NOVIEMBRE DE 2012 NO 54 - JRS Asia Pacific · 2012-12-12 · acompañar 5 Las niñas quieren ir a...

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JESUIT REFUGEE SERVICE COLOMBIA AFGANISTÁN SUDÁN DEL SUR SIRIA ASIA PACÍFICO p.6 p.4 p.9 p.11 p.17 El espíritu de resistencia del pueblo sirio N O 54 NOVIEMBRE DE 2012

Transcript of NOVIEMBRE DE 2012 NO 54 - JRS Asia Pacific · 2012-12-12 · acompañar 5 Las niñas quieren ir a...

JESUIT REFUGEE SERVICE

COLOMBIA

AFGANISTÁN

SUDÁN DEL SUR

SIRIA

ASIA PACÍFICO

p.6

p.4

p.9

p.11

p.17

El espíritu de resistencia del pueblo sirio

NO 54NOVIEMBRE DE 2012

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NúMERO 54

Abreviaciones

Estas son algunas de las utilizadas en esta edición

ACNUR Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados

RDC República Democrática del Congo

VSG Violencia Sexual y de Género

Jesuit Refugee Service

NOVIEMBRE DE 2012Foto de portada

Editorial

Fe y protección 3

Afganistán

Incertidumbre y esperanza 4

Colombia

Entre la vida y la muerte 6

Sudán del Sur Un comunidad es tan buena como sus maestros 9

Siria Las redes de voluntarios traen esperanza 11

Apoyar a la gente de Siria (Llamamiento) 14

Foco sobre la violencia de género Prevenir, proteger, perseguir 15

Es doloroso, pero no es el fin 16

Asia Pacífico Cooperación regional: ¿un sueño imposible? 17

Reflexión

“Todo lo que no se da se pierde” 19

Muestra fotográfica (contraportada) 20

el equipo del comedor de JrS en alepo, Siria. (avo Kaprealian y Sedki al Imam/JrS)

Servir está disponible gratuitamente en inglés, español, francés e italiano. el Servicio Jesuita a refugiados (JrS) lo publica dos veces al año.

DIRECTORpeter Balleis SJ

EDITORAdanielle Vella

DISEÑADORMalcolm Bonello

el Servicio Jesuita a refugiados es una organización católica internacional creada en 1980 por pedro arrupe SJ. Su misión es acompañar, servir y defender la causa de los desplazados forzosos.

Jesuit Refugee ServiceBorgo S. Spirito 4, 00193 roma, Italia

teL: +39 06 69 868 465FaX: +39 06 69 868 461

[email protected]

En esta edición

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editorial

En Bamiyán, Afganistán.

Fe y protección

Peter Balleis SJ | director del JrS Internacional

“No puedo creer que esta sea la voluntad de Dios.” Así, a sus 26 años, Lola expresa sus dudas espirituales ante la violencia que destruye su país. En Siria, gente de todas las religiones utiliza con frecuencia la locución Insha’Allah, “si Dios quiere”. Pero la guerra, las matanzas y la destrucción no pueden ser la voluntad de Dios. Lola tiene razón: esta es la voluntad de los seres humanos que optaron por la violencia para mantener o alcanzar el poder. Para empeorarlo, algunos extremistas no dudan en usar el nombre de Dios para justificar su fanatismo... pero no el Dios en el que Lola cree.

Las situaciones extremas como la guerra, el desplazamiento forzoso y la desesperación nos enfrentan a la candente pregunta sobre el sentido de la vida. Para muchos refugiados, su última esperanza descansa en su Dios. Para los trabajadores

humanitarios, los miembros de la comunidad local o para personas que, como Lola, trabajan con el JRS en Damasco, la fe en el Dios del amor es la razón más importante para caminar, tener esperanza y trabajar por los que sufren. Lola es una de los muchos trabajadores y voluntarios sirios del JRS, tanto cristianos como musulmanes, que quieren servir a su gente, protegerla ofreciéndoles refugio, alimento y educación a sus hijos. Para hacerlo, comprometen su propia seguridad.

Al invitar a los interlocutores a un diálogo sobre fe y protección, António Guterres, Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, reconocía “la importante contribución de las comunidades religiosas locales en la protección de las personas desplazadas por la fuerza y apátridas. A nivel local, los líderes religiosos y las comunidades

se encuentran a menudo en la primera línea del conflicto y de la emergencia, siendo los primeros proveedores de protección y asistencia.”

La fe puede motivar que la gente renuncie a su propia seguridad para proteger a los refugiados. Al reflexionar sobre su trabajo en Afganistán, Jestin, de la India, dice que los jesuitas están llamados a salir de su zona de seguridad, a dar sin tener en cuenta el coste. ¿Cuántos trabajadores humanitarios de todos los credos, han dado su vida por amor? En este número de Servir, rendimos homenaje al fallecido P. Pierre Ceyrac SJ, uno de los primeros trabajadores del JRS, brillante icono de nuestra misión. Como hombre que dedicó su vida a los demás, el P. Pierre siempre citaba una frase de san Juan de la Cruz: “al atardecer de nuestra vida, se nos juzgará sobre el amor”.

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Los acantilados profanados de Bamiyán. (peter Balleis SJ/JrS)

Jestin es un jesuita en formación de la provincia de Gujarat en la India.

En 2001, el mundo vio impotente como los talibanes destruían dos enormes esculturas de Buda, talladas hace 1.500 años en las paredes de los acantilados frente a Bamiyán. Hoy, las montañas silentes todavía muestran las heridas de esta pequeña provincia aislada en el centro de Afganistán. Lo que destruyeron era más que unos preciosos vestigios culturales. Las estatuas de un Buda masculino y otro femenino representaban a todos los hombres y mujeres de Bamiyán, abandonados, marginados, aún hoy, en su dolor.

El bello y verde valle de Bamiyán es el hogar de los hazaras, el minoritario grupo chií, frente a la abrumadora mayoría suní de Afganistán. Los hazaras han sufrido terriblemente bajo el régimen talibán. Muchos huyeron a

la vecina Irán, donde pasaron años como refugiados. Su sufrimiento hizo que se dieran cuenta de que la educación es la única manera de luchar contra la injusticia. Su deseo de saber es tan intenso que hace salir lo mejor de mí.

