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Siglo nuevo 48 Sn mundo, generosos y con fuerte sabor. Por ley, en Francia el término burgandy puede aplicarse a los vinos blancos y tin- tos, producidos en la Côte-d´Or , provin- cia ubicada en la parte este de Francia, bañada por los ríos Loire y Saône . Los vinos entraron a la historia de Borgoña durante la conquista de Gual por Julio César, pero no fue sino hasta el siglo XVI cuando el término Burgandy fue aceptado. Para entonces, la provincia de Borgoña se había extendido abarcando varios distritos de viticultores con sus propios vinos Burgandy. En esta región las uvas son cultiva- das en pequeñas parcelas. Las varieda- des más indicadas para la elaboración de los vinos rojos son las pinot negras, mientras que para los blancos, las pinot blancas. Comentarios a: institutomariacristina@ prodigy.net.mx Memoria y tolerancia Gregorio Muñoz Quienes no recuerdan el pasado, están condenados a repetirlo. George Santayana U no de los atractivos de la arquitec- tura es su capacidad para trans- formarse en símbolo. El uso, las convenciones y el impacto de ciertas formas, pueden convertirle en emblema de la memoria colectiva que trasciende generaciones. Un caso reciente es el de los memo- riales a las víctimas de la bestialidad nazi, aun cuando este tipo de monu- mentos se remonta a los principios de la civilización. Después de la Segunda Guerra Mun- dial, asumiendo un enfoque distinto, destacan el memorial de los Mártires de la Deportación de París, el del Holocaus- to en Washington y, de manera singular, el Museo del Holocausto y el Memorial en Berlín. México, país que ha acogido a las víctimas de la persecución política y re- ligiosa, cuenta desde hace tres años con un notable lugar en el centro de la Ciu- dad de México: el Museo Memoria y To- lerancia, erigido con el objetivo de “di- fundir la importancia de la tolerancia y la no violencia; crear conciencia a través de la memoria histórica a partir de los genocidios y otros crímenes y alertar so- bre el peligro de la indiferencia, la discri- minación y la violencia”. Fruto de la iniciativa de dos jóvenes mujeres de la comunidad mexicana-is- raelí, se asienta en conjunción a la nueva sede de la Secretaría de Relaciones Ex- teriores, el Supremo Tribunal de Justi- cia del Distrito Federal y el antiguo tem- plo de Corpus Christi, como parte del Plan de Reconstrucción del Centro His- tórico en un complejo que fue afectado seriamente por el sismo de 1985. Cargado de sutiles significados, el edificio es una atractiva trama de espa- cios, concebido por la firma Arditti + RDT. Alberga una exposición permanente donde se da cuenta de las atrocidades de la discriminación nazi; las masacres y purgas étnicas consecuencia de la des- integración de la antigua Yugoslavia; el exterminio de armenios por el Imperio otomano; la aniquilación tutsi en Ruan- da; las inenarrables acciones del Khmer Rojo en Camboya. Todas ellas calamida- des producto de los hombres, que marca- ron con sangre inocente al siglo XX. Asi- mismo, destina espacios para la educa- ción, exposiciones temporales, un audi- torio, una biblioteca mediática especiali- zada, áreas de alimentos y mercaderías. En el trayecto, que inicia en la parte superior, se cuentan testimonios, refle- xiones de pensadores y víctimas, una pro- fusa colección de imágenes, circunstan- cias históricas que permiten al visitante, con el recurso de una inusual museogra- fía, sumergirse en el ámbito de horror y desesperanza que propiciaron las gue- rras, el racismo y la intolerancia social, bajo todas sus expresiones. En la conformación del museo des- taca el enorme cubo suspendido en el es- pacio central que corre a todo lo alto del inmueble -obra del escultor holandés Jan Hendrix- que simboliza con una des- lumbrante instalación, las lágrimas de los más de dos millones de niños sacri- ficados en estos conflictos. El recorrido es simultáneamente un llamado a la re- flexión y la acción, así como ante los gran- des retos que plantea la convivencia hu- mana en el fragor de la dinámica vida de hoy. No deja de ser paradójico que las vis- tas hacia el exterior se dirijan hacia el Hemiciclo a Juárez, prócer promotor del respeto entre los hombres como base de la convivencia, y hacia el Supremo Tri- bunal, en un entorno donde la justica y el respeto escasean. También el hecho de desplantarse frente al siniestro lu- gar de las ejecuciones en los tiempos de la Inquisición. Es un edificio que simboliza la nece- sidad de cambio de una sociedad ávida de tolerancia hacia la diversidad polí- tica, religiosa, étnica y de género. Tam- nuestro mundo En el trayecto se suceden testimonios, reflexiones de pensadores y víctimas, una profusa colección de imágenes

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Siglo nuevo

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mundo, generosos y con fuerte sabor. Por ley, en Francia el término burgandy puede aplicarse a los vinos blancos y tin-tos, producidos en la Côte-d´Or, provin-Côte-d´Or, provin-Côte-d´Orcia ubicada en la parte este de Francia, bañada por los ríos Loire y Saône. Los vinos entraron a la historia de Borgoña durante la conquista de Gual por Julio César, pero no fue sino hasta el siglo XVI cuando el término Burgandy fue aceptado. Para entonces, la provincia de Borgoña se había extendido abarcando varios distritos de viticultores con sus propios vinos Burgandy.

