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Semana del 29 Dic-2014 a 4 Ene-2015
[E. Libro] [E.M.T] [R. Servicio] [Atalaya]
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cl cap. 18 párrs. 1-8 (30 min.)
CAPÍTULO 18 La sabiduría de „la Palabra de Dios‟
1, 2. ¿Qué “carta” nos ha enviado Jehová, y por
qué?
[ 1 ] [Textos] ¿RECUERDA la última vez que le
escribió un ser querido desde tierras lejanas? Pocas
cosas nos agradan tanto como una carta sincera de
quien amamos, ya que nos permite enterarnos de su
salud, vivencias y proyectos. Tal comunicación vence la
distancia y estrecha los lazos afectivos.
[ 2 ] [Textos] Entonces, ¿qué podría complacernos
más que un mensaje escrito de nuestro amado Padre celestial? Pues, en cierto sentido, Jehová nos ha remitido una “carta”, su Palabra, la Biblia, donde nos cuenta quién es, qué ha hecho, qué hará y mucho más. Nos la ha dado porque desea que tengamos una relación íntima con él. El Dios sapientísimo eligió el mejor medio para comunicarse con nosotros. En efecto, las Sagradas Escrituras manifiestan sabiduría sin par tanto en su redacción como en su contenido.
¿Por qué recurrió a la palabra escrita?
3. ¿Cómo transmitió Jehová la Ley a Moisés?
[ 3 ] [Textos] Quizás haya quien pregunte: “¿Por qué
no se dirigió Jehová a la humanidad a través de un
medio más llamativo, como una voz del cielo?”. Bueno,
lo cierto es que en ocasiones sí habló desde lo alto
mediante representantes angélicos. Una de ellas fue
cuando entregó la Ley a Israel (Gálatas 3:19). La voz
celestial que se oyó en ese momento fue tan
impresionante que los israelitas se aterrorizaron e
imploraron que el Altísimo no se comunicara con ellos
de esta manera, sino por mediación de Moisés (Éxodo
20:18-20). De modo que aquel caudillo recibió
oralmente, palabra por palabra, un conjunto de más de
seiscientos preceptos.
4. Explique por qué no habría sido un método fiable la transmisión oral de los mandatos divinos.
[ 4 ] [Textos] Ahora bien, ¿qué habría pasado si nunca
se hubiese puesto por escrito la Ley? ¿Habría sido
Moisés capaz de recordar cada uno de los términos de
aquel detallado código y de comunicarlos fielmente al
resto de la nación? ¿Y las generaciones posteriores?
¿Habrían tenido que depender en exclusiva de la
palabra hablada? No habría sido un método confiable de
transmitir los mandatos de Dios. Imaginémonos qué
sucedería si tuviéramos que contar una historia a la
primera persona de una larga fila para que luego la
narrara a la siguiente y así sucesivamente. Lo que
escucharía el último oyente bien pudiera ser muy
distinto del mensaje original. Pero la Ley divina
no estuvo expuesta a tal peligro.
5, 6. ¿Qué dispuso Jehová que hiciera Moisés con
Sus palabras, y por qué es una bendición tenerlas
por escrito?
[ 5 ] [Textos] Jehová hizo la sabia elección de dejar
por escrito lo que decía. Ordenó a Moisés: “Escríbete
estas palabras, porque es en conformidad con estas
palabras como de veras celebro yo un pacto contigo y
con Israel” (Éxodo 34:27). Por consiguiente, en 1513
a.E.C., dio comienzo una nueva época: la de la
redacción de las Santas Escrituras. En el transcurso de
los siguientes mil seiscientos diez años, Dios “habló en
muchas ocasiones y de muchas maneras” a unos
cuarenta redactores (Hebreos 1:1). En ese mismo lapso
hubo escribas fieles que preservaron la Biblia
copiándola con meticulosidad (Esdras 7:6; Salmo 45:1).
[ 6 ] [Textos] Es una bendición que Jehová se haya comunicado con nosotros por escrito. ¿Guardamos alguna carta que estimamos, quizá porque nos brindó el consuelo que requeríamos, y la hemos repasado varias veces? Pues otro tanto ocurre con la “carta” del Creador. Como mandó transcribir sus palabras, podemos leerlas y meditarlas con frecuencia (Salmo 1:2). Así recibimos “el consuelo de las Escrituras” siempre que lo necesitamos (Romanos 15:4).
¿Por qué empleó escritores humanos?
7. ¿Cómo manifiesta sabiduría el hecho de que
Jehová utilizara escritores humanos?
[ 7 ] [Textos] En su infinita sabiduría, Jehová utilizó
seres humanos para redactar su Palabra.
Reflexionemos en lo siguiente: ¿habría tenido el mismo
atractivo de haber empleado ángeles para esa labor? Es
cierto que ellos habrían podido presentar al
Todopoderoso desde su excelsa perspectiva, así como
expresar la devoción que le profesan e informar sobre
los seres humanos que le han sido fieles. Pero ¿nos
identificaríamos con los puntos de vista de criaturas
espirituales perfectas, que nos superan por mucho en
conocimiento, experiencia y fortaleza? (Hebreos 2:6, 7.)
8. ¿Hasta qué grado se permitió a los escritores
bíblicos valerse de su intelecto? (Véase también la
nota.)
[ 8 ] [Textos] Al recurrir a escritores humanos, Jehová
nos dio justo lo que necesitábamos: una crónica
“inspirada de Dios” que al mismo tiempo preserva el
elemento humano (2 Timoteo 3:16). ¿Cómo lo logró? En
muchos casos parece que les permitió valerse de su
intelecto para seleccionar “las palabras deleitables y la
escritura de palabras correctas de verdad” (Eclesiastés
12:10, 11). Este hecho explica la diversidad de estilos,
ya que cada texto refleja los antecedentes y
personalidad de su redactor. No obstante, aquellos
hombres “hablaron de parte de Dios al ser llevados por
espíritu santo” (2 Pedro 1:21). De ahí que el producto
final sea ciertamente “la palabra de Dios”
(1 Tesalonicenses 2:13).
* Por ejemplo, David, que había sido pastor, usó
imágenes propias de este oficio (Salmo 23); Mateo,
ex recaudador de impuestos, anotó con frecuencia cifras
y cantidades de dinero (Mateo 17:27; 26:15; 27:3), y el
médico Lucas seleccionó términos peculiares de su
profesión (Lucas 4:38; 14:2; 16:20).
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Lectura de la Biblia: Josué 12 a 15 | Puntos
Sobresalientes
Respuestas a preguntas bíblicas:
13:1. ¿Contradicen estas palabras lo que dice Josué 11:23? No, pues la conquista de la Tierra Prometida tuvo dos fases: primero, la guerra nacional en la que se derrotó a 31 reyes de la tierra de Canaán y que acabó con el dominio de los cananeos, y después, la ocupación completa de la tierra, bien por medio de la acción individual, o por la intervención de una tribu (Josué 17:14-18; 18:3). Aunque los hijos de Israel no lograron expulsar por completo a los cananeos, los sobrevivientes no representaron una verdadera amenaza para la seguridad del pueblo de Dios (Josué 16:10; 17:12). Josué 21:44 dice: “Jehová les dio descanso todo en derredor”.
Lecciones para nosotros:
14:10-13. Aunque tiene 85 años de edad, Caleb solicita la difícil asignación de desalojar la región de Hebrón, que está ocupada por los anaquim, hombres de extraordinaria estatura. Con la ayuda de Jehová, este experimentado guerrero los conquista, y Hebrón se convierte en ciudad de refugio (Josué 15:13-19; 21:11-13). El ejemplo de Caleb nos anima a no eludir ninguna asignación teocrática difícil.
Repaso de la Escuela del
Ministerio Teocrático
Las siguientes preguntas se analizarán en la Escuela del
Ministerio Teocrático la semana del 29 de diciembre de
2014.
1. Deuteronomio 14:1 prohibía hacerse cortaduras en
señal de duelo. ¿Qué aprendemos de ese mandato? [3
de nov., w04 15/9 pág. 27 párr. 4.]
(Deuteronomio 14:1) ”Hijos son ustedes de Jehová su
Dios. No deben hacerse cortaduras ni imponer calvicie
sobre sus frentes por una persona muerta.
Debe evitarse la automutilación, pues además de
mostrar falta de respeto por el cuerpo humano, puede
estar relacionada con la religión falsa (1 Reyes 18:25-
28). Nuestra esperanza en la resurrección debería
impedir semejantes extremos en las muestras de duelo
por los muertos.
2. ¿Por qué tenían que hacer una copia de la Ley de
Dios los reyes de Israel y leerla “todos los días de su
vida”? (Deut. 17:18-20.) [3 de nov., w02 15/6 pág. 12
párr. 4.]
(Deuteronomio 17:18-20) Y tiene que suceder que, cuando se siente sobre el trono de su reino, tiene que escribir para sí en un libro una copia de esta ley, de aquella que está a cargo de los sacerdotes, los levitas. 19
”Y esta tiene que continuar con él, y él tiene que leer en ella todos los días de su vida, a fin de que aprenda a temer a Jehová su Dios para guardar todas las palabras de esta ley y estas disposiciones reglamentarias, por medio de ponerlas por obra;
20 para que su corazón no
se ensalce sobre sus hermanos y para que él no se desvíe del mandamiento a la derecha ni a la izquierda, a fin de que alargue sus días sobre su reino, él y sus hijos en medio de Israel.
En efecto, el rey que Jehová escogiera para sus
adoradores tenía que hacerse una copia personal de los
escritos que hoy hallamos en la Biblia. Luego tenía que
leer esa copia a diario, una y otra vez. Eso no suponía un
ejercicio de memoria, sino un estudio con un objetivo
provechoso. Para gozar de la aprobación de Jehová, el
rey necesitaba dicho estudio regular a fin de desarrollar
y conservar la debida actitud de corazón. También debía
estudiar los escritos inspirados para tener éxito y
perspicacia en el desempeño de sus funciones (2 Reyes
22:8-13; Proverbios 1:1-4).
3. ¿Por qué no debía ponerse a un toro y un asno a
arar juntos, y cómo siguen los cristianos el mandato
sobre el “yugo desigual”? (Deut. 22:10.) *10 de nov.,
w03 15/10 pág. 32.]
(Deuteronomio 22:10) ”No debes arar con un toro y un
asno juntos.
COMO se aprecia en la ilustración, el camello y el buey
que están arando juntos parecen muy incómodos. El
yugo que los une —pensado para dos animales de
estructura y fuerza similares— hace sufrir a ambos. Dios
mostró su interés en los animales de tiro ordenando a
los israelitas: “No debes arar con un toro y un asno
juntos” (Deuteronomio 22:10). En el caso de un buey y
un camello aplicaría el mismo principio.
Por lo general, el campesino no imponía semejante
penuria a sus animales. Pero si no poseía dos bueyes
para ponerlos bajo el mismo yugo, quizás utilizara dos
animales diferentes. Aparentemente, eso es lo que
decidió el campesino del siglo XIX que aparece en la
ilustración. Debido a la diferencia de peso y tamaño, el
animal más débil tendría que esforzarse para mantener
el paso, y el más fuerte habría de soportar una carga
mayor.
El apóstol Pablo empleó la ilustración del yugo desigual
para enseñarnos una lección importante. “No lleguen a
estar unidos bajo yugo desigual con los incrédulos —
escribió él—. Porque, ¿qué consorcio tienen la justicia y
el desafuero? ¿O qué participación tiene la luz con la
oscuridad?” (2 Corintios 6:14.) ¿Cómo podría un
cristiano llegar a estar unido bajo un yugo desigual?
Por ejemplo, si el cristiano escogiera como cónyuge a
alguien que no compartiese sus mismas creencias. Dicha
unión resultaría incómoda para ambas partes, pues no
estarían de acuerdo en cuestiones fundamentales.