Las necesidades de Bamiyán son muchas y diversas. Pero sabiendo que la educación es una clave importante para el desarrollo, el JRS ha invertido en este campo. Se me pidió que gestionara el programa Access de inglés en cuatro escuelas, en el centro de formación del profesorado y en la universidad. Jerónimo Sequeira SJ, director del JRS en Bamiyán, tuvo que ir a la India a su Tercera Probación (la fase final de la formación jesuita), y yo estaba algo preocupado por estar solo durante tres meses. Pero aquello fue una bendición. El mayor

Incertidumbre y esperanzaJestin anthony SJ

acompañar Afganistán

acompañar

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Las niñas quieren ir a la escuela, pero pesa el escenario de pesadilla del retorno de los talibanes. (peter Balleis SJ/JrS)

reto fue la barrera cultural, pero esos meses me permitieron conocer a la gente y su cultura más de cerca.

Al interactuar con los estudiantes pude ver la realidad desde su punto de vista. Los jóvenes de Bamiyán realmente quieren estudiar y progresar en la vida. Su ávido interés en clase lo dejaba claro. Están cansados de la guerra, y cuando se les pregunta sobre el futuro de Afganistán, sus ojos reflejan preocupación. Durante el tiempo de los talibanes a las niñas no se les permitía ir a la escuela, ni tenían la oportunidad de aprender. Una de nuestras estudiantes, Zia Gul, expresaba ese miedo callado: “Si los talibanes vuelven, será muy difícil para nosotras salir de casa libremente e ir a la escuela o la universidad. Siempre habrá el temor de que nos maten.”

Los adultos comparten este punto de vista. Un trabajador del JRS dijo que “los talibanes nunca nos permitirán [a los hazaras] vivir en paz. Nos buscarán para matarnos. Vamos a tener que volver a huir a otro país como refugiados, como ya hicimos antes.” Otro miembro del personal, Dawlat

Bhaktiyari, dice que se irá del país voluntariamente. “Me gustaría ir a otro lugar donde pueda seguir estudios superiores y obtener un buen trabajo.” Muchas mentes brillantes jóvenes sienten lo mismo, que no hay lugar para ellos en Afganistán, no hay lugar para la libertad de expresión.

Por ahora, Bamiyán es relativamente seguro, aunque sus alrededores y sus rutas de acceso siguen siendo volátiles y peligrosas. Muchos ven Bamiyán como un faro de esperanza para el país. Aunque hay un largo camino por recorrer, ¿se puede cambiar Bamiyán? Mi respuesta es sí: el cambio es posible.

Pero la gente de Bamiyán necesita nuestro apoyo, ahora más que nunca. Si nos vamos en este crítico momento, solo podremos culparnos a nosotros mismos.

En cuanto a mí, me siento con más confianza y más fuerza interior que nunca. Esto no habría sido posible sin la fe en Dios, que me ha enviado en esta misión, y a mi formación como jesuita. Cada noche, orando en silencio, me desafían tres preguntas de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, el fundador de la Compañía de Jesús: ¿Qué he hecho por Cristo? ¿Qué hago por Cristo? ¿Qué voy a hacer por Cristo? Estoy agradecido a la Compañía por depositar en mi tanta confianza y por retarme a seguir adelante. Como jesuitas, estamos llamados a salir de nuestras zonas de seguridad, a dar sin pensar en el coste.

Esta tierra de incertidumbres me ha enseñado mucho, y estoy eternamente agradecido a todos los que han estado conmigo en esta misión de la Compañía. Porque con su ayuda y apoyo he recibido una formación que estará siempre en mi corazón.

Como Jesuitas, estamos llamados a salir de nuestras zonas de seguridad, a dar sin pensar en el coste.

Afganistán

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Entre la muerte y la vida

Primer día…

29 de junio de 2008. Maravillosa tarde de domingo. Niños y niñas corren en todas las direcciones posibles por la cancha de fútbol y el espacio comunitario del Barrio San Francisco, en Buenaventura. Hombres y mujeres se preparan para celebrar la vida como comunidad con música, canciones y risas. No era para menos: se clausuraba un intenso proceso de formación, de intercambio de ideas, de identificación de caminos a seguir en medio de un entorno tan adverso.

Buenaventura ha sido siempre una región dura, de altas temperaturas y una humedad sofocante. Su historia ha estado marcada por el olvido de los distintos poderes; solo interesa el puerto como entrada y salida de mercancías. Desde los tiempos de la colonia, el puerto de Buenaventura ha sido la puerta de entrada del mundo hacia Colombia y la salida del país a la globalización. Una puerta construida con exclusiones y violencia estructural, con ese tipo de desarrollo que no tiene en cuenta la escala humana.

Hoy Buenaventura es un lugar de luchas entre guerrillas, paramilitares, fuerza pública, caudillos políticos, empresarios y narcotraficantes; algunas veces antagonistas, otras aliados, pero la mayoría de las veces manipulados por actores externos.

Sin embargo, en los anales de la historia no oficial de Colombia,

Buenaventura es el espacio donde renacen las comunidades negras. Un territorio ganado a pulso por hombres y mujeres negras que surcando extensos ríos construyeron espacios de vida en parcial armonía con la jungla, y trabajando en comunidad ganaron espacios al manglar para construir barrios enteros.

Esa tarde se celebró la vida de las comunidades negras, mientras se pactaba un acuerdo

entre hermanos y hermanas que recogía la historia proyectada hacia el futuro dentro de los Planes de Acción, hojas de ruta de un pueblo renaciente. Pasé toda la tarde grabando la alegría reflejada en las mujeres que, vestidas con sus camisetas rosas, se sentían orgullosas lideresas de aquel proceso. Grabé también el talento de niños y niñas que bailaban luciendo trajes típicos, y fui testigo de la fuerza incontenible del

para Luis Fernando Gómez Gutiérrez, responsable de advocacy del Servicio Jesuita a refugiados en américa Latina, acompañar a los afrocolombianos en uno de los lugares más violentos de Colombia es un privilegio que se gana compartiendo su dolor.

Niños jugando en el barrio de Lleras, en Buenaventura. (Randolf Laverde)

acompañar Colombia

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trabajo comunitario. Grabé rostros, sonrisas, movimientos rítmicos, aplausos, discursos. Nunca imaginé que estaba asistiendo a las últimas palabras públicas de doña Martha Cecilia “Chila”, una mujer negra desplazada que había estado liderando este y otros muchos procesos comunitarios en el barrio San Francisco.

