Omar Aguilar Trabajo e Interaccion Revista de La Academia

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Trabajo e interacción: la crítica de Habermas a Marx 1 Omar Aguilar N. 2 [en Revista de la Academia Nº3, otoño 1998, pp 77-105] La serie de transformaciones socioculturales que parecen verificarse en las sociedades industriales, así como las rupturas en el paradigma de base de la modernidad, han terminado por la idea sobre el carácter central del trabajo en la constitución de lo humano que había sido asumida por el pensamiento moderno. Si la tan mentada crisis de la modernidad supone de alguna manera también una crisis del trabajo en tanto actividad típicamente humana y en tanto categoría científica, resulta interesante analizar en qué medida la formulación de la teoría social habermasiana -la que a nuestro juicio representa uno de los intentos más claros de asumir las críticas a la modernidad- resitúa la categoría de trabajo. Como es sabido, fue Marx quien elevó la categoría de Trabajo a un lugar de primera importancia dentro de la teoría sociológica, no sólo reconociendo -al igual que lo hiciera la economía política clásica- que constituía el fundamento de todo valor, sino además radicalizando la idea hegeliana del trabajo como proceso de autoproducción donde se revela lo específico del ser humano. Lo importante es que para Marx el trabajo no se reduce a una mera actividad laboral u ocupación sino que ante todo constituye un proceso de autodesarrollo. El trabajo no sería sólo una transformación de la naturaleza sino también involucra una autotransformación del propio ser humano. Si de alguna manera es Marx quien mejor representa las ideas nucleares de la modernidad como un proyecto de emancipación sustentado en la categoría de trabajo social y si, al mismo tiempo, es Habermas quien asume el desafío de las preocupaciones en torno a la crisis de la modernidad; será por lo tanto en una discusión con la teoría marxista del trabajo donde Habermas va a buscar elementos para una reformulación de la teoría social contemporánea. Así, en el programa de investigación habermasiano tiene una importancia central el intento de reconstrucción del marco teórico con el cual Marx elaborara su crítica a la sociedad capitalista. En este contexto, la base de su reconstrucción, como veremos, radica en la introducción de una distinción que Marx -a juicio de Habermas- no fue capaz de elaborar: la distinción entre trabajo e interacción. Este intento de reconstruir el materialismo histórico obedece a una postura crítica de Habermas ante la concepción marxista de la praxis humana, la que según él consistiría más bien en una reducción de esta última a simple techné. 1. RAZÓN Y ACCIÓN Pero ¿cuál ha sido la forma de pensar la praxis?, ¿cuál es la relación que es posible establecer entre razón y acción? El pensamiento clásico concebía tres esferas distintas del ser: la praxis, la teoría y la poiesis. Especialmente en su versión aristotélica, la política conformaba una suerte de continuo con la ética, vale decir, buscaba asegurar un orden de conducta virtuosa entre los ciudadanos de la polis. Esto significa que en la concepción clásica la política tenía una intención práctica, correspondía al mundo de la praxis, y por lo tanto no podía ser considerada como una ciencia (una episteme) ya que los elementos normativos eran parte constitutiva de ella. En este sentido la praxis era uno de las tres formas de conocimientos que identificaba el 1 Este artículo es una adaptación del capítulo II de la tesis para optar al título profesional de sociólogo: Trabajo y acción comunicativa. Un estudio exploratorio de la teoría de Jürgen Habermas, Departamento de Sociología, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Chile, mayo de 1994. 2 Sociólogo y Licenciado en sociología, Universidad de Chile; Magister en sociología, Universidad Católica de Lovaina.

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  • Trabajo e interaccin: la crtica de Habermas a Marx1

    Omar Aguilar N.2

    [en Revista de la Academia N3, otoo 1998, pp 77-105]

    La serie de transformaciones socioculturales que parecen verificarse en las sociedades industriales, as como las rupturas en el paradigma de base de la modernidad, han terminado por la idea sobre el carcter central del trabajo en la constitucin de lo humano que haba sido asumida por el pensamiento moderno. Si la tan mentada crisis de la modernidad supone de alguna manera tambin una crisis del trabajo en tanto actividad tpicamente humana y en tanto categora cientfica, resulta interesante analizar en qu medida la formulacin de la teora social habermasiana -la que a nuestro juicio representa uno de los intentos ms claros de asumir las crticas a la modernidad- resita la categora de trabajo.

    Como es sabido, fue Marx quien elev la categora de Trabajo a un lugar de primera importancia dentro de la teora sociolgica, no slo reconociendo -al igual que lo hiciera la economa poltica clsica- que constitua el fundamento de todo valor, sino adems radicalizando la idea hegeliana del trabajo como proceso de autoproduccin donde se revela lo especfico del ser humano. Lo importante es que para Marx el trabajo no se reduce a una mera actividad laboral u ocupacin sino que ante todo constituye un proceso de autodesarrollo. El trabajo no sera slo una transformacin de la naturaleza sino tambin involucra una autotransformacin del propio ser humano.

    Si de alguna manera es Marx quien mejor representa las ideas nucleares de la modernidad como un proyecto de emancipacin sustentado en la categora de trabajo social y si, al mismo tiempo, es Habermas quien asume el desafo de las preocupaciones en torno a la crisis de la modernidad; ser por lo tanto en una discusin con la teora marxista del trabajo donde Habermas va a buscar elementos para una reformulacin de la teora social contempornea. As, en el programa de investigacin habermasiano tiene una importancia central el intento de reconstruccin del marco terico con el cual Marx elaborara su crtica a la sociedad capitalista. En este contexto, la base de su reconstruccin, como veremos, radica en la introduccin de una distincin que Marx -a juicio de Habermas- no fue capaz de elaborar: la distincin entre trabajo e interaccin. Este intento de reconstruir el materialismo histrico obedece a una postura crtica de Habermas ante la concepcin marxista de la praxis humana, la que segn l consistira ms bien en una reduccin de esta ltima a simple techn.

    1. RAZN Y ACCIN

    Pero cul ha sido la forma de pensar la praxis?, cul es la relacin que es posible establecer entre razn y accin? El pensamiento clsico conceba tres esferas distintas del ser: la praxis, la teora y la poiesis. Especialmente en su versin aristotlica, la poltica conformaba una suerte de continuo con la tica, vale decir, buscaba asegurar un orden de conducta virtuosa entre los ciudadanos de la polis. Esto significa que en la concepcin clsica la poltica tena una intencin prctica, corresponda al mundo de la praxis, y por lo tanto no poda ser considerada como una ciencia (una episteme) ya que los elementos normativos eran parte constitutiva de ella. En este sentido la praxis era uno de las tres formas de conocimientos que identificaba el 1 Este artculo es una adaptacin del captulo II de la tesis para optar al ttulo profesional de socilogo: Trabajo y accin comunicativa. Un estudio exploratorio de la teora de Jrgen Habermas, Departamento de Sociologa, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Chile, mayo de 1994. 2 Socilogo y Licenciado en sociologa, Universidad de Chile; Magister en sociologa, Universidad Catlica de Lovaina.

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    pensamiento clsico, siendo los otros dos los que correspondan al conocimiento terico (la teora); que no tena como objetivo la accin poltico-moral como suceda con el conocimiento prctico (la poltica) sino que persegua la contemplacin, siendo en ese sentido una episteme propiamente tal. El tercer tipo de conocimiento era el conocimiento productivo, la poiesis, que corresponda a la produccin de artefactos tiles (la techn). Esta constelacin de conocimiento prctico, terico y productivo se altera con el advenimiento de la modernidad, especialmente cuando se constituye un discurso pretendidamente cientfico de la poltica3. En el pensamiento clsico, por ejemplo, encontramos los conceptos de teora contemplativa y de techn exenta de teora, sin embargo en la concepcin moderna ellos son reemplazados por los conceptos de teora cientfica y de tecnologa de base terica. A la vez, se transforma el concepto de conocimiento prctico, lo que aparece ya delineado en Hobbes, donde la esfera de lo prctico queda absorbida por la esfera de lo tcnico debido a que un conocimiento adecuado de la naturaleza humana permitira asegurar una ordenacin adecuada de la vida. En este sentido, si para Aristteles la praxis consista en el problema prctico de la vida virtuosa de los ciudadanos de la polis, en el pensamiento moderno el problema es un problema tcnico: cmo regular la interaccin social para asegurar el orden y el bienestar de los ciudadanos del Estado.

    Desde Max Weber se supone que para que la ciencia social aspire a ser realmente ciencia debe asumir como condicin necesaria el supuesto de neutralidad valorativa, es decir, renunciar a los elementos normativos, cuestin que no ocurra con el pensamiento clsico. De esta forma el positivismo -la mejor expresin de esta intencin- llev a cabo una contundente crtica contra los grandes esquemas filosficos normativos que a su juicio eran pura ideologa, tratando de distinguir los hechos de los valores. Supona que en esto continuaba con la tradicin iluminista, sin embargo, en esta ltima tradicin la razn era claramente considerada con una intencin prctica: la emancipacin humana. En la matriz positivista en cambio, la relacin de la razn con la accin, de la teora con la prctica, slo se concibe en trminos del potencial para pronsticos y tecnologa (tal como sucede con las teoras empricas). Vale decir, la razn est limitada en el plano de la teora al empleo desinteresado del mtodo cientfico (la idea de la razn como valorativamente neutral) y en el plano de la prctica est limitada a la aplicacin predictiva y tecnolgica del conocimiento emprico resultante. De este modo la razn se restringe a la Razn Cientfica y su nica relacin con la prctica es la Tcnica. Desde este punto de vista "...aquellos criterios que no puedan plantearse y resolverse en forma de tareas tcnicas no tienen derecho a esperar de la teora ninguna respuesta"4.

    Habermas discute el supuesto carcter neutral del positivismo ya que ste, al privilegiar la racionalidad cientfico-tecnolgica, est reflejando un inters particular, encubre un compromiso con la racionalidad tecnolgica y, de ese modo, toma partido por una forma particular de racionalizacin. Habermas devela el hecho de que el positivismo entiende la prctica slo como la extensin y racionalizacin de nuestro control sobre los procesos naturales y sociales. Para el socilogo alemn, la expresin suprema de la conciencia tecnocrtica es la idea de una organizacin cibernticamente autorregulada de la sociedad. Por otra parte, tampoco le es ajena al positivismo una filosofa de la historia (aunque no lo mencione explcitamente). En efecto, ella descansa en la tesis (cuestionable por cierto) de que los hombres podrn gobernar sus propios destinos en la medida en que se apliquen tcnicas de organizacin social.

