Oraculo de Obi Abata

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EL OBI ABATÁ 1. INTRODUCCIÓN Sepa el lector que nos encontramos ante el oráculo más complejo y extenso que existe después del Atepón Ifá y el Opele. En esta primera parte, que es a la que únicamente nos referimos en este libro, nos limitaremos a exponer los nueve Odus básicos del Obi Abatá, sus aspectos positivos y negativos (Iré e Ibi) y los dieciséis Odus Mejis de Ifá. Por consiguiente, esto nos da un resultado de 288 combinaciones posibles, (producto de multiplicar 9 x 16 = 144, y a la vez 144 x 2 = 288; donde 9 son los Odus del Obi Abatá, 16 son los Odus Mejis de Ifá y 2 son las posibilidades de que sea Iré o Ibi.) Sin .embargo, un estudio más profundo, nos llevaría a 4608 combinaciones posibles, ya que si se tiran los cuatro segmentos del Obi Abatá dos veces, se pueden obtener los 256 Odus básicos de Ifá, (lo que multiplicado por 9 y por 2, daría como resultado las 4608 combinaciones antes señaladas.) Resulta evidente la gran gama de posibilidades y la vasta sabiduría que nos arroja el bien llamado “Príncipe de los Oráculos del Obi”, aunque es obvio que para dominar tanta información y conocimientos, se requieren muchos años de intenso y dedicado estudio. Nuestra experiencia nos señala que el período de tiempo promedio para memorizar cada uno de los 9 Odus del Obi Abatá y los 16 Odus Mejis de Ifá, está sobre las 16 semanas. Adicionalmente, para llegar a dominar cada una de las 144 combinaciones u Odus derivados, usualmente se requiere una semana por cada uno, o sea, que para alcanzar un perfecto dominio de esta primera parte del Oráculo del Obi Abatá, se requerirían unas 160 semanas (3 años aproximadamente.) En África, el término Obi Abatá se relaciona directamente con la nuez de kola, fruto típico de ese continente, considerado sagrado desde la antigüedad por tribus y pueblos, los cuales se servían del mismo con fines alimenticios, curativos y mágicos. La nuez de kola (Obi Abatá), también puede encontrarse en otras latitudes donde imperan los climas cálidos, como por ejemplo, en algunos países del Caribe y el continente americano.

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EL OBI ABATÁ

1. INTRODUCCIÓN

Sepa el lector que nos encontramos ante el oráculo más complejo y extenso que existe después del Atepón Ifá y el Opele. En esta primera parte, que es a la que únicamente nos referimos en este libro, nos limitaremos a exponer los nueve Odus básicos del Obi Abatá, sus aspectos positivos y negativos (Iré e Ibi) y los dieciséis Odus Mejis de Ifá.

Por consiguiente, esto nos da un resultado de 288 combinaciones posibles, (producto de multiplicar 9 x 16 = 144, y a la vez 144 x 2 = 288; donde 9 son los Odus del Obi Abatá, 16 son los Odus Mejis de Ifá y 2 son las posibilidades de que sea Iré o Ibi.)

Sin .embargo, un estudio más profundo, nos llevaría a 4608 combinaciones posibles, ya que si se tiran los cuatro segmentos del Obi Abatá dos veces, se pueden obtener los 256 Odus básicos de Ifá, (lo que multiplicado por 9 y por 2, daría como resultado las 4608 combinaciones antes señaladas.)

Resulta evidente la gran gama de posibilidades y la vasta sabiduría que nos arroja el bien llamado “Príncipe de los Oráculos del Obi”, aunque es obvio que para dominar tanta información y conocimientos, se requieren muchos años de intenso y dedicado estudio.

Nuestra experiencia nos señala que el período de tiempo promedio para memorizar cada uno de los 9 Odus del Obi Abatá y los 16 Odus Mejis de Ifá, está sobre las 16 semanas. Adicionalmente, para llegar a dominar cada una de las 144 combinaciones u Odus derivados, usualmente se requiere una semana por cada uno, o sea, que para alcanzar un perfecto dominio de esta primera parte del Oráculo del Obi Abatá, se requerirían unas 160 semanas (3 años aproximadamente.)

