Nuestra diversidad creativa: informe de la Comisión...

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Comisión Mundial de Cultura y Desarrollo

PresidenteSr. Javier Pérez de Cuéllar (Perú)

Miembros honorariosS.A.R. el Príncipe Heredero El Hassan Bin Talal Jordania)

Aung San Suu Kyi (Myanmar)Claude Lévi-Strauss (Francia)

Ilya Prigogine (Bélgica)Derek Walcott (Santa Lucía)

Elie Wiesel (Estados Unidos de América)

MiembrosLourdes Arizpe (México)

Yoro K. Fall (Senegal)Kurt Furgler (Suiza)

Celso Furtado (Brasil)Niki Goulandris (Grecia)

Keith Griffin (Reino Unido)Mahbub ul Haq (Pakistán)Elizabeth Jelin (Argentina)

Angeline Kamba (Zimbabwe)Ole-Henrik Magga (Noruega)

Nikita Mikhalkov (Federación de Rusia)Chie Nakane (Japón)Leila Takla (Egipto)

Obseruador ex-officioSitakant Mahapatra (India)

Secretario EjecutivoYudhishthir Raj Isar (India)

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fundación santa maría

Nuestradiversidad

creativaInforme de la Comisión Mundial

de Cultura y Desarrollo

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© UNESCO 1997© De esta edición: Fundación Santa María/Ediciones SM 1997

Los miembros de la Comisión son responsables de la elección ypresentación de los hechos contenidos en el presente informe, asícomo de las opiniones en él expresadas, que no son necesariamentelas de la UNESCO ni comprometen a la Organización. Lasexpresiones empleadas en esta publicación y la presentación de losdatos que aquí figuran no implican, de parte del Secretariado de laUNESCO ninguna toma de posición en lo que concierne al estatutojurídico de los países, territorios, ciudades o zonas, o de susautoridades, así como al trazado de sus fronteras o límites.

TraducciónAlfonso Lizarzaburu

Jacinto Rodríguez y Modesto Arregui

CubiertaPablo Nuñez

ISBN UNESCO 92-3-303282-5ISBN EDICIONES SM 84-348-5260-8

Depósito legal: M-738-1997Fotocomposición: Grafilia, SLImpreso en España/Printed in SpainImprenta SM, Joaquín Turina 39, 28044 Madrid

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Sumario

Prólogo del Presidente ...................................Resumen ...........................................................Introducción ....................................................

1 Una nueva ética global ...........................¿Por qué necesitamos una ética global? .................La cultura en búsqueda de una ética global ..........Las fuentes de la ética global .............................Elementos principales de una ética global ..............La ética global en el gobierno mundial .................El papel de una ética global ..............................A quien corresponda .........................................

2 Compromiso con el pluralismo .............Ninguna cultura es una isla .............................Las minorías ..................................................Los beneficias económicos frente a los conflictos sociales.Xenofobia y racismo .........................................Renacimiento religioso: ¿fanatismo o búsqueda de sen-tido? .............................................................Pueblos indígenas ............................................El futuro del pluralismo ....................................

3 Creatividad y empoderamiento ..............Hacia un concepto más amplio de creatividad ........La creatividad artística y la expresión cultural .......La creatividad en la tecnología ...........................Gobernabilidad y creatividad en la política ............

4 Desafíos para un mundo más mediático.La búsqueda de principios en el plano nacional .....De lo nacional a lo internacional ........................

5 Mujeres, género y cultura ......................El género y las paradojas de la globalización .........Por una perspectiva de « abajo hacia arriba» .........Las mujeres y el trabajo ....................................Fuerzas que unen y separan ...............................Equidad versus eficiencia ...................................Areas prioritarias para el diseño de políticas públicas.

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Los niños y los jóvenes ........................... 103A la escucha de los niños .................................. 104Promover la participación y el empleo de los jóvenes. 107Un sentimiento de identidad: culturas de jóvenes y deniños ............................................................ 109Crecer en un mundo pluralista: hacia una educaciónintercultural ................................................... 114

El patrimonio cultural al servicio del de-sarrollo ...................................................... 119El patrimonio lingüístico ................................... 121Patrimonio cultural y economía: ventajas y des-ventajas ........................................................ 123Responsabilidades de los museos .......................... 126Los archivos ................................................... 129Un trato equitativo para el patrimonio vivo: las arte-sanías ........................................................... 130Identificar e interpretar el patrimonio ................... 132Lagunas en la formación y en las bases institucionales. 135Vinos viejos en odres nuevos .............................. 136

Cultura y medio ambiente ..................... 139Diversidad y conocimiento local ........................... 143El medio urbano .............................................. 145La dimensión cultural del crecimiento de la población. 150Desarrollo económico y biosfera ............................ 152Justicia entre generaciones .................................. 153

Repensar las políticas culturales ............ 155Ampliar el concepto de « política cultural» ............. 155De los principios a la práctica ............................ 157Nuevas visiones basadas en el pluralismo .............. 160Construir nuevas alianzas ................................. 165

Las necesidades de investigación ........... 173Los límites de las técnicas y el análisis económico ... 176Prioridades y modalidades de investigación ............ 178

Agenda internacional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 185La Comisión y su trabajo .......................... 197

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Prólogo del Presidente

En enero de 1988, siendo Secretario General de las Na-ciones Unidas, me correspondió inaugurar, junto a Fe-derico Mayor, Director General de la UNESCO, el De-cenio Mundial para el Desarrollo Cultural (1988-1997). En esa ocasión observé que las iniciativas dedesarrollo habían fracasado con frecuencia « porque enmuchos proyectos de desarrollo se había subestimado laimportancia del factor humano, la compleja trama de re-laciones y creencias, valores y motivaciones que es el co-razón de una cultura» .

Para remediar esa lamentable situación hacía falta re-pensar el proceso mismo de desarrollo, tarea nada senci-lla. No podía imaginar que cinco años más tarde meencargarían llevarla a cabo. Ni tampoco que del propioDecenio Mundial surgiría la idea de que una ComisiónInternacional asumiera ese desafio y que me pedirían pre-sidirla.

En 1988 veíamos ya claramente que el desarrollo erauna empresa mucho más compleja de lo que se habíapensado en un principio. Ya no se podía seguir conci-biéndolo como un camino único, uniforme y lineal, por-que ello eliminaría inevitablemente la diversidad y la ex-perimentación culturales, y limitaría gravemente la ca-pacidad creativa de la humanidad con su valioso pasadoy un futuro impredecible. En todo el mundo, una Vigo-rosa diversificación cultural, basada en el reconocimientode que la civilización es un mosaico de culturas diferen-tes, había contribuido ya a conjurar ese peligro. Esta evo-lución del pensamiento era en gran medida el fruto de Zaemancipación política, pues la constitución de las nacio-nes había avivado en los pueblos la conciencia de quesus propios modos de vida constituían un valor, un de-recho, una responsabilidad y una oportunidad. Esto ha-bía hecho que los pueblos cuestionaran el marco de refe-rencia según el cual el sistema de valores occidental erael único que engendraba normas supuestamente univer-sales y reclamaran el derecho a forjar versiones diferentesde la modernización. Había hecho que los pueblos afir-maran el valor de su riqueza cultural y de su patrimoniomúltiple, que no se podía reducir a un cálculo en dólaresy centavos, al tiempo que afirmaban los valores univer-sales de una ética global.

La exigencia de mayor bienestar humano era imperio-

sa. Se comenzó a percibir, no siempre con claridad, quelos fracasos y las expectativas frustradas de desarrollo ha-bían originado tensiones culturales en muchas sociedades.En ocasiones, esos fracasos se manifestaban como catás-trofes del desarrollo, desde guerras civiles hasta regímenesautoritarios y asesinos, que perturbaban el propio procesode desarrollo. En otros lugares se experimentaba un de-sarrollo con éxito, que no sólo eliminaba la distancia en-tre países ricos y pobres, sino que también mostraba quelas tradiciones propias de cada cultura podían combi-narse con los recursos económicos, científicos y tecnológicosmás modernos. Se podía tomar el ejemplo de los paísesprósperos del Este asiático, cuyos pueblos se manteníanfieles a sus valores y sin embargo alcanzaban niveles devida superiores a los de muchos países del mundo indus-trializado. En los países industrializados, la desilusióncon el progreso material, los altos niveles de consumo delos privilegiados en medio de una privación generalizaday la persistencia de altísimas tasas de desempleo tambiénubicaban a la cultura y a la identidad cultural en elprimer plano de la agenda pública.

Era evidente que había que trascender la economía,pero sin abandonarla. Se había ampliado el concepto mis-mo de desarrollo, al comprender que los criterios econó-micos por sí solos no podrían servir de fundamento paraun programa en pro de la dignidad y el bienestar de losseres humanos. La búsqueda de otros criterios había lle-vado al PNUD a formular la noción « desarrollo huma-no», es decir, « un proceso encaminado a aumentar lasopciones de la gente» , que mide el desarrollo según unaamplia gama de capacidades, desde la libertad política,económica y social hasta las oportunidades individualesde llegar a ser una persona sana, educada, productiva,creativa y de ver respetados tanto su dignidad personalcomo sus derechos humanos. La cultura estaba implícitaen esta noción, pero no se la incorporaba explícitamente.No obstante, la cultura era invocada cada vez más porvarios grupos destacados, como la Comisión Brandt, laComisión del Sur, la Comisión Mundial sobre el MedioAmbiente y el Desarrollo, y la Comisión de Gobernabili-dad Global. El siguiente paso en la reconceptualizacióndel desarrollo debía consistir en la incorporación de pers-pectivas culturales a las estrategias de desarrollo y la pre-

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paración de una agenda de acción práctica y más efec-tiva. Este es el enorme desafío al que debía respondernuestra Comisión.

Era necesario formular preguntas nuevas y replantearotras antiguas. ¿Cuáles son los factores culturales y so-cioculturales que influyen en el desarrollo? ¿Qué impactocultural tiene el desarrollo económico y social? ¿Qué re-lación existe entre las culturas y los modelos de desarrollo?¿Cómo combinar los elementos valiosos de una culturatradicional con la modernización? ¿Cuáles son las di-

mensiones culturales del bienestar individual y colectivo?La idea de una Comisión Mundial de Cultura y De-

sarrollo fue propuesta en la UNESCO por varios represen-tantes de los países nórdicos con el fin de plantear, de-batir y, de ser posible, responder a preguntas como éstas.A todas luces, se inspiraron para ello en el proceso quellevó el Informe Brundtland a la Cumbre de Río y alproceso posterior. Consideraban que había llegado el mo-mento de hacer por la « cultura y el desarrollo» lo mismoque se había hecho por el « medio ambiente y el desarro-llo» . Esta convicción era ampliamente compartida. Delmismo modo que la Comisión Brundtland había logradoconvencer a la comunidad internacional de que se reque-ría una alianza entre la economía y la ecología, poniendoen marcha una nueva agenda mundial con esa finali-dad, se consideró que era necesario aclarar y profundizarde manera práctica y constructiva la relación entre cul-tura y desarrollo.

En su 26.a reunión, celebrada en 1991, la ConferenciaGeneral de la UNESCO aprobó una resolución en la quepedía al Director General que, en colaboración con el Se-cretario General de las Naciones Unidas, « cree una co-misión mundial independiente sobre la cultura y el de-sarrollo, integrada por mujeres y hombres de todas lasregiones, destacados en diversas disciplinas, para prepa-rar un informe mundial sobre cultura y desarrollo y pro-puestas para actividades inmediatas y a largo plazo, afin de atender a las necesidades culturales en el contextodel desarrollo» . Esta petición obtuvo el respaldo de unaresolución que aprobó semanas después la Asamblea Ge-neral de las Naciones Unidas. En noviembre de 1992,Boutros Boutros-Ghali y Federico Mayor me hicieron elhonor de nombrarme Presidente de la Comisión. Era unaresponsabilidad a la que no podía sustraerme. Juntos con-tactarnos luego a los doce hombres y mujeres en quienesse pensó para que me acompañaran como miembros de laComisión. No fue difícil convencerlos: la misión que lesinvitábamos a compartir era de tal naturaleza que cadauno de ellos estaba deseoso de contribuir. Los nombres delos miembros de la Comisión, los términos de su mandatoy el informe detallado de su trabajo figuran en el Apén-dice del presente Informe.

La Comisión comenzó su trabajo en la primavera de1993, en un mundo lleno de promesas y oportunidadespor la apertura de nuevas puertas, pero también cargadode incertidumbre y esperanzas frustradas. Se trataba deun contexto en el que las preguntas formuladas anterior-mente eran todavía más pertinentes, si no más perentoriasy cruciales.

En el mundo entero, a medida que los pueblos se mez-claban como nunca antes lo habían hecho, se veían in-mersos en marcos de acción más amplios, susceptibles deofrecerles mayor poder y participación. Sin embargo, parala mayoría el sistema mundial se tornaba cada vez másdesequilibrado, difuso e incoherente, lo cual hizo que mu-chos recurriesen a la cultura como un medio para oponerresistencia a la entropía del sistema mundial, utilizán-dola a la vez como baluarte y refugio.

Un orden bipolar se había derrumbado, pero el estallidode una de sus partes distaba de ser un triunfo absolutode la otra. En el mundo próspero la noción « progresoilimitado» se había vuelto una ilusión. Parecía que lossistemas de valores y los vínculos de solidaridad se esta-ban desintegrando. El abismo entre ricos y pobres parecíaestar agrandándose, y el flagelo de la marginación socialy económica perturbaba las plácidas aguas de la satis-facción superficial.

El enfrentamiento entre los bloques durante la GuerraFría había ocultado durante mucho tiempo numerosas rei-vindicaciones y tensiones locales suscitadas por la escasezde recursos o por cómo distribuir los que se acababan deadquirir, tensiones que empujaban a encerrarse en losestrechos muros de la identidad grupal, alimentando unanueva ola de enfrentamientos menores entre comunidadesétnicas, religiosas y nacionales. La lógica del rechazo y« el narcisismo de las pequeñas diferencias» empezaron aamenazar la paz y la seguridad, a minar tanto el creci-miento económico como la armonía social, a violar ladignidad inherente a la persona humana, a disminuirla confianza de cada sociedad en sus propios recursos ya amenazar la diversidad de culturas que es vital parael bienestar del género humano.

Aceptarlo habría sido tolerar lo intolerable. Por lo tantola Comisión inició su trabajo basándose en ciertas pre-misas claras. Todos sus miembros estaban convencidos deque la paz, la democracia y el aumento de las capaci-dades de las personas sólo podía arraigarse en la ética yen los valores populares que conforman las pautas de sucomportamiento cotidiano. Todos estaban comprometidoscon el respeto del pluralismo, de las culturas -en cuantoa su igualdad en dignidad, diversidad y vigor multifa-cético- y con los diferentes caminos hacia el desarrollo.Todos los comisionados apoyaban el principio de la equi-dad, tanto en sus dimensiones inmediatas como con res-

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pecto a las generaciones futuras. Todos reconocían la uni-versalidad de las aspiraciones al mejoramiento y al pro-greso, así como a la. diversidad de los caminos posiblespara alcanzar esos objetivos. Todos estaban convencidosde que la cultura es una variable fundamental para ex-plicar las distintas pautas del cambio y un factor esen-cial, cuando no la esencia misma, del desarrollo sosteni-ble, en la medida en que las actitudes y los estilos de vidadeterminan la forma en que administramos nuestros re-cursos no renovables.

Todos los comisionados han trabajado a título perso-nal, aportando a la labor común los conocimientos adqui-ridos en una determinada disciplina intelectual y en suexperiencia vital. Cada quien habría utilizado palabrasdiferentes y subrayado acaso otros aspectos, si le hubieracorrespondido redactar este informe. Es probable que notodos hayan adoptado plenamente el conjunto de las pro-puestas, pero hubo consenso entre nosotros en cuanto alfondo y la finalidad del presente Informe. Les estoy pro-fundamente agradecido por su espíritu de cooperación,que ha permitido hacerlo realidad.

Ya hemos comparado nuestro trabajo con el de la Co-misión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo.Conviene, sin embargo, formular una advertencia: a di-ferencia del medio ambiente, que es una realidad clara-mente definida, el concepto de « cultura» es tan amplio ypolisémico, y las interacciones entre cultura y desarrollotan difíciles de describir, y mucho más aún de medir, quela preparación de un Informe Mundial sobre la materiano podía dejar de ser una tarea de complejidad abru-madora. Afortunadamente, la Conferencia General de laUNESCO no se limitó a encomendarnos el mandato de« identificar, describir y analizar las cuestiones básicas, losproblemas y los nuevos desafíos» que se plantean en muydiversas esferas. Precisó, además, que las conclusiones denuestra labor debían « orientarse hacia la formulación depolíticas» y dejó a la Comisión la libertad necesaria paraque enfocase e interpretase ese mandato. Conforme avan-zábamos, recibimos tal abundancia de información, pun-tos de vista y análisis, provenientes muchos de ellos delos niveles más avanzados de la investigación y la refle-xión, que se hizo imperiosa la necesidad de concentrar yfocalizar nuestra actividad. Nuestro Informe no podía serun tratado ni una obra de investigación original, ni tam-poco un manual sobre asuntos culturales en el mundo.Debía ser más bien un llamamiento a la acción en deter-minados ámbitos prioritarios, basado en nuestra evalua-ción de lo que se requiere hacer ahora para que las co-munidades humanas puedan abordarlos mejor.

Así pues, la Comisión decidió centrar su Agenda In-ternacional en el logro de un conjunto de objetivos cla-ramente definidos, el más importante de los cuales es crear

un mecanismo permanente para investigar y esclarecer lascuestiones clave de la cultura y el desarrollo. A partir deeste proceso se podrá determinar gradualmente un con-junto de principios y procedimientos internacionales. Asu vez, éstos permitirán crear un foro en el que se puedalograr un consenso internacional sobre las formas ade-cuadas de abordar la cultura y el desarrollo, y en el quela tarea de repensar los enfoques actuales pueda dar unsignaficativo paso hacia adelante.

Esto sería apenas el comienzo de la labor de delimita-ción de nuevos territorios que suscitaría la toma de con-ciencia de la amplitud de las cuestiones culturales en quedebe fundarse el desarrollo humano. Estamos poniendo loscimientos. Esperamos que otros continúen avanzando yedifiquen sobre ellos. La Agenda Internacional no es sinoel núcleo en torno al cual debe surgir un programa mun-dial mucho más completo.

El presente Informe ha sido concebido teniendo comodestinatario un público heterogéneo de todo el mundo,desde activistas sociales, trabajadores de campo, artistasy miembros del mundo académico, hasta funcionarios pú-blicos y políticos. Queremos que informe a los dirigentesde la opinión pública mundial y oriente a los líderes Po-líticos. Nos interesa que capte la atención de las comu-nidades intelectuales y artísticas del mundo, así como ladel público en general.

Nuestro objetivo es mostrarles cómo la cultura moldeanuestro pensamiento, nuestra imaginación y nuestro com-portamiento. La cultura es la transmisión de comporta-miento y también una fuente dinámica de cambio, crea-tividad y libertad, que abre posibilidades de innovación.Para los grupos y las sociedades, la cultura es energía,inspiración y empoderamiento, al mismo tiempo que co-nocimiento y reconocimiento de la diversidad: si la diver-sidad cultural está « detrás de nosotros, a nuestro alre-dedor y ante nosotros» , como dijo Claude Lévi-Strauss,debemos aprender a orientarla no hacia una confronta-ción entre culturas, sino hacia una coexistencia fecunday una armonía intercultural.

Así como la tarea de construir la paz y consolidar losvalores democráticos constituye un conjunto indivisible deobjetivos, de la misma manera el goce de los derechos económicos y políticos no se puede disociar de los derechos sociales y culturales.

El desafío que tiene ante sí la humanidad es adoptarnuevas formas de pensar, actuar y organizarse en socie-dad; en resumen, nuevas formas de vivir. El desafío consistetambién en promover vías de desarrollo diferentes, informa-das por el reconocimiento de como los factores culturales mo-delan la manera en que las sociedades conciben sus propiosfuturos y eligen los medios para alcanzarlos.

Durante algún tiempo me he ocupado de la cultura

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de paz. A estas alturas disponemos de suficientes eviden-cias de que la desatención del desarrollo humano ha sidouna de las causas principales de las guerras y de losconflictos amados internos, y que éstos, a su vez, retar-dan el desarrollo humano. Con la complicidad de algu-nos gobiernos y con la intención de aumentar las ganan-cias que reportan las exportaciones, algunas empresas pri-vadas continúan vendiendo tecnología militar avanzada,material nuclear y equipos para producir armas bacterio-lógicas y químicas. El concepto « soberanía del Estado» ,

todavía en vigor, es cuestionado cada día con más fuer-za. En el terreno del mantenimiento de la paz, a menudono es realista hacer distingos entre agresiones externas yopresión interna. La principal amenaza a la estabilidadson los conflictos que ocurren dentro de un país, no entrepaíses. Es urgente fortalecer la legislación internacionalen materia de derechos humanos. Muchos de los proble-mas más graves provienen del interior de los Estados, yase deban a conflictos étnicos o a medidas represivas de losgobiernos. Las condiciones que conducen a la tiranía ya la violación en gran escala de los derechos humanosen un país tienden a desembocar, tarde o temprano, enla búsqueda de enemigos en el exterior. Los Estados re-presivos están muy tentados de exportar sus dificultadesinternas. Recordemos las invasiones de Hungría y Che-coslovaquia que lanzó la Unión Soviética tras ejercer larepresión dentro de su territorio o la negativa persistente-que duró muchos años- de los anteriores gobiernos deSudáfrica a conceder la independencia a Namibia. Unmínimo de prevención es mejor que un castigo draconia-no. De ahí que prevenir toda agresión sea una tarea im-portante de las Naciones Unidas. En el pasado, este prin-cipio se aplicó únicamente a Sudáfrica. Ha llegado elmomento de generalizarlo.

Nuestro camino es largo. Todavía no hemos aprendidoa respetarnos plenamente, ni a compartir ni a colaborar.Este momento realmente extraordinario de la historia re-quiere soluciones de excepción. El mundo que conocemos,todas las relaciones que dábamos por sentadas están ex-perimentando una reformulación y una reconstrucciónprofundas. Se necesita imaginación, capacidad de inno-vación, visión y creatividad. Nuevas alianzas a nivelglobal son un elemento indispensable para resolver crea-tivamente los problemas, una cualidad que requiere queestemos dispuestos a plantear preguntas audaces en lugarde remitirnos a las respuestas convencionales. Esto suponeabrir la mente y el corazón, y tener la voluntad de buscardefiniciones nuevas, de reconciliar antiguos antagonismosy de ayudar a trazar nuevos mapas mentales. En últimotermino, es la sinceridad de nuestra introspección lo quenos llevará a comprender la experiencia del Otro, y seráesa comprensión y compasión la que nos encaminará ha-

cia un futuro en el que la búsqueda de la libertad in-dividual se equilibrará con la necesidad del bienestar co-mún, y en el que la empatía y el respeto de todas lasdiferencias humanas formarán parte de nuestro proyecto.

La Comisión agradece profundamente a los gobiernos,organismos de las Naciones Unidas, organizaciones gu-bernamentales y no gubernamentales, organismos nacio-nales de desarrollo, instituciones y fundaciones culturalesy científicas que le han prestado apoyo financiero y deotra índole para la realización de su trabajo. Quiere ex-presar también su profunda gratitud a las destacadaspersonalidades públicas, miembros del mundo académicoy artistas, educadores, activistas culturales y especialistasen desarrollo que aportaron valiosa información y pers-picaces puntos de vista, así como a todas las demás per-sonas que la ayudaron de múltiples maneras.

La Comisión tiene una deuda especial con la UNES-CO, su Director General, Federico Mayor, y su Subdirec-tora General de Cultura, Lourdes Arizpe, quien formóparte de la Comisión hasta fines del verano de 1994,cuando fue nombrada en su cargo actual. La Comisióndesea expresar también su profunda gratitud a las Na-ciones Unidas y a su Secretario General, Boutros Boutros-Ghali, que otorgaron la mayor importancia a su trabajoy contribuyeron de muy diversas maneras prácticas a surealización.

Como Presidente de la Comisión, deseo expresar mi es-pecial gratitud a mis colegas por su ayuda y apoyo. Lesagradezco su paciencia, especialmente en el momento enque el desafío político que debí afrontar en el Perú redujoenormemente el tiempo y la atención que pude consagrara la labor de la Comisión.

Quisiera dar también las gracias al Secretario Ejecutivode la Comisión, Yudhishthir Raj Isar, y a los funciona-rios de la UNESCO que integraron la Secretaría, quienesnos orientaron en la decisiva fase final de nuestro tra-bajo, y a Jérôme Bindé, quien se desempeñó como Secre-tario Ejecutivo en las primeras etapas de este proceso.

Debemos agradecimiento también al escritor y periodistaMichael Gibson, quien en su calidad de experto nos ayu-dó a preparar el primer borrador del Informe, y, en últimotermino, pero no por ello menos importante, al distingui-do economista Paul Streeten, quien accedió generosamentea actuar como nuestro asesor de redacción en la últimafase de nuestro trabajo. Él configuró, enriqueció y aclarónuestras ideas, expresándolas con mucha más eleganciade lo que hubiéramos podido hacer nosotros. De cualquiermodo, la responsabilidad final de este informe es exclu-sivamente nuestra.

JAVIER PÉREZ DE CUÉLLAR

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Resumen

Un desarrollo disociado de su contexto humano ycultural es un crecimiento sin alma. El florecimientopleno del desarrollo económico forma parte de lacultura de un pueblo, aunque ésta no sea la opinióncomún. El punto de vista más convencional consi-dera la cultura como un elemento que contribuye aldesarrollo económico o lo entorpece; de ahí el lla-mamiento a «tomar en cuenta los factores culturalesen el desarrollo». El argumento que se plantea en elpresente Informe es que el desarrollo comprende nosólo el acceso a los bienes y servicios, sino tambiénla oportunidad de elegir un modo de vida colectivoque sea pleno, satisfactorio, valioso y valorado, en elque florezca la existencia humana en todas sus for-mas y en su integridad. En esta perspectiva, inclusolos bienes y servicios más importantes en la visiónlimitada y convencional son considerados valiosos so-lamente por ampliar nuestra libertad de acuerdo connuestros valores. Por lo tanto, la cultura, por impor-tante que sea como instrumento (u obstáculo) deldesarrollo, no puede ser relegada a una función sub-sidiaria de simple promotora (o freno) del creci-miento económico. El papel de la cultura no se re-duce a ser un medio para alcanzar fines -pese aque, en el sentido restringido del concepto, ése esuno de sus papeles-, sino que constituye la basesocial de los fines mismos. El desarrollo y la econo-mía forman parte de la cultura de los pueblos.

po de personas a elegir su modo de vida. La libertadcultural garantiza la libertad en su totalidad, al pro-teger no sólo los derechos del grupo, sino tambiénlos de todos sus miembros. Al proteger estos diversosmodos de vida, la libertad cultural estimula la expe-rimentación, la diversidad, la imaginación y la crea-tividad; nos permite satisfacer una de las necesidadesmás fundamentales, precisamente el derecho a defi-nir cuáles son estas necesidades fundamentales. Estederecho se encuentra actualmente amenazado porpresiones globales y por el desinterés generalizado.

El desarrollo es un fenómeno con fuertes reper-cusiones intelectuales y morales para los individuos ylas comunidades. Cualquier intento destinado a com-prender las cuestiones que plantean el desarrollo yla modernización debe centrarse tanto en los valoresculturales como en las ciencias sociales. En un sen-tido más restringido del que acabamos de dar al tér-mino, la cultura -los valores, símbolos, rituales e ins-tituciones de una sociedad- incide sobre las deci-siones y los resultados económicos; las actividadeseconómicas pueden debilitar o reforzar diversos as-pectos de una cultura. El desarrollo económico com-binado con una cultura decadente, atrofiada, opre-siva y cruel esta condenado al fracaso. El fin últimodel desarrollo es el bienestar físico, mental y socialde todos los seres humanos.

A diferencia del medio ambiente natural, cuyos do-nes no nos atreveríamos a perfeccionar, la cultura esla fuente de nuestro progreso y creatividad. Al cam-biar de perspectiva y dejar de asignar un papel pu-ramente instrumental a la cultura para atribuirle unpapel constructivo, constitutivo y creativo, hay queconcebir el desarrollo en términos que incluyan elcrecimiento cultural.

La Comisión ha definido diversas áreas de formu-lación de políticas y de acción para gobiernos, or-ganizaciones internacionales, asociaciones, grupos devoluntarios, empresas privadas, sindicatos, familias eindividuos que se plasman en una Agenda Interna-cional.

Los gobiernos no pueden determinar la cultura deun pueblo; en realidad, sucede más bien al contrario.Lo que sí pueden hacer es influir positiva o negati-vamente sobre la cultura y, de esta manera, incidirsobre el curso del desarrollo. El principio básicodebe ser el respeto de todas las culturas cuyos valoresson tolerantes con los demás y que suscriben las nor-mas de una ética global. El respeto va más allá de latolerancia, y supone una actitud positiva hacia los de-más, así como celebrar sus diferentes modos de viday su diversidad creativa. Si bien los responsables dela formulación de políticas no pueden legislar sobreel respeto ni obligar a nadie a comportarse de ma-nera respetuosa, sí pueden consagrar la libertad cul-tural como uno de los pilares del Estado.

En la diversidad de las culturas existe una unidadsubyacente, definida en una ética global que indicalas normas mínimas que debe observar toda comu-nidad. El impulso ético que lleva a aliviar y erradicarel sufrimiento siempre que sea posible es un ejemplode este imperativo. Una de las tendencias recientesmás alentadoras ha sido la formulación de normasinternacionales sobre derechos humanos. La demo-cracia y la protección de las minorías son principiosimportantes de la ética global, así como una condi-ción indispensable de la eficiencia institucional, laestabilidad social y la paz. La democracia se carac-teriza por la existencia de dos instituciones: eleccio-nes libres y periódicas, y el ejercicio efectivo de unconjunto de derechos y libertades civiles. La primeragarantiza la posibilidad de destituir a los gobiernos,mientras que la segunda controla sus acciones en elejercicio del poder.

La libertad cultural, a diferencia de la libertad in- En un mundo en el que viven 10.000 sociedadesdividual, es colectiva, y remite al derecho de un gru- diferentes en aproximadamente 200 Estados, la pro-

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tección y el ejercicio de los derechos de las minoríases una preocupación fundamental. Sin embargo, lasminorías también han afirmado el derecho de do-minar a las mayorías, como lo hicieron los británicosen la India, los Afrikaaners en Sudáfrica y los partidoscomunistas de Europa Central y del Este. Las mino-rías no deben ejercer sus derechos en detrimento delas mayorías. Tampoco se puede aceptar que tiranosvociferantes, que pretenden hablar en nombre de lasminorías, sean aceptados como la voz de su pueblo.La «voz» democrática también debería escucharse enel plano internacional mucho más de lo que ha sidoescuchada hasta ahora. Otros principios importantesde esta ética global son el compromiso con la solu-ción pacífica de los conflictos y con la negociaciónjusta, así como la equidad intra e intergeneracional.

La universalidad es el principio fundamental deuna ética global. El ethos de los derechos humanosuniversales proclama que todos los seres humanosnacen iguales y gozan de estos derechos sin distin-ción de clase, sexo, raza, comunidad o generación.Esto significa que la preocupación principal de la hu-manidad debe ser satisfacer las necesidades básicaspara una vida digna. La universalidad requiere queen nuestro afán de proteger a las generaciones fu-turas no desatendamos las imperiosas necesidades vi-tales de los pobres de hoy. El objetivo de lograr lasostenibilidad carecería de sentido si no se pudieragarantizar a las generaciones futuras más que la mi-seria y la indigencia. Sostener las privaciones no pue-de ser nuestro objetivo.

Así como los derechos deben conllevar deberes, lasopciones conllevan vínculos, las alternativas lealtadesy las libertades limitaciones. La modernización haampliado el abanico de opciones, pero ha destruidoalgunos vínculos. El objetivo debe ser una sociedaden que la libertad no sea libertinaje, la autoridad nosea autoritarismo y las obligaciones sean algo másque dolorosas restricciones.

El principio del pluralismo se considera funda-mental. De este análisis se desprende que el pluralis-mo cultural es una característica intrínseca y perdu-rable de las sociedades, y que la identificación étnicaes una reacción normal y saludable ante las presionesde la globalización. Los factores étnicos actúan comodetonante de conflictos sólo cuando son manipula-dos con este fin. Existen muchos enfoques de polí-ticas sobre la diversidad étnica, tales como las fór-mulas consagradas en los textos constitucionales, losdistintos tipos de sistemas electorales, las declaracio-nes de derechos y las políticas económicas y cultu-rales. «Construir la nación» mediante la homogenei-zación de todos los grupos no es ni deseable ni via-ble. La dominación de un grupo étnico tampocopodrá dar estabilidad a una sociedad. El modo másduradero de asumir la diversidad étnica es crear unsentimiento de nación como comunidad cívica, arrai-gada en valores que pueden ser compartidos por to-dos los componentes étnicos de la sociedad nacional.Cuanto más se elimine del concepto de «nación»toda connotación de exclusividad étnica, tanto más

fácil será crear este sentimiento de pertenencia a unacomunidad.

Las culturas no están aisladas ni son estáticas, sinoque interactúan y evolucionan. La palabra «pluralis-mo» carece de significado si individuos y comunida-des no pueden emprender iniciativas democráticas niexpresar su imaginación creativa de manera concre-ta. Asimismo, deben disponer de los medios necesa-rios para poder comunicarse con los miembros deotras sociedades. Las nuevas tecnologías en materiade medios de comunicación no deben convertirse eninstrumento exclusivo de los ricos y poderosos, sinoque deben ser utilizadas como medios de interaccióndemocrática y de reducción de la pobreza. Esto re-quiere un mercado competitivo y un equilibrio entreeficiencia y equidad, así como entre intereses glo-bales y locales. La Comisión propone que se estudiela posibilidad de establecer nuevos medios de co-municación internacionales que funcionen como ser-vicio público y se instituya un debate internacionalentre los profesionales de los medios de comunica-ción y las audiencias con respecto a los problemasde la violencia y la pornografía en los medios decomunicación.

Los derechos y necesidades de las mujeres, asícomo la interdependencia entre hombres y mujeresson nociones esenciales para rediseñar sus identida-des y sus roles en la sociedad. El desafio consiste enevitar, por una parte, el doble escollo del etnocen-trismo y el sesgo occidental, y, en segundo lugar, elrelativismo ético que niega a las mujeres sus dere-chos humanos en nombre de la «cultura». Tambiénes necesario prestar atención a los derechos y debe-res de niños y jóvenes. Nunca ha habido una gene-ración tan numerosa ni tan joven. El número de ni-ños y jóvenes aumenta con rapidez, y su falta depoder hace que sea especialmente necesario prote-gerlos de la explotación y el abandono y promoversu educación y su salud, que constituyen sus dere-chos humanos fundamentales. Su protección es, asi-mismo, la inversión más importante en nuestro pro-pio futuro.

La rapidez del cambio plantea nuevos desafíospara la conservación y revitalización del patrimoniocultural. Monumentos y sitios históricos, objetos con-servados en museos, así como otras expresiones artís-ticas inmateriales tales como el folclore o la lenguase encuentran en estado de destrucción o abandono.La Comisión insta a crear un cuerpo de Voluntariosdel Patrimonio Cultural que contribuya a la tarea depreservación. Se deben adoptar políticas con visiónpara preservar las lenguas, testigos privilegiados de laexperiencia humana, en peligro de extinción.

Las culturas no pueden sobrevivir si se destruye oempobrece el entorno del que dependen. Hasta aho-ra, la relación de la humanidad con el medio naturalse ha considerado principalmente en términos bio-físicos; sin embargo, en la actualidad se reconocecada vez mas que las sociedades mismas han creadoprocedimientos complejos para proteger y adminis-trar sus recursos. Estos procedimientos están arrai-

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gados en valores culturales que se deben tener pre-sentes si se desea lograr un desarrollo humano sos-tenible y equitativo. Dentro de unos años, y porprimera vez en la historia, la mayoría de la poblaciónmundial no vivirá en el campo sino en grandes opequeñas ciudades, y su sustento no dependerá dela agricultura. Esta situación tiene importantes con-secuencias sobre las relaciones entre la ecología, latecnología y la cultura; es el comienzo de una eraverdaderamente nueva. La cultura urbana brinda unantídoto contra el egoísmo y sus lastres al abrir es-pacios a una existencia menos individualista.

A pesar de cuarenta años de esfuerzos en pro deldesarrollo, la pobreza continúa siendo elevada y au-menta en algunas regiones del mundo. Ademas dehacer un llamamiento urgente para erradicarla, laComisión se ha ocupado de dos necesidades impor-tantes: reformular las políticas culturales en generaly generar y monitorizar los nuevos conocimientos so-bre los nexos entre la cultura y el desarrollo. La Co-misión ha ampliado el concepto de «política cultu-ral», que no debe centrarse únicamente en las artes,y sugiere una nueva manera de aprehenderlo. Laspolíticas culturales deben orientarse a la promociónde las actividades multiculturales. La diversidad pue-de ser una fuente de creatividad; apoyar formas yexpresiones artísticas nuevas, emergentes y experi-mentales no significa subvencionar el consumo, sinoinvertir en el desarrollo humano.

En cuanto a la investigación, la Comisión propug-na una labor interdisciplinaria en profundidad, en laque se integren variables de diferentes disciplinas. Sepropone una agenda de investigación que presteatención a la integración — hasta ahora en gran me-dida desatendida— de la cultura, el desarrollo y lasformas de organización política. El interroganteesencial sobre el proceso de desarrollo es el siguien-te: ¿qué políticas promueven un desarrollo humanosostenible que estimule el florecimiento de culturasdiferentes?

En un mundo en rápida transformación, el pro-blema capital de los individuos y las comunidadesconsiste en promover el cambio en condiciones deequidad y adaptarse a él sin negar los elementos va-liosos de sus tradiciones. El presente Informe tienepor objeto dar a las generaciones presentes y futuraslos instrumentos necesarios para responder a este de-safío, ampliar sus conocimientos, descubrir el mundoen su imponente diversidad y permitir a cada indi-viduo vivir una vida digna, sin perder su identidad,su sentido de pertenencia a su comunidad ni renegarde su patrimonio.

Con este espíritu, la Comisión ha formulado unaAgenda Internacional cuyo objetivo consiste en movi-lizar energías en todo el mundo para reconocer losnuevos desafíos culturales de nuestro tiempo. Se tra-

ta de un texto selectivo e ilustrativo, necesariamenteno exhaustivo. En un momento en que se impulsannumerosas iniciativas internacionales sobre un grannúmero de cuestiones de importancia, es más realistaproponer un conjunto limitado de opciones. Si bienesta postura puede parecer poco ambiciosa frente a to-das las necesidades imperiosas y al número de priori-dades que se han señalado a la Comisión, ésta ha pre-ferido recomendar una lista breve de acciones que pue-den contribuir a dinamizar y motivar a las personas entodo el mundo, y con las que se pretende:

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reforzar y profundizar el debate y el análisissobre la cultura y el desarrollo;promover un consenso internacional sobre lacultura y el desarrollo, en particular medianteel reconocimiento universal de los derechosculturales y la necesidad de equilibrar estos de-rechos con responsabilidades;asegurar que el avance del desarrollo humanocontribuya a reducir el número de guerras yconflictos armados internos;instaurar un equilibrio entre derechos y de-beres en los medios de comunicación;iniciar un proceso de consultas que conduzcaa una Cumbre Mundial sobre Cultura y Desa-rrollo;promover la participación democrática másamplia posible, especialmente entre las muje-res y los jóvenes;promover esta participación a todos los niveles,tanto local, provincial y central como interna-cional y global, donde hasta ahora ha sido des-cuidada, y extenderla a todas las organizacio-nes, incluidas las asociaciones de voluntarios ylas empresas privadas (donde el debate refe-rente a la participación democrática ha sidomenos intenso que en el caso de los gobier-nos) ;movilizar energías en torno a diversas iniciati-vas prácticas.

El presente Informe es un llamamiento urgente auna movilización democrática de la mayor amplitudposible. La pobreza, el desempleo, el hambre, la ig-norancia, la enfermedad, la miseria y la marginaciónson males absolutos intrínsecos, agravados por hábi-tos culturales que conducen al egoísmo, los prejui-cios y el odio irracional. Tales son los obstáculos ylas barreras en el camino. Sin embargo, al final deéste, y en la medida en que equilibremos la infor-mación y el conocimiento con la sabiduría, los de-rechos con los deberes y los fines con los medios,nos espera nada menos que un nuevo Renacimiento,una visión nueva y creativa de un mundo mejor.

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Introducción

Cuando no se distingue entre « cultura» en elsentido humanista del término y « cultura» en

su acepción antropológica, es decir, el conjuntode rasgos distintivos que caracterizan el modo

de vida de un pueblo o de una sociedad, seorigina gran confusión, tanto en el discurso

académico como en el político. Desde el puntode vista antropológico, la expresión « relaciónentre cultura y economía» carece de sentido,

puesto que la economía forma parte de la

Dos concepciones del desarrollo

«Cultura» y «desarrollo» se han convertido en dosconceptos fundacionales que cubren toda una va-riedad de significaciones ambiguas y a veces con-fusas. Sin embargo, para los propósitos de este In-forme bastará limitarnos a dos concepciones distin-tas del desarrollo. Según la primera, el desarrolloes un proceso de crecimiento económico, una ex-pansión rápida y sostenida de la producción, laproductividad y el ingreso por habitante (algunosmatizan esta definición insistiendo en una ampliadistribución de los beneficios de este crecimiento).De acuerdo con la segunda, adoptada por el Infor-me sobre desarrollo humano publicado anualmentepor el PNUD, y asumida también por un gran nú-mero de distinguidos economistas, el desarrollo seconcibe como un proceso que aumenta la libertadefectiva de quienes se benefician de él para llevaradelante cualquier actividad a la que atribuyen va-lor². En esta concepción del desarrollo humano

¹ MARSHKL SAHLINS, A Brief Cultural History of « Culture» ,documento preparado para la Comisión Mundial de Culturay Desarrollo, agosto de 1994.

² AMARTYA SEN, Culture, Economics and Development, docu-mento preparado para la Comisión Mundial de Cultura y De-sarrollo, mayo de 1995. Véase también MAHBUB UI. HAQ, Re-flexions on Human Development, New York/Oxford, OxfordUniversity Press, 1995.

cultura de un pueblo... En efecto, laambigüedad de una expresión semejanteconstituye el principal escollo ideológico parala Comisión: ¿es la cultura un aspecto o uninstrumento del desarrollo, entendido en elsentido de progreso material, o es el objetivo yla finalidad del desarrollo, entendido en elsentido de realización de la vida humana bajosus múltiples formas y en su totalidad?

M A R S H A L L S A H L I N S1

(por oposición al desarrollo puramente económi-co), el progreso económico y social está cultural-mente condicionado. En esta perspectiva, la pobre-za no sólo implica carecer de los bienes y serviciosesenciales, sino también de oportunidades para es-coger una existencia más plena, más satisfactoria,más valiosa y más preciada. La elección puede sertambién de un estilo de desarrollo diferente, ba-sado en valores distintos a los de los países queactualmente gozan de ingresos más elevados. La re-ciente difusión de instituciones democráticas, deopciones en el mercado, de métodos participativosde gestión empresarial, ha permitido a personas ygrupos, así como a diferentes culturas, elegir porsí mismos.

Se han propuesto diversos indicadores de la ca-lidad de vida, tales como la longevidad, la buenasalud, la alimentación adecuada, la educación y elacceso al conocimiento acumulado por la huma-nidad, la ausencia de desigualdades basadas en elsexo, libertades políticas y sociales, la autonomía,el empoderamiento, el derecho a participar en lavida cultural de la comunidad y en las decisionesimportantes que tienen incidencia sobre la vida yel trabajo de los ciudadanos, etc. Evidentemente,todo conjunto de indicadores cuantitativos siempreserá insuficiente para dar cuenta de la riqueza delconcepto de «desarrollo humano». Pero éstos sonlos aspectos importantes para la otra concepción

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el desarrollo, considerado como el fortalecimien-to de las capacidades de las personas y el aumentode sus posibilidades de elección, y no sólo como lamera acumulación de productos materiales.

La función de la cultura es diferente en las dosinterpretaciones. En la concepción que hace hin-capié en el crecimiento económico, la cultura nodesempeña un papel fundamental. Es puramenteinstrumental: puede favorecer un crecimiento rá-pido o ser un obstáculo para él. Así se ha consi-derado que el protestantismo y el confucianismo estimulan el ahorro, la acumulación de capital, eltrabajo esforzado, la higiene, los hábitos de vidasaludables y el espíritu de empresa. Más reciente-mente, el fundamentalismo evangélico que se hapropagado en el Este asiático, en América Latina yen Africa ha sido identificado como la religión delos microempresarios, de quienes constituyen losgérmenes del crecimiento económico capitalista.Cuando las actitudes y las instituciones culturalesimpiden el crecimiento, deben ser erradicadas. Eneste análisis, la cultura aparece no como algo valio-so en sí mismo, sino como un medio al servicio deun fin: promover y sustentar el progreso econó-mico.

Sin duda alguna, esta concepción instrumentalde la cultura reviste gran interés e importancia des-de el momento en que el crecimiento económicoes generalmente muy valorado. Ciertamente, en elseno de las sociedades ricas existen grupos que re-chazan el crecimiento indefinido o infinito y elconsumismo, y han elegido el criterio de lo estric-tamente necesario y adecuado. En sus filas encon-tramos algunos investigadores, sacerdotes, comuni-dades y miembros de ciertos grupos militantes.Pero incluso a los partidarios del crecimiento eco-nómico se les plantea la cuestión de saber si éstedebe ser valorado como un fin en sí mismo, mien-tras que los instrumentos — entre los cuales se en-cuentra la cultura— sólo se valoran como medios;o si el crecimiento mismo sólo es un instrumentocon menos pretensiones que los aspectos culturalesde la existencia humana para desempeñar un pa-pel fundamental. Si reflexionamos, la mayoría denosotros valoramos los bienes y los servicios porquenos ofrecen una mayor libertad para vivir segúnnuestros valores. Además, también es difícil aceptarque la cultura se reduzca a una función puramenteinstrumental. Ciertamente, aquello a lo que otor-gamos, con razón, valor «éste es el criterio último»,tiene que formar parte de la cultura. La educación,por ejemplo, promueve el crecimiento económico

y tiene, en ese sentido, un valor instrumental; pero,al mismo tiempo, la educación es un elementoesencial del desarrollo cultural, dotada de un valorintrínseco. Por consiguiente, no podemos reducirla cultura a una posición subalterna de simple ca-talizador del crecimiento económico.

Dado que el desarrollo se convierte en un impera-tivo a medida que nos aproximamos al año 2000,nos enfrentamos con la necesidad de dar un nuevosignificado a esta palabra. Reflexionar sobre el de-sarrollo es, por lo tanto, el más importante desafíointelectual de los años venideros.

BOUTROSBOUTROS-GHALI3

Por consiguiente, es indispensable reconocer elpapel instrumental muy extendido de la cultura enel desarrollo y admitir al mismo tiempo que estepapel no agota todo lo que hay de cultural en laapreciación del desarrollo. La cultura desempeñaigualmente un papel porque es un fin deseable ensí mismo, porque da un sentido a nuestra existen-cia. Desempeña estos dos papeles no sólo en elcontexto de la promoción del crecimiento econó-mico, sino también en relación con otros objetivos,tales como la conservación del medio ambiente, lapreservación de los valores familiares, la protecciónde las instituciones civiles de la sociedad, etc. Enla consecución de todos estos objetivos, algunosfactores culturales tendrán incidencias positivas,otros negativas; y en la medida en que se valoranesos objetivos, se tiende a valorar — directa o in-directamente— las actitudes y los rasgos culturalesque favorecen la realización de dichos objetivos.Sin embargo, cuando se trata de la cuestión esen-cial de saber por qué concentrarse en estos obje-tivos particulares (entre los cuales se encuentra elcrecimiento económico, la reducción de las desi-gualdades, la conservación del medio ambiente,etc.), la cultura se debe entender de una maneramás fundamental — no como un instrumento alservicio de tales o cuales fines, sino como la basesocial de los fines mismos— . No podemos comen-zar a comprender la denominada «dimensión cul-

3 Mensaje del Secretario General de las Naciones Unidasen Uncommon Opportunities: An Agenda for Peace and EquitableDevelopment (Report of the International Commission on Pea-ce and Food, London, Zed Books, 1994).

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tural del desarrollo» sin tomar conciencia de cadauno de estos dos papeles de la cultura.

Cultura y desarrollo

Así definido, el desarrollo humano se refiere al in-dividuo, que es tanto el objetivo último como elagente o actor principal. En efecto, una fuerza detrabajo alerta, cualificada, educada, bien alimenta-da, sana y motivada es el mejor capital de una so-ciedad. Sin embargo, las personas no son átomosindependientes: trabajan juntas, cooperan, compi-ten e interactúan de múltiples maneras. Es la cul-tura la que la vincula una a otra y hace posible eldesarrollo de cada persona. También define las re-laciones de las personas con la naturaleza y su me-dio ambiente, con el planeta y el cosmos, y es através de ella que expresamos nuestras actitudes ycreencias en lo relativo a otras formas de vida, ani-mal y vegetal. En este sentido, todas las formas dedesarrollo, incluyendo el desarrollo humano, estándeterminadas en última instancia por factores cul-turales. En efecto, desde este punto de vista es inú-til hablar de la «relación entre la cultura y el de-sarrollo» como si fueran dos cosas separadas, cuan-do en realidad el desarrollo y la economía sonelementos, o aspectos, de la cultura de un pueblo.La cultura no es pues un instrumento del progresomaterial: es el fin y el objetivo del desarrollo, en-tendido en el sentido de realización de la existen-cia humana en todas sus formas y en toda su ple-nitud.

Si, por otra parte, se rechaza esta definición glo-balizante de la cultura para definirla simplementecomo «maneras de vivir juntos», y si por «desarro-llo» se entiende «ampliación de las posibilidades yopciones ofrecidas al ser humano», analizar las re-laciones entre cultura y desarrollo viene a ser es-tudiar cómo las diferentes maneras de vivir juntosafectan a esta ampliación de las opciones humanas.Ninguna cultura nacional es estática o inmutable.Por el contrario, todas están en flujo permanentee influencian y son influenciadas por otras culturas,ya sea por medio de intercambios y de difusión o,por el contrario, mediante conflictos, el uso de lafuerza y la opresión. Por consiguiente, la culturade un país refleja su historia, costumbres, institu-ciones y actitudes; sus movimientos, conflictos y lu-chas sociales, así como la configuración del poder

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político dentro y fuera de sus fronteras. La culturaes dinámica y está en evolución constante.

Por esta razón es necesario ser muy prudentecuando se trata de hacer de la cultura un califica-tivo del desarrollo, como en la noción de desarro-llo «culturalmente viable». No se debería interpre-tar en el sentido de que la cultura sólo desempeñaun papel instrumental de «sustento» de algún otroobjetivo; tampoco habría que excluir de la defini-ción la posibilidad de que la cultura pueda enri-quecerse y desarrollarse. No se le debería dar unasignificación excesivamente conservadora. A dife-rencia del medio ambiente, en el que no osaríamostratar de perfeccionar la naturaleza, la cultura es lafuente de nuestro progreso y creatividad. Una vezque cambiamos de perspectiva y dejamos asignarun papel puramente instrumental a la cultura paraatribuirle un papel constructivo, constitutivo y crea-tivo, nos vemos abocados a concebir el desarrolloen términos que incluyan el crecimiento cultural.

Un país no se identifica necesariamente con unasola cultura. Muchos países, tal vez la mayoría, sonmulticulturales, multinacionales y multiétnicos, ycuentan con una multiplicidad de lenguas, religio-nes y estilos de vida. Un país multicultural puedeobtener grandes beneficios de su pluralismo, aun-que también corre el riesgo de que se produzcanconflictos culturales. Es aquí donde la política delgobierno es importante. Los gobiernos no puedendeterminar la cultura de un pueblo; en realidad,ellos están parcialmente determinados por la cul-tura. Lo que sí pueden hacer es influir positiva onegativamente sobre ella y, de esta manera, marcarlas pautas del desarrollo.

El principio básico debe ser fomentar el respetode todas las culturas cuyos valores sean tolerantescon los de las demás. El respeto va más allá de latolerancia y supone una actitud positiva hacia lasotras personas y hacia su cultura. La paz social esnecesaria para el desarrollo humano; exige, a suvez, que las diferencias culturales no se percibancomo algo extraño, inaceptable o detestable, sinocomo experimentos de formas de coexistencia hu-mana de las que todos podemos aprender leccio-nes y conocimientos valiosos.

No sólo están en juego las actitudes. Se tratatambién de una cuestión de poder. La dominacióno la hegemonía cultural se basa a menudo en laexclusión de los grupos subordinados. La distin-ción entre «nosotros» y «ellos», así como la signi-ficación que se le da, tiene un origen social y seapoya frecuentemente en argumentos seudocientí-

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ficos que un grupo invoca para ejercer el podersobre otro y justificar a sus propios ojos el ejerciciode este poder. Las distinciones basadas en la raza,la etnia o la nacionalidad son artificiales y estándesprovistas de todo fundamento biológico. Porconsiguiente, una política basada en el respeto mu-tuo se funda en una sólida evidencia científica.

En un mundo donde la «limpieza étnica», el fa-natismo religioso y los prejuicios sociales y racialesforman parte de la experiencia cotidiana, se plan-tea la cuestión de saber cómo sustituir el odio por

el respeto. Los responsables de la formulación depolíticas no pueden legislar sobre el respeto, niobligar a nadie a comportarse de manera respetuo-sa, pero sí pueden consagrar la libertad culturalcomo uno de los pilares del Estado. Las autorida-des legislativas, judiciales y ejecutivas pueden apli-car los principios de la igualdad, de los derechosciviles y de la libertad cultural.

La libertad cultural tiene una particularidad: nose asemeja a las otras formas de libertad. En primerlugar, las libertades se refieren al individuo -li-bertad de expresar su pensamiento, de ir a dondese desea, de adorar a los dioses que se ha escogido,de escribir lo que se quiere, etc-. La libertad cul-tural es, por el contrario, colectiva. Es el derechodel que goza un grupo a seguir o a adoptar elmodo de vida que desea. Es cierto que los grupospueden ejercer presiones asfixiantes u opresivas,

que pueden negar la libertad del individuo. Laaceptación de la idea de que existen derechos co-lectivos puede implicar también el rechazo a re-conocer a algunos miembros estigmatizados delgrupo estos mismos derechos, como es el caso denumerosas sociedades de castas. Pero se trata deuna distorsión de la idea de los derechos colecti-vos. Interpretada correctamente, la libertad cultu-ral es la condición misma de la realización de lalibertad individual. En primer lugar, incluye lasobligaciones que son inherentes al ejercicio de losderechos y responsabilidades que acompañan ne-cesariamente a las opciones ofrecidas. Los derechosindividuales fundamentales se sitúan en un contex-to social y se acompañan de deberes en relacióncon la comunidad humana, que es la única quepermite a los individuos realizarse plena y libre-mente.

En segundo término, la libertad cultural, inter-pretada correctamente, es una garantía de libertaden todos los otros terrenos. Protege no sólo los de-rechos de la colectividad, sino también los de cadauno de sus miembros. Los derechos individuales sepueden ejercer independientemente de los dere-chos colectivos, pero la existencia de estos últimos,de la libertad cultural, constituye una garantía su-plementaria de libertad para el individuo.

En tercer lugar, dado que protege estilos de vidadiferentes, la libertad cultural estimula la creativi-

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0 I I I I I1975 1980 1985 1990 1991

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dad, la experimentación y la diversidad, que sonlos fundamentos mismos del desarrollo humano.En efecto, es la propia diversidad de las sociedadesmulticulturales, y la creatividad que ella genera, laque las hace innovadoras, dinámicas y durables.

Finalmente, la libertad es un elemento esencialde la cultura, en particular la libertad de elegir losvalores que uno cree deber defender y la existenciaa la que uno cree deber aspirar. Nos permite satis-facer una de las necesidades mas elementales, jus-tamente la de definir libremente cuales son estasnecesidades. Ahora bien, la satisfacción de dichanecesidad está actualmente amenazada por la com-binación de presiones mundiales y el desinterés ge-neralizado.

Una cultura global fragmentada

Se ha convertido en una verdad de perogrullo de-cir que la interdependencia entre las naciones esmayor, que ha aumentado y no dejará de hacerlo.Por «interdependencia» se entiende, generalmen-te, las relaciones comerciales, la inversión extran-jera, la circulación de monedas y capitales, asícomo las migraciones humanas. El rápido progresode los transportes y las comunicaciones, y en par-ticular avances tecnológicos como los del cable óp-tico, los microprocesadores, el telefax o la trans-misión vía satélite, ha reducido considerablementelas distancias. Sin embargo, la difusión a escala in-ternacional de los procesos culturales es por lo me-nos tan importante como la de los procesos eco-nómicos. Con ocasión de sus reuniones en ciuda-des muy diferentes y durante sus desplazamientospor los cuatro puntos cardinales del planeta, losmiembros de la Comisión pudieron observar que,desde Ladakh hasta Lisboa, desde China hastaPerú, en el Este como en el Oeste, en el Nortecomo en el Sur, los jóvenes del mundo entero separecen: ropa, vaqueros, peinados, camisetas, jog-ging, hábitos alimentarios, actitudes frente a la se-xualidad, el divorcio y el aborto se han globalizado.Incluso la criminalidad vinculada a la droga, al mal-trato y a la violación de la que son víctimas lasmujeres, al fraude y a la corrupción trascienden lasfronteras y se parecen en todas partes del mundo.

Esta globalización de los procesos culturales noestá enteramente dominada por un solo país, losEstados Unidos de América, ni por el «Occidente»

o el «Norte». La contribución a la literatura, la mú-sica y el arte mundiales proviene de Bombay, Ríode Janeiro, Uagadugu o Seúl, tanto como de NuevaYork, Londres, Liverpool o París.

Ya se trate de música, cine, televisión, ropa, há-bitos o actitudes, las presiones que la cultura po-pular ejerce en todo el mundo para penetrar otrasculturas son poderosas. Gentes de diferentes con-textos culturales aceptan favorablemente estas pre-siones globales e incluso las reciben con ansiedady entusiasmo. No sólo los programas de televisiónestadounidenses gozan de una difusión mundial,sino también los grupos pop británicos, los dibujosanimados japoneses, las telenovelas venezolanas obrasileñas, las películas de kung fu de Hong Kongo incluso, en el mundo árabe, las películas de laIndia.

Esta difusión de la cultura popular de masas im-plica un riesgo: que la escala de algunos medios decomunicación domine los programas difundidos yque se pierdan los gustos e intereses de las mino-rías. Éstos no son los gustos o intereses de una éli-te, sino los de mujeres y hombres comunes. No setrata tanto de que los medios de comunicación demasas tengan que satisfacer las demandas del mí-nimo común denominador. Si el público comparteunos intereses más que otros, los de la minoría ten-derán a ser ignorados o descuidados. La teledifu-sión y la radiodifusión se basan en economías deescala. Por otra parte, a escala planetaria, es posibletomar en cuenta intereses especializados. Dado quela diferencia y la diversidad son valiosas, debería-mos hacer todo lo posible para que se pueda es-cuchar un amplio abanico de voces en nuestro es-pacio global común.

La impresión de un mundo uniformizado es, noobstante, engañosa. De la misma manera en que elcomercio, la inversión extranjera y el flujo mone-tario sólo han afectado a un pequeño número deregiones sin tocar a otras, la globalización de lacultura es fragmentaria y sólo está empezando acobrar entidad. Su influencia es evidente en las ciu-dades y los suburbios, así como en las zonas ruralesmás avanzadas. A pesar de la rápida difusión de laradio y la televisión, los pobres de las áreas ruralessituadas en el interior de los países están, en granmedida, al margen. La globalización misma es unproceso desigual y asimétrico que no reduce ennada la incertidumbre, la inseguridad y la entropíaque caracterizan al sistema mundial. Y es la con-ciencia misma de esta situación lo que ha provo-cado reacciones alérgicas. Tenemos así las reafir-

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Cuando hablamos de « civilización mundial» no de-signamos una época de la historia o un grupo de hom-bres: evocamos una noción abstracta a la que presta-mos un valor ya sea moral o lógico; moral, si se tratade un objetivo que proponemos a las sociedades exis-tentes; lógico, si queremos agrupar bajo un mismo tér-mino los elementos comunes que el análisis permiteextraer de las diferentes culturas. En los dos casos esnecesario no disimular que la noción de « civilizaciónmundial» es sumamente pobre, esquemática, y que sucontenido intelectual y emocional no ofrece una grandensidad. Querer evaluar contribuciones culturalesque tienen toda la carga de una historia milenaria ytodo el peso de pensamientos, sufrimientos, deseos y eltrabajo de hombres y mujeres que las han traído a laexistencia, relacionándolas exclusivamente con el pa-trón de una civilización mundial todavía en ciernes,sería empobrecerlas enormemente, vaciarlas de su sus-tancia y sólo conservar un cuerpo descarnado.

La verdadera contribución de las culturas no con-siste en la lista de sus invenciones particulares, sino

en la distancia que las separa. El sentimiento de gra-titud y de humildad que cada miembro de una culturadada puede y debe experimentar hacia los otros sólo sepuede basar en una sola convicción: que las otras cul-turas son diferentes de la suya, de la manera másvariada; y esto incluso si la naturaleza última de es-tas diferencias se le escapa o si, a pesar de todos susesfuerzos, sólo llega a penetrarla muy imperfectamente.

La noción de « civilización mundial» sólo es acep-table como una especie de concepto límite o como unamanera abreviada de designar un proceso complejo.No hay, no puede haber, una civilización mundial enel sentido absoluto que se le da a menudo a este tér-mino, ya que la civilización implica la coexistencia deculturas que ofrecen entre ellas el máximo de diversi-dad y que consiste incluso en esta coexistencia. Lacivilización mundial no podría ser otra cosa sino lacoalición, a escala planetaria, de culturas que preser-van cada una su originalidad.

CLAUDE LÉvI-STRAUSS

maciones identitarias en Europa Central y del Este,propias de la etapa de posguerra fría, que tambiénse producen entre pueblos de otras partes delmundo. La estandarización de las pautas de infor-mación y de consumo se acepta con reparos. Laspersonas se vuelven hacia la cultura como un me-dio para definirse, movilizarse y afirmar los valoresculturales locales. En el caso de los más pobres, susvalores constituyen, con frecuencia, el único bienque pueden reivindicar, ya que los valores tradicio-nales, según se sostiene, son portadores de identi-dad y continuidad, y dan sentido a sus vidas.

En muchos países se ha producido un repliegueconvulsivo, un retorno a las tradiciones del pasado,incluso al tribalismo. Somos testigos de un renaci-miento religioso generalizado: integrismo islámicoen el mundo musulmán, fundamentalismo evan-gélico cristiano no sólo en los Estados Unidos deAmérica, sino también en el Sudeste asiático, Africay América Latina. También tenemos el hinduismoen la India y el judaísmo en Israel. En parte se tratade una reacción contra los efectos alienantes de latecnología moderna a gran escala y de la desigualdistribución de los beneficios de la industrializa-ción. Tras todo ello subyace la preocupación deque el desarrollo se traduzca en pérdida de iden-tidad, del sentido de la comunidad y el valor per-sonal.

Aunque muchos grupos desean mantener o re-

tornar a sus antiguas tradiciones — algunas vecesbajo la forma de una vuelta al tribalismo— , la granmayoría desea participar en la «modernidad» en elmarco de sus propias tradiciones. La existencia mis-ma de una Comisión Mundial de Cultura y Desa-rrollo refleja esta aspiración de los pueblos de to-das las regiones del planeta. Algunos rasgos de lassociedades tradicionales merecen ser conservados;estos mismos rasgos, u otros, pueden incluso fa-vorecer el desarrollo económico; otros, por el con-trario, tendrán que cambiar, ser modificados deacuerdo con las exigencias de un mundo que setransforma y progresa; otros tendrán que tomarseprestados de otras culturas.

Japón y otros países del Este asiático parecen ha-berlo hecho mejor. Los hábitos de consumo, laslealtades comunitarias, las pautas de cooperación ylas jerarquías tradicionales han contribuido a unextraordinario crecimiento económico. Ni la tra-dición ni la modernidad son estáticas; ambas cam-bian constantemente. Ni toda la tradición, ni todala modernidad deben ser bienvenidas. El carácterrepresivo de algunos valores y prácticas tradicio-nales — o modernos— es evidente. La tradiciónpuede ser sinónimo de estancamiento, opresión,inercia, privilegios y prácticas crueles; la moderni-zación puede ir de la mano con la alienación, laanomia, la exclusión, o la pérdida de identidad ydel sentido de comunidad.

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A pesar de haber transcurrido cuatro décadas deesfuerzos en pro del desarrollo, la pobreza conti-núa siendo enorme. Aunque la proporción de per-sonas pobres ha disminuido significativamente entodos los continentes, con excepción de África, sunúmero absoluto ha aumentado.

Más de mil millones de pobres han quedado almargen de la globalización de los procesos cultu-rales. La pobreza y la exclusión son males absolu-tos. Todos los esfuerzos de desarrollo tienen porobjetivo eliminarlas y permitir a cada persona laplena realización de sus potencialidades. Sin em-bargo, y con demasiada frecuencia, los pobres so-portan la carga más pesada del desarrollo. El mis-mo crecimiento económico interfiere en el desa-rrollo humano y cultural. En los procesos detransición de una agricultura de subsistencia a otracomercial, las mujeres y los niños pobres son a ve-ces los más duramente afectados. Al pasar de unasociedad tradicional — donde la familia extensa sehace cargo de los miembros menos afortunados—a una sociedad de mercado — donde la comunidadaún no ha asumido su responsabilidad hacia las víc-timas de la competencia— el destino de los des-heredados puede ser cruel. Durante la transiciónde las relaciones agrarias de patrón-cliente a las re-laciones basadas en el intercambio monetario, lospobres sufren la pérdida de un tipo de apoyo sinbeneficiarse de uno nuevo. Al pasar de una socie-dad agraria a una sociedad industrial, los poderespúblicos se desinteresan de la gran masa de cam-

pesinos en beneficio de las poblaciones urbanas.Finalmente, y durante la transición que vivimos ac-tualmente, de economías de planificación centra-lizada a economías orientadas por el mercado y deautocracias a regímenes democráticos, es necesariohacer frente a la inflación, el desempleo masivo, lapobreza creciente, la alienación y nuevas formas decriminalidad.

Todo ello no quiere decir que la modernizaciónsea un mal que haya que rechazar; al contrario. Lassociedades tradicionales no están exentas de prác-ticas crueles y opresivas: ablación del clítoris, sojuz-gamiento sexual, agresión contra las mujeres condotes matrimoniales reducidas, inmolación por elfuego de las viudas, matrimonio de niños, infanti-cidio contra las niñas, violencia doméstica, caniba-lismo, esclavitud, explotación del trabajo infantil.En cualquier caso, el desarrollo ha dejado de seruna opción y ha pasado a ser una necesidad paratodas aquellas sociedades con tasas de natalidadtradicionalmente elevadas, pero con tasas de mor-talidad modernas.

El cambio acelerado, el impacto de la cultura oc-cidental, los medios de comunicación de masas, elrápido crecimiento poblacional, la urbanización, ladisolución de las comunidades tradicionales y de lafamilia extensa han trastocado las culturas tradicio-nales. Las culturas no son monolíticas y la culturade la élite se focaliza hacia la cultura global y tien-de a excluir a los pobres y a quienes tienen menospoder.

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1Una nueva ética global

El mundo es nuestra aldea: si una casa se puramente simbólicos. La solidaridad debe serincendia, los techos sobre nuestras cabezas nuestra consigna: cada uno debe

corren un peligro inminente. Si alguno asumir la parte de la reponsabilidadde nosotros intenta reedificar solo, colectiva que le corresponde.

sus esfuerzos serán JA C Q U E S D E L O R S ¹

¿Por qué necesitamosuna ética global?

El desarrollo constituye una empresa ambiciosa ycompleja. Asegurar a todos los seres humanos, entodas partes del mundo, las condiciones que per-mitan una vida digna y con sentido, implica unenorme esfuerzo humano y un profundo cambioen las políticas. Esta tarea es mucho más ardua entanto que el mundo afronta muchos otros proble-mas relacionados con el propio desafio del desa-rrollo, problemas igualmente acuciantes, que exi-gen la misma atención urgente. Pero como dijo Ar-nold Toynbee: «En nuestra era, por primera vezdesde la aurora de la historia, la humanidad seatreve a creer en la posibilidad de que toda la es-pecie humana acceda a los beneficios de la civili-zación».

La magnitud de estos problemas no tiene pre-cedente. El logro de mejoras significativas depen-derá de la cooperación y la buena voluntad de in-numerables personas de todo el mundo. Asegurarun futuro mejor para todos puede implicar sacri-ficios y requerirá profundos cambios en actitudes(incluyendo las actitudes culturales) y comporta-

¹ De un discurso pronunciado en la Conferencia de lasNaciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo,Río de Janeiro, Brasil, junio de 1992.

mientos, así como en las prioridades sociales, enlos sistemas educativos, en las prácticas de consumoe incluso en las creencias fundamentales acerca delas relaciones del individuo con la sociedad y latierra. Los gobiernos y los dirigentes políticos de-berán desempeñar un papel crucial convenciendoa los ciudadanos de la necesidad del cambio y pro-poniendo nuevas estrategias políticas, económicas ysociales. Pero mucho dependerá de la voluntad delos ciudadanos para enfrentarse a situaciones per-turbadoras, extraer conclusiones propias y llevarlasa la práctica en la vida cotidiana. También depen-derá de su capacidad para hacer que los gobiernosrespondan a las necesidades y exigencias sociales.

Desde la aparición del Horno sapiens, las comu-nidades humanas han sido capaces de intercambiardescubrimientos e innovaciones, experiencias y co-nocimientos institucionales. Las sociedades hanevolucionado a través de la cooperación entre pue-blos de culturas dispares, y resulta importante pro-mover la convivencia cultural mediante nuevosacuerdos sociopolíticos que deberán ser negocia-dos en el marco de una ética global.

Si los participantes se considerasen vinculados ymotivados por compromisos compartidos, la coo-peración entre diferentes pueblos con intereses yculturas distintos sería más fácil, y los conflictos semantendrían dentro de límites aceptables y cons-tructivos. Por lo tanto, resulta imperativo definir unnúcleo de principios y valores éticos compartidos.

Es indudable que la clave para un cambio posi-

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tivo reside en los valores que determinan nuestrocomportamiento. La Comisión considera que unade sus tareas consiste en esbozar el perfil de unaética global y examinar la contribución que la cul-tura pueda aportar a este fin. En su búsqueda deuna nueva orientación ética, la Comisión no estásola, sino que resume diferentes esfuerzos ya em-prendidos por numerosos pensadores y por la re-ciente Comisión de Gobernabilidad Global. Segúnel texto de su informe, la realidad de una nacientecomunidad global exige que:

Desarrollemos una ética global que pueda ser igualmen-te aplicada a todos los que participan en los asuntos deinterés mundial. Su eficacia dependerá de la capacidadde los pueblos y los gobiernos para trascender la estre-chez de sus propios intereses y reconocer que la mejormanera de servir a los intereses de la humanidad en sutotalidad consiste en aceptar un conjunto de derechosy responsabilidades comunes.

Estas palabras nos indican el camino a seguir. Laidea es que los valores y principios de una éticaglobal deben ser los puntos de referencia compar-tidos, que provean la guía moral mínima que debetener en cuenta el mundo en sus múltiples esfuer-zos para encarar los temas globales antes delinea-dos.

La cultura en búsquedade una ética global

No es difícil reconocer que en la búsqueda de unaética global, la cultura interviene de muchas ma-neras. Para comenzar, dicha empresa es en sí mis-ma una actividad eminentemente cultural, que in-cluye temas tales como ¿quiénes somos?, ¿cómonos relacionamos los unos con los otros y con lahumanidad en su conjunto? y ¿cuál es nuestro fin?Estos interrogantes constituyen el núcleo de la cul-tura. Más aún, todo intento de formular una éticaglobal debe inspirarse en los recursos culturales, enla inteligencia de los pueblos, en sus experienciasemocionales, sus memorias históricas y sus orien-taciones espirituales. En este proceso, la cultura, adiferencia de otros recursos escasos, se vigorizará yenriquecerá, en lugar de consumirse.

El papel que las culturas deben desempeñar enla búsqueda de una ética global es aún más com-

plejo de lo que puedan sugerir las observacioneshechas hasta aquí. A fin de entender mejor cuálespodrían ser sus contribuciones, es esencial, antesque nada, aclarar algunos malentendidos amplia-mente difundidos.

A menudo las culturas son percibidas como sis-temas homogéneos de ideas y creencias. De ahíque la gente se refiera frecuentemente a las cul-turas japonesa, china, islámica u occidental, comosi las ideas de cada una de ellas formasen un todocoherente, fácilmente diferenciable de los demás.Sin embargo, esta percepción deberá ser precisadade varias maneras. Primero, las culturas se sobre-ponen parcialmente. Las ideas básicas pueden ysuelen reiterarse en diversas culturas, pues poseenparcialmente raíces comunes, están basadas en ex-periencias humanas similares y en el curso de lahistoria aprendieron a menudo unas de otras, Enotras palabras, las culturas no presentan fronterasclaramente delimitadas. Segundo, las culturas noposeen generalmente un portavoz único en mate-ria de asuntos religiosos, éticos, sociales, políticos yotros aspectos de la vida de los pueblos. El signi-ficado de una idea o tradición y la conducta queimplica están siempre sujetos a interpretación. Estose aplica especialmente a un mundo que se trans-forma rápidamente. Lo que una cultura «dice»realmente en un contexto nuevo estará sujeto a dis-cusión y ocasionalmente a profundos desacuerdos,incluso entre sus propios miembros. Tercero, lasculturas no suelen formar unidades homogéneas.Dentro de lo que se considera convencionalmentecomo una cultura, pueden existir numerosas dife-rencias «culturales» a lo largo de líneas de fractura,tales como el género, la clase, la religión, el len-guaje, la etnia y otras. Al mismo tiempo, ideas yconjuntos de creencias pueden ser compartidospor personas del mismo género, o de razas o clasessimilares, sirviendo de base a la solidaridad o paraformar alianzas entre ellos, por encima de las ba-rreras culturales.

Todo esto indica la gran dificultad que existepara delinear y aprehender una cultura. En con-secuencia, uno podría sentirse inclinado a rechazarla idea de que las culturas puedan servirnos deguía en nuestra búsqueda de una nueva ética glo-bal. Sin embargo, la Comisión considera que lasculturas y las experiencias que ellas entrañan pue-den desempeñar, de hecho, un papel importante,pero más como un factor de apoyo que como unaautoridad formal o una doctrina moral inequívoca.

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Las fuentes de la ética global

Hay algunos temas recurrentes que aparecen encasi todas las tradiciones culturales y pueden servirde inspiración para una ética global.

La primera fuente es la idea de la vulnerabilidadhumana y el impulso ético de aliviar el sufrimientodonde sea posible y procurar seguridad a cada in-dividuo. Aspectos de esta idea se encuentran en lasconsideraciones morales de todas las grandes cul-turas. El maestro confuciano Mencio observó ya ensu tiempo (372-289 a.C.) que «todo hombre es im-pulsado por el miedo y el horror, la ternura y lapiedad, si ve a un niño a punto de caer en unpozo... ningún ser humano carece de un corazóncapaz de distinguir el bien del mal» (Meng-Tsu, III,6). De modo similar, el deber de tratar a los demáscomo uno mismo desearía ser tratado es parte fun-damental de todas las enseñanzas morales de lasgrandes tradiciones. Algunas versiones de esta «re-gla de oro» se expresan explícitamente en el con-fucianismo, el taoísmo, el hinduismo, el budismo,el zoroastrismo, el judaísmo, el cristianismo y el is-lamismo, y están implícitas en las prácticas de otrasreligiones. El impulso profundamente humano deevitar los sufrimientos evitables, junto con la no-ción de la igualdad moral fundamental de todoslos seres humanos constituyen un punto de refe-rencia indispensable y un sólido pilar de apoyopara cualquier intento de definir una ética global².

En la búsqueda de las piezas complementariaspara construir esa ética global, no deberíamos li-mitarnos a lo que convencionalmente se denomina«culturas». En nuestra época existe una cultura cí-vica global en plena gestación y cambio, que con-tiene elementos adicionales para ser incorporadosen una nueva ética global. La idea de los derechoshumanos, el principio de la legitimidad democrá-tica y la responsabilidad pública, así como el na-ciente ethos de evidencia y prueba son nociones quemerecen consideración prioritaria. Los ideales yobjetivos de las agencias de las Naciones Unidashan adquirido una cierta legitimidad ideológica. La

² JOHN H ICK, comentarios hechos en un seminario sobre«Cultural and National Identities and a New World Order»organizado en 1993 por la fundación BBV (España). Las actasse hallan en prensa y serán publicadas en breve por Docu-menta BBV bajo el título Identity Passions: a Philosophical Back-ground.

reivindicación de los derechos humanos y la tomade conciencia acerca de un ecosistema compartidoa nivel planetario, que moldea las expectativas entodas las regiones del mundo, son igualmente ma-nifestaciones de esta cultura global.

Una de las tendencias más alentadoras de las úl-timas décadas ha sido el desarrollo gradual de es-tándares internacionales para los derechos huma-nos. Estos estándares, considerados en la Carta delas Naciones Unidas y formulados en la Declara-ción Universal de los Derechos Humanos, han ha-llado su expresión legal e institucional en nume-rosos tratados, sobre todo en el Pacto Internacionalde Derechos Civiles y Políticos, en el Pacto Inter-nacional de Derechos Económicos, Sociales y Cul-turales, pero también en diversos tratados regio-nales, tales como la Convención Europea para laProtección de los Derechos Humanos, la Conven-ción Americana sobre Derechos Humanos y la Car-

La no discriminaciónconsiste en la igualdad deoportunidades para todoslos individuos,independientemente de sugénero, religión, grupoétnico, origen nacional osocial, lengua o riqueza, yasea por ley, por acción uomisión gubernamental, opor práctica corriente.

— Suecia

— Finlandia

— Austria

— Jamaica

— Francia— Túnez— Australia

— Kenya

— Camerún

— Argelia— Brasil

— Pakistán

— Irán

— Rwanda

FIJENTE : MAHBUB UL HAQ, Reflections on Human Development, 1995

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ta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos.En la actualidad, la idea de los derechos humanos,aunque sea aún cuestionada por gobiernos obsti-nados, es un principio firmemente arraigado en laconducta política y deberá constituir una piedraangular de cualquier ética global.

La naciente cultura cívica global parece haberengendrado nuevos elementos normativos. La Co-misión considera con particular atención el prin-cipio de legitimidad democrática. El tipo de go-

bierno ya no parece ser una simple cuestión nacio-nal, ajena a la mirada internacional. Como lomuestran varios casos de supervisión electoral, lacomunidad internacional reconoce cada vez másque la participación democrática³ debe constituiruna preocupación internacional significativa. Lademocracia constituye por sí misma un importantevalor político y social; además, a largo plazo es unacondición previa crucial para la eficiencia institu-cional, la estabilidad social y la paz. Existe una de-manda creciente para extender las formas de par-ticipación democrática en el plano internacional.Si bien la principal responsabilidad para abordarlos problemas mundiales urgentes recae obviamen-te sobre los gobiernos, las organizaciones interna-cionales y la cooperación multilateral, las organi-zaciones no gubernamentales exponen sus propiospuntos de vista y propuestas. Su participación nodesafía la preeminencia de los Estados, pero puedeejercer presiones sobre ellos. La contribución di-recta de los ciudadanos puede facilitar considera-blemente la búsqueda mundial de nuevas solucio-nes a sus problemas. La participación de los ciu-dadanos puede añadir novedosas perspectivas,mejorar la calidad de los resultados y, por tanto,

³ En muchas partes de este Informe se hace hincapié enla participación. Sin embargo, se debería recordar que algu-nas formas de participación no son sino simple dominaciónpor parte de élites locales de poder. En las sociedades aldea-nas, jerárquicas y paternalistas la realidad se halla muy alejadade la idea romántica de una «edad de oro» de participacióny democracia que cultivan algunos occidentales. Algunos gru-pos culturales locales son jerárquicos, dictatoriales, sexistas einjustos. Las acciones a favor de los pobres y los oprimidosexigen a menudo una poderosa acción estatal central, talescomo el establecimiento de una legislación y la creación deuna Corte Suprema independiente. Por último, debe recor-darse que la participación exige tiempo: se debe pues pro-porcionar tiempo al pueblo, especialmente a las mujeres ex-cesivamente ocupadas, para que éstas participen en la vidapolítica de su comunidad.

contribuir a encontrar soluciones mejores y más es-tables. La Comisión sostiene que la participacióndemocrática es un elemento esencial del buen go-bierno nacional y que en el plano internacionaltambién debería escucharse alguna forma de «VOZ»democrática. La legitimidad democrática debeconstituir un principio indispensable de una éticaglobal.

Las principales tendencias comúnmente consi-deradas como señales de una nueva cultura globalson probablemente ajenas a la política. Es indu-dable que una de las tendencias mundiales más es-pectaculares es el desarrollo de la ciencia y el pen-samiento científico. A pesar de un balance ambi-valente en muchos aspectos, no hay duda de quepara enfrentarse con éxito al problema de la eco-logía y otros desafíos mundiales, en el futuro serequerirán maestría científica y el empleo de re-cursos tecnológicos. Ahora bien, la ciencia y la in-vestigación empírica ilustran un ethos cuyo princi-pal fin consiste en basar los juicios en evidencias ypruebas objetivas. Es cierto que los conflictos devalores y los choques de intereses antagónicos nose pueden resolver mediante el razonamiento cien-tífico. La ciencia no puede reemplazar a la política.Sin embargo, los asuntos políticos implican a me-nudo cuestiones empíricas a las que se debe res-ponder en términos científicos. Los esfuerzos rea-lizados por gobiernos y ciudadanos a fin de pro-ducir, evaluar y cuestionar evidencias empíricas enel marco de disputas, tanto nacionales como inter-nacionales, indica que la ciencia y el ethos científicoganan cada vez más relevancia y credibilidad. Ac-ciones recientes, tales como enviar observadorespara supervisar el respeto de los derechos humanosen zonas conflictivas o supervisar la legitimidad deelecciones, reflejan no sólo el consenso acerca delo que es moralmente correcto o incorrecto, sinotambién el compromiso compartido de fundar lasevaluaciones políticas y las políticas mismas en evi-dencias empíricas. De modo similar, los esfuerzosinternacionales destinados a determinar métodosque detengan la reducción de la capa de ozono yafrontar la amenaza del efecto invernadero mues-tran la voluntad de recurrir al método científicocuando se trata de resolver problemas empíricos.A pesar de que no debe exagerarse su importancia,esta tendencia puede apoyar el desarrollo de unaética global que enfatice la veracidad, el respeto alos hechos y la objetividad, en contraste con la faltade voluntad que existe aún en la política.

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El fin de las certidumbres

¿ Cómo podría iniciarse un diálogo fructífero entre lastradiciones específicas de cada cultura no occidental y

La ciencia clásica enfatiza la estabilidad y el equi-

la ciencia moderna originaria del mundo occidental?librio. Hoy día, observamos inestabilidades, fluctuacio-

Este interrogante es profundo y polémico. Hideki Yu-nes y tendencias evolutivas prácticamente en todos los

kawa, probablemente el científico japonés más impor-niveles, comenzando por la cosmología y pasando por

tante, ha escrito: « Puede parecer extraño, pero tengola mecánica de fluidos, la química y la biología, hasta

la creciente sensación de un alejamiento entre la físicallegar a los macrosistemas estudiados por las ciencias

contemporánea y mi propio yo, a pesar de ser yo mismodel medio ambiente. Nociones tales como « caos» y « au-

un físico» . ¿Por qué esta sensación? La ciencia cons-toorganización» se han extendido ampliamente. La

tituye un diálogo con la naturaleza: pero la natura-matemática no lineal se halla en plena eclosión. Des-

leza no está dada; implica una construcción en lacartes, en el siglo XVII, y Einstein, un poco más pró-

cual participamos todos nosotros. La ciencia occiden-ximo a nosotros, alentaron la esperanza de describir

tal y la concepción occidental de la naturaleza estu-la naturaleza como res extensa, como una geometría

vieron basadas en la formulación de « leyes de la na-intemporal. Por contraste, los progresos recientes ponenénfasis en el elemento « narrativo» de la naturaleza.

turaleza» . El ejemplo por excelencia continúa siendola ley de Newton, que establece la relación entre la

La física se aproxima a la biología de Darwin. Esto,

fuerza y la aceleración. Esta ley posee dos caracterís-sin embargo, requiere una revisión del concepto de « le-

ticas: es determinista y reversible en el tiempo. Ellayes de la naturaleza» . Desde esta perspectiva, estas úl-

trata con « certidumbres» e implica la simetría entre eltimas no expresan « certidumbres» sino « posibilida-

pasado y el futuro.des» . Nos hallamos frente a un universo mucho más

En nuestro siglo, la ciencia occidental ha conocidocomplejo y estructurado de lo que podíamos haber ima-

dos grandes revoluciones, a saber, la teoría cuánticaginado jamás.

y la relatividad; de todos modos, las dos característicasEsta evolución reciente de la física hace que la cien-

de la ley de Newton, « certeza» y reversibilidad tempo-cia sea más aceptable para otras tradiciones culturales.

ral, han sobrevivido hasta hoy. Podemos comprenderTambién conduce a una nueva apertura hacia la in-

muy bien la extrañeza de Yukawa. En chino, la pa-vestigación interdisciplinaria. Las ciencias que abor-

labra usada para decir « naturaleza» significa « aque-dan el comportamiento humano, trátese de la sociolo-

llo que es así por sí mismo» . El concepto de« natu-gía o de la economía, utilizaron como modelo el Pa-

raleza» enfatiza la espontaneidad y la creatividad.radigma determinista newtoniano. Pero éste haría,

« ¿Está regido el universo por leyes deterministas?como lo ha destacado Karl Popper, que el cambio uni-

¿Cuál es la naturaleza del tiempo?» Estas cuestionesdireccional, y por consiguiente también la historia,

fueron formuladas por los presocráticos, al inicio mis-fuesen una ilusión.

mo de la racionalidad occidental. Dos milenios y me-Yo creo, efectivamente, que este final de siglo que-

dará asociado al nacimiento de una nueva visión dedio más tarde, aún siguen vigentes. Pero en la segun-da mitad de este siglo, se está produciendo un cambioradical de perspectiva que podría aproximar la cienciay las tradiciones culturales -para usar un términode C.P. Snow— , que ha surgido en el mundo occi-dental.

la naturaleza y de la ciencia, que aproxima el serhumano a la naturaleza; una ciencia que hace de lahumanidad y su creatividad la expresión de una ten-dencia fundamental en el universo.

ILYA PRIGOGINE

Elementos principales principios o formas pueden hallar un apoyo natu-

de una ética global ral en los puntos de vista y en las prácticas que lospueblos ya poseen. Sin embargo, una ética globalexige otras consideraciones. Ella tiene que basarse

Las fuentes potenciales identificadas anteriormente en principios globales, aunque alguna cultura par-presentan muchas facetas y son demasiado gene- titular se oponga a ellos. Esto significa que losrales como para permitir desarrollar un sistema principios éticos no se justifican de forma dogmá-completo de preceptos destinados a una ética glo- tica y derivativa, sino proponiendo y sopesando nu-bal. Pueden servir de inspiración e indicar qué merosas consideraciones de diversas clases, oríge-

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nes y niveles de generalidad. Si la Comisión pre-senta ahora un cierto número de consideracionesmorales indispensables para una ética global, supropuesta no debe ser descartada como un simpleintento de imponer verticalmente algunas ideas ypostulados arbitrarios. La Comisión considera queestos principios están sólidamente basados en ideasfundamentales que poseen por sí mismas un granpeso moral o presentan excelentes razones para ar-gumentar en su favor. Igualmente, la Comisión ha

procurado evitar, cuidadosa y autocríticamente, ensu tarea toda forma de parcialidad política. La Co-misión ha escuchado atentamente las voces demiembros del medio académico, estadistas, artistasy otras personalidades de todo el mundo. Proponeruna nueva ética global no constituye un vehículodestinado a favorecer algunas regiones del mundoen detrimento de otras tradiciones y valores cultu-rales.

La Comisión sugiere que el núcleo de una nuevaética global esté constituido por las siguientes ideasfundamentales:

1 Derechos humanos y respnsabilidades

Los derechos humanos se consideran hoy como unprincipio internacional de comportamiento. Pro-teger la integridad física y emocional de la personacontra intrusiones de la sociedad, brindar condicio-nes sociales y económicas mínimas que garanticenuna vida digna, tratar con justicia y asegurar el ac-ceso equitativo a los mecanismos capaces de repa-rar injusticias, son inquietudes clave que deberíanconstituir una causa para la ética global. A pesarde que el núcleo de los derechos humanos ha sidodefinido con bastante claridad, algunas fuerzas im-previstas, como la amenaza a la vida humana quesupone la intervención del hombre en los ecosis-temas, sugieren la necesidad de incluir en los có-digos existentes nuevas definiciones de derechoshumanos, como por ejemplo el derecho a un en-torno saludable y adecuado para el bienestar hu-mano.

Al mismo tiempo deberá reconocerse que los de-rechos implican deberes, las opciones obligaciones,las alternativas lealtades y las libertades limitacio-nes. Las obligaciones sin opciones resultan opresi-vas; las opciones sin obligaciones conducen a laanarquía. La modernización ha aumentado las op-ciones, pero ha destruido algunos vínculos. Enefecto, las alternativas sin lazos pueden resultar tan

opresivas como las lazos sin alternativas. El objetivodebería ser una sociedad en la cual la libertad nosea libertinaje, la autoridad no sea autoritarismo,las alternativas sean algo más que actes gratuits, ylas obligaciones algo más que dolorosas restriccio-nes.

No se ha examinado lo suficiente cómo los di-ferentes pueblos perciben los derechos humanos ola dinámica entre los derechos individuales y lascolectividades. En muchas culturas, derechos y de-beres son inseparables. En Asia Meridional, porejemplo, activistas de los derechos humanos handescubierto que los pueblos indígenas encuentrana menudo dificultades para responder a preguntasde carácter general como «¿cuáles son sus dere-chos?» si no se da previamente un marco contex-tual (tal como religión, familia o alguna otra ins-titución). Segundo, se ha podido notar tambiénque las personas comienzan exponiendo los debe-res antes de discurrir sobre sus derechos. Tercero,la gente muestra resistencia a hablar acerca de de-rechos en referencia a instrumentos que les sondesconocidos o que son percibidos como ajenos asus propia experiencia, tales como la DeclaraciónUniversal de los Derechos Humanos.

Algunos rechazan la idea de los derechos hu-manos y ponen en tela de juicio su universalidaden base a su origen en la cultura occidental y supresunto individualismo. La idea tiene raíces enmuchas religiones y culturas, y Occidente ha adop-tado y adaptado muchas ideas de otras culturas.Pero, sobre todo, su principal inquietud moral— proteger la integridad y respetar la vulnerabilidaddel ser humano— es universal y forma parte detodas las principales tradiciones de enseñanza mo-ral. La crítica que considera que los derechos hu-manos fomentan un individualismo ajeno a las cul-turas no occidentales se basa probablemente en unmalentendido. Pese a que la idea de los derechoshumanos hace obviamente uso del concepto de de-rechos, estos derechos tendrían que ser considera-dos como principios generales que denotan aquellapreocupación moral que debe encontrar reflexiónadecuada en toda comunidad social y política. Lamanera precisa de aplicar estos principios y el tipode arreglos institucionales que ellos conllevan esmateria de imaginación política y exige tener encuenta las tradiciones e instituciones ya existentes.Algunas de las inquietudes reflejadas en la idea delos derechos humanos pueden, en efecto, expre-sarse mejor en un sistema de derechos legales in-dividuales. Otras, en cambio, tales como el derecho

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humano a tener acceso a las condiciones sociales yeconómicas mínimas para vivir dignamente, recla-man una compleja combinación de instituciones ypolíticas. El derecho a un trato justo podría impli-car, inter alia, la educación de la policía y las fuer-zas de seguridad, familiarizándolas con procesosadecuados y principios similares. Si algunos de losarreglos institucionales que sirven de instrumentopara aplicar los derechos humanos implican dere-chos individuales, esto no se debe a que la idea delos derechos humanos sea excesivamente individua-lista. La razón es más bien que los derechos indi-viduales expresan adecuadamente el que, dentrode ciertos límites, todos los seres humanos debenser considerados iguales y que esa igualdad esencialcontrarresta cualquier reivindicación hecha en re-presentación de valores de grupo o colectivos.

Para conseguir que los principios de derechoshumanos sean efectivos en todo el mundo se re-quiere la actividad concertada de numerosos acto-res. Estados y gobiernos de todo el mundo deberándemostrar una disposición sincera para aplicar losderechos humanos y las prácticas conformes aellos. Existen muchas posibilidades para una am-plia cooperación internacional entre todos los Es-tados. Sin embargo, quedan ademas numerosos ro-les que pueden ser desempeñados por los actorestransnacionales, la cooperación internacional y lasociedad civil global. El papel que desempeñan lasorganizaciones no gubernamentales resulta crucialcuando se trata de documentar rigurosamente ca-sos individuales y divulgar violaciones de los dere-chos humanos. En efecto, el desarrollo consiste engran medida en obtener la aplicación efectiva delos derechos humanos. Es decir, poner al alcancede cada ser humano nacido en este mundo las po-sibilidades de vivir una vida plena y ejercer cabal-mente sus derechos económicos, sociales, políticosy culturales.

2 Lu democracia y los elementos de la sociedad civil

Al igual que los derechos humanos, la democraciadebe ser considerada hoy día como un elementocentral de una cultura cívica global en gestación.La democracia incorpora la idea de autonomía po-lítica y empoderamiento del ser humano. Ya no setrata de dejar en manos de una vanguardia o deuna élite «autonominada» las decisiones sobre la or-ganización de la vida colectiva y del futuro, sino queson las personas mismas quienes deben decidir.

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Además de constituir un valor por sí misma, lademocracia está ligada a otros valores importantes.Existe, para empezar, una intima relación entre de-mocracia y derechos humanos. La democracia pro-vee una base considerable para salvaguardar los de-rechos fundamentales de los ciudadanos. Bajo lapresión de la opinión pública, los gobiernos se venobligados a emprender acciones preventivas. Darvoz a aquellos que expresan disconformidad au-menta la probabilidad de impedir catástrofes socia-les de gran amplitud.

También existe mutua causalidad e interdepen-dencia entre democracia y desarrollo. El éxito deldesarrollo depende, a largo plazo, de la democra-cia. El desarrollo no es una empresa tecnocráticaque pueda funcionar actuando verticalmente a par-tir de un gobierno central, sino que requiere laparticipación activa de todos los miembros de lasociedad. Los individuos se sentirán mucho másmotivados a realizar contribuciones si se conside-ran a sí mismos verdaderos ciudadanos cuya opi-nión se toma en cuenta a la hora de decidir elrumbo que debe seguir el país y las prioridades dedesarrollo que se deben adoptar. La libertad deexpresión cumple una doble función: es un fin ensí, y como tal forma parte del significado de «de-sarrollo)), y posee, además, un valor instrumentalpara promover el desarrollo. Al mismo tiempo, lademocracia depende también del desarrollo, sien-do totalmente coherente con los buenos resultadosdel mismo, tal como lo muestran los ejemplos deBotswana, Costa Rica, Mauricio y otros países. Apesar de que algunos gobiernos autoritarios hanalcanzado también un crecimiento económico sa-tisfactorio, tal es el caso de algunos países del Esteasiático, la exigencia de participación en el procesopolítico pasa a ser una obligación cuando el desa-rrollo, y particularmente el desarrollo humano, su-pera una cierta fase de distribución de beneficiosen materia de nutrición, salud y educación, y cuan-do se consolida una clase media educada y políti-camente consciente. Este fenómeno se presenta anivel mundial, desde la ex Unión Soviética hasta elEste asiático, pasando por América Latina y Sudá-frica. Sólo el desarrollo puede generar las condi-ciones necesarias para que florezca la democracia.

También existe una compleja relación entre de-mocracia y paz. La democracia puede constituirun importante factor internacional de estabilidad,pues es menos probable que las sociedades demo-cráticas inicien acciones bélicas entre sí. A nivel na-cional, la relación entre paz y democracia es más

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precaria. Pero si la democracia echa raíces, los con-flictos disminuyen a largo plazo, aunque una dosisde tensión e incluso de conflicto es característicade una política democrática, por lo que debe seraceptada. Por ejemplo, los conflictos en torno a ladistribución de recursos pueden convertirse en elfactor aglutinante de una sociedad. Depende engran medida de la capacidad y voluntad de los po-líticos para advertir a tiempo abusos e injusticias, yproponer soluciones conciliatorias. En los sistemasdemocráticos recientemente creados (aunque tam-

bién en democracias maduras), la libertad de ex-presión política se utiliza a veces para practicar unapolítica agresiva, orientada a ahondar las brechas,humillar a otros y negarles sus derechos. La mo-deración constituye una virtud de importancia vitalpara una política democrática pacífica.

Aunque las elecciones libres, justas y regulares,

La libertad de expresión es lalibertad individual de buscar,recibir y transmitirinformación e ideas sinninguna restricción impuestapor el Estado, excepto paraproteger la seguridad nacionalel orden público y la saludpública, o para asegurar elrespeto a los derechos y lareputación de las personas.Los indicadorea incluyen: lano restricción de la palabra enpúblico o en privado: lano existencia de censura uotras limitaciones a los mediosde comunicación; la propiedady el control independientes delos medios de comunicación;la posibilidad de presentarrecursos a instituciones legalespara proteger la libertad deexpresión.

FUENTE : MAHBUB UL HAQ. Reflections on Human Development, 1995

— Uruguay

— - Canadá, Pol

— Botsuana

— Nicaragua— Grecia

onia

— Jordania

— Malasia

— Turquía

— Indonesia

— Ghana

— China

— Myanmar

— Irak

la libertad de información y de prensa y la libertadde asociación constituyen ingredientes básicos dela democracia y de una sociedad civil libre, los pro-cedimientos democráticos requieren garantíasconstitucionales que protejan a las minorías políti-cas, étnicas u otras contra la tiranía de la mayoría.En un mundo en que, como ya se ha dicho, 10.000sociedades distintas viven en unos 200 Estados, lacuestión de cómo dar cabida a las minorías no essolamente de interés académico, sino que se plan-tea como desafío fundamental para la política hu-mana.

3 La protección de las minorías

Las poderosas tendencias hacia la globalización nohan eliminado los movimientos nacionales y étni-cos que reivindican la autodeterminación. Por elcontrario — y la experiencia de Europa del Este yCentral después de 1989 da evidencia de ello— ,naciones que se suponían desaparecidas desde ha-cía mucho tiempo están emergiendo otra vez. De-masiado a menudo, las mayorías se sienten incli-nadas a reaccionar discriminatoria y represivamen-te frente a las minorías culturales que exigen elreconocimiento de su identidad y el derecho a al-guna forma de autogobierno.

La voluntad de las minorías culturales de afirmarsu identidad cultural o expresarla políticamentemediante alguna forma de autonomía tiene que serconsiderada seriamente. Pero, por razones econó-micas, tales como la existencia de mercados nacio-nales integrados, la creación de nuevos Estados nosiempre es la mejor solución. Es más, conduce amenudo al surgimiento de nuevas minorías y nue-vos conflictos. Son pues la creatividad y la imagi-nación política y cultural las que pueden aportarnuevas soluciones para viejos conflictos culturales.

