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82 shares 82 Matías Longoni [email protected] En el Mercado Central de Buenos Aires todos miran hacia los sospechosos depósitos fiscales que se habilitaron allí en los últimos años y que se atribuyen a empresarios amigos del ex titular de la AFIP, Ricardo Echegaray. Están repletos de contenedores que -se presume- contienen mercadería de contrabando valuada en millones de dólares. Pero nadie aparece a reclamarlos para no quedar expuesto frente a las nuevas autoridades de la Aduana. El último 4 de marzo, el nuevo jefe aduanero, el ex comando Juan José Gómez Centurión, ordenó la clausura de varios depósitos fiscales, incluidos Carestiba SA y Censer SA, que se habilitaron entre gallos y medianoche en tierras del Estado frente a la estratégica autopista Richieri. También dispuso un plazo de 60 días corridos para que dichos depósitos queden "a plan barrido", es decir totalmente vacíos. El vencimiento de ese plazo se aproxima y nadie reclama por la propiedad de los contenedores que quedaron atrapados. En total serían unos 600 distribuidos en seis depósitos. La especulación oficial es que están repletos de telas, artículos electrónicos, juguetes y muchas otras bagatelas que ingresaron al país al margen de la ley, al amparo de una evidente complicidad de las anteriores autoridades de la AFIP. Mientras Gómez Centurión se frota las manos a la espera del momento de ingresar a esos depósitos fiscales y expropiar la mercadería (incluso en su entorno se piensa en el regreso de las subastas públicas del Banco Ciudad para recuperar dinero para el Estado), una investigación de Clarín permitió saber que las sospechosas empresas radicadas en el Mercado Central forman parte de un mismo grupo económico. Es el que históricamente se atribuye al apodado "rey del bagayeo", Jorge "El Uruguayo" Lambiris. ¿De quién se trata?

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Matías Longoni [email protected]

En el Mercado Central de Buenos Aires todos miran hacia los sospechosos depósitos fiscales que se habilitaron allí en los últimos años y que se atribuyen a empresarios amigos del ex titular de la AFIP, Ricardo Echegaray. Están repletos de contenedores que -se presume- contienen mercadería de contrabando valuada en millones de dólares. Pero nadie aparece a reclamarlos para no quedar expuesto frente a las nuevas autoridades de la Aduana.

El último 4 de marzo, el nuevo jefe aduanero, el ex comando Juan José Gómez Centurión, ordenó la clausura de varios depósitos fiscales, incluidos Carestiba SA y Censer SA, que se habilitaron entre gallos y medianoche en tierras del Estado frente a la estratégica autopista Richieri. También dispuso un plazo de 60 días corridos para que dichos depósitos queden "a plan barrido", es decir totalmente vacíos. El vencimiento de ese plazo se aproxima y nadie reclama por la propiedad de los contenedores que quedaron atrapados. En total serían unos 600 distribuidos en seis depósitos. La especulación oficial es que están repletos de telas, artículos electrónicos, juguetes y muchas otras bagatelas que ingresaron al país al margen de la ley, al amparo de una evidente complicidad de las anteriores autoridades de la AFIP.

Mientras Gómez Centurión se frota las manos a la espera del momento de ingresar a esos depósitos fiscales y expropiar la mercadería (incluso en su entorno se piensa en el regreso de las subastas públicas del Banco Ciudad para recuperar dinero para el Estado), una investigación de Clarín permitió saber que las sospechosas empresas radicadas en el Mercado Central forman parte de un mismo grupo económico. Es el que históricamente se atribuye al apodado "rey del bagayeo", Jorge "El Uruguayo" Lambiris. ¿De quién se trata? Del empresario que compartió los festejos de fin de 2013 junto a Ricardo Echegaray en un lujoso hotel de Copacabana, en Río de Janeiro