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    Literatura e historia: la historiaen la literatura

    Luis A. ACOSTA

    Universidad ComplutenseDepartamento de Filologa Alemana

    [email protected]

    RESUMENEn esta aportacin se realizan una serie de reflexiones sobre el concepto de novela histrica, que ayudan a

    clarificar la realidad de este gnero literario. Para ello se consideran algunos aspectos fundamentales del de-sarrollo en los siglos XIX y XX. La identificacin de las peculiaridades del gnero se realiza mediante laconsideracin de novelas histricas alemanas de tema espaol surgidas fundamentalmente en la poca delexilio de la literatura alemana como Cervantes (1934) de Bruno Frank, Goya oder der arge Weg der

    Erkenntnis (1951) y Die Jdin de Toledo (1955) de Lion Feuchtwanger, Ferdinand und Isabella (1936)yKnig Philipp der Zweite (1938) de Hermann Kesten.

    Palabras clave: Teora, historia y evolucin del gnero novela histrica, novela histrica alemana de temasespaoles, gnero fundamentalmente de ficcin como toda obra de literatura.

    Literature and history: the history in the literature

    ABSTRACT

    The present article focuses several considerations about the concept ofhistorical novel, which will allow cla-rifying the reality of this literary genre. It considers worthy of attention some basic aspects of the develop-ment in the 19th and 20th century. The identification of the main characteristics performs by analysingGerman historical novels with Spanish contents mostly written during theExile Age of the German literatu-re, as Bruno Franks Cervantes (1934), Lion Feuchtwangers Goya oder der arge Weg der Erkenntnis (1951)andDie Jdin von Toledo (1955), and Hermann Kestens Ferdinand und Isabella (1936) and Knig Philippder Zweite (1938).

    Key words: Theory, history and development of the genre historical novel, historical novel with Spanishcontents, a basic fictional genre as every literary work.

    SUMARIO: 1. La novela histrica en la historia de la literatura alemana. 2. Aproximacin al concepto denovela histrica. 3. Peculiaridades de la novela histrica desde su surgimiento. 4. Las peculiaridades de la

    novela histrica en la primera mitad del siglo XX. 5. La novela histrica y la historiografa. 6. Novelas his-tricas de tema espaol. 7. La novela histrica. Fuentes bibliogrficas.

    Es cierto que la novela histrica ha existido dentro del mundo de la creacin lite-raria desde que sta entr en la historia de la cultura occidental. Siempre han exis-tido obras de literatura que, de una u otra manera, han tratado en sus contenidosacontecimientos ocurridos dentro de la realidad histrica o de los que se presumaque haban ocurrido. Sin embargo la novela histrica o escritos histricos que, ade-ms de ser de naturaleza histrica, son considerados literarios, estn siendo en laactualidad objeto de publicacin y de lectura de una manera mucho ms amplia que

    en otras pocas de la historia del libro.

    Revista de Filologa Alemana 63 ISSN: 1133-04062005, 28 63-88

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    Una prueba de las no pocas pruebas que se podran aducir en este sentido es quelas editoriales han creado sus propias colecciones de novela histrica. La llegada delgnero a los quioscos es un sntoma, tal vez no de lo que est sucediendo con lanovela histrica en el sentido que se entiende aqu, sino de la repeticin de lo mismo,de algo que ya ha ocurrido con anterioridad, especialmente en el siglo XIX.

    En mi exposicin voy a ocuparme de realizar unas consideraciones sobre elfenmeno novela histrica como gnero literario para, as, llegar a una posible pre-cisin de la realidad del fenmeno.

    Al mismo tiempo considerar algunos ejemplos, cuyos contenidos tengan ade-ms que ver con la historia de Espaa. Ello permitir, es de esperar, dilucidar algu-nas de las peculiaridades fundamentales de la naturaleza del gnero y su evolucin.

    Los ejemplos que pueden aducirse de novelas histricas escritas en la literaturaalemana son numerossimos ya a partir del momento en que este gnero literario ensu versin moderna entra en la historia. Por esta razn, estoy obligado a limitarmea ejemplos considerados de relevancia. Se trata de una eleccin no fcil. Su expre-sin ms significativa son los resultados a que est llegando en su amplio proyectola Universidad de Innsbruck, al haber recopilado una serie de obras a las que, poralgn motivo, se les puede aplicar el atributo de histricas y que numricamenteascienden a una cantidad de ms de seis mil ttulos.

    Teniendo en consideracin esta circunstancia, me restringir a una seleccin deobras que tienen como contenido, sobre todo, personajes de la historia de Espaa dediferentes pocas: los Reyes Catlicos, Felipe II, Goya, Cervantes, sin renunciar ahacer referencia tambin a otros cuando sea necesario como, por ejemplo, la Judade Toledo etc., todos ellos protagonistas de diferentes obras histricas escritas enlengua alemana.

    1. La novela histrica en la historia de la literatura alemana

    El inters por personajes y acontecimientos de la historia de Espaa en la nove-la histrica alemana viene desde la poca en que comienza a desarrollarse este gne-ro que ha dado en llamarse novela histrica moderna.

    Es cierto que la historia entr en la literatura occidental ya en la poca de la cul-

    tura griega. No tenemos ms que pensar en autores como Jenofonte (430?-355?)

    1

    ,discpulo de Scrates, o en Heliodoro (s. III d. C.) que escribiAitiopika2, en nove-las cortesano-caballeresca medievales que incluyen algunos contenidos histricos,en Tirant lo Blanc (1490) del escritor valenciano Joan Martorell (1410?-1462).

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    1 Entre sus escritos tico-polticos escribe una obra de ttulo Kyrou paideia (=La educacin de Cyro),conocida tambin como Kyrupdie, una especie de espejo de prncipes, escrito en la forma de una novelahistrica.

    2 Obra que narra los amores de Tegenes y Carikleia y que influye de alguna manera en la poca barro-ca debido a la utilizacin que se realiza en ella de una lengua artstica y retrica y a la organizacin de unaaccin mltiple.

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    En la historia de la literatura alemana, ya en la poca barroca, se escribe novelahistrica dentro de la que son de destacar las obras de Buchholtz (1607-1671)3 y deLohenstein (1635-1683)4, que, ms que novelas histricas, aunque traten de aconteci-mientos de la historia, se construyen como novelas que significan el final de la tradi-cin heroico-galante con visos de novela poltica, de novela de aventuras y de novelafantstica en la tradicin de la caballeresca de clara intencin didctica y edificante.

    En el siglo de la ilustracin escriben obras de contenido histrico, por aportaralgn ejemplo, autores como Haller (1708-1777)5 o Wieland (1733-1813)6. Se tratade novelas cuya caracterstica ms llamativa es la de desempear una funcin didc-tica a partir de reflexiones utpicas sobre la historia del hombre y en general la his-toria de la humanidad.

    Sin embargo la novela histrica genuina o, por si surgieran reticencias de natu-raleza terica, podramos denominar novela histrica moderna, comienza de hecho

    en la poca del romanticismo y en un momento en que se abre camino lo que seentiende como conciencia histrica o desarrollo del pensamiento histrico, que filo-sfica y culturalmente encuentra su manifestacin en Alemania en autores comoHegel (1770-1831)7 o Herder (1744-1803)8 y literariamente en los escritoresromnticos, que en su aproximacin al pasado encuentran en la historia la manifes-tacin idealizada del pasado nacional.

    Ya en el siglo XVIII, en pleno desarrollo de la clasicidad alemana sorprende Goetheen 1773 con su Gtz von Berlichingen y tambin Schiller con sus dramas histricos.

    Es, no obstante, el escocs Walter Scott (1771-1832), traductor de Gtz yErlknig (balada de Goethe de 1782), con Waverly, or Tis Sixty Years Since (1814)

    yIvanhoe (1819), el creador, si es que puede denominarse as, de la novela histri-

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    3 Son de destacar obras como Des Christlichen Teutschen Gro-Frsten Herkules Und derBhmischen Kniglichen Frulein Valiska Wunder-Geschichte (1972-1979). Facsmil segn la edicin de1659. Berna, Las Vegas, Frankfurt am Main: Lang. Tambin Der Christlichen Kniglichen Frsten

    Herkuliskus und Herkuladiska... Wundergeschichte. Facsmil de la edicin de 1665. Berna, Las Vegas: Lang1982.

    4 Obras de este tipo son: Gromtiger Feldherr Arminius oder Herrmann nebst seinerDurchlauchtigsten Thusnelda einer Staats-, Liebes-, und Heldengeschichte (1973). Facsmil de la edicin de1689. Hildesheim: Olms.

    5 Ejemplos seran Usong (1994). Microficha de la edicin de 1771. Saur: Mnich; Alfred, Knig derAngelsachsen. Karlsruhe: Schmieder (1774); Fabius und Cat. Microficha de la edicin de 1774. Mnich:Sauer 1994 (Conocidos como Schlsselromane).

    6 Wielands gesammelte Schriften. Bd. 11 H 1.Der goldene Spiegel, Singspiele und kleine Dichtungen:1772-1775. Berlin: Weidmann 1932. (La obra es de 1772). Geschichte der Abderiten, eine sehr wahrs-cheinliche Geschicht. Stuttgart: Reclam 1984. La obra es de 1774. (Son consideradas ambas tambin comoSchlsselromane).

    7 El principio de la totalidadcomo base de su sistema filosfico es significativo en este sentido, tal ycomo se desarrolla en Phnomenologie des Geistes (1807) o en Enzyklopdie der PhilosophischenWissenschaften im Grundrisse (1817).

    8 Ver: Herder, J. G., Auch eine Philosophie der Geschichte zur Bildung der Menschheit. Stuttgart:Reclam / Wiesbaden: Lwit (1992). La obra fue escrita en el ao 1774. TambinIdeen zur Philosophie derGeschichte der Menschheit. Segn la edicin crtica de 1877-1913. Wiesbaden: Lwit (1971). La obra fueescrita entre 1774-91.

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    ca. Es en cualquier caso quien marca la pauta que va a seguir gran parte de la pro-duccin del gnero en Alemania.

