Nobleza Al Desnudo 0- El Laird Desnudo _Sally Mackenzie

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SALLY MACKENZIE SALLY MACKENZIE NOBLEZA NOBLEZA AL AL DESNUDO DESNUDO , 00 (P , 00 (PRECUELA RECUELA) EL LAIRD DESNUDO EL LAIRD DESNUDO

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_Sally Mackenzie

Transcript of Nobleza Al Desnudo 0- El Laird Desnudo _Sally Mackenzie

EL LAIRD DESNUDO

SALLY MACKENZIE

nobleza al desnudo, 00 (Precuela)el laird desnudoJosephine Atworthy est escandalizada por lo que ocurre durante las fiestas que se celebran en casa de su rico vecino. Mejor dicho, horrorizada. Pero el recatado encanto de Jo, cautiva a un misterioso noble, que le pide un beso y luego otro. Y en un abrir y cerrar de ojos los dos caen en las profundas redes del amor.

NDICE

3Captulo 1

11Captulo 2

20Captulo 3

28Captulo 4

36Captulo 5

43Captulo 6

51Captulo 7

59Captulo 8

70RESEA BIBLIOGRFICA

Captulo 1

Eleanor, condesa de Kilgorn, se hundi an ms en la baera de cobre. Despus del largo viaje en carruaje, el agua caliente era maravillosa. El nudo de tensin en la espalda empez a aflojarse.

Pero no as el nudo que tena en el estmago, que segua duro y tenso. Cerr los ojos e intent respirar hondo.

Durante todo el largo viaje desde Escocia, haba tenido ese pesado nudo en el vientre. Haba deseado dar marcha atrs durante cada kilmetro que la haba trado a esta tierra aburrida y antinatural. Su sitio no estaba aqu, entre esos toscos invitados. Su sitio estaba en casa, entre los despeaderos y los lagos, a salvo en Pentforth Hall.

Se aferr a los bordes de la baera. Pero en el Hall ya no estaba a salvo, gracias a ese gusano de Pennington. Ese bastardo baboso. Por qu lo haba contratado Ian? Acaso no haba podido encontrar a algn administrador ms adecuado menos patn cuando el seor Lawrence, aquel dulce viejecito, se retir? Es que?

Dios santo. Se movi con brusquedad y un poco de agua fue a parar al suelo. Estaba en Inglaterra, muy cerca de Londres. Acaso Ian? l no poda estar aqu, verdad? Era por eso que la haban invitado? Para que esos sassenach pudieran rerse de ella mientras observaban como el conde de Kilgorn rechazaba pblicamente a su inoportuna esposa?

Se oblig a relajar los dedos y aflojar la presin que ejercan sobre el borde de la baera. No, por supuesto que no. Ian declinara cualquier invitacin que la incluyera a ella. Seguro que tena tan pocas ganas de verla como ella de verlo a l.

Los lacayos eran muy atractivos, verdad, milady? Para ser sassenach, claro Annie, su joven criada, sonri ampliamente y le dio el jabn. Se ha dado cuenta de cmo me miraba el de los ojos azules?

No, no me he dado cuenta Annie no iba a ponerse a perseguir a los lacayos de Lord Motton, verdad? Aquella reunin ya era lo bastante mala sin eso. No creo que a tu madre le gustase or cmo te fijas en lo atractivos que son los lacayos de Lord Motton, Annie.

Oh, a mam no le importara. Ella sabe que tengo ojos en la cara resopl Annie, arrugando la nariz mientras miraba a su alrededor. Y ahora lo que estoy viendo es esta pequea ratonera. Crea que le daran un dormitorio ms elegante, milady.

La habitacin era acogedora, estaba ocupada casi en su totalidad por una cama de cuatro columnas.

Es perfectamente adecuado para m.

Pero usted es una condesa. Se merece lo mejor.

Eso son tonteras Una condesa sin un conde era ms una figura motivo de diversin que de respeto. Slo esperaba que no se la quedaran mirando como tontos. Se le revolvi el estmago. Quizs era que aparte de los nervios, tambin tena hambre. Haban pasado horas desde que haban comido. No habas dicho que ibas a bajar a traerme el t?

S, es verdad Annie se mir en el espejo y se alis la falda.

El t, Annie. Slo el t. No vayas a mirar a los lacayos.

Annie se ri.

Se preocupa usted ms que mi madre.

Nell suspir cuando se cerr la puerta y se gir hacia el fuego de la chimenea. Era muy probable que se preocupara ms que Martha que haba criado a cinco hijas, mientras que Nell no haba sido capaz ni de dar a luz a su pobre hijito.

Con los dedos form remolinos en el agua de la baera. Cmo habra sido su vida si no hubiera perdido al beb?

Ahora tendra una hija o un hijo, un fuerte jovencito de diez aos, un nio con extremidades firmes y giles, sonrisa inteligente, y un agudo ingenio que se pasara las horas escalando rboles y nadando en Kilgorn Loch. Sonri. Seguro que tendra ms hijos, dos o incluso tres. Ian y ellaEn qu estaba pensando? Detestaba a ese hombre. No haba llorado a su pobre hijito, slo haba querido ponerse enseguida a hacer otro. Desde luego no haba perdido el tiempo despus de que le hubiera dejado, y en seguida haba encontrado a otra mujer que le calentara la cama.

Bueno, de acuerdo, no su cama en el castillo. No haba llevado a ninguna mujer a su casa, pero era una puntualizacin sin importancia. Haba visitado muchas camas sassenach en Londres. Era un hombre, slo tena una cosa en la mente.

Se frot con fuerza con el jabn. Era como Pennington. Ese baboso la tena cogida por la cintura cuando el seor MacNeill haba irrumpido en la biblioteca. Ah, para una vez que el mayordomo haba visto algo! Los ojos del anciano se desorbitaron. Apostara el dinero de un mes para sus pequeos gastos a que el hombre nunca haba tardado tan poco como aquella noche en enviar un mensaje a Ian sobre su supuesto flirteo.

Pennington no era el primer hombre apasionado al que haba tenido que eludir, durante todos aquellos aos los rumores le haban proporcionado al seor MacNeill mucho material que rumiar. Algunos hombres parecan tomar su extraa situacin matrimonial como un desafo pero el seor Pennington? Le deba su empleo al hombre al que al parecer quera ponerle los cuernos!

Fulmin con la mirada la pastilla de jabn. Y no es que a Ian le importara, por supuesto. Si los rumores en los peridicos eran ciertos, ya haba escogido a la viuda del conde de Remington para reemplazarla y le haba hecho a la mujer una cuidadosa inspeccin entre las sbanas.

Bueno, para ser justos, l ya haba alcanzado la treintena, por lo que deba de pensar en la sucesin. Necesitaba un heredero, y para conseguir uno necesitaba una esposa, una esposa de verdad, no la muchacha con la que se haba casado demasiado joven.

Se hundi ms en la baera. Oh, Dios, qu lo.

Debera escribirle hoy mismo. Esto duraba ya demasiado tiempo.

Ahora los dos eran adultos, aunque no lo hubieran sido cuando se casaron y luego se haban separado. Sin duda alguna podran solucionar este problema de una forma racional. l no era mala persona.

La puerta se abri y se cerr. Annie deba de haber vuelto con el t. Nell se ech agua en la cara. Si tena los ojos rojos, la muchacha supondra que le haba entrado jabn.

Has visto al lacayo de los ojos azules, Annie?

De los ojos azules qu diablos?

El corazn se le par.

Oh Dios, oh Dios. Esa voz. Incluso despus de diez aos, se desliz hasta su corazn como ninguna otra lo haba hecho jams. Despus de todas las lgrimas, todo el dolor, aquella voz le trajo recuerdos de risa, de yacer en el brezo calentado por el sol con la brisa de verano rompiendo la calma del lago. De sbanas retorcidas, cuerpos sudorosos, calor, humedad yNo, no poda ser.

I-Ian? Forceje hasta ponerse de rodillas, girndose para agarrarse a la parte de atrs de la baera. Era Ian. Haba cambiado, por supuesto. Aquel muchacho alto y delgado ahora era ms corpulento. Sus rasgos eran ms pronunciados; haba lneas alrededor de la boca y de los ojos que antes no estaban. Sin embargo los ojos eran iguales, del mismo verde turbulento de un mar azotado por la tormenta. Y estaban clavados enNell mir hacia abajo. El agua goteaba por sus pechos desnudos.

Agg! Dio un salto para coger la toalla, pero estaba un poco demasiado lejos y la baera estaba un poco demasiado resbaladiza. Cay de bruces. Ay! Aaa!

Se golpe con fuerza la rodilla y la espinilla con el borde de la baera, pero se iba a golpear an con ms fuerza la cara contra el suelo.

Nell! Una manos fuertes la sujetaron antes de que llegara a caer de bruces y la rodearon en un abrazo duro como una roca. La tela spera del abrigo de Ian le roz los pechos, el estmago, el Dios santo.

Cerr los ojos con fuerza. Iba a morirse de vergenza. Estaba desnuda en los brazos de Ian.

Ests bien, Nell? Puedes mantenerte en pie?

Sinti el aire fro en la piel mojada. La haba apartado y estaba abri un ojo para echar una mirada s, la estaba mirando. Los pezones se le pusieron duros tena fro, s, eso era todo. No arda. Su sexo no se derreta y aquel lugar entre sus muslos, tanto tiempo muerto, no le palpitaba ni se le hinchaba.

Se haban casado cuando ella tena diecisiete aos. En aquel entonces lo amaba como una loca y no poda esperar para ir a su cama.

Se trag un sollozo, pero no lo bastante rpido.

Te has hecho dao?

No, esS, te has hecho dao, muchacha. Te he odo gritar La levant apretndola contra l otra vez, la mantuvo sujeta con un brazo mientras deslizaba el otro por la espalda desnuda y mojada. Quera consolarla? No la estaba tranquilizando precisamente. Ms bien alimentaba las llamas de un fuego que haca tanto tiempo que estaba apagado que crea que incluso los rescoldos estaban helados.

Dime donde te duele Es la pierna? Puedes mantenerte en pie, amor?

Ella haba sido su amor una vez, haca mucho tiempo, antes de haber perdido a su beb. Contuvo otro sollozo y not sus labios rozndole la frente.

Oh, cario. No llores. Djame verte la pierna.

No, yoPero Ian ya se inclinaba, deslizando la mano por el muslo, la rodilla, la pantorrilla. Tena la cara al mismo nivel quePor favor, que pensara que la humedad de los muslos era por el bao.

Agrrate a mis hombros Nell.

Su voz era ms ronca?

No, estoy bien, Ian. Slo quiero que me acerques la toalla. Estoy desnuda, por si no te habas dado cuenta.

l se ri, aunque fue una risa muy breve y contenida.

Me he dado cuenta, Nell Desliz las manos por su cuerpo, hacia arriba, rozndole los pechos con los pulgares al pasar. La sujet por la mandbula y la mir a la cara con ojos hambrientos.

Tambin tena esa mirada de hambre a los diecinueve aos, pero ahora en cierta forma era diferente. Tambin haba dolor mezclado con un toque de desesperacin?

Ella desde luego estaba desesperada y se humedeci los labios; los ojos de l siguieron el movimiento de la lengua e inclin la cabeza.

En unos momentos Nell volvera a sentir otra vez sus labios, despus de tantos, tantos aos. La recorri un escalofro de expectacin.

Lo siento, Nell, tienes fro, y yo estoy estoy Alz la cabeza de repente y dio un paso atrs. Qu diablos estoy haciendo?

Dios Santo, haba estado a punto de besar a Nell. La necesidad, la abrumadora lujuria, todava lo sacuda como las olas de la tormenta estrellndose contra la costa. Nunca haba sentido esa intensidad con ninguna otra mujer. Cmo haba conseguido detenerse?