En África, el término Obi Abatá se relaciona directamente con la nuez de kola, fruto típico de ese continente, considerado sagrado desde la antigüedad por tribus y pueblos, los cuales se servían del mismo con fines alimenticios, curativos y mágicos. La nuez de kola (Obi Abatá), también puede encontrarse en otras latitudes donde imperan los climas cálidos, como por ejemplo, en algunos países del Caribe y el continente americano.

Este fruto, el Obi Abatá, se compone de cuatro secciones muy bien proporcionadas y fácilmente separables, las cuales, una vez apartadas unas de otras, presentan un aspecto muy parecido. Sin embargo, si observamos bien el interior de esos cuatro segmentos, veremos que dos de ellos son iguales entre sí, pero diferentes con respecto a los otros dos; de ahí que los antiguos yorubas las hayan identificado como “dos porciones masculinas y dos femeninas”.

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El uso mágico que los antiguos pueblos africanos dieron a la nuez de kola, tuvo su mayor significación en la comunicación trascendental entre hombres y dioses o espíritus ancestrales. De esa práctica mágico-esotérico-religiosa, surgió lo que hoy conocemos genéricamente como “Oráculo del Obi Abatá”, una de las artes adivinatorias ancestrales más completas y efectivas que el hombre de hoy ha recibido como herencia de sus antepasados africanos. Este oráculo, característicos del Yoruba Ancestral, se practica aún hoy en día por los yorubas de África Occidental, quienes en su mayoría habitan en Nigeria, aunque también se detecta su presencia en otras zonas de África oeste. También es utilizado por las congregaciones o comunidades yorubas asentadas en América, fundamentalmente en los Estados Unidos. A este antiguo arte adivinatorio se le denomina el “Príncipe de los Oráculos del Obi” en la Religión Yoruba Ancestral, por su asombroso poder mántico, visualizador y el alcance de sus vaticinios y sentencias.

En América, producto de la imposibilidad de conseguir nuez de kola en algunos países, los practicantes de la Religión Yoruba y en particular de este oráculo, se han visto en la necesidad de sustituir este fruto y lo han hecho utilizando cuatro pedazos de cáscara seca de coco a las que se les incrusta en su parte interior (la que tiene la superficie más clara o cóncava), un cauri (caracol). De esta manera, desde el punto de vista mágico-esotérico, se obtienen segmentos sustitutorios que responden a exigencias similares a las del sagrado fruto original.

De las cuatro porciones que componen este oráculo, las dos que son reconocidas como masculinas, a la vez son consideradas como positivas y ambas identificadas bajo la denominación ako meji; las otras dos, o sea, las femeninas, son consideradas como negativas y se les denomina abo meji. De esta forma se complementa un equilibrio natural en los componentes del propio oráculo.

Para los versados en alguna de las artes adivinatorias de La Religión Yoruba, queremos aclarar que los segmentos masculinos y femeninos del Obi Abatá, independientemente de describir la letra al nivel individualizado según el oráculo y con toda la profundidad que cada Odu encierra en sí mismo, también juegan un papel más o menos parecido al de los determinantes del Iré y el Osogbo, que usualmente se utilizan cuando se trabaja con el Merindilogun, el Opele y el Atepón Ifá.

La importancia de la definición de lo masculino y lo femenino dentro del contexto oracular, viene dada por el papel que ambos sexos juegan dentro de la filosofía tradicional de los yorubas, para los que existe un equilibrio perfecto de fuerzas en el universo, el cual se debe a la similitud de potencialidades de los dos extremos opuestos, reconocidos como positivo y negativo (masculino y femenino). Además, la presencia de este balance es válida para todos los niveles existenciales, significando algo así como una ley natural de causa y efecto, origen de todos los eventos de la vida de los hombres.

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Sin embargo, puede que lo más importante de este oráculo radique en que a través de él se accede a la maravillosa fuente de conocimientos contenida en los 16 Odus Mejis de Ifá, lo cual le otorga una significativa relevancia, ya que el poemario de Ifá, en el Nuevo Mundo, hasta ahora había estado reservado solamente a los Babalawos. Al conocer este oráculo, la persona (sea hombre o mujer), entra en contacto con la sabiduría superior que encierran los Oju Odu, en los cuales se recogen todas las leyes y avatares del universo, así como todo lo acontecido y por acontecer.