Cuando Jehová instituyó el matrimonio, le dio a la
esposa el papel de “complemento”, o parte
“correspondiente” (Génesis 2:18, nota). Asimismo,
mediante el profeta Malaquías, Dios la calificó de
“socia” (Malaquías 2:14). Nuestro Creador desea que los
matrimonios avancen en la misma dirección espiritual,
compartiendo las cargas y los logros de forma
equitativa.
Al casarse “solo en el Señor”, el cristiano muestra
respeto por el consejo de nuestro Padre celestial (1
Corintios 7:39). Así se coloca el fundamento para un
matrimonio unido, que puede resultar en la honra y
alabanza de Dios, pues ambos esposos le sirven como
‘genuinos compañeros de yugo’ en un sentido especial
(Filipenses 4:3).
4. ¿Por qué estaba prohibido quedarse con un molino
de mano en garantía por un préstamo? (Deut. 24:6.)
[17 de nov., w04 15/9 pág. 26 párr. 3.]
(Deuteronomio 24:6) ”Nadie debe apoderarse de un
molino de mano ni de su muela superior como prenda,
porque es de un alma que se está apoderando como
prenda.
El molino de mano y su muela superior representaban
el “alma” de la persona, es decir, su medio de vida.
Apoderarse de cualquiera de estos privaría a toda la
familia de su pan de cada día.
5. ¿Con qué actitud debían obedecer a Dios los
israelitas? ¿Qué debería motivarnos a nosotros a
servirle? (Deut. 28:47.) [24 de nov., w10 15/9 pág. 7
párr. 4.]
(Deuteronomio 28:47) debido al hecho de que no
serviste a Jehová tu Dios con regocijo y gozo de
corazón por la abundancia de todo.
¿Con qué actitud debían obedecer a Dios los israelitas?
La Ley señalaba que tenían que servirle “con regocijo y
gozo de corazón”, pues si no, incurrirían en su
desagrado (léase Deuteronomio 28:45-47).
Ciertamente, Jehová merece algo más que el
cumplimiento mecánico de sus mandamientos; en
realidad, los animales e incluso los demonios son
capaces de seguir órdenes (Mar. 1:27; Sant. 3:3). Quien
obedece de verdad a Jehová lo hace con un corazón
lleno de amor y de gozo, pues confía plenamente en
que él nunca pone mandamientos irrazonables y en que
es “remunerador de los que le buscan solícitamente”
(Heb. 11:6; 1 Juan 5:3).
6. ¿Qué tres condiciones básicas para recibir la vida se
mencionan en Deuteronomio 30:19, 20? [24 de nov.,
w10 15/2 pág. 28 párr. 17.]
(Deuteronomio 30:19, 20) De veras tomo los cielos y la
tierra como testigos contra ustedes hoy, de que he
puesto delante de ti la vida y la muerte, la bendición y la
invocación de mal; y tienes que escoger la vida a fin de
que te mantengas vivo, tú y tu prole, 20
amando a
Jehová tu Dios, escuchando su voz y adhiriéndote a él;
porque él es tu vida y la longitud de tus días, para que
mores sobre el suelo que Jehová juró a tus antepasados
Abrahán, Isaac y Jacob que les daría”.
Cumplimos con la primera condición “amando a
Jehová”, para lo cual tenemos que poner en práctica sus
justas normas (Mat. 22:37). En segundo lugar, debemos
seguir “escuchando su voz”. Esto lo hacemos al estudiar
la Biblia y obedecer sus mandatos (1 Juan 5:3). Por eso
es tan importante que vayamos a todas las reuniones,
en donde se explica la Palabra de Dios (Heb. 10:23-25).
Y por último, hemos de “adherirnos” o aferrarnos a
Jehová. Venga lo que venga, demostremos fe en él y
sigamos a su Hijo (2 Cor. 4:16-18).
7. ¿Debemos pronunciar en voz baja cada palabra que
leamos desde Génesis hasta Revelación? Explique su
respuesta. (Jos. 1:8.) [8 de dic., w13 15/4 pág. 7 párr.
4.]
(Josué 1:8) Este libro de la ley no debe apartarse de tu boca, y día y noche tienes que leer en él en voz baja, a fin de que cuides de hacer conforme a todo lo que está escrito en él; porque entonces tendrás éxito en tu camino y entonces actuarás sabiamente.
Jehová no desea que sus siervos lean su Palabra
apresuradamente. Hace mucho tiempo le dijo a Josué:
“Este libro de la ley no debe apartarse de tu boca, y día
y noche tienes que leer en él en voz baja” (Jos. 1:8; Sal.
1:2). Esto no quiere decir que de verdad usted deba
pronunciar en voz baja cada palabra de Génesis a
Revelación. Lo que significa, más bien, es que debe leer
la Biblia a un ritmo que le permita meditar. Si lo hace
“en voz baja”, podrá centrar su atención en pasajes que
en ese momento sean para usted especialmente útiles y
animadores. Lea despacio tales frases, versículos o
relatos, quizás musitando, es decir, moviendo la lengua
y los labios como si fuera a pronunciar las palabras. Así
el pasaje bíblico le llegará con toda su fuerza y calará
hondo en usted. ¿Por qué es esto importante? Porque
captar el sentido de los consejos de Dios le dará una
fuerte motivación para ponerlos en práctica.
8. ¿Quién es “el príncipe del ejército de Jehová” que se
menciona en Josué 5:14, 15, y cómo nos anima ese
relato? [8 de dic., w04 1/12 pág. 9 párr. 2.]
(Josué 5:14, 15) A lo cual él dijo: “No, sino que yo...
como príncipe del ejército de Jehová he venido ahora”.
Ante esto, Josué cayó a tierra sobre su rostro y se
postró y le dijo: “¿Qué dice mi señor a su siervo?”. 15
A
su vez el príncipe del ejército de Jehová dijo a Josué:
“Quítate las sandalias de los pies, porque el lugar donde
estás de pie es santo”. En seguida Josué lo hizo así.
El príncipe que acude a fortalecer a Josué cuando
empieza la conquista de la Tierra Prometida es
probablemente “la Palabra”: Jesucristo en su existencia
prehumana (Juan 1:1; Daniel 10:13). ¡Cuánto nos
fortalece la garantía de que el glorificado Jesucristo
apoya al pueblo de Dios en su guerrear espiritual!
9. ¿Qué hizo que Acán pecara, y qué lección
aprendemos de eso? (Jos. 7:20, 21.) [15 de dic., w10
15/4 pág. 20 párrs. 2, 5.]
(Josué 7:20, 21) Ante esto, Acán contestó a Josué y
dijo: “De hecho yo... yo he pecado contra Jehová el Dios
de Israel, y de esta manera y de esa manera he hecho. 21
Cuando llegué a ver entre el despojo un vestido oficial
de Sinar, uno de buena apariencia, y doscientos siclos
de plata y una barra de oro, que pesaba cincuenta
siclos, entonces los quise, y los tomé; y, ¡mira!, están
escondidos en la tierra, en medio de mi tienda, con el
dinero debajo de él”.
Pero la estrecha relación que existe entre vista y mente
exige que tengamos mucho cuidado, pues lo que vemos
condiciona lo que pensamos. Así sucede cuando
dirigimos la mirada a cosas que despiertan o avivan
ambiciones y malos deseos. Este mundo depravado y
egoísta dominado por Satanás nos bombardea con
imágenes y propaganda que pueden hacernos mucho
daño aunque solo les demos un vistazo (1 Juan 5:19).
No es de extrañar que el salmista pidiera a Dios: “Haz
que mis ojos pasen adelante para que no vean lo que es
inútil; consérvame vivo en tu propio camino” (Sal.
119:37).
Siglos más tarde, un hombre llamado Acán también se
dejó seducir por lo que vio. Los israelitas habían
recibido el mandato divino de que, cuando conquistaran
la ciudad de Jericó, destruyeran todo, salvo ciertos
objetos que irían a parar al tesoro de Jehová. Él les
había advertido: “Manténganse alejados de la cosa dada
por entero a la destrucción, por temor de que les dé un
deseo y de veras tomen algo”. Pero Acán desobedeció y
se llevó varios artículos lujosos, lo que ocasionó que los
israelitas fueran derrotados en la ciudad de Hai y
sufrieran numerosas bajas. No fue sino hasta que salió a
la luz el robo que el culpable confesó: “Cuando llegué a
ver *los objetos+ *...+ los quise, y los tomé”. El deseo de
los ojos llevó a Acán a codiciar en su corazón cosas
prohibidas por Dios y ocasionó su ruina y la de “todo lo
que era suyo” (Jos. 6:18, 19; 7:1-26).
10. ¿Cómo nos anima hoy en día el ejemplo de Caleb?
(Jos. 14:10-13.) [29 de dic., w04 1/12 pág. 12 párr. 2.]
(Josué 14:10-13) Y ahora sucede que Jehová me ha
conservado vivo, tal como prometió, estos cuarenta y
cinco años desde que Jehová hizo esta promesa a
Moisés cuando Israel andaba en el desierto, y ahora me
veo aquí hoy con ochenta y cinco años de edad. 11
Sin
embargo, hoy me hallo tan fuerte como el día en que
Moisés me envió. Como era mi poder entonces, así es
mi poder ahora para la guerra, tanto para salir como
para entrar. 12
Y ahora dame, sí, esta región montañosa
que Jehová prometió en aquel día, porque tú mismo
oíste en aquel día que había anaquim allí y grandes
ciudades fortificadas. Probablemente Jehová estará
conmigo, y ciertamente los desposeeré, tal como
Jehová prometió”. 13
Ante eso, Josué lo bendijo y dio
Hebrón a Caleb hijo de Jefuné como herencia.
Aunque tiene 85 años de edad, Caleb solicita la difícil
asignación de desalojar la región de Hebrón, que está
ocupada por los anaquim, hombres de extraordinaria
estatura. Con la ayuda de Jehová, este experimentado
guerrero los conquista, y Hebrón se convierte en ciudad
de refugio (Josué 15:13-19; 21:11-13). El ejemplo de
Caleb nos anima a no eludir ninguna asignación
teocrática difícil.
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Cántico 89
20 min. Enseñemos “cosas buenas” de forma
progresiva a nuestros estudiantes y a nuestros
hijos (Mat. 12:35a). Análisis con el auditorio.
Valiéndose de 1 Corintios 13:11 y 1 Pedro 2:2, 3,
explique qué debemos esperar de nuestros
estudiantes de la Biblia y de nuestros hijos creyentes.
Explique también cómo se puede adquirir el gusto
por la “leche” de la Palabra de Dios. Además, explique
el principio de Marcos 4:28 (vea La Atalaya del 15 de
diciembre de 2014, páginas 12 y 13, párrafos 6 a 8).
Entreviste a un publicador con experiencia que haya
ayudado a un estudiante a progresar espiritualmente
o a un padre que haya hecho lo mismo con su hijo
(Efes. 4:13-15; vea la “Sección de preguntas” de
Nuestro Ministerio del Reino de mayo de 2014).
La Atalaya del 15 de diciembre de 2014, páginas
12 y 13, párrafos 6 a 8
(1 Corintios 13:11) Cuando yo era pequeñuelo, hablaba como pequeñuelo, pensaba como pequeñuelo, razonaba como pequeñuelo; pero ahora que he llegado a ser hombre, he eliminado las [cosas características] de pequeñuelo.
(1 Pedro 2:2, 3) [y,] como criaturas recién nacidas, desarrollen el anhelo por la leche no adulterada que pertenece a la palabra, para que mediante ella crezcan a la salvación,
3 con tal que hayan gustado que el Señor
es bondadoso.
(Marcos 4:28) Por sí misma la tierra gradualmente fructifica: primero el tallo de hierba, luego la espiga, finalmente el grano lleno en la espiga.
6 ¿Qué aprendemos de esta parábola? Primero,
aprendemos que no podemos controlar el
crecimiento espiritual de un estudiante de la Biblia.
Ser modestos nos ayuda a evitar la tentación de
presionarlo para que se bautice. Hacemos todo lo que
podemos por ayudarlo, pero reconocemos
humildemente que la decisión final de dedicarse a
Dios depende de él. Esa dedicación debe nacer de un
corazón motivado por el amor a Dios; es lo que
Jehová se merece (Sal. 51:12; 54:6; 110:3).
