabreelmaletero—queestáenlapartedelanteradelcoche—de

untirón,metemiequipajeyvuelveacerrarlodeungolpe.—¿Cómolollevatumadre?—mepreguntasonriendo.Pongo los ojos en blanco y me subo al asiento del pasajero,

esperandoaqueélsesienteantesdecontestarle.—Nomuybien.Todavía sigueactuandocomosime fueseamudar

aquí o algo por el estilo.—Paso los dedos por el cuero del asiento yaspiro.Oloraleña.Aambientador.AcoloniaBentley.Ay,cómoechabademenosesamalditacolonia—.Deantambiénestáenfadado.

LosojosdeTyler sedirigenhaciamíconunamirada interrogante.Luegolosaparta,enciendeelmotoryseponeelcinturón.

—¿Todavíaosvabien?—Sí—miento.Enserio,notengoniideadesinosvabienoquétras

nuestra discusión esta mañana. Creo que estamos bien. Conociendo aDean,esmuyprobablequeselehayapasadoelenfado—.Estamosbien.

ObservoaTylerconelrabillodelojoyaguardoaversireaccionadealgunamanera,esperoquepasealgo,cualquiercosa.Queendurezcalamandíbula. Que entorne los ojos. Pero lo único que hace es sonreírmientrasdamarchaatrásparasacarelcochedelaplaza.

—Bien—dice,locualechaportierracualquiertipodeesperanzaqueyo hubiera podido albergar. Claro que no está cabreado porque sigasaliendo con Dean, porque ya ha superado lo nuestro por completo—.¿Cómolevanlascosas?

Tragoyentrelazolosdedos,haciendotodoloposibleparaquenosemeveadescorazonada.Detodasmaneras,nodeberíaestarlo.Nodeberíaimportarme.

—Todobien.Se limita a asentir con la cabeza. Tiene la atención puesta en la

carreteramientrasnosdirigimoshacialasalida.—¿Cómo estámimadre?—pregunta; su voz es suave—.Cada vez

queme llama esmás pesada.Mepaso todo el rato diciendo«Sí,mamá,estoylavandolaropa.No,noleheprendidofuegoalapartamento,yno,no me he metido en ningún lío»—deja escapar una breve carcajada yluegoañade—:Todavía.

—Salvoporesamultaporexcesodevelocidad—puntualizo.«Estatetranquila.Comosinopasaranada»,medigoamímisma.Cuandosalimosdelaparcamiento llenodecurvasyaccedemosa la

autopista,melanzaunasonrisadivertida.

—Ojosquenoven,corazónquenosiente.Peroahoraenserio:¿estábuenalanoviadeJamie?

Lomirofijamenteyélseencogedehombrosdemanerainocente.—Túsiempretanmacho—mequejo—.Perosí,esmona.NohevistoaJenmuchasveces,sobretodoporqueJamieinsisteen

quemealejedeellosdespuésdequelehicierapasar«lavergüenzadesuvida»laprimeravezquelatrajoacasa.Segúnparece,informaralanoviade tu hermanastro de que recita el poema «El camino no elegido» ensueñosespecadomortal.

—Porcierto,¿sabesloquepasóelotrodía?—¿Qué?—Chase le preguntó a tu madre si podía invitar a casa a una

compañeradeclaseparaestudiarjuntos,peroesverano,asíque¿paraquénaricesestánestudiando?

—¿Estudiando?—Tyler se burla—. Mucha labia para un chico desegundodesecundaria.Porfinhapasadodelosvideojuegosalaschicas.

Semedibujaunasonrisacoquetaenloslabios,peroélnisiquierameestámirando.

—Parecequesiguenlospasosdeligóndesuhermano.—Los voy amatar a los dos cuando volvamos a casa—murmura,

pero se está riendo—. Me están robando la reputación que tenía en elinstituto.Quépocooriginales.

Vamos por la autopista, pero es hora punta, así que el tráfico semueve muy despacio. Estiro la mano para bajar el parasol. El sol estáempezando a hacerme daño en los ojos, tengo las gafas de sol en lamaleta.Laverdadesquefueunatonteríameterlasahí.

—¿Teparecequeelañohapasadorápido?El tráfico avanza y vuelve a detenerse, y Tyler aprovecha la

oportunidadparamirarme.Piensaduranteun instantey luego seencogedehombros.Yanoestásonriendoexactamente.

—No.Parecíacomosicadamesduraraeldobledeloquedebía.Hasidouninfiernotenerqueesperaraquellegaraelverano.

—Penséquepara tihabríapasadorápido—digo—.Con lasgirasytodoeso.Siempreestabasocupado.

Cada vez que hablaba con Tylermemantenía al día del programa.Teníaqueviajarmuchoaotrasescuelasyorganizaciones,parahablarlesalos alumnos sobre el abuso infantil y compartir el relato de los malos

tratosquesufrióporpartedesupadrecuandoeraniño.AvecesestabaenMaine.Otras,enNuevaJersey.HabíatemporadasenlasqueapenasparabaenNuevaYork.Aunqueamenudoestabacansado,creoquedisfrutódelaexperiencia.

Niegaconlacabezayvuelveacentrarseenlacarretera,eltráficosemuevedenuevo.

—Claro, cuando teníamos algún acto, los días pasaban a todavelocidad,perolasnochesparecíaneternas.LlegabaacasayStephensolíaestar con el ordenador intentando terminar los trabajos para launiversidad, así que la mitad del tiempo lo pasaba aburrido como unaostra.EnNuevaYork se teacaban lascosasporhacerenunmesmásomenos,sobretodocuandoapenasconocesanadie.

Tyler nunca mencionó que se aburriera. Cuando hablábamos porteléfono siempre me decía lo mucho que le gustaba la ciudad, cuántomejorsabíaelcafédeNuevaYorkyqueestabapasándolodeputamadre.Nosemeocurrióqueestuvieramintiéndome.

—Si estás tan aburrido, ¿por qué has decidido quedarte aquí seissemanasmás?

Duranteunsegundo,meparecequecasisonríe.—Porquehasvenidotú.—¿Yesoquésesuponeque…?—¡Comomemolaestacanción!—meinterrumpe,estirandoelbrazo

parasubirelvolumendelaradio,dándolegolpecitosrápidosalapantalla.Nomedalaoportunidaddeterminarlapregunta,asíqueenarcouna

cejamientrasélmuevelacabezaalcompásdelamúsica.CreoquesetratadelnuevosingledeDrake.

—KanyeWesthasacadounálbumhoy.—Ah—digo,perocasinoleprestoatención.Laverdadesquenomeimportaniunpoco.NomegustaKanyeWest.

NiDrake.Ni siquiera estoy muy segura de lo que hablamos después de eso.

Tylercomentaalgunacosasinimportanciayyodigoquesíatodo,yasítodalaconversación.Charlamossobreeltráficoquehay,yqueeltiempoes genial, y que pronto dejaremos atrás Nueva Jersey y entraremos enNuevaYork.Esomeentusiasmaunpoco.Porfin.

Elcochegiraalrededordeunaespeciederotondahastaquellegamosaunalíneadecabinasdepeaje.Tylerseponeenunafiladondedice«Sólo

enefectivo»yseacercalentamentealabarrera.—¿Sabes loquemeparece rarodel túnelLincoln?—dicemientras

sacalabilletera.—¿Qué?—Que puedes ir en dirección a Nueva Jersey gratis, pero hay que

pagarparaentraraNuevaYork.—Niegaconlacabeza,coneldineroenlamano,y luego se aproximaa la cabina—.Tiene cierto sentido.NadiequiereiraNuevaJersey.

Meriomientrasélbajalaventanilla.Elcocheestátanbajoquecasisetienequeestirarparapagar.

Eltipodelpeajecogeeldineroymurmura«Bonitocoche»yluegolevantalabarrera.Tylerpasadeprisa;aceleraelmotorcomoenrespuestaalcomentariodelhombre.

Mecruzodebrazosymepongodeladoparamirarlo.—Haycosasquenocambiannunca—digotraviesa.Tylersonríe,peroconalgodevergüenza.—Lacostumbre—dice,encogiéndoseunpocodehombros.Ensólocuestióndeunossegundos,elsolquenoshaestadopegando

con fuerza desaparece cuando entramos en uno de los tres túneles, yquedamosenunhalocálidodeluznaranja.Misojostardanunmomentoenajustarsealaoscuridad.Cuandolohanhecho,miroporlaventanillaapesar de que no haymucho que ver aparte demuros de hormigón.Meinclinohaciadelanteyestudioeltechodeltúnel.

—¿Debajodequéestamos?—DelríoHudson—mediceTyler.—Quéguay.Memordisqueo el labio yme acomodo en el asiento otra vez. De

repente me doy cuenta de que estaré en Nueva York las próximas seissemanas.Durantelaúltimamediahoraparezcohabermeolvidadodehaciadónde nos dirigimos, pero la mención del famoso río Hudson essuficienteparadevolvermealarealidad.

—Ahora sí, bienvenida a Nueva York —dice Tyler un minutodespués.

Levantalamanoparaseñalaralgoatravésdelparabrisas,yyosigosudedo,queseñalalasparedesdeltúnel.

Hayunalíneaverticalquebajapor lapared.Aunladodeella,dice«NuevaJersey»;alotro,«NuevaYork».Estamoscruzandolafronteraque

separalosestados,asíqueporfinestamosenNuevaYork.—EstaremosenManhattanenunpardeminutos—añadeTyler.Creo

que puede percibir mi nerviosismo, porque a pesar de que estoydemasiado abrumada para decir nada, él sigue sonriéndome mientrasconduce—.Estabapensandoquesinoestásdemasiadoagotada,mástardepodríamos iraTimesSquare.Comoes tuprimeranocheen laciudad…Tienesquesacartedeencimatodasesasexcursionesturísticasquehayquehacerenlaprimerasemana.

—Meparecebien—digo.Estoy intentandoparecer tranquila, y no comoquevoy a chillar en

cualquiermomento. Jamás había dejado laCostaOeste y ahora no sóloestoy en el este, sinoqueme encuentro enNuevaYork.Posiblemente lamejorciudaddelpaís,apartedeLosÁngeles.Porlomenosesoesloquedicelagente.

Prontodescubrirésitienenrazón.

3

La claridad comienza a filtrarse poco a poco en el túnel Lincolncuandollegamosasufinal,ycuandoyaestamosfueraaplenaluzdeldía,elsolcasinosciega.Sinembargo,nocierrolosojosmásqueligeramenteporque no quiero perderme ni un segundo de esta ciudad.Quiero verlotodo.

Yalprincipio,todoparecehastafamiliar.La cantidad excesiva de tráfico en las carreteras. La corriente

constantedegentequeocupalasaceras,quecorreporlascalles.Laalturade los edificios, que durante un instante casi me hace sentir un pococlaustrofóbica.SantaMónicapareceunazonaruralenmediodeArkansascomparadaconesto.Todopareceuncaos,ymuyalto.Losedificios,sinembargo,danalgodesombrayprotegendel sol.Tambiénparecehaberunatotalyabsolutasensaciónde…ajetreo.Nadaestranquilo,nirelajado,nilento.Laciudadenterapareceacelerada,comositodosytodotuviesenprisa por hacer algo, y creo que por eso me parece familiar. Esexactamente lo que esperaba, salvo porque no sale vaho de lasalcantarillas.Laspelículasdebendeexagerar.

—Guau.—Yodijeexactamentelomismo—confiesaTylerconunacarcajada,

peromeestámirandoconelrabillodelojomientrasyoloasimilotodo,yal mismo tiempo logra maniobrar despacio entre peatones y taxis,avanzandoporlacalle42—.Esdelocos,¿nocrees?

—Claro, es que es Nueva York —digo—. La increíble ciudad deNuevaYork.

—ÉsteeseldistritoGarment—meexplica—.Nosdirigimoshaciaelcentrodelaciudad.

Leprestopoca atención, escucho sus palabras, perono las asimilo.Los edificios que se alzan como torres y que nos rodeanme captan lavista,ylosárbolesqueocupanlasaceras,yelhechodequemuchascalles

seandeunsolosentido.Meinclinohaciadelanteparapodervermejoratravésdelparabrisastodoloquehayporencimadenosotros.

—TuapartamentoestáenlazonadelUpperEastSide,¿no?MecentroenTylerotravez,ynotosusonrisaalgopresuntuosa.Nos

detenemosenunsemáforo.—¿Acasoesperabasalgomenosdemamá?—No—admito—. Estaba segura de que no te habríametido en un

sitiocomoHarlem.Chasquealalenguaysacudelacabezademaneratraviesa.—Vaya,Eden,nopenséqueteguiasestantoporlosestereotipos.En

realidadEastHarlemnomeparecetanmalo,peroprobablementeesosedebaaqueyohabloespañol,asíqueencajoalaperfección.Graciasamisgeneshispanos,enserio.

—Tyler, no fastidies, si sólo tienes una cuarta parte de hispano.Nisiquieralopareces.

Intentonoprestarleatenciónaungrupodepersonasqueestánenunaesquina de la acera esperando a cruzar y que están tomando una fotorápidadelcochedeTylermientrasesperamosenelsemáforo,peroresultacasiimposiblenodarsecuentadeloqueestánhaciendo.Tylerloignora.

—Perode todas formas tengogeneshispanos—dicea ladefensiva—,quemolamucho,y todose lodeboa laabuelaMaría.Yamipadre,supongo.

Duranteuninstante,nodigonada.EstoyunpocosorprendidadequeTylermencioneasupadre,yesperoquesumandíbulasepongarígidaoquelecambieelhumor,peroélsiguesonriendoyseñalaalgoatravésdelparabrisas. Ahora no debe de importarle hablar de su padre. Lo llevahaciendotodoelaño.

—Porsinotehasdadocuenta,ahímismoestálaplazaTimesSquare.—¿Qué?Elsemáforoseponeenverdejustocuandomisojossecentranenla

calle que se extiende delante de nosotros, y Tyler pisa el acelerador deinmediato. El coche sale disparado por la esquina, dejando tras denosotrosunacolumnadehumoqueprocededeltubodeescape,loquesindudadejaimpresionadoalpúblicoqueobservabadesdelaacera.VuelvoamiraraTyler.

—Vamosadarunpequeñorodeo—meexplica,sonriendoalvermiexpresión de desconcierto—. No quiero que la veas todavía. Hasta esta

nochenada.—¿Enserio?¿DeverdadmeestásdiciendoqueTimesSquareestáahí

delanteynosvamosamarcharantesdequepuedaverla?Me cruzo de brazos y aparto la vista de él, dramatizando mi

irritación,perosonriendoalavez.—Impresionamásdenoche—diceTyler.NosdirigimoshaciaelnorteporlaOctavaavenida,pasamoshoteles

ytiendasyrestaurantes,y,porsupuesto,cientosdeturistas.Esfácilnotarquiénesvivenen la ciudadyquiénes son turistas, sobre todoporque losúltimostienencaradeestarflipandoyparecenhacerfotosdecasitodo.Sino estuviera oculta detrás de las ventanillas tintadas del coche de Tyler,encajaríaperfectamenteentreellos.

—Estamos cruzando Broadway —murmura Tyler casiinmediatamentedespuésdegirarenlacalle57—.CentralParkestáadosmanzanasatuizquierda.ElteatroCarnegieHallestáapuntodeapareceratuderecha.

—¡Para!Levanto las manos con desesperación mientras intento mirar hacia

todos lados para verlo todo almismo tiempo.Miro haciami izquierda,conlaesperanzadedistinguiralgoverde,peroloúnicoqueveosondosbloquesdeedificiosinclinadosquemetapanlavista,asíquemeconcentrodenuevoenlacallequevamoscruzando:Broadway.Nocorreparalelaalresto,sinomásbienendiagonal, loqueesbastanteguay.Peroapartedeesopareceigualquelasdemás,asíquedesvíolosojoshacialacarreteraque tenemos delante y espero a que aparezca el teatro Carnegie Hall,aunquenoestoyseguradecómoes.Sóloséqueesfamosoyprestigioso.

—Allí—diceTyler,e indicaconunmovimientode lacabezahaciaunedificioanuestraderechamientraslopasamos.

Sóloalcanzoaverloduranteunossegundos,peroessuficienteparadarmecuentadequeencajaperfectamenteconloquelorodea.Talvezsimegustaralamúsicaclásicameentusiasmaríamás.

—¿Yyaestá?—Sí.Continuamos nuestro camino en dirección este por la calle 57,

parandocadavariosminutosen los semáforos.Hay tantas tiendascuyosnombres jamás he oído que no consigo acordarme ni de lamitad.A lagenteledebedellevarmuchísimotiempoirdecomprasenManhattan.

Otra vez nos detenemos en un semáforo, y cuando miro hacia miizquierda, por fin puedo ver algo de verde: Central Park. Sólo unaesquinita,peroessuficienteparaquemevuelvaaentusiasmar.Elsubidóninicial de estar aquí se había desvanecido tras los veinte minutos quellevamosnavegandoporManhattan,perovuelvoasentirlo.CentralParkesloquemásilusiónmehacíaver.Segúnpareceesunsitioincreíbleparacorrer.

—LaQuintaavenida—meinformaTyler.Me da un codazo en el brazo cuando se da cuenta de que no estoy

prestandoatenciónalastiendasdelujoquehayaunosmetrosdenosotros.Nomeimportannilomásmínimo.

PorfindesvíolavistadelosárbolesymiroaTyler.—¿EsoesCentralPark?Élsonríe.—Sí.Yentonceselsemáforoseponeenverdeotravez,ynosvamosantes

dequepuedamirarlodenuevo.Laciudadpareceenormeycomplicada,peroTylertienepintadesabercómomoversebienporella,ygiramosendirecciónnorteporlaTerceraavenida,quemerecuerdaalacalle3yalPaseoyaSantaMónica.MepreguntoquéestaráhaciendoDeanensudíalibre.

—Por cierto, casi hemos llegado—dice Tyler—.Nos quedan unasquincemanzanas.Buscalacalle74.

Miropor laventanilla.Lacalle71.Laavenidapor laquevamosespreciosa. El cielo está despejado y todos los edificios están iluminadosporlaluzdelsol,asíquelamayoríaestánblancos.Yentoncesllegamosalacalle74,peronomedoynicuentahastaqueTylergirahacialaderechayentraenuncallejónangostodesentidoúnico.Casideinmediatoreducela velocidad y maniobra hasta aparcar el coche en un espacio entre unHondayuncamión,dejandoapenasunpardecentímetrosentreellos.

Me inclino hacia delante para mirar por el parabrisas y frunzo elceño.

—¿No te preocupa que le den un golpe a tu coche cuando intentensalir?

—No, no se mueven nunca—dice Tyler mientras apaga el motor.Saca las llavesysequitaelcinturón,yyohago lomismo—.Elcamiónperteneceaunviejoqueyanoconduceyqueviveeneledificiodeallado,

yen elHondaCivicviveuna chica.Lleva aparcadoaquídesde siempre.Vuelvecadanocheyduermeenél.—Suexpresiónesneutral,asíquenopuedo distinguir si está de broma o no, y no tengo oportunidad depreguntarleporqueyaestádiciendo—:Venga,cogerétuscosas.

Abromipuerta,meapeodelcocheyestirolaspiernas.Yesenplan:guau.NuevaYork.Estoy en Nueva York. De verdad estoy aquí, en las calles de

Manhattan.Mirohaciaabajo.Haymuchoschicles.Yalgodebasura.Perodaigual.EsManhattan.

—¿Estásbien?Levanto la vista del suelo. Tyler está sacando el equipaje del

maletero,concuidadodenogolpearelHondaCivic,ymemiraconunacejaenarcada.Lesonríoalgoavergonzadaycojomimochiladelcocheantesdeapartarmeyponérmelaenelhombro.

—Esqueestoes…surrealista.Me parece que puedo oír el ajetreo. El sonido de losmotores. Las

voces. El ruido de los cláxones. Es ruidoso pero al mismo tiempo, dealgunamanera,no loes.Escomouncontinuozumbidoalquecreoqueme acostumbraré. Ahora entiendo por qué los neoyorquinos hablan tanalto.

—Teentiendo—diceTyler.Cierraelmaleterodeungolpeytrancaelcoche—.Teacostumbrarásenunasemana.

RodeaelAudiparallegaramiladoenlaacerayjustocuandoestoyapuntodepreguntarledóndeestásuapartamento,mehaceungestoconlacabezahaciaeledificioqueestáalotroladodelcallejón.Elmásaltodelbloque. Justo en la esquina. Desde fuera parece bonito, con ladrillosblanquecinosyenormesventanasdemarcosmarrones.

—Sí,sindudaloeligiótumadre.Ellahabíaescogidoeledificiodeapartamentosmásbonito,cómono.

Mepreguntocómoserápordentro.Reclinolacabezahaciaatrásycuentoelnúmerodepisos.Veinte.

—¿Enquépisovivestú?—Enelduodécimo.Apartamento1203.—Sigue sonriéndome.Creo

quenohadejadodehacerlodesdeelaeropuerto—.¿Teapetecesubir?Asiento con la cabeza y lo sigo hacia el otro lado de la calle en

direcciónaunaspuertasdecristal.Introduceuncódigoenunpanel,seoye

unbipagudoylaspuertasseabren.Arrastrandomimaletahaciadentro,memantengoasuladoyobservolaentradamientrasélmellevahaciaunascensor. Hay cantidad de buzones, ocupan toda una pared, y algunasmáquinasexpendedoras,peroensumayorparteelvestíbuloestávacío.Elascensoresenorme.Probablementepudieranentrarunasveintepersonas,perosóloestamosTyleryyo.Élsecolocaenunlado,yyoenelotro,ydala sensación de que hubiera demasiado espacio entre nosotros, como sidebiésemosestarmáscerca.Otalvezsólomeestéhaciendoilusiones.

—Snake ya debería de estar en casa —dice Tyler después de unmomento.Elascensorseponeenmarchaconunalevesacudida—.Salióconunos compañerosde la facultad, pero estoy segurodequeyahabrávuelto.

—¿TengoquellamarloSnake?—Nomeimportan losapodos,peroéste suena ridículo. ¿Quién querría que lo llamaran así?—. ¿No puedollamarloStephen?

—Sí, claro, si quieres que te odie —dice Tyler con un tonoinexpresivo.Muy despacio, se sonríe—. Después de un tiempo, deja deparecertanestúpido.Sobretodocuandologritasdesdeelotroladodelacalle.Aprendesaignorarlasmiradasrarasquerecibes.

Se oye un timbre y las puertas del ascensor se abren, revelandounrellanopintadodeblancogrisáceo,segúnpareceparahacerjuegoconelcolor de los ladrillos de fuera. Tres puertas más allá, Tyler detienemimaletadelantedelapartamento1203.

—He ordenado el apartamento esta mañana en tu honor, pero siSnakeyahavueltoacasanopuedoprometerqueestétalcomolodejé—diceTylermientrassemetelamanoenelbolsillotraserodesusvaquerosysacaunjuegodellaves.Seloveunpoconervioso.

—Noimporta—digo.Ahora vuelvo a sonreír. Imaginarme a Tyler limpiando su

apartamento por mí me hace pensar que tal vez quiera impresionarme.Perocuantomáslopienso,máslodudo.

SeoyeunclicyTylerabrelapuertaconunleveempujón,dandounpasohaciaatrásparaqueyopasedelante.Loprimeroquepiensoes:«Sip,Ella».

Estoyanteunespacioabierto.Alfombrabeige,sofásrojosdefelpa,muebles negros y brillantes, una pantalla plana increíblemente grandemontadaenlaparedentredosenormesventanasconvistasalaciudad.A

miderechahaydospuertas,quesupongoqueconducenalosdormitorios,yamiizquierda,unacocina.Todoseajustaaunapaletadecolores:negro,rojoyblanco.Coneldiseñodeespacioabierto,lacocinayelsalónestándivididos por una barra americana, lo que permite estar en la cocinamientrasmirashaciaelsalón.Laspuertasdelosarmariosylasencimerastienenacabadosenblancobrillante.Aunladodelacocina,hayunapuertaabierta que conduce a lo que parece ser un lavadero. Al final del ladoopuesto,hayotrapuerta,peroestácerrada.

—Tío, ¿eres tú?—grita una voz desde el otro lado de la puerta—.Porqueladuchasehajodidootravez.Elaguaestáfríaquetecagas.Nocalienta.

EnarcolascejasalescucharelfuerteacentodeBoston.Hacequeelacento raro ymezclado de Tyler parezca totalmente normal. Se abre lapuertadelcuartodebaño,ysaleuntíoaltoyrubio.Tienelapielpálida,yes evidente que no está prestando demasiada atención, porque mientrascruzalacocinallevalamanometidaenelpantalóndechándal,palpando,ajustándoseelpaquete.

—¿Estos mamones piensan que me gusta que se me congelen laspelotas…?—Secallacuandosepercatademipresencia.Dejadecaminar.Muydespacio se saca lamano del pantalón—.Ay,mierda.—LedisparaunamiradaaTyler—.Podríashabermeavisadooalgo.

Tyler suelta una carcajada y me echa un vistazo encogiéndose dehombros,casicomosiestuvierapidiéndomeperdón.

—Eden…ÉsteesSnake.—Hola —saludo, pero estoy algo incómoda, como si acabara de

toparme conunhombre de las cavernas.Me siento comouna intrusa—.Encantadade,ehhh,conocerte.

Puedo imaginarme otras maneras más agradables de conocer aalguienqueconlamanometidaenlaentrepierna.

—Sí,yotambién—dicemientrasseuneanosotrosenlapuerta.Loprimeroquenotoesquesusojos tienenuncolormuyapagado.

Sonazules,perotandesteñidosqueparecencasigrises.Extiendeelbrazoymeofrecesumano,peroyolarechazonegandoconlacabeza.Élsonríe.

—¿Noquieresdarmelamano?—Laverdadesquenomucho—digo.Tylerseaclaralagargantaysecruzadebrazos,mirandoaStepheny

luegoamímientrashabla.

—Vale,loprimeroesloprimero:lasreglasdelacasa.—¿Reglasde lacasa?—Stephen,oSnake,ocomose llame, repite,

comosinuncahubieseoídoesafraseensuvida.—Ahorahayunachicaviviendoconnosotros,asíquecierralapuerta

cuandoestésahídentro—explicaTyler—.AEdenletocaráserlaúltimaporlamañanaenusarelcuartodebaño,yaquetardarámás.

Estoyapuntoderebatiresepunto,peroluegoleencuentrosentido:sisoy laúltima,no tendréqueaguantarqueningunode losdosaporree lapuertadiciéndomequemedéprisa.

—Ereslachicamásafortunadadelmundo.Tieneslaoportunidaddecompartirpisoconmigo.¿Quémásquieres?—Snakememirayladealacabeza,conunacejaenarcada.Tylerselimitaaponerlosojosenblanco—.Osea,estásviviendoconeltíomásguayqueconocerásentuvida.

Hagounamueca.—¿Siempreerestan…?—¿Encantador?Sí.—Sonríeyseacercaadarmeunapalmaditaenla

cabeza.Porsuerte,noeslamanodelpaquete,yluegosedirigealsofá—.Lateleesmía.

—Notepreocupes—memurmuraTyleraloído—,estádebroma.Sin embargo, no le estoy prestando atención a sus palabras. Estoy

más atenta al hecho de que puedo sentir su aliento en mi piel y estoyintentandohacer todoloposibleparanoreaccionar.Memuerdoel labioparaimpedirquemicuerpotiembley,aturdida,estirolamanoparatocarmimaleta.

—Y¿dónde,ehhh,pondrémiscosas?—Enmihabitación—dice.Coge la maleta de mi mano y la arrastra por la moqueta hasta la

primerapuertaquehayaladerechadelapartamento.Abrelapuertaconlarodilla,mecedeelpasootravezparaqueentreprimeroyluegodepositaelequipajealladodelacamaextragrande.Noestátandesordenadacomosolía estar su habitación en California. La moqueta beige se prolongahastalahabitación;suedredónesrojoylasmesillasdenoche,negras.LasparedesestáncubiertasconpóstersdelaLigaNacionaldeFútbolydelaLigadeBéisbol.

—¿Desdecuándoteinteresatantoelbéisbol?—pregunto.—DesdequememudéaNuevaYork—contestaconunalevesonrisa.

Señala hacia la cama con la cabeza—. Puedes usar mi habitación. Yo

dormiréenelsofá.—¿Porquénocompartimosyyaestá?Ay,Dios.Laspalabrassemeescapandelabocatandeprisaquecasi

nome doy cuenta de que las acabo de pronunciar hasta que veo comodesaparecelasonrisadeTyler.Sefrotalanucayseencogedehombros.Compartircamaesunalocura.

—Creoqueprefieroelsofá,Eden.Intenta sonreírme con suavidad, pero el gesto se le ve un poco

forzado, y de repente el ambiente se vuelve tan asfixiante que me danganasdeabrirlaventanaysaltarporella.Séquelasugerenciahasidounaestupidez,perodetodosmodosTylerlaharechazado,loquesignificaquehasuperadolonuestrodeltodo.

Meobligoaactuarcomosinopasaranada,adarlaimpresióndequeestoyrespirando,aunquenoseaasí.

—Sí,menudaestupidez. ¿Te importa sihagouna siesta?Estoymuycansada.

Leechounvistazoami reloj.Yason lasseisymedia,yaunqueenCalifornia son tan sólo las tres y media, de repente noto el cuerpoagotado.Habertomadounvuelotantempranonohasidomuybuenaidea.

—Sí,claro,adelante—dice,dandounpasohaciaatrásendirecciónalapuerta,comosiseestuvierapreparandoparaescapardesuhermanastradementequeintentaarrastrarloalacamaconella—.¿QuierespasardelodeTimesSquare?Podríamosirmañana.

—No,no—digoalinstante,demasiadoansiosa—.SigoqueriendoiraTimesSquare.Dameunahoraparadormiryluegopodemosir.

—¿Sólounahora?—Tylermemiraconsospecha.Sihayalgoquehaaprendidodemíenlosmásdedosañosqueme

conoce, es que duermo mogollón. Creo que duda que sea capaz dedespertarmesimeacuesto.

—Unahora—confirmo—.Despiértamesitienesquehacerlo.OjaláTimesSquarepuedaesperar.

4

Flexionolasmanos,mepongodeladoysujetolassábanasmientrasbusco mi teléfono. La cama está demasiado caliente y se me pegan lassábanas.Gimoalavezqueempujoeledredónhaciaabajoymesiento,noestoyseguradequéhoraes.LaluzdelsoltodavíaentraachorrosporlaventanayescuchoeldébilecodelatelevisiónatravésdelapuertadelahabitacióndeTyler.MedeslizohastalevantarmedelacamaycuandoabrolapuertadescubroaTyleryaSnaketiradosenelsofá,viendounpartidodefútbol.

Me aclaro la garganta para llamar la atención de Tyler. Tuerce elcuello para mirarme y se le ilumina la cara. Snake, sin embargo, nipestañea.Sólomaldicehacialateleytomauntragodelacervezaquetieneenlamano.

—¿Cuánto tiempo he dormido?—pregunto; mi voz suena bajito yalgorasposa.

Tyler se levanta y se acerca a mí, lo que hace que mi corazón sevuelvaaacelerar.Esperoquemañanayapuedaconcentrarmemejorynotengapalpitacionescadavezquememira,mehablaosemeacerca.

—Veinteminutos—medice.Entornolosojoshaciaél.¿Veinteminutos?Imposible.Perocuandole

echounvistazoamireloj,medoycuentadequetienerazón.Todavíanosonnilassietedelatarde.

—¿VamosairaTimesSquare?—Sí.Tevoyallevaracenar,asíqueesperoquetengashambre.—Su

sonrisadesapareceduranteuninstanteyenarcaunaceja,alomejoresperaquemeoponga.

—Sí,tengohambre—respondo.Alhabervoladotantemprano,yconelviajeyladiferenciahoraria,

dealgunamanerahe logrado llegarhasta lassietede la tardesincomernada.Exceptoelcaféquemetoméestamañanaenelaeropuerto.

Tylervuelveasonreír.—¿Teparecebienquesalgamosenmediahora?—Sí, estaré lista.—Snake sigue sinprestarnosatención,ymisojos

miranporencimadeélhacialapuertadelcuartodebaño—.¿Puedo?—No tienes que preguntar, Eden—me dice Tyler riéndose—. Este

pisoestodotuyo.Adelante.Eneseexactomomentolosdosnosdamoslavueltaparadirigirnos

haciasuhabitación.Suropaestáenelarmarioylamíaenlamaletaenelsuelo,asíquelesonríomientrasentramosjuntosenelcuarto.

—Comoahoraéstaestuhabitación,tendrásqueacostumbrarteaqueyoentreysalgaparacogermiscosas—bromeamientrasabre lapuertadelarmario—.Llamaréantes;notepreocupes.

Pongolosojosenblancoylevantolamaletadelsuelo.Mecuestaunpococogerla,peroporfinlologroylatirosobrelacama.Noestoymuyseguradequéponerme,asíquemientrasabrolacremalleramiroaTylerconelrabillodelojoparaversi laropaqueestásacandoes informaloelegante.Después de revolver en el armario durante unosminutos y dehurgarenloscajones,ponesobrelacamaunospantalonescolormarrónclaroyunacamisavaqueraconbotonesazulmarino.

—Vasausarelcuartodebaño,¿no?—Ehhh.—A toda velocidad vuelvo la vista hacia lamaleta y trago

saliva,sientosumiradasobremí—.Sí.Está al lado de la ventana, esperando a que yo me vaya para

cambiarse,asíquerevuelvoelmontónderopalomásrápidoposibleparanohacerleesperar.Cojoalgunascosasyluegomedirijohaciaelcuartodebaño.

—Mevoyadarunaducha.Medaréprisa.—Lastoallasestánenlasegundarepisadelarmario—megrita.Cuandocierro lapuerta trasdemíyentroenelsalón,Snakeyano

estádespatarradoenelsofá,aunqueelpartidosiguepuestoenlatele.Medirijo hacia la cocina y de repente aparece una cabeza de detrás de lanevera.Snaketieneunbotellínenlamano.

—¿Quieresunacerveza?—¿Una cerveza? —repito. Su acento de Boston no se entiende

demasiadobien.—Sí,unacerveza.¿Quieresunaoqué?—Claro—digo.

Extiendo lamanoyespero,peropartedemíquerríaqueretirase laoferta. Sin embargo, saca una botella de Corona y me la pasa. Es miprimeranocheenNuevaYork,asíqueunacervezaparacelebrarlonomeharáningúndaño.

—Espera,dejaquetelaabra.—Cogeelabrebotellasdelaencimera,sedalavueltayquitalachapa.Tomasubotellíndelaencimeraybebeuntrago—.Nopenséquetegustabalacerveza.

—Yyonopenséque fueras tanhospitalario—ledisparodevuelta,peroestamosdecoña—.Graciasporlabirra.

Choca subotellacontra lamíacomoparadecir«Denada»y luegotoma otro sorbo,mientras yome dirijo hacia el cuarto de baño, con laropaenunamanoylacervezaenlaotra.

—¿No te apetece dejar la puerta abierta para que pueda echarte unbuenvistazo?

Me giro para encararlo y entrecierro los ojos.No estoy segura dequecompartamoselmismosentidodelhumor,peroloquesíséesquemeacostumbraréaélconeltiempo.

—No,laverdadesqueno.Cierrolapuertaconlarodillaylepongoelseguro.Nome llevamucho tiempo prepararme, sobre todo porque nome

lavoelpelo,ycuandoyameherefrescadoylimpiadoelmaquillaje,sólomequedavestirme.Medejo el pelo suelto ymepongo la falda rosadepatinadora y una chaqueta vaquera encima de una camiseta blanca sinmangas.Mehebebidocasitodalacervezamientrasmepreparaba,asíqueme llevo lo que queda cuando vuelvo conmis cosas a la habitación deTyler.Cuandoentroseestáechandocolonia.LaBentley.

—¿Te la ha dado Snake? —pregunta, señalando con la cabeza labotellaquellevoenlamano.

Duranteuninstante,creoquevaafruncirelceño,peromantieneunaexpresiónneutral.

—Sí.Pongolabotellasobrelamesilladenocheytirolaropaenlamaleta,

sinpreocuparmededoblarla.Mástardelaordenaré,peroahoramismo,loúnicoquenecesitoesmineceserdemaquillaje,quesacodedebajodeunmontón de sandalias.Miro rápidamente alrededor buscando un espejo ydescubrounopequeñoencimadeunacómoda,justodondeestáTyler.

—¿Medejaselsitiounsegundo?

—Porsupuesto—dice.Haciéndosehaciaunlado,dejaquemepongadelante del espejo y me mira mientras lo hago—. ¿Te has hecho algodiferenteenelpelo?—mepreguntatrasunmomento.

—¿Enelpelo?—Levantolacabezaylomiroatravésdelespejo—.Sóloalgunasmechas.

Él asiente brevemente con la cabeza, así que vuelvo a mirar a mibolsademaquillajeysigorevolviendoenella.Noquierohacerleesperar,asíquesólomepongorímelpararesaltarlosojos.

Noséquénospasa,peroderepentelasituaciónesincómoda.Nolofueenelaeropuertoy tampocoduranteelviajeaManhattan,peroahoraalgoparecediferente.Estoyempezandoapreocuparmedequetalvezhayasido mi sugerencia inapropiada lo que ha hecho que Tyler se sientaincómodo.Lodequedurmiéramosjuntos.OtalvezseaelhechodequeTyleryanosientenadapormíenesesentido,comodebeser.

—Lista—digoenvozbaja,forzandounasonrisamientrasmegiro.Nomedicuentacuandolomirabaenelespejo,perollevalasbotas

marrones, lo que sólomehace suspirar.Mepregunto si él sabequemeencantan.

—¿Qué?—mepregunta.—Nada.—Memuerdo el labio para no sonrojarme y rápidamente

cojomisConversedelsuelo,melaspongoymeenderezo—.Vámonos.Lo sigohasta el salón, ySnake está al ladode la nevera, cogiendo

otra cerveza, que podría ser la tercera. Me dice que disfrute de TimesSquare, a pesar de que todo ese rollo no es más que «una mierdasobrevalorada»,ensuspalabras,yentoncesTylerporfinmeguíahacialasalidadeledificio.

Todavíahacemuchísimocalorcuandosalimosalacalle64,yvuelvoaoírelzumbido.Haymuchoscoches tocandoelclaxon,peromegusta.Deunamaneraextraña,escasi relajante.Tylernodicenadamientras losigoycruzamoslacalle,yluegomeacercoalapuertadelpasajerodesucoche.LacamionetayelHondanosehanmovidodesitio.

—Novamosairencoche—mediceTyler,riéndosecomosiyolodebierahabersabido.Memiradesdeladistancia,sonriendo,locualmedaciertaesperanzadeque la incomodidaddesuhabitación fuerasóloalgopasajero—.Vamosairenmetro.

—¿Enmetro?Recuerdo vagamente quemamáme dijo que no viajara en él, pero

sólo llevo tres horas en Nueva York y se ve que ya voy a romper esaregla.Además,ensecreto,siemprehequeridomontarmeenmetroporlomenosunavezenlavida,sóloparaexperimentarlo.

—Sí,vamosacogerelnúmero6enlacalle64—dice.Nocreoquesedécuentadequenotengoniideadeloquemehabla—.Vamosairalcentro,aGrandCentral.SabesquéeslaestaciónGrandCentral,¿no?

—¿Esaestaciónsuperfamosa?Igualomi paso al suyomientras camino a su lado, aunque le estoy

prestandomásatenciónaloquenosrodeaqueaél.—Sí,ésa—dice—.CompraremosunbonoMetroCardparati.—¿Unqué?Memiramientrasintentacontenerlarisa.—Dios,síqueerestodaunaturista.Giramos hacia la derecha en la avenida Lexington, donde los

edificiosparecenmássórdidos.Todossondecolormarrónorojoturbio,yhaylamismacantidaddetráficoqueenlaTerceraavenida,perodalaimpresióndequehubiesemás.Llegamosalaestaciónencincominutos,peromesientoconfundidaynosépordóndeentrar,dadoquehayochobocas:dosencadaesquina.MegiroparamiraraTyler.

—¿Porquéhaytantasescaleras?—Estascuatrosonpara ira lapartealtade laciudad—meexplica,

señalandolassituadasalladoestedelacalle.Luegoseñalaconlacabezalasdelladocontrario—.Esascuatrosonparalostrenesquevanalcentro,queesadondevamosnosotros.

Cuando se crea un hueco entre los coches cruzamos la calle casicorriendo, y entonces Tyler me da un empujoncito hacia la boca delmetro. Mirando hacia abajo, parece un fumadero de crack. Tengo lasensacióndequecuandohayamosbajadoalgunosescaloneslaluzdeldíanoserásuficiente,ylaslámparassonescasas.Hevistobastantespelículasdeterrorparasaberqueesmuyprobablequemueraahíabajo.

Lospeatonesnosempujanalpasarpornuestroladomientrassalenyentran en la estación, pero yo sigo nerviosa. Tyler tiene los brazoscruzadosdelantedelpechoymeestáobservando.

—¿Cogeselmetroamenudo?—lepregunto.—Casitodoslosdías—medice—.Confíaenmí,esseguro.Yo sigo sin moverme. Preferiría ir caminando a Times Square,

aunque esté a unas manzanas de distancia. Miro la mandíbula de Tyler

fijamente.—¿Nohayautobusesuotrotipodetransportequepodamostomar?Ponelosojosenblancoyseenrollalasmangasdesucamisavaquera

antesdecogermedelamano.Esungestotaninesperadoquecreoquemicuerpo deja de funcionar, incluso cuando Tyler comienza a tirar demíhaciaabajoporlasescaleras.

—Hasta los niños viajan en el metro, Eden, así que tú también. Ypunto—mediceenvozaltaporencimadesuhombro.

Nisiquieracontesto.Nopuedocontestar.Sientocomosiestuvieraenelcolegioyelchicodeterceroquemegustaacabasedecogermelamanoporprimeravez.Esungestomuysimple,perocargadodesignificado.Supiel está caliente y nuestros dedos se entrelazan y encajan casi a laperfección. Es exactamente como lo recuerdo, y también siento que nopuedorespirar,ynosésiesporquemeestátocandooporqueestoybajotierra.Intentoconvencermedequesedebealosegundo.

—¿Ves?,noesparatanto,¿aqueno?EscuchoelecodelavozdeTyler,ysumanosesueltadelamía.Mis

sentidos regresan de sopetón y miro a mi alrededor, preguntándomecuántostramosdeescalerashebajadodesumanoytambiénporquéaquíabajohayluz,hastaquemisojosporfinsefijanenlossuyos.

—No—digo,peromivozescasiunsusurro.Soyunaniñata.Loúnicoquehahechohasidoguiarmeparaentrara

unaestacióndelmetro.Bajolavistaparaversusmanos,queahoraestánmetidasen losbolsillosdesupantalón,ymeestámirandoconunbrillocuriosoenlosojos.

—Entonces¿quéesunaMetroCard?—Loquetepermitirápasarporesascosas.—Señalaconlacabezaa

unafilade torniquetesquehaydetrásdemíyeneseprecisoinstantemedoycuentadelruidoquehay.

Se oye como llega un tren en la distancia y parece que el sueloestuviese temblando,aunquenoesasí.Creoque tambiénpuedooír aunmúsicocallejeroenalgúnrincóndelandén.

—Poraquí.Hay unasmáquinas pegadas a la pared, y sigo aTyler hacia donde

están,mepegomuchoaél,enparteporquenomesientosegurayenparteporqueesperoquemecojadelamanootravez.Nolohace.

—¿Todavíaestáscagadademiedo?—mepregunta.

Meechaunvistazoconelrabillodelojo,mientrasdagolpecitosenlapantalla,seleccionandoopcionescontantarapidezquemeesfuerzoporpoderseguirloqueestáhaciendo.

—Medaunpocodeclaustrofobia—admito.Barrolaestaciónconlamirada.Noestoyseguradeacuántosmetros

bajotierraestamos,peromedalasensacióndequeestamosatrapadosenel medio de la nada, y sin embargo a nadie más parece preocuparle.Seguroquenosonturistas.

—TeacostumbrarásenunosdíasaNuevaYork,haciafinalesdeestasemana.

Sacalabilletera,cogesutarjetadecréditoylaintroduceenlaranuradelaparteinferiordelamáquina,introducesuPINyretiralatarjeta.Unatarjetaamarillaynegrasaledisparadadeunadelasranurasmásaltas.

—Ilimitadaduranteunmes—medice,pasándomela—.Yaestáslistaparaentrar.

Entrecierro los ojos mientras la miro durante un momento y élvuelve a guardar la tarjeta de crédito en la billetera y saca su propiaMetroCard.

—¿Cuántotehacostado?—¿Por qué, es que te importa?—Me lanza una mirada dura. Casi

comosisesintieraofendidodequelehubierapreguntado—Porsaberloquetedebo.Sueltaunacarcajadaenmitaddelaestaciónyponelosojosenblanco

haciamí,dosveces.—Andaya.Nomedebesnada.Tengoórdenesestrictasdecuidarte.Estira el brazo yme rodea los hombros, me acerca hacia él yme

aprieta antes de apartarmede un empujón.Lo hace de forma juguetona,peroquemetoque,aunqueseaunossegundos,meexcita.

Cuandolasensacióndesaparece,mepuedocentrarensuspalabras.—¿Órdenesestrictasdequién?—Venga,hayuntrenapuntodellegar.Ignoramipreguntacompletamente,poneunamanosobremihombro

ymedirigehacialostorniquetes.EntoncestengoquemeterlaMetroCardenlaranuraantesdeempujarmicuerpoatravésdelosbarrotes.

Tyler me sigue. La estación, en general, no está tan llena comoesperaba.Haysólounasquincepersonasenelandén,peroprobablementeseaporqueyasonlasochomenoscuartodelatarde.Lahorapuntahace

ratoquehaterminado.—Aquíviene—diceTyler,ytienequesubirlavozparaquelooiga

porencimadelruidodeltrenqueseacerca.El suelo ahora está temblando de verdad. Puedo sentir como vibra

debajodemímientraselruidomeperforalosoídos,ycuandoeltren,queestáhechopolvo,sedetienealbordedelandén,yoarrugolanariz.

Tylerme empujadentrodel vagóndelmediodel tren justo cuandolaspuertasseabren.Hayvariaspersonassentadasyunospocosalrededordelaspuertas.Tylersequedadepie,asíquelelanzounamiradaperpleja.

—Nosvamosabajarentresminutos—dice—.Tresminutosjustos.—¿Dónde?—Elvagónestácasiencompletosilencio,asíquehablo

bajitoparanointerrumpirlapazdelagentequenosrodea—.¿EnGrandCentral?

—Sí.Yentoncescogeremoselenlacealacalle42.—Élvaagarradoaunabarrayyoaotra enfrente,y losdosnosmiramosa losojos.Lascomisuras de sus labios semueven para dibujar una pequeña sonrisa—.¿Quéteparece?,¿cenamosprimero?

5

Losojossemeiluminancuandopisolacalle47.Dehecho,creoquehacen todo lo que pueden: brillan, se entrecierran, se abren mucho, sequedanmirandofijamente.Haymuchoqueasimilar.Tylerposasusmanossobremishombrosymeconducehacia laesquinahaciaBroadwayy loprimeroquenoto es lovibrantey luminosoqueparece todo.Puedequetodavíanosehayahechodenoche,peroestoesincreíble.Alprincipio,noséquéhacerniquédecir.Mequedo flipandoyensilenciomientrasmisojosmirandeizquierdaaderechayvuelvenacontemplarlotodo.ParecequenotodaslaspelículasambientadasenNuevaYorksonfalsas,porqueloquetengodelantedemisojosesunaréplicaexactadetodaslasescenasque sehan filmadoenTimesSquareyquehevisto tantasveces.Yes lasensación que experimento: como si este momento fuera una película,comosinadafuesereal.

Los enormes carteles de publicidad iluminados con luces de neónparpadeanamialrededorymepreguntosialguienconepilepsiapodríavenir aquí. Hay gente por todas partes. Es fascinante, y ni siquiera meimporta tener pinta de turista. Me he imaginado Times Square durantetantotiempoqueahoraapenaspuedocontenermealestaraquídeverdad.

DuranteunsegundodebodeolvidarmedequeTylerestádetrásdemíconsusmanossobremishombros,porquesacoelmóvilymepongoahacerfotos.Nosonnadabuenas,metiemblantantolasmanosquelamitadsalenborrosas,perodetodosmodosselasenviaréamamáyaDeanmástarde. Fotografío las vallas publicitarias de LED, la animadamuchedumbre,elcielo,quesólomepareceguayporqueeseldeNuevaYork.Todoparecemásguayaquí.

Inclusolostaxisamarillosencajanperfectamenteconmipercepciónde Times Square. Se adelantan unos a otros casi rozándose, haciendochirriarlasruedascuandolosconductoresclavanlosfrenospararecogera posibles clientes. Los semáforos cambian de color, los peatones se

apresuranparacruzarlacalle.Hayunolorextrañoenelaire,comounamezcladeperritoscalientesydecacahuetes.

TimesSquare.Esreal.Essuperreal.Tengounasonrisatangrandeenlacaraqueyameestáempezandoa

doler.MedoylavueltayatraigoaTylerhaciamí,asegurándomequelosletrerosdeneónestándetrásdenosotros.Hundomicuerpoensucalidezylevantomimóvil.Yo soymuchomás baja que él,mis ojos quedan a laalturadesuboca.Élagachalacabezayapoyasucaracontralamía.

—Sonríe.Respiroytomolafoto.Elflashnosdeslumbraduranteunosinstantes,

perocuandomisojosvuelvenalanormalidad,mirohaciaabajoparaverlaimagen.

La sonrisa de Tyler hace juego con la mía. Es igual de grande, oincluso más, y tiene algo tan atractivo que me podría dar la vuelta ybesarlo en ese mismo instante si tuviese valor. Creo que estar aquí, enNuevaYork,conélyamehavueltoloca,ysólohansidotreshoras.Treshoras y todohavuelto, diez veces peor. Si antes pensabaqueme atraía,ahoraestoytotalmentecolgadadeél.

—Me gusta esa foto—dice Tyler, en voz baja, y siento una grannecesidaddemirarloalosojos.

Havistolafotoylofelicesqueestamosporencimademihombro.Susojostodavíabrillan.

—Amí también—digo, tragándomeelnudoque seha formadoenmigarganta.

Megustaríaquenomeafectaratanto.Megustaríaqueestasensaciónhubiesedesaparecidoduranteesteaño,peronohasidoasí.Bajolamiradaparaecharunvistazoalteléfono,queestáapuntodequedarsinbatería,yrápidamente pongo la imagen como fondo de pantalla. Antes tenía unafoto de Dean. Casi me siento culpable, como si lo hubiera traicionado,peroantesdequepuedapensarenloqueestoyhaciendo,Tylermevuelveahablar.

—Te voy a llevar a Pietrasanta. Es un restaurante italiano de laNovenaavenida.

—¿Italiano?DetodoslosrestaurantesentrelosqueTylerpodríahaberescogido,

eligeelquemásmerecuerdaaDean.Memuerdolabocapordentro.

—Te encanta la comida italiana, ¿verdad? —De repente se lo vepreocupado,perolaverdadesqueyotambiénloestoy.Ynosedebeasuelecciónderestaurante—.Melodijistehaceunosmeses,¿no?

—Sí,megusta.TodoslosmiércolescenoencasadeDean,ysumadrepreparaunos

platositalianosparachuparselosdedos.Deanseavergüenzadesumadre,peroyocreoqueesmona.Sucomidasabegenial.SelocontéaTylerhacealgúntiempo,yquesehayaacordadodeestoeslarazóndequemiceñofruncidoseestéconvirtiendoenunasonrisa.

—¡Pormígenial!—Reservé una mesa, ehhh, hace un par de semanas.—Se frota la

nucanervioso,ynorecuerdohaberlovistotantímidojamás.Casiparececomosiestuvieseenunacita,loquemeencanta—.Esparalasocho,asíqueyanospodemosdarprisa.No te importaquenoveamos las tiendasestanoche,¿no?

—Tyler…—Niegoconlacabeza.Élsabequenosoyunagranfandelas compras, y aunque las tiendas tengan luces brillantes y carteles deneón,nomevoyaconvertirenunaentusiastadelanochealamañana—.Comosinomeconocieras…

Sinembargo,élnopillalabroma.Selimitaaencogersedehombrosymiraconansiedadhaciaelsuelo.

—Perdona,sólo…sóloquieroquedisfrutesdeNuevaYork.Quieroasegurarmedequelopasasbien.

—Hastaahoraloestáshaciendogenial—ledigoconsuavidad,peroestoyconfundida.Seleveíatotalmentesegurodesímismoycómodoamilado hasta que llegamos al apartamento. Desde entonces, todo parecediferente, y es porque Tyler está muy raro conmigo—. Eres mi guíaturísticopersonaldelverano.

—Sí,supongoquesí.—Sefrotalasien.Yluegolaceja.Yentoncessuspira—.Elrestaurantequedaacincomanzanashaciaelnorte.

NosdirigimoshaciaelnorteporBroadway.Tyleradoptaconorgullosu papel de guía turístico personal y señala todos y cada uno de losdetalles, informándomesobrealgunascosasobvias sobreTimesSquare.Paraempezar,nodeberíapararmeensecoparamirarboquiabiertaysacarfotos,queesexactamenteloqueacabodehacer,porquesegúnpareceloslugareñossefrustranconlos turistasquelesbloqueanelpaso.También,enelcasoimprobabledequeacabeenTimesSquaresinTyler,mirarun

mapaesprobablementelopeorquepuedohacer.Perodudoquevayaairaalgúnsitiosinél,asíquenotengoquepreocuparmeporsiloscarteristasnotanalaleguaquesoyunaturistadespistada.

Giramoshacia la izquierdaycogemoslacalle57,despuésdepasarlasfamosasgradasrojas,encimadelacabinadeentradasdelTKTS,antelascualesmedetengoparahacerunafoto,peroTylernomedejabloquearelpasodurantedemasiadotiempoymeanimaaseguircaminando.

Nos lleva quince minutos llegar al Pietrasanta. Está justo en laesquinadelacalle57yla9,tienelaspuertasdemaderaabiertasparadarlasensacióndeestaralaire libre.Pareceencantador,ycuandoTylermeconducehastalaentradatieneunasonrisaalgotímidaenloslabios.

—Yo,ehhh,pedíamisvecinosquemerecomendaranunrestaurante—confiesa—.Ymuchagentemedijoqueésteeraelmejoritalianodelazona.Esperoqueestéalaalturadelbomboquelehandado.

—Seguro que es una pasada —digo calmada, intentandotranquilizarlo.

Noséporquélehadedicadotantoesfuerzo.Sóloesunacena,ysinembargo,pareceestarobsesionadoconquetodoseaperfecto.Nodeberíaimportarletanto.Notienequeimpresionarme.Sólosoysuhermanastra.

Nos dirigimos hacia el interior y, aunque hemos llegado un pocotarde,lacamareranosllevahastanuestramesasinningúnproblema.Estájustoalfondo,alladodelabodegadevinositalianos.MesientoenfrentedeTylerymepongoaobservarelrestaurante.Lasmesassondemadera,la luz es tenue, es bastante pequeño, y por las puertas abiertas entra unabrisasuave.Prefieroestaraquíatrás,fueradelalcancedelasmiradasdelagentequepasaporlaacera.Escuchoconatenciónmientrasintentodecidirsihayonomúsica,y trasunmomentomedoycuentadequeno lahay,sólo se oye el sonido de las voces de las personas sentadas a nuestroalrededor,mezcladoconalgunasrisasesporádicas.Elambienteesíntimo.

Delante demí, Tyler tamborilea con los dedos sobre lamesa paraatraermiatenciónotravez.Tienelosojosconunbrilloespecialcuandolevantolavistaparamirarlo.

—¿Tegustacomoparaquedarnosomejornosvamos?—Nosquedamos—ledigo,asintiendoconlacabeza—.Megusta.—Con suerte, la comida no será asquerosa.—Levantami carta, la

abreyluegomelapasa.Cogelasuya—.Eligeloquequieras.Yoinvito.—Estássiendodemasiadoamable.

Lo miro con sospecha por encima del menú, pero él se limita aencogerse de hombros y a seguir sonriendo. Estoy empezando apreguntarmesipararáenalgúnmomento.

—¿Quéquieresquetediga?Soyeltíomásamabledelmundo.Juntoloslabiosysubolacartamásarribaparaocultarmicara.—Meparecequesetehapegadoelegodetucompañerodepiso.Élse ríe,peroesuna risasuaveydulce,y justocuandopiensoque

está apuntode responder,nuestra camarera se acercaparaquepidamoslas bebidas. Es joven, tal vez tenga la misma edad que nosotros, y esagradable.Desapareceunoscincominutosmientrasvaabuscarnuestrasbebidasynosotrosestudiamoselmenú.

Tyler termina entrecerrando los ojos ante la interminable lista depalabras en italiano, mordiéndose el labio repetidamente mientras seesfuerza por entender lo que pone. Le diría que los nombres estántraducidosen lapartedeatrás,peroestá tanguapoconesaexpresióndeconfundidoquemecallo.

—Qué complicado—dice tras un momento, mirándome. Mis ojosperforan los suyos,peronomemolestoenapartarlos—.¿Porquéno tepodíagustarlacomidaespañola?

Cierroelmenútrashaberdecididoloquevoyapediryluegocolocoloscodosenlamesa,apoyandoelmentónsobremismanos.

—Dialgo.—¿Qué?—Enespañol—aclaro—.Dialgoenespañol.Tylerfrunceelceño.—¿Porqué?—Porquemegusta.Piensaduranteunratolargo.Puedovercómoledacañaasucerebro,

paradecidirquédecirme,comosinecesitaraunminutoparaconstruirunafrase.Talveznolohablecontantafluidezcomoyopensaba.

—Meestoymuriendoporbesarte*—murmuramuybajo,casiconlavozronca.

Inclinándosehaciadelante,cruzalosbrazossobrelamesaymemiraconintensidad,ymedoycuentadequeestamostancercaelunodelotroque casi puedo sentir su alientomientras habla.Hace que elmío semeatraganteenlagarganta.

—Teacabodedecirquelacamareravienehacianosotros.

Echoun vistazo haciami izquierda y, por supuesto, la camarera seacerca con las bebidas, y Tyler se reclina hacia atrás en su silla deinmediato.Mehabríagustadoquenosehubiesemovido.

Tylerpidecapelliniprimavera (sin el caldo de pollo, por supuesto,comobuenvegetarianoquees),eintentapronunciarloconacentoitaliano;yo,comounaexperta,pidolalasañaallanonna.Cuandolacamareranosretiralascartasysemarcha,misojosvuelvenaposarsesobreTyler,sóloparaencontrarmeconquemeestámirandoconunacejaenarcada.

—Quéacentotansúper—diceimpresionado.—Esajerganeoyorquinatuyadentrodenadameirritarámogollón.Muy despacio se le dibuja una sonrisa en los labios, y se aclara la

gargantaparacorregirse.—Perdón,quéacentotansuperbueno.—Gracias.LoúnicoquehagoesimitaralamadredeDean.Cojomi vasode aguayTyler hace lomismo con suCoca-Cola, y

mientras los dos tomamos un largo trago, no dejamos de mirarnosfijamente.Misojosse reflejanen lossuyosporencimadelbordedemivaso.Despuésdetragar,dejoescaparunsuspirodesatisfacciónyvuelvoaposarelvasosobrelamesa.

—¿Tepuedohacerunapregunta?Durante una fracción de segundo, el rostro de Tyler adquiere una

expresión de preocupación, pero no permite que se le note mucho yenseguidaasienteconlacabeza.

—Claro.Respirohondoyentrelazo lasmanos sobre lamesa.Todavíanohe

apartadolavistadeél.—¿Quétaltodo?,¿cómotevalavida?—Va,Eden.—La expresión tensa deTyler se relajamientras niega

conlacabeza,perdiendotodasuseriedad—.Mehaspreguntadolomismomilveces.

—Ya. —He dejado de sonreír. Ahora estoy preocupada. Tengo lamalacostumbredepreguntarlesiestábiendeverdad,peroesdifícilsaberpor teléfono si me está diciendo la verdad o no—. Necesito que mecontestes con sinceridad, cara a cara. Así podré detectar si me estásmintiendoono.

Pone los ojos en blanco, casi sonriéndose de lo implacable queparezco,peroentoncessesientamuyrectoyseinclinahaciamí,conlos

labios cerrados formando una línea firme. Está incluso más cerca queantes,ycreoquehedejadoderespirar.Muydespacio,abre labocaparahablar.

—Estoytanbiencomopuedo,Eden.Ésaeslaverdad.Notemiento.Abre los ojos de manera dramática, como para probar que es

sincero;yoentornolosmíosybuscoalgúnrasgoensuexpresiónquemedigalocontrario.Peronomedademasiadotiempo.Sólounossegundos,luegoseretiraysereclinaotravezensusilla.

—Va—diceconsuavidad.Agachalacabezaunpoco,mirándomepordebajodelaspestañas—.Sabesquemehabríanechadoapatadasdelagirasimehubierametidoenlíos.

Le doy vueltas a sus palabras durante un instante antes de darmecuentadequetienerazón.Silohubiesenpilladoborracho,colocado,osisehubierametidoencualquierlío,lohabríanexpulsadodelprograma.Sutrabajo consistía en contar su historia y dar buen ejemplo. Que hayaparticipado en todos los eventos hasta el final sólo pruebaqueno se hametidoenningúnlío.Loquesignificaqueestábien.Peroesdifícilolvidarcómo eran las cosas hace un par de años, y a veces no puedo dejar depreguntarme si alguna vez volverá a ser así. Pero por ahora, lo estáhaciendomuybien.

Nisiquieraestoyseguradeporquélepedíquemeaclararaestootravez.Debería haber sabido queme estaba diciendo la verdad, queNuevaYork era lomejor para él.Desde que lo vi en el aeropuerto, nome hadadonadamásquebuenrollo.Creoqueporesonodejodesonreír.

CuandovuelvoacentrarmiatenciónenTyler,élestáesperandoaqueyodigaalgo,peronomesaleniunapalabra.Nopuedodejardemirarlo,decontemplarsusojos,quetodavíaestánmuyabiertos,subarbadevariosdíasquehacequeparezcamuchomayor,lascomisurasdesuslabiosquereprimen una sonrisa. Y entonces por fin me doy cuenta de que no esningunadeestascosaslasquemeatraentanto.Eslaactitudpositivaqueloenvuelve. Es la manera como ha logrado cambiar su mentalidad y suactitud en dos años. No me puedo ni imaginar lo difícil que le habráresultado dejar de odiar para superar por fin la infancia demierda quetuvo,ysinembargo,lohalogrado.

Poresarazónmesientomásatraídaporélquenunca.Poresoestoesunasco.Hanpasadodosañosdesdenuestroprimerveranojuntos.Aestasalturassesuponequetendríaquehabersuperadoloquesentíaporél,pero

ahoraparecequenuncaloharé.VeniraNuevaYorkhasidomalaidea.Nodeberíahaberhechoesteviaje jamás.DeberíaestarenSantaMónicaconDean,noaquí,enamorándomeaúnmásdesumejoramigo.

Semerevuelveelestómagoyesperoqueseaporelhambreynoporlaculpa.Alcanzomivasoytomootrolargotragomientrasganoalgodetiempoparaponerenordenmispensamientos,paraquesemeocurraalgoquedecir.Despuésdeunrato, recuerdolaspalabrasquemedijocuandoestábamosen laestacióndemetrode lacalle77.PosoelvasoymiroaTylerconcuriosidad.

—¿Quiéntedioórdenesestrictasdecuidarme?¿Mimadre?Tyler suspira ante mi cambio de tema antes de cruzar los brazos

sobre el pecho, su postura sigue siendo recta. Se encoge un poco dehombrosmientrasbajalavistahacialamesa.

—Sí.Tumadre,lamía…—Vuelvealevantarlavista—.YDean.—Ah —digo sin emoción. No me sorprende. Es típico de Dean.

Frunzoelceño,miromivasofijamenteyrecorroelbordeconlosdedos,sinsabermuybienquépensar—.¿Quétedijo?

—Me dijo que tenía que hacer que tu viaje valiera la pena. Porquepreferisteveniraquíenvezdequedarteconél.

Tyler se vuelve a encoger de hombros, y yo siento como vacreciendo la tensión a nuestro alrededor. O tal vez sólo la sienta yo,porque soy la culpable. Estoy con Tyler en un restaurante italiano enNueva York mientras mi novio me espera al otro extremo del país,seguramenteenfadado.

—Secabrearásinolopasasbien.—¿Quéledijistetú?—Ledijequese logarantizaba—diceTyler,yvuelveasonreír,de

maneraampliaysincera.Sigueelsilencio.Estosedebeengranparteaquenotengoniideade

cómoabordar lodeDean,pero tambiénaquemegustaríaqueTyler sesintieraincómodo.ParecedemasiadotranquilohablandodeDeanydemí,comosiyanolemolestara,locualhacemásevidentequehasuperadoloquesentíapormí.Lohasuperadototalycompletamente.

Semecaeelalmaalospies;yeneseprecisoinstantedecidoquevoya lanzarme;voya soltarlo sinmás, se lovoyapreguntar.Sólonecesitovencer elmiedo y hacerlo de una vez por todas; si no, pasaré todas lasvacacionespreguntándome«¿Quépasaría?».Sólonecesitoquemelodiga

alacara.Creoquesiescuchoqueloadmitemematará,peroconsuerte,meayudaráasuperarloamítambién.Tengoquehacerlo.

Me trago el nudo que se me ha formado en la garganta y respirohondo, intentando mantenerme tranquila, pero Tyler se da cuenta de laexpresióndepánicoquesemedebedehaberpuestoderepente,porquesusonrisadesaparecepocoapoco.

—¿Estásbien?Meobligoamirarloa losojos,ycuandopor fin lohago,abro los

labiosparahablar.Mivoznoesmásqueunsusurrotembloroso.—¿Temolesta?LascejasdeTylersearrugan.—¿Qué?—LodeDean—digo.Elgrupodepersonasqueestánsentadasanuestroladoirrumpenen

carcajadas, y tanto la atención deTyler como lamía se desvían duranteuna fracción de segundo antes de que su mirada vuelva a estudiarme.Presionounamanocontramisienybajolavozaúnmás.

—¿Temolestaquetodavíasigaconél?—Eden. —Ya no queda ni rastro de su sonrisa. Ahora sus labios

forman una línea intensa y sus ojos están entrecerrados—. ¿Qué estáshaciendo?

—Es sólo curiosidad—suelto, y estoy tan nerviosa que ni siquierapuedomirarlo,asíquemeaprietolosojosconlamanoeinclinolacabezahacia la mesa—. Hace un año te molestaba, antes de marcharte. Sóloquierosabersitodavíatemolesta.

—Eden —repite; su voz es áspera, firme. Hace una larga pausa.Tengo demasiado miedo para retirar la mano. Por fin oigo que exhalamuy despacio, y sus palabras son incluso más lentas—. ¿Me estáspreguntandositodavía…yasabes?

—Loestoyintentando—susurro.—No vamos a hablar de eso aquí —dice brusco, en voz alta. Lo

suficientementealtoparaqueyolevantelacabezaymeretirelamanodelosojos.

Tienelamandíbulatensa,elmúsculoselecrispa.Alzolavozparaigualarlasuya,ysigopresionando.—¿Yamehasolvidado?—Eden.

—¿Has conocido a otra persona? ¿Estás soltero? —Me siento tanfrustraday aterrada almismo tiempoque todo terminapor alimentar laadrenalinayencuestióndesegundossoylosuficientementevalienteparamirarlodirectamentea losojos,yél tienequeseraúnmásvalienteparadevolverme lamirada—. ¿Cuándo te olvidaste demí?Necesito saberlo,porfavor,dímelo.

—Eden—dice,conmásfuerzaestavez—.Porfavor,déjaloya.—¿Asíqueyaestá?—Niegocon lacabezacon incredulidad, siento

quemeestoyenfadando.Estasituaciónyahaduradodemasiado.Necesitosaber si estoy perdiendo el tiempo. Necesito saber si somos una causaperdida—.¿Nomevasacontestar?¿Vasadejarquemevuelvaloca?

—No—dice,y suvozesmuchomásserenaque lamía, apesardequesuexpresiónsehaendurecido.Síquehamadurado.Hacedosañossehabríaenfadadoyestaría farfullandoymaldiciendoyasesinándomeconlamirada.Envezdeeso,soyyoquienestáperdiendolospapeles—.Peronopiensodarteunarespuestaaquí.

—Entonces¿dónde?—Enelapartamento—mecontesta,yentrecierra losojoshastaque

se convierten en pequeñas ranuras mientras me clava con una miradafirme,comodiciéndomequelodejeestar,yobedezco,perosóloporquelacamareranostraelacomida.

Debe de pensar que soy una grosera, porque estoy demasiadoocupadafulminandoaTylerconlamiradaparadarlelasgraciascuandomeponeelplatodelante,yapenasparpadeo.Cuandodesapareceotravez,Tyler se inclinahaciadelantepara coger sus cubiertos,y encuestióndesegundossusonrisahavueltoaaparecer.

—Hayotracosaque tengoqueenseñarte—murmura,enrollando lapastaensutenedorconrapidez,sumiradafijaenelplato.

—¿Qué?Hace una pausa y levanta la cabeza. Tiene una leve sonrisa en la

comisuradeloslabios.—Esunasorpresa—dice—.Pero tedoyunapista: tieneunasvistas

increíblesyhablaremosdetodoestoallí.

6

Durante el resto de la noche Tyler permanece tranquilo, actúa demanera tan despreocupada que es casi como si no le importara que yonecesitase desesperadamente una respuesta para saber qué siente pormí.Durante la cena habla sobre cosas sin importancia, me cuenta algunoschistes mientras caminamos de vuelta hacia Times Square, e inclusointentaalegrarmeenelmetro, contoneando lascejas sinpararhastaquepor fin yo esbozo una sonrisa. Es falsa, por supuesto, en cuanto mirohaciaotroladodesaparecedemicara.

—Y ¿dónde está este sitio de las vistas increíbles? ¿Es el EmpireState? ¿La Estatua de la Libertad?—Me cruzo de brazos y lo observo,esperandounarespuesta.

Peroélselimitaaaferrarsealabarraconmásfuerzayseencogedehombros,yjuroqueparecequeestuvieraapuntodesoltarunacarcajada.Seguroqueenelrestauranteestabasiendosarcástico.Seguroquemevaamostrarelsitiomásfeodelaciudad,ellugarperfectopararompermeelcorazónenpedazos.

—Noexactamente—dicepor fin—.Venga, lapróximaparadaes lanuestra.

Esperamos cerca de las puertas unos segundos, el tren vibra y elruidome perfora los oídos. Estoy empezando a comprender por qué lamayoría de los pasajeros lleva auriculares. Pero durante los pocosminutos que estamos aquí es soportable, y cuando el tren se detienehaciendochirriarlasruedasenlasiguienteestación,Tylermecogeporlamuñecaatodaprisaymesacadeuntirónhaciaelandén.

Reconozco laestaciónde inmediato.Es lade lacalle77, locual,alparecer, significaquenonosvamosaaventuraraningúnotrositiomásquealapartamentodeTyler.Estoesaúnmásevidentecuandosalimosdelaestaciónynosdirigimosporelmismocamino.Tylernoparadehablar,peroaestasalturasyoyahedesconectado.Voydandopatadasa laacera

con mis Converse. Cuanto más prolonga Tyler esta situación peor meencuentro.Cambioa todavelocidadde la frustraciónalnerviosismo.Derepenteestoyenfadadaconélpornoacabarconestoenelrestaurante,yalminutosiguientemepreguntoporquétuvequesacareltema.

Pasamosalladodesucoche(ydelcamiónydelHondaCivic)yjustocuandoestamosapuntodeentrareneledificio,meparoenlaacera.Echolacabezahaciaatrásyentrecierrolosojosmientrasmiroeledificio,queesmásaltoquelosquelorodean.

Tyler abre la puerta, se apoya contra ella y la mantiene abiertamientrassecruzadebrazos.

—¿Quépasa?Bajolamiradahaciaél.—Lasvistaseranincreíbles,¿no?—Sí.Creo que sabe lo que estoy a punto de preguntarle a continuación,

porquesuslabiosestánempezandoaesbozarunasonrisa.Ahora hace más frío y se ha levantado una brisa leve, pero lo

suficiente para hacer que el pelo me tape la cara, así que me colocoalgunosmechonesdetrásdelasorejasypregunto:

—¿Eseltejado?Tylernisiquierasemolestaenresponder.Fijasumiradaenmisojos

mientrassusonrisasehacemásamplia.Porfinmurmura:—Puede.Meimaginoquelasvistasdesdeallísonunapasada,perolaverdad

esque tengoganasdedecirleque lodeje.Nohayningunanecesidaddequemellevearribaparadecir laspalabrasquepiensoquevaadecir.Escomosiquisierasercruel.

—No es gran cosa—dice, mientras entro en el edificio y lo sigohasta el ascensor. Aprieta el botón del vigésimo piso, el último—. Hayalgunassillasyplantas,perolamayorparteeshormigón.Peromolasubirhastaallí.

Memetolasmanosenlosbolsillosdelachaquetayclavolavistaenelsuelodelascensor,memuerdolaparte interiorde lamejillamientrasintentopensareneldañoquemevanahacerlospróximosminutos.Creoqueesposiblequellorecuandoloconfiese,perorezoparasercapazdeaguantarme lasganas, por lomenoshastaquepueda alejarmede él.Mepreocupa parecer patética, pero más que nada me preocupa que esta

conversaciónque estamos a puntode tener hagaque el resto denuestroveranoseaincómodo.

Laspuertasdelascensorseabren,yestavezTylernoesperaaqueyosalga primero. En su lugar, se aclara la garganta y se dirige hacia elrellano. Está intentando actuar como si no pasara nada, pero noto quequiere que nos demos prisa.Un tío se abre paso entre nosotros y va endireccióncontraria,peronosotrosseguimoscaminandohastaqueTylersedetienedelantedelaúltimapuertadelladoizquierdo,queesdiferente.Sindudaporquenoesladeunapartamento,sinoqueconduceauntramodeescalerasmetálicas.

—Por aquí arriba —me dice en voz alta por encima del hombromientrassubetresescalonesalavez.

Estápoco iluminado, pero es sóloun tramode escaleras, y cuandollegoarriba,Tylermeestáesperandoalladodelasalidadeincendios.Meregala una sonrisa antes de abrir la puerta de un empujón. Salimos a laazoteayyaestáatardeciendo,asíquealprincipioloúnicoquepuedoversonlostechosdeotrosedificiosaltosdelazona.ComoTyleryamehabíacomentado,hayalgunastumbonasdemaderaesparcidas,ajuegoconunasmesas,yalgunasmacetasconplantasqueparecenhabersemarchitadoporelcalor.

Justomientras estoy echando un vistazo a la azotea, Tyler se ponedetrásdemíyderepentesientoquesusmanosfirmesmeagarranporlacintura.Semecortalarespiracióncuandosientoquemetoca,yclavolavistaeneltechodeunedificiounasmanzanasmásallámientrasintentonocentrarme en que estoy notando su respiración en mi nuca. Sus labiosavanzan sigilosamente haciami oreja, y de prontomurmura en un tonoronco:

—Ven,miraesto.Conesohacequeuntemblormerecorralaespalda.Todavíatienelas

manosenmicinturaydirigemicuerpohaciaelbordedelaazotea.Ycuandomisojosvenloquehayabajo,semeolvidacompletamente

la razón por la que estamos ahí arriba.Me olvido de que lasmanos deTylerestánsobremicuerpo.Meolvidodequeestáapuntodedecirmequeyanomequiere.Porque loúnicoquepuedopensarenesemomento, loúnicoquepuedoprocesar,esloalucinantesquesonlasvistas.

Creo que es porque el cielo tiene un azul intenso, salpicado demechas rosáceas, y también puede ser porque todo lo que hay debajo o

alrededordenosotrosahoraestábrillando,perosóloveoquetodoparecemásdeslumbranteahora,denoche,quededía.Losfarosdeloscochesylailuminación de las farolas hacen que todo se vea naranja, y losfluorescentes que se ven a través de las ventanas de los edificios deoficinascreanunmapademotasdeluzdesperdigadas.Simiroalolejos,todo se convierte en una masa de edificios, como si estuvieranamontonados unos encima de los otros, con luces que los traspasan.Enseguidamevoydandocuentadeporquéselaconocecomolaciudadque nunca duerme. Ahora parece incluso más viva que hace sólo unashoras.

NomedoycuentadequeTylersueltamicuerpohastaqueestáamilado. Se inclina hacia delante, apoya los brazos sobre el muro y dejaescaparunsuspiro.

—Megustaestesitio—diceenvozbaja.Nonecesita alzar la voz.La ciudad puede parecermuy ruidosa allí

abajo,peroaquíarribasóloseescuchacomounleverunrúndefondo.Quiero decirle que a mí también me gusta, pero todavía estoy

mirando deslumbrada la ciudad que nos rodea, demasiado aturdida paraintentarhablar.Escasiaterradorloenormequeesyloinsignificantesqueparecemos nosotros en comparación. ¿Cuántas personas están en lasazoteas de otros edificios en estemomento? ¿Cuánta gente cree, en esteprecisoinstante,quelaciudadlespertenece?

Unasuavebrisacorreentrenosotrosyelpelosemeponedelantedelacara.Levantolamanoymellevoundedoaloslabios,ymuydespacioretirolavistadelaciudadymiroaTyler.Susojosestánobservandoconatenciónla líneadelhorizonte,peroseguroquepercibequemiatenciónahoraestádirigidaaél,porque losmúsculosdesumandíbulase tensan.Suspira,bajalacabezayclavalamiradaenelmuroduranteunmomento.

—Supongoquequieresteneresaconversación—murmura.Partedemítodavíaquiere,perootrapreferiríahacercualquierotra

cosa.Aquí arriba todo es demasiadoperfecto, pero yamehemetido enesta situación, y es posible que Tyler no me dé otra oportunidad parahablardeestetema.Llevoesperandotodounañoparasaberlo.¿Paraquéposponerlomás?¿Porquéhacermeestoamímisma?

Respiro hondo y me trago los nervios. La adrenalina que habíaacumulado en el restaurante hace rato que ha desaparecido, y sólo mequedarezarparaquemeinvadaotravez.Talvezasíevitelomuchoque

mevaadoler.BajolavistahacialaTerceraavenida.—Tendríamosquehaberhabladodeestohacemuchotiempo.SeinstalaunbrevesilenciomientrasTylercambiadepostura.Estira

losbrazosyentrelazasusmanossobreelmuro.Lasmirafijamente.—¿Pordóndeempezamos?—Porquemedigasqueyanomequieres—sugiero,peroapesarde

que estoy intentando ser fuerte, mi voz se rompe cuando pronuncio laúltima palabra. Cierro los ojos y niego con la cabeza en dirección alsuelo,dandounpasohaciaatrás,lejosdelborde—.Admítelo.Esloúnicoquetepido.

Es una locura lo mucho que pueden cambiar las cosas en un año.Antes de queTyler semarchara en junio, todavía había algo que surgíacada vez que estábamos cerca. Los dos lo sabíamos. Sólo que nuncahablamos de ello. Yo ya había hecho lo que creía que era correcto. Yahabía dejado claro que no iba a funcionar nunca y que estábamosperdiendo el tiempo, sin embargo, amedida que pasaban losmeses, sehizoevidentequesuperarloquesentíamosibaasermásdifícildeloquehabíapensado.CadavezqueibacasadepapáyTylerestabaallí,siempreparecía que nos estábamos obligando a actuar de forma inocente pornuestros padres. No hacíamos nada malo y, sin embargo, siempre nossentíamos culpables. Incluso cuando salíamos con Dean, Rachael yMeghan. Los cinco podíamos estar juntos en el muelle y Tyler mirabahaciaelPacificParkyluegohaciamícuandonadienosveía,yyosiemprerecordaba la tardequeme llevóallí,porquefuenuestraprimerayúnicacita.Ningunodemisamigossepercató jamásde lassonrisaspícarasdeTyler.Peroyosiemprelasvi.Avecesmeclavabalamiradaenlospasillosdelinstituto.Avecesyotambiénlomirabafijamente.Entoncesélsonreíay se alejaba, y yo volvía a prestarle atención a Dean, que solía estarconmigo.Deaneraloquemásmerallaba.PenséqueTylermeodiaríaporromper con él y salir con su mejor amigo. Pero nunca hizo ningúncomentario.Jamás.Sóloentrecerrabalosojoscuandonosveíajuntos.

Peroesofueantesdequesemarchara.Haceunañoya.Ahoratodoesdiferente.Lopercibo.Estámásdistante,mástranquilo

conlodeDean.Noséporquémeparecetanfuerte.Esexactamenteloqueesperaba.Osea,llevaunañoenNuevaYork.Nocreoquehayaunaciudadmejorparaintentarolvidartedealguien.¿Acuántaschicashabráconocidoenestosmeses?¿Decuántagentesehabrárodeadomientrasparticipabaen

loseventos?Talvezhayasalidoconunachica.Talvezyatengaaalguienensuvida.

Y sin embargo, aquí estoy, en esta azotea de pie a su lado, todavíaperdidamenteenamoradadeél.

—Notevoyadecirqueyanotequiero—diceTyleralfin.Abrolosojosconrapidezylevantolacabeza,mirandosurostrocon

atenciónmientrasélobservalaavenida.Sumandíbulasiguerígida,peronoseloveenfadado.Sóloserio.Seponerecto,sealejadelmuroysedalavueltaparamirarmedefrente.Ycuandosusvibrantesojosseclavanenlosmíos,pormimentepasaunasolaidea:esperanza.

—No te voy a decir eso —continúa— porque no te he dejado dequerer.