En esta región las uvas son cultiva-das en pequeñas parcelas. Las varieda-des más indicadas para la elaboración de los vinos rojos son las pinot negras, mientras que para los blancos, las pinot blancas.Comentarios a: [email protected]

Memoria y toleranciaGregorio Muñoz

Quienes no recuerdan el pasado, están condenados a repetirlo.George Santayana

Uno de los atractivos de la arquitec-tura es su capacidad para trans-formarse en símbolo. El uso, las

convenciones y el impacto de ciertas formas, pueden convertirle en emblema de la memoria colectiva que trasciende generaciones.

Un caso reciente es el de los memo-riales a las víctimas de la bestialidad nazi, aun cuando este tipo de monu-mentos se remonta a los principios de la civilización.

Después de la Segunda Guerra Mun-dial, asumiendo un enfoque distinto, destacan el memorial de los Mártires de la Deportación de París, el del Holocaus-to en Washington y, de manera singular,

el Museo del Holocausto y el Memorial en Berlín.

México, país que ha acogido a las víctimas de la persecución política y re-ligiosa, cuenta desde hace tres años conun notable lugar en el centro de la Ciu-dad de México: el Museo Memoria y To-lerancia, erigido con el objetivo de “di-fundir la importancia de la tolerancia y la no violencia; crear conciencia a través de la memoria histórica a partir de los genocidios y otros crímenes y alertar so-bre el peligro de la indiferencia, la discri-minación y la violencia”.

Fruto de la iniciativa de dos jóvenes mujeres de la comunidad mexicana-is-raelí, se asienta en conjunción a la nueva sede de la Secretaría de Relaciones Ex-teriores, el Supremo Tribunal de Justi-cia del Distrito Federal y el antiguo tem-plo de Corpus Christi, como parte del Plan de Reconstrucción del Centro His-tórico en un complejo que fue afectado seriamente por el sismo de 1985.

Cargado de sutiles significados, el

edifi cio es una atractiva trama de espa-cios, concebido por la fi rma Arditti + RDT.Alberga una exposición permanente donde se da cuenta de las atrocidades de la discriminación nazi; las masacres y purgas étnicas consecuencia de la des-integración de la antigua Yugoslavia; el exterminio de armenios por el Imperio otomano; la aniquilación tutsi en Ruan-da; las inenarrables acciones del Khmer Rojo en Camboya. Todas ellas calamida-des producto de los hombres, que marca-ron con sangre inocente al siglo XX. Asi-mismo, destina espacios para la educa-ción, exposiciones temporales, un audi-torio, una biblioteca mediática especiali-zada, áreas de alimentos y mercaderías.

En el trayecto, que inicia en la parte superior, se cuentan testimonios, refl e-xiones de pensadores y víctimas, una pro-fusa colección de imágenes, circunstan-cias históricas que permiten al visitante, con el recurso de una inusual museogra-fía, sumergirse en el ámbito de horror y desesperanza que propiciaron las gue-rras, el racismo y la intolerancia social, bajo todas sus expresiones.

En la conformación del museo des-taca el enorme cubo suspendido en el es-pacio central que corre a todo lo alto del inmueble -obra del escultor holandés Jan Hendrix- que simboliza con una des-lumbrante instalación, las lágrimas de los más de dos millones de niños sacri-fi cados en estos confl ictos. El recorrido es simultáneamente un llamado a la re-fl exión y la acción, así como ante los gran-des retos que plantea la convivencia hu-mana en el fragor de la dinámica vida de hoy.

No deja de ser paradójico que las vis-tas hacia el exterior se dirijan hacia el Hemiciclo a Juárez, prócer promotor del respeto entre los hombres como base de la convivencia, y hacia el Supremo Tri-bunal, en un entorno donde la justica y el respeto escasean. También el hecho de desplantarse frente al siniestro lu-gar de las ejecuciones en los tiempos de la Inquisición.

Es un edifi cio que simboliza la nece-sidad de cambio de una sociedad ávida de tolerancia hacia la diversidad polí-tica, religiosa, étnica y de género. Tam-

nuestro mundo

En el trayecto se suceden testim onios, refl exiones de pensadores y víctimas, una profusa colección de imágenes