En tales situaciones deberán establecerse algunasprioridades. En primer lugar, los miembros de lasminorías deben gozar de los mismos derechos ylibertades fundamentales, así como de la mismaprotección constitucional que se concede a todoslos ciudadanos. En segundo término, cualquieraque sea la forma de gobierno establecida (autogo-bierno, autonomía parcial, confederación o cual-quier otra), se deben garantizar los derechos hu-manos de todos los miembros de las mayorías y lasminorías. Los derechos humanos tienen prioridadfrente a cualquier demanda de integridad culturalpresentada por una comunidad. En tercer lugar,

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deben fomentarse la tolerancia y la convivencia cul-tural, estimulando la diversidad cultural. La expe-riencia enseña, sin embargo, que la política cultu-ral es a veces utilizada más como un medio parasembrar discordia y conflictos, que para forjar lacomprensión y el respeto mutuos.

4 El compromiso con la resolución pacíficade los conflictos y la negociación justa

Como se explicará detalladamente más adelante,los principios y valores integrados en una ética glo-bal deberán ser considerados como principios mo-rales mínimos y ser respetados por todos sin res-tricción. Ahora bien, las normas básicas (talescomo los derechos humanos) no bastan para re-solver todos los asuntos internacionales que impli-quen cuestiones éticas. Por ejemplo, los derechoshumanos no pueden determinar en qué consisteun comercio equitativo o cómo repartir entre lospaíses involucrados los costes de recuperación dedaños causados por tecnologías que afectan al me-dio ambiente. Si bien los problemas relativos a lajusticia y la equidad son indudablemente crucialespara una ética global, no es posible resolverlos pordecreto filosófico, pues no existe ningún principiode justicia único que sea universalmente aceptado.La justicia y la equidad en la política transnacionalno pueden fundarse en la imposición, a escalamundial, de un principio moral preconcebido. Enesta situación, se debe permitir que todas las partesinteresadas expresen su punto de vista. Las discre-pancias deben ser resueltas mediante negociacio-nes: todas las partes afectadas deberán estar repre-sentadas y poder opinar en cuanto a los principioso reglas que habrán de decidir sobre el desacuer-do. Es por ello que la Comisión considera impe-rativo que una ética global incluya la decidida vo-luntad de resolver pacíficamente los conflictos ynegociar con equidad.

También será necesaria la voluntad de crear una«cultura de paz». Los inmensos costes en términoshumanos, económicos y sociales que representanlos conflictos armados exceden los límites de lo to-lerable. En todas las regiones del mundo, los gastosmilitares constituyen un trágico despilfarro de loslimitados recursos disponibles. Desafortunadamen-te, las instituciones militares no se rinden ante elargumento que compara el número de escuelas ofarmacias que, por el precio de un tanque, podríahaber en las aldeas. Los argumentos de carácter

general acerca de las prioridades sociales más im-portantes no son efectivos. Será pues necesarioconvencerlas de que la producción de armas resul-ta contraproducente en términos de su propio ob-jetivo, es decir, la seguridad nacional. Al mismotiempo, las amenazas contra la paz, la seguridad yel desarrollo humano se originan en nuestras pro-pias políticas y en nuestras decisiones colectivas, in-cluyendo la de obtener beneficios mediante el co-mercio de armas.

La cultura de paz no constituye tan sólo una teo-ría o un conjunto de principios, sino que, comoFederico Mayor lo ha hecho notar, «es un procesoque, mediante la educación y el conocimiento acer-ca de diversas culturas, forja actitudes positivasorientadas hacia la paz, la democracia y la toleran-cia». Se trata de un proceso que se construye gra-cias a una actitud dinámica de edificación de lapaz: acción preventiva antes de que se produzca unconflicto y acción correctiva cuando éste ya ha pro-vocado el sufrimiento humano. Este proceso com-prende la participación de todas las partes intere-sadas en un conflicto, el impulso de los procesosdemocráticos, el respeto de los derechos y la ges-tión no violenta de los conflictos. En casi todas lasculturas han existido siempre técnicas de pacifica-ción destinadas a evitar el estallido de conflictos yel derramamiento de sangre. En muchas culturasse reverencia a los «promotores de la paz», perso-nas que han sido mediadoras y han sabido evitarconflictos. Es responsabilidad de cada uno denun-ciar los intereses existentes bajo el armamentismoy cultivar las artes de la conciliación, la coopera-ción pacífica y la tolerancia.

5 La equidad intra e intergeneracional

El principio fundamental de una ética global es eluniversalismo. El ethos de la universalidad de losderechos humanos proclama que todos los sereshumanos nacen iguales y que gozan de estos de-rechos independientemente de su clase, sexo, raza,comunidad o generación, Esto implica que la satis-facción de las necesidades básicas, para vivir unavida digna, deben constituir la preocupación esen-cial de la humanidad. El universalismo exige que,en nuestra preocupación por proteger a las gene-raciones futuras, no ignoremos las reivindicacionesapremiantes de los pobres y desheredados del pre-sente.

El principio básico de la equidad intergeneracio-

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nal afirma que las generaciones presentes son res-ponsables del cuidado y uso del medio ambiente yde los recursos naturales y culturales para beneficiode todos los miembros de las generaciones presen-tes y futuras. Cada generación es un usuario, unguardián y un enriquecedor potencial del patri-monio natural, genético y cultural común de la hu-manidad; por tanto, debe dejar a las generacionesfuturas por lo menos las mismas oportunidades delas cuales gozó.

Dos de las cuestiones filosóficas esenciales con-sisten en definir nuestras relaciones con el planetaen que vivimos y nuestra responsabilidad con res-pecto a las generaciones venideras. Las respuestasprovendrán de muchas fuentes. Quizá la civiliza-ción moderna tenga algo que aprender de aquellasculturas locales que consideran al individuo y a lasgeneraciones como eslabones de una cadena de li-najes familiares.

No es posible responder a la pregunta acerca decómo se debe entender el principio de equidadintergeneracional sin desarrollar simultáneamenteideas acerca de cómo darles una estructura insti-tucional. Una de las ideas recientes más interesan-tes es la propuesta de que para proteger los inte-reses de las generaciones futuras de la mejor ma-nera posible se podría crear una representacióncon la forma de un Defensor y una Defensoría ins-tituida en el marco de las Naciones Unidas y delderecho internacional.

La ética global en el gobiernomundial

Numerosos elementos de la ética global están aúnausentes de los mecanismos mundiales de gobier-no. Varias de las instituciones que representan im-portantes mecanismos de gobierno mundial — par-ticularmente las instituciones del acuerdo de Bret-ton Woods— no pueden pretender una plenalegitimidad democrática, puesto que se basan en elprincipio de «un dólar, un voto», más que en elde consenso de los pueblos. Las naciones ricas tam-poco están dispuestas a aceptar los mismos princi-pios morales que recomiendan tan elocuentementea las naciones pobres. El blanqueo de dinero pro-veniente del trafico de drogas por medio del sis-tema bancario es una práctica legalmente conde-nada, pero algunos bancos, en todo el mundo,

aceptan calladamente de representantes de los paí-ses pobres grandes sumas de dinero procedentesde la corrupción. Los bancos de estos países obtie-nen así pingües beneficios, mientras que sus polí-ticos critican la corrupción en los países pobres.Incluso el peso del reajuste estructural es transfe-rido, casi en su totalidad, a los países pobres, mien-tras que los países ricos se oponen decididamentea cualquier menoscabo de sus elevados niveles deconsumo. Las leyes del mercado son invocadas entodos los campos, excepto cuando se trata de haceruso de bienes comunes globales, como el medioambiente, en cuyo caso las naciones privilegiadasexplotan gratuitamente más del 80% de los recur-sos ambientales del planeta. La Agenda Internacio-nal, que se presenta al final de este documento,ofrece sugerencias concretas para remediar esta si-tuación.

El papel de una ética global

Los principios y las ideas de una ética global pro-porcionan las normas mínimas que toda comuni-dad política debería observar. La Comisión consi-dera imprudente ir más allá y presentar una ima-gen detallada de lo que debe ser una buenapolítica. Los pueblos siempre han diferido en suspercepciones políticas. Bajo la influencia de su pa-trimonio cultural y experiencia histórica, las socie-dades poseen a menudo diferentes concepcionesacerca de los valores adicionales que habría queafirmar y los proyectos específicos que se deberíanproseguir. Una ética global suministra los requisi-tos mínimos que deben ser observados por cual-quier gobierno o nación, pero reconoce expre-samente su diversidad y deja amplio campo deposibilidades para la creatividad política, la imagi-nación social y el pluralismo cultural.

Confinar una ética global a ciertos principios ycriterios básicos refleja igualmente el reconoci-miento de que las sociedades no precisan ni pue-den seguir idénticos patrones, ni estilos de desarro-llo. Si bien una ética global debe insistir acerca dealgunos estándares normativos fundamentales, nodebe incitar a las sociedades a seguir un caminoúnico hacia el progreso. La modernización de Oc-cidente no tiene por qué servir de modelo a todaslas otras sociedades.

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A quien correspondaIncluso en un mundo caracterizado por una inten-sa interdependencia internacional y global, los Es-tados continúan siendo los actores principales delsistema mundial. A pesar de las notables diferen-cias en cuanto a sus capacidades, recursos y opcio-nes disponibles, son los Estados los que definen ymantienen el marco legal y político dentro del cualactúan tanto ellos como los demás actores. Desgra-ciadamente, tanto los gobiernos como sus órganosjudiciales y ejecutivos son a menudo los primerosen no cumplir con los principios de la ética global.Asimismo, son comunes las violaciones flagrantesde los derechos humanos, el autoritarismo, la opre-sión y el uso de la violencia en la resolución de losconflictos nacionales e internacionales.

En cualquier caso, corresponde primordialmentea los gobiernos y a sus respectivos dirigentes aplicarlos principios y preceptos de una ética global, yabrir ante ellos diversas vías posibles para lograreste propósito. Los gobiernos pueden concedermás importancia a las consideraciones éticas, ha-ciendo que éstas constituyan las bases legales de lasociedad internacional. Esto podría implicar el for-talecimiento del imperio internacional de la ley, laampliación del campo de acción de expertos lega-les independientes, la mejora de los procedimien-tos existentes y la introducción de nuevos mecanis-mos legales destinados a proteger los valores mo-rales fundamentales mencionados anteriormente.

Los Estados pueden también dar un mayor én-fasis a las consideraciones éticas en el seno de lasorganizaciones internacionales e intergubernamen-tales. Esto lo pueden lograr sometiendo las políti-cas de estas organizaciones a criterios de conductamás rigurosos, reformando las estructuras organi-zativas existentes y creando nuevos organismos quereflejen los principios éticos.

Además, los gobiernos tienen responsabilidadeséticas muy importantes dentro de sus propios te-rritorios. Dada la inexistencia de una sociedad in-ternacional idealmente integrada, la instauraciónde cierto orden a nivel mundial y la realización delos valores morales fundamentales depende esen-cialmente de la existencia, a nivel nacional, de co-munidades capaces de preservar el orden y afianzaraquellos valores en el ámbito de su jurisdicción.Los Estados tendrán que ser los principales artíficesde la creación y conservación de un orden consti-tucional mundial basado en principios morales dis-tintos de la política de poder.

Existen hoy en día corrientes encaminadas a for-mar uniones transnacionales, no mundiales, sinoregionales: la Unión Europea, el Área Norteame-ricana de Libre Comercio, y otros acuerdos comer-ciales y monetarios más limitados entre grupos depaíses con concepciones afines. En principio, estascorrientes podrían conducir hacia un mundo másfragmentado, con un mayor número de bloquesautónomos (como sucedió en vísperas de la Segun-da Guerra Mundial) ; sin embargo, parece más pro-bable que den lugar a un orden global que suponela libre circulación de bienes, servicios, capital, di-nero, personas e ideas, más allá de los confines delas regiones.

Aparte de los gobiernos y los Estados, la escenamundial cuenta con tres influyentes actores: lascorporaciones transnacionales, las organizacionesinternacionales y la sociedad civil global. Las com-pañías transnacionales han sido, por una parte, elo-giadas como las responsables de las más valiosascontribuciones al desarrollo y, por otra, condena-das tal vez no como la encarnación del demonio,pero sí como la materialización del mismo. No hayduda de que ejercen un considerable poder, altiempo que escapan a todo control mundial. Ade-más, diferentes compañías actúan de maneras muydistintas. Su poder y su influencia implican un roly una responsabilidad correspondientes a una éticaglobal. Su poder económico es a menudo mayorque el de algunos Estados y sus actividades puedenafectar la política de muchos gobiernos y pueblos.No sólo poseen una inmensa riqueza y el poderpara emplear o despedir, sino que por medio dela publicidad ejercen una influencia decisiva en laspreferencias del consumidor. Lo ideal sería que unsistema global de derecho de empresa, imposicióntributaria, responsabilidad pública y transparenciade cuentas contrarrestara el alcance mundial de es-tas compañías. Entretanto, la cooperación interna-cional (por ejemplo, acuerdos intergubernamenta-les) deberá restringir el abuso de su poder y tratarde orientar el uso del mismo hacia el interés pú-blico.

La familia de las Naciones Unidas y otros orga-nismos y organizaciones internacionales y regiona-les de alcance mundial se ocupan especialmente depromover el interés general en diversas esferas.También en este ámbito serían deseables un altogrado de control y responsabilidad públicos, trans-parencia de cuentas y, más particularmente, unamayor participación de asociaciones sin fines de lu-

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cro, congregaciones religiosas, sindicatos, empresasprivadas, organizaciones profesionales, asociacionesjuveniles y de mujeres, etc. La conciencia globaldel mundo se sitúa, en principio, en el seno deestos organismos internacionales, junto con la nue-va sociedad civil global.

Finalmente, aunque no por eso menos importan-te, se halla la sociedad civil global. Los vínculosexistentes entre organizaciones mundiales no gu-bernamentales, asociaciones sin fines de lucro, or-ganizaciones de base, iglesias y otras asociacionesreligiosas, grupos de acción, organizaciones profe-sionales, grupos de interés, y otras instituciones si-milares, se extienden a través de las fronteras y for-jan lazos que superan los límites y las lealtades na-cionales. Constituyen el núcleo de cualquier formafutura de ciudadanía mundial, aunque sus compro-misos se limiten a fines muy estrechos o a interesesespecíficos. Pueden movilizar la opinión públicamundial y dirigir su atención hacia los problemasglobales, tal como lo han hecho con éxito algunosgrupos ecologistas o defensores de los derechos hu-manos. Como ejemplos podemos citar a Greenpea-ce, en asuntos del medio ambiente; Amnistía In-ternacional, como defensor de los derechos hu-manos, y Oxfam, cuando se trata de educaciónpública, tanto en materia de desarrollo como en laejecución de proyectos. Otras organizaciones brin-dan ayuda humanitaria o se comprometen a coo-perar más allá de sus propias fronteras, colaboran-do, por ejemplo, con grupos locales de autoayuday apoyando sus proyectos de salud, educación, etc.

Es innegable que los agentes no estatales difie-ren ampliamente en lo que respecta a sus posibi-lidades, y algunos con tan poca influencia que pa-recerían estar excluidos del reparto de actores enuna ética global. Sin embargo, en la medida queposeen influencia dentro de su esfera específica deactividades, tienen igualmente una responsabilidady deben esforzarse por efectuar sus propias contri-buciones específicas para concretar los principios yvalores que una ética global considera fundamen-tales. Lo mismo rige para los individuos. Aun sinpoder político, pueden tener influencia como fun-

cionarios, administradores, maestros y profesores,consumidores, o como ciudadanos.

Todas las sociedades necesitan una base de prin-cipios morales para su autorregulación, para elcontrol social y para sus relaciones internacionales.Si observamos, por ejemplo, negociaciones inter-nacionales bilaterales, descubriremos que los par-ticipantes tratan de formular y apelar a principiosmorales aceptados por partes (a menudo ambas deforma tácita o implícita). Individuos y grupos estándispuestos a realizar sacrificios en pro de las co-munidades a las cuales pertenecen. Confianza, leal-tad, solidaridad, altruismo e incluso amor, aunquerechazados con ligereza por economistas de moda,desempeñan indudablemente un rol en las relacio-nes humanas. A diferencia de los bienes materiales,estas virtudes aumentan con el uso. Ninguna socie-dad puede sobrevivir sin ellas.

Los principios morales no se detienen ante lasfronteras de los Estados. Dada la moda actual deacentuar sólo el interés propio, corremos el peligrode subestimar el poder de los impulsos y las moti-vaciones morales y humanitarias. Los Países Bajos,Noruega y Suecia consagran a la ayuda un mayorporcentaje de sus ingresos nacionales que muchosotros países. Este hecho puede ser consideradocomo un indicador de la voluntad que existe paraasentar sobre una base moral las relaciones inter-nacionales y las obligaciones de los ricos para ayu-dar a los pobres, incluyendo el apoyo a la auto-ayuda. Comoquiera que rece la retórica del interésnacional, la cooperación internacional deberá re-girse por principios morales. Si hipocresía — segúnse dice— es el tributo que el vicio paga a la virtud,el énfasis excesivo que los políticos dan al interésnacional parece ser el tributo que la virtud paga alvicio. Observando la reacción de los ciudadanosante desastres y emergencias, se concluye que éstosse hallan a menudo más avanzados que los respon-sables políticos cuando se trata de expresar sus leal-tades, obligaciones y solidaridad hacia otros sereshumanos en situaciones de penuria, dondequieraque ellos se encuentren. Nada justifica que la éticase detenga ante las fronteras nacionales.

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2Compromiso con el pluralismo

Mientras una civilización ejerza sobre otras la negación de las especificidades culturalesuna presión política, intelectual y moral de un pueblo equivale a la negación de su

basada en aquello que la naturaleza y la dignidad.historia le han concedido, no podrá haber ALPHA OUMAR KONARÉ

esperanza de paz para la humanidad: Presidente de la República de Malí, 1993

Ninguna cultura es una isla

Ninguna cultura es una entidad herméticamentecerrada. Todas las culturas están influenciadas porotras culturas y a su vez ejercen influencia sobreéstas. Tampoco son inmutables o estáticas, sino queestán en un estado de flujo continuo, impulsadassimultáneamente por fuerzas internas y externas.Estas fuerzas pueden ser conciliadoras, armoniosas,benignas y basadas en actos voluntarios; puedentambién ser involuntarias, resultantes de conflictosviolentos, del uso de la fuerza, la dominación o elejercicio ilegítimo del poder.

A la luz de estos hechos, la necesidad de los pue-blos de vivir y trabajar en paz debería conducir alrespeto de todas las culturas, o al menos de aque-llas que valoran la tolerancia y el respeto hacia losotros. Existen culturas que tal vez no sean dignasde respeto, porque ellas mismas han demostradoser intolerantes, excluyentes, explotadoras, cruelesy represivas. Tales prácticas repulsivas, tanto siapuntan a pueblos de culturas distintas o a miem-bros de la propia cultura, deben ser condenadas yno toleradas, a pesar de lo que se diga acerca dela importancia de la «no injerencia en las costum-bres locales». Sin embargo, aun los miembros deculturas intolerantes deberían gozar de la libertadde expresar sus puntos de vista, mientras sus actosno infrinjan los derechos de quienes no están deacuerdo con ellos.

Por lo demás, se necesita más que tolerancia ha-

cia las otras culturas. Deberíamos celebrar las di-ferencias culturales, intentar aprender de ellas y noconsiderarlas extrañas, inaceptables u odiosas. Losgobiernos no pueden prescribir actitudes y con-ductas de respeto, pero sí pueden prohibir agresio-nes a las prácticas y a las personas de culturas di-ferentes, y pueden también establecer la estructuralegal que asegure la tolerancia mutua y la acepta-ción recíproca declarando ilegales algunas de lasmanifestaciones explícitas de xenofobia y racismo.

Las actitudes de intolerancia resultan especial-mente perniciosas cuando se convierten en la po-lítica de gobiernos intolerantes. En esos casos, ladiscriminación, la segregación y la exclusión basa-das en rasgos culturales se convierten en la políticaoficial. En estos casos se requiere una intensa pre-sión internacional para denunciar y castigar talespolíticas, incluyendo toda forma de racismo, per-secución de grupos y personas a causa de suscreencias, y la restricción de la libertad de su pro-pio pueblo.

La diversidad y pluralidad de las culturas impli-can beneficios comparables a los de la diversidadbiológica. El pluralismo tiene la ventaja de tomaren consideración la riqueza acumulada en toda laexperiencia, sabiduría y comportamiento humanos.Toda cultura puede beneficiarse de una compara-ción con otras culturas, dado que descubre su pro-pia idiosincrasia y singularidad. Esto no implicarelativismo cultural, sino que es totalmente cohe-rente con la afirmación de la validez de algunasnormas absolutas.

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El espíritu liberal, la tolerancia y el pluralismonos inclinan a aceptar con agrado la idea de laexistencia de múltiples puntos de vista. Por otrolado, la búsqueda de objetividad y universalidadnos conduce a desear que la verdad sea única. Ladificultad lógica y ética con el relativismo es queéste respalda el absolutismo y el dogmatismo,mientras que el absolutismo no reconoce el relati-vismo. Puesto que muchas visiones del pasado y deotras culturas son intolerantes, si las respaldamos

basándonos en nuestras ideas de tolerancia y libe-ralismo, estamos respaldando igualmente la into-lerancia. Es evidente que no hay lugar para afirmarel relativismo en un mundo en el cual el relativis-mo es real. El relativismo cognitivo carece de sen-tido; el relativismo moral resulta trágico. Sin unaafirmación de normas absolutas, esta Comisión nopodría proponer ninguna recomendación, ni po-dría sostener ningún discurso razonable. Celebre-mos la diversidad, pero conservando normas abso-lutas para poder juzgar lo que es justo, bueno yverdadero.

El principio del pluralismo, en el sentido de to-lerancia, respeto y aceptación de la pluralidad delas culturas, tan importante para las relaciones en-tre los países, es también aplicable dentro de cadapaís, en las relaciones entre diferentes grupos ét-nicos. En el curso del desarrollo, estas relacionesse han vuelto problemáticas. A medida que las po-

Personas que vuelven

África Asia Europa América América OceaníaLatina del Norte

FUENTE: United Nations High Commissioner for Refugees, 1995

blaciones se desplazan y su situación cambia, lospueblos redescubren la identidad cultural incorpo-rada en tradiciones para resistir frente a lo que per-ciben como una amenaza a la integridad, prospe-ridad o supervivencia de su comunidad, a la con-tinuidad de su cultura o a la transmisión de susvalores. La movilización que se produce ocasional-mente alrededor de la identidad grupa1 conduce auna nueva «política de la etnicidad». Los objetivosen juego incluyen la obtención del control o elacceso al poder del Estado, alcanzar una posiciónsocial superior, una mayor seguridad para la co-munidad o una mayor participación en la riqueza.En lugares donde diversos grupos étnicos han go-zado de una participación relativamente equitativadel poder y la riqueza, pueden aparecer tensionescuando uno o más de estos grupos comienza a sen-tir que su posición relativa se vuelve precaria. Talestensiones, a menudo inevitables cuando hay cam-bios en la situación económica, conducen a con-flictos sobre la propiedad de la tierra, la educación,el uso de la lengua, la representación política, lalibertad de culto, la preservación de identidades ét-nicas, la autonomía o la autodeterminación.

Aunque en el mundo existen unos 190 países,muchos de ellos son pluriétnicos y contienen ensus fronteras un gran número de culturas y gruposétnicos. Los modelos normales de desarrollo hanprestado poca atención a esta diversidad, asumien-do que ciertas categorías funcionales, tales comoclase y ocupación, son más importantes. Se ha lle-gado a reconocer, no obstante, que muchos fraca-sos y desastres en el desarrollo (las guerras civilesde Nigeria, Rwanda y Burundi, la ruptura de Pa-kistán) se deben a un reconocimiento insuficientede las complejidades étnicas y culturales. La etni-cidad constituye un factor determinante en la na-turaleza y dinámica de los conflictos en aquellassituaciones en que la lengua, la raza o la religión,entre otras características, se usan para diferenciara los actores que se enfrentan, Con demasiada fre-cuencia, el poder del Estado es asumido por ungrupo determinado y la construcción del aparatoestatal despoja a otros grupos de poder e influen-cia. En las situaciones en que se percibe que elgobierno favorece o discrimina grupos identifica-bles en términos de etnia, raza o religión, lo quese está promoviendo es la negociación de privile-gios en función de estas identidades, lo cual con-duce directamente a la politización de la cultura.La dinámica de este proceso es tal que, cuando ungrupo comienza a negociar sobre la base de su iden-

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tidad cultural, todos los otros se ven movidos a ha-cerlo igualmente. Generalmente, este proceso tie-

parten sistemas de valores y fuentes de autoestima

ne un carácter acumulativo.que en muchos casos derivan de fuentes muy dis-tintas de las de la cultura mayoritaria.

También puede producirse el nacimiento denuevas identidades. En Pakistán, por ejemplo, losprivilegios políticos y económicos de una provinciaprovocaron el crecimiento del «nacionalismo» enotras. Entre los grupos que no podían pretenderuna identidad provincial había un grupo poco nu-meroso, pero política y económicamente muy visi-ble. Se trataba del grupo de personas provenientesde la India, que había emigrado a la provincia deSind después de la partición de 1947. Elementosde los grupos emigrantes, que ni siquiera compar-tían una lengua o una filiación étnica en la Indiaantes de la división, construyeron un nuevo sentidode «nacionalidad» basándose tan sólo en el hechode que sus padres habían sido inmigrantes. Naci-dos en Pakistán, estos jóvenes hablan ahora de unanación mohajir (mohajir es el término urdú para de-cir emigrante). A nivel de la comunidad, el partidopolítico que representa sus intereses se ocupa deobtener empleos y resolver disputas, llenando el va-cío que existe entre el Estado y una desarticuladacomunidad de inmigrantes que no posee una tra-dición coherente a la cual pueda referirse¹.

Las minorías encuentran con frecuencia dificul-tades para participar plenamente en las actividadesde las sociedades que favorecen a los grupos do-minantes. A veces esta discriminación está integra-da en la estructura legal que niega a estas minoríasel acceso a la educación, el empleo y la represen-tación política. Sin embargo, es más común queesta falta de participación se deba menos a unapolítica oficial que a la práctica cotidiana³. El de-safío consiste en eliminar primero las barreras dis-criminatorias y crear luego la base para el empo-deramiento de estas minorías.

En muchos países, las minorías están sometidasa la represión, tanto organizada como espontánea,con frecuencia violenta. Los derechos de las mi-norías han constituido un tema central en las con-sideraciones geopolíticas de este siglo, si bien susantecedentes se remontan muy atrás en la historia.La regulación internacional que protege a las mi-norías data del año 1555, cuando la Paz de Augs-burgo aseguró la protección de las minorías reli-giosas en Europa. Más tarde, el Tratado de West-falia de 1648 y la Convención ruso-polaca de 1767y 1775 garantizaron los derechos de los disidentesen Polonia, mientras que el Tratado de Viena de1815 otorgó no sólo la libertad de culto a las mi-norías religiosas, sino también algunos derechos ci-viles. Los tratados de paz de 1919 exigieron de mu-chos de los antiguos y nuevos Estados la garantíade una protección total a todos sus habitantes, sindistinción de su lugar de nacimiento, nacionalidad,lengua, raza o religión. Poco después, la Liga delas Naciones elaboró un procedimiento para regla-mentar las disputas que involucrasen minorías. Sinembargo, los tratados de la Liga tuvieron escasa vi-gencia.

Las minorías

Los conflictos entre las poblaciones mayoritarias yminoritarias, y a menudo entre minorías, son al-gunos de los problemas clave de las sociedades plu-ralistas. Si bien el término «minorías» ha sidoutilizado en diferentes sentidos, el uso internacio-nalmente aceptado designa con él a grupos mar-ginados o vulnerables que viven a la sombra de po-blaciones mayoritarias que tienen una ideologíacultural diferente y dominante². Estos grupos com-

¹ FARIDA SHAHEED, «Parallel and Intermediary Institutionswithin Nation-States, documento preparado para la Comi-sión Mundial de Cultura y Desarrollo, junio de 1995.

El término «minorías» abarca cuatro categorías diferentesde grupos: 1) Pueblos autóctonos o indígenas, cuyo linaje seremonta a los habitantes aborígenes del país, que tienen unarelación particular con sus territorios y un sentimiento pro-fundo de propiedad sobre lo que ellos consideran su tierra.2) Minorías territoriales, grupos con una larga tradición cul-tural, que han vivido en contextos nacionales en los que lasminorías son numerosas, como sucede en muchos países deEuropa y América del Norte. 3) Minorías no territoriales o

Después de la Segunda Guerra Mundial, los Es-tados de la recién creada Organización de las Na-ciones Unidas decidieron concentrar la maquinariade los derechos humanos de la Organización enuna concepción universal e individualista de los de-rechos. La Declaración Universal de los Derechos

nómadas, grupos sin vínculos especiales relacionados con unterritorio. 4) Inmigrantes que tenderán a negociar colectiva-mente su presencia cultural y religiosa en una sociedad par-ticular.

³ UNDP, Human Development Report 1993, pág. 26.

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C a n a d áGuatemala

Reino Unido

Australia I Aborígenes I 0,3 1 1,5Nueva Zelandia I Maoríes

FUENTE: Minority Rights Group, World Directory of Minorities, 1990

I 0,4 I 12

Humanos no mencionaba la protección de las mi-norías, en contra del deseo de algunos países. Laspropuestas hechas en este sentido fueron rechaza-das por temor a promover tendencias y movimien-tos separatistas, y porque se creyó mejor considerarlos derechos como inherentes a cada individuo, in-dependientemente del grupo cultural al que pu-diera pertenecer dicha persona. Sin embargo, apartir de 1989 se ha demostrado la imposibilidadde eludir la cuestión. La Carta de París, aprobadapor la cumbre de la CSCE el 21 de noviembre de1990, y la creación de un Alto Comisionado paralas Minorías Nacionales, son ejemplos de esta cre-ciente toma de conciencia. En 1992, la AsambleaGeneral de las Naciones Unidas adoptó la Decla-ración sobre los derechos de las personas perte-necientes a minorías nacionales o étnicas, religiosasy lingüísticas, primer instrumento completo y uni-versal que establece normas en esta área, donde seformula la obligación de los Estados de proteger laexistencia y la identidad de las minorías dentro desus respectivos territorios. Al mismo tiempo, suscri-be el punto de vista según el cual los derechos soninherentes a los seres humanos tomados en cuenta

individualmente y considera que los derechos delos grupos sólo pueden ser definidos en conjun-ción con los derechos individuales.

Entre los derechos de las personas que pertene-cen a minorías figuran el derecho a disfrutar de lapropia cultura, profesar y practicar la propia reli-gión, utilizar la propia lengua, participar en la vidacultural, religiosa, social, económica y pública, asícomo en los procesos de toma de decisión relativosa la minoría a la que pertenecen, crear y controlarsus propias asociaciones, establecer y mantenercontactos libres y pacíficos con otros miembros desu grupo o ciudadanos de otros Estados con loscuales están relacionados por lazos nacionales, ét-nicos, religiosos o lingüísticos, sin que todo estoimplique ninguna forma de discriminación.

Tras la cuestión de las minorías subyace el en-frentamiento de dos concepciones políticas del Es-tado: la del nacionalismo étnico (o religioso) con-tra la del Estado civil. El ideal del Estado civil im-plica el respeto de los intereses de los miembrosde todos los grupos, sobre la base de una ciuda-danía común, más que sobre los vínculos basadosen lazos de sangre, reales o imaginarios. Ningún

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grupo dominante puede reclamar el acceso privi-legiado al poder económico y político, sino quetodos los grupos tienen los mismos derechos y selos incita a defender sus símbolos, valores e inte-reses.

Una reciente encuesta mundial acerca de políti-cas nacionales revela todo el abanico de posicionespolíticas con respecto a las minorías. Algunos Es-tados no brindan la estructura legal necesaria paratratar las necesidades de sus minorías. A pesar deque la ficción de una nación homogénea, com-puesta de un solo grupo étnico, no es corriente enla actualidad, la mayoría de los gobiernos todavíadefine y practica políticas de asimilación. Estos go-biernos, sin embargo, están empezando a cederfrente a las presiones y el activismo de muchas mi-norías. Algunos Estados reconocen a las minorías yestablecen normas tales como la autonomía de ungrupo sobre bases territoriales, la representaciónespecial en las instancias legislativas, la participa-ción formal e informal en el poder o garantías ad-ministrativas 4

.

Los derechos de las minorías se sitúan en la in-tersección entre los derechos individuales y colec-tivos, pues aunque son el resultado de la pertenen-cia a un grupo, pueden igualmente ser reivindica-dos por cualquier individuo miembro del grupo.Como corolario, estos derechos deben incluir paracada individuo el derecho a separarse voluntaria-mente de su grupo. Las sociedades multiculturalesdeberían pues prestar especial atención a la posibleexistencia de grupos que deban ser tratados comominorías y elaborar principios que reconozcan talcondición. Al abogar por los derechos culturales delas minorías es importante promover proyectos desensibilización en intercambios culturales, y refor-zar los sentimientos de autoestima y de identidadde estos pueblos. En nuestra época de grandes mi-graciones es necesario estimular proyectos para eldesarrollo cultural de las comunidades que facili-ten las interacciones entre poblaciones dispersas odesplazadas y sus raíces culturales.

Uno de los asuntos más delicados es el de la len-

4 Encuesta de la Universidad de las Naciones Unidas sobrela situación legal y los derechos humanos de las minorías,citado por RODOLFO STAVENHAGEN , The Ethnic Question. Con-flicts, Development and Human Rights, United Nations UniversityPress, 1990. En varios puntos de este capítulo se hace alusióna este debate exhaustivo de las cuestiones étnicas.

gua, porque el lenguaje de un pueblo es quizá suatributo cultural más significativo. En efecto, porsu naturaleza, las lenguas resumen toda la proble-mática de la pluralidad -cada lengua hablada enel mundo representa un modo único de concebirla experiencia humana y el mundo mismo-. Lapolítica lingüística, sin embargo, al igual que otraspolíticas, aún es utilizada como instrumento de do-minación, fragmentación y asimilación. No es puessorprendente que entre los primeros derechos re-clamados por las minorías se encuentre la reivin-dicación de su lengua.

Tales reivindicaciones representan problemasque van desde el reconocimiento oficial y legal delas lenguas minoritarias, su enseñanza y uso en laescuela y otras instituciones, hasta su utilización enlos medios de comunicación de masas. (El proble-ma de las lenguas en vías de extinción se discuteen el Capítulo 7 en relación con el patrimonio cul-tural.)

Una política inteligente con respecto a las mi-norías debería preservar sus lenguas, brindándolessimultáneamente la oportunidad de integrarse enla comunidad mayoritaria. La escuela debería en-señar varias lenguas, especialmente la lengua local(o de la minoría) y la lengua de la mayoría, a finde ofrecer a las personas oportunidades para quedesarrollen sus capacidades. Esto supone una for-ma de educación que sea realmente multicultural,es decir, que ofrezca a las culturas de las minoríasuna mejor posición, no sólo en el sistema educa-cional, sino también en la imagen de la llamada«cultura nacional» que cada país trata de adoptary proyectar. A un enfoque semejante se resisten,sin embargo, ciertos políticos que lo consideranaún como una amenaza contra la integración na-cional, o sociedades que, tras sucesivas olas de in-migración, han creado un ethos de «crisol» o de«melting pot», que exige la asimilación de losinmigrantes.

Algunos Estados (Malasia, Mauricio, Singapur ySudáfrica) han tratado de resolver problemas deeste tipo. Muchos otros países los han ignorado odescuidado. Unos pocos gobiernos se han conver-tido incluso en una de las partes del conflicto, so-bre todo los que están controlados por grupos do-minantes o mayorías étnicas, o se sienten fuerte-mente identificados con ellos. Algunos de losconflictos políticos más serios, aunque evitables,provienen de la incapacidad o falta de voluntad delos gobiernos para responder a la creciente deman-

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A pesar de sus defectos, creo que, considerado en suconjunto, el planteamiento universalista que se basaen los derechos inherentes de cada individuo siguesiendo el más prometedor. Después de todo, no debemosidealizar a las minorías ni olvidar que el oprimido dehoy puede convertirse mañana en el tirano enloquecidopor el poder. Tampoco debemos olvidar que algunosdefensores de las culturas minoritarias y ciertos vehe-mentes representantes de los derechos políticos de lasminorías pueden estar desempeñando ya ese papel ensu propia comunidad. En estas condiciones, tal es misugerencia, deberíamos dirigirnos a los gobernantes enlos siguientes términos: « No pedimos derechos especia-les para las minorías, ni las suyas ni ninguna otra.Los miembros de los grupos minoritarios deberían go-zar de los mismos derechos humanos que los miembros

de las mayorías. No menos ni necesariamente más, porel momento, que aquéllos establecidos en la Declara-ción Universal a la que usted suscribe. Pero tenemospruebas que demuestran que miembros de tal o cualminoría están siendo rechazados, con resultados ine-vitablemente indeseables para la reputación y el por-venir de su país» .

Nuestra preocupación más urgente debería entoncesser no el definir los derechos que deberían tener lasminorías, sino determinar cuáles son las técnicas másapropiadas para hacer llegar a los gobernantes el men-saje de que la honestidad en las relaciones con lasminorías es una cualidad positiva para las relacionesinternacionales de cualquier País.

CONNOR CRUISE O’BRIEN 5

da de voz y espacio por parte de los grupos queno controlan el poder6.

Las demandas de las minorías han fluctuado, va-riando desde la exigencia de plena integración enla sociedad más amplia, pasando por la igualdadeconómica, técnica y funcional sin integración so-cial plena, que es lo opuesto a la secesión políticay la independencia, hasta llegar a las situaciones enque lo que se pide es el permiso para irse. Para lamayor parte de las minorías la opción está entreuna u otra forma de integración. Se pide indepen-dencia sólo cuando el proceso de integración hafracasado. La opinión pública mundial, por sí sola,no basta para evitar que un Estado maltrate a susminorías, pero la crítica y las sanciones pueden serefectivas. Pocos países pueden desafiar totalmentea la opinión pública internacional. Es sabido quealgunos países han cedido ante presiones externas.

Los beneficios económicos frente alos conflictos sociales

En las sociedades multiculturales (y las sociedadesactuales son en su mayoría multiculturales), la so-

5 CONNOR CRUISE O’BRIEN, «What Rights Should Minori-ties Have?», prefacio de Georgina Ashworth (ed.), World Mi-norities, Quatermaine House Ltd., 1977.

RODOLFO STAVENHAGEN, op. cit.

lución de los conflictos sociales o culturales inter-nos pasa a largo plazo por la expansión de la baseeconómica, incluyendo el aumento del empleo y lamejora del nivel de vida. Pero también es ciertoque el propio proceso de desarrollo económicopuede crear o exacerbar conflictos sociales y cul-turales. Los modelos de modernización que inclu-yen ambiciosos programas de alfabetización y edu-cación tienen como resultado un gran número dejóvenes educados y semieducados, a menudo de-sempleados o sin acceso al tipo de empleos quepretenden. En esos casos, se despiertan aspiracio-nes antes de que la economía pueda satisfacerlas,y esto constituye un terreno fértil para producirdescontento y protestas contra otros grupos. La ju-ventud desempleada de los centros urbanos se haconvertido en el grupo más visible y activo en losmovimientos y revueltas étnico-nacionalistas. En laIndia, el movimiento nacionalista hindú, de orien-tación antimusulmán, está compuesto en su mayorparte por jóvenes semieducados, desempleados osubempleados, de las castas superiores e interme-dias. De manera semejante, en Sri Lanka, dos gru-pos de jóvenes educados y desarraigados, que tienenla sensación de estar discriminados y relativamentedesfavorecidos, han participado en actividadessubversivas. Uno proviene de la mayoría de la pobla-ción singalesa, el otro de la minoría tamil.

Las migraciones y movimientos de población engran escala, ocurridos en las últimas décadas, hangenerado significativos cambios en las proporcio-nes demográficas y en la composición cultural y

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social de algunas regiones, produciendo en las po-blaciones locales sensaciones de amenaza y peligro.El proceso de desarrollo económico facilita estetipo de movilidad que sirve para aumentar la efi-ciencia económica y que, normalmente, mejora losniveles de vida tanto de la población inmigrantecomo de la local. Al mismo tiempo, el choque re-sultante entre las diferentes poblaciones contribuyea fomentar la identificación étnica, particularmentecuando la migración conduce a competir por elcontrol del acceso a la riqueza económica, el poderpolítico y la posición social. Esto también es ciertocuando existe una fuerte noción de etnicidad te-rritorial, cuando algunos grupos étnicos se ven a símismos arraigados en el espacio como «hijos de latierra», o cuando la migración produce rápidoscambios en el equilibrio demográfico y la compo-sición de grupos étnicos, muy especialmente enáreas metropolitanas y ciudades industriales de cre-cimiento rápido7. También es cierto en el caso degrupos de inmigrantes, admitidos inicialmentecomo «trabajadores visitantes» en muchos paísesque importan mano de obra. A menudo, estos in-migrantes son víctimas de discriminación y segre-gación por parte de la cultura dominante.

En los últimos años, los principales países recep-tores con alto nivel de ingresos han venido regis-trando una inmigración neta de 1,4 millones depersonas anualmente, de las cuales aproximada-mente dos tercios provienen de los países en de-sarrollo. Teniendo en cuenta que las migracionesinternacionales implican la pérdida de recursos hu-manos en muchos de los países de origen, y queellas podrían dar lugar a tensiones de carácter po-lítico, económico y social en los países de destino,deberíamos explorar aquellas causas fundamentalesdel problema que están relacionadas con las esferasde la cultura y el desarrollo: el fuerte atractivo deciertas ideas, instituciones y logros, tales como elestado de bienestar, la seguridad material, el siste-ma de seguridad social y la infraestructura para lasalud, la educación y la comunicación. Además deestas fuerzas de atracción, existen otras poderosasfuerzas de repulsión: los desequilibrios económi-cos, la pobreza, el mal gobierno y las violacionesde los derechos humanos constituyen en muchos

7 Véase STANLEY TAMBIAH, «Challenges of Cultural Plura-lism and Diversity in Asian Societies», ponencia presentadaen la Consulta Regional para Asia y el Pacífico de la ComisiónMundial de Cultura y Desarrollo, Manila, noviembre de 1994.

Sri Lanka sí 1 sí 1 270

FUENTE : Human Development Report 1994

lugares un poderoso incentivo para emigrar. Tantolos gobiernos de los países de origen como los delos países de destino deben esforzarse y poner másenergía en hacer viable la opción de poder que-darse en el propio país.

En muchas de las ciudades de más rápido cre-cimiento del mundo, los inmigrantes de las regio-nes rurales (que a veces hablan dialectos diferentesy practican sus costumbres regionales), y tambiénlos inmigrantes procedentes de países de bajo nivelde ingresos (atraídos por las mejores perspectivasque ofrece el ambiente cosmopolita), aceptan em-pleos no cualificados tales como la construcción decarreteras y edificios, trabajos en puertos y muelles,servicio doméstico, etc. Cuando las condicioneseconómicas empeoran, la situación de estos traba-jadores emigrantes de bajo nivel se deteriora in-mediatamente y la población local reclama la ex-pulsión de los «advenedizos».

Pero también puede ocurrir lo contrario, es de-cir, que los inmigrantes posean competencias y ca-pacidades superiores a las de la población local, ygocen de prosperidad y prestigio social. Esto puedeconducir a situaciones particularmente conflictivas,como ocurre en períodos poscoloniales o de pos-independencia, cuando las poblaciones nativas has-ta entonces desfavorecidas desean desplazar a los«extranjeros» y advenedizos que tienen éxito eco-nómico y social. Esto sucede a menudo cuando lapoblación local cuenta con su propia juventud edu-

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cada, que aspira a hacerse cargo de las ocupacionesy empresas anteriormente administradas por los in-migrantes. Las maniobras destinadas a desplazar alas personas en posiciones privilegiadas se agudizanespecialmente cuando el número de empleos en elsector moderno no aumenta con suficiente rapidezcomo para incorporar a los locales que aspiran aintegrarse a la clase media. Los inmigrantes conéxito son entonces considerados como obstáculospara la movilidad social y el bienestar de la mayoría

local. En el nordeste de la India, Assam, Tripura yen otros lugares, los enfrentamientos entre las tri-bus montañesas locales y los hindúes provenientesde Bengala occidental e inmigrantes musulmanesde Bangladesh; en Uganda, la expulsión de comer-ciantes y trabajadores indios, por Idi Amin. Con eldesmembramiento de la Unión Soviética, muchosprofesionales y administradores rusos que fueronenviados o que emigraron a las diversas repúblicasno rusas deben enfrentar amenazas de expulsión.También hubo en muchos países programas de co-lonización campesina, típicamente fomentados poragencias gubernamentales, que trasladan a campe-sinos pobres y sin tierras de áreas densamente po-bladas a regiones menos pobladas del país, en lascuales el exceso de tierras puede ser aprovechadopara la agricultura. En el sur de Asia y otros luga-res, el campesinado local se ha sublevado violen-tamente contra los «colonos extranjeros», cuyo tras-lado no es considerado como una medida para ali-viar su pobreza sino como un medio para alterarel equilibrio demográfico entre los diversos gruposétnicos.

Los conflictos étnicos implican a menudo viola-ciones de los derechos humanos en contra de al-gunos grupos, incluyendo genocidio, detencionesilegales y arbitrarias, tortura, traslados masivos depoblaciones, deportación y segregación, ausenciade procedimientos legales adecuados, discrimina-ción en las instituciones públicas y privadas, asícomo otras formas de antagonismo abierto o disi-mulado. Cuando estos actos son cometidos por in-dividuos o grupos particulares, puede actuar el sis-tema legal, siempre y cuando el gobierno tenga lavoluntad y capacidad de permitirlo. Este no essiempre el caso, por ejemplo, cuando la violaciónde los derechos humanos en contra de un grupomarginado es cometida por grupos económica ypolíticamente poderosos. Tampoco es el caso cuan-do la policía oficial del Estado es intolerante, ra-cista o discriminatoria, y cuando el Estado hace usodel terror y la violencia en contra de las minoríaso los disidentes.

Todos los conflictos de este tipo representan nosólo un terrible desperdicio de energía social, sinoque va en contra de los intereses económicos y lacreatividad cultural.

El crecimiento y el bienestar económicos exigenun máximo de movilidad voluntaria, no sólo conrespecto a los bienes (libre comercio), sino tam-bién en relación con las personas, dentro y entrelos países. Esto implica contactos culturales y diver-sidad cultural de una magnitud sin precedentes.Que estos contactos culturales ocurran en armoníasocial y con justicia, y que las tensiones y los con-flictos inevitables se resuelvan mediante solucionespacíficas, están entre los grandes desafíos de la ac-tualidad.

Xenofobia y racismo

La xenofobia, el temor o el odio hacia los extran-jeros, es estimulada por muchos factores. Las es-peranzas de desarrollo frustradas, las supuestasamenazas a los valores culturales en un ambienteinternacional que permite la libre circulación deinfluencias, interacciones y presiones, los cambiosintroducidos por la ciencia y la tecnología, todoesto ha fomentado una retórica que apela a la pro-tección de las identidades nacionales o étnicas. Losdemagogos exigen la protección de la poblaciónlocal contra la contaminación o la «inmersión» delas «hordas invasoras».

La rápida expansión de las comunicaciones y eltransporte, la explosión demográfica acompañadade crecientes desigualdades internacionales, el co-lapso de las estructuras económicas y sociales tra-dicionales, el escaparse de la tiranía, el hambre ylas catástrofes, el sueño de una vida mejor en algúnotro lugar del mundo, han empujado en las últi-mas décadas a un número sin precedentes de per-sonas a cruzar las fronteras nacionales. El númerode trabajadores extranjeros se estima en más de 40millones, el número de refugiados en cerca de 15millones y no menos de 37,5 millones de personasse han visto obligadas a abandonar sus países enrazón de las convulsiones políticas, desde la Segun-da Guerra Mundial 8

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8 Fuentes: Oficina Internacional del Trabajo (OIT) y AltoComisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados(ACNUR) .

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Bryan y el dogma del gobierno de la mayoría

Al explorar este dogma, lo mejor será comenzar por elprincipio, es decir, con la intuición primitiva de la

que parezca, estas diferencias no cuentan, porque laparte última o íntima del ser (de su vecino) es into-

cual se deriva todo el estilo de vida democrático. Setrata de un sentimiento de extrema igualdad y frater-

cable, incomparable, única y universal» . O bien es

nidad con todos los otros seres.usted capaz de este sentimiento o no; y si usted no lo

No existen palabras para expresar este sentimiento,siente, la superioridad que el mundo le reconoce pa-

puesto que sale del corazón: « Allí está usted señor, yrecen las altas olas del mar; y si usted lo siente, esa

ahí está su vecino. Usted ha nacido bajo mejores aus-superioridad es como rugosidades efímeras sobre un

picios que él; usted es más rico, más fuerte y másvasto océano. Los seres humanos han sido poseídos por

hermoso; incluso es usted mejor, más sabio, más ama-este sentimiento mucho antes de que hubiesen imagi-nado la posibilidad de un gobierno democrático. Lo

ble y más agradable; usted ha dado más a sus seme-jantes y recibido menos que él. En cualquier prueba

han expresado de muchas maneras, pero la cualidadesencial del sentimiento es la misma desde Buda hasta

de inteligencia, virtud o utilidad, se demuestra queusted es mejor que él y, sin embargo, por muy absurdo

san Francisco y Whitman.WALTER LIPPMANN 9

La inmigración en gran escala fue fomentadapor los países ricos de Europa y América del Nortedurante los años de rápida recuperación econó-mica y escasez de mano de obra, especialmentepara los trabajos menos cualificados. Mientras queen siglos anteriores los emigrantes europeos colo-nizaron muchas regiones del mundo, en los últi-mos años este flujo migratorio se ha invertido y losinmigrantes se asientan en sus antiguas metrópolisconstituyendo en ellas verdaderos enclaves étnicos.En países europeos como el Reino Unido y Fran-cia, los inmigrantes constituyen el 5 % de la pobla-ción. Se estima que hay unos 18 millones de estosinmigrantes, incluyendo cerca de tres millones pro-cedentes de las antiguas colonias que se beneficia-ron del derecho de asentarse en sus antiguas me-trópolis. Esto incluye asiáticos, antilleses y africanosoccidentales en el Reino Unido; antilleses y harkisen Francia; surinameses, antilleses y moluqueñosen los Países Bajos. Estos inmigrantes se suman alpatrón preestablecido de la multietnicidad euro-pea, resultado del proceso histórico de formacióndel Estado-nación. En muchas partes del mundo,las gentes cruzan las fronteras en busca de empleo,mayor libertad o simplemente seguridad. Los tra-bajadores inmigrantes ocupan un lugar preeminen-

9 WALTER LIPPMANN, Men of Destiny, New York, The Mac-millan Compaq, 1928, págs. 49-50.

te en los mercados laborales del Golfo, de Sudáfri-ca y de Singapur, para nombrar sólo algunos casos.Los problemas que enfrentan tanto ellos como lospaíses anfitriones son similares.

El racismo como prejuicio o como antagonismodeclarado contra otros, basado en la creencia de lapropia superioridad, ha caracterizado a muchospueblos. Hizo posible la racionalización del colo-nialismo y proporcionó la base de la ideología nazi.La diferenciación o segregación racial no tiene nin-guna base biológica ni científica. El significadopráctico de la doctrina de la igualdad humana noconsiste en que las personas deban ser tratadascomo si tuviesen iguales capacidades, sino como situviesen el mismo valor. Walter Lippmann expresómuy bien la base de nuestra creencia en la igual-dad en un ensayo titulado «Bryan y el dogma delgobierno de la mayoría» (Bryan. and the Dogma ofMajority Rule).

Los reformadores bien intencionados tratan deminimizar las diferencias entre grupos, entre hom-bres y mujeres, entre jóvenes y viejos, entre perso-nas sanas y minusválidas. Confunden con demasia-da frecuencia la necesidad de evitar la discrimina-ción basada en diferencias con la necesidad denegar las diferencias mismas. Es este error el queirrita a la gente, cuando se le propone usar unlenguaje neutral con respecto a la edad y al sexo.La igualdad no es posible entre átomos idénticos.Resulta importante recordar la moral de la doctri-

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na filosófica de la «identidad de los indiscernibles»y advertir entonces que sólo cosas diferentes pue-den ser iguales.

El 26 de febrero de 1995 el Parlamento Europeodecidió que la Unión Europea debería establecerun órgano de supervisión encargado de controlary refrenar ataques de carácter racista. La asambleareaccionó así ante una ola de violencia contra ex-tranjeros (o, mejor dicho, contra inmigrantes po-bres) en Europa y particularmente contra el re- ciente asesinato de cuatro gitanos en Austria, pre-suntamente cometido por un grupo neonazi.

Durante el proceso de constitución de las nacio-nes en América y Australia, las poblaciones indí-genas fueron consideradas un obstáculo para la in-tegración nacional. En varios países, la violenciadel Estado y las expediciones «despejaron el terre-no» para los criadores de ganado y los nuevos em-presarios de la frontera agrícola. Muchos pueblosindígenas fueron exterminados. Es evidente que elracismo era el origen de todas estas acciones, pues-to que la población indígena era considerada in-ferior a la europea 10. Sin embargo, los puntos devista y el comportamiento racista no son un mo-nopolio occidental; también se los encuentra enaquellos espíritus que reclaman Africa para los afri-canos, Asia para los asiáticos, y así sucesivamente.

El racismo no es un fenómeno marginal vincu-lado a una época o circunstancia particular. Surgiráuna y otra vez como respuesta a las crisis de iden-tidad social. No basta condenarlo, apelar a los de-rechos humanos o a los imperativos morales. Losproblemas que plantea tampoco pueden resolversemediante simples medidas técnicas o legales. Todoesto es indudablemente importante, pero el fenó-meno debe ser atacado en sus raíces y ramificacio-nes.

Leyes, dispositivos y un poder judicial indepen-diente pueden contribuir en gran medida a dis-minuir el racismo. El círculo vicioso de actitudesnegativas llenas de prejuicios que conducen a ladiscriminación, al desempleo, a la pérdida de laautoestima, a la adquisición de hábitos inaceptablese incluso al crimen, «reforzando así los prejuicios»,puede ser roto mediante políticas que provean em-

10 RODOLFO STAVENHAGEN, «The Culture of Resistance inLatin America: New Thinking about Old Issues», ponenciapresentada como contribución a la Quinta Sesión de la Co-misión Internacional sobre Educación para el Siglo Veintiu-no, Chile, 1994.

poderamiento, formación y entrenamiento, créditoy puestos de trabajo productivos, bien remunera-dos y satisfactorios. La escala de valores subyacentea actitudes racistas debe ser combatida medianteun debate libre. Este debate se puede estimularmediante la expresión de valores alternativos enprogramas culturales, actividades artísticas, currícu-los escolares y actividades de la sociedad civil.

Como en el caso discutido más arriba acerca delas minorías y los inmigrantes, la ironía es que estosinmigrantes representan un capital en la economíadel país de destino. No sólo se benefician dichostrabajadores y sus familias, y en muchos casos in-cluso sus países de origen, mediante el dinero re-mitido (y a veces al volver a su país con nuevascompetencias adquiridas), sino que benefician tam-bién al país que los acoge, al aceptar los empleosque los trabajadores locales no están preparadospara realizar o para los cuales escasean las personascompetentes. El valor de los bienes y servicios queestas personas agregan a la economía supera nor-malmente de manera significativa los costos eco-nómicos y fiscales que ellos representan para la so-ciedad. He aquí nuevamente un caso en que loeconómicamente beneficioso para casi todos esconsiderado como social y culturalmente pertur-bador.

Renacimiento religioso: ¿fanatismo obúsqueda de sentido?

La religión parece ser una fuerza que resurge enla actualidad. En muchos lugares del mundo, lastendencias hacia la secularización parecen habersedetenido, si es que no se han invertido totalmente.A medida que desaparecen las normas y los valorestradicionales se percibe la religión como un ba-luarte protector del cada vez más vulnerable sen-tido de identidad de los individuos y los grupos.

Las diferentes creencias se yerguen como crea-ciones culturales, simbólicas e intelectuales que, asu manera, reflejan la diversidad de la experienciahumana y los diferentes modos en que la gentepuede hacerse cargo de la promesa, el desafío y latragedia de la vida humana. En efecto, algunas for-mas nuevas del «fundamentalismo» (que más exac-tamente debería llamarse «renacimiento religioso»)y la búsqueda religiosa en general podrían consi-derarse como fenómenos constructivos. Represen-

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tan la búsqueda de la identidad y el sentido en unmundo difícil, de valores conflictivos; una respuestacreativa a la crisis de identidad, un terreno aptopara experimentos socioculturales.

Pero como muestra igualmente la historia, la re-ligión ha estado frecuentemente vinculada a la con-ciencia de una identidad nacional. La religión haafectado y a veces envenenado las relaciones entremayorías y minorías. También ha servido como unpretexto para justificar la conquista territorial. Aúnhoy día, la politización de la religión parece con-tribuir mas a la intensificación de los conflictos quea la construcción de la paz. Todos estamos familia-rizados con los interminables conflictos entre hin-dúes y musulmanes en la India, entre chiítas y su-nitas en Irak y Pakistán, entre protestantes y cató-licos en Irlanda del Norte. También conocemos laapelación a las lealtades católicas, ortodoxas e is-lámicas en la compleja trama de conflictos que aso-lan a la ex Yugoslavia. Los shia y los kurdos en Irak,los bahai en Irán, los maronitas en el Líbano, loscoptos en Egipto y los demócratas idealistas sufrenactualmente persecuciones en todas partes delmundo árabe.

Los puntos de vista doctrinarios y radicales sevuelven hacia un pasado imaginario al que consi-deran más sencillo y estable, preparando así el te-rreno no sólo para toda una serie de accionesabiertamente violentas, sino también para accionesveladas que intimidan a individuos y a comunida-des enteras en sus formas de pensar, su compor-tamiento y creencias, y los fuerzan a aceptar unpunto de vista único y «ortodoxo». Y mientras lasupuesta amenaza de los valores culturales podríaincitar a regresar a supuestas verdades «fundamen-tales» originales, se debería recordar lo que expusolúcidamente Al Ghazali hace unos diez siglos: «Nohay esperanza de volver a las creencias tradiciona-les una vez que éstas han sido abandonadas, puesla condición esencial para quien posee una fe tra-dicional es que no debería saber que es un tradi-cionalista».

El final del siglo xx presenta tendencias politi-zadas y fundamentalistas en todas las religiones. Unespecialista en religión comparada ha hecho notarque «el extremismo religioso [...] no se limita auna sola religión [...]. El desafío hoy, igual que enel pasado, consiste en evitar las respuestas fáciles,producto de estereotipos o proyecciones de ame-nazas monolíticas, y saber distinguir entre lascreencias y actividades de la mayoría [pacífica] [...]y una minoría de extremistas que justifican su agre-

sión y su violencia en nombre de la religión, laetnicidad o la ideología política» ¹¹.

Pueblos indígenas

Hay miles de grupos diferentes, si se los cuentaconsiderando sus lenguas, y hay centenares de mi-llones de personas que pertenecen a ellos. Existendiferentes interpretaciones del término «indígena»y existe también resistencia de parte de los gruposconsiderados indígenas a ser denominados así. Sinembargo, en el presente Informe aceptaremos ladefinición dada en el Artículo 1 de la Convenciónn.° 169 de la OIT, referente a los pueblos indíge-nas y tribales de los países independientes ¹².

En China y la India, dichos grupos constituyenel 7 % de la población total (80 y 65 millones res-pectivamente). En América Latina, las mayores po-blaciones indígenas se encuentran en el Perú (8,6millones) y en México (8 millones). En Africa su-peran los 25 millones, en América del Norte los2,5 millones y más de 160.000 miembros de los gru-pos de inuit y sami pueblan el ártico y la EuropaSeptentrional. Su supervivencia está amenazada enmuchos lugares del mundo, algunas veces debidoa las condiciones naturales (cerca de 125.000 tua-reg, nómadas del Sahara, perecieron de hambre

¹¹ JOHN L. ESPOSITO, The Islamic Threat (Myth or Reality?),Oxford University Press, 1992. (Traducción castellana enAcento Editorial, con el titulo: El desafío islámico, 1996.)

¹² Convenio n.° 169 de la OIT relativa a los pueblos indí-genas y tribales en países independientes, Artículo 1: «1. Elpresente Convenio se aplica: a) a los pueblos tribales en paí-ses independientes, cuyas condiciones sociales, culturales yeconómicas los distingan de otros sectores de la colectividadnacional, y que estén regidos total o parcialmente por suspropias costumbres o tradiciones o por una legislación es-pecial; b) a los pueblos en países independientes, conside-rados indígenas por el hecho de descender de poblacionesque habitaban en el país o en una región geográfica a la quepertenece el país en la época de la conquista o la coloniza-ción o del establecimiento de las actuales fronteras estatalesy que, cualquiera que sea su situación jurídica, conservan to-das sus propias instituciones sociales, económicas, culturalesy políticas, o parte de ellas. 2. La conciencia de su identidadindígena o tribal deberá considerarse un criterio fundamen-tal para determinar los grupos a los que se aplican las dis-posiciones del presente Convenio. 3. La utilización del tér-mino “pueblos” en este Convenio no deberá interpretarseen el sentido de que tenga implicación alguna en lo queatañe a los derechos que pueda conferirse a dicho términoen el derecho internacional».

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durante las sequías de los años setenta), otras vecesdebido a las condiciones de salubridad que siguensiendo pésimas, y en otras ocasiones debido a lapresión de las poblaciones vecinas y las institucio-nes gubernamentales ¹³. En la Conferencia de lasNaciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el De-sarrollo de 1992 se adoptó un principio fundamen-tal que concierne a los pueblos indígenas y que yahabía sido adoptado en la Agenda 21: «Los esfuer-zos nacionales e internacionales para ejecutar pro-yectos de desarrollo seguros y aceptables desde elpunto de vista del medio ambiente deberían reco-nocer, acomodar, promover y fortalecer el papeldesempeñado por los pueblos indígenas y sus co-munidades».

En algunos casos (Australia, Groenlandia o el Sa-hara), las condiciones climáticas extremas han con-ducido al desarrollo de formas de vida muy espe-cializadas, totalmente incompatibles con las formaspropias de las sociedades de consumo que rodeana estos pueblos. Además de negárseles una adecua-da representación política en asuntos que les con-ciernen directamente, los pueblos indígenas hansido, y continúan siendo, obligados a abandonarsus tierras. En otra época, esto se debió a la con-quista; hoy, en cambio, se debe a los procesos dedesarrollo planificado (centrales hidroeléctricas yproyectos de irrigación, minería, instalaciones mi-litares, carreteras, ferrocarriles, santuarios, parquesy crecimiento urbano).

Las culturas de los pueblos indígenas y tribaleshan estado históricamente marginadas y continúanen una posición de conflicto desigual contra po-derosas fuerzas externas, políticas y económicas. Enun aplastante número de casos se da una pérdidade los símbolos culturales en los cuales la vida estáinscrita. Para agravar esta pérdida, los nuevos sím-bolos culturales a los cuales estos pueblos estánexpuestos — televisión, publicidad, consumismo,etc.— producen toda una estructura de significa-dos y valores que contribuyen a minar aún más laseguridad social y cultural 14.

Con mucha frecuencia, sin embargo, la desa-parición de estos grupos como comunidades di-ferenciadas no es simplemente un lamentable

l3 AMARESWAR GALLA, documento preparado para la Co-misión Mundial de Cultura y Desarrollo, mayo de 1995.

14 SMITU KOTHARI, «Cultural Pluralism and Development»,documento preparado para la Comisión Mundial de Culturay Desarrollo, mayo de 1995.

subproducto del desarrollo, sino el resultado depolíticas deliberadas. Este proceso, que ha sidodenominado «genocidio cultural» o «etnocidio»,tiene aspectos económicos y culturales. El etno-cidio económico surge de la creencia de que lasformas de organización económica premodernasdeben ceder el paso ya sea al capitalismo privadoo multinacional, al socialismo planificado por elEstado, o a una mezcla de ambos. El etnocidiocultural es el proceso mediante el cual una po-blación culturalmente distinta pierde su identi-dad al perder su tierra y la base de sus recursos,y cuando ve restringido el uso de su lengua, susinstituciones sociales y políticas, así como sus tra-diciones, sus expresiones artísticas, sus prácticasreligiosas y sus valores culturales. Esto puede serel resultado de una política sistemática del go-bierno, pero incluso cuando se debe a las fuerzasimpersonales del desarrollo económico, no dejade ser un etnocidio por sus efectos.

La importancia del derecho depropiedad de la tierra

« Ustedes nos preguntan si poseemos la tierra y seburlan de nosotros. ¿Dónde está su título de pro-piedad? Si les preguntamos acerca del significadode sus palabras, ustedes nos responden con sar-cástica arrogancia. ¿Dónde están los documentosque prueban que ustedes poseen la tierra? ¿Tí-tulo? ¿Documentos? ¿Prueba de propiedad? ¡Quéarrogancia al hablar de la propiedad de la tie-rra! Cuando deberían ser ustedes los poseídos porella. Cómo pueden poseer algo que seguirá exis-tiendo cuando ustedes ya no existan. Sólo la razapuede poseer la tierra, porque sólo la raza vivepara siempre. »

Estas fueron las palabras de un jefe del pueblofilipino kalinga, dirigiéndose a un ingeniero delgobierno. Poco después el dirigente kalinga fue ase-sinado por encabezar la oposición contra el proyectodel Chico River Basin, un proyecto de desarrolloque amenazaba inundar 16 pueblos y aldeas, for-zando así la evacuación de 85.000 personas de laregión Kalinga.

Fuente: PONCIANO L. BENNAGEN , «Tribal Filipinos»,en Indigenous Views of Land and the Environ-ment, Washington, D.C., World Bank, 1993(World Bank Discussion Papers, n.° 188).

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No obstante, las cosas parecen estar cambiandoy la reciente proliferación de movimientos de baseha tomado por sorpresa a las élites gobernantes.Muchos de estos movimientos cuestionan no sólola distribución material de beneficios, la falta deservicios sociales, o los arraigados sistemas de dis-criminación y opresión, sino también los aspectossimbólicos mismos de los patrones actuales del de-sarrollo económico y sus valores hegemónicos.También se reivindica otro punto de importancia clave: los pueblos indígenas dependen directamen-te de sus tierras. Esto significa que deberíamos ha-blar no sólo de las expresiones culturales, sino tam-bién de las bases materiales para la existencia deestas sociedades. En esta línea, la Agenda 21 exige«el reconocimiento de que las tierras de los pue-blos indígenas y sus comunidades deberían ser pro-tegidas contra aquellas actividades que sean perju-diciales para el medio ambiente o que ellos mismosconsideren social y culturalmente inadecuadas».

Estos movimientos -algunos de los cuales utili-zan nuevas tecnologías de comunicación- podríanllegar a constituir una base de poder democráticoefectivo, trabajando a favor del pluralismo y la in-corporación de valores éticos más amplios en eldiscurso sobre el desarrollo 15. Tales iniciativas de-penden de una sociedad civil activa y abierta. Otrassiguen dependendiendo del Estado.

En el caso del mundo poscomunista, el dolorosotránsito al capitalismo puede fácilmente minar elatractivo de la ética democrática. En este contexto,puede darse una mayor inclinación a refugiarse encreencias más orgánicas y herméticas, tales como laetnicidad, la religión o la xenofobia, alimentadas

15 Varios instrumentos internacionales contienen disposi-ciones que establecen derechos especiales o reclaman medi-das especiales. Ellos incluyen el Convenio contra el Genoci-dio, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos(Art. 27), el Convenio sobre la eliminación de toda forma dediscriminación racial..., la nueva Declaración sobre los dere-chos de las personas pertenecientes a minorías nacionales oétnicas, religiosas y lingüísticas de 1992 y varios textos nor-mativos de la UNESCO, tales como la Convención y Reco-mendación relativas a la Lucha contra las Discriminacionesen la Esfera de la Enseñanza y la Declaración sobre la Razay los Prejuicios Raciales. Las medidas especiales que benefi-cian a las minorías y los pueblos indígenas existen principal-mente en los campos de la educación, la cultura, la lengua yla religión; pero también se han hecho extensivas a los asun-tos políticos, económicos y sociales. La Convención n.° 169de la OIT, sobre los pueblos indígenas y tribales, tal comofue revisada en 1989, incorporó derechos y recursos territo-riales, así como derechos de grupos.

tal vez por la desilusión y el desprecio hacia el «Oc-cidente corrupto y egoísta».

Para aquellas naciones que se han comprometidocon el pluralismo cultural y la democracia política,el actual desafío consiste en desarrollar un entornoque asegure que el desarrollo sea integrador y queexistan instituciones efectivas, edificadas sobre labase del compromiso genuino de incluir a todos.Esto significa el respeto a los sistemas de valores delos pueblos indígenas, al conocimiento tradicionalque poseen de su sociedad y de su medio ambiente,así como a las instituciones en las cuales se basa sucultura. Significa también asegurar, mediante la ac-ción del Estado y las leyes internacionales, los de-rechos de esas poblaciones sobre sus bases de sub-sistencia y sus productos. También implica la adop-ción de sistemas educacionales que incorporen esterespeto, e incluyan el derecho a utilizar la lenguapropia en los diversos niveles de educación. Por úl-timo, significa poner a su disposición los instrumen-tos modernos de información, comunicación, tec-nología y asesoramiento, y el derecho de estas co-munidades, en cooperación pacífica con otras, adecidir acerca de sus propias prioridades.

La Comisión apoya decididamente la redacciónde una declaración sobre los pueblos indígenas, yainiciada en la Comisión de Derechos Humanos, convistas a desarrollar en el plano internacional unaprotección más efectiva de estos pueblos y a crearun foro permanente que les sirva de portavoz.

El futuro del pluralismo

Un informe World Link declara que por primeravez la humanidad «cuenta con la complejidad y so-fisticación necesarias para edificar su futuro basán-dose no en la ilusión de una mal concebida ideo-logía unilateral, sino en un conjunto de valoresuniversales, compartidos por todos, aun cuando elequilibrio óptimo entre éstos pueda variar de pue-blo a pueblo, de religión a religión y de persona apersona, y donde exista un gran respeto por talesdiferencias» 16.

El ideal es evidente: la calidad de las relacionesentre los grupos, esencial para el desarrollo hu-mano, se puede mejorar y el derroche criminal delas energías sociales, desviadas hacia la pugna ét-

l6 En el World Link sobre el World Economic Forum en Davos,1995.

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nica y religiosa, se puede evitar. Pero esto sólo po-drá darse en la medida en que se definan meca-nismos para proteger el derecho de los individuosy los grupos a manifestar su singularidad cultural yobtener la aceptación y comprensión de los demás.Se puede legislar contra el racismo o la exclusiónbasados en diferencias culturales y castigar los ex-cesos criminales. Pero también hay que ir a las raí-ces del problema.

Si bien la aceptación de las diferencias mediantela negociación es y será esencial, la negociación ja-más producirá un «arreglo definitivo» ni tampocodebería intentarse que así fuera. La identidad im-plica el establecimiento de límites, y los límites ge-neran tensiones. Y así debe ser. Y si bien compar-timos un carácter humano común, esto jamás haráde nosotros miembros de una única tribu universal.Es en estas características humanas compartidasdonde tiene sus raíces la espléndida y, a veces, des-concertante diversidad del género humano. Hoyen día, al llegar a su fin los regímenes imperialistasy totalitarios, podemos reconocer nuestros carac-teres comunes e iniciar la negociación que éstosnos exigen 17.

Sin embargo, la realidad del mundo en que debeaplicarse este ideal es, a la vez, compleja y está lle-na de trampas morales, y no admite una soluciónque pueda ser aplicada uniformemente. Las histo-rias sociopolíticas dejan su huella en la manera demanejar los conflictos. Por ello, muchos nuevos Es-tados están compuestos de diferentes grupos cuyospuntos comunes de referencia han sido únicamen-te los del colonizador o el poder hegemónico. Es-tas comunidades podrían haber tenido sus propiasinstituciones sociales, desde mecanismos locales detoma de decisión manejados a nivel local, hasta ad-ministraciones autónomas de gobernadores o diri-gentes espirituales locales. Estas estructuras puedentener una mayor influencia inmediata sobre el pue-blo que el nuevo Estado, representando gruposque o bien no han tenido entre sí contactos ante-riores o cuyos contactos han sido tan frecuente-mente conflictivos como pacíficos. Existe la nece-sidad de comprender el papel de tales estructurassociales «informales» — «informales» en relación alos nuevos Estados- que sirven de base a los gru-pos para mediar entre ellos, o entre ellos y el Es-tado. Promover sociedades pluralistas y resolver los

17 MICHAEL WALZEK, The Obligation to Disobey, New York, Ir-vington, 1993.

Hace algún tiempo viajaba por el Estado de Mo-relos, en el centro de México, tratando de hallar ellugar de nacimiento de Emiliano Zapata, la aldeade Anenecuilco. Me detuve para preguntar a uncampesino a qué distancia se encontraba aquellaaldea. Me respondió: « Si hubiese partido usted aldespuntar el alba, estaría ahora allí» . Este hombreposeía un reloj interno que marcaba su propio tiem-po y el de su cultura. Pues los relojes de todos loshombres y mujeres, de todas las civilizaciones, noestán puestos a la misma hora. Una de las ma-ravillas de nuestro mundo amenazado consiste enla variedad de sus experiencias, memorias y ansias.Todo intento de imponer políticas uniformes a estadiversidad es como un preludio a la muerte.

CARLOS FUENTES 18

conflictos existentes requiere el reconocimiento dela variedad de las estructuras que adquieren legi-timidad en diferentes aspectos de la vida social.

La actual complejidad de la situación mundialexige acciones en distintos sentidos. En todas par-tes se siguen produciendo actos de flagrante des-precio hacia el pluralismo, nacidos de situacionesde conflicto, que en ocasiones se acercan a la ca-tegoría de crímenes cometidos contra los pueblosy las culturas. La comunidad internacional debeasumir un importante papel para definir con ma-yor precisión las obligaciones de los gobiernos.También es necesario establecer normas que ase-guren la protección del ejercicio efectivo de los de-rechos culturales. El poder de persuasión y deaprobación moral de las Naciones Unidas y la opi-nión pública internacional pueden ejercer una po-derosa influencia. A los Estados que no traten dediscriminar culturalmente a una parte de sus ciu-dadanos se les podría dar una especie de «apro-bación moral» que se negaría a aquellos que prac-tican la discriminación 19.

Es necesario subrayar que el pluralismo no cons-tituye un fin en sí mismo. El reconocimiento de lasdiferencias es, por encima de todo, una condiciónpara el diálogo y por tanto para la construcción deuna unión más amplia entre los diferentes pueblos.

18 CARLOS FUENTES , Myself with others, London, Picador,1988.

19 CHARLES W ILLIAMS M AYNES , «Containing Ethnic Con-flict», en U. KIRDAR and L. SILK (eds.), A World Fit for People,New York, UNDP, 1994.

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A pesar de las dificultades, la obligación ineludiblees la de encontrar caminos para reconciliar unanueva pluralidad con una ciudadanía común. Elobjetivo no puede ser simplemente construir unasociedad multicultural, sino un Estado constituidomulticulturalmente: un Estado que reconozca lapluralidad sin menoscabo de su integridad 20. Talvez sea necesario que ciertas formas de autonomíalocal, anteriormente proscritas por los Estados, fue-sen restauradas y garantizadas. No obstante, siguesiendo fundamental la presencia de entidades na-cionales.

En un momento en que la Organización de lasNaciones Unidas está reexaminando su mandatopara construir la paz y pugna con premura paradefinir algunos enfoques nuevos, visiones de futurocompartidas y perseverancia serán más necesariasque nunca. Deben encontrarse formas de combatirel rechazo o la exclusión del «Otro» basándose enlas diferencias culturales, y de promover los dere-chos culturales de las minorías y los pueblos indí-genas. Aún no se han ideado estrategias adecuadaspara evitar, o al menos atenuar, los problemas yconflictos que surgen con la afirmación y las aspi-raciones de la identidad nacional y cultural. El ca-rácter del nuevo orden internacional emergente es-tará determinado, en gran parte, por el grado deefectividad que alcancemos en esta cuestión, asícomo por el éxito que logremos al tratar de edifi-car una verdadera cultura de paz. Esta tarea re-quiere el apoyo de todas las fuerzas creativas e ima-ginativas: gobiernos, instituciones académicas y hu-manitarias, asociaciones privadas y voluntarias,fundaciones, iglesias, personas y todo el sistema delas Naciones Unidas.

A nuestro parecer, los fundadores de la UNES-CO tuvieron una visión premonitoria cuando afir-maron, hace cincuenta años, que una paz fundada

No quiero que mi casa quede totalmente rodeadade murallas, ni que mis ventanas sean tapiadas.Quiero que la cultura de todos los países sople sobremi casa tan libremente como sea posible. Pero noacepto ser derribado por ninguna ráfaga.

MAHATMA GANDHI

20 BHIKHU PAREKH , comentarios formulados en el semina-rio «Cultural and National Identities and a New World Or-der», de la fundación BBV. De próxima publicación.

exclusivamente en acuerdos políticos y económicosentre gobiernos no podría obtener el apoyo uná-nime, sincero y perdurable de los pueblos y que,por consiguiente, esa paz debe basarse en la soli-daridad intelectual y moral de la humanidad 21.

Para que las comunidades del mundo mejorensus opciones de desarrollo humano, deben prime-ro empoderarse para definir sus futuros en térmi-nos de lo que han sido, de lo que son y de lo quefinalmente desean llegar a ser. Toda comunidadtiene sus raíces, sus anclajes físicos y espiritualesque se remontan simbólicamente a sus orígenes, ydebe poder respetarlos. Es fundamental que lospueblos desarrollen una comprensión cabal de susvalores, creencias y otras pautas culturales. Estaspautas desempeñan un papel irreemplazable al de-finir la identidad individual y grupal, y ofrecen unlenguaje compartido, que permite que los miem-bros de una sociedad se comuniquen para debatirlas cuestiones existenciales que escapan a la coti-dianidad. Pero también, a medida que cada per-sona se interna más profundamente en el inexplo-rado territorio de su singularidad, tenemos buenasrazones para esperar que él o ella descubrirá lainconfundible huella de una humanidad común.

El mensaje de este capítulo es que el pluralismocultural es una característica omnipresente y per-sistente en las sociedades contemporáneas, y que laidentificación étnica es frecuentemente una reac-ción normal y saludable ante las presiones de laglobalización. La etnicidad actúa como detonadorde conflictos violentos sólo cuando es movilizada ymanipulada con ese fin. Existen muchas manerasde encarar políticas sobre la diversidad étnica, talescomo las fórmulas constitucionales, los distintos ti-pos de sistemas electorales, las declaraciones de de-rechos, y las políticas económicas y culturales. Noes deseable ni viable tratar de «construir la nación»mediante la homogeneización de todos los grupos.El predominio de un grupo étnico tampoco podrádar estabilidad duradera a una sociedad. El modomás duradero de incluir la diversidad étnica escrear un sentido de nación como comunidad cívi-ca, arraigada en valores que pueden ser comparti-dos por todos los grupos étnicos de la sociedadnacional. Este sentido de comunidad será más fácilde lograr si se libera al concepto «nación» de todaconnotación de exclusividad étnica.

21 De la constitución de la UNESCO, adoptada en Londresel 16 de noviembre de 1945.

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3Creatividad y empoderamiento

Tanto el capitalismo como el socialismo [...]han mostrado ser incapaces de sacar a lamayoría de nuestros pueblos de la miseria

[...]. Por consiguiente, la cuestión de ordencultural que se plantea es la siguiente: ¿hay

otra solución; una solución propia? ¿NOposeemos acaso la tradición, la imaginación,

las reservas intelectuales y organizacionales

Como ha observado Ilya Prigogine, el siglo xx hatransformado la totalidad del planeta de un mundofinito de certidumbres en un mundo infinito decuestionamiento y duda. El sentido activo quetransmite el término «cultura» en su significadooriginal debe ser restaurado. «Cultura» significa«cultivar». Sólo la imaginación y las iniciativas crea-tivas pueden contribuir a que tanto individuoscomo comunidades y sociedades puedan adaptarsey transformar su realidad inmediata.

Por consiguiente, la noción de «creatividad» sedebe utilizar en un sentido amplio, no sólo paradenotar la producción de un nuevo objeto o formaartísticos, sino también la solución de problemasen cualquier terreno imaginable. Lejos de estar re-ferida únicamente a las artes, la creatividad es vitalpara la industria y la empresa, para la educación yel desarrollo social y para la comunidad.

La humanidad ha tenido mucho más éxito en elejercicio de su imaginación en las artes, la cienciay la tecnología que en la invención e innovaciónsociales. Un grupo humano alcanza sus objetivosen la medida en que ejerce su creatividad. «Paraque las instituciones sociales lleguen a ser plena-

¹ CARLOS FUENTES , «La socialización de la política desdeabajo», Ventana (Nicaragua), 12 de noviembre de 1990.

para elaborar nuestros propios modelos dedesarrollo, consonantes con la verdad de loque hemos sido, lo que somos y lo quequeremos ser, responsables ante las sociedadesciviles que se han estado desarrollando ennuestros países desde abajo y desde laperiferia?

CARLOS FUENTES ¹

mente productivas, se deben interrelacionar y arti-cular los procesos creativos y organizacionales. Des-de este punto de vista, la creatividad no es algoespecial, para gente especial, en situaciones espe-ciales; pertenece a todos» ².

Un uso amplio, sin embargo, no debería impedirtener ideas claras acerca de lo que este términopone de relieve: hacer e innovar, tanto individualcomo colectivamente. Todos los grupos humanos,así como sus instituciones y organizaciones, puedenser creativos. Esto no sólo supone que haya en suseno individuos creativos sino que, como colectivi-dades, sean capaces de desarrollar nuevos modosde vivir en comunidad y nuevos sentidos de futuro.Aun si estas capacidades no se pueden imponer nienseñar, pueden ser fomentadas.

Así como la noción de «creatividad» es más am-plia que la de los «refinamientos culturales», no sepuede hablar de ella aisladamente. No existe unespíritu creativo separado de un grupo humanoparticular, de instituciones y valores sociales espe-cíficos, incluso de ciertas limitaciones políticas. Deahí que la creatividad sea un bien intangible, quepuede y debe ser cultivado, pero no dilapidado.

² JOHN K. KAO, «Managing inventiveness», Impact of Scienceon Society (UNESCO), núm. 134/135, 1984.

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En uno de los extremos de la modernidad, lapromoción de la creatividad se considera como ele-mento esencial de la productividad y la innovaciónindustriales. Así, durante los años ochenta, se creóun nuevo tipo de organización concebida para ges-tionar la creatividad, conocida como «conglome-rado empresarial». El proyecto de la quinta gene-ración de computadoras en Japón, el Centre Mon-dial de l’Informatique en Francia y empresas talescomo Catalyst Technologies en Estados Unidos de

América constituyen ejemplos de esta tendencia.En el otro extremo, donde la tradición se entre-

cruza con la modernidad, hay un proceso de «hi-bridación» en marcha. A pesar de la existencia defuertes movimientos contra la «occidentalización»,diversas poblaciones indígenas de América Latinatratan de dominar tanto las fuentes culturalescomo el conocimiento tecnológico moderno.Como señala un observador, estas poblacionescombinan técnicas curativas tradicionales con mé-todos alopáticos, adaptan los cambios democráticosen las esferas económica y política a sus propiosfines e incorporan sus creencias tradicionales enmovimientos cristianos que por lo general tienenuna visión mucho más radical de la promoción dela modernidad ³.

Muchas comunidades tribales de la India dispo-nen de tecnologías y prácticas milenarias en áreastan diversas como la agricultura de montaña, lamedicina y el cuidado de la salud, la educacióncomunitaria y la socialización. A primera vista, susactitudes podrían parecer antimodernas, pero unanálisis más atento revela que, mediante un com-plejo proceso de asimilación, estas sociedades estánabsorbiendo y utilizando la tecnología y los siste-mas políticos modernos como un medio para ac-ceder al poder y a una existencia mejor. La baseritual de la sociedad se ha modernizado para adap-tarse y servir a sus fines políticos y económicos. Deesta manera, éstos contribuyen, discreta y efectiva-mente, a aunar los roles instrumental y constitutivode la cultura4.

Estos pueblos, y otros como ellos, se están em-poderando y despliegan su creatividad en tres áreasdistintas aunque interrelacionadas: la expresión

³ NÉSTOR GARCÍA CANCLINI, «El futuro de las sociedadesmulticulturales», documento preparado para la Comisión, fe-brero de 1994.

4 SITAKANT MAHATRA, Modernisation and Ritual, Oxford,Oxford University Press, 1986.

artística, la tecnología y, finalmente, la política y lagobernabilidad.

Hacia un concepto más ampliode creatividad

Todos somos potencialmente creativos. La exage-ración de la racionalidad, el razonamiento tecno-crático, las estructuras organizativas o comunitariasrestrictivas, así como una excesiva confianza en losenfoques tradicionales, pueden disminuir o des-truir su potencial. De ahí la importancia de que elprestigio acordado a las artes no lleve a descuidarlas innumerables y modestas empresas imaginativasque insuflan vida al cuerpo social. Todo individuonecesita comunicar sus experiencias, esperanzas ytemores, como siempre lo ha hecho, y muchas ini-ciativas locales ayudan a hacerlo sin tener que pre-guntarse si lo que se hace es «creativo» o incluso«artístico». Basta con que lleguen al público al quese dirigen con espontaneidad y de manera esti-mulante.

Al no poderse enseñar o imponer, la creatividadse debe cultivar. A pesar de su potencial universalen entornos favorables, la chispa de la creatividadartística es en realidad tan excepcional que es ne-cesario alimentarla cuidadosamente ahí donde sur-ja, con la esperanza de transformarla en fuego.Para desplegarse, la creatividad requiere ciertamen-te de un ambiente favorable, pero es también im-predictible e indefinible. Durante las dos últimasdécadas, las condiciones sociales y económicas enlas que se realiza el trabajo artístico se han trans-formado radicalmente. Las orientaciones y normasartísticas occidentales, las transformaciones de losmercados del arte y las industrias culturales se hanpropagado por todo el mundo. En los lugares don-de se ha asentado, el mercado tiende a homoge-neizarse según líneas impuestas por las actividadesde entretenimiento y ocio occidentales, así comopor una cultura dominada por los medios de co-municación de masas. La preocupación que suscitaesta tendencia es universal.

El Grupo de Trabajo Europeo sobre Cultura yDesarrollo, creado por el Consejo de Europa comoun complemento al trabajo de la Comisión, ha he-cho hincapié en una preocupación sobre la apa-rente disminución del impulso creador en Europa.Se trata de dilucidar si la creatividad europea, tal

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como se la percibía tradicionalmente, se está des-plazando hacia la periferia del continente o inclusoa nuevos centros multiculturales de actividad, o siel arte y la literatura europeas están encontrandonuevos estímulos en el turbulento período econó-mico, político y social actual.

Consciente de este problema, la Comisión deseaponer de relieve el valor de la creatividad en unasociedad abierta y pluralista. Se deben estimular lasideas y expresiones procedentes de fuentes tradi-cionales o nuevas, de grupos mayoritarios o mino-ritarios. Los esfuerzos educativos y cívicos debencontribuir a propagar nuevas formas de intercam-bio y diálogo. Los gobiernos deberían promover lainteracción y la coordinación entre la creatividadartística y otras esferas de políticas, tales como laeducación, el mundo del trabajo, la planificaciónurbana, o las estrategias de desarrollo industrial yeconómico para beneficio de todos, incluidas lasminorías y las poblaciones inmigrantes.

En Estados Unidos de América, la creación demurales en espacios públicos durante los años se-senta se convirtió en la punta de lanza de un au-téntico movimiento de arte popular que respondióa la necesidad de expresión sentida por grupos co-munitarios sin acceso a la creatividad visual. Losmuros vacíos de las calles se convirtieron en mu-seos vivientes, transmitiendo mensajes que todo elmundo podía comprender (por ejemplo, el artechicano). Durante las últimas décadas, el metro, lasfachadas y el mobiliario urbano se han convertidonuevamente en un escaparate de moda de las artes.Esto crea un entorno favorable para la renovaciónde un urbanismo en busca de una nueva forma de«urbanidad», entendida en su sentido original ypositivo. Mejorar la calidad de vida en el mediourbano y brindar al habitante de la ciudad unaoportunidad de participar en la creación de un en-torno más atractivo. Por su propia naturaleza deespacio compartido, la calle se presta a la creativi-dad colectiva. Prueba de ello es el número crecien-te de pinturas murales que jóvenes, artistas y edu-cadores crean.

El arte de la calle puede también contribuir asalvar, rehabilitar o dar nueva vida a áreas conde-nadas a la demolición, el abandono o el anoni-mato. Éste fue el caso en el barrio obrero de LaBoca, en Buenos Aires (Argentina), que cambió to-talmente de aspecto una vez que sus casas de ma-dera y chapa se repintaron en tonos vivos. Este pro-yecto, realizado hace unos cincuenta años, dio unnuevo sentido de identidad a un barrio que se sen-

tía perdido en un centro urbano que hoy cuentacon más de doce millones de habitantes.

La creatividad ha sido siempre la savia de las ciu-dades, haciendo posible que funcionen como mer-cados y centros de comercio y producción, con susempresarios, intelectuales, estudiantes, administra-dores, personajes influyentes, artesanos y artistas. Elconcepto «ciudad creativa», propuesto por un gru-po de reflexión estratégica del Reino Unido, sugie-re que las ciudades del siglo venidero dependanmás de la generación de información y conoci-miento y menos de los recursos naturales. Esto re-quiere un nuevo modo de pensar, un pensamientoholístico. El pensamiento creativo contribuirá a en-frentar el cambio, a desplazar el foco de atenciónde lo físico al ambiente, a la atmósfera y a las in-fraestructuras «blandas». Las ciudades que utilicenel pensamiento creativo podrán resolver los nuevosproblemas urbanos situándolos en una perspectivadiferente y aplicando los instrumentos adecuados.

La creatividad artística y la expresióncultural

«Desde Mesopotamia y Moenjodaro hasta las máshumildes aldeas y pueblos de Asia y el Pacífico con-temporáneo, las artes han formado parte de la fun-cionalidad de la existencia y se han integrado enel trabajo ordinario. Cultivadas por la comunidad,han sido y siguen siendo parte intrínseca de la vidadiaria y los ciclos anuales... La creatividad es patri-monio de ricos y pobres, de la mayoría y la mino-ría, de los alfabetizados y los analfabetos» 5..

Las artes son la forma más inmediatamente re-conocible de creatividad. Todas las artes constitu-yen ejemplos admirables del concepto de creativi-dad, pues son el fruto de la imaginación pura. Sinembargo, aunque las artes forman parte de las for-mas más elevadas de la actividad humana, crecena partir de los actos más rutinarios de la vida co-tidiana. Ofrecen a cada individuo la posibilidad depensar y comunicar su realidad y su visión de unamanera nueva.

5 KAPILA VATSAYAN , comentarios sobre «Cultural expres-sion and the arts: energizing forces for development in Asiaand the Pacific», formulados en la Consulta Regional de laComisión para Asia y el Pacífico.

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A pesar de ello, en un mundo en el que la cul-tura se ha convertido en un bien de consumo, lacreatividad se considera con mucha frecuenciacomo algo sin valor o que se da por descontado.Ello puede ser debido a las dificultades de com-prensión y apreciación, especialmente cuando suexpresión no es un acto individual, sino colectivo.En efecto, en la mayoría de las tradiciones cultu-rales se otorga un papel menos destacado a la ex-presión individual en el proceso creativo que enOccidente. Muchas grandes realizaciones artísticassiguen siendo creaciones conjuntas, como lo fue-ron las catedrales góticas de Europa hace algunossiglos. En dichos contextos, el artista o artesano,hombre o mujer, es ciertamente una persona, perono necesariamente una «personalidad». Conscientede realizar una obra colectiva, expresa mucho másque sus propios pensamientos y sentimientos per-sonales. Esto contrasta con el énfasis de la culturaglobal de masas, en la que «las estrellas» del día,celebridades del cine o campeones deportivos, sonidolatrados desproporcionadamente en relacióncon su contribución creativa. La participación ac-tiva de la población en las formas de expresión cul-tural sigue siendo menospreciada. Frecuentementese olvida que la creatividad es una fuerza social, yase trate de un artista aficionado o de los esfuerzosde una comunidad.

Su corolario, la innovación, se opone frecuente-mente a la tradición. Pero la tradición no es in-mutable; evoluciona de generación en generación,en un proceso interminable de invención, elimi-nación y préstamos de otras culturas. Este pluralis-mo en el proceso creativo se ha profundizado hoydía, tanto en el plano individual, en la medida enque artistas procedentes de muy diferentes contex-tos culturales, especialmente en la música y las ar-tes visuales, enriquecen el repertorio mundial del«arte refinado» (high culture), como en el plano co-lectivo, en la oposición creativa, a menudo perci-bida como una tensión, entre lo universal y lo lo-cal. Como señala a la Comisión el especialista ar-gentino Néstor García Canclini, la capacidad decombinar la tradición cultural y la modernidad yano se limita a las intelligentsias del mundo. Tambiénse puede observar «entre aquellos indios que ensus puestos callejeros, en Lima y Caracas, en La Pazy Bogotá, en las grandes ciudades de América La-tina, venden hierbas medicinales junto con graba-doras importadas, así como objetos artesanales queestán en estrecho contacto con aparatos electróni-cos... [en] la iconografía sincrética de los movi-

mientos sociales de base, que se expresa, por ejem-plo, en la figura del Superbarrio, en México, unpersonaje que combina la imagen del luchador en-mascarado con la de Superman y se ha convertidoen el símbolo de las asociaciones vecinales que lu-chan por la obtención de vivienda. Incluso en laclase obrera ahora existen amplios sectores que sonpolíglotas, multiétnicos y emigrantes, siendo suidentidad un mosaico de varias culturas» 6

.

Estos pueblos, como muchos otros en diferentescontinentes, han comprendido que preservar intac-tas las tradiciones del pasado no es la mejor ma-nera de mantener su identidad y mejorar su suerte.Las culturas locales pueden crecer y expandirse alconvertirse en cosmopolitas. Así, en Michoacán(México), la relativa prosperidad alcanzada graciasa la reciente reorganización de las tradiciones ar-tesanales ha permitido un mayor nivel de gasto enla revitalización de los antiguos rituales. Algo se-mejante esta sucediendo con los mixe y los mixte-cas de Oaxaca, que utilizan computadoras para re-gistrar sus tradiciones. orales.

Las artes han brindado la inspiración para supropia protección y renovación, También han con-tribuido en acciones concretas. La expresión cul-tural en el plano local o «de base» ha sido utilizadapor agentes de desarrollo que trabajan con las co-munidades para fortalecer la identidad social degrupo, la organización social y la comunidad, paragenerar energía social, superar sentimientos de in-ferioridad y alienación, educar y elevar el nivel deconcienciación, promover la creatividad y la inno-vación, fomentar el discurso democrático y la me-diación social, ayudar a enfrentar los desafíos delas diferencias culturales y tomar parte directa enla economía mediante la producción de bienes yservicios.

En el Caribe, por ejemplo, un gran número depersonas han descubierto un nuevo sentido de suvalor como ciudadanos y deciden sus orientacionesfuturas mediante la práctica y la expresión de susraíces creativas en la danza, el canto, el teatro y lasnarraciones orales. En sus propias palabras:

«La música reggae [...] está emergiendo de nues-tro equivalente del ghetto, donde los desheredadosy los condenados de la tierra están comenzando aarticular su miseria, su demanda de cambio, su ne-cesidad de un nuevo orden social [...] . Es el puebloel que canta su propia visión del cambio y dice

6 NÉSTOR GARCÍA CANCLINI, op. cit.

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claramente al resto del mundo qué dirección es-pera que adopte ese cambio»7.

«Instrumentalizada» de esta manera, la expresióncultural puede, sin embargo, ser un arma de doblefilo: positiva, cuando se apoya en grupos genuina-mente interesados en el fortalecimiento de la iden-tidad cultural y los esfuerzos creativos; negativa,cuando se utiliza como instrumento de manipula-ción. Comentando el uso que hacen los agentes dedesarrollo de los medios populares de comunica-ción para lograr los objetivos del desarrollo, un es-pecialista latinoamericano nos alerta sobre el he-cho de que su «obsesión por el logro de ciertosobjetivos y no del desarrollo humano puede con-ducir a la utilización de los medios populares decomunicación como otro conjunto de instrumentospara cambiar los modos en que el pueblo piensa,siente y actúa. Y éste no es el propósito ni la fun-ción de los medios tradicionales de comunicación.Su propósito es la expresión, la relación, la comu-nicación, la evasión, la fantasía, la belleza, la poe-sía, el culto» 8.

La expresión cultural es también una esfera enla que, como ha observado un especialista, «la ex-periencia se articula y comunica, donde las cir-cunstancias, los acontecimientos y los conflictos dela vida cotidiana, privada, política y económica sonasimilados por la conciencia, se les da forma y es-tán disponibles para el diálogo y la iniciativa socia-les»9. Los cambios sociales de las últimas cinco dé-cadas han conducido, en el mundo no occidental,a la creciente autonomía de la expresión artística.Lo que antes se percibía como una parte del en-tramado de la cultura se considera hoy como algoindependiente. Ha aparecido un terreno estéticoque se considera a sí mismo como tal y que hasupuesto en parte un proceso de secularización enel que elementos anteriormente inseparables del ri-tual o de la vida religiosa se transforman en formas

7 PATRICIA HAGGERTY, ROBERT MASHEK, MARION RITCHEY,STEVE VETTER, «The Arts and Social Chang e», Journal of theInter-American Foundation, Third Quarter, 1979 .

8 JUAN DÍAZ BORDENABE , PATRICIA HAGGERTY , ROBERT MASHEK, MARION RITCHEY, STEVE VETTER, «The Arts and SocialChange», en Journal of the Inter-American Foundation, ThirdQuarter, 1979.

9 PREBEN KAARSHOLM, «The Development of Culture andthe Contradictions of Modernisation in the Third World: TheCase of Zimbabwe», ponencia presentada a la ConferenciaGeneral de la European Association of Development Re-search and Training Institutes, Universidad de Oslo, junio de1990.

estéticas. Simultáneamente, han surgido institucio-nes tales como ministerios de cultura, museos, tea-tros, editoriales y sociedades literarias. Este procesode diferenciación promueve el desarrollo de nue-vas formas de articulación y discurso, y conduce nosolamente a nuevas formas de manipulación y con-trol, sino también a nuevas posibilidades de co-municación, comprensión y acción.

A pesar de los efectos humanos y humanizantesdel trabajo creativo, los artistas y otros individuosque interpretan los sueños y visiones de la comu-nidad con frecuencia son objeto de represión. Jus-tamente, en la medida en que plantean preguntasdifíciles y rechazan responder con estereotipos, losartistas expresan constante y explícitamente lo queotros perciben en silencio, y a menudo son muymal vistos por aquellos a quienes las respuestas es-tereotipadas garantizan sus intereses; a tal punto esasí que a veces se considera conveniente disuadir-los o incluso eliminarlos. El nombre de SalmanRushdie nos viene naturalmente a la memoria,pero no es el único caso: mujeres y hombres inte-ligentes, instruidos, creativos y con talento sonamenazados, perseguidos e incluso asesinados enArgelia, en Bangladesh y en otras partes del mun-do. Carlos Fuentes lo expresa adecuadamente:

La nuestra es una época de lenguajes competitivos.La novela es la arena privilegiada donde se encuentranlos lenguajes en conflicto, trayendo consigo, en tensióny diálogo, no sólo personajes opuestos, sino también di-ferentes etapas históricas, niveles sociales, civilizacionesy otras nacientes realidades de la vida humana. En lanovela, realidades normalmente separadas pueden con-vergir, creando un encuentro dialógico, un encuentrocon el otro 10.