7

Me lleva un buen rato asimilar las palabras deTyler, hasta quemegolpean. Primero pienso que está de coña, o que sólo he oído lo quequeríaoír,peroentoncesmesonríe.Lasinceridaddeesasonrisahacequemedécuentadequeestáhablandoconelcorazón.

—¿Qué?—farfulloporfin.—Mevaallevarmuchomástiempoolvidarte.El ambiente es muy denso, y de repente parece que un silencio

ensordecedorlohayainvadidotodo.Haytanpocoruidoquecasiduele.Nisiquierapuedoprocesarmispensamientos,ymenosarticularpalabra,asíqueme limitoamirarlo fijamenteaúnmásatónitade loqueestabahacediezsegundos.Sacudolacabezaconrapidez.Estonoestásucediendo,nidebroma.

—Peroyocreíaque…—¿Quécreías?—Semete lasmanosen losbolsillosybaja lavista

hacia el suelo de hormigón. Por entre las ranuras crecen hierbajos—.¿QuevendríaaNuevaYorkypasaríapáginacontantafacilidad?¿Pensastequeseríaasídefácil?

Nunca me había preparado para algo así. Jamás me imaginé tansiquieraqueTylermediríaestaspalabras.Sinembargo,loestáhaciendo.Mesientotanabrumadaysorprendidaquetodavíanolocreodeltodo.Memuerdoellabioinferior.

—Peroestabasdiferente.Metratabascomoaunahermana.—Bueno—diceTylerconunasonrisa—,esqueloeres.—Tyler.—Aprietololabiosylomiroconintensidad.Dejaescaparunsuspiromientrassusonrisaflaquea,sepasalamano

porelpeloysefrotalanuca.—En serio, Eden. Pensaba que ya habías superado lo nuestro. No

quería ser el cabrónque jugara con tus sentimientos. Iba a hacer lo quedebía.Ibaamantenerlasdistancias.

Creoquesinoestuvieratanparalizada,lloraría.Peronopuedodejardemirarlo,acasiunmetrodedistancia,boquiabiertaeincrédula.Metomaunsegundoodoslograrformularunarespuesta,yloúnicoquesoycapazdemurmurares:

—¿TodavíatemolestalodeDean?Osea…,¿quenosotros…?—No—respondeTyler.—¿Porquéno?Hace una pausa para estudiar mi rostro un momento. De fondo,

todavía se oye el sonido de Nueva York. Ya ni siquiera parece queformemospartedeella.Elambienteestantensoquemedalaimpresióndequesomoslasúnicasdospersonasenkilómetrosalaredonda,comosiestuviéramosenunaazoteaenmediodelanada.Misojosestánclavadosenélyennadamás.

—Porquesinoestásconmigo—explica—,mealegrodequeporlomenosestésconél.Teconviene.

Elaturdimientosemepasatanrápidoquepuedosentircomosemederrumba el pecho. Lo noto pesado, como si mi caja torácica fuese ahacerseañicos,yenunsegundomedoycuentadequetodosedebeaqueme siento muy culpable, fatal, y muy muy confundida. En ese precisoinstante, todosmispensamientosparecendistorsionados.EstarconDeanmepareceunerror.EstarconTyler,inclusopeor.

—Mira,Eden,nodeberíamoshablardeesto—diceTylerdespuésdeunrato.Debedehabersedadocuentadequenovoyaresponder.Mivozhadesaparecido—.¿Quémásda?TúestásconDean.

Aprieto losdientesy los rechinomientras intento relajar lapresiónque noto en el estómago. No debería encontrarme en esta situación. Esinjusta, y todo se debe a que un día nuestros padres coincidieron porcasualidadenunaparcamiento.PapásemetióenlaplazaqueEllaestabaapuntodeocupar.Ellaseapeódelcocheydiscutióconél.Éllainvitóauncaféparapedirleperdón.Asíqueyoculpoaesaplazadeaparcamientotandeseada por causar esta situación. ¿Por qué tuvieron que conocersenuestros padres? ¿Por qué tuve que acabar con un hermanastro comoTyler?,y,aúnmás importante,¿porquédemonios tuvequeenamorarmedeél?Aveces,comoenesteinstante,odiocómofuncionaelmundo.

—Importa porque yo no te he dejado de querer todavía, Tyler. Poresoimporta,porquenotengoniideadeloquesesuponequedebohacer.

—Nodigaseso,coño—diceentredientes,convozáspera.Ásperay

sinembargoatractiva.Familiar.—¿Por qué no? ¿Por qué tú sí puedes decirme que no me has

olvidadoyyonopuedodecirlomismo?—Porqueyo estoy saliendo conotra persona—dice cortante.Se le

entrecierran los ojos y sus rasgos se endurecen. Da un paso hacia mí.Ahoraestamosaunossesentacentímetrosdedistancia—.Yonomediporvencidohacedosaños.Fuistetú.¿Yahorameestásinsinuandoquetienesdudas?Desdeluego,meparecetanincreíblequetecagas,peroalmismotiempomeestásdandofalsasesperanzas.Unamierda.Lodijistetúmisma.Estonuncavaafuncionar.Sobretodoahora.Tuvimosnuestraoportunidady tú ladesperdiciaste.AhoraestásconDean,queprácticamentesignificaqueparamísehaacabadolapartida.

Cuandodejadehablar,suvozhaperdidoeltonoduro.Sólofrunceelceñoymirahacialoslados,fijandolavistaenunpuntocercadelasalidadeincendios.

—Lo siento, de verdad —digo exasperada—. Sólo tenía dieciséisaños.Noteníaniideadeloqueestabahaciendo.¿Mevasaculparporeso,Tyler?¿Vasaecharmeencarahabertenidomiedo?Entoncesparecíaquelo nuestro nunca podría funcionar. Era imposible, ¿vale? No iba adesperdiciarmividaesperando,enamoradadealguienconquiennopodíaestar.YDeanandabaporahí,ymegustaba,ytúerasuncasoperdido,asíque ¿por qué no podía salir con él? Lo quiero.—Dejo de hablar pararecuperar la respiracióne intento calibrar su reacción lomejorposible,pero él siguemirando fijamente a la nada. Su expresión es firme, peroneutral.Meacercoaél.Yasólohaytreintacentímetrosentrenosotros—.Ya no somos niños, y estoy empezando a darme cuenta de que tal vezahorapodríamoshacerquefuncionase,perotengolasensacióndequeesdemasiado tarde.Me siento atrapada entre túyDean, yno tengoni putaideadeaquiénsesuponequedeboelegir.

Se instala el silencio. Me da la sensación de que pasa muchísimotiempohastaqueTylerporfindirigesusojoshacialosmíos.Todavíalostiene entrecerrados, pero cuanto más nos miramos, más se suaviza suexpresión.Daeseúltimopasohaciamíysemecorta la respiraciónporcompleto.Sucuerpoestáasólounoscentímetrosdelmío,ysevuelveameter unamano en el bolsillo del pantalón antes demover la otra concuidadohaciamicintura.Merecorreelcuerpoconlamirada.

—Memueroporbesarte.*

Arrugolascejas.—¿Quevienelacamarera?—No —dice con un leve movimiento de la cabeza. Sonríe con

dulzura, con sus ojos clavados en mi clavícula—. No significa eso—murmura—.Hedichoquememueroporbesarte.

En ese precisomomento,me olvido deDean. Lo olvido porque elúnicopensamientoque tengo en la cabeza es queyo tambiénmemueroporbesaraTyler.Hanpasadodosañosdesdelaúltimavez,ycasisemehaolvidadocómoeselrocedesuslabios.Noheolvidadodeltodocómome hacían sentir sus besos. Recuerdo la piel de gallina. Cómo se meacelerabaelpulso.Cómomeflojeabanlasrodillas.Dudoquealgunavezlopuedaborrardemimemoria.

Tragosalivaybajolavistaparamirarlamanoquehaposadoenmicintura.Observo sus nudillos, luego sus dedos, y entonces vuelvo a susojos.

—¿Porquénolohaces?—susurro.—Por Dean —dice bruscamente, y justo después se aparta. Su

contactodesapareceyladistanciaentrenosotrosaumentacuandomedalaespaldaysealejacaminando—.Espérameaquí—mediceenvozaltaporencimadelhombro.

Porsuertenomequedosinvozapesardequenotolagargantaseca.—¿Qué?Tylerabrelapuertadelasalidadeincendiosdeuntirónyhaceuna

pausa,luegotuerceelcuelloparamirarme.—Túquédateaquí—medice—.Vuelvoenunpardeminutos.Desaparecepararegresaralapartamento,bajalasescaleras,dejando

quelapuertasecierresuavementetrasélconunclic.Mequedomirándoladuranteunmomento.Mellevaunminutoordenarmispensamientosyalprincipio no soy capaz de entenderlo todo, pero poco a poco voyasimilándolo. Me ajusto la chaqueta alrededor del cuerpo y vuelvo acontemplarlaciudad.

Nomehabíadadocuentadequeelcolorrosadelcielodesaparecíaenelhorizonte,peroyasehaidodeltodo,ylohanreemplazadorayosdeun color azul intenso. Las luces parecen incluso más brillantes, si esposible.Oigounasirenaaunasmanzanas,peroleprestomásatenciónalaire,queahoraesmuchomásfresco,yalabrisaquesehalevantado.Meacercodespacioalmuroypongolasmanosenelborde.

Tylertienerazón.NopodemoshacerledañoaDean.Ningunodelosdos tenemos la intención de hacerlo, y si continuamos con esto Deansaldráheridonosóloporsunovia,sinotambiénporsumejoramigo,loquecomplicaaúnmáslascosas.Noesjustoparaél.Nodeberíaestarconuna chica que está enamorada de otro. Lo único que sé es que soy unapersona horrible, y ya puedo ver hacia donde nos está llevando estasituación.Esinevitable:oTyleroDean.

—Tranquilízateysiéntate.MevuelvodeinmediatoyencuentroaTyler,queseacercaamíotra

vezytieneunacajaenlasmanos.Enarcounacejaymiroporencimademihombro,hacialacalledeabajo.Estamosaveintepisosdealtura.

—¿Estásloco?—Anda, no te vas a caer —dice, pero no me suena demasiado

tranquilizador. Su expresión se ha suavizadoy está sonriendode nuevo,comosilosúltimosquinceminutosjamáshubiesenexistido.Seponeamilado y coloca la caja delante de él en el muro. Es rectangular y estáenvueltaenpapelde regaloplateado—.Siéntateenelmuroono tedaréesto.

Frunzoelceño;sinembargo,mepicalacuriosidad.—¿Quées?—Unregalo—dice.Señalaelmuroconlacabezaotravezysecruzadebrazos,mirando

elrelojdemaneradramática.Seaclaralagarganta.—Vale.Suspiro,mevuelvoypongolapalmadelasmanosencimadelmuro.

Noto el hormigón áspero contrami piel yme impulso hacia arriba. Elmuronoesestrecho,perodetodasformasmepareceaterrador.Intentonomirarhaciaabajocuandoyaestoysentada,asíquemecentroenTylerybalanceo laspiernasporencimadelborde.Porunavezen lavidaestoymásaltaqueTyler.

—¿Estáscontento?—Ten—dice.Ponelacajaenmismanosconsuavidad,supielmerozaduranteuna

fracciónde segundo,y entoncescoloca susmanosa ambos ladosdemicuerpo, apoyando las palmas sobre elmuro.Y se queda allí, sin dar unpasoatrás.Suproximidadmevuelveadejarsinaliento.

—Ábrela.

Lomiroincrédulaantesdecentrarmiatenciónenlacajaquetengoentremanos.Noestámuybienenvuelta,asíqueesfácilabrirla.Semecaeelpapelporelbordedelmuro,yTylersuspira.Peroyoapenasmedoycuenta demi descuido, porque reconozcomuy bien el paquete: la típicacaja de unas Converse. Me la quedo observando durante un minuto, yluegoalzolavistaparamiraraTyler.

—¿Porqué?—Perdimostuotropar.¿Nolorecuerdas?Cómoolvidarlo.Ésafuelaprimeranoche—laúnica—quepasamos

juntos.YporlamañananopudeencontrarlasConverse.—Tedijequetecompraríaunasnuevas—dice,peroluegoseencoge

dehombrosconnerviosismoysemuerdeellabioinferior—.Perdonaquehayatardadodosaños.

Elmerohechodequesehayaacordadomecogeporsorpresa.Tantoque, de hecho, ni siquiera le contesto. Vuelvo la vista hacia la caja.Acaricioelcartónconcuidadoantesdeabrirla.Ensuinterior,hayunpardedeportivasblancasnuevas,decortebajo.Unaréplicaexactadelparqueperdí aquella noche, sólo que sin la letra de la canción que habíagarabateadoenlagoma.

—Tyler,noteníasquehaberte…—Sí,tenía.—Susonrisasehacemásgrande,mequitalacajadelas

manosylaposasobreelmuro,amilado.Señalaconlacabezahaciamispies—.Damelasviejas.

Ladeolacabezaylomiroentrecerrandolosojos.Noestoyseguradelo que está pensando, pero sí sé que estoy demasiado emocionada parapreguntárselo, e incluso para darle las gracias, así que hago lo quemedice.Llevopuestaslasdeportivasblancasdecortealto,unparquetengodesde hace unos dos años, y lo cierto es que están un poco gastadas ymaltrechas.Meagachoymelasquito.Tylermelasarrebataalmomento.

—NopuedesveniraNuevaYorkynodejar tuhuellaenalgúnsitio—dicedespacio,conlaatenciónpuestaenmiszapatillasmientrasataloscordonesdeunaconlosdelaotra.Yentoncesseinclinaporencimadelmuro y se estira para atar mis Converse a un alambre que baja por ellateraldeledificio.Cuandoseenderezameregalaunasonrisasatisfecha—.Niseteocurraintentaralcanzarlas.

—Nopuedocreerloqueacabasdehacer.Vuelvoaecharunvistazoporencimademihombroconcuidadoy

niegoconlacabezaalvermisConverse,queahorasemecenconlabrisa.Sevequenuncalasvolveréarecuperar.

Tyler se ríe cuando coge la caja otra vez. Su buen rollo estávolviendoaaparecerynomedejaotraopciónquesonreír,apesardequetengolacabezahechaunlío.

—Éstaspóntelas—dice.Condelicadeza,metolasmanosenlacajaysacolasdeportivas.Son

alegresyfrescas,desenredoloscordonescontranquilidadymelascalzo.Me van estupendamente. Las observo hasta que Tyler captami atenciónotravez.

—Sólo una cosa más —dice, su voz repentinamente está llena deentusiasmo. Se mete la mano en el bolsillo trasero de los pantalones,rebuscaunsegundoy sacaun rotuladornegro.Abre la tapa—.Ynomerepliques.

Memordisqueo la parte interior de la mejilla, sobre todo para nogritar,ysubolospiesalmuro.Primerocreoqueestáapuntodeescribirla letradeunacanciónparaque separezcan lomásposiblea lasviejas.ObservamisnuevasConverseconatención,yfinalmenteeligeunsitioenlagoma.Seconcentraenloqueestáescribiendoycuandotermina,daunpasohaciaatrásymemira,esperandovermireacción.

Sinembargo,cuandobajolamirada,noveolaletradeunacanción.Son tres palabras, garabateadas de forma desordenada. Tres palabras, yestánenespañol:noterindas.

Antes de que pueda abrir la boca,Tyler se anticipa a contestar a lapreguntaapuntodesalirdemislabios:

—Significa «no te rindas»—dice en voz baja, jugueteando con elrotulador—.Essimple:mientrastúnoterindas,yotampocoloharé.

—Noséquédecir—admito.Soyincapazdemirarloalosojos,asíquesigocentradaenlasletras.

«No te rindas.» ¿Qué quiere decir con eso? ¿Que nos demos otraoportunidad?¿Queloelijaaél?

—No tienes que decir nada —me dice. Su voz es firme—. Sólopiénsatelo.

¿Queme lo piense? ¿En serio cree que puedo hacer otra cosa quepensármelo?Pensaresloúnicoquepuedohacer.ProbablementemepasetodoelveranoreflexionandosobreTyleryDean.Alfinal,voyatenerqueelegiraunodelosdos.

—Se está haciendo tarde —murmura Tyler—. Deberías volver alapartamento. Yo me voy a quedar aquí un rato. Probablemente a estasalturasSnakeyaestarásobando,asíqueten.

Mientrasseguardaelrotuladorenelbolsillo,sacalasllavesymelaslanzaconrapidezysinavisarme.Porsuertelasagarroantesdequecaiganvolandoporencimadelmuro.

Analizosuexpresión,peroesdespreocupada.Selimitaamirarhacialaciudadotravez,susojosevitanlosmíos.Noestoyseguradelarazónpor la que elige quedarse aquí arriba solo en la oscuridad, pero cuantomáslopienso,máscuentamedoydequeprobablementenecesitepasarunratolejosdemí.

Estresada,preocupada,perofeliz,medeslizodelmuroyaterrizoconsuavidadenelsuelo.

—Graciasporlasdeportivas—ledigo.—Denada.Mequedoesperandounsegundoodosparaversimevaadeciralgo

más antes de que me vaya, pero ni siquiera pestañea. Tiene los ojosclavadosenladistancia,asíquemedoylavueltaymedirijohaciadentro,mirandomisnuevasConversemientrascamino.Eledificioestátranquilo,ymemeto en el ascensor en silencio y aprieto el botón del duodécimopiso,solaconmispensamientos.Ahoramismo,sonunamierda.Preferiríaestardurmiendo,porqueporlomenosasínotendríaquepensarennada.

SeabrenlaspuertasdelascensoryregresoalapartamentodeTyler;todavíallevoelllaveroenganchadoaldedoíndice.Contorpezapruebodemeterlallaveenlacerradura,peroesevidentequeSnakenoestásobando,porque la puerta se abre de un tirón cuando todavía estoy tratando deabrirla.

Memira con sus ojos azul grisáceo y niega con la cabeza antemipatéticointentodeentrarenelapartamento.

—¿DóndeestáTyler?—Enlaazotea—digosinrodeos.Esperoaquesehagahaciaunladoparadejarmepasar,peronoseda

nicuentadequesigoenelrellano.—Meparecequetevendríabienotracerveza—dice.Entoncesporfinrespiro,exhalandocomosifueralaprimeravezen

laúltimamediahora.—Yquelodigas.

8

No recuerdocuándomequedédormida.Ni siquierameacuerdodecómo me dormí. Lo único que sé es que cuando me despierto estoyenvueltaeneledredóndeTyleryoigounavozquemurmuraminombre.Sinembargo,estoydemasiadocansadaparaintentarabrirlosojos,asíqueme doy la vuelta, entierro la cabeza en la almohada y gimo. Me da lasensacióndequeaúnesdenoche.

—Eden—dicelavozotravez,másalto.SientolacabezapesadaymepreguntocuántascervezasmedioSnake

anoche. No recuerdo que Tyler volviera de la azotea, por lo menosmientras yo estaba despierta. Sin embargo, sí me acuerdo de habercompartidounapizzafríaconSnakeenlacocina.Noséquétipodepizzaera.UnaMargaritaounaPepperoni,quiénsabe.Fueralaquefuese,nomehadejadobuenrecuerdo.

—Te traigo café—me informa la voz, e inmediatamente capta miatención. Creo que es Tyler—. Un café con leche con vainilla,extracaliente:talcomoatitegusta.

Bostezoantesdedarme lavuelta,abro lospárpadosdespacio,y loschorrosdeluzqueentranporlaventanaabiertameobliganaentrecerrarlosojos.Tardounratoenadaptarmealaluzycuandolohago,loprimeroque veo es a Tyler. Tiene las cejas enarcadas, y sus labios esbozan unasonrisa dulce.Me siento un poco confusa, pero logro sacar el brazo dedebajodel edredón, flexiono losdedosy alcanzo la tazaque tiene en lamano.

—Ni hablar—dice Tyler inmediatamente, alejando el café demí ydando varios pasos hacia atrás en dirección a la puerta—. Primerolevántate.

Dejoescaparotrogemidosuaveantesdeapartareledredón,yluegomeobligoaincorporarmeyasentarme.Abromucholosojosylesonrío,peroélniegaconlacabeza.Entoncespongolosojosenblancoysacolas

piernasdelacama.Mepongodepie.—¿Aquenohasidotandifícil?—Sonriendo,meponelatazaenla

mano,ysuspiroconsatisfacción.Mequemalapieldelocalientequeestá—.Quépijamatanchulo.

Memiro y descubro que todavía llevo la misma ropa que anoche.Con el rabillo del ojo, veo la chaqueta doblada de cualquier manera ytiradaenelsuelo.

—Estabacansada—explico.—¿Cansada?—diceTylerescéptico—.Porlacantidaddebotellasde

cervezavacíasquehayenlacocinaparecequehayapasadootracosa.Semesubeelcoloralasmejillas,asíquemellevolatazadecaféa

los labios con la esperanza de taparme la mitad de la cara. Pero se dacuenta, porque se ríe, y me sorprende que no frunza el ceño condesaprobacióncomoantes.Alomejoryanolemolesta.

—Sólomebebíunpar—digo,trastomarunpequeñosorbodecafé.SóloentoncesmedoycuentadequeesdelStarbucks.No tienenadaqueverconeldelaRefinery,micafeteríafavorita,perotendráquevalerparacalmarmised—.¿Porquénovolvisteacasa?

Tylerseencogedehombros,peronocontestaamipregunta.Ensulugar,semuevealrededordelacamaparaajustarlascortinas,apesardelhechodequeyaestánabiertas.Trasunmomentosedalavuelta,susojosardenmientrasmemiradesdeelotroladodelahabitación.

—Sé que tienes muchas ganas de dar una vuelta por Central Park.¿Quieresquevayamoshoy?

Semeiluminalacara.CentralParkesloquemásmemoladeNuevaYork.

—¡Claroquesí!Suenagenial.—Loes—diceTyler—.¿Salimosdentrodeunahora?—Estarélista.Asienteconlacabezaysedalavueltaparairse,perosedetieneenla

puerta.Sevuelveparamirarme.—Semeolvidódecírtelo:ellunestevamosallevaralpartidodelos

Yankees.Nolopuedoevitaryhagounamueca.Tylersabequenomegustan

losdeportes.—¿Unpartidodefútbol?Conunsuspirolento,niegaconlacabeza.

—Béisbol,Eden,esbéisbol.LosYankeescontralosRedSox.DerekJeterporfinvuelveajugar.Sefracturóeltobilloelotoñopasado.

—¿Quién?—Ay,Dios.—Tylermeclavalamiradaincréduloysellevalosdedos

alassienes.Abrelaboca—.DerekJeter.Laleyenda.—¿Quién?—preguntootravez.Memiraboquiabierto.—Increíble.—Nisiquierasécómovaesodelbéisbol—explicoindignada.Bebo

otrosorbodecafé.NosuperaaldelaRefinery.Nienunmillóndeaños—.¿Cómoesperasquesepaquiénessonlosjugadores?Y¿desdecuándoeresfandeesetalDerekJeter?Creíaqueerasdelos49ers.

—Losoy—diceTyler,muydespacio—.Peroesquelos49ersesunequipodefútbol,Eden.

—¿Qué?—Vale, vale, déjalo —dice. Niega con la cabeza y me echa una

miradatraviesa—.CentralParktienecamposdebéisbol,asíqueiremosajugarallí.Notevasamarchardeestaciudadhastaqueadoreseldeportenacional.—Sinesperaraqueyomeoponga,queseguroquesabequeeslo que pienso hacer, se da la vuelta y desaparece de la habitación. Porencimadelhombrogrita—:¡Enunahora!

Pongolosojosenblancoycierro lapuertadeunempujón.Detestolos deportes, pero tal vez no sea tan horrible. Ver a Tyler corriendo,atléticoysudorosoamímesuenabastantebien.

PosolatazaenlamesilladenocheyhagolacamadeTylerantesdesentarmeenelsueloparaabrirmimaleta.Enalgúnmomentosacarémiscosas,cuandosepadóndeponerlas.Escojolaropa,terminoelcaféymedirijohaciaelcuartodebaño.

Tyler está junto al fregadero, sirviéndose un vaso de agua. Meobservamientrasmeacerco.

—¿DóndeestáStephen?—pregunto.El apartamento está en silencio, nada que ver con anoche.El único

sonidoqueoigoeselgrifo.Tyler señala con la cabeza hacia la puerta cerrada al lado de su

habitación.—Durmiendo.Seguramentenosalgadeahíhastalatarde.Cierraelgrifoysellevaelvasodeaguaaloslabios.

—Vaalauniversidad,¿no?—Sí.—Bebeunsorboysepasalalenguaporloslabios,apoyándose

contralaencimera—.EstudiaIngenieríaInformática.Redes.Algoasí.Segradúaelveranoqueviene.

—Notienepintadeuniversitario—murmuro.Anoche,recuerdovagamentequesemetiódosporcionesdepizzaen

labocaalavezmientrasteníaunacervezaenlaotramano.Ycuantomáslo pienso, más cuenta me doy de que es el universitario estándar. Mequedanmuchascosaspordescubrir.

—Mevoyaduchar.Tylerasienteconlacabezaysehaceaunladoparaqueyopase,lo

quehagode la formamáselegantequepuedo.Pero terminodándoleuncodazoasuvaso,haciendoquealgunasgotassalpiquensucamiseta.Ponelosojosenblancoysealeja.

Medoyunaducharápida,mesecoelpeloconlatoalla,yluegomepongounosvaqueroscortosyunchalecoazul.Comomedaunaperezainfinita sacar el secador de la maleta, me amarro el pelo en un moñohúmedoydesordenadoydecidonomaquillarme.ARachael lepareceríafatal, pero por suerte no está aquí para fruncir el ceño antemi falta deesfuerzo.

RecojomiscosasymedirijoalahabitacióndeTyler.Snaketodavíano se ha despertado. Tyler está viendo el tiempo en la tele. Está tanconcentradoquenisepercatadequepasopordetrásdeélydesaparezcoensuhabitación,queahoraesmía.

Metomi ropa en lamaleta de cualquiermanera y luego tanteomisbolsillos.Vacíos.No recuerdo laúltimavezquevimimóvil.Puedequefuera anoche en Times Square, donde recuerdo haber hecho fotos.Misojosinspeccionanlahabitaciónhastaqueseposanenlachaqueta,todavíaarrugada en el rincón. La alcanzo y busco en los bolsillos, suelto unsuspirodealiviocuandosacomiteléfono.Estácompletamentemuerto.

En esemismomomentome doy cuenta de que no he hablado conDean desde que me dejó en el aeropuerto. Tenía que haberlo llamadocuandoaterrizara.Yantesdeirmeadormir.Ycuandomedespertara.Dehecho,debíahablarconélvariasvecestodoslosdías.Enesoquedamos.Ysinembargo,nisiquieraleheenviadounmensaje.

—¿Estáslista?Doyunrespingocuandoescuchoelsonidode lavozdeTylerami

espalda.Medoylavueltayélmeestámirandodesdelapuerta,conunbatedebéisbolenunamanoyunapelotaenlaotra.Levantaelbateysonríe.

—Sí—respondo.Sólomehallevadoveinteminutosprepararme,peronohayninguna

razónparanosalirya.Coneltiempoquemesobra,séquepodríallamaraDean,peromiteléfonoestásinbatería.LepodríapedirprestadoelsuyoaTyler,perodespuésdelaconversacióndeanochenocreoquepedirleelmóvilparallamaraminoviosealomásapropiado.Seríacomodarleunabofetadaenlacaraalosdosalmismotiempo.

Dios,soyunapersonahorrible.Muymuyhorrible.—Unsegundo—ledigoaTyler.Cojolamochilayrevuelvoensuinterior,moviendotodalamierda

quemetíenellahastaqueporfinsacoelcargador.Encuentrounenchufe,conectoel teléfonoydejoquesevayacargandomientrasestamosfuera.Llamaré a Dean cuando volvamos. Con suerte, no estarámuy enfadadoconmigo.

—¿Ya?—preguntaTyler.Estáapoyadoenelmarcodelapuerta,ylelanzounsírápidoconun

movimientodelacabezaporencimadelhombromientrasmepongolasConverse.Lasnuevas.Lasquemeregalóél.Lasquemedicenquenomerinda.

—Sí, lista—digo.Me levanto,metoeldedo índiceen la trabillademisshortsyledirijounamiradadesafiantealbatedebéisbol.Puedequeno sepa jugar, pero tengo ganas de darle una paliza—. ¿Seguro quequieresenseñarme?

—Segurísimo—respondeTyler.Sealejadelapuertaymeesperaenelsalón.

Cogemimano,notoelcalordesupielconlamía,ymedalapelota.Colocamimanosobreella,susdedossobrelosmíos.

—Notehagasilusiones—medice—.Notevoyadejarganar.—Nifaltaquehace.—Vale.Aprietamimanoyluegolasuelta.Caminahacialapuertatranquilo,

comosinoacabaradetocarmeotravezycomosilarespiraciónnosemehubiera alterado. Creo que hace estas cosas a propósito, lo de rozar sumanocontra lamíaocogermepor lacintura.Yodiríaquesabequemevolveráloca.Seguroqueesconscientedelomuchoquemeencanta.

—¿Vienesoqué?Lomiro y en ese instante descubro que su pelo está un poco más

largo que antes. Con más estilo, menos despeinado. De alguna forma,logronoquedarmemirándolomuchotiempo.Envezdeeso,sonrío.

—Vamos.Tyler echa un vistazo al apartamento antes de que nos vayamos—

inclusohatiradolasbotellasdecervezavacíasmientrasyomepreparaba,oporlomenosesoparece—yentoncesnosdirigimoshaciaelascensor,dejando atrás a unStephenBelloDurmiente.Senosuneunamujer y suhijo,quevadandogritos,asíquenopodemostenerunaconversaciónporla pataleta implacable que dura los doce pisos al completo. Intento nomirarlosalosojos,asíqueclavolavistaenlasbotasdeTyler.SeguroqueéltienelamiradafijaenmisConverse.Ningunodelosdossonríe.

Unavezconcluidoelincómodotrayectoenascensor,sigodecercaaTylerycruzamoselrellanoendirecciónalaspuertas.Nopuedoapartarmisojosdesunucamientrasélmantienelapuertaabiertaconelbateparaqueyopase,locualatraealgunasmiradasdereprochedelospeatonesquepasanporlaacera.

—Casimejormedevuelveslapelotaparaquenoparezcaqueestoyapuntodecometeruncrimen—diceriéndose.

Espera hasta que paso rozándolo antes de dejar que las puertas secierrenotravez.

—Ehhh—vacilo, ya en la acera. Ladeo la cabeza y entrecierro losojos,mirándolo de arriba abajo con retranca. El bate se balancea en sumano izquierda—. Sí, la verdad es parece que estés a punto demoler apalosaalguien.Creoquemequedaréconlapelotaunratitomá…

Antesdequepueda terminarde tomarleelpelo,medaunempujónfuerteenelhombroconelsuyoymearrebatalapelota.Nuestrasmanosniserozan.

—Quégraciosa—seburlaseco,peroestásonriendomientraslanzala pelota al aire y la vuelve a coger—. Venga, va—dice con voz másprofunda que hace un segundo—, el béisbol. El deporte favorito deEstadosUnidos.

Se pone a caminar en dirección este por la calle 77 mientras yointento alcanzarlo. Cruzamos por la Tercera avenida y continuamos defrente por las angostas calles. La ciudad vuelve a estar abarrotada detráfico, tanto de coches como de peatones, y me pregunto cómo sería

NuevaYorksiundíaestuvieratotalmentequieta.Esimposibleimaginarseestas calles sin coches y sin gente y sin ruido. Es imposible imaginarseestaciudadsinalboroto.

Meabropasoentrelagentemientrascaminamos,haciendoloposibleparanoempujaranadie,aunquetodoelmundoparecedecididoachocarcontramí.Mequedounpoco rezagadaparacentrar todamiatenciónenTyler.

—Pero¿eldeporteestrellanoeselfútbol?—Notevoyniacontestar—diceTyleralmomento.Levantaelbate

con el pulgar y el índice y lo observa con intensidad, como si fuera laprimeravezquevieraunoensuvida—.Aver,Eden,prestaatención.Elbéisbolesmuysencillo.

—¿Hayquepegarlealapelotaysalircorriendo?—Síyno—responde.Niegaconlacabezaydejaescaparunsuspiro

—.Tampocoestansencillo.Pensabaquetendríaqueobligarmeaescucharlomientrasmeexplica

las reglas, pero la verdad es que no tengo que fingir que lo encuentrointeresante. Cuantomás entusiasmomuestra Tyler al hablar del béisbol,másganasmeentrandejugar.Meexplicaquehaynueveentradasycadauna tiene dos mitades. No existe límite de tiempo fijo. Cada equipo loformannueve jugadores.Mehablasobre los límitesdelcampo.Elpapeldelospítchers,losexteriores,losbateadores.Dicealgosobreunparadorencorto.Mecuentaloqueesavanzaralaprimerabase.Loquesignificaqueteeliminenporstrikes.Inclusomedicequehaytresbasesantesdelahomeplate,apesardequeyalosabía.Yporfinhabladeloshomeruns.Porcomolosexplica,dalaimpresióndequefueranfáciles.

Y cuando Tyler termina de contarme todo esto, tirando la pelota ybalanceandoelbateensincroníaconsuspalabras,llegamosalparque.

—Madremía.Simirohaciamiderecha,elfollajepareceextendersehastaelinfinito

porlaQuintaavenida.Mirohaciamiizquierda,parabuscardóndeacaba,peroesexactamente igual.Hemoscruzado laQuintaavenidasinquemedieracuenta,ycuandonosdetenemosenlaaceradelantedeCentralPark,sóloveoárboles.Muchosárboles.

—Sabíaqueeraenorme,peronotanto.—Creoquetieneunoscuatrokilómetrosdenorteasur.Ycercadeun

kilómetrodeesteaoeste.—Leechounamiradadereojo,sorprendidapor

suprecisión—.Loleíenalgúnsitio—reconocetímido,encogiéndosedehombros.

—¿Dóndeestánloscamposdebéisbol?—Hay algunos en la zona de losGreat Lawns.Más omenos en el

centrodel parque, así que tenemosque ir hacia allí.—Levanta el bateyseñalacon lapartemásgruesahaciaelnorte,hacia laQuintaavenida—.Ahora esbuenmomentoparadecirteque sólohevenido aCentralParkalgoasícomocincoveces.Asíquesinosperdemosserámiculpa.

—¿Cincoveces?¿Enunaño?¿Yvivesallado?—Lomiroincrédulayboquiabiertamientrasélseríe.

—No es mi rollo —explica, justo antes de sacar el teléfono delbolsillo de sus vaqueros y seleccionar un mapa. Lo estudia durante unmomentoantesdedecir—:Vale,poraquí.

Cogemoselcaminoquevaalladodelmuroqueseextiendeporlosalrededoresdelparquehastaquellegamosaunclaroquedaaunaacera.Hay algunos carritos que venden perritos calientes y pretzels, peropasamosdelargoyaccedemosalparque.

Lossenderossonsinuososyestánrodeadosdevallasquebloqueanelpasoalosárbolesylosarbustos,queestánportodaspartes.Todoestanverde que casi parece que le hubieran aplicado un filtro. Mire adondemire, veoverde, verde, verde.Es superrelajante.Mientraspaseamosnosadelanta gente corriendo, enbicicleta y enpatines.ATyler no le parecemolestarqueyovayaapasodehormigaparapoderasimilar loquenosrodea, porque también camina a paso tranquilo a mi lado mientrasbalanceasuavementeelbateenlamano.

—Hayunapista,¿no?¿Unapistaparacorrer?Nolomiromientraslehabloporquenopuedoapartarlavistadelo

quemerodea.Esmuytranquiloyrelajante,nadaqueverconManhattanengeneral.Escomosifueseunaciudadtotalmentediferente.

—Sí,cercadelembalse—comentaTylercomounempollón,aunqueha reconocidoqueno conocebien el parque.Siguemirando el teléfonocadavariossegundoscuandocreequenoloveo,peromedoycuentadequesefijaenlapantallaantesdedecirme—:Esporaquí.

Pasamos por debajo de un puente, seguimos por unos senderos,cruzamos una carretera (queme toma por sorpresa, porque no tenía niidea de que se pudiese conducir por el parque) y seguimos caminandohaciaelnorteporel senderoqueTylerva indicando.Ni siquieraparece

quellevásemoscaminandoveinteminutoscuandoparamosparahacerunbreve descanso al lado de un estanque. Varias personas parecen habertenido la misma idea y se han detenido a observar el agua cerca denosotros.LomiramosunratohastaquedescubrimosquesellamaTurtlePond,elestanquedelastortugas.CuandolepreguntoaTylersisunombresedebeaquehaytortugasenél,seríeydice:

—Puesclaro.Nos ponemos en marcha otra vez y en cuestión de minutos los

árbolesdesaparecenparacrearunclaro.Yporsupuesto,setratadelGreatLawn: abierto y enorme, rodeado por una acera. Si entrecierro los ojosparamirarbienelprado,puedoverzonasmásclarasdetierradevarioscamposdebéisbol.

—Por allí hay uno libre —señala Tyler. Apenas puedo ver loscampos,ymenosdistinguirsiestánocupadosono.Seaclaralagargantayseponeacaminarotravez,alladodelavalla—.¿Recuerdasloquetienesquehacer?

—Darle a la pelota—respondo— y correr alrededor de las baseshastavolveryconseguirunhomerun.Anoserqueseasuncapulloqueseesfuerzaporcogerlapelotayeliminarme.

Tyler suelta una carcajada yme devuelve la pelota. Su piel por finrozalamía.Sóloesunafraccióndesegundo,peroessuficiente.

—Yateloadvertí,novoyadejarmeganar.—Peroquierohacerunhomerun.Nomecontestaalmomento.Ensulugar,miraaungrupodeturistas

queestántomandofotos.Pareceneuropeos,yéllosobservaunbuenratoantesdecambiarelbatedemano.

—¿Notegustanlasbases?—¿Quéquieresdecir?—Lasbases—dicesonriendo—.¿Noquierespararenellas?—No,sinoesobligatorio.Niegaconlacabezaysevuelveareírporlobajo.Conelrabillodel

ojo, veo que estámás cerca demí que hace unminuto.Hay unos ochocentímetros entre nuestros cuerpos como máximo. Se muerde el labioinferiormientrascaminamos.

—¿No crees que lo de las bases es demasiado lento? Primera,segunda,tercera…Dagustollegaraellas,peroesaburrido.Yosoymásdehomerun.

Y de repente, el tono ronco de su voz, el brillo de sus ojos y lamaneraenqueestáintentandonosonreírcobransentido.

Aminoro el paso hasta que él se gira para mirarme. Sus ojosardientes se clavan en los míos y casi estoy demasiado nerviosa parahacerlelapreguntaquetengoenlacabeza.Uncolorrosadomecubrelasmejillas,peromeobligoapreguntarleenvozbaja:

—¿Estáshablandodebéisbol?Una esquina de su boca dibuja una sonrisa, baja los ojos hacia el

sendero de hormigón, con la mandíbula rígida mientras hace todo loposible para que sus labios sigan siendo una línea firme. Pero de todasformas me doy cuenta de que sus ojos se arrugan en las comisuras.Cuandoabrelabocaparahablar,suvoztieneuntonotantodesinceridadcomodepicardía.

—Puesclaroqueno.

9

Ladeo la cabeza hacia el cielo. Es de un azul apagado, casi gris, ypasolavistaporlacopadelosárboles,porencimadelamasadehojas.Detrás, se encuentran los edificios de Manhattan. Es tan bonito… TanNuevaYork…

—¿Lista?Vuelvo amirar aTyler. Está justo frente amí, en elmontículo del

lanzador,conunasonrisatraviesaenloslabios,yvacambiandolapelotademano.Me coloco de lado y levanto el bate para prepararme.Quieroimpresionarlo.

—Vayaquesí.—No dejes demirarme—grita. Ésa es la partemás fácil. ¿Que lo

mire?Ja.Simisojosnoseposanenotracosa—.Loúnicoquetienesquehacer es batear. Ni demasiado pronto ni demasiado tarde.—Su tono esronco,apesardequeestácasichillando,yyointentocentrarmiatenciónenloqueestamoshaciendoenvezdeenloatractivaquemeparecesuvoz—.Tienesquebatearenelmomentoexacto.

Asientoconlacabezaymantengolapostura,entrecierro losojosyclavolavistaenlapelotaquesostieneTyler.«Porfavor,dale—medigoamímisma—.Porfavor,hazcomosiestuviesestranquila.»

Sonriendo, Tyler da una patada a la tierra antes de mirarmedirectamente con los ojos entrecerrados. Echa el brazo hacia atrás confirmezay,enunafraccióndesegundo,melanzalapelota.Éstaseacercasilbando por el aire y me entra pánico, bateo toda encogida, casi medislocoelhombro.Noledoynidecasualidadylapelotapasavolandoalladodemimejilla,obligándomeasaltarhacialaizquierda.

ElecodelarisadeTylerseextiendeporelcampomientrasyolanzounamiradaasesinahacialanada.Elbéisbolnoestanfácilcomopensaba.

—Venga,veabuscarla—grita.Resoplo,mecolocoelbatedebajodelbrazoycaminodeunhumor

deperrosporelcéspedpararecogerlapelota,queyasehadetenido.Elprimerbateonocuenta.Estavezseguroqueledaré.Meagachoyrecojolapelotaantesdevolvercorriendoalabase.LepasolapelotaconcuidadoaTyler,quesigueriéndose.

—Va —dice finalmente, aclarándose la garganta. Sonríe—. Hasbateadodemasiadopronto.Estaveznotengasmiedo.Concéntrate.

Mislabiosdibujanunalínearectayfirme,meconcentromuchoenlapelotayadoptolaposturaparabatearotravez.Elbatemerodeaenelairealaalturademihombroynodigonada,sóloespero.

Tylerasientecon lacabezayestiraelbrazohaciaatrásotravez, lomueve a toda velocidad hacia delante y lanza la pelota. Viene hacia míhaciendoespirales,peroestaveznotengomiedo,permanezcoquietahastaelmomentoadecuado.Contodalafuerzaquesoycapazdejuntar,bateo,yderepenteseoyeunestruendosochasquido.

Al principio no caigo en la cuenta de lo queha sucedidohasta queveo la pelota volar por encima del campo, por encima de la cabeza deTyler mientras él enarca la cejas, sorprendido. No veo dónde aterriza,peromedoycuentadequesigoenlabase.Ynodebería.Tendríaqueestarcorriendo.

CorroalaprimerabasejustocuandoTylersaledisparadoabuscarlapelota.Elcorazónmelateconfuerzaenelpechoycasiveoborroso,perosigoadelante,pasandolaprimerabaseencuestióndesegundos.Medirijoa la siguiente, pero veo a lo lejos que Tyler se está dando la vuelta yempiezaacorrerhaciaelcampo, talvez igualde rápidoqueyo. Intentoacelerar, casi me resbalo en la tierra mientras rodeo la segunda base.«Quierohacerunhomerun—pienso—.Quierocontodaelalmahacerunhomerun.»

—¡Niseteocurra!—gritomientraspongolavistaenlatercerabase,peroTylersesigueacercando.

Tienerazón.Novaadejarmeganar.Meempiezaaentrarelpánicoamedidaqueseacerca.Tengoquelograrlo,mipulsolateacelerado.

Perojustocuandoestoyapuntodetocarlatercerabase,elcuerpodeTyler se coloca delante delmío y choco con él antes de siquiera poderparar. Me agarra por la cintura y me arrastra con él hacia el suelo;aterrizamosyquedamosdespatarradosenlatierra.

Élseechaareíracarcajadasmientrasyointentorecuperarelaliento.Estamos igual de fatigados. La pelota ha caído a varios centímetros de

nosotros.—Qué injusto —farfullo, pero la verdad es que no me importa

demasiado.Micuerpotocaelsuyo,yenseguidameapartodeencimadeélyme

quedotumbadabocarriba.Apoyolacabezaenelsueloasuladomientraslosdosmiramosfijamentehaciaelcielogris.Cadavezestámásoscuro.

—Yoqueríahacerunhomerun.—Bienvenidaalmundodelbéisbol—diceTyler,perosigueriéndose.

Alfinalsecalmaysuspira,alavezquesesienta.Tienelosojosverdesenllamas—.¿Cuántotehabríagustadohacerunhomerun?

—Loquemás—digo,cruzándomedebrazosyvolviendolacabezaen otra dirección para no verlo. Sigo sin aliento—. Quería parecer larehostia.

—Levántate—meordenaTyler.Notoqueseestáponiendodepie,ysucuerpo,queescomounatorre,cubreelmíoconsusombra,apesardequenohacemuchosol—.Venga.

Suspirando, me doy un empujón para levantarme del suelo y melimpio la ropa. De pie, arqueo las cejas hacia Tyler y espero unaexplicación.Tieneunasonrisasuave.

—No he tocado la base ni a ti con la pelota —dice despacio, lasonrisa se le hacemás grande—.Así que todavía no estás eliminada.Elhomerunestodotuyo.—Debedenotarmiconfusión,porqueniegaconlacabeza—. ¿No entendiste nada de lo que te expliqué cuando veníamoshaciaaquí?¿Noescuchastelasreglas?

—¿Noestoyfuera?Ponelosojosenblancoynisiquierasemolestaencontestarme.En

cambio,mecogedelamano.Deberíaestaracostumbradaaesasensaciónaestasalturas,peronoesasí.Hemospasadotantotiemposinvernosqueahoraelmásmínimoroceesapabullante.Nopuedodescifrarlarazónporlacualnuestrasmanosparecenencajaralaperfección,muchomejorquecon lasdeDean.Esposiblequeseaporque lasmanosdeTyler sonmássuaves,mientrasquelasdeDeansoncallosasporeltrabajoquehaceeneltallerdesupadre.InclusopuedequeseaporquelasmanosdeDeansuelenestarfríasylasdeTyler,calientes.Nolosé.Perolasensaciónesdiferente.Mi cuerpo nunca reacciona con Dean igual que con Tyler, y no puedoaveriguarsiesosedebeaqueestoymásenamoradadeTylerquedeDeanoa laculpabilidad,quehacequesemeacelereelpulso.LodeTylerno

está bien por muchas razones. No está bien que no hayamos dejado dequerernos.NoestábienquecoqueteemosaespaldasdeDean.Noestábienporquesomoshermanastros.

Nuncaestarábien.Tylermeestá llevandode lamanoyyo lo sigo.Supiel es suavey

caliente.Dejamoslatercerabaseycruzamoslazonadelatierra,peroyono estoy concentrada. Todavía estoy pensando en nuestros dedosentrelazados, y en Dean, y en el tremendo lío en el que se estáconvirtiendo todo esto. Este verano va a ser un infierno, y dudomuchísimoquepuedasobrevivirhastaelfinaldelasseissemanasquemequedan aquí. Dean no se equivocaba al preocuparse. Estoy pasando lasvacacionesacasicincomilkilómetrosdeminovioconlapersonadelacualestoyenamorada.¿Existealgunadiferenciaentrequereraalguienyestarenamorada?PorquecreoqueesoesloqueseparaaTyleryaDean.

QuieroaDean,peroestoyenamoradadeTyler.Ypensarqueyocreíaquenuncanadapodíasermáscomplicadoque

laasignaturadebiología…Tras unos segundos, Tyler se detiene.Me suelta lamano y se gira

sobre sí mismo para mirarme a la cara. Sus ojos color esmeralda memiran fijamentemientras llevaunamanoamicadera,y señalamispiesconunmovimientodelacabeza.

Bajolavistahaciaelsueloysóloentoncesmedoycuentadedóndeestoy.Estoyenlahomeplate,desdedondeempecé.LedoyunaspataditasconmisConverseantesdemiraruninstanteaTyler.Arrugolascejas.

Hace una pausa para tragar saliva antes de darme un apretón en lacaderayecharsehaciaatrás.Envozbaja,yconunapequeñasonrisaenloslabios,dice:

—Hala,yahashechounhomerun,ereslarehostia.

Seguimos jugandohasta que empieza a llover.Al principio es sólollovizna,peropocoapocoelcielosevaoscureciendoylalluviasehacemásintensa,yprontoestádiluviandosobrelaciudad.Todoelmundohaabandonado loscamposdebéisbolaestasalturas,Tyleryyosomos losúnicoslocosquequedamos.CuandotengoelpeloempapadoylacamisetadeTylerselepegaalpechodelomojadaqueestá,decidimosdarnosporvencidos.

Inclusocorremos,ynosreímosmientras lohacemos.Noesporqueestemoshaciendoel ridículoniporquecorramoscomopatosmareados.Espor loengorrosay típicadenosotrosquees lasituación.Tylersevaquedando atrás y yo tengo que parar y esperarle porque no conozco elcaminodevuelta.Lalluvianodejademeterseenmisojosysemecaelapelotaunpardevecesmientrasnosdirigimoshacialasalidadelparque.InclusolasConversenuevasseestánponiendoblandengues.MepreocupaqueseborreloqueescribióTyler,perolatintanisecorre.

—¡No estoy acostumbrada a que llueva! —grito por encima delhombromientrassaltoalaacera,apartándomeelpelomojadodelacara.

Respiro hondo y observo la avenida. Estoy bastante segura de quetenemosqueirhacialaderecha.

Tylermealcanza,sinaliento,conelpeloapelmazado.Lecaengotasdelluviaporlafrente,peronisemolestaensecárselas.

—Parece que ya te has olvidado de Portland —dice, losuficientementealtoparaquelooigaporencimadelruidodelalluviaqueestáaporreandoelpavimento.

Pongo los ojos en blanco y le doy un empujón en el hombro. Sinembargo, tiene razón.Nunca sabré cómohe sido capazde aguantar quellueva lamayorpartedelaño.DespuésdehabervividoenSantaMónicadurantedosaños,ahoraestoyacostumbradaalconstantesolycalor.

—CreoquenuncaechéraícesenPortland—digo.Élmedirigehaciala derecha, como yo esperaba. Poco a poco me voy ubicando—. OdioPortland.Loúnicobuenoqueteníaeraelcafé.

—¿MejorqueenlaRefinery?—Porsupuesto.Tylernovuelveahablarhastaquehemoscruzadoporelmedioya

todavelocidadlaavenida,hacialacalle74.Losturistasestáncaladoshastaloshuesosyselosvealgocontrariados,peronoselopuedoreprochar.Continuamosabriéndonospasoentrelacorrientedegenteempapadaqueocupa las aceras, y Tyler por fin me mira, con gotas de lluvia en suspestañas.

—¿TodavíavasalaRefinery?—A todas horas.—Creo que nunca he tomado café en ningún otro

sitioenSantaMónica.Mepareceríaunatraición—.Eselmejorcafédelaciudad.

—¿Algunaveztecontamoscómodescubrimosesacafetería?

—¿Noseráporqueestáenelbulevarprincipal?—Ja.No.—Sesonríeunpoco,sepasalamanoquetienelibreporel

peloyseloechaparaatrás.Yahemosdejadodecorrer,apesardequelalluvia sigue igual de intensa, y él va balanceando el bate en lamano—.Cuandoestábamosenprimero,solíamossaltarnoslasclasesdedespuésdelacomidaydirigirnosalcentro,porquequeríamosquetodoelmundonosviera.Nopreguntesporqué.Eraunagilipollez.—Niegaconlacabezayseríeunpoco—.RachaelnecesitabairalbañoyjustopasábamosalladodelaRefinery,asíqueellaentrócorriendoylesrogóqueladejaranusarelservicio.Nolequeríandejarentrarsinoconsumía,asíquesecompróunmoca.—Subocaesbozaunasonrisasuave,comosisintieracariñoporel recuerdo del problema de Rachael con el baño—. Rachael saliócorriendodeallíynosdijoqueteníanuncaféimpresionante.Terminamosporquedarnoscincohoras,yentoncesempezamosaircasitodoslosdías.

Observolacalidezdesuexpresióneintentoimaginármelosa todosjuntos. Ahora es difícil pensarlo. Cuando se graduaron, todos semarcharon.TylersemudóaNuevaYork.JakeestáenOhio.Tiffanienelnorte,enSantaBárbara.MeghanenUtah.Todohacambiadoenunaño.

—¿Sigueshablandoconellos?LasonrisadeTylercambiarápidamente,casiparecetriste,ysacude

lacabezaconsuavidad.—SobretodoconDean.AvecesconRachael—dice—.Meghancasi

ha desaparecido de la faz de la tierra por culpa de ese tal Jared, y Jakesiguesiendounmamón.¿Sabíasqueahorasalecontreschicasalavez?

—Lo último que oí fue que eran dos —murmuro. Casi nuncasabemos nada de Jake, pero cuando decide enviarnos noticias,normalmente lohacea travésdeDean,ysueleserpara informarnosdelnúmerodechicasalasquehaconquistadoenOhio.Deannuncalecontesta—. Estaba claro que la relación a distancia entre él y Tiffani no iba afuncionar,peropenséqueporlomenosduraríaalgomásdetressemanas.

—Tiffani necesita a un tío a su lado, y Jake necesita a una chica alsuyo.Porsupuestoquenoibaafuncionar.

Aparto la vista de él durante un momento y miro el tráfico; loslimpiaparabrisasvana todapastilla.Tragosalivayaprieto lapelotaconfuerza.

—¿Algunavezhablasconella?—¿ConTiffani?

Noto que Tyler me clava la vista, pero me da demasiado miedomirarlo a los ojos.Me centro en la acera y enmis deportivasmientrascaminamos.Élinterpretamisilenciocomounaafirmación.

—Quépreguntatantonta.¿Acasohablastúconella?—No—contestoalmomento.Tylernodicenadamás.Sólosuspiralevementeybalanceaconmás

fuerzaelbate.Susojosentrecerradosseapartandemíydudoquevayaavolveramirarmepronto.Odiaquelamencione.Anadielegustahablardesu ex, y sobre todo si es Tiffani. Le hizo la vida imposible y cuandodescubrióloquehabíapasadoentreTyleryyo,noscrucificóalosdos.

—¿CuándovanavenirRachaelyMeghan?Enarco una ceja por el repentino cambio de tema, pero no me

importa;amítampocoesquemegustehablardeTiffani.—El dieciséis. Es cuandoMeghan vuelve de Europa con Jared, así

quesuviajedecumpleañosseretrasaráunpoco.—Entonces supongoque estarás con ellas envezde conmigoparte

deltiempo.Intentocaptarsumirada,peroél insisteenseguirconlosojosfijos

enlaacera.Aestasalturascreoqueaningunodelosdosnosimportalomojadosqueestamos.Caminamosdespacio.

—Oye—digo—.Sólovanaestar aquíunosdías.Yohabríavenidoconellassinoestuvieseyaaquí.

PorfinTylermemiradereojo.Tieneunasonrisaenloslabios.—GraciasaDiosquetelopedíprimero.CruzamoslaTerceraavenidaynosacercamosasuedificio.Elmero

hechodeverloypensarenlocalentitoquedebedeestarhacequeecheacorrer los últimos metros. Tyler me imita y los dos irrumpimos en eledificio; nuestros cuerpos chorrean, alrededor sólo hay silencio. Nosquedamosquietos durante unmomentopara intentar recuperarnos, hastaqueTylersueltaunacarcajada.

Yporfinsepasalamanoporlacarayselimpialasgotasdelluvia.—Pareceserquehoynoeraungrandíaparajugaralbéisbol.—Yquelodigas—murmuro,perosonrío.Noesperamosmásyarrastramoslospieshastaelascensor,dejando

unrastrodeaguaporelvestíbuloprincipal.Estamosunpocomareados,ymepreguntosiseráporlalluvia,peroenseguidamedoycuentadequenoes el tiempo lo que nos hace reír, los dos estamos demuybuenhumor.

Intento escurrir mi camiseta mientras camino detrás de Tyler por elduodécimopisohaciasuapartamento.

Snakenos recibe sentadoen laalfombracon laespaldaapoyadaenunodelossofás.Estáenviandounmensajeconelmóvil.Alprincipionisiquiera aparta la vista de su aparato, pero luego decide acusar nuestrapresencia.

Cuando lo hace, sus ojos se abren mucho mientras nos observaduranteunlargoratoantesdepreguntarnos:

—¿Qué cojones os ha pasado, tíos? ¿Os habéis tirado alHudson oqué?

—¿Te has dado cuenta de que está lloviendo? —pregunta Tylersonriendo,luegosedalavueltaysedirigeatravésdelacocinahaciaelbaño.Tiraelbatedebéisbolsobre laencimera.Unossegundosdespués,reaparececondostoallasenlasmanos—.Perolloviendoamares,¿eh?

—¿Desdecuándo?—preguntaSnakedistraído.Estira el cuelloparaechar una ojeada a los ventanales, antes demurmurar—:Mierda, tienesrazón.—VuelvelamiradahaciaTyler—.Estabademasiadoocupadoconlaschicasdel1201paradarmecuenta.

—¿Las qué? —Le hago un gesto, y él me lanza una mirada almomento.

—Lasvecinasdeallado—murmuraTylerantesdequeSnaketengatiempoderesponder.Semeacercaotravezymepasaunatoalla,queyoacepto con una sonrisa agradecida—. Unas universitarias. Son unaspesadas.—Agachándoseunpoco,sefrotaelpeloconlatoalla.

—¿Eh?—diceSnakeunsegundodespués—.Nopensabasquefueranpesadaselmespasadocuandotomabaschupitosdetequiladesuscuerpos.

—Porquemeretaron—interrumpeTyler,poniéndosederechocomounavela.Tieneelpelotodoalborotado,ysinoestuvieratanconcentradaen laspalabrasdeSnake talvez loencontraríahastamono—.Meretastetú,paraserexactos.

Snakesonríeconpicardíayesohaceque lanarizse levea torcida,comosiselahubieseroto.

—Ysinembargonotequejastecuandotuvistequehacerlo.Tyler se limita a negar con la cabeza; sin embargo, yo tengo la

esperanza de que diga algo. Que se defienda. Incluso, con suerte, queaclarequeSnakeestádecoña.¿Quiénessonestaschicasquevivenenelapartamento 1201? ¿Universitarias? Seguro que son guapísimas. E

inteligentes.Seguroquepasanmuchotiempoconellos.—VoyallamaraDean—digodepronto.Nisiquieraestoyseguradeporquésemepasapor lacabeza,pero

despuésdedecirlomedoycuentadequenecesitohablarconélcontodasmisganas.Selodebo,ycasipuedooírmiteléfonollamándomeagritosdesdelahabitacióndeTyler.Asíquemedoylavueltaconlatoallaenlasmanosyvoyhaciasuhabitación.Omihabitación.¿Quémásda?

CuandocierrolapuertaveoqueTylermeestámirandoconelceñofruncido y casi siento la tentación de sonreírle demanera comprensiva,peroentoncesrecuerdoloschupitos.Desvíolamiradaycierrolapuertacon un clic, sin poner ninguna expresión. Pero esa cara no me duramucho, porque enseguidame pongo amordisquearme el labio inferiormientrasalcanzomiteléfonoymarcoelnúmerodeDean.

El sonido de la monótona señal de llamada me pone enferma. Sipudiera,evitaría todocontactoconéldurantelaspróximasseissemanas.Mesymedioparaordenarmispensamientos,paradecidirsiquieroseguirconélono.Ahoramismo,estoydemasiadoocupadaintentandoaveriguarloquesientoporTyler.PreferiríaresolvereltemadeDeandespués,peroparece que tengo que averiguarlo todo ahora, al mismo tiempo. Estoyhaciendomalabaresconlosdose intentandonohacerledañoaninguno,peromeestácostando.Nosemeocurreningunamaneraderesolverlo.

—Vaya, si sigues viva—farfulla la voz de Dean en mi oído. Esesaludotanbruscomecentraenlallamada.Eltonodedespreciohacequemearrepientadehaberlollamado.

—Perdona—digo.Quierosuspirar,perotantoporsubiencomoporelmíologroreprimirme—.Heestadomuyliadayluegoelteléfonosemequedósinbatería,y…

—Y¿qué?¿EnNuevaYorknoexisten los teléfonos fijos? ¿Nohaycabinas?

Me aparto el móvil de la oreja y le hago una mueca.Maldita sea.Parte demí tiene ganas de colgar en esemismo instante por su actitudresentida,perolaotraparteparecetenerelsentidocomúnsuficienteparasaber que eso sólo empeorará las cosas. Así que vuelvo a ponerme elteléfonoenlaoreja.

—Nollevoaquíniveinticuatrohoras.Relájate.Noescomosinotehubiesellamadoenunasemana.Estoyaquí.Estoysanaysalva.—AprietolosdientesymeacomodoenunaesquinadelacamadeTyler.Elcolchón

esmuyblandito,peronoestoynadacómoda—.Ylaciudadesunapasada,graciasporpreguntar.

Dean no contesta, sino que permanece en silencio.Lo único que seoye a través del hilo telefónico es el sonido de su respiración. Lenta yprofunda.

—Lo siento —balbucea después de un rato—. Es que estamos enzonascompletamenteopuestasynopuedovertecadadía.Necesitohablarcontigo.Medebesesoporlomenos.

—Ya.—Echo una ojeada a la habitación de Tyler; nerviosa, buscoalgoenloquecentrarme,peroacaboporquedarmemirandolatoallaquetengoenelregazo.Nomehabíadadocuentadequetodavíateníalapelotaen lamano. La aprieto con fuerza. Está fría y algomojada—. Intentaréllamartemás.

—Más te vale—diceDean con rapidez, pero su tono ahora esmássuave—.¿Quieresquemevuelvaloco?

—Intentanopensarenmí—bromeo.Cuandolaspalabrassalendemiboca,medoycuentadequenoestoydebroma.NoquieroqueDeanpienseen mí. Estoy demasiado ocupada con Tyler para prestarle la mismaatenciónaél—.Enserio,nopiensesenmí.

—Noestanfácil.Apartoelteléfonoparaqueélnosedécuentaysuspiro.Entoncestiro

lapelotaalsuelo,merecuestoenlacamaymecolocolatoallaencimadelacabeza.

—¿Enseriosiguesenfadadoconmigoporhabervenido?—Nunca he estado enfadado, Eden—dice Dean en un tono suave,

comoparatranquilizarme.Sinembargo,lopreferiría.Defondoseoyeelrunrún de los motores y el leve eco de una radio. Debe de estar en eltrabajo—. Sólo me da pena que quisieras pasar tu último veranoconmigo…sinmí.Apenasnosvamosaverdespuésdelotoño,ylosabes,ysinembargohaselegidoiraNuevaYork.

—EsNuevaYork, Dean—digo en voz baja, apretando los ojos—.NuevaYork.

YTyler.Tyler,Tyler,Tyler.Unayotravez.—Perdona,tienesrazón.EsNuevaYork—repiteDean.Sutonoseva

volviendo amargo otra vez, su voz esmás profunda—. Perdona por nopoder competir con Times Square o Central Park. Perdona porque encomparaciónconesoyoparezcaunamierda.

—Noesloquequeríadecir…—Tengo que volver al trabajo. —Normalmente Dean habla con

muchasuavidad,peroahoramismosuvozesáspera—.DisfrutadeNuevaYork,dadoqueesmuchomejorqueyo.

Cuelgaantesdedarmelaoportunidaddecontestar.Melevantoymequedomirandoelteléfonoboquiabiertaduranteun

minuto. Anonadada porque Dean me acaba de colgar de esa manera.Cabreadaconél,rechinolosdientesymelevantodelacama,yenrollolatoallaalrededordemipelo,quetodavíaestáhúmedo.Loúnicoquequierohacer es pasar algo de tiempo con Tyler, lejos deDean y su actitud demierda,asíqueabroconfuerzalapuertayentroenelsalón.

Snakesigueconelmóvil,sóloqueahoraestádepieyseapoyaenlaencimera.Memirapordebajode laspestañassin levantar lacabeza.Meobservademaneraalgoextraña,comosisequisierareírdelatoallaquetengoalrededordelacabeza.

—¿DóndeestáTyler?—Has llegado unminuto ymedio tarde—dice Snake—. Acaba de

irse.Teníaquesalir.—¿Porqué?—Emilynecesitaquelaayudeconalgo.Lepidióunfavor.Seencogedehombros.—¿Emily?—pregunto.Algo dentro demí se remueve, como simi

estómagocayeseenpicado.«¿Emily?»Tragosaliva—.¿Quiénesésa?AhoraSnakesílevantalavista.—¿Nuncatehahabladodeella?

10

Duranteexactamentecuarentaminutos,nomepuedoestarquieta.Memordisqueoellabio,memuerdolascutículas,caminoarribayabajoporel salón. De vez en cuando creo que voy a vomitar, pero aguanto larespiración y me esfuerzo hasta que desaparecen las ganas. Estoy muynerviosa.Ymuyenfadada.Tengomuchísimomiedo.¿QuiénesEmily?,y¿cómoesquenohabíaescuchadosunombrehastaahora?

—¿Quétepasa?—gritaSnakeporencimadelhombrodesdeelsalón,estirandoelcuelloparamirarmedesdeelotroladodelahabitación.Llevapor lo menos media hora viendo un documental sobre un accidente deavión,yhastaquitaelvolumenunsegundoparacentrarsuatenciónenmí.

—Nomepasanada—miento.Depieenlacocina,mesujetoalaencimeraconmásfuerzaeintento

mirarloalosojos,peromepreocupaquenotemipánico,asíqueintentosonreír.

—Essimpática—mediceSnakeenunesfuerzopor tranquilizarme.Peronomeayudanada.Dehecho,mehacesentirpeor—.Esinglesa.

—¿Inglesa? —repito. «Genial», pienso. Con un acento precioso.Diferente.Nopuedocompetirconunachicainglesa.Nidecoña.

—Sí,deLondres.—Snakeseríe,segirahaciaeltelevisoryvuelveaponerelvolumen—.SiemprequelaescuchohablarmedanganasdeverHarryPotter.

Debedepensarquesoyrara.Seguroquesepreguntaporquéestoytanintranquila.¿Quémásdarásimihermanastroestáconunachica?¿Quéme importa si son más que amigos? Ahí está la movida. No sería unproblemasiélnofueranadamásquemihermanastro.Nomemolestaríasinoestuvieraenamoradadeél.

Perolaverdadesquenoséquiénesesachica.NoséporquéTylernuncalahamencionado.¿Ysiestánsaliendo?¿Quépasasitodoloquemedijoanocheeramentira?

Otra vez siento náuseas, e intento no pensar en ello hasta que miestómagosecalmeotravez.Estoyapuntodevolvermehaciaelarmariopara coger un vaso cuando oigo que se abre la puerta del apartamento.Miro de inmediato hacia allí, y veo que entra Tyler arrastrando unamaleta.Unamaletacolorrosafuerte.Haceunapausayabrelapuertaaúnmás.

Detrásdeél,hayunachica.Casidoyunpuñetazoenlaencimeraalverla.Esmás alta que yo, peromenos queTyler, y su piel esmorena.El

pelo, lacio (y mojado), le llega hasta justo debajo del pecho y se vaaclarando a medida que llega a las puntas. Entrelaza los dedos conansiedadmientras susojos recorren lahabitación.Son inteligentes,peroestánmuyhinchados.Yesguapa.Muyguapa.Tieneunabellezasencillaynatural.

Snakenobajaelvolumendelatelevisión;laapagadeltodo.Mueveelcuerpoyestiralosbrazosporencimadelrespaldodelsofá,sumiradallenadecuriosidad.

—Tyler—dice—.¿Puedopreguntarteporquéseestáconvirtiendoenalgo cotidiano traer a chicas con equipaje? —Me lanza una miradaincisiva.

—Hola,Snake—murmuralachicaconunasonrisamelancólica.Suvoz suena triste. ¿Y su acento? Su acento es británico. No me cabe lamenordudadequeestoyaunosmetrosdeEmily.

Loúnicoquepasapormicabezaes«¿Quénariceshaceaquí?».—Hola—saludaélalmomento—.¿Quéhay?Tylercierra lapuertacon la rodillaysedirigealcentrode lasala,

peroEmilysequedaalladodelaentrada.ÉlseaclaralagargantaymiraaSnakealosojos.Amítodavíanomehamirado.

—Emilysevaaquedaraquíunosdías—informa.¿Sevaaquedaraquí?¿Cómoquesevaaquedaraquí?Medanganas

de gritar como una loca, pero estoy paralizada, tengo la gargantademasiado seca, ni siquiera podría intentar emitir ningún sonido. Clavolasuñasenlaencimera.

—Noquieropreguntas—añadeTyler, lanzándoleunamirada firmedeadvertenciaaSnakeantesdequeéstepuedaabrirlaboca.

—En serio —dice Emily, corriendo al lado de Tyler—, si esdemasiadamolestia…

—No,notepreocupes.—Suvozesfirme.—¿Seguro?QuieroqueEmilydejedehablar.Quieroqueeseacentodesaparezca.

Quiero que se vaya. Pero sé que no va a suceder nada de eso, así queintentocontrolarmirespiración,queesirregular.

—Seguro—dice—.Esqueestamos,ehhh,unpocoescasosdecamas.¿Snake?

—Claro, por supuesto que puede dormir conmigo—afirma Snakeconunasonrisapícaraen los labios.Laexpresióndesapareceal instantecuandoTyler lomiracon losojosentrecerrados—.Vale,vale—bufa—.Memudaréalsofácomotú.Sepuedequedarenmihabitación.

—¿Ves?—diceTyler.MiraaEmilyconunasonrisatranquilizadorajustoantesdelevantar

la cabeza para mirarme. Es como si no se hubiera dado cuenta de queestabaahí,porqueabremucholosojosyluegohaceungestoparaquemeacerque.Nomuevoniunmúsculo.

—Emily—dice,moviendolacabeza—,éstaesmihermanastra,Eden.Muy despacio, una sonrisa cálida se le dibuja en los labios. Está a

puntodecontestar,apuntodepreguntarmequétalodecirmeloestupendoqueesconocermeosencillamentesaludarme,peronolopuedoaguantar.No puedo soportar estar en lamisma habitación que ella y no tolero laideadequesalgaconTyler.

Asíqueantesdequepuedadecirnada,cruzolasalahechaunafuriaypasoporelladodeEmilyydeTylerlomásrápidoposiblesinmirarlosalos ojos. Siento que estoy a punto de echarme a llorar en cualquiermomento,asíqueencuantoentroenlahabitaciónycierrolapuerta,dejoescaparunsuspirodealivioalhabermealejadodeellos.

Elcorazónmelatetanfuertequehastaretumbaenmisoídos,ysóloentoncesmedoycuentadelorápidoqueestoyrespirando.Noséporquéestoytannerviosa.Primeropiensoquesóloesrabia.EstoyenfadadaconTyler por no haber mencionado que está saliendo con otra chica, porhaberme dicho todas esas cosas anoche y por darme falsas esperanzas.Peroporalgunarazón,medoycuentadequenomesientofuriosa.Sólodecepcionadaeincapazdesoportarlo.Yentonces,pocoapoco,caigoencuenta de que no estoy enfadada en absoluto. Estoy celosa. Estoyincreíblementecelosa.

La puerta se abre con fuerza, dando por terminados mis quince

minutosdeintimidad,yTylerentraenlahabitaciónfarfullando.—¿Quécojonestepasa?Hastamirarlomeduele,asíquemientrasélcierralapuerta,yocruzo

losbrazosyledoylaespalda.—¿Pretendespresentarmeatunoviadespuésdedecirmeanocheque

no habías dejado de quererme?—le suelto con rabia, balbuceando condesdén.¿Porquétienequequedarseestachicaaquí?¿Porquésetienequeiralamierdamiveranotanpronto?

—¿Novia?—repiteTyler—.¿Creesqueesminovia?Le echo un vistazo por encima del hombro. Creo que mi corazón

hastasehaparadoduranteunmomento.—¿Noloes?—Por Dios, Eden, no.—Sacude la cabeza, resopla por la nariz al

reírse,loquemetranquiliza.Inclusoponelosojosenblanco—.Emilynoesmásqueunaamiga.Hicimoslagirajuntos.

El alivio me inunda el cuerpo, pero intento no parecer demasiadoentusiasmada.Memantengoserena,mirandofijamenteaTyler.

—¿Porquénuncamehashabladodeella?—Pueslaverdadesquenolosé—murmura.Rozándomealpasar,se

sientaenlacamayentrelazalasmanosentresusrodillas—.Nuncatehehabladodeningunadelaspersonasconlasquehehecholasgiras.Bueno,sí.Sóloquenuncatehedichosusnombres.

Puedoverensusojosquemeestádiciendolaverdad,asíquesuspiroy me siento a su lado. Me aseguro de dejar algunos centímetros entrenosotros.

—¿Porquésevaaquedaraquí?—Porqueno tienedóndedormir—explica—.Andaconproblemas.

Esinglesa.—Lohenotado—murmuro,algoirritada.No quiero parecer arisca, pero no puedo evitarlo. Echándole un

vistazo de reojo a Tyler, rápidamente repaso sus palabras. No estánsaliendo.Sólosonamigos.Fuerondegirajuntos…RecorrieronlaCostaEsteparadarcharlas…sobreelabusoycompartirsushistorias.MellevoundedoaloslabiosyclavolavistaenTylerhastaqueélmemira.

—Hasdichoqueparticipóenlagira,¿significaesoque…?Puedovercomotragasalivacuandobajalamiradahaciaelsuelo.—Sí.No a nivel físico—dice tras unmomento en silencio.Suvoz

suenacasifrágil—.Maltratopsicológico.Esmuysensible,asíquepiensabienloqueledicesantesdehablar.

Gruñoymellevolasmanosalacara.Medoblohaciadelanteymetola cabeza entre las rodillas, deseando no haber sacado conclusionesprecipitadasynohabersalidodelsalónechandochispasdeesaformatandramática.

—Debedepensarquesoyunacabronayunagrosera.—Notevoyadecirqueno.Al momento me enderezo y le doy un empujón en el hombro,

poniendo los ojos en blanco.Ya no estoy revuelta.Me siento relajada ycontenta.

—Penséqueestabassaliendoconella.¿Teparecepoco?—¿Tecabreópensarqueyoestuvieraconotrapersona?¿Hizoquete

hirvieralasangre?Está sonriendo cuando se pone de pie, orgulloso de sí mismo y

mirándome con intensidad. Me coge de las manos con suavidad y meayudaalevantarme.Nomelassueltacuandoyaestoydepie,sólomuevelas suyas hacia mis hombros, enlaza sus brazos detrás de mi nuca confirmezayaprietamicuerpocontraelsuyo.

—¿Estásasídecolgadapormí,EdenMunro?Yolorodeoconmisbrazos,justoporencimadelacintura.—Yatemolaría—meburlo,peroestoymintiendo.Consuertenose

darácuenta.Levantolacabezaunpocoparamirarloycasimedoyungolpeenla

frenteconsubarbilla;memirasonriendo,hastatienelosojosbrillantes.—NotienesquepreocuparteporEmily—dice.Muevelacabezahacia

delanteyalprincipiopiensoquequizáestéintentandobesarme,peronolohace.Meabrazafuerte,sucaramerodeajustoporencimademihombroizquierdo—porque,cariño,soy todo tuyo—susurramuydespacio,ysualientocálidorozamimejilla.

11

Llueve hasta el sábado.Molesta y sin tregua, la lluvia casi no nosabandonadurantetresdíasconsecutivos.Avecesparaduranteunahoraounpocomás,yjustocuandopensamosquevaasalirelsol,comienzaotravez.Vaalternandoentreunaligeralloviznayfuerteschaparrones.

Asíquenospasamos tresdíasviendo laspelículasdeHarry Potter.Cadapelículadosveces,ysonocho.IdeadeSnake,porsupuesto,ytodoporqueEmilyy su acentobritánicodecidieron cruzar la puerta.Al finallogréarmarmedevalorparapedirledisculpasporhabersidotangrosera,asíqueyanohaytensiónentrenosotras.Esbastanteguaymatareltiempoen el apartamento, los cuatro envueltos enmantas, rodeados de cajas depizzaybotellasdecerveza.TambiénideadeSnake.Ningunodenosotrostieneenergíaparasugerirnadaylaverdadesquetodosestamoscontentosconelestilodevidaqueestamosllevando.Lasegundanochesenosacabalacerveza,yeltercerdíaempezamosapedircomidachinaparavariar.ATylernoleentusiasmaelmenúyaestasalturasyomeestoyempezandoasentir culpable por comer tanta porquería, así que dejamos la comidachinaaSnakeyaEmily.Eltercerdía,cuandoescasimedianocheyvamosporelsegundopasedelaoctavapelícula,yoyacasinopuedomantenerlosojosabiertos.

Esanocheacabodurmiéndomeenelsofá,conlacabezaapoyadaenel hombro de Tyler, envueltos en una enorme manta. Con los ojosentrecerrados, intento centrarme en Snake y en Emily en la oscuridad,iluminadossóloporelresplandordelatele.Estánenelsofádeenfrente,dormidoscomotroncos.Snaketienelabocaabiertaylacabezareclinadaen el sofá, y Emily está tumbada encima de su cuerpo, con la caraenterrada en su pecho. Si prestomucha atención, puedo oír que uno deellosroncasuavemente.

—¿Siguesdespierta?—mesusurraTyler;suvozesrasposa.—Sí—murmuro.Noobstante,tengolosojoscerradosynosarropo

conlamanta,apesardequeyaestamoscalentitos.Llevamoshorasenlamismapostura.

—Puedes irtea lacamasiquieres—medice.Hablabajito—.No tetienesquequedaraquí.

Mediodormida,logrosonreírenlaoscuridad.Giromicuerpohaciaelsuyo,posounamanoensupechoyentierromicabezaensuhombro.Contrasucamisetasusurro:

—Quieroquedarmeaquí.MeduermonotandocomoelpechodeTylersubeybajadebajodemí

ysualientosuavecalientamimejilla.Mequedodormidamientraséljuegaconmipeloyapoyalabarbillaenmifrente.Meduermoenlosbrazosdela persona de la que estoy enamorada, con el sonido de la lluviatamborileandosuavementeen lasventanas.Al final,esanochemequedodormidaconunasonrisaenmislabios.

Despierto temprano la mañana del sábado. Me despierto condemasiado calor, con sedy, parami sorpresa, tengoque entrecerrar losojos debido a los chorros de luz que entran por la ventana. Tardo unmomentoendarmecuentadequeporfinhacealgodesol,ymellevaaúnmás tiempo descubrir que el apartamento está en completo silencio porprimeravezenvariosdías.Porquenollueve.Noseescuchaelrepiqueteonieltamborileodelasgotasdelluviaenlasventanas.

Me froto los ojos, bostezo y aparto la manta, que está a punto deasfixiarme. El calor es casi insoportable, y tiro la manta lo más lejosposible.AterrizaalladodelsofádeSnakeyEmily,peroestándemasiadodormidoscomoparadarsecuenta.Lateleestáapagadaytodavíahueleacomidachina.Concuidado,levantolacabeza,tengoelcuelloagarrotado,y echo un vistazo hacia mi izquierda con la esperanza de ver a Tylerprofundamente dormido, porque las pocas veces que lo he vistodurmiendo,estabaadorable.Peronoestá.Noestámi lado.Loúnicoqueveoeselhuecoquehadejadomicuerpoenelcuerodelsofá.

De repente estoy totalmente despierta. Me levanto de un salto yrecorroelapartamentoconlamirada.Alfinalmisojossefijanenelrelojdelapareddelacocina,alladodelanevera.Soncasilasocho.

MepreguntosiTylersehabrá idoasuhabitacióndurante lanoche,talvezestabaincómodoenelsofáyqueríadormirenuncolchónblandito,

pero justo cuando pienso en echar un vistazo a su cuarto, se escucha elcrujidodelapuertadelbaño,queseabre.

Tylerentraenlacocina,connadamásqueunatoallaalrededordesuscaderas.Mientrasseestápasandounamanoporelpelomojadosepercatade que tengo la vista clavada en él. Se queda paralizado al instante y lecruzalacaraundestellodepánico,quedesapareceenseguida.

—No sabía que estuvieras despierta —dice. Nervioso, sus ojos semuevende aquí para allá, pero no los fija enmí, y se da la vuelta paraabrirlanevera.

—Yotampocosabíaquetútehabíaslevantado—murmuro.Peronomeconcentroenmispalabras.Tengotodamiatenciónpuesta

enelcuerpodeTyler,querevuelvedentrodelaneveraparabuscaralgo.Notolagargantasecamientraslorecorromuydespacioconlamirada.

Esevidentequehaidoalgimnasio,porquenosepareceennadaaloquerecuerdo.Estámuchomásdefinido.Susbrazossonvoluminososperonodemasiado,ysusabdominalessondurosymarcados.Inclusodudosiantes tenía esas líneas en el bajo vientre. Sobresalen un montón, estánsupermarcadas,loquehacequemisojossedirijandirectamentealbordede la toalla.De repenteme siento culpable, trago saliva y hago todo loposible por apartar la vista, perome cuestamucho.A estas alturas creoquemismejillasestánrojasdeltodo.

—Menosmalquehadejadodellover—farfullo.—Sí—diceTyler.Cierra la puerta de la nevera, tiene un batido de

proteínasen lamano—.Si tengoquevolveraver todas laspelículasdeHarry Potter creo que me volveré loco. Hoy por fin podremos salir.ApenashasvistolamitaddeManhattan.

—Vamos a donde quieras —digo—. Pero necesito salir. Inclusopuedequevayaacorrer.AlomejorcercadelembalsedeCentralPark.

Tylerpareceindeciso,ynopuedodescifrarporquémeestámirandoasí,peroentoncessemasajealanucayseencogedehombros.

—Tumadremedijoquememataríasitedejabasueltaporlaciudadsola.

—Tengo dieciocho años,Tyler—le recuerdo con un suspiro. Perono me sorprende. Mamá siempre ha sido demasiado protectora, ahorainclusomásqueantes—.Estáaunpardemanzanasnadamás.Notieneporquéenterarse.

Seríeyponelosojosenblanco.