    Esta transformacin de las cuestiones prcticas en cuestiones tcnicas se ve reflejado, por ejemplo, en la esfera poltica a travs de los modelos de la decisin racional y los modelos tecnocrticos de la prctica poltica; as como en la cada vez ms dbil creencia en la existencia de una opinin pblica ilustrada, tal como fuera concebida por el liberalismo, modelo en

    3 Cf.. Habermas, J.: "La doctrina clsica de la poltica en su relacin con la filosofa", en Habermas,

    J., Teora y Praxis, Ed. Tecnos, Madrid, 1987. 4 J. Habermas: "Dogmatismo, razn y decisin. Teora y Praxis en la civilizacin cientfica", en J.

    Habermas, op. cit. pg. 298

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    el que la racionalizacin del poder se realizaba mediante una discusin pblica con intencin crtica y garantizada institucionalmente. A esto Habermas propone un modelo de "dialctica de voluntad ilustrada y potencialmente autoconciente", vale decir, una mediacin racional entre progreso tcnico y direccin de la vida social, para lo cual los procesos de toma de decisiones deben quedar basados en una discusin general y pblica libre de dominio

    2. TRABAJO E INTERACCIN: LA CRTICA A MARX

    Marx tambin plantea el tema de la relacin entre la razn y la accin. Desde su punto de vista, y tal como lo expresara en la famosa decimoprimera tesis sobre Feuerbach, los filsofos slo se haban limitado a interpretar el mundo de diversas maneras, cuando de lo que se trataba era de transformarlo. Ahora bien, la concepcin marxista de la praxis humana tiene como eje articulador la nocin de trabajo. La centralidad de esta nocin queda claramente definida en la primera de las tesis sobre Feuerbach, en donde la gran crtica que Marx realiza a todo el materialismo anterior al suyo es que no fue capaz de concebir la praxis como lo que es, vale decir, como aquella actividad sensible humana base de la reproduccin de la especie.

    Como se sabe, para Marx el trabajo humano permite construir el mundo. Esto significa que el hombre slo puede exteriorizar su vida en los objetos reales sensibles. Dicha actividad objetiva representa una realizacin trascendental mediante la cual el hombre construye un mundo en el que la realidad aparece sometida a las condiciones de objetividad de los objetos posibles. Esta realizacin trascendental est enraizada en los procesos reales de trabajo. Tal como seala Marx en El Capital, el trabajo constituye una mediacin entre la naturaleza objetiva y la naturaleza subjetiva, de modo que la naturaleza circundante se constituye en naturaleza objetiva para nosotros gracias al trabajo social.

    Sin embargo, Habermas cree ver en la nocin marxista de trabajo, una concepcin reduccionista de la praxis humana, utilizando como argumento la acentuacin del carcter materialista de la nocin marxista de praxis, tal y como aparece expuesto en el ya famoso prlogo a la Contribucin a la Crtica de la Economa Poltica. En efecto, en este escrito Marx seala que es la produccin material la clave del anlisis de la accin humana pues "...el modo de produccin de la vida material condiciona el proceso de la vida social, poltica y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia."5 A juicio de Habermas, esta afirmacin marxista lleva a soslayar, o al menos a minimizar, la importancia que tiene una dimensin que es tambin parte constitutiva de la praxis: la dimensin simblica o interaccin. Habermas plantear que las dimensiones trabajo e interaccin son irreductibles la una a la otra, cuestin que no logra percibir Marx, con lo cual la nocin de praxis que se sustenta en la tradicin terica marxista, es una nocin eminentemente limitada.

    Este problema de las dimensiones trabajo e interaccin como formas irreductibles de la praxis humana fue elaborado por Habermas recurriendo, al igual como lo hiciera Marx en su momento, a Hegel. Si como vimos fue de este filsofo idealista alemn de quien Marx retoma la idea de la autoproduccin mediante el trabajo, es tambin en l donde Habermas posteriormente cree encontrar las distinciones que le permitirn impugnar la nocin marxista de trabajo como praxis. Para ello Habermas -contrariamente a lo que hiciera Marx- no recurre a la Fenomenologa del Espritu sino a un conjunto de lecciones que Hegel dio en la ciudad de Jena6poco antes de publicar la Fenomenologa. En ellas Hegel distingua tres formas especiales de mediacin entre sujeto y objeto, las que corresponden a tres modos bsicos de relaciones dialcticas:

    5 K. Marx, El manifiesto comunista y otros ensayos, pg.. 215, Sarpe, Madrid, 1983 6 Cf.. J. Habermas: "Trabajo e interaccin. Notas sobre la filosofa hegeliana del perodo de Jena",

    en. J. Habermas, Ciencia y Tcnica como ideologa, Ed Tecnos, Madrid 1989.

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    a) la representacin simblica o dialctica de la representacin; relacin consistente en el sometimiento de la naturaleza a smbolos autogenerados.

    b) el proceso de trabajo o dialctica del trabajo; la que consiste en el sometimiento del poder de la naturaleza por parte del sujeto.

    c) la interaccin sobre la base de la reciprocidad.

    Habermas descubre que Hegel entiende la autoconciencia a partir del contexto de la interaccin en el que se desarrollan acciones complementarias, vale decir, como resultado de una lucha por el reconocimiento. As, la autoconciencia sera producto de la interaccin en la que yo aprendo a verme con los ojos de otro sujeto, es decir, la idea del conocerse en el otro7.

    Hegel entiende la identidad de la autoconciencia no como algo originario sino como algo devenido. Ahora bien, el proceso de formacin del espritu autoconciente va adquiriendo existencia a travs de tres medios constituidos por las tres formas de mediacin sujeto-objeto mencionadas anteriormente. De acuerdo con esto, la autoconciencia se configura a travs del lenguaje, la interaccin y el trabajo, los que constituyen una suerte de triple identidad de la conciencia a la que Hegel denomina conciencia que da nombres (lenguaje), conciencia astuta (trabajo) y conciencia reconocida (interaccin); identidades que se forman en la dialctica de la representacin, del trabajo y de la lucha por el reconocimiento, respectivamente.

    Lenguaje le llama al empleo de smbolos por parte del sujeto solitario que se ve confrontado con la naturaleza y le da nombres a las cosas mediante los smbolos lingsticos. El trabajo, por su parte, es la forma especfica de satisfaccin de las necesidades, que distingue de la naturaleza al espritu existente mediante los instrumentos de trabajo.

    El lenguaje, o mejor dicho la utilizacin de smbolos representativos, es la primera determinacin del espritu abstracto, y adquiere existencia como sistema de una determinada tradicin cultural en la medida que entra en la accin comunicativa. Las dos determinaciones siguientes (trabajo e interaccin) presuponen necesariamente a la primera, lo cual significa que tanto la interaccin como la accin instrumental dependen de las comunicaciones lingsticas. Por una parte, las orientaciones basadas en la reciprocidad (expectativas complementarias de comportamiento) se dan gracias a las significaciones intersubjetivamente vlidas y constantes. La accin instrumental, por su parte, en tanto trabajo social, est inserta en una red de interacciones, por lo que depende de "las condiciones marginales comunicativas de toda cooperacin posible"8. Al respecto Habermas seala que incluso el uso solitario de un instrumento de trabajo (ya no el trabajo propiamente social) se remite igualmente a la utilizacin de smbolos.

    En cuanto a la relacin entre trabajo e interaccin, Habermas plantea que las normas bajo las cuales la accin complementaria queda institucionalizada y adquiere continuidad, son independientes de la accin instrumental, esto es, son irreductibles a esta ltima. As, si bien las reglas tcnicas slo se forman bajo las condiciones de la comunicacin lingstica, no tienen nada en comn con las reglas comunicativas de la interaccin. De ah que no sea posible reducir el trabajo a la interaccin ni sta al primero.

    Esta conexin entre trabajo e interaccin que Hegel enuncia en sus conferencias del perodo de Jena, parece haber sido redescubierta por Marx en la dialctica de fuerzas productivas

    7 Esta idea de que la autoconciencia se constituye sobre la base del reconocimiento recproco es

    muy similar a la idea de George Herbert Mead acerca de que la constitucin del s mismo requiere

    que la persona asuma las actitudes del grupo hacia su propia actividad social organizada. 8 J. Habermas, op. cit. pg. 36

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    y relaciones de produccin. Al menos as lo cree Karl Lwith9, quien seala que Marx rescata de Hegel la idea de la autogeneracin del hombre como proceso e intenta reconstruir el proceso histrico de formacin de la especie humana a partir de las leyes de la reproduccin de la vida social. En este intento descubre el mecanismo que permite la mutacin del sistema social en la contradiccin entre fuerzas productivas y relaciones de produccin, o lo que no es ms que la contradiccin entre el poder de control sobre los procesos naturales acumulado por el trabajo y el marco institucional de interacciones reguladas de forma espontnea y no reflexiva. Sin embargo, a juicio de Habermas, Marx no fue capaz de explicar la conexin entre trabajo e interaccin sino que bajo el trmino ambiguo de "prctica social", redujo lo uno a lo otro, vale decir, la interaccin o accin comunicativa a la accin instrumental10. De todos modos, Habermas seala que si bien en el plano de las categoras la autoconstitucin mediante el trabajo social es concebida como proceso de produccin, no es menos cierto que en el plano de las investigaciones concretas, Marx concibe una prctica que s comprende el trabajo y la interaccin11.

    Habermas seala que en esta reduccin del concepto de praxis, Marx basaba la posibilidad de otorgarle un carcter cientfico a su crtica de la sociedad capitalista, sin embargo ello sera la causa de que en la obra del pensador revolucionario se de una tensin no resuelta entre el sujeto y la estructura, vale decir, entre el reductivismo y el cientificismo de su teora y el carcter dialctico de su investigacin social concreta.

    Sin embargo, parecen haber suficientes evidencias como para pensar que Marx no fue tan ingenuo como para soslayar la importancia de los procesos de interaccin simblica, lo que se reflejara precisamente en el nfasis que pone en el carcter social del trabajo. Muy por el contrario a lo que pudiera creer Habermas, fue justamente Marx quien impugn la nocin reduccionista de trabajo al percatarse que la produccin material se desenvuelve histricamente bajo determinadas relaciones sociales. No de otro modo se entiende la tesis acerca de la dialctica entre fuerzas productivas y relaciones de produccin. No obstante, a Habermas no parece bastarle dicho reconocimiento, pues insiste en que Marx reduce una dimensin a la otra al reducir el acto de autoproduccin humana al trabajo.