    El hecho de que el autor escocs escriba novela de una manera muy distinta ynovedosa a como se haba hecho con anterioridad, tiene que ver con una serie decircunstancias que hacen que no slo el nuevo gnero, sino toda la literatura se de-sarrolle por nuevos derroteros. Si se persigue la huella dejada por Scott, se observaque la novela histrica ha ido evolucionando a lo largo del tiempo, asumiendo for-mas de configurar la realidad histrico-literaria de maneras completamente diferen-tes. Porque independientemente de si las innumerables obras que pueden aducirseal respecto, cumplen con los atributos que hacen de ellas novelas histricas, ocurreque este grado de cumplimiento puede ser y de hecho es diferente.

    Scott se convierte pronto en el modelo en la literatura alemana. Ejemplos que pue-den researse, sin con ello agotar los numerosos existentes, seran los autores y obrassiguientes: A. von Arnim (1781-1831) conDie Kronenwchter(1817), las novelas cor-tas de H. von Kleist (1777-1811) escritas a partir de 1810, E.T.A. Hoffmann (1776-1822), Willibald Alexis (1798-1871): Walladmor(1824), Cabanis (1840),Der Rolandvon Berlin (1840), Der falsche Woldemar (1840), Wilhelm Hauf (1802-1827):

    Lichtenstein (1826), Ludwig Tieck (1773-1853):Der Aufruhr in den Cevennen (1826),Vittoria Accorombona (1840), Viktor von Scheffel (1826-1886):Ekkehard(1855), A.Stifter (1805-1868): Witiko (1865-67), G. Freytag (1816-1895):Die Ahnen (1873-81),C. F. Meyer (1825-1898): Georg Jenatsch (1876), G. Keller (1819-1890): Zricher

    Novellen (1878), F. Dahn (1834-1913):Ein Kampf um Rom (1876), T. Fontane (1819-1898): Vor dem Sturm (1878), W. Raabe (1831-1910):Das Odfeld(1888).

    Todos ellos son autores que escriben en el siglo XIX. Algo similar puede decir-se del comienzo de la novela histrica en otras literaturas. Autores y obras repre-sentativos de diferentes literaturas son en la italiana Manzoni (1785-1873) y su IPromessi sposi (1827), en la francesa A. de Vigny (1787-1863) con Cinq Mars(1826), V. Hugo (1802-1885) con Notre Dame de Paris (1831), Flaubert (1821-1880) con Salamb (1869), en la rusa L. Tolstoy (1828-1910) con Guerra y paz(1868-69), o en la polaca H. Sienkiewicz (1846-1916) con Quo vadis (1896).

    Atencin especial merecen los autores y obras de la literatura espaola como:Ramn Lpez Soler (1806-1836) que escribiLos bandos de Castilla oEl caballe-ro del cisne (1830), Kas-Osman o Memorias de la Casa de Silva (1832),La catedral

    de Sevilla (1834), Joaqun Telesforo Trueba y Cosso (1779-1835): Gmez Arias(1828), The Castilian (1829) o The Incgnito (1831)9, J. de Espronceda: (1808-1842), Sancho Saldaa (1834), M. J. de Larra (1809-1837): El doncel de Don

    Enrique el Doliente (1834), Eugenio de Ochoa (1815-1872):El auto de fe (1837),Francisco de B. Martnez de la Rosa (1787-1862): Doa Isabel de Sols, J. CortadaSala (1805-1868): Lorenzo (1836), El templario y la villana (1840), E. Gil yCarrasco (1815-1846): El seor de Bembibre 1844), W. Ayguals de Izco (1801-1875):Mara o la hija de un jornalero (1845-46), obra influida por el francs Eugne

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    9 Las dos ltimas las escribi en ingls estando exilado en Londres.

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    Sue, quien escribi obras ms bien folletinescas, Patricio de la Escosura (1807-1878):El patriarca del valle (1846), J. M. Riera y Comas (1827-1858):Misterios delas sectas secretas (1864), Fernando Patxot (1812-1859): Las glorias nacionales,Benito Vicetto Prez (1824-1878), conocido como el W. Scott de Galicia: El caba-llero verde (1844), El arquero y el rey (1844), Los hidalgos de Monforte (1851),

    Historia de Galicia 1476-1873 (1865-67), Antonio Trueba (1819-1889), quien escri-be ms bien cuentos populares, F. Navarro Villoslada (1818-1895):Amaya o Los vas-cos en el siglo VIII(1877), B. Prez Galds (1843-1920):La Fontana de Oro (1867-68),El audaz (1871),Episodios Nacionales (1873-79) etc.

    La confirmacin de la novela histrica como manifestacin de un gnero nuevocontinuar en el siglo XX y, como ejemplos en la literatura alemana, del mismo modonumerosos, nos encontramos, en el primer tercio del siglo, con R. M. Rilke (1875-1926):Die Weise von Liebe und Tod des Cornets Christoph Rilke (1906), A. Dblin

    (1878-1957): Die drei Sprnge des Wang-lu (1915), Wallenstein (1920), L.Feuchtwanger (1884-1958):Die hliche Herzogin Margarete Maultasch (1923),JudS (1925),Der jdische Krieg (1932), Klaus Mann (1906-1949):Alexander. Romander Utopie (1929), J. Roth (1894-1939):Radetzkymarsch (1932).

    De la poca de la Repblica de Weimar, del Nacionalsocialismo y de la literatu-ra de la emigracin son de resear Th. Mann (1875-1955):Joseph und seine Brder(1933-43), Lotte in Weimar(1939), Heinrich Mann (1871-1950): Die Jugend desKnigs Henri Quatre (1935) y Die Vollendung des Knigs Henri Quatre (1938),Klaus Mann (1906-1849): Symphonie pathtique. Ein Tschaikowsky-Roman (1935).L. Feuchtwanger: Der falsche Nero (1936), Der Tag wird kommen (1945), H.

    Kesten (1900-1996): Ferdinand und Isabella (1936), Knig Philipp der Zweite(1938), J. Roth:Die hundert Tage (1936), A. Dblin:Das Land ohne Tod(1937-48),B. Brecht (1898-1956):Die Geschfte des Herrn Julius Csar(1949), R. Schneider(1903-1958):Las Casas vor Karl V., Szenen aus der Konquistadorenzeit(1938), H.Broch (1886-1951):Der Tod des Vergils (1945) etc.

    De los ejemplos que podran aportarse de la inmensa produccin de la segundamitad del siglo XX, sera preferible no mencionar obra alguna aqu a fin de evitaruna desafortunada eleccin o no ser justo en la misma.

    A partir de la observacin de la forma cmo se han escrito estas obras histricasde diferentes pocas, si se pretende aventurar una, ms bien descripcin, que no defi-

    nicin, habra que comenzar repitiendo la idea ya mencionada de que es un gneroque se ha manifestado de diferente manera a lo largo de su historia. Lo ha hecho, endefinitiva, tal y como lo hace la realidad ms amplia que es el fenmeno literario.

    2. Aproximacin al concepto denovela histrica

    Intentar acercarse al concepto, a la realidad novela histrica como gnero litera-rio desde una perspectiva crtica, supone la observacin inicial de los dos elemen-tos lingsticos que componen el sintagma. Lo primero que llama la atencin es que

    tanto aparentemente como de hecho, nos encontramos, ya de entrada, ante una con-

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    tradiccin en los elementos de la composicin sintagmtica. La razn radica en loscontenidos semnticos de los dos elementos. El sustantivo novela, de entrada,excluye el adjetivo histrica. Ello se entiende, sin ms, a partir de la relacin refe-rencial de los dos trminos. La realidad novela implica automticamente la realidadliteratura, y esta realidad encierra en s las peculiaridades que le son propias, comoen un primer lugar la de la ficcin, en un segundo lugar la de la pseudorreferencia-lidad o autorreferencialidad y, por fin en tercer lugar, la de la ambigedad de suscomponentes lingsticos.

    Lo mismo ocurre si adems se tiene en consideracin el objetivo que pretende laobra de literatura, consistente en desempear fundamentalmente y en primer lugaruna funcin que puede determinarse como ldica, trmino tal vez un poco gastadoy desprovisto de su significado crtico-literario, pero muy enraizado en la tradicinfilolgica alemana, que explica el hecho de producir gratificaciones. En una tradi-

    cin ms amplia, puede decirse que universal, se ha entendido y sigue entendin-dose como funcin esttica.Por otra parte, ocurre que el segundo componente, esto es, el adjetivo histrica, pri-

    mero est directamente relacionado con el sustantivo historiografa y esta ocupacin,disciplina o ciencia humana trabaja con una realidad o realidades que existen o se pre-sume que han existido, realidades que de hecho se dan o se han dado; opera, segundo,referencialmente, es decir, trata contenidos que existen independientemente de la rea-lidad lingstica que hace referencia a ellos, lo que quiere d-ecir que el instrumentalexpresivo que utiliza tiende a no ser ambiguo, sino ms bien univoco; y tercero, lasgratificaciones que pueda producir tanto en el productor como en el destinatario a con-

    secuencia de la informacin de los medios que utiliza, pueden ser autnticas gratifica-ciones, pero no gratificaciones estticas, sino simplemente aquellas que vienen produ-cidas por la funcin que le es propia, como es la que proviene de su funcin informa-tiva-cientfica que, por principio, no tiene por qu ser ldica. En consecuencia nosencontramos, al menos, ante una incoherencia y hasta incluso una contradiccin.

    Esa contradiccin inicial no excluye, sin embargo, la convivencia de amboscomponentes. Adems deja de ser tal si entendemos que detrs de esa aparienciacontradictoria inicial se encierra algo, cuya peculiaridad primera puede entendersecomo la de un hbrido, como la de algo que consiste en la mezcla o conjuncin dedos mbitos, que son la literatura y la historiografa.

    A partir de aqu se han dado diferentes descripciones o definiciones del objeto,una de las cuales sigue aceptndose de manera generalizada, aunque sea con preci-siones; es la que entiende la novela histrica como

    eine umfangreichere erzhlende Dichtung, die beglaubigte geschichtliche Persn-lichkeiten oder Tatsachen zum Gegenstand hat....10

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    10 Reallexikon der deutschen Literaturgeschichte. Ed. de Werner Kohlschmidt y Wolfgang Mohr. Berln,Nueva York 1955 y ss. (Esp. ... una forma literaria narrativa amplia que tiene como contenido personajeso acontecimientos histricos fidedignos).