—Vale,perovuelveantesdelahoradecomer.De broma,me empuja el hombro con su cuerpo desnudomientras

pasapormilado,yyomeestremezco.Cualquierdíadeéstos,novoyasercapazdecontrolarmeylobesaré.

Latentaciónaumentacuandolosdosacabamosensuhabitación:yoparacogerropaparasaliracorrer,yélparavestirse.Agarromiscosaslomásrápidoquepuedo,salgodelahabitaciónatrompiconesantesdetenermás pensamientos obscenos y corro hacia el cuarto de baño. En cincominutosestoy lista, llenounabotelladeaguadelgrifoymevoy,nosinantesprometerleaTylerquevolveré.

Esmuyagradablepoderponer lospiesenelexterior, sentirelairefrescoen la cara envezdel calor sofocantedel salónalquenoshemosacostumbradoestosdías.Laciudadpareceatope,hastaloslímites,másdelonormal,ylasacerasestántanrepletasquenopuedocaminarnimediometro sin que alguienme roce ome empuje. Es genial volver a oír elruidode la ciudad, y empiezo a correr incluso antesdehaber llegado aCentral Park, abriéndome paso a toda velocidad entre la corriente depersonas.Consigounmapaenunatiendaalaentradadelparque,alladoopuestode lacalle76,asíquenomecuesta trabajoencontrarelcaminohaciaelcircuitoparacorreralrededordelembalse.

Cuando llego allí haymucha gente, unos corren despacio, algunosmásrápidoyotrostrotanycaminanrápido.Yomemetoenlapistaymepongoenmarcha.Sólopretendocompletarunavueltaentera,peroestanrelajante yme encuentro tan bien que termino por dar dos, o sea, sietekilómetros.EslaprimeravezquecorrodesdequeestoyenNuevaYorkyahora no me cabe duda de que Central Park es uno de los sitios másbonitos para hacer deporte. Es una pasada correr rodeada por lavegetaciónyelagua,algonuevoyalucinante,envezdelmuelledeSantaMónica, que veo cada mañana. Me estoy aburriendo de la playa. Encambio,megustaverlosárboles.

Enmenosdeunahora,yaregresohaciaelapartamento,sanaysalva.Elcaloresunachapa,puestoqueestoysudandoporelejercicio,ycuandollegomemueropordarmeunaduchafría.Noobstante,esonoimpidequeuse las escaleras para darle el remate final al entrenamiento. SubocorriendolosdocepisosyestoysinalientocuandollamoalapuertadelapartamentodeTyler.

Para mi desgracia, me abre Emily. Sus ojos recorren mi cuerpo

jadeante.—¿Estásbien?—Sí—respondo.Puedeparecerquemeestoymuriendo,perono.Acabodedarmeuna

buenapalizaymeencantaesasensacióndesatisfacción,aunquemeduelaelpechoalrespirarysemeagarrotenlaspiernas.

—Nosvamosdentrodeunahora—mediceEmilycuandopasoporsu lado al entrar en el apartamento, con las manos en las caderas pararecuperarelcontroldelarespiración.Lamirodereojomientrascierralapuerta—.VamosacaminarhastaUnionSquareydevuelta,asíqueesperoquenoestésmuyagotada.

—¿Aquédistanciaestáeso?Seencogedehombrosyvahaciaelinteriordelsalón.—Unoscincokilómetrosalomejor,peronotengoniidea.—Está a más de cincuenta manzanas—dice Tyler detrás de mí, y

cuandomevuelvovienehacianosotrasarreglándoselacamisadefranela,enrollándoselasmangasjustohastadebajodeloscodos—.RecorreremoslaQuintaavenida.

Cuandomencionólodesalir,nosabíaquenuestrosplanesincluiríana Emily y, seguramente, también a Snake. Creía que pasaríamos el díajuntos,losdossolos,otravez,peronoparecequevayaaserelcaso.Alomejornoestanmaloquevayamosloscuatro,asíquesonríoydigo:

—Suenaguay.Mevoyadarunaducha.

A lasdiezypico, loscuatroestamosvestidosy listospara irnos.ASnake no le entusiasma la caminata de cinco kilómetros, pero viene.Recorremos cuatromanzanas endirecciónoestehasta laQuinta avenidaconelsoldándonosdelleno.Creoqueeseldíamáscalurosodesdequeestoy aquí. Aunque tampoco es que haya paseado mucho por la QuintaavenidaconTyler.Es fascinante caminarpor estas calles,peroni semepasaríaporlacabezaentrarenlastiendas.Lospreciossonunapasada.Merecuerda al SantaMónica Place, sólo que diez vecesmás grande ymáslujoso,contiendascomoGucci,Cartier,Rolex,Versace,LouisVuittonyPradatodasenlamismacalle.Esevidenteporquéesunodeloslugaresmáscarosdelmundoparacomprar.

Pero no todas las tiendas son ostentosas. Pasamos junto a la

BibliotecaPúblicadeNuevaYorkylaexposición«SaturdayNightLive»,y entonces, por fin, aparece elEmpireState, queno lohabíavistohastaahora.Esenorme,selevantacomounatorreporencimadelosedificiosdesualrededoryespreciosoinclusodesdefuera.Tyler,SnakeyEmilynose quejan cuandome quedo admirando este emblemático icono duranteunosminutosyhaciendofotosjuntoalosdemásturistas,peroalfinalmealejandeallíatodaprisa.LlegamosaMadisonSquareParkycruzamos,pasando por el lado del Flatiron. La estructura es impresionante, es tanraroytanincreíbley,también,tanicónicoquevuelvoadetenerme.SéqueTyler,SnakeyEmilyyahabránvistotodoestomilveces,peroparamíesunaevidenciadequeestoyaquí,enNuevaYork.Hagoalgunasfotosantesdevolver aponermeenmarcha.SeguimosbajandoporBroadwayhastaque,porfin,unahoraymediadespuésdedejarelapartamento,llegamosaUnionSquare.

Esunparqueprecioso,llenodelugareñosyturistas.Hayunmercadodeagricultoresquevendenproductosorgánicos frescosyhayunpardeartistascallejeros,perosobretodotransmiteunasensacióndepaz,comouna bocanada de aire fresco comparado con la locura del resto de laciudad. Logramos encontrar un banco libre en uno de los senderos einmediatamentenosdejamoscaersobreél.Meduelenlaspiernas.Cuandoregresemos al apartamento, ya habré recorrido más de dieciséiskilómetrosentreelpaseoylacarrera.Laspiernasmearden.

—Hay un Starbucks en la esquina —dice Tyler—. Volvemosenseguida.¿Caféconleche,Eden?

—Conhielo—murmuro,apretándomelapalmadelamanocontralafrente,muertadecalor.Melimpiounagotadesudordelaceja.

—Ningúnproblema—diceTyler.MiraaEmily—.¿Frappuccino denatayfresasconunchorritodevainilla?

—Sabes que sí —dice ella, sonriendo. Cuando los chicos se van,Emilysesientaami lado.MeirritaqueTyler recuerde loqueellasuelebeber—.¡Québuendíahace!

—Sí, fantástico—respondo. Subo las piernas al banco, las cruzo ymeechohaciaatrásapesardelocalientequeestálamadera—.HacemáscalorqueenSantaMónica,esoseguro.

—¿Enserio?—Sí,allínosllegalabrisadelocéano.No lamiromientras hablo,más que nada porqueme centro en los

peatonesquepasananuestrolado.Creoquelosparquescomoéstesonlosmejoressitiosparaobservara lagente.Ladiversidades totaly,unavezmás, me pregunto qué hacen, por qué están aquí y con quién. Soydemasiadocuriosaparamipropiobien.

—Siempre he querido conocerCalifornia—me dice Emily con unsuspiro—.Tylerdicequetengoqueiravisitarlo.

Ahoramimiradaporfinsedirigehaciaella.—¿Tylertehadichoeso?—¿Ledijoquelovisitara?¿Porquérazón

leibaadecireso?—Sí,medijoquemeencantaría—dice,conentusiasmoenlavoz—.

Nuncahe salido de laCostaEste, pero ya es demasiado tarde para ir aloeste.Londresmeestállamando.

Aprieto los labios. ¿SiLondres la está esperando, porqué sigue enNuevaYork?¿PorquéestáviviendoenelapartamentodeTyler?

—¿CreesquevolverásaEstadosUnidos?—Eso espero —reconoce sonriendo—. Un año no es suficiente.

Estoyalertaporsisurgenotrasoportunidadesquemepermitanregresar.Puedequesolicitetrabajoenuncampamentodeverano.

—Suenagenial.Desvío lamiradaotra vez y observo el parque, con la vista enuna

ardilla que corre como un rayo entre los árboles no muy lejos denosotras.

—Tylerdicequedeberíamudarmeaquídeformapermanente.Aprieto los dientes. Creo que si vuelve a mencionar el nombre de

Tylerunavezmás,morirédecombustiónespontánea.¿Porquéledicequesevengaaviviraquí?

—¿Ytúquieres?¿ElReinoUnidonomola?—Supongo—diceencogiéndosedehombros—.Essóloqueaquíhay

muchasmásopciones,yvosotrostenéisotroespíritu.Casiparecetristecuandohabla,comosilaideadetenerquevolvera

casanolahicieramuyfeliz.Igualsuvidaaquíesmejor.Puedequeallínoestétanbien,ycuantomásvueltasledoy,meconvenzomásymásquelarazóndebede serésa.Hasufridoabusos,y talvezestaraquí lepermitaescapardeloquesucedióenelpasadodelamismamaneraqueaTyler.

—Echaríamuchodemenosatodoelmundosinoregresonuncamás.La ardilla desaparece y no tengomás opción que volver amirar a

Emily.Decidoiraportodas.Decidosoltarlosinmás.

—¿EcharíasdemenosaTyler?—Porsupuesto—respondealinstanteconunacarcajadabreve—.Es

untíoestupendo.Fuimosdegirajuntosymeayudómucho.Meencantaríatenerunhermanocomoél.

—No, ya te digo yo que no—murmuro entre dientes, suspirandodesesperada.

¿SabelodifícilqueestenerunhermanocomoTyler?¿Sedacuentadelofácilqueesenamorarsedeél?

Porsuerte,veoaSnakeyaTylerenladistancia,ycuandoseacercantermina mi conversación con Emily, pero no me importa. De todosmodos,yameestabacansandodeoírlahablardeTyler.

—Aquítienes,Eden,piernasdeacero—diceSnakecuandomeponeelcaféconlechefríoenlamano.

Enarcounacejaaloírsuspalabras,peroyahadejadodemirarmeysesientaalotroladodeEmily.

Tylerleestápasandoelfrappuccino,sonriéndolemientraslohace,yyomepongodepiedeunsalto.

—Tyler,¿puedohablarcontigounsegundo?—lepreguntoantesdequesesiente,clavándoleunamiradadura.

—Claro—responde,mirándomealgoinseguro.Creoquemitonodevozledaaentenderquenoestoydandosaltos

dealegríaquesediga.DejamosaSnakeyaEmilyenelbanco,ymedirijohaciaelsendero;

nos alejamos lo suficiente para quedar fuera de su vista. Tyler se dejallevarymesigue,dandosorbosasubebida.

—He hablado con Emily —comienzo despacio, volviéndome paramirarlo a la cara. Aprieto el vaso con la mano—. Me ha contado quesiempreleestásdiciendoquesevengaaviviraquíyquevisiteCalifornia.¿Porqué?

—Porque California es la hostia y a ella le encanta estar aquí —contestaTyleralinstante,contonoinseguro.Creoquenoentiendeadondequierollegar—.¿Quéproblemahay?

Lefrunzoelceño.—¿Entoncesnoesporquequieresquetevayaavisitar?Puedovercomosusojosseabrencuandosedacuentadelamovida,

su boca dibuja una curvamientras se ríe.Da un paso hacia delante,memirayniegaconlacabeza.

—Va,Eden.Noempieces.—Frunce los labios—.¿Porqué tecuestatantoaceptarquetúereslaquemeencantaynadiemás?

Todavíaestoyconvencidadequehayalgoentreellos,peroporahorame limito a suspirar mientras miro sus labios, que no he tocado desdehaceunaño.

—¿Cómoesquetodavíanomehasbesado?Mi pregunta lo coge por sorpresa, y consigue que su sonrisa

desaparezcayquesusojosseentrecierren.—Porque todavíanomeatrevo—murmura, lentay suavemente; su

vozseponesolemnedepronto.Susojoscoloresmeraldamemiranysuslabiosdibujanunasonrisatriste—.TodavíaeresdeDean.

12

EllunesporlatardeSnakeseponeacaminardearribaabajoporelapartamento,dándosegolpesenlapalmadelamano.Llevaunacamisetablanca y roja con las palabras «RED SOX» escritas en el pecho. Paracomplementarlo,tambiéntienepuestaunagorraazulmarinoconlaviseraparaatrás.Observolaletra«B»duranteunmomento.

—CreíaqueíbamosalpartidodelosYankees—digo.Le lanzo una mirada perpleja desde el sofá, y él, con gran

dramatismo, se para en seco y me mira desde la cocina. Con la bocaabierta.

—LosYankeesmedanasco.EselpartidodelosRedSoxdeBoston,¿vale?LosRedSox.—Mefulminaconlamiradacuandomerío,asíquememuerdoellabioparaintentarparar.Snakecruzalosbrazosencimadelpecho—.Yvamosaganar.

—¡EselpartidodelosYankees!—gritaTylerdesdesuhabitación.Unossegundosdespuésseabrelapuerta.Entraenelsalónagrandes

zancadas, los hombros anchos, el pecho fuera. También lleva unacamiseta, sólo que blanca con rayas azules y el símbolo de losYankeesarriba a la izquierda.También lleva una gorra en lamano, azulmarinoconlaviserablanca.

—ElpartidodelosYankees—vuelveadecir—yosvamosabarrer.Snake niega con la cabeza y camina despacio alrededor de la

encimerahaciaTyler.Tieneaireamenazador.—¿Quién ganó la semana pasada? —pregunta, con los ojos

entornados—.Ah,sí,esverdad.LosRedSox.Yhoyotravez,asíque¿porquénoteahorraslavergüenzaytequedasencasa?

—Veintisiete campeonatos de la SerieMundial—dice Tyler, firme,segurodesímismo.DaunpasohaciaSnakeyenarcaunaceja—.¿YlosRed Sox? ¿Cuántos han ganado? Espera un segundo… ¿No eran sólosiete?

LasonrisacompetitivadeTylersevuelvebromistaycoge lagorradeSnake,ledalavueltaylecubrelacaraconella.

—Menudogolpemásbajo—farfullaSnake,ajustándoselagorraotravezydirigiéndosehacialapuerta.Seloveenfadado,derrotado.

Tylermemiraysupongoqueestamosapuntode irnos,asíquemelevantoycaminohastaél.

—Ehhh—balbucea.Observa la ropaque llevo,ypor su expresiónpuedoverqueno le

parece adecuada. Se quita la gorra de los Yankees y me la pone en lacabeza,bajándolahastaquemequedaajustada.Ponelaviserahaciaarribaysonríe.

—Mejor.EstanocheeresdelosYankees.—Dios, Tyler, ¿por qué la humillas? —comenta Snake desde la

puerta,sonriendo—.Enserio, tíos, tenemosque irnos.Abren laspuertasenmediahora.

Tylermeempujahaciadelanteycoge las llavesde laencimera.Nohayquedecirleadiósanadie.Emilyyahasalido,nosdijoquepasaríalatardeconalguienquenoesTyler.Los tresnosdirigimosalvestíbuloySnakelelanzamáspullasaTyleracercadelosYankeesmientrascierranla puerta, pero es de coña. Cuando salimos del edificio, los dos estánemocionadísimos. Hasta yo me pongo algo nerviosa. No estoy muyseguradequéesperar,perotengomuchasganasdeverelprimerpartidodebéisboldemivida.

Haceundíaespléndido,igualquetodoelfindesemana,yparecequelas lluviasde lasemanapasadayasehan idoparasiempre.Elcieloestáazul y el sol calienta, yme arrepiento al instante de haberme dejado elpelosuelto.Mepuedoponerasudarencualquiermomento.

—¡Daosprisa!—gritaSnakeporencimadeltráficomientrascruzalaTerceraavenida,tanalborotadoporelpartidoqueapenaspuedeaflojarelpaso,asíqueTyleryyoaceleramosparaalcanzarlo.

Nos dirigimos hacia la estación de la calle 77, y en cuanto nosacercamos, puedo ver enseguida que está mucho más llena que cuandoTylermellevóaTimesSquare.Eshorapunta,combinadaconunpartidode losYankees, así que nome sorprende.Snake se abre caminopor lasescaleras a trompicones entre la densa corriente de gente, usando loshombros para colarse entre ellos, y Tylerme empuja detrás de él. Haymuchoruido,lagentegritayoigoquelleganlostrenes.Snakehablaentre

dientesyTylermesiguedecerca,ybajamos lasescaleras lomejorquepodemoshastaqueporfinllegamosalostornos.

—Vamos a coger el 6 y el 4—dice Tyler en voz alta mientras sedirigealtornoalladodelmío.Unavezdentro,poneunamanosobremihombro,supongoqueparanoperdernosentrelamultitud—.El6parairalacalle125—dicemientrasmeguía—yel4parallegaralestadiodelosYankees.

Nosémuybiencómo,peroSnakeha logradoabrirsecaminoenelandényencontrarunsitiodondeesperar.Tyleryyonosreunimosconélunossegundosdespués,ycomolaestaciónestáarebosar,haymuchísimagentealaqueobservarmientrasesperamos.Hayunaseñorapeleandoconun carrito de bebé. Mucha gente con ropa de trabajo. Incluso más concamisetasdebéisbol,lamayoríadelosYankees.

—¿Tienesganasdeverelpartido?—mepreguntaTylercon lavozalgoahogadaporelruido.

—Sí. —Me vuelvo para mirarlo directamente, sonriendo. Veo queenarcalascejas.

—¿Enserio?—Sí—repito.Tengoganas,perocreoqueTylerpiensaquelemiento

—.QuieroveraestetalDerekJeterdelquetantohablas.Justo en ese momento, llega el tren y la multitud se pone en

movimiento.Todoelmundose lanzahacia laspuertas, tropezandounosconotrossinelmenorcuidado,ySnakenosequedaatrás.Mecogedelbrazoytirademí,asíqueextiendolamanohaciaatrásycojolamuñecadeTyler.Vamoslostrescogidosdelamanocomosiestuviéramosenlaescuela. Ridículo o no, logramos meternos en el último vagón en elúltimosegundo,nosapretujamosyalcanzamoslasbarrasjustocuandosecierranlaspuertas.

—Puta Nueva York —farfulla Snake entre dientes, pero todo elmundolooye.

Algunoslofulminanconlamirada,bienporsucomentariooporelhechodeencontrarseenunmetrodeNuevaYorkcon la camisetadeunequipodeBoston.LosaficionadosdelosYankeesnoparecendemasiadocontentos.

Dejandodeladolarivalidad,elviajehaciaelcentroesrápido,ytrasmirarconlujurialanucadeTylerdurantetodoelviaje,porfinéstesedala vuelta para dirigirme hacia la salida del metro; Snake nos pisa los

talones.Laestacióndelacalle125pareceunpocomásgrandequeladelacalle 77, pero también huele amuerto.Arrugo la narizmientras sigo aTyleryaSnakeporelandén.Senosacercauntipoquenosintentavendercigarrillossueltosporundólar.Snakelecomprados,sóloparaquedejedemolestar.

Eltrennúmero4llegaenunosminutos,yestátanatopecomoel6.Aunque ahora hay menos gente esperando en el andén, así que nosacercamos a las puertas con facilidad e incluso, no sémuy bien cómo,logramossentarnos.Antesdequemedécuentallegamosalaestacióndela calle 161 para dirigirnos al estadio de los Yankees. Es una estaciónelevada,y tardounpardeminutosenadaptarmea la luzdeldía.Aestasalturas Snake está tan nervioso por el partido que salta al andén justocuandoseabrenlaspuertas.Ajuzgarporlacantidaddegentequesebajaen esta parada, parece que la mitad del tren se dirige al partido de losYankees.

Las escaleras hacia la calle son una pesadilla, pero Snake vuelve aabrirse camino entre la masa de gente a empujones y Tyler y yo loseguimosdecerca.Pongolosojosenblancomientrascaminamos,yhastaqueno llegamos al piede la escaleranomedoycuentadeque estamosdelantedelestadiodelosYankees.

Esenorme,tangigantescoqueresultadifícilasimilarlo.Haycientosy cientos de aficionados haciendo cola a lo largo de los muros delexterior, con las entradas en las manos, rodeados de niños nerviosos amás no poder. La estructura es redonda, las preciosas paredes de calizagris ledanun aire limpioymoderno.Tieneunasventanas estrechas sincristal cercade lapartedearriba,ydebajoestán las taquillas.Las letrasson enormes y de color azul intenso. El detalle que sobresale, sinembargo,sonlaspalabras«YANKEESTADIUM»enlafachada,grabadasencolordoradosobrelacaliza.Parecenbrillarcuandoelsollesdaenelángulopreciso.

Dejoescaparunsuspiroqueheestadoreprimiendo.—Guau.—¿Aquesí?Tyler estádeacuerdoconmigoy sonríe ami lado.Luegomepone

ambasmanossobreloshombrosymedirigehaciaelotroladodelacalle,alaentradanúmero6.Bueno,hastalacola.

Como era de esperar, Snake ya está allí, guardándonos el sitio

mientras lacolasemuevea todavelocidad.Cuando llegamos juntoaél,nosmuestrasuimpacienciadandogolpecitosconelpieelsuelo.

—Tranquilo —le dice Tyler sonriéndole de manera traviesa. Mesuelta—.Debe de ser duro saber que vais a perder, pero, tío, tienes querelajarte.

—Damelasputasentradas—diceSnakedemalhumor.EmpujaaTylerdelantedeélysacaatodaprisalastresentradasque

sobresalendelbolsillodesusvaquerosmientrasésteseríe.Snakeobservalasentradasunmomento,frunciendoelceño.

—¿Dóndeestálasección314?—Abajodeltodo—lecontestaTyler.A pleno sol, la cola continúa avanzando, y sólo tardamos diez

minutosenllegaralaentrada.Esunalivioentrar,refugiarsedelsol,ylostres validamos nuestras entradas en el escáner y pasamos por lostorniquetes.

Accedemos a un enorme vestíbulo, con grandes carteles de losYankees en las paredes. Oigo a Snake balbucear algo entre dientes,probablemente insultos, y Tyler extiende su brazo por encima de mishombrosmientrascaminamosparallevarmehacialaizquierda.

—ÉsteeselGreatHall,elgranauditorio—mecuenta.Nocaminamosmuchohastallegaralosascensoresyalasescaleras

deaccesoalastribunasyalosnivelesmásbajos,ySnakesedirigealosascensores.

—No.—AlcanzoelbrazodeTylerytirodeélhaciaatrás,señalandolasescaleras.Snakemelanzaunamiradaasesina—.Siempreesmejor irporlasescaleras.

Nome importa sime siguen o no.Mepongo enmarcha y subo elprimer tramo,sóloaflojoelpasocuando losdossalencorriendodetrásdemí.

—¿Cómoesquenuncaaplicasestareglaparasubiralapartamento?—preguntaTylercuandoestáami ladootravez.AcoplasupasoalmíomientrasSnakesequejadetrásdenosotros.

—Siempreesmejor irpor lasescalerasanoserqueseaparasubirdocepisos—corrijosonriendo.

Tyler asiente con la cabeza, y lo dejo liderar otra vez, pero sóloporquenoestoyseguradedóndeestánnuestrosasientos.

Subimos varios tramos de escaleras entre la masa de gente hasta

llegar al tercer nivel. Hay varios puestos de comida, venden cerveza,perritos calientes, nachos y refrescos, y puedo ver que Snake los miradesesperadamente. Se escucha el eco de la voz de un comentarista queproporciona la informaciónde seguridadentre lapublicidad,perono lepresto atención. Estoy demasiado concentrada en el último tramo deescalerasalqueTylernosparececonducir.

Salimosalexteriorennuestronivel,dondenosencontramosconunaserie de gradas debajo de la tribuna.Aquí haymás ruido, pues la gentebuscasusasientos,dagritosyvitorea,yesosesumaaldelosanunciosyefectos sonoros, que retumba por el estadio. Es difícil creerlo, pero dealgunamanerapareceinclusomásgrandedesdedentro.

SigoaTyleryaSnakehastanuestrosasientos, en laquinta filayatres asientosdelpasillo.Ellos se colocandemaneraqueyoquedeen elmedio.Meacomodoenlasilladeplásticoyrespirohondo.Emocionada,intentoasimilartodoloqueveo.

Lagentedelastribunashaceunruidoespantoso,losnivelesdeabajoestánmuyanimados,y todos lossonidoschocanparacrearunambientelleno de energía y nerviosismo por el partido. Los hinchas de ambosequipostienenlaesperanzadeganar.Noestamosmuycercadelcampodejuego, pero la vista es igual de buena, y sin nada que nos la bloquee.Estamosa laderechadelhomeplate,y recorroelcampocon lamirada.Por lo que puedover de las gradas, lamultitud ya parece estar bastantealborotada, pero hay mucha seguridad en el estadio, así que dudo quesurjan peleas. Detrás de las tribunas, la pantalla gigante ha dejado deemitir anuncios y ahora están pasando imágenes de otros partidos. AnuestroalrededorhayunamezcladeaficionadosdelosYankeesydelosRedSox,perocreoquehaymáscamisetasygorrasdelosprimerosquedelossegundos.

—Quépasada—digo.Nomedirijoanadieenparticular,sóloafirmounhecho,peroTyler

sonríe.—Ybien—diceSnake.Se inclina hacia delante, se acerca y enarca

una ceja—. Ahora que ya hemos encontrado nuestros asientos, voy abuscarunacerveza.Eden,¿quieres?

Niegoconlacabezayrechazolainvitación.Noestoypreparadaparavolveratomarcervezatodavía.BebimostantolasemanapasadaduranteelmaratóndeHarryPotterquedesólopensarlosientonáuseas.Snake, sin

embargo,parecesobrevivirsóloabasedecerveza.SuspirahaciamíantesdemiraraTyler,quetambiéndecidepasardelalcohol.

Snakeseencogedehombros.—Más para mí—dice, y se marcha arrastrando los pies escaleras

abajo.Al quedarnos solos, Tyler aprovecha la situación. Se gira para

mirarme mejor y sonríe con ojos ardientes. Intento mirarlo, pero nopuedo.Cuandomecontempladeesamanerasólo lograquemesonroje,asíquememuerdoellabioyclavolavistaenmisConverse.Lasquemeregalóél.

Me distraigo cuando mi móvil vibra en el bolsillo trasero de mispantalones.Agradezcoladistracción,losacoenseguidaymirolapantalla.EsDean.Porsupuestoqueesél,siempreesél.NotoquelosojosdeTylertambiénestánfijosenlapantalla,asíquegiroel teléfonoparaquenolavea, rechazo la llamada y vuelvo a guardar el teléfono en el bolsillo.AhoranoesbuenmomentoparahablarconDean.PorqueTylerestáamilado.

—¿Porquénoselohascogido?—Porqueestoycontigo—respondo.Tyler asiente con la cabeza una vez, mira hacia el campo y lo

contemplaensilencioduranteunosminutos.Entonces,comode lanada,ponesubrazoporencimademihombroymeatraehaciaélconsuavidad.Permanece así un momento, y yo espero, aguantando la respiración, eintentodescifraraquéestá jugando.Yentoncesríeyacercasus labiosamiorejamuydespacio.

—Te deseomás de lo que aquel niño quiere coger una pelota quevayafuera—murmura.Sualientoescálido,suvoz,seductora—.TedeseomásdeloqueSnakequierequesuequipogane.—Concuidado,rozaconsu labio inferior el lóbulo de mi oreja, y todo mi cuerpo tiembla. Mequedoparalizadaconlosojosclavadosenelcampomientrasescuchosuspalabras—. ¿Sabes cuál es el fuerte de Derek Jeter?—Noto que sonríecontramipielcuandohaceunabrevepausa—.Elhomerun—dice.Notocomoposalaotramanoenmipiernaymeaprietaelmusloconsuavidad—.Peromeestoyempezandoacuestionarsiéldeseahacerunhomeruntantocomoyotedeseoati.

Todomiser,cadacentímetrodemicuerpo,seenciende.Notomariposas en el estómago, aletean,danmortaleshacia atrásy

caenenpicadoyseretuercen.Elpulsomelatedemanerairregularycontantafuerzaquelonotobajolapiel.Osecontraeoexplota.Seacomosea,elpechomedueledelofuertequeestápalpitando.Lapieldelosbrazossemeponedegallina.Mirespiraciónseralentizahastaquepiensoquesehadetenidodeltodo,hastaquecreoquemeestoysofocando.Inclusopuedosentirqueestoyempezandoasudar,pero intentoconvencermedequeespor el calor y no porque quiera besar ami hermanastro con todasmisganasenesteprecisoinstante.

—¿Ysihacemosuntrato?—mesusurraTyler,conunavozllenadedeseo.

Me agarro al borde demi asiento para obligarme a no inclinarmehaciaél.Noeselmejormomentoparatirarmeasucuelloydarnosellote.

—¿Un trato?—repito, pero suena más como un chillido que otracosa.

Sigomirandohaciaelcampo,alcésped,alahomeplate.AcualquiercosamenosaTyler.Silomiroahora,sillegoaecharleunmerovistazoconelrabillodelojoyveosusojosverdesardientes,nopodréreprimirmisdeseos.

—¿Qué me dices?—murmura Tyler en voz baja, con suavidad—.¿Jugamosalbéisbol?—Meaprietaelmusloconmásfuerza.

Lavozsemequedaenlagargantacuandomedoycuentadequenoestáhablandodeldeporte.Estáhablandosobrealgototalmentediferente,algo aterrador y, sin embargo, a la vez muy excitante. Mil y unpensamientos me pasan por la cabeza mientras intento procesar suspalabras,yestoytanalucinadaquenopuedoniresponder.Estoyapuntodeexplotardelaeuforia,ymipechosubeybajamientrasmeconcentroencontrolarlarespiración.

Tyler no espera a que yo conteste, sino que comienza a dibujarpequeñoscírculosenmimusloconsudedopulgarmientrasseinclinaaúnmás hacia mí. Hunde su cara en mi pelo, presiona sus labios contra elbordedemimandíbula.Notoquevuelveasonreír.

—SiJeterlograunhomerunestanoche—susurracontramipiel—,¿quéteparecesinosotroshacemosotro?

Es imposiblequenosientacómo tiemblamicuerpo.Seguroque lonota cuandome toca. Tiene que estar dándose cuenta, porque cuando seapartaunpoco,puedoverconelrabillodelojoqueestásonriendo.Sabemuybien loquemeprovoca.Legustaprovocarme.Yamí tambiénme

gusta,vayaquesí.Ymeencantasupropuesta.AunqueséquenodeberíaaccederporDean,porquetengonovio,quemeesperaencasa;peroestantantentador…¿CómolepuedodecirquenoaTyler,alapersonadelaqueestoyenamorada?

Finalmente, lo miro a los ojos. Me está sonriendo con las cejaslevantadasylosojosburbujeantes,másverdesquenunca.

—Tratohecho—susurro.

13

Al rato regresaSnake con un vaso de cerveza en cadamanoy unaampliasonrisaenlacara.EstátancontentoquecreoquenisiquieranotalonerviososqueestamosTyleryyo.Tylersehavueltoaenderezarensuasiento, lomás lejosposibledemí,yyomemordisqueoel labiocon laesperanzade quenadie descubra que somoshermanastros.Es imposiblequelosepan,peromedalaparanoiaalsaberqueseguramentehayanvistocómoTylermesusurrabaaloídoymetocaba.

Mientras intento relajarme, me doy cuenta de lo mucho que se hallenadoelestadio.Lamayoríadelasseccionesyasevencompletas,yencuestión de minutos comienzan a entrar los jugadores. El ruido en elestadio se amplifica cuando van nombrando a cada integrante de losequipos, lamultitudvitoreaysilbacuandoentranenelcampoagrandeszancadas. Debajo de sus gorras, cada jugador tiene una miradacompetitiva en los ojos. Sin embargo, no reconozco a ninguno. Sóloconozcoelnombredeuno:DerekJeter.

Anuncian su nombre y el estadio explota en aplausos, a los que nodudoenunirme.EstoydepiejuntoaTyler,coreandoelnombredeJeteralunísonocon losmilesdeseguidoresde losYankeesmientrasun tipodemedianaedadcaminaapasotranquiloporelcampo,sonriendo.Mientrasestoy gritando caigo en la cuenta de que de verdad estoy animando aDerekJeter.Mihomerundependedeél.

El partido comienza a las siete y media en punto. No sé lo queesperaba,peroeljuegoesbastantelentoyacabaresultandoaburrido.Lasdos primeras entradas son una pérdida de tiempo, ninguno de los dosequiposhaceunacarrera.LajugadaconmásacciónqueveoescuandounintegrantedelosRedSoxlograllegaralatercerabase.Loderribanantesdequealcancelahomeplate.Enlasegundamitaddelacuartaentrada,losYankees tienen dos carreras y los Red Sox, tres. Pero ningún home runtodavía.

Cada veinte minutos Snake va a por más cerveza, y en la sextaentrada, ya creo que está pedo. No sé por qué los camareros le siguensirviendo.Borrachoono,consiguesentarsesintambalearsedemasiado.

—Estepartidoesunamierda—murmuraTyler.—Porqueestáisperdiendo—diceSnakearrastrandolaspalabras,con

una sonrisa torcida—. Perdiendo, perdiendo, perdiendo. Perdiendomuchísimo.Perdiendo.

—Sólonossacáisunacarrera—respondeTylerdeinmediato.Cruzalos brazos y se pone derecho en el asiento, suspirando—. Vamos aremontar,verás.

Lasextaentradasealargaymeestoyempezandoapreguntarmuyenserioporqué lagentepiensaqueelbéisbolesentretenido.LosRedSoxlogranotrotantoyTylersequeja.LosdemásaficionadosdelosYankeestambiénparecenestarperdiendolapaciencia.Sinembargo,eneldescansoentrelasextaylaséptimaentradaslagenteempiezaaanimarse.

Derepenteyde lanada,nuestrasecciónsevuelve loca.Lagentesepone a gritar, y a vitorear, y a dar silbidos. Alguien me agarra loshombrosymesacudesinelmenorcuidado,gritandohurrasenmioreja.Ami izquierda, Snake está partiéndose la caja, se está riendo tanto queterminatirandolacerveza.Secubrelacaraconlamanoyseñalahacialapantallaconelvaso.

Sigoladireccióndelamanoalmomento.EnlapantallagigantedelestadiodelosYankeesyantecincuentamilpersonas,meveo.MeveoamíyaTyler.Nosveo rodeadosdeunborde rosaconcorazoncitos. Inclusoleolapalabra«beso»,queparpadeaencimadenosotros.

Dirijo mi mirada aterrada hacia Tyler. Él me la devuelve, con losojosmuy abiertos y la frente arrugada. Snake sigue riéndose y todo elmundo sigue gritando, pero lo único que puedo hacer es permanecersentada, totalmente paralizada. Tal vez yo también lo encontraradivertidísimo si viera a Tyler sólo como mi hermanastro. Puede queentoncesnodemostrásemostantopánico.Sinembargo,nomepuedoreírporque quiero besarlo de verdad, pero no puedo.Nopuedo porque estáaquí Snake, porque a nuestro alrededor hay cincuenta mil personas,porqueestepartidoestásiendotelevisado.

Hundo la cabeza entre las manos y niego con firmeza. Me sientohumillada. Los vítores ahora se convierten en abucheos, y tengodemasiadomiedo como para sentarme derecha, así que echo un rápido

vistazoporentremisdedos.MealiviaverqueTyleryyoyanoestamosenla pantalla. En vez de nosotros, ahora hay dos tíos besándose con granpasión.

Mis ojos encuentran los de Tyler. Se encoge de hombros, pero subocavaesbozandounasonrisamuydespacio.

—¿Porquénoshanelegidoanosotros?—protesto,mientrasmepasolas dosmanospor el pelo—.De toda la gente quehay aquí, ¿la cámarateníaqueposarseennosotros?

—¡Casi me muero de la risa! —grita Snake, inclinándose haciadelanteparamirarnosa losdos.Medaunapalmadafuerteen laespaldaconsumanolibre—.Quéincómodosseosveía.

—Dímeloamí—farfullo.Meencojodehombrosparaquequite lamanoyélbebe lacerveza

que le queda en el vaso. Miro a Tyler otra vez, pero él se limita aobservarmefijaeintensamenteyasonreír.

Tras un momento, vuelve a clavar la mirada en el campo cuandocomienza la séptima entrada.No se le borra la sonrisa.Tengo ganas depreguntarleporquéparecehaberdisfrutadodelmomentotanvergonzosoqueacabamosdevivir,peroestátanconcentradoeneljuegoquedudoquemeconteste.

LosRedSoxlogransuquintacarrera,loquelossitúaatrescarrerasdeventaja.LlegalaséptimaentradayelestadiocantaTakemeout to theballgameyGodblessAmericaalunísono.Yonocanto,sobretodoporquenoestoydehumor,peroSnakeyTylernotienenelmásmínimoproblemaparaponersedepieyberrearcontodoelmundo.

La actuación de los Yankees a mitad de la séptima entrada no espatética, pero en la octava algo cambia.Logran tres carreras, y losRedSoxninguna,ycuandoletocabatearaDerekJeter,elcorazónmepalpitamásquenunca.Cadavezquebalanceaelbate,notounaextrañasensaciónenelestómago,comosifueraavomitar.Losnerviosqueestoysintiendomesuperantantoquetengomiedodedesmayarme.Semeponenblancoslos nudillos de lo fuerte que me estoy agarrando al borde del asiento.Tylerestátranquilo,sólogruñeyniegaconlacabezaporquelacarreradeJeternoparecellegarnunca,ycuandoelpartidoseaproximaalfinalminerviosismoseconvierteenpánico.Enlanovenayúltimaentrada,estánempatadoscincoacinco.DerekJetertodavíanohalogradounhomerun.

LosRedSoxvanganandoterreno,perometenlapataalogrande.Me

pregunto si es porque sienten la tensión en el estadio o porque se hanconvertido en unosmantas amedida que el partido ha progresado. Seacomo sea, acumulan tres eliminaciones por strikes antes de que ningúnjugador abandone siquiera la home plate. Cuando les toca batear a losYankees, los aficionadosde losRedSox sepreocupandeverdad.Snakemaldice entre dientes mientras apretuja, nervioso, la gorra entre susmanos.

LosYankees,sinembargo,noestánmuchomejor.ParecequequierenprogresarcuandoMarkTeixeiraalcanza la segundabaseysequedaallícuando le toca batear aDerek Jeter. Entonces comienzo a prestarlemásatenciónalpartido.Segúnpareceessuúltimaoportunidadparabatearenelpartido,loquesignificaquenoquedanmuchasesperanzasconrespectoami tratoconTyler.SóloesválidosiDerekJeter lograunhomerun,yhastaahoraloúnicoquehaconseguidohasidollegaralatercerabase.

Caminaapasotranquilohacialatierraparaocuparsuposiciónenlahome plate y el corazón se me acelera. Lleva una tobillera, pero no leimpidedarlepatadasalabasemientrasseajustaelcasco.Todoelmundoanuestroalrededorselevantadesusasientosderepente—todossalvolosfansdelosRedSox,porsupuesto—yTylermecogeporelbrazoymeayuda a ponerme de pie con suavidad. Me lanza una sonrisa rápida yesperanzada.Losdosdirigimosnuestraatenciónhaciaelcampo,ynoséTyler, pero yo desde luego que estoy conteniendo la respiración. Jeterbalanceaelbateunpardevecesantesdeasentirconlacabezaylevantarlo,manteniéndolo por encima del hombro. Su mirada es firme; sus ojos,entrecerrados. El lanzador tira la pelota, pero él no intenta darle, sóloniegaconlacabeza.Estovuelveapasarenelsegundolanzamiento.Enunúltimo intento de mantener el ánimo, el estadio comienza a corear elnombredeljugador;elruidohaceecoamialrededor.RepitenelnombredeDerekJeterunayotravez,acompañadodeaplausos,yyomeunoalritmo.Tyler también está coreando,yno se escuchanadamás salvo losgritosqueaclamanaDerekJeter.Todoelmundoestácentradoenélyennadamás.

EllanzadordelosRedSoxseposicionaotravez.Levantalapierna,lleva la pelota hacia atrás y con unmovimiento rápido del brazo, lanzahacia Jeter. Yo dejo de corear porque dejo de respirar, porque estoyapretandolospuñoscontantafuerzaquecreoquesemevanaromperlosdedos.

Y entonces, en una fracción de segundo, se oye un estruendosochasquido.

Todo el estadio deja de corear. Incluso los fans de losRed Sox seponendepie.Losojosdetodoelmundoseabrencomoplatosmientraslapelotasobrevuelaelcampo.Mantengolavistaclavadaenellamientrassedesplazaconunefectocortadohacialaizquierdadelcentrodelcampo.Vacasiacámaralenta,yyoabrolabocamientrasTylersellevalasmanosalacabeza.Lapelotavuelaporencimade las letrasdelcarteldelestadio,porencimadelapantalladevídeo.Salefueradelparque.

Másimportanteaún,esunhomerun.El estadioexplota.Las tribunascomienzana retumbarotravezyel

estruendosogriteríoalrededormeensordece.Teixeiracaminalentamentehasta lahomeplate,mientras Jeter lo sigue, corriendodespacio.Nohayprisa.LosYankeesacabandemarcarotrasdoscarrerasyhanganadoelpartido. Entre toda la alegría y el caos, me descubro dando saltos yvitoreando, participando de la celebración. A mi lado, Tyler estásonriendoydandosilbidos,ycuandomedescubremirándolo,merodeaconelbrazoymeatraehaciaél.Yo tampocopuedodejardesonreír.Elambiente es eléctrico y no creo haber experimentado algo tanemocionanteenmivida.EsunasensaciónincreíbleestarenelestadiodelosYankees,enNuevaYork,celebrandoun triunfode los localescontralosRedSox,con lamultitudentusiasmadayconTylerami lado.DerekJeterlogrósuhomerun.MitratoconTylersigueenpie,yenesteprecisomomentonocreoquemiveranopuedairmejor.

Echounvistazohaciamiizquierda.Snaketambiénestádepie,peroélnoestácelebrando.EstádiscutiendoconelhinchadelosYankeesqueestásentado detrás de él. Arrastra las palabras. Tyler sigue vitoreando amilado aunqueyoheparado.Le lanzounamiradade advertencia aSnake,peroélnomehacecaso.Ensu lugar, leentierraundedoenelpechoalotrotío.Yyaestáliada.Esloquefaltaba.

EldelosYankeesrespondetirándolelacervezaporencimaaSnake,yéste lesueltaunpuñetazodeinmediato.Antesdequepuedasalirdeenmedio, el otro tío salta por encima de la hilera de asientos y derriba aSnake, empujándomeamíhaciael lado.MecaigoencimadeTyler,quemecogeporlacintura.Levantolavistaparamirarlo,peroélnomeestáprestandoatenciónamí.Estálanzándoleunamiradaasesinaalapeleaqueacaba de surgir a nuestro lado. Tiene la mandíbula tensa y los ojos

entrecerrados. Con lasmanos todavía enmi cintura,me aparta hacia laderecha.

SnakeyeldelosYankeesestánenelsuelo,lospuñosvuelanporelairemientraslagentedejadevitorearycomienzaaazuzarlos.Laschicasdelahileradedelantegritanmientrastratandeapartarse,peroelrestodelagenteparecequererquesigalapelea.CuandovuelvoamiraraSnake,medoycuentadequeestáencimadelfandelosYankees,pegándolevariasvecesenlamandíbulaantesdeiraporsunariz.EntoncesintervieneTyler.CogeaSnakeporlapartedeatrásdelacamiseta,intentandotirardeél,pero antes deque sea capazde levantarlo, otro fande losSox salta porencimade los asientos y le daunpuñetazo inesperado en toda la cara aTyler.

—¡Oye!—grito.Intento alcanzar a Tyler, pero se aparta bruscamente de mí y le

devuelveelpuñetazoalchico.Alprincipionoleencuentrosentidoaqueun tipocualquierahayadecidido liarse agolpes conTyler, pero cuandoveolascamisetasdeloscuatro,todoquedaclaro.

SnakeesunfandelosSoxypeleaconunfandelosYankees.Tylertambién es de los Yankees, y dudo que nadie vaya a pensar que estátratandodeayudaraSnake.NomesorprendequeotrohinchadelosSoxsemetaenlapelea.EstáapoyandoaSnake,uncolega,creyendoqueTylerestá ayudando al fan de los Yankees. Los puñetazos vuelan por todaspartes,yTylerrecibeunoenelrabillodelojo.

MepongorojadeiraalverquealguiengolpeaaTyler,asíquehagotodo lo posible por intervenir. Lo agarro por la camiseta e intentoapartarlo a tirones del alcance de los golpes del aficionado de los Sox,pero alguien tira su refresco a la pelea y me pega en el hombro,mojándomeentera. Jadeoy sueltoaTyler,yaquemecaigodeespaldas.Aterrizo en el suelo dándome un doloroso golpe sordo en la cabezacontraelasiento.Porunmomentomequedosentada,algomareadaysinpoderlevantarme.LoúnicoquepuedopensaresqueSnakeesunmamóncuandoestáborracho.

Cuando levanto lavista,haymuchagentegritandoymedoycuentadeque losestán separando.Veoaunoscuatro tíosde seguridadyadospolis, y hacen falta cuatro de ellos para separar a Snake del fan de losYankees.TyleryeldelosSoxseapartansolos,perodetodasformaslosarrastranpor lasgradas.Unode losguardiasdeseguridadhasta tratade

alcanzarme, levantándome del suelo por el codo sinmostrar demasiadaconsideración.Casimedislocaelhombroalarrastrarmeentrelashilerasdeasientosymeretuerceelbrazodeunamaneradolorosayextrañísima.

Nosechanaloscinco:aTyler,aSnake,aldelosYankees,aldelosSox,todosconlabiospartidosyojoshinchados,yamí.Lasección314sepone a corear «¡Puta Boston!» mientras nos alejan de allí, y todosaplauden. Las peleas públicas siempre son entretenidas, salvo cuandoformaspartedeellas.

Nosguíanhaciaabajohastaqueestamosdentrodelestadiootravez,yelguardiadeseguridadquemetienecogidaparecefiarselosuficientede mí como para soltarme por fin. Snake va gritando y farfullandomientrascaminamos,yyointentohacerlocallarportelepatíaantesdequeempeorelasituación.Semeretuerceelestómagocuandomedoycuentadequeprobablementenosvayanaarrestarporagresión,ymepreguntosideberíaaprovecharlaoportunidadquetengoahoramismodeinformaralguardiadeseguridadquetengoamiladodequeyonohehechonada.

Poralgunarazón,sinembargo,ningunoacabaesposadoenelasientotraserodeuncochede lapoli.Ni losguardiasdeseguridadni lospolispronuncian una palabra mientras nos llevan escaleras abajo, hacia elGrand Hall. Lo único que hacen es empujarnos hacia fuera con prisa,darselavueltayalejarse.

A estas alturas ya está oscureciendo ymientras hacemos una pausaparapensarenlosucedido,elfandelosYankeesllamamamónaSnakeypiensoquevanavolverapelearse,perono.Snakeselimitaanegarconlacabezaycaminahacianosotrosmientraslosotrosdostíossealejan,conlascabezasagachadas.

Tylersemetelasmanosenlosbolsillosdesusvaquerosycaminaapasotranquilohaciamí.

—Muybonito,idiota—diceentredientes.Tiene el ojounpocohinchadoy rojo, ySnake tieneun corte en la

mejilla.—Ya,ya,vale—diceSnake.Seencogedehombros,intentadarleun

empujoncito a Tyler, y luego suspira—. El partido ya había acabado detodasformas.Yganasteisvosotros.Medaigual.Cállate.Nilomenciones.Vámonosacasa.Quierodormir,unosdosdíasseguidos.Dosdíasodosmeses.

Sedalavueltaycomienzaacaminar,cruzalacalleysedirigea la

estación delmetro. Su equilibrio no es para tirar cohetes y va haciendoeses.

Miro a Tyler con el rabillo del ojo. Parece casi arrepentido, perotambiénseloveagotadoyvencido.Lograsonreírme.

—¿En serio nos acaban de echar del estadio de los Yankees? —pregunto—.¿Deverdadnoshanechadodemiprimerpartidodebéisbol?

—Bueno—dice—porlomenosnoloolvidarásnunca.SeguimosaSnakehastalaestación,yenseguidadescubroquehayun

ladopositivodequenoshayanechadodelpartidoantesdelfinal:elmetroestátranquiloyhayunmontóndeasientosvacíoseneltrennúmero4parairalcentro.Snakeestádemasiadoapáticoyborrachoinclusoparahablarcon nosotros, así que pasa todo el viaje de regreso aManhattan con elentrecejofruncido.Inclusocuandonosbajamosdel6enlaestacióndelacalle77nonosespera,ymedoycuentadequetienemuymalperder.Seva por la avenida Lexington, gira en la esquina de la calle 74, y loperdemosdevista,peroparecequeélllegaráalapartamentomuchoantesquenosotros.Tyleryyocaminamosaunritmomuchomáslento,apesarde que no vamos charlando. Pero es una sensación cómoda de todasformas.

Cuandollegamosaledificioyapasadelasoncedelanocheyelcielotieneuncolorazulintenso.Lasfarolasarrojanunresplandorcálidosobrelas aceras, y Tyler se detiene al lado de su coche. El Honda Civic hadesaparecido,dejandounhuecovacíodelantedelAudi, loquepermiteaTylerestirarlamano,cogermeporlamuñecayconducirmeconsuavidadhaciael capó.Nodicenada, sólomesonríeen laoscuridad; susdientesbrillan.Meempujacontraelcocheconcuidado.

Ahoramemuestra una sonrisa amplia, y sus ojos color esmeraldacentellean.Presionalaspalmasdelasmanossobreelcocheaambosladosdemíyatrapamicuerpoentreelsuyoyelcoche.Memiraalosojos.

—ParecequeDerekJeterconsiguióelhomerun,¿no?Me mira con tanta sinceridad que no puedo dejar de sonrojarme,

porque,comosiempre,enrealidadnoestamoshablandodeDerekJeternidebéisbol.Estamoshablandodenosotrosydeltratoquehicimos:elqueseestállevandoacaboenesteinstante.Ahoranostocaanosotroshacerunhomerun.

—Supongoquesí—susurro.Nopuedohablarmásalto.Tylerasienteybajalavistahaciaelsuelo,aúnsonríe.Parecequeél

tambiénestánervioso.Mientrasesperoaquedigaalgo,observolasvenasdesucuelloydesusbrazos,ynotoquesobresalenmásdelonormal.Sóloapartolavistacuandosientoquememira,yentoncesfrunceelceñoymepregunta:

—¿Porquénomebesaste?—Tyler… —Suspiro mientras intento escoger las palabras,

sorprendida por su pregunta. ¿No es evidente? Trago saliva, miro susmanosaambosladosdemicuerpoypongolasmíasencimadelassuyas.No levanto la vista—. Sabes que no podía —digo, por fin—. Todo elmundonosestabamirando.

Seinstalaelsilencioentrenosotros.Tylerretirasumanoderechadedebajo de lamía y recorremimuslo con sus dedos, y luegomi brazo,despacio.Lasensacióndesupielcálidajuntoalamíapareceencendermicuerpo. Su mano alcanza mi hombro y la mueve con delicadeza hastaponerlaenmimentón.Entonceslevantolavistaparamirarloconansiedaddesdedebajodemispestañas.Conunaexpresióndedeseoenlosojos,seatreveasusurrar:

—Ahoranadienosestámirando.Empuja su cuerpo contra el mío, levanta la otra mano y pasa sus

dedospormipelo,yenesafraccióndesegundo,sucálidoalientorozamimejilla.Estrellasuslabioscontralosmíos,condeseoperoconsuavidad,y me besa profundamente desde el principio. Es muy repentino perotambién familiar, y no puedo hacer otra cosa que hundirme en él. Es laprimeravezquemebesaencasidosaños,peroparecequesólohubieranpasado un par de días. Todo es exactamente como lo recuerdo. Losmovimientosdesubocacontralamía,micuerpotemblorosocuandometoca,nuestroscorazonesmartilleandoennuestrospechos.Rodeosucuelloconmis brazos y lo atraigo haciamí, presionando aúnmásmis labioscontralosdeél;misdedosseenredanensupelo.Susmanossedeslizandemicaraamismuslos,yloscogeconfuerzaparatomarmeenbrazosysentarmeenelcapódelcoche,empujandomicuerpohaciaatrás,haciendoquesemecaigalagorradelosYankees.Suscariciassoncomodescargaseléctricas,suslabios,aúnmás,ylaenergíaqueexplotaenmisvenasmehace sentir eufórica.Tylergimebajito justoantesdemordermeel labioinferior,besándomecontactounavezmás.Entoncesnotosusonrisaenlacomisurademiboca.

Antesdevolveraatraparmislabiosconlossuyos,susurracontrami

piel:—EsperoqueDeannosperdone.

14

Elsábado,estoysentadaenlaencimeradelacocina,conlaspiernascruzadasy los labios fruncidos.MisojossiguenaTyler,queentraenelapartamento,cruzaelsalónyseacercaalacocinaporterceravez.Llevaotracajadecerveza,mesonríebrevementemientrasladepositaamiladoenlaencimera,juntoalasdemás.

—¿Enseriohacefaltatanto?Lanzo unamirada incisiva a la encimera. Está cubierta de botellas,

salvoelespacioqueocupoyo.Ingentescantidadesdealcohol,desdecajasdeCoronahastabotellasdetequilayvodka,haydetodo.

—¿Acaba de preguntar hace falta tanto?—dice Snake soltando unsuspiro dramático cuando entra por la puerta. La cierra de un puntapiémientras acarrea la última caja de cerveza y la deja con las otras. Sevuelve hacia mí y luego niega con la cabeza para mostrar sudesaprobación—. Ay, pequeña Eden, de los bosques de Portland,bienvenidaalmundoreal.

—Vivo en California, Stephen —le digo al momento. Enfatizo sunombre real y prolongo las sílabas mientras enarco las cejas—. Hacemuchoqueconozcoelmundoreal.

LasonrisadeSnakeflaqueaymiraaTylerbuscandosuapoyo,peroélestádepie,mirándonoscon losbrazoscruzadosyunasonrisaen loslabios.Seencogedehombros,ySnakemeclavalamirada.

—Nomellamesasí.—Puestúnomellames«pequeñaEden,delosbosquesdePortland»

ynopresupongasquenoestoydispuestaaapuntarmeaunafiesta.Sonrío, triunfante,yextiendo lamano,queSnakeduda si estrechar.

Al final lo hace y pone los ojos en blanco al mismo tiempo. Una vezllegadosaunacuerdo,vuelvoaponerlasmanosenmiregazoymiroelalcoholunavezmás.

—Lo que quería decir es si hace falta tanto alcohol para diez

personas—digoaclarándomelagarganta.Snakemefulminaconlamirada,consusojosgrisesentrecerrados.—Porsupuestoquesí.Anadielegustaqueseacabelabebidaenuna

hora.—Muydespacio, suboca cambiadeuna línea recta aunapequeñasonrisa—.ExceptoalasniñitasdelosbosquesdePortland,segúnparece.

Tylersueltaunacarcajadajustocuandoyolevantoelpuñodemaneraamenazante;aunqueestoydecoña,extiendolamano,peroélmecogeporlamuñeca.Porsilasmoscas.

—Vale, vale—diceTyler, contoneando las cejasmientrasmemira.Retiro la mano con fuerza y le hago la peineta a Snake—. Aunque meencantaríavercómoledasunapalizaaSnake,tenemosunafiestadentrodetreshoras.

Snakeseburlademíyalcanzaunadelascajasdecerveza.Cogeunabotellaylequitalachapaenelbordedelaencimera,cercademimuslo.Niegaconlacabezaenmidirección,peroestásonriendocuandosellevalabotellaaloslabios.Justoeneseinstanteseoyeelcrujidodelapuertadel cuarto de baño, y Emily entra en la cocina con el pelo mojadorecogidoenunacoleta.

—Ah, la bretona por fin ha decidido unirse a nosotros—comentaSnake. Apunta hacia la colección de alcohol con su cerveza—. ¿Qué,impresionadaono?

Emily recorre las botellas con la vista y se ríe por la nariz. Unacarcajada ligera y algo tonta que me provoca ganas de resoplar, peroprefiero no mostrar mi irritación, así que cierro los ojos. Me estoyesforzandoparaquemecaigabien,perocadadíasemehacemásdifícil.

—Tío, ¿nohabíasdichoque teníamos limas?—diceTylerdesde laneveramirandoporencimadelhombroconlabocaabiertayelentrecejofruncido.

LosojosdeSnakeseabrenmucho.—¿Notenemos?Tylergruñealcerrar laneveraconelcododeformasuave,ycoge

susllavesdelaencimera.—Vuelvoahora.—Voycontigo—seofreceEmily.Mebajo de un salto de la encimera yme pongo de pie, diciendo a

todavelocidad:—Yotambiénvoy.

«No—pienso—.Nidecoñavoyadejarlaasolasconél.»Tylernosmiraduranteun segundoantesde encogersedehombros

comodisculpándose.—Sólotengodosplazas,Eden—dice.VuelveamiraraEmilyylesonríe.Luegolosdossedirigenhaciala

puerta.Mequedomirándolosincrédula,yjustoantesdequedesaparezcan,Tylerdiceenvozaltaporencimadelhombro:

—Noosmatéis.Cuandoyasehanidohayunmomentodesilencio,yelúnicosonido

que se oye es el que hace Snake bebiendo su cerveza. Suspira consatisfacción,peronodicenada.

—¿Enserioacabadehacereso?—preguntoporfin.¿Lahaelegidoaellaenvezdeamí?

—¿Y qué? ¿En serio querías ir a comprar limas? —Snake se ríecomosiseestuvieramofandodelopatéticaquesoyysevuelvehacialosaltavoces.Apoyaloscodosenlaencimerayseponeajuguetearconlosajustes, intentando conectar sumóvil—. Esmejor que estés aquí, dondepuedes ir calentando y coger ventaja.—Le echa un vistazo de reojo almontóndealcohol.

Estoy a punto de poner los ojos en blanco, pero de repente suspalabras me dan una idea. Ventaja. Claro. Una ventaja me beneficiaría,sóloquenolaqueSnaketieneenmente.

—Mevoyapreparar.Sonriendo,medoymediavuelta, salgode lacocina,cruzoel salón

sinvolveramiraraSnakeymemetoenlahabitacióndeTyler.—¿Tanpronto?—gritaSnake,peronolecontesto.Yahecerradola

puerta.Todavíasigosonriendo,yestoyencantadaporqueséexactamentelo

quemevoyaponer.Unaprendaquetodachicatieneyqueesloúnicoquemeasegurédemeterenlamaleta:unvestiditonegro.Unbásico.Ellameayudó a elegirlo hace unos meses, y me aseguró que impresionaría aDean. Ironías de la vida, ahorame lo voy a poner para conquistar a suhijo.

Mecuelgoelvestidodelbrazo,cojoalgunasotrascosasymedirijohaciaelsalón,esquivandoaSnakeparaconseguirentrarenladuchaantesque él. Si algo he aprendido en las últimas dos semanas es que cuatropersonastardanunaeternidadenprepararsecuandosólohayunaducha.A

vecesSnakesedaporvencido.—¿Estásseguradequenoquieresnada?—preguntacuandopasopor

sulado.—Totalmentesegura—digo.Corro hacia el cuarto de baño, cierro la puerta con el seguro —

inclusolocompruebo,paracerciorarme—ymemetoenladucha.Voyapor todas, uso el gel deduchamás espectacular y el perfumemás caro,todo en un patético intento de superar a Emily. Sé que no deberíarebajarmeaesto,peronosemeocurrenadamejor.Emilytienesuacento.Supeloparecemássuavequeelmío.Estímidadeunamaneraquelahaceparecermássimpáticaqueyo.Esinteligente.Y,loqueesmásimportante,parecerecibirlaatencióndeTylermásamenudoqueyo.Loúnicoquemequedaesrecurriramivestiditonegro.

Únicamentepasoquinceminutosenelcuartodebañotrasdecidirnolavarmeelpelo;sólosalgoymedirijoalacocinacuandohueloavainillay mis piernas están suaves. No llevo nada más que la toalla, pero nisiquierameimportapasarrozandoaSnake.Llevoelvestidocolgandodelbrazootravez.Tengodemasiadomiedodeperderlodevista.

—¿Todavíanohanvuelto?—preguntoporencimadelhombrojustoantesdellegaralahabitacióndeTyler.

—Nop.—Snakehaceunpopconloslabiosalpronunciarla«p»yseencogedehombros.SiguebebiendolaBudLightyescuchandoesamúsicatanrarasuya.

CierrolapuertadelahabitacióndeTylerypongoelvestidosobrelacamaconcuidado,paranoarrugarlo.MealegrodequeTyleryEmilynohayanvueltotodavía.Cuantomástiempotenga,mejor.SiTylermevieraahoramismo entoncesmi patético intento de atraer su atención sería unfracasototal.Anoserque,porsupuesto,dejaracaerlatoallaunpoquitomásabajo.

«PorDios,Eden.»Niegoconlacabezaymedoylavueltaparacogermibolsademaquillaje,queestáenlamesilladenochedeTyler.Mesientoenelsuelo,cruzolaspiernas,meacercoalosespejosdelaspuertasdelarmarioymepongomanosalaobra.OigoqueSnakesubeelvolumendela música en la cocina y pronto es lo suficientemente alta y clara paraescucharlaatravésdelapuertacerradadelahabitación.Puedequesealaprimeravezquelaescucho,peronoestánadamal.Unpocoindie,peroesbásicamenterock.Muevolacabezaalcompásdelasguitarras,loqueme

lleva a aplicarme elmaquillaje demanera algo irregular. Elijo un lookdramáticoperonodemasiado recargado.Meconcentroen losojos, conmuchocuidadoparacrearunefectoahumadoperfecto,peroelresultadonoesloqueesperaba.Cuandoyameheconvencidodequeestoyguapa,pasoalpelo.

Ésa es otra tarea totalmente distinta. Lo he tenido recogido en unmoñodesordenado todoeldía,ycuando intentodeshacérmelodescubroqueestáapelmazadoyenredadoatope.NotengomásopciónquehacerleunavideollamadaaRachael,pormuchavergüenzaquemedé.Porsuerte,contesta, pero estoy bastante segura de que habría preferido habermecolgadocuandoveeldesastreenquetengoelpelo.Respiracondificultadduranteunmomento,peroalfinalmeguíaparaconvertirmipeloenunmoñoingeniosoysexy.

—¿Cómotevalavidaenlagranciudad?—pregunta.Me está observando en la pantalla mientras sigo sus instrucciones,

intentandosujetarlosmechonesconcuidado.—Todo es diferente —murmuro, mi voz algo ahogada por las

horquillas que tengo entre los dientes. Estoy mirando hacia el espejo,concentrándome en el pelo, pero tengo el teléfono puesto enfrente,mirando hacia mí para que Rachael pueda ver cómo progreso—. Laverdadesquemeencanta.¿Quéteparece?

Girolacabezahaciaunladoparamostrarlelatrenzaquemeestabahaciendo,queheañadidoalmoñosinqueellamelosugiriera.

—Muybonita,peroaflójalaunpoco—sugiereRachael.Megirootravez,bajandolavistahaciaelteléfono,mirándolaaella.

Estáacostadaensucama,apoyadaensusalmohadas,conunbagelenunamanoyel teléfonoen laotra.Porunavez, tieneelpelo recogidoenunmoñodesordenadoynollevanadademaquillaje.Seoyelateledefondo.

—Entonces,¿lafiestaesenelapartamento?—Sí.—Comienzoaaflojarlatrenzaconlosdedos,haciendoquese

veaunpocomásdesordenada—.¿Ytú?¿Tienesplanesparaestanoche?—Suenagenial.Estoycelosa.—Rachaelledaunmordiscoasubagel

ymira hacia la telemientrasmastica. Suspira cuando vuelve la vista alteléfono—. ¿Conoces aGreggStone?Es un añomayor que yo, así queprobablementeno,peroporsiacaso.Estanochedaunafiestaensucasa.TiffaniyDeanvan,peroyoigualmequedoencasa.Meacabadebajarlaregla.

Ledaotromordiscoalbagel.Bueno,dos.—¿Deanva?—pregunto,haciendounapausa,apartandolasmanosde

mipelo—.Nomelohacomentado.—Sí—diceconlabocallena—.Alprincipionoibaair,peroTiffani

loconvenciódequenoteecharíatantodemenossiseemborrachaba.Asíquesí.Ahorava.

—¿PorquénopodíaquedarseenSantaBárbaraduranteelverano?—farfulloentredientes,peroRachaelmeoye,porquemelanzaunamiradaasesina.Así esRachael.Pacificadora.Si hay algoquedetesta es que susamigas no se lleven bien, lo cual es irónico, dado que no es capaz desoportaraTyler.Alzolavozydigo—:Enserio,¿porquéledicequeseemborrache?¿Quélógicatieneeso?

ADeannuncalehagustadomuchoelalcohol.—No es mala idea—comenta Rachael en voz baja. Se encoge de

hombros,poneelrestodelbagelsobrelamesilladenocheysesienta—.Estádebajóndesdequetefuiste.Necesitavivirunpoco.

—Ya.Trago saliva con fuerza, cojo la laca yme rocío un poco sobre el

pelo para que el peinado se quede en su sitio, perome siento culpable.EstoyesforzándomeporestarguapaparaTyler,noparaDean,queestáalotroladodelpaís,aceptandolosconsejosdemiqueridaamigaTiffanidequeseemborrache.Megustaríaquenomeecharatantodemenos.

—¿Ytúqué?¿Cómollevaslodeestarsinél?Bajolamiradahaciaelteléfono.—¿Qué?—SinDean—dice—.¿Loechasdemenos?Lo pienso durante un segundo. ¿Lo echo demenos? ¿De verdad lo

echodemenos?Noestoysegura.Megustaríacreerquesí,quepiensoenél cada segundo del día, pero la verdad es que no. Estoy demasiadopendiente de estar con Tyler otra vez después de tantosmeses y nomequedamuchotiempoparaechardemenosaDean.Sinembargo,Rachaelestáesperandounarespuesta,asíquedigo:

—Loechodemenosmásqueanadie.Cuando las palabras salen de mi boca, me siento como la peor

personadelmundo.—Oye,graciaspor tuayuda—digo, forzandounasonrisamientras

hago un ademán de volver a centrarme enmi pelo. Ya está listo, yme

gusta—.Aquíyasoncasilassiete.Deberíaterminardearreglarme.CuidadeDean.

—Cuentaconello—diceRachael.Nos despedimos, cerramos la videollamada y vuelvo a centrar mi

atención en prepararme para la fiesta en vez de pensar enDean. Ahoramismonopuedopermitirmepensarenél.

Alfinalmellevaunoscuarentaminutosperfeccionarelmaquillajeyelpelo,ycuandoyalohehecho,mesientomuysatisfecha.Lojustocomoparaponermeelvestidoporfin.

Mequedaexactamentecomolorecordaba:ceñidoperonoapretado,sexy pero discreto. Me gusta cómo resalta mi figura, y me quedomirándome en el espejo durante un rato. Es la primera vez desde hacemeses que me he arreglado tanto. La última fue en marzo, para elcumpleañosdeRachael.

Todavía me estoy mirando en el espejo cuando oigo voces porprimeravezdesdehaceunahora,vocesquenosonladeSnake.Voces,dehecho,quesuenancomolasdeTyleryEmily.

De inmediato me doy la vuelta, casi tropiezo con la bolsa demaquillajeycorropor lahabitación.Mimaleta sigue tiradaenel suelo,sólo hay zapatos dentro a estas alturas, la abro y saco el único par detacones que decidí traer. Son negros, para ir a juego.Me damiedo queTyler entre en cualquiermomento, así queme los pongo lomás rápidoposibleymetomounminutoparavolveraponermeenequilibrio.

Yantesdequemesurjan lasdudas,medirijodirectamentehacia lapuertasinnisiquieramirarmeenlosespejosdelarmariocuandopasoporsulado.TodavíamedaalgodevergüenzaintentarcoaccionaraTylerconmivestiditonegro,perointentonopensarmuchoenelloygiroelpomodelapuerta.Loúnicoquesemevienealacabezamientrasabrolapuertadeuntirónes:«Dios,loscelossonunamierda».

Entro en el salón, de repente muy nerviosa, y bajo la vista deinmediatohacia lamoquetaquepisoconlos tacones.Puedosentircomomemiran los tres, noto susmiradas. Por debajo demis pestañas, veo aSnakesentadoenlaencimera,dondeestabayoantes,ydescubroquelosojos de Tyler, que está al lado de su compañero de piso, se agrandan.Emily está al otro lado de Snake y, parami sorpresa, es la primera enhablar.

—¡Guau! —dice, su acento es muy marcado—. ¡Estás guapísima,

Eden!Entonces levanto lavista,porqueno sé si lodicecon sarcasmo.La

observocontantaintensidadquedebodeparecergroseraotravez.Dalaimpresión de que nunca le contesto. Ni le sonrío. Es más, la mitad deltiempo ni siquiera doy señales de notar su presencia. Pero su expresiónparece sincera, yme doy cuenta de que no está de coña para nada.Estáechándomeuncumplido.Siempremehaencantadoquelaschicaselogienaotraschicas.Yahora,derepente,mesientofatalporalegrarmeporqueellaparecemenosqueyo simplementeporqueaún llevavaquerosyunasudaderaconcapuchamientrasqueyomehepuestounvestidoytacones.

—Gracias—murmuro.No la puedomirar directamente, sobre todoporqueme siento algo

avergonzada,asíquemefijoenTyleryenSnake.Tylernoparecehabercaídoamispiestodavía,ySnakeasienteconlacabeza.

—Alfinal,lapequeñaEdendelosbosquesdePortlandnoestámal—comenta.

Tieneunasonrisatraviesaenloslabiosycreoqueestáesperandoaque yo le farfulle algo entre dientes, pero no estoy de humor parametermeconél.

Estanoche,sóloestoydehumorparaTyler.—Estásmuyguapa—murmuraporfin.Dirijomimiradahaciaaladeél.Meestáobservando,merecorreel

cuerpo de arriba abajo con los ojos, y mientras Snake se gira paracambiar la música y Emily se prepara una bebida, sonríe. Sólo unapequeñasonrisa.

Paramínoessuficiente,asíquedejoescaparunsuspiroymedirijohaciaelsofá.Caminodemaneraexageradaypomposaporelsalón,conlaesperanzadequetodavíameestémirando,perolodudo.Mesientoenelsofáqueestámáscercadelasventanas,elquedeciertamanerapertenecea Tyler, en el que ha dormido estos días. No estoymuy segura de quéhaceryapreparada tan temprano,asíquemiropor laventana.Elsoldelatardecer brilla, y en la calle el tráfico es infinito, pero eso no es nadanuevo.Mecentroenlagentequecaminaporlasaceras,quedesdeaquíseve pequeñita. Me pregunto si vivirán en Manhattan. Si estarán aquí devacaciones. De viaje de negocios. Visitando a la familia. Si se habránfugadodecasa.MepreguntoypiensotantascosassobreellosquecasinimedoycuentadequeTylersesientaamilado.

Lomirodereojo.—Hola—digo.Justocuandolapalabrasaledemiboca,medoyunacollejamental.

«¿Hola?»Peroescomosinimeoyese,porqueenvezderesponderme,mueve

su cuerpo lentamente haciamí, se pone tan cerca que nos tocamos.Mecoge por sorpresa, sobre todo porque Snake yEmily están a sólo unosmetrosdenosotros,einclusovamásalláyponesumanoenmirodillaycolocalacabezasobremihombro.

—Estás más que guapa —me susurra. Su voz tiene un tonoprovocadoryronco.Clavolavistaenlasvenasdelamanoquehaposadosobremi rodillamientras él respira enmi oreja—. Pero comprenderásquenopodíadecirenvozaltaquemeparecessupersexy.

Meaprieta la rodilla con suavidadcuando se apartademí, conunaexpresión tranquila, comosinoestuvieracoqueteandoconmigo.Arquealascejasdeformainocente.Ahoraestoycontentaatopeotravez,nosóloporqueparecequemivestiditohafuncionado,sinotambiénporqueTylervuelveaestaramilado.

Incapaz de contestarle, me sonrojo y me muerdo el labio inferior.EntoncesveoaEmilyconelrabillodelojo,ymecentroenTylerotravez.

—¿Porquéhabéistardadotanto?Habéispasadofueraunahora.Tylerselimitaaencogersedehombros.—Ah,sí,nospusimosahablary…¿Hablar? ¿Él y Emily se pusieron a hablar? ¿Qué se supone que

significaeso?¿Dequéteníanquehablar?Loúnicoqueestabanhaciendoeracomprarunamierdadelimas.

—Vale,yaestá—digo,quitandosumanodemirodillaalavezquemelevanto—,ahorasíquenecesitoalcohol.

PuedoescucharcómosuspiraTylermientrasmealejo,ycuandomedirijohacia lacocina,Emilysemarchaparaarreglarse.Mevienegenialque lo haga, porque si se quedara aquí conmigo lo único que recibiríaseríaunamiradaasesinacadacincominutos.Cuandopasapormilado,mereclino hacia atrás contra la encimera y le dedico una gran sonrisa aSnake.Intentodarleaentenderqueestoylistaparaempezarabeber.

—Barman de Boston a sus órdenes —dice con un acento muymarcado.Inclusomehaceunapequeñareverencia.

—Vodkaconcola—murmuro.

Escucho que Emily dice algo desde el salón, y cuando echo unvistazoporencimadelhombrolaencuentrohablandoconTyler.Tienelosojos clavados en ella mientras caminan hacia las habitaciones, y justoantesdequeEmilyentreenlahabitacióndeSnakeyTylerenlasuya,seríendealgo.

VuelvomimiradahaciaSnake.—Biencargado.

Lagente llegaa lasnueve.Laschicasdelapartamento1201son lasprimeras y no parecen tan locas como esperaba. Se las ve un poconerviosasycreoquepuedeserporquetambiénestamosaquíEmilyyyo.Se nos presentan a los cincominutos.Natalie es lamás alta de las tres,tieneunamelenalargaysedosaquelellegahastalascaderas,yluegoestáZoe,quellevaunasgafasenormesconmonturasredondasquelequedanmuy bien. Ashley es la más baja y la que más alto habla de todas. LoprimeroquelepreguntaaSnakeessimástardevanabeberchupitosensucuerpo.

Luegoaparecendoschicosdetrespisosmásabajo,tardounahoraenaveriguar cómo se llaman. El rubio es Brendon. El de pelo cobrizo esAlex.Tylerhablamásconellosqueconlaschicas,asíquealfinaldecidoquemecaenbien.

Emilyacabainvitandoaunaamigaenelúltimominuto,asíqueunachica callada aparece sola por la puerta, y me alegro de que esté aquí.MantieneaEmilyocupada,loquesignificaquenoseacercaráaTyler.

El último que llega es el novio deZoe, un tío de pelo azul que yavienepedo.

Noseréyoquienlojuzgue,yaqueestoyalgomásquealegre.Creoque mientras avanza la noche, Snake me prepara las copas mucho másfuertes de lo que le pido, pero estoy demasiado ocupada observando aTylerparadiscutir,asíquemelasbebosinrechistar.Ésaeslarazónmásprobabledeque,alahoradecomenzarlafiesta,yoyaestébailandoconlas chicas del 1201. Damos muchos saltos y de vez en cuando algunosgritos,ynoestoymuyseguradecómonaricesestoybailando,perobajolas luces tenuesmesiento tranquila,comosinadiepudieraverme.Estoytanrelajadaquesigobebiendo,lesigopidiendoaSnakemáscopas,sigotirando vasos vacíos sobre la encimera. A estas alturas ya estoy

acostumbradaaestasituación,Rachaelmellevaentrenandodosaños,peromi tolerancia al alcohol sigue siendopésima.Soy tanpeso ligero comoella.

Pasandelasoncecuandolacabezameempiezaadarvueltas.Intentoconvencermedeque es porque lamúsica estámuy alta, pero sé quemeestoymintiendo,asíqueme tomoundescanso.Medejocaerenel sofá,merecuestoycierrolosojosdurantediezminutos.Pensándoloenfríomedoy cuenta de que probablemente haya sido lo peor que podía haberhecho, porque cuando me levanto, todo me golpea a la vez. Nada másponerme de pieme caigo hacia un lado, y lo único que impide quemedesplomeencimadelateleesSkye,laamigadeEmily,quemeagarra,mesujeta hasta que recupero el equilibrio y pone los ojos en blanco. Mepreocupa lo borroso que lo veo todo, porque hasta la callada Skyemepareceraracuandolamiro.

—¿Estásbien?—pregunta.Comparadaconmigoselavesobriacomounpalo.—¡Sí,sí!Sé que no estoy nimedio bien, pero no tengo ganas de hablar con

ella,asíqueledoyunbreveabrazosinsabermuybienporquéymedoylavueltaparaalejarmeconpasovacilante.

VeoaTylerenlacocina,preparandocopas.PareceestarsustituyendoaSnakeenelpapeldebarman/DJ,asíquedecidounirmeaél.Noselovemuyborracho,siesqueloestá,ysemuerdeellabiomientrasobservalabebidaqueestápreparando.

—Hola—digo.Talvezarrastroalgolaspalabras,peronoestoysegura.Contorpeza,

limpiounhuecoenlaencimeraymesientoenella.Meresultamuchomásdifícil que otras veces, como si tuviera lasmuñecas rotas, pero al finalconsigo subirme con gran esfuerzo. Cuando ya estoy arriba, cruzo unapiernasobrelaotraybalanceolospies.

—Hola—repito.—Creo que deberías dejar de beber —murmura, pero ni siquiera

levantalavista.Cogeunabotelladevodkacasivacíayvierteelrestoenlacopa.No

estoysegurade si esparaéloparaotrapersona,peropareceestarmásinteresadoenlabebidaqueenmí.

—Tyler—digo.

Otravez,seguramentearrastrelaspalabras,yhastapuedequenosemeentiendanada.Tengo lavistaborrosa fija enun ladode sucara.Megustacómosubarbaincipiente,bienrecortadaysuave,delineasumentónycómolacamisablancaquellevaseleajustaalcuerpo.Intentobatirlaspestañasparaél,peronisiquierameestámirando,asíquehagoloúnicoque seme ocurre.Deslizomi cuerpo por la encimera unos centímetroshastaquemispiernastocansucintura.Entoncesdejadeprestaratenciónalabebida.

Loveotragarsalivamientrassusojossedirigenamismuslos.Frotomipiernacontra sucaderay frunzo los labios,yunaexpresiónbastanteculpablecruzasucara.Tragaotravezylevantalavistaparamirarme.

—¿Quéhaces?—¿Quéhago?—repito.Sonríolomásseductoraquesoycapazahoramismo,enarcolascejas

inocentemente,comosinomedieracuentadealoqueestoyjugando.Elvodkaparecehabermedadomásconfianza.Mucha.Mesiento tansegurade mí misma que ni siquiera tengo en cuenta que estamos en suapartamento,enunafiesta,conmuchagente.

—Eden. —Tyler pronuncia mi nombre con firmeza, con un levematiztensoensutono,comosiestuvieraintentandonoenfadarse.Daunpasohacialaizquierdaparaapartarsedemíycortarelcontacto.Echaunvistazo rápidoporencimadelhombroyseaseguradequenadienoshavisto—.Aquíno.

—Pero,Tyler—susurro.Pongomibrazoporencimadesuhombro,extiendolaotramanoyle

arrebatolacopa.Siestuvierasobria,deningunamaneramebeberíaeso,dadoquetieneuncoloralgoraroynotengoniideadeloquelleva,peroaestasalturasyanimeimporta.Mellevoelvasoaloslabios,loinclinoytomo un largo trago mientras miro a Tyler por encima del borde.Segurísimoquetienevodka,ytalvezalgoderon.¿Zumodearándanos?Sealoquesea,sabebien,ycuandoTylerintentaquitármelo,presionomimanocontrasupechoparaempujarlohaciaatrás.

—No,no.—Eden,estásborracha.Tylermemiraduranteunlargoratoconelceñofruncido.Noestoy

seguradesiestádecepcionadoocabreado,perosupongoquelosegundo,porquecierralosojosunmomentomientrassuspira.

Me da la oportunidad perfecta para inclinarme hacia delante ybesarlo,asíqueesoesexactamenteloquehago.Rodeosucuelloconmisbrazosypresionomislabioscontraelbordedesumentónbarbudo,peronoduramucho.Seapartadeinmediatoymefulminaconlamirada.

—Eden—bufa—,telodigoenserio.Para,coño.Me deslizo para bajarme de la encimera y aterrizo de forma algo

torpe,perounavezque recuperoelequilibriomevuelvoaacercaraél.Intentadarunpasohaciaatrásparaapartarsedemí,perosólo logradarconlaespaldaenlapuertadellavadero.Veoelpánicoensucara,recorreel salón bajo la luz tenue con la mirada mientras intenta averiguar sialguien nos está viendo, pero yo estoy tan borracha y tan confusa y tandesesperadaporélquetodomedaigual.

—Eden—intentaunavezmás.Hasuavizadoel tonoy suvoz sehaconvertidoenunsusurro.Esdifícilescucharloporencimadelamúsica—.Piensa.¿Quieresquenosdescubran?Porqueesoesloquevaapasarsinolodejasestar.