    Esta tensin fue enfrentada por los marxistas posteriores, especialmente a partir del problema planteado por Weber acerca de los procesos de racionalizacin. Destaca aqu el intento de Lukcs quien retom el planteamiento weberiano de la racionalizacin y lo integr a la crtica de la Economa Poltica 12. Segn el pensador hngaro, el proceso de racionalizacin occidental deriva en un proceso de cosificacin de la conciencia, fenmeno que a su vez no es ms que la expresin de un proceso ms amplio que ya Marx haba sealado en su crtica a la Economa Poltica. Lukcs cree que la clave para entender el carcter que sigue la racionalizacin occidental se encuentra en el penetrante anlisis que Marx realiza en El Capital sobre el fetichismo de la

    9 Cf.. J. Habermas, op. cit. 10 Esta reduccin de la praxis al trabajo, entendido como produccin material, tambin cree

    observarlo Habermas en la famosa 'Introduccin del 57', especialmente donde se asume que el

    proceso de reproduccin de la sociedad es un proceso circular basado en la produccin. Segn

    esto, el consumo y la distribucin (mediados simblicamente) aparecen como momentos de la

    produccin. As, en la relacin de la distribucin con la produccin se capta la relacin del marco

    institucional con la accin instrumental. Cf.. J. Habermas, Conocimiento e inters, Ed. Taurus,

    Madrid, 1990. 11 Cf.. J. Habermas, op. cit. 12 Cf.. G. Lukcs, "La cosificacin y la conciencia del proletariado", en G. Lukcs, Historia y

    conciencia de clase, pgs. 123-266, Grijalbo, Barcelona, 1978.

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    Ya Lukcs buscaba recuperar el marxismo como teora crtica, pues de acuerdo con el pensador hngaro, el marxismo no es una ciencia positiva, no es sociologa sino que es una teora crtica, una teora que critica las formas de objetivacin de la sociedad capitalista y que descubre al sujeto que construye esas objetivaciones. De ah que Lukcs retorne a la dialctica hegeliana

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    mercanca. Es esto lo que subyace al fenmeno de la cosificacin de la conciencia expresivo del carcter que asume el proceso de racionalizacin occidental. Segn Marx, el fenmeno del fetichismo de la mercanca consiste en que el carcter social del trabajo humano es proyectado ante los hombres como si fuese una caracterstica material de los mismos productos del trabajo, de manera tal que la relacin social que media entre los productores y el trabajo social aparece como una relacin entre objetos. Desde este punto de vista, el fenmeno de la cosificacin se refiere a la objetivacin y prdida de sentido del sujeto en un mundo despojado de su carcter intersubjetivo, que aparece slo como un mundo constituido de objetos, vale decir, un mundo cosificado. Lukcs retoma el anlisis del fetichismo de la mercanca, en especial la universalizacin de la relacin mercantil, y descubre que en la medida en que la forma mercanca sea la forma constitutiva y dominante de la sociedad, el espacio social deja de ser un espacio de intersubjetividad para convertirse slo en un espacio de objetividades en el que el sujeto se pierde a s mismo a travs del propio intercambio mercantil, vale decir, del intercambio de valores de cambio y no de valores de uso. Desde este punto de vista, el modelo clsico de la fetichizacin lo constituye la transformacin del trabajo en mercanca mediante un proceso de abstraccin real que va despojando al trabajo de todas sus propiedades cualitativas humanas. En la estructura de la relacin mercantil se encontrara el prototipo de todas las formas de objetividad y de subjetividad que se dan en la sociedad burguesa.

    Esta imagen de la economa mercantil es semejante a la imagen que Weber tena de la economa, especficamente en cuanto al fenmeno de exclusin del sujeto del espacio econmico, espacio que es objetivo y no subjetivo. El pensador hngaro, al igual que el socilogo alemn, hace coincidir la cosificacin con la racionalidad instrumental. Si el otro es solamente un objeto, pasa a ser simplemente un medio para realizar mis propios fines, por lo tanto, la realidad intersubjetiva se elimina. De este modo, es la universalizacin de la forma mercanca lo que est a la base de la extensin de la racionalidad instrumental, y por lo tanto es la destruccin de la sociedad capitalista la premisa para superar la racionalidad instrumental y la cosificacin de la conciencia. Esta hiptesis resulta congruente con una concepcin integral del trabajo humano, en el sentido que en l quedan incorporadas tanto la dimensin simblica como la dimensin instrumental que Habermas logra distinguir tan precisamente. El problema es que asume que en Marx se reduce la segunda a la primera, cuando tanto en el l como en Lukcs se intenta demostrar cmo bajo una particular forma de rgimen social -el capitalismo- el trabajo presenta una mutilacin de su dimensin interaccional debido al imperio de la categora mercantil en la coordinacin de las relaciones sociales.

    Este tema fue retomado posteriormente por la Escuela de Francfort, cuyos intelectuales criticaban el supuesto de que el propio desarrollo interno del capitalismo iba a ser capaz de crear las condiciones objetivas y subjetivas para una transformacin de la sociedad. Estos autores, especialmente Horkheimer y Adorno, advertan que este proceso de cosificacin o reificacin invade tambin la conciencia del proletariado, lo que se expresa en la incapacidad del proletariado de los pases capitalistas avanzados por desarrollar una praxis revolucionaria que permitiera superar la sociedad capitalista. Desde este punto de vista, los procesos de cosificacin no se limitan slo al plano de la conciencia sino que invaden tambin el plano de la cultura, fenmeno que se expresa en la aparicin de la cultura de masas. La conciencia del proletariado queda prisionera de la cultura de masas y, por lo tanto, la capacidad de transformacin y superacin de las objetivaciones de la sociedad capitalista quedaran radicadas en las minoras extrasistema, marginales a esa cultura de masas. De ah que Horkheimer y Adorno pongan el acento en la dimensin cultural, lo que permitira que las contradicciones estructurales del capitalismo llevaran a una transformacin revolucionaria de la sociedad. Ello supone a su vez superar el cientificismo que termin primando en el marxismo para poder establecer la teora marxista como crtica y no como ciencia (contrariamente a lo que esperaba el propio Marx).

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    mediante los conceptos de totalidad y de contradiccin, totalidad entendida como la reconciliacin entre sujeto y objeto. Debido a que toda forma de objetivacin elimina al sujeto, y es por lo tanto portadora de contradiccin, es necesario pensar en trminos de totalidad. Para los tericos de la Escuela de Francfort, herederos de la tradicin marxista que proviene de Lukcs, el progreso llev a una liberacin de la necesidad material (en el plano de la produccin), sin embargo en el plano de las relaciones entre los hombres no se avanz en la misma direccin, siendo el costo de ello la cosificacin de la conciencia. Por eso es que para ellos la emancipacin humana propiamente tal pasa por una ruptura con la racionalidad instrumental.

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    3. TRABAJO Y ESTRUCTURA INSTRUMENTAL DE LA ACCIN

    Este carcter universal que asume la racionalidad instrumental se expresa con mayor claridad en el carcter que la ciencia y la tcnica adquieren en las sociedades modernas. Fue Herbert Marcuse quien profundiz en la crtica al papel que cumple la tcnica en la sociedad capitalista, fundamentando su crtica al capitalismo en su anlisis del fenmeno de compromiso poltico que oculta la ciencia y la tcnica en la sociedad burguesa.

    Marcuse comienza con una crtica al concepto de racionalidad tal y como aparece en la teora weberiana porque, a su juicio, tras el carcter meramente formal de la nocin weberiana de racionalidad se esconden cuestiones sustantivas, especficamente una situacin de dominacin poltica, la que se oculta tras la Razn Tcnica. Para este pensador alemn, la propia tcnica encierra un proyecto histrico de dominacin, y por lo tanto, constituye en s una ideologa. Dicho proyecto, para ser superado, supone la superacin de la propia tcnica y de la propia ciencia, lo que depende de la posibilidad de constituir una suerte de tcnica y ciencia alternativas.

    Por otra parte, la gente no se da cuenta del poder dominador que encierra la tcnica porque sta se legitima "tcnicamente"; as por ejemplo, la propia emancipacin humana puede ser refutada como "tcnicamente" imposible, o a lo menos no aconsejable. En este sentido pareciera ser que tampoco se puede esperar que las relaciones sociales de produccin (que son relaciones de dominacin) puedan ser superadas por la va de la contradiccin en que entran con las fuerzas productivas, y ello debido a que esas relaciones de produccin son tambin legitimadas como una forma de organizacin tcnicamente necesaria en una sociedad racionalizada13.

    Como vemos, Marcuse ve que la racionalizacin esconde una dominacin poltica pues existe una relacin estrecha entre la Tcnica y la Dominacin. La Razn legitima ideolgicamente la dominacin poltica y se constituye en un instrumento para su perfeccionamiento, por eso la emancipacin requiere de una ruptura radical con lo que Marcuse llama el pensamiento "unidimensional"14. Ahora bien, a diferencia de Marcuse, Habermas no cree que la tcnica y la ciencia sean superables histricamente porque no cree que ellas puedan ser reducidas a proyecto histrico alguno. An si as lo fuera, sera un "proyecto" de la especie humana en su conjunto y por lo tanto no superable histricamente. Al respecto Habermas se basa en las ideas del clebre pensador Arnold Gehlen15 para demostrar que aunque las formas histricas especficas de la ciencia y de la tcnica dependen de relaciones institucionales que son variables, sus estructuras lgicas bsicas se fundan en la misma naturaleza de la accin racional con arreglo a fines, lo que significa que existira una conexin inmanente entre la tcnica y la

    13 Recurdese la crtica similar que Franz Hinkelammert realiza a la metodologa weberiana,

    especficamente a la derivacin de estructuras de valores en nombre de la ciencia, lo que llevara a

    la fundamentacin de la poltica como arte de lo (tcnicamente) posible. Cf.. F. Hinkelammert,

    Democracia y Totalitarismo, Amerinda Estudios, Santiago, 1987. 14 H. Marcuse, El hombre unidimensional, Seix Barral, Barcelona, 1968. 15 A. Gehlen: La tcnica vista por la antropologa, en A. Gehlen, Antropologa filosfica, Paids, Buenos Aires, 1993.

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    estructura de la accin racional con arreglo a fines. De acuerdo con esto, la tcnica sera una objetivacin del mencionado tipo de accin racional pues "el hombre habra proyectado uno a uno a nivel de los medios tcnicos los componentes elementales del crculo funcional de la accin racional con arreglo a fines, que inicialmente radican en el organismo humano, descargndose de esta forma de las funciones correspondientes".16

    Con esto Habermas se ubica claramente en una posicin distinta a la de los pensadores de la Escuela de Francfort. A su juicio, estos pensadores expresaban ms bien un rechazo romntico de la ciencia y de la tcnica como tales. Pero como la evolucin de la tcnica obedece a una lgica que responde a la estructura de la accin racional con arreglo a fines orientada al xito, no sera posible renunciar a la tcnica tal como la conocemos, a no ser que primero cambie la propia organizacin de la naturaleza humana y no necesitemos del trabajo social para nuestra reproduccin como especie mediante los medios que representa la tcnica y que sustituyen al trabajo. Desde esta perspectiva, para Habermas el problema no es tanto la Razn Tcnica como tal sino ms bien su universalizacin, esto es, la ausencia de un concepto ms comprensivo de razn.