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    De acuerdo con esta definicin la cualidad novela histrica no puede limitarse algnero novelesco, sino que abarca todos los gneros y subgneros que contenganesas peculiaridades, dentro de los que habra que incluir la novela corta y ciertas for-mas de biografa o autobiografa, as como determinadas formas de libros de viajes,en los que pueda justificarse la razn de ser de ese hbrido a que se acaba de aludir.

    3. Peculiaridades de la novela histrica desde su surgimiento

    Es a partir de la frmula especfica como Scott crea novela histrica de dondeproviene el reconocimiento de sus aportaciones al establecimiento del gnero. Enlas obras de Scott la narracin de la obra crea una especie de abstraccin de la his-toria, un alejamiento que es lo que, por otra parte, en realidad aporta los materiales

    que el autor trata especficamente como l entiende que ha de tratar.El objetivo no consiste en presentar, sin ms, hechos y materiales histricos, sinode proporcionarles un sentido que, seguramente, no tenan en lo que en realidaderan en s y de por s desde la perspectiva de la historiografa.

    Eso quiere decir que el novelista relaciona el pasado de la historia con el pre-sente del emisor o del grupo de lectores que tiene acceso a la obra, le proporcionauna funcin o funciones, como la de servir de antdoto a la realidad del presente, lade escapar de esa realidad, la de esconder tendencias del momento actual o simple-mente de presentar algo embellecido y que produce el efecto de lo que est organi-zado de manera bella11.

    A ello hay que aadir la naturaleza del protagonista, que consiste en el desarrolloliterario de un hroe, que puede ser un personaje ficticio y, lo que es importante,desde una perspectiva socio-histrica de naturaleza social a un nivel de trminomedio, que se apoya, como existencia de personaje, en otros personajes secundarios,en este caso s, extrados de la historia. Se trata de una peculiaridad novelesca que seentiende histrica y sociolgicamente como la manifestacin del avance social queviene protagonizando la clase burguesa, sobre todo a partir del siglo XVIII. Este esta-mento ve en ese hroe reflejadas las virtudes que lo caracterizan como tal, el respe-to y aceptacin de lo heredado, la familia, el esfuerzo, la superacin etc12.

    Por lo que al tratamiento de los hechos histricos se refiere, la novela de Scott

    no copia o transcribe los materiales histricos que conoce a travs del material delos libros de historia y a travs del conocimiento de relaciones entre diferenteszonas geogrficas. Se limita a utilizar lo que ha ledo y odo sobre los contenidos,los rene hasta de una manera intrincada dentro del decurso narrativo y los narra enla forma que se conoce como profundamente realista.

    11 Vid. Eggert, H., Der historische Roman des 19. Jahrhunderts, Handbuch des deutschen Romans.Ed. de Helmut Koopmann. Dsseldorf: Bagel 1983, 342-355, 352.

    12 Vid. Sottong, H. J., Transformation und Reaktion. Historisches Erzhlen von der Goethezeit zumRealismus. Mnchen: Fink 1992.

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    De esta manera mantiene, como es la intencin del autor, visos de probabilidadde lo narrado, para lo que incluye formas dialectales, la narracin de costumbresespecficas y, junto con ellas, lo tpicamente nacional. A todo ello le proporciona unropaje ms bien romntico, lo que corresponde a la manera tambin propia de escri-bir de ese momento de la historia literaria.

    Los prlogos a la obra, las dedicatorias, las cartas inventadas que se incluyen, lasnotas a pie de pgina propias de la historiografa, la inclusin del gnero literariolrico o solamente de elementos lricos13, proporcionan inicialmente al gnero, si nouna comprobacin de lo que es la poesa universal progresiva de la teora romnti-ca alemana, s al menos una orientacin del gnero de algn modo en esa direccin.

    En cualquier caso, la mezcla de hechos verdaderos con ficticios se convierte ennorma fundamental y bsica, una frmula que se justifica como el resultado de loque se entiende como la libertad literaria del emisor. Algo, en definitiva no ajeno ala propia historia de cualquier obra, es decir, a la historia que se narra en la obraconvertida en realidad autnoma.

    Pero la novela histrica no se queda ah; a lo largo de un proceso permanente deevolucin, las ms de las veces como consecuencia del cambio social o poltico de unapoca, va afianzndose y confirmndose como gnero a pesar de las no pocas crticaso al menos sospechas que se levantan contra ella. En cualquier caso, hasta mediadosdel siglo XIX el gnero, aun con variaciones evidentes, sigue la pauta de W. Scott14.

    Con la crisis social y poltica de la segunda mitad del siglo XIX que se materia-liza en guerras, en el acontecimiento tan relevante para Alemania como es la fun-dacin del Imperio, la reforma del ejrcito, la crisis constitucional etc. a la novelahistrica se le asigna la funcin, secundaria en todo caso, de colaborar en la des-aparicin o al menos mitigacin del descontento social que se ha generalizado comoconsecuencia de esa crisis. El objetivo concreto consiste en volver la vista al pasa-do en el que parecen encontrarse formas de comportamiento que permiten explicary justificar el presente, esto es, un punto en el que pueda percibirse el nuevo cami-no a seguir. Expresado de otra manera, la historia se convierte en magistra vitae.

    Un componente muy significativo de la novela histrica en su proceso de evolu-cin tiene que ver con la apropiacin de los hechos del pasado. A medida que avan-za el siglo XIX se crea novela histrica de acuerdo con el procedimiento que se

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    13 Vid. Steinecke, H., Wilhelm Meister oder Waverly? Zur Bedeutung Scotts fr das deutscheRomanverstndnis der frhen Restaurationszeit. Teilnahme und Spiegelung. Festschrift fr Horst Rdiger.Ed. de Beda Allemann y Erwin Koppen. Berlin, Nueva York: De Gruyter 1975, 340-359.

    14 Segn Sottong en op. cit. se diferencian dos fases en la evolucin inicial del gnero, la que coincide conel periodo comprendido entre 1815 y 1830 y la que se extiende entre los aos 1830/33 y 1848/49/50, identifi-cando en la primera una especie de continuacin delBildungsroman goethiano e Initiationsroman (desde A.v. Arnim,Die Kronenwchter(1817) hasta Die hohe Braut(1833) de Koenig oBastardde Hauff,Lichtensteinde Hauff,Aufruhrde Tieck, Scipio de Rehfues o Cabanis de Alexis) y haciendo ver diferencias sociolgicas conrespecto a Scott, en el sentido de que en el primer caso la nueva clase se considera situada entre la nobleza y laclase plebeya, y en el segundo creando una novela histrica del estilo del Zeitroman (Der Legitime und die

    Republikanerde Sealsfield, Vittoria Accorombona de Tieck,Die Hosen des Herrn von Bredow de Alexis,DieClubisten um Mainz de Koenig etc.). Respecto de las diferencias entre Historischer Initiationsroman yHistorischer Zeitroman ver Aust, H.,Der historische Roman. Stuttgart, Weimar: J. B. Metzler 1994, 71.

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    corresponde con los principios del historicismo historiogrfico rankiano a que mereferir un poco ms tarde.

    Ahora me limitar a adelantar que se trata de una manera de entender la disci-plina que en la crtica e historia literarias encuentra su reflejo ms palmario en elhistoriador Rudolf Gottschall (1823-1909), cuando se refiere de una manera espe-cial a la literatura inmediatamente anterior pero como premonicin de lo que se estdesarrollando, haciendo notar la ausencia de sentimiento mediante la frialdad delestudio de las fuentes autnticas:

    Der historische Roman entrollt ein Culturgemlde der Vergangenheit; er fhrt unseine Flle von Begebenheiten vor, welche der Chronik entschwundener Jahre treulichnacherzhlt sind; er beschftigt die Phantasie in angenehmer Weise, indem er sie ganzaus den Kreisen des gegenwrtigen Lebens herausreit und die Existenz untergange-ner Geschlechter bis in ihre kleinsten Zge vor uns aufbaut.15

    El hroe de Scott sigue siendo el preferido como representante tpico de la bur-guesa. La funcin de la novela histrica consiste en ver en la historia los rasgospropios del pasado, fundamentalmente nacional, en que puedan reflejarse los pro-pios atributos del presente; el pasado, por ejemplo, de los emperadores Otones yHohenstaufen en un tiempo en que el imperio se encuentra en crisis. Ejemplosencontramos en el tema de lo nacional-patritico, como en las obra de WillibaldAlexis,Ruhe ist die erste Brgerpflicht, oder Vor fnfzig Jahren. Vaterlndischer

    Roman, 1852; Isegrimm. Vaterlndischer Roman, 1854; Dorothe. Ein Roman ausder Brandenburgischen Geschichte, 1856.

    Ello no significa que la temtica del gnero se circunscriba a este mbito; elresultado llevar a una multiplicidad de temas que van desde lo histrico-cultural(Hermann Kurz, Der Sonnenwirth. Roman. Frankfurt/M. 1855) y social (Th.Fontane, Vor dem Sturm. Roman aus dem Winter. 1812), el pasado familiar (GustavFreytag,Die Ahnen. Romane des deutschen Hauses. 6. B. Leipzig 1873-81), temasprximos a algo as como el del Bildungsroman (Adalbert Stifter, Witiko. Eine

    Erzhlung. 1865-67), del Knstlerroman (Joseph Viktor von Scheffel, Ekkehard.Eine Geschichte aus dem zehnten Jahrhundert, 1855, Robert Hamerling, Aspasia.Ein Knstler- und Liebesroman aus Alt-Hellas. Hamburg 1876), lo biogrfico(Louise Mhlbach, Friedrich der Groe und sein Hof. Historischer Roman. Berlin

    1853, Albert Emil Brachvogel, Friedemann Brach. Berlin 1857), sin olvidar lacuriosidad que constituye lo que se conoce como Professorenroman16 (Felix Dahn,

    Luis A. Acosta Literatura e historia: la historia en la literatura

    Revista de Filologa Alemana 712005, 13 63-88

    15 Gottschall, R., Die deutsche Nationalliteratur in der ersten Hlfte des neunzehnten Jahrhunderts.Literaturhistorisch und kritisch dargestellt. vol. III, Breslau: Trewent 1861, 519. (Esp. La novela histri-ca desarrolla un cuadro cultural del pasado; presenta ante nuestros ojos una multiplicidad de acontecimien-tos vueltos a contar de una manera fidedigna segn las crnicas de siglos desaparecidos; ocupa la fantasade una manera placentera sacndola del mbito de la vida presente y construyendo ante nosotros la existen-cia de generaciones desaparecidas hasta en sus ms mnimos rasgos.)