(Salmo 51:12) Restáurame, sí, el alborozo de la salvación por ti, y quieras sostenerme aun con un espíritu bien dispuesto.
(Salmo 54:6) De buena gana ciertamente te haré sacrificios. Elogiaré tu nombre, oh Jehová, porque es bueno.
(Salmo 110:3) Tu pueblo se ofrecerá de buena gana en el día de tu fuerza militar. En los esplendores de la santidad, desde la matriz del alba, tienes tu compañía de hombres jóvenes justamente como gotas de rocío.
7 Segundo, entender lo que nos enseña esta parábola
nos ayuda a no desanimarnos si al principio no
vemos buenos resultados. Hay que ser pacientes
(Sant. 5:7, 8). Si hemos hecho todo lo posible por
ayudar al estudiante pero la semilla no da fruto, eso
no significa que seamos malos maestros. Jehová solo
permite que la semilla de la verdad germine en
corazones humildes que están dispuestos a cambiar
(Mat. 13:23). Por eso no deberíamos pensar que la
eficacia de nuestro ministerio se mide tan solo por los
resultados. Jehová no juzga el éxito de nuestra labor
por la reacción de las personas a quienes predicamos,
sino que ve nuestro esfuerzo y lealtad (lea Lucas
10:17-20 y 1 Corintios 3:8).
(Santiago 5:7, 8) Ejerzan paciencia, por lo tanto, hermanos, hasta la presencia del Señor. ¡Miren! El labrador sigue esperando el precioso fruto de la tierra, aguardándolo con paciencia hasta que recibe la lluvia temprana y la lluvia tardía.
8 Ustedes también ejerzan
paciencia; hagan firme su corazón, porque se ha acercado la presencia del Señor.
(Mateo 13:23) En cuanto al que se sembró sobre la tierra excelente, este es el que oye la palabra y capta el sentido de ella, que verdaderamente lleva fruto y produce, este de a ciento por uno, aquel de a sesenta, el otro de a treinta”.
(Lucas 10:17-20) Entonces los setenta volvieron con gozo, y dijeron: “Señor, hasta los demonios quedan sujetos a nosotros por el uso de tu nombre”.
18 Ante
aquello, él les dijo: “Contemplaba yo a Satanás ya caído como un relámpago del cielo.
19 ¡Miren! Yo les he dado
la autoridad para hollar bajo los pies serpientes y escorpiones, y sobre todo el poder del enemigo, y nada les hará ningún daño.
20 Sin embargo, no se regocijen a
causa de esto, de que los espíritus queden sujetos a ustedes, sino regocíjense porque sus nombres hayan sido inscritos en los cielos”.
(1 Corintios 3:8) Ahora bien, el que planta y el que riega uno son, pero cada [persona] recibirá su propio galardón según su propia labor.
8 Tercero, no siempre percibimos los cambios que
ocurren en el interior de una persona. Por ejemplo,
un matrimonio que estaba estudiando la Biblia con
un misionero le dijo que los dos querían ser
publicadores no bautizados. Él les recordó que
debían dejar de fumar si querían llenar los requisitos.
Pero se llevó una grata sorpresa cuando le dijeron
que ya habían dejado el hábito hacía varios meses.
¿Qué los motivó? Tras aprender que Jehová detesta la
hipocresía y que podía verlos si fumaban, tomaron
una decisión: o fumaban delante del misionero o
abandonaban por completo el vicio. El amor que
habían comenzado a sentir por Jehová los impulsó a
hacer lo correcto. Aunque el misionero no lo había
notado, habían crecido en sentido espiritual.
Sección de preguntas
▪ ¿Qué deben aprender los niños para crecer
espiritualmente?
(Efesios 4:13-15) hasta que todos logremos alcanzar la unidad en la fe y en el conocimiento exacto del Hijo de Dios, a un hombre hecho, a la medida de estatura que pertenece a la plenitud del Cristo;
14 a fin de que ya no
seamos pequeñuelos, aventados como por olas y llevados de aquí para allá por todo viento de enseñanza por medio de las tretas de los hombres, por medio de astucia en tramar el error.
15 Antes bien, hablando la
verdad, por el amor crezcamos en todas las cosas en aquel que es la cabeza, Cristo.
Los padres cristianos hacen mucho por criar a sus
hijos en la disciplina e instrucción de Jehová (Efes.
6:4). Por ejemplo, examinan con ellos el texto diario
todas las mañanas porque notan que trae buenos
resultados. En la adoración en familia y otras
ocasiones, algunas familias ven y analizan un video,
conversan sobre información específica de artículos
de Los jóvenes preguntan, escenifican relatos bíblicos
o tienen sesiones de práctica. Sin embargo, para que
los hijos progresen hasta alcanzar la madurez
espiritual, también deben aprender verdades bíblicas
más profundas (Heb. 6:1).
(Efesios 6:4) Y ustedes, padres, no estén irritando a sus hijos, sino sigan criándolos en la disciplina y regulación mental de Jehová.
(Hebreos 6:1) Por esta razón, ya que hemos dejado la doctrina primaria acerca del Cristo, pasemos adelante a la madurez, y no pongamos de nuevo un fundamento, a saber, arrepentimiento de obras muertas, y fe para con Dios,
Pensemos por un momento en lo que les enseñamos
a las personas del territorio. En la visita inicial o las
siguientes, por lo común tratamos de comenzar un
estudio bíblico usando el libro ¿Qué enseña
realmente la Biblia? Después de terminar de
estudiarlo, pasamos al libro “Manténganse en el amor
de Dios”. ¿Por qué lo hacemos? El libro Enseña brinda
a los estudiantes un conocimiento básico de las
Escrituras, mientras que el libro “Amor de Dios” los
ayuda a utilizar los principios bíblicos en su vida
diaria. Examinar ambas publicaciones permite a los
nuevos estar “arraigados” en Cristo y “estabilizados
en la fe” (Col. 2:6, 7). ¿No sería bueno analizar esa
misma información con nuestros hijos? Es preciso
que ellos también aprendan sobre el rescate, el Reino
y el estado de los muertos. Además, necesitan
aprender por qué permite Dios el sufrimiento y cómo
sabemos que vivimos en los últimos días de este
sistema de cosas. Deben estar convencidos de que los
testigos de Jehová tenemos la verdad, comprender los
principios bíblicos y entrenar “sus facultades
perceptivas” (Heb. 5:14). Claro, los padres deben
tomar en cuenta la edad y el nivel de comprensión de
sus hijos. Aun así, muchos niños logran entender
verdades profundas de la Biblia a temprana edad
(Luc. 2:42, 46, 47).
(Colosenses 2:6, 7) Por lo tanto, como han aceptado a Cristo Jesús el Señor, sigan andando en unión con él, 7 arraigados y siendo edificados en él y siendo
estabilizados en la fe, así como se les enseñó, rebosando de [fe] en acción de gracias.
(Hebreos 5:14) Pero el alimento sólido pertenece a personas maduras, a los que mediante el uso tienen sus facultades perceptivas entrenadas para distinguir tanto lo correcto como lo incorrecto.
(Lucas 2:42) Y cuando él cumplió doce años de edad, subieron según la costumbre de la fiesta
(Lucas 2:46, 47) Pues bien, después de tres días lo hallaron en el templo, sentado en medio de los maestros, y escuchándoles e interrogándolos.
47 Pero
todos los que le escuchaban quedaban asombrados de su entendimiento y de sus respuestas.
Con el fin de ayudar a los padres, se colocarán guías
de estudio basadas en el libro Enseña en jw.org. Las
familias las pueden ver en la sección ENSEÑANZAS
BÍBLICAS > JÓVENES del sitio de Internet. En el
futuro se prepararán más guías de estudio basadas en
el libro “Amor de Dios”. Por supuesto, también se
puede utilizar la versión impresa de estas dos
publicaciones. Los padres decidirán si es conveniente
usar esa información en la Noche de Adoración en
Familia, al estudiar con cada hijo por separado o para
enseñarles a efectuar su propio estudio personal.
10 min. “Compartamos nuestras ‘cosas buenas’
siendo hospitalarios (Mat. 12:35a).” Análisis con el
auditorio. ¿Qué recompensas han obtenido algunos
por haber sido hospitalarios? Pida a los presentes que
comenten cómo podemos mostrar hospitalidad,
especialmente a los siervos de tiempo completo.
Explique lo que ha organizado la congregación para
mostrar hospitalidad a quienes vienen a presentar
discursos públicos.
Compartamos nuestras “cosas buenas” siendo
hospitalarios (Mat. 12:35a)
(Mateo 12:35) El hombre bueno, de su buen tesoro envía cosas buenas; mientras que el hombre inicuo, de su tesoro inicuo envía cosas inicuas.
Seguro que deseamos compartir con los demás las
“cosas buenas” que tenemos, pues así seguimos “la
senda de la hospitalidad” (Rom. 12:13). Los ancianos
se encargan de que se reciba con hospitalidad a los
oradores que visitan la congregación y de que se les
cubran sus gastos de viaje. Sin embargo, tal vez
algunos publicadores no se sientan muy inclinados a
invitar a hermanos a sus hogares porque piensan que
no tienen mucho en sentido material o porque estas
visitas les causan cierta ansiedad. Si este es su caso,
piense en el consejo que le dio Jesús a Marta (Luc.
10:39-42). Él dejó claro que lo mejor de estas
ocasiones no es el alimento ni los lujos de los que se
puedan disfrutar, sino el ánimo que recibimos en
compañía de nuestros hermanos. Aceptar este
consejo nos permitirá compartir nuestras “cosas
buenas” con los demás, tal y como se nos anima en la
Palabra de Dios (3 Juan 5-8).
(Romanos 12:13) Compartan con los santos según las necesidades de estos. Sigan la senda de la hospitalidad.
(Lucas 10:39-42) Esta también tenía una hermana llamada María, quien, sin embargo, se sentó a los pies del Señor y se quedó escuchando su palabra.
40 Marta,
por otra parte, estaba distraída atendiendo a muchos quehaceres. De modo que se acercó y dijo: “Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola para atender las cosas? Dile, por lo tanto, que me ayude”.
41 En contestación, el Señor le dijo: “Marta, Marta, estás
inquieta y turbada en cuanto a muchas cosas. 42
Son pocas, sin embargo, las cosas que se necesitan, o solo una. Por su parte, María escogió la buena porción, y no le será quitada”.
(3 Juan 5-8) Amado, estás haciendo trabajo fiel en cualquier cosa que haces para los hermanos —y hasta siendo extraños—
6 que han dado testimonio de tu amor
delante de la congregación. A estos tendrás la bondad de poner en camino de una manera digna de Dios. 7 Pues fue a favor del nombre [de él] que salieron, sin
tomar nada de la gente de las naciones. 8 Nosotros, por
lo tanto, estamos obligados a recibir hospitalariamente a tales personas, para que lleguemos a ser colaboradores en la verdad.
Cántico 124 y oración
Cántico 5[Atalaya] [Inicio]
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La resurrección de Jesús: ¿por qué
es tan importante?
“Ha sido levantado.” (MAT. 28:6)
Cántico 60
¿QUÉ CONTESTARÍA? •¿Por qué fue la resurrección de Jesús diferente de las anteriores? •¿Qué pruebas tenemos de que Jesús resucitó y está vivo?
•¿Por qué es importante para nosotros la resurrección de Jesús?
1, 2. a) ¿Qué querían saber algunos líderes
religiosos? b) ¿Qué les contestó Pedro? (Vea la
ilustración del principio.) c) ¿Cómo es que Pedro
pudo responder con tanta valentía?
