Hay consejos que te tocan profundamente y se quedan contigo para siempre… y uno de ellos llegó cuando estaba a punto de renunciar a mi trabajo por problemas que el día de hoy solo me dejaron

grandes lecciones y mucha madurez.

Mi consejero me dijo: “¡NO debes renunciar!

Y mucho menos cuando es por escapar de un problema sin haberlo enfrentado primero.

Eso jamás podrá darte paz”.

Podrían existir muchos casos hipotéticos de abuso profesional o casos especiales donde renunciar a tu trabajo sea necesario para ti.

Olvidemos esos casos y pensemos en aquellos momentos en los que queremos rendirnos y no enfrentar las dificultades.

Encontrarás mucha paz después de que hayas enfrentado con

coraje los problemas y los superes con ayuda de voluntad,

oración y valentía.

Este consejo lo he aplicado en muchos aspectos de mi vida, en aquellos días interminables, en mis momentos de duda, y ante las dificultades que

parecen más grandes que yo y que de hecho lo son.

Por eso debes recurrir a la fuerza interna que todos

recibimos cuando las pruebas nos alcanzan y salir

adelante con la cabeza en alto y con las seguridad de la

victoria.

Solamente así podrás ver atrás y estar orgulloso de tu perseverancia y coraje.

Las pruebas nunca terminan, las dificultades están en la vuelta de la esquina, los problemas son el menú del

día…

Lo único que puedes cambiar es tu actitud, lo que crece es tu fortaleza y lo que aprendes es optimismo.