Los artistas que representan culturas estéticasmodernas emergentes en estas sociedades desem-peñan también un importante papel político de-bido a que pueden ser autónomos y expresarse li-bremente. «Al configurar su propio espacio de arti-culación e insistir en el principio dialógico, ellosllegan a representar automáticamente el derecho ala diferencia y el desacuerdo, y en las sociedadesdespóticas, ellos ofrecen su propia alternativa, are-na simbólica de la mediación de necesidades ypuntos de vista en conflicto» ¹¹. De esta manera, los

10 CARLOS FUENTES, «Words Apart», The Guardian, 24 defebrero de 1989.

¹¹ PREBEN KAARSHOLM, op. cit.

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artistas modernos afirman por doquier su derechoa utilizar todas las fuentes y medios disponibles,desafiando las expectativas de quienes quisieranque sus creaciones se viesen o leyesen de algunamanera «tradicional».

Un ejemplo de lo expuesto son las actuacionesdel grupo de teatro Amakhosi de Zimbabwe, queatacaban la corrupción y el nepotismo de la vidapolítica y de los negocios, llamando con éxito laatención sobre las cuestiones que debían ser objetourgente de debate social; o la poesía del últimoperíodo de Dambudzo Marechera, que logró elmismo resultado combinando surrealismo y críticairreverente. En efecto, el espacio de libertad queestos artistas reivindican es esencial para todosaquellos que cuestionan por medio de su arte.

La creatividad en la tecnología

Ya en 1964, el diseñador sudafricano Selby Mvusi,un artista que nunca cedió al conformismo, desta-có que los «habitantes de los países de bajo nivelde ingresos no pueden permitirse quedar al mar-gen de la nueva toma de conciencia y las nuevasresponsabilidades definidas hoy en día por la nue-va tecnología... Se han propagado muchas ideas fal-sas calculadas para promover el colonialismo cul-tural; entre ellas, destaca la que sostiene que la in-geniosidad de las culturas no occidentales nopuede resistir a las presiones y los efectos de latecnología del siglo xx» ¹².

Ante la intrusión de la tecnología moderna, lassociedades deben encontrar formas de adaptar suspautas culturales a las nuevas prácticas. Todas lassociedades basan su comprensión del mundo y dela experiencia en un cuerpo de rituales latentes yexplícitos (comportamientos ceremoniales y coti-dianos), así como de relatos y mitos que son co-mentarios sobre este ritual, de los cuales deriva elsistema de valores aceptado. La introducción detécnicas modernas, eficaces en otros contextos,

¹² La cita de la ponencia de SELBY MVUSI intitulada «TheEducation of Industrial Designers for Low-Income Econo-mies», presentada en un seminario organizado conjuntamen-te por ICSID/UNESCO en Brujas (Bélgica) en 1964, fue su-ministrada a la Comisión por NATHAN H. SHAPIRA, profesoremérito, Departamento de Diseño, Universidad de California,Los Angeles.

conlleva la intrusión de valores extraños, condu-ciendo inevitablemente a una erosión de la auto-ridad del conocimiento tradicional. Reforzados me-diante la transmisión de imágenes vía satélite cap-tadas por la televisión local, los nuevos símbolos ypautas de comportamiento tienden a desplazar losmodos y las formas de relaciones existentes.

En ocasiones, toda una sociedad debe empren-der un proceso de reajuste inspirado en sus mitosfundadores a fin de adquirir los instrumentos sim-bólicos fundamentales de algo tan evidente paraotros como el dinero. Este es el caso de las tribusaborígenes de Australia, que siempre utilizaron elcanto, la danza y el sueño para preservar y adaptarel cuerpo de conocimientos indispensable para susupervivencia. Durante los últimos cuarenta años,estas tribus han sido forzadas a la sedentarizacióne integradas parcialmente en la economía mone-taria. Para muchas de ellas esto constituyó una in-novación desgarradora que los condujo, durantelos últimos años, a desarrollar un culto intertribal,el jurulu, concebido para integrar la noción de di-nero en las pautas culturales de la tribu ¹³.

Así como las mentalidades deben reajustarse alas prácticas desconocidas, también se deben en-contrar las maneras de adaptar las tecnologías a lasnecesidades y posibilidades de diferentes contextosculturales y económicos. El fracaso en la adapta-ción de la tecnología a las condiciones y al cono-cimiento práctico local puede producir resultadosdesastrosos (ver recuadro en la página siguiente).

No obstante, las transferencias desde el sistema«global» hacia el «local» han logrado excelentes re-sultados cuando en el diseño de la política se hantenido en cuenta explícita y cuidadosamente losfactores culturales. Tales transferencias requiereninnovación técnica, económica y social, a medidaque las poblaciones interesadas recuperan la inicia-tiva para satisfacer sus propias necesidades.

Habida cuenta de las opciones disponibles, el po-der no radica únicamente en el conocimiento téc-nico, sino en la apropiación simultánea de la ca-pacidad social y técnica, en el fortalecimiento delos recursos culturales para utilizar adecuadamenteesta apropiación y en la creación de alianzas entrelos sistemas local y mundial.

El conocimiento científico y tecnológico más

¹³ BARBARA GLOWCZEWSKI , «Manifestations symboliquesd’une transition économique, le “Jurulu”, culte intertribaldu “Cargo”», L’Homme, vol. XIII, núm. 2, avril-juin 1983.

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Sri Lanka: un ejemplo a evitar

A partir de los años sesenta y hasta mediados de ladécada de los setenta, unas dos mil embarcaciones con

nuar reembolsando el crédito. Esto permitió a los pes-cadores más ricos adquirir los barcos de segunda mano

motor fuera-borda fueron introducidas en aldeas de-dicadas a la pesca con el fin de mejorar su rendi-

y constituir flotas, aumentando así su ventaja frenteal antiguo método de pesca en canoa, considerado

miento. « ineficiente» .Dado que el coste unitario representaba aproxima-

damente el equivalente de diez o quince años de in-En quince años, la producción de pescado de una

aldea se multiplicó por siete u ocho. Mientras tanto, gresos de una familia de pescadores, las embarcaciones el número total de personas empleadas en el sector dis-fueron introducidas mediante un sistema de alquilercon opción a compra (leasing), ya que pocos pesca-

minuyó en un 50 %, y el desempleo aumentó hastaun punto tal que el 35 % de los varones menores de

dores, inmersos ahora en una economía monetaria,disponían de ahorros. Los costes salariales sumados al

veinticinco años no tenía trabajo. En el pasado existíauna pequeña élite compuesta de una o dos familias y

reembolso del préstamo mermaban considerablementesus nuevos ingresos. Dado lo reducido de sus márgenes

una vasta clase de campesinos libres; hoy, la élite secompone de diez a quince familias, mientras que unas

muchos se vieron en la bancarrota. Las reparaciones 200 familias tienen un nivel de vida próximo o porrepresentaban un gasto imprevisto, y nada en su ex- debajo del mínimo vital. Finalmente, la solidaridadperiencia anterior los había preparado para mantener aldeana tradicional desapareció como resultado de laen buen estado barcos noruegos equipados con motoresjaponeses. Cuando una embarcación sufría una ave-

erosión de las relaciones sociales que regían la pro-ducción, y el pescado, que antes se consumía en la

ría y su propietario no podía repararla, ésta quedaba aldea, ahora se exporta a Colombo, situada a 210 kminmovilizada, y resultaba por tanto imposible conti- de distancia 14.

avanzado, adecuadamente adaptado a las circuns-tancias locales, puede ser utilizado para empoderara las poblaciones que poseen un conocimiento tra-dicional y local. En Asia, la Revolución Verde delas décadas de los sesenta y setenta generó simul-táneamente fuertes subsidios para la producción yel consumo de pesticidas, así como la eliminaciónde muchos de los enemigos naturales de los insec-tos que destruían los arrozales. En la década de losaños ochenta, la Organización de las Naciones Uni-das para la Alimentación y la Agricultura (FAO)inició un importante programa internacional de lu-cha contra los insectos nocivos basado en la gestióny la explotación del conocimiento local sobre ladiversidad biológica natural de los arrozales. Elprograma, aplicado a nueve países de la regiónasiática, dio resultados particularmente positivos enIndonesia, donde la reducción de los insectos no-civos en un 60 % hizo que la producción de arrozaumentara en un 15 % entre 1988 y 1993.

14 STEPHEN HILL, citando a Paul Alexander, Transcripts onthe Political Economy of Development, Sidney, Australian Broad-casting Commission, 1977.

Por lo tanto, se debe prestar especial atención alconocimiento con el que cada cultura contribuye aenriquecer el patrimonio intelectual de la huma-nidad. Dicho conocimiento incluye valiosa infor-mación en el campo de la botánica, la agronomíay otras áreas del medio natural, así como solucio-nes tecnológicas específicas para enfrentar ciertosproblemas. Se debe otorgar prioridad a la recolec-ción, sistematización y difusión de dicho conoci-miento, así como a su conjunción con el cono-cimiento tecnológico moderno.

Por otra parte, dados los problemas de poderque están en juego, la articulación del conocimien-to y la tecnología mundiales y locales debe ser su-ficientemente flexible y facilitar su adaptación lo-cal, lo que a su vez podría permitir la identificaciónde nuevas necesidades.

El acercamiento al desarrollo a través de la fa-miliarización con los instrumentos de la tecnologíaa veces es más efectivo cuando adquiere formasmuy simples. Un artista de Java da lecciones de pin-tura a los aldeanos incentivándolos a representarlos objetos de la tecnología. De esta manera se fa-miliarizan con dichos objetos mediante un enfoque

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Prácticas médicas adaptadas por y para los sicuani

Los servicios médicos de Colombia recurrieron a unequipo de antropólogos para rescatar un programa sa-nitario destinado a los indios sicuani que estaba apunto de fracasar debido a la incapacidad del perso-nal paramédico local para detener la propagación dediversas enfermedades. Parte del problema se debía alcarácter inadecuado de su formación, fundada en lasnecesidades y la experiencia de los habitantes de lasregiones montañosas de Colombia, más que en las delas comunidades tribales de las tierras bajas. Pero elequipo consultado empezó también a poner en cuestiónel enfoque tecnicista del programa y a considerar queel verdadero problema no era la incapacidad para tra-tar las enfermedades tropicales, sino más bien el fra-caso en la promoción de la salud. Buscando detrás delos síntomas médicos causas socioculturales más pro-fundas, el equipo de antropólogos propuso un progra-ma de investigación participativa durante el cual elpersonal paramédico exploraría, junto con la comu-nidad, la historia y los mitos de los sicuani. Poco apoco se fue dibujando un cuadro que muestra cómo el

paso de un modo de vida fundado en la recolección yla caza a otro sedentario y agrícola había tenido comoconsecuencia la contaminación de los ríos, una alimen-tación más pobre en proteínas y una desnutrición ge-neralizada. A medida que la investigación progresabase pudo elaborar una clasificación de las prácticas mé-dicas tradicionales que se integró en el programa sa-nitario, permitiendo no sólo recuperar los conocimientosrelativos a fuentes alternativas de alimentos y plantasmedicinales, sino también a comprender mejor cómo lascomunidades podrían aplicar las tecnologías occiden-tales apropiándose de ellas. Más allá de sus aspectostécnicos, esta historia constituye un buen ejemplo deadquisición de poder por parte de la comunidad. Lossicuani han institucionalizado este proceso formandouna segunda generación de agentes sanitarios encar-gados de aconsejar a sus comunidades sobre todo tipode problemas médicos y económicos. Este proceso ha sidoacompañado por la emergencia de una organizaciónpolítica destinada a defender los intereses de todas lascomunidades sicuani ante el mundo exterior l5.

artístico en lugar de uno tecnológico, cuyos con-ceptos les serían ajenos.

El mundo de los negocios de la década de losnoventa es testigo del redescubrimiento de la im-portancia de la participación de las personas enel desarrollo, la transferencia y la adaptación dela tecnología. Hoy en día es evidente que la tec-nología es compleja, multidimensional y en partepropia a cada empresa particular. Gran parte dela capacidad tecnológica es conocimiento intuitivo(esto es, no codificable) basado en la experiencia,el error y el aprendizaje, más que en la aplicaciónsistemática de conocimiento fundado en la cien-cia. Por consiguiente, el desarrollo tecnológico tie-ne un carácter acumulativo y deriva en buena me-dida del «prender haciendo», en el marco deuna investigación localizada. Los individuos y suscompetencias están en el centro mismo de latransferencia; una organización social eficiente yflexibilidad cultural permiten a la empresa apro-

15 CHARLES D. KLEYMEYER , «Cultural energy and grassrootsdevelopment», Grassroots development, núm. 16/1, 1992.

piarse del conocimiento tecnológico y relacionar-lo rápidamente con la demanda social. Por lo tan-to, es mucho más importante la captación de losflujos de tecnología gracias a culturas organizacio-nales capaces de incorporar estos flujos en redesinstitucionales, que la simple y limitada operaciónde transferir un artefacto tecnológico de un lugara otro.

Esto es lo que brinda un potencial de oportu-nidades para los «pequeños jugadores». Las nue-vas estructuras de producción y utilización de co-nocimiento científico, así como de captación deflujos de tecnología, confieren ventajas a los pe-queños agricultores y empresarios, que puedenadquirir capacidad social y técnica, y desarrollar,en el plano local, una cultura organizacional re-ceptiva y abierta.

Es importante que el significado y el conoci-miento se elaboren localmente, en lugar de so-meterse a una dependencia pasiva e ignoranteante significados, conocimientos y sistemas globa-les elaborados en otra parte. Como ha destacadoun observador africano, «los africanos de las ge-neraciones precedentes tenían un espíritu suma-

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mente creativo. Así, el curandero o la curanderade la aldea que prepara una mezcla de hierbas yraíces para sus pacientes y observa tranquilamentesus reacciones y progresos tiene el espíritu másincisivo que el médico que se contenta con pres-cribir fórmulas inventadas a diez mil kilómetrosde distancia por colegas europeos. El herrero ru-ral que forja una azada, un cuchillo o un machetees más creativo que el ingeniero africano, for-mado en Londres o Moscú, que no hace sino re-petir teorías estereotipadas que pueden no serde relevancia para los problemas de su socie-dad...» 16.

La creatividad se puede manifestar en el espí-ritu empresarial. El empresario aprovecha lasoportunidades y es libre (individual y colectiva-mente) de actuar en función de dichas oportuni-dades. Si la creatividad supone una visión de loque es posible, traducir esta visión creativa en lapráctica exige iniciativa y capacidad para dirigir yguiar el trabajo de un equipo. En algunas cultu-ras, como la del Perú, estos empresarios son fre-nados por intervenciones equivocadas del gobier-no, y a veces acosados por él; en otras, por ejem-plo en Africa, lo son por las obligacionesfamiliares, que reclaman una parte de las ganan-cias e impiden la acumulación de capital. Los la-zos entre religión, cultura y espíritu de empresa,por los que Max Weber fue el primero en inte-resarse, constituyen un interesante tema de inves-tigación. Ciertamente, muchas religiones y cultu-ras diferentes del protestantismo han producidoempresarios creativos. Dos países católicos comoAustria y Malta han logrado extraordinarios éxitosen el plano económico. Mauricio, verdadero ca-leidoscopio de grupos étnicos y religiosos, es unmodelo notable de desarrollo económico. Hace al-gunas décadas se consideraba que la cultura co-reana era incapaz de generar crecimiento econó-mico. Hoy, Corea da el ejemplo de lo que puedeser un desarrollo equitativo. De manera semejan-te, se había creído que Japón no era apto para eldesarrollo. Una de las conexiones más sorpren-dentes, aunque excepcionalmente señalada, entrereligión y desarrollo es la relación entre la pro-

16 Extracto del discurso inaugural pronunciado por el pro-fesor G. L. CHAVUNDUKA , vicerrector de la Universidad deZimbabwe, en el taller sobre el Estudio y la Promoción delos Sistemas Autóctonos de Conocimiento y la Gestión Sos-tenible de Recursos Naturales en Africa, Kwazulu-Natal, Su-dáfrica, 24 de abril de 1995.

pagación rápida del fundamentalismo evangélicocristiano en el Este asiático, América Latina y Afri-ca Subsahariana y actitudes empresariales talescomo el gusto por el trabajo intenso y la frugali-dad o el sentido del ahorro.

Si el Pacífico se ha convertido en la región másdinámica del mundo se debe a que ha tomado lasmejores prácticas y valores de diversas civilizacionesricas, tanto de Asia como de Occidente. Si esta fu-sión sigue dando frutos, podríamos asistir a unaexplosión de creatividad de una amplitud sin pre-cedentes.

Los avances en el campo de la tecnología noson totalmente satisfactorios por tres razones: enprimer lugar, algunos grandes grupos han sidomarginados de los beneficios del progreso o inclu-so han sido afectados negativamente por él; ensegundo término, han hecho realidad algunossueños, pero también se han convertido en unaverdadera pesadilla; finalmente, algunos avanceshan tenido efectos contraproducentes en relacióncon sus propios objetivos.

Entre las pesadillas tecnológicas se encuentranlas armas modernas, capaces de destruir la totali-dad del planeta; el temor de que la informaciónalmacenada electrónicamente pueda conducir alcontrol totalitario; el temor de que la utilizaciónde la tecnología moderna provoque desempleomasivo; la pesadilla frankensteineana de que la ca-pacidad de manipular el código genético conduz-ca a violar los derechos y la integridad de la per-sona humana; el temor de una minibomba ató-mica en manos de terroristas o la amenaza quepodría pender sobre los derechos políticos el tra-tar de impedir dicho terrorismo, y así sucesiva-mente.

El más terrible de los temores es, quizás, el deldesempleo masivo provocado por el progreso tec-nológico moderno, el espectro de un crecimientosin empleos. En su novela Player Piano (London,Mayflower Books, 1962), Kurt Vonnegut describeuna sociedad futura en la que ha triunfado el de-

17 «The Pacific Way», Foreign Affairs, vol. 74, núm. 1, Ja.nuary/February 1995.

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recho divino de la máquina, la eficiencia y la or-ganización, y en la que una enorme subclase dedesempleados recibe una enorme cantidad de bie-nes de un pequeño grupo de gerentes y adminis-tradores ricos, pero carece de lo que el filósofoJohn Rawls considera como «quizás el más impor-tante de los bienes de primera necesidad», a sa-ber, el respeto de sí mismo. En la novela, los de-sempleados terminan por rebelarse. MichaelYoung, en su profético ensayo titulado Meritocracy,preveía un futuro semejante.

Los países desarrollados comienzan a alarmarseante la perspectiva de un crecimiento sin empleo.Europa no ha conocido en estos últimos tiemposun fuerte crecimiento, pero el crecimiento de laproducción sin aumento de la carga de trabajodebería ser algo bien recibido y no condenadocomo un estigma. Mientras que hoy muchos con-siderarían el trabajo como una necesidad básica,Sydney Webb, cofundador de la Sociedad Fabiana,pensaba que el ocio lo era. Muchas formas de tra-bajo monótonas, difíciles y peligrosas constituyenuna pesada carga, más que una bendición. El au-mento de la productividad, que supone una me-nor cantidad de trabajo para una producción ma-yor, es sumamente deseable. Toda mejora del ren-dimiento por trabajador debe ser saludada comoun progreso, pero sólo si la producción crece losuficientemente rápido como para absorber a to-dos los que buscan empleo, o si la reducción dela carga de trabajo puede distribuirse equitativa-mente de forma que todo individuo pueda apro-vechar lo más satisfactoriamente posible su ocioadicional. La primera de estas condiciones se sa-tisfizo durante la edad de oro del keynesianismo,tras la Segunda Guerra Mundial. Pero si, como hasido el caso de los países de la Organización deCooperación y Desarrollo Económico (OCDE) du-rante la última década, la producción no progresalo suficientemente rápido para generar empleopara el conjunto de la fuerza de trabajo, nos en-contramos con una sociedad en la que la riquezaprivada no sólo se opone a la miseria pública, sinotambién a la miseria privada a la que se refiereJohn Kenneth Galbraith. Quien haya paseado porlas calles de Nueva York o Londres ha podido vera los vagabundos (homeless) durmiendo en la calleen pleno invierno. Independientemente de lascausas que provoquen el crecimiento del desem-pleo (crecimiento insuficiente de la demanda de-

bido al temor a la inflación y al desequilibrio dela balanza de pagos, o progreso tecnológico queexige nuevas competencias que son aún escasas, oincluso la importación de productos baratos pro-cedentes de los países en desarrollo), el hecho esque esta subclase de desempleados ni siquiera sebeneficia de las limosnas que describe Vonneguten su novela y carecen tanto de reconocimientocomo de bienes de primera necesidad. No se sa-tisface ni su necesidad de dignidad ni sus necesi-dades materiales elementales. Hacer «más con me-nos» (como pide un clásico popular sobre el rea-juste tecnológico [re-engineering]) es, sin duda,bueno para el crecimiento económico y para laeconomía, pero al mismo tiempo provoca un sen-timiento de inutilidad. El mercado no alimenta yala dignidad del trabajador.

Un aumento adecuado de la demanda (median-te la inversión pública) reabsorbería en gran me-dida el desempleo «estructural», como se vio du-rante la Segunda Guerra Mundial. También ayu-daría contar con programas de formación y apoyopara la adaptación al ajuste. Es evidente que nues-tra sociedad está en condiciones de dar trabajo aun buen número de agentes sanitarios, enferme-ras, personas a cargo de ancianos, jardineros, pro-tectores del medio ambiente y otros trabajadoresde servicios que no necesitan las calificaciones es-pecializadas y escasas que demanda la tecnologíamoderna. Además, sus servicios no pueden serreemplazados por los productos baratos importa-dos de los países de bajo nivel de ingresos. Mu-chos de estos empleos dependen, sin embargo,del sector público, hoy menospreciado.

Queda el problema de los «incluidos» y los «ex-cluidos». Una pequeña élite, fundamentalmentemasculina, de fuerza de trabajo integrada coexistecon un gran número de trabajadores mal pagados,no plenamente reconocidos. Esta polarización semanifiesta en Estados Unidos de América. Europa,por el contrario, ha mostrado una mayor seguri-dad del empleo, salarios más altos y considerablesventajas sociales, combinados con un crecimientomás rápido del desempleo.

Una de las causas del desempleo en Africa, Asiay América Latina es la transferencia de tecnologíainadecuada, cara, que exige grandes inversiones yreduce la fuerza de trabajo. A su vez, esto se debeen parte a señales erróneas en términos de pre-cios e incentivos engañosos, pero también a la au-

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sencia o debilidad de la investigación de tecnolo-gías más apropiadas y de instituciones que facili-ten la búsqueda y la investigación de tecnologíaseficientes que permitan ahorrar capital. Entre lasinstituciones con las que sería deseable contar, es-tán los bancos de tecnología que brindan infor-mación sobre las tecnologías utilizadas en otrospaíses en desarrollo, instituciones de crédito paralas pequeñas empresas e institutos de investiga-ción aplicada.

La Comisión no cree que el progreso tecnoló-gico conduzca inevitablemente al desempleo ma-sivo, a la contaminación del medio ambiente, alagotamiento de las materias primas o a otras for-mas de catástrofes ecológicas. En realidad, el pro-greso tecnológico se puede utilizar para combatirestos peligros. Muchas de las innovaciones son to-talmente inofensivas, ya que no generan un con-sumo excesivo de materias primas ni la contami-nación del medio ambiente. La atención dentalindolora, la vacuna contra la poliomielitis, las fi-bras ópticas, el microprocesador, la cirugía depuentes coronarios, la producción de imágenesmagnéticas y los fertilizantes orgánicos son algu-nos ejemplos. Pero problemas tales como los men-cionados anteriormente y otras pesadillas del mis-mo género conducen, sin embargo, a preguntarsesi no sería necesario detener, disminuir o reorien-tar el progreso tecnológico. La consigna pareceríaser: «si es posible, hagámoslo». Aplicamos el aná-lisis costo-beneficio en muchos otros campos, perono en el del «progreso» tecnológico.

Otra crítica contra ciertos avances tecnológicosno es que hayan tenido, como la energía atómica,efectos colaterales indeseables, sino que han sidocontraproducentes en relación con sus propiosobjetivos. La proliferación de automóviles más rá-pidos ha generado una congestión del tráfico ydesplazamientos más lentos, los medicamentos ylos hospitales han producido enfermedades iatro-génicas, las armas acumuladas para preservar yproteger han destruido bienes y han matado a se-res humanos, las prisiones han producido un au-mento en el número de delincuentes, el progresoen la agricultura ha agotado el suelo y arruinadocomunidades humanas (mientras que la irrigaciónha provocado la salinización), los sistemas de sa-neamiento han contaminado el agua y los filtroshan revelado ser cancerígenos.

Por otra parte, la ciencia y la tecnología pueden

contribuir y han contribuido enormemente a re-ducir la pobreza y a aliviar el sufrimiento, a pre-servar el equilibrio ecológico, a fomentar la inves-tigación básica en todos los campos del saber hu-mano, a hacer la vida más fácil, rica, confortabley agradable.

Gobernabilidad y creatividaden la política

Cultivar la creatividad significa encontrar los me-dios para ayudar a las personas a concebir nuevasy mejores maneras de vivir y trabajar juntos. Nues-tra imaginación social y política parece estar mar-cada por una inercia que contrasta enormementecon los avances realizados por nuestra imagina-ción científica y tecnológica. Nuestras institucio-nes sociales y políticas están retrasadas con res-pecto a la ciencia y la tecnología. Los científicoshan explorado los más recónditos rincones delátomo y las regiones más alejadas del espacio, handescodificado el código genético, han aprendidoa manipular nuestro patrimonio biológico y a en-viar mensajes de larga distancia a la velocidad dela luz. En el plano social y político, sin embargo,estamos atados a viejas instituciones que tienen si-glos de existencia, como el Estado-nación o la di-

Europa40%

Asia17% América

del Norte4%

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cotomía entre el sector público y el privado, o in-cluso las disputas sobre los méritos y las desven-tajas del capitalismo y de sus alternativas. Se hadicho que el gobierno central, que cada vez se hahecho con mayor poder, se ha convertido en algomuy pequeño para las cosas grandes y en algo de-masiado grande para las cosas pequeñas. Delegarciertas funciones «hacia abajo» y otras «hacia arri-ba» permitiría mejorar considerablemente la ma-nera en que convivimos y resolvemos nuestras di-ferencias.

Delegar «hacia arriba» implica innovar en elplano de las instituciones globales que eviten lasacciones mutuamente destructivas y autodestruc-tivas de Estados soberanos que actúan sin la me-nor coordinación en áreas de interés global. De-legar «hacia abajo» significa hacer hincapié en ladescentralización, en el empoderamiento de gru-pos pobres y débiles, de las organizaciones no gu-bernamentales y de base y, en general, de la so-ciedad civil.

Pero delegar no es suficiente. Últimamente seha discutido mucho acerca de la necesidad de des-centralizar el gobierno y de conceder un lugarmás amplio a la participación en la esfera política.En el plano internacional, esto implica la inclu-sión de representantes de la sociedad civil en elseno de las organizaciones internacionales, asícomo su participación más amplia en los consejosde los organismos de los países ricos (véase laAgenda Internacional, Acciones 8 y 9). En el pla-no nacional, se ha constatado que el sistema cen-tralizado de toma de decisiones en las economíasplanificadas centralmente es impracticable y se loha rechazado, reclamando mayor descentraliza-ción y participación. Pero este mismo sistema dedecisiones centralizadas rige todavía las relacionesentre la dirección y los empleados en las empresaspúblicas y privadas. Sabemos que las personas nodan lo mejor de sí mismas cuando están sujetas acontroles y reglamentaciones. La democracia y laparticipación son indispensables no sólo en lasinstituciones políticas sino también en el sectorprivado con fines de lucro, en las asociaciones pri-vadas voluntarias y en las organizaciones no gu-bernamentales, como sindicatos e iglesias. Hastaen la familia existe la necesidad de una mayor de-mocracia y participación, especialmente de lasmujeres y los niños.

Una importante y reciente innovación social,

que incluso ha dado nacimiento a un nuevo con-cepto, es la noción de empoderamiento (empower-ment), que resulta de la capacidad de las personaspara elegir entre opciones más amplias mediantela participación directa en los procesos de tomade decisiones o influyendo sobre quienes tienenel poder de decidir. «El empoderamiento incluyela capacidad de poder expresarse plenamente através de la riqueza de una identidad cultural [...]que evoluciona en función de sus capacidadespara realizar sus propios deseos y aspiraciones. Laidea de empoderamiento se manifiesta en todoslos niveles de la interacción social. La encontra-mos cuando se da la palabra a quienes carecen dederechos, cuando se permite que los débiles y losmarginados tengan acceso a los instrumentos y losmateriales que requieren para forjar su propiodestino» 18. También se la encuentra en la crea-ción de nuevas instituciones que garantizan la res-ponsabilidad pública (accountability) y el control dequienes ejercen el poder democráticamente.

En palabras del profesor Yunus, fundador y di-rector del Grameen Bank en Bangladesh, «si lasociedad crea un entorno que permite al indivi-duo desarrollar sus capacidades creativas, la re-ducción de la pobreza es posible>). Sin embargo,un entorno semejante puede parecer inaccesiblepara los más pobres. Mil millones de personas vi-ven todavía en la pobreza absoluta, apenas si lo-gran satisfacer sus necesidades más elementales ycarecen de medios para participar en la vida so-cial. Están marginadas a la aceptación resignadade imágenes negativas de sí mismas y de la socie-dad, y los problemas que todo ello entraña. Estoes especialmente cierto en el caso de los jóvenes,cuyos marcos de referencia y valores se alejan delas creencias tradicionales y cuyas situaciones y re-cursos los marginan, impidiéndoles una partici-pación social efectiva.

Por consiguiente, los esfuerzos destinados aerradicar la pobreza deben incluir la dimensióncultural, no sólo en beneficio de los pobres, sino

18 ISMAIL SERAGELDIN, «The Challenge of a Holistic Vision:Culture, Empowerment, and the Development Paradigma», enISMAIL SERAGELDIN and JUNE TABOROFF (eds.) , Cultura and De-velopment in Africa (Proceedings of an International Conferen-ce held at the World Bank, Washington, 2-3 de abril de1992), Washington, D.C., World Bank, 1994. Esta sección so-bre la dimensión cultural de la pobreza se basa ampliamenteen el análisis de Serageldin.

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también porque sin esos esfuerzos toda la socie-dad y la vida política se empobrecerán. Peor aún,se abrirá la puerta a las fuerzas poco constructivasde un populismo cargado ideológicamente de unaversión degradada de lo popular y su apelación avalores inherentemente negativos.

Un marco de referencia semejante sólo puedenacer de una auténtica democracia. En los nu-merosos países en transición democrática, la lucha

contra el autoritarismo no acaba con la celebra-ción de las primeras elecciones nacionales. La lu-cha por la ampliación de los derechos de los ciu-dadanos y su participación no se detiene tampocotras la adopción de reformas constitucionales, sinmencionar las declaraciones oficiales. En la prác-tica, las instituciones públicas encargadas de hacerrespetar los derechos actúan de manera muy de-sigual. Como dijo alguna vez un político brasileño

No basta simplemente con ayudar materialmente a lospobres. Es necesario que se empoderen para que mo-

el caso de la pobreza, se trata finalmente de una cues-

difiquen la percepcion de sí mismos como seres desam-tión de empoderamiento. La satisfacción de las nece-

parados e ineficaces en un mundo indiferente. Tantosidades básicas no basta para que los grupos minori-

para la cultura como para el desarrollo, la cuestióntarios y las poblaciones indígenas se sientan integra-

del empoderamiento es central. Determina quien tienedas en la entidad nacional más amplia. Para ello es

los medios para imponer a una nación o sociedad sunecesario que tengan conciencia de desempeñar un rol

visión de lo que constituye la cultura y el desarrollo,activo en las decisiones del Estado que reclama su leal-

y quién determina qué medidas concretas se puedentad. La pobreza degrada a una sociedad en su con-

adoptar en su nombre. Cuanto más totalitario es unjunto y compromete su estabilidad, mientras que losconflictos étnicos y el descontento de las minorías cons-

principales cualidades son la flexibilidad y su carácter

sistema, mayor poder se concentrará en las manos de

no obligatorio. Por el contrario, puesta al servicio de

la élite dirigente, y más se utilizarán la cultura y el

intereses particulares, aparece como algo estático y rí-gido, que sorprende sobre todo por su exclusivismo y

desarrollo para servir los intereses de un grupo redu-

por lo que deja entrever de coerción. La « cultura na-

cido. El término « cultura» se ha definido como « los

cional» corre el riesgo, entonces, de convertirse en uncurioso injerto de episodios históricos cuidadosamenteseleccionados y de valores sociales distorsionados cuya

medios más recientes y desarrollados para promover la

razón de ser es justificar las políticas y las acciones de

seguridad y la continuidad de la vida» . Definida en

quienes controlan el poder. Al mismo tiempo, el desa-rrollo tiende a concebirse en el sentido limitado de sim-ple crecimiento económico. Se exhibe un cúmulo de es-

estos términos, la cultura es dinámica y abierta, sus

tadísticas, frecuentemente inverificables, para probarla eficacia de medidas oficiales.

Muchos de los países del Tercer Mundo que se es-fuerzan por lograr un verdadero desarrollo son socie-dades multirraciales donde hay un grupo dominantey cierto número — a veces, un gran número— de gru-pos más pequeños (minorías extranjeras, religiosas oétnicas). Así como no nos podemos contentar con de-finir la pobreza teniendo como única referencia lasnecesidades económicas básicas, tampoco se puede se-guir definiendo el termino « minoría» desde un puntode vista puramente numérico. Una vez más, como en

La democracia, en tanto que sistema político desti-nado a empoderar a los pueblos, es esencial para lo-grar un desarrollo humano sostenido, es decir, el « de-

tituyen dos de las amenazas más importantes que pe-

sarrollo del pueblo, para el pueblo y por el pueblo» . El

san sobre la paz tanto en el plano nacional como re-

desarrollo genuino del ser humano exige mucho másque el simple crecimiento económico. Debe tener como

gional. Cuando la « minoria desposeída» es, en reali-

eje un sentimiento de empoderamiento y de plena rea-lización interior. Sólo esto podrá asegurar que los va-

dad, la inmensa mayoría, como sucede en los países

lores culturales y humanos conserven su validez uni-versal en un mundo en que el poder político es, con

donde el poder está concentrado en las manos de unos

demasiada frecuencia, sinónimo de tiranía al serviciode una élite reducida. La participación del pueblo en

pocos, la amenaza a la paz y la estabilidad es per-

la transformación social y política constituye la cues-

manente, al menos de forma latente.

tión central de nuestra época. Esto sólo se puede lograrestableciendo sociedades que sitúen el valor de lo hu-mano por encima del poder y la liberación por encimadel control. En esta perspectiva, el desarrollo precisade la democracia, es decir, un genuino empoderamien-to del pueblo. Cuando esto se logre, la cultura y eldesarrollo confluirán naturalmente para crear unmundo en el que todos serán valorados y donde todaslas potencialidades humanas podrán hacerse realidad.

AUNG SAN Suu KYI

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FUENTE: CURTIS et al, «Voluntary Association Membership in 15 countres» American Sociological Review, n.° 7, 1992.

de la vieja escuela, «para mis amigos, todo, paralos otros, la ley» 19. Por todo ello, la transición ha-cia la democracia requiere el desmantelamientode las formas de ejercicio del poder antidemocrá-ticas y la transformación de las instituciones de lasociedad civil. Por su parte, los ciudadanos debenasimilar creencias y prácticas conformes a la no-ción de democracia o compatibles con ella yaprender a actuar en el marco del nuevo sistemainstitucional. El éxito de la democratización de-pende de la capacidad para combinar, por unlado, los cambios institucionales formales, y porotro, la generalización de las prácticas democrá-ticas y el fortalecimiento de una cultura de la ciu-dadanía.

Desde un punto de vista social, es convenientedefinir el concepto de derechos ciudadanos en re-lación con los diversos grados de acceso a los de-rechos civiles y políticos fundamentales. Este ac-ceso desigual tiene frecuentemente bases cultura-les, ya que en la mayoría de las sociedades algunosgrupos socialmente segmentados (según criteriosétnicos, regionales o de género) gozan de más de-rechos, o les son garantizados de manera más co-herente, que otros. Más aún, incluso en países for-

19 Citado por JONATHAN Fox, en «The cultural implicationsof democracy, empowerment and citizenship», documentopreparado para la Comisión, abril de 1995; esta sección seinspira ampliamente en esta ponencia.

malmente democráticos se dan casos de aparatos po-líticos autoritarios que sobreviven bajo las aparienciasde una política «moderna». Sin embargo, a pesar detodos los discursos despreciativos acerca de la de-mocracia «puramente formal», algunas de las denominadas «formalidades» de las democracias «forma-les» tienen una importancia fundamental para losmiembros políticamente más débiles de la socie-dad. Estos derechos políticos «formales» que co-mienzan por la libertad de reunión y de asociacióne incluyen el derecho incuestionable de formarparte de las listas electorales, la inviolabilidad delsecreto de las urnas y la pluralidad de las fuentesde información política, representan pasos decisi-vos para el reconocimiento de los derechos políti-cos de los débiles. Estos derechos son necesariospara poder defender sus intereses y para poder ele-gir sus propios representantes y dirigentes.

La calidad del ejercicio democrático del poderdepende de la acción conjunta de dos elementos:por una parte, de la naturaleza de las institucionesdel Estado, la responsabilidad y transparencia (ac-countability) de los funcionarios estatales, y por laotra, de la naturaleza de la sociedad civil y su ca-pacidad para ejercer control sobre el aparato delEstado. Es necesario promover, desarrollar y — 10más difícil— consolidar ambos elementos. En lugarde postular que la naturaleza y el grado de respon-sabilidad cívica de los ciudadanos es un hecho cul-tural, una herencia del pasado inmune al cambio,

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sería necesario considerar que se trata de una delas áreas donde hay mucho espacio para la creati-vidad y la innovación. Como lo ha constatado Al-bert O. Hirschman, la experiencia de los gruposde desarrollo comunitario en América Latina«comparte una característica sorprendente: cuandoexaminamos las historias de vida de las personasimplicadas, descubrimos que la mayoría había par-ticipado antes en otras acciones colectivas y quegeneralmente no habían logrado sus objetivos, confrecuencia, debido a medidas represivas de las au-toridades. Era como si sus primeras aspiraciones alcambio social, su inclinación por la acción colecti-va, no las hubiera abandonado jamás, a pesar deque los movimientos en los que habían participadohubieran abortado o perecido. Más tarde, esta“energía social” se reactiva, pero generalmentebajo formas muy diferentes» 20.

En efecto, las iniciativas que consiguen llevar acabo en entornos hostiles frecuentemente consti-tuyen a menudo una respuesta a fracasos anterio-res. Existen muchos ejemplos de éxitos (y fracasos)de grupos religiosos, organizaciones promotorasdel desarrollo no gubernamentales e incluso de re-formistas en sociedades con regímenes autoritarios,orientados a promover la participación y la movi-lización social. Sin embargo, es evidente que paraque estos grupos se puedan unir y constituir redesde asociaciones que promuevan una buena gober-nabilidad, el desarrollo y una cultura de la ciuda-danía responsable, es necesario gozar de un ciertogrado de libertad de asociación. Esto nos lleva denuevo a la situación y al grado en que los gobier-nos permiten a los ciudadanos reunirse para for-mar asociaciones autónomas. En este proceso, losactores y los movimientos sociales desempeñan undoble papel: en primer lugar, son sistemas colec-tivos de reconocimiento recíproco que expresanviejas y nuevas identidades colectivas, con impor-tantes componentes culturales y simbólicos. En se-gundo lugar, se convierten en intermediarios polí-ticos (en la mayoría de los casos de carácter nopartidario) que expresan a los poderes públicos lasnecesidades y demandas de quienes no están or-ganizados, vinculándolos así con las institucionesestatales. Los dos roles — el de portavoz en la cons-trucción de identidades colectivas y reconocimien-to social, y el de instrumento que cuestiona los

20 ALBERT O. HIRSCHMAN , Getting Ahead Collectively, NewYork, Pergamon Press, 1984.

arreglos institucionales existentes- son esencialespara la vitalidad de la democracia. Más que ver enla incapacidad de los partidos políticos y de las ins-tituciones formales para cooptarlos como una de-bilidad de la democracia, los movimientos socialesy las organizaciones no partidarias o no estatalesdeberían ser considerados como los garantes deuna democracia dinámica, es decir, provista de undispositivo que le permite expandir sus propiasfronteras.

Las cuestiones políticas clave que vinculan de-mocracia, empoderamiento y cultura implican losprocesos de acceso a la libertad de expresión y alpoder. Por definición, el empoderamiento suponela coparticipación del poder o la capacidad de in-fluir en él. Este proceso tiene dos dimensiones: elEstado y la sociedad. En lo que se refiere al Estado,se trata de saber si las instituciones públicas per-miten que se tomen en cuenta de forma equilibra-da los diversos intereses que existen en el seno dela sociedad. En la dimensión social, el empodera-miento supone el acceso a una pluralidad de fuen-tes de información, así como a canales de expre-sión, representación y reparación de situaciones in-justas. No hay un modelo único institucional quepueda producir resultados semejantes en socieda-des histórica y culturalmente diferentes, sino a unamplio abanico de instituciones que determinan laexpresión de los derechos de los ciudadanos encada sociedad.

Uno de los enfoques preferidos para enfrentarel problema de la representación y la transparencia(accountability) en un Estado centralizado es pro-mover la descentralización. Ya se trate de una des-centralización política o administrativa, o de lasdos, el objetivo es transferir el poder de los nivelessuperiores a los inferiores de un gobierno repre-sentativo. A diferencia de los sistemas de represen-tación proporcional o de autonomía cultural o ét-nica, el principio organizador de la descentraliza-ción es generalmente territorial. En teoría, cuantomás cerca de los ciudadanos se lleva a cabo la tomade decisiones, más probable es que éstos sean ca-paces de influir sobre la acción del gobierno. Enla práctica, sin embargo, el grado de accesibilidady receptividad de los gobiernos locales frente a losciudadanos que los han elegido es muy variado.Las instituciones públicas y las sociedades civiles va-rían enormemente entre Estados, por lo que losresultados de la descentralización difieren tambiénsignificativamente. Dentro de una misma sociedad,un programa de descentralización puede fortalecer

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Las instituciones tradicionales y la toma de decisiones

En Burkina Faso, la Asociación Internacional Six-S(Se Servir de la Saison Sèche en Savane et auSahel) ha hecho de los principios que rigen la insti-tución tradicional mossi del Kombi-Naam, encarga-da de inculcar los valores fundamentales de la socie-dad a los varones jóvenes, la base de una forma deorganización comunitaria ampliada, denominadagroupement Naam. La novedad en esta organiza-ción es que también está abierta a las mujeres y a losancianos. Estos últimos se han convertido, de hecho,en « consejeros» y dan una pauta moral.

El primer grupo Naam se creó en 1967. En 1977su número llegaba a 126 y en 1993 supera los 4.500.Han constituido redes más amplias a nivel de la al-dea, del distrito y de la provincia, dando nacimientoincluso a federaciones nacionales. Hoy, en este país de

tan extraordinaria diversidad cultural y ecológica— cuenta con no menos de sesenta grupos étnicos, in-cluyendo sociedades agrícolas basadas en aldeas y tri-bus de pastores— , la concepción Naam basada engrupos locales descentralizados contribuye a la forma-ción de los individuos, lleva a cabo actividades quepromueven la autosuficiencia y aumentan los ingresosde sus miembros, y combate la desertización. La tierraes en gran parte árida, y la gestión de los recursosnaturales y el desarrollo de la agricultura y la gana-dería plantean problemas considerables.

Fuente: BERNARD LÉDÉA OEUDRAOGO, fundador y directorde Six-S, en Traditional knowledge and sustainabledevelopment. Proceedings of a World Bank Con-ference, September 27-28, 1993.

simultáneamente la receptividad, la efectividad y lapreocupación por la economía de parte de las en-tidades en algunas regiones, y apoyar el autoritaris-mo inveterado de las élites locales en otras. La des-centralización puede también acentuar las desi-gualdades regionales y son necesarios los recursosdel gobierno central para corregir estas tendencias.Ante la preocupación por el destino de la pobla-ción negra en el Estado de Mississippi, no habríaque delegar poder a las autoridades de ese Estadosino insistir en la necesidad de una legislación cen-

tral, confiando en la Corte Suprema para hacerlarespetar y al mismo tiempo empoderando a estapoblación. Las democracias instauradas en la dé-cada de los sesenta en Pakistán constituyeron in-tentos destinados a descentralizar el poder en lasaldeas, pero en realidad aumentaron el poder delos grandes terratenientes locales y debilitaron a lospobres.

Las autoridades centrales tienen todavía un rol cru-cial en la defensa de los derechos democráticos fun-damentales en el conjunto de la sociedad, permi-

El modelo del Sámediggi en Noruega

Este modelo de gobierno autónomo del pueblo sami sebasa en elecciones que se realizan en trece circunscrip-ciones de todo el país. Pueden votar las personas cuyopadre, madre o abuelo era sami, y cuya lengua ma-terna es el sami. Deben tomar la iniciativa de inscri-birse como votantes en una lista electoral. Eligen a 39representantes en el parlamento sami, denominado Sa-meting en lengua noruega.

Este órgano tiene jurisdicción sobre la identificacióny protección del patrimonio cultural sami, la financia-ción de las artes y las actividades industriales y ar-

tesanales sami a pequeña escala. Este parlamento esobjeto de consultas por parte de los gobiernos centralesy locales en lo referente a proyectos de desarrollo quepueden tener un impacto, positivo o negativo, sobretodos los aspectos de la cultura sami.

En 1980 se creó una comisión especial para estu-diar la cuestión de los derechos sobre la tierra, a finde elaborar lo antes posible propuestas de política paraque la tierra volviera a manos del pueblo sami. Lacreación del sámediggi en 1989 fue uno de los re-sultados del trabajo de esta comisión.

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tiendo a los ciudadanos hacer valer sus derechos enlas regiones donde no hay una administración repre-sentativa, un gobierno que dé cuenta de sus accionesy una reflexión sobre los derechos de las minoríasen el plano local. En efecto, una de las estrategiasmás prometedoras para democratizar el gobierno lo-cal consiste en combinar las presiones reformistasprovenientes de la base con las de la cúpula.

Escandinavia está desarrollando actualmente un

nuevo enfoque sobre el problema de la autonomíacultural de los pueblos indígenas. En cada uno delos tres países donde vive la mayoría del pueblosami (Finlandia, Noruega y Suecia) se ha creadoun órgano elegido y representativo, basado en cri-terios lingüísticos. Estos órganos desempeñan unpapel esencialmente consultivo, aunque ejercen al-gunos poderes limitados en la esfera de la finan-ciación de las actividades culturales.

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4Desafíos para un mundo más mediático

La información o, más precisamente, el hecho final tenga el control del producto. Es elde estar informado, puede ser, a la vez, una consumidor — y no cualquier experto enbendición y una maldición. Tenemos sed de tecnología— quien debe seguir siendo el único

más información, pero al mismo tiempo nos juez de la demanda y el consumo en estesentimos inundados, invadidos y privados de mundo más mediático que está por nacer.

todo control. La cuestión esencial para elfuturo es asegurar que el verdadero usuario MICHAEL SPINDLER ¹

En 1895, hace un siglo, Marconi enviaba el primermensaje por medio de un telégrafo sin hilos, Dosdécadas más tarde, Edison inventaba el fonógrafo.

La era industrial del siglo XIX iba a transformarmuy pronto la ecología humana de la comunica-ción, arrancando al mundo de la «Galaxia Güten-berg» para conducirlo a los umbrales de una re-volución de la información.

A medida que avanzaba el siglo xx, el progresotécnico se aceleró, primero con la invención de laradio, después con la de la televisión, seguidas dela difusión de programas por estos dos medios. Du-rante los tres últimos decenios, sin embargo, la hu-manidad ha realizado un formidable salto cuántico.Los avances tecnológicos se han sucedido a un rit-mo frenético, y su impacto ha sido cada vez mayor.

Los primeros sistemas internacionales de comu-nicación por satélite, Intelsat e Intersputnik, entra-ron en funcionamiento a mediados de los años se-senta. Desde entonces, las telecomunicaciones dela era del espacio, la informática y la electrónicaóptica se han unido a los «medios de comunica-ción de masas» clásicos para ofrecer a los usuariosuna panoplia de instrumentos sin precedente-desde el simple teléfono celular hasta Internet-,

¹ MICHAEL SPINDLER , presidente y gerente de Apple Com-puter. Discurso pronunciado en la Reunión Anual de 1995del World Economic Forum en Davos. Reproducido en NewPerspectives Quarterly, vol. 12, núm. 2, Spring 1995.

permitiéndoles diversificar sus percepciones, expre-sar sus opciones, interactuar con otros, compren-der y responder al cambio, e incluso expandir elpensamiento humano. Aunque algunos de estosinstrumentos son tan caros que seguirán siendo elprivilegio de unos pocos durante muchos años to-davía, el costo unitario de la mayor parte de la tec-nología moderna de comunicación ha disminuidosignificativamente. Esta disminución de los costos,junto con una mayor solidez y facilidad de mani-pulación, ponen estos medios a disposición de lascomunidades locales para usos que no se habríanpodido imaginar hace veinte años. Además, su ex-traordinaria multiplicidad de aplicaciones aumentala capacidad de empoderamiento individual.

La nueva mediosfera ha ampliado considerable-mente nuestras opciones en materia de comunica-ción. Ha empequeñecido el mundo y ha desdibu-jado las distancias y las fronteras. La informaciónes el motor de la economía mundial y permite quelas nuevas ideas sean conocidas en el mundo en-tero en un instante, multiplicando las posibilidadesde contactos interpersonales y ofreciendo a las per-sonas que viven en los lugares más alejados el ac-ceso a sonidos e imágenes emitidos desde otrospuntos del globo. El ciberespacio escapa a las juris-dicciones territoriales y crea instantáneamente víncu-los que favorecen la cooperación intelectual y elintercambio de datos y experiencia. También am-plía las oportunidades de acceso a la educación,

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Nelson Mandela entre los inuitEn su autobiografía, El largo camino hacia lalibertad (Long Walk to Freedom) , el presidenteNelson Mandela evoca su encuentro, tras una es-cala en Goose Bay, en el norte del círculo polar,con un grupo de jóvenes inuit que se había des-plazado con la esperanza de verlo:« [...] hablando con estos jóvenes inteligentes, supeque habían seguido mi liberación por televisión yque conocían los acontecimientos ocurridos en Su-dáfrica. "¡Viva el CNA!", gritó uno de ellos. Losinuit constituyen un pueblo aborigen históricamen-te maltratado por los colonos blancos; había unparalelismo entre la situación de los negros de Su-dáfrica y el pueblo inuit. Me sorprendió ver hastaqué punto el planeta se había empequeñecido du-rante mis años de prisión; que un inuit que viveen el techo del mundo pueda ver la liberación deun prisionero político en la punta sur de Africame dejó estupefacto. La televisión había reducido elmundo, convirtiéndose al mismo tiempo en unarma eficaz para extirpar la ignorancia y promoverla democracia» ².

Asimismo, facilita la circulación más libre de lainformación. La expansión de las capacidades dedifusión genera la aparición de servicios nuevoscada vez más diversificados. Los programas desti-nados a un público restringido (narrowcasting), lasredes interactivas, educativas y de otro tipo son al-gunos de los muchos sistemas que hoy respondena innumerables necesidades, gustos e intereses di-ferentes. La facilidad de reproducción y transmi-sión hace mucho más difícil para cualquier gobier-no el control — y con mucha mayor razón la cen-sura— de la información que las personas emiteno reciben, En este sentido, los medios de comuni-cación modernos contribuyen a reforzar los movi-mientos populares y a crear ciudadanos mejor in-formados. Al fortalecer el acceso y la participacióndel público en la vida democrática, contribuyen aldesarrollo humano.

Por otra parte, los medios de comunicación re-

² NELSON MANDELA, Long Walk to Freedom, Macdonald Pur-nell, 1994.

fuerzan el sentimiento de solidaridad global, sin elcual ninguna ética global podría comenzar a cris-talizarse. «Las imágenes de sufrimiento humano di-fundidas por los medios de comunicación han in-citado a los telespectadores a manifestar su simpa-tía y solidaridad a personas que viven en lugaresalejados, contribuyendo a los esfuerzos destinadosa prestarles ayuda y exigiendo a los gobiernos ex-plicaciones y acción» 3.. El opresor ya no puedeocultar sus actos de represión al resto del mundo,ni los privilegiados taparse la cara ante las catástro-fes naturales o causadas por el hombre que ocu-rren en países lejanos.

Los servicios multimedia están ampliando los ho-rizontes de la creatividad artística e intelectual. Ins-pirados por las nuevas tecnologías, espíritus crea-tivos han inventado el arte del vídeo, la holografíay la realidad virtual. Las imágenes electrónicas es-tán reemplazando a los medios tradicionales degrabación y transmisión de memoria.

Estos son resultados enormemente positivos. Sinembargo, la Comisión tiene conciencia de que exis-ten también aspectos negativos.

Muchas personas siguen careciendo de la posi-bilidad de expresarse o ser escuchadas. El controlde algunos de los nuevos medios de comunicaciónmás poderosos en el plano nacional e internacionalestá todavía en manos de unos pocos, ya se tratede grupos privados o públicos, o de monopolios deEstado. Esta situación de dominación pone en evi-dencia el espectro de una hegemonía cultural; eltemor de una «homogeneización» se expresa re-gularmente en todo el mundo. A esto último sesuma la inquietud por el nacimiento de expectati-vas irrealizables en el seno de poblaciones expues-tas a los estilos de vida y a los lenguajes de los ricos,pero que viven en un contexto donde el ritmo delprogreso material es terriblemente lento.

Los modos de pensar que hace más de un de-cenio generaron el debate acalorado sobre el«Nuevo Orden Mundial de la Información y de laComunicación» han sido superados hoy. Sin em-bargo, algunos de los interrogantes que dieron ori-gen a ese debate aún no han recibido respuesta.La «Nueva Estrategia de la Comunicación», adop-tada unánimemente por la UNESCO en 1989, fueconcebida, entre otras cosas, para encarar dichascuestiones. ¿Qué hacer cuando los flujos de infor-mación de los países en desarrollo son tan escasos?,

³ Our Global Neighboardhood, Oxford University Press, 1995.

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FUENTE: Internet Society l The Economist

y ¿cómo hacer frente a la fuerte concentración delos medios de comunicación? En los países indus-trializados y saciados de información, la concentra-ción de la propiedad de los medios suscita la exi-gencia de un mejor equilibrio entre la libertad demercado y el interés público, tanto como que losgobiernos logren los objetivos sociales que el mer-cado es incapaz de realizar.

El contenido de los medios de comunicacióntambién plantea graves interrogantes. La violenciagratuita y la pornografía están omnipresentes. Lossonidos y las imágenes difundidos por los mediospueden herir algunas sensibilidades y creenciasarraigadas. ¿Qué visión del mundo presentan a lanueva generación? Estas cuestiones no se planteanúnicamente en las «sociedades tradicionales».Como lo ha manifestado el director de cine britá-nico David Puttnam, «alguien tiene que decir “bas-ta”, porque es un desastre; nos estamos destruyen-do. Es nocivo y nos hacemos daño a nosotros mis-mos. Estamos destruyendo el tejido de nuestrasociedad».

Resta saber quién dirá «basta» y cuándo. ¿Cómoencontrar un equilibrio justo entre la libertad de-seable y el libertinaje inaceptable?

Una última pero crucial serie de cuestiones serefiere al acceso. ¿Cómo puede la revolución de lascomunicaciones llegar a miles de millones de per-sonas que en cientos de aldeas ubicadas en el mun-do en desarrollo no disponen de electricidad? Estasgentes siguen siendo los desheredados de la revo-lución de la información. Los privilegiados, una mi-noría concentrada fundamentalmente en los paísesdesarrollados y en las ciudades, pueden captar losprogramas de televisión transmitidos por satélite oconectarse con las redes de información interna-cionales. Sólo 45 de 52 países africanos — cuya po-blación total supera los 600 millones de habitan-tes— disponen de servicios de radiodifusión nacio-nales. Estos países tienen una audiencia de más de90 millones de personas. En Asia, sin embargo, el18 % de unos 386 millones de hogares tiene ac-tualmente acceso al cable o puede recibir directa-mente transmisiones vía satélite.

El eslabón débil en la cadena de la infraestruc-tura de los países en desarrollo es a menudo el«último kilómetro» que separa la red urbana deldomicilio del usuario. En efecto, algunos paísesafricanos son tan pobres en materia de telecomu-nicaciones que sólo cuentan con menos de una lí-nea por mil habitantes. Para decirlo de una ma-

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nera más clara aún: en Tokio o en Manhattan haymás teléfonos que en toda Africa.

Pero la tecnología no es todo. Por maravillosa yseductora que sea, sólo ofrece instrumentos para lacomunicación humana, que, en definitiva, consti-tuye la fuerza motriz de toda empresa humana, tan-to en la actualidad como en los comienzos de lasociedad 4. Los instrumentos que la tecnología nosproporciona hoy son revolucionarios porque nosbrindan «acceso instantáneo en todo el mundo a las otras personas y, a fin de cuentas, a la totalidaddel saber humano» 5. En este sentido, la comuni-cación es, bajo todas sus formas — desde la mássimple hasta la más evolucionada— , la clave del de-sarrollo centrado en el ser humano. Los periódicosrurales son, quizá, más importantes que las auto-pistas de la información. Sin embargo, en cuestio-nes de comunicación el desafío es el mismo a todoslos niveles: organizar nuestras considerables capa-cidades de manera tal que apoyen la diversidad cul-tural, la creatividad y el empoderamiento de losdébiles y los pobres.

Podemos hacer frente a este desafio tanto en elplano nacional como en el internacional; esta bús-queda ya ha sido emprendida. De su éxito dependela maximización de nuestras capacidades culturalesy humanas en materia de desarrollo.

La búsqueda de principiosen el plano nacional

Gobiernos, ciudadanos e incluso el mundo de lacomunicación han hecho frente a los desafíosenunciados anteriormente. Han definido conjun-tamente algunos principios sobre cuestiones rela-cionadas tanto con las estructuras como con loscontenidos. La Comisión ha centrado su atenciónsobre cuatro de ellos. El primero, relativo a las es-tructuras, es que los medios de comunicación de-ben desarrollarse en un contexto caracterizado porla competencia. El segundo, relativo a los conte-

4 Véase ERSKINE CHILDERS, «Communication in PopularParticipation. Empowering People for their Own Develop-ment». Ponencia presentada en la Conferencia Internacionalsobre Popular Participation in the Recovery and Development Pro-cess in Africa, Arusha, República Unida de Tanzania, febrerode 1990.

5 MICHAEL SPINDLER , op. cit.

nidos, es que la competencia debe favorecer ladiversidad de voces. Un tercer principio, tambiénrelativo a los contenidos, es que la libertad y ladiversidad se deben equilibrar según ciertos prin-cipios — no nos referimos aquí a la ética de la in-formación como un todo, sino a la presencia cadavez mayor de la violencia y la pornografía en nues-tras pantallas— . En cuarto lugar, un principio glo-bal de orden estructural, la idea de que los tresprimeros principios sólo se pueden respetar y apli-car a condición de que se encuentre un equilibrioentre la equidad y la eficiencia.

Necesidad de la competencia

En casi todos los países, la radiodifusión y las te-lecomunicaciones han sido, hasta hace poco, mo-nopolios estatales. Con muy raras excepciones, selos consideraba como instrumentos necesarios paraasegurar que los programas de información, edu-cación y entretenimiento reflejaran adecuadamen-te la «cultura nacional». Frecuentemente se utili-zaron para fortalecer la construcción de la nación,como en el caso de Palapa, el servicio indonesio deradiodifusión por satélite que generalizó el uso deuna lengua común, el Bahasa indonesio, entre losdiferentes grupos étnicos del país. En 1980, la ma-yor parte de los Estados europeos ejercía un mo-nopolio en este terreno, ya fuera mediante servi-cios de radiodifusión controlados por el Estado oindependientes pero de servicio público. En Africa,los servicios nacionales de radiodifusión pertene-cían y eran operados estrictamente por el Estado.Países como Australia, Brasil, Canadá, Finlandia oel Reino Unido poseían un sistema mixto. Las emi-soras de radio o de televisión comunitarias eranescasas.

Este panorama ha cambiado completamente. Losgobiernos tienen hoy en sus manos la delicada ta-rea de abrir a la competencia los monopolios hastaayer protegidos. Las razones son más bien de or-den tecnológico, ya que los satélites ignoran lasfronteras. A esto hay que añadir razones políticas:no sólo la desaparición de los sistemas totalitariosen los que el Estado controla todo, sino tambiénlas presiones cada vez más fuertes a favor del ac-ceso y la participación de los ciudadanos en las so-ciedades democráticas, donde la comunicación to-davía se caracteriza por ser predominantementevertical, es decir, se procesa «de arriba hacia aba-jo». También hay razones de orden económico: la

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búsqueda del beneficio en un contexto de libremercado. Es en este marco donde se debe redefi-nir, más que hacer desaparecer, el rol de los or-ganismos reguladores. La competencia es con fre-cuencia un fenómeno efímero y hace referencia aun reposicionamiento en el seno de la industria,en la que surgen nuevos actores en posición do-minante para formar nuevos conglomerados. Estose debe a que en la naturaleza del «laissez-faire»nada crea o mantiene la competencia. Sin embar-go, la virtud del mercado depende de la existenciamisma de la competencia.

En la mayor parte de Europa, los medios de co-municación controlados por el Estado, o indepen-dientes pero de servicio público, fueron la normahasta comienzos de los años ochenta. En el ReinoUnido, las estaciones de televisión comerciales fue-ron autorizadas a emitir paralelamente a la BBC en1959; en Italia se autorizaron las radios comercialesen los años setenta y las cadenas de televisión pri-vadas en 1980. Francia y la República Federal deAlemania siguieron sus pasos en 1984. Al final delos años ochenta, todos los países europeos habíanabierto sus mercados a las empresas privadas, mien-tras que los gobiernos continuaban facilitando eldesarrollo de la infraestructura pública.

En el resto del mundo, con excepción de los Es-tados Unidos de América, el interés público todavíase equipara con la idea de un servicio público dedifusión. En este sentido, los problemas que en-frentan los medios de comunicación durante latransición hacia la democracia son característicosdel proceso de democratización en su conjunto, yel servicio público independiente está lejos de seruna realidad. Pero algunas fuerzas en el seno de lasociedad civil están cada vez más dispuestas a tomarla delantera. A comienzos de los años noventa, másde 700 emisoras de radio «ilegales» se crearon enTurquía, desafiando una ley que otorgaba al Estadoel monopolio de la radio y la televisión.

La situación ha evolucionado de manera parti-cular en Europa Central y Oriental, donde los me-dios de comunicación públicos, que cuentan conmenos apoyo, deben competir con las empresasprivadas. Los organismos de radiodifusión de la Co-munidad de Estados Independientes funcionabanhasta comienzos de 1995 en un vacío legal, puesno existía ninguna legislación para la retransmisiónde programas de radio y televisión. El CongresoInternacional de Televisión, con sede en Kiev, pro-yecta lanzar un canal internacional difundido porsatélite, «Cultura Vía Televisión». Otra iniciativa

que merece mencionarse es la proposición hechapor Cable Plus — una empresa privada checa detelevisión por cable— para crear una asociaciónde servicios de televisión por cable con el fin dedefinir principios y coordinar acciones en los cam-pos legal, técnico y financiero, tarea que normal-mente se habría esperado que asumieran los.gobiernos.

En el Africa Subsahariana existe una fuerte ten-dencia a favor de una desregulación de la radio yla televisión. Malí, donde funcionan más de quinceemisoras de radio privadas, es un modelo en estecampo. En Burkina Faso se han otorgado autori-zaciones para emitir a más de nueve estaciones. EnNigeria, la National Broadcasting Commission ha au-torizado una radio y seis canales de televisión, asícomo once estaciones de retransmisión por cableo satélite. Sin embargo, estas nuevas estaciones ycanales privados tienen limitaciones importantes.En general, sólo difunden programas de músicapopular y religiosos en un pequeño número delenguas nacionales. Muchas de estas estaciones pa-recen seguir los pasos de la mayoría de sus ho-mólogas de carácter comercial de otros países, con-centrando su atención en objetivos de carácterpublicitario y en una programación orientadahacia el entretenimiento. También se ha observa-do que las autorizaciones tendían a concederse apersonas que tenían vínculos muy estrechos con elgobierno.

En el mundo árabe, los medios de comunicaciónse caracterizan por estar bajo control del Estado.Cada país cuenta con un sistema de radiodifusiónque el Estado administra directamente o bien lodirige un organismo bajo su tutela. En estas cir-cunstancias, los medios de comunicación difícil-mente pueden desempeñar un rol independiente.Como respuesta a esta situación, existe un amplioacceso a los programas transmitidos por canales re-gionales e internacionales. Los programas interna-cionales tienen gran audiencia en todos los Estadosdel Golfo Pérsico, tal vez el mayor mercado de vi-deocasetes del mundo y grandes compradores decopias pirata de programas de televisión estado-unidenses y británicos.

Dado que las naciones pobres — o pequeñas—no pueden modernizar sus redes de telecomuni-caciones sin la inversión, el saber hacer y la tec-nología extranjera, la privatización constituye laúnica respuesta posible. Éste ha sido el caso de Sin-gapur y de la República de Corea del Sur en 1993;de Hungría, Pakistán, Perú y Rusia en 1994; de Bo-

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Financiación de los medios de comunicación durantelas campañas electorales

Cuando el acceso a los medios de comunicación du- jar al « libre» mercado el cuidado de financiar lasrante la realización de campañas electorales se deja en campañas electorales y regulan la igualdad de accesomanos del mercado, se favorece a los grupos que dis- a los medios de comunicación de todo el espectro po-ponen de más recursos. Es posible que el proceso elec- lítico. Despojar al mercado de la utilización de los me-toral resultante sea « libre» , pero ciertamente no es dios de comunicación con fines electorales debilita la« equitativo» , en el sentido de que los electores puedan influencia del dinero sobre la politica y permite queescoger entre fuerzas que compiten en pie de igualdad. un espectro equilibrado de corrientes políticas y cultu-Como respuesta a este problema, en muchos países se rales exprese sus ideas.ha decidido considerar la información de los electorescomo de « interés público» . Los gobiernos rechazan de- JONATHAN Fox6

livia, la República Checa, Côte d’Ivoire, India, Tur-quía y Uganda en 1995. En total se ha previsto laprivatización de unas 26 compañías de teléfonosdurante los próximos tres años. Sin embargo, estosplanes encuentran todavía resistencia política. Enefecto, una compañía de teléfonos del Estado enun país en desarrollo puede muy bien ser el mayorcreador de empleo; sus tarifas sirven para sufragarmuchas actividades y las llamadas internacionales,fuertemente gravadas, son una fuente de divisas.Sin embargo, las presiones internacionales estánconsiguiendo vencer esas actitudes negativas. Porejemplo, el Banco Mundial ha condicionado unpréstamo a las empresas de telecomunicaciones deKenya y Nicaragua a cambio de la desregulación.

Diversidad

Una mayor competencia puede favorecer la diver-sidad en los medios de comunicación, No obstante,la desregulación o la flexibilización del controlejercido por el gobierno sobre el funcionamientode los mercados — que es uno de los medios utili-zados para fomentar la competencia— puede pro-mover la concentración de la propiedad. El eleva-do costo de los programas atractivos e interesantesy la necesidad de producir para grandes mercadoshan obligado a las empresas a fusionarse a escalaregional y mundial. Las gigantescas fusiones ocu-rridas recientemente, bajo el pretexto benéfico dela sinergia, son una prueba de lo que afirmamos.

Ciertamente, una concentración semejante presen-ta ventajas en el plano económico. No obstante,una de sus principales desventajas es la uniformi-zación y la estandarización.

Existe también cada vez más conciencia de queel pluralismo de la información, asociado a la di-versidad de las estructuras de producción y difu-sión, constituyen prerrequisitos y, al mismo tiempo,indicadores de una democracia saludable. A menosque cuenten con información clara, rápida y con-fiable sobre lo que hace su gobierno, los ciudada-nos no disponen de ningún medio para evaluar asus dirigentes o participar en el proceso democrá-tico. La amplitud del acceso a la información de-termina también en qué grado los ciudadanos pue-den formarse opiniones fundamentadas y, por lotanto, participar en asuntos públicos. No obstante,surgen tensiones cuando se trata de definir el con-cepto de «acceso público». Los partidarios del libreacceso a la información tienen varias razones paradesconfiar de las medidas gubernamentales de re-gulación; sin embargo, el mercado no es necesaria-mente mejor para garantizar este acceso.

Las sociedades tratan de enfrentarse a estos pro-blemas adoptando diversas medidas en los planoscomunitario, local o nacional: redes de radiodifu-sión públicas independientes, marcos reglamenta-rios abiertos, medios de comunicación comunita-

6 JONATHAN Fox, «The Cultural Implications of Demo-cracy, Empowerment and Citizenship», documento prepara-do para la Comisión, abril de 1995.

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rios y locales, políticas de derecho de autor orien-tadas hacia la cultura. Una tendencia crecienteconsiste en inscribir estas medidas como orienta-ciones de política cultural, en vez de hacerlo sim-plemente en términos de política de control de in-formación. Los gobiernos comienzan a prever re-gulaciones, tanto para el sector público como parael privado, cuya correcta aplicación estaría asegu-rada y controlada por organismos independientes,de tal manera que el gobierno promueva el desa-rrollo de los medios de comunicación y el accesoa los mismos, en lugar de impedirlo. También seestán reservando recursos para financiar programasde gran calidad con contenido o inspiración «au-tóctona».

Los servicios de radiodifusión independientesbrindan un espacio para responder a los interesesinmediatos de la población. Sin embargo, sería ne-cesario reforzar aún más la ayuda pública directa oindirecta a la producción de programas, de maneratal que se refleje el contexto local. Aquí es dondelas estaciones de radio y los canales de televisióncomunitarios pasan a completar el panorama.Siempre y cuando se benefician de un mínimoapoyo financiero, político y de infraestructura, losmedios de comunicación comunitarios comple-mentan la radiodifusión pública y comercial. Du-rante los últimos veinte años, los medios comuni-

1970 1980 1990 I l

tarios se han convertido en importantes espaciosde expresión. Difunden información sobre ciertostemas, en una forma y en un lenguaje que las au-diencias locales pueden comprender y con los cua-les se pueden identificar. Appalshop es un centrode medios de comunicación comunitarios del Es-tado de Kentucky, que se creó a mediados de losaños sesenta en el marco de la «Guerra contra lapobreza» (War on Poverty), un proyecto del gobier-no federal en las subdesarrolladas montañas Apa-laches. Appalshop ha ayudado a preservar y a ce-lebrar la cultura, la expresión y las preocupacionesde la gente de esta región marginada. Hoy, el cen-tro administra un canal de televisión, un periódicolocal, un grupo de teatro, una estación de radio,una marca de discos, así como diferentes proyectosy festivales culturales. Por su parte, los campesinosy mineros de Bolivia han creado sus propias esta-ciones de radio que transmiten en quechua, aimaray tupi-guaraní. La participación de la población enla gestión y la programación es cada vez mayor.Otro ejemplo es el de Australia, donde los aborí-genes y los habitantes de las islas del Estrecho deTorres han conseguido que el Estado financie unacompañía de radiodifusión indígena financiada porel Estado (Indigenous Broadcasting Corporation), ha-ciendo valer su exitosa experiencia con los mediosde comunicación comunitarios.

Además de apoyar la producción de programasnacionales y locales, muchos gobiernos están dan-do una mayor prioridad a la reforma de la legis-lación sobre el derecho de autor y los derechosafines para que, a medida que avanza la tecnología,el contenido de los programas evolucione en di-rección a una verdadera diversificación. Esto es deimportancia capital para los servicios multimedia,para asegurar la educación y la formación de es-pecialistas en derecho de autor y para hacer queel público tome conciencia de la necesidad de pro-teger los derechos de los creadores sobre sus obras.Las nuevas tecnologías facilitan la manipulación,reproducción y difusión de una obra sin la autori-zación del titular de los derechos. Por consiguien-te, para lograr un justo equilibrio entre la libre cir-culación de los productos culturales y la protecciónde los titulares de los derechos de autor, hay unapreocupación cada vez mayor por revisar la legis-lación existente sobre derecho de autor y derechosafines.

Aunque existan normas, las copias baratas y fá-ciles de realizar de grabaciones de vídeo y músicaimportadas continuaran invadiendo muchos mer-

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India

Corea

50 40 30 20 10 0 10 20 30 40 50 60En % de la distribución total

FUENTE: Asian Mass Comunication Research and InformationCentre, 1995

cados, si no se logra detener o disminuir la pira-tería. Por lo tanto, muchos países en desarrollo de-berán crear mecanismos concretos para estimularla creatividad local y fomentar la producción co-mercial nacional.

En todos estos planos, sin embargo, se plantea lacuestión primordial del costo elevado del desarro-llo de los medios de comunicación en los paísespobres. Esto se aplica tanto a los medios «tradicio-nales» como a los mas modernos. La producciónradiofónica, cinematográfica y de vídeo, discográ-fica y editorial, así como de muchas otras industriasculturales basadas en contenidos y con carácter co-mercial, se han convertido en los principales trans-misores de imágenes, ideas y valores culturales, altiempo que contribuyen significativamente al cre-cimiento económico. Han ampliado las opcionesindividuales y el acceso a la expresión cultural, lainformación y la educación. Las industrias cultu-rales reflejan y refuerzan la diversidad de los inte-reses de las personas que las utilizan. Esto es par-ticularmente cierto cuando se trata de los instru-mentos técnicamente más avanzados, por ejemplo,las aplicaciones multimedia.

A pesar de la atracción que ejercen universal-mente los productos de la cultura de masas, que seobserva en todo el mundo desde hace largo tiem-po, públicos específicos exigen también cada vezmás tipos específicos de programación. Sin embar-go, no faltan buenas razones económicas para uti-

lizar el material importado barato; a ello se añadenotros factores que van desde la ausencia casi totalde producción local alternativa hasta su baja cali-dad o su falta de personal cualificado. Si bien estosproblemas son graves en los países en desarrollo,el público, siempre y cuando tenga la posibilidadde elegir, parece preferir los programas de calidadproducidos localmente. Una encuesta de mediciónde audiencia en horas punta realizada en 1995 enunos 42 países — desde Brasil hasta la India—muestra que la producción extranjera deja indife-rente a un tercio de los telespectadores. Cuandoexiste la posibilidad de escoger, los programas lo-cales tienden a obtener índices de audiencia máselevados que los programas importados 7. Esto estambién cierto en el mercado de la televisión enEuropa, donde, según una encuesta realizada enuna docena de países, los programas estadouniden-ses no figuran en la lista anual de los diez progra-mas con mayor índice de audiencia en ocho deellos 8.

Cada vez se reconoce más la necesidad de utili-zar las aplicaciones multimedia en los procesos deenseñanza y aprendizaje. En países con elevadas ta-sas de analfabetismo absoluto y funcional, las apli-caciones multimedia pueden ofrecer vías alternati-vas para adquirir conocimientos y competencias.Debemos recordar que los jóvenes, que aprendenrápidamente el manejo de una computadora, re-presentan en estas regiones una proporción muchomayor de la población que en el mundo industria-lizado.

En este sentido, el Gobierno de Malasia se hacomprometido a proveer a la población de las úl-timas innovaciones en el campo de la educación.Para el año 2000, el Ministerio de Educación ha-brá equipado cada escuela con CD-ROM y mate-rial multimedia, también habrá formado a los pro-fesores en la utilización de estas nuevas tecnolo-gías. Malasia, que consagra el 15 % de supresupuesto nacional a la educación, tiene actual-mente una tasa de alfabetización de 70 % y unaindustria editorial en plena expansión. Estos lo-

7 Esta encuesta sobre los programas en horas punta (o pro-gramas estelares) realizada en 1995 se basa en las respuestasde 80 radiodifusores en 40 países y destaca el papel que de-sempeñan los programas importados y nacionales en los ho-rarios de radiodifusión. No se da cuenta de los efectos de lascuotas de contenidos y otras restricciones a que están some-tidos los productos importados. Cf. «Peak Practices», Televi-sion Business International, April 1995.

Kagan World Media, Ltd. Analysis of Mediametric Data,«Ameritan Hits Decline», European Television, 30 April 1995.

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gros son, en gran medida, el resultado de una po-lítica claramente definida. La Comisión estimaque otros gobiernos deberían aplicar también po-líticas semejantes.

Medios de comunicación y normas morales

Los medios de comunicación actuales puedentransmitir mensajes y símbolos, importados o nacio-nales, a cada hogar. Hasta los dedos de un niñopueden pulsar el botón inadecuado, convirtiendoel control por parte de los padres en tarea no yadifícil, sino imposible. La adecuación del conteni-do — especialmente, pero no exclusivamente— alos niños, es una cuestión que adquiere cada vezmas importancia. ¿Cómo mantener el justo equili-brio entre la censura y las normas que una comu-nidad considera apropiadas?

La invasión de la violencia en las pantallas ge-nera mucha inquietud en todas partes. Uno se pre-gunta si el aumento de la violencia cotidiana -es-pecialmente entre los niños- no está inducida porla violencia en la pantalla. La agencia Reuters hacitado recientemente un estudio realizado por elCenter for Communication Policy de la Universidad deCalifornia en Los Angeles que pone en evidenciala frecuencia creciente de «escenas de combatesviolentos de carácter siniestro» en un buen númerode dibujos animados difundidos por la televisión elsábado por la mañana”.

La pornografía constituye otra importante preo-cupación pues, al mezclar la violencia y la crueldadcon la sensualidad, degrada a las mujeres.

Un número cada vez mayor de ciudadanos entodos los países considera que ha llegado el mo-mento de fijar ciertos límites. Pero no hay una úni-ca forma de hacerlo. Se trata de combinar diferen-tes medidas en función de necesidades y contextosespecíficos. Una solución consiste en reglamentar.Otra es aceptar voluntariamente códigos de con-ducta.

Dado que la libertad de expresión es fundamen-tal en toda sociedad democrática, numerosos es-fuerzos destinados a observar las normas de la co-munidad han sido voluntarios, pues la propia in-dustria de los medios de comunicación harespondido ante las presiones cada vez más fuertes

9 Reportado en el International Herald Tribune, Thursday, 21September 1995.

de la opinión pública. En cooperación con las au-toridades públicas, los radiodifusores públicos y pri-vados han comenzado a elaborar y respetar dichoscódigos de conducta. Evidentemente, es difícil paralas autoridades reguladoras sancionar las contra-venciones. Algunos países han decidido adoptar ta-les medidas. Entre las medidas coercitivas ya insti-tuidas figuran la atribución condicional, la suspen-sión o el retiro de la autorización para emitir. Sinembargo, la responsabilidad fundamental siguesiendo del espectador. De ahí el esfuerzo que seestá realizando para promover programas de inicia-ción a los medios de comunicación en países comoel Reino Unido, con el propósito de dotar a lospadres de la información necesaria para adoptardecisiones delicadas respeto a qué tipo de conte-nido se ve en sus hogares.

La Unión Europea y países como Australia,Nueva Zelandia y Estados Unidos de América hanintroducido principios generales fundados en lasnormas morales de la comunidad. Los radiodifu-sores de esos países y también los de otras regio-nes están ahora clasificando voluntariamente elmaterial que presentan (designando algunos entérminos de «aptos para todos» y otros como «ina-decuados para los niños», etc.). Otro método con-siste en prevenir al telespectador sobre el posiblecarácter chocante del programa mediante símbo-los diferentes tales como cuadrados o triángulos.En otros casos, los programadores toman en cuen-ta la transmisión del «material que puede heriralgunas sensibilidades» en horarios en que los ni-ños están durmiendo. Progresivamente gana ma-yor aceptación la idea de instituir una franja ho-raria que constituya un «refugio seguro» para verla televisión en familia y formular una «políticafamiliar en materia de televisión». Dichos enfo-ques suponen que los radiodifusores y los padresde familia compartan la preocupación de protegera los niños de una programación explícita o im-plícitamente violenta. También pueden ser útileslos mecanismos de bloqueo basados en los siste-mas de clasificación reconocidos.

La prohibición por parte del Estado del uso deantenas parabólicas en ciertos países islámicos esuna manera radical de responder a las objecionesque suscitan en estos países los programas impor-tados. Medidas semejantes representan intentos deejercer lo que los reguladores denominan el «de-recho a rechazar». En último término, sin embar-go, dada la naturaleza de la tecnología, este dere-cho es ilusorio. Un procedimiento alternativo es el

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sistema utilizado en Singapur, y también en China,que consiste en difundir los programas extranjerosmediante cable, asegurando así el control previodel contenido.

La violencia y la pornografía no sólo están pre-sentes en los programas de televisión, sino tambiénen los juegos electrónicos, los faxes, la producciónindependiente de vídeos y, cada vez más, en Inter-net. Los niños están tentados de practicar la vio-lencia que ven en las pantallas de sus consolas dejuegos y los juegos interactivos les permiten dar unpaso más en este sentido. La atracción ejercida porlos «paquetes» que combinan programas para ni-ños, juegos y publicidad son difíciles de resistir tan-to por los niños como por los padres.

Las tecnologías avanzadas de los medios de co-municación también se pueden utilizar para fines«antisociales», como es el caso de grupos estado-unidenses que incitan al odio mediante la propa-gación de sus ideas a través de todos los mediosdisponibles. Punta de lanza de una vasta red, unos250 grupos de este tipo están explorando nuevasformas de propagar el odio, transmitir su llamadaa restablecer una patria blanca y afirmar su nece-sidad de vivir separadamente de otras razas. A co-mienzos de 1995 se aprobó en los Estados Unidosuna legislación destinada a combatir la difusión dematerial que incita al odio y la pornografía a travésde Internet. El dilema de comunicación que con-siste en saber si esta red se debe considerar unservicio de radiodifusión o un intercambio «tele-fónico» privado se complica aún más por la difi-cultad de garantizar el cumplimiento de cualquierley relacionada con este precursor de las autopistasde la información sin fronteras.

Equilibrar la eficiencia y la equidad

La mayor parte de la población del planeta tienehoy acceso a programas de radio y televisión gra-tuitos, a menudo mediante una combinación deservicio público con uno o más canales comercia-les. Pero sólo una pequeña minoría, que se en-cuentra esencialmente en los países industrializa-dos y en el seno de la población urbana en otraspartes, puede beneficiarse de otros servicios, en ge-neral por medio del cable, de casetes y vídeos. Sólosegmentos muy reducidos de la sociedad puedenconectarse con las formas más avanzadas de la co-municación internacional, tales como la televisiónpor satélite y las redes de información. La distancia

aumenta entre «quienes tienen» acceso a estos ser-vicios y «quienes no lo tienen».

La liberalización de la radiodifusión y las tele-comunicaciones deja la responsabilidad de su de-sarrollo futuro fundamentalmente en las manos delsector privado. Esto es particularmente cierto enlos países industrializados, donde la demanda delmercado y la desregulación ofrecen atractivos in-centivos. En los países en desarrollo, la financia-ción de la modernización del equipamiento y lainfraestructura, así como el saber-hacer correspon-diente, exigen gastos de inversión estimados en va-rios miles de millones de dólares estadounidenses.Por lo tanto, ello hace necesario que los respon-sables de la formulación de políticas encuentren lamanera de reconciliar los intereses y las energíasdel mercado, por una parte, y del interés público,por la otra. Las nociones clave son «acceso paratodos» y «apoyo a la innovación, la creación y laproducción». Esto es especialmente cierto en loque se refiere a una mayor igualdad de acceso alas mujeres para que puedan desempeñarse comoproductoras, directoras y escritoras en los mediosde comunicación, lo que ya debería haber ocurridodesde hace mucho tiempo.

Cuando una empresa gigante como AT&T pro-yecta la creación de una red de fibra óptica enAfrica, está sirviendo a sus intereses estratégicos alargo plazo. Los principales operadores y provee-dores de servicios de telecomunicaciones buscanimplantarse en dichos mercados con la intenciónde reemplazar las redes poco fiables por otras másmodernas que serán utilizadas por una clientela es-pecializada, esencialmente internacional, compues-ta de corporaciones. Nada nos hace suponer queestos nuevos servicios serán concebidos y creadospara responder a las necesidades de la población.

Si de cara al futuro se quiere reforzar la equidad,la diversidad y el desarrollo de las capacidades hu-manas como principios rectores, los responsablesde la toma de decisiones saben que es necesarionegociar entre intereses privados, públicos y co-munitarios. Los gobiernos buscan un entorno queestimule al sector privado a invertir en la creaciónde una infraestructura de comunicación de bandaancha para la información. Para la mayoría de laseconomías desarrolladas, esto no implicará gastossignificativos para los gobiernos, sino más bien unadesregulación efectiva que permita, por ejemplo, alos servicios telefónicos y por cable, funcionar máslibremente.

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De lo nacional a lo internacional

A pesar de la globalización de la información, losprincipios analizados anteriormente no han pasadode un contexto nacional a ser aplicados en la es-fera internacional. Los numerosos testimonios pre-sentados a la Comisión nos llevan a pensar que hallegado el momento de que dicha transferenciatenga lugar. Hay espacio para crear un marco dereferencia internacional que complemente los mar-cos reguladores nacionales. Dado que dichos mar-cos nacionales no existen en todos los países, sedebe incentivar su creación. Algunos de los siste-mas existentes están desfasados. En cualquier caso,se debe recordar a los gobiernos que su responsa-bilidad en el desarrollo humano requiere tambiénque definan sus posiciones de acuerdo con losprincipios aquí enunciados.

La concentración de la propiedad y la produc-ción de los medios de comunicación es aún másevidente en el plano internacional que en el nacio-nal, reforzando más que nunca la influencia delmercado sobre los medios globales. En este con-texto, ¿es posible incentivar a nivel mundial el sis-tema pluralista de «economía mixta» que está sur-giendo en muchos países? ¿Se puede prever unaesfera pública mundial en la que se podrían escu-char otras voces? ¿Están los profesionales de losmedios de comunicación dispuestos a sentarse enla misma mesa que los responsables de la toma dedecisiones y los consumidores para definir meca-nismos que promuevan el acceso y la diversidad deexpresión, a pesar del entorno extraordinariamen-te competitivo en el que se encuentran los mediosmás poderosos?

La comisión no tiene respuestas a estas pregun-tas, pero está convencida de que se deben plantearen el contexto de la cultura y el desarrollo. Estáigualmente convencida de que debatirlas puedecontribuir a enriquecer el diálogo internacional.

Numerosos especialistas han afirmado a la Co-misión cuán importante sería lograr un equilibriointernacional entre los intereses públicos y los pri-vados. Así, conciben que en el plano internacionalexiste un terreno común para el interés público.En este sentido, sugieren que sería posible alineardiferentes enfoques nacionales y elaborar, con laparticipación de los principales actores, orientacio-nes consensuadas que generen una amplia adhe-sión. Finalmente afirman que la posibilidad de es-tablecer nuevas reglas internacionales no es una

fantasía, sino que es una cuestión de voluntad paraforjar nuevas alianzas transnacionales entre los me-dios de comunicación públicos y privados.

Promover la competencia

Si bien la aparición de redes de comunicación in-ternacionales, como Internet, desafia el control deuno o diversos intereses, éste no es el caso en todoel sector de las comunicaciones y los medios decomunicación. Más bien, la convergencia de tec-nologías interdependientes y el establecimiento enel extranjero de las empresas que dominan el mer-cado nacional han favorecido la concentración dela propiedad en el plano internacional. Una ola dealianzas, fusiones y adquisiciones sin precedentesha afectado a cada rama del sector en la últimadécada: la de productos electrónicos destinados alpúblico en general, la producción de los mediosde comunicación, la televisión, el cable, la edición,la informática y las telecomunicaciones; todas ellasluchan por implantarse en el mercado mundial.Los productores mismos están aboliendo las distin-ciones entre información y entretenimiento, sopor-te lógico (software) y soporte físico (hardware), pro-ducto y distribución.

Se están forjando nuevas alianzas entre los pro-pietarios del contenido y los propietarios de la in-fraestructura. Por ejemplo, en mayo de 1995, MCI,la empresa estadounidense de telecomunicacionesa larga distancia, anunció una inversión de dos milmillones de dólares estadounidenses en la News Cor-poration de Rupert Murdoch, asociando así su redde soportes físicos de fibra óptica al contenido delos «soportes lógicos». Por consiguiente, una vastagama de películas, programas de televisión, publi-caciones y productos multimedia serán distribuidosa través de una red de telecomunicaciones por fi-bra óptica con acceso a Internet. El acuerdo decompra del Turner Broadcasting System por parte dela Time Warner por un monto de 7,5 mil millonesde dólares estadounidenses ha sido anunciadocomo la creación de la empresa de medios de co-municación más grande del mundo. La fusión porun costo de 19 mil millones de dólares estadouni-denses de la Capital Cities/ABC y el imperio Dis-ney dará nacimiento a lo que Michael Eisner, elpresidente de Disney, considera como «la empresade entretenimiento más grande del mundo en elpróximo siglo». Se habla mucho de gigantes en

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búsqueda de sinergias, a pesar de que, al mismotiempo, la AT&T parece achicarse. Pero el efectosobre la fuerza de trabajo sigue siendo el mismo:empleos amenazados, carreras trastocadas. Si biense gana en eficacia a nivel global, las comunidadessufren debido a estas reestructuraciones. Las ciu-dades pierden las sedes de empresas; los dirigentesempresariales conscientes de su papel cívico sonreemplazados por responsables de paso.

Frente a un poder tan imponente, ¿qué contra-peso puede oponer la comunidad internacional?

Esta cuestión comienza a inquietar en diversos ám-bitos. Cada vez más observadores bien informadosexigen que tanto el gobierno como los ciudadanosconstituyan una fuerza compensatoria.

Sin embargo, hasta la fecha se han adoptado po-cas medidas a nivel internacional para promoverdicha evolución. Los mecanismos de cooperaciónentre los responsables nacionales de la toma de de-cisiones y los reguladores son excepcionales. Variasagencias de las Naciones Unidas tienen algo quedecir en las actividades relacionadas con la esferade las comunicaciones internacionales, pero su in-fluencia es muy limitada cuando se trata de pro-mover la competencia. La Unión Internacional deTelecomunicaciones (UIT) se ocupa fundamental-mente de armonizar las normas técnicas en materiade telecomunicaciones, asignar las frecuencias ybrindar ayuda para el desarrollo. La UNESCO esun importante foro de debate de los aspectos cul-turales y sociales de la comunicación y la informa-ción, y también fomenta activamente el libre flujode la información en todos los niveles, la libertadde prensa y la existencia de medios de comunica-ción independientes y pluralistas por medio de susprogramas. La Organización Mundial de Comercio(OMC) tiene un mandato limitado en lo que serefiere a los servicios básicos de telecomunicacióny no se ocupa de cuestiones culturales.

En este contexto, la Comisión se pregunta si lacomunidad internacional no debería considerar unenfoque regulador coordinado, una política posi-ble de competencia internacional. También seríanecesario determinar algún tipo de política de ra-diodifusión internacional en lo que se refiere a latransmisión por satélite y otros servicios relaciona-dos con los medios de comunicación. Ya existendentro de los países agencias independientes quesupervisan las actividades de telecomunicaciones yradiodifusión, ¿Se podría concebir un organismomundial paralelo de esta naturaleza?

modo que es necesario revisar los enfoques regu-ladores sobre las infraestructuras nacionales parapermitir que se adapten a las nuevas realidadesmundiales, también sería necesario definir, desdeun punto de vista social y cultural más amplio, re-glas de juego que se apliquen en todas las regionesdel mundo. Esto significa que cuestiones talescomo la liberalización, la compatibilidad, el sumi-nistro de un servicio de comunicaciones global, lastarifas y las interconexiones se deberían explorarteniendo en cuenta su contribución efectiva al for-talecimiento del desarrollo humano.

En este espíritu y constatando que en el mundode hoy reina «un elevado grado de consenso y deinterés común para crear un régimen que favore-ciera los negocios pero que sancionara los abusos»,la Comisión de Gobernabilidad Global sugirió quela Organización Mundial de Comercio negociaraun código internacional de buena práctica relativoa la inversión extranjera y acreditara a las empresastransnacionales que aceptasen los principios fun-damentales de buena conducta que este código fi-jase. Esto constata que la mayoría de las empresastransnacionales son organismos responsables quedeberían acoger favorablemente un acuerdo mun-dial en el que se reconociera explícitamente susderechos de propiedad, así como otros derechos 10.No resulta descabellado imaginar un acuerdo si-milar que incentive la competencia entre los me-dios de comunicación.

Dado que ideas como éstas merecen una refle-xión cuidadosa, la Comisión propone en su Agen-da Internacional que se encargue un estudio coneste propósito. Se pueden adoptar algunas medidasen la búsqueda del mejor funcionamiento del mer-cado de los medios de comunicación a escala mun-dial. Una podría ser que los países determinen en-tre sí cómo armonizar sus propios métodos paraincentivar la competencia. En efecto, estas cuestio-nes fueron planteadas en reuniones ad hoc de losorganismos reguladores de países como Australia,Canadá, Francia, Japón, Nueva Zelandia y el ReinoUnido. Aquellos que participaron, sin embargo, es-tuvieron interesados en aplicar en sus propios paí-ses la experiencia capitalizada en el extranjero. Elpróximo paso es que los que tienen experiencia enla promoción de la competencia en el plano nacio-

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nal trabajen juntos para impulsarla en el plano in- sus servicios, como se está haciendo en el planoternacional. nacional.

Promover una diversidad de voces

Los medios de comunicación comerciales inter-nacionales ofrecen cierto grado de libertad deelección y acceso a su red. Esto es particularmentecierto hoy, cuando los servicios de difusión porsatélite, que incluyen algunos programas locales,comienzan a servir a la mayor parte de las regio-nes. Se trata también de una muestra de sentidocomún comercial. Cuando los responsables de losmedios de comunicación descubren que su pro-ducto de «cultura global» (estandarizado) se ven-de mal, tienden a diversificar el contenido parasatisfacer la demanda del mercado. Así es comoMTV, el canal estadounidense de vídeos musicalesdifundido por satélite, ha modificado su estrategiamundial y ahora ha desarrollado servicios regio-nales adaptados a los gustos nacionales. Este canalproyecta combinar su presencia mundial y unamarca única con productos diseñados para dife-rentes mercados (Estados Unidos de América yCanadá, Europa, Brasil, Japón, población hispanade los Estados Unidos, Taiwan y la India). Otroscompromisos ejemplifican la dificultad para en-contrar el equilibrio entre intereses públicos y pri-vados, mundiales y nacionales. La decisión adop-tada por el Gobierno de la India en junio de 1995,que autoriza a CNN International a tener un mayoracceso al mercado indio ofreciendo un númerolimitado de horas de programas a Doordarshan, elorganismo público que posee el monopolio de losservicios de radio y de televisión, destaca los es-fuerzos realizados por este país para moderar losflujos de información de los medios de comuni-cación globales.

Los avances de la tecnología en materia de com-presión digital de datos hoy hacen posibles unascapacidades de distribución casi ilimitadas. Quedanpocos obstáculos técnicos que limiten el aumentodel número y la diversidad de las señales emitidasen el mundo entero. En el contexto de un mer-cado mundial, los llamados para lograr un sistemade medios de comunicación más pluralista plan-tean hoy cuestiones fundamentalmente de ordenpolítico. ¿El papel igualador de los medios de co-municación públicos y alternativos, aceptado en elplano nacional, puede encontrar un equivalente enel plano internacional? ¿Sobre qué bases se po-drían asegurar los recursos necesarios para finan-ciar servicios internacionales alternativos?

El concepto de «medios de comunicación de ser-vicio público» se basa en la coexistencia de un es-pacio público y de un espacio privado en el do-minio de los medios de comunicación. El espaciode los medios de comunicación públicos, desde elpunto de vista de la tradición de regulación de losmedios de comunicación y de los sistemas o insti-tuciones de radiodifusión (radio y televisión) deservicio público, está sólidamente establecido en lamayoría de los países. Los medios de comunicación«alternativos», educacionales y comunitarios, ya setrate de periódicos locales en Malasia o de radio-difusión comunitaria en América Latina, contribu-yen a llenar este espacio público. Si bien hemossido testigos de la expansión de algunos serviciospúblicos de radiodifusión más allá de las fronterasnacionales, como el caso del BBC World Service, és-tos no se fundan en la noción de «espacio públicointernacional».

Pero ¿es suficiente? A pesar de los intentos deadaptación a los mercados locales, consideracionestanto de orden técnico como económico siguen fa-voreciendo la estandarización. Cuando los índicesde audiencia priman sobre lo demás, la creatividadse verá restringida. Lo mismo sucede cuando la li-bertad de expresión se restringe por regímenesque ejercen control sobre la información. Si sequieren maximizar los beneficios de los medios decomunicación internacionales en el intercambio deinformación entre los pueblos es necesario que losmedios de comunicación diversifiquen mucho más

Hace diez años, CNN lanzaba su canal interna-cional por satélite. Hoy podemos afirmar que sehan sentado las bases sólidas de una infraestructuramundial de información y comunicación. Por lotanto, la cuestión de un servicio de radiodifusión yde un espacio públicos debe adquirir una dimen-sión internacional. En la medida en que los mediosde comunicación públicos son o deberían ser pla-taformas que permitan hacer escuchar la voz detodos los estratos y sectores de la sociedad, ¿noexiste una necesidad equivalente de sistemas inter-nacionales que estén en mejores condiciones deresponder a las diversas necesidades de todos lospueblos?

Los servicios comerciales de difusión vía satélite

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utilizan las ondas terrestres sin referencia al con-cepto de «espacio público». El espacio global, de-finido por el espectro de frecuencias de radio y lasórbitas geoestacionarias de los satélites, existe paraser utilizado por todos. Como lo ha subrayado Al-vin Toffler, «el espectro [...], como los suelos ma-rinos y el aire respirable del planeta, pertenece — odebería pertenecer- a todo el mundo y no a unaminoría». Sin embargo, el uso de este espectro glo-bal es asignado mediante acuerdos internacionalesconcluidos bajo los auspicios de la UIT en los cua-les han prevalecido hasta el presente las preocu-paciones individuales de los gobiernos. Cadagobierno pide y maneja las frecuencias que se leasignan en función de sus propios objetivos. Encontrapartida por la utilización de este bien públi-co, generalmente se exige a los servicios de tele-comunicaciones y de radiodifusión nacionales quese ajusten a ciertas normas de funcionamiento ypaguen por la adjudicación de una licencia. Perono existen normas u obligaciones públicas compa-rables para los servicios internacionales, que utili-zan y se benefician de este espacio mundial paralos medios de comunicación.

Este vacío legal debería estar en el centro delfuturo debate sobre la mejor manera de compartirel espacio global común en el campo de los medios

de comunicación. Una idea simple sería aplicar unimpuesto internacional para generar ingresos quese invertirían en servicios y programas regionales ymundiales alternativos. La utilización del espacioglobal común con fines comerciales sería gravadosegún criterios similares a los aplicados a la circu-lación transfronteriza de capitales o al consumo decarburantes fósiles. Se podrían explorar mecanis-mos comparables para las compensaciones que sepropone hacer pagar a las empresas de pesca co-mercial, de navegación y de explotación mineracomo contrapartida de la utilización (o el mal uso)de las aguas internacionales. Sería necesario efec-tuar estudios detallados para determinar si es po-sible adaptar dichas ideas con vistas a financiar ser-vicios públicos alternativos y, evidentemente, parareflexionar sobre algunos problemas de orden ju-risdiccional.