[ 1 ] [Textos] POCOS días después de morir Jesús, el
apóstol Pedro tuvo que enfrentarse a un grupo de
poderosos líderes religiosos que le exigían una
explicación. Eran los mismos líderes judíos que
habían tramado la muerte de Jesús. Pedro acababa de
curar a un hombre que había nacido paralítico, y ellos
quisieron saber quién le había dado el poder para
hacerlo. Con valor, les contestó: “Jesucristo el
Nazareno, a quien ustedes fijaron en un madero, pero
a quien Dios levantó de entre los muertos, por este se
halla este hombre de pie aquí sano delante de
ustedes” (Hech. 4:5-10).
[ 2 ] [Textos] Pedro, poco antes, había negado tres
veces conocer a Jesús porque sentía miedo (Mar.
14:66-72). ¿Cómo es que ahora pudo responder con
tanta valentía? Por un lado, gracias al espíritu santo,
pero también porque estaba convencido de que Jesús
había resucitado y estaba vivo. Pero ¿por qué estaba
tan seguro? ¿Y por qué podemos estarlo nosotros?
3, 4. a) ¿Qué resurrecciones hubo antes de los
apóstoles? b) ¿Qué resurrecciones hizo Jesús?
[ 3 ] [Textos] Mucho antes de que nacieran los
apóstoles de Jesús, ya había habido resurrecciones.
Así que la idea de que los muertos pudieran volver a
vivir no era nueva para ellos. Por ejemplo, sabían que
los profetas Elías y Eliseo habían resucitado a
muertos gracias al poder de Dios (1 Rey. 17:17-24; 2
Rey. 4:32-37). Un hombre incluso volvió a vivir
cuando, después de que lo arrojaran a la tumba de
Eliseo, su cuerpo tocó los huesos de este (2 Rey.
13:20, 21). Los primeros cristianos creían que estos
relatos eran ciertos, tal como nosotros creemos que
lo que dice la Palabra de Dios es cierto.
[ 4 ] [Textos] ¿Verdad que a todos nos conmueven
las resurrecciones que hizo Jesús? Recordemos, por
ejemplo, la ocasión en que devolvió la vida al único
hijo de una viuda. ¿Imaginamos la cara de asombro
de ella? (Luc. 7:11-15.) Jesús también resucitó a una
niña de 12 años. ¡Qué alegría sintieron sus
desconsolados padres al ver que estaba viva de
nuevo! (Luc. 8:49-56.) Y pensemos en los que vieron
a Lázaro salir de la tumba en perfecto estado. ¡Qué
emocionante! (Juan 11:38-44.)
LA RESURRECCIÓN DE JESÚS FUE DIFERENTE
5. ¿En qué se diferenció la resurrección de Jesús
de las anteriores?
[ 5 ] [Textos] Los apóstoles sabían que la
resurrección de Jesús era diferente de las anteriores.
Hasta entonces, quienes habían resucitado lo habían
hecho con un cuerpo de carne y hueso y, finalmente,
murieron de nuevo. Pero a Jesús se le dio un cuerpo
espiritual incorruptible, que no puede deteriorarse ni
morir (lea Hechos 13:34). Pedro escribió que Jesús
había muerto “en la carne” y resucitado “en el
espíritu”. Lo que es más, añadió que estaba “a la
diestra de Dios” en el cielo y que “ángeles y
autoridades y poderes fueron sujetados a él” (1 Ped.
3:18-22). Las resurrecciones anteriores fueron
extraordinarias, pero la de Jesús fue sin duda el
mayor milagro de la historia.
6. ¿Qué efecto tuvo la resurrección de Jesús en sus
discípulos?
[ 6 ] [Textos] La resurrección de Jesús tuvo un
profundo efecto en sus discípulos. A diferencia de lo
que creían sus enemigos, Jesús ya no estaba muerto.
Ahora era un poderoso espíritu al que ningún
hombre podía hacer daño. Además, su resurrección
había demostrado que era el Hijo de Dios. Como
resultado, sus discípulos dejaron de sentir tristeza y
miedo, y se llenaron de alegría y valor. Podían
proclamar las buenas nuevas con convicción. ¡Jesús
estaba vivo y el propósito de Jehová se cumpliría sin
falta!
7. a) ¿Qué está haciendo Jesús actualmente? b)
¿Qué preguntas vamos a contestar?
[ 7 ] [Textos] Los siervos de Jehová sabemos que
Jesús no fue solo un buen hombre que hizo cosas
sorprendentes. Actualmente está dirigiendo la
predicación mundial de las buenas nuevas. Y, como
Rey del Reino de Dios, pronto limpiará la Tierra de
toda maldad y la transformará en un paraíso donde la
gente vivirá para siempre (Luc. 23:43). Si Jesús no
hubiera resucitado, nada de esto sería posible. Ahora
bien, ¿qué razones tenemos para creer que resucitó y
está vivo? ¿Y por qué es importante para nosotros su
resurrección?
JEHOVÁ TIENE PODER SOBRE LA MUERTE
8, 9. a) ¿Por qué querían los líderes religiosos
judíos que se vigilara la tumba de Jesús? b) ¿Qué
pasó cuando las mujeres llegaron?
[ 8 ] [Textos] Tras la muerte de Jesús, los sacerdotes
principales y los fariseos se presentaron ante Pilato y
le dijeron: “Señor, hemos recordado que ese impostor
dijo mientras todavía estaba vivo: ‘Después de tres
días he de ser levantado’. Por lo tanto, manda que se
asegure el sepulcro hasta el día tercero, para que
nunca vengan sus discípulos, y lo hurten, y digan al
pueblo: ‘¡Fue levantado de entre los muertos!’, y esta
última [mentira] será peor que la primera”. Pilato
accedió y les dejó poner guardias para vigilar la
tumba (Mat. 27:62-66).
[ 9 ] [Textos] El cuerpo de Jesús estaba en una tumba
excavada en la roca y sellada con una gran piedra.
Allí, muerto y enterrado, es donde los líderes
religiosos querían que se quedara. Pero Jehová tenía
otra cosa en mente. Cuando, al tercer día, María
Magdalena y la otra María fueron a la tumba, se
encontraron con que la piedra había sido retirada y
un ángel estaba sentado sobre ella. El ángel les dijo
que miraran dentro de la tumba para comprobar que
estaba vacía. “No está aquí —les aclaró—, porque ha
sido levantado.” (Mat. 28:1-6.) ¡Jesús estaba vivo!
10. ¿Qué pruebas sobre la resurrección de Jesús
mencionó Pablo?
[ 10 ] [Textos] Lo que sucedió durante los siguientes
cuarenta días confirmó que Jesús, en efecto, había
resucitado. En su primera carta a los cristianos de
Corinto, el apóstol Pablo mencionó algunas pruebas
de ello. Escribió: “Les transmití, entre las primeras
cosas, lo que yo también recibí: que Cristo murió por
nuestros pecados según las Escrituras; y que fue
enterrado, sí, que ha sido levantado al tercer día
según las Escrituras; y que se apareció a Cefas,
entonces a los doce. Después de eso se apareció a más
de quinientos hermanos de una vez, de los cuales la
mayoría permanece hasta ahora, pero algunos se han
dormido en la muerte. Después de eso se apareció a
Santiago, luego a todos los apóstoles; pero último de
todos también se me apareció a mí como si fuera a
uno nacido prematuramente” (1 Cor. 15:3-8).
CUATRO RAZONES POR LAS QUE SABEMOS QUE
JESÚS RESUCITÓ
11. ¿En qué sentido ocurrió “según las Escrituras”
la resurrección de Jesús?
[ 11 ] [Textos] La resurrección de Jesús ocurrió
“según las Escrituras”. La Palabra de Dios había
predicho que Jesús resucitaría. Por ejemplo, David
habló de alguien, a quien llamó “leal”, que no sería
dejado “en el Seol”, en la tumba (lea Salmo 16:10). ¿A
quién se refería? En el Pentecostés del año 33 de
nuestra era, el apóstol Pedro dejó claro que se refería
a Jesús, pues dijo: “David [...] vio de antemano y habló
respecto a la resurrección del Cristo, que ni fue
abandonado en el Hades ni su carne vio corrupción”
(Hech. 2:23-27, 31).
12. ¿Quiénes vieron a Jesús resucitado?
[ 12 ] [Textos] Muchas personas vieron a Jesús
resucitado. Durante los cuarenta días que siguieron
a su resurrección, Jesús se apareció a sus discípulos
en el jardín donde estaba su tumba, en el camino a
Emaús y en otros lugares (Luc. 24:13-15). En ciertas
ocasiones habló con una sola persona —por ejemplo,
con Pedro— y en otras se dirigió a varias. De hecho,
¡una vez se apareció a más de quinientas! Desde
luego, nadie puede dudar de lo que vieron tantos
testigos.
13. ¿Cómo demostraron los discípulos que
estaban convencidos de que Jesús había
resucitado?
[ 13 ] [Textos] Los discípulos de Jesús predicaron
con convicción que él había resucitado. Muchos
fueron perseguidos, sufrieron o incluso murieron por
proclamar que Jesús estaba vivo. Recordemos que
Pedro defendió su resurrección ante los líderes
religiosos que odiaban a Cristo y que habían tramado
su ejecución. ¿Habría arriesgado su vida por una
mentira? Tanto Pedro como los demás discípulos
estaban seguros de que Jesús vivía y dirigía la
predicación. Es más, su resurrección les garantizó
que ellos también serían resucitados. Así sucedió con
Esteban, quien murió convencido de que volvería a
vivir (Hech. 7:55-60).
14. ¿Qué lo convence a usted de que Jesús está
vivo?
[ 14 ] [Textos] Tenemos pruebas de que Jesús está
gobernando como Rey y es Cabeza de la
congregación cristiana. El cristianismo verdadero
está floreciendo. ¿Sería así si Jesús no estuviera vivo?
Si no hubiera resucitado, quizá nunca habríamos oído
hablar de él. Pero tenemos pruebas convincentes de
que está vivo y encabeza la predicación de las buenas
nuevas en toda la Tierra.
POR QUÉ ES IMPORTANTE PARA NOSOTROS LA
RESURRECCIÓN DE JESÚS
15. ¿Por qué nos da valor para predicar saber que
Jesús resucitó?
[ 15 ] [Textos] Saber que Jesús resucitó nos da
valor para predicar. Los enemigos de Dios llevan
dos mil años haciendo todo lo posible por detener la
predicación de las buenas nuevas. Han usado contra
nosotros un sinfín de armas: apostasía, burlas,
ataques violentos, prohibiciones, torturas y
ejecuciones. Pero la Biblia predijo: “Sea cual sea el
arma que se forme contra ti, no tendrá éxito” (Is.
54:17). Así que los agentes humanos de Satanás no
nos asustan. Jesús está de nuestro lado y nos apoya,
tal como prometió (Mat. 28:20). ¡No hay razón para
tener miedo! Por mucho que lo intenten, nunca
lograrán silenciarnos.
16, 17. a) ¿Cómo demuestra la resurrección de
Jesús que todo lo que enseñó es verdad? b) Según
Juan 11:25, ¿qué poder le ha dado Jehová a Jesús?
[ 16 ] [Textos] La resurrección de Jesús
demuestra que todo lo que enseñó es verdad. El
apóstol Pablo dijo que, si no fuera cierto que Cristo
resucitó, la fe del cristiano y la predicación no
tendrían ningún sentido. Un comentarista bíblico
escribió: “Si Jesús no fue resucitado, [...] los cristianos
no son más que unos pobres ingenuos que se han
creído una enorme mentira”. De hecho, lo que
cuentan los Evangelios sería tan solo la triste historia
de un hombre bueno y sabio que acabó siendo
asesinado por sus enemigos. Pero Jesús sí resucitó. Y
eso confirma que todo lo que enseñó, incluido lo que
dijo sobre el futuro, es absolutamente cierto (lea 1
Corintios 15:14, 15, 20).
[ 17 ] [Textos] Jesús dijo: “Yo soy la resurrección y la
vida. El que ejerce fe en mí, aunque muera, llegará a
vivir” (Juan 11:25). Esta emocionante declaración sin
duda se hará realidad. Jehová le dio poder a Jesús
para devolver la vida a los que reinarán con él en el
cielo y a millones de personas que vivirán para
siempre en la Tierra. El sacrificio de Jesús y su
resurrección garantizan que la muerte desaparecerá.