En esta primera fase del estudio, el Obi Abatá nos ofrece una serie compuesta de 288 posibilidades diferentes de lectura de la tirada, resultante de las distintas combinaciones que pueden asumir los cocos al caer, las cuales serían: 16 Odus Mejis de Ifá multiplicados por los 9 Odus propios del Obi Abatá, y a la vez multiplicados por las 2 posibilidades de Iré u Osogbo (que no es más que la determinación de si la tirada viene hablando en sentido positivo o negativo, lo cual se logra observando la posición de los segmentos sobre el kekereopón).

Esto además significa que de los 288 vaticinios posibles, 144 son positivos y 144 negativos. Por tanto, independientemente de la lectura y el legado propio del Odu Meji de Ifá, los otros 9 odus contienen juicios adicionales e individuales que enriquecen el registro. También esto trae consigo una nomenclatura propia de los 144 Odus resultantes de tal unión, por ejemplo, si en una tirada del Obi Abatá, nos sale Akita como signo propio y Odi Meji como signo de Ifá, entonces tenemos que el Odu que nos ha salido es AKITA-ODI, en este caso la palabra Meji se suprime. Teniendo siempre en cuenta que dicho AKITA-ODI puede venir por Iré o por Osogbo.

Hay personas que tiran el Obi Abatá sobre un tapete blanco al que denominan até, o sobre un plato llano blanco; sin embargo, ambos procedimientos son improvisaciones. La aplicación idónea y más efectiva de este oráculo se realiza sobre el kekereopón, el cual simboliza el universo con sus fuerzas, elementos y puntos cardinales, incluyendo además en sí la representación del espíritu, el nacimiento o renacimiento, la vida y la muerte respectivamente, lo cual está en plena correspondencia con la filosofía yoruba de la vida material y espiritual, que responde a un ciclo perfectamente reflejado en dicho tablero.

Según esta filosofía, el Espíritu desciende de Norte a Sur (del Cielo a la Tierra, pero léase Cielo como otra dimensión, no como el cielo azul físicamente reconocido por los humanos), de la Tierra (Sur) va hacia el Este (donde se desarrolla la vida), de aquí va al Oeste (donde muere nuestro cuerpo material), y de ahí va nuevamente hacia el Norte, para cerrar el ciclo que vuelve a comenzar, es decir, el espíritu “viaja” del Cielo a la Tierra, donde es encarnado, desarrolla la Vida, y Muere materialmente, volviendo nuevamente al Cielo (lo que quiere decir que se separa de su cuerpo físico, pero reinicia el ciclo existencial una y otra vez hasta cumplir el período de desarrollo y perfeccionamiento estipulado por las deidades u orisas).

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En otras palabras, de Norte a Sur se produce el proceso previo a la reencarnación; de Sur a Este, el nacimiento como ente material; de Este a Oeste, el desarrollo de la vida material; y de Oeste a Norte, la muerte física y la liberación del espíritu. Este ciclo existencial se considera aplicable a cualquier ser vivo de la Tierra, no sólo a las personas. Si gráficamente lo trazáramos dentro del kekereopón, quedaría como una cruz diagonal, de lados iguales, cuyos extremos tocan cuatro partes equidistantes de dicho tablero. Al utilizar el Obi Abatá, siempre debemos tener en cuenta el círculo imaginario del universo representado en el tablero. De esta forma, dependiendo de la posición de los Obi al caer con relación a este espacio circular, desarrollarán las diferentes lecturas.

Si detallamos dicho espacio tenemos que:

El extremo superior equivale al Norte, se relaciona con el polo positivo, lo masculino, el Cielo (Orun) y el Aire, además con el Espíritu. En la adivinación nos indicará el “más allá”, el sitio donde habitan los orisas y espíritus. También de cara al consultante significará lejanía. En la lengua yoruba es llamado Ori-opón.

El extremo inferior equivale al Sur, se relaciona con el polo negativo, lo femenino, y la Tierra (Ayé), además con el Nacimiento. En la adivinación nos indicará el sitio donde habitamos, la sociedad en general, nuestro planeta. En lengua yoruba es llamado Ese-opón.

El extremo derecho equivale al Este, se relaciona con el Fuego, además con la Vida. En la adivinación nos indicará el entorno más próximo al consultante, su familia. En lengua yoruba es llamado Otun-opón.