Una alternativa posible consistiría en una estra-tegia orientada a financiar la inversión: un impues-to, equivalente a un bajo porcentaje de los ingresosbrutos del conjunto de los medios de comunicacióny de los servicios de comunicación comerciales, ali-mentaría un fondo de inversión para la produccióny distribución de contenido alternativo. Dicho fon-do podría instituirse sin que fuera necesario crearun organismo para regular el monto del canon en

Un servicio alternativo de televisión globalWETV es una nueva red internacional de difusiónvía satélite creada por un consorcio de intereses públi-cos y privados después de la Conferencia Cumbre sobrela Tierra que se celebró en Río de Janeiro en 1992.Este consorcio agrupa a agencias y programas de lasNaciones Unidas, organismos de ayuda bilateral aldesarrollo, fundaciones, organizaciones no guberna-mentales, radiodifusores e inversores privados. Estosdiferentes socios unieron sus esfuerzos para responderal llamado lanzado en el documento Agenda 21, queinvita a los países a « crear los medios para utilizarlas tecnologías modernas de comunicación para queellas lleguen efectivamente a todos los sectores de lapoblación. El resultado ha sido WETV una red al-ternativa de televisión global de servicio público gra-cias a la cual las audiencias pueden acceder a ladiversidad de culturas y sociedades del mundo, asícomo a un amplio espectro de puntos de vista sobre

cuestiones fundamentales de orden social y cultural.Con la participación de radiodifusores y productoresindependientes afiliados, tanto de países del Sur comodel Norte, la red promete ofrecer programas internacio-nales de una diversidad jamás vista en la televisión.Una buena parte de los primeros programas de WETVserá producida en los países en desarrollo. WETV pre-vé ofrecer programas que abordan problemas mundia-Les, la diversidad cultural en el planeta y capitalizarel poder de la televisión para fortalecer la educaciónpermanente. Antes de su lanzamiento a comienzos de1996, WETV comenzó a trabajar en cooperación conlas Naciones Unidas y unos cincuenta radiodifusorespara presentar sus servicios con carácter de preestrenoen la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujercelebrada en Pekín en septiembre de 1995.

Fuente: WETV.

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función de las frecuencias asignadas. Tendría uncarácter no discriminatorio, gravando tanto a losintereses comerciales nacionales como extranjeros.

Por consiguiente, la Comisión recomienda estu-diar de manera detallada la viabilidad de estas y,eventualmente, otras opciones de financiación.También quiere subrayar que cualquier esfuerzodestinado a generar la diversidad de los contenidosmediante la creación de un espacio público de me-dios de comunicación sería de interés para el sec-tor privado, que ya invierte en la infraestructura decomunicación internacional. Crear una demandade nuevos programas y servicios, en particularcuando ya no se plantea el problema de la capa-cidad, podría incluso estimular nuevas inversionesen regiones donde el desarrollo de dicha infraes-tructura es lento. Cualquiera que sea el enfoquepor el que se opte, no hay duda de que las tec-nologías multimedia ofrecerán muy pronto en elmundo entero instrumentos mucho más flexibles einteractivos para producir programas, expresarse ydifundir.

Lograr un equilibrio entre libertady normas morales

La globalización de la información no suscita sóloesperanzas, sino también temores que alimentanun debate internacional cada vez más intenso. Elaspecto de este debate pluridimensional, que la Co-misión ha escogido para concentrar su reflexión,es el siguiente: ¿la búsqueda de un equilibrio en-tre libertad y responsabilidad moral en el planonacional se puede reflejar en el plano internacio-nal?

Sopesando los beneficios de la globalización delos medios de comunicación populares, se elevanvoces en todas las regiones — desde jóvenes enFrancia hasta padres de familia en Filipinas o can-didatos potenciales a la presidencia de los EstadosUnidos de América— para expresar su gran preo-cupación ante el aumento de las escenas de violen-cia gratuita, de actos sexuales y de otras imágenesy diálogos chocantes producidos y difundidos hoyen las pantallas. Lo que más atemoriza es el im-pacto de dichas imágenes sobre la sensibilidad delos niños.

Si bien es cierto que las películas y programasproducidos en los Estados Unidos de Américainundan el espacio hertziano, no son los únicos.Una encuesta reciente sobre los programas difun-

r

1992 1995

I I

didos en la India reveló que más del 70 % de elloseran considerados violentos por las personas inte-rrogadas. Otra encuesta realizada en nueve paísesasiáticos con una importante producción localmuestra que no menos del 60 % de los programasson considerados violentos¹¹. Se trataba en buenamedida de una cuestión de contexto nacional con-tra imágenes extranjeras. Es así como, por ejemplo,tailandeses y coreanos se inquietan sobre todo conla «brutalidad de los samuráis y los dramas eróti-cos» producidos en Japón y la «agresividad mental,ajena a sus valores». Con el rápido desarrollo delas nuevas tecnologías de comunicación, dichasreacciones no se limitan a los programas de tele-visión y a las letras de las canciones pop extranjeras,sino que se extienden a algunos mensajes chocan-tes vehiculados por redes como Internet.

Los esfuerzos realizados en el plano nacional,mencionados anteriormente, mostraron que estasconfrontaciones preñadas de valores deben serafrontadas por toda la sociedad, en el marco de undiálogo abierto y constructivo entre las autoridadespúblicas, el sector privado y el público. Una vez

¹¹ VIJAY MENON, en Non-Violence, Tolerance and Television,UNESCO, 1994, pág. 11.

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La peor de las expresiones que yo conozco es « vio-lencia de entretenimiento» , que es nuestra expresiónen sueco para referirnos a la violencia ficción o ala violencia que aparece en los medios de comuni-cación [...]. Quienes están en condiciones de hacerdinero gracias a los medios de comunicación nopestañean ni siquiera un instante, aparentemente,ante la perspectiva de que miles de niños sean gra-vemente afectados por esta violencia de entreteni-miento [...]. Me pregunto cuántos niños en elmundo entero han visto imágenes que los atormen-tan cada noche hasta la locura. Tiemblo sólo depensarlo.

Me gustaría tomar una brocha -una brocha depelos suaves- y pasarla delicadamente sobre lasfrentes de estos niños atormentados para disipar lashorribles imágenes que han absorbido.

ASTRID LINDGREN ¹²

más, cabe recordar que en muchos países se halogrado un consenso sobre principios básicos.

Si se quiere dotar de un carácter internacional atales esfuerzos, es necesario evitar dictar su con-ducta a los medios de comunicación; una posiciónpública más inteligente sería incentivarlos a que és-tos emprendan ciertas iniciativas. En efecto, la di-rección de CNN ya ha reconocido que dado que«somos una empresa que transmite información deactualidad las 24 horas del día, esto significa quetoda hora puede ser la madrugada, la hora del de-sayuno o la de la comida en alguna otra parte delmundo. Por lo tanto, durante las 24 horas tratamosde evitar mostrar imágenes demasiado violentas» ¹³.

¿Podemos afrontar este desafío en el plano in-ternacional sin caer en la trampa de la censura? ¿Ya quién corresponde la responsabilidad de lanzarel proceso: a los gobiernos, a los órganos regula-dores, a los difusores, a los padres de familia? LaConvención sobre los Derechos del Niño, adoptadaen 1989, ofrece ya un marco internacional nor-

¹² Declaración preparada por ASTRID LINDGREN , una co-nocida escritora de libros para niños, y leída en su nombreen la conferencia de la UNESCO sobre Violence on the Screenand the Rights of the Child, organizada por la Comisión Suecade Cooperación con la UNESCO en Lund (Suecia), 26-27 deseptiembre de 1995.

UNESCO, Non-Violence, Tolerance and Television, April,1994.

mativo, pues el Artículo 17 relativo a los medios decomunicación hace referencia a la necesidad deque los Estados signatarios aseguren que los niñostengan acceso a información y material proceden-tes de diversas fuentes y «promuevan la elaboraciónde directrices apropiadas para proteger al niñocontra toda información y material perjudicial parasu bienestar...». Los esfuerzos desplegados por laUnión Europea o por el Consejo de Europa ya hanmostrado lo difícil que resulta armonizar las nor-mas. Por ello, sus acuerdos — una Directiva, en elprimer caso; Convenciones, en el segundo— refle-jan un consenso regional que cada país respeta ase-gurando que se cumplan por lo menos las normasmínimas.

Se trata de precedentes que deberían ser imitados en el plano global. ¿Qué normas se puedenaplicar a los servicios de comunicación? El primerpaso consistiría en comparar las prácticas norma-tivas nacionales, de carácter reglamentario o volun-tario, para disponer de una base para el debateinternacional. Será necesario tratar algunas cuestio-nes más difíciles y complejas; por ejemplo, los con-flictos entre las legislaciones nacionales existentes,la creación de sistemas de clasificación de los pro-gramas que sean aceptables por todos, los horariosde «franjas para todos los públicos» teniendo encuenta los diferentes husos horarios y, por supues-to, las diversas escalas de valores sobre cuestionescardinales. Un debate de este tipo podría ayudar apreparar el terreno de un acuerdo posible.

Eficiencia y equidad: hacia un equilibrio global

¿Está abocada la infraestructura mundial de la in-formación a crecer de manera desigual, ampliandoaún más la distancia entre el Norte y el Sur?¿Cómo hacer para que el mayor número de per-sonas posible puedan circular por las «autopistasde la información»?

Encontrar el justo equilibrio entre la eficienciade las fuerzas del mercado y las consideraciones deequidad es una tarea urgente, tanto en el planointernacional como en el nacional. Sin ayuda hu-mana y financiera, muchos países corren el peligrode encontrarse reducidos al silencio y privados delas oportunidades de empoderamiento que otor-gan las tecnologías de los medios de comunicación.El desafio consiste en encontrar el equilibrio entreel libre juego del mercado y la acción de los go-biernos, la libertad de la iniciativa privada y la ne-

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cesidad pública de regulación, la sed de tecnologíay la escasez de recursos.

El Programa de las Naciones Unidas (PNUD), laUnión Postal Universal (UPU), la Unión Interna-cional de Telecomunicaciones (UIT) y la UNESCOhan realizado grandes esfuerzos, pero con resulta-dos diferentes. Es necesario fortalecer con urgenciala cooperación y los compromisos multilaterales.«En el mundo en desarrollo, es interesante hablarde una “autopista de la información”, pero buenaparte del continente necesita todavía “senderos”.Sin embargo, también se destacó que, aunque hayanecesidades más importantes en la sociedad, la im-portancia de las nuevas tecnologías para todos, in-cluso para aquellos que pertenecen a los estratosmás pobres, es una realidad que no puede igno-rarse»14.

Lo paradójico es que los países en desarrollo quehan hecho de las comunicaciones una prioridadestán instalando conmutadores digitales, fibra óp-tica y la tecnología punta en teléfonos celulares ymóviles. Es así como las redes más modernas delmundo se encuentran en Djibuti, Rwanda, las Mal-divas y las islas Salomón, donde el 100 % de laslíneas principales son digitales, comparado con el49,5 % en los Estados Unidos de América. Los paí-ses en desarrollo, en su conjunto, gastarán un mon-to total de 200 mil millones de dólares estadouni-denses durante los próximos cinco años para cons-truir más de 300 millones de líneas principales ymodernizar sus actuales redes telefónicas.

Dada la magnitud de la tarea que representa ins-talar dicha infraestructura, los gobiernos se veránobligados a incentivar al sector privado para querealice las enormes inversiones necesarias, perotambién a velar por que las preocupaciones socialesy culturales de sus poblaciones sean tenidas encuenta. Los países en desarrollo tendrán necesidadde recursos financieros mucho más importantesque los que cualquier organismo de desarrollo pue-

14 Naciones Unidas, UNESCO, PNUD, Seminario sobre el De-sarrollo de los Medios de Comunicación y la Democracia en AméricaLatina y el Caribe, Santiago (Chile), 2-6 de mayo de 1994.

de ofrecerles. De ahí la utilidad de esfuerzos talescomo el programa de desarrollo de las telecomu-nicaciones en Africa de la USAID por un montode 75 millones de dólares, que está destinado noa construir nuevas redes, sino a «contribuir a larealización de reformas de la regulación y de otroscambios». Cuando los mercados se abren, las in-versiones de capitales fluyen rápidamente y los anti-guos monopolios y los mercados de telecomunica-ción cerrados se abren a la libre competencia, laprivatización y la propiedad extranjera. Una coo-peración de este tipo — si se gestiona con cuidadoy justicia— puede ayudar a los países más pobres aadquirir la infraestructura avanzada que les per-mitirá «saltarse» ciertas etapas.

La Comisión es consciente de que los métodosvariarán según los países y las regiones, así comola combinación necesaria de asistencia y consejos.Las inversiones privadas financiarán lo esencial delos costos. En muchos países, este esfuerzo no re-querirá un gasto público importante, sino medidasdestinadas a incentivar la desregulación de las ac-tuales industrias del teléfono, el cable y la radio-difusión, a fin de permitir ampliar el campo de susactividades a otras formas posibles de comunica-ción — vocal, vídeo e interactivas— , que beneficia-rán a su clientela. Estas nuevas posibilidades atrae-rán nuevos capitales. Además, la creación de unainfraestructura digital deberá ir de la mano de laprivatización. En los países que no disponen deuna importante red de cable, se podrá apelar algobierno para que invierta más en infraestructura.Asimismo, se debe estimular a estos países a dotar-se de tecnologías digitales avanzadas (Integrated Ser-vices Digital Network-ISDN) que permitan la evolu-ción de las líneas telefónicas existentes hacia la uti-lización de servicios multimedia interactivos sinrecurrir a la fibra óptica.

Por consiguiente, la Comisión está convencidade que será necesario incentivar nuevas alianzas en-tre los organismos internacionales, los gobiernos,la industria de los medios de comunicación y lasociedad civil. Esta cooperación se deberá promo-ver en todas partes y no sólo en el mundo indus-trializado.

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5Mujeres, género y cultura

Ya está superada la época en que los y competencias de las mujeres comomovimientos feministas debían excluir a los cuidadoras y reproductoras. No se trata de

hombres de la lucha « contra» el patriarcado. añadir el género a las principales cosmologías Se trata ahora más bien de que las visiones del mundo, sino más bien de volver afeministas reestructuren y redefinan su obra a escribirlas desde sus más profundas raíces.

fin de modelar una nueva sociedad paramujeres y hombres, basada en las experiencias WENDY HARCOURT

El género, junto con el parentesco y la muerte, esquizás la cuestión existencial que más preocupa acualquier cultura. Así, toda tradición cultural ofre-ce a sus miembros no sólo una explicación de laexistencia de dos géneros y de los múltiples pape-les que desempeñan con respecto al parentesco, lasexualidad, el trabajo, el matrimonio o la edad,sino que también les proporciona orientaciones ge-nerales acerca de cómo manejar las relaciones en-tre ambos. No hay sustituto posible para este tipode explicación y orientación que se transmite acada ser humano mediante un conjunto de actitu-des, narraciones, imágenes y mitos.

La interpretación cultural del género es esencialpara la identidad de cada persona. Esta identidadse define mediante la trama de relaciones en laque el ser humano se integra desde su nacimiento,y en la cual el género desempeña un papel esencial.

Por otra parte, el género se ha convertido enuna de las cuestiones más delicadas en un mundocambiante, tanto más cuanto que cualquier trans-formación en este terreno conlleva inevitables rup-turas de los modelos de identidad de ambos sexose implicaciones en cuestiones de dominación (ypor tanto de poder), lo que se manifiesta tanto enaspectos íntimos de la persona y de su autorrepre-sentación como en su entorno externo y su ejer-cicio del poder dentro del grupo. En este sentido,el poder es, obviamente, una cuestión fundamen-

tal. Al mismo tiempo, y en la medida en que laidentidad sexual misma es relaciona1 (los hombresse definen a sí mismos como hombres en y me-diante sus relaciones con las mujeres, y viceversa),cualquier cambio en la condición de las mujeresen una sociedad dada afectará inevitablemente laimagen que los hombres tienen de sí mismos. Silos hombres ya no pueden relacionarse con las mu-jeres de la manera que les era familiar desde laniñez (por ejemplo, «como hacían sus padres»),pueden sentir que estas mujeres ya no son «ver-daderas» mujeres, ni ellos «verdaderos» hombres.Ningún argumento sería capaz de neutralizar estossentimientos, ya que esta relación fundamental seexpresa mediante rituales y símbolos y no en tér-minos racionales. Ésta es — al menos en parte— larazón por la cual tanto hombres como mujeres seresisten a aceptar cambios en este terreno.

A pesar de ello, el cambio es inherente a la vida.Nuevos tipos de roles ponen en cuestión las formasestablecidas y, por tanto, la percepción que tantohombres como mujeres poseen de sí mismos y delgénero opuesto. La cuestión central sigue siendola necesidad de preservar la propia identidad fe-menina o masculina, así como la capacidad de dis-frutar de la interacción entre hombres y mujeres.En consecuencia, abordaremos esta cuestión en suspropios términos, mediante un proceso simbólicode adaptación inherente a cada cultura.

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El género y las paradojasde la globalización

La globalización económica y cultural ha tenidoconsecuencias paradójicas sobre el análisis de lascuestiones de género, y particularmente sobre losderechos de las mujeres. Por otro lado, los esfuer-zos por definir a las mujeres como actores signifi-cativos en el proceso de desarrollo han experimen-tado un fuerte impulso, y ya desde la primera Con-ferencia de las Naciones Unidas sobre la Mujer enCiudad de México (1975) se han venido realizandodiversos intentos con el objetivo de reducir las«brechas de género » en la educación, la salud, elbienestar y la participación en la fuerza de trabajo,así como en lo que respecta a derechos políticos yciviles. Basada inicialmente en la teoría de la mo-dernización, la eliminación de las desigualdadesentre hombres y mujeres se aceptaba como un ob-jetivo evidente, que tenía sentido tanto en la pro-moción de un desarrollo más eficaz como en ladefensa de los derechos de las mujeres. Más re-cientemente, bajo la doble influencia de las críticasa la modernidad y al desarrollo, es la noción de«especificidad cultural» la que — con nuevas con-notaciones— ha pasado a ocupar el primer planodel discurso público. A medida que cultura mate-rial y popular tienden a homogeneizarse, la «dife-rencia cultural» tiende a identificarse con las rela-ciones entre los géneros y con el comportamiento«correcto» de las mujeres. Con frecuencia se atri-buye a las mujeres el papel de portadoras y sím-bolos de su «cultura»; es así como tanto la «cultu-ra» como el «género» han experimentado nuevasformas de politización y los atributos de autentici-dad o diferencia cultural han pasado a formar par-te del arsenal político de diversos movimientos so-ciales e ideologías ¹. Todo ello ha tenido serias yparadójicas consecuencias, tanto en lo que se refie-re a los derechos de las mujeres como en nuestromodo de entender el lugar que ocupa la culturaen el desarrollo. Nos enfrentamos actualmente aldesafio de tratar de elaborar agendas que eviten

¹ La importancia del discurso sobre el género se remonta,por lo menos, hasta el período colonial, cuando fue utilizadopara que el proyecto destinado a erradicar las culturas de lospueblos colonizados fuese moralmente justificable. En él, lamujer se convirtió en la encarnación de la «tradición». VéaseH. MANI, «Contentious Traditions: the Debate on Sati in Co-lonial India», en K. SANGARI and S. VAID (eds.), Recasting Wo-men ESSays in Colonial History, New Delhi.

tanto la doble trampa del etnocentrismo y el eu-rocentrismo como las formas radicalizadas de re-lativismo cultural que, en nombre de la «diferen-cia», niegan a las mujeres sus derechos fundamen-tales.

Durante las dos décadas que separan la Confe-rencia de las Naciones Unidas sobre la Mujer enCiudad de México y la reunión de Beijing, celebra-da mientras se completaba la elaboración del pre-sente informe, hemos asistido a un progreso sus-tancial en la materia. Las dos primeras conferen-cias de las Naciones Unidas en Ciudad de México(1975) y Nairobi (1985) se celebraron en un con-texto en el que la visión del desarrollo presentabael logro de la igualdad entre ambos géneros nosólo como una palanca para la lucha contra la po-breza sino como una cuestión de derechos huma-nos y de redistribución equitativa. Inicialmente, elinterés político centrado en la mujer constituía laexpresión parcial de una más amplia preocupaciónsobre la pobreza y las necesidades básicas, con-gruente con las prioridades del desarrollo durantela década de los setenta.

La toma de conciencia del tratamiento de infe-rioridad que reciben las mujeres en casi todas lassociedades del mundo favoreció el nacimiento deun enfoque del desarrollo centrado en las mujeres(Women-in-Development) que manifestaba una ten-dencia a ignorar o minimizar la importancia de lasrelaciones entre hombres y mujeres. La primera ge-neración de estudios sobre «mujeres en el desarro-llo» nació de la teoría de la modernización, de-mostrando el fracaso de la hipótesis del «goteo»(trickle-down) con respecto a las mujeres. Laplanificación e implementación inadecuadas, asícomo la resistencia cultural (muy en la línea de lamodernización, la «cultura» se concebía como unobstáculo al desarrollo), eran consideradas comolas principales causas de la desigualdad de los gé-neros.

A finales de esta década, un enfoque más críticopuso en relación la subordinación de las mujerescon cuestiones más amplias de mala distribución yasimetrías de poder Norte-Sur. Esta era la posiciónmantenida, entre otros, por una red de activistas einvestigadores del Tercer Mundo, DAWN (Develop-ment Alternatives with Women for a New Era). Los de-fensores de este enfoque abogaban por formas deacción basadas en las experiencias de grupos debase de mujeres del Tercer Mundo y en la defini-ción de necesidades en función de su contexto.Así, de una visión basada en la eficiencia y la po-

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Pese al progreso general experimentado en todo el mundo en el desarrollode las capacidades de la mujer, hombres y mujeres viven todavía

en un mundo desigual

Las diferencias de género en los campos de la educa-ción y la salud han disminuido rápidamente en lasdos últimas décadas, aunque a un ritmo diferente se-gún el país o la región.l La esperanza de vida de las mujeres ha aumentado un20 % más rápidamente que la de los hombres durante estasdos últimas décadas.l Las altas tasas de fertilidad, que reducen fuertemente lalibertad de elección de las mujeres, han disminuido en untercio — de 4,7 nacidos vivos por mujer en 1970-1975 a3,0 en, 1990-1995— . Las opciones de vida se han amplia-do a medida que las mujeres se liberan progresivamente dela carga que representan los embarazos frecuentes y el riesgode muerte puerperal. Asimismo, las tasas de mortalidad ma-terna se han reducido a la mitad durante las dos últimasdécadas.l El porcentaje de utilización de métodos modernos de con-tracepción entre las mujeres casadas y en edad reproductivao sus parejas ha evolucionado del 25 % a más del 50 %en la década 1980-1990 en los países desarrollados. Laplanificación familiar ha brindado a las mujeres un mayorcontrol sobre sus vidas.

En el terreno de la alfabetización de adultos y laescolarización, las diferencias entre hombres y mujeresse han reducido a la mitad entre 1970 y 1990 en lospaises en desarrollo. La tasa de alfabetización de lasmujeres ha pasado del 54 % de la tasa masculina en1970 al 74 % en 1990, y la tasa combinada de es-colarización femenina primaria y secundaria del

67 % al 86 % de la tasa masculina. En los paísesen desarrollo, las tasas combinadas de alfabetizacióny escolarización de las mujeres crecieron dos veces másrápidamente que las correspondientes tasas de los hom-bres entre 1970 y 1990.

[...] Pero éste es aún un mundo desigual. Lasmujeres representan dos tercios de los 900 millonesde adultos analfabetos del mundo en desarrollo. Lasniñas constituyen el 60 % de los 130 millones deniños de ambos sexos que no tienen acceso a la es-cuela primaria. En algunas regiones en desarrollo,el crecimiento demográfico es más rápido que la in-tegración de las mujeres en el sistema educacional,por lo que el número de mujeres analfabetas ha au-mentado.

[. . .] Las especiales necesidades sanitarias de lasmujeres también han sido considerablemente descui-dadas. Muchos paises en desarrollo carecen de co-madronas calificadas, de un buen sistema de aten-ción pre y postnatal, o de un adecuado sistema detratamiento de emergencia durante el parto. En lamayor parte de los países pobres, las complicacionesdurante el embarazo constituyen la causa más fre-cuente de mortalidad entre las mujeres en edad re-productiva. Anualmente se producen aproximada-mente medio millón de muertes relacionadas con elembarazo en los países en desarrollo. Con mucha fre-cuencia, el milagro de la vida se convierte en la pe-sadilla de la muerte.

Informe sobre desarrollo humano 1995

breza, se pasó a una perspectiva de empoderamien-to que desafiaba los enfoques exclusivamente ins-trumentales y tecnocráticos de los organismos parael desarrollo. Sin embargo, este planteamiento si-guió «centrado en las mujeres» al expresar un op-timismo ingenuo, según el cual las mujeres podían,de alguna manera, generar un desarrollo ecológica-mente sostenible y equitativo. Asimismo, eludía lacuestión de cómo conseguir la autosuficiencia en uncontexto de profunda crisis financiera y económica.

Durante la última década, el cuestionamiento delas premisas en las que se basa la noción de desarro-

llo — la crítica del discurso universal acerca de latransformación social— ha encontrado eco en unconjunto de críticas feministas que ponen de relieveel carácter sexista y promasculino de los discursosoccidentales sobre los derechos humanos v la ciu-dadanía.

Hasta los años ochenta, la corriente de pensa-miento generalizada mantenía que todas las muje-res eran víctimas de la misma opresión, que exis-tían razones que explicaban esta opresión y queuna lucha común podía lograr su liberación. A fi-nales de esa década desapareció dicho consenso y

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se abrió un debate interno acerca de la «diferen-cia» y las políticas de multiculturalismo e identi-dad. En el contexto de este debate, «cultura» es,en efecto, un concepto de doble filo: utilizado, porun lado, para afirmar la identidad y, por otro, paraasegurar la obediencia forzada a las normas co-munitarias y castigar las desviaciones. De la mismamanera que no es posible suscribir la noción deuna «cultura femenina» basada en la suposición deuna naturaleza inherente a las mujeres, tampocopodemos aceptar y apoyar visiones esencialistas desupuestas «entidades culturales», desprovistas detoda heterogeneidad interna o de todo potencialde transformación. Ésta es una de las principalestrampas de las invocaciones a la identidad culturalen la agenda feminista, ya que el discurso acercade una «diferencia» destinada a afirmar una iden-tidad contra un Otro dominante (blanco, coloniza-dor o miembro de una élite) termina convirtién-dose en una trampa, especialmente para quienescarecen de control sobre la producción de símbo-los y significados culturales.

Este debate dentro del pensamiento feministacoincide con la variedad de reivindicaciones hechasen muchas sociedades en nombre del relativismocultural. El hecho es que algunas culturas que ac-tualmente invocan leyes tradicionales o la libertadde culto manifiestan una mayor preocupación pordefender los privilegios existentes de los hombresque los derechos de las mujeres. En efecto, no exis-ten casos en los que leyes o códigos que protejanderechos o privilegios de las mujeres «sean tenaz-mente defendidos en nombre de la integridad cul-tural. Para citar tan sólo un ejemplo: el derecho delos hombres a la poligamia es tratado como unadoctrina central de la ley shar’ia en países musul-manes, mientras que los derechos de las mujeres,relativos a la herencia e igualmente contenidos enla ley, son frecuentemente ignorados»². Efectiva-mente, parece existir una tendencia generalizadasegún la cual cuando ciertos sectores de la pobla-ción masculina afrontan un cambio inesperado ensus relaciones con las mujeres, tratan de encararloasumiendo una postura dominante.

Un nuevo énfasis en el género — que es un con-

² DENIZ KANDIYOTI, «Gender Culture and Development»,documento preparado para la Comisión en marzo de 1995.El análisis en este capítulo se basa en gran medida en estacontribución. La Comisión agradece también a la Dra. FaridaShaheed por sus comentarios y sugerencias.

cepto relacional— ha permitido examinar todo elabanico de instituciones sociales y culturales quereproducen jerarquías y desigualdades basadas enél, y ha restituido también toda su complejidad cul-tural a la división sexual del trabajo. Por todo ello,las cuestiones de género se hallan actualmente enel núcleo mismo de toda una serie de reivindica-ciones hechas en nombre del relativismo cultural.En este sentido, la Comisión considera que cuandose trata de aportar cambios a las sociedades y dedefinir los medios de alcanzar el bienestar indivi-dual y colectivo de hombres y mujeres, «el princi-pio de relativismo cultural no parece dispensarnosde juzgar la función, significado y utilidad de unapráctica determinada sino que nos indica que de-bemos tener en cuenta su contexto cultural»³. Lacomprensión del significado cultural de ciertasprácticas opresivas, tales como la mutilación de losórganos genitales de las mujeres, la incineración delas viudas o el infanticidio de las niñas, no impidesu más enérgica condena.

Es necesario, por tanto, poder distinguir entrelas culturas vivas como una realidad cotidiana queincluye nuestro bagaje de conocimientos actuales yheredados acerca del mundo, y lo que podemosllamar «la cultura como política», es decir, la for-mulación consciente de lo que constituye la «ver-dadera» naturaleza de la colectividad. En este últi-mo caso, es inevitable que se produzcan luchas so-bre los significados que dan poder a ciertos actoressociales como agentes culturales, al mismo tiempoque marginan a otros. Ahora bien, a pesar de quelas mujeres participan en este tipo de luchas, fre-cuentemente terminan siendo excluidas política-mente, aun cuando ellas sean las destinatarias delas políticas resultantes, trátese del velo obligatorioo de campañas en pro de la natalidad o contra elaborto.

La consecución de las conclusiones de la Con-ferencia de Beijing nos exige hacer frente al de-safío de articular nociones de diversidad cultural ydiferencia que no actúen simplemente como unahoja de parra, es decir, cubriendo pudorosamenteformas existentes de jerarquía (véase a título deejemplo la reticencia de ciertos países a ratificar la

³ CLIFFORD R. BARNETT, «Is there a Scientific Basis in Anthro-pology for the Ethics of Human Anthropology», en THEO-DORE E. DOWING and G ILBERT K USHNER (eds.), H u m a nRights and Anthropology, Cambridge, Massachusetts.

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0,8 -Países industrializados

0,6

grupo. han logrado un IDH igual a dos terciosdel de los países industrializados, pese a tenerun ingreso promedio igual aun veinteavo delde los países industrializados

HDI Índice de desarrollohumano

IDG Índice de desarrollorelativo al género

IPM Índice de potenciación(empoderamiento)de las mujeres

FUENTE: Human Development Report 1995. El IPM o índice de potenciación (empoderamiento) de las mujeres toma en cuenta la representación de las mujeresen el parlamento, su participación en puestas clasificados como directivos y profesionales, su participación económicamente activa y su participaciónen el ingreso nacional.

Convención sobre la eliminación de todas las for-mas de discriminación contra las mujeres, CE-DAW), sino que sean autonomizantes, estimulantesy liberadoras.

Para defender los derechos de las mujeres a es-cala global, es necesario tener en cuenta las sensi-bilidades culturales, sin olvidar que la definición decultura es siempre un ejercicio políticamente con-trovertido y que las mujeres pueden fácilmenteconvertirse en víctimas de los efectos de una reac-ción cultural. El Informe sobre desarrollo humano 1995pone claramente de manifiesto lo que está suce-diendo hoy en el mundo y cuáles son las accionesprioritarias.

Algunas de las áreas que precisan cambio son: laigualdad legal (objetivo que en muchos países que-da aún por lograr) y el acceso a la educación y alos servicios de salud (para reducir más rápidamen-te las diferencias entre hombres y mujeres). Elcambio en las oportunidades — acceso al crédito, aposiciones directivas y a puestos gubernamentalespor elección— requiere el compromiso de los go-biernos y de poderosas instituciones financieras,nacionales e internacionales. Este es el desafío delfuturo, que entronca con una de las conclusionesquizás más importantes de la Conferencia de Bei-jing (1995), a saber, que un número mayor de mu-jeres ocupe puestos de responsabilidad. En la ac-tualidad, únicamente el 10 % de los puestos gu-

bernamentales y parlamentarios en todo el mundoestán ocupados por mujeres, una proporción ab-solutamente inaceptable. Las mujeres deben poderparticipar en las elecciones y desempeñar altos car-gos, tanto en el gobierno nacional, como en losgobiernos regionales y locales.

Por una perspectiva «de abajohacia arriba»

Las iniciativas de desarrollo se producen en con-textos caracterizados por intrincadas formas cul-turales y una compleja división del trabajo. Su va-lidez se debe poner en duda cuando perturban odestruyen esta delicada trama. Especialmente enel área del desarrollo rural, cada vez somos másconscientes del valor del conocimiento local y delhecho de que, en muchas comunidades, las mu-jeres son actores cruciales para mantener y trans-mitir tales conocimientos. Además de ser compe-tentes productoras de alimentos, guardas foresta-les, apicultoras y granjeras, las mujeres pueden sera menudo curanderas y herbalistas, transmitiendoasimismo esos conocimientos mediante ricas tra-diciones orales.

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Algunas ONG de mujeres han respondido al de-safio de desarrollar un enfoque «de abajo haciaarriba» (bottom-up), según el cual las decisiones sebasan más en el diálogo que en prescripciones tec-nocráticas unilaterales de los organismos de ayudaal desarrollo.

Un primer paso para reducir las causas de desi-gualdad entre hombres y mujeres consiste en re-conocer las competencias existentes de las mujeresy sus áreas de acción. Numerosos estudios sobre lagestión de recursos ambientales (aprovechamientosocial forestal, ganadería y agricultura) demuestranque la mejor manera de conseguir un desarrollosostenible en ecosistemas especialmente frágiles esprestar atención a los conocimientos, competenciasy técnicas de los productores tradicionales, que in-cluyen a muchas mujeres. Esto no implica necesa-riamente que las mujeres sean por naturaleza máscuidadosas del medio ambiente; por el contrario,presionadas por la pobreza, pueden degradarlotanto como los hombres.

En un plano más general, es también evidenteque algunos proyectos de desarrollo han destruidola división del trabajo existente, basada en la dife-rencia de género, sin ofrecer a cambio alguna al-ternativa viable y dejando a veces a las mujeres enpeor situación. Tener presente la cultura significa,en efecto, que no pueden existir «recetas» para lasmujeres en el proceso de desarrollo: un enfoquemadurado en el África Subsahariana, o concebidopara asistir hogares que tienen a mujeres como ca-beza de familia en el Caribe, resultará inadecuado,incluso contraproducente, en el Sur de Asia o enel Oriente Medio. Esto no implica una aprobaciónacrítica de todos los arreglos existentes entre hom-bres y mujeres, sino el reconocimiento de que exis-ten muchos sistemas de significación y acción -enlos cuales las mujeres participan plenamente-, yque es necesario explorar las diferentes vías posi-bles para alcanzar el crecimiento, el cambio o latransformación radical.

Un componente importante de la igualdad degéneros, difícilmente cuantificable mediante indi-cadores estándares, reside en la percepción que tie-nen las propias mujeres de sus comunidades. Lasculturas locales pueden también incluir diversas«culturas de resistencia», mediante las cuales, tantolas mujeres como otros grupos subalternos, articu-lan sus quejas y buscan remediarlas. Una perspec-tiva «de abajo hacia arriba» puede ayudar a iden-tificar tales expresiones y tomarlas en serio comodefensoras de los intereses de las mujeres.

Otra cuestión importante para quienes favorecenlos enfoques «de abajo hacia arriba» es la com-prensión y el reconocimiento de formas locales deorganización, asociación y autoayuda. Las mujeresmuestran una gran riqueza de recursos, creatividade iniciativa en la resolución de sus problemas co-tidianos de sustento y supervivencia, y prueban fre-cuentemente su capacidad de organización. Exis-ten numerosos ejemplos de tales iniciativas en aso-ciaciones para el ahorro, programas de crédito ypréstamo, intercambio de trabajo y prestación deservicios comunitarios. Los proyectos de desarrolloignoran con frecuencia las redes sociales existentespara reemplazarlas por instituciones alternativasque, al entrar en conflicto con estructuras previas,pueden no arraigar aun si las mujeres no resultanexcluidas de ellas.

En los casos mejor documentados que refierenla formación de cooperativas de producción y co-mercialización, la experiencia muestra que las mu-jeres son ignoradas y marginadas, ya sea porquecarecen de las competencias requeridas (alfabeti-zación, conocimientos de contabilidad, etc.), por-que la carga de su dura labor doméstica les impideasistir a las reuniones y participar en la toma dedecisiones, o porque los hombres se apropian delas actividades más lucrativas (normalmente es unacombinación de estos tres factores). Incluso cuan-do un proyecto logra movilizar a las mujeres, éstasson generalmente mayores, han pasado la edad deprocrear u ocupan una alta posición en su comu-nidad. Aún queda un largo camino por recorrerpara concebir formas más creativas de aumentar laparticipación institucional de las mujeres, queconstituye una de las claves para lograr una mayorequidad.

Sin embargo, los enfoques que tienen en cuentalos aspectos culturales no son una panacea: apenassi eliminan formas evidentes de reconocimientodistorsionado y representación defectuosa implíci-tas en aquellas políticas y proyectos que producenefectos adversos para las mujeres y otros gruposcon menos poder. Los recursos necesarios para ase-gurar servicios sociales adecuados — educación, sa-nidad, salud, transporte y comunicación— depen-den claramente de una asignación de recursos máscentralizada, por parte del Estado o de los gobier-nos regionales. La existencia de formas locales deautoayuda y autosuficiencia no debe servir de jus-tificación a la falta de recursos necesarios ni a sumala distribución. En este caso, el desarrollo sen-sible a la cultura vuelve a ser un arma de doble filo

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cuando se emplea, por una parte, para asegurarresultados más sostenibles y equitativos y, por otra,para negar a comunidades necesitadas el acceso alos medios necesarios, bajo el pretexto de que pue-den salir adelante con lo que ya conocen y poseen.Así por ejemplo, la medicina tradicional perfeccio-na los modernos sistemas de atención médica, perono debe privar a las comunidades del acceso a ins-talaciones de medicina moderna. Por lo tanto, paraentender mejor las influencias globales y su impac-to en las culturas locales, es necesario ir más alláde las esferas locales y nacionales.

Las mujeres y el trabajo

En muchas culturas, el principal problema de lasmujeres es la sobrecarga de trabajo. No solamentees excesivo, duro y prolongado, sino que, fuera delas tareas domésticas, el abanico de posibilidadesocupacionales de las mujeres es limitado (venta,puestos administrativos de bajo nivel, servicio do-méstico o prostitución), quedando por tanto ex-cluidas de los puestos de mayor jerarquía y mejorremunerados. Por otra parte, las mujeres percibensalarios inferiores a los de otros hombres en idén-ticas condiciones laborales.

Las políticas de ajuste de los años ochenta y no-venta han empeorado esta situación. A medida quedisminuyen los ingresos familiares, las mujeres de-ben emplear cada vez más tiempo en la búsqueday preparación de los alimentos; de ahí la estrecharelación entre las cuestiones de género, medio am-biente, energía y política. En Africa, por ejemplo,la desertización, la deforestación y la erosión delsuelo cultivable como resultado de la tala de ár-boles para leña se explica en parte por el hechode que las mujeres, encargardas de recolectar elcombustible, están poco representadas en los con-sejos comunales y porque los derechos de usufruc-to o propiedad de la mujer son inexistentes o sedeterioran progresivamente.

El actual marco conceptual para el estudio de lascuestiones relativas a las mujeres incluye los sieteroles que éstas desempeñan en la vida y en el tra-bajo, a saber: materno, conyugal, doméstico, demiembro de familia, ocupacional, comunitario y deautorrealización individual. Los datos recogidos encada una de estas categorías pueden dar informa-ción acerca de los vínculos existentes entre ellos:así, por ejemplo, el conflicto entre los papeles ma-terno y ocupacional está relacionado con la tasa defertilidad, número y edad de los niños, salud, mor-talidad y estructura familiar. El papel que la mujerdesempeña como madre no sólo limita su accesoal empleo, desde el punto de vista de la oferta, sino

MujeresTiempo económico

total

Mujeres y hombresTiempo total en todas

las actividadeseconómicas

HombresTiempo económico

total

FUENTE: Human Development Report 1995. El informe estima que aproximadamente 16 billones de dólares de las actividades humanas no están incluidos enla estimación oficial de 23 billones de dólares de producción global. De estos 16 billones de dólares, 11 billones corresponden a la contribución nomonitorizada e “invisible” de las mujeres. La revalorización del trabajo femenino constituirá un desafío revolucionario de las convenciones actuales.Si el trabajo femenino se reflejaraexactamente en las estadísticas nacionales, se destruiría el mito que presenta al hombre como principal sustento de lafamilia en el mundo. Las bases del régimen del derecho de propiedad, los términos de los acuerdos de divorcio, los requerimientos de garantías paraobtener crédito bancario -para enumerar sólo algunas áreas en las que las mujeres son aún tratadas como no entidades económicas- cambiaríantotalmente. Al mismo tiempo, los hombres tendrían que compartir en mayor medida las cargas del hogar y el trabajo comunitario.

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que reduce igualmente la demanda de mujeres porparte de los empleadores y disminuye su estatutoen el mercado del empleo.

En todo el mundo, mujeres y hombres se venafectados por los cambios de los ciclos vitales y laparticipación en el mercado del empleo. Las fuer-zas que impulsan estas trasformaciones son de ca-rácter demográfico, económico e ideológico. La es-peranza de vida ha aumentado, el número de hijospor familia ha disminuido y, recientemente, algu-nos indicadores muestran una mejora de la con-dición humana. Al mismo tiempo, la migración yla urbanización están cambiando en numerosos ho-gares la composición y la división del trabajo; latecnología ha desarticulado la tradicional interde-pendencia de las actividades de hombres y mujeresen los hogares rurales. Asimismo, la tecnología hareducido la demanda de fuerza física, que solía dara los hombres una ventaja competitiva en el mer-cado del empleo. El papel que desempeñan las mu-jeres como madres y esposas se combina cada vezmás con actividades profesionales, tales como ges-toras o mediadoras de relaciones sociales, así comode trabajadoras profesionales remuneradas. Los va-lores culturales están sufriendo mutaciones parapoder adaptarse a estas nuevas pautas de vida pri-vada y pública.

Todos estos cambios están ocurriendo a ritmos yen proporciones diferentes según los países y lasregiones. Las influencias globales producen, a nivellocal, efectos específicos sobre el género.

La globalización y la interdependencia econó-mica crean nuevas formas de descentralización dela producción y la organización del trabajo en lasque las mujeres desempeñan un papel cada vezmás activo. Los analistas de la estructura de la fuer-za de trabajo en países recientemente industriali-zados llegan incluso a afirmar que la industrializa-ción es impulsada tanto por «las mujeres» comopor «la exportación». Esto se debe, obviamente, aque en muchas de las zonas de exportación las in-dustrias textil, óptica y electrónica emplean grannúmero de mujeres, en su mayoría jóvenes, no cua-lificadas y solteras. Las reformas más urgentes eneste terreno se deben orientar a asegurar una ma-yor estabilidad laboral, así como a mejorar la cali-dad de vida en el trabajo, las competencias y lasperspectivas del empleo alternativo, incluyendo elautoempleo para mujeres temporalmente desem-pleadas. Este fenómeno, relativamente nuevo ymuy discutido, no concierne a la mayoría de las

mujeres trabajadoras, si bien su número crececonstantemente. En los países en desarrollo, las ac-tividades de las mujeres se concentran en la agri-cultura y en el sector informal de la economía.Mientras que los hombres están a menudo desem-pleados o subempleados, las mujeres sufren de untrabajo excesivo y demasiado pesado, aunque pocasveces se reconoce.

Las nuevas formas de división del trabajo plan-tean disyuntivas culturales que generan conflicto ymalestar. En efecto, ¿qué ocurre cuando una jovensoltera es la única que gana un sueldo estable enuna familia de bajos ingresos? ¿Cuáles son las con-secuencias del matrimonio cuando las mujeres sonel principal sostén familiar y trabajan en áreas dealto nivel de desempleo masculino? Tales situacio-nes pueden fácilmente ser percibidas como unaamenaza a las jerarquías establecidas respecto a laedad y al género, así como a las pautas de autori-dad dentro de la familia. Por otro lado, ¿qué ocu-rre en los países en desarrollo, si las mujeres bus-can empleo en ciertos campos de la actividad la-

Belén Mersado, madre de tres hijos, tiene previstovolver a abandonar su hogar en Manila en buscade trabajo. Belén es una de las 2,3 millones defilipinas que trabajan en el extranjero. Hasta hacepoco sólo emigraban los varones, pero recientementela tendencia se ha invertido y las mujeres represen-tan el 65 % de los 3,5 millones de trabajadoresemigrantes. La primera experiencia de Belén en elextranjero se remonta afines de los años ochenta,cuando durante 4 años trabajó 16 horas diariascomo empleada doméstica, por un salario mensualde 250 dólares, en Riad (Arabia Saudí). Su se-gundo viaje al Medio Oriente finalizó abruptamen-te, después de luchar durante nueve meses paraobtener el salario mensual prometido de 200 dóla-res en vez de los 150 dólares que en realidad per-cibía. Para muchas mujeres en situación desespe-rada, emigrar constituye el último recurso. Paraotras es una vía de escape de los problemas domés-ticos y una oportunidad de viajar. No obstante, loscostos sociales y personales de los hogares sin madreson altos. Por otra parte, Belén declara estar or-gullosa de poder enviar a sus hijos a la univer-sidad.«Working women leave home», Minichi Daily News,

11 de junio de 1995

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boral pero, simplemente, no hay trabajo? ¿Están lasmujeres jóvenes obligadas a perder sus años de for-mación sin que sea posible llegar a aplicar las com-petencias adquiridas, tal como sucede actualmenteen muchos países de Europa Occidental? ¿En quéforma participan las mujeres de sociedades en tran-sición como las de Europa Central y del Este en lareconstrucción de sus sociedades hacia la democra-cia y la economía de mercado?

Los derechos de la mujer en Europa Central ydel Este ilustran perfectamente las paradojas inhe-rentes a la transición de una economía centralizadaa una de mercado. Por un lado, las mujeres hansido afectadas negativamente por la pérdida de be-neficios sociales tales como el cuidado de los niños,la salud y la educación. Por otro, el aumento de lasegregación de género en el mercado de trabajoestá forzando a un número creciente de mujeres aemplearse en el sector informal de la economía ya trabajar a tiempo parcial. Finalmente, las ideo-logías que predican la responsabilidad de las mu-jeres en tanto que madres las inducen a retirarse,limitándose a las ocupaciones domésticas.

El valor concedido a las ocupaciones domésticasse debe considerar en el contexto de una reaccióncontra políticas oficiales a través de la cual las mu-jeres reivindican, entre otras cosas, el derecho arecuperar la «feminidad perdida», volviendo así ala división «natural» del trabajo, que fuera trasto-cada por las imposiciones artificiales de los regí-menes comunistas. Esta valorización de la familia yla esfera privada encuentra paralelos en los nuevossentimientos nacionalistas, que reclaman la «auten-ticidad» contra el «internacionalismo» impuestopor los regímenes comunistas y legitima los encen-didos discursos esencialistas sobre el género (porejemplo, cómo deben ser las mujeres y los hombres«de verdad») y las identidades primordiales (expre-sadas en términos étnicos o religiosos). Por otraparte, toda esta retórica acerca de los valores fa-miliares y nacionales no protege a las mujeres con-tra los efectos de la liberalización económica en uncontexto de bajos niveles de crecimiento o inclusode disminución de los ingresos y la producción.Estos efectos se ponen claramente de manifiesto enel significativo aumento del número de mujeres jó-venes que recurren a la prostitución. Esta retóricalegitima igualmente nuevas formas de discrimina-ción, marginando a las mujeres de la participaciónen la vida económica y política. Queda por ver silas mujeres serán capaces de organizarse en grupos

de presión, asociaciones y movimientos sociales afin de reclamar el lugar que les corresponde en lasnuevas sociedades civiles emergentes.

Las culturas no son entidades inertes a las quela presión de la demanda económica global hacecambiar. Por el contrario, son los hombres y lasmujeres de las diversas culturas quienes modelan ydan forma a esta demanda. Sin embargo, hasta lafecha, sólo comprendemos de manera parcial einadecuada hasta qué punto la estructura de laoferta de trabajo femenino y sus consecuenciaspueden ser específicamente culturales. En parte,esto se debe a que se ha prestado muy poca aten-ción a otras influencias que no sean las de los Es-tados y los mercados, lo que a su vez conduce alerror común de no concebir la cultura como unaparte integral de la sociedad. Este descuido haafectado sobre todo al análisis de la actual divisióndel trabajo y a los sistemas de asignación de recur-sos basados en la diferencia de género. Las políti-cas de promoción del empleo para las mujeres nohan prestado suficiente atención a esta dimensión,por lo que un trabajo comparativo en esta área de-bería ser una prioridad en términos de investiga-ción.

Fuerzas que unen y separan

Movimientos migratorios sin precedentes, trans-fronterizos y transcontinentales, crean las condicio-nes propicias para exacerbar la importancia de lasdiferencias culturales y, en algunos casos, reflejany crean desigualdades en términos de poder y pri-vilegios que despiertan el resentimiento y los con-flictos.

Olas sucesivas de migraciones, tanto legalescomo ilegales, han introducido toda una serie denuevos grupos culturales en las llamadas comuni-dades «receptoras». Mientras que frecuentementelos hombres enfrentan el cambio mediante una re-sistencia pasiva, las mujeres han debido soportar lacarga de sus efectos destructivos, porque quedanatrapadas entre dos fuerzas opuestas: la necesidadpráctica de cambiar y la presión moral (masculinao femenina) para no hacerlo. En las comunidadesinmigrantes, así como en los países en transición,las mujeres tienden a asimilarse cultural y lingüís-ticamente menos que los hombres y se tiende a

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considerarlas como guardianas o símbolos de lasingularidad de su cultura. Con mucha frecuencialas mujeres inmigrantes reproducen su cultura deorigen en el nuevo contexto mediante el uso de lalengua materna, los hábitos culinarios y otras cos-tumbres, aunque también mediante los mecanis-mos de socialización de los niños y jóvenes. Inclusocuando no se trata de situaciones vinculadas a laemigración, las mujeres de las comunidades mi-noritarias son más proclives a encerrarse en sí mis-mas que los hombres, quienes tienen mayor con-tacto con la cultura dominante mediante un accesomás fácil a la escolarización, a través de la burocra-cia del Estado o de los contactos cotidianos en eltrabajo. Todo ello hace que el comportamiento delas mujeres e incluso su indumentaria se conviertanen «emblemas» de las diferencias culturales,

Este fenómeno afecta también a las comunidadesmayoritarias, donde hay otras formas de control ha-cia las mujeres para delimitar y preservar la iden-tidad de las colectividades nacionales y étnicas. Porejemplo, las normas acerca de con quién se puedecontraer matrimonio y cuál es la situación legal desu descendencia apuntan a reproducir la identidadsimbólica del grupo. Hasta hace muy poco, a lasmujeres sudafricanas les estaba prohibido, por ley,mantener relaciones sexuales con hombres deotros grupos étnicos. De manera similar, las socie-dades musulmanas condenan generalmente los ma-trimonios de sus mujeres con hombres de otras re-ligiones, a pesar de que no existe la misma rigidezcon respecto a sus hombres, puesto que el islamis-mo se transmite patri-linealmente. Además, los de-rechos y opciones reproductivas de la mujer pue-den ser recortados severamente en función de po-líticas nacionalistas (pronatalista o lo contrario) oen nombre de dogmas religiosos. Todo esto hacede las mujeres rehenes de las comunidades a lasque pertenecen y a menudo las priva de sus plenosderechos de ciudadanas, aun cuando tales dere-chos estén consagrados en la constitución nacional.Estas condiciones se agudizan en situaciones de en-frentamientos comunales o de conflictos étnicos ynacionales en los cuales las definiciones de «noso-tros» y «ellos» introducen un lenguaje estereotipa-do que refuerza las diferencias culturales y haceque el comportamiento de las mujeres resulte cen-tral para la constitución de la identidad.

El turismo es otro gran vector de cambio e in-tercambio entre poblaciones, paralelo a otros mo-vimiento migratorios más o menos permanentes.Numerosos países con bajo nivel de ingresos han

invertido sumas sustanciales y han puesto grandesesperanzas en este sector. Los efectos del turismoson diversos. Por una parte ha obligado a los pue-blos a definir sus culturas, empaquetarlas y comer-cializarlas para ponerlas a disposición del consu-midor foráneo. Por otra parte, sus consecuenciassobre las mujeres son desiguales, en el sentido deque si bien éstas han podido beneficiarse de la ex-pansión del empleo en el sector servicios (ya seacomo personal asalariado o como microempresa-rias), también se han visto arrastradas hacia la in-dustria del entretenimiento de más rápido creci-miento: la prostitución. Las consecuencias del lla-mado «turismo sexual» son nefastas, y van más alláde los límites locales debido a la expansión de en-fermedades como el sida, mientras que el traficoilegal y clandestino de mujeres por parte de tratan-tes e intermediarios sin escrúpulos va en aumento.Resulta comprensible que este lado turbio del mer-cado global impulse las reivindicaciones de vueltaa un orden «virtuoso» mediante un control másestricto de los desplazamientos y la sexualidad delas mujeres.

Finalmente, los conflictos bélicos y étnicos, lasrepresiones políticas y los desastres naturales hanaumentado espectacularmente el número de refu-giados, dando lugar a una de las formas más agu-das de desarticulación de la cultura y el hábitat,cuyas consecuencias son la erosión de las obligacio-nes normativas hacia los miembros más débiles delgrupo (mujeres y niños). Las comunidades huma-nas, independientemente de la desigualdad y jerar-quización de su orden con respecto al género, nor-malmente presentan cierta forma de reciprocidadde las obligaciones basadas, con frecuencia, en la-zos de parentesco, que, en tiempos de penuria,puede hacer las veces de red de seguridad. En lascondiciones actuales en las que la pobreza extremay la disgregación de la estructura comunitaria al-canzan proporciones sobrecogedoras, presencia-mos el colapso total de tales arreglos normativos.Estudios sobre la hambruna, por ejemplo, sugierenque un número desproporcionado de mujeres enedad de procrear son abandonadas a sus propiosrecursos y pierden la vida a causa de su relativaincapacidad para obtener alimento para ellas o sushijos. Esta vulnerabilidad se hace más evidente entiempos de guerra. No obstante y desde el comien-zo del conflicto bosnio, se han producido ciertosavances tales como reconocer oficialmente las vio-laciones como crímenes de guerra.

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Equidad versus eficiencia

Los derechos de las mujeres se pueden reivindicaren nombre de dos principios: el de equidad y elde eficiencia. El primero se refiere a la igualdadde oportunidades y opciones, y exige que se pongafin a la situación de las mujeres como un grupo desegunda clase, relegado y desfavorecido. Las mu-jeres se han visto discriminadas en materia de edu-cación, ingresos, consumo, posición social y de ac-ceso al poder, e incluso, en términos de salud (ennumerosos países las mujeres tienen una salud mu-cho más precaria que la de los hombres). En de-finitiva, las mujeres están sometidas a formas dediscriminación social, cultural y legal, y a menudoa la violencia.

El segundo se refiere al hecho de que las muje-res constituyen un recurso ineficazmente aprove-chado. Los defensores del modelo de eficiencia po-nen de manifiesto que la discriminación de las mu-jeres en los centros de trabajo significa que lamitad de la humanidad no está siendo utilizada enforma adecuada. Su utilización correcta aumentaríasu rendimiento, incrementaría la producción y be-neficiaría así al conjunto de las sociedades.

Estas dos opciones para acabar con la discrimi-nación de género, es decir, luchar contra la desi-gualdad y la ineficiencia, tienen puntos de intersec-ción y apuntan hacia las mismas políticas, aunquetambién entran en conflicto. Se trata del enfren-tamiento entre dos concepciones distintas del de-sarrollo: por una parte, la de los partidarios deldesarrollo de los recursos humanos, que conside-ran que los seres humanos son un recurso, un ins-trumento para el desarrollo en el que se inviertepara obtener beneficios económicos. Por otra par-te, los partidarios de una concepción humanistadel desarrollo consideran que el ser humano es unfin en sí mismo y, por lo tanto, la mejora de sueducación, salud y posición social no necesita jus-tificarse en términos de beneficios económicos. De-pendiendo del punto de vista que se tome, eficien-cia o equidad, se pueden proponer diferentes so-luciones y se pueden movilizar diversas fuerzaspolíticas. En cualquiera de los dos casos, la conse-cución de la igualdad pasa por la redistribución derecursos, posición social y poder entre ambos gé-neros, lo que necesariamente conlleva ciertos sa-crificios por parte de los hombres, quienes no es-tán preparados, en su totalidad y en los diversos

contextos culturales, para aceptar voluntariamenteestas medidas.

Las intervenciones y las políticas orientadas a co-rregir la injusticia y la ineficiencia requieren, enprimer lugar, el compromiso político e ideológicode los gobiernos. En palabras de Cecilia López yMargarita Ronderos: «El objetivo es diseñar unapolítica económica con perspectiva social y una po-lítica social con perspectiva de género» 4..

Existen al menos cuatro áreas en las cuales sepueden concebir y aplicar tales políticas. En primerlugar, es necesario concebir estrategias de redistri-bución e introducir la equidad como un criterioclave para la toma de decisiones en el ámbito dela política macroeconómica. En este terreno, laperspectiva de género sólo se puede introducircomo parte sustantiva de la cuestión de la equidad.Así, por ejemplo, las políticas macroeconómicas de-terminan los precios relativos tanto de los bienescomerciables y no comerciables como de aquéllosexportables e importables. Cuando las mujerestienden a concentrarse en los sectores de bienesno comerciables (tal como sucede en la mayor par-te de África), la reorientación hacia los bienes co-merciables, que es el objetivo de las políticas deajuste, puede conducir a una redistribución de losingresos de consecuencias negativas para las muje-res; de ahí la necesidad de aplicar medidas correc-tivas.

En segundo lugar figuran los servicios socialesdestinados a satisfacer las necesidades básicas y eli-minar la pobreza. Sabemos que existe una relacióndirecta entre el gasto social y el bienestar de lamujer. La experiencia de América Latina en la dé-cada de los ochenta demuestra que la reduccióndel gasto social en salud y educación lleva a unaumento del trabajo de las mujeres para compen-sar la disminución de los servicios públicos. Comoresultado, las mujeres pierden en salud mientrasque aumentan sus horas de trabajo. Los programasrurales de aprovisionamiento de agua o la investi-gación destinada a producir cocinas eficientes debajo costo permitirían a las mujeres dedicar mástiempo a actividades productivas, la participación

4 Esta sección proviene de la obra de Cecilia López. Véaseespecialmente: CECILIA LÓPEZ y MARGARITA RONDEROS To-RRES, «Reforma social con perspectiva de género: aporte parala discusión», ponencia presentada en la Conferencia sobreWomen in the Americas: Participation and development. BID-CE-PAL-UNIFEM, Guadalajara (México), abril de 1994.

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Mientras que las puertas de acceso a las oportunidades de educación y saludse han abierto rápidamente para las mujeres, aquellas que dan acceso a las

oportunidades económicas y políticas apenas han sido entreabiertas

La pobreza tiene rostro de mujer — de los 1,3 mil mi-llones de personas que viven en la pobreza, el 70 %son mujeres— . La creciente situación de pobreza entrelas mujeres ha sido vinculada a su situación de de-sigualdad en el mercado de trabajo, el tratamiento querecibe de los sistemas de seguridad social, y su estatutoy poder en la familia.

La participación de las mujeres en la fuerza de tra-bajo ha aumentado en sólo cuatro puntos porcentualesen 20 años — del 36 % en 1970 al 40 % en 1990— .Esto debe compararse con el aumento en dos tercios dela escolarización y la alfabetización de las mujeresadultas.

bajar con frecuencia más duramente que los hombres.En América Latina y el Caribe, por ejemplo, las mu-jeres representan tan sólo del 7 al 11% de los bene-

Las mujeres reciben sólo una ínfima proporción delos créditos concedidos por las instituciones bancariasformales en razón de su escasa solvencia, pese a tra-

Normalmente, las mujeres perciben un salario mediomuy inferior al de los hombres: no sólo ejercen laboresmal remuneradas o trabajan en el sector informal,

En 55 países, o bien no hay mujeres en el parla-

sino que frecuentemente reciben una remuneración me-nor que la de los hombres por el mismo trabajo. En

mento o su participación en el mismo no pasa del

55 países para los que se dispone de datos compara-

5 %.

bles, el salario medio femenino en el sector no agrícolaalcanza sólo a las tres cuartas partes del masculino.

La tasa de desempleo entre las mujeres es más altaque entre los hombres en todas las regiones.

En los países en desarrollo, las mujeres representantodavía menos de la séptima parte de los administra-dores y gerentes de empresa.

Las mujeres no ocupan aún más que el 10 % delos escaños parlamentarios y apenas el 6 % de lascarteras ministeriales.

ficiarios de los programas de crédito. Informe sobre desarrollo humano 1995

política o el ocio. Si se considera la relación costo-beneficio, se ha probado que la educación de lasniñas genera beneficios mayores que la de los ni-ños, además de permitir una infancia más feliz yreducir el tamaño de las familias. Pese a ello, lamayor parte de las diferentes culturas tiende a fa-vorecer la educación de los niños.

Otra cuestión que ha suscitado un intenso de-bate es la feminización de la pobreza. Varias sonlas razones subyacentes a que las mujeres sean lasprimeras víctimas de la pobreza y la discrimina-ción:

1) trabajan durante un mayor número de horas quelos hombres, ya que a su actividad profesional sele añade el trabajo doméstico;

2) parcialmente por esa razón, tienen menos opor-tunidades que los hombres de conseguir nuevasoportunidades de trabajo;

3) tienen acceso limitado a empleos remunerados;

4) su acceso al poder político es también sumamentelimitado;

5) perciben una menor remuneración que los hom-bres por realizar el mismo trabajo;

6) tienen menor acceso a la educación; y7) finalmente el caso específico de las viudas, que se

enfrentan a barreras adicionales a la hora de ob-tener empleo o volver a contraer matrimonio, locual las condena a un estado de pobreza perma-nente 5.

Por todo ello, la pobreza afecta a las mujeres deun modo crónico más que transitorio. Una pers-pectiva de género debería encauzar un modelo de

5 Véase MICHAEL LIPTON, «Growing Points in Poverty Re-search: Labour Issues», ponencia preparada para el simposiosobre Poverty New Approaches to Analysis and Policy, organizadopor el Instituto Internacional de Estudios Laborales, Ginebra,22-24 de noviembre de 1993.

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política social que vaya más allá de la lucha contrala pobreza e integre los procesos de producción yconsumo a los diversos sectores desventajados de lasociedad.

La tercera área de acción concierne a las políti-cas de modernización concebidas para mejorar elnivel de vida, así como el crecimiento de la pro-ductividad, la creatividad y el potencial de todos losciudadanos. Estos objetivos se deben lograr mejo-rando el acceso a los factores de producción— nuevas tecnologías, formación, educación cientí-fica— y a la vida cultural y las artes. Teniendo encuenta que las mujeres han sido especialmente dis-criminadas con respecto al acceso a los factores deproducción y continúan siendo objeto de discri-minación y segregación, estas barreras deberían eli-minarse.

La cuarta área de acción de los gobiernos con-siste en la introducción de políticas destinadas aldesarrollo de la ciudadanía. Como se ha puestode relieve, pese a haber demostrado poseer ca-pacidad de organización y gestión, las mujereshan sido las grandes ausentes en la administra-ción de justicia, el poder político y la informa-ción. Así la cuestión de cómo ejercer presionespolíticas destinadas a mejorar la posición de lasmujeres es especialmente importante. Algunas delas políticas destinadas a reducir la desigualdadfavorecen a ambos géneros y podrían contar conel apoyo de los hombres. Este es el caso de laspolíticas destinadas a mejorar la eficiencia de ob-jetivos de desarrollo como la reducción de la po-breza, el crecimiento, la modernización, la tran-sición demográfica, etc. Una utilización más ade-cuada de los recursos eleva el nivel de vida tantode las mujeres como de los hombres. Otras po-líticas, sin embargo, desafían los privilegios de loshombres. Las cuestiones de equidad e igualdad(justicia social) están relacionadas con la redis-tribución de los ingresos, los activos y el poderpolítico entre hombres y mujeres. En la actuali-dad existen inmensas desigualdades en la pose-sión de activos y en los beneficios diferencialesque éstos generan (esto último indica ineficien-cia). De ahí que quepa esperar la oposición delos (o algunos) hombres. La creación de unabase política para llevar a cabo estas acciones im-plica el empoderamiento de las mujeres, asícomo el llamamiento a un comportamiento justopor parte de los hombres.

Áreas prioritarias para el diseñode políticas públicas

La Comisión considera que ha llegado el momentode ampliar el debate acerca de las estrategias y ac-ciones que deben acompañar los profundos cam-bios en la estructura de las sociedades en todo elmundo y que están transformando tan radicalmen-te las vidas de las mujeres, para conseguir encau-zarlas de modo que ayuden a las mujeres a afrontarestas nuevas situaciones y a tomar sus propias de-cisiones. A la luz de estas consideraciones, las áreassiguientes tienen un carácter prioritario:

Los derechos de las mujeres como partede los derechos humanos

Tal como se ha señalado anteriormente, es en elárea de los derechos de las mujeres donde los de-bates que oponen el universalismo al relativismocultural han tenido sus más serias consecuencias.Es precisamente en esta área donde se escucha conmás frecuencia las protestas acerca de la diferenciacultural y la libertad de culto. La Comisión insisteen que la comunidad internacional y el sistema delas Naciones Unidas deberían cumplir sus deberescomo institutores de normas y defensores de losderechos de las mujeres. Asimismo, deberían coor-dinar a nivel internacional el grado de respeto delos derechos de las mujeres mediante análisis delas políticas nacionales y la elaboración de criteriosde evaluación concretos en los terrenos de la edu-cación, la legislación, el empleo, la inmigración, laseguridad social, la violencia, etc. Con objeto depoder evaluar el reconocimiento efectivo de los de-rechos de la mujer sería necesario realizar medicio-nes cuantitativas de una serie de indicadores com-puestos, tanto en el plano cultural como en el delos derechos. Por otro lado, existen áreas que re-quieren una legislación más adecuada para las mu-jeres en este terreno; el intercambio de experien-cias entre los gobiernos en cuanto a la aplicaciónde estas mejoras es fundamental. Por último, es ne-cesario disponer de programas de información le-gal sobre los derechos para que las mujeres tenganconocimiento de las leyes existentes y sean capacesde evaluarlas críticamente.

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Libertad reproductiva

Durante mucho tiempo, la capacidad de decisiónacerca de la reproducción se ha identificado conel control de la población, en interés del desarrollosocial y económico. Sin embargo, las conclusionesde la Conferencia de las Naciones Unidas sobrePoblación y Desarrollo, celebrada en El Cairo en1994, sugieren que la libertad de hombres y mu-jeres para elegir el número de hijos deseados y losintervalos entre los nacimientos, garantizándoles ellibre acceso a los métodos de planificación familiary el respeto de sus opciones sexuales, ha pasado aser reconocida como un elemento de la dignidadhumana. Teniendo en cuenta las diferentes inter-pretaciones de la noción de «opción» reproductivay las amplias divergencias entre las formas cultu-ralmente aceptadas de comportamiento sexual, laComisión recomienda que los organismos interna-cionales y los gobiernos nacionales promulguen,apliquen y aseguren el cumplimiento de políticasque incluyan la dimensión cultural, que amplíenlas opciones, en vez de restringirlas, y que ayudena los individuos a basar sus decisiones en el cono-cimiento y la libertad y no en la ignorancia y lacoerción.

Una planificación consciente de las cuestionesde género y que respete las dimensiones culturales

Dado que el género constituye uno de los más im-portantes puntos de entrada para comprender losefectos locales del desarrollo y reconociendo losfracasos de los enfoques de mujeres en el desarro-llo (Women in Development) en los que se identificaa las mujeres como únicos beneficiarios y en de-fensa de un desarrollo que respete las dimensionesculturales, la Comisión recomienda que los organis-mos internacionales de cooperación y los órganos delas Naciones Unidas para el desarrollo fomentenun análisis profundo de las cuestiones de géneroen sus ciclos de planificación y sus proyectos. Estoimplica integrar desde el comienzo las inquietudes,necesidades e intereses de las mujeres en la con-cepción, la asignación de recursos, la ejecución yla evaluación. Estas instituciones deberán trabajara partir de realidades concretas, tratando de com-prender las expresiones idiosincráticas de coope-ración y conflicto entre los géneros, y evitando la

imposición de soluciones «prefabricadas» que abs-traen a las mujeres de la compleja trama de rela-ciones en las que están inmersas, causando así apa-tía, rechazo o la no sostenibilidad a largo plazo.

Fortalecer la participación cívica y culturalde las mujeres

El reconocimiento de los cambios espectacularesen las vidas de las mujeres en todo el mundo nose ha traducido en niveles correspondientes de par-ticipación e influencia en la vida pública. Tampocose ha reconocido que la participación cívica de lasmujeres y, por consiguiente, su presencia en losgrupos mayoritarios está severamente limitada de-bido a la naturaleza marginal y a la falta de apoyoeconómico de sus actividades organizadas. La Co-misión recomienda que la comunidad internacio-nal y los gobiernos nacionales se comprometan apromover la participación política directa de lasmujeres en las funciones electivas, profesionales ydirectivas. También recomienda que continúen for-taleciendo y desarrollando los canales existentes deapoyo directo a las formas organizadas de partici-pación institucional de las mujeres, en las áreas enlas que las asociaciones de mujeres son activas(centros de información, refugios para mujeresmaltratadas, asociaciones profesionales, asociacio-nes para la promoción del arte y artesanía locales,caridad, ONG nacionales e internacionales...).

Estas cuatro áreas de acción prioritaria aquí des-critas apuntan hacia varias posibilidades de inves-tigación y concepción de proyectos en los planosnacional, regional e internacional, entre los cualesse podría incluir:

a) Una evaluación exhaustiva de los estudios sobregénero y desarrollo, con vistas a producir estudiosde caso que ilustren las pautas culturales del de-sarrollo. Este material ya existe, pero ha de ser exa-minado y reevaluado.

b) Un estudio sistemático de los vínculos entre lasculturas y las economías, mal comprendidos hastaahora. Esta laguna es especialmente marcadacuando se trata de explicar las diferentes pautasde participación de las mujeres en la fuerza detrabajo. Una investigación comparada sobre lasconsecuencias de la interacción entre cultura yeconomía también se debería integrar en una ti-pología más amplia.

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c) Una investigación sistemática sobre las organizacio-nes, movimientos y tasas de participación cívica delas mujeres en una perspectiva de comparación in-tercultural para permitir una mejor comprensión

de las diversas pautas de la sociedad civil y la cul-tura política, indicando el camino para programasdestinados a acabar con todo tipo de discrimina-ción.

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6Los niños y los jóvenes

Somos culpables de tantos errores y de tantas faltas.Pero el peor de nuestros crímeneses abandonar a los niños,despreciando la fuente de la vida.Muchas de las cosas que necesitamos pueden esperar;el niño no puede.Ahora es la hora,se están formando sus huesos,se está haciendo su sangrey se están desarrollando sus sentidos.No podemos responderle « mañana» .Su nombre es « hoy» .

En casi todas las regiones del mundo, los jóvenesy los niños constituyen la mayoría de la población.En efecto, ninguna generación ha sido jamás tannumerosa ni tan joven: alrededor de un quinto dela población mundial tiene entre quince y veinti-cuatro años de edad. Si bien en los países de altosniveles de ingresos el número de jóvenes dismi-nuirá de aquí al año 2000, habrá un considerableaumento en los países en desarrollo. En estos paí-ses, niños y jóvenes constituirán más del 50 % dela población en los albores del tercer milenio. Estascifras dan testimonio de la naturaleza y dimensio-nes del desafío que enfrentan las sociedades con-temporáneas.

Ninguna generación en la historia de la huma-nidad ha tenido que hacer frente a transformacio-nes tan rápidas y prolongadas como la nuestra. Es-tos cambios acelerados tienen un impacto profun-do sobre las condiciones de vida de los niños entodo el mundo y deben ser tomados en cuenta sise desea que los niños participen plenamente en

GABRIELA MISTRAL

el mundo de mañana. ¿Cómo pueden las socieda-des asegurar su inclusión económica, su participa-ción cívica y cultural, así como la satisfacción desus necesidades en materia de salud y educación?¿Cómo pueden responder en los mejores términosa las aspiraciones y los sueños de los jóvenes? Másimportante, tal vez, ¿cómo podrán las nuevas ge-neraciones aprender a convivir y cómo podremosconstruir un mundo en el que la defensa de la pazsea parte constitutiva de las instituciones y de lamente de los hombres y las mujeres?

Muchas de las respuestas a estos desafíos puedenvenir y vendrán de los jóvenes mismos, a condiciónde que tengan la posibilidad de expresarse. Su po-tencial es considerable. A pesar de las enormes de-sigualdades en materia de educación, ninguna ge-neración ha sido tan instruida, tan consciente dela naturaleza multicultural del mundo, tan infor-mada sobre las desigualdades y conflictos existentescomo la actual. En lugar de tratar a los jóvenescomo consumidores pasivos y espectadores indife-

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rentes a su propio destino, deberían convertirse enagentes activos y participar en la vida de sus co-munidades.

A la escucha de los niños

La tarea puede parecer particularmente difícil, te-niendo en cuenta las injusticias que se cometencon los jóvenes y los niños del mundo, quienes fre-cuentemente son las primeras víctimas de la violen-cia. Sólo durante los últimos diez años, por ejem-plo, alrededor de 1,5 millones de niños murieronen los conflictos armados. Viejos problemas comolos malos tratos, la explotación y el trabajo forzadohan vuelto a aparecer con fuerza: más de 100 mi-llones de «niños de la calle» en el mundo vivenexcluidos de la familia humana. Millones de otrosniños deben ser rescatados de las degradantes con-diciones del trabajo forzado que minan su salud,educación y bienestar.

La situación de los niños en el mundo no puedeser objeto de una solución única universalmenteaplicable. Cada situación presenta contextos y prio-ridades diferentes. Sin embargo, hay tres principiosesenciales: educar, proteger y escuchar.

Consideremos algunas cifras. El 40 % de los ha-bitantes del Sur tiene menos de quince años, fren-te a un 20 % en el Norte. El porcentaje de la po-

‘ I I -

blación de cinco a quince años en edad escolar es,por consiguiente, dos veces mayor. Los ingresos na-cionales de los países en desarrollo son, en el me-jor de los casos, una veinteava parte (en algunoscasos, 1/200 solamente) de los de los países ricos.Los salarios de los profesores son cuatro o cincoveces superiores al promedio nacional (en Africasiete veces) ; en los países ricos, esta remuneraciónse aproxima al promedio o es inferior. De ahí porqué los países pobres deben consagrar a la educa-ción primaria y secundaria ocho a diez veces másrecursos que los países ricos, mientras que los in-gresos nacionales totales son mucho más bajos. Latarea es intimidante.

Sin embargo, a pesar de sus bajos ingresos, mu-chos países destinan recursos a inútiles proyectosde prestigio, a empresas públicas deficitarias quesubsidian a la clase media y, sobre todo, a gastosmilitares. Con frecuencia, estos países sufren unaimportante fuga de capitales. En cuanto a las prio-ridades sociales, la educación superior y la atenciónde salud de los niños de clase media urbana absorben recursos que representan varias veces las su-mas que serían necesarias para la educación pri-maria y los servicios de atención primaria de saluden el área rural. En 1988, Irak y Somalia gastaroncinco veces más en su ejército que en educación ysalud; Etiopía, Nicaragua, Omán, Pakistán y Siria,de dos a tres veces más, e incluso Tanzania gastómás del doble. La relación entre el número de sol-dados y de profesores es de 6,25 en Irak, 5,91 enSomalia, 4,16 en Etiopía, 3,50 en Nicaragua, 3,02en Siria, 3,00 en Mauritania, 2,91 en Viet Nam,2,80 en Singapur, 2,69 en los Emiratos Árabes Uni-dos y 2,60 en Chipre. Sólo Costa Rica, el único paísen el mundo que no posee ejército, tiene una re-lación igual a cero y la pobreza es casi descono-cida, mientras que en la Ciudad del Vaticano larelación es igual al infinito, ya que no hay profe-sores. El porcentaje de gastos militares en relacióncon el total de gastos combinados en educación ysalud en 1990-1991 fue de 373 en Siria, 293 enOmán, 271 en Irak, 222 en Myanmar, 208 en An-gola, 200 en Somalia, 192 en Qatar, 190 en Etio-pía, 151 en Arabia Saudí, 138 en Jordania, y asísucesivamente ¹.

Las ventajas de una educación básica generali-zada en los países más pobres son enormes. En pri-mer lugar, es un fin en sí mismo: el acceso al saber

¹ Human Development Report 1994.

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acumulado por la humanidad es un derecho detodo ser humano. En segundo lugar, la educacióncontribuye a elevar la productividad: una fuerza detrabajo bien alimentada, alerta, educada, formada,sana y motivada es más eficiente que una fuerza detrabajo no cualificada, subalimentada, débil, enfer-ma y apática. En tercer lugar, la educación contri-buye a disminuir la tasa de natalidad, ya que lospadres educados desean tener familias más peque-ñas. La escolarización de las mujeres, en particular,tiene como resultado una disminución no sólo dela mortalidad infantil, sino también de la fecundi-dad, la morbilidad, el abandono escolar; asimismo,contribuye a tener niños mejor educados, a dismi-nuir el número de niños que trabajan y a reducirlas desigualdades, y a tener una mayor movilidadocupacional. En cuarto lugar, la educación es bue-na para el medio ambiente. Las poblaciones pobresy carentes de educación contribuyen a la degrada-ción de su medio ambiente, provocando la erosióndel suelo cultivable, la deforestación y la deserti-zación y, a la vez, son sus principales víctimas. Enquinto lugar, la educación favorece la estabilidadsocial, la participación en las actividades cívicas y laformación del capital social. Finalmente, la educa-ción contribuye a la estabilidad política, si se creanempleos satisfactorios, productivos y remunerado-res para las personas educadas, de manera tal queno engrosen las filas de los graduados sin empleo.Estos últimos tienden a ser caldo de cultivo del des-contento, en lugar de ser una fuente de actividadproductiva.

La educación primaria universal y obligatoriadebería preceder al crecimiento económico. Esesencial no sólo porque permite formar una manode obra cualificada, sino también luchar contra eltrabajo forzado de los niños, que empeora la si-tuación general de los más pobres. El trabajo in-fantil reduce los salarios y ocupa los puestos detrabajo de los adultos. Los niños que han recibidoeducación disponen de ingresos más elevados enel curso de su vida; su salud y su seguridad me-joran; asimismo, los adultos desempleados en-cuentran más fácilmente un empleo si los niñosno se encuentran en el mercado de trabajo. Enresumidas cuentas, el trabajo infantil no es sólouna consecuencia de la pobreza, es también unade sus causas. La educación es un derecho hu-mano fundamental, pero también es una obliga-ción, tanto para los padres como para los gobier-nos. El fracaso de los esfuerzos destinados a eli-minar el trabajo de los niños se debe a malas

actitudes individuales y sociales, y no sólo a la po-breza o a la presión de los intereses de grupo. Losniños representan el porvenir. Invertir en elloscomo futuros miembros de la fuerza de trabajo y,lo que es más importante aún, atenderles comoseres humanos constituye una prioridad absoluta.Un primer paso sería garantizar con criterios rea-listas la educación primaria y secundaria obliga-toria, y compensar a las familias por los ingresosque dejan de percibir sus hijos. Con ello se libe-rarían también empleos para los adultos jóvenes.Nunca se repetirá suficiente que, abandonado asu propia lógica, el mercado puede explotar cruel-mente a los niños e ignorar a los jóvenes.

Afirmar los derechos de los niños no es sola-mente afirmar su derecho a la alimentación, la sa-lud y la educación; es también poner fin a todaslas formas de explotación y de trabajo de los niñosinsuficientemente educados. Somos conscientes delas dificultades que esto supone y de las objecionesque se pueden formular (no ser explotado puedeser peor que serlo; el trabajo puede ser una formade educación; la educación favorece el éxodo ruraly la búsqueda de empleo en las ciudades; etc.).

Los desafíos que debe afrontar la educación delos niños desheredados exige enfoques flexibles yadaptables. La educación debe llegar a todo elmundo y sobre todo a los excluidos. Conscientesde esta situación, más de 300 organismos filipinosse ocupan actualmente de los niños de la calle endiecisiete ciudades del país. Entre ellos se encuen-tra el centro Bahay Tuluyan, creado en abril de1989 en Manila. En el marco de un proyecto ex-perimental de niños que enseñan a niños, el Pro-grama de jóvenes educadores (Junior Educators Pro-gramme), se enseña a los niños de la calle los co-nocimientos básicos necesarios para participar enla sociedad. El programa utiliza métodos de en-señanza no convencionales como el teatro, el can-to y la pintura, y la vida diaria de los niños ofrecelos temas para el debate y la actuación. Se esti-mula a los niños para que, inspirándose en las dis-cusiones de grupo, compongan canciones, escri-ban poemas, tomen fotos o monten espectáculosde danza.

La protección es otro aspecto esencial. Suponereconocer el derecho fundamental de los niños auna vida plena, tomar en cuenta sus intereses másprofundos en la formulación de políticas y prote-gerlos contra todo tipo de discriminación y explo-tación. Este es el mensaje de la Convención de los

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Derechos del Niño de 1989, por la cual los paísessignatarios se comprometieron a adoptar un am-plio conjunto de medidas legislativas, administrati-vas, sociales y educativas en favor de los niños delmundo. El 1 de agosto de 1995, la Convención ha-bía sido ratificada por 176 países.

Como demuestra la aplicación de esta Conven-ción, el éxito de cualquier esfuerzo destinado a me-jorar el bienestar y las oportunidades de los niñosno sólo debe basarse en principios sólidos, sinotambién en la conciencia de que el respeto de losderechos fundamentales constituye un proyecto so-cial a largo plazo que implica una profunda com-prensión de las limitaciones y las capacidades decada país. El contexto local frecuentemente erigecomplejas barreras culturales, económicas, socialesy políticas que obstaculizan la adopción de medidasinmediatas, duraderas y efectivas. El objetivo de-bería ser promover la participación conjunta de to-dos los actores en todos los niveles, «desde losactores locales y las organizaciones no guberna-mentales hasta los ministerios y las más altas au-toridades morales», y hacerles tomar concienciade que existe una convergencia de intereses entrelos agentes de la sociedad civil y las institucionespúblicas. El objetivo último es proteger a los niñosdel hambre, la enfermedad y la explotación, asícomo de hacer que sean reconocidos como losmiembros más vulnerables de la humanidad, perosobre todo como la riqueza más preciosa del fu-turo. La violencia contra los niños, ya se trate deviolencia sexual (incesto, violación y sevicia) o deviolencia familiar, forma parte del problema másamplio de la violencia entre personas o entre gru-pos. La complejidad de la tarea no puede ser unpretexto para la inacción. La violencia contra losniños, especialmente contra las niñas (mutilacióngenital e infanticidio selectivo)², y la explotacióninfantil a veces son justificadas por sus perpetra-dores en nombre de diferencias culturales. Es im-portante subrayar que el respeto a las diferentesculturas y a la diversidad cultural no se puede in-vocar para negar a los niños sus derechos huma-nos fundamentales.

Tal vez la actitud más constructiva sería solicitary escuchar los puntos de vista de los niños. Ellosson sus mejores abogados, e incluso los abogados

² AMARTYA. SEN, «More than 100 million women are mis-sing», The New York Review of Books, vol. 37, núm. 20, 20 De-cember 1990.

de la causa de otros, como nos ha dado la pruebaIqbal Masih (niño paquistaní de doce años, asesi-nado en 1995), quien reveló al mundo su expe-riencia como víctima del sistema denominado pesh-gi, deuda contraída por una familia con los usure-ros locales y redimida por el trabajo forzado de losniños. El pequeño Iqbal fue vendido a los cuatroaños por sus padres a fabricantes de tapices por unmonto de 12 dólares para pagar una deuda fami-liar. La bala de un asesino puso fin a su breve ytrágica vida un domingo de Pascua, mientras pa-seaba en bicicleta cerca de la casa de su abuela.Dicho sistema de trabajo forzado afecta a unosocho millones de niños paquistaníes que trabajanen fábricas de tapices y de ladrillos, donde fre-cuentemente se los encadena a su puesto de tra-bajo y se les pega. La situación es similar en laIndia. Si se garantizara la asistencia a la escuela,esta forma de explotación desaparecería. Sin em-bargo, habría que compensar a las familias más po-bres por la pérdida de los ingresos que proporcio-nan sus hijos.

Escuchar a los niños presupone que dispongande tribunas para hacerse oír. Las instituciones cul-turales y los medios de comunicación deberían re-conocer y estimular la creatividad y la capacidad delos niños para contribuir al desarrollo cultural. Enesta perspectiva, la expresión de los niños y paralos niños se debe incentivar.

El desafio de educar y dar al mismo tiempoacceso al patrimonio cultural ha sido superadocon éxito en Benin, en el marco del Centre desActivités du Bénin (CAEB). Entre 1991-1992, estaorganización no gubernamental escogió el MuséeHonmè (antiguo palacio de los reyes de PortoNovo) para familiarizar a los niños con la rela-ción existente entre el currículo escolar y los ob-jetos expuestos en el museo. De esta manera sepudo establecer una concordancia entre algunasdisciplinas y las enseñanzas del museo, como en-tre «la historia» y «el reino de Porto Novo», entrela «matemática» y «las figuras geométricas, comoel rectángulo», entre «la educación cívica» y el«respeto de las costumbres», entre «los deportes»y «la caminata», entre «el dibujo» y «el dibujo deobjetos antiguos»³.

³ ALAIN GODONOU , Musées et développement en Afrique, février1995. Documento preparado para la Comisión Mundial deCultura y Desarrollo.

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Promover la participacióny el empleo de los jóvenes

El discurso dominante de la modernidad ha subra-yado la irrelevancia del pasado, estimulado el es-cepticismo hacia las tradiciones y las culturas au-tóctonas, y, en muchos casos, ha desacreditado elindispensable modelo parental y debilitado losvínculos entre las generaciones. Los padres mis-mos, perplejos por las incesantes transformacionesdel mundo, pierden frecuentemente sus puntos dereferencia, no saben qué hacer, especialmentefrente a los jóvenes. Hoy, la mayor parte de lospaíses -especialmente los industrializados, peromuchos otros también- se ven arrastrados por eltorbellino de una transición histórica donde los pa-trones de relación que anteriormente definían lasidentidades de las personas se han vuelto impre-cisos.

Ya en 1983, estudios realizados a petición de laoficina del primer ministro japonés revelaron quesólo uno de cada cinco jóvenes japoneses pensabaque su familia daba verdaderamente un sentido asu vida. Otra encuesta realizada en Japón entre milalumnos de educación secundaria concluía queúnicamente el 10 % consideraba que debía respetoa sus padres, y el 43 % no veía ninguna personaque mereciera su respeto 4. Estas cifras son aún mássignificativas si se tiene en cuenta que el respeto alos ancianos ha sido durante mucho tiempo un ras-go dominante de la cultura japonesa.

Decepcionados, muchos jóvenes han perdido laconfianza en los gobiernos y en la política. Esto eslo que ha puesto de manifiesto la encuesta sobrela Aum Shinrikyo en Japón. Esta secta había conse-guido constituir todo un «ministerio» de brillantesy competentes jóvenes diplomados de las mejoresuniversidades japonesas (químicos, especialistas enfísica aeroespacial, cirugía cardíaca, etc.). ¿Qué losatrajo hacia este increíble culto? El deseo de darun sentido a su vida: «No quería que mi vida ca-reciera de sentido», confío uno de ellos 5. Su for-mación universitaria de altísimo nivel les había pro-

4 ROY GARNER , «Floating generation of youth is perceivedas aimless, apathetic», International Herald Tribune, 19 March1984.

5 FUMIHIRO JOYU, treinta y dos años, portavoz de la secta,graduado en la Universidad Waseda. S HERYL M CD U N N,«Young, Gifted and Lost - Scientists who Answered the Cal1 ofAum», International Herald Tribune, 23 May 1995.

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FUENTE : Human Development Report 1994

porcionado el «saber hacer» o know-how científico,pero, como lo revela la cándida declaración de esteestudiante, no les había dado la menor noción del«saber por qué» o know-why, ningún sentido de loque es un objetivo o un valor significativo. Este pro-blema no es exclusivo de un país. El éxito de estasecta milenarista es un elocuente indicador de loque muchas sociedades en todo el mundo no lo-gran ofrecer a los jóvenes: una razón de ser, unsentido de pertenencia, participación y realizaciónplena.

Los estilos de desarrollo que provocan tales frac-turas no sólo debilitan la capacidad de los jóvenespara encontrar un sentido al cambio y reflexionarsobre el mundo con un espíritu crítico, sino tam-bién su capacidad para participar plenamente enla vida de la comunidad, disminuyendo así la vo-luntad de contribuir a su futuro. Sin embargo, confrecuencia, los jóvenes tienen una conciencia polí-tica más aguda que la de sus padres; tienen el po-tencial y la voluntad necesarios para participar enla vida cívica y cultural, pero de una manera másautónoma y centrada en cuestiones concretas. Losjóvenes quieren ser capaces de desempeñar un pa-pel en el proceso de toma de decisiones.

Por consiguiente, la Comisión considera que esresponsabilidad de los gobiernos definir y con-solidar estrategias educacionales, sociales y cul-turales concebidas por y para los jóvenes. Para

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lograrlo, sería conveniente revisar urgentementelos conceptos y las políticas destinadas a com-prender sus necesidades y aspiraciones. Se debe-ría promover aún más la participación activa ydirecta de los jóvenes en el desarrollo de sus res-pectivos países y comunidades, así como en laconstrucción de una sociedad democrática. Esimportante posibilitar que los jóvenes tomen par-te en la toma de decisiones, así como en la con-cepción, formulación y ejecución de todos losprogramas que les conciernen.

Las sociedades deben ofrecer puntos de referen-cia a los jóvenes. Quiere ello decir que, en unasociedad que frecuentemente recompensa la expre-sión del odio y la violencia transmitida por los me-dios de comunicación, la socialización de los jóve-nes depende de una definición clara de los límitesdel comportamiento social aceptable y permisible.Asimismo es fundamental identificar la existenciade nuevas oportunidades. Los jóvenes son los des-tinatarios, los consumidores y los beneficiarios delas nuevas tecnologías y de los nuevos medios decomunicación: emisiones vía satélite, discos com-pactos, CD-ROM, vídeos, computadoras y redes decomputadoras, etc. También los vectores privilegia-dos de estas innovaciones y su más poderosa fuentede inspiración que asegura su evolución constante,además de los creadores de nuevas formas de ex-presión mediáticas. Al «apropiarse» de los nuevosmedios de comunicación, satisfacen sus propias ne-cesidades culturales y les dan así un sentido a losmiembros de su propia generación.

Numerosos factores contribuyen a la margina-ción de los jóvenes, como el rápido crecimiento dela población, la creciente distancia que separa a losricos y los pobres. Encontrar un empleo es, en todasociedad, la etapa crucial que permite obtener unmínimo grado de independencia. Es así como unopuede crear su propio hogar y fundar una familia.Sin embargo, en todos los países, industrializadoso en desarrollo, el número de jóvenes desemplea-dos o subempleados aumenta espectacularmente.Muchos jóvenes que se incorporan a la fuerza detrabajo no encuentran empleo y algunos creceránsin haber conocido jamas un empleo remunerado.Desmoralizados, constituyen una fuente potencialde violencia y perturbación social, por no mencio-nar el desperdicio de su capacidad productiva. Entanto que futuros padres, serán más bien pobresmodelos para sus hijos y tenderán así a perpetuarel desempleo. Actualmente las carreras profesio-nales han dejado de ser estables o lineales. Los em-

pleos «para toda la vida», particularmente en elsector servicios que está en crecimiento constante,han desaparecido prácticamente. De ahí un senti-miento cada vez mayor de marginación crónica.

En el Africa Subsahariana, debido en parte a laelevada tasa de crecimiento demográfico, los me-nores de veinticinco años tienen tres veces másprobabilidades de ser desempleados que los ma-yores de veinticinco años. Las opiniones divergensobre si el desempleo de los jóvenes es un proble-ma que se solucionará con el tiempo, a medidaque los jóvenes crecen y ganan experiencia y quelas políticas gubernamentales mejoran, o si, por elcontrario, se trata de un problema estructural, porlo que se convertirán en desempleados permanen-tes. Lo que sí se sabe es que la lucha contra eltrabajo forzado de los niños es esencial y puedecontribuir a generar empleo para los adultos jóve-nes.

Las soluciones adecuadas para afrontar el desem-pleo de los jóvenes dependen de la postura teóricaque se adopte. Un enfoque neoclásico insistirá enla necesidad de reducir los salarios, aumentar elcosto del capital y disminuir la rigidez del mercadode trabajo. Un enfoque estructuralista hará hinca-pié en la necesidad de educar y formar en las es-pecialidades en las que hay demanda, efectuar in-vestigaciones sobre las tecnologías apropiadas, cam-biar de actitudes hacia el trabajo y crear el tipoadecuado de instituciones de crédito, informacióny tecnología. Un enfoque keynesiano, por su parte,destacará la necesidad de expandir la demandaagregada y la oferta de los factores que contribuyena la creación de empleo. En el Reino Unido delperíodo de la guerra, cuando la demanda de manode obra era insaciable, el desempleo estructural,fricciona1 y regional desapareció rápidamente. Esposible que una combinación de los tres enfoquessea necesaria en algunos países.

En todo el mundo, los jóvenes están abandonan-do los núcleos rurales tradicionales para instalarseen los centros industrializados. Particularmente vul-nerables, acaban en lugares donde descubren to-dos los aspectos negativos y peligrosos de la vidaen el medio urbano e industrializado. La aliena-ción y la angustia resultantes generan toda suertede males sociales. La delincuencia y la prostituciónjuvenil, junto con el abuso del alcohol y las drogas,se han convertido en un flagelo mundial. Miles dejóvenes (muchos de ellos todavía adolescentes)mueren cada día víctimas de la drogadicción.

La Comisión considera que es indispensable

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identificar nuevas estrategias de educación y for-mación que favorezcan la integración de los jóve-nes en el mundo del trabajo. La alfabetización y laeducación son una condición previa de toda par-ticipación democrática, sobre todo en lo que se re-fiere al ejercicio de los derechos democráticos, in-cluyendo el derecho a elegir. En efecto, hoy en díalos valores democráticos ya no se consideran fuerade Europa y la América del Norte como un modeloimportado. Ellos han llegado a ser fundamentalespara los jóvenes de todo el mundo.

Un sentimiento de identidad:culturas de jóvenes y de niños

Desafíos y potencialidades de la educación

Tres décadas y media han transcurrido desde queel derecho a la educación fue reconocido como underecho humano fundamental (Convención y Re-comendación relativas a la Lucha contra las Discri-minaciones en la Esfera de la Enseñanza, 1960).Sin embargo, este derecho fundamental aún es ne-gado a 885 millones de personas, de las cuales el28,8 % son mujeres y niñas. Los jóvenes sólo pue-den dar lo mejor de sí mismos si se les garantizaeste derecho y se democratiza el acceso a la edu-cación A menudo se niega este derecho en nom-bre de la «cultura» y de las normas «culturales».Por consiguiente, es indispensable reconocer quela educación en todas sus formas se identifica conel desarrollo humano.

Desde hace unos diez años, la educación ha me-jorado: las tasas de alfabetización de los adultoshan aumentado y las desigualdades entre los paísesse han atenuado; la «brecha de la escolarización»entre la mayor parte de los países del Sur y lospaíses industrializados actualmente es inferior acuatro años y, en algunos casos, se aproxima a laparidad o la han alcanzado6. Tres cuartas partesde la población mundial es alfabeta, contra unpoco más de dos tercios en 1980, y se espera quela cifra llegue al 80 % en el año 2000. La magnitudde esta evolución y su probable impacto sobre lasdemandas y las prácticas culturales y económicas

6 Cifras obtenidas a partir del Informe mundial sobre la edu-cación 1973, Madrid, Santillana/Ediciones UNESCO, 1993.

no se puede subestimar. Se calcula que entre 1995y el 2010, la tasa de alfabetización de los adultospasaría de 77,4 al 83,l % 7.

Sin embargo, es importante matizar esta previ-sión, primero y sobre todo, porque «alfabetización»es un concepto cambiante, condicionado por la si-tuación social. Las cifras relativas a la alfabetización— en la medida en que se puede tener confianzaen ellas— sólo son un indicador del cambio edu-cacional y un indicador parcial de la relativa ade-cuación del acceso al conocimiento. Para determi-nar en qué medida los individuos son más capacesde adaptarse a un mundo en constante cambio se-ría necesario poder aprehender un vasto conjuntode circunstancias sociales, económicas, culturales ypolíticas que limitan los efectos positivos de la al-fabetización. En efecto, educar no es suficiente; esnecesario que se utilice bien a las personas edu-cadas, ofreciendo, especialmente a los jóvenes, lasposibilidades de que hagan uso de los conocimien-tos adquiridos y que contribuyan plenamente a lavida de su sociedad. ¿De qué sirve un diploma, sino hay empleos disponibles o sólo hay empleospoco cualificados? Mientras que en 1993 el 32 %de los jóvenes franceses entre diecinueve y veintiúnaños estaban inscritos en la educación superior,cerca de un tercio abandonaba la universidad sinobtener un diploma 8.

En segundo término, los beneficios de la edu-cación están desigualmente distribuidos. El núme-ro de niños en edad de atender la escuela primariay que no lo hace fue estimado en 107 millones en1988, de los cuales 90 millones vivían en el sur deAsia y en el Africa Subsahariana. En muchos países,más de la mitad de los niños no asiste a la escuela 9.Por lo tanto, la humanidad entrará en el siglo XXI

con 881 millones de adultos analfabetos, es decir,el 20,6 % de su población adulta. Se han realizadoalgunos avances, especialmente en lo que se refiereal acceso de las niñas a la escuela en comparacióncon los niños, sobre todo en la educación primaria,pero la brecha sigue siendo considerable.

7 Estimaciones para 1995. Fuente: UNESCO, Statistics onAdult Illiteracy: Preliminary Results of the 1994 Estimations andProjections, Paris, UNESCO, October 1994 (UNESCO Divisionof Statistics)

8 ALAIN MINC, La France de l'An 2000, Paris, La Documen-tation Française, novembre 1994. La cifra relativa a los en-trantes proviene del Ministère français de l’éducation. Servicede l’information.

9 Según SUREN GAJRAJ et KLAUS SCHOEMAN , L'enseignementprimaire: les exclus, Paris, UNESCO, mars 1991, pág. 4 (Divi-sion des statistiques).

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La igualdad de género en cuanto a oportunida-des educativas es todavía una cuestión pendiente.Concebido ante todo como un derecho humano,el acceso de las niñas a la educación debe ser apo-yado abiertamente, pues sabemos que un mayor ni-vel de educación de las niñas modifica sus actitudesfrente a la vida y, especialmente, en relación consus opciones reproductivas. Desde este punto devista es necesario prever, especialmente para las ni-ñas, la expansión de las oportunidades de acceso ala educación secundaria y la formación.

El desafió del cambio tecnológico

Es necesario reconocer e incentivar la creatividadde los niños y su capacidad para contribuir al de-sarrollo cultural. Esto es especialmente cierto enrelación a las nuevas tecnologías: siempre y cuandose les da la posibilidad, los jóvenes espíritus no tie-nen ninguna dificultad para navegar en el ciberes-Pacio.

Las tecnologías modernas están dejando sentirsu impacto sobre la vida de los niños y los jóve-nes, abriendo nuevas oportunidades. Sin embar-go, es muy fácil sobrestimar e idealizar el poten-cial de las nuevas tecnologías, subestimar el costode adquisición de instrumentos que están lejosde ser asequibles para muchos o caer en el liris-mo al celebrar la aceleración del intercambio deinformación. En cada país, la revolución tecno-lógica plantea nuevos problemas de acceso y mar-ginación que tienen una incidencia directa sobrela educación, ¿Qué pueden significar las «auto-pistas de la información» para los 600.000 asen-tamientos humanos que no disponen de electri-cidad?