¿Verdad que esto nos anima a aguantar las pruebas y
hasta a enfrentarnos con valor a la muerte?
18. ¿Qué garantía nos da saber que Jesús
resucitó?
[ 18 ] [Textos] La resurrección de Jesús nos
garantiza que seremos juzgados de acuerdo con
las amorosas normas de Jehová. Notemos lo que
Pablo le dijo a un grupo de personas en Atenas:
“[Dios] se propone juzgar la tierra habitada con
justicia por un varón a quien ha nombrado, y ha
proporcionado a todos los hombres una garantía con
haberlo resucitado de entre los muertos” (Hech.
17:31). En efecto, Jesús es el Juez nombrado por
Jehová, y podemos estar seguros de que nos juzgará
de manera justa y amorosa (lea Isaías 11:2-4).
19. ¿Qué efecto tiene en nosotros creer en la
resurrección de Jesús?
[ 19 ] [Textos] Creer que Jesús resucitó nos
motiva a hacer la voluntad de Dios. Si no fuera por
su sacrificio y resurrección, no tendríamos ninguna
posibilidad de liberarnos del pecado y la muerte
(Rom. 5:12; 6:23). Seguramente diríamos lo mismo
que la mayoría: “Comamos y bebamos, porque
mañana hemos de morir” (1 Cor. 15:32). Sin
embargo, nosotros no vivimos centrados en los
placeres de la vida. Como sabemos que habrá una
resurrección, estamos resueltos a obedecer a Jehová
en todo.
20. ¿Cómo demuestra la resurrección de Jesús la
grandeza de Jehová?
[ 20 ] [Textos] La resurrección de Jesús
demuestra la grandeza de Jehová, quien
recompensa a los que lo buscan con empeño (Heb.
11:6). ¿Hemos pensado alguna vez en el poder y la
sabiduría que Jehová demostró al resucitar a su Hijo
como un espíritu inmortal? La resurrección de Jesús
dejó claro que Dios tiene la capacidad de cumplir
todo lo que promete. Jehová había predicho que una
“descendencia” tendría un papel clave en defender su
soberanía. Para que se cumpliera esta profecía, Jesús,
la Descendencia prometida, tenía que morir y ser
resucitado (Gén. 3:15).
21. ¿Por qué es especial para usted la esperanza
de la resurrección?
[ 21 ] [Textos] ¡Cuánto le agradecemos a Jehová la
esperanza de la resurrección! El apóstol Juan escuchó
esta fascinante promesa: “‘¡Mira! La tienda de Dios
está con la humanidad, y él residirá con ellos, y ellos
serán sus pueblos. Y Dios mismo estará con ellos. Y
limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será
más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor.
Las cosas anteriores han pasado’. Y Aquel que estaba
sentado en el trono dijo: [...] ‘Escribe, porque estas
palabras son fieles y verdaderas’”. Pensemos: ¿quién
le dio a Juan esta revelación? ¡El propio Jesucristo ya
resucitado! (Rev. 1:1; 21:3-5.)
Textos del Libro
Párrafo 3
(Gálatas 3:19) Entonces, ¿por qué la Ley? Fue añadida para poner de manifiesto las transgresiones, hasta que llegara la descendencia a quien se había hecho la promesa; y fue transmitida mediante ángeles por mano de un mediador.
(Éxodo 20:18-20) Ahora bien, todo el pueblo estaba viendo los truenos y los relampagueos y el sonido del cuerno y la montaña que humeaba. Cuando el pueblo alcanzó a verlo, entonces se estremecieron y se mantuvieron a cierta distancia.
19 Y empezaron a decir a
Moisés: “Habla tú con nosotros, y escuchemos nosotros; pero no hable Dios con nosotros, por temor de que muramos”.
20 Así que Moisés dijo al pueblo: “No tengan
miedo, porque a fin de ponerlos a prueba ha venido el Dios [verdadero], y para que el temor de él continúe delante del rostro de ustedes para que no pequen”.
Párrafo 5
(Éxodo 34:27) Y Jehová pasó a decir a Moisés: “Escríbete estas palabras, porque es en conformidad con estas palabras como de veras celebro yo un pacto contigo y con Israel”.
(Hebreos 1:1) Dios, que hace mucho habló en muchas ocasiones y de muchas maneras a nuestros antepasados por medio de los profetas,
(Esdras 7:6) dicho Esdras mismo subió de Babilonia; y era un copista hábil en la ley de Moisés, que Jehová el Dios de Israel había dado, de modo que el rey le otorgó, conforme a la mano de Jehová su Dios sobre él, toda su solicitud.
(Salmo 45:1) Mi corazón se halla agitado debido a un asunto agradable. Estoy diciendo: “Mis obras son acerca de un rey”. Sea mi lengua el estilo de copista hábil.
Párrafo 6
(Salmo 1:2) Antes bien, su deleite está en la ley de Jehová, y día y noche lee en su ley en voz baja.
(Romanos 15:4) Porque todas las cosas que fueron escritas en tiempo pasado fueron escritas para nuestra instrucción, para que mediante nuestro aguante y mediante el consuelo de las Escrituras tengamos esperanza.
Párrafo 7
(Hebreos 2:6, 7) Pero cierto testigo ha dado prueba en
algún lugar, diciendo: “¿Qué es el hombre para que lo
tengas presente, o [el] hijo del hombre para que cuides
de él? 7 Lo hiciste un poco inferior a los ángeles; con
gloria y honra lo coronaste, y lo nombraste sobre las
obras de tus manos.
Párrafo 8
(2 Timoteo 3:16) Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa para enseñar, para censurar, para rectificar las cosas, para disciplinar en justicia,
(Eclesiastés 12:10, 11) El congregador procuró hallar las palabras deleitables y la escritura de palabras correctas de verdad.
11 Las palabras de los sabios son
como aguijones, y justamente como clavos hincados son los que se entregan a las colecciones [de sentencias]; han sido dadas por parte de un solo pastor.
(2 Pedro 1:21) Porque la profecía no fue traída en ningún tiempo por la voluntad del hombre, sino que hombres hablaron de parte de Dios al ser llevados por espíritu santo.
(1 Tesalonicenses 2:13) Realmente, por eso nosotros también incesantemente damos gracias a Dios, porque cuando ustedes recibieron la palabra de Dios, que oyeron de parte de nosotros, la aceptaron, no como palabra de hombres, sino, como lo que verdaderamente es, como palabra de Dios, la cual también está obrando en ustedes los creyentes.
Textos Atalaya
Párrafo 1
(Hechos 4:5-10) 5 Al día siguiente se efectuó en
Jerusalén la reunión de sus gobernantes y de los
ancianos y de los escribas 6 (también de Anás el
sacerdote principal, y de Caifás, y de Juan, y de
Alejandro, y de cuantos eran de la parentela del
sacerdote principal), 7 y los pusieron de pie en medio
de ellos y empezaron a inquirir: “¿Con qué poder o en
nombre de quién hicieron esto?”. 8 Entonces Pedro,
lleno de espíritu santo, les dijo: “Gobernantes del
pueblo y ancianos, 9 si a nosotros se nos examina este
día, sobre la base de una acción buena hecha a un
hombre enfermizo, en cuanto a por quién ha recibido la
salud este, 10 séales conocido a todos ustedes y a todo
el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo el
Nazareno, a quien ustedes fijaron en un madero, pero a
quien Dios levantó de entre los muertos, por este se
halla este hombre de pie aquí sano delante de ustedes.
Párrafo 2
(Marcos 14:66-72) 66 Ahora bien, mientras Pedro
estaba abajo en el patio, vino una de las sirvientas del
sumo sacerdote, 67 y, viendo a Pedro que se calentaba,
lo miró directamente y dijo: “Tú, también, estabas con
el Nazareno, este Jesús”. 68 Pero él lo negó, diciendo:
“Ni lo conozco, ni entiendo lo que dices”, y salió fuera al
vestíbulo. 69 Allí la sirvienta, al verlo, comenzó de
nuevo a decir a los que estaban de pie por allí: “Este es
uno de ellos”. 70 De nuevo lo negaba. Y otra vez,
después de poco, los que estaban de pie por allí se
pusieron a decir a Pedro: “Ciertamente eres uno de
ellos, porque, de hecho, eres galileo”. 71 Pero él
comenzó a maldecir y a jurar: “No conozco a este
hombre de quien hablan”. 72 E inmediatamente cantó
un gallo por segunda vez; y Pedro recordó el dicho que
Jesús le había hablado: “Antes que un gallo cante dos
veces, me repudiarás tres veces”. Y, abatido, rompió a
llorar.
Párrafo 3
(1 Reyes 17:17-24) 17 Y después de estas cosas
aconteció que el hijo de la mujer, el ama de la casa,
enfermó, y su enfermedad llegó a ser tan grave que no
quedó aliento en él. 18 Ante esto, ella dijo a Elías:
“¿Qué tengo yo que ver contigo, oh hombre del Dios
[verdadero]? Has venido a mí para que se recuerde mi
error y para dar muerte a mi hijo”. 19 Pero él le dijo:
“Dame tu hijo”. Entonces lo tomó del seno de ella y lo
llevó arriba a la cámara en el techo, donde él moraba, y
lo acostó sobre su propio lecho. 20 Y empezó a clamar
a Jehová y a decir: “Oh Jehová mi Dios, ¿también sobre
la viuda con quien estoy residiendo como forastero
tienes que traer perjuicio, dando muerte a su hijo?”. 21
Y procedió a estirarse sobre el niño tres veces y a clamar
a Jehová y a decir: “Oh Jehová mi Dios, por favor, haz
que el alma de este niño vuelva dentro de él”. 22
Finalmente Jehová escuchó la voz de Elías, de modo que
el alma del niño volvió dentro de él, y llegó a vivir. 23
Elías ahora tomó al niño y lo bajó desde la cámara en el
techo hasta dentro de la casa, y se lo dio a su madre; y
entonces dijo Elías: “Mira, tu hijo está vivo”. 24 Ante
esto, la mujer dijo a Elías: “Ahora, de veras, sí sé que
eres un hombre de Dios, y que la palabra de Jehová en
tu boca es verdadera”.
(2 Reyes 4:32-37) 32 Por fin Eliseo entró en la casa, y el
muchacho estaba allí muerto, tendido sobre su lecho.
33 Entonces él entró y cerró la puerta tras ellos dos y
empezó a orar a Jehová. 34 Por fin subió y se acostó
sobre el niño, y puso su propia boca sobre la boca de él,
y sus propios ojos sobre los ojos de él, y las palmas de
sus propias manos sobre las palmas de las manos de él,
y se quedó doblado sobre él, y la carne del niño se
calentó gradualmente. 35 Entonces [Eliseo] se puso a
andar de nuevo en la casa, una vez hacia acá y una vez
hacia allá, después de lo cual subió y se dobló sobre él.
Y el muchacho se puso a estornudar hasta siete veces,
después de lo cual el muchacho abrió los ojos. 36 Ahora
él llamó a Guehazí y dijo: “Llama a esta sunamita”. De
modo que él la llamó, y ella entró a donde él. Entonces
él dijo: “Alza a tu hijo”. 37 Y ella procedió a entrar y
caer a sus pies e inclinarse a tierra ante él, después de lo
cual alzó a su hijo y salió.
(2 Reyes 13:20-21) 20 Después de aquello Eliseo murió,
y lo enterraron. Y había partidas merodeadoras de los
moabitas que penetraban en el país con regularidad a la
entrada del año. 21 Y aconteció que, mientras estaban
enterrando a un hombre, pues, aquí vieron la partida
merodeadora. Al punto arrojaron al hombre en la
sepultura de Eliseo, y se fueron. Cuando el hombre tocó
los huesos de Eliseo, inmediatamente llegó a vivir, y se
levantó sobre sus pies.