Al caer la tarde, recibí una llamada angustiada de la directora de la organización que había posibilitado todo este proceso. Entrecortadas sus palabras, me anunciaba que Chila había sido asesinada minutos después de terminar la actividad cultural, en el mismo sitio. En la cancha de futbol yacía su cuerpo sin vida. La gente, paralizada por el miedo, no osaba acercarse. Yo mismo estaba recibiendo aquella noticia no muy lejos de ese lugar y sólo me atreví a realizar algunas llamadas a las autoridades y personas locales que pensé podrían realizar alguna gestión segura. La muerte regresaba al barrio San Francisco y a los otros sectores de Buenaventura, donde hasta esos días parecía que los asesinos estaban cediendo al poder pacífico de la comunidad.

Segundo día…

La capilla de los hermanos franciscanos, a pocos metros de donde Chila fue abatida por armas anónimas, recibía dos días después a familiares y amigos, a propios y extraños, para despedir a Martha Cecilia y también para compartir el dolor, la indignación. Entre los extraños estábamos tres desconcertados “paisas”, como llaman aquí a quien no es negro, apenas reconocidos como los “jesuitas” y amigos en un proyecto

común. La noche anterior la pasamos preparando un pequeño audiovisual que recogía algunas de las fotos y vídeos que aquella tarde de domingo registramos acaso pensando en otro tipo de celebración.

En un salón, tras el altar donde reposaba el cuerpo de Chila, junto a personas de diversas organizaciones acompañantes, discutíamos qué palabras usar, qué diríamos y quién, si era prudente enviar un mensaje claro en la perspectiva del respeto de los Derechos Humanos a través del video que habíamos preparado.

En aquella capilla se encontraron la desesperanza, la indignación, el sinsentido, el misterio de la muerte, el dolor por la injusticia. Sin embargo tras ese cuerpo inerte en el fondo del altar podía reconocer desde mi perspectiva de fe un Cristo resucitado.

Las personas negras no asisten a la muerte en silencio; se acompaña con música, ritmo, tambores, algarabía, licor: la vida y la muerte no son cosas distintas sino partes de la misma esencia. La muerte es parte de la vida misma. Con aquellos cantos, el penetrante retumbar de esos tambores, la cadencia de las poesías que allí regalaron a Chila, esa mezcla extraña de vida y muerte, mi corazón estalló en llanto. ¿Qué estaba haciendo yo exactamente en este lugar? ¿Por qué la vida me ponía frente a esta realidad? ¿Qué podía ofrecer yo a estas personas? ¿Cuál era la lección? En mi desolación, ¿qué me estaba diciendo Dios?

Mientras las lágrimas resbalaban por nuestras mejillas, don Mario, líder y poeta natural de la vereda La Gloria, se

acercó para estrechar nuestras manos diciéndonos de manera contundente: “Los blancos no lloran por los negros”. Esas palabras nos convertían en hermanos de esa comunidad. Allí nació una amistad duradera.

Tercer día…

Meses después de esa tarde de domingo, gracias a la semilla de vida que germinó de esa muerte y a don Mario, hablábamos bajo un árbol del centro Matía Mulumba sobre las posibles acciones en las que podríamos concretar nuestra amistad.

Desde entonces han pasado muchas cosas en aquella relación: nosotros lo llamamos el proceso de la vereda la Gloria; ellos, la lucha de la vereda la Gloria.

El JRS Colombia ha estado acompañando desde 2009 el proceso de organización de la comunidad que habita el territorio de la vereda La Gloria,

Niños realizando una actividad cultural en el barrio de Lleras, Buenaventura. La inmensa

mayoría de los habitantes de Buenaventura son negros. (david Lima díaz SJ)

Colombia

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La ceremonia fúnebre de Chila. (Luis Fernando Gómez)

el barrio de La playita, en Buenaventura, poblado principalmente por desplazados colombianos. La mayoría de las casas son palafitos sobre la bahía. (Christian Fuchs/JrS)

Colombia

en Buenaventura, desde la perspectiva de la protección de los derechos de las comunidades negras y la prevención de futuros desplazamientos forzosos. El Plan de Acción, dentro del mismo proceso en el que Chila había participado, es un referente de la vida común. El riesgo persiste sobre el territorio y cada día se levanta como un gigante que amenaza con aplastar sus procesos locales. Poco ha cambiado en la realidad. Sin embargo, ahí está “la Glorita”, pequeña granja símbolo del trabajo colectivo entre la comunidad y algunas asociaciones, entre ellas el JRS, que ahora lidera la misma comunidad.

Aquella tarde, mientras asistíamos con un dolor profundo a la muerte de Chila, con la desesperanza que una muerte injusta produce, nos encontramos con la vida que renace del coraje nacido de la misma injusticia. La muerte no es eterna, la vida sí lo es. En tres días, el Jesús crucificado nos muestra la metáfora de la muerte, la metamorfosis a través suyo y la victoria sobre ella.

Esta y otras experiencias me ayudan a entender con claridad

que el mensaje de la resurrección es actual y cotidiano en tantas y tantas familias obligadas a abandonar sus hogares para convertirse en desplazados y excluidos. La historia misma de la humanidad está marcada por la historia particular de pueblos que, forzados por las circunstancias, deben comenzar de nuevo en tierra ajena, en una cultura extraña y debiendo comunicar sus ideas y sentimientos en una lengua prestada. Es la fragilidad de nuestra historia, representada en

humanidades concretas que ven como la luz de la vida se apaga, el sol se oculta y llega la noche.

Sin embargo después de la noche llega el día y antes de llegar se produce un milagro absolutamente hermoso lleno de color. Con cada nuevo día el sol lanza su mensaje de vida. La muerte puede traer vida a quienes sufren con la fortaleza que brinda el amor sincero y fraternal. En la muerte está la vida misma para aquel o aquella que así lo quiera ver y creer.

acompañar

Punto informativo

en el departamento del Valle del Cauca se encuentra Buenaventura, la principal ciudad portuaria de Colombia y también una de las más mortíferas. en los últimos años, Buenaventura ha recibido miles de desplazados que huyen de la violencia de los grupos armados. La ciudad se ha convertido en un importante enclave estratégico para guerrillas y paramilitares que pretenden controlar sus valiosas rutas para el transporte de drogas, armas, oro y otros recursos a lo

largo de la multitud de ríos que rodean la ciudad y desembocan en este puerto del pacífico. el miedo y la violencia que afectan a Buenaventura se palpan a medida que caminamos por los barrios donde viven los desplazados... Con regularidad, aparecen pasquines que anuncian la presencia de grupos ilegales armados.Shaina Aber, ex responsable de advocacy del JRS USA, “Destinada en Buenaventura”, 21 de mayo de 2012.