    Pareciera ser que Marcuse no est pensando exactamente en un trabajo social y una tcnica alternativa sino que ms bien en una actitud distinta frente a la naturaleza. As, por ejemplo, y tal como nos lo seala la antropologa moderna, ciertos pueblos no consideran a la naturaleza como objeto sobre el que hay que actuar sino como un interlocutor en la interaccin17. Sin embargo, a juicio de Habermas, ello podra ocurrir si primero los sujetos "comunican sin coaccin", vale decir, slo cuando el hombre acepte a otro hombre como 'un legtimo otro en la convivencia'18, podra reconocer a la naturaleza como sujeto de interaccin.

    Esto ltimo hace referencia a una estructura alternativa de la accin: la interaccin simblicamente mediada o accin comunicativa, que es distinta a la accin racional con arreglo a fines. Sin embargo, a juicio de Habermas, esos dos distintos proyectos son proyecciones del trabajo y del lenguaje, y en ese sentido son proyectos de la especie humana en su totalidad y no de una determinada poca, clase o situacin.

    A partir de esta crtica a Marcuse, Habermas intenta reformular el esquema weberiano de la racionalizacin para lo cual utiliza un marco categorial distinto partiendo de esta distincin entre trabajo e interaccin.

    Por trabajo o accin racional con arreglo a fines Habermas entiende en sentido amplio:

    i) la accin instrumental propiamente tal, vale decir, la que se orienta por reglas de carcter tcnico que descansan sobre el saber emprico, reglas que implican pronsticos sobre sucesos observables que pueden resultar verdaderos o falsos.

    ii) La accin estratgica, vale decir, la que se orienta por estrategias que descansan en un saber analtico, las que implican deducciones de reglas de preferencias (sistemas de valores) y mximas generales de decisin. Estos enunciados pueden estar bien o mal deducidos.

    16 J. Habermas, op. cit. pgs. 61-62 17 Cf.. Van Kessel y Condori, Criar la vida: trabajo y tecnologa en el mundo andino, Vivarium,

    Santiago, 1992. 18 En el sentido que da Humberto Maturana a esta expresin. Cf.. H. Maturana y F. Varela, El rbol

    del conocimiento, Editorial Universitaria, Santiago, 1990.

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    La accin racional con arreglo a fines, entonces, se rige por reglas tcnicas y reglas de preferencia y mximas de decisin. Consiste en la evaluacin de elecciones alternativas y la organizacin de los medios adecuados para la obtencin de fines. Este tipo de accin est sancionada por el xito o el fracaso ante la realidad.

    Por lo tanto, en el mbito del Trabajo o accin racional con arreglo a fines, Habermas distingue entre accin estratgica y accin instrumental con el propsito de separar analticamente los criterios de eleccin racional de los criterios de adecuacin tcnica. Sin embargo, a juicio de un crtico de Habermas19, la decisin racional y la aplicacin de medios tcnicamente adecuados parecen constituir ms bien dos momentos de la accin racional con arreglo a fines y no tipos distintos de accin.

    La interaccin o accin comunicativa, en cambio, corresponde a la interaccin simblicamente mediada, es decir, aquella que est orientada por normas intersubjetivamente vinculantes que definen expectativas recprocas de comportamiento y que deben ser entendidas y reconocidas a lo menos por dos sujetos. El sentido de estas normas se objetiva en la comunicacin lingstica cotidiana, en la intersubjetividad del acuerdo sobre intenciones, y viene asegurada por el reconocimiento general de obligaciones. En este tipo de accin fundada en el entendimiento intersubjetivo, las sanciones son de tipo convencional.20

    Pareciera ser que la idea que subyace a esta distincin establecida por Habermas es que la accin racional con arreglo a fines no est gobernada por normas sociales, es decir, que no sera una accin social propiamente tal. Sin embargo, es claro que en la accin racional los fines quedan definidos y son perseguidos en un contexto social. En otras palabras, la accin instrumental no est exenta de normas y convenciones sociales, vale decir, no est carente de mediacin simblica. Esto significara que Habermas no ha comprendido bien a Marx pues en l el concepto clave es el concepto de trabajo social, vale decir, la produccin material que est simblicamente mediada. En la misma direccin apuntan los conceptos marxistas de produccin social y, en trminos ms generales, la nocin de prctica social. Ahora bien, Habermas no parece desconocer que uno de los rasgos esenciales del trabajo humano es la mediacin simblica. Al respecto reconoce que la accin racional con arreglo a fines est inserta dentro de una trama de interacciones, pero se centra en los elementos "tarea" de las acciones y de los sistemas de accin. De este modo lo que Habermas tematiza es la orientacin medio-fin de la accin, el conocimiento tcnico y los procedimientos de decisin en que la accin se basa, su grado de xito en la realidad, vale decir, en la economa y eficiencia con que se emplean los medios para realizar fines especficos.

    Por otro lado, reconoce que la interaccin supone tambin expectativas relativas al cumplimiento de tareas, sin embargo, a su juicio, es posible centrarse en la estructura intersubjetiva de la accin o de los sistemas de accin, poniendo el acento en las normas consensuales, las expectativas recprocas, y el entendimiento recproco en que se funda la intersubjetividad de la accin.

    19 T. M

    cCarthy, La teora crtica de Jrgen Habermas, Editorial Tecnos, Madrid, 1987

    20 Esta distincin se asemeja a la distincin durkheimiana entre reglas de carcter tcnico y reglas

    de carcter social. En las primeras la relacin entre acto y consecuencias es analtica, emprica, es

    decir, la violacin de una regla tcnica genera consecuencias contenidas en las caractersticas del

    acto mismo. En cambio en las reglas sociales el lazo entre acto y consecuencias es de carcter

    sinttico (en trminos kantianos), vale decir, no existe una relacin emprica entre el carcter de

    determinado acto y su consecuencia. En este caso entre el acto y la pena est la sociedad (la

    caracterstica del derecho represivo)

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    Es posible tambin distinguir entre diferentes tipos de accin mediante un examen de qu aspectos o componentes de un complejo son los predominantes. As por ejemplo existen esferas de accin en las que predomina el aspecto de consecucin de fines (los elementos "tarea") y otras en las que predominan las relaciones interpersonales por sobre la persecucin eficiente de fines. No es lo mismo un grupo de obreros reunidos para cavar una zanja que ese mismo grupo de obreros reunidos en un bar despus de su faena.

    De este modo, el trabajo o accin racional con arreglo a fines se refiere a las acciones o sistemas de accin en los que predominan los elementos de decisin racional y de utilizacin instrumentalmente eficiente del conocimiento tecnolgico. Esta accin est ligada tambin a normas consensuales (las reglas del juego) y tiene lugar en un plano de intersubjetividad (los jugadores son sujetos capaces de seguir sus propias estrategias) pero la persecucin calculada de los intereses individuales predomina sobre las consideraciones de reciprocidad.

    La interaccin en cambio, se refiere a la accin o subsistemas de accin en los que predominan los momentos de complementariedad y de consenso. Lo importante aqu es que la orientacin est basada en funcin de una reciprocidad basada en el entendimiento mutuo.

    Mediante esta distincin entre trabajo o accin racional con arreglo a fines e interaccin o accin comunicativa, es posible distinguir los sistemas sociales segn predomine en ellos la primera o la segunda clase de accin. Al respecto Habermas seala que el marco institucional de una sociedad est compuesto de las normas que dirigen las interacciones lingsticamente mediadas. Pero hay subsistemas en los que se institucionalizan acciones racionales con arreglo a fines, ejemplo de ello es lo que sucede con el sistema econmico y el sistema poltico. En otros subsistemas, en cambio, descansan las reglas morales de la interaccin, como por ejemplo en la familia y el sistema de parentesco en general. De este modo, la sociedad se articula en dos instancias: por una parte el marco institucional y por otra los subsistemas de accin racional con arreglo a fines que se insertan en dicho marco. En las sociedades tradicionales por ejemplo, los subsistemas de accin racional con arreglo a fines, debido al escaso desarrollo de las fuerzas productivas, no constituyeron amenaza alguna para el marco institucional, el que reposaba sobre el fundamento legitimador de las interpretaciones mticas del mundo. As, las sociedades tradicionales subsisten mientras la evolucin de los subsistemas de accin racional con arreglo a fines se mantienen dentro de los lmites de la eficacia legitimadora de las tradiciones culturales, vale decir, mientras exista una preeminencia del marco institucional por sobre el nivel sistmico.

    Sin embargo, la racionalizacin social que experimentaron las sociedades modernas tiene repercusiones importantes sobre su marco institucional. En el caso de la moderna sociedad capitalista, los subsistemas de accin racional con arreglo a fines llegan a tener preeminencia sobre el marco institucional. En efecto, cuando el sistema de produccin capitalista otorga al sistema econmico un mecanismo regular que asegura un crecimiento de la productividad, queda institucionalizada la innovacin tecnolgica. As, la forma de produccin capitalista puede ser entendida como 'un mecanismo que garantiza una extensin permanente de los subsistemas de accin racional con arreglo a fines'21socavando de esta forma la tradicional superioridad del marco institucional frente a las fuerzas productivas. Con esto el capitalismo trae consigo una legitimacin que a partir de entonces descansa en el propio trabajo social, con lo cual el dominio poltico deja de ser legitimado 'desde arriba' y pasa a ser legitimado 'desde abajo', o en otras palabras, que la legitimacin del marco institucional queda ligada de forma inmediata con el sistema de trabajo social.

    A juicio de Habermas, la superioridad del modo de produccin capitalista descansa en los dos hechos ya indicados, vale decir, en la instauracin de un mecanismo econmico que garantiza la ampliacin de los subsistemas de accin racional con arreglo a fines y en la creacin

    21 J. Habermas, J., Ciencia y Tcnica como ideologa, pg. 74, Ed. Tecnos, Madrid, 1989.

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    de una legitimacin econmica bajo la que el sistema de dominacin puede adaptarse a las nuevas exigencias de racionalidad que comporta el progreso de esos subsistemas (que no es otra que la versin weberiana de la racionalizacin).

    A partir de este anlisis de los dos niveles en que se articula la sociedad, Habermas hace un diagnstico de la modernidad que ser posteriormente enriquecido en su teora de la accin comunicativa. Haciendo uso de las distinciones desarrolladas hasta aqu Habermas afirma que con el advenimiento de la modernidad los subsistemas de accin racional con arreglo a fines, o mejor dicho, la racionalidad que a ellos les subyace, va penetrando los mbitos institucionales de la sociedad. As, por ejemplo, las legitimaciones tradicionales se vuelven criticables desde el punto de vista de esa racionalidad, lo que conduce a una reconstruccin de las interpretaciones tradicionales del mundo.