Tal vez estaría más preocupada si no estuviera en un estado tanlamentableypudieraprocesarloquemeestádiciendo,peroahoramismosus palabras nome entran en la cabeza. En estemomento, lo único quesientoesdesesperación.Estoydesesperadaporbesarlo,porestarconél,porhacerquetodoestofuncioneporfin,ylonecesitodesesperadamente.

LoslabiosdeTylerdibujanunalíneafirmeymecogeporlamuñeca,dándoselavueltayabriendodeunempujónlapuertadellavadero.Tirademí hacia adentro de unamanera nomuy suave y cierra la puerta de unportazo,perocasinoseescuchaporelruidodelafiesta.Sequedadelantede mí un segundo o dos mientras yo lo miro, esperando. Durante uninstante,piensoquesevaadarlavueltaysevaair,peronolohace.Ensulugar,seacercaamí.Respirahondo,tienelosojosentrecerrados,ysólodejademoversecuandonuestroscuerpossetocan.

—¿Porquémeloestásponiendotandifícil?Nomepuedoresistirati—me susurra justo antes de juntar sus labios con los míos, sus manoscogenmibarbillamientrasmeempujacontralasecadora.

Me besa de una manera muy diferente a como lo hizo el lunes,cuando estábamos sobre el capó de su coche. Entonces fue lento,profundo.Ahoraesrápido,ansioso.Animadoporalgúntipodeadrenalinasexual, recorre mi cuerpo con las manos, por encima de mi vestiditonegro.Me tiemblan laspiernas,yestoybastanteseguradequesedebea

unamezcladeexcitaciónporsentirsuslabiosydealcohol.Seguramentenoteelsabordemiboca,lomismoqueyoperciboelsaboracervezadelasuya,ylobesoconimpaciencia,confuerzaylomejorquepuedoconelpedo que llevo. Mis manos torpes encuentran su cinturón, pero ni hellegado a intentar abrírselo cuando Tyler hace una pausa. Sus manoscogenlasmías,lasapartaymelassujetacontralasecadora,amiespalda.Mequedoquieta,conloslabiosseparadosmientrasrecuperoelaliento,yTylermemirafijamenteconincredulidad.

—DerekJeterhizounhomerun—jadeoparadefenderme.Estaréborracha,perosigosiendoperfectamenteconscientedeltrato

quehicimos.Todavíasujetándomelasmuñecascontralasecadora,bajasuslabios

hasta mi cuello, trazando una ruta de besos suaves desde la mandíbulahastalaclavícula.Mehacetemblar,yloúnicoquequieroesenredarmisdedosensupelo,perocuandointentomoverlasmanos,melasaprietaaúnmás.Notosurespiraciónenmipielmientrasdepositaunbesoprolongadojustodebajodemioreja.

—Pero,Eden—murmuraconvozrasposa—,nadiehaceunhomerunalprincipiodelpartido.

15

Mientras intentodespegar losojos a lamañana siguiente, estiro losbrazosentumecidos.Toco lapatade lamesitadecentroysóloentoncesmeorientoymedoycuentadequeestoydespatarradaenel suelo.Notoque la moqueta del salón está pegajosa por las bebidas derramadas, ycuandoporfinmeobligoaabrirlosojosdeltodo,lasalasevuelvemásnítida.Undébilchorrodeluziluminaelapartamento,peronoesnifuerteniámbarparaqueseaelamanecer.Podríasercualquierhora.Podríasermediatarde.¿Quiénsabe?Yonisiquierasécómoocuándoacabólafiesta.Lo único que recuerdo es que estuve besando a Tyler en el lavadero.Despuésdeeso…Nada.Enblanco.

Con el rabillo del ojo, veo mis tacones a unos metros de mí. Norecuerdohabérmelosquitado.Elapartamentoapestaatabacoyaalcohol,ycreoquenomehesentidotanasquerosaenlavida.Contorpezayalgoavergonzada, me levanto del suelo, donde claramente debo de habermeechadoadormirlamonaaquiénsabequéhoradelamadrugada.Llevodepieunafraccióndesegundocuandosientounrepentinodolorpunzanteenel lado izquierdode lacabeza,y respiro lomáshondoquepuedoenunintento fallido de hacer que desaparezca. No sirve de nada. De hecho,pareceempeorarlo.Eldolorpunzantesehacemásagudo,unpinchazo.Mefroto las sienesmientras recorro el apartamento con lamirada, pero loúnico que veo es que está lleno de basura. Botellas de cerveza mediovacías, vasos de plástico aplastados y vasitos de chupito desperdigadospor las encimeras de la cocina. Cuando miro alrededor del salón mesientoalgoaliviadaaldescubrirqueno soy laúnicaque sehadormidoaquí.Haydosmás.

Snake está en uno de los sofás, con el pelo rubio alborotado, bocaabajoconlacabezaenterradaenloscojinesnegros.Estároncandobajitoynotienepintadequevayaadespertarseenseguida,asíquecojosubrazo,queestácolgandoporelbordedelsofá,ylocolocoalladodesucuerpo.

Enelotrosofá,unodeloschicosqueviventrespisosmásabajoestátumbadoconlacabezahaciaabajo.Eseldelpelocobrizo,Alex.Tienelamandíbulatanabiertaquepiensoquetalvezselehayadesencajado.

Memasajeolassienesenunsegundointentoporcalmareldolordecabeza mientras me dirijo hacia la cocina, con la vista clavada en lacafeterayennadamás.Québienmevendríaunataza,ocinco.UnapartedemíbarajasidespertaraSnakeyaAlexparaofrecerlesuncafé,perojustoentoncespasopordelantedelespejodelapareddelsalón.

Medetengo.Meacercodespacio.Apartoloslabios,horrorizada.Mivestido ya no es discreto. Parece haberse deslizado hacia arriba por losmuslosmuchomásdeloquedebería,yyoagradezcoquenadiemásestédespiertoparaverlo.Meajustoelvestido lomásrápidoquepuedoynosuspiro pormis pintas.Elmaquillaje con el queme esmeré tanto no hasobrevivido. Tengo los ojos como un borrón, y manchas negras yplateadasdecoran todamicara.Noto lospegotesderímelymisojossevenhinchadose inyectadosensangre.Lamitaddelpelosemehasalidodelmoñoquellevaba.Tengomechonessueltosportodaspartes,yunavezmás,suspiro.Suspiro,suspiro,suspiro.¿Porquéhabrébebidotanto?

Sélarespuesta.Esobvio.FueporTyler.FueporTyleryporEmilyyporquelesllevómásdeunahoracomprarlaslimasenunamalditatienda.¿Por qué acabaron charlando?No sé de lo que hablaron.No sé adóndefueron.Loúnicoqueséesquenoqueríapensarenello,ySnakeestabaacargo del alcohol, y de repente me pareció mucho más atractivoemborracharme en ese momento. Anoche, beber mucho no me parecióunaideatanhorrible.Ahoraveoquefuelopeor.

Mesientogroguiytengoelestómagorevuelto,ycuandomeapartodelespejosemeocurreotracosaquenotienenadaqueverconelcafé.AhoramedoycuentadequenoveoaTyler.NormalmenteduermeenelsofáenelqueAlexestádespatarrado.Misojosrápidamentemiranhacialapuertadesuhabitación.Estácerradayeslógicoquequisierarecuperarsucamadadoqueyomequedéfritaenelsueloyestabaclaroquenolaibaautilizar.Nopuedodejardepreguntarmesiintentóayudarmealevantarmeosidecidiódejarmeallí sinmás.A lomejorélsequedódormidoantesqueyo.Alomejornisiquierasediocuentadequeestabaallítirada.Seacomosea,ahoratengoelcuerpoagarrotadoporhaberpasadolanocheenelsuelo.

Tyler normalmente se despierta antes que yo, pero hoy no, así que

decido invertir los papeles por una vez. Hoy lo despertaré yo. Hoy lellevaréelcaféyo.

Pasoporentrelossofás,entreSnakeyAlex,yestirolamanohaciaelpomodelapuertadeTyler.Seoyeunsuaveclic,yconsuavidadlaabrodel todo.Lahabitación está totalmente a oscuras, sólo la luz del sol delsalónmepermiteveralgo.Hacemuchocaloryelaireestácargado.

—¿Tyler?—Hablo bajo, suave. Entrecierro los ojos hacia la camamientrasseadaptanalafaltadeluz.Puedoversucontorno.Nosemueve—.Tyler—llamootravez,unpocomásalto—.Despierta.

Semueveunpoco,poniéndoseconsuavidadde lado,ahoradecarahaciamí.Hundelacabezaenlaalmohadaymurmura:

—¿Quéhoraes?—Notengoniidea—digo.Mantengolavozbaja—.¿Quierescafé?Sinpensarlo,enciendolasluces,yhaytantaclaridadqueTylergime

ysetapalacabezaconlassábanasatodaprisa.—Joder,Eden—balbucea.—Mierda.Perdón.Estoyapuntodeapagarlasluces,peroentoncesoigounleveybajito

«Humm» y me detengo en seco. Debo de haberlo imaginado. EsdemasiadoagudoparaserlavozdeTyler.

Lassábanassemueven.PeroTylerestáquieto.Miscejasseenarcancon rapidezmientras voy descifrando lo obvio poco a poco.Mi menteresacosavaprocesándolotodoaunritmodemasiadolento.Emilyemergededebajodelassábanas.Susojosseencuentranconlosmíosyderepenteparecedespierta del todo.Lasdosnosquedamosparalizadas.No séporquéestoy tansorprendidadeencontrarlaaquí,al ladodeTyler, sinnadamás que un sujetador de encaje negro. Se le entrecorta la respiración ycoge las sábanas, las abraza alrededor de su cuerpo y mira de reojo aTyler.Éltambiénsehalevantadocomounrayo.

Siento todo el cuerpo entumecido, y lo único que puedo hacer essacudirlacabezamientrasdoyunpasohaciaatrásendirecciónalapuerta.Losabía.

—Eden—diceTyler.Apartalassábanasyselevantadelacama.Todavíallevapuestoslos

vaqueros, pero los tiene bajados y se le ven varios centímetros de losbóxers negros. El elástico le aprieta los músculos del vientre. Si estosucediera encualquierotra circunstancia, estaríamirándolo embobaday

mis ojos probablemente estarían vidriosos. Pero en este instante estoydemasiadodolidacomoparaquemeimporte.

—Niseteocurra—susurro.Loapartodemídeunempujóncuandosemeacerca,medoylavueltaatodaprisaysalgodelahabitaciónconuncabreomonumental.Lonotodetrásdemí,loquemeenfadaaúnmás.Medetengoenmitaddelsalón,medoylavueltaylofulminoconlamirada,furiosa—.¿Sóloamigos?

—Teestásequivocandodel todo—dice.Ponesusmanossobremishombrosymemiraintensamente.Tienelosojosmuyabiertos.

—No, Tyler. —Intento encogerme de hombros para quitarme susmanosde encima,pero él nomedeja—.Lo sabía.Sabíaquehabía algomásyahoramesientoestúpidaporhabertecreídocuandomedijistequenohabíanadaentrevosotros.—Semequiebralavozynopuedodescifrarsi estoydecepcionadao enfadadao las dos cosas.Creoque las dos.Mesientodecepcionadaporquehayaotra chicayestoyenfadadaporquememintió—. ¿Qué hicisteis ayer por la tarde? ¿Echasteis un polvo en elcoche?

—Eden—dice,lamandíbulaseletensa.Respirahondoyentrecierralos ojos mientras me mira—. Sólo somos amigos. —Exhala y por finsueltamishombros—.Ayernosquedamosdormidos.Nohapasadonada.

Partedemípodríareírse.¿Enseriocreequesoytaningenua?¿Tanestúpida?Doyotropasoparaapartarmedeél.

—¿Y acabó semidesnuda? —Mi tono es despectivo y mi voz estácargadadeveneno.Sinoestuviesetancabreadatalvezmeecharíaallorar—.Muybonito,Tyler.

—Hacíauncalorde lahostia,¿vale?—diceenfadado,con losojosllenosdeira.Habíacontroladobastantebiensumalhumorhastaahora.

—Notecreo—lesusurro.Delanada,escuchogemiraSnake.—¿Qué coño hacéis, tíos? —Su voz es rasposa, y Tyler y yo

volvemoslacarahaciaélalmismotiempo.Snakenosmiradesdeelsofá,sentado,conlosojospesados.

MiroaTylerdenuevo.Estánegandoconlacabeza,oaSnakeoamío a ambos.Con una expresión dura, se da la vuelta y se dirige hacia lapuerta.Nisiquierasetomalamolestiadeponerseunacamiseta.

—¿Adóndecoñocreesquevas?—grito,exasperada.¿Cómose atreveamarcharse?Eso lohaceparecer culpable.No se

resuelvenadaymesientoinclusomásmolestaquehaceunsegundo.—¡A la azotea! —contesta Tyler de mala leche, cerrando de un

portazo.Mequedomirandolapuertaconcaradenoentendernada.—¡Joder!—diceSnake—.¿Quécoñoospasa?Seponedepieymefulminaconlamiradacomositodofueraculpa

míamientrassearrastrahacia lacocina.No tienemuybuenequilibrioyexisteunapequeñaposibilidaddequetodavíaestéborracho.Sinembargo,con todo el escándalo, Alex no parece haberse inmutado. Todavía estásopa.

—PasaqueTyleresunmentiroso—farfullo.LosojosdeSnakenoseapartandemímientrasmerodeacercadela

cafetera. Me mira pestañeando con curiosidad, como si estuvieraesperandoaquelopongaaldíaconloquehapasado.Esunaexplicaciónquenolevoyadar.

—Snake—digo—,porfavor,porfavorhazmeuncaféantesdequemecaigamuerta.

—¿Eden?Mevuelvoal instantehacia lavozdeEmily.Estáen lapuertade la

habitación de Tyler y ya se ha puesto algo de ropa. Ropa de Tyler. Lacamisaquellevabaanoche.Esomecabreatodavíamás.

—¿Qué?Cruzo los brazos sobre mi arrugado vestidito negro que ya no es

nadaatractivo.Emily se toca las puntas del pelo y se enrolla algunos mechones

alrededordelosdedos.—¿Puedohablarcontigo?Laverdadesquepareceavergonzada,ysuvoztiemblaunpoco.No

me hace sentir ni una pizca de compasión. De hecho, también la haceparecerculpable.

—No creo queme puedas decir nada para justificarte—afirmo envoz alta y con firmeza, para que capte el mensaje de que estoy muycabreada.Defondoseoyelacafetera,ysoyconscientedequeSnakenosmiraa lasdos.Entoncesdecidoqueprefieronometerloenestamovida.Aprietoloslabiosparaformarunalíneafirmeyañado—:Perovale.

Conlosbrazosaúncruzados,cruzoelsalónyentroenlahabitaciónde Tyler, rozando a Emily al pasar por la puerta. Por suerte, tiene dosdedos de frente y la cierra para tener algo de intimidad, y enciende las

luces.Ahora,nadiesequeja.—Eden—comienza—,sé loqueparecíay séqueestáscabreada.O

sea, es tu hermano, así que te resulta raro, ¿no?—Gesticula mucho alhablarytienelosojosmuyabiertos.Parecequequierehacermecreerquees inocente,peromemantengofirmeyme limitoapestañear—.Nonoshemos acostado—dice en voz baja—. Te lo digo en serio, no hicimosnada.Sólosomoscolegas.

Mepodríaquedaraquíydiscutirconellatodoeldía,peroempiezoaprocesar sus palabras y me tomo un momento para ordenar mispensamientos.«Estuhermano,asíqueteresultararo.»Esoesloqueellacree.Debodeparecerunahermanastralocademasiadosobreprotectora,yentoncesmedoycuentadequeheolvidadoporcompletoqueningunodeellos sabe lo que pasa en realidad. Alex no lo sabe. Snake no lo sabe.Emilyno lo sabe.Ningunode ellos sabeque estoy enamoradadeTyler.Ningunotieneniidea.

Yahorasóloparezcounaloca.Sé que necesito calmarme, hayan follado o no; si no mi rabia

parecerá fuera de lugar. Culpables o inocentes, tengo que dejar que sevayan de rositas.No sé si están diciendo la verdad o si estánmintiendodescaradamente,perodetodasformas,suspiro.

—Bueno—digo.Meresultadifícilobligarmeaaparentarqueestoytranquila,quenome importa,pero lohagoporquemantenermi secretoconTylereslomásimportante—.Séqueenrealidadnoesasuntomío.Esqueesraroporqueéstaesmihabitaciónmientrasestoyaquí.

—Sinceramente,Eden,nuncateharíaeso—dice.Partedemísepreguntasimeestámintiendo,perounahermanastra

no lo cuestionaría, así queme callo. Parece que cada día se hacemás ymásdifícilseguirfingiendoquenopasanada.Semeolvidaqueparatodoelmundosomoshermanastros.ParaTyleryparamí,somosmuchomás.

Llamana lapuertade lahabitacióndeTyler,ySnake laabredeuntirón sin esperar a que le digamos que pase. Trae tres tazones de caféhumeanteyledaunoaEmilyyotroamí,quedándoseelterceroparaél.

—Mehaparecidoquelonecesitabais—dice,yhaceunmovimientoconlacabeza.

Él también sigue con la misma ropa de anoche, sólo que tienedesabrochados losbotonesde lacamisa.Tieneun tatuajedeunsolenelpechoysedacuentaqueEmilyyyoloestamosmirandofijamente.

—Es porque yo soy igual de ardiente —contesta antes de que lepodamospreguntar.Noestoysegurasiestádecoñaono.

Detodasmaneras,lacabezamesigueretumbando,rodeoeltazóndecafé con lasmanosmuy fuerteyme largo al salón sin siquieramirar aEmily. Un horrible tufo a alcohol parece impregnar el aire de todo elapartamento, y cuandome siento en el sofá, miro fijamente durante unrato a Alex, que sigue tumbado al otro lado de la mesita de centro.Todavíanosehamovidoniuncentímetro.

MientrasSnakecruzaelsalónatrompiconesparasentarseamilado,lo miro de reojo y luego señalo con la cabeza al tío que ha pasado lanocheaquí.

—¿Lopuedesdespertar?—No—dice Snake con un movimiento de la cabeza—. Le diré a

Brendonquevengaabuscarlo.—Beberuidosamenteunsorbodesucafé,ysuspiraaltragar—.Joder,estoyhechounamierda.¿Cómovastú?

—No muy bien—admito. Esto hace que me dé cuenta de que mesiguedoliendolacabeza,yderepenteparecequeempeora.Sinembargo,agradezconotenernáuseas—.¿Tenéisalgúnanalgésico?

—Enelsegundoarmarioporlaizquierda,enelestantedearriba—meinformaSnake,señalandohacialacocinaconlataza.

Mepongodepie,tomounbuensorbodelcaféantesdedejarloenlamesitayarrastrolospieshacialacocina.Hastacaminarrequiereungranesfuerzo.Me duele la espalda por haber dormido en el suelo yme iríabiendescansaralgo,peroestoydemasiado irritadaparadormir.Abroelarmario,mepongodepuntillasyrevuelvoensuinterior.Mismanossóloparecentocarmecheros.

—¿Fumas o qué? —le digo a Snake en voz alta por encima delhombro.

—¿Eh? —pregunta perplejo. Levanto un mechero mientras con laotramanosigobuscando,sinvolverme—.Ah,eso—dice—.No,nofumo.¿Yahasencontradolosanalgésicos?Esunacajaroja.

—Sí,aquíestán—respondo.Cojounvasodeaguaymetomounpardepastillas,conlaesperanzadesentirmemuchomejor,yvuelvoalsalónaporelcafé.Nomesiento,sóloclavomimiradaderrotadaenSnake—.Voyarefrescarmeunpoco.—MiroaAlexconelceñofruncido.Meestoyempezandoapreguntarsisiguevivo—.Asegúratedequesevayaacasa.

Snakeasienteconlacabezaysedespatarraaúnmásenelsofá.Detrás

deél,Emilypasacorriendode lahabitacióndeTylera ladeSnake,quetécnicamente es la suya. Igual que la deTyler esmía durante el verano.TodavíatienepuestalacamisadeTyler,perollevaenlamanoelvestidoylostacones,yselaveavergonzada.Porlomenoslavueltaacasasóloesdemenosdeunmetro.

Agradezco que haya salido de la habitación de Tyler, porque asípuedocoger ropa limpia.Medirijohacia allí con el café en lamano,ycuandoentroenlahabitación,mesorprendeverqueEmilylohaordenadotodo.Lascortinasestáncorridasylasventanasestánabiertasparapermitirque entre luz y aire fresco. La cama está hecha a la perfección, lasalmohadas,ahuecadas.Inclusomiropadesperdigadaporlahabitaciónsevemásordenada.

Cojounopantalonesdechándalyunasudadera,ycorroalcuartodebaño antes de queme gane Emily.Una ducha caliente es lomejor paraaliviarlaresaca,asíquesubolatemperaturaymequedodebajodelagua,conlaespaldaapoyadaenlaparedylosojoscerrados.Mequedoasíunrato, inmóvil, respirando. Hago todo lo posible por relajarme, pero nocreoquepueda.SigofuriosaconTyler.ConEmilynotanto.EllanosabíaloquehayentreTyleryyo,yporlomenosfuelosuficientementevalienteparaquedarseenelapartamento,nocomoTyler,quesaliócorriendoalaprimeradecambio.

Mepasomediahoraenelcuartodebaño,melavoelpeloymevisto,me pongo la capucha de la sudadera sobre la cabeza y salgo comoflotando.Llevoelvestiditonegroenlamano.Creoquenomelovolveréaponerjamás.Meagachoyrecojolostaconesdelsuelodelsalónmientraspaso,yveoqueAlexyanoestáenelsofá.EmilyySnakeaparecendelanada,losdossetirandecabezaalcuartodebaño,peroellallegaprimero,lecierralapuertaaSnakeenlasnaricesyéstegruñe.

—¿En serio?—le grita a través de la puerta—.Vosotras tardáis unmontón.Yosólocincominutos.Venga.Déjamepasaramíprimero.

—Podemos ponernos a limpiar—le sugiero desde el otro lado delsalón.Snakeestiraelcuelloymemirafijamente—.¿Qué?—pregunto—.Vamosatenerquehacerloenalgúnmomento.

Vuelvoa lahabitacióndeTylerpara tirarmivestidoymis taconessobre la maleta, sin molestarme en meterlos dentro, y me reúno conSnake. Para mi sorpresa, no me cuesta mucho convencerlo de que meayude.DurantelosveinteminutosqueEmilypasaenelcuartodebaño,los

dosnosponemosmanosalaobra.Comenzamosporlacocina,metemosapresión todo el alcohol que ha sobrado en la nevera y apretujamos lasbotellas y las latas vacías en bolsas de basura. Las encimeras estánpegajosas por las bebidas que se derramaron, así que mientras yo lasfriego, Snake reúne todos los vasos de chupito, de tubo y pajitasdesperdigadasporelapartamento,quejándosemientraslohace.

En cuanto Emily abre la puerta del cuarto de baño, Snake saledisparado,eintercambianpapeles.AhoraEmilymeayudaconlalimpieza,yningunadelasdoshablamientrastrabajamos.Elsilenciocomienzaaserdemasiado tenso, asíqueenciendo la teleparaquehaya ruidode fondo.Abro todas las ventanasquepuedoy echo ambientadorpor todos lados.Emilysacalaaspiradoradel lavaderoylapasaportodoelapartamento,incluso por las habitaciones.Dejo que ella termine yme encierro en lahabitación para secarme el pelo. Cuanto más tiempo pasa, más mepreguntoporquéestátardandotantoTyler.

Ya lleva en la azoteamásdeunahora.Antesnunca le llevaba tantotiempocalmarse.CuandoSnakesaledeladucha, loenvíoaverquéestáhaciendoTyler.Ponelosojosenblancocuandoselopido,perolohacedetodasformas.Aloscincominutos,regresa.

—Noestá—dice,encogiéndosedehombros.Levanto la vista de la tele, y lomiro con cara extrañada y el ceño

fruncido.Noestoyseguradesimeestátomandoelpeloono.—¿Qué?—Noestáenlaazotea.—Entonces¿dóndeestá?Noestoyseguradeadóndepuedehaber ido.Nohaymaneradeque

hayasalidodeledificio.Nollevabanadamásquelosvaqueros.—Niidea—diceSnake.Vuelveaencogersedehombrosyapoya la

espaldaenlaencimera,yentoncesesélquienmemiraconcaraextrañada—.¿Porquédiscutíais?

—Pornada—digoatodaprisa.Probablementealfinallodescubrirá,peroahoramismonotengoganasdehablardeello.

Snake me mira con el entrecejo fruncido y estoy esperando a queinsista, pero ni semolesta en perder el tiempo. Se acerca a la nevera ybuscaalgodecomer.

Vuelvo la vista hacia el televisor, pero no me concentro del todo.EstoypensandoenTyler.Apesardequeahoramismonotengoganasde

hablarconél,decidointentarllamarloalmóvil,peroesinútil.Suteléfonosuenaenlahabitación.Cuelgoydejoescaparelaireenungestoentreunsuspiroyungemido.¿Dóndenaricesestará?

Notodoesmalo,sinembargo.EstándandoLadamayelvagabundoen la tele. Snake se burla de mí desde la cocina durante unos quinceminutosmientras engulle sándwiches como un cerdo, pero lo ignoro ysuboelvolumencadavezqueabrelaboca.LaspelículasdeDisneynosoninfantiles,comoélcree.Tampocoson tontas,ycuandodejadereírsedemíporverlas,decideiravisitaralaschicasdel1201paraversiestántanresacosascomoél.

Esagradable lograralgodepaz.Emily,porotro lado,nohasalidode lahabitacióndeSnakedesdehacemásdecuarentaminutos,ypiensoquedebedehabersequedadodormida.Tengoel salónparamí sola, sinnadie que se queje de la película, y aprovecho la ocasión paradespatarrarme en el sofá y ponerme cómoda, acurrucándome entre loscojines.

VeolapelículaenteraantesdequevuelvaSnakeydequesedespierteEmily,yahorayahanpasadocasitreshorasdesdequeTylersalióhechouna furia. No tengo ni idea de adónde puede haber ido. Podría estarescondido en el 1201 o en el apartamento de Alex y Brandon. Podríahaberse encerrado en su coche para evitarme. Podría estar en cualquierlugardeledificio.Tardeotemprano,tendráqueregresaryenfrentarseamí.

Justo en esemomento, oigo que abren la puerta del apartamento ysupongo que es Snake. Pongo la tele en silencio,me levanto del sofá ymirohacialapuerta.MisojossetopanconlosdeTyler.

—Yaerahora—recrimino.Ansioso,cierralapuertatrasdesíybajalavistahacia lamoqueta.No sécómoha logradocambiarse,pero llevaunos pantalones cortos negros y una camiseta gris—. ¿De dónde hassacadoesaropa?

—Tenía la bolsa del gimnasio en el coche—dice en voz baja. Semordisquea el labio inferior durante un segundo antes de prepararse ycaminarhaciamí—.¿Dóndeestánlosdemás?

—Snake está con las chicas del 1201 y creo que Emily estádurmiendo, así que ahora es elmomentoperfectoparaque seas sinceroconmigo. —Me pongo de pie y apago la tele, el silencio nos rodeamientraspasoalladodelsofá.Nomedetengohastaqueestoydelantedeél

—.Porfavor,dimequéestápasando.—Nopasanada,Eden—respondeTyler.Suvozessuaveysincera,

muchomásserenaqueantes.Tienelosojostranquilosyapagados,aunqueunpocoinyectadosensangre—.Noentiendoporquénomecrees.¿Quéhehechoparaquedudesdemí?¿CuántasvecesnecesitasquetedigaqueEmilyyyosomossóloamigos?—Hablaconfirmeza—.Anochenopasónada—afirmamuydespacio—.Nuncahapasadonadaynuncapasará.

—Esagradablesaberqueteacurrucastejuntoaellaenlacamayamíme dejaste tirada en el suelo—farfullo, porque es lo único que se meocurredecirahoramismo.

Es como si Emily tuviera prioridad. Como si Tyler hubiese tenidoqueelegiraquiéncuidaranocheyclaramentelahubieseelegidoaella,locualnodacredibilidadaloquemeestádiciendoahora.

—¿Dormisteenelsuelo?Nolosabía.Lo único que puedo hacer es quedarmemirándolo. Parece sincero,

pero Tyler es muy buen actor. Hace años nos tenía a todos engañados.Nadiesospechóquepordentroestabarotoyquenoeraeltipoduroquetodospensaban.Guardarsecretosesloquemejorseleda.Ahoramismopodríaestarmintiéndome.

—Noséquépensar,Tyler—murmuroporfin.—¿Vesquelamireaellaigualqueati?—mepregunta.Da un paso hacia mí y me mira por debajo de las pestañas; las

comisurasdesusojossearrugan.—No.—Pueseso,Eden—dice frustrado—.Meestáempezandoaestresar

quedudesdemítodoeltiempo,yheestadopensandocómodemostrartequesólotequieroati.—Dejadehablarunmomento,niegaconlacabezaysuspira—.¿Sabesqué?Alamierdatodo.Notequiero.Tenecesito.

—¿Menecesitas?—repito.—Te necesito—confirma, asintiendo con la cabeza—. Te necesito

porque eres una de las pocas personas en las que confío. Te necesitoporque tú me viste como solía ser y aun así te quedaste conmigo. Tenecesitoporqueestoyenamoradodeti,Eden,ynotengoniideadecómopodré dejar de quererte.—Sus palabrasme golpean tan fuerte que creoque ni siquiera pestañeo.Me quedo allí, escuchándolo, y está clarísimoquenofinge.Suvoz inclusosuenaalbordede lasúplica—.Tengoalgoqueservirácomoprueba.

Muy despacio, se enrolla la manga izquierda de su camiseta pararevelarsubíceps,másgrandequenunca,envueltoenplásticotransparente.Debajo,veotintanegraybrillante.Mordiéndoseellabio,Tylersequitaelplásticoconmuchocuidadoygiraelbrazoparaque lovea.Escritocontintaenletraspequeñas,ennegrita,veominombre.Nadamás.Sólocuatroletras. Tan simple y sin embargo tan estúpido… Primero me quedodesconcertada,peroentoncesenseguidameirrito.

—Estarásdecoña,¿no?¿Cómoselepuedehaberocurridohaceresalocura?Entrecierrolos

ojos y miro el tatuaje un rato más mientras intento averiguar si es dehenna.Esperoquelosea,perotienelapielrojaylevantadayhayalgunosrastrosdesangre.Sientoqueelpechosemehundeporlaangustia.

—Es de verdad —dice Tyler, lo que es evidente que te cagas—.Permanente.

—Setehaidolaolla.Doyunpasohaciaatrássinapartarlosojosdesubrazo.Minombre.

¿No se da cuenta de que la gente viene y va? ¿No sabe que las cosaspuedencambiar?Ahoramismoparecequeloquehayentrenosotros,sealo que sea, es real y eterno, pero la verdad es que ninguno de los dospuede saber lo que pasará en losmeses y años que aún están por venir.Todavíaaturdida,logroapartarmisojosdeltatuajeydirigirlosasusojos

—¿YsielijoaDean,Tyler?—susurro.—SéquenovasaelegiraDean—dice,negandoconlacabeza.—¿Cómoestástanseguro?—Porque si quisieras seguir con Dean, no habrías hecho el trato

conmigo—dice, y tiene razón—.No habrías animado como una loca aDerekJeter.

—Todavía no he elegido—suelto de pronto. Pero en realidad creoque sí. Creo que ya sé que al final va a ser Tyler. Si creyera queDeanpodríaseguiralbergandoesperanzas,noestaríahaciendoesto.Noestaríaevitándolo a toda costa—. Pero da igual, esto es una estupidezmonumental,Tyler—murmuro, señalandocon lacabezael tatuajedesubrazo.

Tylerbajalavistayloobservaunmomento.—Amímegusta.—¿Y qué vas a hacer cuando volvamos a casa y lo vean nuestros

padres?

Me cruzo de brazos. Estoy empezando a entrar en pánico de sólopensarlo. A lomejor podríamos quedarnos enNuevaYork. A lomejorpodríamos escondernos aquí y no volver a SantaMónica jamás.Nomeimportaría.

—¿Cómovasaexplicarlo?¿Eh?LamiradadeTylerseencuentraconlamíaotravez,susojosseven

vibrantesymuyabiertos.Seencogedehombros.—Supongoquetendremosquedecirleslaverdad—dice.Yantemisorpresa,sonríecomosipensaraquesilagentellegaraa

sabernuestrosecretonoseríaelfindelmundo.

16

—Ehhh—digo el miércoles a última hora de la mañana mientrasobservo el plato que Tyler me acaba de pasar. Muy considerado él, hadecidido prepararme una tostada como desayuno tardío. Para midesgracia, está quemada, negra—. A ver cómo te lo digo… ¿escomestible?—Lacojoydoygolpecitosconellaenelbordedelplato.Estáduracomounapiedra.LededicounapequeñasonrisaaTyler—.Bueno,laintenciónesloquecuenta,¿no?

Tylerseríedesdeelotroladodelaencimera,negandoconlacabezamientrassellevalasmanosalacara.

—Mi madre no estaría orgullosa de mí ahora mismo—balbucea,riéndose de su engendro. Se levanta, coge el plato y tira la tostada a labasura sin vacilar—. Voy a intentarlo otra vez—dice mientras se girahaciamídenuevo.Con lasmanos en el bordede la encimera,memiraconojosardientes—.Enrealidad,puedequenecesitetuayudaexperta.

Pongolosojosenblancoyrodeolaencimeraparaunirmeaélenlacocina,apartándolodeuncodazomientrascojoelpandemolde.Pongocuatro rebanadas en la tostadora y bajo la palanca para que se doren;mientras,meapoyodeespaldasenlaencimeraymecruzodebrazos.

—¿Tienes diecinueve años y no puedes hacer unas tostadas sinquemarlas?

—En mi defensa —dice Tyler despacio, sonriendo—, estabademasiadoocupadomirándoteati.

Ledoyungolpeenelbrazo,concuidadodenotocareltatuajedesubíceps,quehaempezadoacicatrizar,yluegofrunzoloslabios.

—¿Mepuedesdeciralgoenespañol?Tyler enarca las cejas haciamí con sospecha y se cruza de brazos

comoimitándome.—¿Vasapasarteelrestodelavidapidiéndomequehableenespañol?—Bueno—digo,encogiéndomedehombrostranquilamente—,tiene

supuntosexy.Se ríe otra vez, y durante un momento, me limito a observarlo.

Estudiolaexpresióndesusojos.Escucho.Hacedosañosjamássereíaasí.Nuncasereíadeverdad.Entoncessiemprelohacíadeformasarcásticaydura, pero ahora su risa es suave y agradable y feliz. De nuevo puedosentirelhalopositivoquelorodea,igualquecadadía,deunaformaquejamáshabíavisto.Creoqueverlofelizdeverdadeslomásatractivo.Nomepodría sentirmásorgullosadecómohacambiado.Estoy sonriendo,peroélnoparecedarsecuentadecómoloestoymirando.

—Memueroporbesarte*—dicesonriendo.Las palabras me suenan e intento recordar dónde las he oído. No

tardomuchoenacordarme.—¿Esonosignificabaque…?—Memueroporbesarte—terminaél.Enarcaunacejaydaunpaso

haciamí—.Sí,sísignificaeso.—Antesdequepuedareírosonrojarmeoreaccionardealgunamanera,meplantaunbesoenlos labios.Sólouno.Rápido. Y luego otro, con suavidad, mientras pone sus manos en micintura—.Dimealgoenfrancés.

Lomirodesdedebajodemispestañas.Creoquemeestácontagiandosubuenhumor.Hagoacopiodevalorydecidomurmurar:

—¿Quéteparecejet’aime?Tylernipestañea,aunquelaexpresiónensusojoscambia.—Sólosiatitevaleteamo*—dicebajito.Siguesonriendo,comoyo,ycreoque losdossabemosque todavía

noestamoslistosparadecirloeninglés.Unavezmás,presionasuslabioscontra los míos, y justo cuando creo que se va a convertir en un besoapasionadoconlengua,lastostadassaltan.

Tyler se aparta de mí riéndose antes de que yo haya tenido laoportunidaddemirarhacia la tostadora,ycuando lohago,dejoescaparunsuspiro.Sehanquemadootravez.

—Creoquedeberíamosdarnosporvencidosconlastostadas—digo.Ynopuedoreprimirlarisa.Quéridículossomos.

—Vaya que sí —dice Tyler—. Te invito a comer fuera paracompensar.Dondequieras,yotesigo.

Estoyapuntodeaceptarsuofertacuandomimóvilempiezaasonarenlamesitadecentrodelsalón.Pasoporsuladoymedirijohaciaallí.Noes la melodía de llamada normal, y cuando cojo el teléfono y miro la

pantalla,medoycuentadequeesporquesetratadeunavideollamada.YesdeDean.

Sinpensarlodosveces,voyarechazarla,peromefrenoensecojustoantesde tocar lapantalla.Siguesonando,yTylermemiraconsospechadesdelacocina.NohehabladoconDeandesdeeldomingo.Séquetengoquecontestar,asíquemiroaTylerymeencojodehombrosenseñaldedisculpayaceptolallamada.

—Holaaa—digo,lomásalegrequepuedosinquesenotedemasiadoqueestoyfingiendo.

Laconexión tardaunpocohastaque aparece la caradeDeanymemiradesdelapantalla,perplejo.Meparecequenomehaoído,asíquelosaludoconlamanoparaquesepaqueestoyaquí.Seleiluminalacaradeinmediato.

—¡Ey,hascontestado!—¡Claro!—digo—.¿Quétal?—Aquí,apuntodeirmeatrabajar—medice.Peroyalosé.Llevael

monoazulconelnombredel taller llenodemanchasdegrasaytieneelpelodespeinado—.Penséqueprimeropodíavercómole ibaamichicafavorita.¿Quétal?

—Soncasilasochoallí,¿no?Aquísonlasonce.Mehundoenelsofá,cruzolaspiernasymantengo

elteléfonodelantedemí,intentandocentrartodamiatenciónenminovio.EsdifícilignorarelhechodequeTylermeestátaladrandoconlamiradadesdeelotroladodelasala.

—Estoygenial.Aquí,sinhacernada.Deanenarcaunaceja.—¿Hayalgoquequierascontarme?—No.—No puedomirarlo a los ojos, así que clavo la vista en su

hombro. Y él no se da cuenta. Me siento demasiado culpable paradevolverlelamirada.

—¿Nadanuevodesdeeldomingo?—Nadaespecial,pasandoelrato,supongo.—Meencojodehombros

ymehundomásenel sofá.Conel rabillodelojoveoaTyler,queestátirandolasrebanadasdepanquemadasalabasura—.¿Cómovatodoporallí?

Deanponelosojosenblancoyrespirahondo.—Rachaelestásufriendounacrisisnerviosaporquesupeluquera le

cortódemasiadoelpelooalgoporelestilo,asíqueahoraseniegaasalirde su casa; Meghan vuelve de Europa la semana que viene, TiffaniprácticamenteviveenlaplayaporqueestáconvencidadequelaarenadeaquíesmuchomejorqueladeSantaBárbara;haempezadoatrabajarenelgarajedemipadreunchiconuevoquenotieneniideadeloqueesunallaveinglesa;mimadredicequeechademenosquevengasacenar,ymipadretemandaunsaludo.Creoqueesoestodo.—Sueltaelaire,riéndose.MeresultararoescucharsurisaenvezdeladeTyler.Einclusomásrarover sus ojos oscuros cuando estoy tan acostumbrada a los de coloresmeralda de Tyler—. Oye, ¿qué vas a hacer mañana para celebrar elcuatrodejulio?

Le lanzo una mirada a Tyler. Tiene los brazos cruzados sobre laencimera de la cocina y está inclinado hacia delante, con una sonrisacómplice en los labios.El cuatro de julio siempre nos traerá recuerdos.Mañana se cumplirán exactamente dos años desde que descubrí quemegustaba Tyler de la manera en que no debía.Mañana se cumplirán dosaños desde que nos arrestaron por allanamiento. Ni siquiera recuerdohabercelebradolaindependenciadenuestropaísesanoche.Sólorecuerdohabermesentidosumamenteconfundida,másquenuncaentodamivida.

Tragándome el nudo que siento en la garganta, vuelvo la miradahaciaDean.Meestásonriendo.

—Todavía no hemos decidido nada—digo con la garganta seca—.Tyler quiere que nos quedemos en Nueva York, pero su compañero depiso quiere que vayamos aBoston. Sea como sea, terminaremos viendofuegos artificiales sobre un río. Seguramente tendrán que tirar unamonedaalaireoalgoasí.¿Ytú?

—CreoquevamosairaecharleunvistazoalespectáculodeMarinadelRey.

Le contestaría, pero de repente me distraigo cuando la calidad delvídeoseajusta,volviéndosemásnítidaymenospixelada.Pestañeoalversumandíbula.

—¿Eseso…esesoqueveounabarbadevariosdías?—Tal vez. —Se frota la barbilla con timidez y me mira

dramáticamente con los ojos ardientes a través de la pantalla—. Hedecididonoafeitarmeduranteelverano.Séqueatinotegusta,perocomonoestásaquí,noteimportará.

Mis ojos se dirigen a Tyler otra vez. Está arqueando las cejas

mientrassetocasubarbilla,señalandosubarbaincipiente.Lasonrisanoabandonasuslabios.

Lelanzounamiradaquedejaclaroquenomevienennadabiensusdistraccionesenestemomento,sobretodoporqueestoyintentandohablarconDean.Pongolallamadaensilenciounsegundo,yledigo«Entisímegusta»yluegovuelvolamiradaaminovio.

—Ey,creoquesehacortadounsegundo—diceDeanfrunciendoelceñoacasicincomilkilómetros—.¿Quéhasdicho?

—Nada,estabahablandoconTyler—digoenseguida.Mearrepientojustocuandolaspalabrassalendemiboca.Nodebería

habermencionadoqueTylerestáaquí.Enlacocina,élsehaenderezadocomounrayoymefulminaconlamirada.

—¿Estáahí?—preguntaDean.Sucaraseparecealegrarotravez.Séquenodeberíahabérselodicho.Subelavozydice—:Ey,tío,venaquí.

Noestáhablandoconmigo.SedirigeaTyler,queniegaconlacabezadesdeelotroladodelasala.

—Ehhh, espera un segundo—suelto de sopetón. Esta vez pauso lallamadadeltodoymevuelvoparamiraraTyler,desesperada—.Yaséquenodeberíahaberdichoqueestabasaquí,peroporfavor,venahablarconélunsegundo.

—No—diceTylerfirme,agitandolasmanosparadarmásénfasis—.Nidecoña.No,no,no.

—Porfavooor—leruego.Semearruganlascomisurasdelosojosyhago un puchero—. Si no lo haces, se va a preguntar por qué te portascomouncapullo.Eressumejoramigo,porsinolorecuerdas.Hazcomosinopasaranada.

—Eden, por si se te ha olvidado, su novia le está poniendo loscuernos conmigo—murmuraTylermientras semasajea las sienes.Conunamiradapenetrante,añade—:Novoyahablarconél.

Me quejo, me vuelvo hacia el teléfono y reanudo la videollamada.Deanesperapacientemente.

—Ahoranopuedeponerse—miento—.Estádesnudo.—¿Desnudo?—Deanme lanza unamirada extraña, yTyler levanta

lasmanosconexasperación.—Quiero decir—farfullo— que se está cambiando de ropa. En su

habitación.Noaquí.MistorpesbalbuceosdebendeparecerlepeoraTylerquelaideade

tener que hablar con Dean, porque se acerca dando zancadas desde lacocinaymearrancael teléfonode lamano.Se loponedelanteconunasonrisaenlacara.

—Ey, hermano. Perdona, me estaba poniendo una camiseta. ¿Quépasa?

MequedomirandoaTylerdesdeelsofáconcaradesorpresacuandoescuchoaDean.

—¡Tío!Llevomogollón de tiempo sin verte.Yo estoy genial. PeroechomuchísimodemenosaEden.

—Nolodudo—diceTylerseco—.Peroseloestápasandobien.PuedonotarqueestámolestoconmigoporhacerlehablarconDean,

pero no nos queda otra. Dean todavía no puede enterarse, sobre todoporqueestamosencostasopuestas,yyoséquetengoquedecírselocaraacara.Deciertamanera,leestamosmintiendoahoramismo,perolaúnicaopciónquetenemosesaparentarquetodoestábien,inclusocuandonoesasí. Le rompería el corazón enterarse de esta manera, a través de unavideollamadacuandoestamosacasicincomilkilómetrosdedistancia,asíquenosvemosobligados a engañarlo.Aunqueesmuydifícil, espor subien.No sé cómo se lo diremos.No sé qué se supone que tenemos queexplicarle,perosíséquetodavíatenemostressemanasparaaveriguarlo.Loarreglaremos.Seremoshonestosysinceros,leexpondremosnuestrasrazonesyloharemoscomoDiosmanda.Deanselomerece,quémenos.

Tyler se acomoda a mi lado en el sofá, pega su cuerpo al míomientrassostieneelteléfonodelantedenosotrosaunaalturaenlaquelosdos entremos en la pantalla. Durante diez minutos, le contamos a DeantodosobreNuevaYorkyloincreíblequeeslacomidaitalianadeaquí,yél nos pone al día de todos los últimos cotilleos de SantaMónica. Unachicaqueestabaenmicursosehacomprometidoconuntíoquelesacadiezaños.UnchicodelaclasedehistoriadeDeanahoraestáenlacárcelpor agresión sexual.Por suerte,Dean tieneque irse a trabajar y cuandohemosterminadolavideollamada,Tylersedesplomaenelsofáagotado.

—Vamosairalinfierno,yaesoficial—diceenungruñido.Loúnicoquepuedohaceressuspirarasulado,nosientonadamásqueculpabilidadyvergüenza.Deanno semerece esto.Trasun segundo,Tyler se inclinahaciadelanteparamirarmedelado—.Lovamosadestrozar.Semirepordondesemire.Tenemosquesersincerosconélyaceptarquerealmentelahemosmetidohastaelfondo.¿Cuándoselovamosadecir?

—Encuantolleguemosacasa.Nopodemosesperarmás—opino.Nolopuedomiraralacara.Tengoloscodosapoyadosenlasrodillas,algoinclinadahaciadelante,ymeaguantolacabezaentrelasmanos—.Esmuyinjustoparaél.

LavozdeTyleressolemneysuave.—¿Creesquenosperdonaráalgúndía?—Creoquesí,coneltiempo—murmuro.No me extrañaría que no lo hiciera, pero me gustaría pensar que

algúndíaloentenderá.AlfinyalcaboesDean.NuestroDean.Nuncalehaguardadorencoranadieentodasuvida.

—Dios,soyunamierdademejoramigo—farfullaTyler.—Yyosoyunamierdadenoviainclusomásgrande—añado.Va a ser difícil contárselo. Es como si perdiera a su novia y a su

mejoramigoalmismotiempo.Traicionadoporlosdos.Delanada,Tylercolocasumanoenmimuslo.—Eden—dice—.¿Estosignificaquemeestáseligiendoamí?Aunque la sueltade sopetón, supreguntanome tomapor sorpresa.

Voyasimilandosuspalabrasmuydespaciomientras respiro.Serena,porfinlomirosóloparadescubrirquemeestáobservandofijamente,conlosojosmuyabiertosydeunverdeapagado.Parececasipreocupado,comosiyofueraadecirqueno.

—Siemprehetenidoclaroqueteibaaelegirati—susurro.Veoelalivioensusojos,aunquesusrasgosnocambianenabsoluto.

Sólosumiradasevuelvemásintensa.—Y¿quésignificaquemeelijasamí?—Yalosabes,Tyler.—Levantosumanodemimusloylacojoconla

mía,entrelazandomisdedosconlossuyos.Encajanalaperfección.Comodebeser.Comosiemprehasido—.Quieredecirquequieroestarcontigo.—Mivozesfirme.Noestoynerviosa.Notengodudas.Estoycontentapordecirnadamásquelaverdad—.Enserio.

Tyler reprime una sonrisa mientras intenta mantenerse serio, peroesonomeimpidevercomoseiluminansusojosconmispalabras.

—Sabesquevamosatenerquedecírseloanuestrospadres,¿verdad?—Ya—digo.Unavezmás,suspiro.Unsuspirolargo.Unsuspiroque

mellevoguardandodosaños.Eltenerquecontárseloanuestrospadreseslomásaterrador,yparecequeelmomentoestácadavezmáscerca.Seráunaliviohacerlodeunavezportodas—.Yoestoypreparada.

—¿Y seguro que no te vas a rajar otra vez? —pregunta Tyler almomento, apretando mi mano. Su expresión cambia. Sus palabras sonrápidas y entusiastas—. ¿No vas a cambiar de opinión cuando llegue elmomento?

—Tyler —digo con firmeza—. Si tú lo haces, yo también. —Mislabiosdibujanunasonrisaydigo—:Noterindas.*

LaspalabrasquemedijoTylerenlaazoteaenmiprimeranocheenlaciudad.Laspalabrasqueescribióen lasConversequeme regaló.Laspalabras que tienen un significado tan simple y sin embargo tansignificativo:«Noterindas».

En esemomento, Tyler esboza una amplia sonrisa, sus ojos arden,susdientesbrillan, sumentónestábiendefinido,ydesprendeunaoladebuenrollo.

—GraciasaDiosquenolohiciste.

17

—…yeso sinmencionarque le gusta laBreveVita.Creoque sonitalianos. A ella le encantan. Siempre cierra los ojos cuando escuchamúsica,porqueesunpocorara.Peromegusta.Siemprequeentrabaensuhabitación, la encontraba sentada, con los cascos puestos y los ojoscerrados.Lamitaddeltiempocreoquenisiquierasedabacuentadequeyoestabaallí.Nuncaabríalosojos,peroestabaguapaquetecagas.Perotambiénrara.

Norecuerdoelmomentoexactoenquedespierto.Escomosi fueradeformagradual,ylentamentemevoydandocuentadelaspalabrasqueseestándiciendocercademí.EstoyenvueltaeneledredóndeTylerymequedoacostadaunminutoodosmientrasmevoyespabilando.NisiquieraasimiloloqueestásucediendohastaqueescuchoquelavozdeTylerdiceconsuavidad:

—Ey,porfintehasdespertado.Abrolosojosyparpadeomuydespacioparaadaptarmealaluzdela

habitación,yechounvistazohacialaderecha.Tylerestáamiladoymeestásonriendo,totalmentedespierto,conunacámaradevídeoenlamano.Meestáenfocandoamí.

—¿Quéestáshaciendo?—murmuroconcuriosidad.Laluzrojaestáparpadeando.

—Nada, tonterías —dice. Pero no apaga la cámara. Siguegrabándome—.Felizcuatrodejulio,cariño.

Mesientounpocoyme froto losojos,pero soyconscientedequemeestáfilmando.Mimiradasedirigealacámaraysonríoalobjetivo.

—Felizcuatrodejulio.—Elcuatrodejulioesmifiestafavoritadelaño—lediceTylerala

cámara enfocándose a sí mismo. Me dirige una sonrisa que derretiríahastalospolos—.CreoqueEdensabeporqué.

Seestiraporencimademíydejalacámaraenlamesilladenoche.

Lascortinasestánabiertas,asíqueen lahabitaciónentraunacálidaluzmatinal.Latemperaturaesperfectayrelajante;Tyleracariciamibrazoycogemismanosentrelassuyas.Acurrucasucaraenmicuelloyrespirajunto a mi piel. Yo dejo escapar un suspiro de satisfacción. Me podríaacostumbrar a despertarme junto a él todas las mañanas. Levanto losbrazos,rodeosunucasinapretar,conlasmanosensupelo,yloatraigohaciamí.Mis labios encuentran los suyos y, por primera vez, Tyler serelaja yme deja llevar el control, perome siento tan rara que terminoriéndomepegadaasuboca.Él tambiénsonríe,mecogepor lacinturaycoloca mi cuerpo encima de él. Me siento en su regazo, se me salenmechonesdepelodemimoñodespeinadoymetapanlosojos,asíquemelosmetodetrásdelasorejasymevuelvoainclinar,plantándoleunaseriedebesosenloslabios.

—Humm—murmura.—Creoqueesmejorqueapagueseseaparato—susurro lanzándole

unamiradaalacámaradevídeo,ylebesounladodelabarbilla.Tylersesonríeconunaexpresióntraviesa.—¿Ysiladejamosencendida?—Humm—coqueta,mereclinohaciaatrásymesientoencimadeél

—.Puesnada,déjala.Mebajodesucuerpoymedeslizofueradelacama,poniéndomede

pie.—Vale,vale,laapagaré—diceTyler,estirándoseparadarlealbotón.

Laapagaenunafraccióndesegundo.—Demasiadotarde—digoencogiéndomedehombros,provocadora.

Meresultaalgoraroverloensucamaenvezdeenelsofá,yeneseexactomomentodecidoqueapartirdeahoravoyadejarqueduermaamiladotodaslasnoches.Quierodespertarasícadadía—.¿Café?

—Sabesquesí.

Aúltimahoradelatarde,truenosychaparronesintensosempezaronaatormentarlaciudad.DesdeentonceselcielooscuroylalluviahassidoconstantesenManhattan,yjustocuandoTyleryyonosestamosponiendodeacuerdoensivamosasalironoaverlascelebraciones,derepentehayunapagón.

El apartamento se sumerge en la oscuridady no se escuchaningún

sonidosalvoeldelalluviadeslizándoseporlasventanas.Fuera,laslucesdelaciudadsiguencomosiempre.SóloeledificiodeTylersehaquedadosinelectricidad.

—Nomejodas—farfulloincrédula.MeacercodespacioaTyleryestiromimanoparatocarsubrazoen

mediodelalimitadaluz.—Quérollo—dice,dandounospasoshaciaatrás—.Eselcuatrode

julio,está lloviendoamaresyno tenemos luz.—Notoqueva tanteandoparacruzarelsalón.Yoagarrofirmementeeldobladillodesucamisetaylosigomuydespacio,pegadaasustalones—.Creoqueenellavaderohayvelas.Nuncapenséquetendríamosqueusarlas.

EncuestióndesegundosTylerchocaconlaencimeradelacocina.Elsonidodesucaderacuandosegolpeaconelbordeessuficienteparaquemedéunrespingo.Sequejaperonosedetienemuchotiempo,ymeguíahacia el lavadero. Sólo llevo puesta la ropa interior y una camisetaextragrande,asíquemetolamanodebajodelacamisetaparasacarmeelmóvildelsujetador.Aunque la luzdemi teléfonoes limitada,aTyler lesirvedeayudaparaencontrarlasvelasenunodelosestantesencimadelasecadora.

—Ten—dice,pasándomeunpar—.¿Laspuedesponerenelsalón?Hagoloquemepide,metambaleodevueltaalsalónenmediodela

oscuridadypongolasvelasenlamesitadecentro.Pocoapocomisojosse van adaptando a la falta de luz y empiezo a ver los contornos de losmuebleseinclusoeldelcuerpodeTyler,quecaminahaciamí.

—Poraquí—loguío.Extiendolosbrazos, locojopor lamuñecayloacercohastadonde

estoy.Trasponermásvelasenlamesita,semetelasmanosenlosbolsillos

desusvaquerosyseescuchaelruidodesusllavesymonedascuandosacaunmechero. Le da con el pulgar a la ruedecita y se enciende la llama,iluminandounapequeñapartedelsalón.Enciendelasmechas,seguardaelencendedorenelbolsilloycogedosvelasylasllevaalacocina.Poneunaen cada encimera y cuando se dirige de vuelta adonde estoy, puedo vertodasucara.Hayunresplandornaranjaenlahabitaciónyapesardequefueraestálloviendo,elapartamentoestácalentitoyacogedor.

—¿Y si nos quedamos aquí? —pregunta, enarcando una ceja—.Todavíani tehasvestido.Nosvamosaempapar.Quiénsabe,a lomejor

hastasuspendenelespectáculo.SnakeyEmilysalieronantesparaconseguirunbuensitioparaverel

espectáculosobreel ríoHudsonysesuponequedebíamosencontrarnoscon ellos en media hora. No creo que les haga mucha gracia que noaparezcamos, sobre todo cuando fue Tyler el que insistió en que nosquedáramosenManhattan.

—¿Estamos convirtiendo en tradición esto de perdernos los fuegosartificiales?—preguntodebroma.

—Tengouna idea—diceenvozbaja, ignorandomipregunta.Ponedos velas en lamesa y se acerca amí. Coge otras dos ymira hacia suhabitación.Asíquemedirijohaciaallíymellevounatercera.

—¿Cuál es tu idea? —pregunto, poniendo la vela en una de lasmesillasdenoche.

Lahabitaciónestáaoscurasyfueracaeunatormentademiedo,perolastrespequeñasvelasnosdanalgodeluz,lasuficienteparavernos.

SólounamitaddelacaradeTylerestáiluminada;cuandovahaciasucama,veocomosusombrabailaenlasparedes.

—Ven aquí, cariño —murmura, y se me forma un nudo en lagargantamientrashagoloquememanda—.Quierojugaraunjuego.

—¿Unjuego?—repito.Hago todo lo posible por parecer relajada y serena y tranqui, pero

meresultaimposible.Mivozescasiunchillido.Sinembargo,esonomeimpideagarrarlassábanasconsuavidadygatearporlacamahastaél.Mesientosobremisrodillas.

Tylersepasalalenguaporloslabiosmientrasmeobserva,comosiseestuviesepreguntandosisoydemasiadodelicada,demasiadofrágilparaloquetieneenmente.Noesasí.Sóloestoyunpoconerviosa.

—Datelavuelta—mediceenvozbaja,perofirme.—¿Quemedélavuelta?—repito,tragandosaliva.Analizo sus facciones e intento adivinar quépretende, peronodeja

traslucirnada.Selimitaamirarmeconunaexpresióndespreocupada.—Eden—insiste.Aflojolosmúsculos,merelajoyrespirohondo.Alaluzdelasvelas,

medoy lavueltaparadarle laespalda,cruzo laspiernasynodigonadamás.Sóloespero.

—Quítate la camiseta —me ordena suavemente, e incluso con elruidodelatormenta,suvozeslomáspoderosoquehayamialrededor.

Metomaporsorpresa,peronotengomiedo.Todoesmuycómodoynatural. Cierro los ojos, exhalo una bocanada de aire muy despacio yagarroelbordedemicamiseta.Elcorazónmelateatodoloqueda,peronoestámartilleandoenmipechoymipulsonoestáacelerado,asíquemela quito con facilidad y la tiro al suelo.No estoy segura de lo que estáhaciendoTyler.

De repente siento un escalofrío y no sé si es porque estoy casidesnuda y tengo algo de fresco o porque estoy casi desnuda delante deTyler.Seacomosea,nomesientoincómoda.

—Yesto—murmuraTyler.Elcolchónsemuevecuandoélacercasucuerpoalmío.Recogemi

pelo con cuidado, lo aparta hacia un lado y presiona sus labios frescosdetrás de mi hombro, respirando fuerte contra mi piel. Su otra manorecorreelcierredemisujetador.

—¿Qué?—susurro.—Quítatelo—meurge,mientrasrecorreminucaconsuslabios.Me llevo la mano hacia la espalda, tanteo con torpeza y me lo

desabrocho.Relajo el pecho ymi respiración al final se acelera.Ahorasientoansiedad.Hapasadomuchotiempo.Dosañosparaserexactos.Noséquéesperar,perosíséquenoquieronegarme.LatensiónsexualentrenosotrossehaidoincrementandodesdeelpartidodelosYankees,desdeelmomentoenqueTylermencionóaDerekJeterysuhomerun.Ypienso:«Es el momento». Tal vez sea hora de marcar un home run. Es elmomento.Loheestadoesperando,medabademasiadopalomencionarlo,diporhechoqueTylersehabíaolvidadodeltrato,yahoraquehallegadoelmomentode repenteestoyaterrada.Escomosi fueranuestraprimeravez.Aúnconmiedoynáuseas,norecuerdohaberqueridohaceralgotantocomoquierohaceresto.

Aturdida,empujoel sujetadordesde lacamahastael sueloycierrolos ojos. Me alegro mucho de no estar cara a cara. Creo que no seríacapaz de mirarlo a los ojos en este instante. Él no dice nada.Permanecemossentadosensilenciounmomento,yluegosientolayemadesusdedosenmipiel.Consuavidadvadibujandotrazosenmiespalda.

Yotampocodigonada,sobretodoporquenomeveocapazdejuntarunafrasecompletaahoramismo,ymequedoquieta,conlamiradafijaenla vela que arde delante de mí. Tyler se mueve por un segundo peroenseguida se sitúa detrás de mí otra vez. Oigo que quita la tapa de un

bolígrafo.Quierodarme lavueltaopor lomenosmirarporencimadelhombroparaverquéhace,peromedalasensacióndequenoquierequelovea.

Derepente,presionalapuntadelbolígrafocontramiespaldaynotocomo la tinta me produce una extraña sensación en la piel. Por unmomento o dos casi me dan ganas de reír. Reprimo la tentación demovermeydejoqueTylerescriba.Lapuntadelbolígraforuedasobremipiel y la sensación cuando dibuja curvas y puntos es fascinante. Escribetodaunafraseenmicuerpo.

—Hecho—anunciaTyler,convozdesatisfacción—.Eden.—¿Tyler?—Datelavuelta—meordenaotravezenunsusurro.Puedosentirla

intensidaddesumirada.Ahora estoy temblando un poco. No porque esté nerviosa, sino

porqueséqueestámal.SéqueleestoysiendoinfielaDean.Losé.Esoeslopeordeesto.Séqueestámalyséquesoncuernos,ysinembargo lohago.Cierro los ojos con fuerza ymevuelvopara quedar directamentedelantedeTyler.Cuandodejodemoverme,tengoelpulsoamilporhorayelcorazónmelatedesbocado.Abrolosojosmuydespacio.

Tylerme estámirando, sus ojos brillantes observanmi cuerpo. Sequedanfijosenmispechosvariossegundos,yluegovuelvenamisojos.

—La desnudez de tu hermana, hija de tu padre o hija de tumadre,nacida en casa o nacida fuera, su desnudez no descubrirás—murmuraTyler, sin apartar sus ojos de los míos, ardientes—. Levítico, capítulodieciocho,versonueve.

Nomuevoniunmúsculo.Estoydecididaynosientoelreflejonaturalde taparme el pecho, sino que jugueteo con los dedos en mi regazo yenarcolascejasmientraslomiro.

Sus labiosdibujanuna sonrisamaliciosaquedeja entreverpartedesusdientes.Todosurostrosiguebrillando.

—Enotraspalabras—dice—,iréalinfiernosindudaalguna.—Pero ¿tú ibas a la iglesia o algo?—pregunto, aguantándome la

risa. Jamás en la vida pensé queTyler citaría laBiblia.Aunque sea consarcasmo.

—Lo busqué en Google —dice con cara de póquer—. Queríaasegurarmedequenoiremosalacárcelporestoy,buenasnoticias,todoindicaqueno.

Ahorasíquesueltounacarcajada,lesonríoyélseríeconmigo,ymedoy cuenta de que ni siquierame importa que nos perdamos los fuegosartificiales. También nos los perdimos hace dos años y no pasó nada.Poder tener momentos íntimos con Tyler siempre es mucho mejor, ymientras ledoyvueltasaeso,unescalofríome recorre laespalda.Creoquejamáspodréolvidarestosmomentos.TampococreoquepuedadejardequereraTyler.Porsuerte,yanomehacefalta.

Entonces, mientras me estoy riendo, sobre las sábanas veo elbolígrafo queTyler ha usado.Lo alcanzo, lo cojo entremis dedos y lolevantohacialaluz.Esunrotuladorpermanente.

—¡Tyler! —exclamo, me levanto de un salto y dirijo mi cuerpodesnudo hacia la puerta. ¿Entre todas las cosas que podría haber usadotuvo que escoger un rotulador permanente? Probablemente hayagarabateadogroseríasenmipielytengovisionesterriblesdequelatintatardarásemanasendesaparecer—.¡Bórrameesto!

Corroporelapartamento,Tylermesiguedecerca.Cojounaveladela cocina yme lanzo de cabeza al cuarto de baño. Pongo la vela en elsuelo, cojo una toalla de mano y la empapo de jabón. Intentodesesperadamentellegaramiespalda.

—Tranquila—dice Tyler, pero todavía se está riendo y ni siquieraintenta ocultar sus carcajadas. Coge la toalla de mis manos y se ponedetrásdemí—.Déjameamí.

Comienzaafrotarmipiellomássuavementeposibleyconelrabillodelojo,veonuestroreflejoenelespejo.Ladeolacabezaunpocoparavermejormiespalda,paraleerloquehaescritoTylerantesdequeloborre.Noreconozcolaspalabras,creoqueestánenespañol,peromedoycuentade que el espejo las refleja al revés.Me concentromucho en cada letrahasta queme doy cuenta de lo que ha hecho. Sólo es una palabra. Unapalabra,escritaunayotravez,quecubrecadacentímetrodemiespalda,desdeloshombroshastalapartebajadelaespalda.

Todoloquediceesesto:«MÍA».Cadaletraenmayúscula.Cadaletragruesaynítida.Cadaletra llena

designificado.Separo los labiosmientrasdejoescaparunpequeño suspiro.Siento

que la satisfacción corre por todomi cuerpo al darme cuenta de que esverdad.Soysuya.Siemprehesidosuya,nuncahellegadoaserdeDean,yTylersiemprehasidomíotambién.

MientrasTylerfrotamiespaldaconmásímpetu,tambiénsuspira.—Odiotenerquedecirteesto—diceporfin—,peronosequita.¿Ysi

probamosotracosa?Derepentesusmanosfirmesrodeanmicuerpo,ymeempujahaciala

ducha.Enunafraccióndesegundo,haabiertoelgrifo.Elaguamegolpeaen la espalda, cae pormi cara,me empapa del todo.Tyler se ríe demiexpresión, pero mientras lo fulmino con la mirada a través del agua,niegoconlacabeza.Enserio,yanopuedoaguantarmás.

—Alamierda—murmuro.Deunapalmadapongomimanosobresupecho,agarroconfuerza

sucamisetayatraigosucuerpodeuntirónhaciaelmíodebajodelagua.Mepongodepuntillasypegomislabiosalossuyosconfuerza.Estavezaprovecholaoportunidadyasumoelcontrol,yconesepoder,loempujocontralapareddeladuchayaprietomissenoscontrasupecho.Mibocasemuevealcompásdelaguaquenoscubre.

La camiseta se le pega al cuerpo mientras su ropa se empapa porcompleto, pero no parece importarle. Sus manos están en mi pelo; suslabios, contra los míos. El agua sigue cayendo sobre nosotros en unaexplosión infinita, potentey fuerte, yme recuerda la sensacióndebesarbajolalluvia.Bajounalluviafuerte,rápida.Impaciente,llevounamanoaldobladillodesucamisetaeintentosubírselacontorpeza,ypongolaotramanoensucinturón.

—Para—gimeTylerenmiboca.Tardaunmomentoensepararsuslabiosdelosmíos,perocuandolo

hace,jadeaenmioído.Loobservoporentrelacorrientedeagua,perplejaeirritada,ymepreguntoporquécoñosiempremeestácortandoelrollo,hastaquemedoycuentadeporquésehadetenido.

EnalgúnlugardelapartamentopuedooírlavozdeSnake.—Espérateaquí—susurraTyler,respirandofuerte,elpecholesubey

lebajaatodapastilla.Enunsantiamén,secierraelgrifoyTyleryaestáallado de la puerta del cuarto de baño. Se pasa una mano por el peloempapadoyabredeuntirón,echandounvistazodesdeelmarco—.Tíos,tíos,estamosaquí.Laduchaestabahaciendocosasrarasotravez.Estabaintentandorepararla.Hayaguaportodoslados.

—¿Aquiénleimportaladucha?—EscuchoquefarfullaSnake—.Lapregunta importante es ésta: ¿no se os ha olvidado algo? ¿Los putosfuegosartificiales,porejemplo?

Suspirando,medeslizoporlaparedhastasentarmeenelsuelodeladucha. Estoy calada hasta los huesos y mi subidón de euforia hadesaparecidodegolpe.Meabrazolasrodillascontraelpechoyapoyolacabeza en la pared. Sólo puedo pensar en el verso de laBiblia que citóTyler,ycuantasmásveceslorecitoenmicabeza,mislabiosmássonríen.

Pecadores,desdeluego.

18

Ladeolacabezahaciaelcieloycierrolosojosconfuerzamientraselsolmedaenlafrente.Llevamostodoeldíafueraaplenosolyestoyempezandoatenernáuseas;estoyardiendoysudando.Sihayalgoqueheaprendido de Nueva York es que el tiempo puede cambiar de un solabrasadoratormentascuandoledalagana.Hoyhaytreintaydosgrados.Aprietoelvasodetéheladoqueheestadobebiendoyrespirohondo.EnmomentoscomoésteechodemenosSantaMónica,pueshayunapiscinaalaque tirarseanomásdemetroymediodemihabitación.Hastaahorahabía dado por hecho ese lujo.Aquí no hay sitio en los patios traserospara tener una piscina. Ostras, puede que la mitad de la gente de estaciudadnisiquieratengajardín.Nosécómorefrescarme.Sientocomosilapiel se me estuviera derritiendo, y en el viaje de vuelta de nuestraexcursión a Queens y a Brooklyn, me echo un vistazo a la cara en elespejo del parasol, y me doy cuenta de que tengo la frente quemada.Inclusomehaquedadolamarcadelasgafasdesol.

—Hace calor, ¿eh? —dice Tyler. También mira hacia el cieloentornando los ojos, no hay una sola nube, y luego vuelve la vista alcoche. No sé por qué, pero pone la mano en el capó con cuidado. Seencoge de dolor y da un paso hacia atrás. Sacude la mano, intentandocalmarlaquemadura—.Joder.

Pongolosojosenblanco,ymesientoenelbordillodelaacera.Notoqueelhormigónardecontramismuslos,perodespuésdeunossegundoses tolerable.Colocoel téami lado—total,yaestádemasiadocalienteyasquerosoparatomármelo—yobservoelcochedeTylermientraslaluzdelsol rebotaensucarroceríablancaybrillante.Semeocurreuna ideaqueesdemasiadotentadoraparadejarlair.

—¿Puedoconduciryo?Tyler deja de aliviar el dolor de su mano. Paralizado, me mira y

entonces,conunaexpresiónderecelo,vuelvelavistahaciasuAudi.

—¿Tú?¿Micoche?¿Estecoche?—Semuerdeellabioinferiorysemasajealanuca,inquieto—.Notelotomesamal,Eden,pero…yasabes.

Pongolaspalmasdemismanosenlaacera,mereclinohaciaatrásylomiro entrecerrando losojosbajo la luz radiantedel sol conuna cejaenarcada.

—¿Notefíasdemí?—Para empezar —dice a toda velocidad—, tú tienes un coche

automático.Ésteesmanual.—¿Ycreesquenosécambiardemarcha?LasdoscejasdeTylersedisparanhaciaarribaymemirafijamente

conintensidad.—¿Sabes?—Los automáticos son para vagos—digo, poniéndome de pie. Lo

miro entrecerrando los ojos y sonrío de manera desafiante—. Losmanualessonmuchomejores.¿Medaslasllaves?

Conunasonrisaradiantesueltaunacarcajada,rodeamicuelloconsubrazoymeatraehaciaél.

—Nidecoña—dice,ymeplantaunbesoenlamejillaalmomento.Paraseguirlabroma,meapartadeélotravez.

Sabíaquenomedejaríaponermedetrásdelvolantedesucoche,perotenía que intentarlo.Me encojo de hombros, cojomi té del suelo ymedirijoalotroladodelacallehaciaelapartamento.Tylermesigue,daunpasoparaalcanzarmeyagarramimanolibreconlasuya.Creoque,porprimeravez,noreacciono.Meparecealgonormal,yTylertampocohacegrandesaspavientos,porqueselimitaaguiarmehaciaeledificioyhaciaelascensor,sinsoltarla.

Nosolemosirdelamano.Esnormalparalasparejas,peronoparadospersonasquecompartenunsecreto.Hoy,sinembargo,nohacefaltatenercuidado.SnakesehamarchadoaBostonestamañanaparavisitarasufamiliaynoregresaráhastamañana.Emilyestáconunasamistadesquehahechoenlaciudad.Ahoramismo,Tyleryyonocorremospeligro.

Nos dirigimos hacia el apartamento y en cuanto cruzo el umbraldecidoquemevoyadarunaducha fríapara refrescarme.Cuandose lodigoaTyler,sinembargo,semesonrojanlasmejillas.Losrecuerdosdela noche del jueves inundan mi mente. Tyler, la ducha, la lluvia, laspalabras, la biblia…, y parte de mí se pregunta adónde nos habríaconducido esa noche si Snake y Emily no hubiesen regresado tan

temprano.EsmuyobvioqueTylerestápensandoexactamentelomismoqueyo,

porquereprimeunasonrisadesatisfacción.—Sinproblema—dice.Es muy tentador soltarle alguna indirecta de que debería

acompañarme, pero sé que sería capaz. Sólo le sonrío, lo másinocentementequepuedo,ymedirijohaciaelcuartodebañomientrastiroelvasodetéheladoenlabasuraalpasar.

Muertadecalor,mequitolaropaymeechounvistazoenelespejo.Creoquetengoalgunasmarcasdelsolymeveolacarainclusomásrojaqueenelcsoche.Memetoenladuchayajustolatemperatura.Heladaesdemasiado insoportable, asíquepongoel agua templadaymequedounratodebajodel chorro.Nome tomo lamolestia de lavarmeel pelo, asíquecuandomipielyanoparecequevayaaexplotarenllamas,salgodeladucha y me envuelvo con una toalla, apretándomela contra el cuerpomientrasvuelvohaciaelsalón.

Alprincipionomedoycuentadequeestoysola.Noeshastaquemehe puesto un par de pantalones cortos para correr y una camiseta sinmangas queme percato de que el apartamento no sólo está en silencio,sinotambiénvacío.

—¿Tyler?—llamo en voz alta. Estoy en medio del salón, con lasmanosenlascaderasyelentrecejofruncido.Esperounossegundosperonoreciborespuesta—.¿Tyler?—gritomásfuerte.

Suspiro.Tylernosaldríasinavisarme.Talvezsehayadejadoalgoenelcoche.Talvezestéenlaazotea.Nomesorprendería.Siempreseescapaallícuandoledalagana.

Aunqueahoranoestéalsol,notoquelapielmeardemásqueantes.Siento la cara tan caliente quemeduele yme estoy arrepintiendodenohaberlehechocasoamimadrecuandomedijoquemetieraaftersunenlamaleta. Entonces no sabía que enNuevaYork hacía tanto calor. Dar unpaseoporQueensfuemalaidea,sinduda.Creoqueelúnicomomentoqueconseguimos algo de sombra fue cuando nos paramos a comprar lasbebidas.Elrestodeltiempomequeméentera.

Intento darme algo de aire en la caramientrasme voy directa a lacocina,alsegundoarmariodelaizquierda.Esdondeloschicosguardanlas medicinas y un botiquín de primeros auxilios, y si existe la másmínimaesperanzadeencontraralgodealoevera,seráahí.Meestiropara

alcanzar el estante de arriba, sin poder ver nada mientras revuelvobotellas.Encuentroanalgésicos,losquemealiviaroneldolordecabezaelfindesemanapasado,ytiritas,quenomesirvenparanada,ysigosacandocasidetodoperonadaquemevalga.Nohayaloevera.Suspiro,mesuboalaencimera,mepongode rodillasymirodentrodel armario.Hasta loshombrosmeestánempezandoaardermuchísimo,asíquesigobuscandoatientas,estirandolamanohastaelfondodelarmario.Medetengocuandotocounbotedecristal.

Cuandoentornolosojos,creoquesemedetienelarespiración.Esuntarro de cristal. Sellado. Dentro, hay varias bolsitas herméticas,transparentes y pequeñas. Lo que me deja de piedra es que contienenhierba.

Alprincipioestoydemasiadoaturdidaparaprocesarlainformación.Cojoelboteconlamano,mirosucontenidosinpodercreermeloqueveoy con la boca abierta.No sé por quéhayhierba aquí.Nodebería.Tylerdejóde fumarhacecasidosañosySnakemedijoqueno fumaba,peroconociéndolopodríasermentira.Noesmía,ydudoqueseadeEmily.

Se me contrae el estómago mientras vuelvo a mirar atónita en elarmario.Todavíasiguenallí losmecheros, losqueencontréeldomingoporlamañanacuandobuscabalosanalgésicos.«¿Porquéestaráestoaquí?—pienso—.¿Quiénfumaráestamierda?»

Cojo un par de mecheros con la mano, los miro durante unossegundos, y también el tarro. Al final coloco los mecheros sobre laencimeraycentromiatenciónenelbote.Noséquéme llevaahacerlo,perodesenroscolatapa,yelolorestanpotenteyapabullantequecasimecaigoalsuelo.

Estanpenetrantequemedannáuseas.Esmuydiferentealpestazodela hierba cuando sueltan el humo en el aire. Más fuerte, con olor aalmizcle.Cierroelbotelomásrápidoquepuedo,casiconarcadasporelolor, y luego miro los mecheros. Los contemplo fijamente durante unrato,intentandodecidirsideberíavolveraponertodoensusitioyfingirquenunca lohevisto,pero justocuandoestoydecidiéndolo, loentiendodesopetón.

Losmecheros.Eljueves,Tyleryyoencendimoslasvelas.Tylerjustollevabaunmecheroenelbolsillo.Comprendoquehayamecherosenunapartamento.Esoestábien.Pero¿ensubolsillo?¿Quiéndemonios llevaunmecherosinningunarazón?Nadie,anoserque…anoserquefume.

Casi se me cae la mandíbula cuando me doy cuenta de lo quesignifica eso. Ni hablar. Ni de coña. Tyler dejó toda esta mierda hacetiempo.Medejóclaro laprimeranocheenNuevaYorkqueestababien,queyanonecesitabaesascosas.Noseríacapazdementirme.TienequeserdeSnake.Lodelmecherodebeserunacoincidencia.Tylernopuedeestarmetidoenestasmovidasotravez.

Meenfurezcoysinpensarlodosveces,abroeltarroycojounadelasbolsitas,aguantandolarespiraciónhastaquelocierrodenuevo.Mesientoaturdidayenfadada,bajodeunsaltodelaencimeraymemetolahierbaenelbolsillodelospantalones.Abrolapuertadelapartamentodeuntiróny salgo al rellano, apretando los dientes para no soltar un grito deexasperación.SéqueTylerestáenlaazotea.Séadóndehaido.Siempreeslomismo,ymientrasentroenelascensor,medoycuentadequenuncamehabíapreguntadoporquésiempresubíaallí.Siempresolo,avecestardahoras enbajar. ¿Aqué se debe?La respuestameparece cadavezmásymás evidente, pero no quiero creerlo. De ninguna manera puede serverdad.

Tomo el ascensor hasta el último piso, y con los puños apretados,subolasescalerashastalaazotea.Entroporlapuertaconprecaución, lomássigilosamentequepuedo,ylacierrotandespacioqueapenasseoyeelclicdelacerradura.Cuandomevuelvo,descubroquelaazoteaestávacíasalvoporunapersona.Parecequetengorazón,Tylerestáenlaazotea.

Estádeespaldasamíytieneloscodosapoyadosenelmuro,unpocoinclinadohaciadelanteporencimadelbordedeledificio,con lamiradafijaenlaavenida.Noestáhaciendonadamás.Estáahíquieto.

Respirohondo,meacercoymedetengoaunoscentímetrosdeél.—Hola—digo.Calmada.Tranquila.Pordentroestoyhirviendo.Tyler se gira a toda prisa, sobresaltado por el sonido demi voz y

algosorprendidopormipresencia.Perosonríe.Esunasonrisacálida.—Hola —responde—. Perdona que no te dijera que estaba aquí

arriba. Pensé que tardaríasmás en la ducha, así que, no sé,me apeteciósubir. Hace demasiado calor para quedarse en casa, ¿no crees? Pero,madremía,aquífuerahacemáscalor todavía.Oye,setevelacaraalgoquema…

—Tyler—lointerrumpoenvozbajaperofirme.Nuestrasmiradasseentrecruzanyélenarcaunaceja,esperandoaqueyohable.Sientonáuseascuandometolamanoenelbolsilloycojolahierba.Conlabolsitaentreel

pulgaryelíndice,lalevantoylapongodelantedesucara,ylofulminoconlamiradadelamaneramásdurayferozquepuedo—.¿Quéesesto?

Sus ojos se agrandan cuando ve la bolsa y su expresión cambia derelajadaalpánicocasideinmediato.Lopuedoverensusojos.Sequedasinpalabras,ymientrasmirocomoabrelabocasinemitirningúnsonido,sientoquesemehundeelpecho.

—VasadecirmequeesdeSnake,¿no?—preguntoenvozbaja,casiparecequeselosuplico.Esoesloquequierooír.Esloquenecesitooír,onomevaasentarnadabien.Semequiebra lavozy loúnicoquepuedosusurrares—:Porfavor,dimequeesdeSnake.

—Eden—diceTylermuydespacio,y laculpabilidadqueanegasusojosmedalarespuestaquenoqueríaoír.

Nisiquieraintentaocultarlo.Nisiquieravaaintentarnegarlo.De repente, exploto. Es una mezcla de furia y decepción, que me

consumeyqueavivamispalabrasalmismotiempo.—¡Mementiste!—grito,furiosa—.¡Mementistealacaracuandote

preguntésiestabasbien!¡Noestásbien!¡Eresunmentiroso!—Eden, estoy bien —protesta Tyler en voz baja. Se lo ve

avergonzado,yconrazón.Mesientomuydecepcionada—.Peroesque…—¿Tambiénhasvueltoametertecoca?—Mitonoesmordaz.—Joder,no.—¿Cuándoempezasteafumarestamierda?—exijosaber,agitandola

bolsitaenelaire.Unapartedemíquieretirarlaporelbordedeledificio—.¿Cuándovolvistealasdrogas?