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angela Hellmuth/JrS

Sudán del Sur

Una comunidad será tan buena como lo sean sus maestros. No hay nada que sustituya a un profesor capacitado y comprometido con la educación de calidad. El JRS ha aprendido esta valiosa lección en sus 15 años promoviendo la educación en el sur de Sudán.

El JRS adaptó su contribución en el sur de Sudán – primero como región en guerra y luego como nuevo país - de acuerdo a las necesidades. Durante años, se concentró en apuntalar la infraestructura educativa: construcción y renovación de aulas, dormitorios para niñas, laboratorios y bibliotecas, enseñanza y ayudas para el aprendizaje, formación de órganos de gestión, pupitres, pizarras y tiza, pago de las matriculas a niñas y niños vulnerables. Aunque también se formó al profesorado, el JRS no podía entrar en el aula a supervisar ni a profesores ni a alumnos.

Las comunidades beneficiarias en Nimule, Lobone, Kajo Keji y Yei agradecieron la contribución del JRS. Sin embargo, una evaluación de 2010 reveló que aún quedaba mucho por hacer. Proporcionar materiales no basta para un buen aprendizaje. Los resultados en alfabetización, aritmética, matemáticas y ciencias eran insuficientes en las escuelas primarias y secundarias. Entre los problemas, estaba la descoordinación de los talleres para profesores.

El JRS decidió crear equipos de desarrollo escolar (SDT, por sus siglas en inglés) para lograr una transformación positiva. Cada SDT se compone de tres profesores experimentados y comprometidos, que han sido preparados y supervisados por el JRS y que a su vez tutorizan, forman y animan a sus colegas.

Un comunidad es tan buena como sus maestros

dr Francis Biryaho coordinador de educación del JrS

Sudán del Sur

Punto de Información

Sudán del Sur trabaja para construir su sistema de educación con un incremento de matriculados en las escuelas y con maestros que, en su mayoría, solo han completado la primaria. La joven nación tiene la peor tasa de alfabetización del mundo. Un informe reciente del Overseas Development Institute (odI) sostiene que menos del 2% de la población ha terminado la educación primaria, mientras que UNICeF dice que el 70% de los niños de entre 6 y 17 años nunca ha puesto un pie en un aula.

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La inversión en ladrillos y cemento es importante,

pero no basta para tener buenas escuelas. (angela Hellmuth/JrS)

Sudán del Sur

Después de su formación, el JRS hace un seguimiento mensual a nivel escolar. Con un enfoque personal y prestando atención a cuestiones específicas, las reuniones resultaron útiles para los profesores, quienes dijeron haber adquirido conocimientos y confianza. En total, se beneficiaron 36 escuelas de primaria y 16 de secundaria.

La medida dio sus frutos. El JRS desarrolló herramientas para evaluar los avances y llevó a cabo una evaluación conjunta con funcionarios de educación del gobierno y miembros del SDT. Se introdujo la educación en equipo en las escuelas, se mejoró la supervisión conjunta entre el JRS y el gobierno, y la programación de las lecciones.

La guinda la pusieron los resultados de las pruebas para el

certificado de educación secundaria de Sudán del Sur, en 2011: siete de las diez mejores escuelas habían recibido apoyo del JRS.

Otro paso positivo, recomendado por los expertos y asumido por el JRS, fue el uso de las lenguas locales para la instrucción; en estas escuelas se han registrado avances en la alfabetización y la aritmética.

¿Qué va a pasar ahora que el JRS se retira? En agosto de 2012, durante un taller de capacitación, docentes y funcionarios del gobierno se comprometieron a apoyar los SDT. Sin embargo, quedan algunos flecos: un maestro de tercer grado gana unos 50 dólares al mes. “No podemos enviar a nuestros hijos a escuelas decentes, mientras otros los envían a escuelas fuera de Sudán del Sur”, dijo un profesor. Otro apunta que “tenemos

la obligación de educar y alimentar a nuestra familia como los demás.” Enseñar es un último recurso para quienes buscan trabajo debido a los bajos salarios.

Otros desafíos: el ambiente en el hogar no es propicio para el aprendizaje; muy pocas casas tienen electricidad y la pobreza es habitual; las infraestructuras de antes de la independencia quedaron destruidas por años de guerra. La educación no es algo aislado; la solución a los problemas de la educación formal debe ir de la mano de la lucha por la salud, la seguridad, la agricultura y otros servicios.

Sin embargo, la educación es la clave del desarrollo en todos los sentidos. A menos que se haga una enorme inversión en mejorar nuestras escuelas, los bajos niveles de alfabetización persistirán en Sudán del Sur.

EL JRS DEJA SUDÁN DEL SUR

a finales de 2012, el JrS cerrará oficialmente el último de sus proyectos en Sudán del Sur, centrado en la educación, el acompañamiento pastoral y la construcción de la paz. La decisión de salir de estos proyectos exitosos se hizo siguiendo el mandato del JrS de atender las necesidades de los desplazados en situaciones de gran necesidad. ahora que los repatriados, la mayoría procedentes de los campamentos en Uganda, se han establecido y beneficiado del trabajo del JrS, ha llegado el momento de traspasar la gestión de los proyectos a las comunidades locales... con la certeza de que las semillas del crecimiento, el aprendizaje y el éxito están bien sembradas.

Deogratias Rwezaura SJ, Director regional del JRS África Oriental

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Siria

Con 24 años y embarazada de siete meses, Selima tuvo que huir de los combates en su barrio de Homs. Junto a su esposo, Rami, se refugió en Damasco. Allí estuvieron dos semanas, pero los bombardeos les obligaron a escapar de nuevo, esta vez para Deraa en el sur de Siria. Acompañados por miembros del Ejército Libre de Siria, de noche cruzaron la frontera con Jordania. “Fue un viaje largo y difícil, por terrenos rocosos y escarpados. Caminamos en la oscuridad durante tres horas, temiendo ser atacados en cualquier momento”, recuerda Selima. Respiraron aliviados cuando el ejército jordano los encontró en la frontera y los trasladó a un

campamento de tránsito.Se calcula que más de 300.000

sirios han entrado en Turquía, Iraq, Jordania y el Líbano desde que comenzaron las revueltas y la represión a principios de 2011. El número exacto se desconoce porque muchos temen registrarse y viven fuera de los campamentos, dispersos entre la población local.