    Marx tena razn al vislumbrar en el trabajo un potencial de racionalizacin pues efectivamente el modelo de la evolucin sociocultural de la especie ha estado determinada desde un principio por un creciente poder de disposicin tcnica sobre las condiciones externas de existencia, por un lado, pero por otro, por una adaptacin ms o menos pasiva del marco institucional a la extensin de los subsistemas de accin racional con arreglo a fines. Es este tipo de accin racional la forma de adaptacin activa que distingue la autoconservacin humana de la conservacin de las dems especies animales. Esto significa que sabemos cmo someter a control las condiciones fundamentales de la vida, vale decir, acomodamos el entorno a nuestras necesidades pero no nosotros al entorno.

    Esta distincin entre trabajo o accin racional con arreglo a fines e interaccin o accin comunicativa, le sirve a Habermas para hacer referencia a los aspectos de un todo complejo: bajo la categora Trabajo tematiza cuestiones relativas al dominio tcnico del entorno natural y social. Bajo la categora de Interaccin tematiza cuestiones relativas a las relaciones sociales entre individuos que comunican entre s (relaciones morales).

    Con ello, Habermas pretende haber superado la insuficiencia del anlisis que Marx realizara sobre la interdependencia dialctica entre las fuerzas productivas y las relaciones de produccin y que lo llevara a reducir la accin comunicativa a la instrumental. El que ambas dimensiones de la praxis humana sean irreductibles significa que "la emancipacin con respecto al hambre y la miseria no converge necesariamente con la emancipacin con respecto a la servidumbre y la humillacin, ya que no se da una conexin evolutiva automtica entre el trabajo y la interaccin"22, vale decir, el progreso cientfico-tcnico (el desarrollo de las fuerzas productivas) no conduce por s mismo a la emancipacin humana, al control autoconciente del proceso de la vida social, sino que esto corresponde al proceso de emancipacin de la sociedad respecto de la coaccin de la naturaleza pero no significa una sustitucin de las relaciones de dominacin por relaciones comunicativas23.

    Como es posible apreciar, Habermas utiliza indistintamente en los escritos de este periodo los trminos de trabajo y accin racional con arreglo a fines para referirse a un mismo mbito de la accin humana. En este sentido, tanto los tipos de accin instrumental como estratgica quedan subsumidos bajo la forma ms general de trabajo. Esto significa que Hegel, contrariamente a la tradicin hegeliano-marxista no concibe al trabajo como aquella actividad que no slo permite al hombre emanciparse de la naturaleza sino que adems le permite a travs de l autodesarrollarse y dotar de sentido al mundo. Por lo tanto son los propios procesos de

    22 J. Habermas, J. op. cit. pg. 51 23 El fracaso de los socialismos reales podra explicarse en parte por la identificacin que se haca

    entre el progreso tcnico y la emancipacin poltica y al desconocimiento de los nexos que se

    establecen entre la racionalidad de la tcnica y la racionalidad de la dominacin.

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    racionalizacin contenidos en el trabajo los que terminan por configurar los mbitos sistmicos que llegan a sustituir al propio marco institucional. Como se ve, ya en esta primera formulacin habermasiana, no es el trabajo el que sufre en carne propia los procesos de racionalizacin instrumental sino que es l mismo la fuente de tales procesos. Por lo tanto, ni la alienacin ni la cosificacin del trabajo seran consecuencias negativas que afectan al trabajo sino que ellos son manifestaciones de el compromiso inmanente que existe entre el trabajo y la estructura de la accin racional con arreglo a fines. La racionalizacin del trabajo bajo sus aspectos instrumentales y estratgicos vendra a ser la nica posible, quedando en el mbito de la interaccin comunicativa la posibilidad de racionalizar las acciones y la sociedad bajo aspectos no instrumentales. Creemos que con estas operaciones de distincin Habermas contribuye a hacer abandono de la centralidad que la categora de trabajo tuvo en la teora social moderna, en especial bajo la tradicin que arranca de Hegel y Marx. Sin embargo an resta completar la tarea de reconstruccin del materialismo histrico, tarea que Habermas emprende apoyado en la distincin primaria entre trabajo e interaccin, cuyas conexiones no pudieron ser esclarecidas ni por Hegel ni por Marx. El primero porque qued prisionero de su sistema idealista y el segundo porque limit el concepto materialista de sntesis entre hombre y naturaleza al marco categorial de la produccin.

    4. LA RECONSTRUCCIN DEL MATERIALISMO HISTRICO

    Como hemos visto, con el concepto de trabajo Habermas comprende el proceso a travs del cual el que el hombre se emancipa de la naturaleza. lo que en otras palabras corresponde al desarrollo de las fuerzas productivas como funcin del desarrollo del conocimiento tcnicamente explotable y de su aplicacin. Con el concepto de interaccin, en cambio, comprende las relaciones sociales entre individuos capaces de comunicacin. Al insistir en la irreductibilidad de trabajo e interaccin evita la fusin entre techn y praxis, de progreso tcnico y comportamiento racional en la vida, con lo cual asume que la racionalizacin no significa necesariamente emancipacin. Una cosa son los ideales de dominacin tcnica de la historia y otra muy distinta la aspiracin a emanciparse de las fuerzas cuasi-naturales de la dominacin poltica y social. Los medios para realizar una cosa y otra tambin difieren radicalmente.

    Como hemos podido apreciar, Habermas impugna el concepto marxista de praxis por considerarlo reductivista. Esta reduccin obedecera a la creencia de Marx de que la "actividad sensible humana" se reduce al trabajo, lo que deja fuera una dimensin tan importante como la de interaccin. Ya sealaremos algunos alcances respecto a esta supuesta reduccin de praxis a techn por parte de Marx y a lo que nosotros consideramos la lectura reduccionista que Habermas hace a su vez del concepto marxista de trabajo. Sin embargo, y como veremos a continuacin, esa impugnacin le sirve a Habermas para intentar acometer una reconstruccin de la teora de Marx.

    El proyecto de teora social de Habermas apunta, entre otras cosas, a intentar integrar categoras y supuestos de la teora de la accin con elementos de la teora de sistemas, cuestin que consigue posteriormente con su teora de la accin comunicativa, que le permite construir un concepto de sociedad articulado en dos niveles, correspondientes a los dos niveles en que se mueven la teora de la accin y la teora de sistemas. Sin embargo, en este intento temprano, Habermas utiliza como marco de referencia una teora de la evolucin social inspirada en el materialismo histrico de Marx, para lo cual se hace necesario reconstruir dicha teora, vale decir, descomponer y volverla a componer con el objetivo de lograr el fin que la propia teora persigue. La necesidad de reconstruir el materialismo histrico la ve Habermas en varios de los problemas con que se top esta teora, entre los cuales cabe sealar la inadecuacin de sus fundamentos filosficos y metodolgicos, especialmente el carcter fuertemente objetivista (positivista hasta cierto punto) que toma en la versin ms ortodoxa del marxismo. En segundo lugar, Habermas constata que existen dificultades analticas y empricas en los conceptos, supuestos y modelos explicativos especficos del materialismo histrico. Por ltimo, en su intento de fortalecer la teora crtica, se da cuenta que no existe claridad acerca de los fundamentos normativos de tal teora.

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    Para superar tales dificultades Habermas emprende la reconstruccin del materialismo histrico, reconociendo el carcter de teora de la evolucin social que ella encierra24. Con esto se conseguira un nivel de anlisis en el que resulte aprehensible la conexin entre estructuras normativas y problemas de control sistmico, y que permitira distinguir claramente las estructuras esenciales para la subsistencia del sistema y diferenciarlas de otros elementos que pueden cambiar sin que el sistema pierda su identidad.

    Esta pretensin de reconstruir el materialismo histrico se da en torno a dos conceptos bsicos: el concepto de trabajo social y el concepto de historia de la especie; y en torno a dos supuestos bsicos: la teora de la base y la superestructura y la dialctica de las fuerzas productivas y las relaciones de produccin.

    Como ya sealamos anteriormente, para Marx, el trabajo socialmente organizado es la forma especfica en que los hombres, a diferencia de los animales, reproducen su vida. "Podemos -seala Marx- diferenciar a los hombres de los animales por la religin y por cuanto se quiera. Los hombres empiezan a diferenciarse de los animales cuando empiezan a producir sus medios de subsistencia..."25. Este concepto de trabajo posee un aspecto fsico y un aspecto sociolgico. El aspecto fsico est dado por el gasto de energa y la transformacin de energas en el mbito de la naturaleza exterior. El aspecto sociolgico, por su parte, est dado por la transformacin de la materia con arreglo a fines y segn las reglas de la accin instrumental, aspecto que supone la cooperacin social de los diversos individuos.

    Aqu se puede apreciar que al igual que Marx, tampoco Habermas desconoce el carcter social del trabajo; sin embargo para este ltimo, estas mediaciones simblicas en las que se da el trabajo no ocultan lo esencial del mismo, esto es, que representa una accin racional orientada a un fin. De este modo, el concepto de trabajo social incluye las reglas de accin instrumental conforme a las cuales los individuos elaboran la materia racionalmente con arreglo a fines, en este caso con un fin productivo. Tambin incorpora las reglas de accin estratgica mediante las cuales los individuos coordinan sus acciones instrumentales. Por ltimo, este concepto de trabajo social tambin incluye las reglas de accin comunicativa, vale decir, las normas sociales que regulan la distribucin de los medios de subsistencia, lo que ubica a la interaccin fuera de la funcin productiva propiamente tal.

    Ahora bien, segn Habermas, es preciso preguntarse si efectivamente este concepto de trabajo social caracteriza suficientemente la forma de reproduccin de la vida humana. La pregunta que es necesario formularse aqu es qu es una forma humana de vida?, delimitando la evolucin orgnico-cultural (la especie evoluciona) de la evolucin propiamente social (la sociedad evoluciona). La respuesta que da Habermas es que este concepto de trabajo social no es suficiente para caracterizar la forma especficamente humana de reproduccin de la vida, por cuanto se descubre a la luz de los avances de la antropologa, que el trabajo socialmente organizado arranca de ms atrs en la escala evolutiva de lo que Marx supona.

    En efecto, lo que distinguira al homo sapiens sera no la economa sino la familia. En este sentido, el homo sapiens alcanza la produccin de la vida humana cuando la economa de la caza es complementada con una estructura social familiar. Entre los dems vertebrados la estructura social constaba de una ordenacin unidimensional de rangos en la que cada animal tena un nico status en la jerarqua. En cambio, entre los humanos dicha estructura se rompe con el surgimiento de la organizacin familiar. El sistema familiar le permiti al adulto macho combinar un status en el sistema de machos que constituyen la horda cazadora, con un status en el sistema de hembras y cras, mediante el rol de padre, lo que constituye el ncleo de la estructura familiar.