Tylersemuerdeellabioinferiorymemira;laculpabilidadtodavíaselevereflejadaenlacara,lascomisurasdesusojossearruganpocoapoco.

—Unpardesemanasdespuésdehabermemudadoaquí—confiesa.—¿Me estás tomando el pelo, Tyler? ¿Tan pronto? —exploto,

negando con la cabeza con incredulidad. No puede ser verdad—. ¡Tepodríanhaberechadoapatadasdelagira!

—Nosoytanestúpidocomoparaquemepillen.—Puesyoteacabodepillar,idiota—digocortante.Letirolabolsitaalpechoysecaealsuelomientrasmedoylavuelta,

demasiadofuriosaparaseguirmirándolo.—Eden,porfavor,cálmate—mepideTyler,sinlevantarlavoz.No

loculpo.Lohanpillado.Porsupuestoquehablabajito—.Essólohierba.

—¡Yquémásdaloquesea!—Mecabreomásymásacadasegundoque pasa, me doy la vuelta a toda velocidad y levanto las manos conindignación.Noloentiende—.¡Sesuponequeestásbien!¿Poresosubesaquícadapoco?¿Paracolocarte?

—Puedo dejarlo cuando me dé la gana —dice, sin contestar lapregunta,ynosuenanadaconvincente—.Mírame.

Seagacha,cogelabolsitadelsueloylaaprietaensupuño.Luegoseinclinahaciadelanteparaagarrarmelamuñeca.

—Nometoques—digoconunbufido,peronosirvedenada.Ya está tirandodemí hacia delante por la terraza, directos hacia la

puerta. No dice nada mientras me arrastra detrás de él. Está demasiadoconcentrado,respirahondo.Yotampocotengoganasdehablarconél,asíquebajamoslasescalerasyentramosenelascensorencompletosilencio.

Estoy muy enfadada. Furiosa. Colérica. Irritada. Confundida. ¿Porqué? ¿Por qué Tyler ha vuelto a las drogas?No lo entiendo.Cruzo losbrazos,lomirodereojoydoyunpasohaciaunladoparaapartarmedeélmientrasel ascensornos llevahaciaelduodécimopiso.Noquieroestarcercadeél.Hametidolapatahastaelfondo.Amásnopoder.

Noobstante,mevuelveacogerporelbrazoymesacadeuntiróndelascensor, camina tan rápido por el rellano que casi me veo obligada acorrer.Comoolvidécerrar lapuertacon llave,mearrastrahaciadentrosinvacilar,ycuandoechaunvistazohacialacocina,veocomosumiradaseendureceaúnmáscuandodescubreeltarrodehierbasobrelaencimera.Encuantoal apartamento, apestaamarihuana,yahoramearrepientodehaberabiertoelbote.

Mesueltaelbrazo,cruzaelsalónagrandeszancadashastalacocina,abreelboteymetelamanoparasacarlasdosbolsitasquequedan.Conlastres en lamano, abre la puerta del cuarto de baño de un empujón ymemiraporencimadelhombro.

—Mira—dice,conuntonodefrustraciónenlavoz.Aregañadientes,me obligo a caminar hacia él, cruzo los brazos y le lanzo una miradaasesinadesdelapuertadelbaño—.Mira,coño—farfulla.

Abre la primera bolsa y vacía su contenido en el inodoro,sacudiéndola con ganas antes de tirarla al suelo. Hace exactamente lomismoconlasotrasdosmientrasyolomiroconlosojosmuyabiertos.Cuando tirade la cadenaydesaparece todo, sevuelvehaciamí conunamiradadesanimadaenlosojos.

—¿Quieressaberporquénoestababien,eh?—diceenvozaltaydemalhumor—.Noestababienporquenoestabacontigo,¿vale?Ésaes larazón.Fueporti.

Flipando, me quedo mirándolo mientras intento asimilar suspalabras,peronopuedo.

—¿Qué?—Mira,cuandomemudéaquípenséqueseríacapazdeolvidarmede

ti, pero no fue así —reconoce, su voz es suave otra vez. Parece casidestrozado.Sepasaunamanoporelpelo,cierralatapadelinodoroysesienta,conlacabezaagachada—.Nopodíaquitarmetuimagendelaputacabezayteníaquedistraerme.

Parpadeo, no entiendo nada. ¿Por qué estamos teniendo estaconversaciónotravez?¿Porquévolvemosahablardedistracciones?Sesuponequeestoteníaquehaberseacabadohacemuchotiempo.

—¿Me estás echando la culpa amí?—pregunto sin poder creer loqueoigo.

—Sí,estuculpa—dicecondurezaalavezquelevantalacabezadegolpe.Memiraconintensidadeindignación—.Teecholaculpaatiporhacermecreerquenoteníaningunaposibilidadcontigo.

—¿Nuncavasadejarloestar?¿Seguiráshaciéndomesentirculpablepor lo que hice para siempre? —grito, dando un paso hacia delante yagachándomefrenteaélparapodermirarlodirectamentealosojosdelamaneramássinceraquepuedo—.Yatelohedicho,losiento—digomuydespacio—.Jamásdijequenoquisieraestarcontigo.Tedijequenopodía.Esdiferente.

CuandoTylernomeresponde,lasituaciónmesobrepasa.Desaparecela ira y sólo siento decepción y confusión. No sólo la hierba y ladiscusión,sinotodo.Derepenteelpesodetodalamovidamecaeencima;hemos traicionado a Dean, hemos pasado las tres últimas semanashaciendo cosas a escondidas porque es lo único que sabemos hacer,prontotendremosquedecirleslaverdadaDeanyanuestrospadres,Tylermehaestadomintiendoaldecirqueestababien…Losproblemashanidoescalando desde elmomento en que llegué aNuevaYork, y ahora todoestásaliendoalasuperficiealmismotiempo.Nopuedoconello.

Seme llenan losojosde lágrimasquecorren libresunossegundosdespués, yme desplomo en el suelo, mientrasme llevo lasmanos a lacara,intentandofrenarlomejorquepuedomissollozos.Peroesinútil,y

enseguidaestoy llorandodesconsoladaenelsueloal ladode lospiesdeTyler.Loescuchorespirar,peroapartedeeso,todoessilencio.

Despuésdeunrato,Tylermellamaconsuavidad.Peronolevantolavista, sólo lloroaúnmás fuertealoírel sonidodesuvoz, flojaydébil.Segundos después, siento susmanos sobremi cuerpo.Con cuidado,merodeaconlosbrazosymelevanta.Nomesuelta.Meatraehaciasucuerpocon fuerza,me aprieta y yo hundomi cara en su camisa de franela. Élpermanecequieto,limitándoseaabrazarme,yesoessuficiente.

—Losiento—susurra,apoyandolabarbillaenmicabeza—.Deberíahabértelocontado.

No le contesto.Estoydemasiadodolidapara intentarlo tan siquiera.No sé qué más le puedo decir. Sólo espero que sea verdad que searrepientedevolverahacer loque todosestábamosconvencidosdequenovolveríaahacerjamás.

De repente lleva su mano a mi cara, me levanta la barbilla con eldedo pulgar y fija su mirada en mis ojos hinchados. Su expresión estotalmente sincera. Incluso se le ve dolorido mientras susurra con másfirmeza:

—Losiento.Mantienemirostroenesapostura,micaralevantadahacialasuya,y

puedo ver como sus ojos miran mis labios. No me muevo. Espero. Éltambién.Estáintentandosondearsimevoyaapartarono,perocuandonolohago,cierralosojosymerozaloslabiosconsuboca.

Elbesoessuaveyligeroalprincipio,elsolorocedesuslabios,peroenseguidasevuelvemásprofundo.Rodeosucaraconmismanosmientrasélmebesaconmásrapidez, losdosacaloradospornuestrasemociones.Cambiadesuaveylentoarápidoyfuriosoencuestióndesegundos,unamezcla de rabia y pena, y prontome encuentro perdiéndome en él otravez;meolvidodetodoloqueacabadesuceder.

Sinapartarsuslabiosdelosmíos,Tylerseagachaunpoco,deslizasusmanosdebajodemismuslosymelevantadelsuelo.Enseguidarodeosu cintura conmis piernas con todasmis fuerzas, y colocomis brazosalrededor de su cuello, besándolo igual de intensa y profundamente. Seponeacaminar,apretándomeelculomientrassalimosdelcuartodebaño,cruzamos la cocina y el salón. Le agarro el pelo bruscamente, ladeo sucabezayllevomislabioshastasucuello,estampandounahileradebesossuavesyprofundosensupiel.Élreaccionagimiendominombre.

Como era de esperar, acabamos en su habitación. Por supuesto.Separasus labiosde losmíos,cierra lapuertadeunpuntapiéymeposasobreelblandocolchóndesucama.Memiraconlosojosardientes,yyopestañeoconunasonrisaansiosaenloslabios.Yestavez,cuandoestirolamanoparaalcanzarsucinturón,nomeloimpide,porqueestaveznoestoyborracha.Estaveznohayinterrupciones.Estavezestamospreparados.

Lohagoretrocederunpasoymearrodillodelantedeél,mequitolacamisetaylatiroalsuelo.Cuandolomiroatravésdemispestañas,veoquetragasaliva,ysusojosbrillantesmeanimanaquecontinúe.Asíquelohago.Mismanostiemblanunpococuandodesabrochosusvaqueros,metolos dedos en las presillas del cinturón y se los bajo, junto con suscalzoncillos.Abromucholosojos.

Norecuerdomuchodehacedosaños,de lanochedelafiestaenlaplaya, la noche en la que me contó la verdad. Recuerdo que no fue lomejordelmundo,peroesoeradeesperar.Al sermiprimeravez,dudoque lo impresionara. Ahora, sin embargo, han pasado dos años, y unapuedeganarmuchaexperienciaenesetiempo.

Asíquemepongoatrabajar,demostrándoleloqueheaprendidoenel último par de años. Las variaciones de una técnica a otra lodesconciertan, yme sientomuy satisfecha cada vez que gime.Tiene losojoscerradosyconunamanoseapoyaenlapared,laotralatieneenmipelo.Sientoquedomino la situación, pero antes dequemedé cuenta élbuscamismanosyme levanta del suelo, y aprieta sus labios contra losmíossinvacilar.

Lasituaciónesbastanteconfusa.Siempre loes.Parecequesiemprenos acabamos liando, y ésta no es una excepción. Tyler está tanconcentradoenbesarmequepasaunbuenratointentandodesabrocharmeel sujetador; le está costando tanto que acabo riéndome yme aparto unsegundodeélparahacerloyo.Se leveunpocoavergonzadocuandosequitalosvaquerosdeltodo,ycuandolanzomisujetadorporencimadesuhombro, pone ambasmanos enmi cintura y vuelve a atraerme hacia sucuerpo.Merecorreconsusmanos;suspulgaresacariciansuavementelapieljustodebajodemispechos,mientrasmevabesandoelcuellohastaelhombro y la clavícula. Contengo un suspiro de placer y me centro enquitarmelasConverseylospantalonescortos.

Sus labios atrapan losmíosotravezmientras llevaunamanohastamiculoyyopongo lasmíasadesabrochar losbotonesdesucamisade

franela;medoytodalaprisaquepuedomientraslobeso.Alfinal,soytaninútilcomoélconmisujetador,asíqueseacabadedesabrocharélmismo.Cuandoselaquitadesuespaldayladejacaeralsuelo,yolerecorroelpechoconlasmanos.Tienelapielcalienteypuedosentircomomartilleasu corazón. Elmío está igual de desbocado, y por dondeTyler tiene lamanoahoramismo,estoyseguradequeéltambiénpuedesentirlo.

Suavementeperoconurgencia,Tylermeempujasobrelacamayyomedejocaer,aterrizandocondelicadezasobreelcolchón.Peronoseunea mí de inmediato. Se da la vuelta, coge sus vaqueros y hurga en losbolsillosparabuscarsucartera,conunaexpresióndepánicoqueaumentacuantomás tarda.Sé loqueestábuscando,pero ledigoquevuelvaamíconunarisanerviosa,yleinformodequenotienequepreocuparsepornada.Lotengocontrolado.Mamáinsistió.

PuedoverelaliviodeTylermientrastiralosvaquerosylacarteraalsuelootravez,ysemuerdeellabiocuandovienehaciamí.Sientocomosilapielmeestuvieraardiendoynosésiespor lasquemadurasdelsoloporquemeestátocando;seaporloquesea,nomemolesta.Loagarrodelpelo y aprieto el puño mientras él baja ambas manos por mi cuerpo,recorriendocadacentímetrodemipiel.Lleva sus labios albordedemimandíbulamientrasmeteunamanoenmisbragas,yyocierrolosojosymecentroenmirespiración.Nopuedohacerotracosaquetirardesupelomientras echo la cabeza hacia atrás contra las almohadas, arqueando laespalda.

Despuésdeunrato,memiraconlosojosmuyabiertos,comosimequisierapreguntarsiestoylista,asíqueasientoconlacabeza.

Norecordabacómosemovíaycómomehacíasentirhastaahora.Norecordaba cómo ondulaban juntas nuestras caderas. No recordaba quenuestra respiración nunca estaba sincronizada, sino que era rápida eirregular.Norecordabaningunadeesascosashastaahora,ahoraqueestásucediendootravez.Sóloqueestavez,Tylerno tienemiedodesermásbruscoque laprimeravez.Alternandoentre ritmos,unamanoaprieta lamíaylaotramesostieneconfirmezalacadera;sucuerposudacontraelmío.Medeja sin aliento, y es tan increíble que creo que sonrío todo eltiempo,inclusocuandogimodespacio.Nopuedohacerotracosa.Estodotan…tanTyler…Esoeslomejordetodo.

Séque es inmoral, inapropiado, pero eso sólohaceque seamuchomásexcitante.Esunsubidóndeadrenalinatotal.Lopeoresqueséqueno

deberíaestarpasando.Todavíano.NomientrassigoconDean.Tyler,porotraparte,haaceptadoquesuamigosaldráherido.Haaceptadoelhechodeque lesdiremos laverdadanuestrospadrescuandovolvamosacasa.Yo, sin embargo, todavía no. Me gustaría creer que sí. Intentoconvencermedequeestoylistaparaabordarlo,paracogereltoroporloscuernos,peroenalgúnlugardemiinteriortodavíasientopánicoyrecelo.Todavía me siento culpable por querer a Tyler. Todavía me sientoavergonzada.Nomeparecejusto.

Creoquesiempreseremosungransecretocompartido.

19

La semana siguiente no llamo aDean.Nome atrevo a escuchar suvoz.Cadavezqueélintentacontactarconmigo,dejoquesalteelbuzóndevozmientrasmirolapantalla,memordisqueoellabioymesientocomola peor persona sobre la faz de la tierra.No es sólo por lo del sábado.También por lo del domingo por la tarde, y por lo del martes por lamañana,yporlodeanoche.

Tyler y yo teníamos que ponernos al día con muchas cosas. Elequivalente a dos años. Cada vez que Snake y Emily se iban,aprovechábamoslaintimidad.Dehecho,laaprovechamostantoqueTylerhaestadobromeandocondecírseloparadejardedormirenelsofáalladoizquierdodelamesitadecentro.Cadavezquelomencionalofulminoconlamirada.

No es que lo planifiquemos ni nada de eso. Es sólo que pasa amenudo.Tampocomequejo.

En mitad de la noche, Tyler me despierta. Estoy completamentedesnuda,envueltaensuedredónytotalmenteagotadaporelejercicioquehemoshechohaceunashoras.Mesientofelizsumergidaenelcalordesussábanas,peromeobligoaabrirlosojosdetodasformas.Tylerestádepiealladodelacama,merodeandoporencimademíenlaoscuridad,ymesorprendedescubrirquesehapuestoalgoderopa,unpardevaquerosyunasudaderaconcapuchaazulmarino.

—¿Quéhoraes?—gimo,apretandolosojosotravezyhundiendolacabezaenlasalmohadas.

Se oyen sirenas en la calle, pero eso no es nada raro.NuevaYorknuncasecalla.Jamás.

—Las tres—dice Tyler en voz baja. Lo noto alejarse de mí y mepregunto si es posible que esté sonámbulo o algo así, pero cuando

empiezaatirarmeropaencimamedoycuentadequenoesasí—.Vístete.Medoylavueltaymeincorporounpocoapoyándomeenloscodos,

parpadeoalmirarlaropaqueTylermehatiradoencima.Lomismoquelleva él: vaqueros y una sudadera con capucha. Incluso me lanza elsujetador,quemedaenlacara.

—Mierda,perdón—dice,peroseestáaguantadolarisamientrasseacerca hacia mí otra vez. Yo me limito a poner los ojos en blanco—.Tengounasorpresaparati.

—¿Unasorpresa?—murmuroconpocaenergía.Hayalgoensuvozquemedaunpocodemiedo.Lassorpresasnunca

son buenas. Podría ser cualquier cosa. Y encima a las tres de lamadrugada.Esoestodavíamásraro.Mefrotolosojosymeincorporounpocomás,ynisiquieramemolestoencubrirmeconeledredón.Aestasalturas,tengolaimpresióndequeTylermevedesnudamásvecesqueconropa.

Seinclinaparaencenderunadelaslámparasdelamesillaycuandoésta me ilumina la cara, veo que está sonriendo con satisfacción. Seagachaalladodelacama,ponesusojosalmismonivelquelosmíosyensus labios se dibuja una amplia sonrisa. Semete lamano en el bolsilloparacogeralgoylocolocadelantedemicara.Sonlasllavesdesucoche.

—Todotuyo.Abro los labios y pestañeo sorprendida. Que me ofrezca la

oportunidad de conducir el R8 en mitad de la noche era lo último queesperaba.MirolasllavesdelcocheyelllaverodeAudibrillabajolaluz.Estirolamanoparacogerlasalinstante,unapequeñasonrisasedibujaenmislabios.

—¿Aunquenotefíesdemí?—Debodeestarloco—diceenvozbaja,sonriendo.Seponedepie,

cogemimano libreymesacade lacama.Meayudaa levantarmeymemira—.PeroestamosenNuevaYork.Nohacemosnadamásquelocurasenestaciudad.

Yatotalmentedespierta,meinvadelaemoción.LaideadeconducirelcochedeTyler,loquepuedehaceresemotor,mellenadeeuforia.Nuncame han molado mucho los coches, pero el de Tyler es una excepción.Alcanzomiropaymevistoatodavelocidad,yluegopongolahabitaciónpatas arriba buscando mis Converse. Las mismas que he llevado lasúltimas cuatro semanas. Parecen ser los únicos zapatos que me pongo

ahora,yyanoestántanblancoscomoalprincipio.—Si le haces un solo rasguño a mi bebé te enteras —dice Tyler

cuandoyaestoyvestida,peroestásonriendo.Ponesubrazosobremihombroymeconducehastalapuerta,laabre

sinelmenorruidoyatravesamoselsalón.Enlaoscuridad,distingoelcontornodelcuerpodeSnakeenelsofá.

Susofá,porsuerte.Estácomountroncoyroncaunpoquito,asíqueTylery yo nos dirigimos hacia la puerta del apartamento a hurtadillas y ensilencio. Llegamos al rellano sin haberlo despertado, y Tylerme sueltamientrascierralapuertaconllave.

El edificio está en calma y ninguno de los dos habla por miedo adespertaralosvecinosalpasarpordelantedesusapartamentos;llegamosalascensor.TintineolasllavesenmimanoynotoqueTylermemiradereojo.Esperoquenomearrestenporesto.

Cuando salimos del edificio y pongo el pie en la calle 74,me doycuentadequeNuevaYorksigueajetreada.Aunquelacorrientedetráficoydepersonasenlasacerasesbastantemenosabundantequeduranteeldía,paraser lastresdelamadrugadatodavíahaymuchoscochesenlacalle.Sobretodotaxis.Nohacecalor,perotampocofrío.

El coche de Tylerme espera aparcado al otro lado de la calle. Lomiroylaemociónmeinvadeotravez.Abrolaspuertasconelmandodelasllavesalinstante.Antemisorpresa,Tylermequitalasllaves,correaabrirlapuertadelconductorymemiraconlosojosbrillantes.Tengolascejasenarcadas,exijounaexplicación.

—¿QuépensabasqueteibaadejarconducirenplenoManhattan?—Tyler se ríemientras se sube al coche, y justo antesde cerrar la puerta,añade—:Nidecoña.

Me cruzo de brazos irritada yme subo al asiento del pasajero. Lelanzounamiradaasesina,decepcionada.

—¿Dóndepuedoconducirentonces?—En Jersey City —contesta Tyler al momento mientras pone el

motorenmarcha.Ronroneasuavementealencenderseyunescalofríomerecorrelaespinadorsal.

—¿EnJerseyCity?—Sí—confirma—.EnelaparcamientodelTarget.El salpicadero brilla en la oscuridad con un tono anaranjado, los

números del velocímetro se encienden. Los botones del reproductor de

música y del climatizador también se iluminan, y yo me inclino haciadelante para ajustar la temperatura antes de hundirme en mi asiento.MientrasTylersacaelcochedelapretadoespaciodondeestáaparcado,yomepongoelcinturón.

Menosmalquelohago,porquejustocuandogiramosenlaesquinaparaaccederalaSegundaavenida,aceleraafondohastaquellegamosaunsemáforo.Escucholosaceleronesdelmotormientrasespera.Memiradereojo,sonríeyaprietalosdientesantesdefijarlosojosenlaavenida.Somos losprimerosenel semáforo.Delantedenosotroselcaminoestádespejado. Los dedos de Tyler aprietan la palanca de cambiosmientrasconlaotramanoagarrabienfuerteelvolante.Elrojocambiaaverde,ycuando pisa a fondo el acelerador, las ruedas chirrían y el coche salecatapultadoporlaavenida.Vaatantavelocidadquemicuerposeencajaenel asiento. El motor ruge detrás de nosotros, el tubo de escape escupegasesydejaunaesteladehumo.Normalmentereprocharíalaconduccióntemeraria, pero ahora mismo, a las tres de la madrugada en plenoManhattan,meencanta.

Tylermetesextaymemiradereojoymedirigeunasonrisatraviesa.Vuelve a concentrarse en la carretera, y mientras el coche sigueaumentandodevelocidad,mesujetoalasientoconunamanoyconlaotraalcinturón.Echounvistazoalvelocímetroyveoquevamosaldobledellímitepermitido,peroTylersóloreducelavelocidadcuandollegamosaotrosemáforo.

Después de eso ya no hay más oportunidades de conducirtemerariamenteporquelascallesnoestánlobastantedespejadas.EstamosatrapadosdetrásdeuncamiónysólologramosperderlodevistacuandogiramoshacialaderechaenlacalleHouston.SeguimosendirecciónoesteporManhattanhastaqueentramosenuntúnel,igualqueelLincoln,elquecrucécuando lleguéa la ciudad, sóloqueTylermecomentaqueéste sellamaHolland.

Enunosminutosyahemossalidodeltúnel,ypocodespuésdehaberentrado en la JerseyCity, Tyler entra en el aparcamiento del Target. Elcentro comercial está cerrado, y el parkingno sólo es enorme, tambiénestávacío.Esperfecto.

Apaga elmotor enmedio de aparcamiento y suelta un suspiro. DerepenteestamosensilencioylosojosdeTylerrecorrenlazonaatravésdelparabrisas.Parecequelegustaloqueveysevuelveparamirarmede

frente.—Adelante,disfrútaloatope.Los dos abrimos las puertas y nos apeamos del coche al mismo

tiempo.Nerviosa,rodeoelcochemirandoalsuelo,micuerporozaeldeTylercuandonoscruzamos.Ahoraqueporfinhallegadoelmomentodeconducir su Audi, me pongo algo nerviosa. Me preocupa destrozarlo,peroalmismotiempotengomuchasganasdedemostrarleaTylerquésoycapazdehacer.

Mecolocoenel ladodelconductoryTylereneldelacompañante;tragosalivamientrasajustoelasiento,acercándolomáshaciaelvolanteparaquemispiespuedanalcanzarlospedales.MientrasTylermeobservaconsatisfacción,pongoelmotorenmarcha.Vuelvoaecharleunvistazorápido al aparcamiento para situarme y calcular el espacio del quedispongo.Entoncesnosponemosloscinturones.

Hace tiempo que no conduzco un coche manual, y estoy tanacostumbrada a los automáticos que tardo un poco en acostumbrarme ausarelpieizquierdoparaelembragueytambiénacambiardemarcha.Elcochesemecalaenelprimerintentodeponerloenmovimiento.

—Tienes razón—diceTyler, riéndose ami lado—.Se te da genialconduciruncochemanual.

—¡Cállate!—farfullo,peronisiquieralomiro.Estoytancentradaenponerelmotorenmarchaotravezquebloqueo

elsonidodesurisaporcompleto.Sepuedeburlardemishabilidadesparaconducirtodoloquequiera.Yaledemostraréqueseequivoca.

Estavez,measegurodequemimentepienseenmodomanual.Metoprimeraconelpedaldelembraguepisadoyempiezoaacelerarelmotordespacio.Cuandoyamesientosatisfechadelofuertequeruge,aprietoelaceleradorcon fuerza.Elvehículo saledisparadohaciadelante,volandosobreel asfaltodel aparcamiento.Tiene tantapotenciaqueenunprimermomento me cago de miedo, pero me limito a agarrar el volante confuerzayaceleroaúnmás.Encuestióndesegundoselcocheyavacasiacienporhora,yconelrabillodelojoveocómoseenarcanlascejasdeTylermientrasmemira amí y a la carretera a toda velocidad. Freno ybajo un par de marchas cuando nos aproximamos al final del parking,giro el volante con rapidez hacia la derecha y el coche gira, las ruedasrechinan.

Vuelvo a toda pastilla, incluso más que antes, mientras voy

cambiando de marchas hasta llegar a la sexta, y me da un subidón tangrande conducir un coche manual que sonrío todo el tiempo. Me damuchísimamássensacióndecontrol.

—¿Hasta qué velocidad llega? —grito por encima del ruido delmotor.

Sinapartar losojosde lacarretera,vuelopor laesquinadelcentrocomercial, olvidándome de cambiar de marcha. El coche casi derrapahasta la acera, pero por suerte sigue pegado al asfalto. Tyler y yo nosagarramoscontodasnuestrasfuerzas.Élsesujetaenlamanilladeencimadelapuertayyomeagarroalvolanteinclusoconmásfuerza,hastaquelosnudillossemeponenblancos.

—¡No te pases!—me advierte—. No tienes suficiente espacio parapasardecientocuarenta.

—Ciento cuarenta, pues—le sonrío rápidamente y vuelvo a mirarhaciadelante.

Me detengo en el borde más apartado del parking cuando ya hegirado el coche para avanzar en la dirección contraria. Hay bastantedistanciadesdeaquíhastaelotroextremodelaparcamiento.Medatiempodesobra.

—Joder —murmura Tyler mientras me escucha acelerar el motorotravez.Sabeexactamenteloqueestoyhaciendo—.Cariño,aunquesealoúltimoquehagas,noteolvidesdepisarelputofreno.

—Si no te fías demí—le digo almomento—, te puedes bajar delcoche.

Señalolapuertaconlacabezamientrasaceleroelmotoraúnmás,tanfuertequevibraenmisoídos.

LascejasdeTylerseledisparanhaciaarriba,peronosemueveniuncentímetro; no tiene lamenor intención de bajarse del coche.Envez deeso, aprieta el cinturón de seguridad con unamano, pone la otra enmimuslo,yconsuvozronca,ordena:

—Pisaafondo.Ylohago.Aprietoelaceleradoratopeyelcochesaledisparadocon

tantavelocidadquenuestroscuerposvuelanhaciaatrásysehundenenlosasientos. Tyler se pone a reír otra vez mientras la velocidad sigueaumentando. Aprieta mi muslo y esto me distrae tanto que tengo queobligarmeaignorarlomientrasleechounrápidovistazoalvelocímetroyvuelvoamirarhaciadelante.Noventayseis.Pisoelaceleradorhastaque

mipieestátocandoelsuelo.Cientodoce.Cientotreinta.Cientocuarenta.Peronoparo.EsoesloqueTyleresperaquehaga.Parareslasalida

fácil. Me gusta el riesgo, así que hago lo contrario a lo que debería.Mantengoelpieenelacelerador.Cientosesenta.

—Eden —dice Tyler cauteloso pero con firmeza. Se sujeta a sucinturónconmásfuerza.Cientoochenta—.¡Eden!

En cuanto llego a esa velocidad, clavo el freno, pisándolo lo másfuertey rápidoquepuedomientras las ruedasdejan sumarcael asfalto.Aprieto mis brazos con fuerza alrededor del volante, mi cuerpo vuelahaciadelante,yderepentesientopánicoaldarmecuentadelpocoespacioquequedaentredondeestamosyelfinaldelaparcamiento,asíquecierrolos ojos con fuerza. Parece que pasaran mil años hasta que el cochefinalmentederrapaysedetiene.Yoestoyjadeandocuandoporfinlohace,ycuandomedoycuentadequehemosparado,abrolosojosmuydespacioymiroporelparabrisas.Estamosapocoscentímetrosdelaacera.

Cuandomirohaciamiderecha,Tylermeestálanzandounamiradadeincredulidad. Tiene los ojos muy abiertos y los labios separados, y loúnicoqueescapazdedecires:

—Hostiaputa,Eden.—Todavía no he acabado—digo con una sonrisa, y ahora parece

entrarenpánicodeverdad.Mesueltaelmuslo,sehundeotravezensuasientoysuspiradealivio

porseguirvivo.Me recojo el pelo en una coleta alta con la goma que llevo en la

muñecaparaapartármelodelacara.Y,conunsubidóndeadrenalina,mequitolasudaderaylacamiseta.Yanohacenadadefríoenelcoche.LanzolaropasobreelregazodeTylerypongolosojosenblancocuandoélmemirasonriendo.Escomosinuncamehubieravistoensujetador.

Cojo el volante otra vez y, con calmay lentitud, conduzcohacia elcentrodelaparcamientoyparoelcocheporcompleto.Respirohondo,meconcentromucho.Sólohehechoestounavez.Soycabezotae insistoenhacerlodenuevoparaimpresionaraTyler,peroséquecorroelpeligrode que me salga fatal y quedar como una imbécil. Pero vale la penaintentarlo.

Tyler me está mirando fijamente e intenta descifrar qué estoyhaciendo,ymientrasaceleroelmotorpocoapocoporúltimavez,giroelvolantedeltodoylomantengoenesaposición.

—Nihablar—dice cuando se da cuenta demis intenciones—.Vas atenerquepagar tú las ruedasnuevasque levanahacer faltadespuésdeesto.

Ytienerazón.Vaahaberquecambiarlelosneumáticos,porqueestoyapuntodequemarlosatope.

Heaceleradolosuficiente,yentoncespisoelpedalafondo.Elcocheda vueltas hacia la derecha, los neumáticos se queman contra el suelo,chirriando. Me río mientras el coche sigue girando, y cuando echo unvistazoporelespejoretrovisor,mesonríoorgullosaalverqueestamosenvueltosenunanubedehumo.Veoquesalenmarcasenelsueloydecidodejardequemarlagoma.Entoncesfreno.

Nos quedamos sentados en silencio unos segundos, mi corazónpalpita a toda velocidad de lo excitada que estoy, y esperamos a que sedespejeelhumo.

—Vale,yaestá—anuncio.Nopuedoborrarlasonrisademislabios.—¿Dóndecoñohasaprendidoahacereso?—MeenseñóelpadredeDean—explico.Enmarzo,metuvequepasarhoraspracticandohastaqueporfinme

salióbien.Tylerfrunceelentrecejomientrasmemiracomosinocreyeraniuna

palabradeloqueleestoydiciendo.—¿Hughteenseñóahacertrompos?—Sí —confirmo, encogiéndome de hombros. Todavía me siento

bastante satisfecha demis impresionantes habilidades. Seguro que Tylernoseloesperaba—.Estabaapuntodecambiarlasruedasdesucamioneta,asíquedejóqueDeanyyodestrozáramoslasantiguas.

—Ah—dice—.Bueno,yaestá,déjameconduciramí.Mientrasélsebajadelcocheypasapordelantedelcapóhaciaellado

delconductor,yopasoporencimadelaconsolacentralymesientoeneldel acompañante.Nome tomo lamolestiadeponerme la sudaderani lacamiseta, perome abrocho el cinturón.Ahora nos quedamedia hora deviajedevueltaacasa.

Pero en la cabeza de Tyler, el espectáculo aún no ha terminado.Cierra la puerta tras de sí, se pone el cinturón y echa un vistazo por elretrovisormientras estudia con atención el aparcamiento.No da ningúntipodeavisoyjustocuandoloestoymirandoconlosojosentrecerradosyconsospecha,metemarchaatrásypisaelacelerador.Estiraelcuellopara

mirarsobresuhombroatravésdelparabrisastrasero,susojosfijosenlacarretera.El coche comienza a coger velocidadmientras volamos haciaatrásenlínearecta,ycuandoTylersegirarápidamenteparamirarhaciadelante,murmura:

—Sujétate.Justo cuando dice esto, pisa el freno a fondo y gira el volante por

completo.Daungirodecientoochentagradoshacialaderecha,ycuandoestamosdefrentealadireccióndelaqueacabamosdevenir,Tylermeteprimeraa todapastilla.El ímpetudehaberconducidomarchaatrása talvelocidad cambia en un segundo, y de repente estamos yendo por lamisma recta, sólo que ahora hacia delante. Tyler frena justo cuandollegamosalasalidadelparking.

Lomiropestañeandoyenciendola luzdel techo.Hacequeelcoloresmeraldadesusojosparezcamásbrillante.

—¿DesdecuándosabeshacergirosenJ?—¿Desde cuándo sabes lo que es un giro en J?—me pregunta al

momentoTyler,justoantesdecogermicaraconsusmanosyapretarsuslabioscontralosmíos.

No parece que estuviéramos en medio de la noche y no da lasensación de que lo hubiéramos hecho hace unas horas. Le devuelvo elbesoyahora todoparece tan familiarquenopuedohacerotracosaquesonreírcontrasuslabios.Megustaqueestoyanoparezcararo.Meagradaqueseaalgonormal.No inmoral.Normal.Agarro lasudaderadeTyler,me siento sobre las rodillas y lo atraigo haciamí, apretandomi pechocontra el suyo. El espacio es limitado, pero seguimos a lo nuestro yaunqueestamosalgoapretujados,lasmanosdeTylerconsiguenacariciarmicuerpo,ymeagarradelascaderas.

—Ojalá mi coche tuviera asientos atrás —murmura contra mimandíbulaconunabrevecarcajada.

Pongo los ojos en blanco, le lanzo una sonrisa seductora y lesusurro:

—Podemosimprovisar.Elmotorsigueencendido,peroningunodelosdospareceprestarle

atención.MeestiroparaapagarlaluzdeltechomientraslamanodeTylerintenta abrirmi sujetador.Estámejorando, ya esmenos torpe, y cuandoestáapuntodeabrirlo,suenamimóvil.

Vibraenelbolsillotraserodemisvaqueros,ymequedoparalizada.

Intercambiamosunamiradaperplejamientrasmeapartodeélyestirolamanoparacogerel teléfono.MequedodepiedracuandoveoelnombredeRachaelenlapantalla.

Tylersedesplomaensuasiento,derrotado.Sepasaunamanoporelpelo,laotralatieneapoyadaenelvolante.

—Joder,Eden.—¡Noesculpamía!—medisculpo.No tengo ni idea de por quéme llamaRachael a estas horas de la

madrugada.Algoirritadaporlainterrupción,contestoconuntonomuchomásmalhumoradodeloquedebería.

—¿Qué?—Guau,Eden,yaparecesunaneoyorquinagruñona—trinalavozde

Rachael—.Llevosinhablarcontigounmontóndetiempo¿ymecontestasasí?

—Rachael —digo despacio—. ¿Te das cuenta de que aquí son lascuatrodelamañana?Esdemadrugada.

—¡Ay,Dios,vaya!—explota,soltandounpequeñosuspiro.A menudo Rachael se olvida de la diferencia horaria. La primera

semana que pasé aquí, casi siempre me llamaba pasadas las doce de lanoche. No importa las veces que le recuerde que hay tres horas dediferencia,siempreseleolvida.

—Se me olvidó por completo. Aquí no es ni la una. ¿Te hedespertado?

—No,yaestabadespierta.Tyler memira impaciente y yome encojo de hombros. No puedo

colgarlesinmás.—Vale,tetengoquecontaralgosobreelmartes.—Dateprisa—mediceTylerarticulandolaspalabrasensilencio.Lehagoseñalesconlamano,cruzolaspiernassobreelasientoyme

aprietoelteléfonocontralaoreja.—¿Quémetienesquecontar?El martes es cuando Rachael yMeghan llegan a Nueva York para

celebrarelcumpleañosdeMeg.Vanaestaraquícincodías,ymemuerodeganasdeverlas.Sinembargo,ahoramismomispensamientosnoestáncentrados en la visita de mis amigas precisamente. Están centrados enTyleryenquemeestálanzandounamiradaasesina.Medistraeunpoco.

—Nos quedaremos en elHotel Lowell—me informaRachael.Voz

clara y segura. Jamás espero nada menos de ella—. Estoy mirando elmapayestáen laesquinade lacalle63con laavenidaMadison.¿Sabesdóndequedaeso?

Intentovisualizarelcallejero.EstoybastanteseguradequelaavenidaMadison está sólo tres manzanas al oeste del apartamento de Tyler. Lacalle63,oncemanzanasalsur.

—ElapartamentodeTylerestáenlacalle74.Alnortedetuhotel.—¿Asíqueestamoscerca?—pregunta.—Creoquesí.—Genial.Necesitoquemehagasunfavor.—Haceunapausa,respira

hondoyyomeapartoelmóvildelacaraysueltounsuspiro.Conociendoa Rachael, no debería sorprenderme la locura que me puede pedir.Siempresueleseralgosurrealista.Sinembargo,noloes—.¿Puedesvenira nuestro hotel el martes por la noche? Que venga Tyler también. Temandaré un mensaje con el número de la habitación cuando nosregistremos.Tenemosmuchísimasganasdeveros.

—Por supuesto,nosacercaremos.—Conel rabillodelojoveoqueTylerseenderezaenelasientoyenarcalascejas,sorprendidoporqueusoel plural. Quiere saber en qué lío lo estoy metiendo. Se lo explicarédespués—.Rachael,esmuytarde.

—Ay,Dios, sí, lo siento,Eden—sedisculpa,yporunavez,parecesincera. Normalmente hay que obligarla a que pida perdón—. Buenasnoches,cielo.

Cuelgo y suspiro, pero entonces sonrío. Me aseguro de apagar elmóvil, lo tiro al suelo yme estiro por encima de la consola del centroparaacariciarlamandíbuladeTylerconlosdedos.Alprincipionoselove muy contento, pero en cuanto lo miro desde abajo, a través de mispestañas,pareceperdonarmeporinterrumpirnuestromomento,porqueseacercaycontinuamosdesdeelpuntoenquelohabíamosdejado.

Nosetomalamolestiadepreguntarmequéharemoselmartes.

20

Acabandedar lasochodelmartespor tardecuandoTyleryyonosdirigimos hacia el Lowell, en la calle 63 con Madison. El sol estáempezando a zambullirse detrás de los edificios deManhattan mientrasTyler conducehacia el sur por la avenidaPark.Llevaunasgafasde solnegras,tieneunamanoenelvolanteyconlaotravajugandoconsupelo,elcodoapoyadoenlapuerta.

—Creoquenosestántomandoelpelo—murmuradespuésdeunrato—.¿ElLowell?Nomejodas.

Lelanzounamirada.—¿Qué?—Vengaya—seburla,yapesardequenopuedoverledetrásdesus

gafas,séqueestáponiendolosojosenblanco—.RachaelyMeghansonestudiantes. ¿En serio crees que se pueden permitir un sitio así? O sea,MeghanacabadevolverdeEuropa.Probablementenotengamásdediezpavos.

—Tyler, tú estabas en el instituto, tenías dieciséis años cuandocomprasteestecocheconesegranfondofiduciarioquetehabíandejado—le recuerdo, y para darle más fuerza a mi argumento, añado—: ¿Enseriocreesquelostíosdedieciséisañossepuedenpermitircochescomoéste?

—Erapordeciralgo—dice,ignorandoloqueacabodedecir.Sólotardamosdiezminutosenllegaralacalle63,yTylerdamarcha

atrás para aparcar con una solamaniobra, justo delante de la Ópera deSanta Fe. Yo no tengo tanta habilidad como él, todavía me estoyacostumbrando a lo bien que aparca, tarda siempre menos de sesentasegundos.

Mientras me bajo del coche, Tyler tira las gafas en el salpicaderoantesdecerrardeunportazo,ynopuedohacerotracosaqueenarcarlascejasmientraslosigoporlacalle63.Noséquénariceslepasa.

ElHotelLowellestáunosedificiosmásabajo,casienlaesquinadelaavenida Madison. Es de ladrillo rojo, tiene las puertas doradas y unprecioso toldo blanco. Me quedo mirándolo durante un rato hasta queTyler gruñe y tira de mí hacia dentro por la muñeca. Un portero nossaludaynosmantienelapuertaabierta,dándonoslabienvenidaalhotelydeseándonosunaestupendaestancia.MedalaimpresióndequeTylernotienemuchasganasde estar aquí porquedeja escaparun suspiro.Ahoramismo,olerepateanloshotelesdelujo,oRachaelyMeghan.

Elvestíbuloespequeñoperoacogedor,conmuchossillonesysofás,yTyleryyopasamosrápidamentepordelantedelmostradorderecepciónynosdirigimoshaciaelascensor.LahabitacióndeRachaelyMeghanestáeneldécimopiso,yhaciaallínosdirigimos.Tylersecruzadebrazosyapoyalaespaldaenlabarandilladelascensor.

—¿Quétepasa?—lepreguntoporfin.—Noséporquéhetenidoquevenir—mecontestaenseguida.Frunzoelentrecejo,desconcertadaconsupregunta.—Porquesontusamigas.—Eden—dice—.Creoquenohehablado conRachaelmásde seis

vecesentodounaño,yconMeghanninguna.Nitú.Admítelo.Meencojodehombros.Enciertosentidotienerazón.Meghanyano

nossuele llamar.ParecehabersealegradodemarcharsedeLosÁngeles.Las únicas oportunidades que tuve de hablar con ella de verdad fueroncuandovinodevisita.Ni siquiera yonos consideromuy amigas a estasalturas.

—Vale,esverdad,resultaunpocomásdifícilmantenerseencontactoconMeghan—reconozco.

—Va—diceTylerconunacarcajadadura—.Estáclaroquenoquieretenernadaqueverconnosotros.LoúnicoqueleimportaesUtahyesetalJared.¿Yasehancasado?Porquedesdeluegoloparece.

—Joder,Tyler.—Mira—dice envozbaja—, es que esto esmuy incómodo.Yano

soysuamigo.Cosasquepasan.Elascensorsedetieneconsuavidadylapuertaseabreconunsonido

metálico, interrumpiendo nuestra conversación. De todas maneras, nocreoquehubierasidocapazdecontestarle.Tylertodavíaestácabreadoyni siquiera intenta ocultarlo mientras caminamos por el décimo piso.Vuelvoasacarelmóvilparacomprobarelnúmerodelahabitaciónenel

mensajedetextoyluegodetengoaTylerdelantedelapuerta.Llamoconlosnudillos.

Mientras esperamos, contemplo a Tyler. Está mirando la puertafijamente,conunaexpresióntranquila,ynopuedodejardeobservarcadacentímetrodesucara.Sucutisbronceadoysupelooscuroyalborotado,queélatribuyeasusgeneshispanos,susvibrantesojoscoloresmeralda,que alternan entre apagados y brillantes, su mandíbula perfectamentedefinidaconlacantidadjustadebarbaincipiente…

Todoeso…Todoesoesmío.—¿Qué? —dice al notar mi mirada. Sus ojos verdes me miran

directamente.No puedo ocultar mi felicidad ni lo intento, y mientras mis labios

dibujanunaampliasonrisaalgoavergonzada,meencojodehombros.—Nada.Entoncesseabrelapuertacontantafuerzaquecreaunabrisa,yantes

de que tenga tiempo de reaccionar me arrastran hacia adentro y meabrazan.

Reconozco el perfume y el champú al momento. Es el aroma deRachael, el mismo de siempre. Su larga melena se me mete en la caramientrasmeabrazacon fuerzaychilla,ynopuedohacernadamásquereírmeensuhombro.Deverdadmealegrodeverla.Merecuerdamividaen Santa Mónica. Durante las últimas cuatro semanas casi me habíaolvidadodeellaporcompleto.

—Dios,Rachael—murmuro—.Mevasaromperelbrazo.Aún riéndome, logro escabullirmede su fuerte abrazoy luegodoy

unospasoshaciaatrásparacontemplarla.Su pelo está varios tonos más oscuro a como lo recuerdo, y es

evidente que se ha cortado varios centímetros, pero no lo menciono.RecuerdoqueDeanmehabíacomentadoquenoestabamuycontentaconello. Aparte de eso, sigue siendo mi mejor amiga y tiene una enormesonrisaenlacara.

—¡Teheechadomuchodemenos!—¡Yotambiénati!—respondo.Nome había dado cuenta hasta ahora.He estadomuy distraída por

todo loqueha sucedido ami alrededor, y ahorameestoy empezando asentirculpable.

—¡Tyler!

Los ojos de Rachael se agrandan cuando clava su vista en él, y laverdadesquenopuedoculparla.Parececincoañosmayorquecuandosemarchó.Sigueen lapuertaalgo incómodo,peroRachaelmerodeaparaacercarseaélytambiénledaunabrazo.Esunabrazobreve,ycuandoseapartalocogedelbrazo,lohaceentrarenlasuiteycierralapuerta.

—¡Nopuedocreerquehayapasadounaño!—Sí,esunalocura—diceTyler.Ahora tiene una pequeña sonrisa en los labios, y no sé si es real o

falsa.Seacomosea,yanoseloveincómodo.Mientrasconversan,metomounminutoparaverlasuite.Esenorme,

yparecetenerdoshabitacionesseparadas,uncuartodebañoyunacocinaamericana. El suelo es de madera y hay alfombras orientales, y todoparecebastanteeleganteydeépoca,peromodernoalavez.Hayalgunasobras de arte impresionantes en las paredes, pero no las miro durantemuchotiempoyvuelvoalladodeTyler.

—Entonces¿elmetroesseguro?—lepreguntaRachaelconlosojosmuyabiertos—.¿Nonosdispararánninada?

—Notepreocupesporelmetro—lediceTyler.Notoquetieneganasde poner los ojos en blanco, pero se contiene—. Con no parecer unaturistanotendrásproblemas.

Vuelvoaecharunvistazoporlasuite.Faltaalgo.Tardounsegundoen darme cuenta y cuando lo hago, le lanzo una mirada a Rachael einterrumposuconversación.

—¿DóndeestáMeghan?Rachaelvuelvelamiradahaciamí.Casisonríe,perosecontieneyse

encogedehombroscontranquilidad.—VolviódeEuropaconunvirus.Nopodíadejardevomitar,asíque

sehatenidoquequedarencasa.—Entonces¿hashechotodoesteviajesola?Laspalabrasapenashansalidodemibocacuandoalguienlanzasus

brazos sobremis hombros y los deTyler, apretándonos con fuerza.Meencojoconsorpresaanteesteabrazo tanrepentino,yantesdequepuedadarmelavueltasiquiera,unavozmurmura:

—Hola,neoyorquinos.El corazón se me detiene. No por el susto, sino por la voz. La

reconozcodemasiadobien.EslavozdeDean.

Me encojo de hombros para soltarme y me doy la vuelta a todavelocidadjustoalavezqueTyler,yveoquenomeequivoco.

Deanestádelantedemí.Tieneunaenormesonrisaen la caray susojososcurosbrillanmientrasdaunpasohaciamí, rodeándomecon susbrazosyabrazándomeconfuerzacontrasupecho.Estoytanaturdidaqueni siquiera puedo devolverle el abrazo. Me limito a quedarme allí,boquiabiertayconlosojoscomoplatos.PorencimadelhombrodeDean,Tylermeestámirandofijamente,sucaraestátanpálidacomolamía.Losdos estamos pensando exactamente lo mismo: «Ojalá esto no estuvierapasando».

—Sorpresa—susurraDean.Suvozhacequeunescalofríomerecorralaespaldamientrashunde

sucaraenmipelo,ytodomeparecetanextraño…NoestoyacostumbradaaDean.EstoyacostumbradaaTyler.

Deannodeberíaestaraquí.NodeberíaestarenNuevaYorkconTyleryconmigo.SesuponequeseteníaquequedarenSantaMónica.Yodeberíatenerdossemanasmásparadecidirquévoyahacerconél.Noestoylistapara enfrentarme a esto ahora. El hecho de que Dean esté aquí puedeecharlotodoaperder.

Cuando por finme suelta,memira con fascinación y niega con lacabezamientrassonríe.Unasonrisaampliaysincera.Dueleverla.

—Dios,cuántoteheechadodemenos—dice,ymebesa.Al principiome quedo de piedra,me pilla tan desprevenida que ni

siquierapuedoapartarme.Antes sentía algocuandobesabaaDean,peroahora nada de nada. No noto ninguna descarga de adrenalina. Deanmebesa con suavidadpero condesesperación, como si estuviera intentandorecordarloquehaechadotantodemenos,peroyonopuedodevolverlelamismaenergía.Noquiero.Paramíesunbesosinvida.

IntentodirigirleunamiradadedisculpaaTyler.Suhapuestorígidoysusojossehanendurecido,ynosestálanzandounamiradaferozconunaexpresiónfríaenlacara.Delanada,agarraelhombrodeDeanylohaceretroceder un paso, interrumpiendo nuestro beso. Se lo agradezcomuchísimo.

—Perobueno,tío,¿acasoteolvidasdetumejoramigo?—preguntaTyler,ycuandoDeansevuelveparamirarlo,tieneunasonrisaenlacara.

Pero lo veo todomuy claro. Todavía noto el brillo furioso en susojosylarigidezdelmúsculodesumandíbula.

Dean, sin embargo,novenadamásque la sonrisa en la carade suamigo.

—Joder,¿quélehapasadoatuacento?—NuevaYorkyuncompañerodepisodeBoston—diceTylercon

untonoseco—.Tienenlamalacostumbredepegarteelacento.Riéndose, Dean le da un abrazo mientras se dan palmadas en la

espalda,ycuandoseapartanTylerpregunta:—Entonces¿cómoesquehasvenido?—Nosemolestaenocultarel

tonodurode su voz.Se limita a cruzarse de brazosmientras enarca lascejas,esperandounarespuesta.

—Vine para sustituir a Meghan —explica Dean. Lleva una camisaazulmarinoyvaquerososcuros,ysemetelasmanosenlosbolsillos—.Fueunadecisióndeúltimominuto,laverdad.Creíquemipadrenomeibaadejarcogervacaciones,peromedijoqueadelante.FueideadeRachael.

Tanto Tyler como yo le lanzamos unamirada a Rachael almismotiempo. Está viendo cómo se desarrolla la escena con una sonrisarebosante de alegría en la cara. En este instante, ni Tyler ni yo estamosmuycontentos.InvitaraDeanaNuevaYorkeslopeorquepodríahaberhecho.

—Tyler,tehetraídoatumejoramigo.Eden,tehetraídoatunovio—dice,sonriendoaúnmás—.¿Soyonosoylamejoramigadelmundo?

Ni siquiera me atrevo a contestarle. Sé que sus intenciones eranbuenas,peronotieneniideadeloqueacabadehacer.Lahaliadoparda.Dudo que Rachael y Dean se den cuenta, pero para Tyler y para mí latensiónseestáhaciendoinsoportable.

Lelanzounamiradallenadepánicoyélcierralosojosysepasaunamanoporelpelo.Noséquépensar.Noséquéhacer.YcuandoDeanseponeamiladootravez,merodeaconelbrazoymeplantaunbesosuaveenlamejilla,meempiezoasentirinclusopeor.

¿SesuponequetenemosquedecirlelaverdadahoraqueestáaquíenNueva York? ¿O esperamos tal como habíamos planeado? Ahí está lojodido. Decidir cuándo hacerle daño a Dean. Es inevitable: sólo escuestióndecuándoydónde.Aquíno,esoseguro.Ahoramismono.Peropronto,quizá.

Ysipensabaque lascosasnopodíanserpeor,medoycuentade loequivocadaqueestaba.

Lapuertadelcuartodebañoseabrederepenteycaptalaatenciónde

los cuatro.Frunzo el ceño, confundida, y escuchounavozquedice conentusiasmo:

—Tíos,labañeraesunapasada.Esotravozquereconozco.Unavozquejamáspenséquetendríaque

volver aoír.Unavozquepertenecea alguienaquiennohevistodesdehace dos años. Y justo cuando empiezo a palidecer otra vez, sale delcuartodebañoconelpelorecogidoenunmoñodesordenadoynadamásqueunatoallaalrededordesupequeñocuerpo.SedetienecuandonosveysusojossemuevenrápidamentedeTyleramíduranteuninstante,yluego,tandespacioquecasiduele,Tiffanisonríe.

—¿Porquénadiemehainformadodequemiparejadehermanastrosfavoritayahabíallegado?

21

Estonoestápasando.Nopuedeestarpasando.DeannopuedeestarenNuevaYork.Tiffani nopuede estar delantedemí, sonriendocon loquepareceserungestoinocente.Laconozcoyséquedetrásdeesainocenciahayunserretorcido.AsíesTiffani,siemprehasidoigual.Manipuladora,controladora y dispuesta a desafiar a todos y a todo para lograr lo quequiere. En su cabeza, las cosas sólo funcionan a su manera. Y aquí latenemos, en la misma habitación que Tyler y yo. Delante de las dospersonas a las que sabe que puede destrozar, que están intentando hacertodoloposibleporocultarunsecretoquesóloellaconoce.

—¿Meestástomandoelpelo?—diceTylerdeunbufido,cortandolatensióndelambiente.

Hadesviado sumiradadeDeanaTiffaniyniega con la cabeza sinpodercreerloqueve.

Rachaeldejaescaparunsuspiro,secruzadebrazosyseapoyaenelreposabrazosdeunadelassillasdeépoca.LedaunpuntapiéalaalfombrayleclavaunamiradaduraaTyler.

—Tíos,¿nopodemos llevarel temacomoadultos?Lodejasteis,yaestá.Esofuehacedosaños.Superadlo.

—¿Lodicesenserio,Rachael?—Tylerlamirapestañeando,conlosojosmuyabiertos.Sueltaunacarcajada,aturdidoporlasituación,ycreoquereírseesloúnicoquepuedehacer—.Alamierda.Mepiro.—Levantalosbrazosenseñalde rendición, sedamediavueltaysedirigehacia lapuerta a grandes zancadas. La abre con tanta fuerza que las bisagraschirrían—.Teesperoenelcoche,Eden—diceporencimadelhombro,ycierralapuertadelasuiteconunportazo.Lesigueuntremendoeco.

—VeoquehabersemudadoaNuevaYorknolehaayudadoaresolversusproblemasdeira—diceRachaeltrasunmomentodesilencio.

Estádebroma,porsupuesto,peroyonoleveolagracia.Dehecho,me parece una falta de respeto. De tan mala educación que no puedo

contenermeylafulminoconlamirada.—¿Porquésiempretienequesertancabrón?—añadeTiffani.Suvoz

es dulce y suave, como si estuviera profundamente ofendida—. Tieneproblemas graves. No se puede ser tan agresivo. Está claro que lo haheredadodesupadre.

Estoyapuntodedeciralgo,apuntodeabrirlabocaparallamarlelaatenciónaTiffaniporloqueacabadedecir,peroparamisorpresa,Deansemeadelanta.

—Chicas,va—lasreprende,quitasusbrazosdemishombrosymerodeaporlacintura—.Noseáistandurasconél.

—Un poco melodramático sí que ha sido, ¿no crees? —murmuraRachael—.Salirpitandodeesamanera…ElTylerdesiempre,supongo.

—Noloculpo—digolanzándoleunamiradamordazaTiffani.Nisiquieravoyaintentarocultarqueladetesto.Rachaeltambiénme

estáirritandopocoapoco.¿ElTylerdesiempre?Ellassólolohanvistoahora.PorsupuestoquesehaenfadadoporqueTiffanihaaparecidodelanada. Ni Rachael ni Tiffani lo han visto en realidad, el Tyler que estásiempre riéndose con carcajadas sanasyque sonríe todo el día.AúnnohanvistoalnuevoTyler.Vale,todavíanoestábiendeltodo,peroloestáconsiguiendopocoapoco.Estámuchomásfelizquenunca,ysusinsultosmeestáncabreando.Siemprelodefenderé.

—Nome vengas tú también con ésas—gime Rachael, ladeando lacabezaycerrandolosojos.

—Dios,Eden—diceTiffani—,creíaquetalvezahoraquetehabíasgraduadohabríasmadurado—dicebatiendo laspestañasdesde lapuertadelbañomientrassesujetalatoallayfrunceloslabios.

—¿Qué te pasa conmigo,Tiffani?—exijo saber enfadada,mientrasmeencojodehombrosparasoltarmedeDeanydoyunospasoshaciaella—.¿Porquésiemprehassidotan…?

Deanmeagarrapordetrás,y tirademíhastapegarmea sucuerpomientrasintentaquenomelancealcuellodeTiffani.

—Tiffani—dice—.Noseascabrona.—Cierralaputabocaza,Dean—leordena.Suvozhaperdidolasuavidadyahoraesdura.Noslanzaunamirada

furiosaalosdos,saleechandochispashaciaunodelosdormitoriosydaunportazo.

LeechounvistazoaDeanporencimadelhombroyélmesuelta,yse

limitaaencogersedehombroscomosileparecieraunatontería.Noshadefendidoalosdos,aTyleryamí,yesosólohacequemesientainclusomásculpablequeantes.AsíesDean.Siempreestáahíparatodoelmundo.Prontoleestallaráenlacara.Meduelepensarenello,asíquemecentroenotracosa.

—Un poco melodramática sí que ha sido, ¿no crees?—repito laspalabrasdeRachael.MeapartodeDean,mecruzodebrazosyarqueolascejas—.¿Quénariceshaceaquí?

Rachaelseapartadelasilla,suspirayseacercaanosotros.Traeconellaelaromadesuperfume.

—Ibaavenirdesdeelprincipio,Eden.Sóloquenotelodijeporquenoqueríaquetepasarasmesesquejándote.¿Nopodéisdejarloestardeunavezportodas?

—¿Dejarloestar?—repito—.¿Enserio?—Aver,teentiendo—dice—.LaodiasporloquelehizoaTyler,y

ellateodiaatiportomarpartidoyapoyarloaél.Peroyahanpasadodosaños. ¿No creéis que os estáis comportando como niñas? ¿No podéisperdonarosyolvidarlo?Tiffaniquierevolverasertuamiga.Delosdos.

Medanganasdereírme, igualqueTyler,con incredulidad.Rachaelnotieneniideadeloquesucedióhacedosveranos.Avecespreferiríaquelo supiera, pero no lo sabe, así que tengo que limitarme a apretar losdientesparacontenerlasganasdesoltarlelaverdad.

—Novoyavolverasersuamiga,Rachael.Jamás.—Notepreocupes—diceDeanamiespalda,yomeencojo.Noestoy

acostumbradaaoírsuvoz.Todavíamecogeporsorpresaqueestéaquí.Meposaunamanoenelhombroyseponeamilado,conunasonrisadeconsueloenlacara—.Notienesquesersuamiga.

—Va,Dean—murmura Rachael—, tienes que admitir que para losdemásesincómodo.

—Yono estoy incómodo—afirmaDean con una expresión serena.Séqueestámintiendo,pero tambiénque lohaceparaapoyarme,asíquemequedoquietadebajodesumano—.Nadaesincómodoanoserquelohagáisincómodo,queesexactamenteloqueestáishaciendo.

Rachaelaprietaloslabios.—Loúnicoqueestoyhaciendoesintentarreunirnosatodos—dice,

perosuenaunpocotriste.Luego se calla, seda lavueltay sedirige a lahabitaciónen laque

entróTiffani,dejándonosaDeanyamísolos.Élsevuelveparamirarmedefrente,seloveunpocodesmoralizado.

Nocreoqueestohayasalidocomoloteníanplanificado.—Tal vez haya sidomala idea pediros que vinierais—balbucea—.

Queríamos sorprenderos, y yo tenía que verte esta noche. No podíaesperarhastamañana.

—Bueno,puesaquímetienes—digoconpocoentusiasmo.Merío,peronosuenoconvincente.Estoyempezandoasentirmemal.

NopuedosoportarqueDeanyTiffaniesténenNuevaYork.Esdemasiadodifíciltenerquelidiarconlosdosalmismotiempo.

—YquelagentedigaqueelperfildelosedificioseslomáshermosodeNuevaYork…—dice,sonriendomientrasmemiraenarcandolascejas.

Entoncesmedoycuentadequesehaafeitadoesahorriblebarbadevariosdíasqueseestabadejando.

Pongolosojosenblancoyloempujoporelhombro.—Dios,Dean,¿enserio?—Tenía que decirlo. —Su sonrisa se refleja en sus ojos mientras

ponelasmanosenmishombrosymemirafijamente—.Duranteestemessemehanocurridomuchascursiladas.

Entoncesmebesa,ycomoestavezestamossolos,recorremicuerpocon sus manos, desde mis hombros hasta mi cintura.Me besa como sifueselaprimeravez.

Me resulta difícil besarlo con entusiasmo. ¿Cómo hacerlo? Sinembargo, lo intento, todavíanoestoypreparadapara levantarsospechas.Estoy intentando comportarme con normalidad, actuar como si noestuvieraenamoradadesumejoramigoycomosinolefueraadecirlaverdadmuymuypronto.

Me aparto cuando ya no puedo seguir besándole. Me encojo dehombrosymirohacialapuertaconelceñofruncido.

—Dean,tengoqueirme—murmuro—.Tylermeestáesperandoenelcoche.

—Sí,vale—dice.Por finmesueltay seaparta.Sigue sonriendo—.Ahora íbamos a salir a comer algo. A ver la ciudad, supongo. Peromañanapasaremoseldíajuntos,¿vale?

NocreoqueesolehagamuchagraciaaTyler,ytartamudeoqueyatengoplanesparamañana,peroDeanparececonfundido.Noséquéhacer:¿sesuponequedebocontinuaractuandocontodanormalidadohacerleel

vacíoparaque sedécuentadequepasaalgo?No séqué leharámenosdaño,asíqueterminoporaceptariracenarconél.

Todoestoesdemasiadoparaasimilaralavez,ymientrasmedespidodeDeanylegritounadiósaRachaelatravésdelapuertadelahabitación,medoycuentadequemetiemblanlasmanos.Salgopitandodelasuitedelhotellomásrápidoquepuedosinquesenotequeestoydesesperadaporirme, y no espero al ascensor. Tengo demasiada prisa por alejarme deDeanyTiffani,asíquebajocorriendoporlasescaleraslosdiezpisos,conpasoirregular.Cruzoagrandeszancadaselvestíbuloprincipalysalgoatodavelocidaddel hotel antesdeque el portero tenga laoportunidaddeabrírmela,ymemiraenarcandounacejacuandopasodelantedeél.

Por suerte, el coche de Tyler sigue aparcado al lado de la acera,delantedelaÓperadeSantaFe.Tieneelmotorenmarcha,ysinperderunsegundoabrolapuertadelpasajeroymesubo,cerrandodenuevodeuntirón.

RespirocondificultadymiroaTyler.Tieneelcuerporígidocontraelasiento,y lasmanos tanapretadasenelvolanteque losnudillos se levenpálidos,losbrazos,tensos.Nisiquieramemira,selimitaaapretarlamandíbulaconlavistaclavadaenelparabrisas.

Cuandoabreloslabiosparahablar,loúnicoquepuededecires:—¿Quécoñohacemosahora?—No lo sé —respondo. Con un gemido apoyo la cabeza en el

salpicaderoymepaso lasmanospor el pelo.Aprieto losojos e intentoprocesartodoloqueacabadesuceder,peroesunlíotremendo.Nopuedoatar cabos ahora. Levanto la cabeza muy despacio y me vuelvo paramirarlo—.¿Tyler,deberíamosdecírselo?Osea,seríalocorrecto,¿no?

—Tenemos que decírselo —afirma, pero lo dice muy despacio yahorasuvozestámuchomáscalmada.Memiradefrente,lapreocupaciónsereflejaennuestrosojos—.Séqueíbamosaesperarhastavolveracasa,peroahoraestáaquíytenemosquehacerlocorrectoalmenosunavezenlavida.

—¿Cuándo?—¿Qué?Tragoelnudoquesemeestáformandoenlagarganta.—¿Cuándoselodiremos?Tylerseencogedehombros.—Selopodemosdecirmañana.Joder,tambiénpodemosvolverallíy

decírselo ahora mismo, pero le arruinaríamos su viaje a Nueva York,porquelopasaríafatal.O…—dice—podemosesperarhastaelúltimodía.Contárselolaúltimanocheantesdequesevayan.Así,porlomenospodrádisfrutar de la ciudad, y además no tendrá que vernos durante muchotiempoantesdeirselomáslejosposibledenosotros.¿Entiendes?

—¿Quieresquefinjaquetodoestábiendurantecincodías?Entrelazolasmanosnerviosa.QuieroaDean.Poresoes tandifícil.

Novoyadejarloconélporquenoquieraestarconél.Voyaromperconél porque he vuelto con Tyler, porque es injusto que su novia estéenamoradadeotrapersona.

—Compórtate un poco diferente para que note que pasa algo—meaconseja Tyler, pero tiene el ceño fruncido mientras pone el motor enmarcha—. Dios, nos va a odiar un montón, ¿no crees? ¿Viste cómo temiraba?

—Nos miraba a los dos —corrijo. Me pongo el cinturón y dejoescaparunsuspiroquenosabíaqueteníadentro—.Seleveíatanfelizdevernos…

—Porcierto,olvídatedeDeanunsegundo—diceTyleralavezquesaledel sitiodondehabíaaparcadoysedirigea laavenidaMadison.Sutonosevuelveamargodenuevo—.¿PorquéestáTiffanienNuevaYork?¿Y a qué vino eso de «pareja de hermanastros favorita»? Sabe que nosodia.

—En realidad, sólo me odia a mí —digo, soltando una pequeñacarcajadamientrasmeacomodoenelasientoyveocómoconduceTyler—.Porquelerobéasunovioytodoeserollo.

Tylermeechaunvistazoy también se ríe, su expresión se suaviza.Conunamanoenelvolante, estira laotraporencimade la consoladelcentroycogemimano.Entrelazasusdedosconlosmíos,supielessuaveycálida,comosiempre.

—Noteimaginasloqueteloagradezco.

22

Al día siguiente, tanto Tyler como yo andamos nerviosos. Nopodemosevitarlo.EsdesesperantesaberqueDeanestátancerca.Otraveztenemosquesersupercautos,controlar loquedecimosyasegurarnosdequenuncanosmiramosdurantemuchotiempo.Volvemosasernadamásquehermanastros.

Y aunque estamos intentando actuar con normalidad y lo másinocentemente posible, a Tyler le está costando ocultar su irritaciónporqueDeanestáapuntodevenirabuscarme.

Élsehapreparadouncaféenlacocinamientrasyocaminodearribaabajoenelsalón,a laesperadeque llamena lapuerta,yal finalEmilynotalatensión.

Ponelateleensilencio,cosaqueirritaaSnake,yestiraelcuelloparamirarnos,susojossemuevendeTyleramí.

—¿Quépasa?—Edentieneunacita—diceTyler.Tienelamiradaclavadaenmí,y

revuelvesucafésinapartarlosojosdemí.Tienelamandíbulatensa—.SunoviolediounasorpresaanocheysepresentóenNuevaYork.¿Yoshecomentadoquemiex,lapsicópata,tambiénestáaquí?

—¿Tiffani?—preguntaEmily.DejodepasearmeporelsalónylelanzounamiradacuriosaaTyler,

conunacejaenarcada.DebedehaberlehabladoaEmilysobreTiffani.Dehecho, creo que le debe de haber contado casi toda su vida. Siempreparecesaberhastalosmáspequeñosdetalles.

—Sí—dice Tyler con rigidez.Nos da la espalda y se centra en sucafé,yesoledalaoportunidadaEmilydevolversumiradahaciamí.

—Eden, no sabía que tenías novio —dice, observándome conintensidad.Mehacesentirincómoda.

—Sí,sí—farfullaSnake—,¿aquiénleimporta?Intentainclinarseporencimadeellaparacogerelmandoadistancia,

peroellaleponeunamanoenelpechoyloempujahaciaatrás,noapartasusojosdelosmíos.

—Llevamosmás de un año ymedio—digo en voz baja.Un año ymedio.ÉseeseltiempoquelehehechoperderaDean—.SellamaDean.

Enesemomento,alguienllamaalapuerta.Todosmiramosalmismotiempo, pero Tyler y yo intercambiamos una mirada fugaz. Él deja devacilarconsucafé,susmanossequedancongeladasenmediodelaireyyomemordisqueolaparteinteriordelamejilla.NotengoganasdeveraDeanestanoche,perosinolohagosabráquealgovamal.Noestoylistaparadecírselotodavía.

Notolasmiradasdetodoscuandomeacercoalapuerta,alisándomelafaldaplisadaporelcamino.Muydespacio,toqueteolascerradurasantesdeabrirlapuertadeuntirón.Y,porsupuesto,meencuentroconDean,quemesaluda.

Con una sonrisa en los labios, deja escapar un suspiro de aliviocuandomeve.

—Menosmalquenonoshemosequivocadodeapartamento.—¿Hemos?Enseguida aparecen por la puerta Rachael y Tiffani, que estaban

detrásdeél,conlarespiraciónalgoentrecortada,comosihubieransubidolosdocepisospor lasescaleras.AprietoelpicaportecuandoTiffanimesonríeconlosojosmuyabiertos.

—¿Quéhacéisaquí?—preguntaTylerdesdelacocina.Cuandomiroporencimademihombro,veoquehadejadosucaféen

la encimera y se dirige hacia nosotros. Se ha metido las manos en losbolsillos,peronomeimpideverqueestáapretandolospuños.

—¡Queríamos conocer tu apartamento! —dice Rachael alegre. Sinembargo, justo a continuación titubea y se encoge de hombros algoavergonzada—.Ytambiénqueremoshablarcontigoporquelodeanochefuehorrible.

Tyler mira a Rachael y luego a Tiffani durante un buen rato. LededicaaTiffanimástiempoqueaRachael,ycasipuedovercomoreprimelasganasdenegarleslaentrada.Alfinaldaunpasohaciaatrásyseapartadelapuerta.

—Vale,pasad—farfulla.Rachael entra primerohasta el centro del salón,Tiffani la siguede

cerca.MientrasTylermemirayseencogedehombros,yofrunzoelceño,

mevuelvohaciaDeanylocojoporlacamisa.Lehagoentrarycierrolapuertadeunpuntapié.SnakeyEmilyselevantandelsofáycontemplananuestrosinvitadosdelaCostaOesteincómodos.LamiradadeSnakenoseapartadeRachael,yladeEmilynoseseparadeTiffani.

—Muybien—diceTyler.Hace las presentaciones a toda prisa, diciendo los nombres y

resumiendolahistoriadecadaunoalmáximo.SnakeeselcompañerodepisodeBoston.Emilyeslabritánicaquesefuedegiraconél.Rachaelesuna amiga. Tiffani es sólo Tiffani. Dean no es nadamás quemi novio.Tylernomencionaqueeranmejoresamigos.Es inútil.Esaamistadvaaterminardentrodecuatrodías.

SnakecruzaelsalóndirectohaciaRachaelcuandohanterminadolaspresentacionesincómodas.Yointentolanzarleunamiradadeadvertencia,yélonolocaptaoeligeignorarmedescaradamente.Tienesusojosgrisesclavadosenella,extiendelamanoysevuelveapresentar.Estavez,paramisorpresa,comoStephen.

Poniendo los ojos en blanco, le lanzo una mirada a Tiffani. Estáobservando a Emily a unos metros de distancia y yo veo con ansiedadcomoEmilyseleacerca,conunaexpresióndespreocupada.

—AsíquetúeresTiffani…—¿Quéquieresdecirconeso?—diceTiffanientrecerrandolosojos,

sorprendidaporeltonodevozdeEmily.Si Emily viviera en SantaMónica sabríamuy bien que no hay que

meterse conTiffani Parkison. Pero para sumala suerte no vive allí, asíquedesconoceestareglabásicadesupervivencia.Ycontinúa.

—Ah, no, nada—dice encogiéndose de hombros brevemente—.Essóloqueheoídohablarmuchodeti,esoestodo.

—¿Enserio?LacaradeTiffani se iluminaalpensarlo, comosi le encantaraque

mencionensunombreenlasconversacionesdetodoelmundo.Lamayorpartedelasveces,loquesedicedeellanoesprecisamentebueno.

Emilysesonríe,peronoessincera.Porprimeravez,pareceestarenguardia. Normalmente se muestra más vulnerable, más suave y callada.Hoyno.

—Desdeluego.Peronotepreocupes,seguroquetodoloquemehandichoesciertoalcienporcien.

NoalcanzoaescucharquérollolesueltaTiffani,porquemiatención

se desvía hacia Tyler cuando éste se nos acerca. Está sonriendo. ¿Deverdad?Lodudo.

—Ybien,Dean,¿quieresqueteenseñeelpiso?—sugiere.Deanniegaconlacabezaydice:—Creoquenosiremosenseguida.Noquieroperdermástiempo.—No,hombre,venga,dejaqueteloenseñe.—Tylerlorodeaconun

brazo,alejándolodemímientrasleaprietaelhombro.NocreoqueDeanfuera capaz de soltarse aunque lo intentara—. Mira qué vistas. Da a laTercera avenida. —Empuja con suavidad a Dean por la sala hacia lasventanas y lo retiene allí. Mientras Dean mira hacia la calle, Tyler melanza una sonrisamaliciosa, y yome limito a poner los ojos en blancocomorespuesta.

Con el rabillo del ojo, veoqueTiffani se dirige hacia ellos.Deunempujón semete entre los dos, y rodea los hombros de ambos con susbrazos.Tylerseencogedehombrosdeinmediatoparasoltarse.

—Ybien¿quéestamosmirando?—pregunta.Al otro lado del salón, Snake sigue hablando con Rachael. Ésta se

enrolla mechones de pelo entre los dedos, tiene los labios un pocoabiertos y presta atención al rollo que Snake les cuenta siempre a laschicas.

Todoestomeconfunde.Noséporqué,peromividaenSantaMónicameparecealgo totalmenteseparadodemiveranoenNuevaYork.Nosetendrían que haber mezclado. Pero como lo han hecho, siento náuseas.Durante todo el mes pasado, Nueva York me parecía un lugar seguro.Podía ignorar por completo mi vida en Santa Mónica. Olvidarme denuestrospadres,denuestrosamigos,deDean.LomejordetodoesquemehabíaolvidadodequeTyleresmihermanastro,hastaahora.Larealidadnoshagolpeadodelleno.Yjoder,cómoduele.

—Me cago en diez—murmuraEmily entre dientesmientras semeacerca,cruzándosedebrazos.SedetieneamiladoyseñalaaTiffaniconunmovimientodelacabeza—.Esigualitaacomomelaimaginaba.Entracomosifueralareinadelasreinas.

—Le bajaste los humos enseguida —digo. La miro de soslayo,observandolamaneraenquefulminaconlamiradaaTiffani.Mantengolavozbaja—.¿Porquélohashecho?

Emilyseencogedehombrosydirigelamiradahaciamí,losojosselesuavizanunpoco.

—Tylerme contó toda su historia—dice. Al lado de las ventanas,TylerestáseñalandotiendasycafeteríasdelaTerceraavenida,ignorandola insistenciadeTiffanimientras ella intenta acercarse a él—.Loque lehizo fue horrible—añade Emily—.No soporto a las chicas como ella.Además,apoyoamuerteamiscolegas.

—Ten cuidado—murmuro sin apartar la mirada de Tiffani. TieneunamanodetrásdelhombrodeTyler, laotraensupropiacadera—.Noquierassufrirsuira.

Emilydaunpasohaciadelanteysegiraparamirarmedirectamentealacara.Seríeypregunta:

—¿Lodicesporexperiencia?—Desdeluego.Tratar con Tiffani fue un infierno. Por eso ahora es tan incómodo

estarcercadeella.Secomportacomosituvieraelpoder,tantoporcómosesonríecomoporcómohabla.Dapánico.

HablandodeTiffani,debedehabersedadoporvencidademeterseenla conversación entre Dean y Tyler, porque se da la vuelta y se dirigehacia nosotras. Suspira mientras se acerca, con la mirada puestaexclusivamente en mí. Sonríe y, como siempre, es una mueca falsa yamarga.

—Eden.Vamosfuera.Ahoramismo.Nomuevounmúsculo,permanezcodondeestoy.—No,estoybienaquí.Tiffani no acepta un no como respuesta, porque me coge por la

muñecaytirademíhastalapuertasinmiramientos.LelanzounamiradaporencimadelhombroaEmilyyellameladevuelveconlosojosmuyabiertosy seencogedehombros.Mearrastrahastael rellanocontramivoluntadycuandocierralapuerta,porfinmesuelta.

—¿Quéquieres?Mecruzodebrazosydoyunpasohaciaatrásmientrasellasevuelve

paramirarme.En el rellano, un poco más allá, un chico sale de su apartamento.

Tiffani espera en silencio a que pase por nuestro lado, en dirección alascensor.Cuandoyasehaido,lasonrisadeTiffanisevuelveretorcidayentrecierralosojos.

—¿Laexplicaciónbreve?EstoyempezandoaechardemenosaTyler.Es tan ridículo que suelto una carcajada. Nome puedo contener, y

antesdedarmecuenta,estoysonriendoanteloincreíblequesuenaloqueacabadedecir.Talveznomepareceríatangraciososisurelaciónhubiesesido sincera y real. Pero no lo era. No puede echar de menos a quiennuncaquiso.Aúnriéndome,lepregunto:

—¿Ycuáleslaexplicaciónlarga?—EstoyempezandoaechardemenosaTylerytúmevasaayudara

recuperarlo —dispara enseguida. Se cruza de brazos y su sonrisa seconvierteenunafinalínearecta.

Dejodereír.Ahorameparecepatética.Estáflipandoencolores.—Sabesqueesojamássucederá,¿no?—¿Porquéno?VaavolveraCalifornia,losdosestamossolteros,y

¿melopareceamíotuhermanoestámuchomásbueno?Suelta un suspiro y se abanica la cara con la mano de manera

dramática,tienelasmejillassonrojadas.—Vetealamierda,Tiffani.—Ostras, estás a la que saltas. —Suspira y se lleva la mano al

corazón,comosilahubieseherido,peroyomelimitoaponerlosojosenblanco.Siempre esmuymelodramática—.Espera—dice.Creoquedejadeactuarduranteunsegundoporquememiraconunaexpresiónperplejaqueparecesincera.Notocomolaexpresióndesusojoscambiamientrasmeobserva, separa los labiosydejaescaparunsuspiro—.Nomedigasqueseguísfollando.

Me sorprende tanto la pregunta que no contesto. Aunque intentaranegarlo,ellasabríaqueleestoymintiendo.Siempremepilla.Pestañeoytragoelnudoquetengoenlagarganta,yluegobajolavistahaciaelsuelo.Tiffani hace que parezca normal. Nunca hemos «follado» sin más.Siemprehasidomásqueeso.

—Ay,Dios—exclamaTiffanienvozbaja.Elshockesevidenteensutono.Porunavez,noseestáburlandonihablandocondesprecio—.¿Teloestástirando?

La vuelvo amirar, pero enseguida cierro los ojos yme llevo unamanoalacara.Sientolasmejillasbastantecalientesyloúnicoquepuedomurmurar a travésdemimanoes:«Noespara tanto».Séquemeestoymintiendoamímisma.Séqueesparatantoyparamás.Siempreloserá.

—¿Que no es para tanto?—repite Tiffani. Parece que no tarda enreponerse de la sorpresa de descubrir que Tyler y yo seguimos juntos,porqueahorasuvoztieneuntonodejúbiloqueestáintentandoocultarpor

todoslosmedios—.Pero,Eden,sitúestásconDean.Niegoconlacabeza,medoylavueltaycomienzoacaminarhaciala

puertadelapartamento.Memuerdoconfuerzaellabioinferioryrespiromuy despacio para contener las lágrimas. Duele saber que la únicapersona que sabe de mi relación con Tyler es lo suficientemente cruelcomoparagritarlo a los cuatrovientos.Veoque tienemuchasganasdecontárselo a todo elmundo, y que todavía no lo haya hecho es lomásangustioso del mundo. Mantiene nuestro secreto por una razón, yconociendoaTiffani,noesporserbuenaamiga.

—Espera—diceTiffanienvozalta.Medetengoperonomedoy lavuelta.Sólomantengo losojoscerradosyescucho—.Disfrutade tucitaconDean.¿Levasacontarqueleestásponiendoloscuernos?

Aprieto los dientes. No tengo ni que mirarla para saber que estásonriendo. Lo está disfrutando a tope. Sin embargo, no le doy lasatisfacción de saber que sus palabras me están irritando, porquemantengolabocacerradaymepongoacaminar.

—Eden —me llama otra vez cuando llego a la puerta delapartamento.Medetengo,conlosdedosapretadosalrededordelpomo.Séque no debería escuchar lo que tiene que decirme, pero no me puedoaguantar—.¿Hasengordadodesdelaúltimavezquetevi?