Sin embargo, la mayoría de los sirios que han huido de sus hogares están desplazados dentro de su propio país; se estima que 1,5 millones. Muchos huyen más de una vez por las operaciones militares contra las zonas donde se refugiaron. Mientras tanto, cientos de miles de refugiados iraquíes que escaparon a Siria hace años

están atrapados en esta violencia. Una de ellas, Fadia, dice temer “que ocurra lo mismo que en Iraq. Si esto sucede, ¿adónde se supone que vamos a ir?”

Presente en Siria desde 2008, el JRS ayuda a las personas desplazadas gracias a sus fuertes vínculos locales. “Muy pocas agencias internacionales de ayuda tienen acceso a Siria. Gracias a nuestro contacto con jesuitas locales y con las redes informales de apoyo cristianas y musulmanas podemos llegar a las familias necesitadas”, dice el director del JRS Internacional, Peter Balleis SJ. El JRS apoya a las redes de voluntarios sirios de todas las edades, religiones y orígenes

Las redes de voluntarios traen la esperanza angelika Mendes, coordinadora de fundraising del JrS Internacional, y Zerene Haddad, responsable de comunicación del JrS oriente Medio

Una familia siria refugiada en Ammán, Jordania. Un equipo del JRS, formado principalmente por refugiados iraquíes, visita a los refugiados sirios en Ammán. (Dominik Asbach)

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Siria

étnicos que quieren llegar a sus compatriotas y asegurar que la ayuda alcanza a todos.

Gracias a estas redes, el JRS puede coordinar los servicios de emergencia en Alepo, Damasco y Homs. Sus equipos visitan a las familias desplazadas. En los centros del JRS la gente se registra para recibir alimentos, vivienda, productos de higiene, ropa, artículos para el hogar y asistencia médica básica. Una cocina establecida en Alepo en agosto ofrece cada día desayuno y cena a más de 5.000 personas.

Los voluntarios reparten la comida en los refugios y en los puntos de distribución en toda la ciudad, pero nunca es suficiente.

Los niños tienen la oportunidad de compartir sus experiencias gracias al apoyo educativo, asesoramiento y actividades deportivas y artísticas. “Ayudar a los niños es una prioridad. A pesar de que puede que no sean víctimas directas, están sufriendo por ser desplazados y testigos de esta situación terrible, por la tragedia en su familia y por la paralización de sus vidas”, dice Nawras

Sammour SJ, sirio y director del JRS Oriente Medio.

En Homs, donde se interrumpió el año académico, algunos niños llevan sin escuela más de un año. Desde mediados de abril, el JRS ha ofrecido clases de recuperación todas las tardes en dos centros para unos 800 niños. “Esperamos que mediante el establecimiento de una rutina educativa podamos restaurar una sensación de normalidad en sus vidas”, dice el P. Nawras.

Aunque algunas escuelas han reabierto sus puertas en Damasco y Homs, otras siguen cerradas. En Alepo, se cierran por la intensidad de los combates. Unas 60.000 personas desplazadas han buscado refugio en escuelas, mezquitas, el campus de la universidad o en edificios abandonados. Por desgracia, Deir Vartan, el primer centro del JRS en Siria, que abrió sus puertas a los refugiados iraquíes y sirios en tiempos más pacíficos, en 2008, quedó parcialmente destruido por los enfrentamientos de septiembre.

A pesar de este contratiempo, el JRS sigue siendo responsable del

Testimonio

“Éramos una nación pero ahora estamos divididos.” Mahmoud huyó de Homs con azra y sus dos hijos, Layla y Mustafa. en noviembre de 2011 los manifestantes comenzaron a reunirse pacíficamente en el centro de la ciudad cada viernes después de las oraciones. “el gobierno bloqueó las carreteras y nadie pudo salir. Vi como disparaban a los manifestantes”, dijo Mahmoud. La joven familia vivía en una parte de la ciudad controlada por las fuerzas gubernamentales. “Cuando los soldados comenzaron a distribuir

armas a los hombres del barrio, pidiéndoles que lucharan contra los manifestantes, supimos que teníamos que irnos.” Layla tiene apenas dos años y Mustafá cinco. Sus padres sabían que secuestraban niños para pedir un rescate. “tenía miedo de que algo les sucediera en Homs”, dice azra. tomaron el autobús a Jordania y ahora viven en un pequeño apartamento en ammán. “Los jordanos son muy amables”, dice azra. “pero la vida es difícil. Ya no nos quedan ahorros y no es fácil encontrar un trabajo.”

refugiándose en una escuela en alepo. (avo Kaprealian y Sedki al Imam)

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Un voluntario del JrS, philip Hamwi, rodeado de niños en alepo.

(avo Kaprealian y Sedki al Imam/JrS)

Siria

funcionamiento y de otras ayudas en cinco escuelas de la ciudad transformadas en refugios. En Jordania, los refugiados iraquíes se acercan hasta los refugiados sirios que viven fuera de los campamentos superpoblados. “Cuando veo a las familias sirias, recuerdo cuando éramos los primeros refugiados”, dice Laith Eskander. El joven coordina las visitas familiares que realizan los equipos del JRS, formados sobre todo por voluntarios iraquíes. Visitan a los sirios para apoyarles, compartir información útil y

ponerles en contacto con servicios sociales.

Los refugiados sirios también asisten a clases de inglés e informática del JRS. Doaa, de 11 años, va todos los días a clase. En Siria tenía muchos amigos, pero en Jordania no se mezcla con la gente. En su cabeza están las imágenes de la guerra, la muerte y las explosiones. Si bien la escuela no es un sustituto para las clases regulares, sí ayuda a niños como Doaa a recuperarse. Hay una regla de oro: no se permite a nadie hablar de religión o política, para

proteger la paz en el exilio.Utilizar la religión para resaltar

diferencias y azuzar el conflicto es una tentación peligrosa para quienes viven esta situación. Sin embargo, ejemplos concretos de solidaridad más allá de las fronteras religiosas y culturales dan motivos para la esperanza. “Reunir a la gente no es fácil en este escenario”, dice el P. Peter. “Pero a nuestros equipos les funciona. Ellos ofrecen ayuda concreta a todos sin distinción, para que quienes sufren miren al futuro.”

Es triste, duele, la última noticia sobre Deir Vartan, refugio, lugar seguro, inspiración, trabajo en equipo, amor, amistad, servicio, lecciones aprendidas, esperanza... Se pueden destruir las piedras, pero no el espíritu.