    24 Cf.. J. Habermas, La reconstruccin del materialismo, Ed Taurus, Madrid, 1983. 25 K. Marx, Sociologa y filosofa social (seleccin de T. B. Bottomore y M. Rubel), Ediciones

    Pennsula, Barcelona, 1967.

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    As, las funciones del trabajo social quedaron integradas con las funciones domsticas (cuidado de las cras) y las funciones de caza, reservadas al macho, quedaron coordinadas con las de recoleccin, reservadas a la hembra. En sntesis, la organizacin de la sociedad por lneas de parentesco implica la sustitucin del sistema de status animal por un sistema de roles y normas26. Pero esto ltimo presupone el desarrollo del lenguaje. En efecto, dentro de la lnea evolutiva, el trabajo social precede al desarrollo de la comunicacin lingstica y sta precede al sistema de roles sociales, que no son ms que normas de accin intersubjetivamente vlidas y aseguradas ritualmente.

    Lo anterior significa que en la escala evolutiva que conduce al hombre, ya los homnidos se haban adaptado por medio del trabajo social, constituyendo lo que Habermas llama una economa, vale decir, esta combinacin de reglas que engloba el proceso de trabajo. Desde este punto de vista, es en este momento cuando se constituye un primer modo de produccin: la caza cooperativa. Segn esto, el concepto marxista de trabajo social sera apropiado para distinguir la forma de vida de los homnidos de la de los primates, pero no explicara la reproduccin especficamente humana de la vida. Segn Habermas, la forma de vida especficamente humana consiste en la combinacin de dos mbitos: el trabajo social (produccin) y la organizacin familiar (socializacin), siendo la estructura social familiar la que regula ambas esferas. De este modo, no sera la produccin material de sus condiciones de existencia lo que diferenciara al hombre de los dems animales sino que para la reproduccin de la especie son fundamentales tanto el trabajo social como la organizacin familiar.

    A partir de esta reformulacin del papel del trabajo en la reproduccin de la vida humana, Habermas emprende la reformulacin del concepto de modo de produccin. Como se sabe, este concepto, que era la clave de la reconstruccin de la historia de la especie humana, supone una relacin entre fuerzas productivas y relaciones de produccin. El materialismo histrico asume que estos dos mbitos no varan independientemente el uno del otro y que, por lo tanto, de la correspondencia estructural de ambas resultan cinco estadios evolutivos: los denominados modos de produccin comunista primitivo, esclavista, feudal, capitalista y socialista, a los que se agrega el modo de produccin asitico. Como tambin es sabido, esta teora evolucionista comparta muchos de los rasgos cuestionables de la filosofa de la historia de los siglos XVIII y XIX, tales como su unilinealidad, irreversibilidad y progreso27. Este progreso, segn lo entenda Marx, era posible situarlo en dos dimensiones: al nivel del desarrollo las fuerzas

    26 Cabe recordar que tambin desde la antropologa se ha afirmado que tales sistemas

    unidimensionales de jerarquas los comparten tambin los primates y responden bsicamente a la

    necesidad de hacer frente a las crisis mimticas. La vida humana propiamente tal comienza

    cuando tales sistemas son reemplazados por el sistema sacrificial como forma de respuesta

    cultural a tales crisis. Cf.. R. Girard, Des choses caches depuis la fondation du monde, ditions

    Grasset, Pars, 1982. 27 Segn un estudioso habermasiano, la teora de la evolucin social propuesta por Habermas, en

    cambio, al estar basada en una distincin entre patrones estructurales, mecanismos de

    aprendizaje empricos y condiciones de contorno contingentes, no exige unilinealidad, necesidad ni

    irreversibilidad en la historia. Sin embargo, s comparte con el materialismo histrico de Marx, y a

    travs de l con las filosofas de la historia de los siglos XVIII y XIX, un carcter teleolgico, es

    decir, la historia tiene direccionalidad, lo cual deriva del momento mismo en que se habla de

    evolucin, pues ello presupone criterios de progreso histrico. Cf.. T. McCarthy, T. op. cit.

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    productivas (racionalizacin cognitivo-tcnica) y al nivel de las relaciones de produccin (racionalizacin prctico-moral).

    El esquema de los modos de produccin presentaba serios problemas, los ms importantes de ellos eran los referidos a las formas mixtas y de transicin, lo cual lleva a Habermas a pensar que este concepto no es el ms adecuado para el anlisis de la evolucin social. La solucin que propone es la de utilizar una generalizacin y una abstraccin an mayores, vale decir, que los universales de la evolucin social y los principios de ordenacin de una lgica evolutiva tienen que ser formulados en un plano lo suficientemente abstracto como para evitar la especificidad histrico-social. Lo que Habermas propone con esto es la combinacin de un plano de anlisis gentico-estructural con un plano de anlisis histrico-emprico, con la finalidad de satisfacer condiciones de adecuacin tanto lgico-evolutivas como empricas. Esta reformulacin introducida por Habermas opera mediante el concepto marxista de formacin social y de la hiptesis de que la formacin social en un momento dado est determinada por un principio fundamental de organizacin. Habermas entiende por principio de organizacin "...aquellas innovaciones que son posibles a travs de estadios de aprendizaje reconstruibles segn la lgica del desarrollo y que institucionalizan un nuevo nivel de aprendizaje de la sociedad"28.

    Habermas tambin reconstruye la nocin marxista de la relacin entre base y superestructura. Como se sabe, en el marxismo clsico se asume que la articulacin de las fuerzas productivas y las relaciones de produccin constituyen la base sobre la cual se erige la superestructura de la sociedad y que es esta base econmica la que determina (en ltima instancia) los dems subsistemas sociales. Sobre esta idea Habermas realiza dos operaciones de reformulacin: una tiene que ver con la relacin que se da entre base y superestructura y otra tiene que ver con la naturaleza de esta base.

    En primer lugar, Habermas seala que la superestructura depende de la base slo cuando la sociedad pasa a un nuevo nivel evolutivo, esto es, cuando se origina una crisis, y ello acontece cuando la forma de integracin social dominante entra en crisis.

    Habermas reconoce el papel central de la base en la explicacin de las innovaciones evolutivas, sin embargo, no siempre esta base est constituida por el subsistema econmico. As por ejemplo, en las sociedades primitivas esta esfera bsica de la sociedad que explicaba las innovaciones evolutivas estaba constituida por el sistema de parentesco y en la sociedad premoderna era el sistema poltico el que ocupaba este lugar. Slo en las sociedades capitalistas el sistema econmico se erige en la esfera bsica de la sociedad.

    Esta esfera bsica, esta "base" en sentido marxista, consiste en un ncleo institucional en torno al cual se organizan las relaciones de produccin, y es l el que fija una determinada forma de integracin social, la que al entrar en crisis provoca la transformacin social y la determinacin de la base sobre el conjunto de la superestructura. A su vez, las relaciones de produccin pueden servirse de diferentes instituciones para cristalizar.

    Marx vio en la dialctica de fuerzas productivas y relaciones de produccin, el mecanismo de la crisis. La contradiccin entre el desarrollo de las fuerzas productivas y unas relaciones sociales de produccin inadecuadas para cierto nivel de desarrollo de las primeras provocara una crisis social que desembocara en un perodo de Revolucin. Habermas cree ver en el anlisis marxista acerca de la relacin entre fuerzas productivas y relaciones de produccin una respuesta a dos preguntas centrales en cualquier teora sobre la evolucin social: Cul es el mecanismo de la crisis? y cmo se produce el paso evolutivo a una nueva forma de integracin social? Sin embargo, a Habermas la respuesta marxista clsica le parece una vez ms inadecuada. A su juicio la crisis y el paso de una forma de integracin social a otra se da mediante procesos de aprendizaje en la dimensin cognitiva tcnica (fuerzas productivas) y en la prctico

    28 J. Habermas, op. cit., pg. 155

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    moral (relaciones de produccin). Habermas nos dice que "el gnero humano en cuanto tal no aprende solamente en la dimensin del conocimiento tcnicamente valorable (decisivo para la expansin de las fuerzas productivas), sino tambin en la dimensin de la conciencia prctico-moral (fundamental para las estructuras interactivas). Cierto que las reglas de la actuacin comunicativa se desarrollan como reaccin a los cambios en el mbito de la actuacin instrumental y estratgica; pero, en este desarrollo, siguen una lgica propia"29.

    La idea central que Habermas plantea es que la evolucin social puede ser entendida como un proceso de aprendizaje en el sentido de la psicologa evolutiva cognitiva de Piaget. Basndose en las ideas del cientfico suizo, Habermas concibe los principios de organizacin social como innovaciones socioestructurales que institucionalizan niveles lgico-evolutivos de aprendizaje; estos principios de organizacin social establecen las condiciones estructurales para los procesos de aprendizaje tcnico y prctico en los diversos niveles particulares de desarrollo. As, la evolucin social puede considerarse como un proceso de aprendizaje bidimensional (cognitivo/tcnico y prctico/moral), cuyos estadios pueden describirse estructuralmente y ordenarse de acuerdo con una lgica evolutiva.

    En suma, la reformulacin del materialismo histrico emprendida por Habermas conecta directamente con el tema de la distincin entre trabajo e interaccin, por cuanto su proyecto de reconstruccin de la teora de Marx radica en la sustitucin de la relacin entre fuerzas productivas y relaciones de produccin por la relacin de trabajo e interaccin, que no es otra cosa que la relacin entre los subsistemas de accin racional con arreglo a fines y el marco institucional de una sociedad.

    5. LA PERTINENCIA DE LA DISTINCIN ENTRE TRABAJO E INTERACCIN

    Llegados a este punto, intentaremos demostrar que si bien la distincin entre trabajo e interaccin que Habermas ha introducido como piedra angular de su intento de reconstruccin del materialismo histrico permite superar una serie de dificultades con las que se topaba la teora marxista a la vez creemos que tiene una serie de debilidades. Entre las fortalezas con que cuenta esta primera elaboracin habermasiana destaca la de demostrar el error de uno de los postulados ms polmicos del marxismo como lo es la creencia de que el progreso en el plano de las fuerzas productivas se traducira automticamente en un progreso en el plano de las relaciones de produccin y con ello en un bienestar para el hombre. Como se puede apreciar hoy en da, la relacin entre una suerte de 'racionalidad de la tcnica' y una 'racionalidad de la dominacin' no parece haber sido totalmente comprendida por la tradicin marxista, de modo tal que no resulta extrao que tras el derrumbe de los pases del rea socialista hayan quedado al descubierto los graves problemas sociales y medioambientales que se produjeron en esos pases con el desarrollo de las fuerzas productivas liberadas de las viejas relaciones capitalistas de produccin.