Sus palabrasme golpean dondemás duele. Es una frase que no heescuchadodesdehace años, el tipo de comentario que solía escuchar enPortlandyquemedabamáspavorquenadaenelmundo.Penséquemipesopor finhabíadejadode importarme,perouna fraccióndesegundodespués de que las palabras abandonen la boca de Tiffani, toda laautoestimaquehabíalogradodesarrollarenlosúltimosañosdesapareceymi pulso se acelera mientras intento frenar las lágrimas que intentanescapar demis ojos. Aunque quisiera decirle algo a Tiffani, no podría.Aunquequisieradarmelavueltaymirarla,nohabríaforma.Yano.

Abro la puerta del apartamento y me meto dentro lo más rápidoposible.Lacierrodeunportazoycorrotodaslascerraduras.Ellanovaavolveraentrarenesteapartamento.Nodespuésdehabermedichoeso.

Conlarespiraciónentrecortada,notoqueelpisoestámuysilencioso,y cuando me giro muy despacio, todos tienen la vista clavada en mí.Rachael y Snake han dejado de hablar. Emily sigue en el mismo sitiodonde ladejé, tiene lascejasenarcadas.TyleryDeanestánen lacocina,Tylerconsucaféenlamano,yDeanconunaexpresiónalgoderrotadaen

lacara.MequedomirandoaRachael.Tiffaninomelanzóesecomentariopor casualidad. Fue con la peor intención, y las únicas personas quepodríanhaberle contadomiproblema sonTyler,DeanyRachael.No esdifícilaveriguarquiéneslaculpable.

Noquierollamarlaatención,perotengomiedodeecharmeallorarencualquiermomentodelantedeellos,asíquellamoaRachaelmientrasmedirijohaciaelcuartodebaño.PasodeunempujónentreDeanyTylery cierro la puerta detrás de mí, sólo la abro unos segundos despuéscuandoRachaeldaunosgolpecitosconlosnudillosenlamadera.Abroylametodentrodeuntirón,ycierroconpestillo.

—¿Qué?—preguntadeinmediato,confundida.—¿SelohascontadoaTiffani?—¿Quesilehecontadoqué?—Lode…—Respirohondo, la rodeoymeapoyoenel lavamanos

antesdelevantarlavistaotravez.Estoyseguradequetengounaexpresióndesolada,porqueesexactamentecomomesiento—miproblema—digo—.Larazónporlaquehagoejercicio.

LasarrugasdepreocupacióndelafrentedeRachaelsevuelvenmásprofundascuandofrunceelceño.

—Bueno,alomejorselocontéhacemilaños—admiteenvozbaja—.Mepreguntóporquéerastanadictaacorrer.

—¡Rachael!—gimo,yecholacabezahaciaatrás.Mellevolasmanosal pelo ymiro el techo.Me estoy arrepintiendo de haberle contadomissecretos.Desearíanohabérselodichoanadiejamás—.Ahorasabecómoinsultarme—murmuromientras bajo la cabeza paramirarla a los ojos.Ella se toca los labios con el pulgar con expresión de culpabilidad ypermanece callada, sin saber qué decir—.Me acaba de preguntar si heengordado.¿Túcreesqueheganadoalgodepeso?

Recorro cada centímetro demi cuerpo con lamirada.Últimamenteestaba feliz.Por finhabíadescubiertoelequilibrioperfectoentrecomersanoyhacerejercicio,sinllegaraextremos,sintenerqueandarvigilandocadacosaquememetíaenlaboca.Yanomesaltabacomidas.Yanomesentía culpable por no salir a correr de vez en cuando. Pasé meses sinpreocuparmepormipeso,peroahoraescomosi todomegolpearaa lavez.IntentorecordarcuántasporcionesdepizzamehecomidodesdequellevoenNuevaYork. Intentocontar cuántoschorritosdecaramelo leheañadidoal caféenelúltimoaño.Mepregunto si talvezel relajarmeun

pocofueunapésimaidea.—Eden, estás perfectamente bien—dice Rachael.Me rodea la cara

suavementeconsusmanosyme la levantaparamirarmedirectamentealosojosconunaexpresióndesúplica—.Para—diceconfirmeza.Daunpasohaciaatrás,dejacaerlosbrazosaambosladosdesucuerpoysuspira—. Escúchame, voy a hablar con Tiffani. Sabe que hacer ese tipo decomentariosnomola.Peroporfavor,nodejesquetealtere.DisfrutadetucitaconDean.

Nosécómovoyahaceresoahora.Nisiquieraquierosalirdelcuartodebaño,ymenosiracenarconeltíoconelquevoyaromperdentrodenada.Asídehechaunamierda,nocreoquepuedaseguirfingiendo.

Alguienllamaalapuerta,yRachaelyyomiramoshaciaella.LavozdeDeanvibraatravésdelamadera.

—¿Estáisbien,chicas?Danotrogolpecito,estavezmássuave,ylavozquelesiguenoesla

deDeansinoladeTyler.—¿Eden?—¡Enseguidasale!—diceRachaelenvozalta.Cuandosedalavuelta

paramirarmeunalágrimayasedeslizapormicara,yellaseapresuraasecármelaconeldedopulgar—.Venga,quenopasanada—mediceconsuavidad. Entonces me rodea con los brazos y me abraza con fuerza ycalidez—.Lo siento—dicecon sucaracontramipelo—.No tienesqueseramigadeTiffani.Nomeimporta.

—Másvalequenoteimporte—murmuro—,porquenovoyasersuamiganunca.

DeanmellevaacenaraunrestaurantequesellamaBellaBlu,cuatromanzanasalsur,enlaavenidaLexington.Espequeñoeitaliano,loquenomesorprendeenabsoluto.Deanestámuyorgullosodesusraícesitalianas,igual queTyler de sus genes hispanos, a pesar de que los heredó de supadre.

Al final llegamos veinte minutos tarde, en parte porque TylerentretuvoaDeanyenparteporqueyomeencerréenelbañoconRachael.Antes de salir, me sequé los ojos y dejé que Rachael me retocara elmaquillaje,melodejómuchomejordeloqueestaba.

NadiepreguntóquéhabíapasadoniporquéTiffanisehabíaquedado

enelrellano.Noseatrevieron.Rachael ya había retomado su conversación con Snake cuando me

marchéconDean.Tylermefruncióelceño.Emilyselimitóamirarmenosóloconcuriosidad,sinotambiénconsospecha.Tiffaniestabaapoyadaenlaparedconlosbrazoscruzadosyunasonrisaenloslabiosynosdeseóquelopasáramosbien.Deanlediolasgracias,sinnotareltonointrigantedesuvoz,yyonisiquieralamirécuandoaprovechólaoportunidadparacolarseenelapartamentodenuevo.Yanoteníalaseguridadenmímismanecesariaparaenfrentarmeaella.Sólomequeríaesconder.

En elBellaBlu, sin embargo, la nochenohacemásque empeorar.Mesientodemasiadoculpable.EnmiprimeranocheenNuevaYork,meencontré en una situación exactamente igual, sentada a una mesa en unacogedorrestauranteitaliano.SóloqueentoncessetratabadelPietrasanta,nodelBellaBlu,ynoestabaconDean,sinoconTyler.

—Telo juro—diceDeanmientras tragaotrobocadodesusraviolidelangosta—,iréalauniversidadelotoñoqueviene.Séquedijequeibaaacceder este año,pero laverdadesquemegusta trabajar conmipadre.Sinclases,sinestudiar.Sólococheschulos.

Picoteo mi ensalada César con el tenedor, sin prestarle demasiadaatenciónyconlamiradaperdida.Llevodiezminutosdándolevueltasalospicatostes,apenashecomido.Nomeapetece.

—Ajá.—YséqueestabaempeñadoeniraBerkeley,peroheestadomirando

losprogramasdeEmpresarialesdeIllinoisy…—¿Qué?—Levanto los ojos demi ensalada paramirar aDean, su

miradaescálidaybrillante,comosiempre.—Illinois—repiteconunasonrisa—.Paraqueestemosmáscerca.Semeretuerceelestómagoyhagotodoloposibleparaescondermi

inquietud. Siempre hemos tenido claro que me voy a mudar al otroextremo del país en dosmeses, pero no hablamos de ello amenudo.Aningunodelosdosleapetecía.Siempreresultabadifícilhablardeeso,depasar cuatro años separados. Estaríamos juntos por el verano, en lasvacaciones de primavera, en Navidades, en Acción de Gracias. Nosveríamos,peroseríadiferenteydifícil.Ahoranomepreocupamudarmelejos de Dean. De hecho, creo que cuando se marche de Nueva York,estaráencantadodequemevayaaotroestado.Nocreoquequieravolveravermejamás.

—PerotúsiemprehasqueridoestudiarenBerkeley—replicoenvozbaja.

—Lo sé—dice—, pero estaremos amás de tresmil kilómetros dedistancia si decido quedarme en California.—Coge más ravioli con eltenedoryselosmeteenlaboca,alcanzasubebidaytomauntragorápido.Lentamenteseinclinahaciadelante—.HeestadomirandoNorthwestern—mecomenta—.CreoquelacarreradeEconómicasesgenial,y¿sabesquées lomejorde todo?—Haceunapausa,ynoporqueestéesperandounarespuesta, sino porque quiere sonreírme—. Está en Evanston. A sólotreintaydoskilómetrosdelaUniversidaddeChicago.

Fijo lavistaen la flordel centrode lamesa, contemplo subrilloeintentoprocesarloqueDeanmeestádiciendo.Estádispuestoaabandonarla universidadde sus sueños para queno tengamosque estar separados.Así es Dean. Nada egoísta, siempre considerado y dispuesto a hacersacrificiosporlagentealaquequiere.Podríahaberidoalauniversidadelañopasado,peronolohizoporquesupadresiemprehabíaqueridoquetrabajaraconéleneltaller.Séquelegustanloscoches,perotambiénlomuchoquequierehacerlacarreradeEmpresariales.Ysinembargolohaaplazado un año porque primero tiene que continuar la tradición de lafamilia Carter. Está dispuesto a intentar entrar en otras universidadesporquenoquierequenosseparenmilesdekilómetros.

—CreoquenodeberíasdescartarBerkeley—digo,peronolomiroalosojos.Sigocentradaenlaflor.Sigopensando.

—¿Paraqué?—preguntaDean.—Esunauniversidadincreíble.—YtambiénlaNorthwestern—comenta—yademásestáal ladode

latuya.Ahora lomiro.Apartoelplato,casisinhaberlo tocado,yentrelazo

lasmanosdelantedemí.—PerosiemprehasdichoquenoqueríasirtedeCalifornia.Creo que Dean esperaba que yo estuviera encantada con que él se

mudara a Illinois el año que viene, porque su sonrisa ha empezado adesvanecersepocoapoco.Frunceelceño.

—Eden—dice con firmeza, las comisuras de sus ojos se arruganmientrasmeclavalamirada—.Yatengoquepasarunañosinti.Soncasitreinta horas en coche, pero podría ir a Chicago una vez al mes, y túvendrás a casa durante las vacaciones. Incluso podría conseguir un

segundotrabajoparatenerdineroeiravertemásamenudo.Peroesoessólo este año.No creo que pueda soportar pasar por lomismo durantecuatro.

—Dean.—Poresocuandovayaalauniversidadelañoquevienequieroestar

cercade ti—continúa, ignorándome.Se recuestaen su silla, cruzándosedebrazosmientrassonríeotravez—.Imagínatelo.Túestarásensegundoyyoenprimero.Cambiodepapeles.

Si quisiera seguir con Dean, creo que es posible que estuvieraemocionada con la idea. Sin embargo, se me hace muy difícil oír susplanesparaelfuturoconmigocuandoyoséquenotenemosfuturo,ynocreoquepuedadecirlenadaquelehagacambiardeopinión.CuandoTyleryyoledigamoslaverdad,imaginoquesereplantearáaquéuniversidadquiere ir. Entonces, estoy segura de que volverá a considerar Berkeley.Seguroquenoquerráestarcercademí.

—Dean—murmuro.Meduelemirarlo,vercómomemiraconsusojosbrillantesyllenos

dehonestidadycariño.Megustaríapoderverlodelamismamanera.Semerece eso ymuchomás. Yo lo quiero. Desde que empezamos a salir,siemprelohequerido.EssóloquemicorazónperteneceaTyler.DejaraDeanesloquetengoquehacer.

—Tequiero—digo.Misojosnoseapartandelosdeél.Dehecho,noestoyseguradeestarpestañeandosiquiera—.Esolosabes,¿no?

Estira los brazos por encima de la mesa y coge mi mano con lassuyas,ycuandolasonrisalellegaalosojos,dice:

—Porsupuestoquelosé.Yeneseinstante,nopuedohacernadamásqueesperarquedeverdad

losepa.

23

Aldíasiguiente,cuandoregresodecorrer,sedecidequelaschicasylos chicos pasarán el día separados.No estoy segura de quién tomó esadecisión, sólo sé que me parece fatal. Tyler, Snake y Dean van a unaexposición de coches clásicos a las afueras de la ciudad mientras lasdemás vamos a Times Square. Una vez más, nadie tiene en cuenta miopinión,ycuandointentoponerperosalosplanesquemehanimpuesto,no llegoaningunaparte. InclusoEmily tienedudas sobrepasar la tardeconRachaelyTiffani.

Asíque,duranteelmontóndehorasquepasamosenTimesSquare,Emilyyyolasseguimosrezagadas.NopuedonimiraraTiffani,yhablarconellanitecuento,asíquemantengolasdistanciastodoelrato.Aveces,cuando Rachael y ella entran en las tiendas, Emily y yo nos quedamosfuera,charlandoentrenosotras,conlaesperanzadequenonotennuestraausencia.Además,yaheestadoenTimesSquareunmontóndeveces,asíqueyanoesningunanovedadparamí,yparaEmilytampoco.Ellallevamás de un año viviendo en Nueva York. Sin embargo, para Rachael yTiffani,TimesSquareestanfascinanteycautivadorcomolofueparamílaprimeravezqueTylerme trajo.Poresarazón,nome importaquesedetengancadadosportresparahacerfotos.

—¿En serio camina así o crees que lo hace aposta?—mepreguntaEmily entre dientes mientras seguimos a nuestras acompañantes por lacalle43.

La distancia entre nosotras va aumentando poco a poco, y Emilyladea la cabeza para mirar los contoneos de Tiffani. Camina todapomposa,comosituvieraunamisiónquecumplir.

—Aposta.Antes nunca semeneaba así—murmuro, con cuidado deque no me escuchen. No creo que pudieran oír nuestra conversaciónaunquelointentaran,porqueTimesSquareestanruidosoytanfrenéticocomo siempre—. ¿Sabes?, la verdad es que me cayó bien cuando la

conocí,peroluegotodosefuealamierda.—¿Quépasó?—Es una historia muy larga —digo. No creo que fuera capaz de

explicarlo aunque lo intentara. «Pues resulta, Emily, ¡que Tyler rompióconellaparaestarconmigo!»Sí,ya.Comosipudieradecireso—.Ynomedigas que tienes tiempo, porque la verdad es que no tengo ganas dehablardeltema.

—Tampoco pensaba insistir —dice Emily, y cuando la miro desoslayo, de repente me doy cuenta que prefiero estar con ella que conRachael,mimejoramiga.

Me siento culpable porque no me cayera bien Emily al principio,peroesoeraantesdesaberacienciaciertaquenohabíanadaentreTyleryella.Ahoraestoyempezandoaconsiderarlaunaamiga,yqueningunadelasdossoportemosaTiffaninosvienegenialparaestrecharlazos,¿quiénmeloibaadecir?

Sólo diez minutos después, Tiffani entra en la cafetería BrooklynDinermientrasRachaelsequedaenlapuerta,esperándonos.Soncasilastres y todavía no hemos comido, así que no nos importa parar. Asídescansamosdeandardetiendaentienda.

Nossentamosaunamesaenunrincón,alladodelasventanas,perolas bolsas con las compras de Tiffani ocupan lamitad del espacio a sulado.Yomesiento juntoaEmily,porsupuesto,ymeasegurodequedarenfrentedeRachael.Tiffaniestáendiagonal,yesomeayuda,porquesólolaveoconel rabillodelojo,yno lepongodemasiado interés.Clavo lavistaenlamesayennadamásymuevolasmanosconansiedadsobremiregazo.

Lastressetomansutiempoparaestudiarelmenú,sinembargo,yonime molesto en cogerlo. Rachael se da cuenta a los pocos minutos, memira con los ojos entrecerrados por encima de la carta y me da unpuntapié por debajo de lamesa.Lo ignoro y desvío la vista para ver elajetreodeTimesSquare.Loslugareñosseabrenpasoentrelalentituddelosturistas.Éstosnisiquieraparecendarsecuentadequebloqueanelpasoen las aceras cuando se detienen a mirar un mapa, hacer fotos opreguntarles a sus acompañantes en qué dirección seguir. Incluso desdeaquípuedosentirlafrustracióndelosneoyorquinos.

—AsíqueeresdeInglaterra…—lediceTiffaniaEmily.Pongo el codo sobre la mesa y apoyo la barbilla en la mano, sin

apartarlavistadelacalle43.Sigo,sinembargo,escuchando.—Sí —responde Emily, con un tono algo desconfiado—. De las

afuerasdeLondres.—¿Yavivíasaquíotemudasteparalascharlasdeconcienciación?—Vine por eso —dice Emily en voz baja. Intenta mantener sus

respuestas lo más breves posible. No creo que esté de humor paraconversarconTiffani.Nolaculpo.

—Entonces¿abusarondeti?Se me abre la boca en cuanto las palabras salen de los labios de

Tiffani.Mequedotanflipadaquemevuelvodeinmediatoparamirarlasinpoder creer lo que he oído. Ella pestañea a Emily, con los labios muyapretados,esperandounarespuesta.

—¡Tiffani!—exclamaRachaelconungritoahogado,horrorizada—.Noseasmala.

—Sólo era una pregunta —dice Tiffani mientras mira de reojo aRachael.Vuelvea fijarse enEmilyy se encogedehombros—.¿Ybien?¿Síono?

—Notieneporquécontestarte—digorígida,entrecerrandolosojosymirandoaTiffani.Noquieroatraersuatención,peroseestápasandodelaraya.

LosojosdeTiffanisedirigenalosmíosalinstante.—¿No deberías estar eligiendo todo lo que vas a comer en vez de

meterteenlasconversacionesdelosdemás?—Tiffani —murmura Rachael, mordiéndose el labio incómoda

mientrasmelanzaunamiradacomopidiendodisculpas.Tiffanisevuelveaencogerdehombroscomosinosupieradequése

queja.Se me encoge el estómago otra vez mientras intento hacer oídos

sordosasucomentario,peroesdifícilignorarlo.Mecuestafingirquenoduele, queme hace sentir peor aún.No quiero quedarme aquí a esperarpor la camarera, porque si lo hago Rachael fruncirá el ceño y Tiffaniprobablemente sonría cuando termine por no pedir nada, y realmenteprefieroevitarlasituacióndeltodo.

—Perdón —murmuro, y Emily se pone de pie al instante paradejarmepasar.

Rachaelmemiraconcaradesospechayconelceñofruncido,comopreguntándome por qué me voy, así que enseguida aclaro: «Voy al

servicio»,ymealejoparabuscarlo.Losbañosestánalotro ladodel restauranteycuandoentromedoy

cuentadeque sonbastantepequeños.Sólounparde serviciosyotrodelavamanos.Porsuerte,nohaynadie,asíqueapoyolaespaldaenlaparedalladodelossecadoresdemanosydejoescaparunlargosuspiro.

Noquierovolver.NoquieroveraTiffaniotravez.Sóloquieroirme,regresaral apartamentoyqueTylermeconsuele. Intento imaginarmeelrestaurante para ver si es posible ir desde los servicios hasta la salidaprincipal sinqueRachael,TiffaniyEmily sedencuenta.Pero luegomeacuerdodeEmily,queestásentadacondoscompletasdesconocidas,yunaya le caemal. Tiffani lo ha notado, y estoy convencida de que su únicamisión es dejarla en ridículo de lamisma forma que amí.Me gustaríahaberlepedidoaEmilyquevinieraalosserviciosconmigo.Megustaríano haberla abandonado allí. Sólo por el bien de Emily, tendré queobligarmeavolverconelgrupo.Perotodavíano.Mientrastanto,esperoqueRachaelleparelospiesaTiffanisivuelveahacercomentariosfueradelugar.

Mi paz en los lavabos no dura mucho tiempo, porque a los cincominutosabrenlapuertadeuntirón.Lapersonaqueentraesjustodequienestoyintentandoescapar.

—¿Por qué estás tardando tanto?—pregunta Tiffani, y se cruza debrazosmientrasseacercahastamí.Nolamiroalosojos.Sólomecueloporsulado,rozándolaalpasar,ymedirijohacia lapuerta—.Espera—dice.

—¿Quéquieres,Tiffani?—ledigomalhumorada,dándomelavuelta.Jamáspodrésoportarla—.¿Qué?

—Anoche me quedé despierta hasta tarde —dice con calma—.Pensando.—Se pone a caminar por los lavabos, de arriba abajo, desdedonde estoy yo hasta los secadores, con lasmanos en las caderas. Estáactuando toda melodramática aposta, como siempre. Pero yo no me lotrago.Melimitoacruzarmedebrazosyasuspirarmientrasesperoaquecontinúe—.Anoche,mientrasestabasconDean,habléconTyler.Lepedídisculpasporloquepasóenelhotel.Noleimportó—comenta.Noestoysegura de si miente o no, porque Tyler no me mencionó nada cuandovolvídecenarconDean.NomedijoqueTiffanisehubieradisculpadonique a él no le importara lo que pasó—. Creo que puedo tener otraoportunidadconél—dice,mientrasseparadelantedemíymemiraalos

ojos—.Porsupuesto,sólositúnoestásenmedio.Veoloqueestáinsinuandocasialinstante,ysólomepuedoreír.—¿En serio crees que romperá conmigo para poder estar contigo?

—Pongolosojosenblancoporlopatéticoquees.Esoesloúnicoquenome da miedo de Tiffani, sus conspiraciones ridículas. Creo que estánempeorandoconeltiempo—.Dios,cómoalucinas.

—Por supuesto que no —responde. Lo dice tan despacio que esangustioso,suslabiossecurvanparadibujarunasonrisatensa—.Séqueélnolohará,poresonecesitoquelohagastú.

—Espera,espera—digo.Suspalabrasyaparecenirmásenserio—.¿Qué?

—Termina lo que hay entre vosotros —ordena con dureza.Entrecierralosojosydagolpecitosimpacientesconelpieenelsuelodebaldosas.

Niegoconlacabezaalmomento.Tienequeestar locasipiensaquevoyahaceralgoasí.

—Olvídate—digo,convozfirmeapesardelodébilquemesientocomparadaconella.

—PuesentoncescreoqueleharéunallamaditaaDean.Abre el bolso y saca su móvil. Da unos toquecitos a la pantalla y

cuando levanta la vista, sonríe ante mi mirada aterrada. Me pone elteléfonodelanteparaqueveaelnombredeDean,yaestállamando.

—¡No!Melanzohaciadelanteintentandoquitarleelteléfono.Micorazónha

dadounvuelcoysientoquenopuedorespirar.Semehaaguadolasangreenlasvenasyelcolorhadesaparecidodemicara.

Tiffani sonríedemanera siniestramientrasestiraelbrazoe impidequemeacerque.Conlaotramano,sostieneelteléfonoenelaire,lomáslejosdemialcancequepuede.Poneelaltavozparaqueseescucheelecodelmonótonotonodellamadaenloslavabos.

—CortaconTyler,ynoledirénadaaDean.¿Vale?—¡Vale!—grito.Notengootraopción.Ahorainclusomeestántemblandolasmanos,

ytengoelpechoencogido.Entonces, Tiffani me hace retroceder unos pasos de un empujón y

cortalallamadaantesdequeDeanpuedadescolgar.Estoytanaturdidaquenisiquierapuedosentirmealiviada.

—Bueno,puesestoesloquevasahacer—diceconunagransonrisadesuperioridad;es tanmalapécoraquemecuestamirarla.Ahorasíqueme dan náuseas. Ahora sí que desearía haber escapado del restaurantecuando tuve la oportunidad—.Necesito que sea esta noche. Dile lo quequierasaTyler,perotienesquedejarclaroquetuasquerosahistoriaconélhaterminado.Después,vendrásadormiranuestrohotel.

—¿Qué?—Ahoramivozesunsusurro;noesfirmeyfuertecomomegustaría.Sóloesdébil.Derrotada.

—Aver,tienesquedarleuntoquedramático.—LasonrisadeTiffanisehaceaúnmásgrande,ynosécómoescapazdesonreírme,dedisfrutaralvermetandesconcertada, tanmuertademiedo, tanparalizada...Esunasádica—.Además—continúa,encogiéndosedehombroscontranquilidad—,nosoytonta.LepodríashablaraTylersobrenuestraconversación,asíque creo que será mejor que te quedes con Dean. Le he dado muchasvueltasaesteplan,asíquecuandoseteocurra,queseteocurrirá,siaúnnosetehaocurrido,quelepodríasdecirlaverdadaDeantúmismaantesdequepuedahacerloyo,nopierdaseltiempo.Llamaréatuspadresylesdiré lo que está pasando, y sé que no te me adelantarás, porque no lesdiríaslaverdadporteléfononidecoña.

Derepenteparecemuchomásinteligentedeloquehabíacreído.Estaconspiraciónyanomeparecetandivertidacomohaceunosminutos.Meveoobligadaadecidiraquiénhagodaño:aTyler,aDeanoamispadres.Metienearrinconada,exactamentecomoquiere,ynomedejaotraopciónqueobedecer.

—¿Meestáschantajeando?—No—respondeTiffani.Suenormesonrisaporfinsevuelvealgo

máspequeñamientrasseacercamásamí,sutonodevozesamenazador—.Sólomeestoyasegurandodequesepasloquesucederásinomehacesestefavor.

—Si crees que va a funcionar, te equivocas—murmuro, tragandosaliva—.Élnuncavolverácontigo.

—PeroEden—dice,susfaccionesselerelajanmientrasdaunpasohaciaatrásydejaescaparunapequeñacarcajada—,lasdosconocemosaTylerysusdistracciones,yporsuerte,yoestaréahíparaevitarquepienseenti.

Abrolabocapararebatirla,perolapuertadeloslavabossevuelveaabrir de un tirón, y es Emily. Nos mira desde el marco con las cejas

enarcadas.VadeTiffaniamíconsospechaantesdepreguntar:—¿Quéestáishaciendo?—Un pacto —contesta Tiffani, acercándose aún más a mí y

rodeándomeconelbrazo,apretandomicuerpocontraeldeella.Notoquesesonríealrozarsumejillacontralamía,peroyotodavía

sigodemasiadoparalizadaparareaccionar.Nopuedoforzarunasonrisapor el bien de Emily. No puedo fruncir el ceño. Sólo puedo intentarrespirar, tengo lamente totalmente enblancoy estoymirando fijamenteloslavamanos.

Esta noche tengo que hacerle daño a Tyler por el bien de todos, yjamáshetenidotantomiedo.

24

Tyler llevaun ratodandovueltasporelapartamento.Llevaalgoderopadesuhabitaciónallavadero.AyudaaSnakeacambiarlasbisagrasdela puerta de uno de los armarios de la cocina. Limpia la cafetera ensilencio, concentrado, pasándose la lengua por los labios, de vez encuando tararea algo. Lo he estado observando desde el sofá todo estetiempo,conunnudoenelestómago.Intentoaveriguarlamejorformadehacerloquetengoquehacer.Emilyestásentadaamilado,estáhaciendozappingydevezencuandomepreguntasiestoybien.Insistoenqueestoyperfectamente,peromientocomounabellaca.

CuandoSnake sedisponea salir a comprar comidadecido respirarhondoy lanzarmedeunavez por todas.Me levanto del sofá,Emilymeobservaconcuriosidadcuandocruzoelsalón,ymedetengoalladodelaencimeradelacocina.Tylerlevantalavistadelacafeteraymemiraconunacálidasonrisa.

—¿Quéhay?—Venconmigoalaazotea—ledigoenvozbaja.Noera la respuestaqueesperaba.Se le iluminan losojosydejade

limpiar la cafetera de inmediato.Trago saliva con dificultad cuandomesonríe.

—¿Cómo es que jamás seme había ocurrido antes?—me susurra,inclinándose hacia mí para que Emily no pueda oír nada de lo quedecimos.

—Tyler,tenemosquehablarenserio.En una fracción de segundo su expresión cambia de coqueta a

preocupada,yyomevuelvohacialapuerta,intentandoquenoveaqueyaestoy al borde de las lágrimas. Hago todo lo posible para mantenermefuerte,apesardequepodríarompermeencualquiermomento.Siabrolabocapuedequegrite,asíquellevoaTylerfueradelapartamentoyhaciala azotea en silencio. Por suerte, él no intenta preguntarme nada en el

camino,nisiquieracuandoestamosenelascensor,apocoscentímetrosdedistancia.

Hacemuchoratoqueelsolsehapuesto,soncasilasdiez,yelcielotieneuntonoazuloscurocuandoabrolapuertadeunempujónysalgoala azotea. Reviso la zona para asegurarme de que no hay nadie más, ycuando estoy segura de que estamos solos, avanzomuydespacio por elhormigón.

Detrásdemí,Tylerponesusmanosenmicinturaymetelanarizenmimejilladerepente,ymurmuraenmioído

—Cariño,¿vatodobien?Suvozhacequemeduelaelpecho,ydostembloresmerecorrenla

espina dorsal. Me doy la vuelta en sus brazos, mis ojos se arrugan almirarloconunamezcladedoloryconfusión.Todavíanomepuedocreerque estemos en esta situación tan terrible, y todavía no sé qué le voy adecirexactamente,perosíquecuandoapartosusmanosdemicintura,lamiradaensusojosreflejalamía.

—Tyler,necesitoquemeescuchesconmuchísimaatención.Asienteyrespirahondo.—Teescucho.Tardounmomentoenreunirelvalorparacomenzarahablar.Esla

únicaexcusalógicaquesemeocurre.Laúnicaquepodríajustificaralgoasí.Aunquemispalabrasnoseansinceras,tienenquesercreíbles.Incapazdeseguirmirándoloalosojos,bajolavistahaciaelsuelodehormigón,asusbotasmarrones,ymicorazónsecontraecuandomeatrevoadecirle:

—QuieroseguirconDean.—¿Qué?Notengoniquemirarloparanotarelshockensuvoz,paraoírcómo

seresquebrajaalfinal.Medueleoírlo.Ymedueleaúnmássaberqueespormiculpa.

—Noquieroseguirconesto—digo—.QuieroaDean.LoslabiosdeTylerseseparanmientrasmispalabrasleentranenla

cabeza.Cuandolasasimiladeverdad,suspupilassedilatanconpánico.Daunpasohaciamíymecogeporlamuñecaconsuavidad.Inclusoalcanzoavercomoleechaunvistazoasubíceps,altatuajeconminombre.Tragacondificultadylevantalavista.

—Dijistequenocambiaríasdeopinión.Cierrolosojos,liberomimuñecaydoyunpasohaciaatrás.Mesigo

inventandorazonespormuchoquenoquierahacerlo.—Ver aDean otra vezme ha hecho darme cuenta…de que quiero

seguirconél.Nocontigo.Gira la cabeza con fuerza hacia un lado, deja escapar un largo

suspiro y se aleja de mí. Mientras se pasa las manos por el pelo y seagarra las puntas con fuerza, inclina la cara hacia el cielo y hace uncírculo con el cuello. Cuando vuelve a mirar hacia abajo, aprieta lospuñosysueltaunpuñetazoalaire.

—Nomepuedeshacerestootravez.En ese mismo momento, se me rompe el corazón. Los trozos me

cortanel pechoymi cuerpo tiemblapor la culpa.Noquierodarmeporvencidaotravez,peronomequedaotra.ConfíoenquecuandoTiffanisevayadeNuevaYork,podréexplicarleaTylerloquehapasado.Confíoenquecomprenderáporquéestoyhaciendoesto.

—Losiento.Losojossemellenandelágrimas,ycuandomirolosojosdeTyler,

elcoloresmeraldasehaapagadotantoquesientounnudoenelestómago.Me estámirando y negando con la cabeza, yme doy cuenta de que nopuedoseguiraquíarribaconél.Ledoylaespaldaeintentofrenarelllantopestañeando,ymedirijohacialapuerta.

—Eden,espera—mellamaTylerenvozbajayrasposa.Escuchoquesuspiesgolpeanelsuelomientrasseacercahaciamíatodaprisa.Cuandoya estoy dentro del edificio se coloca detrás demí yme suplica—:Porfavor.Estonoesjusto.

—Losiento—farfullootravez.Nomedoylavueltaysigocaminandolomásrápidoquepuedo.No

cojoelascensorporquenoquierovermeobligadaahablarconélenunespacio tan pequeño, así que voy por las escaleras. Al final bajocorriendo,dedosendos,mientrasTylermepisalostalones.

Justocuandoestoydoblandolaesquinadelcuartotramodeescalerasponesucuerpodelantedelmío,mecogeporloshombrosymebloqueaelpaso.

—¿Por qué? —pregunta con la voz rota, todavía rasposa, todavíadolida—.Penséquetodoibabien.¿Quéhapasado?¿Hehechoalgomal?¡Dímelo!

Notengofuerzasparacontestarle.Esverdad,todoibabien.HastaquellegóTiffani.Tylernohahechonadamal,ynopuedomentirle,asíquele

doyunempujónenelpechoconmihombroyloquitodeenmedio.Estavez corro aún más rápido, mis Converse retumban en las escalerasmientras intento dejar de oír el sonido de la voz deTyler, que gritaminombre sin descanso. Su voz no es ronca, pero tampoco firme niprofunda. Porque no está enfadado.No está furioso. Sólo está…dolido.Esoestodo.Completayabsolutamenteherido.

Cuando llego al duodécimo piso, estoy llorando como unamagdalena.Las lágrimasme correnpor lasmejillas y ni siquiera tengofuerzasparasecármelas.Lagargantasemehacerradotantoquemecuestarespirar. Tyler respira con rapidez y dificultad detrás de mí, y cuandollegoalapuertadelapartamentorezoparaquenoestécerradaconllave.La abro de un empujón y le doy un susto de muerte a Emily, que estásentada en el sillón, porque da un salto y gira la cabeza paramirarnosflipando,conlosojosmuyabiertosyloslabiosseparados.

Sinembargo,niTylerniyo leprestamosningunaatención,porqueyomedirijodirectamenteasucuarto.Mantengolacabezaagachadaparaintentar ocultar que estoy llorando, pero creo que Emily se da cuenta.Inclusointentocerrar lapuertadelahabitacióndeTylerdetrásdemídeunportazo,peroéllasujetaconlasmanosylavuelveaabrir.

—Eden—susurramientrasme sigue. Cierra la puerta tras de sí, ybaja la voz. Cuando lo miro a través de las lágrimas, veo que lascomisurasdesusojosestánalgohinchadas—.¿Quétehahechocambiardeopinión?¿PorquéDean?¿Porquénoyo?Contéstameesonadamás.Porfavor.

—PorqueDeannoesmihermanastro.Ahora he dejado de mirarlo, tengo el corazón acelerado, siento

presión en el pecho mientras me muevo por la habitación. Abro laspuertas del armario para coger mi mochila del estante de arriba.Comienzoarevolverdentrodelarmario,sacoatironesalgoderopaylameto dentro de la mochila. Después paso al lado de Tyler y me dirijohacialacómoda.

—¿Qué estás haciendo? —susurra Tyler con los hombros caídosmientrasmemirafijamente.Lafrenteselearruga.Porprimeravezdesdehaceaños,susojossevensinvida,igualqueantes.

—MevoyalhotelconDean.Mi voz suena patética. Mis palabras parecen más un sollozo, y ni

siquiera sé si seme entiende.Sigo recogiendomis cosas, desenchufo el

cargador de mi móvil. Meto todo dentro de la mochila, cierro lacremalleraymelacuelgoenelhombro.Meenderezo.

—¿Qué puedo hacer para impedir que te vayas?—pregunta Tyler,perosuenamáscomounasúplica.Daunospasoshaciamí,conunamanome coge elmentón y con la otra, lamano. Aprieta sus dedos entre losmíoscontantafuerzaqueduele,yelcalordesupielquemamibarbilla—.¡Joder!¿Hayalgoquepuedahacerparaquecambiesdeopinión?

Contodasmisfuerzas,sueltomimanodelasuya.—No.Entoncesmemarcho.Agarro el tirante demimochilamientrasme

paso la otra mano por el pelo, no dejo de preguntarme si habrá otramanera de librarme de Tiffani. Tenía razón, podría haberle dicho laverdad a Dean antes que ella, y así no habría tenido nada con lo queamenazarme.DetodasformasteníapensadocontárselotodoaDean,sóloquenotanpronto.Ésahabríasidolaúnicamaneradeevitarloqueacabodehacer,peroTiffaniya lohabíaplaneadotodo,ysise lodecíaaDeanellaselocontaríaanuestrospadres.Ynoestoylistaparadaresepaso.

Tylerno intenta seguirmecuandosalgodesuhabitaciónycruzoelapartamento.NisiquieraEmilymepreguntanadacuandoabrolapuertaysalgohacia el rellano.Yanome importa quemevea llorando.Se la vepreocupada,yloúnicoquepuedoofrecerleesunasonrisatristemientrascierro la puerta tras demí.No sé qué le diráTyler, lo que sí sé es queahoramismomeimportaunbledosilecuentalaverdadsobreloquehasucedido,laverdadsobrenosotros.Yosóloquieroalejarme.

Estavezsícojoelascensor,metiemblanloslabiosysollozodurantetodoeltrayecto,einclusocuandomearrastrofueradeledificioysalgoalacalle74siguesinimportarme.Nomeimportaestar llorandoenplenanoche por las calles de Nueva York. Lo único que sé es queme relajarespirar el aire fresco de la noche, y aprieto los ojos unos segundosmientrasdoblo laesquinahacia laTerceraavenida.Sientoquemipechocomienzaarelajarseeinclusodejodetemblar.

Me lleva veinte minutos llegar hasta el Lowell, todo recto por laTerceraavenidahastacruzarlacalle63.Peronomeimporta.Disfrutodemi tiempo y demi intimidad, a pesar de que todavía hay una corrienteabundante de peatones en las aceras y tráfico en las carreteras. Esagradableestarsoladeunavezportodas.SinTyler.SinTiffani.SinDean,sin Rachael, sin Snake y sin Emily. Sólo yo. Recibo algunas miradas

curiosasde lagentealpasarpormi lado,ymepreguntosiparezcounarebeldequesehaescapadodecasa.Peromedaigual.LoquelagentedeManhattanpiensedemínomepreocupaahoramismo.

Hace más frío que en la azotea, así que me meto las manos en elbolsillo de mi sudadera cuando llego a la calle 63 y suspiro aliviadacuando vuelvo a pasar por delante de laÓpera de Santa Fe. Seme hanagotado las lágrimas cuando llego al hotel, y ya se me han secado lasmejillas. Ahora sólo tengo los ojos hinchados y rojos, así que me losfroto para intentar esconder que he estado llorando, pero creo que sóloconsigoempeorarlo,porquemearden.

Hoy hay un portero diferente, un hombre demediana edad canosoquemeabrelapuertaymedeseafelicessueños.Noledigoquenisiquierame alojo aquí y por supuesto que no lemenciono que dudomuchoqueestánocheduerma,ydesueñosfelicesnada.Melimitoadarlelasgracias.

Paso por delante del mostrador de recepción arrastrando los pies,cruzoelvestíbulohaciaelascensoreintentorecordarpordóndesellegaalasuite.Séqueestáeneldécimopiso,asíqueaprietoelbotónyesperomientras el ascensor sube con suavidad. Tiene espejos, así quemiromireflejo.Tengolosojoshorriblesyesevidentequeacabodellorarcomoquinceminutos sin parar. Sé que no puedo hacer nada para ocultarlo yestoy segurísima de que Tiffani estará encantada cuandome vea. En unúltimo intentoparacalmar lahinchazón,mefroto losojosconsuavidadconlasmangasdelasudadera,justoantesdedarmeporvencidadeltodo.

Salgo del ascensor, concentrándome en que no se me dispare larespiración y cruzo el rellano del décimo piso hacia la suite. Cuandollego,me detengo delante de la puerta un buen rato.No tengo ningunasganas de entrar. No quiero enfrentarme a la sonrisa de satisfacción deTiffaniniaDean.CreoquelaúnicaquenomepreocupaesRachael,perome pregunto cómo debo actuar y qué decirles a ella y a Dean. ¿Cómoexplico por qué he estado llorando? ¿Qué razón les doy para quererquedarme en su suite? Dudo que Tiffani les haya explicado nuestroacuerdo.

Respirohondounpardevecesyporfinllamoalapuerta.Ahorayapasande las diez de la noche, pero oigo el sonidode la tele.No tardanmucho en abrirme, yme preparo para ver quién es. Rezo para que seaRachael,perono.EsTiffani.Loquemetemía.

—¡Eden!—exclamaconsorpresa,peroalmismotiemposeledibuja

una sonrisa triunfante en la cara. Está envuelta en una bata de seda, quemantienecerradaconunamanomientrasconlaotrasostienelapuerta—.¿Cómotúporaquí?

Aprieto los dientes y la aparto de un empujón. Ahora mismo nopuedo con ella. Mientras avanzo hasta el centro del salón, oigo comocierralapuerta.Dean,queestabasentadoenunadelashorriblessillasdeépoca, se pone de pie de un salto. Sus cejas se disparan hacia arriba yseguro que se pregunta por qué estoy aquí. Lleva unos pantalones dechándalnegrosyunacamisetablanca,ydeinmediatocaminahastamí.Sucaranotardamuchoenreflejarlapreocupación.

—¿Qué haces aquí? —me pregunta, agachándose un poco paraquedarmás bajo que yo ymirarme por entre sus pestañas—.Eden, ¿quépasa?

Cojosumanoyentrelazomisdedoscon lossuyos.Meconsuelasupresencia. Dean siempre me tranquiliza sólo con el sonido de su voz.Siempreestancariñoso,tansuave…Doyunpasohaciadelanteyentierromicaraensupecho,sucamisetasepegaamisojoshúmedos.

—He discutido conTyler—susurro, aunque no sea toda la verdad.SoyconscientedequeTiffaninosestáobservandoaunospocosmetrosdedistancia, pero cierro con fuerza los ojos y la ignoro—. Prefieroquedarmeaquícontigo.

Noesverdad.Espuroteatro.LaformaenquemeaferroaDean,sinembargo,esreal.Losigoabrazandocontodasmisfuerzas,peronoparacontentaraTiffani, sinoporquenecesitohacerlo.NecesitoaDeanahoramismo.Necesitoaminovio.

Él me aprieta aún más, junta su frente con mi sien y respira consuavidadenmioído.

—Me alegro de que hayas venido —dice en un susurro—. Porsupuestoquetepuedesquedarconnosotros.¿Aquesí,Tiffani?

Seapartaunpoco,peronoseseparadeltodo,sigueconsubrazoamialrededor.

—¡Por supuesto!—dice Tiffani. Por su tono de voz parece que secompadezcademí,comosinoestuvieradetrásdetodo—.Nopuedocreerquehayáisdiscutido.Siempreoslleváistanbien…

Si no estuviera tan rota por dentro, tal vez tuviera la energíasuficienteparasoltarleunagrosería.Loúnicoquepuedohacerporahora,sin embargo, es apretarme más contra el cuerpo de Dean. Rodeo su

espaldaconmisbrazosyrespirosuaroma.Normalmentehueleagrasaya gases de los tubos de escape, pero ahora que está a casi cinco milkilómetrosdeltallersólohueleajabón.

—Porfavor,notepongastriste—dice,mientrasmeacariciaelbrazodearribaabajo—.Sealoquesea,seresolveráseguro.

—Sóloquierodormir—murmuro.Todavía noto lamirada atenta de Tiffani. La tele sigue sonando de

fondo,y lapuraverdadesquequiero irmea lacama.Quieroquedarmedormidayluegodespertarydescubrirquenadadeestohasucedido.Mesentirémejorporlamañana.Menosrota.

Deanbajasumanoylaentrelazaconlamíasinapretarmuchoparacruzar la suite. Abre uno de los dormitorios con un leve empujón, ycuando echo un vistazo por encima demi hombro, veo que la boca deTiffani se ha torcido para dibujar una de sus infames sonrisas.Articulaunas palabras con la boca, pero no lo entiendo, y tampoco es que meimporte.AprietolamanodeDeanconmásfuerzaymedoylavuelta.Losigohastadentrodelahabitaciónycerramoslapuertadetrásdenosotros.

Lahabitaciónesgrande,tieneunacamadematrimonioenormejustoenelcentro,ymásobrasdeartedecoran lasparedes.Sumaleta todavíaestáenelsuelo,yenseguidalaapartaconelpieysueltamimano.

—RachaelyTiffcomparten laotrahabitación—meexplica—.Éstaeslamía.

Asiento.Mequitolamochiladelhombro,lapongosobrelacamaeintentoabrirlacremalleracontorpeza—.¿DóndeestáRachael?

—Yaestáacostada.Dean se encoge de hombros, se dirige a la cama y se pone a

acomodarlasalmohadas.Apartaalgunashaciaelladoyabreeledredón.Todoesbeige.Sequitalacamiseta,ladoblasinmuchosmiramientosylatira sobre laúnica sillaquehay, enun rincónde lahabitación.Otravezparecepreocupado;tienelafrentearrugadayseacercaamíotravez.

—¿Estásseguradequeestásbien?Pongolamanosobresupechodesnudoeintentosonreírle.—Sí.Estarémejorporlamañana.Sólonecesitodormirunpoco.Porlamaneraenquefrunceelentrecejo,sabequeestoymintiendo,

perono insiste,yyomealegro,porqueprefieronohablardel tema.Nopodría aunque quisiera.No podría confesarle que la única razón por laque estoy aquí es que Tiffani me está chantajeando, y tampoco puedo

armarmedevalorparaseguirmintiendo.SiDeanmepregunta,talvezledigaqueladiscusiónconTylerfuesobrenuestrospadres.Esocolará.

Mequitolaropaylametoenlamochila,ymedoycuentadequenohe traído ni la mitad de las cosas que debería. Suspiro, cierro lacremallera,lanzolabolsaalsueloymedirijohacialacamasinnadamásquemi ropa interior.MientrasDeanapaga la luz,memetoen lacamaymetapoconeledredón.LahabitaciónsesumergeenlaoscuridadypuedooírqueDeanarrastralospiesporelsuelo,yenunossegundosseuneamíenlacama.

—Pues eso, que no te preocupes —murmura mientras acerca sucuerpoalmío;notosupielalgofríacuandosupechometocalaespalda.Merodeaelvientreconelbrazo,yyorespirohondomientrascolocomimanosobrelasuya—.Yaselepasará—mediceunavezmás,yyodeseocontodasmisfuerzasquetengarazón.

Alasdosdelamañana,sigodespierta.Estoyquieta,mirandoeltechoeintentandoborrarlacaradeTylerdemicabeza.Nopuedodejardeoírsuvoz.Nopuedodejardepensarenél.RecuerdocomoselequedaronlosojoscuandoledijequequeríaseguirconDeanycomomesuplicóquemelopensarabien.

Alastres,yanopuedomás.AestasalturasDeansehadadolavueltayestáenelotroladodela

cama,avarioscentímetrosdemí,asíqueapartoeledredónsinproblemasymelevantodelacamasinmolestarlo.Mivistahaceratoqueseadaptóalaoscuridad,asíquenotengoproblemaendistinguirlosmueblesybuscomi mochila. La cojo y revuelvo dentro de ella hasta que encuentro mimóvil. Enseguida marco el número de Tyler. Lo tengo en marcaciónrápida.

Saltaelbuzóndevoz,nomesorprende.Sonlastresdelamadrugada.Seguroqueestádurmiendo,peroestoydesesperadaporhablarconél,asíquevuelvoamarcarconlaesperanzadequesiinsistoélsedespertará.

—Eden—diceunavozalotroladodelalínea.PeronoesladeTyler.EsladeEmily.

—¿Emily?—pregunto en voz baja, echándole un vistazo al cuerpodormidodeDean—.¿DóndeestáTyler?

—Eden,estámuypedo—meexplicaEmilysintitubear.Suvozsuena

roncaybajita,comosiestuvieramediodormida—.Peromuymuypedo.—¿Qué?Dejaescaparunsuspiro.—Pues,mira,nosdespertóaStephenyamíhacemásomenosmedia

hora.Estabarompiendobotellasenlacocinayapenaspodíaestarenpie.—Hace una pausa, y yome aprieto el teléfono contra la oreja; escuchovocesmasculinasenalgunapartedelapartamento.Nopuedodistinguirloqueestándiciendo,peroreconozcoelacentomarcadodeSnake—.¿Quéospasó?—preguntaEmily,yoigoquesuspira.Escuchocomosemueveporlahabitaciónylasvocesseoyenmáscerca.Ella levantalavozparahablarporencimadeellas—.LlevasupercabreadodesdequetemarchasteyahoraStephenestácuidándoloenelcuartodebañoporquenodejadevomitar.—Sealejael teléfonounmomentomientrasmurmura—:Joder,Snake,quetienesquemantenerlelacabezaalta.Toma.HablaconEden.

Seescuchanalgunos ruidoscuandoel teléfonocambiademanos,yde fondo puedo oír las arcadas de Tyler entre gruñidos. Emily siguesuspirandoySnakenoparadesoltartacos.Entoncesmeempiezoasentiraúnmásculpable,inclusopeorqueantes.Séqueesmiculpa.Séqueyoheprovocadoestamovida.

—Voyparaallá—digo,envozalta.Alcanzolamochilaconmimanolibreyempiezoameterenellaalgoderopa.

—No creo que sea buena idea—dice Snake almomento, con tantafirmezaquedejoloqueestoyhaciendo.Mequedoquieta,conunapiernaamedio meter en los vaqueros—. Ahora mismo te odia. No vengas aempeorar las cosas. Nosotros nos ocupamos. Tú tranquila.—En cuantodiceestoescuchoaTylervomitar.Emilysuspiraotravez,yaesteladodelteléfonoyonopuedohacernadamásquepasarmelamanoporelpeloyfruncirloslabios—.Joder,tío—sequejaSnake,yentoncesmecuelga.

Mequedomirandoelbrillodelapantalladuranteunminutooalgomás.Sinpodercreerloqueheoído,mequitolosvaquerosylosapartodeuna patada. Ahora sí que estoy a tope de culpabilidad, y si las lucesestuviesen encendidas seguro queme vería pálida.Aprieto los dientes ytiroelteléfonoalsueloenunataquederabia.Nisiquierameimportaquehagaruidoalcaer.Deannomueveunmúsculo,ymientrasmeempiezoadesmoronar otra vez,me vuelvo ameter a gatas en la cama. De nuevoencuentro consuelo en él, así que aprietomi cuerpo contra su espaldaycojosumano.Juegoconsusdedos,entrelazándolosconlosmíos,antesde

apretar sumano con fuerza y hundirmi cara en la parte de atrás de suhombro. En tan sólo tres días, lo dejaré. Le diré la verdad, y no puedohacernadamásqueesperarquetantoélcomoTylermeperdonenporlasdecisionesquemehevistoobligadaatomar.

25

Cuandoporfinmequedodormida,yasoncasilasseisdelamañana.Nomevuelvoadespertarhastalatarde,asíquecuandomedecidoaabrirlos ojos, me siento algo desorientada. Noto la cabeza pesada, comosiemprequelloromucho,yDeanyanoestáamilado.Meincorporounpocoapoyándomeenloscodosymiroalrededordelahabitaciónconlosojosmediocerrados.Miteléfonoestábocabajoenelsueloylamitaddemiropasobresaledelamochila.Suspiro.Ayerfueundesastre.

Lasuiteestáensilencio.Sinvoces.Sintele.NopuedoculparaDeanpor haberse ido. Está en Nueva York, no se puede permitir perder eltiempo quedándose en el hotel. Hay tantas cosas que ver y tan pocotiempo…Peroaunasílollamo,sóloparacerciorarmedequenoestá.

Mesorprendocuandomecontestan.EscucholavozdeDeandesdeelsalón,ysegundosmástardesucabezaapareceporlapuerta,sonriéndomeconcalidezalavezquedice:

—Porfin.Pongolosojosenblanco,mesientoyabrazoeledredón.—¿DóndeestánRachaelyTiffani?—Rachaelhasalidoacomerconeltíolagarto.Enarcounaceja.—QuerrásdecirSnake.—Sí,sí,ése—diceDean.Abre lapuerta,entraen lahabitacióny la

cierra trasél.Todavía llevaelchándaldeanocheyparecequehaestadosinhacernadatodalamañana—.¿Notienealgoasícomounosveinticincoaños?

—Veintiuno—contestoenvozbaja.Si no estuviera flipando todavía por lo que sucedió anoche, tal vez

mepreguntaríaporquédemonioshasalidoacomerconélRachael.DesdequeTrevorrompióconellaenlasvacacionesdeprimaverallevadandolachapaconlaideadeserindependienteyestarsola.Esevidentequenoha

duradomuchotiempo.—¿DóndeestáTiffani?—No lo sé—contestaDean cuando se sube a la cama y se acuesta

juntoamí.Seponedelado,apoyándoseenuncodo—ynomeimporta.Alcanzamicintura,poneunamanofríasobremicaderaymeaprieta

contra él. Sus labios enseguida se acercan ami cuello, y va dejando unrastrodebesossuavesenmipiel.

—Teheechadomuchodemenos—murmura.Deslizasucuerposobreelcolchónyaprietasupechocontraelmío.

Acariciaconsuavidad,dearribaabajo,miscostillasyacercasuslabiosalacomisurademiboca.

Mebesacondulzura, igualquesiempre lohahecho,peroyono lepuedo devolver el beso con lamisma ternura.Ni siquiera soy capaz debesarlo,porqueconel rabillodelojoveomisConverseenelsuelo.MerecuerdanaTyler.Porsupuesto.Élmelasregaló.Yescribióenlagoma.Medijoquenomerindieray,sinembargo,esexactamenteloquecreequehehecho.NoestoyseguradecómodeboaclararleaTylerquenomehedadoporvencida,queestodosóloprovisional,hastaqueTiffanisevayadeNuevaYork.Nosécómopuedoarreglarnadadeesto.

Frunzoelceño,lepasolamanoaDeanporelpeloyloapartodemíconsuavidad.

—Hoyno.Memiraconlosojosmuyabiertos,confundido.—¿Qué?Vuelvo a mirar mis deportivas. La tela blanca desteñida, las letras

garabateadas de Tyler en la goma… Se me ocurre una idea. Escompletamente irracional, pero es una idea que sólo Tyler podrácomprender.

—Tengoquehacerunacosa—ledigo.Sin dudar ni un segundo,me quito de encima el edredón, saco las

piernasdelacamayalcanzomimochiladelsuelo.—¿Qué?—preguntaDeanotravez, sentándoseen lacamamientras

memirafijamente,comosinopudieracreerquelohayarechazado.Primero,meacabodedespertar.Segundo,meheestadotirandoasu

mejor amigo. Tercero, le voy a decir la verdad pronto, y creo quequedarme aquí y hacerle creer que todo va bien es lo peor que puedohacer.

—¿Quéestanimportanteparaquelotengasquehacerenesteprecisoinstante?

Todavíaen ropa interior, recojomiscosasdel suelo, lamochila,elteléfonoylasConverse,ymedirijohacialapuerta.

—Notelopuedocontar—digoporencimadelhombro.Medirijohaciaelsalón,ymemetoatodaprisaenelcuartodebaño.

EscuchoqueDeanmesigue.Cierroconpestilloantesdequemealcance.—Eden—dice a través de lamadera, llamando con los nudillos—.

¿Quépasa?¿Tienequeverconlodeanoche?Lo ignoro y saco mi ropa de la mochila a toda prisa, esta vez al

menosnoestoyaoscurasenmitaddelanoche.Desparramolaropaportodoelcuartodebañoeintentoelegirunconjuntoentrelasprendasquelogré coger cuando me iba. No quiero perder más tiempo, así que nisiquiera me ducho, sólo me lavo un poco. Tardo cinco minutos enprepararme,ycuandoyamehepuestolasdeportivas,cierrolamochilaymelacuelgodelhombro.

Cuandoabrolapuertadelbaño,Deanestáapoyadoenelmarco.Daun respingo hacia atrás; en sus ojos se refleja el pánico cuando ve laexpresióndemicara.Muybajito,pregunta:

—¿Hehechoalgomal?—¡Túnohashechonadamal,Dean,yahíestáelproblema!—digo

conungemido,niegoconlacabezaypasoporsuladorozándolo.Ahoramismo estoy tan enfadada conmigomisma, tan furiosa, que

medesquitoconél.Semerompeelcorazónalverlapreocupaciónensusojos.Esmuydifícilserconscientedequeprontotendréquehacerledaño,porque es la única persona a la que nunca, jamás, querría herir. Él semerecealguienmuchomejorqueyo.

Espero a queme conteste, pero no lo hace. Es como si ni siquierasupierapordóndeempezarparaintentaraveriguarloqueestoypensando.No soy capaz de volver amirarlo y salgo de la suite. Cierro la puertadetrás de mí y sigo caminando, y cuanto más camino por el rellano,cuantomásmealejodelasuite,miatenciónseapartamásdeDeanysecentraenotracosa.Miobjetivoymisiónactuales.Miideaabsurda.

Mientras me dirijo hacia el vestíbulo principal en el ascensor, mecerciorodequeanochemetí la carteraen lamochila,ydejoescaparunsuspiro de alivio al ver que sí. Sacomimóvil yme abro paso entre ungrupo de turistas que están reunidos en recepción, con cuidado de no

chocarconningunadesusmaletas,yluegoledoylasgraciasalporteroporabrirmelapuerta.

Mealejodeéllomásrápidoposibleycaminoporlacallemientrasmiromi teléfono. Saco el mapa del metro al mismo tiempo que buscoposiblesestudios.Sintenerideatodavíadequédirecciónvoyatomar,medetengoenlaesquinaparaintentardecidirlo.Lascallesestánhastaelculodegente,comosiempre,asíquedoyunpasohaciaatrásymepegoa lapared de un edificio, para asegurarme de no bloquear el paso a lospeatones.

Notardomásdediezminutosendecidirmeporunestudioytrazarlaruta delmetro que debo tomar, y aunque tengo quemoverme unos treskilómetrossolaporManhattan,mesientomuysegura.

Me cuelo con destreza entre los turistas fascinados como si llevaraañosviviendoenelcentro.Laciudadsemehahechomásymásfácildenavegar,sobretododespuésdellevarunmespateándomeestascalles,asíqueyatengomemorizadalarutaporlazonadelUpperEastSide.Llegoalaestaciónenpocomásdecincominutos,yporsuertellevolaMetroCard.

Hacecuatrosemanaselmetromeaterraba.EntoncesTyler tuvoquearrastrarme hasta la estación; sin embargo, ahora me muevo por unanuevaestaciónsinningúnproblema.Esoes,porsupuesto,hastaquellegoal andén. Hay una peste horrible. Hace un calor sofocante y laaglomeraciónloempeora,ymeresultadifícilocultarmidesagrado.Antesde venir aManhattan, no pensaba que elmetro fuese lujoso, ni siquieralimpio,peroporlomenoslasdemásestacionesnomehabíandadoganasde vomitar. Aguanto la respiración yme quedo quieta, apretujada entreunamujer con un cochecito y un grupo de jóvenes turistas asiáticos. Simamásupieraqueestoyaquísola,memataría.

El tren llega a los pocosminutos, perohay tanta gente en el andénquenisiquiera llegoasubirme.Nomeatrevoaabrirmepasoacodazosentre lamuchedumbre,asíquemeapartounpocomientrasse llenaysemarcha, y entonces me acerco más al borde del andén y me preguntocuántotiemposerécapazdesobreviviralosgasestóxicos.Medamiedorespirar, así que cierro losojosy aprietomimochila lomás fuertequepuedomientrasesperoalsiguientetren.

Aparece unos cincominutosmás tarde, y esta vez sí que peleo porsubir.Nopiensoquedarmeniunsegundomásenesteagujeronegroqueeslaestacióndelacalle59.Estáatope,asíquemequedodepie,perono

me importa. Sólo estaré un par de minutos, hasta la estación GrandCentral,asíquenotardarémuchoenbajarme.

Yaheestadoen la estaciónGrandCentralvariasveces esteverano,asíqueencuentroel cambiode líneapara ir a la calle42comosinada.Durantetodoeltrayectosientoquelosnerviossemevandisparando,peromedigoamímismaquenomevoya rajar.Puedequemeestédejandollevarporunadecisiónquetoméenunafraccióndesegundoypuedequeseaunalocurayunaestupidez,perotienesentido.Simplementecreoquees lo que debo hacer, por alguna extraña razón, y sólo por eso sigoadelanteconmisplanesycojoelenlacehaciaTimesSquare.

Salgodelaestaciónatodaprisaysigoelmapaquevoymirandoenmi teléfono, comparando las calles de Manhattan y mi pantalla paraasegurarme de que voy por buen camino.Giro hacia la izquierda en laavenida y recorro dosmanzanas en dirección sur. Paso la calle 40 y eledificiodelTheNewYorkTimes,yentoncesencuentroloquebuscaba.

EstáencimadeunatiendaderecuerdosdeNuevaYorkyunSubway,ynisiquieramemolestoenmirarelestudiodesdefueraantesdeentrar.Quiero hacerlo ya mismo, en vez de pensarlo dos veces. Pero sí medetengoenlasescalerasparaecharleunvistazoamisConverse.

GiroelpiehaciaunladoyrecorrolaletradeTylerconlosojos.Hanpasadocuatro semanasdesdequemedijoquenome rindiera.Loúnicoquepuedohacerahoraeshacerlesaberquenolohehechodelamaneramás eficaz que seme ocurre, y cuando ya estoy abriendo la puerta delestudiodetatuajes,sonrío.

Voy bajando por la avenida Lexington cuandome llama Emily. Yasoncasilascincoyeshorapuntaenlaciudad,hayunatascotremendoylasacerasestánareventar.Noteníaintencióndepasartodalatardefuera,perodespuésdelviaje,detenerqueesperardoshorasenelestudioydepararmecasiunahoraparatomaruncaféycomeralgo,heacabadoporvolveralapartamentoahoramismo.Asíquecuandomimóvilvibraenelbolsillotraserodemisvaqueros,contestomientrassigocaminando.

—Hola,¿quéhay?—Mehe quedado cerrada fuera del apartamento—diceEmily algo

avergonzada.—¿Qué? —Rozo con el hombro sin querer a un tipo, y éste me

dispara una mirada indignada. Yo sólo puedo encogerme de hombroscomodisculpa, y luego escabullirmede él, e intento no cabrear a nadiemás—.¿Cómotehapasadoeso?

—FuiamiapartamentoparaempaquetaralgunascosasynopenséenllevarmelasllavesporquecreíqueTylernosemoveríadeaquí.Llevaenlacamatodoeldía,asíquenosemeocurrióqueiríaaningúnsitio,perollevo diez minutos llamando a la puerta sin parar y nadie contesta —explicaEmily,suspirandoatravésdelhilotelefónico.

—¿DóndeestáSnake?—Estoybastanteseguradequehasalidocontuamiga—dice,ytiene

razón.Deanyamepusoaldía,RachaelySnakehabíanidoacomerjuntos.Esalgoraro—.Porlomenosesoesloquecreoquemedijo—continúaEmily—.Nosé,yotodavíaestabamediodormidaentonces,porqueTylernostuvodespiertostodalanoche.

—¿Cómoestá?MerefieroaTyler.La de ayer fue la peor noche de todo el verano, y la culpa fue de

Tiffani.SinuncahubieravenidoaNuevaYork,sihubierarenunciadoasuestúpido sueño de volver con Tyler tanto tiempo después, nada de estohabríapasado.Yono lehabría tenidoquementir aTylery él nohabríavuelto a las andadas. Para el viejo Tyler, ser imprudente es la mejordistracciónquehay.

—Conresaca,peroestabaunpocomejorcuandomefui—contestaEmilyconunacarcajada,comosiestuvieraponiendolosojosenblanco—.¿Notendrásunjuegodellaves?

—Tienes suerte —digo—. Tengo el juego extra desde hace dossemanas.Aunquetodavíanolasheusado.

Tyler por fin había confiado enmí lo suficiente como para darmeunas llaves, por si necesitaba entrar en el apartamento sola, y lo teníaguardadoenelmonederodemicarteradesdeentonces.

—Si no es mucha molestia —dice Emily—, ¿crees que podríasacercármelas?

—Porsupuesto.—Tengoquelevantarlavozparaquesemeoigaporencima del ruido de la ciudad. Como una neoyorquina de pura cepa—.Justoestoyyendohaciaallíahora.Estoyaunasdosmanzanas.

—Perfecto—dice—.Gracias,Eden.Teveoenunosminutos.Cuelgoymemetoelteléfonoenelbolsillodenuevo.Mientrassigo

en dirección hacia el apartamento deTyler puedo ver el edificio que se

erigeenloaltoenlaesquinadelamanzana,alotroladodelacalle,peromisojosnosedetienenenélmuchotiempo.Vuelvenamimuñecaysigosincreérmelo,comodurantetodoeltrayecto.Inclusoenelmetronopodíaapartar la vista de ella, doblando mi brazo izquierdo en todas lasdireccionesposiblesparaintentarquelaluzledieraenelánguloperfecto.Inclusocuandosubía lasescalerasymeabríapasopor lasestacionesdemetronopodíadejardemirarmeelbrazo.Devezencuandopasaba losdedosporelplásticotransparentesólopararecordarmequeestoylocaderemate.Mipadremevaamatarcuandomevea.EsosimimadrenomeasesinaantesporviajarsolaenmetroenNuevaYork.

Cuandollegoaledificiodeapartamentos,pasoatodavelocidadporelladodelosbuzonesymedirijodirectamentehaciaelascensor.Enlosdiezsegundosque tardoen llegaralduodécimopiso,cojounasudaderademimochilaymelapongo,asegurándomedequemetape lamuñeca.NoquieroqueEmilymehagapreguntas,ylaverdadesquenosécómovaareaccionarTylercuandomelavea.Sóloesperoquecomprendaloqueestoyintentandocomunicarlesintenerquedecírseloconpalabras.TiffanimeadvirtióquenopodíadecirleaTylerloqueestabapasando,peroesonosignificaquenopuedaintentardemostrarlelaverdad.

Cuandollego,Emilyestásentadadelantedelapuertaconlaspiernascruzadas, se la ve algo cansada. Se levanta del suelo de un salto y mesonríe.

—Hola—saludo,ajustándomeloscordonesdelasudaderamientraspienso en nuestra conversación de hace cinco minutos. Entonces no leprestémuchaatenciónasuspalabras,peroahoraqueestádelantedemíescomosiderepenterecordaratodoloquemedijo—.Nosabíaquetuvierasapartamentopropio.

—Sí,enQueens—diceencogiéndosedehombros.—Entonces¿porquétehasvenidoaquí?Tylernuncameloexplicó.—Compartía piso con un tío, y durante un tiempo fue genial, pero

últimamentenoibamuybien.Discutimosyprácticamentemeechódecasa—dice, sin poder mirarme a los ojos. Su voz se vuelve más suave ysuspira,frunciendoelceño—.Laverdadesqueeraungilipollas,yyonosabíaadóndeir,asíquellaméaTyler.

Mequitolamochiladelhombro,meapoyolamochilaenlarodillayabrolacremalleraparabuscarmicartera.SigohablandoconEmily,peroestoydemasiadocentradaenrevolverenlabolsaparamirarla.

—¿Porquéestabasempaquetandotuscosas?—Porque estoy a punto de enviar todo a casa—dice—.La semana

quevienevuelvoaLondres.Dejoderevolverenmimochilaylevantolavista.—¿Qué?—Ya es hora de queme vaya. La gira terminó hace unmes.—Se

sonríedetalmaneraqueestáclaroquenoquiereirse,comosilaideadevolveraInglaterranolaentusiasmara.Nolaculpo.Partedemítampocoquiere volver a Santa Mónica—. Y bien, ¿encuentras las llaves? —pregunta;sutonodevozcambiacuandodejaeltemadesuregreso.

—Sí.Aquíestán.Alcanzomi cartera, abro elmonederoy saco la llave.Se la paso a

Emily y cierro todo de nuevo, y luego la sigo hasta dentro delapartamento.

Alcruzarelumbralsedetienedegolpe,yyochococontrasucuerpo.Cuandoechounvistazoporencimadesuhombro,meencuentroloúltimoqueesperabaver. Jamás,nienunmillóndeañoshabríapensadoque talimagensedesplegaríadelantedemisojos.Dehecho,tardoporlomenosdiezsegundosenasimilarloqueveo,yporlomenosdocelellevaaTylerapartarsedeTiffani.

Latieneapretujadacontralaencimeradelacocinayellalerodealamandíbula con lasmanosmientras él besa su hombro, igual que besabalosmíos.TieneunamanoenlaparteinferiordelaespaldadeTiffaniylaotraensucintura,y tardomenosdeunsegundoenverqueella tiene lablusaabierta.Mevienen flashbacksdecuandoconocíaTiffani,entoncesseestabandandoelloteenelprobadordeAmericanApparel,ynopuedoasimilarqueestásucediendootravez.Nopuedoaceptarque,otravez,ellaesté consiguiendo lo que quiere. Soy incapaz de comprender que todoesto,todosumanipulación,hayafuncionadocomoellaesperaba.Inclusopeor,nopuedocreerqueTylerhayacaídoenlatrampa.Nopuedocreerquese lohayapuesto tan fácil,que lehayaallanadoelcaminoparaqueellaconsiguieraexactamenteloquequería.

Cuandopor fin seda cuentadenuestrapresencia con el rabillodelojo, aparta sus labios de la piel de Tiffani y da una gran zancada haciaatrás.Selimitaamirarmeconlosojosmuyabiertos,justoantesdebajarlavistaalbultoquehayensusvaqueros.

—Eden.

Tiffaniresoplademaneradramática,daunpasohaciadelanteyrodeasubícepsconfuerza,justoelbrazoquetieneminombre.

—¡Ay,Dios!Quévergüenza.—Eden—repiteTyler.No hace ningún esfuerzo para librarse de la mano de Tiffani. De

hecho, nomueve ni unmúsculo. Se limita a quedarse allí de pie, sin lamenor pizca de vergüenza. Aunque lo cierto es que tiene un aspectohorrible.Tieneelpeloalborotadoy losojospesados,comosiestuvieraagotado.

Noestoyenfadada.Estoycolérica.Furiosa.RodeoaEmily,queestáenestadodeshockynosabecómoreaccionar,ydoyunpasodecididoporelsalón.

—Nointentesexplicarte,Tyler—digoenunbufido,conlosdientesylospuñosapretados,lasmanosaambosladosdemicuerpo—.Nopuedocreerque…

—Eden—me interrumpe, diciendo mi nombre por tercera vez, suvozesnerviosaperofirme—.Nopensabaexplicarme—dice—.Teibaapedirquetefuerasdemiapartamentocagandoleches.

Semehundenloshombrosdeinmediatoymetambaleomientraslomiroparpadeando,aturdida.

—¿Qué?—Ya lo has oído —dice Tiffani. Como era de esperar, tiene una

sonrisatriunfanteensurostro.Selavedespiadada—.¿Nopodéisdarnosalgodeintimidad?¿Notenéisqueiralgimnasiooalloquero?

Mequedoboquiabierta.Suspalabras,quenoslanzacomosinada,megolpean tan fuerte que ni siquiera logro encontrar energía paraenfurecerme.IntercambiomiradasconEmily.Tieneloslabiosseparados,losojosmuyabiertos,estácompletayabsolutamentesorprendidaporelcomentario. En ese mismo instante, siento lástima por Tiffani, porquelogra su satisfaccióndandodondemásduele.Medapenaporqueusa ladebilidaddelosdemásasufavor.Poreso,jamáslaperdonaré.Niahora,ninunca.

Cuandomiro a Tyler, veo que ya nome está lanzando unamiradaasesina.SusojossehandesviadoaTiffaniylaobservaconasco.Alcanzasus manos y las aparta de su brazo. Se separa de ella negando con lacabeza.

—¿Quéacabasdedecir?—dicemuydespacio.

Tiffaniponelosojosenblanco,perosientoquealgocrecedentrodemí, algo más que furia. Verla a ella con Tyler me hace sentir muyincómoda.Nadadeestoteníaquehabersucedido.Tylernodeberíahaberrecurridoaellaparadistraerse,noimportalodolidoocabreadoqueestéconmigo.Entoncesmedoycuentadequelasensaciónqueacadasegundoquepasasehacemás intensadentrodemínoesmásquedesesperación.Tengoque arreglar estedesastre, demostrarle aTyler que sigo, ahoraysiempre,enamoradadeél.

QueledenaTiffani.Alamierdasusjuegos.Ahoramismonopuedoseguirasíniunsegundomás.NopuedomiraraTyleryveresaexpresióndereprocheensusojos,comosinoquisieranitenermecerca.

Ni siquierame importaqueEmily lovea todo.Nome importaqueTiffani le diga la verdad aDean.Nome importa, porque que ellos dosdescubran la verdad es mucho menos aterrador que pensar que Tylerjamásmeperdonaráporlascosasqueledijeanoche.

Antes de que me dé cuenta, estoy avanzando por la habitación,acercándomelentamenteaTyler,ylaspalabrascomienzanabrotardemibocaantesdequepuedapensarloqueestoyhaciendo.

—Loquetedijeanocheeramentira—farfullo,conlavistapuestaenTyler,sóloenél—.NoelijoaDean.Teelijoati.Siemprehassidotú.—DesvíolavistahaciaTiffani.Ahoralarabiamedaelvalorsuficienteparamirarlaalosojos—.Ellameobligóarompercontigoanoche,porqueesunazorra.

Tiffani sigue sonriendo, pero puedo notar cómo trata de ocultar surabia.Intentamantenerelpapeldecalmadaeinocente,ydiceconrigidez:

—¿Yporquéibaahaceralgoasí,Eden?—PorquequieresvolverconTyler—interrumpeEmilyconaspereza

amisespaldas,ycuandomevuelvoparamirarla, seacercahaciadondeestoy.

Mequedodepiedraalverquenoparecesorprendida,quenosueltaungrititodeincredulidad.AcabodedejarclaroqueTyleresmuchomásquemihermanastro,ysinembargonisiquierahapestañeado.Sóloselavealadefensiva,secruzadebrazosyclavalavistaenTiffani.

—La amenazaste. Te oí en el restaurante.—Su voz se vuelve mássuave cuando desvía sumirada hacia Tyler. Lomira a él y luego amíduranteunmomento—.Edenteestádiciendolaverdad,Tyler.

—Porfavor.Sivaisainventarosmentiras,porlomenosintentadque

tenganalgodelógica—seburlaTiffani,peropuedoverelpánicoensusojosmientras se ajusta la blusa,muy consciente de que sumomento degloriadehaberrecuperadoaTylerseleestáyendodelasmanos.Sabequeestáperdiendo—.Jamásharíaalgoasí.

Los ojos de Tyler todavía se ven furiosos, pero no conmigo. ConTiffani. Da otro paso para alejarse de ella, no hacia el lado, sino haciadelante,ysecolocajuntoaEmilyyyo.Estamoslostrescontraella.

—Vete—ordena.—¿Qué?—Quete larguesdeunaputavez—repite,yseñala lapuertaconel

pulgarporencimadesuhombromuyenfadado.Suvozescortanteysuposturafirme,yahoraseguroquenosevaaecharatrás—.Ahoramismo.

Furiosa, Tiffani hace una mueca y se abre paso entre nosotros aempujones.LeponeunamanoenelpechoaTylerylohaceaunlado.LedaunempujónaEmilyconelhombro,incapazdecontrolareldesprecioque siente hacia nosotros, y entonces se detiene y se da la vuelta paramirarmea la cara.Sólo se limita anegar con la cabezay,por increíblequeresulte,sonríe.

—Ahorasíquelahascagado—diceconunbufido,yyoséquelohehecho.SéqueahoraselodirátodoaDean.Porsupuestoquelohará.

—Ahí está la puerta—le indico con calma, a pesar de todo lo quepodríagritarleahoramismo,ymeaparto.

Señalolapuertaconlacabezayporfinsemarchaechandochispas,conunportazotrasdesí.

Se hace el silencio. Ninguno sabe qué decir ni cómo reaccionar.Ninguno quiere ser el primero en hablar. Emilymemira con las cejasenarcadas,yTylerselimitaaquedarsequieto,dándonoslaespaldaconlacabeza agachada. Puedo oír su respiración entrecortada, y casi sientocómoanalizatodoloquehapasado.Alfinal,medoycuentadequetengoqueseryolaquehableprimero.

Aturdidaporloqueacabadesuceder,tengoqueobligarmeacruzarla habitación para acercarme a Tyler por detrás.Alcanzo su brazo y lotococonsuavidadconlapuntadelosdedos.

—Tyler…Sacudelacabezamuydespacio.—Tengo…tengoqueaclararmelasideas—diceenvozbaja.Se aparta de mí, cruza el salón y va hacia su habitación. Unos

segundos después, vuelve y se pone unos zapatos. Lleva las llaves delcochecolgandodeldedoíndice.

—Nodeberíasconducir—señalaEmily,preocupada.Lamiro, todavíame pregunto por qué no ha reaccionado a lo que

dije sobre Tyler. Tal vez no lo ha entendido. No lo sé. Pero es raro.Durantelosúltimosdosañosesperabaquelagentereaccionaraconrabia,ascoyconfusióncuandolodescubrieran.Emilyeslaprimerapersonaalaque se lohedichode forma indirecta,yni siquierahapestañeado.Sigoesperandosureacción.Sigoesperandoaquemepregunte:«¿Quénaricesestápasandoentrevosotros?».Esperoquedigaalgo.Loquesea.

—Nopasanada—diceTyler.Cogelasllavesdecasadelaencimeradelacocina,pasaentreEmily

yyo,concuidadodenotocarnos,y luegodesaparece.NodaunportazocomoTiffani.Simplementelacierradespacio.

Lo quemásme gustaría hacer en estemomento es salir corriendodetrás de él, explicarle todo con detalle, pero sé que necesita tiempo.Primerotienequeentenderloshechos,yluegopodréhablarconél.Mástarde,cuandoregrese.Ahoramismo,sinembargo,sigoasombradaconlafaltadereaccióndeEmily.Sesuponíaquedecirlaverdadnoibaasertanfácil.Tendríaqueseraterrador.

—Emily…—digomuydespacio,algoincómoda.Puedequenoestéhaciendoningunapregunta,perodesdeluegoquelasestarápensando.Nopuedo dejarlo sin más, sin que ella sepa lo que está sucediendo enrealidad, así quemearmodevalorpara enfrentarmipeormiedo: tenerqueexplicarme—.Tyleryyo…

—Noesnecesarioqueme lo expliques—diceEmily encogiéndosedehombros, ypasapormi ladoparadirigirsehacia la cocina.Lamirodesde el salónmientras ella cogeunabotella de aguade la nevera.Contoda la tranquilidad del mundo desenrosca el tapón y se apoya en laencimera.Antemigran sorpresa,me lanzaunamiradacálidaynohacemásquesonreírme,dulceyreconfortante—.Yamehabíadadocuenta.

26

Alprincipio,noleencuentrosentidoalaspalabrasdeEmily.¿Yasehabía dado cuenta? Imposible. Tyler y yo hemos tenido muchísimocuidado.MedamiedopensarqueEmily sehayadadocuenta apesardehaberhechotodoloposiblepormantenernuestrarelaciónensecreto.Derepente me aterra que no sea la única. ¿Cuántas personas habránsospechado?¿Cuántassehabránpreguntadosihabíaalgoentrenosotros?Sóloesperoquelarespuestaseaninguna.Emily,porotrolado,noparecealucinarporqueTyler seamihermanastro.Nopareceestar incómodaniconfusa,tampocoparecequeledéasconiquenosjuzgue.Loúnicoquelepuedopreguntares:

—¿Cómolodescubriste?Bebeuntragodeagua,aúnsonriendo.Mealegrodequeestéalegre.

MepreocupabaqueelcomentariodeTiffani sobreel loquero le fueraadoler,peroparecehaberhechooídossordosigualqueyoaldelgimnasio.Fueungolpe bajo para intentar hacernos daño.Sin embargo, ahora hayasuntosmásimportantesqueatender.Lentamente,Emilyvuelveataparlabotella,yseencogedehombros.

—Eraevidente.—¿Cómo? Pues no debía serlo —admito en voz baja, intentando

asimilarqueestoyhablandodeestetemaconotrapersonaquenoesTyler.Meresultararo.Noestoyacostumbrada.

—Sí,deesotambiénmedicuenta—dice,conunapequeñacarcajada.Unarisacálida,amistosa—.Enserio,fueronvariascosas.

Cruzoelsalónhacialaencimeradelacocina.Cuandollegoallí,meagacho y apoyo los brazos en ella y miro a Emily con curiosidad yconfusión—.¿Comoqué?¿Quénosdelató?

—Bueno—empieza—.Tylerpasódedormirenelsofáacontigoenlacama.Aver,hayhermanosquecompartencama,peroparecíaalgomásqueeso.Cuandolaotranocheosfuisteisadormirtemprano,yoosestaba

buscando al volver, y cuando miré en la habitación de Tyler estabaisdurmiendoabrazados.Loúnicoquepudepensarfuequenilocaharíaesoconmihermano.

Enarcolascejas.—¿Tedistecuentasóloporeso?—No—dice—. También me fijé en el tatuaje de Tyler. Lo vi una

mañanacuandotúestabasenladucha,ycuandolepreguntéporquéhabíaelegidotatuarse tunombre,élseencogiódehombrosydijoqueporqueerassuhermana.Penséqueerararo,porque¿ysushermanos?¿Porquéno se tatuó también sus nombres? Sobre todo porque ellos son sushermanosdeverdad.Sinánimodeofenderte.