El extremo izquierdo equivale al Oeste, se relaciona con el Agua, además con la Muerte. En la adivinación nos indicará asuntos que no tienen que ver con la familia directa del consultante, relacionados con personas de su entorno exterior. En lengua yoruba es llamado Osi-opón.

El Norte del kekereopón se corresponde con el Odu de Ifá denominado Iwori; el Sur con el Odu denominado Odi; el Este con el Odu denominado Orbe y el Oeste con el Odu denominado Oyeku. Estos son los cuatro Odus principales dentro de los 16 Odus mayores del sistema de adivinación de Ifá.

Por otra parte, como hemos dicho antes, el Obi Abatá está compuesto por cuatro cascarones de coco los cuales llevan incrustados en su parte cóncava los cauris citados, pero dos de éstos exhibirán la abertura natural del cauri (parte femenina), y otros dos la parte trasera de dicho caracol (parte masculina), la cual estará abierta de manera artificial (mediante un corte transversal efectuado al caracol), tal y como se hace con el Merindilogun. De esta manera, el equilibrio entre ambas fuerzas de la naturaleza queda perfectamente establecido, dos a dos, al tener cada una de ellas iguales posibilidades de aparecer en el tablero.

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Como complemento a lo expuesto hasta aquí, también se deberán tener en cuenta los siguientes detalles, relacionados con los segmentos del Obi Abatá:

a. Llamamos “punta” o “cabeza” de un segmento, a la parte puntiaguda o más fina del extremo del cauri incrustado en el cascarón de coco.

b. Se identificará como “espalda” de un segmento, al extremo más redondeado del cauri incrustado en el cascarón de coco. O sea, a la parte opuesta a la anterior.

c. Al lado cóncavo del cascarón de coco que tiene incrustado el cauri se le reconoce como “principio de luz” o “segmento abierto”.

d. Al lado convexo opuesto al anterior, el que exhibe su lado rugoso y oscuro, se le reconoce como “principio de oscuridad”, “segmento abierto”.2. PASOS PREVIOS A LA TIRADA DEL OBI ABATÁ

1. Refrescar los Obi Abatá (previamente preparados y consagrados por un sacerdote), con agua corriente fresca, o agua de coco.

2. Proceder a mojubar. En este caso, por tratarse de Religión Yoruba Ancestral, se mojuba de una forma diferente a las reseñadas en los oráculos anteriores. Es más sencilla, y se desarrolla pronunciando los rezos en lengua yoruba.

3. Sostener los cuatro pedazos del Obi Abatá entre las manos, pedir mentalmente a nuestro Ángel de la Guarda la clarividencia necesaria para el registro y decir en voz alta:

“Akinmoran, Akinmoran, Akinmoran”.

(Que el espíritu del cielo brinde su ayuda y asistencia al espíritu de la tierra.).

4. Exhale su aliento sobre los Obi entre sus manos, presénteselos en la frente al consultante y diga:

“Dida Obi”. (Y pronuncie el nombre de la persona que se consulta.)

(Habla claro, Obi, sobre esta persona.)

Si va a preguntar sobre algo concreto de esa persona, debe formular la pregunta mentalmente. Si es un registro general, pedir que se le aclare la vida de esta persona en la tirada.

5. Proceda a lanzar los Obi Abatá sobre el kekereopón.

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6. Interpretación del Odu que ha aparecido.

3. LOS NUEVE ODUS BÁSICOS DEL OBI ABATÁ

1. OGBE: Este Odu se produce cuando aparecen los cuatro segmentos abiertos o de luz. En ocasiones se identifica con Alafia, porque es signo de buen augurio en general. Pronostica felicidad, alegría, larga vida y prosperidad espiritual y material. Buen momento para iniciar planes. Favorecimiento de la justicia en compensación por la rectitud ante la vida. Sin embargo, a veces, en dependencia de la posición de los segmentos dentro del tablero, no da buenos augurios.

2. AKITA: Este Odu se produce cuando aparece un segmento cerrado y tres abiertos mostrando estos últimos dos caracteres masculinos y uno femenino. Anuncia la llegada del éxito o el triunfo después de un período de adversidades y contradicciones, premio por el sacrificio. Rivalidad y lucha victoriosa contra los enemigos. Salud óptima y estable. Habla positivamente del nacimiento de un niño.