    Sin embargo, a nuestro juicio la distincin entre Trabajo e Interaccin estaba a su vez basada en una cuestionable impugnacin de la categora de trabajo tal y como fuera entendida por Marx. Pareciera ser que Habermas, en su intento por dar cuenta del carcter integral de la praxis humana, termina por reducir el trabajo a la accin meramente instrumental. Es decir, l acusa a Marx de reducir la interaccin a la dimensin trabajo, y por tanto de no reconocer que Trabajo e Interaccin son dos dimensiones irreductibles de la praxis. Sin embargo, a la vez podra tambin acusrsele a Habermas de proceder tambin de una manera reductivista al identificar estrictamente el trabajo con la accin racional con arreglo a fines.

    Aunque efectivamente el trabajo constituye una accin social, no es menos cierto que a nivel analtico las acciones que son coordinadas en l corresponden a acciones de carcter teleolgico. Creemos que el problema de Habermas est en no distinguir claramente entre accin

    29 Ibdem, p. 149

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    e interaccin, o en otras palabras, entre el carcter social o no social de los mbitos de accin por l analizados. A este respecto, es claro que los sujetos que concurren cooperativamente a la produccin de sus medios de existencia ejecutan planes de accin orientados a la consecucin de un fin. En este sentido, la estructura de la accin es de carcter teleolgico. Sin embargo, ello no significa que el trabajo social, vale decir la coordinacin de esos diversos planes de accin de carcter teleolgico, tenga que adoptar necesariamente la forma de una accin racional con arreglo a fines. Creemos que es a partir del propio marco conceptual que Habermas desarrollar posteriormente en su teora de la accin comunicativa las que permiten liberar al trabajo de este castigo al que Habermas parece haberlo condenado al postular esta relacin casi inmanente entre trabajo y racionalidad instrumental.

    A juicio nuestro, la propia teora de la accin comunicativa nos permitira demostrar que ms que tipos de acciones distintas, lo que Habermas tematiza con el trmino Trabajo y el trmino Interaccin constituyen aspectos diversos de la accin, y en virtud de los cuales las acciones sociales pueden ser evaluadas no slo en trminos de su racionalidad con arreglo a fines. En este sentido es que pensamos que el socilogo alemn no parece considerar importante lo que para Marx era central en la nocin de trabajo, esto es, su carcter social, es decir, el hecho que el trabajo est mediado simblicamente y no responda slo a una accin puramente instrumental. Precisamente todo el contenido tico del comunismo descansa en dicho carcter social del trabajo, tal como lo esboza Marx en un conocido pasaje acerca de una futura "... asociacin de hombres libres que trabajen con medios colectivos de produccin y que desplieguen sus numerosas fuerzas individuales de trabajo, con plena conciencia de lo que hacen, como una gran fuerza de trabajo social."30.

    5.1. TRABAJO ALIENADO E INTERACCIN

    Con esta lectura reduccionista que de Marx hace Habermas, la idea de trabajo queda privada de sus dimensiones profundas, especialmente del componente normativo de creatividad y autorrealizacin que Marx le atribuye al trabajo siguiendo la tradicin hegeliana. Como ya vimos, para Marx el trabajo no slo consista en una actividad econmica sino que era esencialmente una actividad humana, el trabajo para el hombre no slo es un medio para mantener su vida sino tambin para su autodesarrollo, vale decir, el desarrollo de su naturaleza universal. Adems, sin la racionalidad que le es inmanente a la exteriorizacin, objetivacin y reapropiacin de las fuerzas esenciales humanas, tambin pierde fuerza tanto la pregunta de Marx acerca de si la forma de trabajo capitalista permite realizar esa esencia universal del hombre, como asimismo el concepto de trabajo alienado.

    Ha sido la sociloga hngara Agnes Heller quien ha realizado una crtica a Habermas en esta misma lnea, y que desde las posiciones tericas de la escuela de Budapest ha pretendido revivir el contenido emancipatorio de la teora de Marx por la va de una rehabilitacin del concepto antropolgico de trabajo no alienado31. Para Agnes Heller, la propia prctica social lleva en su seno tanto la pretensin de una actividad teleolgica no deformada como de una comunicacin sin menoscabo. A partir del anlisis de Habermas, la problemtica de la alienacin del trabajo parece perder sustento en tanto se reduce el trabajo a pura accin instrumental, a pura transitividad, y se le priva de la facultad autorrealizadora que el trabajo encierra en la concepcin marxista. Como pudimos apreciar, a diferencia de Marx, quien vea en el trabajo no alienado la emancipacin humana, Habermas pone el acento en la posibilidad de alcanzar una comunicacin libre de cualquier coaccin. No es el trabajo no alienado, sino una comunicacin libre de dominio, el sustento primero de cualquier emancipacin del hombre.

    30 K. Marx, K., El Capital, Vol. I, p. 43, Fondo de Cultura econmica, Mxico, 1973. 31 Cf.. J. B. Thompson y D. Held (eds.): Habermas: critical debates, MIT Press, Boston, 1982.

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    Sin embargo, estas crticas no parecen ser consideradas por Habermas toda vez que el socilogo alemn no otorga la misma importancia a los rasgos romnticos del trabajo tal como aparece en los escritos de juventud de Marx, en los que se entiende el trabajo como autorrealizacin colectiva de los productores y donde se presenta la actividad del trabajador asalariado moderno como una fuerza alienada a la vez que emancipadora, es decir, donde se identifica el trabajo con la praxis en el sentido de autorrealizacin creadora32. A Habermas le parece dudoso que el concepto de trabajo pueda ser ampliado y convertido sin ms en el concepto de una productividad creadora a la vez que formadora, a partir del modelo de trabajo artesanal que es el caso paradigmtico de los manuscritos del 44. Aunque ello fuera posible, habra que analizar si ese modo paradigmtico de actividad es tan general como la actividad teleolgica y la comunicacin. Adems habra que demostrar tambin que se da efectivamente una dialctica de trabajo alienado y actividad crtico-revolucionaria.

    Por otro lado, el trabajo industrial moderno, empujado por los imperativos de la racionalizacin, se aleja cada vez ms del modelo de actividad artesanal. As por ejemplo, el concepto de trabajo que se utiliza en la sociologa contempornea es un concepto despojado de todo contenido normativo y al que se utiliza en filosofa social no se le otorga el papel de fuerza impulsora emancipatoria. A esto se suman las tendencias a un acortamiento de la jornada laboral y a una correspondiente devaluacin de la relevancia que el trabajo tiene en el mundo de la vida. Adems, fue el propio Marx el que renunci al concepto antropolgico de trabajo alienado, segn lo demostrara el desplazamiento del anlisis hacia la teora del valor-trabajo tal y como aparece en sus escritos de madurez.

    Es el anlisis del fetichismo de la mercanca el encargado de explicar los efectos cosificadores del trabajo en la moderna sociedad capitalista y estos efectos, en la lectura de Habermas, se producen porque la coordinacin de la accin en aquellos mbitos de la produccin, que en las sociedades precapitalistas estaban regulados normativamente, es ahora asumida por un mecanismo sistmico: el mercado. Son estas razones las que llevaron al socilogo alemn a desestimar las crticas provenientes de la tradicin marxista no ortodoxa y a reconstruir una explicacin de la modernidad y sus efectos patolgicos (entre los que se encontraba el fenmeno de la alienacin) a partir de las categoras de su teora de la accin comunicativa.

    Sin embargo, creemos que Habermas no toma con la debida atencin el hecho que como l mismo afirma, el trabajo en la modernidad sufre efectos cosificadores provenientes de los imperativos sistmicos. Esto significa que el trabajo resulta ser una especie de vctima de la racionalidad sistmica ms que el causante de la misma. Es decir, que el trabajo se haya alejado cada vez ms del modelo de actividad artesanal, es un sntoma de este mismo proceso de racionalizacin sistmica que termina mutilando al trabajo de todo contenido normativo y simblico. De ah que efectivamente los trabajadores intenten, mediante la lucha por el acortamiento de la jornada laboral, reencontrar en aquellas actividades no sujetas a los imperativos sistmicos, el sentido y la autorrealizacin que no les entrega esta forma histrica que asume el trabajo en la modernidad. Pero como se puede apreciar, parece demasiado arriesgado plantear que el trabajo, en s mismo, es fuente de una racionalizacin sistmica, y que por lo tanto resulta irreductible al mbito de la interaccin simblicamente mediada. Creemos que lo que hay que explicar es por qu en la modernidad el trabajo, que en un momento fue objeto de una valoracin en la sociedad y en la propia teora social, ha sido despojado de sus contenidos de mediacin simblica. Como se ve, si bien el diagnstico de Habermas puede ir en la direccin correcta, termina cayendo en una trampa al hacer de este proceso de empobrecimiento simblico del trabajo un dualismo categorial que opone trabajo e interaccin como mbitos irreductibles de la praxis.

    32 El problema radica, segn Habermas, en que Marx reduce el acto de autoproduccin de la

    especie humana al trabajo ( accin instrumental frente a la naturaleza).

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    5.2. EL TRABAJO REDUCIDO A SU DIMENSIN OBJETIVA

    La consideracin del trabajo como actividad integral y comprensiva de la praxis humana se expresa tambin en una tradicin de pensamiento que al igual que la tradicin hegeliano-marxista ha influido significativamente en la teora social. Nos referimos a la tradicin de raz cristiana que afirma que el trabajo encierra dos dimensiones: una dimensin objetiva, en la que el trabajo es entendido como pura transitividad, y una dimensin subjetiva, en la que el trabajo es entendido como fin en s mismo. En este sentido, tambin podra pensarse que Habermas reduce el trabajo a su dimensin puramente objetiva, donde queda reducido a mero factor productivo. No se reconocera entonces el carcter subjetivo del trabajo, la dimensin del trabajo como aquella actividad humana que tiene un fin inmanente, vale decir, que realiza su objetivo por la sola consumacin de s misma. En esta perspectiva se seala que mediante el trabajo el hombre no slo produce bienes que pueden ser intercambiados por otros (accin instrumental) sino que el hombre construye su entorno cultural, construye su morada, se produce a s mismo y con ello afirma su dignidad humana, lo que no se reduce al mbito del individuo sino que afecta a la condicin humana propiamente tal, de ah que una de las formas de alienacin, producto de la utilizacin capitalista del trabajo, sea la alienacin del hombre con su ser genrico. El trabajo, entonces, posee una doble dimensin: es por un lado un satisfactor de necesidades, lo que representa el dominio sobre la naturaleza, y en ese sentido expresin de una racionalidad instrumental; y por otro lado constituye un ethos. Ha sido el pensamiento social de la Iglesia quien ha reivindicado con mayor nfasis este carcter inmanente del trabajo.33 Si bien el trabajo contiene una connotacin negativa en el Antiguo Testamento, el magisterio de la Iglesia catlica ha terminado por rehabilitarlo sealando que el trabajo no constituye un castigo en s mismo sino que su referencia al "sudor de la frente" constituye una penalidad anexa al trabajo despus del pecado original. En ese sentido, el trabajo en s es visto como una manera de colaborar con Dios en la obra de la creacin.