—No me ofendo. Sabía que el tatuaje era mala idea —digo casiriéndome. Es bastante irónico dado que yo acabo de hacer lomismo, yentoncesmirohaciamimuñecaparaasegurarmedequesigueocultobajolamanga.Más tarde se lomostraré a Tyler. Ahora, sin embargo, estoycentradaenEmily. Jamás imaginéqueunaconversaciónsobreeste temaseríaasí.Tannormal.Tanfácil—.¿Quémásnosdelató?

Emily piensa unmomento y se roza los labios con la punta de losdedos,entrecerrandolosojossinmiraranadaenparticularhastaquelosposaenmí.

—¿Tylertedejóleersudiscursodelagira?—mepregunta.Mequedosorprendidaunsegundo,parpadeando,eintentoresponder.Tyler y yo hablábamosmuchísimopor teléfonodurante el año que

estuvo de gira, pero no recuerdo que me hubiese leído el discursocompleto.CuandosemudóaNuevaYorktodavíaestabatrabajandoenél,yentoncessíquemepidióconsejoalgunavezsobreloquehabíaescrito.Siempreledecíaquemeparecíaquesonababien,crudoyhonesto,comoél.Nuncalleguéaoírlaversiónfinal.Nuncalepreguntéporella.

—No—admitoporfin—.¿Porqué?La sonrisa de Emily se hace más grande, entonces se endereza un

pocoysebalanceasobrelostalones,pasándoselabotelladeaguadeunamanoalaotra.

—Hacia el final de nuestros discursos, teníamos que hablar de losefectossecundariosdenuestroabuso.Lasecuelaspsicológicas—dice.Yomepreguntosisesienteincómoda,peronoloparece.Hahabladodeestouna y otra vez durante todo un año, lomismo que Tyler—. Tyler solíahablar de las drogas y del alcohol y de todo lo demás—continúa—, y

siempremencionabaaunachica.Nuncarevelósunombre,perodecíaqueellahabíasido laprimerapersonaenañosenpreocuparsepor loque leestabapasando.Laprimerapersonaquequisoayudarlodeverdad,yqueesofuejustoloquehizosindarsecuenta.Contabaqueellahabíasidoelmotivodequesuvidacomenzaraacambiaryamejorar.Hablabadeellacomosiestuvieseenamorado,ysiemprenospreguntábamosporquénodecía su nombre. —Hace una breve pausa, no está sonriendo perotampocotieneelceñofruncido.Sueltaunabocanadadeairemuydespacio,abre los labiosydice—:Yomedicuentadequeno lodecíaporqueesachicaerastú.

Tardo un rato en asimilar sus palabras. Lo único que soy capaz dehaceresmirarlafijamentemientrasintentoprocesarloquemedice.Tylernuncamencionóquehablarademíensudiscursoymuchomenosdeesaforma. No estoy muy segura de cómo debo sentirme al respecto.¿Incómoda?No.¿Sorprendida?Sí.Loúnicoenloquepuedopensaresenloenamoradaqueestoydeél,ysinembargonisiquieraestáaquí.Ahoramismo necesito abrazarlo desesperadamente. Tocarlo, decirle que loquiero.Yestaveznoenfrancés.

Cuando Emily se da cuenta de que no tengo el valor de contestar,continúa,rodealaencimeradelacocinaydice:

—Así que pensé que había algo entre vosotros, pero no queríapreguntaros, y entonces apareció tu novio, y creí que todo habían sidoimaginacionesmías. Pero anoche descubrí que tenía razón y que nomehabíainventadonada.

—¿Cuando lo dejé? —adivino, y me aparto de la encimera,girándomeparamirarlaalosojos.

—No—diceella—.Después.—Sealejademí,sedirigehaciaelotrolado del salón ymis ojos la siguen.Me habla por encima del hombro,levanta la voz y entra en la habitación deTyler—.Tyler grabó algunosvídeos de la gira y se los estaba enviando por correo electrónico a unaamiga—laoigodecir,reapareciendoporlapuertadeldormitorioconunportátil en las manos— y encontré algo que creo que deberías ver. Noestoyseguradesitúlosabesono.

Micuriosidadsedisparaycorroaunirmeaellaenelsofá.Poneelportátil en la mesita de centro y lo abre para que veamos la pantalla.Entrelazo mis manos con ansiedad en mi regazo cuando lo enciende.Ningunadelasdosserelaja.Nossentamosalborde,nosinclinamoshacia

delante,miramosfijamenteelordenador.EmilynotardamuchoenentrarenlacuentadeTylerparaconsultarsusarchivos.Bajadirectamentehaciaelvídeomásrecientequesehadescargadoalportátilyloabre.Nosevenadamás que una pantalla oscura. Entonces pone la pausa antes de queempiece,yluegosegiraparamirarme.

—Abrí este vídeo por accidente y te juro que sólo vi los primerosdiezminutoso así y…—Suspalabras sedesvanecenmientrasvuelve lavista hacia el portátil. Lo coge, lo levanta con cuidado y lo pone enmiregazo—. Bueno, creo que deberías verlo. Probablemente necesitesintimidadyprefierasponertecómoda.

Frunzo el entrecejo y ella se pone de pie. Siento curiosidad y almismotiempoalgodesospecha.Misojoslasiguencuandosedirigehacialacocinaabuscarsubotelladeagua,sucoletasemecealrededordesushombros.Siemprehasidomuymajaconmigo.Siempre.

—¿Emily? —Me muerdo el labio inferior con ansiedad mientrasesperoaquesedélavuelta.Cuandolohace,enarcalascejasymeescucha—.Losiento—ledigo.

Ellaladealacabezaunpoco.—¿Qué?—Por cómo te traté cuando nos conocimos —digo, y luego me

encojodehombrosbastanteavergonzadaaladmitirlo—.CreíqueTylerytú estabais liados—Avergonzada,me agarro la cabeza con lasmanosygimo.

AhoraEmilyseríedeverdad,yyomeunoaella.—Notepreocupes—measegura—.Noteculpo.Esagradablepoder reírsedespuésde todo loqueacabadepasar.A

pesar de que probablemente Tiffani esté volviendo a la suite del hotelhechaunafuriaparacontarlelaverdadaDeanyapesardequeTylerhayadesaparecido, yo sigo sonriendo. Me alegra que nuestro secreto ya noparezcatanmalonitanescabrosonitanaterrador.

MelevantoconelportátildebajodelbrazoyvuelvoamiraraEmily.—Ygracias—añado.—¿Porqué?—Pornojuzgarnos—digobajito.Nomecontesta,sóloasiente.Eslasegundapersonaquelodescubre

y, sin embargo, la primera en aceptarlo, y siempre le estaré agradecidaporello.Esagradablesentirseaceptada.

Conunúltimointercambiodesonrisas,medoylavueltaymedirijoalahabitacióndeTyler,recojomimochiladelsueloconlamanoquemequeda libre y luego cierro la puerta detrás de mí mientras pongo elportátil sobre la cama. Las cortinas están cerradas, como si no lashubieranabiertoen todoeldía,y lacamadeTylerestásinhacer.No loculpo.Seguroqueha tenidouna resacade caballo.Suspiro,mequito lasudadera con cuidado y la tiro hacia un lado junto con mi mochila.Entoncesrecuerdolanuevaincorporaciónamimuñeca.

Enciendolasluces,levantoelbrazoyestudiomipieldecerca.Notoelplástico transparentehúmedoyapretado,ydebajoseven las letrasennegrita.Con lamáximadelicadeza posible,me quito el plástico.La pielestá algo inflamada y tiene un pelín de relieve, pero se ve bien. Esexactamenteloquequería,justocomomeloimaginaba.

A lo largo demimuñeca izquierda, las palabrasNo te rindas* medevuelvenlamirada.Estánescritasconsuletra,talcomoloescribióenlasConverse que me regaló. Sus palabras. Su letra. Su única y sencillapetición. Él es el único que lo comprenderá, y sólo por esa razón, meencanta.

Tiroelplásticoen lapapelerade lahabitación,vuelvoaapagar laslucesycojomisauricularesdelamesilladenoche.Ajustolasalmohadasylascolocoenelcabezaldelacamaparaponermecómoda.Mesientoenlacamayapoyolaespalda.Metapoconeledredónyalcanzoelportátil.Sinperderniunsegundomás,mepongolosauricularesymirolapantallaoscura.Ledoyalbotóndelplay.

Alprincipio,parecequenopasanada.Laimagensemueveunpoco,peroestádemasiadooscuroparadescifrarloquesesuponequedebover.Suboelvolumeny,paramisorpresa,oigolavozdeTyler.Tonobajoysusurrante,nadamásqueunsuavemurmullo.

Cierro losojosy escucho, sientoquemiestómagodaunvuelcoaloír su voz. Le dice a la cámara mi nombre. Le dice la fecha de micumpleaños.Mi color favorito.Mi lugar de nacimiento. El color demipeloydemisojos.Muydespacio,continúa.Tardaunminutoendescribirnada más que mis ojos, y en ese momento decido ponerlo en pausa.Muevoelcursorpor lapantallaparaver la líneade tiempo,ycuandolaveo,pestañeoylamirootravez.

Elvídeoduracuatrohorasyveintisieteminutos.Tienequeserunfallotécnico.Nopuedesertanlargo.

Durante cuatrohorasymedia, escucho la vozdeTyler, susurra sinparar y se ríe bajito. Le cuenta a la cámara lo que pasó cuando nosconocimos.Lehabladetodaslascosasqueleencantandemí,algunassonmaníasygestosdelosquenisiquierayomehedadocuenta.Hablayhablay habla, casi sin parar y sin titubear mientras reflexiona sobre losmomentos que hemos compartido. Conversaciones y besos, allanarpropiedadesprivadasyfiestas.

Amedidaqueelvídeoavanzay lashoraspasan, laoscuridadsevadisipandopoco a poco.Vahabiendomás luz y se empiezan a distinguiralgunassiluetas.Despuésdelasegundahora,puedovertodoelrostrodeTyler, sus ojos brillantes. Está en la habitación, justo en elmismo sitiodondeestoyyoahora.Alatercerahoraapartalacámaradesímismoyladirigehaciamí.Haciamí.Estabaahímismo,asulado,durmiendotodoeltiempo.

Cuandoelvídeoyaestáterminando,enlapantallasevelaluzdeldía.Tyler ni siquiera parece cansado cuando menciona La Breve Vita, yentonces todo comienza a sonarme. Cuando dice…Ya había escuchadoesaspalabras.

JustoenesemomentoTylerapuntalacámarahaciamí,susuavevozmurmura:

—Ey,porfintehasdespertado.—¿Quéestáshaciendo?—Suenomediodormidamientrasmirocon

ojoscansadosdirectamentealobjetivo.Meobservoenlapantalla.—Nada.Tonterías.Escucho el eco de su voz en mis auriculares, y meneo la cabeza

totalmente incrédula. ¿Tonterías? Se ha pasado más de cuatro horashablandodemí.Parecequenoqueríaqueyovieraestoniquesupieraqueexistía.

NosescuchohablandodelCuatrodejulio,talcomolorecuerdo,yalfinalponelacámaraenlamesilladenoche.Entoncesloatraigohaciamíyélaprietasucaracontralamíaynosbesamos.Nosreímostodoeltiempo,hastaquelepidoqueapaguelacámara.Élmepreguntasipodemosdejarlaencendida.Segundosmástarde,gateahaciaelobjetivoyelvídeoseapaga.Setermina.

PasartodalatardeescuchandoloqueTylertienequedecirsobremíy todo loquerecuerdade losúltimosdosaños, incluso losdetallesmásinsignificantes, me ha hecho llorar. Las lágrimas me corren por las

mejillasencálidasolasmientrasmantengolavistaclavadaenlapantalla.Se ha puesto negra otra vez, vuelve al principio del vídeo, de noche, ypuedo ver que mi reflejo me mira. No lloro porque esté mal. Estoyemocionada. Siento todo el cuerpo entumecido. Comprender laprofundidadconlaqueTylermequiere,sentirlodeverdad…creoqueeslomásagradableyalavezlomásaterradordelmundo.

Pongo el vídeo otra vez, ahora me salto las dos primeras horas.Rebobinoyavanzoduranteunratoparabuscarunmomentoespecífico.Esmifavoritodetodoelvídeo,elúnicoenqueTylermehabladirectamentea mí en vez de a la cámara mientras yo todavía duermo. Cuando loencuentro, suspiro,me reclino sobre las almohadas.Le doy al botón deplay,cierrolosojosyescucho.

—Nosécómosesienteunocuandoestáenamorado—admiteTylercon una carcajada franca—, pero si el amor es pensar en alguien cadasegundodeldía…Sisignificaquetuhumorcambiacuandoesapersonaseacerca…Siestarenamoradosignificaqueharíascualquiercosaporella—murmura—,entoncesestoyperdidamenteenamoradodeti.

27

Son casi las diez cuando por fin cierro el portátil de Tyler.Me hequedadoacostadaduranteunbuenrato.Pensando.EnTyleryenelvídeoyen nosotros. Me pregunto adónde va a llegar todo esto., ¿Qué pasarácuandoDeandescubralaverdadycuandolesdemoslanoticiaanuestrospadres? ¿Qué vendrá después? ¿Viviremos juntos? ¿Se supone quedebemosesperarunosmesesydejarquetodosecalmeantesdehacerlo?No lo sé. Lo único que sé es que me estoy cansando de esperar. Hanpasadodos añosy todavíanohemos llegadoaningún sitio.Dos añosytodavíanopuedopresentaraTyleralagentecomominovioconorgullo.¿Algunavezpodréhacerlo?Sólomequedaesperaryrezarparaquenadiememireconlosojoscomoplatosyconexpresionesdeasombro.

Sigo sentada sola en silencio, cómoda en la oscuridad, cuando lapuerta se abremuy despacio con un crujido.Levanto la vista esperandoveraEmily,peroesTyler.Tienelacabezaagachadaysequedaalladodela puerta, con lamano apoyada en el pomo.Ahora parece tranquilo.Niconfundidonienfadado,perotampocorelajadodeltodo.Sólosereno.

—¿Podemos hablar?—pregunta en voz baja. Su voz tiene un tonoalgonervioso,comosiesperaraqueledijesequeno.

No veo su caramuy bien, pero noto que no quieremirarme a losojos.Tienelavistaclavadaenelsuelo.

Nocontesto,sóloasientocon lacabezayesperoque lovea.Apoyolas manos en el colchón y me desplazo hacia el otro lado de la cama,contralaventana,yesperoaqueélseunaamíenelhuecocálidoqueleacabodedejar.Yesoesexactamenteloquehace.Cierralapuertadetrásdeélsinhacerelmenorruidoyseacerca.Seacuestadespacioenlacamaamilado.Sequedaencimadeledredón,merodeaconelbrazoyyoapoyolacabezaensuhombro.Losdosrespiramostranquilosduranteunrato,yaunque élme había preguntado si podíamos hablar, ninguno de los dosquiere hacerlo. Nos limitamos a mirar hacia los espejos del armario,

contemplandoelreflejodenuestrassiluetasenlaoscuridad.Después, Tyler por fin decide decir algo, pero no se mueve ni un

centímetromientrasseaclaralagarganta.—¿Quépasó ayer?—pregunta tanbajitoque es casi un susurro.El

silencioparecedemasiadofrágilparahablarmásalto.Aprieto los ojos e intento pensar en todo lo que ha pasado en las

últimasveinticuatrohoras.Todosehatorcidodesdeelmartes,desdequeTiffani apareció en Manhattan. Ahora me alivia pensar que, a pesar dehaberlopuestotodopatasarribayqueaestasalturasyalehabrádicholaverdadaDean,Tiffaninologrósalirseconlasuya.Lesalióeltiroporlaculata.QueTylerestéaquíconmigopruebaqueestádemilado,queesamíaquiencree.

—Tiffaniqueríavolvercontigo—admito,conlacabezaaúnapoyadaensuhombro.Supechosubeybaja—.Creyóquesóloloconseguiríasiyonoestabaenelmedio.MedijoqueteníaquecortarcontigoolediríalaverdadaDean.Sinosadelantábamosyselocontábamosantesqueella,selodiríaanuestrospadres.

Es un poco más complicado, pero lo simplifico porque no tengoganasdehablardel tema. Intento levantar lavistaparaveraTyler,perodesdedondeestoysóloleveolafrente.

—Joder—murmura.Loveopasarse lamanoque tiene librepor elpelo,mientrasdejaescaparunlargosuspiro.Muydespacio,niegaconlacabezayaprietamicuerpocontraelsuyo—.Sientohabermecomportadocomouncapullo.Esqueestabacabreadocontigoysemefuelaolla.

—Yotambiénlosiento—digo.Lograreírseunpoco,unacarcajadabajita,susurrante, igualquelas

delvídeo.Creoquenolediréquelohevisto.Lomantendréensecreto.—En serio, pensé que te habías rendido —admite Tyler—. No

vuelvasadarmeunputosustoasínuncamás.No creo que me rinda nunca, sobre todo ahora, y creo que este

precisomomentoes lamejorocasiónparamostrarleaTyler lanovedaddemimuñeca.Nonecesitocontestarle.Creoquesuspropiaspalabrassonla única respuesta que necesita. Sonrío, levanto la mano y estiro elmeñique,girandolamuñecahaciaélapostamientrasdigo:

—Prometoquenolovolveréahacer.Estáapuntodeentrelazarsumeñiqueconelmíocuandosedetiene,

coge mi muñeca, se incorpora como un rayo y luego se inclina hacia

delante.Cuandolomirodelado,estáachinandolosojosenlaoscuridadpara ver las palabras tatuadas en mi piel. Me mira con los ojos muyabiertos.

—¿Quéesesto?—Alomejordeberíasencenderlaluz—digo,mordiéndomeellabio

inferiorconalgodeansiedad.Puedo imaginar como se disparan las cejas de Tyler hacia arriba

cuando aparta subrazodemi cuerpoy se estira por encimademíparaencenderlalámparadelamesilladenoche.Nosueltamimuñeca.

Lahabitaciónenseguidasellenadeluz,iluminandonuestrosrostros,yyonisiquieramiromimuñeca.MiroaTyler,cómobrillansusojosyseseparansuslabios.Todasucaraseiluminaconlasorpresadeunamaneraadorablemientrasmeestudialamuñecaconintensidad.

—Nojodas—dice;pestañeaalavezquememiraconunaexpresiónllenadeinocencia.

Ahoraparecemásjoven,comosivolvieraaserunniño.Me río y sueltomimuñeca de sumano para contemplarmi nuevo

tatuaje.Todavíaestábastanterojoydevezencuandomeescuecebastante,perohavalidolapenasóloporverlacaradeTyler.

—Melohehechoestatarde—digo,contestandoalapreguntaquenisiquiera me ha planteado. Pero sé que lo está pensando, así que sigodándole explicaciones—. Fue lo único que se me ocurrió que tendríasentidosóloparatiyparamí.Estuyo.Esloquetúescribiste.

—Le has dado más vueltas que yo —dice, con una sonrisa algotímidamientras levanta un poco su brazo izquierdo para contemplar sutatuaje,elquetieneenelbícepsyquesonsólocuatroletras—.Yonofuitan original. Ey, el «te» parece un poco torcido —dice, señalando mimuñecaotravez.

—Pues será porque tú lo escribiste un poco torcido —le suelto,poniendo los ojos en blanco, y sólo entonces se da cuenta de que mitatuajeesdesupropialetra,porquesesonrojayapartalavista.Melevantode la cama sin dejar de sonreír,me pongo de rodillas en la alfombra ymiro a Tyler. Es difícil creer que esta tarde todo estaba tanmal porqueahora todo parece estar bien otra vez—. Por cierto—digo— Emily losabe.

—¿Quésabe?—preguntaTyler,sinapartarlamiradademisojos.—Lo nuestro —digo despacio. Me levanto del suelo. Miro hacia

abajo,aTyler,quesigueenlacamaymeobserva—.Sabequesomosmásquehermanastros.

—¿Selohascontado?Sequitaeledredóndeencimayselevantadelacamadeunsalto,se

enderezayelpánicoinundasusojos.—Lodescubrióporsímisma—leexplico.Suexpresióncambiadela

preocupacióna laconfusiónmientras intentaprocesarlo—.Yademás—continúo, rodeando la cama con una gran sonrisa en los labios— le daexactamenteigual.Lepareceperfecto.

LosojosdeTylersevuelvenaabrircomoplatosmientrasmesiguenporlahabitación.

—¿Enserio?—Sí.—Me acerco a él, rodeo su cara conmismanos yme estiro

paradarleunbeso.Aprietomislabioscontralossuyosantesdeapartarmeparaañadir—:Quelagentesepalaverdadnoestanmaloalfinyalcabo.

Memira con intensidad, sus ojos buscan losmíos.Me pregunto sicreequeestoydecoña,perohablomuyenserio,asíquelobesootravezpara asegurarle que, por una vez en la vida, todo va bien. No puedoimpedirlo y sonrío junto a sus labios. Aprieto los ojos y disfruto lasensacióndequelagentenomerechace.Estanapabullanteytanincreíblequenosémuybiencómosentirme.Yanomeaterraquesedescubraqueestoyenamoradademihermanastro.Sólosomosdospersonasmarcadasporunaetiqueta.Esoestodo.

Aunque le cuesta separar sus labios de losmíos, Tyler se aparta ybajasusmanoshastamicinturayconsuavidadmehacedarunpasohaciaatrás.

—¿LosabeSnake?—Nocreo—digo,negandoconlacabeza.Pocoapoco,unasonrisa

alimentadaporlaexcitaciónafloraenmislabiosmientrasagarrounadelasmanosdeTyler.Laseparodemicinturayentrelazomisdedosconlossuyos—.¿Havueltoya?Se lodeberíamosdecir.Venga, ¿se lopodemosdecir?

Tylersueltaunacarcajada,echalacabezahaciaatrásymeatraehaciasucuerpo.

—Yaveremossi teentusiasmatantolaideacuandoselotengasquecontar a tu padre—murmura sonriendomientras abre la puerta con sumanolibre.

Mellevahastaelsalón,yeslaprimeravezquesalgodesuhabitacióndesdehacecasicincohoras.EstabademasiadoabsortaenelvídeoquemeenseñóEmily.Decuatrohorasyveintisieteminutos.

Hablando de Emily, está sentada en uno de los sofás del salón,rodeadadelibretasyrecortesdeprensaquedecoranlamesitadecentro.Lateleestáencendida,perotieneelvolumenbajo,comosisóloestuvierapuestaparadarruidodefondo.Levantalavistacuandonosoyearrastrarlos pies por la moqueta y se le dibuja una sonrisa en los labios deinmediato.

—Entiendoqueyahabéisaclaradolascosas,¿no?Tylernocontestaasupregunta,selimitaacaminarconmigohastael

sofá.Alzanuestrasmanosentrelazadasylamiraconlascejasenarcadas.—¿Asíqueyalosabes?—Sí.—¿Ynotedescoloca?—pregunta,igualdeconfundidoqueyoantes.Durante dos años, esperábamos reaccionesmuy diferentes de la de

Emily.Tylerbajanuestrasmanosymesuelta.—No—responde Emily. Niega con la cabeza y le da al botón del

bolígrafounpardevecesconcaratranquila—.Siossoysincera,pormípodéishacerloquequeráis.Lavidaesdemasiadocortaparadejarpasarestasoportunidades.

Sus palabras me hacen sonreír; rodeo el bíceps de Tyler con misbrazosyloaprietoconfuerza.

—Labrevevita—murmuro,mirándolo—.Lavidaescorta.Justo cuando él está a punto de abrir la boca para decir algo, se

escucha jaleo en la puerta. Golpes y como si intentaran encontrar lacerraduraatientas.Lostresmiramoshaciaallá.Primeropiensoquepuedetratarse deDean, que está intentando derribar la puerta paramatarnos aTyler y a mí, pero dejo escapar un suspiro de alivio cuando oigo queintroducenunallaveenlacerradura.EsSnake,porfin.

LapuertaseabreyporcostumbresueltoaTylerymeapartodeéldeunsalto.Aéltodavíanoselohemosdicho.

—Menuda comida más larga—le suelta Emily, inclinándose haciadelante en el sofá para esquivarnos a Tyler y a mí y poder verlo.Mordisquea la parte de arriba del bolígrafo, sube y baja las cejas y lomira,tomándoleelpelo.

Snakeselimitaaponersusojosgrisesenblanco,alavezquecamina

contodalatranquilidaddelmundohacialacocina.Eslaprimeravezqueloveodesdequeanochesefuealacompray,paramisorpresa,vamuybienvestido.Llevacamisa,yestáhastaplanchada.

—Sí,sí,tambiénlainvitéacenar.LediungrantourporManhattan.—Snake —digo, lanzándole una mirada seria pero de broma

mientrasmecruzodebrazos—.¿Quiéntediopermisoparainvitarasaliramimejoramiga?

Obviamente estoy de coña, pero él se da la vuelta y me miraentornandolosojos.

—¿Quéhaceéstaaquíotravez?—pregunta,apartandolavistademíy mirando a Tyler. Pero él también está de broma—. ¿Volvéis a sermejoresamiguitos?

—Enrealidad—lointerrumpo,dandounpasohaciadelante,mientrasdibujocírculosconmispulgaresconansiedad.QuieroqueSnakesepalaverdad.Quieroseryoquiense locuente.Nunca lohemoshecho,ycreoqueahoratengoelvalorquenecesito—,tenemosalgoquecontarte.

Le echo un vistazo rápido a Emily, que sigue sentada en el sofámordisqueandoelbolígrafoynosobservaconexpectación.LuegomiroaTylerporencimadelhombro.Tienelamiradaardienteymesonríe,peronoconmalababa,másbienmeintentadecirqueadelante.Daunpasoysecolocaamiladodenuevo.Snakenosobservaconcuriosidad.

Noséexactamentequénicómodecir laverdad,peroderepentenotengo que hablar, porque de repente Tylerme atrae hacia él. De golpe,presiona sus labios contra los míos como si lo hubiéramos hecho yacientosdeveces.

Mecogeporsorpresa.Esloúltimoquemeesperaba,peroalmismotiempo soy incapaz de apartarme. Sigo besándolo, atrapada en lacomodidaddesuslabios.SoyconscientedequeSnakeyEmilynosestánobservandoy,sinembargo,nomeimporta.

Tylerseapartademítanprecipitadamentecomosehabíaacercado,ydirigesusojoshaciaSnake.

—Dametuopinión—ordena—.Ahoramismo.MiroaSnake.Nosobservadesdelacocina,congeladoenelsitio,y

nohacemásquepestañear.Estáunpocoaturdido,peroesdeesperarquela gente quede sorprendida al principio. Muy despacio, traga saliva eintercambiaunamiradaalgopreocupadaconEmily.

—¿Qué cojones…?—dice. Hace unamueca y suelta una carcajada

algoincómoda,sinsabermuybienquédecirohacer.—Estoyenamoradodeella—leconfiesaTyler,ysuvozestansuave

ytansincera,quenopuedodejardesonreír.Creoquepodríaoíresaspalabrasunayotravez,para siempre.No

creoquemeaburranuncadeescucharlasdesuslabios.—Pero… —Snake le echa un vistazo a Emily como si estuviera

pidiendo refuerzos.Debe de estar preguntándose por qué ella no parecetan sorprendida como él y por qué sonríe al ver la escena que se estádesarrollandoantesusojos.Snakeniegaconlacabezaysuspira—.Pero¿nosoishermanastros?

—Sí —digo, dispuesta a defendernos. Ya estoy harta de sentirmecomosiestuvierahaciendoalgomalosóloporhabermeenamoradodemihermanastro. Sé que no está prohibido—. Pero no tenemos lazossanguíneos—explico—.Nocrecimosjuntos,asíquenonosvemoscomohermanos.¿Loentiendes?

Abro los ojos con toda la inocencia que tengo, rogando que loentiendayque,consuerte,loacepte.Todavíaselovealgoatónito.

—Ahhh… Entonces ¿estáis juntos o algo?—pregunta. Se sujeta albordedelaencimeraconunamanoyconlaotraserascalacabeza—.¿Vaenserioomeestáistomandoelpelo?

—Noestamosjuntos—contestaTylerasuprimerapreguntaconvozfirme—.Escomplicado.Dimequéteestápasandoporlacabeza.

Snakeseencogedehombros.—A ver, es un poquito raro —reconoce—. Mis padres son muy

religiosos. Estoy bastante seguro de que ellos esperarían que osdenunciara a Jesucristo.—Se relaja un poco, pone los ojos en blanco yluegosevuelveparaabrirunodelosarmariosyrevuelvedentro.SacaunpaquetedeDoritosyloabre.Sereclinaenlaencimerademásalfondodela cocina, se mete un par de nachos en la boca y mastica con granestruendomientrasobservaaEmily—.¿Quépiensastú?—lepreguntaunminutodespués.

—Yoyalosabía—diceEmily,encogiéndosedehombros.Agitalospapelesquetieneenlamano—.Nomemolesta.

Snake come varios nachos más mientras piensa, y luego ladea lacabeza.

—Es un poco raro—repite—, pero no tengo ningún problema.—Comienza a sonreír, pero enseguida se convierte en una mueca algo

maliciosa.EnarcaunacejaymiraaTyler—.Entonces¿envuestrafamiliaestradiciónserasídepervertidosoqué?

Tanto Tyler como yo nos reímos al mismo tiempo, pero nuestromomentodealivionoduramucho.Alguienllamaalapuertaynosdistraeatodos.Nosetratadeungolpecitocualquiera,aporreandetalmaneraqueretumba todo el apartamento.Es implacable y tan fuerte que esmásqueevidentequeestángolpeandoconrabia.MiroaTylermientrasmeinvadeelpánico.Estarde.Estamostodosaquí.Sólohayunapersonaquepodríapresentarseaestashoras,ysólounopodríaestar tanfuriosocomoparaaporrearlapuertadeestamanera.Tylersedacuenta,porqueensusojosse refleja el pavor.Traga saliva.Los dos sabemosque se trata deDean.Tiffanidebedehaberledicholaverdadalfinal.

—No abras—dice Snake a toda prisa y en voz baja, apretando elpaquetededoritosconfuerza—.Parecelapoli.

—Noeslapoli—dijobajito,peronoapartolosojosdelapuerta.Dean sigue llamando. Después de un segundo, grita mi nombre.

Cuandoescucholatensiónensuvoz,semerompeelcorazón.Vayaquesilosabe.Hadescubiertolaverdadydelapeorformaposible.Séquetengoqueabrirlapuertayenfrentarmeaél,aunquenoquiera.

Tyler, Snake y Emily me miran mientras me obligo a cruzar elapartamento. Siento las piernas entumecidas y el estómago revuelto, ycuandollegoalapuerta,quitoelcerrojomuydespacio.Laabro.

Deanestádelantedemí,respiracondificultadysupuñosedetieneenelaire, listoparaseguirdandogolpesen lapuerta.Susojos furiososseclavanenlosmíos,ytodomicuerposeparaliza.Sientoquesemeagualasangre en lasvenasy semeaflojan las extremidades.Nuncahabíavistoesa expresión en sus ojos. Tiene la mirada tan oscura, tan dura y tandolida…EsmuydiferentealDeandesiempre,yesoesloquemeaterra.Tienelasmejillasencendidas,larabialoconsume.

—¿Esverdad?—preguntaconvoztensa.Mesujetoalapuertaconmásfuerzamientraslamantengoabierta,y

me siento tan mal que no me creo capaz de hablar. Aprieto los ojos yagacholacabeza.Nosoportomirarlo.Dueledemasiado,peromisilencioledice todo loquenecesitasaber.Misilencio ledicequeesverdad,quellevoenamoradadeTylertodoestetiempo.

Dean deja escapar un largo suspiro mientras procesa estainformación,ynotoqueniegaconlacabezaduranteunrato,justoantesde

preguntar:—¿Conquién?Ahorasíquetengoquelevantarlavista.Loobservoconfundida,con

el ceño fruncido. Las lágrimas se me acumulan en los ojos mientrascontemploladurarealidad.SabíaqueDeansaldríaherido.LosupejustocuandolleguéaestaciudadyTylermedejóclaroquenohabíasuperadolo que sentía pormí. Era inevitable. No teníamos otra opción. Si no lementíamos,élsufriría.Siledecíamoslaverdad,también.Esoloteníamosclaro.LapreguntadeDean,sinembargo,nolaentiendo.

—¿Qué?—¿Conquiénmehaspuestoloscuernos?—escupe.Suvozestállena

dedesprecioymemiraconasco.Noloculpo.Yotambiénmedetesto—.Porlomenostenladecenciadedecírmelo.

Semecontraelagarganta.Cómono.EstabaclaroqueTiffaninoibaa mencionar a Tyler. Quiere que yo lo admita. Sin embargo, no sé sipuedohacerlo.NosésiserécapazdepronunciarelnombredeTyler.Esole dolería mucho a Dean. Podría mentir. Podría negarme a decírselo oinventar un nombre falso, pero cuando lo vuelvo amirar—esta vez deverdad—,veolaagoníaensusojosymedoycuentadequelasinceridadesloúnicoquelepuedoofrecer.Yanopuedoseguirmintiéndole.

Meesfuerzoporseguirrespirandoyechounvistazoporencimademihombro.Snakeestáapoyadoenlaencimera,metiéndosenachosenlaboca sin pararmientras nos observa aDean y amí con gran interés, yEmilysiguemordisqueandoelbolígrafo,peroporlomenosintentahacercomosinosediesecuentadequeestápresenciandounaruptura,porquemirahaciasuslibretas,aunquenosechaojeadasdevezencuando.ObienDeannosehadadocuentadequetenemospúblicoosencillamentenoleimporta.Tyler,sinembargo,yasedirigehacianosotros.

Sedetienedetrásdemíyapoyasumanoenlapuerta,justoencimadelamía.Ahoraque lamantieneabiertaél, retiromimanoymecentroenDeanotravez.Sigueesperandounarespuesta,másfuriosoacadasegundoque pasa.Me alegro de que Tyler haya venido hasta aquí.Me alivia notenerquehacerestosola,queestéamiladoyquenomeabandoneamisuerte.

NotoqueTylerrespirahondodetrásdemíyseatreveasusurrar:—Tehaengañadoconmigo.Dean se encoge de dolor, su rostro sólo refleja incredulidad y

retrocedehaciael rellano,apartándosedenosotros.Niegacon lacabezaconfuerza.

—¿Quédices?—Dean—susurro;lavozsemequiebraenlagarganta.Reprimolos

nervios y lucho contra las ganas de llorar—. Te quiero.Muchísimo.—Dueledecirlo,porqueesverdad,yesoes lopeorde todo.Loquierodeverdad. Tal vez sería mucho más fácil si no fuera así—. Pero tambiénquieroaTyler.

—¿Quéquieresdecir?Ahora Dean parece más confundido que furioso. No parece que

nuestraspalabrasleesténentrandoenlacabeza.NosmiraaTyleryamí,mueveloslabioscomosiestuvieraintentandodeciralgo,peronolesalenlaspalabras.

—Mira—diceTyler,dandounpasohaciadelante.IntentaponerunamanoenelhombrodeDean,peroésteseencogedemaneraagresivaparaapartarse, y retrocede aún más. Tyler continúa balbuceando unaexplicaciónquenoesmásqueunlíodepalabrasinconexas—.Yosoyelotrotío.Noloplaneamos.Enserio,telojuro,peronolopudimosevitar.¿Creesqueyoelegiríaenamorarmedemihermanastra?Porqueyatedigoyoqueno.Perolascosassoncomosonynosotrosíbamosa…íbamosadecírtelo.Deverdad, llevamosmucho tiempoqueriendocontártelo,perono sabíamos cómo.Lo siento, tío.Deverdad lo siento, peroyo…yo lanecesito.

Dean se queda callado un buen rato, su mente intenta procesar lanuevainformaciónqueloacabadegolpearentodalacara.

—Vosotros…—comienzaadecir, intentandoencontrarlaspalabras.Aprietalospuñosaambosladosdesucuerpoymefulminaconlamirada—.¿Desdecuándoestáisjuntos?

—Desdehacedosaños—susurro.Séquedeunsegundoaotrovoyaecharme a llorar. Siento que las lágrimas seme van acumulando en losojos y que luchan por salir libremente. Las reprimo—.Me enamoré deTylerantesquedeti.

—¿Dos años?—repite Dean, mirándome boquiabierto e incrédulo,las pupilas se le dilatan con decepción y furia al descubrir que todo eltiempoqueheestadoconél,micorazónhaestadodividido.

Está intentando encontrarle el sentido a todo, y cuando por fin lohace,daunpasohaciadelanteparaacortar ladistanciaque lo separade

Tyler.Acerca su cara a la de él, tiene los labios apretados en una línearecta,ysusojosdolidosyrabiososescudriñanlaexpresióndeTyler.Alfinal se miran directamente a los ojos, a sólo unos centímetros dedistancia.

—¿Te has acostado con ella? —pregunta Dean muy despacio. Lapreguntalodestroza.Noquiereescucharlarespuesta—.¿Tehasacostadoconella,joder?

—Tío,mira—intentaTyler,perosalirconunaexcusaseríainútil.Sumejoramigoyahaperdidolosestribos.

—¡Malditocabróndemierda!—rugeDean.Los nudillos se le ponen blancos cuando levanta los puños, y en

cuestión de una fracción de segundo le lanza un puñetazo con lamanoizquierdadirectamentealacara,justodebajodelojo.

Tylersetambaleahaciaatrás,sucuerpochocaconelmíoyyopierdoel equilibrio. También retrocedo, y tanto Emily como Snake sueltan ungritodesorpresa.Mehabíaolvidadodequetodavíaestabanallí.Emilysehapuestodepie,tienelabocaabiertaynosabesiintervenirono.Snakesiguemetiéndose nachos en la bocamientras observa la escena con lascejasenarcadas.

Tyler se endereza, recupera el equilibrio y entorna los ojos haciaDean cuando éste entra en el apartamento, con los puños todavía algoapretados.

—Venga—ordenasintitubearyasienteconlacabeza—.Pégameotravez.Melomerezco.Va.

Deannorechazalaoferta.EnunossegundoslelanzaotropuñetazoaTyler,susnudillosgolpeanelcentrodelamejilladeTylerconunruidosordoydoloroso.Deantienelasmejillasencendidasporlarabiayvuelvealevantarlospuños,listoparasoltarteotrogolpe.

Concalma,Tyler se frota el ladode la carapara intentar aliviar eldolorconunmasajemientrassusojos le lanzanunamirada letal.NoseapartandelosdeDeanniunsegundo.

—Vale—diceconasperezayvozamenazante—.Pégameotravezytedevolveréelgolpeconeldobledefuerza.

Ahogo un gritito entrecortado mientras Dean levanta el puño otravez,peroTyler lobloqueaconagilidadyse lanzasobreél.Retroceden,rodandoporelapartamento.Emilysequitadeenmediojustoantesdequecaigan sobre el respaldo del sofá.Dean por fin logrameterle un tercer

puñetazo,dándoleduroaTylerentodalanariz.Tylerhaperdidolacalmaporprimeravezdesdehaceaños,yestátan

furioso que sus ojos parecen una tormenta, feroces, peligrosos eimpredecibles.EstirasubrazoderechohaciaatrásyledaungolpeenlamandíbulaaDean.Tienelosbícepshinchados,transfieretodasufuerzaasus puños y continúa lanzando puñetazos con tanta rapidez y tanimplacablequeDeannoescapazdevolverleniuno.

—¡Tyler,para!—intento,peronoesmásqueungrititoahogado.Meacercocorriendo;intentoagarrarlapartedeatrásdesucamiseta

paratirardeélhaciaatrásyapartarlodeDean,peroescomosinisiquierase diera cuenta de que estoy ahí, porque sigue lanzando puñetazos sinpararycasimedauncodazoenlacara.Metambaleohaciaatrás,conlasmanosenlasmejillas.Noestoyseguradeloquedebohacer.

Dealgunamanera,Deanlograagacharse,empujaelpechodeTylerylo tira hacia atrás, los dos vuelan hacia la mesita de centro. Se oye unestruendocuandoelcristalsehaceañicosporsupeso,yungolpesordoydesagradablecuandolaespaldadeTylergolpeaelsuelo.Quedarodeadode esquirlasde cristal yde los recortesdeEmily.Pero esonohacequeparen.Porlasvenasdeamboscorretantaadrenalinaqueningunodeellossienteeldolor.

—Hazalgo—legritoaSnake,yledisparounamiradahaciadondeestá.

Élsiguecontemplandolaescenadesdelaseguridaddelacocina.Éles el único que tiene la suficiente fuerza para hacer algo, y nome doycuentadequeestoyllorandohastaahora.

—Vale, vale—dice Snake en voz alta. Deja el paquete de Doritossobre la encimera y rodea ésta con rapidez para entrar en el salón. Seremanga, se acerca al sofá con cuidado y agarra a Dean, rodeando sutorsoconlosbrazos,mientraslolevantayseloquitadeencimaaTyler—.¡Estaos quietos, joder!—grita. Aparta a Dean hacia donde estoy yo sinmiramientos.

Incluso Emily se acerca corriendo para ayudar, y le da la mano aTyler para que se levante del suelo.Tiene lamandíbula apretada ymiracon rabia aDean, pero entonces parece que el subidón de adrenalina sedesvanece, porque baja la vista y se observa a sí mismo, y sus ojos sesuavizan.Tiene unmontónde trocitos de cristal pegados al cuerpo y sequita lacamisetaa todavelocidad.Unaseriedearañazosdecoran lapiel

desuespalda,peroyoestoymáscentradaensubrazoderecho.Deltrícepslesalesangreaborbotones, lechorreaporelbrazohastamásabajodelcodo,goteasobrelamoqueta.Cuandoporfinsedacuenta, loúnicoquehaceespestañearmientrasEmilysalecorriendohacialacocinaabuscarelbotiquín.

LaslágrimasmecorrenporlasmejillasymirohaciaDeanparaversi está bien.No se lo vemuyherido en comparación conTyler, aunquetienelabarbillabastantemagulladaysuojoizquierdoseestáhinchando.Jadeaconfuerza,seaprietaelojoyloentrecierramientrassevuelveparamirarmeamí.

—Vamos fuera —me ordena. Su voz sigue siendo tan dura comocuandoaparecióenlapuerta.

Nomeespera.Cruzaelapartamentoechandohumoporlasorejasysalepisandofuerteporlapuertahaciaelrellano.

Tengomuchasnáuseasysemehaformadounnudoenelestómago.MiroaTylerantesdemoverme.Élsiguedepieentreloscristales,dondeantes estaba la mesita; está algo atontado, como aturdido. Emily ya havueltoasuladoySnakelaestáayudando.Leestánponiendounvendaje.Yomemueroporayudar.Despuésde todo,yoheprovocadoestapelea,peroséqueahoramismotengoquelidiarconDean.

Temblandoporlosnervios,meobligoacaminarysigoaDeanhastael rellano. Justo cuandome planto delante de él, cierra la puerta de ungolpedetrásdenosotros.Estavezparecequenoquieretenerpúblico,yyome siento demasiado rota para hablar, así que me callo. Me limito asecarmelaslágrimasmientrasintentomirarloalosojos.

—Mehasengañado—balbuceaDean,comosinecesitaradecirloenvozaltaparacreerlo.Concuidado,susojosentrecerradosseclavanenlosmíos,ysemerompeelcorazónalversucara.Estádesolado.Destrozado—.Te he querido y todo el tiempo…has tenido algo conTyler. ¡Esmimejoramigo,Eden!¡Estuhermano!

—¡Losiento!—grito;semequiebralavoz.Esdemasiadotardeparadisculpas, pero es lo único que se me ocurre. No creo que Dean meperdone jamás. Puedo verlo en el odio que cubre su cara. No estoyacostumbradaaverloasí.Estoyacostumbradaaversusojossuavesysusonrisadulce,peronocreoquevuelvaaverlosnuncamás—.Noséquémáspuedodecir.

—Novuelvasahablarmenuncamás—amenaza.Suvozesrasposay

ruda.Daunpasohaciaatrásparaalejarsedemíyconungestobruscose

metelamanoenelbolsillotraserodesusvaquerosysacasucartera.Sumejilla magullada ha empezado a sangrar y tengo que aguantarme lasganasdetocarloparaayudarlo.

—Ten—diceDeandemanerabruscatrasunpardesegundos.Condureza,melanzaunbilletedecincodólares.Medaenelpechoy

locojoantesdequecaigaalsuelo.Cuandobajolavistaparamirarlo,medoy cuenta de que es nuestro billete. Vuelvo a levantar los ojos, micorazónserompeinclusomásdeloqueyaestaba.;MetiemblanloslabiosmientrasDeandiceentredientes:

—Cincodólaresparaquesalgáisdemivida.Sevuelveaguardarlacarteraenelbolsillo,sefrotalamejillayme

da la espalda. Sin esperar un segundomás, semarcha hecho una furia,cruzael rellanoendirecciónal ascensor sinecharniunaúltimamiradaporencimadelhombro.Observocomosealeja, las lágrimasmeruedanporlasmejillasmientraslosigoconlamirada.Mesientocompletamentedestrozada. Apoyo la espalda contra la puerta del apartamento de Tylerporquelaspiernasmeflaquean.Nosoycapazdeseguirenpie,asíquemedeslizo hacia el suelo y me quedo sentada allí. Hundo la cabeza en lasmanosysollozoaúnmásfuerte,mientrasescuchocomoDeanseva.

Nunca creí que lo perdería. Siempre esperé que él fuera capaz deentenderloydeperdonarnos,inclusoaunquelellevasetiempo.QueríaqueDeanestuvierabien,peroestáclaroquenolepuselasganassuficientes,porquejustohapasadotodoloqueesperabaquenosucediera.

28

Alamañanasiguiente,hayalgodetensiónenelapartamento.Lohenotadodesdeelmomentoenquemehedespertado,haceunpardehoras.Nadiehablademasiado, loscuatronospaseamosporelpisoensilencio.Creo que Snake todavía está intentando entender y aceptar nuestrarelación,porquecadavezquemeacercoaunradiodesesentacentímetrosdeTyler,notocomoSnakenosestudiadesde ladistancia.Tylerhoyestámáscalladodelonormal.Loentiendo,porqueyotambién.Esdifícilestaralegre cuandome siento tan perdida y triste por todo lo que ha pasado.Tyleryyonoqueremoshablardeloquesucedióanoche.NoqueremosnimencionaraDean.Nohetenidonoticiasdeéldesdequemediolaespaldayse fue.Nomesorprende.Dudoquevuelvaasaberdeél,ymenosa lamañanasiguiente.TampocosénadadeTiffani.Nohemosrecibidoningúnmensaje de texto para chulearse de haberle contado a Dean la verdad.Ninguna burla sádica. Sólo silencio. Rachael es la única que me haenviadounmensajeparaexigirunaexplicaciónsobreloqueestápasando,asíqueenbrevevoyatomarmeuncaféconella.Medaterror.

Salgodellavaderodespuésdemetermontonesderopaenlasecadoraydesentirmecomounamierdadurantemediahora.Pasoporlacocinayechounvistazoalrelojdelapared.Soncasilasonceymedia.Dirijomimirada hacia el salón, donde Tyler y Snake están charlando sobre losresultadosdeunpartidodefútbol.Lasalasevealgovacíasinlamesitadecentro. Anoche tardamos un montón en limpiarlo todo, y ahora estáprohibido entrar en el salóndescalzo, por si todavíaquedan cachitosdecristalporlamoqueta.

—Mevoy—digo.Llevolistadesdehaceunrato,peromehepuestoahacercosaspara

esperar a que fuese la hora demarcharme.No quiero llegar demasiadopronto,perotampocotarde.

Tylerseponedepiecomoporresorte,tienelafrentearrugadaporla

preocupación.Todavíatienetodalapartedearribadelbrazoenvueltaengasas.Elcristallehizounbuencorte.

—¿Estásseguradequenoquieresquevayacontigo?—Creoqueesmejorsise loexplicoasolas—digo,echándoleuna

sonrisa para agradecer su oferta. Por supuesto que me encantaría queTyler estuviese a mi lado, pero sé que Rachael sólo quiere hablarconmigo.Tengoqueenfrentarmeaellasola—.Nocreoquetardemucho.

—Eden—diceSnake,chasqueandolosdedosparacaptarmiatención.Cuando lomiro, sonríe—.Dile aRachael quemepasaré por su hotel abuscarlaalasocho.

Mecruzodebrazosyfrunzoelentrecejo.Nomefíoniunpelodesusintenciones.

—Eresconscientedequesemarchamañana,¿no?—Eden—diceotravez,sutonoesseveroymemiranegandoconla

cabeza. Se endereza en el sofá y se lleva las dos manos al corazón—.¿Acasonocreesenelamorverdadero?Notienelímites.Ladistancianoesmásqueunnúmero.

Intentamantenerunacaraseriaparaparecersincero,peronopuedefingir durante mucho tiempo. Las palabras acaban de salir de su bocacuandorompeareíryseapartalasmanosdelpecho.

—Nometoqueslasnarices.Pongolosojosenblanco,meríoyalcanzolasllavesdelaencimera

antes de dirigirme hacia la puerta.Antes de salir le lanzo unamirada aTyler por encima del hombro. Sigue con el ceño fruncido. Se lo vedesamparado,comosiquisieravenirconmigoparaqueyonotuviesequeexplicarnuestrasituaciónsola.Sólopuedoencogermedehombrosymeobligoasonreírleparatranquilizarlo,apesardelonerviosaquemeestoyempezandoaponer.Sintitubear,salgodelapartamento.

Utilizo las escaleras en vez del ascensor, ymientras bajo los docepisosleenvíounmensajeaRachaelparadecirlequeyavoydecamino.Hequedado con ella en la cafetería Joe, a la vuelta de la esquina. Sólo heestadoallíunavez,conTyler,perofueelprimersitioquesemeocurrió,yrecuerdoquesucaféeraestupendo.TantoRachaelcomoyopensamosquequedarenelLowellseríamalaidea,dadoqueDeannoquierevolveravermenuncamásensuvida.Asíquenosalejaremosdelhotel.

Cuandosalgodeledificio,losnerviosempiezanaapoderarsedemí.NoestoyseguradequépuedoesperardeRachael.Podríacomprenderlo.

Podríadarleasco.Podríaenfadarse.TengoquedarmuchasexplicacionessobreTylerysobreDean.Poreltonodesusmensajesdeestamañana,medalaimpresióndequenoestámuydeacuerdoconlasdecisionesquehetomado.

Respiro hondo mientras giro en la avenida Lexington; intentomantenermelomásrelajadaposible.LacafeteríaJoeestáahímismo,perome paro y apoyo lamano en un escaparate de una tienda de ropa paramantenerelequilibrio.Tardoporlomenosunminutoentranquilizarmirespiraciónydeshacerlosnudosdemiestómago.Sóloquieroacabarcontodoestodeunavez.Que todoelmundosepa laverdadyque laacepte.Quierosaltarmeestaparte,ladedarexplicaciones.Frunzoelentrecejoyme doy cuenta de que las próximas personas que van a enterarse de laverdadvanasernuestrospadres.

Cuandollegoalacafetería,acabandedarlasonceymedia.Entro.Esbastantepequeña,tienepocasmesas.Mepongoenlacolaysacounbilletedecincodólaresdelbolsillotraserodemisvaqueros.Cuandoleechounvistazo,dejoescaparun suspiro.Noes esebillete,perome lo recuerda.¿Se supone que debo guardar el billete de cinco dólares que hecompartido conDeandurante dos años y que está todogarabateadoporél? ¿O debo gastarlo? ¿O tirarlo a la basura? ¿O donarlo a algún sintecho? Estoy segura de que no le importaría que el billete esté algodestrozado.

Lacolavaavanzando,ymientrasesperomequedomirandolosbotesdegalletasquehaysobreelmostrador.MepreguntoquéestaráhaciendoDean. Cómo se sentirá. Si estará bien. Lo dudo. Anoche, se lo veíadestrozado.Podíanotarlatristezaensuvozylapodíaverensusojos.Deningunamaneraestarábienhoy.

Siento la garganta seca cuando por finme atiende la camarera, asíque pido con voz ronca. No le pongo el chorrito extra de caramelo desiempre.Engordademasiado.Tragosalivacondificultad,tamborileoconlosdedos sobre elmostradormientras esperoymehago aun lado.Megustaríapoderignorarmispensamientos.NoquieropensarenDean.Nienlodespreciablequesoynienlofatalquemesiento.

Notardanmuchoenservirmeelcaféconleche,humeante,comomegusta,ymedirijohaciaunamesavacíaalladodelasventanasquedanalacalle.Pongomicaféenlamesaysacounasilla.Medesplomosobreelladespaciomientrasmisojosbarrenlaavenida.Ahoramismo,podríaestar

en la Refinery. Podría estar mirando hacia el bulevar de SantaMónica.Podríaestarencasa,enCalifornia.Porlomenosasílosientoduranteunmomento.PeroentoncesrecuerdoquenoestoyenlaRefineryymenosenSanta Mónica; todavía sigo en Nueva York. Una parte de mí sientemorriña.Otra,sealegra.

Elambientedelacafeteríaesrelajado,ysinembargoyoestoycomounflan.Sientoqueelcorazónmemartilleaenelpechomientrasmiromireflejoen loscristales.Nomesientoorgullosademímisma.Llevodosañoshaciéndolotodoalrevés.Hemetidolapata,yahoramepreguntosihavalidolapena.

Sin pensarlo, rodeo el tazón con tanta fuerza que termino porquemarmelaspalmasdelasmanos.Lasaparto,despertándomedeltranceen el que estaba. Me siento algo vacía, me miro las manos fijamenteduranteunrato,estudiolaslíneasdelaspalmas.

—Eden.Levanto la vista y veo a Rachael. Me está mirando con el ceño

fruncido,tieneloslabiosapretados.Retiralaotrasillaysesienta,colocasumonederoconcuidadosobrelamesa.

Laobservomientrasmiraporlaventanaduranteunrato.Latensiónes evidente. Ninguna de las dos quiere ser la primera en hablar, y elsilencioestenso.Sientolagargantaapretada,ysinembargoséquedebodeciralgo,asíquecojomitazónybebounlargosorbodecafé.Lovuelvoa poner sobre la mesa, separo los labios, pero Rachael se gira paramirarmealmismotiempoy,paramisorpresa,hablaellaprimero.

—Nopuedocreerloquehashecho—diceapretandolosdientes,envozbajaysusurrando.

—Rachael…—Intentopensarenquédecirle,cómoexplicarme,peroellamecortaantesdequetengalaoportunidaddeseguirhablando.

—No, Eden —estalla malhumorada—. No puedo creer que hayasengañadoaDean.YconTyler.¡ConTyler!—seburla,ytragasalivacondificultad.Niegaconlacabezaasqueadaysegiraparaalejarsedemí.

—Por favor, escúchame—le suplico,mirando ami alrededor paracerciorarmedequenadienoshaoído.Preferiríaquelosdemásclientesnosedierancuentadequesoyunapersonahorrible.

—¿Sabes cuánto tiempo tardé en calmar aDeananoche? ¿Tienes lamásmínimaidea?—Rachaeldirigesumiradahaciamíotravez,selavellena de ira y su tono es duro—.Porque durante tres horas seguidas—

continúa— tuve que ver llorar a uno de mis mejores amigos. Fue unaputadaenormeverlollorarporqueatiteparecióbienponerleloscuernos.

—Nomeparecióbien—murmuro.Apartolavistadeella,apoyoloscodosenlamesayhundolacabeza

en las manos. Suelto un suspiro profundo, aprieto los ojos. Me dademasiada vergüenza mirarla a los ojos. No puedo justificar misdecisionesnimisacciones,peroporlomenospuedointentarexplicarmisrazones,asíqueesoesloquehago.

—YahabíaestadoconTylerantesdeliarmeconDean—admito;mivozsaleamortiguadapormismanos.Semeformaunnudoenlagarganta—.Todaestamovidaempezóhacedosaños,cuandoosconocí.Entoncesno era posible que las cosas fueranmás allá entre nosotros, así quemerendí.Noporquequisiera, sinoporque teníaquehacerlo.—TodavíamepareceraroestarhablandoconotraspersonassobremirelaciónconTylertanabiertamente.Esextraño.Mantenerestesecretoyaesalgodemasiadonormal. Agacho un poco más la cabeza, mis palabras siguen sonandobajitas,casiunmurmullo—.YentoncesmedicuentadequetambiénmegustabaDean—reconozco—. Pero siempre sentí algo por Tyler. Lo heignorado durante año y medio, Rachael. Intenté borrarlo por todos losmedios,deverdad.—Metragoelnudodelagargantaymepasolamanoporelpelo.Muydespacio, levanto lacabezaymiroaRachaelde reojo.Estáescuchandoatenta—.Peroentoncesvineaquíy…medicuentadequealquedeverdadquieroesaTyler.Yquequieroestarconélyconnadiemás. Habíamos pensado decírselo a Dean hoy, pero Tiffani se nosadelantó.

Rachael nodice nadadurante un rato.Sólomira hacia la ventanayhaciamí;suslabiostiemblandevezencuando.

—Nopuedocreerquemeestésdiciendoesto.—¿Diciendoqué?—QuequieresaTyler.—Seestremecealpronunciaresaspalabras—.

Perobueno,¿quénaricestepasa,Eden?Gimo entre dientes y cojomi café otra vez. Tomo un largo sorbo

para ganar tiempomientras intento armaruna explicación lógica.No esraro que sea difícil comprender la situación si no se ha pasado por lomismo.

—Deja que te lo ponga en perspectiva —digo. Me inclino haciadelanteymesientoenelbordedelasilla.Lamiroconintensidadyposo

el tazón sobre la mesa—. Imagínate que tus padres están divorciados.Luego imagina que tu padre se casa con… digamos, con la madre deStephen.

Rachael intenta frenar el color que se apodera de sus mejillasmordisqueándose los labios. Recurrir a Stephen para que le entre en lacabezaesloúnicoquesemeocurre.Loúnicoquetendrásentidoparaella.

—Entonces eso significaría que Stephen sería tu hermanastro. Pero¿deverdadloveríascomotuhermano?Nohaylazosdesangre—aclarocongranénfasis,yluegomecruzodebrazos—.Seríaundesconocidoalque te obligan a ver como un hermano. No puedes hacer nada si teenamorasdeél, ¿no?¿Quépasa si esapersonaes tumedianaranjay loúnicoque impidequeestéis juntosesunputocertificadodematrimonioentrevuestrospadres?PorqueesoesloquehapasadoentreTyleryyo—termino—.Yesunamierda,Rachael.Unaputamierda.

Dejo escapar un largo suspiromientras niego con la cabeza, tristepor la cruda realidad. Simi padre yElla no estuviesen casados, que yoestuvieraenamoradadeTylernoseríaningúnproblema.Peroloestán,asíquenuestroamoresinaceptable.DesvíolavistadeRachaelylaclavoenlaaceradenuevoymedesplomoenlasilla.

—Os he visto comohermanos durante años—diceRachael en vozbaja—,asíquecomoes lógicoestoyalucinando.¿Porquénomedijistenada?Soytumejoramiga.¿Porquénomelocontaste?

—Tenía miedo—digo, encogiéndome de hombros. Todavía tengomiedo,sóloquenotantocomoantes.Perolaideadetenerquemantenermi relación con Tyler en secreto para siempre me da más terror quedecírseloamispadres—.Tambiénmedabavergüenza.Sentíaqueestabahaciendoalgomalo,peroahoraya lohesuperado.Séque loquesientoporélesnormal,notienenadademalo.

Lamirodereojoparacalibrarloqueestápensandoymealiviaqueya no parece tan enfadada como cuando llegó. Sólo se la ve abrumada,como si por su cabeza estuvieran pasando cientos de preguntas que semuereporhacer.Ydispara:

—¿TupadreyEllalosaben?¿Ytumadre?—Selovamosacontarcuandovolvamosacasa—leexplico.Intentonocentrarmedemasiadoenesetema.Yanoestoytannerviosa

oansiosa,perotampocoesquenomedépavor.Sipiensodemasiadoenello,terminaréimaginándometodoloquepuedeirmal.

—Yentonces¿qué?—presionaRachael,ladeandolacabeza.Nuestrasvoces han pasado de sermeros susurros a un volumen casi normal. Laagitaciónylosruidosdelacafeteranonosdejanmásremedio—.¿Vaisaempezarasalir?

—Nolosé.Rachaelfrunceelceñoylanzalasmanosalaireconfrustración.—Entonces ¿para qué joder aDean de estamanera si Tyler y tú ni

siquieravaisaacabarjuntos?—Susillachirríacontraelsuelocuandoseapartadelamesadeunempujónyseponedepie—.Enserio,noséenquéestás pensando—dice. Coge sumonedero de la mesa, retrocede variospasos—.Deantequiere.Esolosabes.Siempretehatratadogenial,desdequeteconoció,y,sinembargo,¿eligesaTyler?¿Quéesloqueleves?Yasabesloquedicendeloscríosmaltratados—murmuracuandoalcanzalapuerta.

Unpardepersonasdelamesadedetrásdenosotraslevantanlavista,sorprendidaspor el temadenuestraconversación.Rachaelni se inmuta,sóloseencogedehombrosyabrelapuertamientrastermina:

—Acabansiendomaltratadoresdeadultos.NovuelvasarrastrándoteabuscaraDeancuandoTylersepongaviolento.

DejocaerlasmanosenmiregazoparaqueRachaelnoveaqueestoyapretando los puños. Rechino los dientes y me obligo a no explotar.Inclusometragoelgritoquesubepormigarganta.SoymuyconscientedequeaRachaelnuncalehacaídobienTyler,apesardequesiemprehanestado en el mismo grupo, pero eso no le da derecho a ser tandesagradable con él. Ella no lo conoce como yo.No entiende cómo haintentadoarreglarlascosas,sermejorpersona.Intentomantenerlacalma,pongolasmanosalrededordemicaféotravezymevuelvoagirarhacialaventana.

—Que tengas buen viaje mañana —digo con rigidez. Me niego aescuchar su opinión sobre Tyler. Nome importa lo que piense de él ytampocosinosaceptacomoparejaono.Yamedatodoigual.Estoyharta—. Por cierto —digo, cruzando las piernas mientras cojo mi café—,Stephendicequeestéslistaalasocho.

Y entonces, una corriente de aireme rozamientras la puerta de lacafeteríasecierradetrásdeella.Rachaelnosequedafuera,desaparecedemivistaencuestióndesegundos.Soltandounsuspiroquenosabíaquemeestabaaguantando,bajolavistahacialamesaymecentroenlasnubesde

vaporquesalendemicaféconleche.NohaycosaquemealiviemásquesaberqueRachael,DeanyTiffani

vuelven a casamañana.Los últimos días han pasado volando comounaniebladedolor,ymealegrasaberquenotendréquevolveraverlos.Porlomenoshastalasemanaqueviene.Tyleryyotambiénvolveremosacasadentrodecuatrodías,elmiércolesporlatarde.Talvezentonceslarabiayla incredulidad deRachael se hayan calmado, y quizá pueda hablar conellaotravez.Talvezentoncesmehayaperdonado.Delamismamanera,puede que yo la haya perdonado por su comentario sobreTyler.Quizá,sóloquizá,puedequeellaporfinentiendaqueyonoqueríaquenadadeestopasara.

Mequedounratoenlacafetería.Esagradableestarsolaotravez.LomássolaposibleenNuevaYork.Trazocírculosconeldedoen lamesa.Me dirijo hacia elmostrador otra vez para pedir otro café sin sentirmeculpable.Yaésteleañadounchorritodecaramelo.Atravésdelaventanaanalizo a la gente que pasa por la avenida Lexington. Me tomo unosminutos para contestar unosmensajes demamá y deElla, nomencionoquehecortadoconDean.Mamáloadora.IgualqueElla.Eselchicomásdulcequeexiste,dirían.

Cuandoporfinleechounvistazoamireloj,medoycuentadequellevo aquí casi dos horas. Es casi la una y media. Tyler debe de estarpreguntándose dóndeme hemetido, porque aunque nuestra relación seacomplicada,nohacenfaltadoshorasparaexplicarla.

Asíquemedirijohaciaelapartamento,conpasolento,quecontrastaconelrestodelaciudad.Caminocomosinotuvieraningúnmotivoparahacerlo,porquenolotengo.PaseoporlaavenidaLexingtonhacialacalle74sintiendo…puesnada.Sinmás.Nomesientovacíanidesanimadanitriste, tampoco encantada ni emocionada. Sencillamente no siento nada.Estoyanestesiada.

Cuando subo los doce pisos hasta el apartamento de Tyler, a unamitaddemíleencantaríadesplomarseenlacamaydormirparasiempre.AlaotramitadlegustaríabesaraTylersinparar.

Ycuandosaco la llavede lacerradurayabro lapuerta,Tyleres laprimerapersonaquemesaluda.Vienecaminandodesdelacocinaconuncuchillo de mantequilla en la mano, la frente arrugada por lapreocupación igualquecuandomefui.Dudomuchoquesehayapodidorelajardesdequesalíporlapuerta.

—¿Cómotehaido?—preguntadeinmediato.Cierra la puertadetrás demímientrasyopaso al salón, y luego se

quedaquietoesperandounarespuesta.—Enpocaspalabras—murmuro,apretando los labiosy frunciendo

el ceño—, cuando volvamos a casa, no creo que tengamos muchosamigos.

LascejasdeTylerseenarcanmuydespacio.—Entoncesnotanbiencomoesperabas.Echo la cabeza hacia un lado y miro por encima de su hombro.

ObservoaEmilyyaSnake.Estánenlacocina,discutiendo,conplatosenlasmanosyagitandocubiertosenelaire.Enesteapartamento,lacocinaessiempreunatareadegrupo,ynuncavacomolaseda.VuelvolavistahaciaTyleryledigoenunsuspiro:

—Másvalequemerezcaslapena.Quenohagasquemearrepientadehaber perdido a Dean. Y más vale que merezcas haber discutido conRachael.

Casi a cámara lenta, las comisuras de sus labios esbozan una levesonrisa.Daunpasohaciamíconlosojosardientes.

—Puesnosésimerezco lapena—diceenvozbaja—,peroesperoquesí.

Su sonrisa se hacemás amplia, refleja lamía.Nuestras caras estánradiantes.Con cuidado,me rodea la cara con lamanoy se agacha parabesarme.

—¡Oye!—gritaSnakedesdelacocina.Nospillatandesorpresaquenosapartamosantesdequenuestroslabioslleguenarozarse.Losdosnosgiramos hacia Snake, y vemos que él y Emily nos estánmirando desdedetrás de la encimera de la cocina.Ambos están sonriendo con cara debroma.Snakenosseñalaconelplato—.¡Nadadebesuqueosinmoralesenelsalón!

Yporunavez,loscuatronosreímosjuntos.

29

Cuatro días más tarde, me cuesta aceptar que mi verano en NuevaYork ha llegado a su fin. Durante todo un año conté los días que mequedaban para venir a la ciudad, y ahora la experiencia que meemocionaba tanto se ha acabado.Las seis semanas se han esfumado.LomismoqueelañodeTyler.EsmomentoderegresaraSantaMónicayalaplayayalPaseoyalmuelle.Volvemosacasa.

Mientrasarrastrolamaletasobrelasruedasporelsalón,meentralanostalgia.EsciertoloquedicelagentedelaciudaddeNuevaYork:esunapasada.Echarédemenosdespertarmeconelsonidodeltráfico.Echarédemenoslacorrienteconstantedegenteenlasaceras.Echarédemenoslosviajesenelespantosometro.CentralPark.Eleternozumbido.Elbéisbol.El acentomarcado.Creo que echaré demenos todo, y ahorame pareceevidenteporquéestanemblemática.

—¿Estás lista? —escucho que me pregunta Tyler mientras se meacercapordetrás.

Miroporencimadelhombroysuspiro,misonrisaestriste.—Supongo.Hoy parece más joven, sobre todo porque esta mañana decidió

afeitarse. Ahora ya no tiene nada de barba y sumandíbula está suave ylimpia.Lehaquitadovariosañosdeencima,asíqueporunavezaparentadiecinueve. Al cruzar por la habitación, tira su bolsa de deporte negrasobre el sofá y luego se vuelve para mirarme de frente, y observa mimaleta. Está a reventar. Podría ser porque he comprado un montón decosas en Nueva York o porque he metido todo dentro sin el menorcuidado. Sea como sea, se ve tan enorme que me estoy empezando apreocupardepasarmeellímitedepeso.Tardécincominutosencerrarla,einclusoahoraveoqueestáapuntodereventaryabrirse.

—Podríashaberenviadolamitaddetuscosascuandolasmías—diceTyleral final, soltandounacarcajada.Cuandopasapormi lado,pone la

maleta en el suelo, se agacha y la abre.Me cruzo de brazos y lomiromientrasélcogeunmontóndemiscosas,cruzalahabitaciónylasmeteensubolsa—.Inténtaloahora—dice.

Pongolosojosenblanco,intentocerrarlacremallerademimaletaotra vez, y es mucho más fácil. Me enderezo y sonrío, y entonces medirijoasuhabitaciónunaúltimavezparacogermiszapatosymimochila.Lasdoscosasestánenelsuelo,peroantesdecogerlasbarrolahabitaciónconlamirada.Estácompletamentevacía.Yanohaypóstersenlasparedes.Nadaenelarmario.LahabitaciónnormalmentehueleaTyler,acoloniaya leña,perohoyno.Hoy lahabitaciónestávacía.Enviamosel cochedeTylery lamayorpartedesuspertenenciasalotroextremodelpaíshacetresdías.

Estos últimos días, casi no hemos pisado el apartamento. Hemosestadodemasiadoocupadosintentandollenarnuestrosúltimosdíasconlamayor cantidad de recuerdos posible. Hemos vuelto a visitar lasprincipales atracciones turísticas y hemos buscado cafeterías a las quetodavíanohabíamosidoyhemosjugadoalbéisbolenCentralParkotravezyhemospasadoundíarecorriendoloscuatrobarriosquenosfaltabanpor ver. Anoche, Tyler incluso me llevó al Pietrasanta de nuevo paraterminarelveranodelamismamaneraquelocomenzamos,ynopudosermásperfecto.

MecalzolasConverseyllevolamochilahaciaelsalón,alavezquefrunzo el ceño. La sonrisa de Tyler se desvanece, se le pone cara decuriosidad.

—Noquierovolveracasa—confieso.Tyler no contesta, se limita amirarme con la cabeza ladeada y los

ojosardientes.—¿Esquenoteentusiasmalaideadetenerquedecirleatupadreque

estásprofundamenteenamoradademí?—dicealfin,intentandoreprimirunacarcajada.

—Ay, sí, seguro que estará encantado. —Pongo el tono mássarcástico que puedo, aunque sonrío—. Como tú eres un chicoencantador…

Tyler se ríe y niega con la cabeza. Ambos sabemos que papá y élnunca se han llevadomuy bien, así que de todos los chicos de los quepodría haberme enamorado, no creo que le guste demasiado que hayaelegido a Tyler. Y eso si puede superar el hecho de que somos

hermanastros.LapuertadelahabitacióndeSnakeseabreyésteasomalacabezay

seapoyaenelmarco.—¿Todavíaseguísaquí?—¿Crees que nosmarcharíamos sin decirte adiós, StephenRivera?

—dice Tyler al momento, entornando los ojos de manera desafiantemientrasavanzaporelsalónendirecciónalahabitacióndesucompañerodepiso.

—Joder, qué contento estoy de deshacerme de ti por fin—farfullaSnake.Sonríeysedanunodeesosabrazosamediasquesedanlostíos,consonorospalmetazosenlaespalda.

Es como si se repitiera la escena de ayer, cuando los tres nosdespedimosdeEmily.Fueunpocodespuésde las cincode lamañanaytodos estábamos medio dormidos. Emily se estaba poniendo triste.Prometimosquenosmantendríamosencontacto.Inclusobromeamosconhacerunaquedadacadaaño.Estetipodeadiosessonlosquedanmiedo.Enlosquesabesquelasposibilidadesdevolveravertesonmuyescasas.AestashorasEmilyyatienequeestaryaenLondres,yestanocheTyleryyoestaremosenSantaMónica.SnakeeselúnicoquesequedaenNuevaYork, todavía lefaltaunañopara terminar launiversidad.Sinceramente,creo que no podría haber escogido dos compañeros mejores paradisfrutardeNuevaYork,ynopuedoestarmásagradecidaporsuamistad.Losvoyaecharmuchísimodemenos.

TylerySnakecharlansobreelúltimoañoduranteunrato,riéndoseeinsultándose en coña. Luego suspiran. En esemomento, Snake hastameabraza.Medicequenoestoy tanmal,yyo ledigoqueél tampoco.NossonreímoselunoalotroantesdequeélmesuelteunúltimochistesobrePortland, y entoncesTyler y yo cogemosnuestro equipaje y dejamos elapartamentoporúltimavez.

Ya son casi las ocho en la Costa Oeste cuando llegamos a LosÁngeles.EstamosenelAeropuertoInternacionaldeLosÁngeles,yTyleryyoesperamosenlascintastransportadorasduranteunosveinteminutoshastaquesalenuestroequipaje,enúltimolugar.Esonospasaporserdelos primeros en facturar en Newark. Y aunque Tyler se ha cabreadoporquenolegustaesperar,sevuelveaponerdebuenhumorcuandonos

dirigimosalasllegadasdelaterminal6.NotardamosmuchoenveraJamie.Esdifícilnoverlo.Aparecedela

nada y viene de frente hacia nosotros. Levanta una mano para llamarnuestra atención. Tiene una amplia sonrisa en la cara. Es una sensaciónbastante agradable que esté tan feliz de vernos, y durante un instanteregresaracasayanoparecetanhorrible.

—Allíestá—digo,ycuandomiroaTylerdereojo,apenasmeestáescuchando. Está demasiado centrado en su hermano, la sonrisa se leextiendehastalosojos.

Sólo unos instantes después Jamie por fin nos alcanza, y Tyler loenvuelveenunabrazo.Meapartounpoco,misonrisaaumentacuandolosmiro.DespuésdepasarseissemanasconTyler,semeolvidaqueelrestodelafamiliallevaunañosinverlo.

Tylerseseparadespuésdeunrato,apoyasusmanosenloshombrosdeJamieylomiraconlosojosmuyabiertos.

—¡Tío, casino te reconozco!—diceconunacarcajada—.¿Cuándopegasteelestirón?Y¿quétehashechoenelpelo?

Jamieseencogedehombrosunpocoavergonzadoylevantalamanoparatocarseelpelo.Yonoveouncambiotandrástico,sobretodoporquenollevofueratantotiempo,peroJamiehacrecidovarioscentímetrosysecortó el pelo el año pasado. Lo lleva así desde hace meses y prontoalcanzaráenalturaaTyler.Losdossonmuchomásaltosqueyo.

—Sí, sí, vale—dice Jamie todavía con vergüenza. Desvía la vistahaciamí—.¿QuétaltefueporNuevaYork?

—Unapasada—digo.ReprimolasganasdeintercambiarunamiradacómpliceconTyler,memuerdoellabioymantengolosojosclavadosenJamie—.¿Hasllegadobien?

—Sí. Aunque me ha costado —contesta. Se mete la mano en elbolsillotraserodesusvaquerosysacaunjuegodellaves—.Acabéenelpiso de abajo primero, luego por fin encontré el camino hacia elaparcamiento.Lasindicacionesdemamánoeranmuyclaras.

—Oye—diceTyler, lanzándosehaciadelante.Learrebata las llavesdelamanoylaslevantaenelaire,escudriñándolasantesdevolveraposarlavistaensuhermano—.¿TeharegaladoelRangeRover?Lamadrequeteparió.Mamánuncamedejóconducirlocuandoteníatuedad.¿NodijoqueteibaacomprarunBMW?¿Dóndeestá?

—Es que destrocé el parachoques la semana pasada —reconoce

Jamie,bajando lamiradahaciael suelode la terminalmientrasel colorinvade sus mejillas—. Me comí una farola. Está en el taller de HughCarter,asíquedileaDeanquemelorepareymelodejebienbonito,yquemehagaunbuendescuento—bromea,peroniTylerniyonosreímos.

Intercambiamos una mirada de reojo y se nos congela la sonrisa.Tyler se pasa una mano por el pelo y suspira justo cuando suena unanuncioporlosaltavoces.Nospermitequedarnosensilenciounmomentosin que Jamie se pregunte por qué nos callamos. Tal vez deberíamosmencionarqueDeannoquierenivernosaTylerniamí,ynocreoqueniélni supadrevayanahacerledescuentos anuestra familia en el futuro,peronomepareceelmomentoadecuado.

—Venga, vámonos—diceTylermientras se coloca el tirante de subolsa de deporte en el hombro y empuja con suavidad a Jamie haciadelante, señalando con la cabeza la salida—. Quiero ver lo mal queconduces.

—Bastante mejor que tú —farfulla Jamie, pero lo dice sonriendomientraslequitalasllavesaTyler.

Lasbalanceaensudedoíndiceymedoycuentadequehayunafotoen la colección de llaveros que Ella ha ido añadiendo con los años. Esmuypequeña,sonTyler,JamieyChasedepequeños.Seguroquesemuerede ganas por ver a su hijo mayor. Ya me la puedo imaginar,probablementeestépaseandodearribaabajomientrasesperaaquellegue.

Loschicosseponenenmarcha.Tylerllevasubrazoporencimadelhombrode Jamie, y yo arrastromimaleta detrás de ellos. Suspiromuydespacioymedoycuentadequeestoysonriendodemaneracasitriste.EsdifícilasimilarqueTylerhayaestadofueraduranteunaño,ylaverdadesquenoestoyseguradecómohasidocapazdeaguantarsolotantotiempo.Claro,habíavueltoafumarhierba,peroyalohadejado.Esagradableverqueestáaquíotravez.Encasa.

—Sí, ya, ¿cuándome he comido yo una farola?—le dice Tyler aJamie; su tono es desenfadado y bromista—. Nunca, porque conduzcomejorquetú.

—¿En serio? —pregunta Jamie con aire sarcástico—. Porque tucochellegóanocheylehacenmuchafaltaneumáticosnuevos.¿Quécoñoleshashecho?

—Eso es culpa de Eden—murmura Tyler, echando un vistazo porencimadelhombro.

Mesonríeyyo le lanzounamiradaasesina,a lavezque ledoyunempujónenelhombro.

Nosdirigimoshacialasalidadelaterminal,cruzamosloscarrilesdeaccesoalparkingde la terminal6yseguimosaJamiehastaelpisomásbajohastaquevemoselcochedeElla.Estámetidoapresiónenunaplazamuy pequeña y Tyler chasquea la lengua con desaprobación mientrasJamieabreelmaletero.

—¿Qué?—Jamieexigeunaexplicaciónysecruzadebrazosagitado.Luegosedirigehacialapuertadelconductor.

—Aparcascomoelculotambién—comentaTyler.Tira subolsa en elmaletero, se da la vuelta y cogemimaleta, aún

sonriendo.Siguepesandounatoneladayyonisiquierapudesacarladelacintatransportadorasinsuayuda,yyalevantarlanidecoña,asíqueledoylasgraciasymesuboporlapuertatrasera.

TylercierraelmaleterodeungolpeantesdequeélyJamiesesubanalcoche.SelanzanvariaspullashastaqueJamieponeelmotorenmarchaycomienzaladifíciltareadebuscarlasalidadelaeropuerto.Dicemuchode él que se ofreciera a recogernos, porque yo me habría negado enredondo.Demasiadascarreterasenrevesadas.Demasiadofácilterminarenelbulevarquenoes.

No obstante, con la ayuda de Tyler, Jamie logra llevarnos hasta elbulevar Lincoln, y luego sigue recto en dirección norte hacia SantaMónica. Es la ruta más fácil para volver a la ciudad. Me relajo en elasiento de atrás, desplomada encima del cuero mientras miro por laventanilla. Me resulta extraño poder ver el horizonte. Es raro no teneredificios y rascacielos a nuestro alrededor. A estas horas el sol haempezadoadesaparecer,elcieloesdeunpreciosocolornaranja.LaradiosuenabajitodefondomientrasTyleryJamiehablanenvozbajadurantelamayorpartedelviaje,poniéndosealdíade lo sucedidodurante todounañoy riéndosecadapoco.Noentroen laconversaciónymeentretengojugueteando con el conducto del aire acondicionado para que me dédirectamenteen lacara.Luegocruzo laspiernassobreelasiento,cierrolos ojos y apoyo la cabeza en la ventanilla. Cuánta paz. Qué relax.California.

Veinte minutos después, justo cuando estamos llegando a SantaMónica,miatenciónsedesvíacuandooigoqueJamiedice:

—Tetengoquecontarunacosa.Peromástarde.

—¿Porquénome lodices ahora?—preguntaTyler.Abrounpocolosojos,sinmovermeniuncentímetro,yprestoatención.

—Porque…—dice Jamie, echándome un vistazo por el retrovisor,vuelvoacerrarlosojosalinstante,conlaesperanzadequecreaqueestoydormida—estáaquíEden.

—¿Y? —le dispara Tyler enseguida. Su tono ya no es suave, esmolesto—. A no ser que hayas dejado a tu novia embarazada o algoparecido, sea lo que sea me lo puedes decir ahora mismo. ¿De qué setrata?

Abrouna rendija lospárpadosparaecharunamiraditayveocomoJamiesegiraparamiraralacarretera,conambasmanosenelvolante.Sequeda callado y rígido un rato. Tyler se gira para mirarlo de frente,entornalosojosyespera.Muydespacio,loshombrosdeJamiesehundenmientrasrespirahondo.

—Sólo te voy a decir esto porquemamá no pensaba hacerlo, y yocreo que debes saberlo —dice. Parece nervioso y vuelve a hacer otrapausa larga. Por fin, mira directamente a Tyler, y entonces dice laspalabrasquemenosesperabaoír—.Papáhasalido.