    16 Se trata de un trmino para designar novelas histricas escritas por profesores, especialmente de his-

    toria, que se ocupan de presentar, con fidelidad histrica, la vida y las costumbres del pasado de la propia o

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    Ein Kampf um Rom. Historischer Roman. 4 B., Leipzig 1876. Georg Ebert, Einegyptische Knigstochter. Roman, Stuttgart 1864).

    4. Las peculiaridades de la novela histrica en la primera mitad del siglo XX

    Despus de la poca realista el gnero histrico pasa por un periodo de deca-dencia, de tal manera que las nuevas formas de hacer literatura como son las pro-pias del naturalismo, expresionismo, neorromanticismo y otras, apenas si encuen-tran repercusin en la novela histrica.

    A pesar de ello, en el segundo decenio del siglo XX la novela histrica comien-za a revitalizarse debido a dos razones fundamentales, la primera de ellas de natu-raleza intraliteraria, esto es, la que tiene que ver con la crisis profunda en que seha sumido el gnero novelstico en su totalidad, lo que sirve de acicate para el des-cubrimiento de nuevas posibilidades, y la segunda de naturaleza extraliteraria que,al igual que ocurri en la segunda mitad del XIX, consiste en la transformacinsocial y determinados acontecimientos histricos determinantes, de entre los quehay que tomar en consideracin, en primer lugar, todos los que tienen que ver conla primera guerra mundial, la crisis del sistema capitalista, la lucha de la clase pro-letaria por conseguir sus derechos sociales y consiguiente revolucin, de modoespecial la de Octubre, el comienzo del desarrollo de ciencias sociales como lasociologa y la psicologa etc.

    Muchas de las posibilidades genricas van en la direccin de las de la segunda

    mitad del XIX, otras son de nueva orientacin, como la de la saga familiar (EmilErtl, Ein Volk an der Arbeit. Hundert Jahre Deutsch-sterreich im Roman, 1912;Joseph Roth,Radetzkymarsch), la novela de guerras (Arnold Zweig), la novela deformacin y de desarrollo (Alfred Dblin, Die drei Sprnge des Wang-lu, Berlin1915, Max Brod, Tycho Brahes Weg zu Gott. Ein Roman, Leipzig 1916, KlausMann,Alexander. Roman der Utopie, Berln 1929). Surgen, por otro lado, otras nue-vas como la legendaria (Gertrud von le Fort,Der Papst aus dem Gheto.Die Legendedes Geschlechtes Pier Leone. Roman, Berlin 1930), as como la de la literatura deentretenimiento (Seidel,Labyrinth).

    Sin embargo, lo ms llamativo de todo es el cambio en la naturaleza del gnero

    que determina lo que va a ser a lo largo de todo el siglo XX. El hroe ocurra yacon Scott puede no ser ficticio, incluso puede ser colectivo, y el componente psi-colgico personal desempea una funcin determinante (Alfred Dblin, Die dreiSprnge des Wang-lu), aunque sea en la forma del Bildungsroman. El tratamientode la historia puede llevar a la invencin, la leyenda y, en casos, a lo mitolgico, yla manera del desarrollo de la accin deja de ser unitaria para convertirse en mlti-ple (Alfred Dblin, Wallenstein. Roman, Berlin 1920).

    Luis A. Acosta Literatura e historia: la historia en la literatura

    72 Revista de Filologa Alemana2005, 13 63-88

    de otras culturas a travs de una accin de efectos triviales, poco verosmil, y en las que la erudicin elimi-na la configuracin artstica.

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    Algo que va a ser decisivo en la comprensin de la potica del gnero y de sudesarrollo son dos estudios de precisamente dos escritores de novela histrica.Alfred Dblin en Der historische Roman und wir(1936)17 entiende que el autortrabaja como un artista genuino que modela el fundamento histrico como dueoy como maestro aporta un resultado que siente como algo autntico y que en la dis-tancia del lector produce conocimiento18, un proceso creador que comienza en lainmersin del autor dentro de momentos y personajes del pasado, evoca osamen-tas resecas de otro tiempo, y, sobre todo, traslada una realidad que se le ha trans-mitido de una manera oscura, en una realidad autntica que est llena de objetivosy de emociones19.

    L. Feuchtwanger, por otro lado, en la argumentacin sobre la funcin de la nove-la histrica parte de la idea existente ya en otros de que es un gnero que ha cadoen descrdito. l no lo considera as20 y entiende que esta novela desempea la fun-

    cin de presentar de manera vivificada la vivencia que ha tenido el escritor de la rea-lidad que ha sido objeto de estudio de los hechos y personalidades del pasado, altiempo que esa realidad pasada sirve de ropaje distanciado y distanciador de hechosy personajes del presente. As resulta un principio potico que consiste en la inte-gracin de tres elementos: configuracin, vivencia y distancia21. Pretende convertiren smbolo literario el contenido de una poca para que sea smbolo de otra, haceque en lo que es la realidad hbrida del gnero predomine lo literario frente a lo his-trico que es lo que, al fin, otorga al gnero la razn literaria de ser. Lo importantede todo ello se expresa en resumen diciendo que es una creacin potico-literariacon ropaje histrico, que sirve, a su vez, de elemento distanciador a travs de la

    vivencia que ha tenido el autor y que trasmite al lector.

    5. La novela histrica y la historiografa

    Aqu surge la cuestin probablemente ms complicada que se le ha planteado ala novela histrica. Tiene que ver con el tratamiento que en ella se hace de su com-ponente histrico, lo que implica, en el fondo, la concepcin que el autor tiene dela propia historia y, en consecuencia, de la historiografa.

    De manera indirecta se ha hecho ya referencia a Ranke (1795-1886) como pers-

    pectiva y justificacin de la forma de escribir novela histrica en lo que al trata-miento de los hechos se refiere en la segunda mitad del siglo XIX. Sin embargo, a

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    Revista de Filologa Alemana 732005, 13 63-88

    17 Dblin, A., Aufstze zur Literatur. Olten: Walter 1963. (= Alfred Dblin, Ausgewhlte Werke inEinzelbnden, ed. de Walter Muschg).

    18 Vid. ibid., pg. 173.19 Vid. ibid., pg. 180-181.20 Feuchtwanger, L., Das Haus der Desdemona oder Gre und Grenzen der historischen Dichtung.

    Rudolstadt: Greifenverlag 1961. [Tambin:Das Haus der Desdemona oder Gre und Grenzen der histo-rischen Dichtung. Frankfurt am Main: Fischer 1986)]

    21 Vid. Aust, H., op. cit., 122.

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    medida que avanza el siglo XX y la novela histrica inicia nuevas orientaciones, eslgico que la concepcin rankeana de la historia se manifieste muy crtica frente alnuevo desarrollo que protagoniza el gnero.

    Consideran que la manera de proceder de los escritores en la inclusin dentro desus obras de los hechos histricos, no solamente adolece de la concrecin necesa-ria, sino que adems los escritores no llevan a cabo un uso adecuado de las fuentes,manifestando, de este modo, una manera poco ortodoxa de proceder historiogrfi-camente, y mezclando los acontecimientos en el desarrollo de la accin narrativa afavor del objetivo novelesco sin respetar el componente histrico.

    La argumentacin est basada sobre todo en el procedimiento historicista. En suobra Geschichte der romanischen und germanischen Vlker von 1494-1535 (Esp. :

    Historia de los pueblos romnicos y germnicos de 1494-1535)22 Ranke defiende elideal de la objetividad, es decir, el procedimiento basado en el principio de que la his-toriografa tiene la tarea de mostrar de una manera objetiva la realidad de los hechostal y como han ocurrido partiendo de un estudio crtico acerca de las fuentes.

    Sin embargo, esta concepcin de la ciencia histrica ha ido evolucionando y enel mismo siglo XIX ya los romnticos manifiestan una concepcin muy distinta. Es,con todo, Nietzsche (1844-1900) quien, de una manera clara, se enfrente en susplanteamientos historiogrficos a la escuela historicista en un estudio escrito preci-samente en el mismo ao que Ranke escribiera el suyo, de ttulo Vom Nutzen und

    Nachteil der Historie fr das Leben (Esp.:Del provecho y desventaja de la historiapara la vida)23. En l Nietzsche afirma que es una ingenuidad pretender mostrar lahistoria tal y como en realidad ocurri. Y es una ingenuidad porque la descripcin

    cientfica de la historia no representa una serie de acontecimientos que existen fuerade la conciencia del historiador24, escribir historia no es ms que un trabajo de cons-truccin, escribir historia significa, guiado por determinados intereses de acuerdocon premisas implcitas y explcitas, sacar de un caos de hechos una continuidad (unKontinuum) coherente de acontecimientos. Porque una cosa es que con los estudiosde historiografa se pretenda objetividad y otra muy distinta es que se consiga. Larealidad en que se encuentra el historiador es la de la totalidad de los hechos; esdesde ellos como, guiado por una serie determinada de intereses concretos y dirigi-do por una serie de premisas, puede conseguir ese Kontinuum:

    Man versteht dann mit diesem Wort [Objektivitt] einen Zustand im Historiker, indem er ein Ereignis in allen seinen Motiven und Folgen so rein anschaut, da auf seinSubjekt gar keine Wirkung tut ... Man verlangt also auch vom Historiker die knstle-rische Beschaulichkeit und das vllige Versunkeinsein in die Dinge: ein Aberglaube

    Luis A. Acosta Literatura e historia: la historia en la literatura

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    22 Ranke, L., Geschichte der romanischen und germanischen Vlker Smtliche Werke von 1494-1535.Leipzig: Duncker & Humblot 1874.