    A su vez, esta posicin es defendida por el socilogo Pedro Morand, quien recoge esta doble dimensin para analizar los principios de legitimacin cultural del trabajo en el contexto de la cultura latinoamericana34. Lo importante es sealar que desde esta perspectiva terica, el trabajo no puede ser reducido a accin instrumental pues ello violentara la propia naturaleza del mismo. El trabajo, antes que accin instrumental, antes que satisfactor de necesidades, "es praxis que transforma la interioridad del hombre mismo, que hace cultura, que invita a la comunicacin y en ltima instancia a la comunin".35 Esta tradicin de raz cristiana si bien reconoce al trabajo su carcter de actividad instrumental, vale decir, de actividad orientada a actuar sobre la naturaleza exterior con el fin de obtener de ella los bienes y servicios que el hombre necesita para sus necesidades,36 le reconoce a la vez tambin su carcter de actividad social, vale decir, una actividad que se realiza en comunidad y para beneficio de la comunidad, lo que se refleja en el carcter cooperativo que asume el trabajo y que se institucionaliza en su divisin social. En este sentido el trabajo no es entendido slo como poiesis, vale decir, como una actividad esencialmente productiva cuya legitimidad radica en los productos del trabajo. Veremos que de alguna manera esta visin del trabajo se encuentra tambin presente en la propia cultura de los pueblos indoamericanos, para quienes el trabajo nunca fue un mero instrumento sino que la forma de relacionarse con la trascendencia.37

    33 Cf.. S.S. Juan Pablo II, Laborem Exercens, Ed. Salesiana, Santiago, 1991. 34 Cf.. P. Morand, "El trabajo en la cultura adveniente", en vv. aa: Adveniente cultura?, pgs. 145-

    166, CELAM, Bogot, 1987. 35 P. Morand, op. cit., pg. 160 36 Cf.. S. Silva, "Trabajo, cultura moderna y cristianismo", ponencia presentada al seminario

    Religiosidad Popular y Trabajo, PET, Santiago, abril de 1991 37 Cf.. Van Kessel y Condori, op. cit.

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    Pese que tambin estos otros autores coinciden con nosotros en ver al trabajo como una actividad que integra la poises y la praxis, vale decir, que el trabajo junto con ser una actividad a travs de la cual el hombre logra su reproduccin material, es fundamentalmente una actividad humana mediante la cual el hombre se autodesarrolla. Sin embargo, Habermas no habra aceptado tal argumentacin pues como vimos, para el pensador alemn la autoproduccin y el autodesarrollo humano no pueden ser reducidos al trabajo. Tambin los argumentos de Habermas se pueden volver contra quienes, junto con recuperar el sentido bblico del trabajo, aspiran a crear una nueva tcnica, tal como lo vimos en el caso de la crtica a Marcuse.

    6. TRABAJO Y RACIONALIDAD INSTRUMENTAL

    A la luz de lo analizado hasta aqu podramos concluir que Habermas reflexiona sobre un concepto restringido de trabajo, olvidando el sentido originario que Marx le asign y no considerando la dimensin subjetiva que posee. Si esto no es as, significara que efectivamente el socilogo alemn tiene razn y que no sera posible encontrar en el trabajo ms que la reproduccin de una racionalidad instrumental, resultando por lo tanto estril cualquier intento de fundar un proyecto de emancipacin humana basado en la centralidad del trabajo. Segn lo planteado por Habermas en estos primeros escritos, el trabajo en tanto accin no social posee efectivamente una estructura de carcter teleolgico, lo que implica que el trabajo sera una accin de instrumental mediante la cual el hombre se relaciona con la naturaleza.

    Ahora bien, siguiendo con esta argumentacin habermasiana, si consideramos el carcter social del trabajo no necesariamente habramos de asumir que representa una praxis, toda vez que en trminos de coordinacin de acciones instrumentales el trabajo adopta la forma de accin estratgica. Al respecto, la misma crtica de Habermas a Marcuse, en torno a que no es posible pensar en un concepto de tcnica que escape a la estructura de la accin racional con arreglo a fines, podra ser utilizada para descartar las posturas subjetivistas del trabajo. Tal como lo sealara Habermas, l no niega que el trabajo se realice en el contexto de mediaciones simblicas, pero al igual que lo que ocurre con la utilizacin de la tcnica, se podra deducir que tambin la estructura lgica del trabajo en cuanto accin orientada a un fin, coincide con la estructura de la accin racional con arreglo a fines, y por tanto, existira efectivamente una conexin inmanente entre trabajo y racionalidad instrumental.38

    Desde ese punto de vista aparecera como incongruente basar una crtica a la racionalidad instrumental en una centralidad del trabajo, o expresado de otro modo, en el supuesto errneo que el trabajo expresa mejor que ninguna otra actividad la praxis transformadora del hombre. En trminos simples, el trabajo, ms all de que sus formas histricas especficas dependan de contextos institucionales variables, siempre va a expresar una racionalidad con arreglo a fines, y el proceso de racionalizacin social en el mundo del trabajo se traducir inevitablemente en la expansin de la racionalidad instrumental.

    Sin embargo, creemos que es posible realizar dos alcances a esta potencial argumentacin habermasiana. Por un lado, la relacin que mantiene la tcnica con la racionalidad instrumental resulta mucho ms plausible que la relacin entre esta ltima y el trabajo, toda vez que la tcnica hace referencia ms bien a las herramientas, a los instrumentos con los cuales el hombre reproduce sus condiciones de existencia. En ese sentido, prcticamente toda forma histrica de trabajo est asociada a determinado nivel de desarrollo tecnolgico. Sin embargo, el trabajo no puede ser reducido a ese instrumento representado por la tcnica. El trabajo no es una herramienta ni un instrumento mediante el cual el hombre explota la naturaleza. El trabajo es la forma en que el hombre ampla constantemente los lmites de la contingencia humana. El trabajo es esa accin histrica de la que habla Alain Touraine y que permite entender de qu manera la

    38 Por cierto esta hiptesis no es enunciada explcitamente por Habermas, sin embargo creemos

    que resulta plausible a la luz de la propia argumentacin de base que utiliza el socilogo alemn.

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    sociedad se produce y reproduce, se inventa constantemente a travs del trabajo39. Por esta razn creemos que la relacin entre racionalidad instrumental y trabajo que postula Habermas puede obedecer a una tecnificacin del trabajo por parte del socilogo alemn. Es decir, efectivamente la tcnica constituye la objetivacin de la accin racional con arreglo a fines, sin embargo Habermas hace extensible el argumento tambin al Trabajo, cuando creemos que no es ontolgicamente asimilable a la Tcnica.

    Ahora bien, an cuando el trabajo pueda ser asimilable a una actividad que responde a la racionalidad instrumental, ello no parece constituir un problema para la propia tradicin marxista, pues la misma investigacin que Marx llev a cabo demuestra que la razn instrumental no es autosuficiente. Como lo seala Franz Hinkelammert,40 efectivamente el trabajo es una actividad encaminada a un fin, y desde ese punto de vista es susceptible de expresar una racionalidad instrumental. Sin embargo, la teora de la divisin social del trabajo tal y como fuera desarrollada por Marx, es una teora de las finalidades humanas, las que son perseguidas mediante la propia divisin del trabajo. En este sentido, si bien la divisin social del trabajo no es otra cosa que una coordinacin de medios para alcanzar ciertos fines (y en ese sentido corresponde a lo que Weber denomina una racionalidad con arreglo a fines), tales fines se establecen a partir de finalidades que son determinadas por los sujetos que se coordinan. Estas finalidades no son metas sino mbitos de determinacin de metas o fines, vale decir, una suerte de horizonte de sentido que puede ser traducido a fines para ser alcanzados mediante la accin humana. Esta traduccin opera mediante normas derivadas de las finalidades, las que mediante un juicio de valor sirven para determinar los fines. En esta determinacin de los fines no existe un criterio rgido de eleccin sino que ello queda relegado a una racionalidad con arreglo a valores. En cambio los medios s son derivados de los fines por un criterio rgido y racionalmente determinado, vale decir, entre fines y medios se da una relacin netamente tcnica, lo que reduce la racionalidad a la instrumental.

    Segn Hinkelammert, una teora de la divisin social del trabajo trasciende el mbito de la razn instrumental debido a que tal teora desemboca necesariamente en una teora del excedente econmico, lo que a su vez requiere aceptar la reproduccin material de la vida humana como ltima instancia de la posibilidad de la divisin del trabajo. Adems, tal teora debera analizar los problemas de coordinacin de los diferentes procesos de trabajo que integran el sistema de divisin del trabajo y que permite que tales procesos funcionen como un solo proceso de produccin; ello implica llegar a una teora del poder, de las clases, el Estado, etc. Lo anterior significa que hay que llevar la razn instrumental ms all de sus propios lmites para poder solucionar los problemas instrumentales de la divisin social del trabajo; y segn Hinkelammert, ello conducira a una razn distinta a la instrumental, pues como se dijo anteriormente, la razn instrumental no es autosuficiente, no sirve para explicar los problemas instrumentales de la sociedad. Esto fue descubierto por Marx, quien insert la razn instrumental en una razn dialctica. De todos modos, ya Habermas ha sealado su posicin crtica respecto a esta tentativa de inscribir la racionalidad en una racionalidad dialctica toda vez que Marx termin identificando la racionalizacin social con el crecimiento de la racionalidad instrumental y estratgica de los contextos de accin, pese a mantener implcitamente un concepto ms amplio de racionalidad.

    Como hemos podido apreciar, esta distincin primaria entre Trabajo e Interaccin si bien constituye un acierto en cuanto devela la paradoja que en el contexto de la modernidad sucede con el trabajo, termina por ver en ste la fuente de una racionalizacin social que desemboca en la estabilizacin de sistemas de accin racional con arreglo a fines que terminan por desprenderse del marco institucional de la sociedad. Ya hemos discutido algunos alcances que nos parece necesario hacer a esta interpretacin habermasiana. Sin embargo sera necesario trasladarse a su ms ambicioso proyecto terico para poder apreciar cmo esta distincin primaria es modificada y subsumida en la elaboracin del marco categorial de su teora de la accin

    39 A. Touraine, Sociologa de la Accin, Ediciones Ariel, Barcelona, 1969. 40 F. Hinkelammert, op. cit.

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    comunicativa. Ello nos permitira replantear el problema del trabajo en el contexto de la crisis de la modernidad y descubrir que el propio giro paradigmtico que realiza Habermas nos entrega las herramientas conceptuales para rehabilitar la categora de trabajo y discutir su supuesta relacin inmanente con la racionalidad instrumental.