3. OBITA: Este Odu se produce cuando aparece un segmento cerrado y tres abiertos mostrando estos últimos dos caracteres femeninos y uno masculino. Este signo señala estabilidad, paz y tranquilidad en el hogar. Cordiales relaciones. Vida tranquila, sin contradicciones ni antagonismos en el seno familiar. Felicidad sin grandes sacrificios. El entorno del consultante es muy positivo y favorable en estos momentos.

4. EJIRE: Este Odu se produce cuando aparecen dos segmentos cerrados y dos abiertos mostrando estos últimos una parte masculina y otra femenina. Si entre los dos segmentos de luz no se interpone ningún Ooya (un segmento cerrado), expresa desarrollo positivo de las relaciones humanas, amistades, perspectivas óptimas para los planes y proyectos, realización positiva de acuerdos. Sin embargo, si algún Ooya se interpone entre los segmentos abiertos (masculino y femenino respectivamente), entonces el mensaje del Odu expresa todo lo contrario a lo expuesto.

Cuando en EJIRE los dos segmentos abiertos quedan separados por un Ooya entonces a cada segmento se le dará su propio significado. El de la derecha representará al consultante mientras el de la izquierda a las relaciones sociales del mismo.

Si en EJIRE, el segmento masculino y el femenino se encuentran cabeza con cabeza, ello determina buena amistad entre dos personas de sexos opuestos; también indica relación amorosa estable, matrimonio. En general esta disposición de los segmentos es un buen presagio.

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Si en EJIRE los segmentos masculino y femenino caen en la parte superior del tablero y además dispuestos dos a dos con los segmentos cerrados, y las puntas de los abiertos señalando a la derecha del kekereopón ello presagia un bien en camino. Habrá armonía, felicidad, estabilidad y desenvolvimiento.

Si en EJIRE la cabeza del segmento masculino indica hacia abajo y la del femenino hacia arriba, anuncia un mal presagio. En este caso el masculino representa la enfermedad y el femenino la buena salud, lo que quiere decir que el organismo del consultante se defiende del ataque de una enfermedad con pocas probabilidades de éxito si no se le ayuda.

5. AKORAN: Este Odu se produce cuando aparecen dos segmentos cerrados y dos abiertos, mostrando estos últimos las dos partes masculinas. Si ambos segmentos abiertos están unidos, habla de algún tipo de dificultad o problema de tipo legal, así como obstáculos y contrariedades que se interponen en el camino de la persona. Cuando estos últimos están separados por un Ooya entonces expresa buenas perspectivas, mejoras, equilibrio y armonía así como felicidad.

En AKORAN si un segmento masculino está en la parte superior del kekereopón y el otro en la inferior, se le dará prioridad interpretativa al de la parte superior de acuerdo con su posición relativa.

En AKORAN cuando a los segmentos masculinos les separa un Ooya, quedando uno a la izquierda y el otro a la derecha, significa que lo negativo que se anuncia puede ser convertido en positivo.

En AKORAN si los segmentos masculinos caen espalda con espalda ello presagia desacuerdos, incomprensiones y falta de entendimiento.

En AKORAN si los segmentos masculinos caen cabeza con cabeza, ser refiere a discusiones y polémicas entre hombres. Avisa la llegada de un período de dificultades.

En AKORAN si las cabezas de los segmentos masculinos apuntan una hacia arriba y la otra hacia abajo, el Odu predice que el primer oponente vencerá al segundo cuando hay lucha entre dos personas, siendo el primer oponente el enemigo del consultante.

En AKORAN si ambos segmentos masculinos están lado con lado y apuntando a la derecha del tablero, están indicando que hay serios problemas en el hogar y en la familia en general. Sin embargo, si las cabezas de los mismos segmentos apuntan en direcciones opuestas, indica que los problemas y dificultades familiares actuales serán resueltos positivamente en breve. Si ambos segmentos quedan separados entre sí, señala que puede haber pérdidas.

6. ERO: Este Odu se produce cuando aparecen dos segmentos cerrados y dos abiertos, mostrando estos últimos las dos partes femeninas. En este caso

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(siempre que los femeninos estén juntos), anuncia buenos augurios, suerte en el amor, posible unión amorosa estable, paz, sosiego y tranquilidad. Si aparece un Ooya separando los segmentos femeninos la interpretación será contrario a lo dicho, indica entonces malos presagios en general.