    23 Nietzsche, F., Vom Nutzen und Nachteil der Historie fr das Leben. Friedrich Nietzsche. En:Friedrich Nietzsche: Smtliche Werke. Kritische Studienausgabe en 15 volmenes. Edic. de G. Colli y M.Montinari. Mnich: Deutscher Taschenbuch Verlag 1967-1988.

    24 Vid. Nietzsche, F., Vom Nutzen und Nachteil der Historie fr das Leben.Stuttgart: Reclam 1994, 56-57,

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    jedoch ist es, da das Bild, welches die Dinge in seinem solchermaen gestimmtenMenschen zeigen, das empirische Wesen der Dinge wiedergebe. Oder sollten sich injenen Momenten die Dinge gleichsam durch ihre eigene Ttigkeit auf einem reinenPassivum abzeichnen, abkonterfeien, abphotographieren?25

    L. Feuchtwanger, el autor de Goya (1951) yDie Jdin von Toledo (1955), refi-rindose a la cientificidad que caracteriza hoy da a la historia, llega a afirmar queesta cientificidad es, ya no slo subjetiva, sino incluso a veces hasta cuestionable26.

    Sea como fuere, los conceptos subjetivo y objetivo o subjetividady objetividaden el campo de la historiografa, de ninguna manera sirven, si ya no para la propiahistoriografa, tampoco para delimitar la frontera entre historiografa y novela his-trica. Lo que naturalmente no implica que lo subjetivo sea lo verdadero y lo obje-tivo lo falso, antes al contrario, lo que no significa as lo entiende la novela hist-rica del siglo XX, que lo objetivo sea lo verdadero y lo subjetivo lo falso.

    La novela histrica no pretende con su subjetividad falsear o manipular la histo-ria. Ahora bien, no puede entenderse, porque no es lo que pretende, a partir de lafacticidad, sino a partir de la posibilidad. La novela histrica es una obra literaria yno cientfica. Desde la perspectiva de su justificacin como obra literaria frente a lahistoriografa, y frente a la novela no histrica, dice Dblin:

    ... besteht kein prinzipieller Unterschied zwischen einem gewhnlichen und einemhistorischen Roman. Der historische Roman ist erstens ein Roman und zweitens keineHistorie.27

    A este gnero literario no le interesa la historia en s, su objetivo radica en otraparte. Como obra literaria que es, busca simbolizar a travs de la creacin de la rea-lidad literaria que es un mundo para s, una realidad que no es la de los datos hist-ricos, sino otra que se encierra dentro del ropaje de esos datos. Le interesa servirsede la historia refirindola, en la simbolizacin que es la realidad autnoma creada,a otra realidad que es la del presente del escritor, que mediante ese atuendo puedeser entendida y explicada28.

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    25 Vid. ibid. 56-57. Pues con esta palabra [objetividad] se entiende un estado del historiador, en el quese contempla un acontecimiento en todos sus motivos y consecuencias de manera que no produce efecto algu-no en el sujeto que los trata Pero del historiador, se exige tambin una contemplacin artstica y una pene-tracin total en las cosas: sin embargo es una supersticin creer que una imagen que muestran las cosas deeste modo en personas dispuestas de una manera as, reproduzca la esencia emprica de las cosas. O es quelas cosas han de presentarse en todo momento mediante su actividad, resultar ser un retrato, una fotografa?

    26 Vid. Feuchtwanger, L., Von Sinn und Unsinn des historischen Romans, Centum Opuscula. EineAuswahl. Ed. de Wolfgang Berndt. Rudolstadt: Greifenverlag 1958, 508-515.

    27 Dblin, Alfred (1936):Der historische Roman und wir. Alfred Dblin: Aufstze zur Literatur. Ed. deW. Muschg. Olten y Freiburg i. B.: Walter 1963, 170-171. (Esp. ... entre la novela comn y la histrica noexiste una diferencia fundamental. La novela histrica es, en primer lugar, novela y, en segundo lugar, no eshistoria).

    28 As lo entendi Lukcs, G., Der historische Roman. Werke. Vol. 6: Probleme des Realismus III.Neuwied y Berlin: Luchterhand 1965, 64. La obra fue escrita primero en ruso en el ao 1937.

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    Un ejemplo de novela histrica en esta direccin sera la obra fragmentaria de B.BrechtDie Geschfte des Herrn Julius Csar29. En ella el inters del autor, aun res-pondiendo a un estudio profundo de la historia, no se centra en la historia de Roma,sino en una crtica a la historia de la burguesa, su pseudoobjetividad y sus intereses.El autor se permite, por razones de gratificacin esttica, cambiar a favor de una rea-lidad superior la historia de la realidad resultante de los estudios que ha realizado.

    O el caso de Lion Feuchtwanger enDie Judin von Toledo30, donde el objetivo noes la fidelidad a los hechos o los resultados historiogrficos, sino la fidelidad a unarealidad literaria que no es necesariamente infiel a la historia y as, desde el cono-cimiento documental de la misma, aproximarse a otra realidad, que es la presentedel novelista y tambin del lector del momento.

    El autor de novela histrica, dice Kohpei, refirindose en concreto a la del exi-lio y que puede de alguna manera aplicarse a la nueva novela histrica del siglo XX:

    berspitzt ausgedrckt lt sich so paradox es klingen mag die These formulie-ren, da fr den historischen Roman des Exils nicht die Flucht in die Geschichte, son-dern die Flucht vor der Geschichte kennzeichnend ist.31

    Por tanto, la historia deja de ser magistra vitae, tal y como haba sido para losescritores de novela histrica del siglo XIX. No quiere decir que la historia no puedaser entendida en sus aspectos positivos para una finalidad determinada. La historiapuede servir, mutatis mutandis, utilizando lo que de ella se conoce como negativo,de instrumento que colabore en que ciertos hechos no vuelvan a repetirse, aunqueen algunos casos, la repeticin de la misma pueda llevar al escepticismo y a ladecepcin. Detrs de ello se encierra de todos modos una actitud que manifiesta eldeseo del triunfo de la razn que busca humanidad, libertad y progreso.

    Con todo, no puede afirmarse que exista tampoco unitariedad tcnica o estils-tica en el desarrollo de la novela histrica, pues junto a las obras de los hermanosMann, (Heinrich,Die Jugend des Knigs Henri Quatre, Die Vollendung des Knigs

    Henri Quatre, Thomas, Lotte im Weimar), Hermann Broch, Der Tod des Vergil,Alfred Dblin, Amazonas-Trilogie, B. Brecht, Die Geschfte des Herrn JuliusCsar, que ya de por s manifiestan diferencias en muchos aspectos, estn las deotros autores escritas utilizando tcnicas de fabulacin ms tradicional como sonlas de Feuchtwanger, Bruno Frank, Hermann Kesten y otros.

    Si se piensa en la produccin de los autores de la poca del Tercer Reich, nosencontramos con una novela histrica que estructuralmente empalma con las tcni-

    Luis A. Acosta Literatura e historia: la historia en la literatura

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    29 Brecht, B.,Die Geschfte des Herrn Julius Csar. Frankfurt am Main: Suhrkamp 1969.30 Feuchtwanger, L.,Die Jdin von Toledo. Hamburg: Rowohlt 1955. Tambin:Die Jdin von Toledo.

    Gesammelte Werke in Einzelausgaben. Band 9. Berlin und Weimar: Aufbau-Verlag 1977.31 Kohpei, R.,Der historische Roman der Gegenwart in der Bundesrepublik Deutschland. sthetische

    Konzeption und Wirkungsintention. Hamburg: Verlag fr Wissenschaft und Forschung 1993, 43. (Expresadode una manera extrema por muy paradjico que suene puede formularse la tesis de que caracterstico dela novela histrica del exilio no es la huida a la historia sino la huida de la historia).

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    cas de escritura de los autores realistas del siglo XIX, desarrolla una funcin mani-puladora del lector, se sirve del pasado como justificacin de una actitud racista,imperialista, militarista, movimiento de masas, culto a los antepasados, patetismo,pseudoreligin etc32. Algo similar ocurre con autores de la denominada emigracininterior, de denotado conformismo, aunque en algunos casos se entienda elNacionalsocialismo como modelo de inquisicin. Son los ejemplos de los escrito-resErika Mitterer(1903-?) en su obraDer Frst der Welt(1940), oJochen Klepper(1903-1942) en la suya de clara tendencia antifascista de ttuloDer Vater(1937).

    6. Novelas histricas de tema espaol

    A partir de estas reflexiones, ms bien de naturaleza terica, sobre la relacinentre la historia y la ficcin y, en definitiva, sobre el gnero novela histrica, puedeentenderse esa relacin de una manera ms adecuada desde el anlisis de diferentesejemplos.

    En el ao 1934 Bruno Frank (1887-1945) escribe la obra de ttulo Cervantes33.Con ella el autor no pretende cultivar historiografa, sino que basndose en los datoshistricos, a decir verdad no excesivos, que se conocen de la vida del escritor,estructura una especie de biografa novelada de caractersticas prximas a una nove-la de desarrollo, pero sobrepasando los elementos biogrficos.

    Al autor, aparte de presentar la vida de Cervantes, le interesa algo de muchamayor envergadura, lo que se manifiesta, aunque no sea ms que de modo parcial,en la dedicacin de tres apartados centrales (el nueve y el diez del libro primero yel nueve del segundo) casi exclusiva a la figura del rey Felipe II, que es la que va adar explicacin y sentido a la realidad de la poca en la que se desarrollan los acon-tecimientos histricos.

    El desarrollo novelesco de la narracin se corresponde con el de la vida real his-tricamente conocida del autor (incluye datos como el de que el cardenal Aquavivapresenta a Cervantes en la corte, el viaje a Roma, la participacin en la Batalla deLepanto, la vuelta a Madrid, la estancia en Argel, el regreso posterior otra vez aMadrid, las mujeres que tuvieron presencia en su vida, los problemas habidos conla Inquisicin y crcel de Sevilla, la vuelta a la crcel a consecuencia de haber escri-to versos satricos, Cervantes en la crcel como escritor de un libro de caballeras).