Párrafo 4
(Lucas 7:11-15) 11 Poco después de esto viajó a una
ciudad llamada Naín, y sus discípulos y una gran
muchedumbre viajaban con él. 12 Al acercarse él a la
puerta de la ciudad, pues ¡mira!, sacaban a un muerto,
el hijo unigénito de su madre. Además, ella era viuda.
También estaba con ella una muchedumbre bastante
numerosa de la ciudad. 13 Y cuando el Señor alcanzó a
verla, se enterneció por ella, y le dijo: “Deja de llorar”.
14 En seguida se acercó y tocó el féretro, y los que lo
llevaban se detuvieron, y él dijo: “Joven, yo te digo:
¡Levántate!”. 15 Y el muerto se incorporó y comenzó a
hablar, y él lo dio a su madre.
(Lucas 8:49-56) 49 Mientras él todavía estaba
hablando, vino cierto representante del presidente de la
sinagoga, y dijo: “Ha muerto tu hija; no molestes ya al
maestro”. 50 Al oír esto, Jesús le contestó: “No temas,
solo muestra fe, y ella será salva”. 51 Cuando llegó a la
casa, no dejó que nadie entrara con él sino Pedro y Juan
y Santiago y el padre y la madre de la muchacha. 52
Pero toda la gente estaba llorando y golpeándose en
desconsuelo por ella. De modo que él dijo: “Dejen de
llorar, porque no murió, sino que duerme”. 53 Ante
esto, empezaron a reírse de él desdeñosamente, porque
sabían que ella había muerto. 54 Mas él la tomó de la
mano y llamó, diciendo: “Muchacha, ¡levántate!”. 55 Y
el espíritu de ella volvió, y ella se levantó al instante, y él
ordenó que se le diera algo de comer. 56 Pues bien, sus
padres quedaron fuera de sí; pero él les dio
instrucciones de que no dijeran a nadie lo que había
acontecido.
(Juan 11:38-44) 38 Así que Jesús, después de gemir otra
vez en sí mismo, vino a la tumba conmemorativa. Era,
de hecho, una cueva, y había una piedra recostada
contra ella. 39 Jesús dijo: “Quiten la piedra”. Marta, la
hermana del fallecido, le dijo: “Señor, ya debe oler mal,
porque hace cuatro días”. 40 Jesús le dijo: “¿No te dije
que si creías habrías de ver la gloria de Dios?”. 41 Por lo
tanto, quitaron la piedra. Entonces Jesús alzó los ojos
hacia el cielo y dijo: “Padre, te doy gracias porque me
has oído. 42 Cierto, yo sabía que siempre me oyes; pero
a causa de la muchedumbre que está de pie en derredor
hablé, a fin de que crean que tú me has enviado”. 43 Y
cuando hubo dicho estas cosas, clamó con fuerte voz:
“¡Lázaro, sal!”. 44 El *hombre+ que había estado muerto
salió con los pies y las manos atados con envolturas, y
su semblante estaba envuelto en un paño. Jesús les
dijo: “Desátenlo y déjenlo ir”.
Párrafo 5
(Hechos 13:34) 34 Y ese hecho de que lo resucitó de
entre los muertos destinado a nunca más volver a la
corrupción, lo ha declarado de esta manera: ‘Les daré
las bondades amorosas para con David, que son fieles’.
(1 Pedro 3:18-22) 18 Pues, hasta Cristo murió una vez
para siempre respecto a pecados, un justo por injustos,
para conducirlos a ustedes a Dios, habiendo sido
muerto en la carne, pero hecho vivo en el espíritu. 19
En esta [condición] también siguió su camino y predicó
a los espíritus en prisión, 20 que en un tiempo habían
sido desobedientes cuando la paciencia de Dios estaba
esperando en los días de Noé, mientras se construía el
arca, en la cual unas pocas personas, es decir, ocho
almas, fueron llevadas a salvo a través del agua. 21 Lo
que corresponde a esto ahora también los está salvando
a ustedes, a saber, el bautismo (no el desechar la
suciedad de la carne, sino la solicitud hecha a Dios para
una buena conciencia), mediante la resurrección de
Jesucristo. 22 Él está a la diestra de Dios, porque siguió
su camino al cielo; y ángeles y autoridades y poderes
fueron sujetados a él.
Párrafo 6
Párrafo 7
(Lucas 23:43) 43 Y él le dijo: “Verdaderamente te digo
hoy: Estarás conmigo en el Paraíso”.
Párrafo 8
(Mateo 27:62-66) 62 Al día siguiente, que fue después
de la Preparación, los sacerdotes principales y los
fariseos se reunieron ante Pilato, 63 y dijeron: “Señor,
hemos recordado que ese impostor dijo mientras
todavía estaba vivo: ‘Después de tres días he de ser
levantado’. 64 Por lo tanto, manda que se asegure el
sepulcro hasta el día tercero, para que nunca vengan
sus discípulos, y lo hurten, y digan al pueblo: ‘¡Fue
levantado de entre los muertos!’, y esta última
impostura será peor que la primera”. 65 Pilato les dijo:
“Tienen guardia. Vayan y asegúrenlo lo mejor que
sepan”. 66 De modo que ellos fueron y aseguraron el
sepulcro, sellando la piedra y teniendo la guardia.
Párrafo 9
(Mateo 28:1-6) 28 Después del sábado, cuando
esclarecía el primer día de la semana, María Magdalena
y la otra María vinieron a ver el sepulcro. 2 Y,
¡atención!, había ocurrido un gran terremoto; porque el
ángel de Jehová había descendido del cielo, y se había
acercado, y había hecho rodar la piedra, y estaba
sentado sobre ella. 3 Su apariencia exterior era como el
relámpago; y su ropa, blanca como la nieve. 4 Sí, por
temor a él los guardias temblaron y quedaron como
muertos. 5 Pero el ángel, tomando la palabra, dijo a las
mujeres: “No teman, porque sé que buscan a Jesús, que
fue fijado en un madero. 6 No está aquí, porque ha sido
levantado, como dijo. Vengan, vean el lugar donde
yacía.
Párrafo 10
(1 Corintios 15:3-8) 3 Porque les transmití, entre las
primeras cosas, lo que yo también recibí: que Cristo
murió por nuestros pecados según las Escrituras; 4 y
que fue enterrado, sí, que ha sido levantado al tercer
día según las Escrituras; 5 y que se apareció a Cefas,
entonces a los doce. 6 Después de eso se apareció a
más de quinientos hermanos de una vez, de los cuales la
mayoría permanece hasta ahora, pero algunos se han
dormido [en la muerte]. 7 Después de eso se apareció a
Santiago, luego a todos los apóstoles; 8 pero último de
todos también se me apareció a mí como si fuera a uno
nacido prematuramente.
Párrafo 11
(Salmos 16:10) 10 Porque no dejarás mi alma en el
Seol. No permitirás que el que te es leal vea el hoyo.
(Hechos 2:23-27) 23 a este [hombre], como uno
entregado por el consejo determinado y presciencia de
Dios, ustedes lo fijaron en un madero por mano de
desaforados, y lo eliminaron. 24 Pero Dios lo resucitó
desatando los dolores de la muerte, porque no era
posible que él continuara retenido por ella. 25 Porque
David dice tocante a él: ‘Tenía a Jehová constantemente
ante mis ojos; porque está a mi diestra para que yo
nunca sea sacudido. 26 A causa de esto se alegró mi
corazón y se regocijó mucho mi lengua. Además, hasta
mi carne residirá en esperanza; 27 porque no dejarás
mi alma en el Hades, ni permitirás que el que te es leal
vea corrupción.
(Hechos 2:31) 31 vio de antemano y habló respecto a la
resurrección del Cristo, que ni fue abandonado en el
Hades ni su carne vio corrupción.
Párrafo 12
(Lucas 24:13-15) 13 Pero, ¡mira!, aquel mismo día dos
de ellos iban caminando a una aldea que dista unos
once kilómetros de Jerusalén, Emaús por nombre, 14 y
estaban conversando el uno con el otro de todas estas
cosas que habían sucedido. 15 Ahora bien, mientras
iban conversando y hablando, Jesús mismo se acercó y
se puso a andar con ellos;
Párrafo 13
(Hechos 7:55-60) 55 Mas él, estando lleno de espíritu
santo, miró con fijeza al cielo y alcanzó a ver la gloria de
Dios y a Jesús de pie a la diestra de Dios, 56 y dijo:
“¡Miren! Contemplo los cielos abiertos, y al Hijo del
hombre de pie a la diestra de Dios”. 57 Ante esto, ellos
clamaron a voz en cuello y se pusieron las manos sobre
los oídos y se precipitaron de común acuerdo sobre él.
58 Y después de echarlo fuera de la ciudad, se pusieron
a arrojarle piedras. Y los testigos pusieron sus prendas
de vestir exteriores a los pies de un joven llamado
Saulo. 59 Y siguieron arrojándole piedras a Esteban
mientras él hacía petición y decía: “Señor Jesús, recibe
mi espíritu”. 60 Entonces, doblando las rodillas, clamó
con fuerte voz: “Jehová, no les imputes este pecado”. Y
después de decir esto, se durmió [en la muerte].
Párrafo 14
Párrafo 15
(Isaías 54:17) 17 Sea cual sea el arma que se forme
contra ti, no tendrá éxito, y sea cual sea la lengua que se
levante contra ti en el juicio, la condenarás. Esta es la
posesión hereditaria de los siervos de Jehová, y su
justicia proviene de mí”, es la expresión de Jehová.
(Mateo 28:20) 20 enseñándoles a observar todas las
cosas que yo les he mandado. Y, ¡miren!, estoy con
ustedes todos los días hasta la conclusión del sistema de
cosas”.
Párrafo 16
(1 Corintios 15:14-15) 14 Pero si Cristo no ha sido
levantado, nuestra predicación ciertamente es en vano,
y nuestra fe es en vano. 15 Además, también se nos
halla falsos testigos de Dios, porque hemos dado
testimonio contra Dios de que él levantó al Cristo, pero
a quien no levantó si los muertos verdaderamente no
han de ser levantados.
(1 Corintios 15:20) 20 Sin embargo, ahora Cristo ha sido
levantado de entre los muertos, las primicias de los que
se han dormido [en la muerte].
Párrafo 17
(Juan 11:25) 25 Jesús le dijo: “Yo soy la resurrección y la
vida. El que ejerce fe en mí, aunque muera, llegará a
vivir;
Párrafo 18
(Hechos 17:31) 31 Porque ha fijado un día en que se
propone juzgar la tierra habitada con justicia por un
varón a quien ha nombrado, y ha proporcionado a
todos los hombres una garantía con haberlo resucitado
de entre los muertos”.
(Isaías 11:2-4) 2 Y sobre él tiene que asentarse el
espíritu de Jehová, el espíritu de sabiduría y de
entendimiento, el espíritu de consejo y de poderío, el
espíritu de conocimiento y del temor de Jehová; 3 y
habrá disfrute por él en el temor de Jehová. Y él no
juzgará por la mera apariencia de las cosas a sus ojos, ni
censurará simplemente según lo que oigan sus oídos. 4
Y con justicia tiene que juzgar a los de condición
humilde, y con rectitud tiene que administrar censura a
favor de los mansos de la tierra. Y tiene que golpear la
tierra con la vara de su boca; y con el espíritu de sus
labios dará muerte al inicuo.
Párrafo 19
(Romanos 5:12) 12 Por eso, así como por medio de un
solo hombre el pecado entró en el mundo, y la muerte
mediante el pecado, y así la muerte se extendió a todos
los hombres porque todos habían pecado...
(Romanos 6:23) 23 Porque el salario que el pecado
paga es muerte, pero el don que Dios da es vida eterna
por Cristo Jesús nuestro Señor.
(1 Corintios 15:32) 32 Si yo, lo mismo que los hombres,
he peleado con bestias salvajes en Éfeso, ¿de qué me
sirve? Si los muertos no han de ser levantados,
“comamos y bebamos, porque mañana hemos de
morir”.