Excluidos y al margen de la tecnología, estasgentes se encuentran en una situación de desven-taja en relación a la nueva «sociedad de la infor-macion». Ello crea en todas las sociedades, y es-pecialmente en aquellas con un éxodo rural masi-vo, una brecha cada vez mayor entre, por unaparte, la tecnología avanzada y la modernizaciónde la élite y, por otra, la marginación de la mayoríade la población. El rápido avance de las tecnologíaspunta introduce un nuevo factor de desigualdadentre los jóvenes. Según la expresión de RosabethMoss Kanter, profesora de la Harvard BusinessSchool, «quienes “tienen” podrán comunicarse al-rededor del globo. Quienes “no tienen” serán re-

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legados a los confines de la sociedad de la infor-mación».

Esta tendencia debería incitar a los responsablesde la toma de decisiones a cambiar de estrategiasy a organizar la transición hacia el acceso a la tec-nología, el equipo y el «saber hacer» de la infor-mática, a los dispositivos, redes y bancos de datoselectrónicos. Las nuevas tecnologías ofrecen nuevasoportunidades. Es así como el Commonwealth ofLearning (COL), con sede en Vancouver, asegurala educación a distancia en Canadá, echando manoa las tecnologías modernas de comunicación e in-formación (audioteleconferencias, videoconferen-cias, Internet, edición asistida por computadora,programación audiovisual, redes de educación re-gional, etc.) como instrumentos fundamentalespara ampliar el acceso a la educación y la forma-ción. Para que los jóvenes de todo el mundo pue-dan beneficiarse de las promesas de las futuras au-topistas de la información en cuanto a la promo-ción de la diversidad, la libertad de expresión, laplena participación y el fortalecimiento de las ca-pacidades, es necesario que tengan acceso a dichasautopistas.

Al mismo tiempo, se debe evaluar el impactoque la globalización y los medios de comunicaciónpueden tener sobre los jóvenes y los niños. ¿Estánlos jóvenes espíritus preparados para formular unjuicio crítico sobre la información y los valores quedifunden los medios modernos de comunicación yla industria del entretenimiento? ¿Están listos paraver lo que hay detrás de la manipulación de sím-bolos, ya sean religiosos, étnicos o políticos? ¿Estánpreparados para asumir los desafíos de la globali-zación sin traicionar la esencia de sus tradiciones?¿Desarrolla la educación sus capacidades cognitivas,afectivas y sicomotrices armoniosamente, estimu-lándoles a pensar y a actuar como individuos crea-tivos y responsables.? ¿Se les ha sensibilizado lo su-ficiente acerca del papel que están llamados a de-sempeñar como ciudadanos? Frecuentemente, larespuesta a estas preguntas es «no».

También es necesario considerar el valor relativoy la función de los nuevos medios de comunica-ción, así como el potencial de los antiguos mediospara la información, educación y desarrollo de losjóvenes. En muchos países de Africa y América La-tina el hambre de libros (sobre todo en lenguasnacionales) todavía no está satisfecha. En 22 de 93países que respondieron recientemente a una en-cuesta, menos del 60 % de los estudiantes del pri-mer grado disponía de un número suficiente de

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manuales escolares 10. ¿Por qué o incluso cómocomprar computadoras cuando se carece de libros?

Existen otros medios para sacar a los niños desu aislamiento cultural, sobre todo cuando éste esconsecuencia del aislamiento físico. La «Operaciónde Lectura Pública» (OLP), llevada a cabo en Malí,ha creado una red de 46 bibliotecas públicas paratodas las edades, aunque un tercio de los librosestán destinados a los niños. Su objetivo es aumen-tar el número de libros para niños y favorecer supublicación. «La biblioteca ha hecho más por rom-per nuestro aislamiento que la nueva carretera quenos une con Mopti y Gao», manifestó un organi-zador. La OLP recibió en 1992 el Premio por laPromoción de la Lectura, creado en 1987 por laInternational Board on Books for Young People (IBBY)y el grupo de prensa japonés Asahi Shimbun. Estasiniciativas llegan hasta los niños de las aldeas, losbarrios marginales urbanos y los hospitales. Lasventajas son numerosas: adaptación de la difusiónde los libros a las necesidades locales (servicios debiblioteca en las zonas rurales, bibliotecas móvileso a domicilio), participación creativa de los niños(periódicos de niños, narración de cuentos, con-cursos de pintura, encuentros con los autores eilustradores), promoción de las lenguas y tradicio-nes locales, producción de libros para niños.

Lejos de reemplazarlos, las nuevas tecnologías— bases de datos automatizadas, discos compactosinteractivos y aplicaciones multimedia, textos infor-matizados y, en el futuro, libros electrónicos e «hi-perdocumentos » interactivos multimedia— confie-ren a los libros un nuevo valor. Algunos tipos demensajes se adaptan mejor a ciertos tipos de me-dios de comunicación: escuchamos con placer lasinformaciones de la mañana por la radio, pero pre-ferimos leer en un libro las ideas de Aristóteles, lospoemas de Hyangka o las teorías de Einstein.

En síntesis, podemos concluir que el papel edu-cacional y cultural de los libros y de la tecnologíaque está directamente vinculada a su produccióndeberán en el futuro seguir adaptándose a sus par-ticulares contextos económicos y socioculturales.

Construir la identidad en la cultura

La búsqueda del desarrollo puramente económicoignora el desarrollo de la personalidad del ser hu-

10 Fuente: UNESCO, Special Survey on Primary Education:School Fees and School Books in State Schools, Paris, UNESCO,November 1991, pág. 7 (Division of Statistics).

mano, que está en el centro mismo de todo pro-yecto educativo. Proceso integrado y destinado atransmitir conocimientos y valores, desarrollar com-petencias, formar y perfeccionar a las personas entodos los aspectos y en todas las etapas de sus vidas,la educación no puede disociarse de la cultura, dela cual es el instrumento por excelencia de difu-sión y renovación. Tampoco puede disociarse deldesarrollo, del cual es un factor fundamental. Laspolíticas deberían hacer hincapié tanto en los ob-jetivos humanistas como en los objetivos producti-vos de la educación, y fomentar la innovación y lacreatividad. La educación debe informar, brindar alos jóvenes conocimientos prácticos, pero tambiéndebe formar, permitir que den un sentido a susactos para orientarlos hacia objetivos humanamen-te deseables y gratificantes.

Hace veinte años, Aprender a ser, el informe de laComisión Internacional de la UNESCO sobre elDesarrollo de la Educación presidida por una emi-nente personalidad de la vida política francesa, Ed-gar Faure, reafirmó los objetivos humanistas de laeducación, declarando que era necesario que ésta,«ayudando a cada individuo a desarrollar sus fa-cultades personales, se esforzara por liberar el po-tencial creador de las masas y transformar en ener-gía real la energía potencial de centenares de mi-llones de seres, que respondiendo a los temoresque inspira a largo plazo la desmesura tecnológica,tratara de impedir, mediante la afirmación de ob-jetivos humanistas, el riesgo de una deshumaniza-ción progresiva de la existencia» ¹¹.

Hoy, estos objetivos se expresan en términos derespeto por las diferentes culturas. La Comisiónes consciente de que no puede haber un tipoideal de educación, sino estrategias educacionalesadaptadas. De la misma manera que no existe unaprueba de cociente intelectual (Q.I.) universal-mente válida, no puede existir una escuela idealpara el siglo XXI: la educación debe adaptarse alos fines y a los medios, a los estudiantes y a losprofesores. Esto exige prestar una particular aten-ción a las necesidades e intereses culturales de losniños. Ninguna enseñanza puede lograr resulta-dos convincentes si no toma en cuenta las aspi-raciones no formuladas de los estudiantes: «Nohay ninguna necesidad de que un único tipo deescuela constituya la respuesta. Se puede tener

¹¹ EDGAR FAURE et al., Apprendre à être , Paris, UNESCO-Fa-yard 1972, pág. 94.

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Australia(1987)

PaísesBajos(1980)

Hombres

Mujeres

ReinoUnido(1984)

EstadosUnidos(1986)

Bulgaria(1988)

Nepal(1979)

Polonia(1984)

Venezuela(1983)

Il

FUENTE: United Nations, The World’s Women 1970-1990,1991

una docena de tipos de escuela. Se pueden com- nocimientos adquiridos por los estudiantes comobinar los enfoques formales e informales. Es in- punto de partida y construir a partir de ahí, endispensable tener diferentes tipos de escuelas para lugar de enfrentarlos con conceptos ya hechos ydiferentes clientelas»¹². culturalmente ajenos.

Esto implica, en primer lugar, una educaciónque tenga en cuenta lo que hasta ahora ha sidodescuidado, la diversidad cultural. Los niños tienennecesidad de que su cultura, su experiencia y suslenguas sean afirmadas y reflejadas en la escuela yen los medios de comunicación. Sudáfrica, porejemplo, comparte con otros países como Botswa-na, Lesotho, Mozambique, Namibia, Swazilandia,Zambia y Zimbabwe lenguas y experiencias colonia-les e históricas comunes que deberían servir de re-ferencia para que comprendan mejor la identidad,el carácter y la diversidad cultural africanos.

Los niños pueden construir cosas nuevas y atre-vidas, pero para ello tienen necesidad de filiacióny de puntos de referencia. Por lo tanto, es esencialsubrayar que los niños son los vectores de las tra-diciones culturales que los vinculan con las gene-raciones pasadas, tradiciones que ellos deben rein-terpretar incesantemente y adaptar a sus propiasnecesidades, forjando así las bases de las futurasinnovaciones culturales.

Muchas veces se ha sugerido que la educacióndebería ser un puente entre los modelos culturalesexistentes y las exigencias del desarrollo. Sin em-bargo, los representantes de las poblaciones inte-resadas, ya sea en Africa, en Asia o en AméricaLatina, consideran que la educación debe ser másque un puente: la educación debe utilizar los co-

¹² FAY C HUNG (Education Cluster, UNICEF), citada en:Education for All Summit of Nine Highly-Populated Countries, NewDelhi, 12-16 December 1993: Panel Proceedings, pág. 19.

Distinguir entre el conocimiento «tradicional» yel conocimiento «moderno», entre la ciencia «delos doctos» y la ciencia «popular», puede empobre-cer los currículos escolares. En todo el mundo, laciencia y la tecnología constituyen ciertamente undesafío para las culturas tradicionales. No obstante,ellas son parte integral de diversas culturas y pre-sentan un serio desafío a las concepciones tradicio-nales en los diversos países en los que se desarro-llaron originalmente. Existe, por ejemplo, una sor-prendente convergencia entre los más modernoshallazgos científicos, por una parte, y el conoci-miento, la enseñanza y el manejo empírico tradi-cional, por otra, en relación con el medio ambien-

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te (véase el Capítulo 8). Por todo ello, la Comisiónapoya políticas y enfoques que favorezcan y ayudena comprender mejor dicha convergencia.

Al parecer, hemos llegado a un punto en el quediversas disciplinas comienzan a descubrir elirreemplazable carácter funcional de dichas tradi-ciones, que deberían ser documentadas e integra-das en el sistema educativo, pues constituyen unimportante cuerpo de conocimientos heredados.Además, la educación puede desempeñar un im-portante papel en la transmisión del patrimonio in-tangible de las culturas y de sus valores éticos, par-ticularmente (pero no únicamente) ahí donde losmodos tradicionales de transmisión han sido tras-tocados (por ejemplo, en los países que experi-mentan un crecimiento demográfico rápido o unproceso de modernización acelerado).

En esta perspectiva, el desarrollo del niño sepuede realizar también en diversos contextos noformales, por ejemplo, gracias al juego. Con lainteracción entre comunicación y creatividad, li-bertad y autodisciplina, el juego desempeña unpapel importante en el desarrollo del niño, con-tribuyendo a desarrollar especialmente su sentidode pertenencia cultural y social. La red de ludo-tecas latinoamericanas, creada en 1986 por ini-ciativa de Argentina, Brasil, Colombia y Uruguay,muestra que este tipo de instituciones puede ha-cer más que llenar las lagunas del sistema edu-cacional formal: también pueden ayudar a resol-ver ciertos problemas particularmente graves enlos países en desarrollo, como el abandono es-colar, el analfabetismo, la delincuencia juvenil yla marginación, al estimular el desarrollo de per-sonas más creativas, que tienen confianza en símismas y están mejor capacitadas para participaren la sociedad 13. La escasez de escuelas no sig-nifica que la educación preescolar no exista: enZaire, los niños aprenden jugando en el marcode su educación tradicional 14.

La reforma del sistema educativo puede asegurarque las tradiciones que han moldeado positivamen-te un pueblo durante generaciones se mantenganvivas: «Sin educación, olvidaremos nuestro patri-monio histórico y aprenderemos culturas artificia-

¹³ RAIMUNDO DINELLO, «Child Development through play»,Le Courrier de l’UNESC0, May 1991, pág. 29.

KIMENGA MASOKA, «What’s in a game: how the childrenof Zaire play to learn», The UNESCO Courrier, May 1978, págs.16-17.

II r

1 IFUENTE: The Population Councíl, 1995

les» l5. Los juegos tradicionales -basados en el mo-vimiento corporal o en la palabra- pueden encon-trar su lugar en la escuela, por ejemplo, durantelos recreos. Lo mismo es válido para la preparaciónde los platos tradicionales o la transmisión de laliteratura oral bajo la forma de cuentos, canciones,ritos y poesía. Todas estas riquezas tradicionalesclaman por ser documentadas, publicadas e incor-poradas en los currículos escolares. Muchas de es-tas actividades determinan las pautas de las relacio-nes interpersonales, transmiten a los jóvenes unsentido de disciplina y respeto a sus mayores, almismo tiempo que refuerzan los lazos entre losmiembros de las familias extensas.

Por ejemplo, los valores espirituales africanos talcomo se han conservado en las formas religiosastradicionales, destacan la importancia de las rela-ciones entre los seres humanos y la naturaleza, en-tre lo físico y lo no físico, entre lo racional y lointuitivo, entre las generaciones pasadas y presen-tes. Todo este fondo de conocimientos y valores sepuede aplicar a la resolución de problemas moder-nos tales como la salvaguardia del medio ambienteo la mediación en situaciones de conflicto.

La Comisión considera también que se deberíaestimular la enseñanza de la historia de la ciencia

l5 JAVIER BARROS VALERO , subsecretario de Educación Su-perior e Investigación Científica, México.

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para acabar de una vez por todas con su imagenmonolítica. En lugar de presentarla como unasuma de conocimientos incuestionables, se debemostrar a la ciencia como un proceso de análisis yexperimentación autocrítico, con su propia meto-dología y sus propias limitaciones. Este tipo de en-señanza también mostraría que la historia de laciencia se ha enriquecido gracias a las contribucio-nes de diversas regiones del mundo. Si bien es evi-dente que la investigación se ha desarrollado sobretodo en los países con altos niveles de ingresos, quepueden consagrarle presupuestos más importantes,la ciencia no es el coto privado de nadie: está abier-ta a todos y en todas partes.

Crecer en un mundo pluralista: haciauna educación intercultural

Al estar viviendo la globalización, la revolución delos medios de comunicación y el aumento de lasposibilidades de acceso, los jóvenes de hoy estánmejor preparados que sus padres para apreciar ladiversidad de los valores culturales y las formas deexpresión. En países con elevados niveles de ingre-sos los jóvenes «están en la onda», se sienten có-modos con la tecnología, son más tolerantes hacialas diferentes formas de expresión y más abiertos ala diversidad cultural. Se debería incentivar esteproceso.

Para que los jóvenes sepan cuál es su lugar seránecesario que comprendan la función de la culturaen general. Así, es necesario ayudarlos a que tomenconciencia de que, en la medida en que se tratade un proceso y, en cierto sentido, de un «lengua- je» o una forma de comunicación, ninguna culturapuede invalidar otra, sino que, por el contrario,puede enriquecerla con nuevos conceptos, catego-rías y puntos de vista. Por esto consideramos quees de vital importancia adoptar una visión holísticade la cultura en el campo de la educación. Asícomo las culturas son tan relativas y numerosascomo las lenguas, también son tan operativas comoellas. Ellas no encarnan la verdad, ni siquiera laverdad de quien habla, sino que remiten a verda-des, expresando valores y normas que son comunesa todos.

La comunidad internacional ha reconocido ex-plícitamente que el principio del pluralismo, junto

a los de la democracia y los derechos del hombre,es igualmente válido para los niños y su educación.Tal como se establece en la Convención sobre losDerechos del Niño, la educación del niño debe es-tar especialmente dirigida a «inculcar el respeto delos derechos humanos y las libertades fundamen-tales y de los principios consagrados en la Carta delas Naciones Unidas», así como a «preparar al niñopara asumir una vida responsable en una sociedadlibre, con espíritu de comprensión, paz, tolerancia,igualdad de género y amistad entre todos los pue-blos, grupos étnicos, nacionales y religiosos, y per-sonas de origen indígena». Con este espíritu, laeducación debería fomentar «el respeto del plura-lismo cultural en el que la tolerancia cultural nose basa únicamente en la aceptación pasiva del de-recho de otros grupos culturales, incluyendo a lasminorías, sino que implica, además, un conoci-miento activo y empático de esas culturas, llegandoasí al respeto y la comprensión mutuos» 16.

Este reconocimiento es, en parte, un resultadode la globalización de la economía. La intensifica-ción de las relaciones económicas entre los paísesfronterizos, las alianzas comerciales multilaterales,así como la aparición de nuevos mercados (comoChina, la India e Indonesia), imponen una nuevatoma de conciencia de la diversidad de culturas yde la interdependencia cultural. Las transacciones,por ejemplo, varían considerablemente según lasregiones, yendo desde las tradiciones de contratosescritos hasta las de acuerdos negociados oralmen-te. Las instituciones de educación superior, las uni-versidades y los programas de formación han co-menzado a desempeñar su papel en este campo. Elrespeto mutuo, la comprensión y la sensibilidad alas costumbres nacionales constituyen una condi-ción previa para trabajar juntos.

El pluralismo en materia de educación tambiéntraduce la disposición natural de los niños a acep-tar fácilmente la diversidad, dado que su respuestanatural frente a cualquier cosa diferente es la cu-riosidad, seguida de la exploración. Los niños estánávidos de comprender y de disfrutar con sus nue-vos descubrimientos, por lo que la escuela podríaestimular una exposición positiva ante la diversi-dad. Si bien las fronteras físicas que dividen las na-ciones no desaparecerán rápidamente, la educa-

16 ATTIYA INAYATULLAH , presidenta del Consejo Ejecutivode la UNESCO. Discurso inaugural de la 44.a reunión de laConferencia Internacional de Educación, octubre de 1994.

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Mundo 10 53 44 21 6África total 17 31 22 30 12África Subsahariana 18 22 15 30 12África de Norte 10 61 49 33 14Asia (excluyendo China) 13 52 37 22 5China 7 56 45 4 1América del Norte 1 91 91 5 6América Latina 7 45 48 17 8Europa 2 91 93 5 2Ex URSS 4 63 80 0 5

1FUENTE: Population Referente Bureau, The World’s Youth, 1994

ción puede contribuir a desmantelar las barrerasque separan y oponen a las gentes en sus mentes.Los niños no tienen problemas con el multilin-güismo. En una reciente encuesta realizada en 104países, 31 declaraban tener dos lenguas oficiales deeducación y 15 tres lenguas o más 17. En un mundomulticultural y plurilingüe, cuanto antes se inicie alos niños en el aprendizaje de otras lenguas, me-jores serán los resultados.

Por consiguiente, la Comisión recomienda el de-sarrollo del multilingüismo desde la edad más tem-prana posible, con una iniciación en el aula a lapluralidad de lenguas, culturas y religiones. Elaprendizaje de lenguas no deberá limitarse a sim-ples ejercicios lingüísticos, sino que debería ser laocasión de reflexionar sobre otros modos de vida,otras literaturas, otras costumbres. Asimismo, se de-bería revisar la enseñanza de la historia y la geo-grafía para que tengan en cuenta esta exigencia ymás que concentrarse en las guerras, los conquis-tadores y los grandes hombres, familiaricen a losalumnos con todos los actores de la historia, con

17 UNESCO, Special Survey on Primary Education. II. Langua-ges of Instruction and Establishment of the Curriculum, Paris,UNESCO, November 1991 (Division of Statistics).

otras tradiciones culturales y con enfoques inter-disciplinarios. Esto podría llevar a la coproducciónde libros de texto que hagan tomar conciencia dela existencia de un patrimonio común, de valorescompartidos y de una visión común del futuro. Se

Es necesario actuar sobre las jóvenes generacioneslo más tempranamente posible, a partir de los treso cuatro años, aunque sólo sea para enseñarles queexisten lenguas diferentes, para hacerles compren-der la idea misma de diversidad. Se trata de mos-trar a los niños que existen maneras muy diferentesde designar a un conejo y que aquellos que noemplean la misma palabra que uno para hablarde un conejo no son necesariamente bárbaros. Dadoque la semiología se ocupa de todos los sistemasculturales y no solamente de las lenguas, podríacontribuir a enseñar a los niños que existen otrasformas de vestirse o de alimentarse, en definitiva,que hay comportamientos rituales diferentes en di-versas sociedades y que tienen su sentido particularen el seno de cada una de ellas 18.

U M B E R T O E c o

18 UMBERTO Eco, entrevista acordada a FRANÇOIS BENARDHUYGHE, Le Courrier de L'UNESCO, juin 1993, pág. 4.

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deberían multiplicar los programas de intercambiopara jóvenes profesionales (viajes de estudio, pasan-tías, cooperación para el desarrollo cultural) y losprofesionales de la educación deberían recibir unaformación para desarrollar en sus alumnos la sen-sibilidad a lo intercultural,

Los jóvenes tienen también necesidad de iniciar-se al concepto de la «complejidad» de los meca-nismos que rigen a las personas y las culturas, lamultiplicidad de formas y medios de expresión, lainfinita diversidad de individualidades, tempera-mentos, aspiraciones y vocaciones. Sólo medianteuna adecuada comprensión de esta complejidadpodrán aprehender el concepto de «reciprocidad».Según David Hamburg, presidente de la CarnegieCorporation de Nueva York, «en todas partes, la edu-cación debe dar una idea exacta de una especieúnica, sumamente interdependiente que puebla elmundo entero; una vasta familia extensa que com-parte rasgos humanos similares fundamentales y unplaneta frágil. Las concesiones mutuas incentivadasen el seno de los grupos se pueden prolongar mu-cho más allá de la infancia a las relaciones entreadultos y a unidades de organización más vastas, yextenderse incluso a las relaciones internaciona-les» 19.

En un mundo cada vez más interdependiente, laeducación desempeña un papel central en la pre-vención y la resolución de conflictos gracias al ejer-cicio del pensamiento racional. Como subraya unreciente informe de la OCDE, la educación deberíapromover una (comprensión racional de los con-flictos, las tensiones, los procesos en juego, suscitarla conciencia crítica de las interacciones culturalesy ofrecer un marco de análisis de conceptos queimpedirían aceptar explicaciones oscurantistas, pa-trioteras e irracionales. La escuela es, sobre todo,o por lo menos debería serlo, el lugar del conoci-miento racional; por lo tanto, su tarea primordiales brindar información, explicar y analizar proble-mas, y someterlos a crítica» 20.

Por consiguiente, la educación debería suscitarcierto sentido de la relatividad de la diversidad yde la tolerancia, haciendo hincapié en la unicidadde la experiencia de la humanidad, la variedad queexiste en el seno mismo de las culturas y la larga

19 DAVID A. HAMBURG, «Education for Conflict Resolution»,en DAVID MAGNUSSON (ed.), Individual Development Over theLifespan, Stockholm University 1994.

20 OECD, One School, Many Cultures, Paris, OECD 1989, pág.68.

historia de las relaciones entre grupos humanos. Laidentidad es una relación, no una fortaleza, y re-conocerlo implica una apertura recíproca que, pordefinición, debe darse en doble sentido. Es precisoayudar a los niños de las minorías (y a sus padres)a tomar conciencia de que aferrarse a la riquezaespiritual heredada del pasado puede conciliarsecon los aspectos del presente que pueden parecermás novedosos, a la vez que perturbadores. Seríaconveniente estimularlos para que aprendan la len-gua dominante lo mismo que la suya, de la mismamanera en que la mayoría debería aprender laslenguas de las minorías.

Se debería estimular el internacionalismo de losjóvenes para fomentar la comprensión y el respetomutuo a escala global y eliminar los prejuicios quetienden a aislar a los niños del mundo que los ro-dea.

En este sentido, es necesario permitir que los jó-venes disfruten de los logros estéticos de las civili-zaciones humanas, vinculándolos con el pasado dediferentes culturas. Así, por ejemplo, en el marcodel proyecto «Museo de la conciencia histórica»,desarrollado en Rusia durante los tres últimosaños, han tenido mucho éxito las réplicas de pe-queños objetos que existen en los museos perte-necientes a culturas diferentes y que se han uti-lizado como material didáctico para enseñar lahistoria del arte en el nivel primario (y másrecientemente también secundario). Otro ejemploes el «curso cultural» sobre el Egipto antiguo, or-ganizado en Francia por el club UNESCO-Vias: du-rante tres semanas, alumnos de la escuela primariaasistieron al museo del Louvre y al Instituto delMundo Arabe a cursos de arte, arquitectura, vidacotidiana, técnicas y ritos religiosos del Egipto anti-guo. A partir de esta experiencia, los niños handecidido financiarse un viaje de una semana aEgipto.

Por consiguiente, la Comisión cree en una edu-cación consciente de la pluralidad de las culturasen cada sociedad y en la necesidad del diálogo in-tercultural. Asimismo, considera que una empresasemejante contribuiría significativamente a difun-dir la idea de una cultura de paz y a reducir laviolencia social.

En las sociedades multiculturales de hoy, la di-versidad es a menudo un hecho de la vida cotidia-na que es necesario tratar en las escuelas con in-teligencia y sensibilidad. Cuanto antes se comience,mejores serán los resultados. Es así como una es-cuela primaria situada en un suburbio desfavore-

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cido de París, donde un gran número de niños sonoriginarios del Africa del Norte, lanzó reciente-mente un programa de enseñanza que hace posi-ble el uso del francés y el árabe. Los resultados deesta iniciativa han sido prometedores: los niños deorigen francés han adquirido una nueva lengua ylos niños que hablan árabe tienen un mejor ren-dimiento escolar. Los padres de familia y los niñosde las dos comunidades están satisfechos con losresultados.

Pero el descubrimiento de muchas culturas a es-cala global también puede hacernos conocer pue-blos que viven en circunstancias poco familiares,con una concepción muy diferente de la existencia,que nos enseñan la variedad de respuestas huma-nas a los desafíos del medio ambiente. Cuanto me-nos familiares son el medio ambiente y el estilo devida, más instructivos pueden ser al revelar la esen-cia misma de una cultura. Así es como la culturade los inuit (esquimales), por ejemplo, puede pro-vocar una fascinación especial a los niños europeosdebido a las condiciones de vida extremas a las queeste pueblo debe hacer frente. Por supuesto, esconveniente evitar idealizar la «otreidad»: el apren-dizaje no conduce necesariamente a la tolerancia.Lo que cuenta es el descubrimiento crítico de lanaturaleza funcional de los diferentes patrones cul-turales de las sociedades humanas.

De ahí por qué nos parece que sería útil que laUNESCO capitalice los resultados de cierto núme-ro de proyectos experimentales que han favorecidola reducción del odio, la hostilidad y la violencia,y desarrollado actitudes de empatía y cooperación,

con objeto de reflexionar sobre ellas y poner enpráctica las lecciones aprendidas 21.

Sin embargo, debemos estar alertas a un peligro:la Comisión considera que es importante resistir latentación de formular recomendaciones demasiadoprescriptivas en este terreno. Las consecuencias dela educación son, por definición, impredecibles. Laeducación debe responder al estudiante y no al cu-rrículo. Por lo tanto, raras son las recomendacionesque pueden tener validez a escala mundial.

Si bien este capítulo está consagrado a los niñosy los jóvenes, es necesario tener siempre presenteque la educación no debería limitarse a los niñosy los jóvenes, sino que también debería incluir alos adultos. Las campañas de alfabetización conmayor éxito en los países en desarrollo han sidoaquellas que empezaron tomando en cuenta a lafamilia rural como un todo: madre, padre e hijos,y a veces abuelos, primos, tíos y tías. La educaciónde las madres no sólo es importante en sí mismaporque permite a las mujeres acceder al conoci-miento, sino porque es una de las causas princi-pales de la disminución de las tasas de abandonoescolar entre los niños. El papel que desempeñanlas escuelas normales donde se forman los profe-sores es también esencial para mejorar la calidadde la educación de los niños. El principio de laeducación permanente, la posibilidad de que losadultos retornen sus estudios en cualquier etapa desu vida y actualicen sus conocimientos, debería serel objetivo de todas las sociedades.

21 DAVID HAMBURG, op. cit.

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El patrimonio cultural al servicio del desarrollo

En Á frica, cuando un anciano muere, es comosi una biblioteca se quemara.

A M A D O U H A M P Â T É B Â

Nuestra generación ha heredado recursos cultura-les, tangibles e intangibles, que encarnan la me-moria colectiva de las comunidades en todo elmundo y confortan su sentimiento de identidad enuna época de incertidumbre. Depósito precioso delque la humanidad es responsable, estos recursosson esencialmente no renovables.

La conciencia de la responsabilidad de esta frágilriqueza ha cristalizado principalmente alrededordel entorno construido: monumentos y sitios his-tóricos. Paralelamente se ha agregado un sentidode responsabilidad por la construcción y la fre-cuentación de los museos, así como por el enri-quecimiento de sus colecciones. De esta manera,son los bienes materiales — monumentos, obras dearte y artesanías— los principales beneficiarios dela idea de preservación del patrimonio. Esta ideaha dado nacimiento a un movimiento mundial decooperación cultural, que cimenta la solidaridadentre los pueblos por una causa común.

El patrimonio intangible no ha tenido esa suerte.Si todas las formas del patrimonio cultural son frá-giles, sus expresiones inmateriales que habitan lamente y el corazón de los seres humanos lo sonmuy especialmente. En el mundo industrializado,una gran parte de esas formas de patrimonio in-tangible desapareció hace décadas, como sucediótambién con aquellas formas que produjeron mo-numentos, sitios y objetos de arte. El pasado se haconvertido, en efecto, en un «país extranjero»¹. El

¹ Véase DAVID LOWENTHAL, The Past is a Foreign Country,Cambridge University Press, 1985.

hecho de que algunas de estas riquezas hayan so-brevivido en otros lugares significa que los bienesdel «patrimonio » no constituyen una simple evi-dencia de un pasado que se valora -cuando no seglorifica- y se protege por su valor intrínseco. Setrata de fuerzas que penetran de hecho las prácti-cas vivas: míticas, espirituales, rituales.

Sin embargo, la comprensión del patrimonioobedece todavía a una visión única, dominada porcriterios estéticos e históricos. Una visión que «pri-vilegia la élite, lo masculino y lo monumental másque lo doméstico, concede más atención a lo es-crito que a lo oral, y respeta lo ceremonial, lo sa-grado más que lo cotidiano o lo profano»². Parecehaber llegado el momento de que se imponga unaconcepción antropológica más amplia.

Vestigios intangibles como los nombres de luga-res o las tradiciones locales, también forman partedel patrimonio cultural. Sus interacciones con lanaturaleza son particularmente significativas: cons-tituyen el paisaje cultural colectivo. Sólo su preser-vación nos permite percibir las culturas autóctonasen una perspectiva histórica. El paisaje cultural for-ma el marco de referencia histórico y cultural demuchos pueblos indígenas.

Si aceptamos un enfoque antropológico más am-plio, la noción de diversidad pasa a ser muy perti-nente en las cuestiones de «patrimonio», lo quenos lleva a admitir que en este terreno tampocohay recetas universales para una buena práctica.

² DENIZ KANDIYOTI, Gender, Culture and Development, docu-mento preparado para la Comisión, marzo de 1995

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Como en el caso de las «industrias culturales», lapreservación de los vestigios históricos y el desarro-llo de los museos han llegado a ser consideradoscomo contribuciones al desarrollo económico. Tan-to mejor. Sin embargo, cada sociedad debe evaluaren sus propios términos la naturaleza y la precarie-dad de sus recursos patrimoniales y definir los usosque desea hacer de ellos, no con un espíritu denostalgia, sino con el espíritu de desarrollo queeste Informe promueve. La Comisión comparte elpunto de vista de quienes consideran que el patri-monio no se utiliza ni se administra como seríadeseable.

Si bien parece que la humanidad invierte cadavez más en «el futuro del pasado», la distancia en-tre la teoría y la práctica es todavía enorme, sobretodo en lo que respecta a cuánto y cómo se pre-serva realmente. La noción de «patrimonio» abar-ca nuevas categorías de objetos, tales como el pe-recedero celuloide, sobre el que se inscriben lasimágenes cinematográficas y otras «imágenes ani-madas», arte por excelencia del siglo xx. En ge-neral, parece haber demasiadas cosas que necesi-tan ser conservadas. Si tenemos en cuenta lo li-mitado de nuestros medios, tal cantidad depatrimonio a preservar no deja de plantear pro-blemas: ¿cómo escoger?, ¿sabemos lo suficientepara hacerlo con seguridad? Material y económi-camente es imposible preservar todos los vestigiosdel pasado. ¿Nos atreveríamos a darles la priori-dad, cuando el dinero y la energía podrían sermejor utilizados en ayudar a satisfacer las necesi-dades básicas de la gente? De ahí que surjan lassiguientes preguntas: ¿Qué es necesario preservar?¿Quién decide? ¿Según qué criterios? ¿Se han de-finido las necesidades propias de cada categoríade patrimonio? ¿Se ha formado adecuadamente alos especialistas en este campo?

Detrás del compromiso de Occidente en favor dela preservación del patrimonio hay actitudes y rea-lidades materiales que han ido evolucionando du-rante medio milenio. Ambas han hecho de la pre-servación del patrimonio histórico un valor socialprominente.

En el Reino Unido, por ejemplo, el número desitios culturales y naturales, de monumentos y edi-ficios históricos que se benefician de una protec-ción legal o urbanística ha pasado de un millar al-rededor de 1945 a diez mil en la década de lossesenta y a cerca de un millón hoy en día. En lospaíses industrializados avanzados, la salvaguardiadel patrimonio en todas sus formas se beneficia de

América Latina40

FUENTE: UNESCO, World Herítage Centre, 1995

un mínimo de inversión tanto pública como pri-vada. Esta actitud se explica por un vasto compro-miso social y es asumido por un personal entusiastay competente.

Sin embargo, las cosas toman otro cariz en lospaíses menos prósperos, cuyas economías no pue-den permitirse una inversión en conservación a lamisma escala. La Convención de la UNESCO parala protección del patrimonio mundial cultural y na-tural (1972) ilustra bien esta situación. Este instru-mento se aplica únicamente a los bienes inmue-bles, y fue concebido y apoyado por los países in-dustrializados, reflejando así una preocupación porun tipo de patrimonio muy valorado en dichos paí-ses. La Lista del Patrimonio Cultural Mundial quea mediados de 1995 comprendía 411 bienes, reflejaun marco de referencia que no es realmente apro-piado para las formas de patrimonio más corrientesen regiones donde las energías culturales se hanconcentrado en otras formas de expresión talescomo objetos artesanales, danzas y tradiciones ora-les, Mientras que 143 Estados son signatarios de loque hoy es uno de los instrumentos legales másampliamente ratificados, todo parece indicar queson los países más prósperos los que más se hanbeneficiado de la Convención. Por consiguiente,será necesario determinar otras formas de recono-cimiento para tener efectivamente en cuenta la di-versidad y la riqueza del conjunto del patrimonioexistente en todo el mundo.

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Dado que la demanda es muy superior a los me-dios disponibles y a pesar de que en su sentidoamplio la preservación del patrimonio se consideraun valor importante en todas las sociedades, la Co-misión ha decidido incluir en su Agenda Interna-cional la idea de ampliar el mandato del Programade Voluntarios de las Naciones Unidas, al que seañadirá un órgano especial de «Voluntarios del pa-trimonio cultural».

El patrimonio lingüístico

A un populo [Encadenadmittitilu a catina a un pueblospugghiatillu despojadloattupatici a vucca, tapadle la boca,é ancora libiru. todavía es libre.

Livatici u travagghiuu passaportua tavula unni manciau lettu unni dormié ancora riccu.

Privadlo de su trabajo,de su pasaportede la mesa donde comedel lecho donde duermey todavía es rico.

Un populu, Un pueblodiventa poviru e servu, se vuelve pobre y esclavo,quannu ci arrobbanu a cuando le roban la lengua

lingua heredada de sus padres:addudata di patri: está perdido paraé persu pi sempri. siempre.]

IGNAZIO BUTTITTA , Lingua e Dialetu(poeta siciliano nacido en 1899)

Las presiones que se ejercen en todo el mundohacia la asimilación y la homogeneización tienentambién un fuerte impacto sobre las lenguas. Hoydía se hablan entre cinco mil, y veinte mil lenguas,cada una de las cuales refleja una visión del mun-do, un modo de pensar y una cultura únicos. Mu-chas de estas lenguas corren el peligro de desapa-recer en un futuro próximo debido a la falta dehablantes jóvenes y en beneficio de las lenguas me-tropolitanas cuyos hablantes son culturalmente másdinámicos y económicamente más poderosos. Mu-chas lenguas se están extinguiendo y, según algu-nos expertos, alrededor del 90 % de las lenguas

habladas hoy dejaran de existir en el próximo si-glo ³..

Esta pérdida será tan grave como la extinción deuna especie animal o vegetal. Cada lengua habladaen el mundo representa una manera singular depercibir y expresar la experiencia humana y elmundo. Por si fuera necesario recordarlo, sólo secitará el ejemplo de la lengua yaghan, habladaen la Tierra del Fuego (que según Darwin, «ape-nas merecería ser calificada de articulada»): «Losyaghanes tenían una expresión increíble paraaprehender la mínima contracción muscular, la mí-nima acción de la naturaleza o el hombre» 4. Nu-merosas lenguas han desaparecido en el curso dela historia. Es cierto que no pueden sobrevivir arti-ficialmente, por decreto o por amor al folclore,sino como resultado de la decisión de sus hablan-tes.

Todas las lenguas son iguales, en el sentido deque son un instrumento de comunicación, y cadalengua tiene el mismo potencial como lengua dealcance mundial. La realización de este potencialdepende de las posibilidades que se le den. Algunavez se creyó que las lenguas eran como los seresvivos: nacen, crecen, decaen y mueren. Esta ima-gen es falsa. Las lenguas son, a la vez, los instru-mentos y el producto de las sociedades que lashablan o las abandonan. Su suerte depende delcontexto social y político y, sobre todo, de las re-laciones de poder.

Aquí es importante agregar las ventajas que seobservan en las personas bilingües o multilingüesque han adquirido el hábito de pasar de un modode pensamiento a otro y tienen una mayor flexi-bilidad de espíritu. Familiarizadas con conceptosdiferentes, y a menudo contradictorios, tienden aser más tolerantes que las monolingües y más aptaspara comprender los diferentes aspectos de un pro-blema. Por eso los lingüistas hacen hincapié en laurgencia de elaborar descripciones, gramáticas, lé-xicos, textos y grabaciones de las lenguas antes deque se extingan.

La lengua escrita y hablada de un pueblo es talvez su atributo cultural más importante. En el pa-

³ Cifras y datos ofrecidos por S. A. W URM en un estudiotitulado Endangered Languages of the World, preparado para laComisión, junio de 1995.

4 BRUCE CHATWIN, In Patagonia, Penguin Books, 1988, enu-mera algunas entradas del Yaghan Dictionary de THOMAS BRID-GE. «El diccionario», agrega, «sobrevivió a los indios para con-vertirse en su monumento».

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RDP de Corea

Côte d’lvoire (Costa de Marfil)

Republica Árabe del Yemen

sado, la política social se utilizó a menudo parasubordinar un grupo de personas al grupo domi-nante. La política lingüística, entre otras, se utilizótambién como instrumento de dominación, frag-mentación y reintegración en la estructura políticadominante.

La diversidad lingüística es, pues, un precioso ca-pital de la humanidad y la desaparición de todalengua es sinónimo de empobrecimiento del co-nocimiento y de los instrumentos de comunicaciónintra e intercultural. Del mismo modo que el men-saje sobre las consecuencias de la disminución dela diversidad biológica ha encontrado un eco fa-vorable, sería necesario que también se escucharael mensaje de las consecuencias empobrecedorassobre el pensamiento humano que tiene la extin-ción de las lenguas. Por ejemplo, numerosas plan-tas medicinales sólo son conocidas por los miem-bros de ciertas culturas tradicionales, quienes dis-ponen de nombres específicos en su lengua paradesignarlas. Una vez que estas lenguas y culturashayan desaparecido, también desaparecerá el co-nocimiento de estas plantas y de sus virtudes cu-rativas, a menos que un lingüista u otra personainteresada haya registrado sus nombres y descritosus propiedades. Las propiedades curativas del cu-

rare y de la quinina, por ejemplo, eran conocidaspor la población autóctona de América del Sur mu-cho antes de que entraran en contacto con los eu-ropeos. Otro caso más reciente es el de la rápidacuración de úlceras graves de la piel, sobre las cua-les los medicamentos alopáticos no actúan, me-diante el uso de lociones a base de plantas cono-cidas por los aborígenes del norte de Australia. Eléxito de este y otros tratamientos tradicionales haabierto el camino a una investigación más ampliade otras plantas medicinales con la ayuda de la po-blación aborigen y mediante las palabras que uti-lizan en sus lenguas (actualmente en peligro deextinción).

Si bien algunas lenguas — por ejemplo, el egip-cio antiguo, el acadiano, el arameo, el sogdián, elanglosajón— han ido muriendo lentamente duran-te miles de años, el proceso se ha acelerado signi-ficativamente desde hace algunos siglos. Este fe-nómeno se debe en buena medida a los efectosdestructivos del expansionismo y de la colonizaciónoccidental, cuando estos pueblos entraron en con-tacto. Ahora bien, algunos de estos factores operantodavía, ya se trate de la destrucción de hábitats yde la base ecológica de los hablantes de lenguaslocales, de la asimilación forzada, mediante una

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educación deliberadamente utilizada con este pro-pósito, o de la preferencia acordada por las ma-yorías monolingües a su propia lengua.

Para los lingüistas, una lengua «amenazada» esuna lengua que la mayoría de los niños ya noaprenden, por lo que está destinada a desaparecercon la muerte de sus últimos hablantes. Una len-gua puede estar amenazada también por otras ra-zones: por ejemplo, la fragmentación y el trasladoforzado de una comunidad lingüística, reubicandoa pequeños grupos o incluso sólo a individuos dedicho grupo en comunidades que utilizan otra len-gua o lenguas. También sucede que los padres, en-frentados con un grupo cultural mejor implantadoo culturalmente más fuerte, inciten a sus hijos ahablar sólo la lengua de la cultura dominante endetrimento de la propia y ellos mismos tiendan ahablar a sus hijos en la lengua de «prestigio». Esasí como la joven generación abandona rápidamen-te su lengua de origen. Las comunidades lingüís-ticas responden a tales presiones elaborando estra-tegias de resistencia. Una de ellas puede ser man-tener el uso de su lengua en secreto. Hablar unalengua que los «opresores» no entienden puedefortalecer la autoestima de una población que, enotros aspectos, se encuentra en una posición su-balterna. La lengua, como se sabe, sirve tambiéncomo un poderoso vehículo de identificación delgrupo y puede sobrevivir simplemente por esta úni-ca razón. Este es el caso de algunas lenguas su-mamente complejas, que los extranjeros conside-ran imposibles de aprender, por lo que sirven defuerte símbolo de identificación y sus hablantes seaferran a ella. El grado de complejidad y de inac-cesibilidad de una lengua es a veces proporcionalal orgullo nacional y al amor propio, como se hapodido observar con el vasco, el finés, el húngaro,el turco o las lenguas del Cáucaso, entre otras. Estacaracterística puede incluso contribuir a preservarestas lenguas en situaciones desfavorables, cultura-les o de otro tipo, especialmente si son habladaspor los emigrantes que se encuentran en otro país.

Es posible retardar e incluso detener la desapa-rición de una lengua gracias a una política lingüís-tica inteligente y con visión. Se plantea entonces lacuestión de elucidar cuáles son las medidas queconviene adoptar para conservarlas. En este casoconcreto es necesario ampliar la noción de «pre-servación» del patrimonio para incluir la elabora-ción de descripciones, gramáticas, léxicos, textos ygrabaciones. Cada vez hay más comunidades cuyaconciencia étnica está despertando y que reclaman

esos materiales. El caso de los ainu, en Japón, esun ejemplo reciente» 5. En otros casos, la extinciónde una lengua se detiene por el despertar de laconciencia identitaria, lo que conduce a reapren-der lenguas que se hablaban a medias o que nuncase habían aprendido de modo formal. Un ejemplode situaciones de este tipo es el de Papúa NuevaGuinea, donde coexisten cerca de 700 lenguas odialectos. Por otro lado, los hablantes de lenguaslocales que sufren la presión de la lengua metro-politana son cada vez más conscientes del enormevalor emocional que tiene continuar utilizando ymantener vivas sus propias lenguas, un «privilegio»del que carecen los hablantes monolingües de lacultura metropolitana, y que no excluye la posibi-lidad de adquirir pleno dominio de la lengua me-tropolitana por razones de orden económico o deotro tipo.

Impartir la educación primaria en la lengua ma-terna de las minorías lingüísticas es el único mediono sólo para atraer a los niños a la escuela sino, loque es más importante, para que no la abandonen.La tarea no es fácil, sobre todo si la lengua de laminoría no dispone todavía de un sistema de es-critura. Por lo tanto, se requiere un enfoque ade-cuado para elaborar material didáctico adaptado yformar a los profesores. Este enfoque se impone sise quieren promover las lenguas minoritarias denumerosas regiones de Asia y de otras partes delmundo que, de otra manera, se extinguirán o pe-recerán. Las lenguas, que el filósofo francés Jean-Paul Sartre denominaba «nuestras antenas, nues-tros anteojos», son, pues, uno de los factores esen-ciales de la cultura.

Patrimonio cultural y economía:ventajas y desventajas

El patrimonio cultural ha sido una de las primerasáreas culturales a las que se ha reconocido un po-tencial económico. Ya en la década de los setenta,el PNUD y el Banco Mundial financiaban la pre-servación de edificios históricos y el desarrollo dela artesanía, lo que podía justificarse en términospuramente económicos. En los centros históricosde las ciudades, la reutilización de monumentos

5 S. A.. WURM, op. cit.

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históricos debidamente adaptados en calidad deedificios públicos, a menudo como museos, podíatener una buena relación costo-efectividad e inclu-so ayudar a reanimar la base económica de los vie-jos barrios de la ciudad, generando ingresos y em-pleos. «La preservación paga», fue el eslogan acu-ñado en el Reino Unido en la década de losochenta, que pronto encontró adeptos en todo elmundo, así como la idea de «conservación, factorde desarrollo», que va adquiriendo legitimidad,tanto teórica como práctica.

Sin embargo, la alianza entre las oportunidadeseconómicas y los sistemas de valores foráneos quela conservación representa no siempre ha sido fruc-tífera. La enorme distancia que separa la pobrezade los valores preservacionistas occidentales no sepuede simplemente cubrir con enfoques que apo-yan «operaciones comerciales elitistas, al mismotiempo que remueven las delicadas relaciones exis-tentes entre los niveles económicos, la vida del ve-cindario, el tejido urbano tradicional y el tejidomonumental que hacen cuerpo con él, aunque seade manera precaria»6. La conservación sólo puedetener éxito en contextos urbanos si se toman encuenta las relaciones entre el entorno construido yfactores tales como la calidad de la infraestructuraurbana (transporte, sistema de alcantarillado, eli-minación de la basura, recreación, etc.), el régi-men de propiedad de la tierra, el crecimiento y ladensidad de la población, el estado del parque in-mobiliario, la atención de la salud y la pobreza ur-bana.

Esto ha sucedido raramente, lo que no hace sinoreflejar el fracaso en materia de urbanismo de losenfoques «desde arriba hacia abajo» concebidos yutilizados por los centros burocráticos. El problemaincluso se complicó cuando se crearon institucio-nes estatales, como los departamentos de antigüe-dades o arqueología, durante el período colonialpara responder a las necesidades del imperio. Mu-chos de esos órganos se fijaron en un pasado en-terrado y su personal tenía limitadas competenciasen materia de patrimonio arquitectónico. Muchosde ellos heredaron las distantes relaciones que sehabían creado durante el período colonial entre lagente común y la burocracia. De ahí la profunda

6 YASMIN CHEEMA ARIF H ASAN , MASOOD A. KHAN , ZAHIRSHAH and NASIR MAHMUD , The Conservation of the Monumentsat the Surkh Bukhari-Bibí Jawandi site..., The Conservation andRehabilitation Centre, June 1994.

brecha que se observa entre la vida cívica y el in-terés público por un pasado cultural encarnado enel patrimonio monumental reconocido oficialmen-te. Consecuentemente, este patrimonio ha sidopercibido como propiedad del Estado y no de lapoblación, tanto en el sentido legal como simbóli-co. Los monumentos «protegidos» han sido rele-gados a la última prioridad en lo que respecta a laasignación de recursos. Frecuentemente situadosdentro de áreas celosamente protegidas, el cuidadoque se les presta es muy variable, pues están ro-deados, si no son invadidos, por ocupantes ilegalesde bajo nivel de ingresos y locales comerciales decarácter igualmente ilegal. En cuanto a los monu-mentos no registrados, simplemente son dejados alabandono y el deterioro 7..

Durante el período que siguió a la independen-cia, una excesiva creencia en el paradigma moder-nizador en materia de arquitectura y urbanismocondujo a la demolición de barrios enteros de ciu-dades precoloniales, por ejemplo, en la parte me-dieval de El Cairo. En casos semejantes, la idea denación no ha sido asociada a la de patrimoniocomo una fuente de identidad, sino que, por elcontrario, ha aumentado la distancia entre identi-dad y valoración del pasado. Con frecuencia, ini-ciativas privadas descontroladas fueron responsa-bles de la destrucción de vastas partes del tejidourbano residencial histórico y de su sustitución poráreas comerciales a gran escala.

Algunas ciudades han podido evitar este tipo dedesastre. Diversas iniciativas locales permitieron eldesarrollo de la comunidad y el mejoramiento delnivel de vida de las poblaciones, dentro de már-genes económica y técnicamente realistas. Nuevasinstituciones, forjadas por trabajadores sociales, pla-nificadores y arquitectos, así como por otros espe-cialistas, aparecieron para colmar el vacío dejadopor las viejas instituciones que habían desapareci-do. Las nuevas instituciones ayudaron a las comu-nidades locales a ocuparse por sí mismas de la con-servación de su patrimonio cultural. Según sus di-rigentes, el rendimiento más duradero ha sido deorden educacional y social, más que financiero. El

7 Los criterios coloniales de selección de las antigüedadesdiferían naturalmente de lo que habrían podido ser los cri-terios locales y sólo una pequeña fracción del legado recibidopor los pueblos dominados fue registrada. Estas distorsionesprevalecen todavía. En muchas casos, la gran mayoría de mo-numentos protegidos en los países poscoloniales parece ha-ber sido registrada antes de la independencia y la seleccióncolonial no ha sido ampliada en una medida significativa.

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Europa280

América del Sur

África

Il 21 IIl I

FUENTE: United Nations, Statistical Yearbook, 1994

costo de la preservación del patrimonio histórico,especialmente en las ciudades del Sur, sigue siendodifícil de justificar cuando existe tanta pobreza pordoquier, así como deficiencias en términos de in-fraestructura y de buen gobierno local. Sin embar-go, los esfuerzos de las organizaciones no guber-namentales están empujando a los gobiernos a ac-tuar en este campo, ya sea mediante programasconcebidos y administrados centralmente o pormedio de programas que se basan en la participa-ción de la comunidad. No es raro que organizacio-nes no gubernamentales especialmente eficacescompitan incluso con los gobiernos en la obten-ción de la ayuda externa.

El reconocimiento de la contribución del patri-monio a la promoción del turismo se ha convertidoen un lugar común. El turismo se está transfor-mando en una de las mayores industrias del mun-do y el patrimonio cultural contribuye en buenamedida a esta situación. La simbiosis existente en-tre patrimonio y turismo es manifiesta y ha dadonacimiento a una «industria del patrimonio». Ni elgobierno nacional, ni los gobiernos locales, ni lospropietarios privados tienen necesidad de ser esti-mulados para beneficiarse de esta relación. Sin em-bargo, la Comisión considera que el patrimoniocultural no debe convertirse en una simple mer-cancía al servicio del turismo -proceso en el quese degrada y empobrece-, sino que debe estable-cerse una relación de apoyo mutuo. Varios obser-vadores han llamado la atención sobre los límitesde la capacidad de los monumentos y centros ur-

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banos para recibir visitantes. Del mismo modo queel excesivo número de visitantes ha tenido conse-cuencias desastrosas sobre el estado de conserva-ción de sitios y monumentos y del tejido social queles rodea, el propio turismo se ha visto negativa-mente afectado cuando los centros históricos de lasciudades sólo tienen que ofrecer edificios casi enruinas, un tráfico descontrolado y una crecientecontaminación atmosférica.

Dado que el denominado «turismo cultural» hadañado algunas veces el capital del que se alimen-ta, se ha planteado la posibilidad de su control,especialmente en nombre de las pequeñas comu-nidades locales. ¿Cómo pueden éstas ejercer su de-recho de propiedad?

Una iniciativa que ha tenido éxito y se cita confrecuencia es la de la pequeña isla de Taquile, si-tuada en el lago Titicaca (Perú). Durante la décadade los ochenta, la población indígena se organizópara hacer frente al aumento del turismo local ysu control externo, a fin de mejorar la economíade la isla y preservar su cultura. Los habitantes dela isla instalaron motores fuera borda en las em-barcaciones de fabricación local para transportarmás rápidamente a los turistas desde la ribera dellago hasta la isla donde pasan la noche en casa deun habitante. Esto permitió que los taquileños pu-dieran romper el monopolio del transporte navalde turistas que beneficiaba exclusivamente a unoscuantos empresarios que no pertenecen a su co-munidad. También construyeron y gestionaron unmuseo para exponer algunos de los textiles másfinos y antiguos fabricados por los habitantes de laisla 8

.

En lo que se refiere a la preservación del patri-monio, en Europa y América del Norte se hanplanteado diversas cuestiones. Si bien se puede ha-blar de un gran éxito, medido en términos de losimpresionantes ingresos monetarios por conceptode entradas y de la generosidad del mecenazgo em-presarial, los conservadores están preocupados alver que las presiones para agradar al público — y alos turistas en particular— han orientado excesi-vamente la política hacia la exposición y el acceso,en detrimento de la investigación fundamental y lalabor de los estudiosos. Ellos temen que «la indus-tria del patrimonio» haya engendrado «un grupo

8 KEVIN HEALY and ELAYNE ZORN , «Taquile’s HomespunTourism», en CHARLES D. KLEIMEYER (ed.), Cultural Expressionand Grassroots Development, Boulder and London, Lynne Rien-ner Publishers, 1994.

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de presión política poderoso y doctrinario, un pun-to de vista influyente que obedece a consideracio-nes de orden comercial, una industria de serviciosdegradante, de imágenes superficiales y ostentato-rias del pasado, la explotación y mercantilizacióndel patrimonio y, lo que tal vez sea lo peor detodo, el rechazo a dejar acceder como correspondea su pasado legítimo a una sociedad cuya curiosi-dad misma desencadenó la valorización de su pa-trimonio» 9.

En una época en la que muchos nuevos proyec-tos de museos están motivados por consideracionesno científicas, es necesario examinar con ojo críti-co la oportunista fabricación de imágenes. Muy fre-cuentemente, eslóganes como cultura «popular» y«democratización» enmascaran las cuestiones esen-ciales del mercado y las urnas. «Cada día [...], encada sitio y en cada museo» se pierde la ocasión«de mejorar la comprensión que el mundo tienede sí mismo al relacionar las culturas mediante unainterpretación del patrimonio cultural».

Responsabilidades de los museos

Los museos han llegado a desempeñar un papelimportante en la definición de los diversos signifi-cados de «cultura», creando explícita o implícita-mente un sistema de valores para definir lo que es«importante». Si bien suelen contribuir al procesode fabricación de mitos culturales, también tienenun gran potencial para examinar y poner en telade juicio tradiciones inventadas, mitos distorsiona-dos o valores convencionales l0.

9 PETER I. FOWLER, The Past in Contemporary Society, London,Routledge, 1992.

10 La iniciativa en materia de investigación, exposición yeducación denominada «Hacia una historia de Suecia», em-prendida en 1993 por cerca de cuarenta museos nacionales,regionales y locales implantados en toda Suecia, muestracomo los museos pueden lanzar un debate innovador sobrecuestiones fundamentales de historia e identidad. El Valen-tine Museum de Richmond (Virginia), ciudad que cuenta hoycon la población negra más numerosa de todo el sur de losEstados Unidos de América, ofrece un ejemplo de la maneracomo un museo se puede transformar. Hasta una fecha re-ciente, este museo se consagraba ampliamente a la cultura

Desde finales de la Segunda Guerra Mundial, losmuseos han experimentado un crecimiento expo-nencial y es probable que más del 90 % de ellossea posterior a la creación de la UNESCO y el Con-sejo Internacional de Museos (ICOM) en 1946. Porsu número, los museos ocupan probablemente elsegundo lugar, sólo detrás de las bibliotecas, entrelas instituciones al servicio del público en general.Sin embargo, su papel se reduce frecuentementeal de conservadores del patrimonio, mientras quemuchos de los grandes museos nacionales, regio-nales y municipales creados en el siglo XIX y a co-mienzos del siglo xx otorgaban un lugar importan-te a la ciencia contemporánea, especialmente al co-nocimiento de la tierra y la ecología. Por su parte,los museos de antropología y de etnografía, crea-dos durante el mismo período, hacían hincapiétanto sobre las sociedades y los pueblos de la épocacontemporánea como sobre las generaciones pasa-das.

Los últimos cincuenta años han sido testigos delextraordinario crecimiento de museos que no co-rresponden a ninguna definición convencional de«patrimonio» y que se sitúan fuera del terreno decompetencia de los ministerios o departamentos decultura. Los ejemplos incluyen cada vez más ex-posiciones medioambientales y ecológicas realiza-das in situ y en museos. Lo mismo es cierto paranuevos museos de divulgación científica destinadosa los niños, así como para la mayoría de los museosy centros científicos fundados después de la crea-ción del pionero Exploratorium de San Franciscohace treinta y cinco años. Por sus dimensiones y supresupuesto, la Cité des sciences et de l’industrie de LaVillette (París) sólo es superado por el Louvre entrelos museos franceses. En la India, no menos de milmuseos de este tipo se crearán según el actual plandecenal del Ministerio de Desarrollo de los Recur-sos Humanos, que opera por intermedio del Con-sejo Nacional de Museos Científicos.

material de la élite blanca de la alta clase media de Virginiaen los siglos XVIII y XIX. Tras una revaluación fundamental desu política y de numerosos cambios ocurridos en el consejode administración y en el personal, ahora el Valentine Mu-seum refleja también el patrimonio de la gente pobre blancay afroamericana, incluidos los esclavos, a fin de dar por lomenos su justo lugar a las dos culturas dominantes de la ciu-dad. Mediante estos ejemplos, así como por cierto númerode otras cuestiones mencionadas en este capítulo, la Comi-sión expresa su gratitud a PATRICK BOYLAN por el estudiotitulado Heritage and Cultural Policy the Role of Museums, quepreparó para ella en abril de 1995.

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Todos los años, los museos de arte de NuevaYork atraen a mucha más gente que todas las ma-nifestaciones combinadas de los equipos deportivosde la ciudad. El Metropolitan Museum of Art de Nue-va York acogió a 4,9 millones de visitantes en 19941995, es decir, 13 % más que el año precedente.Los grandes museos se transforman cada vez másen una especie de sala de juegos, café y feria, ha-ciendo que la experiencia sea más accesible y agra-dable. Un museo moderno bien dirigido se parecemás bien a una lujosa galería comercial de subur-bio residencial, del mismo modo que las galeríascomerciales contemporáneas, y muy especialmentelos escaparates de los establecimientos, están adqui-riendo algunas de las características propias de lavisita a un museo. Pero los museos también ofrecenla posibilidad de contactos sociales y un espacio deintercambio de ideas y descubrimientos con per-sonas extranjeras. La frecuentación de otros mu-seos de Nueva York ha aumentado a una tasa aúnmayor que la del Metropolitan Museum of Art: el mis-mo año, la biblioteca Pierpont Morgan registró unaumento de 23 % en relación con el año prece-dente; el Museo Judío 18 % y el Studio Museum de

Harlem tuvo un año récord, si bien sólo aumentóun 5 %. Según una encuesta nacional realizada en1992 por la Oficina de Censos, 49,6 millones deestadounidenses habían asistido a un museo o auna galería de arte el año precedente, contra 36,2millones diez años antes.

Durante los últimos decenios se han impuestodos estilos de museos. Uno se concentra en un solotema principal (arte o arqueología, por ejemplo) oen un asunto particular o tipo de colección (mu-seos biográficos, museos consagrados a un solo sitiohistórico, a la cerámica o al vidrio). Dichos museosgeneralmente están localizados en un solo edificioy disponen de personal especializado. En cambiootros tienen un enfoque más global y cubren unamplio espectro de temas. Estos museos tratan deexaminar y presentar el medio ambiente natural yhumano, y abordan las grandes cuestiones contem-poráneas. Ellos perciben su misión como algo queva más allá de los objetos de sus colecciones y ha-cen uso de datos — publicados e inéditos— , en-cuestas de campo y evidencias de la historia oral.Esta tendencia es ilustrada por la reciente amplia-ción del concepto de «servicio museístico» integra-

Nuevas alianzas para una nueva museología

Situado en Saskatchewan (Canadá), el WanuskewinHeritage Park abrió sus puertas en 1992 y ha reci-bido más de 70.000 visitantes en dos años. Este par-que es un lugar de encuentro de los indios de lasmesetas del norte y tiene una antigüedad de 6.000años. Entre otras atracciones tiene senderos que con-ducen a 19 sitios arqueológicos, una galería de arte,un anfiteatro y un teatro arqueológico instalado en elinterior de un modelo de excavación de tamaño real.Sus objetivos principales son promover y preservar elpatrimonio cultural de los indios de las mesetas delnorte de Canadá, sensibilizar al público sobre la his-toria y la contribución de esta cultura autóctona desdelos tiempos prehistóricos hasta nuestros días, fomentarla investigación científica, hacer del parque un modelode liderazgo para la población india y servir como

ejemplo de cooperación entre los sectores público y pri-vado.

El consejo de administración del parque constituye,en sí mismo, un excelente ejemplo de la alianza entrediversos intereses. En efecto, reúne a representantes delas naciones indias dene, cree, dakota, nakota ysaulteaux, del Centro de Cultura Indígena de Sas-katchewan, de la ciudad de Saskatoon, de la Univer-sidad de Saskatchewan, funcionarios que representana los gobiernos federal y provincial, así como a repre-sentantes de otros museos locales.Fuente: Perspectives on Culture and Development in Canada/

Perspectives sur la culture et le développement au Ca-nada. Documento de información preparadopara la Comisión por el Department of CanadianHeritage (Ministerio del Patrimonio Canadien-se), mayo de 1995.

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do, multidisciplinario, regional o local, con un cla-ro sentido del territorio y de su identidad local oregional, cuyo objetivo es desempeñar un papel po-sitivo en el fortalecimiento y desarrollo de la co-munidad ¹¹.

La mayor parte de los museos están situados enlas áreas urbanas y con mayor frecuencia concen-tran su atención en el carácter pluricultural de susrespectivas comunidades. Tratan de explorar y for-mular «el sentido de los significados compartidoso cuestionados de las fronteras culturales urbanasy las historias subalternas»¹², Esta responsabilidadhacia la diversidad urbana exige una actitud diná-mica, un esfuerzo consciente para representar elconocimiento, la experiencia y las prácticas de to-dos aquellos que contribuyen a la dimensión hu-mana de la ciudad como un todo. Los museos pue-den traducir los resultados de esta interacción enuna expresión más selectiva de la memoria de lacomunidad y ayudar a formular un sentido de es-pacio urbano compartido, así como de las «fron-teras» que se están negociando dentro de él.

Los conservadores de museos con visión de fu-turo atribuyen mucha importancia a una partici-pación intensa de toda la comunidad en todos losaspectos relacionados con la política y el funcio-namiento del museo. Los museólogos, los científi-cos, los historiadores del arte, los educadores yotros profesionales que conforman el personal téc-nico del museo consideran que su papel consiste,por lo menos en parte, en ayudar a fortalecer laparticipación de la población no especializada.Cada una de estas escuelas de museología percibesus responsabilidades como algo que va más allá delos muros del museo para extenderse al conjuntodel territorio o de su esfera de interés, ya sea local,

¹¹ A pesar de importantes divergencias en la terminologíautilizada, esta tendencia que se manifiesta en muchos paísesanglófonos tiene un paralelo estrecho con la filosofía de losmovimientos del écomusée (ecomuseo) y de la nouvelle muséo-logie (nueva museología) de los países francófonos y, cada vezmás, en otros países de Europa y América Latina. El «eco-museo» ha sido definido como una institución concebida,moldeada y explotada conjuntamente por una instancia mu-seística (local o de otro nivel) y una población local, y queinvolucra a la totalidad de la ecología natural y humana desu territorio, colocando así a la población humana en su me-dio ambiente natural. Tiene por objetivo servir de espejo ala población local, que puede descubrir allí su propia imageny ofrecérsela a sus visitantes para ayudarlos a comprender elterritorio del ecomuseo y su comunidad.

¹² AMARESWAR GALLA, «Urban Museology: an Ideology forReconciliatiom, Museum International, núm. 187, 1995.

regional o incluso nacional. Ellos consideran quesu capital de trabajo no sólo está constituido porlas colecciones del museo, sino también por el con-junto del patrimonio, tangible o intangible, del te-rritorio en cuestión; asimismo, consideran que elpúblico al que tratan de servir no está formado úni-camente por los visitantes del museo, sino por todala población de su territorio, del pasado, del pre-sente y del futuro. Las instancias nacional, regionaly local del gobierno deberían tomar conciencia deque los museos pueden desempeñar y desempeñanun papel importante en el registro y la expresiónpública de la identidad de su territorio de acción(local, regional o nacional). Por lo tanto, las me-didas destinadas a sostener y desarrollar este tipode museo deben formar parte de las prioridadesde toda política cultural.

Los museos desempeñan simultáneamente lafunción de inventario y fuente de información. Losrecursos de los que disponen para brindar infor-mación son de muy diverso tipo. Éstos incluyen ma-terial relevante para estudios del medio ambiente,así como de la cultura local y nacional, junto conlos datos más típicos de una colección museística.Por ende, durante la elaboración de nuevas políti-cas y estrategias nacionales de información se de-bería tener plenamente en cuenta el potencial delos museos y apoyarlos consecuentemente. Los mu-seos disponen de un gran potencial de innovacióngracias a los nuevos medios de comunicación, es-pecialmente en el campo de la «extensión», es de-cir, en el cumplimiento de su importante papeleducacional. Si bien el poder del museo reposa so-bre todo en la atracción que ejerce la exposicióndel «objeto auténtico», los conservadores deberíanexplorar el uso de los medios de comunicaciónelectrónicos para guiar — y no sólo para vigilar— alos visitantes; asimismo, deberían «permitir un ma-yor flujo de información sobre los objetos y atra-vesar las fronteras accidentales» de colecciones es-pecíficas en lugares particulares, delimitadas porfronteras disciplinarias específicas ¹³.

Dado que el acceso a la información es esencial,cada vez será más necesario que los museos puedanacceder fácilmente tanto a los sistemas de infor-mación tradicionales como a las nuevas redes elec-

¹³ MARC PACHTER, Technological and Cultural Convergence.Declaración formulada en la Consulta Regional de la Comi-sión para la América del Norte, Nueva York, 14 de marzo de1995.

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trónicas. Asimismo, es igualmente importante quese respete el derecho de acceder libremente a lainformación y se proteja a los museos, sus coleccio-nes y la información que difunden contra toda ex-plotación desleal por parte de intereses ajenos a lacomunidad museística, de carácter comercial o no.En efecto, la información sobre el pasado no de-bería ser distorsionada por los puntos de vista delos grupos dominantes. La historia de las minoríasy los pueblos indígenas se debe presentar objeti-vamente. Para lograrlo habría que hacerlo desdediferentes puntos de vista, comenzando por los delas poblaciones interesadas.

Los archivos

Los archivos son reservas de registros históricos,pero su papel como repositorios de la memoria co-lectiva se infravalora. En muchos países en desarro-llo se encuentran a menudo en peligro. Los archi-vos cumplen diversas funciones sociales, En primerlugar, conservan el testimonio precioso de las re-laciones entre los grupos humanos, de los códigossociales y contratos pasados, así como de la luchay la obtención de derechos individuales y colecti-vos. Los archivos revisten una amplia variedad deformas: correspondencia, notas, libros, planos, ma-pas, dibujos, fotografías, películas, microfichas, re-gistros sonoros y datos informatizados. De esta ma-nera, brindan una información irreemplazableacerca de nuestras respectivas historias. En segundolugar, los archivos aportan el testimonio indispen-sable de los actos pasados, de la intensidad de losdebates originados por cuestiones esenciales, de latoma de decisiones históricas, de la evolución delas instituciones y las organizaciones y, por último,de las vidas de las personas, así como de los valores,creencias y convicciones en que se sustentaron 14.

Por todo ello, los archivos son importantes nosólo para los investigadores sino también para ayu-dar a los responsables políticos a tomar decisionesinformadas basándose en las experiencias del pa-sado. También se pueden asociar con los museospara documentar tradiciones pasadas o que están

14 JEANPIERRE WALLOT, Culture, Archives and Development.Memorándum del Consejo Internacional de Archivos (delcual J. P. Wallot, archivero nacional del Canadá, es el actualpresidente), febrero de 1995.

desapareciendo. Es así como la Asociación senega-lesa para la promoción de la cultura y de las in-dustrias culturales (ASEPIC) ha emprendido la pu-blicación de un Atlas de las artes, las letras y las in-dustrias culturales en Senegal. Los archivos puedenbeneficiar también a la industria: en los EstadosUnidos, por ejemplo, la industria de la músicacountry debe mucho a los esfuerzos de la Bibliotecadel Congreso, la Smithsonian Institution, y de espe-cialistas del folclore en favor de la grabación de lamúsica folk y de tradiciones orales estadounidenses.Los archivos, en fin, pueden servir igualmente defuentes de información y referencia a los no espe-cialistas.

Los beneficios que se obtienen del trabajo pro-fesional de documentalistas van más allá de las ex-pectativas de estos profesionales. Así, los debatessobre la naturaleza de la democracia y el papel dela sociedad civil se enriquecen mediante la publi-cación de las obras de un Thomas Jefferson, unSimón Bolívar o un Mahatma Gandhi. Nuestracomprensión de los derechos y deberes humanosse profundiza gracias a la recopilación de testimo-nios escritos o audiovisuales de los supervivientesdel Holocausto y de otras victimas de la maldadhumana. Por otra parte, los registros de la propie-dad de la tierra son necesarios para muchos pue-blos indígenas, pues en ellos encuentran las prue-bas que les permiten recuperar sus derechos. Labúsqueda de soluciones pacíficas y negociacionesjustas de los conflictos se puede fortalecer median-te la comprensión de los éxitos y fracasos del pa-sado. Por estas y muchas otras razones, las colec-ciones conservadas en los archivos ofrecen puntosde referencia y pruebas vitales de cómo se ha he-cho la historia humana. Por consiguiente, unos ar-chivos abiertos al público son elementos necesariospara la gobernabilidad, la transparencia y el ren-dimiento de cuentas democráticos, y los poderespúblicos deben facilitar su acceso. En este sentido,se requiere una nueva legislación que asegure elacceso, al mismo tiempo que proteja altamente elinterés público y el respeto de la vida privada.

Sin embargo, el material que conservan los ar-chivos es perecedero. En muchos países, los pro-blemas derivados de la existencia de una infraes-tructura y condiciones medioambientales inadecua-das que aceleran su deterioro provoca una granpreocupación por parte de los archiveros, pues laopinión pública es mucho menos consciente de di-chos problemas. Por consiguiente, convendría asig-nar a la conservación de los archivos la prioridad

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necesaria. Son especialmente importantes el con-trol del aire acondicionado y la humedad; se tratade una necesidad y no de un lujo. En muchos casoslos archivos permanecen sin procesar, desorgani-zados y no se catalogan -restringiendo así el ac-ceso a información vital-, debido a la insuficienteformación de los archiveros, los bibliotecarios y losespecialistas en conservación. En muchos países endesarrollo, la posición social poco elevada de estasprofesiones, así como las de los conservadores yrestauradores en los museos, es un obstáculo parauna mejor práctica. Muchos documentos importan-tes de antiguas colonias están hoy en manos de lasotrora potencias coloniales; otros han conocido lasuerte de la guerra o los caprichos de la exporta-ción clandestina. Su repatriación no siempre es po-sible y a veces es incluso poco deseable, habidacuenta de su fragilidad y el riesgo de daños irre-parables en caso de traslado. En estos casos debe-rían ponerse a disposición de los países de origencopias (bajo la forma de microfilmes, microfichas,etc.), y los originales deberían conservarse con todaseguridad ahí donde se encuentran.

Es necesario prestar particular atención a losnuevos problemas planteados por la preservaciónde los archivos electrónicos. En efecto, la revolu-ción informática ya ha transformado el dominio delos archivos, y las tecnologías multimedia comple-mentan ahora los archivos audiovisuales y de pelí-culas, mientras que el CD-ROM y otras tecnologíasprometen el acceso a un público más amplio, asícomo capacidades de almacenamiento crecientes ymás fiables. También existen nuevas posibilidadesen materia de intercambio de datos y de documen-tación cultural, de la que es un ejemplo el CentroInternacional de Civilizaciones Bantúes (CICIBA)de Libreville (Gabón).

La creación de un archivo es una obra a largoplazo que requiere continuidad y compromiso ins-titucional sostenido, tanto en términos financieroscomo humanos. Como para todos los proyectoseducativos, es posible que los beneficios de la in-versión no se obtengan ni se perciban inmediata-mente. En este sentido, el apoyo destinado a lasinstituciones y a los proyectos archivísticos no sedebe concebir como una empresa a corto plazo.Desde los inventarios iniciales hasta las exposicio-nes en los museos o las publicaciones científicas,los esfuerzos deberán inscribirse en el marco másvasto de políticas de patrimonio concertadas. Estees uno de los objetivos del programa de la UNES-CO denominado «Memoria del mundo», lanzado

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en 1992, que ha formulado directrices para facilitarla salvaguardia de las colecciones de manuscritos yfondos de archivo en el mundo entero.

Un trato equitativo parael patrimonio vivo: las artesanías

Algunos museos han optado por integrar sus pro-gramas de dirección, conservación y educación, yrealizar crecientes esfuerzos para crear nuevasfuentes de ingresos mediante el mantenimiento oel restablecimiento de una producción artesanaldentro de su campo especializado. Así es como sehan creado programas para preservar, demostrar yenseñar artesanías tradicionales y sus métodos deproducción. El National Handloom and Crafts Mu-seum of India, en Nueva Delhi, por ejemplo, invitaregularmente a los artesanos de todas las regionesdel país a pasar entre dos semanas y seis meses enel museo para hacer la demostración de sus com-petencias y producciones. Los artesanos percibenuna modesta remuneración, se les pagan sus gastosy son libres de vender su producción directamentea los visitantes.

Se sabe que la inversión en el desarrollo de laartesanía puede procurar ingresos monetarios y ge-nerar empleo. Se ha calculado que las artesaníasrepresentan cerca de una cuarta parte de las mi-croempresas en el mundo en desarrollo; ellas per-miten que los productores reciban ingresos direc-tamente y brindan instrumentos para fortalecer laparticipación de millones de personas, muchas deellas mujeres, especialmente en las áreas rurales.Las unidades de producción artesanal se puedencrear prácticamente sin ninguna inversión, espe-cialmente cuando en la comunidad existe una tra-dición artesanal viva y bien implantada. El artesa-nado se adapta fácilmente a las diferentes necesi-dades sociales o preferencias culturales: se puedeorganizar como trabajo estacional, a tiempo parcial(ofreciendo así un complemento de ingreso) ocomo una ocupación a tiempo completo para unapersona o un grupo. También se puede hacer enel domicilio o en un centro comunitario. En efec-to, los objetos artesanales tienen una ventaja sobreotras mercancías, dado que son artículos decorati-vos que ocupan un nicho del mercado y cuyos pre-

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Un éxito comercialSituado en Monbasa (Kenya), Bombolulu es unaasociación de 400 productores minusválidos que,si no fuera porque en 1993 consiguieron un vo-lumen de ventas de casi 400.000 dólares, habríansido considerados como una carga para su socie-dad. Una oficina central ofrece servicios especialesa los artesanos, mientras que un representante via-ja por el mundo para comercializar sus productosen el mercado internacional. Otro ejemplo de éxitocomercial es el de Comparte, una cooperativa chi-lena integrada por 600 artesanos que tiene su pro-pia central de distribución, su red de puntos deventa al por menor para los clientes locales y unaorganización de venta al por mayor mediante ca-tálogo. Al igual que la asociación kenyata, vendiómercancias por más de 400.000 dólares en ese mis-mo año. Aunque menos orientada hacia el merca-do, Asur es una iniciativa de un grupo de antropólogos bolivianos que pretende asegurar la preser-vación de algunas técnicas de tejido mediante eldesarrollo de nuevas líneas de productos tales comolos tapices murales.

cios pueden ser alterados a menudo por el artesa-no mismo -quien maneja el margen de gananciade su producción- mediante cambios menores enel diseño. Por último, dado que no son perecede-ros, los objetos artesanales se pueden transportarfácilmente a largas distancias.

Fundadas en la transmisión de las tradiciones, lasartesanías constituyen un verdadero «patrimoniovivo», pues se renuevan con cada generación. Losprocesos de adaptación e innovación creativosconstituyen por sí mismos una contribución al de-sarrollo humano. Si bien se comienza a reconocereste potencial, aún persisten muchos obstáculos.Algunos están desapareciendo actualmente graciasa proyectos tales como el «Plan decenal para eldesarrollo de la artesanía en el mundo», de laUNESCO. Sin embargo, la atención de la Comisiónse fijó sobre la brecha que separa a los productoresde los mercados. En efecto, artesanos como los deBombolulu y Asur (véase el recuadro) dependenprincipalmente de mercados muy alejados y casi notienen información sobre la demanda del día y losgustos de esos mercados. Desarrollar una nueva lí-nea de productos adaptada a la demanda, al mismo

tiempo que se controla el poder de decidir el mar-gen de ganancia, se puede revelar un esfuerzo sinfuturo, a menos que se tenga el dominio de dichoconocimiento; y esto puede tomar tiempo. Si, endefinitiva, la autosuficiencia o la sustentabilidad de-pende de las comunidades mismas, el despegue de-pende de la información y de la formación prove-nientes del exterior. Procesos como éstos difierensignificativamente de los de la común industria ar-tesanal en gran escala que minimiza el control delartesano sobre los márgenes de ganancia. En Tai-landia, por ejemplo, una industria semejante hacreado más de un millón de empleos a tiempocompleto en la rama de producción de mimbre,mientras que Indonesia exportó artesanías por másde cinco mil millones de dólares en 1993. La partede la ganancia que reciben los artesanos es unacuestión esencial. Cada vez existe más concienciade que la noción de buena práctica de negociosnecesita ser redefinida para asegurar un tratamien-to equitativo a los productores individuales. Fun-damentalmente se debería reducir la manipulacióndel poder de compra sobre los artesanos, que fre-cuentemente viven al día y no tienen ninguna ca-pacidad de negociación.

El creciente respeto del mundo industrializadohacia las artesanías apela también a un mayor res-peto por sus productores, los artesanos. De ahí lanecesidad de reforzar la noción de «artesaníasequitativamente comercializadas)>, como lo hanpropuesto la Fair Trade Federation en los EstadosUnidos, la European Fair Trade Association y la Inter-national Federation for Alternative Traders. Por eso, laComisión subraya la necesidad de una iniciativa in-ternacional para definir las prácticas y políticas decomercialización equitativa de las artesanías. Estose podría obtener mediante un mecanismo desti-nado a promover el inmediato reconocimiento delas artesanías equitativamente comercializadas me-diante un nueva «etiqueta de comercialización jus-ta». El primer paso para crear dicho mecanismosería reunir todos los datos e información actualpertinente, y explorar las implicaciones legales an-tes de definir una estrategia de acción. También sedebería prever una campaña internacional de sen-sibilización del público. Como ha mostrado el mo-vimiento ecologista, los consumidores inteligentespueden influir sobre las políticas gubernamentalesy el comportamiento de las empresas haciendo suscompras con pleno conocimiento de causa. De estamanera, cada compra constituiría para el consumi-dor una oportunidad de votar en favor del cambio.

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Sin embargo, y dado que los medios de comu-nicación casi no ofrecen información sobre los pro-ductos artesanales equitativamente comercializados,es imposible distinguir el buen grano de la paja.De ahí la necesidad de crear y mantener salidas demercado, ya que los circuitos de distribución de losproductos artesanales en el mercado internacionalson insuficientes. Una de las soluciones consistiríaen lanzar una cadena internacional de tiendas enlas que se vendan bienes equitativamente comer-cializados en virtud de un acuerdo de explotacióncon una empresa de gestión. Otra solución seríaproponer préstamos ventajosos a puntos de ventaya existentes debidamente escogidos; estos présta-mos ayudarían a cubrir el alto costo del lanzamien-to asociado con el trabajo con artesanos, general-mente demasiado alto como para que las organi-zaciones de carácter no lucrativo lo puedan asumir.Por último, es necesario un programa de forma-ción. Se podrían otorgar becas para formar a losartesanos con objeto de que conozcan las tenden-cias del mercado y los circuitos de distribución.Esta formación se podría realizar en parte bajo lamodalidad en servicio, asistiendo a conferencias, ymediante talleres in situ. Existen algunos organis-mos y experiencias que podrían contribuir a unainiciativa semejante, como Watermak, Aid to Artisansy la conferencia anual de la Fair Trude Federation enlos Estados Unidos de América l5.

Identificar e interpretarel patrimonio

En muchos países los conocimientos necesariospara elaborar una política global de conservacióndel patrimonio son escasos. Las prescripciones ynormativa se basan en condiciones existentes enOccidente, que es donde se escriben y publicancasi todos los manuales sobre el tema. Ahora bien,los supuestos relativos a posibles fuentes de finan-ciación, por ejemplo, son irrelevantes en otros lu-gares y las acciones prescritas tienen poco que vercon las realidades de los países del Sur.

Por ejemplo, el hecho mismo de definir un edi-

15 Sugerencias presentadas por SUSAN HOSKINS en el do-cumento titulado Handicrafts as a Development Policy, prepara-do para la Comisión en abril de 1995.

ficio como algo que tiene un valor histórico o cul-tural significa situarlo a cierta distancia de la vidacotidiana. Ahora bien, como lo ponen en evidenciados responsables de proyectos paquistaníes, la vidacotidiana «incluye pesados revestimientos de cul-tura colonial, supresión de valores culturales loca-les y patrones que se están transformando rápi-damente [...] » 16. Estos últimos se despliegan fre-cuentemente en un «escenario» provisto por el pa-trimonio, aunque estén, cultural y topográficamen-te, muy distantes de la élite. Esta distancia conduceinevitablemente a la decadencia del contexto físicoy social en el que están situados dichos elementos.

Por lo tanto, es necesario revaluar lo que actual-mente se define como «patrimonio» en los diferen-tes países y redefinirlo en términos de su uso, pro-tección y mantenimiento. Pero incluso aquí, comono se dispone de un marco conceptual único quese adapte a todas las situaciones locales, no existeun método científico que se inspire a la vez en laexperiencia actual y en el nuevo conocimiento conobjeto de conservar y restaurar diferentes patri-monios geoculturales. El resultado ha sido un tra-bajo fragmentario que no permite descodificar co-rrectamente los vestigios, identificar adecuadamen-te la familia a la que pertenece su estiloarquitectónico y manejar con delicadeza su contex-to. Todos estos elementos son esenciales, si se quie-re restablecer un vínculo significativo entre preser-vación del patrimonio y vida contemporánea. Elloimplica que los conservadores recurran más fre-cuentemente a especialistas de otras profesionescomo los arquitectos o los albañiles. Asimismo, se-ría necesario, por lo menos en los países en desa-rrollo, que una serie de intermediarios idóneos en-tre el Estado y el «público» aporten su competen-cia para identificar e interpretar el patrimonio.

Entre estos intermediarios estarían, por ejemplo,las universidades y los institutos de investigación,capaces de ofrecer conocimientos científicos y lacomprensión de la significación del patrimonio.Asimismo, también es importante recurrir a las au-toridades religiosas, pues ocurre frecuentementeque los monumentos históricos forman parte de lu-gares de culto y no es posible lograr el apoyo dela población sin tener conciencia de su dimensión

16 YASMIN CHEEMA and MASOOD A. KHAN, The Built HeritageManual: A Methodology for the Conservation of Historic Architectureand Sites in Pakistan (propuesta sometida al Ministerio de Cul-tura, Gobierno de Pakistán, y a la Fundación Nacional delPatrimonio Cultural, Pakistán, 1994).

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Los palacios reales de Abomey

De los doce palacios construidos por los monarcasde Abomey, en el Benin actual, sólo dos han sobre-vivido conservando sus estructuras intactas. Losotros han sido gravemente dañados o restaurados deuna manera tal que se ha afectado su integridad,a pesar de que figuran en la Lista del PatrimonioMundial de la UNESCO, así como en la Lista delPatrimonio Mundial en Peligro. En reiteradas oca-siones los expertos han pedido que los trabajos derestauración de Abomey respeten los principios de laconstrucción tradicional y la coherencia arquitectó-nica del conjunto. No obstante, sólo recientemente sereconoció que la preservación de las estructuras ma-teriales casi no tiene sentido si se hace abstracción

de la cultura viva que las rodea. Esta nueva tomade conciencia del significado social de los palacios,donde tienen lugar las ceremonias en memoria delos reyes de Abomey, sitúa su conservación en unaperspectiva diferente. No se trata de monumentosque celebran un pasado perdido, ni de museos, sinode espacios sociales vivos. Debido a que han seguidoabriendo sus puertas a prácticas rituales comparti-das y profundamente enraizadas, estas estructurasde adobe sumamente frágiles han llegado hasta laactual generación. Gracias a que esta dimensión so-cial ha sido ampliamente reconocida en el plano in-ternacional, el pueblo de Benin encuentra nuevasrazones para preservarlos.

religiosa. Sin una adecuada comprensión de los va-lores y aspiraciones que impulsan el trabajo de loscreadores, se saca al objeto de su contexto y nues-tra comprensión del mismo es inevitablemente in-completa. Lo tangible sólo se puede interpretarmediante lo intangible. Esto ha sido reconocidodesde hace tiempo por los antropólogos y los es-pecialistas en folclore, así como, sin duda algunainconscientemente, por la mayoría de la gente. Enel discurso y la práctica internacional, sin embargo,la noción de «patrimonio» se ha limitado durantemucho tiempo a lo que es tangible.

Dentro del proceso que el historiador británicoEric J. Hosbawn ha dado en llamar «la invenciónde la tradición», el patrimonio ha pasado a ser uninstrumento.

En efecto, con frecuencia se asiste a una formade ilusionismo político más o menos encubierto,mediante el cual las complejidades culturales sontransformadas en mensajes simplificados acerca dela identidad cultural, que tienden a concentrarseexclusivamente sobre objetos sumamente simbóli-cos a expensas de formas populares de expresióncultural o de verdad histórica. Las representacionesmás visibles de la memoria colectiva son así mo-nopolizadas por el hecho de atribuirles a ciertosmuseos y monumentos funciones «políticas» y edu-

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cativas específicas 17. Los estilos de vida evocados demanera retórica pueden tener poca relación conaquellos documentados históricamente, registradosetnográficamente y reconstruidos arqueológica-mente, aunque su poder simbólico y su fuerza po-lítica sean innegables 18. Como ha observado un in-vestigador, estos «símbolos políticos condensan ysimplifican radicalmente la “realidad” y están, encierta medida, desprovistos de todo contenido: asíes como y por qué funcionan. Tal vez lo único quevale la pena saber es si dichas ideologías políticasse utilizan para causas justas, si son instrumentosde liberación o de opresión» l9.

De hecho, ellas se utilizan frecuentemente tantopara recuperar derechos legítimos como para ne-gárselos a otros.

El interés creciente por el patrimonio intangiblede la humanidad pone de relieve cuestiones de

17 DONALD HORNE, The Great Musem (Representation of His-tory), London, Pluto Press, 1984.

18 Es así como una bella exposición de obras de la anti-güedad griega, organizada hace algunos años en Washington,D.C., por el Gobierno de Grecia, fue criticada por presentaruna imagen sumamente idealizada y poco docta sobre la vidade la época.

l9 R OGER M. K EESING , «Creating the Past: Custom andIdentity in the Contemporary Pacific», The Contemporary Paci-fic, vol. 1, núm. 1/2, 1989.

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sentido y de orden ético. La manera como los an-tropólogos podrían contribuir a que las poblacio-nes que han estudiado se beneficien de los datosque provienen de su trabajo, ha sido una cuestiónlargamente debatida. Este tipo de preocupacionesse desplaza ahora hacia categorías menos especia-lizadas, ya que los turistas interesados en las «artesétnicas» en general contribuyen a aumentar cadavez más una demanda artificial de teatralización yde representación ritual de las tradiciones cultura-les. Éstas se celebran frecuentemente fuera de con-texto en la forma de vestidos, música, danzas y ar-tesanías, en el momento mismo en que las mismastradiciones están agonizando como fuerzas de in-tegración y regulación social. También se planteala cuestión de los derechos de propiedad, de laremuneración equitativa de los creadores de expre-siones culturales populares que, como sabemos, secomercializan en todo el mundo casi sin ningúnrespeto de los intereses de las comunidades en quetuvieron su origen. Estos creadores no reciben nin-guna participación de los beneficios económicosderivados de su producción. Para remediar esta si-tuación, se han establecido normas internacionalesque reconocen los derechos de propiedad intelec-tual de los creadores colectivos 20.

Sin embargo, las implicaciones monetarias delreconocimiento de tales derechos de propiedad in-telectual no han sido aceptadas todavía por los paí-ses industrializados, donde se encuentran los prin-cipales consumidores. Existen cuatro cuestiones re-lacionadas. La primera se podría denominar«autenticacion», y se refiere a la reglamentaciónaplicable a la fabricación de réplicas de objetos ar-tesanales tradicionales (de Africa y de las Américas,por ejemplo), que a veces son objeto de una pro-ducción masiva que inunda, con productos a bajoprecio, el mercado internacional e incluso los mer-cados locales de Nigeria o de la región sudoeste delos Estados Unidos. La segunda cuestión, la expro-piación, se refiere a la extracción de los objetos ydocumentos de valor de su lugar de origen. Aquí

20 En 1982, la UNESCO y la Organización Mundial de laPropiedad Intelectual (OMPI) adoptaron las «Disposicionestipo para leyes nacionales sobre la protección de las expre-siones del folclore contra la explotación ilícita y otras accio-nes lesivas». En 1989, la UNESCO adoptó una «Recomenda-ción sobre la Salvaguardia de la Cultura Tradicional y Po-pular», que establece medidas para la identificación, laconservación, la difusión y los derechos de propiedad inte-lectual de la cultura tradicional y popular, una buena partede las cuales es herencia del pasado.

se trata de una queja que los grandes museos delmundo occidental han venido escuchando desdehace años, pero la preocupación es quizá mayorporque el proceso continúa todavía hoy. En tercerlugar está el tema de la compensación: si bien lacirculación de algunos productos folclóricos en losplanos nacional e internacional puede ser unafuente legítima de orgullo, existe un cierto resen-timiento, bastante expandido, debido al hecho deque las personas o las comunidades que están ensu origen no son compensadas. Por último, tam-bién existe preocupación sobre lo que se podríadenominar «educación»: el temor de que la trans-formación de los objetos tradicionales en mercan-cías trastoque profundamente la cultura popularmisma 21.

Desde un punto de vista práctico, la cuestión nosretrotrae a la idea de que cuando un patrimoniocultural es una fuente que pertenece a un grupo yhay que utilizarlo para que este grupo viva mejor,se deben establecer ciertos límites sobre cómo yhasta qué punto lo pueden explotar personas ex-tranjeras. La preservación y la sustentabilidad deesa fuente de riqueza dependerá en gran medidade que se asegure que los derechos económicossobre ella sigan perteneciendo a sus creadores tra-dicionales 22.

Bolivia fue tal vez el primer país que adoptó, en1967, una ley para proteger su patrimonio folcló-rico. Otros países lo siguieron y, en 1973, a peti-ción suya, la UNESCO asumió que era su deberestudiar la protección del folclore desde un puntode vista legal. Pero esta cuestión hace que el legis-lador se enfrente con algunas disyuntivas funda-mentales.

La más evidente de estas disyuntivas surge de lanoción misma de que los grupos culturales tradi-

²¹ ALAN JABBOUR, director de la American Folklife Center,Librar-y of Congress (Washington, D.C.), en un ensayo titu-lado «Folklore Protection and National Patrimony Develop-ment and Dilemmas in the Legal Protection of Folklores»,UNESCO Copyright Bulletin, vol. XVII, núm. 1, 1983, pág. 10.Nuestro análisis condensa algunas de las reflexiones del autorsobre el tema.

²² CHARLES KLEYMEYER ha señalado la extrema urgencia deesta cuestión para las poblaciones autóctonas de las selvastropicales en peligro. «Una parte considerable de la farma-copea moderna deriva del conocimiento de la flora y la faunaencarnada en la etnociencia de los pueblos autóctonos, aun-que no se haya efectuado ningún pago por la utilización deesta propiedad intelectual. Si hubiera una compensaciónequitativa, las poblaciones de las selvas estarían en mejorescondiciones de sobrevivir y proteger el hábitat que aún poseerecursos renovables no explotados».

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cionales poseen el derecho de propiedad intelec-tual como grupos. Esto conduce a la idea radicalde que puede existir una esfera intermediaria dederechos de propiedad intelectual situada entre losderechos individuales y el dominio público (nacio-nal o internacional). Otra cuestión fundamental serefiere al concepto de «folclore» y a la definiciónde lo que se debe proteger. Obviamente, la nociónsimple basada en una imaginada fuente culturalprimigenia es inútil es este caso: en una alfombranavaja, por ejemplo, hay influencias que se puedenrastrear, pasando desde México y España, hasta elÁfrica del Norte. Un enfoque más prometedor su-giere que el término «folclore» se aplique a las tra-diciones vivas moldeadas por poderosos vínculoscon el pasado. También se ha señalado que el con-cepto legal de «propiedad intelectual» no es el másadecuado. Esto tal vez daría lugar a buscar un nue-vo concepto basado en ideas inherentes a las reglassociales tradicionales. Esto podría ser más cons-tructivo que tratar de hacer que las formas de pro-tección encajen dentro de un marco de referenciaque nunca fue concebido para ellas y a lo que losactuales usuarios y creadores del derecho de autorse oponen vigorosamente.

«Conocer» significa también identificar lo quepodría ser salvado a fin de decidir lo que deberíaserlo. Ahora bien, muy pocos países cuentan coninventarios de su patrimonio cultural que permitandeterminar un orden de prioridades en las opcio-nes y selectividad. El Consejo Internacional de Mu-seos (ICOM) reconoce, por ejemplo, que un grannúmero de museos del mundo aún no ha termi-nado de catalogar sus fondos. El Plan Delta, ela-borado en los Países Bajos en 1988, después de quealgunos investigadores descubrieran que pocos mu-seos disponen de un inventario en buena y debidaforma, busca llenar este vacío.

Lagunas en la formacióny en las bases institucionales

Sin personal especializado es imposible identificar,conservar y valorar de manera imaginativa los re-cursos patrimoniales. Existe toda una gama de dis-ciplinas en las que se requiere formación y estanecesidad es más aguda todavía en materia de com-petencias de gestión. En América Latina, el Proyec-to Regional UNESCO/PNUD ha formado a diver-

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África América América Asia Europa Oceaníadel Norte Latina

FUENTE : ICCROM.

sos especialistas en las disciplinas de la preserva-ción del patrimonio histórico. De esta manera, losadmirables objetos y monumentos precolombinosdel continente, su sorprendente patrimonio colo-nial y los tesoros arquitectónicos de su pasado másreciente son hoy día salvaguardados por más de unmillar de especialistas. Ellos están dando nuevavida a ciudades históricas como la Antigua Guate-mala, Ouro Preto y Cartagena de Indias, a iglesiasy misiones dispersas en todo el continente, a anti-guos sitios aztecas, incas y mayas, haciendo de ellosfaros de la cultura no solamente para sus propiospueblos, sino también para el creciente número deturistas y visitantes provenientes del mundo entero.

Pocos departamentos de antigüedades y arqueo-logía están equipados para tener en cuenta los as-pectos sociopolíticos de la cultura y el desarrollo.Se requiere una reflexión y una formación nuevaspara que se puedan revalorizar las relaciones quelas sociedades mantienen con su patrimonio. Ellosupone recurrir a las ciencias humanas y crear unanueva base institucional, articulada alrededor de laidea de un patrimonio vinculado a la vida de lasociedad y a la continuidad cultural. Encontrar unmejor lugar para el medio ambiente histórico cons-truido en la dinámica ecológica actual requeriría,por ejemplo, la creación de grupos de presión po-lítica y de una opinión pública que se compensen

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gracias a una nueva legislación, así como nuevasbases profesionales y administrativas situadas en unnivel mucho más elevado en la jerarquía ejecutiva.Un nuevo conjunto de disciplinas — desde las bio-ciencias, pasando por la economía del desarrollo ylas ciencias sociales, la historia del arte, la arquitec-tura y otros campos de la cultura, hasta el urbanis-mo, el diseño y la arquitectura urbanos— puedecontribuir a forjar una sensibilidad que promuevael respeto hacia el tejido de los barrios tradicio-nales. La incorporación de estas nuevas disciplinassupondría la realización de cambios estructuralesen las instituciones más antiguas y la creación denuevas instituciones educacionales, incluyendo or-ganizaciones profesionales no gubernamentales ynuevos departamentos de conservación del patri-monio en las instituciones que ofrecen actualmen-te formación en materia de arquitectura y diseñourbano.

En lo que respecta al patrimonio intangible,urge formar a la población misma en las disciplinasantropológicas que le permitan interpretar sus pro-pias culturas y su propio pasado. Las culturas tra-dicionales son como un rompecabezas que hay quereconstituir, una masa de saberes fragmentados cu-yas hebras hay que saber hilar.

En muchos países los museos sólo disponen dedos categorías de personal: por una parte, los «con-servadores académicos», quienes tienen una altacualificación universitaria, administran e interpre-tan las colecciones y, por otra parte, el personal deapoyo encargado de las tareas de seguridad, man-tenimiento y administración. Ahora bien, a medidaque los museos se convierten en organizaciones deservicio público cada vez más complejas, las funcio-nes se amplían y los conservadores comparten res-ponsabilidades con muy diferentes tipos de pro-fesionales de la conservación, la restauración, lainvestigación, la educación, la grabación, la biblio-teconomía, la concepción y la realización de ex-posiciones, así como la gestión de los recursos fi-nancieros y humanos, los servicios de manteni-miento de los edificios y la seguridad, los serviciosde informática y de otras tecnologías de la infor-mación, los servicios de comercialización y de re-clutamiento de miembros, la recolección de fon-dos, de edición y publicación, la gestión de tiendas,las relaciones públicas, etc. Esta diversidad crecien-te de funciones se puede percibir como una graveamenaza para la supervivencia de las categoríasprofesionales tradicionales o como una gran opor-tunidad para la cooperación — gracias a la incor-

poración de especialidades que hasta entonces noexistían en los museos— y el mejoramiento del ni-vel y la calidad de las competencias, a fin de res-ponder adecuadamente a responsabilidades y pa-peles sociales más amplios.