CORRy VERhAGE qUE AyUDó A CREAR DEIR VARTAN

“quiero estar allí por los otros refugiados”

Los trabajadores sociales del JrS, Nawal y adnan, de Iraq, en una visita domiciliaria en amman. ambos huyeron a Jordania por la guerra de Iraq en 2007. Madre de dos hijos, Nawal fue azafata de vuelo en la línea nacional iraquí durante 12 años. en ammán, ha trabajado con varias organizaciones no gubernamentales, y comenzó con el JrS el año pasado. “Me llaman hasta a medianoche, yo soy como su madre”, dice Nawal sobre

los refugiados. Sus dos teléfonos móviles suenan continuamente. Los refugiados consiguen su número de otros refugiados, apenas acaban de cruzar la frontera de Siria a Jordania. Le decimos que también tiene que cuidar de sí misma, descansar, porque está luchando contra un cáncer de piel y tiene que operarse, si puede encontrar el dinero para pagar la intervención. pero Nawal insiste: “Yo quiero servir y ayudar a los refugiados, quiero estar ahí por ellos.”

angelika Mendes/JrS

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Siria

Cada paquete de alimentos que los voluntarios del JRS distribuyen en Siria ayuda a que una familia salga adelante durante un mes: una familia que, además de su hogar, lo ha perdido todo por culpa de la guerra. Cada paquete es de unos 35 kg. y contiene arroz, sémola, alubias, dátiles, té, azúcar, conservas y, para quien lo necesite, alimentos infantiles.Las redes de voluntarios también distribuyen sábanas, medicinas y otros insumos esenciales, y ayudan a los refugiados a encontrar una vivienda; un signo de solidaridad en el que, por otra parte, es un país dividido. Los centros del JRS acogen a niños y niñas para que aprendan y jueguen. La buena noticia es que usted puede ayudarnos a ayudarles.

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Foco sobre VSG

Prevenir, proteger, perseguir

El JRS se ha unido a la nueva campaña internacional para detener las violaciones y la violencia de género en los conflictos. A esta iniciativa tan necesaria y urgente, aportamos años de experiencia en protección y prevención así como la voz de las mujeres desplazadas que han sufrido o están amenazadas por tales atrocidades.

La campaña, que arrancó el 6 de mayo de 2012, es una colaboración global entre Premios Nobel de la Paz, organizaciones internacionales y grupos que trabajan a nivel regional y comunitario. Tiene tres pilares: exigir un valiente liderazgo político para prevenir la violación en los conflictos, proteger a los civiles y a las sobrevivientes de violación, y exigir justicia para todos, incluyendo el enjuiciamiento efectivo de los responsables.

Hace tiempo que se requiere una

acción enérgica para combatir las violaciones y la violencia de género en los conflictos. Estos crímenes destruyen al individuo, a la familia y a la comunidad, socavan el propio tejido de la sociedad. Sin embargo, los compromisos nacionales e internacionales para ponerles fin son insuficientes o ignorados.

La violación ha ido transformándose en un arma de guerra, dejando en las sobrevivientes cicatrices no sólo físicas, sino también por la vergüenza y el estigma que las condena al silencio e incluso a la culpa. La impunidad de los perpetradores generalmente se da por sentada.

La violencia sexual y de género (VSG) es una prioridad de las actividades de advocacy del JRS, ya que amenaza constantemente a las refugiadas durante el conflicto,

la huida y el exilio. La prevención y protección mediante la educación y la terapia psicosocial son parte integral de los proyectos del JRS en lugares tan diversos como la República Democrática del Congo (RDC), Venezuela, Italia, India y Angola. La contribución más valiosa que el JRS puede aportar a la campaña es acercar los puntos de vista de las mujeres directamente afectadas. Al fin y al cabo, ellas son las más preocupadas por la seguridad de sus familias y comunidades, y sus voces son las más importantes.

La enormidad del flagelo de la violación en la guerra puede hacernos pensar que es algo imposible de erradicar. Pero la perspectiva de una acción conjunta nos lleva a creer que podemos sentar las bases que pongan fin a estos horrores.

amaya Valcárcel, coordinadora de advocacy del JrS internacional

FOCOSOBRE LA VIOLENCIA SExUAL y DE GéNERO

Una clase del JrS para mujeres desplazadas en Masisi, en el este de la rdC. estudios recientes revelan que 48 mujeres y

niñas son atacadas sexualmente cada hora en la rdC. en el este, una región marcada por los

conflictos, la situación es especialmente grave. (JrS Internacional)

Enlace en Internet

Visite la web de la campaña en: stoprapeinconflict.org/

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Foco sobre VSG

Mary* lloraba amargamente cuando explicaba al trabajador social del JRS las múltiples violaciones que había sufrido a manos del marido de su patrona y de sus dos hijos. “Sacrifiqué mi orgullo para mantener mi empleo de sirvienta, porque era lo único que encontré en Nairobi. Desde que hui de la persecución y tras el asesinato de mi marido en Etiopía, en 2010, tenía que encontrar un medio para sobrevivir. Estaba desesperada, porque sin trabajo, mis dos hijas y yo no tendríamos ni comida ni techo.”

Mary dijo que mientras su jefa estaba de viaje, el marido de esta y los hijos se turnaban para abusar de ella. Lo soportó dos meses por temor a perder su única fuente de ingresos. Cuando finalmente se armó de valor y lo denunció a la patrona, fue despedida acusada de haber seducido a los hombres. “¡Me sentí impotente, despreciable! No podía creer las acusaciones, y menos de una mujer como yo.” Lo único que pidió Mary al JRS fue alguien que la escuchara para ayudarla a aliviar el dolor y a mantener intacta su dignidad. Como otras refugiadas que viven en áreas urbanas como Nairobi, Mary es muy vulnerable al abuso sexual y a la explotación. Las dificultades para encontrar trabajo o acceder

a los servicios sociales le dejan pocas opciones. Como mujer sola y con hijos, Mary era especialmente vulnerable, porque no tenía un hombre que la “protegiera” de los abusadores.

Los trabajadores sociales del JRS en Nairobi han visto que muchas sobrevivientes que recurren a la policía no encuentran protección ni policial ni legal. A menudo la policía no se toma las denuncias en serio, no busca a los autores y es difícil llevarlos a juicio por falta de pruebas, de protección de los testigos o de garantías de un juicio justo.