Pero gracias a Dios que lo haba hecho. Aunque si no lo hubiera hecho l, lo habra hecho Nell. Ella le odiaba. Ahora lo estaba fulminando con la mirada.

Ian la mir con el ceo fruncido. Es que no iba a ponerse la maldita ropa? Acaso no comprenda cmo lo atormentaba estando all de pie desnuda? La luz del fuego brillaba sobre su piel desnuda era an ms bella que cuando era una muchachita algo ms redondeada, un poco ms llena. Sus pechosSe oblig a apartar los ojos y subirlos hasta su cara. No deba mirarle los pechos.

Ella por fin se envolvi en la toalla. Debera habrsela dado l, pero para ser sinceros, no confiaba en s mismo. Apret los puos. La maldita lujuria era como una violenta fiebre. Si se mova, caera sobre ella como el animal en celo que Nell pensaba que era.

Le haba dejado bien claro haca diez aos que nunca lo volvera a querer en su cama. En todos los aos pasados desde entonces, no le haba dado ninguna indicacin de que hubiera cambiado de opinin, aunque MacNeill le hubiera dicho una y otra vez que no era reacia a la compaa masculina. Diablos, si no haca ni dos semanas que el hombre le haba enviado un mensaje diciendo que la mujer coqueteaba con el maldito administrador. MacNeill los haba pillado en la biblioteca al parecer slo momentos antes de que Pennington hubiera tenido tiempo de quitarle el vestido a Nell y tumbarla en la alfombra.

Es que no iba a ponerse algo de ropa?

Ahora, por fin coga la bata. Sostena la maldita prenda delante de ella como un escudo. Cuanto antes se lo pusiera, mejor.

Tendra que girarse de espaldas y darle privacidad para que acabara de cubrirse. Si se diera la vuelta, no seguira mirndola.

Pero no poda moverse. Era peor que un adolescente excitado, esperando echar otra ojeada a su perfectoMalditos sean todos los infiernos, era un hombre de treinta aos. Haba visto a muchas mujeres desnudas. No debera de estar jadeando, casi ciego de deseo, por el mero hecho de estar all en el dormitorio, solos Nell y l. Nell desnuda.

Le iba a dar una apopleja si ella no se pona algo de maldita ropa en ese mismo instante. Quizs hablar ayudara. Articular palabras y quizs algunas frases le apartara los pensamientos de contemplar a Nell, desnuda yQu demonios haces en mi habitacin?

No grites Nell frunci el ceo. Ian tambin la miraba con el ceo fruncido.

De acuerdo Esta vez la voz son como si estuviera hablando entre dientes. Qu malditos infiernos ests haciendo en mi habitacin?

No maldigas Acaso eso que oa era el rechinar de dientes de Ian?. Y sta no es tu habitacin, es la ma Se alej un poco dando media vuelta luchando por ponerse la bata, luego volvi a girarse, apretando bien el cinturn mientras lo fulminaba con la mirada. Como habrs notado, estaba bandome. Te sugiero que respetes mi intimidad y te vayas a buscar al ama de llaves. Es obvio que te has perdido.

S, estaba bandose y tambin desendolo.

Qu le estaba pasando? Es que ese hombre era un maldito prestidigitador? No haba sentido ese deseo desde haca diez aos. No quera sentirlo. Estaba contenta con su vida. No necesitaba ms angustia.

sta es mi habitacin La voz de Ian era dura y terca.

se era el hombre que recordaba. El hombre que haba insistido en que ella volviera a su cama una vez que se hubo recuperado. El hombre que le haba dicho que se era su deber de esposa.

Quizs tena razn segn la ley, pero ella no poda hacerlo. Si se hubiera rendido a sus exigencias, algo importante habra muerto dentro de ella. Algo adems del beb que ya estaba muertoNo es tu habitacin.

S que lo es rebati l con la mandbula hacia fuera. Ian poda ser increblemente obstinado. Todo el mundo sola decir que era slo obstinado con ella porque era la nica que tena el suficiente carcter para hacerle frente.

sta es mi habitacin Nell seal la baera y despus se ruboriz. Hubiera preferido que l no volviera a acordarse de la baera, pero sa era la manera de demostrar que tena razn. Los lacayos de Lord Motton no me la habran subido aqu si sta no fuera mi habitacin.

Ian mir la baera con el ceo fruncido.

Deben de haberse confundido. Te digo que el ama de llaves lo tena muy claro. No hay duda que sta es mi habitacin. No me he equivocado.

Pues es obvio que s lo has hecho.

No, yo solt un gruido. Espera aqu Abri la puerta y sali al pasillo.

Nell se acerc al fuego. Por supuesto que esperara all. Dnde sino iba a esperar? Ni siquiera estaba vestida, por el amor de Dios. Cogi el peine y con brusquedad empez a desenredarse el pelo.

Pasaron cinco, diez minutos. Qu le estaba llevando tanto tiempo? Se haba marchado Ian? Pero su equipaje estaba allLa puerta se abri de golpe e Ian entr con la seora Gilbert, el ama de llaves. l estaba frunciendo el ceo, y la seora Gilbert se retorca las manos.

Lo siento muchsimo, milord.

Dgale a mi Ian hizo un ruido raro, una mezcla de tos y gruido. Dgale a Lady Kilgorn lo que me ha dicho a m.

Nell se acerc con rapidez a la seora Gilbert. La pobre mujer pareca muy desgraciada.

Seora Gilbert, por favor, no se preocupe. Le aseguro que el ladrido de Lord Kilgorn es mucho peor que su mordisco.

Espera a or lo que tiene que decir, Nell.

Qu? Nell fulmin a Ian con la mirada. Por qu se estaba mostrando tan cruel? Acaso no vea que estaba asustando a la seora Gilbert? Antes no sola descargar su clera sobre los sirvientes. Oh, basta. Ests haciendo sufrir a la pobre seora Gilbert Se gir para acariciar el hombro de la mujer. Qu ocurre? Seguro que no ser tan malo como parece.

Oh, milady, mucho me temo que haya habido un malentendido.

Un malentendido? A Nell se le revolvi el estmago. Qu clase de malentendido?

Ya sabe que la seorita Smyth, la ta de Lord Motton, acta de anfitriona.

No, no lo saba.

La seora Gilbert hizo un gesto afirmativo.

Lo es. Ella es quien ha asignado todas las habitaciones. Por lo general no comete errores.

No? Y esta vez lo ha cometido?

Yo La seora Gilbert le dirigi una mirada nerviosa a Ian. S, milady, al parecer s.

Entonces Ian tena razn. sa era su habitacin. Bueno, no tena importancia. No le preocupaba, aunque insistira en que se le diera tiempo para vestirse antes de ir a su nueva habitacin.

Todo est bien, seora Gilbert. No me importa.

No le importa? Pareca como si la seora Gilbert estuviera a punto de echarle los brazos al cuello de Nell y llorar de alegra. La reaccin era algo desproporcionada para la situacin.

No creo que hayas comprendido bien el alcance del error, Nell.

No? Nell mir primero a Ian y despus al ama de llaves. Quizs sera mejor que me lo explicara con ms detalle, seora Gilbert.

La seora Gilbert palideci. Se llev las manos a la cara y luego las dej caer, como gorriones agonizando, sobre la falda.

La seorita Smyth no ha debido de haber entendido no debe de haber sabido que usted y milordElla y milord? Nell sinti un inesperado revoloteo en su interior y se arm de valor.

Vamos, seora Gilbert, dgamelo.

La seorita Smyth me dijo que pusiera a Lord y Lady Kilgorn, a ustedes dos, milady, en la habitacin del Cardo la seora Gilbert carraspe. Deba de pensar que la inteligencia de Nell era ms bien poca, algo nada sorprendente ya que Nell se senta bastante estpida en aquel momento, porque volvi a repetir. Juntos milady. En una habitacin. Aqu.

Oh La situacin era algo incmoda, pero seguro que lo embarazoso del asunto sera algo momentneo. No era necesario que la seora Gilbert pareciera tan afligida. Nell esboz una dbil sonrisa. Pero eso es fcil de arreglar, verdad? Basta con que traslade usted a uno de nosotros. Y ya que Lord Kilgorn parece reacio a cambiar de habitacin, no me importa ser yo la que lo haga, slo djeme vestirme y reunir mis cosas.

Era extrao que Ian no se comportara como un caballero y se ofreciera a coger otra habitacin, pero deba de tener sus razones. Se le hizo un nudo en el estmago cuando la razn obvia le vino a la mente. Deba de haber organizado ya una cita con alguna amante, con Lady Remington probablemente.

La boca de la seora Gilbert se movi, pero al parecer la pobre mujer no poda articular palabra. Fue Ian el que habl.

La solucin no es tan sencilla, Nell.

Ah. Por qu no? Nell se gir otra vez hacia la seora Gilbert. Pareca como si el ama de llaves estuviera a punto de desmayarse.

El problema es La seora Gilbert trag saliva con tanta fuerza que ellos pudieron ver cmo se le mova la garganta. La complicacin el problema es bueno, ver usted La mujer se qued callada y busc a Ian con la mirada. Nell tambin le mir. Tena los labios contrados en una media sonrisa extraa, casi desesperada.

El problema es dijo Ian, que no hay ningn otro dormitorio disponible.

Captulo 2Nell todava lo miraba boquiabierta cuando la puerta se cerr detrs de la seora Gilbert, pero el chasquido del picaporte la sac de su estupor. Cerr la mandbula de golpe, cruz los brazos con fuerza, y fue hacia la chimenea con paso majestuoso.

Maravilloso. Ian observ su espalda tiesa. Lo mismo podra llevar puesto un letrero con letras grandes diciendo: PROHIBIDO EL PASO.

Qu diablos iba a hacer l ahora? Ian ech una mirada a la diminuta habitacin. Luego mir la cama. Cmo se las iban a arreglar? Era el nico maldito mueble slido de ese pequeo agujero.

No poda quedarse aqu. Y desde luego no poda dormir ah. Dormir? Ja! Dormir era lo ltimo que quera hacer en aquella cama.

Era un idiota, un total y completo idiota. Uno pensara que despus de todo ese tiempoVolvi a mirar a Nell. Ella todava tena la mirada perdida en el fuego, ignorndolo tal como lo haba hecho en los ltimos diez aos.

Maldicin y mil veces maldicin.

Quiso gritar, tirar algo, hacer algo para obligarla a reconocer su existencia.

Cuando la sigui a Pentforth Hall haba esperado un par de semanas, pensando que ya se habra recuperado se encontr con la puerta cerrada. A l, al conde de Kilgorn, al dueo de la propiedad, lo haban mandado al cuerno. No MacNeill, por supuesto, el mayordomo saba quin le pagaba el sueldo. Fue la seora MacNeill quien le dijo que Nell se negaba a verlo.

Se negaba a verlo! Apret con fuerza los puos. Pensar en ello todava tena el poder de enfurecerle. La seora MacNeill haba dicho mucho ms, pero l estaba demasiado enfadado bueno, y tambin dolido para escucharla. Entonces tir algo, despus de todo slo tena veinte aos, y ese dolor era algo nuevo. Haba lanzado algn horrible adorno a la chimenea. Le pareci escuchar msica celestial cuando se rompi en mil pedazos.

Se desaboton el abrigo. Por qu le haba rechazado Nell? An ahora segua sin entenderlo. Era su esposa. Haba jurado obedecerle. Las leyes de la Iglesia y del Estado la obligaban a someterse a l, y ella no haba tenido siquiera la cortesa de verle. No es que l fuera un libertino. El aborto no haba sido culpa suya. Maldicin, l no era culpable.

Se quit el abrigo y lo lanz sobre la cama. Y la haba amado. Ella haba sido su primer amor, su nico amor. Tena diecinueve aos, era poco ms que un nio, cuando se casaron. Y tambin era virgen. Haba descubierto el cielo en los brazos de Nell. Se haba sentido feliz, orgulloso y para ser sinceros, malditamente arrogante cuando su semilla haba echado races con tanta rapidez. S, se sinti decepcionado cuando ella perdi al beb, pero crea que podran volver a intentarlo.