Vinos viejos en odres nuevos

La demanda creciente -sobre todo en los paísesricos- de objetos provenientes de otras culturasestá en la raíz del pillaje permanente de los sitiosarqueológicos, del tráfico ilícito y de modalidadesinmorales de adquisición de bienes culturales.

Muchos de estos bienes han circulado a lo largode la historia, a menudo legalmente, con el plenoconsentimiento de sus propietarios, contribuyendoasí a la difusión del conocimiento y a una amplia-ción de la sensibilidad. Por el contrario, muchosotros han sido el resultado de la expoliación y laconquista. A medida que las sociedades poscolonia-les en todo el mundo se reapropiaban de su patri-monio, pudieron constatar cuán poco quedabadentro de sus propias fronteras para llenar sus po-bres museos y cuánto se había perdido. La recu-peración de estos bienes sólo podrá ser fragmen-taria y siempre dependiendo de la buena voluntadde sus actuales propietarios. Sin embargo, graciasa la gradual instalación de sistemas de protección,así como a un creciente sentido de la propiedad,las instancias nacionales de administración del pa-trimonio se consagran enérgicamente a conservarlo que queda. Estas instituciones quieren decidirpor sí mismas cómo y cuánto desean compartir conotros. Sin embargo, el logro de este objetivo se veconstantemente frustrado por el tráfico ilícito, quese ha convertido en una amenaza importante a es-cala mundial.

Entre los ejemplos recientes figura el éxodo deiconos y objetos de arte religioso de Europa Cen-tral y Oriental; el pillaje del Museo Nacional deKabul (Afganistán); la utilización ilegal con finescomerciales de tejidos sagrados de Bolivia y la des-trucción de sitios arqueológicos hasta entoncesinexplorados en Malí para extraer antiguas piezasde terracota.

Desde la década de los sesenta, es evidente queningún país «víctima», cualquiera que sea el con-tinente en el que se encuentre, puede esperar ha-cer frente a esta situación sólo con sus medios. Por

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Crimen organizado y tráfico de bienes culturales

La República Checa publica estadísticas sobre los casospenales de robos cometidos en los museos, castillos, igle-sias y salas de exposición. En 1987 se registraron 59casos; en 1988 su número aumentó a 71; en 1989ascendió a 79; en 1990 llegó a 695; en 1991 a1.151; en 1992 a 949 y en 1993 a 1.068. Estosdatos no incluyen robos en sitios arqueológicos, cemen-terios, jardines o colecciones privadas. Desde 1990, de15.000 a 20.000 piezas han sido sacadas anualmentede la República Checa. Se calcula que un númerosemejante de antigüedades se saca del país cada año.

Cerca del 90 % de las pérdidas provienen de ins-tituciones religiosas. La falta de respeto por los objetosreligiosos podría haberse exacerbado por la política

antirreligiosa que existía en el país durante el régimencomunista. Pero las amenazas a los edificios y obrasde arte religiosos han existido por lo menos desde larevolución husita en el siglo xv. Sólo durante los cua-tro últimos años, en la República Checa han sido ro-badas más madonas góticas que las que quedan ac-tualmente. Los edificios que concentran una gran can-tidad de objetos de valor cultural -museos ycastillos- tienen más probabilidades de ser víctimasdel crimen, organizado.

Fuente: PAVEL JIRÁ SEK, «Security Specialist for Museumsand Galleries», República Checa, Ministerio deCultura, Icom News, vol. 48, núm. 1, 1995.

eso la UNESCO adoptó, en 1970, la Convención En efecto, los objetos arqueológicos dependensobre las medidas que deben adoptarse para pro- de lo que haya sido determinado por los especia-hibir e impedir la importación, la exportación y la listas en cuanto a su significación y datación. Cuan-transferencia ilícitas de bienes culturales. Aunque do se saquea un sitio arqueológico se comete unel número de ratificaciones de este importante ins- atentado contra la humanidad, porque con el pi-trumento aumenta constantemente, «la fuerza del llaje se pierde toda la información del contexto his-mercado del arte en los países industrializados ac- tórico. La cuestión de saber quién es realmente eltúa como un imán sobre el flujo del comercio lícito propietario de los bienes culturales es relativamen-o ilícito. Sólo una acción rápida y decidida por par- te secundaria. La única manera de luchar contrate de los museos, coleccionistas y comerciantes de las excavaciones ilegales es que tanto los especialis-estos países podrá impedir a los traficantes y es- tas prestigiosos como los museos rechacen su fi-peculadores que hagan pasar al mercado legal los nanciación, es decir, no compren ningún objetobienes que han adquirido ilegalmente» 23. que proceda del pillaje 24.

El comercio clandestino de arte está cada vezmás desprestigiado. Incluso ha sido objeto de undebate especial durante la reunión anual del ForoEconómico Mundial celebrado en Davos en 1995.Tomando la palabra en esta ocasión, Lord Ren-frew, el eminente profesor británico de arqueolo-gía, señaló que el conocimiento del pasado quenos brindan los objetos arqueológicos depende dela relación que podamos establecer con su contex-to original. Si este vínculo se rompe debido a ex-cavaciones ilícitas, dichos objetos sólo pueden de-cirnos muy pocas cosas sobre el pasado.

Obviamente, este enfoque desde el lado de la«demanda» debe acompañarse de un control ri-guroso de la oferta; en otras palabras, mejorar lavigilancia de los sitios arqueológicos, la seguridadde los museos y organizar campañas de sensibili-zación de la opinión pública en los «países expor-tadores». No obstante, el peso de la responsabili-dad para poner fin a esta situación descansa enúltima instancia en los compradores; son ellos quie-nes deben rechazar la adquisición de cualquierobra de arte cuya procedencia no pueda ser do-cumentada con seguridad.

Por consiguiente, es imperativo que gane acep-

²³ Extraído de un llamado a la lucha contra el comercioilícito de bienes culturales lanzado por el Director Generald e l a UNESCO en enero de 1995.

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tación a nivel internacional el principio de no pro-teger a los compradores que tienen en su posesiónun bien cultural, a menos que puedan probar subuena fe al inquirir sobre su origen en el momentode la compra.

La Comisión recomienda también a los países«importadores» asociarse a los esfuerzos de cola-boración internacional como los que ya han sidoemprendidos para aplicar la Convención de laUNESCO de 1970 sobre las medidas que debenadoptarse para prohibir e impedir la importación,la exportación y la transferencia ilícitas de bienesculturales y el Convenio de UNIDROIT sobre losbienes culturales robados o exportados ilícitamen-te, adoptado en junio de 1995.

Los monumentos siempre han sido, y siguensiendo, muy vulnerables en tiempos de guerra,pues los conquistadores se apropian frecuentemen-te de las obras de arte como de un botín preciado.Durante los últimos años se ha visto el recrudeci-miento espectacular de actos de destrucción o deexpoliación de bienes culturales inspirados por mo-tivos insidiosos. En efecto, se trata de actos de des-trucción deliberados contra el patrimonio cultural,cometidos precisamente porque los objetos cultu-rales se han convertido en importantes símbolos de

la identidad cultural y la memoria colectiva. Si enlas grandes guerras del pasado el aplastante podermilitar destruía ciegamente todo lo que se encon-traba en su camino, los comandos militares de losconflictos locales de hoy tienen deliberadamenteen su punto de mira a los bienes culturales. No espor accidente que en la ex Yugoslavia los obusesredujeron a cenizas el emblemático puente de Mos-tar o la célebre Biblioteca Nacional de Sarajevo.Actos de destrucción intencional de este génerohan sido señalados en numerosos países que hansido el teatro de conflictos recientes, tanto en Afri-ca como en Asia, en Europa como en América La-tina. Estos actos son crímenes culturales. Ellos con-tradicen el consenso internacional según el cual elpatrimonio monumental común debe ser cuida-dosamente protegido de los estragos de la guerra,consenso que fue el fruto de decenios de acciónnormativa internacional que culminó con la Con-vención de la UNESCO para la protección de bie-nes culturales en caso de conflicto armado, que seadoptó en La Haya en 1954. Cuando el patrimoniocultural común de la humanidad se convierte enuna de las primeras víctimas de un conflicto ar-mado, nuestras voces de protesta deben elevarse enel mundo entero.

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8Cultura y medio ambiente

« La tierra es una, pero el mundo no lo es. comunidad, cada país, lucha por sobrevivir yTodos dependemos de una biosfera que prosperar sin considerar las consecuencias que

sostiene nuestras vidas. Sin embargo, cada pueda provocar sobre los demás» ¹.

Ocho años después de haber sido escritas, estas pa-labras no han perdido nada de su fuerza ni de sucapacidad de evocación.

Según el informe de Gro Harlem Brundtland,presidente de la Comisión Mundial sobre MedioAmbiente y Desarrollo, desarrollo sostenible es«aquel que satisface las necesidades del presentesin comprometer la capacidad de las generacionesfuturas para satisfacer sus propias necesidades»².Esta definición ha estimulado el debate y aportadomayor precisión al concepto.

Así, el desarrollo sostenible ha pasado a signifi-car mucho más que mantener intacto el capital fí-sico que produce un flujo de ingresos (o aumen-tarlo en función del crecimiento demográfico, eldesarrollo tecnológico o las preferencias del mo-mento) . El mantenimiento, sustitución y crecimien-to de los capitales material y humano son cierta-mente aspectos de la sostenibilidad, pero tambiénlo son el desgaste físico, la obsolescencia técnica yla depreciación del capital humano.

No sólo hay que mantener intacto el capital fí-sico sino también el humano: los conocimientostécnicos de gestión y administración, así como sudifusión mediante la educación, pueden comple-mentar o sustituir el capital físico y medioambien-tal. La esperanza de sostenibilidad reside precisa-mente en la capacidad inventiva y creativa de losseres humanos para sustituir los recursos no reno-vables por productos sintetizados.

¹ Our Common Future, Report of the World Commission onEnvironment and Development, Oxford University Press,1987, pág. 27.

² Ibid.

Un tercer aspecto de la sostenibilidad, al que seha dado últimamente mucha importancia, es elmantenimiento de las condiciones físicas del medioambiente necesarias para el bienestar. Es decir, sino se valoran los recursos ambientales (o insumos)en sí mismos (como ciertamente se valora la selvaamazónica, el parque nacional Tassili N’Ajjer enArgelia, el de Meteora en Grecia o el Yosemite enEstados Unidos de América), se deben sostener losresultados y no los medios. Esto implica dos cosasdistintas: en primer lugar, evitar la contaminacióndel agua, el aire y la tierra, de los que dependennuestras vidas y nuestro trabajo, y en segundo lugarevitar el agotamiento de los recursos que son esen-ciales para la producción, a menos que se dispongade sustitutos adecuados 3 (también queda implícitala necesidad de aumentar estos recursos medioam-bientales en función del crecimiento demográfico,la tecnología, las preferencias, etc.). En lo que serefiere a los recursos no renovables y con objetode mantener la base productiva que sostiene el bie-nestar, las implicaciones son claras: se debe invertiren la producción de sustitutos.

Un cuarto aspecto es la adaptabilidad, es decir,un sistema debe ser capaz de adaptarse a cambiosbruscos y crisis, y poseer recursos (incluyendo ladiversidad biológica) y prácticas (incluyendo enfo-ques cognoscitivos) lo suficientemente flexibles y

³ Contabilizar el consumo de reservas naturales agotableses más fácil que hacerlo con valores del medio ambiente,tales como el aire y el agua puros, pues el mercado fija pre-cios a las primeras — lo que es ya un punto de partida inte-resante— , pero no lo hace con estos últimos.

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diversos para poder asegurar su continuidad frentea un futuro incierto.

Un quinto aspecto consiste en evitar a las futurasgeneraciones la carga de las deudas internas y ex-ternas. A pesar de que a cada carga de una obli-gación deudora le corresponde la disponibilidadde un crédito activo, eso no significa que la deudaneta sea igual a cero. Las obligaciones fiscales, asícomo la posibilidad de disponer de intereses per-cibidos, afectan de manera significativa a los incen-tivos del trabajo, al ahorro y a la aceptación deriesgos, además del impacto que tienen sobre ladistribución de la riqueza.

Un sexto aspecto consiste en la sostenibilidad fis-cal, administrativa y política. Una política debe sercreíble y aceptable para los ciudadanos con objetode que haya el consenso necesario para aplicarla.Las reformas pueden verse frustradas por temor alas protestas populares, manifestaciones o motines.Si se quiere lograr la sostenibilidad política es ne-cesario trazar el curso de la oposición y la resisten-cia, y diseñar medidas para superarlas. El aparatoadministrativo debe ser capaz de actuar sobre unabase de continuidad y contar con los ingresos ne-cesarios para cubrir las necesidades del gasto pú-blico. La paz internacional y la seguridad nacionalson dos importantes dimensiones en este sentido.

Un séptimo aspecto de la sostenibilidad viene dela capacidad de empoderar a los ciudadanos de lospaíses en desarrollo para manejar sus propios pro-yectos, de modo que su éxito no dependa única-mente de los expertos extranjeros. Esto implica laformación del personal nativo y la ayuda a la crea-ción nacional de capacidades y competencias téc-nicas, directivas y administrativas.

Finalmente, en octavo lugar, existe un importan-te aspecto cultural de la sostenibilidad que no hasido suficientemente puesto de relieve. A lo largode este Informe, hemos insistido en que es unerror tratar la cultura simplemente como un ins-trumento para sostener otra cosa, véase el desarro-llo económico. Hemos subrayado su papel consti-tutivo y su importancia como objetivo que abarcael desarrollo. Desde los dos puntos de vista, los va-lores y las actividades culturales se pueden consi-derar en términos de sostenibilidad cultural. Loselementos valiosos de cualquier cultura en evolu-ción no deberían verse erosionados por exigenciascontrapuestas.

La sostenibilidad constituye, por tanto, un pro-blema multidimensional que requiere un compor-tamiento responsable con relación a las generacio-

nes futuras, aunque no a costa de las contempo-ráneas, a pesar de que no posean voto ni puedanejercer presiones directas sobre los responsablespolíticos.

La «autosostenibilidad» está en fase de ser másclaramente definida. Por un lado, está el problemade si concentrarse en la conservación de los ele-mentos constituyentes del bienestar o en sus deter-minantes, en los fines o en los medios, en los ob-jetivos o en los instrumentos. Es evidente que loque debería contar más son los constituyentes: lasalud, el bienestar y la prosperidad de las personas,y no tantas toneladas de minerales, o tantos árbo-les, o tantas especies animales. Sin embargo, algu-nas publicaciones sobre esta cuestión confundenambos conceptos 4. Si fuese necesario reducir elnúmero de tejos del Pacífico (o incluso de lechuzasmoteadas del norte, que habitan en los bosques detejos) para poder curar el cáncer de ovario u otros,extrayendo las sustancias necesarias para producirla droga taxol, muchos estarían de acuerdo en quela salud de las personas debería primar sobre laconservación de los árboles 5.. Por supuesto, otros

4 Hasta ahora hemos obtenido notables éxitos, ya sea in-ventando sustitutos para reemplazar los recursos agotables oeconomizándolos. El agotamiento de un recurso natural nonos puede dejar en una situación peor que antes de su des-cubrimiento. Wilfred Beckerman hizo notar alguna vez queel mundo había sobrevivido extraordinariamente bien care-ciendo del Bekermonium, un mineral denominado así en ho-nor de uno de sus antecesores, quien no pudo descubrirloen el siglo XIX.

5 Investigadores de la universidad de Kansas declaran queun árbol del Himalaya, de la familia del tejo del Pacífico,podría servir como fuente alternativa de taxol. Este árbol, ta-xus baccata, permite la extracción del taxol sin necesidad dedañar el árbol, al contrario de lo que sucede con el tejo delPacífico. Véase The Wall Street Journal, 20 de abril de 1992,B6. The New York Times informó el 31 de enero de 1993 quela compañía que producía taxol, la Bristol-Meyers Squibb, de-claró que la producción sintética de dicha droga había pro-gresado tan rápidamente que podía desistir de inmediato decosechar los árboles. (Se requiere alrededor de 28 kg de cor-teza — correspondiente a unos cuatro árboles- para produ-cir el taxol necesario para el tratamiento completo de unapaciente con cáncer de ovario. En 1992 se cosechó un totalde 736.000 kg.) Durante siglos, los indios del noroeste delPacífico han estado utilizando la corteza del árbol con finesmedicinales. El taxol, usado para combatir estados avanzadosde cáncer de ovario o de pecho, se puede extraer de lasagujas y ramas de la variedad de tejo del Himalaya, en lugarde recurrir al tejo del Pacífico, en peligro de extinción. Lavariedad del Himalaya no sólo es más corriente, sino que lautilización de las agujas y las ramas no causa la destruccióndel árbol, mientras que arrancar la corteza de la variedad deltejo del Pacífico sí lo hace. Existe igualmente una versiónsemisintética de taxol. El nombre de esta droga dio lugar auna divertida correspondencia en el The New York Times. Apa-

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desearían vincular valores últimos con muchos delos determinantes, en tanto que éstos forman partede la «naturaleza» (tales como el Gran Cañón),Este punto de vista podría ser llamado «ambienta-lismo ético», en contraste con el «ambientalismoprudente», que considera los recursos del medioambiente como medios. Con respecto a esto, la cul-tura difiere totalmente del medio ambiente físico:nosotros la respetamos y la valoramos por sí misma.

También está la cuestión de hasta qué nivel ohasta qué tasa de crecimiento o disminución sepuede mantener la sostenibilidad. No hay nada sa-crosanto con respecto a la reserva de recursos na-turales. Por ejemplo, la población de Europa Oc-cidental es estacionaria o incluso puede disminuir,sin embargo la población de Kenya se triplicará enel año 2025 y la población mundial superará losocho mil millones, comparada con los más de cin-co mil millones actuales. Mantener el ingreso percápita de la humanidad puede implicar el aumentode las reservas de recursos. Por otra parte, las po-sibilidades de sustitución e innovación tecnológicasimplican la capacidad de agotar algunos recursos.El crecimiento de la población, las innovacionestecnológicas y las preferencias del momento deter-minarán si se deberá aumentar, mantener constan-tes o reducir las reservas y a qué tasas, o si se de-berá cambiar su composición.

La degradación del medio ambiente ha genera-do gran interés internacional. Numerosos proyec-tos de desarrollo han tratado de resolver esta cues-tión, pero aún no se han encontrado solucionesadecuadas. Parte del problema radica en la inca-pacidad de apreciar la profundidad de la dimen-sión cultural en el manejo del medio ambiente. Sinembargo, esta tendencia ha comenzado a invertirsedurante los últimos años, gracias a iniciativas talescomo la Conferencia Internacional sobre el MedioAmbiente y el Desarrollo y la Cumbre Mundial so-bre Desarrollo Social. En este sentido es interesantenotar que la comunidad científica (ciencias naturalesy sociales), agentes de desarrollo comunitario, orga-nizaciones no gubernamentales y dirigentes de las co-munidades están reconsiderando la relación entre lacultura y el medio ambiente.

Un primer cambio significativo se está produ-

rentemente, taxol, que es mencionatlo en un cautivante pa-saje de la novela Rebeca de Daphne du Maurier, era un la-xante francés de uso común durante la primera mitad de estesiglo.

ciendo en relación con el conocimiento de la eco-logía local y las formas de gestión tradicionales. Lamodernización y la confianza total en el positivis-mo científico nos han llevado durante largo tiempoa percibir el conocimiento autóctono y los saberesindígenas como obstáculos para el desarrollo,como concepciones retrógradas, irracionales y mí-ticas. El cambio, tanto en la percepción y como enla práctica, es significativo. Uno de los hallazgosmás relevantes es constatar que hay una notableconvergencia entre el conocimiento científico mo-derno y los conocimientos y prácticas tradicionales.Estos últimos ofrecen soluciones no sólo basadasen la experiencia y las observaciones de numerosasgeneraciones, sino también integradas en los siste-mas de valores y significados de los grupos queocupan un determinado territorio.

Como ejemplo se puede citar el caso de la echi-nacea, una planta utilizada durante miles de añospor los indios de las praderas de América del Nortecontra mordeduras venenosas, diferentes tipos decáncer, dolores de muelas, quemaduras, heridas yllagas de difícil curación, infecciones graves y gripe.La ciencia moderna confirma muchos de sus usostradicionales, pues tiene una actividad similar a lade la cortisona, cualidades de insecticida, bacteri-cida y de estimulante genérico del sistema inmu-nológico. Este «hallazgo» puede ser importante ennuestra época de numerosas enfermedades del sis-tema inmunológico (sida, cáncer, lupus, etc). Másde 200 productos farmacéuticos están siendo ac-tualmente preparados en Alemania a partir deplantas de echinacea. Las tinturas, pomadas y ex-tractos se utilizan en el tratamiento de heridas, her-pes, llagas, infecciones del pecho y para prevenirla gripe 6.

Ahora que la medicina occidental reconoce losgraves efectos del abuso de antibióticos sintetiza-dos, la echinacea, conocida también como el «anti-biótico del herbolario», está ganando cada vez ma-yor aceptación. A diferencia de la penicilina, actúatanto en forma preventiva como curativa. Como laechinacea no elimina directamente las bacterias,rara vez produce daños en la flora intestinal, nifavorece infecciones micóticas como lo hacen lamayor parte de los antibióticos. Una ventaja adicio-nal es la baja probabilidad de mutación viral, al

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contrario de lo que ocurre con muchas otras «dro-gas maravillosas» 7.

Otro ejemplo es el neem, un árbol sagrado quedurante siglos ha brindado a los campesinos hin-dúes un potente pesticida, al alcance de sus recur-sos y benigno para el medio ambiente. El neem seha convertido igualmente en el origen de una dis-puta comercial internacional. Una coalición de 200organizaciones de 35 países está tratando de inva-lidar una patente otorgada a W. R. Grate & Co. en1992 sobre la fórmula de un pesticida de neem. Estareivindicación se basa en que la fórmula a base desemillas de neem no es original, pues los indios hanestado produciendo, durante generaciones, versio-nes de pesticidas a partir de dichas semillas 8.

Uno de los grandes retos actuales consiste en tra-ducir el interés por los métodos tradicionales enproyectos practicables en el terreno, así como cam-biar las políticas y los instrumentos de manera quefortalezcan las dimensiones culturales de las rela-ciones entre el medio ambiente y el desarrollo.

No obstante, la convergencia entre enfoques mo-dernos y tradicionales no es universal. Existen áreasen las que la ciencia moderna entra en contradic-ción con las prácticas y las creencias seculares. Enestos casos, el problema consiste en encontrar for-mas de solucionar tales conflictos. Ciertas prácticasderivadas de patrones culturales se pueden modi-ficar si se pone a disposición de las personas inte-resadas un mínimo razonable de información. Estees el caso de los samburu, una población de 70.000pastores nómadas que viven en un área de 21.000km² en el norte semiárido de Kenya y de quienesse pensaba que tenían una concepción irracionaldel valor no económico del ganado. Se suponíaque el tamaño excesivo de sus rebaños era una delas causas principales de la degradación del medioambiente en la región. Sin embargo, Gabriel Loch-gan, director de Samburu Aid, descubrió que ciertosancianos samburu estaban dispuestos a reducir eltamaño de sus rebaños una vez que comprendie-ron que podían invertir en la banca las gananciasprocedentes de las ventas de ganado 9.

Un segundo desafío se plantea en relación con

7 SUSAN S. WEED, Wise Woman Herbal for the ChildbearingYear, Woodstock, New York, Ash Tree Publishing, 1986.

8 The Wall Street Journal, 13 September 1995.9 GABRIEL LONCHAN, «The Samburu of Kenya», en Indige-

nous Views of Land and the Environment, Washington, D.C.,World Bank, 1993 (World Bank Discussion Papers, núm.188).

la idea de que cualquier enfoque de sostenibilidadque trate únicamente los intercambios biofísicosentre las sociedades y su medio ambiente es incom-pleto. De hecho, la visión ecologista dominante haintentado separar la ecología del medio cultural yapropiarse de ella en forma reduccionista, en nom-bre del uso de recursos o de la protección de lavida silvestre y, más recientemente, en nombre dela diversidad del patrimonio genético. Este enfoquereduccionista está en pleno proceso de cambio. LaComisión Económica para América Latina y el Ca-ribe (CEPALC) ha fijado los límites de cualquierdefinición biológica de la sostenibilidad e instadopara que la administración de los recursos natura-les dependa también de la participación de los ciu-dadanos, de la toma de decisiones en materia depolítica y de las instituciones. Para esta nueva co-rriente de pensamiento, la ecología no es simple-mente la gestión de los recursos, sino el cálculo delpoder acerca de quién se apropia de la naturaleza,tanto en lo que se refiere a sus recursos físicoscomo al significado cultural vinculado a ella.

Tal es, por ejemplo, la percepción explícita dela comunidad de los sicuani, uno de los 70 gruposindígenas de Colombia, compuesto de unas 20.000personas que viven en las planicies del Orinoco.«Hace algunos años», dice Walter Quispe, un si-cuani de 27 años (véase el Capítulo 3), «nuestracomunidad funcionaba bien. Podíamos alimentar-nos, vestirnos y procurarnos habitación usando losrecursos naturales. Podíamos curar a los enfermoscon plantas medicinales. Sin embargo, durante losúltimos treinta años la colonización agrícola denuestras tierras ha modificado nuestra forma devida. Ya no es fácil procurarse alimentos, nos he-mos vuelto dependientes de una economía de mer-cado ajena. Pero nuestra tradición conserva sufuerza. Gracias a ella recuperaremos los valores ylas costumbres del pasado. La diversidad biológicade nuestra tierra es parte de nuestra cultura. Pe-dimos que cualquier intervención del exteriortome en cuenta nuestra existencia y nuestra cul-tura».

Otro reto, el tercero, que plantea la noción desostenibilidad es cómo se concibe la naturalezamisma y, por tanto, cuáles son los valores culturalesque condicionan la relación entre una sociedad yla naturaleza. Las significativas variaciones en lasactitudes con respecto a la sostenibilidad ecológicaindican la necesidad de un enfoque culturalmentediversificado frente a las cuestiones relacionadas

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con la cultura, el medio ambiente y el desarrollo 10.Ello exige un análisis y una explicación de los me-canismos que perpetúan percepciones o accionesbeneficiosas o dañinas para el medio ambiente,tanto en la dinámica dentro de cada cultura, comoen los contactos interculturales. De ahí que la glo-balización de los bienes, servicios e ideas tenga unefecto significativo sobre las tendencias migratoriasy el desarraigo cultural, efecto que toda iniciativade desarrollo debería tomar en cuenta.

Un cuarto y último desafío está vinculado a laurbanización y la modernización. A pesar de haberabierto nuevas oportunidades para muchos, estosdos fenómenos han tenido también efectos perju-diciales sobre la ecología y las pautas tradicionalesde relación entre las sociedades y su medio am-biente. La apropiación de los recursos naturalespara sostener las necesidades industriales y urbanasafecta al medio ambiente. Los efectos de las aglo-meraciones urbanas crean por sí mismos nuevos re-tos con respecto al tratamiento de las aguas y lacontaminación del aire, el tratamiento de los de-sechos, etc. Indudablemente, el futuro reclama ungran cambio en el estilo consumista de la vida ur-bana a fin de controlar estos daños.

Diversidad y conocimiento local

El carácter simbiótico de la relación entre la diver-sidad biológica y la diversidad cultural aún no hasido adecuadamente analizado, pero no se puedenegar el hecho de que existe una relación esencialentre la comunidad local, su entorno natural y suidentidad cultural. Como resultado de la industria-lización, estos elementos se han vuelto cada vez

10 Las diferentes culturas conceptualizan y perciben de ma-nera diferente las relaciones entre los seres humanos, losotros seres vivientes y la naturaleza. También existen variacio-nes culturales en la manera de definir la noción misma de«hurnanidad» y, por consiguiente, de atribuir diversos dere-chos y responsabilidades a diferentes categorías de seres hu-manos. Como hace notar Luc Ferry, reaccionando contra unecologismo «fundamentalista», «todo valor, incluyendo la na-turaleza, es un hecho humano y [...] por consiguiente, todaética normativa es, en cierto sentido, humanista y antropo-céntrica» (1994, pág. 193). Hubo épocas en la historia deOccidente en que las ideas animistas atribuyeron derechos yresponsabilidades a los árboles y a los animales. Ha habidodiversas inquietudes acerca de la naturaleza (incluyendo laextensa legislación ecológica del nazismo) y controversias res-pecto del lugar que ocupa la humanidad en la naturaleza.

más abstractos y se han divorciado el uno del otro.Durante los últimos dos siglos, esta relación se havisto amenazada no tanto por las propias prácticasde las comunidades, como por la demanda inten-siva y extensiva de recursos naturales para sostenerlas maquinarias industrial y urbana. Tierras de pas-toreo, aguas, flora y fauna han sido cercadas, de-gradadas y convertidas en mercancía, y la toma deestas decisiones ha quedado en manos de quienescontrolaban o legitimaban las pautas del desarrolloindustrial. La experiencia adquirida en todo elmundo sugiere que la sustitución de la diversidadbiogenética por monocultivos (agricultura basadaen semillas híbridas y tratamientos químicos inten-sivos, o plantaciones de árboles de una sola espe-cie), en un esfuerzo de aumentar a corto plazo laproductividad y el beneficio, ha contribuido a ero-sionar la diversidad biológica y la diversidad cul-tural que depende de ella.

La extinción de una especie es distinta de otrasformas de daño ecológico, tales como la lluvia áci-da, la erosión del suelo cultivable o la desertiza-ción. Cuando una especie desaparece, desaparecepara siempre. La mejor manera de impedir la des-trucción de las especies causada por los pobres, aldestruir los bosques y la vida marina, es promoverel desarrollo de estas personas y erradicar su po-breza.

A lo largo de los siglos que han vivido próximosa la naturaleza, los pueblos indígenas de todo elmundo han adquirido conocimientos muy precisossobre su medio ambiente y sus recursos naturales.Al habitar en una rica variedad de ecosistemas yvivir de ellos, estos pueblos comprenden el funcio-namiento de dichos sistemas, las propiedades de lasplantas y los animales, así como las técnicas nece-sarias para aprovecharlos y manejarlos. Al mismotiempo, las preocupaciones ecológicas son parte in-tegral de su lucha misma por la supervivencia, suidentidad, su autonomía y, en muchos casos, susderechos democráticos y su buen gobierno. ¿Quiéndecide el destino de la cultura tribal y la natura-leza? ¿Deciden los pueblos por sí mismos, o lo ha-cen el Estado y los conservacionistas? Esta es la ra-zón por la cual llamadas del tipo: «Nuestra ley ennuestros pueblos» o «Nuestros derechos por enci-ma de los bosques» se escuchan en las selvas detodo el mundo ¹¹.

¹¹ SMITU KOTHARI, «Cultural Pluralism and Development»,documento preparado para la Comisión, mayo de 1995.

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A medida que las comunidades nacionales per-ciben un interés mundial creciente por sus recur-sos locales y prácticas agroforestales, empiezan aformular una nueva visión del mundo. En la selvaLacandona, en el sudeste de México, los campesi-nos que han participado en debates con medioam-bientalistas, funcionarios del gobierno y expertosdel Banco Mundial se sitúan ahora a sí mismos enun marco internacional y han creado una nuevanoción de su «localidad» en el escenario global ¹².

Las comunidades locales que dependen de estosrecursos parecen ser los mejores actores para prote-ger y sostener la diversidad biológica. Las autoridadesgubernamentales responsables de asuntos forestalesno salvarán la diversidad biológica. Por el contrario,si se da a las gentes el poder y la responsabilidadadecuados, quizás puedan conseguirlo.

Tanto las organizaciones gubernamentales comono gubernamentales han estado trabajando paracrear instrumentos que integren el conocimientotécnico local en el diseño y ejecución de activida-des de desarrollo basadas en el liderazgo local. Porejemplo, las técnicas de participación para la «eva-luación rápida» (rapid appraisal) incluyen personasde la localidad en el análisis de las oportunidadesy problemas y dan prioridad a los intereses y ob-jetivos locales.

Durante los últimos años se ha intentado apren-der acerca de la transmisión y la creación del co-nocimiento técnico local. En todos lados se trabajapara adquirir una mejor comprensión de cómo loscampesinos, los pastores y los habitantes de las sel-vas comparten sus descubrimientos con los demásy cómo los curanderos utilizan las plantas y las hier-bas para curar. Existe un interés considerable encómo las instituciones de investigación y los servi-cios técnicos y de extensión pueden apoyar los es-fuerzos de los campesinos. Las concepciones cul-turales de la naturaleza son diferentes y, frecuen-temente, la población nativa no posee los mismosobjetivos que los foráneos, ni expresa sus proble-mas o logros de la misma manera. Hay también ungran interés en documentar y comprender las leyes

y reglamentaciones locales para administrar los re-cursos naturales comunes, tales como aquellas uti-lizadas por las poblaciones que habitan o depen-den de las áreas selváticas, o aquellas que depen-den de otros recursos naturales.

El conocimiento local fue objeto de gran aten-ción durante la preparación de la Conferencia delas Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y elDesarrollo. Ello se refleja en todos los acuerdos lo-grados en Río, incluyendo el Convenio sobre la Di-versidad Biológica y la Declaración de principiosrelativos a las selvas, así como varios capítulos dela Agenda 21.

A raíz de ello, en los dos últimos años se hanemprendido numerosas iniciativas tales como la delFondo Mundial para la Naturaleza, la UNESCO yel Jardín Botánico Real de Kew (World Wild Fund-UNESC0-Royal Botanical Gardens Kew), que promue-ve la etnobotánica y el uso sostenible y equitativode los recursos botánicos. Algunos proyectos delDecenio Mundial para el Desarrollo Cultural seconcentran en los vínculos entre la cultura y el usode los recursos naturales. Varias actividades de laFAO se basan en el conocimiento local de recursosnaturales, tales como los programas de actividadesforestales comunitarias y de sustitución de la ma-dera en los materiales de construcción. La medi-cina alternativa se halla entre los programas de laOMS. En el plano no gubernamental, « IndigenousKnowledge and Development Monitor» , producido porel Centre for International Research and Advisory Net-works, sirve a la comunidad internacional de per-sonas interesadas en los conocimientos indígenas olocales.

Al agudizar la conciencia de nuestras responsa-bilidades hacia las generaciones futuras y un mayorrespeto hacia nuestro ambiente natural, los jóveneshan desempeñado un papel clave en todo este pro-ceso, aunque a veces se les acuse de apasionarsepor cuestiones aisladas, perdiendo de vista la socie-dad y la naturaleza como una totalidad. Pero talcomo lo demostraron las organizaciones no guber-namentales presentes en la conferencia de Río,esto no es cierto. He aquí una oportunidad paraaumentar su sentido de responsabilidad y su com-promiso social y cívico.

El reconocimiento del conocimiento local exigetambién una reglamentación especial que trate laapropiación de dicho conocimiento. El Conveniosobre la Diversidad Biológica estipula, pero no ga-rantiza, el reparto equitativo de los beneficios de-rivados del conocimiento local (Artículo 8). De ahí

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el interés en la elaboración de directrices y códigosdeontológicos para dar forma a partenariados jus-tos y equitativos en el desarrollo de nuevos pro-ductos naturales que reconozcan y compensen eluso de los conocimientos locales y los recursos na-turales.

En este sentido, la comunidad etnobotánica hapreparado directrices que han sido suscritas por laSociedad Internacional de Etnobiología. Los pun-tos tratados incluyen la necesidad de asegurar quela exportación y el uso fuera del país de origengocen de la plena aprobación de las autoridadescompetentes en cooperación con las del país «re-ceptor» y representantes de las comunidades nati-vas involucradas. También se recomienda la adop-ción de un «código de práctica», lo cual requiereuna legislación en el plano regional o nacionalpara controlar la recolección y la exportación dematerial biológico, con el asesoramiento de las or-ganizaciones profesionales apropiadas.

Asimismo se detecta la necesidad de elaborar uncódigo deontológico estricto para asegurar que losparticipantes en un proyecto de investigación (porejemplo, especialistas tradicionales) y miembros deorganizaciones locales (por ejemplo, herbolarios)estén plenamente informados acerca de los objeti-vos, aspectos comerciales y posibles resultados dela investigación. Se deberá respetar también la con-fidencialidad de la información y el deseo de ano-nimato de los participantes. También es esencialgarantizar una compensación equitativa de la asis-tencia prestada por los participantes y las organi-zaciones nacionales o regionales deberían percibirlas regalías correspondientes. Finalmente, se deberespetar la normativa nacional para la recolecciónde plantas, incluyendo la recolección con asistenciade la contraparte nacional.

Aún no comprendemos totalmente los procesosecológicos. Los beneficios sociales que un conoci-miento más profundo de dichos procesos puedaproporcionar son potencialmente muy altos. Estoexige esfuerzos adicionales para la adquisición y di-fusión de tales conocimientos. Mientras tanto, ydado que la incertidumbre acerca del valor de losrecursos ambientales es grande y la destrucción delmedio ambiente es, al menos parcialmente, irre-versible, existen razones poderosas para conservarabiertas nuestras opciones futuras. Esto implica se-guir un enfoque conseivacionista en lo que se re-fiere a políticas de medio ambiente. Siguiendo unprincipio elemental de precaución, deberíamospreservar más de lo que justificaría un análisis tí-

pico de costo-beneficio acerca del uso de los re-cursos del medio ambiente.

El medio urbano

Algunos datos básicos

El siglo XX es el siglo de la urbanización y la vidaurbana. Durante miles de años la vida rural ha sidola forma de vida dominante de la humanidad. Peroal concluir este siglo nos hallaremos en un mundourbano con sólo pequeños enclaves rurales. El pasode formas de vida rurales a urbanas es un fenó-meno complejo que involucra fuerzas tecnológicas,económicas, sociales, políticas y culturales.

En 1950, el 29,3 % de la población mundial vivíaen áreas urbanas; en 1994 llegó al 44,8 % y se es-tima que la proporción en el año 2025 llegará aun 61,l %, unos cinco mil millones de personas ¹³.Entre 1960 y 1992 el número de habitantes urba-nos aumentó en 1,4 mil millones. Durante los pró-ximos quince años aumentará aproximadamenteen otros mil millones. Estos cambios implican mi-graciones masivas del campo hacia los pueblos yciudades, a los que se añade el crecimiento naturalde la población.

Existen grandes diferencias entre países: los demayor nivel de ingresos se urbanizaron antes y el75 % de su población habita en zonas urbanas. Seprevé que durante los próximos treinta años estacifra crecerá hasta el 84 %. Un 21,9 % de la pobla-ción de países menos desarrollados vive en zonasurbanas y aumentará en 2025 hasta un 43,5 %.

Las megalópolis con más de ocho millones dehabitantes están creciendo rápidamente, especial-mente en Asia. En 1950, sólo Nueva York y Lon-dres se encontraban dentro de esta categoría. En1994 había 22 ciudades de esta dimensión y 16 deentre ellas se hallaban en los países en desarrollo(12 en Asia), La parte correspondiente a Asia eneste tipo de ciudades crece constantemente y loseguirá haciendo (21 de las 33 megalópolis previs-tas para el año 2015; 55 % de la población de lasmegalópolis en 1995 y 64 % en el año 2015). Seprevé que la proporción de la población mundial

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que habita en las ciudades más grandes (más de10 millones) aumentó del 1,7 al 7,l % entre 1950y 1990, y alcanzará un 10,9 % en el año 2015.

Las megalópolis de las regiones menos desarro-lladas están creciendo a un ritmo más rápido quelas de las regiones más avanzadas y se supone quecontinuarán haciéndolo hasta el año 2015. Se estádesarrollando un doble proceso: la urbanización,que implica la migración del campo hacia los pue-blos y las ciudades, y la «metropolización», es decir,un crecimiento más rápido en las más grandesaglomeraciones urbanas. En algunas de las regio-nes del mundo con más altos niveles de ingreso seobserva una tendencia regresiva: la dispersión de lapoblación de las megalópolis hacia los suburbios ylas ciudades satélites. Esto sucedió primero en losEstados Unidos y posteriormente en algunos paíseseuropeos y en Japón. Este proceso está todavía enplena evolución, con disminuciones en algunas delas grandes ciudades. Por otro lado, las poblacionesde algunas de las grandes ciudades del hemisferionorte han dejado de disminuir durante la décadade los ochenta. Las poblaciones de Londres y París,por ejemplo, disminuyeron en aproximadamenteun 20 % durante los años setenta. Luego, durantelos años ochenta, la población de París se estabilizóy la de Londres aumentó de 6,7 millones en 1981a alrededor de 7 millones en 1991. Incluso en losEstados Unidos, donde las grandes compañías y laspersonas de ingresos medios huyen del deterioro,las drogas y los motines urbanos, en 1990 dos nue-vas ciudades se sumaron al grupo de aquellas quecuentan con más de 5 millones de habitantes (Nue-va York, Chicago y Los Ángeles), a saber: San Fran-cisco y Filadelfia. En el futuro podría producirseuna ligera desurbanización en las áreas menos de-sarrolladas del mundo. De hecho, la tasa de creci-miento de las megalópolis de América Latina dis-minuyó durante los años ochenta.

Actualmente, el 56 % de la población urbana delmundo vive aún en pequeñas ciudades con menosde 500.000 habitantes y se cree que esta propor-ción disminuirá ligeramente en el futuro. De todosmodos, se prevé que más de la mitad de la pobla-ción urbana del mundo vivirá en este tipo de ciu-dades en el año 2015. Este patrón de urbanización,caracterizado por una mayoría de la población ur-bana que vive en ciudades con menos de 500.000habitantes, es común a todas las regiones del mun-do, independientemente de su grado de desarrollo.

El capital y la información poseen una gran mo-vilidad, mientras que las ciudades dependen de fac-

Europa

O c e a n í a i

Ex-URSS

0 20 40 50 80 100

% de la población total

FUENTE: United Nations, World Urbanisation Prospects, 1992

tores inmóviles: vivienda, servicios públicos, infraes-tructura y, sobre todo, tradiciones políticas y cul-turales propias. Dado que los factores móviles hanevolucionado mucho más rápidamente que los in-móviles, algunos expertos han llegado a la conclu-sión de que es el «fin de las ciudades». Podría pa-recer que la moderna tecnología de comunicacióny la disminución de la parte debida a la manufac-tura en el ingreso nacional hubiesen reducido laventaja de la proximidad física y la necesidad defactores estáticos; sin embargo, a pesar de ello lasciudades están de hecho prosperando. No sólo haaumentado su magnitud, sino también su impor-tancia económica. En los países en desarrollo, lasciudades generan en promedio un ingreso nacio-nal equivalente al doble de su población total.(Parte de esto consiste no en un aumento de losbienes ni en un aumento neto del bienestar, sinoen «buenas medidas» necesarias para combatir las«malas condiciones» inherentes a la vida urbana,tales como trayectos más largos para ir al trabajo,viviendas más costosas, la necesidad de vestirse conropa más cara que en el medio rural, etc.) El se-creto del éxito de las ciudades reside en las eco-nomías de escala. Los servicios financieros (domi-nados por Nueva York, Tokio y Londres), de dise-ño, márketing, publicidad, cine y televisión tiendena concentrarse en un solo lugar. Estas concentra-ciones pueden ocurrir en lugares fuera de las gran-des ciudades: compañías de computadoras en Sili-con Valley (cerca de la Universidad de Stanford) yen la Carretera 128 situada en las afueras de Bos-

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ton (cerca del Instituto Tecnológico de Massachu-setts), el diseño de moda en el valle del Po en elnorte de Italia. Pero estos emplazamientos tienenmucho en común con lo que nosotros identifica-ríamos como un entorno urbano 14.

La ciudad y la cultura

Si definimos «cultura» como «una forma de vida»,no cabe la menor duda de que la urbanización yel crecimiento de las ciudades representan uno delos cambios culturales más significativos de este si-glo. La gran diferencia que existe entre vivir en laciudad o en el campo afecta a la manera comoorganizamos nuestras vidas. En estos últimos tiem-pos, el desarrollo tecnológico en los campos de lainformática, las comunicaciones y el transporte hanpermitido al habitante rural «conectado» que pue-da formar parte de la vanguardia de una nueva for-ma de vida.

Las sociedades rurales han incorporado las in-quietudes por la naturaleza en sus percepcionesdel mundo, mientras que las sociedades urbanasolvidan o descuidan los problemas del medio am-biente. La poblaciones urbanas han perdido fre-cuentemente el contacto con el entorno natural.La reconstrucción de los vínculos entre la natura-leza y la cultura constituye un reto para los habi-tantes de los pueblos y ciudades; y esto es parte deuna nueva ética global.

Las ciudades crean y nutren su propia cultura.La cultura urbana aporta tensiones creativas diná-micas que surgen de la densidad de la población yla proximidad espacial. El hecho de que muchosde los puntos de referencia del patrimonio culturalde la humanidad se encuentren en las grandes ciu-dades del mundo plantea cuestiones analizadas enel capítulo precedente. También se manifiesta enla creatividad cultural de la vida cotidiana, en lavariedad, diversidad y heterogeneidad de las insti-tuciones, en las pautas de interacción y actividadesque satisfacen los intereses de minorías, en los sig-nificados compartidos y en su expresión en la lla-mada «cultura popular».

Desde muy temprano en la historia de las aglo-meraciones urbanas, el fenómeno de la vida urba-na dio lugar al concepto de la ciudad como locusdel poder, como una entidad que es más que la

14 «A Survey of Cities), The Economist, 29 July 1995.

suma de sus habitantes. A comienzos del siglo, lospensadores clásicos de la modernidad trataban laciudad como una creación cultural y como el mo-tor del desarrollo. Max Weber, Georg Simmel yotros veían las ciudades como los lugares de la di-versidad y la heterogeneidad, centros de encuentrocon el «extranjerox», con «otros» que permiten laautorreflexión y el reconocimiento de la singulari-dad del «yo», y dan espacio al enriquecimiento quesurge del diálogo y la interacción.

El reverso de la medalla

El optimismo que asociaba la urbanización con lacreatividad, la innovación y la modernidad se tornóen pesimismo cuando los males de la ciudad sehicieron visibles: desclasados, mendicidad, drogas,crimen, violencia, odio y una baja cultura de masaspasaron a percibirse no como un fenómeno de fric-ciones vinculadas al rápido ritmo de cambio, sinocomo características permanentes y duraderas de lavida urbana. El aire de las ciudades, la contami-nación del agua y los vertidos de basura en las zo-nas residenciales han convertido la vida urbana enun infierno.

En el mundo en desarrollo se produjo la acusa-ción del «sesgo urbano», según la cual se habíafavorecido a las ciudades a expensas de las áreasrurales mediante subsidios en la alimentación, ser-vicios de educación y salud, así como de una in-fraestructura costosa. Las élites urbanas privilegia-das, compuestas por una clase media de trabaja-dores industriales empleados en el sector moderno,funcionarios, políticos y militares, fueron conside-radas como explotadoras de los campesinos máspobres. El «sesgo urbano» fue igualmente reforza-do por la creencia en que la industrialización ur-bana, asistida por el proteccionismo comercial, eraesencial para el desarrollo, y que la agricultura de-bía rendir un «excedente invertible». La prosperi-dad de los trabajadores urbanos que poseen unempleo se ve acompañada de un inmenso ejércitode desempleados o subempleados que emigran delcampo. Llegan con la esperanza de obtener un em-pleo bien remunerado, pero la mayor parte se veobligada a ganarse penosamente la vida medianteactividades de escasa o nula productividad.

Ha llegado el momento de hacer balance parareconocer la rica trama de la vida urbana y, al mis-

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mo tiempo, enfrentar los desafíos y problemas queplantean las ciudades. Durante la década de losochenta, las políticas de sesgo urbano han sido re-ducidas significativamente o abandonadas, El pro-teccionismo ha pasado de moda. Los costos de lavivienda urbana han sido reducidos mediante pro-gramas de emplazamiento y servicios, y mostrandoque es posible construir buenas viviendas a bajocosto. Mientras tanto, las ciudades han continuadocreciendo.

Debería dejarse claro que no todos estos proble-mas son intrínsecos de la vida urbana. Algunos sonmás bien la consecuencia de políticas equivocadas,de la pobreza, de las grandes desigualdades y de lapolarización. A menudo, el anonimato de la vidaen la ciudad y el desarraigo de los inmigrantes secitan en este contexto, pero — una vez más— losproblemas urbanos no son necesariamente rasgoscaracterísticos de la vida urbana. Numerosas prue-bas nos permiten suponer que los cambios puedenengendrar solidaridad y apoyo mutuo, y que la de-sestructuración de la vida normal puede ser acep-tada como una oportunidad para el enriquecimien-to y la innovación.

La infraestructura urbana: nuevas tecnologías, nuevosproblemas, nuevas soluciones

Las innovaciones técnicas han constituido una cla-ve determinante de la organización social y espacialdesde la aparición de los primeros asentamientoshumanos. A su vez, las innovaciones han estadocondicionadas por las diversas necesidades y carac-terísticas de las estructuras sociales y territoriales.La idea misma de ciudad y su estructura se puedepercibir a lo largo de la historia como la traduc-ción espacial de cambios técnicos en la manera dehacer y organizar, al mismo tiempo que transmitemutaciones culturales, ideológicas e incluso filosó-ficas.

Hoy en día, las ciudades — y particularmente lasmegalópolis— constituyen el escenario privilegiadodel desarrollo y de la aplicación de nuevas tecno-logías, especialmente en lo que se refiere a comu-nicaciones e información. A pesar del doble vín-culo entre tecnología y espacio social, las nuevastecnologías no han sido incorporadas a la reflexióny la planificación urbanística. Indudablemente, loscambios tecnológicos tienen un fuerte impacto so-

cial, cultural, ideológico y espacial en las socieda-des en las que se introducen. A su vez, estos cam-bios son transformados y adaptados por las fuerzassociales que ejercen sobre la tecnología sus propiasdemandas y presiones.

No resulta fácil para una ciudad o un país intro-ducir la tecnología moderna. La experiencia re-ciente muestra que esto se puede lograr de maneraintegrada cuando el Estado tiene una fuerte parti-cipación en la producción, provisión, gestión y fi-nanciación de los servicios públicos y la infraes-tructura colectiva; cuando el desarrollo de la cien-cia y la tecnología son prioridades de política;cuando existen servicios de información estadísticade alta calidad para el diseño y evaluación de laspolíticas urbanas; cuando existen subsidios para losservicios e infraestructura colectiva para los pobres.Obviamente, esto depende también de un ingresoper cápita relativamente elevado y, no tan clara-mente, de una estabilidad política sostenida. Losregímenes democráticos, en los que las institucio-nes políticas de nivel local están basadas en un sis-tema representativo de gobierno que permite el li-bre flujo de la información, transparencia en elfuncionamiento de las instituciones públicas, asícomo participación formal e informal de los ciu-dadanos en la gestión urbana, pueden ser igual-mente útiles.

Pocos países cumplen con estos requisitos. Enmuchos, la tendencia de las políticas de reajusteeconómico van en dirección opuesta. En estos ca-sos, las innovaciones tecnológicas modernas se in-troducirán de acuerdo con consideraciones eco-nómicas sin visión de futuro, de manera fragmen-tada y en servicios que benefician a aquellos conaltos niveles de ingresos.

La creatividad cultural en la vida urbana

La vida urbana moderna se asocia a menudo conla sociedad de masas, la uniformidad del consumo,la tiranía del mercado, así como con la ubicuidaddel poder y la dominación. Si esto fuese cierto, elresultado sería semejante a la uniformidad de loscentros comerciales. Significaría la creación, me-diante la publicidad y la emulación. de una de-manda uniforme, satisfecha con productos igual-mente uniformes.

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Sin embargo, a pesar de la concentración de re-cursos y poder en manos de compañías transnacio-nales y del impacto de la producción industrial deautomóviles, equipos y programas de televisión,blue-jeans y Coca-Cola, quienes estén dispuestos aobservar más detalladamente, descubrirán quehombres y mujeres comunes y corrientes puedenescapar a los dictados del consumo masivo e «in-ventar» sus vidas cotidianas. Ya sea mediante prác-ticas de resistencia, artimañas y astucias, nuevosusos del lenguaje, movimientos, humor o atajosmás prácticos, idas y venidas, las gentes se apropiana su manera de lo que se les ofrece, creando supropia forma significativa de vida. La sociedad demasas no representa una multitud disciplinada,obediente y pasiva, que sigue a sus dirigentes y con-sume los productos que se le impone. Con su ma-nera de usar y hacer, las personas trazan sus pro-pios caminos, descubren formas de liberarse a símismas a fin de vivir de la mejor manera posible,apartados de la violencia del poder 15.

Esto explica por qué, a pesar de las tendenciasglobalizantes, observamos una gran variedad de es-tilos de vida y prácticas en las ciudades del mundo.Ya se trate de la infraestructura y tecnología urba-nas, o de paisajes y trazados urbanísticos, se encon-trarán ritmos y personas, diversidad y heterogenei-dad. La reivindicación de la creatividad y la inge-niosidad de la gente es un buen antídoto contralas visiones pesimistas y fatalistas del mundo y, enespecial, de los males de la ciudad. Resulta peligro-so, sin embargo, limitarse a celebrar este pluralis-mo y esta diversidad. El peligro reside en pasarseal extremo del relativismo radical neocultural, enuna época de globalización y de tendencias haciala cultura de masas, es decir, la idea de que cual-quier cosa que haga la gente es buena. En últimainstancia, esto significa que todo resulta aceptabley que no existen criterios universales que permitancomparar y evaluar las prácticas sociales.

Un riesgo adicional que esta perspectiva conllevaes aceptar, e incluso aplaudir, el statu quo. Puestoque hemos insistido en la inventiva y la libertadaparente de las gentes, más que en la ubicuidaddel poder v la dominación, y en las dimensionessociales de ‘la desigualdad y la polarización, la apa-

rente diversidad resultante podría resultar satisfac-toria 16. La cuestión clave consiste en que la pro-moción de la diversidad y el pluralismo se debefundar en la mínima satisfacción de las necesidadesbásicas, un mínimo que descarta la exclusión y lamarginación; en un mínimo de recursos y capaci-dades (desde no pasar hambre, hasta gozar de sa-lud, educación y vivienda adecuadas) que se debengarantizar antes de poder hablar de «el derecho atener derechos» (en palabras de Hannah Arendt)y el derecho a expresar su propia identidad.

Desde esta perspectiva, no todas las creacionesculturales y pautas de comportamiento que apare-cen en la vida urbana son igualmente deseables otolerables. No todas ellas pueden ser interpretadascomo respuestas creativas de sujetos que se apro-pian a su manera de lo que ofrece la cultura demasas y que «inventan» creativamente su vida co-tidiana, como dice Michel de Certeau. Por el con-trario, algunas son, a menudo, el resultado recu-rrente de la privación y el daño social, y se requierela intervención política y social a fin de atacar estosproblemas en sus raíces.

Un primer desafío que encaran los responsablespolíticos consiste en asegurar el acceso individualy colectivo a los recursos de la vida urbana, recur-sos que constituyen prerrequisitos de una plena po-sibilidad de elección. Un segundo desafío, que po-dría consolidar la diversidad cultural, consiste enencontrar vías de apertura que abran el mundo amás voces y productos, siempre con la intenciónde ampliar las posibilidades de elección, con elefecto multiplicador de todas las interaccionescreativas que esto entrañaría.

La expansión de las áreas verdes y espacios abier-tos es esencial para hacer más agradable la vida enlas ciudades. La contaminación urbana se ha con-vertido en un serio problema en muchas ciudadesde los países en desarrollo. Se debería controlar yreducir la contaminación y las tasas de emisión decontaminantes. Deberían crearse espacios destina-

16 Una visión semejante conduce a reducir el énfasis delestado del bienestar en los mercados laborales. Ella pretendeque el ingenio y la creatividad de los pobres les permiteafrontar y resolver sus problemas. Esto conduce a la conclu-sión de que no se debería prestar atención al sector informaly a la pretensión de que dicho ingenio generará una nueracasta de empresarios. El cambio terminológico de «trabajadorinformal» a «microempresario » es sintomatico de este peli-gro.

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dos a las manifestaciones culturales, tales como lamúsica, el teatro de aficionados y las artes.

La dimensión cultural delcrecimiento de la población

Los vínculos entre el crecimiento de la poblacióny el medio ambiente son complejos y sumamentecontrovertidos. Gran parte de la discusión continúapolarizada entre dos posiciones. Una sostiene que«el aumento de la población constituye la principalamenaza contra el medio ambiente, debido a quelos recursos naturales del planeta son finitos. Laotra pretende que la creatividad humana continua-rá encontrando soluciones a través del progresotecnológico con objeto de aumentar la capacidadde sustentación del planeta»17.

Hasta hace poco era muy frecuente creer que laspresiones demográficas conducirían inevitablemen-te a degradar el medio ambiente a través de la de-forestación, desertización y erosión del suelo culti-vable. No obstante, hay cada vez más pruebas deque, bajo ciertas condiciones, una mayor densidadde la población puede ser una condición para lo-grar una menor degradación del medio ambientey una agricultura más sostenible. Por ejemplo, enel distrito de Machakos (Kenya), la quintuplicaciónde la población fue asociada con el paso de unaagricultura que degradaba el medio ambiente aotra mucho más sostenible. En Guinea, una mayorpoblación ha dado lugar a más bosques. En Nepal,el aumento de la erosión en las márgenes de losbosques resultó ser consecuencia de la despobla-ción y el colapso de las terrazas de cultivo se debióa la falta de gente para mantenerlas. En el distritode Kakamega (Kenya), la densidad arbórea varíaen proporción directa a la densidad de la pobla-ción e inversa a la dimensión de las parcelas 18.

17 LOURDES ARIZPE , PATRICIA STONE and D. MAJOR, «Ret-hinking the population-enviromnent debate», en L. ARIZPE,P. STONE and D. MAJOR (eds.), Population and environment:Rethinking the Debate, Westview Press, 1994, pág. 2.

18 Véase ROBERT CHAMBERS , «Summary of Points made tothe Workshop on Ecoregional Approaches to InternationalResearch for Sustainable Agriculture», Puerto Rico, 29 demayo de 1993, Sussex, IDS, mimeo. The World Bank’s AfricaRegion’s Findings confirma que el aumento de la poblaciónen el distrito Machakos (Kenya), poblado principalmente porla población akamba, resulto beneficioso para el medio am-

Existen, sin embargo, diversas percepciones acer-ca del vínculo entre el crecimiento de la poblacióny su densidad, por una parte, y el daño al medioambiente, por la otra. Algunos observadores con-sideran que el crecimiento de la población es nosolamente uno de los más urgentes y serios proble-mas que debe afrontar el mundo, sino que en mu-chos países es también una de las causas principa-les de la degradación del medio ambiente.

Al mismo tiempo, el rápido crecimiento de lapoblación podría aumentar el número de pobres yla pobreza puede ser sumamente destructiva parael medio ambiente, con el agravante de que esto,a su vez, agudiza la propia pobreza, creando así uncírculo vicioso. Para los hogares rurales pobres, ladegradación del medio ambiente (manantiales quese agotan, escasez de forraje y combustible) puedeser tanto la causa como el efecto de una poblacióncreciente. Los pobres son una de las causas, asícomo las víctimas principales, de la degradaciónmedioambiental.

La mayoría de los pobres del mundo vive aún enáreas rurales, muchas de las cuales son ecológica-mente frágiles, y dependen de recursos naturalessobre los cuales tienen muy poco control. Campe-sinos hambrientos de tierras cultivan terrenos ina-decuados: faldas de montaña de pendiente empi-nada, terrenos semiáridos, con suelos que se de-gradan rápidamente y bosques tropicales, dondelas cosechas de los campos talados disminuyenabruptamente al cabo de unos pocos años. La bús-queda de leña y forraje puede conducir a la defo-restación; la necesidad de cultivar más en terrenoscada vez más escasos puede conducir a la erosióndel suelo cultivable, y la necesidad de obtener másagua puede llevar a su agotamiento. Son las mu-jeres pobres quienes generalmente sobrellevan lacarga más pesada, pues, además de la falta de re-cursos para la producción social, son más vulnera-bles a la escasez de recursos para la produccióndoméstica, tales como la falta de leña, agua pota-ble, sistemas de desagüe y eliminación de desechos.Más aún, a pesar de que las comunidades pobresposeen un vigoroso ethos de intendencia en la ges-tión de sus recursos y miran con frecuencia hacia

biente. Estos hallazgos confirman la hipótesis propuesta porEster Boserup, quien sostiene que el aumento de la densidadde la población induce cambios tecnológicos favorables. Evi-dentemente, existe un nivel máximo de población, más alládel cual se harán sentir los factores desfavorables.

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el futuro, sus frágiles y limitados recursos, sus a me-nudo mal definidos derechos de propiedad, asícomo su limitado acceso al mercado del crédito yde los seguros, les impiden proteger el medio am-biente en la medida que ellas desearían.

Independientemente de la aplicación estricta ono de las políticas de población, las tendencias de-mográficas mundiales son evidentes. Ya se ha pro-ducido la principal disminución de las tasas demortalidad y las tasas de fertilidad van declinandocon gran rapidez en algunas zonas. La poblaciónmundial continúa aumentando, aunque a un ritmomás lento. Hasta comienzos de esta década se creíaque las tasas de fertilidad eran la línea de demar-cación más significativa entre los países desarrolla-dos y aquéllos en desarrollo. Sin embargo, este cri-terio perdió su significación en 1995, pues bajó pordebajo del nivel crítico en más de la mitad de lospaíses en desarrollo, desde Brasil hasta China, pa-sando por la India e Indonesia, hasta México, Tú-nez y Turquía. Dos tercios de estos países presen-tan ahora tasas de fertilidad inferiores a las de losEstados Unidos en la década de los cincuenta. Porotro lado, los países del Norte no han convergidohacia una única pauta de fertilidad «postransicio-nal».

En los países del Norte, las diferencias del nivelde ingresos o el crecimiento económico ya no jue-gan ningún papel sobre las tasas de fertilidad; lafertilidad puede permanecer alta a pesar de los in-gresos elevados, como en Irán y en Arabia Saudí.Cada vez es más evidente que el tamaño deseablede la familia disminuye con la educación, especial-mente de las niñas y las mujeres, la mejora de lasalud, la reducción de la mortalidad infantil, ma-yores ingresos y seguridad social para los minusvá-lidos, ancianos y enfermos crónicos. Por consi-guiente, es importante facilitar a las personas losmétodos adecuados de planificación familiar y es-paciamiento entre hijos. La condición más impor-tante para una política demográfica con éxito esdar una mayor participación a las mujeres, quienesno sólo soportan el embarazo y el nacimiento delos niños, sino también su educación y alimenta-ción. La educación, la salud y la participación po-lítica de las mujeres, y el desarrollo humano engeneral, contribuyen no solamente a disminuir eltamaño de las familias, sino también a una mejorsalud, educación y más larga vida de los niños, asícomo a un mejor medio ambiente.

Para comprender la dinámica interna de un país,así como entre los países, es necesario reconocer

hasta qué punto la dinámica de la población seencuentra insertada en la vida cultural. Consecuen-temente, se debería prestar atención a las dimen-siones históricas y antropológicas. Las estructurasfamiliares, las pautas matrimoniales, los papelesque desempeñan hombres y mujeres, la división se-xual del trabajo, así como las pautas reconocidasde éxito social, resultan con frecuencia decisivos enla determinación de la fertilidad. Por ejemplo,cuando el matrimonio requería prolongadas ne-gociaciones — como en el caso de las culturas chi-nas— era posible postergar el embarazo. Pero enlugares donde el matrimonio en la pubertad eratradicional — como es el caso en Africa y el sub-continente indio— este control no era posible. Enla India y otros lugares, las tasas de fertilidad entrelos grupos de alto nivel de ingresos es menor queen los grupos comparables de los países de altonivel de ingresos, mientras que resulta difícil con-trolar las altas tasas de fertilidad entre los gruposde bajo nivel de ingresos, a pesar de los esfuerzosde los trabajadores sociales.

En los países pobres, la mayoría de las personasvive aún en áreas rurales. Pero, tal como hemosvisto, hay una amplia y creciente emigración hacialos pueblos y las ciudades, que se convertirán enlas principales áreas de residencia del futuro. Enlas ciudades, la contaminación del aire y el agua,los desechos sólidos, la congestión del transporte,la ausencia de parques y áreas verdes, las oportu-nidades de expresión cultural, así como la tensióny el estrés propios de la vida urbana, se convertiránen problemas dominantes que afectarán a un grannúmero de personas. La urbanización, y el aumen-to de la productividad y los ingresos que la acom-pañan, aumenta los costos de la educación de losniños. A medida que la urbanización avanza, dis-minuye la importancia económica de la familia nu-merosa, los hijos se convierten en fuentes de in-greso menos fiables y estos factores disminuyen elvalor económico de los niños y el tamaño deseablede la familia.

Un análisis reciente de los vínculos entre la po-blación y el medio ambiente llega a la conclusiónsiguiente:

Para lograr un modelo sostenible de la utilización delos recursos y el crecimiento de la población se debedesarrollar una comprensión más profunda de las inte-racciones entre la población y el consumo de recursosper cápita, considerando la tecnología, la cultura y losvalores [...]. El impacto del crecimiento de la población

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en los cambios del medio ambiente debe entendersecomo un factor que actúa paralelamente a otros, talescomo la pobreza, los niveles de consumo, la disponibi-lidad de recursos, la igualdad de género y la tecnología.El problema crucial para asegurar un mundo sosteniblees comprender el abanico completo de posibles interac-ciones entre los seres humanos y su entorno natural, yelegir de este espectro aquellas formas de interacciónque sostienen la vida. Sólo entonces se podrá considerarla sostenibilidad no sólo como un proceso global agre-gado, sino también como un proceso que puede ase-gurar medios de subsistencia duraderos a una vasta ma-yoría de pueblos 19.

Desarrollo económico y biosfera

La preservación del medio ambiente y la diversidadbiológica deben concebirse a escala global. Losecosistemas se conectan entre sí de un modo su-mamente complejo. Aun cuando la organizaciónsocial y política apoye la sostenibilidad, muchas so-ciedades han desaparecido debido a que la soste-nibilidad depende de una combinación sistémicade factores, y no todos pueden ser controlados porel ser humano. De ahí que la capacidad endógenade las sociedades para llevar a la práctica y man-tener un desarrollo sostenible no siempre haya ga-rantizado su supervivencia.

Por ejemplo, en el sitio arqueológico de Copán(Honduras), los registros palinológicos indican quela decadencia del Estado teocrático coincidió conel desplazamiento de las áreas de recolección dealimentos a distancias cada vez mayores de los cen-tros religiosos — un signo que sugiere el agota-miento de los recursos naturales cercanos— . Tam-bién existen evidencias — al igual que en el casode otros centros mayas— de perturbaciones políti-cas y sociales contemporáneas. ¿Qué se produjoprimero, el agotamiento del medio ambiente o laalteración política? Con toda probabilidad, lo unoagravó lo otro: la escasez de alimentos se combinócon la agitación política resultante de las exigen-cias excesivas de la teocracia central 20.

La sostenibilidad debería tener en cuenta las

presiones a las cuales se ve sometido un ecosistemadebido a las interacciones dinámicas entre culturas.La reserva marina Aru Tengara, en IndonesiaOriental, ilustra el papel que juega la cultura en lagestión del medio ambiente. Esta reserva compren-de una zona de 114.000 hectáreas de superficie ma-rina e insular en la cual se caza la tortuga y eldugongo, se extraen perlas, se aprovechan las ale-tas de tiburón, se pesca el langostino y peces parala producción de harina de pescado. Muchas deestas actividades están orientadas a la exportacióny sujetas al pago de derechos de pesca en beneficiode la población nativa. Aru solía albergar la mayorpoblación de tortugas verdes en Indonesia, pero sunúmero se redujo rápidamente, aunque no a causade las prácticas locales, sino porque en la isla ve-cina de Bali existe un importante mercado de car-ne de tortuga para ceremonias rituales. En conse-cuencia, el principal obstáculo para una conserva-ción y gestión adecuadas de la reserva de tortugasse halla fuera de la sociedad arunensa. En defini-tiva, un desarrollo sostenible depende de una nue-va perspectiva con respecto a las alianzas, que ten-gan en cuenta los intereses nacionales y suprana-cionales 21.

Las discusiones sobre el desarrollo sosteniblehan puesto demasiado énfasis en la relación eco-nómica a gran escala entre las sociedades y el me-dio ambiente natural. Pero las estrategias de sos-tenibilidad se deberían considerar también en elplano de los hogares individuales y las empresascomerciales, de lo contrario, sólo estaremos tratan-do con generalizaciones sumamente simplificadas,de poco alcance en las prácticas cotidianas. Muchasde las cuestiones referentes al medio ambiente quese discuten actualmente a escala global se planteancon carácter aún más urgente en el plano de lassituaciones microsociales.

Hoy en día, gracias a los estudios detallados delos organismos vivientes y su etología, disponemosde los medios necesarios para desarrollar una «cul-tura de la naturaleza» mejor informada. En efecto,existe un «camino», pero también debería estarpresente la voluntad de propagar desde la escuelabásica la idea de que somos «los jardineros de!mundo»:

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Somos parte de la tierra y ella es parte nuestra [...],Esto lo sabemos. La tierra no pertenece al ser humano,es él quien pertenece a la tierra. Esto lo sabemos. Todaslas cosas están conectadas entre sí. Como la sangre queunifica una familia, todas las cosas están conectadas.Cualquier cosa que afecte a la tierra, afectará tambiéna los hijos de la tierra. El ser humano no ha creado latrama de la vida, sino que es sólo uno de sus hilos.Cualquier cosa que él haga a la trama, se lo hace tam-bién a sí mismo ²².

Los seres humanos, a pesar de distinguirse porsu capacidad de crear lenguajes y culturas, conti-núan siendo parte de la biosfera, como una especiebiológica entre otras. En la medida en que el re-conocimiento de la interdependencia entre los se-res humanos y otras especies vivientes es una con-dición para la vida, tales creencias deberían ser res-petadas y protegidas por la ley. El respeto por lasotras formas vivientes suscita amplias cuestiones éti-cas, especialmente en vista del desarrollo de laciencia aplicada. El conocimiento es en sí mismoneutro; sin embargo, su aplicación puede ser ne-gativa o incluso perversa. Al desarrollar aplicacio-nes de ensayos genéticos para prácticas de agro-nomía y crianza de animales, la ciencia y la con-ciencia deberán ir de la mano. Debemos sopesarcuidadosamente, por una parte, las ventajas quepuedan derivarse de tales prácticas y, por la otra,los riesgos. Debemos respetar simultáneamente lalibertad de la investigación científica y los derechoshumanos de las generaciones presentes y futuras.

Justicia entre las generaciones

¿Qué significa la justicia entre las generaciones?Una de las interpretaciones sugiere que debemosa las futuras generaciones el mismo nivel de bie-nestar del cual gozamos en la actualidad. Como nosabemos ni tampoco es posible determinar el ta-maño de las futuras generaciones, esto podría apli-carse a la riqueza total, distribuida entre sus miem-bros según un conjunto diferenciado de principios.Pero también sabemos que existen dificultadespara lograr una distribución equitativa de la rique-za y se podría argüir que son las oportunidades, yno la riqueza, lo que debería ser equitativamente

²² Discurso pronunciado en 1854 por el jefe Seattle, jefede la nación india de los Nez Percé (Narices Perforadas), enrespuesta a la demanda de vender las tierras de su pueblo algobierno de los Estados Unidos.

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distribuido entre las generaciones 23. En el caso dela energía, por ejemplo, esto significaría que de-beríamos dejar a las futuras generaciones por lomenos la misma capacidad productiva y, por tanto,también las mismas oportunidades de producciónde que disponemos actualmente. Si consumimos al-gún recurso agotable, deberíamos poder compen-sar este consumo mediante innovaciones tecnoló-gicas o acumulación de capital para permitir quede una cantidad dada de petróleo o carbón se ob-tenga un mayor rendimiento; o mediante la susti-tución del recurso agotado por otro que reemplacesu función. Sin embargo, la sustitución de recursosextinguidos presupone el conocimiento del montoque habría quedado a las generaciones futuras sino hubiesen sido agotados. ¿Sería justo que con-sumiésemos todo el capital heredado de las gene-raciones pasadas y sólo compensásemos el agota-miento de recursos naturales causado por noso-tros? ¿O sería justo si añadiésemos al capitalgenerado por el ser humano un monto igual alaportado por la generación anterior? ¿O debería-mos dejar la misma cantidad de capital generadopor el ser humano que heredamos, más una com-pensación por los recursos que agotemos? Estas di-fíciles preguntas, a las cuales no trataremos de res-ponder aquí, se plantean como advertencia contradoctrinas fáciles y tendenciosas.

A continuación se presenta el interrogante «¿quésignifica, en la práctica, una compensación adecua-da?». Si desarrollamos una tecnología que nos per-mita aumentar la tasa de extracción en la mismaproporción en que hemos menguado un recurso,eso sería una compensación adecuada. O bien, siinventásemos una tecnología que nos diese tantopoder como el que hemos consumido, mantenien-do el rendimiento efectivo, eso también sería ade-cuado. Estas directrices nos permiten avanzar uncorto trecho, pero no recorrer todo el camino,pues las diversas formas de energía producen di-ferentes beneficios y costos que, en la práctica, noson fáciles de poner bajo un denominador común.

La obligación de sostenibilidad no puede ser de-jada enteramente en manos del mercado. Las ge-neraciones futuras no están representadas en elmercado, por lo tanto, no hay razón para que losmecanismos del mercado velen por nuestras obli-

²³ La igualdad de oportunidades es un requisito de unasociedad justa. Por otro lado, no existe un acuerdo acerca delo que implica precisamente este requisito, y cómo se lo debeequilibrar con otros criterios para que exista justicia.

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gaciones hacia el futuro. Impuestos, subsidios y re-gulaciones pueden adaptar la estructura de incen-tivos para proteger el medio ambiente y la base derecursos naturales.

En nuestra preocupación por proteger los inte-reses, necesidades y oportunidades de las genera-ciones futuras no debemos ignorar jamás el clamorde los pobres de hoy. Está en la esencia misma delenfoque de «desarrollo humano» que se respetenlos derechos de todas las personas, independien-temente de su nacionalidad, clase social, sexo, raza,religión, comunidad o generación. El objetivo delograr sostenibilidad a lo largo de las generacionescarecería de sentido si las condiciones para lograrlafueran la miseria y la indigencia. Nuestro objetivono puede ser hacer duraderas las privaciones. Porconsiguiente, no deberíamos negar hoy a los po-bres y desheredados la atención que dedicamos alfuturo.

Se podría objetar que una redistribución en fa-vor de los pobres de hoy podría afectar a la soste-nibilidad, aumentando el consumo en lugar de lainversión. Pero esto sería ignorar los aspectos pro-ductivos del desarrollo humano. La redistribuciónen favor de los pobres en forma de mejoras de lasalud, la educación y la nutrición no sólo es im-portante en razón de sí misma, sino porque repre-senta una inversión en «capital humano», cuya re-percusión se prolongará en el futuro. Por ejemplo,un aumento y mejora de la educación incremen-tará la productividad y la capacidad de aumentar

los ingresos, ahora y en el futuro. Debería ser evi-dente que la educación de las mujeres, al igual quela de los hombres, es un derecho humano funda-mental. Además, se ha documentado suficiente-mente la importancia de la educación de las ma-dres para elevar la calidad de vida de las futurasgeneraciones. Por tanto, el desarrollo humano de-bería verse como una contribución importantepara la sostenibilidad.

Si existe un interés clave de la juventud de hoy,especialmente en los países de altos niveles de in-gresos, éste se expresa en su inquietud por el fu-turo de la Tierra, una profunda preocupación porla degradación del medio ambiente. Es como si losjóvenes de hoy interrogasen a sus mayores y les pre-guntaran: ¿qué clase de medio ambiente nos estándejando a nosotros y a nuestros hijos? Numerosasencuestas y proyectos de investigación en muchospaíses atestiguan esta preocupación de los jóvenes.Resulta interesante remarcar que dicha preocupa-ción se manifiesta, por una parte, en el plano co-munitario y local, y por la otra, en el plano global.En el ámbito del gobierno central, el Estado es mu-cho menos visible. La militancia de los jóvenes enmovimientos ecologistas o verdes es sumamente sor-prendente, habida cuenta del hecho de que enotros aspectos de sus vidas suelen mostrarse apáti-cos, egoístas e individualistas. Bien sea en reunio-nes internacionales o en actividades culturales ycreativas, se debería estimular las iniciativas de losjóvenes en este campo.

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Repensar las políticas culturalesEl mayor problema que debemos afrontar hoy todo, de una mala aprehensión o más bien de

en el terreno de las políticas culturales no una formulación y un reconocimientoproviene, en mi opinión, de la falta de incompletos del objeto mismo de nuestra

medios, de voluntad, de compromiso o de política: la cultura.coordinación de políticas. Proviene, sobre COLIN MERCER ¹

Ampliar el conceptode «política cultural»

Cuando la cultura se considera como base del de-sarrollo, la noción misma de «política cultural»debe ampliarse. Toda política de desarrollo debeser profundamente sensible e inspirarse en la cul-tura.

Según lo ya expuesto, definir y aplicar una po-lítica semejante supone identificar los factores decohesión que mantienen unidas a las sociedadesmultiétnicas, haciendo el mejor uso posible de lasrealidades y oportunidades del pluralismo. Ello im-plica promover la creatividad en el terreno de lapolítica y el ejercicio de gobierno, en el de la tec-nología, la industria y el comercio, en el de la edu-cación y el desarrollo social y comunitario, asícomo en el de las artes. Asimismo, requiere quelos medios de comunicación se utilicen de formaque reduzcan la distancia que en términos de in-formación separa a «quienes tienen» de «quienesno tienen». Además, supone adoptar una perspec-tiva de género que tenga en cuenta las preocupa-ciones, necesidades e intereses de las mujeres y unesfuerzo por redistribuir más equitativamente losrecursos y el poder entre los hombres y las muje-

¹ COLIN MERCER, Institute for Cultural Policy Studies, Grif-fin University. Extracto de una ponencia presentada en laconferencia Enhancing Cultural Value, organizada por el Cen-tre for International Research on Communication and Infor-mation Technologies (CIRCIT), Melbourne (Australia), di-ciembre de 1993.

res. También significa brindar a los niños y a losjóvenes el lugar que les corresponde como porta-dores de una nueva cultura global en proceso degenerarse. Supone igualmente una diversificaciónsignificativa de la noción de «patrimonio cultural»en el proceso de transformación social. Ecológica-mente, implica una mejor comprensión de las pro-fundas dimensiones culturales de la gestión del me-dio ambiente, con la creación de instituciones quetraduzcan esta comprensión en hechos. Finalmen-te, como veremos en el capítulo siguiente, exigeun nuevo tipo de investigación que preste atencióna la hasta ahora descuidada integración de la cul-tura, el desarrollo y las formas de organización po-lítica.

Si bien los gobiernos están ya tratando de afron-tar de diferentes maneras estos problemas, sus es-fuerzos se ven mermados por la dispersión tantode las instancias ministeriales que están comparti-mentadas, como del sector privado y la sociedadcivil. La Comisión considera que ha llegado el mo-mento de definir un paradigma nuevo y coherente,en el que los diferentes actores de la sociedad de-terminen conjuntamente las vías de un desarrollohumano que sea sensible a todos los problemas denaturaleza cultural y que los reconozca como tales.Esto es lo que el término «política cultural» debe-ría implicar. Parafraseando una célebre frase deAndré Malraux, el desarrollo en el siglo XXI serácultural o no será ²..

² Hablando de religión, Malraux dijo: «Le XXIe siècle serareligieux ou il ne sera pas!» (El siglo XXI será religioso o noserá).

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Mientras tanto, y como un primer paso impor-tante en el proceso de ampliación, es necesariomodificar el actual concepto de «desarrollo cultu-ral», sometido ya por muchos a un análisis crítico.Por eso la Comisión define entre sus campos deinvestigación «la influencia del desarrollo culturalsobre el bienestar individual y colectivo». El desa-rrollo cultural, en el sentido comúnmente admitido,es el objeto mismo de la política cultural. Se refierea un segmento de la actividad social, a saber, la promoción de las artes y de la vida cultural, incluyendola protección del patrimonio cultural, sector para elcual los gobiernos han asignado presupuestos, crea-do planes de desarrollo e instituciones públicas, ta-les como museos, centros culturales, academias debellas artes, etc., terreno en el que los gobiernostratan cada vez más de hacer participar también alsector privado y a la sociedad civil. Éste es el as-pecto claramente definido al que nos referiremosen este capítulo cuando utilicemos la expresión«sector de la cultura».

La idea de que estas actividades constituían laresponsabilidad natural del gobierno cristalizó enlos Estados del bienestar de Europa Occidental du-rante la década de los sesenta, pero se había estadogestando durante varias décadas en países fuerte-mente estatistas como Francia. Por lo tanto, casi nosorprende que regímenes como el de la Alemanianacional-socialista, que definieron cuidadosamentey aplicaron de manera minuciosa una política artís-tica sumamente detallada, hayan impulsado hastasu extremo totalitario la idea de control guberna-mental en este campo. Lo mismo sucedió en laseconomías planificadas comunistas.

La gama de manifestaciones que los gobiernosconsideran relevantes para sus políticas culturalesse ha ampliado durante los últimos años, a medidaque la producción y la demanda de bienes artísti-cos destinados al consumo de masas se han exten-dido, junto con la conciencia de que muy diversasformas de expresión cultural moldean la identidadcultural.

La identidad cultural ha sido particularmenteimportante para aquellos pueblos que han con-quistado o reconquistado recientemente su in-dependencia. Así, a lo largo de los años setenta,la identidad cultural se convirtió en una de lasprincipales preocupaciones de la formulación depolíticas poscoloniales. Su fuerza motriz era elconvencimiento de que la preservación y la pro-moción de los modos de vida autóctonos eran

esenciales para construir un sentimiento de or-gullo y de confianza en sí mismos, que eran lascondiciones previas para su realización comopueblos independientes. Entre los objetivos ofi-cialmente formulados en Kenya, por ejemplo,destaca la «promoción de la conciencia de sí mis-mo y el desarrollo de valores humanos». En In-donesia, la adopción del principio de la unidaden la diversidad inspiró una «Agenda de desarro-llo cultural» en la que «el desarrollo de la culturaencarna esencialmente los ideales y las aspiracio-nes de la nación, y sus esfuerzos por alcanzar susideales gracias al desarrollo»³.

Este lenguaje de carácter inclusivo sólo apare-ció mucho más tarde en las declaraciones de lospaíses de alto nivel de ingresos. Encontramos unejemplo reciente en la declaración de políticacultural del gobierno australiano de 1994 deno-minada A Creative Nation. Preconizando la adop-ción de una carta de derechos culturales, en eltexto se afirma que la cultura «engloba todonuestro modo de vida, nuestra moral, nuestrasinstituciones, nuestras maneras de vivir y nuestrasrutinas; no se limita a interpretar nuestro mun-do, sino que le da su forma». Otros gobiernos,como los del Reino Unido y el Canadá, parecenhaber llegado a este tipo de reflexión por razo-nes de eficiencia y economía; de ahí que hayanfusionado diversas atribuciones en un solo minis-terio, asociando las artes y el patrimonio con elturismo, los deportes, la «participación» y, en elcaso del Canadá, la diversidad cultural. No es me-nos cierto que dichos cambios institucionales pre-paran efectivamente el camino a un enfoque másamplio y holístico de la vida cultural.

He ahí la necesidad prioritaria. Se ha dicho queen lo que se refiere al sector de la cultura, «pocosgobiernos africanos han formulado claramente unapolítica que tenga una visión general del futuro»4..

Una conocida artista ghaneana rechazó convertirseen ministra de cultura porque, según ella, el en-foque oficial de la cultura en su país tenía un al-cance demasiado limitado: la música y las danzas

3 Estas dos referencias han sido tomadas de la versión pre-liminar de los perfiles de países que figuran en los volúmenessobre Asia y el Pacífico y sobre Africa de la Cultural PolicyData Bank, CultureLink IRMO, Zagreb (Croacia), 1992.

4 D. PWONO and J. KATULA, Arts and Humanities CapacityBuilding in Africa: Problems and Prospects, Conferencia de Bella-gio sobre Cultura y Desarrollo en Africa, mayo de 1995.

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tradicionales 5. Se podría decir lo mismo de la ma-yoría de gobiernos de todos los continentes. Estamisma observación se formuló en 1982 durante laConferencia Mundial sobre Políticas Culturales(MONDIACULT) organizada por la UNESCO enCiudad de México 6..

De los principios a la práctica

El desafío fundamental consiste en pasar de losprincipios a la práctica. Los dirigentes han reela-borado sus políticas para dar respuesta a las presio-nes que afectan a todas las áreas de la actuaciónpública: limitaciones presupuestarias, exigencias deindividuos y colectivos de una mayor participaciónen la vida cultural como parte del proceso de de-mocratización, demandas de mayor autonomía geo-gráfica o jurisdiccional, impacto de la tecnología yel mercado. En el terreno de la cultura, este mo-vimiento se ha traducido en la reforma progresivade los modelos existentes más que en la apariciónde nuevos enfoques, si bien en todo el mundo endesarrollo son numerosas las voces que reclamancambios más profundos. Como ha puesto de relie-ve Patrick Manning, primer ministro de Trinidad yTobago: «Se sigue considerando la cultura comoun medio de integración, lo que impide darsecuenta de que la integración cultural es un procesoque se desarrolla desde hace largo tiempo, peroque nosotros no hemos sabido traducir de facto enuna energía consciente para el desarrollo. Lo quetodavía falta es el reconocimiento de este procesoy su aplicación al mundo de la acción» 7.

5 AMA ATA A IDOO , «Culture, Development and Africa atCenturys End», en Netherland’s National Commission forUNESCO, Some Thoughts from the Netherlands on Cultural Deve-lopment, La Haya, 1994.

6 La Conferencia preconizó enfoques que hicieran hinca-pié en un concepto amplio y antropológico de «cultura», in-cluyendo no sólo las artes y las letras, sino también los estilosde vida, los derechos humanos, las costumbres y creencias; lainterdependencia de las políticas existentes en los campos dela cultura, la educación, la ciencia y la comunicación, asícomo la necesidad de tomar en cuenta la dimensión culturaldel desarrollo.

7 Discurso liminar, 7.a reunión del Foro de Ministros deCultura y Funcionarios a cargo de las Políticas Culturales enAmérica Latina y el Caribe, Port of Spain (Trinidad y Toba-go), noviembre de 1994.

La situación en Europa Central y del Este pre-senta una paradoja particular, ya que la expresióncultural fue previamente un lenguaje de resisten-cia, un sustituto de la disidencia política que utili-zaba parábolas y metáforas cuyo sentido era am-pliamente comprendido. La llegada de formas po-líticas plurales ha hecho que esta función seasuperflua y ha reducido la demanda social de pro-ducción cultural en un período en el que estos paí-ses deben hacer frente a una grave crisis econó-mica. Esta situación ha hecho que el apoyo brin-dado al sector de la cultura en esta región se hayadegradado considerablemente.

Esto significa que los esfuerzos del Estado parafomentar las actividades culturales deberían, antetodo, situarse en un marco más abierto. Esto im-plica abandonar la noción monolítica de «culturanacional» y aceptar la noción de «diversidad» — di-versidad étnica, así como diversidad en las opcio-nes individuales y las prácticas de los grupos— . Losenfoques monolíticos deberían ser reemplazadospor políticas multiétnicas, plurilingüísticas y pre-sentar diferentes puntos de vista religiosos. Las im-plicaciones de esta evolución para la política pú-blica en materia de radio y de televisión son claras.El turismo cultural es también una industria enpleno crecimiento con importantísimas repercusio-nes, como ya hemos visto, tanto para salvaguardarcomo para compartir el patrimonio cultural en elque se basa.

Este enfoque debería llevar al establecimiento deun consenso con los nuevos actores de la «base» yel sector privado. Ello exigirá necesariamente uncompromiso político; se deberán organizar gruposde opinión, coaliciones y alianzas para superar al-gunos obstáculos e inhibiciones vigentes. Estos úl-timos no son siempre bien comprendidos por quie-nes tienen la responsabilidad de adoptar nuevasmedidas políticas. Éste es, pues, un nuevo tema deinvestigación en el campo de la economía políticade la vida cultural.

La economía del sector de la cultura

En la actualidad la importancia económica del sec-tor cultural es un hecho ampliamente reconocido.Desde hace varios años los defensores de la asig-nación de recursos a las artes han empezado a uti-lizar los estudios de impacto económico, que hanresultado ser particularmente útiles, en la argu-

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mentación contra los recortes presupuestarios. Estetipo de estudios proporcionan justificaciones de or-den económico y financiero, además de demostrarque las artes generan ingresos y oportunidades deempleo. También han demostrado que, sobre todoen los países desarrollados, la contribución del sec-tor de la cultura al producto nacional bruto (PNB)es mucho más importante que lo que uno se ima-gina generalmente. En los Estados Unidos de Amé-rica, por ejemplo, la industria del «entretenimien-to» es la que más exporta después de la industriaaeroespacial. Según el semanario The Economist, elcrecimiento a largo plazo, debido en parte a la li-beralización de la radio y de la televisión, así comoa la comercialización de las instituciones del sectorcultural a escala mundial, se mantendrá en tornoal 10 % anual, es decir, más elevado que en mu-chos otros sectores industriales y comerciales 8.

Sin embargo, si se exagera este tipo de argumen-to se corre el riesgo de que los objetivos culturalesse vean sumergidos por objetivos puramente co-merciales. Todas las formas de expresión culturalno pueden y no deben ser reducidas a valores mer-cantiles. «La transformación de la cultura y las artescreativas en mercancías descontextualiza y destruyeel significado de las prácticas culturales. Equipararlas artes a productos generadores de ingresos eli-mina la espiritualidad, la historia y el valor de lasprácticas culturales, elemento central que mantie-ne los valores y exalta las tradiciones de las comu-nidades desfavorecidas»9. Por ejemplo, la pintura«puntillista» se ha desarrollado considerablementedurante los últimos veinte años entre los artistas ylas comunidades aborígenes de la Australia Septen-trional. Estos artistas venden sus obras en los mer-cados nacional e internacional, obtienen ingresossustanciales y al mismo tiempo encuentran nuevasformas de explorar los «sueños» de su propio pa-sado.

Al incorporar ciertos aspectos de la produccióny la distribución culturales a las políticas comercia-les regionales y multilaterales, los partidarios dellibre comercio plantean un problema del mismoorden. La Ronda de Uruguay y el Tratado Norte-americano de Libre Comercio (NAFTA) exigieronnegociaciones sustanciales antes de que se adopta-ran formas limitadas de exención o de exclusión afavor de las industrias culturales. Esta tendencia se

8 The Economist, 17 October 1992.9 MARTA MORENO VEGA, documento preparado para la Co-

misión, julio de 1995.

Europa y Ex-URSS

América del NorteII

OceaníaI

Asia

América Latina

Africa m

Estados Árabes

0 10 20 30 40 50 60Distribución porcentual

FUENTE : UNESCO, Statistical Yearbook, 1994

reforzó en 1995, en la Conferencia sobre la Infor-mación del G7, donde, no sin dificultad, se acordóque una economía mundial de la información «de-bería estar al servicio del enriquecimiento culturalde todos los ciudadanos mediante una diversidadde contenidos que reflejase la diversidad cultural ylingüística de nuestros pueblos». Estos diversosacuerdos constituyen logros precarios que sin lamenor duda se verán progresivamente amenazadospor el hecho de que las industrias culturales y lasnuevas tecnologías de la comunicación operaráncada vez más en una economía global abierta.

Las industrias culturales, de las que forman partelos nuevos medios de comunicación, se están con-virtiendo en uno de los más importantes constitu-yentes de esta economía, si bien la mayor parte delos países probablemente permanecerán como im-portadores netos de productos y servicios cultura-les. Los gobiernos afrontan una tensión inevitableentre los intereses comerciales y el deseo de unaprogramación que responda a las demandas de losdiferentes grupos que desean ver sus modos devida representados en los medios de comunicación.Si bien el problema es antiguo, los rápidos avancesrealizados en materia de reproducción, manipula-ción y transmisión digital han focalizado nuestraatención en la reforma del derecho de autor y lapropiedad intelectual. Muy frecuentemente, esto seformula en términos de expansión de los mercados

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de exportación, a pesar de que el objetivo funda-mental — favorecer la diversidad cultural— exigepolíticas destinadas a apoyar a los empresarios y alos artistas nacionales y a fomentar una distribu-ción competitiva.

En el terreno de la edición se observa una ten-sión muy clara entre los intereses comerciales y losintereses públicos. La lectura desempeña un papelvital en el desarrollo individual y social, ya queconstituye un instrumento básico de la democrati-zación del conocimiento. La promoción de la lec-tura es, pues, un elemento clave de la política dellibro de todo país que desee asegurar la igualdadde acceso al conocimiento a todos sus ciudadanos.Las políticas de desarrollo del libro y de la lecturapueden incluir toda una serie de incentivos porparte de los poderes públicos: tasas preferencialespara la publicidad, ayuda a las iniciativas privadas,campañas nacionales de promoción de la lectura,etc. Dichos incentivos deberían otorgar prioridad alas minorías, así como a las zonas rurales y a lasáreas urbanas marginales, donde la difusión del li-bro es insatisfactoria. La promoción del acceso allibro es un objetivo a largo plazo que debe acom-pañarse, necesariamente, del desarrollo de una in-dustria nacional de la edición. Los países en desa-rrollo deben familiarizarse todavía con las realida-des económicas e industriales de este sector. Ellibro debe pues ocupar un lugar prioritario en lasestrategias de carácter fiscal, legal, industrial y cul-tural. Los países, especialmente aquellos de peque-ña dimensión, en los que se hablan muchas len-guas, afrontan difíciles problemas al tener que de-cidir cómo combinar los costos prohibitivos de laproducción de libros con la satisfacción de los in-tereses de todos los grupos. Las innovaciones téc-nicas en materia de publicación son ciertamente degran utilidad. La Comisión no pretende haber en-contrado una solución a este problema.

Sin embargo, también es cierto que la globali-zación de los gustos y los estilos ha limitado el pa-pel que el Estado puede desempeñar en el sumi-nistro de productos culturales, tanto en el mercadointerno como en el externo. Por lo tanto, la inter-vención del Estado debe ser menos directa. En eco-nomías de mercado, ésta consistirá cada vez másen apoyar a los productores y los distribuidores,compensando los posibles fracasos comerciales ycooperando en la formulación de una reglamen-tación internacional. Como corolario, también serequiere que el Estado aporte su apoyo a las ini-ciativas no comerciales, así como a la promoción

de la cooperación entre instituciones, grupos y per-sonas del mundo de la cultura. Es necesario quelos gobiernos abandonen la intervención directacomo una forma de «diplomacia cultural» a favorde un papel en el que se facilite la acción de otrosactores culturales. Si los mecanismos del mercadolibre parecen estar en mejores condiciones quecualquier otro sistema inventado hasta hoy pararesponder a toda una serie de necesidades, «el uni-verso de productos manufacturados, de consumo yde entretenimiento, motivado por la ganancia e im-pulsado por las preferencias agregadas de miles demillones de consumidores», se ha convertido enuna fuerza que un académico ha bautizado comoMcWorld, es decir, la «culminación natural de lamodernización». Esta fuerza representa «una polí-tica de inadvertencia y de consecuencias involun-tarias en la que la aparentemente inocua búsquedadel mercado de diversión, creatividad y gananciaspone en peligro a culturas enteras y mina la auto-nomía tanto de las personas como de las nacio-nes» 10.

Los paisajes culturales urbanos

En respuesta tanto a las presiones mundiales comoa la descentralización, el sector de la cultura haadquirido una dimensión importante en las estra-tegias de las autoridades nacionales. De aquí al año2000, la mitad de la humanidad, es decir, más detres mil millones de personas, vivirá en centros ur-banos y el 70 % de ellas se encontrará en los paísesen desarrollo. Cada continente se ve afectado demanera ligeramente diferente. En varios países deAmérica Latina, la urbanización ha alcanzado lasmismas proporciones que en Europa y en Américadel Norte. En África, las tasas de crecimiento ur-bano son sumamente elevadas y plantean proble-mas casi insuperables. En Asia, la cifra de pobla-ción afectada es simplemente anonadante. A co-mienzos del siglo XXI, la población con bajosniveles de ingreso de las regiones más pobres seconcentrará en megalópolis que están creciendo yseguirán haciéndolo más rápidamente hasta el año2015. Esta población llegará a ser mayoritaria en elplaneta y generará transformaciones sociales ex-traordinariamente rápidas en las ciudades del mun-do entero.

10 BENJAMIN BARRER , Jihad vs McWorld, Times Books, 1995.

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Durante la década de los ochenta, en EuropaOccidental y en América del Norte, las políticasculturales urbanas fueron concebidas en funciónde objetivos fundamentalmente económicos. Enciudades como Baltimore, Barcelona y Glasgow, losesfuerzos de revitalización urbana sacaron prove-cho del «capital urbano» representado por el pa-trimonio y las actividades culturales. El popularprograma Calle Principal, lanzado en Canadá parala revitalización de los centros de las ciudades, seapoya sobre todo en iniciativas de la base. Se sus-tenta en principios tales como el espíritu de em-presa local y de voluntariado, la visión y la partici-pación comunitarias, o el cambio progresivo, y noen las soluciones adoptadas de una vez por todas.Llevado a cabo en pequeñas comunidades de 3.000a 50.000 habitantes, el programa decidió empleara un jefe de proyecto a tiempo completo encarga-do de trabajar durante un corto período para loscomerciantes del centro de la ciudad. Conjuntamen-te, tratan de utilizar de manera duradera los recursosdel patrimonio local y estimular la economía, al mis-mo tiempo que promueven la participación de la po-blación local.

Sin embargo, se sigue haciendo hincapié en lacreación de infraestructuras para las artes, la pro-ducción de más bienes y servicios culturales, y lapromoción del turismo cultural. Un número cadavez mayor de experiencias en algunos países indus-trializados muestra que una buena infraestructuray actividades culturales tradicionales son insuficien-tes para humanizar las ciudades y superar las ten-siones sociales. Por consiguiente, se requiere unenfoque más integrado en el tejido cultural de laciudad.

La ciudad reúne a gentes de diferentes orígenesy patrones culturales. Esta es, al mismo tiempo, suprincipal fuerza como centro de innovación socialy cultural y su talón de Aquiles. La mezcla de es-tilos de vida y formas de expresión en las áreasurbanas puede ser tanto una fuente de creación einnovación como de conflicto. Consolidar la inte-gración social de una población étnica y cultural-mente variada estimulando, al mismo tiempo, sudeseo de realizarse constituye el principal desafíoque la política pública debe afrontar en las ciuda-des de hoy y del futuro.