En ERO cuando a los segmentos femeninos les separa un Ooya, quedando uno a la izquierda y el otro a la derecha, debe entenderse que lo positivo que se anuncia puede ser convertido en negativo.

Cuando en ERO dos femeninos caen cabeza con cabeza, es buena señal; pero si una cabeza señala hacia arriba y la otra hacia abajo, la señal es negativa. Habla de mujeres que son enemigas y que luchan por algo. Hay desacuerdo e incomprensión.

Cuando en ERO las cabezas de los dos segmentos femeninos apuntan en sentidos opuestos, uno a la derecha y el otro a la izquierda, ello se interpreta como buen augurio. Señala felicidad, alegría y equilibrio entre fuerzas femeninas.

7. ILERA: Este Odu se produce cuando aparecen tres segmentos cerrados y uno abierto mostrando su parte masculina. Expresa buena salud, desenvolvimiento, vencimiento de los obstáculos actuales y desarrollo positivo de nuevos planes.

8. AJE: Este Odu se produce cuando aparecen tres segmentos cerrados y uno abierto mostrando su parte femenina. Expresa buen desenvolvimiento económico, dinero, abundancia, suerte, buenas perspectivas para obtener bienes materiales. También anuncia la llegada de una buena noticia.

Cuando la cabeza de AJE señala hacia la derecha o hacia abajo, es buen augurio y señal de entrada de dinero. Mejorará la economía.

9. OYEKU: Este Odu se produce cuando aparecen los cuatro segmentos cerrados o de oscuridad. Normalmente es un mal signo que pronostica infelicidad, desgracias, tragedias, dificultades extremas, muerte, enfermedad, accidente y grandes obstáculos. Sin embargo, en ocasiones (en dependencia de la posición relativa de los segmentos en el tablero), habla de cambios importantes, transformación y renacimiento.

Es un Odu muy preventivo de los malos acontecimientos. En muchas ocasiones, gracias a él, el consultante puede encontrar la forma de evadir la negatividad que se le anuncia.

De acuerdo con esta clasificación de los nueve Odus del Obi Abatá, vemos que a cada uno corresponde un número de orden único, por lo que a partir de ahora, éstos pueden ser reconocidos indistintamente por su nombre propio, o por su número de orden, por ejemplo, si decimos el segundo Odu del Obi Abatá, sabemos que nos estamos refiriendo a Akita.

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4. OTROS MENSAJES DE LOS SEGMENTOS DEL OBI ABATÁ

Adicionalmente a los juicios de los Odus mencionados, las posiciones y direcciones que marcan cada uno de los segmentos del Obi Abatá deberán considerarse también, para poder alcanzar un grado óptimo de eficiencia a la hora de llevar a cabo las interpretaciones de este complejo oráculo, y que las mismas sean acertadas. Para ello téngase siempre en cuenta las posibles variantes y combinaciones de los segmentos del Obi Abatá que se detallan a continuación, las que pueden incidir indistintamente en alguna tirada:

1. Un masculino indicando hacia el Norte (se refiere a la cabeza o punta del cauri apuntando en esa dirección), y uno femenino hacia el Sur, pronostican un camino adecuado, es un presagio muy positivo.

2. Uno femenino apuntando hacia el Norte y uno masculino hacia el Sur, señalan que se transita en una dirección inapropiada e indica peligro y posibles complicaciones.

3. Cuado el segmento más cercano al borde superior del kekereopón es masculino y señala a la derecha o hacia arriba, el Odu debe ser interpretado en un sentido positivo (Iré).

4. Cuando el segmento más cercano al borde superior es masculino y señala a la izquierda o hacia abajo, el Odu debe ser interpretado en un sentido negativo (Ibi). 5. Si el segmento más cercano al borde superior del tablero es femenino y señala hacia la derecha o hacia abajo, el Odu debe ser interpretado en sentido positivo (Iré).

6. Si el segmento más cercano al borde superior del kekereopón es femenino y señala a la izquierda o hacia arriba, el Odu debe ser interpretado negativamente (Osogbo).

7. Cuando un segmento abierto cae en la parte superior sobre uno cerrado, está indicando dificultades, obstáculos para obtener lo que se desea.

8. Cuando un segmento cerrado cae en la parte superior sobre uno abierto habla de protección natural, resguardo de las dificultades y de las fuerzas que se oponen.