Neg con la cabeza. No consegua entender porque haba tenido que perder a su hijo y a su esposa. Acaso Nell nunca lo haba amado? Era eso?

Dios, l s la haba amado. Ella se haba llevado su corazn al marcharse. Nada, nunca, haba vuelto a ser lo mismo.

Empez a desabotonarse el chaleco. Estaba sudado, cansado y sucio por el trayecto desde Londres. La baera con agua estaba all. l tambin podra usarla. Seguro que a Nell no le importaba; ella ya se haba baado. Todava segua all, delante del fuego, peinndose el pelo largo y negro.

Dios, era tan hermosa. l le sola decir tonteras como que su cabello era tan oscuro como una noche sin luna. Qu jovencito ms tonto era, creyndose casi un poeta. Pero era verdad. Sus cabellos eran tan negros como una noche sin luna y sus ojos tan azules como las aguas del lago Kilgorn.

Pero no fue slo por su cuerpo por lo que l la haba cortejado. Estaba tan llena de vida cuando era joven, tan llena de alegra.

Dej caer el chaleco encima del abrigo. Y l haba sido tan tonto. Haba dejado Pentforth enfadado, lvido, pero la ira se haba desvanecido con rapidez. La haba aorado tanto que casi se convirti en un dolor fsico. Haba sentido tanto su ausencia que le haba escrito, carta tras carta durante aquel primer y horrible ao, poniendo el corazn en cada palabra, incluso, a pesar de que le avergonzaba tener que admitirlo, haba llorado sobre algunas de ellas. Nunca haba recibido una sola palabra en respuesta.

Cmo deba de haberse redo de l, si se haba molestado en leer lo que le haba escrito.Le haba enviado a Nell una ltima nota en su decimonoveno cumpleaos. Cuando la respuesta tambin fue el silencio, la apart de su mente.

O eso le hubiera gustado creer. Ella le atormentaba, incluso cuando estaba en la cama con otra mujer. Y ahora la imagen de Nell desnuda en la baera, con el agua deslizndose por aquellos pechos preciosos y exuberantes, quedara grabada a fuego en su cerebro para toda la eternidad.

Quizs fuera algo bueno el verla otra vez. Con un poco de suerte, la experiencia sera tan dolorosa que por fin se curara de su obsesin por ella.

Lady Remington no ha llegado an?

Qu? pregunt l alzando la mirada. Nell todava tena los ojos clavados en el fuego y haba logrado hacer desaparecer de su voz cualquier emocin. Por qu? Saba que Caro era su amante? Sin duda alguna no le importaba.

Lady Remington. An no est aqu?

Lady Remington no va a venir dijo l desatndose el pauelo. Caro se haba puesto pesada tambin con eso. Haba intentado obligarle a conseguir una invitacin para ella, pero Ian se haba dado cuenta de que le gustaba la idea de estar sin ella durante unos das, lo que era un signo definitivo que haba llegado el momento de dejar de verla.

Oh.

Observ a Nell. Ese tono pareca complacida por la ausencia de Caro.

Qu ms te da si ella est aqu o no?

Nell se encogi de hombros.

Slo me interesaba saber si iba a tener que sentarme en la mesa con la amante de mi marido.

Ah As que saba lo de Caro. No debera estar sorprendido. No se haba esforzado mucho en ser discreto. Caro era viuda, y a l no se le haba ocurrido que a su esposa le importara si a l le daba por fornicar en los jardines de Almacks. Bueno, ella no estaba libre de culpa como para tirar la primera piedra. He de entender que yo no voy a encontrarme con Pennington?

Intent que no se le notara el veneno en su voz. No quera que Nell pensara que estaba celoso, que le importaba lo ms mnimo lo que ella hiciera en su cama. Se sac con brusquedad la camisa de la cinturilla del pantaln.

El seor Pennington? Por fin se dio la vuelta para mirarlo. Es el administrador de Pentforth. Por qu iba a estar aqu?

MacNeill dijo que se ha convertido en algo ms que un empleado Le era imposible detener las palabras. O que est empleando su tiempo en algo ms que en administrar la finca.

Cmo te atreves? Los ojos de Nell centellearon y se apart del fuego. Y no me gusta que hagas que los criados me espen.

l gru y agarr el bajo de la camisa.

MacNeill no es un espa, es el mayordomo.

Es un espa, como t muy bien sabes y qu ests haciendo?

No es obvio? Se quit la camisa por la cabeza. Cuando se libr de la prenda se dio cuenta que Nell le miraba el pecho como si estuviera consternada y fascinada a la vez. l baj la mirada. Su pecho se vea igual que siempre, pero otra parte de su cuerpo responda a su atencin de una manera totalmente inadecuada. Sera mejor que Nell no bajara ms la mirada o de verdad se quedara consternada. Volvi a alzar los ojos hacia ella. T ya no vas a usar el agua otra vez, verdad? Puso las manos en sus pantalones. Nell chill.

Te ests quitando la ropa!

Lo normal es que uno se quite la ropa antes de tomar un bao Esa mujer actuaba como una tmida virgencita. Qu haca Pennington, o no haca para ser ms exactos, con ella? Seguro que el hombre no haca el amor con la ropa puesta, verdad?

Pero no puedes quiero decir no debes No irs a meterte en esa baera, verdad?

Nell no debera estar tan nerviosa. Deba de ser una actuacin. Incluso aunque Pennington fuera un amante aburrido, segn MacNeill ella se haba entretenido con bastantes ms hombres como para mostrarse alarmada por verlo desnudo.

Acabo de llegar. El agua est aqu, y no voy a presentarme ante los invitados de Motton todo sucio.

Ella mir a su alrededor.

No deberas esperar a tu ayuda de cmara?

Es que acaso pensaba que haba escondido al hombre en la maleta? Se encogi de hombros y se dio cuenta de cmo los ojos de Nell se dilataron ligeramente al ver el movimiento.

Crandall no se senta muy bien, as que lo dej en casa. Me las arreglo bien yo solo.

Que lo condenaran si los ojos de Nell no volvieron a quedarse clavados en sus hombros y su pecho.

Dio un paso hacia la baera y la lengua de ella se desliz por su labio inferior, humedecindolo.

Desde luego toda aquella atencin lo excitaba. Una parte de l estaba muy estimulada. Si dejara caer ahora la ropa que an llevaba puesta, Nell podra echarle un buen vistazo.

Acaso podra sera posible Debera intentar seducirla? Lo ms probable es que lo rechazara de nuevo, pero podra valer la pena el riesgo. Era diez aos ms mayor; ahora su corazn estaba bien protegido.

Si pudiera llevarse a Nell a la cama, l se dara cuenta por fin que ella no era diferente a cualquier otra mujer. Y se curara de aquella enfermedad.

Esboz una ligera sonrisa. Vala la pena intentarlo. Como Nell haba indicado, Caro no estaba all. Y ellos estaban confinados en ese cuartito con su camita.

Puede que Crandall no est aqu, pero t s. As que puedes ayudarme.

Oh, no, yo Agarr con firmeza el peine con las manos y retrocedi hacia el fuego de la chimenea.

Cuidado. No creo que quieras que esa preciosa bata acabe envuelta en llamas.

Ay exclam alejndose de la chimenea de un salto.

Ian se sent en la silla y estir las piernas. Nell todava lanzaba ojeadas a su pecho.

Ven a ayudarme a quitarme las botas.

Las botas?

S dijo l alzando una pierna. Esas cosas de cuero que llevo en los pies.

Ella frunci el ceo.

S lo que son unas botas.

S, eso supona, pero empezaba a dudarlo Intent poner la expresin ms lastimera posible. Me haces el favor? Conseguira quitrmelas forcejeando con ellas, pero sera mucho ms fcil si t me ayudaras.

Ella ech una ojeada hacia la puerta.

Annie entrar de un momento a otro.

Lo dudo. Creo que la seora Gilbert ha decidido que necesitamos tener intimidad.

Intimidad? Desde cundo les importa a los criados la intimidad de uno?

Desde que ese uno ha estado alejado de su esposa durante diez aos contest l con suavidad. Yo puedo hacerte de criada. Lo hice bastantes veces al principio de nuestro matrimonio.

Nell se ruboriz.

Era diferente. Y no haremos nada que requiera intimidad.

Los detalles del acto que requera ms intimidad invadieron de golpe la mente de Nell. Cerr los ojos durante un momento. No haba pensado en esa actividad durante aos. Y no quera pensar en ella ahora, pero era como si una presa construida con esmero hubiera reventado. Los recuerdos la inundaron, arrasando con cualquier pensamiento racional. Casi poda sentir sus dedos en la piel, su boca en los pechosEl fuego de la chimenea deba de haber prendido en algn leo an sin quemar; la temperatura haba subido de golpe.

Recorri con los ojos el pecho masculino y los hombros y los brazos otra vez. Haba tenido esos msculos tan bien definidos cuando era ms joven? Seguro que no. No recordaba unas curvas tan esculpidas.

Pero s recordaba la sensacin de sus brazos rodendola con fuerza, haciendo que se sintiera segura. Record el consuelo que le haban dado cuando la comadrona le dijo que haba abortado.

Cmo haba podido olvidarse de eso? Ian la haba abrazado mientras ella sollozaba, habiendo perdido, junto a su beb, sus sueos y la confianza en el mundo.

Parpade para contener las lgrimas. No quera recordar. Los recuerdos dolan demasiado.

No? No necesitaremos intimidad? se medio ri Ian de ella, con un atisbo de brillo en los ojos. Qu pena.

Oh, Dios, esa sonrisa. Converta al laird duro y severo en un hombre malicioso y seductor. Le haca parecer diez aos ms joven, demasiado parecido al muchacho del que se haba enamorado.

Qu ridiculez. Ese muchacho, al igual que la muchacha que ella haba sido, haca tiempo que haba desaparecido. Si tena que recordar, debera considerar todas las amantes que l haba tenido. Se apret con ms fuerza el cinturn y lo fulmin con la mirada.

No me mires con el ceo fruncido, Nell Los ojos de Ian parecan invitarla a compartir algn secreto con l.Pues no No qu? Que no la provocara? Que no se burlara de ella?Que no la sedujera?

Era eso lo que le daba miedo? Pero por qu? Ya no se la poda seducir; el placer haba muerto cuando muri su beb. Cerr los ojos, esperando que la inundara aquella terrible tristeza tan familiar.

No sucedi.

Lo que pasaba es que estaba cansada y alterada. Distrada. No haba esperado encontrarse con Ian.

Volvi a echar una ojeada a su pecho y luego se oblig a bajar y clavar la mirada en sus botas.Sera infantil no ayudarle. Le ayudara ahora, y despus se alejara y se sentara en la cama bueno, quizs no en la cama. Separara la silla lo ms posible de la baera y leera hasta que l se hubiera baado, se hubiera vestido, y se hubiera marchado, dndole a ella la intimidad para vestirse.Oh, est bien Se acerc a l, agarr la bota y tir. Durante un momento no pas nada y luego sali con ms facilidad de lo que haba esperado.

Ay! grit al trastabillar hacia atrs y caer de culo.

Ests bien? Era obvio que Ian se esforzaba por aguantarse la risa. Ms le convena no rerse, porque si lo haca, le abrira la cabeza con esa maldita bota.

Estoy bien Se puso en pie y agarr la otra bota, tirando de ella con ms cuidado. Eso es. Ya est.

Gracias dijo l y se puso en pie sin darle tiempo a retirarse a una distancia segura. Ella volvi a trastabillar y de nuevo perdi el equilibrio. Ian la sujet con fuerza pero con suavidad.