La integración social y una democracia de baseefectiva son necesarias para crear un sentimientode pertenencia y de responsabilidad, dos elementosesenciales de una ciudadanía genuina. (Concebir yaplicar políticas públicas sistemáticas no sólo de-

bería tener por objetivo mejorar la calidad de vidade las poblaciones, sino también aportar estabili-dad social y política a nuestras ciudades y, porende, a nuestras sociedades»¹¹. La exclusión y lasegregación social junto con el aumento de la vio-lencia -especialmente entre los jóvenes- consti-tuyen problemas urbanos que reclaman solucionesurgentes. Se trata de problemas culturales en elsentido más amplio del término, pero que apelantambién a respuestas culturales en el sentido másliteral del mismo. Así, la historia contemporánea sepuede aplicar para enseñar a los jóvenes los mé-todos no violentos. El proyecto conocido por susiniciales inglesas HIP-HOP, «Autopistas hacia el pa-sado: historia, organización y poder» (Highways intode Past: History, Organization and Power), es una es-pecie de «visita a los derechos civiles» que lleva alos estudiantes del área de Boston a visitar sitiosclave de los movimientos por los derechos civilesde las décadas de los cincuenta y sesenta y com-prender el poder de la no violencia, por la queadolescentes como ellos arriesgaron sus vidas y lle-naron las cárceles en su lucha en favor de los de-rechos civiles. Asimismo, actividades tales como laformación artística de aficionados o el acceso gra-tuito o a precio reducido a instituciones y activi-dades culturales se han revelado eficaces en la rein-tegración de miembros excluidos de la sociedad.La financiación de las artes vinculada a una acciónen favor de la diversidad favorece el desarrollo dela comunidad.

Nuevas visiones basadasen el pluralismo

Las políticas culturales cuyo objetivo se cifra encontribuir a edificar «la nación» son cada vez máspuestas en cuestión por personas y grupos que, sinnegar completamente esta motivación, exigen quese satisfagan primero otras necesidades más inme-diatas. Sin embargo, debido a la lentitud burocrá-tica, las visiones y los enfoques más participativosque los gobiernos están dispuestos a definir estána menudo desfasados con respecto a las necesida-

¹¹ CÉLINE SACHS-JEANTET, Managing Social Transformations inCities. A Challenge to Social Sciences, Paris, UNESCO, 1995 (Ma-nagement of Social Transformation-MOST, Discussion PaperSerles, núm. 2).

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des reales en el momento en que se ponen enpráctica. Esto es especialmente cierto en el terrenode la vida cultural, donde el cambio es rápido,pero la política es más bien rígida. Un sutil cambioen las concepciones vigentes es la convicción deque no debe considerarse al Estado como el prin-cipal proveedor de instalaciones y servicios cultu-rales. Basado en la oferta, el modelo actual resultacaro, tiene la desventaja de ir de la cúspide haciala base y de descuidar fácilmente las necesidadesde las minorías. No obstante, aplicar una políticafundada en la demanda resulta más fácil de decirque de realizar. Sólo algunos países, entre los cua-les se encuentran Suecia y los Países Bajos, han de-finido estrategias destinadas a promover la partici-pación cultural como una dimensión importantede una sociedad abierta al mundo. En las propo-siciones que presentó en 1995 sobre la orientaciónque debería adoptar la política cultural en Suecia,la Comisión de Cultura designada por el gobiernosueco preconizó ampliar la participación en la vidacultural a fuerzas que generalmente se consideransituadas fuera del terreno de las artes. Entre loselementos que debe incluir una nueva estrategia departicipación está el aumento de la interacción en-tre las políticas culturales y otros sectores socialesy educacionales. La relativa novedad de esta con-cepción aconseja la necesidad de realizar investi-gaciones comparativas sobre la transformación delas formas de participación, así como de ejemplosde las mejores prácticas para apoyar esta tendenciapositiva. Fortalecer este proceso ayudaría a ponera las personas, y no a las instituciones y productos,en el centro mismo de la acción. Una política se-mejante debería seguir la evolución de los estilosde vida, intereses y capacidades creadoras. Así escomo en Zimbabwe las artesanías, el vestido, el di-seño, la comida, la medicina tradicional, las prác-ticas ecológicas y la religión constituyen elementosimportantes de la nueva política cultural de estepaís.

Marcos de una política de integración

Pocos son los gobiernos que cuentan con institu-ciones que representan adecuadamente los intere-ses de la mayoría y de las minorías. Las políticasen vigor reflejan raramente las tradiciones y cos-tumbres de todos los segmentos de la comunidadnacional o local. En Estados Unidos de América,por ejemplo, según una encuesta realizada en

1992, 127 beneficiarios de subvenciones, es decir,personas que trabajan en el terreno, situaban lacategoría «pluralismo/diversidad cultural» en el se-gundo rango de las 98 cuestiones sociales o eco-nómicas más importantes, mientras que 168 dequienes aportaban las subvenciones las colocabansólo en el cuarto rango 12. El acceso efectivo a losderechos políticos y civiles fundamentales es lo quedetermina el «espacio» disponible para que los gru-pos excluidos puedan construir sus propias orga-nizaciones representativas. Sin embargo, la primeralegislación nacional multicultural del mundo seformuló en Canadá tan sólo en 1988, cuando lanueva Ley sobre el Multiculturalismo confirió unaautoridad estatutaria a una serie de políticas y pro-gramas gubernamentales para apoyar la diversidadcultural como una característica fundamental de lasociedad canadiense. Este sólo fue un primer pasodestinado a apoyar el llamamiento a «diversificar lacorriente dominante» de la política y la vida cul-tural. La Comisión considera que este enfoque po-dría servir de referencia a otros países.

El respeto de la diversidad es esencial, pero si sedesea evitar la formación de nuevos ghettos, debeir acompañado de la promoción del diálogo. Tam-bién debemos recordar que la diversidad culturalno se limita únicamente a la diversidad étnica; lasmujeres están subrepresentadas e insuficientemen-te reconocidas en las actividades culturales, tantoen lo que se refiere a su contribución como crea-doras como en el desempeño de papeles en lasáreas de gestión y organización. Las iniciativas in-novadoras que el Consejo de las Artes de Inglaterra(Arts Council of England) ha emprendido para eva-luar y apoyar la creatividad de las personas minus-válidas son ejemplares y deberían inspirar a otrospaíses. A menudo, jóvenes y mayores son descui-dados o ignorados, por lo que se deberían lanzarprogramas de participación efectiva que les ofrez-can directamente oportunidades y alternativas.

A pesar de los considerables progresos realizadosen los últimos decenios en materia de promociónde la democracia cultural y de protección de losderechos humanos, muchas personas y comunida-des en el mundo, especialmente aquellas que per-tenecen a grupos minoritarios o socialmente mar-ginados, están todavía excluidas de la vida culturalde sus sociedades. Ahora se reconoce que los de-

¹² NATHAN WEBER and LOREN RENZ, Arts Funding: A Reporton Foundation and Corporate Grantmaking Trends, New York,The Foundation Center, 1993.

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rechos culturales forman parte de una generaciónrelativamente reciente de los derechos humanos.El núcleo de estos derechos es que toda personatiene derecho a participar plenamente en la vidacultural. Todos estos derechos, sin embargo, re-quieren aún una más clara definición y, natural-mente, ser incorporados al marco de referencia dela política. Su estatuto legal en los planos interna-cional y nacional debe ser fortalecido medianteuna negociación participativa entre los organismosdel Estado y diversos grupos (poblaciones autócto-nas, minorías, inmigrantes, etc.), de manera quecada grupo pueda contribuir a la formulación depolíticas destinadas a garantizar su comprensión,respeto y aceptación.

El empoderamiento, basado en el principio dela autodeterminación cultural, es un objetivo alque aspiran particularmente las minorías, así comolas poblaciones autóctonas que reclaman una de-volución creciente de poder a sus comunidades. Ensu vocabulario, este término no implica indepen-dencia política, tal como se puso de manifiesto enla manera como estas peticiones fueron sometidasa la atención internacional en el Consejo Econó-mico y Social (ECOSOC) de las Naciones Unidas yde la Comisión de Derechos Humanos de las Na-ciones Unidas. Desde 1972, existe en el seno de laComisión de Derechos Humanos un Grupo de Tra-bajo para las Poblaciones Indígenas, cuya acción seha visto plasmada en una Declaración sobre losPueblos Indígenas, destinada no sólo a lograr unamayor protección, sino también a reconocer ple-namente sus derechos culturales. La Comisión apo-ya este proceso.

También existe la cuestión del acceso al poder.La formulación y aplicación de medidas concretaspara promover dicho acceso es tarea tanto del Es-tado como de la sociedad civil. Sólo la participa-ción más amplia posible de todos los niveles de lasociedad en la vida cultural garantiza una vida ple-namente democrática. Es responsabilidad del Esta-do asegurar que las instituciones públicas tengancomo objetivo promover la contribución equilibra-da de todos los sectores de la sociedad. Desde elpunto de vista de la sociedad civil, el empodera-miento exige acceso a la información, así como acanales de expresión, representación y corrección.Los programas destinados a facilitar el acceso a lainformación y a los medios de comunicación comovehículos de expresión y representación deberíanser objeto de un desarrollo aún mayor, especial-mente aquellos destinados a las mujeres, los sec-

tores marginados y las minorías. La creación deasociaciones culturales, así como de redes de radio,televisión y nuevos medios de comunicación co-munitarios y alternativos, puede también desem-peñar un papel significativo en este campo, comosucede en las zonas urbanas centrales deprimidasde Los Ángeles o en el Sudeste asiático.

De las artes a la creatividad

Según lo ya expuesto por la Comisión en el Capí-tulo 3, es la vida creativa lo que da sentido a laexistencia de las personas; a pesar de ello, la vidacreativa está ausente en la mayor parte de los de-bates de política. Los términos «creatividad» y «ex-presión creativa» se utilizan a menudo como eufe-mismos para apoyar a las artes profesionales y a lasinstituciones del mundo de las artes y el patrimo-nio. Ciertamente, las artes profesionales y los artis-tas contribuyen a la vida estética de toda sociedad,pero concentrar la atención únicamente en ellospuede dar como resultado el subdesarrollo del po-tencial creativo de la comunidad y la pérdida delas ventajas de contar con una población con in-ventiva. Frecuentemente, la política cultural se li-mita a ser una política para las artes, haciendo hin-capié exclusivamente en la búsqueda de la excelen-cia artística e institucional. El resultado es unaforma de política «minusválida», que desvía el de-bate sobre el apoyo a la diversidad, la opción y laparticipación ciudadana hacia cuestiones trilladassobre «bellas» artes frente al arte popular, estatutoprofesional frente a estatuto de aficionado, o si lasartesanías, el folclore y otras formas de arte popu-lar deberían ser objeto de apoyo.

La personalidad a veces glorificada del artistaprofesional no debería llevar a descuidar las crea-ciones más humildes, a menudo de aficionado, queinyectan savia nueva al tejido social. Una visión másamplia del concepto de «creatividad» daría tam-bién menos peso a las designaciones oficiales sobrelo que es o no es arte, y a quién pertenece. Enalgunos casos se debería brindar mayor apoyo a losespectáculos callejeros y a las fiestas públicas que alos conciertos en salas y a las obras de teatro. ¿Elarte visual, por ejemplo, se limita únicamente a lasvitrinas de los museos y las galerías de arte? ¿Quélugar habría que dar a los frescos pintados sobrelos muros de las ciudades, a los graffiti de las zonasurbanas centrales deprimidas o, para aquellos quetienen acceso, al World Wide Web de Internet?

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Para promover la creatividad es necesario realizaresfuerzos que hagan posible que tanto los creado-res como el público participen colectivamente enel renacimiento de su medio ambiente. Las raícesrasta de la música reggae en Jamaica, el teatro de lacalle de la Jagran Company en Delhi y el Breadand Puppet Theatre en Nueva York fueron creacio-nes espontáneas de la comunidad. Buen arte, estasmanifestaciones artísticas han vehiculado tambiénpoderosos mensajes sociales. Crear un entorno pro-picio para tales iniciativas quiere decir que el apoyono debe en manera alguna sofocarlas, sino quedebe ser menos directo y oficial.

Todas las personas tienen necesidad de comu-nicar sus experiencias, esperanzas y temores, comosiempre lo han hecho. Muchas iniciativas locales,particularmente en África y América Latina, favo-recen este tipo de comunicación sin plantearse silo que están haciendo es «creativo» o incluso«arte». Les basta poderse comunicar de una ma-nera nueva y estimulante, como lo hacen innume-rables grupos locales que interpretan música o pre-sentan obras teatrales. Estas personas son, sobretodo, activas y, en ese sentido, sin duda alguna soncreativas.

Toda actividad creativa basada en la comunidaddebería ser muy valorada y apoyada. Los movimien-tos artísticos comunitarios de muchos países hanincorporado estrategias para estimular la creativi-dad local y elevar el nivel utilizando contribucionesde artistas profesionales. Esta iniciativa va más alláde la simple mejora de las competencias de la co-munidad y en realidad apoya el logro de objetivosde desarrollo cultural. Las ciudades, por ejemplo,son un terreno fértil para la creación y la expresiónartística transcultural, particularmente en el campode la música popular. Sin embargo, se trata de unterreno poco explorado, debido a que los jóvenestalentos musicales no están adecuadamente for-mados y el desarrollo de su carrera no se promueveadecuadamente. Esto es particularmente lamenta-ble, dada la vital contribución de la música -lamúsica del mundo- a la creación de una culturaglobal compartida por los jóvenes. Éste es un mun-do que vibra con vitalidad. Se deberían adoptarmedidas en el plano internacional a fin de elaborardirectrices y buenas prácticas destinadas a promo-ver la carrera de los músicos, especialmente en laszonas urbanas; fortalecer las capacidades naciona-les para formarlos; producir y difundir su trabajo,así como para promover su estatuto profesional.

La creatividad exige un entorno que estimulela expresión y la exploración. Se deberían incen-tivar los programas educativos que posibilitanuna interacción imaginativa entre las tradicionesculturales y las nuevas tecnologías; asimismo, sedeberían impulsar estrategias que estimulen ini-ciativas creativas en el campo de la formación. Elapoyo que se brinda a formas artísticas emergenteso experimentales debería considerarse como unainversión en investigación social, creatividad y de-sarrollo humano y no como un simple subsidioal consumo. No se debe esperar lograr siemprela recuperación de los costos y la generación deingresos. Si el apoyo del gobierno a la innovaciónno es puesto en tela de juicio en otras áreas eco-nómicas, ¿por qué habría de serlo en relacióncon algo tan importante como las artes? El re-conocimiento de que la imaginación creadora esun pilar de la vitalidad y el desarrollo de la so-ciedad — en términos económicos y humanos—exige también la coordinación entre la creativi-dad cultural y otros campos de la política, como,por ejemplo, la planificación urbana, el ocio y laeducación.

Los efectos negativos del consumismo sobre lacreatividad podrían atenuarse si se reajustaran laspolíticas para las industrias culturales en relacióncon las políticas culturales como un todo. De estamanera, como se mostró en el Capítulo 4, se po-dría estimular el pluralismo y la competencia en-tre los medios de comunicación, si se subvencio-na la producción y la distribución endógena deproductos culturales. Los responsables de la for-mulación de política deberían reconocer tambiénla importancia de la creatividad y la innovacióncomo factores cruciales en la competitividad in-ternacional de las naciones. En algunos países, lapolítica cultural incluye también la artesanía, lacreación de soportes lógicos (software), el diseño,la planificación urbana y la arquitectura. Algunospodrían sostener que la cadena de tiendas demuebles IKEA ha hecho del diseño popular elmayor éxito internacional de la industria culturalsueca. La empresa ha aprovechado la creatividadsueca en materia de diseño. Al conferir a la pre-sentación y a los servicios de todos sus productosuna identidad sueca fácilmente reconocible, esposible que IKEA haya hecho más para forjar unaimagen positiva de su país que las películas deIngrid o de Ingmar Bergman, o que la música degrupos pop como Abba o Ace of Base.

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Para que las artes sean accesibles a todos

El City Arts Centre de Dublín fue concebido comoun centro de recursos comunitario integrado destinadoa la educación, con el objetivo de facilitar el acceso alas artes a todos y contribuir a la realización creativaindividual y de toda la comunidad. Entre sus acti-vidades se encuentra el desarrollo de programas in-novadores pura niños, desempleados de larga duracióny minusválidos, grupos frecuentemente excluidos de lavida cultural. Estos programas comprenden una ex-posición que no requiere de un jurado de admisión,,que « presenta la minusvalía como una diferencia, nocomo una desventaja» , el proyecto de jóvenes autoresdramáticos (los jóvenes hacen investigaciones y escri-

ben una obra sobre el tema de la minusvalía), asícomo toda una serie de cursos y talleres que favorecenel aprendizaje intercultural.

Desde 1990, el centro se ha afiliado a la Very Spe-cial Arts, una organización internacional fundadaen 1974 por Jean Kennedy Smith, que tiene por obje-tivo brindar a los minusválidos la posibilidad de ac-ceder a las artes. « La capacidad de comunicarse y,gracias a esta comunicación, de participar, debe ocu-par un lugar central en una sociedad equitativa, jus-ta y en desarrollo» , son las palabras de Sandy Fitz-gerald, director de la rama irlandesa de Very SpecialArts.

La creatividad, el derecho de autor y el artista

La protección de los derechos de los artistas es fun-damental. La tecnología abre actualmente a losartistas y a sus creaciones nuevos horizontes, perotambién amenaza sus derechos. ¿Cómo se puedenproteger estos derechos cuando los nuevos mediosde difusión -compresión digital, producción deimágenes virtuales, productos multimedia de todotipo- minan a veces los principios fundamentales?La necesaria adaptación al desarrollo tecnológicono justifica el desmantelamiento de las convencio-nes y reglamentaciones existentes; por el contrario,exige la ampliación del derecho de autor que tieneque proteger los intereses de los creadores y losartistas, al mismo tiempo que garantiza el accesouniversal a las obras artísticas. Con aplicaciones tec-nológicas como Internet, es posible que los respon-sables de la formulación de política tengan queprever nuevos sistemas de derechos que no repo-sarán, necesariamente, en los principios del dere-cho de autor. Los progresos de la tecnología de lainformación ponen de manifiesto que ambos nosiempre son conciliables.

El acuerdo del GATT, a través de su acuerdosobre popiedad intelectual TRIPs (Agreement TradeRelated Intellectual Property), ha provocado una sutil

reorientación del derecho de autor hacia una pers-pectiva comercial. Uno de los desafíos consistirá enmantener el equilibrio entre los intereses de los paí-ses exportadores de los derechos de autor y los paísesimportadores, particularmente en relación con lospaíses en desarrollo. Si bien difícil, la defensa delos legítimos intereses de los países en desarrollose debería proseguir mediante la instauración deuna protección apropiada. Por consiguiente, la Co-misión alienta la investigación de nuevas baseslegales para asegurar una efectiva aplicación yprotección del derecho de autor revisado y delos derechos afines para garantizar las mejorescondiciones de vida posibles a los creadores y artis-tas. Esto es especialmente importante para los paí-ses en desarrollo, donde las copias ilegales baratasde material importado desalienta la creación y laproducción nacionales. Se debería mejorar la asis-tencia legal y técnica a estos países con vistas a ela-borar o adaptar la legislación sobre el derecho deautor y derechos afines, y contribuir a luchar con-tra la piratería. Esta situación es particularmentesorprendente en el campo de la actividad audio-visual en Nigeria, donde «la producción local en35 mm fue de sólo una película durante los dos últi-mos años y medio, y donde hoy la mayor parte delos cines en el sur del país ha abandonado la pe-

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lícula por el vídeo, en su mayor parte de origenpirata» ¹³.

Existen vínculos importantes entre la libertad deexpresión y la creación artística que van más allá dela protección del derecho de autor. Medidas especí-ficas de orden social, legal, económico e institucionaldeberían reconocer el estatuto especial del artista. Lafiscalidad, la seguridad social, las estrategias de em-pleo y la formación profesional son otros tantos ins-trumentos efectivos en relación con este objetivo, sibien su aplicación exige una estrecha cooperaciónentre profesionales que dependen de diferentes ins-tancias ministeriales. Aun cuando la Recomendaciónde la UNESCO relativa al estatuto del artista, adop-tada en 1980, sigue siendo hoy una guía valida eincluso esencial, se requieren nuevas iniciativas en lasáreas anteriormente expuestas. La Comisión reco-mienda que se emprenda una evaluación compara-tiva a fin de determinar los progresos realizados enel fortalecimiento del estatuto del artista en el mun-do, incluyendo cuestiones tales como fiscalidad, se-guridad social y formación.

Formación y sensibilización

Los principios de una buena gestión deberían seraplicados tanto a las instituciones, programas y pro-yectos artísticos que cuentan con apoyo públicocomo a todos los servicios financiados por el Esta-do. Sin embargo, dado que es necesario ampliar elcampo de la responsabilidad cultural, se ha hechoaún más necesario suscitar una nueva y más vastatoma de conciencia. Una concepción «holística» dela planificación cultural ha comenzado ya a echarraíces en algunos países occidentales y en Australia,pero sigue siendo todavía relativamente rara enotras partes. La formación ofrecida por los cursosactuales de política y gestión culturales no satisfa-cen esta necesidad; su principal carencia consisteen la falta de una metodología multidisciplinariaque permita a los profesionales trabajar más alláde los límites de su especialidad y que dialoguenentre sí disciplinas tan diversas como la administra-ción artística, la conservación, la restauración, laplanificación urbana y regional, el diseño urbanoy el desarrollo del turismo. En general, la base dela formación es tan restringida que impide relacio-nes creativas entre las diferentes perspectivas.

¹³ BEN ZULU, Culture and Development in Africa Film and VideoDistribution. Conferencia de Bellagio, mayo de 1995.

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Los medios de comunicación en general, sobretodo en las áreas urbanas, podrían constituir unatribuna libre donde los ciudadanos podrían expre-sar sus ideas creativas, hallazgos, ansiedades, aspi-raciones, desacuerdos y controversias. Asimismo, lasuniversidades y otras instituciones de investigaciónpodrían desempeñar un papel importante. Duran-te los años ochenta, algunos estudios revelaron alos responsables de la toma de decisiones a nivelmunicipal la importancia de las artes y las indus-trias culturales en la economía local, así como lasincidencias económicas directas e indirectas quepueden tener sobre el empleo y la creación de ri-queza. Hoy en día se requieren nuevas investigacio-nes para permitir medir la incidencia que las in-dustrias culturales tienen sobre el mejoramiento delas competencias, la cohesión social, el desarrollocomunitario, la identidad local, el fortalecimientode la capacidad institucional, etc. ¿Cómo puedenlas actividades culturales urbanas bien organizadasfavorecer estilos de vida más sanos, de buena con-vivencia y menos consumistas?

Construir nuevas alianzas

La dimensión Política

Lejos de ser reconocida como un componente cen-tral de la política pública, la responsabilidad porlas artes está subsumida frecuentemente bajo otrasáreas que tienen mayor prioridad, tales como elbienestar social, la salud o las comunicaciones. Enocasiones, el sector de la cultura constituye una res-ponsabilidad jurisdiccional compartida. Aunque sesuele sostener que este enfoque ofrece una posi-ción estratégica que contribuye a situar la políticacultural dentro de una agenda más inclusiva, en lapráctica se trata más bien de deseos que se tomanpor realidad. «Dios venga en auxilio del ministroque se inmiscuye en las artes» es una declaraciónque se atribuye a Lord Melbourne, primer ministrobritánico del siglo XIX. Un siglo y medio más tarde,los gobiernos se enfrentan a las mismas dificulta-des.

La explotación de monumentos y sitios históricospor encima de su capacidad es un ejemplo decómo los intereses económicos o de empleo pue-den anteponerse a los objetivos culturales. Movidospor intereses electoralistas, los políticos ignoran

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con facilidad las formas más creativas de tener encuenta el sector de la cultura cuando abordan cues-tiones sociales. Incluso cuando los gobiernos hanadoptado orientaciones democrático-participativasy socioculturales para revisar las políticas culturales,los enfoques globales para fortalecer los valores po-sitivos de las artes en el desarrollo comunitario, lacomprensión mutua y la cooperación son todavíalimitados.

Los profesionales responsables de la formulaciónde políticas desarrollan su propia jerga técnica, loque oscurece la comunicación con el mundo ex-terior y limita su propio pensamiento. También dis-ponen de sistemas para legitimar sus acciones, ba-sados frecuentemente en «pruebas» que no resis-ten el análisis. Es difícil discutir sobre estasactitudes; no digamos nada sobre cambiarlas. Másvisibles son las motivaciones a corto plazo e inspi-radas en consideraciones electorales de los políti-cos profesionales y los funcionarios. Por muy pres-tigiosos que puedan parecer los proyectos cultura-les a corto plazo, los políticos orientados porconsideraciones de orden electoral raras veces ela-boran políticas a largo plazo. De ahí la reapariciónperiódica de grandes y costosos proyectos de cons-trucción — salas de concierto, teatros, estadios de-portivos gigantes, etc.— que devoran presupuestosque podrían haber sido utilizados en proyectos deformación y actividades artísticas comunitarias me-nos visibles, más baratos y también más numerosos.La controversia es inevitable, ya que muchos de losproductos culturales pequeños, emergentes y ex-perimentales no atraerían necesariamente a todos,pudiendo algunos de ellos incluso disgustar a am-plios sectores de la población. Pero la política sepuede defender como una inversión en creatividady desarrollo humano, con todos los riesgos nor-malmente relacionados con la inversión.

La política cultural constituye un pilar de la po-lítica exterior. En una declaración reciente, el go-bierno de Canadá describía la proyección de losvalores y de la cultura nacionales como uno de lostres pilares de su política exterior. Frecuentementecentrados en las relaciones intergubernamentales yen el desarrollo del comercio, la cooperación y losacuerdos bilaterales siguen estando estrechamenteligados a formas tradicionales de diplomacia cul-tural, donde las manifestaciones culturales se po-nen al servicio de objetivos nacionales sin relacióncon ellas, como en el caso de las giras al extranjerode compañías artísticas prestigiosas que se utilizancon frecuencia para promover el desarrollo de las

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exportaciones. Sin embargo, la eficacia de estos es-fuerzos se ve reducida por el aumento constantede los intercambios culturales organizados por ins-tituciones privadas o particulares -artistas, produc-tores, redes internacionales, comunicaciones y me-dios de comunicación globales-. Durante los úl-timos años se ha producido un cambio importante,pasándose del intercambio de productos finales ala realización de actividades de investigación, ex-perimentación y coproducción. En el campo de lasindustrias culturales, la internacionalización delmercado se refleja en términos de cooperación yactividades transnacionales, de empresas conjuntasentre productores de películas, servicios de difu-sión via satélite, editoriales e industrias discográ-ficas.

Sin embargo, la preocupación por las políticasculturales ha pasado a ser un objetivo más signifi-cativo en varios organismos regionales, entre loscuales el Consejo de Europa es probablemente elmás destacado. En otras partes del mundo, orga-nismos tales como la Organización de la UnidadAfricana (OUA), MERCOSUR en América Latina,la Organización Educativa, Cultural y Científica dela Liga de los Estados Arabes (ALECSO), la Aso-ciación de las Naciones del Asia Oriental (ANASE)e instituciones como la Agencia de CooperaciónCultural y Técnica (ACCT) han iniciado programasde política cultural como parte de sus actividades.Dentro de esta misma línea, se organizan tambiénreuniones anuales de ministros de cultura en di-versas regiones. En el plano multilateral, la coor-dinación entre organismos regionales podría abrirnuevas posibilidades. Otro importante paso adelan-te en el reconocimiento de la existencia de un ma-yor «espacio» para la política pública en materiade actividades culturales, si bien todavía simbólico,es el artículo 128 del Tratado de Maastricht de laUnión Europea. Al establecer como requisito quela dimensión cultural se tome en consideracióncuando se elaboren políticas económicas y sociales,el artículo refleja fielmente la tendencia actual aincluir la evaluación del impacto cultural en losprocesos de toma de decisiones importantes.

La financiación

La financiación de las artes constituye un desafiopermanente. Las políticas en favor de las artes hanllevado desde los años ochenta al aumento de losgastos, al menos en los países de alto nivel de in-

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FUENTE: UNESCO/Council of Europe, Questionnaire on the Public Financing of Cultural Activities in Europe (provisional), 1994;Australia Bureau of Statistics, 1994; World Bank, 1994

gresos (como Canadá, Francia y Japón), y a un con-siderable crecimiento en las actividades culturalesapoyadas oficialmente. Durante la década de losnoventa, sin embargo, la reducción de los presu-puestos ha tenido como consecuencia la disminu-ción del nivel de financiación y ha originado tam-bién una más rigurosa evaluación de los beneficiosresultantes de los gastos culturales y una definiciónde prioridades más estricta. Si bien se reconoceque las actividades culturales pueden contribuir aaumentar los ingresos por exportaciones y al cre-cimiento económico, este reconocimiento no se veacompañado necesariamente de un aumento co-rrespondiente de los recursos. El objetivo es difícilde alcanzar, en parte porque las políticas globalesde financiación de la cultura aún están por definir.Esta situación encuentra también una explicaciónparcial en la vieja idea de que las artes y los pre-supuestos que a ellas se destinan son fantasías ylujos que sólo sustraen recursos a la economía. Sino se define ninguna estrategia específica de finan-ciación de la cultura, es muy fácil que los ministe-rios de finanzas recorten los recursos que se le asig-nan. Sólo algunos países, como los Países Bajos,

han adoptado planes a largo plazo para asegurarque eso no suceda.

En los países ex socialistas, donde la infraestruc-tura cultural, los marcos reguladores y los mecanis-mos de financiación se han derrumbado, los sec-tores de las artes y la cultura se han visto afectadosenormemente. Incluso instituciones culturales degran prestigio, como los teatros Kirov y Bolchoi enla Federación de Rusia, han experimentado consi-derables reducciones en sus subvenciones, que hanpasado de casi el 100 % a menos del 20 % de susrespectivos presupuestos 14. Con este colapso pre-supuestario, no es sorprendente que muchos paísesen transición tengan nostalgia del papel que de-sempeñaba el Estado en un pasado reciente y ol-viden la ideología política que sustentaba dicho pa-pel. En los países pobres, la financiación insuficien-te del sector de la cultura sigue siendo un malcrónico.

En todo el mundo se puede observar una ten-dencia a diversificar las fuentes de financiación

14 «Disasters at the Opera», The Economist, 7 January 1995.

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Medio ambiente

Vivienda/Urbanización

Civismo, Defensa de derechos sociales

% Subsidios del gobierno % Ingresos obtenidos

FUENTE: JOHN HOPKLNS , Comparative Nonprofit Sector Project, 1994

— públicas y privadas— que integran el sistema de prácticas, tratan de transferir una parte significativaapoyo a la cultura. La Comisión ve con satisfacción de sus gastos en favor de las artes al sector privadoque los fondos consagrados a la cultura provenien- — por ejemplo, mediante el mecenazgo empresa-tes de donantes no gubernamentales, tales como rial— descubrieron en la década de los ochentaempresas, fundaciones, asociaciones de voluntarios que los mecenas del mundo de los negocios noy otras instituciones sin fines de lucro, están au- estaban dispuestos a compensar la reducción de losmentando. Esta mayor atención por parte de lo presupuestos del sector público. Al igual que en losque se denomina el tercer sector o Third Sector es sectores social o educacional, no todas las activi-bienvenida, pues anuncia nuevas alianzas en favor dades culturales sin fines de lucro se prestan al pa-del apoyo a la vida cultural en el desarrollo hu- trocinio de las empresas, ni se puede esperar quemano. Sin embargo, el mecenazgo empresarial y, sobrevivan sin la ayuda del Estado. Los mecanismosen cierta medida, el apoyo de las fundaciones pri- del mercado pueden perfectamente no suministrarvadas parecen haber generado en algunos casos fal- un nivel socialmente óptimo de bienes y serviciossas esperanzas. En ciertos países como el Reino que genere beneficios sociales y comunitarios másUnido y los Estados Unidos de América, donde la amplios. Con frecuencia se olvida que el apoyo aidea de una política cultural oficial es en cierto la cultura en una economía de mercado no es unsentido ajena a la tradición nacional, la preferencia óbolo que se otorga en respuesta a una solicitudpor dejar que las fuerzas del mercado se ocupen especial, sino un medio de remediar las carenciasdel sector de la cultura ha llevado a la reducción del mercado. Por consiguiente, financiar la culturasignificativa del gasto del Estado. Así, en 1995 el es perfectamente compatible con la búsqueda deCongreso de los Estados Unidos decidió reducir en la eficiencia económica. Todo parece indicar queun 40 % los recursos del ejercicio presupuestario durante muchos años todavía el presupuesto de la1996-1997 al National Endowment for the Arts. cultura seguirá siendo asegurado por el Estado.

Los gobiernos que, por razones ideológicas o Los gobiernos han tratado de promover algunas

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estrategias financieras y adoptar políticas que fo-menten la contribución de las organizaciones vo-luntarias sin fines lucrativos del sector privado. Sise preconiza una ampliación del enfoque del sectorde la cultura, dichos esfuerzos son esenciales. Seconfía cada vez más en que medidas de carácterfiscal, tales como créditos e incentivos fiscales, im-pulsen la producción cultural o la preservación delpatrimonio por parte del sector no estatal. Entreotros métodos se puede mencionar la creación defundaciones sufragadas mediante contribucionespúblicas y privadas o la aplicación de derechos deautor cuyas regalías suministren nuevos recursos.Recurrir a las loterías es otro método que lanza lared aún más lejos. Sin embargo, la lotería nacionalrecientemente creada en el Reino Unido, porejemplo, sólo tuvo por efecto restablecer la finan-ciación global en los niveles anteriores, en lugar deaumentarlos.

Cada una de estas estrategias ha sido ensayadaen uno o más países. Ninguna parece perfecta; deahí la tendencia cada vez mayor a combinar variasde ellas. Sin embargo, estos enfoques se han apli-cado a menudo arbitrariamente, sin objetivos cla-ros y coherentes, lo que ha tenido como conse-cuencia la duplicación de esfuerzos o la indebidaasignación de recursos. El desequilibrio en la asig-nación de los recursos atribuidos por los gobiernosy las organizaciones no gubernamentales a las ciu-dades y provincias situadas lejos de los centros depoder cultural y político es también muy frecuente.Las prioridades actuales en materia de gastos sólohan sido objeto de evaluaciones limitadas y la asig-nación de recursos sigue haciéndose en favor deinstituciones y objetivos establecidos.

En los países ex socialistas, los nuevos modelosque incorporan fuentes de financiación múltiplesapenas comienzan a aparecer. En este contexto, elpapel del sector privado y del sector sin fines lu-crativos en el apoyo a las actividades culturales estodavía más importante y se necesitan mayores es-fuerzos para estimular el mecenazgo empresarial,las donaciones privadas y la cooperación ciudada-na. Si bien se puede aprender mucho de las actua-les tendencias de las economías de mercado, es evi-dente que no existe ningún modelo de financia-ción que pueda ser exportado sin modificaciones alos países de economía ex socialista. Por el contra-rio, esta región debería buscar su orientación bá-sica no en la situación actual de las economías demercado de Occidente, sino en la futura sociedadde la información, donde todo permite pensar queel papel de la cultura será sumamente importante.

En el mundo entero se es cada vez más cons-ciente de que «algunas tareas [...] que los gobier-nos no han asumido particularmente bien en elpasado y que no sabrían hacer actualmente asig-nándoles recursos presupuestarios públicos y recu-rriendo a la maquinaria de la administración pú-blica» 15 se pueden realizar gracias a la iniciativaprivada de particulares y de organizaciones. Mu-chos de estos proveedores de fondos independien-tes están dispuestos a establecer partenariados congobiernos, organizaciones intergubernamentales ysupranacionales en cierto número de áreas, mu-chas de las cuales entran en el campo de reflexiónde este Informe. Por consiguiente, la Comisión re-comienda que se ponga en marcha una iniciativamundial para promover el papel de la financiaciónindependiente. Será necesario asegurar que la co-munidad de proveedores de fondos independienteforme parte integrante del proceso que debe llevara la celebración de la Cumbre Mundial sobre Cul-tura y Desarrollo que se recomienda en la AgendaInternacional del presente Informe. Esta iniciativapodría emprenderse con la cooperación de las di-versas asociaciones y centros de documentacióncreados por los proveedores de fondos indepen-dientes en todo el mundo. Asimismo, debería pla-nificarse con el asesoramiento de aquellos orga-nismos que han asumido un papel de liderazgo yque trabajan ya en estrecha colaboración con laUNESCO. Éste es el caso, por ejemplo, del CentroEuropeo de Fundaciones (CEF), la Fundación Eu-ropea de la Cultura (FEC) y la Agencia Europeade Cultura. Estos organismos podrían conjugar es-fuerzos para establecer vínculos con organismosdel sector independiente en otras regiones, talescomo el Consejo de Fundaciones, que tiene susede en Washington, el Centro Mexicano de Fun-daciones y el Consorcio de Fundaciones de Asia yel Pacífico.

Crear nuevos partenariados

Si se quiere que el sector de la cultura se beneficiede un apoyo más eficaz en una economía abiertaen los planos regional y global, es necesario que

15 LORD DAHRENDORF , The Voluntary Sector in the EuropeanContext. Discurso liminar pronunciado en la reunión generalanual del Centro Europeo de Fundaciones, Bonn, noviembrede 1992.

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los modos de relación entre los gobiernos, elmercado y la sociedad civil sean más flexibles. Laredistribución de funciones y responsabilidades en-tre las autoridades nacionales, regionales y localesdebería aumentar la capacidad de respuesta en to-dos los niveles. De los tres escalones o niveles delgobierno — nacional, regional y local— , es el localel que está más en contacto con la población y,por tanto, el que está en mejores condiciones deconocer y responder a las necesidades culturales delas bases. En efecto, cada vez es mayor el númerode municipalidades y autoridades locales que for-mulan políticas en el sector de la cultura. Sin em-bargo, en muchos casos los gobiernos no asignana las autoridades locales los recursos necesariospara alcanzar estos nuevos objetivos. Esta situaciónes particularmente grave cuando las autoridades lo-cales no pueden crear impuestos o cuando las ne-cesidades culturales no son objeto de un cálculofinanciero global.

Debido al papel dominante que desempeña elmercado y teniendo en cuenta la mayor participa-ción de los ciudadanos, es necesario reconocer yestimular mejor las capacidades del sector privadoy de la sociedad civil. Se debe dar espacio y nuevosmarcos de referencia a otros actores. Los gobiernosdeberían desempeñar un papel estratégico consis-tente en facilitar la interacción, la consulta y la for-mación de consenso con y entre estos diferentessocios. Este proceso se podrá consolidar en la me-dida en que la toma de decisiones, la gestión y elsuministro de servicios en el sector de la cultura sedescentralice y democratice.

La Comisión reconoce el papel fundamental delas organizaciones cívicas en el impulso al desarro-llo cultural y hace suyos los puntos de vista de laCumbre Mundial sobre Desarrollo Social, en el sen-tido de que las propias organizaciones de las co-munidades locales desempeñan un papel esencial,especialmente en lo que se refiere a la promociónde la participación de los pobres y de los sin poder.Las organizaciones no gubernamentales cumplenigualmente una tarea indispensable al movilizar elapoyo y el compromiso del público en torno a po-siciones de principio y tareas especializadas. Algu-nas de estas organizaciones tienen un mandato cul-tural específico -como los centros artísticos, losteatros de jóvenes y los festivales locales-, mien-tras que otras tienen un mandato de carácter socialo económico que relaciona las cuestiones cultura-les o de identidad — éste es el caso de organizacio-

nes que forman a personas desempleadas que tra-bajarán luego en industrias culturales u organiza-ciones que realizan campañas para proteger elpatrimonio físico o cultural— . Este sector se carac-teriza por la variedad y la dispersión, por lo queno existe ningún medio sencillo que asegure laparticipación de representantes del mismo en eldesarrollo del proceso que la Comisión propone.Sin embargo, habría un gran vacío si no lográra-mos asegurar dicha participación. Por lo tanto, esnecesario apoyar la creación de nuevos mecanis-mos, tanto en el plano nacional como en el inter-nacional, inspirados en algunos ejemplos de coo-peración exitosa entre gobiernos y asociaciones co-munitarias voluntarias.

En el seno mismo de los gobiernos, los ministe-rios de cultura deberían seguir adelante con susconsultas y trabajar en coordinación con los otrossectores. Esto es fundamental, ya que el éxito enla construcción de un nuevo marco de referenciadependerá en gran medida de la capacidad de losresponsables de la formulación de las políticas parapromover e incentivar una interacción positiva enel conjunto de los diferentes órganos administrati-vos. La formulación de la política cultural y su apli-cación debe ser un asunto de competencia inter-ministerial e intersectorial. No obstante, dado quelos ministerios de cultura tienen un rango inferiora los de educación o bienestar social, lograr dichoobjetivo no será fácil. En Francia, el Ministerio deCultura ha creado la Delegación para el Desarrolloy la Formación, con el propósito de incentivar lacooperación con otros ministerios y realizar tareastales como fomentar el desarrollo de la cultura enel plano regional. Asimismo, se debe estimular tam-bién la comparación de experiencias de diferentespaíses en este campo.

Existe consenso a nivel mundial sobre la impor-tancia de la cooperación multilateral para la pre-servación, promoción y participación en actividadesculturales. La UNESCO tiene una larga tradiciónen la promoción del estudio y el desarrollo de po-líticas culturales nacionales y, por consiguiente, de-bería fomentar la celebración de un foro interna-cional sobre políticas culturales. Dicho foro podríaconstituir una instancia consultiva única en su gé-nero para los responsables de la formulación depolítica, administradores, investigadores, artistas yrepresentantes de la sociedad civil comprometidosen el fortalecimiento de la eficacia de las políticasculturales en todos los niveles de gobierno. El foro

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podría promover el debate abierto, la compara- realizados en materia de política de investigación yción, la experimentación y la transformación, me- desarrollo en las diversas regiones del mundo tantodiante mecanismos flexibles, de las políticas cultura- por el sector público como por el sector no gu-les. Asimismo, podría beneficiarse de los esfuerzos bernamental.

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10Las necesidades de investigación

En la investigación, el horizonte retrocede amedida que avanzamos... Y la investigaciónsiempre es incompleta.

MARK PATTISON (1813-1884)Isaac Casaubon (1875), Capítulo 10

La investigación multidisciplinaria ha obtenidobuenos resultados y una amplia aceptación en elestudio de los vínculos existentes entre cultura ydesarrollo, aunque no siempre se tengan clarascuáles son sus implicaciones. En primer lugar, losespecialistas en diferentes disciplinas pueden tra-bajar juntos sobre un problema concreto. Cuestio-nes tales como mejorar la nutrición, introducirnuevas variedades de cultivos, controlar el creci-miento de la población, reducir la contaminación,o planificar una nueva ciudad pueden exigir quese recurra a varias disciplinas, cuyas contribucionesse apliquen a la resolución de un problema. Eneste esfuerzo de cooperación, las distintas discipli-nas convergen hacia un objetivo común, sin queello implique que se alteren sus métodos o conte-nidos. Por el contrario, precisamente porque todosson especialistas en sus respectivas áreas, los dife-rentes miembros de un equipo tienen algo diferen-te que aportar para encontrar una solución inte-gral. Podríamos imaginarlos como miembros de ungrupo de trabajo presidencial o incluso de esta Co-misión Mundial de Cultura y Desarrollo, a la quecada miembro aporta su pericia profesional paraenfrentar los problemas con la esperanza de queel todo sea más que la suma de las partes.

En segundo lugar, puede suceder que algunaspremisas, conceptos, métodos o técnicas que hastaentonces únicamente se habían aplicado a un solocampo de estudio den buenos resultados cuandose aplican a otro, que previamente había sido ana-lizado de maneras muy diferentes. Por ejemplo, seha producido una considerable invasión de con-ceptos y técnicas económicos en el terreno de los

politólogos, antropólogos, sociólogos y psicólogos.Hasta cierto punto, la premisa de que el compor-tamiento se maximiza bajo presión ha sido fructí-fera y ha permitido esclarecer el comportamientode los consumidores, las empresas y las explotacio-nes agrícolas. Su éxito en estos terrenos ha esti-mulado su aplicación a actividades políticas talescomo el voto, la formación de partidos y la tomade decisiones de los gobiernos. Los cálculos de ren-tabilidad económica y los análisis de costos y be-neficios se han extendido desde el campo de lasinversiones con carácter lucrativo a los de la edu-cación, la salud, el control de nacimientos, la dis-tribución del tiempo entre trabajo y ocio, así comoentre las diferentes actividades de ocio, las decisio-nes sobre matrimonio y divorcio, el tamaño de lafamilia e incluso las relaciones extraconyugales.

La «colonización» de toda la vida humana, inclu-yendo sus esferas más íntimas, por el razonamientoeconómico, ha sido criticada de «imperialismo»intelectual. Ha invadido incluso nuestro lengua-je, pues la gente habla de sus relaciones íntimas entérminos de «maximización» de necesidades, «ac-tivos afectivos», «inversión» en sus hijos, formaciónde «capital humano», etc. Ocasionalmente, perocon mucha menos frecuencia, conceptos que seutilizan en la teoría política se han aplicado a pro-blemas económicos. Un ejemplo es la utilizaciónque hace Albert Hirschman del concepto «voice»como una alternativa al concepto de «exit» ¹.

¹ ALBERT O. HIRSCHMAN, Exit, Voice and Loyalty, HarvardUniversity Press, 1970.

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Existe una tercera razón más profunda, que jus-tifica el trabajo interdisciplinario. Podemos conve-nir que la sociedad es un sistema y que todos losfenómenos sociales están relacionados, pero dadala creciente diferenciación de funciones y normas,algunas relaciones se hacen más fuertes que otras.Esto nos autoriza a separar, por ejemplo, las reac-ciones comerciales de las reacciones familiares o laeconomía de la antropología. La necesidad de es-tudios interdisciplinarios surge debido a que existeinterdependencia entre variables que normalmentese analizan por separado. «La ausencia de especia-lización entre las personas objeto de estudio, nojustifica de ninguna manera la ausencia de especia-lización entre quienes las estudian. Un estudiantede Miguel Ángel podría muy bien limitar su aten-ción a sus esculturas, interesándose muy poco porla arquitectura y la pintura, campos en los cualesMiguel Angel destacó igualmente» ².

El área de estudio dedicada al desarrollo ofrecenumerosos ejemplos de dicha interdependencia.Uno de ellos es la relación entre el ingreso percápita y el crecimiento demográfico. En general sesupone que tasas de crecimiento demográfico ele-vadas o en rápido aumento disminuyen el ingresoper cápita y, bajo ciertas condiciones, se puede su-poner que el aumento del ingreso per cápita re-duce el crecimiento demográfico. También se pue-de pensar que existe una relación entre el nivel devida de un grupo minoritario desfavorecido, porejemplo, una casta pretendidamente inferior o unaminoría racial, y un índice de prejuicios contraellos. El prejuicio es una función del nivel de vida-cuanta menos educación, menos salud y mayoresson los prejuicios de las personas- y el nivel devida es función del prejuicio — cuanto mayor es elprejuicio, mayor es la discriminación en materia deempleo, educación, acceso a los servicios sociales,etc.— . De la misma manera se puede tomar enconsideración la relación entre la productividadpor trabajador y la proporción entre inversión eingreso. Cuanto más elevada es la productividad,mayor será la tendencia al ahorro y, por consi-guiente, la tasa de inversión. Por otro lado, cuantomás elevada es la tasa de inversión, mayor es lacantidad de capital por trabajador y, por consi-guiente, la productividad será más elevada. De este

² MICHAEL LIPTON, «Interdisciplinary studies in less deve-loped countries», Journal of Development Studies, vol. 9, October1970.

modo, también se podría determinar la interde-pendencia entre la calidad de los estudios interdis-ciplinarios y la calidad de los investigadores queellos atraen.

Si dicha interdependencia o causalidad recíprocaentre variables que normalmente se estudian se-paradamente es fuerte, entonces se justifica supri-mir las fronteras entre disciplinas. Esta supresiónde fronteras se denomina a veces «transformaciónde los parámetros en variables dependientes», porejemplo, cuando ciertas actitudes, como los prejui-cios contra un grupo, se hacen depender de su in-greso y su posición social, y viceversa. Los lazos fa-miliares y el cálculo económico, el régimen de pro-piedad de la tierra y respuestas a estímulos, lascreencias religiosas y la motivación comercial, el pre-juicio y el nivel de ingresos, pueden interactuar deesta manera. Cuando se producen interdependen-cias de este orden, y esto es más bien la regla quela excepción, el trabajo interdisciplinario se justifica.

Este tipo de trabajo interdisciplinario en profun-didad es el más difícil y se realiza mejor cuandoestá a cargo de una sola persona o de un grupode colegas estrechamente asociados, quienes, sibien están formados en diferentes disciplinas, seestimulan y complementan unos a otros, y tienenal mismo tiempo un enfoque básico similar. Quizásla mejor investigación y la que progresa más rápi-damente se produce cuando la «actividad social»resultante del trabajo de un pequeño grupo de in-vestigadores con ideas afines no se ve perturbadopor estar desfasado en relación con el resto de laprofesión como un todo.

Además de la investigación interdisciplinaria, sonnecesarias la investigación histórica y la investiga-ción comparada. La investigación histórica muestralos modos en que diferentes sociedades han evo-lucionado, poniendo en evidencia los éxitos y losfracasos. Muestra cómo las sociedades existentes es-tán determinadas por el camino que adoptaron enel pasado y analiza las implicaciones de la coexis-tencia de sociedades en diferentes estadios de de-sarrollo, con niveles extremadamente variados deingresos, tecnología y realizaciones en otros domi-nios. Los resultados de la investigación histórica de-berían ofrecer orientaciones a la ética global queabordamos en el Capítulo 1. La diversidad esti-mularía el respeto sin conducir al relativismo ético.Por ejemplo, el análisis de los impactos negativosde las sociedades con más altos niveles de ingresossobre aquellas menos privilegiadas, mostrarían laobligación de cooperar en el plano internacional y

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de dirigirse hacia instituciones globales. La inves-tigación comparada estimularía en el eje sincrónicolo que los estudios históricos alientan en el eje dia-crónico. Una y otra amplían los horizontes de losinvestigadores y profundizan su comprensión delos distintos fenómenos.

Dado que los conocimientos resultantes de la in-vestigación se deben utilizar en beneficio de la gen-te — particularmente de los más pobres— , se de-berían adoptar, en la medida de lo posible, mé-todos participativos de investigación. Solamenteentonces podremos tener la certeza de que los re-sultados obtenidos no estarán sesgados por la óp-tica de los observadores externos — generalmentede extracción urbana, pertenecientes a las élitesprofesionales o tecnocráticas— , sino que seránpuestos al servicio del empoderamiento de las gen-tes, de la ampliación de sus opciones y de su bie-nestar. Por ejemplo, cuando se investigan las prio-ridades de los pobres se descubre que, a menudo,lo que más valoran difiere de lo que los observa-dores exteriores se imaginan. Obtener mayores in-gresos sólo es una de las cosas que desean los des-favorecidos. Una buena alimentación, agua pota-ble, mejores servicios de salud, más y mejoreducación para sus hijos, transporte barato, habi-tación digna, empleo estable y medios de supervi-vencia seguros no aparecen en un mayor ingresoper cápita, por lo menos durante cierto tiempo.Existen otros beneficios no materiales que a me-nudo los pobres valoran más que las mejoras ma-teriales. Algunos de estos beneficios participan delas características de los derechos, positivos o ne-gativos; otros, de las actitudes. Entre éstos mencio-naremos buenas condiciones de trabajo, libertadde escoger su empleo y sus medios de existencia,autodeterminación y amor propio, independencia,movilidad, liberación de la opresión, la violencia yla explotación, menos dependencia de los patro-nes, seguridad frente a la persecución y detencio-nes arbitrarias, no tener que desplazarse en bús-queda de un empleo, una vida familiar satisfacto-ria, posibilidad de afirmar valores culturales yreligiosos tradicionales, acceso al poder, reconoci-miento, posición social, disponer de tiempo ade-cuado para el ocio y de formas adecuadas para uti-lizarlo, sentimiento de tener un objetivo en la viday en el trabajo, la oportunidad de pertenecer y par-ticipar activamente en las actividades de una socie-dad civil pluralista y pertenecer a una comunidad.Estos beneficios frecuentemente son más aprecia-dos que el ingreso monetario, tanto por sí mismos

como en su calidad de medios para un trabajo sa-tisfactorio y productivo, y no son beneficios que se«detecten» o midan en cifras de ingresos más ele-vados. Ningún responsable de la formulación depolíticas puede garantizar el logro de todas, ni si-quiera de la mayoría, de estas aspiraciones, perolas políticas pueden crear las oportunidades parasatisfacerlas. Si bien es cierto que la necesidad de«investigación participativa» y de empoderamientohan sido ampliamente aceptados, hemos sido máslentos para reconocer los cambios que estos con-ceptos exigen de nosotros. «No hemos sabido com-prender que su participación significa una despo-sesión para nosotros. El acceso al poder de ellos sig-nifica una pérdida de poder para nosotros» ³.

Las políticas de crecimiento económico, el de-sarrollo de la infraestructura, así como los progra-mas y proyectos en los sectores que van desde lasilvicultura hasta el transporte de superficie, tienenefectos negativos y positivos sobre la cultura, abs-tracción hecha de su interacción intrínseca con losvalores culturales de cada contexto. Todo proyectode desarrollo debería incorporar un análisis de losefectos culturales previsibles o análisis de impactocultural. Numerosos especialistas en ciencias socia-les reconocen esta necesidad que debería empezara ser compartida con los burócratas de todos losniveles, especialmente en el campo de la planifi-cación, así como con los políticos de quienes de-penden. Si bien éste es un reto al que cada socie-dad responderá a su manera, los organismos de de-sarrollo internacionales podrían dar el ejemplo ylograr cierto progreso, si elaboraran directrices yprocedimientos comunes para los proyectos queemprenden o apoyan.

En algunos organismos se utilizan actualmenteprocedimientos de evaluación ecológica y socialpara medir los impactos potenciales sobre el medioambiente y la sociedad. Estos procedimientos se es-tán ampliando gradualmente para incorporar elanálisis cultural. El Banco Mundial y el Programade las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)reconocen que calcular el valor del patrimonio cul-tural supone la comprensión de los valores estéti-cos, históricos, científicos, sociales y económicos, yambas instituciones están tratando de hacer que di-cha evaluación sea la base para determinar las ac-

³ ROBERT CHAMBERS , «The Professionals and the Powerless:Whose Reality Counts?», Choices, The Human Development Ma-gazine (PNUD, New York), vol. 4, núm. 1, 1995.

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ciones destinadas a proteger el patrimonio. Existeuna gran necesidad de extender este tipo de aná-lisis a la evaluación de los efectos potenciales delos proyectos sobre la diversidad cultural y la si-tuación de grupos marginales específicos. Estascuestiones culturales fundamentales deberían abor-darse a lo largo del «ciclo del proyecto»: identi-ficación, preparación, cálculo, negociación y apro-bación, ejecución y evaluación del proyecto. Losprocedimientos de evaluación ecológica y social sepueden utilizar para seleccionar proyectos y evaluardiversas alternativas de un mismo proyecto.

Los límites de las técnicasy el análisis económico

El perfeccionamiento del análisis costo-beneficiobusca tratar los proyectos y programas de desarro-llo en términos de su impacto total sobre el bie-nestar humano. Así, se toman en consideración loscostos y beneficios directos e indirectos, se incor-pora la distribución del ingreso, la pobreza, el em-pleo y los objetivos en materia de medio ambiente.Algunas veces también se toman en cuenta las ex-ternalidades, se exploran en detalle las opcionesintemporales y las tasas sociales de descuento detiempo y se abandona, hasta cierto punto, la per-judicial noción de que lo que no se puede cuan-tificar no cuenta (o incluso no existe). Con todoello, se ha comenzado a tener en cuenta el impactode los proyectos sobre el medio ambiente. El pasosiguiente es concebir modos de medir sus efectossobre las pautas, las instituciones y, lo más difícil,los valores culturales. Será difícil que el análisis so-cial del costo-beneficio pueda tomar en cuenta va-riables culturales tales como las actitudes hacia eltrabajo, la ética del trabajo, la solidaridad grupal,las relaciones interpersonales y las valoraciones delas personas. Si bien se reconoce generalmente queel descuido de estas variables genera a menudoproblemas imprevistos en la ejecución de un pro-yecto, hasta ahora no se ha desarrollado ningúnmétodo que permita construir modelos a partir deestos parámetros.

El proyecto de plantación de palma aceitera enKulai (Malasia), emprendido por la British Common-wealth Development Corporation, ilustra bien esta difi-cultad. Tres tipos de externalidades (ventajas queno se pueden imputar directamente al proyecto),que los analistas tenían dificultad para tener en

cuenta, eran muy importantes: 1) Por primera vezen Malasia, pequeños propietarios aprendían a cul-tivar palma aceitera. 2) Se puso a disposición delos pequeños propietarios un método innovadorque combina la utilización de una fábrica modernade tratamiento, la comercialización, el crédito y losservicios de extensión. 3) Un número importantede administradores malayos, muchos de los cualestrabajarían posteriormente para la Federal Land De-velopment Authority, fueron formados en materia degestión de fincas. Esta experiencia se repitió des-pués en muchos proyectos similares realizados enAfrica y Asia. Si no se toman en cuenta estas ven-tajas externas, relativamente intangibles, del pro-yecto, un análisis costo-beneficio puede ser muyirrelevante y gravemente incorrecto.

En conclusión, se puede decir que un análisis decosto-beneficio social sólo tiene una aplicación li-mitada y que los especialistas, los investigadores ylos responsables de la formulación de políticas de-ben tener una visión más amplia — incluso en laejecución de estos proyectos— , relacionada con latotalidad de las estrategias humanas y culturales,más que una estrategia restringida, centrada enproyectos individuales.

Uno de los efectos de numerosos proyectos so-bre las poblaciones más vulnerables económica yculturalmente es su desplazamiento debido a lasreubicaciones forzosas que impone el desarrolloplanificado (véase proyectos hidroeléctricos o pro-gramas de irrigación, minas — particularmente atajo abierto— , centrales térmicas y nucleares, com-plejos industriales e instalaciones militares, polígo-nos de ensayo para armamentos, vías férreas y ca-rreteras, creación y ampliación de reservas foresta-les, reservas o parques, así como la utilización detécnicas más rentables que provoca el desplaza-miento masivo de pescadores y tejedores artesana-les) 4. Otros desplazamientos son producto de cam-bios en el uso del suelo, la expansión urbana o dela pérdida de medios de subsistencia debidos a ladegradación del medio ambiente y la contamina-ción Salvo en raros casos, numerosas pruebas de-muestran que los desplazamientos forzados gene-ran una «espiral de empobrecimiento» 5.

4 SMITU KOTHARI, «Cultural Pluralism and Development»,documento preparado para la Comisión, mayo de 1995.

5 MICHAEL CERNEA(ed.), «Involuntary Resettlement: SocialResearch, Policy and Planning», en Putting People First: Socio-logical Variables in Rural Development, 2nd ed., New York, OX-ford University Press, 1991, pág. 195.

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A estos resultados negativos se deben contrapo-ner los beneficios potenciales que el proyecto hayagenerado para otras poblaciones, tales como la me-jora de la electrificación o el transporte, y que ha-brían transformado la vida de los pobres, Los cos-tos de oportunidad generados por el respeto de losderechos (negativos) de ciertas personas a no des-plazarse, privando a otras personas pobres de unaocasión de mejorar sus vidas, pueden ser muy ele-vados.

En muchos países en desarrollo la tierra siguesiendo el principal medio de producción, y la po-sición social está determinada en gran medida porconsideraciones culturales que rigen la distribu-ción, el uso y la gestión del medio ambiente. Lamayoría de sociedades tiene sus «reservas natura-les». Se puede tratar de un «bosque sagrado» o delterritorio de los espíritus, los antepasados o los dio-ses, que no puede ser objeto de explotación eco-nómica alguna. La propiedad de la tierra y las mo-dalidades de su utilización tienen una considerableinfluencia sobre la vida de la comunidad. De ahípor qué cada vez que un tipo de actividad debereemplazar a otra (cultivos comerciales en lugar deagricultura de subsistencia; cría de ganado en lugarde agricultura comercial) el cambio debe ser per-cibido en la perspectiva cultural del significado dela tierra.

Asimismo, existen otras áreas, como el comercioo la transición hacia una economía monetaria, enlas que se deben analizar y reconocer los factoresculturales. Incluso la noción de «gasto» puede estarculturalmente determinada. En muchas sociedadesde Asia y Africa, incluso los más pobres se sientenobligados a gastar pródigamente con ocasión deciertas actividades rituales. Estos gastos tienen unefecto evidente sobre el ahorro y la inversión, asícomo sobre la distribución del consumo en el tiem-po, efecto que las políticas y proyectos de desarro-llo no pueden permitirse ignorar. Por otra parte,las pautas tradicionales de dar y recibir regalos tie-nen un efecto redistributivo que es preciso reco-nocer.

También es necesario definir métodos para com-binar las competencias y las técnicas tradicionalescon los conocimientos y el saber hacer moderno.En el terreno médico (farmacopea y medicina pro-piamente dicha), en Africa, China, India y Méxicoexisten numerosos ejemplos de proyectos que uti-lizan métodos tradicionales o que combinan téc-nicas tradicionales y modernas. Los curanderos tra-

dicionales pueden aportar nuevos e interesantespuntos de vista a la psiquiatría y a la farmacología.El conocimiento tradicional en este campo puedetener un potencial real para la reformulación deproyectos de salud medioambiental, medicina pre-ventiva, nutrición, planificación familiar y atencióndel niño.

La modernización de la agricultura de subsisten-cia constituye otra área donde se requiere un aná-lisis de impacto cultural. La agricultura de subsis-tencia está, sin duda alguna, sujeta a condicionesecológicas sumamente variadas, pero los agróno-mos han comenzado a identificar las modalidadesgracias a las cuales las prácticas locales puedenconstituir la base para modernizar y mejorar laagricultura campesina. Dichas prácticas incorporanconocimiento local que requiere pocos insumos ex-ternos, utiliza nutrientes naturales, los recicla efec-tivamente, protege los cultivos de cobertura y pro-mueve la diversidad genética. Varios ejemplos enGhana, India y Nigeria ilustran la aplicación denuevos conceptos que incorporan las prácticas cul-turales existentes a la modernización de la agricul-tura y el diseño de proyectos agrícolas.

Tenemos ya la certeza de que los proyectos dedesarrollo que no tienen suficientemente en cuen-ta el «factor humano» tienen una alta probabilidadde fracasar. No se debe ignorar el «costo cultural»del ajuste a un nuevo enfoque o a una nueva tec-nología. En general, estos costos van más allá delcosto económico o el costo-oportunidad social,para englobar costos menos perceptibles y tangi-bles, de orden humano y social, ecológico y cultu-ral. Ello exige una nueva manera de ver, analizar,revisar y reformular el perfil del costo-beneficio deun proyecto o que se lo vuelva a situar en un mar-co de referencia más amplio, complementando elanálisis costo-beneficio mediante un análisis cultu-ral. Esto podría conducir finalmente a cambiar ladefinición misma de «costo».

Los economistas han estudiado en detalle los re-sultados del comportamiento motivado por el in-terés personal. Este supuesto se ha extendido másallá del mercado hacia áreas tales como el voto yel comportamiento político, así como en todos losaspectos de las relaciones familiares que normal-mente no se consideraban su terreno de estudio.La hipótesis se ha revelado muy fecunda, pero sólorecientemente la reflexión y la investigación, porlo menos en economía, se han vuelto hacia el es-tudio de las razones y los resultados del altruismo,

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la confianza, la cooperación, la lealtad, la solidari-dad, e incluso el afecto y el amor. Los proyectos ylos programas tendrán que diseñarse de manera di-ferente para utilizar la investigación sobre estos me-canismos culturales.

Las variables cuantitativas no son las únicas re-levantes. Igualmente necesarios son los juicios cua-litativos sobre las actitudes y las instituciones quecorresponden a diferentes caminos del desarrollo,así como sobre los obstáculos y las inhibiciones quese levantan en el camino hacia el progreso. En estesentido, los indicadores cuantitativos, aunque sólosean de carácter ordinal, son de gran utilidad. Así,convendría poner en marcha un análisis de la re-lación entre actividades culturales y grado de con-fianza en sí mismo o autosuficiencia, así como delcontenido y la calidad de la educación, las comu-nicaciones y los medios de comunicación. Tambiénson importantes los indicadores de dependenciatecnológica y retraso tecnológico. También se de-bería explorar indicadores de fenómenos que, a laluz de la ética global, cuyos principios se han enun-ciado anteriormente, son indeseables o negativos.El trabajo sobre estos indicadores y el índice deautosuficiencia se encuentra aún en su infancia.Será necesario efectuar, en primer lugar, un tra-bajo analítico a fin de definir con precisión el ob-jeto de estudio, tras lo cual se deberá proceder ala recolección y comparación de datos relevantes.

Prioridades y modalidadesde investigación

Las áreas que se presentan a continuación son su-gerencias que se podrían convertir en temas de dis-cusión en los primeros informes anuales que la Co-misión recomienda publicar en la Acción 1 de laAgenda Internacional. Ello no debería impedir quese exploren otros campos de estudio.

1) Cuestiones conceptuales, metodológicas y estadísticas.2) Cultura, desarrollo y pobreza.3) Relaciones entre democratización, liberalización y

empoderamiento.4) Desarrollo sostenible.

Bajo cada uno de estos epígrafes se sugieren al-gunos temas específicos.

1 Cuestiones conceptuales, metodológicasy estadísticas

Los trabajos sobre los indicadores culturales se en-cuentran en la infancia. Se deberían recoger datosque midan los aspectos positivos y negativos, asícomo las dimensiones individuales y colectivas dela cultura. Entre los aspectos descuidados por losindicadores de la dimensión cultural tenemos la se-guridad, la autonomía, la autosuficiencia individualy colectiva, el sentido de comunidad, la participa-ción en actividades culturales, los aspectos positivosy negativos de la libertad civil y política y de losderechos humanos, las manifestaciones de violen-cia, racismo y discriminación, el tráfico ilícito deobjetos arqueológicos, etc.

Habría que elaborar indicadores de la hetero-geneidad interna en los países, que permitiríanevaluar las diferencias de posición social de los di-versos grupos segmentados en función de catego-rías étnicas, de minoría, basadas en el género o laedad, así como la calidad de las relaciones que es-tos grupos establecen entre sí. Estos indicadoresson especialmente importantes en sociedades mul-ticulturales, pero también en sociedades con gran-des desigualdades sociales y económicas. No todoslos indicadores tendrán la misma relevancia paratodos los países, ya que sus situaciones difieren.Pero dado que la diversidad y la variedad consti-tuyen lo esencial de la cultura, es necesario encon-trar fórmulas para medirlas.

Un área que requiere mayor reflexión es la desi es deseable un único índice cultural y, si éste esel caso, cuáles serían los coeficientes de pondera-ción estadística que habría que dar a sus elementosconstitutivos. Si se utilizan diversos indicadores, ha-brá que explicitar cómo se relacionan entre sí ypor qué; se deberá determinar si se puede escogerun indicador principal o una amplia serie de in-dicadores diferentes. Si se utilizan coeficientes deponderación arbitrarios para efectuar el cálculoglobal o agregado, también será necesario un aná-lisis de sensibilidad en lo que se refiere a la clasi-ficación según los diversos coeficientes escogidos.Si el índice está en condiciones de aceptar diferen-tes ponderaciones, ¿por qué no utilizar un com-ponente único en lugar de un índice compuesto?Si se adopta un índice compuesto, ¿será necesariooptar por el promedio aritmético o geométrico?Los componentes de un índice agregado tambiéndeberán ser relacionados con indicadores que que-dan fuera del índice. Finalmente, las cuestiones

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planteadas por la agregación o desagregación deindicadores pueden tener consecuencias importan-tes para la orientación de las políticas públicas.

Otra área de investigación es la exploración delsignificado preciso y la interpretación de algunosde estos indicadores. El conocimiento se puedemedir por medio de tasas de alfabetización, añosde escolaridad, número de científicos e ingenierospor cada 10.000 habitantes, número de libros pu-blicados, número de bibliotecas, etc. Para medir lalibertad política frecuentemente se toma como unindicador de opción política la existencia de másde un partido. ¿Habría que concluir que cuantosmás partidos existan, mejor es la situación? Si exis-te un solo partido político, pero también la posi-bilidad de escoger entre diferentes candidatos, ¿essuficiente para que exista la libertad democrática?La interpretación de cada uno de estos indicadoresy su evaluación cualitativa todavía no se han explo-rado suficientemente.

Otro aspecto relacionado con esta temática es lainterpretación que se hace en términos de valorpositivo o negativo de algunos de estos indicadores.Hemos llegado a aceptar el divorcio como un rasgonormal de la vida, ampliando el rango de posibi-lidades de opción, aunque es polémico si deberíaser incluido, con el cáncer y el sida, como una pla-ga de nuestro tiempo o celebrado, como la aspirinay los anestésicos, como una bienvenida liberaciónde nuestras miserias del pasado. Asimismo, el nú-mero de familias monoparentales está aumentan-do, signo de un más amplio rango de opciones;por consiguiente, ¿habría que felicitarse o se tratamás bien de signos de desagregación del tejido so-cial y, por lo tanto, habría que deplorarlo? ¿O nose debería adoptar ninguna posición con respectoa su valor?

Sabemos bien que los indicadores culturales, so-ciales, políticos y humanos son todavía menos ha-bles que la mayoría de los otros indicadores esta-dísticos. Por tanto, formaría parte de la investiga-ción: 1) estudiar los fundamentos conceptuales yanalíticos de estos indicadores; 2) favorecer la re-colección de estadísticas cuando éstas no existen;3) mejorar la calidad de los datos existentes; 4)favorecer su comparabilidad en el plano interna-cional, y 5) sugerir medios que permitan a losusuarios juzgar la fiabilidad de los datos, por ejem-plo, proponiendo rangos en lugar de una sola cifracuando ésta no es fiable o bien clasificando las ci-fras según su fiabilidad.

2 Cultura, desarrollo y pobreza

El objetivo último del desarrollo es mejorar la con-dición humana. Al mismo tiempo, el recurso másabundante del que disponen los países en desarro-llo son los seres humanos. Por estas dos razones,los pueblos y sus culturas deben ser situados en elcentro de los esfuerzos de desarrollo.

Desde hace tiempo se ha trabajado para desarro-llar indicadores humanos, sociales políticos y cul-turales, pero hasta ahora nada ha reemplazado lahegemonía del producto nacional bruto (PNB), apesar de las numerosas tentativas para debilitarla.Un objetivo importante del índice de desarrollohumano (IDH) es eliminar la influencia monopo-lística del PNB en nuestras concepciones. Sabemosque la pobreza se puede eliminar a niveles de in-greso muy bajos y que ingresos de promedio ele-vado no son una garantía contra la miseria gene-ralizada. La investigación en esta área es directa-mente relevante para los responsables de laformulación de políticas y los proveedores de fon-dos a nivel internacional, interesados en apoyar losesfuerzos de los países en desarrollo para mejorarla situación de los más pobres.

Sabemos cómo fabricar zapatos de cuero y pro-ducir energía con carbón o con saltos de agua,pero sabemos muy poco sobre cómo transformarservicios sociales, alimentación adecuada y algunasfórmulas institucionales en vidas largas, sanas, pro-ductivas, creativas y satisfactorias. Más concreta-mente, ¿qué políticas promueven el desarrollo hu-mano y cultural? Esta pregunta está en el centromismo del esfuerzo de desarrollo. Algunos paísesque muestran altas tasas de sus ingresos fiscales des-tinados a estos sectores sociales tienen poco quemostrar en términos de resultados, mientras queotros países que gastan mucho menos, tienen máséxito en mejorar las condiciones de vida del con-junto de su población. Las relaciones que puedenexistir entre, por una parte, los indicadores de «in-sumos», tales como el número de camas de hospi-tal, médicos, enfermeras, profesores y artistas porcada mil habitantes, o las tasas de matrícula, y, porotra parte, los indicadores de «productos», talescomo la esperanza de vida, la reducción de la mor-bilidad, el mejoramiento de la alfabetización y dela planificación familiar, etc., son mucho más te-nues que las relaciones entre los insumos de capitaly de trabajo y la producción de mercancías.

El impacto de la descentralización del gasto pú-blico y el sistema tributario sobre el desarrollo de

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Escasez y seguridad: relacionar los valores políticos y culturalescon el desarrollo económico

En su libro Modernization and Post-moderniza- de sociedades posindustriales da lugar a un cambiotion, el profesor Ronald Ingelhart, de la Universidad de valores del período de escasez a valores posmodernosde Michigan, ha mostrado convincentemente que lejos de seguridad, en los que una variedad de atributos,de estar relacionadas aleatoriamente, las variables cul- desde la igualdad de derechos para las mujeres hastaturales, económicas y políticas están estrechamente co- las instituciones políticas democráticas, son cada vezrrelacionadas. más probables.

Basándose en la World Values Survey (EncuestaMundial sobre Valores) efectuada en 1990-1991, « uncuerpo de datos sin precedente sobre los valores y creen-cias de las oblaciones de 40 sociedades que represen-tan el 70 % de la población del mundo» , emergencuatro conjuntos de valores principales que están re-lacionados con las tasas de crecimiento económico. Lamodernización está relacionada con un cambio cohe-rente de formas de autoridad tradicional hacia otrasde carácter racional-legal: esto puede ocurrir ya sea conregímenes democráticos o autoritarios. La emergencia

Los tres gráficos que se presentan aquí muestran laposición relativa de un número seleccionado de paísesen relación con correlatos económicos y sociales, y paralos cuatro conjuntos de valores distribuidos en dos ejes.Determinados grupos de países ocupan posiciones co-herentes dentro de estos conjuntos de valores, y los co-rrelatos políticos y económicos.

El eje vertical refleja la polarización de las actitudeshacia la autoridad. El eje horizontal describe la Po-larización de los valores de la sociedad en relación conla escasez y la seguridad.

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los recursos humanos es otro importante campo deinvestigación. La descentralización, junto con ladesregulación, la privatización y la liberalización, seha convertido en una consigna de moda. Se con-sidera que mejora la calidad de las actividades delsector público, que es más receptiva a las necesi-dades locales, además de evitar los abusos y la malautilización de recursos, ventajas que se traducen enun aumento de los mismos.

Frente a las supuestas virtudes de la descentrali-zación, se oponen consideraciones tales como queagrava las desigualdades entre comunidades, con-solida el poder de las élites locales y las convierteen más explotadoras que el gobierno central, re-presenta una pérdida para el sistema de financia-ción central y, finalmente, que no protege a losmás desfavorecidos como lo hace una acción cen-tralizada. Un estudio sistemático permitiría clarifi-car estas cuestiones objeto de disputa y determinarcuál es la estructura de la toma de decisiones másadecuada en los diferentes niveles para diferentespropósitos.

En relación a ello se sitúa la participación de lospobres, las minorías y otros grupos marginados enla concepción, ejecución, monitorización y evalua-ción de los programas y políticas. Una cuidadosaevaluación de diferentes tipos de participación yformas de organización, incluyendo las decisionesy acciones requeridas de los niveles superiores paraapoyar los esfuerzos de participación, contribuiríaa aclarar la situación.

Por último, está el tema de las relaciones entregénero y desarrollo. Éste se discutió en el Capítu-lo 5 y aparece nuevamente en la Agenda Interna-cional.

El estudio de los movimientos políticos y socialesque se basan en la identidad religiosa, étnica, na-cional o cultural y de su impacto sobre las mujeresconstituye una nueva área de investigación. El fun-damentalismo islámico, el evangelismo cristianoque se expande en América Latina, Africa y el Asiaoriental, el fundamentalismo judío en Israel, el co-munalismo hindú y el musulmán en la India, o elbudista cingalés en Sri Lanka, están redefiniendoradicalmente la posición social, el rol y los dere-chos de las mujeres. ¿Por qué la emancipación delas mujeres constituía un componente intrínsecode los primeros movimientos nacionalistas y socia-listas, mientras que los movimientos actuales loconsideran como una tendencia ajena, importadadel Occidente?

3 Relaciones entre democratización, liberalizacióny empoderamiento

Somos testigos de la existencia de dos poderosascorrientes en el mundo: una hacia los regímenesdemocráticos y otra hacia las economías de mer-cado. ¿Cómo están relacionadas? ¿Cómo cambiandiferentes tradiciones culturales en el proceso dedemocratización, de constitución de, la ciudadaníay la liberalización de la economía? Estas son cues-tiones muy amplias, objeto de numerosas investi-gaciones en la actualidad. La agenda de investiga-ción propuesta por esta Comisión puede contribuira centrar la atención en el papel de la cultura. Lainvestigación comparada e histórica tiene en rela-ción con ello gran importancia, especialmente por-que existen diferentes caminos para constituir elEstado y construir el mercado.

Otras cuestiones clave incluyen el análisis trans-cultural comparado de algunas instituciones y prác-ticas fundamentales. ¿Cómo cambia la posición so-cial de los funcionarios del gobierno en el procesode democratización? ¿Cuáles son las condicionespara que surjan pautas de rendimiento público decuentas (accountability)? ¿Cómo se puede cambiar ladinámica de la corrupción (antigua o nueva) poruna moral de servicio público? Asimismo, se de-berían emprender estudios sobre el papel de losmedios de comunicación, incluyendo la prensa, enel proceso de democratización.

Una cultura de la ciudadanía y la participaciónde la sociedad civil forma parte del proceso deconstrucción de la democracia. Sin embargo, lasrelaciones que las poblaciones mantienen con laesfera pública varían ampliamente según las cultu-ras. En algunas sociedades, sólo ciertas categoríasde ciudadanos tienen la posibilidad de participaren la vida pública. ¿Qué nuevas tensiones y con-flictos emergen en el proceso de ampliación de laciudadanía (como en el caso del nuevo régimende Sudáfrica, o el reconocimiento de los derechosde las minorías o de las poblaciones autóctonas) opor la profundización de los contenidos de los de-rechos? ¿Cuál es la experiencia comparada encuanto a la utilización de diferentes instituciones(sistemas judiciales modernos, organismos tradicio-nales de mediación para la solución de conflictos)?

4 El desarrollo sostenible

Los problemas de medio ambiente son diferentespara los ricos y para los pobres, pero surgen tanto

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de la pobreza como de la riqueza. Los países ricosreducen la sostenibilidad debido a la descontroladademanda de una producción creciente, intensivaen recursos y de carácter contaminante, con todoel daño que esto ocasiona. (Por otra parte, algunascondiciones medioambientales, tales como el airey el agua de las áreas urbanas, mejoran por encimade cierto nivel de ingreso per cápita.) En los paísespobres, las necesidades de alimentación y combus-tible por parte de poblaciones pobres que crecenrápidamente provoca la deforestación, la deserti-zación, la erosión de los suelos cultivables, la sali-nización, el encenegamiento y el agotamiento delas reservas de agua. Los pobres no sólo contribu-yen a la degradación del medio ambiente, sino queson también quienes más sufren por ello. Las re-laciones entre pobreza y degradación del medioambiente son estrechas, numerosas y complejas.

Los países más pobres tienen un carácter pre-dominantemente agrario y pastoral, y la mayor par-te de la población depende de los recursos natu-rales renovables. Las actividades de los más pobresentre los pobres— sus patrones de emigración, eltiempo requerido y la distancia recorrida para ob-tener agua y leña, la dificultad de encontrar pe-ces— a menudo son signos del estado del medioambiente.

Carecemos de indicadores adecuados de soste-nibilidad. En este sentido, el trabajo realizado so-bre los indicadores del medio ambiente y sus re-laciones con la pobreza, la riqueza y el desarrollohumano pueden ser muy valiosos. De manera si-milar, los estudios sobre las cuentas nacionales y elcomercio internacional que toman en considera-ción la utilización de los recursos del medio am-biente se han emprendido hace poco y son útiles.Es urgente registrar y documentar la sabiduría tra-

dicional con respecto al medio ambiente, las prác-ticas médicas, el control de las pestes, la fertiliza-ción, etc., así como la evaluación de su eficiencia.

Los problemas de la transición no sólo se plan-tean en Europa oriental y en la Comunidad de Es-tados Independientes (CEI), sino también cada vezque un gobierno emprende reformas radicalespara tratar de pasar de un conjunto de políticasincorrectas hacia otro de políticas más adecuadas yculturalmente sensibles que promueven el desarro-llo humano. No obstante, existen pocos principiosrectores que indiquen cómo avanzar en el caminohacia estas reformas. Muchos de los problemas li-gados a los procesos de transición se confundenfácilmente con problemas de mala gestión, lo queciertamente es un factor que contribuye a agravarla situación. Reformas fundamentales como la re-forma agraria, la reforma del sistema tributario, lareforma de la educación o de la administraciónpueden generar inflación, desempleo, desequili-brio de la balanza de pagos, fuga de capitales, huel-gas e incluso golpes de Estado. No hay manualesni textos que ofrezcan consejos para hacer frentea tales situaciones. Ha llegado el momento de dis-poner de un texto de orientación destinado al usode primeros ministros o presidentes con mentali-dad de reformadores. En esta misma línea, las or-ganizaciones internacionales deberían también fa-cilitar las transición hacia políticas de desarrollomás humano y facilitar préstamos que favorezcanun reajuste humano de la economía. Ahora bien,¿cómo y con qué criterios? Los estudios que com-paran los procesos de transición y liberalización delos países ex socialistas con aquéllos de los paísesen desarrollo resultan de especial interés y permi-ten capitalizar las experiencias y los conocimientosadquidos.

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Agenda internacional

Los objetivos de esta agenda internacional son:

l ofrecer, a nivel internacional, un instrumento perma-nente de debate y análisis sobre cuestiones relaciona-das con la cultura y el desarrollo;

l iniciar un proceso que permita extender al plano glo-bal e internacional principios y procedimientos que sepractican en el plano nacional;

l crear un foro de debate que permita llegar a un con-senso internacional sobre cuestiones esenciales rela-cionadas con la cultura y el desarrollo.

Acción 1

Publicación anual de un Informe mundial sobrela cultura y el desarrollo

1.1 La Comisión Mundial de Cultura y Desarrollorecomienda que, a partir de 1997, la UNESCO pa-trocine un equipo independiente encargado deelaborar y publicar anualmente un Informe mun-dial sobre la cultura y el desarrollo. El informeconstituiría una exposición de hechos y problemasindependiente, dirigida a los responsables de laformulación de políticas públicas y a otras partesinteresadas, y se financiaría con contribuciones vo-luntarias de la comunidad internacional, incluidosgobiernos y fundaciones. El informe debería:

a) estudiar las tendencias recientes de la cultura y eldesarrollo a partir del programa de investigación quese esboza más adelante;

b) monitorizar acontecimientos que afectan a la situa-ción de las culturas en todo el mundo;

c) elaborar y publicar indicadores culturales cuantitati-vos;

d) destacar las prácticas y políticas culturales correctasen los planos local, nacional e internacional, denun-ciando las prácticas incorrectas así como los com-portamientos inadmisibles; y

e) presentar un análisis de temas específicos de impor-tancia general, acompañado de propuestas de polí-ticas a seguir.

Además de estudiar las tendencias recientes,

cada año el Informe podría explorar en profundi-dad un tema particular, tal como la ética global; laviolencia étnica y cultural; las nuevas formas de ex-presión cultural; el arte y la vida cultural; cultura,economía y gobernabilidad; los avances realizadosen el reconocimiento de los derechos culturales yde género; el acceso a las nuevas tecnologías decomunicación; los intereses culturales de los pue-blos indígenas; la utilización de análisis de impactocultural en las estrategias de desarrollo; el futurode las minorías, y la situación de las lenguas y laspolíticas lingüísticas en el mundo.

1.2 Sería fundamental garantizar la independen-cia del informe. Si bien el Director General de laUNESCO designaría al responsable de la pequeñaunidad encargada de su elaboración, el informe nodebería ser una expresión de la toma de posturapolítica de la UNESCO. Tampoco necesitaría (otrataría de) obtener la aprobación de su ConsejoEjecutivo, ni la de las autoridades políticas nacio-nales. En otras palabras, sería un informe dirigidoa la UNESCO, al sistema de las Naciones Unidas ya la comunidad internacional, pero no un informede la UNESCO. La integridad del informe es unrequisito indispensable para asegurar su éxito; sureputación debería basarse en su objetividad, aper-tura de miras y capacidad para examinar cuestionesdifíciles, delicadas y controvertidas relacionadascon la cultura y el desarrollo. El informe deberíaser visto como una contribución a la reflexión y eldebate, una manera de influir en la opinión pú-blica internacional y un laboratorio de prueba denuevas ideas en materia de política.

1.3 Con el fin de preparar un informe semejante,la Comisión propone además que la UNESCO, encooperación con el PNUD, el Banco Mundial yotros organismos del sistema de las Naciones Uni-das tales como el Instituto de Investigaciones de lasNaciones Unidas para el Desarrollo Social (UN-RISD), la UNCTAD, la FAO, la OIT, el Centro deDerechos Humanos de las Naciones Unidas y elInstituto Mundial para el Desarrollo de la Investi-gación Económica (WIDER), lance un programa

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internacional de investigación y acción sobre losvínculos entre cultura y desarrollo centrado en:

a)

b)

c)

las interacciones entre las culturas, los valores cul-turales y los procesos de desarrollo que componenla dinámica contemporánea del cambio cultural;los indicadores culturales, incluida una compilaciónsistemática de información sobre la violación de losderechos culturales; yla naturaleza y las causas de los conflictos étnicos.

1.4 Para promover una evaluación más sistemáticadel impacto cultural de las políticas y la planifica-ción del desarrollo, la Comisión recomienda ade-más que la UNESCO, actuando como organismocoordinador de un grupo de trabajo interagencias,apoye el estudio y el mejoramiento de los proce-dimientos analíticos para medir los efectos poten-ciales de los proyectos de desarrollo sobre la cul-tura y la sociedad. Se trataría de un esfuerzo con-junto que comenzaría por una revisión de labibliografía y un estudio de las prácticas que siguenlos organismos internacionales, así como de los en-foques innovadores utilizados por otros organismosgubernamentales o no gubernamentales, incluidaslas instituciones regionales. Las lecciones aprendi-das de este ejercicio se incorporarían al informeanual.

1.5 La Comisión recomienda que la UNESCO, encolaboración con otras instituciones pertinentes,prepare un programa de investigación sobre las re-laciones entre los derechos de las mujeres, las es-pecificidades culturales y el cambio sociocultural,cuyos objetivos serían:

l evaluar la dinámica de la identidad, la cultura y losderechos de las mujeres, examinando en particular surepercusión sobre estos últimos en tanto que derechoshumanos; evaluar las opciones de las mujeres en cuan-to a su comportamiento productivo, reproductivo y deelección de estilo de vida, así como su grado de par-ticipación en todos los planos de la vida cívica, cul-tural y política;

l identificar los mecanismos y estrategias desarrolladospor las mujeres que generan pautas culturales adap-tativas e innovadoras. En particular, se debe prestaratención al potencial de réplica de las estrategias uti-lizadas para asumir papeles sociales significativos e in-fluir en sus respectivas culturas tanto a nivel popularcomo institucional; por ejemplo, en lo que se refierea instrumentos para la planificación del desarrollo queincorporan en su diseño la conciencia de género.

Anualmente, el Informe mundial sobre la cultura

y el desarrollo debería reflejar los resultados de lasinvestigaciones acerca de la problemática de género.

Acción 2

Preparación de nuevas estrategias de desarrollo quetengan presentes los aspectos culturales

2.1 La naturaleza de los conflictos está cambian-do. Según el Informe sobre desarrollo humano de 1994,de los 82 conflictos registrados en los últimos tresaños, 79 han tenido lugar dentro de los países. Losenfrentamientos se producen con mayor frecuen-cia entre pueblos, no entre países -ya sea en Af-ganistán, Burundi, Liberia, Rwanda, Somalia, SriLanka o en otros muchos lugares del mundo.

2.2 La causa subyacente de muchos de estos con-flictos es la falta de desarrollo, que lleva a un sen-timiento cada vez más generalizado de desespera-ción y de ira. En algunos países, esto se debe amodelos de desarrollo injustos que favorecen a de-terminados grupos socioeconómicos, regiones geo-gráficas o grupos étnicos en detrimento de otros.El desarrollo sin contexto humano y cultural es undesarrollo sin alma.

2.3 En situaciones conflictivas de esta naturaleza,reclutar soldados es una respuesta equivocada. Másvale sembrar desarrollo hoy que desplegar ejércitosmañana, aplicando desde ahora un desarrollo pre-ventivo que haga innecesarias operaciones militaresen el futuro. Es preferible modificar modelos dedesarrollo injustos y distorsionados para que satis-fagan las aspiraciones de los pueblos. Esta es laesencia de una cultura de paz.

2.4 En una época como la nuestra, caracterizadapor una creciente preocupación por la seguridadhumana, es natural que el papel de las NacionesUnidas cambie y evolucione. Como señaló el Se-cretario General de la Organización en 1994: «Hallegado el momento de establecer un equilibrio en-tre el compromiso tradicional con la seguridad te-rritorial y una nueva obligación hacia la seguridadhumana; es necesario pasar de la seguridad por lasarmas a una seguridad basada en el desarrollo...Las Naciones Unidas no pueden seguir librando lasbatallas del mañana con las armas del pasado» ¹.

¹ BoUTRos BOUTROS-GHALI, discurso ante la Segunda Reu-nión del Comité Preparatorio de la Cumbre Mundial sobreDesarrollo Social, 22 de agosto de 1994, Nueva York.

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2.5 Por todo lo anterior, la Comisión recomiendaencarecidamente que:

se emprendan análisis profesionales de las nuevas di-mensiones de la seguridad humana (incluidas la se-guridad económica, política, cultural y medioambien-tal) por parte de organismos como el WIDER y el UN-RISD.se implante un sistema de alerta que advierta a lasNaciones Unidas de la inminencia de situaciones crí-ticas en los países, de tal manera que se pueda recu-rrir a tiempo a la diplomacia y emprender las accionespreventivas que la situación requiera;el PNUD y la UNESCO, junto a otros organismos, to-men la iniciativa de colaborar con los países para for-mular nuevas estrategias de desarrollo humano quepreserven y enriquezcan sus valores culturales y patri-monios étnicos, en vez de destruirlos; yel sistema de las Naciones Unidas estudie la posibili-dad de fortalecer significativamente su papel en el de-sarrollo a largo plazo, según las pautas marcadas enla Agenda de Desarrollo del Secretario General, a finde anticiparse a las situaciones de emergencia que co-mienzan a acaparar gran parte de los recursos y de laenergía de las Naciones Unidas.

Acción 3

Movilización internacional de los Voluntariosdel Patrimonio Cultural

3.1 La Comisión, observando la discrepancia exis-tente entre los fines y los medios de la conserva-ción del patrimonio en todo el mundo, recomien-da que se hagan esfuerzos a nivel internacional conel fin de movilizar a personas de todas las edadesdispuestas a trabajar como «Voluntarios del Patri-monio Cultural», bajo la orientación del personalprofesional con el que colaborarían. Su misiónconsistiría en contribuir a la preservación y al en-riquecimiento del patrimonio humano, tangible ointangible, poniendo a su servicio técnicas moder-nas para difundir conocimientos útiles, enriquecerla conciencia humana del patrimonio cultural ypromover mayor comprensión y respeto mutuo en-tre las culturas.

3.2 La organización de este nuevo esfuerzo de-bería confiarse a los Voluntarios de las NacionesUnidas (VNU), cuyo ámbito de competencia con-vendría ampliar para incluir en un futuro próximo,de ser posible en 1996, actividades relacionadascon el patrimonio cultural.

3.3 Esta iniciativa debería dar prioridad a los ex-ponentes más amenazados del patrimonio culturalde la humanidad: monumentos, objetos, libros, ma-nuscritos y documentos históricos deteriorados;lenguas o formas de expresión artística en vías dedesaparición; registros y testimonios orales de im-portancia histórica, así como conocimientos prác-ticos tradicionales en diversas disciplinas. Si bieneste esfuerzo incumbe a todos los países del mun-do, se debería dar prioridad a los países en desa-rrollo que carecen de los medios necesarios pararegistrar, preservar, conservar y promover los valio-sísimos recursos de su patrimonio cultural.

3.4 Los Voluntarios de las Naciones Unidas debe-rían aprovechar al máximo las capacidades disponi-bles, gubernamentales o no gubernamentales, y ac-tuar en estrecha cooperación con la Unidad de Vo-luntariado de la UNESCO, el Comité Coordinadordel Servicio Voluntario Internacional (CCSVI) , las or-ganizaciones no gubernamentales que trabajan sobreel terreno y cualquier instancia nacional, comunitariao municipal que desee participar. Estas institucionesy organizaciones deberían asociarse en un espíritu deestrecha cooperación.

3.5 Los «Voluntarios del Patrimonio Cultural» sereclutarían entre todos los grupos de edad y espe-cialidades; contaría con la participación de jóvenes(especialmente estudiantes y trabajadores), de vo-luntarios en plena actividad profesional y jubilados(arquitectos, artistas, artesanos, documentalistas, bi-bliotecarios, docentes, etc.) que quisieran aportarsu tiempo y su experiencia. Los voluntarios proce-derían de diversos países, sin discriminación deraza o género. Las modalidades de participacióndeberían ser tan flexibles como fuese posible y te-ner presente las diferencias de formación y capa-cidades de cada uno, la naturaleza de las tareas ylas diversas circunstancias nacionales y locales.

3.6 La duración del trabajo voluntario puede servariable. Debería estimularse la participación de jó-venes voluntarios mediante programas educacio-nales innovadores que permitan a los estudiantesacumular créditos:

a) en un contexto educacional (en los niveles primario,secundario o universitario), el voluntariado se con-sideraría como un período de «pasantía» o de «tra-bajo de campo»;

b) en un currículo de educación vocacional o de for-mación profesional, sería equivalente a un año deformación o de aprendizaje.

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3.7 Los programas seleccionados deberían carac-terizarse por su rigor científico y su adaptación alas circunstancias locales y a la especificidad decada contexto en sus diversas etapas (definición,realización y seguimiento). Los VNU deberían pro-mover las contribuciones y los intercambios de per-sonal académico y de estudiantes de posgrado coninstituciones similares de los países anfitriones.Uno o varios especialistas o expertos deberían su-pervisar los proyectos para garantizar su máximaeficacia y continuidad.

3.8 Debería preverse un sistema de financiaciónflexible que combinase:

a) un nivel mínimo de financiación estable;b) la financiación bilateral o multilateral de programas

específicos, sobre la base de acuerdos relativos a cadaproyecto concertados entre los donantes (países, fun-daciones, ONG, etc.) y los países e instituciones re-ceptores; y

c) fondos de contrapartida o financiación conjunta queinvolucrasen a organizaciones internacionales, regio-nales o nacionales, así como a donantes públicos yprivados.

3.9 Dado que esta iniciativa se basaría en el tra-bajo voluntario, habría que dar la mayor difusiónposible a sus objetivos y actividades mediante la uti-lización de todos los canales de comunicación dis-ponibles. Es esencial que los primeros proyectostengan un fuerte valor simbólico, que reflejen laimportancia que tiene el desarrollo del conoci-miento y la comprensión mutua entre pueblos dediferentes culturas y ofrezcan oportunidades paraestablecer contactos entre voluntarios de diversasculturas, disciplinas y edades.

3.10 Los VNU también promoverían y financia-rían la publicación y difusión de los trabajos aca-démicos y científicos resultantes de las actividadesde los «Voluntarios del Patrimonio Cultural», po-siblemente en forma de subvenciones o premios.

Acción 4

Un plan internacional en pro de la igualdadde género

4.1 Ninguna sociedad puede progresar si es librea medias. Ninguna cultura puede sobrevivir si lasmujeres no forman parte integrante de dicha cul-

tura en condiciones de igualdad. Como afirma ca-tegóricamente el Informe sobre desarrollo humano de1995: «Si el desarrollo humano no tiene en cuentala problemática de género, está seriamente en pe-ligro».

4.2 La Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mu-jer, celebrada en Beijing en septiembre de 1995,ya ha aprobado una enérgica Plataforma de Acciónpara la emancipación de las mujeres. La Comisiónse adhiere plenamente a dicha Plataforma e instaa la comunidad internacional a plasmar estas pa-labras en acciones concretas. Es imposible asegurarla armonía cultural si persisten las desigualdades degénero y si continúa la inadmisible cultura de vio-lencia hacia las mujeres.

4.3 La Comisión desea asimismo llamar la aten-ción sobre los siguientes campos de acción en losque se debería:

a)

b)

c)

Adoptar una perspectiva de género y «feminizar» elpacto 20:20 aprobado en la Cumbre Mundial sobreDesarrollo Social (1995), dando a las mujeres accesoprioritario a los recursos adicionales y no relegán-dolas al último lugar, como sucede en la actualidad.El objetivo es lograr que durante el próximo deceniodesaparezcan totalmente las diferencias de género encuanto al acceso a los servicios sociales básicos.Crear un «Banco Grameen» internacional -apro-vechando las nuevas posibilidades ofrecidas por elBanco Mundial- que concediese préstamos a mu-jeres para establecer sus propias microempresas paraque, de esta manera, logren un verdadero empode-ramiento económico.Instar a todas las naciones a que elaboren cuentas«paralelas» de ingresos nacionales, para poder eva-luar y reconocer el aporte de las mujeres a la eco-nomía que, según el Informe sobre desarrollo humano de1995, constituye más del 50 % de la actividad eco-nómica total del planeta.

d) Reforzar los dispositivos existentes de recopilación ydifusión de información acerca de la violencia ejer-cida contra las mujeres para hacer presión sobre lospaíses para que remedien esta situación. Esta infor-mación debería incluir casos de infanticidio feme-nino, abortos selectivos de fetos de sexo femenino,maltrato y acoso sexual, violación, mutilación geni-tal, trata de prostitutas y violencia familiar. Una cul-tura de violencia contra las mujeres no puede cons-tituir la base de una cultura de paz.

e) Estudiar la posibilidad de crear una Secretaría Ge-neral Adjunta de Igualdad de Género o incluso unnuevo organismo consagrado a la promoción de lasmujeres — siguiendo el modelo del UNICEF para lainfancia— , a fin de propugnar una política perma-

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nente y cotidiana en favor de las mujeres y no sola-mente con motivo de conferencias internacionales.Más importante aún, se necesita un organismo dealto nivel para llevar a la práctica los acuerdos sus-critos en Beijing y en otros foros. Esta iniciativa seríaresponsabilidad de las Naciones Unidas.

f) Fijar un calendario preciso para que las 90 nacionesque aún no han firmado o ratificado sin reservas laConvención sobre la eliminación de todas las formasde discriminación contra las mujeres (CEDAW) lohagan antes del año 2000. También se deberían ela-borar nuevos indicadores que sirvan para monitori-zar la violación de los derechos humanos de las mu-jeres. Comencemos el siglo XXI garantizando la plenaigualdad a las mujeres en la legislación de todos lospaíses.

4.4 La Comisión recomienda que la UNESCO, encooperación con el Instituto Internacional de In-vestigaciones y Capacitación de las Naciones Uni-das para la Promoción de las Mujeres (INSTRAW)y el PNUD, prepare un plan internacional de ac-ción para reforzar las estrategias de participaciónde las mujeres en los terrenos cultural, económicoy político. Para su ejecución, dicho plan deberíadirigirse a los organismos de las Naciones Unidas,tales como el Fondo de Desarrollo de las NacionesUnidas para la Mujer (UNIFEM) y el PNUD, losgobiernos y las ONG.

4.5 Este plan de acción se centraría en la elabo-ración de instrumentos para una planificación deldesarrollo que respete las cuestiones culturales conuna perspectiva de género. Así, el plan debería di-señar estrategias para movilizar a las mujeres y per-mitir que tomen conciencia de sus opciones comocreadoras y productoras de cultura en un contextode cambio económico y global, particularmente enlas áreas siguientes:

a)

b)

c)

d)

e)

f)

la recopilación y la transmisión del conocimiento delas mujeres en todos los campos;la contribución cultural de las mujeres a las artes, laartesanía, la poesía y la tradición oral;las iniciativas de las mujeres en los medios de co-municación y las artes;el reconocimiento de la labor de las pioneras, asícomo de las innovaciones y contribuciones de lasmujeres a la ciencia, la educación, el servicio públi-co, las artes y la cultura popular;la promoción y el apoyo a los grupos de mujeres quetrabajan en áreas donde la cultura y el desarrollo see n t r e c r u z a n ;la participación de las mujeres en los procesos detoma de decisiones en todos los campos y niveles;

g)h)i)

las mujeres y la cultura de la salud;las mujeres y las culturas empresariales; yla legitimación de modelos culturales que favorecenel espíritu de liderazgo y otras acciones dirigidas pormujeres.