Párrafo 20
(Hebreos 11:6) 6 Además, sin fe es imposible ser[le] de
buen agrado, porque el que se acerca a Dios tiene que
creer que él existe y que llega a ser remunerador de los
que le buscan solícitamente.
(Génesis 3:15) 15 Y pondré enemistad entre ti y la
mujer, y entre tu descendencia y la descendencia de
ella. Él te magullará en la cabeza y tú le magullarás en el
talón”.
Párrafo 21
(Revelación 1:1) 1 Una revelación por Jesucristo, que
Dios le dio, para mostrar a sus esclavos las cosas que
tienen que suceder dentro de poco. Y él envió a su ángel
y mediante este [la] presentó en señales a su esclavo
Juan,
(Revelación 21:3-5) 3 Con eso, oí una voz fuerte desde
el trono decir: “¡Mira! La tienda de Dios está con la
humanidad, y él residirá con ellos, y ellos serán sus
pueblos. Y Dios mismo estará con ellos. 4 Y limpiará
toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni
existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas
anteriores han pasado”. 5 Y Aquel que estaba sentado
en el trono dijo: “¡Mira!, voy a hacer nuevas todas las
cosas”. También, dice: “Escribe, porque estas palabras
son fieles y verdaderas”.
Cántico 37
La Palabra inspirada de Dios
(2 Timoteo 3:16, 17)
1. Tu Palabra Santa es
luz que alumbra nuestros pies;
quien tu ley ame de verdad
la libertad encontrará.
2. Inspirada por ti fue
para guiarnos en el bien;
útil es para corregir,
para enseñarnos a vivir.
3. Descubrimos tu amor
en sus páginas, Señor;
diariamente la aplicaré
y así la vida alcanzaré.
(Véanse también Sal. 119:105; Pro. 4:13.) volver
Cántico 89
Jehová te exhorta: “Sé sabio, hijo mío”
(Proverbios 27:11)
1. Oh, ven, hijo amado, y dame el corazón;
ven, hija querida, entrégame tu amor.
La flor de tu vida regálame feliz,
al mundo demuestra que vives para mí.
(ESTRIBILLO)
Me alegrarás, querido hijo,
si lo mejor de ti me das.
Si me sirves con toda el alma,
prometo amarte sin final.
2. Sé sabio, hijo mío, aférrate a mi ley,
así al que me insulta, la boca taparé.
Si un día tú caes, yo te levantaré,
y si te abandonan, a tu lado estaré.
(ESTRIBILLO)
Me alegrarás, querido hijo,
si lo mejor de ti me das.
Si me sirves con toda el alma,
prometo amarte sin final.
(Véanse también Deu. 6:5; Ecl. 11:9; Isa. 41:13.) volver
Cántico 124
Sigue la senda de la hospitalidad
(Hechos 17:7)
1. Hospitalario es nuestro Dios, Jehová,
a todos muestra amor sin parcialidad.
Él brinda lluvia y sol a justo y pecador,
de gozo llena su corazón.
Servir al débil en su necesidad
es imitar a Dios en su gran bondad.
Tu Padre celestial, que en lo secreto está,
te premiará con su bendición.
2. Jamás podrás saber cuánto logrará
un simple acto de generosidad.
Procura hacer el bien sin importar a quién,
sin esperar a cambio un favor.
Tal como Lidia, di: “A mi casa ven;
albergue te daré y te atenderé”.
Tu Padre celestial tus obras mirará
y no se olvidará de tu amor.
(Véanse también Hech. 16:14, 15; Rom. 12:13; 1 Tim.
3:2; Heb. 13:2; 1 Ped. 4:9.) Volver
Cántico 5
Cristo, nuestro modelo
(Romanos 5:8)
1. Al hombre pecador,
Jehová mostró su amor:
envió a su Hijo, quien nos redimió.
Él es pan celestial
que vida al mundo da;
por él tenemos paz y salvación.
2. Jesús nos enseñó
a orar así a Dios:
“Oh, santifica tu nombre, Jehová.
Tu Reino venga ya,
sí, haz tu voluntad
y, por favor, danos hoy nuestro pan”.
3. Jesús fortaleció
a todo el que le oyó,
le dio consuelo, su fe renovó.
Sembremos, como él,
semillas por doquier;
cosecharemos gran satisfacción.
(Véanse también Mat. 6:9-11; Juan 3:16; 6:31-51; Efe.
5:2.) volver
Cántico 60
Jehová te dará fuerzas
(1 Pedro 5:10)
1. ¡Con cuánto amor Jehová te atrajo a la verdad!
Libró tu mente de la oscuridad.
En tu interior, él vio tu gran sinceridad,
tu anhelo por cumplir su voluntad.
Juraste dedicar tu vida a Dios,
y él siempre te dará su protección.
(ESTRIBILLO)
Por ti pagó un gran precio tu Padre celestial,
él fuerzas te dará; Jehová te cuidará.
Dios nunca te ha dejado: ¡eres su propiedad!
Él fuerzas te dará... Jehová te cuidará.
2. Por ti murió Jesús aunque eras pecador.
¡Qué clara prueba del amor de Dios!
Si tu Creador cedió a su Hijo en tu favor,
¿acaso no te infundirá valor?
Él no es injusto y nunca olvidará
tus años de completa lealtad.
(ESTRIBILLO)
Por ti pagó un gran precio tu Padre celestial,
él fuerzas te dará; Jehová te cuidará.
Dios nunca te ha dejado: ¡eres su propiedad!
Él fuerzas te dará... Jehová te cuidará.
(Véanse también Rom. 8:32; 14:8, 9; Heb. 6:10; 1 Ped.
2:9.) volver
Josué 12 a 15
12 Ahora bien, estos son los reyes de la tierra que
los hijos de Israel derrotaron y de cuya tierra entonces tomaron posesión del lado del Jordán hacia el nacimiento del sol, desde el valle torrencial de Arnón hasta el monte Hermón, y todo el Arabá hacia el naciente:
2 Sehón el rey de los amorreos, que moraba
en Hesbón, gobernando desde Aroer, que estaba en la margen del valle torrencial de Arnón, y el medio del valle torrencial, y la mitad de Galaad hasta Jaboq el valle torrencial, el límite de los hijos de Ammón,
3 y el Arabá
hasta el mar de Kinéret hacia el oriente y hasta el mar del Arabá, el mar Salado, al oriente en dirección a Bet-jesimot, y hacia el sur bajo las laderas de Pisgá.
4 Y el territorio de Og el rey de Basán, de lo que
quedó de los refaím, que moraba en Astarot y Edrei, 5 y
que gobernaba en el monte Hermón y en Salecá y en todo Basán, hasta el límite de los guesuritas y los maacatitas, y la mitad de Galaad, hasta el territorio de Sehón el rey de Hesbón.
6 Fueron Moisés el siervo de Jehová y los hijos de
Israel quienes los derrotaron, después de lo cual Moisés el siervo de Jehová lo dio como tenencia a los rubenitas y a los gaditas y a la mitad de la tribu de Manasés.
7 Y estos son los reyes de la tierra a quienes Josué y
los hijos de Israel derrotaron del lado del Jordán hacia el oeste, desde Baal-gad en la llanura-valle del Líbano y hasta el monte Halaq, que sube hasta Seír, después de lo cual Josué la dio a las tribus de Israel como tenencia, según las partes que les correspondían,
8 en la región
montañosa y en la Sefelá y en el Arabá y en las laderas y en el desierto y en el Négueb... los hititas, los
amorreos y los cananeos, los perizitas, los heveos y los jebuseos:
9 El rey de Jericó, uno; el rey de Hai, que estaba al
lado de Betel, uno; 10
el rey de Jerusalén, uno; el rey de Hebrón, uno;
11 el rey de Jarmut, uno; el rey de Lakís, uno;
12 el rey de Eglón, uno; el rey de Guézer,
uno; 13
el rey de Debir, uno; el rey de Guéder, uno;
14 el rey de Hormá, uno; el rey de Arad, uno;
15 el rey de Libná, uno; el rey de Adulam,
uno; 16
el rey de Maquedá, uno; el rey de Betel, uno;
17 el rey de Tapúah, uno; el rey de Héfer,
uno; 18
el rey de Afeq, uno; el rey de Lasarón, uno;
19 el rey de Madón, uno; el rey de Hazor,
uno; 20
el rey de Simrón-merón, uno; el rey de Acsaf, uno;
21 el rey de Taanac, uno; el rey de Meguidó,
uno; 22
el rey de Quedes, uno; el rey de Joqneam en Carmelo, uno;
23 el rey de Dor, en la serranía de Dor, uno;
el rey de Goyim en Guilgal, uno; 24
el rey de Tirzá, uno;
todos los reyes fueron treinta y uno.
13 Ahora bien, Josué era viejo, avanzado en años.
De modo que Jehová le dijo: “Tú te has hecho viejo y has avanzado en años, y todavía queda gran parte de la tierra por ser tomada en posesión.
2 Esta es la tierra que
todavía queda: todas las regiones de los filisteos y [de] todos los guesuritas
3 (desde el afluente del Nilo que
está enfrente de Egipto y hasta el confín de Eqrón al norte, solía considerarse que pertenecía a los cananeos); cinco señores del eje de los filisteos, los gazeos y los asdoditas, los asquelonitas, los guititas y los eqronitas; y los avim.
4 Al sur, toda la tierra de los
cananeos; y Mearah, que pertenece a los sidonios, hasta Afeq, hasta el confín de los amorreos;
5 y la tierra
de los guebalitas y todo el Líbano hacia el nacimiento del sol, desde Baal-gad al pie del monte Hermón hasta llegar al punto de entrada de Hamat;
6 todos los
habitantes de la región montañosa, desde el Líbano hasta Misrefot-maim, todos los sidonios; yo mismo los desposeeré de delante de los hijos de Israel. Solo haz que caiga a Israel como herencia, tal como te he mandado.
7 Y ahora reparte esta tierra
proporcionalmente como herencia a las nueve tribus y a la media tribu de Manasés”.
8 Con la otra media tribu los rubenitas y los gaditas
tomaron su herencia que Moisés les dio del lado del Jordán hacia el oriente, tal como se la había dado Moisés el siervo de Jehová,
9 desde Aroer, que está en
la margen del valle torrencial de Arnón, y la ciudad que
está en medio del valle torrencial, y toda la meseta de Medebá hasta Dibón;
10 y todas las ciudades de Sehón
el rey de los amorreos, que reinó en Hesbón, hasta el confín de los hijos de Ammón;
11 y Galaad y el territorio
de los guesuritas y los maacatitas y todo el monte Hermón y todo Basán hasta Salecá;
12 toda la región
real de Og en Basán, que reinó en Astarot y en Edrei —él era el que quedaba del remanente de los refaím— y Moisés se puso a herirlos y a desposeerlos.
13 Y los
hijos de Israel no desposeyeron a los guesuritas ni a los maacatitas, sino que Guesur y Maacat siguen morando en medio de Israel hasta el día de hoy.
14 Fue solamente a la tribu de Leví a la que no dio
herencia. Las ofrendas hechas por fuego de Jehová el Dios de Israel son su herencia, tal como les ha prometido.
15 Entonces Moisés dio una dádiva a la tribu de los
hijos de Rubén por sus familias, 16
y llegó a ser de ellos el territorio desde Aroer, que está en la margen del valle torrencial de Arnón, y la ciudad que está en medio del valle torrencial, y toda la meseta junto a Medebá; 17
Hesbón y todos sus pueblos que están en la meseta, Dibón y Bamot-baal y Bet-baal-meón,
18 y Jáhaz y
Quedemot y Mefaat, 19
y Quiryataim y Sibmá y Zéret-sáhar en la montaña de la llanura baja,
20 y Bet-peor y
las laderas de Pisgá y Bet-jesimot, 21
y todas las ciudades de la meseta y toda la región real de Sehón el rey de los amorreos, que reinó en Hesbón, y a quien Moisés hirió, junto con los principales de Madián, Eví y Réquem y Zur y Hur y Reba, los adalides de Sehón, que moraban en la tierra.