Lo tena tan cerca ahora. Ella era alta, pero l lo era an ms. Si se inclinase muy ligeramente hacia adelante podra rozarle el pecho con los labios. Si se estirase justo un poco hacia arriba podra besarle la clavcula. SiRetrocedi y l la dej ir, pero haba una luz en sus ojos que le provoc sensaciones inquietantes en su estmago.

De nada contest ella dando media vuelta y apartndose. La inquietud que senta era muy comprensible. El haber visto a Ian el estar con l en aquel reducido espacio haba sido toda una conmocin. Una vez que se adaptara a la situacin, estara bien.

S. Y tambin estara bien compartiendo con l aquella cama tan, tan pequea. Ian sola estirarse, ocupando todo el espacio. Lo hara todava?

No iba a averiguarlo. Seguro que la seora Gilbert se equivocaba. Seguro que haba alguna otra habitacin a la que l, o ella, pudieran trasladarse. Quizs ella misma podra dormir con alguna de las otras mujeres.

Podra pedirle a Ian que colocara la silla al otro lado de la habitacin, y ms tarde, cuando se hubiera vestido, buscara a la seora Gilbert.

Ian Se dio la vuelta sin pensar y se encontr mirando el trasero desnudo de su marido mientras l rebuscaba en su equipaje. Un culo prieto y musculoso.

Qu? Se gir para mirarla y ahora tena delante de los ojos algo ms, algo que creci bajo su mirada, ponindose grueso, largo yTuvo que obligarse a apartar los ojos y mirarlo a la cara. Ian tena una expresin sombra y ardiente y poco a poco sus labios se curvaron en una media sonrisa.

Muchacha, puedes mirar todo el tiempo que quieras.

Ella se gir hacia el fuego.

No seas ridculo.

Ian siempre se haba sentido cmodo con su cuerpo. Nunca le haba importado pasearse desnudo por la habitacin.

Sera mejor que no creyera que all poda hacer lo mismo.

Tena que conseguir otra habitacin. Estando all con Ian, se senta indispuesta. Dolorida. Necesitada.

No quera sentirse as. No quera sentir nada. Sentir dola demasiado.

Oy el ruido del agua contra los costados de la baera.

Me puedes dar el jabn, Nell?

Cgelo t Se negaba a mirarlo otra vez. Debera irse de all ahora mismo, pero no estaba vestida, y desde luego no iba a vestirse con Ian en la habitacin.

No llego. Me hars el favor, Nell?

Oh, por el amor de Dios.

Dnde est?

En el suelo, debajo de la silla. Seguramente sali volando cuando te caste.

Ella se ruboriz. Haba algo ms embarazoso que arrojarse desnuda al suelo al ver por primera vez a tu marido despus de una dcada?

Ests seguro de que no llegas?

S. Est demasiado lejos y si te das la vuelta, vers que ya estoy metido en la baera.

Ya s que ests en la baera. No puedes salir y cogerlo?

Dejar todo el suelo mojado. Cualquiera dira que te estoy pidiendo que vayas a Glasgow, Nell.

Oh, est bien Desvi la mirada lo justo para poder ver el jabn, cogerlo y empujarlo hacia Ian. l se ri entre dientes.

Qu pasa, Nell, te has vuelto tmida? Antes no lo eras. Solas mirar con bastante entusiasmo.

Basta! Ahora s que lo mir. Estaba lo bastante enfadada como para no tener ningn problema en dirigir la mirada slo a la cara. No puedes volver a mi vida por una casualidad y actuar como si los pasados diez aos no existieran.

La expresin de su rostro se volvi fra y en sus ojos apareci una mirada dura.

Fuiste t la que me dejaste, Nell. Intent verte; te escrib una carta tras otra. Y t me rechazaste una y otra vez.

Nell apret los labios. Haba estado tan enfadada el primer ao, enfadada y enloquecida. Pero no tena importancia. Ian no haba entendido, nunca entendera por qu ella haba llorado tanto a un diminuto trocito de carne, a un beb que haba muerto incluso antes de que su vientre hubiera empezado a hincharse.

Ahora no poda hablar de ello.

Yo Neg con la cabeza. Es Ha pasado demasiado tiempo. La herida es demasiado profunda para que la cure algo tan frvolo como esta fiesta casual, este encuentro fortuito.

Quizs este encuentro es una oportunidad.

l no iba a perturbar su paz de esta manera. A Nell le haba costado demasiado dolor y demasiado tiempo conseguirla.

No ser acaso ests buscando a alguien que caliente tu cama mientras Lady Remington no est disponible? Es de eso de lo que se trata? Vio cmo Ian se ruborizaba. Ah, as que haba dado en el clavo. Ignor el vaco que le provoc aquel pensamiento. Lo que quera sentir era ira. La ira siempre la haba salvado en el pasado. Por cierto, dnde est Lady Remington? Tena otro compromiso? Lo lgico sera que lo rompiera para venir aqu contigo.

Ian entrecerr los ojos.

Lady Remington no ha sido invitada.

No? Vaya, me sorprende continu ella, echando ms lea al fuego de la ira. Haba perfeccionado el arte del sarcasmo durante aos. Era un modo excelente de repeler avances no deseados. No lee Lord Motton las pginas de sociedad? No conoce las identidades de Lord K. y Lady R.?

La expresin en el rostro de Ian se volvi ms rgida y su voz son ms inglesa, precisa y fra.

No tengo ni idea de lo que hace o deja de hacer Lord Motton. No saba que t leyeras esas tonteras.

Pues lo hago. Me gusta estar al corriente de tus galanteos. Es tan entretenido mantenerse al da de tus aventuras La ira le haca bien, y se daba cuenta que estaba enfureciendo tambin a Ian. Me parece que hubieras podido conseguirle una invitacin.

Quizs se la hubiera conseguido, si lo hubiera intentado.

Oh, entonces no deseabas que tu amante te estorbara. Esperabas encontrar una sustituta en esta fiesta, alguien ms joven, ms divertida? Pobre Lady Remington.

El rostro de Ian estaba rojo por la rabia. Era asombroso que no hiciera que el agua de la baera empezara a echar vapor.

Baj la mirada hacia el agua y la volvi a levantar de inmediato hacia su cara. El agua estaba excepcionalmente clara. Poda ver todo. Al menos aquella parte de l se haba calmado, a diferencia del resto de Ian. Tena la mandbula tensa, as que deba de estar apretando los dientes. Desde luego las palabras que pronunci, sonaron como si lo hiciera.

Quizs eche un vistazo a ver si encuentro algo interesante. Normalmente no tengo problemas en encontrar compaeras de cama y supongo que nuestra situacin en un espacio tan reducido ayudara, verdad? Ests segura que no te interesa? Aunque supongo que una esposa no puede ser una amante, verdad?

Nell le hubiera abofeteado con gusto.

T, engredo, arrogantePinsatelo bien. As sera mucho ms cmodo compartir la cama. Cmo muy bien has dicho, yo no tengo a Caro y t no tienes a PenningtonPennington? Ella misma tambin podra generar un poco de vapor. Cmo se atreva a lanzarle a aquel asqueroso y baboso pulpo a la cara?

MacNeill dijo que te estaba abrazando en la biblioteca.

Exacto. l me abrazaba, yo no le abrazaba a l. T fuiste quin enviaste a ese hombre a Pentforth. En qu estabas pensando?

Desde luego no estaba pensando en enviar un amante a mi esposa!

De verdad crees que Pennington y yo en serio piensas que nosotros?

Ian se encogi de hombros.

Eras una muchacha muy lujuriosa. No soy ningn ingenuo s que las mujeres tienen necesidades. Han pasado diez aos desde que nosotros Su voz se suaviz. Asumo que durante estos aos has tenido amantes, Nell, slo que t has sido muy discreta, y no me has presentado al mocoso de otro hombre, algo por lo que te estoy agradecido, por cierto.

Nell se haba quedado con la boca abierta. Quera llorar y gritar al mismo tiempo. Quera ahogar a ese perro callejero despreciable, ruin e ignorante. Es que no entenda nada?

Le golpeara, le estrangulara, leTodava tena la pastilla de jabn en la mano. Pens en lanzrsela a la cabeza, pero se la arroj a la baera, haciendo que toda el agua salpicara.

Esperaba de todo corazn haber dado en el blanco.

Captulo 3

Al parecer lo haba estropeado todo.

Ian abri la puerta del dormitorio para salir al corredor y dej pasar delante a Nell. Ella le haba exigido que saliera en cuanto se hubiera puesto la ropa, pero l le haba recordado que tena que ayudarla a vestirse. Haba sido algo bastante incmodo, parecido a ponerle la ropa a una estatua. No haban intercambiado ni una sola palabra innecesaria desde que ella haba intentado castrarlo con la pastilla de jabn. Ian se estremeci. Gracias a Dios que el agua haba amortiguado la velocidad de aquel misil. Era inquietante lo buena que haba sido su puntera.

Vas a cogerme del brazo?

Ella le dirigi una mirada helada y empez a recorrer el pasillo, sola. Maravilloso. Ian alarg el paso. No iba a perseguirla hasta el saln de Motton.

No te parece que ests siendo un poco infantil?

Ella le fulmin otra vez con la mirada, con los ojos entrecerrados y las fosas nasales ensanchadas.

Si aprietas ms los dientes, te rompers la mandbula.

Nell hizo un ruidito, una mezcla entre siseo y gruido, y camin an ms rpido.

Diablos! No era culpa suya si haban acabado juntos a esa habitacin tan pequea. l era tan vctima del retorcido humor de la seorita Smyth como ella.

Ian le ofreci el brazo cuando llegaron a la escalera. Nell agarr el pasamanos.

Dios! Y qu si haba coqueteado con ella? l era un hombre. Maldita fuera, todava era su marido ante la ley. Podra haber insistido en que ella se subiera a esa cama y cumpliera con sus deberes de esposa. No lo hara, por supuesto. No necesitaba una compaera de cama reacia.

Aunque no hubiera sido reacia. Demonios, si haba sido casi incapaz de apartar los ojos de l. l haba estado conteniendo el aliento, esperando que lo tocara, que pasara los dedos por su piel desnudaPodra haberla seducido. Seguro que ella lo saba, Nell nunca haba sido tonta. Y no tena por qu subirse a la parra. Puede que l hubiera tenido amantes, pero ella haba tenido muchos "amigos" masculinos.

La mir de reojo. La cara de Nell pareca esculpida en piedra. No se dignaba ni a mirarle.

Debera divorciarse de ella. Caro haba estado bromeando con eso casi desde la primera vez que se haba metido en su cama. El motivo era obvio, por supuesto, ella quera ser su siguiente condesa. El infierno se helara antes de que eso pasara.

La verdad es que haba estado usando su estado de casado como proteccin, para evitar a las madres a la caza de maridos y a sus hijas. Cualquier mujer que decidiera enredarse con l saba desde el principio que un anillo de boda no entraba en el juego. Era perfecto para l. No tena ningunas ganas de volver a pasar por la vicara.

Pero ahora tena treinta aos. Ya no poda ignorar la realidad de su posicin, necesitaba un heredero. No tena hermanos o primos masculinos esperando entre bastidores. Y para tener un heredero, necesitaba una esposa, una esposa de verdad. Una mujer que, aunque no le diera la bienvenida, al menos le permitiera meterse en su cama y en su cuerpo. Era obvio que Nell no hara ninguna de las dos cosas.

Le insistira a Motton para que arreglara esa situacin infernal del dormitorio y luego la evitara durante los das que durara la fiesta. Cuando regresara a Londres, se ocupara de dar fin a su matrimonio.

Malditos infiernos, tena la sensacin de que su estmago se le haba llenado de plomo. Le gustara golpear algo. A alguien. Tal vez a Motton, no estara bien que pegara a la seorita Smyth.

El lacayo los vio y se apresur a abrirles la puerta, apartndose de su camino casi de un salto.

All estaba Motton, al lado de la chimenea, hablando con dos mujeres jvenes idnticas. Por l como si fueran monas amaestradas.