4.6 La Comisión quiere poner de relieve que,pese a su importancia, las leyes pueden ofrecermuy poca protección a las mujeres a menos que lasactitudes culturales y los sistemas educativos incor-poren plenamente los derechos de las mujeres einculquen el respeto de estos derechos en la edu-cación de las nuevas generaciones del siglo XXI. Losderechos de género deben convertirse en parte in-tegrante de los derechos humanos y culturales fun-damentales. Todos los seres humanos, con inde-pendencia de su género, deben aprender esta lec-ción desde la infancia.

Acción 5

Facilitar el acceso, la diversidad y la competencia enel sistema internacional de medios de comunicación

5.1 La Comisión entiende que las ondas hertzia-nas y el espacio forman parte del «espacio globalcomún», es decir, son un bien colectivo que per-tenece a toda la humanidad. Actualmente, quienesposeen los recursos y la tecnología necesarios loutilizan gratuitamente. Tal vez, algún día debanasignarse «derechos de propiedad» a este «espacioglobal comím» y se deba reglamentar el acceso aese espacio en aras del interés público. En el planonacional, los servicios de radiodifusión comunita-rios y públicos necesitan subvenciones del Estado.Así como un porcentaje importante de la financia-ción de estos servicios públicos existentes se puedeobtener dentro del propio sistema nacional de te-levisión, en el plano internacional la redistribuciónde los beneficios resultantes de la creciente activi-dad de los medios de comunicación comerciales anivel global podría contribuir a subvencionar elresto. Como primera medida, y dentro de un con-texto de mercado, la Comisión sugiere que quizásha llegado el momento de que los operadores re-gionales e internacionales de radio y televisión co-mercial vía satélite que utilizan actualmente este«espacio global común» gratuitamente contribuyana financiar un sistema de medios de comunicaciónmás pluralista. Los ingresos así obtenidos podríaninvertirse en una programación alternativa con dis-tribución internacional.

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5.2 Muchos países implementan políticas para fo-mentar la competencia a fin de que las actividadescomerciales sean congruentes con el interés públi-co. Sin embargo, en el plano internacional, no seda esa competencia, ni existen políticas sobre me-dios de comunicación de masas. Tampoco existenservicios públicos de radiodifusión que contribuyana asegurar la existencia de un espacio mediáticoverdaderamente plural. Se requiere un nuevo es-fuerzo internacional concertado que cuente con lacooperación de las instancias reguladoras y los re-gímenes nacionales.

5.3 La Comisión no pretende proteger artificial-mente los medios de comunicación locales, seanpúblicos o privados. Por el contrario, la Comisiónrecomienda una política activa que promueva lacompetencia, el acceso y la diversidad de expresiónen los medios de comunicación a escala global, se-mejante a las políticas existentes en el plano nacio-nal. La existencia de un servicio público indepen-diente y adecuadamente financiado, así como deinstituciones de radiodifusión comunitarias, es fun-damental para el funcionamiento de los medios decomunicación en una sociedad democrática. Esteprincipio tiene la misma importancia a nivel inter-nacional. Nuestro propósito es velar para que seescuchen muchas voces, se expresen múltiples pun-tos de vista y no se descuiden los intereses de lasminorías. La tecnología moderna permite una ma-yor capacidad de elección, una diversificación delas fuentes de noticias, información e interpreta-ción, así como un aumento de la reciprocidad y elintercambio cultural.

5.4 Determinar la viabilidad de una iniciativa se-mejante va más allá del mandato de la Comisión.Por consiguiente, la Comisión recomienda que laUNESCO, en consulta con otras agencias del sis-tema de las Naciones Unidas, como la Unión In-ternacional de Telecomunicaciones (UIT) , encar-gue dos estudios de viabilidad. El primero versaríasobre la posibilidad de crear servicios alternativosa nivel internacional, que atenderían las necesi-dades de todos los pueblos y públicos. Al respectose puede citar como ejemplo el lanzamiento deWETV en 1996, una red internacional vía satéliteque ofrecerá un servicio público de televisión al-ternativo. Las redes de radio y televisión de serviciopúblico alternativo podrían ser un complementode las redes regionales y mundiales vía satélite,igual que los servicios públicos nacionales de radio-difusión (como la Public Broadcasting Corporation)

compiten en los Estados Unidos con canales co-merciales, la Nippon Hoso Kyokai (NHK) lo hace conservicios comerciales asiáticos y japoneses, y otrosmedios de comunicación financiados con fondospúblicos compiten con sus homólogos comercialesen otros países. Un aspecto central de este estudioconsistiría en examinar los distintos enfoques definanciación viables. Se reconoce que los ingresosoriginados por las contribuciones, aranceles o gra-vámenes aplicados a las empresas comerciales po-drían ser insuficientes para financiar totalmente losnuevos servicios. Las instituciones de desarrollo,como el Banco Mundial y el PNUD, deberían con-siderar la posibilidad de financiar estos serviciosculturales, así como financian otros proyectos re-gionales.

5.5 El segundo estudio debería determinar la me-jor manera de desarrollar un entorno competitivoy equitativo para los medios de comunicación enel plano internacional. Con objeto de promover lacooperación internacional en este sentido, se de-bería examinar la necesidad de organizar un cen-tro mundial de intercambio de información sobremedios de comunicación nacionales y legislaciónen materia de radiodifusión, así como sobre lasbuenas prácticas de las empresas nacionales y trans-nacionales de comunicación.

5.6 Debería solicitarse a la Universidad de las Na-ciones Unidas que, en colaboración con una redde instituciones que representen a diversas regio-nes y disciplinas en el campo de la investigaciónen comunicaciones, se encargue de realizar estosdos estudios que analizarían cuestiones de jurisdic-ción nacional e internacional, diversos modelos definanciación, viabilidad técnica de los proyectos,iniciativas de cooperación y estructuras organizati-vas. Los estudios incluirían, además, sugerencias so-bre la formulación de políticas, los costos y los mé-todos de financiación necesarios.

5.7 De ser posible, los estudios mencionados de-berían estar finalizados un año después de habersido encargados y servir de base para formular re-comendaciones tanto a la Asamblea General de lasNaciones Unidas como a la Conferencia Generalde la UNESCO que se celebrarán en 1997.

5.8 La Comisión reconoce también que, en elcontexto de una economía de mercado abierta, eldesarrollo de la nueva infraestructura de informa-ción debería asegurarse mediante una colabora-ción innovadora entre organismos internacionales,

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gobiernos, el sector empresarial y la sociedad civil.Ante la magnitud de esta tarea, la Comisión reco-mienda a los gobiernos una perspectiva de largoplazo que promueva un desarrollo equilibrado, enparticular en cuanto a la reglamentación que esti-mule al sector privado a efectuar las enormes in-versiones que requiere la construcción de esta redmundial de intercambio de información: cables defibra óptica y tecnología capaces de transmitir rá-pidamente una cantidad sin precedentes de datosen sistemas de comunicación bidireccionales. Lacooperación y la colaboración no deberían limitar-se a los países industrializados, sino que sería ne-cesario realizar esfuerzos a escala mundial.

Acción 6

Los derechos y la autorreglamentación de los mediosde comunicación

6.1 Todos los países y culturas se han esforzadopor definir el límite entre la libertad y el liberti-naje. Las normas de dignidad, respeto mutuo y au-tocontrol varían según los países y las épocas. Aun-que se debe evitar la censura en todas sus formas,en ninguna parte la libertad es incondicional o sepuede ejercer sin tener en cuenta sus consecuen-cias. Lo que es válido a nivel nacional, debe tam-bién serlo a nivel internacional.

6.2 El rápido desarrollo y la circulación transfron-teriza sin trabas de nuevas tecnologías de comuni-cación hacen necesario promover un debate a es-cala global que permita entender y coordinar me-jor los esfuerzos nacionales. Así se podría lograrcon el tiempo que los profesionales de los mediosde comunicación adapten algún tipo de autorre-glamentación para proteger al público — en parti-cular, los niños y los adolescentes— de imágenesde violencia gratuita, degradación humana y explo-tación sexual, respetando al mismo tiempo la li-bertad de expresión.

6.3 Las autoridades de muchos países han esta-blecido principios generales de acuerdo con lasnormas morales de la comunidad, obligando a lasemisoras de radio y televisión públicas y privadas arespetar esos valores a la hora de elaborar y aplicarsus propios códigos de conducta. Hasta ahora, lasmedidas más habituales son los sistemas de clasifi-cación de programas y las advertencias a los teles-pectadores. Aunque la mayoría de estas iniciativas

para limitar la violencia en los programas de tele-visión son voluntarias, algunos países han decididoaplicar medidas coercitivas en ciertos casos. Así,por ejemplo, las autoridades de Francia y de NuevaZelandia han promulgado medidas legislativas envirtud de las cuales se multará a las empresas detelevisión privadas que infrinjan los principios fun-damentales que protegen a los menores contraprogramas de contenido violento. En otros países,como Australia, se aplican diversas medidas disci-plinarias que incluyen la suspensión o la denega-ción de una licencia para emitir programas. A me-nudo, los códigos nacionales de televisión obligana transmitir los programas para adultos en horariosen los que no es probable que los menores puedanverlos, pero no existen códigos de este tipo de ám-bito internacional, debido a las diferencias hora-rias. Urge organizar un debate entre los profesio-nales de los medios de comunicación, los oyentesy los telespectadores sobre los problemas de la vio-lencia y la pornografía en los medios de comuni-cación. Se requiere la cooperación internacionalpara organizar la recopilación, actualización, difu-sión y evaluación sistemáticas de los modelos de losdistintos países. Un primer paso importante seríacomparar con qué medios -reglamentarios, volun-tarios, individuales y tecnológicos- se está abor-dando esta cuestión en todo el mundo.

6.4 La Comisión recomienda que la UNESCOpromueva un foro internacional para reflexionarsobre la violencia y la pornografía en los mediosde comunicación, ya se trate de programas de te-levisión, vídeos o juegos y servicios interactivos.

6.5 La cooperación internacional debe basarse enlas múltiples iniciativas nacionales, que incluyenmedidas legislativas y no legislativas, códigos deconducta voluntarios y autorreguladores de la in-dustria, programas de aprendizaje del uso de losmedios de comunicación y la utilización de dispo-sitivos técnicos para bloquear a voluntad la recep-ción de las transmisiones.

Acción 7

La protección de los derechos culturales en tanto quederechos humanos

7.1 En los últimos tiempos, las consideracionesculturales han sido con frecuencia el motivo de in-numerables violaciones de los derechos humanos:

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detenciones ilegales, persecución o asesinato deartistas, periodistas, maestros, miembros del mun-do académico y de grupos religiosos y minorías ét-nicas; destrucción premeditada y despojo del patri-monio cultural mueble e inmueble; restricción dela libertad de palabra o de expresión cultural, ymuchos otros actos que restringen la diversidadcultural y la libertad de expresión. En muchos deestos casos, las personas y comunidades perseguidaspor consideraciones de orden cultural no encuen-tran protección adecuada en el marco jurídico exis-tente para la protección de los derechos humanos.Por consiguiente, y dada la amplia aceptación quetiene la idea de que los derechos culturales debengozar de una protección similar a la de los dere-chos humanos, es necesario que la comunidad in-ternacional asegure y garantice el respeto de losderechos culturales.

7.2 Como primera medida, hay que elaborar uninventario de los derechos culturales no protegidospor los instrumentos internacionales en vigor, conel fin de que la comunidad internacional puedaenumerar y aclarar las normas del derecho inter-nacional enunciadas en diversos acuerdos y decla-raciones que tienen por objeto la protección de losderechos culturales.

7.2.1 A partir de una resolución de la AsambleaGeneral de las Naciones Unidas, la preparación deeste inventario se confiaría a la Comisión de De-recho Internacional (CDI), la cual establecería uncomité de redacción integrado por eminentes ju-ristas y expertos en el ámbito de los derechos cul-turales. Este comité desempeñaría su labor en con-sulta con todos los organismos competentes delsistema de las Naciones Unidas y solicitaría aseso-ramiento a entidades interesadas y personalidadesmuy variadas. La CDI aprovecharía, en particular,la rica experiencia de la UNESCO en la materia.

7.2.2 Sobre la base de este inventario, la CD1 po-dría elaborar un Código Internacional de Conduc-ta relativo a la Cultura, sobre cuya base se podríanjuzgar las violaciones flagrantes de los derechos cul-turales y movilizar la solidaridad internacional endefensa de dichos derechos. El Código, o sus dis-posiciones, podrían formar parte del «Proyecto decódigo sobre delitos contra la paz y la seguridadde la humanidad», actualmente en estudio. Susprincipios rectores serían la promoción de la co-existencia cultural, la preservación de la diversidadcultural y la conservación del patrimonio cultural.

7.2.3 La CDI podría presentar un primer informesobre su labor a la Asamblea General de las Nacio-nes Unidas en 1998. Además, debería formular re-comendaciones para avanzar en el reconocimientode los derechos culturales y para determinar posi-bles ámbitos de acción futura.

7.3 La CDI examinaría también la posibilidad decrear una Oficina Internacional del Defensor delos Derechos Culturales y sus relaciones con losmecanismos que promueven el respeto de los de-rechos humanos.

7.3.1 Esta entidad independiente y autónoma po-dría escuchar denuncias de personas o grupos agra-viados u oprimidos, actuando en su nombre antelas autoridades gubernamentales para intentar lle-gar a una solución pacífica de las diferencias. Po-dría investigar plenamente las denuncias y docu-mentarlas, instar al dialogo a las partes y proponerun procedimiento arbitral y una solución negocia-da que permitan reparar efectivamente los perjui-cios sufridos. Si llegara el caso, podría recomendarsoluciones legales o legislativas y una indemniza-ción compensatoria.

7.3.2 La Oficina podría encargarse asimismo dela prevención de abusos similares, colaborando conlos organismos internacionales existentes. Podríarecurrir a la buena voluntad de los gobiernos, bus-car el respaldo de las redes regionales y los orga-nismos internacionales existentes y, cuando fuesenecesario, contar con el poderoso instrumento dela información y la opinión pública para dar la ma-yor difusión posible a las violaciones de los dere-chos culturales.

7.3.3 En caso de necesidad, la Oficina podría so-licitar el asesoramiento y el respaldo de personaseminentes de gran integridad moral, cuya interven-ción a favor de las personas o grupos afectados da-ría aún más fuerza e impacto a su intervención.

7.4 El respeto de los derechos culturales debe in-cluir el respeto de los derechos de las mujeres. LaComisión recomienda convertir la Oficina del Re-lator Especial sobre la Violencia contra las Mujeres,que funciona en el marco del ACNUR, en una ofi-cina permanente consagrada a los derechos hu-manos de las mujeres.

7.4.1 Esta Oficina atendería las denuncias de laspersonas agraviadas, efectuaría investigaciones y me-diaría ante los gobiernos y otras organizaciones entres ámbitos en los que se producen frecuentes vio-laciones de los derechos humanos de las mujeres:

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l la violencia contra las mujeres en los términos quecontempla el mandato actual del Relator Especial;

l los derechos reproductivos de las mujeres y, en parti-cular, el derecho a adoptar decisiones que atañen asu salud reproductiva, su maternidad y su sexualidadlibre de toda amenaza o coacción por parte de cual-quier persona, grupo o entidad;

l el derecho de las mujeres a la igualdad y la justicia y,en particular, al acceso a los bienes comunes y loscréditos cuando se formulan políticas, programas yproyectos de desarrollo.

7.4.2 La Oficina de Derechos Humanos de las Mu-jeres deberá contar con el personal y la financiaciónadecuados para efectuar análisis profesionales de altacalidad, celebrar audiencias públicas periódicas y me-diar ante los gobiernos y los organismos internacio-nales. Debería contar con el apoyo de personas emi-nentes y respetadas. Su director/a deberá tener unrango suficientemente elevado para poder asumir es-tas funciones eficazmente.

7.5 Es necesario revisar los procedimientos inter-nacionales para garantizar el enjuiciamiento y lasanción de las violaciones de los derechos cultura-les, que abarcan desde la persecución de personashasta la «limpieza étnica». Una vez aceptado unCódigo Internacional de Conducta, se deberá con-siderar la posibilidad de crear un Tribunal Inter-nacional ante el cual podrán formular sus denun-cias las personas y los grupos perseguidos cultural-mente que busquen una reparación por la víajudicial, u otras personas no directamente afecta-das, pero que actúan en nombre de aquéllos. Estepodrá ser un tribunal permanente que actuasecomo órgano judicial de las Naciones Unidas y quehaga valer todo el peso de la Organización paradenunciar estas violaciones. Un sistema de «filtro»,similar a la prueba de admisibilidad que aplica elTribunal Europeo de Derechos Humanos, garanti-zaría que no se formulasen denuncias triviales con-tra los Estados. El Tribunal podría formar parte delTribunal Penal Internacional, cuya creación estáactualmente en estudio en las Naciones Unidas, ysu jurisdicción se determinaría al decidir la deaquél.

7.6 Deberá estudiarse la posibilidad de un sistemaescalonado de aplicación. Así, la Oficina Interna-cional del Defensor de los Derechos Culturales po-drá instruir la causa inicial con carácter confiden-cial, y hacerla pública posteriormente si no se llegaa una solución de la cuestión de modo satisfacto-rio. En última instancia, un Tribunal como el que

se propone crear podría examinar y juzgar causasno resueltas relacionadas con violaciones de los de-rechos culturales, bajo la mirada de la opinión pú-blica internacional. Con el tiempo, dicho procedi-miento, conjuntamente con un Código Internacio-nal de Conducta, podría conducir a la formaciónde un cuerpo de nueva jurisprudencia internacio-nal que suministraría poderosos instrumentos deacción para avergonzar y, de ser necesario, sancio-nar a los países infractores. Este sistema escalonadopodría reforzar la universalidad de los derechos hu-manos fundamentales vigentes y atraería la aten-ción internacional sobre casos en los cuales la po-sibilidad de interponer recursos es reducida o ine-xistente.

Acción 8

Una ética global para la gobernabilidad global

8.1 La Comisión desea dejar claro que el naci-miento de una ética global y de unas normas co-munes de conducta internacional será imposible silas grandes potencias no están dispuestas a some-terse a las mismas reglas que los demás miembrosde la comunidad de naciones. La igualdad ante laley, la responsabilidad democrática y la transparen-cia de la información son conceptos fundamenta-les, que se han ido desarrollando a lo largo de si-glos en el seno de las naciones. Ha llegado el mo-mento de extender estos principios a una éticaglobal para el siglo XXI.

8.2 La Comisión afirma que la verdadera base deuna ética global es una moral común. Los principiosde democracia, transparencia, responsabilidad públi-ca y respeto a los derechos humanos deben ser uni-versales y no selectivos. Con este espíritu, la Comisiónformula las siguientes propuestas concretas:

a) Debe estudiarse la manera de democratizar más lagobernabilidad, incluyendo los procesos de toma dedecisiones del G-7. Se trata de una evolución inevi-table, ya que la democracia muy raramente se detie-ne en las fronteras nacionales. Al mismo tiempo, lasdemandas de democratización de las instituciones in-ternacionales resultan poco convincentes si los paísesque las formulan no practican la democracia en suterritorio.

b) No hay que esperar que sólo las naciones pobres respeten los derechos humanos; los países ricos deben darel ejemplo, respetando en particular los derechos desus propias minorías y de la población inmigrante.

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c)

d)

e)

Las naciones ricas deben estar dispuestas a abrir suseconomías y a emprender los ajustes estructurales queexigen a los países pobres. Una ética global exige,como mínimo, una distribución equitativa de las cargasy quizá incluso una participación mayor de los miem-bros mas solventes de la comunidad internacional.Habría que introducir los principios de la economíade mercado en la explotación del «espacio global co-mún», por ejemplo, mediante licencias negociablespara las emisiones en el medio ambiente y gravámenespor la utilización del «espacio hertziano planetario».Se debe aplicar la misma ética global a los provee-dores y a los compradores de armas, de la mismamanera que los productores y los consumidores dedrogas son cada uno de ellos responsables de susactos. No es sensato ni ético lucrarse de la venta dearmas a regímenes inestables en países pobres cuyosgobernantes, lamentablemente, prefieren consagrarmás recursos a adquirir equipo moderno para susejércitos que al bienestar de su pueblo.Debe haber mayor transparencia en las transaccionesbancarias entre los responsables de los países en desa-rrollo y los bancos, incluyendo los occidentales, que enla actualidad reciben la mayor parte del dinero de ori-gen corrupto que procede de los países pobres.En los presupuestos de los países de altos ingresosdeben figurar explícitamente las subvenciones otor-gadas a los exportadores de armas. Resulta sorpren-dente que la opinión pública no disponga hoy deesta información, pese a que esas subvenciones seconceden con el dinero de los contribuyentes.

Acción 9

Una Organización de las Naciones Unidas centradaen los pueblos

9.1 En el siglo XXI ya no habrá cabida para unsistema internacional basado exclusivamente en lasrelaciones entre los gobiernos. Ha llegado el mo-mento de que las Naciones Unidas lleven a la prác-tica lo que predican, a saber, una mayor partici-pación de aquellos en cuyas vidas influyen las de-cisiones que se adoptan. Las organizaciones nogubernamentales, las fundaciones privadas, los re-presentantes de los pueblos indígenas y las mino-rías culturales, las empresas y los sindicatos inter-nacionales, los miembros de parlamentos y otrosrepresentantes de la sociedad civil también debenparticipar, si se quiere que las Naciones Unidasaborden problemas estrechamente relacionadosentre sí como los de la paz, la cultura, la pobreza,el medio ambiente, las cuestiones de género, losmedios de comunicación y el desarrollo tecnológi-

co. Necesitamos también reinventar las NacionesUnidas del siglo XXI con nuevas visiones que ilu-minen el camino de las generaciones futuras.9.2 Hace cincuenta años se creó las NacionesUnidas en nombre de «Nosotros, los pueblos». Sinembargo, los pueblos tuvieron poco que decir enel funcionamiento de la Organización, ya que susdiversos órganos, incluidos la Asamblea General yel Consejo de Seguridad, fueron ocupados por losrepresentantes de los gobiernos. A las puertas delsiglo XXI, debemos restablecer el protagonismo delos pueblos en las organizaciones internacionales,de la misma manera que se está restableciendo enmuchos países de todo el mundo.9.3 La comunidad global debe iniciar el nuevo siglocon una nueva visión que sea fuente de inspiraciónpara las nuevas generaciones. Una primera medidaaudaz podría ser que, inspirándose en la experienciadel Parlamento Europeo, la Asamblea General fueseelegida directamente por los pueblos de todas las na-ciones. En un primer momento, cabría concebir unaAsamblea General con dos cámaras, una integradapor los representantes gubernamentales — como su-cede actualmente— y la otra por representantes dela sociedad civil de los países. Este régimen bicameralgarantizaría que se escuchara en todo momento lavoz de los pueblos, con su rica diversidad cultural ysu osadía para proponer cambios. Los pueblos sonlos principales agentes del cambio. Y no sólo las estrategias de desarrollo deberían centrarse en ellos,sino también todas las instituciones de gobierno anivel mundial.9.4 La Comisión reconoce que la propuesta deuna Asamblea Popular Mundial sólo es, de mo-mento, una visión para el futuro, pero consideraque es particularmente importante que las diversasculturas, grupos marginados, minorías étnicas ypueblos indígenas puedan expresarse plenamenteen los foros internacionales. Las Naciones Unidasdeberían adoptar medidas concretas con el fin dereflejar la diversidad de estas voces y de lograr unconsenso basado en las genuinas aspiraciones delos pueblos.9.5 Como primer paso en esa dirección, la Co-misión recomienda que los representantes de lasorganizaciones no gubernamentales acreditadosante la Asamblea General en calidad de miembrosde la sociedad civil constituyan un Foro Mundial ysean invitados a reunirse periódicamente para ex-poner sus puntos de vista sobre cuestiones clave dela agenda global — desde el medio ambiente hasta

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la población, desde los conflictos étnicos hasta eldesarme, desde las cuestiones relativas a la pobrezahasta las cuestiones relacionadas con el género— .Al mismo tiempo, habría que revisar los criteriosde acreditación a fin de garantizar que todos losmiembros relevantes de la sociedad civil obtenganefectivamente una representación en el Foro Mun-dial de las Naciones Unidas. La comunidad interna-cional ha aceptado ya la presencia paralela de forosde organizaciones no gubernamentales en todas lasconferencias internacionales y cumbres mundialesimportantes. Por consiguiente, es lógico y necesariopasar de esos foros especiales de organizaciones nogubernamentales a un Foro Mundial de carácter máspermanente que funcione en la sede de las NacionesUnidas. Los organismos especializados de las Nacio-nes Unidas, incluida la UNESCO, podrían adoptarmedidas similares. La OIT ya ofrece un modelo derepresentación tripartita de los tres grupos interesa-dos, a saber, los gobiernos, los empresarios y los tra-bajadores, si bien se reconoce la necesidad de adop-tar medidas adicionales para fortalecer la represen-tación de las pequeñas empresas y de los trabajadoresno sindicalizados.

Acción 10

Hacia una Cumbre Mundial sobre Culturay Desarrollo

10.1 Nos encontramos a las puertas del siglo XXI,dispuestos a iniciar una nueva y estimulante épocadel progreso humano. Será un siglo en que:

el desarrollo se podrá poner al servicio de los pueblosy no al contrario;las estrategias de desarrollo podrán enriquecer el pa-trimonio cultural en lugar de destruirlo;se podrá garantizar la igualdad de oportunidades a lasgeneraciones presentes y futuras;podrá surgir una nueva ética global que respete el uni-versalismo de las necesidades básicas de toda personay que establezca una moral común compartida por lospoderosos y los débiles.

10.2 Esto no es una utopía. Es un requisito parala supervivencia y el progreso humano en nuestroplaneta. Pero este marco de diversidad creativa nosurgirá por generación espontánea, sino que exi-girá un esfuerzo considerable y sostenido.

10.3 Una serie de iniciativas contribuirá a queeste mundo más humano se torne realidad. Habráuna serie de informes anuales sobre la cultura y el

desarrollo que complementarán y ampliarán losmensajes de los Informes sobre desarrollo humanoy permitirán elaborar nuevas estrategias de desarro-llo centradas en los pueblos y respetuosas de la per-sona humana. Se habrá adquirido experiencia conel trabajo del Tribunal Internacional sobre la Vio-lación de los Derechos Culturales, el nuevo CódigoInternacional de Conducta relativo a la Cultura yla Oficina Internacional del Defensor de los Dere-chos Culturales. Se habrá avanzado en la lucha porla igualdad de género, y habrá experiencia acu-mulada en los debates sobre acceso, competenciay diversidad en los sistemas internacionales de co-municación, así como sobre la violencia y la por-nografía en los medios de comunicación.

10.4 Es fundamental que todas estas iniciativas seencuadren en una perspectiva más amplia y reci-ban un apoyo incondicional al más alto nivel. Poresta razón, la Comisión recomienda que en los pró-ximos cinco años se convoque una Cumbre Mun-dial sobre Cultura y Desarrollo para iniciar el si-glo XXI con una nota positiva y humanista. Este en-cuentro debería romper con los usos tradicionales,en el sentido de que no sólo debería reunir a losjefes de Estado y de gobierno sino también a lospensadores, intelectuales, artistas y creadores deopinión más eminentes de la comunidad global,garantizando así una fecunda interacción entre to-dos los sectores sociales.

10.5 La Cumbre se deberá preparar cuidadosamen-te. Podría ir precedida por conferencias internacio-nales de artistas y pensadores, así como por reunio-nes mundiales de los ministros involucrados (en par-ticular los de cultura, educación, planificación yfinanzas), incluyendo una reunión preparatoria deartistas en 1997 y otra sobre políticas culturales en1998. Una vez que se haya aceptado la propuesta deuna Cumbre Mundial y se haya fijado un calendario,la UNESCO — que debería desempeñar las funcionesde secretaría del encuentro— definiría las diversasetapas del proceso de preparación.

10.6 La Comisión insta a la comunidad global aredescubrir una visión humanista para el siglo XXI.La Cumbre Mundial sobre Cultura y Desarrollo essólo un paso en esta dirección. Durante las próxi-mas décadas, un considerable esfuerzo colectivoserá necesario para encauzar a la humanidad porla senda de un progreso armonioso. En última ins-tancia, el destino humano es una elección, no unproducto del azar.

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Apéndice

L a C o m i s i ó n y s u t r a b a j o

La Comisión Mundial de Cultura y Desarrollo(CMCD) fue constituida en diciembre de 1992 con-juntamente por el Director General de la UNESCOy el Secretario General de las Naciones Unidas. Am-bos nombraron presidente a Javier Pérez de Cuéllare invitaron a otras doce eminentes personalidades aser miembros de la Comisión. Además, otras cincodestacadas personalidades fueron invitadas a sermiembros de honor. También se decidió que el pre-sidente del Comité Intergubernamental del DecenioMundial para el Desarrollo Cultural asistiera a lasreuniones de la Comisión en calidad de observador.

Estas decisiones fueron adoptadas en aplicación deuna resolución aprobada en noviembre de 1991 porla Conferencia General de la UNESCO en la quepedía al Director General que, en colaboración conel Secretario General de la Organización de las Na-ciones Unidas, «cree una comisión mundial indepen-diente sobre la cultura y el desarrollo, integrada pormujeres y hombres de todas las regiones, destacadosen diversas disciplinas, para preparar un informemundial sobre cultura y desarrollo y propuestas paraactividades inmediatas y a largo plazo, a fin de aten-der a las necesidades culturales en el contexto deldesarrollo». En diciembre de 1991, la Asamblea Ge-neral de las Naciones Unidas adoptaba una resolu-ción que tomaba acta de la resolución de la Confe-rencia General de la UNESCO y pedía al SecretarioGeneral que cooperara con el Director General dela UNESCO para constituir dicha Comisión.

Cuando creó la Comisión Mundial de Cultura yDesarrollo, el Director General encargó igualmenteal Secretariado de la UNESCO ofrecer a la Comisióntodo el apoyo administrativo y técnico necesario parasu buen funcionamiento. A fin de asegurar que ellase beneficiara plenamente de los recursos intelectua-les del Secretariado, el Director General constituyóun equipo interdisciplinario encargado de aportaruna contribución de fondo a sus deliberaciones. LaComisión está sumamente agradecida del apoyo querecibió de numerosos funcionarios del Secretariadode la UNESCO en la sede y fuera de la sede, asícomo de algunas Comisiones Nacionales de Coopera-ción con la UNESCO y Comités Nacionales para el De-cenio Mundial de Desarrollo Cultural. La Comisión co-laboró con el Comité Intergubernamental del DecenioMundial para el Desarrollo Cultural y considera que lascontribuciones de los dos presidentes de este Comitéhan sido muy útiles a sus deliberaciones.

Los miembros de la Comisión

PresidenteJAVIER PÉREZ DE CUÉLLAR . Ex Secretario General de

la Organización de las Naciones Unidas (1982-1991), miembro del Institut de France (Académiedes sciences morales et politiques), ex embajadordel Perú en Suiza, la ex URSS y Venezuela.

Miembros HonorariosS.A.R. EL PRÍNCIPE TALAL IBN ABDUL AZIZ AL SAUD.

Presidente del Arab Gulf Programme for UnitedNations Development (AGFUND), ex ministro deeconomía y finanzas y ex ministro de comunicacio-nes de la Arabia Saudita (participó en la Comisiónhasta 1994).

S.A.R. EL PRÍNCIPE HEREDERO EL HAssAN BIN TALAL

DE JORDANIA (nombrado en junio de 1994).AUNG SAN Suu KYI. Premio Nobel de la Paz 1991,

premio internacional Simón Bolívar 1992 de laUNESCO, economista y politóloga, fundadora dela Liga Nacional por la Democracia en Myanmar(ex Birmania).

CLAUDE LÉVI-STRAUSS. Antropólogo y escritor, miem-bro de la Académie française, profesor honorariodel Collège de France.

ILYA PRIGOGINE . Premio Nobel de Química 1977,científico y filósofo, miembro de la Académie ro-yale de Belgique.

DEREK WALCOTT . Premio Nobel de Literatura 1992,poeta y dramaturgo nacido en Santa Lucía, pro-fesor de literatura inglesa en la Universidad deBoston.

ELIE WIESEL. Premio Nobel de la Paz 1986, novelistay ensayista estadounidense de origen rumano, pre-sidente de la Academia Universal de Culturas, pro-fesor de ciencias humanas en la Universidad deBoston, miembro del Comité de Honor de la Ligacontra el Racismo y el Antisemitismo (nombrado ini-cialmente miembro de la Comisión, se convirtió en miem-bro de honor, a su solicitud, en junio de 1994).

MiembrosCLAUDE AKÉ. Economista del desarrollo, originario

de Nigeria, director del Centre for Advanced So-cial Science de la Universidad de Port Harcourt(Nigeria) (renunció por razones personales en junio de1994).

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LOURDES ARIZPE. Antropóloga mexicana, directoradel Instituto de Investigaciones Antropológicas dela Universidad Nacional de México, ex presidentade la Unión Internacional de Ciencias Antropoló-gicas y Etnológicas (renunció en julio de 1994 conocasión de su nombramiento como Subdirertora Generalde Cultura de la UNESCO. Encargada por el DirectorGeneral de representarlo en el seno de la Comisión y desupervisar el trabajo del Secretariado en relación conella).

YORO K. FALL. Historiador senegalés, profesor y jefedel Departamento de Historia en la UniversidadCheikh Anta Diop (Dakar), inspector general dela educación nacional.

KURT FURGLER . Jurista y economista, vicepresidentedel Club de Roma, ex presidente de la Confede-ración Helvética, ex miembro del gobierno helvé-tico (Consejo Federal).

CELSO FURTADO. Economista brasileño, ex ministrode planificación y ex ministro de cultura del Brasil,profesor honorario de economía del desarrollo dela Universidad de París-Sorbona.

NIKI GOULANDRIS . Vicepresidente del Museo Goulan-dris, especialista en ecología y cuestiones cultura-les, ex secretario de Estado de asuntos sociales deGrecia, vicepresidente honorario de la radio y te-levisión helénicas.

KEITH GRIFFIN. Profesor de economía en la Univer-sidad de California en Riverside, presidente delConsejo de Administración del Instituto de Inves-tigación de las Naciones Unidas para el DesarrolloSocial, consultor del PNUD para la publicación delInforme sobre el desarrollo humano.

MAHBUB UL HAQ. Economista paquistaní, consejeroespecial del Administrador del PNUD, responsabledel Informe sobre el desarrollo humano del PNUD, exministro de finanzas, planificación y desarrollo, co-mercio y asuntos económicos de Pakistán.

ELISABETH JELIN. Socióloga argentina, investigadoraprincipal en la Universidad de Buenos Aires y enel Consejo Nacional de Investigación Científica yTécnica en Buenos Aires.

ANGELINE KAMBA. Comisaria de la función pública enel gobierno de Zimbabwe, ex directora de los ar-chivos nacionales.

OLE-HENRIK MAGGA. Lingüista, presidente del Parla-mento sami (lapón) en Noruega, experto en cul-tura sami, ex profesor de lenguas fino-ugras en laUniversidad de Oslo.

NIKITA MIKHALKOV. Cineasta ruso. «León de Oro» enel Festival de Venecia de 1991, «Oscar» para la me-jor película extranjera en 1995, presidente de laFundación Cultural de la Federación de Rusia.

CHIE NAKANE. Antropóloga social, orientalista, pro-fesora honoraria en la Universidad de Tokio, pre-sidenta de la Fundación Shibusawa de Estudios Et-nológicos, presidenta de la Comisión Nacional Ja-ponesa de Cooperación con la UNESCO.

LEILA TAKLA. Jurista egipcia, miembro de los Con-sejos Superiores de la Cultura y las Universidades,miembro de la Academia Nacional de Ciencias y

a)b)c)d)

e)

los factores culturales y socioculturales queafectan al desarrollo;la influencia del desarrollo social y económicoen la cultura;la interrelación de la cultura con los modelosde desarrollo;el modo en que el desarrollo cultural, y no sólolas condiciones económicas, influyen en el bie-nestar individual y colectivo;el sector cultural como tal y como campo im-portante para el desarrollo y la cooperación in-ternacional.

La resolución definió igualmente algunos camposque la Comisión tomó debidamente en considera-ción cuando adoptó su propio mandato en su pri-mera reunión. Estos campos son los siguientes:

La continuidad cultural, la diversidad y la identi-dad culturales y el problema de la desaparición pro-gresiva de los conocimientos, las tradiciones y las len-guas indígenas y de culturas enteras amenazadas deextinción.

Los resultados positivos de la creciente autoestimaindígena y regional.

Las posibles ventajas de una mayor utilización delas lenguas vernáculas en la literatura y en la prensa.

La riqueza que se obtiene con un mayor intercam-bio entre culturas diferentes y el impulso creadorque supone para la comunidad internacional la grandiversidad de tradiciones distintas.

Las aspiraciones a una mejor calidad de vida y elmodo en que el desarrollo cultural, y no sólo las con-

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Tecnología, profesora de la Universidad, ex presi-denta de la Comisión de Asuntos Exteriores delParlamento egipcio.

Observadores ex officio (presidentes del Comité Interguber-namental del Decenio Mundial para el Desarrollo Cultural)LUIS BERNARDO HONWANA, 1992-1993. Periodista y es-

critor, participó en la lucha de liberación de Mo-zambique antes de ocupar puestos de alta respon-sabilidad en su país, entre ellos el de ministro decultura; también ha sido miembro del Consejo Eje-cutivo de la UNESCO.

SITAKANT MAHAPATRA , 1994-1995. Secretario del De-partamento de Cultura del Gobierno de la India;ha sido premiado como poeta y escritor, y tambiénes especialista en desarrollo de las comunidadestribales de la India.

El mandato de la Comisión

El mandato de la Comisión fue fijado por la Confe-rencia General de la UNESCO en la resolución queadoptó en noviembre de 1991. Según esta resolu-ción, la Comisión Mundial debía centrar sus activi-dades en identificar, describir y analizar las cuestio-nes básicas, los problemas y los nuevos desafíos re-lacionados con:

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diciones económicas, influyen en el bienestar indi-vidual y colectivo y en la cohesión de las socieda-des.

La participación en la vida cultural de diversos sec-tores de la población, teniendo presentes sus espe-cificidades culturales y su acceso a la sociedad con-temporánea mundial.

La contribución de hombres y mujeres a la culturay al desarrollo en sus actividades cotidianas y comoartistas y artesanos.

Las distintas condiciones en que se desenvuelvenactualmente la creatividad y la productividad en elsector cultural (artes figurativas, música, danza, lite-ratura, teatro, cinematografía, arquitectura y artesa-nía), y el sector como generador de ingresos.

Las relaciones entre la cultura y la gobernabilidad,estudiando los conceptos de tolerancia, pluralismo y«cultura democrática».

Las relaciones entre el medio ambiente y la cul-tura, y el paralelismo entre la salvaguardia del patri-monio natural y del patrimonio cultural.

La importancia de los factores culturales como va-riables fundamentales de la planificación y realiza-ción del desarrollo global, teniendo en cuenta losproblemas éticos que plantean el progreso científicoy el crecimiento económico.

La Conferencia General de la UNESCO expresóigualmente su deseo de que la Comisión prepare uninforme mundial sobre la cultura y el desarrolloorientado a la formulación de políticas, basándose enel acopio y análisis de información de todas las re-giones y de diversas fuentes en el mundo. Ella hapedido que la Comisión adopte las disposiciones ne-cesarias para que se publiquen estudios que revistanuna importancia especial y de otros documentos pre-sentados a la Comisión; que conciba el Informe detal manera que movilice al público en general y sirvade ayuda a los responsables de formular y aplicarpolíticas culturales y de desarrollo a nivel tanto na-cional como internacional, incluidos los diferentesbancos multilaterales y los organismos y programasde las Naciones Unidas.

La Comisión ha cumplido su tarea con toda in-dependencia, habiendo sido guiada por los términosde este mandato. Ella ha cooperado con los organis-mos intergubernamentales pertenecientes o no al sis-tema de las Naciones Unidas, con toda una gama deorganismos nacionales, algunas fundaciones privadasy organizaciones sectoriales independientes, institu-tos de investigación y universidades. Se ha beneficia-do de consultas con la «International Commission onGlobal Governance». Además, la Comisión ha efec-tuado un intercambio regular de información con laComisión Internacional sobre la Educación para elSiglo xXI.

La Comisión prosiguió sus reflexiones medianteuna combinación del examen de publicaciones sobrelos principales temas de estudio, la celebración deaudiencias públicas con especialistas en cada una delas regiones del mundo, así como consultas con ex-pertos e instituciones seleccionadas. En fin, la Co-

misión examinó las conclusiones de los informes deinvestigación y ensayos que había solicitado y analizólos resultados de diferentes reuniones y grupos detrabajo organizados en el marco de sus actividades ysus diversas reuniones de trabajo.

Las reuniones de la Comisión

La Comisión celebró nueve reuniones de trabajo.Las consultas regionales consistieron en audiciones

públicas donde destacadas personalidades -especia-listas en ciencias sociales, responsables de la toma dedecisiones, artistas y renombradas figuras del mundocultural, expertos en políticas culturales y de desa-rrollo, militantes de organizaciones no gubernamen-tales- compartieron sus preocupaciones e ideas.

La reunión inaugural de la Comisión se celebróen la sede de la UNESCO en marzo de 1993. En estaocasión, la Comisión adoptó su mandato y sus mé-todos de trabajo, aprobó su reglamento interno y unpresupuesto provisional. También definió once gran-des líneas de trabajo destinadas a orientar su refle-xión, a saber: cultura, creación y creatividad, inno-vación y desarrollo: el sector cultural en cuanto tal ysus diversas contribuciones al desarrollo; cultura,educación, recursos humanos y desarrollo; información, cultura, sociedad de comunicación, industriasculturales y desarrollo; influencia del desarrollo cul-tural sobre el bienestar individual y colectivo; inte-rrelaciones de la cultura y los modelos de desarrollo;ciencia y tecnología, economía, cultura y desarrollo;desarrollo, cultura y medio ambiente; desarrollo, cul-tura y población; universalidad, especificidad, culturay desarrollo; intercambios culturales, relaciones in-terculturales y desarrollo; desarrollo y cultura de lademocracia, los derechos del hombre y la paz. Enesta ocasión, la Comisión escuchó también a más deveinte personalidades de alto nivel -ministros, res-ponsables de la toma de decisiones, intelectuales,economistas, artistas y expertos en desarrollo-, quie-nes trazaron los contornos generales de las relacio-nes entre cultura y desarrollo.

La segunda reunión de la Comisión se realizó enEstocolmo en junio de 1993, por invitación del Mi-nisterio de Cultura de Suecia, con el apoyo del Con-sejo Sueco para las Artes, y fue organizada por laComisión Sueca de Cooperación con la UNESCO.Las audiciones públicas regionales relativas a Europa,a la que más de veinte expertos y personalidades ofi-ciales aportaron sus contribuciones, fueron seguidasde una reunión de trabajo. En esta ocasión, la CO-misión lanzó un llamado a las autoridades de Myan-mar para que liberaran a Daw Aung San Suu Kyi,ganadora del premio Nobel de la Paz de 1991 y delpremio internacional Simón Bolívar otorgado por laUNESCO en 1992 y miembro de honor de la Co-misión, quien se encontraba bajo detención domici-liaria desde 1989.

Celebrada en San José (Costa Rica) en febrero de

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1994, la tercera reunión de la Comisión fue inau-gurada por el presidente en ejercicio y el presidenterecientemente elegido de este país y fue precedidade una Consulta Regional de América Latina y elCaribe. El gobierno costarricense asumió todos losgastos. Unas treinta personalidades y expertos pro-venientes de toda la región aportaron a la Comisiónpreciosos elementos de reflexión sobre el tema «Pre-parar el siglo XXI». La reunión de trabajo se concen-tró en dos pistas retenidas por la Comisión: a) lasinterrelaciones entre la cultura y los modelos de de-sarrollo y b) el desarrollo cultural.

Prevista inicialmente para realizarse en Yamous-soukro (Côte d’Ivoire) en junio de 1994, la cuartareunión de la Comisión debió, por razones técnicas,celebrarse en la sede de la UNESCO en París. Lasponencias preparadas por los expertos y los repre-sentantes oficiales de los gobiernos africanos que fue-ron invitados a tomar parte en la Consulta Regionalpara Africa prevista en la misma fecha fueron degran utilidad durante esta reunión de trabajo. La Co-misión examinó un esbozo preliminar revisado de suInforme.

Organizada en Manila en noviembre de 1994, yfinanciada por el Gobierno de las Filipinas, la quintareunión de la Comisión se inició con una ConsultaRegional para Asia y el Pacífico. Una importante de-claración de Daw Aung San Suu Kyi, miembro dehonor de la Comisión, fue leída a pétición suya y ensu nombre por Corazón Aquino, ex presidenta de lasFilipinas. El debate se estructuró alrededor de cues-tiones de particular interés para esta vasta región, en-tre ellas: la interacción entre procesos políticos, mu-taciones sociales, crecimiento económico y valoresculturales; presiones contrarias de la mundializacióny la indigenización; los desafíos del pluralismo cul-tural; la expresión cultural como fuerza para el de-sarrollo, y las vías de integración de la cultura y eldesarrollo. La reunión se benefició de los trabajos deuna preconferencia organizada por el Ministerio deEducación, Cultura y Deportes de las Filipinas quebrindó preciosos elementos de información sobre lasrelaciones entre la cultura y el desarrollo en el paísanfitrión. Durante la consulta, los miembros de laComisión, los expertos y los observadores se distri-buyeron en diversos grupos de trabajo a fin de pre-sentar recomendaciones concretas sobre las políticasy acciones que había que concebir. En su reuniónde trabajo, la Comisión examinó un esbozo simpli-ficado de su Informe y desarrolló selectivamente al-gunos mensajes y principios éticos clave.

La Comisión tuvo su sexta reunión en el Sultanatode Omán en enero de 1995, con el apoyo del go-bierno de este país. Organizada por el Ministerio Na-cional del Patrimonio y de la Cultura, esta reuniónse inició con una audición pública de los puntos devista de los Estados árabes que se concentró en losvalores particulares de la región, así como en el pro-ceso político y las artes en las sociedades árabes. Aquítambién los miembros de la Comisión, los expertosy los observadores constituyeron grupos de trabajo

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para debatir cuestiones específicas y formular pro-puestas relevantes para las necesidades de la región.Durante su reunión privada de trabajo, la Comisiónexaminó y comentó un nuevo sumario anotado desu Informe, producto de las nuevas ideas planteadasen la reunión precedente.

La séptima reunión de la Comisión se realizó enla Sede de la Organización de las Naciones Unidasen Nueva York en marzo de 1995. Se inició con unaConsulta Regional para América del Norte y reunióa expertos y observadores del Canadá y los EstadosUnidos. El Secretario General, Boutros Boutros-Gha-li, quien honró a la Comisión con su presencia, su-brayó el gran interés que otorgaba al trabajo quehabía emprendido la Comisión. Organizada con laayuda de la Secretaría de la ONU, la reunión se be-nefició del concurso financiero de la Agencia Cana-diense para el Desarrollo Internacional y de las con-tribuciones intelectuales de la Comisión Canadiensede Cooperación con la UNESCO y de un ComitéDirectivo Nacional creado por el Ministerio de Patri-monio Canadiense. Estas incluyen un informe, dis-tribuido durante la reunión, basado en breves estu-dios preparados por algunos especialistas canadien-ses. Aprovechando la experiencia contrastada deAmérica del Norte, la Comisión concentró su aten-ción en los problemas de la evolución y el pluralismocultural, así como en los desafíos que plantean lastecnologías de la comunicación. Durante su reuniónprivada de trabajo, los miembros de la Comisión sedividieron en tres grupos de trabajo para esbozar oredactar diferentes secciones del Informe, cuya na-turaleza y plan comenzaron entonces a desprendersede manera mucho más clara. La Comisión decidiódedicarse a elaborar un documento conciso, orien-tado hacia la formulación de política, que se concen-traría en un número razonable de campos de acciónclave que desembocarían en una «Agenda Interna-cional».

La octava reunión de la Comisión se realizó enChiba (Japón) en junio de 1995, por invitación delGobierno del Japón. El Ministerio de Educación,Ciencia y Cultura y las autoridades de la prefecturade Chiba organizaron la acogida, con el concurso dela Comisión Nacional Japonesa de Cooperación conla UNESCO. En esta reunión, la Comisión pasó re-vista al anteproyecto de su Informe redactado con lacolaboración de Michael Gibson, escritor profesionaly especialista en cuestiones culturales. Los miembrosde la Comisión conformaron nuevamente grupos detrabajo para elaborar mucho más las secciones rela-tivas a la ética universal, áreas de política, recomen-daciones y acción internacional. Dos miembros de laComisión Internacional sobre la Educación para elSiglo XXI (Isao Amagi y Karan Singth) fueron invi-tados a asistir a la reunión en calidad de observa-dores. También se asociaron a los miembros el pro-fesor Paul Streeten, eminente especialista del desa-rrollo, en calidad de consejero para la redacción delInforme. Esta reunión fue seguida de un coloquiopúblico al que asistieron más de cuatrocientas per-

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sonas, incluyendo a numerosos estudiantes; expertosjaponeses abordaron aspectos de la cultura y el de-sarrollo del Japón y otros lugares, y Lourdes Arizpepresentó los programas culturales de la UNESCO enAsia y el Pacífico.

La novena y última reunión de la Comisión se rea-lizó en Pretoria (Sudáfrica) del 12 al 15 de septiem-bre de 1995, con el apoyo del gobierno sudafricanoy la Agencia Canadiense para el Desarrollo Interna-cional. La reunión fue seguida de la Consulta Regio-nal para Africa, que había sido postergada, y ademáspermitió que los miembros de la Comisión se encon-traran por última vez para examinar en detalle elproyecto final de su Informe.

El proceso de consultas regionales posibilitó quelos miembros de la Comisión estudiaran los proble-mas de la cultura y el desarrollo dialogando direc-tamente con expertos de todas las regiones en la ex-ploración de cuestiones relacionadas con la culturay el desarrollo. Estas reuniones produjeron una ri-queza de síntesis, ponencias y ensayos de gran uti-lidad.

Los miembros de la Comisión están profundamen-te agradecidos a todas las personas que contribuye-ron con sus esfuerzos al éxito de estas reuniones y,en particular, a los gobiernos de los Estados Miem-bros involucrados, sus comisiones nacionales y sus re-presentantes permanentes ante la UNESCO.

Una dinámica de reflexión internacional

En el curso de sus trabajos, la Comisión puso en mar-cha un dinámico proceso de reflexión internacionalsobre los problemas que afrontaba. Tras la ConsultaRegional para Europa realizada en Estocolmo en1993, el Consejo de Europa decidió elaborar un in-forme que daría cuenta de los aspectos clave de larelación entre cultura y desarrollo en este continen-te. Con este propósito se constituyó un grupo de tra-bajo específico por iniciativa del Consejo de Europa,con el concurso de la Comisión, de la Comisión Eu-ropea y de varios gobiernos. Este grupo compartiócon la Comisión diversos documentos de referenciapertinentes y el Consejo de Europa hará lo necesariopara que el informe de este grupo sea impreso y di-fundido. Asimismo, la Organización de la UnidadAfricana (OUA) redactó un informe sobre los, pro-blemas relativos a la cultura y el desarrollo en Africaque la Comisión examinó tras la realización de sureunión en Sudáfrica.

Se organizaron algunas reuniones especiales a finde apoyar los trabajos de la Comisión. Tras la reu-nión de Estocolmo en junio de 1993, la Comisiónparticipó en un seminario sobre el tema «Relacionesentre mayoría y minoría: el caso de los sami (lapo-nes) en Escandinavia», organizado por el gobiernonoruego en Kautokeino, en la región ártica de Finn-mark (Noruega). En junio de 1995, Elizabeth Jelin,miembro de la Comisión, participó en un taller sobre

la diversidad cultural en Asia meridional organizadopor el International Centre for Ethnic Studies en Co-lombo (Sri Lanka). Más tarde, en el transcurso delmismo mes, el Instituto Ruso de Investigación Cul-tural celebró en Moscú, con el apoyo de la Comisión,una Conferencia Internacional sobre «La cultura y eldesarrollo en los países en transición», a la que asis-tieron Javier Pérez de Cuéllar y Yoro Fall, presidentey miembro de la Comisión, respectivamente.

Unos 62 estudios y análisis solicitados especialmen-te por la Comisión han ayudado a sus miembros aexplorar campos insuficientemente esclarecidos hastaentonces. Varios funcionarios de la UNESCO ofrecie-ron a la Comisión un número sustancial de estudios,síntesis e informes de investigación que fueron degran utilidad. Agregados a la riqueza de informacióny opiniones recogidas durante las consultas regiona-les y las reuniones especiales de trabajo, estas con-tribuciones elevan a más de cien el número de po-nencias, informes y estudios reunidos. Algunos de es-tos documentos serán publicados por separado, enuno o varios volúmenes, tras la presentación del In-forme propiamente dicho de la Comisión.

Contribuciones financieras y de otro tipo

Los gobiernos de Alemania, Canadá, Dinamarca, Fin-landia, Noruega, los Países Bajos, Suecia y Suiza con-tribuyeron con una generosa financiación. Otras con-tribuciones financieras fueron otorgadas por los go-biernos de Ecuador, Grecia, Indonesia y las Filipinas.Asimismo, el Fondo de Población de las NacionesUnidas (FNUAP), la Alexander S. Onassis BenefitFoundation (Grecia), la organización Cooperaço De-senvolvimento (OIKOS-Portugal) y el Banco Intera-mericano de Desarrollo (BID) efectuaron contribu-ciones de orden financiero.

Algunos gobiernos contribuyeron con las activida-des de la Comisión haciéndose cargo de los costosde organización de las consultas regionales y de lasreuniones de trabajo. El Gobierno de Suecia financióla segunda reunión de trabajo y la Consulta Regionalpara Europa que se celebraron en Estocolmo (juniode 1993). El Gobierno de Costa Rica financió la ter-cera reunión de trabajo y la Consulta Regional paraAmérica Latina y el Caribe, que se realizaron en SanJosé (febrero de 1994). El Gobierno de las Filipinasfinanció la quinta reunión de trabajo y la ConsultaRegional para Asia y el Pacífico, celebradas en Ma-nila (noviembre de 1994). El Gobierno del Sultanatode Omán financió la sexta reunión de trabajo y laConsulta Regional para los Estados Arabes, organi-zada en Mascate (enero de 1995). El Gobierno delJapón y las autoridades de la prefectura de Chibafinanciaron la octava reunión de trabajo, celebradaen Chiba (junio de 1995). El Gobierno de Sudáfricatomó a su cargo una parte de los costos de la novenareunión de trabajo y de la Consulta Regional reali-zadas en Pretoria (septiembre de 1995).

La Organización de las Naciones Unidas, por su

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parte, contribuyó con los trabajos de la Comisióndestacando ante el Secretariado de la Comisión aPierre Fabian, especialista de relaciones con los me-dios de comunicación de su Departamento de In-formación, desde junio de 1993 hasta fines de di-ciembre de 1995. Asimismo, contribuyó poniendograciosamente a disposición de la Comisión las ins-talaciones necesarias para la reunión que ésta cele-bró en la sede de Nueva York en marzo de 1995.

Los colaboradores de la Comisión

En noviembre de 1992, el Director General creó enel seno del Secretariado de la UNESCO en París laOficina de la Comisión Mundial de Cultura y Desa-rrollo. Este pequeño equipo comprendía las personassiguientes:

Secretario EjecutivoYudhisthir Raj Isar (India)Jérôme Bindé (Francia), hasta julio de 1994

EspecialistasPierre Fabian (Estados Unidos de América), relacio-

nes con los medios de comunicación, destacado dela Organización de las Naciones Unidas

Ika Kaminka (Noruega), experta asociada en 1993Jean-Yves Le Saux (Francia), especialista de progra-

maMalick M’Baye (Senegal), especialista de programaVladimir Skok (Canadá), especialista de programaGuiomar Alonso Cano (España), asistente de inves-

tigaciónSelma Mutal (Países Bajos), asistente de investigaciónIsabelle Schwarz (Francia), asistente de investigación

Personal de apoyoSuzanne Martin-Siegfried (Suiza), secretaria del Pre-

sidenteWin Tennakoonge (Sri Lanka), secretaria del Secre-

tario EjecutivoFrançoise Girard (Francia), secretaria asistente hasta

julio de 1994

El Secretariado también recurrió a personal tem-porero: Vittoria Fresco, Víctor Núñez y Aimée Ra-vonison. Además, Sophie Bonfigli, Fatoumata Siran-dou y Bertrand Boichot se desempeñaron como es-tudiantes en período de práctica en el Secretariado.

Asimismo, un gran número de personas han brin-dado su contribución de la manera más variada a lafinalización del Informe. Michael Gibson participóen la revisión de estilo del primer anteproyecto yPaul Streeten contribuyó a la redacción de los dosúltimos anteproyectos; Susanne Almeida-Klein ela-boró la maqueta y la diagramación de la versión ori-ginal inglesa y Robert Ziegler los gráficos y cuadros.Monique Couratier y Malachy Quinn aseguraron larevisión final del texto en francés e inglés, respecti-

vamente. Guiomar Alonso, Elizabeth Jelin, AlejandroGrimson y Lucila Schonfeld llevaron a cabo la revi-sión final del texto en español.

Agradecimientos

La Comisión se benefició de la ayuda y consejos deun gran número de personas, instituciones y orga-nizaciones de todo el mundo que brindaron unacontribución activa a sus reflexiones. La Comisióndesea expresar a cada una de ellas su más profundoreconocimiento:

Inkeri Aarnio-Lwoff, Finlandia; Berhanou Abebe,Etiopía; Anouar Abdel-Malek, Egipto; ValentineAbdy, The Smithsonian Institution, Francia; DavidAdams, UNESCO; Noha Akiki, UNESCO; Gudmun-dur Alfredsson, University of Lund, Suecia; Pierfran-co Alloa, Comisión de la Comunidad Europea; Jean-Claude Aimé, Naciones Unidas, Estados Unidos deAmérica; Isao Amagi, Japón; Elena Alfimova, Fede-ración de Rusia; Sidi Mohamed El Al Aoui, Marrue-cos; Anders Arfwedson, UNESCO; Michael Aris, Rei-no Unido; Alberta Arthurs, The Rockefeller Foun-dation, Estados Unidos de América; Yogesh Atal,UNESCO; Leslie Atherley, UNESCO; Corazón Aqui-no, Filipinas; Greg Baeker, Canadá; Darab Baghai,Francia; David Bai, University of Alberta, Canadá;Paul Bairoch, Universidad de Ginebra, Suiza; BarakaAl-Bakri, Sultanato de 'Omán; M. M. Balintulo, Uni-versity of Durban-Westville, Sudáfrica; Constantin vonBarloewen, Alemania; Gaynor Bartagnon, UNESCO;Rémy-Claude Beaulieu, Agence canadienne de déve-loppement international; Hélé Béji, Francia; Poncia-no Bennagen, Filipinas; John Bennett, UNESCO;Jean-Louis Binchois, Francia; Franco Bianchini, Rei-no Unido; Franz Blankart, Suiza; Lluís Bonet,Universidad de Barcelona, España; Mounir Bouche-naki, UNESCO; Patrick Boylan, City University, Rei-no Unido; Tom Bradshaw, National Endowment forthe Arts, Estados Unidos de América; GeoffreyBrown, Reino Unido; José Joaquín Brunner, Chile;Roger Butt, Département du patrimoine canadien;Quentin Byrne-Sutton, Institut de l’art et de loi deGenève, Suiza; Susan Byng-Clarke, UNESCO; Fernan-do Calderón, Bolivia; Rafael Angel Calderón, CostaRica; Conférence canadienne sur les arts; Temu Ca-nute, Tanzania; Andrej Capuder, Eslovenia; GabrielCárceles-Breis, Universidad de Murcia, España; JoséMaría Castiñeira de Dios, Argentina; Manuel José Ce-peda Espinosa, Colombia; Andrei Cervenak, Advan-ced Pedagogical School, Eslovaquia; Gabriel Chanan,Community Development Foundation, Reino Unido;Yasmin Cheema, Pakistán; Yevgeny Chelyshev, TheAcademy of Sciences, Federación de Rusia; MervynClaxton, UNESCO; Bernard Clergerie, Francia; Da-nielle Cliche, Kate Cockerill, International Instituteof Communications; Sam Cole, State University ofNew York, Estados Unidos de América; Jean-PierreColin, Francia; Agustí Nicolau Coll, Institut intercul-turel de Montreal, Canadá; Radhika Coomaraswamy,

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Sri Lanka; Hans Corell, Estados Unidos de América;Milagros del Corral, UNESCO; Ivanka Corti, Italia;Hernán Crespo Toral, UNESCO; Harold W. Cruse,Estados Unidos de América; Biserka Cvijeticanin,Culturelink, Croacia; J. Mark Davidson-Schuster, Mas-sachussetts Institute of Technology, Estados Unidosde América; J. Degenaar, Stellenbosch University, Su-dáfrica; Eduardo Delgado, España; Jacques Derrida,Francia; Meghnad Desai, London School of Econo-mics and Social Sciences; Lucie Deschênes, Centrefor Information Technology Innovation, Canadá; S.EAbdul-Kader Al-Dhahab, Sultanato de ‘Omán; Mo-hammed Al Dhahab, Sultanato de ‘Omán; MamadouDia, Banco Mundial; Souleymane Bachir Diagne, Se-negal; Falilou Diallo, Senegal; Doudou Diène, UNES-CO; Jacques Diouf, Director General, Organizaciónde las Naciones Unidas para la Agricultura y la Ali-mentación; Walther Donner, Surinam; Michael Dor-land, Carleton University, Canadá; Elizabeth Dowdes-well, Secretaria Ejecutiva, Programa de las NacionesUnidas para el Medio Ambiente; Milena Dragicevic-Sesic, Universidad de Belgrado, ex-Yugoslavia; Ale-xandra Draxler, UNESCO; Mike Du Toit, Sudáfrica;Xavier Dupuis, Université de Paris I Sorbonne, Fran-cia; Albert Ekué, Organización de la Unidad Africa-na; Ingrid Eide, Noruega; Bahgat Elnadi, UNESCO;John Esposito, Georgetown University, Estados Uni-dos de América; François Œ uvé, Francia; AnthonyEveritt, Reino Unido; Armand Fabella, Filipinas;Claude Fabrizio, Francia; Bernard Faivre d’Arcier,Francia; Anders Falk, Suecia; Ibrahima Fall, Centrode las Naciones Unidas para los Derechos Humanos,Suiza; Angelo Faria, Estados Unidos de América; Ta-tiana Fedorova, Federación de Rusia; Marc Ferro,Francia; Eva Finstad, Noruega; José María Figueres,Presidente de Costa Rica; Carin Fisher, Suecia; RodFisher, Reino Unido; John Fiske, University of Wis-consin, Estados Unidos de América; Víctor FloresOlea, México; Francine Fournier, UNESCO; RobertR. Fowler, Representante Permanente del Canadá enlos Estados Unidos de América; Jonathan Fox, Mas-sachusetts Institute of Technology, Estados Unidosde América; Peter E. Franks, University of the North,Sudáfrica; Gilles Frégé, Francia; Christophe Frei, Fe-deral Institute of Technology, Suiza; Tom Freuden-heim, The Smithsonian Institution; Birgit Friggebo,Viceministro de Cultura, Suecia; Amareswar Galla,University of Canberra, Australia; Néstor García Can-clini, Universidad Autónoma Metropolitana, México;Nathan Gardels, Estados Unidos de América; ManuelAntonio Garretón, Facultad Latinoamericana deCiencias Sociales, Chile; Alvaro Garzón, UNESCO;Yevdokia Gayer, Assamblea Federal de la Federaciónde Rusia; Geneviève Gentil, Francia; Raymond Geo-ris, Bélgica; Bronislaw Geremek, Polonia; Denis Ger-vais, Canadá; John Gilbert, Canadá; Arthur Gillette,UNESCO; Augustin Girard, Francia; Madeleine Go-beil, UNESCO; Alain Godonou, ICCROM; Ben G.Goedegebuure, International Federation for Infor-mation and Documentation, Países Bajos; NilüferGöle, Turquía; Hélène Gosselin, UNESCO; Leif

Gouiedo, Suecia; Costa Goulianos, Universidad deAtenas, Grecia; Jeremy Gould, Universidad de Helsin-ki, Finlandia; R. Govinda, Instituto Internacional dePlaneamiento de la Educación, París; Mike vanGraan, Sudáfrica; Diego Gradis, Traditions for To-morrow; I. Evelyn Greaves, Barbados; Lydia Greyling,Sudáfrica; François Grin, Francia; Wouter T. DeGroot, Centre of Environmental Science, Países Ba-jos; Victoria Guardia de Hernández, Costa Rica; Gaëlde Guichen, ICCROM; Ingelise Grunewald, Suecia;Joan Guitart i Agell, Gobierno Autónomo de Cata-luña, España; Malcolm Hadley, UNESCO; Ali BinMohsin Hafidh, Sultanato de ‘Omán; Toru Haga, In-ternational Research Center for Japanese Studies, Ja-pón; Kenneth Hale, Massachusetts Institute of Tech-nology, Estados Unidos de América; Jacques Hallak,Instituto Internacional de Planeamiento de la Edu-cación, París; Sang-Bok Han, Seoul National Univer-sity, República de Corea; Alan Hancock, UNESCO;Trine Bille Hansen, Institute of Local GovernmentStudies, Dinamarca; Armando Hart-Dávalos, Cuba;Edwin Harvey, Universidad de Palermo, Argentina;Terrence Heath, Canadá; Hank Heikamp, Países Ba-jos; Illka Heiskanen, Universidad de Helsinki, Finlan-dia; Stephen Hill, Centre for Research Policy, Aus-tralia; Abdel Malek Al-Hinai, Sultanato de ‘Omán;Fathiya Al-Hinai, Sultanato de ‘Omán; Al-YaqdhanBin Talib Al-Hinai, Sultanato de ‘Omán; RichardHoggart, Reino Unido; Luis Bernardo Honwana,UNESCO; Martin Hopenhayn, Comisión Económicapara América Latina y el Caribe, Chile; Marilyn Hos-kins, FAO; Susan Hoskins, Estados Unidos de Amé-rica; Paulin Hountondji, Benin; Oswaldo Hurtado,Ecuador; Michael Hutter, Universidad de Witten/Herdecke, Alemania; Mircea Ifrim, Rumania; RonaldInglehart, University of Michigan, Estados Unidos deAmérica; Barbara Ischinger, Alemania; SreenivasayyarJanakiram, UNESCO; Roger Jardine, Sudáfrica; StalinJawa, Papúa Nueva Guinea; Yao Jiehou, Chinese Aca-demy of Social Sciences, China; Alexei D. Joukov,Moscú; Deniz Kandiyoti, University of London, ReinoUnido; John Kani, Sudáfrica; Ingmar Karlsson, Sue-cia; Wazir Karim, Malasia; Hidetoshi Kato, NationalInstitute of Multimedia Education, Japón; Ali Kazan-cigil, UNESCO; Mary-Louise Kearney, UNESCO;Thomas Keller, UNESCO; Paul Kennedy, Yale Uni-versity, Estados Unidos de América; Masood A. Khan,Pakistán; Nadia Khromtchenko, UNESCO; Jean-Bap-tiste Kiéthéga, Université de Ouagadougou, BurkinaFaso; Carl-Johan Kleberg, Suecia; Roland Kley, Uni-versité de Saint Gall, Suiza; Charles Kleymeyer, Es-tados Unidos de América; Sarbuland Khan, EstadosUnidos de América; Elizabeth Khawajkie, UNESCO;Sibongile Khumalo, Sudáfrica; Ase Kleveland, Minis-tro de Cultura, Noruega; Robert Klitgaard, Universityof Natal, Sudáfrica; Yayoi Komatsu, Japón; Smitu Kot-hari, India; Maté Kovacs, UNESCO; Richard Kurin,Smithsonian Institution, Estados Unidos de América;Udo Kusel, Sudáfrica; Sardono Kusumo, Indonesia;Georges Kutukdjian, UNESCO; Julio Labastida Mar-tín del Campo, Facultad Latinoamericana de Cien-

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cias Sociales, Costa Rica; Ricardo Lagos, Chile; Cat-herine Lalumière, Francia; Phil Lane Jr., Universityof Lethbridge, Canadá; Viviane Launay, Canadá; Ber-nard Latarjet, Francia; François LeBlanc, NationalCapital Commission, Canadá; Hervé Le Bras, Francia;Jacques Lesourne, Francia; Laurent Lévi-Strauss,UNESCO; Flora Lewis, International Herald Tribune,Francia; Werewere Liking, Côte d’Ivoire; Leslie Li-mage, UNESCO; Ingemar Lindahl, Suecia; ThérèseLocoh, Francia; Göran Löfdahl, Suecia; Henri Lopes,UNESCO; Ahmed Bin Rashid Al-Maamari, Sultanatode ‘Omán; Debbie Loucks, UNESCO; Monica Lundk-vist, Suecia; Audrey Malan, Sudáfrica; Elikia M’Bo-kolo, Francia; Felipe MacGregor, Universidad del Pa-cífico, Perú; Desmond MacNeill, Centre for Develop-ment and Environment, Noruega; Vladimir S.Makanine, Federación de Rusia; Charles Malan, Hu-man Sciences Research Council, Sudáfrica; Joe Ma-nana, Sudáfrica; Violeta Manoukian, Canadá; Rober-to DaMatta, University of Notre Dame, Estados Uni-dos de América; Edouard J. Maunick, Mauricio;Brenda McSweeney, Voluntarios de las Naciones Uni-das; Manfred Max-Neef, Universidad Austral de Chi-le; Ali Mazrui, State University of New York, EstadosUnidos de América; Fred R. von der Mehden, RiceUniversity, Estados Unidos de América; William Me-lody, Center for International Research on Commu-nications and Information Technology, Australia; Ri-goberta Menchu Tum, Guatemala; Colin Mercer,Australia; Graciela Meza, Paraguay; Lydia Miller, Aus-tralia; Ritva Mitchell, Consejo de Europa; Alain Mo-doux, UNESCO; Hunaina Al-Moghairi, Sultanato de‘Omán; Luis Alberto Monge, Costa Rica; Mavor Moo-re, University of Victoria, Canadá; Michio Morishima,London School of Economics and Political Science;José G. Moscardo, Brasil; Thale Motsepe, Sudáfrica;Claude Moulin, University of Ottawa, Canadá; JeanneMurebwayire, Rwanda; Olivia Muchena, Zimbabwe;Musa bin Jaafar bin Hassan, Sultanato de ‘Omán;Moses Musonda, University of Zambia; Sylvio Mutal,UNESCO; M. K Muthoo, FAO; Sondra Myers, Natio-nal Endowment for the Humanities, Estados Unidosde América; Hugo Navajas, Bolivia; Rora Navarro-To-lentino, Filipinas; Rex Nettleford, University of theWest Indies, Jamaica; Baldwin Sipho Ngubane, Mi-nistry of Arts, Culture, Science and Technology, Su-dáfrica; C. A. I. van Nieuwenhijze, Institute of SocialSciences, Países Bajos; Nils Gunnar Nilsson, Suecia;The Nordic Sami Institute, Noruega; David Nostbak-ken, Canadá; Pius Obanya, UNESCO; Andre Oden-daal, Sudáfrica; Sylvie O’Dy, Francia; EvangelineOng-Jimenez, Filipinas; Carlos Ortega, UNESCO; Er-nesto Ottone, Comisión Económica para AméricaLatina y el Caribe; Idrissa Ouedraogo, Burkina Faso;Organización de la Unidad Africana; Ignacio Oyar-zábal, Fundación BBV, España; Zafia Olszowski,UNESCO; Jean d’Ormesson, Francia; Marc Pachter,The Smithsonian Institution, Estados Unidos deAmérica; Thérèse Paquet-Sévigny, Université de Qué-bec-Montréal, Canadá; Fernanda Paz, México; HelyPerrett, PNUD; Gerard A. Persoon, Centre of Envi-

ronmental Science, Países Bajos; Riccardo Petrella,Comisión de la Comunidad Europea; Caro1 Phillips,The Banff Centre for the Arts, Canadá; Linda Pigon-Rebello, PNUD; Steven Pinker, Massachussets Insti-tute of Technology, Estados Unidos de América; An-dréi Plesu, Rumania; Amara Pongsapich, Chulalong-korn University, Tailandia; Christian de Portzamparc,Francia; Anaisabel Prera-Flores, Guatemala; LéonPressouyre, Université de Paris-Sorbonne; LyndelPrott, UNESCO; Damien Pwono, The RockefellerFoundation; Philippe Quéau, Institut national de re-cherche audiovisuelle, Francia; Aníbal Quijano, Cen-tro de Investigaciones Sociales, Perú; Lourdes R. Qui-sumbing, Filipinas; Vadim Rabinovich, Russian Insti-tute for Cultural Research, Federación de Rusia;Marc Raboy, Université de Montreal, Canadá; AmaraRaksasataya, National Institute of Development Ad-ministration, Tailandia; Gladys Ramírez de Espinosa,Nicaragua; Leticia Ramos Shahani, Filipinas; IssamBin Ali Al-Rawas, Sultan Qaboos University, Sultanatode ‘Omán; Kyrill Razlogov, Russian Institute for Cul-tural Research, Federación de Rusia; Jacques Renard,Francia; John Richardson, Centro Europeo de Fun-daciones, Bruselas; Adel Rifaat, UNESCO; Jacques Ri-gaud, Francia; Marcia Rivera, Consejo Latinoame-ricano de Ciencias Sociales, Argentina; FranciscoRivero, Universidad Metropolitana, Venezuela;Françoise Rivière, UNESCO; Jacques Robin, Francia;Ruggiero Romano, Italia; Gert Rosenthal, ComisiónEconómica para América Latina y el Caribe, Chile;Henry Rosovsky, Harvard University, Estados Unidosde América; Geneviève Rouchet, UNESCO; FrançoisRouet, Francia; Aleksandr Rubinstein, Russian ArtsResearch Institute, Federación de Rusia; DouglasRushkoff, Estados Unidos de América; Ignacy Sachs,Francia; Nadji Safir, Université d’Alger, Argelia; Fran-cisco Sagasti, Banco Mundial; Farida Shaheed, Pakis-tán; Marshall Sahlins, University of Chicago, EstadosUnidos de América; Alimata Salembéré, Agence dela coopération culturelle et technique, Francia; ElTayeb Salih, Sudán; Daniel de San, UNESCO; HansSand, Suecia; Galia Saouma-Forero, UNESCO; AlbertSasson, UNESCO; Samba Sarr, Senegal; Ismail Sera-geldin, Banco Mundial; Lisbeth Schaudinn, UNES-CO; C. J. H. Schutte, University of South Africa; Su-san Scotti, Canadá; Paul Schafer, Canadá; BertrandSchneider, Francia; Edy Sedyawati, Indonesia; Amart-ya Sen, Harvard University, Estados Unidos de Amé-rica; Geetd Sen, Indian Institute of Management, In-dia; Michel Serres, Francia; Benon V. Sevan, EstadosUnidos de América; Olga Sevan, Russian Institute forCultural Research, Federación de Rusia; Helena Se-vero, Brasil; Kirill Shakharov, Russian Institute forCultural Research, Federación de Rusia; Dariush Sha-yegan, Francia; Colin Shaw, Broadcasting StandardsCouncil, Reino Unido; Mikhail Shvydkoi, Federaciónde Rusia; Anna-Leena Siikala, Universidad de Joen-suu, Finlandia; Estela Singh, Voluntarios de las Na-ciones Unidas; Karan Singh, India; Sipho Sipamla,Sudáfrica; John Sletbak, Noruega; Edith Sizoo, Ré-seau Nord-Sud Cultures et Développement, Bélgica:

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Joost Smiers, Utrecht School of the Arts, Países Bajos;Chua Soo Pong, Singapur; Amat Al-Aleem Al-Soswa,Yemen; Alpha Ibrahim Sow, Francia; Wole Soyinka,Nigeria; Keith Spicer, Canadian Radio Television andTelecommunications Commission, Canadá; AdrianVan der Staay, Países Bajos; Sharon Stephens, TheNorvegian Centre for Child Research, Noruega;Chuck Sutyla, Canadá; Janusz Symonides, UNESCO;June Taboroff, Banco Mundial; Stanley V. Tambiah,Harvard University, Estados Unidos de América; AliAl-Tamimi, Sultanato de ‘Omán; Wassila Tamzali,UNESCO; Mohsen Tawfik, Egipto; Carl G. W. Tham,Ministro de Educación, Suecia; Juan Carlos Tedesco,Oficina Internacional de Educación, Suiza; LouiseTerillon-Mackay, Département du patrimoine cana-dien, Canadá; Anita Theorell, Swedish InternationalDevelopment Authority, Suecia; Bernard Theurillat,Suiza; David Throsby, Macquarie University, Austra-lia; Neelan Tiruchelvam, International Centre forEthnic Studies, Sri Lanka; Alain Touraine, Francia;Abdou Touré, ORSTOM, Côte d’Ivoire; Louise Tra-han, Canadá; Harold Troper, The Ontario Institutefor Studies in Education, Canadá; Shaje Tshiluila,Zaire; Janette D. Tuason, Filipinas; Jerry Michael Tur-ner, Hunter College, Estados Unidos de América;United Nations Economic Commission for Africa;Charles Vallerand, TV 5, Francia; P. Vasarhelyi,UNESCO; Kapila Vatsyayan, India; Gianni Vattimo,Universidad de Turín, Italia; Marta Vega, The Caribbean Cultural Center, Estados Unidos de América;

Indrasen Vencatachellum, UNESCO; Thierry Ver-helst, Bélgica; Bernardo Villegas, Filipinas; Jean-Pie-rre Wallot, Canadá; Gungwu Wang, The Universityof Hong-Kong; Raymond Weber, Consejo de Europa;Francisco Weffort, Brasil; Jorge Werthein, UNESCO;Unni Wikan, Noruega; Hakan Wilkens, Suecia; Jean-Claude William, Francia; Kris Wilski, Estados Unidosde América; Salwa Woloch, Sultanato de ‘Omán;Christophe Wondji, UNESCO; Stephen Wurm, TheAustralian National University, Canberra; Layashi Ya-ker, Argelia; Stephen Yeh, University of Hawai’i atManoa, Honolulu, Estados Unidos de América; Lour-des Yero, Universidad Central de Venezuela; Moham-med Bin Musa Al-Yousof, Sultanato de ‘Omán; Kha-lid Bin Talib Al-Zakawani, Sultanato de ‘Omán; AlyZaker, Bangladesh; Alice Zindzingre, Centre nationalde la recherche scientifique, Francia; Ben Zulu, Zim-babwe.

(La Comisión se excusa por todo olvido o inexactitud enesta lista).

La Comisión Mundial de Cultura y Desarrollo esindependiente y única responsable de la selección ypresentación de los hechos contenidos en este Infor-me, así como de las opiniones que en él se expresan.Estas últimas no son necesariamente las de la UNES-CO o las de la Organización de las Naciones Unidasy no comprometen a ninguna de estas dos organi-zaciones.

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Abba, 163Ace of Base, 163i4fgunistán, 186Africa y organismos de radiodifusión nacional, 72Aftica del Sur, 29, 39, 43, 70, 112, 182Agencia de Cooperación Técnica y Cultural (ACCT), 166Agencia de los EEUU para la Ayuda al Desarrollo

(USAID), 85Agenda para el Desarrollo de las Naciones Unidas, 187Alemania, 73

Nacional Socialista, 156Alfabetismo, 108-109Al-Ghazali, 45Arabia Saudita, 104, 151Argelia, 139Análisis de costo-beneficio, 176178Análisis económico, 176Amnistía Internacional, 34Angola, 104Aplicaciones multimedia, 76, 80

y creatividad, 70y educación, 76-77

Archivos, 129-130Arendt, Hannah, 149Argentina, 53, 113Artesanías, 130-132, 161

y beneficios socio-económicos, 132y prácticas comerciales equitativas, 132

Artistas, 54, 56derechos de, 164estatuto de, 164represión de, 55y cuestiones políticas, 56

Aru (Indonesia), 152Asociación de las Naciones del Asia Oriental (ANASE), 166Asociaciones de voluntarios, 61-62AT&T, 78Aung San Suu Kyi, 63Australia, 44, 46, 56, 72, 75, 80, 158, 165Austria, 44, 59Autoritarismo, 63

y transición a la democracia, 64

Baltimore (EE. UU.), 160Banco Mundial, 74, 175, 185, 190,Banco Grameen, 62Bangladesh, 55, 62BBC, 73, 81Ben&, 106,133Bergman, Ingrid, 163Bienes culturales,

trafico ilícito de, 138-139robo de 137-138

Biodiversidad, 143-144Bolivia, 75, 131, 134Botswana, 29, 112Boutros-Ghali, Boutros, 16, 186

Brasil, 72, 81, 113, 151Brundtland, Gro Harlem, 139Burkina Faso, 66, 73Burundi, 36, 186Buttitta, Ignazio, 121

Canadá, 72, 80, 81, 127, 156, 160, 161, 167Carta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos, 25Carta de las Naciones Unidas, 25Centro de las Naciones Unidas para los Derechos

Humanos, 185Centro Europeo de Fundaciones, 169Centro Mexicano de Fundaciones, 169Chile, 131China, 45, 78, 151, 177Chipre, 104Ciberespacio, 69Ciencia, 26, 61Civilización mundial, 20CNN Internacional, 81, 84Colombia, 113, 142Comité coordinador del servicio voluntario internacional

(CCIVS), 187Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas,

47, 162Comisión de Gobernabilidad Global, 24, 80Comisión Económica para América Latina y el Caribe

(CEPALC), 142Comisión Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo, 139Comunidad de Estados Independientes, CEI, 73, 183Commonwealth of Leurning (COL), Canadá, ll 0Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Comercio y el

Desarrollo (UNCTAD). 185Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Mujer, México

(1975), 88Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Mujer, Nairobi

(1985), 88Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Mujer, Beijing

(1995)) 88, 188Conferencia Internacional sobre el Medio Ambiente y el

Desarrollo (UNCED), 141, 144Conferencia Mundial de Políticas Culturales

(MONDIACULT), 157Conferencia sobre la Seguridad y Cooperación en Europa

(CSCE), 38Conflictos étnicos, 36-37, 40-42, 47-49Conocimiento y saber

indígena, 144local 57, 142-144

y diversidad ecológica, 143-144y medio ambiente, 141, 143-144

tradicional y moderno, 177-178, 182-183Consejo de Europa, 166Consejo de Fundaciones, 169Consejo de las Artes de Inglaterra, 161Consejo Económico y Social (ECOSOC), 162Consorcio de Fundaciones Asia - Pacífico, 169

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onvención Americana sobre Derechos Humanos, 25Convención de la UNESCO para la protección de bienes

culturales en caso de conflicto armado, 138Convención de la UNESCO sobre las medidas que deben

adoptarse para prohibir e impedir la importación, laex

!ortación y la transferencia ilícitas de bienes culturales,

13 - 138Convención de Patrimonio Mundial, 120Convención Europea para la protección de los Derechos

Humanos, 25Convención sobre los Derechos del Niño, 84Convención sobre la eliminación de todas las formas de

discriminación contra la mujer (CEDAW), 90, 189Convenio de UNIDROIT sobre los bienes culturales

robados o exportados ilícitamente, 138Convenio sobre la Diversidad Biológica, 144Copan, 152Costa Rica, 29, 104Côte d’Ivoire, 73Creatitidad, 51-67, 162-165

concepto de, 51-53colectiva, 52-53e innovación social, 51, 62-67en contextos urbanos, 53en la empresa, 52en la vida urbana, 148-150en política cultural, 162-163en política !; gobernabilidad, 62-63en tecnologla, 56-61y actividades comunitarias en favor de, 162-163y la competencia internacional, 164y consumismo, 163

Creatividad artística,y artes y artistas profesionales, 162

Cruise O’Brien, Conor, 4 0Cultura: definición según este informe, 15, 17

visión constitutiva de, 15-16visión instrumental de 16

Cultura cívica, 26, 29, 33-34global, 23, 81

Cultura de la Ciudadanía, 63Cultura de Paz, 9-10, 31Cultura y desarrollo sostenible, 139Cultura y medio ambiente, 139-154Culturas, diferencia entre, 35-36, 90Cumbre Mundial del Desarrollo Social, 141Cumbre Mundial de la Cultura y el Desarrollo, 169, 195

DAWN: Development Alternatives with Women Sor New Era, 88De Certeau, Michael, 149Decenio Mundial del Desarrollo Cultural, 144Declaración de principios relativos a las selvas, 144Declaración Universal de los Derechos Humanos, 37Declaración de los Pueblos Indígenas, 162Delegación de poder, 62Delhi, 163Delors, Jacques, 23Democracia, 26, 29-30, 62-67y paz, 39y sociedad civil, 29, 6465y responsabilidad colectiva, 64y responsabilida pública (accountability) , 64dy diversidad cultural, 65y delegación, 62y desarrollo, 29y gestión urbana, 148y participación, 8, 62

Democratización, 182Derecho a la educación, 109Derecho de autor y propiedad intelectual, 75-76, 159, 164

165e impacto de los nuevos medios de comunicación, 164y piratería, 76, 164y protección de los creadores y artistas, 76reforma de, 76y política comercial, 164y políticas culturales, 164

Derechos culturales, 156, 160-161protección en tanto que derechos humanos, 191-193

Derechos de la mujer, 95-100como derechos humanos, 99en sociedades en transición, 95

y eficiencia, 97-99y equidad, 97-99y libertad reproductiva, 96, 100

Derechos del Niño, 106, 114Derechos Humanos y principios universales, 25, 28-29, 31,

33Desarrollo: definición según este informe, 15-19

económico y valores políticos, 180-181y pobreza, 179, 182

Desarrollo humano, 7, 15índice de, 179Informe sobre, 15, 37, 41, 89, 91, 93, 98, 104, 107, 188

Desarrollo sostenible, 139-141, 182-183Desarrollo, proyectos de, 176-177

y estudios de impacto cultural, 175-176,y evaluación 175-l 79y sostenibilidad, 140-143

Descentralización, 65-67, 182Desempleo, 59, 107-108Djibouti, 85Diseño, 163Disney, 79Diversidad cultural, 90, 95, 112, 143, 160-161

y construcción de una cultural nacional, 49y derechos civiles, 161-162y jóvenes, 161-162y minusválidos, 161-162y multiculturalismo, 161-162y políticas de multilingüismo, 157y pueblos indígenas, 161-162

Doordarshan, 81Du blin, 164

Eco, Umberto, 115Ecología, 26, 28, 141-143Edison, T., 69Educación

básica, 104de las madres, 117secundaria, 104y desarrollo, ll 1y estrategias para la, 107-109, 111y objetivos humanistas de, 111para el pluralismo, 114117

Egipto, 45Eisner, Michael, 79Emiratos Á rabes Unidos, 104Empoderamiento, 52, 62-63, 65, 89, 162, 175-176Equidad, 31Espíritu de empresa e iniciativa (entrepreneurship), 59Estado Nación, 47, 49

construcción de, 49

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Estados Unidos de Atica, 19, 52, 53, 73, 77, 78, 81, 83, 85,132, 139, 151, 158, 161, 168

Estatuto del Artista, 165Estrategias de desarrollo que tengan en cuenta los aspectos

culturales, 186187Estrategias de participación cultural y políticas fundadas en

la demanda, 160-161&qbia, 104Etica Global, 23-34, 193

papel de la, 32universalismo de, 31valores de, 23-24y comercio de armas, 194y democracia, 29y derechos humanos, 28y gobernabilidad global, 32, 193-194y justicia, 31-32y negociación de posturas, 31y protección de minorías, 30-31y sociedad civil, 29-30, 3334y respeto de la ley, 194y resolución de conflictos, 31y transacciones bancarias internacionales, 194

Etnicidadpolitización de la, 36

Etnocentrismoy derechos de la mujer, 88-91

Etnocidio, 46Europa Central y del Este, 30, 73, 157, 183European Fair Trade Association, 131Expresión cultural, 53-56

Faure, Edgar, 111Feminismo

discurso feminista, 89-90y críticas al desarrollo, 89-90

Feminización de la pobreza, 98Fertilidad, 151Filipinas, 83Financiamiento del sector de la cultura, 166-170

y comunidad de donantes independientes, 169y estrategias estatales hacia, 168-169y medidas fiscales, 169y modelos para, 169y loterías, 169y rol del tercer sector, 167-170

Finlandia, 67, 72Fitzgerald. Sandv. 164Fondo de’ Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer

(LJNIFEM) > 189Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), 188Formación profesional en el sector cultural, 165Fox, Jonathan, 74Francia, 43, 52, 73, 80, 83, 156, 167, 170, 191Fuentes, Carlos, 48, 51, 55Fundación Europea de la Cultura (FEC), 169

Galbraith, John Kenneth, 60General Agreement on Tariffs and Trade (GATT), 164Grupo de los Siete, G7, 158Género, 87-101

e igualdad, 97-101, 188-189y relativismo cultural, 89-90y globalización, 88-91, 95-96y políticas sociales y económicas, 97-101y brechas de, 88y roles e identidad, 87

Ghana, 177Gandhi, Mahatma, 49, 129Globalización, 19-20, 143, 159

y diversidad cultural, 49, 58y diversidad lingüística, 158y marginación de, 20y reacciones frente a, 30, 114

Gobernabilidad, 29, 32, 49, 61-63, 193-194y el rol de los gobiernos, 194

Grecia, 139Greenpeace, 34Guinea, 150

Hamburg, David, 117Hampâté Ba, Amadou, 119Harcourt, Wendy, 87Hibridización cultural, 52Hirschman, Alberto, 65Hobsbawm, E. J., 133Honduras, 152HungCa, 73

IKEA, 163Identidad cultural

reinvención y creación de, 37India, 19, 42, 45, 52, 73, 81, 83, 151, 177, 182Indicadores culturales, 178-179Indicadores de desarrollo, 178-183,Indicadores de sostenibilidad, 139-143, 152-154, 183lndice de Potenciación (empoderamiento) de las mujeres,

IPM, 91Indonesia, 151, 152Industrias culturales, 7677, 120, 158, 165Informe anual sobre la Cultura y el Desarrollo, 185-186Informe sobre desarrollo humano, (ver desarrollo humano)Ingelhart, Ronald, 180-181Instituciones de Bretton Woods, 32Instituto de las Naciones Unidas para la Investigación Social

(UNRISD), 185, 187Instituto del Mundo Arabe (Francia), 116Instituto Mundial para la Investigación Económica

(WIDER), 185, 187Integración cultural, 157Investigación, 173-l 83

áreas prioritarias de, 178-182comparativa, 174,182-cuantitativa y cualitativa, 178histórica, 174,182metodología de participación, 175multidisciplinar, 173-175y elaboración de políticas de desarrollo, 175

Irak, 45, 104Irlanda, 45Islas Salomón, 85

Japón, 20, 80, 81, 83, 107, 167Jordania, 104Jóvenes y empleo, 107-109

y situación mundial de, 116y marginalización, 108y violencia en los medios de comunicación, 108y nuevas tecnologías, 108, 110-111y matrícula escolar, 115y necesidades y aspiraciones de, 108y socialización, 108

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Kenya, 74, 142, 150, 156

Lenguajey educación, 114y pluralismo cultural, 39-40y patrimonio, 121-123

Levi-Strauss, Claude, 20Libertad cultural, 18Libertad de expresión, 29-30Libre circulación de la información, 70

v acceso público, 70Liga Arabe ‘para la Educación, la Ciencia y la Cultura

(ALECSO). 166Liga de las Naciones, 37Z,ibano, 45Lesotho, 112Z,iberia, 186Libros, 110-l 11Lindgren, Astrid, 84Lippmann, Walter, 43Lochgan, Gabriel, 142Louvre, Museo del (Francia), 116

Mahbubani, Kishore, 59Maluysia, 39, 39, 76, 176,Maldices, 81Mali, 73, 136Malraux, André, 155Malta, 59Mandela, Nelson, 70Manning, Patrick, 157Marconi, G., 69Mauritania, 104Mauricio, 29, 39, 59Mayor, Federico, 31, 45MCI, 79Medio Urbano, 145-150

y cultura, 147, 148-149y nuevas tecnologías, 147y contaminación, 149y pobreza, 148

Medios de comunicaciónfavorecer el acceso a, diversidad de y competencia entre,

189-191competencia entre, 72-74

e interés público, 73y políticas culturales, 75y concentración de la propiedad, 74y rol de la regulación, 74y agencias reguladoras independientes, 75

contenido, 77-78, 83-84y preferencias de las audiencias, 76y programas producidos en el extranjero, 76y programas producidos localmente, 76-77y normas comunitarias, 77

y <(grupos de odio», 78y directivas internacionales, 83-84, 189-191y enfoques nacionales, 77-78y códigos voluntarios de la industria, 77y ninos y jóvenes,

Medio ambiente, 176, 182-183y desarrollo, 139, 142degradación de, 141, 150iniciativa del Fondo Mundial para la Naturaleza,

UNESCO y Jardines Reales Botánicos de Kew, 144Melbourne, Lord, 165MERCOSUR, 166

Mencius, 25Mercer, Colin, 155Mfkico, 45, 54, 151, 177Migración, 95-96, 150Minorías, 19-20, 30-31, 37-40

derechos de, 37-38e identidad, 30e integración, 39-40y conflictos, 37-40y derechos y libertades, 30y discriminación, 37y lengua 39y políticas públicas, 39y protección de, 30

Mistral, Gabriela, 103Modernización, 32, 52, 141, 143Moss Kanter, Rosabeth, 110Mozambique, ll 2Mn, 81Murdoch, Rupert, 79Multilingüismo, 115Mujeres

e identidad cultural 87y áreas de prioridad política 99-101y acceso al poder, 91, 99y ciclos de vida en fase de cambio, 94y educación, 151, 154y escolarización, 105, 110y turismo sexual, 96y trabajo, 93-95y enfoques de desarrollo, 91-93y participación cívica y cultural, 100-101

Mujeres en el desarrollo (WID), 88-100Mvusi, Selby, 56Museos, 126-129Museología urbana, 128-130Música Popular, 163Myanmar, 104

Numibia, ll 2National Endowment for the Arts, 168‘Vepal, 150Nicaragua, 74, 104Nigtia, 36, 73, 134, 164, 177Niños de la calle, 104105Niños y multilingüismo, 114, 116Nippon Hoso Kyokai (NHK), 1 9 0Noruega, 34, 66, 67Nueva Uandia, 77, 80, 191[La] Nueva estrategia de comunicación de UNESCO, 70Nuevo Orden Mundial de Información y Comunicaciones

(Nwlco), 70

OCDE, 60Omán, 104Operación de Lectura Pública, Mali (OLP), 111[Una] Organización de las Naciones Unidas centrada en los

pueblos 194195Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la

Ciencia y la Cultura (UNESCO), 80, 157, 165, 169, 170,185-186, 187, 189, 190-192, 195

Organizacion de las Naciones Unidas para la Alimentacióny la Agricultura (FAO), 57, 144

Organización de la Unidad Africana (OAU), 166Organización Mundial de la Salud (OMS), 144

Organización Mundial del Comercio (OMC), 80Oxfam, 34

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Países Bajos, 34, 43, 161, 167Pakistán, 36-37, 45, 73Parlamento Europeo, 44, 194Partenariados, 165, 170Participación, 62-67

en actividades culturales, 170Patrimonio Cultural 119-138

y archivos, 129y arte, 119, 127, 129, 138y el Comité Coordinador del Servicio Voluntario

Internacional (CCIVS), 187y artesanías, 130-132y folclore, 135y formas de patrimonio cultural humano, 187y financiación de, 188e industria, 125y lenguaje, 121-123y monumentos, 119y museos, 119,126129, 130y nuevas políticas y estrategias nacionales de información

128y conservación de sitios históricos, 119-120, 124y personal especializado, 130, 135-136y Organización de las Naciones Unidas para la

Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), 187y Vohmtarios de las Naciones Unidas (UNV), 187y los jóvenes, 187

Planificación familiar, 151Planificación cultural y estudios de impacto cultural, 165-

166Pluralismo cultural

argumentos en favor de, 7, 33-37, 47-49Pattison, Mark, 173Pti, 45, 59, 73Población,

crecimiento demográfico y dimensiones culturales de,150-152

Pobreza, 62-63, 176, 179, 183y medio ambiente, 150y redistribución, 153y países pobres, 153

Políticas artísticas, 156, 165Políticas comerciales, 132

regionales, 157-158Políticas Culturales, 153-171

ampliar el concepto de, 155-157e identidad cultural, 156urbanas, 159-160y desarrollo cultural, 155y desarrollo, 155-156y política exterior, 166y gobiernos, ministerios y burocracias, 155, 166y marcos de una política de integración, 161-162v cultura nacional, 156

Políticas del Libro y de la Lectura, 159Políticas multiculturales, 39Política social, 97Polonia, 37Populismo, 63Prigogine, Ilya, 27, 51Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo

(UNDP), 85, 175, 185, 187, 189, 190,Puttnam, David, 71Pueblos Indígenas, 28, 45-47, 144

Convención de la OIT sobre, 45, 162Qatar, 104

Radio comunitaria y televisión [emisoras], 72, 75

y desarrollo comunitario, 75financiamiento público para, 75

Radiodifusión, 69-85y equidad, 78y monopolios estatales, 71, 85y convergencia industrial y concentración, 79-80y construcción de la cultura nacional, 72y privatización, 74y liberalización de, 73,78, 8485

Rawls, John, 60Racismo, 44Refugiados, 36, 96Reino Unido, 43, 53, 72, 77, 80, 156, 168, 169Relativismo cultural, 35-36, 90Relativismo moral, 36Religión, 4445, 90, 95, 157Renacimiento religioso, 20, 44-45Renfrew, Colin, 137R+ública Checa, 73República de Corea, 73Ronda de Uruguay, 158Rushdie, Salman, 55Rusia, 73Rwanda, 36, 85, 186

Sámediggi, 66Sami, 66Secularización, 55Selva Amazónica, 139Senegal, 129Simmel, George, 147Singapoure, 39, 43, 73, 78Siria, 104Sociedad civil, 29, 34, 47, 51, 155, 61-67, 182Somalia, 104, 186Sri Lanka, 57, 182, 186Swaziland, 112Suecia, 34, 67, 84, 161

Taiwan, 81Tanzania, 104Tecnologías de comunicación, 69-83

e interés público, 71,financiamiento de, 78, 8485promover la democracia, 69-70y autopistas de la información, 72, 8485

Tecnologíay globalización, 56-61y creatividad, 5661y tecnología moderna, 20, 5661

Tailandia, 13 1Times Warner, 79Toffler, Alvin, 82Tolerancia, 31, 116117Toynbee, Arnold, 23Trabajo infantil, 103, 105Tradición y tecnología moderna, 20-21, 5661Tratado Norteamericano de Libre Comercio (NAFTA), 158Tratado de Maastricht de la Unión Europea, 166Túnez, 151Turismo cultural, 125, 160, 257,Turquia, 73, 151Turner Broadcasting System, 79

Uganda, 42, 73Unión Europea, 44Union Internacional de Telecomunicaciones (UIT), 80

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Unión Postal Universal (UPU), 85Universalismo, 28, 31Universidad de las Naciones Unidas (LJNU), 190Uruguay, 113

Vietnam, 104Voluntarios del Patrimonio Cultural, 187-188Violencia y pornogrtia en los medios de comunicación, 71,

72, 77, 83-84, 191Weber, Max, 59, 147WETV, 82, 190

World Economic Forum, 137World Wide Web, 162

Xenofobia, 42-44

Young, Michael, 60Yugoslavia, 45, 138

Zuire, 113Zambia, 112Zimbahe, 56, 112, 161

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