    Se incluye tambin el reconocimiento de la sensacin de derrota del rey Felipe II alfinal de sus das.

    Pero al no tratarse de una obra de historiografa, sino del hbrido obra narrativahistrica, el lector se encuentra con una realidad de ficcin en la que convergen tres

    Luis A. Acosta Literatura e historia: la historia en la literatura

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    32 Como ejemplos podran aducirse novelas como la de Hans Friedrich Blunck, Wolter von Plettenberg(1938); la de Erwin Guido Kolbenheyer,Das gottgelobte Herz (1938); la de Bruno Brehm,Die schreckli-chen Pferde (1934).

    33 Frank, B., Cervantes. Ein Roman, Amsterdam: Querido Verlag 1934. Se ha traducido al espaol conel ttulo de Cervantes. Barcelona: Edhasa 1995.

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    componentes que se dan con simultaneidad: por un lado el autor, esto es, el artistaescritor, el espacio de tiempo histrico y poltico en que vive, y de otro lado lo quees representacin paradigmtica y al tiempo explicacin de una poca, que es el reyFelipe II.

    Refirindose a esto ltimo, la importancia novelesca del monarca est en el reco-nocimiento de su ascendencia como instrumento transmisor del poder de una formacasi divinizada; en el significado que se otorga a un ceremonial cortesano pomposopara el que no se escatima gasto alguno y que contrasta con la pobreza del puebloque vive en un medio sucio y hasta miserable. De ello es un ejemplo genuino lacapital del reino:

    Es war eine seltsame Hauptstadt, nach der sie [Cardenal legado y quien le transporta]da entsandt worden waren. Einen Marktflecken, nichts anderes, hatte sich dieser Knigzur Residenz ausgesucht. Wenn 15000 Christenmenschen hier beieinander hausten, war

    es viel. Die Huser waren fast alle aus Lehm, einstckig, so niedrig, da der Kardinalauf seinem Maultier mhelos hatte die Dcher berhren knnen. Dies war dieHauptstadt der halben Welt. Von diesem Schmutznest aus wurde Spanien regiert,Burgund, Lothringen, Bravant, flandern und die fabelhaften Goldreiche berm Meer.34

    Pero aparte de este elemento de no poca importancia, pero a fin de cuentashasta cierto punto exterior al sentido interno que el autor pretende otorgar a la obra,el inters novelesco autntico se centra en la presentacin de un reino que pasa ham-bre, en el que un milln de ociosos nobles y clrigos viven a costa de los siete millo-nes de ocupados. En un rey que se siente portador de la misin de mantener y exten-der la fe cristiana en el mundo, lo que, por otra parte, no excluye sino que ms bienconlleva la opresin y muerte de los herejes debido a una mentalidad y una actitudms bien iluminista. En un reino arrastrado a un enfrentamiento con Inglaterracomo pas considerado centro de hereja, pero al que, sin embargo, se pretende dis-putar la hegemona martima y al que, adems, no se logra nunca vencer; circuns-tancia que unida seguramente a una psima administracin lleva a la bancarrota yquiebra econmica de un Estado que mantiene deudas con todos los bancos impor-tantes de Europa. En una organizacin administrativa en la que llama la atencin elhecho de que se vendan los cargos burocrticos y se adquieran las prebendas queproducen pinges beneficios a cambio de poco trabajo. En la utilizacin de laInquisicin como medio ms adecuado frente a la lucha contra la hereja o la sim-ple sospecha de hereja, que, por cierto, afect tambin de una manera directa aCervantes; una institucin que en una insistencia obsesionada por la limpieza desangre de los sbditos del Reino, se extiende a judos y musulmanes o moros. Es un

    Ana Rossell Die Liebe als ewige Sehnsucht in Goethes Faust

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    34 Ibid., 5. (Esp. La ciudad a la que les haba enviado era una capital extraa. Este rey se haba busca-do como residencia un pueblo/aldea. Sera mucho decir que all habitaban 15.000 personas. Las casas erancasi todas de barro, de una sola planta, tan bajas que el cardenal que iba sobre una mula no tendra dificul-tad alguna para tocar los tejados. Era la capital de medio mundo. Desde este nido de suciedad se gobernaba

    la Borgoa, Lorena, Bravante y los fabulosos reinos de ultramar).

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    hecho que llama especialmente la atencin del narrador al considerarlo en ltimotrmino un ejercicio de poltica absurda cuando dice:

    Selbstverstndlich war die Idee von der Reinheit der Rasse gerade in Spanien absurd.

    Durcheinander gemengt war hier das Blut von Iberern, Basken und Kelten, vonPhniziern, Rmern, Vandalen, von Juden und Goten, Arabern, Berbern. DasErgebnis war ein herrliches Volk, das den Erdkreis bezwang. Selbstverstndlichwuten auch viele, wie sehr alles Unsinn war. Die Juden zum Beispiel waren vertrie-ben: aber es gab kaum eine Grandenfamilie, durch deren Adern kein jdisches Blutflo. Beim hohem Klerus war es dasselbe. Bischfe schliechen sich nachts auf denFriedhof und gruben heimlich die Gebeine ihrer Vorfahren aus, die da nach jdischemRitus bestattet lagen.35

    Adems de frente a Inglaterra en este reino se ha desarrollado una poltica agresi-va frente a otros pases de Europa, que el autor entiende como la manifestacin de una

    personalidad mediocre y oscurantista, encerrada en s misma, cuyas relaciones fami-liares no son precisamente satisfactorias y de las que son ejemplo llamativo las rela-ciones con su hijo el prncipe Carlos en quien el autor ve un estado de enfermedad epi-lptica, si bien, pero al mismo tiempo, una actitud de aproximacin a los rebeldesreformistas de los Pases Bajos, que trajo consigo el probable definitivo enfrenta-miento paterno-filial; o al final la condena a muerte como consecuencia del principiode que la familia est en la jerarqua a un nivel inferior al de la fe. O los celos quesiente frente al hermanastro Don Juan de Austria, cuya personalidad triunfante haceque se le relegue hasta el punto de que, una vez muerto, el rey haga enviar a Espaasu cadver troceado con la justificacin de la necesidad de limitar los gastos.

    Pues bien, dentro de un pas gobernado por un monarca de esta naturaleza viveel personaje novelstico Cervantes que, como ocurre con el de Felipe II, ofrece almenos matizaciones de las que puede uno preguntarse si historiogrficamente son ono ciertas. Este personaje afirma del Papa no faltar a las sesiones de la Inquisicin,cuyas crceles son demasiado pequeas y por la que slo en un ao fueron ejecuta-dos seis reos en la hoguera y dos en la horca36; un Papa que impone la pena demuerte por adulterio37, que persigue a las prostitutas hasta desterrarlas y encerrar-las en un gueto38. Conviene hacer la observacin, el hecho puede ser consideradollamativo en la personalidad del protagonista, de que Cervantes participa cierta-

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    35 Ibid., 272. (Por lgica la idea de la limpieza de la raza era precisamente en Espaa algo absurdo.Mezclados todos unos con otros haba en este pas sangre de iberos, de vascos y celtas, de fenicios, roma-nos, vndalos, de judos y godos, rabes, bereberes. El resultado era un pueblo fantstico que dominaba elmundo. Ciertamente muchos conocan tambin el sinsentido que haba en todo ello. A los judos, por ejem-plo, se les haba expulsado; sin embargo no haba una familia de grandes por cuyas venas no corriese san-gre juda. En los sectores elevados del clero ocurra lo mismo. Haba obispos que por la noche entraban fur-tivamente en el cementerio y desenterraban en secreto los huesos de sus antepasados que haban sido ente-rrados segn rito judo).

    36 Ibid., 27.37 Ibid., 43.38 Ibid., 44-45.

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    mente en la Batalla de Lepanto, pero no se para a pensar en lo que de dominacinse persigue con este acontecimiento armado, ni llega a manifestar la tolerancia quesera propia de una actitud opuesta. Sin embargo, referido a la propia persona secomporta como alguien que siente muy profundamente la opresin y la falta delibertad en la crcel de Argel y, por otra parte, manifiesta en todo momento el deseode libertad que siente cualquier persona en una situacin semejante, pero, lo que esfundamental, lo manifiesta como un sentimiento inherente al ser humano y que traecomo consecuencia una lucha que se extiende a lo largo de toda su vida por alcan-zarla. Cervantes no acta con mala intencin en el asunto de la malversacin de fon-dos que da con l en la crcel de Sevilla. Su personalidad est dominada por losbuenos sentimientos, franqueza e ingenuidad, que, a pesar de todo, con el paso deltiempo va endurecindose, pero sin llegar a ser nunca mezquino como muchos delos personajes con que se topa en el camino y que no le traern nada bueno.

    Son aspectos de entre los que algunos coinciden tambin con los que la histo-riografa considera propios de la personalidad del Cervantes histrico.Pero no todo es coincidencia en la vida del personaje de la novela de Bruno Frank

    con la vida histrica de Cervantes. Se advierte, por ejemplo, la explicacin que se daa la marcha a Italia, ms como consecuencia de una reyerta con un herido que como,segn el novelista, el objetivo de ser profesor de espaol para el cardenal Aquaviva.O la relacin mantenida en Roma con la prostituta veneciana, que se incluye dentrode la presentacin novelesca de la vida diaria de Cervantes en la ciudad, hechos pococonocidos en las biografas oficiales. Otro ejemplo es la relacin amorosa con unaposadera en Lepanto cuando est recuperndose de las heridas sufridas en la batalla,

    o la visita no probada de Don Juan de Austria en la convalecencia en el hospital. Lacarta de recomendacin que recibe el herido del capitn Urbina y no de Don Juan, ola simpata que se crea entre los carceleros en Argel como explicacin de una estan-cia tan prolongada en prisin, cuando en realidad la versin oficial entiende esaestancia como consecuencia de tres intentos de huida, de lo que poco se sabe histo-riogrficamente. El objetivo de escribir La galatea por necesidades econmicasperentorias, la relacin sentimental apasionada con Ana Franca, la mujer casada queno mencionan las biografas ms que para hablar de su embarazo; el abandono delmatrimonio y la hija por parte de la madre, frente a la afirmacin de los bigrafos deque la causa fue que Cervantes desapareci marchndose a Esquivias donde vuelve

    a casarse con Catalina de Salazar; la justificacin que aporta el novelista sobre frau-de al Tesoro Real, como resultado de la necesidad en que se encontraba por no cobrarel salario que le adeudaban; la excomunin inexistente en las biografas; la falta depresentacin de un requerimiento ante el rey, que s existe en las biografas; el hechode comenzar en la prisin de Sevilla la redaccin deEl Quijote por el gusto que mos-traba su mujer por los libros de caballeras.