22 Y Balaam hijo de Beor, el
adivino, fue uno a quien los hijos de Israel mataron a espada junto con los que de ellos fueron muertos.
23 Y el
límite de los hijos de Rubén vino a ser el Jordán; y esto, como territorio, fue la herencia de los hijos de Rubén por sus familias, con las ciudades y sus poblados.
24 Además, Moisés hizo una dádiva a la tribu de Gad,
a los hijos de Gad por sus familias, 25
y el territorio de ellos llegó a ser Jazer y todas las ciudades de Galaad y la mitad de la tierra de los hijos de Ammón hasta Aroer, que está enfrente de Rabá;
26 y desde Hesbón hasta
Ramat-mizpé y Betonim y desde Mahanaim hasta el confín de Debir;
27 y, en la llanura baja, Bet-haram y Bet-
nimrá y Sucot y Zafón, el resto de la región real de Sehón el rey de Hesbón, con el Jordán como confín hasta la extremidad del mar de Kinéret del lado del Jordán hacia el oriente.
28 Esta fue la herencia de los
hijos de Gad por sus familias, con las ciudades y sus poblados.
29 Además, Moisés hizo una dádiva a la media tribu
de Manasés, y esta vino a ser de la media tribu de los hijos de Manasés por sus familias.
30 Y el territorio de
ellos llegó a ser, desde Mahanaim, todo Basán, toda la región real de Og el rey de Basán, y todas las aldeas de tiendas de Jaír que están en Basán, sesenta pueblos. 31
Y la mitad de Galaad, y Astarot y Edrei, las ciudades de la región real de Og en Basán, fueron a los hijos de Makir hijo de Manasés, a la mitad de los hijos de Makir por sus familias.
32 Estos fueron los [territorios] que Moisés [les] hizo
heredar, en las llanuras desérticas de Moab del lado del Jordán, frente a Jericó, hacia el oriente.
33 Y a la tribu de los levitas Moisés no dio herencia.
Jehová el Dios de Israel es su herencia, tal como les ha prometido.
14 Ahora bien, esto es lo que los hijos de Israel
tomaron como posesión hereditaria en la tierra de Canaán, que Eleazar el sacerdote y Josué hijo de Nun y los cabezas de los padres de las tribus de los hijos de Israel les hicieron heredar.
2 Su herencia fue por sorteo,
tal como había mandado Jehová por medio de Moisés para las nueve tribus y la media tribu.
3 Porque Moisés
había dado la herencia de las otras dos tribus y de la otra media tribu al otro lado del Jordán; y a los levitas no les dio herencia en medio de ellos.
4 Pues los hijos de
José habían llegado a ser dos tribus, Manasés y Efraín; y a los levitas no se había dado participación en la tierra, salvo ciudades donde morar y sus dehesas para su ganado y su propiedad.
5 Tal como Jehová había
mandado a Moisés, así lo hicieron los hijos de Israel; y procedieron a repartir la tierra proporcionalmente.
6 Entonces los hijos de Judá se acercaron a Josué en
Guilgal, y Caleb hijo de Jefuné el quenizita le dijo: “Tú mismo sabes bien la palabra que Jehová habló a Moisés el hombre del Dios [verdadero] respecto a mí y respecto a ti en Qadés-barnea.
7 Cuarenta años de edad tenía yo
cuando Moisés el siervo de Jehová me envió desde Qadés-barnea para espiar la tierra, y vine trayéndole palabra de vuelta tal como se hallaba en mi corazón.
8 Y
mis hermanos que subieron conmigo hicieron que el corazón del pueblo se derritiera; pero en cuanto a mí, yo seguí plenamente a Jehová mi Dios.
9 En consecuencia,
Moisés juró en aquel día, y dijo: „La tierra en que ha pisado tu pie llegará a ser tuya y de tus hijos como herencia hasta tiempo indefinido, porque has seguido plenamente a Jehová mi Dios‟.
10 Y ahora sucede que
Jehová me ha conservado vivo, tal como prometió, estos cuarenta y cinco años desde que Jehová hizo esta promesa a Moisés cuando Israel andaba en el desierto, y ahora me veo aquí hoy con ochenta y cinco años de edad.
11 Sin embargo, hoy me hallo tan fuerte como el
día en que Moisés me envió. Como era mi poder entonces, así es mi poder ahora para la guerra, tanto para salir como para entrar.
12 Y ahora dame, sí, esta
región montañosa que Jehová prometió en aquel día, porque tú mismo oíste en aquel día que había anaquim allí y grandes ciudades fortificadas. Probablemente Jehová estará conmigo, y ciertamente los desposeeré, tal como Jehová prometió”.
13 Ante eso, Josué lo bendijo y dio Hebrón a Caleb
hijo de Jefuné como herencia. 14
Por eso Hebrón ha llegado a pertenecer a Caleb hijo de Jefuné el quenizita como herencia hasta el día de hoy, por razón de que siguió plenamente a Jehová el Dios de Israel.
15 El
nombre de Hebrón antes de eso era Quiryat-arbá ([dicho Arbá fue] el gran hombre entre los anaquim). Y la tierra no tuvo disturbio de guerra.
15 Y la porción que le tocó en suerte a la tribu de los
hijos de Judá, por sus familias, vino a ser hasta el límite de Edom, el desierto de Zin, hasta el Négueb en su extremo del sur.
2 Y su límite del sur vino a ser desde la
extremidad del mar Salado, desde la bahía que mira hacia el sur.
3 Y salía hacia el sur a la subida de
Aqrabim y pasaba a Zin y subía del sur a Qadés-barnea y pasaba a Hezrón y subía a Addar y daba vuelta a Qarqá.
4 Y pasaba a Azmón y salía al valle torrencial de
Egipto; y resultaba que la terminación del límite daba al mar. Esto vino a ser su límite del sur.
5 Y el límite oriental era el mar Salado hasta el fin del
Jordán, y el límite en el rincón del norte estaba en la bahía del mar, al fin del Jordán.
6 Y el límite subía a Bet-
hoglá y pasaba al norte de Bet-arabá, y el límite subía a la piedra de Bohán hijo de Rubén.
7 Y el límite subía a
Debir desde la llanura baja de Acor y volvía hacia el norte a Guilgal, que está enfrente de la subida de Adumim, que está al sur del valle torrencial; y el límite pasaba a las aguas de En-semes, y su terminación resultaba ser En-roguel.
8 Y el límite subía al valle del
hijo de Hinón a la ladera del jebuseo al sur, es decir, Jerusalén; y el límite subía a la cima de la montaña que mira al valle de Hinón al oeste, que está en la extremidad de la llanura baja de Refaím al norte.
9 Y el
límite estaba trazado desde la cima de la montaña hasta el manantial de las aguas de Neftóah, y salía a las ciudades del monte Efrón; y estaba trazado el límite hasta Baalá, es decir, Quiryat-jearim.
10 Y el límite daba
la vuelta desde Baalá hacia el oeste al monte Seír y pasaba a la ladera del monte Jearim al norte, es decir, Kesalón; y bajaba a Bet-semes y pasaba a Timnah.
11 Y
el límite salía a la ladera de Eqrón al norte, y estaba trazado el límite hasta Sikerón y pasaba al monte Baalá y salía a Jabneel; y resultaba que la terminación del límite daba al mar.
12 Y el límite occidental estaba en el mar Grande y su
sección litoral. Este era el límite todo en derredor, de los hijos de Judá por sus familias.
13 Y a Caleb hijo de Jefuné él dio una parte en medio
de los hijos de Judá por orden de Jehová a Josué, a saber, Quiryat-arbá ([dicho Arbá era] padre de Anaq), es decir, Hebrón.
14 De modo que Caleb expulsó de allí a
los tres hijos de Anaq, a saber, Sesai y Ahimán y Talmai, los nacidos de Anaq.
15 Entonces subió de allí a
donde los habitantes de Debir. (Ahora bien, el nombre de Debir antes de eso era Quiryat-séfer.)
16 Y Caleb
procedió a decir: “Al que hiera a Quiryat-séfer y de veras la tome, ciertamente le daré mi hija Acsá por esposa”. 17
Ante eso, Otniel hijo de Quenaz, hermano de Caleb, la tomó. Por lo tanto él le dio por esposa su hija Acsá. 18
Y aconteció que cuando ella iba a casa, siguió incitando a este a pedir un campo a su padre. Entonces ella palmoteó mientras estaba sobre el asno. Por lo cual le dijo Caleb: “¿Qué quieres?”.
19 De modo que ella dijo:
“Dame una bendición, sí, puesto que es un pedazo de terreno al sur lo que me has dado, y tienes que darme Gulot-maim”. Por consiguiente, le dio Gulot Alto y Gulot Bajo.
20 Esta fue la herencia de la tribu de los hijos de Judá
por sus familias.
21 Y las ciudades al extremo de la tribu de los hijos
de Judá hacia el límite de Edom en el sur llegaron a ser Qabzeel y Éder y Jagur,
22 y Quiná y Dimoná y Adadá,
23 y Quedes y Hazor e Itnán,
24 Zif y Télem y Bealot,
25 y
Hazor-hadatá y Queriyot-hezrón, es decir, Hazor, 26
Amam y Sema y Moladá, 27
y Hazar-gadá y Hesmón y Bet-pélet,
28 y Hazar-sual y Beer-seba y Biziotías,
29 Baalá e Iyim y Ézem,
30 y Eltolad y Kesil y Hormá,
31 y
Ziqlag y Madmaná y Sansaná, 32
y Lebaot y Silhim y Ain y Rimón; todas las ciudades fueron veintinueve, junto con sus poblados.
33 En la Sefelá estaban Estaol y Zorá y Asnah,
34 y
Zanóah y En-ganim, Tapúah y Enam, 35
Jarmut y Adulam, Socoh y Azeqá,
36 y Saaraim y Aditaim y
Guederá y Guederotaim; catorce ciudades y sus poblados.
37 Zenán y Hadasá y Migdal-gad,
38 y Dileán y Mizpé
y Joqteel, 39
Lakís y Bozqat y Eglón, 40
y Cabón y Lahmam y Kitlís,
41 y Guederot, Bet-dagón y Naamá y
Maquedá; dieciséis ciudades y sus poblados.
42 Libná y Éter y Asán,
43 e Iftah y Asnah y Nezib,
44 y
Queilá y Aczib y Maresah; nueve ciudades y sus poblados.
45 Eqrón y sus pueblos dependientes y sus poblados.
46 Desde Eqrón hacia el oeste todo lo que está a lo largo
de Asdod y sus poblados.
47 Asdod, sus pueblos dependientes y sus poblados;
Gaza, sus pueblos dependientes y sus poblados, hasta el valle torrencial de Egipto, y el mar Grande y la región adyacente.
48 Y, en la región montañosa, Samir y Jatir y Socoh,
49 y Daná y Quiryat-saná, es decir, Debir,
50 y Anab y
Estemó y Anim, 51
y Gosén y Holón y Guiló; once ciudades y sus poblados.
52 Arab y Dumá y Esán,
53 y Janim y Bet-tapúah y
Afeqá, 54
y Humtá y Quiryat-arbá, es decir, Hebrón, y Zior; nueve ciudades y sus poblados.
55 Maón, Carmelo y Zif y Jutá;
56 y Jezreel y Joqdeam
y Zanóah, 57
Qayín, Guibeah y Timnah; diez ciudades y sus poblados.
58 Halhul, Bet-zur y Guedor,
59 y Maarat y Bet-anot y
Elteqón; seis ciudades y sus poblados.
60 Quiryat-baal, es decir, Quiryat-jearim, y Rabá; dos
ciudades y sus poblados.
61 En el desierto, Bet-arabá, Midín y Secacá,
62 y
Nibsán y la Ciudad de la Sal y En-guedí; seis ciudades y sus poblados.
63 En cuanto a los jebuseos que estaban morando en
Jerusalén, los hijos de Judá no pudieron expulsarlos; y los jebuseos continúan morando con los hijos de Judá en Jerusalén hasta el día de hoy.
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