Motton.

El hombre arque una ceja. Las mujeres dejaron de parlotear, sorprendidas. Claro que l no se haba mostrado corts precisamente. Bien, no se senta corts.

Si puedes atenderme un momento hizo un gesto sealando a Nell, hay algo urgente de lo que tenemos que hablar.

Ah La sonrisa de Motton permaneci en su rostro, pero la mirada de sus ojos se volvi vigilante. QuLord Kilgorn, Lady Kilgorn, es encantador verles.

Ian estaba seguro que no haba nada encantador en l en aquel momento. Se dio la vuelta para ver quin haba hablado. Una mujer bajita de pelo gris le sonrea.

El ceo fruncido de l se hizo ms profundo; la sonrisa de ella se volvi ms amplia. De hecho, sus ojos azules resplandecan.

Me permiten presentarles a mi ta, la seorita Winifred Smyth? dijo Motton. Le dirigi a la mujer una mirada bastante sarcstica. Ella le dio unas palmaditas en el brazo.

Tienes un poco de indigestin, verdad, Edmund? No te preocupes. Tengo justo el remedio para eso. Si quieres, te dar un poco ms tarde.

No, gracias Motton esboz una sonrisa. La ltima vez que prob uno de tus remedios de curandera, ta Winifred, tuve que ir al mdico para que me curara de tu cura.

Qu disparate. Lo ms probable es que tomaras demasiado, o no lo suficiente.

La seorita Smyth se volvi hacia Ian y su sonrisa fue an ms brillante, si eso era posible.

Siento muchsimo no haber estado para darle la bienvenida cuando ha llegado. Confo en que todo lo haya encontrado a su gusto.

Motton se atragant con el jerez.

La verdad es, seorita Smyth, que las cosas no estn a mi gusto.

Oh, lamento mucho or eso, Lord Kilgorn. Qu es lo que no le gusta?

Es que se haba metido en un manicomio sin darse cuenta?

Quizs podramos hablar de eso en algn lugar ms privado. Es un asunto algo delicado No es que todo el saln no supiera ya que Nell y l estaban distanciados. Desde luego Motton lo saba o no tendra esa expresin vaca cuidadosamente pegada a la cara. La seorita Smyth deba de ser la nica mujer en toda Inglaterra y Escocia que no era consciente de su situacin, si es que de verdad la ignoraba.

Por supuesto La voz de la seorita Smyth sonaba tan alegre como si estuvieran charlando sobre un suave da de primavera. Vamos al saln verde? Edmund, por qu no traes un poco de jerez?

Una idea magnfica Motton cogi un decantador e hizo seas a Ian y a las seoras para que le precedieran.

El saln era una salita sencilla con un sof, dos sillas tapizadas, mesitas esparcidas por todos lados y sin ningn atisbo de verde.

Antes era verde dijo Motton, cerrando la puerta tras l, pero mi madre odiaba el color, as que la pint el da siguiente de casarse con mi padre. Un poco de jerez?

Por favor Sera preferible un whisky, pero llegados a este punto, Ian tomara cualquier cosa que tuviera alcohol.

Observ a la seorita Smyth. Cmo se enfadaba uno con una mujer excesivamente cordial que por su edad podra ser su propia madre? Nell estaba sentada en el sof dorado junto a ella. Quizs tendra que ser ella la que se encargara de este asunto.

O quizs no. La seorita Smyth se inclinaba y acariciaba la mano de Nell.

No diga ni una palabra hasta que haya tomado un poco de jerez, Lady Kilgorn. Pobrecita. Parece usted necesitar un reconstituyente.

S, buenoY yo tambin me tomar uno, Edmund, una copita llena, por favor.

Por supuesto Motton les dio sus bebidas a las damas.

La seorita Smyth tom un sorbo y mir a Nell con una amplia sonrisa.

Sabe? Me hace mucha ilusin que conozca a Theo, Lady Kilgorn. Es usted la clase de persona alegre que disfrutara con l.

Alegre? Ian parpade. ltimamente, Nell era todo menos alegre.

Theo no, ta Winifred gimi Motton.

Y a Edmund! la seorita Smyth se ri. Oh, no este Edmund, otro Edmund.

Motton volvi a gemir, esta vez ms alto.

Edmund tampoco. Sin duda alguna, Edmund no. Antes ha estado dando muchos problemas.

Oh, vamos! La seorita Smyth agit una mano desdeosa hacia Motton. Dnde est tu espritu aventurero?

No en un saln con un mono suelto.

Un mono? Nell casi se ahog con el jerez.

S, as es. Un pequen dulce, bien educadoMotton buf.

La seorita Smyth lo mir indignada.

un mono muy simptico, pero nunca llegar a comprender por qu le puse el nombre de mi sobrino. Mi Edmund no es ningn torpe.

Y Theo? pregunt Nell sonriendo. Incluso pareca que hasta podra echarse a rer.

Theo es el loro de la ta Winifred Motton puso los ojos en blanco. El Loro Parlante.

Oh Y entonces Nell solt una risita.

A Ian se le ocurran muchas cosas que decir, pero ninguna de ellas era apropiada para el saln de una dama. Por lo visto haban ido a parar a un zoo y a un manicomio a la vez. Pero al ver que Nell se lo estaba pasando bien, a l tambin se le levant el nimo.

La seorita Smyth tom un sorbo de jerez.

Pero no hemos venido aqu para hablar de mis mascotas, verdad? Han dicho que tenan un problema. Cul es, Lady Kilgorn?

Cualquier signo de alegra desapareci de la expresin de Nell.

Es por nuestra habitacin, seorita Smyth dijo ella.

Estn ustedes en la Habitacin del Cardo, verdad? La seorita Smyth sonri. Cre que era una idea muy buena, ya que son ustedes escoceses.

S, peroLa seorita Smyth frunci el ceo.

Es demasiado pequea? Seguramente no es a lo que estn acostumbrados. Les pido disculpas.

El problema no es el tamao, seorita Smyth, es bueno sin duda usted ya lo sabe Nell se encogi de hombros de forma elocuente.

La seorita Smyth la mir parpadeando.

Sin duda s qu, Lady Kilgorn?

Que Lord Kilgorn y yo estamos Nell se encogi de hombros otra vez.

Lo siento. No comprendo La seorita Smyth cometi el error de mirar a Ian.

De verdad que aquella mujer no lo saba?

Seorita Smyth dijo l, sin duda es usted consciente del hecho, del por todos conocido hecho, de que Lady Kilgorn y yo no hemos vivido juntos durante los ltimos diez aos.

Oh La seorita Smyth frunci el ceo. Pero todava estn casados, verdad?

S, tcnicamente s, peroFue como si el astro rey hubiera salido de detrs de una nube.

Bien, entonces es perfecto. Ser una excelente oportunidad para conocerse de nuevo.

Nell tom otro sorbo de t, mientras escuchaba a medias a Lady Wordham, una dama de pelo blanco, la abuela del divorciado Lord Dawson, y a Lady Oxbury, una mujer delicada de unos cuarenta aos, que estaba all con su sobrina, Lady Grace Belmont, la hija del conde de Standen. Estaban hablando de gente de la que Nell nunca haba odo nombrar.

Los hombres entraran en el saln dentro de poco, en cuanto acabaran sus copas. Podra escaparse ahora e ir a refugiarse a su habitacin?

No, no era su habitacin, era suya y de Ian. Era ms una trampa que un refugio.

Cmo iba a sobrevivir los das que duraba aquella fiesta? La comida haba sido una tortura, sentada entre Ian y el seor Boland, un hombre delgado y algo calvo de edad indeterminada que se mostr ms interesado en la carne de cordero de su plato que en sus compaeros de mesa. Uno pensara que el pobre hombre no haba comido en un mes. Haba intentado darle conversacin incluso hablando de la carne que tena en el plato pero l contestaba a cada una de sus tentativas con un gruido, una mirada furiosa y masticando con energa.

Cerr los ojos por un momento. Haba sido demasiado consciente de Ian. Hubiera jurado que senta el calor que emanaba de su cuerpo. Haban estado sentados muy juntos. Alguien, probablemente la seorita Smyth, haba decidido poner una silla adicional en la mesa justo a su lado. No poda moverse sin rozarlo.

Haba sentido su muslo pegado al de ella. Haba observado cmo aquella mano grande y fuerte coga la copa y envolva el tallo con los dedos largos, y el anillo de sello de oro macizo que brillaba a la luz de la vela. La manga de su chaqueta con el musculoso brazo dentro, un brazo que ella haba visto desnudo en toda su gloria slo unas horas antes le roz el brazo ms de una vez.

La primera vez que haba pasado, ella intent poner ms espacio entre los dos, inclinndose hacia el seor Boland. El seor Boland la haba fulminado con la mirada como si sospechara que Nell le arrebatara las gambas untadas con mantequilla del plato.

Le gustara un poco ms de t, Lady Kilgorn?

Nell peg un brinco, salpicndose el corpio con unas gotas del lquido. No haba visto acercarse a la seorita Smyth.

No, gracias. Est bien as.

Usted tambin, Lady Kilgorn?

Yo tambin qu?

Si tambin est bien as Y movi las cejas de arriba a abajo. Era obvio que no hablaba del t.

Bueno, yo

Quizs ste es el momento de un cambio La seorita Smyth se inclin hacia ella, esbozando una pequea sonrisa. A veces se encuentran oportunidades en los lugares ms inesperados, verdad?

Cmo?

Pinselo, querida Lady Kilgorn le dio a Nell unas palmaditas en la mano. Le pido disculpas por mi error. Hablar con la seora Gilbert maana por la maana y ver que se puede hacer. Ahora, si me disculpa.

S, por supuesto Nell observ como la seorita Smyth se escabulla por la puerta.

Era muy difcil creer que una casa de aquel tamao no tena habitaciones de sobra, pero la seorita Smyth haba puesto excusas del tipo de techos agujereados, molduras estropeadas, moho, chimeneas obturadas, incluso invasin de roedores. Ech una mirada a su alrededor. No pareca que el conde descuidara hasta ese punto su casa, aunque en la sala verde no haba protestado ante la historia de su ta, sino que se dedico a acabarse el jerez con toda tranquilidad y a observar un florero negro y dorado colocado sobre una inmaculada mesita.

Ah vienen! Las dos seoritas Addison dieron un brinco sobre sus asientos cuando la puerta se abri y el primer confiado varn cruz el umbral.

Lady Oxbury frunci el ceo.

No entiendo por qu la seora Addison no controla ms a sus hijas.

Probablemente porque est en su habitacin con una botella de brandy La seora Wordham movi con pesar la cabeza. Me temo que ya ha dado por imposible el intentar controlarlas. Una pena. No puedo aceptar de buen grado el modo en que persiguen a mi nieto.

Sin embargo, Lord Dawson mostr ser un experto en esquivar a las gemelas. Consigui mantener a Ian entre l y las Addison, luego se desliz tras la bandeja de t para llegar hasta Lady Grace.

Bueno, si yo tuviera una hija Lady Oxbury se interrumpi de golpe. Primero se puso de un rojo encendido y luego plida como un fantasma.

Se encuentra bien? Nell puso una mano en el brazo de Lady Oxbury. Tena la piel casi hmeda. Iba a desmayarse?

S-s. Estoy bien.

Perdneme, pero no tiene buen aspecto. Quiere que le traiga un vaso de agua?

Lady Kilgorn tiene razn, querida Lady Wordham pareca casi tan preocupada como Nell. Parece que fuera usted a desmayarse de un momento a otro. Quizs deberamos ir a buscar las sales.

No, no, de verdad, estoy bien Lady Oxbury esboz una dbil sonrisa. Por favor, no se preocupen ms.

Nell intercambi una mirada con Lady Wordham. La anciana se encogi de hombros.De acuerdo, pero tenga cuidado. S que yo soy una anciana, pero usted ya no es tan joven como antes. Ha de cuidarse.