9. En EJIRE y en ERO si uno de los segmentos abiertos cae en la parte superior del tablero y el otro en la inferior, el de arriba siempre prevalecerá sobre el de abajo.

10. Cuando en EJIRE, ERO y AKORAN los segmentos caen apuntando a diferentes direcciones se deben efectuar las interpretaciones siguientes:

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. Si la cabeza del segmento masculino apunta hacia arriba, es buen augurio, siempre que no haya Ooya que se interpongan en su camino.

. Si la cabeza del segmento masculino apunta hacia abajo se interpretará como un mal presagio además de marcar traumas y frustraciones.

. Si la cabeza del segmento masculino señala hacia la derecha es buen augurio. Vendrá desenvolvimiento, progreso y vencimiento. Una persona que está lejos regresa.

. Si la cabeza del segmento masculino señala hacia la izquierda está indicando que alguien sale de viaje pronto y que viene un período negativo o de mala suerte.

. Si un Ooya se interpone en el camino que señala la cabeza de un segmento abierto ello es señal de obstáculos que entorpecen la buena marcha de las cosas.

. Si un segmento femenino señala hacia la parte superior del kekereopón ello es un augurio negativo. Habla de pérdidas de dinero y dificultades financieras.

5. EL OBI ABATÁ HABLANDO POR LOS ODUS MEJIS DE IFÁ

Hasta aquí hemos visto cómo el Obi Abatá expresa sus juicios y mensajes particulares de acuerdo con los nueve Odus propios que marcan los cocos al caer sobre el tablero, y cómo se complementa la lectura de estos signos, de acuerdo con la posición relativa de los mismos dentro del kekereopón.

En lo adelante, entraremos en la materia propia de Ifá correspondiente a esta primera fase del aprendizaje, donde identificaremos los Odu Meji (sus dieciséis signos mejis).

Supongamos que tenemos una línea recta imaginaria en nuestro kekereopón que va de Norte a Sur del mismo. Cada vez que los cuatro segmentos del Obi Abatá son lanzados sobre el tablero, éstos asumen lógicamente múltiples posiciones. Centraremos nuestra atención, observando cuidadosamente (sin tocarlos), el orden que han adoptado verticalmente, a lo largo de dicha línea imaginaria anteriormente mencionada. De acuerdo con esta disposición tenemos que pueden formarse 16 combinaciones u Odus diferentes, para cuya lectura sólo tendremos en cuenta los principios de luz y oscuridad de los segmentos, descartando sus características masculinas o femeninas.

A continuación, para representar un segmento abierto emplearemos el símbolo “I“ y para uno cerrado el “II“.

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La interpretación de Ifá se realizará de la siguiente manera:

Una vez observados todos los detalles de los segmentos (sus posiciones relativas, sexo y Odu propio del Obi Abatá), procederemos a colocar los mismos en línea recta, de Norte a Sur, a fin de identificar el Odu de Ifá que corresponde. Este ordenamiento vertical nos ofrecerá una de las 16 combinaciones u Odus Mejis que veremos a continuación (partiendo de la base de que los segmentos serán tirados una sola vez). (En este sentido debemos aclarar que un Odu es Meji cuando se repite dos veces, cosa que sucede en una sola tirada del Opele, pero no en una tirada del Obi Abatá, por tanto nos referiremos a ellos como Odus Mejis, aunque en este caso aparezcan los signos sencillos y no dobles.)

EJI OGBE OYEKU MEJI IWORI MEJI ODI MEJI I II I I I I II I I I I II I I I I II I I I

IROSUN MEJI OWORIN MEJI OBARA MEJI OKANRAN MEJI

I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I

OGUNDA MEJI OSA MEJI IKA MEJI OTURUPON MEJI

I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I

OTURA MEJI IRETE MEJI OSHE MEJI OFUN MEJI

I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I

Cada uno de estos Odus de Ifá representa la sabiduría y la omnisciencia, así como la fe y la religiosidad del yoruba. Los mismos contienen gran cantidad de versos o poemas (denominados ese), de los cuales se extraen valiosas enseñanzas morales (kiki), presentadas en forma de fábulas mitológicas que reflejan vastos conocimientos de profundo contenido filosófico, ético y social (itan).

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