    Kesten se atreve a delimitar con claridad los rasgos de una personalidad quepuede que los historiadores intuyan, pero que ninguno ha afirmado con decisin.Llama la atencin el estado de decepcin en que se encuentra ante las experienciasde la vida como, por ejemplo, la del envo a Orn creyendo que va a desempear

    un cargo importante, cuando se da cuenta de que, en realidad, no ha hecho ms que

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    viajar en calidad de mero mensajero, o la coincidencia en la persona de senti-mientos encontrados cuando, llegando de vuelta a su pas, se siente, pensando ensu futuro, que despus de doce aos entra por la puerta trasera; un hombre desen-gaado de la vida y del amor; una vida que no ofrece ningn aliciente y un amordesafortunado, a pesar, segn los historiadores, de tener una mujer abnegada aquien abandona, porque al dar a conocer a la familia la obraNumancia, sta reac-ciona como si se tratase de algo que no les dijera nada; un escritor que construyeen la crcel de Sevilla un personaje para su gran obra que seguramente refleja granparte de la propia personalidad.

    Un punto que debe ser tenido en consideracin que tiene que ver con la perso-nalidad del protagonista, pero adems tambin con el acierto literario del autor enla construccin de la obra, es la interrupcin de la redaccin del requerimiento aque se ha hecho referencia. En un momento determinado del desarrollo de laaccin novelesca, Cervantes se mira a un espejo de dudosa buena factura y se sor-prende de su aspecto39. Se da cuenta de las arrugas que se extienden por toda lacara, que apenas le quedan dientes, pero que, no obstante, en los ojos an quedavida. Entonces comienza a dibujar esa figura, incluye en vez de un caballo rabe,un caballo esqueltico, una lanza como arma, espuelas que son ruedas inmensas.El jinete tiene un cuerpo delgado y piernas muy largas, una figura, en definitiva,que no le desagrada, y que, por ello dibuja, y mediante la que intenta explicar unpasado propio que es todo una confusin:

    Ein ununterscheidbares Wogen von Hoffnung, Entschlu und Enttuschung []Illussion und Enttuschung [] Glaubte er Gold in der Hand zu halten und tat er die

    Hand auf, so war es Kot. [] Chimren vor Augen, Chimre des Glcks, Chimre derFreiheit. []Sein Held kein holdseliger Jngling [] Ein braver, klappriger Alter, ein bichennrrisch geworden durch all den verschollenen Spuk. Mt es nicht prchtig sein, soeinen ausziehen zu lassen, im Glauben, noch sei die Ritterzeit? [] Wenn er allent-halben Kampfesehren ersah und erlsende Unschuld, als ein rhrender Narr der ewigzu fassen meint, was ewig entschwebt und zergeht. []40

    Esperanza, decisin y decepcin, quimeras, quimera de felicidad, quimera delibertad.

    Entonces, sobre la hoja de la reclamacin al presidente de la Cmara Real de

    Contadura General comenz a escribir:

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    39 Vid. ibid., 225 y ss.40 Ibid., 226-228. (Esp. Una oscilacin no diferenciada entre esperanza, decisin y decepcin. []

    Ilusin y desengao [] Si crea tener oro en la mano, cuando la abra haba en ella heces. [] Quimerasante los ojos, quimera de felicidad, quimera de libertad. []

    Su hroe no era un adolescente agraciado. [] Se haba convertido en un anciano valiente, decrpito,debido a fantasmas desaparecidos. No tena que ser algo magnfico poner de este modo en camino aalguien en la creencia de que an era poca de caballera? [ ] Cuando por todas partes vea honores debatalla e inocencia salvada como un loco entraable que eternamente cree entender lo que eternamente des-aparece y se desvanece).

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    Noch nicht lange ist es her, da lebte in einem Dorf der Mancha, auf dessen Namenich nicht besinnen kann, ein Hidalgo. Er war einer von denen, der einen Spie undeinen alten Lederschield im Wafenschrank haben, einen mageren Klepper im Stallund ein Windspiel zur Jagd41

    El final de la obra, en la crcel de Sevilla con el ro Guadalquivir y Triana alfondo, es el final deDon Quijote. De la atraccin que produce el trabajo literariorealizado hasta el momento en el pblico de dentro de la crcel se hace sabedor elpblico de fuera y ste acude a la lectura que el propio autor lleva a cabo de cap-tulos que est escribiendo y de los que destaca de una manera especial las aventu-ras, adems de la de los molinos de viento, de manera muy especial, la de los con-denados a galeras. A partir de las mismas se explica la funcin del caballero:

    Denn mein Ritteramt macht mirs zur Pflicht, die Gewalt zu bekmpfen und allen

    Hilfslosen beizustehen. Und, es knnte doch sein, lieber Brder, da bei dem einenvon euch die Folter, bei dem anderen die Not, Mangel an Protektion bei dem drittenund bei den brigen ein ungerechter Spruch des Gerichts an allem die Schuld trgt.

    Esta ltima aventura termina con que los liberados no slo no se manifiestanagradecidos, sino que incluso castigan al libertador, y lo que es peor, Cervantes, ellector ante el pblico de las partes de su obra, entiende que la reaccin de ste consus gritos y risotadas es inadecuada. Es cierto que, si bien podra explicarse comoel reconocimiento del resultado de una organizacin novelstica de buena factura, lentiende que las risas son resultado del apedreamiento a que fueron sometidos loslibertadores. El que Cervantes se lo explicara como prueba de lo que pensaba le dej

    helado42.Los oyentes se ren del sueo, del smbolo de la realidad literaria de la verdad

    encerrada detrs de todo, que aparecera con nitidez al final de la obra:

    Langsam, Ihr Herren, nur langsam! Es gibt in den Nestern vom vorigen Jahr keineVgel in diesem. Don Quijote von der Mancha bin ich nicht mehr. Ich bin wiederAlonso Quijano, den man einst den Guten genannt hat.43

    Este sera el final que pens para su obra bajo el cielo un poco iluminadode una noche de Triana.

    Esta obra novelstica es un modelo a partir del cual pueden entenderse otrasmuchas de naturaleza histrica. En cualquier caso, a partir de lo expuesto ha podi-do observarse que el objetivo del autor no es investigar sobre la historia, sino crearliteratura.

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    41 Ibid., 228. (Esp. En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha muchotiempo que viva un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocn flaco y galgo corredor).

    42 Ibid., 238.43 Ibid., 239. (Seores, dijo Don Quijote, vmonos poco a poco, pues ya en los nidos de antao no hay

    pjaros hogao. Fui Don Quijote de la Mancha, y soy ahora, como he dicho, Alonso Quijano el Bueno).

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    As es el caso de otra de naturaleza similar, de una novela de artista. Es la queescribi L. Feuchtwanger en el ao 1951 de ttulo Goya oder der arge Weg der

    Erkenntnis (Goya o el duro camino del conocimiento)44.En ella, sin fidelidad positivista a los hechos, a pesar de que el autor estudi la vida

    y personalidad del pintor45, partiendo, no obstante, de lo que conoce, crea tambin unahistoria de peculiaridades no historiogrficas sino literarias. Crea una accin y un argu-mento. Desde la omnisciencia de escritor da vida a un personaje artista e intelectual quevive su vida y desarrolla su arte de una manera simultnea, de tal manera que en el des-arrollo narrativo se produce una interinfluencia mutua entre estos dos elementos.

    Se crea literariamente la existencia de un pintor que vive en un mundo social ypoltico una vida nada fcil dentro del ambiente de la Revolucin Francesa y todaslas consecuencias que este fenmeno histrico trajo consigo. Un pintor que a lolargo de las vivencias personales llega paulatinamente a darse cuenta de la funcinque ha de desarrollar en el mundo el arte en general y el suyo en particular, cir-cunscrito a la sociedad espaola, anclada en la tradicin y que protagoniza la situa-cin de un mundo precapitalista.

    Lo mismo ocurre con la obra que el propio L. Feuchtwanger escribe poco des-pus, en el ao 1955,Die Jdin von Toledo46, que fundamentndose en los escas-simos documentos histricos de que se disponen sobre el personaje protagonista,configura una novela ostensiblemente amplia. En ella predominan, claramente, loselementos ficticios por encima de los histricos, respetando su personalidad hastadonde la racionalidad y la verosimilitud literarias lo permiten.

    Nadie puede imaginarse como verdico ni el caleidoscopio de los personajes de laforma que se crean, de una manera especial los de segunda categora, ni el desarrollo dela accin que se estructura, as como tampoco el mundo novelesco definitivo. Ms quedel resultado de los estudios historiogrficos que realiza el escritor, se trata de un mundorecreado literariamente tanto en su mente como en las capacidades de lectura del desti-natario a quien llega una obra que entiende ms como de ficcin que como otra cosa.

    Hermann Kesten escribe Ferdinand und Isabella47 en el ao 1936 y KnigPhilipp der Zweite48 en el 1938.