Lady Oxbury hizo un ruido raro, una mezcla entre una risa nerviosa y un sollozo.

S, lo har. Disclpenme, pero creo que ir a tomar un poco de t acabado de hacer.

Nell observ como Lady Oxbury se serva el t y luego deambulaba hacia el seor Wilton. Por qu la mujer haba reaccionado de una manera tan rara? Estaban hablando de los Addison y sus hijasTal vez Lady Oxbury ha perdido un beb Nell no se dio cuenta que haba hablado en voz alta hasta que Lady Wordham contest.

Se refiere a un aborto? Quizs. Es algo muy comn, aunque no creo que su prdida sea reciente. Oxbury estuvo mucho tiempo enfermo antes de morir.

Los abortos espontneos son algo comn?

Lady Wordham asinti.

Muy comn. Yo perd a mi primer beb justo cuando me enter de que estaba embarazada. Despus tuve un hijo muy robusto y tres hijas.

Pero Lady Oxbury no tiene ningn hijo.

Cierto, pero Lord Oxbury era treinta aos mayor que ella. Sospecho que se fue el problema. Hombre viejo, semilla vieja, ya sabe.

Oh.

Pero un hombre joven, como Lord Kilgorn Lady Wordham call por un momento, mirando a Nell con ojos penetrantes.Ella not que se sonrojaba y apart la mirada.

Lord Kilgorn y usted estn enemistados, verdad, Lady Kilgorn?

S, pero no deseo hablar de ello.

Y no curiosear. Crame, conozco el distanciamiento muy bien. No he tenido el placer de conocer a mi nieto debido a una pelea con mi hija pequea Lady Wordham se inclin hacia delante y asi la mano de Nell. Crame, Lady Kilgorn, cuando le digo con toda sinceridad que slo las transgresiones ms atroces merecen el dolor de alejarse de un ser querido. Considere bien los pecados de Lord Kilgorn. Son de verdad tan graves como para que se condene usted a una vida solitaria? O el perdn es una mejor opcin?

Nell estaba segura de que iba a morirse de vergenza.

Lady Wordham, aprecio suPor suerte se vio interrumpida por una conmocin en la puerta del saln. Era la seorita Smyth conOh, Dios mo.

Qu ocurre? Lady Wordham se gir y se ri. Oh, Dios mo, en efecto.

La ta de Lord Motton haba regresado con un loro gris bastante grande en un hombro y en el otro un pequeo mono color marrn, vestido con librea negra y plateada como los lacayos de Motton.

Lord Motton no pareca muy contento. Dej de hablar con el seor Wilton y fue decidido hacia su ta.

Atencin! Problemas a babor! chill el loro agitando las alas, el mono chill y las tontas gemelas Addison gritaron.

Nell se llev una mano a la boca para amortiguar la risa.

Nunca haba odo hablar a un pjaro.

No? Ian se acerc con tranquilidad con una taza de t en la mano y salud con la cabeza a Lady Wordham. Uno de mis compaeros de clase tena un pjaro como ste. Son criaturas muy listas.

De verdad, Lord Kilgorn? pregunt Lady Wordham sonriendo. Por favor sintese con nosotras.

Ian se sent en la silla que Lady Oxbury haba desocupado. Nell intent no clavar los ojos en l, en el profundo pliegue que formaron sus mejillas cuando sonri. Se le haba olvidado de cmo le brillaban los ojos cuando rememoraba algn asuntillo o travesura. El cabello le brillaba a la luz de la vela con un clido color castao y, si lo miraba con atencin lo que deba dejar de hacer antes de que l se diera cuenta de su inters vera la sombra roja y dorada de su barba que recorra la fuerte lnea de la mandbula.

Mi compaero le ense al pjaro a recitar las declinaciones latinas deca l, para que el profesor pensara que estaba estudiando, cuando en realidad lo que haca era ir de Ian se sonroj y carraspe. Divertirse un poco.

Ya veo. Qu inteligente por su parte dijo Lady Wordham con sequedad.

Nell se estudi las manos. Qu les pasaba a los hombres? No parecan darle ninguna importancia a meterse en la cama con cualquier mujer. Lo mismo les serva una mujer que otra. El amor era irrelevante. El seor Pennington desde luego no la amaba, pero habra estado encantado de hacer eso con ella. E IanLo mir de reojo. Ahora estaba mirando con el ceo fruncido al mono, que se haba subido al dintel ornamental y miraba hacia abajo chillndole al vizconde.

Esa cuerda ridcula va a soltarse dijo l. No est bien atada.

Ella mir la correa de cuero roja.

Acaso no crees que la seorita Smyth sabe cmo manejar a su mascota?

l la mir con las cejas levantadas y la incredulidad asomando a sus ojos.

T crees que esa mujer sabe manejar algo?

BuenoJusto en aquel momento la seorita Smyth tir del extremo de la cuerda. Tal como Ian haba predicho, el cuero rojo se solt de la pierna del mono. Liberada, la criatura chill otra vez y salt hacia las cortinas, trepando ms de medio metro por la tela dorada. Lord Motton fulmin a su ta con la mirada y luego fulmin al mono.

La seorita Smyth dirigi a todos los reunidos una brillante sonrisa.

A quin le gustara dar un rpido paseo por la terraza?

Ian resopl.

Me apuesto algo a que a Motton le gustara enviar de vuelta a Londres a su ta de un rpido galope Movi pesaroso la cabeza. Ver si puedo ayudarle a capturar a esa pequea bestia. Quizs como agradecimiento me busque un dormitorio vaco.

Captulo 4

Cree que l vendr pronto? pregunt Annie, echando una ojeada a la puerta mientras ayudaba a Nell con el vestido.

Quin se supone que va a venir? Tan pronto como las palabras salieron de su boca, Nell supo que deban de sonar increblemente estpidas. Haba slo un hombre a quien se esperase en aquel dormitorio.

Annie puso los ojos en blanco.

Su seora, por supuesto aclar y en su boca se form una amplia sonrisa. Le he visto esta noche. Es un viejo pedacito deViejo? Es que ests ciega, Annie? Si acaba de cumplir los treinta aos.

S, pero apenas se le notan.

Nell apret los labios. Quizs a los dieciocho aos alguien de treinta era ya un viejo Por supuesto que s. Ahora a ella alguien de dieciocho le pareca muy joven.

Nell tena diecisiete cuando se cas con Ian. Estaba tan llena de amor. En aquel entonces la vida era sinnimo de felicidad. Se fulmin a s misma con la mirada a travs del espejo.

Qu tonta. Bueno, no caba duda de que ahora era ms vieja y ms sabia.

Le vi en el pasillo Annie solt una risita. Y tengo que admitir que esperaba que se pasara por aqu Recogi la ropa de Nell. Es muy atractivo. Puede estar segura de que yo no lo habra echado de mi cama si fuera mi marido.

Annie! No le gust nada tener una criada que deseaba a su marido, estuviera o no enemistada con l.

Ya s, ya s, no debera decir cosas as. El aspecto fsico puede engaar. La golpeaba?

No! Por supuesto que no me golpeaba.

Annie le ech una mirada de soslayo.

Ya s que tendra que estar en mi lugar y no preguntar, pero nosotros los criados siempre nos hemos preguntado por qu estaba usted en Pentforth. Incluso mi madre no pareca saber el motivo.

Es No le deba ninguna explicacin a Annie, pero tena que decir algo. Ian era el laird, despus de todo, y el problema recaa tanto en ella como en l. Pero qu poda decir?. La cosa no result, Annie. A veces las cosas de la vida son as.

Annie resopl.

Las cosas no se resuelven solas, milady. Hay que moverlas. Mam siempre ha dicho que era una vergenza que ustedes vivieran solos, cada uno por su lado. Y milord necesita un heredero. sta puede ser una ocasin de oro Annie sonri alegremente. S que pensara as si tuviera un marido tan esplndido como el suyo.

Nell no podra ponerse ms roja, de eso estaba del todo segura.

S, bueno, hmm Mir a su alrededor. Dnde iba a dormir Annie?. No veo ningn catre para ti.

Bueno, ustedes no podran aprovechar la oportunidad, conmigo por aqu en medio, verdad? Y la muy descarada le gui un ojo!. No se preocupe. La seora Gilbert me ha dado una cuartito la mar de cmodo junto con la doncella de Lady Oxbury.

PeroAnnie ya haba cerrado con firmeza la puerta tras ella.

Nell suspir y recorri la cama con la mirada, una cama que pareca muy estrecha. No crea que aquella noche consiguiera dormir nada.

La imagen de Ian, la imagen muy detallada de l desnudndose para meterse en la baera, apareci de pronto en su cabeza.

El calor la inund. Eso slo quera decir que iba a estar demasiado nerviosa, demasiado consciente de l, como para dormir.

Se pas los brazos alrededor de la cintura y se mordi los labios. No haba pensado en eso durante aos. Estaba demasiado sumergida en el dolor del aborto, de la conmocin y el miedo que haba sentido primero al ver la sangre goteando por las piernas, la angustia y la desesperacin que la haban llenado cuando por fin tuvo que admitir que haba perdido a su beb. Luego haba llorado hasta quedarse sin lgrimas, hasta que su corazn qued agotado y ya no pudo sentir nada en absoluto.

Y as era cmo decidi cmo quiso seguir viviendo, en paz, con sosiego. Nada de pasin, nada de amor, nada de dolor. Tranquila.

Pentforth Hall haba sido su refugio. Los vecinos haca mucho que haban aprendido a dejarla en paz. Los criados eran corteses, pero mantenan la distancia apropiada. Todo era tranquilo.

Hasta ahora. Ahora Pennington la haba obligado a dejar Pentforth. Annie haba empezado a darle consejos. E IanDios querido, qu iba a hacer con lo de Ian?

l nunca haba llorado, nunca haba derramado ni una lgrima por su beb. No, lo que quera era volver a la cama lo antes posible e intentarlo otra vez. Haba dicho algo estpido sobre volver a montar a caballo inmediatamente despus de haberse cado.

La seora MacNeill le haba dicho que Ian haba ido tras ella, pero no haba querido verle. Rompi todas sus cartas hasta que dej de envirselas. Haba ido contando sus amantes durante todos aquellos aos, cada una de ellas era una evidencia de que l no tena corazn, de que nunca la haba amado, ni a ella ni a su beb.

Pero ahora que ella le haba vistoSe sent en la silla al lado del fuego y se meti los pies debajo. Las llamas parpadeaban y danzaban. Un tronco se parti; aspir el olor a madera y cenizas.

El verlo haba hecho que volviera a sentir. No quera volver a sentir verdad?

Su vida era tranquila y vaca.

Ech una ojeada a la cama. Ian estaba aqu, estara en la habitacin dentro de poco. Y Lady Remington no estaba.

En qu estaba pensando? Se haba vuelto completamente loca? Por supuesto que ella no iba a hacerlo O s lo hara?

Lo deseaba. Ya est, ya lo haba admitido. Era algo tan malo? Si los hombres deseaban a las mujeres, No podan las mujeres desearlos a ellos?

La verdad es que la lujuria no era realmente sentir. Era una respuesta a un instinto animal y por lo visto Ian poda hacer aflorar los instintos animales que haba en ella. Y si Lady Wordham tena razn bueno, quizs ella pudiera solucionarle uno de sus problemas ms acuciantes. Quizs podra darle un heredero.

No tendran que volver a lo que haban tenido una vez. Era imposible. E incluso no tendran que vivir en la misma casa. Muchos matrimonios de la sociedad no lo hacan. Pero podran compartir esta cama y ver si sala algo de ello.

Y si sala algo? Si Ian le diera un hijo y ella lo perdiera otra vez No, no iba a pensar en eso. Esta noche iba a tomarse los asuntos de cama como lo haca Ian. Como lo hacan todos los hombres.