Tylersequedaalucinado.—¿Qué?—Salióhaceunpardesemanas—diceJamieconvozdébil.Echounvistazoalretrovisoryveoquetieneelceñofruncido.Tyler,

sinembargo,seponepálidoysedesplomaenelasiento,dirigelamiradavacíahaciaelparabrisaseintentaprocesarlasnoticiasqueJamieleacabadedisparar.Laradiosiguesonando,lacanciónpopestáfueradelugarenelambientetensodelcoche.

Estavez sí que abro losojosdel todoyme incorporo.Yo tambiénestoyalucinando.Sabíaquesupadreestabaenlacárcel,peromelimitéaimaginármeloencerradoenunacelda.Loquenuncapenséfuequealgúndíalodejaríansalir,porqueunonopiensaeneso.Unonoseimaginaaesapersonacaminandopor lascallesotravez.Unonocreequeesapersonapueda volver a tener la libertad de hacer lo que le dé la gana. Uno nopiensaqueesapersonarecuperesuvida.Ésaeslapartequedamiedo.Yenlaquenadiequierepensar.

—¿Yahanpasadosieteaños?—preguntaTyler sinpodercreérselo.Se inclina hacia delante, tiene el cuerpo rígido. Pone una mano en elsalpicadero,sequitaelcinturónysevuelveparamiraraJamiedefrente

consusojosferoces—.Penséquesólohabíanpasadoseis—dicebruscoyenfadado—.¡Sólohanpasadoseis,hostia!

—Yahanpasado siete—masculla Jamie.Mira aTyler y luego a lacarretera. Intenta centrarse en conducir, pero la rabia de Tyler, queaumenta a cada segundo, se lo pone difícil—.Mamá apenas me cuentanada—continúa Jamie—,pero ¿te acuerdasdeWesleyMeyer?VeníadevezencuandoylollamábamostíoWes.—MirarápidamenteaTylerparacalibrarsureacción,peroésteselimitaaapretarlamandíbula—.Bueno,puesmamácreequepapáestáensucasa.

—¿Está en la puta ciudad? —bufa Tyler, y apaga la radio deinmediato.Sehaceelsilencioenelcoche,elúnicoruidoeselsonidodelmotor mientras continuamos hacia Santa Mónica, cruzando el bulevarPico—.¿Estáaquí?

Desdeelasientodeatrás,mesientoinútil.Nopuedohacernada,peroséqueTylerseestáponiendomásymásfuriosoacadasegundoquepasa,así que me incorporo y le pongo una mano en el hombro. Le doy unapretónparaquesepaqueestoyconél.

—Llévame hasta allí —ordena Tyler de repente, golpeando elsalpicaderoconelpuñodosveces,mientraslelanzaaJamieunamiradafirmeyalgoamenazante.

—¿Qué?—AcasadeWesleyMeyer.Ahora.—Tyler…—Jamie se encoge y niega con la cabeza—. No voy a

llevarteallí.—Muybien,entoncesparaelcoche.LedalaespaldaaJamieymirahaciaelotrolado,hacialapuerta,y

agarra lamanilla.Vuelveamirarasuhermanoporencimadelhombro,fulminándoloconlosojos.Sóloqueestavezesperaalgo.

—Novoyaparar—lediceJamie.Aprietaelvolanteconmásfuerzaaún.

—¡No estoy de broma, Jay! —gruñe Tyler, dándole otro golpe alsalpicadero,estavezconlapalmadelamano.Jamiesesobresalta,porquedaunrespingoyelcochegiraunpocohacialaderechaycasisesubealbordillo. Si no le hacen algún rasguño, seguro que por lo menos elsalpicadero del coche de Ella llegará a casa con algunas abolladuras—.Paraelputocoche.

Jamiegruñeyalfinalserindealapresión.Sedetieneal ladodela

acera,dejaelmotorencendido,abrelapuertayseapea.—Sabesqueestáshaciendounaestupidez,¿no?—diceentredientes.

Dándolepatadasalsuelo,rodeaelcoche.Tylerestáapuntodeabrir lapuerta,peroantesdequepuedasaltar

haciaafueraaprietosuhombroconfuerzacontraelrespaldodelasientopara impedir que semueva.Me quito el cinturón con la otramano,meinclinohaciadelanteporencimadelaconsoladelcentroyladeolacabezaparamirarlo.

—¿Quéestáshaciendo,Tyler?Ahoraquepuedomirarloalosojos,veolorabiosoqueestá.Partede

mínolopuedeculparporestarirritado,perotambiénmepreguntoquéleestá pasando por la cabeza. Sabiendo lo irracional que puede ser Tyler,estoyunpocopreocupada.Sobre todopor cómomemira, con losojoscentelleantesylamandíbularígida.Seniegaaresponderme,seencogedehombrosparasoltarsedemimano,abrelapuertadeunapatadaysebajaalaacera.

—¡Tyler! —grito, pero él ya ha salido del coche y está dando lavueltaparasubirseporelladodelconductor.

Jamie se sube al asiento del pasajero, da un portazo y se cruza debrazos,derrotado.Inclusoyofrunzoelceñoymedejocaerenelasientootra vez, y me quedo de brazos cruzados. No estoy segura de qué sesuponequedebohacer.

Tylersesubealcocheyseponealvolante.Tardaunossegundosenajustarelasiento,yluegoarranca.ElcochedeEllasalechirriandoporlacalle9,controladoporlafuriadeTyler,ycontinúaatravesandolaciudadhaciaelnorte.Intentoversusojosenelretrovisorunpardeveces,peronoleprestaatenciónenningúnmomento,asíquenosedacuentadequelomiro.

—Porestoprecisamentemamánoqueríacontartenada—diceJamie,alzandolasmanosexasperadocuandoTylersesaltaunstop—.Sabíaquetepondríastodoloco.

Tylernolecontesta,igualquenomecontestóamí,ycreoquetantoJamiecomoyoyanoshemosdadocuentadequenotienenadamásquedecir. Ninguno de los dos intenta hablar con él. Sólo intercambiamosmiradas de preocupación y nos encogemos de hombrosmientras Tylerconduce. Sabemos exactamente adónde se dirige, y sin embargo nopodemoshacernadaalrespecto.Inclusodagolpecitosconelíndiceenel

volanteamedidaquelarabiasiguecreciendodentrodeél.Yenmenosdediezminutos,elcocheavanzaapasodetortugahacia

el este por la avenidaAltamientras Tylermira de izquierda a derecha,buscando.Clavalosfrenosenelcrucedelacalle25,sumiradaasesinaseposa sobre una casa en concreto. La que está delante de nosotros, deladrilloblancoytejadorojo.EsladeWesleyMeyer,seaquiensea,loquesignificaquetambiénesdondeviveahoraelpadredeTyleryJamie.Yporesoestamosaquí,claroestá.Porsupadre.

Tyler apaga elmotor, y el silencio se instala en el cochemientrasmiralacasafijamente.Ynohacenadamás.Selimitaamirarlamientrasrespiracondificultadycontrae lamandíbulaunayotravez.Escomosiestuviese discutiendo consigomismo para decidir si debería bajarse delcocheono.

—¿Yahoraqué?—preguntaJamiedespuésdeunminuto,rompiendoel tenso silencio—. ¿Vas a plantarte en la puerta y decirle que lo odias?¿Soltarleunpuñetazo?¿Darleunapaliza?

Tyleraprietalosdientesyacercasucarainclusomásalaventanilla,lomáslejosposibledelamiradaasesinadeJamie.

—Noloentiendes—bufa,yelcristalsellenadevaho.—Oye—diceJamieconrapidez,sacudiendolacabezaaunqueTyler

nisiquieraloestámirando—,¿creesqueyonotengoganasdereventarlela cara por ti? Pero a ver, piénsalo bien. ¿De qué serviría? Es unachorrada,yamamáledaríaunataquedenerviossisellegaaenterardequelohasvenidoaver.

Lo que está diciendo Jamie tiene mucho sentido, pero sólo pareceempujaraTyleraseguirconsuplan,ysebajadelcoche.Abrelapuertayseapeajustocuandoestoyabriendolabocaparadeciralgo,yentoncesyotambiénme bajo de un salto. Ahora ya es casi un acto reflejo lo de irdetrásdeTyler,yrodeoelcochealacarreraymeplantofrenteaélenelcésped.Lepongolasmanosensupecho,loempujoconfuerzaylohagoretrocederunospasos.

—Jamietienerazón—digo—,nolohagas.—Quierohacerlo.Todavía tiene una mirada aterradora en los ojos. Ya no estoy

acostumbradaaverla.Hacedosañosloestaba.Ahoranotanto.Ynoesél.Tyler perdió esa hostilidad hace tiempo, y la cambió por todo el buenrolloqueentróensuvidaalusarsupasadoparaayudaralosdemás.Sin

embargo, ahora parece que todo eso hubiera desaparecido.Ha vuelto lairritación.El niño de expresión dura y ojos feroces, el niño que pasabacadasegundodeldíaodiandoasupadreestádelantedemí.

—¿Porquécojonesnodeberíahacerlo?Eigualqueentonces,hagotodoloquepuedoparaayudarleaescoger

lomejorparaél.Yahoramismo,tienequealejarsedeestacasaantesdehaceralgodeloqueluegosearrepentirá.

—Porque llevas casi dos años bien —susurro. Mis manos siguenpegadasasupecho,asíquepuedosentircomosucorazónlateaceleradodebajodemispalmas—.Porfavor,novuelvasameterteeneste líootravez.Miraloquetehizopasarantes,Tyler.Aléjatedeélylisto.

—Eden—dice Tyler despacio, con los dientes apretados. Ponemismanosentrelassuyas,sinapartarlasdesupecho.Sucorazónparecelatiraúnmásfuerteysumiradasesuavizaduranteunsegundo—.Quieroquemevea.Sóloquieroplantarmedelantedeélporprimeravezdesdehacesieteaños.Quieroquesepaquelacagó,porqueyanopuedeformarpartedenuestrasvidas.Nidelamía,nideladeJamie,nideladeChasenidelade mamá. A todos nos va perfectamente sin él. Quiero que lo sepa.—Agacha la cabeza, suspira y me aprieta las manos. Tras un momento,levantalavistaotravez—.Ytalvez,soltarleunpuñetazoodos.

—Loentiendo—digo,envozbaja.Tengomiedodequesihablamosmás alto, su padre nos escuche desde dentro. Eso es si está en casa—.Comprendo que quieras enfrentarte con él. No te culpo. Pero, Tyler,piénsalobien.¿Quépasarásipierdes lacabezacuando loveas?Yaestásenfadado,esmejorquelodejesestar.Porlomenosporhoy.Puedestratarcon tupadreenotromomento.Primero tienesqueasimilar la situación,¿vale?

Tyler echa un vistazo hacia la casa por encima de mi hombro. Laestudia durante un rato, sus ojos reflejan mogollón de emociones. Nopuedodescifrarloqueestásintiendo.Cambianademasiadavelocidad.

Relajalamandíbula,tragasalivaymevuelveamirar.—Vale—susurra.Sueltamismanosyllevalassuyasamicara,rodea

mismejillasconsuavidadymelevantalabarbillaparaquelopuedamiraralosojos—.Vale.

Cierra losojos,seacercaamí,presionasus labioscontra losmíosconsuavidadylentitud.Mequedoflipandounafraccióndesegundo:estácompletamente fuerade lugar enmediode su rabia.Noestoy segurade

por quéme ha besado, si es para buscar consuelo o seguridad o ambascosas, pero sí sé que está claro que se ha olvidado de que no estamossolos.

Mientras me inunda el pánico, retrocedo al momento. Separo mislabiosdelosdeTyler,loapartodemíconunleveempujónydisparomimiradahaciaelRangeRover,quesigueaparcadoenlacalle.Atravésdelparabrisas,nuestrohermanonosmiraparpadeando.

30

Jamie conduce en silencio. Otra vez está al volante, sus labiosapretados formanuna línea recta.Susojosnoseapartande lacarretera,nonos echaniunvistazoni aTylerni amí.Nopuedodescifrar si estáaturdidoofuriosooambascosas.Seacomosea,suexpresióndejaclaroque lasnoticiasno lehan sentadomuybien.TalvezTylerpodríahabersidomenosdirectocuandoledijoanuestrohermanolaverdad,ytalvezyopodríahabermeesmeradomásenlaexplicación,porqueahoraJamiesólo parece asqueado. No obstante, la nueva movida que tenemos entremanos ha sido suficiente para distraer a Tyler y lograr que volviera alcocheysealejaradelcéspeddeWesleyMeyer.

Otravezestoyenelasientotrasero,mordisqueándomeconansiedadel labio inferiormientras toqueteoelcinturónymesiento,unavezmás,muertadevergüenza.LacaradeascodeJamieporlaideadequeTyleryyo estemos juntos nome da lamásmínima esperanza a la reacción denuestrospadres.Sinuestrohermanodedieciséisañosnopuedetolerarlo,entonces dudo mucho que papá y Ella sean capaces de aceptarnos. Porsuerte, todavía no vamos ahora verlos. Vamos a casa de mi madre. Levamosadarlanoticiaaellaprimero.FueideadeTyler.Íbamosaesperarhastamañana,peroahoraqueJamielosabe,esmejorcontárseloalrestodelafamiliaestanoche.Cadasegundoquepasa,sientomásymásnáuseasdesólopensarlo.Yahallegadoelmomentodelaverdad.

Eltrayectoacasademamásóloduraalgunosminutos.Jamieaparcaelcochedetrásdelmíoenlaacera,noapagaelmotorysiguecallado.Nodice ni una palabra, tampoco aparta las manos del volante. Sólo mirafijamenteatravésdelparabrisasconlosojosentrecerrados.Tylersíquemira a su hermanodurante un largo rato, intentando captar su atención,peroesinútil.Alfinal,melanzaunamiradaamíyseencogedehombros,haciéndomesaberqueeselmomentodebajarnos.

Mequitoelcinturónymeapeodelcocheaturdida.Tengoloslabios

fruncidos, más que nada porque me siento increíblemente culpable. Nopuedoevitarlo.TyleryJamiesiemprehanestadomuyunidos,muchomásqueconChase,yraravezdiscuten.PeroahoraJamieparececabreado,yyo siento que es culpa mía. Este ambiente tan tenso no estaríaahogándonos si yo no me hubiera enamorado de Tyler. Lo único quepuedohacerahoraesesperarqueselepaseprontoelcabreoaJamieyqueloentienda,igualqueconRachael.PeronimeplanteoqueDeanalgúndíaaceptelomíoconTyler.Meestaríaengañandoamímismasicreyeraqueesoesposible.

Cierrolapuertaconsuavidaddetrásdemíyrodeoelcochehaciaelmaletero,dondemeencuentroconTyler.Yahasacadomimaletayladejaen la acera, tiene una expresión dolida mientras intenta sonreír paraconsolarme. No hace que me sienta mejor, porque su expresión no essincera.Tylerestátanpreocupadocomoyo.

Se pone el tirante de su bolsa de deporte en el hombro, cierra elmaleteroyvuelvearodearelcoche.Sedetienealladodelaventanilladelconductor y da dos golpecitos con los nudillos en el cristal. Jamie nireacciona, pero cuando se da cuenta de que Tyler no tiene intención deirse,decidebajarlaventanilla.JamiemiraasuhermanoporprimeravezdesdequedejamoslacasadeWesleyMeyer.

—Notardaremosenllegaracasa—murmuraTylerconsuavidadylamirada tierna mientras intenta que su hermano se apiade de él—. Asíque…nodigasnada.Por favor.Se lovamos a contar amamáy apapánosotros mismos. —Baja la cabeza, deja escapar un suspiro y luegolevantalavista—.¿Vale?

Jamie no reacciona, así que no podemos estar seguros de si saldrácorriendoacasaadarleslanoticiaanuestrospadresono.Loúnicoquehaceesmirarhaciaotroladoysubirlaventanilla.ObligaaTyleraretirarlasmanosdelapuertayaretroceder;frunceelceñoigualqueyo.LosdosmiramoscómoJamiesealeja,yelRangeRoverdesapareceporlaesquinaunmomentodespués.NosécómosesienteTyler,peroyoestoynerviosa.

—PuesquebienquenoshaidoconJamie—diceTyler.Cuandosegirahaciamí,veoquesuslabiosdibujanunasonrisatriste.

Y sin embargo, es cálida y casi traviesa, lo cual ya hace queme olvideduranteunsegundodequeestamosapuntodeentrarenmicasaydecirlelaverdadamimadre.

—Sí—digo,subiéndomeeltirantedelamochilaunpocomássobre

el hombro—. No creo que besarme delante de él haya sido la mejormaneradedarlelanoticia.

Pocoapoco,Tylersonríe.—Culpamía.Mientras pongo los ojos en blanco, saco el asa de mi maleta y

comienzo a arrastrarla por el sendero hacia la puerta de casa.Tylermesigue, tan cerca que puedo oír su respiración, y justo cuando pone sumano donde acaba mi espalda, la puerta se abre de un tirón. Aparta lamanodeinmediato.

—¡Yaestásencasa!—gritamamámientrasselanzaporelumbral,ycaminaatodavelocidadhaciamí.

Enunafraccióndesegundomerodeaconternuraconsusbrazos.Meabraza tan fuerte queme damiedo queme corte la respiración, y justocuandoestoyapuntoderetorcermeparaescapardeella,escuchounfuerteladrido.PorencimadelhombrodemamáveoqueGuccisaledandoboteshaciamíconlasorejaslevantadas.Sucolasemueveconrapidez,traelalengua fuera.Aprieto los ojos yme preparo, esperando elmomento enquesufuertecuerpometirealsuelo,yesoesexactamenteloquesucede.Saltaapoyándoseenlaspatastraseras,apoyalasdelanterasenmipechoyentoncesmesueltodelosbrazosdemamá.MetambaleohaciaatrásporelpesodeGucci,peronoaterrizoenelsuelo.Tylermeagarraantesdequemecaiga,chococontrasucuerpoylosdosnosdesplazamoshaciaatrás.Gucciporfinsebajayseapoyaensuscuatropatas.

—PorDios—digo,sacudiéndomelospelosmientrasTylermeayudaarecuperarelequilibrio.

Porsuerte,Gucci desvía suatenciónhaciaTyler,peromientrasellarodeasuspiernasconentusiasmoyolfateasusbotascongranestruendo,su cola no para de golpearme las rodillas, así queme aparto de ellos yarrastrolamaletahaciamamá.

—Sepasótodaunasemanallorandocuandotefuiste—diceconunacarcajada,abrazándomedenuevo.Estavez,esunapretónbreve,ydaunpasohaciaatrásparaecharmeunvistazo—.Peroyoteheechadomuchomásdemenosqueella.Estoymuycontentadequehayasvueltoacasasanaysalva.

Pongolosojosenblancoyniegoconlacabeza.—Sí,aquíestoy.Viva.Inclusodespuésdehaberviajadoenelmetroy

de haber paseado porManhattan sola y de haber ido alBronx—añado,

conunasonrisaprovocadora.Mamáponecaradehorror.—¡Tyler!Tyler levanta lavista,mientras rascaaGuccidetrásde lasorejas,y

ladealacabezaparamiraramimadre.—¿Eh?—¿Llevasteamihija alBronx?—pregunta,pero sabemosqueestá

debroma.Secruzadebrazosconexpresiónseveraydagolpecitosconelpieenelsuelomientrasesperaunarespuesta.

—Losiento—sedisculpaTylerconunasonrisa,dándolepalmaditasen lacabezaaGucci antesdeenderezarse.Susojos, su sonrisay suvozson inocentes—.Fueparaverunpartidodebéisbol.Peroapartedeeso,creoquelacuidébien.

Susojosseencuentranconlosmíosylasonrisaseleagranda.—Meconvencisteparaquemesentaraenelbordedelaazoteadetu

edificio—señalo.Daunsaltohaciadelante,me rodeaconelbrazoyme tapa laboca

consuavidadconlamano.—Shhh.—Encogiéndose de hombros, se ríe con nerviosismo y le

lanza otra sonrisa amamá, ese gesto que hace imposible que te enfadesconél.

—Ay,Tyler—dicemamáriéndose.Niegaconlacabeza,dejaescaparunsuspiroy loestudiaconunbrillo tiernoenel rostro—.Bienvenidoacasa.Seteharáraroestardevuelta,pero,venga,entradycontádmelotodosobre Nueva York. —Dando palmas, silba una vez y grita—: ¡Gucci!¡Adentro!

Nuestra perra hiperactiva responde dando saltos y entra en la casa.Mamálasigue.

Ni Tyler ni yo nos movemos un centímetro, y cuando mi madredesaparece,megirohaciaélyrespirohondo.

—Entonces,¿enserioselovamosadecir?—preguntoenvozbaja.—Desde luegoquesí—diceTylersin titubear.Rodeamishombros

consubrazo,meatraehaciaélyponeloslabiosenmisien—.Esperoquetumadrenoestémirandoporlaventana—susurra.

Lomirodereojoyveoqueestásonriendo.Mesueltodesubrazoconuna carcajada y lo aparto de un empujón. Cojomimaleta y la arrastrohacialapuerta.MealegrodequeTylertodavíaseacapazdeestardebuen

humor,porquehacequetodoparezcamenosabrumador,ymealegrodequeyanoestépensandoensupadre.Estoyencantadaporquetodopareceirbien.Dentrodediezminutos,nosésimeseguirésintiendoigual.

Tyler me sigue hasta la casa y cierra la puerta detrás de nosotros.Inmediatamente noto el olor a canela. Se me arruga la frente depreocupaciónalpensarquemamáestáintentandohornearalgo,sueltolamaletaenlapuertayarrastrolospieshastalacocina.Estudiolaencimerabuscando algún bizcocho catastrófico y deformado.Antes de que puedaencontrar nada, mamá viene por el pasillo con Jack a su lado einmediatamente dejo de revolver en los armarios. Noto que Tyler estáponiendolosojosenblanco.

—Y bien, Eden —me pregunta Jack mientras me sonríe con susdientesblancosybrillantes.Almismotiempotoqueteaelcierredesurelojdepulsera,ymedoycuentaporsupeloalborotadoyhúmedodequedebede haber salido ahoramismo de la ducha—. ¿Qué tal te fue porNuevaYork?

—Genial—respondo,peromiatención sehadesviadoa lasmanosde mamá. Las miro con intensidad para asegurarme de que no hayasucedidoalgograndemientrasheestadofuera.Perono.Todavíanohayanillo.Suspiro.

Mamásevuelvehaciaélyapoyalamanoensubrazoconunasonrisacálida.

—Parecéisunpococansados.¿Osapeteceuncafé?—Noslanzaunamirada cargada de intención—. Tenéis pinta de que os vendría bien unpocodecafeínadelabuena—nosdice.

—Ya voy yo —se ofrece Jack, acariciándole el hombro antes depasaramilado,parallegaralacafetera.

—Notepreocupes—digoconrapidez.LelanzounamiradaaTyleryasiento con la cabeza, justo antes de volver amirar amamá—.No nosvamosaquedarmuchorato.TodavíanohemosvistoniapapániaElla,así que tenemos que pasar por su casa. En realidad, mamá, ¿podríassentarteunsegundo?Tútambién,Jack.

Creoqueeltononerviosodemivozlesdejabastanteclaroalosdosque deberían preocuparse, porque justo cuando las palabras salen demiboca, ésa es la cara que ponen. Se les borran las sonrisas y enarcan lascejasconsospecha.Intercambianunamiradacautelosayluegomesiguenhastaelsalón.

—Ay, Dios —gime mamá, apretándose las sienes con las manosmientrasmesigue.InclusoGuccivuelvedandobotesdesdeelotroladodela casa como si viniera a escuchar las noticias, rozando las piernas demamámientrassesienta.Jacksecolocaasulado—.¿QuépasóenNuevaYork?¿Quéhiciste,Eden?

Cuando le echo una ojeada a Tyler, éste me ofrece una pequeñasonrisaparadarmeseguridad,yahorasíqueessincera.Sequitalabolsadelhombroydejaquecaigaalsuelo,yluegoseponeamilado.Colocalamanoenlapartebajademiespaldaymellevahaciaelsofáenfrentedemamá,ylosdosnossentamos.CuandolevantolamiradayveoamamáyaJackmirándomeconojosrecelosos,larealidadmegolpeadelleno:deverdadestamosapuntodeconfesarlaverdad.Yalohemoshechoantes.Selo contamos a Snake —o mejor dicho, se lo demostramos—, perodecírseloanuestrospadresesdistinto.PapáyEllasonlosqueimportan,porque son nuestros padres, pero decírselo amamá también es un granpaso.

—¿Eden?—presionamamá.Con ansiedad se arregla losmechonesdepeloquesehansoltadodesumoño—.¿Quépasa?Meestásasustando.

Séquesimequedocalladamástiempo,esmuyprobablequemamásaque conclusiones precipitadas. Pensará que he cometido un asesinato.Pensará quehe asaltadounbanco.Pensará que he quebrantado todas lasleyesde lahumanidad, asíque séquedeboempezar ahablar enseguida.Tylerparecenotarmi temor,porquese inclinaunpoquitohaciadelante,pone su mano en mi rodilla y me la aprieta para sacarme del trance.Muevolosojoshaciaelladoparamirarlo,yélmedevuelvelamiradaatravés de sus pestañas, abriendo la boca como si fuera a hablar pormí.Peroporsuertenolohace.Sóloasienteconlacabeza.Losdossabemosque tengoque seryo laque lediga laverdadamimadre,yesperoquehableTylercuandotengamosquecontárseloapapáyaElla.

DesvíomimiradahaciaGucci.Ahoraestádespatarradaenelsueloalos pies de Jack, respirando profundamente. Me trago el nudo de lagargantaysueltoelairequeheestadoaguantando.

—Loquequeremosdecirosesmuyimportante—comienzo,todavíamirandoa laperra.LamanodeTylernosehamovidodemi rodilla—.Asíque,porfavor,nooscerréisenbanda.

—Eden—dicemamá—.¿Quéestápasando?Levantolavista.Sehacruzadodebrazos,suexpresiónesmássevera

que preocupada. Incluso Jack parece un poco exasperado, como si mimanera lentade revelar laverdad losestuviera torturandoa losdos.Nopuedohacerlodeotraforma.Esdifícilsacarlaspalabras.Tylermeaprietalarodillaaúnmásfuerte.

—Vale—digo,más que nada para convencerme de que puedo conesto.Semerevuelveelestómagocuandointentomiraramamáalosojos,es difícil.Tengomiedode que de aquí a unosmomentos ambos sientanascoydecepción—.Vale—digootravez.Respirohondo,clavolavistaenelhombrodemamáymeobligoapronunciarlaspalabrasquesiemprehetemidotenerquedecir.Sólotrespalabras.Asídesimple,eslamaneramásfácildeverbalizarlaverdad.Entoncesmurmuro—:QuieroaTyler.

Se hace el silencio.Mamá y Jack se quedan mirándome fijamente.Quieroquediganalgo.Cualquiercosa.Frustradaporlafaltadereacción,miroaTylerenbuscadeayuda,peroestáfrunciendoelceñoynisiquierapuede intentar consolarme.Me giro haciamamá y como para enfatizarmis palabras, pongo mi mano encima de la que tiene Tyler sobre mirodillaymeacercomásaélenelsofá.Igual,ningunareacción.

—O sea, que estoy enamorada de él —aclaro. Mamá ni siquierapestañea—. Este Tyler, él—añado señalando a Tyler con el dedo paraaclararlascosasdeltodo—.Mihermanastro.

Porfinmamáseparaloslabios.EllayJackintercambianunamirada.Espero que explote, que exija una explicación de mis sentimientosirracionales,peroenvezdeeso,ledaunempujónaJackenelhombrodemanerajuguetona.

—¡Medebessetentapavos!Jack se queja, pero se está riendo, y mamá sonríe, y lo único que

puedo hacer es quedarme flipada. Ahora soy yo quien espera unarespuesta.InclusoTylersefrotalamandíbula,intentandocomprenderporquéestaspersonasseestánriendo.Riendo.Talvezmamápiensequeestoydebroma.Talvezcreaqueesunchiste.

ApartomimanodeladeTyler,negandoconlacabezaconfundida.—¿Mamá?SumiradasedesvíadeJackhaciamíotravez,dejadereírperosigue

sonriendo.Mientrassuspira,sushombrosserelajan.—Hicimos una apuesta —reconoce—. Cincuenta a que había algo

entrevosotros—continúa, asintiendocon la cabezamientrasnosmira aTyleryamí—,yotrosveintepavossinoslodecíais.

—¿Qué?—respiro incrédula. InclusoTyler se ríe,peroyosigosinentendernada.Noestoyseguradeloqueestápasando.Nocomprendoporquénomeestánechandolacharla.

—Eden, por favor —dice mamá, poniendo los ojos en blancomientras se agacha para rascar a Gucci detrás de las orejas—. Soy tumadre.Medoycuentade todo loque tepasa, sobre todopor lamaneracomo lo miras—murmura, levantando la vista de la perra un segundoparasonreíraTyler—.Siemprepenséqueeramuyparecidaalaformaenque miras a Dean. —Justo entonces, hace una pausa y se endereza. Susonrisa flaqueay la frente se le llenadearrugasmientrasuna idea se lepasaporlacabeza—.Eden…¿yDean?

Semeencogeelpechodesólooírsunombre.Laculpa todavíameasfixia.HeintentadonopensarmuchoenDean,peroesdifícil.Nopuedoignorarquelehehechodaño.Labilismesubeporlagarganta,perotragoconfuerzaydejoescaparelaire.

—Yalosabe—murmuroenvozbaja,incapazdemiraramamáalosojos—.Lohemosdejado.Nosodia.

—Ay, Eden—dicemamá frunciendo los labios con empatía. Tienequenotarcomomecambia lacarayseguroquetambiénve laformaenqueTylerme acaricia elmuslo como si intentarahacerme sentirmejor,porqueellanosmira frunciendoelceñoantesdedecir—:LosientoporDean.Eraunchicomuymajo.—Suspalabrasmedanganasdeecharmeallorar,ydebedenotarlo,porqueenseguidaintentaaligerarelambientealpreguntar—:¿AsíqueapartirdeahoracuandoveaaLizenlatiendatengoqueofrecerlelasonrisade«miniñaleharotoelcorazónatuhijo»?¿Opreferiríasqueagacharalacabezaysiguieracaminando?

—Mamá —digo con cara de pocos amigos—, ponte seria. ¿Deverdad no te importa?—Sólo para aclararlo otra vez,muevo la cabezaseñalandoaTyler.

—Aver, no es lo ideal—reconocemamá—,peroque sepas que sisiguesadelanteconestonoseráfácil.Vasaencontraragentealaquenoleharánipizcadegracia.Vasatoparcongentequenoteapoyará.Peroamí no me importa. ¿Quién puede culparte? —Le dirige una sonrisaresplandecienteaTyler,susojosbrillanmientrasasienteconlacabezaymelanzaunamiradacómplice.Escasiaterrador,dehecho,porque tienecomocuarentaaños.

—¡Mamá! —exclamo con la respiración entrecortada, muerta de

vergüenza.Tyler está un poco sonrojado y se ríe entre dientes. Y como para

reforzar el comentariodemamá, susojos seven algo ardientes.Nomesorprenderíaqueloestuvierahaciendoaposta.Asíesél.

Jackledaunapalmaditaenelmusloamamáyseponedepie,niegaconlacabeza,perolohaceenbroma.

—No sé vosotros, chicos, pero yo necesito un café. Karen, no teacerquesalosmenores.

Leguiñaunojo,rodeaelsofáysedirigealacocina.Gucciselevantaylosigue.

Mamálomirayponelosojosenblanco,yluegosereclina,ycruzalaspiernas.

—EntoncessupongoquenoselohabéisdichoatupadreyaElla.—Todavíano—respondeTylerpormí, sentándose en el bordedel

sofá mientras se inclina un poco hacia delante. Se aclara la gargantaporque lleva callado un buen rato—. Eso es lo siguiente que vamos ahacer.

—Soismuyvalientes—dicemamámientrasdefondoseoyeque lacafeteraseponeenmarcha—.Buenasuerte.

—La necesitaremos—digo sonriendo.Aparto lamano deTyler demimuslo,melevantoycojolasmanosdemamá.Lalevantodelsofáylaabrazo con fuerza. Me acepta. No creo que jamás me acostumbre a logenialqueesquenoterechacen—.Gracias,mamá.Deverdad.Gracias—susurro.Hundolacaraensuhombromientrasaprietosucuerpocontraelmío.

—Paramítodoloquedecidasestarábiensiempreycuandotehagafeliz—medice.Cuandoseapartademíydaunpasoatrás,piensoqueestáapuntodesonreír,peroentoncessuexpresióncambia.Cogemimuñeca,yexaminalasletrasamediocicatrizarenmipiel—.¿Quénaricesesesto?

Sonrío y retiro la muñeca de su mano. Me doy la vuelta a todavelocidad y alcanzo aTyler.Cojo sumano y lo levanto de un tirón delsofá.Creoquecasiledislocoelhombroalhacerlo.

—¡Perdona,mamá,perotenemosqueirnos!—digotirandodeTylerhacialapuerta.

Lo suelto, entro con prisa en la cocina para coger mis llaves delganchodelapared,ycasimetropiezoconGuccialhacerlo.Jackmemiraconlascejasenarcadas,peroyomeencojodehombrosysalgocorriendo

haciaTyler,queestácogiendosumaletadelsuelo.—¡Eden!—gritamamá,peroyoyahesalidoporlapuerta.—¡Tu niña es demasiado temeraria! —grita Tyler hacia la casa,

riéndoseconganasalavezquecierralapuerta.Todavía se está riendo mientras corre para alcanzarme, tiene los

labios húmedosy los ojos suaves.Ningunode los dos esperabaque losúltimoscincominutos fuerana ser así.Nocreíamosque fuera a ser tanfácil.

—Yacontinuación—digo,imitandolavozdeuncomentaristadelatelevisión—lahoradelaverdad.

Abroelcoche,corrohaciaelladodelconductor,mesuboyenciendoelmotor.Mesientounpocoraraalvolantedemipropiococheotravez.

Tylerlanzasubolsaenelasientodeatrásantesdesubirsealasientodelacompañanteconunasonrisatorcidaenlacara.

—Piensa que es la última vez que tenemos que hacer esto —dicemientrascierralapuerta.

—Poresonopuedoesperar—leconfieso,porquetienetodalarazón.Despuésdeque se lo contemos anuestrospadres, yano tendremos

queconfesar laverdadanadiemás.Todas laspersonasque importan losabrán. Basta de secretos. Sólo pensarlo me hace sonreír mientrasmaniobro para sacar el coche a la calle, y empezamos nuestro brevetrayectoacasadenuestrospadres.

—Porcierto—añado—,estaveztetocahablarati.Tyler se ríe otra vez, echándose hacia atrás en el asiento mientras

ponesumanoenmimuslo.Creoquelohacedemaneraautomática,peroamímedistraemuchísimo.

—Ningún problema —me dice—. El que más me preocupa es tupadre.Yameodiabastante.Esperaaquesepaquemeheacostadoconsuhija—seburla.Aprietamimusloconmásfuerza,yyocasichococontrauncocheaparcado.

—Sí, casi mejor no se lo menciones, por favor —murmuro,lanzándoleunamiradadeadvertenciaalavezquerecuperoelcontroldelcoche.

Peroélsonríe,yyotambién.Losdossabemosquepapámemataríasi se enterara. A papá nunca le gustaba que pasara la noche en casa deDean,yDeanlecaíabien.

—Entonces¿cómotegustaríaqueselodijera?—mepreguntaTyler,

poniéndosedeladoparamirarmedefrentemientrasconduzco.Tieneunaexpresión casi bobalicona en la cara, se aclara la garganta de maneramelodramáticaygesticulatodopomposo—.SeñorMunro,¿puedoabusardeunminutodesureverendísimotiempoparainformarledequesuúnicahijameponemogollón?,y,porcierto,yanoesmenordeedadypuedetomar sus propias decisiones—dice, con voz solemne y adoptando untono sofisticado—. Además, David Munro, su testaruda y persistente einteligenteypreciosahijatieneunculoquetecagas.

GirohacialaavenidaDeidremientraspongolosojosenblanco.Estáapuntodereírseacarcajadas,peroseestáaguantando.

—¿Ybien?—pregunta—.¿Creesquelegustará?—Tampoconospasemos—digo.Tylerporfindejadebromearysueltalacarcajadaquesehaestado

aguantando. Yo no puedo dejar de pensar en lo agradable que es esto.Compartir unas risas. Me gusta que podamos convertir la situación enalgodivertido,aunquenoloseanidelejos.Además,estamosasólounosminutosdelacasay,sinembargo,noestoynadanerviosa.

Segundos después, pasamos por delante de casa de Dean. Esimposibleignorarqueelambienteenelcochesevuelvedenso.Tyleryyomiramoshacialacasaalmismotiempo,noapartamoslavistahastaqueladejamosatrás.ElcochedeDeanestáaparcadoenlaentrada.Ytambiénlacamioneta de su padre a la queDean y yo le hicimos polvo las ruedas.ComosiTylersesintieraculpable,retiralamanodemimuslo.

—¿Creesqueestáencasa?—preguntaenvozbaja.—Nolosé—respondo.Trago saliva condificultad, vuelvo a fijar la vista en la carretera y

sigoconduciendo,apretandoelaceleradorconmásfuerzaparaalejarmede la casa de Dean lomás rápido posible. Reprimo las ganas demirarhacia atrás por el retrovisor. Sólo sigo conduciendo.A partir de ahora,tendréquebuscarotro trayectoentre lacasademamáy ladepapá.UnoquenopasepordelantedecasadeDean.

Yasonlasnueveypicoyelcielosigueoscureciéndose,peronuestracasa está bien iluminada cuando aparco detrás del coche de Tyler en laacera. El Lexus de papá y elRangeRover deElla ocupan la entrada decoches como siempre, así que tenemos que aparcar en la calle. Falta elcochedeJamie,porsupuesto,porqueleestánarreglandoelparachoques.

—Parecequeestánencasa—digodecoña,señalandoconlacabezaa

través del parabrisas. Todas las luces están encendidas, y la casa pareceunabombillagigante.Inclusolahabitaciónenlaqueduermocuandomequedo está iluminada, lo queme estresa un poco.Me pregunto por quédemonioshabránencendidolalámpara.

—Yosólomealegrodequemibebéhaya llegado sanoy salvo—diceTyler.

SeñalasuAudi,sonriendoconsatisfacción.Luegoabrelapuertaysebaja del coche. Coge su bolsa del asiento de atrás y, sin esperarme, sedirige hacia su coche y lo rodea, probablemente para buscar cualquierarañazo sospechoso que puedan haberle hecho durante el viaje de unacostaalaotra.

Suspiro, apago el motor y me bajo de mi coche, que parece unabasura comparado con el de Tyler, y luego miro a la casa y a mihermanastro.Ahoraestoyempezandoaponermeunpoconerviosa.

—¿Qué,vienes?—Voy—diceTyler,algoido.Se coloca el tirante de la bolsa por centésima vez hoy, le da una

palmaditaalcapódesuadoradococheyluegocaminahaciadondeestoyyo,enelcésped.Pocoapoco,sus labiosdibujanunapequeñasonrisa,yexactamente al mismo tiempo nos damos la vuelta para mirar hacia lacasa.

Ladoalado,estamosapuntodeenfrentarnosanuestromayormiedodelosúltimosdosaños.Hasidounlargoviaje,difícildesdeelprincipio,pero es un alivio saber que por fin está a punto de terminar. Al finalnuestros padres lo tenían que saber.Nos ha llevado dos años aceptar laverdadyarmarnosdevalorpara reconocerloante laspersonasquemásnosimportan,yahoraqueelúltimoobstáculoestádelantedenosotros,esimposibledarmarchaatrás.

Tylersuspiraamilado,ysumanoencuentralamíayentrelazaconfuerzamisdedosconlossuyos.Intercambiamosunamiradadereojo.Losdossonreímos.

—Vamosaporello—dice.

31

Comosiempre,lacasahuelealavanda.EslamarcadeElla.Cuandollevasuntiemposinvenir,siemprelonotasmáscuandoregresas.Tyleryyo nos acercamos despacio al pasillo, pero nos quedamos al pie de lasescaleras. Echamos un vistazo hacia el salón, no parece haber nadie,aunquelateleestáencendida.

Tylerdejacaersubolsaenlasescalerasyrelajaloshombrosantesdeaclararselagargantaygritar:

—¡Yaestamosencasa!Esperamos durante algunos segundos. Se arma un gran escándalo

cuandoEllasalecorriendodelacocinaalmismotiempoqueoímospasosen la planta de arriba, pero lamadre deTyler es la primera en llegar anuestro lado.Empieza a llorar antesdehaberdichoni palabra.Conunagransonrisaenlacara,seabalanzasobreTylerylorodeaconlosbrazos,apretándolocontrasucuerpo.Élesmuchomásalto,peroEllalepasalasmanosporelpelomientrasélledevuelveelabrazo.Losobservoconunapequeñasonrisaenloslabios,queestristeyalegrealmismotiempo.EllayTylersiemprehantenidounvínculoespecial,ysédeprimeramanolomuchoquehaechadodemenosasuhijoduranteesteaño.Hablabadeéltodoel tiempo.Mencionaba loorgullosaqueestabadeél.Preguntaba sillamarlocincovecesaldíaerademasiado.Papáamenudoponíalosojosen blanco y se marchaba de la habitación. Yo me quedaba. Siempre ledecíaqueyotambiénechabademenosaTyler.

Elladaunpasohaciaatrás,rodeándolelamandíbulaconsusmanosmientraslevantalamiradaparaobservarloconamordeverdad.

—¡Estás aquí! —Rebosa de felicidad, las lágrimas se le siguenescapandodelosojos,lecubrelacaradebesos.

—Mamá,va—diceTyleralmismotiempoquegira lacabezahaciaunlado.Alcanzandosusmuñecas, leretira lasmanosdesucaraysueltaunacarcajada—.Déjameenpaz.

Ella resuella, su sonrisa muestra algo de vergüenza y se seca laslágrimascon lospulgares.Está justoapuntodeabrir labocaparadeciralgo cuando Chase sale de la cocina, pero Tyler ni siquiera llega areaccionar a la presencia de su hermano, porque de repente nuestraatenciónsedesvíaalospasosdelasescaleras.

Papánoestánadacontentodevernos.Bajaechandochispaspor lasescaleras, con los ojos entrecerrados y las mejillas encendidas. Inclusoantesdellegarabajo,yaestárugiendo.

—¿Esverdad?NoestámirandoaElla.NoestámirandoaChase.Nosestámirandoa

Tyleryamí.Quedaperfectamenteclaroa loquese refiere.Losdos lo sabemos.

Todomicuerposederrumba,elcorazónsemehundeenelpecho.Nosoycapazdecontestarle,yTyler tampoco.Estamosflipandodemasiadoparareaccionar.

—Dave…—murmuraElla,avanzandounospasosygirándoseparamirardefrenteapapá.Tienecaradeestaralucinando,yelceñototalmentefruncido—.¿Dequéhablas?

Unafigurasemueveenelrellanodelaplantadearriba,ycaptamiatencióndeinmediato.AlzolavistaydetrásdepapáveoaJamie.Sequedaallí quieto, con los labios apretados y los brazos cruzados delante delpechomientras observa cómo se desarrolla la escena.No resulta difícilexplicar la situación: Jamie no pudo callárselo hasta que llegáramos, apesar de que Tyler le dejó claro que queríamos decírselo a nuestrospadresenpersona.Esohabríasidolocorrecto.QueJamielehayadadolanoticiaapapáes lopeorquepodríahabersucedido.Da la impresióndequeTyler y yo no teníamos la intención de contarles la verdad a él y aElla.

Tyler también debe de ver a Jamie, porque se lanza hacia lasescalerascon lospuñosapretados, farfullandoalgoentredientesquenollego a entender. Sin titubear un segundo, papá le bloquea el paso, loagarradelacamisetayloempujadevueltaalpasillo.Loestrellacontralapared,aprietasubrazosobreelpechodeTylerylosujetaallí.Ellaahogaungritohorrorizadoalmismotiempoquedaunsaltohaciadelanteparaintentar apartar a papá de Tyler de un empujón en el hombro, pero esdemasiadofuerteparaellaynosemueveniunpelo.

—¿Es verdad? —grita papá de nuevo. Tiene la cara a sólo unos

centímetrosdeTyleryseapoyaconmásfuerzacontrasupecho.De repente noto un tufo a alcohol en el aire, y miro a papá con

sospechacuandomedoycuentadequevienedeél.Elladaunpasohaciaellosconcuidado.Susojosseabrenlentamente

mientraspregunta:—¿Quesiesverdadqué?—¡Estosdos!—Papácasiseatragantaconsuspalabras,llevadopor

lafuriaypor la incredulidad.Apenasescapazdehilvanarunafrase.Noobstante,suvozsiguesiendofuerteygrosera,yasienteconlacabezaenmidirección—.¡Edenyéste!¡Dios,yo…yo,nisiquieraséquépensar!

Tylerporfinapartaapapáconunempujónfirmeyseendereza.Lasvenasdesucuelloestánhinchadasyfarfullaentredientes:

—Dejaqueteloexpliquemos,coño.Ella sigue sin entender lo que sucede.Mira a papá, a Tyler y amí

durante unos instantes como si estuviera buscando las respuestas ennuestrasexpresiones.Papárespiracondificultad,conlasdosmanosenlassienes mientras niega con la cabeza mirando hacia el suelo, intentandoasimilarlainformación.EntoncesEllasegirahaciaTyler,sucarareflejalapreocupación,igualquelademamá.Sólomepuedoimaginarloqueleestápasandoporlacabezaenesteinstante.

—¿Explicarqué,Tyler?Tylersepasaunamanoporelpelomientraslamira,tomándoseunos

segundos para elegir las palabras. Papá levanta la vista otra vez y loasesinaconlamiradamientrasesperaaescucharquéexplicaciónvaadar.Surespiraciónestanfuertequeeselúnicosonidoqueseoye,apartedelatele.PeroTylernisiquieralomira.SigueconlamiradafijaenElla,ydevezencuandomiraaChase,quenosabemuybien loqueestápasando,pero sigue escuchando. Después de un rato, Tyler por fin baja la vistahacia el suelo y deja escapar un suspiro, preparado para hablar por losdos.

—Noloplaneamos—diceenvozbaja,sinlevantarlavistaniunavez—. Pero ha pasado.Nome avergüenzo y nome da pena, porque no losientoasí.Essóloquelascosashansurgidodeestamanera,y,laverdad,noesculpanuestra.Silaculpaesdealguien,esvuestra.—Ahoralevantala cabeza,mira aElla y luego a papá. Traga saliva con dificultad—.Esculpavuestraporjuntarnosbajoelmismotecho.

Papáseburladeinmediato,sellevalasmanosalascaderasynosda

la espalda, sigue negando con la cabeza. Ella, sin embargo, se limita apestañear.Parecemásperplejaquehaceunossegundos.

—¿Dequéestáshablando?—pregunta.—EstoyhablandodeEden—respondeTylersinpausa.Me mira a los ojos por encima del hombro. Su cara se suaviza

durante un segundo, y asiente, así que doy un paso hacia delante y mepongo a su lado.Agradezcomucho que sea él el que está hablando.YoapenaspuedomirarapapániaEllaalosojos,ymenosdecirleslaverdad.Tyler,porsuparte,continúaahoraquehaempezado.

—Estoyenamoradodeella.Desdehacedosaños.Asíquesí,Dave,esverdad.

Ellasequedaboquiabiertayapenaslograsusurrar«¿Qué?»mientraspestañeaatodavelocidad.

—¡Estoesunavergüenza!¡Teestásriendodetodalafamilia!¿Esesolo que quieres? ¿Pretendes hacernos quedar como imbéciles? ¡Dios,vamosaserelhazmerreírsi lagenteseenteradeesto!—dicepapácasiescupiendolaspalabrasydándoselavueltaparamirarnosatodos.

Las arrugas alrededor de sus ojos ahora se ven incluso máspronunciadas,talvezsedebaasumiradaasesina.Ycomosiyanopudierasoportar vernos, se comienza a alejar, farfullando «Me das asco». Vadirigidoamí,porsupuesto,ycuandopasaechandochispaspormilado,meapartadeunempujónconelhombro.

Depronto,Tylersaltahaciadelanteylanzaunpuñetazoalaire.Ledaenelcentrodelamejillaapapáconunruidohorrible.Papasetambaleahaciaunladoyaterrizaenelsuelocontralasescalerascomounbulto.

—¡Tyler!—gritaElla,dandounsaltohaciadelante.Nosedirigehaciasuhijosinohaciapapá.Seagachaparaversiestá

bien,letocalacaraconsuavidad.Almismo tiempo, yome giro hacia Tyler. Levanto lasmanos con

exasperación, preguntándome a qué narices juega. Su pecho sube y bajacon rapidez, y sus ojos todavía están clavados en papá, así que comoprecaucióncojosupuño.Porsiacaso.

Jamiehabajadoalgunosescaloneshaciapapámientrashacetodoloposible por no mirarnos a los ojos a Tyler ni a mí. Tiene las mejillasbastante sonrojadas, y puede que se sienta demasiado culpable parainvolucrarse ahora, porque permanece en segundo plano, observandopero sin ayudar. Incluso Chase decide mantenerse al margen de la

situación:, retrocede muy despacio hacia la cocina y se queda mirandodesdelejos.

—Eden—farfullapapácondesprecio,captandomiatenciónmientrasseponedepieotravez,conunamiradaferoz—,aunqueTylernofueratuputo hermano… ¿es éste el tipo de tío con el que quieres estar, eh?—Señala su mejilla y luego a Tyler—. ¿Un niñato fuera de control queacabaráenlacárceligualquesupadre?

—¡David!—diceEllaconungritoahogado.Las palabras de papá son tan crueles que me da asco que él haya

pensadoqueestábienhaberlodicho,noimportaloenojadoqueesté.Bastaparaponermetanfuriosaqueaprietolosdientescontantafuerzaquemedamiedo que todami boca se rompa en pedazos. Cuandome obligo amiraraTylerdereojo,puedovereldoloryladesolaciónensumirada,yreaccionaalaspalabrasdepapádelaúnicamaneraquesabe:conrabiayviolencia,comoleenseñarondepequeño.Elmúsculodesumandíbulasecrispaynotocomoaprietasupuñoconmásfuerzadebajodemimano,asíquelosuelto.Papáselomerece.

Tyler le lanza otro puñetazo sin dudarlo. Cómo no. Esta vez no lopuedoculpar.Dehecho,hastamealegrocuandosupuñoledaenlanarizapapá. Éste se tambalea hacia atrás sólo un par de pasos esta vez, logramantenerelequilibrioyestiralamanoparatocarselacaraycomprobarsi hay sangre. No la hay, pero enarca las cejas y logra sonreír conincredulidad.

—¡Vaya,vaya!—bramapapá—.¡Agredidodosvecesenunminuto!¡Dios,Eden,québieneligestufuturo!¡Primeroescogesunauniversidadde mierda al otro extremo del país y ahora a este gilipollas! ¡Tuhermanastro!—Comienzaareírseyseapoyaenlapared.Estásiendouncapullointegral.

Tylerdaunpasohaciaélotravez,listoparasoltarteotropuñetazo.—Miraquiénhabla.Laverdad esqueyo también tengoganasde soltarleunpuñetazoa

papá.Desdequenosabandonóamamáyamí,mirelaciónconélhasidotensa.Talvezsedebaaquenolovidurantetresaños.Talvezseaqueélnoquisoverme.Algocambiócuandosemarchó,ydesdeentoncestodohasidomásdifícil,peroduranteuntiemposehabíaestabilizado.Hicimosunesfuerzo por llevarnos bien y funcionaba, hasta ahora. Antes nunca sehabía puesto tan desagradable, tan duro. Estoy haciendo todo lo posible

por mantener la calma, pero me cuesta no explotar. Podría gritarle unmillón de cosas, pero antes de que ni aTyler ni amí nos dé tiempodehacer cualquier tontería, Ella sale corriendo de la cocina. No me di nicuentadequehabíadesaparecido,peroderepenteestádelantedenosotrosotravez,empujándonosaTyleryamíhaciaatrásparaalejarnosdepapá.

—Venga, marchaos —dice rápidamente en voz baja, dándole lasllavesdelcocheaTyleryapretandosumanoalrededordeellas—.Noséquépensar,perosientomuchosucomportamiento.—Echaunvistazoporencimadelhombrohaciapapá.Élsigueriéndose,peroahoraJamieestáintentandoquesecalle,ycuandoEllasevuelvehacianosotrosotravez,tiene el ceño fruncido—. Le han dado el resto de la semana libre en eltrabajo,asíquehabebido,y...Losientomuchísimo.Tenemosquehablardevuestrarelación,peroahoramismoesmejorqueosmarchéis.

—No te enfades con nosotros —susurro, tragando saliva condificultad—.Porfavor.

Elladejaescaparunprofundosuspiromientrasmiracómoestápapáotravez.Frunceaúnmáselceño.

—Dejadquelopiense.Marchaos.—ConsuavidadledaunapalmaditaenlacaraaTyler—.Yveteaquetecurenesamano.

Tyleryyolamiramosalmismotiempo.Meparecequeélnisiquierase había dado cuenta hasta ahora, pero se ha hecho dos heridas en losnudillos de sumano derecha y está sangrando. Tyler suelta un suspiro,sacudelamanoymirahaciaarriba.Intentomirarloalosojos,peroélseniega.Porelcontrario,recogesubolsa,quehacaídoalsuelo,almismotiempoqueEllasevuelvehaciapapáyayudaaJamieacalmarlo.Chasesigueescondidoenlacocina.

Tylernodiceniunapalabramientrassedalavueltaysedirigehacialapuerta,sólomerozaelhombroalpasarpormi ladoysalesinmiraratrás.Yomegirode inmediatoy lo sigodecercapisándole los talones.Casi tengoquecorrerparaseguirleel ritmomientrascaminamosporelcéspedhaciasucoche.

—Tyler—lollamo.Nocontesta.Sólohaysilencio—.Tyler—repito,cogiéndoloporelcodo.Cuandonotaquelotoco,porfindejadecaminarysevuelveparamirarme.

—¿Quénariceshacemosahora?—mepreguntaconlosojososcuros.Sucarahaperdidoelcolorporcompletoynomuestraningunaexpresión.

—Te puedes quedar en casa de mi madre —digo al momento. A

mamánoleimportará.LecaebienTyler,ydadaslascircunstancias,estoyseguradequepermitiráquesequedeunanoche—.Venga,sígueme.

—Vale—contestanadamás.Sedalavueltaycaminalosúltimosmetroshastasucochemientras

lo observo,mepregunto si debería dejar que conduzca.Parece unpocoaturdido y grogui, como si se fuera a desmayar de un segundo a otro,perodetodasformassesubealcocheyenciendeelmotor.

Yo llevomi coche hasta casa de mamá. Tyler me sigue, y todo eltiempomepreguntoporquénosientonada.Noestoytriste.Nienfadada.Almenosyano.Tampocofrustrada.Nada.Deciertamanera,elresultadoeselquesiempreesperé.Estabaclaroquepapáno ibaadarpalmasconlasorejas,estuvierasobriooborracho,yElla…,noséquépensardeElla.Nopuedodescifrar si se siente asqueadao sólo está en shock. Papá, sinembargo, es un cabrón, así de simple, como siempre. Ya estoyacostumbradaaestasalturas.Avecesesuntíomajo.Avecesescomolohemosvistoestanoche.

Noséquévaasucederahora.Nosésimañanasehabrácalmadootravez.Loúnicoquenecesitamosesunaoportunidadparapoderexplicarnos,parahacerquenosentiendan,yesosóloseráposible sipapáyEllanosdejan.Estanoche,nolohanhechoniporasomo.Puedequenosescuchenunavezquelarabiaylaconfusiónyelshockhayandesaparecido.Tienenque hacerlo. No les queda otra. ¿Qué van a hacer si no? ¿Echarnos apatadasdelafamilia?¿Prohibirnosqueestemosjuntos?

EvitolacasadeDeandecaminoalamíaytamborileoconlosdedoscon impacienciaenelvolantemientrasconduzcoensilencio.Cadapocoecho un vistazo por el espejo retrovisor para asegurarme de que Tylercontinúadetrás.Estásiguiéndomedecerca,porsupuesto,dehecho,tandecercaquepiensoqueencualquiermomentochocaráconlapartedeatrásdemicoche.Sinembargo,llegamosacasademamásinunrasguñoymebajodelcocheenseguida.

Yapasandelasdiezdelanoche,ycaminohacialapuertadelcochede Tyler y lo espero. Todavía está tan pálido como cuando se subió alcocheysumanopareceestarpeor.

—Tepediríaperdónporhaberlepegadoatupadre—diceenvozbajamientrascogesubolsa—,peronolosiento.

Cierra la puerta de un portazo, se vuelve y avanza por el senderohastalapuerta.Unavezmás,nomeespera,yestoyempezandoacreerque

estáenfadadoconmigo.—¿He hecho algo mal?—pregunto cuando lo alcanzo. Me pongo

directamentedelantedeélynosdetenemosdelantedelapuertaduranteunsegundoantesdeentrar.

—No—dice.Mira hacia la calle, suspira y se lleva unamano a lafrente antes demirarme a los ojos otra vez—.Lo siento. Esta noche hasido un desastre. Pienso enmi padre y en Jamie y enmimadre y en tupadre y en ti—murmura. Poco a poco sus labios esbozan una pequeñasonrisa—.Perosobretodoenti.—Bajalavistahaciasureloj,ycuandolalevantaotravez,seencogedehombros—.YapasadelaunadelamañanaenNuevaYork.Yonosétú,peroyoestoyagotado.

No estaba cansada, pero ahora que Tyler lo ha mencionado, derepente siento que mi cuerpo se derrumba de fatiga. Parece como sihubiésemosvueltodeNuevaYorkhacemuchísimosaños,perolaverdades que estábamos allí esta tarde. Han pasado muchísimas cosas desdeentonces,ademásdelasseishorasdevuelo,ysileañadimosladiferenciahoraria,nohaynadaquemeapetezcamásahoramismoqueirmedirectaalacama.Asíquedigo:

—¿Ysihablamosdeestomañana?Tylerasiente,yentramosencasa.Mamá y Jack están viendo una película antigua en la tele cuando

entramos,losdostiradosenelsofá,abrazados.Gucciduermeenelsuelo,yaunqueabrelosojosporelsonidodenuestrallegada,nosemolestaenlevantarse y saludarnos.Mamáy Jack, sin embargo, enseguida quitan elsonidoalateleysesientan.

—No parecéis muy aliviados —comenta mamá frunciendo elentrecejo.Está envuelta en su bata, y lamantiene cerrada conunamanocuandoseponedepie—.Tyler,¿quéhacesaquí?

—No nos ha ido del todo bien —reconozco, mirando a Tyler dereojo y encogiéndome de hombros. Él sigue callado—. Papá estababorracho,asíquesecomportócomouncabrón,yEllanospidióquenosmarcháramos.

Mamáresoplacondesaprobación,niegaconlacabezaconreproche,seguramentedirigidoapapá,ycruzaelsalónatodaprisahacianosotros.Nosmuestraqueestádenuestrolado,sonriéndonosconternuraalosdos.

—Seguro que todo se arreglará —nos dice para intentartranquilizarnos—.Dadlesalgodetiempoparaquesehaganalaidea.

Sientolacabezapesada,yfrunzoelceño.—¿Ysinolohacen?Mamásequedaunratopensandoquécontestar, inclusomiraaJack

para que le eche un cable, pero él se limita a encogerse de hombros.EntoncesloúnicoquepuedehaceresunamuecaeimitarelgestodeJack.

—Noséquédecirte,Eden—suspira.—¿PuedescurarlelamanoaTyler?—pregunto,cambiandodetema.YapasodepapáydeElla.Estoydemasiadocansadaparapensaren

ellos,ylamanodeTylersiguehechaunCristo,asíquemecentroeneso.Consuavidadlacojoylalevantoparaquelaexaminemamá.

—Dios, pero ¿qué narices has hecho?—balbucea almismo tiempoquemirarápidamenteaTyleralosojos.Ahoraélpareceavergonzado.

—Lepegóapapá—contestoporél—.Dosveces.—Vaya,pobreDave—murmura,peroestá reprimiendounasonrisa

—.Tyler,venalfregadero.Mamá tarda sólo unos minutos en curar la mano de Tyler. En ese

tiempo, Jack le ofrece una cerveza a Tyler y yo pregunto un pocoincómodasiTylersepuedequedarapasarlanoche,ymamádicequesí.Segúnella, cualquierpersonaque lehayapegadounpuñetazoapapáesmás que bienvenida a esta casa. Tyler agradece la hospitalidad, perorechazalacerveza.Estádemasiadocansado.

—Vamosadormirunpoco—ledigoamamámientrasellaordenalacocinayTyleraprietayrelajaelpuñovariasveces,comosielejerciciofueseahacerdesaparecerlasheridas—.YaestardeenNuevaYork.

—Bueno, espero que mañana os encontréis mejor —dice mamá,girándoseunpocoparamirarme.Medaunbreveabrazo,y luegoellayJacknosdanlasbuenasnochesyvuelvenasupelícula.

Alcanzo lamano deTyler, entrelazomis dedos con los suyos y lollevohaciaelpasillo.Mihabitacióneslaprimerapuerta,peronisiquierahe llegado a tocar el pomo cuando escucho que mamá se aclara lagargantadetrásdenosotros.ComoporunresortesueltolamanodeTylerymedoylavuelta.

—Séquesoyunamadresuperguayytodoeso,peronotanto—dice,lanzándole a Tyler una mirada intencionada y severa—. Tyler, a lahabitacióndeinvitados.

—Ningúnproblema—respondeél.Pongolosojosenblanco,medoylavueltaymedirijohaciaelfinal

delpasillo.Lahabitacióndelosinvitadoseslaúltimaamanoizquierda,yes la que menos se usa en toda la casa. Llevo a Tyler hacia allí y medetengodelantedelapuerta.Laslucesdelpasilloestánapagadas,asíquecuandomegiroparamirarlo,lotengoquehacerenlaleveoscuridad.Mequedo callada un momento hasta que mis ojos se adaptan, y cuando lohacen,veoqueTylertienelavistafijaenelsuelo.

—¿Seguro que estás bien? —pregunto, cada vez más preocupada.Intentoquememirealosojos,peronoloconsigo.

Envezdemirarme,Tylercogeelpomoyabrelapuerta,pasapormiladoyentraenlahabitacióndeinvitadossinlevantarlavista.

—Hablamosdespués—diceenvozbaja.—Oye—digobrusca,mecruzodebrazos,losigohaciadentrodela

habitación y enciendo la luz. Me detengo y espero, con los labiosapretados—.Tehepreguntadosiestabasbien.

Tyler suspira y baja la cabeza, sigue dándome la espalda. Tira subolsasobrelacamaysepasaunamanoporelpelo.Setiradelaspuntasconsuavidadyluegosevuelvehaciamí.

—Notevoyamentirydecirtequeestoybiencuandonoloestoy—confiesaalfinal.

—Pueshablaconmigo—digodandounospasoshaciaél.Acortoladistanciaquenosseparaypongomimanosobresupecho.

Lomiro a través de las pestañas. Siento como su corazón late fuerte ylentamentedebajodemipalma.

PeroesevidentequeTylernoquierehablar,porquecogemimuñecaconcuidadoyquitamimanomientrasdaunpasohaciaatrás.

—Yatehedichoquehablamosdespués—repiteconun tonofirme,como si fuera muy en serio. No quiere que siga con el tema. Se da lavuelta,sesientaenelbordede lacamayagacha lacabeza,entrelazandolasmanos—.¿Puedescerrarlapuertacuandosalgas?—pregunta.Suvozestanbajaqueescasiunsusurro.

No estoy muy segura de lo que le pasa a Tyler, pero ha dejadobastante claro que necesita tiempo, así que me muerdo el labio y meobligoairme,apesardelomuchoquepreferiríaquedarme.Cuandollegoalapuerta,apoyolamanoenelmarcoyleechounvistazoporencimadelhombro.Estásentado,quieto,apenasparpadea,sólorespira.

—Siquieres,puedesveniramihabitaciónahurtadillasencualquiermomentodespuésdemedianoche—susurro,peroélnisiquierareacciona,

ymuchomenosresponde,asíquecierrolapuertaylodejosolo.

No séquéhora es cuandomedespiertodeun salto, yno sé cuántotiempo llevaTyler dándomegolpecitos, peromedaun sustodemuerte.Casime caigo de la cama.El intruso demi habitaciónme pilla tan porsorpresaquecasimedauninfarto.Apartoeledredón,meincorporoymeinclino sobre la mesilla de noche. Busco a tientas el interruptor de lalamparilla. Por fin lo encuentro y ese rincón se llena de un resplandorcálido.

—Dios,Tyler—farfullo,soltandounabocanadadeairemientrasmeinclinohaciadelanteymellevounamanoa lafrente.Séqueledijequeviniera,perosevequemequedétansobadaquemeolvidéporcompleto.Noestoyacostumbradaaestarenmihabitaciónotravez,ymuchomenosaqueTylersequedeapasarlanocheenmicasa—.Vayasustoquemehasdado.

Tyler está de pie al lado demi cama, pero no demasiado cerca, ymientrassealzacomouna torreporencimademídebidoasualtura, laluzdelalámparaleiluminalacara.Mepermiteverlotensaquetienelamandíbula,elnerviosismodesusojosyelnudoquetieneenlagarganta.

—Necesitohablarcontigo—diceenvozbaja.—¿Enserio?¿Necesitashablarconmigoahora?Aprietoeledredóncontramipecho,alcanzomimóvildelamesilla

denocheconmimanolibreymiro lahora.Pasande lascuatro,asíquegimo y me recuesto en los almohadones. Pongo los ojos en blanco,irritada.EnesemomentomedoycuentadequeTylerestácompletamentevestido,yademássehapuestounachaqueta.Medalaimpresióndequenohavenidoparameterseenlacamaconmigo,asíquemesiento

—¿Tyler?Se mordisquea el labio inferior con bastante ansiedad al mismo

tiempoquesemasajealanuca.Enesemismomomento,sealejademíunpocomás,moviéndosehacialapuerta.Laluzdelalámparaenmimesillanollegatanlejos,asíquetieneunasombrasobrelacaraquemeimpideverlelaexpresióncuandodice.

—Tengoquemarcharmedeestaciudad.Alprincipionoloentiendo.Suspalabrasnotienensentidoysalentan

de lanadaqueni siquiera respondo.Acambioescuchoel silenciode la

casaypestañeohacialasiluetadeTylerenlapuerta.—¿Quéquieresdecir?—porfinlogropreguntarle.—Quierodecirquemevoyairduranteuntiempo—explicaTyler.Semerevuelveelestómago,derepentesemehaceunnudo.Ahora

estoy completamente despierta, y Tyler tiene toda mi atención. Unescalofríomesubeporlaespaldamientrascadacentímetrodemicuerpomedicequeestonoesparanadabueno.

—¿Porqué?Tylerdejaescaparunlargoyprofundosuspiro.Sevuelveaacercara

micama,alaluz,ysusombrarevoloteaporlasparedes.—Están pasando demasiadas cosas —reconoce— y necesito

comprenderlasyverquéhago.Se apoya en la pared, se calla un segundo para pensar bien cómo

hilvanar las frases que me va a decir a continuación, escogiendo concuidado las palabras que va a pronunciar y las ideas apropiadas quedecirme.Todoeltiempomicuerpoestátenso.

—Sabes que no quiero estar cerca de mi padre. Soy incapaz desoportarloytampococreoquepuedaaguantaratupadre,yesposiblequeacabe matándolos a hostias a los dos. —Otra pausa. Ahora empiezo asentir frío, aunque estoy cubierta con el edredón.Lapreocupación se lenotaenlacara,ysuvozseconvierteenunsusurrocuandomepregunta—:¿Ysitupadretienerazón?¿Quépasasiacabosiendocomoelmío?

—Noteparecesennadaatupadre,Tyler.—Síquemeparezco—sostiene,tensandolamandíbula—.Pierdoel

control con la misma facilidad que él, y eso me da muchísimo miedo.Quieroirmedelaciudad,lomáslejosposibledeél.

—VenteaChicagoconmigo—digoentoncessinpensarlo.Es loprimeroque semeocurre, yno esmala idea.Memarchoen

otoño,harélasmaletasymeiréalotroextremodelpaís,alaciudaddelviento.Yentoncesmedoycuentadequenohepensadoniunavezenloquepasará en septiembre cuandomemarche.Nuncahe tenidoencuentaqueTyleryyoestaríamosseparadosdenuevo.DerepentelaideadequeTyler se venga conmigo a Illinois es la mejor opción. Es como si nosescapáramosjuntos.Másomenos.

Peroenseguidaechaportierramiplan,porquedicesinmás:—No.—¿Porqué?—preguntoabatidayconfundida.Mimomentodegloria

seacaba.QuépocohaduradolodeChicago.Tyler cierra los ojos un segundo y agacha la cabeza mientras se

apoyaenlapared.Todavíaselovecansado,ymepreguntosihadormidoalgo.Cuantomástardaencontestarme,másnerviosamepongo,yalfinalresulta que tengo todo el derecho del mundo a estar ansiosa, porquecuando levanta la vista para mirarme, con una expresión extraña,torturada,dolida,susurra:

—Porquetampocoquieroestarcercadeti.Quiero haberlo escuchado mal. Necesito haberlo entendido mal,

porqueencuanto laúltimapalabra salede suboca,de labocadeTyler,misentrañasse remueven.Elestómagoseme tensaaúnmásy lavozsemeatascaenlagarganta,desconcertadaporsuspalabras.

—¿Dequéestáhablando?—meobligoapreguntarleconvozdébil.—Creo que tenías razón antes—dice sin titubear, hablando a toda

prisa a la vez que niega con la cabeza—. Tal vez no deberíamos estarjuntos.

—¿Aquécoñovieneesto?—exijosaber.Sientoquelarabiarecorrecadacentímetrodemicuerpomientrasme

apartoeledredón,salgode lacama,ymepongodepie.Rezocon todasmisfuerzasparaqueseaunapesadilla.Tienequeserlo.Tylerjamásdiríaalgoasí.

Tylerretrocedeparaapartarsedemícuandomeacerco.Merodeaysedirigealapuertaotravez.Deespaldasamí,suvozroncaseatreveadecirme:

—Nosésiquieroseguirconesto.Yeneseprecisoinstante,mehagoañicos.Semeparaelcorazón.Mis

pulmones se detienen. Mi sangre se atasca en las venas. Me duele lagarganta.Todo,absolutamentetodo,meduelederepente.Desdelacabeza,quelasientomuypesada,hastalasrodillas,quesemedoblanlentamente.Tengoqueapoyarunamanoen laparedparamantenerelequilibrio.Mirespiraciónsehaacelerado,ycasiestoyhiperventilandomientrasintentocomprenderloqueestásucediendo.

—Noacabasdedecireso—digoconvozronca.—Losiento—sedisculpaTyleralmomento,dándoselavueltapara

mirarme.Tienelosojosapagados,nadafuriosos,másbienheridos,perosudisculpanoparecenadasincera.Sutonodevoznoindicaquelosienta—.Mira,tengoqueirme.

Sacalasllavesdelcochedelbolsillodesusvaquerosyestiralamanoparaabrirlapuerta.

Aunque estoy paralizada, me obligo a mover las piernas y corrohaciaél,metiendomicuerpoentreelsuyoylapuerta.Apoyolaespaldacontralamaderaparabloquearsuúnicasalida.

—¡No! ¡No te vas a ir así de fácil! —grito desesperada por lasituación, tanrepentinaytansinsentido.Porahora,Tylernomehadadoningunarazónparahabercambiadodeideatanderepente,yestáhaciendoquetodoestomeduelamásquesifuerasinceroconmigo—.¿Quéhaydeesto,eh?—Loempujoylohagoretrocederunpaso,levantoelbrazoylepongolamuñecaenlacara.Tengoelpuñocerradocontantafuerzaqueseme sobresalen lasvenaspordebajodel tatuaje—. ¡Dijisteque siempreycuandoyo nome rindiera, tú tampoco!—Nome importa si despierto amamáyaJack.Ahoramismo,sonloúltimoquesemepasaporlacabeza—.Yyonomeherendido,asíque¿porquénariceslohashechotú?

Tylerseaprietaelpuentedelanarizconelpulgaryelíndice,cierralosojosyseniegaamirarsuspropiaspalabras,lasqueestángrabadasenmipiel.Esevidentequeahorayanocreeenellas,einclusoconsideraqueyo he sido una idiota por pensar que sí.Mientras bajo la mano, sientoarcadas,ycreoquevoyavomitar,asíquemecubrolabocaconlamano.No debería, porque Tyler ve en ello una excelente oportunidad paracogermeporloshombrosyapartarmedesucaminoatodaprisa.Porfinabrelapuertayaprovechaparaescapar.

PeroparecequehemosdespertadoaGucci,porqueestásentadaenelpasillofrenteamipuerta.Susojosbrillan,yTylerenseguidatropiezaconellacomosinosehubieradadocuentadequeestabaahí.Guccisueltaungemidoagudoysalecorriendo.

—¡Tyler!—Joder—farfulla,recuperandoelequilibrio.Se detiene en la oscuridad del pasillo, frunce el ceño y luego se

dirigehaciaelsalón.Yocorrodetrásdeél,rompiéndomelacabezaparaencontraralgoquedecir,cualquiercosa,algoquelohagaquedarseoporlomenospensardosvecesloqueestáhaciendo.Cuandocogesubolsadelsofá,pronunciolasúnicaspalabrasquesemeocurren.

—Porfavor,porfavor,porfavor—ruego;migargantaestátansecaque me duele hablar. Me pongo delante de él otra vez, pero es difícilconseguir quememire a los ojos, así que le pongo lasmanos sobre el

pecho—.Por favor, no te vayas. Sólo estás alterado por todo lo que hasucedido, no estás pensando con la cabeza. Nadamás, Tyler—susurro;estoy a punto de llorar, se me quiebra la voz—. Ni siquiera tienes unarazón real para irte de esta manera. Si realmente quieres marcharte deSantaMónica, entonces vente conmigo aChicago.Y no vuelvas a decirqueyanoquieresestarconmigo,porquenotecreo.¿Cómoesposiblequetodoestéyendotanbienyderepentehagasesto?Aver,¡siporfinse lohemosdichoatodos,Tyler!¡Yahemoshecholomásdifícil!

Tyler ha vuelto a cerrar los ojos, porque parece ser que ésa es lamaneramásfácildeevitarverme.Creoquenohasidocapazdemirarmealosojosdesdequemedespertó.Abreloslabiosydejaescaparunsuspiro.Y luego, lentamente, niega con la cabeza. Eso es todo. No responde.Ningunaexplicaciónmás.Sólounlevegestoconlacabezaquedejaclaroquenoimportaloqueyodiga,seiráigual.

Alcanzamismanos,lasaprietaconfuerzaylasquitadesupecho.Yointentocontodamialmanoecharmea llorarynisiquierasoycapazdeimpedírselo. Por eso cuando se gira y camina por el salón oscuro endirección a la puerta, no hago nada. No lo sigo.Ni siquierame doy lavuelta.Sólomequedomirandolapared;loslabiosmetiemblanmientraslas lágrimas salen libres.Me toco lagargantay tragosalivacon fuerza,tratodereprimirlasganasdesollozar.NoquieroqueTylermeoiga,perocuandoescuchoqueabrelapuerta,sientounaúltimaoleadaderabia,asíquemeveoobligadaadarmelavuelta.

—¿Asíquehemoscabreadoanuestrospadresparanada?¿LehemoshechodañoaDeanparanada?—grito,apretandolosdientesmientrasseme humedecen lasmejillas. Tyler se detiene para escucharme—. ¿Todoporquetecagasdemiedoenelúltimominuto?

—Noeseso—rebateTyler,porfindecidehablarotravez.Memiraporencimadelhombro,susojossellenandeunaemociónquenopuedodescifrar con claridad—. Sólo necesito algo de tiempo.Volveré cuandoestélisto.

—Pero yo te quiero —susurro, no porque que crea que voy acambiarsusplanes,sinoporquequieroquelorecuerdecuandosalgaporlapuerta.

—Yyotenecesito—diceTylerenunsuspiro.Mecogeporsorpresa,dadas las circunstancias. Si ya no quiere estar conmigo, si se estárindiendo, ¿cómo puede decir eso?—. Y ése es el problema, Eden. La

únicarazónporlaquenolediunapalizaamipadreantesfueporti.Noporquesupieraque locorrectoeraalejarme.Ycuandoestaba intentandodesengancharmedelacoca,lohacíaportiynoporqueteníaquehacerloparaentrarenlagira.Escomositenecesitaraparaestarbien,ynopuedovivirmividadependiendodetideesaforma.Necesitosercapazdequererhacerlocorrecto,dehacerlopormímismoynoporti,asíquenecesitoalgodetiemposinti.Necesitosaberquenovoyaacabarcomomipadre,y en cuanto lo sepa, volveré. —Tiene los ojos hinchados, como siestuviera tratando de no llorar, y lo único que es capaz de decir paraterminaresunsusurrollenodedolor—:Teloprometo.

Sindarningunaexplicaciónmás,apoyalacabezaenelmarcodelapuerta,respirahondoysemarcha.Así,sinmás.Abrelapuertademicasa,me lanza una últimamirada devastadora y se va. Deja que la puerta secierre detrás de él, y cuando escucho ese horrible clic, me doy cuentainclusoconmásfuerzaqueenesemismomomentoTylerseharendido.Ytodavíanoentiendodeltodoporqué.

Lacasaestáoscuraysilenciosa,einclusoalgofría,yyomequedoquietaenelmediodelsalón,aturdida.Porlasranurasdelapersiana,veolas luces del coche deTyler, que se enciendenmientras él se acerca. Sesube al asiento del conductor, y escucho el ruido sordo de su puertacuandolacierradeunportazo.Luegoelmotor.Semeencogelagargantacuandoloescuchorugir.«Sevadeverdad—pienso—,ynopuedohacernada para detenerlo.» Su coche arranca y se dirige hacia la callesilenciosa.Ysealeja.Yélsemarcha.

Migarganta deja escapar ungrito dedolor entre sollozosmientraslas luces del coche se desplazan por las paredes del salón y luegodesaparecen.Me siento tandébil queya nopuedo seguir de pie, así quebuscoatientaslosmueblesparaapoyarmehastaquellegoalsofá.Medejocaer,levantoydoblolaspiernasylasabrazocontramipechoalavezqueintentocontrolarmisexcesivostemblores.Noséquépensar.

¿CuántotiempovaatardarTylerenencontrarsufuerzadevoluntadysu ánimo? ¿Cuánto tiempo va a necesitar para controlarse? ¿Días?¿Semanas? ¿Meses? ¿Qué se supone que debo hacer mientras tanto?¿Ponermividaenpausayesperarporél?Lomaloesqueesonopuedesuceder. Ahora tengo que enfrentarme a papá y a Ella sola. Tengo quelidiarconDeansola.TengoqueapañármelasconRachaelyTiffanisola.Tyler me ha dejado todo nuestro marrón para mí sola. Se suponía que

debíamosestarjuntoscontratodoelmundo,Tyleryyoporunlado,yporotrotodoslosdemás.Ahorasóloestoyyo.

De la nada, escucho las patas de Gucci por el suelo de maderamientrasseacercaamícaminadodespacio,todavíalloriqueaunpocoporelpisotóndeTyler.Sesubedeunsaltoalsofáymedaempujoncitosconlanariz en la rodilla comosi estuvierapreocupada.Sólo sirveparaqueuna nueva cascada de lágrimas se deslice por mis mejillas. La atraigohacia mí y la rodeo conmis brazos, hundomi cara en su piel. «No tepreocupes—pienso—,amítambiénmehahechodaño.»

Agradecimientos

Graciasamislectores,quehanestadoconmigodesdeelcomienzoyhanvistocrecerestelibro.Graciasporhacerqueelprocesodeescriturahayasidotanplacenteroygraciaspormantenerosfielesamídurantetantotiempo.GraciasatodoelequipodelaeditorialBlack&WhitePublishingpor creer en estanovela tanto comoyo.Estoyeternamente agradecida aJanne,porquererdominarelmundo;aKaryn,portodossuscomentariosysuexperiencia;yaLaura,porcuidarmesiempre.Graciasamifamiliaporsuinfinitoapoyoyestímulo,especialmenteamimadre,Fenella,porllevarme siempre a la biblioteca cuando era pequeña para que pudieraenamorarmedeloslibros;amipadre,Stuart,poranimarmesiempreaserescritora; y ami abuelo,GeorgeWest, por creer enmídesde el primerdía.GraciasaHeatherAllenyaShannonKinnearporprestaratenciónamisideasypermitirmehablardurantehorassobreestelibro,sinpedirmejamásquemecallara,apesardequemientusiasmoseguramentelasteníalocas a las dos. Gracias aNeil Drysdale por ayudarme a llegar adondeestoy.Gracias,gracias,gracias.Yporúltimo,graciasaDanicaProe,miprofesora de cuando tenía once años, por ser la primera persona endecirmeque escribía comouna escritora de verdady por hacer quemediesecuentadequeesoeraexactamenteloquequeríaser.

Notas*Enespañoleneloriginal.

*Enespañoleneloriginal.

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*Enespañoleneloriginal.

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*Enespañoleneloriginal.

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Títulooriginal:DidIMentionINeedYou

©delatraducción,SilviaCuevasMorales,2015

©deltexto:EstelleMaskame,2015

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©EditorialPlaneta,S.A.,2016Av.Diagonal,662-664,08034Barcelona(España)DestinoInfantil&Juvenilinfoinfantilyjuvenil@planeta.eswww.planetadelibrosinfantilyjuvenil.comwww.planetadelibros.com

Primeraediciónenlibroelectrónico:marzode2016

ISBN:978-84-08-15358-0

Conversiónalibroelectrónico:Newcomlab,S.L.L.www.newcomlab.com