    La primera presenta el mundo de la Castilla de la poca gobernado por unamujer de peculiaridades muy especficas, una especie de novela de desarrollo fun-damentada en la lectura de diferentes obras historiogrficas de la poca49. Sin

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    44 La obra se ha traducido al espaol en el ao 1986 con el ttulo de Goya o el camino del desengao.45 L. Feuchtwanger conoce trabajos sobre el artista y su arte, como son los de Francis Donald

    Klingender, Goya in der demokratischen Tradition Spaniens. Berlin: Das Arsenal 1978. Tambin la deHermannn Baumgarten, Geschichte Spaniens vom Ausbruch der Franzsischen Revolution bis auf unsereTage. Berlin: Reimer 1861.

    46 Feuchtwanger, L., Die Jdin von Toledo. Hamburg: Rowohlt 1955. Nueva edicin: Berlin-Ost:Aufbau Verlag 1955.

    47 Kesten, H., Ferdinand und Isabella. Roman. Amsterdam: De Lange 1936.48 Kesten, H., Knig Philipp der Zweite. Roman. Amsterdam: Allert Lange Verlag 1938.49 Se fundamenta en obras como la de Diego Enrquez del Castillo (15), Crnica del rey Enrique IV.

    Madrid: Biblioteca Histrica de la Universidad Complutense. Tambin en la de Alonso de Palencia (1973-

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    apenas desviarse de los conocimientos histricos tanto de Isabel como de su espo-so el rey Fernando, el autor crea una personalidad soadora, fuerte ya desde nia,que ve el futuro como el sueo mstico de la realizacin de una misin religiosa.Tiene a disposicin como preceptor moral al monje Torquemada. La reina es unpersonaje, por otra parte, con un profundo sentido de la justicia y es inteligente.Es una mujer de fe firme que busca la limpieza de lo hispnico; una soberanaabsoluta y absolutista que pretende el objetivo de la unidad del reino. Es decidi-da y segura de s misma, busca el orden y la paz, promete a todos, excepto amusulmanes y judos, lo que desean or; es alguien que no ve dificultades de tipopoltico por ninguna parte. Supera los problemas de relacin poltico-personal conFernando (en Aragn no est en vigor la Ley Slica), aunque no las difciles rela-ciones con la nobleza que apoya a la Beltraneja. Administra la justicia poltica demanera rpida y arbitraria. Algunas de sus peores experiencias las vive al final desu vida, como la muerte de familiares, en la que no estn presentes ni el esposo nilos hijos.

    A pesar de todo, la realidad novelesca, que, como se ha dicho, es fiel a la reali-dad historiogrfica, es autnoma y, a fin de cuentas, diferente. El desarrollo de laobra y la actuacin de los personajes reciben una serie de connotaciones orientadasa un objetivo y una finalidad. Estn rodeados del sentido de la novela histrica.

    En la segunda obra, Knig Philipp der Zweite, ocurre algo similar en lo que alpunto de partida y fidelidad a la historia se refiere. Se crea un personaje literarioambicioso y solitario, que acepta la autoridad del padre en lo que se refiere almatrimonio. Un fantico catlico que intenta ganarse al pueblo desde la riqueza.Es intolerante y tirano y determina el nivel de libertad de la que l mismo carece,que se sirve de la Inquisicin y de la Iglesia para llevar a cabo grandes negocios,y que lo realiza con medios despiadados y crueles. Da muestras a veces de unavida disoluta (ejemplos de ello se ofrecen en Bruselas o en las relaciones con laPrincesa de boli), que sabe disimular con maestra demostrada. Es desconfiado,busca cumplir con el deber para con la divinidad. No tolera a los herejes, puesentiende que su funcin en esta vida es la de extender el reino de Dios. Tambinaqu las relaciones con su hijo el Prncipe Carlos por diferentes razones dejanmucho que desear. Su vida transcurre, por lo comn, en permanente soledad comopoltico, esposo y padre. Parece como si su existencia no hubiese estado orienta-da ms que a la muerte de una manera decidida, que, cuando llega, le reconforta

    al poder contemplar desde su lecho el altar mayor de la capilla donde reposan susfamiliares50.

    Pero como ocurre con el mismo y otros personajes de la novela de Bruno Frank,aqu, por ejemplo, el del monje Torquemada, Kesten, sin desviarse de la realidadhistrica conocida, los presenta recreados y convertidos mediante la intervencin

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    75), Crnica de Enrique IV. Madrid: Atlas. Y en la de Hernando del Pulgar (1943), Crnica de los ReyesCatlicos. Madrid: Espasa.

    50 Vid. Acosta, L. A., El poder en la temtica espaola de la novela histrica alemana (en prensa).

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    potica en un personaje y un mundo de ficcin. Al final no son los personajes his-tricos, sino los propios de una obra de literatura que, como tal, simbolizan otra rea-lidad, lo que lleva a una interpretacin diferente.

    Es lo que ocurre con otras obras que se ocupan como punto de partida en la poe-tizacin o literarizacin de personajes o acontecimientos de la historia, de los quese podan an mencionar, del propio Kesten, Die Kinder von Gernica (1939)51; labiografa novelada de Reinhold Schneider (1903-1958) sobre Bartolom de lasCasas52,Las Casas vor Karl dem V., escrita a partir de la utilizacin al detalle de lafuenteBrevissima relacin de la destruycin de las Indias eHistoria general de las

    Indias; la de Valeriu Marcu (1899-1942), Die Vertreibung der Juden aus Spanien(La expulsin de los judos de Espaa53), que aborda, una vez ms, la historia de lapoca de los Reyes Catlicos y el problema de la comunidad juda y su expulsin;las de Heinrich Mann (1871-1950) Die Jugend des Knigs Henri Quatre (1935) y

    Die Vollendung des Knigs Henri Quatre (1938)54, en las que el tema espaol essecundario; La de Ludwig Marcuse (1894-1871),Ignatius von Loyola (1935)55; lade Ernst Sommer,Botschaft aus Granada. Roman (1937)56; y otras ms, comoDie

    Armada. Don Juan DAustria (1936) de Franz Zeise (1896-?), Die Flotte Gottes(1938) de Arno Dohm (1899-?)57,Der Goldschmidt von Segovia (1929) de LudwigHuna (1872-1945), Karl V(1935) de Gerhart Ellert (1900-1975)58,Antonio Prezund die spanischen Richter(1938) de Otto A. Hirth (1899-1969), Der Sieger von

    Lepanto. Ein Roman um don Juan DAustria (1940) de Ilse Brauns-Leutz (1896-?)59,unas de calidad literaria ms conseguida, otras de menos y otras, incluso, de calidadliteraria dudosa.

    7. La novela histrica

    De todo lo observado no se puede en modo alguno llegar a la conclusin deque no existe la novela histrica como gnero literario autnomo, ni mucho menos.Que existe lo prueba ya en s la propia tradicin crtico-literaria que desde hacemucho tiempo opera con el concepto que se ha instaurado llegando a constituir unpre-juicio del que no es posible liberarse, esto es, un juicio previo en el sentido que

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    Revista de Filologa Alemana 852005, 13 63-88

    51 Kesten, H.,Die Kinder von Gernica. Berlin: De Lange 1939.52 Schneider, R.,Las Casas vor Karl dem V. Szenen aus dem Konquistadorenzeit. Leipzig: Insel Verlag

    1938.53 Marcu, V.,Die Vertreibung der Juden aus Spanien. Amsterdam: Querido Verlag 1934.54 Mann, H.,Die Jugend des Knigs Henri Quatre. Amsterdam: Querido Verlag 1935 ;Die Vollendung

    des Knigs Henri Quatre. Amsterdam: Querido Verlag 1938.55 Marcuse, L.,Ignatius von Loyola. Amsterdam: Querido Verlag 1935.56 Sommer, E.,Botschaft aus Granada. M[risch]-Ostrau: Kittl 1937.57 Dohm, A.,Die Flotte Gottes. Gtersloh: Bertelsmann 1938.58 Ellert, G., Karl V. Roman. Wien: Wiener Verlag 1935.59 Brauns-Leutz, I.,Der Sieger von Lepanto. Ein Roman um Don Juan DAustria. Berln: Oestergaard

    1940.

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    estableciera Georg Gadamer en su obra fundamental sobre teora del conocimientoy conocimiento de los objetos de las denominadas disciplinas humanas.

    Otra cuestin muy diferente es determinar o delimitar el concepto de novela his-trica frente a la novela en general; ello por la sencilla razn de que los lmites sona veces infranqueables porque no existen.

    Sin embargo, la novela histrica s se diferencia de la novela general al menosen algunos aspectos, de los que el fundamental es que se sirve como materiales deconfiguracin literaria de acontecimientos, hechos o personajes que han tenidolugar en la historia, de hechos o personajes supuestamente histricos que con elpaso del tiempo han ido convirtindose en leyenda o de hechos o personajes extra-dos de la mitologa.

    Por otro lado, la novela histrica utiliza tanto los acontecimientos como los per-sonajes de manera diferente a la historiografa en el sentido de que no se siente fiela los mismos. Como gnero literario se configura adems con peculiaridades espe-cficas de acuerdo con cada poca de aparicin.

    Por fin, hay otra razn, y es que la utilizacin de la historia tiene una justifica-cin sociolgica que no tiene la novela general y es que independientemente de lapoca de aparicin, cumple una funcin especfica, como puede ser la utilizacin dela historia como magistra vitae, y elemento de identificacin, como es el caso de ladel siglo XIX; la utilizacin de la historia como almacn de hechos, cuya existen-cia no es un modelo de imitacin, sino de rechazo; la utilizacin de la historia comopunto de referencia ilustrador; la utilizacin de la historia como medio de simboli-zacin literaria de una realidad que nada tiene que ver con los hechos y personajes

    histricos que sirven de ropaje distanciador en el ms puro sentido brechtiano.En cualquier caso no todas las novelas consideradas histricas responden a estos cri-terios, de manera especial en aquellos casos en que la obra se convierte en mera histo-ria novelada, en que se utiliza la obra como mera diversin y pasatiempo, como medioa travs del que puede satisfacerse la curiosidad histrica de cierto grupo, no por grupono numeroso, de lectores, que tienen sus razones tanto personales como sociales.

    Podra muy bien concluirse con la idea ya mencionada del escritor de novelashistricas y tambin investigador del gnero, que parafraseo y resumo: la novelahistrica, no conviene olvidarlo, es ante todo novela y no es historia.

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