E Ian al parecer estaba muy dispuesto. Muy, pero que muy dispuesto. Se mordi el labio al recordar exactamente lo muy dispuesto que pareca. Muy largo, grueso y ansioso.

Junt las piernas apretando y se estremeci. Estaba hmeda y dolorida, y eso ya era un pequeo milagro. Nell apoy la mejilla en la mano. Tena la piel muy caliente seguro que era por el fuego.

Ian haba estado tan gracioso persiguiendo a ese monito por el saln de Lord Motton. l era tan grande, y aquel mono tontaina tan pequeo, ruidoso y, s, tan arrogante. Haba estado chillando y balancendose en la barra de la cortina mientras Ian y Lord Motton se quitaban las chaquetas y discutan un plan de captura. Sonri al recordarlo. Haca aos que no se rea tanto.

A l se le vea muy guapo en mangas de camisa. Aunque estaba an mejor sin la camisa. O sin los pantalones. Desnudo, tal como haba estadoSe abanic la cara con la mano. El fuego estaba muy fuerte esta noche.

Debera acostarse. Era tarde y estaba cansada.

Cansada, pero nerviosa. Mir la cama. Se le hizo un nudo en el estmago. Era demasiado pequea, demasiado estrecha, demasiado demasiado parecida a una cama.

Dnde estaba Ian? Acaso Lord Motton le haba encontrado otra habitacin?

Se le cay el alma a los pies.

Y eso slo demostraba que estaba loca. No debera estar decepcionada, debera sentirse aliviada. Estaba aliviada. Se haba salvado de una vergenza inmensurable. Seguro que Ian se hubiera redo de ella si hubiera mencionado a los bebs.

Abri las sbanas y se meti en la cama. Se puso a temblar. Las sbanas estaban fras. Ian siempre calentaba la cama.

Idiota! Ian no haba estado en su cama desde haca aos. Estaba acostumbrada a dormir sola. EraQu haba sido eso? Pareca como si Oh, Dios mo, no, no poda ser.

Lo era. Mir con una expresin horrorizada cmo la puerta que daba al pasillo empezaba a abrirse.

Brandy? El vizconde Motton se detuvo con la botella en la mano.

No tendrs por aqu algo de whisky, verdad? Ian se recost en la enorme silla de cuero y estir los pies hacia el fuego del estudio. Todos los dems se haban retirado ya para acostarse, incluida Nell. Malditos infiernos. Sera mejor que cogiera una buena borrachera si quera sobrevivir a esta noche.

Ests de suerte le contest Motton con una amplia sonrisa y movi algunas botellas, sacando una en cuya etiqueta se lea: TNICO ESPECIAL DEL DR. MACLEAN. Me queda justo un poco.

No creo que justo un poco sea suficiente a menos que me encuentres otra habitacin para pasar la noche.

Gracias a Dios, Motton consigui sacar un buen chorro. Ian cogi la copa que le ofrecan.

Te pido disculpas por la confusin. Aqu tienes Motton puso la botella en la mesa al lado del codo de Ian. Para ti. Tengo uno o dos ms en el mismo sitio de donde he sacado ste, y puede que un tonel guardado en el stano. Sac otra botella mientras hablaba y se sirvi una abundante dosis.

Ian le dio vueltas a su copa y observ el brillo dorado de whisky bajo la luz de las velas. El whisky ola a mar y a turba de Escocia, de casa. El primer sorbo se desliz por la lengua suave y ardiente inundndolo de calor a lo largo de su pecho.

Vaya, hombre, tienes un whisky muy bueno. Dnde lo has conseguido?

Motton se encogi de hombros y se medio tumb en la silla frente a l.

Tengo algunos amigos en Escocia.

Ian bebi otro trago y cerr los ojos. Delicioso.

Buenos amigos. Tambin tienes amigos entre los recaudadores de impuestos? Abri los ojos para examinar al vizconde. O no debera preguntar?

Seguro que no deberas. Has de saber que apoyo incondicionalmente los esfuerzos de nuestros recaudadores Motton lo mir con una amplia sonrisa. Menos cuando no lo hago.

Hmm. Es un hecho conocido que yo no soy un amante de los recaudadores. Slo diles a tus amigos escoceses que el conde de Kilgorn les enva sus afectuosos saludos y que cree que podra tener una clara necesidad de su tnico en el futuro.

Motton asinti.

Creo que estarn encantados de or eso. Estoy seguro que desean que contines sano y vigoroso.

S Vigoroso. Maldicin, por qu eso le haca pensar en Nell y en la maldita cama de arriba? Tom otro trago. Resulta raro que un vizconde ingls conozca a un destilador de whisky escocs. No es que me queje, ya sabes Palade un poco de whisky con la lengua. Mmm. De hecho, olvida incluso que lo he mencionado.

Motton esboz una ligera sonrisa.

Slo te dir que pas algn tiempo en Escocia, mezclndome con el entorno.

Ian se enderez.Espionaje para la corona? l viva entre los sassenach, incluso tena muchos amigos entre ellos, pero ante todo era un laird escocs. Si Motton haba traicionadoNo, no. Nada tan elaborado, te lo aseguro. Y mi inters eran los ingleses, no los escoceses.

Ian gru y estudi a Motton, luego asinti. Sus tripas le decan que el hombre no menta, y l confiaba en sus tripas. Nunca antes se haban equivocado excepto con Nell. Dios, Nell! Qu iba a hacer con Nell?

Se volvi a llenar el vaso.

Ten cuidado le dijo Motton. El whisky es fuerte.

S, y necesito que el whisky sea fuerte para poder superar esta noche.

Motton medio sonri.

Le he dejado la organizacin a la ta Winifred. Quizs ella encuentre algo maana por la maana.

Quizs encuentre algn mtodo nuevo para torturarme. No quiero ser irrespetuoso, Motton, pero tu ta es un poco corta de entendederas, no crees?

En absoluto. Creo que acabars comprendiendo que es increblemente sagaz.

Sagaz? Cmo puedes decir eso? Todo el mundo sabe que Nell y yo hemos vivido separados los ltimos diez aos. No puedo entender cmo es que tu ta no lo sabe.

Motton se encogi de hombros con un maldito brillo en los ojos y los labios curvados en una sonrisa satisfecha.

Tal vez deberas aprovechar la oportunidad que te ha dado la ta Winifred. No me ha dado la impresin que odies a Lady Kilgorn.

Odiar a Nell? No, por supuesto que no odio a Nell Ian se bebi el whisky que quedaba en el vaso y cogi la botella para servirse lo poco que quedara. No sali nada. Puso la botella boca abajo. Nada.

Toma Motton empuj hacia l su botella.

No hombre, no quiero beberme tu whisky.

Por favor. Tengo mucho Le mostr su vaso como prueba. Todava estaba medio lleno. Y como te he dicho antes, tengo ms si la sed es demasiado fuerte.

Ah, bueno, si es as, gracias Ian no necesitaba que se lo repitieran. De verdad que es un whisky magnfico.

Me alegro de que te guste Motton sonri, luego bajo los ojos mirando como haca rodar el whisky por el vaso. As que no odias a Nell?

Och, no. La amo. La he amado siempre. Nunca he dejado de amarla Ian inhal por la nariz y se trag el whisky. Normalmente el alcohol no le haca ser un sensiblero. Tal vez era por la edad. Ya tena treinta aos, se vea obligado a afrontar el hecho de que no vivira para siempre.

Y a m me ha dado una impresin bastante clara que ella siente cario por ti.

No, en eso ests equivocado. Ella me odia. Me dej hace exactamente diez aos Ian cerr los ojos. Dios, no quera volver a vivir aquel da. Por la maana haba bajado la escalera y se la encontr en el vestbulo delantero rodeada de bales de viaje y sombrereras, esperando el carruaje que la sacara de su vida.

Haban discutido la noche anterior. l haba dicho tantas cosas que no haba querido decir. Estaba sexualmente muy frustrado, s, pero era ms que eso. No haba tenido ni idea cmo tender un puente para cruzar el abismo que se abra entre ellos. No poda traer al beb de vuelta y la verdad era que no haba llegado a ser un beb. Su vientre ni siquiera haba empezado a hincharse.

Esas cosas pasaban. Ella no era la nica mujer que haba perdido un nio al principio del embarazo. Lo nico que se poda hacer era volver a intentarlo, pero ella no dejaba que la tocara.

Haba terminado la discusin dicindole que si no iba a ser una esposa para l, debera marcharse. Haba lamentado las palabras en el mismo momento en que salieron de su boca, pero ya no poda retirarlas. Vio como los ojos de Nell se endurecan, cmo se haba retrado an ms en s misma.

Crey que a la maana siguiente ella estara mejor. No bien empezaba a pensar que nunca volvera a estar bien pero mejor. Nunca imagin que se marchara de verdad.

Ella se iba sin destino fijo. El corazn todava se le retorca al pensar en qu habra ocurrido si no hubiera bajado. Aunque estaba seguro que el cochero nunca la habra dejado en una posada, no si quera conservar el trabajo. Ian haba intentado persuadirla para que se quedara, pero al no conseguirlo, le dijo a Seamus que la llevara a Pentforth.

Crea que ella regresara al cabo de pocos das, una semana como mucho.

No creo que te odie dijo Motton.

Och, hombre, ya lo creo que s. Si hubieras visto la expresin de sus ojos el da que se fue Haba sido tan fra como el lago en lo ms crudo del invierno. Haba mirado a travs de l, como si Ian no estuviera all, o como si fuera el ms despreciable de los insectos.

He visto la expresin de sus ojos esta noche en la cena. All no haba odio, haba deseo.

No. No, ests equivocado Ian se qued mirando el whisky. Podra ser que Motton tuviera razn? Sera posible que se hubiera ablandado con respecto a l? Que lo hubiera perdonado?

Perdonado el qu? l no haba hecho nada malo. No haba hecho que perdiera al beb. Si despus l no haba mantenido sus votos matrimoniales, pues ella tampoco. Nell lo haba abandonado, y se haba liado con Pennington y los dems.

No, l le haba sido fiel hasta que lo abandon, pero despus, bueno, qu se imaginaba ella? Que vivira como un monje cuando le haba excluido de su cama? Y una mierda.

Te gustara reconciliarte con Lady Kilgorn?

Qu? Maldicin, haba olvidado incluso que Motton estaba en la sala.

Lady Kilgorn, te gustara reconciliarte con ella? Motton lo mir a los ojos, despus examin su propio whisky. Lady Remington ha estado diciendo que vas a divorciarte de tu esposa y casarte con ella.

Lady Remington no est entre mis personas de confianza Y era condenadamente seguro que no iba a estar en su cama otra vez. No tengo ni idea de donde sacara ella una idea tan ridcula.

Ni idea?

Ian not como se ruborizaba. S, haba ido a demasiados acontecimientos sociales con Caro. Estaba aburrido y haba sido ms fcil permitirle que se aferrara a l que cortar la relacin. Nunca ms. Si la maldita arpa tena la desfachatez de acercarse de nuevo a l, iba a dejarle bien claro qu opinin le mereca.

No tengo ningn inters en Lady Remington. Ninguno en absoluto.

Motton asinti.

Tal vez deberas decrselo a Lady Kilgorn La mirada de Motton era firme. Tal vez podras llevar a cabo una reconciliacin.

No-no Podra hacer las paces con Nell? No se lo hubiera planteado antes de esta maldita fiesta, pero ahora Motton tendra razn? Nell senta cario por l? Lo deseaba incluso?

Desde luego se lo haba quedado mirando en la habitacin cuando l estaba desnudo. No haba podido apartar los ojos. Y haba estado celosa de CaroDebera intentarlo. Lo intentara.

Se termin las ltimas gotas de whisky y se puso en pie tambalendose.

Buenas noches, Motton.

Motton lo mir con el ceo fruncido.

Ests seguro que no has bebido demasiado whisky? Quizs un poco de cafSoy capaz de aguantar perfectamente el alcohol que me haya bebido.