Por otro lado, a las sobrevivientes de la violencia sexual les es difícil contar su terrible experiencia, por el estigma y la vergüenza a que se enfrentan dentro de su propia comunidad; esto se agrava cuando tienen hijos fruto de una violación. Para llenar este vacío, el JRS en Nairobi ha estado educando a las mujeres refugiadas – junto con la Iglesia y otras agencias - sobre la VSG y cómo sus víctimas pueden obtener ayuda. Gracias a ello, cada vez hay más mujeres que denuncian. Los trabajadores sociales del JRS ayudan a las refugiadas a acceder a los servicios de salud, apoyo psicosocial, asistencia jurídica y otras formas de asistencia

social, y a encontrar alojamientos alternativos lejos de zonas inseguras o de trabajos peligrosos.

El JRS ha sido testigo de primera mano de que la VSG no se limita a las mujeres. Nuestros trabajadores sociales han conocido a hombres refugiados y niños que fueron abusados sexualmente, especialmente en su país de origen, muchos de la República Democrática del Congo. Desde hace más de tres años, Patrick* vivía con lo que describió como “vergüenza indecible” tras ser sodomizado por elementos de las fuerzas rebeldes de Kivu Norte, en el este de la RDC. Ahora recibe apoyo de varias agencias.

El JRS forma parte de un grupo de trabajo sobre la VSG que afecta a los refugiados en Nairobi. Los mecanismos para garantizar la confianza y la confidencialidad son cruciales entre el usuario y el trabajador social y entre los diferentes organismos que trabajan en los mismos casos. Estamos comprometidos en defender la dignidad de los sobrevivientes de la VSG y revertir los efectos discriminatorios que sufren, para restaurar y reforzar su autoestima.

* Los nombres han sido cambiados

Kenya: es doloroso, pero no es el finStella Ngumuta, responsable de advocacy del JrS África oriental

Mujeres en el proyecto de emergencia urbana en Nairobi. (Gerry Straub/JrS)

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Pull quote Un año detenido

Con 56 años de edad, alí pasó un año en prisión en Indonesia hasta que le concedieron el estatuto de refugiado del aCNUr. dejó a su esposa y a sus 11 hijos en su país, afganistán. alí era uno de los detenidos que acudía a las clases de inglés, que tres veces por semana impartía el JrS. (paulus enggal / JrS)

Asia Pacífico

Cooperación regional: ¿un sueño imposible?

Millones de refugiados y solicitantes de asilo se enfrentan a retos difíciles en su lucha por encontrar seguridad en la región de Asia Pacífico*. Con el menor número de signatarios de la Convención de Refugiados de 1951 de todo el mundo, esta región ofrece una precaria protección a quienes huyen de su país. La falta de leyes nacionales de asilo y de procedimientos estandarizados para la determinación del estatuto de refugiado obligan a los solicitantes de asilo a vivir en la clandestinidad.

En Asia Pacífico hay 10,6 millones de personas desplazadas por la fuerza. Unos porque buscan la supervivencia económica; otros quieren reunirse con sus familias; y están los que huyen de violaciones a los derechos humanos. Y todos

comparten unos factores comunes: miedo, peligrosos viajes en barco, la vulnerabilidad al tráfico ilícito y la trata de personas, y el riesgo de una detención indefinida.

Factores de disuasiónEn los últimos años, los estados asiáticos han tratado de blindar sus fronteras mediante la disuasión, recurriendo a la detención y poniendo trabas a las solicitudes de asilo. La clandestinidad expone a los solicitantes de asilo a la explotación y a situaciones de peligro, y se les niega el acceso a la atención sanitaria, al trabajo, la alimentación, la vivienda y la educación.

Sin embargo, los factores que presionan a la gente a abandonar sus hogares son siempre más fuertes que los factores de

disuasión, lo que solo conlleva más violaciones de los derechos humanos y desesperación. Mahmoud, un solicitante de asilo afgano detenido en Indonesia es víctima de este enfoque hostil. “Prefiero ser fusilado a que este proceso se prolongue indefinidamente sin saber qué está pasando”, dijo. “No quiero pasar mi vida en esta prisión.”

No hay ningún lugar seguro. La policía de Malasia detuvo a David, de Birmania, en tres ocasiones. “Sin tarjeta del ACNUR nos dijeron a mí y a mis amigos que podían hacer lo que quisieran con nosotros. Me robaron 200 ringgit [moneda local] y el móvil.”

Promover la colaboración regionalEn los últimos años, la región ha visto cada vez más

oliver White y dana MacLean, advocacy y comunicación JrS asia pacífico

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Asia Pacífico

desplazamientos masivos. El conflicto armado en Afganistán, Birmania y, hasta mediados de 2009, en Sri Lanka, la persecución de las minorías étnicas en Vietnam y la opresión continua de los rohingyas han seguido empujando gente hacia Australia. De camino, están los países de tránsito: Tailandia, Indonesia y Malasia. La necesidad de colaboración transfronteriza y regional es muy importante, y los últimos años han visto crecer el interés por este tipo de colaboración.

La Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) ha demostrado ser un espacio inadecuado para fomentar la protección de los derechos de los refugiados. Bajo el Proceso de Bali, que agrupa a más de 50 estados y organizaciones internacionales que trabajan para combatir el tráfico ilegal y la trata de personas, el ACNUR ha promovido un marco de cooperación regional para ser utilizado como una guía para que los estados colaboren en materia de migración. Sin embargo, a pesar de haber sido bien recibido, el marco no es vinculante.

Uno de los pocos ejemplos de cooperación bilateral ha sido el Modelo de Cooperación Regional, firmado en 2001 entre Australia e Indonesia, en colaboración con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Su objetivo es apoyar a solicitantes de asilo y refugiados y evitar que sigan su viaje a Australia. Sin embargo, este acuerdo no sirve sin la participación de otros países de acogida, de tránsito y de reasentamiento.

Como uno de los países más desarrollados de la región, Australia está bien preparada para proteger a los refugiados, pero sus intereses de seguridad nacional y de política

interna han socavado su capacidad de servir de ejemplo. Las recientes decisiones de realizar los trámites de los solicitantes de asilo fuera de sus costas, en Nauru y Manus, contravienen las obligaciones derivadas de la Convención sobre Refugiados de 1951 y ponen en peligro los derechos de los refugiados. Casi el 90% de quienes llegan en barco son refugiados convencionales, según el Consejo de Refugiados de Australia.