S, pero en este momento te has bebido una buena cantidad. No estoy seguroYo s estoy seguro, y adems estoy impaciente por irme a la cama Mene las cejas, si entiendes lo que quiero decir.

Me temo que s. Escucha, Kilgorn, puede que quieras estar menos, hmm, alegre antes de acercarte a Lady Kilgorn.

Ian alz una mano para detener a Motton, y luego la us para sujetarse apoyndola en la librera. Habl con cuidado.

Me ha gustado lo que me has aconsejado antes, y creo que lo pondr en prctica inmediatamente.

Oh, Dios mo.

Ian le dirigi una amplia sonrisa. La melancola haba desaparecido.

El rezar est muy bien, Motton. Te dejar para que contines con tus oraciones Se dio la vuelta cuidadosamente y se dirigi hacia la puerta, aprovechando las sillas, el escritorio y las libreras para encarrilarse y mantenerse recto en su camino.

Nell estara ya en la cama? Mmm, s, lo ms seguro. En la cama. Acostada bajo las mantas, con el cabello suelto, no se lo habra trenzado, verdad? Bueno, si lo haba hecho, l se lo soltara y lo extendera sobre la almohada.

Calcul mal la altura de un escaln y tuvo que agarrase del pasamanos para no caerse por las escaleras. Para que luego dijeran, sus reflejos eran excelentes. Siempre haba sido capaz de aguantar todo lo que bebiera. Poda beber ms que muchos hombres. Por supuesto que no estaba borracho. Tal vez un poco alegre, bueno, eso se lo concedera a Motton, pero slo un poco. Lo justo para suavizar las cosas.

Lleg al final de las escaleras y gir hacia el pasillo. Maldicin, alguien haba colocado de forma descuidada una mesita apoyada en la pared. No saban que la gente tena que pasar por aqu? Atrap el florero antes de que cayera del todo, pero las flores quedaron desparramadas por el suelo. Bueno, tena fcil arreglo. No se haba derramado toda el agua. Slo tena que recoger las flores y meterlas dnde estaban antes.

Ah, aqu estaba la habitacin, la habitacin de ambos. Busc a tientas el pomo de la puerta, abri la puerta Magnfico! Nell ya estaba en la cama. Sonri con amplitud.

Estoy aqu, muchacha, y vengo completamente preparado.

Captulo 5

Ian A Nell el corazn se le subi de golpe a la garganta. Intent tragar para hacerlo bajar al sitio donde deba estar. No se movi. Tuvo que susurrar las palabras a travs del nudo que se le haba formado. Preparado? Preparado para qu?

l pareca tan grande. Llenaba toda la entrada. Levant la colcha como escudo.

Sus ojos tenan una expresin algo aturdida? Haba estado bebiendo?

Preparado para la cama Se meti en la habitacin y cerr la puerta tras l. Y para dormir La mir con una amplia sonrisa. Al final.

Nell sinti temblores en el lugar ms embarazoso y se subi an ms el cubrecama.

Qu quieres decir exactamente?

Exactamente? repiti mientras se desabotonaba el chaleco. Hmm, qu quiero decir exactamente? El chaleco cay al suelo. Djame pensarlo Sac la camisa de debajo del cinturn y se la quit por la cabeza.

Oh, Dios santo. Nell no poda dejar de contemplarlo. Se le haba secado la boca pero otra parte de su anatoma estaba muy hmeda. Esa parte tembl otra vez, deseosa, impaciente.

El estmago se le estremeci de miedo?

Deba hacer esto? Podra sentir slo sensaciones fsicas o sentira algo ms? Quera sentir ms? Y si ella si su semilla si quedaba embarazadaNo poda pensar.

El fuego jug con la piel de Ian, revelando y luego escondiendo. Desde luego era ms grande de lo que recordaba. Bueno, era apenas un muchacho cuando se casaron. Ahora cada centmetro de l era el de un hombre. Los msculos esculpidos se hinchaban en la parte superior de los brazos y del pecho bajando hasta el estmago plano yOh, Dios. Los msculos no eran la nica parte hinchada. Siempre haba sido tan grande all o su su su eso tambin era ms grande?

Quieres mirar ms de cerca, muchacha?

Qu? Nell apart los ojos de su, hmm, bueno apart los ojos para mirarle a la cara. El maldito hombre sonrea con satisfaccin. Y se estaba acercando a ella.

Se dio media vuelta para observarlo mientras se acercaba, dejando que los pies le colgaran a un lado de la cama y sujetando todava la colcha delante de ella.

Ian se ri y de un tirn le quito la tela de los dedos. Apestaba a whisky.

Ests borracho.

No l sonri, el maldito hoyuelo que no haba visto desde haca una eternidad apareci en su mejilla derecha. Bueno, tal vez un poquito aturdido.

Ms que un poquito. Ella acabara bien aturdida slo inhalando aquellos vapores. Todo esto era una mala idea.

l le cogi las manos y se las puso sobre el pecho desnudo. Tena la piel caliente; el vello bajo sus dedos era suave y esponjoso, y pudo sentir cmo le palpitaba el corazn.

Tu cabello es como la noche; tu piel como la crema, tan suave y tersa Le apart el pelo de la cara, enredando los dedos en toda su longitud.

Nell cerr los ojos para concentrarse en sus caricias.

Los dedos de Ian le rozaron la frente, las mejillas, y bajaron hasta la barbilla. l inclin la cabeza hacia abajo, querida Madre de Dios, iba a besarla? Sinti como los labios se le henchan y los abri, expectante.

La boca del l toc la de ella, la lengua se desliz dentro.

Mmm. La llen de fuego y whisky y un sabor que era slo de l. El deseo se concentr en un punto entre sus piernas, ardiente y hmedo. Los labios all, tambin se hincharon. Separ las rodillas y la pierna de Ian se introdujo entre ellas. Con los dedos tir de la falda del camisn levantndolo hasta los muslos para poderle separar ms las rodillas. Se acerc ms a ella.

Era tan placentero. Era delicioso sentir como el aire de la noche enfriaba el ardor que senta.

Ahora los dedos la acariciaban por delante, desabotonndole el camisn. Eso tambin era placentero. Tena mucho, muchsimo calor. Apenas poda esperar para sentir el aire fro tambin all.

Ella desliz las manos por los contornos musculosos del torso masculino, por aquellos hombros tan anchos, por el cuello. Enterr los dedos en su pelo y le sujet la cabeza.

Oh. Ahora l le separaba los dos lados del camisn, exponindolaMmm. Las palmas de Ian se deslizaron por sus pechos, rodendolos con las manos, levantndolos mientras con los pulgaresAhh Ella se liber de su boca. Oh.

Te gusta esto, verdad, Nell? Tus pechos estaban siempre tan sensibles. Me encantaba tocarlos, me encantaba orte gritar Ian le acarici el cuello con la nariz, en el punto justo debajo de la oreja. Todava gritas?

Ah, no, ah, ahhhh!! Ian dio un golpecito al pezn con el pulgar transformndolo en un brote duro y ansioso, despus se ri entre dientes y la bes en la mandbula.

S, todava gritas susurr acariciando los dos pezones.

Ohhh.

Y tambin gimes Le puso las manos en la mandbula, sujetndole la cara para poder mirarla a los ojos. Dios, Nell, como te he echado de menos.

Los ojos de Ian eran tan ardientes.

No haban cambiado. Oh, sin duda haba algunas arrugas en las comisuras, pero su mirada era tan irresistible como siempre. La haba mirado as antes, cuando eran jvenes y estaban enamorados.

Ella apart los dedos del pelo de Ian y los llev a su cinturn.

Ah, eso es, muchacha Ian apoy la frente sobre la de Nell. No debera haber bebido tanto whisky. Lo saba de una manera vaga. Ahora lo vea todo como en una neblina. Ojal no fuera as. Quera recordar cada momento.

Aquella preciosa muchacha le estaba desabrochando los pantalones. Los dedos eran tan blancos sobre la tela negra. Tan esbeltos. Le rozaron el vientre. Ah, tan suaves. Meti para dentro el estmago para darle ms espacio con los botones. Gracias a Dios que prescinda de los calzoncillos cuando viajaba. Una vez que hubiera acabado de desabrocharleLe haba desabrochado los pantalones a Pennington?

No, no iba a pensar en aquel bastardo.

Quizs era una suerte que estuviera borracho. La niebla del whisky haca la espera menos agonizante. Podra arrancarse l mismo la ropa, verdad? Pero no sera muy caballeroso por su parte.

No, era una suerte que estuviera un poco aturdido por la bebida. No quera saltar sobre Nell como un stiro, verdad?

No. No, no lo hara. Nada de stiros. Slo sexsexo comcompartido.

Lo haban hecho bien tantos aos atrs, verdad? Recordaba lo que gozaban, pero cmo poda estar seguro? Los dos haban sido tan jvenes. Y l era virgen.

Ella haba encontrado ms satisfaccin con Pennington? Malditos infiernos. Ah, pero l haba aprendido algunos trucos durante aquellos aos. Hara que se olvidara de Pennington.

Si no estuviera tan borracho pero se asegurara de hacerlo bien para ella.

Se humedeci los labios. Paciencia. Tenan toda la noche por delante. No haba ninguna prisa. La espera era parte del placerAh qu delicia. Un sueo hecho realidad.

El maldito whisky haca que todo se pareciera demasiado a un sueo.

Nell dej de luchar por un momento con el botn para cubrir con la mano su pobre miembro confinado. La caricia qued amortiguada por la maldita tela de los malditos pantalones, pero de todas formas se sinti agradecido. Una vez que estuviera desnudo, una vez que esta maldita nube se quitara de su cabeza y la maldita tela de su miembro ah, sera una delicia.

Muchacha inteligente, haba conseguido desabrochar otro botn.

Dios, como la haba echado de menos. l haba hecho esto innumerables veces, bueno, quizs no innumerables, pero s muchas veces. Haba estado en muchos dormitorios diferentes durante aquellos largos y solitarios aos Londres estaba lleno de mujeres dispuestas a entretener a un caballero que estaba solo pero nunca haba sido como esto. Nunca haba habido aquel deleite. Liberacin, s, pero ningn placer y ninguna verdadera satisfaccin. Slo eran cuerpos.Bueno, haba sido justo lo que haba buscado. Slo liberacin fsica, nada de amor, nada de cualquier otra cosa.

Pero con Nell con Nell nunca se haba tratado de slo cuerpos. Se haba tratado tambin corazones y almas. Aunque en aquel entonces no lo hubiera entendido.

Ah! La preciosa Nell por fin haba conseguido desabrocharlo del todo. Le baj los pantalones hasta los muslos. El aire fro y aquellas manos preciosas y suaves lo acariciaron.

l se estremeci de deseo y placer. Era maravilloso. Ms que maravilloso. Ella le cubri su ereccin y la acarici con suavidad como si fuera un perrito.

Bueno, desde luego l deseaba ponerla en su santuario.

Se haban casado tan jvenes, estuvieron casados tan poco tiempo. Ni siquiera un ao antes de que ella concibiera. Se haban amado con tal intensidad que no haban sido necesarias ni la habilidad ni la sutileza.

Ah, esta noche tampoco eran necesarias, al menos para l. Los dedos de ella recorrieron toda la ereccin y l jurara que aument otro centmetro. Esperaba que Nell sintiera la lujuria con tanta fuerza como l porque en este momento la habilidad y la sutileza estaban fuera de su alcance.

Oh, los inteligentes dedos de Nell se haban movido para explorarle los testculos. Tuvo que morderse el labio. Dios, nunca haba sentido nada tan maravilloso.

Se estir y agarr el cabecero de la cama. Ella ahora se frotaba la mejilla contra l. Qu placer. Qu inmenso placer.

Usara despus los labios? No haban puesto en prctica este juego cuando estaban casados; l lo aprendi de su primer amante, la condesa d