Australia ha encontrado un resquicio legal al hacer una división de su territorio - excluyendo partes de su zona de migración – para eludir su responsabilidad de tramitar las solicitudes de asilo de quienes llegan en barco. Pero es dudoso que las nuevas políticas impidan que la gente llegue porque el problema radica en la falta de soluciones duraderas para los refugiados en otras partes de la región. Un refugiado afgano en Indonesia dijo: “Sé que es un camino peligroso, y no quiero poner ni a mi familia ni a mí en peligro en el mar, pero no hay más opción. Si mi familia y yo pudiéramos trabajar aquí, nos quedaríamos.”

El camino a seguir La cooperación, la coherencia y la suscripción de las normas universalmente aceptadas de protección son el camino a seguir para asegurar una distribución más equitativa de la carga que supone para los estados proteger a los refugiados en tránsito en Asia Pacífico. La estandarización de los trámites significa que los refugiados tendrán el mismo trato, sin importar adónde van, y mejorará la protección en los países de tránsito, como Tailandia, Malasia e Indonesia, reduciendo la necesidad de volver a partir.

Enlace en Internet

Los solicitantes de asilo saben mejor que nadie lo que les falta en cuanto a protección. Basándose en sus experiencias, the Search (la búsqueda) es una guía práctica publicada por el JrS asia pacífico, que da información precisa a los solicitantes de asilo y a los refugiados acerca de la realidad del espacio de protección en la región. para descargar The Search, vaya a https://jrsap.org/Assets/Publications/File/The_Search.pdf

El Plan Integral de Acción (CPA) se inició en la década de los 80 como respuesta a la muerte de miles de boat people vietnamitas, ofreciendo soluciones duraderas a los refugiados de Indochina, que fueron tramitadas en los países de tránsito, ya sea para reasentarlos en los EE.UU., Australia y Canadá o para repatriarlos. Aunque lejos de ser perfecto, el CPA es un ejemplo de que la cooperación regional es posible si hay voluntad política.

* Para leer la definición del ACNUR, ver unhcr.org /pages/4a02d8ec6.html

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reflexión

en la frontera entre tailandia y Camboya, pierre Ceyrac SJ acompaña a una refugiada en uno de los campamentos. (Kuangchi programme Service)

Pierre Ceyrac SJ falleció la madrugada del 30 de mayo de 2012 en Chennai, a los 98 años. Pierre sirvió con el JRS en los campamentos de refugiados camboyanos en Tailandia desde principios de 1980, desde el comienzo del JRS. Cuando Pierre murió, un ex trabajador del JRS escribió, “termina una era de compasión sin fronteras”.

Hace algunos años, Pierre reflexionaba así en la web del JRS: “Sin ningún mérito por mi parte, he tenido una vida humana y religiosa extraordinaria durante más de 60 años en las fronteras de civilizaciones milenarias. He sido testigo de situaciones, ya sea en India o en Camboya, donde las fuerzas del mal y las del bien se enfrentan sin cesar. Mi ser jesuita ha sido más fácil por todo lo que he vivido en estos dos países...

Todo esto se podría resumir en el gran axioma de San Juan de la Cruz: ‘Mi único trabajo es amar.’ Me parece que esta frase tiene dos aspectos que, cada vez más, se convierten en uno: en primer lugar, un creciente amor por Jesucristo - ‘El amor de mi alma’ - un amor que lo impregna todo. Pero, en segundo lugar, este Jesucristo es buscado, encontrado y amado en los demás, y sobre todo en los pobres y los que sufren. Y así, uno se convierte en ‘un hombre para los demás’. A estas dos formas de identificación de mi manera de ser jesuita me gustaría añadir una tercera: ser un hombre del magis ignaciano, que lucha por la mayor gloria de Dios en los pasos de Xavier – siempre más, siempre más lejos, siempre más lejos a nuevas costas!”

Nacido el 4 de febrero de 1914 en Francia, Pierre entró en la Compañía de Jesús en 1931. Destinado a la India, estudió sánscrito y partió hacia Chennai en 1937, donde estudió literatura tamil aparte de los estudios para el sacerdocio. Fue ordenado sacerdote en 1945.

En 1980, Pierre fue a Tailandia con un equipo de Caritas India para ayudar a los refugiados camboyanos que, en masa, habían cruzado la frontera huyendo de los combates entre el ejército vietnamita y el Khmer Rouge. Pierre y varios compañeros jesuitas, en particular John Bingham y Oliver Noel, se quedaron para poner en marcha un programa del JRS para Asia Pacífico. Acompañaron a los refugiados camboyanos hasta su regreso en los años 90.

A Pierre le gustaba citar una línea de un poeta tamil, Thayumanavar: “Aparte de querer que la gente sea feliz, no quiero nada más de la vida, Dios.” Y él se refería a San Juan de la Cruz, quien dijo: “al atardecer de nuestra vida, se nos juzgará sobre el amor”.

Pierre, que fue un maravilloso amigo de los pobres, contagiaba optimismo, un sentido profundo del amor de Dios para todos. En una ocasión, en la frontera entre Tailandia y Camboya, un exasperado funcionario de la ONU dijo que Pierre era un “misil descontrolado”. Pierre se preocupó por un instante, temiendo que el oficial le impidiera entrar en los campamentos. Pero al ver que seguía sin restricciones, se deleitaba en el epíteto, ya que lo calificaron como una persona libre. Desde luego, era libre, y esa libertad llevó la alegría a muchos.

“Todo lo que no se da se pierde”Mark raper SJ, ex director del JrS Internacional

Muestra fotográfica D E D O N D O L L S J

el JrS presentó sus proyectos en asia a través de la exposición fotográfica de don doll SJ que tuvo lugar del 7 al 16 de octubre en el asian World Center de la Universidad de Creighton, en omaha, Nebraska, ee.UU.

El P. Don, reconocido fotógrafo jesuita, ha recorrido el mundo fotografiando obras jesuitas, especialmente para el JRS en Uganda, Sudán del Sur, Burundi, Ruanda, República Democrática del Congo, Chad, el Sudeste Asiático y Oriente Medio.

Desde 1969, Doll ha vivido y trabajado en la Universidad de Creighton, como profesor de periodismo y donde preside el Patronato jesuita Charles and Mary Heider.

El trabajo del P. Don se puede ver en su página web: http://magis.creighton.edu

Su último libro, A Call to Vision: A Jesuit’s Perspective on the World se puede comprar también a través de esa página web.

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